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Orientaciones para Escribir Un Buen Ensayo

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Orientaciones para la escritura de un ensayo

Eduardo A. Molina Cantó


Abril de 2004

Introducción

Un ensayo es una tentativa, un intento o, si quieres decirlo así, un experimento que se lleva a cabo con
conceptos y razones. Se realiza este experimento porque se quiere abordar un problema para el cual no
se cuenta con una solución inmediata y que, por lo tanto, suscita o puede suscitar una controversia. En
este sentido, un ensayo puede tener diversas finalidades: resolver el problema, proponer alternativas de
solución (cuando aquel las admite) o mostrar que ninguna de ellas es concluyente, precisar la
formulación del problema y su tratamiento (cuando adviertes que el problema no está claramente
planteado), discutir los puntos de vista que se han planteado a su respecto, o mostrar que es un falso
problema (cuando sospechas que lo que lo motiva no es más que una confusión mental).
En un ensayo se suele expresar una perspectiva personal acerca del problema, aunque no como una
simple opinión privada, sino con la intención de persuadir a otros de lo que uno piensa y dice. Por eso, es
importante tener buenas ideas y buenas razones, y lograr también una buena manera de exponerlas.
En los siguientes puntos te ofrecemos algunas sugerencias que puedan ayudarte en la elaboración de un
ensayo, teniendo como base lo que hemos señalado en los dos párrafos anteriores.

Primeros pasos

Para escribir un ensayo es importante tener de antemano algunas cosas claras. Pero no esperes que
todo esté claro para ponerte a escribir. Usualmente el ejercicio mismo de la escritura resulta ser
notablemente iluminador, y por eso no conviene diferirlo demasiado. De hecho, es bueno que estos
“primeros pasos” de que te vamos a hablar ahora los materialices a través de notas, apuntes
preparatorios y recopilación de material que creas que te pueda servir.
El planteamiento de un problema se concreta siempre en la formulación de una pregunta. Identificar la
pregunta y determinar de qué tipo de pregunta se trata es esencial para saber si el problema está bien
planteado y qué tipo de respuesta se espera.
1. Lo primero es fijarse en el tipo de la pregunta. En ello te ayudan los pronombres y los giros
interrogativos:
Así, cuando te preguntan ¿qué es tal cosa? te están pidiendo un conjunto de señales identificadoras de
esa cosa, que podrán ser incorporadas ordenadamente en una definición, una descripción, un relato de
la generación de la cosa, etc. Cuando te preguntan ¿cómo se hace tal cosa? (trátese de fabricación,
acción, conocimiento, comprensión, etc.) te están pidiendo un conjunto de instrucciones para alcanzar el
objetivo. Cuando te preguntan ¿por qué esto es (u ocurre) así? te están pidiendo que enuncies las
causas o motivos del fenómeno al que se refiere la pregunta. Cuando te preguntan ¿para qué...? te están
pidiendo que enuncies los fines o los móviles del fenómeno. Te pueden preguntar también por la
existencia (¿existe...?, ¿hay...?, etc.), por el origen (¿a partir de qué...?, etc.), por la posibilidad o
capacidad lógica, física o biológica (¿es posible...?, ¿se puede...?, ¿algo tiene la capacidad de...?, etc.),
por la necesidad lógica, física o biológica (¿es necesario...?), por la obligación o por legitimidad moral o
jurídica (¿se debe...?, ¿hay que...?, ¿es lícito...?, etc.), por la validez (¿es válido...?), por el sentido (¿qué
sentido tiene...?, ¿en qué sentido uno puede decir...?, ¿cómo se puede entender o pensar...?, etc.). Por
cierto, hay varias otras formas posibles de pregunta; éstas te pueden servir como orientación.
2. Lo segundo es reconocer el tema. Observarás que estamos haciendo una distinción entre tema y
problema. El tema es aquello de lo que trata la pregunta, su asunto. El problema es el conflicto de
opiniones que se plantea acerca de ese tema. Así, por ejemplo, un tema puede ser la libertad del ser
humano, y un problema relativo a él, la pregunta sobre si puede considerarse al ser humano libre en la
definición de su conducta, o si ésta está determinada por factores ajenos a la propia voluntad.
3. Lo tercero es identificar o formular el problema. Sobre un mismo tema suele haber diversos puntos de
vista. Discriminar cuáles son esos puntos de vista, ponerlos en relación y en tensión unos con otros,
descubrir en qué se oponen o contradicen, es la estrategia para plantear un problema. Éste será el
núcleo de tu ensayo.
Cuando se trate de formular un problema, preocúpate de que éste sea relevante.
4. Lo cuarto es cerciorarte de que has entendido o formulado bien los términos en que está expresado el
tema y formulado el problema. Sírvete para ello de diversos instrumentos: elabora listas de términos
afines, discierne sus significaciones, clasifícalos, identifica sus opuestos, consulta diccionarios (generales
o especializados), revisa formulaciones con las cuales puedas relacionar la que presidirá tu examen,
encuentra o imagina ejemplos del tema planteado, etc. Pero no olvides que ninguno de estos recursos
podrá reemplazar tu ejercicio reflexivo, que es precisamente la sustancia de tu ensayo. En todo caso, la
claridad de los términos es decisiva para asegurar la coherencia y pertinencia de lo que propongas en tu
ensayo.

