Amor y Revolución - Francisco Fernández Buey, in Memoriam
Amor y Revolución - Francisco Fernández Buey, in Memoriam
Amor y Revolución - Francisco Fernández Buey, in Memoriam
NDICE
DOS POEMAS DE JORGE RIECHMANN PRESENTACIN. SALVADOR LPEZ ARNAL Y JORDI MIR
DILOGO IMAGINARIO ENTRE DOS DISPAROS Y UNA CARTA SOBRE LA DIGNIDAD DE LOS SIGLOS OLVIDADOS. JAVIER AGUILERA. SOBRE FRANCISCO FERNNDEZ BUEY, O SOBRE LA POLTICA COMO TICA DE LO COLECTIVO. MANUEL ALMEIDA PACO FERNNDEZ BUEY. JOAQUN APARICIO TOVAR UN AGITADOR DE LA UTOPA. RAFAEL ARGULLOL FALLECE PACO FERNNDEZ BUEY. FRANCESC ARROYO EN MEMRIA DE PACO FERNNDEZ BUEY. ASSOCIACI DESTUDIANTS PROGRESSISTES [AEP] LA FILOSOFA PBLICA: ALFONSO BRCENA FRANCISCO FERNNDEZ BUEY.
IDEAS PARA UN PROGRAMA ROJO, VERDE Y VIOLETA. JOS MANUEL BARREAL SAN MARTN FRANCISCO FERNNDEZ BUEY. FRANK BAYER EN RECUERDO DE FRANCISCO FERNNDEZ BUEY. BERZOSA APRENDRE A SER I PENSAR MONTSE BOHER CARTA DE UN GRAN ESTUDIOSO DEL GRUPO LITERARIO DE 1950 SOBRE FRANCISCO FERNNDEZ BUEY. LAUREANO BONET PACO FERNNDEZ, CARRERAS REFERENTE MORAL. FRANCESC DE CARLOS
FRANCISCO FERNNDEZ BUEY (1943-2012) LA UTOPIA COMO NECESIDAD. MARA JESS CAIZARES SOBRE LA ENFERMEDAD DEL TIEMPO. CARTA A PACO. ALEJANDRA CIRIZA FRANCISCO FERNNDEZ-BUEY. FILSOFO DE LA MORAL EN POLTICA. JORDI COROMINAS I JULIN CRISIS Y UTOPA. EN MEMORIA DE PACO FERNNDEZ BUEY. CULTURAMBIENTE PACO FERNNDEZ BUEY. IN MEMRIAM. ECHEVERRA JAVIER DELGADO MIGUEL CASADO
UN HUMANISTA REBELDE. TAMARA DJERMANOVIC UN LUCHADOR ANTIFRANQUISTA QUE NO SE ACOMOD A LAS COMPONENDAS DE LA TRANSICIN. ANTONI DOMNECH A FRANCISCO FERNNDEZ BUEY OLVIDO GARCA VALDS PACO FERNNDEZ GUTIRREZ LVAREZ BUEY DESDE MI VENTANA. PEPE
TERE IRIBARREN.
PACO FERNNDEZ BUEY, SE FUE UN AMIGO, NOS DEJ UN LEGADO. IZQUIERDA UNIDA Y PCE RECORDANDO A PACO FERNNDEZ BUEY. LA ANTORCHA DE KRAUS EN LA MUERTE DE UN IMPRESCINDIBLE GRAMSCIANO. SALVADOR LPEZ ARNAL EN LA TRINCHERA DE LA LUCHA IDEOLGICA. MARTNEZ LORCA FILSOFO ANDRS
CARTA A LOS AMIGOS DE ESPAI MARX SOBRE FRANCISCO FERNNDEZ BUEY. MANUEL MARTNEZ LLANEZA (CON COMENTARIOS DE JORDI TORRENT Y JOAQUN MIRAS) EN MEMORIA DE FRANCISCO FERNNDEZ BUEY. MANUEL MAZN
FILSOF UTPIC.
PARA ANTISISTEMAS DISCRETOS Y AFECTUOSOS. JORDI MIR EN LA MUERTE DE PACO FERNNDEZ BUEY. MANUEL MONEREO FERNNDEZ BUEY, UN HOMBRE ROJO Y BUENO. CARLOS MONEDERO JUAN
TRAS EL FALLECIMIENTO DE FRANCISCO FERNNDEZ BUEY. JOS LUIS MORENO PESTAA FRANCISCO FERNNDEZ VOLUNTAD. J. J. MORESO BUEY, EL OPTIMISMO DE LA
UN ADIS A PACO (CON ISMOS). CARLOS MUNTANER PACO FERNNDEZ BUEY, UN INTELECTUAL COMPROMETIDO VICEN NAVARRO PACO FERNNDEZ BUEY ABRI LA IZQUIERDA A LA ECOLOGA POLTICA. JORDI ORTEGA RECORDANT PACO FERNNDEZ BUEY. NGEL PAGS
CARTA (CON RESPUESTA) DE UN MATEMTICO E HISTORIADOR DE LA CIENCIA A FRANCISCO FERNNDEZ BUEY. JAUME PARADS FRANCISCO FERNNDEZ BUEY INCORPOR AL PENSAMIENTO MARXISTA LA CONCIENCIA ECOLOGISTA. CARLOS PARIS FRANCISCO FERNNDEZ BUEY Y GRAMSCI. ESCRITORES DEL LIBRO BLANCO DE UN IDEAL. AGUSTINA PREZ EN MEMORIA DE FRANCISCO FERNNDEZ BUEY. MONCHO RAMOS REQUEJO ERA MUCHO PACO. JORGE RIECHMANN PACO FERNNDEZ BUEY: ARDEN LAS PRDIDAS. VCTOR ROS RESEA DE LA ILUSIN DEL MTODO. IDEAS PARA UN RACIONALISMO BIEN TEMPERADO. CRTICA, 2004. LUIS ROCA
LA POLTICA DEN BUEY MARC SANJAUME EN RECUERDO SEMPERE DE PACO FERNNDEZ BUEY. JOAQUIM
PACO FERNNDEZ BUEY, IN MEMORIAM. GABRIEL SUBIRATS CARTAS DE LOS LECTORES. BIEL SUBIRATS PONS
CCOO LAMENTA LA MORT DE PACO FERNNDEZ BUEY. JAVIER TBAR SOBRE LA MUERTE DE PACO. ARTEMIS TORRES/ LUIZ AUGUSTO PASSOS FRANCISCO FERNNDEZ BUEY: UN PENSADOR POLITICO. ANTONIO Y. VZQUEZ-ARROYO AUNQUE LA CAUSA PAREZCA PERDIDA ALEJANDRO VLEZ ANEXO: UNA CONFERENCIA DE FRANCISCO FERNNDEZ BUEY SOBRE GRAMSCI EN EL 60 ANIVERSARIO DEL FALLECIMIENTO DEL FILSOFO REVOLUCIONARIO ITALIANO (1997) EPLOGO: UN POEMA DE FRANCISCO FERNNDEZ BUEY SOBRE JOSEPH ALOISIUS RATZINGER.
DON DEL EXTRANJERO para Paco Fernndez Buey, con quien tanto hemos aprendido a pensar sobre los otros y sobre nosotros mismos, a partir de encuentros y encontronazos Despacio, despacio. Cierra suavemente la puerta, acrcate al fuego, deja caer la esclavina escarlata y las bengalas consumidas de lgrimas. Tmate el tiempo que necesites hasta que se compensen la sombra clida y la sombra ciega. Sabemos que traes una historia, pero no la avives demasiado pronto. Despacio. Tienes las manos extraamente suaves para haber hecho un viaje tan largo. No ser que algo flua desde ti hacia tu lugar de origen, todo ese tiempo? Algo dulce a pesar de todas las quebradas, cinagas y angustiosas latitudes del camino? Puede que sea un equvoco: pero hasta los equvocos sirven para entenderse, cuando se est atento a las incertidumbres del otro. Qu ms da: ests aqu y eso es lo que importa. Acrcate al fuego. No sabamos quin llegaba hasta que llamaste a la puerta: bienvenida sea tu aterida desnudez. No es que sobre lea, y hasta parece que se acerca un ao de grandes carestas, pero hay lugar para uno ms cerca del hogar. No has venido a decirnos quin eres, ni quines somos: no hace falta. No necesitamos comentarios como aquella sequedad odiosa bajo la lengua.
Has venido para estar con nosotros. Para hacernos el don de poder acogerte con hospitalidad. Para entregarnos eso que no hemos pedido, ni podamos adivinar. Para reconocer en tus itinerarios posibilidades de una celebracin nueva. Vamos a examinar todo eso con calma, pero ser ms tarde. Ahora descansa. Nos quedamos tibiamente callados. Y de repente, en las hazas de la resurreccin, la mitad de un pjaro vertical y una palabra en vigilia, ah. Quiz el regalo ms imprevisto y precioso del extranjero. De Conversaciones entre alquimistas (Tusquets, Barcelona 2007).
PRESENTACIN
SALVADOR LPEZ ARNAL Y JORDI MIR Hemos recogido en este volumen los artculos, notas y comentarios, de los que hemos tenido constancia, que han aparecido en diarios, revistas y pginas electrnicas sobre la obra y el hacer de Francisco Fernndez Buey tras su fallecimiento el pasado 25 de agosto en Barcelona. Un texto por autor. Slo en algn caso el escrito incorporado tiene otro origen. Una breve nota de edicin da cuenta de ello. Ni que decir tiene que este es un volumen de homenaje, de urgencia si se quiere, para calentar motores no explosivos, y que otras muchas publicaciones y encuentros tratarn en los prximos meses de aproximarse a la polidrica obra, figura y hacer del autor de La gran perturbacin y Marx (sin ismos) con las dimensiones, atencin y profundidad que su complejidad y riqueza exigen. As lo pensamos, as lo deseamos. As lo haremos. * Slo en unos pocos casos, como es precisamente el de Antonio Gramsci o el de Rosa Luxemburg, cuyo asesinato en 1919 nos toca, al parecer, recordar este ao [1989], despus de lustros de olvido-, escriba FFB en una inolvidable presentacin de las cartas de Gramsci a Yulca -que no por causalidad dedic a su mujer y compaera, Neus Porta, fallecida tambin recientemente- se atreve todava uno a juntar en un titulo dos palabras tan hermosas y tan gastadas como amor y revolucin, sin por ello empezar a sentir la garra del malestar que se te instala en el cerebro para acabar bajando y saliendo afuera, hasta la cara, en forma de rubor; sobre todo en tiempos como stos, en los que el progreso decidido hacia la mercantilizacin integral de los sentimientos corre parejo con la afirmacin excluyente del derecho a la privacidad, y cuando la conversacin interesada de todos los derivados de la palabra revolucin en mero eslogan para promocionar cualquier novedad tcnica invita a los insumisos a dar de lado tan nobles vocablos en la vida cotidiana, o, no habiendo otro remedio, a utilizarlos con doble cautela, con irona o con sarcasmo [1]. Nuestra poca es tambin esa, la que FFB tan bien y con tanto dolor- describa, una poca de mercantilizacin generalizada sin apenas lmites ni pudor que tambin es, como a l le gustaba pensar, sentir y decir, de insumisin y rebelda. Juntar en su caso las palabras amor y revolucin, como hemos hecho en el ttulo de este libro, no slo no es motivo de rubor sino de justicia, de ininterrumpido o permanente -a l le hubiera sido indiferente el trmino- recuerdo, de agradecimiento, de sentido reconocimiento. Paco Fernndez Buey fue para nosotros y para muchos otros ciudadanos y ciudadanas, de fuera de la Academia y tambin de la Academia- un profesor inigualable, un compaero que siempre apoy, un amigo que sacaba
de nosotros, mejorndolo, nuestro yo ms presentable, un camarada consistente que senta la pulsin de la justicia como muy pocos y, por si faltara algo, un maestro, un verdadero maestro, de esos que contamos con los dedos de una mano (de la izquierda obviamente) sobrndonos el pulgar, el meique e incluso algn otro. Hemos querido tanto a Paco! Hemos aprendido tanto de l! Seguiremos querindole y aprendiendo de su obra y de su hacer. Nunca fue el autor de Leyendo a Gramsci un pingo almidonado y tuvo la paciencia de ensearnos a los dems, sin aspavientos ni pseudolecciones rebosantes de moralina trufada, simplemente con su ejemplo, con su ser y su estar, cmo podamos intentar imitar o aproximarnos a una solidez, la suya, que era enorme y afable. Igual que uno de sus grandes amigos y compaeros, Manuel Sacristn, citar a uno es pensar en el otro, Paco Fernndez Buey iba en serio, muy serio. Pero eso s, tena un excelente sentido del humor y una sensibilidad especial contra la marginacin que las mujeres sufren en nuestra sociedad. Por eso se haca llamar en ocasiones Francisca Fernndez Buey. Nota: [1] Francisco Fernndez Buey: Prlogo: Amor y revolucin. Antonio Gramsci, Cartas a Yulca. Crtica, Barcelona, 1989, pp. 7-13.
DILOGO IMAGINARIO ENTRE DOS DISPAROS Y UNA CARTA SOBRE LA DIGNIDAD DE LOS SIGLOS OLVIDADOS
JAVIER AGUILERA A la memoria de Alexis, Dimitris y Paco Primer disparo: Alexis Grigoropoulos es asesinado por la polica (diciembre de 2008) Emmy Christoulas, hija de Dimitris Christoulas, lee la carta abierta de los amigos de Alexis (Alexandros Grigoropoulos, joven estudiante griego asesinado por la polica en las movilizaciones de diciembre de 2008). No disparis contra nuestros sueos! Somos vuestros hijos! Los famosos desconocidos! Queremos un mundo mejor! Ayudadnos. No somos terroristas, encapuchados, ignorados como de costumbre. Recordad! Vosotros tambin fuisteis jvenes. Ahora slo persegus ganar dinero, os interesan slo las vitrinas, habis engordado, os habis quedado calvos, habis olvidado! Esperbamos vuestro apoyo Esperbamos que os ibais a interesar y nos sentiramos orgullosos de vosotros. Intilmente! Vivs una vida falsa, habis escondido la cabeza, os habis plegado y slo esperis el da de vuestra muerte. No sois imaginativos, no os enamoris, no creis nada. Slo vendis y compris. Cosas y objetos por todos lados. No hay amor ni verdad por ningn lado. Dnde estn los padres? Dnde estn los artistas? Por qu no salen a defendernos? Nos matan! Ayudadnos a los jvenes. Postdata: No lancis ms lacrimgenos que ya lloramos nosotros. Segundo disparo: Dimitris Christoulas se suicida en la Plaza Syntagma frente al parlamento griego (4 de abril de 2012) Emmy Christoulas lee la carta que su padre llevaba en el bolsillo cuando se quit la vida de un disparo. "El Gobierno de Tsolakoglou ha aniquilado toda posibilidad de supervivencia para m, que se basaba en una pensin muy digna que yo haba pagado por mi cuenta sin ninguna ayuda del Estado durante
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35 aos. Y dado que mi avanzada edad no me permite reaccionar de otra forma (aunque si un compatriota griego cogiera un kalashnikov, yo le apoyara) no veo otra solucin que poner fin a mi vida de esta forma digna para no tener que terminar hurgando en los contenedores de basura para poder subsistir. Creo que los jvenes sin futuro cogern algn da las armas y colgarn boca abajo a los traidores de este pas en la plaza Syntagma, como los italianos hicieron con Mussollini en 1945". Emmy Christoulas se dirige al pueblo griego. A su lado est el grupo de amigos de Alexis La nota escrita a mano de mi padre no dejaba lugar a interpretaciones errneas. l ha sido un activista de izquierdas durante toda su vida, un visionario desinteresado. .Este acto especfico de su final es un acto poltico consciente, totalmente coherente con sus creencias y acciones durante su vida. En nuestro pas, Grecia, estn causando la muerte de lo obvio .Para algunos, para "los hijos rebeldes de la quimera", en tal situacin, el suicidio pareces ser el acto obvio, no como una huida, sino como un grito que despierta. Por esta razn, el suicidio adquiere otro significado, el significado de esa cancin que nosotros cantamos por primera vez juntos, en el concierto de nuestro amado Mikis Theodorakis, en 1975, la cancin que siempre cantaba en nuestras propias celebraciones y para nuestros propios muertos (...) Ve a dormir padre y yo me estar dirigiendo a mis hermanos y hermanas con tu voz. Esta es la nica cosa que estaba soando para la juventud y creo que lo has logrado. En el sitio donde lo dej, hay una nota de un joven: "El nombre del muerto hoy es la democracia (...) Pero hay 11 millones de nosotros que todava estamos vivos y nuestro nombre es la resistencia". Suena la cancin de Mikis Theodorakis con letra del poeta Yannis Ritsos No llores el helenismo No llores por los griegos cuando lo veas doblegarse,/ no llores a Grecia cuando se arrodille./ Tiene un cuchillo en la espalda, una correa al cuello./No llores el helenismo./ Mrala cmo se agita!/ Mira! Se revuelve de nuevo,/ se enfurece, ruge/ y hiere a la fiera/ con el arpn del sol./ Al otro lado del Mediterrneo, en un rincn de una tarde en la ciudad de Barcelona, un hombre digno, militante de izquierdas como Dimitris, agotado por la enfermedad (escribi Primo Levi: Y un hombre?, no es triste un hombre?/ Si vive largo tiempo en soledad./ Si piensa que ha llegado su hora/ Tambin un hombre es una cosa triste) escucha el ajetreo de su hijo Eloy en la cocina de casa. Sonre. Y escribe un correo a un amigo: Gracias, Salva. S, le la carta de la hija de D.Ch. [Dimitris Christoulas]. En El Pas de hoy sale un buen artculo de Almudena Grandes sobre el asunto. Ya la noticia del suicidio, con la nota que dej, me conmocion. Y realmente es uno de esos acontecimientos que hacen pensar en cosas en las que casi nunca pensamos: es la misma Grecia de la que estaban enamorados los alemanes cultos de todos los siglos... pero tambin son los mismos Irak e Irn, donde nacieron casi todas las leyendas importantes de la 11
historia de la humanidad. Pues bien: fuera del euro, fuera de Europa, fuera de la historia universal... Y alguien tiene que matarse para decirnos con su muerte algo as como que esto es la vieja dignidad de los siglos olvidados. Parece que tenan razn los marxistas que decan que el capitalismo niega por completo la historia... Me gustara estar bien y poder concentrarme al pensar estas cosas. Suena otra cancin de Mikis Theodorakis con poema de Yannis Ritsos: Epitafio: Al valiente que ha cado con la cabeza alta/ La tierra hmeda no lo cubre,/ los gusanos no lo devoran;/ La cruz es como un ala sobre su espalda./ Se eleva cada vez ms alto/ y encuentra a las guilas y los ngeles dorados. En un lugar del mundo llamado Jan desde la cola ya de este mes de agosto que nos abandona con sus zarpazos dejndonos an ms a la intemperie. Javier Aguilera Galera
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totalidad de su extensa y variegada obra, se me antoja sugerir una pista interpretativa a partir de la cual reflexionar sobre su trabajo. Si bien esta pista interpretativa no pretende abarcar ni agotar toda su rica obra ni el que escribe pretende ser un experto en toda la obra de Fernndez Buey s parece constituir un leitmotiv de algunas de sus obras recientes. Me refiero a lo que Fernndez Buey planteaba como la poltica como tica de lo colectivo. Este tema, central en su Politica (2003), ya se plasmaba en esos trminos al menos desde su Leyendo a Gramsci (2001), particularmente en su segundo ensayo (2001: 83-128). El planteamiento de la poltica como tica de lo colectivo no pretenda fusionar lo poltico y lo tico, aunque s procuraba conjugarlos o articularlos necesariamente. Si bien se parte de la distincin maquiavlica entre poltica y moral distincin que incluso en Maquiavelo no lo lleva a pormenorizar el componente tico bajo la supuesta prepotencia de alguna pretendida razn de estado como ciertos intrpretes quisieron y quieren hacer ver lo que se procura es lograr articular la virtud, o el bien, privado de los individuos con la virtud, o el bien, pblico de la comunidad. Que el poder y los procesos de toma de decisiones que asociamos con lo poltico logren habilitar las aspiraciones y los intereses de una mayora de los individuos. En la medida en que la poltica (entre otras cosas, el disponer de unos determinados medios para lograr ciertos fines) logre cada vez ms reflejar o hacer valer las aspiraciones y convicciones de una mayora, se va tornando en trminos de Fernndez Buey, en una tica de lo colectivo. Alguna tangencia guarda esto con como planteaba Gramsci autor tan caro a Paco Fernndez Buey en sus Quaderni del carcere que podra darse el proceso de transformacin hacia una sociedad regulada bajo la hegemona de los grupos o clases subalternas. Sin pretender agotar, ni mucho menos, el material al cual acudir sobre el tema, vamos cerrando esta invitacin de lectura citando algunos textos de Fernndez Buey al respecto: la poltica es concebida como un proceso que desembocar en la moral, es decir, como un proceso tendente a desembocar en una forma de convivencia en la cual poltica y, por tanto, moral sern superadas ambas. Mientras tanto, es la crtica y la batalla de las ideas lo que decide acerca de la mejor forma del comportamiento moral de las personas implicadas. No hay comunin laica de los santos. En definitiva, la poltica como tica de lo colectivo que Gramsci propugna no es slo restauracin del sentido noble de la palabra poltica frente al moralismo y a cualquier forma de actividad mafiosa. Es tambin crtica de la poltica imperante, crtica de la <<pequea poltica>>, crtica de la politiquera. (2001: 127) Si se pone el acento en la comparacin con el imperativo moral kantiano habra que decir que el historicismo de Gramsci corrige de manera realista el idealismo moral para acabar proponiendo una nueva formulacin sociohistrica que da la primaca a la poltica sobre la tica. El nuevo imperativo tico-poltico suena as: <<La tica del intelectual colectivo debe ser concebida como
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capaz de convertirse en norma de conducta de toda la humanidad por el carcter tendencialmente universal que le confieren las relaciones histricamente determinadas>>. No se trata, pues, de la negacin de la universalidad, sino de la reafirmacin de la universalidad tendencialmente posible en un marco histrico dado, concreto. (2001: 128) [] un concepto de la relacin entre tica y poltica que da la primaca a lo poltico porque considera necesario e inevitable la participacin del individuo tico en los asuntos colectivos, en los asuntos de la ciudad, de la polis. Admitida la separacin de hecho entre tica y poltica, el individuo aspira a la coherencia, a la integracin de la virtud privada y de la virtud pblica con la consideracin de que aqulla slo puede lograrse en sociedad y, por tanto, polticamente. (2001: 128) Politica es un trmino ambivalente. Lo he elegido para reunir algunas de aquellas aportaciones a la conciencia tico-poltica del siglo XX precisamente por esta ambivalencia. Sugiere al mismo tiempo pluralidad de ticas y fusin de lo tico y lo poltico. (2003: 32) En lo que tiene de innovador, este deseo de fundir tica y poltica ha oscilado entre la afirmacin de que en el fondo todo es poltica (cuando los nuevos sujetos reivindican nuevos derechos) y la afirmacin de que no hay fondo, de que el ser es lo que aparece y, por tanto, la poltica tiene que ser tica de lo colectivo, de la esfera pblica (cuando los nuevos sujetos se piensan a s mismos ya no como meros reivindicadores de derechos, sino como parte de lo que puede ser el nuevo poder). (2003: 32) En una nota ms personal: Desafortunadamente nunca pude conocer en persona a Francisco Fernndez Buey, aunque desde el 2003 o 2004 establec alguna comunicacin con l va el correo electrnico. En aquel entonces tuvo la tremenda gentileza de leer parte de lo que fue mi tesis doctoral en la Universidad de Massachusetts-Amherst, que sirvi posteriormente de base para mi libro sobre Gramsci. En ese momento me brind varios comentarios oportunos y muchas palabras de estmulo. Luego, a travs de los aos, intercambiamos, va el correo electrnico tambin, distintas impresiones, particularmente sobre debates o asuntos concernientes al autor que me llev a toparme con su obra y con su gran erudicin. Me ubico entre aquellos, que deben ser muchos, que en gran medida aprendimos a leer a Gramsci con su ayuda. Y no slo a Gramsci aunque particularmente a Gramsci sino a toda esa tradicin que l quera armar de pensadores que de alguna u otra forma aportaban al proyecto terico-poltico del cual l era artfice o del cual quera hacerse eco: Karl Kraus, Hannah Arendt, Gyorgy Lukks, Walter Benjamin, Bertolt Brecht, Simone Weil, Primo Levi, Bartolom de las Casas, Carlos Marx, N. Maquiavelo, Jean Paul Sarte, Albert Einstein An para aquellos como yo que solamente lo conocimos a travs de sus escritos e intercambios de correos electrnicos, Francisco Fernndez Buey siempre fue un maestro y un intelectual a 15
emular. Nos har mucha falta. Referencias: Fernndez Buey, Francisco. 2001. Leyendo a Gramsci. Barcelona: El Viejo Topo. _____. 2003. Politica. Madrid: Editorial Losada. Vzquez-Arroyo, Antonio Y. 2012. Francisco Fernndez Buey: un pensador politico, en blog Los Archivos del Mandril. http://www.revistacruce.com/politica-sociedad/sobre-franciscofernandez-buey-o-sobre-la-politica-como-etica-de-lo-colectivo.html
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UN AGITADOR DE LA UTOPA
Tras la prdida de Fernndez Buey, permanece su ejemplo y la caja de resonancia de sus ideas RAFAEL ARGULLOL Escribo conmocionado por la muerte de Francisco Fernndez Buey, mi querido Paco, que me acaban de comunicar, y con la precipitacin a la que obliga el cierre de la edicin del peridico. Sin embargo, no me es difcil, como en un torbellino, evocar sucesivas imgenes de Paco, al que conoc hace ya tantos aos. Recuerdo perfectamente la primera vez que lo vi, recin entrado yo en la Universidad, en una asamblea de estudiantes que se celebraba en el paraninfo. Paco era ya un dirigente estudiantil famoso y enseguida pude apercibirme de las causas: pese a que no era corpulento, su capacidad de dominio del espacio y de persuasin de los oyentes eran enormes. Me cautiv su voz grave y bien modulada, pero, sobre todo, la mesura extraordinariamente armnica de sus argumentos. Aunque l era entonces muy joven deba de tener unos 23 aos ya reuna toda la capacidad del que puede encabezar un proyecto por la limpieza y conviccin de sus ideas. Aquella primera ocasin fue la piedra de toque para medir cuntas intervenciones pblicas les escuch a Paco Fernndez, siempre firmes, y siempre de una elegante elocuencia. Con los aos comprob que esa imagen exterior de Paco, que le haban convertido en una leyenda en la ciudad, se conciliaba perfectamente con su existencia cotidiana. En privado, era un hombre muy afable, de fcil conversacin, que emanaba continuamente una gran coherencia en sus convicciones. A lo largo del tiempo tuve la oportunidad de colaborar repetidamente en empresas editoriales e intelectuales en las que l participaba. Nunca fall en la transmisin de esta honestidad y hondura morales que tanto le caracterizaban. Como es sabido, siempre mantuvo posiciones polticas revolucionarias que, en su caso, estuvieron sostenidas por unos fundamentos culturales de enorme solidez. Su inconformismo y su rebelda ticas se agrandaban en la misma medida que su profundidad intelectual las haca consecuentes. Tras aos de encuentros intermitentes, en los que se forj un gran aprecio mutuo, tuve la fortuna de coincidir con l en estas dos ltimas dcadas en la misma Universidad Pompeu Fabra. Nuestros despachos estaban situados en el mismo pasillo y esto nos daba la oportunidad de conversar frecuentemente. Paco Fernndez era un brillante profesor y ensayista, vertientes que l desarroll siempre en paralelo a su inconmovible militancia poltica. Su muerte significa una enorme prdida desde todos los puntos de vista. Con l desaparece uno de los grandes agitadores de la utopa, si bien permanece su ejemplo y la caja de resonancia de sus ideas. Para m la prdida es doble porque se desvanece un referente intelectual y moral y, simultneamente, se aleja un amigo querido. En
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el vrtice del torbellino de imgenes que ahora me envuelve permanece, como una tierra firme inalterable, la amistad, complicidad y lealtad que nos ha unido durante tantos aos.
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FALLECE PACO FERNNDEZ-BUEY. MARXISTA Y FILSOFO, MURI AYER EN BARCELONA VCTIMA DEL CNCER
FRANCESC ARROYO Paco Fernndez Buey (Palencia, 1943-Barcelona, 2012) ha muerto hoy en Barcelona vctima de un cncer. Hace unos aos ya haba sufrido la enfermedad, a la que combati con tanta voluntad como pona en casi todo. Cuando se le reprodujo tuvo una primera fase en la que confiaba en una nueva victoria. No ha sido as. Hace unas semanas confesaba su agotamiento, en parte, por la lucha contra los dolores que le distraan de otras ocupaciones. Empez su actividad docente en la Universidad de Barcelona en 1972. Eran tiempos extraos. l imparta un curso para estudiantes de los cursos tercero a quinto. El objeto central de la enseanza era la obra del filsofo italiano Antonio Gramsci, pero la asignatura se llamaba algo as como Teora y Sociedad, no fuera a ser que las autoridades se inquietaran. Y se inquietaban mucho. El propio Fernndez Buey les resultaba inquietante. Las autoridades eran, sobre todo, las polticas, las acadmicas haban empezado a cambiar gracias, tambin, a una generacin de estudiantes a la que perteneca el propio Paco Fernndez Buey. Como estudiante form parte del SDEUB (Sindicato Democrtico de Estudiantes Universitarios de Barcelona) y, como representante del mismo, asisti al encierro que se produjo en el convento de los Capuchinos de Sarri, en Barcelona, conocido como la capuchinada. Fue una presencia que le supuso un servicio militar mucho ms incmodo de lo que ya era esa obligacin para la mayora de espaoles varones. Terminado el periodo de conscripcin militar, Paco se incorpor a la Universidad de Barcelona. Aportaba la influencia de tres grandes maestros: Manuel Sacristn, Jos Mara Valverde y Emilio Lled, quien lo acogi en su departamento. A su lado haba un grupo de jvenes profesores que, con el correr de los aos, han marcado buena parte de la actividad filosfica en Espaa: Eugenio Tras, Jacobo Muoz, Jos Manuel Bermudo y Miguel Candel, entre otros. Casi todos ellos compaginaron en un momento u otro de sus vidas la actividad acadmica con la poltica y la militancia en el, entonces, partido con mayor presencia social en la universidad y en la sociedad catalana: el PSUC (Partit Socialista Unificat de Catalunya), equivalente cataln del PCE. En la universidad fueron los creadores del movimiento de los PNN (profesores no numerarios) que entonces batallaban por la democratizacin de la universidad y por la apertura de la misma a los contratos docentes de tipo laboral, que vean ms estimulantes que obtener la plaza con carcter vitalicio. La carrera acadmica de Fernndez Buey no fue fcil. Tras una primera etapa en Barcelona tuvo que instalarse en Valladolid y tard aos en disponer de una plaza en Catalua. Cuando la obtuvo, no fue en la Facultad de Filosofa, sino en la de Econmicas, la misma que
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haba acogido temporalmente a Manuel Sacristn. Hubo que esperar an a la creacin de la Universidad Pompeu Fabra para que se le ofreciera una ctedra en la nueva Facultad de Humanidades. Por cierto, se reencontr all con compaeros de su poca de estudiante y de PNN como Tras y Rafael Argullol. En materia filosfica se caracteriz por centrar su ocupacin tanto en la filosofa de la cultura, en la lnea marcada por Gramsci, pero con impronta propia, como en cuestiones de metodologa, en especial en el mbito de las ciencias sociales. Su obra se plasm tanto en diversos libros: Ensayos sobre Gramsci (1977); La ilusin del mtodo (1992), y tica y filosofa poltica (2001), como en una multitud de artculos, a la vez analticos y militantes, convencido, como estaba, de que la sociedad es el resultado de la accin de los individuos que la componen. Escribi abundantemente en EL PAS y en publicaciones como Zona Abierta, El Viejo Topo y, sobre todo, Mientras Tanto, en cuya fundacin colabor junto a Manuel Sacristn y Juan-Ramn Capella. Estuvo siempre al lado de los vencidos de la historia y defendi que no solo no hay tica sin esttica; tampoco hay poltica al margen de la moral. Una moralidad que no pierda de vista que defender la felicidad de los ms dbiles es preferible a acumular riqueza en beneficio de uno mismo. Por eso era comunista, es decir, partidario de disminuir al mximo aquello que produce infelicidad, por la va de la redistribucin de la riqueza, de evitar el sufrimiento que la necesidad acarrea.
