TESIS
TESIS
TESIS
NDICE
Introduccin I. La hiptesis del modo de produccin asitico 1. Del Espritu de las leyes a los contratiempos del Espritu Absoluto 2. De Nueva York a Tiflis 3. De Tiflis a Leningrado 4. En la lnea de sombra 5. Despus del XX Congreso: el retorno a Marx 6. Wittfogel y el MPA II. El capitalismo de estado (las alcantarillas de la teora). 1. Lenin y el capitalismo de estado. 2. Diferencias entre capitalismo monopolista de estado y capitalismo de estado. 3. Capitalismo de estado + Estado hegeliano III. El Estado hegeliano 1. Hegel y el proletariado. 2. Las races tericas de los planteamientos polticos hegelianos. 3. La clave de Hegel: el Espritu Objetivo. 4. La sociedad civil hegeliana: la sociedad civil no burguesa. 5. La sociedad civil burguesa. 6. La sociedad civil y el marxismo. IV. El proceso histrico I. De la NEP al gran viraje. (8 de febrero de 1921- 17 de noviembre de 1929). 1. La Nep hasta la muerte de Lenin. 2. Las "tijeras" se abren (abril de 1923). 3. El "problema maldito" y la nueva economa (Bujarin y la voz del campesinado). 4. La recuperacin a los niveles de preguerra y la discusin sobre la industrializacin. 5. La lnea general (Lo viejo y lo nuevo). 2
6. Suprimamos "las tijeras" o "al diablo con la NEP!". V. El proceso histrico II. De enero de 1928 a diciembre de 1934. 1. La destruccin del campesinado. 2. La ejecucin del primer plan quinquenal. 3. La destruccin del partido ("homo sovieticus"). VI. La constitucin de 1936: La apoteosis del Espiritu Objetivo. VII. El prado de Bezhin (A modo de conclusin). VIII.Biliografa
"Al mirar la historia como esa mesa de matadero sobre la que se han sacrificado la dicha de los pueblos, la sabidura de los Estados y la virtud de los individuos..." (Hegel, Lecciones de la Filosofa de la Historia).
"Era de noche. Me fui a casa, me puse ropa vieja, coloqu las piezas de ajedrez, me serv un trago y jugu otra partida de Capablanca. Cincuenta y nueve movimientos. Un ajedrez bonito, fro y despiadado, casi espeluznante en su silenciosa implacabilidad.." (Raymond Chandler, La ventana alta).
INTRODUCCION
Zug-zwang1
Una tesis debe ser la exposicin de la verdad escueta, pero clara, de una investigacin. Hemos titulado nuestra tesis Teoria de las formaciones sociales postcapitalistas delimitando nuestro objeto: las llamadas formaciones sociales del socialismo real y, dentro de estas, nos hemos centrado en su ncleo formador, en su matriz: la fenecida Unin Sovitica, circunscribindonos al perodo 19241934. Hemos trabajado con una hiptesis fundamental: en los aos setenta, un planteamiento terico ambicioso defendido por Charles Bettelheim sostena que las formaciones del "socialismo real", empezando por la URSS, haban regresado al capitalismo; all se haba producido una contrarrevolucin burguesa. Un impresionante trabajo y cuatro gruesos volmenes trataban de demostrarlo2. La refutacin absoluta de su teora por los acontecimientos histricos, la ruina total de sus planteamientos, debida fundamentalmente a las inmensas dificultades para implantar all una economa capitalista, nos hicieron preguntarnos de nuevo, tras el golpe de Agosto de 1991, por la naturaleza de esas sociedades. Una interrogacin que recaa doblemente sobre el carcter de esa naturaleza y sobre el error que poda aquejar al esquema marxista de "evolucin de la historia"3.
Palabra alemana incorporada al lxico ajedrecstico para significar el tema que consiste en la derrota por obligacin de jugar. Aunque la historia que tratamos responde ms a un parafraseo de Ehrenburg: "he vivido en una poca en la que el destino de los hombres se pareca no a una partida de ajedrez sino a una lotera". Las luchas de clases en la URSS. Primer perodo (1917-1923), Ed. Siglo XXI, Madrid, 1976; y Las luchas de clases en la URSS. Segundo perodo (1923-1930), Ed. Siglo XXI, Madrid, 1978. Las ediciones francesas son de 1974 y 1977 respectivamente. No se trata de averiguar la originalidad de las ideas de Bettelheim. Por ejemplo, la contraposicin entre una "burguesa estatal" y una "privada" est ya en Seton-Watson en los aos 50. Vid., para todo sto CARR, E.H. 1917. Antes y despus, Ed. Anagrama, Barcelona, 1970, pp. 102 y ss. Aunque el hilo se puede prender por otros planteamientos. Sea, por ejemplo, el caso de DRUCKER, Peter F. La sociedad postcapitalista, Ed. Apstrofe, Barcelona, 1993. En este caso se tratara de mostrar que Drucker ignora que lo que acaba de hundirse es una sociedad postcapitalista real y no inventada o por "inventar". Pero discutir su especificacin de que, en lugar de capitalistas o proletarios, las clases de la sociedad poscapitalista son los trabajadores del saber y los trabajadores de los servicios (op. cit. p. 16), o de cmo prevenir que la sociedad poscapitalista se convierta en una sociedad de clases (p.101), etc., nos desviaba de nuestro objeto. O, por ejemplo, el caso de Castoriadis, como se ver al final de esta introduccin. Y, finalmente, con toda razn se podra objetar y por qu Bettelheim y no Carr? La respuesta est en el propio CARR: "Hoy, tanto los cientficos como los historiadores abrigan la esperanza ms modesta de avanzar progresivamente de una hiptesis parcial a la siguiente, aislando sus hechos al pasarlos por el tamiz de sus interpretaciones, y verificando stas con los hechos", en Qu es la historia?, Ed. Ciencias Sociales del Instituto del libro, La Habana, 1970, p. 91. Como sabemos, la explicacin de Carr es que el plan quinquenal y la colectivizacin de la agricultura fueron medidas "impuestas por la situacin objetiva a la que la Unin Sovitica tena que hacer frente en los aos veinte [...] no haba ms salida que el duro camino que Rusia iba a recorrer bajo la direccin de Stalin y la bandera de la revolucin en un solo pas", en Estudios sobre la Revolucin, Ed. Alianza, Madrid, 1968, pp. 210-211. Vid. asimismo, El socialismo en un solo pas, Ed. Alianza, Madrid, 1974, vol. 1, p. 192. Para una precisa ubicacin y valoracin de la obra de Carr, son imprescindibles las pginas de CARRERAS, J.J. "La historiografa sobre la
Bettelheim continu su trabajo publicando unos aos ms tarde dos volmenes que abarcaban el perodo 1930-19414. Pero esta etapa est marcada por una revisin profunda de sus propuestas iniciales, aunque el resultado no cambia sino que se agudiza: el estalinismo se presentar ahora como una forma extrema de capitalismo5.
Si la sociedad sovitica no era capitalista (verdad histrica demostrada por los hechos) y Bettelheim haba tratado de demostrar que haba abandonado el socialismo (por lo menos en su primer planteamiento), suponiendo que en esta idea no estuviese equivocado, es decir aceptando que tampoco fuese socialista, entonces, qu era?. Un tipo de perplejidad como la producida por los grabados de Escher que nos obligan adoptar un supuesto inicial que no se puede mantener al intentar seguir adelante con l. Comprobamos aquella aseveracin de Peirce de que solo la irritacin de la duda est en condiciones de estimular la accin del pensamiento. Digmoslo de otra manera. Una vez excluida la idea de que fuesen formaciones capitalistas, nuestra hiptesis pretende negar que fuesen lo que decan que eran, lo que autoproclamaban, y lo que "exteriormente" se reconoca: "socialismo real". Sin embargo, todos los hechos que conocamos nos indicaban que esta formacin social sin lugar a dudas haba roto con el capitalismo. Le otorgamos, por tanto, el ttulo de postcapitalista en un significado acorde con la realidad de la transformacin producida. Y ello, frente a cierto uso que designa un postcapitalismo pero que sigue en el marco del capitalismo6.
Revolucin Rusa", en CARANTOA, A.- G.PUENTE, F. Eds. La Revolucin Rusa 70 aos despus. Ed. Universidad de Len, Secretariado de Publicaciones, Len, 1988, pp. 214-217.
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Les luttes de classes en URSS. 3me priode (1930-1941). t.1. Les domins, Ed. Seuil/Maspero, Pars, 1982. El segundo tomo de este tercer libro titulada t.2. Les Dominants, Seuil/Maspero, Pars, 1983. Mientras en la segunda parte de su obra sostiene que: "Solo teniendo en cuenta todas esta determinaciones objetivas es posible analizar la accin del partido bolchevique y, por tanto, de Stalin, y comprender cmo esta accin contribuy a mantener algunas de las conquistas de Octubre, a consolidar el poder sovitico y, simultneamente, a minar parte de esas conquistas, permitiendo el desarrollo de prcticas y relaciones sociales que debilitaron grandemente el papel dirigente del proletariado sovitico y quebrantaron profundamente la alianza obrero campesina." Y aade "Un anlisis concreto de este tipo muestra, tambin, hasta qu punto Stalin fue, ante todo, en la mayor parte de los casos, el que concentr, sistematizndolos, los puntos de vista de las capas dirigentes del partido y ciertas aspiraciones de una parte de las masas soviticas", Las luchas... (1923-1930), op. cit, p. 8. En Les domins: "Le concept de rvolution capitaliste qui est formul ici est distinguer du concept traditionel de rvolution bourgeoise" (op. cit. p. 14); para finalmente concluir que: "Ainsi travers un processus complexe et heurt, l'insurrection d'Octobre ouvre la voie deux rvolutions sucessives: celle qui s'oriente vers un capitalisme d'Etat composant avec la paysannerie; puis -a partir de 1929celle qui jette les bases -au nom du socialisme et sous la direction du parti bolchevik- d'une forme extrme de capitalisme" (id. p. 15; Vid. igualmente p. 11). ( Ahora ni Lenin saba lo que haca). Ms an, cuando planteaba en otro trabajo que: "A travers l'industrialisation stalinienne, se devloppe une forme sociale originale ayant sa propre structure politique et sa propre idelogie", era para concluir que: "En realit, a travers l'industrialisation ... on voit surgir un capitalisme de type particulier, ce que j'appelle un capitalisme de parti". En VV.AA. L'industrialisation de l'URSS dans les annes trente (Actes de la Table Ronde organise par le Centre d'Etudes des Modes d'Industrialialisation de l'EHESS). cole des Hautes tudes en Sciences Sociales, Pars, 1982, p. 14. Siempre flota una pregunta: cmo es posible que dos hermanos (del oeste y del este) no se reconozcan conviviendo durante tanto tiempo?. Para una coincidencia exacta en este caso con nuestro planteamiento, vase Mandel, Ernest. El poder y el dinero, ed. Siglo XXI, Mxico 1994, pp. 9-10. El abanico de las teoras tecnocrticas de la sociedad es amplio y lleva los nombres de sociedad "postindustrial", segn Bell y Touraine, "tecnotrnica" de Brzezinski, "postmoderna" segn Etzioni, o "postcultural" para Steiner, e incluso "postcivilizada" en el caso de Boulding. Citamos slo TOURAINE, A., La sociedad post-industrial, Ed.Ariel, Barcelona, 1971 (2 edicin). Por otra parte, no se tratara de la competencia entre tres capitalismos: anglosajn, renano y sovitico, segn la tesis de Michel ALBERT en Capitalismo contra capitalismo, Ed.
Durante mucho tiempo estuvimos en esa situacin descrita por Gauss: " consegu el resultado que buscaba, pero todava no s cmo se llega a l". (O, como se dice en estructuralismo elegante: un satori. Esto es, en budismo zen, el sesmo no solemne que hace vacilar el conocimiento).
Sacrificio de calidad Esta hiptesis deline una variedad de problemas perifricos que debemos hacer constar, ya que, apropiadamente (es decir, dbilmente), slo aparecen en los lmites del trabajo que presentamos. En primer lugar, un repaso crtico a las exposiciones ms autorizadas del materialismo histrico confrontadas entre s; en segundo lugar, un examen de los textos marxianos fundamentales y "cannicos"; en tercer lugar una mirada a la teora de la historia y del devenir histrico: el problema del determinismo y del finalismo del proceso de la historia, la cuestin de la transicin de un sistema social a otro, la cuestin nacional, etc. Y otros, en absoluto perifricos, como la cuestin campesina, Chayanov, la acumulacin socialista en la poltica de la NEP, etc.7. Si cada objeto reclama tal vez su(s) mtodo(s) pero no entendemos el idioma en que lo pide, la epistemologa ayuda a traducir. De esta tarea epistemolgica no hay manera de desembarazarse porque no tenemos una receta definitiva con la que investigar y, adems, desconocemos que exista. Casi podemos afirmar que esta tarea latente constituye una tesis en negativo, invisible pero real. Un paisaje inquietante de sombras, silencios, subtextos. Un alodio terico nunca se encuentra hecho; hay que formularlo. Pero no es un seguro a todo riesgo. En una tesis que investiga un nuevo "esquema" de explicacin de estas sociedades, y esta cuestin ltima es todo menos gratuita.
Sabemos que este esquema histrico que presentamos est sujeto a la criba que van a suponer las nuevas investigaciones, una vez que se abran y estudien toda una serie de materiales hasta ahora an prohibidos. El espritu cientfico no se asusta de ello sino que debe buscar su confirmacin o rechazo, y nuestro trabajo estar expuesto en primera lnea a estos nuevos resultados a los que, por supuesto, estaremos atentos para poder extraer nuevas conclusiones.
Paids, Barcelona, 1992. Ver de nuevo Mandel, op. cit.: "la URSS era una sociedad postcapitalista..." etc. p.11. En otro sentido slo podemos dejar constancia de nuestro desacuerdo radical con las tesis de las teoras sobre el totalitarismo de Arendt, Friedrich, Deutsch o Brzezinski. Recordemos tan slo a Hobsbawn: "por brutal y dictatorial que fuese, el sistema sovitico no era totalitario, trmino que se populariz entre los crticos...", Hobsbawn, Eric. Historia del siglo XX, Ed. Crtica, Barcelona, 1995, p.392.
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La cuestion agraria en relacin con nuestro trabajo abri un frente de estudio de proporciones dificilmente manejables. Sin duda han sido tres los textos para nosotros ms relevantes o indispensables: LEWIN, Moshe. La Paysannerie et le pouvoir sovietique, 1928-1930, Mouton, Pars, La Haye, 1966, SHANIN, Theodor. La clase incmoda, ed. Alianza, Madrid, 1983 y GROSSKOPF, Sigrid. L'alliance ouvriere et paysanne en URSS (19211928). Le problme du bl. Maspero, Pars, 1976. Sin dejar de reconocer la trascendencia de KERBLAY, B. "L'evolution de l'alimentation rurale en Russie (1880-1960), Annales, 5, 1962, pp. 895-913; PASCAL, P. "Le paysan russe", Revue Historique, 1934, pp. 32-79; SORLIN, P. "Lnine et le problme paysan en 1917", Annales, 1964-2, pp. 250- 281 as como ORTONA, BETTANIN, JASNY, etc. Cfr. asimismo la importante actualizacin en el debate sobre la modernizacin agraria capitalista, el marxismo agrario, y los enfoques alternativos, en SEVILLA GUZMAN, Eduardo y GONZALEZ DE MOLINA, Manuel, "Ecologa, campesinado e historia: Para una reinterpretacin del desarrollo del capitalismo en la agricultura", en Ecologa, campesinado e historia, Ediciones de la Piqueta, Madrid, 1993, pp. 23-129.
Finalmente. Nuestro objeto y nuestra hiptesis implican el planteamiento de un modelo terico para estas sociedades que, al no considerarlas ni socialistas ni capitalistas, las denominamos, aceptando un trmino ya acuado como hemos dicho, sociedades postcapitalistas, otorgndole as el trmino a sus legtimos poseedores. Esta es la clave que explica el ttulo de nuestra tesis. Lo que presentamos, en este sentido, es un adelanto general de una teora que requiere investigaciones minuciosas en diferentes aspectos de la especfica formacin social que est desapareciendo ante nuestros ojos. Dicho esto, tenemos que recordar que el orden de exposicin no es el mismo que el orden de investigacin. Pensar, analizar, inventar, no son actos anmalos; son la natural respiracin de la inteligencia. Que estas pocas palabras fueran recibidas por Borges del inefable Pierre Menard es lo de menos ahora. Sin embargo, y es el problema, esa normalidad se produce bajo el ltigo de un discurso objetivo que est siempre impuesto naturalmente. Recibe diversos nombres: mentalidad, imaginario social, ideologa. Puede ser correcto afirmar, como ha hecho una variedad de voces en las pginas de la prensa, artculos, colaboraciones o cartas, ante la cada de los sistemas del Este, que no es lo mismo el estalinismo que el marxismo y el comunismo: es el caso de Trias Vejarano, Santesmases, Diez del Corral, Gmez Pin, y un largo etc. O como ha hecho Max Gallo en las pginas iniciales de su libro Manifiesto para un oscuro fin de siglo8, Emmanuel Terray en Le troisime jour du communisme9, Toni Negri en Fin de siglo10, y, unos aos atrs, Edgar Morin en De la nature de la URSS. (Complexe totalitaire et nouvel Empire)11, Maurice Duverger12, o la siguiente frase de Chtelet: "Sera absurdo imputar a Marx estas consecuencias desastrosas ya que precisamente el proletariado no se halla en el poder en la Unin Sovitica; esta es un estado militar burocrtico"13. Pero esto no es suficiente si no logramos explicar el propio estalinismo y sacarlo de su reducto de excepcionalidad. Es una tarea terica inexcusable explicar lo que se ha derrumbado. O es que por el hecho de haberse derrumbado ya no necesita explicacin? Y, tal vez, poder constestar a esas preguntas hechas por Bobbio y subrayadas por Galgano: "por qu donde se ha realizado el socialismo no hay democracia y donde se han observado las reglas del juego democrtico el socialismo hasta ahora no ha llegado ni parece inminente que lo haga"14 Nuestro intento es ir ms all de un simple fluir de representaciones, para lograr una comprensin histrica de algo tan cercano que nos ciega.
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Ed. Siglo XXI, Madrid, 1991. Hubert Nyssen Editeur, (Positions, Actes Sud), Avignon, 1992. Ed. Paids, Barcelona, 1992. Librairie Arthme Fayard, 1983. Hay traduccin espaola en Anthropos, 1985. Los naranjos del lago Balatn. (Lo muerto y lo vivo en la ciencia social de Marx), Ed. Ariel, Barcelona 1981. La publicacin conjunta ms reciente BLACKBURN, Robin. ed. Despus de la cada. El fracaso del comunismo y el futuro del socialismo, Ed. Crtica, Barcelona, 1993. Finalmente tambin tendremos que analizar detenidamente la reciente publicacin de FURET, Franois. El pasado de una ilusin. Ensayo sobre la idea comunista en el siglo XX, Ed. FCE, Madrid, 1 reimpresin 1995. CHATELET, F. Historia de las ideologas, Ed Zero-Zyx, Madrid, 1978, T. II, p. 167. O para Todd, para quien la Unin Sovitica debe ser considerada una sociedad feudal con una nueva casta que deriva sus beneficios, no de su posicin econmica, sino de su escala jerrquica. GALGANO, Francesco, Las instituciones de la economa capitalista, Fernando Torres-Editor, Valencia, 1980, p. 28.
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El debate sobre el Este estaba bloqueado y ahora existe una cierta pretensin de cerrarlo y archivarlo. Con nuestro planteamiento pretendemos abrir una brecha, desbloquear la situacin. Para conseguirlo -utilizando la jerga ajedrecstica- nos hemos visto obligados a hacer un sacrificio de calidad: entregamos una pieza y rompemos el centro. Sacrificamos, con ello, detallismo en el relato histrico inicial (eso que se denomina, y lo decimos sin sombra de desprecio, l'vnementielle) sobre cuestiones que inmediatamente requerirn nuestra atencin. Pero antes hay que tratar de ver las cosas de otra manera, aunque el fracaso pueda ser sonoro. Teme la ciencia esto? Como deca el viejo canciller Bacon, la verdad nace con ms facilidad del error que de la confusin15. Preferimos pensar que peor que tener una mala teora es no tener ninguna.
Doble fiancheto
Cuando titulamos nuestra tesis Teora de, no pretendemos implicar una preeminencia de la teoria sobre la historia; ms an, dudamos de que se puedan delimitar esos dos momentos. Lo que ocurre es que para poder exponer un esquema que permita entender globalmente estas formaciones histricas postcapitalistas, los problemas tericos ocupan un primer plano. En qu sentido, pues, teora? En el sentido que le otorga Febvre cuando combate la historia historizante: "Sin teora previa, sin teora preconcebida no hay trabajo cientfico posible. La teora, construccin del espritu que responde a nuestra necesidad de comprender, es la experiencia misma de la ciencia. Toda teora est fundada, naturalmente, en el postulado de que la naturaleza es explicable. Y el hombre, objeto de la historia, forma parte de la naturaleza. El hombre es para la historia lo que la roca para la mineraloga, el animal para el bilogo, las estrellas para el astrofsico: algo que hay que explicar. Que hay que entender. Y por tanto, que hay que pensar. Un historiador que rehsa pensar el hecho humano, un historiador que profesa la sumisin pura y simple a los hechos, como si los hechos no estuvieran fabricados por l, como si no hubieran sido elegidos por l, previamente, en todos los sentidos de la palabra "escoger" (y los hechos no pueden no ser escogidos por l) es un ayudante tcnico. Que puede ser excelente. Pero no es un historiador"16.
No hay observacin terica neutral, no hay experiencia sin teora17. Y Fontana nos recordaba tambin hace poco que no hay que confundir objetividad con neutralidad.
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El peligro de las tesis es sabido: que se conviertan en un traslado de huesos de un cementerio a otro. O sentar por escrito lo que no se tiene en pie. FEBVRE, Lucien. Combates por la historia, Ed. Planeta, Barcelona, 1986, pp. 179-180. Segn Pierre VILAR :"No hay nada del todo infructuoso, a no ser la investigacin sin objetivo, el esfuerzo sin mtodo. El exceso de inquietud metodolgica en la investigacin ser siempre preferible a la falta de inquietud". Catalua en la Espaa moderna. vol. 1., Ed. Crtica, Barcelona, (3 edicin) 1987, p.9. Tambin podemos recordar el final del ensayo de FONTANA, J. sobre "Annales": "El axioma es viejo, pero sigue siendo vlido: sin teora no hay historia". En "Ascenso y decadencia de la escuela de los Annales", AA.VV Hacia una nueva historia, Ed. AKal, Madrid, 1985 (2 ed.), p.127. Y, por otra parte, pensamos que se cumple en nuestra investigacin la peticin de Febvre, recordada por Tony Judt, de disponer de "un problema claramente definido". Sera apresurado leer esto como una simple revuelta antipositivista. El propio Comte daba por supuesto que sin alguna clase de teora que permitiese ligar los fenmenos a algunos principios, no sera posible combinar las
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Ms bien es el lenguaje terico el que determina el significado de los trminos y enunciados observacionales. Cuando Kuhn propuso el paso de la metodologa de la ciencia a la historia de la ciencia cuestionaba definitivamente la distincin neopositivista entre "contexto de justificacin" y "contexto de descubrimiento"; adems, estaba arruinando la creencia del empirismo lgico de que el lenguaje observacional determina el significado de los trminos y proposiciones tericas (mediante las reglas de correspondencia). No hay una ruta nica de los datos a las teoras; en cambio, el camino desde las suposiciones bsicas de una teora a sus consecuencias contrastables es nico. Las teoras no son fotografas. No se parecen a sus referentes sino que son "construcciones" simblicas con la ayuda de conceptos adecuados. Pero al mismo tiempo hay que resistirse al peligro de la comodidad, resistir "las seducciones de la facilidad" porque, siguiendo a Bachelard, "hay en efecto un goce intelectual peligroso en una generalizacin precoz y fcil18". La importancia otorgada a las cuestiones tericas no se debe slo a la vigilancia contra ese enemigo que no duerme nunca y que se llama pereza mental; o al hecho de tratar un perodo de la historia contempornea que, enterrado con prisas, an nos seguir afectando. Se debe al respeto que merece siempre el objeto de trabajo que precisa ser entendido en el horizonte en el que se constituye como real.
Nadie ha emprendido nunca una investigacin cientfica sin un cuerpo sustancial de compromisos acerca de cmo proceder. Aqu hemos manejado con largueza la "navaja de Occam": hemos preferido no cargarnos innecesariamente. Los cortes, lo que deberamos llamar discusin epistemolgica de un historiador, nos llevaron mucho tiempo. Fundamentalmente retenemos las siguientes proposiciones: 1) la radical historicidad del discurso, 2) la determinacin de los tipos de discursos por la lgica interna de la estructura, 3) la negacin de un nico objeto para todos los mtodos (es decir, para toda problemtica ideolgica y terica)19, 4) la discusin metodolgica como callejn sin salida, bien en el sentido de Bachelard o en el de Feyerabend, dndose la mano con Barthes. El mtodo cientfico sirve en la mayora de los casos para sistematizar los hallazgos, no para producir conocimientos. El peligro ms cercano y amenazador al abordar nuestro objeto es encontrarnos en la situacin del mito javans: el del muchacho que habiendo sido aconsejado por su madre para que buscara una esposa tranquila, regres con un cadver.
observaciones aisladas, deducir conclusiones y evitar que los propios hechos pasasen desapercibidos ante nuestros ojos.
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BACHELARD, Gastn. La formacin del espritu cientfico, Siglo XXI, Buenos Aires, 1972 (2 edicin), p. 66. SAID, Edward W. lo ha dicho ms cercanamente en otra forma: "Mis dos temores son la distorsin y la inexactitud, o, mejor dicho, el tipo de inexactitud producido por una generalizacin demasiado dogmtica o por una concentracin demasiado positivista", Orientalismo, Ed. Libertarias, Madrid, 1990, p. 27. Las tres proposiciones constituyen -como sabemos- el ncleo de la teora de la produccin ideolgica de Juan Carlos Rodriguez, cfr. tanto Teora e historia de la produccin ideolgica, Akal, Madrid, 1974, como la indita El dia que naci un texto.
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El problema parece estar en que para tener un conocimiento real de la historia es necesario partir de conceptos tericamente adecuados, determinando abstractamente el objeto de nuestro estudio sobre la masa de datos y hechos mudos o engaosos casi siempre (no olvidemos que la maldicin de las llamadas ciencias del hombre radica en cierto sentido en ocuparse de objetos locuaces y a veces demasiado)20. En este aspecto la nobleza verdadera del mtodo es ayudarnos a obtener un buen sistema de hbitos intelectuales. Pero esto implica una tarea previa difcil: desentraar las concepciones falsas. Esta discusin epistemolgica nos ofreci imprevistos quebraderos de cabeza pero facilit "nociones" para empezar a trabajar. Y nos confirm la preeminencia de la historia en sentido fuerte: ningn hecho se produce aislado; y, en segundo lugar, debemos tomar los hechos como sntomas. Esta discusin arrastr comprensiblemente un examen crtico de la bibliografa existente que refleja las diferentes maneras en que se entiende la relacin entre la "ciencia", las ciencias humanas y la historia. De hecho lo expresado anteriormente es ya un precipitado de este trabajo analtico previo. Damos por supuesto el conocimiento de la problemtica general de la discusin, sea en relacin a la "ciencia" (Hempel, Polanyi, Suppes, Kuhn, Toulmin, Bachelard, Chalmers, etc.), a las "ciencias humanas" (Gouldner, Bourdieu, Castells, Shils, etc.), o a la propia historia (Fontana, Losee, Topolsky, Lozano, Le Goff, Vilar, etc.). Pero para evitar que todo esto flote en el tan sutil como inexistente ter, damos como referencias bsicas: para la cuestin 1, la obra de Lakatos21 o Paolo Rossi22; para la cuestin 2, la obra de Miguel Beltran23; y para la cuestin 3, Fontana24. Esto no supone que las suscribamos o que nos sumemos a su estela. Supone un expediente que nos aligera de la tarea protocolaria ingrata, y tal vez no muy provechosa, de resumir la generalidad examinada. Cada uno de estos libros escogidos cuenta adems con un repertorio bibliogrfico suficientemente preciso y holgado. Estas cuestiones son objeto de un trabajo especfico por nuestra parte. De todas maneras sera una torpeza olvidar que hay problemas centrales en la concepcin de la historia, que dividen a los investigadores inmediatamente. Sealemos slo uno, pero importante. Cuando Thompson o Fontana la emprenden contra casi todas las corrientes historiogrficas, hay un sumidero de energa que capta todo lo que lo rodea. Ese agujero negro es la nocin o categora de hecho. Por ejemplo, Fontana, despus de liquidar en pocas pginas diversos intentos -ms o menos
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Evocamos la manera en que Lvi-Strauss resolvi atacar el problema de las sociedades formadas por unidades, que no se dejan definir ni como familias, ni como clanes o castas, introduciendo en la nomenklatura etnolgica la nocin de casa. Vid. Palabra dada, Ed. Espasa Calpe, Madrid, enero 1986, pp. 179-181. En detalle cfr. La va de las mscaras, Ed. Siglo XXI, Madrid, 1981, pp. 140-162. Bien Historia de la ciencia y sus reconstrucciones racionales. Ed. Tecnos, Madrid, 1982, o La metodologa de los programas de investigacin cientfica, Alianza, Madrid, 1993 (2 reimpresin), donde marca las distancias con el planteamiento popperiano, al demostrar que una teora cientfica puede sobrevivir a varias falsaciones, siendo el criterio de evaluacin el desarrollo a largo plazo y el deterioro de su "programa de investigacin". Las araas y las hormigas, Ed. Crtica, Barcelona, 1990. Ciencia y Sociologa, Ed. Siglo XXI-CIS, Madrid, 1988, (2 edicin). FONTANA, Josep. Historia: Anlisis del pasado y proyecto social, Ed. Crtica, Barcelona, 1982. No hay que perder de vista las consecuencias tericas que dejan tras de s debates de tanto calado como el WallersteinBrenner. WALLERSTEIN, I. El moderno sistema mundial, I, La agricultura capitalista y los orgenes de la economa-mundo europea en el siglo XVI, Ed. Siglo XXI, Madrid, 1979. El vol II se tradujo en 1984. BRENNER, R. Los orgenes del desarrollo capitalista: crtica del marxismo neosmithiano Rev. En Teora3, octubrediciembre 1979.
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afortunados- de reformular el materialismo histrico25, termina echndoles en cara: a) que el contacto con la realidad est mediatizado por el trabajo de otros investigadores, y b) que se quieren explicar los hechos26 a partir de unos sistemas tericos, en vez de construir tales sistemas a partir de la realidad "de las cosas". Dicho de otra manera, caer en la tentacin de sustituir el anlisis de los hechos por el discurso sobre los hechos27. Pero la cuestin radica en entender qu sea un hecho, y sabemos ya que es algo nada simple . El propio Fontana se remite en este asunto a Pierre Vilar en su Iniciacin al vocabulario del anlisis histrico29. Ms recientemente podemos seguir esta cuestin "hechos -teora", envuelta en la ilustrativa topografa terica e historiogrfica que presenta Julian Casanova30.
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La bella y la bestia El debate sobre la situacin social de la URSS se remonta a los aos posteriores a su guerra civil (1918-1920) y se prolongar hasta el estrangulamiento estalinista. Desde los aos treinta a los sesenta se suceden algunas obras que llaman la atencin sobre las "deformaciones" que vive el estado
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Que, dicho sea de paso, liquida igualmente por su parte en tres pp: de la 149-152 de su citada obra. Entrecomillado nuestro. No es necesario recordar que fue precisamente la nocin de "hecho" uno de los lugares centrales de la polmica convencionalista contra el positivismo, de Poincar a Ajdukiewicz. Ver nota siguiente. Los intentos para precisar toda esta bsica conceptualizacin son muy variados. Tengamos en cuenta por ejemplo el esfuerzo de DURKHEIM, Emile. Las reglas del mtodo sociolgico, Ed.La Pleyade, B.A. 1972, especialmente, pp. 31 y ss, 43, 45, 58, 67, 131, 177, etc. y su discusin con Comte, Spencer y Mill. El del positivismo lgico, por ejemplo AYER, A. J. Los problemas centrales de la filosofa, Alianza, Madrid,2 edicin, 1984, pp. 152-154. De todas formas el impacto ms importante se debe al "descubrimiento" de la obra de FLECK, Ludwik. La gnesis y el desarrollo de un hecho cientfico, Alianza, Madrid, 1986. (No slo por la importancia de su obra y la deuda reconocida por el KUHN de La estructura de las revoluciones cientficas, sino por la atenta mirada sobre la reaccin Wassermann -se buscaba la comprobacin del antgeno lutico pero lo que se encontr fue la comprobacin del anticuerpo- y por las conclusiones sabiamente deducidas. (En relacin a la "evolucin" del pensamiento kunhniano, desde los paradigmas a la matriz disciplinaria, ver MOULINES, C. Ulises. Exploraciones metacientficas. Madrid. Ed. Alianza. 1982). De un extraordinario inters para depurar prenociones extendidas y errneas en la historia de la ciencia, se puede seguir el caso de los llamados experimentum crucis, concretamente la interpretacin del experimento Michelson-Morley y su papel en la formulacin de la relatividad einsteiniana, Cfr. las precisiones de FEYERABEND, Paul. La ciencia en una sociedad libre, Siglo XXI, Madrid, 1982, pp. 102-105 y la detallada y mejor exposicin del problema en HOLTON, Gerald. Ensayos sobre el pensamiento cientfico en la poca de Einstein, Alianza, Madrid, 1982, pp. 204-293, que corresponden al cap. quinto. Si queremos consultar este lugar en el nacimiento cientfico de la modernidad podemos seguirlo en la complejidad del pensamiento cartesiano. Un ejemplo: la polmica con Harvey sobre el mecanismo mediante el cual el corazn impulsa la sangre en la circulacin sangunea. Vase en orden cronolgico, Dreyfus-Le Foyer, Crombie, Rostand, Hall. La problemtica general en CLARKE, Desmond M. La filosofa de la ciencia de Descartes, Alianza, Madrid, 1986, pp. 160 y ss. Ed. Crtica, Barcelona, 1980, pp. 43-44. La historia social y los historiadores, Ed. Crtica, Barcelona, 1991. En diversos lugares: cuando sita el bandern de enganche popperiano en el contexto de la guerra fra, dice: "la dicotoma entre hechos e interpretacin constitua todava la piedra angular del positivismo ms reciente" (p.87); o, a propsito del trfico entre sociologa e historia, afirma: "pero esos mismos historiadores han roto con los efectos ms dainos de la separacin entre hechos y teora" (p. 95).
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socialista o sobre la aparicin de una nueva clase explotadora. De Trotski31 o Deutscher32 a Djilas33; el despotismo asitico y la polmica orientalista abierta por Wittfogel34, el burocratismo y la revolucin de los administradores (Bruno Rizzi35, James Burnhan36); los debates durante los aos cuarenta de antiguos mencheviques como Th. Dan o socialdemocratas como Hilferding; la fundacin
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Sobre todo, las obras posteriores a su expulsin de la URSS, siendo la ms importante La revolucin traicionada, La Oveja Negra, Medelln, 1969, (hay ms ediciones, por ejemplo, Fontamara, Barcelona, etc... Nosotros vamos a utilizar: Ed. Fundacin Federico Engels, Madrid, 1993, publicada originalmente en mayo de 1937 aunque finalizada en 1936), por la variedad y complejidad de cuestiones que aborda: el doble carcter del Estado revolucionario, el rechazo de la burocracia como nueva clase explotadora, las posibilidades de metamorfosis de la misma, el problema del igualitarismo en la transicin, la libertad electoral dentro de los mrgenes soviticos, el Termidor, la negacin, de nuevo, del socialismo en un solo pas, la extincin del Estado, la segunda revolucin contra el absolutismo burocrtico, etc.. En justicia y rigor, sin embargo, la primera teorizacin sobre la aparicin de una formacin social de nuevo cuo, la hace la atrayente figura de la oposicin RAKOVSKY, Cristian. Cfr. TROTSKY, L. RAKOVSKI, CH. La Oposicin de Izquierda en la URSS, Ed. Fontamara, Barcelona, 1978. TROTSKY, RAKOVSKY, PREOBRAZHENSKY. Sobre la Burocracia. (materiales IV), Ed. Akal, Madrid, 1978, contiene la carta a Valentinov Los "peligros profesionales" del poder (1928), pp. 123-140. Deutscher hace un resumen de la carta de Rakovsky y narra su impacto en El profeta desarmado, Ed. Era, Mxico, 2 edicin, 1971, pp. 398 y ss. De todas formas, si se quiere, siempre se pueden encontrar referencias anteriores en Lenin, Bujarin (ver LWY, A. G. El comunismo de Bujarin, Ed. Grijalbo, Barcelona, 1972, pp. 217 y ss), o en el propio Trotsky. Y finalmente, por qu no el caso Ustrialov? Ver el captulo IV. 3. de la segunda parte de este libro. Ya Marx, en una obra temprana, se hizo la pregunta: "Equivale esto a decir que despus de la cada de la vieja sociedad sobrevendr una nueva dominacin de clase, resumindose en un nuevo poder poltico?". Y respondi negativamente. MARX, K. Miseria de la filosofa, Ed. Aguilar, Madrid, 1971 (1 reimpresin), p.244. Ver Las raices de la burocracia, Anagrama, Barcelona, 1970, o Ironas de la historia, Pennsula, Barcelona, 1970. Para una perspectiva general: JACOBY, Henry. La burocratizacin del mundo, Ed. Siglo XXI, Mexico, 1972. The new class, and Analysis of the Communist System, Nueva York, 1957. Traducida como La nueva clase, Emec, Buenos Aires, 1970. Una observacin que vale para muchos y para muchas obras: nadie es menos capaz de equidad y ponderacin que el que se encuentra a la vuelta de un cambio radical de convicciones, sobre todo cuando este cambio no tiene un origen intelectual sino que nace de la profundidad del "humano, demasiado humano", de su propia naturaleza. Para una crtica de las propuestas de Djilas desde dentro de la URSS, y de una de las figuras fundamentales de la oposicin marxista, MEDVEDEV, Roy. A. La Democracia Socialista, Ed. Francisco de Aguirre, Buenos Aires, 1974, pp. 341 y ss. Despotismo oriental, Guadarrama, Madrid, 1966. La bureaucraticisation du monde, Pars, 1939. Edicin espaola: La burocratizacin del mundo, Pennsula, Barcelona, 1 edicin mayo 1980. Esta edicin contiene la traduccin de la edicin privada de 1939 inencontrable (el propio Rizzi lleg a quedarse un tiempo sin su propio ejemplar [ver pp. 133-134]) ms escritos posteriores de Rizzi (incluyendo la edicin espaola, el prlogo escrito por Rizzi en 1939 que falta injustificablemente en la edicin italiana del 77, como anota Capella) y dos textos muy importantes uno al principio como prefacio de GINER, Salvador. De la burocracia al corporatismo: transformaciones de la dominacin social en el mundo moderno, en RIZZI, op. cit., pp. 7-36, y otro como postfacio de CAPELLA, JuanRamn, Sobre la burocratizacin del mundo, en RIZZI, op. cit., pp. 215-246. The managerial revolution, Nueva York, 1942. Hemos utilizado: La revolucin de los directores, Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1967. Especialmente el cap. XIV, pp. 270-295. Hay una coincidencia generalizada en que el libro de Burnham es un plagio del de Rizzi teniendo en cuenta dos especificaciones: a) que segn Rizzi Burnham "se sirvi nicamente del lado negativo" (ver Rizzi op. cit. p. 127) y b) que segn Capella, Burnham "plagi muchas otras cosas: los primeros captulos de su famoso libro, por ejemplo, son una exposicin esterilizada y americanizada, para leer con la leche del desayuno, de temas del libro I de El Capital)" en su ensayo citado en el libro de Rizzi, op. cit. p. 222. En esto del plagio hay una diferencia con la literatura; dice as Umbral: "Slo robando de otro se aprende a escribir, y por eso la literatura est entre los delitos comunes. El estilo es una cosa de juzgado de guardia. A la burguesa y a los crticos burgueses siempre les han ofendido los estilistas como cosa personal, y los denuncian en las comisaras". UMBRAL, F. Las palabras de la tribu, Ed. Planeta, Barcelona, 1994, p. 30.
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de la revista Socialismo o Barbarie por Cornelius Castoriadis y Claude Lefort en 194837. O, finalmente, el impacto del informe de Jrushov38, con todas sus secuelas hasta culminar posteriormente en la nomenklatura de Voslensky39, etc.
Tenemos la seguridad de que una puesta al da, en limpio, de los trminos del debate, a partir del estallido de la revolucin rusa y durante los aos veinte, arrojara mucha luz sobre las interpretaciones posteriores hasta llegar a la actualidad, interpretaciones que a veces se presentan como novedad. Nos referimos a Kautsky, Bogdanov, Bazrov, Schneider, Lber, Schimann, Parvus, Strobel, Maslov y Dahn40. Por supuesto hemos tenido en cuenta la literatura anarquista tanto la de los aos 20 como la . actual
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Desde los aos sesenta hasta los ochenta la expansin editorial publicar textos histricos que darn a conocer, por primera vez de una manera sistemtica, las aproximaciones a las transformaciones que estaba sufriendo la URSS. Socialdemocracia, leninismo, consejismo etc... All, mezclados con estos textos, encontramos las seas de la controversia. Respetando un marco cronolgico, son los acontecimientos de Checoslovaquia los que reanudan la polmica con nuevas formas y viejos argumentos; pero tambin aparecen nuevas perspectivas: se puede considerar el artculo de Sweezy, Checoslovaquia, capitalismo y socialismo42, como reiniciacin de una polmica que tendr a fines de 1977 (en el encuentro de Venecia) un
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Especialmente CASTORIADIS, Cornelius. La societ bureaucratique. Les rapports de production en Russie, UGE 10/18, Pars, 1973, vol.1. Hay traduccin espaola que no hemos utilizado porque no incluye un captulo para nosotros muy importante: Phnomenologie de la conscience proltarienne. Pero una exposicin resumen de ms de treinta aos sobre la "cuestin rusa" del propio Castoriadis se encuestra en El rgimen social de Rusia, pp. 29-49, en Los dominios del hombre: las encrucijadas del laberinto, Ed. Gedisa, Barcelona, 1988. Se trata de su informe en la cuarta jornada del seminario histrico del encuentro de Venecia de noviembre de 1977. El informe secreto de Jruschov, presentado por Llus Rabell, Pandora libros, Barcelona, 1988. La Nomenclatura, Argos Vergara, Barcelona, 1981. Un libro a tener en cuenta por la fecha de su edicin es el de AFANASIEV, Mijal. El triunfo y la crisis de la burocracia, Editorial Progreso, Mosc, 1991, es decir, la ltima reflexin sistemtica que conocemos de la perestroika agonizante. Una sentencia de esta obra nos abrira un captulo para resumir nuestro esquema interpretativo de la voladura del sistema sovitico: "La burocracia despus de Stalin tema la aparicin de un nuevo dictador, no deseaba la repeticin de las represiones", op. cit. p. 220. La historia de cmo una parte de la burocracia que dispona de control y privilegios quiere acceder a la palanca de la propiedad, que la convertir en clase capitalista. Pero nosotros tratamos de la formacin del sistema, no de su final. Puede intuirse todo esto en un estudio interrumpido de BUJARIN, Nicolai. Problemas de la edificacin socialista, Ed. Avance, Barcelona, 1975. En primer lugar, Vesevolod Mijailovich Eichembaum, ms conocido por VOLIN, La revolucin desconocida, Ed. Campo Abierto, Madrid, 1977 (2 vols.); ARCHINOF, Pedro. Historia del movimiento macknovista, Tusquets, Barcelona, 1975. (Publicada en Barcelona en 1938). De la coleccin de textos preparada por Alexandre Skirda en Cuadernos Anagrama, Barcelona, 1977: ROCKER, Rudolf. Sistemas de los soviets o dictadura del proletariado?, pp. 9 y ss.; YARTCHUK, Efim La organizacin de la produccin, pp. 79 y ss. MACHNO, Nestor La concepcin machnovista de los soviets, pp. 99 y ss. Recordemos tan solo que BAKUNIN, en el momento de su ms spera disputa con Marx, objetaba que el Estado propuesto por ste "ofrece el capitalismo por un lado, y la esclavitud por otro". Vid. igualmente el reciente encuentro de Barcelona. En Sweezy-Bettelheim. Algunos problemas actuales del socialismo, Siglo XXI, Madrid, 1973.
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resumen clarificador de los trminos del debate43. Hay una variedad de elementos que considerar en una valoracin del debate, pero algunos no se pueden perder de vista: se trata evidentemente de la ruptura chino-sovitica, prcticamente consumada en 1963, as como de la revolucin cultural maoista, emprendida poco ms tarde, y en pleno desenvolvimiento cuando se produce la invasin de Checoslovaquia. Los chinos hacen hincapi en el revisionismo sovitico. Pero qu es el revisionismo sovitico? Es una adulteracin de la ortodoxia doctrinal marxista-leninista. Este dato era suficiente para explicar la restauracin del capitalismo en la URSS. Se trata de una pura exgesis de textos. El estrangulamiento de la primavera de Praga quedaba as explicado como un movimiento en el juego de las intervenciones interimperialistas44. Junto a esto tenemos un variado conglomerado de investigaciones muy valiosas, sobre todo de procedencia anglosajona, que abarcan desde la instauracin del estalinismo hasta el final de la poca brezneviana45.
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Cfr. VV. AA. Poder y oposicin en las sociedades postrevolucionarias. Laia/paperback, Barcelona, 1980. El volumen presenta 25 intervenciones diferentes. Algunas revistas ( entre ellas El Viejo Topo), antes de que apareciera este libro, reprodujeron algunas de las ponencias ms significativas. Tuvimos la oportunidad de consultar los textos de la Revolucin Cultural en la propia Universidad de Pekn. Por ejemplo, la coleccin de documentos bajo el ttulo Gran Revolucin Cultural Socialista en China (Ediciones en lenguas extranjeras, Pekn, 1966, nmeros 1 al 9). Adems de otros documentos y publicaciones referentes a las divergencias entre Togliatti y el PCI con el PCCh, las cartas entre el PCCh y el PCUS, y los comunicados de las Sesiones Plenarias de los Congresos, circulares como la titulada Un documento que hace poca (16 de mayo de 1968), etc. Destacaremos una serie de obras que abarcan diferentes aspectos de la realidad sovitica. Para las cuestiones del crecimiento econmico: WILES, Peter J.D. The political Economy of Communism, Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1962. JOHNSON, Chalmers. (Comp.). Change in Communist Systems, 2 ed. Stanford, Calif.: Stanford University Press, 1970 (especialmente MONTIAS, J.M. Types of Communist Economic Systems, pp. 117-134). La ms conocida en nuestro pas es NOVE, Alec. La economa sovitica, Alianza, Madrid, 1973 (la edicin original es de 1965). Sobre los cambios habidos en la distribucin de la renta en las sociedades capitalista y socialista: MARCHAL, Jean y DUCROSS, Bernard. The distribution of National Income, Londres, 1968. Para la estratificacin social, MATTHEWS, Mervyn. Clases y sociedad en la Unin Sovitica , Alianza, Madrid, 1977 (edicin original de 1972). Para la composicin del PCUS, su aparato y funcionamiento: RIGBY, T.H. Communist Party Membership in the USSR, 1917-1967, Princeton, N.J.: Princeton University Press, 1968. SCHAPIRO, Leonard. The Communist Party of the Soviet Union,Nueva York, Ramdom House, 1959. AVTORKHANOV, Abdurakhman. The Communist Party Apparatus, Cleveland y Nueva York: World Publishing Co., 1966. Sobre si la promocin de equipos de tcnicos y cuadros gerenciales significaban un cambio de orientacin en la dinmica del partido y del sistema sovitico, AZRAEL, Jeremy. Managerial Power and Soviet Politics, Cambridge, Mass., Harvard, UP, 1966; sobre el ascenso del "ejecutivo dual", FISHER, George. The Soviet System and Modern Society, Nueva York, 1968. Para la estructura, formacin y funcin social de los intelectuales, CHURCHWARD, L.G. La intelligentsia sovitica, Revista de Occidente S.A., Madrid, 1976. Para el "rgimen de terror", DALLIN, Alexander y BRESLAUER, George W. Political Terror in Communist Systems , Stanford, Calif.:Stanford University Press, 1970. Para las diferencias de evaluacin en las cifras de las purgas, CONQUEST, Robert. The Great Terror, Nueva York: MacMillan, 1968 (hay traduccin en Ed. Grijalbo, 1974) hacia arriba, y HOUGH, Jerry. How the Soviet Union Is Governed, Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1978, hacia abajo. Para el aspecto especfico de los establecimientos carcelarios de investigacin cientfica o sharashka, SOLJENITSIN, Alexander. El primer crculo, Tusquets, Barcelona, 1992. En relacin a cuestiones generacionales en la elite sovitica, NAGLE, John D. System and Succession: The Social Bases of Political Elite Recruitmen, Austin: University of Texas Press, 1977, junto a los anlisis de HUNTINGTON, Samuel en la compilacin de SAMUELS, Richard J. Political Generations and Political Development, Lexington, Mass.: D. C. Heath, 1977. En torno a las cuestiones de "sucesin", RUSCH, Myron. Political Succession in the USSR, 2 ed. Nueva York: Columbia University Press, 1968. La sucesin de Breznev, HODNETT, Grey, Succession Contingencies in the Soviet Union, en la revista Problems of Communism, de marzo-abril de 1975. Para las perspectivas de cambio en la URSS tras la poca brezneviana, BIALER, Seweryn. Los sucesores de Stalin, FCE, Mxico, 1987. (En ingls 1980). Sobre el antisemitismo stalinista, GILBOA, Y.A. The black years of Soviet Jewry, Boston, Little, Brown, 1971. Finalmente, toda una serie de estudios sociolgicos sobre diversos aspectos de la realidad sovitica como disciplina laboral, privilegios, deserciones, evolucin del salario real, etc.
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En Espaa el debate adquiere fuerza debido a la descomposicin previsible del franquismo y a las expectativas que la Transicin ofreca para la izquierda: intentar el "paso al socialismo" incluyendo, en aquellas fechas, al propio PSOE46. Hay que recordar que en Espaa el debate se produce en una peculiar situacin histrica: la Transicin. Pensamos que el examen de esta controversia merecera, por s sola, una investigacin particular. Con la Ley Fraga, el tardofranquismo y, finalmente, la transicin, van apareciendo en nuestro pas una serie de revistas y un ensanchamiento de las posibilidades de las existentes que trastocarn la cultura en su conjunto. Triunfo (1946), Indice, Cuadernos para el Dilogo (1963), 2 poca de la Revista de Occidente, Teorema (1971), R.I.S. 2 poca (1972), Sistema (1973), Papers (1973), Tiempo de Historia (1974), Zona Abierta (1974); y la eclosin editorial que se produce durante la transicin: Teora y Prctica (junio 1976), Vindicacin Feminista (julio 1976), El Crabo (julio-agosto 1976), El Viejo Topo (octubre 1976), Negaciones (octubre 1976), Materiales (enero-febrero 1977), Nueva Historia (febrero 1977), Revista Mensual/Monthly Review (mayo 1977), Transicin (octubre 1978). En enero de 1979 Cuadernos del Ruedo Ibrico, que haba nacido en los aos sesenta en Pars, deja el exilio y se edita en Espaa. Teora (abril 1979) y otras, como Mientras Tanto, Historia 16, El Basilisco, Ozono, etc. Adems hay que tener en cuenta las revistas de las organizaciones polticas como, por ejemplo, las del PCE Realidad, Nuestra Bandera, etc. Y, finalmente, las de mbito ms regional o local; en Granada rescatamos dos casos como fueron Ka-Meh, o Revista Librera Teora. En todas las que hemos citado podemos detectar la presencia del debate sobre la caracterizacin de las formaciones del socialismo real. Tanto en el tablero histrico del ajedrez establecido como en la poltica concreta del domin, no cabe ninguna duda de que el modelo del socialismo real fue un hecho decisivo en nuestra transicin como lo fue en la evolucin poltica posterior; si no, tal vez no estaramos hablando de l. Desde la muy sofisticada teora de los juegos47 al nivel decisivo que jugaron los mass media en
Queremos, no obstante, subrayar la importancia de otras obras como las de Robert C.Tucker, Moshe Lewin, o Sheila Fitzpatrick. Y sin olvidar que muchos estudios fueron promovidos durante la guerra fra como base de operaciones estratgicas bien definidas. En palabras de Daniel Bell se trataba de localizar "los puntos de tirantez del sistema sovitico". Se refiere al informe Fuerzas y vulnerabilidades psicolgicas estratgicas del sistema social sovitico, preparado para las Fuerzas Areas de los Estados Unidos que subvencionaron el estudio que apareci como Raymond A. BAUER, Alex INKELES y Clyde KLUCHOHM How the Soviet System Works, Cambridge, Mass., 1950, en BELL, Daniel. El fin de las ideologas, Ministerio de Trabajo y SS, Madrid, 1992, pp. 354, 374, etc. Y para la comparacin URSS-China: AZQUETA OYARZUM, Diego. Teoria econmica de la acumulacin socialista. Anlisis de dos experiencias histricas URSS (1927-1932) y China (1949-1962). Ed. H. Blume. Madrid, 1983.
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Ver Gregorio Morn, Cruz, Carrillo, documentos del PSOE, democracia poltico-social, libros de ed. Avance, etc. La teora de juegos nace en los aos veinte (aunque podamos retroceder hasta la apuesta de Pascal) de la mano del matemtico francs Borel y de Von Neumann. Fundamentalmente con la publicacin de Hacia una teora de los juegos de sociedad, de Von Neumann en 1928. Pero de ser un ejercicio acadmico termin por aplicarse a objetivos econmicos, polticos y militares a partir de la asociacin de Von Neuman y Morgenstern con su sistematizacin del comportamiento econmico, en los aos cuarenta. Para una visin de conjunto cfr. DAVIS, Morton D. Introduccin a la teora de juegos, Alianza, Madrid, 1986 (4 ed. ampliada). De pasada, como sabemos, Von Neumann era partidario de una guerra preventiva contra la Unin Sovitica, por mucho que la
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cuestiones tan bsicas para nosotros, como Suresnes, eurocomunismo, ruptura/pacto, ruptura pactada, etc... Si nosotros tambin hemos sido peones de toda esta historia, no cabe duda de que los mass media y, sobre todo, las revistas de opinin crearon entre la intelectualidad espaola un debate importante que oscil siempre entre la bella y la bestia, y cuyos resultados empezaron a fructificar de manera evidente desde las elecciones del 82 a la entrada en la OTAN. Retornar a este aspecto de los mass media espaoles nos depara la sorpresa no ya slo de la prolongacin de las cuestiones de los aos 50, sino el salto atrs -hacia los aos 20 y 30- de la primera construccin del socialismo, tragicmica en su repeticin. Pero lo importante es qu se repeta: desde el izquierdismo infantil al terrorismo. No nos vamos a engaar pues todo estaba tan claro como el agua de una cancin de Disney. Todos llevaban razn aunque nunca se usaran razones tericas: la URSS era la bestia; lo que no podamos imaginarnos era que el inconsciente aullara tanto como para suponer que el capitalismo era la bella.
Para comprender las formaciones del socialismo real, y ms concretamente la URSS (como matriz histrica), planteamos la necesidad de considerar el binomio capitalismo de estado y estado hegeliano. Entre el capitalismo ruso sobre la base de las comunas rurales (del mir) y el horizonte del comunismo, se desarrolla un estadio nuevo, imprevisto pero tal vez inevitable, que es el del capitalismo de estado (con el que Lenin estuvo rompiendose los dientes) y cuya superestructura no poda ser otra que el estatalismo hegeliano disfrazado de marxismo. La revolucin la dirigi el proletariado pero su destino fue esas formas conocidas con el rtulo de estalinismo. Para nosotros, la mitad de la cuestin residi en comprender el galimatas tramado sobre esta nocin por las diferentes construcciones e interpretaciones, intentando despejar la verdad de los elementos ahora desvelados. Los dos elementos de nuestra ecuacin no se pueden separar ni vivir independientemente el uno del otro. Por consiguiente, para prevenir contra una ambigedad terminolgica que no hemos podido impedir, subrayamos: en nuestra tesis capitalismo de estado ms estado hegeliano como formacin histrica no es una variante del capitalismo. Aunque aparezca el concepto "capitalismo" en capitalismo de estado, nosotros creemos demostrar que no tiene ningn elemento esencial del "modelo" capitalista48.
envolviera en el aroma clsico de la Historia de la guerra del Peloponeso de Tucdides. Cfr. asimismo POUNDSTONE, William. El dilema del prisionero, Ed. Alianza, Madrid, 1995.
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A) El modelo se encuentra en el folio 127. (II.2). B) No hemos podido evitar la ambigedad porque: a) nuestra torpeza nos ha impedido "inventar" otra denominacin que fundiese los dos trminos de la frmula, y b) respeta, sin embargo, la intuicin que Lenin tuvo en sus ltimos escritos de una posibilidad que poda abrirse paso: real e inesperada. MARTINEZ MARZOA, Felipe. De la Revolucin, Alberto Corazn Editor, Madrid, 1976, lo vi bien hace mucho tiempo: "Lenin y Trotsky no tenan inconveniente en reconocer que se estaban produciendo, en lo que se refiere a la constitucin del poder, fenmenos no previstos en la nocin de dictadura del proletariado...", etc. op. cit. p. 143. C) Desarrollar las diversas teorizaciones sobre el capitalismo de estado requiere como mnimo un captulo especfico que decidimos no construir. Esperamos que el captulo II de nuestra investigacin sea ms que suficiente. Para no hablar de socialismo de estado (ver LANE, David, El estado socialista industrial (Una sociologa poltica del socialismo de estado), ed. Pirmide, Madrid, 1981. Citamos de
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Hay que tener en cuenta que lo especfico del capitalismo no es nicamente la apropiacin de la plusvala, segn Marx. Junto a la apropiacin privada de la plusvala hay que considerar dos elementos indispensables: la transformacin de los medios de produccin en capital y de la fuerza de trabajo en mercanca. Se cite o no, lo que subyace casi siempre en toda consideracin hasta la fecha del capitalismo de estado, son los pasajes del Anti-Dhring en los que Engels piensa que podra llegar a producirse una situacin en la que el Estado se apropiase la plusvala para una clase burguesa considerada colectivamente, sin que significase la abolicin del capitalismo49. Insistamos: cuando nosotros utilizamos capitalismo de estado ms estado hegeliano, decimos que ni hay capitalismo ni hay burguesa. En nuestro capitalismo de estado no existe propiedad privada de los medios de produccin, pero adems los medios de produccin no son mercancas, y la fuerza de trabajo tampoco. Por tanto, se separa radicalmente de la situacin pensada por Engels. Y se separa radicalmente de todos aquellos que, al definir a la URSS como "capitalismo de estado", estn
nuevo a MANDEL, E. El poder y el dinero, op. cit.. Con quien compartimos muchas apreciaciones, pero aqu slo debemos sealar lo fundamental que distingue nuestro anlisis. Mandel no ve le relacin estructural entre la burocracia y la clase obrer como clase universal. Es sintomtico que Mandel acabe su libro con un pasaje de la Crtica marxiana del 43, texto de juventud, lo cual no es bice, porque ya tom sus distancias respecto a Althusser en aguas ya pasadas. Insistimos en que hemos dejado aparte los artculos de revistas (tanto las recientes como las de los aos veinte y treinta) salvo casos excepcionales, porque habra disparado la bibliografa. Un ejemplo son los prrafos de LAGUNILLA, Alfredo. "El capitalismo de Estado", en Rev. Leviatn, Madrid, abril 1935: "Adelantemos cierta afirmacin capital con objeto de evitar equvocos. Es sta: Que el capitalismo de Estado es economa socialista, pues no es ya rgimen lucrativo en una economa libre y privada, como lo es el capitalismo entre nosotros. Ahora bien: por qu, entonces, se aplica a una economa que no es lucrativa, ni privativa, ni libre, el trmino -por otra parte para muchos ocioso- de capitalismo? No es error aplicrsela a esta economa, de caractersticas tan diferentes en sus medios y en su finalidad? La cosa es, sin embargo, bastante sencilla: el capitalismo privado y el capitalismo de Estado se parecen en un punto, pues tanto uno como otro provocan una acumulacin especial de bienes capitalizables. En el capitalismo privado esta acumulacin se verifica hacia el dominio privado del empresario, en el capitalismo de Estado, el dominio se verifica en el sector de los poderes pblicos". (p. 33).
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"Mas ni la transformacin en sociedades por acciones, ni la transformacin en propiedad del Estado, priva a las fuerzas productivas de ser propiedad del capital; el caso es evidentsimo para las sociedades por acciones. A su vez, el Estado moderno es una organizacin que se da la sociedad burguesa para mantener las condiciones generales exteriores de la forma de produccin capitalista frente a las invasiones de los trabajadores y de los capitalistas aislados. El Estado moderno, cualquiera que sea su forma, es una mquina esencialmente capitalista; es el Estado de los capitalistas; es el capitalista colectivo ideal. (Subrayado nuestro). Cuanto ms fuerzas productivas se apropia, tanto ms se convierte en un verdadero capitalista colectivo, ms ciudadanos explota. Los trabajadores siguen siendo asalariados, proletarios; el capitalismo no se suprime, muy al contrario, se extrema; pero llegado el punto mximo cambia de direccin y el Estado, propietario de las fuerzas productivas, no es la solucin del conflicto, mas contiene el medio, la clave de la solucin". (ENGELS, F. AntiDhring, Ed. Ciencia Nueva, Madrid, 1968, pp. 302-303. Ver la nota preliminar sobre la traduccin). A pesar de nuestra preferencia por esta traduccin, hay que leer con lupa este fragmento. Por ello, hemos tenido delante tambin la traduccin de Manuel Sacristn en Grijalbo, Mxico, 2 edicin, 1968. Como ejemplo de lectura interpretativa de dichos pasajes en los que el trmino implica ese sentido que negamos, Cfr. MATTICK, Paul. Rebeldes y renegados, Icaria, Barcelona, 1 edicin, marzo 1978. Se trata de una recopilacin de ensayos de pocas muy distantes. Tomemos este fragmento: "La situacin rusa demuestra tambin que la desaparicin del capitalista privado no pone fin por s sola a la forma capitalista de explotacin, que en sustancia contina subsistiendo incluso cuando el capitalista privado ha sido transformado o sustituido por representantes estatales... As, Rusia se revela como nada ms que el modelo de un desarrollo capitalista distinto, expresado a travs de una nueva terminologa" (p. 134). Pertenece a un texto de 1939 que lleva por ttulo Los comunistas de los consejos. Vase en otros lugares y otras fechas, pp. 194 y 195, 245 y pp. 161 y ss. donde sigue los anlisis de Otto Rhle, que acerca el bolchevismo al fascismo. Hasta qu punto subyace esto lo podemos ver tanto en el ensayo de Capella como en el de Giner citados anteriormente, pero sin notar aparentemente el precedente de Engels. En Giner que cita a Rizzi, en op. cit., p. 12, y en Capella, id., p. 223.
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hablando de una variante del capitalismo. Por supuesto que hay ms diferencias: se vern en su momento preciso. Es posible ir ms all en el anlisis: la hiptesis de Engels ni se ha producido jams ni se puede producir (en los mrgenes del capitalismo). Para pasar al capitalismo de estado se tiene que dar una expropiacin de la propiedad burguesa. Sea violenta o pacfica. La ambigedad de Lenin sobre el capitalismo de estado tiene probablemente su origen en la ambigedad de Engels. Sin embargo, cuando Lenin se plantea los diversos modos de la formacin sovitica a travs de la NEP, al final de sus anlisis, interrumpidos por su muerte, se puede observar que est acuando un concepto nuevo, al referirse al capitalismo de estado, para una formacin social que no tiene nada que ver con el capitalismo pero que tampoco es socialista aunque se asemeje. Es decir, aqu s que estamos, como dira Engels (o el propio Lenin), no en la antesala del socialismo sino en el umbral del mismo. Nuestro planteamiento tiene en cuenta anlisis como el de Olin Wright, pero no debe confundirse con ellos. Segn su conceptualizacin, nos encontramos con que a finales de los aos setenta se abrir una posible perspectiva en la que "segn el capitalismo monopolista se desplaza hacia nuevas formas de intervencin estatal en la produccin, hacia lo que podra denominarse capitalismo monopolista dirigido por el Estado, el proceso de acumulacin se politiza cada vez ms". La razn es que tras las soluciones keynesianas al subconsumo, y los nuevos problemas de acumulacin con que se encuentra el capitalismo, aventura que: "La solucin emergente a largo plazo es pasar de intervenciones en la economa predominantemente keynesianas50 a intervenciones activas del Estado en el propio proceso de produccin. Se exigen formas de intervencin estatal cualitativamente nuevas: ha dejado de ser suficiente para el Estado el limitarse a fijar los parmetros de la produccin capitalista regulando la demanda agregada, las tasas de inters, los impuestos y ocuparse de los costes sociales generados por las irracionalidades del capitalismo mediante la polica, el control de la poblacin y los hospitales mentales. El Estado necesita comprometerse discretamente en la racionalizacin de la produccin, la coordinacin y la planificacin de los aumentos de la productividad, la eliminacin de los sectores de produccin ineficaces, etc.." Ello exigir que "el Estado habr de incrementar su capacidad para controlar y disciplinar a los capitalistas individuales y a la clase obrera", pero tambin abrira la posibilidad, "segn el Estado asume un papel cada vez mayor en la organizacin de la produccin", de que "las luchas de clase en torno al estado y en torno a la produccin (que tienden a converger da a da) tendern, por tanto, a hacerse progresivamente ms ideolgicas, ms politizadas, y en ltimo trmino ms amenazantes para el sistema capitalista. Bajo tales circunstancias es muy probable imaginar el desarrollo de un capitalismo de Estado plenamente maduro en los Estados Unidos (si bien ataviado con los ropajes del capitalismo privado), que tratara de contener las flagrantes contradicciones entre la legitimacin y la acumulacin mediante una fuerte represin y una planificacin centralizada"51. De ah que todos los que intuyeron la "rareza" del
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Es decir, negociacin colectiva, programas estatales de asistencia social, seguros de desempleo, etc... OLIN WRIGHT, Erik. Clase, crisis y Estado, Siglo XXI, Madrid, 1983, pp. 171-173. Es cierto que este autor deja constancia de que esta direccin se encuentra con obstculos polticos. Obstculos que, como sabemos, ya en los aos ochenta han podido con esa perspectiva. Notamos una correpondencia de OLIN WRIGHT aqu, con las perspectivas de la agricultura norteamericana dibujadas por SHANIN, Teodor. <<Agricultura sovitica y perestroika: La tarea ms urgente y el ltimo objetivo>>, en Rev. Agricultura y Sociedad, n 52 (julio-septiembre 1989), pp. 21-22. Otra obra importante, O'CONNOR, James. La crisis fiscal del Estado, Ed. Pennsula, Barcelona, 1981; en referencia al capitalismo de estado desglosa por sectores y sus interrelaciones el capitalismo norteamericano, id. cit. pp. 33-90. Se puede aadir su Nuevas reflexiones sobre la crisis final del Estado: Un anlisis de la crisis econmica y de la poltica presupuestaria de Reegan, en VVAA Capitalismo y
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socialismo real, empezando por Samir Amin, quiz el mejor de ellos, no podan pasar ms all de postular un hipottico "modo de producin sovitico"52. En la propia URSS percibimos la misma confusin de imgenes (no se les puede llamar de otra manera) trazadas por Sajarov53, GorbachovYakovlev54, o Soljenitsin55, por referir tres posiciones polticas diferenciadas. La presentacin del libro la hemos hecho en dos partes. En la primera abordamos el conjunto de las temticas que hemos sometido a examen, los aspectos centrales que discernimos para configurar la realidad estudiada, y los resultados a los que llegamos: la formulacin del binomio capitalismo de estado y estado hegeliano. Ahora bien, la infraestructura sobre la que se puede comprender este binomio, se ve mirando la fuerza histrica nica que puede aniquilar el inters particular y llevar hasta sus ltimas consecuencias el inters general: el proletariado. Que sepamos, nadie ha ensayado el anlisis del estalinismo sobre esta realidad. Era ms cmodo, menos lacerante, cargar las responsabilidades a la burocracia, a una nueva clase explotadora, etc. etc. Fuera de las relaciones de produccin capitalistas el proletariado es clase universal y el voluntarismo estatal es su ms expresiva objetivacin56. La burguesa no puede existir sin el proletariado pero ste s puede hacerlo sin aquella. Pero si esta clase emancipada no crea en las nuevas condiciones postrevolucionarias, postcapitalistas, los presupuestos de su propia desaparicin (y slo puede hacerlo, que sepamos, con la ideologa marxista), se fortalece y reproduce en su propia objetividad: el Estado.
Estado, ed. Revolucin, Madrid, 1985, pp. 145-169. No hemos podido ver an el libro de CLIFF, Tony. State capitalism in Russia, Londres, Pluto Press, 1974.
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Lo que ha hecho Enrique PALAZUELOS (La formacin del sistema econmico de la Unin Sovitica, Ed. Akal, Madrid, 1990) es salirse por la tangente, y a partir de un conocidsimo pasaje de Lenin (El problema de las nacionalidades o de la autonomizacin, OC, tomo XXXVI, Ed. Akal, Madrid, 1978, p. 485) en el que, refirindose al aparato estatal bolchevique lo designa como una "mescolanza de supervivencias burguesas y zaristas", extraer la mezcla: zarovique. Aunque el paso intermedio es ELLEINSTEIN Historia del fenmeno staliniano, Ed. Laia, Barcelona, 1977. Asimismo, ver DEUTSCHER, Isaac, Stalin, ed. Era, Mxico, 1974 (3 ed.) p. 231. Memorias, Plaza & Jans, Barcelona, 1991. Llena de apreciaciones muy interesantes dentro de ese humanismo social en la lnea de Einstein, etc. Entre otros muchos aspectos que merecen ser subrayados, resaltemos ahora las diferencias que establece con Soljenitsin, pp. 412-413, 562 y ss,etc. YAKOVLEV, Alexander. Lo que queremos hacer con la Unin Sovitica,Ed. Alianza, Madrid, 1991. De GORBACHOV, citaremos El Golpe, Ediciones B, Barcelona 1991, por las apreciaciones sobre el socialismo y el "gnero de socialismo que tenamos en nuestro pas" (p. 69) o sobre el Termidor estalinista (p. 173), etc. Las ideas del Nobel de Literatura as como sus obras son conocidas en nuestro pas. Como hemos hecho referencia a las diferencias de Sajarov con Soljenitsin, podemos ver la contestacin de ste en Rev. Kontinent. Sajarov y la crtica de la Carta a los dirigentes, n 1, Unin Ed. SA, Madrid, 1976, pp. 145-176. Pensamos que si no adoptamos esta perspectiva ser imposible comprender el enigma enunciado por Carr y recordado por Lewin: "Le professeur Carr a justement observ qu' partir d'un certain stade de la N.E.P. il n'est pas vrai que l'analyse en termes de classes ait dtermin la politique. C'est la politique qui dtermina quelle forme d'analyse de classes tait approprie la situation donne". LEWIN, Moshe La formation du systme sovitique, Ed. Gallimard, 1987, p. 185. El fragmento de CARR, E.H. El socialismo en un solo pas. (1924-1926) t.1., Ed. Alianza, Madrid, 1974, p. 109. Este "detalle" tampoco ha pasado de largo en la opus magna de BULLOCK, Alan, Hitler y Stalin. Vidas paralelas. Ed. Plaza Jans, Barcelona, 1994, T. I, p. 446. (Lewin insiste en la idea en op. cit. 412-413). O de otra forma, la pregunta que se hace VANHECKE-TOMASINI, Paulette : "D'emble, reconnaissons que la collectivisation force semble contredire l'afirmation du philosophe qui dclare que tout ce qui est rel est rationnel, tant l'apparente absurdit des solutions qu'on a voulu donner aux problmes poss par la situation economique continue surprendre ceux qui l'etudient", en Rflexions sur la collectivisation force, L'industrialisation de l'URSS dans les annes trente, op. cit. pp. 85 y ss. La cita entrecomillada pertenece a la introduccin de GUERRA, Adriano, a la obra de ORTONA, Guido. La questione agraria in URSS negli anni venti, Di Donato, Bari, 1978. La constestacin la veremos en el captulo IV.3.
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Si el proletariado en el poder sobre la base del capitalismo de estado, debido a sus reales condiciones de existencia slo poda engendrar una ideologa estatalista de lo pblico, nos preguntamos exista alguna representacin histrica absoluta de la ideologa de lo pblico? S que exista. Ms an, los marxistas la han tenido siempre delante de las narices. Volvimos a leer bajo esta problemtica la Filosofa del Derecho hegeliana y de nuevo la Crtica marxiana del 43. De pronto Hegel adquira otra inteligibilidad. Detras de Stalin no estaban ni Marx ni Lenin sino el filsofo de Stuttgart!57. Al mismo tiempo nos obligaba a estudiar la historia de la filosofa poltica moderna y la tradicin del derecho natural. El captulo tercero es un resumen de un trabajo que exceda los lmites de lo que buscbamos, pero que constituye un filn para el futuro. En los captulos IV, V y VI tratamos de analizar ms pormenorizadamente el proceso histrico. Fue a partir de la confrontacin de nuestra hiptesis con las diversas interpretaciones dentro de la materia, esto es, la historia real de la revolucin rusa, cuando surgieron los desajustes que nos exigan la elaboracin de un marco general diferente para salir de las ambigedades establecidas. Hubiramos corrido el riesgo de caer en una generalizacin tal vez demasiado superficial si la abrazbamos con la concisin ajustada a las necesidades de nuestra investigacin. Decidimos entonces concentrar nuestra problemtica terica en una reducida batera de categoras bsicas: transicin, acumulacin, industrializacin, ley del valor, intercambio desigual, vaco organizativo, papel del derecho (del cdigo penal), violencia.
Circunscribir a una dcada nuestro estudio histrico se justifica por varias cuestiones. La constitucin del sistema social capitalismo de estado ms estado hegeliano, es decir, segn la fraseologa estalinista "construccin del socialismo", como muestran los hechos y las cifras, es un proceso de una extremada violencia en un periodo de tiempo muy corto. Fue un deliberado abandono de una poltica (la NEP) diseada para mucho ms de una dcada y que dur apenas ocho aos58. Luego lo que interesa es situar los fundamentos de la transicin de la una al otro. Y, por supuesto, tampoco se trataba de reemprender un sistemtico recorrido desde febrero del 17 hasta la operacin Barbarroja. Ni la revolucin, ni la guerra civil, ni el comunismo de guerra, ni siquiera los inicios de la NEP, precisan ser "narrados" aunque s es preciso retener los elementos histricos que jugarn un rol importante en el desencadenamiento de la "revolucin desde arriba". Nos bastaba con reconocer dentro de la NEP, los dos rasgos, las dos variantes, las dos salidas, que el proceso revolucionario haba abierto (capitalismo de estado versus socialismo), y cmo al acabar los aos veinte, de una manera abrupta uno de ellos va a devorar al otro. Estamos diciendo que el proceso de aniquilacin de la NEP que comienza con el "gran viraje" estaba latente durante todo el desarrollo de la revolucin desde el mismo octubre del 17. Y decimos ms: el empuje hacia el
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Jugando con el Postfacio a la 2 edicin de El Capital donde Marx "rescata" la dialctica hegeliana podramos decir que as como el marxismo puso boca abajo a Hegel, el proletariado lo coloca de pie inexorablemente al convertise en clase-Estado con la transformacin sovitica. La complejidad del proceso es tal que conviene recordar un dato: todava el 21 de marzo de 1931 en Pravda se segua afirmando que "la NEP no ha terminado an". Bettelheim recuerda este dato pero, incomprensiblemente, no hace referencia a la parte del discurso de Stalin sobre la Constitucin de 1936, en la que establece una clara periodizacin de la NEP en relacin a la existencia de las relaciones mercantiles. (Bettelheim, op. cit., p. 13 y 363; Stalin, op. cit., p. 809).
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capitalismo de estado ms estado hegeliano se producir siempre que la clase obrera encabeze una dinmica de transformacin que la coloque en condiciones de convertirse en clase dominante59. Una vez acabado el primer plan quinquenal y aprobado el segundo, la suerte estaba echada. De ah que tampoco fuese imprescindible incluir las purgas, los juicios de Mosc, la gnesis del gulag y la aniquilacin del viejo partido bolchevique60, perfectamente explicables ahora.
Del conocimiento de la lgica interna del proceso histrico podamos extraer una franja cronolgica inicial, otra de ruptura y otra final con una solidaridad interna muy marcadas que nos indicaban dos perodos histricos. El primero arranca de la franja comprendida entre abril de 1923 (crisis de las tijeras durante el XII Congreso del Partido) y mayo de 1924 en la que es condenada la oposicin durante el XIII Congreso. Significa la consolidacin de la NEP y la recuperacin econmica y social tras la traumtica guerra civil. La segunda franja o momento de ruptura va desde el Plnum de julio de 1928 (donde Stalin se apropia -a su manera- de las ideas de Preobrajenski sobre la acumulacin) hasta el Plnum de abril de 1929, que condena la "desviacin derechista" y adopta el I Plan Quinquenal por la XVI Conferencia del Partido das despus. La coda final es el discurso de Stalin en diciembre sobre el cierre de las tijeras y el "envo al diablo" de la NEP61. El comienzo verdadero de la tercera parte de nuestra periodizacin que se interna por la va del capitalismo de estado, arranca del verano de 1929 en el que se ejercen presiones extraordinarias sobre el campesinado para que tome el camino de la colectivizacin, y queda sancionado con la publicacin por Stalin de El ao del gran viraje el 3 de noviembre de 192962. El proceso de cristalizacin del capitalismo de estado lo cerramos con la aprobacin del II Plan Quinquenal el
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Decimos "empuje", no las diversas formas que ha tomado (y tomar) el proceso. Decimos "viejo" partido y no "vieja guardia" (el sintagma es de Lenin) porque para llevar adelante el proceso de constitucin del nuevo sistema social, eran precisos otros agentes, otros funcionarios de la clase absoluta, otros "interpretes" del espritu objetivo. Esto tampoco ha podido ser visto. Se ha buscado en ltima instancia en la "subjetividad" de Stalin la liquidacin de la "vieja guardia". Frente a la "plyade de octubre" (segn la expresin de Haupt) se forma dentro del partido otro que se apodera de l y lo liquida: son los "cuadros" y militantes, las promociones de Stalin y su equipo (Mlotov, Kaganovich, Kubishev, Zhdanov, Vishinsky, Krov, Poskrebyshev, etc). Se trata de nada menos que Kosyguin, Gromyko, Podgorny, Breznev, Kirilenko, o Ponomariov, todos ellos ingresados en el partido alrededor del ao 30-31. Los nuevos nombres que toman el control a finales de los aos veinte tras una serie de luchas (contra la oposicin de izquierda, los zinovievistas, los bujarinianos) que se han analizado demasiado a travs del prisma de las grandes "personalidades". Tan es as que Stalin elimina a casi todos aquellos de la vieja guardia que le haban ayudado en su lucha contra la oposicin. Cfr. BROU, Pierre. El partido bolchevique, Ed. Ayuso, Madrid, 1974, captulos XV y XVI y BRZEZINSKI, Zbigniew. La purge permanente, Iles d'Or, Pars, 1958. En STALIN, J. Cuestiones del leninismo, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekn, 1977, En torno a las cuestiones de la poltica agraria de la URSS, pp. 449-480. Sin embargo, como se observar en el cap. V.1., las medidas formales en enero/febrero de 1928 son un modelo reducido de lo que ocurrir despus. Op. cit. pp. 433-449. Recordemos: "Marchamos a todo vapor por el camino de la industrializacin, hacia el socialismo, dejando a la espalda el atraso secular de la vieja Rusia. Nos convertimos en un pas metlico, en un pas de automviles, en un pas de tractores. Y cuando pongamos a la URSS al volante del automvil y al mujik al volante del tractor, que prueben a alcanzarnos esos honorables capitalistas, que tanto se envanecen de su civilizacin! Ya veremos entonces qu pases pueden clasificarse de atrasados y cules de adelantados!" Suponemos que por "metlico" se quera traducir "de acero", o sea de una pieza, -esto es, el pas de Stalin.
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primero de Enero de 1933 en un extremo, y en el otro con el asesinato de Krov (diciembre de 1934) que significar un salto cualitativo en la lucha contra la "vieja guardia", pese a que sta haba ido capitulando desde el verano de 1929 (con las rendiciones de figuras de la talla de Serebriakov, Rdek, Preobrajenski o Smilg) hasta que casi toda junta "cante" a coro durante el XVII Congreso de enerofebrero 193463. La organizacin del asesinato de un dirigente como Krov que poda aglutinar a la silenciosa oposicin dentro del mismo estalinismo, simboliza el comienzo de la destruccin fsica del bolchevismo que llev adelante la revolucin del 17. Ya no habr vuelta atrs posible. La transicin al socialismo desde la NEP ha sido cerrada y la va del capitalismo de estado, es decir, del ms absoluto dominio del proletariado como clase, ha petrificado.64 Este proceso histrico se puede periodizar de muchas maneras, pero lo que no se puede hacer es separar antes del 29 y despus del gran viraje so pena de no comprender nada. No se trata de si los acontecimientos pudieron haber sido de otra manera65. Lo que hay que tener presente, como ya apuntamos anteriormente, es que la bifurcacin histrica se volver a repetir en toda transformacin socialista. Me permitir una analoga: de hecho no es la situacin china actual con las reformas de Deng un proceso similar en condiciones histricas totalmente diversas a la NEP? Una NEP agigantada por el propio pas y por la invasin de capital extranjero? Conviene insistir en un aspecto enunciado ms arriba que clarificar la gnesis de nuestra investigacin. Se trata de la cuestin del orden de investigacin/exposicin. No hay que confundir, decamos, el orden de exposicin de este trabajo, o su indice temtico, con el desarrollo real de la investigacin. La primera hiptesis que manejamos para salir del zug-zwang terico en que nos hallbamos, fu volver la mirada hacia ese concepto perseguido y enterrado que a partir de los aos sesenta comenz a ocupar un lugar cada vez ms importante en la investigacin histrica: el problema del modo de produccin asitico. De ah que aparezca como cap.I. Precisemos. Si hubiramos hablado de capitalismo de estado, comenzando el trabajo por el significado que Lenin, Bujarin y otros le dieron a este concepto, hubiera parecido que la investigacin se iniciaba a partir de ellos; por tanto, coincidira tal y como est estructurado este trabajo, el orden de exposicin con el mtodo de investigacin. Pero nos interesa subrayar, no slo por razones metodolgicas sino incluso epistemolgicas, que (con independencia de que el contenido de este concepto all por los aos 14-16 de este siglo es muy diferente al que nosostros estudiamos), no nos hubiera servido de nada porque entonces se trabajaba con este concepto (capitalismo de estado) como una expresin variada del capitalismo. Y an si no hubiera existido, y esto es lo importante y lo que le
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Las excepciones las sabemos: por un lado Trotski y los pocos que an le siguen; y los que eligieron el suicidio: Lutovinov, Eugenia Bosch y Glazman (1924), Ioffe (1927), Maiakovski (1930), Alilyeva (1932), Skripnik (1933), Tomsky (1936), Ordzhonikidze, Gamarnik y Belodorodov (1937). Queda, si se quiere, la oblicua resistencia de Bujarin que culmin en su extraordinaria defensa en el Tercer Proceso. Adems puede verse el relato sobre el suicidio de Raskolnikov en BERBEROVA, A., Budberg, Circe, 1991. En BULLOCK, Alan, encontramos una coincidencia con nuestro esquema (T.I, p. 780). Efectivamente, el historiador britnico recoge aprobatoriamente el testimonio de Evgenia Ginzburg: "Aquel ao 1937 comenz realmente el 1 de diciembre de 1934". Ver igualmente cap. V.3. Sobre esto CARR, E.H. Qu es la historia?, op. cit. pp. 144-145.
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diferencia de aqul, responde a una realidad objetiva ya que expresa -esta es nuestra tesis- un formacin social indita en la historia de las sociedades. Por ende, si es una formacin social nueva, por muy oculta que se encontrara tras nociones ideolgicas y elementos conceptuales de una formacin social burguesa, su descubrimiento acontece tarde o temprano, es decir, la niebla que envuelve lo nuevo desaparece y deja al descubierto aquello que cubre. Resumiendo. Con independencia de Lenin o cualquier otro terico, creemos que el capitalismo de estado como formacin social slo es aprehensible caracterizndolo como lo hacemos en este trabajo, dado que es una realidad objetiva. Lo que parece ocurrir es sto: que tanto Lenin como los dems que trabajaban con l -Lenin nunca trabaj solo- no se daban cuenta de que lo que entendan como una variable del capitalismo (en realidad ellos mismos estaban descubriendo lo inesperado), empezaba a corresponder a una formacin econmica y social muy distinta al capitalismo; por supuesto, con una pared inexpugnable y casi incomprensible: una nueva realidad que tampoco poda calificarse de socialismo. Al aproximarnos nosotros a todo este mbito, no lo hacemos desde la polmica Lenin-Bujarin (que es el comienzo de la exposicin sobre el capitalismo de estado) sino desde la hiptesis de que nos encontramos ante una formacin nueva que denominamos capitalismo de estado, lo que no era otra cosa que el residuo terico que nos dej el examen del modo de produccin asitico. Partiendo de la hiptesis de tratar de entender con precisin todas las cavilaciones y dudas, toda la perplejidad, que subyaca para Lenin bajo esa misma imagen de capitalismo de estado, nos parece entendimos lo que l no haba entendido sobre el capitalismo de estado. Si pudiramos lcitamente ofrecer una frase para condensar las conclusiones de esta tesis, adoptara esta forma: por fn hemos salido de la noche hegeliana!, en tiempos en los que lo que hay es pesimismo de la voluntad y conformismo de la inteligencia. Una ltima precisin: la eleccin de Bettelheim, como indicamos al comienzo, como primer interlocutor es metodolgica y no ontolgica66. Se podra haber elegido perfectamente la obra de Castoriadis por constituir el mejor ejemplo de evolucin desde el trotskismo a la negacin del mismo, para acabar impugnando el propio marxismo y embarcarse en la extraa teorizacin del magma y del imaginario social; o la de Rudolf Bahro que tiene otro calado67. Prescindiendo ahora del itinerario de Castoriadis y sus vicisitudes, que se esfuerza tan intil e innecesariamente en armonizarlas como en demostrar el cumplimiento de sus previsiones, podemos aislar sus conclusiones ltimas que no son sino que "el rgimen social de Rusia (y de los pases de Europa Oriental, de China, etc.) es el capitalismo burocrtico total, y el rgimen social de los pases industrializados del Occidente es el capitalismo burocrtico fragmentado"68. Porque segn su postrera versin, la dominacin de la
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Entendiendo por ontologa la pregunta por las maneras en que podemos ordenar las cosas que se suponen existen. Es decir, qu armarios necesitamos para guardar la realidad. Sea a travs de la totalidad luckasiana o sartreana, la organizacin de Bogdanov a Drucker!, el poder constituyente de Negri, etc. Por ejemplo "La totalidad del objeto no puede ponerse ms que cuando el sujeto que lo pone es l mismo una totalidad y, por lo tanto, para pensarse a s mismo, se ve obligado a pensar el objeto tambin como totalidad. En la sociedad moderna son exclusivamente las clases las que representan como sujetos ese punto de vista de la totalidad", LUKACS, Georg. Historia y consciencia de clase, Ed. Grijalbo, Barcelona, 1975, p. 31. Id. Thompson. Ver Anderson, Perry, Teora, poltica e Historia. Un debate con E.P. Thompson, Siglo XXI, Madrid, 1985, pp. 45-47. La Alternativa. Crtica del socialismo realmente existente, Ed. Materiales, Barcelona, 1979. Ed. Gedisa, op. cit. p. 38.
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burocracia se manifiesta como la forma adecuada por excelencia de la dominacin del "espritu" del capitalismo. Weber vi ms lejos que Marx. No podemos entrar ahora en las contradicciones que se acumulan a partir de aqu ya que, en primer lugar, el dominio de la burocracia no es capitalismo pero procede del "espritu" del mismo. Castoriadis niega las concepciones que ven en la URSS un "capitalismo de estado" y pretenden que las leyes econmicas del capitalismo continan imperando all con la simple sustitucin de la "clase capitalista" por el "estado". (Ataca a Bettelheim al que acusa de haber simplemente cambiado de amo burocrtico, pasando del ruso al chino). En segundo lugar, debe ser por obra del "espritu" por lo que la burocratizacin china no sea el producto de la industrializacin sino la industrializacin el producto de la burocratizacin -segn afirma-. En tercer lugar, si el capitalismo burocrtico total no es ni una etapa, ni una variacin del capitalismo tradicional, cmo se convierte en una creacin histrica nueva? Y en cuarto lugar, si niega el papel de la propiedad, en un contexto weberiano tendra que explicarse que para el propio Weber (en esto vecino de Marx precisamente) la propiedad y la carencia de propiedad son las categoras bsicas de todas las situaciones de clase69. Todo esto no quiere decir que no encontremos intuiciones o constataciones importantes, sea la ablacin de la sociedad civil70 en el capitalismo burocrtico total, o el papel de las relaciones de produccin, o, ms an, enunciados que "rechinan" dentro de su discurso, como ocurre con la entrevista mantenida con Terre-Malaurie en la que, a propsito de la concepcin Kautsky-Lenin de la introduccin del socialismo en la clase obrera por los intelectuales burgueses, nos sorprende con esto: "...la teora es paradjicamente a la vez falsa y verdadera. Falsa, porque lo que ha existido como socialismo fue producido por el proletariado y no por una teora cualquiera y porque, si las concepciones socialistas ..."71. Por tanto, para Castoriadis se trata de un capitalismo burocrtico y no de capitalismo de estado, algo que para l carece de sentido72 ya que no servira ni para los paises capitalistas, en los que los medios de produccin no han sido estatificados, ni tampoco para los "otros" porque implicara que las leyes econmicas del capitalismo continuaran funcionando despus de la desaparicin de la propiedad privada y del mercado. (!!) Claro est. La pregunta subsiste. Para qu llamarlo capitalismo aunque sea ahora "burocrtico"? Estamos ante esa dialctica del mirar/ver que continuamente nos topamos en nuestro objeto73. Consignemos finalmente consultas de ltima hora y las ausencias bibliogrficas de poca. Hemos visto la edicin espaola del libro ya citado de Grosskopf y contiene en el prefacio una idea
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Cfr. Economa y sociedad, FCE, Mxico, 7 reimpresin, 1984, pp. 682 y ss. Hay que tener en cuenta el problema de las traducciones que podemos apreciar turbadoramente al comparar el texto de FCE con la traduccin en WEBER, Max. Ensayos de sociologa contempornea, Ed. Martnez Roca, Barcelona, 1972, pp. 22 y ss. La propiedad/posesin tan decisiva desde distintos niveles. Por ejemplo, la posesin feudal de la escritura (la letra), la propiedad capitalista de los medios de produccin o de la fuerza de trabajo. Categora tremendamente discutida e inestable que tomar en nuestra tesis una importancia enorme no prevista inicialmente. En op. cit. Las encrucijadas, p. 83. Cfr. La societ bureaucratique, op. cit. p. 20-21. No sera improcedente u ocioso aqu recordar las pginas de ALTHUSSER, en Para leer el Capital, sobre el "mirar" y el "ver". (Siglo XXI, Madrid, 1969, 2ed., pp. 26 y ss). Y/o ver espectros y/o fantasmas. La clarificacin derridiana ha esperado hasta Espectros de Marx, Ed. Trotta, Madrid 1995; recomendamos consultar especialmente las pp. 102-106.
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que es a la larga muy importante para nosotros: "La edicin espaola de L'alliance me da la oportunidad de subrayar uno de los aspectos al que doy ahora an ms importancia que en 1976, cuando termin la redaccin de este libro. Se trata del hecho histricamente confirmado de que dentro del campesinado sovitico existan, durante la NEP, elementos muy considerables e importantes de un movimiento cooperativista de produccin, -elementos colectivos de una iniciativa campesina espontnea y autntica, es decir, independiente de estmulos que venan desde arriba"74.
La segunda: por fin hemos podido disponer de una fotocopia completa de la edicin francesa de la obra decisiva de Merle Fainsod sobre los archivos del comit regional de Smolensko, tras fracasar en la consecucin del original ingls de 195875.
Ausencias bibliogrficas actuales. Sabemos tanto las que faltan como que desconocemos otras muchas. Pero s queremos anotar una serie de obras contemporneas76 al periodo que estudiamos de las que desconocemos tanto su alcance real como el sentido en que han podido ser utilizadas. Por supuesto, esperamos poder disponer de ellas pese a las dificultades de acceso. Nos vamos a limitar a citar las de L. Kritsman77, Jos Larraz78, Pollock79 y Wittfogel80.
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La alianza obrera y campesina en la URSS (1921-1928). El problema de los cereales. FCE, Mxico, 1983. Prefacio, fechado en 1981, p. 5. No hemos podido averiguar si Sigrid Grosskopf ha realizado alguna publicacin especfica sobre el particular. Pero es obvio que esa constatacin puede constituir un refuerzo a nuestra teora de la bifurcacin a la salida del capitalismo. Nos sorprende que por ejemplo, LEWIN en La formation..., no se haga eco del trabajo de la Grosskopf. Pese a conocer abundantes extractos de la obra se trata de un trabajo inexcusable y de una riqueza no agotada. Brevemente: durante su avance en 1941 (un detalle sin importancia: a veces se extravan las fechas, por ejemplo Brou [op. cit. p. 394] da 1942) cayeron en manos de los alemanes y con la derrota de stos los norteamericanos "heredaron" los archivos. Fainsod buce en las 200.000 pginas de directivas de Mosc a Smolensko, de informes a los organismos centrales, actas del Partido y de los Komsomoles, rdenes, informes y correspondencia de los secretarios en todas las escalas, pero ms all contiene todo un precioso material sobre todos los aspectos de la vida regional que va desde la colectivizacin hasta las fuerzas armadas, desde las estaciomes de tractores a la censura, los tribunales o las creencias religiosas, etc, etc. FAINSOD, Merle. Smolensk l'heure de Staline, Fayard, Pars, 1967. Cfr. la introduccin sobre la naturaleza del archivo, pp. 1331. Terminando la revisin de nuestro texto llega a nuestras manos la muy importante obra FITZPATRICK, Sheila. Stalin's peasants (Resistance & Survival in the Russian Village After Collectivization), Oxford University Press, New York, 1994. Hemos tomado nota de la parte dedicada a las fuentes y la bibliografa (pp. 321-330) al tratarse del ltimo libro en ingls que conocemos que toca directamente el centro de nuestra investigacin Sealaremos COHEN, Stephen. Bujarin y la revolucin bolchevique, Siglo XXI, Madrid, 1976; GROSSKOPF, Sigrid. op. cit; y por supuesto CARR, E.H. y DAVIES, R.W. Bases de una economa planificada (1926-1929), I-(1) y I-(2), Alianza, Madrid, 1980; y CARR, E. H. Bases de una economa planificada (1926-1929), II, Alianza, Madrid, 1983, como obras que contienen un repertorio bibliogrfico contemporneo muy completo. El perodo heroico de la Gran Revolucin de Octubre: experiencia de un anlisis del llamado comunismo de guerra, Mosc y Leningrado, 1926, 2 edicin. La economa sovitica. Del Socialismo al capitalismo, Ed. Ibrica, Madrid, 1927. La cita Schumpeter en Historia del anlisis econmico. Die planwirtschaftlichen Versuche in der Sowjetunion 1917-1927,1929. No son nada amplias las referencias que hemos podido localizar sobre esta obra fuera de publicaciones de carcter general: as por ejemplo, KOLAKOWSKI, Leszek. Las principales corrientes del marxismo III. La crisis, Ed. Alianza, Madrid, 1983, pp. 333 y 340.
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La NEP haba permitido tambin la recuperacin de la industria cinematogrfica. Mary Pickford reinaba en las salas moscovitas mientras el joven Mitia Shostakovich se ganaba la vida tocando el piano en alguna de ellas. Por fin haba fondos para comprar material de filmacin.
En el Hotel Metropole de Mosc, Jose Ral Capablanca suspendi un instante el pen de dama en el aire, ajeno a que un joven llamado Pudovkin le filmaba para su pelcula de despedida con el maestro Kuleshov. Una trama sugestiva, poblada de grandes silencios, se extenda como un signo alucinado, como una herida apcrifa que avivaba las brasas de un mito. El autor ha de guardar silencio cuando su obra empieza a hablar. No hay que hablar ms que cuando uno no puede callarse porque todas las verdades silenciadas se vuelven venenosas. La trama histrica slo puede aplacarse (como en una intriga policaca y sucia) cuando alguien, quiz un solitario ajedrecista, el detective privado Marlowe por ejemplo, se mira ante el espejo y el tablero, y sabe de pronto jugar contra s mismo, recordarse a s mismo. Dice: "Cuando termin, me qued escuchando los ruidos de la calle que llegaban por la ventana abierta y oliendo el aire de la noche. Luego me llev el vaso a la cocina, lo aclar, lo llen de agua helada y me qued de pie junto al fregadero dando sorbitos y mirndome en el espejo. -Capablanca y t- dije"81. Un gesto ineludible para cualquier investigador: jugar contra s mismo es el nico modo de atreverse a seguir.
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No se trata de la obra ms conocida, discutida y ya citada El despotismo oriental, sino de su trabajo Wirtschaft und Gesallschaft Chinas, Verlag Hirschfeld, Leipzig, 1931, mejor considerado y libre de "mistificaciones" y "patologas" de su poca fervientemente anticomunista (segn los que han hecho la comparacin). CHANDLER, Raymond. La ventana alta, Editorial Debate, Madrid, 1 edicin, octubre 1991, p. 226.
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"Caro Moro, tu hai un bel parlare. Te ne puoi stare nel letto caldo -occuparti dei rapporti agrari russi in particolari e della rendita fondiaria in generale, e niente ti interrompe-, e io devo star seduto sulla dura panca e riempirmi di vino freddo, d'un tratto interrompere tutto e dare addosso a aquel noioso di Dhring". R[amsgate], 28 maggio 1876 Engels a Marx
Volvimos, pues, la mirada hacia una discusin que haba adquirido desde los aos sesenta una enorme relevancia en las investigaciones histricas que tenan como objeto la historia de las sociedades precapitalistas europeas y no europeas. La importancia de la reflexin sobre el modo de produccin asitico82 tena un doble inters para nosotros, aunque en esta tesis slo exponemos un lado del mismo. En primer lugar, como hiptesis de trabajo para salir del atolladero sobre la naturaleza de clase del socialismo real. En segundo lugar, como problemtica terica que destrua para siempre la visin del marxismo como una concepcin esquemtica de la historia, un determinismo unilineal que "incomprensiblemente", teniendo delante los textos de Marx, haba podido consolidarse durante tanto tiempo. Curiosa y sorprendentememte, el MPA era el camino ms corto para desmontar el estalinismo dominante. El problema era que el olvido de los textos83 marxistas sobre el MPA haba desembocado en que el
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Advertimos que por comodidad (sobre todo debido a la amplitud y universalidad de su uso) utilizamos el trmino "modo de produccin asitico"; pero estamos de acuerdo con la propuesta de Ion BANU de denominar a este modo de produccin (de una manera mucho ms correcta tericamente) como "tributario". Por supuesto, esto acarrea reconocer una serie de conclusiones histricas. Citemos uno de los ms claros. La carta al director del Otiechestviennie Zapiski a fines de 1877: "El captulo sobre la acumulacin primitiva no pretende ms que trazar el camino por el cual surgi el orden econmico capitalista, en Europa occidental, del seno del rgimen econmico feudal... Esto es todo. Pero no lo es para mi crtico. Se siente obligado a metamorfosear mi esbozo histrico de la gnesis del capitalismo en el Occidente
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semblante de ste fuese la concepcin hidralica del despotismo84 oriental de Wittfogel85. Tenamos necesidad de comprenderlo histricamente ya que planteaba una explicacin de lo sobrevenido en las formaciones histricas del socialismo real.
I.1. Del Espritu de las leyes a los contratiempos del Espritu Absoluto
No es preciso recordar que el concepto de modo de produccin asitico que formularn Marx y Engels en su correspondencia a partir de su inters por la penetracin del capitalismo -va colonialen Oriente, tena antecedentes importantes. Sin viajar hasta Platn o Aristteles, ni siquiera hasta Maquiavelo, La Botie o Hobbes, es en la obra de Montesquieu donde encontramos una trabada teora que define el despotismo oriental. Tengamos en cuenta que el mito de "El Oriente", del "Despotismo", como temtica ideolgica va a estallar en el XVIII, por una parte recubriendo la crtica a la monarqua absoluta francesa (de Fnelon a Bayle, de Saint-Simon a Boulainvillers), por otra ensalzando las virtudes polticas y ticas de China que se sitan por encima del Occidente cristiano-europeo (de Voltaire a los fisicratas, por ejemplo Quesnay)86, hasta llegar a los aos 20 cuando aparecen las teorizaciones de Ortega y Spengler sobre el "monstruo amarillo".
europeo en una teora histrico filosfica de la marcha general que el destino le impone a todo pueblo, cualesquiera que sean las circunstancias histricas en que se encuentre, a fin de que pueda terminar por llegar a la forma de economa..." en MARX, K./ ENGELS, F. Escritos sobre Rusia. II. El porvenir de la comuna rural rusa, Cuadernos P/P (Siglo XXI), Mxico, 1980, pp. 62-65. Sobre el destino de esta carta ver las especificaciones de Engels en pp. 91 y ss. Un libro inexcusable para estos problemas es SHANIN, T., WADA, H., SAYER, D., CARRIGAN SANDERS, J. El Marx tardo y la va rusa, Ed. Revolucin, Madrid, 1 edic. marzo 1990.
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Para el trmino despotismo, desde el lugar clsico de Aristteles en La Poltica, Ed. Espasa Calpe, undcima edicin, Madrid, 1969, p. 106. Cfr. KOEBNER, R. Despot and Despotism: vicissitudes of a political term, Journal of the Warburg and Courtauld Institutes. XIV, 1951. Nos referimos a la obra tarda, la ms editada, El despotismo oriental, Ed. Guadarrama, Madrid, 1966. Es evidente que todo el imaginario que se va forjando durante los siglos XVII y XVIII, procede de la literatura de viajeros que desde finales del XVI describen los reinos de los trtaros, de China, Persia, Per, etc. y que ser impugnada con las nuevas referencias de los Anquetil-Duperron, Dow, o Rous, en la ltima parte del siglo XVIII. Para todas estas cuestiones podemos citar a TIEMBLE. L'Orient philosophique, 3 tomos, C.D.U. Pars, 1977-1959. STELLING-MICHAUD, Sven. Le mythe du despotisme oriental, Schweizer Beitrage zur Allgemeinem Geshichte, 1960-1961. VENTURI, Franco. Orientale Dispotismo, Rivista storica italiana, 1960, LXXII, fasc. 1, pp. 117-126. Del agustino GONZLEZ DE MENDOZA, Fray Juan. Historia del Gran Reino de la China 8Miraguano Ed. and Ed. Polifemo, Madrid, 1990) donde, junto a temas como las posibilidades de cristianizacin de China (pp. 364-367), los tributos imperiales (pp. 92-93), etc., aparece el primer relato que conocemos de los exmenes imperiales (en el cap. XIV, libro III, pp. 122-125). Para insertar esta obra en el contacto de Europa con Asia desde la mitad del s. XVI a travs de las Relaciones, cuyo vehculo privilegiado fue la lengua espaola, cfr. el notabilsimo libro de SANZ, Carlos. Primitivas Relaciones de Espaa con Asia y Oceana (Librera General Victoriano Surez, Madrid, 1958). Junto al impagable conjunto de mapas e ilustraciones y a la reproduccin del catecismo "Doctrina Christiana en letra y lengua Chinas", impreso en Manila en 1593, entre otros, se recoge la referencia a Juan Cobo que, segn la hiptesis de Sanz, implica que no fue la obra de Mateo Ricci la primera en dar a conocer el mundo occidental a los chinos. No hemos podido consultar an la elogiada obra de LACH, D. F. Asia in the Making of Europe, 2 vols. University of Chicago Press, Chicago, 1965, 1970. No hay que pasar por alto las precisiones sobre el "despotismo" y sobre los estudiosos del XVIII de ANDERSON, Perry. El Estado absolutista, Siglo XXI, Madrid, 1979, pp. 477 y ss. Igualmente para la
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Las caractersticas que el baron de La Brde encuentra en el despotismo oriental son: 1) una sola persona concentra el poder pero abandona su ejercicio en un visir; 2) el poder de la religin y el peso de las costumbres suplen la ausencia de leyes; 3) el temor es el principio que sostiene el poder desptico; 4) igualdad dentro de una situacin de esclavitud generalizada; 5) el prncipe es el propietario de todas las tierras; 6) el sometimiento al dspota es propio de los grandes imperios; 7) la base de su seguridad es el aislamiento; 8) el Estado desptico exige poco tributo; finalmente, el clima es el factor que determina toda la estructura sociopoltica del despotismo, siendo el clima clido el determinante. El tono laudatorio del habla sobre China es abundante ya desde finales del XVII. Tanto Leibnitz como Voltaire tomaron como base la informacin facilitada por los jesuitas tomando cuenta del retraso tecnolgico y cientfico de los chinos, pero admirandolos como modelo para iniciarnos en la filosofa prctica y en la manera correcta de vivir. Como se sabe, Voltaire es el caso ms claro de filosinismo hallando en l un cuadro detallado de las esperanzas e ilusiomes de la Ilustracin que tenian como fondo a China. Todo en un juego de mostracin/ocultamiento del imaginario ilustrado al contemplarse en el espejo chino. Los "Anales Chinos" (nunca puestos bajo sospecha quiz por estar escritos en un estilo conciso y con gran realismo) asombraban tanto por la poca remota que registraba como por la ausencia de fabulacin mitolgica como era habitual en los orgenes civilizatorios europeos. Los chinos a diferencia de otros pueblos habran escrito su historia "con la pluma y el astrolabio". Aadamos a esto otra creencia errnea: la unidad y continuidad del Imperio Chino desde la antigedad. Como consecuencia Voltaire se opone a Montesquieu en cuanto al despotismo del gobierno chino. Y sobre todo las excelencias del gobierno y la moralidad confuciana no tenian su apoyo en la religin-supersticin, con la diferenciacin volteriana entre lite y pueblo. El retraso cientfico ya es un molesto enigma sin resolver87. Adam Smith en su Tratado sobre la riqueza de las naciones seala ya tres rasgos importantes: el relieve del sistema de irrigacin, la existencia de una renta territorial, y el aislacionismo econmico
imagen occidental de China, por ejemplo, FRANKE, Herbert. y TRAUZETTEL, Rolf. El imperio chino, Siglo XXI, Madrid, 1980 (3 edicin), pp. 285 y ss. Cfr. asmismo NAVILLE, Pierre. La Chine future, Les Editions de Minuit, Pars, 1952 y DAWSON, Raymond, El Camalen Chino, Alianza, Madrid, 1970. Y, por supuesto, la obra inevitable de SAID, Edward. W. Orientalismo, Ed. Libertarias, Madrid, 1990. Finalmente, para una actualizada comparacin civilizatoria y generalidades climticas, geogrficas, energticas y epidemiolgicas, ver JONES, El milagro europeo, Alianza, Madrid, 1990, pp. 45 y ss.
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Cfr. El espritu de las leyes, Ed. Tecnos, Madrid, 1967, prologada por Tierno Galvn. (Sobre todo, II, III, V, VIII,IX, XIII y XIV). Que en realidad a quienes se estaba dirigiendo Montesquieu era a los libertinos es una cuestin que slo podemos dejarla anotada. Para una visin general STAROBINSKI, Jean. Montesquieu, FCE, Mxico, 1989. ALTHUSSER, Louis. Montesquieu: la poltica y la historia, Ariel, Barcelona, 1974. Y por supuesto la obra de referencia GROSRICHARD, Alain. Estructura del harem. La ficcin del despotismo asitico en el Occidente clsico, Ed. Petrel, Barcelona, 1981. Aunque hay versin espaola en Tecnos conviene consultar la edicin francesa de LA BOETIE, tienne. Le discours de la servitude volontaire (d. Payot, Pars, (fvrier) 1993) tanto por la presentacin de Miguel ABENSOUR como por los distintos prefacios y las contribuciones de Pierre CLASTRES o Claude LEFORT. Tambin los captulos X y XI de BOBBIO, N. La teora de las formas de gobierno en la historia del pensamiento poltico. FCE. Mxico. 1987 (1 edic.). Para una magnfica sntesis de ese imaginario, PEREZ ARROYO, Joaqun. La sinologa de Lorenzo Hervs. Un estudio de la descripcin y conocimiento de China en las obras de un jesuita ilustrado. Memoria de licenciatura, Madrid, 1971.(Revisin de 1994)
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de China. Con J.S. Mill aparecen las expresiones sociedad "oriental" o "asitica"; y, finalmente, la obra de Richard Jones88 ser una fuente cercana a Marx que ste cita en El Capital. Hegel no olvidar Oriente en el devenir de la historia universal del espritu humano. Siendo Asia la cuna milenaria del despotismo ("como en China reina la igualdad, pero no la libertad, el despotismo es la forma de gobierno necesaria"), lo que ha sorprendido a los europeos en China es "que este gran pas se halla bajo un gobierno sumamente bien ordenado, justo, suave, sabio y viviente hasta en las nfimas ramas de la administracin"89. Hegel repite la visin paternalista que ya aparece en Herder: el emperador es una especie de patriarca que ejerce sus derechos del mismo modo que un padre para con los hijos90. "No hay en China aristocracia de sangre, ni feudalismo, ni se depende de la riqueza, como en Inglaterra sino que el poder supremo es ejercido ntegra y puramente por el monarca"91. En la India, por el contrario "puede decirse que la vida poltica es un despotismo sin ningn principio, sin regla moral ni religiosa... el peor y ms arbitrario y ms deshonroso despotismo tiene, por tanto, su sede en la India"92. Toda esta parte de la filosofa de la historia tanto de Hegel como de sus epgonos, ser objeto de una divertida burla por parte de Marx y Engels en La ideologa alemana (hay acaso una obra donde la gaya ciencia en sentido nietzscheano se pueda contemplar mejor?). Recordemos que, para Hegel, el negro representa el hombre "natural", con su "falta de coaccin". Como el nio, el negro "tiene unos pensamientos, pero no el pensamiento" (resume Marx a Hegel) pues l ignora a "Dios y la ley" en los que el hombre percibe su "esencia". Si el Africa es el pas de la "infancia de la historia", China es el pas en que la humanidad entra verdaderamente en el movimiento de la historia (del Espritu)93. Pero lo que nos interesa es seguir mnimamente la sinuosa trayectoria del concepto en el marxismo, desde que aparece de una manera ya ms sistemtica a partir de 1853, aunque existan
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Textbook of lectures on the Political Economy of Nations, Londres, 1852. Marx tena en alta estima a Jones y llega a escribir de l en las Teoras sobre la plusvala (Ed. Cartago, Buenos Aires, 1975, tomo 3, p.355): "Por otro lado, Jones demuestra que precisamente..." [es extrao que ambos {al otro al que se refiere Marx es Ramsay} fueran sacerdotes de la Iglesia Establecida. Los ministros de la Iglesia Anglicana parecen pensar ms que sus hermanos continentales]. DUSSEL, Enrique, en Hacia un Marx desconocido (Ed. Siglo XXI, Mxico, 1988) hace referencia a la opinin favorable de Marx (pp. 252-253). Permitindonos una nota erudita aunque da como bueno que los dos fueran curas, la nota 122 de la p. 523 de la edicin de Cartago indica que el nico que era sacerdote era Jones. HEGEL, G.W.F. Lecciones sobre la filosofa de la historia universal, Ed. Rev. Occidente, 4 edicin, 1974, pp. 222 y 238. Pero normalmente, al parafrasear a Hegel (caso por ejemplo de Sofri), se olvidan las precisiones que Hegel aade inmediatamente:"No se trata, sin embargo, de un gobierno paternal como el de los jefes de clanes, sino de un gobierno poltico perfecto; pero de tal ndole, que el emperador tiene los derechos de un padre, aunque no los ejerce al modo de un padre, moralmente, sino gubernativamente. Cabe decir que es el padre y la madre del imperio" (op. cit. p. 232). Op. cit. id. Id, p. 290. La ideologa alemana, Ed. Grijalbo, Barcelona 1970, pp. 142 y ss y 185 y ss. En p.193 Marx parafrasea a Hegel. En esta parfrasis burlona no slo se refieren a Hegel, sino sobre todo a Max Stirner. La primera referencia importante al despotismo asitico en Marx se encuentra en la Crtica de la filosofa del Estado de Hegel, Ed. Grijalbo, Mxico, 1968, p.44.
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alusiones anteriores en otros escritos de Marx que dejan en penumbra ms que aclaran su visin de la sociedad "asitica"94.
El 2 de junio de 1853, en los aos en que Marx soportaba la espantosa miseria del Soho, escribe a Engels por vez primera sobre las sociedades orientales y, despus de transcribirle largos prrafos de la obra de Bernier Voyages contenant la description des tats du Grand Mogol95, aade: "Bernier trova a ragione la forma fondamentale di tutti i fenomeni dell'Oriente -lui parla della Turchia, della Persia, dell'Indostan- nel fatto che non vi esisteva nessuna propriet privata del suolo. Questa la vera clef anche del cielo orientale"96. La preocupacin de los fundadores del MH por esta cuestin aparecer intermitentemente: en los ocho artculos para el New York Daily Tribune, en la Contribucin del 59, en el Capital (sobre todo en el libro primero y en el tercero), en el Anti-Dhring, y en las cartas entre ellos y con otros interlocutores, adquiriendo un especial relieve la "correspondencia rusa". Sin embargo, Engels, en El origen de la familia la propiedad privada y el Estado97, borra de los modos de produccin el asitico, fijando as un nudo polmico central. Por supuesto quedaba mucho para que se desenterraran los Grundrisse y, por tanto, las Formaciones.... El problema del "asiatismo" se prolongar en las discusiones de la II Internacional con diversos matices, en primer lugar al tratar el fenmeno del colonialismo y de la situacin de los pueblos atrasados, y en segundo lugar y como consecuencia del impacto de la revolucin rusa de 1905, al tratar un tema recurrente: si la socialdemocracia alemana deba de utilizar la misma huelga de masas que haba experimentado el proletariado ruso en su lucha contra el zarismo98.
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Esto se puede buscar en la exposicin que hace en su estudio Gianni SOFRI, El modo de produccin asitico,Ed. Pennsula, Barcelona, 1971. Anteriormente H. CARRRE D'ENCAUSE- S. SCHRAM publicaron en 1965 Le marxisme et l'Asie (1853-1964), Ed. Armand Colin, Pars, 1965. Fuente tambin de Montesquieu (cfr. ANDERSON, op.cit., Introduccin). MARX-ENGELS. Carteggio, Ed. Riuniti, Roma, 1972,vol II, pp. 210-214, (n 258). Utilizamos la versin italiana de la correspondencia entre Marx y Engels porque, que sepamos, en espaol no existe una edicin completa de la misma. Las diversas antologas que hay son para nuestro objeto claramente insuficientes. Incluso el conjunto de extractos de cartas que aparecen en la obra fundamental compilada por BARTRA, Roger. El modo de produccin asitico. Problemas de la historia de los pases coloniales (Ed. Era, Mxico, 3 edicin, 1975, pp. 4978), con ser utilsima deja fuera el interesante contexto de las cartas. Mucho ms completa es la seleccin de textos que aparece en el libro de GODELIER, Maurice. Sobre el modo de produccin asitico, Ed. Martnez Roca, Barcelona, 1969. Ver nuestra apreciaciacin mas adelante en cap. IV. y notas 32 y ss. La referencia completa de Bernier es Voyages contenant la description des Etats du Grand Mogol, de l'Hindoustan, du Royaume de Cachemire, etc. Amsterdam, 1710. Cf. edit. 1830, Pars. Diversas editoriales; por ejemplo, Ed. Fundamentos, Barcelona, varias ediciones, o en MARX, K. ENGELS, F. Obras escogidas 2, Ed. Akal, Madrid, 1975, pp. 177-345. Una serie de hechos haban causado impresin en el movimiento socialista internacional al reparar en los acontecimientos rusos de 1905-1906: 1)la impresionante energa de la clase obrera rusa, 2) la aparicin y
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Dos maneras de enfocar estas cuestiones, es decir, de calibrar la influencia de la revolucin rusa en Occidente, o lo que es lo mismo, la influencia de Oriente sobre Occidente, se arrastran y aparecen con claridad en los congresos de la II Internacional culminando en el de Stuttgart con el enfrentamiento Bernstein/Kautsky99. Pero no slo ah sino en las mltiples discusiones que vivi la socialdemocracia en esos aos de floreciente creacin terica. En las de Henriette Roland-Holst y Rosa Luxemburgo con Eduard David, el dirigente sindical Mller y Bernstein, Bebel por medio; de Kautsky con Kelles-Krauz y Werner Sombart, y finalmente las audaces previsiones de Parvus y Trotski, etc100. En la socialdemocracia rusa ya se haba delineado la polmica Lenin/Plejnov con el programa agrario del partido como objeto y, como fondo, las posibilidades revolucionarias en las condiciones de un pas que, como Rusia, arrastraba an las formas del despotismo y del "estancamiento" asiticos. Lo que preocupaba fundamentalmente a Lenin en la posicin de Plejnov (y del menchevismo) era el carcter errneo de toda su lnea tctica durante la revolucin de 1905, al no comprender las particularidades de la revolucin burguesa como revolucin campesina y la naturaleza contrarrevolucionaria de la burguesa rusa. Si en 1903 el punto primero de los estatutos haba concentrado la separacin bolchevismo/menchevismo, en 1906, en el Congreso de Estocolmo (del 23 de abril al 8 de mayo), ser la propuesta de Lenin de incluir en el programa del partido la nacionalizacin de la tierra, bajo ciertas condiciones polticas, junto a la confiscacin de la misma, lo que le enfrentar a Plejanov y a los mencheviques, que defendan la "municipalizacin"101 manteniendo la divisin pese al acuerdo formal de unidad. La clave de la original (en palabras de Lenin) defensa de Plejnov de la "municipalizacin" radicaba en la garanta contra la restauracin. Si la nacionalizacin de la tierra -segn Plejnovhaba sido el fundamento econmico de la Rusia moscovita, era necesario rechazar la poltica propuesta por Lenin porque llevaba dentro de s un peligroso germen de "restauracin asitica". Era
popularidad de los soviets, 3)la efervescencia del movimiento campesino, 4)la debilidad de la burguesa liberal, 5) la decisin de la socialdemocracia rusa.
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Cfr. SOFRI, Gianni. op. cit. pp. 85 y ss.; COLE, G.D.H. Historia del pensamiento socialista. Tomo III. La segunda internacional 1889-1914, FCE, Mxico, 1975, (3 reimpresin), captulos V y VI. Lenin, que estuvo presente en el congreso, escribi dos textos publicados en Octubre de 1907 (en OC, tomo XIII, ed. cit, pp. 68-87). El Congreso de Stuttgart fue el sptimo desde la fundacin de la II Internacional en 1889 en Pars, y se celebr de 18 al 24 de agosto de 1907. Los anteriores se celebraron en Bruselas (1891), Zrich (1893), Londres (1896), Pars de nuevo (1900) y Amsterdam (1904). A estos hay que sumar los cinco de la I Internacional. Resmenes de los Congresos de Amsterdam y Stuttgart en CARRERE D'ENCAUSE y SCHRAM, Stuart, op.cit., pp. 156-172. Las observaciones tericas e histricas en pp. 25 y ss. Una exposicin ordenada de todo este entramado en SALVADORI, Massimo L. La socialdemocracia alemana y la revolucin rusa de 1905, en VV.AA. Historia del marxismo, op. cit. pp. 277-341. Asmismo, COLE, G.D.H. op. cit. captulo X. Conviene recordar que esos fueron los aos "rojos" de Kautsky. Habr que estudiar la tesis de Parvus-Trotski sobre el Estado ruso como un injerto de despotismo asitico y absolutismo europeo sostenida en una fecha tan temprana como 1904 en las pgs de Iskra. Cfr. DEUTSCHER, I. El profeta armado, Era, Mxico, 1973 (3 edicin), p. 107. Municipalizacin o "zemstvolizacin" significaba la entrega de las tierras de los terratenientes (de los grandes propietarios privados) a los zemstvos (rganos de la administracin autnoma local implantada en las provincias centrales de la Rusia zarista en 1864 con limitadas atribuciones y sometidos a control) o a los organismos autnomos locales. Las tierras de los pequeos propietarios y los nadiel (tierras parcelarias entregadas a los campesinos en usufructo despus de la abolicin de la servidumbre de 1861; eran de propiedad comunal y no se podan vender) quedaran en propiedad de los mismos. Las grandes fincas seran "enajenadas" y pasaran a ser propiedad de los organismos autnomos locales organizados en forma democrtica.
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necesario recordar la historia de Francia, o de Inglaterra, donde al vasto mpetu revolucionario sigui la restauracin. Es entonces cuando se suele citar este fragmento del Informe sobre el Congreso de unificacin del POSDR: "En efecto: puesto que en la Rus de Mosc existi (o bien, si en la Rus de Mosc existi) la nacionalizacin de la tierra, su base econmica no pudo ser sino el modo asitico de produccin. Pero el caso es que en Rusia se afirm a partir de la segunda mitad del siglo XIX, y en el siglo XX se transform ya incuestionablemente en lo predominante, el modo capitalista de produccin. Qu queda, pues, del argumento de Plejnov? Ha confundido una nacionalizacin basada en el modo asitico de produccin con una nacionalizacin basada en el modo capitalista de produccin"102. La larga preocupacin de Plejnov sobre si Rusia perteneca a Oriente u Occidente, anterior a esta polmica con Lenin, se prolonga de una manera sistemtica en su magnum opus histrica, La historia del pensamiento social ruso con ms de siete volmenes en su proyecto final, de los que slo pudo acabar los tres primeros, empezada en 1909 y dejada inconclusa a su muerte en 1918. Segn S. H. Baron "a pesar de sus defectos, sigue siendo una de las sntesis ms sobresalientes de la historia rusa ... Sin duda, el nfasis puesto en sealar sus afinidades con las sociedades orientales es convincente. Hace inteligibles muchos puntos de la historia rusa que de otro modo quedaran confusos"103. De nuevo aparecer el concepto posteriormente, esta vez en la polmica de Lenin con Rosa Luxemburgo. Ahora el objeto que lo suscita ser el problema de la autodeterminacin104.
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En OC tomo X, ed. Akal, Madrid, 1976, p. 330. Como sabemos, la cuestin agraria es uno de los ncleos tericos de preocupacin constante de Lenin, pero hay momentos de una agudizacin particular. En los tomos X a XIII inclusives encontramos la prueba de ello. En el tomo X, junto al Informe... que acabamos de citar, se encuentran, entre otros, textos de la importancia de la Revisin del programa agrario del partido obrero (pp. 167-197). En l, Lenin hace una referencia de nuevo a Plejnov y a su oposicin a la nacionalizacin, que considera una idea campesina de la tierra reaccionaria por su origen haciendo notar el paralelismo con el reformador chino del siglo XI Wang Anshi (cfr. pp. 182-183). Y tambin en el tomo X, Congreso de unificacin del POSDR (pp. 279-307). En el tomo XI, Mencheviques eseristas (pp. 202-212). La socialdemocracia y los acuerdos electorales (pp. 289-313). A quin se debe elegir para la Duma del Estado, pp. 351-357. El proletariado y su aliado en la revolucin rusa (pp. 394-405). Prlogo a la traduccin al ruso del folleto de K.Kautsky,Las fuerzas motrices y las perspectivas de la revolucin rusa (pp. 447-453). En el tomo XII,Proyecto de discurso sobre el programa agrario en la II Duma (pp. 256-285), Fuerza o debilidad de la revolucin rusa (pp. 333-340). En el XIII se encuentran La cuestin agraria y los "crticos de Marx", pp. 165-216, y el fundamental El programa agrario de la socialdemocracia en la primera revolucin rusa de 1905-1907 (pp. 217-434). El estudio de la correspondencia Marx-Engels por parte de Lenin confirma que no se trataba de una cuestin pasajera. Cfr. Acotaciones a la correspondencia entre Marx y Engels (1844-1883), Coedicin Pueblos Unidos (Montevideo) y Grijalbo (Barcelona), 1976, pp. 33, 44-45, 69, 79, 84, 99-100, 272, 415, 419. Como es sabido, Plejnov recibi un duro golpe cuando solicit la opinin de Kautsky y otros dirigentes internacionalistas sobre el carcter de la revolucin rusa, y la contestacin de aqul fue favorable a Lenin. Vase GETZLER, Israel. Georgi V. Plejnov: el fracaso de la ortodoxia, pp. 112-114. Para Rus, ver POKROVSKI, pp. 20-31. Plejanov. El padre del marxismo ruso, Ed. Siglo XXI, 1 edicin, 1976, p. 404; cfr. 353 y ss, 389 y ss. En VV.AA. Historia del marxismo (5). El marxismo en la poca de la segunda internacional (3)., Ed. Bruguera, Barcelona, 1 edicin, 1981; GETZLER, Israel, art.cit., pp. 85-125. STRADA, Vittorio. La polmica entre bolcheviques y mencheviques sobre la revolucin de 1905, pp. 127-201. COLE, G.D.H. op.cit.. Asimismo, la traduccin de la historia del marxismo de la editorial Feltrinelli, VV.AA. Historia del marxismo contemporneo (I). La socialdemocracia y la II Internacional, ed. Avance, Barcelona, 1976. La cuestin de la autodeterminacin nacional es otra de las preocupaciones centrales de Lenin que se acenta en los aos cercanos a la gran guerra de 1914. En los tomos XXI-XXIII de sus OC, concretamente de julio de 1913 a julio de 1916 aparece con una frecuencia constante. Es ah donde podemos encontrar textos como ste: "De todos es sabido que semejante rgimen estatal tiene una solidez muy grande cuando en la economa del pas correspondiente predominan rasgos absolutamente patriarcales, precapitalistas, y un desarrollo
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En los aos veinte, despus de la revolucin de Octubre, ser la situacin china la que propicie un empujn importante en el debate del estatuto del modo de produccin asitico en la teora marxista (otro tanto ocurrir en los aos sesenta cuando se produzca la ruptura chino-sovitica). Pero si hasta este momento no se haban producido restricciones en la investigacin, el panorama va a cambiar radicalmente porque la Internacional, desde que se desat la lucha contra el "trotskismo", sufrir el enrarecimiento de los anlisis. En cierto modo se divisa ya el porvenir cercano de la exclusin tambin terica. Con demasiada frecuencia se olvida el precedente de los debates en la Internacional Comunista que abordaron en el II Congreso (julio de 1920) un intento de formular una poltica sobre lo que fue conocido como la "cuestin colonial y nacional"; se nombr una comisin para que preparase un informe; el resultado es que aparecieron dos tesis, una de Lenin y otra del delegado hind M.N. Roy. Aunque haba un acuerdo general, determinados matices las distinguan. El punto que nos interesa recordar es que Roy sostena que el orden econmico prevaleciente en los territorios coloniales y semicoloniales era "precapitalista"105. En los debates de la Internacional para fijar la poltica de actuacin en China empezando por las relaciones con el Kuomintang, se dibujaron tres opciones: a) la de Trotski y sus seguidores, que sostenan que la revolucin china debera tener un marcado carcter anticapitalista; b) la de Varga y Madiar, que subrayaban la importancia que tena el modo de produccin asitico y el problema agrario y c) la de Stalin, indicando que la lucha del proletariado chino se diriga contra el imperialismo y los restos del feudalismo. El VI Congreso del PC chino neg la existencia del modo de produccin asitico en la China de aquella poca, ajustndose a la lnea aprobada por la Internacional. Podemos considerarlo como la anticipacin directa de lo que vendr despus. El dogmatismo estalinista delineaba lo que encontrar su sancin definitiva diez aos ms tarde. En este contexto aparecen las ideas de Wittfogel, quien, desde un enfoque ecolgico-cultural, tratar de explicar las peculiaridades de la sociedad china y de otras sociedades asiticas. Los sistemas que encontramos en China, India, Egipto, etc, se levantaban sobre las exigencias tecnolgicas del regado en gran escala y en otras formas de control del agua en regiones de escasa lluvia. Wittfogel las denominar "burocracias hidralicas". En un principio, su planteamiento pona de manifiesto la interaccin recproca entre la economa y el medio fsico para explicar fenmenos que haban desconcertado a Marx, y con el objetivo de potenciar la validez del materialismo histrico. Pero en el momento en que fueron expuestas (1929)106 chocarn ya con la rigidez que se estaba extendiendo en el pensamiento revolucionario de la Internacional. El rgido y seco finalismo histrico, que constituir una de las caractersticas bsicas de la concepcin estalinista, se est consolidando en este momento que coincide con la destruccin de la oposicin bujarinista en la URSS. Y la nocin marxista de modo de produccin asitico introduca en la evolucin sociopoltica
insignificante de la economa mercantil y de la diferenciacin de clases". LENIN, V.I. Sobre el derecho de las naciones a la autodeterminacin, en OC, tomo XXI, pp. 323-324.
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Es muy importante el examen de los debates en la Komintern, tanto en el Congreso de Bak en septiembre de 1920 a instancias del II Congreso, como el III, IV y V Congresos. Cfr. D'ENCAUSSE-SCHRAM, op.cit., pp. 227279 de la parte documental. Para la intervencin de Stalin y las polmicas siguientes, pp. 314 y ss. Asimismo CARR, E.H. La revolucin bolchevique (1917-1923), Ed. Alianza, Madrid, 1973, tomo 3, cap.26 "La revolucin en Asia", pp. 243-282. Wittfogel publicar en ese momento en la revista Unter dem Banner des Marxismus, Geopolitik, geographischer Materialismus und Marxismus. Cfr. las apreciaciones del propio Wittfogel sobre su trayectoria en esos aos en Despotismo Oriental, op. cit, pp. 22 y ss, y 451 y ss.
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un grado de divergencia que los partidos de la Internacional comunista no estaban dispuestos a aceptar. Se puede resumir as uno de los nudos esenciales de la controversia: el modo de produccin asitico, con su Estado burocrtico desptico y centralizado, era lo ms opuesto a la sociedad feudal europea. Si en el desarrollo evolutivo de las civilizaciones hidralicas no se poda dar el feudalismo, cmo podan llegar al capitalismo? Y sin el capitalismo, cmo se poda desarrollar el comunismo?107. A nuestro entender, la posicin de Trotski tiene un inters particular porque, independientemente de la validez poltica o no de algunos de sus anlisis en relacin a China o a otras cuestiones ms amplias, se opone decididamente a cualquier esquema finalista, y creemos que esto no ha sido subrayado suficientemente al confundirlo con un cierto economicismo que comparta en general con la Komintern an despus de la ruptura con aqulla108. Esas posiciones las encontramos expresadas renovadamente en su polmica con el historiador Pokrovsky y, por supuesto, en su Historia de la revolucin rusa, comenzada a redactar en Prinkipo en marzo de 1929 y finalizada en junio de 1932.
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En Sofri encontramos una serie de razones que a su entender explicaran el eclipse de la teora del modo de produccin asitico. Fundamentalmente: la "cuestin china", que cuadraba mal con la lnea poltica dominante en el Komintern, el rechazo de una idea "potencialmente reaccionaria" de una excepcionalidad de Asia en relacin al "normal" desarrollo histrico de la Humanidad (sic); el hecho de que algunos elementos de la teora del MPA pudiesen ser ledos desde las tesis trotskistas sobre la reconstruccin en la URSS de un nuevo grupo privilegiado; la esquematizacin impuesta por la "ortodoxia" triunfante, la supuesta connivencia de los "asiatistas" con el bogdanovismo sobre el surgimiento del Estado (op. cit. pp. 135 y ss). Nos referimos, en primer lugar, a la tesis de la suspensin definitiva del desarrollo de las fuerzas productivas bajo el imperialismo. Esto ha sido puesto de manifiesto, entre otros, por Poulantzas, pero hay que ir con cuidado porque ya en Resultados y perspectivas (Ed. Ruedo Ibrico, 1971, 2 tomos), y no olvidemos que data de 1906 escrito en la prisin preventiva de Petersburgo tras su detencin junto al Soviet en diciembre de 1905, podemos leer esto: "El proletariado crece y se fortalece con el crecimiento del capitalismo. En este sentido, el desarrollo del capitalismo es equivalente al desarrollo del proletariado hacia la dictadura. Pero el da y la hora en que el poder ha de pasar a manos de la clase obrera no dependen directamente de la situacin de las fuerzas productivas sino de las condiciones de la lucha de clases, de la situacin internacional y, finalmente, de una serie de elementos subjetivos: tradicin, iniciativa, disposicin para el combate. Es posible que el proletariado de un pas econmicamente atrasado llegue antes al poder que en un pas capitalista evolucionado" (op. cit. tomo 2, p.171). Digamos ms claramente, el economicismo no impide a Trotski tener una concepcin no fatalista del proceso revolucionario. Y, desde luego, aunque su desconocimiento de los Grundrisse es obvio, no se le escap un elemento esencial de la configuracin terica de Marx: el papel de las ciudades. Ver Resultados y ..., op. cit. tomo 2, p. 156.
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La teora del modo de produccin asitico ser condenada entre los aos 1930-1931. Primero, en la reunin de mayo de 1930 en Tiflis al ser discutida por un grupo de estudiosos del departamento transcaucasiano de la Sociedad de Historiadores Marxistas, todava en un ambiente relativamente sereno; y con dureza en febrero de 1931 en Leningrado, en la discusin promovida por iniciativa de la Asociacin de Orientalistas Marxistas. El fondo poltico principal segua siendo China, sin olvidar la lucha contra el trotskismo aunque se tratase de una polmica entre estudiosos. En Tiflis, Berin, defensor de la teora del MPA, fue atacado por otros participantes en la reunin como Bolotnikof o Cvibak. Los adversarios de la teora argumentaron que, como mucho, el MPA deba ser considerado como una variante oriental del "feudalismo", y que Berin se agarraba dogmticamente a la letra del pensamiento de Marx. En Leningrado, aqullos que defendan el MPA fueron confundidos con los trotskistas a pesar de la distancia que separa a las tesis de unos y otros. Los trotskistas consideraban que China haba ya, esencialmente, superado el estadio feudal y entrado en el capitalismo, mientras que Madiar y sus seguidores planteaban que China se encontraba todava en un estadio "asitico" no feudal. Pese a que hubo una serie de investigadores e historiadores que defendieron la posibilidad de comprender el desarrollo econmico del Antiguo Oriente en funcin del concepto de modo de produccin asitico, Godes, en la clausura, calific la teora como "objetivamente inexacta y polticamente daina" y se rechaz la posible aplicacin de aquella a la realidad contempornea china109.
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PECIRKA, Jan. Discussions sovietiques (en Recherches Internationales la lumire du marxisme, n 57-58, Pars 1967). SOFRI, Gianni, op. cit, pp. 127-138. GARUSHIANTS, Iu. M. Discusiones en torno al modo de produccin asitico (en BARTRA, R. op. cit. pp. 332-336). CHESNAUX, J. Perspectivas de investigacin (en BARTRA, R. op. cit. pp.106 y ss.). VARGA, E. El modo de produccin asitico (en BARTRA, R. op. cit. pp. 86 y ss.). Varga se detiene en un anlisis detallado de algunas de las obras de opositores a la teora del MPA, como es el caso de Dubrovski y de Iolki. Otra referencia a tener en cuenta es el trabajo de DIRLIK, Arif. Marxisme et histoire chinoise: la globalisation du discours historique et la question de l'hgmonie dans la rfrence marxiste l'histoire (en Extrme-Orient/Extrme Occident, Cahiers de recherches comparatives, n 9, PUV, 1986, pp.91-112), importante por diversos motivos: por describir eslabones de la sumisin de la historiografa china al cdigo narrativo europeo; por descubrir la existencia de importantes historiadores marxistas del Guomindang (caso de Tao Xisheng); y por la reflexin sobre la variacin de los esquemas del Marx "tardo" frente al "joven", en dilogo con las obras de Melotti y T. Shanin. En otro mbito, se pone de manifiesto esta distincin sin tanto ruido como en la "ruptura epistemolgica". Todo esto no impide nuestras reservas en relacin a la falta de sentido crtico sobre la constitucin de la "tradicin marxista" y sobre la funcin del concepto de modo de produccin.
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El destino terico del modo de produccin asitico qued sellado con la victoria y la extensin del estalinismo, siendo trgico el desenlace para muchos de sus defensores que desaparecern en las purgas de los aos 30. El modo de produccin asitico, generalmente y durante algunos aos, fue asimilado al feudalismo, hasta que entre 1938 y 1940 prevaleci la tesis sostenida por Kovaliov y Struve, de una variante de la sociedad esclavista caracterizada por la supervivencia de la sociedad patriarcal. Al mismo tiempo, como seala Sofri, "al convertirse en modelo la URSS, se acentuaba la exigencia de atribuir un carcter ejemplar incluso a la historia de Rusia, y de encontrar aqu las fases clsicas, esclavista y feudal: lo que ocurri puntualmente"110. Pero, incluso bajo esta lnea de sombra, la hiptesis del modo de produccin asitico logr subsistir. No slo a travs de las discusiones engendradas por la obra de Wittfogel, por la aparicin de la edicin de los Grundrisse (aunque las secciones dedicadas a las formas precapitalistas fuesen en principio ignoradas), sino por la labor silenciosa de indudables mentes abiertas dentro de algunos de los partidos comunistas occidentales111. Por ejemplo, Suret-Canale remonta a 1946 el planteamiento sobre la cuestin de cmo situar las sociedades del Africa Negra precolonial en una perspectiva marxista explicitando que: "la idea del carcter universal y obligatorio de la denominacin sucesiva de comunismo primitivo, esclavitud, feudalismo, en boga a la sazn en la literatura marxista, no facilitaba la investigacin. Esta concepcin haba sido vulgarizada e impuesta de una manera particularmente dogmtica por Stalin, quien, en su obra Materialismo Dialctico y materialismo histrico, expona esta denominacin sucesiva sin aportar ninguna justificacin lgica o histrica acerca de su necesidad". Y aade: "No hay que exagerar, sin embargo, su influencia. Por lo que respecta a nosotros siempre hemos tenido la conviccin -y el ms superficial estudio de las sociedades tradicionales africanas lo convierte inmediatamente en evidencia- de que este esquema no era aplicable al Africa tropical. Este punto de vista era tambin el de Raymond Barb, responsable entonces del trabajo del Partido Comunista francs en esta esfera y de todos los camaradas que trabajaban en estas cuestiones". Suret-Canale hace referencia a un trabajo "pionero" apoyado en la documentacin de las "recopilaciones jurdicas de la AOF": el de Maurice Bourjol. Todava en 1950, Guo Moruo habla de una "sociedad esclavista" de la antigua China que evoluciona hacia una "sociedad feudal"112.
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SOFRI, op.cit., p. 138. Cfr. igualmente, Iu, M. GARUSHIANTS. Discusiones en torno al modo de produccin asitico (en BARTRA, R. op. cit. pp. 334 y ss.). Retendremos en particular el estudio aparecido en el n 117 de La Pense en octubre de 1964 Les socits traditionelles en Afrique Tropicale et le concept de mode de productin asiatique de Jean Suret-Canale (en BARTRA, op. cit. pp. 186-211). La socit esclavagiste chinoise, en Recherches internationales la lumire du marxisme, n 2, mayo-junio, 1957.
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Es evidente el despegue de la discusin sobre el modo de produccin asitico, sobre todo a partir de los aos sesenta. Sofri dedica un captulo de su libro a repasar por pases las aportaciones ms significativas. Gran parte de esas publicaciones fueron apareciendo en Espaa en la dcada de los setenta dando a conocer nombres de la talla de Parain, Rodinson, Tkei, Pokora, Perry Anderson, Richard Bernstein, Marian Sawer, Shapiro, Umberto Melotti, Gouldner, etc. Mencionaremos especialmente a Hobsbawn, Bartra y Godelier, teniendo en cuenta que ellos han hecho las presentaciones ms difundidas de los textos de Marx sobre el modo de produccin asitico113. Es preciso indicar, por nuestra parte, en relacin a la discusin suscitada a propsito de la brevedad o no de la base textual sobre el MPA, Shapiro afirmndola y Melotti negndola, que lo que ms bien hay que considerar es el presupuesto de no aislar los textos especficos de Marx y Engels sobre el MPA de otros referentes a la comuna rusa y a la comunidad germnica. En este sentido nos parece acertado el planteamiento de Godelier cuando sostiene que "sera arbitrario separar el estudio de estas dos formas de comunidades"114. Otra cosa muy distinta es que la brevedad de la base textual le sirva a Gouldner, para introducir una pregunta esencial en la elucidacin de lo que denomina las anomalas del paradigma marxista primario; pero esto es algo que no podemos involucrar ahora en su complejidad115.
