Historia Resumida de Las Matemáticas
Historia Resumida de Las Matemáticas
Historia Resumida de Las Matemáticas
Los primeros libros egipcios, muestran un sistema de numeración decimal con símbolos
diferentes para las potencias de 10, similar a los números romanos. Los números se
representaban escribiendo 1 tantas veces como unidades tenía la cifra dada, el 10, tantas
veces como decenas tenía, y así sucesivamente. Para sumar, se sumaban en secciones
diferentes las unidades, las decenas, las centenas... de cada número para obtener el
resultado correcto. La multiplicación estaba basada en duplicaciones sucesivas y la
división era el proceso inverso.
Los egipcios utilizaban sumas de fracciones unidad (ð), junto con la fracción, para
expresar todas las fracciones. En geometría encontraron reglas para calcular el área de
triángulos, rectángulos y trapecios, y el volumen de figuras como ortoedros, cilindros y,
pirámides. Para calcular el área de un círculo, utilizaron un cuadrado de lado ð del
diámetro del círculo, valor muy cercano al que se obtiene utilizando pi 3.1416.
Los babilonios tallaron tablillas con varias cuñas (cuneiforme); una cuña sencilla
representaba al 1 y una en forma de flecha representaba al 10. Los números menores
que 59 estaban formados por estos símbolos utilizando un proceso aditivo, como lo
hacían los egipcios y los romanos. Pero el 60, era representado con el símbolo del 1, y a
partir de ahí, el valor de un símbolo venía dado por su posición en la cifra completa.
Esta manera de expresar números, fue ampliado a la representación de fracciones.
Posteriormente este sistema fue denominado sexagesimal.
Tiempo más tarde, los babilonios desarrollaron matemáticas más sofisticadas, lo cual les
permitió encontrar las raíces positivas de cualquier ecuación de segundo grado.
También lograron encontrar las raíces de algunas ecuaciones de tercer grado, y
resolvieron problemas más complicados utilizando el teorema de Pitágoras. Fueron
capaces de recopilar gran cantidad de tablas, como las de multiplicar, de dividir, de
cuadrados y hasta las de interés compuesto. Calcularon la suma de progresiones
aritméticas y de algunas geométricas, pero también de sucesiones de cuadrados. Aunque
también obtuvieron una buena aproximación de la raíz cuadrada.
Uno de los grupos más innovadores en la historia de las matemáticas fueron los
egipcios, quienes inventaron las matemáticas abstractas basadas en definiciones,
axiomas y demostraciones. Los descubridores egipcios más importantes fueron Tales de
Mileto y Pitágoras de Samos, quien explicó la importancia del estudio de los números
para poder entender el mundo.
Uno de los principales interesados en la geometría fue Demócrito, quien encontró la
fórmula para calcular el volumen de una pirámide, aunque Hipócrates, descubrió que el
área de figuras geométricas en forma de media luna limitadas por arcos circulares son
iguales a las de ciertos triángulos, lo cual está relacionado con el problema de la
cuadratura del círculo, que consiste en construir un cuadrado de área igual a un círculo.
En ese tiempo también fue resuelto mediante diversos métodos y utilizando
instrumentos diversos, entre los que se encuentran el compás en incluso la regla el
problema de la trisección de un ángulo y la duplicación del cubo que consiste en
construir un cubo cuyo volumen es el cuadrado de el de un cubo dado).
A finales del siglo V a.C., descubrieron que no existe una unidad de longitud capaz de
medir el lado y la diagonal de un cuadrado, puesto que una de las dos cantidades es
inconmensurable, es decir, no existen dos números naturales cuyo cociente sea igual a
la proporción entre el lado y la diagonal. Pero como los griegos sólo utilizaban los
números naturales, no pudieron expresar numéricamente dicho cociente, ya que es un
número irracional. Por esta razón, fue abandonado la teoría Pitagórica de la proporción,
basada en números, por lo que más tarde crearon una nueva teoría no numérica, la cual
fue introducida por Eudoxo, quien descubrió un método para demostrar supuestos sobre
áreas y volúmenes mediante aproximaciones sucesivas.
Euclides redactó trece libros que componen sus Elementos, los cuales contienen la
mayor parte del conocimiento matemático existente en el siglo IV a.C., trataba temas
como la geometría de polígonos, del círculo, la teoría de números, la teoría de los
inconmensurables, la geometría del espacio y la teoría elemental de áreas y volúmenes.
Mucho tiempo después, Arquímedes utilizó un nuevo método teórico para calcular las
áreas y volúmenes de figuras obtenidas a partir de las cónicas. Apolonio, redactó un
tratado en ocho tomos sobre las cónicas, y estableció sus nombres: elipse, parábola e
hipérbola. Este tratado sirvió de base para el estudio de la geometría de estas curvas.
Mientras tanto, se desarrollaron otros métodos para resolver problemas con triángulos
planos y se introdujo el teorema de Menéalo, que utilizaron para calcular las longitudes
de arcos de esfera en función de otros arcos, son este conocimiento, les fue posible
resolver problemas de astronomía esférica.
Hacia el año 900, los matemáticos árabes ampliaron el sistema indio de posiciones
decimales en aritmética de números enteros, extendiéndolo a las fracciones decimales.
Posteriormente, Jayyam generalizó los métodos indios de extracción de raíces cuadradas
y cúbicas para calcular raíces cuartas, quintas y de grado superior. Pero el árabe Al-
Jwârizmî (de su nombre procede la palabra algoritmo) desarrolló el álgebra de los
polinomios; al-Karayi la completó para polinomios incluso con infinito número de
términos. Ibrahim ibn Sinan, continuaron investigaciones sobre áreas y volúmenes. Los
matemáticos Habas al-Hasib y Nasir ad-Din at-Tusi crearon trigonometrías plana y
esférica utilizando la función seno de los indios y el teorema de Menelao.
Pero fue siglos después cuando algunos matemáticos árabes lograron importantes
avances en la teoría de números, mientras otros crearon variedad de métodos numéricos
para la resolución de ecuaciones.
Hasta el siglo XVI, descubrieron una fórmula para la resolución de las ecuaciones de
tercer y cuarto grado, y fue publicado en 1545 por Cardano en su Ars magna. Esto llevó
a los matemáticos a interesarse por números complejos y estimuló la búsqueda de
soluciones similares para ecuaciones de quinto grado y superior.
Tiempo después fue descubierto por Descartes, la geometría analítica, que mostraba
cómo utilizar el álgebra para investigar la geometría de las curvas. Posteriormente, fue
la publicación, por Desargues de su descubrimiento de la geometría proyectiva. Pero, a
pesar de que este trabajo fue alabado por Descartes y Pascal, su terminología excéntrica
y el gran entusiasmo que había causado la aparición de la geometría analítica retrasó el
desarrollo de sus ideas hasta el siglo XIX, con los trabajos de Poncelet.
El acontecimiento matemático más importante del siglo XVII fue el descubrimiento por
Newton de los cálculos diferencial e integral, para llegar a éstos, Newton se basó en los
trabajos de John Wallis, Isaac Barrow, Descartes, Cavalieri, Hudde y Roberval. Pero
ocho años más tarde, Leibniz descubrió también el cálculo pero el primero en
publicarlo, en 1684 y 1686. El sistema de notación de Leibniz es el que se usa hoy en
día en el cálculo.