Elaboración de un plan

El plan del ensayo tiene por objetivo darle una estructura y una secuencia a tus ideas y al proceso
reflexivo que desarrollarás en torno al problema.
Obviamente hay muchos planes posibles. No hay un solo tipo de plan adecuado a todos los problemas
que puedas plantearte, pero sí existen algunos requisitos que, en general, deben satisfacer todos los
planes: la claridad y la precisión conceptual y lingüística, la coherencia argumental, la pertinencia de los
ejemplos y de los contraejemplos. Un consejo fundamental que debes tratar de seguir siempre es: una
idea por párrafo, un párrafo por idea.
¿Cómo vas a proceder?
Una buena recomendación es que comiences por elaborar un índice para tu ensayo. Distribuye en ese
índice las partes estructurales. Lo habitual es que un ensayo considere una introducción (en la cual se
plantea el problema, así como su importancia o su interés, y se anticipa resumidamente el punto de vista
que adoptarás para su examen), un desarrollo (donde se examina el problema y se expone el modo de
su tratamiento que tú consideras verdadero, válido o eficaz, planteando los pro y los contra) y una
conclusión (en que se establece lo que tú estimas es la posición correcta que debe asumirse con
respecto al asunto examinado). Como el desarrollo es la parte central, es también la más compleja. Por
lo tanto, es conveniente que en el índice dispongas su subdivisión de acuerdo a las ideas que te parece
indispensable proponer para alcanzar una conclusión.
Pero no creas que el primer índice que elaboraste deba coincidir con el resultado final de tu trabajo. La
reflexión que despliegues es la que debe decidir siempre la estructura definitiva del ensayo. No te
apegues mecánicamente a un plan preconcebido.
Como vas a discutir opiniones existentes —ya sea que tu ensayo se ocupe principalmente de esto o que
sea imprescindible aludir a ellas para sustentar tu punto de vista, ya sea que las menciones para
controvertirlas o para manifestar tu acuerdo—, preocúpate de recabar información sobre ellas. Un buen
método es hacerte de una pequeña colección de citas en que esas opiniones estén expresadas. Pero no
te olvides que tu ensayo no puede reducirse a esa colección; las citas sólo deben servirte de apoyo.
Dale a tu ensayo una organización progresiva que favorezca el interés de tus lectores, enfrentándolos
con un planteamiento claro del problema que haga perceptible su conflicto, reconociendo las diferentes
posturas que se han adoptado o se pueden adoptar ante él, argumentando en pro y en contra de unas u
otras, y conduciéndolos armónicamente por el itinerario de tu reflexión hasta su término.