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Aunque no se dedica de un modo especial a dilucidar el modo de produccin asitico, es muy importante la introduccin de Hobsbawn a la primera edicin inglesa, aparecida en 1964, del manuscrito de Marx sobre las formaciones precapitalistas de los Grundrisse. Hay una edicin en espaol que ana el texto de Hobsbawn y la traduccin de Siglo XXI de los Elementos fundamentales para la crtica de la economa poltica: se trata de MARX, Karl.HOBSBAWN, Eric. Formaciones econmicas precapitalistas, Cuadernos Pasado y Presente, Crdoba, Tercera edicin marzo de 1974. (La primera edicin es de 1971). En la ed. Martnez Roca, Barcelona, 1969, apareci una amplsima seleccin de textos de Marx y Engels de 1853 a 1895, precedida por una larga introduccin de Maurice GODELIER, con una no muy clara referencia al original, pero que no puede ser otro que La notion de "mode de production asiatique" et les Schemas marxistes d'evolution des socits, Les Cahiers du Centre d'etudes et de recherches marxistes, Pars, 1965. Los textos se organizan en doce apartados. Por su parte el citado libro colectivo de Roger BARTRA contiene una coleccin de textos de Marx y Engels bajo cinco epgrafes: I. Introduccin, II. Las comunidades, III. El Estado, IV. El tributo, V. Colonialismo y modo de produccin asitico. Teora marxista de las sociedades precapitalistas, Ed. Laia, Barcelona, 1975, (2 edicin), p. 83. La diferencia se puede observar perfectamente comparando la seleccin de textos de Bartra con la de Godelier. En el caso de Bartra los textos se reducen especficamente al MPA ocupando las pginas 53 a 78, mientras que el enfoque de Godelier hace que su seleccin abarque de la pgina 71 a la 264. Piezas clave en todo este contexto es el descubrimiento por Marx de las obras de Maurer, Haxthausen, Kovalevski y Morgan, algo en lo que no vamos a entrar. Los dos marxismos, Ed. Alianza, Madrid, 1983, pp. 353 y ss. Insisto en que no quiero desviarme en problemas colaterales. Pero hay sntomas que sealan que la brevedad en el tratamiento de este objeto central de la teora marxista no debe confundirnos. Por ejemplo, no es llamativo que para dar contestacin a una carta de Vera Zasulich (16-II-1881), Marx empleara hasta cuatro borradores antes de contestar, por supuesto mucho ms concisamente? La Zasulich le interrogaba por el posible destino de la comuna rural rusa. La carta se la guardaron y no se public nunca ni en vida de Marx ni de Engels, carta que Plejnov silenci en su debate con Lenin. Para las vicisitudes de esta carta, GODELIER, M. op. cit. pp. 268-269; WALICKI, Andrzei. Socialismo ruso y populismo en Historia del marxismo, op. cit. pp. 45 y ss; BARON, S.H., op. cit., pp. 93 y ss. (aunque no hace hincapi en el "olvido"). Y desde luego, MARX, K. ENGELS, F. Escritos sobre Rusia. II. El porvenir de la comuna rural rusa, Cuadernos P/P, Mxico, 1980. Contiene, adems de los diferentes documentos relativos al tema, la introduccin de RIAZANOV, que relaciona los borradores preparatorios con la carta a la Zasulich, descubierta en 1923 por Nicolaievski en los archivos de Axelrod.
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Lo cierto es que desde los Grundrisse, que representan un avance respecto de los escritos sobre la India, hasta la carta a Vera Zasulich, de 1858 a 1881 la elaboracin terica marxista no deja de volver sobre el problema de la evolucin histrica desde las formas de organizacin basadas en el parentesco y la propiedad comn, a las sociedades de clases basadas en la propiedad privada. Prueba de ello son los cuadernos de lectura de Marx que, tras el impacto de Morgan, comienzan a mostrar de una manera patente la preocupacin por estudiar las investigaciones sobre instituciones primitivas y la prehistoria116. El retorno a Marx se har, pues, entendiendo que el modo de produccin asitico no es en modo alguno un captulo cerrado o abandonado por los fundadores del materialismo histrico, sino una problemtica que se iba ampliando aunque quedase truncada. Y que al leer hoy los "fragmentos" o las obras acabadas como El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, todo aqullo que ha quedado caduco no invalida el camino emprendido117.
Como no pretendemos un seguimiento detallado de los problemas que suscita este concepto en la actualidad, sino plasmar cmo la suposicin de Wittfogel118 no era una respuesta adecuada a las caractersticas de las sociedades del socialismo real, nos detendremos previamente en dos asuntos: uno, un mapa general de lo que significa hablar del MPA; otro, aquellos elementos que causan una friccin evidente con problemas como la evolucin histrica y la periodizacin de la misma. Una caracterizacin suficiente del MPA segn el esquema de Marx, debe contener el estudio de un conjunto de cuestiones: 1) rasgos productivos de la comunidad rural o aldeana, 2) funcin y
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KRADER, Lawrence. Apuntes etnolgicos de K. Marx, Ed. Siglo XXI, Coedicin con Editorial Pablo Iglesias, Madrid, 1988. En Godelier encontramos una evaluacin crtica de los elementos ms relevantes que las investigaciones posteriores han invalidado, empezando por el propio Morgan. As, en relacin a la India: el "estancamiento", el supuesto de las grandes obras como pre-requisito de la agricultura de las comunidades, o la existencia de gobiernos centrales poderosos; la precesin de la economa pastoral nmada sobre la agricultura, la naturaleza y las causas de la evolucin de las relaciones de parentesco en las sociedades primitivas, la propia nocin de "despotismo oriental", etc. (Cfr. op. cit. pp. 40 y ss, 56, 112 y ss, 120 y ss, 150 y ss.). Quiero dejar constancia de que tuve la ocasin de discutir los problemas de la evolucin histrica china tanto en mi perodo de docencia en la Universidad de Pekn como en Granada. El profesor Zhao Zhenjiang (responsable de la edicin espaola del clsico de la literatura china CAO XUEQIN, GAO E. Sueo en el pabelln rojo, Edicin de la Universidad de Granada y Ediciones en Lenguas Extranjeras de Pekn, Granada, 1988, tomo I y II), tuvo la amabilidad de reflejar los aspectos del debate y mis posiciones en el nmero extraordinario dedicado a China de la Revista Postdata, n 6, Consejera de Cultura de la Universidad de Murcia, p. 35. Un botn de muestra: en MASPERO, Henri y BALAZS Etienne, Histoire et Institutions de la Chine Ancienne (PUF, Pars, 1967, pp. 44 y ss.), se constata cmo ya, a partir de la dinasta Han (202 a.C.) "... les taxes institues sous l'Empereur Wou des Han (141-87) portaient presque exclusivement sur les commerants, et l'tablissement des monopoles du fer, du sel et des transports tua les entreprises prives. (...) Les Lettrs luttaient tenacement contre la formation d'une classe de commerants et d'industriels riches (...). En una anotacin de 16.2.43. se encuentra esta descripcin de BRECHT que transcribimos: "W. tiene la calentura y el trauma del trovador decepcionado". En Diario de trabajo, II (1942-1944), Ed. Nueva Visin, Buenos Aires, 1977, p. 222
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relacin del Estado con las comunidades rurales. Estas dos primeras cuestiones engloban otras dos fundamentales: 3) la elucidacin del problema propiedad/posesin de la tierra y los antagonismos especficos de clase generados, 4) papel que desempea la vida urbana. Las sociedades del MPA representan un estado de equilibrio entre dos estructuras. Por un lado, una estructura arcaica, la de las comunidades ligadas por lazos de parentesco -reales o ficticios poco importa-, y por otro, una estructura de clase que superpone a estas comunidades una categora de individuos que, ocupando la representacin de la unidad, extraen de estas comunidades una parte de su produccin bajo la forma de un tributo. Las sociedades del MPA se basan no en la fusin sino en la articulacin de dos estructuras en una unidad contradictoria. Es a partir del caso de la India cuando Marx realiza la primera tentativa de formular el modelo terico de estas comunidades. Estas comunidades se basan en relaciones fundadas predominantemente a partir del parentesco; la divisin del trabajo es dbil; siendo esencialmente agrcolas, se agrupan en poblaciones que poseen colectivamente la tierra; la produccin se destina al autoconsumo siendo repartida inmediatamente sin adoptar la forma mercanca; solamente el excedente servir en especie o en moneda como pago del impuesto. El intercambio, constreido ya por la manera de producir, es muy reducido porque la aldea produce igualmente los bienes necesarios gracias a un artesanado sostenido por la misma comunidad, cuando no se desarrolla dentro de las mismas familias. As por ejemplo: "Aquellas antiqusimas y pequeas comunidades indias, que en parte todava subsisten, basndose en la posesin colectiva del suelo, en una combinacin directa de agricultura y trabajo manual y en una divisin fija del trabajo, que, al crear nuevas comunidades serva de plano y de plan"119. Sin embargo, estas colectividades aldeanas se encuentran establecidas en zonas a veces ridas y en muchas ocasiones semidesrticas. La agricultura slo es posible con la ayuda de una irrigacin artificial que supone la construccin de canales y de numerosas obras hidralicas que entraa la necesidad de una vigilancia de los trabajos y la constitucin de un cuerpo centralizado y organizado. Es esta necesidad la que habra suscitado la intervencin de un poder situado "por encima" de estas comunidades, forma original de un Estado centralizado. Esta segunda estructura que interviene, la casta burocrtica, muestra, al revs de lo que se puede observar en el feudalismo y sobre todo en el modo de produccin capitalista, una categora social que, por la funcin desempeada, se constituye en "seoro" de las comunidades aldeanas sin tener el menor ttulo de propiedad sobre la tierra o sobre los bienes de las mismas. Constituyndose en "pura burocracia", en poder en relacin a la funcin que desempean, pueden arrebatar un tributo de estas colectividades convirtindose en una clase social explotadora que adopta maneras de organizacin de casta extremadamente rgida y de un acceso muy dificultoso; al adquirir un esquema a la vez jerarquizado y centralizado, muestra resonancias del tipo de una organizacin militar; poseyendo el monopolio del trabajo intelectual y de la organizacin administrativa, refuerza su
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Ed. FCE, Mxico, 1973, (8 reimpresin), p. 290. Las referencias ms importantes en el libro I de El Capital se encuentran al final de los cap. I y XI, en el XII y en el XIV.La "modelizacin" ms destacada del MPA ha sido elaborada por Senger DIVITIOGLU. Cfr. Modelos econmicos a partir del modo de produccin asitico (en BARTRA, R. op. cit., pp. 157-172). El escrito apareci originalmente en Estambul en 1966. A nosotros nos interesa particularmente lo que Divitioglu llama modo de produccin asitico "renovado". Lo veremos inmediatamente. Una til caracterizacin del Estado del MPA se encuentra en MIAILLE, Michel. L' Etat du droit, Presses Universitaires de Grenoble/ F. Maspero, Grenoble, 1978.
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legitimidad y su perpetuacin dominante. Esta clase burocrtica detenta el poder poltico incluso si este se encarna en un personaje con los atuendos de la divinidad. En tercer lugar, el Estado del despotismo oriental, junto a los rasgos descritos en muchos lugares (capricho, crueldad, arbitrariedad, etc., y en este sentido no se puede olvidar a Montesquieu), presenta, frente a la monarqua absoluta europea, la ausencia de una fuerza social o de cualquier rgano que ejerza un control sobre el poder central. Tambin se diferencia del feudalismo, en el que la cadena de homenajes vasallticos da a la nobleza un contrapeso que reequilibra el poder de la realeza. Pero este absolutismo no es ms que el efecto visible de un poder cuyo carcter esencial es de naturaleza burocrtica. El objeto y la tareas que desempea al organizar la irrigacin artificial marcan la especializacin, la administracin, la seleccin de competencias, la jerarquizacin, un verdadero orden del saber, en suma, que ofrece un aspecto de modernidad: seleccin por concurso, jerarqua y disciplina fundadas en la competencia y no en la riqueza. Las funciones de esta burocracia ocultan su naturaleza de clase120. Resumiendo con Godelier: "la esencia misma del modo de produccin asitico es la existencia combinada de comunidades primitivas donde reina la posesin comn del suelo y organizadas, parcialmente todava, sobre la base de relaciones de parentesco, y de un poder de Estado que expresa la unidad real o imaginaria de estas comunidades, controla el uso de los recursos econmicos esenciales y se apropia directamente de una parte del trabajo y de la produccin de las comunidades que l domina"121. La revisin de la obra de Wittfogel nos mostr el acierto de Godelier al separar la concepcin de Marx sobre el modo de produccin asitico del arranque histrico de aqul: "Para este ltimo el modo de produccin asitico nace de las sociedades hidralicas. Cuando existe en sociedades no hidrulicas, debe haber sido copiado o impuesto por una sociedad hidralica. La tesis de Marx y de Engels es muy otra. Los grandes trabajos productivos (hidralicos u otros) e improductivos no son ms que una de las bases posibles de la aparicin de un poder de Estado que domina sobre las comunidades primitivas y, en la mayora de los casos, siguen esta aparicin, pero no la preceden"122. De los caracteres del modo de produccin asitico, del conjunto de elementos que podemos discernir en l, retenemos cuatro fundamentales (dos a dos): 1) El Estado del modo de produccin asitico juega un papel preponderante en la infraestructura econmica; 2) la clase dominante no se define por la propiedad privada de los medios de produccin; 3) la poltica ejerca un papel de mando
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Dejemos anotada otra cuestin que nos preocupa por su relevancia. Uno de los lugares privilegiados donde Marx anticipa las lecturas "infraestructurales", esto es, economicistas (que sern las dominantes) de su obra, es precisamente en estos escritos sobre el MPA. Por ejemplo, en la carta a Engels de 2 de junio de 1853. "... en cuanto a la religin, el problema se reduce a ste otro, general y por lo tanto de fcil respuesta: por qu parece la historia de Oriente una historia de las religiones?" (en GODELIER, E. Martnez Roca, op. cit. p. 72). Fcil? Era el optimismo marxiano de los primeros aos de emigracin inglesa. Casi treinta aos ms tarde pondr en guardia contra los malentendidos de su teora (cfr. carta de 8 de marzo de 1881, a Vera Zaslich, id. p. 171). Una formulacin precisa de la problemtica sera esta proposicin de Le GOFF: "un obstculo ideolgico puede trabar y retardar el desarrollo de un nuevo sistema econmico" (en La Bolsa y la Vida, Gedisa, Barcelona, 1987, p. 100). Teora marxista..., op. cit. p. 149. Op. cit. pp. 148-149.
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sobre la economa; 4) no hay espacio disponible para que pueda vivir una "sociedad civil" fuera de los "mrgenes" del Estado123. Sobre el papel, si consideramos como estructurantes estos elementos, es posible dejarse deslizar por la sugestin de que son al mismo tiempo los componentes claros del socialismo real. A partir de aqu el juego de analogas es tan tentador como falaz si simplemente le damos la espalda a la historia. Es lo que hizo Wittfogel124. Chesnaux describe as la impostura: "Wittfogel presenta una caricatura apenas reconocible del modo de produccin asitico; en esta obra (se refiere a Oriental Despotism) ya no se encuentra nada de lo que Marx planteaba, o sea, un modo social de produccin, un principio de las relaciones sociales en sus conexiones con las exigencias de la produccin a un nivel dado del desarrollo de las fuerzas productivas. Segn Wittfogel, la sociedad asitica se transforma en una especie de frmula mgica, en una sociedad hidralica a partir de la cual el autor [...] en nombre de un determinismo geogrfico elemental, (acusa al socialismo) de no ser ms que una reencarnacin de los despotismos asiticos de antao"125. Pero, asombrosamente, lo que no se seala es que, despus de la larga disquisicin de Wittfogel a travs de todo tipo de sociedades (incas, Egipto faranico, provincias de China, Sumer, etc.) y del amplio seguimiento que hace a la "traicin" del marxismo al modo de produccin asitico (subrayando incluso el temor del ltimo Lenin a una restauracin del despotismo oriental -lo que no le impeda en el captulo V, dedicado al "Terror total", incluir a Lenin junto a los gobernantes de Hawai, los faraones o los incas), cuando plantea por fin la fatdica pregunta: restauracin asitica en Rusia?126, Wittfogel concluye: "Tampoco hubo una restauracin asitica"127.
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Cfr. las observaciones de CAPELLA sobre la transparencia u opacidad de los modos de produccin precapitalistas en Los ciudadanos siervos, Ed. Trotta, Madrid, 1993, pp. 169-170. As: "Los sistemas llamados asiticos o tributarios parecen an menos transparentes, ya que las clases dominantes participaban en la produccin dirigindola, o aportando medios necesarios para ella -desde conocimientos hasta obras hidrulicas-. Nunca es fcil distinguir las formas econmica y extraeconmica de la coercin genrica que se ejerce sobre las poblaciones." (p. 169). Otras reflexiones a considerar en MOORE, Barrington Los orgenes sociales de la dictadura y la democracia, Ed. Pennsula, Barcelona, 1991, 3 ed, pp. 141 y ss.; igualmente SKOCPOL, Theda Los Estados y las Revoluciones sociales, FCE, Mxico, 1984, pp. 76-82, 116 y ss., 239 y ss. Op. cit. No olvidemos su subttulo: Estudio comparativo del poder totalitario. En Perspectivas de investigacin (BARTRA, R. op. cit. p. 102). Las crticas de Chesnaux o Anderson no son casos aislados. Podemos enumerar otros muchos: el propio Vidal-Naquet en su prlogo a la edicin francesa ya citada; Ernest MANDEL, La formacin del pensamiento econmico de Marx, Ed. Siglo XXI, Madrid, sexta edicin, mayo 1974, pp. 142 y ss.; E.R. LEACH, Hydraulic Society in Ceylon, en Past and Present, n 15, abril, 1959, pp. 2-26; Rubel, o la certera apreciacin de SHANIN (op. cit. p. 284). Otras recensiones crticas de Wittfogel: PULLEYBLANK, E.G. en el Bulletin of the School of Oriental and African Studies, Londres, vol XXI, n 3, 1958; la importante introduccin de VIDAL-NAQUET, P. a la edicin francesa de Le despotisme oriental (Editions de Minuit, 1964), as como su ensayo Histoire et ideologie: Karl Wittfogel et le concept de Mode de production asiatique (en Annales E.S.C, 19, (1964) 3, pp. 531-549); BARTRA, R. en la revista venezolana Teora y Praxis, n1, (octubre-diciembre), 1967. Adems, en SOFRI, Gianni. op. cit. en la bibliografa mucho ms exhaustiva. Perry ANDERSON es todava ms despectivo con la obra de Wittfogel (Cfr. op. cit. p. 502, nota 57). COLE, por su parte, ignora simplemente a Wittfogel. Ver el conjunto terico en el que emerge en HARRIS, Marvin. El desarrollo de la teora antropolgica, Ed. Siglo XXI, Madrid, 1978, pp. 580 y ss.
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Op. cit. p. 490. Efectivamente, Wittfogel se detiene en un anlisis "evolutivo" de la obra de Lenin, desde su polmica con Plejnov hasta sus ltimos textos (que tendremos ocasin de ver en detalle en nuestro Cap. II), pasando por El Estado y la Revolucin, que denomina "el libro ms deshonesto de su carrera poltica" (p. 25). Id. p. 491.
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Y aade otra nueva sorpresa: "Esta nueva sociedad de aparato ha sido llamada neofeudalismo y capitalismo de estado. Ambas frmulas son inapropiadas. Feudalismo ciertamente no se adapta, en nuestra opinin, al orden poltico ms centralizado, y capitalismo de estado no se adapta a la conformacin que excluye medios privados de produccin y mercado libre para los productos y el trabajo"128. Wittfogel se inventa otra solucin realmente compleja: "sistema de esclavitud general para la nueva sociedad industrial de aparato"129. Si esta era la respuesta, estbamos tan confundidos como al principio. No se trataba de contentarse con este expediente. Haba que partir de la situacin revolucionaria de Rusia, de las clases sociales que podan jugar un papel dominante despus de febrero, del desarrollo del capitalismo ruso como eslabn de la cadena capitalista, para entender cmo se pudo construir una sociedad que tuviese esas caractersticas aunque la materia, los medios de produccin, las clases, etc., fueran muy diferentes de lo que nos encontramos en las situaciones histricas de las formaciones sociales del modo de produccin asitico. Desde el punto de vista de la "evolucin histrica" surgen dos temas: en primer lugar la "universalidad" del MPA, independientemente de la "geografa" y, en segundo lugar, los dos caminos que se abren al disgregarse el rgimen comunal primitivo: a) la explotacin de la comuna rural primitiva por un "Poder Supremo" que en apariencia representa los intereses de aqulla; b) la formacin del esclavismo. Ambas constituyen la dialctica del proceso de formacin de clases130. A partir de aqu se puede suponer que la primera opcin sera la que cristalizara en las sociedades "orientales" y la segunda la que se abrira paso en el "mundo antiguo". Pero hay muchos ms matices. As, para Andreiev, "si estas dos tendencias, durante cierto perodo se desenvuelven juntas, sin desdoblarse, fusionadas, constituyen el modo de produccin asitico, que consiste en la unificacin de las dos tendencias, indivisas en el curso del proceso de la formacin de clases"131. Matices a veces bastante sorprendentes. As, el hecho de mantener que slo existen como nicas formaciones de clases en la historia, el feudalismo y el capitalismo. Roma sera entonces una sociedad feudal132. Ahora bien, como nuestro objeto es plantear la base que hace posible el deslizamiento de la explicacin de las sociedades del socialismo real desde el Estado burocrtico del capitalismo de
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Op. cit. p. 493. Y esto, teniendo en cuenta que su obra comienza as: "Dos aspectos de este estudio sobre el despotismo oriental pronto despertaron inters: el intento de establecer las peculiaridades de un sistema semigerencial no occidental del poder desptico y la interpretacin del totalitarismo comunista como una variante administrativa totalitaria, y mucho ms desptica, de ese sistema" (p. 15). id. p. 493. Ver la sugerencia de DELEUZE-GUATTARI, F. en Rizoma, Pre-Textos, Valencia, 1977, p.48. Lo que no llegaron a ver es que la estructura rizoma est descrita en la concepcin de los soviets cuasi anarquistas de Lenin en El Estado y la Revolucin. ANDREIEV, I.L. Supervivencias del modo de produccin asitico en la sociedad africana contempornea (en BARTRA, R. op. cit.) Andreiev se apoya en el estudio de la estructura social de la Repblica de Mali por sus caractersticas muy especficas: ausencia de plantadores europeos, fracaso de la organizacin del regado, ausencia de clase feudal autctona y de propiedad feudal, superficialidad de las relaciones capitalistas, etc. (Cfr. pp. 362-363) Tal es el planteamiento de KOBISCHANOV Y.M. en El feudalismo, el esclavismo y el modo de produccin asitico (BARTRA, R. op. cit., pp. 343 y ss).
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estado (destino de un estado obrero revolucionario "degenerado" o "deformado" -un recorrido que empieza en Trotsky133 y acaba en Bettelheim-) hasta la interpretacin del MPA de Wittfogel, haremos hincapi en dos puntos esenciales: uno, hablar del MPA es comprender una etapa determinada del modo de vida de los agricultores sedentarios que corresponde al perodo de formacin de las comunas rurales, de las cuales suele enseorearse un poder desptico que realiza las funciones de organizar las obras pblicas y explotar a la comuna; dos, decidir si esa comprensin del MPA implica desechar que se trata de una sociedad de clases134. Es decir, que estas sociedades son preclasistas hallndose en una ltima etapa de la formacin comunal primitiva. De todas maneras, un anlisis detallado del estado de la cuestin, del proceso de transicin hacia las sociedades de clases, escapa a los intereses precisos de nuestra bsqueda. Con todo, el problema es de una importancia enorme como sabemos. La extensin de Godelier, Chesnaux, etc, del modo de produccin asitico y la "universalizacin" que Boiteau realiz del mismo en el sentido de que el MPA sera el modo de produccin necesario para pasar de sociedades sin clases a sociedades de clases, ha sido objeto de fuertes objeciones. Sealemos al respecto las valiosas puntualizaciones de Rudolf Bahro135, o de E. Mandel, con apoyo en diversas investigaciones: de Dhuquois a Meillassoux pasando por Kosambi y Rodinson136. No es este el lugar de discutir tampoco los planteamientos de Max Weber sobre la burocracia china y el papel de los letrados. Recientemente se ha presentado la tesis doctoral de Alicia Relinque, una de las pocas sinlogas de este pas, siendo imprescindible tener en cuenta las consideraciones sobre la influencia de las obras "literarias" en la formacin de los letrados137, que tan importante papel iba a jugar en la formalizacin de los exmenes imperiales que permanecern por siglos. Para juzgar adecuadamente todo este subconjunto dentro del modo de produccin asitico es imprescindible conocer a fondo la obra de Maspero, Etienne Balazs, y sobre todo Joseph Needham, entre otras. De este anlisis retuvimos, por un lado, la ausencia de sociedad civil (que no es privativa slo del MPA), lo que nos conduca a Hegel y su concepcin del Estado, y, por otro, al debate sobre el capitalismo de Estado desde los inicios de la revolucin rusa.
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Ver carta de Trotski a J.P. Cannon del 12-IX-39 en TIBERT, G. A propsito de la naturaleza de la URSS, p. 148 (AA.VV. La naturaleza de los pases del Este, Fontamara n 2, 1977): "O el Estado de Stalin es una formacin transitoria, una deformacin de un Estado obrero en un pas atrasado y aislado, o el colectivismo burocrtico (Bruno Rizzi) es una nueva formacin social que reemplaza al capitalismo en todas las partes del mundo (stalinismo, fascismo, New Deal, etctera). El que escoge la segunda respuesta est admitiendo, abierta o tcitamente, que estn agotadas todas las posibilidades revolucionarias del proletariado mundial, que el movimiento socialista ha fracasado, que el viejo capitalismo se transforma en colectivismo burocrtico con una nueva clase explotadora". Es la posicin de VITKIN, M.A. Cmo enfocar el problema del modo de produccin asitico? (en BARTRA, R. op. cit. pp. 352 y ss.) Op. cit., sobre todo pp. 73 y ss. Op. cit., pp. 149 y ss. Cfr. al respecto la importancia de la Zhaoming Wenxuan (Seleccin de textos literarios de Zhaoming) para acceder al cuerpo de funcionarios, en RELINQUE, Alicia. Hacia una potica de la literatura china clsica, Tesis Doctoral, Universidad de Granada, ao 94, pp. 144 y ss. Asimismo le agradecemos habernos sealado para esta problemtica la relevancia de WU JINGZI. Los mandarines (Ed. Seix Barral, Barcelona, 1991, Apndice pp. 537542), al mismo tiempo que nos indicaba la insufiencia de la traduccin empezando por el propio ttulo, que es en realidad el subttulo: Historia [extraoficial] del bosque de los letrados. Vid. GERNET, J. Le monde chinois, Armand Colin, Pars, 1972, p. 456.
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Y como no se trataba de conformarse con la apreciacin o condena de Wittfogel, no haba ms remedio que interrogar directamente la formacin social rusa emanada de la revolucin de Octubre138. Cuando Lenin, en el Impuesto en especie, como veremos texto de capital importancia, piensa en la situacin de la revolucin tras la guerra civil, lo hace con un concepto al que no renuncia y que es, cuando menos, enigmtico: se trata del tan hoy manoseado capitalismo de estado. Y en efecto: nada ms empezar el estudio de la situacin rusa a travs de la elucidacin de esta categora, se nos mostr como una verdadera caja de sorpresas.
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Ver CARR, E.H., 1917 Antes y despus, op. cit.: "Entre tanto, no hacemos ms que confundirnos a nosotros mismos con el intento de equiparar el presente rgimen ruso con cualquier otro del pasado, sea con el de la autocracia zarista, o con el de la burguesa victoriana. Constituye un nuevo fenmeno histrico con nuevos vicios y virtudes, y haramos mejor procurando verlo tal cual es" (p. 110).
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Abordaremos el problema del capitalismo de Estado recurriendo a uno de los mejores estudios realizados sobre el tema como es el de Valentino Gerratana, Estado socialista y capitalismo de Estado139. En su ensayo hay una apreciacin que nos interes inmediatamente: la "poca fortuna" del concepto leninista de capitalismo de Estado. Cuando repasamos la bibliografa sobre el asunto observamos que Cohen la describe ms duramente como "una concepcin terica inconsecuente y casi incomprensible"140. Lo cierto es que el problema del capitalismo de estado fue sepultado para siempre tanto por la ortodoxia estalinista como por la tradicin de la III Internacional, e incluso como algo inservible en el campo terico marxista tal y como intent desarrollarlo y comprenderlo Lenin. Por cuestiones no slo grotescamente semnticas, se entendi tal concepto como una variante ms del capitalismo en general, una formulacin que (como veremos ms adelante) jams fu entendida as por Lenin141. En relacin a Cohen hay un aspecto que indica por lo menos una verdad: la dificultad para comprenderlo. Dificultad que el propio Lenin no se abstuvo de prevenir. Y lo podemos apreciar siguiendo sus esfuerzos por atrapar los matices de este extrao concepto en la teora marxista. Aparece en la polmica que va a sostener con Bujarin a propsito del imperialismo. Las dificultades que entraa la elucidacin de este concepto, nos obligan necesariamente a una recuperacin textual amplia y prolija de la obra de Lenin sobre el capitalismo de estado entre 1916 y 1923, perodo que transcurre entre la recepcin de las teoras sobre el capitalismo monopolista (de Hobson a Hilferding) y la elaboracin de El imperialismo, etapa superior del capitalismo hasta sus ltimos escritos142. Y este es el hilo.
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GERRATANA, V. Investigaciones sobre la historia del marxismo, vol.II, Ed. Grijalbo, Barcelona, 1975, pp. 59108. COHEN, Stephen. Bujarin y la revolucin bolchevique, Ed. Siglo XXI, Madrid, 1976, p. 193. Cohen se est refiriendo concretamente al artculo de Lenin sobre el Impuesto en Especie, al que ya nos hemos referido y que tendremos ocasin de comentar ampliamente. As, por ejemplo, puede consultarse el Diccionario de Economa Poltica, (VV. AA., Ed. Akal, Madrid, 1975), donde se define como diversas formas de intervencin del Estado en la economa capitalista (pp. 19-20). Quiero sealar aqu un alto en el camino, una inexcusable duda metodolgica: durante un cierto tiempo vacil sobre si en vez de incluir citas largas hubiese sido preferible abrir un apndice al final del cuerpo de la tesis.
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En el XI Congreso del PC (b) celebrado desde el veintisiete de Marzo de 1922 al dos de abril, durante la intervencin de Lenin en el informe poltico, encontramos una rememoracin de la polmica pero con una diferencia clave. Siempre el matiz: ya no era, como en 1916, un problema abstracto. Era una realidad prctica ineludible. Dice Lenin: "...la tercera leccin complementaria, se refiere al problema del capitalismo de Estado. Es una lstima que el camarada Bujarin no est en el Congreso143. Me gustara discutir con l un poco, pero ser mejor posponerlo hasta el prximo congreso. Sobre el problema del capitalismo de Estado, creo que en general nuestra prensa y en general nuestro partido cometen el error de caer en el intelectualismo, en el liberalismo: filosofamos sobre cmo se debe interpretar el capitalismo de Estado y hojeamos libros viejos. Y en esos libros viejos no encontraremos lo que estamos discutiendo, pues se habla del capitalismo de estado que exista bajo el capitalismo. No hay un solo libro escrito sobre el capitalismo de Estado bajo el comunismo. Ni siquiera a Marx se le ocurri escribir una sola palabra sobre este tema, y muri sin dejar una cita precisa, indicaciones definidas. Por eso tenemos que superar la dificultad solos. Si repasamos mentalmente, y en general la forma en que nuestra prensa trata el problema del capitalismo de Estado, como trat de hacerlo al prepararme para este informe, nos convenceremos de que no da en el blanco, de que apunta en una direccin enteramente equivocada"144. Antes de continuar con la cita hay que hacer un comentario inmediato. Tal vez lleven razn Cohen o Gerratana, pero hay algo que llama poderosamente la atencin: a la altura de 1922 Lenin mantiene que sobre la cuestin a debate el partido est en un error; que sigue en desacuerdo con Bujarin; que no hay precedentes "de autoridad" donde agarrarse, y que hay que comprender que cuando habla de este concepto se refiere a algo que no tiene una referencia terica anterior con la que identificarlo. Dice a continuacin: "el capitalismo de Estado, segn toda la bibliografa sobre problemas econmicos, se refiere al que existe bajo el sistema capitalista, donde ciertas empresas capitalistas se encuentran bajo el control directo del Estado. Pero el nuestro es un Estado proletario, se apoya en el proletariado, da al proletariado todas las ventajas polticas, y por intermedio del proletariado atrae a las capas bajas del campesinado (recordarn que comenzamos esta labor mediante los Comits de pobres). Por eso el capitalismo de Estado desorienta a muchos, y a muchos con juicio. Para evitar esto es necesario recordar lo fundamental: que no hay teora ni libro que trate de un capitalismo de Estado
Pero finalmente cort por lo sano, me d cuenta de que este procedimiento era de todas formas menos incmodo y ms adecuado para seguir el hilo de la argumentacin hasta el final.
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Bujarin, junto a una delegacin de la IC, haba salido para Berlin, donde del 3 al 7 de abril de 1922 se celebr la reunin de las tres Internacionales. La II, la III (IC), y la 2 y 1/2, creada en Viena en 1921. Para la significacin de esta conferencia, LWY, A. G. El comunismo de Bujarin, Grijalbo, Barcelona, 1972, pp. 203 y ss. LENIN, V.I. Obras Completas, Ed. Akal, Madrid, 1974, tomo XXXVI, p.274. Quizs a Lenin se le escapa que lo ms prximo a este concepto, fuera de las sociedades capitalistas, se encuentra en la formulacin de Marx sobre el modo de produccin asitico.
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del tipo del nuestro, por la sencilla razn de que todas las nociones habituales relacionadas con estas palabras se asocian a la dominacin burguesa en la sociedad capitalista. La nuestra es una sociedad que ha salido de las vias del capitalismo pero no ha tomado an las nuevas vas"145. Lenin dice que se ha salido de la va capitalista pero no se ha tomado la socialista. Dnde est entonces el descarrilado tren? Un primer acercamiento a esta problemtica nos empujaba imperiosamente a no conformarnos con los anlisis realizados, entre los que habamos escogido a Cohen, Gerratana y Bettelheim, sin olvidar a Baran, Swezzy y otros, con todas sus diferencias. No haba ms remedio que repasar pacientemente un lugar terico que se remontaba hasta por lo menos 1915 (y que en la obra de Lenin abarcaba los tomos XXV a XXXVI inclusives, ms la correspondencia en los tomos suplementarios). El problema se complic porque constatamos que Lenin mantuvo diversas posiciones sobre el capitalismo de Estado en la forma inestable en que l lo piensa. Inestabilidad derivada en primera instancia de las vicisitudes de la revolucin. Por lo tanto lo que haba que hacer en segundo lugar era exponerlas con claridad para luego tratar de extraer algunas conclusiones. Cuando Lenin deca que: "por eso el capitalismo de Estado desorienta a muchos y a muchos con juicio", es ms que probable que pensaba tambin en s mismo. Podemos aislar convenientemente para aclarar esto las siguientes formulaciones en Lenin. Sabemos que durante la Gran Guerra tanto Lenin como Bujarin empezaron a trabajar sistemticamente en el fenmeno del Imperialismo. Los resultados ms importantes sern su conocido Imperialismo, etapa superior del capitalismo146 y la menos conocida obra de Bujarin La economa mundial y el imperialismo147. Pasamos por alto la apreciacin de Gerratana de que el texto de Bujarin es formalmente superior al de Lenin y ms completo, adems de ofrecer un modelo terico148. Lo que importa es retener que todava aqu Lenin no se ocupa del problema del capitalismo de Estado, ni efecta una reflexin sobre l a diferencia de Bujarin en la obra anteriormente citada.
Hay que destacar que inicialmente existe una confusin terminolgica que oculta la diferencia entre capitalismo de estado y capitalismo monopolista de estado. Las diferencias que alimentan la polmica van por otro lado, pues se refieren fundamentalmente a si en la fase monopolista del capitalismo la libre competencia queda o no eliminada por los monopolios. Bujarin es de la opinin de que, en buena lgica, por el crecimiento y desarrollo del monopolio, sta tiende a desaparecer. Lenin opina todo lo contrario dndose cuenta de que la libre competencia es un mecanismo esencial del propio capitalismo, y, de quedar eliminada, el capitalismo dejara de ser tal y se entrara en una nueva fase.
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Op. cit, pp.274-275. Hay diversas ediciones de esta fundamental obra de Lenin. En las Obras Completas se encuentra en el tomo XXIII, op. cit, pp. 299-425. Ed. Pasado y Presente, Mexico, 1977, 4edicin. Antes de su aparicin en forma de libro en 1917 (id que el de Lenin), hubo una entrega en forma de ensayo para el que Lenin escribi un prlogo publicado pstumamente y que indujo a algn error al suponer equivocadamente que perteneca al libro. Gerratana lo llama "sistema cerrado". Op. cit. p. 63.
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En efecto, como escribe Gerratana, por lo que se refiere a la caracterstica esencial del imperialismo, tanto Lenin como Bujarin estn de acuerdo en que la tendencia en esta etapa es hacia la transformacin de la competencia en monopolio, el trnsito del capitalismo a su fase monopolista, etc. Y ambos estn de acuerdo igualmente en que la competencia no es un incidente del capitalismo sino un rasgo de la estructura del mismo. Ahora bien, para Bujarin la cuestin radica en que en la etapa monopolista la concurrencia no queda eliminada sino que cambia de forma: ahora se traslada al mercado mundial reducindose al mnimo en el mercado interno de las economas nacionales149. Pero la tendencia es a quedar eliminada la concurrencia en la teorizacin bujariniana. La economa nacional se convierte en un trust capitalista nacional150. La concurrencia, en cambio, se desencadena a una escala sin precedentes en el mercado mundial. La preparacin imperialista para la guerra genera un proceso de centralizacin en el trust capitalista nacional que se convierte en su forma ms desarrollada, esto es, la del capitalismo de estado. Sin embargo, Bujarin advierte con fuerza que este proceso no debe ser recubierto jams con trminos equvocos como los de "socialismo de guerra" o "socialismo de estado"151.
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Bujarin, op. cit. pp. 72, 151, etc. Id. p. 149. Op. cit., especialmente el cap. XIII, y pp. 193 y ss. Desenterrar la diatriba lassalleano-marxista que est en el fondo de esta concepcin del "socialismo de estado" nos llevara muy lejos (hasta Rodbertus!) porque en l se anudan: en primer lugar, las esperanzas puestas por Lassalle en que el movimiento obrero poda esperar apoyo del Estado bismarckiano para la realizacin de sus objetivos; en segundo lugar, la elaboracin del programa de la socialdemocracia alemana y la crtica implacable de Marx y Engels, de Eisenach a Erfurt pasando por Gotha (todo esto puede verse en COLE, G.D.H. Historia del pensamiento socialista, Tomo II, FCE, 5 reimpresin, 1980, pp. 225-239); en tercer lugar, la propia labor histrica realizada por Bismarck, labor que fue catalogada por KISSINGUER de "revolucionaria" en su ensayo (contenido en el volumen colectivo editado por RUSTOW D.A. Filsofos y Estadistas, FCE, Mexico, 1976) El revolucionario blanco: reflexiones sobre Bismarck, pp. 394-437, o llamada mejor por NIETZSCHE, F. "maquiavelismo de la buena conciencia" (En La Gaya Ciencia, Ed. Akal, Madrid, 1988, p. 276). Al respecto, es imprescindible manejar la correspondencia cruzada entre los fundadores del MH y Bebel, Kautsky, etc. Sobre todos, Engels, esforzndose por convencer a los socialdemcratas alemanes y austracos de que la expresin "socialismo de estado" que usaban era una contradiccin en los trminos, ya que suprimir la explotacin era suprimir la mquina represiva que la hace posible: "El llamado socialismo de estado sustituye al empresario privado por el Estado, reuniendo as en una sola mano el poder de la explotacin econmica y el de la opresin poltica del obrero" (Tanto a la Carta de Engels a Kautsky, de 29 de Junio de 1891, como a la Crtica del programa de Erfurt, Ed. Ayuso, Madrid, 1975, alude IRALA, Domingo en Las relaciones de produccin socialistas: criterios de la transicin, Fernando Torres Editor, Valencia, 1975, p.16). En cuarto lugar, la emergencia de la problemtica del "capitalismo de estado" en la obra de los tericos y dirigentes de la II Internacional y su confusin con el "socialismo de estado". Para describir mnimanente la confusin, hay que preguntarse por qu cuando el estado opera como fuerza econmica se genera tanto embrollo. Que el Estado opere como una fuerza econmica en el capitalismo, se ve lgicamente como algo contranatura si se mira desde el lado de la concepcin ms pura del capitalismo, esto es, desde el liberalismo, pero desde la socialdemocracia, keynesianismo, etc. quizs sea el capitalista colectivo ideal, la sociedad annima por antonomasia. Ms an: no es slo que el Estado "reglamente" la actividad econmica del capitalismo privado en general, sino que ha llegado a actuar como un empresario capitalista ms para obtener recursos destinados a satisfacer demandas sociales que no pueden ser cubiertas por el mercado, o contribuir con esos recursos que obtiene como empresario a sostener a empresas capitalistas que tanto se oponen a su actuacin como fuerza econmica "independiente". Por supuesto, la cuestin del socialismo de estado hoy es vista de otra manera. Pensemos en GIDDENS, Anthony, para quien bsicamente se trata de un esquema alternativo en el encauzamiento del proceso de industrializacin caracterstico del capitalismo decimonnico, "un esquema que es particularmente apropiado en la poca moderna, dada la existencia de una tecnologa altamente desarrollada junto con la disponibilidad de lneas de accin deducidas de experiencias anteriores de las propias sociedades capitalistas" (La estructura de clases en las sociedades avanzadas, Alianza, 1989, 2edicin, p. 178. Ver id. 263 y ss, 290, etc.). Para socialismo de estado, ver LANE, op.cit.
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Es aqu, en este elemento llamado concurrencia o competencia, donde comienza a separarse el anlisis de Lenin. Si, simplificando, podramos decir que el esquema de Bujarin describe el funcionamiento de la fase imperialista como un mecanismo que implica una relacin tal que a ms competencia en el mercado mundial menos competencia en la economa nacional, Lenin niega el esquema como una abstraccin puramente lgica. En palabras de Gerratana: "nada indica que el desencadenamiento de la lucha competitiva entre los grandes grupos monopolistas en el mercado mundial se corresponda con la atenuacin de la competicin en el mercado interno de la produccin capitalista"152. Es evidente que este enunciado se apoya en mltiples prrafos de la obra leniniana sobre el Imperialismo153. Si en Bujarin la libre competencia es un residuo cuya tendencia es desaparecer, otra es la opinin de Lenin, para quien la realidad es mucho ms dificil de encajar en un esquema as154. En su anlisis de la nueva fase en la que ha entrado el capitalismo, hay un punto central: la idea de transicin. Por eso, Lenin utiliza la expresin "capitalismo agonizante"155 para designar al capitalismo monopolista. La transformacin de la competencia en monopolio implica "la ms amplia socializacin de la produccin"156. Y si los monopolios suplantaran completamente a la libre competicin dentro de las economas nacionales, eso significara que el capitalismo estara saliendo de su marco econmico, puesto que la libre competencia es un elemento esencial de su estructura. Lo que ocurre es que hay una coexistencia de monopolio y libre competencia que es una de las caractersticas esenciales de la nueva fase histrica del capitalismo. Si para Bujarin hay una contradiccin importante, es la guerra interimperialista; y Gerratana no pasa por alto que el esquema bujariniano implica la hostilidad al principio defendido por Lenin de autodeterminacin de las naciones, principio que se torna un obstculo en su esquema. He aqu otra diferencia entre los dos mayores tericos del bolchevismo entonces157. Lo que nos interesa es subrayar la tercera gran diferencia158 entre Bujarin y Lenin, puesta de manifiesto por Gerratana. Se trata de la concepcin del proceso revolucionario de transformacin
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GERRATANA, V., op. cit. p. 67. Op. cit. pp. 360 y ss, y 386, etc. Gerratana subraya frente al carcter abierto del anlisis de Lenin, el carcter cerrado del de Bujarin. No hay que subrayar los ribetes popperianos de la oposicin de una lectura plena de significacin. Op. cit. OC tomo XXIII, p. 423. Tambin "capitalismo parasitario", o "en estado de descomposicin" (id. p. 421). Id. p. 324. Recordemos que el tercero, Trostki, an no haba ingresado en las filas del partido bolchevique. Lo har en el verano de 1917, en el momento de la celebracin del VI Congreso, a partir del 26 de julio de 1917 (calendario antiguo), es decir, del 8 al 16 de agosto segn el calendario gregoriano. Para todo esto cfr. entre otros, BROUE, Pierre. El partido bolchevique, Ed. Ayuso, Madrid, 1973, p. 124. WEBER, Gerda y Hermann. Crnica de Lenin, Ed. Anagrama, Barcelona, 1975, p. 223. No se trata de repasar tanto los acuerdos como las diferencias, como hemos dicho ms arriba. Es evidente, leyendo El Estado y la Revolucin, que Lenin tambin ataca la pretensin de que el capitalismo monopolista pretensin reformista- ya no es capitalismo sino "socialismo de estado", etc. En este sentido recordemos que la ms grande y terrible diferencia entre ambos dirigentes bolcheviques llegar en el decisivo momento de BrestLitovsk. Bujarin mantendr entonces hasta lmites increibles su enfrentamiento con Lenin defendiendo la posicin ultraizquierdista de la "guerra revolucionaria". Es el Bujarin que descubre Fernando DE LOS ROS: "Es implacable y es jovial; tiene fragancia juvenil y es un silogismo vivo. Ante l, Lenin, Radek o Zinoviev resultan oportunistas y hombres transigentes: Bujarin es el hombre que vive en los fines ltimos y cree posible llevar a Rusia, si pudiera uncirla a su deseo, a la sociedad soada" (Mi viaje a la Rusia sovietista, Ed. Alianza, Madrid, 1970, p. 101). Hay que anotar que Cohen seala muy bien este aspecto de la evolucin de Bujarin, que terminar convirtindose en la figura dominante de la derecha. (Ver COHEN, op. cit., p. 93 (como capitn de la oposicin), p. 149 (como "pacificador"), pp. 197 y ss. (revisin de su bolchevismo), para ser finalmente el
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social. Para Bujarin consiste en la sustitucin de una formacin econmico-social homognea, desintegrada en su ltima fase monopolista, por otra formacin social tambin homognea de carcter socialista. Para Lenin, en cambio, segn Gerratana, "se trata de pasar de un sistema de transicin, que sigue en el marco (aunque deformado del capitalismo), a otro sistema de transicin, que sale ya de ese marco pero que utiliza de l todo aquello que es utilizable para llegar gradualmente a un ordenamiento superior de la economa. La polmica sobre el capitalismo de Estado se inserta en ese contraste y no puede entenderse al margen del mismo".159 Ser durante el proceso revolucionario que va de febrero a octubre cuando aparecer explicitamente el concepto. Dos son los textos bsicos: El Estado y la Revolucin160, de agosto del 17, y La catstrofe que nos amenaza y cmo luchar contra ella161, escrito a finales de septiembre en das cruciales. Es en este momento crtico cuando Lenin se centra en aspectos que haban quedado fuera de su atencin en su estudio del Imperialismo, y, en primer lugar, el Estado y las nuevas funciones que asume en la ltima etapa descrita. As, en el prlogo al Estado y la Revolucin y desde el principio: "El problema del Estado adquiere, en la actualidad, particular importancia, tanto en lo referente a la teora como a la poltica prctica. La guerra imperialista ha acelerado e intensificado enormemente el proceso de transformacin del capitalismo monopolista en capitalismo monopolista de Estado162.
Como hemos tratado de poner de manifiesto, el concepto de capitalismo de estado aparece incrustado en una polmica terica cuyo centro era la nueva etapa del imperialismo. Las diferencias fundamentales entre Lenin y Bujarin versaban sobre tres aspectos que se combinan de forma hasta entonces dsconocida en el capitalismo: la nueva forma de operar la libre competencia en ese nuevo marco, caracterizado por la concentracin capitalista, donde sta, por decirlo as, ya no discurre "espontneamente" sino que lo hace embozada por la presin del taln de
"Bernstein sovitico", p. 191). Un documento de excepcional importancia para ver las diferencias Lenin-Bujarin se encuentra en el escrito del primero, en Octubre, poco antes de la revolucin, Revisin del programa del Partido. La discusin sobre la supresin del programa mnimo se enhebra con la cuestin de la transicin. Bujarin era partidario de la supresin. Lenin, en cambio, argumentaba: "Debemos avanzar firme y valientemente, sin vacilaciones, hacia nuestro objetivo, pero es ridculo afirmar que ya lo hemos alcanzado, cuando manifiestamente no es as. Suprimir ya el programa mnimo, sera lo mismo que declarar, proclamar (que jactarse, hablando en trminos sencillos) que ya hemos triunfado. No, queridos camaradas, todava no hemos triunfado. No sabemos si triunfaremos maana o un poco ms adelante...Nada sabemos de ello, ni podemos saberlo. Nadie puede saberlo... (En OC, tomo XXVII, p. 283). Es muy importante observar las apreciaciones de Lenin en este debate porque actualiza la visin sobre el capitalismo monopolista de Estado (id. p. 282).
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GERRATANA, op.cit., p. 70. En OC, op. cit., tomo XXVII, pp. 9-128. Existen diversas ediciones de esta otra obra decisiva de Lenin (Fundamentos, Ariel, etc.). OC, op. cit. tomo XXVI, pp. 403-448. Op. cit. tomo XXVII. p.13.
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hierro monopolista; en segundo lugar, las consecuencias polticas que se derivan de ese fenmeno imperialista nuevo y que conducen a Bujarin al error de negar el derecho de autodeterminacin de los pueblos; finalmente, la "homogeneidad bujariniana" que soslaya el anlisis histrico de la complejidad capitalista nacional, como se encargar de demostrar Lenin enseguida. Situado en el marco de las condiciones del capitalismo mundial, este concepto vena a expresar una realidad nueva cargada de complejos matices que, sin duda, fue objeto de estudio y anlisis por los tericos de la socialdemocracia. Y la importancia de estos anlisis desde el punto de vista econmico era, hasta un cierto lmite, unilateral, dado que conllevaba unas implicaciones polticas tambin nuevas, en el sentido de que la lucha de clases de entonces, para la socialdemocracia, sala del marco nacional al estar sobredeterminada por la situacin internacional. Pero, a partir de la revolucin del 17, a la socialdemocracia rusa ya no se le plantea el problema de cmo combatir al capitalismo, sino el problema histrico de cmo construir el socialismo en las condiciones capitalistas de un pas poco desarrollado, que combina lo ms atrasado del capitalismo con lo ms avanzado del mismo, es decir, con las grandes economas a escala y formas de capitalismo monopolista de estado. El debate ahora ser el mismo pero se caracterizar por plantearse en una coyuntura cualitativamente diferente: la de las relaciones entre el socialismo y esas condiciones capitalistas heredadas por la revolucin, a las que antes nos referamos. En estas condiciones, ante la nueva situacin que se plantea, la polmica precedente ha quedado obsoleta. Y ahora el capitalismo de estado va a cobrar un relieve insospechado. Cuando Lenin piensa en este momento previo a la insurreccin, en ese folleto importantsimo que es La catstrofe que nos amenaza...163 describe el capitalismo monopolista de Estado como "la completa preparacin material para el socialismo, la antesala del socialismo, un peldao de la escalera de la historia entre el cual y el peldao llamado socialismo no hay ningn peldao intermedio"164. Hay pues una apariencia de facilidad en la transicin. No hay "peldaos". Hay un peldao. "Pues el socialismo no es ms que el paso siguiente al monopolio capitalista de Estado. O en otros trminos, el socialismo no es ms que el monopolio capitalista de Estado puesto al servicio de todo el pueblo y que, por ello, ha dejado de ser monopolio capitalista"165. Facilidad e incluso optimismo. Tan es as, que ser en este momento cuando Lenin piense que se puede dar una transicin pacfica al socialismo, precisamente a travs de los soviets166.
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Importantsimo por varias razones y porque debemos considerarlo como una continuacin o prolongacin del Estado y la Revolucin, libro, como todos sabemos, inconcluso y cuyo final es bien significativo: "la elaboracin de la segunda parte ... habr que aplazarla seguramente por mucho tiempo; es ms agradable y provechoso vivir la experiencia de la revolucin que escribir sobre ella". (En Op. cit. tomo XXVII, p. 128). Op. cit. tomo XXVI, p. 442. Subrayados y negritas de Lenin. Op. cit. tomo XXVI, p. 441. Negrita de Lenin. En diversos momentos. Todava en septiempbre de 1917, en uno de los artculos publicados en Rabochi Put, Lenin afirmaba que "El poder de los soviets: este es el nico camino para que el desarrollo ulterior sea gradual, pacfico, tranquilo y avance a la par de la conciencia poltica y la decisin de la mayora del pueblo, y a la par de su propia experiencia". (En Uno de los problemas fundamentales de la revolucin. Op. cit. tomo XXVI, pp. 455-456. Las negritas son de Lenin). No es necesario enumerar a todos aquellos que, ligera y alegremente y por pura conveniencia, afirman la "querencia" de Lenin por los "mtodos violentos". Nos bastar citar al Sr. Carrillo Solares. (Eurocomunismo y estado, Ed. Crtica, Madrid, 1977, pp. 173-177). Una cosa es que Lenin, habiendo aprendido de la Comuna de Pars, no estuviese dispuesto a repetir los errores y otra que no tratase de evitar la violencia y analizara, por tanto, las condiciones en que era posible un desarrollo pacfico de la revolucin. Estos anlisis estan presentes en todo el trayecto de Febrero a Octubre. Por ejemplo: "Si se puede realizar una alianza entre los obreros de la ciudad y el campesinado pobre mediante la entrega inmediata
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En Revisin del programa del partido (texto citado en nota 20), Lenin modera el optimismo, la facilidad del trnsito. La peculiar mezcla de audacia y pragmatismo aparece de nuevo: "Todos coincidimos con que el miedo a ir hacia el socialismo es una gran infamia y una traicin a la causa del proletariado. Todos coincidimos con que lo ms importante en los primeros pasos que se han de dar, son medidas tales como la nacionalizacin de los bancos y los crteles. Realicemos primero stas y otras medidas similares y despus veremos. Estaremos entonces, en condiciones de ver mejor, pues la experiencia prctica, que vale millones de veces ms que los mejores programas, ampliar infinitamente nuestro horizonte. Es posible e incluso probable, y an indudable, que no lograremos cambios sin tipos combinados de transicin; no podremos, por ejemplo, nacionalizar de inmediato las pequeas industrias con uno o dos trabajadores asalariados ni someterlas a un verdadero control obrero"167. Estas palabras podran llevarnos a la poltica de la NEP si, en medio, no hubiese existido ese perodo obligado por circunstancias no queridas como fue el comunismo de guerra. Esta previsin se reafirma ms claramente en el VII Congreso (extraordinario) del PC (b) R, de marzo de 1918. Despus de recordar las diferentes posiciones mantenidas en el punto de revisin del programa del partido, frente a la postura de Bujarin y Smirnov, que abogaban por reemplazar totalmente la vieja parte terica del programa para sustituirla por una nueva, y por dejar de lado el anlisis del desarrollo de la produccin mercantil centrndose en la etapa superior capitalista -el imperialismo- y la transicin inmediata socialista, Lenin insiste en su planteamiento: "Me parece que sera tericamente incorrecto eliminar el viejo programa que analiza el desarrollo desde la produccin mercantil hasta el capitalismo. Nada hay de incorrecto en l. As fueron las cosas, y as son ahora, pues la produccin mercantil engendr el capitalismo, y el capitalismo condujo al imperialismo. Esta es la perspectiva histrica general y no debemos olvidar los fundamentos del socialismo. No importa cules puedan ser las complicaciones posteriores de la lucha, no importa los zigzags ocasionales que debamos enfrentar (y sern muchsimos; ya hemos visto en la experiencia los virajes gigantescos que ha hecho la historia de la revolucin, y hasta ahora es slo en nuestro pas; pero las cosas sern mucho
del poder a los soviets, tanto mejor. Los bolcheviques harn cualquier cosa para asegurar este desarrollo pacfico de la revolucin". (En La revolucin rusa y la guerra civil, Op. cit. tomo XXVII, p.151. La negrita es de Lenin). Y el paso ltimo y ms terrible de la violencia es la guerra civil. Para Lenin era posible, difcil pero posible, evitarla: "Si existe una enseanza absolutamente indiscutible de la revolucin, absolutamente probada por los hechos, es que slo una alianza de los bolcheviques con los eseristas y los mencheviques, slo el paso inmediato de todo el poder a los Soviets har imposible la guerra civil en Rusia". (En op. cit, id. p.146). Pero despus de la insurreccin, en la reunin del CEC de toda Rusia del 17 de Noviembre, en su Intervencin sobre la prensa, Lenin todava clama por impedir el ms terrible desenlace: "Un puado de hombres empez la guerra civil. Esta no ha terminado. La tropas de Kaledin se acercan a Mosc, y las tropas de asalto se acercan a Petersburgo. Nosotros no queremos una guerra civil. Nuestras tropas han demostrado gran moderacin. No hicieron fuego, y todo comenz cuando tres de los nuestros fueron muertos. A Krsnov se le aplicaron medidas leves. Slo fue sometido a arresto domiciliario. Estamos contra la guerra civil..." (en op. cit, tomo XXVII, p. 395). Citemos otro escrito, La tareas de la revolucin (Op. cit. Tomo XXVII, p. 176): "Al tomar integramente el poder, los Soviets podran, an hoy -y esta es probablemente, su ltima oportunidad-, asegurar el desarrollo pacfico de la revolucin, elecciones pacficas por el pueblo de sus diputados, una lucha pacfica de partidos dentro de los Soviets, el ensayo prctico de los programas de los distintos partidos, el paso pacfico del poder de un partido a otro". Es evidente que citar palabras de Lenin pronunciadas en plena guerra civil, cuando la revolucin era acosada desde todos los frentes tanto exteriores como interiores, es de una interesada unilateralidad. Por ejemplo, pocos meses ms tarde encontramos lo siguiente: "Repito: nunca ser posible construir el socialismo en un tiempo en que todo est tranquilo y pacfico; jams podremos construir el socialismo sin chocar con la furiosa resistencia de los terratenientes y los capitalistas" etc., etc., en el V Congreso de toda Rusia de los soviets de diputados obreros, campesinos, soldados y del Ejrcirto Rojo (Informe) (Op. cit. tomo XXIX, p.290). Corra el mes de julio de 1918. Vid. su actitud en los comienzos de la NEP (en OC, tomo XXXVI, pp. 226-227).
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Op. cit, tomo XXVII, p. 284. Salvo aviso contrario la negrita es del autor transcrito.
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ms complicadas y se producirn ms rpidamente, el ritmo de desarrollo ser mucho ms violento y los virajes mucho ms intrincados, cuando la revolucin se convierta en una revolucin europea); para no extraviarnos en estos zigzags, en estos virajes violentos en la historia, para conservar la perspectiva general, para poder distinguir el hilo rojo que une todo el desarrollo del capitalismo y todo el camino hacia el socialismo, el camino que imaginamos, naturalmente recto, y que debemos imaginar recto para poder ver el comienzo, la continuacin y el final -en la vida jams ser recto, sino increiblemente enmaraado-, para no extraviarnos en estos virajes y vueltas, para no extraviarnos cuando retrocedemos...Hoy, en nuestro pas, en Rusia, nos hallamos apenas en la primera etapa de la transicin del capitalismo al socialismo....No sabemos y no podemos saber cuntas etapas de transicin al socialismo habr...Debemos partir de hechos establecidos con absoluta precisin...etc.168. Un ao despus, en el siguiente Congreso del Partido bolchevique, el VIII, en plena guerra civil y en situacin de extrema dificultad, con la prdida reciente de Sverdlov pero con esperanzadoras noticias como la de la revolucin hngara, Lenin se vi obligado una vez ms a polemizar con Bujarin. Por una parte, descarta la tarea de trazar un cuadro completo del derrumbamiento del capitalismo y del imperialismo, intento del mismo Bujarin, ya que se trata de un esfuerzo vano por falso; por otra, repite la imposibilidad de existencia de un imperialismo integral sin la existencia del antiguo capitalismo. De nuevo, el debate sobre el programa ofrece la ocasin: "Si tuvisemos ante nosotros un imperialismo integral que hubiese transformado totalmente el capitalismo, nuestra tarea sera cien mil veces ms fcil. Tendramos as un sistema en que todo estara sometido al capital financiero nicamente. Bastara con eliminar la cspide y entregar el resto al proletariado. Sera algo infinitamente agradable, pero la realidad es otra. En realidad el desarrollo es tal que tenemos que actuar de modo muy distinto. El imperialismo es la superestructura del capitalismo. Cuando se derrumba, nos encontramos con que se destruye la cspide y queda al
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Op. cit. Tomo XXVIII, pp. 333-334. Todava la esperanza en la revolucin europea. Ms tarde Lenin se dar cuenta de que hay que mirar a Oriente. Cfr. Op. cit. en Mejor poco, pero mejor, tomo XXXVI, p. 536: "El desenlace de la lucha depende, en definitiva, de que Rusia, India, China, etc., constituyen la inmensa mayora de la poblacin del globo. Y esta mayora es la que se va incorporando en los ltimos aos, con extraordinaria rapidez, a la lucha por su liberacin, de modo que en este sentido no puede haber la menor duda sobre cul ser la solucin definitiva de la lucha mundial. En este sentido, la victoria definitiva del socialismo est plena y absolutamente asegurada". (Igualmente, En el dcimo aniversario de Pravda, id. p. 328. Textos de mayo de 1922 este ltimo, y de marzo de 1923 el anterior). No queremos dejar pasar la ocasin de anotar que no se trata slo de que sea imprevisible la etapa de transicin sino de que para Lenin tambin son diferentes las formas que puede adoptar el sistema de dictadura del proletariado, frente a lo que tambin han propagado por ignorancia o mala f tantos personajes. Cfr. al respecto Una caricatura del marxismo y el "economismo imperialista". Este artculo fu escrito en 1916 pero su publicacin fu pstuma, en 1924. En l leemos que: "Todas las naciones llegarn al socialismo, esto es inevitable, pero no todas lo harn exactamente de la misma manera, cada una contribuir con algo propio, a tal o cual forma de la democracia, a tal o cual variedad de la dictadura del proletariado, a tal o cual variacin en el ritmo de las transformaciones socialistas en los diversos aspectos de la vida social. No hay nada ms primitivo desde el punto de vista de la teora, o ms ridculo desde el de la prctica, que pintar "en nombre del materialismo histrico" este aspecto del futuro de un gris montono. De esto no resultara ms que un pintarrajo de Suzdal" (Op. cit., tomo XXIV, pp. 72-73; tambin reproducido en tomo XXVII, p. 474, nota 6. Podemos encontrar en Lenin, en esa prevencin contra la facilitacin que implica el infantilismo de izquierda, advertencias contra el desprecio por las "instituciones burguesas". Durante el citado VII Congreso, Lenin tuvo que intervenir para impedir proposiciones que se dejaban deslizar por la pendiente peligrosa del triunfalismo: "En modo alguno debemos dar la impresin de que no valoramos en absoluto las instituciones parlamentarias burguesas. En comparacin con lo anterior, son un enorme paso adelante. Al eliminar dichas palabras crearamos la impresin de algo todava inexistente:la solidez absoluta de la etapa alcanzada. Sabemos que eso no existe an. Existir cuando el movimiento internacional nos apoye" (Op. cit. tomo XXVIII, p. 349). Son muchos los textos en los que Lenin, si bien no de una manera sistemtica (repetimos que El Estado y la Revolucin es un libro inacabado), tuvo que salir al paso contra el ataque a las "normas democrticas".
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desnudo la base. Por eso nuestro programa, si quiere ser justo, debe decir lo que realmente existe. Existe el antiguo capitalismo, que en una serie de ramas ha crecido hasta el imperialismo. Sus tendencias son exclusivamente imperialistas. Los problemas fundamentales slo pueden enfocarse desde el punto de vista del imperialismo. No hay un solo problema importante de poltica interna o exterior que pueda ser resuelta de otro modo que desde el punto de vista de esta tendencia. Pero el programa no habla ahora de esto. En realidad, sigue existiendo el enorme subsuelo del antiguo capitalismo. Existe la superestructura del imperialismo que condujo a la guerra, y de esa guerra surgi el comienzo de la dictadura del proletariado. Es esta una etapa que no se puede eludir. Es posible que las revoluciones de Europa occidental avancen ms fcilmente; no obstante, se necesitarn muchos, muchos aos para reorganizar el mundo entero, para reorganizar la mayora de los pases. Y ello quiere decir que en el perodo de transicin que vivimos no nos podemos sustraer a esta realidad heterognea. No podemos dejar de lado esta realidad, integrada por partes no homogneas, por poco elegante que sea; no podemos desechar ni un pice de ella. Un programa redactado de manera distinta a la que ha sido redactado, sera un programa falso"169. O bien: "Lo concreto en el camarada Bujarin es la exposicin libresca del capitalismo finaciero. En realidad, observamos fenmenos heterogneos. En cada provincia agrcola hay, junto a la industria monopolizada, libre competencia. En ninguna parte del mundo existi ni existir el capitalismo monopolista, sin libre competencia en toda una serie de ramas. Describir semejante sistema es decribir un sistema falso y divorciado de la realidad"170. Y, de nuevo, tambin Lenin volvi a remachar su consideracin sobre la cuestin nacional frente a Bujarin: "Poner autodeterminacin de los trabajadores donde dice autodeterminacin de las naciones sera completamente falso, ya que semejante manera de resolver el problema no considera las grandes dificultades ni el camino tan sinuoso que recorre la diferenciacin de las clases en las naciones. En Alemania se produce de manera distinta que en nuestro pas..."171. No fue el nico asunto poltico de gran relevancia. En este VIII Congreso del partido bolchevique, Lenin atac igualmente las concepciones errneas sobre la liquidacin de las tareas sindicales (opinin sostenida por Rosa Luxemburgo -las cosas en su sitio172), el problema del paso del control obrero a la direccin obrera de la industria, y la vital cautela ante el campesinado y la pequea burguesa. El comienzo de la preeminencia del capitalismo de estado en la teora y expectativas leninistas empieza, pues, en la poca del enfrentamiento con el comunismo de izquierda arrancando en la crisis de Brest-Litovsk, en la primavera de 1918. Lenin, como har aos despus173, les dir a sus
Op. cit. tomo XXXI, p. 36. Negrita nuestra. Op. cit. id. p. 35. Op. cit. id. p. 41. "Tambin aqu confunde el camarada Bujarin los deseos con la realidad. Dice que no debemos reconocer el derecho de las naciones a la autodeterminacin. Una nacin es la burguesa con el proletariado. Reconocer nosotros, los proletarios, el derecho a la autodeterminacin de la despreciable burguesa? Esto no tiene sentido alguno! Perdn, pero tiene sentido respecto de lo que realmente existe. Si se elimina esto, se caer en el terreno de la pura fantasa. Usted se remite al proceso de diferenciacin que se opera dentro de las naciones, al proceso de separacin entre el proletariado y la burguesa. Pero veamos cmo se operar esta diferenciacin". (id. p. 37 y etc.) Decimos esto en relacin al libro citado de Terray que recurre a Rosa Luxemburgo para combatir el partido de tipo leninista. Op. cit. pp. 69 y ss. Ver infra nota 106. Por ejemplo en el XI Congreso del partido bolchevique, marzo-abril 1922. Cfr. cap.II, notas 5 y 6.
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oponentes que no se olviden de la realidad por unas frases aprendidas en algn libro174. En esa reunin del 29 de abril de 1918 encontramos precisiones nuevas sobre el capitalismo de estado. Es necesario poner atencin. "El principal argumento que el grupo de los comunistas de izquierda emplea contra nosotros es que se observa una desviacin bolchevique de derecha que amenaza con llevar la revolucin por el camino del capitalismo de estado"175. Por tanto, es el camino hacia el capitalismo de estado el mal que hay que combatir, segn los oponentes de Lenin. Para Lenin, en cambio: "La realidad nos dice que el capitalismo de Estado sera para nosostros un paso hacia adelante. Si en poco tiempo pudiramos realizar el capitalismo de Estado en Rusia sera una victoria"176. Podemos regresar ahora al comienzo de este captulo y recordar los problemas de interpretacin que gener este concepto en su obra: difcil, inconsecuente, incomprensible. Sin embargo, una lectura detenida de los textos nos hace ver las cosas de otra manera. Y no se trata -Lenin no se cansa de insistir en ello- de un debate "abstracto", separado de la realidad. Todo lo contrario. Se trata de situar los fenmenos en su propio orden, de entenderlos para poder avanzar hacia el socialismo. La ruptura revolucionaria se ha producido, y ahora las propias decisiones (del partido, de los soviets, etc.) intervienen y son parte del proceso histrico. En esta nueva situacin hay poco con lo que guiarse. Lo aprendido y el peso de la teora sirven, pero no como un manual sino como una ayuda para poder adentrarse en lo nuevo. Para decidir el camino y el ritmo de paso. Sirven para decidir, pero lo decidido no est escrito. En qu se apoya Lenin para decidir que realizar el capitalismo de Estado sera obtener una victoria? En un fundamento de la teora marxista, no en una receta. En los intereses de clase, en general, y su representacin en una coyuntura poltica e histrica determinadas: "Cmo pueden dejar de ver ellos que nuestro enemigo es el pequeo propietario, el pequeo capital? Cmo pueden ver al capitalismo de Estado como principal enemigo? En el paso del capitalismo al socialismo ellos no deben olvidar que nuestro principal enemigo es la pequea burguesa, sus hbitos y costumbres, su situacin econmica; lo que ms teme el pequeo propietario es el capitalismo de Estado, porque tiene un solo deseo: sacar provecho, sacar la mejor tajada, arruinar y aniquilar a los grandes terratenientes, a los grandes explotadores177. Y en esto ltimo el pequeo propietario nos apoya con gusto. Aqu es ms revolucionario que los obreros, porque est ms exasperado y encolerizado y por eso, para terminar con la burguesa marcha de buen grado, pero no como lo hace un socialista para, una vez rota la resistencia de la burguesa, comenzar la construccin de la economa socialista sobre los principios de una firme disciplina laboral, en un marco de rigurosa organizacin y con mtodos correctos de control y registro, sino para sacar la mejor tajada y aprovechar en beneficio propio y para sus propios fines los frutos de la victoria, sin la menor preocupacin por los intereses generales del pas, ni los intereses de la clase de los trabajadores en su conjunto"178.
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En Reunion del CEC de toda Rusia, Op. cit. tomo XXIX, p. 50. Id. pp. 49-50. Op. cit. id. p. 50. Anotemos de pasada un breve pero curioso apunte de Lenin sobre un libro constituido por un conjunto de cuentos cortos, escrito por Averchenko, un enemigo de la revolucin, que Lenin recomienda reeditar. (En OC, XXXVI, pp. 27-28). Op. cit. XXIX, id. p. 50.
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Es difcil, inconsecuente, incomprensible, la aprehensin del concepto en Lenin? Veamos. "Qu significa el capitalismo de Estado bajo el poder sovitico? En la actualidad, realizar el capitalismo de Estado significa aplicar el control y registro que aplicaban las clases capitalistas. Tenemos un ejemplo de capitalismo de Estado en Alemania. Sabemos que Alemania nos ha superado. Pero si se reflexiona un poco sobre lo que significara poder implantar en Rusia, en la Rusia sovitica, las bases de este capitalismo de Estado, entonces todo el que estuviera en su sano juicio, que no se atiborrara la mente con fragmentos de conocimientos librescos, debera admitir que el capitalismo de Estado sera nuestra salvacin"179.
Ahora es cuando Lenin va a explicitar el cambio de concepcin sobre la base de la transformacin social operada: "Dije que el capitalismo de Estado sera nuestra salvacin: si lo tuviramos en Rusia, el paso al socialismo total sera fcil, estara en nuestras manos; porque el capitalismo de Estado, es algo centralizado, calculado, controlado y socializado, y es precisamente lo que nos falta; nos amenaza el medio ambiente de la incuria pequeoburguesa, producto de toda la historia de Rusia y de su economa, que nos impide precisamente dar el paso del cual depende el xito del socialismo. Me permito recordarles que estas palabras mas sobre el capitalismo de Estado fueron escritas un tiempo antes de la revolucin y es un absurdo enorme tratar de asustarnos con el capitalismo de Estado. Les recordar que en aquel entonces escrib en mi folleto La catastrofe que nos amenaza...180. "Lo que yo escrib se refera al Estado democrtico revolucionario, al Estado de Kerenski, Chernov, Tsereteli, Kishkin y cofrada, a un Estado colocado en el terreno burgus, que no abandonaba ese terreno ni poda abandonarlo. Escrib entonces que el capitalismo de Estado es un paso hacia el socialismo; lo escrib en setiembre de 1917; y ahora, en abril de 1918 -despus que el proletariado tom el poder en Octubre, cuando ha demostrado su capacidad al confiscar muchas fbricas, nacionalizar empresas y bancos, aplastar la resistencia armada de la burguesa y los saboteadores-, que ahora traten de asustarnos con el capitalismo, resulta tan rematadamente insensato y absurdo, que uno no puede menos de sorprenderse y preguntarse: Cmo pudieron pensar eso? Han olvidado un pequeo detalle: en Rusia tenemos una masa pequeoburguesa que simpatiza con la supresin de la gran burguesa en todos los paises, pero no simpatiza con el registro, la socializacin y el control. En esto reside el peligro para la revolucin; he aqu la unidad de las fuerzas sociales que la gran revolucin francesa no pudo evitar y que la hundi, y que hoy es lo nico que puede hundir a la revolucin rusa, si el proletariado se muestra dbil la pequea burguesa, tal como lo vemos, impregna toda la atmsfera social con tendencias de pequeo propietario, con aspiraciones que se expresan simplemente de esta manera: le quit al rico, y lo que hagan los dems no me interesa"181.
El paso adelante sera subordinar a la pequea burguesa, inmensamente mayoritaria, al capitalismo de Estado. Sin organizacin ni disciplina de trabajo, sin poder hacerse cargo de la produccin ni conocer la relacin entre lo que se produce, entre el mercado ruso e internacional etc..., no habr socialismo, sostiene Lenin. Sin aprender del organizador de empresa y de los trusts, sin saber
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Id. pp. 50-51. Cfr. cap. II, nota 22. Id. pp. 51-52.
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ponerlos a nuestro servicio, la revolucin quedar estancada en su primera etapa. Y Lenin pone como ejemplo a los trabajadores de la industria textil, del cuero y azucarera, que han sabido poner en prctica el capitalismo de Estado. Sin vencer la herencia de un pas capitalista atrasado, sus hbitos perniciosos (Lenin cita epecficamente que todo lo que es propiedad pblica es mirado como algo que puede ser deliberadamente estropeado), los problemas del trabajo a destajo y el sistema Taylor182, etc., en una palabra, sin organizacin, aprendizaje, disciplina, mtodos cientficos y productividad no nos acercaremos ni un paso al socialismo.
La situacin obliga a Lenin a escribir y publicar inmediatamente Seis tesis sobre las tareas inmediatas del poder sovitico183 e Infantilismo "de izquierda" y la mentalidad pequeoburguesa184. Ambos centrarn cada vez ms el desarrollo de sus ideas sobre el capitalismo de Estado. Ahora, la clave de estos textos se sita en funcin de la relacin del socialismo con el capitalismo de Estado. Mientras en las formulaciones previas, sobre todo en Estado y Revolucin -de nuevo Gerratana lo anota perfectamente-, Lenin haba pensado que la revolucin proletaria internacional conducira al socialismo transformando directamente el capitalismo monopolista de estado, en las condiciones de una Rusia atrasada el capitalismo de Estado no agotaba sus posibilidades.
Observemos, en este sentido, cmo la revolucin de Octubre viene a quebrar la evolucin del capitalismo ruso, ya que cuando estalla sta no haba alcanzado an la etapa de desarrollo de los pases ms avanzados de Europa. Al gran capitalismo ruso no le haba dado tiempo a centralizar ni someter al atrasado pequeo capital, como ya estaba ocurriendo, o de hecho estaba en fase avanzada, en pases como Alemania, etc. Era necesario respoder a una interrogacin de Bujarin: puede subsistir el capitalismo de Estado bajo un estado en el que el poder no est controlado por la clase capitalista? La contestacin no estaba en un esquema terico sino en los hechos, y estos indicaban no su posibilidad sino su necesidad. Infantilismo "de izquierda" es un texto de una enorme importancia porque en l Lenin desgrana el nudo de la cuestin sobre cmo era posible, ante el escandalo de los comunistas de izquierda, que en la Repblica Socialista Sovitica la transicin al capitalismo de Estado constituyese un paso adelante y no una traicin al socialismo. Es necesario citar extensamente: "Aqu llegamos a la raiz del error econmico de los comunistas de izquierda. Y por lo tanto debemos examinar con ms detalle este punto.
Cfr. LINHART, Robert. Lnine, les paysans, Taylor, Ed. du Seuil, Pars, 1976. Op. cit. XXIX, id. pp. 71-74. Op. cit. id. pp. 77-107.
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En primer lugar, los comunistas de izquierda no comprenden en qu consiste exactamente esa transicin del capitalismo al socialismo que nos da el derecho y el fundamento de llamar a nuestro pas Repblica Socialista de Soviets. En segundo lugar, ponen de manifiesto su mentalidad pequeoburguesa precisamente al no reconocer al elemento pequeoburgus como el principal enemigo del socialismo en en nuestro pas. En tercer lugar, haciendo un espantajo del capitalismo de Estado demuestran no comprender la diferencia econmica entre el Estado sovitico y el Estado burgus.185 Analicemos estos tres puntos. Probablemente ninguna persona, al estudiar el problema del sistema econmico de Rusia, ha negado su carcter transitorio. Probablemente, tampoco comunista alguno ha negado que la expresin Repblica Socialista Sovitica presupone la decisin del poder sovitico de realizar la transicin al socialismo, y de ningn modo que el nuevo sistema econmico pueda considerarse socialista. Pero qu significa la palabra transicin? En lo que atae a la economa, no significa acaso que el sistema actual contiene elementos, partculas, fragmentos, tanto de capitalismo como de socialismo? Cualquiera reconocer que s. Pero no todos, al reconocerlo, se toman el trabajo de reflexionar sobre qu elementos realmente constituyen las diferentes estructuras economicosociales que existen en Rusia en el momento actual. Y esta es la clave de la cuestin. Enumeremos estos elementos: 1) patriarcal, es decir, en grado considerable una economa campesina natural; 2) pequea produccin mercantil (aqu figuran la mayora de los campesinos que venden cereal); 3) capitalismo privado; 4) capitalismo de Estado; 5) socialismo. Rusia es tan grande y variada, que todos estos diferentes tipos de estructura economicosocial estn entrelazados. Justamente en eso radica el rasgo especfico de la situacin. El interrogante que se plantea es: cules son los elementos que predominan? Claro est que en un pas de pequeos campesinos predomina, y no puede dejar de predominar, el elemento pequeoburgus; la enorme mayora de los agricultores son pequeos productores de mercancas. La envoltura exterior del capitalismo de Estado (monopolio de los cereales, empresarios y comerciantes sometidos al control estatal, cooperativistas burgueses) es desgarrada en una u otra parte por los especuladores, y el principal objeto de especulacin son los cereales"186.
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He aqu el comienzo de la respuesta. Op. cit. tomo XXIX, pp. 79-80. Lenin, previamente, haba vuelto, incansable, a contestar a los argumentos sobre la paz y la guerra a los "comunistas de izquierda". Pero debemos anotar otro rasgo que es imprescindible no olvidar si se quiere evaluar el "leninismo". Lenin se alegra de que sus antagonistas hagan pblicas articuladamente sus disensiones: "Es una buena costumbre marxista hacer una exposicin coherente y completa de los principios que fundamentan las ideas y la tctica propias. Y esta buena costumbre marxista ha ayudado a que el error cometido por nuestras "izquierdas" quede al descubierto, pues el solo intento de argumentar -y no declamar- pone en evidencia la inconsistencia de sus argumentos". Esta defensa de la libre exposicin de las discrepancias no se puede dejar de lado al diferenciar leninismo de estalinismo porque es una
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Lo importante era acertar entonces con el conflicto entre los elementos enumerados por Lenin, sin lo cual toda la poltica bolchevique errara por su base. Y un error sera considerar que en las condiciones de la Rusia posrrevolucionaria la oposicin se establecera entre el capitalismo de Estado y el socialismo. No. "No es el capitalismo de Estado el que lucha contra el socialismo, sino la pequea burguesa ms el capitalismo privado que luchan tanto contra el capitalismo de Estado como contra el socialismo. La pequea burguesa se resiste a toda intervencin del Estado, a todo registro y control, ya sea capitalista de Estado o socialista de Estado. Es un hecho real, absolutamente irrefutable, y la raz del error econmico de los comunistas de izquierda es no comprenderlo"187. El proletariado comprende que el capitalismo de Estado es un instrumento necesario en la perspectiva del socialismo porque ayuda a vencer la incuria, la desorganizacin, la especulacin. Y no debe temerlo (s estar atento) porque una premisa bsica del socialismo es la dominacin del proletariado en el Estado. Por eso, cuando el poder sovitico hace concesiones, y est obligado por la realidad a hacerlas, confa en poder hacerlas para fortalecer la perspectiva socialista. Ante la acusacin del "restablecimiento de la direccin capitalista en la industria", Lenin replica que: "en primer lugar, cuando el poder sovitico entrega la "direccin" a los capitalistas, designa comisarios obreros o comits obreros que vigilan cada paso del director, aprenden de su experiencia de direccin y tienen el derecho, no slo de apelar de sus rdenes, sino tambin de lograr su destitucin por medio de los rganos del poder sovitico. En segundo lugar, entrega la direccin a los capitalistas slo para funciones ejecutivas durante el trabajo, bajo condiciones determinadas por el poder sovitico, y es ste quien las revisa o las revoca. En tercer lugar, el poder sovitico entrega la direccin a los capitalistas, no como capitalistas, sino como especialistas tcnicos u organizadores, pagndoles un salario ms alto. Y lo obreros saben muy bien que los organizadores de empresas, trusts u otras instituciones realmente grandes, en un noventa y nueve por ciento pertenecen a la clase capitalista, igual que los tcnicos de alta calificacin. Pero precisamente nosotros, el partido proletario, debemos designarlos a ellos para dirigir el proceso de trabajo y la organizacin de la produccin, pues no existe otra gente que tenga experiencia prctica en esta materia. Los obreros que, superada la edad infantil en que las frases de la izquierda o la indisciplina pequeoburguesa podan confundirlos, marchan hacia el socialismo precisamente a travs de la direccin capitalista de los trusts, a travs de
de las diferencias esenciales. Como dijo Gramsci ms tarde, abolir el termmetro no abole el mal tiempo. Cfr. BROUE, Pierre, El partido bolchevique, ed. Ayuso, Madrid, 1974, p. 162. La discusin libre y abierta es importante para encontrar las soluciones correctas y para que quienes sostienen otras posiciones puedan (no, deban) enmendar su error. "No vale la pena siquiera discutir con eseristas de izquierda; basta sealarlos como "repulsivo ejemplo" de charlatanera. Pero es necesario que discutamos con los "comunistas de izquierda", ya que en este caso quienes cometen un error son marxistas, y el anlisis de su error ayudar a la clase obrera (id.) a hallar el camino correcto". (Tomo XXIX, p. 92).
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El inters de un texto como este va ms all del propio anlisis de una realidad social. Es un ejemplo de lo que es de verdad la dialctica marxista. No se trata de una regla o unas leyes. Eso puede servir como un acercamiento, una aproximacin. Cuando se convierte en materialismo dialctico se borra la dialctica, y lo que queda es una reseca y disfrazada ontologa. Hay principios dialcticos a lo sumo, pero no hay leyes. La dialctica la encontramos a cada paso en los escritos de Lenin sobre cualquier cuestin. En estado prctico. De ah podemos extraer principios pero no un mtodo para "aplicarlo" a cualquier situacin. Ms an, la dialctica, el descubrimiento y reconocomiento de las contradicciones, puede observarse en la historia. Pero hasta ahora resulta difcil verla en la "naturaleza". (Se recordar que Hegel se burlaba de que la dialctica pudiese ser utilizada para predecir nada. No la concibi como un mtodo cientfico o de descubrimiento, en todo caso, un mtodo de exposicin). La universalidad de la dialctica en Engels era un dolo positivista del XIX, que pas a convertirse en razn de Estado del capitalismo de estado hegeliano.
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la gran produccin maquinizada, a travs de empresas de varios millones de rublos de circulacin por ao, slo a travs de tal sistema de produccin y de tales empresas"188. Esta es la poltica cuando, en efecto, se ha discernido el obstculo fundamental que supone la actividad de la pequea burguesa que se suma directa o indirectamente al capitalismo privado. "Sabemos muy bien que la base econmica de la especulacin es la capa de los pequeos propietarios, extraordinariamente vasta en Rusia, y el capitalismo privado, que tiene un agente en cada pequeo burgus. Sabemos que millones de tentculos de esta hidra pequeoburguesa aferran, aqu o all, a diversos sectores obreros, y que la especulacin penetra en todos los poros de nuestra vida econmicosocial en lugar del monopolio de Estado"189. Y Lenin detalla: "El pequeoburgus tiene un dinero de reserva, algunos miles que ahorr durante la guerra por medios honestos y especialmente por medios deshonestos. Tal es el tipo econmico caracterstico que constituye la base de la especulacin y el capitalismo privado. El dinero es un certificado que autoriza a quien lo posee a obtener la riqueza social, y la vasta capa de millones de pequeo propietarios se aferra a este certificado, lo oculta al Estado, pues no cree en el socialismo ni en el comunismo, y "se esconden" hasta que pase la tempestad proletaria. Por lo tanto, o bien sometemos a la pequea burguesa a nuestro control y registro (y podemos hacerlo si organizamos a los pobres, o sea, a la mayora de la poblacin, a los semiproletarios, en torno a la vanguardia proletaria politicamente consciente), o ser inevitable que ellos derroten nuestro poder obrero, tal como hundieron la revolucin los Napolen y los Cavaignac, que sugen justamente en este terreno de pequeos propietarios. As se plantea la cuestin. Slo los eseristas de izquierda no advierten esta verdad tan simple y clara tras toda su niebla de frases vacas sobre los campesinos trabajadores"190. Valen la pena adems estos prrafos porque Lenin traza una comparacin con la revolucin francesa. "El especulador, el agiotista, el que entorpece el monopolio: ese es nuestro principal enemigo interno, el enemigo de las medidas del poder sovitico. Si hace 125 aos, en la pequea burguesa francesa, en los ms fervorosos y sinceros revolucionarios, era disculpable la aspiracin de aniquilar a los especuladores ajusticiando a unos pocos "escogidos" y haciendo atronadoras arengas, en cambio en la actualidad, la actitud puramente retrica hacia ese problema que observamos en los eseristas de izquierda solo puede provocar asco y repulsin en todo revolucionario polticamente consciente"191.
II.1.4. Intermedio
El giro de los acontecimientos suspender el debate. En palabras de Gerratana: "el comienzo de la guerra civil y la intervencin armada de las potencias imperialistas en apoyo de la
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Id. pp. 102-103. Id. p. 90. Id., pp. 90-91. No es con discursos o con terror como se hace frente a la realidad. Solo cuando se efecta un profundo anlisis social (de clase).
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contrarrevolucin interna impusieron un giro tambin en lo que respecta a la poltica econmica; se iniciaba el perodo del comunismo de guerra en el que el rgimen, obligado a luchar ms por su propia supervivencia que por su desarrollo, no tena ms camino que la radicalizacin"192. Con el fin de la guerra civil y la aparicin de una situacin internacional de relativa estabilidad, se plantea una problemtica social y poltica diferente en el transcurso del proceso revolucionario ruso. En este punto no compartimos totalmente la evaluacin que sobre la situacin poltica realiza Gerratana, cuando dice: "En efecto, en 1921, la adopcin de la nueva poltica econmica (NEP) propuesta por Lenin no iba a encontrar oposiciones notables, aunque en el perodo inmediatamente anterior el partido se haba visto sacudido por fuertes tensiones internas y peligrosas luchas de fraccin"193. Y no la compartimos porque es precisamente en ese momento cuando se produce la celebracin del X Congreso del partido bolchevique, entre el 8 y el 16 de marzo del ao citado, y ser entonces cuando se adopten una serie de resoluciones (que fueron defendidas por Lenin con un absolutamente explcito carcter temporal) que, por razones polticas que interesaron a Stalin, se convertirn en una de las bazas decisivas en el triunfo del capitalismo de estado. Nos referimos al Proyecto preliminar de resolucin del X Congreso del PCR sobre la unidad del Partido194, al Proyecto preliminar de resolucin del X Congreso del PCR sobre la desviacin sindicalista y anarquista en nuestro partido195, y al importantsimo Informe sobre la unidad del partido y la desviacin anarcosindicalista196. Adems de las Observaciones acerca de la enmienda de Riaznov a la resolucin sobre la unidad del partido197, y la tambin breve pero importantsima Observacin a la intervencin de Kiseliov acerca de la resolucin sobre la unidad del partido198. Sin olvidar que todava se agitan rescoldos de la polmica sindical con Trotski, que tanto se utilizar (contra las recomendaciones de Lenin) posteriormente contra l por la figura ascendente: Stalin. Para no hablar de los recientes acontecimientos de Kronstadt. Pero, sin duda, lo que nos interesa de ese X Congreso es que Lenin plantea la necesidad de la sustitucin de la requisa de excedentes por un impuesto en especie. Y volvemos a encontrar cosas sorprendentes. Para empezar, hay que dejar constancia de que Lenin era muy consciente del camino imprevisto que haban tomado los acontecimientos as como de los errores y desaciertos cometidos.
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op. cit. p. 89. Ver CARR, E.H. La revolucin bolchevique, Ed. Alianza, Madrid, 1974, vol. 2, p. 283. Para las consecuencias de la guerra en la agricultura, industria, finanzas, etc. cap. 17, pp. 159-280. BETTELHEIM, Ch. Las luchas de clases..., primer perodo, op. cit. p. 305 y ss. etc. op. cit. p. 91. Para las advertencias de Lenin sobre la situacin y el pasado inmediato, cfr. OC, XXXV, durante el X Congreso (pp. 12, 13, 22, etc). Lenin se referir a la unanimidad que reina en el Partido en el XI Congreso (XXXVI, p. 236); o ver pp. 435-436 en la ltima aparicin pblica de Lenin (20-XI-1922), y antes, en el IV Congreso de la Internacional, el 13 de noviembre del 1922 durante el informe (p. 418, id). Obras Completas, op. cit. XXXV, pp. 82-88. Id. pp. 89-92. Id. pp. 93-105. Id. p. 105. Id. pp. 106-107. No debe pasarse por alto la Observacin acerca de la enmienda de Marchenko a la resolucin sobre la desviacin anarquista y sindicalista. En ella Lenin se opuso a que las publicaciones polmicas quedaran exclusivamente en manos del CC o Comits regionales para su edicin. Todo esto necesitara algn comentario pormenorizado por su relacin directa con la democracia dentro de una organizacin comunista. etc. etc.
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Se puede observar que para hacer una recapitulacin se remonta a aquel abril de 1918199. En condiciones de crisis y en condiciones del paso de la guerra a la paz hay que extremar la capacidad analtica. Y cul es el centro sobre el que giran todas las medidas que es posible emprender? Lenin lo seala cuidadosamente: el acuerdo entre el proletariado que ejerce su dictadura, es decir, que tiene en sus manos el poder estatal, y la mayora de la poblacin campesina. Y siempre desde el leiv motiv leninista: el respeto a la verdad de los hechos y explicar claramente a las clases las contradicciones y las consecuencias del camino a elegir. Sin pensar ni un slo instante en el engao, en la politiquera200. Ahora bien, mirar las cosas de frente implica constatar con amargura (no desesperacin) que hay que retroceder, que hay que seguir retrocediendo hasta unos lmites que exigen una enorme fuerza para mantenerse material y moralmente. Prcticamente convivir con las relaciones capitalistas. Lenin lo dice de muchas formas para familiarizar al partido con la nueva poltica. "En lo fundamental la situacin es la siguiente: debemos satisfacer al campesinado medio econmicamente y llegar a la libertad de intercambio; de otro modo, dado que la revolucin mundial se retarda, ser imposible econmicamente imposible- mantener el poder del proletariado en Rusia. Debemos comprender esto con claridad y no tener temor de decirlo"201. Es esencial comprender que despus de la guerra europea y tras la guerra civil el pueblo est agotado, extenuado. El dilema es as de simple: o relaciones econmicas de intercambio o nada. Y, piensa, se necesitarn dcadas para salir de esta situacin. A continuacin hay que entender qu significa el intercambio individual de mercancas: "No debemos cerrar los ojos al hecho de que la sustitucin de la requisa de excedentes por el impuesto significar ms kulaks bajo el nuevo sistema. Aparecern donde antes no podan hacerlo. Pero esto no debe combatirse con medidas prohibitorias, sino con la organizacin del Estado y con medidas de gobierno. Si se puede dar mquinas al campesino, se lo ayudar a recuperarse, y cuando se le den mquinas o electrificacin, decenas o centenares de miles de pequeos kulaks quedar liquidados"202. No hay que engaarse. La libertad de intercambio implica esto: "libertad de comercio, y esto significa un retroceso hacia el capitalismo. Libertad de intercambio y libertad de comercio significan circulacin de mercancas entre los pequeos propietarios. Quienes hemos estudiado aunque sea slo los rudimentos de marxismo, sabemos que ese intercambio y esa libertad de comercio conducen inevitablemente a una divisin de los productores de mercancas en dueos del capital y dueos de fuerzas de trabajo... Se pregunta: cmo puede el partido comunista reconocer la libertad de comercio y consentirla? No hay en eso contradicciones inconciliables? La respuesta es que, desde luego, la solucin prctica del problema presenta extraordinarias dificultades...Puede ser hecho -tericamente
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"Recuerdo que ya en abril de 1918, es decir hace tres aos, tuve ocasin de hablar ante el CEC de toda Rusia sobre nuestras tareas, que entonces se formulaban diciendo que lo principal de la guerra civil haba terminado, cuando en realidad no haca ms que empezar. Todos recordarn que en el anterior Congreso del partido basamos todos nuestro planes en esa transicin a la construccin pacfica (negrita nuestra), suponiendo que las enormes concesiones que entonces hicimos a Polonia nos aseguraran la paz. Pero ya en abril comenz la ofensiva de la burguesa polaca; con los imperialistas de los paises capitalistas, interpret nuestra posicin pacfica como un signo de debilidad, cosa que esa burguesa pag cara, puesto que obtuvo una paz mucho ms desfavorable. Pero no nos fue posible pasar a la construccin pacfica, y tuvimos que concentrarnos de nuevo en la guerra contra Polonia y posteriormente en aniquilar a Wrangel" (id. 15). Es cuando Lenin anota que "esta transicin implic trastornos que, por cierto, jams habamos previsto". Cfr. X Congreso del PCR, op. cit. tomo XXXV, p. 58. Id. p. 68. Ntese bien la manera leninista de conseguir la "liquidacin" del kulak (Cfr. cap. V). Verdaderamente es diferente a lo que pas despus, pero bajo este manto.
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hablando-, es posible restaurar hasta cierto punto la libertad de comercio, la libertad de capitalismo para pequeos agricultores, sin socavar las propias raices del poder poltico del proletariado? Es posible hacerlo? S, se puede; todo depende de la medida"203. Lenin desarrolla a continuacin los pasos a seguir, las posibilidades, la precisa evaluacin de la marcha de los acontecimientos. Y diversas advertencias para controlar mejor las dificultades. Por ejemplo, en relacin a la labor legislativa, a la aplicacin de la nueva poltica: "Lo haremos del mismo modo en todas partes? De ninguna manera. Aplicar el mismo patrn a Rusia Central, a Ucrania y a Siberia, sera el colmo de la estupidez"204.
El perodo de transicin que se atravesaba exiga, segn Lenin, formas extraordinariamente complejas de relaciones y el estado de convivencia entre el proletariado y la pequea burguesa demandaba todo un sistema de complejas medidas para asegurar la victoria del poder proletario. "Debemos tratar de comprender las formas econmicas de la indignacin de los pequeos agricultores contra el proletariado, que se han puesto de manifiesto y que se han agravado en la presente crisis"205. La libertad de comercio exigida pone de manifiesto que en las relaciones entre el proletariado y los pequeos agricultores hay problemas difciles y tareas todava no resueltas. Lenin insiste en que hay que entender claramente la prontitud en satisfacer la demanda del pequeo agricultor. Para esto hacen falta dos cosas ineludibles: "La primera es cierta libertad de intercambio, libertad para el pequeo propietario privado, y la segunda es la necesidad de obtener mercancas y productos. Para qu libertad de intercambio, si no hay nada para intercambiar, y libertad de comercio, si no hay nada con qu comerciar! Todo quedara en el papel y a las clases no se las satisface con papeles, ellas necesitan objetos materiales"206. No hay otra solucin. El intercambio es un estmulo, un incentivo, un acicate para el campesino. "El agricultor puede hacer y seguramente har un esfuerzo en inters propio, cuando sepa que no se le tomarn todos sus excedentes, sino que slo se tendr que pagar un impuesto que, en lo posible, debe ser fijado con anticipacin. Lo fundamental es que hay un estmulo, un incentivo, para el pequeo agricultor y un acicate para cultivar la tierra. Necesitamos adaptar nuestra economa estatal a la economa del campesino medio, al que no pudimos transformar en tres aos ni podremos transformar en otros diez"207. En resumidas cuentas, dice Lenin, nos equivocamos. Nuestros clculos no eran tan precisos como deban serlo. Y los hechos nos sacudieron de un lado para otro. "Un pas que despus de una devastadora guerra imperialista debi afrontar nada menos que una larga guerra civil no poda subsistir sino entregando todo lo que tena al frente. Y claro est que el pas en ruinas no pudo hacer otra cosa que tomar los excedentes de los campesinos, inclusive sin siquiera compensarlos de algn modo. Tuvimos que hacerlo para salvar al pas, al ejrcito y al poder obrero y campesino...No podamos elegir. Pero estas circunstancias hicieron que la economa campesina se debilitase hasta tal punto despus de una guerra tan prolongada, que la mala cosecha se debi tambin a la reduccin de
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Id. pp. 60-61. Id. p. 64. Id., tomo XXXV, p. 32. Id. p. 60. Id. p. 69. Negrita nuestra.
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la superficie sembrada, al empeoramiento de los medios de produccin, a la reduccin de las cosechas, a la escasez de mano de obra, etc."208 Inmediatamente Lenin se puso a trabajar en lo que sera el folleto El impuesto en especie209. Se trata de otro de los textos fundamentales que hemos analizado. Aunque hay que decir que tanto los materiales preparatorios como los discursos en los que expuso las ideas contenidas en el folleto y adelantadas en el X Congreso, tienen tanto inters la mayora de las veces como el mismo escrito. Incluso conviene retener que en su intervencin del 8 de marzo, durante el X Congreso, hay un momento en el que Lenin alude a un intento previo que no lleg a cuajar: "El problema del impuesto y de la requisa fue formulado en nuestra legislacin hace mucho, ya a fines de 1918. La ley sobre un impuesto data del 30 de octubre de dicho ao. Esta ley sobre un impuesto en especie a los agricultores fue promulgada, pero nunca fue puesta en prctica. Durante varios meses despus de promulgada se dictaron diversas instrucciones, pero nunca fue aplicada. Por otra parte la requisa de los excedentes a los campesinos fue una medida absolutamente necesaria, impuesta por la guerra, pero no responde de ningn modo a las condiciones en que la economa campesina debe desenvolverse en tiempos de paz. Los campesinos necesitan sentir la seguridad de que despus de entregar una parte de su produccin, podrn disponer del resto para venderlo localmente"210. El impuesto en especie se public en mayo, y (durante todo el transcurso del tomo XXXV) podemos observar cmo Lenin muele una y otra vez sus ideas en relacin a los hechos que se van conociendo, o a las medidas que impulsa para tratar de dirigir mnimamente el proceso. En Octubre tenemos otro texto de referencia: La nueva poltica econmica y las tareas de las comisiones de educacin poltica. Informe en el II Congreso de toda Rusia de comisiones de educacin poltica211. Y, finalmente, para lo que nos interesa, a finales de ese mismo mes, en el Informe a la VII Conferencia del partido de la provincia de Mosc212, Lenin enfrenta pblicamente que hay que asumir otro nuevo golpe: "Decamos esta primavera que no temeramos el retorno al capitalismo de Estado, y que nuestra tarea era organizar el intercambio de mercancas. Toda una serie de decretos y resoluciones, una enorme cantidad de artculos, toda nuestra propaganda y la legislacin promulgada desde la primavera de 1921, tendan a estimular el intercambio de mercancas. Qu implicaba este concepto? Presupona realizar en todo el pas un intercambio, ms o menos socialista de productos industriales y productos agrcolas, y por medio de este intercambio de mercancas restablecer la gran industria, como nico fundamento de la organizacin socialista. Pero qu ocurri? Ustedes saben ahora perfectamente, por su propia experiencia prctica, y tambin es evidente en nuestra prensa, que este sistema de intercambio de mercancas fracas y fracas en el sentido de que tom la forma de compraventa"213. Las esperanzas en el intercambio de mercancas se desplomaron. Sencillamente el mercado privado demostr ser demasiado fuerte y en lugar del deseado intercambio se produjo la simple compra y venta, el comercio.
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Id. pp. 19-20. Cfr. igualmente pp. 32-33. En op. cit. tomo XXXV, pp. 200-239. Op. cit. XXXV, p. 31. La referencia de Lenin a 1918, en XXIX, p. 414-415. Este documento de Lenin escrito el 21-IX-18 no ser publicado hasta 1931! Tiene su explicacin. Ver cap. V. Id. pp. 496-515. Id. pp. 527-551. Id. p. 541.
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Esto significaba que an no se haba tocado fondo. "Ahora debemos admitir si no queremos ocultarnos la realidad, si no queremos ser como aquellos que no saben cundo son golpeados, si no tememos mirar el peligro cara a cara. Debemos admitir que no retrocedimos lo suficiente". En esos momentos Lenin pide absoluta concentracin en los asuntos econmicos. Afortunadamente, despus de mucho tiempo, no hay asuntos impostergables en poltica exterior ni acucian los problemas militares. Hay que concentrarse en la economa porque hay que retroceder an ms: "Nos vemos obligados a retroceder un poco ms, no slo al capitalismo de Estado, sino a la regulacin estatal del comercio y de la circulacin monetaria. A menos que, con nuestros propios esfuerzos, restablezcamos un sistema regular de relaciones econmicas, que restauremos la pequea agricultura campesina y restauremos y ampliemos la gran industria, no saldremos de la crisis. No tenemos otra salida, y sin embargo hay muchos en nuestras filas que todava no comprenden con suficiente claridad que esta poltica econmica es necesaria"214. De nuevo, Lenin advierte de las consecuencias de todo esto, que implican que hay que aprender a comprender las relaciones comerciales y el comercio, que hay que comprenderlo y dominarlo. Que no se puede perder la cabeza si se quiere uno orientar en el caos aparente de las relaciones econmicas que se perciben, porque efectivamente "en nuestra situacin econmica de hoy hay ms contradicciones que las que haba antes de que se adoptara la nueva poltica econmica"215. Y finalmente el peligro se acrecienta porque: "como la economa consiste en un gran nmero de pequeeces prcticas, cotidianas, a las que uno generalmente se acostumbra y no advierte, la economa exige atencin especial y esfuerzos, y nos plantea imperiosamente que conozcamos los mtodos adecuados para vencer ese peligro"216. Especialmente en las condiciones de una restauracin de las relaciones burguesas en el mbito del comercio. Por otra parte, es curioso observar cmo Lenin utiliza para explicar a la VII Conferencia moscovita el cambio de estrategia poltica que implicaba la NEP, el ejemplo militar del paso de una guerra de movimiento a un guerra de trincheras. Se vale para ello del episodio de la toma de Port Arthur por los japoneses217. Un poco ms tarde, en un texto escrito a comienzos de noviembre de 1921, La importancia del oro ahora y despus de la victoria total del socialismo218, completa sus "recomendaciones" generales con este cuasi aforismo: "Casi todos los revolucionarios autnticos fracasaron cuando comenzaron a escribir la palabra revolucin con mayscula, a elevar la revolucin a algo casi
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Id. p. 542. Id. p. 545. Vase lo que dijimos (nota 48) a propsito de la dialctica. Digamos que ligado a la dialctica est el problema del mtodo. El mtodo ayuda a sistematizar los conocimientos pero casi nunca a producirlos. Id. p. 545. Gramsci en sus Cuadernos de la Crcel emplear los mismos trminos para ejemplificar su diferencia OrienteOccidente. Gramsci sali para Mosc a finales de Mayo de 1922 al haber sido designado delegado de la Internacional. A finales de ao trabaja en la Ejecutiva de la Internacional. Ser en noviembre de 1923 cuando es enviado a Viena para poder seguir de cerca los acontecimientos italianos. La segunda estancia en Mosc se producir en los meses de marzo y abril de 1925. Cuando es detenido el 8 de noviembre de 1926, en Rusia, Trotski y Kmenev acababan de ser expulsados del Bur Poltico. FIORI, Giuseppe. Vida de Antonio Gramsci, Pennsula, Barcelona, 1976 (2 edicin). Op. cit. id. pp. 553-560. Es aqu donde Lenin escribe: "Cuando triunfemos en escala mundial creo que utilizaremos oro para construir letrinas pblicas en las calles de algunas de las ms importantes ciudades del mundo" (p. 557).
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divino, a perder la cabeza y la capacidad de refexionar, analizar y comprobar con la mayor sensatez y calma en qu momento, en qu circunstancias y en qu esfera de accin se debe actuar de modo revolucionario y en qu momento, en que circunstancias y en qu esfera es preciso pasar a la accin reformista. Los verdaderos revolucionarios perecern (no en el sentido de su derrota desde afuera, sino del fracaso interno de su causa) slo en caso de que pierdan la serenidad y se imaginen que la revolucin grande, victoriosa y mundial, puede y debe resolver de modo revolucionario todos los problemas en cualquier circunstancia y en todas las esferas de accin. Si actan as, es seguro que perecern"219. Esta digresin por el pensamiento, las concepciones polticas, la alerta terica y el reconocimiento de los hechos de Lenin, nos parece necesaria para entender la complejidad de una poca como la NEP, clave de la transformacin histrica sujeto de nuestro anlisis, aunque nos desvie incidentalmente del hilo argumental. Retommoslo. En esta penltima formulacin leninista se vuelve a la recuperacin del instrumento capitalismo de Estado como motivo principal. No obstante, su significacin es distinta a la de 1918. Por varias razones. La primera, que, al ocurrir bajo la forma del impuesto en especie, implica el reconocimiento de que el "asalto" a las relaciones capitalistas tras el periodo de guerra civil fracas y, por tanto, hay que ponerle fin. El impuesto en especie, en principio, se plante como la transicin de la requisa de todos los excedentes de cereales de los campesinos al intercambio socialista regular de productos entre la industria y la agricultura. En segundo lugar, frente a la posicin de 1918 en que, en general, se haba supuesto que el camino de transicin a la economa socialista sera corto, ahora haba que contar con que los plazos seran muy largos. Si en 1918 se supuso que la transicin directa al socialismo se realizara sin pasar por un perodo previo en que la antigua economa se adaptara a la economa socialista, ahora esa era la perspectiva ineludible. Entonces se pens que produccin y distribucin estatal competiran con produccin y distribucin privada, y mientras se desarrollaba la esfera estatal se desprendera del sistema antagnico. En tercer lugar, en 1918 se deca que la tarea no era tanto la expropiacin de los expropiadores como implantar el registro y el control, elevar la productividad del trabajo y ajustar la disciplina, siendo el problema de la remuneracin de los especialistas algo secundario. En esta formulacin, la del Impuesto en especie, se pone en primer plano al campesinado, lo que implica comprender las medidas y la poltica que supongan no tanto una renuncia al poder del proletariado como que "en la actualidad lo ms urgente es tomar medidas que eleven inmediatamente las fuerzas productivas de la agricultura campesina. Solo de este modo ser posible mejorar la situacin de los obreros, reforzar la alianza entre obreros y campesinos, y consolidar la dictadura del proletariado. El proletario o representante del proletariado que renunciara a mejorar la situacin de los obreros de este modo, resultara en los hechos un cmplice de los guardias blancos y los capitalistas. Pues renunciar a hacerlo de este modo significa anteponer los intereses gremiales de los obreros a sus intereses de clase y sacrificar, en aras de ventajas inmediatas, parciales y momentneas para los obreros, los intereses de toda la clase obrera, su dictadura, su alianza con el campesinado
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Id. p. 555. Es inevitable recordar las palabras de Maquiavelo en El Prncipe: "Por esto, todos los profetas armados tuvieron acierto, y se desgraciaron cuantos estaban desarmados" (Espasa-Calpe, Mxico, 1981, decimoctava edicin, VI, p. 33).
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contra los terratenientes y capitalistas, su papel dirigente en la lucha por la emancipacin del trabajo del yugo del capital"220. Frente a quienes indican que la nueva poltica econmica supone el regreso del comunismo en general al sistema burgus en general, Lenin recuerda que el "comunismo de guerra" fue impuesto por la extrema necesidad, la guerra y la ruina total que sta supuso, y que fue una etapa obligada si se quera vencer a los terratenientes, capitalistas y fuerzas de intervencin. Pero que no fue ni poda ser una poltica que correspondiera a las tareas econmicas del proletariado. Porque la poltica correcta del proletariado dirigente y dominante en un pas pequeocampesino es intercambiar el cereal por los productos de la industria que el campesino necesita. Bien. El impuesto en especie es la transicin hacia esa poltica. Despus del pago del impuesto, permitimos la libertad de comercio. El impuesto en especie significa que el campesino, despus de pagar el impuesto, dispone libremente de los excedentes, y la libertad de comerciar con estos excedentes es libertad de desarrollo del capitalismo. Como no podemos restablecer de golpe la gran industria estatal socialista, hay que ayudar en cierta medida a la restauracin de la pequea industria que no exige del Estado maquinarias, grandes reservas de materias primas, combustible y vveres, y que puede prestar inmediatamente cierta ayuda a la agricultura campesina y aumentar sus fuerzas productivas. Sera suicida impedir todo desarrollo del intercambio privado cuando estamos lejos de poder darle al campesinado todos los productos que necesita. El resultado de todo esto -sera intil cerrar los ojos- es el resurgimiento de la pequea burguesa y del capitalismo sobre la base de cierta libertad de comercio. En este momento Lenin vuelve a recordar los elementos integrantes de la economa rusa segn el artculo de 1918, y afirma que la nica alternativa viable (la nica poltica posible y la nica razonable) "es no tratar de prohibir o de obstaculizar completamente el desarrollo del capitalismo, sino intentar orientarlo por el canal del capitalismo de Estado. Esto es econmicamente posible, pues el capitalismo de Estado existe -en una u otra forma, en uno u otro grado- dondequiera que haya elementos de comercio libre y capitalismo en general"221. A continuacin, Lenin recuerda que lo que trat de probar en 1918 fue, en primer lugar, la posibilidad de combinar Estado sovitico y dictadura del proletariado con capitalismo de Estado; que ste era un paso adelante en relacin al elemento pequeoburgus, en segundo lugar, y, finalmente, que no se poda confrontar nicamente el capitalismo de Estado con el socialismo. De tal forma que: "Todo el problema -tanto terica como prcticamente- consiste en encontrar los mtodos correctos
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El impuesto en especie, op. cit. tomo XXXV, p. 215. GRAMSCI har gran hincapi en este asunto (Cfr. Notas sobre Maquiavelo, sobre la poltica y sobre el Estado moderno, Ed. Nueva Visin, Buenos Aires, 1972): "El hecho de la hegemona presupone indudablemente que se tienen en cuenta los intereses y las tendencias de los grupos sobre los que se ejerce la hegemona, que se forma un cierto equilibrio de compromiso, es decir, que el grupo dirigente har sacrificios de orden econmico corporativo..." (pp. 40-41). O Alcuni temi della quistione meridionale (en La costruzione del partito comunista (1923-1926), Turn, 1971, p. 31). Tambin, la carta al CC del PCUS de 14 de octubre de 1926. Ambos en la Antologa, de SACRISTAN, M. Ed. Siglo, XXI, Madrid, 1944 (2 edicin). "Para ser capaz de gobernar como clase, el proletariado tiene que despojarse de todo residuo corporativo, de todo prejuicio o incrustacin sindicalista..." (p. 193). Por su lado, el pasaje de la Carta al CC del PCUS (documento -con maysculas- de excepcional importancia) que extraemos es ste: "Camaradas, jams en la historia se ha visto que una clase dominante estuviera en su conjunto en condiciones de vida inferiores a las de determinados elementos y estratos de la clase dominada y sujeta. Esta contradiccin inaudita es la que ha reservado la historia para el proletariado..." (p. 205). Id. p. 218.
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para orientar el inevitable (hasta cierto punto y durante un perodo determinado) desarrollo del capitalismo por el canal del capitalismo de Estado y en determinar de qu condiciones rodearlo para asegurar su transformacin en socialismo en un futuro prximo"222. El resto del folleto es un intento de Lenin de clarificar al mximo qu sera y qu podra ser en la prctica el capitalismo de Estado dentro del marco del Estado y del sistema sovitico, sobre las concesiones, capitalismo cooperativo, "comisiones" y arriendo. Cuatro formas, por tanto223.Adems, aparecer la vital importancia de la electrificacin, de la lucha contra la lcera burocrtica, del urgente aprendizaje de los conocimientos de los capitalistas, de lo que ms tarde plantear como imprescindible revolucin cultural, del despertar la iniciativa local, de alentar el comercio "correcto", la labor legislativa, la evaluacin de experiencia concreta, desviaciones y peligros, de la "inteligencia" de Miliukov. Y no dejarse engaar por la aparente paradoja de un capital privado colaborando con el socialismo. Esto extraara menos si se conociesen posiciones tericas de Lenin que, al parecer, no tuvo tiempo de desarrollar pero que estaban en su cabeza. Por ejemplo: "Tericamente hablando el monopolio estatal no es necesariamente el mejor sistema desde el punto de vista del socialismo. En un pas campesino que posee una industria -y esta industria est en funcionamiento-, si existe cierta cantidad de mercancas, es posible aplicar como medida de transicin un sistema de impuesto y de libre intercambio"224. Al final, volveremos sobre esta cita. Pero, como vimos ms arriba, la cruda realidad, al mismo tiempo que sancionaba aprobatoriamente la poltica emprendida, indicaba que an no haba finalizado la retirada. "El Estado proletario deba ser un patrono diligente, cuidadoso y hbil, un buen comerciante mayorista; de lo contrario, no podr levantar econmicamente a este pas pequeocampesino: en las condiciones actuales en que vivimos al lado del Occidente capitalista, no hay otro camino que lleve al comunismo. El comerciante mayorista nos parece un prototipo econmico tan apartado del comunismo como el cielo de la tierra. Pero esta es una de las contradicciones que, en la vida real, lleva de la economa pequeocampesina, va capitalismo de Estado, al socialismo. El estmulo personal elevar la produccin; nosotros necesitamos ante todo y a toda costa que sta aumente. El comercio al por mayor establece un nexo econmico entre millones de pequeos campesinos, les proporciona un inters personal, los vincula entre s y los conduce a la siguiente etapa, es decir, a diversas formas de relacin y vnculos en el proceso de produccin mismo"225.
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Id. p. 218. En el III Congreso de la Internacional Comunista, entre finales de junio y primeros de julio, Lenin, al hacer un repaso a la situacin rusa, expondr concentradamente la poltica que haba ido madurando y que segua en curso. Se puede consultar su informe si se quiere tener una idea sinttica y global de su pensamiento en esos momentos. En ese informe leemos para lo que nos interesa: "El desarrollo del capitalismo controlado y regulado por el Estado proletario (es decir, del capitalismo de Estado en este sentido de la palabra) es ventajoso y necesario (por supuesto dentro de ciertos lmites) en un pas de pequeos campesinos, extraordinariamente arruinado y atrasado, porque puede acelerar el restablecimiento inmediato de la agricultura campesina etc". Ntese el entrecomillado y subrayado del propio Lenin para captar el matiz. (En Op. cit. tomo XXXV. p. 358). Las intervenciones de Lenin durante todo el Congreso deben leerse, por su importancia, hasta la ltima coma, tanto en lo tocante a la poltica interna como internacional. Cfr. nota 114. Informe X Congreso, op. cit. tomo XXXV. p. 69. Ante el cuarto aniversario de la revolucin de Octubre, op. cit. tomo XXXV, pp. 492-493. En este breve texto, escrito entre el 12 y 15 de Octubre de 1921, Lenin ya est adelantando conclusiones que desarrollar ms extensamente en los textos sealados en nuestra pgina 40, La nueva poltica econmica y las tareas... y el Informe a la VII Conferencia....
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Encontramos igualmente cmo Lenin va sealando otro rasgo de gran importancia que obliga a estar muy atento y ser muy cauteloso con la poltica emprendida. Nos referimos al fenmeno del desclasamiento del proletariado. Podemos constatarlo, por ejemplo, a finales de mayo, en el Guin del discurso en el congreso de sindicatos226, en el artculo publicado en la Pravda de 28 de agosto Nuevos tiempos y viejos errores bajo una nueva apariencia227, o en el ya dos veces citado La nueva poltica econmica y las tareas...228 La reanimacin de la actividad econmica, los primeros resultados positivos, la mejora de los datos estadsticos etc., confirman a Lenin la bondad y viabilidad de la poltica emprendida. Las tesis, los discursos, las diferentes intervenciones, como mximo responsable de la direccin sovitica, en los ltimos meses de 1921 y en los primeros meses de 1922, muestran la "obsesiva" preocupacin de Lenin por hacer comprender en todos los sectores, las implicaciones del nuevo rumbo229. Y Bujarin? La poltica de la NEP coincidi con un cambio en sus posiciones tericas y polticas230. Desde ahora se convertir, precisamente, en el portavoz de la "derecha". Por tanto, ser un apoyo de la estrategia impulsada por Lenin. Sin embargo, en el problema del capitalismo de Estado seguir oponindose al uso que haca aquel. Pese al cambio experimentado hay un aspecto que permanece inalterable en Bujarin: su tendencia a eliminar y degradar el tratamiento de las relaciones contradictorias231.
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Op. cit. tomo XXXV, pp. 289-290. Id. pp. 441-449. Ver supra. (p. 502.). Esta preocupacin aparece igualmente en otros lugares, por ejemplo, en el IX Congreso de toda Rusia de Soviets (tomo XXXVI, p. 93). Pero cuando adquiere una importancia mayor es cuando Lenin se da cuenta de que este fenmeno afecta al partido bolchevique y puede llegar a constituir la base para una posible escisin en el mismo. En marzo de 1922, un poco antes del XI Congreso del partido, en sus cartas a Mlotov sobre las Condiciones de admisin de nuevos miembros al partido, no duda en afirmar : "No hay duda de que ahora nuestro partido no es, por la mayora de sus componentes, lo suficientemente proletario". Pero asombra que escriba: "Si no cerramos los ojos a la realidad, debemos admitir que en la actualidad la poltica proletaria del partido no est determinada por el carcter de sus componentes, sino por la enorme autoridad, sin reservas, de que goza ese pequeo grupo que podra ser llamado la vieja guardia. Bastara con que se produjese en este grupo una pequea lucha interna, para que su autoridad quedara, si no quebrantada, por lo menos debilitada hasta tal punto que el grupo carecera de fuerza para determinar la poltica". (Cfr. id. cit, pp. 187-190). Podemos confrontarlo en todo el primer bloque de documentos publicados en el tomo XXXVI del las OC. Especialmente sealamos:Discurso en el I Congreso agrario de la provincia de Mosc, del 29 de noviembre del 21 (pp. 33-35). Las tesis sobre el problema agrario aprobadas por el partido comunista de Francia (pp. 44-50). Informe e intervenciones en el IX Congreso de toda Rusia de Soviets, entre el 23 y 28 de diciembre de 1921 (pp. 61-104). Cfr. cap. IV. 3. Es este uno de los ingredientes que hicieron escribir a Lenin (independientemente del aprecio que le tena) en su Testamento: "Bujarin no es slo un terico muy valioso e importante del partido; adems es considerado, merecidamente, el preferido de todo el partido; pero sus conceptos tericos solo pueden ser clasificados de plenamente marxistas con gran reserva porque hay en l algo de escolstico (nunca ha estudiado dialctica y, pienso, nunca la entendi del todo)". (Id. tomo XXXVI, p. 475). No hay que decir que sta caracterizacin era positiva frente a la de Stalin, acorde con lo que haba ido descubriendo en l a travs de sus enfrentamientos sobre la cuestin nacional, la inspeccin obrera y campesina o el monopolio del comercio exterior: "El camarada Stalin, convertido en secretario general, ha concentrado en sus manos un poder ilimitado, y no estoy seguro de que siempre sepa utilizar ese poder con la suficiente prudencia". Y unos das despus hace el terrible agregado del 4 de enero de 1923, que "cala" hasta donde se poda ver entonces al "hombre de acero" proponiendo, adems, su destitucin. (Ver id, p. 476). Para aclarar qu es el llamado Testamento de Lenin, se pueden consultar LENIN, V.I. Testamento poltico seguido de Diario de las secretarias, Anagrama, Barcelona, 1975 (esta edicin advierte que reproduce la de PyP, es decir, LENIN, V.I. Contra la burocracia/Diario de las secretarias de Lenin, Cuadernos de Pasado y Presente, Buenos Aires, 1974, 2 edicin, febrero). Ver tambien las anotaciones marginales de Lenin al libro de BUJARIN, N. Teora econmica del perodo de transicin, PyP, Buenos Aires, 2
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Con la nueva poltica econmica, Bujarin ve una armona entre la iniciativa privada y el desarrollo socialista. Hay un aspecto que Gerratana no seala y es esencial en relacin al capitalismo de Estado y la polmica con Bujarin. Se trata de la cuestin del monopolio del comercio exterior232. Una de las cuestiones en las que se centran las preocupaciones ltimas de Lenin. Y es extrao que se le escape este aspecto al estudioso italiano, porque ilumina no slo el objeto de la polmica sino tambin otras cosas. Al tratarse de una lucha en la que, segn escribi a Trotski, "en este problema no se pueden hacer concesiones"233, nota las posiciones y el agrupamiento de fuerzas dentro del partido, o mejor, del CC y del Bur Poltico. Respecto al agrupamiento, Lenin, Trotski, Krasin, etc, por un lado, y por otro, Bujarin, Stalin, Piatakov, etc. Desde el momento en que qued sellada la alianza tcita LeninTrotski...con Lenin vivo esto era irresistible. Pero cul era la sustancia del asunto? Pues nada menos que proteger al proletariado industrial y por tanto hacer posible una industria rusa, sostener la posibilidad de convertir a Rusia en una potencia industrial. En una palabra, el monopolio del comercio exterior era el nico camino para restaurar y desarrollar la industria en condiciones socialistas. Advirtamos este detalle: Lenin, como sealamos ms arriba, no tuvo duda en indicarle al proletariado, al proponer la poltica de la NEP, que era necesario renunciar, en ciertas condiciones, a agarrarse a posiciones "gremiales" si quera mantener la hegemona poltica. Pero una cosa es esto y otra muy diferente el desarme completo. Y esto es lo que significaba la postura de Bujarin en el asunto en cuestin. Por eso, Lenin tendr nuevamente expresiones dursimas contra Bujarin en el citado escrito dirigido, por cierto, a Stalin. As, afirmaciones falsas, eludir la esencia del problema, y "en la prctica, Bujarin acta como defensor del especulador, del pequeo burgus y de las capas superiores del campesinado, contra el proletariado industrial, que no podr en absoluto construir su industria, ni convertir a Rusia en un pas industrial, si no tiene la proteccin, no de los aranceles aduaneros, sino del monopolio del comercio exterior"234. Vemos, pues, que las sociedades mixtas, dentro del marco del monopolio exterior, a su vez englobadas dentro del capitalismo de Estado, era un mecanismo esencial para aumentar la circulacin, con la consiguiente proteccin de la industria rusa, en forma real y no ficticia, como en el caso de la proteccin arancelaria. (Queda clara una vez ms la unilateralidad de Bujarin).
edicin 1974. Con la publicacin, en el diario EL PAIS del 18 de Octubre de 1992, de inditos de Bujarin, se confirman por l mismo la verdad de las apreciaciones de Lenin. Adems, este texto muestra una prueba espeluznante de algo que es objeto del captulo V.3. La destruccin del Partido , que adelantamos: la insignificancia del individuo (y la suya propia) frente a la "divina" superioridad tica del Estado "socialista" incluso en sus manifestaciones ms injustas y criminales.
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Acerca del monopolio del comercio exterior (Al camarada Stalin para el pleno del CC), OC XXXVI, pp. 464-468. La carta de Lenin a Trotski en DEUTSCHER, I. El profeta desarmado, (t.II), Ed. Era, Mexico, 1971, 2edicin, p. 73-74. LEWIN, M. Op. cit. pp. 58-60. Y otros. Es en estos dias, 13 y 15 de diciembre de 1922, cuando Lenin sufre dos ataques -trombosis cerebral- pese a lo cual consigue escribir y dictar sus pensamientos. Id. p. 467. Dirigir el escrito a Stalin nos parece una manera inteligente de matar dos pjaros de un tiro. Claro que, en manos de Stalin, esta carta era una bomba contra Bujarin....para ms tarde.
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Llegamos a la ltima formulacin de Lenin sobre capitalismo de Estado. Se encuentra en sus ltimos escritos . En aras de la claridad, podemos tomar como punto de partida el Proyecto de tesis sobre el papel y las funciones de los sindicatos bajo la nueva poltica econmica235. Es difcil resumir un texto en el que no sobra una coma. Citamos la relacin de los epgrafes para dar una idea del conjunto del texto: l. La nueva poltica econmica y los sindicatos. 2. El capitalismo de Estado en el Estado proletario y los sindicatos. 3. Las empresas estatales, trasladadas, al mtodo del denominado clculo econmico, y los sindicatos. 4. Diferencia esencial entre la lucha de clase del proletariado en un estado que admite la propiedad privada de la tierra, las fbricas, etc., y donde el poder poltico est en manos de la clase capitalista, y la lucha de clase del proletariado en un Estado que no admite la propiedad privada de la tierra y de la mayora de las grandes empresas, y donde el poder poltico est en manos del proletariado. 5. Retorno a la afiliacin voluntaria de los sindicatos. 6. Los sindicatos y la direccin de las empresas. 7. El papel y la participacin de los sindicatos en los organismos de direccin y de gobierno del Estado proletario. 8. La vinculacin con las masas como condicin fundamental para toda labor de los sindicatos. 9. Las contradicciones en la situacin de los sindicatos bajo la dictadura del proletariado. 10. Los sindicatos y los especialistas. 11. Los sindicatos y la influencia pequeoburguesa sobre la clase obrera. En este Proyecto se perfila una concepcin ms segura de lo que es el capitalismo de Estado en las nuevas condiciones, tras la aplicacin de la NEP. Ahora se va percibiendo ms claramente que se trata del ncleo de un verdadero programa de transicin al comunismo. En las especficas circunstancias de atraso de Rusia (pero vlido para otras similares), se debe reforzar la poltica de adaptacin al paso voluntario del campesinado a la socializacin de la agricultura, proporcionando inmediatamente un mejoramiento de la poblacin rural, tanto de los trabajadores asalariados como de los pequeos campesinos. Ahora bien, para llevar a efecto tal planteamiento, en el XI Congreso del Partido pero ya antes en diferentes documentos, Lenin propondr como palanca indispensable la emulacin socialista, es decir, conseguir contra el simple empleado de comercio, comerciante o pequeo capitalista, la vinculacin econmica con el campesinado. Las formas podrn ser variadas. Lenin pondr como ejemplo las sociedades mixtas creadas al calor de la NEP, en ese momento un nmero de diecisiete, tanto con capitalistas extanjeros como rusos236. Pero, al mismo tiempo, Lenin advierte que para esta tarea, que si es salvada positivamente asegurara definitivamente el poder sovitico amenazado ahora ms peligrosamente que durante la guerra civil, es precisa una autntica revolucin cultural. Lo advertir al paso, y terminar por subrayarlo desesperadamente en esos dictados ltimos a Fotieva237, que son su testamento, vencido
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OC, tomo XXXVI, pp. 107- 117. Es otro de los textos fundamentales que hay que tener presente. Se termin de redactar en los primeros das de enero de 1922 para su discusin en el Bur Poltico con vistas al XI Congreso del partido. Comprender esto ilumina la estril polmica, o mejor dicho falsa alternativa, socialismo en un solo pas/revolucin permanente. Estril no para Stalin. Ver la doble referencia bibliogrfica al Testamento y Diario secretarias, en nota 87.
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por la enfermedad y el agotamiento. "Para renovar nuestro aparato estatal es preciso que nos pongamos a toda costa: primero, estudiar; segundo, estudiar y tercero, estudiar.."238. De todas maneras, desde que se plante la NEP, Lenin era muy consciente de lo que significaba vencer esta dificultad. Por eso, para buscar un precedente sistmatico a este problema, hay que referirse ineludiblemente a La nueva poltica econmica y las tareas de las comisiones de educacin poltica, en donde designa los tres enemigos principales que tiene ante s el educador poltico: el engreimiento comunista, el analfabetismo, el soborno239. Para ganar la batalla de la emulacin entre las empresas estatales y capitalistas, hay que aprender a ser "comerciantes cultos", hay que aprender a saber dirigir la economa. Lenin recuerda en el XI Congreso que, como partido gobernante, gozan de un crdito, de un gran crdito entre el campesinado porque han logrado expulsar al terrateniente, han sabido dirigir un ejrcito, han sabido ganar la guerra civil desencadenada por los antiguos amos. Pero un crdito poltico, a diferencia de uno comercial, no tiene fecha de vencimiento. El campesinado sabe que el capitalista o el terrateniente, aparte de explotarlos, sabian abastecerlos. Pero seremos nosotros capaces de hacerlo? "El campesino confa en nosotros, y no puede ser de otra manera despus de lo que ha sufrido. En su mayora los campesinos siguen diciendo: Bueno, si ustedes no saben hacer las cosas todava, esperaremos; puede ser que aprendan. Pero esta confianza no puede ser eterna"240. Lo que hay que demostrar sin perder ni un instante es que los comunistas sern capaces de prestar ayuda econmica prctica a los obreros y a los campesinos, hacerles ver que saben triunfar tambien en la emulacin. Han pasado los tiempos en que se trataba de redactar un programa y llamar al pueblo a cumplir ese gran programa. "En el transcurso del ao pasado mostramos muy claramente que no sabemos dirigir la economa. O en el prximo ao probamos lo contrario, o el poder sovitico no podr existir. El peligro mayor es que no todos comprenden esto. Si todos nosotros, comunistas, que ocupamos puestos responsables comprendemos claramente que nos falta capacidad para dirigir la economa, que debemos aprender desde el principio, entonces venceremos; eso, en mi opinin, es la conclusin fundamental que se debe extraer"241. Una de las inmediatas reformas que haba que emprender era la reorganizacin del aparato estatal. Lenin ahora no dice ms que vituperios sobre el estado del mismo, pero sealando los defectos, las lneas de trabajo para empezar a poner orden, las directivas, la distincin y separacin de funciones. No es que Lenin no hubiese percibido el "cncer burocrtico". Desde tiempo atrs encontramos a cada paso seas de su preocupacin242. Lo que ocurre es que ahora se convierte en un
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En Mejor poco, pero mejor (tomo XXXVI, p. 524-525). En la citada LENIN, V.I. Contra la burocracia/Diario de las secretarias (op. cit), este artculo aparece como "Ms vale poco pero bueno" (pp. 85-100). XXXV, pp. 513-514. Informe poltico del CC del PC (b) R. XI Congreso del PC(b)R, op. cit. p. 240. id. p. 242-243. Su fustigamiento del burocratismo (por ejemplo, a travs de los personajes de Chejov, Gogol, Saltikov-Chedrn, Goncharov, los Oblomov, etc; incluso a travs de Maiakovski -que no era preferencia de sus gustos poticos como l mismo admita) animaba a desarraigar los malditos hbitos heredados. Cfr. a este respecto, el Discurso en la sesin del grupo comunista del Congreso de toda Rusia de metalrgicos, op. cit, tomo XXXVI, p. 183. Como dice Marzoa: "Lenin no era un fetichista de ningn tipo de organizacin; saba muy bien que toda organizacin (incluso la de su propio partido, la obra de su vida) puede convertirse en <<aparato>>" etc., en MARTINEZ MARZOA, Felipe. De la Revolucin, Alberto Corazn Editor, Madrid, 1976, p. 120.
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objetivo poltico de primer grado por la estrategia emprendida. No se trata ya de nuevos decretos o nuevas instituciones. Lo que se precisa es controlar la idoneidad de los funcionarios del aparato estatal sovitico. Lenin pone varios ejemplos. Uno: "Nuestro peor enemigo interno es el burcrata, el comunista instalado en un puesto sovitico responsable (o no responsable) que goza de estimacin general por su honestidad. Un tanto severo, pero virtuoso. No aprendi a combatir la lentitud burocrtica, el papeleo; no es capaz de combatirla, la oculta"243. Para no extendernos innecesariamente, una carta dirigida al presidium del V Congreso de toda Rusia del sindicato de empleados soviticos el 22 de noviembre de 1922, puede sintetizar perfectamente la esencia de la poltica trazada por Lenin encaminada a reorganizar el aparato estatal: "El objetivo principalsimo y urgente del momento -y de los prximos aos- es la sistemtica disminucin y abaratamiento del aparato estatal sovitico; ello se lograr por medio de la reduccin del personal, la mejor organizacin, la supresin del papeleo y la burocracia, y la disminucin de los gastos improductivos. En este terreno, a ese sindicato le espera un gran trabajo"244. Cuando Lenin entra de lleno en el examen de las instituciones estatales se lleva una tremenda sorpresa. La situacin es mucho peor de lo que pensaba. Es en este contexto donde se enmarca el llamado Testamento245 pero no slo, porque hay toda una serie de notas dictadas con urgencia sobre diversos problemas, que culminan en su arremetida sobre el tratamiento de la "autonomizacin", es decir, la cuestin nacional. Estas notas comienzan con esas primeras palabras, a veces citadas fuera de lugar: "Creo que soy muy culpable, con respecto a los obreros de Rusia, por no haber intervenido con suficiente energa y decisin en el famoso problema de la autonomizacin..."246. No podemos detenernos en este punto (vital, sobre todo, por los acontecimientos histricos que estn marcando nuestro tiempo), pero sin un conocimiento de la poltica nacional que arranca, no ya de 1922, cuando se crea la URSS, sino de ms atrs, de la poca del comienzo de la I Gran Guerra, que es cuando Lenin escribe la mayora de sus textos sobre las nacionalidades (y que llenan muchas pginas de los tomos correspondientes de sus OC247), no se puede entender gran cosa de lo que son los enfrentamientos en la Trascaucasia hoy. Pero, por otra parte, ya vimos cmo la discusin con Bujarin sobre el capitalismo de Estado y el imperialismo se entrelazaba inopinadamente con la cuestin nacional248.
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Discurso en la sesin..., id. p. 185. Y por supuesto las Cartas a Tsiurupa, id. pp. 127- 134. id. p. 443. Para todo esto es indispensable en primer lugar el libro magnfico de Moshe LEWIN, El ltimo combate de Lenin, Lumen, Barcelona, 1970. id. p. 484. Se llega a dar a entender, incluso, que Lenin peda perdn por la revolucin. Desde la VI Conferencia de Praga, de enero de 1912 (OC, XVII, pp. 457-491), podemos observar cmo la preocupacin de Lenin por la cuestin nacional y el derecho de las naciones a la autodeterminacin se agudiza contnuamente. Cfr. los tomos XVIII al XXII para el perodo anterior a la guerra, que contienen textos tan fundamentales como las Tesis sobre el problema nacional (XIX, pp. 490-500); Notas crticas sobre el problema nacional (XX, pp. 345-381, pero adems se refiere a problemas como la lengua, la escuela, el idioma oficial obligatorio, el nacionalismo, etc.); el tomo XXI, con la clebre El derecho de las naciones a la autodeterminacin, pp. 313-376; el tomo XXII, El orgullo nacional de los gran rusos, pp. 196-200 y, por supuesto, El socialismo y la guerra, pp. 399-421. Por eso nos asombra que un libro como el de Terray descargue en Lenin lo que hay que abandonar reivindicando a Rosa Luxemburgo, lo que est muy bien siempre que se recuerde que sta se equivoc en su apreciacin del menchevismo, en la teora de la acumulacin del capital, en la poltica de unidad en 1914, pero
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Hay que decir, no obstante, que otro malentendido muy extendido se refiere a la creencia de que Stalin era el representante de la poltica nacional de Lenin. Basta con leer estas notas ltimas para apreciar el abismo que los separaba. Pero aclaremos que las diferencias no aparecen slo en este momento, en que a Lenin le llegan las noticias del comportamiento chovinista gran ruso de Stalin, Ordzhonikidze y Dzerzhinski en Georgia, y monta en clera pidiendo un castigo ejemplar; ms de un ao atrs, en un tono todava cordial, en una nota sobre un proyecto de resolucin en la formacin de una federacin de las repblicas de Trascaucasia, hace dos recomendaciones fundamentales, que sealan lo que para Lenin era esencial y para Stalin no249.
Para Lenin este asunto nunca fue de segunda fila. Ms an, era un elemento primordial en las perspectivas de la revolucin internacional en la que no se poda hacer la vista gorda por muy insignificante que pudiera ser el caso250. Llegamos al final. Solo nos queda aclarar la configuracin del capitalismo de Estado en esta ltima formulacin leniniana, uno de los dos ejes en los que se apoya esta tesis. Cuando seguimos paso a paso cada uno de los textos de Lenin respetando la cronologa, observamos que desde 1918 hasta los primeros meses de 1923, en que pudo dictar sus ltimas recomendaciones y advertencias, siempre que va a tocar el tema del capitalismo de Estado invariablemente se retrotrae a Las tareas... y al "infantilismo" y .... Curiosamente en el artculo Sobre el cooperativismo251, el propio Lenin se da cuenta de esto mismo y dice: "Cada vez que escrib acerca de la nueva poltica econmica, cit siempre mi artculo de 1918 acerca del capitalismo de Estado"252.
sobre todo en la cuestin nacional y en el problema de la independencia de Polonia. Ver Lenin, (XXXVI), p.169. Asunto ste difcil de conciliar con una visin ms democrtica que en Lenin.
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La fecha exacta es 28-XI-21, y las recomendaciones son: "1) En tanto que una federacin de repblicas de Transcaucasia es por principio absolutamente justa y tiene que constituirse sin falta, su inmediata realizacin prctica debe ser considerada prematura, o sea, que se requiere cierto tiempo para la discusin, la propaganda y su adopcin por los organismos soviticos inferiores; 2) proponer a los comits centrales de Georgia, Armenia y Azerbaidzhn (por intermedio del Bur del Cucaso), que sometan el problema de la federacin a un amplio debate en el partido y entre las masas obreras y campesinas; que desarrollen una intensa propaganda en favor de la federacin y que esta se apruebe en los Congresos de los soviets de cada repblica; en caso de surgir una oposicin seria, el Bur Poltico del CC del PCR debe ser informado exacta y oportunamente". Op. cit, tomo XXXVI, p. 32. "El perjuicio que puede causar a nuestro Estado la falta de unificacin entre los aparatos nacionales y el aparato ruso es infinitamente menor (subrayado nuestro) que el que causar, no slo a nosotros (id), sino a toda la Internacional, y a los centenares de millones de hombres de los pueblos de Asia, la cual nos seguir en un futuro prximo, en la escena de la historia. Sera un oportunismo imperdonable que, en vsperas de esa iniciacin del Oriente, en su despertar, socavsemos nuestro prestigio ante sus pueblos con la menor dureza o injusticia hacia las nacionalidades no rusas que habitan en nuestro pas. Una cosa es la necesidad de unirse contra los imperialistas de Occidente, defensores del mundo capitalista. En eso no cabe duda alguna, y resulta superfluo decir que lo apruebo en absoluto. Otra cosa es cuando nosotros mismos caemos, aunque slo sea en cuestiones de detalle, en actitudes imperialistas hacia las nacionalidades oprimidas, socavando as toda nuestra sinceridad de principios, toda nuestra defensa de principios de la lucha contra el imperialismo. Ahora bien, el maana de la historia mundial, ser el da en que los pueblos oprimidos por el imperialismo, que despiertan, se levanten finalmente y comience una larga y dura lucha decisiva por su liberacin". id. p. 490. Para evitar confusiones, aadamos que este artculo se presenta otras veces con el ttulo Sobre la cooperacin. Id. t. XXXVI, p. 500.
