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El Arte de Leer

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EL ARTE DE LEER La lectura, o el goce de los libros, ha sido considerada siempre entre los encantos de una vida culta

y es respetada y envidiada por quienes se conceden rara vez ese privilegio. Es fcil comprenderlo cuando comparamos la diferencia entre la vida de un hombre que no lee y la de uno que lee. El hombre que no tiene la costumbre de leer est apresado en un mundo inmediato, con respecto al tiempo y al espacio. Su vida cae en una rutina fija; est limitado al contacto y la conversacin con unos pocos amigos y conocidos, y slo ve lo que ocurre en su vecindad inmediata. No hay forma de escapar de esa prisin. Pero en cuanto toma en sus manos un libro entra en un mundo diferente, y si el libro es bueno se ve inmediatamente en contacto con uno de los mejores conversadores del mundo. Este conversador lo conduce y lo transporta a un pas diferente o una poca diferente, o descarga en l algunos de sus pesares personales, o discute con l una forma especial o un aspecto de la vida de que el lector nada sabe. Un autor antiguo le pone en comunin con su espritu muerto largo tiempo ha, y a medida que lee comienza a imaginar qu parecera ese autor antiguo y qu clase de persona sera. Tanto Mencio como Ssema Ch'ien, el ms grande historiador chino, han expresado la misma idea. Poder vivir dos horas, sobre doce, en un mundo diferente, y restar los pensamientos al reclamo del presente inmediato es, claro est, un privilegio que deben envidiar las personas que estn encerradas en su prisin corporal. Tal cambio de ambiente es en verdad similar a un viaje, en su efecto psicolgico. La mejor frmula sobre el objeto de la lectura, a mi juicio, fue dada por Huang Shanku, un poeta Sung y amigo de Su Tungp'o, que dijo: "Un sabio que no ha ledo nada durante tres das, siente que su conversacin no tiene sabor (que se hace inspida), y su cara se hace odiosa al mirarla (en el espejo)". Lo que quiso decir es que la lectura da al hombre cierto encanto y sabor, que es el objeto de la lectura, y slo puede llamarse arte a la lectura con este objeto. No se lee "para mejorar el espritu", porque cuando se comienza a pensar en mejorar el espritu o la mente, desaparece todo el placer de la lectura. Estas son las personas que se dicen: "Debo leer Shakespeare, y debo leer Sfocles, y debo leer Cervantes, para poder ser un hombre culto". Estoy seguro de que un hombre as no ser culto jams., Una noche se forzar a leer Hamlet de Shakespeare, y saldr de ello como de un mal sueo, con el nico beneficio de poder decir que ha "ledo" Hamlet. Todo el que lea un libro con sentido de obligacin es porque no comprende el arte de la lectura. Este tipo de lectura con fines de negocios es igual a la lectura de los archivos y antecedentes, por un poltico, antes de pronunciar un discurso. Es apenas pedir consejo e informacin de negocios, y no leer. Leer para cultivar el encanto personal del aspecto fsico y del sabor en la palabra, es pues, segn Huang, la nica especie de lectura que se puede admitir. Este encanto del aspecto debe ser interpretado, evidentemente, como algo ms que la belleza fsica. Huang no se refiere a la fealdad fsica en su frase. Hay caras feas que tienen un encanto fascinador y caras hermosas que son inspidas para quien las mira. Entre mis amigos chinos hay uno cuya cabeza tiene forma de una bomba y, sin embargo, verle es siempre