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descubrimientos y teoras que podran resultar dainas sin ese poso de solvencia que da una perspectiva de la evolucin de lo humano y sus ideas. Y no dejo de prestar una gran atencin a la tica con la conviccin de que en la poltica (y en todos nuestros actos) debemos hacer una apuesta seria hacia lo moral entendido como una forma de intentar reducir el sufrimiento y mejorar la vida de los dems incorporando adems el ecologismo frente a las fuerzas a veces ciegas del productivismo. Era necesario pensar desde la Utopa con optimismo en el desarrollo colectivo de una sociedad donde la democracia slo puede ser salvada si somos capaces de tener una convivencia digna en comn y que esta amenazada por una naturaleza apropiativa que el capitalismo no sabe atemperar y que se manifiesta en sus cclicas crisis: hasta que punto la crisis actual no ha sido sino una consecuencia inevitable de las contradicciones de un sistema capitalista que haban sido enmascaradas durante dcadas por un neoliberalismo basado en el endeudamiento y el voraz consumo de recursos sin reglamentaciones ni limites y sin tener una visin de igualdad y convivencia social digna en comn, intentado incluso mercantilizar la educacin, dentro de unas sociedades que han acabado sin duda exhaustas. El profesor Fernndez Buey nos ha dejado pero como l deca "e la nave va": todo contina y en l tenemos un punto de referencia clave de un maestro del pensamiento para poder seguir mirando hacia adelante y tratar desde nuestra pequea escala humana hacer de ste, un mundo mejor. http://larazondesencantada.blogspot.com.es/2012/08/la-filosofiapublica-francisco.html
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No se asuste el lector o lectora con el ttulo del presente escrito, no es mi intencin dar ideas sobre tan importante, y an no conseguido, proyecto. Mi intencin es ms sencilla, se trata de rendir homenaje a una persona que tuve el honor de conocer y de or en un par de conferencias en Asturias, una en mi pueblo, en Langreo, el nueve de febrero de 2000 en la presentacin de su libro Marx ( sin ismos). Esa persona, fallecida el 25 de agosto, es Francisco Fernndez Buey y l mismo public en El Viejo Topo de septiembre de 1996, nmero 99, un extenso trabajo con el ttulo arriba indicado. Y l si daba ideas, s hizo propuestas. Ideas y propuestas que en mi opinin siguen vigentes y que la izquierda alternativa, anticapitalista, hara bien en releer. El artculo fue elaborado y publicado a raz de una propuesta surgida en aquel entonces en Catalua desde IC que intentaba alentar una coalicin electoral al estilo de la italiana El Olivo. Pasando de la polmica de aquella poca, intentar resumir las ideas que Francisco Fdez. Buey plasm, segn sus palabras, como reflexin sobre los valores que hoy en da podran articular el programa de una izquierda radical con vocacin transformadora. A m no me parece que esa reflexin se haya dado tanto como para no volver sobre ella. Porque si hace diecisis aos era necesaria, qu decir ahora en el maremgnum de una crisis no slo econmica, sino social y poltica? Deca el autor de Discursos para insumisos indiscretos que la izquierda actualmente no est en un solo sitio. Aqu y ahora la izquierda est Me pregunto si aquel actualmente y el aqu y ahora no es de actualidad hoy. Comentaba Paco Buey que la izquierda estaba, entre otros, en los movimientos sociales surgidos de la crisis del 68 (feminismo, ecologismo y antimilitarismo); en algunas organizaciones no gubernamentales de ayuda a las gentes y pases empobrecidos; en algunas organizaciones cristianas de base; en plataformas, mesas cvicas e iniciativas ciudadanas varias, dispersas en varias localidades del Estado, y no siempre conectadas a otras organizaciones mencionadas; mentaba tambin revistas de izquierda con las que habra que contar, entre obviamente Mientras Tanto de la que fue cofundador. Habra que aadir al 15M, a las organizaciones de izquierda no parlamentaria y a los ltimos debates sobre las izquierdas que en la red se estn dando. 25
Leyendo lo anterior a uno le parece que aquel escrito no est obsoleto. En el Estado espaol hay, actualmente, un debate sobre qu se quiere decir con izquierda, hacia dnde habra qu ir, cmo y por qu, sin olvidad quines. Sobre el quines comentaba el ya fallecido profesor En las actuales circunstancias la pretensin exclusivista sobre la representacin de la izquierda no slo contradice la realidad sino que es intil polticamente. Sabias y oportunas palabras en aquel entonces y que ahora se deberan de escribir en el frontispicio del debate actual, ya que de no tenerlas en cuenta se podr debatir hasta el infinito, pero con poca operatividad para la ciudadana. El autor de La gran perturbacin en el artculo que comento se refiere a la concrecin del programa rojo, verde y violeta que entiende sera viable para un movimiento sociopoltico en construccin que para l exiga en aquel momento y para hoy, digo yo, un trabajo organizativo por abajo, ideas nuevas y libre discusin y circulacin de las mismas, siendo deca como requisitos previos para cualquier formulacin programtica seria. En aquel tiempo de 1996 se debata un movimiento social rojo, verde y violeta, no s si es el mismo proyecto el que actualmente se debate, aunque entiendo que s, al menos en algunos cenculos de la izquierda transformadora. No es descabellado seguir planteando el mismo proyecto con los matice que haya que introducir dada al involucin social, poltica y econmica que estamos padeciendo. As, FFB, contemplaba para el proyecto comentado unas premisas que para nada son viejas: correccin del dficit democrtico () as como la profundizacin de la democracia representativa realmente existente; El reconocimiento de la diversidad cultural y de la importancia poltico-moral del mismo en la lucha por profundizar la democracia y garantizar la igualdad social; la aceptacin de las consecuencias prcticas del proyecto civilizatorio alternativo, o sea, de que se trata de un proyecto igual para varones y mujeres; la elaboracin de un plan de desarrollo ecolgica y humanamente sustentable para una sociedad regulada de individuos socialmente iguales; la rectificacin del concepto productivista dominante del economizar en la lnea humanstica y socialista(). Igual me equivoco, pero pienso que cada premisa est, aqu y ahora, como se suele decir de rabiosa actualidad; y me parece que algunas de ellas no estn siendo suficientemente debatidas y asumidas, tal vez por aquello de que lo urgente solapa lo importante. Cada premisa la desarrolla el autor del artculo y a cada una aade otras que vienen a clarificar mejor el fondo del programa rojo, verde y violeta. Una de ellas y que me interesa particularmente es la referida a la profundizacin de la democracia dado que sin resolver sta poco o nada se puede hacer con las otras. Dice FFB As pues, la primera tarea de un proyecto civilizatorio alternativo 26
consistira en una correccin de los excesos oligrquicos de esta democracia demediada que conocemos y en la que actualmente vivimos. Dos pasos implica tal correccin, en el mbito de la poltica y en el mbito educativo. As, con referencia al campo educativo, comenta que No hay democracia digna de ese nombre sin participacin en la gestin de la ciudadana ilustrada. No es lo que ocurre en estos momentos, tanto en Europa como en Espaa, como es la nula participacin de las personas en la gestin de sus propios intereses ciudadanos? Deca el alumno y amigo de Manuel Sacristn hace diecisis aos: en la situacin actual los socialmente desfavorecidos no tienen voz, slo hayan eco sus problemas en las pginas de sucesos de los peridicos Pienso con el autor del artculo comentado que no puede haber ciudadana propiamente dicha sin enseanza pblica de calidad y sin una televisin ilustrada y culturalmente formativa. Es decir todo lo opuesto a lo que en este pas est ocurriendo. Francisco Fernndez Buey nos ha dejado, y fue despedido un lunes 27 de agosto. El mismo da, en palabras de Salvador Lpez Arnal, que falleci hace 27 aos su maestro, amigo, compaero y camarada Manuel Sacristn. Paco Buey, cuya nica religin era la utopa, su cofrada, la de los comunistas, su Biblia, el mtodo cientfico. Su catecismo No, Fernndez Buey no tena catecismos. (J. C. Monedero). Que la tierra te sea leve.
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Fernndez Buey fue un hombre comprometido poltica y socialmente, que gozaba de una gran preparacin intelectual, un excelente profesor totalmente dedicado a su profesin, y un gran pensador e investigador. Personas como l, con su coherencia e integridad moral, han sido un gran referente intelectual y poltico. Por esto es por lo que su muerte significa una gran prdida, pues sus valores y su capacidad analtica son necesarios hoy ms que nunca en los tiempos sombros y de pensamiento dbil que nos toca vivir. Aun en la distancia que nos separaba, y las pocas ocasiones que tenamos de hablar y coincidir, era para m como para muchas gentes que no lo conocan, importante saber que Paco estaba ah. Le siempre casi todos sus artculos en prensa como en las revistas Materiales, en un principio, y luego Mientras Tanto, as como algunos de sus libros, pues estos fueron numerosos y de gran calidad y rigor. Aparte del mencionado me gustara destacar dos de ellos Marx(sin ismos) (El viejo Topo, 1998), y Politica ( Losada, 2003). El primero porque Marx es un clsico, pero que adquiere actualidad a partir del surgimiento de la crisis. El segundo por el estudio tan interesante y riguroso que efecta de pensadores y creadores tan fundamentales como Kraus, Lukcs, Benjamin, Brecht, Weil, Arendt y Levi. Vuelvo a insistir lo importante que es estudiar a autores de este calibre para saber analizar con rigor la realidad en la que estamos inmersos. Por ltimo decir, que Fernndez Buey contribuy a la creacin de las Comisiones Obreras de la Enseanza. Su legado intelectual nos queda ah. Su trayectoria personal nos debe servir de ejemplo. Acabar diciendo que me envi este mensaje por mvil. Aunque maana entro en el hospital para que me operen de nuevo, hay que reaccionar frente a la reaccin. Este es el mejor homenaje que le podemos hacer leerlo y luchar, seguir luchando. Gracias Paco por lo que has sido y por lo importante que sera que en esta sociedad y en la universidad hubiera ms gente como t. Mejor nos ira. Nueva Tribuna.es
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Fernndez-Buey s el millor professor universitari que he conegut. I, en el seu honor, val a dir que a la Facultat dHumanitats i en daltres on he cursat estudis he tingut molt bons professors. Francisco Fernndez-Buey exercia la docncia amb una vocaci que es plasmava en els detalls del dia a dia: la preparaci de les classes, la passi serena en lexpressi oral, la claredat expositiva, la cura en la revisi dels treballs que sempre retornava amb comentaris enriquidors, etc. El seu magisteri no era un acte dexhibici intellectual ni el seu discurs serigia damunt de cap tribuna. Per contra, la seva veu greu i pausada davallava en un constant gest ftic que buscava esdevenir rigorosament comprensible o entenedorament rigors: dilucidava conceptes, marcava distincions, establia relacions, senyalava matisos, oferia referncies, filava ironies, desemmascarava fallcies, descobria fissures... La den Paco era, en definitiva, una didctica de principis: exercitar els fonaments del pensament per aprendre a pensar. I una ltima cosa sobre el professor Buey, un xic inefable: en la seva forma dentendre, transmetre i treballar el coneixement, el cor i el cervell sagermanaven. Aix ltim em retorna a la idea que la humanitat o lhumanisme va ser lhoritz regulador o el principi vital de la conducta i lactivitat intellectual den Paco. Aquest no s lespai per a desenvolupar una interpretaci consistent de lobra de Fernndez-Buey, per evocant les seves classes i fragments de lectures, massalta la intuci que la preocupaci sincera i profunda pel benestar present i futur de lespcie humana va ser el gran motor del seu comproms vital i del seu treball intellectual. La investigaci i la reflexi sobre les grans problemtiques contempornies que afrontem com a collectivitat global: la relaci amb lalteritat cultural, les guerres i el poder dautodestrucci de lespcie humana, les flagrants desigualtats exacerbades pel capitalisme, el difcil equilibri entre desenvolupament hum i preservaci del medi ambient, etc; semmarquen totes en aquesta preocupaci pel present i el futur de la humanitat. Un inquietud que no era merament intellectual sin que amarava tot el seu sser; una inquietud que ell convertia en actitudcomproms, integritat, benevolncia, en ethos, en una manera de ser i estar en el mn plena de dignitat. Aquesta s, intueixo, una de les claus per entendre la seva tica-poltica, la seva obra i la seva vida. I tamb, s clar, per entendre la fascinaci que aquesta personalitat va despertar en moltes persones. Paco, no pateixis, no tescriurem hagiografies ni perdrem el temps erigint-te cap tribuna. Noms cuidarem la flama que ens has llegat per alimentar el foc de lesperana amb el cap fred, el cor calent i una mica dironia als llavis, com a tu thagus agradat.
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Grcies per ensenyar-nos a ser i a pensar; sobretot, a pensar en plural. Un fuerte abrazo, Paco.
Montse Boher Activista estudiantil i Llicenciada en Humanitats.Actualment, entre altres coses, editora de materials didctics. http://www.montseboher.com/el-periscopi/
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CARTA DE UN GRAN ESTUDIOSO DEL GRUPO LITERARIO DE 1950 SOBRE FRANCISCO FERNNDEZ BUEY LAUREANO BONET
Recordado amigo Salvador, la muerte de nuestro admirado Paco ha significado para m un tremendo shock. Meses atrs, charlando con l cerca de la Pompeu Fabra -vivo a pocos metros de esta universidad- me dijo que haba sufrido, a lo largo de estos ltimos aos, graves dolencias fsicas. No obstante, pareca muy animado y, como siempre, lleno de ideas y proyectos. Desde, aproximadamente, 2001 nos intercambibamos mensajes electrnicos, que conservo como oro en pao. Sola regalarme -con dedicatorias muy clidas- sus libros o separatas de artculos suyos. Siento muchsimo su muerte. Para m Paco fue persona sabia, con un pensamiento riqusimo en matices, y abierta siempre ante el interlocutor: saba escuchar. En ocasiones, incluso, pareca dubitativo ante planteamientos o ideas que, sin embargo, formaban parte de su visin del mundo, la historia y la condicin humana. Es tan difcil encontrar entre nosotros interlocutores autocrticos y dubitativos! La duda, creo, invita siempre al dilogo y permite hilar, en consecuencia, conversaciones a la vez fluidas y densas, libres por fortuna de cualquier rigidez mental (no s si me explico bien: la duda, adems, enriquece sobremanera las propias creencias). Me temo que nunca supe yo agradecerle verbalmente su elegancia moral, su sutileza mental, su apertura a mis propias ideas u opiniones, tan discutibles por supuesto. Apertura: otra palabra clave en Paco. En una ciudad tan difcil, tan spera como Barcelona, donde la gente se "refugia" en grupos doctrinarios, polticos o profesionales siempre hermticos, Paco te abra, al contrario, las "puertas" intelectuales y te invitaba incluso a colaborar con l: recuerdo vivamente, ahora, sus invitaciones a participar en sus seminarios de doctorado [1], colaborar en mientras tanto [2] u ofrecer alguna conferencia en simposios acadmicos dedicados al maestro Manuel Sacristn. Bueno, concluyo, Salvador: repito no s si me he expresado bien [3]. Estaremos en contacto. Tengo una deuda contigo, ya antigua: te promet diversas separatas mas. Te las enviar a comienzos de septiembre. Desde hace unos tres aos estoy en una situacin un poco rara: siendo profesor emrito y, en teora, con mucho tiempo libre, me encuentro una y otra vez agobiado con artculos, conferencias, trabajos relacionados con mi trabajo como hispanista, en ocasiones sobre nuestro grupo literario de 1950 y, en otras, al contrario, sobre la narrativa y la prosa de ideas del siglo XIX (Zola, Galds, el krausismo, Leopoldo Alas, el joven Rafael Altamira, Narcs Oller, Josep Yxart...). Todo ello me asla en exceso de mis amigos: y solo se vive una vez! Abrazos afectuosos en estas fechas tan tristes, Laureano Bonet.
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Notas edicin: [1] Laureano Bonet particip en el curso de doctorado que Francisco Fernndez Buey imparti sobre la obra de Manuel Sacristn en la Facultad de Econmicas de la Universidad de Barcelona en el curso 1993- 1994. Se conservan apuntes y materiales de aquel curso. [2] Laureano Bonet public varios estudios sobre el Sacristn del grupo Laye y la Enciclopedia Argos-Vergara y edit voces escritas por el autor de La veracidad de Goethe para la citada enciclopedia en mientras tanto, como, por ejemplo, Libertad, Personalismo y Simone Weil. [3] Laureano Bonet dict una excelente conferencia sobre Sacristn como crtico literario en las jornadas que en su honor y recuerdo se celebraron en la UB en 2005, con ocasin del vigsimo aniversario de su fallecimiento.
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Nunca voy a olvidar la disponibilidad absoluta con la que en la primavera de 2006, a pocos meses de mi aterrizaje en Barcelona, acogi mi pedido de orientacin contenido en un peregrino mensaje de correo electrnico que me atrev a enviarle desde la nada misma, por as decirlo previo a la decisin de afrontar un estudio serio del pensamiento de Antonio Gramsci. Evidentemente tuve buena puntera y, al mismo tiempo, no saba bien con quin me estaba metiendo! (lo digo por ambos, claro). Desde entonces Paco se ha ido asociando a lo mejor que me ha tocado vivir, y no para de crecer en esa misma direccin. l no lleg a conocer la Argentina. Estuvo a punto de hacerlo durante este ltimo ao pero su salud se lo impidi. De todos modos, a cualquier latinoamericano deberan bastarle sus frecuentes visitas a la regin: Bolivia, Brasil, Mxico Y adems los argentinos y latinoamericanos tambin tenemos mucho Paco en el horizonte. Porque qu lejos est la utopa vital encarnada en l de la mezquina realidad sociopoltica europea que hoy querra verlo morir pero no hace ms que engrandecerlo! Gracias infinitas, Paco. Seguimos en contacto. Un fuerte abrazo y hasta siempre. Barcelona, 2 de septiembre de 2012. Nota: [1] Me refiero respectivamente a Antonio Izquierdo y a Jorge Riechmann, basndome en la intervencin de este ltimo en el tanatorio de Les Corts, Barcelona, el 27 de agosto de 2012, titulada Era mucho Paco.
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PSUC por considerar, acertadamente, que estaba derivando hacia posiciones no revolucionarias, es decir, que se integraba de forma demasiado complaciente en los sistemas democrticos liberales y dejaba de lado una va democrtica propia hacia el socialismo. Recuerdo que en aquellos aos, al abandonar un compaero, que pronto de pas al PSC, la clula del PSUC a la que ambos pertenecamos, me dijo: Estupendo, un democristiano menos en el partido. Su obra y su actividad posterior, indeslindables en su concepcin de la tarea de un intelectual, la ha dedicado a profundizar en esta lnea de izquierda alternativa en la que, junto a los partidos y sindicatos, dio una enorme importancia a otros sujetos revolucionarios, entre ellos los movimientos sociales, y en especial el ecologismo, el feminismo y el pacifismo. Como natural consecuencia de todo ello, sus posiciones polticas se han movido dentro del marco de Izquierda Unida. Como se ha subrayado estos das, Paco era una gran persona, un tipo entraable, amable y cordial, honesto e ntegro. Hace unos aos, a pesar de no ser religioso, me coment que se encontraba muy a gusto con los cristianos de izquierda. Son tipos decentes, dijo. Sabindose perdedor, de momento, en tantas cosas, no por ello abandonaba sus ideas, que a veces ms parecan creencias. Modesto en sus ambiciones, incluso en las universitarias, generoso con su tiempo, uno de los bienes ms preciados por todo intelectual, siempre estaba dispuesto a echar una mano a los ms abandonados por la fortuna, a los minoritarios que luchaban por un ideal digno, aunque no coincidiera exactamente con el suyo. Nadie como a l le cuadran mejor aquellas palabras que encabezan un famoso texto de su querido Antonio Gramsci: Odio a los indiferentes. Creo que vivir significa tomar partido. No pueden existir quienes sean solamente hombres, extraos a la ciudad. Quien realmente vive no puede no ser ciudadano, no tomar partido. La indiferencia es apata, es parasitismo, es cobarda, no es vida. Por eso odio a los indiferentes. Paco Fernndez vivi siempre tomando partido, nunca cay en la apata, nunca fue un parsito. Y si hubiera sido capaz de odiar, sin duda hubiera proyectado su odio, sobre todo, contra los indiferentes. http://elcomentario.tv/reggio/paco-fernandez-referente-moral-defrancesc-de-carreras-en-la-vanguardia/30/08/2012/
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FRANCISCO FERNNDEZ BUEY (1943-2012) LA UTOPA COMO NECESIDAD MARA JESS CAIZARES
La vida de Fernndez Buey transcurre en paralelo a una transicin espaola donde este filsofo y ensayista conoci los mejores aos del Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC), del que fue miembro. Fallecido el pasado 25 de agosto a la edad de 69 aos, vctima de un cncer, quienes le conocieron coinciden en destacar su serenidad y su defensa del dilogo, aunque tambin la firmeza de su compromiso. Francisco Fernndez Buey naci en Palencia en 1943 y estudi Filosofa en la Universidad de Barcelona (UB), donde conoci a Manuel Sacristn, profesor primero y amigo para siempre despus, as como al poeta Jos Mara Valverde y el filsofo Emilio Lled. En 1966, su participacin en la Capuchinada, reunin que intelectuales, estudiantes y profesores mantuvieron en el convento de los Capuchinos de Sarri (Barcelona) para fundar el Sindicato Democrtico de Estudiantes, le cost la expulsin de la UB, pero la causa antifranquista logr un fiel adepto. Durante unos aos se ganara la vida como traductor de Descartes o Touraine, y como colaborador de varias enciclopedias, sin olvidar la reivindicacin de un cambio poltico ya en ciernes. Entre 1963 y 1978 fue militante del PSUC y form parte de los delegados del congreso fundacional de Izquierda Unida (IU). La izquierda pierde a un pensador sabio y cercano, lo que supone un duro golpe, muchoms en unos momentos tan crticos y desconcertantes como los que estamos viviendo, dira el coordinador general de IU, Cayo Lara, al conocer la muerte de Fernndez Buey. De la mano de Sacristn, volvi a la UB en 1972, concretamente a la Facultad de Economcas. Tras ejercer un tiempo en la Universidad de Valladolid, logr la ctedra en la UB. En 1993 fue nombrado catedrtico de Filosofa Poltica en la recien creada Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, donde dirigi tambin la ctedra Unesco sobre estudios interculturales. Poco amigo de los entresijos burocrticos, aguant poco en el Consejo de Universidades, del que fue miembro a propuesta de IU. Fue, asimismo, investigador del Instituto Universitario de Cultura y milit en el Comit Antinuclear de Catalua (CANC). Fue autor, entre otros ensayos, de Lenin, Contribucin a la crtica del marxismo cientificista, Ideas para un racionalismo bien temperado, Discursos para insumisos discretos y La ilusin del mtodo. Su referente marxista fue el terico italiano Antonio Gramsci, admiracin que fructific en sus obras Ensayos sobre Gramsci (1977) y Leyendo a Gramsci (2001). Su compromiso con el feminismo, el pacifismo y el ecologismo tambin se refleja en varios libros como Ni tribunos: Ideas y materiales para un programa ecosocialista. Profundiz en el choque de culturas y en el
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pensamiento poltico en la Espaa del siglo XVI. Muy aficionado al cine y a la labor pedaggica que ste poda ejercer, Fernndez Buey altern su labor docente con seminarios y conferencias alrededor del mundo, y public en numerosas revistas de ideologa marxista como Dialectique y Actuel Marx (Pars), Rinascita, Critica marxista y Liberazione (Roma), Das Argument (Berln), Dialctica y Memoria (Mxico), Science and Society y Rethinking Marxism (EE.UU), entre otras. En Espaa escribi en El viejo topo y El Pas. El cofundador de IU falleci apenas un ao despus que lo hiciera su esposa, la catalana Neus Porta, de la misma enfermedad, el cncer. Francisco Fernndez Buey, reivindic la utopa como una aspiracin necesaria.