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Hay que considerar que, efectivamente, haca poco tiempo (si las notas sobre el cooperativismo son de principios de enero de 1923 aunque fueran publicadas en mayo), en noviembre, durante el IV Congreso de la Internacional, haba vuelto a referirse en su Informe, al texto del "Infantilismo...". La diferencia es que hay tras de s una experiencia de ms de cinco aos de revolucin. Esto le permite hacer ya un balance bastante ms amplio y dibujar las perspectivas con una mayor nitidez. Incluso para la propia NEP, constatando el error del olvido de un elemento que ahora se revelaba como estratgicamente decisivo: "Al implantar la NEP fuimos demasiado lejos, pero no porque atribuimos demasiada importancia al principio de la empresa y el comercio libres; fuimos demasiado lejos porque perdimos de vista las cooperativas, porque ahora las menospreciamos, porque ya empezamos a olvidar la enorme importancia de las cooperativas desde los puntos de vista arriba indicados"253. Lo que no se subraya del artculo de Lenin Sobre el cooperativismo, al carecer de una teora que explique el infernal trmino de capitalismo de Estado, es que Lenin opone ahora la organizacin cooperativa como un freno a la prepotencia del capitalismo de Estado. El capitalismo de Estado no deja lugar a la "sociedad civil". Sin embargo, las cooperativas, al tener posibilidades de elegir la produccin, estudiar la demanda, organizar su propio trabajo, son un mbito en el que pueden vivir relaciones sociales no reglamentadas por la uniformidad del capitalismo de Estado. Es decir, las cooperativas presuponen la sociedad civil mientras que el capitalismo de Estado, para ser tal, para alcanzar su tendencia absolutizadora, presupone su eliminacin. (Lenin se parti la cara con l, como hemos visto en la cuestin nacional). Lenin ve en la cooperacin dos aspectos: uno econmico, en el que se puede reconstruir un nuevo tipo de sociedad civil sobre la base de la cooperacin, distinto a otra forma econmica con la que coexiste cual es la estatalizacin de otros sectores de la economa; y otro poltico (aunque an no le concede importancia y est poco desarrollado), en el sentido de que el soviet, ms que una expresin de la voluntad del Estado, poda ser la expresin de la voluntad de la sociedad civil. Histricamente, el desarrollo de los acontecimientos acaba convirtiendo a los soviets en la organizacin, en la expresin de la voluntad estatal, en la que la sociedad solamente se desarrolla en el espacio de lo pblico, esto es, en el espacio del Estado, mientras que si hubiera existido la cooperacin en general, las cooperativas, como su forma ms visible, hubieran tenido un soviet que representara no los intereses del Estado sino los intereses de la "sociedad". Y en este punto es donde se ve el aspecto poltico de la cooperacin, porque habra evitado ese ajuste perfecto que significa el capitalismo de Estado, como estructura econmica, y esa superestructura de lo pblico, ese encaje entre este y Hegel. Aspecto poltico que, curiosamente, apenas ve Lenin ("Es necesario organizar la cooperacin polticamente, de suerte que no slo represente en general y siempre ciertas ventajas, sino que estas ventajas sean de ndole puramente material [inters bancario favorable, etc.]. Se debe conceder a las cooperativas prstamos de Estado, superiores aunque sea en pequea medida a los prstamos que se otorgan a las empresas privadas, incluso a la industria pesada, etc.")254, porque una lectura literal de su
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id. op. cit. p. 497. Los subrayados nuestros. Id. p. 498. Obsrvese bien este texto. Pero un aspecto fundamental: Lenin da por supuesto una estructura que consta de tres elementos: estatal, cooperativo y privado. Terminado este libro hemos conocido la obra de MALIA, Martin. La tragdie sovitique (Histoire du socialisme en Russie 1917-1991,
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artculo no alcanza a llegar donde decimos. Pero en el conjunto de sus ltimos trabajos no se puede esconder la preocupacin de Lenin por el aspecto que est tomando la superestuctura. Son las continuas llamadas, medidas, directivas, ya citadas ms arriba, sobre la reduccin del aparato estatal, y que ahora, de nuevo en el marco de este artculo, vuelve a reafirmar ("reorganizar nuesto aparato que no sirve en absoluto..."255), y a repetir en Mejor poco, pero mejor. Aspecto, podemos decir ya, rostro visible de ese capitalismo de Estado, que est generando una criatura en la sociedad sovitica, a la que Hegel, sacndola de la sociedad civil que es su espacio natural, llamaba "ciudadano". Resumiendo. Lenin plantea, sobre la base de las cooperativas, evitar al "ciudadano" cada vez ms desarrollado, ms extendido (lo que pasa es que ahora se llama "camarada"), que genera el capitalismo de Estado; crear las condiciones y oponer al capitalismo de Estado un nuevo tipo de "individualidad". Digamslo claramente, el socialismo es el reino del individuo y no, como se ha entendido, una pretendida "colectividad". Porque lo que s est claro es que, tanto en el capitalismo de Estado como en la cooperacin, no slo han quebrado las relaciones sociales capitalistas y su Estado sino que ha quebrado tambin, y esa es la grandeza de la revolucin rusa, el sujeto burgus.
Cuando Lenin, en esos aos y sobre todo a partir de la NEP, en sus idas y venidas sobre el capitalismo de Estado y todos los problemas concomitantes, nos resume en una trayectoria de tres etapas cuya culminacin es la tarea del proceso revolucionario, el paso desde el capitalismo privado-----> capitalismo de estado------> al socialismo, no haba visto la importancia decisiva que significaba el desarrollo de la cooperacin. (Tambien est el desarrollo de asociaciones...., pero de esto no tiene tiempo de decir casi nada.) Ahora s nos encontramos con afirmaciones sorprendentes. En primer lugar, a causa de la NEP, y no como pensaba antes a pesar de ella, "nuestro movimiento cooperativo adquiere una gran significacin". En segundo lugar, al haber derrocado el antiguo rgimen, mucho de lo que haba en los sueos de los viejos cooperativistas que antes era pura fantasa, "es ahora sencilla realidad". Con el poder estatal en las manos del proletariado y "dado que a este poder estatal le pertenecen todos los medios de produccin, la nica tarea que nos resta es organizar a la poblacin en cooperativas". En tercer lugar, cumplir esta poltica en el marco de la NEP, que deja de ser simplemente un retroceso para convertirse en una palanca adecuada para impulsarse al socialismo. De otra manera: "Al adoptar la NEP hicimos una concesin al campesino en su calidad de comerciante, una concesin al principio del comercio privado; precisamente de ello emana (al contrario de lo que algunos creen) la inmensa importancia del movimiento cooperativo. Lo que necesitamos, en sntesis, es organizar en cooperativas, a la poblacin de Rusia, en escala suficientemente amplia, bajo la NEP, pues ahora hemos encontrado el grado de conjugacin del inters privado, del inters comercial privado, con la verificacin y control de este inters por el Estado, el grado de subordinacin a los intereses generales, lo que antes constituy un escollo para muchos socialistas"256.
Ed. Du Seuil, Pars, 1995 (traduccin de la edicin original de 1994), obra que no hemos podido integrar como se debe. Sin embargo, s sealaremos las pp. 204 y ss que se ocupan del sentido de estos ltimos escritos de Lenin y la posibilidad de otro destino para los acontecimientos posteriores.
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Lenin, al acuar el concepto de capitalismo de estado, no es consciente, como hemos podido constatar al seguir su trayectoria hasta los ltimos textos de 1923, de estar sealando una etapa nueva e imprevista en el proceso de transformacin revolucionaria del capitalismo al socialismo. Nosotros, sin embargo, a diferencia de Lenin que lo vi en paales, hemos podido vivir la senectud del capitalismo de Estado y empezar a comprenderlo. Ese capitalismo de Estado con el que se debati Lenin en su ltimo combate (libro imprescindible el de Lewin), no se transform en socialismo. Fue este paso jams dado el que se escondi en las mangas de Stalin. Y obsrvese bien que, con l, aboli la lucha de clases por decreto en 1936, mientras impunemente aniquilaba la vieja guardia bolchevique. El verdadero capitalismo de Estado es el que impondr Stalin a partir de 1929 y se conocer como socialismo real. Capitalismo de Estado que supo destruir el mercado, pero no sustituirlo; que organiz de manera tan particular el intercambio estatal, y en modo tan perfecto como para satisfacer plenamente al plan aunque no al ciudadano; que estacion en el colectivismo presentndolo como comunismo; que adopt una peculiar manera de acabar con el Estado, fortalecindolo.
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Que el sistema estaba dirigido por una burocracia tanatcrata y que las races de su poder brotaban de debajo, del mausoleo de Lenin, era obvio, incluso cuando llegaba el 7 de noviembre; lo mismo que el asiatismo de la estatuaria, hoy por los suelos, (Krupskaya y Ernesto Cardenal han dicho lo mismo: lo mejor es no levantar ninguna) era un simple retrucano. Estos pasos implican uno previo, deshacer una confusin inicial: cuando hablamos de capitalismo de Estado no se debe entender un sistema variante del capitalismo o, como dira Engels, la ltima forma de capitalismo, porque la naturaleza de uno y otro es radicalmente distinta. En qu se diferencian? Sobre estas diferencias es sobre lo que trabaja Lenin y es por ello por lo que acua este concepto. Ahora bien, las formulaciones de Lenin sobre capitalismo de Estado se entrelazan con las sorpresas que la historia reservaba a la revolucin rusa. Si la revolucin del 17 es grandiosa, es porque por primera vez en la historia moderna una revolucin destruye las relaciones capitalistas, y diramos, para diferenciarla de la revolucin francesa, que por primera vez en la historia se destruye toda forma de propiedad privada de los medios de produccin. De todo esto son conscientes los revolucionarios rusos. De ah, que en ese perodo de transicin en que se permitieron formas econmicas de capitalismo257, antes de la guerra civil y con posterioridad a la NEP (sobre todo en sta), se iban levantando ya unas estructuras econmicas estatalizadas que, en menos de una dcada y con el instrumento de una voluntad de clase y una violencia sin lmites, iba a devenir la estructura econmica exclusiva de la sociedad sovitica. Con la NEP se introduce un "momento dialctico" en el Estado sovitico, pues la eliminacin de las relaciones de produccin burguesas en un proceso de tiempo tan breve, abocan necesariamente en la rpida constitucin del capitalismo de estado; este rpido trnsito de una relaciones a otras, de las viejas a las nuevas, es una brutal eliminacin de la lucha de clases, supresin no dialctica que la NEP restaura fundamentalmente para evitar el colapso de la produccin y del intercambio en la economa. Cmo se sali de la NEP que, como sabemos, se caracteriza por la coexistencia de diversas formas sociales y econmicas: empresas estatales, capitalismo privado, pequea produccin mercantil, economa patriarcal, campesinado, etc?
Es el debate fundamental del partido tras la muerte de Lenin. Sumariamente: enfrentamiento Stalin-Bujarin, una vez dejado en fuera de juego Trotski. Bujarin con su estrategia de "paso de tortuga", es decir de transicin paulatina hacia la propiedad colectiva, y Stalin con su estrategia de paso inmediato, a travs de la colectivizacin forzosa del campesinado y de la tierra, ms la industrializacin acelerada. La disyuntiva en la que se debate Lenin en sus ltimos momentos lcidos es si, desaparecida la propiedad privada sobre los medios de produccin, se puede afirmar que esa forma econmica estatalizada es socialismo o puede ser una nueva forma, extraa (no prevista ni por Marx ni por Engels ni, como no poda ser menos, por los tericos marxistas de la II Internacional, ni siquiera por tericos tan eminentes como el propio Bujarin).
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Lenin no pudo ir ms all pero intuy que esa forma poda existir y la denomin con el nico trmino que tena a mano y del que se haba servido como un rail para sus pensamientos durante aos difciles y solitarios: era el de capitalismo de Estado. Capitalismo de Estado, que define como capitalismo sin capitalistas. Por tanto, la pregunta que se hace Lenin es la siguiente: es suficiente abolir las relaciones de produccin capitalistas para entrar en el socialismo? Por su anlisis del capitalismo de Estado parece que no. Intuye que puede producirse una bifurcacin; se puede ir hacia el socialismo o se puede ir hacia el capitalismo de Estado. Es sintomtico que en su Esbozo del Impuesto en Especie,cuando habla de capitalismo de Estado se formule la siguiente pregunta: "Optimismo o pesimismo?". Lo que Lenin no puede ver cuando acusa al aparato estatal de zarista, es que no est reproduciendo solamente el viejo aparato sino uno radicalmente nuevo: el hegeliano. En los intersticios del trnsito del capitalismo al socialismo hay una especificidad que se llama capitalismo de Estado. Ahora bien, debemos dejar claras las diferencias entre el capitalismo de estado y el capital monopolista de estado. Es bsico para poder dar el siguiente paso: la superestructura.
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CME
Cap. de Estado
PROPIEDAD PRIVADA
PROPIEDAD ESTATAL
MERCADO (Circulacin)
PLUSVALIA
EXCEDENTE
PRIVADO/PUBLICO
PUBLICO/PRIVADO
MANAGERS-FUNCIONARIO
BUROCRACIA
Debemos introducir un pequeo parntesis para aclarar mnimamente el concepto de modelo que usamos y que durante un tiempo nos volvi a sumergir en problemas epistemolgicos.
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Modelo/Teora. Como siempre, la cuestin es por donde empezar? En las ciencias "duras" el proceder adopta este trazo: cuando se confrontan un conjunto de informaciones confusas, se necesita una idea que solucione las caractersticas ms relevantes; es posible que no pueda explicarlo todo, pero consigue dar con los puntos, con los rasgos clave. Una idea de esa ndole en realidad tiene un nombre: se llama modelo. Por supuesto, de vez en cuando surge una idea que se piensa hace mucho ms que dar las caractersticas ms relevantes, una idea que se piensa que es realmente verdadera, que es correcta. Cuando eso pasa se le da otro nombre, se la llama una teora. Cuando hemos formulado nuestro modelo o nuestra teora, el siguiente paso es resolver problemas relacionados con el campo que abarcamos; tenemos que sacar las consecuencias de nuestro modelo o teora. Ahora debemos encontrar respuestas correctas en el sentido de que es la que su modelo predice. Pero entonces tenemos un problema de nuevo: cmo utilizar los conceptos, porque inevitablemente las consecuencias del modelo o teora estarn en discordancia con alguna parte de la informacin, con algn dato, y entonces habr que preguntarse qu hacemos en este caso? Es muy importante cul es el motivo. Es por alguna aproximacin que ha habido que hacer con el fin de desarrollar las consecuencias de la teora, o ser porque el experimento fue incorrecto (lo que sucede a veces), o es el indicio crucial que demuestra que la idea estaba equivocada, que se debe desechar y empezar de nuevo258? Tomemos el ejemplo de la representacin del campo elctrico a base de las propiedades de un fluido icomprensible imaginario de Maxwell259. Uno de los elementos que configuran el prestigio de la lingstica (disciplina tomada como piloto de las llamadas "ciencias humanas") es su sancin indirecta a travs de la gentica. El valor de un modelo se mide por su eficacia como operador. Cuando en los aos 50 se demostr que la complejidad infinita de los genes se deba a la combinatoria de un nmero muy pequeo de unidades qumicas, de cuatro pequeas molculas, se estableci la analoga entre los sistemas genticos y lingsticos a partir de rasgos como la colinearidad, la combinatoria y la oposicin binaria. El modelo lingstico adquiri un inters heurstico desde que se vi que el mensaje gentico se poda comparar con un texto escrito y que por analoga era necesario utilizar puntuaciones; era necesario determinar dnde empieza y dnde acaba una frase. Se buscaron las puntuaciones y se hallaron260.
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Este es un punto importante: se trata de la discusin en torno a los llamados experimentos cruciales, es decir, su pertinencia o no. Sea para constituir una ciencia o para confirmarla/refutarla. Cfr. nota 2i de nuestra Introduccin. Escogeremos para el primer aspecto (constitucin), el "caso Millikan-Einstein" en FEYERABEND, Paul. La ciencia en una sociedad libre, Siglo XXI, Madrid, 1 edicin, 1982, pp. 103-104, a propsito del experimento Michelson-Morley; del segundo aspecto (confirmacin/refutacin), la obra clsica de este mismo epistmologo, Tratado contra el mtodo, Tecnos, Madrid, 1981, pp. 278-281. Cfr. BLACK, Max. Modelos y metforas, Tecnos, Madrid, 1967, pp. 222-224. Para la sustitucin en biologa de los modelos mecnicos a modelos cibernticos, CANGUILHEM, Georges, en Bourdieu, P. Chamboredon, J-C. Passeron. El oficio de socilogo, Siglo XXI, Madrid, 2 ed. 1989, p. 77, nota 43.
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La sorprendente analoga, como sabemos, indujo a pensar al propio Jakobson si incluso el sistema de lenguaje no se haba moldeado sobre la herencia, cosa que los genetistas, empezando por el propio Francois Jacob, niegan. En este sentido, modelo tiene un cometido heurstico preliminar para el estudio de nuevos hechos. Pero hay que observar que existe otra utilizacin y comprensin muy extendida de modelo. Es aquella en la que su cometido es "visualizar" una teora abstracta261. As se suele citar cannicamente la afirmacin de Lord Kelvin: "No me siento satisfecho hasta que logro elaborar un modelo mecnico del objeto que estoy estudiando; cuando alcanzo a fabricar un tal modelo puedo afirmar que he comprendido el objeto de mi estudio, mientras que en los dems casos debo afirmar que no lo he comprendido"262. Manera de utilizar el modelo que ya fue criticada por Pierre Duhem. Pero la mecnica cuntica complica las cosas por la creciente dificultad que introduce para la representacin intuitiva en su desarrollo terico. Mientras, por ejemplo, la teora de Rutherford del tomo emplea como modelo el sistema fsico constituido por nuestro sistema planetario, la fsica cuntica suprime no slo las "cualidades secundarias", cosa que ya haba hecho la fsica clsica, sino las propias "cualidades primarias" ocupandose de interacciones y de procesos en vez de atributos y propiedades. Lo que Agazzi seala es que el inters en el estudio de los modelos se encuentra principalmente en "poder seguir el camino mediante el cual los mismos pasan del primero al segundo de los sentidos que hemos sealado, es decir, de la fase en que se aprovechan por analoga las propiedades de una estructura ya conocida, a la fase en que se procede a la construccin de una nueva estructura que goce de ciertas propiedades formales, a fin de hacerla servir como base heurstica para las investigaciones relativas a la existencia de aquellas propiedades, incluso en el dominio de las entidades fsicas que se pretende estudiar"263. Es de gran importancia la aclaracin y distincin de modelo a escala, modelo analgico, modelo matemtico, modelo teortico, as como del uso de modelos como ficcin heurstica, o como uso existencial, para lo que nos remitimos a los anlisis de Black264. El uso de modelos lo podemos apreciar muy claramente en Economa y no vamos a perdernos ah. Tal es el caso de los modelos de Solow, Meade, o Harrod. Pero tambin se habla de la "teora" de Kaldor, etc. Ahora bien, el paso del uso de modelos desde las ciencias naturales a la historia est sellado por la ideologa positivista, esto es, cmo aquietar lo movible265.
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Para todo este asunto hemos estudiado, eligiendo dentro de una bibliografa creciente, BADIOU, Alain. El concepto de modelo, Siglo XXI, Buenos Aires, 1972. AGAZZI, Evandro. Temas y problemas de la filosofa de la fsica, Herder, Barcelona, 1978, especialmente el cap. IX, pp. 351 y ss. BLACK, Max. op. cit., sobre todo, cap. XIII, pp. 216 y ss. BUNGE, Mario. Filosofa de la fsica, Ariel, Barcelona, 1978. Especficamente para las matemticas SANMARTIN, Jos. Una introduccin constructiva a la teora de modelos, Tecnos, Madrid, 1983. En lingstica ver, HOCKETT, Charles. Curso de lingistica moderna, Eudeba, Buenos Aires, 1972 (2 edicin), pp. 138 y ss., o el intento formalizador en el mbito histrico de DE LAS HERAS, Antonio. Historia y crisis, Fernando Torres Editor, Valencia, 1976. Si recordamos, en Parque Jursico aparece la alusin a la clebre perturbacin del modelo nmerico, del matemtico norteamericano Edward N. Lorenz, que se conoce como efecto mariposa. AGAZZI, E. op. cit. p. 50. Tambin referencias en BLACK, etc. Op. cit. pp. 356-357. Op. cit. cap. XIII. pp. 219-225. Como sabemos, Black culmina su repaso a todos ellos con lo que denomina el modelo implcito, sealando al que acta sumergido en el pensamiento del autor.
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Finalmente, una de las ms claras exposiciones respecto a las ciencias sociales nos siguen pareciendo las breves y claras pginas de Macpherson en La democracia liberal y su poca266.
El proletariado llev a cabo la Revolucin para implantar el socialismo, pero lo que desarroll fue ese capitalismo de estado que Lenin vea como elemento de transicin al socialismo. De ser un elemento ms de esa compleja transicin que coexista con la pequea produccin mercantil en la industria y con la explotacin privada y cooperativa de la tierra, paulatinamente se implant como un sistema nico y especfico. A partir de aqu, cul es la especificidad del capitalismo de Estado? Puede el capitalismo de Estado identificarse con el capital monopolista de Estado? Pensamos que no. El capitalismo de Estado es algo tan especfico que no hay solucin de continuidad entre el capital monopolista y el capitalismo de Estado, sino que precisamente hay una quiebra o una ruptura. Ruptura producida por la revolucin de Octubre. Entonces, metodolgicamente, tenemos planteada ya una tesis y una problemtica: que hay que diferenciar entre capitalismo de Estado y capital monopolista. Cmo hacerlo? Para empezar, recordemos brevemente que CME es el Estado al servicio del capital monopolista, o formas diversas de participacin directa del Estado capitalista en la economa interior y exterior, bien bajo propiedad capitalista de Estado, propiedad mixta, etc. El CME implica una unin de los monopolios capitalistas en el Estado para afianzar y extender su expansin. Evidentemente el capitalismo monopolista de Estado es una forma evolucionada y superior del capitalismo; hay una concentracin de capital que es una concentracin monopolista, pero se caracteriza porque la propiedad y los medios de produccin siguen siendo privados, independientemente de que evolucionen del propietario individual a una institucin jurdica o a una personalidad jurdica como son las grandes empresas, los grandes consorcios, pero apropindose plusvala. Se dan unas relaciones de produccin capitalistas en las que la propiedad es privada, existe el mercado, coexiste el capital monopolista con el no monopolista y la pequea produccin, y sigue existiendo la competencia. Son rasgos especficos de un sistema para diferenciarlo del capitalismo de Estado.
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Aqu es imprescindible seguir RODRIGUEZ, J.C. El da en que naci un texto. En curso de publicacin. Ed. Alianza, Madrid, 1991, (2 reimpresin), pp. 11-19. Su definicin: "construccin terica, destinada a exhibir y explicar las relaciones reales, que subyacen a las apariencias, existentes entre los fenmenos que se estudian o en el interior de cada uno de ellos" (p. 11). Y su limitacin: "la definicin del modelo depende de juicios de valor acerca de los que son los aspectos esenciales, y no es posible defender esos juicios con la mera invocacin de una definicin" (p. 19). No se podra decir que un modelo es una caricatura bien dibujada?.
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Lenin caracteriz el imperialismo como la poca de la transformacin del capitalismo monopolista en CME, con predominio del capital financiero. As, en el Estado imperialista se dan la mano tentativas de planificacin, control de las crisis, regulacin de relaciones entre el capital y el trabajo, control de materias primas, etc. etc. Frente a esto, el capitalismo de Estado tiene unas relaciones de produccin que no se corresponden con las clsicas del modo de produccin capitalista. Concretamente, 1) la inexistencia de plusvala, 2) la desaparicin del mercado, 3) la concentracin y acumulacin de fuerzas productivas en vez de la acumulacin de capital (no se acumula capital desprivatizado), 4) la extincin (mejor que desaparicin?) de la sociedad civil, aunque se mantengan y desarrollen las divisiones manual/intelectual y las relaciones tcnicas de produccin, (mejor, divisin tcnica del trabajo?), 5) desaparicin de las clases sociales, 6) el monopolio del comercio exterior, 7) el cese de la ley del valor (se fabrican "productos", valores de uso, no mercancas)267. Y su superestructura, qu superestuctura se puede levantar sobre el capitalismo de Estado? Desde el momento en que hemos separado claramente al CME del CE, este exige su modelo superestructural que no es otro que el estatalista hegeliano.
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Ver asimismo CARR, E.H. 1917. Antes y despus, op. cit., p. 104-105; OLIN WRIGHT, E., op.cit., pp. 33 y ss.; BETTELHEIM, Ch. Clculo econmico y formas de propiedad, ed. Siglo XXI, Madrid, 1973 (3 edicin).
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A esa forma especfica que no es el socialismo (pero que pensamos poda haber sido una antesala del mismo), le corresponde una superestructura. Hasta ahora pensabamos que a unas relaciones de produccin socialistas le corresponda un estado socialista de tipo obrero. Pero nos damos cuenta de que, sobre la base del capitalismo de estado, se plantea necesariamente una ideologa de lo pblico que nosotros intumos (o algo ms) que solamente puede ser hegeliana, que no tiene nada que ver con toda una teora de extincin del estado socialista. Qu ideologa puede segregar el proletariado (por sus reales condiciones de existencia268) en el poder sino una ideologa de lo pblico? Ms an, una ideologa estatalista de lo pblico. Y no es el hegelianismo la ms absoluta ideologa de lo pblico? Donde se ve con toda nitidez, con toda su pureza (sin que en todo su desenvolvimiento aparezca Marx) es en la teora jurdica sovitica, en el voluntarismo normativo socialista, que no son ni Stucka, ni Pashukanis, sino el ex-menchevique Vishinsky y todos sus epgonos. Pero tambin en la destruccin de la vanguardia artstica269, en el rechazo del psicoanlisis, en la reduccin de la dialctica, hasta la eliminacin en el materialismo histrico de la teora del modo de produccin asitico270, o en la tica271. El hegelianismo no era una excrecencia dentro de la superestructura. La infraestructura, el capitalismo de estado, produce no una reminiscencia sino la realizacin de todo ese espritu objetivo hegeliano. El hegelianismo era toda la superestructura slo que disfrazada. El estalinismo no es ni una excrecencia ni una desviacin del marxismo; es el estatalismo hegeliano convertido en existencia histrica. El estado hegeliano presenta tambin unas caractersticas propias: a) desaparicin de la propiedad privada de los medios de produccin, b) monopolio de lo pblico por el Estado-partido272 c)
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Trotski, que pens sobre esto como nadie, err aqu totalmente al decir que el proletariado no poda tener ideologa, cuando la realidad es que porta como ninguna otra clase la ideologa de lo pblico, y no hay otra como la de Hegel. Ver por ejemplo el caso Lurat en el ensayo de CASETTI, Bruno, y en general todo el conjunto de escritos publicados en VV. AA. Socialismo, ciudad y arquitectura. URSS 1917-1937, Ed. Comunicacin, Madrid, 1973. Quiz porque se vean demasiado reflejados en l. Y quiz en esto se dej llevar Wittfogel por la retrica de las apariencias. Cfr. GODELIER, Maurice, Marx-Engels. Sobre el modo de produccin asitico, Ed. Martnez Roca, Barcelona, 1969. Ver cap. II: MPA. Cuestin decisiva emparentada directamente con el Estado y la sociedad civil. De nuevo Kant-Hegel. Decimos Estado-partido y no partido-Estado. No es lo mismo en absoluto. Dentro del estalinismo, entendido como pura expresin de la ideologa poltica de lo pblico de la clase obrera dominante, el partido no puede ser sino mera correa de transmisin del Espritu Objetivo, esto es, del Estado sovitico. No puede desempear ninguna tarea no prevista por la planificacin estatal. Despus de la colectivizacin, el partido, como elemento dirigente, sobraba en el organigrama estalinista. Por eso Stalin se aplic a su destruccin tras el XVII congreso de 1934. Las purgas hay que entenderlas, en primer lugar, como esa ineludible necesidad de la ideologa estatalista del estalinismo de suprimir cualquier posible cualidad dirigente que el partido bolchevique creado por Lenin pudiese albergar tras su "sometimiento". Las purgas del 36 al 39 no afectaron slo a los miembros destacados, con ser fundamentalsimo. Afectaron a toda la organizacin sin resquicio alguno. Un dato ser suficiente para ilustrar lo que decimos: en 1939 slo el 3% haban sido militantes antes del 17 y el 70% de los miembros haban ingresado a partir del 29. Ni el Congreso ni el Comit Central tenan capacidad poltica, contando con el hecho de que apenas se reunan. El partido como la momia de Lenin eran nicamente la perfecta fachada de la continuidad de una herencia segada. Cuando se habla de identificacin del partidoEstado se yerra totalmente sin esta especificacin precisa. Sin un partido que piensa y acta en la
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la fagocitacin de la sociedad civil273 por la superestructura del Estado (la forma de la superestructura congela cualquier dinmica de la estructura), d) la supeditacin de lo privado a lo pblico, e) la tica hegeliana (conocida como tica socialista) que encierra la iniciativa individual en los mrgenes del Estado, ahora s verdadero Espiritu Objetivo. La tica ya no es "individual" sino de los sujetos en relacin al Estado. En Hegel existe una condena moral de la propiedad privada desde el Estado, pero nunca se plantea abolirla. Solo el proletariado puede condenarla y abolirla. O condenarla para abolirla. La nica fuerza histrica que puede abolir la propiedad privada es el proletariado. Y es este quin de verdad puede abrir las puertas a Hegel. En la poca de Hegel no exista "sujeto" histrico que pudiera romper la propiedad privada. Ese sujeto estaba "por venir". La filosofa hegeliana que siempre ha sido considerada en el plano de las ideas, se hace inteligible a partir de la mirada particular que proponemos de los "estados comunistas". Creemos que son estas las condiciones que explican todos esos sntomas (recordemos que son hechos) enumerados ms arriba, y que culminan con el caso Lyssenko o con los "Procesos de Mosc".
independencia slo queda espacio para una forma burocrtica de proceder. Todo esto se ver en el captulo correspondiente (V.3.La destruccin del Partido).
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Adoptaremos, para empezar, la idea de sociedad civil que resulta de tres definiciones-tipo como son la de PEREZ DIAZ, Victor: "La sociedad civil es un conjunto heterogneo de actores e instituciones de carcter econmico, social y cultural, en relacin compleja, de articulacin y ambivalencia, con el Estado y su clase poltica" (en El retorno de la sociedad civil, IEE, Madrid, 1987, p. 12). En 1994, sin embargo: "La sociedad civil es un tipo de sociedad que puede servir como referente con el que comparar la sociedad real. Cabe invocarla como un deber ser que inspire nuestra conducta, o utilizarla como un modelo analtico, para comprender nuestra experiencia. El tipo se caracteriza por la prevalencia de una esfera de libre mercado, una esfera de asociacionismo plural y libre, y una esfera de libre debate pblico; todo lo cual se establece en relacin con un Estado al que limita y controla, y que opera bajo el imperio de la ley. Este es el modelo: la sociedad real de cada momento puede acercarse a l; puede ser una distorsin de l; o puede corresponder a un tipo distinto" (en EL PAIS, 16/IV/94. La de LOPEZ CALERA, Nicols: " Aquella esfera histricamente constituida de derechos individuales, libertades y asociaciones voluntarias, cuya autonoma y competicin mutua en la persecucin de sus intereses e intenciones privados quedan garantizadas por una institucin pblica, llamada Estado, la cual se abstiene de intervenir polticamente en la vida interna de dicho mbito de actividades humanas" (en Yo, el Estado, Ed Trotta, Madrid, 1992, p. 20). O la de KEANE, John: "Agregado de instituciones, cuyos miembros participan en un conjunto de actividades no estatales -produccin econmica y cultural, vida domstica y asociaciones de ayuda mutua-, y que preservan y transforman su identidad ejerciendo toda clase de presiones o controles sobre las instituciones del Estado"( en Democracia y sociedad civil, Alianza, Madrid, 1992, p. 33). No avanzar mis posiciones en relacin a esa concepcin de la sociedad civil en funcin del eje clase social y produccin-circulacin. Las iremos desarrollando en las pginas que siguen, especialmente en el cap. III.
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Esta es una tesis histrica, pero podra ser tambin una tesis sobre el futuro del socialismo274. Si nuestra hiptesis es cierta habramos salido por fin de la noche hegeliana275. La filosofa hegeliana no es el Antiguo Testamento del materialismo histrico, como todo un inconsciente ideolgico nos transmiti276. Cul es el objetivo de este captulo? Hacer a Hegel inteligible. No se trata de realizar una nueva sntesis, otra exposicin ms, de su filosofa. Hay que explicar el suelo donde se vuelve real, histrico. El elemento siempre ausente en todas las exposiciones es no haber visto al invitado sorprendente del estatalismo hegeliano; quin lo hubiera supuesto?: el proletariado. Nadie lo poda imaginar: las bodas ocultas del proletariado con el Espiritu Objetivo. Intentar explicar este perodo histrico requiere repensar el hegelianismo, no en su devenir abstracto sino en su encarnacin en el nico "sujeto" social que poda acogerlo, dado que en las entraas de ste anida lo pblico. Una extraa "inmaculada concepcin". Porque una clase que nace para ser objeto de goce privado por otra, cuando sale de esta relacin no puede reproducir su origen ya que, de reproducirlo, tendra que convertirse en ama y a los amos en criados. Pero al salir del servicio domstico o, mejor dicho, para salir de l, tuvo que eliminar a sus seores, no quedndole delante otra perspectiva que vivir sin amos y con gran tragedia puesto que ella, para existir no con su naturaleza servil sino con la naturaleza de un emancipado, slo puede desarrollarse en un espacio nuevo que ya no es el de lo privado sino el de lo pblico. "Los individuos son personas que tienen por fin particular su propio inters". La nica clase de individuos que no encuentra en la sociedad civil realizado su inters, ni posibilidad de realizarlo, es la clase obrera. La grandeza de Marx consiste en este descubrimiento.
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Citaremos dos frases de CARRERAS, JJ.: "Octubre rojo es algo ms que un problema historiogrfico. Nadie, ni el anciano Hegel, reneg de su entusiasmo inicial por aquella otra gran revolucin que fue la revolucin francesa. Yo creo que con Octubre sucede lo mismo". "Il futuro ha il cuore antico, ha escrito Carlo Levi. Yo creo que cualquier proyecto de transformacin futura de la sociedad guarda en su corazn, en su cuore antico algo de aquellas ilusiones que en todo el mundo despertaron las jornadas revolucionarias que hoy conmemoramos". (Op. cit., p. 221) No es ocioso recordar que el propio Hegel, que daba comienzo al Sistema total por la Lgica, deca de sta que era internarse en el "reino de las sombras". HEGEL, G.W.F. Ciencia de la Lgica, tomo I, Ediciones Solar, (2 edicin), Buenos Aires, 1968, p. 76. Chtelet estaba en lo cierto cuando daba la razn a Althusser en la idea de que, hablando con propiedad, Marx no haba sido jams hegeliano. Cfr. CHATELET, Franois. Hegel segn Hegel, Laia, Barcelona, 1972, p. 18. Aunque en otro lugar deje abierta la duda. Vase CHATELET, F. Preguntas y rplicas, FCE, Mxico, 1989, p. 359.
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El inters particular de esta clase no est en la sociedad civil sino fuera de ella, en el Estado277. El Espritu Objetivo se encuentra en la clase obrera. Mejor, el Espritu Objetivo es el inconsciente de la clase obrera. Para Hegel el inters particular pasa a ser general slo en el Estado, que es exterior a la sociedad civil. Sin embargo, no ve que la realizacin del inters general se encuentra en una clase de individuos de la sociedad civil, cuyo inters "particular" solo puede ser realizado negando el inters de los dems, es decir, sometiendo los intereses privados a la esfera del inters pblico. Tenemos en cuenta, por supuesto, las siguientes caractersticas de la clase obrera: a) su trabajo produce valor y de l depende el inters particular de los otros. b) la clase obrera solo puede ser definida por la plusvala; es su esencia como clase. c) su realizacin, su emancipacin, es la negacin de los otros. d) esta negacin disuelve la sociedad civil, el inters privado. e) es una clase que acaba con lo privado-particular para ser un privado-general. g) la clase obrera no es a su pesar una clase con inters subjetivo; esto la diferencia del resto y aqu radica su universalidad278. Por el contrario, la burguesa es la ltima clase portadora del inters particular; el proletariado la primera en portar el inters general. La tensin entre el ser y el deber ser se da en Kant dentro del propio sujeto. Que hace Hegel? La escinde. Ya no est dentro del sujeto sino en su exterioridad. La escinde a travs de la exterioridad del Estado. Esa relacin ya no con otro sujeto sino con un "sujeto de sujetos" (sujeto nico ). La relacin conflictual dentro del propio sujeto se supera en el Estado. Hegel supera esta dicotoma sacndola del sujeto, del Ser; en su terminologa el Ser es un no Ser en el Estado. El problema de la tica ya no es individual sino de los sujetos en relacin al Estado. El deber ser es exterior al sujeto; esa exterioridad es el Estado (Espiritu Objetivo)279. En Hegel existe una condena de la propiedad privada desde el Estado pero nunca se plantea abolirla. Solo el proletariado puede condenarla para abolirla. Es la nica fuerza histrica que puede abolirla. Y es ste quien de verdad puede abrirle las puertas a Hegel.
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A partir de aqu, la teora de la lucha de clases puede ser otra cosa. Sabiendo esto, hay dos variantes, dos salidas. Existe la posibilidad de que la clase obrera no termine en el Estado. Lo que es la base del materialismo histrico, como sabemos. El error de Marx estuvo en creer que la clase obrera, por su "esencia", era antiestatalista. El materialismo histrico est reido con la espontaneidad del proletariado. As se explica la relacin espontaneidad/conciencia en la teorizacin de Lenin. Si en el marco del capitalismo el proletariado produce economicismo, fuera de l produce estatalismo. Y en ese estadio histrico del proletariado como clase dominante, s que ste tiene a Hegel como su Antiguo Testamento. Es obvio que las lecturas tipo Gorz o Touraine tienen que ser revisadas segn nuestra conceptualizacin. De GORZ elegimos Los caminos del paraso, Ed. Laia, Barcelona, 1986. TOURAINE, Alain. Laprs-socialisme, Grasset, Pars, 1980. Y por supuesto, otras lecturas como las marcusianas sobre la absorcin de la negatividad del proletariado. Queremos decir que cuando pretende realizar su inters subjetivo, paradjicamente lo efecta reproduciendo (y slo en la ideologa) a la pequea-burguesa. El proletario as realizado en lo ideolgico es un remedo del pequeoburgus. Pero considerado como fuerza social, su intento de realizacin subjetiva no puede ser otro que las diversas variantes de economicismo, reformismo, etc. Por cierto que Pietro BARCELLONA no ve, confunde, la especificidad del Estado moderno con el Estado hegeliano al seguir el hilo perdido de Habermas. Ver Postmodernidad y comunidad, Ed. Trotta, Madrid, 1992. p. 19.
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En la poca de Hegel no exista "sujeto" histrico que pudiera romper la propiedad privada. Ese sujeto estaba por venir. En qu se convierte el proletariado fuera de las relaciones de produccin capitalistas? En una clase universal y nica, y el Estado se convierte en la voluntad de esa clase al tiempo que lo vertebra (o viceversa, la clase se convierte en la voluntad del Espritu Objetivo). La clase no se desintegra; en su individualidad funciona como ciudadano, tipo de sujeto, como dira Hegel, que est fuera de la sociedad civil, que funciona y se desarrolla dentro de lo pblico. La burguesa no puede existir sin el proletariado; ste s puede existir sin la burguesa (negndose). Lo particular-universal del proletariado (su especificidad) consiste en que objetivamente se emancipa negndose. La burguesa no puede negarse sino que tiende a perpetuarse. El negarse una y perpetuarse otra no ocurre porque ticamente el proletariado sea superior a la burguesa, ni porque ambas se guen por su particular conciencia tica, sino por su particular posicin de clase dominante y dominada, y por ser una la benefiaciaria del producto social, y otra simplemente productora del mismo. Enajenarse = Ser para Otro Negarse = negar al otro y a s mismo Todo esto implica presuponer el proceso conjunto de alienacin (enajenacin)-reificacin (cosificacin)-fetichizacin-objetivacin. El trayecto puede empezar en la conciencia desdichada de la Fenomenologa del Espritu (B.4,B.3), Filosofa de la Historia (IV, sec. 2, caps. 1 y 2): la conciencia infeliz es el alma alienada, un ser doblado y contradictorio. El mirar de una autoconciencia a otra, siendo ella misma las dos que sigue su itinerario de apacigamiento hasta la satisfaccin que es el saber el absoluto. Objetivacin en Hegel es la forma de realizacin del espritu. Ello distingue la objetivacin de la cosificacin. (En algn sentido la objetivacin es una enajenacin , pero necesaria y superable. Marx se opone a la confusin entre objetivacin y alienacin. La alienacin es la objetivacim que tiene lugar en la existencia social. La objetivacin es una condicin concreta para la subsistencia material humana. Marx usa el trmino "reificacin" (cosificacin) [Verdinglichung] para referirse al proceso por medio del cual se produce la alienacin de los frutos del trabajo. Al reificarse estos productos se cosifica a s mismo el hombre, que los ha producido mediante el trabajo. El ser humano se convierte entonces en una "cosa" llamada mercanca. La teora del fetichismo de Marx sigui de cerca a su teora de la alienacin. Comenz en realidad como un elemento de esta teora. La alienacin concierne a la relacin sujeto-objeto, en la que el sujeto productor ha perdido el control. Pero el proletariado emancipado, si bien no crea en el nuevo Estado las condiciones para su propia desaparicin y se fortalece en el nuevo Estado como clase dominante280, no reproduce la desaparecida sociedad de clases burguesa (como piensan Bettelheim y otros), produce su propia objetividad: el Estado. De no ser as tendra que conservar intacta la estructura econmica capitalista. La nica mudanza sera un cambio de propietarios pero quedaran intactas las relaciones de produccin y propiedad burguesas. Sera una revolucin sin revolucin, como dira Saint Just. Dicho de una vez por todas: la subjetividad de la clase obrera es la pequeaburguesa; su objetividad, su inmanencia, es el Estado.
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Estamos tentados de decir: el proletariado dominado en el universo capitalista es socialdemcrata; la clase obrera dominante es estatalista, hegeliana. Tendencialmente en ambos casos. Slo adoptando una posicin poltica leninista puede ir hacia el comunismo.
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Una de las lecciones ms importantes que se pueden extraer de la historia de las revoluciones proletarias y de sus sistemas sociales, es que estas revoluciones no conducen inexorablemente al socialismo. La reciente desaparicin de los pases socialistas en la Europa del Este ha demostrado que para construir el socialismo no basta con la desaparicin de las clases explotadoras y el mantenimiento o desarrollo de las clases explotadas, ni con la desaparicin del capital y el desarrollo del trabajo asalariado. Y es que la superacin de la contradiccin por la supresin de uno de sus trminos (la burguesa) deja al proletariado fuera de las condiciones reales de existencia como clase. Y fuera de estas relaciones, donde ya no es clase subordinada, donde es clase para s281, que no se niega, que no desaparece, que es clase dominante y que no puede producir a su contrario -la burguesa- a menos que vuelva a ser clase dominada, clase para otra ..., necesariamente debe enajenarse en otra relacin no de clases sino en una relacin nica e indita en la historia: en una relacin de clase-Estado, mejor Estado-clase, no antagnica sino de colaboracin pues el Estado es la condicin de su existencia282. Con distancia brechtiana podemos decir: no todas las clases sociales se pueden constituir en Estado. La burguesa s, y el proletariado tambin. La enseanza ( y es una conclusin) del proceso en la URSS es que la clase obrera se puede constituir en Estado. Una aberracin? Depende de la ptica con la que se mire. No estamos aqu para juzgar. Y adems, si se constituye, lo hace con las caratecrsticas histricas que nosotros estamos tratando de describir. Decimos que es una relacin nica e indita en la Historia porque hasta el presente las clases se relacionan y existen en torno a la propiedad, unas clases viven a costa de otras. En cambio, el proletariado como clase dominante no necesita vivir a costa de otras clases porque abole la propiedad privada sobre los medios de produccin. Es la ltima clase de las sociedades de clases (y a partir de aqu quiz la teora de la lucha de clases debera ser otra. Y, por tanto, la teora marxista debera discurrir por un terreno todava indito). El fin de la modernidad, frente a todas las banalidades que se han pronunciado, es el fin del proletariado como clase dominante, como ltima clase producida histricamente por la "modernidad". Este caracter histrico del proletariado es lo que tendremos que precisar. (Aqu es necesario un ensayo paralelo en vez de una nota. Si utilizamos la teorizacin de Negri, podramos decir que al trabajador-profesional le corresponde la revolucin de la comuna de Pars de 1871, que la revolucin de 1917 es "obra" del obrero-masa y que ahora hemos entrado en la fase histrica el obrero social. Confrntese, para abreviar, en este sentido, su ltimo ensayo Fin de Siglo. Sobre la "evolucin" (constitucin-transformacin) del proletariado hay que tener en cuenta un cmulo de obras de las que entresacaremos Gramsci, el debate Thompson-Hobsbawn, Tun, Balibar, Olin Wright, Coriat, Sierra Alvarez, Donzelot, etc). Dicho esto, pinsese la diferencia que nos separa de teorizaciones como la de Gorz, para quien la crisis del socialismo es la crisis del proletariado o en Espaa las de Eugenio del Ro, por ejemplo. (Ver al final bibliogr.).
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Aqu es fcil enredarse en el laberinto metafsico. Esto es lo que le ocurre a una tentativa de CASTORIADIS en su ensayo citado en nota 36 de la Introduccin. "El proletariado toma en sus manos el poder del Estado y comienza por convertir los medios de produccin en propiedad del Estado. Pero con este mismo acto se destruye a s mismo como proletariado, y destruye toda diferencia y todo antagonismo de clases,..." ENGELS, Federico. Del Socialismo utpico al socialismo cientfico, OME, Ed. Progreso, Mosc, 1960, p. 445. Es curioso el optimismo de Engels al pensar que bastaba con que los medios de produccin pasaran a ser propiedad pblica para entrar en el socialismo.
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Es curioso. Si Hegel no hubiera tenido tantos prejuicios sociales respecto a las clases bajas y de vez en cuando hubiera descendido del reino de la abstraccin, antes de construir su reino de la eticidad en el Espritu Objetivo, se habra dado cuenta de que en el mundo de los egosmos, de las pasiones y de la mezquindad, se encontraba una clase de sujeto cuyo inters objetivo no coincida en absoluto con el inters subjetivo de esa otra clase de individuos a la que l quera emancipar predicndoles el reino del espritu objetivo; esa clase a la que tanto despreciaba ha resultado ser casi un siglo despus la que ha realizado en la historia su Eticidad; porque es una clase cuyo nico inters objetivo es el de emanciparse de las relaciones capital/trabajo y, para emanciparse definitivamente, no puede reproducir las relaciones de las que se emancipa u otras nuevas relaciones que reproduzcan nuevos tipos de explotacin porque, si no sus hijos, s es seguro que sus nietos volvern a ser esclavos. (Que es lo que tal vez est ocurriendo ya). Hegel predic en el vaco. Nadie renuncia a su bienestar por una mayor eticidad. Y si el proletariado lleva en s la eticidad hegeliana no es porque sea ms tico o mezquino que la burguesa, sino porque objetivamente las condiciones de su emancipacin abocan inexorablemente (y aun sin saberlo) en su Espritu Objetivo.
El esfuerzo kantiano por renovar (o salvar) la metafsica parte de una asuncin de los resultados del anlisis empirista (Hume): el saber absoluto en el que el hombre pueda reconocerse y realizarse no existe. Pero lo Absoluto s existe aunque no sea alcanzado por el Saber. El saber de la ciencia no es saber de lo Absoluto. La confianza metafsica se dispersa en las antinomias, pero el escepticismo empirista es tambien ilegtimo. La perfeccin matemtica, la solidez de la fsica, prueban que se puede conocer algo objetivamente. Si la Razn, en su uso terico, est abocada inevitablemente a un horizonte de impotencia, hay, sin embargo, un mbito, el de la vida moral, donde se delimita la obra grandiosa de ser uno mismo la razn actuante. Lo Absoluto se da con toda su riqueza en la accin y en el ejercicio de la libertad. La realizacin del hombre como ser metafsico se concreta en el dominio prctico; y la prueba del xito consiste aqu en la que el sujeto se da a s mismo al conocerse como realizacin de la ley moral. Con lo que el hombre puede esperar con derecho, como ser libre y no como ser que conoce, el Bien Supremo. La filosofa poskantiana tendr que optar por dos alternativas: si la realizacin de lo Absoluto depende del hombre, por qu limitar su poder incluso en el campo terico?; o bien, puesto que lo Absoluto es necesario y no puede ser conocido, es experimentado, sentido, mejor, intuido. La primera salida ser la fichteana; la segunda tendr en Schelling a su acabado representante. Entendido esto, se comprende la ambicin de la Fenomenologa. Si Kant delimit lo que la metafsica no poda ser, Hegel acept la tarea de sealar lo que puede ser. Para esto haba que saltar 92
por encima de las contradicciones entre kantismo y poskantismo. La adecuacin final de Pensamiento y Ser (objetivo de la metafsica) se sostiene sobre el principio de la alteridad de ambos. Es esto lo que hay que rechazar, y la transformacin de la lgica implica que ya no se ocupar de llenar el vaco entre el objeto conocido y el objeto conocedor sino que, siendo el rgano de la verdad, es al mismo tiempo ciencia del Ser y ciencia del pensamiento. Para lo cual hay que reconocer una metafsica consecuente y -como se ha afirmado- sta no puede ser otra que una metafsica negada. No es posible comprender el impacto de la filosofa de Hegel en la modernidad sin relacionar su sistema con el de Kant, la otra variable junto a la empirista del pensamiento moderno. Variables que anunciarn los dos grandes sistemas sociales del mundo contemporneo, tuvieran o no conciencia de ello, pues a la filosofa le ocurre lo mismo que a las palabras: que se manifiestan como sombras de sus propios contenidos. En Hegel el agnosticismo kantiano no tiene cabida. En su epistemologa es posible un conocimiento total y absoluto de la realidad, que no existe escindida. Es posible captarla tal como es en s misma, no como aparece. Y esto es as porque la razn hegeliana, al contrario de Kant que la concibe limitada, tiene una capacidad infinita de conocimiento: es el Saber Absoluto. Del filsofo de Stuttgart nos han interesado para esta investigacin no el conjunto de su sistema sino determinados elementos del mismo. Nos enfrentamos a una tarea previa como era la de aclarar problemas como los que se refieren a la dialctica, las famosas tradas, el orden del sistema, la Fenomenologa y su lugar etc.. Brevemente: todo acercamiento verdadero a su filosofa tiene que retirar de la circulacin los tpicos con los que corrientemente viene envuelta su enseanza. En primer lugar, la reduccin de su filosofa a mtodo. El mtodo entendido como el triple paso dialctico de la tesis, anttesis y sntesis. Es absolutamente clamoroso, pero en toda la obra hegeliana no se encontrar jams esta terminologa, y la nica vez que aparece es para reprocharselo a Kant! Tanto Chtelet, Findlay, Lefebvre, como Kauffmann283 lo han advertido severamente. No hay que confundir la preferencia hegeliana por la presentacin tridica, con la articulacin tan enojosamente trada y llevada de tesis-anttesis-sntesis.
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CHATELET, Franois. Hegel segn Hegel, Laia, Barcelona, 1972, p. 13, etc. KAUFFMANN, Walter, Hegel, Alianza, LB, Madrid, 1968, aunque existe una posterior en AU, 1972. LEFEBVRE, Henri. Hegel, Marx y Nietzsche, Siglo XXI, Madrid, 1976. FINDLAY, J.N. Reexamen de Hegel, Grijalbo, Barcelona, 1969. Por supuesto, es mucho peor traicionar a Hegel "heideggerianizandolo" como hizo Jean WHAL quin, hipostasiando la "conciencia desgraciada", pretende sintetizar a Kierkegaard con Hegel. Para todo esto ver LUKACS, Georg. El joven Hegel, Grijalbo, Barcelona, 1975, p. 508 y El asalto a la Razn, Grijalbo, Barcelona, 2 edicin, 1968. La operacin de FUKUYAMA, de utilizar a Hegel es o ms desvergonzada o ms ignorante. Pero por qu se ampara tras Kojve? Por el reconocimiento. Para un planteamiento general de las interpretaciones de Hegel hemos manejado adems HYPPOLITE, Jean. Gnesis y estructura de la Fenomenologa del espiritu de Hegel, Pennsula, Barcelona, 1974. KOJEVE, Alexandre. Introduction la lecture de Hegel, Gallimard, Pars, 1990. HEIDEGGER, Martin. Sendas perdidas, Losada, Buenos Aires, 1960, y ahora la traduccin de la edicin del curso semestral de invierno 1930-1931 de Friburgo, ( a cargo de Manuel E. Vzquez Garca) La Fenomenologa del Espritu de Hegel, Alianza, Madrid, 1992. MARCUSE, Herbert. Razn y Revolucin, Alianza, Madrid, 1971. STIEHLER, Gottfried. Hegel y los orgenes de la dialctica, Ed. Ciencia Nueva, Madrid, 1967, ROSSI, Mario. La gnesis del materialismo histrico.La izquierda hegeliana. Comunicacin-Alberto Corazn Editor, Madrid, 1971. ALTHUSSER, Louis. Escritos, Laia, Barcelona, 1974. POPPER, K.R. La sociedad abierta y sus enemigos, Paids, 3 reimpresin, Barcelona, 1989.
BLOCH, Ernst. Sujeto-objeto. (El pensamiento de Hegel). FCE, Madrid, 1982. SERRAU, Ren. Hegel y el hegelianismo, Eudeba, Buenos Aires, 1966. ADORNO,Th. W. Tres estudios sobre Hegel, Taurus, Madrid, 1969. Pero hay un libro excepcional de VALLS PLANA, Ramn. Del yo al nosotros. (Lectura de la Fenomenologa del Espritu de Hegel). Laia, Barcelona, 2 edicin, 1979, con prlogo de Emilio 93
Por ejemplo, en la Fenomenologa del espritu284, el escepticismo no es la anttesis del estoicismo sino que es una conclusin lgica ltima del anterior. Y la conciencia desgraciada no es la sntesis de los dos estados precedentes. O, cuando llegamos en la Fenomenologa al mundo tico, las tradas no se reducen al mismo paso para alcanzar as la sntesis. Por ejemplo, en el comienzo de la Lgica, no trata del ser y la nada, como apresuradamente se explica, sino de lo mediato y lo inmediato. Cmo va a ser el devenir la sntesis del ser y la nada? Por ejemplo, cmo meter por el molde del mtodo la sustancia de la historia, la libertad, la historia como hazaa de la libertad desde los orientales a los germnicos (entendmonos, los pueblos protestantes del norte de Europa) pasando por los "nios griegos". Extraa odisea de la libertad que culmina tutelada por un padre mayor: el Estado. Por eso, no debemos confundir a Hegel con un liberal. El idealismo dialctico (verbigracia, el llamado materialismo dialctico) consiste en someter la contradiccin a la frrea disciplina de la tesis-anttesis-sntesis. Promover el mtodo a la categora de seor en estas condiciones ser lo que efectuar la escolstica sovitica. Y no hay capricho, responde a una lgica profunda285. Insistimos: no se trata de realizar una nueva exposicin de la filosofa hegeliana, se trata de hacer inteligible a Hegel. No vamos a discutir las interpretaciones enfrentadas y sus diferentes enunciaciones desde el siglo XIX hasta ahora: Rosenkranz/Michelet, neohegelianismo (de Spaventa a Bradley o McTaggart), Hegel romntico (de Dilthey a Hartmann), Hegel existencialista (Wahl), Hegel cuasi-marxista (Lukcs286) y las crticas de "otro" marxismo a la imagen de Hegel presentada por aquel (Stiehler287, Rossi), Hegel humanista (Hyppolite), o la polmica Fulda/Pggeler, etc.. Vamos a tratar de atrapar a Hegel all donde "tropieza": en la filosofa del derecho. Ah donde el Espritu pierde la compostura. O donde el Espritu se tiene que corporeizar. Donde el verbo se hace carne288.
LLed. Ver a este propsito el captulo apndice, pp. 391-412. No hemos podido consultar directamente la polmica Fulda/Pggeler, Haym o Rosenkranz/Michelet. La hemos visto a travs de la bibliografa general citada y otras fuentes.
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Ed. FCE, Mexico, 6 reimpresin, 1985, pp. 121-128. De modo que Althusser, del que ya anotamos que sostuvo correctamente que Marx nunca fue hegeliano, estaba en lo cierto cuando interpret lo que Marx le deba a Hegel: la contradiccin. No la dialctica como mtodo sino la dialctica como contradiccin en las cosas mismas. Segn Kauffmann "el desarrollo a travs de conflictos" (op. cit. p. 170). La trayectoria intelectual del filsofo y poltico hngaro est sujeta, como es sabido, a enconadas interpretaciones acentuadas por sus condenas y "autocrticas". No tiene nada de extrao que Bloch estime que Lukcs limit "la herencia de Hegel al mtodo" (op. cit. p. 497) mientras Stiehler le reproche "que va tan lejos en sus explicaciones, que llega a atribuir a Hegel un conocimiento adecuado en lo esencial de la esencia del orden social capitalista, es decir, a convertirle en un marxista prematuro" (op. cit. p. 202). Para otros, el cuasi marxismo de Hegel para Lukcs radica no en el mtodo sino en la concepcin del Estado y de la sociedad, es decir, preeminencia de lo pblico sobre lo privado y negacin de un espacio privado mucho ms concreto y real cual es la sociedad civil. Hay que entender que la tarea del Lukcs de El joven Hegel era rescatar al autor de la Fenomenologa de una serie de operaciones fraudulentas: quedar reducido a un problema kantiano, ser un reaccionario, un pre-Bismarck, un irracionalista metdico, un filsofo germnico puro prefascista o eso que tanto irritaba a Lukcs, interpretrar la Fenomenologa en clave kierkegaardiana-heideggeriana (Wahl). En todo caso, lo que est en tela de juicio es algo que Stiehler da por sentado: "La sociedad burguesa era para Hegel la sociedad ideal, que haba que librar de las conmociones y peligros". (Op. cit. p. 209). Es imprescindible el conjunto de ensayos publicados al cuidado de AMENGUAL COLL, Gabriel. Estudios sobre la "Filosofa del Derecho" de Hegel, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1989, con una nmina que incluye a Ilting, Peperzack, Ritter, Siep, Riedel, Marini, Pelcynski, Bourgeois, Cesa, Anghern y Bobbio. No
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Y aunque Marx no pudiese ver todas sus implicaciones (y menos en 1843), acert totalmente al fijarse en la Filosofa del Derecho289. Hegel es un creyente ateo. La Gran Lgica es la teologa laica hegeliana, el estudio inmanente del pensamiento divino290. O la reconstruccin de la inteligencia de Dios. Decimos reconstruccin de la inteligencia porque esta es inmanente al propio creador (Dios slo puede tener inmanencia). En su teologa laica, la Lgica es desta no testa. Un paso ms all y sera una demonologa. Es posible hacer una doble recomendacin de "lectura", digamos, una materialista y otra idealista. Si lo queremos leer en idealista se puede comenzar por cualquier parte del Espritu Absoluto y continuar todo el circulo. Si lo queremos leer en materialista debemos empezar por la Sittilhkeit, pasar del Espiritu Objetivo al Absoluto y seguir. La idealista mostrar cmo Dios es la forma mitolgica de lo verdadero, la Idea. Despus en la Lgica hallar su gramtica. En una, en el Espritu Absoluto, es evangelio (buena nueva); en la Lgica es pura ciencia, tenebrosa exploracin de la oscuridad.
conseguimos resistirnos a hacer una referencia a SEMPRN y su vanidad extraviada (antes tomemos apuntes: "la transicin espaola de la dictadura a la democracia es el nico ejemplo histrico que conozco conforme al modelo hegeliano; es decir, producida segn el concepto de la Aufhebung. O sea, de un mantenimientorebasamiento dialctico del pasado que pone en accin (en presencia y en presente) el porvenir" (p. 107). Hegel, por lo visto, le debe algo a nuestro ex-ministro de Cultura: "Tengo una cuenta filosfica permanente que ajustar con l, con su concepcin de la dialctica en particular" (p. 208). Ambas citas pertenecen a Federico Sanchez se despide de ustedes, Tusquets Editores, Barcelona, 1993. Si es con la dialctica donde todo y todos se estrellan..., esa no es la clave de Hegel. Y para cerrar el crculo, resulta que el franquismo era un capitalismo de Estado! (cfr. p. 291).
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El ttulo de la obra de Marx es Crtica de la filosofa del Estado de Hegel, que a veces se ha traducido como Crtica de la filosofa del Derecho de Hegel. Pero Marx slo comenta lo pargrafos 261 a 313 (se perdieron las primeras pginas de su cuaderno. Ver a este respecto ROSSI, etc..). En efecto, si se establece una comparacin del problema poltico de la sociedad moderna entre Hegel y los tericos de la tradicin iusnaturalista, no sirve leer las partes iniciales de la Filosofa del Derecho; la dimensin contradictoria entre la autonoma privada y la organizacin poltica aparece en Hegel a otro nivel; porque, para l, no existe entre el estado de naturaleza y el estado de derecho la relacin de identidad con la que el iusnaturalismo reconoca en el estado de naturaleza el lugar en el que aparece el "derecho natural". Ni reconoce la derivacin que permita fundar a stos la sociedad civil sobre el derecho natural a travs del pacto social. Ms claramente, para Hegel, el estado de naturaleza excluye el estado de derecho porque el derecho es la existencia de la libertad, y la libertad individual como derecho no se produce a partir del estado de naturaleza, que no conoce derechos, pero tampoco en el de seoro/sevidumbre, ni en la esclavitud donde la libertad no es ms que una cualidad que les viene a algunos desde el nacimiento. Es en el momento en que aparece la dicotoma sociedad civil-Estado cuando se plantea el problema de la fundacin de la sociedad moderna. Citamos la obra de Marx por la ed. Grijalbo, Mxico, 1968, prlogo de Adolfo SNCHEZ VZQUEZ. Ni que decir tiene que quien levant la falda a la filosofa hegeliana viendo las enaguas de la teologa (jugando con una imagen nietzscheana) fue Feuerbach.
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La filosofa hegeliana se oculta doblemente: bien ocultando al espritu en la maraa de su epopeya u ocultndose tras l. Es en la Filosofa de la Naturaleza y en el Espritu Objetivo, segunda seccin de la Filosofa del Espritu, donde podemos cazar su vuelo. Lo que ocurre con la Filosofa de la Naturaleza es que se derrama como un trabajo intil, nos deja las manos vacas. Y como no se trata de burlarse291 de l, la dejamos estar inservible y buscamos el espiritu objetivo (que es la verdadera naturaleza de Hegel) all donde es la idea absoluta que es en s292. La voluntad, desdoblada en querer plenamente indeterminado y en libertad subjetiva, se rene en el poder resolutivo. A estas fases corresponde la estructura del orden jurdico-moral que se despliega en Derecho abstracto, moralidad y eticidad. La coronacin pero tambin el primer fundamento de estas esferas (algo que a veces se olvida293) es el Estado. Por eso Hegel lo denomina as: El Estado es el Espritu Objetivo. Efectivamente, como dice Bloch, "lo estatalmente racional es, al mismo tiempo, lo mismo que la ms alta libertad poltica... equivale a la libertad ya no insolente ni solitaria, sino sustancial"294. La autoconciencia no adopta ya ante los otros una actitud negativamente egosta sino que deviene lo racional en s y para s. Como sabemos, Hegel no ahorra alabanzas cuando habla del Estado: Divinidad terrestre, lo Vivo supremo... Hegel parece ahora chino: construye tras las murallas del Estado una Ciudad Prohibida para aquellos que provienen de la sociedad civil; en ese reino de belleza, es decir, de conocimiento, de Eticidad, lo particular en-s, la vulgaridad de las pasiones, no tienen cabida ni lugar. Y ahora viene lo curioso. Cuando llegamos a estas alturas del desenvolvimiento de la Idea, los estudiosos hegelianos conviven con el reproche a Hegel por "reaccionario" y el esfuerzo por presentarlo, a pesar de todo, como un liberal. Bloch, por ejemplo: "Hay que reconocer que la Filosofa del Derecho es la ms reaccionaria de todas sus obras", ... tal o cual afirmacin "es irremediablemente reaccionaria" o, finalmente, "En el prlogo a la misma Filosofa del Derecho aparece una frmula en que el reaccionario parece incluso superarse a s mismo"295. Sin embargo, en la misma pgina, Bloch se ve impelido a evocar que no obstante "Hay un Hegel liberal, que no lleg a talar del todo el rbol de la libertad plantado en su juventud ni a olvidar por completo a Rousseau". Esto segundo s que es llamativo. Para defender a Hegel como liberal recurrir a Rousseau. Lo es por una cuestin que igualmente suele tacharse: los verdaderos tericos liberales abominaban de Rousseau porque representaba la libertad de los antiguos frente a la libertad moderna. Cerroni no dej escapar este elemento distintivo sin el cual se torna imposible la comprensin de la ideologa y la poltica modernas. Tanto Constant como Humboldt defienden el desdoblamiento de la libertad en
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De eso se ocup ya Popper citando fragmentos rematadamente "hegelianos" referidos al sonido (pargrafo 302 de la Filosofa de la Naturaleza), al calor o a la electricidad. HEGEL, G.W.F. Enciclopedia de las ciencias filosficas , Porra, Mexico, 1985, pp. 156-157, (POPPER, op. cit, p. 222 y notas de pp. 593-594). Se nos podra objetar que la caza tambin se puede efectuar sobre las Lecciones de filosofa de la historia universal, pero ah el Espritu espejea, cabalga demasiado deprisa por todos los rincones de la historia. Cfr. HEGEL, G.W.F. Filosofa del derecho, D.G.P. de la UAM, Mexico, 1975, pargrafo 256, p. 244. BLOCH, op. cit. p. 229. Id. p. 231. CHATELET, en su estudio sobre Hegel en la Historia de la Filosofa dirigida por l mismo, lo llama "liberal profundo" (en Espasa-Calpe, Madrid, 1976, tomo III, p. 202). Por supuesto, lo mismo afirma en su citada Hegel segn Hegel (op. cit. p. 218).
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"libertad poltica" y "libertad civil", siendo el cometido de la primera garantizar la segunda, que es la verdadera libertad296. Esto es, el Estado debe proteger y garantizar el funcionamiento del mercado. Aclaremos: ese eufemismo que es la "libertad civil" (que tanto repugnaba a Hegel) no es otro que el mercado. No es el ciudadano de la sociedad civil protegido por el Estado. El Hegel maduro es el que se sale del espacio del mercado, de la libertad civil, en el que se mueven Kant y otros, para buscar la libertad en otro lado: en el Espritu Objetivo, en el Estado. Una libertad superior no guiada ya por los intereses particulares sino por la Etica. El Hegel "liberal" es el que se opone a la opresin feudal y entonces hay una coincidencia en sus escritos juveniles entre su extraordinaria Vida de Jess y el Primer borrador para una Constitucin del Imperio alemn. Pero en todo caso habra que analizar qu tipo de contradicciones hay entre este joven Hegel y el "maduro"297. Pero no es slo Bloch quien realiza el esfuerzo desesperado por desenterrar al joven liberal sino tambin Findlay, Lefebvre... Para este ltimo "se puede acusar a Hegel y al hegelianismo de reaccin pura y simple. Una poltica derechista ofrecida no slo como Realpolitik"298. El Estado hegeliano "desprecia tratando de aplastarlo el no-saber o el semi-saber", etc. Y, sin embargo, inmediatamente comienza el rescate. Ahora bajo el paraguas de la idea de armona! que animara el pensamiento del siglo XVIII. Lefebvre llega incluso a poner un discurso en boca de Hegel para hablar de los acontecimientos polticos del siglo XX299. Findlay nos ofrece otra nota. La obertura es la misma: "Aqu, en la Filosofa del Derecho, Hegel se muestra literalmente un reaccionario. Su Dialctica, contrariamente a sus principios, vuelve simplemente a la inmediatez en que tuvo su origen. Que Hegel pudiera llegar a escribir como aqu lo hace indica ciertamente una prdida profunda de integridad, tanto en su carcter como en su pensamiento"300. Por eso le parece "extraa" la creencia de Hegel en la Monarqua hereditaria301, sin comprender que lo que Hegel no puede tolerar es la fragmentacin del poder poltico feudal, dicho en forma ms sublime, el triunfo de la particularidad sobre la universalidad.
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Cfr. CERRONI, Umberto. La libertad de los modernos, Martnez Roca, Barcelona, 1972, p. 188 etc. Inmediatamente desarrollaremos esto en el apartado dedicado a la sociedad civil. De todas formas, el propio Hegel era consciente de esto, aunque Cerroni no se d cuenta. (Cfr. Lecciones de filosofa de la historia, citado por Hyppolite, op. cit. p. 307). Sin embargo, hay que aadir que todo esto que desarrolla Cerroni se encuentra ya en MARX, K. La Sagrada Familia, Akal, Madrid, 1977, pp. 130 y ss. Sin "autoconciencia", ya el joven Hegel (en 1796) haba percibido la idea del ciudadano en la polis antigua: "la idea de su patria, de su Estado, era la realidad invisible y superior, por lo cual trabajaba y que le mova al esfuerzo; ella era para l su fin ltimo del mundo o el fin ltimo de su mundo. Este fin lo encontraba representado en la realidad o colaboraba a su representacin" (en HEGEL, G.W. F. La positividad en la religin cristiana, en Escritos de juventud FCE, Madrid, 1978, 1 ed., p. 151. Negrita nuestra). ILTING lo percibe perfectamente en su ensayo La estructura de la "Filosofa del Derecho" de Hegel (en AMENGUAL COLL, op. cit, p. 79 y ss.) al sealar la concordancia hegeliana con la filosofa de Platn y Aristteles. Y todava ms explcitamente en la nota 28 (p. 82). Y para discordancia con Platn cfr. MASPETIOL, Roland. Droit, societ civile et Etat dans la pense de Hegel, en Marx et la droit moderne, p. 104. , Archives de philosophie du droit, tome XII, ditions Sirey, Paris, 1967. Hay incluso un Hegel "antiestatal" como constata LICHTEIM, George. El marxismo. Un estudio histrico y crtico, Ed. Anagrama, Barcelona, 1971. Cfr. p. 56. LEFEBVRE, Henri, op. cit. p. 52. Op. cit. p. 101-102. FINDLAY, J.N. op. cit. p. 330. Id. p. 336.
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Y como debemos llegar sin innecesarias demoras a nuestro planteamiento, otra nota de Findlay pone el dedo en la llaga: "Hegel sostiene, adems, que la Propiedad es, por su naturaleza, personal e individual: el Comunismo de la Propiedad representa una desviacin de su Idea racional. El Estado puede,sin embargo, hacer excepciones a ese principio, pero solo l puede hacerlo as, y en pocos casos. En general puede decirse que Hegel reconoce suficientemente los derechos individuales bsicos, y no debe dejarse que nada de lo que diga en partes posteriores de esta obra oscurezca ese hecho"302. Lo que ignora Findlay es que la "excepcin" se convierte en regla cuando el proletariado deviene en clase-Estado. Lo que seala Findlay es la gran contradiccin del sistema hegeliano entre propiedad y eticidad, contradiccin que en su sistema la vive como angustiosa puesto que se da cuenta de lo difcil que es llegar a realizar su Eticidad sin renunciar a la Propiedad. Lo interesante es que los autores aqu citados -los menos- no se atreven a revelar lo que podramos denominar las antinomias de Hegel. Por qu? Porque si se quedan con una de las antinomias, la de la propiedad (que es la ms amada dicho sea entre parntesis), nos mostraran a un Hegel horrorosamente mutilado e irreconocible; pero si se quedan con el otro lado de la antinomia, el Hegel "tico", el Hegel que discurre olvidndose de la propiedad, resulta an ms monstruoso, dado que se encuentran con el Leviatn. No es de extraar por tanto que solamente se quiera mostrar el lado ms humano de Hegel, humano, demasiado humano: el propietario (y por tanto el "liberal")303. Por esta razn les eriza el cabello pargrafos completos de la Filosofa del Derecho. Por esta razn cubren con sudario esos pargrafos "intolerables" de dicha obra. Por ejemplo, el pargrafo 324 donde dice: "Es necesario que lo finito, la propiedad y la vida, sean puestos como accidentales porque ste es el concepto de lo finito"304. Lo que ms les atemoriza de Hegel es la voracidad del Espritu Objetivo que engulle sin piedad al Espritu Subjetivo ("cuando la filosofa pinta al claroscuro, ya un aspecto de la vida ha
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Id. p. 322, subrayado nuestro. Hay que tener muy en cuenta las matizaciones de LOPEZ CALERA, Nicols Mara. Yo, el Estado (Ed. Trotta, Madrid, 1992), a travs de un repaso a los enunciados de Bobbio, Adorno, Pelczynski, Germino, Ilting, etc.. donde sostiene la tesis de que "no se puede dejar la convivencia social a la pura moralidad subjetiva, donde domina el yo insolidario, ni a las leyes de una sociedad civil, en la que priman las necesidades y los intereses de unos individuos frente a las de otros sin que haya un organismo con una racionalidad preestablecida que intente su armonizacin, esto es, una sublimacin trascendental no negadora de lo individual, que es lo que intent Hegel, en mi opinin" (p. 96). Obligatoriamente debemos anotar una derivacin de nuestra lnea de investigacin de la que queremos dejar constancia: la lectura de Hegel a travs de Marx que har Gentile (no Croce). La recuperacin neohegeliana de la cultura italiana de comienzos del siglo XX, uno de los soportes tericos del proceso de facistizacin. Porque Gentile s que ve el "lado" profundamente antiliberal de Hegel. (Ver BUCI, pp. 368 y ss.) Hay un puente entre el "vivere pericolosamente" de ascendencia nietzscheana y la praxis que Gentile extraer como mena de su lectura de Marx? Op. cit. p. 321. Nosotros hemos tratado de prolongar los planteamientos de Juan Carlos RODRGUEZ sobre Hegel, aquel antidemcrata que llam la atencin de un joven demcrata radical llamado Marx. Pero por qu? Precisamente porque Hegel era un antiliberal. Para todo esto cfr. la 1 parte de su Seminario sobre La Sociedad Civil, Boletin n 0, ADEM, otoo, 1989, Granada, pp. 22-28. Asimismo en La Norma Literaria, Excma. Diputacin Provincial de Granada, 1985, los captulos La crtica en el Boudoir (pp. 8-28) y Escena rbitro/Estado rbitro (pp. 124-192). Juan Carlos Rodriguez ha desvelado exhaustivamente la lgica hegeliana en sus diferentes temticas (esencia/apariencia, absoluto/individual, etc) demostrando que Hegel no es un terico del "iluminismo racionalista". La nocin de "Absoluto" en Hegel sirve para borrar la dicotoma individuo/sociedad (sujeto privado/sujeto pblico), o mejor, para "superarla" en ese momento ms elevado de la experiencia del Espritu en la que se funde la conciencia en lo Absoluto. De paso digamos que ni mrgenes ni sutilezas evitan a Derrida (a propsito de Fukuyama) contemplar a Hegel como un filsofo liberal. Ver Espectros..., op. cit., pp.80-81.
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envejecido y en la penumbra no se lo puede rejuvenecer, sino slo reconocer: el bho de Minerva inicia su vuelo al caer el crepsculo"), produciendo un temor reverencial escuchar, al levantar el vuelo al alba de su nocturnidad, el batir de sus alas que anuncian el fin de la propiedad. Lo que pasa es que no estn dispuestos a apurar el vaso del "pesimismo de la inteligencia" (Nietzsche y Gramsci), que no oculta ni se oculta los rasgos espantosos que afectan a su fuente y a su orientacin. Para que su tica se pudiera realizar tena que encerrar la propiedad privada en los mrgenes del Estado y aqu es donde comienzan las incoherencias de Hegel. Incoherencia en el paso de la sociedad civil al Estado. Cmo se puede superar la sociedad civil sin destruir la propiedad privada que es su pilar bsico? En trminos marxistas: las relaciones de produccin capitalistas no pueden ser destruidas si no es por el proletariado. Se puede superar la sociedad civil? La incoherencia hegeliana radica en que slo se puede superar en este caso, no integrndola en un nivel superior para conservarla sino abolindola; mejor, destruyndola. Es lo que se produce durante la guerra civil rusa, y con posterioridad durante la colectivizacin forzosa y los planes quinquenales. En medio queda la NEP ( y los anteriores planteamientos de Lenin). El punto ciego de la Revolucin de Octubre es congelar ese momento que es el del capitalismo de estado (impuesto por Stalin) al que le cuadraba perfectamente el estatalismo absoluto. Lo que Lenin percibe como capitalismo de estado amenazador es slo un tenue ensayo de lo que ser la realidad despus de 1929. La superestructura hegeliana congela305 la infraestructura del capitalismo de estado, es decir, la reproduce para poder sobrevivir, lo mismo que le ocurre al proletariado, que sin el Estado no puede existir como superestructura. Y elimina la posibilidad de desarrollo dialctico de la misma. Fukuyama, cogiendo el rbano por las hojas, o gozando del bao turco del fenmeno, puede anunciar gozosamente el fin de la historia, y para recuperarla y mantenerla viva hay que dar un paso atrs a ese estado "post mortem" del capitalismo. Aqu se encierra un error tpico: pensar que el Estado hegeliano le cuadra ms o menos a cualquier estado contemporneo. Es el caso de Chtelet , que abstrae al Estado de la sociedad en la que se asienta. As todo Estado es parecido a como lo concibe Hegel. Pero de entre estos, por razones que veremos a continuacin, slo los estados socialistas en conjunto se ajustan al modelo, pero no los fascistas306. El otro ejemplo sobresaliente es el de Lefebvre, que es uno de los que ms se han acercado a la comprensin de la problemtica que planteamos. Pero su divisin capitalismo de estado/socialismo de estado (que intuye), se pierde al no ahondar en el significado de la barra que los separa, se pierde al quedarse con la apreciacin de que "por el lado capitalista, la economa funciona...por el lado llamado socialista slo la poltica funciona" y "en ambos lados, capitalista y socialista, la vida social desaparece, aplastada entre lo econmico y lo poltico, predominando all lo primero, lo segundo aqu: vaco enorme en el que se instalan lo cotidiano, la familia, las relaciones privadas, es decir,
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Utilizamos adrede este trmino de tan aeja prosapia: el "deshielo", el "espa que surgi del fro", etc. CHATELET, F. op. cit. p. 25-27.
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privadas de amplitud, privadas de capacidad creadora"307. O cuando dice: "el modelo hegeliano no peca por ignorancia, sino por desconocimiento de las clases sociales"308. Pero la causa est en que el sistema de la eticidad no las puede concebir. Como tampoco las pudo concebir la hegeliana Constitucin sovitica de 1936 que, por primera vez, la positiviza en un cuerpo legal; por primera vez el espritu objetivo entra en la historia. Pero la propiedad forma parte de la esfera de la sociedad civil. Recordemos la divisin que Hegel haba efectuado del Espritu Objetivo. Abreviadamente cada una de las tres partes se subdivide as: El derecho abstracto en propiedad, contrato y lo injusto; la moralidad, en el propsito y la culpa, la intencin y el bienestar, y el bien y la conciencia; la eticidad, por ltimo, en la familia, la sociedad civil, y el Estado. Es la tercera parte la que Hegel desarrolla ms ampliamente. En la primera parte Hegel examina el individuo real como persona, vaco primero, propietario despus, y al mismo tiempo somete al mismo Derecho abstracto a un sarcasmo cruel (esta parte acaba con la voluntad delincuente y su superacin: el castigo, para lo que se tiene que dar una voluntad que quiera lo universal en cuanto tal). En la segunda se ocupa de las intenciones humanas, del reino de la moral. Pero la moral subjetiva no es real mientras no se exteriorice, y al hacerlo queda enredada en el el mundo irresoluble de los conflictos309. La "fatuidad" absoluta debe formar una comunidad, el pasaje a la eticidad est maduro. Del Yo al Nosotros. Ahora Hegel se ocupa de la realizacin objetiva del individuo social en un Estado de derecho. Desde sus relaciones naturales (la familia310) y el reino de la necesidad (la sociedad civil), a la aspiracin definitiva a lo universal.
Esta poco piadosa concatenacin aclara el reproche de Bloch: "as como a la lgica hegeliana le falta el acicate gnoseolgico, a la obra del espritu objetivo le falta el acicate especficamente moral"311. Es decir, le falta Kant; falta el sujeto de la sociedad civil, esto es, no pueden concebir la tica de Hegel porque su tica no concibe el sujeto, es polvo de estrellas del sujeto312. Lo veremos a continuacin.
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LEFEBVRE, Henri. op. cit. p. 114-116. Por eso llega a escribir lo siguiente: "El socialismo de Estado no duda en centralizar, en planificar autoritariamente. Podra estar cerca de la Gran Mquina hegeliana si no fuera porque no funciona ni automticamente ni de forma satisfactoria. Ni el saber de sus dirigentes ni el de sus consejeros abarca la totalidad. Ni siquiera con la ayuda de pequeas mquinas (de informacin), cuyo apoyo a la Gran Mquina no es, a todas luces, despreciable". Lefebvre, como vemos, casi se quema. Pero a qu responde la Gran Mquina?, quienes son sus dirigentes, sus consejeros?, por qu actan?, etc. etc. Id. 116-117. Es curioso que Hegel realice aqu una repetida referencia a la Fenomenologa del Espritu. Las limitaciones del alma bella estn por medio. Diremos, a modo de resumen, que la FE es la tentativa pedaggica previa para habitar en el Espritu Objetivo como excelentes ciudadanos. La revlida, la prueba de acceso a ese dominio reconciliado, no puede ser otra que la familiaridad con el saber absoluto. Dicho de otra manera, la FE es la elevacin del yo finito al yo absoluto. Es necesaria, porque "la impaciencia pretende lo imposible, es decir, alcanzar el fin sin los medios". Ver DERRIDA, J. (Glas, Ed. Galile, 1974) y su pregunta sobre por qu la familia es el estrato ms natural del Espritu. Id. p. 240. No es esto a lo que Althusser le estuvo dando vueltas cuando formula su clebre e indigesta (al menos para algunos): la historia es un proceso sin sujeto ni fines? Para una crtica de la prctica terica. Respuesta a J.Lewis, Siglo XXI, Madrid, 1974, p. 81. O en una prefiguracin anterior. "Ni en el primer instante ni en el ltimo suena jams la hora solitaria de la ltima instancia". La revolucin terica de Marx, Siglo XXI, 1969, p. 93.
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Cuando se habla de libertad hay que tener siempre buen cuidado de descubrir si no se querr hablar, en realidad, de intereses privados. (Hegel)
Hoy, gracias al liberalismo, el trmino sociedad civil ha recuperado una fuerza comparable a la que tuvo en los comienzos del siglo que lo vi nacer. Pero las razones de su recuperacin son muy distintas de las que motivaron su irrupcin en la historia. En sus comienzos, reivindic el reconocimiento poltico y la importancia econmica de una clase social que estaba privada de los privilegios de los que gozaban la nobleza y el clero por su posicin jerrquica en el rgimen absolutista. Sirvi para enfrentar un orden social emergente a un orden social agonizante: la sociedad civil versus la sociedad jerrquica que, pese a ocupar un espacio comn -el Estado-, se desarrollaban en realidades socioeconmicas diferentes y opuestas. Su reconocimiento fue el triunfo de la burguesa y la derrota del Estado del Antiguo Rgimen. En una palabra, la sociedad civil fue el espacio en el que se desenvolvi como clase la burguesa y su par antagnico, el proletariado. El hecho de que la sociedad civil sea un momento esencial de las sociedades contemporneas, no responde a sus "orgenes" histricos sino a las caractersticas propias de la sociedad burguesa. En efecto, si se analizan las sociedades precapitalistas se observa la "transparencia" de su estructura de clases. Cada una ocupa su lugar en la estructura social y se encuentra delimitada de tal forma que los individuos se relacionan entre s como sujetos que pertenecen a una clase social. Es (son) una sociedad vertebrada de arriba abajo y no de abajo arriba, en forma piramidal y cuyo vrtice es el Estado. No encontramos en estas formaciones sociales esa dicotoma Sociedad-Estado caracterstica de las formaciones sociales burguesas. Las concepciones sobre la Sociedad Civil son hoy objeto de una innumerable polmica. Pensemos en el lugar central que ocupa en los anlisis recientes sobre los procesos de transicin, tanto si se refieren a los pases del Este de Europa como en las valoraciones del proceso de la transicin espaola. En el primer caso nos encontramos con la obra de Herrero de Min (que escogemos porque adems relaciona ambos procesos), quien expone esta (a)simetra: "en la Espaa de los aos sesenta exista una sociedad civil, tal vez anmica comparndola con la norteamericana, pero atltica en relacin con las de cualquier pas de Europa Central y Oriental... En Espaa fue la sociedad civil la que no deseaba ser innecesariamente dividida e impuso a las fuerzas polticas el consenso y a los 101
agentes econmicos la moderacin. Por el contrario, cuando la sociedad civil no tiene protagonismo alguno, cuando todo se esperaba del Estado porque todo, lo bueno, lo malo y lo peor, se ha recibido siempre del poder, las fuerzas polticas que aspiran a conquistarlo carecen del lastre social de la moderacin y tienden a radicalizar sus posiciones"313. Por otro lado, Prez Daz elabora un sistema explicativo partiendo de que el desenlace de la transicin espaola ha sido el acceso de nuestro pas a la modernidad, lo que significa "acceder a un escenario de problemas que son con diferencias de grado y de matiz los problemas de las sociedades liberales y capitalistas occidentales"314. Ahora bien, el proceso concreto de la transicin poltica en Espaa se inscribe en una tendencia que Prez Daz cree haber detectado: el protagonismo creciente de la sociedad civil frente al Estado. Protagonismo que es fcilmente observable en Espaa315. Lo que nos interesa es que el punto de partida de estos anlisis, que tomamos como ejemplo316, es la contraposicin entre Estado y Sociedad Civil ya que es evidente que se acepta la carga semntica acumulada: en este sentido, hay que considerar que Prez Daz piensa, consecuentemente con su visin, que lo mejor que puede hacerse en relacin a la herencia hegeliana y marxista es dejarla de lado al tratarse de una herencia "confusa y equvoca", para partir de "un esquema conceptual unvoco, claro y simple, que no sea dependiente de una teora del carcter esencialmente conflictivo o armonioso de la sociedad moderna, ni de una filosofa determinista de la historia"317. Sin entrar en ms detalles, se detectan en este esquema indecisiones importantes, sobre todo en la definicin de sociedad civil o en la de clase poltica318. Para resumir esta cuestin, que ms adelante retomaremos, por ms vueltas que le demos el resultado siempre es el mismo: se trata, como objetivo confesado o no, de reconciliar Estado y sociedad civil. Se puede proponer de muchas maneras y es, adems, la clave de una posible poltica, de una especie de tercera va entre el neoconservadurismo y el "socialismo de administracin
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HERRERO DE MION, Miguel. Las transiciones de la Europa central y oriental, Ed. Tecnos, Madrid, 1990, p. 14. PREZ DAZ, Victor. El retorno de la sociedad civil, Instituto de Estudios Econmicos, Madrid, 1987, p.9. Ha aparecido recientemente una reedicin revisada, La primaca de la sociedad civil, Ed. Alianza, Madrid, 1993. "El impulso fundamental para la salida del franquismo hacia la democracia liberal ha procedido de la sociedad civil. La erosin del rgimen anterior tuvo lugar en el terreno de la sociedad: en las consecuencias directas del crecimiento econmico y de las transformaciones culturales de la iglesia, los crculos profesionales e intelectuales, y el pblico en general. Fueron las actuaciones de las gentes, como individuos, grupos organizados o movimientos sociales, no mediados o apenas mediados por partidos e instituciones polticas, las que crearon, tanto en la calle como en la vida cotidiana, un escenario donde el rgimen autoritario tena que aparecer cada vez ms como una entidad anmala, que no podra sobrevivir a la muerte del general Franco. Naturalmente, en el momento crtico, una nueva clase poltica hubo de construir y articular el nuevo rgimen; pero lo hizo bajo la presin vigilante de la opinin pblica y siendo continuamente rectificada (como lo fue la oposicin democrtica en el referendum de la reforma poltica de 1976) o confirmada (en las continuas elecciones y refrendos de los aos siguientes) por ella" (p. 10-11). El impulso, pues, pertenece a la sociedad civil aunque sea la clase poltica la protagonista y la que gestione los asuntos pblicos. Prez Daz se distancia de Ortega y la invertebracin (p. 11), etc. Y que se han prolongado con la crtica de Elias Daz a los planteamientos de Giner y Prez Daz . Cfr. LOPEZ CALERA, N. Yo, el Estado, Ed. Trotta, Madrid, 1992, pp. 37-38 y 79-80. Id. op. cit. p. 18. En El retorno de la sociedad civil, el papel de las clases queda en la indeterminacin dentro de la sociedad civil (por ejemplo pp. 12 y 18) mientras que en Estado, Burocracia y Sociedad Civil (Ediciones Alfaguara, Madrid, 1985), estn centradas en sus efectos o "funciones": "Las clases sociales de la sociedad civil intervienen en el espacio poltico, pero no tal como son y tal como actan en el espacio civil" (p. 143).
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estatal"319. Tomemos a Keane, a Gonzlez Seara, o a Lpez Calera. Cuando se plantea una "recuperacin" de la sociedad civil, desde hace un cierto tiempo el debate ha venido girando sobre la cuestin del "corporatismo"320 o de los "nuevos movimientos sociales"; ah se ha centrado la polmica entre los defensores de las virtudes de aqul como avance en el desarrollo de una democracia social y econmica (al dar protagonismo a mayoras sociales no integradas en los partidos, etc.), y los que, como Salvador Giner, lo denuncian como un erosionador de la misma sociedad civil. Y respecto a los "movimientos sociales", las posiciones oscilan entre quienes los entienden como "la nueva poltica", caso de Offe (que profundizara y actualizara determinados valores) a travs de una eficacia poltica que discurre por canales exteriores a los sancionados por la democracia representativa, lo que constituye un logro de ciudadana democrtica puesto que significa ir ms all de una mera recuperacin de la sociedad civil para plantear un reto al "paradigma poltico dominante", y los que ven un riesgo al desembocar en un antiestatalismo desbocado que, marginando vas institucionales, hara el juego al neoliberalismo, caso de Elas Diaz. Su solucin pasa por un "gran pacto poltico y econmico-social" que ane ambos321. La posicin de Habermas322 culmina, en cierto modo, el intento por superar la constatacin en la historia de que la razn no slo resplandece por sus conquistas puras sino que se ve asociada a la dominacin como rasgo central de la sociedad moderna. El camino de la escuela de Francfort tuvo que transitar entonces el ingrato itinerario, abierto por Weber, de una razn remodelada para convertirse en razn instrumental y sustentar esa forma de organizacin moderna que es la "burocracia" y que instaura la impersonalidad de las relaciones sociales. La organizacin burocrtica es racional ya que para conseguir sus objetivos precisa un perpetuo clculo de eficacia. As los "tipos ideales" weberianos se basan en la distincin medios/fines, siendo estos "tipos" un conjunto de modos de racionalidad. Una accin puede ser racional por sus medios o por sus fines; en el caso de la racionalidad burocrtica nos encontramos ante una racionalidad de los medios323.
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Advirtamos que este trmino designa, en la categorizacin de Keane, el estado keynesiano del "bienestar" que no se debe confundir con lo que denomina "Estado burocrtico centralizado" (KEANE, John. Democracia y sociedad civil, AU, Madrid, 1992, p. 17 y 20). Por otra parte, parece evidente una postura de fondo como la que explicita Agnes Heller, de que la utopa de la abolicin del poder estatal ha de ser abandonada, aunque consiguiendo ms democracia poltica para evitar tambin la tirana estatal. Ver RUBIO CARRACEDO, Jos. Madrid, 1990, pp. 214 y ss. Democracia o representacin? Poder y legitimidad en Rousseau, CEC,
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Para todo esto se puede seguir LOPEZ CALERA, N. op, cit. pp. 31-44.
La bibliografa sobre la escuela de Francfort y sobre Habermas concretamente ha despegado en estos ltimos aos. Desde las viejas presentaciones de RUSCONI o MANSILLA a los diferentes problemas analizados que van desde la alienacin, la crisis de la modernidad, la tica y, por supuesto, de la "interaccin comunicativa", a travs de las publicaciones de Jos E. Rodrguez Ibez, Emilio Lamo de Espinosa, Jose Mara Mardones, Adela Cortina, Javier Muguerza, Agapito Maestre, E. Menndez Urea, etc. Un til y sinttico resumen bibliogrfico es el de MARDONES, Jose Mara La recepcin de la Teora Crtica en Espaa, Rev. Isegoria/1, 1990. Por supuesto, HORKHEIMER, Max. Crtica de la razn instrumental, Ed. Sur, Buenos Aires, 1973. Un ejemplar seguimiento de este desarrollo weberiano, en MOMMSEN, Wolfang. Max Weber: Sociedad, poltica e historia, Ed. Alfa, Barcelona, 1981. Asimismo, la carta a Rickert de 14-VI-1904 (en nota 45 p. 329). Lo que rozamos aqu adrede y no queremos llevar ms lejos es un elemento que nosotros colocamos en primer plano interesadamente: el hecho relevante ya reconocido, de que la eleccin, la defensa de la "parlamentarizacin" del rgimen alemn a) no se basaba en convicciones jusnaturalistas que rechazaba explcitamente y b) contena un "elitista" (ojo a su lectura de Nietzsche. Cfr. FLEISCHMANN, Eugene. De Weber a Nietsche en Archives Europennes de Sociologie, a.5, 1964, pp. 190-238. Fleischmann ve a Weber como el ejecutor testamentario de Nietzsche en el campo de la poltica) y preocupante acento en la autorresponsabilidad del "conductor" poltico
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Huyendo del telar de Penlope, la crtica que hace Habermas de la racionalidad instrumental acaba en la proposicin de una racionalidad comunicativa como complemento necesario y medio de control de aquella, propia de la ciencia y la tecnologa324. Se tratara de salvar la hiancia observada en el devenir de la modernidad. Utilizando trminos prestados, el hecho es que las premisas de la Ilustracin estn muertas, slo sus consecuencias continan en marcha. Lo llamativo es que Habermas se ve renaudando una "tradicin" que se remonta a los jvenes Hegel y Marx325. De nuevo, para no desviar innecesariamente el rumbo de nuestra exposicin, no nos vamos a demorar en todo un pormenorizado seguimiento de los vericuetos de la misma. Trataremos como siempre de ir directamente al grano. Para comprender el desarrollo histrico de la burguesa como clase hegemnica, vamos a agrupar las diversas concepciones que han tenido sus representantes, en dos lneas, en dos ejes, de la sociedad civil absolutamente diferenciadas. A) Hobbes, Rousseau, Hegel, que representaran la concepcin no liberal de la sociedad civil, es decir, que dan todava una importancia histrica a lo poltico, en ltima instancia, al Estado, y aquella otra lnea (B) que denominaramos liberal, que teoriza sobre las libertades de los individuos basndose en una inteligente construccin jurdica sobre la propiedad y que subordinan al Estado, salvo en verdaderas situaciones excepcionales, su intervencin en esa comunidad de individuos y de mercado. (Se trata de un eje que ira de Locke a Constant)326.
que emana de su propuesta de "democracia plebiscitaria del lder". Cfr. como lugares clsicos Economa y sociedad (op. cit. pp. 715-716) o la conferencia de Mnich de 1918 La poltica como vocacin (en Ensayos de sociologa contempornea, op. cit. p. 141). Hay ed. en Alianza, pero hemos citado a travs de los Ensayos de sociologa... porque es muy curioso constatar cmo en la introduccin de Gerth y Wright Mills, stos, al referirse al episodio entre Ludendorff y Weber (id. pp. 55-56) relatado por Marianne Weber, subrayan la "entereza" de Max Weber cuando lo realmente importante de la contestacin de ste a Ludendorff es la afirmacin cruda e inequvoca de su concepcin "democrtica"! Por lo dems, Mommsen, que atribuye una "turbulenta reaccin" a su libro Max Weber und die deutsche Politik 1890-1920 (en la lnea Troeltsch- Lwitch) por la interpretacin del pensamiento poltico del socilogo alemn como "cesarista autoritaria", olvida que LUKACS ya lo consider como un caso de "cesarismo bonapartista" en El asalto a la razn (Ed. Grijalbo, Barcelona, 2 edicin, 1968, p. 493). Para nuestra definicin de "bonapartismo", infra. cap. IV.3. Y para una clara y penetrante exposicin del conjunto de la problemtica terica que desembocar en la desintegracin del estructuralismo, POSTER, Mark Foucault, el marxismo y la historia, Paids, Barcelona, 1987. Por supuesto, renunciammos a ofrecer siquiera un paquete bibliogrfico.
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HABERMAS, Jrgen. Teora de la accin comunicativa (I), Ed. Taurus, 1987, pp. 27 y ss. "Si partimos de la utilizacin no comunicativa de un saber proposicional en acciones teleolgicas, estamos tomando una predecisin en favor de ese concepto de racionalidad cognitivo-instrumental que a travs del empirismo ha dejado una profunda impronta en la autocomprensin de la modernidad [...] Si partimos, por el contrario, de la utilizacin comunicativa del saber proposicional en actos de habla, estamos tomando una predecisin en favor de un concepto de racionalidad ms amplio que enlaza con la vieja idea de logos", etc. De todas formas, la finalidad de los hipertrofiados anlisis habermasianos reposan en la idea de que la forma contempornea de represin institucional consiste en el recorte o limitacin de los recursos lingsticos, en la estrategia del poder de mantener a los "interlocutores" que forman la sociedad en un estado de pobreza discursiva que les prive de la propia concrecin formal de sus problemas y los aleje de la liberacin entendida como lenguaje perfecto. La represin se canaliza a travs de pseudodiscursos. La salida es la conquista de la condicin de una "competencia comunicativa". A nuestro entender, si tuvisemos que elegir el texto clave para explicitar el nudo de la argumentacin habermasiana, sera este: "Ambos (Marx y Hegel) dejan abierta en su juventud la opcin de servirse de la formacin no forzada de una voluntad colectiva en una comunidad de comunicacin sujeta a la necesidad de cooperar y a las coacciones anejas a la cooperacin como modelo para la reconciliacin de esa sociedad civil en discordia consigo misma; pero ambos renuncian ms tarde, y por razones muy similares, a hacer uso de esa opcin". En El discurso filosfico de la modernidad, Ed. Taurus, Madrid, 1989, p. 83. Segn la teora de Negri, habra una tercera lnea Maquiavelo-Spinoza-Marx.
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Si observamos bien el primer eje, deberamos dejar juntos a Rousseau y a Hegel con sus diferencias, y excluir a Hobbes. Porque Hobbes es el terico de una sociedad civil poltica; el famoso trnsito del Estado de naturaleza a la sociedad civil es el paso, mediante pacto, de una comunidad natural, de una comunidad desmembrada, a una sociedad civil a la que cede sus libertades, una sociedad civil poltica, y dentro de ella sita al Estado. Hobbes representa en su teora del pacto y de la sociedad civil los primeros balbuceos histricos de la burguesa como clase (y disclpesenos la terminologa hegeliana) en s y para s, esto es, en Hobbes no hay dicotoma sociedad civil-Estado. Probablemente porque la burguesa no haba roto del todo con el corporativismo aunque ya estaba fuera de l327. Es cierto que esa burguesa que crece, no existe como clase totalmente independiente pues an sigue desarrollandose en la estructura gremial o en la corporacin. No se ha desprendido an del organicismo propio del sistema corporativo. De ah que Hobbes comience a ver a la burguesa como una clase incipiente que acabar siendo hegemnica, pero que carece de fuerza suficiente para vivir fuera de la corporacin ya que no ha podido imponer el imperio del mercado. Y, adems, el "proletariado" est sujeto a la servidumbre o al gremio328. El pensamiento poltico de Hobbes es robusto, entendiendo por tal todo lo contrario de lo que entendera un liberal. Es un pensamiento an organicista porque es consciente de la poca fortaleza poltica de la burguesa, aunque empiece a comprender su fuerza econmica. De ah que la apoye, pero no se atreva a atacar al absolutismo poltico por ese tremendo horror que tiene al vaco329. Ms claramente: Hobbes es un antifeudal pero no es un liberal330. El particularismo feudal es para l una especie de anarqua poltica. Sin embargo, el pensamiento liberal del XVIII-XIX
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Sobre Hobbes, el inters y la bibliografa no han cesado de crecer tampoco debido a la reconsideracin de sus ideas tras dos siglos de oscurecimiento. Desde su recuperacin por la perspectiva utilitarista y del positivismo jurdico, continuando con una secuencia que ira de Tonnies (no slo por su monografa sobre el filsofo de Malmersbury sino ante todo por haber descubierto el manuscrito del Behemoth, del Saint John's College de Oxford) a Cattaneo, Warrender y Macpherson. Subrayaremos, por nuestra parte, la importancia de las investigaciones sobre las controversias que suscit en su poca antes de caer en el olvido. Nos referimos a BOWLE, John. Hobbes and his Critics. A study in Seventeenth Century Constitutionalism, Jonathan Cape, London, 1951, y MINTZ, Samuel I. The Hunting of Leviathan, Cambridge V.P., Cambridge, 1962. Cfr. las reseas en BOBBIO, N. Thomas Hobbes, Ed. Paradigma (Plaza&Jans), Barcelona, febrero 1991 (1 edicin), pp. 291-298. (La segunda edicin de esta obra de Bobbio ha aparecido en 1992 pero en FCE, que corrige algunas erratas de la precedente). Sobre la figura de Hobbes como patrocinador de los derechos de la burguesa en ascenso y como primer idelogo del capitalismo, dejaremos sentada la oposicin de Bobbio, que parece seguir a Keith Thomas, a esa idea sostenida por Macpherson en La teora poltica del individualismo posesivo, Ed. Fontanella, Barcelona, 1970. Sin embargo, los planetas llevaban girando un tiempo: ya a comienzos de los aos treinta integrantes de la primera escuela de Frankfurt como Frank Borkenau plantearon la relacin de la teora hobbesiana de la soberana con grupos sociales beneficiarios en la Inglaterra del XVII. Vese el magnfico ensayo de VALLESPIN, Fernando, <<Contrato social y orden burgus>>, en Rev. Estudios Polticos (Nueva Epoca), n 38, marzo-abril 1984. Otro tema esencial del complejo poltico hobbesiano: se trata de las sociedades parciales, sobre las que llam la atencin a comienzos de siglo Von Gierke y que han sido reconsideradas por BOBBIO, N. Hobbes y las sociedades parciales (op. cit. pp. 234-264). LEVIATAN, Ed. Nacional, Madrid, 1979, pp. 311-330, cap. XXII y XXIII. Nuestra comprensin de Hobbes descansa, para no perder el terreno bajo los pies, en a) la discusin sobre el individualismo posesivo (lugar del violento enfrentamiento de Bobbio con Macpherson), b) la elucidacin del significado de las sociedades parciales, c) la impresionante exposicin de los mecanismos de produccin de falsa conciencia (que desarrolla en la primera parte de Behemoth, Ed. Tecnos, Madrid, 1992) que slo tienen parangn en la obra de Spinoza. (M. A. Rodilla, en la edicin citada, seala cmo en la clsica edicin Molesworth tiene dos ttulos: uno en la portada, Behemoth: the history of de civil wars of England and of de
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entendera muy bien ese particularismo cuya expresion ms acabada es el seoro, si no fuera porque sus relaciones econmicas no podran desarrollarse en tan estrecho marco. Pero en algo se hermanan uno y otro, y es en su rechazo a un poder exterior a ellos. En un caso luchaban contra el absolutismo, y en el otro tratarn de alejar lo ms posible de s al Estado. Hemos tomado este arranque adrede porque estamos de acuerdo con Keane en que "no lograr reconocer los importantes cambios histricos en el significado de la distincin (entre sociedad civil y Estado) es algo endmico en la literatura sobre el tema"331. Tambin lo estamos en el diagnstico de que dentro de la tradicin marxista332 la categora de sociedad civil no ha gozado de simpatas, para no hablar de la "innovadora" idea de una sociedad civil democrtica o "socialista" difundida por los escritores de Europa central antes de la voladura propiciada por Gorbachov. Finalmente, Keane defiende, para una reconstruccin del socialismo, no slo poner lmites a la accin estatal sino no avergonzarse de aprender de los neoconservadores, de su tesis de "menos Estado"333. Por lo tanto, replantear el tratamiento que se ha hecho de la valoracin de la tradicin liberal en oposicin a autores como Horkheimer y Adorno334.
counsels and artifices by which they were carried on from the year 1640 to the year 1660, mientras que en el texto el ttulo es Behemoth or the eptome of the civils wars of England). Y, d) la paradoja hobbesiana. Es decir, la pertenencia doble al iusnaturalismo y al positivismo jurdico.
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Op. cit. p. 58, nota 9. Sobre la historia de la expresin "sociedad civil", RANGEON, F. Socit civile: histoire d'un mot; CHEVALLIER, Jacques. (ed), La socit civile, PUF, Pars, 1986. Cfr. asimismo el n 5 de la revista Actuel Marx, Liberalisme, Societ civile, Etat de droit, PUF, Pars, Primer semestre de 1989, donde encontramos del propio CHEVALLIER, J. Le mirage de la societ civile, pp.46-49. Y de BOBBIO, sus dos entradas "Societ civile", escritas para el Dizionario di politica, Utet, Turn, 1976 y para Enciclopedia Einaudi, Turn, 1981, vol. XIII. Punto de referencia inexcusable es la Encyclopedie, ou dictionnaire raisonn des sciences, des arts et des mtiers. Par une societ de gens de lettres de la que vamos a extraer dos entradas: "BOURGEOIS, CITOYEN, HABITANT (Gramm): termes relatifs la rsidence que l'on fait dans un lieu. Le bourgeois est celui dont la rsidence ordinaire est dans une ville; le citoyen est un bougeois considr relativemente la socit dont il est membre; l'habitant est un particulier considr relativemenet la rsidence pure et simple. On est habitant de la ville, de la province, ou de la campagne: on est bourgeois de Paris. Le bourgeois de Paris qui prend coeur les intrts de sa ville contre les attentats que la menacent, en devient citoyen. Les hommes sont habitants de la terre. Les villes sont pleines de bourgeois; il y a peu de citoyens parmi ces bourgeois. L'habitation suppose une ville; la bourgeoisie suppose une ville; la qualit de citoyen, une socit dont chaque particulier connot les affaires et aime le bien, et peut se promottre de parvenir aux premires dignits." (t. I, B.107); "CIT [...] D'autres la dduisent de la necessit d'une socit civile pour la formation et la subsistence de moindres socits, la conjugale, la paternelle, et l'herile ..." (t. III, c. 245). KEANE escoge en su obra a POULANTZAS como ejemplo, y seala su evolucin desde la posicin rgida en este aspecto de Poder poltico y clases sociales en el estado capitalista (Siglo XXI, Madrid, 4 edicin, 1972), a las matizaciones del ltimo Poulantzas en Estado, poder y socialismo (Siglo XXI, Madrid, 1980). Cfr. RODRGUEZ, J.C. Seminario citado, Boletin n O, ADEM, 1989. Por nuestra parte, pensamos que la cuestin de la sociedad civil no es slo una nocin ideolgica sino un elemento estructural propio y caracterstico de la sociedad burguesa y un reto para una transformacin socialista que soslaye el capitalismo de estado. Hay que matizar que las razones por las que los conservadores quieren "menos estado" y los lmites que una hipottica sociedad socialista pueda ponerle al Estado, descansan en concepciones e intereses radicalmente distintos (que es lo que sistemticamente se escamotea). Fundamentalmente porque una de las caractersticas de la economa burguesa es la de haber logrado separar absolutamente lo econmico de lo poltico: concretamente, no necesita de una fuerza extraeconmica para producir mercancas; mientras que en una sociedad socialista economa y poltica no pueden separarse aunque s se puede separar a los productores o a la sociedad, si se quiere, del Estado, en el sentido de que deben ponerle lmites si no se quiere caer en un socialismo estatal o burocrtico. Las razones por las cuales los conservadores quieren "menos estado" son obvias, pues no lo necesitan para desarrollar su economa, pero les es necesario para sostener todo el edificio social; mientras que en una sociedad socialista que no separa lo econmico de lo poltico, el Estado (por paradojico que pueda parecer) es un instrumento necesario para desarrollar una sociedad civil "socialista". Somos conscientes de que se nos puede objetar que la experiencia del "socialismo real" contradice este aserto.
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Cuando Keane realiza un gran esfuerzo analtico por ordenar lo ms finamente posible las diversas concepciones histricas en el desarrollo de la categora de sociedad civil, estamos de acuerdo igualmente. Keane encuentra cinco versiones distintas en el intento por diferenciar esferas estatales y no estatales, por trazar lmites al alcance de la accin estatal legtima de acuerdo a la preocupacin liberal: 1) Bodin, Hobbes, Spinoza. En ella "el Estado recibe su legitimacin o mandato de erradicar (la) situacin natural de guerra mediante un acuerdo contractual con sus atemorizados habitantes. La sociedad derivada de l se contempla como equivalente al Estado y sus leyes". 2) Aqu aparecen bsicamente Pufendorf, Locke, Kant, los fisicratas, Ferguson. Se trata de conservar y regular por el Estado la asociacin, que es natural, y no reemplazarla como en la anterior. "A causa de su nfasis por conservar y completar la situacin natural, esta segunda versin borra claramente la distincin entre sociedad civil y Estado". 3) Tom Paine en su rplica a Burke. Por vez primera la contraposicin Estado-sociedad civil se hace central. "El Estado se considera un mal necesario, y la sociedad natural un bien no calificado". 4) Hegel, para quien la tarea del Estado es conservar y trascender la sociedad civil para transformarla de universalidad formal en realidad orgnica. 5) John Stuart Mill, Tocqueville. Se "teme que la sociedad civil est siendo sofocada por nuevas formas de intervencin estatal". En una palabra cmo parar la voracidad de la esfera estatal335. Nosotros mantenemos, por el contrario, que todo esfuerzo analtico que oscurezca las posiciones decisivas, difumina la comprensin de nuestro objeto. Y en este caso, con el recurso de Occam, lo que hay que subrayar, como enunciamos ms arriba, es que hay dos grandes variantes que, a su vez, tienen un numeroso elenco de matizaciones. Lo que no vemos es que todos estos planteamientos o modelos pertenezcan a la "preocupacin liberal". Lo que se desvanece aqu es que hay una barrera que separa las concepciones de la sociedad civil de Hegel y del resto336. Ms an, que no ve que adems hay una diferente concepcin de la individualidad. Como sabemos, a Hegel le molestaba el egosmo de la sociedad civil. Mientras el liberalismo plantea -llammosle as- una coexistencia pacfica entre Estado y sociedad civil, Hegel plantea la superacin de la sociedad civil en el Estado. Tomando literalmente las palabras de Engels "...el rgimen poltico es el elemento subalterno, y la sociedad civil, el reino de las relaciones econmicas, el elemento decisivo. La idea tradicional a la que tambin Hegel rindi culto, vea en el Estado el
Pero a esa experiencia, tambin nosotros podemos objetar que, en efecto, constituye una variable histrica, pero no es la nica.
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Op. cit. pp. 55-56. op. cit. pp. 55-92. Es ms, el propio KEANE, sin darse cuenta, al hablar de Hegel no tiene ms remedio que contraponerlo a todos los otros; he aqu el parrafo: "Slo una autoridad pblica suprema -un Estado constitucional dirigido por la monarqua, el funcionariado y los estamentos- puede remediar eficazmente sus injusticias y sintetizar sus intereses particulares en una comunidad poltica universal. Desde esta perspectiva no es ni la negacin radical de un estado natural en guerra perpetua (Hobbes), ni un instrumento para conservar y completar la sociedad natural (Locke), ni un simple mecanismo para administrar una sociedad civil dada naturalmente y que se gobierna a s misma de modo automtico (Paine)". (Op. cit. p. 71).
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elemento determinante, y en la sociedad civil el elemento condicionado por aqul. Y las apariencias hacen creerlo as"337, se entienden como un planteamiento liberal ante Hegel. Y no habra que perder de vista que existe una conexin entre dos de las indicaciones hechas ms arriba. La individualidad, es decir la distincin entre el hombre como miembro ideal del Estado (el citoyen) y el hombre como miembro egosta de la sociedad civil, y la propia articulacin de sta338. Las consecuencias del olvido del problema de la "individualidad" se aaden para impedir comprender las implicaciones de la filosofa hegeliana. Por supuesto que Hegel no tolera ningn tipo de neofeudalismo a lo Haller339 y por eso se gana las invectivas de Stahl o de Burke, cosa que naturalmente alegra a sus estudiosos, pero tambin repele la tica intencional kantiana. Si el filsofo de Knigsberg creia que: "Ni en el mundo, ni, en general, tampoco fuera del mundo, es posible pensar nada que pueda considerarse bueno sin restriccin, a no ser tan slo una buena voluntad"340, para Hegel: "los laureles de la simple voluntad son hojas secas que jams han reverdecido". La sociedad civil, es decir, la sociedad burguesa, es el sistema de la libre concurrencia. Aunque utilizamos preferentemente la Filosofa del Derecho, conviene tener en cuenta determinados pargrafos de la Enciclopedia. "La sustancia, que en cuanto espritu, se particulariza abstractamente en muchas personas (la familia es una sola persona), en familias o individuos los cuales son por s en libertad independiente y como seres particulares, pierde su carcter tico, puesto que estas personas, en cuanto tales no tienen en su conciencia y para su fin la unidad absoluta, sino su propia particularidad y su ser por s, de donde nace el sistema de la atomstica. La sustancia se hace de este modo nada ms que una conexin universal y mediadora de extremos independientes y de sus
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ENGELS, Federico. L. Feuerbach y el fin de la filosofa clsica alemana, OME, Akal, Madrid, p. 417. Esta problemtica retendr especialmente la atencin del joven Marx y tendremos que precisarla porque hay en Marx una limitacin al ocuparse de ella, por ejemplo en La cuestin juda (Martnez Roca, Barcelona, 1973, 2 edicin). "La diferencia entre el hombre religioso y el ciudadano es la misma que existe entre el comerciante y el ciudadano, entre el jornalero y el ciudadano, entre el terrateniente y el ciudadano, entre el individuo viviente y el ciudadano. La contradiccin entre el hombre poltico y el hombre religioso es la misma contradiccin que existe entre el citoyen y el bourgeois, entre la piel de len poltica del miembro de la sociedad burguesa y ese mismo miembro" (p. 233). Y es en ella donde se ha enredado BALIBAR en su ensayo Citoyen sujet. Rponse la question de Jean-Luc Nancy: Qui vient aprs le sujet?, Cahiers confrontation, n 20, hiver 1989, pp. 23-47. Lo veremos en el punto III.6. "Otro aspecto contrario al concepto de comprender el Estado como algo racional para s, es tomar la exterioridad del fenmeno, la contingencia ansiosa, la necesidad de proteccin, la fuerza y la riqueza, etctera, no como momentos del desenvolvimiento histrico, sino como la sustancia del Estado. E igualmente errneo es tomar la individualidad singular, que constituye el principio del conocer; sin embargo, ni siquiera el concepto de esa individualidad, sino, al contrario, las individualidades empricas, segn sus caracteres accidentales, fuerza y debilidad, riqueza y miseria etctera. Tal idea de no reconocer en el Estado lo infinito y lo racional en s y para s, y de excluir el pensamiento de la comprensin de su ntima naturaleza, no ha sido jams manifestada tan abiertamente como en la Restauracin de la ciencia del Estado, de Carlos Ludovico di Haller, abiertamente porque en todas las tentativas de comprender la esencia del Estado, por ms que los principios sean parciales o superficiales, ese intento de entender al Estado lleva consigo pensamientos y determinaciones universales; pero all no slo se renuncia conscientemente al contenido racional -que es el Estado- y a la forma del concepto, sino que se da el ataque al uno y al otro, con ardor pasional", Filosofa del Derecho, ed. cit, p. 247-247. (pargrafo 258). KANT, E. Fundamentacin de la Metafsica de las costumbres, Austral, (Espasa-Calpe), Madrid, 1973, 4 edicin, p. 27.
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intereses particulares; la totalidad desarrollada en s de esta conexin es el Estado como sociedad civil o como Estado externo"341. Como se podr comprobar, hemos elegido este pargrafo porque en l se encuentran reunidas esas dos indicaciones aludidas ms arriba. Ese "sistema de la atomstica" que es en Hegel la sociedad civil, esa esfera de particularidad, conserva (y esto es importantsimo) "en s y para s [...] tanto la particularidad natural como la arbitraria y, por lo tanto, el residuo del estado de naturaleza"342. Cuando Bobbio-Bovero se sorprenden de que la sociedad civil de Hegel conserva la "lucha de todos contra todos", sencillamente no entienden que en ese caso no habra Estado hegeliano y, por consiguiente, nos sita ante la necesidad de reconocer que la sociedad civil hegeliana no es una sociedad civil burguesa343. Para qu querra Hegel la Eticidad si sta se encontrase en la sociedad civil? En el pargrafo 289 de la Filosofa del Derecho presenta Hegel una concepcin de la sociedad civil que est en las antpodas de la que vamos a encontrar en la lnea burguesa tpica: "Como la sociedad civil es la liza del inters privado individual de todos contra todos, as aqu, tambin tiene su sede el conflicto del mismo con los comunes negocios particulares, y de stos junto con aqul, contra los ms elevados puntos de vista y mandatos del Estado"344. No tendr, pues, nada de extrao que el Estado intervenga en todo lo que considere conveniente en esta discordia perpetua. As, leemos en la Enciclopedia: "La esencia del Estado es lo universal en s y por s, la racionalidad del querer. Pero como lo que es consciente de s y se acta, es desde luego subjetividad, y como realidad es un individuo. Su obra en general, considerada en relacin con el extremo de la individualidad como multitud de los individuos, consiste en una noble funcin. Por una parte, debe mantenerlos como personas, y, por consecuencia, hacer del derecho una realidad necesaria, y luego promover su bien, que primero cada uno cuida por s, pero que tiene un lado universal: proteger la familia y guiar la sociedad civil. Pero, por otra parte, debe reconducir a ambos -y la entera disposicin de nimo y actividad del individuo, como aquel que aspira a ser un centro por s- a la vida de la sustancia universal, y en este sentido, como poder libre, debe intervenir en las esferas subordinadas y conservarlas en inmanencia sustancial"345.
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HEGEL, G.W.F., Enciclopedia de las ciencias filosficas, Ed. Porra, Mxico, 1985, p. 265, (pargrafo 523) y subrayado nuestro. Filosofa del Derecho, ed. cit, p. 206, pargrafo 200. Escribe Bovero literalmente: "Incluso la comparacin se impone en estos trminos, no slo por la presencia ambiguamente comn en los dos modelos (se refiere al iusnaturalista y hegeliano-marxista) de la categora de sociedad civil, sino todava ms, porque la sociedad civil en Hegel est destinada a conservar sorprendentemente- el residuo del estado de naturaleza". BOBBIO, Norberto y BOVERO, Michelangelo. Sociedad y Estado en la filosofa moderna, FCE, Mxico, 1986, p. 181. Subrayado nuestro. De todas formas, esto ya fu notado por Marx en su Crtica de 1843 (ed. cit, p. 55). Ni que decir tiene que tampoco compartimos su formulacin de un modelo hegeliano-marxista basado en el predominio de la dimensin colectiva sobre el enfoque individualista, que caracterizara al modelo iusnaturalista. Lo apuntamos slo: sera interesante examinar si en el final de la Filosofa del Derecho, hay permanencia del "residuo del estado de naturaleza", cuando la caracterstica situacin de las sociedad civil se traslada al terreno ms amplio del discordante concierto de las naciones.
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Podemos encontrar en Hegel todo lo que queramos de este talante, podemos acumular texto sobre texto346 y, por tanto, no tiene sentido pretender hacerlo compatible con el liberalismo. Independientemente de los errores, desenfoques e incluso barbaridades que podamos encontrar, por ejemplo, en Popper, hay algo en lo que no se equivoca: Hegel es un peligrossimo adversario de la "libertad". Es uno de los enemigos de primer rango, un enemigo venenoso de las "sociedades abiertas". Y ante un adversario de este calibre, Popper emplea artillera pesada. Se dedicar, para empezar, al problema de las definiciones y del "significado de los trminos" en una diatriba que nos recuerda algo a la emprendida por Carnap contra Heidegger. Repasar entonces la teora del conocimiento, el conocimiento demostrativo e intuitivo, regresar a Aristteles, revisar la cuestin de la definicin, el uso cientfico de las definiciones (nominalismo/esencialismo), los trminos, etc. A continuacin se burlar de la "Filosofa de la Naturaleza" hegeliana, llamar a testificar a Schopenhauer para poder llamarlo deshonesto (es decir, charlatn, necio corruptor y un largo etc.), y culminar en agente al servicio del absolutismo prusiano347.
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Podemos luego seguirlos hasta alcanzar la cumbre suprema. Por ejemplo, el pargrafo 325 de la Filosofa del Derecho : "Porque el sacrificio por la individualidad del Estado consiste en la sustancial relacin de todos con todos y es por lo tanto, un deber general, al mismo tiempo, como un aspecto de la identidad, frente a la realidad de la existencia particular, deviene referencia particular y le es consagrada una clase propia: la clase del valor militar" (Ed. cit, p. 323). Y en el pargrafo anterior: "Es necesario que lo finito, la propiedad y la vida, sean puestas como accidentes, porque ste es el concepto de lo finito" (Ed. cit, p. 321). Se trata de los pargrafos en los que Hegel habla de la guerra. (Captulo. La soberana exterior). Ahora bien, sin entrar en el significado de la evolucin de la obra hegeliana, nos contentaremos con recordar como ya en (1802) La Constitucin de Alemania (Ed. Aguilar, Madrid, 1972) escribi: "La salud de un Estado no se revela, generalmente, tanto en la calma de la paz como en el movimiento de la guerra; aquellas es la situacin de goce y de actividad en la particularidad, constituyendo el gobierno una especie de paternal amo de casa, que solo exige a los sbditos lo habitual. En cambio, en la guerra se muestra la fuerza de la conexin de todos con la totalidad, cunto puede exigirles (esta), lo que hacen por ella por su propio impulso y naturaleza y el valor que esto tiene" (p. 9). De todas formas, en el idealismo alemn poskantiano est ese intento de salvar a la sociedad civil de s misma. Sea, por ejemplo, FICHTE, J.G. Los caracteres de la edad contempornea, Revista de Occidente, Madrid, 1976: "ntima penetracin del ciudadano por el Estado" (p. 181). Un resumende las diversas interpretaciones de la filosofa poltica hegeliana desde fines del XIX en MASPETIOL, Roland. Droit, societ civile et Etat dans la pense de Hegel, pp. 91-130 en Marx et le droit moderne. Archives de philosophie du droit, ditions Sirey, Paris, 1967. Un muy importante artculo que tiene en cuenta las adiciones y notas inditas de Hegel es el de GIL VILLEGAS, Francisco. Razn y libertad en la filosofa poltica de Hegel: Estado y sociedad civil a la luz de las nuevas fuentes, pp.49-86, Rev. Estudios, Instituto Tecnolgico Autnomo de Mxico, n15, invierno 1988. Y todo hay que decirlo; de camino ya la va emprendiendo con el marxismo (Op. cit, pp. 200-228. Y luego pp. 228-267 ms el abrumador aparato de notas, pp. 568-609). CHATELET, que tambin considera a Hegel un liberal (op. cit. p. 218), se escuda tras la obra sobre todo de Eric Weil y Eugne Fleischmann. Y sorprende cmo alguien que es capaz de exponer tan sutilmente la lgica de la Lgica, parafrasee brevemente la Filosofa del Derecho con comentarios muy ligeros y centrndose excesivamente sobre el papel de la Monarqua. Y cuando tiene que comentar textos como los que nosotros reproducimos, escribe esto sin pestaear despus de anotar como Hegel "corrigi" la armona exterior de los productores, de Adam Smith:" Es al equipo de funcionarios a quien corresponde tomar las decisiones (de acuerdo con el monarca), en particular las que se refieren a la Sociedad civil. Esta, como sabemos, es el terreno de lo arbitrario y del conflicto, conflicto necesario, pero que puede comprometer la unidad de la sociedad y amenazar los derechos de los ciudadanos. La accin de los gobernantes, se dirige pues a organizar, a conciliar, constreir incluso, las fuerzas contradictorias que surgen de la Sociedad civil y penetran con riesgo de perturbarlo, en el dominio propio del Estado" (op. cit, p. 223), y a continuacin: "As, el pueblo, no como populacho desorganizado e irresponsable, sino como ordenado en estados segn su actividad profesional o su posicin geogrfica, designa representantes que estn encargados al mismo tiempo de administrar los intereses particulares (en su estricta particularidad) y defenderlos ante los funcionarios. As pues, al informarse por medio de estos representantes, aqullos toman efectivamente las decisiones conformes al inters general" (id. p. 224), etc. En cuanto al "prusianismo", es una acusacin en la que han coincidido determinadas interpretaciones marxistas y liberales (ver la oposicin a esa interpretacin en MASPETIOL, op. cit. y GIL VILLEGAS, op. cit.). Pero CHATELET seala que habra que tener primero presente la opinin de Engels y Marx sobre esto (id. p. 206). Se refiere a la carta de Engels a Marx de 8-V-1870 y a la
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Esto es el aperitivo. Lo serio comienza con la comparacin general entre el historicismo de Hegel y el de Platn. Ahora se trata de dejar reducidos a escombros el mtodo hegeliano, la actividad del Espritu, la causa final, la Idea Absoluta, la dialctica como herramienta de la metafsica y la filosofa de la identidad. Slo despus de esto se prepara para triturar la Filosofa del Derecho. Y tiene carne para hartarse. La libertad de pensamiento, la Constitucin poltica, la libertad de opinin, el nacionalismo totalitario, sin dejar pasar por supuesto las palabras de Hegel sobre Inglaterra.348. Para Popper, Hegel "ide la teora histrica de la nacin" y, domado el nacionalismo, "trat de remplazar el nacionalismo germano por el prusiano. Pero al as reducir el nacionalismo a un componente de su prusianismo (para usar su propia jerigonza) Hegel lo preserv y Prusia se vi forzada a seguir tratando de sacar partido de los sentimiemtos del nacionalismo germano. Cuando combati con Austria en 1866, debi hacerlo en nombre del nacionalismo alemn y bajo el pretexto de garantizar la hegemona de Alemania. Y debi anunciar la dilatada Prusia de 1871 como el nuevo Imperio Alemn, la nueva Nacin Alemana (soldada por la guerra en una sola unidad, de acuerdo con la teora histrica de Hegel de la nacin). En nuestros propios tiempos, el histrico historicismo de Hegel sigue siendo, todava, el fertilizador al que el totalitarismo moderno le debe su rpido crecimiento"349. Las ltimas estribaciones del anlisis popperiano versan sobre la transformacin del hegelianismo en racismo, o del Espritu en sangre. El "preparado" fascista mezcla por doquier la frmula siguiente: Hegel - Haeckel. "Casi todas las ideas ms importantes del totalitarismo moderno estn heredadas directamente de Hegel, quien coleccion y conserv lo que A. Zimmer llama el arsenal de armas para los movimientos autoritarios. Aunque la mayora de esas armas no fueran forjadas por el propio Hegel, sino tan slo descubiertas en los diversos botines de guerra antiguos que guardan memoria de la eterna rebelin contra la libertad, fu sin duda su esfuerzo el que hizo redescubrirlas y colocarlas en manos de los totalitarios modernos"350. No hay manera, pues, de sostener que la sociedad civil hegeliana comparta los elementos de la sociedad civil burguesa. No hay, por tanto, una concepcin de la sociedad civil con diferentes variantes. Hay dos grandes ejes para pensar la sociedad civil351.
contestacin de ste 10-V-70. (Citamos por la edicin italiana a nuestro alcance, CARTEGGIO, volume sesto (1870-1883), Riuniti, Roma, 1972, pp. 76-80).
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Escribi Hegel: "Tmese el caso de Inglaterra, que, debido a que las personas particulares tienen una participacin predominante en los negocios pblicos ha sido considerada la nacin dotada de la costitucin ms libre. La experiencia demuestra que ese pas, si se lo compara con los dems estados civilizados de Europa, es el ms atrasado en su legislacin civil y penal, en el derecho y libertad de la propiedad y en las disposiciones para las artes y ciencias, y que la libertad objetiva o derecho racional es sacrificado al derecho formal y a los intereses privados particulares, y esto sucede an en las instituciones y bienes dedicados a la religin". POPPER, K.R. op. cit. p. 247. De pasada, con lo de "formal" arremete otra vez contra el marxismo (id. nota 62, p. 604). Ed. cit. p. 248. Ed. cit. p. 251-252. A continuacin, Popper enumera una lista de las contribuciones hegelianas al tribalismo. Pero no debemos extendernos ms. Como se ver, no nos interesa tanto entrar a comprobar si determinadas expresiones archifamosas de Hegel, como la contenida en el prefacio de la Filosofa del Derecho "Lo que es racional es real; y lo que es real es racional" (ed. cit, p. 14), tienen un lado revolucionario o un lado conservador, o si se puede considerar como una apologa del statu quo reinante. Ver BLOCH, op. cit, p. 235 y ss. Pero si queremos anotar que en los inditos de Hegel, concretamente en el texto de las clases que Hegel imparti en Berln en el semestre de
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Si analizamos ahora la concepcin del individuo, del sujeto, trazado por la ideologa clsica, veremos que un abismo separa tambin tanto al sujeto empirista de Locke o Hume (el burgusciudadano de Constant o Paine) como al sujeto kantiano, del ciudadano del Estado racional hegeliano. El sujeto kantiano (o pequeo-burgus en general) supone la existencia previa de un un espritu o idea, un alma, que est estructurada de antemano con sus formas, categoras, entendimiento, Razn, deber innato. (Como plsticamente ha representado Juan Carlos Rodrguez, un piso de recin casados, un pisito amueblado). El sujeto empirista es el que se va rellenando, hacindose a partir de experiencias sucesivas. Cada impresin sencilla o exterior es el origen de una idea, y la acumulacin de ideas forma eso que ya no llamaremos "alma" sino "mente" (mind). Siguiendo con la imagen, un piso vaco como el del ltimo Tango. Para el empirismo slo la repeticin y acumulacin de impresiones, de experiencias, puede servir para justificar un juicio. Del ser no se puede deducir jams el deber ser. El deber ser no puede deducirse de la prctica. No hay una tica normativa. No hay diferencia entre lo puro y lo impuro. Para el kantismo, la razn pura no aparece nunca en s misma ni en los juicios estticos ni en los juicios cientficos; formas y categoras encubren la razn. Es en el deber, en la accin prctica, en la voluntad, en la voz interior donde aparecer de una manera clara ese sujeto trascendental352. Si es verdad que la tica es un lugar central tanto de la filosofa kantiana como de la hegeliana, lo es de modo diverso. El objetivismo hegeliano no desarrolla un rgano verdaderamente moral: el "comportamiento interior de la voluntad consigo misma" no proporciona ninguna materia decisiva. Basta con leer el texto en el que Hegel contiene la moral, para quedarse pasmado; en l habla de la casa, la familia y los tribunales de justicia, del patrimonio y la polica, de la propiedad territorial y del Estado. En esto Bloch acierta en la descripcin porque, efectivamente, Hegel lo que considera son las conductas y no las intenciones353; el terreno del deber es la vida cvica, la prctica
invierno de 1819 a 1820, en el discurso introductorio a sus lecciones sobre la filosofa del derecho, Hegel haba afirmado que: "Lo que es racional SERA real, y lo real SERA racional" (mayscula nuestra). No es necesario abusar de perspicacia para entender el alcance del reciente descubrimiento de la versin ms antigua del conocido aserto hegeliano. Para todo ello GIL VILLEGAS, F., op. cit., pp. 55-56.
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Para todas estas cuestiones vid. RODRGUEZ, Juan Carlos. op. cit, Teora e historia de la produccin ideololgica. Las primeras literaturas burguesas, en todas sus partes, Akal, Madrid, 1975, pp. 31-58, pp. 159184, pp, 302 y ss etc. Y con Alvaro SALVADOR, Introduccin al estudio de la literatura hispanoamericana, Akal, Madrid, 1987, pp. 107 y ss, 132 y ss, pp. 188 y ss, etc. Sobre todo en relacin a la sensibilidad, las lgrimas, la ideologa de la msica, etc. por citar slo los lugares ms accesibles. Ver igualmente RODRIGUEZ, Juan Carlos. Del primer al ltimo tango, en Granada Tango, edita Horacio Rbora, Granada, 1982, pp.45-107. En cuanto a la ideologa empirista, "todo est en la mente", tanto, que el conservador presidente de la Cmara de Representantes de EE.UU. Newt Gingrich, en una de sus charlas televisivas afirmaba que "ser americano es un estado mental". En la historia podemos ver el mismo factor regulativo: lo que importa y de lo que hay que ocuparse es de los resultados objetivos de los actos, no de los sentimientos meramente subjetivos. KAUFFMANN, op.cit., p. 259. Hemos tenido presente la rigurosidad expositiva de CEREZO GALAN, Pedro, en su trabajo Teora y praxis en Hegel, en VV.AA., En torno a Hegel, Publicaciones U. de Granada, 1974. Texto que subscribimos pgina a pgina hasta el momento en que nuestro anlisis se separa: "Con frecuencia se ha estimado que la posicin de Hegel en el Prlogo a su Filosofa del Derecho, implica un abierto abandono de esta actitud crtica, con sus conocidas afirmaciones de la aceptacin de la racionalidad del mundo y el atenimiento a lo que es. La violencia con que Hegel fustiga el planteamiento democrtico- utpico y su idealismo poltico, no debe, sin embargo, confundirse con un realismo pragmtico y acomodaticio. Hegel sigui defendiendo, con la misma lgica de siempre, frente a todo tipo de faccin social o de transaccin contractual entre individuos, que la esencia de la
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pblicamente saludable y no los principios abstractos procedentes de una voz interior, en una palabra, la existencia humana que queda entrelazada a la existencia pblica354. Mientras, apartado en la lejana, la soledad de Leopardi:
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libertad poltica slo puede estar en la universalidad tica de la vida del Estado; como la autntica libertad del pensamiento, la que no es aberracin de la arbitrariedad subjetiva, slo es posible en el nivel de la universalidad especulativa de la razn. La fidelidad de la filosofa hegeliana a la realidad poltica del Estado constitucional moderno, frente a toda forma de fascismo y de liberalismo, no era una torpe sumisin al poder establecido, sino el convencimiento de que slo este poder contena la fuerza y la racionalidad suficientes para apaciguar y solventar las contradicciones y descoyuntamientos de la sociedad civil. La aceptacin de lo real, ms que en la lnea de la servidumbre al positivismo poltico, en el intento ideolgico de hacer razonable la irracionalidad de la sociedad burguesa, cuyas tragedias tan certeramente haba diagnosticado Hegel, hay que entenderla como la ereccin de una forma poltica, el Estado intervencionista burgus, capaz, segn la creencia de Hegel, de terciar racionalmente en el conflicto social de los egosmos", pp. 138-139.
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"Permanecen intencionadamente mudos, el desgarramiento, el odio de s misma, la casustica interior, los escrpulos de conciencia. Y tampoco son tenidas en cuenta para nada las seducciones de la terquedad, los conflictos de deberes y, no en ltimo lugar, las ambivalencias del valor, como las de la vida activa o las de la vida contemplativa, y otros problemas anlogos que plantea la estima de los valores, nada de esto es apenas considerable para Hegel como problemas dignos de ser planteados" (BLOCH, op. cit, p. 241). Cmo no volverse entonces hacia la Fenomenologa del Espritu, hacia Antgona, hacia la "conciencia desventurada"? Pero todo eso qued atrs, como pasado necesario, en el desenvolvimiento dialctico de la conciencia. A nuestro entender, en este aspecto Bloch es ms consciente de la gravedad de las cuestiones que plantea Hegel, o las constata ms abiertamente que, pongamos por caso, Chatelet o KAUFFMANN, que le dedica a la obra de Hegel sobre el derecho solamente el final del apartado 63 y el apartado 64, ms algn espordico comentario (por ej. p. 283). Sintomtico.
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La pretensin de este apartado de nuestra investigacin no es hacer un recorrido por todos los planteamientos en torno al surgimiento de la sociedad burguesa, a las teoras polticas que la sostienen o a las diversas perspectivas que pueden observarse: iusnaturalismo racionalista, iusnaturalismo liberal, anticontractualismo, etc. Cuando se habla del carcter axiomtico del origen contractual del Estado en los tericos iusnaturalistas, se suele pasar por alto el fundamento filosfico de sus planteamientos355. Uno de los que han recordado la importancia de esto ha sido Carl Schmitt, poniendo de relieve las conexiones de la metafsica de Descartes y Malebranche con la obra de Montesquieu o Rousseau356. El fundamento reside en la distincin cartesiana y empirista de las cualidades primarias y secundarias, en tanto que stas son una aportacin subjetiva y variable del sujeto. Este reduccionismo radical alcanz, a su vez, al Estado y a las instituciones, que fueron juzgadas como meras convenciones arbitrarias en el campo social, no como pertenecientes a la naturaleza del hombre y de las cosas. Las ideologas racionalista y empirista357 dibujan la posibilidad epistemolgica, por tanto,
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Entendiendo que definimos la filosofa como el lmite terico mximo de una formacin discursiva. En su obra La Dictadura, Ed. Rev. de Occidente, Madrid, 1968, p.304-305, notas 22 y 23. Adems, cita las publicaciones pioneras sobre la cuestin de Erich Kaufmann al relacionar la teora del Estado con la filosofa de su tiempo. Racionalismo y empirismo son dos caras de una misma moneda. Son dos variantes de la ideologa burguesa clsica frente a los tericos del organicismo de la Transicin, frente a las nuevas formulaciones del sustancialismo medieval. Ambas rompen con esta ideologa, pero el empirismo lo hace radicalmente como demuestra su conclusin lgica con Hume. La diferencia entre ambas no est en que Descartes se basara en el innatismo, en la razn y, por tanto, despreciara "la experiencia", imaginario falso que ha sido definitivamente arrumbado tras la obra de Desmond M.Clarke (op. cit.), y que, por otra parte, es fcil de reconocer a travs de una lectura de su correspondencia con Mersenne, del examen del programa de Regius, etc. La diferencia est en que el racionalismo (y Kant que aparece como su conclusin y superacin) no se despega de la metafsica por las implicaciones que arrastra. Lo que significa la filosofa kantiana, y de ah su "gancho", es que hace ms habitable el impacto que los progresos de las ciencias naturales haban realizado durante los siglos XVII y XVIII. Hay dos maneras de salir del organicismo feudal y producir la nueva ideologa: una, sin metafsica (Spinoza y Hume); otra, con Metafsica (haciendo que Dios participe en el acontecer natural, a la manera de Descartes, a la de Leibniz o finalmente a la de Kant, la ms cmoda y habitable). Esta cuestin la tratamos detenidamente en el libro El ombligo del mundo (Omphalos mundi), en colaboracin con Jos Belln, de prxima aparicin en Ed.
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de la distincin artificial/natural, sin la que la construccin del derecho natural sera imposible358. En Aristteles hay un continuum desde la familia, la aldea, la ciudad y el Estado359. As, Bobbio explica la diferencia entre los nuevos planteamientos iusnaturalistas y la tradicin aristotlica como el paso en la tarea del jurista de la interpretatio (comprehensio, extensio, etc.) a la demostratio: "La tarea del jurista no es la de interpretar reglas ya dadas, que como tales no pueden dejar de resentir las condiciones histricas en las que fueron emitidas, sino aquella mucho ms notable de descubrir las reglas universales de la conducta por medio del estudio de la naturaleza del hombre"360. El iusnaturalismo borra del horizonte ideolgico los argumenta, los loci, los tpicos y las dialcticas, descubriendo la oposicin entre retrica y lgica. Leibniz podr incluir entre las ciencias demostrativas al derecho al lado de la geometra, la metafsica, la aritmtica y la lgica 361. Por ejemplo, es notorio que dejamos sin tratar tanto el caso Maquiavelo, con todas las enormes dificultades que conlleva aunque sin perder de vista las precisiones fundamentales que se han efectuado362, como el de Spinoza363.
Comares. La nueva formacin discursiva se despliega desde las meditaciones cartesianas hasta la respuesta de Laplace a Napolen.
