Al Simbolismo Andino de Los Sicuris
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A lo mejor todo empezó cuando logramos encender el primer fuego y sentados alrededor
de él visualizamos el modo de ser del hombre en el mundo. Allí, en ese primer "asiento
de fogón"(1), el primer mandala de comunidad.
Estas reflexiones acerca de los límites del hombre no son más que una excusa para
justificar que este trabajo aspira sólo a registrar mi primera mirada junguiana sobre
1
las manifestaciones simbólicas de las bandas de sicuris andinas. Y esto partiendo
de lo que conozco sobre Jung, es decir, lo suficientemente poco como para darme cuenta
que es muy probable que haya errores conceptuales, omisiones y una gran dosis de
subjetividad.
Sin embargo decidí hacerlo motivada por el hecho de haber "musicado" en las bandas, y
que esa experiencia - entre otras - me haya producido una certeza de transculturalidad
tan impactante como inexplicable. Había algo allí que me conectaba con dimensiones
muy profundas de mi vida emocional y no sabía ni cómo ni por qué. Ahora lo sé: "
...cuando lo arquetípico se manifiesta lo hace bajo la forma de lo que sorprende en su
aparición, lo numinoso y lo segregado y no posible de integrarse al curso racional del
pensamiento y la conciencia (suceso que genera una contemplación reverente en el
observador ante esta manifestación de lo inesperado)." (2)
Frente a este hallazgo y con las herramientas adquiridas durante el año es que me
permito bucear en busca de algunas explicaciones a modo de hipótesis y tratar, por lo
menos, de contextualizarlas.
Duración, sentido, sucesión y pausa tienen que ver con la imagen viva del
universo y de nosotros mismos.
Este juego invisible que se desvanece en el mismo instante en que sucede, fue sin
embargo uno de los vehículos de acceso al silencio más profundo en el que todos los
hombres buscaron la eternidad. Y los andinos parece que también.
2
Kush, al rastrear la etimología de la palabra aymara "utcatha" que Bertonio traduce
como "estar" dice lo siguiente: "... pareciera llevar en la primera sílaba un apócope del
término uta o casa, lo cual lo vincularía con el concepto de domo o sea domicilio o estar
en casa(...) Significa también estar sentado, lo cual nos lleva paradójicamente al sedere
de donde proviene el ser castellano. Finalmente Bertonio menciona la forma utcaña, el
asiento o silla y también la madre o vientre donde la mujer concibe. En suma, se trata
de un término cuyas acepciones reflejan el concepto de un mero darse o, mejor aún de
un mero estar, pero vinculado con el concepto de amparo y germinación "(3).
" .... pareciera que en ese mero estar del utcatha, se da otro elemento
más que Bertonio señala cuando transcribe un término afín, a saber
uttaatha, "exponer o sacar las cosas para vender en la plaza". Y el
concepto de plaza desde el punto de vista de la psicología profunda, tiene
un evidente sentido arquetípico, ya que es símbolo del centro de un
mundo trazado en plan mágico (...) El primer vocablo, utcatha se socia
con estar en el sentido de habitar, además con asiento, vientre, mita o
sea trabajo comunitario y finalmente con plaza o centro de comunidad."
(4)
Para el indígena la sabiduría no consiste en definir objetos ni en explicar por qué las
cosas son como son, sino en saber cómo hacer para lograr el equilibrio en un
mundo desgarrado entre las dos formas de advenimiento de la realidad: lo
favorable y lo desfavorable.
Se trata de un saber "relacional" para el que toda acción está regulada por el
principio del "ayni" o reciprocidad compensadora, también con respecto a lo
sagrado que irrumpe en el ritual con su fuerza de unificación y totalidad. Es allí donde el
andino encuentra el soporte de ese "mero estar" que requiere implícitamente de lo
absoluto para superar el miedo a la adversidad y al caos del "vuelco" cíclico del mundo,
3
al que designa con el término "kuty".
