El Lugar Perdido
El Lugar Perdido
El Lugar Perdido
Datos bibliográficos
Núcleos temáticos:
Motivos
• El viaje
• La madre
• La infancia
• El pasado
• Las cartas
• La sangre
• La lealtad
Interpretación:
Nos parece que los temas centrales de la novela son “la búsqueda”, “la pérdida” y
“el encuentro o el hallazgo”.
La búsqueda de información sobre Matilde Trigo es la que da comienzo a la
historia.
Ferroni llega buscando a la amiga de Matilde, María Valdivieso, para averiguar
alguna noticia sobre su paradero. Localizada María Valdivieso, nace otra búsqueda más
inmediata: la de las cartas de la correspondencia mantenida entre las amigas. Pero detrás
de estas búsquedas se esconde para Ferroni el comienzo de otra, más profunda, no
planificada ni esperada. La búsqueda de su pasado, de su infancia, del recuerdo de su
madre… quizá, de “la clave” de su vida.
Para María Valdivieso esta historia significará la búsqueda de sí misma, la
búsqueda de su deseo, de sus sueños.
Para ambos protagonistas la historia significará una pérdida:
Para Ferroni la pérdida de la vida y de la “inocencia” con respecto de su trágica y
dolorosa infancia.
Para Maria Valdivieso la pérdida de su amiga (¿Momentánea?, ¿Permanente?...
no lo sabemos.) y además, la pérdida dolorosa de parte de esos sueños y de ese deseo
que intuía.
Al “encontrar” o “reencontrar” ese “lugar perdido”, su infancia traumática y
dolorosa, Ferroni se (re)encuentra con el rostro de su vida, con el rostro de la madre
agonizante que durante años (se) ocultó. Y encuentra en la muerte, en la tierra, quizá esa
paz y esa tranquilidad que nunca tuvo: “Si dan ganas de echarse a dormir en la tierra
buena. Un sueño largo, para no despertar nunca. (…) Todo el cuerpo descansa. No
hay dolor ni pena ni lágrimas.”
Marita encuentra su lugar en este mundo: “Éste es mi lugar, (…) Mi mamá eligió
este lugar para mí. (…) Además aquí tengo mi casa. (…) La Matilde quería irse; yo
no.” Y aunque el dolor por la pérdida de su sueño (el de un hombre que la ame), el dolor
de sentirse ultrajada haga que piense en morir (en descansar en esa tierra que parece tan
consoladora); el encuentro, la confirmación de esa madre perdida (pero recobrada) que es
Doña Natividad, la acercan a la vida y le brinda una nueva oportunidad: “- Deje que me
apoye en su brazo, doña Nativita. Y vamos al rancho, pues.”