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"Los conceptos hobbesianos de estado natural, pacto social, estado civil, no son conceptos ontolgicos tal y como sucede en el discurso escolstico del Derecho Natural, sino trminos fisicalistas para la construccin de un modelo mecanicista capaz de asegurar cientficamente el clculo del movimiento colectivo del Leviatn, asegurando as la propia existencia y libertad fsica del que as calcula su propio futuro". MOYA, C. y ESCOHOTADO, A. en Introduccin a HOBBES, Thomas. Leviatan, Ed. Nacional, Madrid, 1979, p. 69. (la introduccin de C. Moya). Pero la mejor definicin de "estado de naturaleza" en Saint-Just (CHATELET, Historia de los ideologas, op. cit., t.II, p. 62). La Poltica, Espasa-Calpe (Austral), Madrid, 1969, (11 edicin), cap. I. y ahora, Poltica, Gredos, Madrid, 1988, Libro I, pp. 45-85. BOBBIO-BOVERO, op. cit. pp. 26-31. LEIBNIZ, G.W. Escritos polticos, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1979, p. 281. Aunque Bobbio omite un rasgo llamativo: Leibniz, que se est oponiendo a Hobbes, reconoce que Filmer (no olvidemos: el antagonista de Locke) con razn mantiene un derecho estricto previo a la fundacin de los Estados (p. 309 y ss). Por otra parte, conviene recordar a SCHOPENHAUER, A. El mundo como voluntad y representacin, Ed. Porra, Mxico, 1983. "La doctrina del derecho puro o derecho natural, que tal vez estuviese mejor calificado llamndole derecho moral, es el fundamento, aunque por inversin, de toda clase de de derecho positivo, de la misma manera que las matemticas puras son el fundamento de cada una de las aplicadas. Los problemas esenciales de dicha doctrina planteados primeramente en la filosofa son: 1. Explicar la significacin ntima y verdadera, as como el origen de las nociones de lo justo y de lo injusto, con su aplicacin y su lugar en la moral; 2. Deducir el derecho de propiedad; 3. Mostrar el origen del valor moral de los contratos..." (p. 269). Pensemos en uno de los ltimos escritos de ALTHUSSER que nos puede servir para implicar el balance de fuerzas con que irrumpen las nuevas relaciones sociales: "Chacun sait que, ds le XVII sicle, les idologues de la bourgueoisie ont labor une philosophie politique impressionante, la philosophie du droit naturel, qui a tout recouvert, et naturellemente la pense de Machiavel. Cette philosophie a t construite partir de notions relevant de l'idologie juridique, partir des droits de l'individu comme sujet, et elle a tent de dduire thoriquement l'existence des droits positifs et de l'Etat politique partir des attributs que l'idologie juridique confre au sujet humain (libert, galit, propriet). Face Machiavel et a sa question propre, nous sommes l dans un tout autre monde idologique et politique. Car, l'objet et l'enjeu n1 de la philosophie du droit naturel est la monarchie absolu: que les thoriciens veuillent la fonder en droit (comme Hobbes) ou la rfuter en droit (comme en Locke et Rousseau), c'est d'elle qu'ils parten et parlent, c'est d'elle qu'il est question, soit de sa justification, soit de sa contestation. Ici la diffrence saute aux yeux. Machiavel parle de la monarchie absolue existant en France ou en Espagne, mais comme exemple et argument pour traiter en tout autre objet: por traiter de la constitution d'un Etat national en Italie: il parle donc de fait accomplir. Les thoriciens du droit naturel parlent dans le fait accompli, sous le fait accompli de la monarchie absolue. Ils se posent des problmes de droit parce que le fait est accompli, que le fait est contest ou problmatique et qu'il faut le fonder en droit, que le fait est tabli, et qu'il faut contester ses titres de droit. Mais ce faisant ils recouvrent tout autre discours sur la monarchie absolue et l'Etat, et en particulier le discours de Machiavel, dont personne ne pense qu'il ait une porte philosophique, car Machiavel ne parle aucun moment le langage du droit naturel" (en
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Ni siquiera podemos rendirnos a la tentacin de un examen de la historia moderna de ese Derecho Natural, ese extraordinario mito que cuenta la historia del Estado, naciente con el artificio del estado de naturaleza, del contrato social, y que desembocar en el Estado moderno y el derecho positivo364. Para sintetizar la exposicin, reduciremos las referencias a las indispensables de Bobbio, Duverger, Kelsen, Gmez Arboleya, Habermas, etc. Seguiremos optando por la ciruga de la claridad (seguir afilando la navaja de Occam): lo que impugnamos es que se puedan aceptar como modelos bsicos los que proponen Bobbio-Bovero cuando clasifican dentro del modelo iusnaturalista a Hobbes (el verdadero fundador del iusnaturalismo), Locke, Spinoza, Pufendorf y Rousseau, tras enunciar una serie de caractersticas comunes, sobre los ejes estado de naturaleza-sociedad civil y Estado-sociedad civil. Ahora bien, un modelo no es una formal, caprichosa, ordenacin de la materia. Si encontramos un elemento (o ms, y es el caso) del modelo que separe radicalmente al autor(es) que abarcamos del resto, no es legtimo contenerlos a todos. Y consideramos que la concepcin de la propiedad es tan fundamental, tan bsica, como para que Rousseau no pueda entrar de ninguna manera en este modelo365. Es posible hacer compatible las diversas declaraciones sobre la propiedad
Solitude de Machiavel, Futur anterieur n 1, printemps 1990, L' Harmattan, Pars, p. 34). Para Maquiavelo, Cfr. (De Renaudet a Sasso) RENAUDET, GAUTIER-VIGNAL, BENOIST, GARIN, USCATESCU, MEINECKE, GRAMSCI, NEGRI, etc.
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Tenemos que concedernos una suspensin del juicio sobre Spinoza, porque el "desaparecido" Negri ha propuesto una tesis radical, separando absolutismo de totalitarismo. Negri asla una lnea de desarrollo Maquiavelo-Spinoza-Marx desde la perspectiva del poder constituyente frente a la posicin contractualstica, y delimita potencia/poder. Por supuesto, la referencia fundamental no debe ser slo la reciente aparicin de NEGRI, Antonio. El poder constituyente (Ed. Libertarias/Prodhufi, Madrid, 1994, pp. 33, 51, 179, 370-372, etc..), sino su L'anomalia selvaggia. Saggio su potere e potenza in Baruch Spinoza (Feltrinelli Editore, Milano, 1981), escrita en la crcel. As: "La concezione dell'essere in Spinoza invece una concezione sovradeterminata, fuori da ogni possibile analogia o metafora: la concezione di un essere potente, che non conosce gerarchie, che conosce solo la propria forza constitutiva" (p. 31. Id. pp. 141-143). (Hay edicin espaola en ed. Anthropos, pero es importante conocer la edicin italiana porque la espaola no reproduce los apndices de la de Feltrinelli). Ahora bien, sabiendo que sumamos otro coitus interruptus, sealaremos que la inteligencia y saber que derrocha en El poder constituyente, queda detenido en el momento en que no ve la diferencia entre el proletariado como poder constituyente en 1917 y como poder constituido en 1929. Los problemas que suscita la temtica del poder constituyente son fundamentales. No solo por la pregunta primigenia existe un poder legislativo especial autor de la Constitucin?, o por la consideracin de si el poder constituyente es el nico poder legtimo, sino por la afirmacin o no de los poderes instituidos como preexistentes. La formulacin lgica y precisa, arranca de Sieys. A destacar dentro de la bibliografa a partir de los aos veinte, Hauriou, Orlando, Schmitt, Schlesinger, Recasns, Messineo, y ms tarde, Prez Serrano, Amorth, Burdeau, etc. Sobre la relacin entre mito e Ilustracin vanse las puntualizaciones de HABERMAS en El discurso filosfico de la modernidad, op. cit. p. 136 y ss. Por supuesto la base es la obra de ADORNO, Th./HORKHEIMER, Max. Dialettica dell illuminismo, Ed. Einaudi, Torino, 1966. Ver sobre todo el cap. Concetto di illuminismo (pp. 1151) y el Excursus II: Juliette o illuminismo e morale (pp. 90-129. Con la analtica Kant/Sade antes de que llegase Lacan). Hay una versin en Sur, Buenos Aires, y acaba de editarse en Trotta. Para el planteamiento del modelo, cfr., por ejemplo, BOBBIO-BOVERO, op. cit. p. 52-53. "Por lo que se refiere al problema crucial del fundamento y de la naturaleza del Estado, a partir de Hobbes, se puede hablar perfectamente de un modelo iusnaturalista, que es adoptado, si bien con variaciones notables, por lo menos hasta Hegel incluido-excluido, por algunos de los ms grandes filsofos polticos de la edad moderna. Si en la teora general del derecho lo que integra a los escritores del derecho natural, es, como se ha dicho, el mtodo, sobre todo cuando se le compara con el mtodo de las grandes escuelas jurdicas que la antecedieron y la siguieron, en el derecho pblico o en la doctrina del Estado, las obras iusnaturalistas, aquellas que sus creadores y los mismos adversarios consideraron como tales, son distinguibles, no slo por el procedimiento
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del ginebrino con las de Locke, por ejemplo? Recordemos esa primera frase de la segunda parte del Discurso sobre la desigualdad, que estalla como un trueno: "El primero al que, tras haber cercado un terreno, se le ocurri decir esto es mio y encontr personas lo bastante simples para creerle, fue el verdadero fundador de la sociedad civil. Cuntos crmenes, guerras, asesinatos, miserias y horrores no habra ahorrado al gnero humano quin, arrancando las estacas o rellenando la zanja, hubiera gritado a sus semejantes: Guardaos de escuchar a este impostor!; estis perdidos si olvidis que los frutos son de todos y que la tierra no es de nadie"366. Junto a ella, sta otra de Locke: "Para m el estado es una sociedad de hombres constituida nicamente con el fin de adquirir, conservar y mejorar sus propios intereses civiles. Inters civil llamo a la vida, libertad, salud y prosperidad del cuerpo, y a la posesin de bienes externos tales como dinero, tierras, casa, y cosas semejantes. Es deber de los magistrados civiles, mediante la ejecucin imparcial de leyes igualitarias, asegurar a todo pueblo en general y a cada uno de los individuos en particular la posesin justa de tales cosas que pertenecen a esta vida"367. Para nosotros no se trata tanto de mostrar la diferencia de todos estos autores con el modelo aristotlico (dentro del que caeran Bodino, Campanella, Althusius), y que habra que distinguir de los tericos a lo Filmer o lo Haller, sino de entender las contradicciones entre los que dejaron de lado el modelo antiguo. Y ello pese a que reconocen la "ms compleja" posicin de Rousseau, evidente en su desarrollo tridico y no dual de la humanidad368.
racional, es decir por un mtodo, sino tambin por un modelo terico ( tan general que es posible llenarlo de los ms diversos contenidos), que se remonta a Hobbes y respecto del cual son deudores, ms o menos conscientes, Spinoza, Pufendorf, Locke y Rousseau (cito a propsito autores diferentsimos respecto al contenido ideolgico de sus escritos). Hablando de "modelo" quiero dar a entender inmediatamente que en la realidad histrica un proceso de formacin de la sociedad civil como el ideado por los iusnaturalistas jams ha tenido lugar".
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ROUSSEAU, Jean Jacques. Del Contrato social. Discursos Alianza, 2 edicin, Madrid, 1982, p.248. El Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres, est en pp. 203-287 y notas pp. 301-334. No es necesario recurrir al comentario airado de Voltaire. Por otra parte, la obra citada de RUBIO CARRACEDO ofrece una magnfica sntesis de los problemas que rodean los planteamientos del ginebrino. Adems contiene una bibliografa precisa y actualizada. Como no tenemos ocasin de comentar sus aciertos, anotaremos solo dos cuestiones: a) percibe perfectamente las diferencias entre el "realismo poltico", el "estado justo" y el "estado legtimo"; pero b) se deja atrapar por la gravedad ideolgica y sin pensarlo coloca a Marx entre los tericos del "estado justo". Dice: "el estado justo mantiene una concepcin maximalista del Estado ... (en op. cit. p. 79). Para la influencia rousseauniana en el republicanismo y asociacionismo posteriores, cfr. GONZALEZ AMUCHASTEGUI, Jess. Luis Blanc y los orgenes del socialismo democrtico, Ed. CIS-Siglo XXI, Madrid, 1 edicin julio 1989. Por cierto, no hay un paralelismo entre la opinin de Gonzlez Amuchastegui de que "es imaginable una evolucin poltica jacobina de carcter muy diferente, sobre todo, sin esa conspiracin europea contra la revolucin francesa", (op. cit. p. 154), con la de Malia sobre el proceso de la revolucin rusa con la NEP? (ver supra, capi. II, nota 116). LOCKE, John. Las referencias a la cuestin de la propiedad recorren todo el Ensayo sobre el gobierno civil, Ed. Aguilar, Madrid, 1990, no slo el cap. V (pp. 34-64) sino adems, pp. 67, 104, 106, 156, 176-177, 224, 244, 279, 280, 292, etc. En la p. 41-42 se encuentra la referencia al "cercamiento", a la valla, que hemos visto en Rousseau. Son evidentes las diferencias. Pero tambin el otro ensayo que citamos por la edicin FILMERLOCKE, Patriarca o el poder natural de los reyes y Primer libro sobre el Gobierno, edicin bilinge, Instituto de Estudios Polticos, Madrid, 1966. Tridico porque una de las diferencias con los otros autores radica, en efecto, en la comprensin del desarrollo histrico de la humanidad. Para Rousseau no hay un momento negativo o estado de naturaleza y otro positivo o sociedad civil, sino que la sociedad civil -momento negativo- se sita entre un perodo feliz o estado original y la fundacin de la repblica a travs del contrato social. La crtica a Hobbes no es por haber introducido la idea de un estado de guerra total, sino por habrsela adjudicado al hombre natural en vez de al civil. "La diferencia entre Rousseau y los dems es que para stos la condicin anterior es el estado de naturaleza -sea ste un estado de guerra actual (Hobbes o Spinoza), de guerra potencial (Locke y Kant), o un estado de miseria (Pufendorf)- para Rousseau es la societ civile (p. 81).
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Pero no es slo el elemento propiedad lo que invalidara la adscripcin de Rousseau a este modelo. Hay dos elememtos ms de una importancia similar para efectuar un corte. Nos referimos a la concepcin del individuo-ciudadano-virtuoso y a la concepcin de la soberana. Tomemos textos como stos para el segundo elemento: "Tenemos fsicos, gemetras, qumicos, astrnomos, poetas, msicos, pintores; no tenemos ya ciudadanos, o si an nos quedan dispersos en nuestras campias abandonadas, perecen en la indigencia y despreciados"369, o "Los antiguos polticos hablaban sin cesar de costumbres y de virtud; los nuestros no hablan ms que de comercio y de dinero"370. Con el tercer elemento, la soberana, nos encontramos con el problema de la representacin. En l podemos observar como entre estos tres elementos hay una "solidaridad lgica"; as al comienzo del captulo XV del libro III Del contrato social :"Tan pronto como el servicio pblico deja de ser el principal asunto de los ciudadanos, y tan pronto como prefieren servir con su bolsa antes que con su persona, el Estado est ya cerca de su ruina"371, para escribir ms abajo: "La soberana no puede ser representada, por la misma razn que no puede ser enajenada; consiste esencialmente en la voluntad general, y la voluntad no se representa; o es ella misma, o es otra: no hay trmino medio"372. Finalmente: "Cuanto mejor constituido est el Estado, ms se imponen los asuntos pblicos sobre los privados en el espritu de los ciudadanos"373. Y, en todo caso, lo extraordinario del problema reside en que Bobbio no se abstiene de sealar las diferencias, con mayor o menor nfasis, en los enunciados que hemos elevado a primer plano. As, dice con todas la palabras: "Estando en el estado civil los individuos renuncian sustancialmente a un solo derecho, al derecho de hacerse justicia por si mismos, y conservar todos los dems, ante todo el derecho de propiedad que ya nace perfecto en el estado de naturaleza, porque no depende del reconocimiento de los dems sino nicamente de un acto personal y natural como el trabajo. Ms an, el objetivo por el cual los individuos instruyen el estado civil es principalmente la tutela de la
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En Discurso sobre las ciencias y las artes, ed. cit. p. 171. Id, p. 163. Es necesario tener en cuenta las precisiones sobre la virtus de Rousseau, de Schinz, Pire y Bouchardy. Ser en los aos posteriores cuando, al calor de esta polmica sobre este primer Discurso, Rousseau precisa su pensamiento, lo que se mostrar en la radicalidad de su segundo Discurso. En esta ocasin no se preocupa por cumplir la norma de la convocatoria en cuanto a la extensin, por lo que su escrito ser rechazado. Recordemos que, estrictamente, la virtud rousseauniana es la conformidad entre las voluntades particulares y la voluntad general. Ed. cit. p. 97. Ed. cit. p. 98. Id, p. 97. En Abril de 1762 aparece el Contrato Social, y al mes siguiente el Emilio. Los acontecimientos se suceden, y el 3 de Junio se produce la confiscacin del Emilio; el 9, la orden de detencin contra Rousseau -que huye hacia Suiza-; y el 11 la quema del Emilio en las escaleras del Palacio de Justicia de Pars. En Agosto, la pastoral del arzobispo de Pars contra el Emilio; y en Marzo de 1763 aparece en Ginebra la carta al arzobispo de Beaumont (Ver p. 195. ed. Armio. Alianza): "Este hombre no existe, diris: de acuerdo. (Se refiere al hombre natural). Pero puede existir por suposicin". Y este ao (1763) aparecen contra Rousseau las Cartas escritas desde el campo. E inmediatamente, el 9 de Junio de 1764 se recibe la respuesta de Rousseau :Cartas desde la montaa, que provocarn nuevos acontecimientos; son condenadas en Holanda, en Pars se las quema, se cita a Rousseau judicialmente e incluso asedian su casa. El Rousseau fugitivo se encontrar ahora con Hume que lo invita a ir a Inglaterra, episodio que por s slo merecera un captulo completo. Pero no dejemos de referir la clave de la condena del Emilio: el ciudadano ginebrino haba quebrado el mito del pecado original, haba trasladado el problema del mal, lo haba imputado a la sociedad humana; y si la sociedad era responsable, sobre ella gravitaba el peso de la solucin, como record acertadamente Cassirer. La redencin procede del hombre, es decir, de la poltica. Por otra parte, recurdese que en el Emilio, La Repblica platnica es considerada como el tratado de educacin ms bello que existe.
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propiedad (que es entre otras cosas la garanta de la tutela de otro bien supremo que es la libertad personal)"374. Y lo mismo que en relacin a la propiedad, Bobbio, sin desarrollarlo hasta el final, observa diferencias entre el ciudadano de Locke y el de Rousseau: "No se entiende a Rousseau si no se comprende que a diferencia de todos los dems iusnaturalistas para los cuales el Estado tiene el objetivo de proteger al individuo, para este autor el cuerpo poltico que emana del contrato social tiene la tarea de transformarlo... El ciudadano de Locke es pura y simplemente el hombre natural protegido; el ciudadano de Rousseau es otro hombre"375. La importancia de Rousseau, y la novedad que introduce en la problemtica de la Ilustracin, es colocar el derecho y la sociedad como objeto principal de su conocimiento. Leemos en el libro 1 de Las Confesiones: "De las diversas obras que yo tena en mi trabajo, la que meditaba desde haca ms tiempo, en la que me ocupaba con ms gusto, en la que quera trabajar toda mi vida, y la que deba, a mi parecer, poner el sello a mi reputacin, eran mis Institutions politiques. Haca trece o catorce aos que haba concebido la primera idea de ellas, cuando, estando en Venecia, haba tenido alguna ocasin de observar los defectos de aquel gobierno tan alabado. Desde entonces, mis puntos de vista se haban ampliado mucho mediante el estudio histrico de la moral. Yo haba visto que todo depende radicalmente de la poltica, y que de cualquier manera que se tomase, ningn pueblo sera jams lo que la naturaleza de su gobierno le hiciese ser; as esta gran cuestin del mejor gobierno posible pareca reducirse a esta: Cul es la naturaleza del gobierno apto para formar un pueblo ms virtuoso, ms esclarecido, ms sabio, el mejor, en fin, para tomar esta palabra en su sentido ms amplio?"376.
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Op. cit. p. 106. Op. cit. p. 103. Subrayado nuestro. BOBBIO cita a continuacin el fragmento inicial del Libro I, captulo VIII, de Del Contrato Social: "Este paso del estado de naturaleza al estado civil produce en el hombre un cambio muy notable, substituyendo en su conducta el instinto por la justicia, y dando a sus acciones la moralidad que les faltaba antes" (ed. cit. p. 26-27). ROUSSEAU, J.J. Confesiones, Ed. Edaf, Madrid, 1980, p. 356. Sabemos cmo comienza la polmica sobre Rousseau. A fines de 1749 la Academia de Dijon haba propuesto el siguiente tema para su premio anual: si el progreso de las artes y las ciencias ha contribuido a corromper o elevar las costumbres (mejorarlas o corromperlas). Al ao siguiente la Academia premia a Rousseau que se haba presentado con su Discurso sobre las ciencias y las artes. Y sabemos tambin que a finales de 1753 se abrir otro concurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres que dar lugar a la obra de Rousseau Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres. Rousseau saca la conclusin inesperada en su primer discurso: todos los bienes que la humanidad cree haber adquirido en el curso de su desarrollo, los tesoros del saber, del arte, del refinamiento, que se han ido acumulando, lejos de otorgar a la vida un nuevo valor y contenido, son los que han desviado y corrompido precisamente la vida del hombre. Rousseau dice que las instituciones -arte, ciencia, tecnologa, propiedad, etc...- sociales han pervertido al hombre, todas y cada una de ellas. La relacin con la sociedad ha pervertido al hombre. (Es interesante constatar la reivindicacin de la fiesta en la revolucin rusa, cfr. LUNACHARSKY, A., Thtre et Rvolution, Ed. Masper, 1971. En concreto Rapport sur les ftes du peuple, pp.274-275). Rousseau ataca a la prensa, al teatro, porque piensa que dispersan ideas equvocas que elaboran unos "imbciles" y confunden a la sociedad, es decir, previerten al hombre. Por ejemplo, en el Discurso sobre las ciencias y las artes: "La necesidad alz los tronos; las ciencias y las artes los han afirmado..." y antes: "mientras el gobierno y las leyes subvienen a la seguridad y al bienestar de los hombres congregados, las ciencias, las letras y las artes, menos despticas y ms poderosoas quizs, extienden guirnaldas de flores sobre las cadenas de hierro de que estn cargados, ahogan en ellos el sentimiento de esa libertad original para la que parecan haber nacido, les hacen amar su esclavitud y as forman lo que se denomina pueblos civilizados" (p. 149). Y (en la p.172) se pregunta qu es la filosofa y contesta: "al oirles no se les tomara por una pandilla de charlatanes gritando, cada cual por su lado en la plaza pblica: venid a mi, yo soy el nico que no engaa?"; (y lo mismo en la p. 162) despus de haber resumido las principales conquistas cientficas recientes, termina dieciendo: "volved, pues, sobre la importancia de nuestras producciones; y si los
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Se trata siempre de lo mismo. As, cuando describe el "Estado de Naturaleza" o el "Contrato Social", la palabra o el concepto de evolucin no estn tanto en un sentido emprico tanto como lgico y metdico: "Los filsofos que han examinado los fundamentos de la sociedad, han sentido la necesidad de remontarse hasta el estado de naturaleza pero ninguno ha llegado hasta l"377. Pasa a continuacin a ocuparse de las obras de Grocio, de Pufendorf, Locke, Hobbes. Y aade: "Comencemos, pues, por dejar a un lado todos los hechos, porque no afectan a la cuestin. No hay que tomar las investigaciones que se puedan realizar sobre este tema por verdades histricas, sino slo por razonamientos hipotticos y condicionales, ms propios para esclarecer la naturaleza de las cosas que para mostrar su verdadero origen, y semejantes a los que todos los das hacen nuestros fsicos sobre la formacin del mundo"378. En el mismo sentido dice Rousseau un poco antes: "porque no es liviana empresa separar lo que hay de originario y de artificial en la naturaleza actual del hombre, ni conocer bien un estado que ya no existe, que quiz no haya existido, que probablemente no existir jams, y del que sin embargo es necesario tener nociones precisas para juzgar bien nuestro estado presente"379. Es decir, se presenta ante nosotros el proceso de formacin de la sociedad, porque slo as se puede descubrir el secreto de su estructura. Rousseau considera el estado de naturaleza como norma, como "modelo" que demostrar qu es verdad o mentira, ley o arbitrariedad en la forma actual de la sociedad. La sociedad y el estado actuales vern su verdadero rostro en el espejo del estado natural, y al verse podrn juzgarse. Pero, adems, Rousseau percibe otra cuestin fundamental, un abismo que haba permanecido oculto a los ojos de sus contemporneos: el reino de la voluntad se separa del reino del saber tanto en sus metas como en sus caminos, pues esa cultura que el siglo XVIII considera como la flor de la verdadera
trabajos de los ms esclarecidos de nuestros sabios y de nuestros mejores ciudadanos nos procuran tan poca utilidad, decidnos qu debemos pensar de esa turba de escritores oscuros y de letrados ociosos, que devoran sin provecho alguno la sustancia del Estado". Y cuando se refiere a Voltaire (p. 165), no deja de reprocharle el abandono de su sencillez original al escribir:"decidnos, clebre Arouet" (como firmaba antes Voltaire). Para todo esto GERRATANA, Valentino. Investigaciones sobre la historia del marxismo, Barcelona, Grijalbo, 1975, vol. I. pp. 22 y ss. y 35 y ss. Para el "gesto" de Voltaire contra Rousseau, nota 35, pp. 82-83. Y para la relacin de Rousseau con Mandeville, COLLETTI, Lucio. Ideologia societ, Laterza, Bari, 1969, pp. 263-292.
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Id. p. 206. Id. pp. 207-208. Id. p. 195. Es un desvo pero no nos ahorraremos sealarlo, en correspondencia con nuestro ya viejo estrato geolgico. Se trata de la representacin imaginaria del "estado de naturaleza", del paso de la barbarie a la civilizacin. Pensemos en la centauromaquia del frontn occidental del templo de Zeus en Olimpia y sobre todo su traslacin en el inusitado Piero di Csimo (estricto contemporneo de Maquiavelo). (Cfr. PANOFSKY, Erwin. Estudios sobre iconologa, Ed. Alianza, Madrid, 1976 (2 edicin) pp. 45-92, con la reflexin complementaria de SUBIRATS, Eduardo. El alma y la muerte, Anthropos, Barcelona, 1983, pp. 329 y ss). Por otro lado, la anttesis entre lo brbaro y lo poltico sostiene, para la hobbesiana situacin inglesa del siglo XVII, las anotaciones de Schmitt sobre Benjamin. (Ver SCHMITT, Carl. Hamlet o Hcuba, Pre-Textos y Universidad de Murcia, Valencia, 1994). Vale tambien el "resumen imaginario" de Schopenhauer: "Alguna vez se ha planteado la cuestin de cmo se comportaran dos hombres, que hubieran crecido cada uno por su lado y en total aislamiento, al encontrarse por primera vez en un desierto. Hobbes, Pufendorf y Rousseau han brindado respuestas bien dispares al respecto. Pufendorf crea que se mostraran mutuamente complacientes; Hobbes, por el contrario, se los imaginaba hostiles; Rousseau entenda que pasaran de largo sin decir una palabra..." (en SCHOPENHAUER, Arthur. Los designios del destino, Ed. Tecnos, Madrid, 1994, p. 97). (Siguiendo nuestro monlogo interior, creemos que la fascinacin por el western, tiene que ver bsicamente con la representacin imaginaria del "estado de naturaleza"). Ha quedado grabado con fuego en la propia Constitucin norteamericana en la Segunda Enmienda. (Cfr.la edicin de la Constitucin de los EE.UU. preparada por la Comisin del Bicentenario de la Constitucin a travs de USIS, Expo 92, Sevilla, p. 24). Recordemos que las primeras 10 Enmiendas fueron ratificadas el 15 del XII de 1791.
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humanidad, la ve Rousseau como el ms grave de los peligros. El contenido de esa cultura, sus comienzos y su significado, son pruebas inequvocas de que adolece de falta de verdaderos impulsos morales, y no se funda sino en instintos de poder y posesin, de ambicin y de vanidad380. Sabemos por el propio ginebrino el momento en que esta perspectiva le "ilumin" porque lo cuenta en la famosa carta a Malherbe del 12 de Enero de 1762381. Ahora bien, si estos planteamientos llevan al repudio de todo el orden actual, esto no quiere decir que se renuncie al orden y que la humanidad regrese al caos primitivo. Nada ms lejos de Rousseau ya que proclama con entusiasmo la ley y la voluntad general. Y lo mismo podemos decir con respecto a las ciencias o a las artes, ya que al atacarlas tampoco renuncia a su ayuda para la edificacin de la sociedad382.
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En las propias notas de Rousseau al Discurso sobre la desigualdad :"Los hombres son malvados; una triste y continua experiencia nos dispensa de probarlo; sin embargo, el hombre es naturalmente bueno, creo haberlo demostrado; qu es, pues, lo que puede haberlo depravado hasta ese punto sino los cambios sobrevenidos en su constitucin, los progresos que ha hecho y los conocimientos que ha adquirido? Que admiren cuanto quieran la sociedad humana, no ser por ello menos cierto que necesariamente conduce a los hombres a odiarse entre s en la medida en que sus intereses se cruzan, a prestarse mutuamente servicios aparentes y a hacerse en la prctica todos los males imaginables" (ed. cit., p. 309). Para toda esta problemtica ideolgica de fondo ver CASSIRER, Ernst. Filosofa de la Ilustracin, FCE, Mexico, 1984, (3 reimpresin). Aunque va demasiado lejos anotaremos la importancia de dos escritos de Rousseau poco conocidos o citados habitualmente. Nos referimos tanto al Proyecto de Constitucin para Crcega como a las Consideraciones sobre el Gobierno de Polonia y su proyecto de reforma, ambas editadas en Tecnos, Madrid, 1988. La lectura, por ejemplo, del captulo XI de las Consideraciones es un verdadero compendio de todo lo que hemos venido desgranando hasta aqu. Por otra parte, en el estudio preliminar, Antonio HERMOSA ANDUJAR, al discutir la significacin roussoniana para la teora democrtica del Estado, habla de un "anverso" democrtico, un "reverso" democrtico, "puntos negros" (no antidemocrticos) y, finalmente, dice "en los cuales, en cambio, (se refiere a estos ltimos) s entra de lleno la extincin de todo foco de vida social que sombree la relacin directa entre individuo y Estado, que repercute polticamente no slo anulando toda pretensin de legitimidad a la que pueda aspirar cualquier otro tipo de organizacin no estatal.." (p. XLIII). "Fui a ver a Diderot...tena en mi bolsillo...ca sobre el tema...si alguna vez algo se ha parecido a una inspiracin sbita, fue el movimiento que en m se produjo ante aquella lectura; de golpe siento mi espritu deslumbrado por mil luminarias; multitud de ideas...confusin que me arroj en un desorden inexpresable;...aturdimiento ...embriaguez ...palpitacin...; al no poder respirar mientras camino, me dejo caer bajo uno de los rboles de la avenida, y paso media hora en tal agitacin que al levantarme percibo toda la parte delantera de mi traje mojada por mis lgrimas sin haber sentido que las derramaba. Oh, Seor, si alguna vez hubiera podido escribir la cuarta parte de lo que vi y sent bajo aquel rbol, con qu claridad habra hecho ver todas las contradicciones del sistema social, con qu fuerza habra expuesto todos los abusos de nuestras instituciones, con qu sencillez habra demostrado que el hombre es naturalmente bueno, y que slo por las instituciones se vuelven malvados los hombres! Todo cuanto pude retener de aquellas multitudes de grandes verdades, que en un cuarto de hora me iluminaron bajo aquel rbol, ha sido bien dbilmente esparcido en mis tres escritos..." En ROUSSEAU, J-J. Las ensoaciones del paseante solitario, Alianza, Madrid, 1988 (segunda reimpresin), pp. 182-183. Para la inscripcin de Rousseau en la paranoia ver SOLER, Colette. Estudios sobre las psicosis, Ed. El Manantial, Buenos Aires, 1992 (1 reimpresin), pp. 67-138. MARI, Antonio, ha recreado el episodio en El camino de Vincennes, Ed. Tusquests, Barcelona 1995. Exactamente ver pp.155-156. As lo podemos ver en su tercer dilogo de Rousseau Juge de Jean Jacques, escritos -o redactados- en 1772. En l, Rousseau repasa sus escritos: "en estos primeros trabajos, haba que disipar la ilusin que nos llena de una tan insensata complacencia por los instrumentos de nuestra desdicha, haba que rectificar la estima engaosa que nos ha conducido a abrumar con honores a talentos daosos y a despreciar virtudes benficas. Pero la naturaleza humana no retrocede, y no es posible volver al estado de inocencia y de igualdad, una vez alejados de l. Se ha acusado obstinadamente al autor de estos escritos que pretenda destruir la ciencia, aniquilar las artes y reconducir a la humanidad a su primitiva barbarie; por el contrario, ha trabajado por el mantenimiento de las instituciones establecidas al declarar que su destruccin dejara intactos los vicios y acabara tan slo con los medios de curacin, y, en lugar de la corrupcin, colocara al poder sin frenos".
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Con esta discusin del modelo de Bobbio pensamos que aparece clara la separacin que hacemos. Ms an, el anlisis detenido sobre el problema nos conduce a desintegrar totalmente el esquema tanto en lo que se refiere a Rousseau como tambin a Hobbes. Por otro lado, se hace evidente para nosotros que hay una lnea de planteamientos antifeudales ms propiamente burguesa que va de Locke a Constant, pasando por Payne, que podemos llamar empirista pero con la que Hume (ms consecuente aqu lo mismo que en el tratamiento de la causalidad o la sustancia), aun participando, no coincide con el planteamiento terico383. Esto demuestra las dificultades para construir un modelo si no se toman bien los grandes rasgos "pertinentes". La prueba definitiva reside en el momento en que la ideologa burguesa, segura ya de su dominacin, echa por la borda los presupuestos anteriores. Recordemos al repecto la obra de Bentham. Como dice Magdalena Rodriguez Gil, en su estudio introductorio a los Tratados de legislacin civil y penal, "en el Fragmento sobre el gobierno dirige una crtica a los comentarios sobre las leyes de Inglaterra, de Blackstone, y a travs de ella un ataque tambin a la profesin legal y a la concepcin Whig del gobierno ingls; ataca tambin en esta obra la ficcin del contrato originario"384. O mejor, deja la vieja piel abandonada en el camino. El principio utilitario de la mayor felicidad (compuesta, como se sabe, de subsistencia, abundancia, igualdad y seguridad) se anuda, se abraza mucho mejor a unas relaciones sociales expansivamente optimistas. Las justificaciones de Bentham son conocidas385, y merecern clebres
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MARESCA, Mariano. Hiptesis sobre Clarn, Excma. Diputacin de Granada, 1985, pp. 77 y ss. Igualmente para lo que tenemos entre manos, la aprobacin de Maresca a Colletti en la opinin de que la causa principal de la ruptura entre Rousseau y los philosophes radica en la diferencia frente a la sociedad civil (id. pp. 148 y ss.) Op. cit. Editora Nacional, Madrid, 1981, p. 16. El texto de Bentham se encuentra en Fragmento sobre el gobierno (Sarpe, Madrid, 1985; traduccin cedida por Aguilar): "Quiz hubo un tiempo en que esta y otras ficciones fueron tiles. No niego que alguna obra poltica haya podido hacerse con instrumentos de este tipo, y que esa obra, habida cuenta de las circunstancias del momento, dificilmente hubiera podido ser llevada a cabo por otros medios. Pero los tiempos de la ficcin han pasado , de tal manera que lo que antes pudo tolerarse y admitirse bajo ese nombre, habra ahora, en el caso de que se intentase volver a lanzar, que censurar y estigmatizar con los duros apelativos de usurpacin e impostura. Intentar ahora introducir una nueva ficcin sera un crimen; la razn es que representa mucho peligro, sin ninguna utilidad, alabar y propagar algo que ya ha cumplido su misin" (p. 105). Pero no se puede olvidar que Bentham considera que la quimera del contrato originario es una quimera demolida ya por Hume en el tercer libro del Tratado de la naturaleza humana (Vid. Ed. Nacional, Madrid, 1977. Edicin preparada y anotada por Flix Duque). Hay que considerar que Hume precis su crtica a la teora del contrato en un ensayo posterior, Del Contrato Original (publicado en la Rev. Cuaderno Gris, n1, Epoca II, noviembre de 1990-febrero 1991, pp. 3-17. Y, por supuesto, contenido en Ensayos polticos, Tecnos, Madrid, 1987). Para una exposicin de la problemtica humeana en este aspecto, lo mejor es consultar el reciente libro de MARTINEZ DE PISON, Jos. Justicia y orden poltico en Hume, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1992. Slo una cita de Hume; refirindose al Conde de Boulanvilliers, al final del ensayo citado, dice: "y siendo un hombre instruido y muy versado en historia, saba que al pueblo raras vez se le consulta en las revoluciones y los nuevos regmenes, y que slo el tiempo otorga derecho y autoridad, lo que en un principio y por lo comn se funda sobre la fuerza y la violencia" (Rev. cit. p. 18, nota 8, y en ed. Tecnos, p. 114, con ligera diferencia de traduccin). Para Boulanvilliers cfr. las lecciones de Foucault de un curso impartido en el College de France (1975-1976) en FOUCAULT, M. Genealoga del racismo, Ed. de la Piqueta, Madrid, 1992. Desde luego, aunque en otra perspectiva, hay que recordar la conocida dureza de NIETZSCHE sobre esta cuestin (ver La genealoga de la moral, Alianza, Madrid, 1972, p. 98). "Para conocer mejor el beneficio de la ley, procuremos formarnos una idea clara de la propiedad: veremos que no hay propiedad natural, y que ella es nicamente obra de la ley. La propiedad no es ms que una base de esperanza: la esperanza de sacar ciertos provechos de la cosa que se posee a consecuencia de las relaciones que se tienen con ella" (Ed. Nacional, p. 118). "La ley no dice al hombre, trabaja y yo te recompensar, sino que le dice, trabaja y los frutos de tu trabajo, esta recompensa natural y suficiente que sin m tu no podras conservar, yo te asegurar el goce de ellos conteniendo la mano que quisiera quitrtelos. Si la industria crea, la ley es la que conserva" (id. p. 117).
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prrafos de El Capital386. Y fue Foucault quien nos gir la mirada ante la importancia de un pensamiento "tentacular" y hegemnico387. La madurez de la ideologa burguesa, el liberalismo, tendr en Constant uno de sus formuladores ms profundos388. En este punto la exposicin de Cerroni es modlica y poco tenemos que aadir salvo algn resumen adecuado a nuestro objeto389. Y no puede ser otro en este caso que resaltar el abierto antiroussonismo de Constant. Tanto cuando se refiere a la Etica Nicomaquea390, a los procedimientos de seleccin del "funcionariado" (sorteo, turno), o a la legitimidad de la esclavitud, siempre se trata de poner en evidencia la diferencia entre antiguos y modernos, y el autor de Adolphe, da las claves: "El objeto de los antiguos era dividir el poder social entre todos los ciudadanos de una misma patria: esto era lo que ellos llamaban libertad. El objeto de los modernos es la seguridad de sus goces privados; y ellos llaman libertad a las garantas concedidas por las instituciones de estos mismos goces"391. Mientras en la polis griega la virtud pblica era lo esencial y no su particular actividad privada, en la sociedad capitalista la organizacin social y el Estado sancionan que cada individuo haga promocin de su vida egosta, convirtindose la propia funcin pblica como profesin privada, es decir, el modo en que ese individuo se inserta en la vida civil392. La discusin con los planteamientos de Habermas sobre esta misma cuestin, con ser interesante no debemos desarrollarla aqu. Slo sealar que, mucho ms coherente que Bobbio, hace una distincin entre una tradicin anglosajona y una que unira a Jefferson con la tradicin francesa. Sin embargo, su exposicin a travs de dos antinomias (la primera, "el autoinmolamiento de los contenidos liberales a la forma absolutista de su sancionamiento"; la segunda,"la impotencia prctica del saber del poder tcnico-social"), remite a una historia espiritual por la que el (espritu) liberal, para
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Cfr. Ed. FCE, Mxico, 1973 (octava reimpresin), pp. 128-129. Pero ya Marx haba hecho una crtica del utilitarismo tanto en La Sagrada Familia (op. cit.) como en La Ideologa Alemana (id.) veinte aos atrs. Para la elaboracin progresiva de la disciplina de fbrica, PERROT, M. en L'inspecteur Bentham, nota final a Le panoptique, ed. de J.P. BELOND, 1977. Por supuesto, para la secuencia manufactura-norma y cronmetro-"la cadena"-produccin en masa-salario, etc. CORIAT, Benjamin. El taller y el cronmetro, Ed. Siglo XXI, Madrid, 1982. FOUCAULT, Michel. Vigilar y castigar, Siglo XXI, Madrid, 1978, 3edicin. Es sabido como Foucault plantea que "Bentham es el complemento de Rousseau". En efecto, si en el Panptico se dice que cada camarada se convierte en un vigilante, Foucault aade que Rousseau hubiese dicho lo inverso: cada vigilante sea un camarada. Ver FOUCAULT, M. El ojo del poder, Ediciones de La Piqueta, Madrid, 2 edicin, 1989, p. 15. La edicin va seguida del Panptico benthamiano. Toda la polmica antiroussoniana de Constant puede seguirse ahora en SANCHEZ MEJIAS, Maria Luisa Benjamin Constant y la construccin del liberalismo posrevolucionario (Alianza, Madrid, 1992, pp. 137 y ss), con esta radical proposicin: "no conozco ningn sistema de servidumbre que haya consagrado errores ms perjudiciales que la eterna metafsica del Contrato Social" (p. 161). As como el muy importante alineamiento de Rousseau junto a Hobbes y otros (en pp. 142-145), la distancia respecto a Locke (p. 163), la importancia central que adquiere la propiedad en la particular deduccin de sta (pp. 164 y ss). CERRONI, Umberto. La libertad de los modernos, Martnez Roca, Barcelona, 1972. Constant s que es un exacto prcticamente contemporneo de Hegel y su inverso absoluto. Como lo son el liberalismo empirista y la filosofa del idealismo absoluto. (Aunque, como ha escrito Chtelet, el hegelianismo es un empirismo de la Razn, en Hegel segn Hegel, op. cit. p. 272) ARISTOTELES, ed. Gredos, Madrid, 1985. En Cerroni op. cit. pp. 210-211. Se trata de un discurso pronunciado en el Ateneo de Pars, ahora en CONSTANT, B. Del espiritu de conquista, Ed. Tecnos, Madrid, 1988, p. 76.
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Desde luego no pas desapercibido para HOBBES. Cfr. Leviatan, op. cit. pp. 303 y ss.
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alcanzar sus fines, para hacer triunfar su "contenido", tendra que sacrificarse a una forma extraa a s mismo. Entonces Hobbes es presentado como el "autntico fundador del liberalismo". Nosotros no entramos en cuestiones de "orgenes" sino de formacin, de formacin del "contenido" histrico de la "poca". Y si Habermas quiere convertir a Hobbes en abuelo de Bentham o de Constant no discutiremos parentesco. Pero s podemos afirmar que todo poseedor de propiedad en el sentido burgus, necesariamente tiene que ser (por principio, no decimos por necesidad) liberal. La cuestin es obvia: la propiedad y el mercado burgus contienen en la produccin y en la esfera de la circulacin, cuando estn maduros, sus propios mecanismos de autodesarrollo sin que necesiten de poderes o fuerzas extraas al propio mercado. Y si Habermas, pese a considerar a Hobbes como el padre del liberalismo, autoinmola a ste a la forma absolutista de su sancionamiento, de ser liberal, cosa que hay que verificar, lo hace porque la sociedad de su tiempo est tan poco desarrollada, tan poco "vertebrada" que, para impulsarla, tiene que echar mano del Estado para consolidar la sociedad civil burguesa. Quizs, desde un punto de vista histrico, se nos antoja lo que acabamos de manifestar como la nica explicacin de tamaa paradoja. Dnde quedara si no la historia real de la formacin social inglesa capitalista? Se podra incluso destacar como un buen ejemplo de astucia de la razn. Si Hobbes da el materialismo a la burguesa, Kant le pone el alma. Si Hobbes crea el cuerpo burgus, Kant otorga el espritu. Los orgenes del pensamiento poltico burgus se encuentran en el derecho natural. De Hobbes a Spinoza lo que nos encontramos es una tica del poder, es decir, de la legitimidad del poder del Estado. Con Locke y el liberalismo nos encontramos frente a una inversin en la que se plantearn los derechos del individuo frente al Estado: existe una primera fase en la que hay que legitimar al Estado y plantearle una tica de conducta, por as decirlo; y una segunda fase en la que, legitimado, hay que plantear los deberes del Estado respecto a los individuos o a la sociedad civil. Conclusin: aunque estn discurriendo sobre sociedad natural y sociedad civil para explicar el Estado mediante el pacto, lo realmente histrico es que el Estado es anterior a la sociedad civil, al menos a la sociedad civil moderna. Las diversas concepciones sobre el contrato social expresan las diferentes concepciones sobre la sociedad civil, que Bobbio rene entorno a tres problemas: a) si el poder soberano es absoluto o limitado; b) si es divisible o indivisible; c) si es irresistible o no. Sobre a) Bobbio establece dos corrientes opuestas; los que consideran que es absoluto: Hobbes, Spinoza y Rousseau; los que sostienen la tesis contraria: Locke, Kant y Montesquieu. Para estos ltimos, porque el poder es divisible no es absoluto; para los primeros, porque es indivisible es absoluto. Sobre el esquema, Bobbio analiza los diferentes matices de los autores citados en relacin a la naturaleza del Estado y sus relaciones con los sbditos, es decir, a los derechos-deberes correlativos entre ambos. El esquema propuesto es equvoco. Parte de una premisa que no es histrica, la de que la sociedad y el Estado se encuentran plenamente diferenciadas. En los siglos XVI, XVII y parte del XVIII no se ha producido an la separacin sociedad-estado. De momento lo dejamos sealado: el Estado es anterior a la sociedad civil. Esta aparece hacia la mitad del siglo XVIII en algunos pases europeos, en Inglaterra, Francia y los Pases Bajos, donde la industria y el comercio alcanzaron un considerable desarrollo.
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En el fondo de la cuestin se est disertando sobre el problema del poder del Estado, y, por tanto, del fundamento tico de ese poder. Porque, con independencia de las diversas concepciones que los pensadores citados tienen sobre el pacto social, coinciden en un elemento bsico: que la teora contractualista se elabora para explicar el origen y la existencia del Estado; importa poco para este propsito, por ser secundario, el que para unos el pacto generador del Estado tenga como fin garantizar la seguridad de los hombres (Hobbes); para garantizar la libertad (Spinoza), o realizar la justicia salvaguardando la libertad que es la concepcin de Kant, Locke y otros. Es el discurso ideolgico de una clase social con necesidad del poder poltico para mantener y desarrollar su poder econmico. Pero, cmo legitimar esta aspiracin si existe un poder legtimamente constituido, cmo disputarlo? Ser el derecho natural, deshojado de su contenido teolgico, el instrumento ideolgico que ir preparando las condiciones de su conquista393. En una primera fase, el pensamiento poltico de la burguesa tiene como finalidad desarrollar una teora del Estado til a sus necesidades, que vara mucho de un pas a otro dependiendo de su grado de desarrollo e implantacin. Esta fase es la que explica el modelo sociedad natural-sociedad civil. El modelo sociedad civil-Estado se corresponde con la segunda fase. Aqu, la burguesa es clase hegemnica. Ha logrado implantar su sistema econmico y de lo que se trata es de separar la actividad econmica de la intervencin del Estado. Por tanto, es la etapa en la que elabora una compleja teora sobre las relaciones economa-poltica, sociedad-Estado, que generar un impresionante sistema jurdico. Y no sera ocioso recordar que todo burgus, por definicin o principio, es liberal...; por necesidad, esa es otra cuestin. Porque no cabe duda de que un burgus no puede pensar el mercado dentro del Estado. Esto nos llevara demasiado lejos para los lmites de este captulo, pero no descartaramos un eje de pensamiento que sera Hobbes-Rousseau-Hegel. A nuestro juicio, por ejemplo, el punto de partida de Keane es equvoco y el rasgo principal del iusnaturalismo no es el pacto contractual. El derecho natural por excelencia no es que todos los hombres son iguales, sino el derecho a la propiedad. El eje Hobbes-Rousseau-Hegel se caracteriza por subordinar la sociedad civil al Estado, aunque lo esencial a todos ellos es la concepcin organicista, esto es, no presentar las relaciones sociedad civil- Estado como dicotmicas sino como un todo jerarquizado; en el primero, por razones
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No podemos hablar del derecho natural como idea invariable a lo largo de la historia, ni de la idea de derecho. Porque en el transcurso de la misma sus contenidos han ido modificndose hasta el punto en que no sera reconocible el derecho natural del pensamiento griego con el pensamiento de la filosofa del derecho de la Ilustracin. Y si es necesaria una historizacin es por no haber solucin de continuidad entre la convencional periodizacin del derecho natural en una Edad clsica, feudal y moderna. Cmo iba a haberla. La periodizacin le priva de su propia especificidad respecto a otras escuelas o doctrinas del derecho. Lo "natural" en su sentido de inexorable resulta que es tan histrico como el derecho mismo. Lo que diferencia al derecho natural de otras doctrinas o escuelas del pensamiento jurdico y poltico, es la bsqueda de unos principios inmutables que aseguren al derecho estabilidad en sus fundamentos. Y como lo social, es mudable, extrae los principios de la "naturaleza", que no est sometida a la voluntad y contingencia del hombre. Los principios se extraen de la "naturalidad" del hombre, que se contrapone a su sociabilidad. Cuando hablamos de derecho natural a qu nos referimos? a su vertiente jurdica? a su acepcin poltica? La impertinencia de la pregunta radica en que en la poca clsica y feudal lo jurdico no estaba separado de lo poltico. Es en la modernidad donde se decantan. Lo cierto es que lo natural se encuentra en la historia, y lo que es en un momento histrico deja de serlo en otro. Sobre estas cuestiones nos remitiremos nicamente a D'ENTREVES, A.P. Derecho Natural, Aguilar, Madrid, 1972, BOBBIO-BOVERO, op. cit, y BOBBIO, N. Estudios de historia de la filosofa: de Hobbes a Gramsci, Ed. Debate, Madrid, 1986.
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muy diferentes a los otros dos: hay razones histricas en Hobbes pues piensa la sociedad civil en su fase ms incipiente, en su fase de formacin histrica de la burguesa dentro del Absolutismo. En Rousseau y Hegel, su organicismo les lleva a una concepcin del Estado "totalitario" mientras Hobbes es absolutista. Habra que introducir en este "modelo" al fascismo ya que el organicismo de ste es idntico salvo en que tiene que conservar a la sociedad civil, aunque no sera una sociedad civil libre sino fuertemente intervenida y controlada por el Estado. Hegel es el que ms se ajustara, por este lado, al modelo del fascismo aunque no decimos que lo sea394. La voluntad general de Rousseau, que slo se puede representar, es idntica asimismo al espritu objetivo de Hegel, que es representado por el Estado. No cabe duda de que existe un eje filosfico-poltico entre Hobbes, Rousseau y Hegel, diferenciado del modelo Locke, Kant, Constant, caracterizndose los primeros por una concepcin metacivil de la sociedad. El pensamiento poltico-social de Locke se construye sobre su nocin de propiedad. Sin este concepto su obra sera incomprensible. La propiedad es el origen de todo, incluso el hombre es definido como propietario. Locke tiene la virtud de expresar sin prejuicios que el pensamiento de su poca es el de una clase social que transformar las relaciones sociales vigentes, subvirtiendo las formas de propiedad dominantes y sustituyndolas por una forma de propiedad producida por el comercio y la manufactura. El pensamiento social no escapar a su influjo y, para legitimar la nueva realidad que impone la burguesa, saldr del inmovilismo al que estaba sometido por su dependencia del dominio teolgico. La Inglaterra del siglo XVII se anticipa a las naciones europeas: triunfa la virtud burguesa; es la victoria del utilitarismo en lo moral; se implanta la tolerancia religiosa; el poder del rey se somete a la autoridad del parlamento, y el Estado se convierte en un instrumento del comercio. En su disertacin sobre la propiedad elude la indagacin histrica para no admitir otras formas de propiedad social que no sean las individuales. As, apoyndose en las Escrituras, comienza afirmando: "..Tratar de demostrar cmo pueden los hombres tener la propiedad de varias partes de lo que Dios entreg a la humanidad en comn, y eso sin necesidad de un acuerdo expreso de todos los hombres de la comunidad". Por tanto, para Locke,la propiedad tiene un principio cuando el Creador dona la Tierra al gnero humano. Ahora se trata de explicar la apropiacin individual de lo que en sus orgenes era comn. Pero antes de exponer el trnsito de la propiedad comn a la individual, es indispensable definir qu entiende Locke por propiedad. La define con una amplitud excesiva : "A las vidas, las libertades y las tierras de los hombres... las incluyo dentro del nombre genrico de Propiedad" y "Por propiedad debe entenderse aqu como en otros lugares, la propiedad que los hombres tienen sobre sus personas y sus bienes". En un sentido estricto hablar de propiedad de la tierra y bienes. Quiz sorprenda que incluya en el concepto de propiedad la persona, la vida, incluso la libertad de los hombres, pero no resulta tan
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Insistamos por ltima vez. No considerar as el ncleo de la filosofa hegeliana conduce a un extravo que afecta incluso a mentes tan agudas como la de un GODELIER, M: "Al oponer el Estado y la sociedad Hegel haba traspuesto la contradiccin entre la esfera del inters general, habitada por el ciudadano, y la esfera del inters privado, morada del burgus. Esta contradiccin se apoyaba en la existencia de la propiedad privada. Hegel, por lo tanto, haba justificado en su filosofa la propiedad burguesa y haba hecho del Estado monrquico prusiano la realizacin de la razn y de la libertad" (En Racionalidad e irracionalidad en la economa. Ed. Siglo XXI, Mexico, 1976, 7 ed., p. 106).
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sorprendente si lo relacionamos con su explicacin del origen de la sociedad civil. Pues la propiedad en sentido amplio contiene todos los elementos de su teora de la sociedad y del gobierno, adems de constituir el fundamento del pacto social. Es perfectamente coherente pues el hombre, antes de ser propietario de bienes, debe ser dueo de su propia persona, y si todos los hombres son iguales por naturaleza y en sociedad lo son precisamente por esa cualidad inalienable. Es ms, as podr justificar el trabajo asalariado porque habr hombres que no son propietarios en sentido estricto, esto es que no tienen bienes y que, para subsistir sin entrar en la esclavitud, podrn arrendar no enajenar a otros lo nico que poseen: su persona. Dicho de otro modo: si el hombre no es propietario, cmo explicar que haya hombres sin propiedad de bienes, cmo pueden ser iguales si no tienen propiedad. Si son dueos de su persona son propietarios y si son propietarios son iguales. Poco importa que slo posean a su persona pues como son libres la pueden alquilar a otros. El derecho de propiedad individual comienza por la propiedad de la propia persona, derecho que tiene sus lmites en la ley natural que prescribe su inalienabilidad. El concepto de propiedad en Locke contiene todos los elementos que definen la sociedad burguesa, es la expresin concentrada de la misma. Si se observa, su originalidad radica en que la propiedad no versa exclusivamente sobre bienes materiales, muebles o inmuebles sino que comprende la vida y la libertad. Dos caractersticas inalienables que preservan al hombre de la esclavitud y otras formas de sujeccin personal como la servidumbre: "Todo hombre tiene la propiedad de su propia persona. Nadie fuera de l, tiene derecho alguno sobre ella". Al relacionar al hombre con la propiedad, despoja al hombre de toda reflexin metafsica. En efecto, la igualdad del hombre no es tal por tener idnticas caractersticas biolgicas o porque el Creador los hizo a todos iguales, sino porque todos son propietarios. La igualdad no se encuentra en la naturaleza o en la metafsica, se encuentra en la propiedad. La libertad tiene un contenido econmico: si un hombre pierde su libertad cae bajo la propiedad de otro; si no es propietario de su persona no hay igualdad. Ser libre es ser propietario395. Qu tiene en comn esta libertad con la de los antiguos? Hay que diferenciar dos concepciones de la libertad: a) Liberal, que tiende a ensanchar la esfera de la autodeterminacin individual, restringiendo en todo lo posible la del poder colectivo. Libertad, pues, como disfrute privado, como goce y facultad individual. b) Demcrata, que acenta la esfera colectiva para ensancharla restringiendo toda regulacin de tipo heternomo. La teora liberal considera el problema de la libertad en funcin del individuo aislado, mientras que la democrtica lo hace en funcin del individuo considerado como un todo. Constant capt con precisin las diferencias entre los dos significados de libertad, llamando a la primera libertad de los modernos que consiste en asegurar el disfrute de lo privado y las garantas que las autoridades otorgan a dicho disfrute; a la segunda, colectiva, o sea, la distribucin del poder poltico entre todos los ciudadanos (libertad de los antiguos). Esta ltima es la concepcin de Rousseau. Su individualismo es el de un ser que acta en la comunidad y slo en ella se realiza396; el individuo del liberalismo es un fin en s mismo, la
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Esta lectura ha sido efectuada por POLIN, R. La politique morale de J. Locke, Pars, 1960. Para sus concepciones econmicas tachadas de "reaccionarias" lo mejor es repasar su Proyecto de Constitucin para Crcega y sus Consideraciones sobre el gobierno de Polonia, Ed. Tecnos, Madrid, 1988. Es, como se sabe (cindonos al Proyecto para Crcega), la defensa de la pequea propiedad, de la agricultura, de la tierra, de los oficios tiles (s a los carpinteros, herreros o tejedores; no a los escultores u orfebres [op. cit. p. 33]), y el
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comunidad es un medio para la realizacin de la individualidad. Rousseau no es liberal, es demcrata. (Con este significado se pudo establecer una relacin de Rousseau con el marxismo)397. En cuanto a Rousseau-Hegel398, convendra tener en cuenta lo siguiente. Cuando Rousseau habla de la voluntad general, se encuentra con el mismo problema con el que se encuentra Hegel cuando habla del Estado. Qu es la voluntad general? De dnde emana la voluntad general? Puede haber una voluntad general en una sociedad de antagonismos no morales sino econmicos y por ende polticos? La misma problemtica con Hegel. La voluntad general de Rousseau est muy prxima al espritu objetivo de Hegel, y si Hegel miraba al estado prusiano para reconocer en l al esptitu objetivo, Rousseau miraba al sans culotte. Pero uno y otro vieron frustradas sus expectativas porque esa voluntad general y ese Estado, que encarnara la voluntad general que es lo mismo, slo emana de una clase social de la sociedad civil que, dicho en sus palabras, sera el autntico ciudadano, esto es, el proletariado. Con lo cual, la voluntad general contiene la eticidad del espritu objetivo de Hegel. De ah que esa voluntad general, para Rousseau, nunca pueda ser representada por una clase como la burguesa que entiende por voluntad general sus propios intereses de clase. Esa es su crtica a la representacin poltica. Y cuando Stalin alcanza el poder puede decir: no slo soy el Estado sino la voluntad general; por eso no necesito de la democracia ni del ego, porque, quin va a representar mejor esa voluntad general, que ya no es una idea sino cuerpo poltico y social, que el Estado? La Idea necesita intrpretes, el Estado defensores. De ah el normativismo, el voluntarismo jurdico, y el intuicionismo! representado por un Vyshinsky y estudiado por Cerroni399. Ya Hegel no piensa en su ser como particular sino en su ser como ciudadanos del Estado. Rousseau no permite que nadie represente la voluntad general porque nadie puede representarla, porque en la sociedad de entonces quin poda representarla?; la burguesa no la representa, la aliena. El proletariado no haba llegado ni para Rousseau ni para Hegel. Qu es la eticidad en Hegel? Diramos que sera aquel estado social donde el hombre no es un ser particular que vive para s en sociedad con los dems, sino que ese ser particular ya no es un ser para s sino un ser que, aun conservando su particularidad y con independencia de su voluntad, es un ser general que no puede realizarse como ser en s privado, parcial. Queriendo incluso volver a ser el individuo privado, particular, egoista, propietario, de la sociedad civil burguesa, no puede volver a ese estado porque ya no existen las condiciones de realizacin de esas ambiciones.
rechazo del comercio o el dinero (id. pp- 6-8). Con formulaciones sorprendentes si las tomamos aisladas: "Tan pronto como los productos de la tierra dejen de ser mercancas..." (id. p.31).
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Se trata obviamente de DELLA VOLPE, Galvano. Rousseau y Marx, Ed Martnez Roca, Barcelona, 1972, 2 edicin. Hay que hacer justicia a una obra que pone de manifiesto la relacin Rousseau-Hegel y que diferencia a Locke de Hobbes; se trata de D'ENTREVES, op. cit. pp. 72, 202, etc. Por otra parte, D'Entreves se basa en las conferencias radiofnicas de BERLIN I de 1952 en la BBC. El pensamiento jurdico sovitico, Edicusa, Madrid, 1977, (pp. 88 y ss, 125 y ss, 190-191, 208-211, 255 y ss); las consecuencias especficas se ven en los procesos de Mosc, por ejemplo, en el papel de la teora del concurso propuesta y ejercitada por Vyshinsky (id, p. 222 y ss). Ver cap. VI.
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Aquellas condiciones sociales polticas y morales (estatales) que no permiten realizarse al individuo como un ser particular, egoista, privado, y propietario pues ya la propiedad de la eticidad realiza lo general y no lo particular. Por el contrario, para entender el enigma de la voluntad general de Rousseau, podemos axiomatizar que: donde hay propiedad no puede haber voluntad general. Se comprende que Harold Laski se burlase de Rousseau cuando deca: "el problema es cmo reconocer la Voluntad General si te la encuentras paseando por la calle". (Si la calle desembocase en la plaza Lubianka de Mosc y se encontrase a Kaganovitch en los aos 30, seguro que Laski la reconocera)400. No se trata tanto de averiguar si Rousseau haba roto con la tradicin iusnaturalista (polmica que arranca a principios de siglo con Vaugham y que prolongan Leo Strauss y Passerin d'Entrves) o si, por el contrario, perteneca a la misma (de Haymann a Derath) entreverada sobre la novedad del constructivismo normativo, es decir, la fuerza legitimante de las condiciones formales de la justificacin (de Riedel a Habermas), sino del pase de la propiedad como elemento del contrato. En efecto, es de sobra sabido que el Contrato Social rusoniano no es un contrato en sentido jurdico. Como dice Redpath (parafraseando al ginebrino): "probablemente se podra decir que el verdadero contrato social, segn Rousseau, es un contrato ideal que la humanidad no ha concluido nunca y quizs no celebre jams pero que habra debido concluirse porque es la nica base posible para la mejor conservacin de las vidas, de la propiedad y de la libertad de los individuos"401. La propiedad? El obstculo es la propiedad. Nuevamente, si la dejamos pasar en la caravana junto a la vida o la libertad no apreciaremos el decalage que introduce. La propiedad nunca puede ser incluida en el Contrato Social! La propiedad une dividiendo o solamente dividiendo puede unir. Por eso, a la voluntad general no hay manera de reconocerla; por eso, la democracia directa es un callejn sin salida para la burguesa ascendente; por eso, Kant tuvo que transformar mediante una trasposicin trascendental la voluntad general en imperativo categrico, esto es, tuvo que abandonar el enfoque pblico de la libertad, en cuanto vinculada a la voluntad general, por el enfoque privado: la razn prctica402. Ahora bien, esto estaba ya en Rousseau, pero no en Del Contrato Social sino en el hombre privado y felizmente realizado: La Nouvelle Hlose y el Emile. Aunque el Emilio sea una educacin previa al advenimiento del Contrato.
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El propio Rousseau reconoca la dificultad de distinguirla. Cfr. su Discurso sobre la Economa Poltica, Ed. Tecnos, Madrid, 1985, p. 13: "La primera y ms importante mxima del gobierno legtimo y popular, es decir, del que tiene por objeto el bien del pueblo, es por tanto, como ya he dicho, la de guiarse en todo por la voluntad general. Pero para seguirla es necesario conocerla y sobre todo distinguirla de la voluntad particular, comenzando por uno mismo; distincin siempre difcil de hacer y para la cual slo la ms sublime virtud puede proporcionar luces suficientes". Cit. en RUBIO CARRACEDO, J. op. cit. nota 24, p. 62. De paso dejar anotada la importancia de una secuencia discursiva que ira de Starobinski a de Man pasando por Derrida. Tomemos el final del cabo: de Man. Para subrayar la "politicidad" del lenguje humano de Man denuncia que "lo que nos dice el Discurso sobre la desigualdad y lo que la interpretacin clsica de Rousseau se ha negado obstinadamente a escuchar es que el destino poltico del hombre est estructurado a semejanza y como derivacin de un modelo lingstico que existe independientemente de la naturaleza y el sujeto: coincide con la metaforizacin ciega llamada <<pasin>>, y esta metaforizacin no es un acto intencional". de MAN, Paul. Alegoras de la lectura, Ed. Lumen, Barcelona, 1 edicin 1990, p. 181. Asimismo la interpretacin de un pasaje clave (con el which y that), etc. No considerar esto problemas epistemolgicos es lo que arrastra a limitaciones y barullos un tipo de obras sobre la propiedad cuyo mejor ejemplo puede ser la Historia de la propiedad de Jacques ATTALI (Planeta, Barcelona, 1989), que es a lo sumo una entretenida miscelnea histrica. Frente a esto hay que optar por una rigurosa conceptualizacin, de la que ponemos como ejemplo a GROSSI, Paolo. La propiedad y las propiedades, Ed. Civitas, Madrid, 1992.
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Que Kant sigue a Adam Smith y no a Rousseau en su concepcin de la "insociable sociabilidad" (esto es, en que son la competencia y el antagonismo de la sociedad civil los que producen los mejores efectos), ya lo constat Colletti en su momento403. Podemos exhibir una prueba inmediata, visible? S. Si esto tiene que ser as, una prueba nos la va a ofrecer la resurreccin del contractualismo en la construccin rawlsiana que descansa sobre sus dos famosos principios404. Obsrvese bien: el I405 tiene como objeto las libertades, y el II406 (que contiene IIa o "principio de diferencia" al ser reelaborado y IIb) concierne a la cuestin de la igualdad. No hay ningn principio que ataa directamente a la propiedad. Luego ni Redpath ni ningn otro puede incluirla bucaneramente en el Contrato. Sin embargo, en la teora de Rawls hay un territorio mplicito donde se mueven sus principios que se pierde de vista siendo esencial. Rawls presupone que su teora tiene que aplicarse a "sociedades bien ordenadas". No es muy dficil colegir cmo Nozick o de Jasay erizaran el lomo ante tan sospechosa e inquietante sociedad que no puede dejar de atufarles a "sociedades cerradas". Tanto el inventor del "estado minimal" (nueva envoltura del decimonnico Estado guardian-nocturno, bautizado por Lassalle pero que sin demasiado esfuerzo podemos rebobinar hacia atrs con Carlyle para llegar a Adam Smith) como de Jasay dedican un considerable esfuerzo a derruir los planteamientos rawlsianos. Incluso el Estado que intenta promover "el bien" o "la justicia" de sus ciudadanos siempre produce perversos efectos no deseados407. La derivacin de la teora de Rawls que a nosotros nos ha interesado tiene un perfil bien definido que no puede sino estar conectado con la relacin produccin-distribucin. Se trata del "velo
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COLLETTI, Lucio. Ideologia e Societ, Ed. Laterza, Bari, 2 ed., 1972, pp. 217. La referencia de KANT es el cuarto principio de "Idea de una historia universal desde el punto de vista cosmopolita", contenido en Filosofa de la historia, Ed. FCE, Madrid, 1981 (2 reimpresin), pp. 46-48. Id. Crtica del juicio, Ed. Losada, Buenos Aires, 1968, (2 ed), pp. 277-279. Tanto la teora de Rawls como Salvatore Veca remozan un mito: el contrato original. Para nosotros, la base objetiva de sus planteamientos es que las relaciones sociales existentes (capitalistas) constituiran el estado de naturaleza y el nuevo contrato sera el intento de una regulacin de la sociedad. "Toda persona que participe en una prctica, o sea afectada por ella, tiene un derecho igual a la ms amplia libertad compatible con una libertad igual para todos". Precisemos: esta enunciacin procede de la primera formulacin de Rawls o, como lo designa Wolff, de su primer modelo de Teora de la Justicia. El estudio de Wolff sobre la teora rawlsiana seala tres etapas o modelos: 1958, 1967 y 1971. En WOLFF, R. P. Para comprender a Rawls, Ed. FCE, Mxico, 1981. (Ahora bien, ntese que la edicin original es de 1977). La definicin citada del primer principio de justicia est en la p. 38. "Las desigualdades sociales y econmicas deben satisfacer dos condiciones. En primer lugar, deben estar asociadas a cargos y posiciones abiertos a todos en igualdad de oportunidades; en segundo lugar, deben suponer el mayor beneficio para los miembros menos aventajados de la sociedad". Esta enunciacin la hemos tomado de una versin del propio Rawls posterior a la del libro de Wolff. Se encuentra en su ensayo Las libertades fundamentales y su prioridad que es una revisin de la conferencia Tanner en la Universidad de Michigan de abril de 1981. La enunciacin del segundo principio de justicia en la p. 13. Debe tenerse en cuenta que en esta enunciacin tarda Rawls ha cambiado el orden IIa y IIb. (Cfr. con WOLFF, R.O. op. cit. p. 38). En McMURRIN, S. M. (Ed.) Libertad, Igualdad y Derecho, Ed. Ariel, Barcelona, 1988 Cfr. NOZICK, Robert. Estado, Anarqua y Utopa, Ed. FCE, 1988. De JASAY, Anthony. El Estado. La Lgica del Poder Poltico, Ed. Alianza, Madrid, 1993, pp. 175 y ss. Es posible hablar a partir de aqu de la disciplina al control? Foucault habl de las sociedades disciplinarias mientras que Deleuze habla de las sociedades controladas. La disciplina se remite al entierro y el control a la modulacin de la empresa visa oro. Si antes el trabajador estaba arruinado ahora est absolutamente endeudado.
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de la ignorancia". Lo mismo que Rawls se coloca unilateralmente sobre la distribucin, la tradicin marxista en el capitalismo de estado obliterar sta para situarse sobre el terreno de la produccin408. El velo de la ignorancia tapa precisamente el lado de la produccin! Lo curioso es el procedimiento rawlsiano para superar las crticas a su primera formulacin del modelo de justicia distributiva. Si la originalidad del planteamiento es unir la teora de juegos con Kant, Rawls se da cuenta tras las crticas (la incapacidad de la relacin de preferibilidad de Pareto para proporcionar un orden adecuado de prcticas alternativas y la imposibilidad de alcanzar la unanimidad entre un grupo de jugadores que saben demasiado) que debe pasar por Husserl. El velo de la ignorancia es el resultado de una verdadera epoj purificadora. La abstraccin de las particularidades de los participantes representativos, resultante de la epoj, desemboca en una situacin del mismo tipo que la impuesta por la forma de intuicin pura en el razonamiento matemtico descrita por el kantismo: la posicin inicial rawlsiana409. Sea como sea, al fondo est la sombra de Rousseau. Y no olvidemos que en el Libro III, captulo XV Del Contrato Social est este prrafo demasiado olvidado: "Cuanto mejor constituido se halla el Estado, ms prevalecen los asuntos pblicos sobre los privados en el espritu de los ciudadanos. Hasta hay muchos menos asuntos privados, porque proporcionando la felicidad comn una suma ms considerable a la de cada individuo, qudale a cada cual menos que buscar en los asuntos particulares"410.
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Ah coincidimos plenamente con Nove, es decir, en el problema del valor, los precios y el mercado en el socialismo. Se trata de que los jugadores ignoren su posicin en la sociedad, incluidos sus lugares en la distribucin de talentos y facultades naturales, para que los problemas que provienen de este conocimiento no influyan en la determinacin de los principios. Dejamos deliberadamente a un lado las "condiciones de la justicia" que son las que eliminan cualquier situacin arqueolgica de estado de naturaleza para definir un punto de partida de sociedad civil organizada que podra actuar como meta-estado de naturaleza, es decir, aceptando alguna regla o reglas frente a ninguna. (Cfr. WOLFF, R.P. op. cit. pp. 39-41 estrechamente). Y dejamos de lado la curiosa condicin especfica de la "no-envidia". De cualquier forma, fijmonos en lo que se puede sealar respecto a la pureza y lo trascendental en Kant, como ha demostrado Juan Carlos Rodrguez; en apariencia son la misma cosa a nivel horizontal puesto que lo trascendental es siempre el deber ser, pero concretamente lo puro es un nivel vertical puesto que obliga a lo trascendental a actuar en la voluntad. Es decir, que es absurdo identificar pureza y trascendentalidad. Se trata de la diferencia entre potencialidad y acto en el hecho bsico de la voluntad moral. Citamos ahora en la traduccin de don Fernando DE LOS ROS en Ed. Espasa-Calpe coleccin Austral, Madrid, 1972 (2 edicin), p. 111. Hay muchas ediciones, por ejemplo, ROUSSEAU, J.J. Escritos de Combate, Ed. Alfaguara, Madrid, 1979, p. 484.
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La esfera de la circulacin o del intercambio de mercancas, dentro de cuyos lmites se efecta la compra y la venta de la fuerza de trabajo, era, en realidad, un verdadero Edn de los derechos humanos innatos. Marx (El Capital, Libro I)
El materialismo histrico surgir en el perodo en que el fundamento "en el principio fue la accin" (de Goethe o Fichte a Moses Hess) coloque ante el abismo a la filosofa de los jvenes hegelianos. Para estos el resultado positivo de la filosofa clsica alemana haba sido el descubrimiento de la naturaleza social de la conciencia. Lo que la filosofa idealista alemana haba expuesto en trminos trascendentales, los jvenes hegelianos (de Stirner a Feuerbach) intentaron expresarlo empricamente en contenidos histricos y psicolgicos411. No tendr nada de extrao, pues, que cuando Marx se las vea con la herencia hegeliana la agarre por el cuello, lo que significaba tomar como objeto principal la
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HABERMAS precisa el tema del cercioramiento autocrtico de la modernidad, en estos trminos: "Hegel abri el discurso de la modernidad; pero fueron los jvenes hegelianos los que lo asentaron de forma duradera". Cfr. El discurso... op. cit.
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dicotoma sociedad civil/Estado, que resuma todas las otras anttesis que ponan de cabeza la realidad412. Sin embargo, por diversas razones (fundamentalmente por el predominio de la interpretacin economicista-estatalista de la obra de Marx), la categora sociedad civil ha tenido una historia desgraciada en la tradicin del pensamiento marxista. Y, como sabemos, ser Gramsci, por motivos complejos, quien rescatar toda una serie de temticas relegadas por la teora y la actividad poltica de las organizaciones revolucionarias413. Problema aparte es explicitar los lmites en los que el planteamiento del joven Marx quedaba atrapado414. Que en la "prehistoria" del materialismo histrico la categora sociedad civil ha jugado un papel importante, es innegable, como ocurri con otras categoras como la de
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Si uno no quiere sumergirse en el extraordinario texto Crtica de la filosofa del Estado de Hegel (manuscrito filosfico de un doctor recin casado), o en La cuestin juda, basta con leer las pocas pginas que aparecieron en Los Anales Franco-alemanes bajo el ttulo Contribucin a la crtica de la filosofa del derecho de Hegel (deslumbrante trabajo de un filsofo seriamente enfermo... de comunismo), para comprobar la "inversin" sistemtica operada por Marx. As, "el hombre hace la religin, la religin no hace al hombre; el sufrimiento religioso es expresin del sufrimiento real y protesta contra este; la abolicin de la religin como felicidad ilusoria de los hombres es la exigencia de una felicidad real; el arma de la crtica no puede sustituir a la crtica de las armas; la crtica del cielo se transforma en crtica de la tierra" etc. etc. Invertir todas las relaciones se convierte en un imperativo categrico. Cfr. MARX, Karl. RUGE, Arnold. Los Anales FrancoAlemanes, Ed. Martnez Roca, Barcelona, 2 edicin 1973, pp. 101-116. En el mismo sentido tenemos la rplica a los dos ensayos que Bruno Bauer haba escrito sobre la "cuestin juda". Para ste, el requisito de su emancipacin poltica y social resida en el abandono de su parroquialismo religioso, en el abandono del judasmo. Marx da un vuelco al planteamiento teolgico de Bauer convirtindolo en un problema secular, sosteniendo la condicin social subyacente al fenmeno del judasmo. Para comprender la configuracin del discurso crtico (que empieza por ser crtica de la sacralizacin feudal) es imprescindible consultar el ensayo de Juan Carlos RODRIGUEZ La crtica en el Boudoir (en La Norma Literaria, op. cit, pp. 8-28). Con otros presupuestos, vid. HABERMAS, J. El discurso..., op. cit. pp. 81 y ss. Consultar asimismo RANCIERE, Jacques. El concepto de crtica y la crtica de la economa poltica. De los Manuscritos del 44 a El Capital, Ed. Noe, B. Aires, 1974. Las "cadenas mentales" de esta tradicin llegarn hasta el propio Althusser quien, recuperando en realidad todo el entramado gramsciano, lo tendr que hacer bajo la famosa terminologa de AIE. Pensemos en la concepcin de las clases y su actividad tal como son resueltas en este momento. Ver MARX, Carlos. Critica de la filosofa del Estado de Hegel, Ed. Grijalbo, Mxico, 1968, op. cit. pp. 83 y ss. Por ejemplo: "As como los burcratas son los delegados de la sociedad civil ante el Estado. Son siempre compromisos entre dos voluntades opuestas". No hay que dejarse impresionar por las contraposiciones de las clases. Marx, como se sabe por una carta famosa, reconoci que no era eso lo que l haba descubierto. (Cfr. KGI, P. op. cit. pp. 124 y ss, 297-299). Por ejemplo, el precedente de Bazard. Pero tambien el del hegeliano Gans (cfr. BLUMENBERG, W. Marx, Ed. Salvat, Barcelona, 1987, p. 62). Hay que tener en cuenta que en Prusia existan todava los stnde, los rdenes, que todava la constitucin liberal no haba abolido. Cuando Marx siguiendo a Hegel- utiliza stand significa "estado" (como tercer estado o estados generales) o "clase" en el sentido poltico y no social.
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alienacin. Pero anclarse en la Crtica de la Filosofa del Derecho de Hegel o La Cuestin Judia, ambos de 1843, como ocurre con Della Volpe o Cerroni, es cegador. Se olvida que la ruptura epistemolgica415 afecta tambin a la categora de sociedad civil, y de ah su inestabilidad en obras posteriores de Marx (La Ideologa Alemana o 18 Brumario) y su balanceo terminolgico y semntico. El mismo Poulantzas, que en un principio defendi su uso, abandon en breve tiempo esa categora, lapso que va desde su ensayo Introduccin al Estudio de la Hegemona en el Estado416 a la publicacin de Poder poltico y clases sociales en el estado capitalista417, para finalmente moderar su sentencia. Cuando Marx en sus escritos juveniles realiza la contraposicin entre sociedad civil y Estado en los trminos de economa (sociedad civil) frente a poltica (Estado)418, producto de sus primeros estudios de economa poltica, muestra el error de Hegel y se aproxima a la ruptura con el horizonte de pensamiento burgus que haba fundado esta distincin. No hay que darle ms vueltas; si partimos de la(s) lucha(s)419 de clases, la categora de sociedad civil heredada de la tradicin iusnaturalista (que se basa en el
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Sin ms parches, hay que decir: en primer lugar, que existe coupure; tanto que GODELIER (en Teora marxista de las sociedades precapitalistas, op. cit. pp. 23-24) habla de dos rupturas; sin olvidar una redundancia del problema en el magnfico ensayo de Nicolaus, Martn, sobre el sentido de la coreografa hegeliana; en segundo lugar, que el reconocimiento de la ruptura epistemolgica (entendiendo que Althusser, como filsofo, se tuvo que enfrentar a la tradicin terica estalinista que haba hecho del materialismo dialctico una aberrante metodologa general de las ciencias, para buscar una salida, y lo hizo trasladando aquel a la problemtica epistemolgica, [quien no vea esto, entender pocas cosas]) en absoluto tiene que suponer que todos los aspectos sealados por la crtica impresionante del joven Marx deban ser echados por la borda. Cmo es posible que se haya pensado as? Ver infra nota 128. Adems, LICHTEIM, George El Marxismo. Ed. Anagrama, Barcelona, 1971, p. 69 (nota 1) y p. 79. Sealemos adems, que alguien que est en contra de la discontinuidad en el pensamiento marxista como Kolakowski, hace eco de los que antes de Althusser ya haban sostenido que hubo una ruptura en el desarrollo de las ideas de Marx. Cfr. KOLAKOWSKI, L, op. cit. I. Los fundadores, p. 265. En Hegemona y dominacin en el Estado Moderno. Ed. Pasado y Presente, Buenos Aires, 1973. pp.57, 79-80, notas 6 y 10. Ed. Siglo XXI. Madrid, 1972. Aceptar la categora de sociedad civil y su separacin del Estado acarrea la imposibilidad de examinar el Estado capitalista ya que, como precisa el mismo Poulantzas: "a) Impide la comprensin de la relacin del estado y la lucha de clases. En efecto, por una parte, concebidos originariamente como individuos-sujetos y no como soportes de estructuras, es imposible constituir partiendo de ellos las clases sociales; por otra parte, puesto originariamente el Estado en relacin con esos individuos-agentes econmicos, es imposible ponerlo en relacin con las clases y la lucha de clases. b) Acaba por enmascarar toda una serie de problemas reales planteados por el Estado capitalista, ocultndolos bajo la problemtica ideolgica de la separacin de la sociedad civil y el Estado: se hace imposible, principalmente, pensar la autonoma especfica, en el M.P.C. de lo econmico y de lo poltico, los efectos de lo ideolgico sobre esas instancias, la incidencia de esa relacin entre estructuras sobre el campo de la lucha de clases, etc." (pp. 150-152). En relacin a la sociedad civil (y frente a Bobbio) hay dos perodos: esta perspectiva pertenece al segundo. Una consonante que decide toda la concepcin del MH. Es el lugar clsico del Manifiesto pero ya aparece en La Ideologa Alemana (op. cit. p. 35) y despus en Las luchas de clases en Francia, etc.
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"individuo" y su "enajenacin") salta hecha en pedazos. Para el materialismo histrico el Estado es una realidad objetiva, es un Estado de clase, no es, por tanto, un simple fenmeno de la sociedad civil. Para el Marx joven, el conjunto de la sociedad civil (conjunto de individuos-concretos, hombres genricos) habra producido el Estado como fenmeno de esta esencia, aunque sin contenerlo ya que se trata de una alienacin poltica, invirtiendo a Hegel para quien el Estado constituye el sujeto, la esencia de la sociedad civil (mundo de las necesidades y el entendimiento). Marx piensa el Estado en esos momentos como la "religin poltica" de la sociedad civil (o expresin alienada de su esencia). Si se observa con atencin, se ver que esta cuestin que estamos analizando es una prueba concluyente de que no basta con invertir a Hegel para obtener el materialismo histrico, la ciencia marxista. De ah que cuando Marx la utilice en las obras de "maduracin" (manteniendo la indicativa periodizacin de Althusser), o bien se convierte en expresin de la estructura econmica que no tiene nada que ver con la "esfera de las necesidades", o bien en el conjunto de las relaciones socio-econmicas, contra lo que afirma Anderson. Sin nimo de exhaustividad, intentaremos establecer una relacin de la aparicin de la categora de sociedad civil en la obra de Marx siguiendo un orden cronolgico y sin tener en cuenta si son publicadas/inditas420. En primer lugar la Crtica de la Filosofa del Estado de Hegel [CFEH](verano de Kreuznach de 1843); a continuacin y segn el orden de redaccin (no el de aparicin en Los Anales Franco-Alemanes) establecido por Riazanov, la Cuestin Juda [CJ] y la Contribucin a la crtica de la filosofa del derecho de Hegel [CCFDH] (finales de 1843); los Cuadernos de Pars [CP] y los Manuscritos econmico-filosficos [M44](marzo a septiembre de 1844); La Sagrada Familia [SF](septiembre-noviembre de 1844, aunque publicada en 1845); La ideologa alemana [IA](verano de 1845- otoo de 1846); La miseria de la filosofa (1847)[MF]; El Manifiesto Comunista [MC](1847-1848); El 18 Brumario de Luis Bonaparte [18B](diciembre-febrero 1852); Grundrisse [G](1857-1858); Contribucin a la crtica de la economa poltica [CCEP](1859); Conjunto de manuscritos preparatorios del Capital y Teoras de la Plusvala (1861-1865) [TP]; El Capital. Libro I [K]. (1867); Crtica al Programa de Gotha [CPG](1875); Anti-Dhring [AD](1877); L. Feuerbach y el fin de la filosofa clsica alemana de Engels [LFF]. La debilidad de la concepcin de la sociedad civil en el joven Marx se pone de manifiesto en muchos momentos de sus escritos, sobre todo cuando entra en relacin con las clases sociales421: incluso frases brillantes aisladas (pero a su vez introducidas en un contexto materialista ya constituido), como la de las armas de la crtica/crtica de las
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Entre corchetes daremos su abreviatura para usarla a lo largo del captulo. En Crtica a la filosofa del Estado de Hegel. Grijalbo, Mxico, 1968, p.84. Vid. antes nota 122.
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armas, hay que leerlas hasta el final de la argumentacin para percibir su alcance y lmites. Acortaremos la exposicin detallada de nuestro anlisis y las pesadas escaramuzas crticas422 para hacer comprensible la problemtica de la categora sociedad civil en Marx, ya que podemos reducirnos a los elementos del siguiente esquema que ofrece la mxima simplicidad para hacer visible un abigarrado y confuso panorama: 1) Bajo la "influencia" de Feuerbach, ms precisamente de su "mtodo" ("Debemos convertir el predicado en sujeto y tambin a este sujeto en objeto y principio; en consecuencia, con slo invertir la filosofa especulativa alcanzamos la verdad sin velos, la verdad pura y desnuda")423, el joven Marx desprende el velo de la
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Consideraremos referencias imprescindibles y al mismo tiempo ms accesibles las siguientes, siguiendo el orden de publicacin original que indicamos entre parntesis (no el de la versin espaola): HOOK, Sydney (1936) La gnesis del pensamiento filosfico de Marx, Ed. Barral, Barcelona, 1974. LWITH, Karl (1939), op. cit. CORNU Auguste (1954) Carlos Marx. Federico Engels. Del Idealismo al materialismo histrico, Ed. Platina, B.A., 1965 y tambin la edicin de Ed. Ciencias Sociales-Instituto cubano del libro, La Habana, 1973 (3 tomos). ROSSI, Mario (1963) La gnesis del materialismo histrico, Ed. Alberto Corazn, Madrid, (1971, 1 y 2 tomos, 1974, 3). KGI, Paul (1965), La gnesis del materialismo histrico, Ed. Pennsula, Barcelona, 1974. ALTHUSSER (1965) La revolucin terica de Marx, Ed. Siglo XXI, 1968. Como recopilacin, ver VV.AA. Marx, el Derecho y el Estado, Ed. Oikos-Tau, Barcelona, 1966. Si tomamos una "escaramuza", por ejemplo la polmica anti-althusseriana, y conocemos esta base historiogrfica, veremos que se ha hecho demasiado rudo para pocas nueces. As Hook ya sostena que Marx entre 1841-1844 era feuerbachiano (op. cit. p. 335). Cornu ya afirm la progresiva regresin de la alienacin en la obra de Marx (op. cit, p. 701), y no es ocioso repasar las referencias sobre la enajenacin en La Ideologa Alemana (p. 36 y p. 81). Y Rossi ni dud de que La Ideologa Alemana encerraba la primera exposicin rigurosa del materialismo histrico (op. cit, III, p. 25) y, por consiguiente, que la categora de enajenacin (igual que Cornu) se presenta en "un contexto muy diferente" y con una "forma distinta" (id. p. 20). Y repite una y otra vez el "todava no" de la plasmacin del materialismo histrico a todo lo largo del t.II (pp. 108, 201, 280, 286, 318, 341, 348, etc.). Rossi sigue el esquema de Della Volpe que se basa en el juego hipstasis/hiptesis. No es acaso redundante el acopio de decenas y decenas de pginas que Marx dedica a la refutacin de Stirner de la denuncia de los factores de la enajenacin del Yo y despus de su emancipacin?, etc. Finalmente: por supuesto que Marx sigue utilizando el trmino enajenacin sobre todo en el ocano atlntico de manuscritos que preceden a El Capital... pero dentro de otro marco terico (y por supuesto que tambin hoy nostros podemos seguir usandolo, es legtimo y es til para describir el mundo en que vivimos). Pero la cientificidad de un concepto depende del lugar terico en el que est situado al constituirse. Entre trabajo enajenado y trabajo abstracto, por ejemplo, hay una diferencia cualitativa. Para intercambiar sus productos, los hombres deben igualarlos, abstraer(los) del aspecto fsico-natural o utilidad por el que un producto difiere de otro. Este abstraerse del trabajo del sujeto trabajador concreto, este hacerse independiente del hombre, preside la figura del asalariado moderno. En su trabajo, el hombre no se pertenece a s mismo sino a quien compra la fuerza de trabajo. Se convierte en parte del capital, del capital variable. Pero esto ocurre en el sistema social que convierte todo en mercanca, no en una comunidad primitiva donde el trabajo social es el conjunto de los trabajos individuales y concretos y no existe separadamente de estas partes suyas. El trabajo abstracto, por el contrario, prescinde de los trabajos individuales y concretos y cobra una existencia distinta e independiente de ellos. Cfr. el ejemplo de Marx en El Capital, sobre el tejedor manual ingls. Y el texto de Teoras sobre la plusvala, Ed. Cartago, B.A., 1975, tomo 3, pp. 312-313. FEUERBACH, L. Tesis provisionales para la reforma de la filosofa, en Aportes para la crtica de Hegel, Ed. La Plyade, B.A., 1974, p. 66. Esto hace comprensible la nota 120 previa. Un retazo de
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mistificacin hegeliana al hacer de la sociedad civil atributo del Estado como encarnacin de la Idea, mientras que en realidad es el hombre "real" quien produce el Estado y la sociedad civil como objetivaciones suyas. Tanto el manuscrito de la CFEH como sus dos aportaciones a los Anales Franco-alemanes, la CJ y la CCFDH, estn determinados por el primer gran despliegue del pensamiento del joven Marx. Y podemos concretar ms an su rea de influencia: hasta la carta a Feuerbach, precisamente a Feuerbach, del 11 de agosto de 1844. Carta de lectura imprescindible para el que solo haya hojeado los tres textos reseados, porque es un estadillo intelectual de Marx424. 2-I) El impacto del Esbozo de crtica de la economa poltica de Engels425 le "fuerza" a bucear por vez primera en la economa poltica. Por un lado, Marx adopta el punto de vista de la supresin de la propiedad privada; por otro, adopta el rechazo de la teora del valor de Ricardo. Todava puede oponer un residuo feuerbachiano: el trabajo enajenado. La "economa" que no acepta la sustituye con lo que tiene: con "filosofa". En la Contribucin del 59 [CCEP], en su archifamoso (y "peliagudo") Prlogo, Marx no olvidar la importancia del "bosquejo genial" de Engels. Tanto los CP como los M44 se mueven en la rbita del nuevo objeto descubierto. Una observacin: 1 y 2-I, se pueden delimitar tericamente, pero si pretendemos arrancarlas la una de la otra ocurre como a la ua y la carne: duele. Prueba: Cuaderno IV, el dinero y Cristo. "Cristo representa originalmente: 1] a los hombres frente a Dios; 2] a Dios para los hombres; 3] a los hombres ante el hombre. De igual manera, el dinero representa originalmente, segn su concepto: 1] a la propiedad privada para la propiedad privada; 2] a la sociedad para la propiedad privada; 3] a la propiedad privada para la sociedad. Y Cristo es tanto el Dios enajenado como el hombre enajenado. Dios ya slo
"escaramuza" crtica: Kgi no retiene en su recuento de Feuerbach este principio fundamental mientras que por ejemplo ROSSI s que lo seala. (Op. cit. pp. 156-157). Desdoblamientos: a) "el momento filosfico no es la lgica del objeto, es el objeto de la lgica" (CFEH, p.26); b) lo exotrico (o realidad exterior) queda subordinado a lo esotrico (o lgica); c) Hegel da un cuerpo poltico a su Lgica, no da la lgica del cuerpo poltico. (Ver CORNU, op. cit.)
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A partir de aqu es tolerable la posibilidad de emitir algn juicio sobre el "humanismo marxista", la "ruptura epistemolgica", etc. Adems aclara por si fuese necesario por qu "la crtica de la religin es la condicin primera de cualquier crtica". Si se nos pidiera acotar un perodo, lo comenzaramos por la carta a Ruge de mayo de 1843. Y un ingrediente, no por sabido relegado al olvido: Marx se adhiere a la causa del proletariado. Se dice. Pero lo que se dice no es qu proletariado tena en la mente en esos momentos sino qu causa. Tambin aparecido en ese nmero nico y mtico de los Anales. Es aqu donde Engels llama a Adam Smith Lutero econmico. Recordemos que es ahora cuando nace la amistad con Engels. Ese mismo agosto de 1844 de la carta a Feuerbach. El momento en que trabaron conocimiento en noviembre de 1842 es descrito como "un encuentro muy frio" (en NICOLAIEVSKY, B. MAENCHENHELFEN, O. La vida de Carlos Marx, Ed. Ayuso, Madrid, 1973, p. 120), o "atmsfera glacial" (CORNU, op. cit. II, p. 294 y III, p. 649). Sin embargo, ver la curiossima descripcin de Engels cuando an conoca a Marx slo de odas (en CORNU, A. op. cit. T. II, pp. 198-199).
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tiene valor en la medida en que representa a Cristo; igualmente el hombre. Lo mismo sucede con el dinero"426. 3) Pero ese desencuentro primero con la economa trae un nuevo elemento al primer plano: la historia. El proceso como historia o la historia como proceso, a travs de ese concepto imposible: el trabajo alienado. El comunismo como expresin positiva de la propiedad privada "superada"427 aparece en tres formas: grosera, poltica, y como apropiacin real de la esencia humana por y para el hombre, su generacin real es el movimiento entero de la historia. Y, "como para el hombre socialista toda la llamada historia universal no es otra cosa que la produccin del hombre por el trabajo humano, el devenir de la naturaleza para el hombre tiene as la prueba evidente, irrefutable, de su nacimiento de s mismo, de su proceso de originacin"428. Entonces aparentemente como una sorpresa otra vez Hegel! Pero sorpresa solo en apariencia porque lo que Marx va a examinar y exhumar ahora del filsofo idealista, no es como un ao antes la Filosofa del Derecho (con el ataque al pargrafo 262 clave), es algo escondido en la gran obra de Jena. Escribe Marx: "Lo grandioso de la Fenomenologa hegeliana y de su resultado final (la dialctica de la negatividad como principio motor y generador), es, pues, en primer lugar, que Hegel concibe la autogeneracin del hombre como un proceso, la objetivacin como desobjetivacin, como enajenacin y como supresin de esta enajenacin; que capta la esencia del trabajo y concibe el hombre objetivo, verdadero porque real, como resultado de su propio trabajo"429.
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MARX, C. Cuadernos de Pars, Ed. Era, Mexico, 1974, p. 128. Por tanto, primer "encuentro" con la economa poltica desde abril de 1844 en Pars. Segundo, continuacin de los estudios en Bruselas de febrero de 1845 a marzo de 1848. Tercero: estudio sistemtico de historia econmica desde julio de 1850 a 1852, ahora en Londres. Finalmente, reanudacin profunda desde marzojulio de 1857 con los grandes descubrimientos y resultados tericos. MARX, K. Manuscritos: Economa y Filosofa, Ed. Alianza, Madrid, 1970 (3 edicin), pp. 140 y ss. Duda: es superacin o abolicin? O supresin. En el Esbozo de Engels (Ed. Martnez Roca, cit.) se traduce como supresin. Estos manuscritos contienen ya muchos materiales y notas que aparecern ms tarde en los G por ejemplo. Cfr. sobre el oro, los csicos griegos, Shakespeare, etc. M44, op. cit. pp. 176 y ss. y G, op. cit. t.III, pp. 149 y ss. Manuscritos, op. cit. p. 155. A ROSSI (el alumno aventajado de Della Volpe) no se le escapa esta cuestin relevante: "Aqu, en los Manuscritos, no se formula todava la concepcin materialista de la historia; pero dado que la revelacin de la enajenacin humana se realiza conscientemente dentro de las condiciones del trabajo industrial, es decir, dentro de una estructura histrica determinada de relaciones humanas y sociales..." etc. etc. (Op. cit. p. 341, tomo II). Ms an, los avances desde el radicalismo democrtico hacia el socialismo se producen mucho ms sobre el terreno del anlisis histrico que en el medio especulativo, como reconoce Rossi (op. cit. II, pp. 268-269). Manuscritos op. cit. p. 189-190. Ms todava: "De momento anticiparemos slo esto: Hegel se coloca en el punto de vista de la Economa Poltica moderna. Concibe el trabajo como la esencia del hombre, que se prueba a s misma", etc. (loc. cit).
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Y hay que aadir que en esos fragmentos tachados por Marx de los M44430 est ese algo (acabamos de verlo) que resiste en Hegel, y una primera duda sobre Feuerbach. Podemos suponer que Marx ignoraba en ese punto lo cerca que estaban las 11 Tesis431. 4) Cambio de piel. La colaboracin entre Marx y Engels da un primer fruto polmico donde podemos seguir la metamorfosis: La SF432. En nuestra perspectiva, dos cuestiones a resaltar: encontramos una formulacin ya muy cercana a la del MC433, y una asimilacin asombrosa de la diferencia entre la libertad de los modernos y los antiguos434, lo que es vital para situar sobre otras bases el concepto de sociedad civil. 5-II) Reanudacin de los estudios de economa poltica. Es el momento de "arreglar cuentas con nuestra conciencia filosfica anterior". La tachadura de los M44 se convierte en las 11 Tesis. Por primera vez aparece la concepcin materialista de la historia en La IA. Su enunciacin prolija, como corresponde a los dolores de parto, tendr eco en el MC o en Prlogo del 59, cada vez ms abreviada. Y hay que detallar los matices435. Es curioso cmo esa crisis general (4 y 5) de la que emerge el materialismo histrico se da bajo una forma burlesca en la que el humor es el ambiente de la quiebra: la SF, la IA, incluso el "anti-Proudhon". Tomemos nota: cuando Marx emprende los borradores, los Grundrisse que le llevarn a los conceptos bsicos de su anlisis econmico, lo que volver a leer es la Lgica. (Pero atencin a un hecho que suele escaparse a los que van demasiado deprisa: la Introduccin metodolgica del 57 es anterior a la relectura de Hegel). Marx, que era un demcrata radical (con ms de una gota de sangre jacobina) y lo ser hasta casi la SF, lo que pretenda en sus obras de juventud ( y en especial en las que estamos analizando CFEH, CJ, CFDH) era la eliminacin de la separacin entre Estado
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Ed. cit. pp. 49-50. Anotadas entre marzo y junio de 1845. No s si alguien lo ha sealado, pero en el texto de La IA hay un prrafo donde est la Tesis 11. (Cfr. op. cit. p. 46). Ed. Akal, Madrid, 1977. Como se sabe, Marx cambi a ltima hora el ttulo previsto de Critica de la crtica crtica, contra Bruno Bauer y consortes para sorpresa de Engels, porque "el ttulo me valdr probablemente algunos disgustos con mi piadoso padre". Hay que leer detenidamente las pginas 49-51 para comprobarlo, as como para observar el desplazamiento desde la CJ o los M44. Id. pp. 137 y ss. La primera vez que Marx y Engels desarrollan las lneas generales del materialismo histrico, todava con muchas concepciones inestables (por ejemplo, propiedad privada oficiando de eje argumental [pp. 20 y ss], slo intuicin de lo que ser la acumulacin originaria y sus mecanismos, contradiccin fuerzas productivas-formas de intercambio [p. 86]) pero tambin contradiccin relaciones sociales-fuerzas productivas [p. 33], estamento-clase [p. 71, p. 89], etc.), lo hacen con una gran demostracin: son casi 100 pginas las que dedican a ello. Comprese con la brevedad de los prrafos archicitados del prlogo de la Contribucin del 59. Ahora bien, en ese momento Marx ya haba dado con algo tan decisivo como la plusvala, lo que le iba a lanzar hacia otros descubrimientos. Y cmo no? La ideologa alemana, esa mina para el anlisis derridiano, cfr. Espectros de Marx, op. cit., por ejemplo p.150: "Hoy en da se sabe mejor...".
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poltico y sociedad civil, en una comunidad orgnica en la que la determinacin poltica y la determinacin social coincidan, una socializacin real de los intereses436. De todo este apretado laboratorio terico (dos aos) podemos sacar como conclusin una oposicin entre la concepcin de la sociedad civil en La IA y todas las dems referencias anteriores. La esencia del problema est en ver el rasgo que las ilumina. Veamos este esquema en el que incluimos tambin textos posteriores a la IA:
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Por cierto, convertirse en comunista tena que implicar dejar de ser demcrata?
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Op. cit. p. 101. Op. cit. pp. 232-233. Las llaves sealan la cita que reproduce Colleti en una argumentacin que es obligatorio comentar y en la que observamos diferencias de traduccin en el texto de Marx: donde Colletti cita "nella quale si trova il membro della societ civile con il suo travestimento poltico" (ed. cit. p. 243), la ed. espaola que utilizamos dice "entre la piel de len poltica del miembro de la sociedad burguesa y ese mismo miembro" (ed. Martnez Roca, p. 233). Op. cit. p. 115. Op. cit. p. 38. Es cierto que en el salto que damos desde La Ideologa Alemana a los Grundrisse quedan en medio referencias importantes sobre la sociedad civil tanto en textos tericos o ms directamente polticos. As: "En el curso de su desarrollo la clase trabajadora sustituir la antigua sociedad civil por una asociacin que excluir las clases y su antagonismo y no existir ms poder poltico en sentido propio, puesto que el poder poltico constituye, precisamente, el resumen oficial del antagonismo en la sociedad civil. MARX, K. "Miseria de la filosofa". Madrid. Aguilar. 1971, p. 245. Y:"El gobierno Barrot-Falloux fue el primer y el ltimo gobierno parlamentario nombrado por Bonaparte. Por eso su destitucin seala un viraje decisivo. Con l, el partido del orden perdi, para no recuperarlo jams, un puesto indispensable para la defensa del rgimen parlamentario, y la posesin del poder ejecutivo. Se comprende inmediatamente que en un pas como Francia, donde el poder ejecutivo dispone de un ejrcito de funcionarios de ms de medio milln de individuos y tiene por tanto constantemente bajo su dependencia ms incondicional a una masa inmensa de intereses y existencias, donde el Estado tiene atada, fiscalizada, regulada, vigilada y tutelada a la sociedad civil, desde sus manifestaciones ms amplias de vida hasta sus vibraciones ms insignificantes, desde sus modalidades ms generales de existencia hasta la existencia privada de los individuos, donde este cuerpo parasitario adquiere, por medio de una centralizacin extraordinaria, una ubicuidad, una omnisciencia, una capacidad acelerada de movimientos y una elasticidad, que slo encuentran correspondencia en la dependencia desamparada, en el carcter caticamente informe del autntico cuerpo social, se comprende que en un pas semejante, al perder la posibilidad de disponer de los puestos ministeriales, la Asamblea Nacional perda toda influencia efectiva, si al mismo tiempo no simplificaba la administracin del Estado, no reduca todo posible el ejrcito de funcionarios y finalmente no dejaba a la sociedad civil y a la opinin pblica crearse sus rganos propios, independientes del poder del gobierno".MARX, K. "El 18 Brumario de Luis Bonaparte". Barcelona. Ariel. 1968, pp. 68-69. MARX, Karl. Elementos fundamentales para la crtica de la economa poltica.(Borrador) 18571858, Ed. Siglo XXI, Madrid, 2 ed. enero 1972, vol. 1. p. 4. Pertenece a la muy comentada por su importancia "metodolgica" Introduccin de 1857, descubierta por Kautsky en 1902, y que es aludida en el Prlogo de 1859 a la Contribucin. Es muy instructivo comparar esta traduccin con la de Ed. Comunicacin (que figura en el Apndice a MARX, Carlos Contribucin a la crtica de la economa poltica, Alberto Corazn, Madrid, 1970, p. 248) por todos los malentendidos que puede ocasionar. El ejemplo fundamental: en Siglo XXI, como hemos visto, se traduce "sociedad civil"; en la versin de Comunicacin es, sin embargo, "sociedad burguesa". (Cfr. la especificacin
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6. LFF442. Y tendremos presente un texto que llamaremos "de control": "Lutero, quien vivi en el perodo de disolucin de la sociedad civil medieval en los elementos de la sociedad moderna443.
INTERMEDIO: ejercicio ecdtico. Los problemas para establecer el sentido de la categora sociedad civil dentro de un desarrollo coherente con las determinaciones que venimos realizando, comienzan con un atasque terminolgico que pasa casi desapercibido si no nos paramos en cada escaln. Las razones del "descuido" van desde una polisemia desconcertante hasta los problemas de traduccin. Esto requiere una parada ecdtica444. Para que no quepa duda de
de Siglo XXI en la nota 4, p. 481, es decir, se utiliza en la acepcin de Hegel a partir del pargrafo 182 de la Filosofa del Derecho). El prrafo precedente del texto citado de Marx es este: "Cuanto ms lejos nos remontamos en la historia, tanto ms aparece el individuo -y por consiguiente tambin el individuo productor- como dependiente y formando parte de un todo mayor: en primer lugar y de una manera todava enteramente natural, de la familia y de esa familia ampliada que es la tribu; ms tarde, de las comunidades en sus distintas formas, resultado del antagonismo y de la fusin de la tribus".
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ENGELS, Federico. Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofa clsica alemana, Ed. Ricardo Aguilera, Madrid, 1969, pp. 68-69. (Id. en OME, Akal, Madrid, 1975, tomo II, p. 417). El texto contina as: "Del mismo modo que todos los impulsos que rigen la conducta del hombre individual tienen que pasar por su cabeza, convertirse en mviles de su voluntad, para hacerle obrar, todas las necesidades de la sociedad civil -cualquiera que sea la clase que la gobierne en aquel momento- tiene que pasar por la voluntad del Estado, para cobrar vigencia general en forma de leyes. Pero ste es el aspecto formal del problema, que de suyo se comprende; lo que le interesa conocer es el contenido de esta voluntad puramente formal -sea la del individuo o la del Estado- y saber de dnde proviene este contenido y por qu es eso precisamente lo que se quiere y no otra cosa. Si nos detenemos a indagar esto veremos que en la historia moderna la voluntad del Estado obedece, en general, a las necesidades variables de la sociedad civil, a la supremaca de tal o cual clase, y, en ltima instancia, al desarrollo de las fuerzas productivas y de las condiciones de intercambio". Cfr. las apreciaciones de Marx en Crtica del Programa de Gotha: "Y adems, qu decir del burdo abuso que hace el programa de las palabras Estado actual, sociedad actual y de la incomprensin ms burda todava que manifiesta acerca del Estado, al que dirige sus reivindicaciones! La sociedad actual es la sociedad capitalista, que existe en todos los pases civilizados, ms o menos libre de aditamentos medievales, ms o menos modificada por las particularidades" ...etc, etc. Y unos prrafos antes: "La libertad consiste en convertir al Estado de rgano que est por encima de la sociedad, en un rgano completamente subordinado a ella"... etc. (En ed. Ricado Aguilera, Madrid, 1970 (3 edicin), pp. 36-37. Y OME, ed. cit. pp. 24-25). MARX, C. Teoras sobre la plusvala, Ed. Cartago, B.A. 1975, Tomo 3, p. 433. Podemos prescindir del resto de la frase por comodidad: ..." -proceso que fue acelerado por el intercambio mundial y el descubrimiento de nuevos depsitos de oro-, conoca, como es natural, el capital slo en sus dos formas antediluvianas de capital que rinde inters y capital comercial". Para una constatacin clara de la manera de referirse Marx a la sociedad feudal cfr. por ejemplo El Capital, I, Ed. Siglo XXI, cit, vol. 1, pp. 93 y ss. Cfr. BLECUA, Alberto. Manual de crtica textual, Ed. Castalia, Madrid, 1983. No es gratuita esta nota porque la edicin de Lachmann -padre de la crtica textual- del Nuevo Testamento forma
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la cuestin y para empezar a salir del agujero vamos a hacer la siguiente enumeracin slo referida a la relacin Hegel-Marx de la que hay que realizar una collatio codicum: 1) Sociedad civil (brguerliche Gesellschaft) en Hegel se hace equivalente a sociedad burguesa. Tres ejemplos: el ensayo de Iring Fetscher, el libro de Jean Pierre Lefebvre y Pierre Macherey, y el ensayo de Franois Rangeon. En el primer caso se intercambian en apariencia indiscriminadamente445. En el segundo se matiza la diferencia con Marx446. El tercero, de acuerdo con Lefebvre-Macherey, traduce como sociedad burguesa447. 2) Se utiliza indistintamente "sociedad" y "sociedad burguesa" para traducirla: es el caso de Cornu448. 3) Segn Chtelet el trmino alemn significa sociedad civil pero tambin "sociedad burguesa" o lo que nosotros denominaramos hoy dominio econmico449. 4) Bernard Bourgeois traduce "sociedad civil-burguesa" aunque luego utiliza sociedad civil450. Labica es muy cuidadoso con la concrecin del trmino, y se inclina por traducirlo por "sociedad civil-burguesa". Pero no se puede olvidar que se refiere a su estudio de las TF451. 5) Rossi utiliza siempre "sociedad civil" y observa la dificultad de traducir brger, que es un trmino ambivalente y significa tanto (atencin!) ciudadano del
parte de toda esa vorgine intelectual poshegeliana y aparece en 1842. Ese momento histrico que reconocemos como apuntbamos al principio por la crtica de la filosofa hegeliana (filosofa del pasado), por la dialctica prctica (la accin, la praxis), la crtica del presente (anacrnico) en su misma esencia, la inminencia del futuro en trance de llegar a ser, como algo necesario en s por las condiciones del presente.
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Sin embargo, cuando en su antologa documental del marxismo reproduce un fragmento de Hegel aparece sociedad civil. Hegel et la societ, PUF, Pars, 1987, (2 edicin). Estos autores sealan que: "En effet, l'expresssion societ bourgeoise a pris dans l'usage, aprs Marx, une signification essentiellement historique, et sert dsigner la forme de societ caractristique d'une poque dtermine, celle o la bourgeoisie est la classe dominante.." (p. 30). Pero un poco ms arriba, tras citar el precedente de Ferguson, leemos que: "[Hegel] suivant la traduction allemande de l'expression originale civil society, par la formula brgerliche Gesellschaft, c'est--dire littralement: societ bourgeoise" (id. p. 25). No conviene olvidar que los autores citados avisan que los pargrafos y pasajes de la FD hegeliana que reproducen constituyen una traduccin nueva (id. p. 89). Op cit. (en cap. III.4, nota 54). Pero recuerdan que "burgus" en Hegel es todo aquel que persigue sus intereses particulares. "Les bourgeois ne sont donc pas seulement les commerants et les industriels, mais plus gnralement tous les individus uniquement proccups par leur scurit et leur propiet prive" (id. p. 23). Op. cit. tomo II, pp. 379, nota 235 y pp. ss. Pero tambin aparece sociedad civil, por ejemplo, en cita CJ p. 430. CHATELET, F. (dir). Historia de las Ideologas, Ed. Zero-Zyx, Madrid, 1978, tomo II, p. 157. Op. cit. En las pp. 78 y 123 la identifica con la "esfera de la vida econmica". En el resto de ocasiones con "sociedad civil". LABICA, Georges. Karl Marx et les Thses sur Feuerbach, PUF, Pars, 1987, (1 edicin).
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Estado como miembro de la sociedad civil, pero aade en otra nota que cuando aparecen juntos brger y Staatsbrger hay que evitar traducir brger por "burgueses" y hay que entenderlos uno como ciudadanos o miembros de la sociedad civil y el otro como "ciudadanos del Estado"452. Carr, por su lado, seala que: burgerliche Gesellchaft debera traducirse por sociedad civil, no por sociedad burguesa; el trmino todava no haba adquirido su tono distintivo. Marx lo defina como la forma de intercambio determinada por las fuerzas productivas existentes... y y que asu vez determinaba a aqullas (LAIA)453. Elas Diaz, "sociedad civil"454. 6) Bobbio y Marini sealan una precisin importantsima: que la distincin sociedad civil/Estado como distincin entre sociedad econmica y sociedad poltica es obra de Marx y no de Hegel455. 7) La redefinicin de Gramsci precisando su distancia respecto de Hegel. Pero y de Marx? Lo veremos a continuacin. 8) Las precisiones de Riedel456 relacionando sociedad civil con la distincin entre "bourgeois"/"citoyen", y la evolucin del pensamiento hegeliano desde la epoca de Jena a la de Berln. Importante dato es recordar estas palabras de Hegel en las Lecciones de historia de la filosofa :"en los Estados modernos, el individuo slo es libre para s, como tal, y slo disfruta de la libertad burguesa, en el sentido de la libertad de un bourgeois, no de un citoyen, para decirlo en francs, ya que nuestra lengua no dispone de dos palabras distintas con qu expresarlo"457.
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Op. cit. p. 189, nota 119 y p. 243. CARR, E. H. 1917: Antes y despus, Ed. Anagrama, Barcelona, 1970, p. 24, nota 18. Y en la nota siguiente a propsito de otra cita de La Sagrada Familia insiste: "en este pasaje social y civil significan brgerlich". Ms adelante (pp. 77-78) aade otras precisiones sobre el desarrollo de la obra marxista. Fijmonos tan slo en que Carr hace referencia a obras de "ruptura". Estado de Derecho y sociedad democrtica, Ed. Taurus,Madrid, 1986 (5 reimpresin de 8 edicin). Pero la sensacin, pese a mantener el trmino de "sociedad civil", es que traduce realmente la sociedad burguesa. Daz sigue aqu bsicamente a HYPPOLITE y BLOCH (cfr. pp. 132 y ss). Ms interesante es el captulo dedicado a los tericos del fascismo italiano y su lectura de Hegel. Concretamente el caso de Sergio Panunzio (id p. 60-61). Advertido por la lectura de Gramsci, nos interesa el caso de Gentile, al que tanto Negri como Cerroni, entre otros, le dedicaron primerizos estudios. El tema gentiliano que nos ocupa es el del Estado tico. En VV. AA. (AMENGUAL COLL, Gabriel ed.). op. cit.; BOBBIO, N. Hegel y el iusnaturalismo, pp. 377-406; MARINI, Giuliano Estructura y significado de la sociedad civil hegeliana (pp. 223-248). En VV. AA. op. cit. RIEDEL, Manfred. El concepto de "sociedad civil" en Hegel y el problema de su origen histrico (pp. 195-222). Su mayor acierto entre muchos: rescatar del olvido la estigmatizacin de la sociedad civil por parte del fantico terico de la Restauracin von Haller, que ilumina su sentido exactamente el mismo ao que Hegel terminaba de componer la FD. Para von Haller, la madre de todos los errores de la epoca revolucionaria es el invento de una societas civilis romana que se ha transferido a todas las dems relaciones sociales. Al convertir a los hombres en miembros libres e iguales de una sociedad civil se habra disuelto el vnculo social. (Cfr. op. cit. pp. 198-199). FCE, Mxico, 1981, (3 reimpresin), tomo II, p. 317. La cita es utilsima para desentraar el sentido del trmino en el primer tercio del siglo XIX.
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9) La precisin de Marx que sorprendentemente no se ha tenido en cuenta! Se encuentra en su comentario al pargrafo 289 de la FD de Hegel en la CFEH que veremos inmediatamente. A estos elementos se aaden los usos en las traducciones. Retendremos en este caso slo las obras de Marx458. Proponemos alguna solucin? S. Una. Partiendo de que hay (por lo menos) un lugar en donde Marx utiliza juntas, una a continuacin de la otra, ambas expresiones para el mismo trmino (lugar que ha pasado de largo si nuestra memoria no ha desfallecido) en la CJ (vase el esquema anterior recuadro correspondiente), utilizarlo como texto-llave y extraer tres conclusiones: a) diferenciar sociedad civil de sociedad burguesa en Hegel y tambin en Marx, b) apreciar que en Marx la sociedad civil se va haciendo cada vez ms "sociedad burguesa", sociedad capitalista, y c) que ni Marx ni Engels llevan hasta sus ltimas consecuencias el anlisis que haban emprendido de transformar el significado histrico de la sociedad civil a travs del descubrimiento y exploracin del modo de produccin capitalista. Por consiguiente: el primer texto de Marx, al que aludimos en el punto nueve anterior, dice en la traduccin de editorial Grijalbo: " ... porque el "ciudadano", el hombre del inters particular -contrariamente a lo general-, el miembro de la sociedad civil, es considerado como "individuo fijo", a cambio de lo cual el Estado se opone igualmente en los "individuos fijos" a los "ciudadanos"459. Segundo texto, al que aludimos como texto llave: "Todos los presupuestos de esa vida egosta siguen vigentes al margen de la esfera del Estado, en la sociedad burguesa, pero como cualidades de la sociedad civil"460. Nuestra solucin creemos que queda probada doblemente porque: a) al final de la 1 parte de la CJ Marx introduce una consideracin histrica esencial: "La emancipacin poltica es, al mismo tiempo, la disolucin de la vieja sociedad, sobre la que descansa el Estado extrao al pueblo, el poder seorial. La revolucin poltica es la revolucin de la sociedad civil. Cul era el carcter de la vieja sociedad? Se caracteriza por una sola palabra. El feudalismo. La vieja sociedad civil tena directamente un carcter poltico, es decir, los elementos de la vida burguesa, como por ejemplo, la posesin, o la familia, o el tipo y el modo de trabajo, se haban elevado al plano de elementos de la vida estatal, bajo la forma de la propiedad territorial, el
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No existe un criterio para traducir la categora en discordia. Dos ejemplos. A) CJ en Martnez Roca y en, por ejemplo, antologa de Fetscher (contradictorio con el ensayo citado ms arriba de la Rev. Sistema porque aqu solo usa sociedad civil; B) Introduccin de los Grundrisse en ed. Alberto Corazn y ed. Siglo XXI. Traduccin de Ed. Grijalbo. Maysculas nuestras. Corresponde a la CFDH, op. cit., p. 55. CJ, op. cit. p. 232. Traduccin en Antologa de Fetscher: "Todos los presupuestos de esta vida egosta siguen existiendo en la sociedad civil fuera de la esfera del estado pero como cualidades de la sociedad civil" (op. cit. p. 18).
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estamento o la corporacin"461. Y en la pgina siguiente nos atrevemos a corregir la traduccin, atados a la lgica de la exposicin de Marx. As: "La revolucin poltica, que derroc ese poder seorial y elev los asuntos del Estado a asuntos del pueblo y que constituy al Estado poltico en asunto general, es decir, como Estado real, destruy necesariamente todos los estamentos, corporaciones, gremios y privilegios, que eran otras tantas expresiones de la separacin entre el pueblo y su comunidad. La revolucin poltica suprimi, con ello, el carcter poltico de la sociedad burguesa. Escindi la burguesa en sus partes integrantes..."462. b) cuando Marx avanza un paso ms respecto a la CJ en la CCFDH, y sita la "evolucin" de la sociedad civil, 1) empieza a contraponer sociedad sin ms a Estado (cosa que se acentuar en M44); y 2) cuando sigue utilizando brgerliche Gesellschaft ahora podemos discriminar el sentido fcilmente porque ha introducido el papel de clase al situar al proletariado como clase emancipatoria. c) Fijmonos en el pargrafo 305 citado en la nota 170. Si tradujesemos civil por burguesa sera una incoherencia incomprensible porque Hegel est hablando de stande. No pueden ser "los estamentos de la sociedad burguesa". La traduccin perfecta debera ser: "uno de los estamentos de la sociedad civil..." Hay una derivacin que por su importancia no podemos dejar de lado. La tesis de Colletti es (siguiendo, por un lado, el planteamiento de Lwith) que la originalidad de Rousseau est en el tratamiento que hace de la "sociedad civil", que lo diferencia del resto de los ilustrados, y que la prolongacin consecuente de su pensamiento se encuentra en la CJ. Colletti cita la parte entre llaves referida (en el recuadro visto anteriormente) a la que suma otros tres fragmentos de la misma obra463. Y aade: a) que Marx fue desconocedor de su gran deuda con el ginebrino; b) que la teora poltica revolucionaria est prefigurada en el Contrato Social y que, estrictamente, "Marx e Lenin non hanno aggiunto nulla a Rousseau, salvo l'analisi (certo assai importante) delle 'basi economiche' dell'estinzione dello Stato"464; y c) (siguiendo a Della Volpe, por otro) que el "egualitarismo
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Op. cit. p. 246. Es obvio: hay que traducir civil para seguir correctamente la argumentacin si nuestra hiptesis es correcta.Conviene no perder de vista la importancia que Hegel otorgaba a los propietarios de la tierra. (Ver, FD, pargrafo 305). "Una de las clases de la sociedad civil encierra el principio, que por s es apto para ser instituido en tal relacin poltica; es decir, la clase de la eticidad natural que tiene como base a la vida familiar y con respecto a la subsistencia, a la propiedad fundiaria; y, referente a su particularidad, tiene de comn con el elemento de la soberana, a una voluntad que se basa sobre s, y a la determinacin natural que aqul incluye en s" (op. cit. p. 305). No es error, coinciden pgina y pargrafo. Id. p. 247. De nuevo, obviamente, deben traducirse como "sociedad civil" y " civil" cuando dice: "...carcter poltico de la sociedad burguesa". Y "escindi la burguesa.." Lo que nace es la sociedad burguesa en este "primerizo" entendimiento histrico de Marx. Teniendo en cuenta esto, parece como si el traductor hubiese acertado por casualidad en el que hemos denominado textollave. COLLETTI, L. op. cit. pp. 243-244 y 245, que se corresponden con las pp. 233, 238, y 244-245 de la ed. espaola de Martnez Roca. El recuadro es (2) CJ. Op. cit. p. 251.
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antilivellatore di Rousseau anticipa e richiama la problemtica della Critica del Programma di Gotha"465. Esto es algo ms que una escaramuza. Adelantemos solamente que: 1) Colletti "prueba" sus planteamintos sobre la "evidencia", la verdad de los propios textos de juventud de Marx, pese a reconocer que en ellos no est "desarrollado" el marxismo. Pero por qu admite que el brillante anlisis de la CJ es el anlisis definitivo de la cuestin? 2) Es suficiente la hostilidad hacia el Estado para producir el materialismo histrico? No es hostil al Estado el anarquismo? 3) Es un problema gentico o estructural? 4) A Colletti se le escapa comentar esa enigmtica expresin de Marx que l mismo cita: "y se convierte en juguete de poderes extraos". Marx desconoce que tendr que producir los conceptos de plusvalor, fuerza de trabajo, etc. para comprender esos poderes extraos que perturban la kantiana! consideracin anterior sobre los "medios"466. 5) Cuando Colleti comenta las implicaciones de la "religin civil" russeauniana (Contrato Social+ Lettres de la Montagne+ Manuscrito de Ginebra), no se da cuenta de que no hay correspondencia entre la "libert de l'etat de nature" (que correspondera al aspecto del bourgeois) y "les besoins de l'tat social" (que correspondera al aspecto del citoyen), porque la falacia de su "todos citoyens" implica que no hay una escisin, una separacin entre dos partes sino un movimiento circular con este orden: libertad-citoyen-venta de fuerza de trabajo-contrato-bourgeois-compra de fuerza de trabajo467. Pero esta lgica no la vea Marx todava en 1843-44. Lo curioso es que no la vean tampoco Colletti ni Balibar. Balibar, en su Citoyen sujet. Rponse la question de Jean-Luc Nancy: Qui vient aprs le sujet468 y en otras intervenciones posteriores, ha propuesto sobre la Declaracin de Derechos de 1789 que, en primer lugar, se sostiene con la identificacin de los conceptos de igualdad y libertad. La igualdad es idntica a la libertad, es igual a la
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Id. p. 259. Para la distancia entre el Marx de la CJ y el posterior a la ruptura, ver sus anlisis en MF y en 18B donde distingue entre inters econmico-corporativo e inters poltico. Es ese movimiento circular de la sociedad civil (tal como proponemos en la parte ltima de este captulo) lo que provoca que todos los trminos se "salgan de sus casillas". Si oponemos
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sociedad civil//sociedad poltica -------------- ------------bourgeois//citoyen entonces s se identifican sociedad poltica=ciudadano y bourgeois=sociedad civil y, entonces, "bourgeois" sera, por decirlo en trminos neopositivistas, un concepto sinttico a priori. Y, en esos mismos trminos, no hay tal. Recordemos, finalmente, este prrafo de la CJ: "La diferencia entre el hombre religioso y el ciudadano es la misma que existe entre el comerciante y el ciudadano, entre el jornalero y el ciudadano, entre el terrateniente y el ciudadano, entre el individuo viviente y el ciudadano. La contradiccin entre el hombre poltico y el hombre religioso es la misma contradiccin que existe entre el citoyen y el bourgeois, entre la piel de len poltica del miembro de la sociedad burguesa y ese mismo miembro". (Comprese la diferencia de traduccin con la edicin italiana -ver nota 146). Es decir, todos los "burgueses" son ciudadanos pero no todos los ciudadanos son "burgueses".
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En Cahiers Confontation, n 20, hiver 1989, pp. 23-47. Un nmero en el que se reuni a Derrida, Lacoue-Labarthe, Deleuze, Blanchot, Badiou, etc.
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libertad, y viceversa; en segundo lugar, que esa galibert (como l la denomina) tiene el estatuto de una evidencia, de una certeza; en tercer lugar, que la proposicin de la galibert no es la revelacin de una identidad de esencia, sino un descubrimiento histrico: que las condiciones histricas de hecho de la libertad son exactamente las mismas que las condiciones de hecho de la igualdad; en cuarto lugar, que la prueba histrica en negativo muestra que no hay ejemplo de condiciones que supriman o repriman la libertad que no supriman o limiten la igualdad. Pero el paso siguiente nos interesa particularmente, porque Balibar aade que la identificacin descubierta no es directa sino mediada. Y el elemento de mediacin reviste dos formas antitticas: la comunidad y la propiedad. Sin entrar a discutir la comunidad como mediacin, resulta bastante claro, teniendo en cuenta el desarrollo de nuestra exposicin, que surge esta objecin inapelable: la propiedad no puede ser nunca una mediacin. La propiedad es una condicin de la libertad y de la igualdad aunque a distinta escala. Hombre=ciudadano es, en realidad, igual a ciudadano=ciudadano siempre que hombre=propietario. La propiedad se verbaliza como libertad y como igualdad, pero esa verbalizacin implica igualar la propiedad de los medios de produccin con la de la fuerza de trabajo. Todos somos propietarios. Este desenfoque provoca que piense que los regimenes "socialistas" suprimen "las libertades pblicas para conducir a la constitucin de una sociedad de privilegios y de desigualdades reforzadas". Lo que se suprimen son las libertades privadas precisamente! La segunda teorizacin fundamental en el campo del materialismo histrico sobre la categora de sociedad civil es la de Gramsci. Para empezar, sociedad civil indica bsicamente en Gramsci "el conjunto de de los organismos vulgarmente llamados "privados"469 que corresponden a la funcin de hegemona que el grupo dominante ejerce sobre toda la "sociedad". Un prembulo que nos conduce de inmediato al corazn de la temtica que nos ocupa, es la polmica Texier-Bobbio en el congreso gramsciano de Cagliari. El hecho de que Bobbio subraye la diferencia entre el significado de sociedad civil en Marx y Gramsci (en Marx, categora inestable que coincide normalmente con la estructura econmica; en Gramsci, momento de la superestructura en tanto que funcin ideolgica para la hegemona), es pertinente si se tiene en cuenta que en Marx sociedad civil como hemos mostrado- es una categora inacabada, inestable (y "a extinguir" en su
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Los intelectuales y la organizacin de la cultura. Ed. Nueva Visin, Buenos Aires, 1972, p. 16. Citaremos por las obras que siguen la ordenacin tradicional de los Cuadernos de la Crcel anteriores a la ed. crtica de Gerratana, que ya es imprescindible utilizar hoy por muchos conceptos. Pensemos en la importancia de percibir la reorganizacin temtica operada por Gramsci en 1932, o en el relieve de los ejercicios lingsticos y las traducciones. No es ocioso recordar que entre los textos de Marx que traduce se encuentran la CJ, la SF y las TF.
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acepcin primitiva, de Locke a Hegel)470. Texier, por su parte, defiende la radicacin de la sociedad civil en las relaciones de produccin471. En la obra de Gramsci, como en todas las que poseen una decisiva importancia, se ha tratado de aislar un ncleo, un hilo conductor, que por diversos motivos tericos e histricos se han situado predominantemente en torno al eje hegemona -bloque histrico -intelectual orgnico472. Sin embargo, nada ms empezar a araar en los problemas, nos encontramos con que sea cual sea ese ncleo terico siempre nos topamos con la sociedad civil como horizonte de referencia. Lo vamos a ver tomando un ejemplo por las implicaciones directas con el objeto de nuestra Tesis. Una lectura atenta de sus escritos de 1924 a 1937 (que, siguiendo la hiptesis de Leonardo Paggi473, abarca desde antes de las Tesis de Lyon o La cuestin meridional hasta las ltimas Cartas desde la crcel, sin justificarlo por ahora) puede aislar una preocupacin bsica: evidentemente es la misma preocupacin de alguno de los ltimos textos de Marx y Engels, y de toda la obra de Lenin: cmo "unificar" el conjunto de fuerzas sociales que permita el funcionamiento de la nueva formacin social en transicin, no slo mediante la represin sino con el consentimiento ideolgico de la "mayora" (Engels). Cmo crear un nuevo "sentido comn", a partir de qu elementos, desde qu posiciones, a travs de qu canales, producir la nueva "ideologa socialista" dominante de transicin. No es que sean en s incorrectos aquellos ejes ms arriba propuestos, sino que sus elementos son manifestaciones de la lgica que tratamos de exponer. De otra manera, si sabemos que existen tres niveles de lucha (econmica, poltica, ideolgica), Gramsci sita con toda la fuerza en el lugar central la ideologa, la lucha ideolgica. Ser la ideologa la regin clave, la lucha ideolgica el cometido determinante (la lucha ideolgica, la ms "difcil" y tambin la olvidada en un segundo plano -de ah, por otra parte, el lema ordinovista "instruymonos porque tendremos necesidad de toda nuestra inteligencia"-)
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"Gramsci y la concepcin de la sociedad civil" (en Althusser y otros. Actualidad del pensamiento poltico de Gramsci, Ed. Grijalbo, Barcelona, 1977). Pero, como hemos visto, esta asimilacin de Marx de la sociedad civil a la "economa" slo se produce a partir de la CCFDH y de los M44. TEXIER, Jacques. Gramsci thoricien des superestructures sur la socit civile, La Pense, 139, 1968. Debemos dejar de lado las derivaciones del debate. Es el caso de Bonomi cuando indica que Bobbio disloca tanto la concepcin de Gramsci en una concepcin idealista, como la relacin estructura-superestructura en la teorizacin del MH. BONOMI, Giorgio. Partido y revolucin en Gramsci, Ed. Avance, Barcelona, 1976, pp. 68-71. Tampoco nos vamos a internar en la influencia de Gramsci en Althusser y la teorizacin de los AIE. Obviamente, slo traemos a colacin algunos de los ms conocidos trabajos sobre Gramsci. Por ejemplo, con todas las diferencias, Buzzi o Piotte parten del concepto de "intelectual" como clave organizativa de la arquitectura del pensamiento gramsciano. Para Gruppi, el concepto central estara en la hegemona. Para Portelli, sera el "bloque histrico" (en Gramsci y el bloque histrico, Ed. Siglo XXI, B.A. 1973, etc.) Antonio Gramsci e il moderno principe, Riuniti, Roma, 1970.
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de la lucha comunista. Lo cual no quiere decir infravaloracin del nivel econmicosindical o poltico. Y esta confrontacin ideolgica de largo aliento es el "nudo gordiano" del que hablbamos. Todos los temas se entrecruzan alrededor de este "nudo": tanto, por ejemplo, la cuestin meridional como la alianza obrero-campesina, cmo resolverlas si no es a travs de una profunda transformacin ideolgica. Dice el gran sardo: "El proletariado puede convertirse en clase dirigente y dominante en la medida en que consigue crear un sistema de alianzas de clase que le permita movilizar contra el capitalismo y el Estado burgus a la mayora de la poblacin trabajadora, lo cual quiere decir en Italia, dadas las reales relaciones de clase existentes en Italia, en la medida en que consigue obtener el consenso de las amplias masas campesinas"474. Teniendo en cuenta, como ha sealado V. Gerratana, que alianza no significa hegemona (algo que se olvida frecuentemente), tiene que existir una autntica "trabazn" de clase y no slo acuerdos en la cspide, y esto slo es posible mediante esa amplia confrontacin que conduzca a "una reforma intelectual y moral". De ese mismo "nudo" se derivan todas las mltiples temticas que atraviesan la obra de Gramsci. Tomemos un estudio que asla la problemtica decisiva que implica la concepcin de la sociedad civil. Al realizar P. Anderson un estudio, concentrado nicamente en las versiones diferentes de la categora de hegemona en relacin con otras categoras de la reflexin gramsciana como sociedad civil, al mismo tiempo que muestra la prehistoria del concepto y expone una tesis importante como la de la asimetra, adopta una postura restrictiva ya que, segn Anderson, Gramsci plante los problemas pero no los resolvi y critica, por ltimo, la beata e interesada utilizacin que de sus formulaciones efectuaron tericos y dirigentes polticos desde la socialdemocracia (Tamburrano) al eurocomunismo. El animador de la NLR centra inmediatamente su objeto: "El propsito de este trabajo ser, pues, analizar las formas y funciones precisas del concepto de hegemona de Gramsci en sus Cuadernos de la crcel, y establecer su coherencia interna como discurso unificado; examinar su validez como consideracin de las estructuras tpicas del poder de clase en las democracas burguesas de Occidente; y, finalmente, sopesar sus consecuencias estratgicas para la lucha de la clase obrera por conseguir la emancipacin y el socialismo. Su procedimiento ser, necesariamente, ante todo filolgico: un intento de establecer con mayor precisin qu dijo y qu quiso decir Gramsci en su cautiverio; localizar las fuentes de las que deriv los trminos de su discurso; y reconstruir la red de oposiciones y correspondencias en el pensamiento de sus contemporneos en la que se insertaron sus escritos -en otras palabras, el verdadero contexto terico de su obra. Estas
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A. Gramsci. Algunos temas de la cuestin meridional, en Antologa, (Seleccin, traduccin y notas de M. Sacristan), Ed. Siglo XXI, Madrid, 1974 (2 edicin), p. 192.
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investigaciones formales son la condicin indispensable, como se argumentar, de cualquier juicio sustantivo sobre la teora de la hegemona de Gramsci"475. Para su apoyo analtico cita largamente Anderson las clebres pginas de las Notas sobre Maquiavelo que se refieren a la guerra de posicin y de maniobra, a la contraposicin entre Oriente y Occidente, y al concepto poltico de revolucin permanente476. De todo ello, extrae una serie de "cuadros" de los cuales reproducimos alguno que nos interesa. En primer lugar:
ORIENTE OCCIDENTE
Gramsci trata de aislar la lnea correcta de anlisis terico que pueda ayudar a las clases dominadas a situarse en el terreno justo, evitando obstculos que situan al movimiento revolucionario en callejones sin salida; as previene contra el peligro de toda identificacin simple entre la guerra militar y la lucha poltica, contra la mmesis de los mtodos de lucha de las clases dominantes, contra la idea de una preponderancia militar en la estrategia, pues esto slo puede conducir a desastres ya que la lucha poltica crea la posibilidad de la maniobra y del movimiento; previene, igualmente, contra el catastrofismo economicista que en gran parte es el causante de errores decisivos, adjudicando al elemento econmico -crisis general- una preponderancia tal que significara la seal del asalto, el momento en que la victoria estara al alcance de la mano, sin tener en cuenta otra serie de hechos determinantes que hay que considerar, etc. El cuadro refleja unos puntos bsicos de asimetra entre dos bloques sociales (Oriente-Occidente) partiendo de la relacin que se establece dentro de cada uno de esos bloques entre los conceptos de Estado y de Sociedad Civil. Pero, en segundo lugar, Anderson extrae del estudio de los textos de Gramsci tres posiciones del Estado:
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Las antinomias de Gramsci, Ed. Fontamara, Barcelona, 1981 (2 edicin) pp.18-19. GRAMSCI, A., Notas sobre Maquiavelo, sobre la poltica y sobre el Estado Moderno, Ed. Nueva Visin, BA, 1972, pp. 80-81 para el primer pasaje que cita Anderson; pp. 82-83 para el segundo pasaje, y para el tercero pp. 101. Cito por la edicin de Nueva Visin, algo diferente a la de Juan Pablos editor que es la que aparece en el libro de Anderson.
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1. ESTADO se contrapone a Sociedad Civil 2. ESTADO abarca a Sociedad Civil 3. ESTADO idntico a Sociedad Civil
Ahora bien, Anderson no ha sido el primero en tener en cuenta la distinta relacin que guarda el Estado con respecto a la Sociedad Civil, siendo la suya caractersticamente excluyente o negativa. Veamos, por ejemplo, como Bonomi percibe la misma cuestin: "El Estado, pues, que en el pensamiento gramsciano se presenta como el Estado de una clase, como el instrumento de su dictadura, no se realiza como simple afirmacin y defensa de los intereses "econmico-corporativos". Requiere, al lado de sus aparatos de coaccin, la existencia de un sistema hegemnico, es decir, de un conjunto de alianzas del que surja una voluntad colectiva y un sistema educativo que permita la difusin y la asimilacin de sus fines, presentados como los de toda la sociedad"477. Natta expresa lo mismo cuando escribe que el Estado no puede reducirse al aparato gubernativo, sino que implica un conjunto de funciones educativas de tipo represivo, como ocurre con el campo del derecho, y de tipo positivo, como el aparato escolar478. Para Bonomi existe: "Junto a esta definicin amplia de Estado (sociedad poltica ms sociedad civil) [...] otra definicin ms restringida en la que el trmino Estado designa meramente la sociedad poltica (el momento de la fuerza, de la coaccin)"479. Esta segunda definicin restringida se encuentra en textos de Gramsci como este: "Por ahora se pueden fijar dos grandes planos superestructurales, el que se puede llamar de la sociedad civil, que est formado por el conjunto de los organismos vulgarmente llamados privados, y el de la sociedad poltica o Estado y que corresponden a la funcin de hegemona que el grupo dominante ejerce en toda sociedad y a la de dominio directo o de comando que se expresa en el Estado y en el gobierno jurdico"480. Para Bonomi, la concepcin del Estado contenida en la cita precedente no es contradictoria con la primera, tratndose de un simple problema terminolgico que el mismo Gramsci aclarara en otros pasajes de su obra481. De tal manera que finalmente
Op. cit. p.64. Op. cit. pp.64-65. Id. p. 65. Cfr. Los intelectuales y la organizacin de la cultura. Nueva Visin, Buenos Aires, 1972. p.16 Bonomi cita dos textos en las Notas sobre Maquiavelo; ed. cit. "...de unificar dictatorialmente los elementos constitutivos del estado en sentido orgnico y ms amplio (Estado propiamente dicho y sociedad civil)..." (pag. 147) y "...la distincin entre sociedad poltica y sociedad civil, distincin metdica que es transformada en distincin orgnica...pero como en la realidad efectiva sociedad
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Bonomi concluye diciendo que: "Slo por abstraccin podemos distinguir el momento de la fuerza del consentimiento, pues ambos estn unidos dialcticamente, no es posible encontrar fuerza bruta no acompaada de un mnimo aparato hegemnico, y viceversa"482. Frente a la estimacin positiva de Bonomi de la identificacin relativa de Estado y sociedad civil de Gramsci, Anderson la observa como negativa, como errnea, porque Anderson cree en la operatividad de la categora sociedad civil. Por eso, Anderson rechaza, pese a los -segn l- contenidos verdaderos, las tres versiones antes reproducidas de la relacin entre la sociedad civil y el Estado de Gramsci. A la primera versin se han acogido los planteamientos socialdemcratas, y Anderson pone como ejemplo el caso de G. Tamburrano. En esta perspectiva, el Estado ya no es una mquina represiva y el secreto del dominio proviene de la sociedad civil: mantenindose el sistema no por coercin sino por consentimiento, la tarea socialista no es combatir contra un estado represivo, sino liberar a la clase obrera de los engaos capitalistas. Anderson critica de paso a Poulantzas y Mandel, y concluye situando el primer error de Gramsci: "Puede verse ahora por qu la frmula primitiva de Gramsci estaba equivocada. Es imposible separar las funciones ideolgicas del poder de clase burgus entre la sociedad civil y el Estado, en la forma en que inicialmente pretendi hacerlo. La forma fundamental del estado parlamentario occidental -la suma jurdica de sus ciudadanos- es ella misma el eje de los aparatos ideolgicos del capitalismo"483. La segunda versin, segn Anderson, tambin es errnea porque ahora "la hegemona, que antes fue asignada solamente a la sociedad civil, tambin es ejercida ahora por el estado". Con lo cual Gramsci "comete un error de otro orden, puesto que la coercin es precisamente un monopolio legal del estado capitalista". (Subrayado de Anderson). Segn el terico ingls, Gramsci no percibi la asimetra entre los dos elementos. "El ejercicio de la represin est ausente jurdicamente de la sociedad civil. El estado se lo reserva como terreno exclusivo. El estado nos lleva a un primer axioma fundamental que rige la naturaleza del poder en una formacin social capitalista desarrollada. Siempre existe una asimetra estructural en la distribucin de las funciones consensual y coercitiva de este poder. La ideologa se reparte entre la sociedad civil y el estado: la violencia pertenece al estado solo. En otras palabras, el estado forma parte dos veces de cualquier ecuacin entre ambos"484. La tercera versin, que se encuentra expresada en forma lapidaria en pasajes de las Notas sobre Maquiavelo485, tambin es rechazada por Anderson ya que implica la eliminacin de la distincin entre el Estado y la sociedad civil, lo que le da ocasin para
civil y Estado se identifican..." (pag. 39). (Hay variaciones no sustanciales en las distintas traducciones).