Redacción del ensayo

Ya sabemos que tu ensayo contará con una introducción, un desarrollo y una conclusión. Veamos qué se
espera de cada una de estas partes.
1. La introducción debe responder por lo menos a tres exigencias:
a. Presentar claramente el tema. Esta presentación puede ser exclusivamente conceptual o estar
motivada por un ejemplo que consideres verdaderamente ilustrativo del problema.
b. Formular claramente el problema exponiendo la controversia que suscita el tema. Aquí no necesitas
entrar en el detalle argumental que sustenta cada una de las posiciones en conflicto. Reserva esto para
el desarrollo.
c. Enunciar lo que te propones hacer con el problema: cómo vas a abordarlo (la estructura de tu
reflexión) y a qué conclusión te propones llegar.
2. El desarrollo debe responder a una exigencia fundamental: discutir las posiciones confrontadas o las
alternativas de tratamiento del problema aportando argumentos y ejemplos pertinentes, cuidando en todo
momento la coherencia de tu exposición. Como ya te hemos dicho, ésta es la parte central de tu ensayo,
y por lo tanto debe ser también la más extensa.
3. La conclusión debe enunciar claramente el resultado del proceso reflexivo, en congruencia con el
desarrollo argumental. Suele ser aconsejable realizar aquí una breve recapitulación de todo lo que
llegaste a establecer en el curso de ese desarrollo, para asegurarte que el lector tiene ante la vista todos
los elementos de juicio.

Convenciones tipográficas
• Destaca los títulos de cada sección (mayúsculas, cursivas, subrayado, etc.).
• Pon las citas de otros documentos o textos entre comillas e indica de dónde han sido extraídas. Esto
puede hacerse mediante notas a pie de página o con una bibliografía anexa al trabajo que permita
identificar por nombre de autor, fecha de la publicación y número de página el origen de la cita.
• Trata de no destacar partes del texto que estás escribiendo, por mucho que creas que es importante lo
que dices, pues es el peso de la argumentación y la fuerza persuasiva de tu exposición el que debe
atraer la atención del lector.

Estilo
• Exprésate simple y claramente, poniendo atención a la redacción, la gramática, la ortografía y la
puntuación.
• Si utilizas términos o fórmulas cuya significación no está inmediatamente clara o son susceptibles de
diversa comprensión, explica en qué sentido los estás utilizando.
• Evita los giros coloquiales.
• La elegancia en la expresión es muy deseable, pero no sacrifiques el contenido para conseguir efectos
estéticos que ese contenido no justifica. Trata de rehuir el alambicamiento y la extravagancia.

Extensión
No hay reglas fijas de extensión, pero considera que el desarrollo de cada tema o problema exige una
extensión relativa congruente con su complejidad.

Indicaciones específicas
En el caso del ensayo que debes escribir para este curso, eres tú quien tiene que plantear un enfoque
del problema propuesto. Puedes basarte para ello en las cuestiones que puedan haber surgido en la
discusión de la sala o en las sugerencias que puedas desprender de lo que dice el profesor.
En cuanto a la extensión, el formato y las demás señas y características, lo recomendable es un rango 5
a 8 páginas tamaño carta, a espacio simple (alrededor de 10.000 a 15.000 caracteres con espacios
incluidos, lo que equivale a unas 2.000 a 2.500 palabras) e identificación del/de la autor/a y carrera a la
que pertenece. Considera una tipografía como la Times New Roman en cuerpo 12.
En el ensayo puedes establecer relaciones entre textos estudiados y relaciones entre textos y autores o
problemas, sin perjuicio de que incorpores materiales recomendados u otros, tanto en lo que concierne a
literatura de apoyo como a autores.
El ensayo consiste en el desarrollo de un punto de vista personal sobre el problema en alguno de los
aspectos que hemos examinado. Los textos proporcionan apoyo y orientación para dicho desarrollo. No
se trata de que te limites a resumir lo que uno o más autores han dicho al respecto, sino de que asumas
una perspectiva propia, lo que implica el ejercicio de capacidades reflexivas y críticas. El trabajo puede
tomar como referencia principal uno o más de los textos estudiados. Si tomas uno solo como referencia
principal, puedes considerar relaciones complementarias a otros textos que permitan sustentar la
posición que te interesa defender.

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