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Domingo T.O. - B - Reflexión 2012

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Las religiones orientales le negaban a la mujer su naturaleza racional. El judasmo se manifest siempre como una religin de varones.

Ms an, en el idioma del Antiguo Testamento, las palabras piadoso, justo y santo no tienen femenino. Puesto que tod@s somos hij@s del mismo Padre, Jess coloca a los hombres y a las mujeres en el mismo nivel. Y se preocupa continuamente de ellas durante su vida pblica. Un grupo femenino segua al Maestro por pueblos y ciudades. Algo inconcebible para los rabinos de entonces, que prohiban hablar con una mujer fuera de casa. Adems, numerosos milagros de Jess tienen como destinatarias a las mujeres. Marcos nos narra dos de esos milagros, intercalados el uno en el otro, y los dos realizados a beneficio de dos mujeres.
Texto: Marcos 5, 21-43 // Tiempo Ordinario 13 BComentarios y presentacin Asun Gutirrez. Msica: Mahler. Sinfona 5. Adagietto.

Al regresar Jess, mucha gente se aglomer junto a l a la orilla del lago. 22 Entonces lleg uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo. Al ver a Jess, se ech a sus pies 23 y le suplicaba con insistencia, diciendo: Mi nia est agonizando; ven a poner las manos sobre ella para que se cure y viva. 24 Jess se fue con l. Mucha gente lo segua y lo estrujaba.
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Los caminos de la fe, los grados de adhesin y relacin con Jess, son distintos en cada persona. Pero la fe siempre supone el encuentro y dilogo personal con l.

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Una mujer que, padeca hemorragias desde haca doce aos, 26 y que haba sufrido mucho con los mdicos y haba gastado todo lo que tena sin provecho alguno, yendo ms bien a peor,

Resulta difcil hoy comprender la magnitud de la tragedia de la mujer que narra el texto.Cualquier emanacin de sangre dejaba en estado de impureza por un tiempo. En este caso, doce aos. Doce aos en los que esta mujer no haba recibido ni un beso, ni un abrazo, ni un apretn de manos de ningn ser humano. No poda tocar ni ser tocada. No poda ni cocinar, coser, lavar para otras personas. No poda hacer nada para nadie. La sociedad entera la rechazaba. El peor rechazo era el religioso que consideraba la enfermedad como castigo de Dios y la consideraba excomulgada.

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oy hablar de Jess, se acerc por detrs entre la gente y toc su manto. 28 Pues se deca: Si logro tocar aunque slo sea sus vestidos, quedar curada.

La mujer se atrevi aunque no fue fcil. Le impedan acercarse a Jess las personas que, de haber conocido su situacin, le hubieran dejado el campo libre, pues hubieran evitado su contacto. Actuacin con la que podemos identificarnos si tampoco queremos ser tocad@s por las personas indeseables de nuestra sociedad. A qu personas rechazo? La mujer cree en Jess. Se desembaraza de los prejuicios religiosos que le impiden ponerse en contacto con l. Se atreve a tocar a aquel hombre que emana bondad y comprensin, que tiene unos ojos profundos que no rehuyen su mirada, que invitan a la confianza, a la fe. Se atrevi. Toc para ser curada.

Inmediatamente se sec la fuente de sus hemorragias y sinti que estaba curada del mal.
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El contacto con Jess la haba curado, la haba hecho libre para volver a besar, a abrazar, a acariciar a l@s suy@s y a tod@s l@s que lo necesitaran. Su corazn, tan necesitado de contactos humanos, senta la plenitud que le impulsaba a amar al mundo entero, en especial a quienes, como ella, eran personas rechazadas y excluidas por la sociedad. Podemos comprender los sentimientos que le trasmiti Jess: recuperacin de la dignidad, ligereza de alma, plenitud de espritu, alegra desbordada, necesidad de compartir... Lo mismo que sentimos cuando sabemos que Jess est junto a nosotr@s, cuando necesitamos tocarle y, sobre todo, cuando nos sabemos tocad@s por l.

Jess se dio cuenta en seguida de la fuerza que haba salido de l, se volvi en medio de la gente y pregunt: Quin ha tocado mi ropa?
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Jess quiere conocer a quien pone su fe en l. No ha terminado el milagro. Quiere devolver la confianza en s misma a aquella mujer. Ayudarla a salir del anonimato. No era fcil confesar en pblico lo que haba hecho. Su actuacin haba convertido en impuro a Jess (Lv 11, 44-45 15, 25-27). De nuevo se atrevi! y fue capaz de sobreponerse a todos los miedos y a los qu dirn. Dar testimonio de la fe implica salir del anonimato y dar la cara.