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Op. cit. p. 66. ANDERSON, op. cit. p. 51. Op. cit. pp.56-57. GRAMSCI, A., Notas sobre Maquiavelo..., ed. cit. p. 157.
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emprenderla con Althusser. Anderson completa al final de su libro su juicio sobre Gramsci, indicando que "las respuestas de Gramsci a sus problemas no los resolvieron"486. La estrategia de la "guerra de posicin", segn Anderson, es una rplica invertida de la "guerra de maniobra" de Thalheimer y Lukcs, pero la fase de la insurreccin no queda integrada en su estrategia para Occidente y, por tanto, acaba convirtindose en una oposicin entre aventurerismo y reformismo. Pero lo absolutamente esencial en el anlisis de Anderson llega ahora. Se trata de un texto suprimido por los editores despus de la guerra y que queda restituido en la edicin crtica de V. Gerratana. En ese pasaje, segn el historiador ingls, se expondra el ejemplo nico del orden terico y temporal correcto en que los conceptos de Gramsci hubieran tenido que ser desplegados para producir una estrategia poltica revolucionaria para el capitalismo avanzado. Es decir, la resistencia de la sociedad civil antes que la del Estado, mientras en Gramsci "es la sociedad civil del capitalismo -descrita repetidamente como el terreno del consentimiento- la que se convierte en la ltima barrera para la victoria del movimiento socialista"487. Lo que resulta claro es que el concepto de sociedad civil, y sus variaciones en la problemtica gramsciana, no se puede despachar tan rapidamente, como vimos al comienzo de este ensayo. La crtica a Althusser a propsito de los AIE, indicada un poco ms arriba, se centra sobre la categora de sociedad civil que, como sabemos, quiere mantener Anderson. Como Althusser deja de lado esta categora que Anderson acepta plenamente, ste se vuelve contra los AIE. Sin embargo, digamos que Anderson reconoce que en El Capital la sociedad civil desaparece, cede su puesto ante la aparicin de los conceptos fuerzas/relaciones de produccin, etc. pero, segn su opinin, la categora de sociedad civil tuvo para Marx otro significado que ya no era sinnimo de necesidades econmicas individuales, sino una forma de referirse a aquellas instituciones no estatales en una formacin social capitalista. Pero, es que es a esto a lo que Althusser llama precisamente AIE. Las dos ltimas objeciones que hace tanto a Althusser como a Poulantzas se concentran en que, una vez incluidas las diversas instituciones sociales en los AIE, no habra "ninguna razn para que no slo peridicos burgueses o familias, sino tambin fbricas capitalistas y oficinas no sean designadas como "aparatos de estado"488. Y que "una vez adoptada la posicin de que todas las superestructuras polticas e ideolgicas -incluyendo la familia, los sindicatos y partidos reformistas y los medios de comunicacin privados- son, por definicin, aparatos del estado, en estricta lgica se hace imposible e innecesario distinguir entre democracias burguesas y fascismo"489.
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ANDERSON, op. cit. p. 121. ANDERSON, op. cit. p.113. El texto suprimido que Anderson reproduce en la p. 112 lo fue porque en l aparece la referencia al "maldito" Trotski? Op. cit. pp. 62-63, nota 71. Op. cit. p.63.
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Habra que ver hasta qu punto puede existir, por parte del historiador ingls, una distorsin del problema, pues presenta en verdad las instituciones sociales como si en Althusser fueran una especie de correas de transmisin que obedeceran las rdenes desde el centro estatal, lo que es desfigurar de mala manera el ensayo de Althusser sobre este decisivo tema. Las fbricas, evidentemente, forman parte del aparato econmico de una formacin social capitalista, pero su funcionamiento est vinculado por una red de hilos al aparato estatal (tanto que a la hora de un encierro o una huelga quienes llegan no son precisamente las hermanitas de la caridad), pero esto no es lo decisivo; la clave se encierra en que todos estos aparatos, todas las instituciones, funcionan masivamente con la ideologa, es decir, vertebran hasta el ms apartado rincn de la sociedad con la ideologa dominante, sus valores, sus nociones, sus prcticas. Y de esto tampoco est ausente la fbrica. El hecho de que Althusser no utilice en su anlisis la sociedad civil, no significa en absoluto que no diferencie el Estado de los AIE y su funcionamiento relativamente autnomo y contradictorio. El problema ms bien en Althusser es el nexo que los "encadena". Por lo que respecta a la confusin entre democracia burguesa y fascismo que, supone Anderson, sera consecuencia de no distinguir entre sociedad civil y Estado490, las precisiones introducidas por Poulantzas a los AIE de Althusser son importantes; pero esto no supone, en manera alguna, que hubiera que renunciar a la concepcin de los AIE491. La distincin en absoluto se enturbia. El Estado fascista se caracteriza por un funcionamiento autnomo mayor respecto de la clase hegemnica y por una constriccin de los AIE. El mismo Poulantzas ha pormenorizado cmo la autonoma relativa del Estado bajo el fascismo respecto de la clase hegemnica, cumple una funcin, entre otras, de reorganizacin del bloque en el poder. En Fascismo y Dictadura encontramos difana la distincin; ms an, en ella los AIE juegan un papel preponderante: "A) El Estado fascista es una forma de Estado perteneciente al tipo de Estado capitalista. En este sentido, y a pesar de todo cuanto haya podido escribirse respecto al asunto, presenta los rasgos propios del tipo capitalista de Estado. B) El Estado fascista es una forma de Estado especfica, una forma de Estado de excepcin, ya que corresponde a una crisis poltica. En tal sentido: 1) Presenta diferencias con la forma de Estado de otras formaciones sociales, caracterizadas por el mismo estadio tpico (estadio imperialista), pero que no presentan crisis semejantes. 2) Presenta caracteres comunes con la forma de Estado susodicha ya que se sita precisamente en el mismo estadio; le es preciso, sin dejar de hacer frente a la crisis, cumplir igualmente las funciones que le corresponden en este estadio particular".
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Vid. Anderson. Ed. cit. p.63. Cfr. Poulantzas, N. Fascismo y Dictadura. Siglo XXI, Madrid, 1973. pp. 355 y ss. Notas 2-3-5-6-8.
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Nosotros vamos a dedicarnos fundamentalmente no al problema de "occidente" sino al de "oriente", al hecho de la supresin de la sociedad civil en la formacin social que llamamos capitalismo de estado+estado hegeliano. Si el conjunto de cuestiones que hemos "aislado" como sintomticas de la necesidad de pensar sobre un nuevo terreno el papel de esta categora, no estn irremediablemente erradas, deducimos esta hiptesis: la nica continuacin posible para un anlisis en los trminos a los que conduca la lgica del materialismo histrico, es trabar el campo de las relaciones de intercambio, del mercado y su expansin con la determinacin estructural (de las clases pero tambin de las luchas por el poder entre sus distintos partidos para una redistribucin/racionalizacin del aparato burocrtico), a travs de otra categora marxista esencial como la de subsuncin. Aventuraremos la hiptesis de que el captulo LII y ltimo del III tomo de El Capital, que anunciaba el tratamiento de las clases (pero que tras unos prrafos generales nos dejaba el silencio como resto), tendra que completarse con el tratamiento de la sociedad civil con aquellos elementos. Lo que sigue es un una primera tentativa de exposicin. En vez de eliminar la sociedad civil del marco conceptual del materialismo histrico, nosotros pensamos que su "operatividad" es decisiva tanto para el anlisis de las sociedades capitalistas como para pensar la fase de transicin, una vez que hemos comprendido la esencia de esa derivacin (ignorada por Marx y presentida por Lenin) que es el capitalismo de estado ms estado hegeliano, donde la clase obrera en el poder ejercita su naturaleza objetiva universal. Y lo es porque sociedad civil tiene dos caras. Es efectivamente, si se quiere, una nocin ideolgica pero no es slo esto; si nos tomamos en serio el libro I de El Capital, no es ni ms ni menos que un eufemismo de una categora mucho ms real, mucho ms material, mucho ms tangible: el mercado, el infinito mundo de las relaciones mercantiles capitalistas. Hay que abordar la sociedad civil por el lado olvidado del materialismo burgus y de la propia teora marxista, es decir, como un conjunto expansivo de relaciones sociales y de produccin sobre la base de la propiedad burguesa. Y ese conjunto se estructura en torno a dos relaciones esenciales y yuxtapuestas: produccin e intercambio, donde la produccin -por mor del intercambio- es la cara oculta de la luna492. Su expulsin a patadas del campo terico marxista acarrea consecuencias perversas493.
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Repsese, por ejemplo, el asombroso captulo 3 de la seccin segunda. Ed. Siglo XXI, pp. 203214, (vol.1). A veces la confusin es muy simple y los resultados estpidamente engorrosos. Se recuerdan (mal) ciertas pginas de Para leer el Capital, y se da por buena la expulsin. Sin embargo, si nos tomamos la molestia de sacar el libro de Althusser de su estantera, leeremos lo siguiente: "El concepto de sociedad civil, presente en los textos de la maduracin de Marx y constantemente retomado por Gramsci para designar la esfera de la existencia econmica es equvoco y debe ser
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Ahora bien, el estudio de la sociedad civil y su problemtica enmascara una gravosa cuestin que ya no es del occidente burgus sino del "oriente", esto es, el "destino" del Estado sovitico y el socialismo. La sociedad civil no es nicamente una abstraccin (un mito, como el contrato social o contrato originario, en el que se basa la "ultimsima" teora del "nuevo contrato social"!!), sino que es el espacio imaginario (pero material) donde se producen realmente las condiciones y formas de la circulacin. Y la circulacin es la sede donde opera el intercambio: intercambio de mercancas, intercambio de sujetos, es decir compra y venta de la fuerza de trabajo y finalmente valorizacin del capital (D-M-D'). La sociedad civil es la forma ideolgica privilegiada de designar el mercado, la suma de las relaciones mercantiles. El error sera considerarla como una "pura categora", ideologa sin sustancia, dejando de percibir la materialidad asombrosa del mercado. El concepto determinante: las relaciones de produccin (capitalistas) que sealan el antagonismo estructural del modo de produccin, estn siempre sumergidas en la espesura de la sociedad civil, espacio donde los hombres pueden ser "libres" (y por tanto "pobres") y "ricos" en fuerza de trabajo. La estructuracin antagnica de las relaciones de produccin (clases sociales) queda desestructurada en el conjunto contradictorio de relaciones "individuales" de intercambio de la sociedad civil. La sociedad civil exterioriza el difuso entramado de los intereses privados, subjetivos. En la sociedad civil, en el espacio universal del mercado, de la propiedad, de las relaciones humanas como mercantiles, se oculta, se disfraza, el segmento clave de la explotacin capitalista: el proceso que hace que el valor producido en la esfera de la produccin, entre nuevamente en la circulacin, y desde ella, retorne al bolsillo del sujeto poseedor de dinero, de nuevo pero ahora multiplicado. Las relaciones de explotacin (plusvalor) se visten en la esfera de la sociedad civil como relaciones de intercambio. La produccin se oculta en la circulacin. El mono que se viste para hacer posible el trabajo socialmente necesario, se cuelga para ponerse el uniforme de moda, el traje, que nos iguala en el mercado libre civil494. Por eso dir Marx que el capitalista no sabe nada de la esencia del capital, y el plusvalor slo existe en su conciencia en su forma trasmutada: la ganancia. All, el capital se refiere no al trabajo sino a s mismo. Los agentes de la produccin capitalista (incluso
suprimido del vocabulario terico marxista -a menos que se le haga designar no lo econmico opuesto a lo poltico sino lo privado opuesto a lo pblico, es decir, un efecto combinado del derecho y de la ideologa jurdico-poltica sobre lo econmico" (en Ed. Siglo XXI, Mxico, 1969, 2 edicin, p. 175, nota 71). Creemos que nuestra situacin histrica nos permite ir ms adelante.
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los trabajadores) viven en un mundo encantado y lo que son sus propias relaciones se revelan ante ellos como cualidades de las cosas495. En el proceso de intercambio, el valor de cambio de una mercanca se expresa en el valor de uso de otra y viceversa. Pero son intercambiables en lo que tienen de comn: no en su utilidad, sino en el tiempo social general objetivado en ellas, y ello es posible porque el intercambio capitalista es "social" en el sentido de intercambio entre personas aisladas, individualmente independientes, libres en el mercado como vendedores y compradores. La sociedad civil es el lquido, el medio, donde se hace posible el discutido proceso de fetichizacin. Hasta el dinero, mercanca especfica, singular mercanca marcada, al serle expropiada cualquier utilidad comn, enmascara en su triple uso (medida del valor; patrn de los precios; dinero de cuenta) su sustancia vital: ser solo trabajo objetivado, pasado. El capital se encubre en el doble fetichismo que ampara la sociedad civil: desaparicin de las clases, relaciones entre cosas. Poseer trabajo es pobreza en tanto es pura posibilidad. El capital, al otro lado, es en realidad presupuesto de la pobreza. (De ah esos pasajes de los Manuscritos previos al Capital traducidos en la revista Dialctica como Enfrentamiento cara a cara del capitalista y el trabajador496. El desorden de la transicin de los siglos XV-XVII, constituyente de la expansin del modo de produccin capitalista, era una exigencia. La pobreza (pobre, es decir, desprovisto de todo, libre y libre de todo, propietario de s mismo no retiene nada ms que a s mismo) era un presupuesto para el enfrentamiento productivo del capital y del trabajo asalariado497. La sociedad civil es la tierra prometida de la subsuncin real498. Es en la sociedad civil donde la subsuncin real del trabajo en el capital se encuentra a sus anchas, ya que desarrolla todas aquellas formas que producen plusvala relativa a diferencia de la absoluta, y puede proseguir incansable en la productividad del trabajo y en la relacin entre el capitalista y el trabajador. La subsuncin formal se produce cuando el capital se inmiscuye en el proceso mismo de la produccin, cuando el capital somete las relaciones entre la posesin de las condiciones de trabajo y el trabajo mismo a una relacin de compraventa, monetaria, eliminando de la relacin de explotacin todas las excrecencias
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Recordemos dos ejemplos de ese dominio de las cosas sobre los hombres: PEREC, Georges. Las cosas, Ed. Anagrama, Barcelona, 1992; y SARAMAGO, Jos. Casi un objeto, Ed. Alfaguara, Madrid, 1994. Cfr. Dialctica, ao X, n17, diciembre, 1985, pp. 107-122, Universidad de Puebla, Mexico (traduccin del Manuskript 1861-1863, MEGA, II, 3, 1, Dietz, Berlin, 1976). RODRIGUEZ, Juan Carlos. La literatura del pobre, Ed. Comares, Col. De Guante Blanco, Granada, 1994. Hasta donde hemos podido averiguar en nuestra lectura de Marx, el concepto de subsuncin es utilizado en la CFEH por vez primera: "La nica determinacin filosfica que da Hegel del poder gubernativo, es la "subsuncin" de lo individual y particular bajo lo universal, etc. (ed. cit. pp. 62-63).
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patriarcales, polticas y religiosas. Todava el capital usurario extorsiona con el exorbitante inters y hace gritar (Shylock)499. Medra igual que el capital comercial, que tambin adelanta materia prima, etc. Pero todava no se han apoderado de las condiciones del proceso de trabajo y an no se han independizado de otras trabas. Transforman dinero en capital pero se mantienen al margen del proceso de produccin y no lo someten. La subsuncin del trabajo en el capital emerge en la amplitud de los medios de produccin adelantados y en la cantidad de los obreros dirigidos por el mismo patrn. Este se ubica como dirigente del proceso de produccin. El proceso de trabajo se convierte en el instrumento del proceso de valorizacin, del proceso de autovalorizacin del capital: de la creacin de plusvala. Ahora bien, en la subsuncin formal la plusvala es absoluta. Sea el campesino ayer independiente, sea el esclavo ahora empleado como asalariado, sea el oficial como vendedor de trabajo, todos se someten como factores del proceso de produccin, que se hace ms intenso, se alarga, se vuelve ms continuo. Y engorda por medio de la plusvala absoluta. Por este camino avanza la subsuncin formal: amplitud de medios puestos en juego y cantidad de trabajo dirigido por el capitalista, que se desliga del propio proceso. Con estos instrumentos el capitalismo corroe todas las formas precapitalistas. Se acerca a la siguiente fase. En la subsuncin real el capital ha roto cualquier atadura poltico-social de la fase de transicin. No hay barreras para el sistema productivo. Su voracidad no tiene freno. Se apodera de todos los medios en los que hasta ahora reina la subsuncin formal. Nada se le atraganta: agricultura, minera, textil, manufacturas, etc. Y las formas que operan la trituracin de todo elemento ajeno (como sabemos, 1) la cooperacin, 2) la divisin del trabajo dentro del taller, 3) la aplicacin de maquinaria, 4) la aplicacin consciente de las ciencias naturales, etc.) son la manifestacin del proceso de produccin capitalista como dominante. Y el tipo de plusvala que lo caracteriza: la plusvala relativa. Ms an, introduce la subsuncin formal como primera etapa en determinadas ramas perifricas. La produccin por la produccin, la produccin por s misma, implcita, aletargada en la subsuncin formal, aflora con toda intensidad en la subsuncin real. Produccin que hace caso omiso de los productores. En el desarrollo de la subsuncin real no es el trabajador individual sino cada vez ms una capacidad de trabajo socialmente combinada lo que se convierte en el agente real del proceso laboral en su conjunto. La fbrica es un trabajador colectivo indiferente al uso del ojo, las manos o la cabeza. El objetivo es que cada producto contenga el mximo posible de trabajo impago. Producir mercancas. En este medio uno no puede ms que convertirse en vendedor de
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SHAKESPEARE, W. Obras Completas, Ed. Aguilar, Madrid, 1951. El mercader de Venecia, "Esta libra de carne que reclamo la he comprado cara, es ma, y la tendr" etc.., (p. 1081),
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mercancas, sea con su propio producto o con sus servicios. Todas las honorarias actividades y todos los servicios se convierten en trabajo asalariado. Todo trabajador productivo es un asalariado pero no todo asalariado es un trabajador productivo. Un trabajo de identico contenido puede ser productivo o improductivo. No se comprende muy bien el lo que algunos marxistas se han hecho aqu. Olin Wright percibe la incomprensin de Poulantzas en este tema. Dice: "El trabajo productivo, para Poulantzas, se limita al trabajo que adems de producir plusvalor, est directamente involucrado en el proceso de produccin material. Esta definicin descansa en la creencia de que solamente se genera plusvalor en la produccin de mercancas fsicas, lo que es una hiptesis arbitraria.Si los valores de uso adquieren las forma de servicios, y si la produccin de estos servicios est destinada al mercado, no hay razn que impida que la produccin no material genere plusvalor, del mismo modo en que lo hace la produccin de mercancas fsicas"500. La explicacin de la confusin reposa "en la mana de definir el trabajo productivo y el improductivo con arreglo a su contenido material". Ahora bien, esta uniformizacin general que implica la produccin de mercancas, borra los estamentos y al mismo tiempo disfraza la aparicin de las nuevas clases, que viven juntas aparentemente indiferenciadas en el espacio de la sociedad civil. La sociedad civil es una forma ideolgica de designar el mercado. Cmo denominar el mercado en lo ideolgico sino con la sociedad civil?. Cmo sustantivarlo sin esa categora? Se puede apreciar en este instante un deslinde claro de nuestro anlisis del de Gianfranco la Grassa en Organizacin del proceso productivo capitalista y "socialismo" en la URSS. Para l: "cada individuo aparece as dividido en dos: como
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Op. cit., p. 39.El profesor de Wisconsin recuerda una cita de Marx muy expresiva del Libro I de El Capital, donde compara una fbrica de enseanza y una fbrica de embutidos (Marx, K., op. cit., Ed. Siglo XXI, Madrid, 1975, p. 616). Hay otros textos igualmente expresivos para la misma cuestin. Por ejemplo: "Milton, pongamos por caso, que escribi el Paraso Perdido, era un trabajador improductivo. Al contrario, el escritor que proporciona trabajo como de fbrica a su librero, es un trabajador productivo. Milton produjo Padasise Lost tal como un gusano produce seda, como manifestacin de su naturaleza. Ms adelante vendi el producto por 5 Libras y de esta suerte se convirti en comerciante. Pero el literato proletario de Leipzig, que produce -por ejemplo, compendios de economa poltica- por encargo, est cerca de ser un trabajador productivo, por cuanto su produccin est subsumida en el capital y no se lleva a cabo sino para valorizarla. Una cantante que canta como un pjaro es una trabajdora improductiva. En la medida en que vende su canto, es una asalariada o una comerciante. Pero la misma cantante, contratada por u empresario que la hace cantar para ganar dinero, es una trabajadora productiva, pues produce directamente capital". En MARX, K. El Capital. Libro I, Captulo VI (indito), Ed. Siglo XXI, Madrid, 1973, 3 ed., p. 84). Un solo pero. Un pequeo matiz. Para nosotros las relaciones ideolgicas tambin son materiales. Hay que relacionar bien fsico y material. Una polmica intrincada como la de trabajo productivo/improductivo podemos asirla alejando complicaciones bibliogrficas eligiendo un trabajo como el de
FERNANDEZ ENGUITA, Mariano. <<El problema del trabajo productivo>>, en ReiS, n 30 abril-junio, Madrid, 1985, pp. 93-147.
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miembro de la sociedad civil (es decir, en definitiva, en la esfera de la produccin)..."501. Ahora bien, las relaciones de produccin en el sistema capitalista son antagnicas. Produccin y distribucin son esferas separadas y necesarias del sistema. En las relaciones de produccin existen "clases"; en la sociedad civil aparecen "individuos". El mercado es contradictorio. Las relaciones de produccin se apoyan en la fuerza mientras que la sociedad civil est regulada por el Derecho. En ella, todas las clases y capas sociales se transfiguran en "sujetos". Quien vi esta relacin, y la llev hasta el lmite en su poca, fue Pashukanis al afirmar que la propiedad no llega a ser el fondo de la forma jurdica mientras no haya libre disposicin de bienes en el mercado. La categora de sujeto sirve precisamente de expresin general de esa libertad. De la misma manera que la sociedad capitalista es una gran acumulacin de mercancas, la sociedad es una cadena infinita de relaciones jurdicas. Aqu se abre la distincin esencial de relacin jurdica y norma jurdica. Y, por tanto, el derecho, para Pashukanis, no puede reducirse a un conjunto de normas. Su crtica a Kelsen muestra la conciencia de la percepcin fundamental de la posicin antagnica502. Este es el verdadero nudo de la sociedad civil y no aqul enredo de bourgeois/citoyen. Pero Marx en 1843 no poda verlo en forma alguna. Que la sociedad civil es la expresin de los intereses privados intercambiables, est claro. Que con Hegel y el proletariado esos intereses privados desaparecen, tambin. Pero ms all, lo nico que le queda a la clase social del inters universal es la subjetividad, pero esta subjetividad que se "le permite" no es otra cosa que una particular asimilacin de lo pblico. Una vez destruida la sociedad civil, qu le queda al proletariado? Todo esto afecta a la comprensin de las concepciones sobre el Estado. La concepcin instrumental del Estado se presenta combinando indiscriminadamente una visin del mismo como reflejo de lo econmico o bien como una suma de niveles autnomos. El Estado se reduce muchas veces a la dominacin poltica. Cada clase conformara un Estado a su medida y lo manipulara segn sus intereses. A esto se aade la puesta en circulacin de la concepcin foucaultiana del poder del Estado: que su ejercicio se materializa en tcnicas que moldean a los sujetos sobre los cuales se ejerce ese poder, empezando por su misma corporeidad. Que el poder no es algo que se adquiera o comparta, no es una institucin ni una estructura. Es una situacin de estrategia y de resistencia.
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En JAGUIN, Aureliano y LA GRASSA, Gianfranco Proceso productivo capitalista y socialismo en la URSS, Ed. Pre-Textos, Valencia, 1978, p. 118. Cfr. PASHUKANIS, Eugenii Bronislarovich Teora general del Derecho y Marxismo. Ed. Labor, Barcelona, 1976. (Ed. de V. Zapatero).
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Admitiendo cuestiones importantes que ha sacado a la luz y que coinciden plenamente con el MH, sin embargo no se puede asumir el anlisis foucaultiano. Por qu? Porque la materialidad del poder no se agota en las modalidades de su ejercicio. Porque no se producen las relaciones en el vaco. Porque el poder tiene un fundamento concreto. Y en el caso del capitalismo hay un lmite, un no mas all. Se entender con una analoga que nos permitimos: si no hay religin sin misterio, no hay capitalismo sin plusvala. (La plusvala es el misterio del capitalismo). El anlisis del Estado contiene sus objetos: represin, organizacin del consentimiento, papel constitutivo en las relaciones de produccin, papel de reproduccin de las clases, etc. Pero queremos fijarnos en un ejercicio sobre el que no se ha pensado lo suficiente. El trabajo del Estado capitalista es el de un perpetuo transformador: recibe los conflictos sociales para devolverlos individualizados, es decir, institucionalizados. Su efecto estructural sobre el campo de la lucha de clases, consiste en individualizar, en atomizar las prcticas de clase. Lo que recibe como "social" lo fagocita y lo vomita ya desintegrado en "individual". Aqu es donde Estado y sociedad civil no pueden estar sino engarzados. Ni uno ni otra admiten el efecto estructural de las relaciones de produccin. La sociedad civil es el elemento donde las "viejas" clases se disuelven y se vuelven a estructurar segn la etapa de desarrollo. Pero la "desectructuracin" en un sentido y otro es "individual". Por eso, la ideologa del "sujeto" nace de las relaciones de produccin pero se representa materialmente en las condiciones de intercambio (venta/compra) como la persistencia de una vida que se des-hace. Esta determinacin objetiva es la que hace que podamos hablar de que el "modo de produccin no coincide con la formacin social". Las relaciones de produccin sealan el antagonismo estructural mientras que la sociedad civil cubre el contradictorio campo de relaciones de una formacin social.
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Abordamos en este captulo de nuestra tesis la exposicin de las conclusiones histricas que el estudio del proceso social durante la revolucin bolchevique nos proporcion, y que llevaron consigo el planteamiento de un esquema terico nuevo (capitalismo de estado + estado hegeliano) que hemos tratado de presentar en la primera parte. Como dijimos en la introduccin, no vamos a intentar una historia del partido bolchevique503, ni de los soviets504; ni relatar exhaustivamente la lucha por el poder en el seno del grupo dirigente505, ni una exposicin detenida de las instituciones soviticas (del Sovnarkom al Narkomfin, de la Gosplan a la Vesenja)506; tampoco de las grandes personalidades que marcan este perodo de la historia rusa (Lenin507, Trotski508, Bujarin509, Stalin510, Zinoviev, Kamenev511, etc..512). Pero es evidente que todo este conjunto est
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Cfr. BROU, Pierre. Op. cit; ULAM, Adam. The Bolcheviks: The intellectual and political history of the triumph of communism in Russia, Nueva York, 1965 (Hay traduccin espaola: Los Bolcheviques, Ed. Grijalbo, Barcelona, 1969); SHAPIRO, L. The Communist Party of the Soviet Union, Eyre and Spottisvoode, Nueva York, 1960; HUMBERT-DROZ, Jules. De Lnine a Staline: dix ans au service de l'Internationale Communiste (1921-1931), Neuchtel, 1971. ANWEILER, Oskar. Los soviets en Rusia (1905-1921), Ed. Zyx, Madrid, Febrero 1975. Contiene fuentes y bibliografa ordenadas. CARR, E. H. en el conjunto de sus volmenes. No podemos realizar todas las especificaciones que nos sugiere la comparacin de la bibliografa utilizada. A lo largo del texto irn apareciendo las necesarias y oportunas. El importantsimo apartado de las instituciones soviticas exige un estudio relacionado. El nico estudio sistemtico que conocemos en espaol es el magnfico trabajo de FITZPATRICK, Sheila.Lunacharski y la organizacin sovitica de la educacin y de las artes (1917-1921), Ed. Siglo XXI, Madrid, 1 edicin, 1977, que trata del Narkompros (Narodnyi Komissariat Prosveshcheniya -Comisariado del pueblo para educacin). Son numerosos los esbozos biogrficos y las biografas ms o menos exhaustivas. Walter, Schub, Weber, Trotski, etc. Y por supuesto el amplsimo repertorio de recuerdos y memorias, empezando obviamente por Krupskaya, Gorki, etc. Se considera que todas palidecen ante la obra maestra de Isaac DEUTSCHER. Disponemos de dos magnficos estudios de la otra personalidad esencial (junto a Trotski y Stalin) del perodo que investigamos: COHEN, Stephen. F. Bujarin y la revolucin bolchevique, Ed. Siglo XXI, 1 edicin, 1976; y LWY, A. G. El comunismo de Bujarin, Ed. Grijalbo, 1972. Tambin son numerosas. Y junto a la de Deutscher, Ulam, Bazhanov, Serge, Souvarine, etc, hemos tenido en cuenta la biografa de Trotski, independientemente de su "valoracin", por determinados matices que ofrecen luz sobre el propio Trotski y la explicacin del proceso
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presente en todas las lneas, en todo el desarrollo y esclarecimiento del objeto de esta parte de nuestra tesis: cmo coagul nuestra frmula capitalismo de estado + estado hegeliano como formacin histrica que ha pasado a denominarse socialismo real. Y todos esos elementos aparecern en su lugar conveniente segn el modo de presentacin que hemos elegido finalmente. Como tambien explicitamos, dividimos el periodo histrico considerado (19231934), a su vez, en dos grandes bloques unidos por una franja cronolgica o momento de ruptura que abarca desde el Plenum de julio de 1928 al Plenum de abril de 1929, con arreglo a la elucidacin del siguiente ncleo histrico: 1) No cabe duda de que el momento decisivo de la revolucin rusa tras la insurreccin de octubre, la guerra civil, y la implantacin de la NEP, es la ruptura en la direccin del partido que culmina con la condena de Bujarin, Rkov y Tomski en abril de 1929, conduciendo al anuncio del "gran viraje" en un artculo en la Pravda con motivo del doce aniversario de la revolucin, que era en realidad un llamamiento a la colectivizacin general y a la industrializacin a marchas forzadas. La expulsin de Bujarin del Politbur el 17 de noviembre, es decir, diez das despus, significa el sello a toda una poca. Si la NEP estaba tocada desde un ao antes513, esto era su acta de defuncin pese a las invocaciones oficiales de que la NEP no haba terminado todava en 1931 y en el discurso de Stalin de la Constitucin de 1936. El doble proceso de industrializacin acelerada y colectivizacin forzosa conducirn a la implantacin definitiva y absoluta del capitalismo de estado. 2) Las dos vas que haba intuido Lenin viven contradictoriamente durante los siete aos y medio de NEP efectiva. Decimos contradictoriamente porque no hay una
acontecido. Es intil resear la importancia de la obra de BULLOCK, Alan Hitler y Stalin. Vidas paralelas. Op. cit., Tomos I-II.
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No hemos podido encontrar ningun estudio biogrfico comparable a los de Trotsky o Bujarin, aunque s empiezan a editarse o traducirse sobre otras personalidades tambin muy relevantes. Las que conocemos son no obstante de los "no sospechosos"; por ejemplo, USPENSKI, V. Mijal Kalinin. Relato biogrfico. Ed. Progreso, Mosc, 1981, todava con las rituales falsificaciones antitrotskistas (Vid. p. 18); o KUIBISHEVA, G.V. Valerin Vladmirovich Kibishev: Biografiia, Mosc, 1966. Segn figura en Dominants (pp. 14, 120 y 122), han ido apareciendo biografas de dirigentes rusos como Orjonikidz, Rakovski y Kirov. Un relato histrico de ese tipo corre el peligro de duplicar innecesariamente las historias disponibles, sobre todo, como sabemos, la imprescindible de E.H. CARR. O de efectuar un anlisis comparativo entre el material historiogrfico disponible: los aciertos y desaciertos, la presencia u olvido de esta o aquella estadstica, la preferencia por este o aquel personaje histrico, la comprensin de las clases y su lucha segn determinado enfoque marxista que no puede serlo sino polmicamente, etc. Pero estas cuestiones, no desdeables, vendrn despus si es plausible el nuevo esquema de interpretacin que presentamos. De nuevo, tenemos presente una pgina impagable de CARRERAS, J.J. (Op cit., p. 217). Diversas modificaciones y decretos tales como la directriz del 6 de enero de 1928, la aplicacin por vez primera del artculo 107 del cdigo penal, el decreto del VTsIK del 15 de diciembre de 1928, etc. Cfr. LEWIN, M. La paysannerie et le pouvoir sovitique (1928-1930), Mouton diteur, Pars. La Haye (printed in the Netherlands), 2 dition, 1976, pp. 196 y ss.
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lnea clara de separacin entre los distintos alineamientos y representantes del partido bolchevique (con la excepcin quizs de Bujarin). Podemos descubrir la fuerza de una u otra en los decretos, las leyes, las discusiones tericas (por ejemplo, el debate sobre la industrializacin), las resoluciones del partido y de los soviets, y las crisis econmicas y polticas, siempre que las contemplemos desde la perspectiva de que toda revolucin proletaria puede marchar hacia el socialismo o hacia el capitalismo de estado, teniendo en cuenta que su tendencia "natural" es ir hacia el capitalismo de estado. 3) Los elementos con los que se ciment el capitalismo de estado + estado hegeliano fueron: la teora de transicin (de Bujarin a Preobrazhenski), la acumulacin primitiva socialista (de Preobrazhenski a Stalin), el debate sobre la industrializacin (Vesenja-Gosplan y el modelo de planificacin), la dialctica revolucin permanente/socialismo en un slo pas, la ausencia de normalizacin del menchevismo (pensada por Bujarin y otros), la teora de la violencia (de Engels a Lenin pasando por Bujarin, Preobrazhenski y Trotski), la concepcin del campesinado y la potencia imaginaria heredada del comunismo de guerra514. 4) El detonante: la situacin campesina. El argumento fundamental del capitalismo de estado (o estalinismo), que ha permanecido invariable hasta incluso Gorbachov, es que con las relaciones de produccin existentes en el campo no era posible un avance en la productividad agrcola515, es decir, el agotamiento de las posibilidades de crecimiento de la agricultura con la NEP. Todas las polmicas sobre la industrializacin, con las excepciones de Lenin y Bujarin, coincidirn, an variando en los mtodos, en los ritmos y en los tiempos; y esto ser el verdadero disolvente de todas las oposiciones. Es ah donde reside el desarme de fondo de la lucha de Trotski contra Stalin y su progresivo aislamiento516. La "deskulakizacin" es el perfecto cierre poltico para acabar con cualquier oposicin terica.
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Existe un documento excepcional del que nos ocuparemos en un trabajo inmediato: PREOBRAZHENSKI, De la NEP al Socialismo, Ed. Fontanella, Barcelona, 1976. Argumento que ha sido utilizado por algunos historiadores occidentales (de Baykov a Carr) y que ha sido frontalmente contestado por Grosskopf. Incluso la propia historiografa sovitica se divide sobre este crucial asunto. Frente a la versin oficial repetida innumerables veces y que podemos ver en IAKOVTSEVSKII, V. Rapports agraires et collectivisation, (Recherches internationales la lumire du marxisme, n 4, 1975, pp. 55 y ss.), aparece la sentencia de Bogdenko, L. Zelenin, I. Danilov, V.: "No puede apoyarse, ni en los datos estadsticos ni en los materiales de los rganos de los soviets y del partido". (Cit. en GROSSKOPF, op. cit. p. 14 y 15). De DANILOV, V. Los elementos capitalistas en la agricultura de la URSS durante la NEP, (AA.VV. Agricultura y desarrollo capitalista, Comunicacin, Madrid, 1971). La interpretacin oficial puede verse teniendo en cuenta las sucesivas reelaboraciones de la historia, por ejemplo, en el "brezneviano" Compendio de historia del PCUS (Progreso, Mosc, 1980, pp. 203 y ss., dirigido por Ponomariov). Volveremos sobre esto en el cap. V.1. Con esto no queremos identificarlos en absoluto. Baste considerar las implicaciones internacionales de sus plantamientos. Cfr. especficamente POULANTZAS, Nicos. Fascismo y dictadura, Ed. Siglo XXI, Madrid, 4 edicin, Octubre 1973 (por ejemplo, pp. 83 y ss.)
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Con estos cuatro puntos marcamos el proceso histrico durante toda la NEP (desde el 23-24 -comienzo elegido- al 29) en su ms visible presentacin, es decir, la importancia de las crisis reconocidas que, como mostraremos, concentran las perspectivas polticas, la lucha por el poder en el grupo dirigente y el propio destino de la NEP. Y es intil y errneo separarlas so pena de no ver el conjunto del proceso, aunque se tenga en cuenta analticamente toda la problemtica: as, las clases y sus fracciones, empezando por la tremenda complejidad del problema campesino que, en las condiciones rusas, requiere un anlisis detenido del mir517 junto a todos los rganos y conglomerado de elementos que implica: en primer lugar el dvor518, sjod519, jozjaim520, ms los procesos
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Mir (Tambin obshchina). Hay que empezar reteniendo una nota de SHANIN, T. (op. cit. p. 60). La palabra mir, usada por los campesinos para referirse a la comuna o a la asamblea comunal (sjod), significa en ruso "mundo" y "paz" constituyendo, de hecho, una expresin significativa de las principales funciones de la comuna, la cual representaba el mundo de los campesinos: forma de agricultura colectiva, comuna tradicional campesina. Su caracterstica bsica era la propiedad colectiva de la tierra, no el trabajo colectivo de sta. Impona a sus miembros la rotacin obligatoria de cosechas con el sistema de los tres campos, regulaba el uso de los pastos y derechos de agua. Pero su atribucin ms importante era la de asignar la tierra entre los dvors pertenecientes a ella (anual, trianual, o cada cinco aos). Esta redistribucin peridica haca que el mir constituyese la nica forma de pertenencia bajo la que se poda perpetuar el principio de igualdad al hacerse la redistribucin teniendo en cuenta el nmero de "bocas" de cada dvor. El mir era regido por el sjod (de "sjodit", reunirse). Queremos comentar, entre otras, que para el periodo anterior a la revolucin del 17 habra que tener en cuenta la apreciacin de Wallace (reproducida por WOLF, Erich. R. Las luchas campesinas del siglo XX, Ed, Siglo XXI, Madrid, 2 edicin, 1973, p. 93-95) en torno a la ignorancia del gobierno sobre el mir. Por cierto que en la edicin espaola del libro de Wolf aparece mir traducido como "comuna", "universo" y "congregacin". Para las otras muchas funciones del mir ver WOLF y SHANIN (id). Importantes observaciones de Wolf: en realidad las formas comunales de organizacin no eliminan la lucha individual; slo pretenden controlarla. En tanto que la comuna sostuviera los derechos de reasignacin, impona serias limitaciones a la libertad del campesino para utilizar su tierra como le conviniera. El campesino no poda vender, hipotecar o heredar la tierra sin el consentimiento de toda la comuna. Y SHANIN: adems de mostrar su utilidad para el gobierno, la comuna, despus de la revolucin de 1905-6, revel en toda su intensidad una funcin, latente hasta entonces, generadora de una ideologa igualitaria y educadora de accin colectiva capaz de convertise en revuelta de la noche a la maana. As pues, la dcada siguiente fue testigo del esfuerzo mprobo del gobierno por destruir las comunas campesinas. Ese es el sentido de las reformas de Stolipin. Para estas reformas ver tambien GROSSKOPF (op. cit). El Cdigo Agrario de 1 de diciembre de 1922 (cdigo "nepmiano") aceptaba totalmente el mir al mismo nivel que otras formas corrientes de tenencia de la tierra. Se reconoca el derecho de la familia individual a separarse del mir con una parcela de tierra para formar un jutor o un otrub. Segn cifras de 1927, de 233 millones de hectreas de tierra, 222 eran de mir, 2 millones de jutor, 6 de otrubs, y algo ms de 2 millones en koljoses. Una cuestin: si los campesinos que se separaban del mir eran los ms emprendedores, era el jutor el refugio del kulak o se esconda por el contrario en el anonimato del mir? Es curioso constatar cmo tanto para LEWIN (op. cit.) como para GROSSKOPF (op. cit.) el mir se equipara con el consejo municipal. Sin embargo, aparece corregido en el artculo del primero Customary Law and Rural Society in the Postreform Era (Russian Review, 44, n1, 1985). Nos resulta chocante que ninguno de los autores citados (tampoco DOBB o NOVE, etc) haya tenido en cuenta a LUXEMBURGO, Rosa. Introduccin a la economa poltica (Ed. Siglo XXI, Madrid, 2 edicin, Marzo 1974). Y cuando la citan, tanto SHANIN como WOLF se refieren a The Russian Revolution, y GROSSKOPF a su tesis de doctorado. dvor. Familia campesina. Unidad de cultivo como miembro del mir. Poda estar integrado en el mir como jutor u otrub.
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de evolucin o diferenciacin en jutor521, otrub522, nadel523, etc.; unido a ello, el problema de las categoras del campesinado, trtese del seredniak (campesino medio), bedniak (campesino pobre), batrak (obrero agrcola), o el punto de mira siempre situado en el kulak524. Igualmente, las formas de produccin colectiva por parte del campesinado (toz, comuna y artel525), la poltica de precios, la agricultura (cerealista y no cerealista), la financiacin, la moneda, los ndices de acumulacin, la comercializacin, o las instituciones y sus conflictos, ya se trate del predominio del Vesenja526, que controlaba la
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sjod. Asamblea o consejo de todos los jefes de familia del mir. A la cabeza del consejo estaba el patriarca o starosta, cuya funcin era formular el consenso de la asamblea aldeana y representarla en los tratos con las personas de afuera. WOLF reproduce la descripcin de WALLACE sobre el funcionamiento del sjod. (Vid. las observaciones de CARR, E.H. en la nota 14 de El socialismo en un solo pas, vol. 2. Ed. Alianza, Madrid, 1975, pp. 307-308). Para SKOCPOL, Th. la obschina es la comuna y el mir "asamblea aldeana de todos los jefes de familia" op. cit. p. 216. Confunde Skocpol mir con sjod? jozjaim. Jefe del dvor, normalmente el cabeza de familia. LEWIN indica que es tambin "fermier" y que, a veces, sobreentendido "bon fermier". jutor. Forma de separacin del mir. Hacienda campesina independiente pero ubicada dentro de la propiedad de un terrateniente. La reforma de Stolipin anim a los campesinos emprendedores a formar jutores. Para la reforma de Stolipin ver en general SHANIN y WOLF y con ms detalle ROBINSON. Unidad domstica campesina. En SHANIN aparece como Explotacin cercada. CARR, muy claramente, la define como tipo de granja en la que viva su tenedor. (Comparar con otrub). otrub. Forma de separacin del mir. Segn LEWIN, la casa campesina quedaba en el recinto de la aldea, pero disfruta de sus tierras privadamente sin que puedan experimentar en adelante reparto. SHANIN se refiere a las tierras en forma de franjas dispersas entre otras parcelas campesinas. En su glosario aparece con la rbrica de explotacin con campos cercados. CARR: granja atendida por su poseedor, el cual continuaba viviendo en el "pueblo" con sus antigus comiembros del mir. (C0mparar con jutor).
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nadel. Cuota proporcional de tierra concedida por la comuna, segn SHANIN. LEWIN seala que se trata de un trmino muy impreciso. Lo define como el lote de tierra al que el campesino tena derecho durante la NEP en tanto que son trudovoj nadel: lote que se cultiva exclusivamente por los miembros de su familia sin asalariados.
kulak (Puo). Empresarios agrcolas. Difcil definicin. Rasgos caractersticos: adquisicin de tierras (sea por arriendo o por otros procedimientos), propiedad de los medios de produccin (animales e inventario), disfrute de ingresos procedentes de operaciones comerciales o financieras sin realcin directa con la propiedad agrcola. Veremos estas formas en su momento. Vesenja. Visshi Sovet Narodnogo Joziaitsva (Consejo Superior de Economa Nacional). Superministerio que controlaba toda la industria hasta su disolucin y creacin de comisariados industriales en 1932. Para una visin sinttica, NOVE, Alec. Historia econmica de la Unin Sovitica, Ed. Alianza, Madrid, 1973 (sobre todo pp. 54 y ss, y 102 y ss).
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industria o del Narkomprod527, que manejaba la produccin agrcola durante la guerra civil, ambos como departamentos econmicos ms poderosos, instituciones cuya estrella fue apagndose con la NEP ante la aparicin y desarrollo de otros organismos como el Gosbank528, Vneshtorg529 y la Gosplan530. Asimismo, las cuestiones culturales, las vanguardias, el Proletkult, y los debates, cuyos ejemplos ms conocidos son los escritos de Bujarin, Trotski, Lunacharski, etc. La exposicin tiene un hilo conductor muy simple: de la crisis de las tijeras y sus consecuencias, que delimitan el mapa general de los futuros conflictos (desde la polmica sobre la industrializacin a la crisis del acopio de 1928-29 que es el prefacio al "gran viraje"), a la solucin de Stalin: romper las tijeras. La obertura de las tijeras al comienzo de la NEP finalizar cuando Stalin decida cerrarlas definitivamente. Cuando se cierran, le cortan el cuello a la NEP. Dominar las tijeras, es decir, conducir las contradicciones generadas por la NEP, era embarcarse en la transicin socialista para un largo perodo de tiempo. Romper las tijeras era tomar el camino del capitalismo de estado. Pero esta era una cuestin no contemplada por los actores del proceso. Porque de una u otra forma el peligro siempre entrevisto era el de la restauracin capitalista. Nunca se pens seriamente en que se poda generar un tipo imprevisto de formacin social. Se puede establecer el axioma que tapaba siempre esa posibilidad: industrializar significaba inequvocamente socialismo. Esta es la base para comprender que la lucha poltica, la lucha por el poder, jugase tan malas pasadas a los contendientes. Que contnuamente observemos unos matrimonios de conveniencia que se vuelven rdiculas ceremonias de confusin, si el final no fuese tan espantosamente trgico531. Pero ese lado de la ambicin de poder, o del derecho legtimo a su ocupacin, no debe confundirse con las fuerzas fundamentales que lo impulsan. Objetivamente pareca que, por la propia debilidad del proletariado, la salida del capitalismo de estado estaba en condiciones de inferioridad frente al camino socialista pergeado por Lenin en sus ltimos escritos y confiado a Bujarin: nada de violencia para
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Narkomprod. Narodnyi Komissariat Prodovolstviya (Comisariado del Pueblo para Abastecimiento). Gosbank. Gosudarstvennyi Bank (Banco del Estado). Vneshtorg. Narodnyi Komissariat Vneshnei Torgovli (Comisariado del Pueblo para Comercio Exterior). Gosplan. Gosudarstvennaya Obshcheplanovaya Komisiya (Comisin de Planificacin General del Estado). Se hablar de l en detalle en V.2.
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Aclaremos que la constitucin histrica de cualquier otra situacin de capitalismo de estado no tiene por qu llevar aparejada todo el desfile de sombras del estalinismo. A pesar de que la formacin del bloque del "Este", aunque sin comparacin, no se vi libre de las peculiaridades estalinistas.
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transformar las estructuras sociales del pas sino revolucin cultural, cooperacin, alianza con el campesinado532. Sin embargo, todas las condiciones -exteriores e internas"conspiraron" para fortalecer esa debilidad. Desde el fracaso de la revolucin alemana de 1923 hasta la situacin casi pre-blica con Inglaterra en 1927 o la cuestin china, pasando por el golpe de Pilsudski en Polonia, sin olvidar la crecida de la marea fascista. En Rusia, el desarrollo de la lucha en el partido dej muy debilitado el campo de fuerzas que hubiese podido conducir una poltica de sostenimiento a largo plazo de la NEP. El nico programa coherente dentro de la NEP como poltica de largo alcance mantenido por sus defensores sin grandes cambios de alineacin partidaria, lo representa Bujarin con sus apoyos "naturales" Rkov, Tomski y Dzerjinski!533. Y la negacin absoluta de la NEP la representa Stalin y sus partidarios industrializadores aunque "copiasen" el esquema terico de una "izquierda" que acababan de derrotar, esquema que seguan pensando en el marco de la NEP. El problema para entender el desarrollo de los conflictos en la superestructura poltica en estos aos, es que hay que considerar otros elementos que no podemos analizar aqu en extenso: la tradicin bolchevique, las distintas oposiciones a Lenin antes de Octubre y despus, las luchas posteriores, la lucha contra la burocracia, la Internacional534, etc. Todos esos problemas deberemos desarrollarlos en su momento atados al guin de hierro que proponemos: a) Lenin esboza la NEP, b) Bujarin-Trotski la perfilan con trazos distintos535, c) Preobrazhenski dibuja sobre el esquema dado una maquinaria que
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Moshe LEWIN capt perfectamente ese "pequeo" matiz del ltimo pensamiento de Lenin: "Signalons que Lnine tenta une nouvelle fois de lancer cette ide au dbut de la NEP, mais qu'il l'abandonna une fois de plus pour chercher autre chose.Le capitalisme d'Etat cherchait une alliance avec les forces du grand capital contre l'ennemi numro un de l'epoque: la petite bourgeoisie anarchisante, dissolue et rapace. Mais la NEP entendra un langage diffrent, et mme contraire: un appel s'allier avec la petite bourgeoisie rurale contre le capitalisme" (en La formation..., op. cit. p. 292). Ver las argumentaciones de GROSSKOPF apoyadas en un detalladsimo anlisis estadstico tomando en consideracin los datos de la poca (en op. cit, pp. 121 y ss., 183 y ss, etc.) Para la explicacin de esa "naturalidad", cfr. COHEN, S. F. (op. cit. pp. 322 y ss.) Si escogemos el ejemplo de la Internacional, cfr. las pginas de LWY, A.G. (op. cit. pp. 323 y ss.) en las que muestra cmo los acontecimientos internacionales de 1926 desencadenan la lucha interna en la URSS. "L'attitude des principaux adversaires envers le problme des structures sociales de la campagne, celle de Bukharine droite, et de Trotsky gauche, malgr les diffrences des points de dpart et malgr les invectives et les soupons mutuels, n'etait pas, au fond trs diffrente". Este es uno de los elementos distintivos de las aportaciones de LEWIN, Moshe. La paysannerie et la pouvoir sovitique (1928-1930), Mouton diteur, Pars- La Haye (printed in the Netherlands), 2 dition, 1976, p. 134-135. Sin embargo, en su obra no ocupa un lugar estratgico. El siguiente sin duda sera la democracia en el Partido (DEUTSCHER, El profeta desarmado...op. cit., pp.407-408.
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abre las grietas para su destruccin536, d) paralelamente Stalin ensancha la va del capitalismo de estado que va a dinamitar la NEP por la grieta de Preobrazhenski537.
Nos permitimos este cuadro538: socialismo en uncampesinado por va solo passocialista de NEP Trotski-+539 Bujarin++ Stalin+-
Insistimos: es la mezcla de elementos en conflicto lo que hace "invisible" la infraestructura ideolgica que se abre tras la revolucin de octubre. La superestructura poltica, sobre todo las perspectivas revolucionarias abiertas por la fase imperialista y anunciadas por Lenin -que se traducen en los conflictos dentro de la Komintern-, y la lucha contra el burocratismo -por consiguiente por la democratizacin del partido bolchevique-, sobredeterminados por la lucha por la "sucesin", borran ante los propios contendientes los alineamientos reales540. Con la paradoja ltima de que el hombre ms
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Preobrazhenski no destroza las tijeras. Esa ser la obra de Stalin. Pero opina que es bueno que existiese esa estructura de precios ya que implicaba el mecanismo esencial de la acumulacin. En su momento transcribiremos la impresionante autocrtica de Preobrazhenski ante Stalin. (En Captulo V). No incluimos ms factores que estorbaran ahora. S adelantamos que otros dos importantes seran la democracia en el partido y el internacionalismo. Los signos los podemos colocar mentalmente. Ntese como CARR, al referirse a Stalin en una de las semblanzas de los dirigentes bolcheviques, cose prcticamente esas dos "cualidades": desprecio por los procedimientos democrticos y desdn por la Komintern. (En Socialismo en un solo pas, vol. 1, pp. 185-189. Vid. igualmente LWY, op. cit. pp. 329-330). Se puede objetar que pongamos un menos a Stalin en la cuestin campesina debido a que durante una poca estuvo aliado con Bujarin. Pero son muchos los datos que indican que no fue ese nunca su pensamiento. Por ejemplo, vese en LWY (op. cit. p. 306-307) la intervencin de Kamenev en el XIV Congreso dirigindose directamente a Stalin para que no apoyase a Bujarin (cfr. nota... cap. 6), o de nuevo CARR (op. cit. p. 252): "Si en enero de 1925 alguien hubiera tenido la sagacidad suficiente para predecir una ruptura inminente entre Stalin y Zinviev... casi con toda seguridad hubiera visto en Zinviev al campen de la poltica campesina, y a Stalin, como su adversario". Y para la tpica doblez de Stalin, asimismo comparar p. 256 con p. 262. Aunque esto ha estado sujeto a discusin (vid. LWY, op. cit. p. 330). Todas estas contradicciones giran en torno a un elemento consciente/inconsciente en todos los dirigentes. Ya que el proletariado como clase-Estado es capitalismo de estado, es decir, ya que la propiedad estatal es nica y extensiva a todas las relaciones econmicas, la NEP y sus diversas formas son etapas de un proceso que debe abocar en el capitalismo de Estado. La propiedad del proletariado es estatal si se mantiene como clase. No es socialista. El proletariado como
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gris es el que parece armado de principio a fin de una determinacin absoluta que nunca se ha adjetivado: ni ms ni menos que la determinacin del proletariado541. Indirectamente nuestra tesis se suma a las corrientes historiogrficas que invalidan que el destino de la revolucin estuviera sujeto a la rivalidad Stalin-Trotski o que el estalinismo era el resultado irresistible de las transformaciones sociales en Rusia. Y, desde luego, para hallar otra visin de nuestro objeto histrico, estamos de acuerdo con la apreciacin general de Sigrid Grosskopf cuando dice que "la mayora de las investigaciones occidentales sobre los antecedentes del stalinismo parten de una descripcin del partido comunista y de las divergencias internas de las fracciones de ste despus de la muerte de Lenin. Su atencin se coloca sobre todo en las luchas por el poder entre Stalin, Trostky, Bujarin, Zinoviev y las otras personalidades "pretendientes"542. No es posible dibujar sin antes escoger. Pero lo ms embarazoso de todo es tener que presentar estados de simultaneidad confusa como si fueran sucesivos. En este sentido, titular nuestro ltimo captulo El prado de Bezhin constituye una metfora sobre los defectos de nuestra exposicin. De esa imponente obra de Eisenstein, slo quedan los fotogramas que la mano salvadora de Pera Atsheva pudo rescatar del rodaje.
propietario, al haber llevado adelante la resolucin, slo puede aparecer como propiedad estatal, que no es propiedad socialista ya que no sera el gestor directo de la propiedad.
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Pero un hecho se repeta insistente: todas las oposiciones fueron vencidas slo gracias al concurso del "aparato" controlado por el hombre de acero, y sus "hombres", empezando por Molotov (que significa martillo). (Era familia del compositor Scriabin). Op. cit. p. 13. El objetivo de su trabajo es, sin embargo, "arrojar luz en los procesos econmicos que precedieron al establecimiento del rgimen burocrtico stalinista". Las mismas precauciones que hay que tomar para analizar uno de los aspectos ms trgicos del proceso: el Gulag. Ya FOUCAULT advirti en Un dilogo sobre el poder, Ed. Alianza, Madrid, 1985 (2 reimpresin) que: "No tratar de interrogar al Gulag a partir de los textos de Marx o Lenin, preguntndose por medio de qu error, desviacin, ignorancia, distorsin especulativa o prctica, la teora ha podido ser traicionada hasta tal punto. Se trata, por el contrario, de interrogar todos estos discursos por antiguos que sean, a partir de la realidad del Gulag. Mejor que buscar en estos textos lo que podra condenar anticipadamente el Gulag, se trata de preguntarse qu es lo que, en ellos, lo ha permitido, lo que contina justificndolo, lo que permite hoy aceptar todava la intolerable verdad. La cuestin del Gulag no debe plantearse en trminos de error (conversin terica) sino de realidad. (p. 75)...o ms adelante: "El problema de las causas no debe ser disociado del problema del funcionamiento"..."En suma, hay que hacer valer, me parece, la especificidad de la cuestin Gulag contra toda conversin terica (que hace de ella un error legible a partir de unos textos), contra toda conversin historicista (que hace de ella un efecto de coyuntura, aislable a partir de las causas), contra toda "disociacin utpica" (que la colocara como el pseudosocialismo, en oposicin al socialismo en s), contra toda disolucin universalizante en la forma general del encierro". pp. 76-77.
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El primer documento que defini la nueva base econmica de la alianza de la clase obrera con el campesinado y seal la transicin real del comunismo de guerra a la nueva poltica econmica, es un escrito de Lenin del 8 de febrero de 1921: Primer borrador del esbozo de tesis sobre los campesinos543. Este borrador inspir el proyecto de resolucin sobre la sustitucin de la requisa de excedentes por el impuesto en especie, que aprob el X Congreso del partido el 15 de marzo de 1921. Recordemos cul era la situacin en el invierno de 1920-21. A comienzos de 1920 en el Lejano Oriente las tropas de Kolchack han sido aniquiladas y Yudenich ha sido vencido frente a Petrogrado. En agosto la ofensiva sobre Varsovia (y su fracaso) y, con ello, las ltimas esperanzas de Lenin de conectar la revolucin rusa con la alemana, se esfumaron: las sombras del tan temido aislamiento se echaban encima de los soviets. En Octubre se firma el tratado de paz con Polonia. Trotski parte contra el barn mercenario ruso-aleman Wrangel a Crimea; la liquidacin de este frente en noviembre ser la ltima campaa de la guerra civil. Solo quedarn las hostilidades contra Majn que escapar finalmente a Rumana en agosto de 1921544. Quedar entonces esta paradjica situacin. En el mismo momento en que el poder sovitico est consolidado y el partido gobernante poda comenzar a operar sin el sable en el cuello, se encontraba con el distanciamiento de su apoyo decisivo: el propio
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O.C. tomo XXXIV, p. 416. Pero hay que tener en cuenta un muy curioso precedente como ha recordado CARR : "En febrero de 1920, con anterioridad al noveno Congreso del partido y en un momento en que la guerra civil estaba terminada, Trotski haba propuesto en el Politbur reemplazar la requisa de excedentes por un impuesto en especie calculado segn un porcentaje de produccin y establecer sobre una base ms individual que colectiva el cambio de productos con el campesinado. El proyecto tropez con la oposicin de Lenin y no consigui ms que cuatro votos de los quince" (La revolucin bolchevique (1917-1923), t. 2, Ed. Alianza, Madrid, 1974, p. 293). El texto en cuestin lo reproduce el propio TROTSKI en uno de los artculos que componen su libro El Nuevo Curso. (Ver la ed. de PyP, Buenos Aires, 1974, 2 edicin, pp. 66-67). Es conveniente no olvidar la metamorfosis sufrida por la sociedad sovitica en 1917 (en FERRO, Marc, La Revolucin de 1917, Ed. Laia, Barcelona, 1975). Sobre Majn se puede observar la diferencia entre la apreciacin de DOBB, Maurice (El desarrollo de la economa sovitica, Ed. Tecnos, Madrid, 1972, p. 110) y WOLF, E.R. (op. cit. p. 142), que lo compara al movimiento zapatista.
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campesinado. Bast que los campesinos tuvieran la seguridad de que los terratenientes y generales blancos no volveran, para que hicieran sentir de inmediato su descontento por la poltica del comunismo de guerra bajo la forma de extensas rebeliones545. El pas estaba devastado, hambriento y enfermo. Por otro lado, el partido se encuentra ante otro momento crtico cuyo episodio ms relevante es la conocida polmica sobre los sindicatos. Cuando comienza el X Congreso, se hace bajo el retumbar de los caones sobre la fortaleza de Kronstadt.
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Basten las referencias de Lenin al IV Congreso de la Internacional en el sentido de que as como, anteriormente a 1921, las rebeliones campesinas haban sido un rasgo caracterstico de la situacin rusa, se constataba una pacificacin total en el plazo tan corto de un ao. Aqu hay que suponer toda una serie de cuestiones previas de gran importancia que slo vamos a enumerar. En varias ocasiones hemos mencionado la obra de SHANIN, Teodor (La clase incmoda, Ed. Alianza, Madrid, 1983), importante por diversos motivos. Resumamos en relacin con nuestra exposicin actual algunas de sus conclusiones: 1) La historia rural rusa del primer cuarto de siglo no cumpli los pronsticos establecidos, esto es, "los agricultores ms ricos y los jornaleros (y/o campesinos pobres) no actuaron, en conjunto, como factores independientes. A pesar de la aparente diferenciacin y de los procesos de polarizacin, las aldeas rurales rusas siguieron mostrando una notable cohesin poltica y unidad de accin" ( cit. p. 18); 2) el estrato jutor se desvaneci tras la revolucin del 17 en silencio (p. 19); 3) El sistema de agricultura dual no cuaj en Rusia y "en 1913, ms de la mitad de la tierra perteneciente a la nobleza en el perodo de la emancipacin, haba sido vendida a los campesinos principalmente. Del resto, la mitad fue arrendado, tambin a los campesinos" (id. p. 43); 4) el bajo rendimiento extrado, as por ejemplo "el rendimiento por acre del trigo era de menos de un tercio del de la Gran Bretaa y no llegaba a dos quintos del de Alemania" (p. 45); 5) "Contrariamente a la creencia general, el tamao medio de las parcelas campesinas rusas no era mucho menor que el de las de Francia y Alemania" (p. 46); 6) No exista una identidad entre propietario de una explotacin cercada y miembro de un estrato rico (p. 225); 7) Segn la historiografa oficial sovitica, la historia de la revolucin agraria rusa se compone de dos revoluciones. Durante la primera (1917-1918), los campesinos ocuparon las propiedades de los hacendados no-campesinos dividindolas en unidades menores. La segunda, desde fines del 18, los pobres de las aldeas se lanzaron a una segunda revolucin, movida por deseos de igualdad, apoderndose de las tierras de los kulaks. Y complementariamente los kulaks se levantaron contra la dictadura del proletariado y la segunda revolucin. Pues bien: "Una observacin minuciosa de las llamada rebeliones kulaks parece indicar que en realidad casi todas fueron levantamientos generales de los campesinos, en los que no pueden apreciarse diferencias de clase. De hecho, en el perodo de esta supuesta segunda revolucin (1918-1919), el campo experiment una calma relativa en comparacin con 1906, 1917 o 1920. (Adems, cfr. p. 206). Por supuesto, no entramos en cuestiones de paternidad, sea Znaniecki o Dobb, Robinson o Anfimov, y dejamos a un lado la mirada antropolgica. Como contrapunto a las determinaciones de Shanin podemos ver BETTELHEIM, Ch. Las luchas de clases en la URSS (1917-1923) (Ed. Siglo XXI, Madrid, 1 edicin, junio de 1976). Cuando intenta fijar tericamente el destino del mir y apoyar su enfoque de que ste no estorbaba el desarrollo del capitalismo, invoca la correspondencia rusa de Marx, Lenin y las estadsticas de Shanin contra Shanin! Su esquema se muestra erizado de peligros (Cfr. pp. 190 y ss), fundamentalmente porque no alude a la reforma de Stolipin, ni considera el obstculo de la redistribucin y las limitaciones de venta, hipoteca o herencia; o argumentos que se vuelven en su contra, como subrayar que las revueltas campesinas no se dirigieran contra el zar sino contra los propietarios, o la propia paradoja aludida en el apartado siguiente. Para un resumen de las consecuencias niveladoras de la revolucin campesina de 1917, cfr. SKOCPOL, T., op. cit., pp. 222 y ss. Skocpol seala, junto a las obras clsicas ya citadas de Chamberlin, etc., la importancia de KEEP, John L. H., The Russian Revoltion, Nueva York, Norton, 1976, que informa de las estadsticas soviticas en 1919.
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La gravedad de la situacin era tal que Lenin lleg a proponer el hundimiento de la flota del Bltico. Esta era la situacin y no podemos olvidarla cuando repasamos los textos, las polmicas sobre la poltica a seguir y, sobre todo, el destino de la asombrosa ruptura revolucionaria de 1917546. La revolucin haba aplastado a sus enemigos pero tambin haba alejado a muchos de sus amigos. La imperiosa necesidad de alimentar a las ciudades hambrientas y abastecer al Ejercito Rojo, obligaron al gobierno a la requisa despiadada de las cosechas que degener con frecuencia en puro saqueo. El desempleo, la inflacin monetaria que desvaloriz el rublo, la contraccin de la actividad industrial que disminuy hasta ms all de los lmites mnimos (pensemos que la minera del carbn produca por bajo de la dcima parte de su rendimiento normal y la produccin de acero era slo el 5% de la produccin de preguerra), la destruccin de los ferrocarriles, la tortura del trueque, el despoblamiento de las ciudades (Mosc tena la mitad de sus habitantes y Petrogrado la tercera parte) y, finalmente, la clase obrera atenazada en el caos generalizado del mercado negro547.
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Segn la referencia de TROTSKI (en La revolucin traicionada, Ed. Fundacin Federico Engels, Madrid, 1991), en ningn momento de la guerra civil se produjo una aprensin (pnico) igual. Tan es as que al recibir las noticias de su estallido, el Congreso del partido interrumpi sus debates y envi la mayora de sus delegados a participar en el asalto a Kronstadt. Vid. DEUTSCHER, I. Stalin. Biografa poltica, Ed. Era, Mxico, 3 edicin 1974, p. 212. La descripcin detallada de toda esta situacin, estadsticas, etc., podemos encontrarla en CARR E.H. La revolucin bolchevique (1917-1923), Ed. Alianza, Madrid, 1974, t. 2, captulos 18, 19 y 20, pp. 281-398. As tambin en su obra El Interregno (1923-1924) , Ed. Alianza, Madrid, 1974, captulos 1, 2, 3, pp. 15-126. En las biografas de Deutscher, etc. Con mayor brevedad, en DOBB, Maurice. El desarrollo de la economa sovitica desde 1917, Ed. Tecnos, Madrid, 1972, pp. 103127; y HUTCHINGS, R. El desarrollo econmico sovitico (1917-1970), Ed. Itsmo, Madrid, 1973, captulo 5 de la parte II, pp. 75-91. Vid. as mismo, NOVE, Alec. Historia econmica de la Unin Sovitica, Ed. Alianza, Madrid, 1973, con el interesante eco de los debates en la Academia Comunista sobre el por qu del comunismo de guerra (pp. 81 y ss.); el cuadro que tomamos (op. cit. p. 71) es muy reproducido (por ejemplo, PALAZUELOS, op. cit., p. 61, y TAIBO, op.cit., p. 62.). Por supuesto el precipitado histrico despus de aos de guerra (mundial y civil) desde 1914, incluye el cuadro de la represin y el terror. Desde las interpretaciones "oficiales" hasta las ms extremadamente opuestas. De Baynac a Volkogonov pasando por Sallenave y el The Gulag Handbook de J. Rossi. El libro de BAYNAC, Jacques. El terror bajo Lenin, Ed. Tusquets, Barcelona, 1 edicin enero 1978, que contiene decretos y documentos oficiales de la Checa y una seleccin de testimonios y ensayos de reconstruccin histrica. Y para otro anlisis, cfr. por ejemplo Martnez Marzoa: "Al terror, Lenin y Trostky le llamaron terror; llamaron represin a la represin, y, al hambre hambre. Jams decidieron que alguien hiciese <<voluntariamente>> algo. En cambio, es tpicamente staliniano el que el <<convencimiento>>, el <<deseo>> por parte del pueblo, la <<voluntariedad>>, sean decididos por el Comit Central", etc,etc, en op. cit. p. 143.
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Fuente: Nove 1980 Error!Marcador no definido. 913 Produccin industrial bruta (ndice) 00 Industria pesada (ndice) 00 Carbn (millones Tn.) 9 Petrleo (millones Tn.) ,2 Electricidad (millones KWh.) 039 Hierro (millones Tn.) ,2 Acero (millones Tn.) ,3 Ladrillos (millones) ,1 Azcar (millones Tn.) ,3 Tn. transportadas por ferrocarril (mill.) 32,4 Produccin agrcola (ndice) 00 Importaciones (rublos de 1913) 374 Exportaciones (rublos de 1913) 520 1 1 8 20 20 1 1 ,4 60 1 05 39 2 01 0, 4 2 0, 4 1 0, 2 0 0, 9 8 52 3, 2 9 1 21 1 1 21 31 19
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Una ltima calamidad acechaba a los soviets nada ms acabar con el levantamiento de Kronstadt: la terrible hambruna de 1921....548. La implacable lucha de clases durante la guerra civil haba dejado la estructura social de Rusia profunda y definitivamente trastocada. Salvo el campesinado todas las clases haban quedado pulverizadas549. Del lado de las clases dominantes, la aristocracia fue aniquilada por la virulencia de la contienda civil y sus restos se refugiaron en el extrajero con los jirones de los Ejercitos Blancos. La burguesa, que en Rusia no tuvo tiempo de desplegarse, haba igualmente emigrado o perecido. Los que lograron sobrevivir tratando de adaptarse al nuevo rgimen no eran ms que las ruinas de su clase. La "intelligentzia" y la burocracia o bien siguieron el rumbo del exilio o bien trabajaban como "especialistas" para el poder sovitico. Del lado de las clases dependientes, si hemos sealado la prdida de confianza del campesinado en el partido, ste sinti tambin las reticencias de la clase obrera. Para describir la situacin de la clase obrera en su forma ms concentrada podramos recurrir a una frase de Shlipnikov durante el XI Congreso bolchevique quien, defendiendo las posturas de la Oposicin Obrera y tomando como pretexto unas palabras de Lenin, concluy: "Vladimir Ilich dijo ayer que el proletariado como clase, en el sentido marxista, no existe. Permitidme que os felicite por ser la vanguardia de una clase inexistente"550. En efecto, la descomposicin de la clase obrera industrial fue casi total. Los que murieron en la guerra (la fraccin ms politizada y arrojada), los que ocupaban ahora
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Hemos consultado en la Hemeroteca Municipal de Madrid, en la Nacional, y en la Fundacin Pablo Iglesias peridicos y revistas importantes de la poca. En relacin al "hambre en Rusia", anotamos La Antorcha, ABC, El Imparcial, la Revista de Occidente y El Sol, (microfilmado hasta el 31 de mayo de 1922) con las crnicas de Ricardo Baeza, Corpus Barga, Fernado de los Ros, Julio Brouta, etc. As, en el El Sol de 7-IV-22, durante la conferencia de Gnova se informa que los representantes soviticos evaluaban en veinte millones las vctimas del hambre. Se puede afirmar que de la guerra civil slo el campesinado, pese a la devastacin y al hambre, pudo conservar su carcter y su lugar en la sociedad; tena capacidad de resistencia y de regeneracin y adems haba mejorado a expensas de la aristocracia. Y la nueva situacin le haca muy consciente de la importancia bsica que desempeaba. Otra cosa era que pudiese hacer valer sus intereses por s mismo. Cfr. WERTH, Nicolas, La vie quotidienne des paysans ruses de la revolution la collectivisation (1917-1939), ed. Hachette, fvrier 1984, pp. 15-16. Sobre el carcter del campesinado ruso, WOLF, E.R. (op. cit. pp. 79 y ss), que reproduce los estudios de Maynard, Leroy-Beaulieu, etc. Para el campesinado y el factor poltico, SHANIN, T. (op. cit. Apndice A, pp. 274-278). Como clase, SEVILLA GUZMAN, E./GONZALEZ de MOLINA, M. (op. cit.); y GOMEZ OLIVER, M. entre otros lugares, Jornaleros andaluces. Una clase en extincin?, en Ecologa, campesinado e historia (op. cit. pp. 375-407). Y como "duplicidad", en la definicin marxista, tener en cuenta, MARX, K. El 18 de Brumario de Luis Bonaparte, Ed. Ariel, Barcelona, 1968, pp. 144-145, sobre los campesinos parcelarios como clase apoyo del bonapartismo. Sobre el particular, vid. CAPELLA, Juan Ramn. Materiales para la crtica de la filosofa del Estado, Ed. Fontanella, Barcelona, 1976, p. 32. Igualmente el relato de Nina Berberova del destino de la emigracin rusa blanca apretando tornillos en las fbricas Renault. En diversos lugares. Por ejemplo, DEUTSCHER, Isaac. Trotsky. El profeta desarmado, Ed. Era, Mxico, 2 edicin, 1971, pp. 27-28.
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puestos de responsabilidad en los nuevos rganos e instituciones soviticos (en la administracin, el ejrcito, la polica, etc), los que huyeron de la ciudad al campo en la poca del hambre, ms toda una diversidad de causas, haban dispersado al movimiento obrero ms concentrado y vigoroso tal vez de Europa, no por nmero sino por mentalidad e iniciativa poltica. La victoria de la dictadura proletaria se asentaba cuando el proletariado como clase casi se haba extinguido. Muchos de los que se mantenan en las fbricas, permanecan inactivos porque las fbricas no funcionaban. Como dice Deutscher, "es fcil imaginarse qu efectos tenan el hambre, el fro, la aterradora inactividad de los centros de produccin y el ajetreo del mercado negro, el fraude y el robo -la lucha casi zoolgica por la supervivencia-, en la moral de la gente que se supona era la clase gobernante del nuevo estado"551. Cmo explicar no slo la polmica de los sindicatos sino las medidas extraordinarias del X Congreso ante la aparicin de los grupos Oposicin Obrera y Centralismo Democrtico, liderados por Shliapnikov y Kolontai? (Hay que entender que lo que peda era ms democracia, no ms centralismo)? Por tanto, como vemos, tras la guerra civil el partido bolchevique se encontraba con dificultades en relacin a las clases que lo haban apoyado. Y sobre esta base hay que comprender el sentido de la NEP. Por la importancia del documento, lo mejor es reproducirlo teniendo en cuenta su brevedad. Se trata de la enumeracin de las medidas a tomar en cuatro puntos: "1) Satisfacer los deseos de los campesinos apartidistas de remplazar la requisa (la confiscacin del excedente de cereales) por el impuesto en cereales. 2) Reducir el impuesto en comparacin con la requisa del ao pasado. 3) Aprobar el principio de que el impuesto guarde proporcin con el esfuerzo del agricultor, reducindoles el porcentaje a quienes realicen los mayores esfuerzos. 4) Dar mayor libertad al agricultor para llevar al mercado local sus excedentes, siemmpre que pague sus impuestos rpida y completamente"552.
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DEUTSCHER, Isaac, op.cit., p. 21. Op. cit. Es interesante constatar para este cambio esencial de la poltica impulsada, la correspondencia de Lenin; por ejemplo, la carta que escribe a Ossinski el 1-III-21 : "He visto ayer a Ivn Afansievich Chekunov. Resulta que estuvo conmigo ya en 1919 para discutir el problema del Congreso de campesinos trabajadores... Simpatiza con los comunistas, pero no ingresa en el Partido, ya que va a la iglesia, es cristiano (dice que niega los ritos, pero es creyente). Se dedica a mejorar la hacienda. Ha viajado por las provincias de Nizhni Novgorod y Simbirsk. Dice que los campesinos han perdido la confianza en el Poder sovitico. Le pregunto, se puede arreglar el asunto mediante un impuesto? Estima que s. Ha logrado en su distrito, con ayuda de los obreros, que se sustituya el Poder sovitico malo con uno bueno.A semejantes hombres debemos agarrarnos con todas las fuerzas para restablecer la confianza de las masas campesinas. Es sta la tarea poltica fundamental que, adems, no tolera dilacin. Ruego muchsimo: no se deje llevar demasiado por el punto de vista de los funcionarios, no se preocupe demasiado por l. Fjese ms en la actitud poltica hacia el campesinado ..." (en OC, tomo LII (Cartas), Ed. Progreso,
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El anlisis que del significado de la aplicacin de la nueva poltica econmica se hace en el captulo dedicado a dilucidar el concepto de capitalismo de estado, nos exonera de repetir cuestiones que seran redundantes. Ahora no tratamos de ver los resultados de la NEP sobre la marcha y las rectificaciones y retrocesos como lo expusimos antes, sino de establecerlos con la perspectiva de un perodo de dos aos de experiencia, con ocasin del duodcimo congreso bolchevique de abril de 1923, exactamente cuando Trotski va a dejar caer su esquema de las "tijeras"553.
Mosc, 1988, pp. 100-101). Esta carta es slo una muestra. Cierto que esplndida, pero slo una muestra. La correspondencia exige un estudio particularizado.
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Para una comprensin excelente de la situacin y acuacin del trmino, DEUTSCHER, Isaac. Trotsky..., op.cit., pp. 101 y ss. Esta cuestin muestra uno de los ejemplos de la discreta o temerosa exposicin de Dobb en la obra que citamos: pasar rpidamente por encima de las cuestiones que puedan quemar. De Trotski, aqu, como en otros lugares esenciales, nada. Slo referencias a datos de discrepancia muy conocidos como la militarizacin del trabajo o los sindicatos. Nada antes de Octubre y en Octubre. Despus un poco en la industrializacin. Y cuando cita un opsculo como Nuevo Curso, no es para, por ejemplo, sealar que fue inspirador de la NEP antes que Lenin, sino para citar uno de sus "torpes" pasos con una alusin a un rumor que corra sobre Bujarin (DOBB, op. cit. p. 98).
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Cuando se inici el XII Congreso bolchevique en abril de 1923, se hizo bajo la impresin del tercer ataque de apopleja (9 de marzo) que dejara paralizado a Lenin definitivamente hasta su fallecimiento en enero de 1924. Alguna pequea mejora a partir del verano todava generaba esperanzas en una recuperacin que no llegara554. El duodcimo congreso fue un comps de espera, entre otras cosas, por la ausencia de Lenin. Pero desde este momento se definir lo que ser el triunvirato que, con todo tipo de medios, apartar a Trotski de la direccin poltica que por capacidad sin duda le corresponda555.
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Que la enfermedad y muerte prematura de Lenin jugaron un papel decisivo en la historia sovitica, ha sido subrayado con muy diversos matices. Recordemos que Lenin haba sufrido un atentado el 30 de agosto de 1918 una de cuyas balas slo pudo extrrsele en abril de 1922. La salud de Lenin se resiente al final de este mismo ao de 1921 en que impulsa la NEP. Desde diciembre de ese ao el Politbur le ir ampliando vacaciones hasta el XI Congreso del partido (del 27 de marzo al 2 de abril de 1922). Es precisamente despus de este congreso cuando sufrir el primer ataque de apopleja por esclerosis cerebral, exactamente el 26 de mayo de 1922. Mejoras y recadas se alternarn en los meses siguientes, lo que le permite intervenir en el IV Congreso de la III Internacional en noviembre del 22. Lenin hablar por ltima vez en pblico ante el Soviet de Mosc a finales de noviembre. A partir de aqu su estado general empeora. El 13 de diciembre sufre una trombosis cerebral y tres das ms tarde el segundo ataque de apopleja. La recuperacin que sucede le permite escribir esos preciosos trabajos sobre el cooperativismo, la Rabkrin, o Mejor poco, pero mejor, por no hablar del impagable documento que constituye Diario de las secretarias. Sin olvidar las importantsimas notas sobre las nacionalidades no rusas que slo se publicarn en 1956! Es instructivo comprender la concatenacin de elementos que derribaron a Trotski (como ms tarde a Bujarin) y que se enhebrarn para que la revolucin caminase inexorablemente hacia el capitalismo de estado. Sin duda las propias torpezas de Trotski jugaron un papel relevante, pero
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Los dos aos de NEP haban producido una evidente recuperacin en la agricultura (la excelente cosecha de 1922 que represent los tres cuartos de la produccin de la anteguerra), creca el comercio interno, se desarrollaba el comercio exterior bajo la proteccin del monopolio estatal; la problemtica referente al presupuesto, la fiscalidad y moneda estable fueron abordadas con seriedad. Pero puesto que los mecanismos de la NEP eran capitalistas acarrearon tambin secuelas capitalistas: desempleo y fluctuaciones de precios. Esto significaba algo tan grave como poner en entredicho la propia eficacia de la NEP, porque abra una brecha entre la agricultura y la industria, y evitarlo era precisamente uno de los objetivos de la nueva poltica. En el invierno de 1922-23, la relacin entre los precios agrcolas e industriales que se haban movido en una banda favorable a los agrcolas, comenzaron a invertirse. La desproporcin entre los precios tena un doble efecto: despojaba al campesino de los beneficios que la NEP trataba de que consiguiera por sus productos, y demostraba que dejar que el mercado funcionase a su antojo no era garanta de estabilidad. Fue Trotski quien en el informe que pretenda acabar con la indeterminacin sobre los fines de la nueva poltica econmica (punto crucial sobre la concepcin de la transicin socialista en las condiciones rusas), mostr ante el congreso un diagrama que describa la evolucin precios agrcolas-industriales, su convergencia en septiembre de 1922 (paridad calculada con los precios de 1913) y su divergencia a partir de ese momento. El crecimiento de los precios agrcolas tras la introduccin de la NEP se vea cancelado por el de los precios de la industria con su aumento desde el otoo de 1922. El aspecto del diagrama era el de unas tijeras abiertas. La crisis de 1923 recibi de este diagrama su nombre. "Con arreglo al diagrama de Trotski, los precios industriales en marzo de 1923 se encontraban por encima del 140% del nivel de 1913, mientras los precios agrcolas descendieron ms de un 80%"556. Preferimos recoger el grfico y cuadro de Grosskopf al de Dobb557:
sin el paraguas de Lenin un remolino se iba formando a su alrededor que acabara tragndoselo. Pero no slo a l que se constituy en el enemigo a batir sino a todos los que, ayudando a su destruccin, cavaron su tumba en diferido. Si el destino de Trotski es grandiosamente trgico, el de Zinoviev y Kamenev, por citar a los ms responsables, es slo tristememte cruel.
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CARR, E. H. El Interregno, op. cit, p. 33. Op. cit. p. 163. El de DOBB (tambin op. cit., p. 163) es el que reproduce PALAZUELOS (en op. cit. p. 66). Su fuente es Strumilin y la Gosplan.
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GRFICO 1.
CUADRO II. ndices de los precios de mayoreo (1913=1.00) Productos agrcolas a 1 de oct. " " " " 1923 1924 1925 1926 1927 0.57 0.83 0.89 0.88 0.90 Productos industriales b 1.76 1.21 1.12 1.14 1.11 Tijeras b:a 3.10 1.46 1.25 1.30 1.23
De las conclusiones del discurso de Trotski ( a) impulsar la exportacin de grano y b) aumentar la eficacia de la industria), la primera se adopt sin problemas; la segunda 249
era mucho ms peliaguda y eran conocidas las demandas de Trotski sobre la planificacin558. Una poltica coherente sobre la planificacin implicaba igualmente un reajuste institucional559 y todo ello estaba an lejos de las posibilidades de prevencin del XII Congreso. La esperanza del congreso fue que la situacin mejorara y que las tijeras comenzaran a cerrarse. Pero la crisis se acentu desde abril hasta octubre de 1923, y la diferencial de precios sigui abriendo las tijeras. Disminuy la demanda campesina de productos manufacturados, se acumularon los bienes industriales, aument el desempleo, y verano y otoo presenciaron una serie de huelgas inquietantes, caso de Sormovo (que parece que fue la primera) y Jarkov560. Ahora bien, la crisis de 1923 era diferente a las que anteriormente haba sufrido el rgimen sovitico. Durante el verano las ventas de artculos de consumo descendieron. Los trusts industriales, que confiaban en la fuerza de su posicin financiera, en su organizacin monopolista de ventas y en la demanda de la "nueva clase media" creada en las ciudades por la NEP, siguieron forzando la subida de precios y reteniendo las mercancas a la espera de que la cosecha pusiera ms dinero en manos de los campesinos: en esto se vieron apoyados por la circular del Vesenja de julio de 1923, por la que se les recordaba su deber principal de lograr beneficios. Las pasadas crisis eran de escasez; la situacin del verano del 23 era excedentaria. No se debi, pues, a una falta de produccin sino a la falta de un sistema de comercializacin que pudiese llevar los artculos desde el campo a la ciudad y desde el trabajador industrial al campesino. La suposicin de que la NEP restablecera por s sola las relaciones comerciales, sufri un duro golpe. Ms an, la NEP no haba creado el "eslabn" entre el proletariado y el campesinado, sino un conflicto competitivo en el que cada parte trataba de ganar el pulso. Esto en las condiciones de la economa rusa era
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Durante un tiempo Lenin no apoy las demandas de Trotski al respecto, pero en sus ltimos escritos, en sus ltimas notas de finales de diciembre de 1922, comienza a rectificar su actitud y empieza a calibrar la importancia de una organizacin como la Gosplan. No hay que olvidar que es en las postrimeras de este ao cuando Lenin se da cuenta de que muchos problemas vistos antes, sealados, ahora adquieren un tono absolutamente preocupante. Nacionalidades, burocracia, acumulacin de poder del secretariado (incluyendo la propia personalidad de Stalin del que percibe un lado oscuro ignorado hasta entonces), e incluso el propio destino de la NEP y de ah su preocupacin por la planificacin, le hacen buscar una alianza con Trotski. La interpretacin de sta siempre estar sujeta a debate por la muerte prematura de Lenin pero muestran unas huellas, a nuestro entender, imposibles de borrar. Son hechos: la entrevista de Lenin con Trotski en la que le plantea la lucha contra la burocracia en general y el Orgbur en particular, la insistente peticin de Lenin de que Trotski acepte la vicepresidencia del Sovnarkom (tres veces se lo solicita), el llamado "testamento", las dos cartas del 5 de marzo del 23 antes del ataque que lo inutilizara definitivamente, una dirigida a Trostki pidindole que asumiera la defensa de la "causa georgiana", la otra a Stalin rompiendo con l; y la preocupacin de Stalin y de los otros futuros triunviros por ese "frente" en ciernes. Ver las notas citadas en LENIN, V.I. Testamento poltico. Diario de las secretarias, Ed. Anagrama, Barcelona, 1975, pp. 19-25. Prombank, Gosbank, Narkomfim (ver nota 61, p. 35, El Interregno... CARR). Para este asunto cfr. CARR, E.H. El Interregno, op. cit. pp. 102 y ss.
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ruinoso. Si la NEP se haba implantado como un compromiso que trataba de conseguir un doble objetivo, es decir, conservar las bases socialistas de la industria nacionalizada y proporcionar incentivos comerciales al campesinado para que pudiese alimentar la ciudad, empezaba a dibujarse un cuadro que mostraba que este doble objetivo no pareca posible dejndolo al libre juego de las fuerzas econmicas. Es importante tener muy presente la cronologa en este momento porque la crisis, como hemos visto, detectada y expuesta por Trotski en el duodcimo congreso del partido, estalla en el verano y los acontecimientos posteriores son de gran trascendencia561. A fines de septiembre el CC establece tres comits para estudiar la crisis de las tijeras, el problema de los salarios y la situacin interna del partido. El 8 de octubre Trotski, actuando por su cuenta, dirige una carta requisitoria contra la poltica del Politbur. El 15 de octubre aparece el denominado "programa de los 46"562, y es en octubre cuando se produce el colapso de la revolucin alemana. En diciembre, mes clave, comienza la campaa pblica contra Trotski (por vez primera segn Carr apareci la denominacin de "trotskismo") y la resolucin del comit de las tijeras. Del 16 al 18 de enero de 1924, la decimotercera conferencia del partido (ms importante que el doce y que el trece congreso). El fallecimiento de Lenin el 21 de enero, y finalmente el decimotercer congreso en mayo563. En los cinco meses que van de septiembre a enero muchsimas cosas se jugaron definitivamente: prcticas comunes del bolchevismo quedarn en el camino, posibilidades incipientes de una evolucin democrtica quedarn truncadas y, sobre todo, una figura
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No hay que olvidar que en este congreso se produce el primero de los silencios de Trotski. El asunto no era de segunda importancia. Haba constituido uno de los ltimos combates de Lenin: la cuestin georgiana. Lenin le pidi la defensa de sus puntos de vista. Bujarin se qued solo ante la conspiracin de silencio. No hay que buscar entre los adversarios de Trotski. El propio DEUTSCHER constata el hecho (en Trotski..., op. cit. p. 105). Ser adems el objeto del rompimiento de Bujarin con Trotski. No olvidemos que a finales de ao Bujarin iniciar la delimitacin terica del "trotskismo". (Ver igualmente BULLOCK, Alan, op. cit., tomo I, pp. 230231) El documento se haya reproducido entre otros en BROU, op. cit. pp. 841-847. Este ver el segundo silencio de Trotski, en este caso sobre la lectura al Congreso del Testamento de Lenin. En el pleno del CC precedente que decida su lectura, mientras Zinoviev y Kamenev salvaban a Stalin ante la protesta de Krpskaya, se call Trotski entre "muecas de disgusto". Cfr. por ejemplo, DEUTSCHER, I. Stalin. Biografa poltica, Ed. Era, Mxico, 3 edicin, 1974, pp. 257258. Igualmente BULLOCK, Alan, op. cit., tomo I, pp. 318-319
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inesperada comienza a acumular realmente un poder ilimitado que desde luego no utilizar "con la suficiente prudencia"564. Ahora bien, para despejar el espacio de la problemtica expuesta tenemos que buscar en la coyuntura poltica -anudada al juego de fuerzas decisivo y su resolucin- los cabos que lo harn visible. El primer cabo es el siguiente: cuando se estudia este momento histrico, sea bajo el gran formato de Carr o bajo el divulgativo de Taibo (por citar el ms reciente), el primer plano lo ocupa la "lucha por el poder" pues, efectivamente, la desaparacin de Lenin haba dejado un vaco. Y entonces se narra la lucha contra el "trotskismo", el triunvirato, el duunvirato, etc. Frente a esto, nosotros vamos a recorrer esa realidad encontrando un hilo privilegiado y nos vamos a desviar hacia el fondo inmediato de la cuestin. Cul es entonces? La intervencin de Bujarin en el debate sobre el trotskismo el 12 de diciembre del 24 tanto en Pravda como en Izvestiya con el ensayo Nuevos descubrimientos en la economa sovitica, o cmo arruinar el bloque obrero y campesino. Veamos. Tras sus dos inoportunos silencios ya sealados, Trotski, en noviembre del 24, se haba descolgado con unas inoportunas Lecciones de Octubre565. Desde luego, no se trata de pronunciarse ahora por la verdad o no de la perspectiva trotskista. El hecho es que este paso en falso pone en movimiento el rodillo que lo va a aplastar. De toda la campaa desatada -Kamenev, Zinoviev, Stalin566, Safrov, etc..- slo Bujarin cala hondo en el fondo de la cuestin, y esto es lo que nos interesa. Si hemos "destapado" por aqu, dejemos sentado que lo podamos haber hecho quizs despejando otros caballos de batalla en los que no podemos permanecer sin perdernos en la maraa de hechos y reproches sin fin: la lucha contra la asfixia burocrtica, la democracia interna, las tradiciones de Octubre, etc. S. Cohen lo expresa muy certeramente: "Ahora estaban ntimamente entrelazados los resentimientos
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Parafraseamos aqu un fragmento del impresionante diagnstico de Lenin en su Testamento referido a Stalin. Se trataba de una introduccin al tercer volumen de sus obras que haban empezado a editarse. En este tercer tomo se recogan artculos y discursos del ao 17 y Lev Davidovich Bronstein tuvo la "genial" idea de arreglarle las cuentas a prcticamente todo el CC y el Partido en ese momento. Una edicin en espaol se encuentra en El Gran Debate (1924-1926) I. La Revolucin Permanente, Ed. Siglo XXI, Madrid, 2a. edicin, 1976, pp. 27-89. Quizs no sea necesario, pero no pretendemos, al subrayar los "errores" de Trotsky, hacerlo responsable nico de la historia. Nos bastar a este propsito recordar como muestra la dureza de COHEN con su biografiado: "Tras seis aos de complicidad para suprimir el "testamento" de Lenin, ..." (op. cit. p. 440). Por cierto, que la perspicacia de CARR hace que no se le escape el dato tan temprano! del gusto de Stalin por la falsificacin. (Cfr. El socialismo en un solo pas, Ed. Alianza, Madrid, 1975, tomo 2, p. 26-27). E igualmente que detectara en Zinoviev (cmo no!) el mal uso de las citas de Lenin. (Cfr. La revolucin bolchevique (1917-1923), Ed. Alianza, Madrid, 1974, tomo 2, pp. 396-397, nota 72). De todas formas esto ya fue desmenuzado por DEUTSCHER, I. (en Stalin, op. cit. pp. 264-265). Y por supuesto por el propio "objeto" de la falsificacin.
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personales, la lucha por el poder y las autnticas discrepancias sobre la naturaleza y la direccin de la revolucin567. Por qu entonces, el ensayo de Bujarin? Por tres razones: porque une a Trotski con la teora de Preobrazhenski sobre la acumulacin primitiva socialista568; pone en relacin el informe de Trotski sobre las tijeras, primera piedra de los partidarios del desarrollo rpido basado en la industria pesada, con la exposicin que en agosto acababa de hacer Preobrazhenski en la Academia Comunista de su teora, que se conoce por La nueva economa569; porque el debate entre Preobrazhenski y Bujarin se "doblar" increblemente cuando Stalin "rompa las tijeras" y, finalmente, porque cuando Bujarin trate de acercarse a Trotski en 1928 dir que Stalin ha asumido el programa de Preobrazhenski570. Nuevamente podemos encontrar un precedente a todo el programa industrializador si recordamos la intervencin de Trotski en el IX Congreso de marzo de 1920 al abogar por "un nico plan econmico destinado al perodo histrico que se avecina"571, y su insistencia a Lenin en relacin a las atribuciones de la Gosplan572. Y tampoco nos extraar saber que Preobrazhenski (junto a Larin o Kritsman) se encontraba entre los ms ardientes defensores del comunismo de guerra y entre los crticos del debilitamiento de la economa planificada durante la NEP. Ser, adems, este debate con Preobrazhenski el que involuntariamente situar a Bujarin no slo como el idelogo fundamental del partido sino tambin (aparentemente)
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Op. cit. p. 229. De paso, anotamos y dejamos de lado que las argumentaciones de Bujarin significaban de hecho que el triunvirato Zinoviev-Kamenev-Stalin haba tocado fondo. Ed. Era, Mxico, 1 edicin, 1971. Preobrazhenski haba avisado solapadamente sobre la idea central de su obra, en declaracin de lealtad al XIII Congreso de mayo. (Cfr. LWY, A. G. op. cit. p. 257). Sin embargo es oportuna la matizacin de COHEN en el sentido de que: "De manera incongruente, tal vez, su argumento se identific rpidamente como la base econmica del trotskismo. Muy pocos percibieron la contradiccin existente entre el razonamiento de Preobrazhenski acerca de la industrializacin socialista en una Rusia aislada y la insistencia de Trotski en el papel crucial de la revolucin europea" (op. cit. p. 228). Ver DEUTSCHER, I. op. cit. p. 403. Aqu, como en otros pasajes, se pueden observar los matices que definen los criterios historiogrficos. Cfr. COHEN, op. cit. pp. 412-413, 449 y 464-466. CARR, LWY, etc. En cuanto al destino de Preobrazhenski, por sus "prstamos" a Stalin, ser quiz el peor de toda la vieja guardia. Se sabe que eliminaron a su familia. El muri no se sabe dnde ni cmo. En Mosc un poco antes corran unas palabras: "Que hace Preobrazhensky? Tomar t y confitura y tocar la guitarra". HAUPT, G. y MARIE, J-J. op. cit. p. 184. En CARR, E. H. La revolucin bolchevique (1917-1923), Ed. Alianza, Madrid, 1974, tomo 2, pp. 384-385. CARR, E. H. La revolucin..., op. cit. tomo, 2, pp. 391 y ss. Para la ltima opinin de Lenin, OC, tomo XXXVI, pp. 478-482. No podemos resistirnos a consignar cmo Stalin copiar a su antagonista (por el que senta una mezcla de fascinacin, desprecio y envidia) una dcada ms tarde, hasta en su xito del plan de puesta en marcha del parque de locomotoras, a travs de la famosa Orden n 1042, cuando Trotski pudo anunciar ante el VIII Congreso de Soviets que el plan originalmente concebido para cinco aos poda cumplirse en tres aos y medio. (Vid. igualmente BULLOCK, Alan, op. cit., tomo I, pp. 192-193).
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en la cspide del poder, cuando el do Zinoviev-Kamenev abandone la lnea "procampesina" y se pase al campo "industrializador" en la segunda mitad de 1925, ante la evidencia amenazadora del control casi total que ejerce Stalin sobre el aparato. No hay que identificar, sin embargo, los trminos "acumulacin socialista" con "acumulacin socialista primitiva". Con ello comenzamos el siguiente apartado: El "maldito problema"573.
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Precisemos que segn Lwy el trmino de "acumulacin originaria socialista" en realidad es de Bujarin y se encuentra en su Teora econmica del perodo de transicin (Ed. PyP, Buenos Aires, 2 edicin, 1974, p. 69. Ver LWY. A. G. op. cit. p. 258). Ahora bien, Bujarin incluye una nota (p. 141) en la que aclara que la expresin corresponde a Smirnov (debe ser Vladimir y no Ivn). Adems, esta edicin contiene las importantsimas anotaciones marginales de Lenin que, por ejemplo, aclaran el sentido de la frase referida a Bujarin en el Testamento acerca de su incomprensin de la dialctica, y de nuevo (en la pgina 186) aparece la referencia al citado Smirnov. El desagrado patente de Lenin queda al margen con un Uf!. El sentido de la frase no es el mismo que le otorgar Preobrazhenski. Por su parte, LEWIN (en La paysannerie...) atestigua que el trmino fue acuado por Smirnov, aunque curiosamente no alude a Bujarin. De todas formas Trotski lo utiliza en 1922 hablando al IV Congreso de la Internacional: Informe sobre la NEP sovitica y las perspectivas de la Revolucin (en VV.AA. El debate sovitico sobre la ley del valor, Comunicacin, Madrid, 1974, pp. 40-43).
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IV.3. La "cuestin maldita" y la nueva economa (La voz del campesinado y Bujarin)
Enlacemos ahora el recuento que hicimos de los escritos de Marx sobre Rusia y de los ltimos textos de Lenin sobre el capitalismo de estado574, con la intervencin de Bujarin a propsito de los planteamientos de Preobrazhenski. Lo que alert a Bujarin no fue slo la argumentacin econmica de su amigo y antiguo colaborador, que veremos enseguida, sino el tono y los ejemplos (sobre los que tuvo que realizar una rectificacin Preobrazhenski tras la crtica bujariniana). El campesinado era objeto de una analoga que se situaba en las antpodas de lo que pretenda construir tericamente Bujarin. En La nueva economa Preobrazhenski comparaba la situacin rusa con la acumulacin primitiva capitalista, describa el despojo de las formas de economa no capitalistas, las colonias, citaba el parrafo de Marx en El Capital acerca de la violencia como partera de la historia575, para concluir que: "La imposicin de las formas no socialistas debe producirse no slo inevitablemente durante el perodo de acumulacin primitiva socialista, sino que debe inevitablemente tener un papel inmenso, directamente decisivo en los pases agrcolas como la Unin Sovitica"576. Una analoga que reuna en una sola gavilla todo lo que aterrorizaba literalmente a Bujarin en las condiciones de la NEP: acumulacin, violencia, explotacin, colonias. Aunque lo que encontramos leyendo con detenimiento la obra de Preobrazhenski es mucho ms fuerte en la forma que el fondo577. Sin embargo y por otra parte, el tema central est insertado en la propia ley de Preobrazhenski, constituyendo su primer trmino y no aparece tan "violento": "Cuanto
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En el Captulo II. Sobre el MPA. Op. cit. pp. 93 y ss. Id. p. 101.
Stalin, como veremos, subrayar el fondo. Sobre todo dos: la hostilidad del sistema econmico presocialista (Cfr. La nueva economa, p. 130, op. cit.) y la necesidad de recorrer con rapidez la fase de acumulacin (id. p. 102). Veremos de qu manera. Preobrazhenski no insiste en ellas. Ms an, en su respuesta a Bujarin es cuando seala que: "Mi artculo (?) sobre la acumulacin socialista estaba dedicado a una cuestin que permanecer en el centro de nuestra atencin durante dos dcadas cuando menos" (id. p. 258). El problema es evidentemente, se le puede llamar a esto rapidez?
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ms atrasado econmicamente, pequeo-burgus y agrcola sea tal o cual pas que pase a la organizacin socialista de la produccin, menor ser la herencia que reciba en su fondo de acumulacin socialista el proletariado del pas considerado en el momento de la revolucin social, y ms, relativamente, estar obligada la acumulacin socialista a apoyarse en la enajenacin de una parte de la sobreproduccin de las formas presocialistas de economa, as como ser menor la parte especfica de la acumulacin sobre su propia base de produccin, es decir, menos se alimentar de sobreproducto de los trabajadores de la industria socialista"578. En la seria preocupacin de Bujarin observamos un sntoma con dos caras: que era moneda corriente no tener "cuidado" al referirse al campesinado y que, precisamente por esto, Bujarin alertase al partido. Fue Lwy quien, en una conversacin con Lukcs (8 de agosto de 1965), pudo recoger el siguiente testimonio del filsofo hngaro: "En nuestro partido domina una especie de hostilidad al campesino que es una de las peores herencias socialdemcratas. Tambin entre nosotros [en la Hungra posterior a 1945] hubo camaradas, incluso inteligentes, que se aterrorizaban ante la idea de que los campesinos ganaban ms que los obreros. En este punto la nica excepcin ha sido Lenin"579.
Op. cit. pp. 132-133. Por supuesto, hay que tener en cuenta el relato de esta cuestin por parte de Carr ya que traduce las dos versiones, la original y la "mitigada" por el propio Preobrazhenski cuando publica su obra en 1926. En efecto, sobre la disertacin de Preobrazhenski La ley fundamental de la acumulacin socialista leda en la Academia Comunista, dice CARR: "se public por vez primera en Vestnik Kommunisticheskoi Akademi, VIII (1924), 47-116, y se reedit bajo el ttulo Las leyes de la acumulacin socialista primitiva, como segundo captulo de Novaya Ekonomika (1926), pp. 52-126; en esta segunda versin les quit hierro a algunas frases provocativas, pero sin modificar su sentido. Las referencias que se dan ms adelante, pertenecen a la segunda versin, excepto en aquellos prrafos que difieren de la versin primera, y donde se dan ambas referencias" (en El socialismo en un solo pas, Ed. Alianza, Madrid, 1974, tomo I, p. 211, nota 59). En las pginas siguientes, Carr seala en las diferentes citas de la obra de Preobrazhenski cmo suprime y cambia determinados trminos. As, donde en 1924 apareca "En el perodo de la acumulacin socialista primitiva el Estado no puede pasarse sin la explotacin de la produccin en pequea escala, sin la [expropiacin] de una parte de los excedentes del campo y del trabajo artesano", en 1926 la parte en negrita fue suprimida y la palabra entre corchetes fue cambiada por enajenacin. etc. Sobre el tapete quedaba la ley de Preobrazhenski. Tomemos nota de dos apreciaciones de Carr: "A los polticos corresponda disimular este hecho desagradable con palabras ms decorosas. Preobrazhenski no era poltico" (op. cit. p. 213), y segunda: "Aunque parece que Trotski nunca se pronunci con respecto a la tesis de Preobrazhenski, aparte de que era lo bastante poltico como para exponer el caso en trminos menos provocativos..." (op. cit. p. 214). Estas frases de pasada como tantsimas otras son para comentar largamente. Nos conformaremos con: 1) tener en cuenta la concepcin general de Carr tal como qued expuesta en nuestra introduccin general, 2) que Preobrazhenski no fuese "poltico" es discutible, 3) pero que Trotski fuese "poltico".
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Esto ya nos suena de las demandas de la oposicin obrera en la situacin de adopcin de la NEP, y tambin fue ya visto con cuidado por Gramsci en su teorizacin del proletariado como clase hegemnica580. Ahora afrontamos la respuesta dejada en suspenso en la introduccin general. Paulette Vanhecke-Tomasini considerar que es el desprecio al campesinado lo que conducir a la va opuesta a la NEP. Dice: "Nous rejoignons maintenant ce qui est au dpart de cet essai, le point qui nous tient coeur, car nous pensons que, plus que les circonstances ou d'autres lments, ce qui a determin le caractre forc de la collectivisation est le mpris des paysans, la vision qui fait d'eux, selon la clbre phrase de Marx, la dernire classe qui reprsente la barbarie au sein de la civilisation. A notre avis, cette faon de voir la paysannerie traditionnelle a t beaucoup plus dcisive que la ncessit de draciner le capitalisme de l'economie rurale [Stalin]"581. Ya Lewin aos atrs haba sintetizado la paradoja: "La Rvolution clata dans un pays arrir, essentiellement paysan, o la paysannerie tait synonyme de misre et ignorance. Le mot moujik reprsentait pour l'intellectuel russe ou tranger, le comble de l'asservissement, le symbole du malheur du peuple russe et la base du rgime le plus ractionnaire de l'Europe. Mais l'histoire, une fois de plus, a donn la preuve de la fragilit des prdictions des thoriciens: c'est grce au concours de ces mmes moujiks qu'en Russie, dans le pays rput comme le moins prpar l'exprience socialiste, une rvolution sociale et proltarienne clata et l'emporta"582. A continuacin, Vanhecke-Tomasini, basndose en textos diversos de Lenin a Gorki o de Claude Lefort a Alexander Zinoviev (el matemtico y novelista) esquematiza as583:
paysanbarbarie campagne=anarchie
El lugar clsico de esta teorizacin est en La costruzione del partito comunista (1923-1926), Einaudi, Turn, 1971. GRAMSCI sigue entonces, como sabemos, con enorme preocupacin los acontecimientos en Rusia y contesta a la presunta reinstauracin del capitalismo (como vemos una y otra vez, la cuestin de Bettelheim es muy vieja). Aqu frente a Macchiocchi hay que preferir (como tuvimos ocasin de desarrollar en otro lugar y late en el captulo previo sobre la sociedad civil y el marxismo), los anlisis de BUCI-GLUKSMANN, Christine. Gramsci y el Estado, Ed. Siglo XXI, 1 edicin, 1978, pp. 327 y ss. Adems, cfr. folio 142, nota 78.
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La paysannerie..., op. cit. p. 119. Digamos sin ms que esta paradoja est ya explcita en Lenin y en Bujarin. De este ltimo cfr. La va al socialismo y el bloque obrero-campesino, en Problemas de la edificacin socialista, pp. 74-75. Se trata de un largo ensayo terminado en agosto de 1925 y publicado ese mismo ao en L'Humanit.
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Id. p. 88.
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industrieprogrs "socialisation"
Y, finalmente, se ve obligada a resear e impugnar una interpretacin de Fabio Bettanin584 que califica de "ingeniosa" en un trabajo, que considera "soberbio" sobre la colectivizacin. Dice: "Pour Fabio Bettanin, l'adhsion complte des kolkhoziens la collectivisation devait tre le rsultat de l'dification la plus rapide des kolkhozes et non l'inverse, car le Comit Central avait dcid de collectiviser l'agriculture afin de crer les conditions culturelles et sociales plus qu'conomiques ncessaires une collectivisation effective. En d'autres termes, il avait vis crer les kolkhoziens avant les kolkhozes, suivant une stratgie 'd'ingenierie' sociale et politique substantiellement semblable celle poursuivie avec l'industralisation. Y como esto conduce, en Bettanin, a que la colectivizacin descansara en una visin positiva del campesinado ruso, de su capacidad para liberarse de su retraso y de su propia ideologa de pequeo propietario, no tiene ms remedio que rechazar ese planteamiento porque : "pousser les paysans par la violence dans les kolkhozes comme on parque du btail l'table, rgler d'une faon originale et barbare le problme de la surpopulation rurale relative, rabattre vers les usines et vers les villes une population dsespre, ne concder aucune marge d'autonomie ceux qui restent pour travailler la terre, tout ceci ne peut, en aucun cas, concider avec une visin positive des paysans, en quelque lieu de la terre que ce soit"585. Sin embargo, en ningn momento se hace alusin ni al pensamiento contradictorio de Lenin, ni se cita por ningn lado a Bujarin. Y es Bujarin, este Bujarin de comienzos de 1925 el que, contestando inmediatamente a Preobrazhenski, dir ante una reunin del Komsomol: "Se alza por primera vez en la historia humana... porque en ningn perodo, en ningn ciclo de la historia humana -ni en la poca de los despotismos orientales, ni en el perodo del llamado mundo clsico, ni en la Edad Media, ni bajo el rgimen capitalista-, nunca hubo tal ejemplo donde la clase dirigente se plantease como tarea fundamental la superacin y
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La Collettivizzazione delle campagne nell' URSS, Ed, Riuniti, Roma, 1978. Id. p. 89.
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destruccin de la diferencia entre la ciudad predatora y la aldea en la que hace presa, entre la ciudad que recoge todos los beneficios de la cultura, y la aldea que es sacrificada en la ignorancia"586. El problema esencial puede ser resumido en la pregunta de Lewin: "les chemins du proltariat et de la paysannerie aprs la Rvolution sont-ils compatibles, peuvent-ils s'accorder por tendre ensemble vers le mme but socialiste?587. Y la respuesta de Bujarin era claramente afirmativa. Recordemos que es en 1925 cuando se toman una serie de medidas por las que se ha podido hablar de una neo-NEP. Y no hay que perder de vista que estas medidas sancionaban el proceso de diferenciacin del campesinado, teniendo en cuenta que la extensin del territorio de la URSS impide hacer alegres generalizaciones. Las medidas en cuestin afectaban a 1) reduccin de la contribucin rstica, 2) legalizacin del trabajo asalariado, 3) alquiler de tierras. Carr describe con su habitual destreza el proceso desde el momento en que el cierre de las tijeras a sus niveles normales en la primavera de 1924, desarroll las condiciones de mejora del campesinado acomodado a expensas del pobre. Y, por tanto, no tiene nada de extrao que esa neo-NEP aparezca en un apartado que titula La apuesta por el kulak588. Tengamos en cuenta que la importancia que la cuestin agraria adquiri para el Estado sovitico fue tal que el partido cambiar la fecha de sus congresos a partir de 1925. Hasta entonces, y desde 1917, el congreso se celebraba en primavera. El CC de fines de Octubre de 1924 decidi que la Conferencia se celebrara en la primavera y el Congreso en otoo; la toma de decisiones importantes se hara despus de la cosecha. Las nuevas medidas, que significaban una reforma de los textos claves -la Ley bsica de mayo de 1922589 y el Cdigo Agrario del mismo ao590 -, fueron preparadas
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Citado por COHEN (en op. cit. p. 242). En otra cita, Bujarin parece adelantarse al chiste malvolo posterior: "Somos pioneros, pero no llevamos a cabo experimentos, no somos viviseccionistas que... operan en un organismo vivo con un bistur; somos conscientes de nuestra responsabilidad histrica" (id, id..)
Op. cit. p. 121. Ahora aparece como problema la voz del campesinado. Una clase sin lenguaje propio, que fue hablado por los populistas, semihablado por el marxismo y que Bujarin trat de darle palabra en este primer intento a travs del campesino acomodado. Retengamos que an en febrero de 1926, en un discurso en Leningrado, dijo que los campesinos pobres vean en el kulak "un padre benefactor que, aunque los esquilma, les da algo a cambio, mientras que nosotros los alimentamos con bonitos decretos y excelentes discursos sobre Chamberalain, pero en la prctica no les damos nada". (Vid. CARR, E.H. El socialismo en un solo pas, op. cit. vol. 1, p. 323, nota 414).
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Se trata de un decreto del Comit Ejecutivo Central de toda la Unin (VTsIK) en forma de Ley fundamental sobre la utilizacin de la tierra por parte de los obreros con 37 artculos. (Cfr. CARR, E.H. La revolucin bolchevique, op. cit. vol. 2, pp. 301 y ss). Indiquemos que ya Preobrazhenski prepar una batera de tesis que Lenin desaprob como algo fuera de la realidad del momento, en esa primavera de 1922. Es forzoso tener presente que el documento previo fundamental fue el decreto de Febrero de 1918 Sobre la socializacin de la tierra al declarar que "todas las formas de utilizacin
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cuidadosamente por el Politbur antes de que se reuniera la decimocuarta Conferencia del partido a finales de abril de 1925. Slo Bujarin, en el mitin del partido del teatro Bolshoi del 17 de abril de 1925 (diez das antes por tanto de la Conferencia), pronunciar un discurso que se har famoso, cometiendo una estridencia de la que se acordar toda su vida: ese "enriqueceos!" en plan animoso dirigido a todos los campesinos. Nuevamente aqu hay que seguir a Carr porque vuelve a tomar en cuenta las diferencias del mismo discurso al publicarse en la Pravda de 24 de abril, y en Bolshevik (n8), 30 de abril591. Lo que dijo literalmente, siguiendo la versin menos discreta de Pravda, lo transcribe as Carr: "Nuestra poltica con respecto al campo debiera encarar la tarea de quitar, y en parte abolir, muchas restricciones que frenan el desarrollo de las fincas del campesino acomodado y del kulak. A los campesinos todos debemos decirles: Enriqueceos, desarrollad vuestras granjas, sin miedo de que se os vayan a poner obstculos. Sin embargo, y por muy paradjico que parezca, hemos de desarrollar la granja acomodada para ayudar al campesino pobre y al campesino medio"592.
individual de la tierra" seran "transitorias y obsoletas" y designaba, como formas de tenencia agraria las siguientes: 1) granjas y comunas soviticas, 2) artels y asociaciones, 3) propiedades individuales. (Cfr. CARR, E.H. La revolucin bolchevique, id. pp. 54-58). Y todava, como sabemos, se puede retroceder hasta el mismo momento del estallido revolucionario. En palabras de SHANIN, "la historia legal de la revolucin agraria se inici con el Decreto de la Tierra, publicado en la noche de la revolucin de octubre... El Decreto promulgaba la nacionalizacin de la tierra convirtiendo en ley una compilacin de 242 instrucciones en materia campesina que serviran de gua a las personas elegidas" (op. cit. p. 207). Para la complejidad de la situacin y el juego de la dialctica leninista en relacin con la asuncin del programa agrario de los social-revolucionarios, hay que repasar los captulos 15 y 16 de CARR (op. cit. pp. 15-61). El historiador britnico llega a escribir que: "Sera injusto no decir que, mientras Trotski deduca la necesidad de una transicin contnua desde la revolucin burguesa a la socialista, partiendo de su observacin del proletariado de Petersburgo durante la Revolucin de 1905, Lenin lleg en 1917 a una conclusin semejante a travs del estudio del problema fundamental, que la desintegracin del proceso de la guerra haba puesto al desnudo, de cmo alimentar al pueblo ruso. Los dos caminos nunca coincidieron completamente y las premisas no eran idnticas, pero ambos condujeron en 1917 a la misma poltica prctica" (id. p. 38).
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El Cdigo Agrario fu aprobado por el VTsIK el 30 de octubre del mismo 1922 y puesto en vigor el 1 de diciembre, y segn CARR, "no presentaba ninguna innovacin. Su objetivo era, en verdad, dar al campesino un sentimiento de seguridad con respecto a los arreglos existentes. Se reafirm solemnemente el principio de la nacionalizacin de la tierra: se suprime para siempre el derecho de la propiedad privada en la tierra, en los depsitos subterrneos, en las aguas y en los bosques dentro del territorio de la Repblica Sovitica Federal Socialista Rusa. Toda tierra que se emplease o pudiese emplearse para fines agrcolas constitua un nico fondo estatal. El derecho de utilizacin por los obreros poda, sin embargo, ejercerse en cualquiera de las formas familiares" (op. cit. p. 309-310). Las formas eran el mir, posesin individual, toz, artel, y sovjoz.
591 Socialismo en un solo pas, vol. 2, pp. 266-269. El discurso est en PREOBRAZHENSKIBUJARIN, La acumulacin socialista, Ed. Alberto Corazn, Madrid, 1971, pp. 205-234. La explicacin de D. LACALLE de que el texto est "atenuado" sirve de poco. (Cfr. p. 235).
Op. cit. p. 268. La negrita es la parte sujeta a variacin. Cfr. asimismo: BUJARINPREOBRAZHESKY, La acumulacin socialista, Ed. Alberto Corazn, Madrid, 1971, pp. 221-222. Hay que considerar que una poltica pro-kulak significaba en el partido una poltica "Stolipin -
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Las nuevas concesiones aparecieron tras la conferencia, en una resolucin que constaba de un prembulo (largo y difuso, segn Carr) y tres secciones referentes a medidas prcticas. Carr concluye que "aunque la resolucin contena las consabidas genuflexiones ante los smbolos familiares de la doctrina del partido, tales como los sovjoses y koljoses, en realidad constitua el anuncio claro y tajante de que el partido jugaba la carta del kulak, como elemento clave de la recuperacin agrcola"593. El documento fundamental era el decreto anual sobre los tipos de amillaramiento de la contribucin rstica, publicado un poco ms tarde. Se trataba de un documento de tremenda complejidad que contena ms de cien tablas de tipos y conversiones para diferentes regiones. Aportaba tres novedades al reducir la suma a recaudar, reducir la conversin para animales y presentar tablas muy completas con mnimos obligatorios legales para las distintas regiones, por debajo de los cuales se convena la exencin tributaria594. En los sucesivos acontecimientos, como el Congreso de Soviets de Ucrania o el Congreso de Soviets de toda la Unin, fue Kamenev, como presidente del Sto quien tuvo que dar la cara. Y aunque en conjunto "no se manifest ninguna oposicin fuerte"595, s aparecieron testimonios desde distintos lugares de la URSS bien como queja de que las redistribuciones de tierras se realizaban cada ao596, o bien significativamente, "cmo nos recibirn en el pueblo cuando lleguemos y les digamos que se permite el arrendamiento de tierras". En sustancia, la clave de la situacin en ese momento para Bujarin consista en que era factible realizar la alianza, el bloque obrero-campesino, la smyka, a travs de los mecanismos del mercado. Ahora bien, para no caer en la imagen estaliniana posterior, en la perspectiva de Bujarin "cuando la industria nacional y el cooperativismo hayan eliminado por completo las dems formas de economa, el mismo mercado desaparecer para dar paso a la reparticin de los productos mediante instituciones cooperativas y estatales"597.
sovitica". Para la reforma stolipiana, ver SHANIN, Teodor, op. cit, p. 44 y ss; WOLF, Erich, R. op. cit. pp. 103-104; GROSSKOPF, Sigrid. op. cit. pp. 51 y ss. etc.
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Op. cit. p. 277. No hay que olvidar que en esta resolucin aparece por vez primera un problema que importara mucho en los aos venideros: el problema del exceso de poblacin rural. Esta tercera, le parece a Carr una triquiuela para los escrupulosos del partido. (id. cit. p. 278) Op. cit. p. 283.
Tengamos en cuenta que la citada Ley de febrero de 1918 prohiba las transacciones de tierra, el trabajo asalariado y los arrendamientos.
La va al socialismo..., en Problemas de la edificacin socialista, op. cit. p. 140. De paso, obsrvese qu cerca est Gramsci de todo esto: la idea de bloque-histrico, la sociedad autorregulada, etc. Sin ms, cuando Gramsci est en esos aos con la "mayora", no hay que olvidar que est con Bujarin no con Stalin. Pese a la polmica con el Ensayo popular.... (as era conocida la obra de Bujarin Teora del materialismo histrico [Siglo XXI], que Gramsci comentar en los Cuadernos de la Crcel).
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Por eso, para Bujarin, en esta etapa el partido bolchevique, "el partido de la clase obrera se convierte entonces en partido de la paz civil, es decir, un partido que exige a las antiguas clases dominantes la sumisin a la clase obrera, paz civil, y castiga a los que turban esta paz, a los saboteadores, a todos aquellos que tratan de dificultar la organizacin pacfica de la nueva sociedad"598. Porque en la situacin del proletariado como clase dirigente en un pas con tres clases, "las vas y formas de la lucha de clases se modifican"599. Podemos ya constatar que en la evolucin del pensamiento de Bujarin hay dos etapas fundamentales. La primera, que conocemos a travs de su polmica con Lenin y que finaliza con la Teora econmica del perodo de transicin, y la segunda, que es una continuada reflexin sobre las nuevas cuestiones que sin cesar saca a flote la NEP, puesta en marcha y esbozada por Lenin, sin que pueda ofrecer una exposicin acabada a la manera de la obra mxima de su perodo anterior. Y precisemos porque no es algo falto de relieve: entre el "primer" y el "segundo" Bujarin hay, a nuestro entender, una ruptura total. Que sepamos (a falta de los inditos silenciados), Bujarin nunca volvi sobre sus pasos. La etapa de la Teora del perodo de transicin haba quedado sellada para siempre tras la adopcin, incluso se podra catalogar de "extrema", de los puntos de vista de Lenin sobre la NEP. Tanto, que le condujo a un error fundamental: al volverse al campesinado para darle la palabra, no percibi hasta ms tarde la diferenciacin y contradiccin interna que ste arrastraba (pese al igualamiento general), sobredeterminado por la propia poltica aplicada que generaba un "intercambio desigual"600. Permaneci sordo demasiado tiempo sobre las
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Id. p. 126. Y, coherentemente con estos presupuestos, encontramos en Bujarin diversas preocupaciones importantsimas: el respeto estricto a la legalidad o su esfuerzo por definir una tica materialista frente al tradicional y simple desdn por los valores morales de gran parte del bolchevismo, fortalecido tras episodios como el revisionismo bersteiniano. Pensemos en la teorizacin lukacsiana: "La consciencia de clase es la tica del proletariado, la unidad de su teora y de su prctica, el punto en el cual la necesidad econmica de su lucha liberadora muta dialcticamente en libertad. Al reconocerse al partido como forma histrica y portador activo de la consciencia de clase, el partido se convierte al mismo tiempo en portador de la tica del proletariado en lucha". (LUKACS, Georg. op. cit. p. 46). Id. p. 125.
Es importante tener en cuenta el intenso debate que se gener en los aos sesenta y setenta a raz de la publicacin de El intercambio desigual por parte de Arghiri EMMANUEL (Ed. Siglo XXI, Madrid, 3 edicin 1973), debate en el que se sucedieron las intervenciones empezando por el propio BETTELHEIM, PALLOIX, SAMIR AMIN, etc. A comienzos de los setenta se publicaron documentos de ese debate (en VV. AA. Imperialismo y comercio internacional. (El intercambio desigual), Ed. Siglo XXI, Madrid, 3 edicin 1973. En esta obra aparecen ya los ingredientes bsicos de la polmica Emmanuel-Bettelheim con textos de Bettelheim). Hay que considerar adems la crtica general que efecta JAFFE, Hosea. (El imperialismo hoy, Ed. Zero-Zyx, Madrid, junio 1976. Vid. la introduccin de Jaffe (de 1975) a la edicin espaola).
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consecuencias econmicas que la Oposicin, con Trotski a la cabeza, haban adelantado601. Cuando se di cuenta del error, haba ayudado decisivamente a destruir a toda la Oposicin en la que ahora hubiera podido intentar apoyarse. Tuvo sentido, en un momento histrico preciso, haber escrito: "Pero tambin bajo la dominacin del proletariado, el elemento de la coercin y de las medidas coactivas, desempea un gran papel, un papel tanto mayor cuanto mayor es el porcentaje de elementos, no puramente proletarios por un lado, y por el otro de elementos no conscientes o conscientes slo a medias de entre el propio proletariado. En este caso, la "militarizacin" de la poblacin -ante todo en la organizacin militar- constituye un mtodo de autorganizacin de la clase obrera y de organizacin del campesinado por la clase obrera"602. O, "puesto que el renacimiento de la propia industria est condicionado por una afluencia de medios de vida a las ciudades, existe una necesidad absoluta de tal afluencia a cualquier precio"603. En congruencia con esa visin de comunismo de guerra, tiene lugar su participacin en la polmica sindical con la defensa de la tesis de la "estatalizacin de los sindicatos" compartida con Trotski y enfrentada, como sabemos, a Lenin. Entre marzo y junio de 1921 se produce el cambio terico en Bujarin, a partir del impacto que le producen las ideas de Lenin sobre la NEP y su influencia directa atestiguada por una relacin muy estrecha con el lider enfermo604.
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El camino de Bujarin contra su propia inadvertencia (abandono del sovjs y koljs) iba a: 1) fortalecer en los hechos el anlisis de Preobrazhensky de que el choque entre los dos sectores sera inevitable. 2) La brecha abierta fue la lucha de clases, monopolizada por Stalin. A Bujarin se le podr presentar como amigo y despus agente del kulak. Teora econmica del perodo de transicin, op. cit. p. 83. Negrita de Bujarin. Op. cit. p. 58.
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Para su relacin con Lenin en sus ltimos meses, COHEN, op. cit. pp. 215 y ss. Para la formacin de las ideas sobre la NEP, hay una misiva de Lenin a Bujarin (en OC. tomo 52. Igual que en la nota 263, citamos ahora por la edicin de Progreso, Mosc, 1988, p. 141): "A N.I. BUJARIN. Es un problema interesante tambin desde el punto de vista de la teora: el poder poltico proletario tiene: La base material (fbricas, ferrocarriles, comercio exterior). Total: en sus manos se hallan el fondo de mercancas y su transporte al por mayor (por ferrocarril). Qu hace el poder poltico proletario con este fondo? Lo vende (a) a los obreros y empleados a cambio de dinero o de su trabajo sin dinero, (b) a los campesinos a cambio de grano. Cmo vende? A travs de quin? A travs del corredor (= comerciante) por un tanto por ciento de corredura. Ofrece una preferencia a la cooperativa (tratando de organizar en ella a toda la poblacin). Por qu es imposible esto? Y eso es precisamente capitalismo + socialismo."
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Con el artculo La reorientacin de la poltica econmica605, se inicia la nueva etapa de su pensamiento que tendr ya un eco general en el IV Congreso de la Internacional a finales del ao siguiente (1922). Como contraposicin a los prrafos citados ms arriba, observamos la nueva orientacin en un discurso ante la Academia Comunista el 17 de febrero de 1924: "..antes ramos destructores. Los destructores ms resueltos, ms audaces y ms consecuentes del sistema capitalista, mientras que ahora somos los ms consecuentes constructores de un sistema diferente"606. O bien: "En primer trmino, la teora -o comienzo de teora- sobre la evolucin hacia el socialismo despus de la revolucin victoriosa. Esta frase evolucin hacia el socialismo era, en otros tiempos, una frase detestada por nosotros, porque resuma la doctrina de los revisionistas, de los epgonos marxistas..."607. En cuanto a los planteamientos de Preobrazhenski, slo destacaremos de su organizacin expositiva algo que no se ha visto en detalle: su recuperacin en el recodo del 29 por parte de Stalin608. Adelantemos, pues, una conclusin: el viraje hacia el capitalismo de estado, a partir de las medidas extraordinarias de 1928 y de la colectivizacin de 1929, lo efectuar Stalin sobre la base de las abandonadas argumentaciones del Bujarin (pre-NEP) de la Teora econmica del perodo de transicin, y del soporte terico que Preobrazhenski
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Cfr. LWY, A.G. op. cit. p. 179. BUJARIN, N. Lenin marxista. Apndice: Lenin de G. Zinoviev. Ed. Fontamara, Barcelona, 1 edicin mayo de 1978, p. 54. Id. p. 51. No se trata tanto de que no se haya visto (vid. por ejemplo LWY, op. cit. p. 181) sino de que a) su lgica interna permanece inexplicada, y b) no compartimos la aceptacin por Lwy de la explicacin de Maretski (ayudante de Bujarin) de que Bujarin no se separ totalmente de este libro en la poca de madurez, porque la razn que da (siguiendo la exposicin de Lwy) es que aparece una innovacin en el esquema de Bujarin: la introduccin del mecanismo de mercado. Desde nuestro anlisis, "esfera de circulacin" est en un desarrollo de la teora de Bujarin que no se deja identificar fcilmente con "mercado". Cuando vemos la cita en que se apoya ("Por eso Bujarin llega a la conclusin de que el estado no puede influir en la agricultura sino a travs del mercado. Dicho con sus mismas palabras: mediante la regulacin indirecta del proceso de produccin por medio del proceso de circulacin, BUJARIN, op. cit. p. 53-54) y leemos con atencin el libro de Bujarin, comprendemos que la citada afirmacin es la respuesta a la pregunta: "Cmo resolvi esto el capitalismo?". Esto muestra cmo Lwy sigue a ciegas a Maretski sin preocuparse de comprobar sus afirmaciones (LWY, p.149); y, c) resulta evidente que para el Bujarin de este momento, la produccin por parte del campesinado es una tendencia anrquica en lucha con la tendencia del proletariado a la organizacin. Es aqu, en este lugar preciso de descripcin de enfrentamientos entre el proletariado y el campesinado, y despus de enumerar diversas formas de coaccin proletaria estatal, cuando efectivamente dice Bujarin que la incorporacin de los pequeos productores "al proceso de organizacin se hace posible principalmente a travs de la esfera de circulacin, o sea formalmente (subry. nuestro) por la misma va que el sistema de capitalismo de estado" (op. cit. p. 59). La prueba es que aade un poco ms abajo: "la lucha por o contra el mercado de las mercancas como lucha solapada por distintos tipos de produccin -ese es el medio econmico de las relaciones entre ciudad y campo, que por lo general surge despus de la toma del poder por el proletariado" (id. p. 59-60). La exposicin de COHEN, por el contrario, se ajusta ms a nuestra lectura (op. cit. pp. 136-139).
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construye para dar una solucin econmica correcta a las generalidades de aquella obra, es decir, sustituir las "leyes de transformacin" bujarinianas por el enfrentamiento entre la ley del valor y la ley de la acumulacin primitiva socialista. Mientras, nada poda presagiar la rapidez con la que iban a dispararse las nuevas disputas en el Politbur; en todo caso, el elemento decisivo, en el nuevo paso dado por la NEP era el espinoso problema de la diferenciacin del campesinado. El examen detallado (hasta donde las estadsticas responden) de las tres formas por las que se deslizara el proceso de diferenciacin: arriendo de tierras, el prstamo de animales de tiro y de maquinaria agrcola, y el enganche o alquiler de la mano de obra, da como resultado, segn Bettelheim, el hecho de que la diferenciacin "permanece relativamente limitada"609. Particularizando el resultado, el proceso conduce a "una reduccin de la proporcin de campesinos pobres en la poblacin campesina total y a un aumento de la proporcin de campesinos medios, mientras que la importancia econmica de los kulaks slo progresa dbilmente"610. La complejidad del arriendo se pona de manifiesto en que, por una parte, el campesino pobre poda inicialmente tomar a renta una nueva parcela para completar sus necesidades pero, al carecer de implementos y traccin, en realidad era el campesino rico el que se aprovechaba del sistema pudiendo cultivar los campos de sus vecinos ms pobres. Estos cedan la tierra a cambio de una parte de la cosecha y contrato como peones aunque se daba una gama variada de relaciones. Las estadsticas muestran amplias variaciones segn las regiones. Lo importante sin embargo, segn Carr, es que la consecuencia del desarrollo del arrendamiento "fue el reagrupamiento de las tierras en todas partes y un mayor ndice de productividad por la creacin de unidades ms grandes de trabajo en manos de los campesinos ms emprendedores y eficientes611.
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Las luchas de clases en URSS (1923-1930), Ed. Siglo XXI, Madrid, 1 edicin diciembre de 1978, p. 72. BETTELHEIM, id. p. 72. El socialismo en un solo pas, op. cit. vol. 1, p. 233. Como elementos generales previos a la diferenciacin hay que considerar una serie de factores que encuentran su ms expresiva faz en los cuadros. En este caso, el libro de GROSSKOPF (op. cit.) es aqu de gran utilidad por la abrumadora seccin estadstica que presenta con la ventaja de que cuando hay disparidad cita las cifras de la Gosplan, del TsSU y del Narkomzem (lo que da para otro anlisis). Por ejemplo: Nmero de mquinas agrcolas en el territorio de la URSS (cuadro 144, p. 203); abastecimiento de la agricultura rusa en mquinas y herramientas (cuadro 140, p. 198); porcentaje de arados de hierro en el nmero total de arados (cuadro 145, p. 204); consumo de fertilizantes qumicos en el territorio de la URSS (cuadro 147, p. 204); nmero de tractores en la agricultura rusa (cuadro 149, p. 205); entregas de tractores a la agricultura (cuadro 149, p. 205); nmero de animales de tiro en el territorio de la URSS {caballos-bueyes} (cuadro 151, p. 206); electrificacin de la aldea rusa hasta 1927 (cuadro 152, p. 207); capital fijo de la economa sovitica al 1 de octubre de 1924 en millones de rublos chervonetz {no olvidar la importancia de la nota a} (cuadro 161, p. 218); inversiones reales en capital fijo de la economa sovitica (cuadro 162, p. 220); instrumentos de labranza por 100 desiatinas de superficie sembrada (cuadro 34, p. 72); densidad de vas
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Una vez consideradas las condiciones generales, podemos enfocar la estadstica propia del arriendo. En este sentido, lo ms comodo es buscar las tablas de Bases de una economa planificada (1926-1929)612 junto a las de Grosskopf613. Mucho ms sinttico es el nalisis que podemos extraer de Danilov ya citado614. Pero, por otra parte, debemos considerar antes los otros dos elementos de la diferenciacin porque todos funcionan interrelacionados. Para Carr, el alquiler de animales y de maquinaria agrcola fue un factor posiblemente ms importante que el arriendo de tierras en el desarrollo del capitalismo rural. El descenso del nmero de animales de trabajo constituy un signo revelador de las condiciones reinantes en la agricultura sovitica. Ahora bien, las cifras que proporciona Carr son slo de comparacin de 1916/1926 y no aparecen en cuadro. Entonces, comparando la tabulacin de Grosskopf, encontramos un cuadro en el que disponemos de una disparidad de cifras entre la Gosplan y TsSU. Por las cifras que da Carr observamos que este utiliza las de TsSU615. El cuadro de Grosskopf es este y da junto a las cifras de caballos las de bueyes616:
frreas en las regiones excedentarias de cereales para 1927 (cuadro 71, p. 111); etc. etc. Conviene tener presente una serie de mapas aunque bsicamente se refieran a los cereales: regiones de produccin (mapa 1, p. 43); fluctuaciones de las cosechas entre 1883 y 1914, (mapa 2, p. 45); frecuencia de malas cosechas, aumento de la productividad de cereales etc.
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CARR, E. H. y DAVIES, R.W. op. cit. Ed. Alianza, Madrid, 1980, 1. Segunda parte, pp. 1003-1040. Op. cit. pp. 252 y ss. Los elementos capitalistas en la agricultura de la URSS durante la poca de la NEP, op. cit. Ed. Alberto Corazn. El estudio de Danilov contiene tres significativos cuadros que se refieren a 1) el reparto de ganado en las fincas campesinas, 2) reparto de mquinas, 3) acumulacin de los comerciantes privados en el campo. En CARR, op. cit. p. 235. TsSU. Tsentral'noe Statisticheskoe Upravlenie (Administracin Estadstica Central). Consejo estadstico sovitico creado por el gobierno sovitico despus de la revolucin. Fuente en op. cit. nota 201, p. 230.
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Caballos segn CSU 1916 1924 1925 1926 1927 1928 1929 27.3 18.4 18.8 20.0 21.3 22.1 Gosplan 27.3 19.9 21.2 22.8 24.0 24.3 CSU 5.45 4.09 4.25 4.90 5.15 4.85 -
Dichas cifras le permiten decir a Carr que "mientras la revolucin trajo consigo la reduccin a la mitad de los campesinos sin tierras, no se produjo un descenso paralelo de campesinos sin un caballo"617. El nmero de caballos de un campesino es un ndice claro de su prosperidad ya que sin animal de tiro no poda vivir de su tierra, al menos sin recurrir a otras fuentes suplementarias de ingresos, siendo adems un factor importante para mantener la fertilidad del suelo. En cuanto a los implementos agrcolas se supone que se mueve en una lnea parecida a la anterior. Carr dice no disponer de cifras y da esta tabla parcial referente a Ucrania618.
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Cuadro IV Sin animales de trabajo 1921 1922 1923 1924 19 34 45 46 Sin inventario 24 30 34 42
La posesin de utensilios y maquinaria variaba de acuerdo con las dimensiones de la propiedad. El hecho, para Carr, es que las condiciones hacan que se produjese de nuevo la divisin en tres capas y, por tanto, la clsica pauta capitalista del divorcio entre la propiedad de los medios de produccin y la propiedad de la mano de obra619. El tercer elemento est estrechamente ligado a los dos anteriores. El control de los medios de produccin y la concentracin de la propiedad generan, en el otro extremo, la existencia de un campesinado pobre que tiene que alquilar su fuerza de trabajo. El batrak620 es la contrapartida del kulak. Pero existe un gran problema: "Sin embargo, las dos categoras eran igualmente fludas y difciles de definir, y los clculos con respecto al nmero de batraks son todava ms imprecisos e insatisfactorios que los relativos a los kulaks"621. El propio Carr cita cmo el sindicato de los trabajadores agrcolas se quejaba de que se contaba todo -el ganado vacuno, el lanar, los cerdos- pero no a los batraks622. Y ms grave an es que no se especificaba entre trabajo temporal y permanente aunque el promedio pareca ser de seis meses.
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Por supuesto, no podemos examinar la variedad de testimonios de las diversas regiones de la URSS que se consignan. Batrak. Pen agrcola. Los campesinos pobres y los batraks eran definidos de diversa manera pero, en la prctica, eran casi idnticos. El campesino pobre no tena tierras suficientes para mantenerse y tena que engancharse como jornalero; el batrak era un pen agrcola que por lo general completaba su jornal con lo que le renda alguna pequea parcela propia. Op. cit. p. 238. El sindicato es el Vserabotzemles, Vserossiiskii Professional'nyi Soyuz Rabotnikov Zemli i Lesa (Sindicato de toda Rusia de los Obreros Agrcolas y Forestales).
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Al investigarse el problema de la "diferenciacin" bajo la presidencia de Kritsman, se encontr que en 1926 el 46% de los batraks careca de tierras y el 52% posea parcelas pero no animales. De una manera general se poda concluir que la situacin de los batraks entre 1922 y 1924 haba empeorado. Pero una institucin como el Gosplan reconoca que el carcter y el tempo del proceso de diferenciacin no se poda computar con exactitud por falta de datos. Las formas legales no se correspondan con las realidades econmicas y las estadsticas ms que inexactas eran desorientadoras. Todo esto estara bajo el diagnstico de Kritsman: "la forma bsica de la economa capitalista del campo sovitico, que va creciendo en importancia, es una economa capitalista (predominantemente de pequeo capitalismo) fundada en el arriendo de animales de trabajo y de implementos agrcolas, en la cual el capitalista oculto aparece como obrero que trabaja en granja ajena con sus propios animales e implementos, y el proletario oculto aparece como propietario que carece de animales y de implementos... y toma en alquiler estos medios indispensables de produccin"623. Todo esto pesar en el panorama de crisis del 28-29. Podemos extraer dos factores claves: 1) el descuido de la agricultura cooperativa y socialista, 2) el inferior esfuerzo inversor realizado en la agricultura respecto de la industria. La situacin de los modelos de agricultura colectiva propugnada por el sistema sovitico (sovjoz y koljoz624 en sus diferentes formas) era, a pesar de la fraseologa oficial, totalmente insatisfactoria. El clculo para 1925 era que el porcentaje de tierra de toda la URSS dedicada a las diversas formas de agricultura colectiva no exceda el 2%625. Un dato revelador era que el rea total de tierra ocupada por los sovjoses haba disminuido desde los 3,4 millones de hectreas en 1921 hasta los 2,3 en 1926. Adems una alta proporcin de tierras se haba arrendado a los campesinos. Carr ofrece el dato de que, en 1925, un organismo dependiente del Vesenja aconsej a los trust industriales que liquidaran todos los sovjoses de su jurisdiccin porque ya no cumplan ningn fin prctico626.