un placer. En cuanto al sabor del discurso, todo depende de la forma de leer. Que uno tenga sabor o no cuando habla, depende de su mtodo de lectura. Si un lector obtiene el sabor de los libros, demostrar ese sabor en sus conversaciones, y si tiene sabor en sus conversaciones no podr menos que tener sabor en lo que escribe. Por ende, considero el sabor, o el gusto, como la llave de toda lectura. Sigue necesariamente de ello que el gusto es selectivo e individual, como el gusto en la comida. La forma ms higinica de comer, es, al fin y al cabo, la de comer lo que gusta, porque entonces tiene uno seguridad de la digestin. Cuando se lee, como cuando se come, lo que hace bien a uno puede matar a otro. Por lo tanto, no puede haber libros que uno debe leer. Porque nuestros intereses intelectuales crecen como un rbol o fluyen como un ro. Mientras haya savia adecuada ha de crecer de algn modo el rbol, y mientras haya agua del manantial el ro seguir corriendo. Cuando el agua choca con un escollo de granito no hace ms que girar a su alrededor; cuando encuentra un valle bajo y placentero se detiene y se extiende por un rato; cuando se encuentra en un hondo estanque de la montaa est contenta de quedar all; cuando se encuentra en unos rpidos, corre adelante. As, sin esfuerzo alguno, sin propsito determinado, llegar seguramente un da al mar. No hay en el mundo libros que se deban leer, sino solamente libros que una persona debe leer en cierto momento, en un lugar dado, dentro de circunstancias dadas y en un perodo dado de su vida. Llego a creer que la lectura, como el matrimonio, est determinada por el destino o autores. Aunque haya cierto libro que todos deben leer, como la Biblia, hay un momento para hacerlo. Cuando los pensamientos y la experiencia de una persona no han llegado a cierto punto para leer una obra maestra, la obra maestra slo le dejar mal sabor en el paladar. Confucio dijo: Cuando se tienen cincuenta aos se puede leer el libro de los cambios", lo que significa que no se debe leer a los cuarenta y cinco aos. El sabor extremadamente suave de las frases del mismo Confucio en las Analectas, y su madura sabidura, no pueden ser apreciados hasta que el lector ha madurado. La lectura, pues, no es un acto simple; tiene dos caras: el autor y el lector. La ganancia neta proviene tanto de la contribucin del lector, por medio de su propia visin ntima y su experiencia, como del autor mismo. Con respecto a las Analectas de Confucio, el confucianista Ch'eng Yich'uan, de la poca de Sung, dijo: "Hay lectores y lectores. Algunos leen las Analectas y sienten que nada ha ocurrido; a algunos nos complace uno o dos renglones, y otros comienzan a sacudir las manos y a danzar inconscientemente." Considero que el descubrimiento del autor favorito es para cada uno el acontecimiento ms crtico en el desarrollo intelectual. Hay algo que se llama afinidad de espritus, y entre los autores de los tiempos antiguos y modernos debe tratar uno de encontrar a aquel cuyo espritu sea semejante al suyo. Slo de esta manera se puede obtener algo realmente bueno de la lectura, Hay que ser independiente y buscar a los maestros. Nadie puede decir quin ser el autor favorito de cada uno; quiz no lo pueda decir el mismo lector. Es como el amor a primera vista. No se puede decir al lector que ame a este o aquel autor; pero cuando ha encontrado el autor que ama, lo sabe por una especie de instinto. Conocemos casos famosos de descubrimientos de autores. Hay sabios que han vivido en edades diferentes, separados por muchos siglos, pero con modos de pensar y de sentir tan semejantes que al reunirse en las pginas de un libro parecan ser una sola persona que encontraba su propia imagen. En la fraseologa china decimos de estos espritus semejantes que son reencarnaciones de la misma alma, como se deca de Su Tungp'o que era una reencarnacin de Tschuangts o de T'ao Yuanming1, y de Yuan Chunglang, que era una reencarnacin de Su Tungp'o dijo que cuando por primera vez ley a