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El sndrome de Gramsci [1] es el ttulo de una novela de Bernard Nol: al protagonista, en medio de la charla con un amigo, se le borra de la cabeza el nombre de Gramsci, pensador que le era muy familiar y ocupaba un amplio espacio en su biblioteca; el suceso desencadena una apasionada y honda reflexin sobre la prdida del lenguaje, sus relaciones con la vida y con la muerte. Ms que centrarse en un ncleo argumental, Nol propone un campo libre de pensamiento, buscando asumir las cualidades que aprecia en la escritura de Gramsci: "no existe ninguna otra obra en la que se perciba con tanta claridad hasta qu punto lectura y reflexin componen la mejor mezcla para que pueda desarrollarse el pensamiento" [2]. Es decir, que la lectura acta como sinnimo privilegiado del pensamiento: lugar de significados disponibles, de reflejos oblicuos, espacio en que una realidad queda aislada y puede observarse. En la reflexin de la lectura aparece el lector, se expande el lector en pensamiento y, en esa medida, cada uno encontrara en Gramsci su propio sndrome. No tuve ms remedio que verlo as al comprobar a dnde me haba llevado Leyendo a Gramsci, de Fernndez Buey [3]. Prendido como estaba en la intensidad del relato biogrfico que abre el libro, sin embargo iba pasando slo a mis notas aquello que tena que ver con el tiempo, con el modo en que el personaje-Gramsci viva el tiempo. l mismo lo resuma en una carta de 1925 a su compaera Julia Schucht: "Ha sido borrado de mi cerebro todo lo que no sea actividad poltica inmediata" [4], o explicaba que haba llegado a perder como en un peculiar trastorno de la atencin todo su gusto por la naturaleza, que no recuperara hasta ser detenido: slo entonces, excluido de la accin, podr volver a fijarse en el paisaje. Es significativo, por lo diferente del discurso y del contexto, que este carcter drstico de reduccin reaparezca en los recuerdos de Lyotard [5] sobre su militancia en el grupo Socialismo o barbarie: "Se puede obtener una impresin de lo importante que era para mi alma mi lealtad hacia la causa de combatir la explotacin y la alienacin del hecho de que durante quince aos descuid cualquier forma de actividad y sensibilidad que no estuviera directamente relacionada 42
con esta causa"; o tambin: "ninguna otra cosa, con la excepcin del amor, nos pareci digna de un momento de nuestra atencin durante esos aos" [6]. Con la excepcin del amor: la historia de Gramsci documenta tambin las vicisitudes de este inciso. Para Lyotard, resulta obvio el vnculo entre la "obediencia monstica" y esta conducta; pero hay una fuente ms inmediata: la concepcin leninista del revolucionario profesional, cuyo centro era la entrega exclusiva a la causa. Lo sacrificatorio y lo reductivo enlazan en ella con una tradicin asctica de signo popular y heterodoxo, con frecuencia teida de religiosidad, y siempre dominada por el sometimiento de la vida a un imperativo moral: el alma o la fe o la misin disciplinan el movimiento, la actuacin del cuerpo, transformado en necesaria mquina auxiliar: "no crea que lo fsico pudiera apoderarse hasta este punto de las fuerzas morales" [7], se sorprende Gramsci cuando su salud se quiebra. En diversas ocasiones, se ha referido Lyotard a una enfermedad del tiempo; pero quiz nunca dej que se transparentara tan agudamente esta clase de ansiedad como en su libro pstumo, La confesin de Agustn [8]: "se aboli el tiempo maldito en que el encuentro con lo absoluto es postergado sin cesar?": hay en este enfermo un afn de acumular cantidades, de trabajar una espera hiperactivamente, para que en algn punto se produzca el salto de cualidad que alienta en el deseo y que parece destinado a no llegar nunca. Rene la voladura del presente, demolido en cuanto espacio libre de vida "el tiempo es la cosa ms importante, escribe Gramsci: es un simple pseudnimo de la vida misma" [9], con la hipoteca a un futuro de advenimiento. En Gramsci, la enfermedad del tiempo se manifiesta en su fase aguda: el contexto histrico-poltico y su propio estatuto de preso hacen que la tirana del futuro aparezca revestida de objetividad; hasta en lo absoluto de la desesperacin, sa es la dimensin dominante; sin ningn acceso real al futuro, el presente se planifica al mximo y en l se agotan las fuerzas. El anlisis de Fernndez Buey va poniendo de relieve con sutileza, sin juicios expresos los lmites que la lucidez personal encuentra en este marco, la extrema aridez que sufre una voluntad desnuda. En Lyotard, despus del abandono de la inmediatez poltica, la enfermedad, siendo tambin aguda, se ha vuelto crnica: ejerce todo su agobio y mantiene sus sntomas, pese a que reconoce la falta de una desembocadura. Un dinamismo ciego est, entonces, en marcha: aquella lgica de aceleracin continua y a la vez de espera, prohbe ahora la pausa, prohbe la desesperacin y la esperanza, y en su ritmo imparable todas las valoraciones se hacen confusas no hay ya derrota ni victoria, apenas tonalidades del nimo. Perdida la referencia ltima, adems, el impulso de entrega completa del tiempo toma la forma de una apora de la eleccin, en que razn y libertad quedan anuladas por una carga excesiva de energa; "ansiedad histrica" [10], ha dicho el propio Lyotard, que lo describe as: "Cuando parezco totalmente comprometido por una lnea de fuerza que proviene de cualquiera de estos polos, en realidad no lo estoy,
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porque tambin miro con el rabillo del ojo a las otras lneas y me encuentro posedo por una especie de celos mezclados con avidez. Me gustara abarcar todos los campos de atencin al mismo tiempo. La imposibilidad de lograrlo adopta la forma de una inhibicin" [11]. En el curso de Lo que queda de Auschwitz [12], el tercer volumen de Homo sacer, Agamben ha recogido la propuesta de un siquiatra japons, Kimura Bin, que aplicando categoras de Heidegger trata de asociar los trastornos de la identidad con la enfermedad del tiempo. As, por limitarme al campo sintomtico ya sugerido, el esquizofrnico estara consagrado a la espera del futuro: para l, "el yo no es nunca una posesin cierta, sino algo que hay que ganar permanentemente, vive su tiempo bajo la forma de la anticipacin"; por su lado, la neurosis obsesiva conoce la experiencia acumuladora que satura el presente: "la adherencia al presente tiene la forma de una reiteracin obsesiva del mismo acto para procurarse, por as decirlo, las pruebas del propio ser por s mismo" [13]. Pero no se trata de esquematizar un catlogo clnico, sino de reconocer el carcter de este nudo: enfermedad del tiempo, fragilidad del yo, accin autoalimentada y ansiosa, movimiento sin motor inmvil. Aqu podra callarme: el diagnstico no basta, ni ofrece salida: "saber que estamos enfermos y no poder valernos de este saber para observar el mal o para curarlo" [14]. Pero la inesperada coincidencia entre Gramsci y Lyotard anima a llegar hasta aqu y a continuar an. No s hasta qu punto podra hablarse de una tipologa: revolucionarios privados de su revolucin o desenganchados de ella por decisiones personales, pero mantenidos en el vaco de la misma velocidad existencial; tal vez no sea un tipo y las conductas reposen en otras profundidades y mecanismos formadores de cada inconsciente. Pero s creo que est asociada a un fenmeno de esta ndole cierta dificultad para pensar lo poltico que, si bien ha sido diseccionada en textos como los de Foucault o Deleuze, condiciona enormemente la prctica real. La fragmentacin de la atencin, la nostalgia de referencias como la lucha por el poder o la conformacin de un sujeto revolucionario, el propio desarrollo autnomo y crnico de la enfermedad del tiempo, son filtros opacos que no dejan ver. Pero, incluso bajo la influencia de esas fuerzas, encuentro en las lecturas que he ido citando apuntes de cmo rayar a veces esos filtros, dejar que entre alguna raya de luz. Parece que slo lo mtico que ata al pasado o la espera de un absoluto permitiran un pensamiento global, capaz de incluir todo en un sistema o de programarlo hacia una expectativa. Frente a este totalitarismo de lo global, cabe pensar juntas las cosas parciales y dispares, para que sus procesos razonadores se encadenen, se iluminen entre s, tejan prstamos y analogas; el intento de trazar entre ellas una va que no sea de direccin nica y que cuente con mltiples entradas e itinerarios posibles, sin jerarquizarse. Como en la poltica o la esttica, en este modo de pensar el conocimiento no construye un edificio propio, sino que es forma de hacer y producto del hacer: un pensar-accin, incurablemente mvil, con
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acontecimientos en vez de conceptos. Quedan al margen trminos como siempre o nunca, sobre cuya frecuencia en Gramsci ironiza Fernndez Buey, y aparecen otros como ahora, a veces, quiz. Quiz: la duda no toca tanto al conocimiento como a la moral: lo inestable e inseguro es un disolvente que impide la coagulacin de dogmas, de creencias fijas y firmes, de certezas siempre excesivas; que impide ensoar una identidad, impostarla, paralizarse en un hallazgo. El error no es sino lo verdadero cuando el tiempo le ha pasado por encima. Gramsci intuye este punto de quiebra cuando postula el carcter singular de los fenmenos histricos, la necesidad de su estudio en concreto y detalle, su libre desarrollo. As, la crtica se perfila como forma real de una teora fragmentaria; ambiciosa al dibujar y pretender enfoques, pero limitada a cada uno de sus objetos. Y el pensamiento se manifiesta ms bien como percepcin, como observacin atenta de las cosas, sensible a las pequeas diferencias, al levsimo dibujo de una fisura. Es aqu donde tiempo y pensamiento conducen al lenguaje. Agamben, para mostrarlo, ha trado a este terreno la teora de la enunciacin que esboz Benveniste: "el hombre no dispone de ningn otro medio para vivir el 'ahora', que el realizado a travs de la insercin del discurso en el mundo, de decir: yo, ahora. Pero precisamente por esto, precisamente porque no tiene otra realidad que la propia del discurso, el 'ahora' est marcado por una negatividad irreductible" [15]. Tanto el sentimiento del presente como la misma conciencia reposan en la palabra, cuya enunciacin, a la vez que significa, conlleva un sentido bruto de existencia. A la vez que determina toda posible realidad, abre el latir de un afuera. Afuera y no en el futuro queda, entonces, situada la utopa; en el habla, en la escritura, se concentra la irreal sustancia del tiempo. Notas: [1] Bernard Nol, El sndrome de Gramsci. Traduccin de Guy Rochel. Tenerife, Taller de traduccin literaria, Ed. Canarias, 1998. [2] Ibdem, p. 10. [3] Francisco Fernndez Buey, Leyendo a Gramsci. Barcelona, El Viejo Topo, 2001. [4] Citado ibdem, p. 47. [5] Jean-Franois Lyotard, Peregrinaciones. Traduccin de Mara Coy. Madrid, Ctedra, 1992, p. 34. [6] Ibdem, p. 75. [7] Citado en Francisco Fernndez Buey, op. cit., p. 77. [8] Jean-Franois Lyotard, La confesin de Agustn. Traduccin de Mara Gabriela Mizraje y Beatriz Castillo. Madrid, Losada, 2002, p. 38. [9] Citado en Francisco Fernndez Buey, op. cit., p. 180. [10] Jean-Franois Lyotard, Peregrinaciones, ed. cit., p. 31. [11] Ibdem, p. 19. [12] Giorgio Agamben, Lo que queda de Auschwitz. El archivo y el testigo. Homo sacer III. Traduccin de Antonio Gimeno Cuspinera. Pre-textos,
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Valencia, 2000, p. 132. [13] Ibdem, p. 133. [14] Bernard Nol, op. cit., p. 26. [15] Giorgio Agamben, op. cit., p. 128.
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Nadie sabe si existen o no, pero all se dice (y se repite por toda Espaa) que "haberlas, haylas". Hace dcadas, cuando Galicia era tierra de campesinos, se deca a los nios que las meigas vagaban por los montes entre las nieblas. Ahora siguen vagando por las ras contaminadas y a veces por las ciudades. Las meigas y la morria (el recuerdo melanclico de la tierra, sus costumbres y dems) son la sustancia diferenciadora del galleguismo. Hay un par de escritores gallegos, lvaro Cunqueiro y Castroviejo, que han escrito excelentes cuentos sobre las meigas... Ver de conseguirte alguno. Y Paco se fue y me qued sin los cuentos sobre meigas, sin sus observaciones agudas y afectuosas, sin su generosidad (la de enviarme sus textos inditos). S que nos veremos, compaero, cuando los desarrapados y las oprimidas de la tierra volvamos a intentar, dondequiera que sea, tomar el cielo por asalto. S que las meigas tambin acompaarn a quienes sostengan la voluntad y el deseo de insurreccionar a Espaa. Hasta la victoria siempre, querido Paco. Mendoza, 25 de agosto de 2012 http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=5221
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Las clases de Fernndez-Buey exhiban una serie de virtudes que deberan estar ms presentes en nuestra sociedad. La poltica debe ser moral, y l lo exprima mediante el dilogo, con una tranquilidad que era pasin y voluntad de transmitir los conceptos con serenidad, elegancia y la necesidad de unir tica con esttica, fondo y forma, ideas y estilo. Autor de obras significativas como Contribucin a la crtica del marxismo cientifista (1983), La ilusin del mtodo (1992) o Politica (2003), la prdida de este pensador de primera magnitud nos ofrece un legado para el futuro nada desdeable: necesitamos mentes que integradas en la Universidad luchen para que sta siga vigente en su papel de formador social, porque de nada sirve tener estudios sin usarlos para transformar el mundo que nos rodea y hacerlo mejor desde una perspectiva crtica basada en la razn.
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momento del siglo XXI, toda vez que la capacidad de carga del planeta se superara en la dcada siguiente: sobreproduccin, aumento exponencial de la poblacin, colapso de sumideros, desabastecimiento de recursos, peak oil. Naredo lo enunci magistralmente en Las races econmicas del deterioro ecolgico y social, recordando que la ciencia econmica moderna tiene una corta vida, la que nos separa de la Investigacin sobre La Naturaleza y Causas de la Riqueza de las Naciones (1776), que hemos olvidado que eco viene de oikos, y oikos era la casa para los griegos, o tambin nuestra casa, la biosfera, lo que hay disponible. El nomos del oikos desprecia el logos del oikos -la ecologa-; se entrega a la alquimia del dinero y arrasa el mundo material, social, cultural, ambiental. El Socialismo puede llegar solo en bicicleta, reciente publicacin de Jorge Riechmann, arranca con una cita del gran Manuel Sacristn [] En la concrecin de la vida, la lucha por la cordura y la supervivencia tiene que ser tan revolucionaria radical como la lucha por la justicia y la libertad. No es posible conseguir mediante reformas que se convierta en amigo de la tierra un sistema cuya dinmica esencial es la depredacin creciente e irreversible. Si bien es cierto que el socialismo del siglo XXI tendr que abandonar su productivismo original, ese que de alguna manera nos parece ver tras la crtica de Ignacio Castro a San Carlos Marx en su Sociedad y Barbarie, ese que tan sutilmente seal Foucault en Las Palabras y las Cosas como parte constitutiva de la nueva episteme, ese que pas por incuestionado en el siglo XIX bajo un contexto radicalmente distinto, tambin lo es que un planteamiento ecologista solo puede pasar por la crtica implacable al modelo civilizatorio -el capitalismo- que ha conducido a la biosfera -y a la posibilidad de existencia humana en su interior- al desastre. Un planteamiento ecologista, digmoslo sin miedos, debiera ser radicalmente antisistema. Paco Fernndez Buey nos dej el pasado sbado 25 de agosto, a media tarde. Su ausencia abre un gran vaco, pero nos queda la profunda huella de su generosidad, entrega y brillante lucidez, que permanecer a travs de sus palabras. Juan Carlos Monedero nos recordaba estos das su irona amable: Nunca te baas dos veces en el mismo ro: la segunda est ms sucio. Paco ha expuesto en numerosas ocasiones, con ntida claridad, cmo lo que est en crisis es nuestra civilizacin o sea, la forma de producir, consumir y vivir que el capitalismo industrialista ha configurado durante varios siglos. La otra crisis, la ecolgica, parece haber sido desplazada de los grandes dispositivos de produccin de realidad, por los gerentes del mundo desmaterializado que solo existe en los manuales de Friedman, Hayek y compaa. Regresar, tnganlo por seguro, a la vuelta de la orga consumista que con todas nuestras fuerzas nos desvivimos por reflotar. Regresar, y entonces habr que plantearse de nuevo si hay vida ms all del capitalismo. En su formulacin clsica, la utopa es un no lugar, cierto. La utopa no puede ser realizada y funge como regulador, como vector 52
que empuja la historia. En su versin postestructuralista apela a lo que no puede ser pre-concebido, a aquello que llegar y ante lo cual solo cabe hospitalidad. Mesianismo sin Mesas, esperanza que abre por-venir, que deja entrar el aire limpio del futuro. Para esta utopa tambin hay que prepararse, porque de nada nos servir un (mal) sistema, mquina estropeada perdiendo aceite por los azules mares de Galiza, para afrontar lo que tendr que aparecer, queramos o no, como alteridad. Ecosocialismo entonces, como forma radical que apela a la alteridad desde el inapelable fin del sistema capitalista y hacia un por-venir que, esperemos, nos devuelva la habitabilidad del oikos. Ecosocialismo no ms socialdemocracia concesora, no ms economa verde, no ms desarrollo sostenible. Ecosocialismo como contrapoder, contradiscurso y contra el discurso mismo: ecosocialismo para la gente desde la gente. http://culturambiente.es/crisis-y-utopia-en-memoria-de-pacofernandez-buey/
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aprovechamos de su vocacin docente y de su buen humor y optimismo con el gnero humano y con su capacidad de comprender y transformar el mundo (optimismo que seguro que ms de una vez pondra yo en crisis con mis negritudes y mis iluminaciones sucesivas). A ese magisterio personalizado debo una orientacin general de mis lecturas marxistas y una sensacin de libertad absoluta en mi pensamiento y en mi forma de expresarlo, amn de una falta de ridculo notable a la hora de actuar en pblico (todo lo contrario, precisamente, a la severidad contenida de Paco que, sin embargo, me animaba siempre a lanzarme por los derroteros ms peregrinos a los que me llevara mi imaginacin y mi talante, ya que a veces no era precisamente mi raciocinio ni mi prudencia precisamente lo que me empujaba. Paco, seguramente por el contraste, vea en ello una forma personal de actuar tan defendible como cualquier otra, y esa mezcla de orientador estricto y de liberador entusiasta que era me hizo ir hacindome bastante como he llegado a ser, para bien y/o para mal: me gusta el rigor intelectual pero tambin la arbitrariedad intuitiva. Paco lo supo ver muy bien cuando tuvo la amabilidad de epilogar mi segundo libro de poemas, "El peso del humo", en el que bailaba en el filo de la navaja entre un reivindicado materialismo y un misticismo evocador. Como la eternidad es muy larga, tiempo habr de comentar aspectos de la labor de Paco Fernndez Buey y de su personalidad tan inslita. De estas lneas publicadas hoy martes 28 de agosto en Heraldo de Aragn en esa seccin de "Obituarios" espero sencillamente que sirvan de guio y de abrazo con todos los que hemos sentido en algn momento el buen influjo de Paco (y de Sacristn...y de otros buenos sabios) en nuestras vidas de insumisos buscadores de una felicidad universal tal vez inencontrable. http://ulises.blogia.com/2012/082802-paco-fernandez-buey-inmemoriam.php
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una seriedad alentadora. Esta serenidad con la que hablaba haca que le escucharan todos, incluso los que no compartan sus ideas. Pero sus estudiantes saben mejor que nadie que los argumentos del profesor Fernndez Buey siempre tenan fundamentos de gran elocuencia. Para nuestros estudiantes era, adems, un ejemplo vivo de lo que es un gran profesor de Humanidades. Conversaba y escuchaba con una amabilidad sincera. Cuando se le preguntaba si, despus del fracaso de todas las utopas, dejara de creer que el ideal de la igualdad social pudiera hacerse real en una sociedad regida por los hombres, sonrea, pero se mantena firme en sus activismo social poltico. Tienes que ir a Rusia, Paco, para ver las consecuencias del comunismo, le deca yo alguna vez. l entonces sacaba uno de los libros de la biblioteca de su despacho, y me lo prestaba. Todos hemos aprendido mucho de Paco en todos los sentidos. Ha sido un gran ejemplo de lo que es un humanista. http://elcomentario.tv/reggio/un-humanista-rebelde-de-tamaradjermanovic-en-la-vanguardia/27/08/2012/
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editado por nuestro amigo comn Miguel Riera. All, y en la cena posterior, sali lo de la derrota poltica. Porque -se ve muy bien en el libro de Paco- los rebrotes de pensamiento utpico han solido acompaar a las grandes derrotas polticas de los movimientos sociales liberadores. Todava no haba estallado oficialmente la crisis -Lehman Brothers no quebr hasta septiembre-, pero para los economistas y los cientficos sociales serios (en SinPermiso acabbamos de publicar un premonitorio texto del historiador econmico Robert Brenner, adems de razonados augurios de Michael Krtke) era evidente que se gestaba una crisis capitalista mundial de grandes dimensiones. Recuerdo que sali en la cena la idea de que estbamos asistiendo al fracaso final del llamado "neoliberalismo" (remundializacin de la economa y reliberalizacin de los movimientos de capitales; congelacin de los salarios reales y estmulo de la demanda efectiva a travs de polticas intervencionistas de inflacin de burbujas de activos; financiarizacin de la economa y multiplicacin del fraude de control). Que el "neoliberalismo" haba conseguido aplazar o eclipsar por tres dcadas los grandes problemas que el capitalismo y la crisis de civilizacin por l inducida planteaban ya en los 70. Y que esos problemas seguan ah, y volvan a plantearse, inocultables a la vista de todos, en nuestro tiempo: el cambio climtico y la crisis ecolgica, la creciente dificultad del capitalismo tardo para restaurar tasas de beneficio sostenibles y para convivir con formas mnimamente democrticas de vida poltica. La penltima vez que nos vimos, har cosa de dos aos, y ya en pleno fragor de esta crisis del capitalismo que podra terminar siendo la ms grave de su historia, volvimos sobre la idea. Todos los problemas econmicos y de civilizacin que tanto discutimos de jvenes en los 70 siguen ah, pero superlativamente agravados. Y en el caso espaol, adems, con una crisis evidente del rgimen poltico fraguado en la Transicin. Acariciamos vagamente la idea de escribir sobre eso en forma de dilogo, un dilogo que fuera, de paso, una especie de reivindicacin de la lucidez de nuestros viejos: de Manolo Sacristn, de Wolfgang Harich, de Ernest Mandel, de Edward P. Thompson, entre otros. Los crueles achaques de la vida nos privaron de la ocasin de hacerlo. Hasta siempre, Paco. http://www.publico.es/espana/441381/un-luchador-antifranquista-queno-se-acomodo-a-las-componendas-de-la-transicion
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vez demasiado sobre el universo presente, mientras encontramos las mediaciones necesarias y las prcticas correspondientes para salir del dilema abierto entre socialdemocracia y estalinismo, no es mejor el criticismo radical que la beata insistencia en edulcorar la falta de libertades en los pases llamados socialistas o en embellecer, de forma utopista, un futuro paraso pluralista construido a golpe de ideologa? De esta poca data una vulgata, Conocer a Lenin y su obra (Dopesa, Barcelona, 1977). El suyo es un Lenin visto desde la perspectiva (Moiss) Lewin, o sea desde el autocrtico con el curso que estaba tomando la revolucin. Es un Lenin preocupado por la creacin del partido, la insurreccin, y la revolucin cultural, alguien que nunca estuvo en ningn Mausoleo. Despus de repasar lo que se han publicado sobre Lenin por estos lares, creo que este es sin duda el ms penetrante. As pues, al menos desde mediado los aos setenta era perceptible que Fernndez Buey representaba a un PSUC cada vez ms apartado del oficial, de los banderas blancas, aquellos que bramaban contra los quienes se atrevan a blandir la bandera republicana en actos y manifestaciones. No tard en hacerse pblico y notorio que los sacristanistas no estaban no estaban a gusto con el curso que haba tomado el Partido, un PSUC obviamente jerarquizado pero en el que latan varias almas. Una de ellas era, por supuesto, la de los que mandaban. Estaba distinguida por personajes como Antoni Gutirrez Daz, al que algunos periodistas llamaron el Lenin cataln, quizs por la perilla. Esto me sacaba de las casillas, tanto como cuando el propio Antoni dijo que lo de Puig Antich no tocaba, o cuando comparaba a Dolores Ibrruri con Rosa Luxemburg. Esta disidencia se manifestar sobre todo desde la revista Materiales en la que toma parte un extenso abanico de intelectuales, en su mayora discrepantes, y que se abrir toda la izquierda radical que tenga algo que decir, y que se presenta en cuatro lenguas: castellano, cataln, vasco y gallego. De la coleccin recuerdo ms vivamente el extraordinario n 2 (1977) dedicado a Gramsci hoy, que abre y cierra Fernndez Buey, y el extraordinario n 4 Rosa Luxembourg hoy. Tambin en este caso se hace ostentacin de la voluntad de recuperacin de todas las tradiciones del marxismo revolucionario, y del pensamiento crtico. Segu tambin a Paco desde Zona Abierta, una revista que algunos consideraban medio trotskiana aunque sera ms justo apuntar hacia un cierto socialismo de izquierdas. Todo qued ms claro en el momento en que el PSOE gan las elecciones. Entonces, sus mandos (Ludolfo Paramio, Jorge M. Reverte, que toman a Mandel como pretexto para decirnos que la opcin revolucionaria se encontraba en el pas de las maravillas, pero en la realidad), operan un volta face que ms bien pareca un sacarse la careta. En 1978, Paco abandona el PSUC, sin duda en desacuerdo con toda la lnea de pactos. Desde entonces los vasos comunicantes entre los diversos colectivos de la izquierda radical se estrechan, hasta se crea una candidatura, la Unitat pel Socialisme, que agrupaba al PTE, BR, MCC 62
y a la LCR, con una implicacin potente de Manuel Sacristn y Fernndez Buey. Pero el viento soplaba cada vez ms hacia la derecha, el maosmo no tard mucho en casi desaparecer de nuestro mapa. Se impona comenzar de nuevo aunque muchos tardamos en enterarnos de algo que ya se desprenda de los anlisis del colectivo que acabara formando Mientras tanto. En nuestro caso (LCR), esta comunicacin se plenamente en la experiencia autogestionaria del Diari de Barcelona, y tambin en las asambleas montadas desde la revista. Algunas de ellas bastante animadas, al menos en los que debates se refiere. En esta poca, Paco me invit a participar en la revista lo que hice con un trabajo sobre la vejez obrera, un trabajo sin continuidad. A mi el nivel general de Mientras tanto, me abrumaba, y me senta ms capaz de escribir en las revistas de divulgacin histrica. De aquel tiempo me viene al recuerdo las tristes reuniones entre algunos empeados en convertir el centenario de la muerte de Marx (1883) en un evento, quedar en plan amplio y abierto con mucha gente en un bar barcelons llamado Amagatotis, y al final no llegar a la media docena de participantes, entre ellos Paco y Vctor Ros. La afinidad lectora se mantuvo contra viento y marea, y segu con los artculos y los libros de Paco, algunos de los cuales como Contribucin a la crtica del marxismo cientificista (EU, Barcelona, 1983), todava espera que le hinque el diente, es un hueso demasiado duro de roer para mis muelas. Otra cosa sera La gran perturbacin (Destino, Barcelona, 1996), un estudio de las controversias sobre el encontronazo de los conquistadores con los pueblos nativos. Que ofreca una visin del otro en la Espaa del siglo XVI, a partir del descubrimiento y la conquista de Amrica, y nos remeta de pleno a toda la polmica habida al calor del triunfalismo oficialista del V Centenario. En este contexto, las aportaciones de Paco aparecan como gloria bendita para los que creamos que no haba nada que celebrar. Perdimos una vez ms, pero en el terreno de la verdad y el estudio, la obra de Paco se ergua poderosa sobre tanta miseria depredadora ms o menos refinada. Tambin he tenido sin molestar en mis estanteras otros libros suyos, pero entr de lleno en sus trabajos escritos a cuatro manos con Jorge Riechmann, que entraban mucho mejor por mi ventana. Me refiero claro a est a Redes que dan libertad. Introduccin a los nuevos movimientos (Paidos, 1994), y Ni tribunos. Ideas y materiales para un programa ecosocialista (Siglo XXI, Madrid, 1996), ledos y reledos, anotados y citados, hasta el punto de llegar a creer de alguna manera que con tanta razn a favor, la combatividad tendra que recuperarse. Sin embargo, eran elaboraciones que se engaaban menos que otros como el que escribe, que saban de la desesperanza. De ah que ya por entonces, Jorge respondiera a mi pregunta sobre qu nos tocaba hacer en el marco de un encuentro organizado por Viento Sur: Pues como dice Pasolini, resistir, y transcrecer, y en eso estamos. Sin embargo, la espera se haca larga y de esta espera he retenido una imagen particular de un Paco apartado y sombro, visto
