Informe Psicopedagógico
Informe Psicopedagógico
Informe Psicopedagógico
Informe psicopedagógico
Un informe psicopedagógico es un documento escrito que refleja la situación educativa del
alumno. Es la información obtenida en el proceso de evaluación y que orienta la propuesta
curricular y la ayuda que necesita el estudiante durante su periodo escolar.
¿Cuál es su objetivo?
El informe psicopedagógico tiene como propósito:
Determinar las potencialidades , así como las debilidades de cada alumno para
formular las estrategias de implementación
Para que esto se lleve a cabo debe realizarse un proceso de recogida, análisis y
valoración de la información del alumno en cuanto a los elementos que intervienen en
su proceso de aprendizaje.
Orientación del proceso educativo del alumno, con el fin de facilitar la tarea del
profesorado y el personal de apoyo que trabaja diariamente con él.
El informe psicopedagógico:
Es de carácter técnico ya que sirve de base a las decisiones que puedan tomarse para
el ajuste de la ayuda psicopedagógica a las necesidades del alumno.
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La información recabada es pertinente, rigurosa y contrastada: el manejo de la
información es estrictamente confidencial y se recaban solo los datos que se estimen
necesarios y apropiados.
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Algunos errores cometidos durante la elaboración de un informe
psicopedagógico
Poco inteligible para los destinatarios debido a su vocabulario
Recomendaciones
Realizar una información oral del informe, si las personas a las que van dirigidas así
lo precisen
No etiquetar al alumno
Que sea funcional y operativo, señalando con detalle el plan de acción y aporte.
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. El interés por los cambios conductuales socialmente significativos.
En el condicionamiento clásico los estímulos provocan respuestas automáticas, mientras que
en el condicionamiento operante las conductas se controlan mediante la alteración de las
consecuencias que les siguen.
La desensibilización sistemática.
La imaginación emotiva.
Es la técnica básica del condicionamiento clásico, a partir de la cual se han elaborado las
restantes. Si un estímulo que provoca una conducta, lo asociamos con otro estímulo cualquiera,
cuando se produzca éste, también se seguirá aquella conducta o una muy parecida. Si un
estímulo provoca alegría, y le asociamos con un segundo estímulo, como puede ser el sonido de
un timbre, cuando éste suene, aun sin haberse producido el primer estímulo, se responderá con
alegría. Para que se produzca la asociación de los estímulos debe practicarse el aprendizaje
durante cierto espacio de tiempo. La conducta aprendida de forma refleja puede extinguirse si
no se aplica el estímulo inicial junto al nuevo, renovando así el condicionamiento.
La desensibilización sistemática.
Si un estímulo que provoca ansiedad lo apareamos con una conducta que sea incompatible
con la ansiedad, ésta disminuirá hasta llegar a desaparecer cuando aparezca aquél. Esta técnica,
en la que se aplican los principios del condicionamiento clásico, se usa en la mayor parte de los
casos en que se aprecia temor, ansiedad o preocupación ante algo. Generalmente, la conducta
incompatible con la ansiedad, y que se utiliza con mayor frecuencia. es la relajación muscular,
pero puede ser empleada también la relajación mental o cognoscitiva. El proceso de la
desensibilización sistemática implica :
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. Jerarquización de las categorías de temor.
. Asociación sucesiva de las diferentes categorías de temor con la relajación, hasta que deje de
provocar angustia o ansiedad.
Consiste en asociar a un estímulo que provoca ansiedad, otro estímulo de naturaleza
agradable e imaginado por el alumno, el cual es incompatible con la ansiedad. Al asociar ambos
estímulos, cuando aparece el que produce ansiedad, automáticamente se presenta el imaginario
agradable, reduciéndose la ansiedad hasta desaparecer. Si un alumno tiene temor de acudir a la
escuela y le resulta agradable un determinado personaje, podemos asociar la imaginación de
este personaje con el pensamiento de ir a la escuela hasta que desaparezca el temor. La
imaginación emotiva es una técnica muy apropiada en ambientes escolares por su gran
sencillez. Para su aplicación deberá seguirse la siguiente secuencia :
. Hacer que el alumno imagine, con los ojos cerrados, a dicho personaje y establezca una
relación con él.
El refuerzo negativo.
El castigo.
La extinción.
El autocontrol.
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La retroalimentación.
El refuerzo positivo.
. Elogiar su conducta, mediante expresiones como «muy bien», «estupendo», y otras parecidas
que demuestren aprobación de la misma.
. Premios diversos, como objetos, regalos, fichas (canjeables después por otros objetos).