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Citado por CARR en op. cit. p. 244. Sovjs. Sovetskoe Joziaitsvo (Granja sovitica). Granja estatal en la que los que trabajan son jornaleros. El Cdigo Agrario de diciembre de 1922 las separaba claramente de la zemelnoe obshchetsvo (asociacin agraria), que se refera tanto al viejo mir como al nuevo koljs. Los sovjoses llevaron una trayectoria descuidada durante la NEP descendiendo el rea ocupada desde 3'4 millones de hectreas en 1921 a 2'3 millones en 1926. Su recuperacin empezar apartir de 1927. koljs. Kollekktivnoe Joziaitsvo (Granja colectiva). Antes de convertirse en la nica forma colectiva de la agricultura despus de 1930, el koljs era un nombre colectivo para tres formas distintas: toz, artel, kommuna. La gradacin no es caprichosa: est en funcin de menor a mayor grado de colectivizacin. Las cifras de conjunto se encuentran en la nota 16. El socialismo en un solo pas, op. cit. p. 226.
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La situacin de los koljoses -con sus tres categoras- (comuna, artel y toz627) se desenvolvi algo mejor pero el elemento de agricultura comunal haba ido a menos. Hay que tener en cuenta -aunque cae fuera del marco de nuestra periodizacin- que el resultado de la revolucin de octubre fue el restablecimiento objetivo del mir por el conjunto de condiciones que se dieron cita en la muerte de la autocracia zarista. Si las reformas de Stolipin haban puesto en marcha los medios para que los mecanismos igualitarios de la aldea no detuvieran el proceso de diferenciacin en el campo, se puede concluir con Wolf-Mitrany que "el efecto de la revolucin agraria, por lo tanto, fue en primer lugar hacer desaparecer todas las grandes propiedades, pero tambin elimin, lo que no es menos importante, todas las propiedades campesinas ms grandes"628. Entre muchos otros, el siguiente cuadro de Grosskopf puede ilustrar el igualamiento general629:
Cuadro V. Reparticin de las superficies sembradas en 1917, 1919 y 1920 (en porcentajes)
1919 100.0
1920 100.0
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Las granjas colectivas formadas en tierra campesina bajo patrocinio voluntario (koljoses) se dividan en tres categoras. Toz o Tovarishchetvo dlya obshchego zemlepol'zovanya (Asociacin de agricultura comunal). Los miembros se limitaban a cooperar en el cultivo conjunto de ciertas zonas sin otras obligaciones mutuas. El artel. Se cultivaban y comercializaban los productos sobre una base conjunta pero vivan aparte y reciban su retribucin personal por el trabajo, en tierras registradas en unidades a nombre de cada uno de los miembros. Comuna agrcola. Vivan, trabajaban y distribuan los rendimientos sobre una base comunal, en tierras registradas a nombre de la comuna. En el toz, cada familia de campesinos retena su parcela de tierra, intrumentos de labranza y animales de tiro, trabajaba en comn con las dems y comparta la cosecha segn el tamao de cada tenencia. Los miembros del artel tenan sus propias viviendas y huertos pero posean comunitariamente la tierra y la maquinaria agrcola, labraban colectivamente y compartan la cosecha y, como queda dicho, la comuna en la que no solo trabajaban colectivamente sino que tambin vivan juntos en un establecimiento comunal. En WOLF, Erich. R. op. cit. p. 133 y reproduccin MITRANY. Segn CARR, E. H. (La revolucin bolchevique, op. cit. vol. 2, p. 300), "el aliento que oficialmente se haba dado a las nuevas formas de agricultura colectiva haba sido ms importante en teora que en la prctica, e incluso en el momento lgido del comunismo de guerra no se hizo ningn intento para imponer al campesino medidas de colectivizacin. El sistema de mir, con la distribucin [...], continu existiendo paralelamente [...]". Op. cit. p. 70. Por otra parte sealemos la concordancia entre Grosskopf y Wolf (ya que acabamos de citarlo) en relacin al papel de los kombedy. Durante su existencia efmera se preocuparon fundamentalmente de la confiscacin de cereales. (Cfr. WOLF, op. cit. p. 135 y GROSSKOPF, op. cit. p. 71).
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Campesinos sin superficies sembradas que posean hasta 4 deciatinas que posean entre 4 y 8 deciatinas que posean ms de 8 deciatinas
Pero la observacin importante retenida por Grosskopf es que los campesinos ditribuyeron por partes iguales casi exclusivamente slo las tierras de los latifundistas y no su inventario agrcola630. El segundo factor es agudo porque la diferencia de equipamiento entre la industria y la agricultura, existente ya en el zarismo, se acentu durante la epoca de recuperacin de la NEP. Y mientras -como veremos- a principios de 1926 se puede considerar que el promedio del equipo tcnico de la gran industria haba alcanzado los niveles de pre-guerra, en la agricultura se encontraba en un nivel tan preocupante como podemos observar por algunos cuadros. El primero lo elegimos entre dos similares de Grosskopf porque a) se detiene en 1925 y b) porque incluye los aos de la guerra mundial con lo que hace ms expresivas las dificultades de aprovisionamento en la 1 parte de la NEP631.
CUADRO VI. El abastecimiento de la agricultura rusa en mquinas y herramientas (en millones de rublos de preguerra) Produccin propia 1912 1913 1915 1916 1917 1918 1919 1920 1921 1921-1922
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Total 116.2 115.7 30.2 12.7 11.3 6.4 4.2 3.8 12.3 11.6
52.6 67.0 30.1 12.3 10.0 6.4 4.2 2.8 3.1 6.9
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CUADRO VII. Herramientas agrcolas en la regin del Cucaso Norte en 19261927 (preguerra=100) Arados Sembradoras Segadoras Trilladoras 62.8% 84.2% 78.1% 31.2%
Si tenemos en cuenta que el promedio del equipo general agrcola no era utilizable ms de 10 aos. Comprendiendo: 5 aos para un arado/ 4 aos para una grada/ 15 aos para una sembradora/ 9 aos para una carreta, y miramos el cuadro en su conjunto, podemos alcanzar la conclusin que realizando el diferencial de desgaste y renovacin para 1925, las mquinas y herramientas que provenan de la poca zarista, estaban prcticamente agotadas. Ver tambin la suma de rublos desde 1915-1925 ligeramente superior a la de un ao de preguerra. Pero el anlisis no es nicamente estadstico: hay que hallar su significado poltico. - En primer lugar situacin contraria al restablecimiento en la industria. - La aplicacin de la NEP iba contra las directivas nepianas de Lenin. - La neo-Nep de 1925 implicaba el sometimiento del campesinado pobre en manos del campesinado que tena medios de produccin. Los campesinos pobres tenan que arrendar las tierras y adems colocarse como asalariados. Y, sin embargo, recordemos que con este dficit de equipamiento tcnico en 1925, el rendimiento por hectrea haba alcanzado las cifras de antes de la guerra. Como no puede explicarse ese crecimiento del rendimiento por las condiciones meteorolgicas, debe atribuirse, en gran medida, a la intensidad del trabajo proporcionado por el sector pequeo campesino. Lo cual, si Bujarin hubiese mirado hacia abajo (no slo
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al kulak) era una prueba de la viabilidad de la economa campesina que l mismo haba enunciado. Pero hay ms: a partir de 1925 descienden los rendimientos del suelo: -1925 8'31 Quintal x hectrea. -1926 8'20 -1927 7'55 id. id.
Concluyendo el asunto en trminos de Grosskopf: "Mientras que en 1925-1926 la gran industria poda terminar su perodo de restablecimiento y entrar en el perodo de reconstruccin del capital fijo, la agricultura -en lo que concierne al capital fijo- an no haba entrado en el perodo de restablecimiento"633. Retengamos esta situacin que tanta relevancia adquirir en el momento de la gran mutacin. Como habamos indicado, una vez aprobada la poltica neo-NEP el respiro poltico iba a durar muy poco. Sorprende realmente observar cmo se encadenan los actos segn una tragedia que siguiese estrictamente los cnones de Boileau. Aunque el conflicto en el Politbur con el nuevo alineamiento de fuerzas se har visible slo en el XIV Congreso, los forcejeos entre la mayora que haba aplastado a Trotski y a la Oposicin son continuos y, durante unos meses, soterrados. Ser Zinoviev el que rompa abiertamente el fuego cuando, a comienzos de Septiembre de 1925, aparece en Pravda su largo artculo La filosofa de una poca. Este se prolongar el mes siguiente con la publicacin de una obra titulada Introduccin al estudio del leninismo634. Se debatan diversas cuestiones en este nuevo enfrentamiento que dejar en el camino de Stalin otros dos cadveres: Zinoviev y Kamenev. Las fundamentales eran: el peligro kulak, el peligro de "degeneracin" de la revolucin, la oposicin de Zinoviev a la teora de Stalin del socialismo en un solo pas, el poder del secretariado y de Stalin, la disputa por la firma de ser el ms autorizado exponente del leninismo (al que empezaba a aspirar tambin Stalin cada vez ms seguro de su posicin) y el "desempolvamiento" por parte de Zinoviev del capitalismo de estado635. El conflicto tiene un lugar simblico decisivo: el control de Leningrado, hasta entonces "feudo" de Zinoviev. El XIV Congreso de diciembre de 1925 decidir el conflicto con una secuela inmediata: el envo de una cohorte funcionarial para desalojar con todos los medios (segn Brou, que sigue el relato de un testigo excepcional -Victor Serge - "la violencia, el miedo y el respeto fetichista"636) a los partidarios de Zinoviev.
Op. cit. p. 219. Segn CARR, o tambin El Leninismo, como es citada por DEUTSCHER por ejemplo. Lo veremos ms adelante en relacin con los planteamientos de Bujarin en un contexto posterior. Op. cit. pp. 299-301.
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El resultado final no es otro que una nueva victoria de Stalin que instala en Leningrado a otro de su equipo: Krov. Ya slo tena fuera de su control una isla: Mosc, en poder de los bujarinistas637. Pero otra vez el patinaje poltico al que se aplic el grupo dirigente bolchevique se deslizaba sobre la cuestin campesina. Fue la cosecha de 1925, con todos los nuevos elementos que iba a arrastrar, el detonante del nuevo acto que se representara. Yendo al grano: con las nuevas medidas utilizadas por la neo-NEP se observ que si ya el ao anterior los kulaks haban comprado y almacenado cereales, ahora se haba convertido en prctica general. Sin embargo, el anlisis de la crisis cerealstica de 1925 es ms complejo y adems no arroj resultados nada catastrficos. Veamos. La secuencia es la siguiente: a) primeros clculos muy optimistas para la cosecha de 1925: se estim en ms de 4.000 millones de puds y de ellos ms de 1.000 para el mercado (teniendo en cuenta que la cosecha del 24 haba sido de 2.800 millones de puds de grano y de ellos 450 para el mercado), b) julio: segn el Sto638 se rebajan las cifras que siguen siendo buenas, c) agosto: lluvias a destiempo que obligan a revisar las expectativas, sobre todo las de exportacin, d) nerviosismo en el gobierno por el retraso en la entrega de cereales639; e) los datos finales fueron buenos, y mejores si se tiene en cuenta el cmputo de otros productos agrcolas.
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Durante el desarrollo de los enfrentamientos, Carr vuelve a recordar otro "detalle"; otro procedimiento perverso es utilizado tanto por Bujarin como ms tarde por Kamenev-Zinoviev: si antes era el "gusto por la falsificacin" o sacar citas de contexto, ahora es utilizar materiales inditos de Lenin como arma arrojadiza. (Cfr. CARR, op. cit. vol. 1, p. 293 y p. 308). Podemos observar otra vez algo que venimos diciendo desde el principio: no todas las prcticas atribuidas a Stalin fueron "inventadas" por el georgiano. Por otra parte, el gallo cant el tercer silencio de Trotski. Hay que leer la intensidad de las cuatro pginas que DEUTSCHER dedica a ese nuevo silencio (Op. cit. pp. 238- 241); y antes, la explicacin posterior ante la Comisin Dewey (id. p. 234). Aguda es la observacin de Deutscher, de que a Trotski casi todos los miembros del Politbur, le parecan "pequeos, mezquinos y fulleros" (op. cit. p. 235). Carr, por su parte, habla de su, "silencio despectivo" (op. cit, vol. 2, p. 137). Sto. Sovet Truda i Oborony (Consejo de Trabajo y Defensa). Se trata de un comit perteneciente al Sovnarkom que, terminada la guerra civil, tena como funcin la coordinacin de la direccin de la economa nacional. Veamos esta doble estadstica reproducida por GROSSKOPF, id. p. 118:
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Recaudacin del impuesto nacional y la oferta campesina de cereales (en porcentajes de la cantidad total anual) Recaudacin del impuesto Jul/Dic Ene/Jun 1923-1924 (sin impuesto en especia) 1924-1925 1925-1926 1926-1927 64.6 35.4 73.6 26.4 52.1 47.9 70.7 29.3 Oferta de cereales Jul/Dic Ene/Jul 65.8 34.2 59.4 40.6 56.6 43.4 67.1 32.9
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El problema surge cuando la cosecha ms abundante desde la revolucin no trae como consecuencia una oferta proporcional sino la escasez acompaada de aumento de precios. Por un lado, Kamenev acert al sealar el bacanal competitivo que se desencaden en torno a la colecta de grano entre las agencias autorizadas el ao anterior640, y se equivoc, por otro, al sealar la huelga de ventas por parte de los kulaks como responsable del retraso del gobierno en el acopio de cereales. Se trata de uno de los pasos ms importantes del libro de Grosskopf641. Kamenev se apoy en una estadstica (segn parece de la TsSU642) que dan tanto Carr como Grosskopf. En esta ocasin vamos a reproducirlas ambas. La de Carr643:
CUADRO VIII Area Sin tierra de siembra Hasta 1 desyatin 1-2 desyatins 2-3 3-4 4-6 6-8 " " " " % de poblacin % de poblacin total 3 12 22 20 14 15 7 3 4 3 12 16 15 21 12 7 14 % de excedentes 3 11 23 19 12 30
La de Grosskopf644:
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CARR ofrece un cuadro de las tres grandes: la compaa Jleboprodukt dependiente del Narkomvnutorg (Narodnyi Komissariat Vnutrennei Torgovli o Comisariado del pueblo para comercio interior), Gosbank y Tsentrosoyuz (Vserossiiskii Tsentral'nyi Soyuz Potrebitel'skij Obshchestv o Unin Central de Consumidores de toda Rusia), y las cifras correspondientes de adquisicin. (En op. cit. vol. 1, pp. 304-305). Op. cit. pp. 113 y ss. CSU en Grosskopf. Op. cit. p. 315, nota 391. Op. cit. p. 115.
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CUADRO IX. Reparticin de la cosecha de cereales entre los diversos grupos del campesinado en 1925 (en porcentajes) Superficie en granos Explotaciones Poblacin Cosecha Excedente Dficit de poseda por campesinas campesina de cereales de cereales cereales Campesinos pobres Sin superficie Hasta una dec. 1 a 2 dec. Total Campesinos medios 2 a 3 dec. 3 a 4 dec. 4 a 6 dec. Total Campesinos ricos 6 a 8 dec. 8 a 10 dec. Ms de 10 dec. Total Total general 5.8 2.7 3.5 12.0 100.0 7 3 4 14 100.0 12 7 14 33 100.0 19 12 30 61 100.0 100.0 19.6 13.2 13.8 46.6 20 14 15 49 16 15 21 52 3 11 25 39 4.3 13.7 23.4 41.4 3 12 22 37 3 12 15 34 22 44 100
El problema de la cosecha de 1925-1926 es realmente importante por las explicaciones y salidas que se le dieron; un nudo fundamental. La respuesta de Carr, centrada bsicamente en tres rubros -la prosperidad creciente, la desorganizacin y
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competencia entre las agencias, y la expansin del crdito645-, se muestra insuficiente ante la pesquisa de Grosskopf646 que, en gran parte, bucea y repite los argumentos de los investigadores soviticos de esos aos cruciales. Grosskopf se afana en destruir, a partir de las estadsticas citadas ms arriba, no slo el argumento de la huelga de kulaks desde su arranque Kamenev-Preobrazhenski hasta Mandel cuarenta aos despus, sino tambin la errada lectura del saldo agrcola y el poder real de compra del campesinado. Cuestiones que estaban en el centro de la argumentacin de la Novaya Ekonomika, como hemos visto ms arriba. En cuanto a la primera cuestin, se trataba de encuadrar correctamente la sentencia de Kamenev que se deduce de la lectura de las estadsticas, es decir, que un 37% de los campesinos son ellos mismos compradores de cereales, que un 49% vende apenas ms de la tercera parte, y que un 14% entrega ms de las dos terceras partes de los cereales comercializados. Para empezar, ya una comisin del Rabkrin647 compuesta por miembros relevantes de distintas instituciones648 haba investigado el balance cerealista del TsSU constatando que casi todas las informaciones eran "imprecisas o errneas". Y en segundo lugar, siguiendo los criterios conocidos de Lenin para la evaluacin correcta de la fuerza econmica de una explotacin campesina, se haba llegado, por parte de Strumilin, a la siguiente distribucin social de los campesinos soviticos en 1926-1927649:
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A retener el anlisis sobre el cambio operado de precios fijos a precios "directivos" o "elsticos" (op. cit, pp. 300-303). Un sntoma: la aprobacin con que Carr cita a Preobrazhenski frente a la dura crtica de Grosskopf, que utiliza curiosamente como arma arrojadiza el mismo expediente ya citado por Carr. Rabkrin (RKI). Narodnyi Komissariat Rabochei i Krest'yanskoi Inspeksii (Comisariado del Pueblo para la Inspeccin Obrera y Campesina). GROSSKOPF, op. cit. pp. 114-115. GROSSKOPF, op. cit. p. 116.
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Las cifras contestaban palmariamente tanto a la pregunta sobre la diferenciacin, que tan gran preocupacin generaba en el partido bolchevique650, como a la confusin de Kamenev en torno a las indicaciones del balance cerealista del TsSU sobre la reparticin de los excedentes y la reparticin de cereales comerciales651:"Porque incluso los campesinos que no obtenan ningn excedente o muy poco, vendan por costumbre una parte de su cosecha aunque estuvieran obligados ms tarde a comprar, a precio ms alto, los cereales necesarios para sus propias necesidades alimenticias"652, segn Grosskopf. Algunas encuestas sobre el presupuesto mostraron que, ya en 1923-24, un 23.7% de los cerales colocados en el mercado interior y exterior de la aldea provena de estos mismos campesinos cuyo propio balance de cereales era negativo. Pero, si cabe, ms importante era el hecho de que las investigaciones del Rabkrin mostraron que, en 1925 por ejemplo, la mayora de los productos manufacturados urbanos no haban ido a los campesinos ricos, como pretenda Kamenev, sino a los campesinos pobres y medios653:
CUADRO X. Participacin de las explotaciones campesinas en los excedentes de cerales, en los cereales comerciales y en las compras de productos manufacturados (en porcentajes)
Explotaciones (segn clasificacin del CSU) Excedentes cereales de Cereales comerciales Compra de productos manufacturados
46 29 25 100
Es decir, los campesinos pobres y medios intentaban proveerse de productos manufacturados por la venta de "falsos" excedentes de cereales.
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En LEWIN, M. (La paysannerie ..), se ofrecen diferentes porcentajes de estratificacin segn diversas investigaciones (Frumkin, Strumilin, etc.) (op. cit. pp. 42 y ss., especialmente, pp. 46-47). El saldo agrcola puede calcularse de dos maneras: a) por la diferencia entre la produccin agrcola bruta y consumo propio de la aldea, b) por la suma de productos agrcolas consumidos por el sector no agrcola de la economa nacional. Aqu GROSSKOPF constata la deficiencia de DOBB. (Cfr. op. cit. p. 113). Id. op. cit. 116. El cuadro de Grosskopf, en id. p. 117.
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El siguiente cuadro muestra cmo los mismos campesinos que producan cantidades de cereales apenas suficientes para cubrir sus propias necesidades, vendan una parte tan importante de su cosecha como la de los campesinos ricos y acomodados654:
CUADRO XI. Saldo y parte total comercializada de la produccin para los diferentes grupos de productores (1923-1924) Explotaciones (segn Saldo Parte total Saldo la superficie (venta menos comercializada puds) sembrada) compra en puds) (venta) en % de la produccin Pobres Medianas Acomodadas Ricas -36.6 -2.6 +21.9 +75.1 49.1 41.0 .7 38.5 9.1 42.4 2.6 +67 53.5 +20 45.4 (en % total comercializado -0.2 +71 39.6 47.1
Adems, Grosskopf ejemplifica estadsticamente que la participacin de los campesinos pobres y medios en la venta de las plantas industriales y de productos de la ganadera, era todava ms alta que en la de los cereales655. El anlisis de los datos indicaba un hecho puesto de relieve tanto por Grosskopf como por Carr: un diferencial de precios entre otoo y primavera. Es decir, los kulaks acudan al mercado a vender en primavera (incluso podan operar como compradores en otoo cuando los precios eran bajos) porque los organismos estatales compraban en otoo -como lo haca igualmente el comerciante privado y el ciudadano que se aprovisionaba por s mismo-, momento de la oferta masiva y precios bajos, que era cuando los campesinos pobres y medios lo hacan ya que no podan retrasar la venta de sus cereales. Y entonces, en la primavera, estos campesinos deban solicitar cereales y crdito a los campesinos ricos en condiciones muy duras.
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La conclusin final era para tenerla en cuenta: en las condiciones dadas, el Estado realizaba un "intercambio desigual" no con el conjunto del campesinado sino con los campesinos pobres y medios (que no podan acumular capitales y no podan "maniobrar" con libertad en el mercado)656. "Los bajos precios pagados por el Estado por los cereales y los altos precios por los productos manufacturados no desaventajaron a los kulaks sino, por el contrario, les daban incluso mayores posibilidades de enriquecerse"657. Y por tanto, segn Grosskopf, fue la parte pobre del campesinado la que en el otoo de 1925 rehus vender su cosecha. Esa reaccin qued acentuada porque se haba relajado la presin fiscal que les obligaba a vender los cereales658. La desconfianza hacia el kulak, que formaba parte de los puntos de vista del programa de la Oposicin, cal en sectores del grupo dirigente. "Ahora que esa oposicin haba sido derrotada, la jefatura estaba ms dispuesta a reconocer la existencia de slidos motivos para tal desconfianza"659. El movimiento de reaccin para contrarrestar la poltica de favor al kulak se movi sobre dos supuestos: jugar con el arma de los precios y retocar la palanca impositiva. Pero el sntoma de que la ltima lucha acaecida en el seno de la mayora mova algo el terreno que se pisaba, estaba en el Congreso del Vserabotzemles660 en enero de 1926 en Mosc. Se trataba del quinto Congreso, y justamente despus de que por primera vez se le hubiera incluido en una resolucin general sobre los sindicatos en el XIV Congreso del partido. Significaba la mayor preocupacin por parte del partido de tomar medidas concretas que afectasen a los problemas del campesino pobre. La afiliacin al sindicato de obreros agrcolas haba pasado de 250.000 (de los que 5.000 eran batraks) en 1923 a 770.000 (260.000 batraks) a 1 de octubre de 1925. Ahora deban sentirse apoyados661. La
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Hay que tener en cuenta, adems, que en los comienzos de la NEP estos campesinos pagaban porcentualmente ms porque contaban como criterios de imposicin la extensin de la superficie de cereales y el nmero de cabezas de ganado per cpita, sin tener en cuenta el capital fijo y la calidad de los medios de produccin. En 1924 las dificultades de clculo y recaudacin del impuesto en especie llevaron a su sustitucin por un impuesto en dinero: el "impuesto agrcola uniforme". GROSSKOPF, id. p. 119. En diversos lugares, por ej. en p. 264. CARR, E. H. op. cit. vol. 1, p. 322. En este punto, Carr es demasiado genrico. Pensamos que fue en la fraccin estalinista donde tom cuerpo lo que se convertira en programa de accin dos aos ms tarde. Vserossiiskii Professional'nyi Soyuz Rabotnikov Zemli i Lesa (Sindicato de toda Rusia de los Obreros Agrcolas y Forestales). Un delegado se haba quejado de que "lo contamos todo -el ganado vacuno y el lanar, los cerdospero no a los batraks". CARR, op. cit. id. p. 239.
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prueba es que en febrero de 1926 Pravda public un discurso de Mikoyan662 en el que se "proclam sin tapujos la guerra de clases contra el kulak663. El revs de Zinoviev y Kamenev en el XIV Congreso664 precipit el encuentro de las dos oposiciones vencidas que, ahora, se convertirn en la "oposicin unificada". No vamos a entrar en el detalle de su construccin, desde los acercamientos previos hasta la creacin de una plataforma poltica, ni tampoco de su derrota665. Sin embargo, de pasada, no podemos dejar de resaltar la importancia cara a nuestro prximo captulo de: a) los acontecimientos internacionales que encadenan ahora el golpe de Pilsudski, el enfrentamiento con Gran Bretaa, y sobre todo la revolucin
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Observemos que se trata de un hombre de Stalin que desempear un papel fundamental en la colectivizacin. Modelo del dirigente de "nuevo tipo" del que haba hablado ese mismo ao de 1925. No deba ser un literato, no deba portar el viejo fardo de los hbitos socialdemcratas y deba ser tan temido como respetado. Como dice DEUTSCHER, hablando del conjunto estalinista: "Casi todos ellos eran administradores prcticos, entregados a sus tareas. Ninguno conoca el extranjero; todos haban sido, como el propio Stalin, bolcheviques formados en Rusia". (id. Stalin, op. cit. pp. 336-337) [Su hermano fue el constructor de los aviones de combate Mig]. CARR, op. cit. vol. 1, p. 323. Cfr. con los trminos del discurso de Bujarin aludido en nota 86. Llamado "Congreso de la industrializacin". El Politbur elev de siete a nueve el nmero de sus componentes. La salida de Kmenev del mismo y la promocin de Voroshlov, Mlotov y Kalinin, dej a Stalin con un peso muy fuerte en este mximo rgano. Unos meses ms tarde, en el Pleno del CC de julio de 1926, en conflicto ya con la Oposicin Unificada, Zinoviev es sacado del Politbur sustituyndole Rudzutak, otro estalinista. Cuando en Octubre-Noviembre, durante la XV Conferencia, el expulsado sea Trotski entrando Kubishev en su lugar, Stalin estar a un paso del control absoluto. (Por cierto que en BROU, op. cit. p. 330-331 se da errneamente el dato de la expulsin de Kmenev). Sobre el episodio penltimo de la tragedia las pginas de BROU (op. cit. 303 y ss), dan una panormica perfecta para ser completada con las reflexiones de DEUTSCHER, I. (El profeta desarmado, op. cit. pp. 246-355), CARR, E.H. (El socialismo en un solo pas, op. cit. vol. 2, pp. 161-182, y Bases de una economa planificada, Ed. Alianza, Madrid, 1983, (2), pp. 15-64). Podemos elaborar un cuadro con los distintos actos de la representacin al borde de su culminacin: Rasgos principales Condena de T y los "46" Todos se "empantanan" Z-K se precipitan y pierden T. quema las naves Condena de B. y I Plan Q. sin obstculo Secundarios No se lee el Testamento Stalin desapercibido Kubishev anuncia a Stalin como jefe Bujarin se queda solo frente a St. La mayora de derrotados van capitulando Stalin a un paso El partido "monoltico" Stalin gana Stalin gana Resultado Stalin se salva
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Lugar y fecha enero del 24 XIII Conferencia oct.-dic. 24 polmica Lecciones de T. dic. 25 XIV Congreso dic. 27 XV Congreso abril 29 discurso de Stalin
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china666; b) la cristalizacin de un programa de oposicin que configura ms slidamente las ideas sobre la industrializacin, la colectivizacin y la adopcin de un plan quinquenal, con el peligro de un Termidor ante la amenaza del nepman, del kulak y del creciente burocratismo667; c) la dureza extrema del combate que determinar en gran parte el desenlace del ltimo acto668; y d) la atmsfera ya dominante en el partido que podemos simbolizar en una descripcin que Carr reproduce de un congreso de Komsomoles en marzo de 1926669.
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No vamos a desarrollar nuestra hiptesis de que fue la revolucin china en el 27 (como en el 23 la situacin alemana) la que llev a Trotski a "quemar sus naves" (como pusimos en el esquema anterior) prematuramente. Los elementos del programa de la Oposicin no eran en s mismos nuevos. Pero cuando Trotski procedi en julio de 1926 a su explicacin y defensa, constituan una declaracin general de poltica alternativa. Seis cuestiones pueden resumirla: aumento de los salarios industriales, reforma del sistema de impuestos, reforma tributaria, colectivizacin de la agricultura, industrializacin ms rpida que incluyese "un verdadero plan Quinquenal", rechazo a un socialismo nacional autosuficiente. Unos datos a retener: la muerte sbita de Dzerjinsky tras una discusin con Kmenev (otro "accidente" que deja todava ms despejado el camino a Stalin y se suma al primero y ms importante, el temprano fallecimiento de Sverdlov, verdadero centro organizativo del partido antes de que se creara la figura del secretariado en 1922); el dursimo enfrentamiento de Trotski con Stalin al que llam "sepulturero de la revolucin", preliminar a la XV Conferencia de octubre del 26 -quedaron registradas las palabras de Piatakov atnito: "por qu le ha llamado Ud. eso? No se lo perdonar jams". (Para el affaire, BROU, op.cit., p. 325. Id DEUTSCHER, El profeta..., p. 277, etc. CARR, E.H. Bases de una economa..., (2), p. 28 y 52. Hay discrepancias de fecha entre Carr, Brou y Deutscher); el suicidio de Yoffe (amigo de Trotski); el planteamiento serio de creacin de otro partido, y finalmente, la violencia de Bujarin pese a que intua un destino si funeste (pginas elocuentes en COHEN, op. cit, 377-379 y explicacin previa en p. 343). Para la polmica suscitada por la muerte tras una operacin de Frunze, ver CARR, E.H. (Socialismo..., vol. 2, pp. 118-119), DEUTSCHER, I. (Stalin, op. cit. p. 287). Ms importante an son las condiciones y formas de la resolucin del conflicto, porque ya tenemos en presencia todos los elementos que se reproducirn en la claudicacin bujarinista y en los Procesos de Mosc: los derrotados no slo tenan que repudiar sus ideas y retractarse sino que se les prohiba que las profesasen incluso en silencio. No era suficiente perder la voz, haba que desprenderse del propio pensamiento. Que Stalin pudiese ahora jactarse en su favor del Testamento de Lenin ("S, camaradas, soy rudo para con los que ruda y traicioneramente destruyen y dividen al partido", CARR, E.H. Bases de una economa planificada, op. cit. pp. 49-50), o que utilizase ex-guardias blancos como provocadores dentro de la Oposicin no eran ms que derivados de lo anterior. Vid BULLOCK, Alan, op.cit. tomo I, p. 359. Por quin ests? Eres estalinista o no? Si no lo eres, hay que machacarte, hay que silenciarte, hay que expulsarte, hay que hacerte de todo, hasta casi darte puntapis. (En op. cit. vol. 2, p. 168; ver antes id. p. 117). Tendremos ocasin de ver el proceso de uniformizacin del partido con la Uchraspred ( y mas adelante Orgraspred) oportunamente (Cap. V.3). Y otro dato: ya desde septiembre del 25 nos encontramos con que "Varikis, jefe de seccin de prensa de la secretara del partido, public un folleto titulado Es posible la victoria del socialismo en un solo pas?, en el que l mismo contestaba su pregunta afirmativamente y elogiaba el artculo de Stalin de diciembre de 1924 como la nica contribucin seria a la teora leninista desde el fallecimiento de Lenin" (CARR, id. p. 168-169). El artculo en cuestin debe ser el del 20 de diciembre de 1924 Octubre y la teora del camarada Trotski sobre la revolucin permanente, que luego apareci como prefacio a un volumen de escritos de Stalin con el ttulo de La revolucin de octubre y la tctica de los comunistas rusos. (Sobre el mismo se pueden consultar entre otros, PROCACCI, Giuliano. El gran debate 1924-1926. II. El socialismo en un solo pas, Ed. Siglo XXI, 1 edicin
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Solo vamos a profundizar en la cuestin del Termidor ruso por su inters particular, porque la sombra de la revolucin francesa formaba parte del imaginario de la revolucin de octubre desde casi el comienzo. Fijmonos que ya Lenin, en las notas de nuestro conocido El impuesto en especie, haba aludido al peligro de la contrarrevolucin y haba relacionado las fechas de 1794 y 1921670. El siguiente paso a destacar se produjo durante el rompimiento del triunvirato que dej paso al duunvirato671. Y no fue ningn miembro del Politbur quien sac a relucir la analoga entre el estado del bolchevismo y el jacobinismo en decadencia, sino el zinovievista Zalutsky, obrero y secretario de la organizacin de Leningrado672. Eran las primeras escaramuzas antes del XIV Congreso, en el otoo de 1925. La siguiente escena del Termidor obliga a elegir el juicio prefigurativo al que se someti a Trotski ante la Comisin Central de Control a fines de julio de 1927673 con el objetivo de expulsarlo del CC. Durante el transcurso del proceso Trotski realiz una analoga con la Revolucin Francesa. Las pginas de Deutscher dedicadas a este episodio se leen todava hoy con emocin y aprensin674.
mayo 1975, ver las pp. 1-9 con la introduccin de Procacci Las posiciones en litigio; CARR, E. H. El socialismo en un solo pas, op. cit. vol. 2, p. 31 y 48-51; las Cuestiones..., de Stalin, etc). El destino de derrota, marcado a fuego en la frente de la Oposicin, se desprenda de su mxima operativa (deducida de una errnea lectura de la derecha-centro-izquierda de su esquema termidoriano desarrollado por Trotski): "Con Stalin contra Bujarin, s. Con Bujarin contra Stalin, nunca". Las defecciones posteriores siguieron los cauces inexorables de esta lgica. (Cfr. DEUTSCHER, I. El profeta desarmado, op. cit. p. 292-293). Por nuestro lado, nos inclinamos a pensar que la base de este razonamiento se encuentra en una lectura de Trotski demasiado crdula del "asunto Ustrialov". (Ver CARR, E. H. El socialismo..., op. cit. vol. 1, p. 309 y 318. Por otra parte, se detecta en Deutscher una contradiccin teniendo en cuenta su op. cit. pp. 252253). El asunto Ustriadov...
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OC. XXXV, op. cit. pp. 191-199. Adems, id. pp. 117-119, y, p. 135. Para una comparacin entre la revolucin francesa y la revolucin rusa teniendo en cuenta la sobredeterminacin agraria, ver SKOCPOL, T., op. cit., pp. 224-227. Ms que con la Revolucin Francesa se podra hacer analoga con el fin de la Repblica romana. Cfr. DEUTSCHER, I. El profeta desarmado, op. cit. p. 231 y CARR, E.H. El socialismo en un solo pas, op. cit. vol. 2, pp. 120-121. Decimos esto porque en l se encuentran muchos de los elementos que aparecern con consecuencias sangrientas en los Procesos de Mosc. Llamativo: recurrir a un ex-guardia blanco de Wrangel como provocador en la Oposicin unificada, utilizndolo propagandsticamente. Y el instigador es Stalin al que, por cierto, su deseo de aplastar a su nico enemigo de verdad -el s tena claro quin era su verdadero antagonista-, le llev por una vez a un apresuramiento no medido. (Cfr. DEUTSCHER, I. El profeta..., cit. pp. 328-329). Por otra parte, recordemos que cuando los triunviros se arrebujaron para desplazar a Trotski todava vivo Lenin, murmuraron contra l como un nuevo Bonaparte. El drama se acrecienta porque lo terrible de la situacin hay que enmarcarlo en una frase magnfica de Deutscher -en un contexto un poco anterior pero con el mismo tema- que delata lo surrealista de todo, y ayuda a entender ms que muchas pginas. Dice el historiador polaco: "Este fue, en verdad, uno de los fenmenos aparentemente ms irracionales en la lucha. Bastaba con que un oposicionista pronunciara la palabra "Termidor" en cualquier reunin del Partido,
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Trotski (que en realidad estaba, de tener que estar en alguna, en la posicin de Babeuf) se situaba en el ala jacobina, aunque no en el momento ascendente, es decir, cuando vencieron a los zaristas y Guardias Blancos (esto es, cuando guillotinaron a los monrquicos y girondinos), sino en el momento en que se abran las puertas a la reaccin termidoriana. Deutscher transcribe grandes trozos del "dilogo" entre Solz (un viejo y respetado bolchevique -y conocedor de la RF, aadiramos nosotros-) que conduca el interrogatorio, y Trotski. As: "... cul es el captulo en el que Solz se est preparando para hacernos fusilar? (Conmocin en la sala). Esto no es asunto de risa: la revolucin es un asunto serio. Ninguno de nosotros teme a los pelotones de fusilamiento. Todos somos viejos revolucionarios. Pero debemos saber quin ha de ser fusilado y en qu captulo estamos. Pero, ve usted claramente, camarada Solz, en qu captulo se est usted preparando para fusilarnos a nosotros? Yo me temo... que est usted en vias de hacerlo en... el captulo termidoriano"675. Trotski aclar que no los injuriaba porque los termidorianos no fueron contrarrevolucionarios conscientes: eran jacobinos, pero jacobinos que se haban "desplazado a la derecha". Cuando el 7 de noviembre se sell la derrota de la Oposicin, a las ansiosas preguntas de sus seguidores, contest que todava no era el Termidor pero s su vspera y el partido se haba convertido en un "instrumento sin voluntad de las fuerzas termidorianas". El Termidor se le apag tristemente en las manos cuando Stalin, con su giro a la izquierda, se revolvi contra Bujarin. Ahora, atrapado entre el sondeo de los bujarinistas para luchar por la democracia proletaria y el programa industrializador de Stalin, recordaba que el Termidor haba sido una combinacin de jacobinos de izquierda y de derecha unidos contra el centro de Robespierre. Si ayudaba a Stalin se pona l mismo la soga en el cuello y si pactaba con Bujarin no compona directamente la correlacin termidoriana? Abandon, pues, el Termidor para sugerir que la revolucin rusa poda pasar directamente a la fase bonapartista676.
para que de inmediato las pasiones se exaltaran y el auditorio se encrespara, aun cuando muchos apenas tenan la ms leve idea de lo que se trataba" (op. cit. p. 290).
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Op. cit. p. 318. Entendiendo por bonapartismo la situacin en que el Estado o el Ejecutivo adquiere una independencia poltica respecto de las clases sociales y establece su supremaca sobre la sociedad. Es realmente sorprendente constatar el "despiste" de la "nueva generacin burocrtica" sobre su propio pasado. As un reformista democrtico como Gorbachov recoge (no sabemos si conociendo la "fuente") para hacer suya esta idea: "No se aparta de m la idea de que, de no haber sido por el Thermidor de Stalin a mediados de los aos veinte, que traicion y pisote la Gran Revolucin, ..." en, GORBACHOV, M. El golpe de agosto, Ediciones B, Barcelona, 1 edicin, 1991, p. 173. Un libro imprescindible es el de KONDRATIEVA, Tamara. Bolcheviks et Jacobins, Ed. Payot, Paris, 1989, sobre todo los captulos IV al X.
285
Ni Brou, ni Deutscher ni Carr pueden ir ms all de ordenar esa historia. El propio Carr llega a afirmar que en las condiciones de 1928 "esta tesis no careca de plausibilidad"677. Pero despus de la cada de Bujarin, el Termidor se pierde en la bruma. Si trazamos un puente con la pregunta que el propio Lenin se haca en los materiales para El impuesto en especie, la respuesta puede comenzar a verse. El Termidor imposible estaba precisamente en la poltica staliniana pero no era una restauracin capitalista, ni abierta ni solapada. Era, precisamente, ese capitalismo de estado contra el que Lenin, como dijimos en su momento, estaba rompindose los dientes. As, el Termidor es una sospecha exacta para un no-lugar (por eso acosaba la mente de Trotski ... y de otros) que se desvanece slo porque el paisaje no era el previsto, porque no era reconocible. Cmo comprender si no el razonamiento de Carr al tratar de geografiar los relieves de la contienda cuando dice: "Resulta significativo que los temas capitales, en los que se centraba la polmica, se referan fundamental o exclusivamente a los asuntos internacionales. En los temas internos de poltica econmica la distancia que separaba a la mayora y a la oposicin se iba estrechando insensiblemente y hacindose cada vez ms irreal"678. La nmesis de la Oposicin nos hace volver de inmediato al anlisis de la realidad, no slo en el campo sino tambin en la industria y en el conjunto de la economa sovitica, al acercarnos al ltimo acto del drama que esquematizbamos ms arriba.
677
Bases de una economa..., (2), op. cit. p. 448. BETTELHEIM (Las luchas..., segundo perodo, op. cit.), desde luego, no se entera de nada. Se conforma con hacer un fro resumen de Brou, esmaltado por su reverencia pro-china de entonces, que destila en todos los pasajes en que, por ejemplo, habla de Stalin, pp. 330, 334, 340,343, 397, etc. Bases de una economa planificada, op. cit. p. 42.
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Si la base sobre la que descansaba la puesta en funcionamiento de la NEP era el aligeramiento de la presin sobre la agricultura y el restablecimiento de los mecanismos del mercado, sta (la NEP) peda, por un lado, el saneamiento de la situacin monetaria poniendo en pie la unidad de cuenta perdida y, por otro, la aplicacin del clculo econmico a la actividad empresarial. En una palabra, "normalizar" la situacin industrial. Para ello se detuvo el proceso de nacionalizacin y se tomaron medidas de estmulo de la pequea industria. El Estado retendra estratgicamente las empresas que por su dimensin o por los objetos fabricados tuviesen importancia econmica. El resto de las empresas nacionalizadas679 se devolveran al sector privado salvaguardando el principio de propiedad pblica680. Congruentemente, las empresas bajo administracin directa de los organismos estatales se regiran por el principio del jozraschet681, es decir, por una contabilidad econmica precisa682. Este principio sustentaba la autonoma financiera de las empresas que obtendran fondos mediante prstamos bancarios determinados por criterios de rentabilidad683 y no a cargo del Presupuesto. En una palabra, concurra en el mercado junto a la agricultura y la pequea empresa no nacionalizada. El eslabn de la normalidad de la circulacin monetaria descans en la apertura del Gosbank684 y en la creacin al ao siguiente del chervonetz, un nuevo rublo respaldado por oro y divisas. Las escaramuzas para terminar controlando la economa monetaria se prolongaron hasta 1924. La NEP no calibr las implicaciones financieras con su proyecto
679
Sin entrar en ms detalles, el momento lgido de la nacionalizacin de la industria se produjo en noviembre de 1918 a travs de un decreto del Sovnarkom destinado a "desalojar y suprimir la maquinaria del comercio privado" (en CARR, E. H. La revolucin bolchevique, op. cit. vol. 2, p. 242). Vesenja y Narkomprod jugaban un papel central. Mientras, el "plan nico" no poda ms que languidecer entre las tiranteces del Vesenja (al que Lenin di una fuerte sacudida) y del Sto. Slo la obsesin de Lenin por la necesidad de electrificar a Rusia, vivificaba la idea de planificacin cuyo impulsor ms decidido era Trotski. (Ver CARR, op. cit. pp. 384 y ss. Y para las ideas sobre la planificacin de Trotski, p. 385 nota 28.) Alec NOVE en su glosario traduce como "autogestin financiera" (en op. cit. p. 416). Las inclemencias de la nueva poltica emprendida las podemos seguir en CARR, E.H. (op. cit, vol. 2. pp. 316 y ss). Para el problema de saber qu era "beneficio", CARR (op. cit. p. 318 y El socialismo en un solo pas, op. cit. vol. 1, pp. 341-342). En noviembre de 1921.
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de trueque en los mercados locales. Los impuestos (directos y/o indirectos -la polmica sobre el vodka-, el ahorro, el crdito), el Gosbank y el Prombank685 financiando la industria, la tarda creacin del crdito agrario a travs del Tsentrosel'bank686-, emisin, inflacin, etc. En diciembre de 1925 haba 10.000 bancos, 870.000 depositantes y 42 millones de rublos en depsitos. El equilibrio presupuestario y el control de la oferta monetaria pospuso el esfuerzo inversor frente a la estabilidad de precios. El traslado del punto de gravedad de la economa afect a las instituciones soviticas687.
Fuese bajo impulso "espontneo" o con un carcter punitivo, el resultado es que aunque nunca se estableciese un balance final de la nacionalizacin de la industria bajo el comunismo de guerra688, un censo de 1920 daba los siguientes datos globales: 404.000 establecimientos industriales, de los que funcionaban 350.000; las tres cuartas partes de stos eran negocios familiares o de un slo hombre y solamente el 26% empleaba mano de obra asalariada. El 29 de noviembre de 1920 se decret la nacionalizacin de todas las empresas que contasen con ms de cinco obreros con empleo de fuerza motriz, o diez sin ella689. Con la NEP en marcha, Kmenev, en diciembre de 1922, hizo un primer balance en el X Congreso de Soviets de toda Rusia: "que la industria estatal, incluyendo el transporte, empleaba tres millones de obreros frente a los 70.000 empleados en las industrias privadas y arrendadas"690.
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Torogovo-Promyshlennyi Bank. (Banco Comercial e Industrial). Creado en 1922. Vid. DOBB, op. cit. pp. 407 y ss. Vsesoyuznyi Tsentral'nyi Sel'skojozyaistvennyi Bank (Banco Central Agrcola de toda la Unin). Creado en febrero de 1924. A la ya citada del Vesenja y el Sto podemos aadir la rivalidad entre la GOSPLAN y el Narkomfim, o del Narkomfim y la Rabkrin desde que se la conect con la Comisin Central de Control en el XII Congreso del Partido en 1923. Pensemos que para comisario de la Rabkrin fue designado un peso pesado estalinista: Kubischev. [Nada menos que Samara recibira su nombre]. Por el contrario Soklnikov era el representante de la "dictadura de la economa" enfrentada a los planificadores. Su lugar estaba en la derecha (bujarinista o no) y por eso pareci una incongruencia cuando se aline junto a Zinoviev, Kmenev y Krupskaya, para formar el programa de los cuatro en septiembre de 1925. Soklnikov haba sustituido a Krestinski como comisario del Narkomfin despus del X Congreso del Partido en marzo de 1921. Tengamos en cuenta que durante el comunismo de guerra el propio portavoz de la Hacienda deseaba su pronta defuncin. Otro ejemplo: las "anormales" relaciones entre el Gosplan y la Administracin Central de Estadstica. [Ver CARR, E. H. El socialismo..., op. cit. vol. 1, pp. 517-518 nota 49]. Para los decretos de nacionalizacin y las atribuciones al Vesenja, CARR, (op. cit. p. 186-187). HUTCHINGS. R. El desarrollo econmico sovitico 1917-1970, Ed. Itsmo, 1973, vol.1., p. 70. Ms concrecin en CARR, (op. cit. p. 187); y para la evolucin de los lmites de empleo de la empresa privada hay que tener en cuenta CARR, E. H. El socialismo..., (op. cit. vol. 1, pp. 366-367 nota 97). CARR. E. H. op. cit. p. 315.
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Un censo de 1923 sobre 165.000 empresas revelaba que el 88,5% de ellas pertenecan a dueos privados o estaban arrendadas, y que las empresas administradas por el Estado contaban solamente en un 8,5%, y las cooperativas en un 3%. Pero el 84,5% de todos los obreros industriales estaban empleados en empresas del Estado, que daban trabajo a un trmino medio de 155 obreros, las cooperativas por trmino medio a 15 jornaleros y las privadas solamente a dos. Los resultados visibles del gran esfuerzo de reconstruccin y del xito de la NEP los podemos observar en este grfico de Groman691: 0
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GROMAN. V. L'economie nationale de l'URSS. Sa crise et son relevement. Contribution la Confrence conomique internationale de Genve, Editions de la representation commerciale de l'URSS en France, Pars, 1927, p. 27. Reproducida por GROSSKOPF, op. cit. p. 100. Donde las lneas representan: --- conjunto de la produccin general; -+-+- produccin agrcola; - - produccin industrial. En millones de rublos a precios de preguerra.
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Teniendo en cuenta las estadsticas industriales del cuadro de Nove, podemos ver la evolucin de la recuperacin; recurriendo a Hutchings en forma reducida692:
CUADRO XIII. Produccin industrial en millones de toneladas Productos Arrabio Acero Petrleo Carbn Papel Cemento Azcar granulado Turba 1913 4,216 4,231 9,234 29,117 0,197 1,520 1,347 1,700 1,186 1,600 2,575 1916 3,804 4,276 9,970 34,482 1921 0,117 0,220 0,378 9,531 - 0,064 0,051 2,000 0,520 1925 1,309 1,868 7,061 1928 3,282 4,251 11,625
16,520 35,510 0,211 0,872 1,064 2,700 2,925 0,284 1,850 1,283 5,300 5,007
Y ms detallada en Dobb693:
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El desarrollo econmico sovitico, op. cit. p. 88. Produccin industrial en millones de toneladas. Op. cit. p. 304.
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CUADRO XV Productos Hierro fundido Acero Medidas 1913 1928 3,3 4,3 3,4 35,5 11,7 5 19,1
Acero laminado Millones Toneladas 3,5 Carbn Petrleo Electricidad Cobre Aluminio Cemento Millones Toneladas 29,1 Millones Toneladas 9,2 Miles Kwh. Millones 2
Locomotoras ferrocarril Unidades Convenc. 418 Vagones de mercancas tractores Vehculos motor Cereales Azcar Papel Miles Miles Miles Millones Toneladas 80-82 Miles Toneladas Miles Toneladas 1290 205 2227 95 60 28 14,8
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Por otra parte, durante la evolucin de la NEP, la ampliacin industrial haba sido condicionada por la demanda campesina, lo que configuraba la estructura de la produccin y las decisiones de inversin. La agricultura en esas condiciones exiga artculos de consumo y bienes de equipo sencillos. Este designio modelaba un crecimiento de la industria ligera, una tasa de inversin baja y un retraso de la industria pesada694.
694
"En los primeros aos de la NEP la industria estuvo financiada por anticipos presupuestarios que tomaban la forma, en parte, de subsidios directos para el restablecimiento del capital fijo, y en parte, de anticipos bajo el encabezamiento de capital de explotacin, en especial para la compra de materias primas. Desde 1923 se sigui la poltica de restringir estas fuentes presupuestarias... y de financiar a la industria principalmente mediante crditos bancarios a corto y largo plazo. La diferencia era tanto de contenido como de mtodo. El crdito bancario se conceda sobre la base de garantas tangibles y de ganancias potenciales. Y por eso se destinaba para atender las necesidades de las industrias de consumo, cuyas exigencias de capital eran relativamente pequeas y cuyos productos encontraban fcil venta y reposicin, y no las necesidades de la industria metalrgica, que an se hallaba en proceso de construccin o reconstruccin, que precisaba grandes capitales y cuyas ganancias se vean muy lejanas" (CARR, E. H. El socialismo..., op. cit. vol. 1,p. 344. Para la ampliacin bancaria, los tipos de inters y concesin de crdito industrial, cfr. id. p. 486 y ss). Op. cit. p. 89. Siendo: a) Capital recuperado en la industria de la Unin y de las repblicas y su porcentaje al comienzo de cada ao. b) Porcentaje de inversiones brutas en capital bsico, que slo totalizan inversiones en ambos, y capital bsico circulante en la industria planificada por el Soviet Supremo de la Economa Nacional. c) Diferencia de porcentaje entre la restauracin total del coste de capital y su valor actual estimado.
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El volumen crediticio estatal de la industria pesada se estim en un 30% frente a un 60% de la industria ligera. El cuadro siguiente expresa la evolucin de 1923-1928 de las inversiones en capital fijo de la gran industria en millones de rublos696:
CUADRO XV. Las inversiones en capital fijo de la gran industria (en millones de rublos)
1923-1924
1926 1927
1927 1928
Minas de carbn Petrleo Metalurgia Electrnica Mineral de hierro Industria qumica Trabajo de la madera Fabricacin de papel Industria textil
100.7
30.6 112.7
77.08 150.20 188.91 13.07 14.67 48.31 17.24 23.92 147.15 67.60 21.68
126.15 185.40 251.80 17.22 12.16 54.49 25.46 36.66 149.90 57.49 13.47
136.0 185.1 334.34 15.01 13.98 81.72 21.64 37.55 196.47 79.28 16.88
De todas formas, la evolucin de la pequea industria se encontraba por debajo de los valores de 1913. Veamos estos dos cuadros. En el primero desglosada junto a la gran industria697:
696 697
294
CUADRO XVI. Pequea y gran industria en Rusia zarista y en Unin Sovitica Nmero de obreros Valor de produccin bruta (en miles de rublos)
(por miles) (por %) 1908-1910 fronteras zaristas gran industria pequea industria urbana pequea industria rural 1924-1925 dentro fronteras de la URSS gran industria pequea industria urbana pequea industria rural de las 1.850 642 2.072 41 14 45 3.958 980 dentro de las 2.700 1.200 4.000 33 16 51 4.900 700 1.700
En el segundo698:
CUADRO XVII. Evolucin de la pequea industria y de la artesana (Territorio de la URSS) 1913 Nmero de empleados (por miles) Volmen de la produccin (por millones de rublos) 3.700 2.400 1923-24 2.381 1.419 1924-25 2.709 1.718 1925-26 2.982 1.975
Adems se constat que en el crecimiento de los sectores estatal, cooperativista y particular, se produca un despegue relativo del sector estatal699, as como en las cifras del giro comercial se mostraba el avance del sector socializado sobre el comercio particular700.
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Tambin la pequea industria de transformacin de metales, que dependa para su abastecimiento de los sindicatos industriales y de las cooperativas estatales y que, sin embargo, en el momento de la venta del producto terminado estaba, en gran parte, en manos privadas, mostraba la contraccin de stas701. Ahora bien, para apreciar en su conjunto los resultados de la NEP cuando se iba a decretar su fin, y la relacin entre los sectores principales y sus ndices, nos vamos a valer del siguiente cuadro: Una primera lectura salta a la vista: habindose producido un incremento de la poblacin702, mientras una gran parte de los ndices industriales superaba los niveles de preguerra, la produccin agraria y en particular los cereales se encontraban en un 10% por debajo por habitante; y tambin se puede apreciar una situacin similar en la superficie sembrada. Podemos completar la visin con la produccin bruta y saldo con este cuadro703:
Ver cuadro en CARR, E.H. op. cit. vol. 1, p. 367. Ver cuadro en CARR, op. cit. vol. 1, p. 433. Se puede consultar el ejemplo de la venta de productos de la pequea industria en la regin de Tula, en el cuadro reproduccido por Grosskopf, op. cit. p. 215. Cfr. las diferentes estadsticas y grficos relativos a la poblacin total, tasa de natalidad, mortalidad, catstrofe demogrfica en la que naci la sociedad sovitica etc.
702
ordenados por MATTHEWS, Mervyn. Clases y sociedad en la Unin Sovitica, Ed. Alianza, Madrid, 1977, pp. 27-39.
703
Id. cit. p. 293. El saldo agrcola se calcula a) por la diferencia entre la produccin agrcola bruta y el consumo propio de la aldea. b) por la suma de productos agrcolas consumidos por el sector no agrcola de la economa nacional.
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CUADRO XVIII. Produccin bruta y saldo de la agricultura en 1913-1914 y en 1926-1927. Fuente: Consejo Supremo de la Economa Nacional (en millones de puds y en millones de piezas) 1913-1914 I II III I 1926-1927 II III
Produc. Saldo % saldo Produc. Saldo % saldo bruta de prod. bruta bruta de prod. bruta agricult. agricult. Cultivos cerealistas Centeno Trigo Cebada Avena Maz Cultivos industriales e intensivos Patatas Camo Algodn Remolachas Tabaco Plantas oleaginosas Plantas forrajeras Forraje verde Cultivo de prados Cultivo de huertas 370.0 3982.0 391.0 75.0 20.21 365.0 65.0 17.8 5.4 11.6 11.0 51.9 1822.0 24.9 46.8 662.0 1.8 140.5 304.0 7.2 45.6 662.0 1.7 56.2 16.65 28.9 97.5 100.0 94.4 40.0 3010.0 209.0 26.4 34.3 390.0 2.0 174.9 3.1 33.1 390.0 2.0 61.0 6.95 12.6 96.5 100.0 100.0 61.0 5449.0 1427.0 1497.0 640.0 1034.0 1107.0 20.4 188.0 503.0 204.0 155.0 13.2 33.6 31.9 15.0 4658.0 641.0 1430.0 112.0 1384.0 300.0 354.0 824.0 233.0 63.0 61.0 37.0 13.75 7.83 21.62 17.8 7.4 15.9
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182.2
64.7
"Los nueve primeros meses de 1928 fueron un perodo de confusin e incertidumbre en las alineaciones en el seno del Partido"704. La derrota de la oposicin y el exilio o retractacin de sus dirigentes, se produjeron en un momento en el que la crisis de las recogidas de grano impona un replanteamiento de la lnea oficial y minaba la unidad del grupo mayoritario en el Politbur. Las discusiones que entre 1924 y 1928 enfrentan entre s a los economistas soviticos son, en gran medida, repeticin de un tema siempre presente en la historia del pas. Cmo desarrollar Rusia? Que, una vez normalizada la economa y alcanzados de nuevo los niveles de produccin de 1913, era necesario industrializar el pas, es algo que a nadie se le ocurra discutir. Pero sobre esta base comn, que se defina de forma extremadamente vaga, surgan las divergencias en cuanto al ritmo de esta industrializacin y en cuanto a su estructura. La velocidad a la que se industrializar el pas, deba establecerse autnomamente o ms bien venir determinada por el ritmo de desarrollo de la agricultura? En la discusin, la derecha estuvo representada por los defensores a ultranza de la poltica de concesiones al kulak y por los partidarios de la ortodoxia financiera; junto a Bujarin, ocupan un lugar destacado altas personalidades del Ministerio de Hacienda como Shanin y Sokolnikov. Y por la izquierda, en representacin de los industrialistas, la figura indiscutible de Preobrazhenski. La aportacin de Stalin al debate, a lo largo de sus cuatro aos de duracin, fue nula; mantuvo una poltica centrista, con cierta desviacin hacia la postura de Bujarin pero sin salirse del terreno de las grandes generalidades. En 1924 la situacin haba cambiado radicalmente. Ya no se trataba de aprovechar la capacidad existente sino de crearla nueva. Para esto lo fundamental era obtener recursos y no crear una demanda que el Estado
704
298
poda generar a voluntad y, que con toda probabilidad si entraba en una etapa de desarrollo acelerado, ms bien sera excesiva que escasa. Esto era lo que en un primer momento Bujarin no lleg a comprender. Pero quienes s lo comprendieron, tambin desde la derecha, fueron Shanin y Sokolnikov, que en el XIV Congreso del Partido Comunista ofrecieron una interpretacin pro-agrcola de los problemas del momento. Ambos comprendan perfectamente que haba terminado la etapa de reconstruccin, en la que el simple aumento del capital circulante incrementaba y abarataba la produccin. Ahora era necesario invertir en capital fijo y esto planteaba el doble problema de obtener recursos y de decidir en qu ramas de la produccin haban de invertirse. Por supuesto, el volumen de recursos disponibles dependera de la aportacin que del exterior pudiera conseguirse -evidentemente y por el momento escasa o nula- y del ahorro interior. Y como ste, en una economa con bajo nivel de produccin necesariamente tena que ser bajo, las posibilidades de ampliar el capital fijo eran limitadas. La poltica econmica que Bujarin propona se basaba en el desarrollo de las relaciones de mercado, con objeto, simultneamente, de proporcionar incentivos para una mayor produccin y de generar la demanda que absorbiera esa mayor produccin. Y en este desarrollo es muy interesante el papel del campesinado, que tiene que proporcionar los alimentos y materias primas que hacen falta para mantener en marcha la industria y, al mismo tiempo, ser capaz de absorber la creciente produccin de esa misma industria. Para hacer posible esta expansin simultnea de oferta y demanda campesina es necesario permitir, en el terreno agrcola, libertad de alquiler de tierra y trabajo, y en el terreno industrial, una rebaja de precios, para incrementar as las ventas y abrirse al comercio exterior. As se introducen simultneamente, una corriente de competencia y un flujo de bienes con destino al mercado campesino. Este primer esquema de Bujarin es tpicamente NEP; expresa la situacin correcta para un momento en el que existe una capacidad productiva mal aprovechada, porque la desaparicin del mercado y de las posibilidades de un intercambio normal han hecho disminuir peligrosamente los incentivos a producir. As se encontraba la economa rusa a fines de la etapa del Comunismo de Guerra, y slo mediante la reconstruccin del mercado y mediante una mayor libertad agrcola ha sido posible la utilizacin de la capacidad ociosa. En estas condiciones pareca claro que los fondos de que se dispusiera deban dirigirse a actividades poco consumidoras de capital, es decir, a aquellas que presentaban una baja relacin capital-producto y un corto perodo de maduracin; en una palabra, hacia la agricultura y hacia la industria ligera. Haba incluso argumentos para preferir la agricultura a la industria ligera. Shanin alegaba que la relacin capital-trabajo era mucho ms baja en la agricultura que en la industria, es decir, que una determinada inversin movilizaba mucho ms trabajo; si en estas condiciones se mantena constante la tasa de explotacin, es decir, si no se aumentaba el porcentaje que de su aportacin a la produccin se entregaba al 299
trabajador, las posibilidades de reinversin eran grandes. Y tambin para ventaja de la agricultura, haba que tener en cuenta su mayor capacidad exportadora. Todo esto llevaba a proponer un esquema que, en esencia, era el modelo tradicional del desarrollo; primero agricultura; luego, cuando sta hubiera generado capital y mercado, industria ligera; y luego, por fin, la industria pesada, con sus fuertes exigencias de capital. Un tipo de desarrollo lento, por supuesto, pero con menos tensiones que la solucin alternativa que, como luego veremos, propona la izquierda. A la vista de estos nuevos argumentos Bujarin procedi a revisar su posicin. A partir de 1926 abandon la idea de la falta de demanda para aceptar que, por el contrario, haba un exceso que creaba una permanente tensin inflacionista. Para absorber el gap inflacionista haba que aumentar la capacidad de produccin. Pero una poltica de grandes inversiones presentaba el peligro de que aumentaba antes la demanda que la produccin. Para evitarlo haba de aceptarse un desarrollo lento y financiado tanto con ahorro voluntario como con ahorro forzoso impuesto sobre los kulaks a travs de una poltica impositiva que llevara gradualmente a su desaparicin. Preobrazhenski parta de una consideracin esencialmente poltica. En la economa rusa existan dos sectores distintos: el socialista, integrado por casi toda la industria pesada, y el capitalista, formado por la agricultura y la pequea industria. A medio y largo plazo era imposible la convivencia entre los dos, pues el contacto a travs de un mercado en el que imperaba la ley del valor llevara a la restauracin del capitalismo. Para evitarlo haba que desarrollar ms rpidamente el sector socialista, fundamentalmente industrial, y esto haca necesaria la realizacin de grandes inversiones. En efecto, la industrializacin a ritmo rpido supondra una elevada demanda de capital. Primero, porque el simple restablecimiento de los niveles de pre-guerra exiga de hecho compensar el consumo de capital realizado durante la guerra civil y en los primeros aos de la NEP. Despus, porque entraban en juego una serie de nuevos factores extremadamente importantes. Era necesario atender a una demanda cambiante, cuyo flujo vena motivado por una mayor participacin del trabajo industrial en la Renta Nacional y por las consecuencias de la reforma agraria sobre el consumo campesino. La nueva industria incorporaba una nueva tecnologa que, por lo general, tendera a elevar la relacin capitaltrabajo. Y esta nueva tecnologa, si es que se la quera aprovechar ptimamente, introduca grandes discontinuidades en los programas de inversin al mismo tiempo que haca depender la rentabilidad de una inversin de la realizacin de otras complementarias; las nuevas plantas tenan que ser muy grandes y, por ramas, eran altamente interdependientes. Por otra parte, la necesidad de aprovechar al mximo la mano de obra y de reducir el peso relativo del campesinado, exiga crear tambin nuevos empleos industriales. Cmo obtener los recursos necesarios para esta poltica de inversiones masivas? Preobrazhenski formula la "ley de la acumulacin socialista" primitiva, mediante el juego de la cual trata precisamente de resolver este problema. En la terminologa de Marx, la 300
"acumulacin primitiva" haca referencia a la apropiacin de riqueza, por parte de los capitalistas nacientes, que servira para poner en marcha el proceso de desarrollo econmico. En las condiciones de Rusia -o de cualquier pas en situacin semejante- actuaban dos leyes. Por un lado, las relaciones econmicas dentro del sector privado se regan por la ley del valor, tal y como la entenda la economa clsica. Pero las relaciones entre el sector socialista y el sector privado deban ser gobernadas por esa "ley de la acumulacin socialista primitiva", es decir, por la apropiacin por el sector pblico del mximo excedente posible generado por el sector privado. Y esto en dos terrenos: en el del comercio exterior, montando la balanza comercial sobre exportaciones agrcolas (generadas por el sector privado) e importaciones de bienes de equipo (a utilizar por el sector pblico), y en el de actividad interna. Aqu se trataba de obtener un mximo de productos agrcolas a cambio de un mnimo de productos industriales. Lo que podra lograrse, bien limitando mediante impuestos la capacidad de compra del campesino, o bien modificando contra l la relacin de intercambio, elevando los precios de los productos industriales. Las crticas econmicas a las tesis de Preobrazhenski no tuvieron excesiva fuerza. Los argumentos en su contra fueron esencialmente polticos; estaba claro que los campesinos no aceptaran de buen grado el juego de la ley de acumulacin socialista primitiva. Por ello, la aceptacin de las propuestas de Preobrazhenski supona, como paso previo, la decisin poltica de romper la alianza obrero-campesina. Decisin que slo se tomara cuando los hechos demostraron los peligros implcitos en el sistema de la NEP, que estaba poniendo el control de la economa en manos de los kulaks, y cuando se hubiera resuelto la lucha por el poder. El XIV Congreso del Partido Comunista, reunido en diciembre de 1925, proclamaba como tarea la industrializacin orientada hacia la independencia econmica, es decir, hacia la industria pesada. Una importante consecuencia de esta decisin fue la revitalizacin del Gosplan, o Comit Central de Planificacin. ste haba sido creado en 1921 y haba arrastrado una vida lnguida, al menos en el terreno de las realizaciones prcticas. Desde el momento en que se quera industrializar rpidamente un pas con recursos escasos, era evidente que convena coordinar al mximo los programas de inversin. Y un plan general de la actividad econmica del pas era un instrumento adecuado para lograr esta coordinacin. Por ello, en 1926 se encargaba al Gosplan la elaboracin de un Plan perspectivo de cinco aos. Naturalmente, las condiciones no eran en absoluto propicias para la puesta en marcha de la mquina planificadora. No haba acuerdo respecto a la tcnica a aplicar para la elaboracin del Plan, oponindose los partidarios del mtodo de las aproximaciones sucesivas y los que pretendan construir algn tipo de modelo macroeconmico. Tampoco era posible lograr una armona entre quienes interpretaban de forma muy distinta la realidad econmica. Haba speras discusiones entre grupos distintos de 301
economistas. Los "geneticistas" acentuaban la fuerza de las leyes econmicas y de los lmites que stas imponan al desarrollo y proponan, por tanto, una estrategia de crecimiento ms equilibrada. Los "voluntaristas" o "teleologistas", por su parte, afirmaban que establecer las metas era algo esencialmente poltico y que las limitaciones tendan a desaparecer en el tiempo; eran, consecuentemente, partidarios de un desarrollo ms rpido y con ms tensiones. Pero, sobre todo, exista el freno de la falta de acuerdo sobre los principios fundamentales de la poltica econmica. En este contexto, el primer borrador presentado en marzo de 1926 por el Gosplan, fue acusado de "derechista" por aceptar una agricultura relativamente esttica y condicionadora de todo el ritmo de crecimiento. Ante esto, el Vesenja elabor su propio plan que, como es lgico, mostraba claras preferencias por la industria. Tras largas disputas, borradores y contraborradores, el Gosplan elabor una versin definitiva, terminada en agosto de 1928 y que cubra el periodo que se extenda entre otoo de ese mismo ao y otoo de 1933. La nueva versin, fuertemente influida por el punto de vista de los industrialistas, presentaba una versin mxima y otra mnima705. Un cuadro reproducido en Carr-Davies nos da el desarrollo de las diferentes versiones planificadoras706:
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Como veremos en V.2, en abril de 1929 la XVI Conferencia del Partido Comunista ratificaba formalmente el Plan en su variante mxima. CARR, E.H. y DAVIES, R.W. Bases de una economa planificada (1926-1929), 1. Segunda parte, Ed. Alianza, Madrid, 1980, p. 1038. Adelantemos que las polmicas, los desacuerdos entre los borradores del Vesenja y de la Gosplan sobre ritmo de crecimiento, volumen y distribucin de las inversiones, relacin entre las secciones productivas etc., determinados por la lucha poltica desencadenada en el partido (donde cada derrota poltica de la izquierda significaba una victoria econmica evidente si el campo proporcionaba algn problema agudo), por la situacin internacional si se quiere, daban como resultante una idea esencial: cuestionar la viabilidad de la planificacin si la agricultura segua privatizada y sin control estatal. Hay ms precedentes, empezando por el primitivo de Kondratiev (cfr. DOBB, op. cit. p. 198) hasta finalizar en la versin ptima del Gosplan de agosto de 1928 que ser la base aprobada en abril de 1929. (Sobre Kondratiev como director del Instituto Konjuntktur del Narkomfim, cfr. CARR-DAVIES, op. cit. 1.1 parte, pp. 34-35 y para las polmicas sobre los planes y destitucin, entre otros lugares, id. cit. 1.2 parte, pp. 786-787 y 915.)
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CUADRO XIX. Incremento anual planificado de la produccin industrial bruta en los borradores del plan quinquenal (como % sobre el ao anterior, calculado en precios constantes)
1925- 1926- 1927- 1928- 1929- 1930- 1931- 19321926 1927 1928 1929 1930 1931 1932 1933 Borrador del (julio, 1926) Osvok 30,3 31,6 22,9 40,8 22,6 18,8 15,5 15,0 15,5 14,7
Primer borrador del Gosplan (marzo 1926) Segundo borrador del Gosplan (Primavera, 1927) Segundo borrador del Vesenja (Primavera, 1927) Tercer borrador del Gosplan (Otoo, 1927) Tercer borrador del Vesenja (Otoo, 1927) Borrador del Vesenja (Abril, 1928) Borrador del Vesenja (Agosto, 1928) Borrador del Vesenja (Diciembre, 1928) Variante bsica del Gosplan (Abril, 1929) Variante ptima del Gosplan (Abril, 1929)
19,1 13,2
10,6 9,9
9,2
16,3
10,0
12,4 10,9 10,6 16,4 17,4 13,7 18,3 18,3 18,4 19,7 17,3 17,5 21,9 20,2 21,8 21,4 18,8 17,5 21,4 21,5 22,1
10,0 12,9 18,4 17,0 22,6 18,1 23,8 (18,4) 14,9 22,4 17,4 25,2
Simultneamente se estaba actuando en el terreno agrcola. Para evitar las oscilaciones estacionales desmedidas de los precios del grano, se decidi, cara a la cosecha de 1926, tomar medidas que consistieron, fundamentalmente, en limitar el crdito concedido al sector privado, que lo utilizaba para financiar sus stocks de grano, y aumentar la participacin de los organismos estatales y de las cooperativas en la comercializacin del grano, poniendo a su disposicin los medios financieros necesarios. La poltica seguida tuvo pleno xito; entre el otoo de 1926 y la primavera de 1927 los precios del grano se elevaron solamente en un 2 por ciento. Y se adopt otra medida derivada directamente de la resolucin sobre industrializacin del XIV Congreso: el XV Congreso, reunido en diciembre de 1927, recomendaba la introduccin s gran escala de formas socialistas de cultivo sobre una base totalmente voluntaria. Se restableca as el contacto con una idea socialista casi abandonada desde los tiempos del Comunismo de Guerra. La finalidad que se persegua era doble; elevar los rendimientos por hectrea mediante la mecanizacin de los cultivos, y aumentar el excedente comercializable disminuyendo, mediante su trasvase a otras actividades, la mano de obra agrcola. La forma fundamental de esta organizacin colectiva sera una granja en la que se pondra en comn tierra y trabajo, pero en la que se mantendra un rgimen individual de vida y de propiedad de la casa y de los bienes de consumo. Estos koljoses emplearan, en 1933, una cuarta parte de la poblacin agrcola y una red de estaciones de maquinaria y tractores extendida por todo el pas. El sistema se completara con la creacin de una serie de granjas estatales (sovjoces) altamente tecnificadas, que en un periodo relativamente breve deban proporcionar un 60 por 100 del volumen de cosecha comercializado. Al mismo tiempo, se fue haciendo ms amplia la corriente ideolgica que se mostraba contraria al funcionamiento predominante de las relaciones mercantiles en el conjunto de la economa, propugnando una mayor regulacin y control por parte del Estado. En lnea con esa actitud, el presupuesto estatal volvi a tener una funcin activa en la economa sovitica. El gasto pblico se duplic durante el intervalo de 1925/1926 a 1928/1929 (en rublos corrientes), incrementndose notablemente los gastos destinados a la economa que pasaron del 26% al 42% en el transcurso de esos cuatro aos; en trminos monetarios, desde 682 a 2.245 millones de rublos. El crecimiento de los gastos estatales destinados a la economa hizo que las dotaciones presupuestarias se convirtieran en la principal fuente de financiacin de las empresas industriales. Durante el cuatrienio citado, esas dotaciones constituyeron ms de la mitad de los recursos financieros de la industria, llevndose a cabo la redistribucin de las 304
inversiones (expuesta en el epgrafe anterior). Segn avanzaba la recuperacin de la produccin industrial, aumentaban los recursos propios con cargo a los beneficios obtenidos por las empresas, que significaron el 30% de la financiacin en 1928/1929. A medida que crecan las asignaciones presupuestarias, perda vigencia el sistema Jozraschet, puesto que las empresas dejaban de financiarse fundamentalmente con sus recursos y lo hacan con las transferencias estatales. En el caso de las industrias dirigidas por el Vesenja, este organismo era el que determinaba las principales lneas de actuacin de las empresas que reciban los recursos estatales. En esa misma medida, el sistema bancario perdi tambin relevancia en el control financiero de la actividad de las empresas. Nove ha observado que los aos veinte fueron un periodo intelectualmente excitante. No slo se produjeron debates entre los jefes bolcheviques y los intelectuales, algunos de ellos de gran elocuencia e ingenio, sino que adems ideas absolutamente independientes fueron lanzadas por personas que no eran en modo alguno bolcheviques. Entre los expertos del Vsnj y del Gosplan, haba muchos antiguos mencheviques que despus fueron acusados de conspiracin y sabotaje. Hombres como Groman, Bazrov y Gnzburg contribuyeron significativamente a los debates polticos. Algunos ex populistas y exeseristas eran tambin activos; por ejemplo, el citado economista Kondratiev, los expertos agrcolas, Chayanov y Chelintsev. Incluso los no socialistas, como Litoschenko y Kutler podan hacer or su voz. Haba un Estado de partido nico, no haba medios legales para organizar una oposicin, pero las circunstancias no se parecan nada a las de los monolticos aos treinta. Los comunistas en esta poca apenas estaban representados entre los planificadores. En 1924, de 527 empleados del Gosplan slo 49 eran miembros del Partido. Solo queda aadir que lo fue tambin para casi todos los sectores de la vida cultural, el cine o el teatro, por no hablar de las vanguardias arquitectnicas o pictricas.
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Acabado El Acorazado Potemkin, Eisenstein acarici dos proyectos: uno sobre los acontecimientos de China que exigan una pelcula de agitacin y otro sobre el desarrollo de las aldeas soviticas. La enorme pelcula china proyectada se tuvo que abandonar. El grupo de trabajo de Eisenstein y Sovkino acord entonces que la prxima produccin tratara sobre la poltica de colectivizacin del Partido. Se llamara La lnea general. Estamos a mediados de 1926. Sin embargo, la pelcula no se rodara estando viva la NEP. Tras unos meses de trabajo, un encargo urgente provoc la interrupcin: el largometraje destinado a celebrar el dcimo aniversario de la Revolucin deba estar listo para el 7 de noviembre de 1927. Sera Octubre. Cuando se reemprendi La lnea general en la primavera de 1928, la situacin era ya muy diferente, como sabemos. Lwy, muy acertadamente lo constat: "La mayora de los historiadores pasa por alto que la transformacin decisiva no ocurri en 1929, cuando la gran campaa por la colectivizacin, sino ya con la campaa de Stalin contra los campesinos, o sea, durante las primeras semanas del ao 1928"707. En efecto, si de la revolucin del 17 fueron conocidos hasta los planes de la insurreccin antes de que se produjese, la "revolucin desde arriba", el asalto estaliniano para modificar la estructura social rusa, transcurri a espaldas de la poblacin ciudadana. En la primavera de 1929 se estaban realizando las primeras proyecciones de inspeccin de La lnea general. Aleksandrov y Eisenstein daban una conferencia a los estudiantes cuando son el telfono: el camarada Stalin quera hablar con ellos. Al da siguiente se reunieron con l ms la compaa de Mlotov y Voroshilov. Fueron recibidos calurosamente y con amabilidad. El relato que ha quedado de Aleksandrov menciona que Josef Vissarionovich les comunic sus comentarios crticos sobre la pelcula, habl sobre cuestiones generales del arte cinematogrfico, se interes por los asuntos tcnicos y seal la importancia del marxismo y el significado del cine sovitico. "Hacia el trmino de la entrevista, Josef Vissarionovich habl de nuevo acerca de La lnea general, advirtindonos que cambiramos el final. La vida les indicar la forma de hallar la correcta terminacin de
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Op. cit. p. 387. LEWIN, M. coincide en este sentido con Lwy. Tras analizar los elementos de la crisis cerealista de 1927 y las "medidas de excepcin", concluye: "Aprs une saison agricole si difficile sur le plan conomique, politique et social, les observateurs et les experts s'accordaient dire que rien n'etait encore rsolu et que l'anne prochaine ne promettait que de nouvelles tensions, tant qu'aucune politique cohrente ne serait mise au point. Le Bureau politique, surtout Staline, se rendait grandement compte de de fait. Ils tirrent de la bataille des zagotovki,des conclusions dont l'importance se fera bientt sentir. Cette exprience les fit procder une revaluation des mthodes et des perspectives et les poussa formuler une nouvelle politique. C'est cause de ce fait que les vnements de janvier-juin 1928 furent d'une importance cruciale pour les futures destines de l'Union sovitique" (op. cit. p. 222., negrita de Lewin). [Zagotovki significa colectas agrcolas efectuadas por el Estado].
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la pelcula. Antes de partir para Amrica, deben viajar a travs de la Unin Sovitica, observar todo, comprender y sacar sus propias conclusiones sobre todo lo que vean. Y di rdenes a la administracin cinematogrfica, para que nos organizaran un viaje por todos los nuevos proyectos de construccin..."708. Viajaron... y cambiaron el final. Pese a todo, la pelcula fu acogida con frialdad por las autoridades soviticas cambindose su ttulo por Lo viejo y lo nuevo. Se estren el 7 de Octubre de 1929709. No sabemos la fecha exacta de la llamada de Stalin a Eisenstein. S que era primavera. Y que en esos momentos se estaba librando el combate decisivo desde octubre del 17. El acontecimiento esencial es el Pleno del CC y de la Comisin Central de Control, que tuvo lugar entre el 16 y el 23 de abril de 1929. Y el documento clave es el discurso de Stalin del da 22: Sobre la desviacin derechista en el PC(b) de la URSS710. Todo estaba ya envuelto en la niebla. Ese informe slo se public 20 aos despus. Stalin se esforz siempre en aparecer como el campen de la direccin colectiva, y consigui que el enfrentamiento que se vena produciendo desde haca un ao quedara siempre entre bastidores, que ante la Internacional figurara formalmente la unidad del Politbur, que hasta el final se atacara "la desviacin derechista" sin personalizar, etc711. Todava Lwy anota que la conferencia que sigui al Pleno transcurri "apaciblemente"712. El ndice del informe de Stalin tiene cinco apartados. El primero de ellos es este: I. Una lnea o dos lneas? Y comienza as: "El problema fundamental, camaradas, es si en nuestro Partido existe una lnea general comn o si tenemos dos lneas"713. Ser tras este Pleno cuando Stalin alcance por fin su Lnea general.
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En LEYDA, Jay. Historia del film ruso y sovitico, Eudeba, Buenos Aires, 1965, p. 332-333. Del fragmento del relato de Aleksandrov surge un enjambre de preguntas y cuestiones. Dejaremos una sola. Los habra enviado de viaje unos meses ms tarde? Si as hubiese sido qu habra quedado atrapado en los rollos de celuloide? De La lnea general existieron tres finales. El primero de ellos se perdi. Y el segundo, censurado, no conocemos que se haya proyectado en ninguna ocasin. No hemos podido ver la gran pelcula de Dovzhenko La tierra, casi contempornea de La lnea..; tenemos que contener todava nuestras intuiciones al relacionarlas. STALIN, J. Cuestiones del leninismo, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekn, 1 edicin 1977, pp. 328-432. Nos hubiera gustado confrontarla con otra edicin anterior censurada para poder detectar y acotar los prrafos eliminados. Cfr. LWY, A.G. (op. cit. pp. 389-420) y COHEN, S. (op. cit. pp. 420-445). Es en este contexto donde Cohen hace la recriminacin ms fuerte quiz a su biografiado. El informe al Pleno del Comit de Mosc y de la C de C Sobre el peligro de derecha en el PC (b) de la URSS de octubre de 1928, es un excelso ejemplo de Stalin como genio de la "dosificacin". Lo mismo subraya BULLOCK, Alan (op.cit. p.443). Y por si hiciese falta para demostrar su tacto en detectar los peligros, podemos recordar un momento anterior (julio de 1928) de su lucha con Bujarin: su "retirada" ante la precipitacin de Mlotov. Cfr. LEWIN, M. op. cit. p. 270. Op. cit. p. 421. Op. cit. p. 330.
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Trabajosamente, poco a poco, sin ocupar nunca excesivamente el proscenio; con la organizacin bien agarrada, Stalin consigui por fin hacerse con la autoridad terica del partido y con la herencia de Lenin. En las nuevas circunstancias de 1928 iba a configurar su particular mezcla de ideas: de Bujarin, de la oposicin (sobre todo de Trotski714 y Preobrazhenski), su lectura militar del partido de Lenin (que trasladar al socialismo), todo ello convertido en un conjunto reconocible por su tpico estilo repetitivo de lo aprendido con dificultad pero con firmeza. No olvidemos que Stalin (siempre infravalorado por sus compaeros de direccin como mnimo715-) los examinaba minuciosamente. Esto ha sido puesto de manifiesto, pero no tanto el hecho de que, aunque fuese un "terico dbil", estudiaba con el mismo ahnco los escritos de sus antagonistas. Ahora bien, ese conjunto reconocible de planteamientos polticos de Stalin tiene un centro neurlgico. Y este no es otro que el poder real del proletariado para edificar el socialismo. Stalin no lo oculta: lo repite una y otra vez. Veamos. 1924 (abril-mayo). Cuando se muestra como fiel aprendiz-seguidor de Lenin, en Los fundamentos del leninismo: "Algunos piensan que lo fundamental en el leninismo es la cuestin campesina, que el punto de partida del leninismo es la cuestin del campesinado, de su papel, de su peso especfico. Esto es completamente falso. La cuestin fundamental del leninismo, su punto de partida, no es la cuestin campesina, sino la cuestin de la dictadura del proletariado, de las condiciones en que sta se conquista y de las condiciones en que se consolida. La cuestin campesina, como cuestin del aliado del proletariado en su lucha por el Poder, es una cuestin derivada"716. 1924 (diciembre). Campaa contra Trotski. "O el partido es absolutamente pasivo y mudo, y en tal caso, cmo se explica que este partido pasivo y mudo logre que le siga el proletariado ms revolucionario del mundo y gobierne desde hace ya varios aos el pas ms revolucionario del mundo?"717.
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Carr habla de "mana de Stalin de apoderarse de las ideas de Trotski". (En CARR-DAVIES, op.cit. 1.1 parte, p. 217). Que siempre lo trataron de utilizar (cfr. la apreciacin de LEWIN, en op. cit. p. 271). En Stalin de DEUTSCHER hay una lnea llamativa: "Ninguno de sus colegas le regate a Stalin sus funciones" (p. 224). Cfr. igualmente BULLOCK, Alan, (op.cit. tomo I): "Pero por qu Lenin y los otros miembros del Politbur permitieron la concentracin de tanto poder en las manos de un solo hombre? Nadie en aquella poca se haba dado cuenta todava de la magnitud de las ambiciones de Stalin o, al menos, nadie las relacionaba con la acumulacin de cargos en su persona. Simplemente, haba tareas que deban ser realizadas y que ninguno de los dems dirigentes deseaba en particular, mientras que Stalin se mostraba dispuesto a encargarse de ellas, por lo que Lenin, Kamenev, Zinoviev e incluso el mismo Trotski se alegraban de poder proponrselas" (pp 211-212). Conferencias en la Universidad Sverdlov que fueron publicadas en Pravda en abril y mayo de 1924, apareciendo en todas las ediciones de Cuestiones del leninismo, (op.cit., p.53) La discusin, Rafail, los artculos de Preobrazhenski y Sapronov y la carta de Trotski, en TROTSKI, L. El nuevo curso. Problemas de la vida cotidiana, Cuadernos PyP, Buenos Aires, 2
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1924 (diciembre). Campaa contra Trotski, en La revolucin de Octubre y la tctica de los comunistas rusos718: "La falta de fe en la fuerza y en la capacidad de nuestra revolucin, la falta de fe en las fuerzas y en la capacidad del proletariado de Rusia: tal es el fondo de la teora de la "revolucin permanente". 1926 (febrero). Despus de la demolicin de Zinoviev y Kmenev en el XIV Congreso719, cuando corrige su primera formulacin del "socialismo en un solo pas" en Cuestiones del leninismo: "La raz de este error reside, a mi juicio, en que Zinoviev est convencido de que el atraso tcnico de nuestro pas es un obstculo insuperable para la edificacin de la sociedad socialista completa, de que el proletariado no puede llevar a cabo la edificacin del socialismo debido al atraso tcnico de nuestro pas"720. 1927 (noviembre). Durante la conmemoracin del X aniversario de Octubre. "Los xitos indiscutibles, alcanzados por el socialismo en la URSS en el frente de la edificacin, han demostrado claramente que el proletariado puede gobernar con xito el pas sin burguesa y en contra de la burguesa, puede levantar con xito la industria sin burguesa y en contra de la burguesa, puede dirigir con xito toda la economa nacional sin burguesa y en contra de la burguesa, puede edificar con xito el socialismo, a pesar del cerco capitalista"721. Es fundamental entender esto: la teora del "socialismo en un solo pas" va unida a su concepcin del proletariado. Si se explica aislada, como una "originalidad" terica, no entenderemos mucho. Cuando en la situacin de crisis de 1928 se apresta a dar la batalla a Bujarin, con quien se haba dado sombra durante todo el perodo anterior, qu va a argumentar?, qu va a oponer a las sucesivas correcciones y remodelaciones con las que aqul se haba esforzado en desarrollar la NEP?
edicin 1974, p. 123. Lo curioso es que en la portada no se hace mencin de que haya textos de Stalin.
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Este es el ttulo con el que apareci como introduccin a un libro de discursos y artculos de Stalin de enero de 1925, En el camino de Octubre. Cuando se public el 20 de diciembre del 24 lo hizo como Octubre y la teora del camarada Trotski sobre la revolucin permanente (op.cit., p.138). Segn CARR, "su respuesta meditada a los debates doctrinales del decimocuarto congreso" (El socialismo en un solo pas, op. cit, vol. 2, p. 170). Escrito a fines de enero de 1926 y publicado el 16 de febrero en Bol'shevik. Poco despus apareci por primera vez como volumen de ensayos, etc. que ira creciendo como Cuestiones del leninismo. Op. cit. p. 220. Todava ms elocuente es la observacin que hizo en el Congreso, en su informe sobre la labor poltica del CC, que Carr anota: "El que no cree en esta causa es un liquidador y no cree en la edificacin socialista...El que se canse, el que tenga miedo de las dificultades, el que pierda la cabeza, que d paso a quienes conservan su decisin y su valor" (op. cit. vol. 2, p. 140). Esa frrea voluntad de clase es la que constata BULLOCK que ofreca perspectivas a los miembros del Partido. (op.cit., pp. 444-445) frente a la poltica "moderada" de Bujarin. El carcter internacional de la revolucin de octubre, en op. cit. p. 271.
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Hemos dicho antes mezcla de Trotski, Preobrazhenski y Bujarin. Las relaciones con Trotski han sido mejor establecidas (citemos la ms conocida: la importancia acordada a la industria pesada)722; en cuanto a Preobrazhenski, intentaremos establecerlas seguidamente al examinar su Novaya Ekonomika. Pero, con qu Bujarin? Obviamente no con el "nepista"723 sino con el terico del perodo del comunismo de guerra, esbozado anteriormente. Podemos simplificar toda nuestra investigacin imaginando dos crculos concntricos: uno pequeo para Teora econmica del perodo de transicin, y otro mayor para La nueva economa. Como demostraremos inmediatamente, los dos se encuentran inscritos en el crculo de Stalin. Nuestro anlisis de estas obras nos permite ahorrar exposiciones ms prolijas. Si las leemos detenidamente y comprendemos la problemtica, no es necesario explicar captulo a captulo la Teora econmica.... La citada obra de Bujarin la podemos reducir a un texto que contiene todos los elementos que amplificar despus Preobrazhenski y que estar en la base de la lucha de Stalin contra la troika bujariniana. Vamos a verlo. El texto es ste: "En el perodo de transicin, en el que una estructura productiva es reemplazada por otra, la violencia revolucionaria es la partera. Esta violencia revolucionaria tiene que romper las cadenas de desarrollo, es decir por un lado las viejas formas de violencia concentrada, que se han convertido en un factor contrarrevolucionario, el viejo estado y el viejo tipo de relaciones de produccin. Esta violencia revolucionaria por otro lado, tiene que favorecer activamente la formacin de nuevas relaciones de produccin, creando una nueva forma de violencia concentrada, el estado de la nueva clase, que acta como palanca de la transformacin econmica y modifica la estructura econmica de la sociedad. De modo que la violencia desempea por un lado el papel de factor de destruccin, mientras por otro lado es la fuerza de cohesin, de organizacin, de edificacin. Cuanto mayor es esta fuerza extraeconmica, que en realidad constituye una potencia econmica, tanto menores son
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Son muchos los lugares. Recordamos dos muy importantes: DEUTSCHER, I. El profeta desarmado (op. cit. pp. 414-415), o CARR, E.H. La revolucin bolchevique (op. cit. vol. 2., p.397): "No era la primera vez que Trotski pensaba muy por delante de sus colegas de partido o suscitaba cuestiones para cuya solucin los tiempos no estaban an maduros...etc.". Ya lo dejamos sealado anteriormente pero conviene insistir: Stalin nunca asumi la poltica de Bujarin sobre la NEP aunque, por razones tcticas, para derrotar a sus oponentes as lo pareciese. Una prueba tuvo lugar en el transcurso del citado Congreso, en el ataque de Kmenev contra Stalin. "Yo le he reprochado al camarada Stalin en diversas conferencias, y lo repito en el congreso, lo siguiente: Usted, en el fondo, no est de acuerdo con esta poltica, pero la protege, y aqu es donde usted falla como lder del partido. Usted es un hombre fuerte, pero no consiente que el partido rechace de una vez esta poltica, que la mayora del partido estima incorrecta. Yo le he dicho al camarada Stalin: Si la consigna 'Enriquecos' ha vivido en el partido medio ao, de quin es la culpa? La culpa es del camarada Stalin. Yo le he preguntado: Est usted de acuerdo con la consigna? No, no estoy de acuerdo. Entonces, por qu impide usted que el partido se pronuncie de manera rotunda y definitiva contra la consigna? Ahora veo, camaradas, que el camarada Stalin se ha convertido en prisionero de esa poltica incorrecta, cuyo lder y legtimo representante es el camarada Bujarin". Lo ms impresionante aqu es precisamente lo no subrayado: cmo es posible que el hombre que consiente o no que el partido rechace tal o cual, o que puede impedir o no algo, estuviese en manos de otro? (Op. cit. vol. 2, p. 145).
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las costas del perodo de transicin (naturalmente, en condiciones iguales en cuanto a lo dems), tanto ms breve el perodo de transicin, tanto ms rpidamente se establece un equilibrio social sobre nueva base y tanto ms pronto comienza a tener curso ascendente la curva de las fuerzas productivas. Esta fuerza no es ningn personaje supraemprico, mstico: es la fuerza de la clase que lleva a cabo la revolucin, su poder social. Es, pues, perfectamente claro que depende, ante todo, en cuanto a su magnitud del grado de organizacin de esta clase. Y la clase revolucionaria est organizada al mximo cuando se ha constituido en poder de estado. Por esta razn el poder de estado constituye la violencia concentrada y organizada de la sociedad. Por esta razn el poder de estado revolucionario es la palanca ms poderosa de la revolucin econmica"724. Si hemos ledo atentamente, casi todos los elementos estn presentes: el poder de clase del estado, la violencia como organizadora tambin de la nueva estructura social (es decir, lo que Stalin luego convertir en la tesis de la agudizacin de la lucha de clases en el socialismo), el intercambio desigual, la edificacin, la brevedad de la transicin (Bujarin subraya esta cuestin), el poder de clase como palanca econmica. En Preobrazhenski todos los elementos estarn integrados en su famosa ley ya explicitada. Veamos. "Una de las cuestiones ms interesantes de la teora de la economa sovitica es la de saber cmo, en que formas concretas se producir la expulsin de todas las formas presocialistas por el sistema, histricamente superior, de la economa socialista"725. Preobrazhenski hace aqu la comparacin con la forma en que histricamente se desarroll el sistema capitalista (siguiendo los anlisis de El Capital) y obtiene la siguiente deduccin: "Es en extremo importante para nosotros subrayar aqu que las ventajas econmicas que cada empresa capitalista posea sobre las formas de economa ms primitivas eran ampliamente suficientes, aun en la etapa de desarrollo manufacturero del capitalismo, para asegurar la victoria del modo capitalista de produccin sobre los modos de produccin naturales primitivos y pequeo-burgueses. La compulsin desempeaba sobre todo un papel auxiliar. Aceleraba el proceso del desarrollo capitalista, principalmente en lo que contribua a llevar a la economa natural a la arena de la lucha"726. Sin embargo, "en una situacin distinta se encuentra la industria de Estado del perodo de acumulacin socialista frente a la industria capitalista"727. Por tanto, nuestro economista advierte contra una grosera identificacin del desarrollo socialista con el capitalista, pensando en que desde el principio se notar la
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BUJARIN, N. Teora econmica del perodo de transicin, Cuadernos de PyP, Buenos Aires, 2 edicin febrero de 1974, pp. 98-99. La nueva economa, op. cit. p. 133. Un apunte: no tiene sentido la inclusin del cap.9 de la Teora econmica del periodo de transicin en la ed. de Alberto Corazn sobre la ley del valor. Id. p. 134. Subrayado nuestro. Id. p. 135.
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superioridad de la economa sovitica. Al revs: "En el curso del perodo de acumulacin previa, como hemos dicho ms arriba, la forma socialista no manifiesta todava todas sus ventajas, pero pierde algunas de las de la economa capitalista"728. Ms an: "Sera para la economa de Estado del proletariado un suicidio completo (y de los ms estpidos) intentar batir al capitalismo en la arena de la lucha de libre competencia desde la etapa actual de desarrollo de la economa socialista"729. Para obtener la victoria por la va competitiva directa, falta a las empresas de Estado superioridad econmica y tcnica individual sobre las empresas de la forma histricamente inferior. Existen razones para que sea posible la expansin socialista frente a su competidor en principio superior o se est abocado a la derrota partiendo de bases tan dbiles? Preobrazhenski seala ahora tres tipos de causas, de particularidades, que se salen del marco de la lucha competitiva de empresas individuales de dos sistemas econmicos diferentes y que aseguran la firmeza de la lucha de la forma socialista. "La primera particularidad ms importante consiste en que la economa de Estado no entabla la lucha y no puede entablarla sino como un todo nico730". En efecto, una empresa de Estado aislada, abandonada a la lucha competitiva, no podra sobrevivir, pero esta empresa, imbricada en el complejo nico de la economa de Estado, est respaldada por la fuerza de ese complejo. "As como el trabajo basado en la cooperacin representa algo ms que la suma de las fuerzas de trabajo individuales unidas por ese trabajo cooperativo, igualmente el complejo integral de la economa de Estado es tambin algo ms que la suma aritmtica de todas las empresas y de todos los trusts que la constituyen"731. La fuerza suplementaria proviene de una inmensa cooperacin de tipo nuevo, consecuencia de una gran masa econmica organizada. La segunda particularidad que asegura la forma socialista en su lucha, "es la fusin del poder del Estado y la economa del Estado. En el perodo de acumulacin primitiva capitalista, el Estado favorece ese proceso, incluso con medidas compulsivas; pero ese concurso aportado por el Estado al desarrollo capitalista, igual que la oposicin de ese Estado, en tanto que Estado feudal, a ese desarrollo, no tiene nada comparable con el papel que desempea el Estado proletario en el proceso econmico"732.
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Id. p. 136. Id. p. 136. Id. p. 137. Id. p. 137. La negrita es del autor que citamos. Id. p. 138. [Subrayado nuestro]. Preobrazhenski hace aqu una analoga con la experiencia capitalista militar de Estado en Alemania durante la pasada Gran Guerra, para aadir que: "Bajo la dictadura del proletariado, ese proceso de fusin va mucho ms lejos. El Estado proletario y la economa proletaria constituyen un todo nico en el pleno sentido de la palabra" (id. cit).
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La tercera particularidad es el monopolio del comercio exterior y la barrera aduanera "contra la cual se estrellan las olas de la ley del valor de la economa mundial"733. Hay un momento en que, a modo de resumen, se expresa muy bien la contundencia de argumentacin tpica de Preobrazhenski: "Llegamos as a la conclusin de que, si existe entre la expansin capitalista y la expansin socialista una semejanza formal, a saber, que una y otra tienen una tendencia inmanente y especfica a desarrollarse no solamente a expensas de la expulsin de los modos de produccin histricamente superados y su explotacin constante, en cambio los mtodos de lucha con las formas antiguas difieren completamente en el capitalismo y en el socialismo. El capitalismo obtiene la victoria en orden disperso, en las condiciones de una libre competencia con las formas de la economa precapitalistas. El socialismo obtiene la victoria gracias a las filas cerradas734 de la economa de Estado, que intervienen como un todo nico y est amalgamada al poder poltico en las condiciones de una limitacin sistemtica y una cuasi supresin de la libre competencia"735. Los mtodos en el perodo de la acumulacin primitiva socialista son: "limitacin o incluso supresin de la libre competencia, utilizacin plena de las ventajas del monopolio de Estado, lucha librada por el complejo nico de la economa de Estado y combinacin de los medios econmicos y polticos"736. No vamos a insistir en la coercin, que ya expusimos anteriormente en relacin a la clase campesina. Pero nos queda un problema: los plazos, el tiempo de transicin. Tambin se encuentra en Preobrazhenski: "No hay que olvidar que el perodo de acumulacin primitiva socialista es el perodo ms crtico de la vida de un Estado socialista una vez terminada la guerra civil. Durante ese perodo, el sistema socialista no es todava capaz de desarrollar todas las ventajas que le son orgnicamente propias, pero al mismo tiempo hace desaparecer inevitablemente una serie de ventajas econmicas propias del sitema capitalista evolucionado. Recorrer rpidamente este perodo, alcanzar ms pronto el momento en que el sistema socialista desarrollar todas sus ventajas naturales sobre el capitalismo, es una cuestin de vida o muerte para el Estado socialista"737. En cuanto a Trotski, sin necesidad de retroceder a momentos anteriores, en su carta de julio del 28 al Congreso de la Internacional, expone la situacin poltica desde la perspectiva de la Oposicin unificada (o lo que queda de ella) de tal manera, presentando la
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Id. p. 139. Habra ledo Popper a Preobrazhenski? Obsrvese el carcter militar de las imgenes, tan caras a Stalin. Id. p. 139. Subrayado nuestro. Id. cit. Op. cit. p. 102. Aqu tenemos adems la consigna in nuce posterior de Stalin de alcanzar y superar a los pases capitalistas, lgicamente pensada por quien consideraba ante todo los intereses nacionales en la perspectiva del "socialismo en un slo pas".
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inminencia de una dvoevlastie738, que es el precedente inmediato de las dos lneas de Stalin: "Los precios de los productos industriales devoran las enormes ventajas obtenidas por los campesinos gracias a la revolucin de Octubre, realizada por los soviets. Esto carcome la alianza con los campesinos y empuja a grandes ncleos rurales en brazos de los campesinos ricos, que preconizan la frmula: libertad de comercio interior y exterior"739. La amenaza latente de esta situacin la haba sealado la Oposicin en las tesis que public con ocasin del XV Congreso. Trotski reproduce el prrafo que nos interesa: "La fusin entre el campesino rico, el propietario, el intelectual burgus, de una parte, y los numerosos eslabones de la burocracia no solamente del Estado, sino tambin del partido, de otra, constituye el hecho ms indiscutible, pero al mismo tiempo ms alarmante, de nuestra vida social. De ah nacen los grmenes de la dualidad de poder que amenaza la dictadura del proletariado"740. Pero hay otro elemento ms que se escapa a investigadores tan atentos como Lewin, por ejemplo: el ritmo. En su ataque a Bujarin (que Lewin enumera) concluye con el sexto punto: "6 La clef vote de tout l'difice, c'est le rythme du dveloppement de l'industrie. Staline ne donnait ni delais ni chiffres. Ses auditeurs, convis pour adopter le plan quinquennal, n'y voyaient pas de dfauts, car ils croyaient que c'etait le plan qui comportait la concrtisation adquate. Mais si les objetifs du plan taient fixs, et devaient tre bientt entrins, quoi servait la riteration obstine dubesoin de recurir aux cadences acceleres? Ceci n'etait pas fortuit. Staline ne se lanait pas dans des analyses conomiques ni dans des considrations d'ordre social sur les voies suivre pour raliser le plan. L'essentiel de sa philosophie industrialiste -qui deviendra un trait dominant de l'effort sovitique d'industrialisation- rsidait dans la notion du rythme toujours plus acclr"741. Si Lewin se hubiese acordado de las polmicas posteriores a la publicacin de La nueva economa, habra encontrado que ese elemento "esencial de su filosofa de
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Situacin de doble poder. Y, como no acordarse de la crtica de Stalin a la "revolucin permanente" cuando ste citaba el siguiente texto del dirigente derrotado?: "La revolucin no podr resolver sus tareas burguesas ms inmediatas sino colocando en el Poder al proletariado. Y ste ltimo, al tomar el Poder en sus manos, no podr por menos de rebasar el marco burgus en la revolucin. Al contrario: precisamente para asegurar su victoria, la vanguardia proletaria tendr que hacer, desde los primeros pasos de su dominacin, las ms profundas incursiones, no slo en la propiedad feudal, sino tambin en la propiedad burguesa. Este modo de proceder le llevar a choques hostiles, no slo con todos los grupos burgueses que le apoyaron en los primeros momentos de su lucha revolucionaria, sino tambin con las vastas masas campesinas, con ayuda de las cuales ha llegado al Poder". (En STALIN, J. op. cit. pp. 127-128). Confunde que estas ideas sean de 1905. Pero nuestro anlisis de la "revolucin permanente" corresponde a otro lugar posterior. (Por cierto que la La revolucin permanente fue escrita para contestar a una obra de Radek no publicada cuya copia descansa en los Archivos Trotski). TROTSKI. L. Y ahora? (Carta al sexto Congreso de la Internacional Comunista) (en Stalin gran organizador de derrotas, Distribuidora Baires, Buenos Aires, 1974, pp. 65-66). Op. cit. p. 64. El subrayado es de Trostki. La paysannerie..., op. cit. 335.
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industrializacin" fue igualmente analizado por Preobrazhenski y adems en el marco de la planificacin estatal! En discusin con Goldenberg742 (sea ste u otros, son siempre subrogados de Bujarin), matiza: "Por qu estamos obligados, incluso bajo el plan quinquenal ms bien mnimo elaborado por la Comisin Planificadora Estatal, a aumentar el capital fijo de la industria durante el perodo de cinco aos en 10'5%, es decir, dada nuestra lastimosa escasez de capital fijo, a un ritmo ms rpido que el del crecimiento de este capital en los pases capitalistas? Precisamente porque este ritmo, o un ritmo an ms rpido, se lo dicta a nuestra economa la ley de la acumulacin primitiva socialista, como regulador de la vida econmica, y se lo dicta en lucha contra la ley mundial del valor. Porque si esta ltima hubiera estado operando libremente, tal acumulacin sera econmicamente absurda, puesto que Europa est ya superindustrializada. Sin embargo, desde el punto de vista de la reproduccin ampliada en nuestro sector socialista, tal aumento es un prerrequisito necesarsimo para la autopreservacin de nuestro sistema entero"743. Y para terminar, cuando Stalin, a propsito del campesinado y en el decisivo pleno de abril, abri el fuego sobre Bujarin con toda la crudeza de la que era capaz744, burlndose ante un auditorio seguro. En el apartado e del punto IV, Discrepancias en poltica interior, escogi el tema del "tributo" al campesinado: "El quinto error de Bujarin (me refiero a los errores principales) consiste en la deformacin oportunista de la lnea del Partido en el problema de las "tijeras" entre la ciudad y el campo, en el problema del llamado "tributo"745. Es la sustancia de nuestro captulo final de esta primera parte. Bujarin, Rykov y Tomski confesaron sus errores el 25 de noviembre de 1929. Pravda lo hizo saber pblicamente: "...Al reconocer nuestros errores, nos disponemos a dedicar todas nuestras energas a llevar adelante, junto con todo el partido, la lucha decisiva
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Miembro de la plyade bujariniana del Instituto de Profesores Rojos. Cfr. COHEN, S. op. cit. pp. 305 y ss. Op. cit. Apndices, p. 286. La negrita de Preobrazhenski, el subrayado nuestro. Debemos aadir, sin embargo, que en ese momento Stalin deba tener frescas las palabras de Trotski y sus escritos ms recientes. Sobre el "ritmo" ver Y ahora...de TROTSKI (Op. cit., pp. 30 y ss.) "Y la verdad es que el grupo de Bujarin constituye un grupo fraccionalista. Y no es simplemente un grupo fraccionalista; yo dira que es el grupo fraccionalista ms enojoso y ms mezquino de todos los que hubo en nuestro Partido" (Sobre la desviacin derechista..., en op. cit. p. 422). Op. cit. p. 376. Algo ms, Stalin no desaprovecha la oportunidad de recordar lo mismo que Trotski en Nuevo Curso. (STALIN, op. cit. p. 425).Los anteriores errores eran: 1) el modo falso de abordar la lucha de clases, 2) id. de la agudizacin de la lucha de clases, 3) su falta de diferenciacin en el campesinado, 4) no ver el doble carcter de la NEP,... y 6) el ritmo de desarrollo de la industria. Recordemos que esta enumeracin formaba parte del estilo ms tradicional de Stalin. Si volvemos a leer sus crticas a Trotski, en el Informe sobre las tareas inmediatas de la edificacin del Partido, del 17 de enero de 1924, tambin le enumera 6 errores. (Cfr. en TROTSKI, L. El nuevo curso, op. cit. pp. 132-149). Lo mismo que le enumera a Zinoviev, seis veces!, en su momento, la exactitud de su definicin de leninismo. (Cfr. Cuestiones del leninismo, op. cit. pp. 162-166). Y sern seis las condiciones de la industrializacin en su discurso durante la Conferencia de dirigentes de la economa del 23 de junio de 1931 (op. cit. pp. 537-566).
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contra todas las desviaciones de la lnea general del partido y, ante todo contra la desviacin de derecha y contra la conciliacin, para eliminar todas las dificultades y garantizar la victoria ms rpida de la construccin socialista"746. Aun respetando el criterio de no mezclar las cuestiones internacionales en nuestra exposicin, son necesarias dos palabras. En julio de 1928 comenz el VI Congreso de la III Internacional que va a conducir, con su poltica basada en la idea del "tercer perodo" y, posteriormente, en el X Plenum de 1929 del socialfascismo, a resultados catastrficos. El control de Stalin de la Internacional maniataba ya a Bujarin. En julio de 1929 Mlotov lo sustituir al frente de la Internacional747. Por qu Eisenstein tuvo que cambiar el nombre a La lnea general? La respuesta no puede venir de otra parte mas que de la consideracin del cambio de poltica que Stalin haba decidido, probablemente desde el mismo momento de la derrota final de la Oposicin unificada que se sancionar en el XV Congreso de diciembre de 1927. Este Congreso se conocer en la historia del partido como el "Congreso de la colectivizacin". Aunque no la que Stalin quera. Porque ya en el Congreso, Stalin comenzaba claramente a separarse de Bujarin; como evidencia, su Informe poltico en la inauguracin del mismo. Bujarin, demasiado tarde, en Octubre de 1927, haba empezado a darse cuenta de que las llamadas de atencin de la oposicin tenan elementos que haba que considerar detenidamente. No significaba en absoluto una renuncia a la importancia concedida a la economa campesina en su esquema de la NEP. Pero s era evidente que a) se haba acabado su "coqueteo" pro-kulak y b) la poltica agraria tendra que pasar por una doble preocupacin: ayuda estatal al campesinado para mejorar su equipamiento tcnico, e impulso a un sector colectivizado cada vez ms fuerte. Quiz no nos equivocamos si damos por bueno el hecho de que La lnea general rodada por Eisenstein, era una lnea general todava "bujariniana"...porque en el XV Congreso Stalin haba dicho: "Cul es la salida? La salida consiste en transformar las pequeas y dispersas explotaciones campesinas en grandes granjas unificadas basadas en el cultivo de la tierra en comn, para pasar al cultivo colectivo a base de nuevas y superiores tcnicas. La solucin consiste en unir las minsculas parcelas de los campesinos de un modo gradual, pero firme, no por la presin, sino por el ejemplo y la persuasin, en grandes fincas
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Reproducido en LWY, A.G. op. cit. p. 426. La sangra de militantes sufrida por los partidos comunistas occidentales era constatada amargamente por Piatniski (responsable de organizacin de la IC). As el norteamericano haba perdido el 67%. Cfr. LWY, A.G. op. cit. p. 424.
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En NOVE, Alec, op. cit. p. 154. Advirtamos que su participacin en el XV Congreso no est en Cuestiones del leninismo.
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IV.6. Suprimamos las "tijeras" o "al diablo con la NEP. Queremos resear una advertencia inicial aunque sea conocida: desde la derrota de la Oposicin Unificada, una nube de silencio y represin se extiende sobre los acontecimientos que estallan con el "gran viraje". No ms debates abiertos, no ms discusiones en el seno del partido, no ms publicaciones de programas en las pginas de Pravda. Todos los investigadores lo sealan quejndose de la fragilidad de la informacin. Tomemos a modo de ejemplo el siguiente prrafo de Nove: "entramos ahora en un perodo en el que las lneas que separan la propaganda y los hechos reales tienden a desaparecer, y las estadsticas se convierten con demasiada frecuencia en un subproducto de la oficina de publicidad del Partido. Las declaraciones oficiales y los pronunciamientos de los lderes ya no pueden contrastarse con los contra-argumentos expresados por los crticos contemporneos, puesto que la crtica se reduce al silencio o se la deja para cuestiones locales de detalle. Todo el ambiente de la vida intelectual experiment un cambio drstico. Cualquiera que conozca Rusia puede observar por s mismo este cambio slo con leer los artculos de las revistas cientficas sobre cuestiones socioeconmicas publicados en 1928 y compararlos con los que se publicaba, digamos, en 1932. Entre ambas fechas no slo se hizo imposible toda crtica seria, sino que los artculos se convirtieron cada vez ms en vehculo de afirmaciones estridentes, de xitos brillantes y denuncias de desviacionistas, reales o supuestos, como agentes de las potencias extrajeras. Por ello, el historiador, debe, por as decirlo, cambiar de marcha, y utilizar sus fuentes bibliogrficas de modo diferente al entrar en los aos treinta. Muy escasa ayuda obtendr del material de los archivos soviticos. Es verdad que desde 1956 ha sido publicada nueva documentacin, pero todava con un criterio muy selectivo. Adems, la atmsfera reinante afect a la calidad y contenido incluso de los informes confidenciales"749.
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NOVE, Alec. Historia econmica de la Unin Sovitica, ed. cit. pp. 166-167.
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La censura sobre las discrepancias comienza ya en el propio ao 1928 como una consecuencia inmediata de la actuacin contra la Oposicin Unificada. Cohen lo pone de manifiesto claramente: "En 1929 Bujarin haba llegado a compartir la mayora de las crticas de Trotski al rgimen interno del partido. Pero a diferencia de Trotski, era su prisionero despus de haber sancionado su desarrollo. Su disentimiento y consiguientes splicas en 1928-1929 de que se tolerase la opinin crtica se rechazaron regularmente con citas de sus propios sermones anteriores contra el "faccionalismo" de la izquierda, y sus ataques al rgimen secretarial de Stalin, con gritos de sarcasmo: De dnde copi eso?... De Trotski!"750. El resultado fue que la "troika derechista" convino con Stalin un reducido espacio privado de conflicto, para ser all estrangulada polticamente. No sabemos, tras la perestroika, qu cantidad de documentos se han publicado de todo el proceso que llev a la colectivizacin, en el que hay vacos esenciales. Un solo ejemplo como siempre: el Pleno del CC del 10 de noviembre de 1929751. Acabamos de ver cmo todos los componentes ideolgicos con los que Stalin va a actuar a partir de comienzos de 1928, se encontraban formulados por el "primer Bujarin" y llevados a su ms alta expresin econmica por parte de Preobrazhenski: poder organizador del proletariado y su Estado en el perodo de transicin, "intercambio desigual" (a travs de la fuerza "extraeconmica") o acumulacin originaria, violencia de clase amparada por la mxima legitimidad histrica, necesidad de atravesar lo ms rpidamente posible la transicin, planificacin y ritmo de crecimiento. Todos ellos haban surgido del "comunismo de guerra" y fueron apartados con la implantacin de la NEP a instancias de Lenin. Se mantuvieron latentes mientras la direccin de Bujarin encaraba la recuperacin econmica, pero no haban muerto como lo refleja la obra de Preobrazhenski y las sucesivas luchas con las "oposiciones". Y es evidente por las medidas y resoluciones que se toman en los Congresos XIV y XV del Partido que, aunque implican la derrota poltica de la oposicin, aparejan que la direccin aplique cada vez ms elementos del programa de los vencidos. Esos componentes formaban parte del complejo ideolgico del partido y afloraron nada ms empezar los problemas sobre el acopio de cereales desde la campaa de 1925-1926. La equivocada direccin de la NEP aceler la llegada del momento de ruptura. Alec Nove, a travs de un avispado economista de la poca, ha sealado el papel crucial de la poltica de precios seguida por el gobierno. La reduccin de los precios agrcolas condujo a un catastrfico pero previsible resultado: resistencia a vender cereal al Estado, desviacin hacia otros cultivos y ganadera donde los precios eran ms favorables, y aparicin de una gran diferencia entre los
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COHEN, S. op. cit. p. 465. Hay unanimidad en reproducir un momento de la lucha en que "para eliminar el peligroso rival de una vez para siempre, Stalin, contra la enrgica protesta de Bujarin -que, segn se dice, grit, llor y solloz en la sesin del Bur Poltico en que se tom esa resolucin-, decret la expulsin de Trotski de Rusia" (en LWY, A. G. op. cit. p. 414). La fecha: 20 de enero de 1929. Cfr. COHEN, S. op. cit. pp. 480-481 y notas 276 y 280; LEWIN, M. La paysannerie..., op. cit. p. 419; CARR, E. H.... Acaban de aparecer algunos fragmentos de una historia que necesitar una larga exhumacin. Nos referimos a CHENTALINSKI (op.cit.). La obra de BULLOCK, Alan nos ofrece ya algunos ejemplos de las sorpresas que nos irn mostrando los archivos. Slo dos ejemplos: 1) La Carta dirigida al XII Congreso que se supona.. (op. cit., p. 224); 2) La nota de Stalin a Lenin despus del Testamento (p. 227).
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precios oficiales del Estado y los que pagaban a los campesinos por sus productos los comerciantes nepman autorizados. El desfase entre precios libres y precios oficiales se ampli entre diciembre de 1926 y junio de 1929 como muestra este cuadro752: CUADRO XX (1913 = 100) Alimentos Privados 1926 (diciembre) 1927 (diciembre) 1928 (diciembre) 1929 (junio) 198 222 293 450 Oficiales 181 175 184 200 Manufacturas Privados 251 240 253 279 Oficiales 208 188 190 192
Dice Nove: "La poltica escogida era fundamentalmente hostil a las fuerzas del mercado en la industria, el comercio y la agricultura. O la poltica tendra que ser rectificada o el mercado y sus manifestaciones tendran que ser destruidos. La supervivencia de la NEP slo era concebible si esta poltica de precios se modificaba: no fue alterada, y la NEP qued sentenciada a muerte"753. Lo ms importante de la descripcin de Nove es que fue Stalin en el momento crtico el que "ignorando las propuestas de Bujarin y otros para subir el precio de los cereales, decidi por el contrario lanzar un ataque directo para que reviviera el recuerdo de los excesos del comunismo de guerra"754. Detengmonos en el "para qu". Se trata de un ejemplo de explicacin finalista que no explica nada. Por qu querra Stalin que reviviese el comunismo de guerra? Es una explicacin que choca con la "puramente" econmica, expresada antes, en relacin a los precios. Nove reconoce indirectamente el problema cuando, para concluir su estudio sobre la NEP, enumera "factores" que responderan a la pregunta clave: Por qu la colectivizacin? Si leemos con atencin la enumeracin de los cuatro "factores"755, no cuesta mucho trabajo darse cuenta de que se reducen nuevamente a dos. Los citados ms arriba: precios ("puramente" econmica) y "deseo"756 de acabar con el mercado. Uno y cuatro, dos y tres. Son errneos los "factores"? En absoluto. Pero no se enumeran. Se encadenan. Lo que Nove no ve es la fusin de economa y poltica que implica la ideologa proletaria como poder de Estado. Lo que no tiene ms remedio que llamar deseo, sin entrecomillar, es la voluntad de clase
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NOVE, op. cit. p. 162. NOVE, Alec. Op. cit. p. 147 Id. p. 157. Op. cit. pp. 164-165. Dice NOVE en el factor primero: "El deseo de muchos miembros del Partido, y en especial del propio Stalin, de eliminar al campesinado individual..." (op. cit. p. 164). Esta explicacin no es extraa en absoluto, ni especialidad de Nove. Lo mismo encontramos en el propio LEWIN, M.: "Staline prfrait clairement l'emploi de la force aux proceds plus subtils et plus lents de politique conomique" (La paysannerie..., op. cit. p. 232). O BULLOCK, Alan Op. cit., tomo I, pp. 444-445.
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del proletariado exteriorizada en esos componentes que desenterramos en el captulo anterior y que hemos enumerado al comienzo. Pero faltaba uno: el "tributo". Y tengmoslo presente. Para Stalin hablar de "tributo" es hablar de "tijeras" y de lo que habr que hacer con ellas. El "tributo" era el quinto error de Bujarin. Veamos los otros previamente. Primero: "el modo falso, no marxista, que Bujarin tiene de abordar el problema de la lucha de clases"757. Mientras Bujarin, -dice Stalin-, quiere la supresin de las clases mediante la extincin de la lucha de clases y la integracin de los capitalistas en el socialismo, la frmula de Lenin es supresin de las clases mediante una encarnizada lucha de clases del proletariado758. Segundo: como consecuencia del primero (que es la madre del cordero para Stalin), Bujarin no entiende la "agudizacin de la lucha de clases". Aqu no tenemos ms remedio que citar: "El error del camarada Bujarin y de sus amigos consiste en que identifican el aumento de la resistencia de los capitalistas con el aumento de su peso relativo. Pero esta identificacin carece de todo fundamento. Y carece de todo fundamento porque si los capitalistas se resisten, esto no quiere decir, ni mucho menos, que hayan llegado a ser ms fuertes que nosotros. Ocurre, precisamente, lo contrario. Las clases agonizantes no ofrecen resistencia porque sean ms fuertes que nosotros, sino porque el socialismo crece ms rpidamente que ellas, y ellas se hacen ms dbiles que nosotros. Y precisamente porque se hacen ms dbiles, presienten que se acerca su ltima hora y se ven obligadas a resistirse con todas sus fuerzas, por todos los medios. Tal es la mecnica de la agudizacin de la lucha de clases y de la resistencia de los capitalistas en el momento histrico actual"759. Tercero: Bujarin se equivoca en relacin al campesinado porque en su manera de enjuiciarlo "desaparece toda diferenciacin de stos, toda clasificacin en grupos sociales, y slo subsiste una mancha gris llamada aldea"760. Cuarto: Bujarin no entiende el doble carcter de la NEP; libertad de comercio pero a condicin de que se asegure el papel regulador del Estado en el mercado. El se preocupa slo del primer aspecto. El peligro hoy no es la izquierda (es decir, quienes pretenden acabar con toda libertad de comercio), "mucho ms real es el peligro de derecha, el peligro que representan quienes pretenden suprimir el papel regulador del Estado en el mercado, quienes pretenden emancipar el mercado y abrir as una era de plena libertad para el comercio privado"761. No olvidemos la consideracin anterior de Nove. Porque, inmediatamente despus de esto, Stalin argumenta su negativa a subir los precios de los cereales concluyendo que significara acabar con el papel regulador del Estado. Esto es, para destruir la poltica que haba estado sosteniendo desde 1925 por lo menos, y que haba generado la crsis... le echa la culpa a esa misma poltica!
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STALIN, J. op. cit. p. 355. Subrayados nuestros ya que estamos resumiendo y nos interesa resaltar la oposicin. Stalin en su apoyo cita un texto de Lenin de plena guerra civil. Id. op. cit. p. 365. Id. p. 366. Id. p. 371. Esto es impresionante. Qu pasaba por la cabeza del Gensek (General'nyi Sekretar') y qu podemos deducir de sus palabras? Recordemos que era una reunin del CC. La nica deduccin posible es que la nica fuerza real para liquidar la NEP slo poda proceder del centro, la fraccin estalinista, y no de una izquierda reducida a la impotencia. Mientras, la derecha seguira pensando que la NEP no iba a ser fundamentalmente alterada. Es decir, el peligro para la NEP no vendra de la izquierda porque estara neutralizada por la alianza del centro con la derecha, nico enemigo que quedaba por destruir.
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Sexto: el ritmo de desarrollo de la industria y las nuevas formas de ligazn entre la ciudad y el campo. Mientras Bujarin cree que la clave para la reestructuracin de la agricultura est en desarrollar la hacienda campesina individual, en el plan del partido la clave para la reestructuracin de la agricultura est en el rpido ritmo de desarrollo de la industria. Esto necesita menos comentarios. Y, quinto. "El quinto error de Bujarin (me refiero a los errores principales) consiste en la deformacin oportunista de la lnea del Partido en el problema de las tijeras entre la ciudad y el campo, en el problema del llamado tributo". Podemos tener delante simultneamente la rplica de Preobrazhenski a Bujarin (incluida en la edicin que manejamos de La nueva economa), y la diatriba de Stalin contra el mismo interlocutor. A pesar de su extensin, nos permitimos reproducir los fragmentos siguientes dado su inters para nuestro planteamiento. Stalin: "Es cierto que existe en la realidad ese superimpuesto satisfecho por el campesinado? S, es cierto. Qu otros nombres tiene? Se le llama tambin tijeras, trasiego de recursos de la agricultura a la industria con objeto de impulsar ms rpidamente esta ltima. Es necesario ese trasiego? Entre nosotros no hay discrepancias acerca de que el trasiego, como medida provisional, es necesario, si es que de veras queremos mantener el rpido ritmo de desarrollo de la industria"762. Preobrazhenski (cuatro aos antes a Bujarin): "Ahora, por lo que toca al trmino explotacin. El propio camarada Bujarin reconoce que la industria socialista recibe y debe recibir plusvala proveniente de los pequeos productores en su fondo de acumulacin"763. Stalin: "No significar esto que explotamos al campesinado al gravarlo con ese impuesto adicional. No, no significa eso"764. Preobrazhenski (Cuatro aos antes a Bujarin): "Yo me refer en mi artculo a la explotacin de las formas presocialistas por las formas socialistas, pero en ningn lugar y en ningn momento habl de explotacin del campesinado por el proletariado"765. Stalin: "Y bien, siguen manteniendo el punto de vista del trasiego, el punto de vista de la conservacin de las tijeras en el momento presente, s o no? Que lo digan sin rodeos! Bujarin: el trasiego es necesario, pero tributo es una palabra desgraciada (Hilaridad general). Stalin: Quiere decir que con relacin al fondeo del problema no tenemos discrepancias; quiere decir que el trasiego de recursos de la agricultura a la industria, las llamadas tijeras, el impuesto adicional, ese algo semejante a un tributo, constituye un recurso necesario, pero temporal, de la industrializacin del pas en el momento presente. Muy bien. De qu se trata,
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Id. p. 376. PREOBRAZHENSKI, E. Una vez ms sobre la acumulacin socialista: rplica al camarada Bujarin (en La nueva economa, op. cit. p. 224). Existe otra edicin en BUJARIN/PREOBRAZHENSKI. La acumulacin socialista Ed. Alberto Corazn, Madrid, 1971, De nuevo sobre la acumulacin socialista. (Respuesta al camarada Bujarin), pp. 237-286). STALIN, J. op. cit. p. 377. PREOBRAZHENSKI, E. op.cit. p. 225.
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pues?, a qu viene ese alboroto? No agrada la palabra tributo o algo semejante a un tributo por considerar que no debe emplearse en la literatura marxista?"766. Preobrazhenski (cuatro aos antes a Bujarin): "Solo una cosa le queda por hacer: elevar artificialmente hasta las alturas de los principios una disputa sobre los trminos, representar falsamente asuntos particulares de detalle como cuestiones fundamentales, [...] Yo me refer en mi artculo a la explotacin de las formas presocialistas por el sistema econmico socialista. Si al camarada Bujarin se le ocurre algn trmino adecuado -el siempre ha sido muy bueno para eso-, yo no me opondr, siempre y cuando ese trmino exprese la esencia del asunto, es decir, que el balance de los intercambios de material [...] entre la economa privada y la socialista favorece a la segunda y no a la inversa [...] Yo comprendo muy bien las consideraciones polticas que influyen en el camarada Bujarin cuando ste ataca con tanto vigor el trmino explotacin"767, etc. Pensamos que es suficiente. Ahora bien, hay que seguir profundizando. Todos estos elementos, toda esta enumeracin, toda esta andanada, est en funcin de una cuestin que aparece mucho antes, en el segundo epgrafe del discurso de Stalin: "Los cambios en las relaciones de clase y nustras discrepancias". Si retenemos, si volvemos a la cuestin del destino de la cosecha, entenderemos a dnde quiere ir a parar Stalin. Elegiremos este prrafo: "Qu revelaron las dificultades del acopio de cereales? Revelaron que el kulak no se dorma, que creca, que organizaba la labor de zapa contra la poltica del Poder Sovitico y que las organizaciones de nuestro Partido, de los Soviets y de las cooperativas, cuando menos una parte de ellas, o no vean al enemigo, o se adaptaban a l, en vez de combatirlo"768. No es difcil observar que Stalin aprieta, con otra vuelta, la misma tuerca que ms arriba hemos sealado a propsito de los precios. De nuevo podemos preguntar: No venan sucedindose problemas con la cosecha de cereales desde 1925? Y, no haba hasta este momento apoyado la poltica bujarinista que ahora era "una traicin a la clase obrera"? Pero todava no hemos tocado fondo. Stalin en su requisitoria contra Bujarin le descubre sus errores. Pero estos tienen en conjunto una explicacin general. Bujarin lo que no ha comprendido es que se est en una fase diferente de desarrollo. l sigue anclado en el perodo de restauracin de la economa nacional, en el que el trabajo de edificacin marchaba por una va pacfica. Pero no se ha dado cuenta de que hoy estamos ya en la fase de reestructuracin de toda la economa nacional sobre una base socialista, que agudiza la lucha de clases y que requiere nuevos mtodos de lucha. "La desgracia del grupo de Bujarin consiste, precisamente, en que vive en el pasado, en que no ve los rasgos caractersticos de este nuevo perodo y no comprende la necesidad de aplicar nuevos mtodos de lucha. De ah su ceguera, su desconcierto, su pnico ante las dificultades"769.
STALIN, J. op. cit. p. 379. PREOBRAZHENSKI, E. op. cit. pp. 224-225. STALIN, J, op. cit. p. 339. Quizs sea conveniente tener delante la relacin entre la agricultura colectiva y estatal, siguiendo el cuadro de NOVE (op. cit. p. 155):
Agricultura colectiva y estatal en 1928 Campesinos individuales Granjas colectivas Granjas del Estado
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Porcentaje de superficie sembrada 97,3 1,2 (de los cuales 0,7 TOZ) 1,5
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Tras esto podemos comprender sin dificultad el segundo punto arriba enumerado. El enigma se aclara si se entiende que: " De lo que se trata es de que el socialismo mantiene eficazmente la ofensiva contra los elementos capitalistas, de que el socialismo crece ms rpidamente que los elementos capitalistas, de que, en consecuencia, disminuye el peso relativo de los elementos capitalistas y, precisamente porque disminuye el peso relativo de los elementos capitalistas, stos se ven en peligro mortal y redoblan su resistencia"770. Quines eran los agudizadores de la lucha de clases? Hay que prestar atencin porque en este punto existen tres peligros y no dos como normalmente se dice. Por un lado, los intelectuales burgueses saboteadores (y cita el caso Shajti771), los kulaks (obvio), y un "comodn" singular: los "sectores o elementos acomodados del campo". Este "elemento" aparece salpicado all y all pero nunca se define. Cuando Stalin segmenta la composicin del campesinado dice: "En nuestras condiciones, el campesinado lo forman diversos grupos sociales: campesinos pobres, campesinos medios y kulaks. Es lgico que nuestra actitud ante esos grupos no pueda ser la misma. Los campesinos pobres son un pilar de la clase obrera, los campesinos medios son aliados y los kulaks son enemigos de clase"772. Leyendo literalmente el discurso, quedan dos posibilidades de interpretacin de esos elementos acomodados: a) o es otra manera de llamar al kulak, o b) se trata de una capa del campesinado medio. Nos apoyamos para tal interpretacin en el instante en que cita un aserto de Lenin a propsito del campesinado medio: "los campesinos medios son una clase vacilante"773. Este comodn servir para guarecerse cuando la "deskulakizacin" afecte a muchos ms campesinos que estos. Y, sin embargo, en un momento del discurso observamos una especie de "premonicin" de lo que habra de venir. Una voz, afirma que nunca se haba empleado el "tributo" para el campesino medio. Stalin responde: "No pensar usted que el campesino medio est ms cerca del Partido que la clase obrera? Es usted un marxista de pacotilla. (Hilaridad general). Si se puede hablar de "tributo" refirindose a la clase obrera, de la que nosotros somos el Partido, por qu no se va a poder decir lo mismo del campesinado medio, que no es, en fin de cuentas, ms que un aliado nuestro?"774. El punto ms slido de la argumentacin de Stalin es que la poltica que haba que impulsar en ese momento no era posible antes: "Hay quien afirma que el Partido se ha retrasado dos aos, por lo menos, en este asunto. Eso es falso, camaradas. Es absolutamente falso. Eso slo pueden decirlo los vocingleros "izquierdistas", que no tienen idea de lo que es la economa de la URSS"775.
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Id. pp. 361-362. La disminucin tiene una explicacin muy simple para Stalin y por eso subraya la palabra. Ocurre que la disminucin es la del "peso relativo" al compararlo con el socialismo, aunque aumenta en trminos absolutos. Ver su explicacin menos airosa en, op. cit. p. 364. No es extrao, despus de esta leccin de dialctica, que se tuviese que esforzar en demostrar, dedicndole un apartado especfico, que Bujarin como terico no era marxista, empezando por esgrimir el tan temido Testamento otrora. Vase para ello BULLOCK, Alan, op. cit., tomo I, pp. 365-366 y 482 y ss. Id. p. 366. Stalin define as la diferencia entre el bujarinismo y el trotskismo en relacin al campesinado. Mientras el trotskismo se declara contra la poltica de una alianza slida con las masas de los campesinos medios, el bujarinismo es partidario de cualquier alianza con el campesinado en general. Vid. STALIN, J. op. cit. p. 369. Id. p. 380. Id. p. 390.
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Para poder realizar la poltica que ahora se precisaba (industrializacin, movimiento en pro de los koljoses y sovjoses, planificacin) no se daban antes las condiciones necesarias. Stalin las enuncia: 1) La direccin tena que contar con el apoyo del conjunto del Partido. 2) Convencimiento del campesinado de las ventajas de los koljoses y sovjoses sobre la hacienda individual. 3) Medios financieros. 4) Desarrollo industrial suficiente para proporcionar a la agricultura maquinaria, tractores, abonos. De ser cierto todo eso, el nico error de la oposicin habra sido precipitarse en la adopcin de las medidas. Esa "precipitacin" se convierte en "peligrosa aventura" en el siguiente discurso normativo de la nueva poltica cuando estaba expirando el ao 1929. Pero debemos considerar que en estos ocho meses Stalin ha impulsado un cambio cualitativo. Ya se ha abandonado la etapa de restriccin de las tendencias explotadoras del kulak, para dar el salto a su liquidacin como clase. "En 1926-1927, la oposicin zinovievista-trotskista se esforz por imponer al Partido la poltica de ofensiva inmediata contra los kulaks. El Partido no se lanz a esta peligrosa aventura, pues saba que no es de gentes serias jugar a la ofensiva. La ofensiva contra los kulaks es una cuestin seria, que no hay que confundir con las clases declamatorias contra los kulaks. Ni hay que confundirla tampoco con la poltica de escaramuzas con los kulaks, que la oposicin zinovievistatrotskista se empeaba en imponer al Partido. Lanzarse a la ofensiva contra los kulaks significa aplastarlos y liquidarlos como clase. Si no se persigue este objetivo, la ofensiva no es ms que un tema discursivo, una escaramuza, vacua charlatanera, cualquier cosa menos una verdadera ofensiva bolchevique. Lanzarse a la ofensiva contra los kulaks significa prepararse para ello y asestarles un golpe serio, tan serio, que no puedan volver a levantar cabeza. Esto es, lo que nosotros, los bolcheviques, llamamos una verdadera ofensiva. Podamos emprender esta ofensiva, con perspectivas de xito, hace cinco o incluso hace tres aos? No, no podamos"776. Sin embargo, la historia anterior no parece ser tan simple. Se pueden formular muchas preguntas a este punto fundamental de la argumentacin estaliniana. Pero, para no perder el hilo, haremos dos solamente: A) Significa que la poltica de liquidacin emprendida ahora era la misma que queran llevar a cabo Zinoviev y Trostki (por citar los nombres a que alude Stalin) "unos aos"777 antes? Segn respondamos, se abren dos mundos diferentes. Si contestamos afirmativamente qu ms dara para el transcurso de la historia? Conclusiones principales: Trotski (sin msculo) = Stalin. E inevitabilidad del "socialismo", o mejor imposibilidad de diferenciarlo del capitalismo de estado+Estado hegeliano que proponemos como hiptesis. Interprtese bien lo que decimos. No se trata de que identifiquemos a Trotski, Bujarin, Zinoviev, etc.., con la otra perspectiva, sino con su posibilidad. B) Significa que la alianza con Bujarin (es decir, con el enemigo real) era una tctica para evitar la "precipitacin" a sabiendas de que luego tendra que volverse contra l? Hasta aqu, nuestro esfuerzo ha ido dirigido a mostrar el entramado ideolgico del que sale el estalinismo. Hemos tratado de ilustrar los componentes comunes de un imaginario que convivan en una formacin social de transicin. Hemos observado cmo en este complejo haba componentes que se dirigan hacia una construccin socialista (en Lenin, Trotski, Bujarin, etc),
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STALIN, J. En torno a las cuestiones de la poltica agraria de la URSS (Discurso en la Conferencia de especialistas agrarios marxistas, 27-XII-29), en Cuestiones del leninismo, op. cit. pp. 475-476. En realidad se tratara de un ao si consideramos que la ofensiva contra el kulak la comenz Stalin en Enero de 1928, como hemos podido ver ms arriba.
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pero igualmente hemos apreciado otros que tendencialmente impulsaban hacia el capitalismo de estado+Estado hegeliano, tambin presentes cmo no! en Lenin. Si hemos de creer al propio Stalin tal como ya "narra" la historia en 1929, l estuvo libre de todo lo que no fuera la tendencia hacia ese capitalismo de estado, eje de nuestra tesis, que obviamente nunca consider que fuese otra cosa que socialismo. Tenemos dudas, pero an considerando su alianza -sin duda contradictoria- con Bujarin, se nos presenta con menos resquicios que los dems. Y la determinacin con la que se condujo "contra los enemigos de la clase obrera" no deja lugar a dudas. Por eso lo hemos catalogado en la introduccin de este trabajo como el proletario "puro". Retengamos otro prrafo clave, otro prrafo gua de este discurso (de esta mina), porque por ah Stalin cortar con las "tijeras" el cuello de la NEP. "...De aqu se desprende que, mientras haya NEP, tienen que subsistir sus dos aspectos: el primero, dirigido contra el rgimen del comunismo de guerra, y cuya finalidad es proporcionar cierta libertad para el comercio privado, y el segundo, dirigido contra la plena libertad para el comercio privado, y cuya finalidad es asegurar el papel regulador del Estado en el mercado. Eliminad uno de los aspectos, y habr desaparecido la nueva poltica econmica"778. Dos obstculos quedan por remover para liquidar la NEP: la teora del "equilibrio" de los sectores de la economa y la teora de la "estabilidad" de la hacienda campesina. Una vez apartados, el camino "socialista" queda expedito para agrupar las haciendas campesinas en sovjoses y koljoses. A partir de ah se debe declarar "una guerra implacable" a la peregrina teora de las "tijeras" (para Stalin, "un prejucio cultivado por los economistas burgueses")779. Stalin la expone as: "Me refiero a la teora de que la Revolucin de Octubre ha dado a los campesinos menos que la revolucin de febrero, de que hablando en propiedad, la Revolucin de Octubre no ha dado nada a los campesinos"780. No puede dejar de llamar la atencin la sentencia de los ltimos prrafos de este discurso de diciembre : "Si mantenemos la NEP, es porque sirve a la causa del socialismo. Y cuando deje de cumplir esta misin, la mandaremos al diablo. Lenin dijo que la NEP se haba implantado en serio y para mucho tiempo. Pero jams dijo que se implantase para siempre"781. Asombra porque momentos antes, habiendo comprobado que se poda contar con la base material necesaria para sustituir la produccin de los kulaks por la produccin de los koljoses y sovjoses, comenta: "hemos pasado ltimamente de la poltica de restriccin de las tendencias explotadoras de los kulaks a la poltica de liquidacin de los kulaks como clase"782. Por consiguiente: "Se desprende que, si el movimiento koljosiano sigue avanzando con el ritmo actual, las "tijeras" sern suprimidas en un futuro prximo"783. Para dilucidar esto, tenemos que pasar al aspecto determinante, cientfico, del cambio de poltica, que no es otro que la situacin del campo en relacin a la crisis cerealsta, el rea de siembra y los cereales comerciales Ser el contenido del comienzo del captulo V. Y exponer los
Sobre la desviacin derechista..., op. cit. p. 371. En torno a las cuestiones..., op. cit. p. 465. Id. p. 465. Id. p. 479. Id. p. 477. Id. p. 468.
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rasgos que lo separan de ese complejo ideolgico que, como veremos, son los que eliminan, borran, los aspectos contradictorios del mismo hasta convertirse en un bloque compacto.