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como testigo y observador de algunas de aquellas manifestaciones de los noventa, tristes porque los asistentes no eran ni la mitad de lo que, a pesar del pesimismo de la razn, se esperaban. Eran con todo, momentos para la irona y el buen humor, pero en el fondo se adivinaba una tristeza profundamente compartida. .:. Leo por ah que el Foro Babel, surgido en diciembre de 1996 fue una iniciativa cvica de intelectuales cuyo objetivo era "...crear un espacio cvico para la conexin, comunicacin, debate, elaboracin, expresin y difusin de todas aquellas ideas vinculadas y relacionadas con la problemtica de las sociedades multiculturales y del desarrollo de los valores democrticos en su seno. Esto era interpretado en clave de defensa de la lengua castellana en Catalua, de oposicin a la normalizacin lingstica. Fui testigo y parte de su creacin, y recuerdo que el nombre lo propuso Juan Ramn Capella. Lo recuerdo porque la gente ms ligada a la izquierda nos desligamos aquel da. En esa trama, recuerdo haber tenido diversas entrevistas con Miguel Riera, Paco Fernndez Buey, y Alfredo Clemente, entre otros. Tena que haber venido tambin Jordi Dauder que no pudo por problemas de trabajo, pero que haba tenido un rifirrafe con un periodista que le haba echado en cara sus complicidades en lo que Eduard Voltas haba llamado la guerra de la llengua (Empries, Barcelona, 1996), con sus diversos episodios, entre ellos las reuniones en el Club Mogambo, por el que desfilaron la mayor parte de los intelectuales bablicos. Jordi respondi que l haba luchado por las libertades de Catalua cuando muchos de los grandes nombres convergentes no se movan de sus despachos, o algo similar. No dudo de que existiera un sector de estos que ya tenan un mapa que les tena que llevar a Ciutadans, y de hecho, algunos de los portavoces de este partido eran habituales en las idas y venidas. Dicho mapa les aconsejaba no entrar en polmicas sobre el trasfondo poltico y social del reinado de Jordi Pujol. Pero no eran otras las intenciones del ala izquierda que por entonces fraguaba la creacin de una Izquierda unida catalana en lnea de Anguita, o sea de oposicin que no de colaboracin con el PSC-PSOE. Algunos ya nos la habamos tenido en IC sobre el asunto. En el curso de un debate en el Consell Nacional, Alfredo y yo fuimos tratados de vidalquadristas de izquierdas por el mismsimo Rafael Rib, y eso que mi intervencin se apoyaba en una argumentacin de Vzquez Montalbn. Aquel da Voltas fue ms precisos, y lament que gente que haba sido cmplices (yo creo que ms), de los derechos nacionales padecamos un hartazgo de aquel pujolismo que pasaba por el caso de Banca Catalana como el sol por el espejo. Est claro que exista un malestar entre la izquierda que haba identificado el fet nacional por utilizar la terminologa de Sacristncomo una moneda de dos caras: se luchaba por dichas libertades en el cuadro de las mejoras democrticas y sociales de la mayora trabajadora, y como trasfondo el deterioro y la aculturizacin de las barriadas obreras emigrantes que tanto se haban agitado en los setenta. Pero, tras la victoria convergente ante una izquierda 64
institucional con ms prudencia que vergenza, esta segunda parte se haba olvidado. Contra Franco lo vergonzoso era ser cmplices de los patronos que haban sido felices con el rgimen, y ahora eran los dioses convergentes los que ocupaban el escenario. Pero una cosa eran las libertades y otra muy diferente aquel nacionalismo lingstico que tambin incida en la realidad socialAl final, todo se descompuso. La gente de mientras tanto (que haba hecho la convocatoria inicial junto con El Viejo topo y El Ciervo), as como los llamados anguitistas, lo dejamos. No era por casualidad furamos los nicos en defender el derecho de autodeterminacin como frmula para afrontar el problema nacional de Espaa; tambin haba mucha desconfianza hacia una parte de los componentes. Recuerdo que uno de ellos me habl de una entrevista con Vidal cuadras, y le respond con muy mala uva: Cuando quieras hacer una manifestacin en contra suya te prometo que no faltar. Un pequeo laberinto en el que Paco nos represent a pesar de que segn confes en su intervencin- su presencia all le poda costar una separacin. Seguro que existen textos suyos en relacin a este captulo que dejamos por la puerta de servicio, y sobre el que, bsicamente, no se ha vuelto a debatir. .:. Entre finales de los noventa y principios de siglo hubo un lugar de encuentro de una izquierda dentro de lo que sera el proyecto de Esquerra Unida i Alternativa (EUiA), en cuya asamblea fundacional recuerdo algunas vibrantes y argumentadas intervenciones de Paco desmontando los peros de los sectores (en buena parte restos de lo que haba sido la LCR), que queran mayores garantas democrticas. De por entonces me viene a la memoria uno de sus artculos en El Viejo Topo. Paco trazaba un mapa de las pequeas fuerzas que se poda contar para un proyecto alternativo al socialismo verbal, a la izquierda que deca que estaba como los empresarios emprendedores. Comenzaba cono Iniciativa, repasaba los diversos grupos y colectivos, y cerraba con un listado de revista que llegaba hasta Archipilago. La posibilidad de que desde aqu surgiera algo se fundamentaba en la brecha que haba abierto Anguita al frente de IU contra el neoliberalismo. Tambin en la idea de la posibilidad de crear un partido amplio, abierto a todas las corrientes de oposicin. Se propona una tarea central: recomponer unos movimientos sin los cuales toda actividad social, cultural poltica resultaba irremisiblemente minorizada. La exigencia de recomposicin pues, pareca que ser mucho ms importante que loas diferencias de origen. Proyectos de este tipo haban funcionado en la socialdemocracia clsica, y ahora pareca que era lo que haca el PT brasileo en sus buenos tiempos. Por entonces, Paco abri una ventana en El Pas, artculos escritos sin complacencias, y entre los que recuerdo vivamente al menos un par. En uno de ellos demostraba como la barbarie perpetrada en nombre del comunismo era juzgada muchsima ms severamente que la efectuada en nombre de Dios o de la democracia, 65
y no digamos ya, del dinero. En otro trabajo, nos ofreca un acta de la defuncin de las izquierdas tal como la habamos conocido, y por lo tanto, no caba hablar de izquierda, socialismo, comunismo, o cualquier otra variante como si no nos hubiera cado el mundo encima. Pero aunque nadie osaba entrar en polmica, en los sectores dominantes de EUiA no se parta de los mismos supuestos. Lo pude comprobar despus de hacer una intervencin en la que, en lneas generales, vena a explicar lo que deca Paco en su artculo. Una apreciacin adems que tena clara mucha gente, y que haba servido para alguna vieta despiadada, si no me equivoco, de El Roto. No hubo nada parecido a una rplica, lo que s provoc fue una reaccin sardnica por parte de Jordi Miralles cuya gracia radicaba en la que cara de estupor que iban poniendo los exponente socialistas y comunistas, cuando me oan decir que estaban muertos. Pienso que la broma no estaba motivada por mis problemas oratorios, sino porque, en realidad, se segua en la misma pelcula. Esto explica que cuando el proyecto de Julio Anguita acab siendo encercado por una amplia coalicin prostibularia en la que tomaron parte Felipe Gonzlez, el grupo PRISA, as como IC, sectores renovadores de IU que fueron recompensados con cargos en el PSOE, y altos cargos sindicales, los representantes del aparato de EUiA descubrieron que se haban pasado de la raya, y echaron para atrs, hacia IC-EV. Haca una lnea de concertacin con la misma izquierda institucional que estaba sirviendo a la contrarrevolucin neoliberal. Descubran que tenan un programa mnimo con el que situarse lo mejor posible, sobre todo institucionalmente, y un programa mximo que era el todo, como deca Garca Oliver. De una manera u otra, los sectores que haban credo en el proyecto inicial como algo ms que una maniobra para situarse, se disgregaron. Unos siguieron apostando por lograr una mayora en lnea con una nueva apuesta en IU, otros como Paco o Miguel Riera, limitaron sus fidelidades a IU, y otros buscamos nuevas opciones, En todo aquel tiempo, recuerdo muchas discusiones pero ninguna discrepancia significada con Paco, ni tampoco con los otros amigos de este sector. .:. Desde mi ventana, el tema del trotskismo no era fcilmente evitable. Aclaremos que este concepto se suele utilizar como arma arrojadiza, y que olvida el hecho de que fue codificado por el estalinismo para oponerlo al leninismo. Estamos delante de un drama de proporciones bblicas, y que para algunos representa la oposicin ms irreducible y coherente al fenmeno estaliniano que haba marcado con hierro la tradicin comunista, y que en nuestra opinin, persista como una cultura en el PCE-PSUC, en su etapismo (primero esta democracia, luego vendr lo dems), as como en sus estructuras organizativas jerarquizadas que dejaba a la direccin las manos libres para firmar no importa que pacto. Sin embargo, esa tradicin no haba podido evitar sus propias patologas. Una de ellas se manifestaba en lo que podemos llamar la 66
presuncin programtica, como la que se percibe en el siguiente comentario: Si alguien preguntara el nombre de algn destacado militante marxista espaol, en el caso de obtener alguna respuesta, probablemente no oira el nombre de Nin, Maurn o Andrade, sino el totalmente disparatado de algn figurn poltico estalinista. Del mismo modo si la pregunta se refiriese al de un destacado terico marxista oira el nombre de Manuel Sacristn, Francisco Fernndez Buey, Martnez Marzoa o incluso el de algn otro filsofo universitario an ms peregrino. Se trata de una oposicin imaginaria. Los tres primeros lucharon por la unificacin de los otros comunistas, creo que Manolo y Paco tambin (y al menos por lo que recuerdo, Felipe tambin). Pero entre los aos setenta, y el periodo que se abre en los ochenta, mediaba un abismo. La apuesta no es seguir lo que ya se haba trazado sin mirar hacia atrs, se trata de poner al da y recrear todo lo que se haba perdido. Por cierto, recuerdo haber ledo un texto de Paco en el que aseguraba que Comunismo haba sido la revista marxista espaola ms avanzada de su tiempo. En cierto ocasin, un camarada sindicalista que asista a lo que consideraba una sobrevaloracin del sacristanismo como escuela de pensamiento por mi parte, me respondi que con menos pretensiones, las propuestas prcticas que elaboraba el partido (la Liga), eran mucho ms importante. Tampoco entend aqu la contradiccin. Desde mi educacin, no poda negar el valor del intelectual colectivo organizado para el da a da. Pero la verdad era que ni ellos estaban al margen de las luchas obreras, adems, dichas propuestas ganaran y mucho con las aportaciones tericas de altura. Por otro lado, Es evidente que sinti a gusto entre la gente de la LCR, aunque en nuestros corrillos se deca que Manolo era el ms LCR del grupo, detalles menores por cuanto lo que se trata es de poner el da todo el legado, y de recuperar y reconocer la pluralidad revolucionaria. No creo que nadie pueda tener duda sobre antiestalinismo de Paco. Ah estn sus escritos, y una actuacin que comportaba no poco de autocrtica a veces muy dura, casi inclemente. No creo que se pueda definir de otra manera la que nos brind en una cena all por finales de los aos noventa en la que estbamos Miguel Riera, Jaume Botey, y un compaero anarquista, y que tena como finalidad hacer un frente contra las maniobras del aparato en ciernes que el PCC y aliados estaban imponiendo en EUiA. El tema era pues presente, pero Paco sac a relucir su experiencia en la poca del SDEUB, y las tcticas que el PSUC articulaba para que sus mayoras parecieran democrticas. Cierto que el hilo bastante enfatizado por lo dems-, llevaba directamente a la repulsa de lo que se estaba cociendo en una organizacin de las que nos sentimos bastante responsables desde sus inicios. En ms de una ocasin, comentando entre afines esta parquedad que por lo dems me parece extensible a la escuela creada por Sacristn-, no han faltado quienes han querido ver el vestigio de ilusiones fallidas, primero en el PCI, luego en 67
Refundazione, y el espectro de un posicionamiento insuficientemente exigente con IU. Todo lo cual indica la existencia de posibles diferencias sobre las que nunca se ha hecho un debate abierto, si bien en la accin prctica las coincidencias ha sido bastante fuerte, y en mi opinin esto resulta patente desde hace mucho tiempo. De hecho tuvo una manifestacin organizada en el primer periodo de EUiA. All por mayo de 1998 y con ocasin del 30 aniversario de las barricadas que despertaron bruscamente Francia de su letargo, tuvimos un conato de debate sobre la cuestin. Paco me haba invitado a estar con l en su facultad de la Pompeu Fabra que aquel da se haba animado especialmente. No creo equivocarme al sealar que este acto, y un cine-club con Mourir a trente ans, de Roman Goupil (1982), organizado por los jvenes de Balzac en el que intervenimos Josep Torrell y yo, fueron los nicos que evocaron el aniversario. En el momento del acto en la Pompeu, la verdad es que me recuerdo desconcertado por todo lo que estaba cayendo, y puedo asegurar que mi primera introduccin fue ms bien sumaria. La intervencin de Paco fue toda una clase de las suyas, impartida desde el conocimiento, la reflexin madurada y un verbo reposado. El contraste entre una palabra y otra oper en el sentido de lanzarme al ruedo para que -siguiendo el hilo de lo que Paco dijo- montar otro discurso mucho ms animado, y trufado de historias, referencias al cine, a la precocidad de las JCR, al libro sobre el 68 de Daniel Bensaid y Henri Weber, y claro est establec un neto contraste entre las posiciones de la JCR con la del PCF de Waldeck Rochet. Pero Paco no quiso entrar en este punto, y se limit a decir: Lo siento, pero me pierdo por los vericuetos de los trotskismos. A mi entender, esta negativa a diferenciar, era bastante injusta e impropia de alguien informado. Desde luego, no era el momento para entrar en aclaraciones, y al final qued un acto bastante participativo y esclarecedor. Tuvimos un bosquejo de polmica con ocasin de la presentacin de Leyendo a Gramsci (2001), en La Central, en presencia del editor Miguel Riera y de un pequeo grupo de antiguos combatientes. No hay que decir que nadie se atrevi a entrar en liza, no era probable que asistiera ningn otro estudioso del personaje. Creo que Paco actu deliberadamente como provocateur. Ante mi sorpresa, desde la biografa de Giuseppe Fiori que tanta controversia haba causado en el PCI, provocando una airada reaccin de Giorgio Amendola (un tipo siniestro) y crticas del historiador ms oficialista, Paolo Spriano; igualmente maltrat el ensayo de Perry Anderson, Las antinomias de Antonio Gramsci que con tanto orgullo haba publicado Fontamara. Paco dijo que haba dos lecturas desenfocadas de Gramsci, y la compar con la eurocomunista. Obviamente me mov inquieto en la silla, porque no era eso lo que yo recordaba. Justamente, en el Materiales extraordinario n 2 dedicado a Gramsci, Paco escribi en su Gua para la lectura de Gramsci que la biografa de Fiori Sigue siendo la mejor biografa de conjunto () 68
insuficiente en lo que hace del relato de los aos 1921 a 1924, aunque la parte ms polmica se refera al rechazo de Gramsci a la poltica del tercer perodo, la del socialfascismo (en el exilio), y su coincidencia con los disidentes antiestalinistas. En concreto con Alfonso Leonetti, Ravazzoli y el escritor Ignazio Silone, entonces situados en la Oposicin de Izquierdas. En cuando a Anderson, Paco dice: Aguda reflexin sobre el pensamiento poltico de Gramsci de los Cuadernos de la crcel, aunque discutible en las interpretaciones de ciertos pasos de los mismos. Tiene adems el mrito de estudiar documentalmente los antecedentes histricos de la estrategia de repliegue del movimiento obrero esbozada por A. G. al principio de los aos treinta, as como los antecedentes del uso gramsciano del concepto de hegemona (pp, 155 y 160) Sin embargo, en Leyendo a Gramsci, Anderson ni tan siquiera es citado. Igual la memoria me falla (aunque no es habitual en estos momentos pasionales), pero yo entend que afirmaba que Gramsci era el nico clsico comunista vigente. Luego admiti sin reservas mi alegato a favor de Rosa de la que seal las partes paralelas con Gramsci: problemas fsicos, la enorme necesidad que ambos tenan de ser amados, amn de otros detalles. Pero guard silencio cuando defend a Lenin de la campaa denigratoria que padeca, y cit a Trotsky. Su respuesta dej de lado los nombres para ceirse a una crtica al canon que cre necesario matizar. Era cierto que hubo momentos, y existan escuelas, que tomaban al clsico como la verdad revelada, como el punto de llegada. Llegado a este punto, me ha venido a la memoria una tentativa de editar las Notas sobre Gramsci, de Alfonso Leonetti que en la bibliografa de Leyendo, Paco lo registra as: Recuerdos y reflexiones de una de las personas que ms trat a Gramsci durante el periodo de ordinovista en Turn. El libro haba sido editado en francs con un prlogo de Pierre Brou y Fontamara (que haba editado Revolucin y democracia en Gramsci, que reuna de diversos especialistas), quera traducir y que Fernndez Buey se encargar del prlogo. El nico problema que la coyuntura que sigui se llev la editorial por delante. Por cierto, el ltimo comprado con su firma es una edicin de Cartas desde la crcel, realizada en la editorial Veintisiete Letras, la misma que publicara a continuacin las impresionantes Memorias de un revolucionario, de Victor Serge, aquel que dijo aquello de derrota en derrota, hasta la victoria final. Recordemos tambin que a obra-testamento de Isaac Deutscher, La revolucin inconclusa, fue su principal referente en relacin a la URSS en su obra Las barbarie de ellos y de los nuestros, en concreto en el captulo socialismo o/y barbarie. Esta fue la aportacin ms optimista sobre la URSS, ms impregnada por la idea que la obra social y cultural del sistema acabara imponiendo su lgica democrtica reformadora. Creo que futuros trabajos recopilatorios nos ayudaran en esta empresa en la que hay que citar su resea de la Historia de Carr (El pez carnudo en el estanque helado), que he insertado en Kaosenlared.
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Quizs no fue por casualidad que el que a la postre sera si no me equivoco- el ltimo acto de pblico de Paco, lo hiciera junto con Esther Vivas, y con nuestra entraable Hugo Blanco que cit en la ocasin al Marx que deca que no era marxista referido a Trotsky, de cuyo movimiento haba sido uno de los personajes ms emblemticos .:. Por amigos comunes saba desde haca tiempo, de la enfermedad de Paco. Del cncer, esa espantosa socializacin del dolor sobre la que nos da pavor interrogarnos. He sentido su fallecimiento de la misma manera que sent el de Manolo Sacristn, fallecido tambin en agosto ahora hace nada menos que 27 aos. Tengo que decir que, al menos en mi estado de nimo, aquel fue un tiempo mucho ms depresivo. Pereca que la muerte se haba empeado en hacernos compaa, y fue un tiempo en el que desaparecieron camaradas especialmente apreciados. Eran entierros que venan a recordarnos que ahora la meta final pareca que iba a ser la privatizacin de todo lo privatizable. Pero parece obvio que ahora el viento comienza soplar en otra direccin, el capitalismo ha podido demostrar todo el mal que es capaz de hacer, toda su locura y su barbarie, y eso no est haciendo recordar las viejas palabras que los postmodernos queran enterrar bajo siete llaves. Comunista bisoo en tiempos de silencio (desde 1963), militante serio y abnegado, traductor, conferenciante, articulista, ensayista, autor de una impresionante bibliografa, resistente en tiempos de cinismo, Paco Fernndez Buey es uno de los tesoros ms valioso que nos ha dejado el marxismo abierto en este pas. No hay que decir su reconocimiento habra sido muy superior de haberse llamado Franois y haber vivido en Pars o Londres. Pero Paco no nos deja ya tan solos como lo estuvimos en los ochenta y los noventa. Aqu y all han ido apareciendo otras voces que se hacen respetar y escuchar. De ah que en esta hora, lo que ms preocupa es que su ejemplo y su obra no quede arrinconada como la de Manolo, que tuvo que ser rescatada desde el esfuerzo minoritario de estudiosos como Salvador Lpez Arnal y de editores como Miguel Riera desde El Viejo Topo, as como de los muchos sacristanistas, una escuela de la que, desde dentro pero tambin desde fuera, muchos y muchas formbamos parte desde hace mucho tiempo, y eso a pesar del canon. Entre ellos, el primero y el ms importante fue sin duda Paco. Se puede decir que su vida es paralela y tambin complementaria a la de Manolo, y por lo tanto, no puede, no debe permanecer bajo el polvo. Hablemos de Paco como lo hizo Antonio Machado con Giner de los Ros, diciendo cosas como: Slo sabemos que se nos fue por una senda clara, dicindonos: Hacedme un duelo de labores y esperanzas.
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PACO FERNNDEZ BUEY, SE FUE UN AMIGO, NOS DEJ UN LEGADO IZQUIERDA UNIDA Y PCE. VIERNES, 31 DE AGOSTO DE 2012
Cuando poco se puede aadir ms importante que lo expresado por los comentarios realizados por algunos de sus coetneos, desde Carlos Pars, presidente del Ateneo; Moreso, rector de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona; Rafael Argullol, Arroyo, Domnech, etc., es preferible guardar respetuoso silencio ante el acontecimiento del fallecimiento de Paco Fernndez Buey. Pero ante un hecho de esta naturaleza queremos desde Izquierda Unida y el Partido Comunista de Palencia sumarnos a su recuerdo, como compaero de luchas y, en el caso de los ms veteranos, como amigo, puesto que tuvieron la oportunidad de tratarle personalmente y disfrutar de su amistad, que prodigaba fcilmente, como uno de los regalos vitales que cultiv siempre. Con frecuencia vena a su origen natal, Palencia, a visitar a sus padres mientras vivieron y aunque fueran visitas relmpago daba tiempo a comentar las preocupaciones comunes, porque siempre era una gran oportunidad poder dialogar, o mejor, escuchar sus reflexiones, que por otra parte extenda en cientos de escritos, artculos, conferencias y varios libros como: Ni tribunos: ideas para un programa ecosocialista, que escribi junto a Jorge Riechmann, Marx sin ismos, Leyendo a Gramsci, Utopas e ilusiones naturales que nos ha legado como compendio de su quehacer profesional y humano. La historia le seguir reconociendo como uno de los filsofos ms interesantes en la elaboracin y proyeccin de ideas y la interpretacin marxista del mundo y su hbitat con unas peculiaridades sociales, humanas y ecolgicas especficas que ha desgranado en ms de una decena de libros. Paco Fernndez Buey fue discpulo de Manuel Sacristn y uno de los intelectuales lcidos que abri la izquierda a la ecologa poltica. Convirti su ctedra de Filosofa Moral y Poltica de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona en pedagoga ambulante, multiplicando su presencia en centenares de conferencias en todos los mbitos y cualquier espacio o medio lo apur para desarrollar sus reflexiones y preocupaciones profesionales y polticas. Hoy, ms que nunca viene a nuestra memoria una de sus ltimas obras, Politica, que resume muy bien ambos criterios como va de conciliacin de dos mundos distanciados, el de la tica y la poltica. Hay que seguir hasta el final, sin cejar. La historia es un continuo, deca. Se ha ido, pero queda cerca. Su aportacin la seguiremos viviendo. Nos la ha legado junto a su recuerdo. http://www.diariopalentino.es/noticia/ZB73BF6DD-DAA0-25E340CDCCDF762ACDE4/20120831/paco/fernandez/buey/fue/amigo/dejo/ 73
legado
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caciquiles demoraron el reconocimiento de su mrito para acceder a ctedras, por ejemplo), con coraje para desentraar en la medida de lo posible la complejidad del mundo de las relaciones humanas. Si algo aprend pronto de sus ideas y sobre todo del mtodo y actitud ante la vida es que tica y Poltica o van siempre de la mano o se desacreditan mutuamente. Por esa razn, l llevaba siempre mal tanto cambalache de la poltica espaola, tanta idea turbia, tanta traicin de los politiquillos que camparon en un sector que se deca de la izquierda espaola y acaparaba poder. Poder al servicio del Poder de los de siempre! Paco Fernndez Buey fue sobre todo un hombre de la tica y de la poltica de la resistencia. Temple y talante dialogante y generoso sin lmites. Con un acervo de conocimientos sorprendente, fruto de su trabajo sobre el pensamiento filosfico, moral y poltico en la historia de la humanidad, estaba capacitado para desarrollar una capacidad crtica como pocas. Y esa manera de ser le llega a uno, le influye, le abre perspectivas de pensamiento y de conducta. Un abrazo emocionado en la memoria. Te sigo leyendo, y lo que escribas hace muchos aos sigue manteniendo frescura y vigor. Por qu ser, Paco? http://laantorchadekraus.blogspot.com.es/2012/08/recordando-pacofernandez-buey.html
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Te llamar durante el fin de semana, querido Salva. Una noticia que te har gracia. Esta maana, mientras estaban dando con paseo con Eloy por el parque de Villa Amelia, a doscientos metros de casa, va y me encuentro con quin?: con Julio Anguita, al que no vea desde hace aos y que, por lo que me ha contado, presentaba un libro esta tarde en Barcelona y le haban alojado en un hotel de aqu al lado. Hemos estado comentado la situacin a la que se ha llegado y recordando, no sin cierta aoranza, otros tiempos mejores... En fin, as es la vida, tan llena ella de cosas inesperadas. Un abrazo grande, Paco El 23 de junio me escriba de nuevo. Me hablaba de otra de sus grandes debilidades, de Walter Benjamin: Gracias, Salva. Estos das, con la medicacin que me dijo la oncloga, estoy mejor. He vuelto a salir a dar algunos paseos por las proximidades y el dolor vuelve a estar controlado... No te puedo ayudar en lo de H.B [Hctor Babiano]. S recuerdo haber odo hablar de l a Quim Sempere y a Dolors Folch hace muchos, muchos aos. Creo que alguno de los dos (o el mismo Jordi Borja) te puede dar detalles. Por cierto, una de cosas asombrosas que vienen ocurriendo en los ltimos tiempos es que los archivos de la brigada poltico-social en Barcelona, de los que se dijo (cuando los pedamos los rojos) que haban desaparecido, "aparecen convenientemente" en manos igualmente convenientes cuando conviene. Esto me recuerda algo que escriba Walter Benjamin en las llamadas tesis sobre la historia sobre los perdedores y la muerte... pero, bueno, no nos pongamos tristes. Te mando un abrazo grande, Paco Aada: Javier Aguilera [un amigo y compaero de Iu de Jan] me ha mandado una camiseta con el indio Gernimo de las de las "citas secretas". Le tengo que dar las gracias, pero antes querra encontrar una foto en la que se ve un cartel enorme de Gernimo que tenamos en una de las paredes de casa y en la que est adems Eloy [Fernndez Porta] recin nacido... Tempora!!! El 6 de julio volva hablarme de Jorge Riechmann, del mundo y de las dificultades para entender algunas de sus nudos esenciales: Querido Salva, Gracias por el mensaje y por tus amables palabras. Efectivamente, estoy algo mejor. Maana tengo la "simulacin" para la radioterapia, en la Platn, y por la tarde seguramente sabr a qu atenerme sobre la sesiones. Te llamar por telfono maana por la tarde y te dar noticias. Mientras tanto, y aunque con cierta dispersin, voy leyendo cosas, tomando notas y (cuando tengo fuerzas) escribiendo algo. Sigo las novedades del mundo como puedo e intentando entender lo que dicen los economistas al respecto. La verdad es que cuesta...entender este mundo y entenderles a ellos. Me lleg ayer el ltimo "topo" y 78
entre otras cosas le tu bondadosa resea de los "poemas invlidos" de Jorge. Por cierto, hoy estaba Jorge aqu, en Barcelona, com con l y cambiamos impresiones. Te mando un abrazo grande y muchos recuerdos para Mercedes y Daniel, Paco Nos vimos el ltimo 14 de abril. Vino con su hermana Charo Fernndez Buey, a la plaza de los indignados, la tradicionalmente llamada plaza de Catalunya. Celebrbamos un acto republicano. Tuvo la fuerza y generosidad de agradecerme un paso de una entrevista a Julio Anguita que rebelin public ese mismo da: SLA: Una cosa ms: mientras lea sus respuestas he pensado varias veces en un amigo suyo que es tambin maestro, profesor y amigo mo. Le hablo de Francisco Fernndez Buey. Estoy seguro, completamente seguro, sin atisbo de duda que dira otro maestro comn, que Paco suscribira las cosas que usted ha ido sealando. Le importa que le dediquemos esta conversacin? J.A. No slo no me importa sino que es todo un honor. Este mismo sbado, 25 de agosto de 2012, se ha celebrado, como todos aos, la liberacin de Pars de la ocupacin nazi. Por vez primera, si no ando errado, ha ondeado la bandera republicana, la tricolor, una de las pocas banderas en las que Paco Fernndez Buey se reconoci hasta el final de sus das. La noticia, dudo si lleg a conocerla, le hubiera emocionado. En lo ms hondo. Como a todas nosotras, como a todos nosotros. Amigo, camarada y compaero de Manuel Sacristn, Francisco Fernndez Buey -un da se present en una mesa redonda muy masculina como Paca Fernndez Buey- codirigi con l una coleccin inolvidable. Hiptesis era su nombre; la edit Grijalbo a mediados de los setenta. Uno de los volmenes publicados fue la biografa del inidio Gernimo que su amigo y camarada tradujo, present y anot. Una de estas anotaciones de Sacristn mereci ms de una vez su atencin, su comentario y su reflexin politica como l mismo sola decir. Por ltimo, escriba Sacristn, los indios por los que aqu ms nos interesamos son los que mejor conservan en los Estados Unidos sus lenguas, sus culturas, sus religiones incluso, bajo nombres cristianos que apenas disfrazan los viejos ritos. Y su ejemplo indica que tal vez no sea siempre verdad eso que, de viejo, afirmaba el mismo Gernimo, a saber, que no hay que dar batallas que se sabe perdidas. Es dudoso que hoy hubiera una consciencia apache si las bandas de Victorio y de Gernimo no hubieran arrostrado el calvario de diez aos de derrotas admirables, ahora va a hacer un siglo. Paco tambin crea que haba que dar batallas que se saben (o parecen) perdidas. Dio muchas en su vida. Nos ense con ellas. Unos versos de Luis Cernuda -no por muy conocidos menos sustantivos- eran muy de su agrado. Yo sola repetrselos con frecuencia (y pensaba para mi: tambin Paco ha conseguido que no seamos unos pingos almidonados). l sonrea. Qu plomo!, otra vez, pensara. Pero nunca me lo dijo. No puedo ni quiero dejar de 79
recordarlos ahora. Hablan de l, de su vida, de su historia, de lo que entre muchos otras cosas- le import realmente. [] Que aquella causa aparezca perdida, nada importa; Que tantos otros, pretendiendo fe en ella slo atendieran a ellos mismos, importa menos. Lo que importa y nos basta es la fe de uno. Por eso otra vez hoy la causa te aparece como en aquellos das: noble y tan digna de luchar por ella. Y su fe, la fe aquella, l la ha mantenido a travs de los aos, la derrota, cuando todo parece traicionarla. Mas esa fe, te dices, es lo que slo importa. Gracias, compaero, gracias por el ejemplo. Gracias por que me dices que el hombre es noble. Nada importa que tan pocos lo sean: Uno, uno tan slo basta como testigo irrefutable de toda la nobleza humana. No s decir ms por ahora, no puedo decir ms. Te hemos querido tanto, Paco! Te queremos tanto, Paco! PS1. Las redes sociales estn llenas de psames y frases de amistad. Que pena!, me comenta Manel Mrquez. A la buena gente se las conoce /en que resultan mejor cuando se las conoce. PS2: Mi compaera, la trabajadora social Mercedes Iglesias Serrano, me recuerda un e-mail que envo a sus amigos el 8 de abril de 2012. Dice as: Dimitris Christulas, 77 aos, farmacutico griego empobrecido por el uso capitalista de la crisis: l s dio su vida por nosotros, o sea, por vosotros los agradecidos.