A continuación, discípulos de Newton y Leibniz se basaron en sus trabajos para resolver
problemas de física, astronomía e ingeniería, lo que les permitió crear nuevos campos
dentro de las matemáticas. Así, los hermanos Bernoulli inventaron el cálculo de
variaciones y Monge la geometría descriptiva. Lagrange, dio un tratamiento completa-
mente analítico de la mecánica. Laplace escribió Teoría analítica de las probabilidades
y el clásico Mecánica celeste, los cuales le valieron el sobrenombre de `el Newton
francés'.
En el siglo XVIII, Euler aportó ideas sobre el cálculo y otras ramas de las matemáticas y
sus aplicaciones. Escribió textos sobre cálculo, mecánica y álgebra. La teoría de Newton
estaba basada en la cinemática y las velocidades, la de Leibniz en los infinitésimos, y el
tratamiento de Lagrange era algebraico y basado en el concepto de las series infinitas.
En 1821, Cauchy, consiguió un enfoque lógico y apropiado del cálculo; basó su visión
del cálculo en cantidades finitas y el concepto de límite. Pero, esta solución planteó
elproblema de la definición lógica de número real. A pesar de que la definición de
cálculo de Cauchy estaba basada en este concepto, Dedekind encontró una definición
adecuada para los números reales, a partir de los números racionales.
A principios del siglo XIX, Gauss dio una explicación adecuada del concepto de
número complejo; estos números formaron un nuevo y completo campo del análisis,
desarrollado en los trabajos de Cauchy, Weierstrass y Riemann. Otro importante avance
del estudio, por parte de Fourier, fue el de las sumas infinitas de expresiones con
funciones trigonométricas, las que hoy en día se conocen como series de Fourier, y son
herramientas muy útiles tanto en las matemáticas puras como en las aplicadas. Además,
la investigación de funciones llevó a Cantor al estudio de los conjuntos infinitos y a una
aritmética de números infinitos. La teoría de Cantor fue considerada como demasiado
abstracta y criticada como “enfermedad de la que las matemáticas se curarán pronto”,
forma hoy parte de los fundamentos de las matemáticas y recientemente ha encontrado
una nueva aplicación en el estudio de corrientes turbulentas en fluidos.
Otro descubrimiento del siglo XIX que se consideró abstracto e inútil en su tiempo fue
la geometría no euclídea, en la cual se pueden trazar al menos dos rectas paralelas a una
recta dada que pasen por un punto que no pertenece a ésta. Aunque fue descubierta
primero por Gauss, Lobachevski y Bolyai, lo publicaron primero porque Gauss tuvo
miedo a la controversia que su publicación pudiera causar. Las geometrías no euclídeas
fueron estudiadas por Riemann, con su descubrimiento de las múltiples paralelas.
Durante el siglo XIX, George Boole y Cantor dan su teoría de conjuntos. Pero, fue hasta
finales del siglo cuando se descubrieron una serie de paradojas en la teoría de Cantor.
Posteriormente, Russell encontró una paradojas, que afectó al concepto de conjunto.
Aunque la mayoría de los problemas más importantes han sido resueltos, otros como las
hipótesis de Riemann siguen sin solución. Al mismo tiempo siguen apareciendo nuevos
y estimulantes problemas. Parece que incluso las matemáticas más abstractas están
encontrando aplicación.
Babilonia
Tres mil años antes de Cristo, los pobladores de los ríos Tigris y Eúfrates dejaron miles
de tablillas de arcilla. En más de 500 de ellas aparecen manifestaciones matemáticas que
describen su sistema de numeración en base 60 y sus conocimientos sobre el teorema de
Pitágoras.
Eran grandes observadores del espacio, es decir de las posiciones de los planetas que
llegaban a observar (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno), gracias a ellos, ahora
tenemos dos conocimientos, de los cuales uno tiene importancia mayor a la del otro y
son:
- El horóscopo. Bautizaron las doce constelaciones del zodíaco, dividiendo cada una de
ellas en 30 partes iguales. Es decir, dividieron el círculo zodiacal en 12 x 30 = 360
partes.
Tablilla con motivos geométricos
24 = <<TTTT 93 = 60 + 30 + 3 = T<<<TTT
En la tablilla Plimpton 322, se puede deducir que los babilonios conocían el hecho de
que si p y q son dos números enteros entonces los números b = p2 - q2 ; c = 2pq ; y a =
p2 + q2 a, b y c son las medidas de los lados de un triángulo rectángulo. Lo que ahora es
mejor conocido con el nombre de Teorema de Putágoras.
Egipto
Según Herodoto los egipcios son los padres de la Geometría, aunque también tenían un
sofisticado sistema de numeración que les permitía trabajar con fracciones de una forma
muy especial ya que el numerador siempre era la unidad. En los papiros de Rhind y de
Moscú, aparece una colección de más de 100 problemas matemáticos egipcios. Su
sistema de numeración era de base diez. Los símbolos para representar las potencias de
10 eran los siguientes:
Papiro de Moscú
Los egipcios sólo utilizaban fracciones con numerador uno (1), como: 1/3, 1/7, 1/15,
1/47...
Pitágoras
Descubrió que existía una estrecha relación entre la armonía musical y la armonía de
los números, puesto que si jalamos una cuerda obtenemos una nota. Cuando la longitud
de la cuerda se reduce a la mitad, (en relación 1:2) obtenemos una octava y así
sucesivamente.
En el libro IX de los Elementos, Euclides nos deja perplejos con su proposición 36, que
proporciona un método original para encontrar números perfectos, la cual es:
"Si tantos números como se quiera a partir de una unidad se disponen en proporción
duplicada hasta que su total resulte primo, y el total multiplicado por el último produce
algún número, el producto será perfecto" .
Pero fue hasta el siglo I, cuando se encontró la solución a uno de esos problemas: 13 +
23 + 33 + ... + n3 = 1 + 3 + 5 + 7 + 9 + 11 +...= (1+2+3+...+n)2. Su representación:
Arquímedes estudió círculos, esferas, espirales, parábolas, entre otras muchas formas
geométricas.
El tornillo de Arquímedes
Al igual que Arquímedes y Newton, Gauss es uno de los genios de la historia de las
Matemáticas. Sus aportaciones fueron increíbles y precisamente por eso, algunos de
ellos, esperaron más de un siglo para ser aceptados.
Las aportaciones de Gauss fueron tantas que llegaron a ser inestimables; algunas de
ellas son la Teoría de números, Astronomía, Magnetismo, Geometría, Análisis. La gran
mayoría, sino es que todos los descubrimientos en el siglo XIX, se deben a Gauss:
Su Logro más grande fue el hecho de haber construido el polígono regular de 17 lados ,
lo cual nadie había logrado anteriormente.
Pero eso no le bastó, así que se dedicó de lleno al Teorema Fundamental del Álgebra,
teniendo sólo 22 años en su tesis doctoral. Fue el primer matemático que demostró que
cada ecuación tiene al menos una raíz compleja, consiguiendo la aceptación por los
matemáticos de los números complejos, los cuales ya habían sido estudiados
anteriormente por Wallis y Euller, pero se referían a ellos como números imposibles,
con explicaciones muy poco convincentes para el resto de los matemáticos.
Principales Exponentes.
Galois. Afirmó que "Una ecuación irreducible de grado primo es resoluble por
radicales si y solo si todas sus raíces son funciones racionales de dos cualesquiera de
las raíces"
Lobatchesky y Bolyai Eran dos jóvenes matemáticos, uno húngaro János Bolyai, y otro
ruso Nokolai Lobachevsky, publicaron casi simultáneamente su descubrimiento de la
geometría hiperbólica, a pesar de que veinte años antes, Gauss había llegado a esos
mismos resultados, aunque nunca se atrevió a publicarlos.
