La Doctorcita Ana Maria Guiraldes
La Doctorcita Ana Maria Guiraldes
La Doctorcita Ana Maria Guiraldes
Ana Maria Giraldes Hace mucho tiempo, tanto que casi se me olvida, naci una florecita en medio del campo. Era muy pequea y su cara redonda y amarilla estaba rodeada de minsculos ptalos blancos. El padre Sol, que en esos momentos echaba un vistazo a sus dominios se detuvo a observar a la recin y verde mundo nacida que miraba asombrada el ancho Hola! Quin eres?- pregunto el sol. La flor agito sus ptalos y toco su rostro dorado. -parece que soy una florecilla!- respondi -y como te llamas?- no s, acabo de nacer como un soplillo- repuso la flor. -Todo en la naturaleza aparte de tener un trabajo, tiene un nombre!- advirti el Sol que era muy severo en ese sentido. -Entonces bautceme, padrinillo! El Sol no tena mucha imaginacin; por eso, cuando bautizaba a alguien, le pona el nombre de lo primero que vea.
-Te llamaras te llamaras- y justo vio un manzano- Te llamaras Manzana eh, porque te ves muy sana!- dijo, para disimular lo copin que era. -Como soy pequea, debo llamarme Manzanilla- corrigi la flor. -Lgico, quise decir Manzanilla- se apresuro en decir el Sol. Y como ya pasaba medioda, antes de seguir viaje por el cielo, grito -busca un trabajo, sana Manzanilla! La manzanilla respiro contenta ese ancho y verde mundo en que estaba. Qu tal si se dedicaba a la costura y le hacia unos vestidos nuevos a la naturaleza? -Para unos das. Entonces, podra convertirse en pintora para hacerle unos dibujos al cielo. -Para eso estamos nosotros!- gritaron desde arriba las nubes y el arco iris, molestos. Quizs podra dedicarse a joyera y hacerle unos adornos al campo. -para eso estoy yo!- se apresuro el roci, relumbrando enojado. Podra dedicarse a peluquera y hacerles peinados modernos a los rboles. -Epa, epa!para eso estoy yo!- rezongo el viento y le mando una rfaga que le despeino los ptalos. eso estoy yo!exclamo escandalizada la primavera, que estaba instalada en el campo desde hacia
-Y que hago yo entonces, vientecillo?- pregunto la Manzanilla, desalentada. Nadie le contesto. Cada uno estaba sumido en sus propios asuntos: una en su costura, otros en pintar, uno con sus joyas y otro en despeinar. En ese instante, una hormiga trasnochada regresaba de una fiesta con las manos en la barriga para contener el dolo despus de una comilona. Como iba muy concentrada en decir ayayay, choco con el tallo de la Manzanilla, levanto la cabeza y, al verle los ptalos cono un blanco delantal se confundi un poco. -Aydeme, doctorcita- suplico la hormiga. La Manzanilla espero que alguien gritara epa, epa, eso lo hago yo! pero un profundo silencio invada el bosque. Entonces, la Manzanilla ordeno con voz profesional: -Tindase en la camilla. La hormiga se tendi en una hoja y se dejo revisar. Cuando la Manzanilla termino su trabajo, dictamino: -Solo debe comer papilla y una agita de la sana manzanilla. -y de dnde saco manzanilla?- pregunto la hormiga. -Para eso estamos, hormiguilla- respondi la manzanilla, desprendindose un ptalo blanco. La hormiga obedeci. Apenas llego a su casa comi pur de hojas y despus puso un ptalo de manzanilla en agua hirviendo y se lo bebi. Y, oh, milagro, el dolor desapareci por completo!
La hormiga corri donde la doctora: -Gracias, usted es muy sabia, doctora! -Fue un asunto sencillo- respondi ella, modesta. Ahora si tenia un trabajo. Y para que no quedara ninguna duda de su profesin, grit lo ms fuerte que pudo para que la escucharan la primavera, las nubes y el arco iris, el roci y el viento: -Para dolores de barriga de hormigas o polillas ha llegado la sana Manzanilla! Y respiro, contenta, en su ancho y verde mundo. Desde ese da la fama de la pequea Manzanilla cundi por la regin. Todo el que tenia dolo de estomago parta a su consultorio. Llegaban hormigas, gusanos, gigantes y enanos. Zancudos, princesas, ratones y viejas. Se tendan en la hoja y la manzanilla les daba un ptalo de su cabeza para que se hicieran una infusin. Y despus los pacientes comentaban lo maravilloso de ese remedio con sabor a flor. Y, hasta ahora, la doctorcita del campo, aunque esta algo pelada, sigue sanando a los enfermos del estomago. Sana al que come dulces y al que come cabritas, al que come tortas y al que come caperucitas.