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CARTA A LOS AMIGOS DE ESPAI MARX SOBRE FRANCISCO FERNNDEZ BUEY MANUEL MARTNEZ LLANEZA
Queridos amigos, lo que yo puedo contar de Paco Fernndez Buey es de escasa relevancia, sobre todo para muchos de vosotros que lo conocisteis y trabajasteis con l durante aos; por eso no escrib nada tras su fallecimiento aparte de manifestar mi pesar. Sin embargo, he visto que, en las numerosas notas que se le han dedicado, apenas aparecen referencias a un momento que l vivi intensamente y que me parece importante en la historia de PSUC y, por extensin, de la lucha de los comunistas. Me ha parecido oportuno compartir mis recuerdos en este espaimarx cada vez ms afortunadamente poblado, aunque es seguro que algunos tendris claves ms claras que yo y podrais aportar cosas de ms inters sobre el tema. Disculpadme el rollo. Conoc a Paco en el contexto de las luchas de los PNN de los aos 70, que propiciaron pronto reuniones del Comit de Profesores de Universidad de Barcelona del PSUC, del que l era el responsable, con el correspondiente de Madrid del PCE, del que yo era el responsable, y, a veces, con algunos otros camaradas, principalmente de Valencia, y ms adelante de otras universidades. (Como ancdota, la organizacin de profesores de Universidad de Madrid del PCE la creamos en el ao 68 cuatro profesores, uno de los cuales se llamaba Andreu Mas-Colell, el actual conseller neoliberal de economa del gobierno cataln, y vena del PSUC en trnsito a estudios en USA). Nos reunamos con motivo de las asambleas que el movimiento realizaba en distintas ciudades o hacamos viajes a propsito a Madrid o Barcelona, siempre por nuestra cuenta y con el apoyo y acogida en su casa de los camaradas. Luego de la reunin nos bamos a bailar a la Paloma. No voy a extenderme sobre el movimiento de PNN de Universidad del que se ha escrito mucho, aunque no siempre bien, ya que creo que se trat de la movilizacin no obrera ms importante del franquismo y post, y fue modelo para las luchas en la enseanza, sanidad y otros sectores. S dir unas palabras, porque son pertinentes para el asunto, sobre el papel que jugamos los comunistas. En aquellos tiempos, la lucha en los sectores profesionales se basaba sobre todo en acciones de tipo corporativo en los colegios profesionales a las que intentbamos insuflar elementos polticos antifranquistas y de libertad, y en declaraciones polticas de los notables del sector, o de todos los sectores a los que alcanzbamos, con la subsiguiente recogida de firmas; poco ms. La inquietud y queja en el medio universitario -caliente an por las luchas contra el SEU y sus efmeros sucesores- debido a la situacin precaria de los profesores era muy difusa y se intent canalizar por diversos tipos de fuerzas polticas con soluciones que se movan entre
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la profesional de un lado, que pretenda la dignificacin de la institucin universitaria y de los profesores en su conjunto (incluyendo los sueldos de los Catedrticos, en verdad tambin escasos), y planteaba la presin a travs de la creacin de asociaciones de profesores de enseanza superior acogidas a la reciente ley de Asociaciones, pero sin recoger una crtica a la situacin de la institucin ni de su papel social, y, de otro, la revolucionaria que postulaba que todos los profesores ramos pequeo burgueses algunos con mala conciencia- y que slo podamos hacer algo til en la vida si nos sacrificbamos a ttulo personal ayudando al movimiento estudiantil, nico sujeto revolucionario junto con el movimiento obrero. Slo en el Partido supimos analizar la situacin y trasladar, no sin pocas dificultades con la Direccin, las consecuencias de la dialctica trabajador-intelectual-ciudadanopoltico de los profesores precarios en la situacin concreta de aquella universidad y aquella situacin poltica a una propuesta de accin y de programa, todo ello analizado en su contexto y no por un rebuscado paralelismo formal con la clase obrera: la base la formaran los profesores nonumerarios, que eran los que ms soportaban las contradicciones econmicas y profesionales de la situacin universitaria, y, de ellos, los ms profesionalizados; la forma sera en consecuencia el movimiento, con sus acciones y asambleas, y no la asociacin profesional; el objetivo, resolver su situacin personal cambiando la universidad, o al revs; la herramienta, el contrato laboral, que significaba una subversin profunda de toda la base de la institucin. El concepto de universidad democrtica, libre y gratuita al servicio del pueblo encajaba perfectamente en este planteamiento y as era admitido con naturalidad por el movimiento. El que -tras aos de largos debates en la muy politizada, pero poco concurrida por parte de los profesores, Facultad de Ciencias Polticas y Econmicassaltase la primera huelga en las facultades de Ciencias de mano de los PNN que se pasaban el da en los laboratorios, nos empez a dar la razn. Dejo aqu este inciso, importante para entender el resto. Volviendo a los comunistas de Barcelona y Madrid, nuestro acuerdo era total. No se plante ningn problema de competencia, y discutimos y nos coordinamos siempre como camaradas. No creo que tuviera nada que ver en ello que Paco no fuera cataln ni yo madrileo; la admiracin que tenamos todos por la lucha del PSUC tuvo su espejo en la ms clida acogida por su parte. Tengo una memoria buena en general, pero fatal para nombres y caras, por lo que no puedo contar en detalle cmo se rompi aquello, pero s tengo grabadas las impresiones que me produjo. En el ao 74 o 75 aparecieron en el comit de Barcelona otro tipo de militantes con seas de identidad propias y distintas de los dems. No llamaban al PSUC, familiarmente, suc, sino formalmente peese, como si la C fuera obvia o no hubiera caso fuera de ella, y ponan en primer trmino constantemente el problema nacional cataln: no vala que todos gritramos Llibertat, amnistia i Estatut dAutonomia si no ramos catalanes. Rechazaban la huelga como forma de lucha 83
poltica y pareca que no creyeran siquiera que hubiera lucha de clases: la guerra era de posiciones y la llegada de la democracia, segn ellos, iba a traer de forma natural un socialismo culto y civilizado, no como el de los pases del Este. Los profesionales no debamos sindicarnos en sindicatos de clase, sino en sindicatos de rama democrticos (amarillos los llambamos nosotros que, segn ellos, tenamos un sentido instrumental de la democracia). Su vara mgica era la hegemona, que iba a servir para todo; los viejos conceptos marxistas y leninistas haba que arrumbarlos y sustituirlos por los de un Gramsci casi desconocido en Espaa del que daban una imagen de pensador divino o gur ajeno a las miserias humanas y completamente propiedad suya. Recuerdo que, en un debate ya algo duro en el que ataqu fuertemente algunos de esos planteamientos, Paco, que tena la palabra despus de m, aprovechando que yo luca en esos tiempos una gran barba, se posicion con una media sonrisa empezando con Estoy completamente de acuerdo con lo que acaba de decir Carlos Marx, que sac de quicio a los hegemnicos. Parece ser que Sol Tura ya tena encandilado a Carrillo y Eullia Vintr era quien mandaba en todos los niveles de la enseanza. Paco fue sustituido, creo que por Eliseo Aja, y con l sus compaeros hasta llegar a la absoluta hegemona de Bandera Roja (Banderas Blanca los llambamos); los desencuentros fueron crecientes hasta un rompimiento de hecho entre ambas organizaciones. Cuando en el 77 lanzamos un debate entre todas las organizaciones comunistas de profesores que se haban creado en varias universidades, Barcelona ni siquiera particip. Eplogo Bandera Roja desembarc en Madrid de la mano de Carrillo, aunque con menos fuerza, en febrero de 1976. Nos acusaban de sacristanistas, delito resumen de todos nuestros errores tericos y polticos. Tuvimos tan ilustres camaradas como su jefe en Madrid, Jos Luis Malo de Molina, el Director del Banco de Espaa que primero se atrevi a escribir que los males espaoles se deban a los altos salarios de los trabajadores, o la despus ministra del PP, precisamente de Educacin, Pilar del Castillo, entre otros, todos gente muy fina. Yo me haba hecho con los Scritti politici que haba editado Paolo Spriano y descubr a un Gramsci dirigente obrero, luchador y pensador que no se pareca en nada al que me haban contado. Pudimos parar su ofensiva en la Universidad de Madrid, no en el Partido, y mi desahogo fue poderle espetar a uno que me acusaba de intransigente que Lintransigenza anch una virt democratica. Pequeas cosas para tan grandes males. Luego vino de su mano el IX Congreso. No habl con Paco despus de aquellos acontecimientos salvo algunos saludos rpidos en actos pblicos. No s siquiera si me reconoci claramente en esas ocasiones, ya que, poco despus del tiempo de nuestras reuniones universitarias, me quit la barba. Siempre me lo he preguntado, pero no tuve ocasin de preguntrselo a l. S supe, paradojas de la vida, que se haba convertido en uno de 84
los mejores conocedores, estudiosos y divulgadores de Gramsci, del bueno, del mo, del comunista. Anexo 1. Un texto de Jordi Torrent De entre los numerosos textos de que tengo conocimiento motivados por el fallecimiento de Paco Fernndez Buey, me atrevo a afirmar que este de Manuel es uno de los ms destacables. Al hilo de cuanto se expone en l a propsito de BR y de la introduccin sesgadamente "cultural" (es decir, polticamente emasculada) de que fue objeto la obra de Gramsci en la Espaa de eso que algunos (sin convencer) han denominado el t"ardo-franquismo", no he podido dejar de recordar que no fue otro que, justamente, un significado "bandera blanca" (J. Sol-Tura), quien, a finales de la dcada de los sesenta, verti (castellano y cataln) algunos de los escritos de Gramsci ("El prncep modern"; "Cultura i literatura"; "Introduccin a la filosofa de la praxis"...). Por descontado, lo hizo con criterio muy selectivo, procurando no violentar los estrechos parmetros de edicin impuestos por la censura. Conviene sealar, no obstante, que el resultado efectivo de semejante posibilismo (la historia de los singulares caminos emprendidos por las ideas para penetrar en tierra hostil siempre tiene algo de fascinante) no fue tan slo dejar algunos de los conceptos ms esenciales del pensamiento gramsciano ("hegemona", "relacin de fuerzas", "nacional-popular", "dictadura", "direccin", "bloque histrico", etc.) a merced de cualquier manipulacin hermenutica no siempre inocente (aqu, BR), sino tambin propiciar que un (relativamente) amplio sector de jvenes antifranquistas viera exclusivamente en Gramsci a un "intelectual marxista" (expresin bien elocuente que siempre suele remitir a... qu?), ocupado de manera primordial, penosas circunstancias ayudando, en el estudio (sociolgico) de cuestiones ligadas al mbito de la "cultura". La traduccin que el propio J. S-T hizo de la estimable biografa de Gramsci escrita por G. Fiori no modific, al menos de forma apreciable, tan equvoca percepcin. Sin duda alguna, la aparicin de la soberbia "Antologia" traducida y preparada por M. Sacristn (adquirida en inicio -y significativamente- bajo mano en la trastienda de algunas libreras) vino a corregir tal estado de cosas. A partir de la "Antologa" ya no sera tan fcil desorientar a los jvenes, ni instrumentalizar y poner el pensamiento de Gramsci al servicio de las finalidades espreas perseguidas por "izquierdistas" finalmente destinados, ya ministros, a exhibir su rolex de oro ante las cmaras de tv (J. S-T lo hizo complacido en un programa dirigido por la teratolgica M. Mil), o -da lo mismo- por inenarrables oportunistas que nunca se han cansado de daar, en actos y palabras, el proyecto de autonoma (acaba de fallecer, segn acabo de escuchar a travs de la radio, uno de sus ms insignes y tenebrosos representantes). Muchsimas gracias, Manuel, por tan magnfico escrito. Saludos cordiales, Jordi
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Anexo 2: Un texto de Joaqun Miras Querido Jordi [Torrent]: Tienes razn. El de Manuel es de los pocos, pocos, escritos en los que se puede reconocer una trayectoria, la de Paco Fernndez Buey. Est claro. Uno se mira en los espejos. Los muertos son espejos, y devuelven imgenes, derechas o invertidas. El humilde herosmo de la militancia clandestina, la foto de familia, que debe ser borrada, porque uno la ha borrado de su biografa y adems la ha asesinado con su corrupcin moral, con su esfuerzo advenedizo por ser y estar en este mundo de ahora. Para poder escribir eso, as, como lo hace Manuel, en verso libre, para que se oiga, no el hermoso desconsuelo de los vivos presentes, sino lo que se cuenta en el texto, hay que ser capaz de reconocerse a s mismo, y estar de acuerdo con la trayectoria propia, la que fue semejante, pareja, a la del difunto. Hay mucho de sorprendente siempre en estos fastos a la muerte de alguno que fue de los nuestros, de alguno del que fui de los suyos. Es curioso que los escritos revelan, tan a menudo, que el apologista, el que adems de apologista fue compaero, el que comparti y sabe no puede aceptar escribir, reconocer por escrito, en pblico, quin fue, qu hizo el muerto. Es casi una prueba a favor del psicoanlisis; con lo fcil que sera decir: hizo esto y ms an 30 aos despus, cuando ya nadie sabe qu significaba, que se arrostraba haciendo esto-, y decir: crea en esto; y se muri creyendo. Y podran aadir: era un iluso despus de todo, lo piensan: era/ habamos sido; antes, yo tambin con l...-.O no escribir nada, ser discretos. Pero no pueden; ni lo uno ni lo otro. Afeitan la biografa, arreglan el muerto, lo hacen apto, facturado, para entrar en el mundo de los prceres de hoy; borran partes de la foto; salvo Morn, especialista en lanzadas a moro muerto, que se contuvo a medias... por la parroquia que rodea todava al muerto. Los otros, ni pueden pasar desapercibidos, ni se pueden mirar en el espejo de un hombre honrado que sostuvo su coherencia e hizo todo lo que pudo por la causa revolucionaria en un tiempo de derrota apabullante, de disgregacin absoluta qu coo en tiempos del clera-, en tiempos que han sido, que son, los de ahora, de plomo; tiempos de, tal como escriba Fernndez Buey, de volver a empezar. Que la tierra nos sea leve. A todos nosotros Anexo 3. Texto de Jordi Torrent No creo que mi nota valga gran cosa, Salvador, lo digo muy de veras. Por contra, la de Joaqun s contiene una emotiva y honda reflexin de carcter apropiadamente genrico que merece amplia difusin. Yo tan slo destaco en la ma uno de los aspectos -hay muchos otros- que ms me han llamado la atencin del formidable texto de Manuel: el de los singulares avatares interpretativos que en una etapa histrica determinada puede llegar a experimentar la lectura e interpretacin de un autor, mxime cuando tienen lugar en un contexto represivo que objetivamente favorece la distorsin abusiva de ambas. Banalidad: Gramsci es un pensador que, en 86
Espaa (tambin en Italia), ha sido objeto de un multiuso generalizado. Desde el nfasis cultural que rode la aparicin entre nosotros de alguna seleccin de sus textos, pasando por su presentacin ulterior como terico del eurocomunismo (un disparate), el recorrido en zig-zag ha proseguido y por fortuna, claro, est lejos de haberse agotado. Eso es algo inherente a la condicin de clsico (en la acepcin insuperable que del trmino daba Sacristn: un autor que tiene derecho a no estar de moda nunca y a ser ledo siempre). Leyendo los pasos del texto de Manuel referidos a BR y a la sesgada lectura que a veces se haca en la poca de las categoras gramscianas (la de hegemona en primersimo lugar), no es posible dejar de recordar que la introduccin y difusin inicial de las mismas no estuvo exenta de cierto toque irnico, pues vino de la mano de quienes, por los mismos aos en que la impulsaban, no tenan empacho en hacer planteamientos polticos vecinados al maosmo (Lin-Piao incluido), anudados a un inminente horizonte de transformacin revolucionaria que, saltando por encima de cualquier etapa intermedia, instalara definitivamente el socialismo en Espaa. Conservo el ejemplar de "Le Temps Modernes" donde Bandera Roja, a inicios de los setenta y antes de devenir "blanca", expone semejante programa. Desde luego, me cuesta ver en l el menor atisbo de la serena inteligencia gramsciana. Irona, pues, s hubo: no es descartable que hubiera hecho sonrer al propio Gramsci. Van disculpas por haber abusado una vez ms de tu tiempo (y del de los amigos de EM). Salut i abraades, Jordi
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llano y afable, alguien que nunca se haba dejado llevar por el ego desmedido que suele hacer enfermar de xito a los intelectuales de su talla. Y mientras reflexiono sobre esto, vuelvo a pensar que Paco no ha muerto: su humildad, prudencia y cercana en el trato estn en la mente de quienes tuvimos la suerte de coincidir con l en algn momento. http://manuelmazon.wordpress.com/2012/08/28/en-memoria-defrancisco-fernandez-buey/
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Mundial que se produca paralelamente a una recomposicin de la hegemona ideolgico-cultural burguesa (carta de la redaccin de mientras tanto, n. 1, 1979). En suma, el panorama poltico que permiti al capitalismo neoliberal dominar la escena de los ltimos treinta aos y contra el que tanto Paco como el resto de los compaeros de mientras tanto se enfrentaron conscientes de que el rearme ideolgico de la izquierda costara aos de trabajo paciente y molecular. Ha muerto Paco, un intelectual en tiempos de crisis del intelectual. Porque Paco era un intelectual que reuna muchas de las caractersticas de esta figura social tal y como fue emergiendo oficialmente a finales del siglo XIX: una persona culta, portadora de valores universales y que se inserta crticamente en los mbitos del saber y de la cosa pblica a travs del pensamiento y la accin. La misma figura que entr en crisis a finales de los aos setenta, cuando una pltora de sedicentes pensadores consigui afianzar en el sentido comn del pas un relativismo posmoderno que debilit tanto al intelectual como conciencia crtica de la sociedad como sus mensajes, ahora ya tachados de anacrnicos y desfasados. En un momento en que los mismos medios de comunicacin que potenciaron a aquellos relativistas se preguntan dnde estn los intelectuales, conviene recordar que las respuestas para salir de la actual crisis capitalista no se improvisan, y menos despus de treinta aos de siesta ideolgica y cabaret meditico. Pues bien: Paco fue uno de los pocos intelectuales que nunca dej de buscar respuestas racionales para alcanzar una humanidad ms justa en un tierra habitable. Ha muerto Paco, el profesor universitario. Nunca se insistir lo suficiente en destacar su lucha por una universidad democrtica, participativa, dirigida a fomentar en los estudiantes un humanismo integral a travs de contenidos rigurosos. En definitiva, un gora de aprendizaje que formara a estudiosos slidos y ciudadanos maduros. ste fue el objetivo que le empuj a involucrarse en la creacin del SDEUB, en el movimiento reivindicativo de los Profesores No Numerarios y en una constante batalla intelectual-poltica que termin en 2009 con la publicacin del libro Por una universidad democrtica y el apoyo que brind a los estudiantes que protestaron con motivo de la aplicacin del Plan Bolonia. De cmo ejerci su papel de docente, dan fe los testimonios que han publicado en las redes sociales muchos de sus antiguos alumnos, quienes destacan su magisterio acadmico, su oratoria elegante y su disponibilidad para el dilogo. Y para significar su talento investigador, bastara con leer las decenas de libros y los centenares de artculos que escribi a lo largo de cuarenta aos. Y por ltimo, pero no por ello menos importante, ha muerto Paco, el compaero de mientras tanto y amigo. Su salida del ncleo redaccional se remonta a principios de la dcada del dos mil y respondi a discusiones polticas y divergencias editoriales que seguramente no supimos gestionar de la mejor manera posible. As se lo comunicamos a Paco antes de morir, y as queremos que conste pblicamente; de la misma manera que afirmamos ahora que nunca 92
olvidaremos su trabajo para la revista, su entrega intelectual, su amistad fraternal y sutil irona desplegados durante tantos aos. Paco no slo nos hizo mejores personas y activistas sociales, sino que nos ayud a entender lo que estaba pasando en nuestro pas y a allanar el camino para dar con una alternativa poltica esperanzadora y viable. Por todo ello, mientras tanto se compromete a poner de manifiesto y difundir su legado humano e intelectual. Podemos anunciar ya un nmero monogrfico de la revista impresa dedicado a su memoria. Gracias y hasta siempre, querido Paco. Cordialmente, La redaccin de mientras tanto.
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dura. Su dignidad, su rigor se lo impedan. Rafael Argullol ha sealado como "Su inconformismo y su rebelda ticas se agrandaban en la misma medida que su profundidad intelectual las haca consecuentes". Me parece que convendr destacar tambin su buen humor. Toni Domnech habla de una doble derrota, que aun pudindolas aceptar, Paco siempre apuntara "derrotados, pero de buen humor". Joo Frana, todava estudiante en nuestra Facultad y que ha dedicado muchas horas a informarse, informar y defender la universidad pblica, escriba en un tuit: "Cada cop queden menys intellectuals com Fernndez Buey, que sabia que el pensament no estava a la torre de marfil". "Cada vez quedan menos intelectuales como Fernndez Buey, que saba que el pensamiento no estaba en la torre de marfil". Este texto muestra la decisin, la determinacin, el compromiso de Paco. Y la palabras de Joo lo son del aprecio que tantos estudiantes tienen por Paco y que, por ejemplo, en las ltimas horas han dado vida al proyecto Biblioteca Buey. Francisco Fernndez Buey, pasaba de ser "el Buey" como estudiantes, a Paco como compaero y amigo. Salvador Lpez Arnal en su recuerdo afectuoso En la muerte de un imprescindible filsofo gramsciano ha escrito "Como todos los grandes, no es posible decir nada justo de l en 30, 40 o en 200 lneas" y es necesario insistir en eso. Paco nos desborda, por su sabidura, activismo, dignidad, responsabilidad, generosidad... El recuerdo aqu apuntado es un fragmento de fragmento. Como deca Eloy, hoy toca hablar de futuro. Es lo que hemos estado haciendo con Paco hasta los ltimos das. Es lo que le animaba y lo que nos debe animar. De entre las diferentes disciplinas que cultivaba, Paco tena especial aprecio a la historia de las ideas, que de algn modo est presente en todas las dems. En la ltima y larga conversacin que tuvimos volvi a aparecer la noria de las ideas de la que tantas personas le habrn escuchado hablar. En este texto, en la reconstruccin, del uso del trmino antisistema hay un destacable ejercicio de historiador de las ideas. Paco siempre tuvo muy clara la necesidad de conocer bien la historia para poder pensar hoy. Habr muchas cosas que el ya no podr ver y nos faltar su mirada clara, perspicaz, pero tendremos su acompaamiento, todo lo que nos ha enseado, sus libros, sus entrevistas, sus intervenciones... Todo su pensamiento de insumiso y antisistema, discreto y afectuoso. http://www.publico.es/espana/441467/para-antisistemas-discretos-yafectuosos
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Como epitafio a la vida de Paco bien le podra servir estas estrofas de Cavafis, uno de sus poetas favoritos: Honor a quienes en su vida se han marcado el defender unas Termpilas. sin apartarse nunca del deber; en todas sus acciones justos y equilibrados, y, sin embargo, con pena y con entraas. . Y aun mayor honor les es debido cuando prevn y muchos lo prevnque surgir por ltimo un Efialtes y los persas terminarn pasando. Madrid, 26 de agosto de 2012
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hay ms pistas sobre nuestro mundo que en buena parte de los libros polticos que editan editoriales que hacen dinero con libros de cocina. Despus de Paco sabemos que sin una buena teora la prctica anda ciega, que necesitamos hacer el esfuerzo de interrogar a la metodologa, de volver a preguntarle a la ciencia por las cuestiones de la objetividad y de la transformacin social. Despus de Paco sabemos que ni Marx ni menos. Con esa mirada irnica, nunca -nunca- cnica, llena de compasin, profundamente humanista porque era profundamente de izquierdas. Paco nos obliga a los crticos feroces de nuestros mayores a no meter en el mismo saco a la generacin del 68 y sus entornos. l no fue como toda esa cuerda de paniaguados que dejaron de pelear, que sembraron la transicin con las minas del consenso y la ocultacin y que, adems, pretendan seguir dando lecciones de radicalidad de izquierda a los que venan detrs. Hoy Paco no ha podido leer en la prensa como cuenta Francisco Rubio Llorente, uno de los vicepresidentes del Tribunal Constitucional, que suya fue la idea que deba contentar a Tirios y Troyanos -valga decir fascistas y demcratas- cuando en 1976 haba que hacer algo en el Parlamento de la democracia con los smbolos del franquismo: Dejarlos y quitarlos era un problema () Solucin: los tapamos con tapices. Esa es la democracia que hemos heredado: franquismo tapado con tapices. Paco nos ayud a arrancar los trapos de fieltro y bordados falsos a tantas mentiras. Porque era generoso. Porque prim en su vida luchar por la democracia y el socialismo antes que adornar su biografa con falsas gestas. All anda, por ese mundo que puebla nuestra conciencia, arrancando las hojas de parra a los tmidos, preguntando a los ngeles por qu son tan aburridos, organizando el infierno para decirle al diablo que su sitio en verdad est entre las nubes, gritndonos desde el ms ac: No dejis de luchar, que se acerca vuestro tiempo! Paco Fernndez Buey, de los hombres ms generosos de la izquierda espaola. Un hombre bueno que nos deja un poco ms solos, un poco ms urgidos, un poco ms comprometidos, un poco ms, como siempre nos recomendaba, insumisos. Parece que le oigo decir desde algn lugar del ter: cmo que no vais a rodear el congreso? El pueblo siempre ha de estar por encima de los polticos! Quin tiene miedo al pueblo? Prudencia siempre, pero tambin coraje. Y en esa insumisin ya te has quedado con nosotras y nosotros.
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ilusin del mtodo haberme puesto sobre la pista de Neurath, promotor de un racionalismo cientfico apoyado, cito a Paco, en el filosofar de los propios cientficos sobre la ciencia. Cuando uno sabe algo sobre qu es saber, no se acoge a los principios morales y a las apuestas polticas por las buenas, en funcin de caprichos o de exhibicionismo intelectual. Cuando se decide, se hace una apuesta seria. Como su maestro Manuel Sacristn, Paco ha sido un militante de izquierdas, tan culto (pero de esos hubo muchos) como constante (y esos son y han sido ms bien poquitos). La ausencia de mesianismo y dogmatismo le hicieron resistente ante los virajes de las modas, porque no hay espritu ms voltil que el de un iluminado con ideas arbitrarias. Quien se asoma a sus textos disfruta siempre del estudio y la argumentacin exigente: como cuando lee a Sacristn, a Neurath, a Gramsci, a Marx, al gran linaje que continu y enriqueci. Todos -todos!- cuantos le conocieron en profundidad me hablaron siempre de un hombre muy bueno. Recuerdo un artculo sobre Marx donde apostaba porque se le redescubrira, pero de manera masiva, un da cualquiera del Siglo XXI. Llevaba razn. Me gustara que pasase lo mismo con Paco, que fue, es y seguir siendo un modelo intelectual, poltico y personal. Su obra encierra muchsima buena filosofa y razones para oponerse, por decirlo con palabras suyas, al desorden establecido.
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formacin fue, a la vez, una slida formacin en la filosofa de la ciencia y en la tradicin marxista. Una forma muy sugerente de aunar la razn terica con la razn prctica en una especie de razn comprometida. Por eso desde sus primeros escritos muestra una gran capacidad de combinar la atencin a los pensadores mayores, en especial a los tericos de la tradicin marxista, con predileccin hacia Antonio Gramsci, un autor que le acompa desde el principio hasta el final y con el que todos tendamos a identificarle, con la atencin hacia los cambios que se producen en la sociedad, los movimientos sociales, de hecho diriga una Ctedra Unesco en la UPF sobre los movimientos sociales. Por esta razn, se comprometi con el pacifismo, con el feminismo o con el ecologismo. Por ello, sus libros van desde Einstein y la epistemologa hasta nuestra lucha contra la barbarie y la defensa de las utopas, entre Campanella y Gramsci. En las relaciones personales, era de una enorme afabilidad, que haca sentirse bien a los que le rodeaban. Transmita el afecto de un modo entraable. Era uno de los profesores ms queridos en nuestra Universidad. Sin embargo, su voz crtica nunca dejaba de orse en todos los foros. Con claridad y rotundidad, de un modo insobornable. De hecho, tena una alergia natural a los cargos y a las funciones burocrticas. A comienzos de la dcada pasada fue nombrado, a propuesta del grupo parlamentario de IU, miembro del Consejo de Universidades; pero esas largas y plmbeas sesiones en Madrid le aburran y no asista casi nunca, solo cuando se lo pedamos para que defendiera alguna causa que consideraba merecedora de ser defendida. En estos momentos en los que omos a menudo a tantas personas vilipendiar la Universidad pblica, su trayectoria muestra cmo pueden entrelazarse de la manera ms conveniente la dedicacin a la docencia con la dedicacin a la investigacin, la capacidad de los universitarios para tener una presencia pblica que mejore nuestra sociedad, que alimente nuestra democracia procurando la calidad perdurable de nuestra deliberacin. Su confianza en la fuerza de la razn era inagotable, tal vez porque, como su querido Gramsci, sumaba al pesimismo de la inteligencia el optimismo de la voluntad.
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carnet. Hablaba con aoranza del partido antes de la democracia, de lo buena que era su organizacin. Aunque sigui siempre en activo, estaba claramente a la izquierda de lo que nuestro sistema poda encajar. Paco no era sectario, le gustaba conectar a sus amigos y conocidos con intereses comunes sin que personalmente ganase nada con ello. A pesar trabajar en la universidad, daba la impresin que sus objetivos polticos tomaban a menudo precedencia sobre las necesidades de promocin acadmica. Una generacin dura Esta como aceptado que la generacin de socialistas que naci antes de la guerra civil, la de Manolo Sacristn, es la que sufri ms con el fascismo durante el pasado siglo. No hay duda que la violencia del sistema en contra suya fue mayor. Sin embargo la lucha de esta generacin tuvo pocas ambigedades, las cosas fueron a mejor, y el contexto exterior fue uno en el cual el Marxismo, cuando no dominante era respetado y se le tomaba en serio. No fue axial para la generacin de Paco. En los ochenta la izquierda comunista casi desapareci, la promesa de la clandestinidad no se vio realizada. Los marxistas coherentes como Paco tuvieron que enfrentarse con la traicin poltica de parte de su cohorte y con la marginalizacin acadmica. Paco tuvo que trabajar en un ambiente acadmico post franquista dominado por ex comunistas convertidos al neoliberalismo (ej Mas Collell) o por jvenes agresivos de derechas preparados en Norteamrica o Europa (ej Sala i Martin). Estos compromisos y contradicciones han sido duros para nuestra generacin. Ello ha contribuido, al menos hasta hace poco, al sentimiento colectivo de derrota poltica inevitable. Paco lo llevaba bien, mejor que nadie, con sobrio estoicismo. Pero el compromiso de Paco era profundo y rehus bajarse del tren Marxista aun cuando en los ochenta pocos lo hicieron. Es curioso como ahora muchos vuelven a hablar de clases sociales y citan a Marx cuando en los 80s y 90s a uno le llamaban anticuado al hacerlo. Tuve la suerte de colaborar con el en la critica al marxismo analtico al que veamos como una escuela incongruente que utilizaba los presupuestos individualistas del neoliberalismo (teora de eleccin racional) para adaptarlos a algunas ideas marxistas como la de clase social. Tal como anticipbamos, el tiempo nos dio la razn. Queda muy poco de aquella escuela y la mayora de sus adeptos han dado un giro a la derecha aun mayor, mientras el Marxismo clsico que defendamos no solo no ha pasado de moda si no que esta viviendo un resurgimiento con la Gran Recesin. Paco tampoco era victima del colonialismo acadmico. Consciente de la calidad de la obra de Manuel Sacristn, no dudo en divulgarla en el contexto anglosajn Hasta siempre. Hay que agradecerle a Paco su honestidad ideolgica y su compromiso intelectual. Sin el, muchos no hubiramos visto que era posible, incluso necesario, seguir con la critica radical del capitalismo, 105
pase lo que pase. Tal como estn las cosas su figura adquiere aun mayor envergadura. Bibliografa. Fernndez Buey, F, & Muntaner, C. (1995). Marxisms against the current: weighing the decade of the eighties. Science & Society, 58(4), 471-481. Muntaner C Fernndez Buey F (1998) Manuel Sacristn Spanish Marxist: Breaking the Pact of Silence. Rethinking Marxism Volume 10, Issue 2, June 1998, pages 123-137 Fernndez Buey F and Muntaner C Making Sense of Elster. LSES/NIMH 1996
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los datos muestran que el mundo del capital en Espaa ha estado viviendo mejor a costa de que la clase trabajadora haya ido viviendo peor. Pero la intelectualidad respetable que produce y reproduce la sabidura convencional no habla de esta realidad, ocultndola y definiendo los anlisis que permiten entenderla como anticuados. Modernidad significa en dicho lenguaje, adaptarse, aceptar y promover la sabidura convencional de aquellos que tienen poder para definirla. Es interesante que tal visin de los hechos aparezca tambin en ms de una nota escrita a raz de la muerte de Paco Fernndez Buey. Intentando mostrar simpata por el fallecido, concluyen que era un buen hombre, colgado todava en el sueo de las utopas, lo cual raya con definirlo como una figura ya irrelevante en nuestros tiempos. La enorme crisis actual est mostrando ms y ms la vacuidad de tal sabidura convencional y la necesidad de ir recuperando las categoras de anlisis crticos como los de Paco Fernndez Buey, que permiten entender la realidad para poder transformarla. Una nota personal. Conoc a Paco a travs de Manolo Sacristn. Conoc a dos Sacristanes. Uno en el Instituto Jaime Balmes, cuando yo era estudiante de bachillerato. Siendo yo hijo de maestros brutalmente represaliados por el golpe fascista y la dictadura que estableci, mis sentimientos hacia Sacristn, profesor de Lgica en aquel instituto, y en aquel momento miembro activo del movimiento fascista y de la Falange, eran de clara hostilidad. Fue aos mas tarde cuando conoc a otro Sacristn, la misma persona, pero con un pensamiento opuesto al que l haba tenido en su juventud. Era ya entonces un hombre de la resistencia antifascista que estableci Mientras Tanto, invitndome a colaborar desde el principio. Y as fue como conoc a Paco, que era su discpulo, y que inmediatamente me impresion por su compromiso y calidad personal. Y fue un enorme placer cuando, al incorporarme a la Universidad Pompeu Fabra, compartimos edificio y espacio fsico, maximizando las oportunidades de vernos, y as fue como se reforz una gran amistad. Es en este contexto en el que, cuando ya estaba avanzada su enfermedad, hablamos de la vida y tambin de la muerte. Las personas se definen por cmo y por qu viven y tambin por cmo mueren. En pocas semanas he perdido a dos amigos. Uno, Alexander Cockburn, fundador de la revista CounterPunch con la que colaboro, y el otro Paco Fernndez Buey. Los dos murieron como vivieron, trabajando hasta el ltimo momento, con discrecin y contundencia. Paco y yo hablamos de su vida y de su muerte. Paco vea su muerte con serenidad. Amaba la vida, una vida enriquecida a nivel personal por una excelente familia y por una larga lista de amigos. Y amaba tambin la vida porque crea que el futuro sera mejor que el pasado, y quera verlo. Para que haya cambio se requiere, sin embargo, una movilizacin que lo posibilite. Y Paco vea ya sntomas e indicadores claves de que las clases populares se estaban movilizando. Y quera estar aqu para verlo y ser parte de ello. Lstima que no podr verlo. 108
Pero s que estar aqu, pues su trabajo y su vida continuarn, inspirando a muchos que seguirn sus pasos. Paco se fue, pero su persona y su trabajo siempre continuarn entre aquellos que luchan por aquel mundo mejor basado en la fraternidad y en la solidaridad. Y tal futuro puede que no est tan lejos y/o sea tan imposible como los establishments que dominan y gobiernan el mundo, incluyendo Europa, nos quieren ahora hacer creer con el mensaje que repiten con tanta frecuencia de que no hay alternativas a sus polticas, que causan un enorme dolor. Segn la ltima encuesta de valores de las poblaciones que viven en los pases a los dos lados del Norte del Atlntico, la mayora de la poblacin (que vara segn el pas) indicaba que preferira vivir en un pas, con un sistema econmico, poltico y social que se basara en que cada persona tuviera los recursos que necesitara y que cada persona contribuyera al bien comn segn su habilidad y capacidad. Que este deseo se traduzca en una movilizacin es una amenaza al actual sistema de relaciones de poder, basadas en una enorme concentracin de poder financiero, econmico, meditico y poltico, lo cual explica la reduccin de las libertades y de la democracia que aquellos establishments estn imponiendo a las clases populares, a las cuales Paco sirvi, sembrando las bases para este mundo mejor. http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2012/08/27/paco-fernandezbuey-un-intelectual-comprometido/
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La crisis financiera con fondo ecolgico. Antes de iniciarse la crisis de 2008, en el CCCB, Paco Fernndez Buey present su ltimo libro editado por Miquel Riera: Utopas e ilusiones naturales. Recuerda Toni Domnech que tras la presentacin hablaron de la remundializacin de la economa, la liberalizacin de los movimientos de capitales, la congelacin real de los salarios y el fuerte estmulo de la demanda con polticas intervencionistas que daba rienda a las burbujas; reduccin de impuestos y contener el gasto pblico. Persiste la leyenda que la crisis estall por vivir por encima de nuestras posibilidades. Al revs la sufren los pases ms obedientes, incluso con supervit. Hasta el FMI reconoce es el resultado de la desigualdad; si no puedes comer pan, ten crdito para comprar croissant! Fruto de los esfuerzos conceptuales, que arrancan con la Cumbre de la Tierra en Rio, hace veinte aos, es el termino sostenibilidad. Ya no tiene un uso marginal. En dos dcadas se ha sustituido el Consenso de Washington que obligan probar el trago amargo de las recetas del FMI para habla de condiciones para la sostenibilidad presupuestaria. En eso ha quedado el trmino clave para la ecologa poltica. Es una muestra de la fuerza de esa hegemona a la que se refera Paco Fernndez Buey. Ese vaco conceptual lo tenemos bien presente en Rio+20. Sin intelectuales orgnicos. Mientras en Italia era la direccin del PCI que promovan la edicin de las obras de sus prestigiosos intelectuales, en Espaa, en cambio, exista un ambiente orgulloso de secano terico. Los intelectuales de izquierda que traducan y editaban pensadores progresistas quedaban excluidos de la lnea oficial. Me sorprendi hace un mes una tribuna en que acusaban a los intelectuales, con su tpica desafeccin, de favorecer actitudes apolticas. Culpaba de la prdida del PSOE de 4 millones de votos que han ido a la abstencin a pensadores crticos. Cuenta Manolo Vzquez Montalbn que escribi una necrolgica a Manuel Sacristn, sobre todo, para responder una realizada por un responsable del PSUC que lo acusaban de ser responsable por desafeccin de intelectuales con el PSUC. No se trata de reivindicar aquellos intelectuales orgnicos -con ms complejos de intelectual que de orgnico. Recuerdo las urticarias que provoc en Iniciativa per Catalunya la traduccin y publicacin del manifiesto ecosocialista; antes de sospechar que ellos acabaran tomando prestada la V. Parece una nueva profesin: los expertos en comunicacin. Los intelectuales han soltado la pelota, y los polticos no estn dispuestos a pillarse los dedos con temas conflictivos. Duda que sus discursos gocen an de credibilidad. Antes de acudir a intelectuales lcidos, que les salga el tiro por la culata, confan ms en los lderes de opinin -sobretodo aquellos asiduos a las tertulias.