Riemann Dio los fundamentos para una teoría general de las funciones de una variable
compleja, afirmándolo en "Las Hipótesis que sirven de fundamento a la Geometría":
Las geometrías no euclídeas son no elementales,
La conjetura de Riemann es : "Todos los ceros complejos de la función zeta tienen parte
real igual a 1/2"
Las matemáticas están vinculadas a los avances que la civilización ha ido alcanzando y
contribuyen al desarrollo y a la formalización de las Ciencias Experimentales y
Sociales.
Por otra parte, el lenguaje matemático, es un instrumento eficaz que nos ayuda a
comprender mejor la realidad que nos rodea y adaptamos a un entorno cotidiano en
continua evolución. En consecuencia, el aprendizaje de las matemáticas proporciona la
oportunidad de descubrir las posibilidades de nuestro propio entendimiento y afianzar
nuestra personalidad, además de un fondo cultural necesario para manejarse en aspectos
prácticos de la vida diaria, así como para acceder a otras ramas de la ciencia.
La resolución de problemas debe contemplarse como una práctica habitual, que no
puede tratarse de forma aislada, sino integrada en todas y cada una de las facetas que
conforman el proceso de enseñanza y aprendizaje.
El ciudadano del siglo XXI no podrá ignorar el funcionamiento de una calculadora, con
el fin de poder servirse de ella, pero debe dársele un trato racional que evite su
indefensión ante la necesidad, por ejemplo, de realizar un cálculo sencillo mentalmente.
El uso indiscriminado de la calculadora en los primeros años de la vida de las personas
impedirá que los alumnos adquieran las destrezas de cálculo básicas que necesitan en
cursos posteriores. Por otra parte, la calculadora y ciertos programas informáticos,
resultan ser recursos investigadores de primer orden en el análisis de propiedades y
relaciones numéricas y gráficas y en este sentido debe potenciarse su empleo.
INTRODUCCIÓN
Este ensayo es una breve crónica sobre el modo en que el ser humano comenzó a
afrontar el desconcertante vértigo que provoca el carácter contraintuitivo, contrario a la
intuición, de la realidad objetiva, a poco que se indaga sobre ella, mediante observación
y/o experimentación (el método científico).
El hombre ha afrontado este problema una y otra vez a lo largo de todas las épocas, y
sigue haciéndolo. Aquí se hablará de este asunto en referencia a los primeros siglos del
desarrollo de la ciencia como fenómeno cultural, surgido en el seno de la masa social a
partir del esfuerzo individual. En esto la ciencia se diferencia ligeramente de los
movimientos sociales que surgen de la masa irracional, con frecuencia sin un propósito
claro, pero con el ilusorio aspecto de haber perseguido unos fines claros y racionales al
observar los resultados con visión retrospectiva (como cuando las hormigas regulan la
temperatura de su hormiguero con apariencia de racionalidad en ello). Se supone que,
en este sentido, la ciencia tiende hacia el orden (orden=heterogeneidad local en el
seno del homogeneizante y caótico desorden; caótico=complejo e impredecible).
La ciencia quizá no sea tan irracional como los logros sociales, entonces. No obstante,
las incongruentes consecuencias perniciosas de la ciencia, pues no todo son beneficios,
llevan a pensar que tal vez en el fondo sea tan irracional como el resto de los avances
socioculturales (por ejemplo: se pretende afrontar racionalmente el problema del
hipotético cambio climático, pero, ¿es la emisión de CO2 por el ser humano, que está
siendo considerada un posible factor causante del cambio climático, fruto de la
irracional y caótica corrupción tecnológica, o es un impulso instintivo irracional para
calentar un planeta que se está enfriando, de modo similar al impulso instintivo
irracional que lleva a las hormigas a calentar su hormiguero cuando se enfría sin que
cada hormiga lo sepa individualmente?).
Y es que una cosa es la descripción científica, que es el aspecto que en una determinada
escala presenta un fenómeno para el observador compatible con esa escala (por ejemplo:
el cerebro es un órgano dentro del cráneo, según descripción macroscópica), y otra cosa
es la explicación científica del mismo fenómeno, que consiste también en otra
descripción pero a una escala menor (por ejemplo: el cerebro a escala microscópica está
formado por neuronas, cuyo funcionamiento descrito a escala microscópica a su vez
explica el funcionamiento del cerebro descrito a escala macroscópica). En ciencia es
importante, pues, entender qué es explicación y qué descripción.
Es fácil no tener presente que usamos principalmente dos sistemas numéricos hoy: uno
sexagesimal y otro decimal. Usamos el sexagesimal, por ejemplo, al medir el tiempo en
horas de sesenta minutos, o los ángulos de arco al dividir la esfera en 360º de arco, que
es 60 x 6. Puede que por convencionalismo no nos percatemos que en las manos
tenemos 10 dedos, en vez de 14, porque los contamos usando un sistema decimal. Pero
si utilizásemos un sistema sexagesimal, en las manos contaríamos 14 dedos, no diez, y
estaríamos acostumbrados a afirmar que en nuestras manos tenemos 14 dedos, aunque
esta contraintuitiva idea afrente a la intuición por nuestra costumbre convencional de
usar un sistema decimal, pues aprendemos desde niños a hacer coincidir el signo 10 con
el número de dedos de las manos, como si 10 fuese un significado absoluto, y no un
convencionalismo. Y así, 10, ó 14, pueden significar a cantidades distintas, o a la
misma, según el sistema empleado, pues, como acabamos de ver, en 2 manos tenemos
tanto 10 como 14 dedos, dependiendo de si los contamos con un sistema decimal o con
uno sexagesimal, respectivamente. De modo que incluso el sistema numérico es
importante para conformar nuestro poso cultural, y la manera en que percibimos
intuitivamente la realidad.
Parece ser que la recurrencia por sumerios y babilonios al sistema sexagesimal (antes
que al decimal, que es posterior, a pesar de tener 5 dedos en cada mano, no 6, que haría
al decimal más intuitivo) podría basarse en que este sistema no precisa recurrir a
fracciones para ciertos cálculos simples estereotipados propios de la época, como
pudieran ser ciertas transacciones económicas al uso (recordemos que en aquella época
no existían todavía los números reales, es decir, por ejemplo, los números decimales),
ya que el sesenta, la base de este sistema, y como cuenta Asimov en su historia de la
ciencia, es divisible por el 2, 3, 4, 5, 6, 10, 12, 15 y 30, con lo cual, los cálculos sobre
las transacciones de tipo económico que se estuviesen haciendo podían llevarse a cabo
automáticamente con gran velocidad a poco que se tuviese un poco de memoria.
En la actualidad perdura el sistema sexagesimal inventado por los sumerios (o por algún
sumerio) en algunos de nuestros cálculos, como en el cálculo del tiempo (60 segundos
cada minuto, en vez de 100) o el cálculo de los grados de circunferencia (en vez de 100,
ó 1000, se usan 360 grados de circunferencia, que es divisible por 6).
Hacia 1500 AC, a un fenicio de identidad desconocida le dio por inventar el alfabeto,
un signo por sonido, para sustituir a la burocrática escritura jeroglífica. El primer signo
fue el aleph, posteriormente conocido como letra alfa, o "a". Todos los alfabetos derivan
de este. Nuestro alfabeto, como nuestra estirpe vital (a partir, parece ser, de una sola
célula primordial), parece haber surgido una sola vez.
