Este documento insta a los creyentes a levantar sus manos caídas y continuar perseverando en su labor para Dios a pesar de la oposición. Argumenta que Satanás intenta hacer que los creyentes pierdan las fuerzas y el ánimo, pero que la promesa de Dios es para aquellos que perseveran hasta el fin. También señala que la iglesia necesita más personas que ayuden a levantar las manos de los que llevan a cabo la obra de Dios.
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Este documento insta a los creyentes a levantar sus manos caídas y continuar perseverando en su labor para Dios a pesar de la oposición. Argumenta que Satanás intenta hacer que los creyentes pierdan las fuerzas y el ánimo, pero que la promesa de Dios es para aquellos que perseveran hasta el fin. También señala que la iglesia necesita más personas que ayuden a levantar las manos de los que llevan a cabo la obra de Dios.
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“Levantad las manos caídas”
Hebreos 12:12 “Por lo cual levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas”
Toda fundación, en todo ámbito, se comienza con muchas ganas, todos
desean que esto se lleve a cabo, y que sea de la forma más rápida posible, pero también en todo ámbito de cosas, va a haber algo o alguien que se va a oponer, ejemplo, la construcción de una casa, es realmente bueno, por la comodidad de alguna familia determinada, pero también va a tener sus problemas, ya sea por la irresponsabilidad del maestro o constructor a cargo, o también por la falta de materiales. En el tema de la Iglesia, ocurre exactamente lo mismo. Todos quisiéramos que la iglesia creciera, que se dejaran los problemas de lado, etc. Pero hay uno que está encargándose de hacernos desfallecer, de perder las fuerzas, de perder las ganas, de perder el ánimo, ese es Satanás el diablo, pero quisiera decirle que Jesús le dijo a Simón Pedro: “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” ¡Lo que quiero decirle es que muchas veces el problema somos nosotros mismos, que hemos dejado que nuestras manos se decaigan, que nuestras rodillas se paralicen, que nuestros labios se cierren!, ¡Hoy vamos a levantar las manos caídas, vamos a abrir nuestros labios que se han cerrado, vamos a doblar las rodillas que se han paralizado! Sofonías, fue un profeta de los tiempos de Josías, y su libro comienza con las grandes obras que haría Dios en medio del pueblo, pero termina profetizando sobre el pecado de Israel, cuando caen cautivos en manos de los babilónicos, pero también termina diciendo que el Señor les librará de todo aquello, les dice que deben esperar en Dios, pero también les dice (Sofonías 3:16): “En aquel tiempo se dirá a Jerusalén: No temas; Sion, no se debiliten tus manos” Estoy aquí para decirle ¡No se debiliten tus manos! ¡Sigue perseverando! ¡Continúa con tu labor! ¡No te canses, pues de hacer bien! ¡Sigue adelante! ¡La promesa es para aquellos que perseveren hasta el fin! En una oportunidad el pueblo de Israel tuvo que enfrentarse a Amalec, y ocurría que cuando Moisés levantaba sus manos el pueblo prevalecía, pero cuando las bajaba, prevalecía Amalec, y las manos de Moisés se cansaban, entonces Aarón y Hur sostenían sus manos, y de esta manera hubo firmeza en sus manos, hasta que se puso el sol. Debemos tener muy en cuenta que esta guerra duró solo una noche, ¿pero si el problema hubiese sido mayor, si el adversario hubiese sido más poderoso que Amalec? ¿Qué hubiera ocurrido? La respuesta es que las manos de Aarón y las de Hur también se hubiesen cansado, entonces iban a necesitar de más manos, lo que quiero decirle es que esto es una cadena interminable, siempre se necesitará de más gente que desee ayudar en la obra de DIOS. Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada. Muchas veces los miembros de la iglesia, en vez de ayudar a levantar las manos de los que llevan esta obra, se echan a colgar en ellas, son un peso más, pero Hoy quisiera decir que ¡es tiempo de alzar las manos caídas! No se debiliten tus manos, porque la palabra en el libro de Éxodos 17:16 “Por cuanto la mano de Amalec se levantó contra el trono de Jehová, Jehová tendrá guerra con Amalec de generación en generación” Constantemente vamos a tener lucha contra Amalec, por lo tanto nuestras manos deben estar en alto, no se pueden cansar, ni debilitarse, deben estar activando, haciendo algo para Dios, lo que sea, cualquier cosa, pero algo para que esta obra crezca, si deseamos avivamiento y poder de Dios no podemos dejarnos estar, ¡Hay que hacer algo! Jesús en una oportunidad se estaba dando a conocer como el pan de vida y por estas palabras, algunos de sus discípulos se iban, y el Señor les pregunta a los doce ¿Queréis acaso iros también vosotros? Esa es mi pregunta hoy, ¿quiere usted, también volverse atrás? ¿Quiere usted dejar lo que está haciendo por Dios? ¿Desea dejar a Dios de lado? ¿Se va a olvidar de la promesa? ¿Va a dejar que la promesa se escape de sus manos? Hermanos, Simón Pedro, al escuchar esta pregunta, respondió la respuesta más certera y sincera, que alguien pudiese haber dado, le dijo: Señor, ¿a quien iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Iglesia el seguir haciendo la voluntad de Dios, es ¡Levantar las manos caídas!, ¡No se debiliten sus manos! ¡No decaiga! ¡Persevere en Dios! ¡Levante sus manos caídas! Aleluya…!!! Lucas 12:54-56