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Pragmatismo de la voluntad, ambicin de la razn. En otro pas Paco Fernndez Buey podra haber jugado un papel de renovacin de la izquierda; el de un Friede Otto Wolf, Elmar Altvater o Hans Jnger Bieling, que con Jrgen Haberms acaban de dar una golpe en la mesa: ya basta! Sorprende la escasez de este tipo de proclamas en nuestro pas. Hay otras razones. En la vida acadmica la relevancia social y poltica es poco valorada; se desprecia lo que no sea publicar en revistas cientficas -la labor de investigacin no apta al intercambio de ideas. Una extraa forma de entender la excelencia o forma parte de la divisin del trabajo? Recuerdo que una juez durante las oposiciones tena prohibido mirar internet, leer la prensa, etc. La Pascua marxista invierte el lema de si la teora se equivoca peor para la realidad. Es fcil decir: llevbamos razn. Lo difcil es encontrar dnde tenan razn. Paco Fernndez Buey lamentaba las relaciones sentimentales entre el PCI de Acchile Occhetto y la socialdemocracia alemana de Oskar Lafontaine. Hoy se podra criticar a Oskar Lafontaine de juntarse con un partido cuyo repliegue le llev a acabar fundindose con la democracia cristiana. Sera impensable en nuestro pas un Gustav Horn, Director de IMK, principal consejero econmico del lder del SPD Sigmar Gabriel, sus agudos anlisis han mostrado el error de la Agenda 2010 o la Hartz IV. Falta un Jrgen Habermas y Peter Bofinger que propone un cambio de rumbo programtico al SPD. La aventura de Paco Fernndez Buey no fue de nsulas, en otro pas hubiera sido de verdaderas encrucijadas. http://blogs.lavanguardia.com/diario-de-futuro/2012/08/27/pacofernandez-buey-abrio-la-izquierda-a-la-ecologia-politica/
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fernandez-buey.html#!/2012/08/recordant-paco-fernandez-buey.html
CARTA (CON RESPUESTA) DE UN MATEMTICO E HISTORIADOR DE LA CIENCIA A FRANCISCO FERNNDEZ BUEY JAUME PARADS
Mi buen amigo Paco, El otro da supe de ti por Jordi Mir y Ramn, quien nos mand recuerdos tuyos. Me llevaron buenas noticias tuyas, y me vinieron a decir que despus de muchas vicisitudes pareca ser que experimentabas una clara recuperacin fsica, que acompaaba a un mejor estado de nimo... Me alegro mucho, un viejo luchador, librando ahora un combate para su propia recuperacin... S por experiencia propia lo que signific para ti la prdida de Neus, de la compaera de tu vida, y lo difcil que es el camino de la recuperacin y las lgrimas derramadas en el camino. Hay que apretar los puos, y aguantar, como tantas veces hemos hecho luchando por mil causas perdidas. Si algo sabemos hacer los viejos comunistas es precisamente resistir cuando vienen tiempos difciles, cuando las cosas se tuercen, cuando cunde la desesperanza y el desnimo. No, nosotros no nos dejamos llevar por el desaliento, estamos acostumbrados a plantar cara, aunque nos la partan. Cuando parece que todo est perdido a nosotros aun nos queda la dignidad, nuestra dignidad, el derecho a vernos la cara en el espejo, y sentirnos orgullosos de nosotros mismos y de nuestros compaeros. Es lo que nos queda de aquellos viejos cuadernos de la clandestinidad que heredamos de la vieja guardia, y que nos explicaban que un comunista poda romperse, pero jams se doblegaba. Aun guardo, en algn recndito cajn, alguno de estos cuadernos con la grapa oxidada, y las hojas amarillentas, que si pudieran hablar nos contaran su itinerario por estafetas siniestras, acariciados por manos llenas de esperanza... Bueno amigo Paco, muchas veces he pensado en ti, y en tu lucha contra la enfermedad que has librado ltimamente, y que te ha alejado momentneamente de tu mundo universitario, de tus queridos compaeros, de tus aportaciones tericas para combatir toda injusticia se diera donde se diera, de tu apoyo incondicional a los de abajo, de tu ayuda directa y prctica a los estudiantes que te venan a ver, a los compaeros que encontraban en ti una solidaridad que no tena lmites... Yo tambin haba subido a verte a tu despacho una infinidad de veces, y siempre haba contado con tus anlisis, tus consejos, pero sobre todo con tu apoyo incondicional. Nunca tuviste un ahora no puedo y siempre apoyaste todas las iniciativas que nacan de abajo. Cuando hace cinco aos dej mis responsabilidades ms directas como responsable del profesorado de CCOO de la Pompeu, y de la Junta de Personal, me propuse venir a verte para agradecerte todo lo que habas hecho de apoyo a nuestra lucha, pero siempre lo fui 114
dejando por aquello que los comunistas no estn acostumbrados a agradecer el esfuerzo de sus camaradas, pero yo si que quera agradecerte tu entrega sin reservas Paco. Yo he conocido muy bien la Pompeu, y he lidiado en todos los departamentos, y he conocido a sus gentes, sus esperanzas, sus anhelos y sus contradicciones. He encontrado muchos amigos y compaeros que han formado pia en nuestra andadura, pero puedo decirte que has sido un baluarte excepcional, un referente moral y tico para todos nosotros, y sepas que me he sentido en deuda contigo. Por eso te mando esta carta, como tributo y reconocimiento hacia tu persona. La vida entrecruza muchas veces a la gente que conoces, y con el tiempo se acaba estableciendo unos lazos de amistad entre las personas. Yo a ti te conoc mucho antes que tu supieras de mi existencia. Debera yo tener 18 aos y haba acabado de entrar en la Universidad, y pronto me aad a la lucha universitaria y form parte de la comisin de curso del SDEUB, formada por diez estudiantes, la mayora muy inexpertos en aquellas lides. Recuerdo tu figura, en alguna movilizacin general, a la salida de una asamblea, en el claustro de letras en el primer piso, con el patio lleno de estudiantes y animando a hacer frente a la represin que impona la dictadura. Solo asomabas de cintura para arriba, pero tu conviccin era contagiosa. Tambin de aquella misma poca recuerdo la figura de Rafael Argullol, en una asamblea en el Aula Magna, haciendo una arenga que pareca extrada de los tiempos remotos de la Asamblea Francesa... Recuerdo estas pinceladas de la poca en que entr en la Universidad. Despus, en el ao siguiente, cuando se implant el primer estado de excepcin me afili en el PSUC, y adquir responsabilidades en el Comit de Universidad. En aquella poca haca poltica en la Universidad, trabajaba por las tardes, y a ratos estudiaba... Cuando acab la Universidad, form parte del Comit de Barcelona, estaba en organizacin, teniendo la responsabilidad de todos los comits obreros de Barcelona: Poble nou, Sant Andreu y Zona Franca. Habamos tenido enormes bajas de cuadros obreros en muchas fbricas. Nos haban desmantelado en Lmparas Zeta, solo haba quedado un trabajador nuestro en Motor Ibrica, las luchas en la Seat nos haban dejado diezmados, y acabbamos de pasar la huelga de ms de dos mesos de Hispano Olivetti, all al lado de la Plaza de las Glorias. Tambin tuvimos muchas bajas. Y ahora viene la ancdota que nos volvi a cruzar a ti y a mi, y que ahora te relato. T, Paco, estabas como responsable del Comit Universitario de Profesores, y vuestro enlace con el Comit de Barcelona era Jordi Sol Tura, pero resulta que en aquella poca sali a oposicin una plaza a la cual poda aspirar, y pidi tres meses para poder prepararla. Total que yo me hice cargo de su tarea temporalmente, y me pasaron fecha y lugar de vuestra prxima reunin. Cuando llegu (yo era el ltimo en llegar por cuestiones de protocolo de seguridad) estabais todos sentados en el suelo haciendo un corrillo en lo que debera ser el comedor de aquel piso (que situara por Repblica Argentina, 115
encima de la plaza de Lesseps). Tu dirigas la reunin, con tus pantalones de pana, y sentado como un indio (sin pipa de la paz) y recuerdo que vosotros pedais que de una vez por todas el partido preparara la Huelga Nacional, cosa que en nuestras propias filas tena muchos detractores (entre ellos toda la gente de CCOO de la construccin y del textil). Pero lo que ms recuerdo es una cosa que no se me ha olvidado nunca. T, Paco, dirigindote al resto de camaradas dijiste muy serio: pero compaeros, cuando nos dirigimos a las masas hemos de pensar con la cabeza, pero hemos de hablar con el corazn. Convenceremos ms con nuestra actitud, que con nuestros argumentos... Yo que tena cierta prevencin hacia los medios universitarios me qued impactado por tus palabras y pens para mis adentros: desde luego este responsable poltico puede ser cualquier cosa menos un burcrata... No recuerdo ms reuniones con vosotros, y creo que pas la responsabilidad del contacto con Universidad a otro miembro del comit, pero tus palabras me acompaaron siempre, y an hice uso de ellas en una etapa reciente de nuestra Universidad. Estaba Rosa preparando su discurso de defensa de su candidatura a Rector [de la UPF], y me vino con unos papeles que queran ser el guin del discurso para ver que me parecan, y sin mirarlos le dije: Rosa tu no necessites seguir el gui de cap paper, dirigeix-te al personal amb el cor, i digues-li, mirant-els-hi als ulls, tot all que et surt de dintre, la Universitat que tu vols, sense floritures, i temportars a la gent darrera teu.... [Rosa: t no necesitas seguir el guin escrito en ningn papel. Dirgete a las personas con el corazn, y diles, mirndolas a los ojos, todo lo que te salga de dentro, la Universidad que t deseas, sin florituras, y vers como la gente apoya tus posiciones]. No me atrev a decirle a Rosa que aquellas palabras que le deca tenan su origen en ti, Paco, cuando eras muy joven... Pero seguro que si se lo hubiera dicho, le hubiera gustado, pues Rosa tambin te quera mucho... Ya lo ves Paco, la vida es lo que las neuronas de uno recuerdan, ms todo aquello que los dems recuerdan de ti, y cuando uno ha entregado lo mejor de si mismo sin desfallecer nunca en su andadura, en el camino ha ido dejando gratos recuerdos, que los dems hemos ido recogiendo, como piedras preciosas que han emanado de ti. Queremos que te recuperes pronto para volverte a tener entre nosotros, y que cuando suba a verte a tu despacho te vuelva a encontrar rodeado de libros, con sus puntos amarillos para encontrar cada cita, y que t dejes los libros un momento para levantarte y darme un abrazo, como deca la cancin de Raimon. Tu amigo, compaero y camarada, Jaume ***
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Solo cuatro lneas para darte las gracias, de todo corazn, por tu fraternal y cariosa carta y para disculparme por no haber dicho nada antes y por ser tan escueto ahora. La verdad es que entre lo dbil que an estoy despus de tanta desgracia y de tanta operacin y el que la bondad de tu carta me ha dejado conmmocionado, no me siento con fuerzas para responder como s que debiera. Lo har con calma, espero, en los prximos das en cuanto me sienta fsica y anmicamente recuperado. Estoy ms que seguro, querido Jaume, que entenders mejor que nadie esta debilidad ma. Te mando ahora un abrazo fraternal y agradecido, Paco
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FRANCISCO FERNNDEZ BUEY INCORPOR AL PENSAMIENTO MARXISTA LA CONCIENCIA ECOLOGISTA CARLOS PARIS
Se nos ha ido un importante pensador comprometido en su obra y en su vida con la lucha por una sociedad en que la justicia y la libertad del desarrollo humano no sea retrica propagandstica sino realidad. La ltima vez que me encontr con Fernndez Buey fue, no hace aun mucho tiempo, cuando present en el Ateneo madrileo un libro, en que recoga materiales ilustrativos de las luchas que en la Universidad espaola se desenvolvieron contra la dictadura, con especial atencin a las de Barcelona, en que desarroll sus estudios y su labor docente. Los comentarios sobre el libro, espontneamente, desembocaron en el anlisis crtico de la actual universidad, sacudida ahora, no ya por una dictadura sino, tanto en Espaa como en todo el mundo occidental, por el pragmatismo mercantilista, que tan fielmente recoge el Plan Bolonia y, muy gravemente, por el despojo econmico a que el capitalismo en su desptica poltica actual est sometiendo a la cultura, augurando la entrada en tiempos de barbarie. Recuerdo este pequeo episodio, no slo porque me trae retrospectivamente la imagen de un Francisco Fernndez Buey todava sonriente y, como siempre, fiel a su lucha, alegre y animoso en ella, sino por el alcance significativo que contiene: la de un combate que bajo diversas formas de dominacin y acoso al desarrollo colectivo de la humanidad es preciso continuar, sin olvidar el pasado y sin dejar de mirar a un futuro mejor. Tal como Fernndez Buey supo hacer a lo largo de su vida. Como he comentado, fue nuestro ltimo encuentro. Posteriormente me sorprendi su ausencia en las Jornadas que sobre el comunismo se realizaron por iniciativa de activos estudiantes en la Universidad Complutense. Y, entonces, supe que se encontraba afectado por un grave proceso canceroso. Ahora se nos ha ido, pero deja tras s, una importante obra. En la que a los libros en que explicita su pensamiento propio se aade una importante aportacin a la historia de las ideas y una serie de traducciones. Formado en el entorno de Manuel Sacristn, acogi dentro de su pensamiento marxista la necesidad de incorporar, en l, la visin ecologista, frente al desarrollo ciego de las fuerzas productivas, en la lnea de Harich y del mismo Sacristn. Una perspectiva que ha fructificado en la alianza actual marxismoecologismo. Pero, si queremos introducirnos en el pensamiento de Fernndez Buey, no podemos olvidar la poderosa influencia de Gramsci, en afinidad con el desarrollo que al marxismo dio el gran pensador Adolfo Snchez Vzquez, tambin no hace mucho fallecido y al que, en su momento, he rendido homenaje en las pginas de Pblico. En esta lnea el marxismo de Fernndez Buey ha sido calificado de humanista, con una importante atencin a la tica. Una tica en que a la reflexin se aade el alto testimonio que represent
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su vida. http://www.publico.es/espana/441393/francisco-fernandez-bueyincorporo-al-pensamiento-marxista-la-conciencia-ecologista
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FRANCISCO FERNNDEZ BUEY Y GRAMSCI. ESCRITORES DEL LIBRO BLANCO DE UN IDEAL AGUSTINA PREZ
Me pedirs t, muerto descarnado abandonar esta desesperada pasin de estar en el mundo? P. Paolo Pasolini, Las cenizas de Gramsci Ayer la noticia me golpe como un rayo. Fernndez Buey haba muerto. Todos confibamos en su victoria contra el cncer. Pero no ha sido as. Se nos ha ido. Demasiado pronto. Cuando ms falta nos haca su palabra y su lcido pensamiento. Fernndez Buey, Paco para casi todos, lleg a mi vida como un milagro. Nunca podr agradecerle bastante lo que hizo. Estaba ah, en la Universidad Pompeu Fabra, donde haba sido acogido tras un largo camino de injusta represin franquista, de dolor y de lucha incansable. Como tantos otros seres excepcionales fue desaprovechado por este pas cainita que desprecia cuanto ignora, como deca Machado. Como otros luchadores, era fuerte, animoso y combativo. Como otros perseguidos, era honesto, solidario, humilde. Como otros seres humanos excepcionales, era capaz de regalar sabidura a los jvenes, de dar luz, de orientarlos en su camino. Sin pedir nada a cambio. Dndolo todo con una generosidad sin lmites. Lo conoc personalmente en un tribunal de Mster, en la Pompeu Fabra. Era maestro, ejemplo y gua del estudiante que lo defenda. Nos enteramos pocos das despus de que su compaera haba muerto. Estaba muy enferma. Pero l supo estar donde deba. Su deber lo reclamaba. Nadie not nada. El dolor estaba oculto en los rincones del alma. Era un hombre de apariencia menuda y frgil que esconda un alma de hierro. Amable, educado, de pocas y certeras palabras. Con una elegancia de las que ya no quedan. Antes que su presencia me haban llegado sus palabras. Palabras honestas y valientes que resonaban claras en este mundo falso. Brillaban con luz propia. Eran un faro en la niebla. Haba ledo muchas veces el artculo que su discpulo me recomend sobre Gramsci y la tica poltica: Gramsci para rojos nepantla (o perplejos). Haba absorbido, con asombro y agradecimiento, su definicin certera de la poltica como tica de lo colectivo frente a la politiquera de los partidos-mafia en los que la asociacin es un fin en s mismo. Lejos de la bsqueda del bien comn y la convivencia. Saba de sus clases, de sus atenciones con los alumnos, de su compromiso Y un da me lleg, dedicado con mimo, un libro editado y 120
prologado por l: Antonio Gramsci. Cartas desde la crcel. Fernndez Buey era uno de sus mejores estudiosos. Y el libro me abri las puertas del alma de un figura fascinante. De un hombre al que, como tantos otros, no pude conocer en mi larga vida de estudiante debido a la misma censura franquista que tortur siempre al profesor Fernndez Buey. Quiz no fue casualidad que dedicara aos a estudiar a Gramsci. Quiz en ellos dos hay algo especial que hace a los seres humanos nicos. Quiz estaban ah los dos, desde siempre, para que un da los encontrara y me encontrara con tantas cosas perdidas. Hay hilos misteriosos que mueven el destino de los seres humanos. La vida se va haciendo con ellos. Y se teje una tela nica que viste nuestros das. Tela hecha de retazos de otras vidas. Las cartas de Gramsci son un testimonio estremecedor de humanidad. En ellas, el autor doliente y encerrado en la crcel por el cruel fascismo de Mussolini habla de vida, de sentimientos, de libertad y prisin, de presente y futuro. De camino vital. Es un ser irreductible, inmune a la crueldad del fundamentalismo. Capaz de caminar en la noche de la intolerancia. As comienza Fernndez Buey su magnfico prlogo: Gramsci ha sido seguramente el pensador marxista ms original del periodo de entreguerras() y el pensador italiano ms citado en publicaciones de humanidades y ciencias sociales. No es nada habitual que coincidan el aprecio poltico y el aprecio acadmico (VII) Si lo sabra l mismo por propia experiencia! El italiano era un hombre de enorme fortaleza moral, alto concepto del honor y una dignidad personal a prueba de crcel. Como el recio palentino. Y tambin como l Gramsci: No quiere dejarse dominar por la afliccin, ni quiere ser consolado () Mientras se encontr fsicamente bien, o medianamente bien, se preocup ms por disipar los temores de los otros ante un futuro incierto () que de solicitar ayudas o pedir clemencia (XV) Gramsci se debate en la contradiccin entre la lucha y el sentimiento. Y se refugia en el estudio y la lectura. Adquiere un frrea disciplina intelectual que lo hace decir que hay que ser realistas hasta en la bondad. As escribe a su madre en una carta: Yo no hablo nunca desde el aspecto negativo de mi vida, ante todo porque no quiero ser compadecido. He sido un combatiente que no ha tenido suerte en la lucha inmediata y los combatientes no pueden ni deben ser compadecidos cuando han luchado sin ser obligados a ello, sino porque as lo han querido conscientemente. Las palabras de Gramsci son citadas por Fernndez Buey y parecen un eco de su propio pensamiento. Porque el profesor se define a s mismo, al definir al encarcelado: Volitivo, polemista, dialgico, sencillo y prctico, franco y veraz, irnico y a veces sarcstico, intelectualmente agudo, siempre capaz de sacar jugo de un higo seco(XXI) Pero poco a poco, el frreo prisionero italiano se va doblegando 121
porque es humano. Duda, agoniza, aunque no pierde su capacidad de lucha expresada en su frase favorita: Pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad Siempre la voluntad en primer plano. Sabe que pesimismo y optimismo son simples y vulgares estados de nimo, como seala, acertadamente, Fernndez Buey. Porque ser libre de pensamiento trae problemas. Incluso de tus compaeros Y Gramsci lo saba como lo saba Fernndez Buey, quien dice en un momento de su prlogo: Pensar por cuenta propia ha sido siempre una cruz, dentro y fuera de los partidos comunistas. Una cruz an ms pesada en las crceles. Y en la crcel no hay Cirineos para eso. (XXXIV) Por eso Gramsci se derrumba: No crea que lo fsico pudiera apoderarse hasta ese punto de las fuerzas morales. Y pide ayuda a su cuada Tatiana: Quiero decirte en definitiva que tu incertidumbre determina mi incertidumbre y que tienes que ser fuerte y valiente para darme toda la ayuda posible, lo mismo que yo querra hacer por ti, aunque desgraciadamente no puedo. Francisco Fernndez Buey termina su prlogo as: En las dos ltimas dcadas el mundo, aquel mundo del que Gramsci deca en los aos treinta que era grande y terrible, ha cambiado mucho. Ha cambiado Italia y ha cambiado Europa. En su pas y en el nuestro se lee poco a Gramsci. Ojal esta nueva edicin de las cartas contribuya a llamar la atencin sobre su obra. Hoy se puede leer a Gramsci como se lee a un clsico y las cartas que escribi desde la crcel como un documento histrico de la tragedia del comunismo del siglo XX, como el testimonio de la resistencia que durante dcadas hizo a muchos mejores, como una pgina del libro blanco de un ideal. Al menos a m, me ayudaste a conocer a Gramsci y me enseaste que hay honestidad y valenta, generosidad y humildad. Que hay esperanza y que hombres como t la encarnan. Que es necesario creer en la utopa. Que la resistencia nos hace mejores. Gracias, muchas gracias. Hasta siempre, maestro, tus palabras y tu vida entera demuestran que fuiste uno de los mejores y los que nos enfrentamos a este mundo ms grande y ms terrible estamos hoy ms hurfanos. Porque nos quedan tus palabras, pero nos falta tu presencia. http://agustinaperez.wordpress.com/2012/08/26/francisco-fernandezbuey-y-gramsci-escritores-del-libro-blanco-de-un-ideal/
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travs de sus artculos en mientras tanto y en otras publicaciones--, a mediados de los aos ochenta, fue el socilogo Antonio Izquierdo Escribano, el nico redactor de la revista rojiverdevioleta que viva entonces en Madrid. Recuerdo las palabras que nos dijo a algunos amigos y a m en su vivienda de Las Matas, alguna noche de 1986 1987: es que Paco es mucho Paco. No se trata slo de un intelectual brillante, vena a decir Antonio, si me permiten ustedes traducirle un poco, tanto tiempo despus; no es slo un pensador profundo; no es slo un analista y dirigente poltico capaz; es adems una de esas muy escasas personas cuya integridad moral nos da testimonio de lo que el ser humano puede llegar a ser, aunque la mayora de nosotros, casi siempre, no estemos a la altura de nosotros mismos. Antes llam a Paco maestro. Lo fue para m: igual que muchos otros, puedo decir que yo no sera la persona que soy si, hace un cuarto de siglo, no hubiera encontrado a Paco Fernndez Buey. Si no falla mi registro, nos encontramos en persona por vez primera el sbado 19 de marzo de 1988. Habamos viajado desde Madrid a Valladolid ex profeso, para visitarle, varios amigos, quienes por entonces formbamos un colectivo laxo de interesados en poltica y en filosofa a m me gustaba llamarlo REDROPELO, y que desde algunos aos antes buscbamos nuestra orientacin en Manuel Sacristn y en la revista mientras tanto. Paco era entonces profesor en la Facultad de Ciencias Econmicas y Empresariales de la Universidad de Valladolid. Lo haba sido antes en la Universidad de Barcelona, lo sera despus en la Universidad Pompeu Fabra. Perteneca a la generacin de mis padres; y siendo maestro mo, la relacin entre los dos iba a tener necesariamente algo de paterno-filial. Pero ese padre supo ser, desde el comienzo mismo de nuestro nexo, al mismo tiempo un hermano mayor. El desnivel en conocimiento, experiencia y calidad humana se converta, por obra de su generosidad, en llana comunicacin entre iguales. Esto es infrecuente y admirable, y como s que lo han vivido otros y otras en su vnculo con Paco, no quiero dejar de consignarlo. Paco ha representado lo mejor del comunismo en este nuestro pas de pases, en su dilogo con las dems tradiciones de emancipacin. El marxismo abierto de Manuel Sacristn, que desde los sesenta cuestion el cierre autodestructivo del pseudosocialismo adjetivado realmente existente y desde los setenta asumi el cambio de coordenadas que representaban la crisis socioecolgica global, la deriva exterminista de la civilizacin industrial capitalista y el nuevo movimiento de liberacin de las mujeres, ese marxismo abierto y autocrtico tuvo en Paco a su mejor discpulo. Pero, para la gente de mi generacin, Manuel Sacristn, prematuramente desaparecido en el verano de 1985, no fue Manolo. Y Francisco Fernndez Buey fue desde que lo conocimos Paco. Vera Sacristn, la hija del maestro de Paco y de Giulia Adinolfi, lo trat en la intimidad desde nia. Evocaba as a nuestro amigo en unas lneas que le hizo llegar con ocasin de su sexagsimo cumpleaos, en 2003: 125
Veraneos en Puigcerd. Neus tomaba vitaminas, todas las letras del abecedario y algunas, incluso diferenciadas con nmeros. Paco cocinando. Las tortillas de patatas de Paco (en mi casa slo se coman las suyas). Tertulias en la galera. Paseos. Paco acompaando a Manolo de excursin, en bicicleta y a pie. Paco conversando con Giulia. Creo que Paco fue de las muy escasas personas capaces de llegarle al alma a Manolo y a Giulia a la vez. Tossa. Giulia divirtindose jugando a cartas con la familia de Paco. La madre de Paco comindose siempre el pan seco del da anterior. Y una tienda de ropa hippy en la que vi una falda y una camiseta que me encantaron. Pobre Paco: Giulia fingi durante semanas que Paco se haba despistado y haba sido incapaz de decirle qu falda y qu camiseta eran. Aparecieron ambas el da de mi cumpleaos, claro. () Y entonces Giulia se puso enferma. Sus conversaciones con Paco. () Giulia eligiendo un recuerdo para Paco. Manolo de negro. Mientrastanto. El centenario de Marx. () Paco hecho polvo cuando le ped que redactara la esquela de Manolo. Paco en el entierro de Manolo. Paco seleccionando textos en la muerte del hijo de Guillermo. Y ahora Paco en la Pompeu, Paco ayudando a Salva, Paco siempre con un pie en un avin, dando una charla, redactando un texto Paco hablando con orgullo de Eloi. Un Paco pblico y un Paco privado que son una nica cosa. Un tipo incansable. Ms moral que el alcoyano. Una presencia que acompaa y acoge (y eso que se supone que los castellanos son secos). Casi toda mi vida. Hasta aqu Vera Sacristn. Javier Delgado, un buen amigo de Paco, defina as su primera impresin cuando lo conoci [2]: un to muy serio con muchas ganas de rer (y compaero de una mujer, Neus, que tena tambin una maravillosa forma de rer, con ese entusiasmo reidor, lagrimeante y cordial del que pocas personas disfrutan). Aquel hombre diez aos mayor que yo poda ser ms serio pero tambin ms reidor que yo mismo. Lo segundo que me import fueron unas cuantas charlas muy serias en la cocina de su casa, mientras l iba fregando la vajilla y yo secndola: ese to tan serio y tan reidor viva de una forma no muy comn (desde luego, no por entonces entre los de su especie y gnero), al menos no muy comn de puertas adentro, que es donde cosas tan serias cuando se hablan parecen tan a menudo pura broma cuando no se ven. No recuerdo nada de lo que hablamos entonces, pero nunca se me olvidar el espumoso mensaje de su lavavajillas. Javier evocaba luego otro rasgo de la pareja que lo amist para siempre: la elegancia de su trato. Lo fcil es ayudar dejando ver que se ayuda, pero lo de Paco y Neus era otra cosa que si no es elegancia es santidad. Desde nuestro presente, diez aos de trabajo intelectual y poltico de Paco, en este tiempo ominoso que es el nuestro, hubieran cundido mucho ms que veinte o treinta aos de quienes le hemos 126
acompaado en algunas de esas tareas. No le han sido concedidos, y eso es una prdida grande para quienes le sobrevivimos. Nos corresponde a quienes an queramos seguir peleando por una humanidad libre en una Tierra habitable tratar de compensar esa prdida incrementando nuestro esfuerzo. Hojeaba anoche cuadernos de trabajo antiguos en los mos hay muchas huellas de Paco--. Hace veinte aos, en enero de 1992, tuvo lugar una reunin una de las muchas reuniones poltico-intelectuales en las que particip Paco entre la redaccin de la revista mientras tanto y los autores del manifiesto ecosocialista militantes franceses, alemanes, portugueses-- que la propia revista haba traducido y publicado en espaol un ao antes. En cierto momento Paco dijo: El nombre del socialismo est manchado para dcadas; pero lo que su concepto representa es la nica esperanza para dos terceras partes de la humanidad, quizs. () No vale la pena abandonar las palabras, porque lo que hemos de hacer es reconstruir los conceptos (como tuvieron que hacerlo los cristianos cuando el Sermn de la Montaa se troc en poder poltico desptico). No sabemos si habr socialismo en el siglo XXI, porque la disyuntiva socialismo o barbarie se ha entenebrecido an mucho ms desde que fue formulada, hace ms de un siglo. Pero si la humanidad supera el tiempo terrible que tenemos por delante, la Gran Prueba en la que ya estamos, podemos estar razonablemente seguros de que habr socialismo en el siglo XXII. Siendo Paco Fernndez Buey la clase de persona que era, estando aqu reunidos tantos compaeros y compaeras suyos, no resultara extrao terminar este discurso exclamando: hasta la victoria siempre! Y por cierto que Paco sigui cordialmente cercano a la figura de Ernesto Guevara a lo largo de toda su vida. Con la edicin que prepar de Escritos revolucionarios [3] del Che se abri en 1999, precisamente, otro de los empeos que tuve la suerte de compartir con Paco: la coleccin de Clsicos del pensamiento crtico que ha tratado desde entonces de mantener fluyentes los manantiales vivos de la inteligencia rebelde del mundo. Sobre Guevara escribi entonces Paco las siguientes lneas, que podramos aplicar tambin a Sacristn y a l mismo: Fue un marxista y un comunista inclasificable entre las corrientes de la poca. Incmodo, heterodoxo, crtico de las burocracias y de casi todo lo que naveg en su poca bajo el rtulo de socialismo real. Nada que ver, por tanto, con el marxista acadmico ni con el estalinista de aparato. Nada que ver con ninguno de los marxismos cientificistas que dominaron en la dcada de los sesenta; nada que ver con el comunismo cristalizado en poder. () Quiso ser un hombre nuevo en un mundo todava viejo. Y lo consigui de la nica manera en que eso se puede lograr en un mundo socialmente dividido y desigual: con conciencia trgica de la contradiccin propia, con pesimismo analtico y optimismo de la voluntad, con cierto estoicismo fatalista que, contra lo que dice el tpico, no es siempre fundamento de inactividad o resignacin sino, a
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veces, y es el caso, fuente de rebelda. Pero los terribles tiempos que vivimos no son propicios para la pica de altos vuelos. Quiz hasta la victoria siempre sea un saludo, o una despedida, demasiado prometeica para esa fuerza mesinica dbil en la que con Walter Benjamin seguimos esperando. Cada vez me interesa ms la mxima que propona Samuel Beckett: fracasar mejor. Y es que estigmatizar el fracaso, o pretender eliminarlo con ilusoria inconsciencia--, equivale a desertar de la vida. Paco no estaba en eso. Igual que su maestro Manuel Sacristn, era partidario de reconocer las derrotas sin gastar eufemismos ni aplicar paos calientes eso s, sin perder por ello el buen humor. Querido Paco, amigo Paco, compaero Paco: la prxima vez en ese socialismo del siglo XXI, o del siglo XXII, que lograremos construir si no nos despeamos antes en los insondables abismos de barbarie que estn abiertos ante nosotros la prxima vez fracasaremos mejor. Fracasar mejor no es una consigna derrotista, sino una propuesta de accin desde la finitud humana en la que, creo, Paco se reconocera. Sin resignacin, sin desencanto y sin dejar de llamar mierda a la mierda. Porque, como saba Manuel Sacristn, una cosa es la realidad y otra la mierda, que es slo una parte de la realidad, compuesta, precisamente, por los que aceptan la realidad moralmente, no slo intelectualmente [4]. En uno de sus artculos para el diario Pblico [5], hace tres aos, Paco recordaba el refrn castellano no puede ser el cuervo ms negro que sus alas. Con l, otro humorista grande, Mateo Alemn, daba a entender que, tras un gran mal, los que vinieran seran llevaderos o, en cierto modo, menores. Es lo que corresponde al optimismo de la voluntad que acompaa al pesimismo de la inteligencia de los de abajo. Nunca sabemos del todo lo que el capitalismo es o puede llegar a ser. Pero hemos visto muchas veces las alas del cuervo y parece que, efectivamente, el cuervo mismo no puede ser ms negro que sus alas. Desde cierta tradicin comunista se ha podido decir: lo que importa de un hombre son sus consecuencias. Es un punto de vista comprensible desde el crujir de dientes que generaban las terribles experiencias del siglo XX pero demasiado limitado. Para empezar, deja de lado a las innumerables vctimas de la historia pasada y su insatisfecho anhelo de justicia al que otra parte de la tradicin comunista fue tan sensible. Diramos, quiz, que lo que importa de un ser humano son sus vnculos en presente, pasado y futuro; ms all de etnocentrismos, sexismos y otros egosmos de grupo; ms all, incluso, de los lmites de nuestra especie. En todas estas dimensiones, y en crculos concntricos, Paco fue, es y ser un ser humano muy importante. Tambin para mucha gente que no lo conoci en vida, pero que seguir calentndose en la brasa de su inteligencia cordial, a travs de la lectura, dentro de muchos aos. Uno de los sabios de quienes se senta cerca Paco igual que su maestro Manuel Sacristn--, el griego Epicuro de Samos, escribi en uno de los escasos fragmentos suyos que nos han llegado--: 128
Nacemos una sola vez y dos no nos es dado nacer, y es preciso que la eternidad no nos acompae ya. Pero t, que no eres dueo del da de maana, retrasas tu felicidad y, mientras tanto, la vida se va perdiendo lentamente por ese retraso, y todos y cada uno de nosotros, aunque por nuestras ocupaciones no tengamos tiempo para ello, morimos. [6] Paco ha tenido tiempo para bien vivir, casi siete decenios, y ahora, en este verano de 2012, ha tenido tiempo para morir. Lo ha hecho con una discrecin y serenidad que han revelado, otra vez, su temple admirable. Un verso ms, el ltimo que les propongo, del poeta dans Henrik Norbrandt: Nuestro abrazo roba un milenio a una vida que dura un segundo. Tu segundo de vida, tus fecundos 69 aos de vida, enriquecieron la vida de mucha gente, querido Paco. Te damos las gracias y un ltimo abrazo. Los latinos, ya se sabe, se despedan de los suyos diciendo: que la tierra te sea leve. Nos encontraremos otra vez, amigo, en la respiracin del mundo. En la tierra, en el aire, en el agua, en la vida que sigue alentando, en el fuego del dolor y del amor compartido. En el tanatorio de Les Corts, Barcelona, 27 de agosto de 2012 Notas: [1] Poesa indgena de la altiplanicie (edicin de ngel M Garibay), UNAM, Mxico DF 1962, p. 132. [2] Javier Delgado, Paco es un to muy serio, texto escrito para Paco Fernndez Buey en su sexagsimo cumpleaos, en un homenaje organizado por Neus y otros amigos/as. [3] Francisco Fernndez Buey, Ernesto Che Guevara, ayer y hoy, introduccin a Guevara, Escritos revolucionarios, Los Libros de la Catarata, Madrid 1999, p. 17. [4] Manuel Sacristn: M.A.R.X. (Mximas, aforismos y reflexiones con algunas variables libres), edicin de Salvador Lpez Arnal, Los Libros del Viejo Topo, Barcelona 2003, seccin I, aforismo 16. [5] Francisco Fernndez Buey, Rebelda en horas bajas, Pblico, 13 de marzo de 2009. [6] Epicuro, Sentencias vaticanas, 14. En Cartas y sentencias, Olaeta, Palma de Mallorca 2007.