Hacia el 1000 AC los hititas descubrieron el hierro y dominaron el mundo (por la fuerza
de las armas, no de la razón, matando, no convenciendo, es decir, no dominaron el
mundo, sino que se autoconvencieron de estarlo dominando, ya que el dominio eficaz,
el señorío digno de tal nombre, tal vez sea el dominio de uno mismo, no el dominio de
los demás; el verdadero señorío posiblemente se defina así cuando se define bien: el
señorío es el autocontrol (que como quedó claro en el artículo "Evolución y
cerebración", podría ser también un importante signo de madurez mental), aunque
resulte contraintuitivo para el común de los mortales, sobre todo para aquellos movidos
por el miedo, la envidia y el odio, las bases para la intuición de tantas personas poco
agraciadas.
El natural afán de dominar al prójimo es uno de los deportes favoritos del ser humano,
sobre todo de los que, estando prácticamente vacía su mente, necesitan abrir el cráneo
de los demás a golpes, para intentar convencerse de que los demás lo tienen tan vacío
como ellos, y entonces dormir tranquilos tras haber masacrado a sus vecinos, robado sus
propiedades y ocupado su sitio... y en la actualidad la cosa no parece haber variado
mucho, pues en cuanto el ser humano logra suficiente impunidad y anonimato, vuelve a
las andadas (incluso a pesar de no estar pasando hambre), utilizando para ello la más
letal de las armas disponibles en la actualidad para las cohortes de advenedizos: la
política. Y es que el ser humano, como decía Borges refiriéndose a los peronistas, no es
ni bueno ni malo, sino incorregible.
El dominio de uno mismo, frente al dominio de los demás (como ridículo medio para
poseer poder terrenal), también es algo contraintuitivo, que debió de irse abriendo
camino en la sociedad desde siempre, influyendo en algunos de sus individuos, aunque
no en los suficientes, tal vez, viendo la trágica existencia que ha llevado gran parte de la
humanidad en todas las épocas.
Los acueductos datan del 700 AC, aproximadamente, parece ser que inventados en
Asiria, donde por un lado masacraban y despellejaban a sus enemigos, y por otro, típica
incongruencia del ser humano, llevaban a cabo mejoras de este calibre. Hacia el 700 AC
se inventó también en Egipto el reloj de Sol (en Egipto luce mucho el Sol). Y aquí
tenemos por fin una medición sin un sentido estrictamente práctico, ni comercial, ni
laboral, sino una medida porque sí, como un juego, tal vez un primer atisbo de un
propósito científico de carácter físico, pues el objetivo de la Física es medir.
Entonces, la ciencia quizá no sería más que un juego en el fondo, el juego de los que no
tienen la mente vacía. Otra cosa es que luego haya aplicaciones tecnológicas útiles (o
inútiles), pero eso ya es otro cantar. El caso es que si la ciencia es un juego, quizá tenga
que ver con el infantilismo (y la mayor cerebración) que parece caracterizar al ser
humano, por su neotenia (de lo cual ya se habló, una vez más, en el artículo "Evolución
y cerebración").
La moneda se inventó hacia el 613 AC, cuando, según parece, se emitieron en Asia
menor las primeras monedas conocidas, con la efigie del rey Ardis, hijo del rey Giges,
el fundador del reino de Lidia. La moneda es un ente abstracto, sin valor de por sí, sino
en función de lo que representa simbólicamente, y esta demostración de esta nueva
capacidad de comprender el valor abstracto de las cosas es un salto cualitativo
importante, que hay que recalcar. El otorgar valor concreto a algo abstracto es, una vez
más, contraintuitivo, pues la intuición habita en una realidad tomada por concreta, por lo
que aquí el ser humano debió de volver a necesitar adaptar su intuición de nuevo,
posiblemente. Quizá en este caso no le resultó tan difícil, habiendo dinero de por medio.
Otro hecho contraintuitivo que quizá se fue forjando por esas épocas fue por tanto el del
desarrollo progresivo de ideas cada vez más abstractas, cuando lo intuitivo es tener una
visión a ras de suelo de la realidad, tomando por concreto todo lo que ocurre. La
moneda ejemplifica esta evolución de la mente humana (no todo lo que el dinero
significa es peyorativo, entonces).
Más adelante, en los siglos 17 a 20, los hallazgos serán tan contraintuitivos que esta
habilidad de predecir a partir de ideas cada vez más abstractas será muy valiosa. De ahí
la importancia del desarrollo de estos conceptos: abstracción y predicción ,
cruciales para la ciencia.
Con los conocimientos acumulados por los babilonios, Tales predijo el eclipse de Sol
del 28 de mayo del 585 AC, lo cual dejó patidifusos a algunos de sus coetáneos, y
convirtió a Tales en una eminencia, en una de las primeras figuras francamente
conspicuas en la historia de la ciencia (y así hace entrada en escena Tales en la historia
de la ciencia).
Tales entra en escena y predice el eclipse de Sol del 28 de mayo con acierto, y
demuestra que la ciencia permite poner a la razón por delante de la naturaleza de
maner apoteósica (en sentido figurado, por supuesto, pues, entre otras cosas, no hay
que olvidar que la razón pertenece a la naturaleza), introduciendo así a codazos un
nuevo elemento en la historia, uno de los ingredientes fundamentales del saber
científico: la interpretación racional de la realidad y la capacidad de hacer
predicciones en terrenos cada vez más abstractos, y esto frente a la clásica
percepción irracional, basada en mitos, interpretaciones mágicas, creencias (saberes sin
fundamento objetivo contrastado con pruebas fehacientes), supersticiones, argumentos
de autoridad sin fundamento salvo la fuerza bruta irracional, instintos e impulsos
emocionales, y demás arrebatos intuitivos caprichosos y poco objetivos.
Aparte de esto, Tales, con la posterior ayuda de Pitágoras, introdujo también la noción
de prueba matemática, otro elemento importante en ciencia.
No debe de ser errado considerar que en esta época antigua se le daba gran importancia
a las fórmulas tradicionales y mágicas para solucionar todo tipo de problemas, y que eso
sería por entonces lo más intuitivo. La progresiva interpretación de los hechos lo más
objetivamente que se pudiera, todo lo racionalmente que se pudiera, en su momento
resultaría contraintuitivo. Tales ejemplifica esta zambullida en lo contraintuitivo.
En su búsqueda de respuestas, Tales fue el primero del que conste que dio más
importancia a la razón que a los mitos de su cultura, algo contraintuitivo por
entonces, posiblemente. La conclusión de Tales fue que todo provenía de un elemento:
el agua, algo más absurdo aun que los mitos en uso, y sin embargo nadie abandonó
entonces sus creencias en los mitos, lo cual da una idea de la fuerza de la tradición.
Todo esto resulta continuamente contradictorio. La palabra elemento, por cierto, parece
ser que no se sabe de dónde viene desde el punto de vista etimológico.
Hacia el 520 AC Pitágoras consideraba a los números enteros y las fracciones la base
del Universo (también creía, como Galileo más adelante, que el Universo está
"escrito" en lenguaje matemático). Las fracciones son razones de números enteros.
Los números enteros y las fracciones son los números racionales (aquellos que se
pueden expresar como razones, por ejemplo, 1, número entero, se puede expresar según
la razón 1/1; por ejemplo: si se quiere repartir una tarta entre 4 personas, a cada una le
tocará 1/4, que es una fracción o razón de números enteros).