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"Saben ustedes que mis obras tericas, incluida la Nueva Economa, han servido como armas en la lucha contra el partido. Saben que mi error importante consisti en comparar mecnicamente nuestra economa con el capitalismo y erigir una ley de la acumulacin socialista primitiva. [...] Me apart del leninismo. Los hechos desaprobaron lo que yo afirmaba y las previsiones de Lenin entraran luego triunfalmente en la realidad, bajo la direccin de Stalin. La colectivizacin es el punto esencial. La haba yo previsto? No, no la prev". Preobrazhenski (XVII Congreso. 1934)
No es casual el orden de los apartados de este captulo. Si el plan quinquenal se hubiese desarrollado en el marco de las primeras previsiones, con seguridad no existira en este trabajo un ttulo as. Como la eleccin del plan se hizo en versin ptima y adems se fue modificando y extremando en el mismo proceso, se justifica desde nuestra perspectiva comenzar por aqu y no por la ejecucin del plan quinquenal. "Evidentemente, a los historiadores, que creen que no hay hecho sin su correspondiente prueba documental, les sera difcil describir los acontecimientos de este perodo"784. Una constante niebla, la penumbra de lo desconocido se apodera del tiempo que viene. La vida se hace tierra y piedra y los "sujetos" de la historia se vuelven progresivamente marionetas de un espectculo que los ciega y desconcierta. La realidad que queran controlar comienza a independizarse y la persistencia de la agresin florece como un hecho natural, pareciendo elegirlos
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a ellos como juguetes de sus estragos, para mecerlos finalmente en la deforme presencia del castigo. Toda la "vieja guardia" parece vivir prendida en el lejano brillo del 17, la claridad del crepsculo. Lo que est pendiente de historiar es el impresionante conjunto contradictorio de una etapa de la revolucin rusa tras la NEP que, pese a ser breve, encierra la gravedad de toda una poca. La descripcin ms perfecta en su concisin es la de Cohen: "una revolucin econmica, un frrago de coaccin brutal, herosmo memorable, locura catastrfica y logro espectacular"785. Quienes como Deutscher, pese a las crticas, llamaron al proceso que se abre "segunda revolucin"786, percibieron claramente la profundidad de la sacudida, la amplitud de las transformaciones, pero tambin se extraviaron en su significado. Los costes, pero tambin las energas para dar el salto a la "modernidad econmica" fueron impresionantes. Se trata de una poca -y es sobre este aspecto sobre el que ms se ha insistido- de dureza, represin y miseria dficil de contemplar pero, como de nuevo Cohen seal, "de autntico entusiasmo, de esfuerzo febril y de sacrificio voluntario"787. Y estas dos caras no se pueden separar. Todos aquellos que slo se fijan en un aspecto (por diversas razones, la "zona oscura") la hacen incomprensible. Esa simplificacin convierte normalmente a Stalin en el demiurgo solitario de una empresa descomunal. Se ha argumentado que los resultados econmicos para finales de la dcada de los treinta se podan haber conseguido sin tales costes. Es seguramente cierto. Pero, de nuevo, esto es aislar el problema de su otro lado. Quien hubiese podido llevar adelante una poltica diferente (una vez excluido Trotski)? El documento que mejor describe y resume la actitud generalizada hacia ese otro lado es la declaracin del diplomtico sovitico (luego emigrado) Barmine: "la lealtad hacia Stalin en el tiempo sobre el que estoy escribiendo [1932] se basaba principalmente en el convencimiento de que no haba nadie que pudiese ocupar su puesto, que cualquier cambio en la direccin sera extremadamente peligroso y que el pas deba seguir el curso que llevaba en aquel momento, ya que
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COHEN, op. cit. p. 485. "Yo us por primera vez el trmino segunda revolucin en Stalin. Biografa poltica... , y he sido criticado por haberlo usado. La colectivizacin y la industrializacin, dicen los crticos, no constituyen una revolucin. Pero si un cambio en las relaciones de propiedad como resultado de la expropiacin, de un solo golpe, de ms de veinte millones de pequeos terratenientes no es una revolucin econmica y social, entonces qu lo es?" (DEUTSCHER, I. Trotsky. El profeta desarmado, op. cit. p. 417, nota 64) Op. cit. p. 486. Slo acudiremos a otra estimacin similar -aunque ms larga- que haga parejas: "Todo el experimento pareca una obra de demencia prodigiosa, en la que todas las reglas de la lgica y los principios de la economa haban sido puestos de cabeza. Era como si toda una nacin hubiese abandonado y destruido sbitamente sus casas y sus chozas, que aunque viejas y destartaladas, existan en realidad, y se hubiese mudado, con todas sus pertenencias, a algunos edificios ilusorios para los que apenas se haban erigido unos andamios precarios. Era como si toda una nacin [...] Imagine el lector que esa nacin sumaba 160 millones de habitantes, y que era seducida, espoleada, azotada y arrebaada para realizar esa empresa surrealista por un hombre ordinario, prosaico y regularmente sensato cuya mente haba sido sbitamente poseda por una visin semirreal y semisonmbula, un hombre que se haba colocado por su propia decisin en el papel de superjuez y superarquitecto, en el papel de un moderno superfaran. Tal era aproximadamente, el extrao panorama de la vida rusa, lleno de tormentos y esperanzas, de lo pattico y de grotesco; y tal era el lugar de Stalin en ese panorama, con la nica diferencia de que las cosas que l impulsaba a la gente a construir no eran pirmides intiles" (DEUTSCHER, I. Stalin, op. cit. pp. 304-305). En nuestra modesta hiptesis la configuracin es exactamente sta: ese es el poder y la determinacin increble del proletariado y de su dirigente puro, que demostrar otra vez su fuerza en la prueba (con qu maysculas ponerla) de la segunda guerra mundial. La fea y gris atmsfera de anonimato no debe extraviarnos. En cuanto a la poblacin de la URSS recordemos: 1926, 142 millones de habitantes y en 1932, 165,7 millones, con un crecimiento anual de 3 millones, segn datos aportados por Nove. Cfr. cuadro de poblacin en V.3.
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detenerlo entonces o intentar dar marcha atrs signifcara perderlo todo"788. Esta actitud guarda una perfecta coherencia no slo con los estalinistas "duros"789 sino con la desintegracin acelerada de la oposicin de izquierda, tal y como nos revela la correspondencia de la misma estudiada por Brou. Como resumen de sta valen las sintomticas palabras de Solnzev de 1929: "Reina el pnico y la confusin, se buscan soluciones individuales"790. Idntica actitud contempornea del diagnstico de Barmine describe Cohen en Bujarin. Es el tercer dato relevante que sealamos791. Segn Victor Serge, slo una vez, se vino abajo momentneamente aqul que, segn Barmine, era insustituible. Nuevamente, ao 1932, noviembre. Coinciden el cmulo de adversidades792, de frustraciones y el asunto Riutin793 con el suicidio de su esposa Allilyeva. En una reunin del Politbur present su renuncia. Mlotov confirm el sentir de Barmine794. El problema irresoluble hasta ahora es: qu carcter alberga esa revolucin? Regresemos a mayo de 1928. Desde enero se haban tenido que utilizar medidas de "emergencia" como respuesta al descenso de la cosecha de cereales. En marzo estall el asunto Shajti. En abril pareci tras el pleno del CC que se produca un apaciguamiento en el sordo combate de la direccin entre estalinistas y bujarinistas. Pero en ese mismo mes se recrudeci la falta de aprovisionamientos. Stalin acrecent su presin por todos los medios presentando las medidas de "emergencia" como una consecuencia lgica de la resolucin anti-kulak del XV Congreso, aadiendo que la crisis cerealstica era el sntoma que reflejaba el callejn sin salida en que se encontraba la agricultura campesina y, unido al asunto Shajti, mostraban la intensificacin de la lucha de clases. Son las ideas que desarrollar ampliamente contra Bujarin un ao ms tarde (como vimos en el cap. anterior). Lejos estaba el Stalin que durante el XIV Congreso del partido en diciembre de 1925 haba afirmado que "en el futuro la expansin de nuestra industria no ser tan rpida como hasta ahora", llegando incluso a predecir que en el plazo de un determinado nmero de aos la industria crecera con menor rapidez que la agricultura795. Acababa de volver de recorrer Siberia aplicando las "medidas extraordinarias" para la recogida del grano que solucionasen la crisis cerealstica de octubre-noviembre-diciembre de 1927, junto a otros dirigentes que haban ido
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En BULLOCK, op. cit. t. I, pp. 502-503. La constatacin de la lucha interna en el partido hasta el final de las purgas ha hecho necesaria la diferenciacin entre stos y los "moderados". (Cfr. por ejemplo, COHEN, op. cit. pp. 491 y ss.) BROUE, P. El partido bolchevique, op. cit. p. 376. COHEN, Op. cit. pp. 502 y ss. Segn este investigador de Princeton, dos motivos impulsaron a Bujarin a reconocer como absolutamente incorrectas sus posiciones de 1928-29. Por una parte, "los peligros extremos representados por la resistencia campesina y el hambre, ahora en su fase ms cruel" (es decir, ante las consecuencias de una poltica considerada perniciosa por l mismo), y por otra parte "los acontecimientos de Alemania, que haban de llevar a Hitler al poder dos semanas ms tarde" (Cit. p. 510). Tras los buenos resultados de las cosechas recientes del 28-29-30, haba comenzado un ciclo psimo que culminara en la peor de todas, la de 1935. Y el hambre. La terrible hambruna del 32-33. Llamado tambin "plataforma Riutin" y "conjura Riutin". A mediados de 1932, Riutin, componente del secretariado del CC, elabor un documento de unas doscientas pginas dirigido A todos los miembros del PCUS en el que tras describir la deteriorada situacin del pas propona la expulsin de Stalin de su cargo. Era una repeticin del asunto Syrtsov-Lominadze. (Cfr. entre otros ELLEINSTEIN, Jean. El fenmeno estaliniano, Laia, Barcelona, 1977, pp. 86-87; DEUTSCHER, I. op. cit. p. 310; BULLOCK, A. op. cit. t. I, pp. 501 y ss; BROU, P. op. cit. pp. 443 y ss.) SERGE, V. Portrait de Staline, Pars, 1940, pp. 94-95. En DEUTSCHER, op. cit. p. 311. BETTELHEIM, Ch. Les luttes... (3me priode). Les dominants, op. cit. p. 114-116. CARR, E.H. y DAVIES, R. W. Bases de una economa..., 1. Segunda Parte, op. cit. p. 906, nota 25.
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a otras regiones clave796. Es un momento breve pero tremendamente significativo a nuestro entender, porque marca no slo el fin de su confianza en la NEP sino que indica el procedimiento y el modelo sobre el que verificar sin temblar, ao y medio despus, la primera gran sacudida de la colectivizacin. Garca Dez se sorprende de la aparente paradoja de que el resultado de las luchas en el partido fuese una ms fcil derrota de derecha comparndolas con la de la izquierda. La explicacin, siguiendo nuestro esquema, se seala a s misma: la derrota de la oposicin unificada no signific en ningn momento un debilitamiento de la presin en favor de la industrializacin797. La reunin del XV Congreso del partido, el 2 de diciembre de 1927, se produce en medio de la inactividad de la derecha bujariniana (dentro de un "espiritu de complacido optimismo", segn Carr) que todava no quiere reconocer que el agravamiento de la recogida de grano no es un dato pasajero, frente a las premoniciones de la izquierda derrotada. Si en octubre la cifra era dos tercios del total del ao anterior, noviembre haba rendido menos de la mitad798.
CUADRO XXI. Recogidas mensuales de cereales por las agencias estatales y cooperativistas (en millones de toneladas). 1926-1927 Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre Enero Febrero Marzo 226 767 1.424 1.540 1.560 1.505 952 876 694 1927-1928 288 998 1.382 1.074 696 696 1.284 1.881 1.165
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Andreev, el Cucaso Norte; Jdanov, el Volga; Shvernik, los Urales; Mikoyan recorri diversas regiones. Observemos los nombres. Mlotov acompa a Stalin. GARCIA DIEZ, Juan Antonio. URSS, 1917-1929. De la revolucin a la planificacin, Ed. Guadiana, Madrid, 1969, p. 103. La paradoja aparece tambien en BETTELHEIM, Ch. Las luchas... Segundo Perodo (1923-1930), ed. cit. sin explicacin: "El 14 de noviembre, diez das antes del XV Congreso, Zinoviev y Trotski son expulsados del partido. Kmenev y algunos otros partidarios de la oposicin que pertenecen an al CC son expulsados de este ltimo. La Oposicin unificada desaparece prcticamente. El XV Congreso se celebra sin la presencia de partidarios abiertos de una lnea de industrializacin acelerada" (p. 344). Y, sin embargo, las resoluciones del XV Congreso se encuadran en la lnea de la oposicin, y las medidas tomadas un mes ms tarde sobrepasan con creces el programa de aquella para significar el embrin de otra cosa. Es significativo el ttulo del captulo VIII del libro de LEWIN, M. La paysannerie...: Les ambiguts du XV Congrs. CARR-DAVIES reproducen dos cuadros que dibujan perfectamente la situacin: uno con el total de la recogida mensual, y el otro con la recogida parcial de trigo y centeno (en Bases de una economa..., op. cit. 1. Segunda parte, p. 1006). Reproducimos el primero.
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Y lo que era peor, la situacin se repetira en diciembre. As, la derecha y el centro victoriosos organizativa y partidariamente se encontraban ante la descomposicin de su plataforma econmica y poltica. Alguien tendra que llevar adelante una plataforma hurfana. Aqu reside la solucin de la aparente paradoja. El congreso que sanciona la derrota de la izquierda es el mismo que, en sus resoluciones, reconoce la planificacin como factor fundamental de la economa sovitica a la que opone resistencia y atraso la agricultura, exigiendo en segundo lugar una ofensiva mas decidida contra el kulak. Salvo Mikoyan, que plante abiertamente el fracaso de la recogida de grano, nadie sac los pies del plato. Un mes despus estaban recorriendo Rusia aplicando medidas que recordaban el ao 1919 en pleno comunismo de guerra799. Los lderes del Politbur no haban ido solos. Entre trabajadores del partido de nivel provincial y regional y de los distritos rurales, se movilizaron alrededor de 30.000 para ayudar en las regiones clave. Se crearon en los comits locales del partido troikas extraordinarias para supervisar las recogidas de grano. Se utiliz el artculo 107 del cdigo penal, aadido el ao anterior, contra los acaparadores. Un 25% del grano confiscado a los acaparadores ira a los campesinos pobres a bajo precio o mediante crdito a largo plazo. Estas y otras medidas que tenan que haber sido excepcionales sern el esquema de trabajo que se prolongar en grado sumo en los aos siguientes. Pero hay ms en algunos lugares, caso del departamento de Tyumen en Siberia, se registr un intento de colectivizacin forzosa en abril y mayo de 1928, que Carr describe800. Este bagaje permite comprender mejor la "temeridad" (segn expresin de Cohen) con la que fue a combatir a Bujarin (el 28 de mayo) a su "guarida" ideolgica: el Instituto de Profesores Rojos. Su intervencin: En el frente cerealista801. Veamos su importancia. Como deja patente el cuadro estadstico que acompaa su intervencin, en la poca precedente a la guerra la mayor parte de la produccin destinada al mercado dependa de las grandes haciendas y de las granjas de los kulaks. Las haciendas ofrecan al mercado casi la mitad de su cosecha de cereales, y las granjas de los kulaks alrededor de un tercio. Juntas, producan las tres cuartas partes de la cosecha de cereal que se lanzaba al mercado. El campesinado medio y pobre trabajaba la tierra para su mera subsistencia. La mayor parte de sus posesiones eran demasiado pequeas para siquiera cubrir las necesidades de alimentacin de cada familia, lo que les obligaba a vender su trabajo a las granjas de los kulaks y a las haciendas. Slo ofrecan al mercado menos de una sexta parte de su cosecha de cereales, aportacin que constitua una cuarta parte del total de los cereales que entraba al mercado. Las haciendas terratenientes dejaron de existir desde 1917: como hemos visto, fueron sustituidas por granjas colectivas y granjas estatales en una sexta parte de su rea y su produccin. El nmero y el tamao de las granjas de los kulaks tambin se haba reducido, y como productores de cereal retuvieron slo una tercera parte durante los aos de preguerra. Se haba producido una redistribucin de la tierra quedando pocas tenencias que no pudieran satisfacer las necesidades de subsistencia. El campesinado medio y pobre produca el 85
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Stalin, en su informe general al Congreso evit cualquier ataque directo al kulak mediante medidas de carcter administrativo, criticando a los que consideraban posible y necesario acabar con el campesinado rico mediante este tipo de medidas, y por medio de la GPU. Constitua un mtodo fcil pero muy poco eficaz. Esto ltimo retrospectivamente no puede dejar de llamar la atencin. (Cfr. CARR y DAVIES, op. cit. 1. Primera Parte, p. 55.) Bases de una economa..., op. cit. 1. Primera parte, pp. 69-70. STALIN, J. En el frente cerealista. Se trata de una entrevista con los alumnos del Instituto de Profesores Rojos, de la Academia Comunista y de la Universidad Sverdlov (en Cuestiones del leninismo, op. cit. pp.280-295). Contiene el primer cuadro estadstico que aparece en esta obra de recopilacin de Stalin. Y sobre todo una palabra delata ya un cambio no episdico: ahora las relaciones con la agricultura y el campesinado se han convertido en un frente.
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por 100 del total cerealstico, aumentando el consumo de su propia cosecha. La aldea consuma ms de lo que cosechaba, y venda menos porque se haba vuelto ms igualitaria que antes. En palabras de Stalin: "El cuadro evidencia, en tercer lugar, que la liquidacin de las haciendas de los terratenientes (grandes haciendas), la reduccin de las haciendas de los kulaks (grandes haciendas) a menos de la tercera parte y el paso a las pequeas haciendas campesinas, que proporcionan tan slo un 11% de grano mercantil, tenan forzosamente que conducir, como en efecto han conducido -dada la ausencia de grandes haciendas sociales ms o menos desarrolladas en la produccin cerealista (koljoses y sovjoses)-, a un descenso vertical de la produccin de grano mercantil en comparacin con la anteguerra. Es un hecho que hoy, a pesar de haber alcanzado el nivel de produccin global de cereales de anteguerra, slo contamos con la mitad de grano mercantil. Esa es la causa fundamental de nuestras dificultades en el frente cerealista. Por eso nuestras dificultades en los acopios de grano no pueden considerarse simple casualidad"802.
CUADRO XXII
Produccin cereales
global
de
En millones de puds Antes de la guerra: 1.Terratenientes 2.Kulaks 3.Campesinos medios y pobres Total Despus de la 5.000 600 1.900 2.500
En %
En millones de puds
En %
% de produccin mercantil
100
1.300,6
100
26,0
guerra(1.926-1.927) 1.Sovjoses y koljoses 2.Kulaks 3.Campesinos pobres Total 4.749,0 100 630,0 100 13,3 medios y 80, 617,0 4.052,0 1,7 13,0 85,3 37,8 126,0 466,2 6,0 20,0 74,0 47,2 20,0 11,2
333
Este cuadro es insoslayable como punto de inflexin de una determinada poltica econmica con mrgenes muy estrechos en la eleccin del camino a seguir. Podra pensarse que Stalin hubiese podido utilizar sesgadamente los datos econmicos, pero cuando se repasan los estudios histricos sobre el perodo se observa que el cuadro aparece directa o indirectamente una y otra vez803. La contestacin global a estos datos que conocemos es la de Grosskopf. En su obra sobre el problema de los cereales dice: "La grfica siguiente, presentada por Nemchinov, estaba destinada a entregar a esta tesis un respaldo cientfico:
1: nmero de explotaciones; 2: poblacin rural (nota: los ausentes temporarios y los desaparecidos estn incluidos en estas cifras); 3: superficies cultivadas; 4: caballos de tiro; 5: todos los animales de tiro; 6: vacas lecheras.
Pero Nemchinov toma aqu en consideracin slo las superficies efectivamente cultivadas ("posevnaja ploscad"), sin ocuparse de la superficie total de las tierras cultivables ("pakhotnaja zemljia") de la que disponan los campesinos. Mientras que en 1927 la superficie efectivamente cultivada por explotacin era an, en promedio, inferior a la de 1916 -y esto por causa de una falta de medios de produccin-, la superficie media disponible por explotacin era, en cambio, notablemente superior a las cifras de la poca prerrevolucionaria (vase cuadro de Grosskopf que reproducimos como nuestro cuadro XXIII). Todo ocurre como si Stalin y Nemchinov ignoraran que entre 1916 y 1927 se haba producido una revolucin que haba entregado a los campesinos rusos el 40% de las tierras cultivables.
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DOBB, M. (op. cit. p. 212), directamente; LEWIN, M. (La paysannerie..., ed. cit, p. 158), indirectamente; ELLEINSTEIN, J. (op. cit., p. 65) indirectamente, NOVE, Alec. (Historia..., ed. cit.) no lo reproduce ni alude a l pero todo su anlisis descansa sobre sus consecuencias. (Cfr. pp. 156 y ss.) y reconoce la importancia de la operacin de comienzos de 1928. CARR-DAVIES, op. cit. 1.1 parte (p. 88), las parafrasean. BETTELHEIM, Ch. (Las luchas.... Segundo perodo (1923-1930), ed. cit., p. 76 y 379) indirectamente. PALAZUELOS, E. (op. cit. p. 79), directamente. Las cifras asmismo se leen en puds (16,38 Kg) o en Tm. No podemos entrar en un problema que, es obvio, no es secundario en ningn caso como el de la fiabilidad de las estadsticas. Hemos anotado con detalle este problema en la bibliografa a nuestro alcance, sabiendo que las fuentes soviticas quedan fuera de nuestras posibilidades actualmente. Para un resumen de la cuestin hay que ver en primer lugar DOBB, M. op. cit. pp. 255261. LEWIN, M. La paysannerie..., ed. cit. p. 156. op. cit. GROSSKOPF, S. op. cit. pp. 16-23.
334
1916 a) Superficie media cultivada, por explotacin ("posevnaja ploscad") -En hectreas -En % de 1916 b) Superficie media disponible, por explotacin ("zemel'nyj nadel'") -En hectreas -En % de 1916 10.08 100.00 4.38 100.00
1927
3.80 86.80
13.22 131.30
En 1925-1926, al final del "periodo de restablecimiento" de la agricultura sovitica, mientras que la produccin agrcola bruta haba alcanzado un 104% de su nivel de 1913, el 10% de las superficies cultivadas en 1913 todava estaban baldas. Es otra vez en el "granero de cereales" donde la diferencia entre superficies disponibles y superficies cultivadas era mayor. En esta regin, la revolucin, por lo menos en lo que concierne a la apropiacin real del suelo, estaba lejos de estar terminada en 1925-1926:
CUADRO XXIV. Superficies cultivadas (a) y caballos de tiro (b) en el "granero de cereales" (1916 = 100) Kazakstan (a) (b) 1923 1924 1925 45.9 Regindel Ural (a) (b) 76.4 Repub.Aut. de Bachkiria (a) (b) 39.1 Cucaso Norte (a) (b) 51.2 del
335
En 1929 todava, el Comisario del Pueblo para la Agricultura de la RSFSR cit las cifras siguientes:
CUADRO XXV. Conjunto de las superficies cultivadas, superficies sembradas con cereales y caballos de tiro (1928-1929) (en porcentajes de las cifras de preguerra).
Total superficiessembradas Regin del Ural Bajo Volga Mediano Volga Cucaso Norte Repblicas autnomas 92.9 75.3 95.9 71.2 88.
de
Es necesario ahora buscar con ms profundidad las causas de esta utilizacin incompleta de los suelos"804. Resumamos: 1) la campaa 1926-1927 arroja que el Estado recolecta 630 millones de puds de trigo mercantil cuando la cifra de referencia anterior a la guerra era de 1600 millones de puds; 2) el Estado dispone de una tercera parte del grano y, teniendo en cuenta los datos del comercio exterior, exporta veinte veces menos que la vieja Rusia; 3) una produccin de cereales un poco por debajo de antes de la guerra tiene que alimentar varios millones de bocas ms805 y 4) dato inquietante: el Estado no contaba con reservas806.
804 805
Op. cit. pp. 322-324. Segn datos citados por Lewin de fuentes rusas, la proporcin era la siguiente: la produccin de trigo por cabeza en 1914 era de 548 kg mientras que en 1928/29 era de 484,4 kg. Otro dato a tener en cuenta es la evolucin de la superficie cultivada que segua siendo inferior a la de antes de la guerra en cereales y
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El nuevo sesgo que adquira la poltica agraria implicaba un deslizamiento a la izquierda que no fue en absoluto agradable para los kulaks ni para muchos sectores campesinos que aspiraban a convertirse en kulaks. Se planteaban problemas a medio plazo, porque el desarrollo de la agricultura socialista amenazaba, evidentemente, con reducir la libertad de accin de los campesinos acomodados. Y se planteaban tambin problemas a muy corto plazo, porque las medidas encaminadas a reducir las fluctuaciones estacionales de los precios agrcolas tenan efectos muy desfavorables sobre la propensin a comercializar la cosecha. Los efectos se haban hecho sentir, como acabamos de ver, desde fines de 1927; aunque la cosecha haba sido aceptablemente buena, el volumen de grano que llegaba a los mercados era mucho menor que el ao anterior, lo que planteaba un doble problema al afectar tanto al abastecimiento de las ciudades como a la posibilidad de realizar unos planes de importacin que dependan de la capacidad de compra proporcionada por la exportacin. El problema de abastecimiento no se mantena reducido a la esfera de alimentacin, sino que muy rpidamente iba a incidir sobre los suministros de materias primas industriales; las regiones especializadas en este tipo de cultivos eran importadoras netas de grano, y , si se encontraban mal abastecidas, reaccionaban desviando las tierras hacia su produccin. La extensin de la crisis a los cultivos industriales se debi a la incapacidad del Gobierno para resolver la situacin807. Globalmente, entre noviembre de 1927 y el otoo de 1929 la situacin fue empeorando cada vez ms. Acabamos de ver que cuando se conoci el resultado de las recogidas de grano en los ltimos meses de 1927, se comprob que el volumen comercializado estaba un 50 por 100 por debajo del de los mismos meses del ao anterior. Se decidi entonces adoptar medidas de emergencia, aumentando las compras estatales y confiscando los stocks ocultos de grano. Y a pesar de ello fue necesario importar, en la
haba aumentado en algodn, lino, remolacha azucarera, patatas y otros cultivos como el girasol o el tabaco. (Ver CARR-DAVIES, op. cit. 1.2 parte, p. 1003).
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Segn se desprende, entre otros testimonios, de la intervencin de Stalin durante el pleno de julio de 1928. Aqu es necesario consultar las anotaciones de CARR-DAVIES porque el discurso de Stalin no se public hasta 1949 y hay que compararlo con el texto preliminar que contienen los archivos Trotski de Harvard (T 1900). Op. cit. 1.1 parte, pp. 91 y ss. notas 35,36,43,46. Id. LEWIN, M. op. cit. Otro problema que no se puede apartar sin desfigurar el esbozo de conjunto es el de la comercializacin. "Se haban dado rdenes para evitar el escndalo del ao anterior de una competencia activa entre diferentes organismos de recogida estatales y cooperativos; y esto haba estimulado al parecer una actitud de pasividad... La persistente friccin entre las cooperativas agrcolas y de consumo no mostraba signos de decrecer" (en CARR-DAVIES, op. cit. 1.1 parte, p. 62). Slo como muestra. Los propios autores reproducen por extenso tanto diagnsticos de observadores imparciales de la desidia sobre la recogida de grano (cfr. el caso Cleinow, nota 64) como, por otro lado, del propio Stalin en su gira siberiana (id. nota 83 y pp. 29 y ss). Adems, como en el verano de 1927 se haban implantado restricciones al comercio privado, se agravaron las dificultades del consumidor normal al eliminar a un tipo de comerciante a cuyo cargo corra gran parte del comercio rural al por menor, antes de que pudiera ser reemplazado por las organizaciones cooperativas o por el Estado. Hay que volver al comienzo de la NEP. Las licencias comerciales en 1921 se dividan en tres categoras: para vendedores ambulantes, para mercados al aire libre y para tiendas. En 1922 la tercera categora se subdividi en otras tres de acuerdo con el tamao del establecimiento. (Para todo esto cfr. CARR, E.H. La revolucin bolchevique, op. cit. vol. 2, p. 350, nota, 179). El 24 de septiembre se emiti un decreto redefiniendo las categoras autorizadas (ver CARRDAVIES, op cit. 1.2 parte, pp. 705-706 y nota 8). En sntesis hay que considerar a) que el comercio privado sobrevivi durante mucho ms tiempo en las reas rurales que en las ciudades; b) la competencia se daba ante todo entre el comerciante privado y las cooperativas; c) la importancia del comercio privado pareca estar en proporcin inversa a la fuerza de las cooperativas (su importancia era desigual segn las regiones); d) un dato para hacerse una idea de su peso relativo: en 1926-1927 el comercio privado representaba alrededor de un 23% del volumen total de ventas del comercio rural. Por otra parte, en el sector socializado (torgi o establecimientos comerciales estatales, cooperativas de consumo y sindicatos de venta) recuperaban posiciones (aunque los torgi se vieron frenados por los otros dos). Una muestra de la expansin la vemos en el siguiente cuadro que se refiere al porcentaje de la produccin total controlado por los sindicatos en algunas industrias (CARR, p. 683).
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primavera de 1928, en vsperas de la cosecha, cantidades importantes de grano. Los sentimientos anti-kulaks fueron tomando fuerza corroborando las decisiones del XV Congreso sobre colectivizacin. Ya indicamos cmo en julio de 1928, Stalin, en un informe secreto sometido al Pleno del Comit Central que acabamos de citar, haba subrayado la necesidad de que los campesinos pagaran un tributo para atender a las necesidades de la industrializacin (lo que equivala a recoger como suyas las ideas de la derrotada oposicin de izquierdas y sobre todo de Preobrazhenski): plasmacin ya patente de esa desconfianza hacia la NEP y, a la vez, ncleo de sus ideas sobre la colectivizacin como solucin a los problemas agrcolas. Todava se hizo un ltimo intento de preservar la alianza obrero-campesina. Aceptando que la relacin de intercambio de los agricultores se haba deteriorado y que esto influa decisivamente en las ventas de grano, en otoo de 1928 se elevaron los precios agrcolas a la vez que se dirigan hacia el campo grandes cantidades de bienes de consumo. No hay que olvidar que el resultado del pleno de julio confundi totalmente a Trotski que segua los acontecimientos desde su exilio en Alma-Ata808, as como a Kmenev y Sosnosky. Sin embargo, incluyendo las condiciones climatolgicas, las disponibilidades de grano fueron an menores, lo que llev a nuevas medidas de excepcin, requisas, confiscaciones, etctera, y, en consecuencia, a un creciente enfrentamiento de los campesinos afectados kulaks, y, tambin, campesinos medios- con el Gobierno. Esto supona menor superficie sembrada cara al siguiente ao agrcola. Y 1929 se mostr, en efecto, como un mal ao para la economa sovitica. Aunque la industria estaba creciendo a buen ritmo, haba una inquietud cada vez mayor entre los trabajadores. Esto se deba a la cada, en trminos reales, del nivel de vida, provocada por la elevacin de los precios agrcolas y por la necesidad de racionar, a partir de febrero de 1929, el suministro de alimentos a la poblacin urbana. Y las perspectivas no eran en absoluto buenas; la superficie sembrada haba disminuido y la cosecha result de nuevo insuficiente. De alguna forma se estaba llegando a una situacin lmite, sin ms salida que una nueva concesin a los estratos superiores de la poblacin agrcola o el empleo contra ellos de medidas de coercin que supondran la ruptura definitiva de la alianza obrero-campesina. En todo caso, la decisin haba de tomarse muy rpidamente, antes de la poca de siembra. Los acontecimientos de los tres ltimos aos, las repetidas fallas de la tovarnost(o capacidad de producir para el mercado) que tanto haban afectado a la economa rusa, el que la oposicin de derechas estuviera con el terreno movindosele entre los pies, y Stalin recogiendo cada vez ms las ideas de Preobrazhensky, la hacan necesaria. A principios de 1929 se haban retirado a los kulaks los derechos de alquiler de tierra y trabajo concedidos en 1925; en noviembre se decida acelerar la colectivizacin y poco ms tarde se empujaba a acabar el plan en cuatro aos. La explicacin "oficial" de lo que sucedi se encuentra en multitud de obras no slo rusas sino de otros pases del bloque socialista: RDA, Checoslovaquia, Bulgaria, etc. Vamos a tomar como modelo una de las ms conocidas: se trata de la del que fuera rector de la Universidad de la Amistad de los Pueblos "Patricio Lumumba", Stanis809. Un "detalle" que presenta nos la hace ms interesante. Al exponer los rasgos centrales de la colectivizacin (en su segunda etapa) introduce una inesperada polmica contra "algunos historiadores" que "abordan el anlisis de los errores y deficiencias, que tuvieron lugar en los aos de la colectivizacin, de modo unilateral"810. Y seala el lugar: "ese enfoque unilateral se revela, por ejemplo, en el
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DEUTSCHER, I. El profeta desarmado, op. cit. pp. 371 y ss. STANIS, V. Transformaciones socialistas de la agricultura, Ed. Progreso, Mosc, 1978. STANIS, op. cit. p. 98. No se citan los historiadores.
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artculo sobre la colectivizacin de la agricultura, incluido en la Enciclopedia Histrica Sovitica"811. Stanis sostiene que la colectivizacin de la agricultura "fue una verdadera revolucin, un salto de un estado cualitativo viejo a otro nuevo, un salto de la pequea, fraccionada produccin campesina de escaso rendimiento a la gran produccin socialista, de alto rendimiento, en el campo. En el curso de 8 a 10 aos se oper en la agricultura la ms grande revolucin que llev al triunfo del socialismo en el agro. Esta revolucin fue realizada por el Estado sovitico con el concurso directo de millones y millones de campesinos"812. La base de la argumentacin de Stanis para iniciar ese salto cualitativo reside en la ley econmica fundamental del socialismo813. De dnde nace? Una vez iniciada con xito la revolucin, y transformadas la industria y el comercio capitalistas en socialistas mediante la nacionalizacin de los medios fundamentales de produccin, "comienzan a regir las leyes econmicas del socialismo ya en el perodo de transicin del capitalismo al socialismo. La produccin queda supeditada a la satisfaccin de las necesidades de los propios trabajadores. Surge la necesidad y la posibilidad de desarrollar planificadamente la economa nacional y, en primer lugar, la industria. Se crea el sistema de contabilidad y control popular de la produccin y distribucin de los productos que permite al Estado socialista establecer las formas socialistas de gestin de la produccin. Rige, igualmente, le ley de la correspondencia entre las relaciones de produccin y el carcter de las fuerzas productivas"814. En la agricultura, el desarrollo del capitalismo conduce igualmente a constante crecimiento de la concentracin de los medios de produccin, acompaada del desplazamiento de la pequea produccin agrcola por la grande.
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Id. cit. Se trata de una averiguacin que hemos dejado para otro momento. Sabemos la fecha de la edicin espaola de la obra de Stanis, pero habra que saber la del original ruso (aunque por la bibliografa no debe haber mucha diferencia) y a partir de ah buscar "esos historiadores" de la citada Enciclopedia, que debe ser Sovtskaiia istorcheskaia entsiklopediia, Mosc, 1965. La crtica a Bujarin que tambin aparece podemos relacionarla con la de esos historiadores? STANIS, p. 99. Subrayado nuestro. Stanis sin reproducir el cuadro de Stalin lo supone como base. (Ver, p. 93-94 y 185186). Cfr. CHAMBRE, Henri (op. cit.), para tratar de entender la confusa enunciacin de esta ley general. STANIS, op. cit. pp. 6-7. Sin profundizar, suponemos que se trata de la conversin en ley de determinados enunciados de Stalin contenidos en su canon de Septiembre de 1938 Sobre el materialismo dialctico y el materialismo histrico. Recordemos que para Stalin: "las fuerzas productivas no son solamente el elemento ms dinmico y ms revolucionario de la produccin, sino que son, adems el elemento determinante de su desarrollo. Segn sean las fuerzas productivas, as tienen que ser tambin las relaciones de produccin" (en STALIN, op. cit. p. 877). Y "las relaciones de produccin no pueden quedarse por un tiempo demasiado largo rezagadas de las fuerzas productivas al crecer stas, ni hallarse en contradiccin con ellas, ya que las fuerzas productivas slo pueden desarrollarse plenamente cuando las relaciones de produccin estn en armona con el carcter y el estado de progreso de dichas fuerzas productivas y dan curso libre al desarrollo de stas" (id. pp. 875-876). Ejemplo de disarmona entre ambas: el capitalismo y sus crisis. Ejemplo de armona completa entre las relaciones de produccin y el carcter de las fuerzas productivas: "la economa socialista de la URSS, donde la propiedad social sobre los medios de produccin concuerda plenamente con el carcter social del proceso de la produccin y donde, por tanto, no existen crisis econmicas, ni se producen casos de destruccin de las fuerzas productivas" (id. p. 877). Ao 1938. Es decir una proyeccin hacia atrs de la historia transcurrida. STANIS no olvida estampar que "la expropiacin de la burguesa no slo representa un superior acto de justicia, sino que resulta de la marcha misma del desarrollo del capitalismo" (id. cit). Ahora bien, es un ao antes de su muerte cuando, en Los problemas econmicos del socialismo, Stalin postula la existencia de una leyes "objetivas" del socialismo. La primera consiste en asegurar la satisfaccin mxima de las necesidades materiales y culturales crecientes de la sociedad. La segunda, el desarrollo prioritario de los medios de produccin. La tercera, la del desarrollo armonioso de la economa nacional sobre la base de la socializacin de los medios de produccin.
812 813
814
339
Pero Stanis constata que el proceso de separacin del productor pequeo de los medios de produccin transcurre mucho ms lentamente en la agricultura que en la industria: "en la agricultura este proceso se opera durante decenios y hasta siglos". El hecho es que en el agro sobrevive un nutrido sector de pequeos y medianos campesinos, productores mercantiles, que desempea un importante papel en la lucha econmica y poltica contra el gran capital. Y esto "condiciona el enfoque que da el marxismo leninismo al problema agrario, su definicin del papel y lugar del campesinado en el proceso revolucionario de remplazo del capitalismo por el socialismo"815. Tras un repaso a las obras de Marx, Engels y Lenin en relacin al campesinado (incluidas las crticas de rigor a Plejanov, Trotski y Bujarin), hace especial hincapi en el artculo de Lenin sobre la cooperacin y, por consiguiente, en "el principio de la voluntariedad, cuya esencia consiste en que las formas socialistas de vida no pueden ser impuestas a los campesinos por la fuerza, no se puede decretar que los campesinos pasen al movimiento cooperativo contra su inters"816. Ahora bien, el principio de voluntariedad en la cooperacin "no implica que el campesinado pasar espontneamente, por su propia obra y gracia, a la organizacin de grandes empresas socialistas. Entre los sostenedores del avance espontneo del campesinado hacia el socialismo se situ Bujarin"817. Stanis, que est hablando de la cooperacin segn las perspectivas del ltimo Lenin, es decir, de las condiciones de 1923 en pleno desarrollo de la NEP, cita contra Bujarin al Lenin de 1918-1919818, es decir, remite a los anlisis en los que el nfasis recae sobre la distincin de las capas del campesinado y la actitud del proletariado y el partido hacia cada una de ellas. Se est preparando el camino para justificar la necesidad de la liquidacin de los kulaks, fundiendo el peligro de stos como clase agonizante y saboteadora819 con el cumplimiento de la ley econmica fundamental del socialismo. Si quedaba alguna pequea disarmona entre los "clsicos" al respecto, se haba resuelto ya que: "al referirse a la tesis de Engels acerca de la posibilidad de liquidar a la clase de los kulaks sin expropiacin violenta, Lenin subrayaba: Esta conjetura no se ha hecho realidad en Rusia: hemos estado y estaremos en franca guerra civil con los kulaks"820.
815 816 817 818 819 820
id. p. 9. Id. p. 30. Y ms adelante en p. 82, etc. id. p. 31. Id, p. 32. STANIS, op. cit, por ejemplo, pp. 86-87, 181-183. STANIS, op. cit. p. 183. La cita de Lenin pertenece a su informe durante el VIII Congreso del partido, en plena guerra civil (cfr. LENIN, OC, XXXI, ed. cit. p. 27). Las intervenciones de Lenin durante el Congreso tienen mucha importancia para diversas cuestiones de nuestra tesis. Voy a reducirme ahora a tres: a) sobre al carcter y periodizacin de la revolucin, Lenin indica que hasta la organizacin de los comits de pobres, es decir, hasta el verano-otoo de 1918 la revolucin "fue en considerable medida una revolucin burguesa. No tememos reconocerlo. Si la revolucin de Octubre nos result tan fcil, fue porque el campesinado en su conjunto march con nosotros, porque march contra los terratenientes, porque vean que nosotros bamos hasta el final, porque implantbamos en forma de leyes lo que los peridicos eseristas publicaban, lo que la cobarde pequea-burguesa prometa, pero no poda poner en prctica. Pero cuando comenzaron a organizarse los comits de pobres, a partir de ese momento, nuestra revolucin se convirti en revolucin proletaria. Enfrentamos una tarea que an no hemos resuelto plenamente" (id. p. 25); b) la obsesin por la actidud hacia el campesinado medio; y c) sobre el programa del partido. Este aspecto es necesario tenerlo presente en funcin del captulo VI de nuestra Tesis que trata de lleno el problema de la Constitucin de 1936, en la que Stalin defender sin discusin que una Constitucin no puede confundirse con un programa, porque mientras un programa formula lo que todava no existe, una Constitucin debe tratar de lo alcanzado. La argumentacin de Lenin (que para nada se refiere a la Constitucin aprobada el ao anterior) es detallada y no se encierra nicamente en su intervencin en este Congreso (sin multiplicar las referencias hay que indicar como imprescindible su
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El resultado objetivo de la colectivizacin es ste: se pretendi sobre el papel reducir al kulak y ms tarde liquidarlo como capa social, pero en realidad se someti a todo el campesinado al plan, es decir, se proletariz al conjunto del campesinado. Las formas y mtodos en que la economa campesina (koljosiana y sovjosiana) qued atada a la planificacin fueron variadas y cubrieron diferentes niveles: centralizacin de los organismos y cooperativas que se encargaban anteriormente de la colectivizacin, administracin local, financiacin, requisa, compra al por mayor, contratacin, EMT, etc., pero sustancialmente vamos a detenernos sobre las dos ltimas. El papel de la contratacin (kontraktacija [Lewin] o kontraktatsiya [Carr]), por la que el Estado firma contratos para varios aos con los campesinos, con aldeas enteras, con las cooperativas y con los koljoses, al contemplar condiciones de la produccin y compromisos de venta, organiza la circulacin de mercancas entre la industria socialista y todo el espectro de la pequea produccin campesina y la ms concentrada. Este sistema de comercializacin introduce elementos de planificacin en el agro, supeditando en determinado grado la produccin campesina a las necesidades de la industria estatal. Es un puente por el que se mueven las ventas a precios fijos y la recepcin por el campo de tiles de labranza, maquinaria, semillas, fertilizantes, etc. Una de las Resoluciones del XV Congreso del Partido insista en la importancia de la contratacin para conseguir la agrupacin voluntaria de los pequeos productores y su vinculacin al sector socialista821. Se comenz por los cultivos tcnicos (algodn, lino, remolacha azucarera, soja, habas, semillas de girasol, patata, camo, tabaco y otros) cubriendo muy pronto las tres cuartas parte de las reas de cultivo. Empez a utilizarse en los cultivos de algodn de Asia Central en 1923, estando generalizado en 1926-1927. Y en 1927 se aplic en pequea escala por vez primera al trigo, cebada, avena y maz. En el momento del citado XV Congreso se estim en casi dos millones de hogares campesinos los que quedaban comprendidos bajo el sistema. Las dificultades en la recogida de grano en 1928 impulsaron su ampliacin. Las cifras de control, el primer plan y decretos como los de 21 de julio, 2 de agosto de 1928, 14 de diciembre de 1928, y rdenes de organismos como el Narkomtorg822 y el Khlebotsentr (rgano de las cooperativas agrcolas), son la muestra del afianzamiento de este sistema de compra mediante contrato que se convirti
Borrador del Proyecto de Programa del PC(b)R que se encuentra en el tomo XXX, OC, ed. cit. pp. 437476, y para otros detalles, nota 51 [p. 501]). Tenemos que resumirla (necesitara un ensayo aparte) en algunas citas que sirvan de referencia y que pensamos pueden bastar. "El programa debe contener lo que es absolutamente irrefutable, lo que est basado en los hechos. Solo as ser un programa marxista" (XXXI, cit. p. 35); "Nuestro programa habla de la revolucin en escala mundial" (id, p. 55); "Y es que estos camaradas que se dejan llevar por el entusiasmo [se refiere entre otros a Piatakov] no se detienen a pensar que en el programa tenemos que partir de lo que realmente existe... Uno de esos camaradas que se dejan llevar por el entusiasmo dijo que no estaba de acuerdo con que deba contener lo que realmente existe, y propona que debera contener lo que no existe.(Risas)" (id. p. 55); "Por eso, pretender que figure en el programa lo que an no hemos conseguido, sera una fantasa, expresara slo un deseo de evadirse de una desagradable realidad..." (id. cit. p. 57).
821
Cfr. CARR, E. H. Bases de una economa planificada (1926-1929), 1. Segunda parte, Ed. Alianza, Madrid, 1980. Para la resolucin pp. 672-673. Pero hay que seguir el ritmo de las intervenciones polmicas en distintos mbitos, de Mikoyan, Vainshtein, Rkov, Kuibyshev etc. Muy sintomtica es la declaracin de Kuibyshev contra la poltica de adopcin de decisiones a la vista de las tendencias del mercado (id. cit. p. 674). Narodnyi Komissariat Vneshnei i Vnutrennoi Torgovli (Comisariado del Pueblo para el Comercio Exterior e Interior).
822
341
en un poderoso instrumento para la colectivizacin de la agricultura y para la ofensiva contra el kulak823. Efectivamente, los autores de las cifras de control del Gosplan para 1928-29 aadieron un tercer objetivo: el de la extensin de la kontraktatsiya planificada de productos al por mayor y el de su distribucin planificada. Pasemos a las EMT824 (o MTS). El economicismo tecnicista de Stalin va a encontrar su plasmacin ms visible en el papel de las EMT. No haba dicho Lenin en 1918 que "si maana pudisemos distribuir cien mil tractores de primera clase, abastecerlos de gasolina y dotarlos de tractoristas (ustedes saben bien que eso por ahora no pasa de ser una fantasa), el campesino medio dira: Estoy por la comuna (es decir, por el comunismo)"825. La aparicin de la primera tentativa de lo que luego se conocer como EMT procede de Ucrania debido a la idea de un ingeniero llamado Markevich (que resumi sus experiencias en un libro inencontrable para Lewin pero que Carr cita en una segunda edicin). El lugar: el sovjoz Shevchenko cerca de Odessa; ao: 1927. Esta primera estacin de mquinas y tractores induca a los campesinos a poner en comn sus campos al efectuar por ellos los trabajos ms pesados. Liberados de las tareas ms molestas los campesinos podan dedicarse a la ganadera, a la horticultura o a otras formas no colectivizadas de sus granjas. Sin embargo, Markevich se opona, a la vista de la falta de medios y experiencia, a la colectivizacin de otras ramas de la agricultura. Inmediatamente, sobre la base del ejemplo de Markevich, surgi otra iniciativa propiciada por los organismos cerealistas cooperativos: la columna de mquinas y de tractores. La venta de tractores a las haciendas individuales se prohibi en las nuevas condiciones. Por una parte, porque el tractor no se usaba a pleno rendimiento y, por otra, porque el resto del campesinado no dispona de recursos para hacese con ellos con lo que se daba otro nuevo ingrediente para que el campesinado medio y pobre quedase sometido al rico. Las EMT se vieron como un factor importante para la socializacin de los medios de produccin, la eliminacin de la parcelacin de la tierra y la creacin de haciendas colectivas ms amplias. Y garantizaba la funcin dirigente del Estado en el proceso de desarrollo de las empresas colectivas. El espaldarazo a las EMT se lo di el XV Congreso, cuando Krzhizhanovsky y Stalin habalaron con entusiasmo del ejemplo del sovjs Shevchenko y se recomend que los sovjoses organizaran columnas de tractores826. Stanis defiende que las EMT afianzaron el papel rector de la clase obrera y la alianza con el campesinado. La prueba de la importancia que se les va a otorgar es que ya en junio de 1929 se crea el Traktorotsentr, al principio como sociedad annima, convirtindose en 1931 en propiedad del Estado. En junio de 1928 un decreto dispuso que los tractores se entregasen primero a los sovjoses, koljoses y centros de alquiler y, en segundo lugar, a las sociedades de maquinaria, a los comits campesinos de ayuda mutua y a otras uniones u organizaciones de campesinos. La ofensiva contra el kulak coincidi con la campaa en favor de las columnas de tractores que se
823
Para todas esta cuestiones, CARR, E.H. Bases de una economa planificada (1926-129), 1. Primera parte, Ed. Alianza, Madrid, 1980, pp. 239 y ss. La generalizacin de la kontraktatsiya produjo un enfrentamiento entre diferentes instituciones que intentaron controlarla (ver id. cit. p. 241). Estaciones de mquinas y tractores. OC, XXXI, ed. cit. p. 82. Entre otros cfr. LEWIN, M. (La paysannerie..., ed. cit. pp. 323 y ss), CARR-DAVIES (op. cit. 1.1 parte, pp. 226 y ss) y STANIS (op. cit. pp. 148 y ss).
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reemplazaron finalmente por las EMT como ms eficaces. Es el momento en que Eisenstein filma La lnea general. No podemos entrar en la lucha ideolgica que se desarroll: imaginemos a partir de la resistencia kulak-monjes que denunciaban a los tractores como "obra del Anticristo". La resistencia no fue solo del kulak: logr arrastrar tambin la desconfianza del campesinado que vea las mquinas como un instrumento ajeno a ellos. Teniendo en cuenta todos los elementos que hemos ido esbozando, podemos pasar a la exposicin del resultado de la colectivizacin y sus principales pasos. Para ello, como no estamos escribiendo la historia de la colectivizacin, vamos a partir del punto de llegada cuando se da por concluido el primer plan quinquenal y arranca el segundo. Los cambios en el campo son de tal calibre que no hay posible vuelta atrs. Algunas estadsticas nos sealarn lo que pas. Veamos primero la que nos muestra la evolucin ao a ao hasta nuestra estacin trmino de 1934.
CUADRO XXVI 1.930 Porcentaje de hogares 23,6 campesinos colectivizados Porcentaje colectivizado de superficie cultivada 33,6 la 1.931 52,7 1.932 61,5 1.933 64,4 1.934 71,4
67,8
77,6
83,1
87,4
Esta primera muestra estadstica nos ofrece una visin general del proceso de colectivizacin emprendido en 1929 y del progreso alcanzado hasta nuestro corte cronolgico. Destaquemos un primer dato: la colectivizacin sufre un fuerte aumento entre 1930-1931 con ms del doble en cuanto a los hogares colectivizados y el doble justo de la superficie cultivada. 1932 presenta un aumento significativo mientras que 1933 muestra una ralentizacin evidente del proceso. Finalmente, hay otro significativo aumento entre 1933 y 1934. Hay que despejar, por tanto, el "gran salto" que se opera hasta 1931. El cuadro siguiente nos acercar a los acontecimientos evidenciando, en primer lugar, que no se trata de un proceso lineal.
343
CUADRO XXVII. COLECTIVIZADOS, 1.930 1. marzo URSS Total Cucaso Norte Volga Medio Ucrania Regin central de las tierras medias Urales Siberia Kazajstn Uzbekistan Provincia de Mosc Regin Occidental Bielorrusia 55,0 76,8 56,4 62,8 81,8 68,8 46,8 37,1 27,9 73,0 39,4 57,9
PORCENTAJE
DE
HOGARES
CAMPESINOS
10 marzo 57,6 79,3 57,2 64,4 81,5 70,6 50,8 47,9 45,5 58,1 37,4 55,8
1. abril 37,3 64,0 41,0 46,2 38,0 52,6 42,1 56,6 30,8 12,3 15,0 44,7
1. mayo ? 61,2 25,2 41,3 18,5 29,0 25,4 44,4 ? 7,5 7,7 ?
1. junio 23,6 58,1 25,2 38,2 15,7 26,6 19,8 28,5 27,5 7,2 6,7 11,5
El primer gran golpe se haba dado entre junio y octubre de 1929 y noviembre y marzo de 1930. Recordemos el punto de partida teniendo en cuenta los aos 27-29, segn los datos recogidos por Carr-Davies828:
827
Se puede completar con el cuadro de Elleinstein que llega hasta noviembre de 1931. Hogares 1 de mayo de 1930 2 de febrero de 1931 10 de julio de 1931 1 de noviembre de 1931 koljosianos 5.999.000 8.250.000 13.839.000 15.000.000 (con 230.000 koljoses)
828
Op. cit. 1.1 parte, p. 198. Los datos recogidos por Nove difieren mnimamente y especifica que en 1928 del conjunto de granjas colectivas (1,2% segn sus cifras), el 0,7% era toz. (Para un detallado desglose de las tres formas (comunas, artel y toz), tambin por repblicas, crf. Grosskopf, op. cit. p. 342, cuadro n 248).
344
CUADRO XXVIII
Sovjoses 1927 1928 1929 112.400 112.959 118.034 1.4 1.6 1.9
Y recordemos que el apartado del primer plan quinquenal dedicado a la colectivizacin de la produccin agrcola era cauteloso. Al ser aprobado en abril de 1929, lo previsto era alcanzar 27 millones de hectreas en el sector socializado en 1933, que se repartiran as: 22 millones de hectreas para los koljoses y 5 para los koljoses (con cerca de 20 millones de poblacin total). Con esta distribucin el sector socializado asegurara un 16% de la cosecha total de grano y un 43% del comercializado. La colectivizacin ira a pasos desiguales segn las zonas esperndose en los clculos ms optimistas que Ucrania pudiese quedar colectivizada en unos diez aos. Hemos dicho, al comenzar este apartado, que la interpretacin de Stalin del cuadro de Nemchnov es compartida por una parte importante (de la bibliografa occidental). Valdr que reproduzcamos la de los ms importantes historiadores de esta poca. Dicen Carr y Davies: "El factor crucial que trastorn y anul esta visin de una evolucin gradual y ordenada hacia la meta de la agricultura colectiva fue la crisis ahora crnica e irremediable de las recogidas de grano; y el motivo en que se apoy la colectivizacin fue el mismo argumento emprico empleado anteriormente para justificar la NEP: la apremiante necesidad de grano para alimentar a las ciudades y a las fbricas"829. En efecto, segun nuestros historiadores, en un periodo de crecimiento de la poblacin y de concentracin cada vez mayor de la misma en las ciudades y en las fbricas, la produccin de cereales disminua, y se hacan cada vez ms difciles de resolver los problemas planteados por la distribucin de la cosecha. Las principales medidas utilizadas durante los dieciocho meses anteriores para estimular las recogidas de grano -la confiscacin de los stocks y las presiones tributarias sobre los campesinos acomodados- se haban agotado ya y caba esperar poco ms de ellas. En esta tesitura "cada vez fue arraigando ms profundamente la creencia de que slo la colectivizacin, que sometera a un control pblico centralizado la produccin agrcola y la distribucin de los productos agrcolas,
829
CARR-DAVIES, op. cit. 1.1 parte, p. 288. La segunda parte del prrafo obliga a detenerse un poco por las implicaciones diversas que comporta: explicacin "economicista" del proceso, suturacin de las fuerzas que empujan una u otra poltica, finalismo fatalista de la decisin.
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permitira a la larga alimentar a las ciudades y a las fbricas, mientras la industria desarrollaba su poder y capacidad productiva. En los dos aos anteriores se haba logrado evitar a duras penas el desastre. El gradualismo no era suficiente. Se poda y se deba tomar la posicin enemiga mediante un asalto directo. Con este estado de nimo, mezcla de desesperacin y de optimismo, en las ltimas semanas del 1929 se adopt, de forma repentina y al parecer poco discutida, la trascendental decisin de colectivizar por la fuerza a las masas campesinas y de liquidar a los kulaks como clase"830. Para acercar ms el detalle del proceso de transformacin de la agricultura y sus resultados podemos utilizar el estudio de Wheatcroft831 que nos ofrece un mapa de la URSS dividido en cinco grandes zonas:
830 831
Id. p. 290. WHEATCROFT, S. G. Soviet agricultural production in the 1920s and 1930s, en Actes de la Table Ronde, op. cit. pp. 67 y ss.
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The pre-1939 area of the USSR indicating the basic producer and consumer regions used in this study: NCR. Nothern Consumer Region SCR. Southern Consumer Region SPR. Southern Producer Region CPR. Central Producer Region EPR. Eastern Producer Region
Podemos ver ahora los siguientes cuadros complementarios: CUADRO XXIX. Grain production by region in million tons (unadjusted)
Year 1.925 1.926 1.927 1.928 1.929 1.930 a) 1.930 b) 1.931 1.932 a) 1.932 b) 1.933 1.934
NCR 11,2 11,4 11,4 10,9 11,9 12,6/ 11,7 11,5 11,7/ 11,7 11,3 12,7
SCR 3,5 3,6 3,2 3,8 3,8 4,0/ 3,7 4,0 3,1/ 3,1 3,7 4,2
SPR 27,0 24,1 24,7 18,8 24,6 29,8/ 27,6 26,1 21,1/ 19,0 21,7 16,4
CPR 17,7 21,5 20,1 21,5 19,4 22,4/ 20,8 18,6 21,7/ 19,5 19,4 20,7
EPR 13,4 15,8 13,5 17,5 12,1 14,8/ 13,7 9,4 12,3/ 11,1 10,9 16,4
URSS 72,8 76,4 72,9 72,3 71,7 83,5/ 77,4 69,5 69,9/ 65,0 67,0 70,4
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CUADRO XXX. Regional grain transportation balances (despatches net of receipts) inclusive of foreing trade unless stated, in million tons. Year 1.926/26 1.926/27 1.927/28 1.928/29 1.929/30 1.930 1.931 ex f.t. f.t. inc f.t. 1.932 ex f.t. f.t. inc. f.t. 1.933 ex f.t. f.t. inc. f.t. 1.934 ex f.t. f.t. inc. f.t. -4,0 -1,5 -4,0 -1,5 +1,8 (+0,6) +2,4 +4,0 (+0,2) +4,2 -0,1 -0,1 0 +0,8 +0,8 -3,1 -1,3 -3,1 -1,3 +1,2 (+1,3) +2,5 +3,4 (+0,4) +3,8 +0,7 +0,7 0 +1,7 +1,7 -3,7 -0,9 -3,7 -0,9 +1,9 (+1,2) +3,1 +3,4 (+0,3) +3,7 +0,7 +0,7 0 +1,5 +1,5 -4,1 -1,3 -4,1 -1,3 +2,3 (+4,1) +6,4 +3,6 (+1,0) +4,6 +0,2 +0,2 0 +5,1 +5,1 NCR -4,0 -3,8 -4,3 -3,6 -4,0 -2,7 SCR -0,8 -0,7 -0,9 -0,8 -1,0 -1,0 SPR +4,8 +3,3 +2,9 +0,3 +3,7 +5,6 CPR +0,9 +2,1 +1,7 +2,0 +2,2 +2,9 EPR +1,1 +1,7 +1,1 +2,1 +0,2 -0,1 USSR +2,1 +2,7 +0,6 -0,2 +1,0 +4,8
Los zagotovki, palabra rusa que emplearemos aqu para las colectas de productos agrcolas, fueron probablemente un elemento esencial de esta economa de guerra, puesto que, del 29 al 34, exigieron, ms que cualquier otra actividad del estado, una coercin a gran escala. Ao
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tras ao, la campaa de los zagotovki fue un asunto difcil que movilizaba las energas de numerosos organismos, comprendidas las del Politbur mismo, que segua de cerca todas las etapas del campo e intervena en ellas sin cesar. Para gran parte del campesinado, los zagotovki se conviertieron en un smbolo de arbitrariedad e injusticia, y emplearon en contra de esta exaccin todos los medios posibles de resistencia pasiva e incluso el sabotaje. El Estado reaccion imaginando contramedidas para desbaratar todos los subterfugios y obstruir todas las vlvulas de escape que podan tomar los campesinos, por no hablar de los castigos ms rudos que no dudaba en emplear cada vez que le pareca necesario. Las campaas de colectas comenzaban casi al mismo tiempo que las cosechas y se prolongaban hasta una fecha avanzada de primavera del ao siguiente. El primer plan quinquenal, con sus ambiciosos objetivos y sus insaciables demandas de recursos siempre mayores para las inversiones, acababa de ser lanzado y deba dar lugar a un inmenso esfuerzo nacional a una escala sin precedentes. Si no se controlaban y vigilaban correctamante las campaas, se corra el riesgo de hacer fracasar toda la empresa: esa fue la conclusin que, evidentemente, sacaron un determinado nmero de altos responsables, de las "crisis de cereales" y de las dificultades constantes que les haban seguido. La campaa del ao 1929-30 merece llamar nuestra atencin en la medida en que vio aparecer muchos de los trazos del cuadro que deba tomar una forma definitiva a finales del ao 1933. Pero ya estaba prefigurada por la experiencia de comienzos de 1928. Los organismos que hasta entonces se hacan competencia se unificaron, considerablemente simplificados y organizados en un poderoso aparato dirigido desde el centro por cuerpos especialmente designados. Son los secretarios del partido a escala administrativa los que fueron encargados de organizar la campaa, de lanzarla y supervisarla. El aparato tcnico encargado de efectuar concretamente el trabajo de colecta lo proporcionaba la cooperacin agrcola, el Hlebocentr y sus ramas locales, pero los cereales deban ser entregados a un organismo estatal, el Sojuzhleb, creado en 1928 bajo los auspicios del comisariado del Comercio exterior e interior (situado a partir de 1931 bajo la autoridad del comisariado de los Aprovisionamientos, desde entonces separado del comisariado del Comercio exterior). El Sojuzhleb, por intermedio de sus agencias locales, deba tambin recolectar directamente los cereales de los sovjoses y percibir el impuesto sobre el molido del grano. La planificacin central de la campaa fue confiada a Mikoyan, jefe del comisariado, en coordinacin con otros organismos, especialmente con el comisariado de la Agricultura (dirigido por Yakovlev). Las numerosas organizaciones -tanto a escala del centro o de las repblicas como a nivel local- se redujeron a un pequeo nmero para asegurar la unidad de la poltica, pero tambin de la direccin y de todo el control de la campaa. El carril principal lo deba proporcionar la kontraktatsiya que, como sabemos, en principio era un contrato bilateral libremente consentido, y que obligaba a ambas partes: Estado y campesino. El Estado se encargaba de proporcionar adelantos, suministrar medios de produccin y ayuda agronmica. El campesino aceptaba entregar una cantidad mnima, bastante mal definida, de cereales y consegua primas especiales por sus ventas si sobrepasaban el mnimo fijado. Este mecanismo sufri, antes incluso de haber sido seriamente puesto a prueba, una mutilacin esencial. A fines de 1929 la firma de los contratos se hizo obligatoria, y los precios pagados a los productores -tambin obligatorios- desde entonces padecieron un serio desajuste
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respecto a los precios del mercado. An ms, las autoridades comenzaron a sustraerse a sus obligaciones contractuales. Los koljoses se enteraron entonces, por un decreto especial que se les comunic en abril de 1930, que iban a tener que entregar entre un cuarto y un tercio de su cosecha en las regiones productoras de cereales, y un octavo en las otras. Para los campesinos acomodados y para los kulaks se puso en marcha un procedimiento particular: no se les autoriz en absoluto a pasar por los contratos, pero vieron cmo les imponan cuotas independientemente de la superficie sembrada y de su produccin. El ya controvertido problema de las categoras campesinas (kulaks, campesinos acomodados832, medios, pobres) va a rendir cuentas ahora: muchos campesinos, incluidos los medios, fueron desprovistos a lo largo de esta campaa -como a lo largo de las dos precedentes- de todas las reservas de cereales que haban podido acumular en los aos pasados. De hecho, en el invierno de 1929-1930, la zagotovki se iba a convertir en la primera gran campaa de deskulakizacin. El gobierno pareci recompensado y satisfecho del resultado de esta primera campaa general. Hacia finales del ao 1929, antes que en cualquier otra campaa, el plan fue cumplido habindose recolectado una cantidad sin precedente: 16 millones de toneladas. Pero en la misma poca hizo falta racionar el consumo de pan en las ciudades, y en 1930 el racionamiento se extendi a todos los productos alimenticios. El gobierno apenas haba comenzado a almacenar reservas, pero le hacan falta cantidades mucho ms importantes que antes para abastecer a las ciudades en plena expansin. Mientras delineamos la perspectiva general, podemos comprobar, descendiendo a una zona geogrfica concreta de la URSS, el cumplimiento de la estructura bsica establecida por los historiadores y toda la riqueza de matices diferenciadores. El bloque documental privilegiado del que disponemos es el de los archivos de Smolensko, como ya destacamos en la introduccin de la tesis. En el alba de la colectivizacin, la provincia de Smolensko era esencialmente agrcola: ms del 90% de su poblacin era rural. Menos del 1% del territorio estaba colectivizado, y el sector privado aseguraba el 98,7% de la produccin agrcola global. Sobre un total de 393.523 explotaciones agrcolas censadas en 1927, el 5% estaban clasificadas como pertenecientes a los kulaks, 70% a campesinos medios, y el 25% a campesinos pobres. En tiempos de los zares, la regin de Smolensk haba sido uno de los centros principales de cultivo de lino y de camo. Pero tras la Revolucin, esta produccin disminuy en gran medida; la presin de la poblacin y las necesidades alimentarias desarrollaron los cultivos de patatas, cereales y otros productos de consumo, as como la ganadera. Durante la NEP, la produccin alimenticia aument notablemente pero ms lentamente que la poblacin, de modo que los productos puestos en el mercado fueron, relativamente, menos abundantes. "La dcision des autorits sovitiques de renoncer la NEP et d'appliquer une politique de collectivisation agricole et d'industrialisation rapide eut des effets immdiats dans la rgion de Smolensk comme ailleurs. Les premires victimes de la nouvelle politique furent, dans les campagnes, les kulaks qui contrlaient une large part de la production excdentaire, indispensable
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Zazitocnye.
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pour assurer le ravitaillement des nouveaux centres industriels, et dont on pouvait attendre une trs vive rsistance la collectivisation"833. Sabemos las medidas tomadas para este primer asalto a la estructura campesina existente: aumento masivo de los impuestos para extraer los excedentes a los kulaks al mismo tiempo que a los campesinos pobres se les dejaba exentos de todos los impuestos agrcolas, junto a un acrecentamiento de las ayudas; aumento de los salarios de los obreros agrcolas que trabajaban por cuenta de los kulaks. El sentido de estas medidas no hay que explicarlo. Qu datos ofrece Smolensko ante esta situacin? Lo que aparece es una resistencia que va desde el intento de soborno para conseguir reducciones de impuestos hasta los actos de violencia directa. Fainsod reproduce extractos de los informes enviados por los funcionarios delegados para la ejecucin de las medidas especiales834. Sobre la decisin de deskulakizar, los archivos de Smolensko ofrecen una documentacin particularmente abundante en su ejecucin tal y como se desarrolla en el okrug835 de Velikyie Luki, uno de los okrug de Smolensko. El 28 de enero el Comit del partido aprueba la propuesta de deportacin de los kulaks y confiscacin de sus bienes. El 30 de enero se toman una serie de decisiones : completar el aparato de la OGPU, aumentar su capacidad financiera, trasladar contingentes de la milicia a la campaa de deskulakizacin, dotar de armamento a los agentes que participasen en la misma, posponer la aplicacin de una directiva procedente del okrug de recuperar las campanas de las iglesias y de cerrarlas para no aumentar la resistencia. Las operaciones deban de estar terminadas el 1 de marzo. Un mes. El 6 de febrero las troikas del okrug y del raion son designadas para dirigir las operaciones. "Le 12 fvrier, une circulaire ultra-secrte fut adresse toutes les trokas de raion, afin de leur communiquer des instructions prcises sur la conduite des oprations [...] La circulaire invitait les trokas rpartir toutes les exploitations des kulaks en trois catgories, suivant la gravit du danger qu'ils prsentaient pour les autorits sovitiques et la rigueur du chtiment auquel ils s'exposaient"836. Los de la primera categora (culpables de actividades contarrevolucionarias) deban ser detenidos por la OGPU; a la segunda categora le esperaba la deportacin837 y los de la tercera no seran deportados
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FAINSOD, op. cit. p. 267. Son muy variados. Desde la resistencia que ofrecen las poblaciones negando que hubiese kulaks entre ellos, hasta las quejas por la incompetencia de las organizaciones de base del partido o el rechazo de muchos militantes a participar en la campaa de colecta (id, cit. pp. 269-271). Los documentos individualizan a los funcionarios. As, un tal Litenbrand, disputando con los rganos de base que pretendan dejar alguna cantidad de grano y semillas de reserva a los kulaks, argumentaba entre otras cosas que "dans la lutte de classe, la philanthropie est un flau". En cuanto a los actos de violencia, por ejemplo, en octubre de 1929, de un total de 122 individuos arrestados inculpados de terrorismo el 55% eran kulaks y campesinos acomodados y 45% campesinos pobres y medios. No es el momento de desentraar las relaciones complejas en las aldeas, pero Fainsod dice: "La solidarit des villageois constitutait un autre obstacle redoutable au succs de la collecte des crales". Las denominaciones de las entidades territoriales sufren cambios desde 1918 hasta 1977. Cfr. COLAS, D. Textes Constitutionnels sovitiques, PUF, Pars, 1987. (Glosario normas jurdicas y entidades territoriales). FAINSOD, op. cit, p. 272. "Les dtails les plus prcis relatifs aux dportations sont fournis, dans les Archives de Smolensk, par les rapports de l'OGPU pur le mois de mars 1931; ils concernent la rgion de Roslav. Dans la circonscription rurale de Roslav, les prparatifs de la dportation commencrent le 15 fvrier 1931", (FAINSOD, op. cit. p. 227-278). Por un documento secreto de la OGPU de 27 de marzo, podemos conocer la actitud de la poblacin ante las deportaciones: "A cette date, 437 familles (2.202 personnes) furent rassembles dans les centres de regroupement de la ville, en prvision de leur dportation. L'O.G.P.U. proclamait que les ouvriers taient essentiellement favorables aux mesures prises par le gouvernement contre les kulaks. Le rapport citait les propos tenus par certains d'entre eux: Si on les dporte, c'est qu'il est probablement
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sino transferidos fuera de las zonas de colectivizacin. Pero la circular detallaba otras medidas que afectaban a los bienes confiscados, a las libretas de ahorro y contena advertencias sobre las "desviaciones de derecha", incluso "le Parti et les organisations syndicales taient invits purger les usines des individus d'origine kulak"838. El bandidismo hace su aparicin y el clima de violencia se exaspera. Los arrestos aumentan. Los informes de la OGPU sealan que campesinos pobres, antiguos obreros agrcolas antes de la revolucin que posean una vaca o un caballo, tambin haban sido deskulakizados. "Le 28 fvrier, la troka de l'okrug rendit compte Rumyantsev des progrs de la dkulakisation. D'aprs une statistique provisoire, 3.511 propits kulaks taient en voie de liquidation, 947 appartenaient la catgorie I, 1.307 la catgorie II et 1.297 la catgorie III839. Y entonces aparece un dato importante en los archivos: "C'est alors que les responsables du Parti dcidrent de mettre un terme aux excs qu'ils avaient eux-mmes suscits. Le 20 fvrier 1930, Rumyantsev adressa une circulaire tous les secrtaires du Parti dans les okrugs. Il attirait leur attention sur le fait que malgr les instructions compltes et prcises de l'obkom, la politique de dkulakisation continuait d'tre marque par de nombreuses dviations"840. Es decir, antes de que Stalin detenga la marcha de la colectivizacin. Teniendo en cuenta los cuadros ms arriba citados, cmo haba avanzado la colectivizacin en Smolensko? Si miramos la etapa previa del final de la NEP, "Le 1er octobre 1928 le taux de collectivisation ne dpassait pas 0,8%. Au 1er octobre 1929, il avait augment seulement de 2,5%. Par la suite, en concordance avec les mesures prises para l'organisation centrale pour liquider les kulaks et pour intensifier la cration del kolkhozes, le rythme de la collectivisation s'accrut rapidement. Le 1er mars 1930, la Rgion Ouest constatait que 38,8% des foyers d'ouvriers agricoles et de paysans pauvres ou d'aisance moyenne taient collectiviss"841. Una primera calamidad acechaba tras esta primera etapa de colectivizacin y no tard en abatirse sobre el pas -resultado perfectamente previsible de la poltica seguida por el gobierno durante el invierno y la primavera de 1930: los campesinos que se vean, contra su voluntad, privados de sus caballos y de sus vacas reunidos en manadas en lo recintos colectivizados, prefirieron matar su ganado para venderlo o comerlo antes de cederlo a los koljoses. El golpe que este fenmeno propin a la economa nacional fue -segn estimaciones de algunos autores- peor
ncessaire de le faire. (Les bolcheviks) savent bien qui ils prennent; ce n'est pas nous qu'ils prendront. D'autres ouvriers (que le rapport dsigne, dans une note, comme tels) "adoptent une attitude ngative. Ils parlent du bon vieux temps. Tout cela ne serait pas arriv si Lnine vivait encore. En ce temps-l, on n'entendait jamais parler des choses pareilles; les gens avaient assez manger... Mais prsent... prsent il est impossible de comprendre ce qui se passe. L'un des ouvriers, le regard fix sur un portrait de Lnine, dclara: Si Lnine tait vivant, il aurait t partisan du libre commerce, et nous aurait favoriss; c'est aprs seulement qu'il aurait amorc la collectivisation, - non par force, mais para la persuasion et avec le consentement de tous" (en id. pp. 278-280).
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Op. cit. p. 273. Op. cit. p. 275. Rumiantsev era el secretario del partido de Smolensko y terminar siendo liquidado en la purga de 1937. Pero aqu aparece otro hecho fundamental: se producen contradicciones dentro del Partido. Es, en realidad, desde el comienzo de la colectivizacin, cuando Stalin sabe que tiene amplia resistencia dentro del mismo. El ataque al Partido comienza desde el principio de la colectivizacin. La figura de Rumiantsev aparece en un estudio general sobre el devenir burocrtico, que puede ser de utilidad, en JACOBY, Henry. La burocratizacin del mundo, Ed. Siglo XXI, Mxico, 1972. Como contraste, no vamos a dejar en el tintero, LEGENDRE, Pierre. El amor del censor, Ed. Anagrama, Barcelona, 1979. op. cit. p. 277. FAINSOD, op. cit. p. 281.
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todava que los daos infligidos once aos ms tarde a la ganadera sovitica por la invasin alemana. Elleinstein resume brevemente en unas cifras la magnitud de la catstrofe842:
CUADRO XXXI. Ganadera (por millones de cabezas) 1929 Bovinos Caballos Ovinos Porcino 67.1 30.7 146.9 20.3 1933 38.6 16.6 50.6 12.6
Las autoridades intentaron febrilmente detener los estragos suspendiendo temporalmente la campaa de colectivizacin a finales de la primavera y autorizando a los campesinos a abandonar los koljoses. Los que sobrevivieron fueron autorizados a que sus componentes conservaran una vaca familiar y una parcela privada. Dos medidas que los dirigentes haban rechazado hasta aqu. Pero se adopt otra: las colectas de produccin animal, que haban sido operaciones comerciales, se convirtieron en obligatorias sobre el modelo de los cereales. Los discursos de Stalin sealan cada uno de los pasos dados y el retroceso de marzo de 1930. El 7 de noviembre de 1929 aparece en la Pravda en el XII aniversario de Octubre, El ao del gran viraje. En este escrito emergen toda una serie de cuestiones que podemos resumir en cuatro principales: los primeros buenos resultados del plan quinquenal aprobado en abril indican que se puede acelerar el ritmo; en segundo lugar, en la fase de reestructuracin tcnica de la industria, la fortaleza a tomar es acometer el problema de los cuadros, es decir, el problema de la "capacidad cultural"843; en tercer lugar, en la agricultura se ha producido un despegue del movimiento koljosiano: "Qu hay de nuevo en el actual movimiento koljosiano? Lo nuevo y decisivo del actual movimiento koljosiano es que ahora los campesinos no ingresan en los koljoses por grupos sueltos, como ocurra antes, sino por aldeas enteras, por subdistritos, por distritos y hasta por comarcas. Qu significa esto? Significa que el campesino medio ha empezado a acudir a los koljoses. Tal es la base de ese viraje radical en el desarrollo de la agricultura y que constituye la realizacin ms importante del Poder Sovitico durante el ao que acaba de transcurrir"844; en cuarto lugar, es de resear cmo Stalin se refiere a la derecha y a
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Op. cit. p. 78. Su cuadro encaja perfectamente en nuestra periodizacin. Para otras cifras cfr. Esta es la lectura reduccionista de Stalin de la revolucin cultural necesitada y propulsada por el "ltimo" Lenin. Op. cit. p. 446. Segn Stalin el xito sin precedentes en la organizacin de los koljoses: "lo explica, finalmente, el que fueran los obreros avanzados de nuestro pas quienes tomaran el asunto en sus manos. Me refiero a las brigadas obreras, que se lanzaron a decenas y a centenares por las zonas ms importantes de nuestro pas. Hay que reconocer que, de todos los propagandistas habidos y por haber del movimiento koljosiano entre las masas campesinas, los mejores son los propagandistas obreros. No tiene, pues, nada de extrao que los obreros consiguiesen convencer a los campesinos de las ventajas de la gran hacienda colectiva sobre la pequea hacienda individual, tanto ms que los koljoses y sovjoses ya existentes son un ejemplo palmario de esas ventajas" (id. p. 443).
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la izquierda: los charlatanes de izquierda, los atolondrados de derecha845. El 27 de diciembre de 1929, en la conferencia de especialistas agrarios marxistas, pronuncia el discurso En torno a las cuestiones de la poltica agraria de la URSS. Todava tiene que seguir atacando las ideas de Bujarin, sobre todo (pero tambin de Chayanov y otros), sobre la teora del "equilibrio", la "espontaneidad" de la edificacin socialista y la "estabilidad" de la hacienda campesina, para dar paso al doble anuncio de que a) si el movimiento koljosiano sigue avanzando al ritmo conseguido las "tijeras" sern suprimidas prximamente, y b) el nivel del trabajo realizado por el partido durante el ltimo ao significa que "hemos pasado de la poltica de restriccin de las tendencias explotadoras de los kulaks a la poltica de liquidacin de los kulaks como clase"846. Stalin volvi a utilizar la estadstica de Nemchnov. Menos de un mes despus, el 21 de enero de 1930, escoge las pginas del diario poltico militar Krasnaia Zviezd para avisar que en absoluto iba en broma la poltica de liquidacin de los kulaks: "Para desplazar a los kulaks como clase, no basta con la poltica de limitaciones y de desplazamiento de algunos de sus grupos. Para desplazar a los kulaks como clase hay que aplastar en franca lucha la resistencia de esta clase y privarla de las fuentes econmicas de su existencia y desarrollo (libre disfrute de la tierra, instrumentos de produccin, arrendamientos, derecho a emplear trabajo asalariado etc.)"; y "esto lo han comprendido bien nuestros campesinos pobres y medios, que fulminan a los kulaks y llevan a cabo la colectivizacin total. Pero ciertos camaradas nuestros no lo comprenden an, al parecer"847. Y el 2 de marzo en Pravda, el parn: en Los xitos se nos suben a la cabeza, "es una realidad que el 20 de febrero de este ao se haba colectivizado ya el 50% de las haciendas campesinas de la U.R.S.S. Esto quiere decir que el 20 de febrero de 1930 habamos rebasado en ms del doble el plan quinquenal de colectivizacin"848. Dos son los
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Apenas han pasado seis meses desde el pleno de abril y ya cree poderle echar en cara lo siguiente a Bujarin: "Se han derrumbado y hecho aicos las afirmaciones de los oportunistas de derecha (grupo de Bujarin) en el sentido de que: a) los campesinos no entraran en los koljoses; b) el ritmo acelerado de desarrollo de los koljoses slo poda provocar el descontento de las masas y la desunin entre los campesinos y la clase obrera; c) el "camino real" del desarrollo socialista en el campo no eran los koljoses, sino la cooperacin; d) el desarrollo de los koljoses y la ofensiva contra los elementos capitalistas del campo poda dejar al pas sin pan. Todo esto se ha hundido y hecho aicos como vieja hojarasca liberal-burguesa" (id. pp. 444-445). Op. cit. p. 475. El ataque va ms all de Bujarin y de los problemas agrarios porque afecta a los economistas del Gosplan de la lnea Groman-Bazrov y, por consiguiente, a los mtodos de planificacin. (Cfr. DOBB, M. op. cit. parte tercera de su obra, y en concreto p. 353). Nos intriga saber por qu tambin cay en desgracia un economista como Feldman pese a que fue quien justific tericamente la prioridad de la inversin de la industria pesada (ver lo dicho ms arriba sobre las leyes objetivas del socialismo) derivando los "esquemas de reproduccin" de Marx. Op. cit. p. 485-486. Op. cit. p. 487. Como afect la detencin del proceso en Smolensko? "Caractristique fut la rvision d'une liste de 121 proprits dkulakises par l'okrug de Velikyi Luki dans le raion de Siebezhsky: les dcisions de la troka de raion furent casses dans 44 cas; 8 autres affaires furent transmises l'O.G.P.U pour supplment d'enqute. L'O.G.P.U. s'adapta rapidement la nouvelle ligne politique et suivit l'exemple des trokas d'okrug en annulant des dcisions prises par les raions. Les trokas de raions furent invites procder la restitution de leurs biens ceux des paysans qui avaient t "injustement" dkulakiss. Comme d'autres tentatives faites posteriori pour rtablir la justice, les instructions de l'obkom s'avrrent plus faciles promulguer qu' excuter", FAINSOD, op. cit. p. 275. Cuando transcurrieron quince dias de la detencin de la colectivizacin forzosa Smolensko nos da las siguientes cifras:
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nuevos ingredientes a destacar. Por un lado, el parn en la embestida colectivizadora; por otro, el artel849 como forma apropiada o eslabn fundamental del movimiento koljosiano850. El 3 de abril, de nuevo en Pravda, completa las razones de la retirada pero deja claro que la calma durar poco tiempo. Se trata de Respuesta a los camaradas koljosianos (que tambin podra titularse Diez respuestas a diez preguntas). Resumiendo, podemos concluir que Stalin achaca los errores cometidos en la cuestin campesina a la actitud equivocada ante el campesinado medio (1), al embriagamiento por los xitos obtenidos en la colectivizacin y no tener en
Roslav9,3 Sukhinichy4,6 Bryansk14,3 Klintsy10 Es decir el el tanto por ciento colectivizado no llegaba al 11% como media. Insistimos en la obra de Fainsod y sobre todo en los archivos de Smolensko an hoy da. Pensemos que un especialista como Werth (op. cit.) construye su captulo IX, dedicado al koljs, con 83 notas de las que 51 pertenecen a los archivos y a Fainsod.
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Volvamos a repetir: tras la Revolucin de Octubre, y principalmente durante el "comunismo de guerra", la prctica campesina crea tres tipos fundamentales de produccin colectiva. Se distinguen por una socializacin ms o menos avanzada del trabajo y de los medios de produccin. Por orden creciente de socializacin se distinguen -en la terminologa rusa- las tres formas siguientes: a) El toz, abreviacin de la expresin rusa que significa "asociacin para el cultivo en comn". Esta forma de koljos slo pone en comn el trabajo necesario para el cultivo (de hecho, generalmente, para los cultivos principales), as como las tierras y el equipo tcnico pesado necesario para las mismas. Una buena parte de las tierras y de los aperos, as como algunos animales y edificios, quedan en explotacin privada (que, por tanto, no desaparece completamente). En general, la distribucin del producto del trabajo comn se hace teniendo en cuenta, principalmente, el tiempo de trabajo efectivamente empleado por cada uno. b) El artel, con un grado de socializacin ms elevado. Slo subsisten en explotacin individual algunas parcelas y un poco de ganadera. El resto es colectivizado. La distribucin de la produccin comn se hace exclusivamente sobre la base del trabajo empleado por cada uno. c) La comuna, con una socializacin prcticamente completa de todos los medios de produccin. La distribucin de la produccin tiene en cuenta no slo la aportacin en trabajo de cada uno, sino tambin el nmero y edad de los miembros de las diferentes familias campesinas. (Cfr. igualmente nota XXXX cap. XXXX) BULLOCK, A. da la siguiente versin de cmo se gest este escrito de Stalin: "Algunos miembros del Politbur, entre los que se encontraban Ordzhonikidze y Kalinin, se percataron de las condiciones imperantes en el campo durante ciertas visitas que realizaron en febrero, y el da 24 de ese mismo mes se celebr una reunin especial del Comit Central para discutir la situacin. Se lleg a la conclusin de que era necesario hacer una declaracin pblica, y el Politbur encarg a Stalin la tarea de redactarla. Se haba dado por sentado que ste la sometera a la consideracin de los otros miembros del Politbur antes de su publicacin. Pero Stalin tena otras ideas sobre el particular y public un artculo que les cogi completamente por sorpresa. El 2 de marzo, cinco meses despus de que hubiese publicado El ao del Gran Salto Adelante, el Pravda sacaba otro artculo firmado, con el encabezamiento de Aturdido por el xito, en el que el hombre que haba sido el primero en concebir toda aquella operacin y que luego haba sido su principal fuerza impulsora, amonestaba benvolamente a los activistas del partido por haberse dejado intoxicar por la creencia de que todo nos est permitido [...] El artculo de Stalin tuvo el mismo efecto que una bomba. Miles de funcionarios y activistas del partido, que haban hecho de tripas corazn y se haban matado a trabajar hasta el lmite de sus fuerzas para ejecutar aquello que crean ser las rdenes de su secretario general, haban sido cogidos por sorpresa y se enteraban en ese momento, desconcertados, de que eran ellos y no Stalin quienes no mantenan contacto con las masas. En medio de una gran publicidad, fueron tomadas medidas para castigar a aquellos funcionarios locales que haban violado la legalidad revolucionaria en el campo; unos cuantos de los que haban impartido las rdenes fueron puestos en manos de la justicia. Incluso sus propios enemigos no dejaron de impresionarse por la habilidad de Stalin al desviar las crticas, convirtindose en el portavoz de las mismas y retomando la iniciativa, mientras continuaba asegurando que la colectivizacin haba sido un gran xito" (op.cit., pp. 453-454). En general hay coincidencia sobre los acontecimientos y el choque a que se vieron sometidas las organizaciones del partido, estatales, komsomoles, etc. (Por ejemplo, DEUTSCHER, I. Stalin, op. cit. pp. 297 y ss). Y hay que tener en cuenta los diversos testimonios de los que vivieron los hechos: es el caso del propio Deutscher, Serge, Ciliga, Kopelev, etc.
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cuenta la variedad de condiciones de las diferentes zonas de la URSS (2). Por otra parte, sigue insistiendo en que el peligro fundamental sigue viniendo por la derecha851(5). Stalin estima que el abandono de los koljoses se estabilizar en un 40% teniendo en cuenta que se haba calculado en un 60% las haciendas colectivizadas852. Y finalmente, Stalin insiste en que la poltica de liquidacin del kulak proseguir aunque no se pueda liquidar de una vez (9). Al mismo tiempo aade que no hay que disolver las comunas y, algo que puede pasar desapercibido: que los campesinos hacen mal salindose de los koljoses porque eso es ir en contra de sus intereses ya que es la nica forma de salvar al campesino de su miseria. Tal vez se pueda decir que las condiciones favorables que, pese a la violencia ejercida, propiciaron la mejor cosecha desde 1913 (incluso superndola en algunas estimaciones), prepararon otro asalto ms que provocar la calamidad ms terrible. En efecto, la colecta da un resultado muy superior al del ao anterior: 22 millones de toneladas frente a 16. Sin embargo, la situacin para el campesinado se agrav como vamos a observar por el siguiente cuadro853:
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Esto no debera pasar sin un mnimo comentario. Stalin se sita siempre en el "centro", real o ficticio. Qu poda ser en las condiciones de la colectivizacin de 1930 la izquierda? Las cifras que acabamos de ver en Nove indican que Stalin se mueve un 5% por encima. Si volvemos a mirar el cuadro aludido se ver que aunque el artculo de Stalin es del 2 de marzo, todava como mnimo el 10 de abril sigue la inercia de la colectivizacin. Sobre los datos de junio podramos decir que podran haber sido los convenientes mximos de una colectivizacin que no hubiese producido la ruptura de la smychka. Al estudiar el conjunto del progreso de la colectivizacin a travs de las estadsticas, no puedo dejar de pensar (como hiptesis) que en estas cifras se intuye lo que hubiese sido un proceso dirigido por Trotski, tal y como aludamos al comienzo del captulo (folio 4 supra). LEWIN, M. La formation..., op. cit. p. 241. Completmoslo con Nove: 1929 16,1 1930 22,1 1931 22,8 1932 18,5 1933 22,6
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Exportaciones de cereales (Millones de toneladas) 1927-28 0,029 1929 0,18 1930 4,76 1931 5,06 1932 1,73 1933 1,69
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CUADRO XXXII. Recolecciones de cereales y Colectas del Estado, 1928-1934 Ao Colectas de cereales Parte de las colectas Parte de las colectas (en millones de ton.) en % de las en % de las recolecciones recolecciones de los koljoses 1928 1929 1930 1931 1932 1933 1934 73.310.7 71.716.8 77.122.1 69.422.8 69.819.0 68.423.6 67.626.9 14.7 22.4 26.5 32.9 26.9 34.1 38.1 55.7 27.5 37.8 27.8 35.5 35.3
En estas condiciones el campesinado reaccion repitiendo las acciones de la campaa anterior slo que ampliadas. Cuando se puso en marcha la siguiente campaa volvi a aumentarse la presin. En primer lugar, la campaa girara sobre un plan preciso de entrega establecido con antelacin y transmitido a cada pueblo mucho antes de la cosecha; y, en segundo lugar, revestira un carcter de urgencia. Todo el partido sera movilizado para esta tarea que sera su actividad central durante la estacin de las zagotovki. Aqullos que abandonaron las cooperativas se encontraron con todo tipo de dificultades para abrirse camino. La distribucin de tierras y semillas se vea retrasada. Y una vez que se efectuaba, reciban las peores tierras, en lugares cenagosos, en terrenos poblados de maleza, eriales situados a muchos kilmetros de sus casas. Perdan sus huertos de verduras y no podan recobrar ni sus aperos de labranza, ni sus caballos ni sus vacas. Cuando llegaba la cosecha, tenan que entregar elevadas cuotas en cereales y les imponan severas multas si no las cumplan. Aqullos que causaban problemas sufrieron la misma suerte de los kulaks en una segunda oleada de detenciones y deportaciones854. Las autoridades decretaron la movilizacin especial de los obreros y de los cuadros del partido para enviarlos al campo; impusieron a los campesinos recalcitrantes un torrente de multas, elevando las entregas, los impuestos, los contigentes de acopio como medidas punitivas; organizaron batidas a gran escala para encontrar los cereales disimulados y, para coronar la operacin, procedieron a arrestos en masa llevando a cabo numerosas persecuciones contra los defraudadores. As, los zagotovki de la campaa 1930-31 se hicieron cada vez ms violentas y, como el ao precedente, dieron lugar a una nueva ola de deportaciones as como a una renovacin de
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las presiones -temporalmente calmadas desde la primavera de 1930- para sacar provecho de los campesinos que se unan a los koljoses. Hasta finales de 1930, la "presin" ejercida sobre los campesinos aument slo dbilmente; as, el 1 de enero de 1931, el porcentaje de hogares colectivizados era solamente del 27,5%. La lentitud de este crecimiento estaba en contradiccin con los "objetivos" del poder. ste decidi entonces acelerar las cosas. Desde los primeros meses de 1931 se ejerci una "presin" renovada: el procentaje de hogares "colectivizados" ascendi brutalmente. A 1 de julio de 1931 alcanz los 57,1%. En Smolensko "malgr ces difficults, une relance de la collectivisation se produisit au printemps de 1931, en corrlation avec le tlgramme de Staline, dat du 15 fvrier 1931, qui ordonnait l'application de toute urgence des dcisions du Seizime Congrs du Parti relatives l'intensification du mouvement en faveur des kolkhozes. Le 21 avril 1931, 64,8% des foyers paysans du raion de Roslav avaient t collectiviss"855. Segn diversos autores la consecuencia ms desorganizadora de la colectivizacin fue el hambre. "L'anne 1932 fut des plus sombres pour l'agriculture sovitique, et la Rgion de Smolensk eut plus que sa part de difficults. L'incapacit de la Rgion Ouest excuter le programme de livraisons tabli pour la rcolte de 1931 eut des consquences rigoureuses. Au printemps 1932, les autorits rgionales furent avises que Moscou dduisait toutes les quantits non livres du volume de crales disponible pour la consommation de la Rgion; de plus, les attributions en provenance des rserves nationales seraient finalemente rduites, au cours du second trimestre de 1932"856. Las medidas tomadas respecto a los koljoses hacen que: "La situation alimentaire continua de se dtriorer au cours de l'anne 1932, et le mouvement en faveur del kolkhozes se trouva proche du point mort. Le 5 juillet 1932, dans une circulaire ultra-secrte, adresse tous les raikoms, Rumyantsev communiqua les directives applicables dans les cas o les kolkhozes cessaient leurs activits et o les biens qui leur taient dvolus taient illgalement rcuprs par les adhrents"857. A mediados de 1932 la situacin de aprovisionamiento como indican los archivos es desesperada. Pero: "Les Archives ne rapportent pas de cas mortels attribuables la famine de 1932"858. La cosecha de 1933 parece significar un giro que hace progresar la colectivizacin. Las cifras reproducidas por Fainsod son elocuentes. Segn Deutscher, sin embargo, hubo que hacer concesiones al individualismo de los campesinos: "El koljs hubo de ser una cooperativa (artel) no una comuna. Sus miembros compartan las ganancias de la granja. Se les permita poseer privadamente pequeas parcelas, aves de corral y algn ganado. Con el transcurso del tiempo se cre una nueva diferenciacin social: hubo koljoses "ricos" y koljoses pobres, y miembros "ricos" y pobres en cada koljs. Las autoridades favorecieron a los "koljoses prsperos. Stalin orden la disolucin de la mayora de las granjas de propiedad estatal (sovjoses) y les regal a las granjas colectivas ms de cuarenta millones de acres de las tierras de aquellas. As se cre un nuevo, aunque no muy firme, equilibrio entre los intereses privados y los colectivos, que le
FAINSOD, op. cit. p. 290. FAINSOD, op. cit. p. 291. op. cit. p. 290. op. cit. pp. 292-293.
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permiti al gobierno colectivizar ms lentamente que al principio casi todas las propiedades sin provocar una resistencia enconada"859.
Uno de los aspectos que ms ha centrado la atencin y el estudio, incluso afinando sobre el detalle, ha sido la prctica de la planificacin sovitica. La bibliografa es amplia y la sofisticacin analtica escapa muchas veces al historiador no especializado en economa o en matemticas, o en ambas a la vez. La interrelacin de los aspectos de la elaboracin de un plan econmico obliga a manejar una enorme cantidad de variables. Y es aqu donde podemos empezar a detectar la aparicin de un enjambre de problemas y paradojas. Una manera muy brillante de resumirlas metafricamente es una apreciacin de Kalecki: "la cosa ms estpida que uno puede hacer es no calcular; la segunda cosa ms estpida que uno puede hacer es seguir a ciegas los resultados de sus propios clculos". Hay otra gran paradoja, una supernova: mantener que en la URSS no hubo planificacin. El terico ms conocido de esta idea es Zaleski860. El conjunto de elementos que se avista al encarar la planificacin, abarca no slo los proyectos, la metodologa, las tcnicas, la tasa de crecimiento, las inversiones, financiacin, la informacin estadstica sobre demografa o recursos, consumo, precios y salarios, etc, sino su influencia sobre la estructura social, sea para implantar el socialismo o para salir del "subdesarrollo", desde los sindicatos al medio ambiente o a la publicacin de obras de teatro. Sobre todos estos aspectos existe una literatura abundante en la que no vamos a profundizar861, porque nuestro limitado objeto en esta investigacin se concentra en comprender la
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DEUTSCHER, I. Stalin, op. cit. p. 309. Cfr. NOVE, A. La economa del socialismo factible, Ed. Siglo XXI, Madrid, 1987, pp. 121 y ss. Tan slo researemos por su utilidad un captulo de BETTELHEIM, Ch. Planificacin y crecimiento acelerado, Ed. FCE, Mxico, 1974, (2 reimpresin). Me refiero al captulo V Esquema de un modelo de razonamiento para la elaboracin de un plan quinquenal. Se trata de una elaboracin de 1954 con cifras hipotticas para ilustrar el razonamiento en la poca en que Bettelheim trabajaba para el Indian
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lgica de los hechos que haban conducido a que el esfuerzo terico planificador se concretase: en a) una continua presentacin de un paralelogramo de planes862 en cada una de las etapas de su evolucin desde el primerizo Plan de Electrificacin del Goelro; b) que el Plan que se aprobase en abril de 1929 fuese precisamente la versin ptima del Gosplan, y c) que fuese corregido siempre al alza nada ms implementarse863. Por tanto, tendremos presente el cuadro final del captulo IV.4. La teora del desarrollo econmico est ntimamente ligada a la visin poltica. Ni siquiera las abstracciones matemticas escaparn a la lgica de la planificacin que se impone. Lo mismo que ocurrir en el arte o en la biologa, baste pensar en el caso Lysenko864. El debate industrializador y su resultante dejan en fuera de juego, a nuestro entender, las explicaciones sobre la inevitabilidad o necesidad del proceso revolucionario sovitico. Como es sabido, Rostow y Gershenkron se situan entre los que no creen que la Revolucin fuera, desde un punto de vista econmico, inevitable y necesaria. Gerschenkron mantiene tambin que Rusia hasta 1913 se estaba desarrollando a un ritmo aceptable, y que la guerra y la revolucin lo nico que hicieron fue introducir un intervalo de estancamiento y retroceso de diez aos, al cabo del cual se reanud el crecimiento mediante la aplicacin de una poltica econmica sustancialmente igual a la del conde de Witte. Luego la Revolucin no era necesaria. En esencia, la teora de Gerschenkron es que cuanto ms tarde se incorpora un pas a la carrera del desarrollo, ms necesario le es encontrar un mecanismo de formacin de ahorro y de financiacin de la inversin que proporcione un impulso ms rpido a la economa. En Inglaterra, este mecanismo haba sido la autofinanciacin de la empresa industrial a travs de una relacin de intercambio que le era netamente favorable. En el Continente, el mismo papel lo haba representado la expansin de la Banca creando ahorro forzoso a travs de la expansin de los depsitos y asumiendo, en gran parte a travs de su poltica de crdito, el control de las decisiones de inversin. En la Rusia de Witte -y luego en la de Stalin-, el Estado se haba encargado de forzar el ahorro agrcola y de canalizarlo directa o indirectamente hacia la industria Junto a este planteamiento de Gershenkron hay que tener en cuenta igualmente las deducciones de Bairoch sobre el retraso de Rusia en relacin a los pases ms adelantados, a partir de un clculo basado en la combinacin de consumo de algodn bruto y carbn, produccin de lingotes de hierro, kilometros de ferrocarril y produccin de energa865.
Statistical Institute. Y para los modelos, AZQUETA OYARZUM, op. cit. Para una clara y sucinta exposicin de la trada planificacin-cumplimiento del plan-empresa socialista cfr. GARCIA DIAZ, Manuel (dir). Rusia postcomunista, Ed. Comares, Granada, 1996.
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Tan es as que Pollock y Kritsman coincidan en afirmar que: "haba, eso s, muchos planes, pero no haba plan" (en DOBB, M. op. cit. p. 332). Parece como si el oficio del historiador en determinadas condiciones consistiese en el esfuerzo por mostrar las evidencias que no vemos. Una inquisicin de ideas oscuras. LECOURT, D. Lysenko. Historia real de una ciencia proletaria, Ed. Laia, Barcelona, 1978. Tenemos que adelantar sobre las cuestiones "superestructurales" que la intervencin directa del Estado en msica, biologa, historia o lingstica se producir slo cuando ha sido asegurada la colectivizacin y cuando se haya destruido al partido bolchevique. Lo que no quiere decir que el proceso de depuracin ideolgica no comenzase con la colectivizacin, como podemos observar en los datos proporcionados por los archivos de Smolensko. (Ver FAINSOD, M. op. cit. 407 y ss.) Niveaux de dveloppment conomique de 1810 1910 (Annales, noviembre-diciembre 1965, pp. 10911147). Los elementos metodolgicos introducidos por Gerschenkron le permiten caracterizar el proceso de industrializacin zarista como "autctono, forzado por el Estado, apoyado en la produccin de la industria pesada, con inflacin controlada, discontinuo en el tiempo, sin desarrollo agrario y llevado a cabo con objetivos polticos militares". Igualmente vanse del mismo autor El atraso econmico en su perspectiva econmica, Ariel, Barcelona, 1968, y Atraso econmico e industrializacin, Ariel, Barcelona, 1970.
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Una visin continuista sobre los problemas de industrializacin a partir de teoras como las del "despegue", se convierten en una operacin ex-post que nos dice lo que ha ocurrido pero que apenas nos explican las razones ex-ante que han llevado a que esto ocurra, como observ ya Garca Dez. El rea de controversia no se detiene ah. Incluso un aspecto como el de la colectivizacin, que se ha visto como una forma de realizar la "primitiva acumulacin socialista" juzgada necesaria para la industrializacin, que hizo posible la movilizacin del excedente agrcola con la imposicin de entregas obligatorias a precios bajos, ha sido rebatido por quienes han destacado que el volumen de obtenciones de casi todos los productos de las granjas, excepto el del grano, declinaron como resultado de unos m onsiderable, en los datos calculados por el historiador econmico sovitico Barsov. Por su parte, Alec Nove y David Morrison entraron en el debate argumentando que la contribucin de la agricultura corre el riesgo de ser infravalorada, contribuyendo a ello que los datos de Barsov (y en realidad todas las estadsticas del periodo) provocan algunas zonas de compleja interpretacin866. Como podemos imaginar, las discrepancias y las formas de entender los problemas relacionados con esta poca estan sujetos a mayor amplitud al internarnos en esta etapa que significa un cambio sorprendente. Es el caso de Nove-Dobb867, Elleinstein-Lewin868, etc. Como hicimos en el apartado anterior, es mejor tener una perspectiva de conjunto contemplando el punto de llegada. Tres cuadros nos van a servir para representar la situacin en sus contornos generales. En primer lugar vamos a reproducir una variante del cuadro que utilizamos en el captulo IV.4. con los sucesivos intentos planificadores, ahora con la inversin de capital como sujeto en vez del incremento de la produccin industrial bruta.
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NOVE-MORRISON, The Contribution of Agriculture to Accumulation in the 1930s, en L'industralisation..., Actes de la Table Ronde, op. cit. pp. 47-63. Para precisar la idea de Millar, cfr. AZQUETA, D. op. cit., pp. 97-98. En relacin a los clculos no realistas del plan quinquenal aprobado, cfr. NOVE, A. Historia..., op. cit. p. 152 y nota 9. En relacin a la discrepancia sobre las cifras de las prdidas demogrficas, cfr. ELLEINSTEIN, J. op. cit. pp. 78-79.
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CUADRO XXXIII. Inversiones planificadas de capital en la industria planificada por el Vesenja segn los borradores del plan quinquenal (en millones de rublos a precios corrientes)
1925 1926 Borrador Osvok (julio 1926) Primer borrador 750 del 937
19291930 960
19301931 -
19311932 -
19321933 -
900
1.000
1.100
1.200
del Gosplan (marzo 1926) Segundo borrador del 918 1.142 1.183 1.206 1.205 -
Gosplan (primavera 1927) Segundo borrador del 1.152 1.318 1.380 1.394 1.452 -
Vesenja (primavera 1927) Tercer borrador del Vesenja (otoo 1927) Borrador del Vesenja (abril 1928) Borrador del Vesenja 1.647 2.300 2.467 2.442 2.240 1.250 1.500 1.700 1.875 2.019 (2.200) 1.002 1.193 1.401 1.488 1.501 1.506 -
(agosto 1928) Borrador del Vesenja 1.619 2.265 2.940 3.103 3.159
(diciembre 1928) Variante bsica del Gosplan (abril 1929) Variante ptima del 1.659 2.331 2.880 3.165 3.465 1.659 2.077 2.395 2.687 2.936
El Gosplan se cre al comienzo de los aos veinte, pero las caractersticas de la estructura econmica de aquellos aos impedan cualquier tipo de planificacin. Realmente era un vstago del Goelro, la comisin de electrificacin presidida por Krzhizhanovski. Figuraba, junto al Vesenja, al Narkomfin y al Narkomput, entre los organismos econmicos directamente subordinados al Sto y al Sovnarkom. Era la nica agencia gubernamental dedicada de manera exclusiva y explcita a la planificacin. Ya en 1924, el Gosplan posea un esquema estructural que contena la mayor parte
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de los elementos de su futura organizacin . Comprenda secciones (sektsii) para la industria, el transporte y la agricultura, presupuestaria y financiera; un consejo para la Konjunktur, creada en 1923, y parecido al instituto rival de la Konjunktur (del Narkomfin), proporcionaba al Gosplan una fuente de informacin econmica de actualidad independiente de las otras agencias gubernamentales. A diferencia del Vesenja, el Gosplan no lleg a ser Comisariado Popular ni contaba con poderes administrativos. Comenz con muy poco: en 1925 Strumilin inform de que contaba con "una o dos docenas de economistas y casi con el mismo nmero de estadsticos". A comienzos de 1927 el nmero de sus empleados ascenda a 500. En 1925, el Vesenja convoc una Conferencia Especial sobre la Renovacin del Capital Fijo en la Industria (Osvok), de cuyos debates se obtuvo la conclusin de que era necesario efectuar estimaciones a medio y largo plazo sobre la evolucin de la economa sovitica. Posteriormente, la Osvok qued disuelta, pero persisti la idea de que la planificacin econmica era importante para el desarrollo industrial, productividad, inversiones, costes, salarios, precios y otras variables econmicas. A partir de aquel borrador se gener un autntico vivero de polmicas en el seno del Gosplan y del Vesenja, y entre representantes de ambos organismos, a propsito de las respectivas estimaciones econmicas y tambin de las competencias de cada organismo dentro de la futura planificacin. El Vesenja se consideraba protagonista y continuador de las conclusiones de la Osvok y, por lo tanto, el rgano fundamental de la planificacin econmica. Pero, por encima de esta discrepancia administrativa, era evidente que segua latiendo el debate sobre la estrategia para la industrializacin, con un perfil distinto al sostenido cuatro aos antes. Ahora pareca unnime la posicin en favor de acelerar el desarrollo industrial, pero la discrepancia surga en las prioridades y ritmos dentro de las ramas industriales. Las posiciones en defensa de la NEP iban siendo marginadas mientras que el centro de la polmica giraba en torno al siguiente dilema: era posible una opcin industrializadora que no se fundamentase en la prioridad absoluta hacia las tcnicas intensivas en capital? Algunos economistas y polticos consideraban que no, y por ello era necesario emprender con celeridad de construccin una estructura industrial en gran escala. Las ramas pesadas haban de concentrar el conjunto de los recursos productivos para llevar a cabo ese objetivo. Por el contrario, otros pensaban que existan vas intermedias para la consolidacin de una planta industrial donde fuesen compatibles empresas medianas no excesivamente intensivas en capital, y dedicadas a la produccin tanto de bienes de consumo como de medios de produccin, junto a un nmero selectivo de grandes empresas intensivas en capital, y ocupadas en la fabricacin de productos energticos, siderrgicos, mecnicos o qumicos en gran escala. Segn esta opinin, la estrategia industrial deba solucionar simultneamente las condiciones de exceso de mano de obra disponible, y la necesidad de ampliar la escala de produccin en algunas ramas para conseguir un notable incremento de la productividad. Los borradores que fueron elaborando tanto el Gosplan como el Vesenja reflejaban esta discrepancia en el momento de estimar el ritmo de crecimiento, el volumen y la distribucin de las inversiones, la relacin entre las secciones productivas, etc. Pero, en el debate, aparecieron tambin otros aspectos de gran trascendencia para la futura estrategia; comenz a cuestionarse la viabilidad de la planificacin en la medida en que la agricultura siguiese privatizada y sin control estatal,
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siendo el sector productivo de mayor incidencia en la Renta Nacional y el que concentraba la mayor parte de la fuerza de trabajo869. Pero qu significaba la expresin "planificacin"? Sobre este tema, los miembros del partido y los expertos no pertenecientes al mismo del Gosplan y del Vesenja, se mostraron en un principio ms o menos acordes, al menos en trminos prcticos; en el Gosplan, Groman y Bazarov abogaron por la industrializacin y se sumaron a Strumilin en su defensa de las cifras de control para 1925-1926 en contra tanto del Narkomfin como de numerosos dirigentes destacados del partido, incluyendo a Rykov y Kamenev. Pero en 1927 y 1928 se plantearon en el seno del partido unos enfoques radicalmente nuevos respecto a la planificacin, y el anterior consenso sobre los principales problemas prcticos de la misma se vio sustituido por un amplio abanico de opiniones sobre los mtodos y el ritmo de industrializacin. Segn la concepcin formulada por el partido en los ltimos aos de la dcada de 1920, la planificacin representaba una remodelacin fundamental de la economa; mediante la planificacin se dirigiran los recursos a las industrias energticas y de combustibles, del hierro, el acero y la maquinaria, con el fin de transformar lo ms rpidamente posible la Unin Sovitica en una economa autosuficiente basada en una tecnologa avanzada. Estos objetivos, insistentemente defendidos por Krzhizhanovski en el Gosplan desde los primeros aos de la NEP y vigorosamente apoyados en el seno del Vesenja, llegaron a considerarse como parte esencial del esfuerzo para adelantar a los pases capitalistas avanzados y establecer el socialismo en un solo pas. En este enfoque iba implcito que la creacin de un orden socialista era el objetivo perseguido por la planificacin. R.W. Davies, en 1977, configur tres modelos de sistema econmico basados en la teora y la prctica soviticas del periodo 1926-1936, teniendo presente el continuo fluir de ideas de los aos veinte. 1. El modelo NEP Propiedad. Industria de propiedad estatal, agricultura familiar campesina; propiedad mixta privada y social del com D` opiedad. Industria de propiedad estatal; propiedad de la agricultura estatal o de cooperativas; comercio de propiedad social. Mecanismo econmico. El intercambio de productos, y la produccin y distribucin planificadas sustituyen al comercio de mercancas dentro del sector estatal, entre el sector estatal y la agricultura, y para el consumidor individual. El dinero como medio de intercambio ya no existe; es sustituido por una "unidad de contabilidad" comn que no es "dinero verdadero". 3. Modelo "economa dineraria" "socialista" (o "transicional"). Propiedad. Industria de propiedad estatal; propiedad estatal o colectiva de la agricultura, excepto en que los granjeros colectivos (y los trabajadores de sovjoz) tienen derecho a usar parcelas familiares (propiedad del estado) con sus propios utensilios y animales; comercio de propiedad social, pero los granjeros colectivos tienen derecho a vender los productos de sus parcelas familiares y el koljoz lo distribuye entre ellos en especie segn su trabajo. La transicin voluntaria sustituir a la propiedad completamente estatal o cooperativa en la agricultura, y se llegar a la eliminacin de las ventas personales de los campesinos por granjeros colectivos. Mecanismos econmicos del modelo 3. Versin (a): "Comercio sovitico". Intercambio o comercio a precios fijos dentro del sector estatal. Comercio a precios fijos ("precios soviticos") para el consumidor individual y entre el sector
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estatal y la agricultura. No racionamiento para el consumidor individual; se imponen cuotas en los koljoses para el suministro de la produccin agrcola al estado. Los granjeros colectivos tienen derecho a vender productos de sus parcelas familiares y lo producido se consigue en especie slo a precios fijos ("precios soviticos"). Versin (b): "Comercio sovitico". Intercambio o comercio a precios fijos dentro de la industria. En el comercio de propiedad social: ventas a precios fijados tanto para el consumidor individual como entre el sector estatal y la agricultura. Los granjeros colectivos pueden vender sus productos de las parcelas familiares y lo producido se consigue en especie segn el trabajo en el koljoz a los precios formados por el suministro y la demanda del mercado libre ("mercado del koljoz"). Teniendo en cuenta el proceso histrico, el autor ingls advierte que: "In brief, the economy moved from model 1 to model 3b between 1926 and 1936. In 1926, the Soviet political leaders all assumed that model 1 would operate for the whole of the transition period from capitalism to socialism, and would be the framework within which planned industrialisation was carried out. By 1936 the official definition of "socialism" had changed [...]. All the various economic plans prepared before the second half of 1929 assumed that the collectivisation of agriculture would take twenty years or more, and that the market relations between the state sector and agriculture would continue at least for that period. While Soviet economists from the world of 1926, transported into the world of 1936, would have been surprised to find that the economic system of 1936 was known as "socialism", they would have been utterly amazed to find that most agriculture was already collectivised as soon as 1936 and that nearly all retail trade was in state and cooperative ownership870. Volvamos de nuevo atrs. A partir de 1926 se dio un enfoque marcadamente teleolgico al problema de la planificacin. Sus partidarios disentan de Kondratiev, Bazarov y Groman en dos aspectos importantes. En primer lugar, atribuan menor importancia al campesinado y al mercado como condicionantes de la planificacin; tendan a hablar no tanto en trminos de limitaciones del mercado como de limitaciones fsicas en general. La actitud en la que se basaban se vio expresada en trminos rotundos por Feldman, economista del Gosplan fervientemente partidario del enfoque teleolgico: "La oposicin de la espontaneidad pequeo-burguesa no puede ni debe limitar la tasa de industrializacin del pas; sta debe verse frenada nicamente por lo que pueda lograr fsicamente toda la poblacin trabajadora de la URSS cuando se la lleve hasta el lmite de sus capacidades fsicas y psicolgicas"871. Piatakov escribi en marzo de 1927: "Nos estamos fijando una tarea, nos trazamos deliberadamente a nosotros mismos un modelo de industria tal como lo deseamos, de forma que pueda hacerse realidad; en otras palabras, nos fijamos un propsito definido y una tarea dictada por nuestra voluntad (volevaya zadacha); nos liberamos en gran medida, dadas las circunstancias, de las garras de lo que dicta la historia; rompemos las viejas fronteras y alcanzamos una libertad creadora considerablemente mayor. Pero no pueden cumplirse todas las tareas, y nos debemos fijar, por tanto, solamente en aquellas que puedan cumplirse"872.
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DAVIES, R.W. Models of the Economic System in Soviet Practice, 1926-1936, en L'industrialisation de l'URSS..., Actes de la Table Ronde, ed. cit. pp. 18-19. En CARR-DAVIES, op. cit. 1. 2 parte, p. 847. Op. cit. p. 848.
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Strumilin compar en la primavera de 1927 su propio enfoque con el basado en el simple pronstico de las tendencias, afirmando que "el ncleo de cualquier plan no lo constituye la prediccin, sino los objetivos propuestos (zadaniya) y las directrices previas (predukazaniya)"; el punto de partida de la planificacin deba ser "el que se puede indicar por adelantado fijndolo como meta a alcanzar". A un problema de planificacin no se le poda dar una nica solucin; la planificacin "debe considerarse como un tipo especial de arte de ingeniera, y no como una ciencia en el sentido de la palabra". Resalt el papel independiente del planificador: "los eruditos de silln" menosprecian con frecuencia la "voluntad colectiva de los productores" como factor econmico; la misin del planificador consista en remodelar esa voluntad colectiva. Kuibyshev se expres en trminos parecidos: "Podemos elaborar planes basados no slo en la previsin de lo que va a ocurrir, sino tambin en una voluntad concreta de cumplir determinadas tareas y propsitos"873. Segn fue transcurriendo el tiempo se fueron resaltando cada vez ms los poderes del planificador, y sigui disminuyendo la importancia del papel del mercado. En marzo de 1927, y en su informe al segundo congreso del Gosplan sobre el plan quinquenal, Strumilin dio una expresin clsica a los nuevos planteamientos sobre la planificacin. Afirm que el objetivo del plan era alcanzar "una redistribucin tal de las fuerzas productivas existentes en la sociedad, incluyendo tanto la mano de obra como los recursos materiales del pas, que asegure en una medida ptima la reproduccin ampliada y libre de crisis de dichas fuerzas productivas al ritmo ms rpido posible, con el fin de satisfacer al mximo las necesidades inmediatas de las masas trabajadoras y de llevarlas con gran celeridad a la plena reconstruccin de la sociedad sobre los principios del socialismo y del comunismo". Esta transformacin se lograra mediante "proyectos de ingeniera" con un sistema de metas cuantitativas realistas e interrelacionadas que correspondiesen con exactitud a los recursos disponibles, y que se elaborasen combinando, en "aproximaciones sucesivas", los borradores de planes de cada industria o sector econmico. Para integrar los planes haba que comenzar por la industria, a la que defini como "el eslabn progresivo y determinante de nuestra economa"; la tasa de crecimiento de la industria deba ser ms rpida que la de la agricultura y que la de la industria capitalista, pero con un techo impuesto por los recursos disponibles para inversiones de capital. Los planes de los dems sectores econmicos, como la agricultura, deberan encajarse luego siguiendo un determinado orden: "los planes ltimos se apoyan en los primeros", vindose parcialmente predeterminados por los mismos. Bazarov defendi constantemente que el criterio ltimo a seguir en la poltica econmica deba ser el desarrollo de las fuerzas productivas, y que la socializacin debera considerarse como algo subordinado a este fin; en una discusin celebrada en la Academia Comunista en enero de 1928, Strumilin acus especficamente a Bazarov de incurrir en un "planteamiento struviano". Luego hizo una confesin sorprendente: "No somos nios, somos plenamente conscientes de que, si avanzamos hacia una revolucin social, nos desplazaremos tambin ipso facto y durante un determinado nmero de aos hacia una reduccin y destruccin de las fuerzas productivas"874. Krzhizhanovski intent adoptar un papel conciliador y afirm que Strumilin se haba mostrado ms tajante de lo que se hubiera mostrado l; no haba ninguna contradiccin entre el desarrollo de las fuerzas productivas y la confianza puesta en la construccin socialista.
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Se ver que es en toda esta trama de la planificacin como toma cuerpo la voluntad de clase del proletariado. Op. cit. p. 845.
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A comienzos de 1928, Kuibyshev abri el camino con su insist de sirvientes". Se sucedieron los choques en los que llegaron a producirse ataques como el de Bazarov a Strumilin comparando su enfoque con el de la iglesia medieval, jugando con la relacin "teleologa" y teologa. A pesar de todo, an hubo alguna tentativa de compromiso. Groman, el ms testarudo defensor de la "prioridad del punto de vista gentico", reconoci que "en el plan, el punto de vista gentico y teleolgico representaban una unidad dialctica", aunque reclam una "prioridad lgica" para el gentico. Lo cierto es que el trmino "teleologa" obtuvo frente al "gentico" una connotacin positiva para quienes deseaban tcitamente desbordar el marco del mercado. Por supuesto, en medio de la refriega terica se encontraba Bujarin y su teora del equilibrio, a la que ya nos hemos referido anteriormente. Y es en este contexto en el que aparece su escrito Notas de un economista en septiembre de 1928. Los altercados se sucedieron llegando a producirse incluso entre miembros del Politbur como Rikov y Kuibyshev. Para abreviar y como sabemos, el desenlace se produjo en los primeros meses de 1929. Primero se reuni el V Congreso del Gosplan para estudiar el plan quinquenal. Se pas al Sovnarkom y al Sto para el examen de la variante mxima, que fue la que se impuso. Se discuti a continuacin en el Politbur, que rechaz las propuestas reductoras de Rkov. El CC del partido clausur su trabajo el 23 de abril y lo traspas a la XVI conferencia que se inauguraba por la tarde. De las doce sesiones de la conferencia el plan ocup cinco (en el captulo IV ya examinamos la importancia crucial de la misma). Slo tenemos que aadir, para completar el recorrido, que en mayo los congresos de los soviets de la RSFSR y de Ucrania aprobaron los planes correspondientes a sus repblicas, y que el 28 de mayo el V Congreso de los Soviets de toda la Unin llamaba a ponerlo en prctica. El siguiente cuadro nos va a mostrar lo que ocurri en realidad. Hemos mezclado los datos de dos estadsticas de Nove para las previsiones y los cumplimientos del plan a las que hemos aadido la previsin del segundo plan quinquenal:875
875
En NOVE, A. Historia...,op. cit. pp. 200 y 236. Para una sntesis magnfica del debate en los organismos de planificacin y las consecuencias de los modelos, cfr. AZQUETA OYARZUM, D. op. cit.
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CUADRO XXXIV
1927-28 (efectivas) Renta nacional (en cientos de millones de rublos de 1926-27) Produccin industrial bruta (en cientos de millones de rublos de 1926-27) Bienes de produccin (en miles de millones de rublos de 192627) Bienes de consumo (en miles de millones de rublos de 192627) Produccin agrcola bruta (en miles de millones de rublos de 1926-27) Electricidad (cientos millones de Kwh) Antracita toneladas) Petrleo toneladas) (millones (millones de de de
1932-33 (plan)
1932 (efectivas)
1937 (plan)
24,40 18,30
49,70 43,20
45,50 43,30
100,20 92,71
6,00
18,10
23,10
45,52
12,30
25,10
20,20
47,18
13,10
25,80
16,60
36,16
5,05 35,40 11,70 5,70 3,30 4,0 1.822,00 0,15 97,00 11,30
22,00 75,00 22,00 19,00 10,00 10,40 4.688,00 3,40 270,00 15,80
13,40 64,30 21,40 12,10 6,20 5,90 7.362,00 0,61 93,30 22,80
38,00
46,80
Minerales de hierro (millones de toneladas) Lingote de hierro (millones de toneladas) Acero (millones de toneladas) Maquinaria (millones de rublos de 1926-27) Superfosfatos toneladas) (millones de
16,00 17,00
226,60 28,91
368
Cuando se examina el tramo final de la discusin sobre la planificacin y los impulsos inmediatos a la decisin de la colectivizacin, se constata que estn marcados por un extraordinario "irrealismo" mientras que los aos siguientes conocen un cierto "retorno a la realidad". La amplitud de los desajustes entre los planes y el movimiento econmico real confirma, en todo caso, la ausencia de "control" de los planes sobre este movimiento. Para ilustrar este hecho daremos algunos ejemplos. Pero antes debemos explicar lo que pasa. Los historiadores y economistas han desangrado tcnicamente las distintas opciones de planificacin para llegar siempre el mismo punto muerto. Por qu ninguna de estas versiones "racionales" se llev a cabo? (Dejemos de lado por ahora la polmica Nove-Dobb citada anteriormente sobre si el plan aprobado era consistente). No parece haber discusin en que hasta el "gran viraje" de Stalin en todas las cabezas se supona de mayor o menor grado que la industrializacin se efectuara dentro del marco impuesto por el mercado y por la smychka. Los aumentos en las versiones industriales y el declive planificado en los precios de los bienes industriales de consumo, se cubriran mediante grandes reducciones en los costes industriales. Este camino tena que ser llevado a cabo con una poltica de presin y de entendimiento con el campo, un control sobre los desajustes de los planes, una competencia incluso de instituciones planificadoras, permitiendo una esfera mercantil importante aunque "vigilada", en suma, una pragmtica visin poltica de fuerza y consenso. Esta sera la va en que la fuerza universalizadora de la clase obrera se tendra que encauzar relacionandose con las clases aliadas contra su propio desbordamiento, para persistir en el intento de su propia desaparicin. Los distintos borradores de los organismos planificadores muestran numricamente el fortalecimiento del proletariado y la dbil resistencia ideolgica que se le opone. La lucha dentro del partido y la perversa forma en que es resuelta (con la derrota claudicatoria de las oposiciones) va precisamente a abrir la brecha a la incontinencia del poder de clase del proletariado. Lo que define en nuestra perspectiva uno de los rasgos esenciales del leninismo. Los fracasos del movimiento obrero internacional exacerbaron la tendencia universalizadora del proletariado ruso. (Una de las razones de la derrota de Trotski). Ya no haba que esperar la ayuda del proletariado de los pases avanzados. Esta situacin contribuy a acercar los planteamientos nacionalistas. El crecimiento numrico de los planes rompa el marco de stos. Pero lo que se rompa no era slo la racionalidad econmica sino que sta conduca de lleno a la eliminacin del estorbo del campo. El inconsciente ideolgico de clase del proletariado se muestra, como hemos visto, en las luchas polticas o en los debates econmicos, y as lo hemos podido comprobar con el caso Bujarin-Preobrazhenski. Pero en 1920 o 1923 no tena an una estructura objetiva en la que cuajar. Desde 1926, sin embargo en el debate industrializador876 se delinea ya la seguridad creciente del intervencionismo radical en la vida econmica. Y es a travs de Strumilin, Kuibyshev, Feldman, etc., a los que hay que sumar los derrotados de la izquierda poltica, como se define una voluntad de clase que no quiere detenerse ante nada877. Stalin no interviene hasta el 29. Sus incursiones en el campo econmico no tienen
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No hemos podido leer la obra sealada como bsica para este tema: ERLICH, A. The Soviet Industrialization debate, 1924-1928, Cambridge, Harvard University Press, 1960, y nos hemos tenido que conformar con los resmenes de la obra, por ejemplo, los de Cohen. Juiciosamente, pero a la defensiva, Rykov en abril de 1928, sealaba los excesos de una poltica econmica abarcadora: "El Soviet de Mosc... y el camarada Uglnov estn discutiendo qu aparato estatal puede sustituir a la anciana que va por la calle con una bandeja vendiendo panecillos o cerillas. Este tipo de sustitucin de los comerciantes privados no es en absoluto necesaria", en CARR-DAVIES, op. cit. 1. 2 parte, p. 716.
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relevancia. Pero, sin embargo, ha comprendido a dnde conduce esa voluntad de clase que los economistas encierran todava en el cors de un "plan racional". Y como hemos puesto de relieve en el apartado anterior, su experiencia "siberiana" le va a ofrecer la solucin del nudo gordiano. La individuacin estalinista alcanz su primera cara con el socialismo en un slo pas. Ahora, despus de esos primeros meses de 1928, es probable que ya tuviera bullendo la otra cara que lo definir para siempre: la colectivizacin al precio que fuese. La voluntad proletaria se desprenda, se soltaba, del freno de la continua vigilancia terica de Lenin. Que, pese a todo, tuviese que vencer tan amplia resistencia lo nico que prueba es que la educacin poltica bolchevique haba calado profundamente en el partido. Que creyese necesario desprenderse de ese fardo que le acompaaba, es la infraestructura causal que explica la destruccin del partido a fines de los 30. Sobre esa base podemos colocar todas las razones psicolgicas, patolgicas, etc que se quieran. La voluntad de clase encontr que planificacin y aceptacin de las estructuras agrarias existentes, para mucho tiempo era algo incongruente. La voluntad de clase lo vena diciendo desde los lejanos tiempos del comunismo de guerra. La voluntad poltica (Stalin) se fue solidificando en conflicto con personalidades, en principio o sobre el papel, superiores. No slo Trotski, sino Bujarin, Zinoviev, Kamenev u otros que el destino apart de su camino, como Sverdlov. Que Stalin fuese el "hombre de acero" no es ningn tropo, como se sabe. Y con acero se hara el poder sovitico invencible. Y tractores. Tractores para el campo. Pero lo que est claro es que no iba a esperar a disponer del nmero suficiente de ellos. Al adoptar objetivos cada vez ms elevados, los dirigentes soviticos desprecian las posibilidades reales y las advertencias, relativamente prudentes, de los responsables de los rganos de planificacin. Las modificaciones llevadas al 1er. Plan quinquenal despus de abril de 1929 implican, de hecho, un abandono del plan inicial, y corresponden a la adopcin de objetivos cada vez ms ambiciosos y cada vez menos susceptibles de ser realizados. He aqu algunos ejemplos. A principios de 1930, las cifras de produccin previstas a alcanzar en el ao terminal del 1er. Plan, se elevaron a niveles propiamente fantsticos. En adelante, se trataba de producir para finales del quinquenio: de 120 a 150 millones de toneladas de carbn (en lugar de los 75 millones inicialmente previstos); de 17 a 20 millones de toneladas de hierro (en lugar de 10 millones); 450.000 tractores (en lugar de 55.000)... En 1930 y 1931 falt tiempo para preparar un nuevo Plan quinquenal que no supo manejar el conjunto de las cifras de todos los proyectos que se haban puesto en marcha. La direccin poltica renuncia entonces a la elaboracin de un nuevo plan. A sus ojos, "los ritmos lo deciden todo", los "objetivos" se convierten en "desafos" que hace falta "superar", y los planificadores son una molestia de la que hay que desembarazarse. As, mientras que la circulacin monetaria aumenta rpidamente, se contina afirmando que los salarios reales deben aumentar gracias a la baja de los precios industriales. A principios de 1930 se adoptan una serie de medidas que abren la va a una nueva ola de inflacin; el control por el rublo, la jozraschet se abandona prcticamente; una reforma del crdito autoriza a los bancos a suministrar las cuentas de las empresas casi sin control. La ilusin de la posibilidad del abandono inmediato de la contabilidad monetaria resurge como durante el "comunismo de guerra". Piatakov llega a pensar que la cscara del crdito se desmorona, y se ve aparecer en trminos fsicos las caractersticas del proceso de produccin y de circulacin. En la misma poca, Stalin considera que con la eliminacin de la NEP ser posible organizar lazos econmicos directos entre la ciudad y el campo, por la va del intercambio de productos sin recurrir al comercio. Estamos en febrero de 1930. Despus de la guerra las nuevas ediciones de sus escritos borrarn tales proposiciones. El Gosplan se renueva: hombres como
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Krijanovski o Strumilin, antiguos miembros del partido devotos de la direccin, son separados y sustituidos por hombres ms dciles. En vsperas del XVI Congreso del partido (que tiene lugar del 26 de junio al 13 de julio de 1930, y que ve la victoria de los partidarios de una industrializacin todava ms rpida que la prevista por el Plan adoptado en 1929), no se admite ya ms que la perspectiva de los ritmos de progresin de la produccin industrial crezcan sin cesar. Kuibyschev dir que es necesario doblar cada ao las inversiones en capital fijo y hacer crecer anualmente la produccin del 30%878. En lo que respecta a la planificacin, la situacin es tan confusa que a partir de 1931 la revista del Gosplan, Planovoe Khoziaistvo, deja de aparecer durante muchos meses (el ltimo nmero de 1931 se enva a la imprenta el 3 de octubre y el primer nmero de 1932 entra en prensa el 26 de mayo)879. Los objetivos inscritos en los planes se imponen incluso en contra de la realidad inmediata bajo la presin de las "exigencias abstractas". As, en 1930, el 1er. Plan quinquenal retiene como
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NOVE se hace eco de esta situacin en esta forma: "Surgi la absurda y lamentable teora de la necesidad de abolir el dinero y de encaminarse hacia el intercambio directo de productos. Los defensores de esta teora consideraban que nuestro dinero era ya casi como vales de trabajo y que, en realidad, se haba convertido en una unidad meramente nominal de cuenta, que dentro del sector socializado ya no era dinero, mientras que dentro del sector privado nicamente lo pareca. Hubo casos de intercambio no oficial de productos, como cuando una fbrica de Mosc cambi hierro y cable contra vestidos y muebles de otras empresas. Vale la pena detenernos, siquiera sea brevemente, en este extrao resurgir del extremismo de izquierdas que sopl sobre el pas durante el gran salto hacia adelante. Sus efectos no se limitaron a la teora monetaria. Condujo a que en general se descuidaran las consideraciones relativas al coste, y al idealizar la vida en comunidad incluso cuando, como sucedi tan a menudo, sta fuera consecuencia inevitablemente del hacinamiento. Tales actitudes influyeron en las ideas acerca de la ciencia econmica, e incluso de la Estadstica. Despus de todo, la Estadstica es el estudio de magnitudes aleatorias, no planificadas ni controladas. Tal trmino, se lleg a decir, no era adecuado a las nuevas circunstancias de una planificacin general y completa. As, la Administracin Central de Estadstica fue subordinada al Gospln en 1930, y en diciembre de 1931 solemnemente rebautizada con el nombre de Direccin Central para la Contabilidad Econmico-Nacional (TSUNJU fue la abreviatura comnmente usada). Ntese el nfasis puesto en el trmino contabilidad, de acuerdo con las ideas de Lenin en el ao 1917. No se le devolvi el nombre de estadstica hasta 1941. En lnea con la misma filosofa, cuando en 1930 se dividi el Comisariado de Comercio, sus actividades internas se encomendaron a un Comisariado de Abastecimientos, evitando la corrompida palabra de comercio". En Historia..., op. cit. p. 211. Hasta este momento el decurso del Gosplan puede resumirse as. El Vesenja se entrometi en las funciones del Gosplan al crear su propio aparato para la elaboracin de planes destinados a otros sectores de la economa, como la agricultura y el transporte, y al coordinarlos con los de la industria; en el verano de 1927, una comisin del Rabkrin se quej de que "el Vesenja repite el trabajo del Gosplan". El 14 de junio de 1928, cuando el Gosplan estaba cediendo ya la iniciativa al Vesenja en la elaboracin del plan quinquenal, un decreto posterior volvi a inclinar la balanza del lado de los comisariados. Por tanto, el resultado de esta lucha entre el Gosplan y los comisariados fue el reconocimiento del primero como organismo coordinador, pero no directivo. Aunque fracas el intento del Gosplan de imponer su control sobre los departamentos de planificacin de los comisariados, la importancia cada vez mayor de la planificacin central le permiti ampliar su influencia sobre los Gosplan de las repblicas y sobre las comisiones de planificacin que se haban creado en numerosos soviets provinciales. Con la implantacin de la planificacin central tambin aument la influencia del Gosplan sobre la filtracin de informacin estadstica. La responsabilidad de la filtracin y procesamiento de las estadsticas iniciales se divida entre la Administracin Estadstica Central (TsSU), que, al igual que el Gosplan, era una agencia especfica subordinada al Sovnarkom, los departamentos estadsticos provinciales, que se encontraban bajo el frreo control de la Administracin Estadstica Central, y los departamentos de estadstica de los comisariados. El Gosplan convenci a la Administracin Estadstica Central de que recogiera los datos de forma que se ajustaran mejor a las necesidades de la planificacin; en mayo de 1927, y con la aprobacin del Gosplan, se cre dentro de la Administracin Estadstica Central una comisin denominada Statplan, que tenan la misin de planificar la filtracin de datos estadsticos en toda la economa.
879
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"objetivo" un crecimiento del 67% del ingreso real para la poblacin agrcola y del 71% para la poblacin no agrcola. El plan elaborado en estas condiciones no puede ser ms que mtico. Para darse cuenta de ello no es necesario comparar en detalle los "objetivos" y los resultados de los diferentes planes. Basta examinar algunas cifras. Sabemos que, segn las declaraciones oficiales, este habra sido "prcticamente realizado" en cuatro aos y tres meses (a finales de 1932 en lugar de octubre de 1933), al menos en lo que concierne a la industria. As, mientras Stalin presenta el balance del 1er. Plan quinquenal, en su informe de 7 de enero de 1933 al Pleno ampliado del CC, afirm que el programa del conjunto de la produccin industrial haba sido ejecutado en un 93,7% hacia finales del cuarto ao del quinquenio. Si esta afirmacin hubiese sido exacta, se hubiera podido declarar, efectivamente, el plan industrial prcticamente "realizado" al menos globalmente. Pero los hechos eran muy diferentes: entre el momento en el que el 1er. Plan quinquenal se adopta (abril de 1929), y aqul en el que se declara ejecutado, ha sido objeto de tales modificaciones que no queda nada del proyecto primero. As, referirse en 1933 a un programa adoptado en 1929 pero abandonado durante los aos siguientes y sustituido por programas ms ambiciosos, no tiene sentido. Sin embargo, incluso si se acepta tal referencia, un examen un poco atento de las cifras revela que el "proyecto" de 1929 no ha sido, en absoluto, "ejecutado". A causa de las incertidumbres que pesan sobre las evaluaciones de produccin efectuadas en precios, no es intil fijarnos en un mnimo de estadsticas expresadas en cantidades fsicas (toneladas, kWh y metros). Estas, si miramos el cuadro, demuestran tasas de realizacin muy dbiles, segn las propias fuentes oficiales: antracita: 86%; electricidad: 79%; hierro: 62%; acero: 57%; lana: 34%. Si consideramos otras cifras de produccin que quedan fuera del cuadro,comprobamos que el algodn queda al 58%; el papel: 52%; azcar 32%, etc. Teniendo en cuenta los resultados efectivamente alcanzados, no sorprende que a principios de 1933 todos estos "objetivos" sean "olvidados"; por ello, el balance del 1er. Plan quinquenal presentado entonces por Stalin se refiere slo a las cifras del plan inicial abandonado, sin embargo, tras casi tres aos880. Se puede detectar claramente esta situacin catica? Como el perodo est marcado por el mantenimiento de objetivos muy elevados para el 1er. Plan quinquenal, se caracteriza tambin por la vuelta a una fuerte inflacin que hace pasar la circulacin monetaria de 4.335 millones de rublos a 1 de junio de 1931 a 8.413 millones a 1 de enero de 1933, es decir, un aumento del 93% en dieciocho meses. El estudio de Davies citado nos sirve de gua al componer el siguiente cuadro:
880
Estar en todo esto la explicacin de que Stalin en su Balance del primer plan quinquenal (op. cit. pp. 585-637) ofrezca cifras pero ni un solo cuadro?
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CUADRO XXXV. Moneda en circulacin (millones de rublos) October 1, 1926 1,291 April 1, 1927 1,284
January 1, 1930 2,773 October 1, 1930 4,264 January 1, 1931 4,302 June 1, 1931 4,355
El proceso de industrializacin fue financiado por el Estado en gran parte con los recursos obtenidos a travs de la fiscalidad y de la poltica de precios, siendo canalizados hacia las empresas industriales a travs de las asignaciones presupuestarias y de la actividad de los bancos estatales. (Solamente las Estaciones de Tractores y Maquinarias reciban directamente las dotaciones presupuestarias sin mediacin de los bancos). El siguiente cuadro muestra el rpido crecimiento de los ingresos presupuestarios ya durante el primer plan quinquenal, y que aumentar an ms durante el segundo. Y como se puede observar, el presupuesto estatal un superavit que se repetir a lo largo del decenio.
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CUADRO XXXVI. INGRESOS Y GASTOS PRESUPUESTARIOS: 1931-33 (Miles de millones de rublos corrientes)
1931 total% INGRESOS TOTALES SOCIALES: -Impuesto sobre el trfico comercial - Impuesto sobre el beneficio empresarial RECURSOS DE LA POBLACIN: - Emprstitos al Estado - Impuesto sobre la renta y tributos OTROS INGRESOS GASTOS TOTALES - Economa - Socioculturales - Defensa - Administracin - Otros Ingresos-Gastos Fuente: Datos de A. Baykov. 3,314,1 1,0 4,2 5,122,0 23,4 100 16,5 70,5 3,414,5 1,3 5,5 1,2 5,1 1,0 4,4 11,649,5 2,410,2 23,4 100
4,4 9,9 2,3 5,2 8,318,8 39,8 100 25,1 63,0 5,814,6 1,4 3,5 2,0 5,0 5,513,9 4,5
La prctica, originariamente no autorizada o ilegal, de vender algunos productos del Estado a elevados precios se convirti en un medio de incrementar los ingresos de la Hacienda. Aunque esta prctica se desarroll con especial rapidez en 1931 y 1932, fue iniciada ya en 1929, siendo su primera manifestacin la venta a altos precios de 16 toneladas de azcar en julio y octubre de 1929. Tales ventas fueron conocidas como "comerciales", y en los aos siguientes adquirieron proporciones considerables. En 1932 se abrieron un gran nmero de tiendas especiales comerciales, que vendan artculos racionados y artculos escasos no racionados de muchas clases a precios muy superiores a , se dividan en comerciales medios y comerciales superiores. Se supona que estaban a disposicin de cualquier comprador que pudiera obtenerlos, sin cupones, pero en 1930-32 algunas de las mercancas ms escasas disponibles para su venta a precios comerciales, fueron frecuentemente vendidas slo con autorizacin especial convirtindose as de hecho en artculos racionados. En el caso de productos tan excepcionalmente escasos como los textiles de algodn y 374
lana de buena calidad, el calzado, etc., los consumidores empleados en diversas empresas eran asignados temporalmente a determinadas tiendas comerciales, para lo cual se les provea de una especia de permiso de entrada en esa tienda con derecho a un nmero limitado de compras. Estas son las que se llamaban tiendas "reservadas", slo accesibles a grupos de poblacin especialmente favorecidos, como los obreros de las fbricas consideradas importantes para la economa. Las llamadas "cooperativas reservadas para obreros" fueron organizadas para el suministro de sos, y un escritor contemporneo subrayaba que sera deseable conectar los suministros por esta va con el cumplimiento de los planes de produccin, la lucha contra el absentismo y el cambio frecuente de puesto de trabajo. 3) Haba tambin ventas de alimentos y de artculos manufacturados en zonas de clase obrera para las que se fijaban precios medios incrementados inferiores a los precios comerciales, pero superiores a los de racionamiento (Puede imaginarse la longitud de las colas!). 4) Desde 1933 haba, adems, grandes almacenes modelo con precios ms altos que los comerciales. 5) Las tiendas Torgsn vendan artculos pagaderos slo en metales preciosos o en moneda extranjera, urgentemente necesarios por causa de la balanza de pagos. 6) Precios de mercado libre, casi legales (tiendas abiertas para los alimentos de los campesinos), semilegales o de mercado negro. Al principio (hacia 1931) se supona que los mercados de los koljoses respetaban la poltica sovitica de precios, pero este intento de controlar los precios no funcion y fue abandonado en 1932. Los precios para las entregas agrcolas se mantuvieron muy bajos. As, el precio pagado por el Estado para el trigo de Ucrania lleg a 8,05 rublos el quintal (100 kg.) en 1928-29 y permaneci sin modificarse hasta 1934. En 1935 hubo una subida del 10%. Los precios pagados por la carne de vacuno en 1931-32 estaban realmente por debajo del nivel de 1928-29; los de la carne de cerdo se hallaban algo por encima. Pero todos los bienes adquiridos por los campesinos haban aumentado considerablemente de precio. Esto era efectivamente "la acumulacin primitiva socialista". Sin embargo, en 1934 se inici una poltica muy diferente para los cultivos industriales, y los precios del algodn fueron elevados entre 30 y 115 rublos por 50 kg. Lo que sin duda fue la consecuencia necesaria del alza de precios de los alimentos, toda vez que no caba esperar que los campesinos del Asia Central se especializaran en el algodn si no podan comer. Por ejemplo, en 1935 el Estado compraba el quintal de centeno a 10 rublos, mientras que lo pona en venta a precios que alcanzaban los 90 rublos. "Entre 1929-1931, los precios de las materias primas en los mercados mundiales descendieron entre el 20 y el 30 por ciento, mientras que los de los productos manufacturados solamente lo hicieron entre el 10 y el 20 por ciento. Entre 1928 y 1931, el trigo y la cebada perdieron aproximadamente el 60 por ciento de su valor"881. Merced a ello, las exportaciones soviticas redujeron drsticamente su valor, pasando de 4.045 a 1.609 millones de rublos (de 1936) entre 1928 y 1935; en los aos siguientes, las cifras de exportacin siguieron siendo muy reducidas. Los ingresos estatales tienen una triple procedencia. Los obtenidos a travs de la imposicin indirecta sobre el comercio o mediante la imposicin directa a las empresas segn la magnitud de su beneficio (planeado). Los detrados directamente a la poblacin, por medio del impuesto sobre la renta o de otros tributos, o bien por el procedimiento del emprstito del Estado. Otros impuestos tributados por las estaciones de maquinaria, el mercado koljosiano, las cargas en concepto de seguridad social y otros diversos. La importancia de los ingresos de carcter estatal descansa en que la mayora de tales ingresos procedan del Impuesto sobre el Trfico Comercial. El
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DOBB, M. op. cit, pp. 231-232. Para el juego del balance comercial bruto y neto, BAYKOV, A. Historia econmica sovitica, Ed. FCE, Mxico, 1948.