Para ellos lo humano y lo cósmico son uno, también para Jung ya que el eje de su
trabajo de investigación fue buscar en la Psique los vestigios de este vínculo a través de
los contenidos del inconsciente colectivo y sus manifestaciones simbólicas.
" El Sí mismo es también el objetivo de la vida, pues constituye la expresión más cabal
de esa combinación dada como destino a la que denominamos individuo; y no sólo la del
hombre singular, sino también la de todo un grupo humano, en que el uno complementa
al otro para formar la imagen total"(7)
Tal vez esta vivencia surgiera en los andinos en forma espontánea. El centro y el sentido
de la vida estaban dentro del ser humano, y el mundo aceptado "así como es", requería
una forma de comprensión más vinculada con las funciones del sentir e intuir que con las
del pensar y el percibir.
No en vano suelen afirmar hoy los kallawayas que " un hombre es lo que
piensa su corazón", como si la función racional y valorativa que le permite darse
cuenta de lo correcto y lo incorrecto, pasara primero por un sentimiento vital.
Dice Kusch " El registro que el indígena hace de la realidad es la afección que ésta
ejerce sobre él, antes que la simple connotación perceptiva." Y más adelante " El
juicio emitido a partir del corazón es a la vez racional e irracional, por una parte
dice lo que ve o sea que participa del mundo intelectual de la percepción, y por
otra siente la fe en lo que está viendo, casi a manera de un registro profundo,
como una afirmación de toda la psique ante la situación objetiva (...) por eso,
todo lo indígena aparece con ese matiz del "porque sí", casi irracional, con el cual
él acompaña sus afirmaciones"(8)
4
logrando crear un auténtico Estado ( teocrático, pero Estado al fin) basado en la
redistribución de los bienes y la reciprocidad en todos los órdenes.
El sistema niega lo que ofrece, objetos mágicos que hacen realidad los sueños,
lujos que la tele promete, las luces de neón anunciando el paraíso en las noches
de la ciudad, esplendores de la riqueza virtual: como bien saben los dueños de la
riqueza real, no hay valium que pueda calmar tanta ansiedad, ni prozac capaz de
apagar tanto tormento. La cárcel y las balas son la terapia de los pobres." (9)
La gran paradoja es que los mitos siguen vigentes en esta flamante sociedad
post-industrial, que distribuye las nuevas "historias sagradas" a través de los medios
masivos de comunicación. Lo terrible es que en aras del beneplácito de los "dioses de las
corporaciones económicas" exige que el sacrificio del ritual sea realizado solamente por
los sectores más afectados por la crisis. Y si es de sangre, mejor.
Pareciera que lo irracional nunca fue tan negado y ni tan patente a la vez. Como si se
hubiera acumulado durante siglos hoy reclama su derecho a ser vivido a como dé lugar y
despliega su poder en todas las formas de violencia, se filtra en las doctrinas más inocentes
y humanitarias, enferma al cuerpo social y por extensión a la naturaleza toda. No obstante, si
como afirma Jung, "... lo que es la psicología de la humanidad es también la psicología del
individuo"(10), habrá que encontrar una cura empezando por nosotros mismos y para esto
no hay nada mejor que seguir los rastros de las zonas oscuras de la psique.
5
Veamos qué podemos encontrar entonces, siguiendo este camino.
De su vigencia en el Incario hay suficientes testimonios, entre ellos el del Inca Gracilazo
de la Vega:
" De música alcanzaron (los Incas) algunas consonancias, las cuales
tañían los indios Collas, o de su distrito, en unos instrumentos hechos de
cañutos de caña, cuatro o cinco cañutos atados a la par; cada cañuto
tenía un punto más alto que el otro, a manera de órganos (...) cuando un
indio tocaba un cañuto, respondía el otro en otra consonancia y el oro en
otra, unas veces subiendo a los puntos altos y otras bajando a los bajos,
siempre al compás (...) los tañedores eran indios enseñados para dar
música al Rey y a los señores vasallos, que con ser tan rústica la música,
no era común, sino que la aprendían y alcanzaban con su trabajo"(12)
La voz "siku" es de origen aymara, y de acuerdo al texto anterior este tipo de tropas
provenía de la región sur del Tahuantinsuyu, la nación Colla. Este conjunto de reinos
dispersos estaba integrado por diversos grupos humanos que habitaban por excelencia
en la cuenca del Titicaca. Como herederos directos de la cultura Tiahuanaco (700/1100
DC) se reconocían emparentados por ser portadores de una misma tradición cultural y
una misma lengua: el aymara.