Sin embargo Pitágoras dio con un problema que a simple vista suponía una
contradicción y una incongruencia, y sin aparente solución, algo que le trastocó su idea
intuitiva del universo: ninguna fracción multiplicada por sí misma es igual a dos, es
decir, no hay solución racional para la raíz de 2. De modo que lo intuitivo (en este
caso: que los números enteros y las fracciones son el fundamento del Universo) no
explica el Universo, y así entra en juego lo contraintuitivo, irrumpiendo por primera
vez con gran estruendo, naciendo así lo contraintuitivo como uno de los elementos
fundamentales del saber científico, que, casualmente, reniega aparentemente de la
intuición racional introducida (posiblemente) por Tales.
Y habrá que ver, además, cómo se refleja eso en el mundo físico concreto, es decir, si
también la realidad física concreta es de algún modo irracional, absurda, como el
tío vivo... y sí que lo es, como se demostró mucho después, aunque Pitágoras no llegó a
contemplar toda esta locura contraintuitiva de la mecánica cuántica.
Pitágoras medita acerca del papel de los números enteros como forma de explicar la
naturaleza, y da un paso adelante frente a Tales, al descubrir el carácter
aparentemente irracional de la naturaleza en algunos de sus aspectos, abriendo así el
camino para empezar a entender la posibilidad del carácter contraituitivo de la
Física, contraintuitivo incluso para la razón intuitiva más penetrante. Por cierto: los
números irracionales también son infinitos. Pitágoras se aturdió con estas cosas hacia el
500-580 AC.
En este siglo tremendo (tremendo = para echarse a temblar) también pulularon por el
planeta: Siddharta Gautama (Buda, en la India), Zoroastro (en Persia), Lao-Tse en
China (taoísmo).
El primer mapa geográfico del que se tiene noticia data del 510 AC, dibujado por
Hecateo, otro griego. Es importante, porque es un primer paso hacia la invención de las
coordenadas, fundamentales en ciencia.
Por esta misma época hizo Pitágoras un descubrimiento astronómico: descubrió que la
estrella del atardecer, Hesperos, y el lucero del alba, Phosphoros, eran el mismo planeta
(llegó a tal conclusión por lógica: no aparecían a la vez), y lo rebautizó con un solo
nombre: Afrodita, que los romanos rebautizaron como Venus.
Pitágoras llevó a cabo otras aportaciones, como su idea según la cual la Tierra es
esférica, una idea también contraintuitiva, pues a simple vista parece un disco plano.
Hacia el 480, Heráclito concluyó que los sueños carecen de significado mágico, algo
contraintuitivo (Confucio falleció hacia el 479 AC).
Hacia el 387 AC, Platón fundó en los suburbios occidentales de Atenas una escuela
concebida para estar dedicada a "estudios superiores". Dicha escuela se instaló en unos
terrenos que habían pertenecido al griego Academo, por lo que fue conocida como
Academia, y podría ser considerada la primera universidad del mundo. Desde la
Academia, Platón abogó por la objetividad de la ciencia.
Aristóteles fundó su propia escuela en Atenas (335 AC), a la que se llamó Liceo, pues
el edificio utilizado para dicha escuela había sido dedicado previamente como templo
para el culto a Apolo Licio, que parece ser que era el dios de los pastores.
Pues es destacable que a Heráclides se le ocurriera que la Tierra no fuera el centro del
Universo, algo contraintutivo que daría en el futuro quebraderos de cabeza a más de un
científico. Lo intuitivo es pensar que la Tierra es el centro, pues todo lo demás que hay
en el cielo parece girar alrededor de esta. Pero la realidad objetiva se empeña, una y otra
vez, en ser contraintuitiva.
Aristóteles también sistematizó las razones por las que la Tierra debería ser
considerada esférica (algo que ya había sospechado Pitágoras), razones como que al
alejarse un barco atravesando la línea del horizonte se pierde de vista antes el casco que
el mástil y otras por el estilo (como la forma curva de la sombra de la Tierra sobre la
Luna).
Aristóteles, al observar que los cuerpos celestes flotaban sin fin, pero en la Tierra los
cuerpos tendían a caer, desarrolló también el concepto de gravedad.
Una forma de contar huevos sin volverse loco, todavía comprensible, a pesar de su
carácter abstracto, es la geometría, posiblemente tan antigua como el hombre, aunque
desarrollada de modo espectacular por los griegos, por ejemplo, por Eudoxio.
De todos modos, la cumbre de la geometría, de esta forma de tratar los números (las
cantidades) llegó con Euclides, hacia el 300 AC. La geometría euclidiana (tal vez sería
más correcto decir euclideana, pero me parece más eufónico euclidiana) permite
operar, gracias al uso de figuras geométricas, con números enteros y fraccionarios
(aunque sin números negativos y sin el cero) sin necesidad de recurrir a números
decimales, que dan lugar a problemas, porque algunas razones fraccionarias dan lugar a
números con infinitos decimales (como el número Pi, la razón entre el perímetro y el
diámetro de un círculo), con lo que la operación nunca avanzaría a partir de ese punto si
hubiese que escribir infinitos decimales para proseguir con un cálculo. Las figuras
geométricas solventan ese problema, y hacen lo contraintuitivo accesible a la intuición.
Algunas de estas ideas ciertas son tan evidentes que se consideran ciertas sin necesidad
de comprobación, los axiomas (otro descubrimiento importante), y a partir de ellos
se van desarrollando las posibilidades del sistema. De lo que se trata por tanto es de
conocer las reglas, y después el sistema evoluciona por sí mismo en manos del
matemático, así que el matemático es ese "más allá" de las matemáticas, y la
complejidad de la realidad, su "más acá", o quizá al revés.
Estas investigaciones tienen toda la pinta de ser para ellos algo así como un pasatiempo
(siguiendo la escuela aristotélica en ese sentido: conseguir una buena vida para disponer
de tiempo libre para la filosofía). Los egipcios prohibieron en este punto la anatomía a
los griegos, y dicha ciencia quedó ahí estancada durante 15 siglos a partir de entonces.
Curioso, el ser humano, ¿dónde estaban entonces esas circunvoluciones a las que hacía
referencia Erasístrato (hay algún complot secular contra los genios)?
En el siglo 5 AC Anaxágoras, al ocuparse del asunto del tamaño del Sol, había dicho
que el Sol se veía pequeño porque estaba lejos, lo cual parece lógico (véase la utilidad
de la lógica aristotélica, o quizá del sentido común de toda la vida) pero que era grande
como Grecia al menos, y lo expulsaron de Atenas tras juzgarlo por impío (el
fundamentalismo parece que tiene que ver mucho con el carácter antipático de la gente
que se siente acomplejada por su carencia de virtudes y dedica su vida a intentar
dominar al prójimo movidos por su odio y su envidia, y su incapacidad para el señorío
de ley, es decir, el autodominio, el autocontrol, y Anaxágoras fue una más de las
incontables víctimas de ese tipo de gente incontrolada pero, de nuevo de manera
incongruente, socialmente integrada, y con poder para destruir, que siempre es más
fácil).
Sin embargo, la osadía de Anaxágoras demostraba que existe algo más que el hortelano
y sus perros, y así, llegó un día Aristarco, hacia el 270 AC, y empezó a tratar de
averiguar también el tamaño de los objetos celestes: ¿son pequeños, o sólo lo parecen
porque están muy lejos? A partir de la sombra de la Tierra en la Luna, estimó que la
circunferencia de la Luna era más o menos la tercera parte de la circunferencia de la
Tierra, y con trigonometría (midiendo ángulos), calculó que el Sol distaba de la Tierra
20 distancias lunares (20 veces la distancia de la Luna a la Tierra), y que el Sol era 7
veces más grande que la Tierra.