. Cosas agradables, como oír música, ver un programa de televisión, asistir a una reunión, etc.
. Programa de razón fija. Cada cierto número de veces que el alumno realice la respuesta
deseada se le concede un refuerzo. Al comienzo de un programa se le deberá reforzar todas las
veces que la conducta se produzca. Conforme se avanza en el programa, podrá ir aumentándose
de forma paulatina dicha razón fija. Es una modalidad eficaz, por la que se suelen comenzar la
mayor parte de los programas, aunque después se cambie de modalidad. El alumno se habitúa a
la proporción establecida, siendo sus realizaciones intermedias (en el supuesto de razones fijas
amplias) más imperfectas, y mejores las finales del ciclo. Cuando se suprime el refuerzo, suele
extinguirse la conducta con más facilidad que con las otras modalidades.
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. Programa de razón variable. En este caso se varía la proporción de respuestas correctas por
cada refuerzo, de manera que el alumno no sepa cuándo va a recibirlo. Al principio la
oscilación de la razón debe ser pequeña y aumentarse poco a poco. Es un procedimiento muy
eficaz para lograr la modificación de la conducta, ya que todas las respuestas del alumno se
realizan con la expectativa del posible premio, al desconocer el momento en que se producirá.
Incluso cuando se suprime el refuerzo, resulta difícil la extinción de la respuesta.
. Programa de intervalo fijo. Siempre que el alumno obre correctamente, es decir, realice la
conducta deseada durante un espacio de tiempo fijo, se le proporciona el refuerzo. Esta
circunstancia es independiente del número de veces que lo haga. Su eficacia es discreta, ya que
puede habituarse, con una sola acción, a esperar el refuerzo en el tiempo que, por repetición,
llega a conocer. Al suprimir el refuerzo se produce la extinción con rapidez.
Esta técnica consiste en incrementar la frecuencia de una acción deseable eliminando algo que
resulta molesto al alumno, siempre que obre correctamente. Como medios para llevar a cabo el
refuerzo negativo se encuentran, entre otros, quitar o suprimir al alumno :
. Objetos o cosas que le resulten desagradables, como figuras, animales, ambiente, etc.
. Olores desagradables.
. Dolores físicos o circunstancias molestas, que imposibilitan su libertad, como aquellas que le
obligan a permanecer en determinada postura o lugar.
El refuerzo negativo debe ser también lo más inmediato posible a la conducta deseada. Su
aplicación puede ser de manera continua o intermitente. La primera es más eficaz que esta
última, pues al suprimir el refuerzo, se suele producir la extinción con más rapidez.
El castigo.
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Esta técnica consiste en eliminar algo grato, o bien en proporcionar algo que resulte molesto al
alumno, siempre que responda con una conducta distinta a la deseable, facilitando así la
extinción de la misma.
El castigo aplicado de forma intermitente es menos eficaz que cuando se hace de forma
continua, es decir, siempre que se produzca la respuesta inadecuada.
Los castigos deben aplicarse lo más inmediatamente posible tras la acción incorrecta.
Entre los castigos que más corrientemente pueden aplicarse, tanto en ambientes escolares como
en los familiares, se encuentran los siguientes :
Los castigos pueden aplicarse en muchas ocasiones, siendo necesario que el alumno lleve el
autocontrol de su conducta y se halle comprometido en un contrato serio y responsable.
La extinción.
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Otra manera de reducir la frecuencia de una conducta no deseable es ignorarla cuando se
produce. De esta manera, llega a producirse la extinción de la misma al no recibir ningún
refuerzo que la mantenga.
La extinción debe ser aplicada siempre que se produzca la conducta, no siendo susceptible de
hacerlo de manera intermitente, ya que, en este caso, se reforzaría la conducta y sería
contraproducente para el tratamiento.
Ignorar la conducta es una técnica muy fácil y de gran eficacia. En muchas ocasiones la familia,
al aplicar un castigo por una conducta indeseable, lo que hace es, a veces, reforzarla; mientras
que si la hubiera pasado por alto sin prestarle atención, el niño, al ver que no se le hace caso y
que aquella conducta no es útil para él, dejaría de realizarla, con lo que desaparecería por
extinción.
El autocontrol
Consiste en la aplicación de los medios terapéuticos por el propio alumno, de acuerdo con las
prescripciones convenidas con el profesor, llevando asimismo el control de sus resultados.
- La misma subjetividad del autocontrol hace que, en la mayor parte de los casos, el alumno
sea, incluso, más exigente en la evaluación de su tratamiento.