Es muy probable que esto haya sido así, ya que entre los elementos del "botiquín" de un
curandero kallawaya que vivió en Caliicho en siglo VI de nuestra era, se encontraron
varios tubos de caña. Mientras que algunos estaban tapados y contenían sustancias
alucinógenas, otros, destapados en un extremo, bien podrían haber sido partes de un
siku.
Las flautas de filo, conocidas como " flautas de Pan" con referencia al mito griego que
adjudica su creación a esta divinidad, son universales y existieron en América pre-
6
hispánica de formas muy variadas: en bloques de piedra, de cerámica o madera ( como
el piloiloi y la pifilka araucanos), en tubos de caña simples atados en forma escalonada
con fibras vegetales ( como la antara y el rondador) o simplemente en manojos de tubos
sueltos, como el mimb_ retá guaraní.
En el folklore actual es común ver que muchos músicos tocan las dos hileras a la vez en
forma solística, pero no se trata aquí del instrumento tradicional. En él- como se ve-
cada mitad posee a su vez una hilera de tubos abiertos que no se sopla sino que cumple
la función de resonador. Esto hace imposible que un solo músico pueda tocar las dos
partes a la vez y que forzosamente tenga que "parear" con el complemento, formando
así díadas de un 6 y un 7.
Esta forma particular de "pregunta-respuesta" o "sikus abierto" nos remite a uno de los
principios fundamentales del pensamiento junguiano ( inspirado en la filosofía de
Heráclito): el principio de OPOSICIÓN según el cual todo acontecer puede ser explicado
como una "lucha" entre fuerzas antagónicas que engendra el movimiento.
Los andinos lo expresaban con el término "tinku" cuya acepción más común es
"encuentro".
Se trata de un encuentro entre polaridades antitéticas que siempre producen algo
nuevo y diferente: dos ríos que confluyen en uno solo, los hijos, el brote que
conjuga la semilla y los nutrientes etc.
• el carácter complementario de la interacción entre los dos polos ( las partes del
instrumento, incluso cómo se los nombra).
7
• el conflicto esencial o antagonismo del que deviene la fuerza creadora de la vida
(en este caso el hecho de "parear" con el otro).
Las tropas están integradas por sikus de distintos tamaños( chulli, malta y zanca)
que se distribuyen entre los músicos según el rol que desempeña cada uno en la
representación de un ciclo vital completo, en el que podríamos identificar algunos
símbolos arquetípicos.
Son los ancianos quiénes deciden cuál es la melodía que se va a interpretar y la inician
tocando ellos solos la primera vuelta. Enseñan con el ejemplo y como imágenes vivientes
del arquetipo del ANCIANO SABIO representan la plenitud y goce por la vida en su
dimensión más profunda.
La zanca (etimol. "bastón"): posee los tubos más largos que producen sonidos graves
muy difíciles de prolongar por la cantidad de aire que se necesita.
La zanca es entregada a los adultos que también tocan los bombos y tambores, y entre
los cuáles se elige el rol de "director". Este asume la responsabilidad de convocar a la
tropa con una "Gran llamada" y dar todas las indicaciones a los músicos.
8
Tomando como base la etimología de la palabra "zanca" podríamos atribuirle un lugar
importante en la realización simbólica de por lo menos dos imágenes arquetípicas del
ANIMUS: el bastón del PEREGRINO y el bastón de mando del LEGISLADOR o el
REGENTE. El primero encarnado por todos los músicos en su condición de buscadores en
el camino de la vida. El segundo, en particular por el director, que es el que tiene el
poder de hacer respetar las normas de cuyo cumplimiento depende el orden.