Aristarco con sus cálculos, y sus otras observaciones, aceleró esta nueva revolución
hacia lo contraintuitivo, al desplazar cada vez más al hombre del centro del Universo,
ideando un primer modelo heliocéntrico para todos los cuerpos celestes, la Tierra
incluida, aportando así una nueva idea sumamente contraintuitiva, una de esas difícil de
digerir para el común de los mortales en una primera intentona (sobre todo si se ganan
el pan a partir de la idea del hombre como centro del Universo), y eso que no es de las
más difíciles, ni mucho menos.
Ctesibio había inventado la clepsidra en el 270 AC, una máquina para medir (el
tiempo), así que entre uno y otro la Física empezaba a dar sus pasos con carácter
científico. El objetivo de la Física es medir, y el lenguaje utilizado para hablar en Física
son las matemáticas.
El volumen de agua desplazada es el mismo a igual volumen pero distinta densidad del
cuerpo sumergido, el agua desplazada es la misma independientemente de la densidad
de cuerpo. Esto implica que el empuje, del que depende la flotabilidad, depende del
volumen, y un mismo empuje tiene menos efecto si el cuerpo es más denso, que se
hundirá más, y por tanto, Arquímedes explicó así el mecanismo físico de la
flotabilidad, no qué es la flotabilidad, cómo se describe, que ya se sabía, sino cómo se
explica el mecanismo físico de la flotabilidad.
La euforia que le produjo este hallazgo intuitivo genial es histórica. La euforia que
hallazgos de este tipo provocan es bien conocida, pues hay relatos de este fenómeno a lo
largo de la historia en boca de diversos científicos que han sentido la sensación que
supone ser el primero en dar con éxito un salto al vacío en un terreno antes inexplorado,
una vivencia intensa y placentera cuando se llega abajo ileso. En el caso de Arquímedes
parte de la euforia se debía a que debía averiguar este principio porque se le había
encargado que encontrase un método para detectar moneda falsa (de metales más
ligeros, menos densos) y dio con el método: la moneda falsa se hundiría más lentamente
que la auténtica de curso legal. Y en aquella época, cuando no se satisfacían los
caprichos de los reyes, era fácil no resultar ileso, quizá de ahí parte de la euforia de
Arquímedes.
Son pequeños cambios cualitativos en relación con el estado previo de la ciencia, que no
deben pasar desapercibidos, porque son el fundamento del futuro. Además estos
hallazgos van alimentando la idea intuitiva según la cual el Universo es una
maquinaria, tan importante en siglos posteriores, sea o no correcta, para el desarrollo
de la ciencia, con el consecuente chasco que se habrían de llevar los científicos en el
siglo 20 al comprobar con pasmo que la realidad es tan contraintuitiva que parece no
tener ni siquiera "maquinaria", pues a pequeña escala, a escala cuántica, las piezas de la
maquinaria de la realidad desaparecen de la vista pero siguen ahí de algún modo, algo
incomprensible: desaparece el "qué" y sólo queda a la vista el "cómo", o quizá esto
tampoco sea cierto.
Bueno, ¿qué? ¿Cómo habrá hecho Eratóstenes para calcular el perímetro de la Tierra?
Como no disponía del álgebra y tal vez tampoco de la regla de tres, en mi opinión quizá
se le ocurrió hacerlo así: como en pleno mediodía (con el Sol en todo lo alto) en pleno
solsticio en Asuán el Sol no proyectaba sombra (cero grados) y en Alejandría
proyectaba en pleno mediodía una sombra con una inclinación respecto de la vertical de
siete grados de arco (y en ningún momento dejaba de proyectar sombra, como en
Asuán), dedujo que la Tierra era curva y de ahí que los rayos del Sol incidiesen con
distinto ángulo en el mismo instante. Y tenía la distancia en metros entre Alejandría y
Asuán, entre los dos palos, que supongamos que fuera 782 metros. Pues como sabía
también que la esfera terráquea tenía 360 grados de arco, y que 7 grados correspondían
a 780 metros, y como sabía que 7 grados eran la quincuagésima primera parte de 360
grados, pues sólo tuvo que multiplicar 52 (y pico) por la distancia entre Asuán y
Alejandría para tener el total de metros del perímetro terrestre. Tal vez lo haya hecho
así, lo cual está bien pensado.
Esto indicaba que el cielo era mayor de lo que intuitivamente parecía ser a simple vista,
su tamaño resultaba ser contraintuitivo por grande, porque además las distancias a las
estrellas ya eran incalculabes en ese momento con los medios disponibles, los ojos (y no
por lejanas, sino porque no había paralaje para ellas a simple vista, no había un "fondo
fijo" desde el que medir los ángulos de sus movimientos y de ahí deducir los tamaños de
sus lados de triángulo a partir de las proporciones correspondientes a dichos ángulos).
Este salto hacia lo contraintuitivo es parecido al que aportó Helmholtz en el siglo 19,
cuando midió con exactitud la velocidad de conducción nerviosa, demostrando que era
mucho más lenta de lo previsto intuitivamente. Como el pensamiento nos parece
instantáneo, a priori intuitivamente tendemos a pensar que la conducción nerviosa ha de
ocurrir en cientos o miles de metros por segundo, o incluso que la mente es cuántica (no
local) de manera concreta y actúa al margen del tiempo por ello, instantáneamente, o
que es instantánea porque es un espíritu atemporal que anima a un cuerpo, y no es así,
sino que al medirla comprobó que ocurre entre 30 y 100 m/s "solamente". Helmholtz
dejó boquiabiertos a sus colegas por este motivo.
Hiparco hizo lo propio con sus colegas, que no pudieron negar su demostración, así que
tampoco pudieron negarle a Hiparco, dado su prestigio y autoridad, que colocase a la
Tierra en el centro del Universo, recuperando el geocentrismo. Pero de nuevo la
intuición sería puesta en jaque acerca de esta posición de la Tierra en el eje del
Universo, ya que no es así. Es más, según parece, no hay algo así como un "centro del
Universo", por la isotropía del mismo, lo cual inevitablemente también es
contraintuitivo.
De todos modos la isotropía del Universo ha sido puesta en duda recientemente, tras
unas recientes mediciones en el fondo de microondas (no en el fondo del horno de la
cocina, sino en el vacío del espacio) pero de momento no ha sido puesto en duda que
eso implique que haya un centro geométrico, de todos modos, que parece difícil que lo
haya (entre otras cosas, quizá fluctuaría entre varios estados cuánticos, con lo que no
existiría como centro fijo absoluto).
Hacia el 134 AC, Hiparco vio en el cielo una estrella de la que no tenía noticia previa,
lo cual de nuevo supuso una posible afrenta a las intuiciones que de modo natural se
estilaban por su época, otro hecho contraintuitivo: creían, daban por sabido porque sí,
que el cielo era infinito e inmutable, e Hiparco pensó que tal vez el cielo no era infinito
e inmutable, puro y perfecto (signifique esto lo que signifique), sino corruptible, como
la Tierra. Si tenía la sospecha de una no inmutabilidad, tal vez de nuevo se vería
obligado a un cambio del paradigma que fundamentaba su visión intuitiva de la
realidad, como cuando fue consciente de la magnitud verdadera de las distancias entre
astros (en el caso de la distancia Tierra-Luna, que resultó ser mucho mayor de lo
imaginado intuitivamente). Véase que la ciencia aportaba una y otra vez información
contraintuitiva.