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1998, Julio Anguita, Paco Frutos y quien esto firma glosamos cada uno a su modo el excelente trabajo de Paco, quien coron la sesin con una de sus brillantes exposiciones: gil, ingeniosa, irnica y, por supuesto, bien temperada, como su racionalismo. Paco Fernndez Buey ha dedicado mltiples ensayos al estudio y difusin del pensamiento de raz marxista: Engels, Lenin, Lukcs, Bertolt Brecht, Walter Benjamin, Che Guevara, marxismos y neomarxismos Pero sin duda cabe destacar su produccin intelectual sobre quienes han sido siempre para l dos referentes intelectuales, polticos y morales fundamentales: Antonio Gramsci y Manuel Sacristn. Sobre la trayectoria y la obra de ambos Paco nos ha dejado lcidos ensayos y artculos, cuidados prlogos y ediciones, numerosas contribuciones en jornadas y congresos, que merecen ser abordados y conocidos en los prximos tiempos. Sus preocupaciones intelectuales y morales han sido muy amplias, como lo atestiguan sus actividades docentes y de investigacin en las Facultades de Econmicas de las Universidades de Valladolid y Central de Barcelona y en la Facultad de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra, en la ctedra de Filosofa moral y poltica, desde 1993. Ello le ha llevado a adentrarse en el estudio de la historia del pensamiento social y cientfico moderno y contemporneo. Fruto de ello han sido sus esplndidos trabajos tras largos aos de investigacin sobre el choque cultural en la Europa del XVI y ante el descubrimiento del Nuevo Mundo, en buena parte recogidos en sus libros La gran perturbacin. Discurso del indio metropolitano (1995, Destino y El Viejo Topo) y La barbarie, de ellos y de los nuestros (1995, Paids,). Desde su creacin en el 2001, ha dirigido la Ctedra UNESCO de Estudios Interculturales de la Universidad Pompeu Fabra. Tampoco puede dejar de mencionarse su especial inters en reflexionar sobre el papel de la ciencia en las sociedades contemporneas, un tema que le llev a leer y trabajar mucho en los ltimos aos sobre la relacin entre ciencia, tecnologa y humanidades en el siglo XXI, como se recoge en la leccin inaugural del curso acadmico 2005-2006 en UPF, sobre Humanidades y Tercera Cultura. En sus cursos de tica y filosofa moral y poltica en la UPF, Paco Fernndez ha brindado a los estudiantes el conocimiento de las ideas de Einstein, Russell, Simone Weil, Hannah Arendt, Primo Levi, entre otros, y el examen de las controversias tico-polticas ms profundas y actuales. De su compromiso intelectual y poltico con los movimientos sociales contemporneos ha quedado tambin un amplio testimonio a travs de su participacin en ellos, su obra escrita a lo largo de las tres ltimas dcadas y su ms reciente papel clave en la creacin en el 2007 del Centro de Estudios sobre los Movimientos Sociales, (CEMS) que ha venido dirigiendo en el marco del Instituto Universitario de Cultura de la UPF. Quedan fuera de esta apretada nota numerosas contribuciones de Paco Fernndez Buey al pensamiento crtico contemporneo, a la
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actualizacin del ideario emancipatorio, a la vigencia del marxismo y de la identidad comunista, en suma, a la transformacin cultural, social y poltica. Deberemos encontrar el tiempo y los espacios adecuados para honrarlas como se merecen. Al final de su libro Utopas e ilusiones naturales (2007, El Viejo Topo), Paco Fernndez, a la hora de seguir defendiendo el valor de la utopa retoma la reflexin de William Morris: Examin todas estas cosas, y cmo los hombres luchan y pierden la batalla, y cmo aquello por lo cual haban luchado se logra a pesar de su derrota, y cmo, cuando esto llega, resulta ser diferente de aquello que se proponan, y cmo otros hombres han de luchar por aquello que ellos se proponan alcanzar bajo otro nombre. Y al referirse a lo que Miguel Abensour llama el herosmo del espritu, seala: La aspiracin a la utopa y su persistencia no guardan relacin directa con el optimismo o el pesimismo, que son estados de nimo, sino que estn vinculadas precisamente a este herosmo del espritu que nos incita a luchar contra el cansancio y contra la catstrofe. Creo que ambas citas tienen mucho que ver con la tenacidad y la coherencia con la que Paco asuma su identidad y su compromiso en el combate por hacer aicos del pasado, cambiar al mundo de base y que los nada de hoy todo lleguen a ser. Barcelona, 26 de agosto de 2012. http://www.mundoobrero.es/
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RESEA DE FRANCISCO FERNNDEZ BUEY, LA ILUSIN DEL MTODO. IDEAS PARA UN RACIONALISMO BIEN TEMPERADO. BARCELONA: CRTICA, 2004 LUIS ROCA JUSMET
Hace unas semanas muri Paco Fernndez Buey. Desgraciadamente no tuve ocasin de conocerle ni tampoco la oportunidad de leerle. Esto s he podido corregirlo y lo he hecho siguiendo el consejo de mi amigo Jos Luis Moreno Pestaa que considera este libro como uno de los mejores de la filosofa espaola de los ltimos aos. El libro lo escribi el ao 1991 y se reedit en edicin de bolsillo el ao 2004. Aunque el tema es actual y por ello en los aos posteriores han habido novedades importantes, me parece que es un texto excelente y continua siendo un buen punto de partida para el tema sobre el que reflexiona. Se trata de un anlisis sobre el movimiento crtico que se gener en la filosofa de la ciencia en los aos 60, a partir de los escritos de Thomas Kuhn y Paul Feyeraben. Si en los aos 50 el llamado Crculo de Viena haba intentado estructurar un mtodo cientfico definitivo, en los aos siguientes lo cuestionaron radicalmente. El mtodo consista en diferenciar entre contexto de descubrimiento y contexto de justificacin. ste ltimo marcara el criterio normativo definitivo para demarcar las prcticas cientficas de las que no lo son. Es un momento de buscar el consenso metodolgico. Kuhn y Feyerabend cuestionan esta posibilidad, el primero desde un anlisis histrico y el segundo desde una reflexin metodolgica. Es la poca del desacuerdo, del cuestionamiento de la posibilidad de una metodologa segura y general. Es el final del sueo dogmtico, acontecimiento que Fernndez Buey valora siempre que no conduzca a excesos retricos. Lo que plantean Kuhn y Feyeraben es interesante y estimulante, aunque requiere ser contrapesado. A veces son ellos mismos los que lo hacen, como en el caso de Khun. Pero lo interesante es que esta crtica al neopositivismo aparece dentro de la propia tradicin analtica anglosajona. En el libro se reivindica la figura de Otto Neurath, que poltica y filosficamente es suficientemente interesante para diferenciarlo del tpico general referido al neopositivismo. Tambin hay un largo debate con Popper que no tiene desperdicio. Otro pensador al que se refiere el autor del libro es a Egard Morin, que plantea un horizonte a explorar dentro de lo que llama las ciencias de la complejidad. Hay una referencia muy interesante al relato que hace James Watson de uno de los grandes descubrimientos cientficos de los ltimos tiempos. El de la doble hlice. Este captulo permite concretar y precisar muchas de las cuestiones que aparecen en un plano ms terico. Contiene el libro tambin otras reflexiones sugerentes, como la del papel de la metfora en el discurso cientfico. Conclusiones? Por supuesto, siempre dentro del estilo claro y riguroso, matizado aunque sin ambigedades. La ciencia como 133
discurso, como prctica existe y lo hace de una manera consistente y contrastada. Hay que defender, por tanto la ciencia del relativismo del todo vale. Ahora bien: hay que recoger tambin toda una tradicin de escepticismo moderado que arranca de Hume y que nos permite una defensa crtica de lo cientfico. Como dice uno de los captulos del libro, hay que desconstruir pero no demoler. No hay un metalenguaje que pueda justificar lo que es cientfico y lo que no. Este sera el primer sentido de la palabra ilusin: la de encontrar un mtodo que sea el criterio externo a la propia investigacin cientfica. Hay aqu un planteamiento jerrquico que Paco Fernndez Buey, muy adecuadamente rechaza. Y ya anticipa en sus escritos un concepto que posteriormente har fortuna: la idea de red abierta por encima de la de estructura cerrada. Hay que ser sistemtico pero no hay que construir un Sistema. Este Mtodo con maysculas es una ilusin en el sentido negativo de espejismo. Pero tambin hay que recoger otro sentido de la palabra ilusin, que es positivo, que es el del entusiasmo que nos impulsa a buscar el mtodo, el camino que siguen los cientficos. La historia y la sociologa deben estar presentes en la comprensin y la valoracin del propio discurso cientfico, que nunca es puro. Deben ser los filsofos los que reflexionen sobre la ciencia? Manuel Sacristn, maestro reconocido de Paco Fernndez Buey, deca que no, que son los propios cientficos los que deben reflexionar sobre su prctica. Nuestro autor dice que est slo parcialmente de acuerdo porque tambin es bueno el dilogo entre el cientfico y el filsofo (que aunque no sea un experto tiene que saber de lo que habla). Los cientficos tampoco deben evitar las cuestiones filosficas, sean epistemolgicas o sean ontolgicas. El encuentro puede ser, y muchas veces lo es, fecundo. Lo que sobra, por supuesto, es arrogancia por cualquiera de las partes. Quizs se encuentre a faltar una mayor profundizacin en el tema de las ciencias sociales. Pero tampoco se puede abarcar todo. Me parece, de todas maneras, muy certero la diferencia que hace entre la axiologa, que seguramente es inevitable porque siempre tenemos una perspectiva, y el discurso social normativo, que debera excluirse de la ciencia. Siempre con el matiz es que esta perspectiva del cientfico social ha de ser transparente, explcita. Si no. hace trampas. Ha cambiado el panorama de la filosofa de la ciencia desde entonces? En la nota introductoria que escribe el ao 2004 (casi quince aos despus de escribir el libro y hace ahora ocho aos) Fernndez Buey seala dos acontecimientos, uno positivo y otro negativo. La buena noticia es la aparicin de una inmensa y buena literatura cientfica de divulgacin que ha actualizado ms estos temas. El ciudadano mnimamente ilustrado puede conocer muchas de las cosas que dice hoy la ciencia y que tiene mltiple inters para cualquier ciudadano inquieto y reflexivo. La mala noticia es que los excesos retricos contra los que el filsofo nos prevena se han cumplido: el llamado postmodernismo ha llevado las crticas de Kuhn y Feyerabend al peor de los escenarios : considerar la ciencia como 134
una ficcin ideolgicamente legitimada. Me gustara aadir que esta ciencia de la complejidad de la que hablaba Fernndez Buey recogiendo a Morin, ha tenido un desarrollo muy interesante a travs de Ilya Prygonine. Insisto en ello porque adems este camino encaja con este vnculo, sealado positivamente en el libro, entre las ciencias de la naturaleza y las ciencias sociales. Lo hace a travs de Immanuel Wallerstein que es, para m, un cientfico social imprescindible. Tambin me parece que a Fernndez Buey y los lectores del libro les puede interesar la llamada corriente del realismo crtico (Roy Bhaskar, Rom Harr, Ian Hacking). Bien, en todo caso sea este comentario mi pequeo homenaje a Paco Fernndez Buey, al que no conoc pero que ya he tenido la oportunidad de leer. http://www.gramscimania.info.ve/2012/09/paco-fernandez-buey-lailusion-del.html
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para nosotros el trabajo es la tarea ms afn. Yo tambin soy fbrica, aunque sin chimeneas, pero quiz sin ellas se pasa peor. S odiis la palabrera. Talar el alcornoque es vuestro quehacer. Y nosotros? No somos ebanistas? Transformamos el alcornoque de las cabezas humanas. Sin duda, pescar es cosa distinguida. Sacar la red y en ellas el pescado. Pero el trabajo del poeta es ms delicado: pesca a gentes, no a peces. Enorme trabajo arder ante el horno, el hierro rojo al rojo templar. Pero quin nos tilda de holgazanes? Con la lima de la lengua desbastamos los cerebros. Quin es ms el poeta o el perito que da al hombre el bien material? Iguales. El corazn es otro motor. El alma es otro ingenio. Somos parejos. Compaeros, dentro de la masa obrera. Proletarios de cuerpo y alma. Slo juntos hermoseamos el mundo y lo impulsaremos con himnos. Pondremos un dique a los chorros verbales. 137
A la obra! El trabajo es vivo y nuevo. Y los oradores ociosos. Al molino! Con los molineros! A girar las muelas con el torrente de palabras.
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Avui dilluns s un dia trist perqu acomiadem en Francisco Fernndez Buey, catedrtic de Filosofia del Dret, Moral i Poltica a la Universitat Pompeu Fabra, mestre, orador i referent intellectual. A hores dara ja shan escrit moltes ratlles sobre la desaparici den Paco (o en Buey que lanomenvem els estudiants) com aquestes sentides paraules de lincombustible Salvador Lpez Arnal amb la reproducci inclosa dun frentic intercanvi epistolar. A nosaltres un dia com avui ens ve de gust recordar qu significa la figura den Paco per a tots aquells que som estudiosos de la poltica i ens forjrem a la Pompeu Fabra. No vam ser pocs els que, empesos per la recerca de noves idees, ens vam desviar del currculum establert a la Llicenciatura de Cincies Poltiques i de lAdministraci per endinsar-nos a les seves magnfiques llions dels estudis dHumanitats. Lassignatura tica i Filosofia Poltica impartida magistralment amb la seva veu seductora i sense cap pressa (cosa ben estranya a la Universitat davui ) ens va obrir la porta a pensar la poltica duna manera ben diferent a la que estvem acostumats. Per a en Paco, seguidor de Gramsci, la poltica s per sobre de tot la recerca duna tica collectiva. Una idea que, malauradament, als nostres dies resulta ser revolucionria no ja per a la poltica quotidiana sin tamb dins les parets duna Facultat. Si aquesta aproximaci era vertaderament impactant per a un estudiant de poltiques (ms avesat a les dades electorals, lanlisi burocrtic i lestudi comparat de sistemes de govern que a les reflexions morals) encara ho eren ms els temes que solien abordar les seves classes: globalitzaci, desobedincia civil, no-violncia, democrcia participativa, sostenibilitat o guerres (in)justes formaven part dun univers que ens era prcticament desconegut, si ms no tractat amb rigor dins duna aula. Autors com Hans Jonas, Kelsen, Thoreau, Sousa Santos, Walzer, Gramsci o el mateix Marx (sense -ismes); feia molt de temps que havien estat desterrats (si mai hi van ser) de les Facultats de poltiques. Per en Paco anava molt ms enll de les seves classes magistrals (un adjectiu merescut en aquest cas). No era estrany veurel a les assemblees destudiants en defensa de la universitat 139
pblica ni tampoc a les manifestacions on podia desfilar discretament al costat destudiants de primer curs. Recordo que si volem comentar-li alguna activitat, demanar-li consell o explicar-li una moci pel proper Claustre sabem que rem benvinguts al seu despatx o que podem dinar amb ell mentre mossegava un entrep i feia una cervesa a la barra de la cafeteria de la facultat. Entendre que pensar la poltica s cercar els dilemes tics que planteja per a poder-nos comprometre amb els ms dbils, amb els de baix, s la lli que en vam aprendre. Aquesta era la poltica den Buey, una poltica revolucionria.
http://blogspersonals.ara.cat/elpatidescobert/2012/08/27/la-politicaden-buey/
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revolucionarias, fue el interlocutor y compaero paciente que saba escuchar y dar opinin sin herir ni pontificar. Y cuando crea que ya no tena nada que aportar en uno u otro lugar, se retiraba sin hacer ruido y dejaba que otros siguieran en la labor. Las derrotas nunca le convirtieron en un amargado. Al contrario, no dej de crecer como persona. Nunca sabremos si hubiera podido vencer el cncer y prolongar algo ms su vida si no hubiera decidido dedicarse plenamente a cuidar de Neus, que muri tambin de cncer slo unos meses antes que l. Lo que s sabemos, es que se entreg al cuidado de su compaera de toda la vida sin vacilacin. No es intencin ma hablar aqu de sus aportaciones intelectuales en detalle. Nos deja una literatura extensa sobre Gramsci, el marxismo cientificista y el marxismo en general. Un marxismo que le interesaba sin ismos, como reza el ttulo de unos de sus libros. Escribi sobre mtodo cientfico. Tuvo una permanente atencin hacia los movimientos sociales, el ecologismo y el altermundismo, por esas redes que dan libertad, con un deje de nostalgia de alguien que donde se senta ms a gusto era justamente en los movimientos masivos y plurales de lucha emancipatoria. Y nos deja una reflexin muy seria sobre La gran perturbacin, su magna obra sobre Bartolom de Las Casas, el choque de civilizaciones y la consideracin de el otro, un tema central en el momento histrico que estamos viviendo. A todos estos textos hay que aadir los innumerables artculos publicados en Materiales, en mientras tanto y en tantas otras revistas que acogieron sus reflexiones, y esa accin inasible y capilar de conferencias y debates, pero tambin de conversaciones privadas, en que dej sus semillas. Paco despertaba el aprecio tambin de muchas personas que no compartan sus ideas. Con el tiempo se acentu su afabilidad, su sensibilidad personal, su mirada para la ancdota personal y los problemas concretos de quienes vivan a su alrededor. Probablemente se educ en la sensibilidad femenina transmitida por Giulia Adinolfi y por su compaera Neus Porta, y por eso cuando hablaba de feminismo no lo haca slo, ni principalmente, como un poltico o un pensador social, sino como alguien que ha comprendido y asumido un viraje profundo en la civilizacin humana. Francisco Fernndez Buey puede ser considerado filsofoactivista, con el calificativo que l, significativamente, aplic a Las Casas. Fue tambin un fecundo historiador de las ideas, sobre todo de las ideas polticas y sociales. Y fue un compaero inolvidable, una gran persona, alguien que supo hacer de su vida un proceso de crecimiento moral y personal hasta el final de sus das.