Finalmente lo es, ritual de iniciación de por medio. Empezará participando en los temas
para los que esté preparado, formulará sus primeras preguntas ávido de saber e iniciará
el despliegue de sus potencialidades latentes - advertidas pero no plenamente
conocidas- con la ayuda de los otros.
En síntesis, esta representación del ciclo vital donde los opuestos se complementan, se
actualiza en un círculo sagrado de energía dirigida al centro; y podríamos también decir,
que a través del "aliento". Recordemos que los sikus son instrumentos de viento en los
cuáles la respiración es fundamental y que en muchas culturas la fuerza que anima la
existencia está simbolizada por el aire que se absorbe al inspirar. La palabra "inspirar"
deviene de "spiri" de donde evolucionó también el término "espíritu". En este caso el
"espíritu", la fuerza creativa de la que participa el hombre, se manifiesta en la música...
pero esto no significa que no haya que enfrentar, como veremos, algunas contingencias.
Aquí es necesario que volvamos sobre los principios que rigen todas las relaciones en el
mundo andino y su dinámica de oposiciones.
9
Por otra parte están los que tienen que ver con lo imprevisible, lo nefasto, el aspecto
devastador de la naturaleza, la enfermedad, lo extraño, lo oscuro y peligroso. Tal vez
para Jung la manifestación de la "sombra" personal o colectiva como expresión de lo
rechazado definitivamente de la conciencia, que guarda relación con el aspecto
complementario negativo de los símbolos arquetípicos. Esto se expresa
fundamentalmente en dos términos: "kuty"( vuelco) y "amaru"(serpiente).
El otro término, " amaru", nos habla de un fenómeno similar pero menos
generalizado.
José M. Arguedas en " Dioses y hombres de Huarochirí " traduce algunos mitos incaicos
donde el "amaru" aparece como una serpiente de agua de dos cabezas, siempre
10
vinculada a fenómenos de transición y límites. Los aymaras por su parte la asocian
también con la fertilidad.
Lo cierto es que cuando se cree que el conjuro hizo su efecto y finalmente el "caos" se
transformó en "cosmos", los músicos se detienen y luego, girando sobre su lado
izquierdo a la indicación de "hacer la flor", dan varias vueltas en el "circulo mágico"
repitiendo el tema hasta terminar. Este brotar o abrirse la flor es también un símbolo
mandala. Las "vueltas" de la desintegración de lo uno en lo múltiple, finalmente se
integran en el TODO.
Entonces se produce el silencio. Los músicos van, de a uno hacia el centro de la rueda a
nutrirse de la "sangre del sol", no sin antes "dar de beber a la Pachamama" volcando un
poco en el suelo. El "chayar", arrojar, derramar sobre objetos y en especial sobre la
tierra, es un símbolo ancestral de fecundación en cosmovisiones míticas agrícolas donde
el sol representa el aspecto masculino y la tierra/luna, el femenino.
Beber en silencio de la chicha contenida en la vasija del centro del mandala, es para los
andinos, calmar simbólicamente la "sed de eternidad" inherente a la naturaleza humana.
Es detener el devenir por un instante, es vencer el miedo a la muerte centrándose en la
chispa divina que nada puede afectar.
Serpiente, agua, círculo, flor, vasija, sangre, sol, tierra, movimiento, sicus, aliento,
música... ¿ cuántas imágenes más emparentadas en una red inmensa en la que cada
cosa toma un sentido en la medida en que participa de algún aspecto de lo "eternamente
renovado"?
Las repeticiones son siempre múltiplo de cuatro, número que rige todos los ámbitos del
saber andino y se exterioriza en expresiones directas de la cuaternidad o a veces en la
fórmula 3+1 donde el cuarto elemento tiene una cierta autonomía.
11
los números pares abarcando todos su múltiplos, las estructuras duales de la
bipartición y tetrapartición del espacio y movimiento, la simetría invertida en
imágenes en espejo y de eventos simultáneos, y en la importancia central de la
pareja"(15).