El caso es que movido por estas inquietudes, Hiparco decidió elaborar un mapa
estelar, para tener una medida objetiva de lo que hay ahí arriba, y así poder valorar
objetivamente (la objetividad que pedía Platón) la mutabilidad o inmutabilidad de lo
presuntamente eterno a priori. Elaboró su mapa estelar utilizando coordenadas (latitud y
longitud), siguiendo el método de Eudoxio (350 AC). Hiparco localizó un millar de
objetos estelares, lo cual le convierte en un tipo muy metódico y exhaustivo.
Hiparco también descubrió que todas las estrellas se movían por el cielo juntas
mediante un movimiento de rotación aparente de la esfera celeste alrededor de la Tierra
con una duración de 26700 años, es decir, no estaban fijas en el cielo, movimiento
conocido como precesión de los equinoccios, parece ser.
Hiparco también tuvo una enésima inspiración: la de clasificar a las estrellas según su
brillo en clases (hoy en día conocidas como magnitudes). Desconozco si Hiparco
consideraba al Sol una estrella más, o no.
Platón pedía objetividad, y objetividad estaba obteniendo. Pues eso es ciencia, como se
está viendo. Apuntemos entonces a la objetividad como otra característica
importante de la ciencia que sumar a las ya citadas hasta ahora.
Galeno era griego también, y era médico nada menos que en una escuela de gladiadores
en Pérgamo (donde se había inventado el pergamino, como paso siguiente al papiro).
Pudo llevar a cabo disecciones en Roma desde más o menos el 161, pero sólo a
animales. Hizo dos aportaciones curiosas a la anatomía funcional: describió la
existencia de grupos musculares para explicar algunos movimientos (por tanto,
descubrió el concepto de grupo muscular, de sinergia muscular, un concepto importante
en clínica a la hora de afrontar el diagnóstico y tratamiento de ciertos síndromes y
enfermedades).
De Diofanto proceden las célebres ecuaciones diofánticas, una de esas situaciones que
demuestran que todo no es posible, algo, una vez más, contraintuitivo (uno de esos
tópicos folklóricos erróneos que son vox populi, como todo es posible o todo es relativo,
afirmaciones incorrectas, ya que, por ejemplo, como dijo Russell, si todo fuese relativo,
nada sería relativo a ese todo) ya que son las ecuaciones que sólo admiten soluciones
dentro del sistema de los números enteros (y naturales).
Egipto era un crisol del conocimiento de la época. Euclides compiló allí el saber de su
época sobre geometría, y Ptolomeo el disponible acerca de astronomía. Del mismo
modo, allí sumó Zósimo el saber sobre alquimia que se tenía en dicha zona de
influencia fundamentalmente griego-egipcia (muchos siglos de tradición a sus espaldas,
no dejo de admirarme ante la sensación de vértigo que le produciría a estos sabios el
disponer de siglos y siglos de tradición cultural a sus espaldas, y conservados además en
sus bibliotecas). Gran parte de la obra sobre alquimia de Zósimo (hacia el 300) tenía un
carácter esotérico, o mágico, o místico, pero por el medio se iban colando perlas que
empezaban a dejar entrever el futuro nacimiento de la química.
La invasión del imperio romano seguía adelante, a la par que su decadencia (por la
incapacidad de las familias importantes de Roma para tomar las riendas del estado). En
el 313 Constantino 1 permitió el cristianismo y fundó Constantinopla en Bizancio, con
lo que la preponderancia de las sobre todo decadentes familias romana supervivientes
desplazó su foco de influencia a oriente, la capital del imperio, de hecho. En el 395 los
hijos de Teodosio se repartieron la capitalidad: Roma para Honorio (que gobernó desde
Rávena, no desde Roma ya) y Constantinopla para Arcadio, lo cual dividió sin remedio
a lo que quedaba del imperio. En el 476 fue derrocado el último emperador romano de
occidente y, aparentemente (pero sólo aparentemente) terminó una época sorprendente y
fascinante, e irrepetible, con luces y sombras, pero llena de pasión por la vida en el
fondo, aunque todavía no por la vida de los demás, asignatura todavía pendiente en la
humanidad: la consideración. Y la importancia de lo contraintuitivo, o antiintuitivo,
como se ve, desde luego es considerable.
Justiniano, con el cierre de la Academia en el año 529 DC, dio un enésimo golpe
mortal a la ciencia y a la razón, imponiendo la inmadurez mental, el pensamiento
mágico, lo mítico y lo legendario, la rigidez cultural y la mera fuerza bruta y el
dictatorial egoísmo, y el acomplejamiento, disfrazado de intereses políticos
presuntamente pragmáticos, y de falso señorío, algo peor que la decadencia, y símbolo
del fin de una época, y del previsible triunfo final de los duros de entendederas, a pesar
del esfuerzo de esos pocos científicos geniales con auténtica autoridad, tan
vilipendiados incluso por el resto de las autoridades científicas menos dotadas, genios
incomprendidos e infravalorados incluso en su medio natural, el ámbito científico, y es
que la entropía ha de aumentar inevitablemente. Pero a pesar de tanta mediocridad,
tanto aburrimiento, surge de vez en cuando un espíritu libre y divertido, y genial,
dispuesto a congelar el tiempo en un ahora eterno de euforia infinita, y capaz de hacer
soñar a los espíritus sensibles con el enseñoramiento de la inasible realidad, tan sólo con
un socarrón: Eppur si muove.
Autor:
Las matemáticas empiezan con el conteo. Sin embargo, no es razonable sugerir que el conteo
de la antigüedad era matemáticas. Se puede decir que las matemáticas empiezan solamente
cuando se empezó a llevar un registro de ese conteo y, por ello, se tuvo alguna representación
de los números.
En Babilonia, las matemáticas se desarrollaron a partir del 2000 a. C. Antes de esto, durante un
largo periodo había evolucionado un sistema numérico posicional con base 60. Esto permitió
representar números arbitrariamente grandes y fracciones y se convirtió en los cimientos de
un desarrollo matemático más fuerte y dinámico.
Problemas numéricos tales como el de las tripletas pitagóricas (a,b,c) con a2 + b2 = c2 fueron
estudiados desde al menos el 1700 a. C. Los sistemas de ecuaciones lineales fueron estudiados
en el contexto de resolver problemas numéricos. Las ecuaciones cuadráticas también fueron
estudiadas y estos ejemplos llevaron a una especie de álgebra numérica.
El mayor progreso griego en las matemáticas se dio entre el 200 a. C. y el 200 d. C. Después de
esa época el progreso continuó en los países islámicos. Las matemáticas florecieron en especial
en Irán, Siria e India. Este trabajo no igualó los avances hechos por los griegos pero además de
los suyos propios, preservó las matemáticas griegas. Desde alrededor del siglo XI, Abelardo de
Bath, y después Fibonacci, llevaron las matemáticas islámicas y sus conocimientos de las
matemáticas griegas de regreso a Europa.
Los grandes adelantos matemáticos en Europa reiniciaron a principios del siglo XVI con Pacioli
y después Cardán, Tartaglia y Ferari con la solución algebraica de ecuaciones cúbicas y
cuárticas. Copérnico y Galileo revolucionaron las aplicaciones de las matemáticas en el estudio
del universo.
