Arquitectura Del Hierro
Arquitectura Del Hierro
Arquitectura Del Hierro
Siglo de la industrialización
Nos encontramos ante un siglo contradictorio, un siglo en el que se recrean
por un lado los estilos del pasado, y por otro se hacen construcciones como la
Torre Eiffel. A la belleza depurada de las formas clásicas se le opone la lógica
de mecánica de los nuevos materiales, es decir, a la estética de la forma se
opone la estética de la función. A lo largo del siglo dos grandes líneas de
acción definirán el quehacer edilicio: la "arquitectura-arte" y la "arquitectura-
ingeniería". La persistencia de la primera buscando su camino en las formas, y
la audacia de la segunda, guiada por la técnica, ofrecen un panorama
complejo, cundo no contradictorio. Sobre todo para el espectador. Para el
hombre de la calle, aunque su cultura fuese amplia, arte y técnica no son
conciliables. Sin embargo para los arquitectos la dicotomía no va a ser tan
marcada, y con frecuencia arquitectos historicistas como Viollet-Le-Duc van a
investigar profundamente en las posibilidades de los nuevos materiales,
principalmente el hierro, y otros constructores-ingenieros como Eiffel o
Labrouste van a preocuparse por las posibilidades puramente estéticas de la
ingeniería.
El siglo XIX es, pues, tiempo de gestación. La nueva sociedad, la nueva
cultura industrial, necesitaba una respuesta arquitectónica a sus necesidades
y esta respuesta, que no será dada satisfactoriamente hasta el siglo XX, se
elabora arduamente en el XIX. Hay algunas condiciones que influyen en la
variada trama de la arquitectura de este tiempo y conviene considerarlas:
• El Romanticismo. Es el grito de rebeldía contra el siglo de la Razón y
de las Academias. A la "Gran Europa" de Napoleón se oponen las
nacionalidades que luchan por su independencia o por la búsqueda de
su identidad. Grecia lucha contra Turquía o Polonia contra Rusia, pero
Francia, España, Alemania o Inglaterra buscarán en sus propias
fuentes medievales la raíz de su personalidad y su desvinculación de la
dictadura greco-romana del clasicismo. El gótico, el mudéjar o el
románico serán la fuente de inspiración de ciertas concepciones
arquitectónicas de ese tiempo.
• La aventura colonial: La economía europea necesita mercados como
consecuencia del desarrollo industrial, y esto lanza a las principales
potencias económicas a la creación de nuevos imperios. El Medio
Oriente, la India y el sudeste asiático, por un lado, así como África por
otro serán repartidas en zonas de administración o de influencia. De
estas colonias, principalmente de las de Asia, retornará a las
Joseph Paxton
Nacido el 3 de Agosto de 1801 cerca de Woburn, Bedfordshire en Inglaterra.
Murió el 8 de Junio de 1865 en Sydenhar, cerca de Londres.
Era un conocido paisajista y diseñador de invernaderos y fue el arquitecto del
Palacio de Cristal de la Exposición Universal de Londres de 1851. Comenzó
siendo el jardinero del Duque de Devonshire, para convertirse después en
amigo y consejero suyo. Desde 1826 fue supervisor de los jardines de
Chatsworth, la finca propiedad del duque situada en Derbyshire. Allí construyó
el famoso invernadero de hierro y vidrio, así como el de lirios para la extraña
Victoria regia del duque en 1850. En ese mismo año, después de haber sido
seleccionado oficialmente un extraño diseño por los organizadores de la
Exposición Universal, el destacado proyecto de Paxton de un edificio
construido a base de piezas prefabricadas de hierro y vidrio pasó a sustituirlo.
Palacio de cristal
El primero de mayo de 1851, abría sus puertas la primera feria internacional
de muestras de la historia, conocida comúnmente como la Gran Exposición de
Londres (The Great Exhibition). Según la documentación preparada durante el
proceso de organización, la Gran Exposición se definía como una muestra de
productos y aparatos técnicos relacionados con la industria. Sin embargo, la
novedad histórica de este acontecimiento no consistía en su carácter
industrial, pues la Exposición de Londres no era en absoluto la primera
manifestación dedicada específicamente a mostrar los avances de la industria.
Francia ya había organizado varias muestras de mercancías nacionales
desde los tiempos de la Revolución (1789), y la que se celebró en París en
1849 había tenido un éxito clamoroso. Por otra parte, cundo el príncipe
Alberto promocionaba la Gran Exposición probablemente pensaba en la
experiencia berlinesa de 1844; también en Inglaterra se habían celebrado
exposiciones locales en los distintos centros industriales patrocinadas por los
propios empresarios. Sin embargo, la Gran Exposición de Londres de 1851
era indiscutiblemente el primer acontecimiento que reunía productos
provenientes de todos los países de la tierra y de tradiciones productivas muy
distintas.
En la historia del siglo XIX, la Exposición significó esencialmente la primera
expresión del triunfo del sistema productivo impuesto por la Revolución
industrial. Se celebró en el momento preciso que la Revolución industrial
había perdido definitivamente todo carácter revolucionario y la industrialización
era un hecho generalizado. Desde 1830 la mecanización había llegado a
todos los sectores básicos de la economía nacional, y en 1850, después de
superar la primera gran crisis económica del sistema capitalista, los
hambrientos años cuarenta (the hungry forties), inglaterra era el país
occidental más desarrollado técnica y socialmente. Los objetivos fueron
ampliamente cumplidos, pues los promotores consiguieron financiar por
completo la muestra mediante suscripción popular sin necesidad de recurrir a
ningún tipo de subvención del gobierno. El éxito del público fue así mismo
enorme, y las puertas del extraño edificio de hierro y cristal que acogió la
Exposición permanecieron abiertas durante todo el verano y parte del otoño.
La Exposición tuvo además una incidencia importante en la historia general de
la arquitectura y del diseño. Al reunir por primera vez productos de todos los
sectores de la producción, agrupados con ejemplos de otras tradiciones
culturales y con objetos creados con procedimientos preindustriales, la Gran
Exposición puso de manifiesto los problemas implícitos de la producción
industrial y los errores derivados de la aplicación de forma indiscriminada de la
mecanización. Vale la pena dar una ojeada rápida al catálogo de objetos
expuestos en ella, ya que refleja perfectamente los problemas estéticos y
técnicos con que se enfrentaba la arquitectura decimonónica. La Exposición
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