Tschuangts tuvo la sensacin de que desde la niez haba estado pensando las mismas cosas y asumiendo los mismos puntos de vista. Cuando Yuan Chunglang descubri una noche a Hsu Wench'ang, un autor contemporneo a quien no conoca, en un librito de poemas, salt de la cama y llam a gritos a su amigo, y su amigo empez a leer y grit a su vez, y luego ambos leyeron y gritaron de tal modo que el sirviente qued muy intrigado. George Eliot dice que su primera lectura de Rousseau fue un choque elctrico. Nietzsche sinti lo mismo acerca de Schopenhauer, pero Schopenhauer era un maestro enojadizo y Nietzsche un discpulo de mal talante, y era natural que el alumno se rebelara ms adelante contra el maestro. Tal concepto del arte de leer destruye por completo la idea de la lectura como deber y obligacin. En China, se alienta a menudo a los estudiantes a que "estudien amargamente". Hubo un famoso sabio que estudiaba amargamente y quien se clavaba un punzn en la pantorrilla cuando se dorma de noche mientras estudiaba, Hubo otro que haca que una sirvienta estuviera a su lado mientras l estudiaba, de noche, para despertarle cada vez que se dorma. Esto es una insensatez. Si alguien tiene un libro ante los ojos y queda dormido mientras un sabio autor antiguo le est hablando, hace bien en irse a la cama. Ni el pinchazo de un punzn en la pantorrilla ni las sacudidas de la sirvienta le harn bien alguno. Un hombre as ha perdido todo sentido del placer de la lectura. Los sabios que valen algo no saben qu quiere decir "estudiar con empeo". Aman los libros y los leen porque no pueden evitarlo, nada ms. Qu es, pues, el verdadero arte de la lectura? La respuesta, muy sencilla, consiste en tomar un libro y leer cuando se tiene nimo. Para gozarla cabalmente, la lectura debe ser del todo espontnea. Toma uno un volumen de Lisao o de Omar Khayyam, y se va de la mano de su amor a leer a la orilla de un ro. Si hay buenas nubes en el cielo, se puede leer las nubes y olvidar los libros, o leer los libros y las nubes a la vez. A ratos, una buena pipa o una buena taza de t hace el momento ms perfecto. O acaso en una noche nevosa, sentado ante el fuego, cuando canta una marmita de agua en el hogar y hay una buena bolsa de tabaco al alcance de la mano, uno rene diez o doce libros de filosofa, economa, poesa, biografa, y los apila en el divn, y despus, holgazanamente, los hojea y se enfrasca suavemente en aquel que ms atrae su atencin en ese momento. Chin Shengt'an considera que uno de los ms grandes placeres de la vida es leer un libro prohibido tras puertas cerradas y en una noche de nieve. El nimo para leer ha sido perfectamente descrito por Ch'en Chiju (Meikug): "La gente antigua llamaba `volmenes suaves' a los libros y pinturas; por lo tanto, el mejor estilo para leer un libro o abrir un lbum es el estilo holgazn! Con este nimo, se tiene paciencia para todo. Ya lo dice el mismo autor: "El verdadero maestro tolera errores de impresin cuando lee historia, tal como un buen viajero tolera los malos caminos al trepar una montaa, o quin va a contemplar la nieve tolera un puente muy frgil, o quien elige vivir en el campo tolera la gente vulgar, o quien se decida a mirar las flores tolera el mal vino." La mejor descripcin del placer de la lectura la he encontrado en la autobiografa de la ms grande poetisa de China, Li Chi'ingchao (Yi-an, 1081-1141). Ella y su marido solan ir al templo, donde se vendan libros de segunda mano y copias de inscripciones en piedra, el da que l reciba su estipendio mensual como estudiante en la Academia Imperial. Entonces compraba un poco de fruta, al regreso, y una vez en casa empezaban a pelar la fruta, y a examinar juntos las otras compras, o a beber t y comparar las variaciones en ediciones diferentes. En su esbozo autobiogrfico conocido como Posdata de Chinshihlu (libro sobre inscripciones en bronce y en piedra), la poetisa dice: Yo tengo mucha memoria y, sentados a solas despus de comer en el Saln del Regreso a Casa,

solamos hacer un pote de t y, sealando a las pilas de libros en los estantes, decamos en qu lnea de qu pgina de qu volumen de cierta obra se presentaba un pasaje determinado, para ver quin acertaba, y el que ganaba tena el privilegio de beber primero su taza de t. Cuando uno de los dos adivinaba, alzbamos muy alto la taza y rompamos en carcajadas, tanto que a veces se derramaba el t sobre nuestros vestidos y no lo podamos beber. Qu contentos estbamos de vivir y envejecer en un mundo as! Por eso tenamos alta la cabeza, aunque vivamos en la pobreza y el pesar... Con el tiempo nuestra coleccin aument, y los libros y objetos de arte se apilaron en mesas y escritorios y camas, y los gozbamos con los ojos y con la mente, y proyectbamos y discutamos sobre ello, saboreando una felicidad muy superior a quienes gozan de los perros y los caballos y la msica y las danzas... Li escribi esto en sus ltimos aos, muerto ya su marido, cuando era una anciana solitaria que hua de un lugar a otro, durante la invasin del Norte de China por las tribus Chin.
Tomado de: YUTANG, Ling. (1991). El arte de leer , en: La importancia de vivir, Buenos Aires, Sudamrica.

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