Dan cuenta de esto la distribución de los ceques o senderos que parten desde el
templo del sol en el Cuzco y sobre los cuáles se disponen los otros adoratorios, los tres
ámbitos del Pacha, la greca escalonada de los cuadrantes de la "chacana" o cruz andina,
los rumbos del Tahuantinsuyu, la organización social etc. etc.
Al respecto, Kusch hace una referencia muy clara a los arquetipos del inconsciente
colectivo:
" Ahora bien, decir que un saber es rítmico significa que ese saber no pareciera
tener origen sensible o exterior, como lo requiere el nuestro, sino que participa
de la reminiscencia y que ha de consistir en un estereotipo(...) La trinidad, o en
su defecto la cuaternidad 3+1 funcionan como casilleros vacíos anteriores a
cualquier experiencia sensible, los cuales recién a posteriori reciben contenidos
provenientes de la realidad"(16)
7. MÚSICA Y TRANCE
Por lo inagotable del simbolismo de estas bandas y por lo que me parece que expresan
allí donde roza el inconsciente colectivo con sus arquetipos, es que no me resultaría
extraño que en su origen hayan estado vinculadas por lo menos con las dos últimas
funciones.
12
En virtud de ello se dirigen periódicamente a la montaña- que como mediadora
entre "el arriba" y "el abajo" es también un espacio sagrado- llevando sus
tambores, trompetas y por supuesto, sicus.
Por ejemplo, el ritmo de los K'antus de Charazani exige la retención del aire y una
espiración muy lenta para prolongar el sonido, mientras que en otros casos se requiere
una respiración rápida con mucho trabajo abdominal.
Dice Fericgla: " La tradición cultural más importante que nos ha llegado referida al
control de la respiración es, sin el menor lugar a dudas, el conjunto de técnicas
Pranayamá practicadas por los yoguis indios. Hay otras tradiciones culturales lejanas de
las que tengo noticia que se refieren a ello, como la respiración rápida de los indígenas
americanos de la alta Amazonia para librarse de tensiones perniciosas, las técnicas
chamánicas inuit, la respiración Misogi practicada en el ki Aikido o el mismo canto
gregoriano". (17)
Actualmente las bandas de sicuris están muy generalizadas y como producto del
sincretismo con la religión católica, son infaltables en las procesiones en honor a la
Virgen, los santos patronos y todas las celebraciones del calendario litúrgico.
Hasta no hace mucho, mientras la fiesta popular respondía más a la devoción que a la
exhibición, sobrevivían alejadas de los centros urbanos conservando su espíritu territorial
y local.
Hoy podemos verlas también en Buenos Aires y a lo mejor tocar en ellas junto a
bolivianos y peruanos, participando de nuevas producciones de sentido, esta vez
atravesadas por ideologías, distintos posicionamientos y no pocos conflictos.
Por mi parte siempre sentí que en ese tocar juntos, la música "negociaba"
simbólicamente- mejor que las palabras- el reconocimiento de un sentimiento de
igualdad esencial... y abría conciencias.
Sigo creyendo que las utopías no han llegado a su fin y que se materializan en la
posibilidad de soñar un mundo mejor, en todo proyecto colectivo como producto de un
auténtico encuentro, en el arte, los actos de creatividad y sobre todo en la lucha por la
13
individuación que nos permita superar la alienación de nosotros mismos.
8. PALABRAS FINALES
Este tiene por objeto ofrecer la posibilidad de realizar las integraciones que en el sujeto
quedaron postergadas por la no resolución de alguna de las oposiciones conflictivas
características de cada matriz.
El autor vincula la razón mítica con el "hambre cósmica de transformación" que tiñe la
vida emocional del niño durante la primera fase de la matriz familiar y que luego será la
que impluse al adulto en la búsqueda permanente de una "realización totalizadora".
Este aspecto suscitó mi mayor atención y se me ocurrió para terminar, "dar un paseíto"
por mi propia interioridad buscando relaciones entre este trabajo y mi vida personal.