Sus discpulos le replicaron: Ves que la gente te est estrujando y preguntas quin te ha tocado? 32 Pero l miraba alrededor a ver si descubra a la que lo haba hecho. 33 La mujer, entonces, asustada y temblorosa, sabiendo lo que le haba pasado, se acerc, se postr ante l y le cont toda la verdad. 34 Jess le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu mal.
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Muchas personas tocan a Jess, pero pocas con la fe de esa mujer. No son iguales todas las formas de acercarse a Jess. Jess no se atribuye a s mismo las curaciones. Recuerda algo realmente sorprendente: Tu fe te ha salvado.Tu fe te ha curado. Jess le dice a la mujer que su fe es la causa de su salud. En la persona que cree hay siempre algo que le puede salvar y liberar de todo lo que le deshumaniza y le impide vivir con dignidad. La fe obra el milagro, no al revs. La fe es una postura de total confianza en una Persona, de entrega, de esperanza. La fe cura integralmente, la fe salva.

Todava estaba hablando cuando llegaron unos de casa del jefe de la sinagoga diciendo: Tu hija ha muerto; no sigas molestando al Maestro. 36 Pero Jess, que oy la noticia, dijo al jefe de la sinagoga: No temas; basta con que tengas fe. 37 Y slo permiti que lo acompaaran Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
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Ya no se trata de curar una enfermedad. Ahora el problema es mayor. Jess pide que se mantenga la fe, aunque las circunstancias se agraven. Al ponerse las cosas ms difciles, aparentemente sin solucin, tal vez se tambalee la fe. Tambin en esas ocasiones Jess sigue repitiendo: No temas, basta con que tengas fe.

Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y, al ver el alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes alaridos, 39 entr y les dijo: Por qu alborotis y lloris? La nia no ha muerto; est dormida. 40 Pero ellos se burlaban de l. Entonces Jess ech fuera a todos, tom consigo al padre de la nia, a la madre y a los que lo acompaaban, y entr adonde estaba la nia.
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Jess impide la entrada en la casa a quienes forman el coro de los lamentos, a quienes se burlan de sus palabras e impiden que el corazn mantenga la esperanza. No ha muerto. Est dormida. Palabras pronunciadas con firmeza, con conviccin interna, que suenan a msica celestial al padre y a la madre de la nia. Ahora s que crece la esperanza! Y confiaron. Confo yo en Jess y en su Palabra?

La tom de la mano y le dijo: Talitha kum (que significa: Nia, a ti te hablo, levntate). 42 La nia se levant al instante y ech a andar, pues tena doce aos
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Jess acta sin conjuros ni complicaciones. Todo fue sencillo. Tom a la nia de la mano y le pidi que se levantara. Al tocar un cadver, Jess vuelve a hacerse impuro (Nm 19,11), lo que parece que no le importa ni le preocupa en absoluto. Jess me dice esas misma palabras: a ti te lo digo, levntate. Levntate de la pereza, de la rutina, del desnimo, de la prepotencia, del miedo, de la incoherencia, de la tristeza, del egosmo... Jess desea curarme, tocarme, darme la mano, venir a mi casa. Me dice: ten fe y basta. Tu fe te est curando....

Ellos se quedaron atnitos. 43 Y l les insisti mucho en que nadie se enterase de aquello, y les dijo que dieran de comer a la nia.

Esta revelacin es todava imperfecta. Hay que esperar a otra victoria ms sublime y reveladora: la victoria sobre su propia muerte. Entonces podrn divulgarlo todo. Para levantarse y seguir viviendo la nia necesita comer. Todas las personas necesitan tener alimento para una vida justa y digna. Nuestra misin es dar de comer, repartir pan, alegra, consuelo, ilusin... a quienes se cruzan en nuestro camino.

Nuestro recuerdo se va a posar ahora sobre las manos de Jess, unas manos capaces de transmitir confianza, de expresar afecto, de ofrecer seguridad, de dar amor... Manos abiertas para acariciar y bendecir a los nios, manos tendidas para socorrer a quienes se echan al borde del camino incapaces de seguir su andadura, manos sanadoras para curar los cuerpos lacerados y los espritus maltrechos, manos trabajadoras que tiran de las redes o moldean la madera, manos que marcan el camino y estimulan a seguir adelante, manos que llevan a la plenitud. Te pedimos que tiendas tu mano a todos y a todas para que tu tacto revitalice, tu beso vivifique y tu abrazo consiga que seamos conscientes de tu cercana. Acompaadas por ti tambin seremos capaces de hacernos cercanas a nuestros hermanos y hermanas. Aydanos a tender nuestras manos a quienes las necesiten. Contamos con tu apoyo. Aydanos a no perder la fe y a sentir el contacto de tus manos contra las nuestras. AMN

Isabel Gmez Acebo

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