El siglo XVII vio a Napier, Briggs y otros ampliar enormemente el poder de las matemáticas
como una ciencia para calcular con el descubrimiento de los logaritmos. Cavaliere hizo
progresos hacia el cálculo con sus métodos infinitesimales y Descartes añadió el poder de los
métodos algebraicos a la geometría.
El avance hacia el cálculo continuó con Fermat, quien, junto con Pascal, inició el estudio
matemático de la probabilidad. Sin embargo, el cálculo sería el tema de mayor relevancia que
evolucionó en el siglo XVII.
Newton, edificando sobre el trabajo de muchos matemáticos anteriores a él, tales como su
maestro Barrow, convirtió al cálculo en una herramienta que impulsó el estudio de la
naturaleza. Su trabajo era rico en nuevos descubrimiento que mostraban la interacción entre
las matemáticas, la física y la astronomía. La teoría de la gravedad de Newton así como su
teoría de la luz, nos llevan hasta el siglo XVIII.
Sin embargo, debemos mencionar también a Leibniz, cuyo acercamiento mucho más riguroso
al cálculo (a pesar de no ser aún totalmente satisfactorio) puso las condiciones para la labor
matemática del siglo XVIII más que el de Newton. La influencia de Leibniz sobre los muchos
miembros de la familia Bernoulli fue importante para hacer crecer la fuerza del cálculo y la
variedad de sus aplicaciones.
El matemático más importante del siglo XVIII fue Euler quien, además de trabajar en toda una
gama de ramas de las matemáticas, inventó dos nuevas: el cálculo de variaciones y la
geometría diferencial. Euler también impulsó la investigación sobre la teoría de números que
había iniciado tan eficazmente Fermat.
Hacia finales del siglo XVIII, Lagrange iniciaría una rigurosa teoría de funciones y de la
mecánica. Ese periodo vio la gran obra de Laplace sobre mecánica celeste así como grandes
progresos de Monge y Carnot en la geometría sintética.
El siglo XIX vio rápidos avances. El trabajo de Fourier sobre el calor tuvo fundamental
importancia. En geometría, Plücker produjo obras importantes sobre geometría analítica y
Steiner sobre geometría sintética.
El siglo XIX vio el trabajo de Galois sobre ecuaciones y su visión sobre el camino que seguirían
las matemáticas en el estudio de las operaciones fundamentales. La introducción de Galois al
concepto de grupo anunciaría una nueva dirección para la investigación en matemáticas la cual
ha continuado desde entonces.
La geometría algebraica fue impulsada por Cayley, cuyo trabajo sobre matrices y álgebra lineal
complementó el de Hamilton y Grassmann. El término del siglo XIX vio a Cantor inventar la
teoría de conjuntos casi sin ayuda mientras que su análisis del concepto de número se sumó al
importante trabajo de Dedekind y Weierstrass sobre los número irracionales. El análisis fue
conducido por los requerimientos de la física matemática y la astronomía. La obra de Lie sobre
ecuaciones diferenciales llevó al estudio de los grupos topológicos y la topología diferencial.
Maxwell revolucionaría la aplicación del análisis a la física matemática. La mecánica estadística
fue desarrollada por Maxwell, Boltsmann y Gibbs y condujo a la teoría ergódica.
Notación y comunicación
Hay muchos descubrimientos matemáticos importantes pero solamente aquellos que pueden
ser comprendidos por otras personas conducen al progreso. Sin embargo, la facilidad de uso y
de comprensión de los conceptos matemáticos depende de su notación.
Por ejemplo, es muy claro cómo el trabajo con números se entorpece con una notación pobre.
Intenta multiplicar dos cifras usando notación en números romanos. ¿Cuánto da MLXXXIV por
MMLLLXIX? La suma, por supuesto, es otra cuestión y, en ese caso los números romanos
alcanzan todo su potencial; los mercaderes, quienes hacían la mayor parte de sus cuentas
sumando cifras, se mostraron reacios a dejar de usar los números romanos.
Hay otros ejemplos de problemas con la notación. El más conocido probablemente sea la
notación para el cálculo usada por Leibniz y Newton. La de Leibniz llevó con mayor facilidad
hacia la extensión de las ideas del cálculo mientras que la de Newton, aunque buena para
describir velocidad y aceleración, tenía mucho menor potencial cuando se consideran
funciones con dos variables. Los matemáticos británicos que muy patrióticamente usaban la
notación de Newton, se colocaron en desventaja respecto a los matemáticos de la Europa
continental que siguieron a Leibniz.
No siempre fue así: Harriot usó a como su incógnita, lo mismo que otros de sus
contemporáneos. La convención que empleamos (las letras finales del alfabeto como
incógnitas) fue iniciada por Descartes en 1637. Otras convenciones han caído en desgracia; por
ejemplo la notación de Viète, quien usó las vocales como incógnitas y las consonantes como
cantidades conocidas.
Por supuesto que ax = b contiene otras convenciones de notación que utilizamos sin notarlo.
Por ejemplo, el signo de igual ('=') fue usado por primera vez por Recorde en 1557. También
tenemos que ax se usa para denotar el producto de a por x, ¡la notación más eficiente de
todas ya que no requiere escribir nada para denotar el producto!
¿Descubrimientos brillantes?
Por ejemplo, la controversia de si el cálculo fue descubierto por Newton o por Leibniz puede
ser resuelta fácilmente. Ninguno de ellos lo hizo ya que no hay duda que Newton lo aprendió
de su maestro, Barrow. Claro que no estoy sugiriendo que Barrow deba recibir el crédito de
haber descubierto el cálculo; simplemente estoy señalando que el cálculo surge de un largo
periodo de progreso que empieza con las matemáticas griegas.
Los números negativos no tienen este tipo de representación concreta sobre la cual construir
la abstracción. No debe sorprendernos que su uso empezó solamente después de una larga
lucha. Entender estas dificultades sería beneficioso para cualquier profesor que esté tratando
de enseñar a niños de primaria. Hasta los enteros, a los cuales consideramos el concepto más
básico, tienen una sofisticación que nada más puede ser comprendida adecuadamente si se
examina su contexto histórico.
Un reto
Si crees que el descubrimiento matemático es fácil, entonces aquí hay un reto para hacerte
pensar. Napier, Briggs y otros presentaron los logaritmos al mundo hace casi 400 años. Estos
fueron usados durante 350 años como la principal herramienta en los cálculos aritméticos. Un
increíble esfuerzo se ahorró usando logaritmos: de qué otra forma podrían haberse hecho los
pesados cálculos necesarios para las ciencias sin los logaritmos.
Entonces el mundo cambió. Apareció la calculadora de bolsillo. El logaritmo sigue siendo una
importante función matemática pero su uso para hacer cálculos se ha ido para siempre. Aquí
está el reto. ¿Qué reemplazará a la calculadora? Podrías decir que esta es una pregunta
injusta. Sin embargo déjame recordarte que Napier inventó los conceptos básicos de una
computadora mecánica al mismo tiempo que los logaritmos. Las ideas básicas que nos llevarán
a reemplazar a la calculadora de bolsillo están sin duda entre nosotros.
Podemos pensar en calculadoras más rápidas, más pequeñas o mejores pero lo que estoy
pidiendo es algo que sea tan diferente de una calculadora como la calculadora misma lo es de
las tablas de logaritmos. Yo tengo una respuesta a mi propia pregunta pero decirla echaría a
perder el reto. Piensa en ello y date cuenta qué tan difícil fue inventar las geometría no-
euclidianas, los grupos, la relatividad general, la teoría de conjuntos, ... .