Elegí el tema desde el sentimiento de una fuerte identificación con la vertiente indígena
de nuestra identidad como argentinos, en particular con su música y su filosofía. Porque
en los mitos de nuestros pueblos originarios se esconden verdaderos tesoros que siguen
latentes en sus descendientes y son ignorados o excluidos de los ámbitos del saber, igual
que sus portadores del protagonismo social. Y finalmente porque adhiero - con bastante
vehemencia- al contenido de los siguientes párrafos:
"...el hambre cósmica del niño permanece siempre en la profundidad de cada hombre
como un residuo movilizador que actuará durante toda la vida. Será el profundo
mandato que impulsará a cada ser, más allá de su propia realización, a actuar en aras de
la realización de todos, a efectuar un aporte para su cultura, en la medida de sus
posibilidades"(19).
14
A sabiendas que toda identificación descarta el polo opuesto, recordé con humor dos o
tres escenas discriminatorias de mi parte (que admití públicamente) y me conformé con
haberme podido aproximar a lo que no quiero ser.
Recordé el impacto que sentí al leer en "La conquista espiritual del Paraguay" de Ruiz de
Montoya el episodio protagonizado por un cura jesuita con mi mismo apellido: el padre
José Domenech.
Admiré el coraje que lo alentó a salir de la misión y caminar por la selva durante días en
su patética obsesión por "librar a la nación guaraní de ídolos y adoraciones". Sentí
compasión y dolor al imaginarlo arrancando de las hamacas del opy los emplumados
huesos de los curanderos muertos.
Vi el terror en los ojos de los indios mientras las llamas hacían "callar" a los honrados
mensajeros de los dioses, sólo porque "los otros" no querían ni podían escuchar sus
"bellas palabras"... ¿ Qué tendré que ver yo y mis afinidades con este asunto?.
La cuestión es que me crucé con este texto y podría no haberme sucedido. Los errores o
aciertos del curita fueron de él, pero ahora yo los conozco y este conocimiento forma
parte de mí.
Sin embargo y como hay cuestiones más urgentes, me hice otras que no tienen que ver
con los "continentes subacuáticos" sino con lo próximo, como por ejemplo: ¿por qué me
aventuré con el tema de los arquetipos del cual ignoro casi todo? ¿ Por qué no pude
respetar la consigna de las seis páginas como máximo?.¿ Por qué corregí el trabajo
tantas veces? Y en particular ¿ por qué insisto en buscar síntomas en él?
Al llegar a este punto, decidí que mi "Oso al Oeste" se había puesto un poco "pesado"
con la razón mítica, la matriz familiar, el asunto de los límites, la omnipotencia y el
temor a la mirada de los otros. Consecuentemente y como era de esperar, pongo fin a
este trabajo y dejo las preguntas en suspenso. Ya vendrá alguna "catarsis de
integración" que me las responda.
15
9. BIBLIOGRAFÍA
(1) Expresión utilizada por los Mby'a de Misiones como símbolo de comunidad.
(2) Greco E. H. Op. cit. pág. 10
(3) Kusch R. Op. cit. pág 20/21
(4) Kusch. R. Op.cit. pág. 120
(5) Menegazzo C. M. Op. cit. pág 48
(6) Faro de Castaño T. Op. cit. pág. 68
(7) Faro de Castaño T. Op. cit. pág. 39
(8) Kusch R. Op. cit. pág. 30 y 50
(9) Galeano E. Op. cit. pág. 28/32
(10) Jung C. G. Op. cit pág. 66
(11) Rubino, Vicente Op. cit. pág.24
(12) Inca Garcilazo de la Vega Op. cit pág. 184
(13) Rubino, Vicente Op. cit. pág. 32
(14) Menegazzo C. M. Op. cit pág. 55 y 62
(15) Grebe M. Ester artículo citado.
(16) Kusch R. Op. cit pág 62
(17) Fericgla Josep María " Las respiraciones catárticas entre la biología y la cultura"
pág.7
(18) Menegazzo C.M. Op. cit pág. 87
(19) Menegazzo C. M. Op. cit pág 90
16