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En aquella poca y an hoy, este aprendizaje no formaba parte precisamente de la sabidura econmica convencional; en este sentido y a modo de ejemplo, ese mismo ao se llenaba a rebosar el saln de actos de la facultad para rendir homenaje a un tal Mario Conde (tres aos ms tarde la entidad bancaria que presida fue intervenida y, poco despus, era condenado por estafador). Hoy, veinte aos despus y cuando muchsimas voces autorizadas reclaman una revisin de las enseanzas de la teora financiera y de empresa que se imparten en las escuelas de negocios y universidades, me siento un privilegiado al haber podido disfrutar de su compromiso intelectual y rigor acadmico. http://gabrielsubirats.wordpress.com/2012/09/01/paco-fernandez-buey-inmemoriam/
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el sal dactes de la facultat per a retre homenatge a un tal Mario Conde (tres anys ms tard lentitat bancria que presidia fou intervinguda i, poc desprs, era condemnat per estafador). Avui, vint anys desprs i quan moltssimes veus autoritzades reclamen una revisi dels ensenyaments de la teoria financera i dempresa que imparteixen les escoles de negocis i les universitats, em sento un privilegiat dhaver pogut gaudir del seu comproms intellectual i rigor acadmic. Diari Menorca, 7 de septiembre de 2012
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autocrtica. Cabe-nos mais do que nunca procurar no Brasil e fora dele outras pessoas que possam testemunhar sua grandeza, e provocar um livro que o homenageie, mas sobretudo que leve adiante as dimenses inditas de sua obra, a releitura possvel do acervo de conferncias que hoje o GPMSE possui para que elas se difundam. Um autor s um vencedor quando seu patrimnio laboral no fique relegado ao esquecimento, o que seria uma perda do melhor de ns prprios. Mos obra! Prof. Passos http://gempo.com.br/portal/2012/08/27/prof%C2%AA-dr%C2%AAartemis-torres-comunica-morte-de-paco/
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revindicar las claves que esta otra tradicin provea para pensar el presente con esa proximidad crtica, ese querer al mundo, y la importancia de hacer en l, que resultaba en denominador comn de esa galera politica de pensadores y pensadoras tan distintos como Krauss, Lukcs, Weil, Arendt, Brecht, Benjamin, Levi y Gramsci. Su vocacin: nada menos que articular una tica de lo colectivo, de la esfera pblica (cuando los nuevos sujetos se piensan a s mismos ya no como meros revindicadores de derechos, sino como parte de lo que puede ser el nuevo poder), como lo expres en su magistral libro Politica. Una noble idea que no nicamente entenda claramente la advertencia expresada por Bertolt Brecht en Me-Ti, libro de los cambios Hay pocas ocupaciones que perjudiquen tanto la moral de un hombre como el hecho de ocuparse de la moral sino que la elev con simpata poltica y con rigor intelectual. Tambin reflexion sobre Las Casas y podra decirse sin exageracin alguna que su libro sobre la utopa, Utopa e ilusiones naturales, es junto a la obra de Fredric Jameson, Arqueologas de un futuro, la contribucin reciente ms significativa al estudio de esta modalidad de pensamiento radical. Y esto sin hablar de sus trabajos sobre ciencia y racionalismo, as como sus puntales reflexiones sobre la eutanasia, demografa, aborto, tolerancia, guerra y paz, biotica y democracia. Reflexiones escritas en una prosa lcida y llevadas acabo con elegante rigor. Pero Fernndez Buey no fue un filsofo en el sentido reificado que tiene ese trmino hoy; practic la filosofa, y as forj un pensamiento poltico nico, una politica, con la erudicin de un homme de lettres y con la sobriedad de un verdadero socialista. Revindic una manera de pensar las intersecciones entre la vida poltica y la tica ms all de los moralismos afectados y las piedades del llamado giro tico que tanto empobrecen la reflexin poltica en el presente. Otro pasaje de Brecht, el cual l interpret, y a su manera hizo suyo, emblematiza una de las ms sobrias lecciones para el presente: La tica no es la repulsa indignada, sino la honestidad. [] Su meta no es tica, aun cuando sea una tica. http://archivosdelmandril.blogspot.com.es/search/label/Filosof %C3%ADa.%20Pol%C3%ADtica#!/2012/09/francisco-fernandez-bueyun-pensador.html
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para intentar crear conciencia sobre la guerra en Mxico. Le gustara saber que se ha convertido en un pramo respetuoso, tico y libre donde se puede opinar, discutir y reflexionar sobre las mltiples variables que han ocasionado la violencia que hoy tiene cercado y atemorizado gran parte de Mxico. Pero sobre todo, creo que celebrara que hemos apostado por la interdisciplinariedad y el compromiso, porque la paz debe construirse desde diversos frentes y con todas las manos posibles. Paco ya no est con nosotros, pero creo que para los que lo conocimos y aprendimos de l, es nuestro deber intentar luchar desde nuestras trincheras con al tica, lucidez y dignidad con la que lo hizo l. Desde dos hace dos aos, mi trinchera se llama NAR y me enorgullece colaborar en un proyecto con gente tan valiosa que da a da dedica algunas horas de su vida para intentar encontrarle la cuadratura a la guerra mexicana ya sea contando-nombrando muertos, proponiendo proyectos, escribiendo crnicas, ensayos o poemas o compartiendo con nosotros su miedo y su dolor. Rescato una parte del poema 1936 de Luis Cernuda que, segn Salvador Lpez Arnal, le gustaba a Paco, y que hoy tambin va dedicado a todos los cmplices de NAR en este aniversario. Que aquella causa aparezca perdida, nada importa; Que tantos otros, pretendiendo fe en ella slo atendieran a ellos mismos, importa menos. Lo que importa y nos basta es la fe de uno. Por eso otra vez hoy la causa te aparece como en aquellos das: noble y tan digna de luchar por ella. Y su fe, la fe aquella, l la ha mantenido a travs de los aos, la derrota, cuando todo parece traicionarla. Mas esa fe, te dices, es lo que slo importa. Gracias, compaero, gracias por el ejemplo. Gracias por que me dices que el hombre es noble. Nada importa que tan pocos lo sean: Uno, uno tan slo basta como testigo irrefutable de toda la nobleza humana. http://www.nuestraaparenterendicion.com/index.php? option=com_k2&view=item&id=1423:aunque-la-causa-parezcaperdida&Itemid=148
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ANEXO UNA CONFERENCIA DE FRANCISCO FERNNDEZ BUEY SORE GRAMSCI 60 AOS DE LA MUERTE DE GRAMSCI
Francisco Fernndez Buey <Trascripcin de Sebastin Martnez Sols> Acto organizado por IU-Linares celebrado en el saln de actos de la Casa del Pueblo el 27 de noviembre de 1997. PRESENTACIN A CARGO DE CARLOS ENRQUEZ En primer lugar, quiero felicitar a los organizadores de este acto porque, entre otras cosas, me hacen la presentacin muy fcil. Creo que reunir en un slo acto de homenaje a Antonio Gramsci a Francisco Fernndez Buey y a Juan Carlos Rodrguez es algo indito. No recuerdo, o no se, si alguna vez han compartido mesa en algn acto, creo que no... S? Sobre Gramsci en Granada?... Entonces es casi indito. Lo digo porque para nosotros hablar de Antonio Gramsci, o presentar a Antonio Gramsci es un recuerdo tambin de nuestra propia historia. En Granada, en los aos de la transicin, en el entorno del Partido Comunista se organiz una experiencia indita que fue la Agrupacin Antonio Gramsci. Eso ocurri en los aos del 76 al 78-79. En esos mismos aos Paco Fernndez Buey publicaba dos libros sobre Gramsci que son absolutamente inexcusables: Ensayos sobre Gramsci en 1978, y en 1977, bajo su direccin editorial apareci Actualidad del pensamiento poltico de Gramsci. No me voy a referir a la trayectoria posterior de Paco porque creo que es bastante conocida, y muy importante. Solamente me voy a referir a esos aos. En cuanto a su labor, creo que con citar dos revistas de la importancia de Materiales y mientras tanto, queda ms que suficientemente clara. Por tanto, es cierto que hablar de Gramsci teje una red invisible entre las personas que vamos a hablar aqu, yo, muy brevemente, y ellos, espero que largo, porque disfrutaremos. En cuanto a Juan Carlos, lo he tenido que presentar en muchas ocasiones, y creo que lo mejor que puedo decir es que cuando se habla de l, muchas veces se le presenta como simplemente un profesor o catedrtico de universidad y escritor, cuando yo lo que mantengo desde hace bastante tiempo, y as siempre lo vengo presentando, y hoy lo voy a volver a hacer, es como un filsofo. La labor terica de Juan Carlos en un campo como el de la ideologa, no solamente en la literatura, tiene categora para considerarlo como uno de los pensamientos ms radicales, sobre todo del marxismo, y no slo en Espaa. Quiz ese rtulo de filsofo a pie de pgina le sentara bastante mejor que a muchos, que siendo simplemente
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profesores de filosofa se afirman ya directamente como filsofos, olvidando lo que deca Schopenhauer: que una cosa es la filosofa de los profesores y otra la filosofa de los filsofos. Hablar de Gramsci hoy, en 1997, con todo lo que ha llovido, creo que puede tener una justificacin perfecta. Si pensamos, y si yo tuviera que hablar hoy de Gramsci, probablemente circulara en torno a una idea bsica: Gramsci siempre nos conmueve porque en tiempos de derrota, que fueron los que le toc vivir a l, en concreto el tiempo de una derrota espantosa en los aos 20 y 30 a manos del fascismo, siempre defendi que lo fundamental era mantener la lucidez y la veracidad. Lucidez y verdad son dos planteamientos indiscernibles del pensamiento marxista gramsciano. Y como no quiero extenderme, voy a terminar con unas palabras de Lessing. Lessing deca que l no se haca responsable de los problemas que haba suscitado. Bien, este precisamente no es el caso del marxismo. El marxismo tiene que resolver los problemas que l mismo ha ido planteando a lo largo de la historia, y en este sentido, volver a leer a Gramsci, que es lo importante, no slo recordarlo en un acto pblico, volver la mirada, creo que es la mejor invitacin que se puede hacer hoy ante la situacin, tambin de derrota... Primero de retirada desde la transicin, despus de derrota, y finalmente de catstrofe en la que estamos ahora mismo hundidos. Y esta es la primera constatacin que hay que hacer. Sin embargo el hecho de que un acto como ste tenga esta presencia de pblico ya implica, por lo menos, que podemos sostener uno de los dos axiomas de Gramsci: el optimismo de la voluntad. Muchas gracias. Cedo la palabra a Paco Fernndez Buey. ***
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resistencia, en los tiempos que corren. Yo me voy a referir, fundamentalmente, a la figura de Gramsci desde el punto de vista tico, y desde el punto de vista poltico. No voy a centrarme, o no voy a dedicar muchas palabras a su biografa, entre otras cosas porque en el trptico que han hecho los organizadores hay una noticia biogrfica yo creo que suficiente. As que centrndome en la relacin entre tica y poltica en Gramsci, voy a subrayar aquellos aspectos que me parece que siguen teniendo actualidad, o que nos pueden decir cosas hoy en da. Si hoy preguntramos a las personas ms jvenes, de las aqu presentes, y de las ausentes, personas jvenes que se sigan considerando marxistas, socialistas, comunistas o libertarios, acerca de aquellas personas de sus propias tradiciones en las cuales la tica y la poltica han ido ms unidas, estoy seguro de que en cualquier pas el mundo, y no slo aqu, la respuesta sera la misma: Antonio Gramsci y Ernesto Che Guevara. Si seguimos preguntando a personas ms jvenes por otras de sus propias tradiciones, es casi seguro que la lista se podra hacer ms larga, pero es tambin casi seguro que inmediatamente despus entraramos en discusiones ms o menos partidistas, de estas en las cuales mi Marx tira de la barba a tu Marx; tu Mao golpea duramente a mi Trotski, etc... Creo yo que hoy en da, slo Gramsci y Guevara de los hroes, por as decirlo, de la tradicin marxista y comunista estn fuera de discusin. Y que eso sea as, es decir, que desde experiencias y vivencias muy diferentes, haya hoy en da una coincidencia tan grande de opiniones, por encima incluso, dira yo, de las diferencias generacionales, es algo que debemos subrayar, aunque sea algo que parezca obvio. Lo que ms all de las diferencias culturales y las diferencias generacionales se aprecia y se valora positivamente en Gramsci como en Guevara, yo creo que es la coherencia entre su decir y su hacer. En los dos, la palabra dicha y lo que hicieron fue muy coherente y muy consecuente. Yo creo que por eso podemos considerarlos a ambos, al cabo de los aos, con verdad, como ejemplos vivos de aquellos ideales tico-polticos por los que combatieron. Si a m me preguntaran qu es lo que hace a Gramsci un personaje tan universalmente apreciado, en estos tiempos difciles, yo creo que podra contestar diciendo que, siendo como era un dirigente, en algn momento el ms importante dirigente del Partido Comunista de Italia, l se entreg a la realizacin del ideal comunista como uno ms. Sin ponerse a s mismo como excepcin de lo que preconizaba y sin intentar racionalizar ideolgicamente, como tantos otros, la excepcionalidad del yo mismo como intelectual. Gramsci fue un hombre en el que el yo mismo y el nosotros se fundieron. Y creo que para valorar suficientemente esta caracterstica peculiar del dirigente que acta como uno ms, siendo como era un dirigente, no hay ms que fijarse en su forma de entender la relacin entre lo que l llamaba la filosofa espontnea (afirmando taxativamente que todos los hombres son filsofos), y la filosofa en sentido tcnico, es decir, la reflexin crtica, ya particularizada acerca de las propias prcticas, las propias concepciones del mundo. Ya esa relacin que 157
estableci entre la idea de que todo hombre es un filsofo, y que hay que enlazar el que todo hombre sea un filsofo con el filosofar tcnico, no necesariamente acadmico o licenciado, acerca de lo que se hace, acerca de las propias prcticas, da una idea de quin era el personaje. O, lo mismo, su forma de entender la relacin entre intelectuales, en un sentido tradicional, o restringido, y lo que l mismo llam intelectual colectivo, como una manera de decir y de entender lo que debera ser el partido poltico de los de abajo. Entender el partido poltico de los de abajo como un intelectual colectivo es una gran idea, porque permite pensar que los trabajadores manuales y los trabajadores intelectuales que estn en l tienen un trato, vamos a decirlo as, de igual a igual, un trato igualitario. Yo creo que slo a un hombre que se ofrece a los otros como parte orgnica de un intelectual colectivo y de un ideal colectivo y que, adems, como en el caso de Gramsci cumple con su vida esa promesa, slo a un hombre as se le puede ocurrir la idea de que el partido poltico de la emancipacin humana, es un intelectual colectivo en el que el intelectual tradicional por antonomasia no queda diluido, sobredimensionado, sino precisamente integrado, es decir, convertido en intelectual productivo al servicio de los otros, al servicio de los dems, junto a los trabajadores manuales. Porque un hombre as es un hombre que ha renunciado precisamente a lo que es caracterstico del intelectual tradicional: a su privilegio. Slo un hombre que da ms importancia al filosofar, entendido como reflexin acerca de las propias prcticas y tradiciones y concepciones del mundo, que a las filosofa acadmica, que a las filosofas con ttulo de licenciado, y que adems se pone al servicio de los otros para elevar esa filosofa espontnea de todo hombre que es filsofo a lo que l mismo llama sentido comn ilustrado de los ms, de la mayora, slo a un hombre as se le puede ocurrir la idea, en principio extraa, de que todos los hombres son filsofos. Eso parece que va contra la concepcin que generalmente tienen los filsofos y los intelectuales del filosofar. Y tambin en este caso, porque un hombre as, es alguien que renuncia a su privilegio como filsofo tcnico en favor del filosofar que sirve para ayudar a la colectividad de los de abajo. Y slo a un hombre que ha asumido la contradiccin entre tica de las convicciones profundas, de los ideales, y tica de la responsabilidad poltica; la contradiccin entre tica el inters y tica del deber; slo a un hombre que ha asumido esa contradiccin como una cruz con la que hay que cargar necesariamente en una sociedad dividida, como es la sociedad capitalista, y hacerlo sin aspavientos, sin pretensiones elitistas, se le puede ocurrir la idea de que un da la poltica y la moral harn un todo al desembocar la poltica en moral. Porque un hombre as, aunque diga, como deca Gramsci en ms de una ocasin, que l es como una isla en la isla, aunque se haya sentido muchas veces solo, est en realidad comunicando que, a pesar de su psicologa l no es una isla, sino que es un continente de verdad, que enlaza con los sentimientos y creencias de los de abajo, de los humillados, los ofendidos, los proletarios de este mundo Creo que el proyecto de Gramsci se puede entender desde este 158
presente nuestro como un continuado esfuerzo por hacer de la poltica comunista una tica de lo colectivo. Gramsci no escribi ningn tratado de tica normativa, no era un filsofo acadmico. Tampoco era un poltico al uso, especialmente preocupado por la propia imagen, como lo son tantos polticos de hoy da. Y tampoco puso las pginas de su obra luminosa, los Cuadernos de crcel, las cartas,... bajo ningn rtulo acadmico con los cuales se ensea tica, filosofa poltica o filosofa moral en nuestras universidades. Yo creo que, como tantos otros grandes, Gramsci habl poco y escribi muy poco de tica, pero dio con su vida una leccin de tica. A m me parece que es caracterstico que los hombres grandes, y muy particularmente de los revolucionarios de este siglo, el que hablen muy pocas veces de tica. Con razn, porque la verdad es que en las sociedades en las que vivimos, a veces da cierto asco el uso y el abuso repetido de la palabra tica. Yo siempre digo que este trmino se suele poner de moda en los momentos malos de la historia de la humanidad, en los momentos en que nuestros paales, nuestros calzoncillos estn sucios moralmente... De tica no hay que hablar. Hay que practicar. Y en este caso se trata precisamente de eso, de una leccin de tica, de esas que quedan en la memoria de las gentes, de esas que acaban metindose en los resortes psicolgicos de las personas, y que sirven, y esto es lo importante, para configurar luego las creencias colectivas. Esta es una idea muy repetida por Gramsci: Que las ideas cuajen, se materialicen en creencias colectivas en el marco de una tradicin crtica y con intencin alternativa al orden existente. Y trabajar en eso tratando de materializarlo ya en la propia vida fue una aspiracin de Gramsci desde joven. Ya antes de ser detenido y encarcelado por el fascismo mussoliniano en 1926, en los aos entre la Primera Guerra Mundial y 1926, Gramsci haba desarrollado una intenssima actividad como crtico de la cultura y como hombre poltico revolucionario en Turn, en Mosc, en Viena, y en Roma. No me voy a referir a eso. El testimonio de su actividad est recogido en seis volmenes con los artculos que fue publicando en las revistas en que colabor desde 1914-15 hasta 1926. En 1921, cuando se funda el PCI, Antonio Gramsci era ya conocido sobre todo como terico de una de las ms interesantes experiencias del movimiento obrero italiano, y probablemente europeo, del siglo XX: la experiencia de los consejos de fbrica de Turn, que haban llegado a ocupar por algn tiempo las instalaciones de la ms importante de las empresas de la poca, la FIAT. Voy a hacer una referencia a esto porque a pesar del paso del tiempo y de lo que hemos dicho antes sobre los tiempos distintos en que vivimos, hay algo de esto que me interesa particularmente. Y es que aqul Gramsci joven, que era muy espontneo en la consideracin de la actividad poltica, al que se acus muchas veces de voluntarista y de idealista por alguno de sus compaeros de entonces, fue, en efecto, un idealista en la moral y un duro crtico de los sindicatos entonces existentes, a los cuales consideraba l como parte de la cultura establecida bajo el capitalismo. Querra detenerme 159
un momento en estas dos cosas (el idealismo moral y la crtica de los sindicatos). Lo de duro crtico de los sindicatos lo quiero subrayar porque ahora se suele poner en primer plano, y muy crticamente, esta terrible idea segn la cual aqul que critica las polticas sindicales ya no es de izquierdas, o deja de ser de izquierdas, o hace pinza con la derecha. Este es un grave error, porque olvida y tergiversa lo mejor de la historia del movimiento socialista y comunista obrero y revolucionario europeo. Hay que decir taxativamente que todos los ms importantes dirigentes revolucionarios de la tradicin marxista que en el mundo han sido empezando por Marx, siguiendo por Rosa Luxemburg, continuando por Lenin y siguiendo tambin por Gramsci, han sido en algn momento de su vida crticos, y la mayor parte de las veces crticos muy duros, de las direcciones sindicales existentes. Lo cual no dice nada en contra de su carcter revolucionario. Y en el caso de Gramsci est muy claro; su crtica del burocratismo sindical de la poca entre 1919 y mil novecientos veintitantos va por ah. Y tambin quiero subrayar el otro punto, lo del idealismo moral. Porque a veces se confunde idealismo ontolgico o metafsico con idealismo moral, o se piensa que el idealismo moral implica o supone un cierto idealismo en la comprensin del mundo o de la naturaleza, de las relaciones de los hombres con los hombres y de los varones con las mujeres... Eso no es as. Son dos cosas distintas. Gramsci era un materialista histrico y al mismo tiempo fue desde joven hasta su muerte un idealista moral. La mejor manera que se me ocurre para dejar claro qu es lo que se est queriendo decir cuando se habla de idealismo moral es recoger unas palabras que pronunci alguien al que normalmente no consideraramos un idealista: un cientfico, el mas importante probablemente de los cientficos del siglo XX, Einstein, que fue tambin en ciertos aspectos un filsofo moral, justamente en el momento de la muerte de Walter Rathenau, un poltico y economista alemn asesinado por la extrema derecha. Einstein dijo una cosa muy breve pero que me parece muy interesante: Ser idealista cuando se vive en Babia no tiene ningn mrito, pero lo tiene en cambio, y mucho, seguir sindolo cuando se ha conocido el hedor de este mundo. Es una diferencia fundamental. Una cosa es el idealista, el boca abierta en el pas de las maravillas para decirlo como lo dicen los italianos... el que se chupa el dedo; y otra cosa es el que sigue siendo moralmente idealista a pesar de saber la mierda que es el mundo en que vivimos, y eso Gramsci lo saba muy bien. Lo saba de joven y lo continu sabiendo mejor todava en su madurez. Hay otra cosa del Gramsci joven que querra subrayar, y es su visin originalsima, me parece, de la Revolucin Rusa. Gramsci interpret los acontecimientos del octubre ruso de 1917 como una revolucin contra El Capital. Pero atencin, y ese es el ttulo de uno de sus artculos, no como una revolucin contra el capital en general, sino como una revolucin contra El Capital de Marx. E intuy con eso varias de las contradicciones por las que estaba pasando precisamente la construccin del socialismo en la Unin Sovitica, ya 160
al inicio de los aos 20. Contradicciones que luego, con el tiempo, han resultado decisivas a la hora de explicar la crisis y la disolucin de aquel sistema. Dir un par de palabras sobre esta interpretacin de Gramsci porque me sigue pareciendo interesantsima, y muy til para explicar lo que ha ocurrido all. Gramsci pens que la Revolucin Rusa del 17 haba sido una rebelin tan inevitable como voluntarista que, contra las apariencias entraba en conflicto con las previsiones hechas por Marx en el primer volumen de El Capital, efectivamente, donde se pensaba o se teorizaba acerca de la maduracin de las condiciones objetivas para lo que poda llegar a ser el socialismo. Esta interpretacin de Gramsci es tan atpica como sugerente, y en el fondo acertada. Gramsci no haba llegado a conocer las opiniones del viejo Marx de los ltimos de aos de su vida, del Marx entre 1874 y 1883, acerca de la comuna rusa, y sus relaciones con los rusos y particularmente con Vera Sassulich. Y a pesar de no haber conocido eso, la idea de Marx segn la cual tal vez el carcter excepcional de una sociedad como la rusa en la cual todava quedaba la implantacin de la comuna rural se podra pasar al socialismo por una va diferente de la que estaban siguiendo los pases occidentales, intuy algo que me parece que es importantsimo para su poca. Intuy esa situacin contradictoria de un proletariado, el ruso, que no tena apenas nada que llevarse a la boca, y que sin embargo result ser hegemnico en un ocano de campesinos durante el proceso revolucionario abierto por la Primera Guerra Mundial. Esa situacin paradjica en la cual una clase social no tiene nada excepto nominalmente el poder poltico es una novedad histrica, y Gramsci lo vio muy bien. Esa es una contradiccin que quiz slo resulta de verdad comprensible cuando se la analiza en trminos parecidos a los que usaban el gran poeta Bertolt Brecht y el gran crtico literario Walter Benjamin cuando en los aos 30, despus ya de los procesos de Mosc, se referan a la Unin Sovitica de entonces con el trmino, en broma, de el pez cornudo, decan ellos. La Unin Sovitica es un pez cornudo. Algo muy parecido a lo que haba intuido Gramsci. Ahora, dicho esto, la pregunta interesante, y me parece que actual, que vale la pena hacerse hoy en da en esta situacin en la que estamos, ya tan cambiada; cuando hay gente que va por ah diciendo que de la historia comunista no va a quedar ni rastro, yo creo que la pregunta que hay que hacerse es justamente sta: por qu motivos un hombre tan sensible y crtico como Gramsci, que se daba cuenta de las contradicciones internas de aquel sistema surgido de la revolucin del 17 no slo despreci la argumentacin socialdemcrata contempornea, segn la cual el atraso econmico de Rusia haca inviable el triunfo de la revolucin all, sino que exalt la Revolucin Rusa siendo consciente de sus contradicciones; atenindose al hecho de que aquella revolucin expresaba el anhelo de las gentes de un orden nuevo, el anhelo que brote de los de abajo, de los asalariados, explotados, aliados en aquel caso con los campesinos pobres? Porqu prefiri Gramsci aquel pez cornudo al viejo orden capitalista tal como exista en la Europa de entonces?... Yo creo que esa no es una pregunta gratuita. Y que es una pregunta 161
que debe tener hoy en da una connotacin especial, sobre todo para los ms jvenes. Porque sin una respuesta cumplida y precisa a esa pregunta podra parecer que la historia del movimiento comunista del siglo XX, pues no ha sido otra cosa que una equivocacin integral en la cual los hombres, incluido Gramsci habran cado por mera ignorancia o por simple maldad. El que Gramsci y otros muchos hombres y mujeres como Gramsci en toda Europa hayan aceptado pensar la contradiccin y seguir siendo comunistas, es decir, no retirndose, es en mi opinin un motivo para no dejarse llevar ahora por las trivializaciones y las simplificaciones de los libros slo negros del comunismo que se estn publicando en los ltimos tiempos. Ese es un motivo. El mismo motivo, por supuesto, que puede tener en la sociedad actual un cristiano, un liberal, un pacifista, etc, para seguir dndose a s mismo ese nombre. Digo esto muy explcitamente porque creo que hay que decirlo. Una vez no hace mucho tiempo, despus de una de estas cosas parecidas a lo que estamos haciendo aqu, una periodista me pregunt inmediatamente y a bocajarro: Y cmo usted puede seguir considerndose marxista y comunista hoy en da despus de la cada del muro de Berln y de todo lo que ha ocurrido en la Unin Sovitica?. Y yo le dije: Usted es cristiana? y me dijo: Por supuesto! Y le dije: Y cmo usted puede seguir considerndose y llamndose cristiana despus de la Inquisicin, que ocurri hace mucho ms tiempo, despus de los crmenes de los grandes inquisidores no en la URSS sino en este pas? Y cmo alguien se puede llamar liberal despus de los crmenes contra los comuneros de Pars? Etc, etc... Esto, lo que tiene que hacer pensar en la lnea gramsciana es precisamente que hay, ha habido dos comunismos; como hay, ha habido dos cristianismos; como hay, ha habido dos liberalismos. A m, por ejemplo, no me gusta nada esto de que se llame neoliberalismo a esta mierda de poltica autoritaria que no tiene nada de liberal, ni de neonada, porque eso entra directamente en contradiccin o en conflicto con lo que ha sido precisamente el liberalismo en sus orgenes. Y los liberales que quedan, de verdad, en el mundo lo suelen decir as, por ejemplo Marichal. O Bergamn, este que deca con toda razn: yo soy liberal en todo menos en poltica, y estoy con los rojos en todo, naturalmente. Esos eran los liberales. Yo creo que hay que seguir la misma lnea. Hay que saber que los grandes idearios normalmente a lo largo de la historia se dividen en dos, particularmente en el momento en que los idearios se transforman en poder. A partir de ese momento, todo ideario de transformacin, de emancipacin o de liberacin que en el mundo haya sido, se ha dividido en dos. Y a partir de ese momento, normalmente hay que elegir con qu parte de las dos se est. Gramsci no lleg a conocer bien, vamos a decirlo as, con detalle lo que estaba pasando entre mil novecientos veintitantos y mil novecientos treinta y tantos pero intuy muchas cosas, algunas de ellas yo creo que muy importantes y muy actuales. La ms importante, que ahora dir, y con eso acabo para dar la palabra a Juan Carlos es que una de las principales aportaciones de Antonio Gramsci a la historia del pensamiento marxista y comunista: su 162
esfuerzo a lo largo de toda su vida por pensar la relacin entre vida pblica y vida privada, o dicho de otra manera, por intentar superar esa doble moral caracterstica de la cultura burguesa que rompe, que separa lo privado de lo pblico constantemente. Hay muchos ejemplos a lo largo de su obra. Los ms hermosos, los ms interesantes estn seguramente recogidos en sus cartas. La lectura que Gramsci hace acerca de la relacin entre lo pblico y lo privado, la vida pblica y la vida privada de un poltico, se encuentra en dos cosas interesantsimas. La primera de ellas es una recuperacin del gran filsofo y terico de la poltica de todos los tiempos, y creo que hay que decirlo as: Maquiavelo. Gramsci ha hecho una excelentsima lectura de Maquiavelo contra la idea corriente vulgar de Maquiavelo que quiere representar eso que todos llamamos maquiavelismo con lo que queremos decir torticero, cabroncete, etc... Nada de eso. Maquiavelo no era eso sino todo lo contrario. De Maquiavelo Gramsci recoge dos grandes cosas. Primero la distincin entre tica y poltica, pero no para negar la tica, sino para distinguir analtica y metodolgicamente dos planos: el plano de la tica y el plano de la poltica, y considerar a partir de ah que el mbito de la poltica es un mbito autnomo. Y que la actividad poltica se tiene que juzgar autnomamente en ese mbito, no tirando de la cuerda de los vicios privados de los polticos, como habitualmente se suele hacer. Hay que saber separar los campos. Pero la versin vulgar de Maquiavelo viene a decir que eso es sin ms la afirmacin de la razn de Estado, la afirmacin de la poltica en contra de la tica. Falso. Eso en Maquiavelo no es as y Gramsci lo vio muy bien. Eso lo que significa es un tipo distinto de entender la relacin entre lo tico y lo poltico en la cual lo poltico es prioritario, y esta es una concepcin que Maquiavelo recoge de los antiguos y que Gramsci repite. Esta es la concepcin griega, clsica, aristotlica de la relacin entre lo tico y lo poltico. Porque el hombre es un zoon politikn, un animal social poltico, dir Aristteles, lo poltico es metodolgica y analticamente prioritario respecto de lo tico; lo poltico es tica de lo colectivo. Donde el hombre pblico en sociedad pone de manifiesto sus valores es en la participacin en la vida en la polis. Esto que Maquiavelo recoge, no slo en El Prncipe, sino en otras obras suyas, y que Gramsci vuelve a poner en primer plano, es fundamental. Tan fundamental como que esta es, vamos a decirlo as, la crtica ms importante y radical que se puede hacer a la hipocresa cristiana en los orgenes de la modernidad. Maquiavelo no est criticando la tica. Lo que est criticando es la hipocresa moral de un cristianismo que dice que hay que hacer, pero que luego justifica lo que se hace, que es lo contrario de lo que se dice que hay que hacer. Y Gramsci tambin. Y esto le lleva a la reflexin sobre el hacer propio, sobre el mismo hacer. Y tampoco sobre eso se hace demasiadas ilusiones, puesto que no se trata slo de criticar a los otros, sino tambin de pensar reflexivamente sobre lo que hacemos nosotros mismos. Y este es el segundo punto que subrayar. Hay unos cuantos pasos en las cartas de Gramsci que son interesantes en este sentido porque ponen de manifiesto cmo el 163
Gramsci maduro se da cuenta de hasta qu punto es empobrecedora la dedicacin exclusivamente a la poltica. El slo poltico. Esto lo repite en cartas desde Viena y Roma a su mujer, Julia Schucht, con la que lleva muy poco tiempo casado. l se da cuenta de que la dedicacin a la que est obligado el poltico profesional y ms si es, como en su caso, alguien que tiene que estar saltando fronteras en una poca de clandestinidad, es empobrecedora desde el punto de vista de la formacin el individuo. En una de ellas hay una cosa muy caracterstica que enlaza directamente con uno de los grandes poemas de Bertolt Brecht que se titula A los por nacer, donde Brecht viene a decirnos a nosotros, a los que hemos nacido despus: nosotros, o sea, los rojos, los comunistas, los socialistas, los anarquistas de los aos 30, que luchbamos por un mundo en el que estuviera en primer plano la amabilidad, no pudimos ser amables; miramos la naturaleza con impaciencia. Pues bien, paradjicamente Gramsci fue de sos. No poda ser de otra manera. l mira tan con impaciencia la naturaleza que cuando est haciendo poltica escribe cartas desde los sitios paisajsticamente ms maravillosos de Italia y no ve nada, no se entera de nada, no quiere enterarse de nada. Y, sin embargo, cuando ya es detenido, est en el destierro y tiene un momento de tranquilidad de espritu respecto de la actividad poltica, entonces escribe las ms hermosas pginas sobre la naturaleza. Esto puede parecer paradjico, pero en realidad es as. Cualquiera que tenga una cierta edad y haya tenido la experiencia de pasar de la vida poltica en la clandestinidad a la crcel seguramente recordar que hay momentos en el inicio de entrar en la crcel en que uno se siente tranquilo, por as decirlo, en que puede ver las cosas con una dimensin que no tenan antes. Esto yo creo que es un leccin sumamente interesante contra el politicismo, la politiquera y la consideracin del todo poltico, y un apunte sugerente me parece a m, para pensar, en los tiempos que corren, acerca de la importancia que tiene para nosotros, los que seguimos queriendo ser rojos, comunistas, socialistas, libertarios, anarquistas... el fijarnos en consideraciones no slo polticas, sino tambin prepolticas, ticas, antropolgicas, anteriores desde todos los puntos de vista a la consideracin fundamentalmente poltica. Porque slo as, me parece a m, siguiendo el ejemplo de Gramsci, es como se puede lograr la plenitud en la vida de cada uno, que intenta prefigurar lo que podra ser una sociedad mejor, de iguales, esto de juntar la actividad tica con la poltica. Seguro que de Gramsci se pueden decir muchas cosas ms. Yo he puesto el acento sobre todo en el asunto de la relacin entre lo tico y lo poltico y con eso acabo. Muchsimas gracias por la invitacin y por la atencin.
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