- La observación de su conducta puede llevarla a cabo de forma permanente, por lo que sus
resultados son más estables y duraderos al crear hábitos que se prolongan tras el tratamiento.
El autocontrol presenta una serie de modalidades que, en determinadas circunstancias, llegan a
constituir técnicas por sí mismas:
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. La autoobservación.
. El autorref'uerzo y el autocastigo.
. La autorregulación.
. El autocontrol de estímulos.
. La autoinhibición recíproca.
. El autotratamiento.
. La autoobservación.
Consiste en la observación de la conducta por el mismo alumno, el cual recibe los criterios a los
que debe ceñirse en todo momento para realizarla. Estos criterios deben ser muy concretos y
muy objetivos.
En esta modalidad el profesor concreta el plan de tratamiento, las técnicas a emplear y los
criterios para evaluar la observación de su tratamiento. El alumno, normalmente, será quien se
aplique el tratamiento, realice su propia observación y evalúe los resultados. En determinados
casos, la aplicación del tratamiento puede ser realizada por algún miembro de su familia u otra
persona, pero la observación y evaluación son obra exclusiva del propio alumno.
Es una modalidad idónea para ser empleada en medios escolares, ya que, en muchas ocasiones,
los problemas se presentan en momentos en los que el observador externo no está junto al
alumno y, en cambio, el propio alumno, al ser siempre el protagonista, puede observar
perfectamente su conducta.
Autorrefuerzo.
Constituye una modalidad del autocontrol en la cual el alumno, además de cumplir el plan de
tratamiento fijado por el profesor y de observar su propia ejecución, se aplica los refuerzos y
castigos que le hayan prescrito previamente. Es un medio terapéutico mucho más eficiente que
el anterior, ya que el alumno actúa con un mayor protagonismo.
. Autorregulación.
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Permite al alumno fijar determinados aspectos de su tratamiento, como, por ejemplo, la razón
de los refuerzos o castigos. Puede aumentar o disminuir las tasas de los mismos o, incrementar
el número de sesiones de ejercicios terapéuticos. Esta modalidad puede ser muy útil en los
casos de nerviosismo, irritabilidad, ansiedad, etc., en los que puede requerirse dicho incremento
de sesiones en determinados momentos, de acuerdo con el estado emocional del alumno.
. Autocontrol de estímulos.
Es una modalidad en la que el alumno determina los estímulos que pueden servirle para
modificar su conducta, y con arreglo a los mismos, se los aplica, observa y evalúa.
. Autoinhibición recíproca.
El alumno elige el medio más adecuado para contrarrestar la acción que quiere inhibir y luego
lo aplica cuando es previsible que se den las circunstancias que desea modificar. Esta
modalidad de autocontrol se utiliza en ciertos casos de ansiedad, dificultades en la relación
social, nerviosismo y, en general, cuando se presentan problemas de comportamiento que
puedan contrarrestarse mediante conductas que sean incompatibles. Se comentan y concretan
con el alumno aquellos aspectos que él considera que pueden aplicarse con más eficacia en
previsión de la conducta a inhibir. Cuando se presenta una circunstancia así, pone en práctica la
conducta incompatible, con lo que evita la otra conducta. Anota sus resultados y,
posteriormente, contabiliza sus éxitos y fracasos.
. Autotratamiento.
Es un paso más en la técnica del autocontrol. En ambientes escolares, esta modalidad puede
constituir sólo la parte final del tratamiento, o bien aplicarse desde el primer momento. En
ambos casos se pide al alumno que dé cuenta de sus decisiones, las cuales, en gran parte, serán
fruto de la evolución de sus resultados. El autotratamiento convendrá aplicarlo a alumnos con
buen autodominio, con buena capacidad de reflexión y que sean suficientemente objetivos, ya
que, en otro caso, nos expondremos a que no se lleve el proceso con la debida exigencia.
La retroalimentación.
Mediante esta técnica el alumno va conociendo los resultados que obtiene, los cuales pueden
influir en su futura actuación. El conocimiento de su propia evolución provoca en él la
autoestimulación y el deseo de corregir aquellos aspectos que puedan mejorarla. La
retroalimentación puede ser:
. Interna o autorretroalimentación.
. Externa.
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En la retroalimentación interna el alumno se observa, y conoce la evolución de sus resultados
por sí mismo.
En la retroalimentación externa el alumno recibe una información ajena sobre sus resultados.
Esta modalidad puede ser:
. Biorretroalimentación.
. Sociorretroalimentación.
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