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ITM no dej de elevar su participacin en el segundo plan. Se trataba de un impuesto indirecto que gravaba la actividad comercial sobre todo tipo de productos, repercutiendo sobre el precio final. En la medida en que el plan fijaba los precios y estableca los criterios para establecer la tributacin de los diferentes productos, el Estado dispona de un instrumento de accin inmediata y discrecional para captar la mayor parte de sus recursos. El otro impuesto de carcter social era el que recaa sobre los beneficios de las empresas. Se trataba de un porcentaje determinado sobre la cifra de beneficios que haban establecido las propias autoridades planificadoras, por lo tanto no dependa de la actividad que desarrollasen las propias empresas. Con respecto a la movilizacin de recursos detrados directamente de la poblacin, el impuesto sobre la renta contribua con una cuota reducida (4-5%) al total de los ingresos presupuestarios, ejerciendo una funcin escasamente redistributiva entre los estratos de la poblacin. Mayor relieve tuvieron los emprstitos al Estado constituyendo la segunda partida en importancia recaudadora. Eran ttulos emitidos por el Estado que suscriban los trabajadores y, en pequea medida, las instituciones de ahorro popular. Generalmente, el procedimiento utilizado comenzaba con la propuesta que los organismos oficiales (administracin, partido, sindicato, etc.) hacan a los trabajadores de las grandes empresas para que stos aceptasen esos ttulos pblicos por un valor equivalente al salario de varias semanas de trabajo. En un marco poltico de carencia de libertades pblicas y de indefensin jurdica de los trabajadores ante el Estado, aquellas propuestas "voluntarias" adquiran un sentido ciertamente imperativo, convirtindose en un tributo forzoso.
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Otro aspecto a destacar es el que corresponde a la poltica de inversiones. Segn el siguiente cuadro estadstico:
Primer plan (1928/32) Esfera productiva - Industria - B. produccin - B. consumo - Agricultura - Otros sectores Esfera no productiva - Viviendas - Otras actividades 72,8 38,3 32,0 6,3 15,5 19,0 27,2 15,3 11,9
Segundo Plan (1933/37) 70,0 37,6 30,6 6,9 11,8 20,6 30,0 12,7 17,3
Vemos que la industria recibe ms de dos quintos de las inversiones del Estado, mientras que para la agricultura es reducida sin que las inversiones de los koljoses cambien sensiblemente la situacin. La construccin de viviendas tambin se descuida. Una muy fuerte proporcin de las inversiones va a la industria pesada (grupo A) y a los transportes y comunicaciones; en el seno de la industria menos de un sexto de las inversiones est consagrada al crecimiento del potencial de la produccin de objetos de consumo (grupo B). De forma general, el enorme esfuerzo de inversiones de estos aos, que pesa enormemente sobre los ingresos reales de la poblacin, prepara muy poco la mejora de las condiciones de vida; la principal excepcin la constituyen las inversiones para la educacin y la salud. Sin embargo, estas inversiones benefician sobre todo a la poblacin urbana. Durante ese mismo perodo de tiempo, se registra un fuerte crecimiento de la poblacin urbana mientras que una parte del parque de viviendas se deteriora, derivndose de ah una seria degradacin de las condiciones de vivienda882.
882
Sobre este punto cfr., entre otros, el libro de KOPP, A. L'Architecture de la priode Stalinienne, PU de Grenoble, 1978; su aportacin a L'industrialisation de l'URSS... (ed. cit.) con Industrialisation et mode de vie urbaine (pp. 123-134). Es muy notable el libro del arquitecto MEYER, Hannes. El arquitecto en la lucha de clases y otros escritos, Ed. Gustavo Gili, Barcelona 1972. En l se recogen diversos escritos entre 1921 y 1942. Meyer, despus de dirigir la Bauhaus, trabaj durante los aos del primer plan quinquenal y parte del segundo en la Unin Sovitica. Destacaremos del libro un trabajo dedicado a Dimitri Shostakovich: La realidad sovitica: los arquitectos (pp. 210-231) en el que relaciona los problemas de la edificacin y la arquitectura con el desarrollo de los planes quinquenales.
377
La participacin del sector privado se contrajo en los trminos siguientes debido al estrangulamiento del comercio privado y los sectores manufactureros.
CUADRO XXXVIII. Porcentaje 1928 Socializado Privado 52,7 47,3 1929 61,0 39,0 1930 72,2 27,8 1931 81,5 18,5 1932 90,7 9,3
Vamos a cerrar el panorama con cuatro elementos que se conjugan con los apartados que hemos expuesto en primer lugar: la poltica de cuadros, la nivelacin, los salarios y el paro. El discurso pronunciado por Stalin el 23 de junio de 1931883 constituye, en cierta forma, el anuncio oficial del giro que en ese momento se est tomando con vista a los cuadros, aunque la poltica que se preconiza en l apareca como una simple respuesta a las exigencias de una situacin nueva, y estaba ligada a la crtica de "desviaciones" diferentes a la direccin del partido, que se consideraran culpables. Es aqu donde se encuentran las formulaciones ms sistemticas sobre esta cuestin, discurso pronunciado (no lo olvidemos) en la conferencia de los dirigentes de industria. Fue conocido como el de "las seis condiciones" de la edificacin econmica. En lo que concerna a los cuadros, un primer tema de este discurso debe retener, en particular, nuestra atencin: el de la atencin que convena prestar a los "intelectuales de viejo cuo" y a los "viejos intelectuales tcnicos"884. Este tema volvi en varias ocasiones. Se inicia con la afirmacin de que se haba creado entre los viejos intelectuales tcnicos un nuevo estado de espritu, y que haca falta, por tanto, prestarles atencin, pues "sera errneo y antidialctico continuar la vieja poltica en las condiciones nuevas, modificadas"885. La misma idea se retoma en la conclusin del discurso. Esta insistencia no exclua que continuara desarrollndose la idea general de que la clase obrera debe formar a sus propios intelectuales tcnicos de la produccin, porque "ninguna clase dominante ha podido prescindir de sus propios intelectuales"886.
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Nueva situacin, nuevas tareas para la organizacin de la economa, op. cit. pp. 537-566. Sabemos de la importancia del XVI Congreso del Partido del ao anterior (1930) pero la intervencin de Stalin no est en las Cuestiones. Pinsese en el ejercicio dialctico de teorizacin del fortalecimiento del Estado: hay que fortalecer la dictadura del proletariado "que representa el poder ms vigoroso y fuerte de todos los poderes estatales que han existido hasta ahora. El mayor desarrollo del poder estatal con el fin de preparar las premisas para la extincin del poder estatal: tal es la frmula marxista", en AFANASIEV, Mijal, El triunfo y la crisis de la burocracia, op. cit. p. 180. STALIN, op. cit, pp. 556-557. id. cit. p. 558. id. cit. p. 553.
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Un segundo tema del discurso trataba de la lucha contra el igualitarismo, y se presentaba como un asunto dirigido sobre todo a los trabajadores manuales pero, lo que es ms importante, inseparable de la fluctuacin de la mano de obra. Porque ya no se estaba en el periodo de reconstruccin de la industria, y en las condiciones de ejecucin del plan tolerar la fluctuacin de la mano de obra significaba desorganizar la industria. Por consiguiente haba que combatir la nivelacin "izquierdista" de los salarios. Insiste sobre la necesidad de una diferenciacin de salarios. Critica a los "niveladores" que no tienen en cuenta la diferencia entre trabajo cualificado y trabajo no cualificado. Pone el acento sobre la responsabilidad personal en la produccin y en el recurso a los estmulos para elevar la productividad del trabajo. Insiste tambin en la necesidad de la rentabilidad y del crecimiento de la acumulacin interior de la industria. Ahora bien, Stalin deja claro que una de las condiciones por las que es necesario replantearse las cuestiones en torno al igualitarismo es precisamente el hecho de haber acabado con el paro. Dice el Gensek: "Es verdad que ahora no es vctima del desempleo, que est libre del yugo capitalista, que ya no es un esclavo, sino dueo de su propia causa. Pero esto no es bastante. El obrero quiere que todas sus demandas materiales y culturales sean atendidas, y nosotros debemos dar satisfaccin a tales deseos. No olvidis que nosotros tenemos con l ciertas exigencias: le exigimos disciplina en el trabajo, un esfuerzo intenso, la emulacin, el trabajo de choque. No olvidis que la abrumadora mayora de los obreros ha aceptado estas exigencias del Poder Sovitico con gran entusiasmo y las cumple heroicamente. Por eso, no os extrais si los obreros, que cumplen las exigencias del Poder Sovitico, exigen a su vez de l que cumpla sus compromisos en cuanto al mejoramiento continuo de su situacin material y cultural. As, pues, eliminar la fluctuacin de la mano de obra, suprimir la nivelacin, organizar de una manera acertada los salarios, mejorar las condiciones de existencia de los obreros: tal es la tarea"887. Para representar la eliminacin del paro podemos utilizar el siguiente grfico de Hutchings888:
La colectivizacin comport algunos efectos muy profundos, al margen de los exclusivamente agrcolas. Uno de ellos fue la desaparicin del desempleo urbano. Durante el periodo de la NEP, el desempleo registrado por los cambios de trabajo, que se daba fundamentalmente en las reas urbanas, era muy numeroso; haba cerca de 11,5 millones de personas en paro sin que la cifra mostrase tendencia a decrecer. Desde abril de 1929 el nmero de parados comenz a descender rpidamente, y el 9 de octubre de 1930 el comisario del pueblo encargado de los asuntos laborales anunci que el desempleo iba a desaparecer de forma inmediata. Las estadsticas oficiales muestran que el paro desapareci en el cuarto trimestre de 1930, y desde entonces no ha existido, al menos oficialmente, desempleo en la Unin Sovitica. La explicacin ms comn de este ritmo descendente en el paro que, por otra parte, aceptamos perfectamente como cierto, es que la demanda de trabajo creci durante el periodo de industrializacin. Sin embargo, aunque se trata de una causa realmente importante, ms decisivo fue an el papel desempeado por la colectivizacin, ya que los campesinos que se encontraban trabajando temporalmente en las ciudades volvieron a establecerse en las granjas colectivas, tanto para reclamar sus derechos sobre la propiedad
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Op. cit. pp. 545-546. (Y antes tambin sobre el paro, p. 539). Stalin habla pues a los "intelectuales orgnicos" de la clase obrera?, que deca Gramsci. Ahora bien, esto suscita algunas preguntas. Ver captulo VI, ltimo de nuestra tesis. HUTCHINGS, R. Op. cit. p. 110.
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arrebatada a los kulaks, como para proteger a su familia y asegurar sus intereses en un momento de extrema tensin social. Adems, al ser beneficiados los granjeros colectivos con unas condiciones similares a las de los obreros del sector industrial que trabajaban en las ciudades, esto sirvi de incentivo para atraer mano de obra hacia las granjas. Las granjas colectivas, por tanto, debilitaron la emigracin a la ciudad. Por tal procedimiento las granjas obtenan los poderes que haba posedo anteriormente su precursor, el mir, ahora prohibido. Pero al mismo tiempo, la colectivizacin impeda, sin embargo, la vuelta a la tierra de los trabajadores industriales y promova as la movilidad del trabajo entre la agricultura y la industria en una sola direccin. En los aos siguientes, los dirigentes de empresas y los cuadros sindicales se esfuerzan por poner en marcha estos principios. Se busca utilizarlos como un medio para combatir el alza acelerada de los costes que caracteriza -a pesar de la introduccin de las tcnicas modernas de produccin- los aos 1931 y 1932. De hecho, antes incluso de que fuera pronunciado el discurso mencionado, con fecha de 10 de junio de 1931 se adopt un decreto secreto que pretenda mejorar las condiciones de vida de los ingenieros y tcnicos y realzar su autoridad. Este decreto acordaba para stos un determinado nmero de derechos reservados hasta entonces a los obreros de la industria, y especificaba tambin que en materia de alojamiento tendran derecho a un suplemento de espacio. Sin embargo, en 1932, la mayora de los salarios se situaban todava en un abanico que iba de los 100 a los 500 rublos, y los sueldos que sobrepasaban los 500 rublos eran raros. Una medida importante se adopt ese mismo ao: la suspensin del partmax (techo de los ingresos de los asalariados del partido), con una decisin de fecha 8 de febrero de 1932. Esto permita a los cuadros miembros del partido recibir ingresos cada vez ms elevados mientras que, anteriormente, estos salarios no deban ser superiores en principio a los de un obrero medio. El salario a destajo deja as oficialmente de ser considerado como una medida provisional. Se presenta como inherente al socialismo. En cuanto a la formulacin de Marx que afirma que el salario a destajo es la forma de salario ms conveniente para el modo de produccin capitalista, no se menciona. La diferenciacin de los salarios se preconiza a la vez como un medio de acrecentar la produccin y de incitar a la formacin de cuadros tcnicos. La lucha del partido contra la "nivelacin" se inscribe de hecho en una perspectiva de conjunto. Pretende una diferenciacin de los salarios obreros, y un crecimiento de la diferencia entre los salarios de los productores inmediatos y los de los directores de empresas, ingenieros, tcnicos y administradores. Como dice Nove: "Los privilegios, en favor de ciertas categoras selectas de obreros o en favor de funcionarios, tendan durante este periodo a revestir la forma de filtros: acceso a tiendas reservadas, asignacin de viviendas tolerables, permiso para adquirir un buen traje, etc. En circunstancias de una escasez universal, el dinero por s solo no poda hacer mucho sin ese extra que la autoridad poda entregar o permitir. En esta situacin los abusos eran absolutamente inevitables y toda la relacin entre burocracia y ciudadanos resultaba adversamente afectada"889.
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NOVE, Historia..., op. cit. p. 219. Para ver cmo de la poltica de promocin Bettelheim extrae la consecuencia de la aparicin de una nueva clase explotadora, por ejemplo, BETTELHEIM, Ch. Les luttes..., 3me priode (1930-1941) Les dominants, ed. cit. pp. 91-93. Hay un momento en el que Bettelheim (que parece apoyarse en la tesis (de 3er cycle) de SAPIR, Jacques, Organisation du travail, classe ouvrire, rapports sociaux en URSS de 1924-1941, Pars, EHESS, fvrier 1980, p. 383), deja
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No podemos cerrar este captulo sin considerar una cuestin estratgica para poder entender la mutacin histrica producida: la enormidad del proceso de colectivizacin e industrializacin exige delinear las fuerzas sociales que sostienen el proceso, su complejidad y su articulacin. Nos vamos a reducir a dos intervenciones: la de Deutscher y la de Bettelheim. El primero, al comentar las expectativas de Trotsky a fines de 1928, indica que podra darse una situacin en la que "Stalin podra ejercer su mando personal slo a travs del aparato del Partido, no del ejrcito. Su dictadura no tendra inmediatamente las consecuencias contrarrevolucionarias que seguiran a un golpe militar. Pero tendra una base sumamente estrecha y sufrira de suma inestabilidad. Stalin se encontrara en conflicto crnico con todas las clases de la sociedad; tratara de someter ora a esta clase, ora a aquella, y de enfrentar a la algunas formulaciones de Lenin durante ese momento en las que sealaba al campesinado como "ltima clase capitalista". Y finalmente estaban los que siguieron la poltica de arriba por disciplina partidaria. Adems, la poltica de industrializacin encontr apoyo en capas importantes de la juventud obrera. La esperanza y cumplimiento de acabar con el paro ejercieron su influencia. La juventud estudiante fue movilizada con ese objetivo y con factores ideolgicos como la "revolucin cultural". Y ambas con las expectativas de sustituir a los "cuadros derechistas". En el campo hay que calibrar el apoyo que pudo prestar el campesinado pobre y medio. Los estudios tienen que ir con tanto cuidado como detalle en el complejo econmico e ideolgico. La ponderacin de Nove nos parece todava vlida: est por escribirse una historia satisfactoria del primer plan quinquenal. Los relatos soviticos oficiales subrayan las realizaciones y se explayan morosamente sobre el "pathos de la construccin". Los aspectos positivos parecen haber sido tambin excesivamente destacados en las novelas de la poca. En cuanto a los escritores antisoviticos, para ellos los aos 1929-33 se componen exclusivamente de coaccin, hambre, escaseces e ineficacia, y los logros slo se mencionan como una especie de tarda reflexin apologtica. Ser necesario que nos detengamos en muchos aspectos negativos, que son parte integrante del relato; sin embargo, esto har resaltar las realizaciones, que deben ser contempladas sobre un teln de fondo de terribles dificultades890.
anotada esta frase: "C'est avant tout dans ce proltariat coopt que sont choisis les promus, d'o cette consquence paradoxale: On devient proltaire pour cesser d'tre ouvrier" (p. 93).
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Una ponderacin que nos ayuda a entender testimonios de gentes que participaron en ese esfuerzo gigantesco, como el arquitecto Hannes Meyer: "Es el perodo de la edificacin de la industria pesada y del agrupamiento de millones de trabajadores alrededor de las nuevas fbricas. El perodo de la colectivizacin en el campo. El perodo de la dinmica consigna: Alcanzar y sobrepasar a los pases capitalistas. Todava falta casi por completo el aparato de la edificacin mecanizada e industrializada. Los pocos materiales de construccin se reservan para edificios industriales. Hay una falta tremenda de especialistas de todas las ramas de la construccin, entre ellos arquitectos y tcnicos. Hay crisis de viviendas; hay crisis de escuelas; hay crisis de vestidos: todos ellos del tipo Crisis del crecimiento. La vieja intelectualidad rusa permaneci indiferente o hostil". (En El arquitecto en la lucha de clases y otros escritos, Ed. Gustavo Gili, Barcelona, 1972, p. 224).
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"Pues, en realidad, todo est claro: la historia universal es el juicio final". Bujarin. (1938. Proceso).
"El mandamiento supremo, la esencia del espritu, es conocerse a s mismo. Esto lo lleva a cabo en la historia universal". Hegel (Lecciones de Historia Universal)
Nuestra investigacin se detiene en 1934, una vez puesto en marcha el segundo plan quinquenal y celebrado el XVII congreso del partido. La destruccin del partido bolchevique, la aniquilacin casi completa de todos los que participaron en su formacin y desarrollo con Lenin, de los que organizaron la insurreccin de Octubre en 1917, de los que sobrevivieron a la guerra civil y de los que participaron en las pugnas fraccionales durante la NEP, todos van a desaparecer en su mayora bruscamente en slo tres aos: de 1936 a 1939. Los que regresaron de la guerra de Espaa tampoco se salvaron891. Por tanto, esa historia queda fuera del relato. Sin embargo vamos a intentar poner de relieve determinados mecanismos que contribuirn al holocausto del bolchevismo. Es necesario recordar aquellas palabras de Evgenia Ginzburg: "Aquel ao, 1937 comenz realmente el 1 de diciembre de 1934"892, cuando el asesinato de Kirov. La historia es tan extraa como trgica porque en 1934 todos menos Trotski habian ocupado su sitio en el XVII Congreso. Las cifras, el recuento, indica mucho ms que un hecho: son una extravagante mueca en su fra precisin. El Comit Central elegido durante el XI Congreso, el ltimo que cont con la presencia de Lenin, se compona de 27 miembros893. Dejando a un lado a Lenin, diecisiete de los veintids titulares fueron ejecutados, asesinados (obligados a suicidarse) o deportados. Si nos reducimos al mximo rgano dirigente del partido, el Politbur, seis de los diez componentes del Politbur de 1922, ocho de los trece del de 1.924 y nueve de los diecisiete del elegido tras el XV Congreso de 1927, fueron eliminados. De treinta y un miembros del Politbur elegido entre 1.919 y 1.935, veinte desaparecieron trgicamente.
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El destino de uno de ellos puede servirnos de smbolo: Antonov-Ovsenko. Valgan unos versos del prefacio de un libro de poemas inmenso llamado La perspectiva Nevsky de Jos Tito. "El estilo del dinero/Cada farolito debe chirriar la riqueza de su dueo/Fantasa omnipotente/... Viejo bolchevique:/ la Sibila Casandra no te enga contndote tu futuro" (En prensa). BULLOCK, op. cit. p. 780. La lista de los nombres en ELLEINSTEIN, J. op. cit. pp. 107-108. El CC de agosto de 1917 que prepar la insurreccin de Octubre tena el reducido nmero de 21 miembros. Por ejemplo, BROUE, op. cit. p. 124126. Para la lista de los miembros del BP en fechas diferentes y las indicaciones relativas a su suerte, vase SCHAPIRO, L. The Communist Party of the Soviet Union, Methuen & Co. Ltd, ed., 1970, p. 648649.
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Otro tanto ocurri con el Comit Central, los secretarios regionales, provinciales y departamentales. Los procesos pblicos de Mosc afectaron slo a una nfima minora de comunistas. La mayor parte de los comunistas detenidos fueron ejecutados o deportados sin juicio pblico e incluso sin ningn juicio en la mayora de los casos. Segn Elleinstein, en 1.937-1.938, Yezhov envi a Stalin trescientas ochenta y tres listas de dirigentes que tenan que ser juzgados por el Tribunal militar pero cuya sentencia nica (la muerte) estaba decidida de antemano894. Slo el tres por ciento de los delegados que asistieron al XVII Congreso estuvieron presentes en el XVIII Congreso de 1939. El 70% de los miembros del partido de 1.939 haban ingresado desde 1.929, esto es, durante los aos de Stalin; nicamente el 3% haban sido miembros antes de 1.917. De sus 2,8 millones de militantes en 1.934, al menos 1 milln de antiestalinistas y estalinistas fueron arrestados y dos tercios de ellos fusilados. Se destruy su vieja direccin de la cabeza a los pies: desaparecieron comits enteros a nivel local, regional y republicano; 1.108 de los 1.966 delegados al XVII Congreso del Partido de 1.934 fueron arrestados y la mayora de ellos fusilados; 110 de los 139 miembros numerarios y suplentes del Comit Central de 1.934 fueron ejecutados o impulsados a suicidarse. Tras el asesinato de Trotski en Mxico en 1.940, Stalin era el nico que quedaba con vida de entre los componentes del crculo ntimo de Lenin. Por eso, Robert Conquest ha llegado a afirmar que la sangrienta purga de Stalin constituy una revolucin tan completa como cualquier cambio anterior de Rusia, aunque ms disimulada. Casi todos los dirigentes del Gosplan, un gran nmero de comisarios del pueblo y de embajadores murieron durante la tormenta. Stalin arremeti igualmente contra el Ejrcito Rojo. El 12 de junio de 1.937, la prensa sovitica publicaba una noticia revelando el descubrimiento de un complot militar y la ejecucin de sus autores. Se trataba del mariscal Tujachevski, comisario adjunto para la defensa, del general Iakir, al mando de la regin militar de Kiev, del general Uborevitch, al mando de la regin militar de Bielorrusia, y de muchos otros generales. Gamarnik, reponsable de la administracin poltica del Ejrcito Rojo, se haba suicidado pocos das antes. El Ejrcito Rojo fue literalmente diezmado por la represin. Perdi a decenas de miles de valiosos oficiales y otras decenas de miles fueron deportados. Entre las vctimas, los mariscales Blucher y Egorov, el general Vatetsis, numerosos almirantes y la mayor parte de los dirigentes de las academias militares: en total, perecieron tres de cinco mariscales, trece sobre quince comandantes del ejrcito, cincuenta y siete sobre ochenta y cinco comandantes de cuerpos del ejrcito, ciento diez sobre ciento noventa y cinco generales de divisin. La represin no fue menor en el ambiente intelectual. Historiadores y filsofos, bilogos y matemticos, escritores y artistas murieron a millares o permanecieron deportados durante aos. Este fue el caso, por ejemplo, de Knorin, director del Instituto de historia del Partido, del filsofo Sten, del bilogo Vavilov, de los escritores Mandelstam y Babel y del director de teatro Meyerhold895. La represin masiva afect tambin a los comunistas extranjeros residentes en Mosc. El suizo Platten y el polaco Ganetski, antiguos compaeros de Lenin, fueron ejecutados. El Partido comunista polaco fue disuelto en 1.938. Lo mismo le ocurri al Partido comunista de Ucrania occidental y al de Bielorrusia occidental. La represin se abati sobre los dirigentes de los PC de Letonia, de Estonia y de Lituania (las repblicas blticas no eran todava repblicas soviticas). Dirigentes del PC yugoslavo (entre ellos un secretario del Comit Central, Copoitch), del PC blgaro (los compaeros de Dimitrov en
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Las fuentes: el informe de Kruschev durante el XX Congreso y las revelaciones durante el XXIII Congreso. Sobre las discrepancias Jruschov-Medvedev, ver BULLOCK, op. cit., p. 842. Ver Anotacin de enero del 39 de BRECHT, R. Diario de trabajo I, ed. cit., p. 37.
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Leipzig, Popov y Tanev, entre otros) y de los PC chino, coreano, iran e hind desaparecieron igualmente. Prestaremos atencin a esta sentencia de Cohen: "Se destruy el partido bolchevique y se cre otro partido nuevo con diferentes miembros y diferente tica"896. Los rganos del partido, el Congreso, el Comit Central, y finalmente incluso el Politbur, se reunieron raras veces despus de 1.939. Y de nuevo esta conclusin del mismo autor: "hasta la muerte del dictador, en 1.953, el poder del partido era inferior al de la polica y su estimacin pblica inferior a la del Estado"897. Es indudable que las exclusiones y prdidas contribuyeron a la renovacin de los efectivos del partido y de su composicin social. Esta renovacin se opera a travs de fuertes fluctuaciones del nmero de adherentes. Del estudio de las cifras globales podemos comprobar que los efectivos del partido tienen una expansin rpida (entre 1929 y 1933) que va de 1,5 millones a 3,6 millones. Los aos finales de la NEP ofrecen estos datos sobre la composicin del partido898.
COHEN, op. cit, p. 491. id. cit. Vid. CARR, Bases de una....ed. cit., 2. p. 498. En relacin a esta distribucin de la poblacin de la URSS: id. cit., p. 511
Poblacin de la URSS por clases sociales (en millones, incluidas las personas dependientes) 1925-25 Proletarios* no agrcolas Proletarios agrcolas Total de proletarios Campesinos pobres Campesinos medios Kulaks Total de campesinos Trabajadores ni proletarios ni agrcolas# Burguesa no agrcola+ No agrcolas desclasados POBLACIN TOTAL * Es decir, asalariados, incluidos los empleados. # Artesanos, artfices, profesionales. + Contratantes de mano de obra, incluidos los artesanos con personal a su cargo. 20,4 4,9 25,3 26,5 74,7 4,5 105,7 6,2 3,1 0,5 140,8 1925-26 24,6 5,4 30,0 23,5 75,2 4,7 103,4 6,6 3,4 0,6 144,0 1926-27 26,7 5,8 32,5 22,4 76,7 4,9 104,0 6,8 3,5 0,6 147,4
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CUADRO XXXVIII. Miembros del VKP(B) (de las estadsticas del partido)
1/10/1928 -
1.456.696
Por status social (en %) 1/1/1926 Obreros Campesinos Empleados Otros 58,1 24,6 15,5 1,8 1/1/1927 56,1 26,3 16,2 1,4 1/1/1928 57,8 22,3 17,9 2,0 1/10/1028 61,2 21,1 16,3 1,4
A continuacin, hasta 1937, se produce una contraccin brutal. Los efectivos caen entonces de 3,6 millones a 1,9 millones; se produce, pues, una disminucin de 1,7 millones o lo que es lo mismo del 47%. Medvedev ha intentado una evaluacin indirecta. Parte de los efectivos del partido en el momento del XVII Congreso (en 1934); calcula la "prdida natural" de este periodo en 300 a 400 000 efectivos, y estima en poco ms de un milln el nmero de adhesiones entre noviembre de 1936 (poca en la que el partido acepta nuevos miembros despus de haber estado "cerrado" durante varios aos) y 1939. Estas cifras lo conducen a estimar que en el momento del XVIII Congreso (1939), los efectivos del partido habran debido elevarse (en ausencia de purgas y de represin) a 3,5 millones, mientras que se elevaron a menos de 2,5 millones, de ah concluye que la diferencia de un milln aproximadamente se debe a las purgas899. Al final de estas depuraciones, el partido haba dejado de ser un partido poltico en el esquema de Lenin, en el sentido preciso, por ejemplo, de constituir una organizacin voluntaria de militantes que tenan que ejercer control sobre la lnea poltica y las decisiones de la misma. Estamos en presencia de otra cosa: de un aparato administrativo de Estado que cumple una funcin de control sobre los otros aparatos de Estado y que recluta para estos aparatos. La importancia de las reglas jerrquicas se hace considerable: los que no pertenecen a un nivel suficientemente elevado de la jerarqua, no pueden ser informados de las verdaderas
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razones por las que se adoptan las decisiones ni de las condiciones en las que han sido adoptadas (los debates que tienen lugar en la cumbre son, a partir de entonces, secretos)900. As, mientras que en virtud del artculo 58 de los estatutos del partido (tal y como estaban en vigor formalmente hasta el XVIII Congreso) ningn miembro del CC poda ser excluido sin un voto de la mayora de los dos tercios del Plenum del CC, vemos multiplicarse, en la segunda mitad de los aos 1930, las exclusiones y los arrestos de miembros del BP y del CC sin que intervenga ningn voto, en funcin de una simple decisin de la cumbre del aparato del partido901. El grupo dirigente tiende cada vez ms a dispensarse de convocar los rganos estatutariamente dirigentes y espaca las reuniones. Este factor presente durante la NEP, al enconarse la lucha interna adquiere toda su fuerza durante los aos 1930. Algunas datos permiten ilustrar esta evolucin: mientras que en los seis aos que siguen a la Revolucin de Octubre se celebran 6 Congresos del partido, 5 Conferencias y 79 Plenos del CC, en los diez aos que siguen a la muerte de Lenin, no hay ms que 4 Congresos, 5 Conferencias y 43 Plenos; posteriormente, entre 1934 y 1953 (un perodo de veinte aos) no se realizan ms que 3 Congresos, 1 Conferencia y 23 Plenos. Hasta aqu los datos, las cifras, los hechos. Pero centrmonos en la primera sentencia de Cohen. Cmo explicarla? Cul era la tica que tena antes y cul la posterior? En su obra no hay justificacin de esa intuicin, exacta a nuestro modo de ver, sobre un conocimiento detallado de la historia. Veamos. La aparicin de los ltimos textos de Bujarin antes de su juicio y fusilamiento902, estremecedores, nos ponen delante de un elemento poco considerado cuando nos referimos a la ideologa del sistema social de transicin: la llamada tica socialista. Bujarin (victima) y Stalin (verdugo) son las dos caras de una misma moneda. Misma? No exactamente. Porque en Bujarin existe el teatro cruel de la contradiccin y, por tanto, la posibilidad de encontrar otras vas, incluso otro escenario. En Stalin, la inexorabilidad de una decisin amparada por la fatalidad de la historia, borra los lmites de la contradiccin. Bujarin est perdido porque l se ve tambin en ese juego poderoso de la fatalidad. El proceso se cumplir a pesar de la injusticia que la historia opera sobre l, sobre su miserable finitud903.
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Stalin (p. 431): "hay que fijar medidas especiales...". Comparar con la concepcin del partido en Lenin (BROUE, P. op.cit., p. 162). Un estudio que tenemos pendiente es el de los cambios producidos en los estatutos del Partido desde 1903. No hemos podido confrontar los intermedios entre la poca leninista y los posteriores al XIX Congreso. Hemos logrado localizar sorprendentemente los estatutos del PCUS aprobados en el XIX Congreso de 1952. En INSTITUTO DE ESTUDIOS POLITICOS, Constituciones Europeas, Universidad Central de Venezuela. Facultad de Derecho, Impreso en Madrid, 1960, pp. 295-318. Diario EL PAIS, domingo 18 de Octubre de 1992. Hoy conocemos la aterradora carta de Bujarin dirigida a Stalin antes de su ejecucin:"...y sera mezquino poner la cuestin de la vida de uno al mismo nivel que las tareas histricas globales que recaen, fundamentalmente sobre tus espaldas" (El Pas, 28 de Febrero de 1993, p. 16. Suplemento) Tal vez pensara mientras se acercaba la hora fatal en las palabras de Keats: "Mi nombre est escrito en el agua". No se lee en el guin de Pierrot le fou una frase de Lenin: "Somos muertos de permiso", frase que es un inserto dentro de un libro de la editorial Gallimard?. Ver GODARD, Jean-Luc. Cinco guiones, Ed. Alianza, Madrid, 1973, p. 112.
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Cmo es posible no haber visto antes la lgica que procede en todo el llamado "estalinismo"? La hiptesis que mantenemos puede explicar, puede encajar perfectamente tambin los derroteros de la terrible historia de los Procesos de Mosc, y de lo que se ha denominado ideologa del "homo sovieticus". Recordemos las palabras de Bujarin a su joven esposa Anna Larina: "Prepara a nuestros seres queridos, aydales a todos. Temo por t y por los dems, pero especialmente por t. No te enfurezcas por ningn motivo. Recuerda que la gran causa de la URSS est viva y esto es lo que es importante, mientras que los destinos individuales son transitorios y miserables en comparacin. Una gran prueba te espera. Te ruego, querida ma, que hagas todo lo que puedas, aprieta los cordones de tu alma, pero no permitas que los rompan ... s de piedra, como una estatua"904. El "anonimato", el "secretismo", la oblcua interpretacin de la propia vida, etc. que caracterizaron la atmsfera "sovitica", objeto de relatos, informes, pelculas etc., se pueden empezar a comprender si hacemos intervenir el dominio del Espritu Objetivo. Quiz ms visible que en cualquier otro nivel, la materialidad de ste se hace patente en la "tica socialista". Para que no quepa duda de lo que sealamos, escogeremos estos ejemplos para aadir al texto-testamento bujariniano. Y observaremos cmo durante cincuenta aos los enunciados variarn muy poco. En primer lugar, el discurso funerario de Stalin a la muerte de Lenin, ya analizado por Colletti: "Te juramos, camarada Lenin ..."905.
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La "tragedia", el "enigma", el "destino" de Bujarin como smbolo de la destruccin del bolchevismo a manos del estalinismo triunfante, ha dado lugar, como sabemos, a toda una serie de construcciones y explicaciones. La ms difundida ha sido el relato de Arthur KOESTLER, El cero y el infinito, ed. Destino, 1967. Pero hay que tener en cuenta otros textos ms olvidados como las consideraciones de SARTRE, J.P. al final de su San Genet, comediante y mrtir, Losada, B.A., 1967, pp. 645 y ss., y los ajustadsimos prrafos de MAYER, Hans. Historia maldita de la literatura, Taurus, Madrid, 1967, pp. 274 y ss. La figura del "traidor objetivo", desde una perspectiva heideggeriana en BEAUFRET, Jean. Le "dialogue avec le marxisme" et la "question de la technique" contenido en el segundo volumen de su Dialogue avec Heidegger (Les Editions de Minuit, Pars, 1973, pp. 143 y ss.) estableciendo una similitud histrica entre la revolucin francesa y la sovitica: procesos de Pradial de 1794-procesos de Mosc. Ver adems BROU, P., Los procesos de Mosc, Ed. Anagrama, Barcelona, 1988 (2 edic.). KRIEGEL, Annie, Los grandes procesos en los sistemas comunistas, Ed. Alianza, Madrid, 1973, y la bibliografa ms conocida, empezando por Conquest. Inters aparte el ensayo de ZIZEK, Slavoj. Le stalinisme: un savoir dcapitonn, en Analytica volume 33, Navarin Editeur/Diffusion Seuil, Pars, 1983, en el que dentro del esquema lacaniano de los cuatro discursos (del amo, universitario, de la histrica y analtico) Zizek establece que con Stalin (a diferencia de Lenin) el adversario -el traidor-, "n'est nullement celui qui <<ne sait pas>> ce qu'il dit ou ce qu'il fait, il est tout au contraire prcisment celui qui -pour employer une tournure stalinienne par excellance- <<sait trs bien ce qu'il fait>>, avec la menace qu'implique ce syntagme: un conspirateur qui complote avec conscience, avec intention" (op. cit. p. 82). Ver infra nota, 75 de VI. La Constitucin de 1936. COLLETTI, Lucio. La cuestin de Stalin y otros escritos sobre poltica y filosofa , Ed. Anagrama, 1977, pp. 27 y ss. Colletti no sabe hasta qu punto algunas apreciaciones de pasada tocan, hasta quemarse, la problemtica verdadera. Una: "Lo que constituye el rasgo especfico de Stalin y ... tambin, desde luego, el elemento de su grandeza (un elemento que le hizo representar hegelianamente el papel de individuo histrico-mundial fue su capacidad de interpretar el aislamiento al que la historia estaba sometiendo a Rusia", etc.. (op. cit, id. p. 31). Aunque, en nuestra lectura, su "grandeza" no est en la Rusia aislada. Dos: "Es indudable que lo que ha actuado en el marxismo oficial, por ejemplo, en el marxismo sovitico, sobre la base de esa particular corriente interpretativa que es el materialismo dialctico, ha sido presisamente el aspecto ms conservador del pensamiento de Hegel. Y no es casual el que en la Unin
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O estas palabras del Izvestia del 24 de enero de 1924, tres das despus del fallecimiento de Lenin: "Lenin vive en el alma de cada miembro de nuestro partido. Cada miembro de nuestro Partido es una parcela de Lenin...Lenin vive en el corazn de todo buen trabajador. Lenin vive en el corazn de cada campesino pobre"906. Planteamos algo ya reconocido: el llamado estalinismo no es hijo legtimo del "Padrecito". La forja ideolgica del estalinismo tiene muchas races y no es la primera la de Stalin, hasta donde hemos podido averiguar. Quizs el primero en el que tengamos que pensar sea Zinoviev. El comenz el culto al jefe infalible. Y el partido, a pesar de las protestas de Lenin, expandi (el terreno por muchas razones estaba abonado) uno de los mitos principales de lo que constituy ms tarde el estalinismo. A continuacin, la lgica se prolonga con la identificacin entre el partido y Lenin, que se amplifica tras el atentado de la Kaplan (3O-8-18). No es slo Zinoviev, Kamenev, Krasin, etc.., es incluso la voz de alguien que estar en el lmite vital de todo esto, en las antpodas ("la barquilla del amor se ha roto contra el oleaje de la vida cotidiana"); nos referimos a Maiakovski, quien pese a toda su lucidez escribir: "Cuando decimos Lenin, pensamos: el Partido; cuando decimos el Partido, pensamos: Lenin"907. Lunacharski hace esta "confesin" que nos sirve de resumen al respecto: "Creo que Lenin que no soportaba el culto de la personalidad y lo combata por todos los medios, acab por comprendernos en los ltimos aos y nos perdon"908. En segundo lugar, sobre esta base se asistir a la destruccin de la democracia sovitica. Quien lo expresar con la crudeza impvida de un estalinista prominente, ser Kaganvich, tras una arbitraria depuracin sindical en 1929, en plena lucha con la oposicin bujarinista: "Podra decirse que fue una violacin de la democracia proletaria; pero, camaradas, se sabe desde hace tiempo que la democracia no es ningn fetiche para nosotros, los bolcheviques"909. Unido a sto viene el peligro que se corre al pensar la teora. De nuevo Kaganvich lo dir inmejorablemente claro: "En poltica, la traicin empieza siempre con la revisin de la teora"910. La ortodoxia ser la cara oculta de la organizacin, y el Partido se convertir en la correa de transmisin del Espritu Objetivo.
Sovitica se haya aceptado precisamente el aspecto que ms repugnaba a Marx de la filosofa del derecho de Hegel, esto es, el culto a la autoridad estatal" (id. p. 93). Para extractos del discurso de Stalin, cfr. CARR, E.H. El Interregno 1923-1924, Ed. Alianza, Madrid, 1974, pp. 345-346.
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No hemos podido consultar la referencia pero en FONTANA, Josep. Historia. Anlisis del pasado y proyecto social (Ed. Crtica, Barcelona, 1982), hay un eco de toda esta idolatrizacin de Lenin (pp. 221222). Se trata de Panait Istrati. Soviets, Rieder, Pars, 1929. Claro que Maiakovski escribi al mismo tiempo: "Temo/que las peregrinaciones/ y mausoleos,/las veneraciones/ reglamentadas/ ahoguen/ en leo empalagoso/ la modestia/ de Lenin".. etc. MAIAKOVSKI, V. Poemas 1917-1930 (Visor, Alberto Corazn editor, Madrid, 1973, pp. 90-91). En HELLER, Michel. El nuevo hombre sovitico, Planeta, Barcelona, 1985, p. 71. Desde luego, ese rasgo de optimista supuesta indulgencia no era compartido por Krupskaya, como sabemos. Sobre Krupskaya tenemos un documento revelador en el "memorial" del sobrino de Kaganovich, Stuart KAHAN. (El lobo del Kremlin, Datanet, Barcelona, 1988? pp. 169 y ss). En l se relata cmo fu su to el encargado en 1928, en una reunin del Politbur, de cerrarle la boca a la viuda de Lenin ponindola ante el hecho de que si continuaba con sus protestas y sus crticas, el partido poda hacerle dejar de ser "viuda" de Lenin. En COHEN, op. cit. p. 429. id. p. 322. Mosh Lewin ha visto en la igualdad "duda=traicin" uno de los instrumentos ms mortferos de la reaccin moral y cultural que golpea el pas en los aos 30. Cfr. LEWIN, M. Society, State and Ideology during the first five year plan (en FITZPATRICK, Sheila. (ed.). Cultural Revolution in Russia 1928-1931, Bloomington-Londres, Indiana UP, 1978, p. 69). BETTELHEIM ha recogido igualmente este planteamiento (cfr. Les luttes..., Les dominants, ed. cit. pp. 53-54).
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En tercer lugar, sobre esta base se constituir la regla de oro, el pilar de la tica socialista. Dicho en palabras de Breznev: "En nuestra sociedad es moral todo lo que sirve a los intereses del comunismo". Este principio es un imperativo categrico pero ya no formal, abstracto, sino vivo, verdadero en tanto que real. Adopta dos enunciados diferentes: uno en las condiciones del poder; otro bajo el capitalismo (es moral todo aquello que contribuye al triunfo de la revolucin, e inmoral cuanto se opone a ella). La garanta de esta moral es la formacin de un tipo de hombre nuevo, seal del triunfo definitivo de la nueva sociedad. As, Breznev en su informe al XXV Congreso en 1976: "El hombre sovitico es el xito ms importante de estos sesenta ltimos aos". Pero lo encontraremos igualmente en Chernenko, etc., en todo el discurso de la nomenklatura. Por supuesto, la referencia base es Stalin y su apologa maquinista del engranaje y el tornillo911. Hay que notar que Sslov, el idelogo mximo del PCUS, no las tena todas consigo: "el hombre sovitico no est acabado todava y no satisface plenamente las exigencias del partido"912. El proletariado, fuera de las relaciones de produccin capitalistas, es una clase universal y nica, y el Estado se convierte en la voluntad de esa clase al tiempo que lo vertebra. Su objetividad, su inmanencia es el Estado. El proletariado, como clase dominante, no necesita vivir a costa de otras clases, pero no puede permitir que otras clases vivan fuera de los lmites de la intervencin estatal. No tiene nada de extrao que un pensador de la categora de Apel identifique la tica marxista con la tica hegeliana y por tanto siga sin ver la infraestructura ideolgica del llamado homo sovieticus, lo que Popper denomina como "futurismo tico". En efecto, dice Apel: "Como filosofa dialctica (en el sentido hegeliano), el marxismo no acepta la distincin humeana entre lo que es y lo que debe ser como una separacin insuperable entre hechos cientficamente cognoscibles y normas, que deben ser establecidas subjetivamente...el marxismo entiende con Hegel lo histricamente real como lo racional y lo racional como lo real, tal como exige una transformacin histrico-dialctica de la ontologa clsica. Por otra parte, va ms all de Hegel en la medida en que no quiere entender slo especulativamente ex-post la unidad de la facticidad histrica y de su negacin determinada -que debe constituir la unidad histrico-dialctica de la realidad racional- sino que cree poder convertirla en objeto de un anlisis cientfico, objetivo-materialista, incluyendo el futuro que debe ser creado, ante todo, mediante crtica y praxis revolucionaria. Esta pretensin ha sido formulada, en cualquier caso, por el marxismo ortodoxo, a pesar del aprecio de Marx, en las Tesis sobre Feuerbach, por la praxis subjetiva descubierta por el Idealismo alemn"913. La mejor manera de ver la especificidad de la tica "socialista", es decir, la construccin del homo sovieticus, es volver sobre la relacin Kant-Hegel. Ambos estn de acuerdo en que la ley moral tiene un carcter objetivo (se impone a los agentes con independencia de sus deseos personales), en que est determinada por principios racionales (pueden ser asimilados por la razn); sin embargo, como la universalidad del imperativo categrico slo se puede mostrar negativamente, es decir, dir lo que no debe hacerse, Hegel concluye que la tica kantiana no
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La referencia ms importante es su discurso en la primera conferencia de stajanovistas en noviembre de 1935: "hombres nuevos, tiempos nuevos, normas tcnicas nuevas". STALIN, op. cit., p. 801 en HELLER, p. 13. Pravda, 15 de Octubre de 1981. APEL, K.O. El a priori de la comunidad de comunicacin y los fundamentos de la tica, en La transformacin de la filosofa, Ed. Taurus, Madrid, 1985, vol. II, pp. 346-347.
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implica una doctrina del deber inmanente (pargrafo 135 de la Filosofa del Derecho)914. En la base de la tica kantiana (y de la utilitarista) est la conviccin dominante de que la moral de un hombre es, en el fondo, algo que slo a l concierne, y a nadie ms. En el centro de la moralidad se encuentra, segn Kant, la nocin de "buena voluntad". La voluntad que desea la accin que juzga que es la correcta, considerada por s misma nicamente y no con vistas a ningn propsito ulterior. El hombre no puede dominar lo que ocurre en el mundo, pero posee un mbito en el cual es seor: tiene un poder absoluto sobre sus motivos. La moralidad de un acto depende de lo que pasa en la mente del sujeto de la accin, de su intencin. Para Kant no se necesita ninguna inteligencia excepcional para encontrar en cada momento lo que tengo que hacer, para llegar a poseer una buena voluntad. En mi inexperiencia puedo formular una pregunta tal: "Puedes desear que tu mxima se convierta en ley universal?" Y contesta: "Si es que no puedes, debe ser rechazada." La tica kantiana es normativa, no descriptiva; se trata de poseer una brjula mediante la cual sea posible distinguir en todos los casos lo que es bueno y lo que es malo, correcto o incorrecto. Este aspecto normativo, sin embargo, parece estar ya presente en la realidad, segn Kant, porque para l la autonoma de la realidad es un requisito que no slo es aceptado por la conciencia moral comn sino que debe ser as aceptado. No admitir la libertad subjetiva es un absurdo moral. La crtica que opera Hegel sobre Kant radica en un desplazamiento; el centro de inters de la tica pasa del aspecto personal al social. Para Hegel, el hecho de que un acto proceda de la conciencia es una condicin suficiente para que sea correcto (pargrafos 132 y 137). Para Hegel, con el recurso a la prueba de la universalizacin, cualquier lnea de conducta incorrecta o inmoral puede ser justificada. El error de la tica kantiana del imperativo categrico es su carcter abstracto. Walsh retoma la comparacin del joven Hegal del AT con el Sermn de la montaa915. La moralidad implica no slo intencin sino tambin actuacin, y esto debe ser reconocido y explicado. Adems, la razn prctica que en Kant es un elemento divino dentro del hombre, implica una intolerable distincin, un dualismo pasin (animal) razn (semilla divina) o moral pura y pasiones animales. Separar tajantemente hechos y valores es algo que resulta moralmente intolerable. La forma en que Hegel supera las limitaciones e incongruencias del formalismo kantiano, podemos verla por el pargrafo 257. Es en el Estado donde los individuos pierden su particularidad y, sin embargo, adquieren un mayor sentido de finalidad en la vida. Es el Estado el que constituye la unidad ltima que debe ser presupuesta si las acciones de los individuos han de ser inteligibles. El hombre es un ser social, y el Estado es el verdadero todo social. Los individuos no son individuos aislados persiguiendo cada uno sus objetivos particulares, sino como miembros de un todo ms amplio, ocupados en un fin comn. El Estado es la actualizacin de la idea tica, "El Estado es la realidad de la Idea tica", etc..916. Aunque nos desviemos algo, queremos ir un poco ms al fondo de esta cuestin. Y lo hacemos porque estamos pensando en alguien como Trotski, de unas cualidades y
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Op. cit., p. 142 WALSH, W.H. La tica hegeliana, Fernando Torres Editor, Valencia, 1976, pp. 61 y ss. Se trata del escrito de 1799 El espritu del Cristianismo y su destino (en HEGEL, G.W.F. Escritos de juventud, op. cit., pp. 287-383). En lneas generales, seguimos aqu la interpretacin de Walsh, que alcanza su punto ciego en la p. 56 para conectarse con lo que estamos desarrollando. FD, op. cit., p. 244.
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caractersticas extraordinarias entre las que estaban, como sabemos, su independencia intelectual y de criterio. En 1923, en plena formacin del estalinismo como ideologa triunfante que conformar todo el aparato institucional del capitalismo de estado (empezando por el partido), encontramos otro ejemplo bien sintomtico. Se produce durante la confrontacin terica que se desencadena, con Lenin incapacitado para intervenir. En esta lucha de tendencias, de posiciones tericas y polticas diferentes, imperceptiblemente comienzan a dibujarse unos signos inquietantes. Un desplazamiento peligroso: El Partido como depositario de la verdad. El conocimiento de las leyes objetivas de la historia como legitimacin ulterior de sus decisiones. El temible peligro moral que acecha cuando el sujeto se ha inscrito en la corriente imparable del ineludible cumplimiento de la historia. (Fernndez Buey dir: "pero el mundo de las acciones poltico-morales no es una va frrea ni una autopista; es, ms bien, una red de senderos de montaa que se bifurca, se multiplica y se pierde en el bosque"). Es durante el Invierno-Primavera del 23-24 cuando aparece el maridaje verdad-Partido colndose de puntillas. Si, en todo caso, se hubiera reconocido lo difcil que era tener razn contra Lenin, la cosa habra sido diferente. Y no porque Lenin no se equivocara917. El mismo, por lo dems, insista en que lo peor era no reconocer el error918. Pero histricamente, hay que convenir lo difcil que era tener razn contra Lenin, y esto es evidente precisamente por la cantidad de veces que se opusieron a l. Como constatamos, nunca existi esa sacralizacin de Lenin. Pero lo que ahora se nos cuela, como vamos a ver, no es la dificultad de tener razn frente a Lenin sino la imposibilidad de tener razn frente al Partido. Estamos en el XIII congreso del Partido Bolchevique, mayo de 1924. Lenin acaba de morir. Su culto iba muy rpido. Hasta ahora, Pravda haba sido un foro abierto para que los grupos en conflicto dentro del Partido expusieran sus opiniones en controversia. A partir de entonces, Pravda se limita a ofrecer la opinin de la direccin del Partido. Veamos los precedentes inmediatos: con pocas fechas de diferencia se produce el fracaso de la revolucin en Alemania y la carta de Trotski (ocho de Octubre de 1923); la plataforma de los 46, del 15 de Octubre, que denunciaba la burocratizacin del Partido; la carta de Trotski del 8 de Diciembre; la campaa contra Trotski que desata Zinoviev el 15 de Diciembre de 1923 en una reunin de trabajadores, dibujando su pasado, su poco inters por los campesinos, y la propia definicin como corriente: el trotskismo, que aparece por vez primera; la XII conferencia, el diecisis de Enero de 1.924, ms decisiva que el congreso anterior o el que pronto tendr lugar -el XIII- porque cristaliza el triunvirato contra los "errores" de Trotski. Y,
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Para hacer olvidar la sacralizacin o infalibilidad de Lenin, se podra hacer una clasificacin de este tipo: a) errores: en el problema del boicot a la Duma de Stolipin en 1907, o en la ofensiva sobre Varsovia en 1920; b) incomprensiones: su empeo en mantener la inocencia de Malinovski, pese a las advertencias de que se trataba de un agente zarista, o la valoracin de Serrati y Levi (cfr. LWY, p. 206); c) derrotas: en votaciones en el partido muchsimas veces, baste recordar como la ms relevante, durante la paz de Brest-Litovsk. Una cita de las Notas de un publicista nos valdr: "Pero no hemos logrado an organizar los fundamentos de la economa socialista ... Debemos apreciar claramente esto y admitirlo francamente, pues nada es ms peligroso que las ilusiones (y el vrtigo en especial a grandes alturas). Y no hay nada absolutamente "terrible", nada que d motivo legtimo para el menor desaliento, en admitir esta amarga verdad..." OC. XXXVI, p. 165.
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por ltimo, la muerte de Lenin. (Perdi -y se perdi- en el congreso anterior la oportunidad de machacar a Stalin, segn las ltimas directivas de Lenin). Pero es en el XIII congreso donde aparecen las inquietantes formulaciones, sobre todo por su "novedad". Veamos el estilo de Zinoviev: "Lo ms lgico, y lo ms digno de un bolchevique, es lo que la oposicin debiera hacer tras cometer un error: presentarse al partido desde la tribuna del Congreso y decir: Comet un error y el partido tena razn... Hay una manera de liquidar la controversia y de terminar con ella de una vez y para siempre: adelantarse a esta tribuna y decir: El partido tena razn y los que dijeron que nos hallbamos al borde de la ruina estaban equivocados919. Trotski, en una situacin difcil, sin el paraguas de Lenin -ahora se muestra cuan frgil era su posicin en el Partido-, replic as ms adelante: "Camaradas, aqu se ha hecho una invitacin a todos los que se hayan equivocado, para que confiesen su error. Nada es ms sencillo, moral y polticamente, que confesar uno u otro error ante el propio partido. Creo que para eso no se precisa un gran herosmo moral..." Y si se hubiese mantenido diciendo que: "No slo los miembros individuales del Partido, sino el propio partido puede cometer errores, como lo fueron las resoluciones de la ltima conferencia, las cuales considero, en ciertas partes, incorrectas e injustas. Pero el partido no puede tomar decisiones, por muy incorrectas e injustas que sean, que puedan remover en lo ms mnimo nuestra ilimitada devocin a la causa del partido, la voluntad de todos nosotros de llevar sobre las espaldas la disciplina del partido en cualquier circunstancia. Y si el partido toma una decisin que alguno de nosotros puede pensar que es injusta, diremos: Ser justa o injusta, pero ste es mi partido y sufriremos hasta el fin las cosecuencias de su decisin". Si slo hubiese dicho esto... pero alguien que nunca fue estalinista, ni siquiera organizativamente, dijo tambin otras frases: "Camaradas -continu Trotski-, ninguno de nosotros quiere tener razn, ni puede tener razn, contra su partido. El partido es, en ltima instancia, quien siempre tiene la razn, porque el partido es el nico instrumento histrico de que dispone el proletariado para el cumplimiento de sus tareas fundamentales. Ya he dicho que nada hay ms fcil que decir ante el partido: Todas estas crticas, todas estas declaraciones, advertencias y protestas no fueron ms que un craso error. Pero, camaradas yo no puedo decir esto, porque pienso que no es as. Yo s que uno no puede920 tener razn contra el partido. Uno puede tener razn slo con el partido y por el partido, puesto que la historia no ha creado otros caminos para llegar por ellos a la realizacin de lo que es justo. Los ingleses tienen un proverbio histrico; Mi pas siempre, con razn o sin ella. Con un derecho histrico muchsimo mayor, nosotros podemos decir: Tenga razn o no en cuestiones personales concretas, es mi partido". La cantidad y variedad de informaciones y documentos que poseemos ilustran este anonadamiento de lo individual. Esas terribles premoniciones, descripciones o formulaciones que nos encontraremos por doquier: Babel y su diario de 1920921, los Khayan922, Zamiatin923,
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Todas las intervenciones en CARR, E. H. El Interregno 1923-1924, cit. pp. 358 y ss. Un matiz diferente en la versin que ofrece Deutscher: "S que uno no debe tener razn contra el partido" (en El profeta desarmado, Ed. Era, Mxico, 1971, pp. 136-137). Editado por la Rev. Debats, n 40, Valencia, 1992. KEHAYAN, N y J. Calle del proletario rojo, prlogo de Vzquez Montalban, Ed. Blume, Barcelona, 1979.
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A. Zinoviev y A. Soljenitsin924, los naranjos del lago Balatn925, Ribakov926, etc. O el caso Lyssenko. El texto ms despiadadamente explcito de ese sometimiento de lo particular lo tenemos en este fragmento de Piatakov (uno de los citados en el Testamento de Lenin: "El partido est basado en un principio de coercin, que no reconoce lmite ni impedimento alguno. La idea central de ese principio de coercin sin lmites no es la coercin en si misma, sino la ausencia absoluta en ella de cualquier lmite moral, poltico e incluso fsico. Un partido semejante es capaz de realizar milagros y de alcanzar objetivos que escaparan al poder de cualquier colectividad humana [...] Un autntico comunista, es decir un hombre que ha sido formado en el partido y ha absorbido profundamente su espritu, se convierte a su vez, en cierta medida, en un hacedor de milagros. Por un partido semejante, un autntico bolchevique expulsar gustoso de su mente ideas en las que ha credo durante aos. Un autntico bolchevique ha sumergido su personalidad en la de la colectividad, el partido, hasta el punto de desprenderse de sus propias opiniones y convencimientos y de mostrarse sinceramente de acuerdo con el partido: l es un autntico bolchevique. Para l no puede existir vida alguna fuera d las filas del partido, y , si el partido se lo exigiera, estara dispuesto a creer que lo negro es blanco y lo blanco, negro. A fin de integrarse en un todo con ese partido, se fundir en l, abandonar su propia personalidad, de modo que no quede en su interior ni una partcula que no sea unidad con el partido, que no pertenezca a l."927 El anlisis del estalinismo ha conseguido enumerar sus caractersticas y factores sin penetrar en su "generador", que no es otro que su concepcin del proletariado como clase universal siempre que anide en su interior una voluntad absoluta. De esta forma nace su concepto de ejercicio de la dictadura del proletariado como ampliacin de su voluntad protegida y sancionada por la finalidad de la historia, que se manifiesta a travs del poder del Estado como suprema palanca de transformacin econmica (el partido ni debe ni puede resistrsele), por tanto, de la violencia que no debe atenuarse ya que cuando las clases estn ms cerca de su liquidacin (en vez de
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ZAMIATIN, Yevgueni. Nosotros, Tusquets, Barcelona, 1991. p. 106. En 1993 ha aparecido otra edicin en Alianza. Sus novelas pueden ser ledas como las dos caras de una misma moneda. Mientras Soljenitsin muestra la opresin de la sociedad rusa y la resistencia, la despiadada indiferencia de Zinoviev muestra la aceptacin y la colaboracin. La visin y los matices son muy diferentes. Las previsiones tambin. De ZINOVIEV, Alexandr, mucho menos difundido, disponemos de Radiante porvenir, (Ed. Ruedo Ibrico, Barcelona, 1980. Cfr. directamente las pp. que hablan de la colectivizacin, la moral, la justicia, la represin, la cultura, etc: pp. 8-9, 14, 27, 46,-48, 50, 68, 70, 211-213, etc). La absurda y dramtica historia de los tiempos de la Hungra de Rakosi, le sirvieron para dar ttulo a la obra de DUVERGER, M. Los naranjos del lago Balatn. (Lo muerto y lo vivo en la ciencia social de Marx), Ariel, Barcelona, 1981. No slo Los hijos de Arbat, sino El Terror. Tambin Sajarov. Y da igual la geografa. Ver PAN, Lynn China despus de Mao, Planeta, Barcelona, 1988. Hay cuestiones decisivas por otra parte. Por ejemplo: las lecturas. Qu lea el campesinado durante la NEP y la colectivizacin? Cfr. WERTH, N. op. cit. pp. 228 y ss. En BETTIZA, Enzo. El misterio de Lenin, Ed. Argos Vergara, Barcelona, 1984, p. 81. Recordemos que Piatakov fue uno de los principales inculpados en el segundo proceso transcurrido entre el 23 y el 30 de enero de 1937. Su reconocimiento de culpabilidad es uno de los ms disparatados de los procesos: se haba reunido con Trotsky en su casa de Oslo, y ste le di instrucciones para el sabotaje y terrorismo y le puso al corriente de sus conversaciones con Rudolf Hess, etc. (BROUE, P. El Partido bolchevique, op. cit. pp. 490 y ss.) Qu mayor cumplimiento de su "deber" se le poda pedir? Ese deber que tan malas pasadas le cost a Pablo Neruda (como cuenta Jorge AMADO en Navegacin de cabotaje, Ed. Alianza, Madrid, 1995, pp. 105 y ss.), sobre todo su esquizofrenia con el poema a Tito. Ver asimismo la percepcin de esta realidad aniquiladora en MENDOZA, Plinio La llama y el hielo, Planeta, Barcelona, 1984 (por ejemplo, pp. 96-97).
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extincin), ms se resisten; y de ah su principio de agudizacin de la lucha de clases. Voluntad proletaria + poder de Estado + violencia legitimada, he ah los pistones del estalinismo. Stalin tiene una visin estatal del Partido; dicho de otro modo, Stalin estataliza el Partido, convirtindolo en escuela de obedientes funcionarios. Desde esta perspectiva es perfectamente comprensible un rasgo que caracteriza a la superestructura del Estado socialista: la primaca de lo poltico y la subordinacin de lo econmico y lo jurdico. (Su derivacin ms perversa es la manipulacin de las cifras de los planes quinquenales.) La paradoja del estalinismo es que la aniquilacin de las clases (en vez de su extincin) provoca la no desaparicin del Estado (su no extincin) sino su metstasis. Si repasamos la bibliografa sobre el "fenmeno estaliniano", en las obras de Chtelet, Medveded, Elleinstein, Bieler, Gerratana, Bettelheim, Colletti, Balibar, Althusser, etc., se repiten las siguientes caractersticas: 1) Las fuerzas productivas como motor de la historia. La creencia de que el camino al comunismo es un resultado del crecimiento econmico. "Segn sean las fuerzas productivas, as tienen que ser tambin las relaciones de produccin"; 2) La tcnica lo decide todo; 3) Direccin "autoritaria" del partido, por una parte, y de la gestin de las empresas, por otra; 4) La concepcin del partido en versin militar; slo como el estado mayor de lucha del proletariado; y, por consiguiente, la eliminacin de la concepcin leninista de ste como "parte" de los explotados; 5) Antiigualitarismo socialista. Stalin, so pretexto de que era una idea pequeo-burguesa y reaccionaria, atac el igualitarismo olvidando deliberadamente las advertencias y escritos de Lenin. (Este, recogiendo la prctica de la Comuna de Pars, recomendaba, por ejemplo, que ningn miembro del partido cobrara un sueldo superior al de un obrero cualificado); 6) La idea de Stalin del fin de la lucha de clases en la URSS, junto a su concepcin de la dictadura del proletariado y del reforzamiento del Estado en el socialismo; 7) El predominio del aparato policial sobre los otros aparatos del poder estatal, junto a la norma de las soluciones represivas frente a las polticas; 8) Poltica exterior dominada por el oportunismo, y la poltica de gran potencia. Ese gran ruso que descubri Lenin en Stalin en sus ltimos momentos. Estas caractersticas y otras ms se pueden ordenar en algunas sustituciones fundamentales: 1) Sustituir unidad por uniformidad. (Por ejemplo en la economa, en la planificacin, o en el Partido). 2) Sustituir la frmula leninista comunismo=soviet+electrificacin por estado+electrificacin. O tambin sustituir la consigna de Lenin todo el poder a los soviets con la estalinista "todo el poder para el Estado". 3) El estalinismo sita la poltica subordinada al Estado, mientras que la poltica es, en el capitalismo, la lucha de clases que disputa el poder del estado y, en el socialismo, los pasos hacia la extincin del mismo. Stalin se invent, en plena poca de exterminio de la vieja guardia bolchevique, que la extincin del Estado no se realizara a travs de su debilitamiento sino mediante su reforzamiento. Para el marxismo, sin embargo, la funcin del estado, el fin del estado socialista, es consumirse en sus propios xitos. 4) As resulta que el Partido, ms que dirigir la poltica de masas para la extincin del Estado, se convierte en el primer ejecutor de una poltica de Estado. Stalin destruy el partido 395
bolchevique totalmente en la dcada de los treinta. Aqu encaja la segunda sentencia citada de Cohen: "Hasta la muerte del dictador, en 1953, el poder del partido era inferior al de la polica, y su estimacin pblica inferior a la del Estado"928. Se trata de la conocida cuestin de la confusin entre el Partido y el Estado que se produjo tras la Revolucin del 17929. Ahora bien, qu cambios organizativos haba experimentado el partido desde la revolucin y en ausencia de Lenin para dejarlo tan indefenso ante la autoagresin? Hemos visto la importancia de las sucesivas derrotas polticas de las distintas oposiciones y las secuelas que dejaron, pero no hay que olvidar que simltaneamente se iban produciendo cambios organizativos en los que hay que fijarse. El comit central nombrado por el octavo congreso de 1919, que cre el Politbur y el Orgbur, constaba de 27 miembros y 19 aspirantes. Los sucesivos conflictos trajeron como consecuencia que Politbur, Orgbur y Secretara estaban en camino de desplazar al comit central del partido como rgano efectivo del poder. Desde entonces sus componentes fueron aumentando constantemente, desde 40 miembros y 17 aspirantes en 1923, y 53 miembros y 34 aspirantes en 1924, a 63 miembros y 43 aspirantes en el decimocuarto congreso, celebrado en diciembre de 1925. Otro paso: la distribucin del poder entre los tres organismos subordinados al CC, se contrajo a una oposicin entre la Secretara y el Politbur puesto que el Orgbur pronto se redujo a una especie de presdium de la secretara. Carr ha rescatado de los archivos Trotski de Harvard un memorndum de Stalin de 1923 que significa otro paso ms, ahora en direccin al control del Politbur. "Lo ms significativo era la definicin de las atribuciones de la secretara, la cual quedara autorizada para hacer nombramientos para todos los cargos del partido que no pasaran del nivel provincial, es decir, hasta el de secretario de un comit provincial inclusive; tales nombramientos seran vlidos, a menos que no los protestara algn miembro del Politbur antes de cuarenta y ocho horas. Las designaciones para puestos de nivel superior seran sometidas al Orgbur, cuyas decisiones, a su vez, podran ser objetadas por cualquier integrante del Politbur. Tales protestas tendran el efecto de dejar en suspenso el nombramiento, mientras que las protestas de los miembros del comit central contra las decisiones del Politbur no seran de carcter suspensorio"930. Parece que por entonces Trotski se revel como el ms ferviente defensor de las prerrogativas del Politbur contra las intrusiones de la secretara; y esto, sin duda, contribuy a que los otros miembros del triunvirato se mantuvieran fieles a Stalin. En el undcimo congreso del partido, celebrado en abril de 1923, Stalin volvi a alzarse como defensor de los derechos del comit central contra las instrucciones del Politbur, y se gan los elogios de Osinski, que lanz un fuerte ataque contra Zinviev. La resolucin del congreso inclua la recomendacin de Stalin de que en el futuro las propuestas importantes del Politbur se llevaran a conocimiento del comit central. Aumentaba tambin a 40 el nmero de miembros del comit central, al contar con de 15 a 20 aspirantes con derecho a asistir a las reuniones aunque no a votar, y ampliaba el nmero de integrantes del Politbur y del Orgbur de acuerdo con las propuestas del memorndum de Stalin. No se sabe con exactitud lo que ocurri con las propuestas en las que se defina la autoridad de las secretara para hacer nombramientos. De nuevo la secretara sac partido a la creencia general de que era un organismo sin importancia cuyas funciones, de tipo rutinario, no vala la pena discutir en un
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Op. cit., pg. 494; Ver supra folio 162, nota 6. Funcionario del socialismo es aspirar a ser sustituido por cualquiera en la tarea que se realiza. Burcrata consiste en tener la ambicin de ser indispensable, y aunque no quede nada por administrar, no irse. CARR, E.H. El socialismo..., ed. cit. vol. 2, p. 203.
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congreso del partido. Pero en el verano de 1923 Zinviev se alarm ante el creciente poder de Stalin como secretario general, y en la famosa reunin de la caverna de Kislovodsk present su plan de "politizar" la secretara a base de subordinarla al Politbur. Los primeros roces entre Stalin y Zinoviev tomaron la forma institucional de una lucha entre la secretara, donde Stalin era el amo indiscutible, y el Politbur, donde Zinoviev se arropaba, sin mucha seguridad, con el manto de Lenin. El intento de frenar la autoridad de Stalin pronto qued en nada. La crisis que comenz con el programa de los 46 en octubre de 1923 y termin con la condena de Trotski en la decimotercera conferencia del partido, celebrada en enero de 1924, sirvi a los propsitos de Stalin; y el desleimiento de la base del partido producido por el ingreso de novatos como consecuencia de la promocin leninista, reforz el control por parte de la mquina central del partido sobre la masa de los nuevos afiliados. "El poder creciente de la secretara dio origen a una caracterstica nueva y destacada del partido y del panorama sovitico: el aparato y los hombres del aparato, el cuerpo de funcionarios annimos y oscuros que eran las ruedecillas de la mquina del partido, la cual funcionaba con gran suavidad y casi siempre en silencio"931. La potestad de hacer nombramientos que se reservaba la mquina central del partido, apareci en el momento en que la seccin del comit central (en la prctica, una seccin de la secretara) encargada del registro de las circunstancias personales y de la distribucin de los funcionarios del partido (Uchraspred, en abreviatura) dedic su actividad a los nombramientos de individuos concretos para cargos determinados (en especial en la esfera econmica caracterstica de la etapa de la NEP), tras haberse ocupado de las "movilizaciones de masas" del periodo de la guerra civil y del comunismo en armas. Esta conducta qued confirmada cuando, algo despus de la aparicin de Stalin en la secretara, en abril de 1922, un funcionario de treinta aos del partido llamado Kaganovich, fue nombrado jefe de la Uchraspred. El duodcimo congreso del partido, de abril de 1923, tras escuchar las observaciones de Stalin sobre la importancia de la Uchraspred, aprob la propuesta de resolucin932. Es indudable que haba ms cosas en la cabeza de Lenin que lo poco que tuvo oportunidad de dictar a sus secretarias en los pocos meses finales de actividad, y no es descabellado pensar que a Lenin las consecuencias de pasos de tal calibre en cuestiones de tipo organizativo no se le podan escapar. De ah su nerviosismo y su propuesta de alianza con Trotski. Y tambin sabemos del poco olfato de Trotski en esta faceta933. El resultado es conocido: cuando se produzcan las pugnas que se sucedern a continuacin, Stalin ya haba tomado ventaja al disponer "de una poderosa mquina central, con ramas locales, con facultades para ejercer el control absoluto sobre los nombramientos de miembros del partido y de simpatizantes de confianza para todos y cada uno de los cargos de la jerarqua del partido y del gobierno"934. Una vez puesto en marcha el mecanismo, los pasos siguiente fueron mecnicos. As, cuando en 1924 la Uchraspred se fusione con la antigua seccin de organizacin bajo el nombre
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Op. cit. p. 205. Fijmonos en que estamos en abril de 1923 y conectemos este proceso con lo dicho en el captulo IV.1 y con la peticin de Lenin de quitar inmediatamente a Stalin del puesto de secretario general. No sabemos si se ha relacionado en toda su amplitud estos hechos. Para la fundacin de la Uchraspred y su desarrollo, cfr. BROU, op.cit., pp. 218 y ss. Discrepamos, por tanto, de Carr tambin en este punto, dado que le achaca el fallo de no ver el problema "que en la sociedad moderna plantea la administracin a gran escala". Extraamente ve las cosas expost. CARR, op. cit. p. 208.
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de Orgraspred, el CC no intervendr en su confirmacin ya que la efectuar la propia secretara. Este cuadro de Carr nos exime de detallar la importancia de este proceso:
CUADRO XXXIX
Funcionarios con cargo de responsabilidad Del XI al XII Congreso Del XII al XIII Congreso Del XIII al XIV Congreso 4.738 4.569 9.419 Funcionarios subordinados 5.613 1.519 2.858 10.351 6.088 12.277 Total
La pugna entre los principios democrticos segn los cuales todos los cargos deban ser ocupados mediante eleccin y la tendencias centralizadoras, no pudieron guardar un equilibrio y uno devor al otro. Si queremos significar otro paso fundamental podemos saltar a la creacin de "secciones industriales" con la que el XVII Congreso pone en marcha un control detallado y cotidiano del partido sobre la gestin econmica. Kaganovitch habla incluso del papel de gestin operativa que incumbe al BP, y Stalin insiste sobre la necesidad de verificar la realizacin de las decisiones e instrucciones emanadas de los centros dirigentes. Los rganos que entonces se pusieron en marcha tienen una caracterstica esencial: no son emanaciones de la base del partido; funcionan cerca de las instancias superiores y pretenden someter a los dirigentes de las empresas a las orientaciones y a las decisiones establecidas por el BP y el CC. Para lograr este objetivo, los estatutos del partido adoptados por el XVII Congreso prevean, en su artculo 25, la creacin de "secciones de produccin" junto al CC as como a nivel de los comits regionales y de distritos de partido. Estas "secciones" estan especializadas y deben controlar sistemticamente la gestin de las empresas. Sus funciones son complejas. Por una parte, a nivel del CC, las "secciones industriales" redoblan los diferentes Comisariados del pueblo en la industria, que son rganos gubernamentales. Por otra, tienden a sustituir con un control que ejerce "desde arriba" el partido el que deban ejercer los comits de partido en las empresas. Se pretenda que reforzaran la direccin de las empresas, "protegindolas" contra las intervenciones de los miembros del partido de cada empresa. La reduccin de las funciones de control ejercidas por las organizaciones primarias del partido (sus comits de taller, de fbrica, etc.) promulga nuevos estatutos. Su articulo 50 enumera las funciones de los rganos de base del partido que cada vez estn ms confinados a tareas de ejecucin: desarrollar un trabajo de agitacin y de organizacin entre las masas para hacer penetrar entre ellas la lnes y las palabras de orden del partido; asegurar el reclutamiento y la educacin de los simpatizantes; "movilizar" 398
a las masas en empresas para la realizacin del plan de produccin; contribuir al reforzamiento de la disciplina del trabajo y al desarrollo del trabajo de choque; luchar contra el derroche y vigilar por la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores y, en ltimo lugar, participar activamente, como rgano del partido, en la vida econmica y poltica del pas. La enumeracin de las funciones de los rganos primarios del partido indica claramente que stos no deben interferir en la actividad de la direccin de la empresa, y que no les incumbe el control de cada decisin que sta tome. En estas condiciones Nove puede concluir con estas lneas que dan una idea del panorama final: "El Partido mantuvo su garra sobre la economa a todos los niveles. No slo fijaba las prioridades polticas bsicas, sino que sus plenipotenciarios eran muchas veces llamados a tomar decisiones acerca de a quin haba de nombrarse o qu haba de hacerse, con absoluta ignorancia de la estructura administrativa formal. Los nombramientos y destituciones de planificadores y altos directivos eran en la prctica realizados por los departamentos de personal del Partido. Un alto jefe del Partido encargado de un sector econmico -Kaganovich en transportes, Ordzhjonikidze en la industria pesada, para tomar slo dos ejemplos de la primera mitad del decenio- daban personalmente rdenes sobre toda clase de cuestiones, grandes y pequeas. Se deca que Ordzhjonikidze tena lnea telefnica directa con cada fbrica de su distrito y que constantemente la utilizaba de un modo arbitrario para trasladar personas, recursos y equipos. La interferencia del Partido en las operaciones cotidianas, aunque especialmente sistemtica en la agricultura, era frecuente en todas partes. Sobre todo despus de 1936, los funcionarios del NKVD (el Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos, o polica) ejercieron funciones importantes de supervisin en toda la economa y tuvieron a su cargo un gigantesco imperio econmico que utilizaba mano de obra forzosa, hasta que salt hecho pedazos despus de la muerte de Stalin. En el funcionamiento cotidiano del sistema mucho dependa de los nexos oficiosos entre las personas a todos los niveles, lo que ayudaba a superar numerosas deficiencias y lagunas del plan. A veces esos nexos eran ilegales; a menudo se deba el cumplimiento del plan merced a todo gnero de improvisaciones. El Estado trataba de impedir esto con amenazas de castigos: por ejemplo, a los directores que vendiesen equipo que no necesitaran. Muchas ancdotas y relatos nos hablan de la rgida praxis y de la vulneracin de las reglas, sin lo cual hubiera sido imposible sobrevivir"935. Dado que desconocemos de esta epoca una enorme cantidad de hechos, es aventurado quedarse tranquilo con esta cadena de deducciones por muy plausibles que parezcan. Afortunadamente se van abriendo archivos y apareciendo documentos indispensables. En relacin con este perodo han salido a la superficie muchos documentos importantsimos y muchas bocas han decidido quitarse el sello. Ya vimos la obra de Chentalinski. Nos vamos a referir a otro testimonio muy reciente que aporta adems documentos definitivos para entender algunos puntos oscuros de nuestra historia contempornea. Es el relato autobiogrfico de Sudoplatov936. De los asuntos que aparecen (bomba atmica norteamericana, fosas de Katyn, asesinato de Krov, Tujachevski, Mercader, crculo de Cambridge, etc..), podemos constatar la
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NOVE, A. Historia..., ed cit. p. 280. SUDOPLATOV, Pavel y SUDOPLATOV, Anatoli. Operaciones especiales, Plaza y Jans, Barcelona, 1994. Con la colaboracin de Jerrold L. y Leona P. Schecter. El prlogo es de Robert Conquest que dice que "se trata, probablemente, de la mayor contribucin individual desde el famoso discurso secreto de Jruschov".
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puesta en marcha de la operacin para eliminar a Trotski, que ofrece detalles de inters937. Frente a la idea simplista de un partido monoltico despus de la derrota de Bujarin, se confirma la hiptesis de la fuerte resistencia que encontr Stalin dentro del partido incluso entre sus partidarios. Esta hiptesis, expuesta entre otros por Cohen, se confirma con los nuevos datos que van apareciendo. Un ejemplo es aportado por Bullock (En el apartado V.1 aludamos al crtico ao 1932 y a la resistencia a la direccin de Stalin, que no lleg a cristalizar pero que en absoluto haba desaparecido) cuando plantea que la unanimidad del XVII Congreso de 1934 era una fachada. El propio Stalin se mostraba confiado. En un dilatado informe al congreso anunci el xito total del plan quinquenal y lo compar con la difcil situacin por la que atravesaban los pases capitalistas, devastados por la depresin. Dice Bullock: "Su auditorio no neg a Stalin su triunfo: las ovaciones acompaaron en todo momento sus palabras. Stalin respondi con una declaracin que provoc, segn los informes oficiales, aplausos prolongados y ensordecedores"938. Todo parece indicar que hubo un consenso para utilizar el Congreso como ocasin para hacer una demostracin ostentosa de reconciliacin. Stalin dijo: "Si en el XV Congreso tuvimos todava necesidad de demostrar que la lnea del Partido era acertada y de luchar contra determinados grupos antileninistas, y en el XVI Congreso hubo que acabar con los ltimos adeptos de estos grupos, en este Congreso no hay que demostrar nada y, a lo que parece, nadie a quien combatir. Todos ven que la lnea del Partido ha triunfado"939. Y aadi este final
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"Era mi tercera entrevista con Stalin. l se levant de su escritorio para saludarnos. Nos dimos la mano en mitad del despacho y Stalin nos indic que tomramos asiento en torno a la larga mesa cubierta con un tapete verde. A slo unos centmetros de aquella mesa, pero no contra la pared, estaba el escritorio personal de Stalin y comprob que lo tena todo en perfecto orden. Detrs de su mesa colgaba un retrato de Lenin, y en la pared contigua haba retratos de Marx y de Engels. Todo pareca estar igual que en mi ltima visita, pero el que no estaba igual era Stalin. Se le vea concentrado, confiado y sereno. No es que estuviera haciendo teatro, sino que irradiaba una impresionante confianza en s mismo y una paz que parecan naturales en l. Nos mir a todos y nos hizo sentir que estaba escuchando detenidamente cada palabra y sopesndolo todo cuidadosamente[...] En el movimiento trotskista no hay figuras polticas importantes aparte del propio Trotski -dijo Stalin-. Eliminado Trotski, la amenaza desaparece. Dicho esto, Stalin volvi a sentarse frente a nosotros y empez lentamente a hablar de lo insatisfecho que estaba con el actual estado de nuestras operaciones, que, a su modo de ver, no eran lo bastante activas. Stalin subray que la eliminacin de Trotski haba sido encargada por primera vez a Spiegelglas en 1937, pero que ste haba fracasado en aquella importante misin de gobierno. Entonces Stalin se puso rgido, como si fuera a dar una orden y dijo: Trotski debe ser eliminado antes de que acabe el ao y la guerra estalle irremediablemente. Como prueba la experiencia de Espaa, sin la eliminacin de Trotski no podemos confiar en nuestros aliados de la Internacional Comunista, si los imperialistas atacan a la Unin Sovitica. Tendrn grandes problemas para llevar a cabo su tarea internacionalista de desestabilizar la retaguardia de nuestros enemigos mediante sabotajes y guerrillas si tienen que hacer frente a la traicionera infiltracin de los trotskistas en sus filas. No tenemos ninguna experiencia histrica sobre cmo edificar el poder militar e industrial del pas mientras consolidamos la dictadura del proletariado, aadi Stalin, hacindose eco de la teora de la defensa de la Revolucin en Rusia. La idea de la revolucin en un solo pas, en contra del internacionalismo de Trotski, que abogaba por una revolucin simultnea de todas las clases trabajadoras, era el ncleo de la lucha ideolgica entre los dos lderes. Stalin concluy su breve explicacin del estado del mundo ordenndome que encabezara el equipo de buyeveke, fuerzas de choque, que deberan ejecutar la accin contra Trotski, exiliado en Mxico. Stalin prefera trminos indirectos como accin, dando a entender que, si las operaciones tenan xito, el partido recordara siempre a los implicados y velara no slo por ellos sino por todos los miembros de sus familias respectivas. Stalin mantuvo la serenidad cuando yo le dije que no me vea totalmente apto para aquella misin en Mxico, dado que no saba nada de espaol" (op. cit. pp. 101102). BULLOCK, op. cit. p. 508. STALIN, op. cit. p. 743.
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aparentemente tranquilizador: "Hay que reconocer que el Partido est ahora ms unido que nunca"940. Los opositores del pasado pudieron hablar con la condicin de expresar su error y el acierto de la lnea general. Cohen se detiene en analizar las palabras de su biografiado: Bujarin941. Y Bullock nos ofrece este pasaje de la intervencin-retractacin de Kmenev: "Quiero decir desde esta tribuna que considero muerto al Kmenev que combati contra el partido entre 1.925 y 1.933 y que no quiero ir llevando a rastras a ese viejo cadver detrs de m [...] La era en la que vivimos [...] ser conocida como la era de Stalin, al igual que la precedente pas a la historia como la poca de Lenin"942. A algunos se les permiti pasar a ser miembros (Piatakov) o suplentes (Bujarin, Rkov y Tomski) del Comit Central. Pero dos cosas tuvieron que inquietarlo: una, el discurso de Krov que fue interrumpido una y otra vez por "aplausos atronadores"; otra, la votacin para el CC. Bullock lo relata as: "La insatisfaccin de Stalin con respecto al partido se convirti en furia cuando se enter de los resultados de la votacin para la eleccin de los miembros del Comit Central. Se descubri que en esta votacin secreta se registraron tan slo tres votos en contra de Krov, mientras que 270 delgados (casi la cuarta parte de los votantes) votaron contra Stalin, que tan slo result elegido porque el nmero de los candidatos propuestos coincida excatamente con el nmero de miembros que haba que elegir. Cuando le comunicaron estos resultados, Stalin insisti en que tan slo poda haber tres votos en su contra, el mismo nmero de votos que tena Krov contra l. Una comisin especial del Comit Central, que examin los informes del XVII Congreso en 1.957, despus de la muerte de Stalin, descubri que faltaban 267 votos"943. Bullock ha utilizado otro de los documentos que van apareciendo sobre este perodo. Se trata del diario de Mikoyn, publicado en 1987, en el que se refleja la reaccin de Stalin que fue de "hostilidad y deseos de venganza hacia todo el congreso y, por supuesto hacia el propio Krov"944. El hecho de que el congreso fuera tambin "el escenario de las ms exageradas alabanzas a Stalin", tal como se consigna en la misma historia oficial del partido, ha llevado a sugerir a Adam Ulam que podra haber en l una "conjura de la adulacin" destinada a ensalzar la megalomana de Stalin, y a persuadirle no a que bajase sino a que subiese an ms y se dedicase a los asuntos de poltica exterior, militares y estatales. No podemos resistir la tentacin de dejar anotado cmo algunos aos despus, concretamente en marzo de 1937, Anais Nin apuntara una extraa y sorprendente anotacin, segn podemos leer en su Diario: "Algn da, estos mismos obreros oprimidos se convertirn en los tiranos, y sern tambin jefes codiciosos e inhumanos"945. Robert Tucker ha indicado que el congreso de la reconciliacin al que hacamos referencia, se convirt en el congreso del distanciamiento definitivo de Stalin del partido bolchevique. Tal vez por ello se puso en bandeja la extensin de un tpico que, por el momento, nos conformamos con recordar en palabras de Lenin: "los parsitos de la burguesa han presentado el socialismo como un sistema cuartelario uniforme, rutinario, montono y gris".
Id. cit. p. 744. COHEN, op. cit. pp. 512-513. BULLOCK, op. cit. p. 510. BULLOCK, op. cit. p. 512. Id. cit. p. 510. Diario 1934-1939, Editorial RM, volumen 2, Barcelona, 1978, p. 191.
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"...El Estado no ha funcionado como esperbamos. Cmo lo hizo? Resulta que el automvil escapa a nuestro control; al parecer alguien lo conduce, pero no marcha en el sentido en que lo dirige, sino hacia donde lo gua otra persona misteriosa". (Lenin, XI Congreso del partido, 1922)
Podemos generalizar para el conjunto de las constituciones soviticas el hecho del que levant acta, en el segundo coloquio de historia contempornea de Len, Garca Alvarez: que su estudio no ha sido objeto de la atencin debida. Y ello a pesar de tratarse de constituciones como la de 1918 que pertenecen a la categora de las Constituciones originarias946. Resulta extrao, sin embargo, que Garca Alvarez no haga mencin de una obra sobre derecho constitucional comparado de la importancia de la de Luis Sanchez Agesta en la que se esboza un anlisis de las Constituciones de 1918, 1923-24 y 1936947.
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GARCIA ALVAREZ, Manuel B. La Constitucin rusa de 1918, en La revolucin rusa 70 aos despus, op. cit. pp. 25-39. La importante bibliografa en ruso, poco accesible, ira desde la destacada antigua obra documental de Gurvitch de 1923 a la ms reciente de Cistjakov de 1984. (Cfr. id., pp. 28 y 38). Del mismo autor Construccin del Comunismo y Constitucin, CUL, 1978, (ver la bibliografa pp. 129-132). Es el momento de anotar que en las dos primeras partes de la obra de Bettelheim se ignora simple y llanamente el problema constitucional; no tiene nada de extrao que se permita entonces la licencia de escribir el primer tomo de su obra (1917-1923) en referencia a un pas inexistente: la URSS. Curso de Derecho Constitucional comparado, Universidad de Madrid, Facultad de Derecho, Seccin de publicaciones, Madrid, 1974 (quinta edicin revisada). Aparte de las referencias en los apartados de desarrollo general, cfr. especficamente, pp. 84-88 (cap. III,3.) y pp. 353-389 (cap. XI). Lgicamente la bibliografa aportada es anterior a 1975 ao de edicin, y anterior a la Constitucin brejneviana que introduce otro elemento de comparacin.
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Es preciso volver la mirada hacia las constituciones anteriores a la de 1936, aunque sea concisamente, para entender la novedad que sta implica. La Constitucin de julio de 1918 es el resultado de una tarea legislativa que arranca de la disolucin de la Asamblea Constituyente el 18 de enero de 1918. Desde la insurreccin, en los pocos meses transcurridos, del poder sovitico haban emanado un torrente de medidas, resoluciones y decretos revolucionarios que sealaban inequvocamente la profundidad de las transformaciones en curso: "Decreto de abolicin de la propiedad de la tierra" de 10 de noviembre de 1917, "Declaracin de Derechos de los Pueblos de Rusia" del 15 del mismo mes, "Control obrero" el da 29, nacionalizacin de la banca en diciembre del 27, anulacin de los emprstitos anteriores, etc. Hay que considerar particularmente un documento preliminar, "Declaracin de los Derechos del Pueblo Trabajador y Explotado"948, y una resolucin, "Sobre las Instituciones Federales de la Repblica Rusa", aprobados ambos por el III Congreso panruso de los Soviets, el 25 de enero de 1918, pocos das ms tarde de la disolucin de la Constituyente949. El texto constitucional, aprobado por el V Congreso de Soviets de toda Rusia en julio de 1918, daba cima a los objetivos propuestos, hasta llegar a la etapa final con el triunfo del socialismo en todos los pases. Los noventa artculos quedaban estructurados en seis secciones y diecisiete captulos. Sus cuatro primeros captulos reproducan la "Declaracin de Derechos" de enero. El captulo 5 sealaba el carcter federal de la repblica, junto a toda una serie de disposiciones generales que iban desde la separacin de la Iglesia y el Estado hasta la obligacin
Por supuesto otros tratados entre los que destacamos: LUCAS VERDU, Pablo. Curso de Derecho Poltico, Ed. Tecnos, Madrid, 1977, Vol. II y Curso de Derecho Poltico, Ed. Tecnos, Madrid, 1984, vol. IV. Se repiten por ejemplo referencias a la interpretacin de MOUSKHELY sobre la Constitucin de la URSS (pp. 411 y ss. vol IV con pp. 462 y ss. vol. II). CADART, Jacques. Institutions politiques et droit constitutionnel, LGDJ, Pars, 1979, t. I (2 edition), pp. 405-420. LAVAGNA, Carlo. Diritto Costituzionale, Ed. Giuffr, Milano, 1957, vol. I. La parte IV, seccin II, cap. III, pp. 489 y ss. con una extensa bibliografa no slo italiana. LUKIC, Radomir. Theorie de l'Etat et du droit, Dalloz, Pars, 1974. El tratado de CADOUX, Charles. Droit constitutionnel et institutions politiques, Ed. Cujas, Pars, 1973, (vol.I), contiene un largo anexo: Sur le marxisme et ses developpements (pp. 458-490) y diversas referencias a la Constitucin de 1936. En la bibliografa consultada no se hace mencin a ninguna edicin conjunta de las constituciones soviticas. En espaol De ESTEBAN, Jorge (ed) Constituciones espaolas y extranjeras, Ed. Taurus, Madrid, 1977, tomo II, reproduce la Declaracin de derechos del pueblo trabajador y explotado de 10 de julio de 1918 perteneciente a la Constitucin de 1918 y a continuacin el texto de la Constitucin de 1936. La referencia base es PEREZ SERRANO, N y GONZALEZ POSADA, C. Constituciones de Europa y Amrica, 2 vols., Libr. General Victoriano Surez, Madrid, 1927. Asimismo, CARCIA ALVAREZ, M.B. Textos constitucionales socialistas, Colegio Universitario de Len, 1977. El mismo ao, en la Rev. Sistema, ns 117-118. Nuestra pesquisa en lengua francesa nos ha proporcionado dos ediciones (con diez aos de diferencia entre ellas) que contienen las cuatro Constituciones y con ellas hemos trabajado: DESOLRE, Guy. Les 4 Constitutions sovitiques1918-1977, Ed. Savelli-Editions librairie de La Jonquire, Pars (aunque achev d'imprimer le 15 octobre 1977 Rome). COLAS, Dominique. Textes Constitutionnels sovitiques, PUF, Pars, 1987. Las citas las tomaremos de esta ltima.
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La base del texto fue redactada por Lenin en los primeros das de enero de 1918. Cfr. LENIN, OC, ed. cit. tomo XXVIII, pp. 97-101. Tampoco hemos encontrado ningn ensayo especfico que examine a fondo este texto. En esquema se podra proceder as: 1) La Declaracin y la Asamblea Constituyente: dialctica. 2) Poder sovitico. 3) Exclusin de las clases explotadoras de los rganos de poder. 4) Ataque directo a la propiedad, es decir, vuelta de hoja a la declaracin de 1789. 5) Autodeterminacin e internacionalismo. Sverdlov ley ante la Asamblea Constituyente el texto de los Derechos del Pueblo Trabajador y Explotado, que dos das antes haba aprobado el VTsIK, requiriendo su aprobacin. La Asamblea tras largas horas de discursos rechaz la declaracin. Recordando el final de la Constituyente, Carr lo compar con los precedentes de Cronwell y Napolen basndose en un pasaje de Marx de El 18 Brumario de Luis Bonaparte. CARR, E. H. La revolucin bolchevique (1917-1923), 1., Ed. Alianza, Madrid, 1973 (2 edicin), pp. 134-136.
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por parte de todos los ciudadanos de trabajar (sobre la base del principio "el que no trabaja no come"). Los captulos 6, 7 y 8 fijaban el poder en el Congreso de Soviets, determinando su composicin y representacin. El VTsIK nombraba el Sovnarkom con su asignacin de tareas y capacidades. Los captulos 9, 10, 11 y 12 se ocupaban de las funciones de los poderes superiores: Congreso de Soviets de toda Rusia y su rgano central entre congresos -el VTsIK-, y del conjunto de la organizacin sovitica. El captulo 13 haca una clara delimitacin de los derechos polticos (redundando en el artculo 3) al excluir a quienes empleaban mano de obra asalariada, rentistas y comerciantes privados; a los monjes y sacerdotes, a los funcionarios y agentes de la antigua polica950. Estos son para Carr los artculos importantes; "los restantes se ocupaban en cuestiones de rutina y de detalle"951. La nueva constitucin regularizaba las formas de gobierno en curso ms que crearlas, sancionaba la iniciativa revolucionaria desarrollada durante ms de un ao, diseaba un marco para acoger el problema nacional y llevaba la marca de un vaco: levantar un poder para una fase transitoria que condujese a la extincin del Estado. Un concepto cubra ese vaco: la dictadura del proletariado952. Pero el concepto era un problema. Sigue siendo un problema. Carr expone cmo "el trmino dictadura del proletariado, aplicado por los bolcheviques al rgimen establecido por ellos en Rusia despus de la Revolucin de Octubre, no comportaba implicaciones constitucionales especficas ninguna. Defina a la clase dominante pero era neutral en cuanto a la forma de gobierno por el que esta clase ejerciese el poder"953. Las consecuencias posteriores no estaban inscritas en el articulado de la Constitucin. La dictadura real la ejercieron las condiciones objetivas que golpeaban con dureza mientras se elaboraba el texto constitucional. El punto mximo lleg el 6 de julio cuando los eseristas (miembros de la Cheka) asesinan al embajador alemn Mirbach en un supremo esfuerzo por torpedear la paz de Brest-Litovsk (de marzo de 1918), seguido de un intento de apoderarse de la situacin en Mosc y otras provincias centrales. Ya haban comenzado la noria del terror asesinando a bolcheviques como Volodarski en junio, Uritski, y el atentado de la Kaplan sobre Lenin. Las fuerzas aliadas estaban desembarcando en Mursmansk y Vladivostok, las legiones
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Ver DE LOS RIOS, Fernando. Mi viaje..., op. cit. pp. 114-115. CARR, E,H. Op. cit. p. 144. El anlisis de la Constitucin de 1918 es objeto de un captulo completo (el 6) al que hay que aadir otros dos (el 13 y el 14) para la Constitucin de la URSS, en este primer volumen de su obra. Por su parte, Garca Alvarez s hace alusin sin salvedades a algunos de los artculos posteriores. Parece un simple vuelo de pluma porque Carr se detiene en importantes consideraciones sobre los artculos siguientes al 13. Como ejemplo, retendremos la yuxtaposicin en el articulado de las prerrogativas del VTsIK y del Sovnarkom sin una armonizacin precisa (artculos 31, 32, 37, 38, 40, 41). Para la estructura de las constituciones socialistas ver GARCIA ALVAREZ, M.B. Construccin del comunismo y constitucin, op. cit, p. 72; y para el problema de la clasificacin de las constituciones socialistas, id. cit. pp. 69 y ss. Otro comentario poco citado es el de SOMBART, W. Socialismo y movimiento social, Ed. Distribuidora Baires, B.A., 1974, sobre todo pp. 138 y ss. El artculo 9 expresaba claramente que: "La tche principale de la Constitution de la Rpublique socialiste fdrative des Soviets de Russie, Constitution tablie pour la priode de transition actuelle, rside dans l'tablissement, sous forme d'un puissante Pouvoir sovitique, de la dictadure du proltariat urbain et rural avec les paysans les plus pauvres, en vue d'ecraser compltement la bourgeoisie,de supprimer l'exploitation de l'homme par l'homme, et d'instaurer le socialisme, sous le rgime duquel il n'y aura ni division en classes, ni pouvoir d'Etat" (COLAS, D. op. cit. pp. 12-13); cfr. CARR, E.H. op. cit. pp. 146-147. Si, para Lenin, la extincin del estado implica tambin la de la democracia, permanecer sin embargo la Constitucin...? Cfr. El Estado y la revolucin, Ariel, Barcelona, 1981 (2 ed.), pp.117 y ss. Op. cit. p. 168. El historiador britnico constata bien que "los ecos emocionales de la palabra dictadura, en tanto que asociada con la idea de mando de unos pocos o de uno solo, estaba totalmente ausente de las mentes de los marxistas que empleaban la frase". (id. cit)
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checas haban iniciado las hostilidades contra los bolcheviques954 y, con ello, la guerra civil se vena encima. Finalmente, hay que recordar que ese mes de julio fue el del fusilamiento de la familia del Zar. Una frase de Carr resume la situacin: "El acta final del Congreso, el 10 de julio de 1918, aprob la Constitucin de la RSFSR que, por tanto, entr en vigor en el momento ms sombro y peligroso de la historia de la Repblica, cuando la abierta rebelin del ltimo partido independiente considerable haba hecho dar al rgimen un gran paso hacia adelante en el camino que haba de llevarle a constituir el estado unipartidista"955. La Constitucin de 1918 llevaba inscrita una triple dialctica entre fortalecimiento del poder estatal y sindicalizacin (proyecto eserista de Reisner), entre federacin y unin, entre centralizacin y autonomizacin. Pero no dejaba lugar a dudas en cuanto era un documento que se fijaba una poltica inequvoca de clase, manifiesta en los artculos 3 y 13 (ver supra), en la desaprobacin de la separacin de funciones legislativa y ejecutiva, en la discriminacin electoral urbana y campesina para el Congreso de Soviets (en las ciudades uno por cada 25.OOO electores; en el campo, uno por cada 125.000 habitantes)956. Por nuestra parte nos centraremos en una cuestin que no aparece ni en Carr ni en Garca Alvarez. Y es que si bien se examina la trayectoria del partido (Carr es el nico que lo hace tan extensa como brillantemente), no se explica su lugar (o no-lugar) en la Constitucin. Sin embargo, Snchez Agesta s cae en la consistencia del tema aunque sea proyectando el futuro sobre el pasado por interposicin de la figura de Lenin. Dice: "El ltimo y ms poderoso instrumento es la concentracin de poder en el partido que asume la representacin de la clase, de acuerdo con un concepcin que no llega a trascender al texto constitucional, pero que se revela en los papeles de Lenin"957. La constatacin es importante, en efecto, pero precisamente Agesta liquida lo que es un impasse en la teora leninista (la relacin entre la concepcin de la dictadura del proletariado y las formas polticas y de gobierno de sta) cogiendo por los pelos lo que tiene a mano: el destino histrico conocido958. Lo que se nos presenta como uno de los problemas es ese hecho de que el partido no figurase en la Constitucin de 1918 y s lo hiciese en la de 1936 y en la "brezneviana". De nuevo Snchez Agesta da indirectamente en un punto sensible cuando reconoce y advierte que, pese a "la falta de gracia en la forma (al menos en sus traducciones) y la pobreza de la concepcin que tratan de expresar, as como la rpida rectificacin poltica del rgimen
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Desde mayo de 1918 las legiones checas, compuestas de antiguos prisioneros de guerra cuya evacuacin a travs de Vladivostok haba sido negociada con el gobierno sovitico, avanzaron hacia el oeste alentados por los aliados, llegaron a ocupar Samara el 8 de junio de 1918, cortando Siberia del poder sovitico. Op. cit. p. 183. Se trata del artculo 25, que corresponde a la seccin tercera, apartado A, captulo VI. Junto a la organizacin del poder central, el apartado B (captulo X, artculos 53 y siguientes) estableca la organizacin del poder local de los Soviets, en congresos regionales, provinciales, de distrito (ouezd) y de volost (distrito rural). Op. cit. p. 361. El subrayado es nuestro. Esta es la clave de todo. Se escribe la historia "a posteriori" pero partiendo de un "apriori" obvio: el leninismo tena que desembocar necesariamente en el estalinismo. Es curiosa la semejanza del "destino manifiesto" de Monroe y los yankies hasta hoy. hay como una "esencia" previa que deba realizarse inevitablemente.
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sovitico en los aos inmediatos", sin embargo, "sus expresiones no son demagogia revolucionaria como pudiera pensarse, sino la expresin cruda pero un poco ingenua de la accin revolucionaria, plasmada en estos documentos antes de que una mayor madurez poltica llevara a los textos escritos la "hipocresa" de las afirmaciones convencionales"959. Si es as, entonces la ausencia del partido en el texto del 18 no era una hipocresa ni un engao; y su presencia qu papel juega en una constitucin como la del 36? Los otros problemas claves son la composicin uni o bicameral, la forma de la declaracin de derechos y la separacin de poderes (sobre todo la independencia real del poder judicial). El desenlace de la guerra civil, la concepcin sobre la cuestin nacional y el principio de autodeterminacin leninista, y el difcil engranaje de las nuevas Repblicas entre ellas y el poder sovitico, obligaron a una revisin constitucional que culmina en 1923 con el encargo por parte del presidium del VTsIK, elegido por el primer Congreso de Soviets de toda la Unin, a una comisin para redactar los trminos de la nueva constitucin que se precisaba. Ser aprobada por el VTsIK el 6 de julio de 1923 y confirmada por el segundo Congreso de Soviets de toda la Unin nueve das despus de la muerte de Lenin, y rectificada el 11 de mayo de 1925. En las regiones perifricas occidentales la aplicacin del principio de autodeterminacin haba dado lugar, antes de que se iniciase la NEP, al reconocimiento de repblicas independientes no soviticas en Polonia, Finlandia, Estonia, Letonia y Lituania y al establecimiento de repblicas soviticas independientes en Ucrania y Bielorrusia. Era la consecuencia de los principios proclamados pblicamente antes de la Revolucin, y de la firme poltica de Lenin de que el camino ms seguro para una unin duradera era la dispersin sobre la base de la autodeterminacin nacional960. El caso de la torre de Babel de pueblos situados en Asia Central, las comarcas perifricas al Este, y la Transcaucasia es todava ms complicado. La variedad de actitudes y alineamientos imposibilita un relato breve, aunque por regla general se puede tomar como vlida la consideracin de que el prestigio y la autoridad del gobierno sovitico se consolid con la experiencia sufrida por estos pueblos en la guerra civil sostenida por los blancos con el apoyo extranjero. Los aos 1920-1921 presenciaron la aparicin sucesiva de una serie de Repblicas Socialistas Autnomas empezando por la Baskir y terminando por la de Crimea, y la incorporacin en noviembre de 1922 de la Repblica del Extremo Oriente a la RSFSR961.
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Op. cit. p. 357. Subrayado nuestro. Es a esa "esencia" previa a la que nos referamos en la nota anterior a la que se llamar "hipocresa". De cualquier modo, la base radica siempre en el "apriori" del "quid is" versus "quid juris". De nuevo un solo ejemplo: Ucrania. Cfr. Ucrania y la derrota de los partidos gobernantes de Rusia, en LENIN, OC, tomo XXVI, ed. cit. pp. 167-171. Para el contraste con Stalin sobre la cuestin ucraniana, cfr. BETTELHEIM, Ch. Las luchas de clases en la URSS Primer Perodo (1917-1923), ed. cit. pp. 348 y ss. Los problemas de las distintas nacionalidades citadas son diferentes y complejos, y se incluye incluso el dato de que alguna nacionalidad, como es el caso de Bielorrusia, recibiese la libre separacin que no haba solicitado. El asunto de la Repblica del Extremo Oriente, su formacin y extincin (producto del aniquilamiento de Kolchak, el choque sovitico-japons, ms la influencia britnica y norteamericana) concluy sobre todo como un xito diplomtico sovitico largo y laborioso cuyo responsable final fue Joffe. Cfr. el impacto de Joffe como smbolo de la actitud sovitica en China y sobre el propio Mao (en MacGREGOR-HASTIE, Roy. Mao Tse-Tung, Ed. Labor, Barcelona, 1972, 4edicin, pp. 74-77). Igualmente, CARR, E.H., 1917, Antes y despus, ed.cit., p.41. Otras anotaciones heterclitas aunque necesarias: curiosamente el primer gobierno sovitico establecido en los antiguos dominios de los zares se constituy en Tashkent en
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Los pasos previos, aunque efmeros, para la constitucin de la URSS se dieron ya en 1919. El proceso centrpeto previsto por Lenin comenz con el decreto de 18 de mayo de 1919, emitido por el comit ejecutivo central del Soviet de Ucrania, que proclamaba la necesidad de unir las fuerzas armadas en todas las repblicas existentes y concentrar todos los recursos econmicos en un centro comn. El 1 de junio inmediato el VTsIK de Mosc se haca eco de la resolucin de Ucrania, y la palabra soyuz apareca con un significado propio para la nueva situacin deseada. La tormenta de la guerra civil alej las posibilidades reales de aplicacin, pero la idea tom una consistencia creciente. El 15 de febrero de 1920 una resolucin del VTsIK se propona como tarea principal el establecimiento de relaciones normales entre la RSFSR y las repblicas autnomas y, en general, las nacionalidades no rusas, constituyendo para ello una comisin que ide un tipo de constitucin que se aplic a diversas repblicas autnomas. Cada una de ellas tena no solamente su propio congreso de soviets y su comit ejecutivo, sino sus comisarios del pueblo particulares que formaban el Sovnarkom republicano. Se produca una divisin de poderes entre estos comisariados y las autoridades centrales. Se estableci una clasificacin tripartita. Asuntos exteriores, cuestiones militares, Cheka y comercio exterior fueron reservados exclusivamente a las autoridades centrales. A continuacin, una categora de funciones en las que los comisariados del pueblo de las repblicas, que eran directamente responsables ante los organismos correspondientes de la RSFSR, abarcaban los principales comisariados ocupados de la vida econmica del pas; los restantes comisariados de las repblicas autnomas eran independientes aunque sujetos a la autoridad supervisora del VTsIK. El 30 de septiembre de 1920 se concertaba un tratado de alianza econmico-militar con la RSS de Azerbaiyn. El primer paso directo estaba dado. Stalin definira de inmediato las lneas maestras de actuacin. El siguiente paso se produjo con Ucrania en diciembre de 1920, y entonces el camino hacia la Unin quedaba, a pesar de las dificultades, expedito. A la etapa militar y econmica le sigui con alguna tardanza la diplomtica. El problema sera el procedimiento ya que los tratados firmados tenan caracteres mezclados de alianza, de federacin o de estado unitario. El paso ms relevante lo representa la conferencia de Gnova de 1922. Las diferentes repblicas acordaron que la RSFSR representase, defendiese y firmase los acuerdos que fuesen necesarios. Todava en noviembre de 1922 representaciones separadas de Ucrania, Bielorrusia, Georgia, Azerbaiyn, Armenia y la Repblica de Extremo Oriente ratificaron en Berlin el tratado de Rapallo. Pero al mes siguiente en Mosc, en una conferencia para la reduccin de armamentos, la delegacin rusa se present con plenos poderes para negociar. El proceso final fue que la RSFSR se mantena como federacin962 para entrar en una unidad ms amplia con las repblicas socialistas soviticas independientes. Todava, sin embargo, se produjo otro sobresalto cuando se solicit a las tres repblicas trascaucsicas que formasen una sola unidad federal, con el resultado del choque entre Armenia y Georgia, entre
septiembre de 1917; hubo un experimento de unidad transcaucsica entre noviembre de 1917 y mayo de 1918 que no pudo prosperar; en todo este inmenso y abigarrado proceso, observaremos la sombra de Stalin desplazndose de un lado para otro.
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Abarcaba ocho repblicas autnomas y trece regiones autnomas. Las repblicas: baskir, trtara, turquestan, kazaja, de los montaeros, del Daguestn, Crimea y Yakutia. Las regiones: Chuvashi, Mari, Votiak, Komi, Kabardino-Balkart, Buriatos-Mongoles, Karachai y Cherkeses, Oirat, Adiguesia, Carelia y germana del Volga.
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los grupos rivales de los bolcheviques georgianos y los existentes dentro del CC del partido mismo, y entre Lenin y Stalin. Carr indica que se trataba de secuelas del ao anterior (1921) cuando por diversas razones el Ejrcito Rojo intervino militarmente en Georgia siendo, por cierto, su ltima operacin militar. Es de sealar la postura conciliadora de Lenin y la amargura por esa actuacin de la poltica sovitica963. Todo este mnimo recorrido es casi imprescindible para poder situar exactamente un prrafo desnudo de Snchez Agesta: "cuatro repblicas aparecen constituyendo la primera Unin federal de 1923"964. Los setenta y dos artculos de la Constitucin de 1923 se organizan en dos partes y nueve captulos. La primera parte expone la Declaracin sobre la creacin de la URSS. La segunda parte, en la que arranca el articulado, tiene un texto preliminar bajo el epgrafe Pacto en el que se da cuenta de que las cuatro repblicas "s'unissent en un seul Etat fder"965. La Constitucin no contena ninguna Declaracin de Derechos al considerarse innecesaria ya que la Constitucin de la RSFSR y las de las dems Repblicas la incluan. La ms visible novedad de la nueva constitucin era la aparicin de una "segunda cmara" o Consejo de las Nacionalidades. Y el mnimo recorrido que hemos efectuado se muestra efectivo para poder comprender la limitacin de un anlisis demasiado atado a la historia posterior, como revela de nuevo el siguiente prrafo de Snchez Agesta: "El precepto ms original, aunque de un puro valor terico, es aquel que establece el derecho de todas las Repblicas federadas a separase libremente de la Unin"966. Inicialmente el Consejo de la Unin (literalmente Soviet federal en Colas, Soviet de la Unin en Desolre) se compona de 371 miembros elegidos por el Congreso de toda la Unin de entre los representantes de las repblicas constituyentes en proporcin a su poblacin967, mientras que el Consejo de las Nacionalidades estaba formado por 131 delegados, cinco de cada repblica unificada o repblica autnoma y uno de cada regin autnoma, elegidos por el comit ejecutivo de la repblica o regin. Todo acto del VTsIK precisaba la conformidad de las dos cmaras, que votaban por separado. Los comisariados se dividieron en exclusivos de la autoridad central (panunionistes" en Desolre, "fdraux" en Colas): Exteriores, Ejrcito968, Comercio exterior, Comunicaciones, Correos y Telgrafos. Comisariados "unificados": Consejo Superior de Economa nacional, Trabajo, Suministros, Finanzas, Inspeccin obrera y campesina. En este caso tanto la URSS
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Para ms detalles, cfr. CARR, La revolucin..., op. cit. pp. 367-368. Op. cit. p. 371. Eran cuatro porque se logr finalmente que las tres pequeas repblicas transcaucsicas (Armenia, Azerbaiyn y Georgia) se reuniesen en una unidad federal local. Un proceso de tan alta tensin que enmarca, como indicamos en su momento, uno de los elementos claves del enfrentamiento de Lenin con Stalin. Tanto como para que Lenin se autoinculpara por no haber intervenido a tiempo desde el principio. Y debemos aadir que de tanta gravedad como para que la mirada de Lenin se volviese sobre el aparato estatal a escudriarlo para combatirlo. Se observar que, ya consciente de que jugaba con un tiempo marcado, fijase su atencin sobre otro aparato esencial: el Rabkrin, controlado tambin por Stalin. Pero lo que requiere un comentario especfico es una de las objeciones de Lenin, porque qu se lograba con establecer un solo aparato estatal cuando el aparato ruso existente "lo tomamos del zarismo, y recubrimos ligeramente con un barniz sovitico"? (OC, ed. cit., XXXVI, p. 485). No hay que dejar en saco roto la importante carta de Lenin a Kmenev de 26/IX/22 sobre la formacin de la URSS. Subrayemos que se public por vez primera en 1959 (en OC, ed. cit., XXXVI, pp. 357-359). COLAS, D. op. cit. p. 30. Op. cit. p. 363-364. Ver captulo II, artculo 4 de la Segunda Parte y tambin Primera parte. COLAS, D. op. cit. p. 30 y p. 32. COLAS, D. op. cit. p. 33; captulo IV, artculo 14, Seguramente por errata no aparece en la numeracin de CARR, op. cit. p. 424.
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como la repblica tenan comisariados, ejecutando esta ltima localmente las decisiones emanadas del centro. Finalmente, los comisariados para Asuntos Interiores, Justicia, Educacin, Sanidad, Seguridad Social y Nacionalidades eran organismos de la repblica sin contrapartida en la Unin. La OGPU quedaba enmarcada en un captulo -el IX- con tres artculos, asimilndose en su situacin a la categora de comisariado unificado969. La influencia del esquema que aplic la RSFSR y las repblicas autnomas se percibe claramente, pues, en la Constitucin de 1923. Y la estructura federal de la Constitucin de 1923 pasar en sus grandes lneas a la de 1936. Finalmente, otra novedad que nos va a interesar especialmente es la insercin de un captulo -el VII- con 6 artculos que estableca el Tribunal Supremo. Podemos intentar ordenar algunas observaciones importantes y adelantar nuestra tesis explicativa que evita -pensamos- hundirse en una dispora de datos. El abrazo estructural entre capitalismo de estado+Estado hegeliano debe detectarse tambin en el texto constitucional. Podemos dar muchas vueltas a toda una serie de elementos que son importantes: a) que la Constitucin del 18 fue aprobada no slo por los bolcheviques (745) sino tambin por los eseristas de izquierda (352) durante el V Congreso panruso de los Soviets; b) que la constitucin de 1923 tena un carcter claramente centralizador en relacin a la de 1918; c) que la palabra Estado aparece diez veces en 1918, aumenta a quince en la de 1923 y a cincuenta en la de 1936; d) que el partido bolchevique no aparece en el texto constitucional (aparecer en el 36), e) que Stalin copiar las palabras de Stuchka sobre la constitucin de 1918 en la que afirmaba que esta era mucho ms democrtica que la ms democrtica de las constituciones del mundo, la francesa de 1793... etc970. Pero nadie hace la pregunta fundamental. Pregunta que afecta a dos elementos que sobreviven separados y que han sido interrogados aisladamente. Por un lado, la teorizacin de Marx sobre el perodo de transicin (sobre todo en la Guerra civil en Francia y en la Crtica del programa de Gotha) y, por otro, la "atipicidad" del derecho sovitico. Lo que creemos que ningn investigador ni ningn jurista ha hecho es preguntarse el por qu de la atipicidad del derecho sovitico en relacin al derecho (burgus). Hay un punto de partida: Marx haba supuesto que en la fase de transicin seguira funcionando el derecho burgus. Volvamos a leer la Crtica del programa de Gotha: "De lo que aqu se trata no es de una sociedad comunista que se ha desarrollado sobre su propia base, sino de una que acaba de salir precisamente de la sociedad capitalista y que, por tanto, presenta todava en todos sus aspectos, en el econmico, en el moral y en el intelectual, el sello de la vieja sociedad"971.
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El captulo IX en COLAS: "Sur l'Administration unifie politique d'Etat", op. cit. p. 39; en DESOLRE: "De la directin politique unifie d'Etat", op. cit. p. 47. Hay un estudio que parece olvidarse en diferentes bibliografas, sea Agesta, Garca Alvarez, etc.., pero que hay que considerar relevante porque se publica dos aos ms tarde de que Kalinin, como presidente del XII Congreso Panruso de Soviets, firmase la resolucin que ratificaba el texto de la revisin de la Constitucin de 1918 que se converta en la nueva Constitucin de la RSFSR el 11 de Mayo de 1925. Se trata de MIRKINE-GUETZEVITCH, B. La thorie gnrale de l'Etat sovitique, Ed. Marcel Giard, Pars, 1928. En ella aparece 1) una autntica consideracin del derecho electoral, del poder constituyente, de las libertades y el Estado de derecho y la tcnica jurdica; 2) la confrontacin con los planteamientos de los juristas soviticos Gurvicht, Reisner, Stuchka y Pashukanis, y 3) como apndice figuran la Constitucin de la URSS y la Constitucin revisada de 1925 de la RSFSR. Op. cit. p. 21. Ciendonos al mximo dentro del espectro bibliogrfico escogido: GARCA LVAREZ, M.B. La construccin del comunismo y la constitucin (ed. cit.), dice: "Sin entrar en el espinoso tema acerca de si la idea de un "Derecho Socialista" contradice o no el espritu del marxismo-leninismo" (p. 63). Y cita la polmica de Berman con Tumanov. Como se sabe, la opinin clara de Berman es que el derecho
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Estamos, por tanto, en una situacin de salida de una sociedad capitalista -la que se corresponde con lo que normalmente se conoce como fase socialista en su conjunto, denominacin que nosotros cuestionamos-, en la que entra de lleno la Rusia sovitica, que, como sabemos, guarda muchos elementos precapitalistas. A continuacin Marx desarrolla la idea de que en esta fase, pese a que han cambiado la forma y el contenido, rige el mismo principio que regula el intercambio de mercancas, y aade sentenciando: "Por eso, el derecho igual sigue siendo aqu, en principio, el derecho burgus aunque ahora el principio y la prctica ya no se tiran de los pelos.." -y- "A pesar de este progreso, este derecho igual sigue llevando implcita una limitacin burguesa"972. Si la transicin hubiese sido socialista a lo largo de todo el proceso, en los trminos de Marx, tendra que haber subsistido el derecho burgus (No olvidemos que la NEP por contener relaciones econmicas mercantiles, tiene que regularlas con formas jurdicas propias del derecho privado burgus). Pero en el capitalismo de estado + estado hegeliano existe un derecho que no es burgus973. Todo el misterio reside en deducir que no poda ser de otra manera, y lo demuestra toda la legislacin, atravesada de medidas "extraas" a las normas de procedimiento penal y no penal tradicionalmente aceptadas974, o el propio constitucionalismo. Sin embargo haciendo caso del precepto que instruye que varias razones son menos convincentes que una, nos vamos concentrar en una triple prueba fundamental: la aparicin de la figura del Procurador, el derecho penal y el propio lugar que la Constitucin ocupa dentro del sistema jurdico sovitico. La figura del procurador aparece en la constitucin de 1923 en los citados artculos dedicados al Tribunal Supremo. Artculo 46: "Le Procureur du Tribunal suprme de l'Union des RSS et son adjoint sont nomms par le Prsidium du CCE de l'Union des RSS. Le Procureur du Tribunal suprme de l'Union des RSS est charg de donner des conclusions sur toutes les questions du ressort du Tribunal suprme de l'Union des RSS, de soutenir les accusations en sa sance, et, en cas de dsaccord avec les dcisions prises par la sance plnire du Tribunal suprme de l'Union des RSS, d'lever contradiction auprs du Prsidium du CCE des RSS"975. En la constitucin de 1918 no aparece el Procurador. En el 23, el Tribunal Supremo y el Procurador con sus poderes an limitados. En la Constitucin de 1936 que vamos a examinar a continuacin, el Procurador queda sostenido por el impresionante pedestal del artculo 113: ahora es el Procurador de la URSS. El ser el encargado de la ms alta misin: aniquilar a la vieja guardia en los procesos de Mosc. Dice ese artculo: "La surveillance suprme quant la
socialista sera una innovacin en la teora marxista, que contradice el espritu si no la letra de aquella. De BERMAN existe una edicin en espaol (traducida tambin por Capella) de La justicia en la URSS, Ed. Ariel, Barcelona, 1967. El profesor de Harvard apoya su interpretacin en Pashukanis y Lenin (op. cit. p. 42). Cita la frase del Estado y la Revolucin: "Otras normas, fuera de las del derecho burgus no existen" (Ed. Ariel, Barcelona, (2 edicin), p. 138).
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Id. p. 22. Cfr. MARX-ENGELS, Werke, Band 19, Dietz, Verlag, Berlin, 1976, p. 20. En alemn la frase es: "mit einer brgerlichen Schranke behaftet", que segn algunos autores (Johnson entre ellos) resulta ambigua y difcil. Una de las mejores reflexiones sobre el problema CAPELLA, Juan Ramn. Materiales para la crtica de la Filosofa del Estado, Ed. Fontanella, Barcelona, 1976, especficamente pp. 147-170. Por supuesto, diversos artculos del cdigo penal manifiestan esta situacin, pero es el cargo de Procurador general de la URSS lo que muestra este derecho especial que es el de vigilante del Esptitu Objetivo (desde el Estado, no desde el derecho). Despus de impulsada la NEP se promulga en 1922 un Cdigo civil que se hizo irrelevante con la colectivizacin e industrializacin acelerada. Vietnam acaba de estrenar este ao 95 su primer cdigo civil. COLAS, D. op. cit. p. 37. Queda relacionado con el artculo 43, apartado b.
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stricte excution des lois par tous les commisariats du peuple et les institutions qui leur sont subordonnes, ainsi que par les fonctionnaires publics et les citoyens de l'URSS, incombe au procureur de l'URSS"976. La vigilancia suprema! Esta especialsima institucin ha sido justificada a travs de una doble procedencia: por un lado la propia tradicin rusa y por otro la necesidad de un organismo particular para ejercer la vigilancia sobre los administradores977. Desde nuestra perspectiva, para comprender el constitucionalismo sovitico en su conjunto y concretamente la Constitucin de 1936, tan importante es el examen de la misma y la comparacin con las constituciones que la precedieron, como un documento que ilumina lo que Snchez Agesta denonominaba "hipocresa de las afirmaciones convencionales", un documento que queda fuera del anlisis del propio Sanchez Agesta: el informe de Stalin ante el VIII Congreso Extraordinario de los Soviets de la URSS pronunciado el 25 de noviembre de 1936, que lleva por ttulo Sobre el proyecto de Constitucin de la URSS978. En el camino fue apagada, desactivada y finalmente eliminada la viva polmica de las distintas corrientes del pensamiento jurdico sovitico representadas fundamentalmente por Reisner, Stuchka y Pashukanis. Y ese honor tambin podr adjudicarselo el procurador Vychinsky979. Por qu ocurri se constata pero tampoco se explica980. Descriptivamente, se han relacionado como "tendencias deformadoras" de la teora marxista del derecho, por un lado, el economicismo de Stuchka-Pashukanis y, por otro, el voluntarismo de Reisner-Vychinsky. La reduccin de lo jurdico a lo econmico, por una parte, y la "manipulacin" de la estructura econmica por la normatividad jurdica como encarnacin de la voluntad de clase, por otra. Korsh, Cerroni, Miliband o Poulantzas, entre otros, han troceado el problema. Pero lo importante no es tanto pernoctar en la posibilidad de una teora marxista del derecho o, volviendo a la cuestin que tratamos, si voluntarismo o economicismo
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COLAS, D. op. cit. p. 62. El subrayado es nuestro. El artculo siguiente especifica que es nombrado para un perodo de siete aos. El 117 rubrica su poder por si quedase alguna duda. Para lo extraordinario o extrao de esta institucin ver por ejemplo, JOHNSON, E.L. El sistema jurdico sovitico, Ed. Pennsula, Barcelona, 1974 : "nada hay en los sitemas jurdicos de los pases de fuera de la Unin Sovitica..." (pp. 176 y ss). Para la historia de la Prokuratura, BERMAN, op. cit. pp. 267 y ss.; y para sus atribuciones, id. pp. 268-269 y 272-273. Cfr. BERMAN, op. cit. p. 269. STALIN, J. op. cit. pp. 806-848. Para toda esta problemtica, la utilidad de CERRONI es incontestable: El pensamiento jurdico sovitico, Edicusa, Madrid, 1977, dentro de un entraable optimismo sobre la evolucin de la situacin politica en la URSS (vase por ejemplo pp. 37-38), optimismo compartido por otros tericos italianos como Della Volpe y su esperanza en el restablecimiento de la legalidad socialista. Adems, del mismo Cerroni Marx e il diritto moderno, Roma, 1962. No hay que olvidar la edicin por parte de Juan Ramn Capella de la obra de STUCHKA, P.I. La funcin revolucionaria del derecho y del Estado, Pennsula, Barcelona, 1969. Tambin existe edicin espaola de la obra ms conocida de PASHUKANIS, E.B. Teora General del Derecho y marxismo, Ed. Labor, Barcelona, 1976 (Trad. V. Zapatero). Asimismo JOHNSON, (op. cit.), Stoyanovitch, etc. Para la discusin sobre si la teora marxista del derecho es iusnaturalista o positivista: KELSEN-SCHLESINGER. Ver como Fernando DE LOS RIOS discute el tema en el propio Marx (op. cit, pp. 15-16).Un resumen en CONDE, Remigio. Sociedad, Estado y Derecho en la filosofa marxista, Edicusa, Madrid, 1968. Ver igualmente HAZARD, Paul Las dos tendencias contemporneas del Derecho sovitico, en Revista de Estudios Polticos, ns 117-118, mayo-agosto 1961. Cfr. HIERRO, Liborio. El realismo jurdico escandinavo, Fernando Torres-Editor, Valencia, 1981, pp. 5758.
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son o no caras de una misma moneda (que Poulantzas detecta en el joven Marx981), sino preguntarnos sobre el terreno de la historia cmo se puede explicar que el "idealismo especulativo"982 exterminase al "empirismo positivista" de Pashukanis? O mejor, teniendo en cuenta que las relaciones entre las prcticas sociales y la superestructura no son relaciones externas entre niveles, por qu se hace eficaz el normativismo de la voluntad de clase que rige la estructura econmica por "mediacin" del derecho? El problema de cmo "lo econmico" determina la eficacia de las instancias de una formacin social slo es decidible en la materialidad histrica del proceso. La solidificacin del normativismo jurdico tras la NEP no la vamos a poder explicar, ni partiendo de una concepcin general de lo que es el derecho para luego descubrir las formas particulares dadas, ni de un anlisis de los textos marxistas sobre el derecho por ms que los volvamos del derecho y del revs. En este punto percibimos el lmite de tentativas como las del Poulantzas de la primera poca, que hipostasia "las teoras" sobre la realidad -que siempre est en hueco-, en contradiccin inmediata con la lnea efectiva a seguir expuesta conscientemente983. Y, adems, se mezclan dos problemas diferentes: primero habra que contestar sobre la correspondencia entre perodo de transicin socialista y derecho burgus, y despus preguntarse cul es el sentido de un derecho marxista o de una teora marxista del derecho. Si en la superestructura el destino del derecho no se puede equiparar al del "arte", pongamos por caso, pero s se une al del Estado por qu no profundizar sobre la extincin del derecho junto a la del Estado? Sin embargo, la Constitucin, ms que crear un ambito de actuacin, viene a sancionar y recubrir un largo proceso legislativo-punitivo. Sus componentes esenciales son: Cdigo civil y Cdigo penal de 1922 (de la RSFSR); nuevo Cdigo penal de 1926984; ley de 6 de junio de 1931
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Sobre el estado capitalista, Ed. Laia, Barcelona, 1974, p. 29. As llama POULANTZAS al normativismo de Vychinsky (Op. cit. p. 37). La manera en que se queda retenido en el avance se puede ver en este fragmento: "El aspecto economicista existe en la tendencia voluntarista como el aspecto voluntarista en la tendencia economicista. Lo que interesa es que la problemtica en cuestin permite esa continua trasmutacin, en la medida en que las relaciones de homologa y de circularidad, que caracterizan sus conceptos de totalidad y de historia, hacen lcitas esas trasmutaciones de papel y ms an, las implican. El economismo y el voluntarismo son las dos variables, tericamnete coexistentes, de una misma invariable que es la concepcin historicista del sujeto" (Op. cit. pp. 31-32). Nos prohibimos terminantemente pisar el lugar exacto de todo esto: el kantismo. Sin necesidad de citar otros artculos de la obra citada ver pp. 38-39 concretamente. Hemos encontrado un tan til como curioso libro de JIMENEZ DE ASUA, Luis. La vida penal en Rusia, Ed. Reus, Madrid, 1931 (con la colaboracin de RODRIGUEZ MUOZ J.A. que incluye el Cdigo penal ruso de 1926 -Texto de la Parte General- con un estudio introductorio de GRODSYNKII; un trabajo "Las crceles en Rusia" de FIGUERA GUZMAN (agente fiscal de Tucumn) y la traduccin por l mismo del Cdigo de Correccin por el Trabajo de 1924 y las revisiones. El prlogo de la obra est fechado el 14 de abril de 1931 y alude a ese da determinante en la historia de Espaa. Contiene una bibliografa para nosotros -como es de suponer- interesantsima, que abarca desde 1920 hasta 1931, dividida en bibliografa sobre organizacin de la justicia y exclusivamente penalista (pp. 18-22). Finalmente se incluyen una serie de fotografas de las crceles rusas; se sealan las de Lefortovo y Sokolniki. Y tras larga bsqueda, hemos conseguido acceder finalmente a Les Codes de la Russie Sovitique.IV. Code Pnal de la R.S.F.S.R. avec les modifications jusqu'au 1 octobre 1933, traduits par PATOUILLET, Jules, Librairie Gnrale de droit et de jurisprudence, Pars, 1935. (En Bibliothque de L'Institut de droit compar de Lyon).
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sobre censura; decreto de agosto de 1932 de la OGPU985, que la autorizaba a enviar a los especuladores a campos de concentracin (sin eufemismos) por un perodo de cinco a diez aos; asimilacin en 1934 de la OGPU al Comisariado del Pueblo para el Interior (pasa a ser NKVD986); disposicin de 1934 para procedimiento sumario; ley de 15 de mayo de 1935 sobre asambleas pblicas; decretos de abril y junio de 1935 por los que se hacan extensibles todas las condenas, incluyendo la pena de muerte, a los nios a partir de los doce aos de edad, y en el segundo pena de muerte por las fugas al extranjero, y conversin automtica de los miembros de la "familia del traidor", si ste prestaba sus servicios en las fuerzas armadas, en reos que podan ser condenados a veinte aos de prisin si haban tenido conocimiento previo del crimen, y a cinco aos de deportacin si no haban sabido nada pero vivan junto a l o eran dependientes de l; y, posteriormente, en 1937, ley que autorizaba a la NKVD a utilizar la tortura en el interrogatorio de sospechosos. De este proceso y sus componentes retengamos fundamentalmente a) el artculo 1 del Cdigo civil; b) el artculo 16 del Cdigo penal, que instauraba el principio de analoga al permitir la sancin de actos que no estaban prohibidos expresamente sino que eran "anlogos" a algunos prohibidos por la ley, quedando el bsico principio de nulla poena sine lege "violado"987; c) la acusacin y la teora del concurso y el intuicionismo de Vychinsky; d) la confusin entre ley y decreto; e) el planteamiento procesal; f) la confesin. Recordemos que el inicio del proceso de colectivizacin va sellado con el proceso Shakhty (de 1928) y la confesin fue la nica prueba. Por supuesto, la presuncin de inocencia vuela igualmente en estas condiciones988. Las consecuencias son claras: 1) la progresiva absorcin del derecho por la poltica. Despus de considerar simple hipocresa formal la democracia burguesa, y despus de proclamar tarea del proletariado realizarla en el socialismo, Vichinsky teoriza la primaca de la voluntad poltica sobre la ley socialista y, con ello, vuelve a concebir como simplemente formales los mismo derechos que la constitucin socialista, por el contrario, haba hecho "efectivos". De ah la mescolanza de normativismo e ilegalismo que resulta; 2) la sumisin del respeto a la ley al finalismo poltico ; 3) sustitucin de competencias; 4) los rganos administrativos se arrogaron muchas de las funciones tradicionales de los tribunales. Al mismo tiempo que empiezan a fraguarse los Procesos de Mosc, Stalin decide elaborar una nueva Constitucin y, para impulsarla, se nombra presidente de una comisin constitucional en la que incluye a Bujarin989. Aqu se nos abre una serie de preguntas que no podemos satisfacer an. Segn Bullock, el papel de Bujarin se deja ver en los artculos que
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GPU (Gosudarstvennoe Politicheskoe Upravlenia) Administracin Poltica del Estado. Es preciso tener en cuenta la definicin de la GPU de Stalin: la espada desnuda del proletariado. Para la remodelacin de "interior" y creacin de la Osso (Ossoboie Soviechtchanie), Cfr. ELLEINSTEIN, Jean. El fenmeno estaliniano, Ed. Laia, Barcelona, 1977, pp. 97-98. Para la evolucin Cheka->GPU>OGPU->NKVD, BERMAN, op. cit. p. 430 nota 22; BETTELHEIM, Les luttes...Les dominants, op. cit. p. 125, nota 62. Y SUDOPLATOV, op.cit., pp. 25-27. El texto del artculo 16 segn la traduccin (del alemn) en el citado libro de JIMENEZ DE ASUA es: "Cuando algn acto peligroso no est expresamente previsto en este Cdigo, se determinarn los principios y los lmites de su responsabilidad conforme a aquellos artculos de este Cdigo que prevean los delitos de naturaleza ms anloga", en La vida penal en Rusia, op. cit. p. 199. Para la analoga ver pp. 80 y ss. del estudio de Jimnez de Asa al Cdigo. Cfr. CAPELLA, op. cit. pp. 112-113. Dice BULLOCK: "En la primavera de 1935 se detuvieron a cuarenta personas en relacin con una supuesta conjura para asesinar a Stalin en el Kremlin" (op. cit., p. 793, tomo I).
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implican la defensa de los derechos bsicos tal y como aparecen en el captulo X, artculos 118 y ss990. Pero ignoramos la composicin de la comisin y, lo que es ms importante, los borradores y los debates. Es curioso observar que esa parte, en la que se dice aparece la mano de Bujarin, sea la que acoge por primera vez dentro del texto constitucional la aparicin del Partido comunista de la URSS (artculo 126). Cuando Stalin lee el informe citado, haca slo tres meses que se haba celebrado el primer gran proceso en el que figuraron Zinviev y Kmenev. "El proceso se celebr en vista pblica, con ms de treinta periodistas extranjeros y diplomticos, as como un pblico integrado por 150 ciudadanos soviticos, la mayora de ellos seleccionados por el NKVD entre su propia plantilla, por si acaso era necesario sofocar algn tumulto"991. Y en el momento del informe constitucional slo faltaban dos meses para que se abriera el segundo gran proceso992. Lo que s hay que resaltar es la preocupacin de Stalin por actuar dentro de lmites "legales". La prueba son los propios procesos de Mosc. El anlisis y comentario general sobre la Constitucin del 36 se puede consultar en diversas obras. Tomemos dos como ejemplo: un comentario extenso como el de Johnson993, y otro de Snchez Agesta, ms sinttico994. No vamos a intentar un nuevo comentario ahora. Lo que debemos poner de relieve es lo que no explican. Lo que describen pero no explican. Veremos un caso como muestra. En gran parte pensamos que la limitacin comprensiva se debe a que dejan a un lado un texto tan decisivo como el informe de Stalin aludido: nosotros vamos a detenernos, sin embargo, como hemos adelantado ms arriba, en ese documento importantsimo. La exigencia de elaborar una nueva Constitucin es claramente razonada en el informe de Stalin. Se trata de los cambios que han alterado radicalmente la fisonoma de la URSS desde
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Op. cit. tomo I, p. 789. Bujarin y Radek fueron los principales responsables de la nueva constitucin segn DEUTSCHER, I. Stalin, op. cit. pp. 332-333. Otra cuestin que merecera un mayor detenimiento: la importancia de los prembulos y la importancia de la ubicacin de los derechos en el entramado constitucional, en tanto unos (y otros) son el enlace fundamental entre el mundo extranormativo, fctico, sociopoltico, histrico e incluso emocional en que se agita un pueblo y el mundo normativo e institucional que formaliza todos esos datos. En el sentido de la ubicacin de los derechos fundamentales hay que observar que en la Constitucin de 1936, el hecho de venir despus de la organizacin y las facultades de los poderes pblicos, expresaba significativamente una concepcin positivista de que tales derechos eran concesiones del Estado. Una excelente visin en el libro de LUCAS VERDU, Pablo. La lucha contra el positivismo jurdico en la repblica de Weimar, Ed. Tecnos, Madrid, 1987. BULLOCK, op. it. p. 802, tomo I. Para el proceso a Zinviev, ROSENTHAL, Grad. Mmoire pour la rhabilitation de Zinoviev, Dossier des Lettres Nouvelles, Julliard, 1962. Obra imprescindible, BROU, Pierre. Los procesos de Mosc, Ed. Anagrama, Barcelona., 1988, (2 edicin). Op. cit. pp. 118-152. Pero con muchas puntualizaciones esparcidas por su libro. Op. cit. pp. 369-387. Hemos dicho anlisis general. Por supuesto son muchos los trabajos dedicados a partes determinadas de la Constitucin. Un ejemplo que trata un asunto central: la cuestin de la propiedad y sus clases. GARCIA ALVAREZ, M.B. Construccin del comunismo y constitucin, CU de Len, 1978, pp. 76-96. De los diferentes trabajos de Henrri CHAMBRE hemos elegido el ms tardo: La evolucin del marxismo sovitico, Ed. Tecnos, Madrid, 1979, que ofrece apreciaciones muy valiosas que van desde la figura de Vychisnki hasta la problemtica del Cdigo Civil y Penal. Un comentario de inters pues se produce todava en poca estalinista es el de C. OLLERO. Principios polticos, sociales y econmicos de la Constitucin de la URSS y de las de E.O.. Sobre la cuestin central de la propiedad hay que empezar por indicar la importancia primigenia que se le otorga en el texto de 1936; ya el primer captulo contiene los principios fundamentales del derecho de propiedad (artculos 4,5,6,7,8,9,10, en COLAS, op. cit. pp. 49-50) que contrasta con la (idntica importancia) que la propiedad tiene en las constituciones capitalistas slo que en estas permanece modestamente "escondida" por ejemplo en el artculo 33 y 38 de nuestra Constitucin de 1978.
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la puesta en vigor del antiguo texto constitucional de 1924995. Los cambios ocupan el segundo apartado del informe del secretario general. Es un resumen de la situacin social y econmica bajo la NEP, y la situacin despus del cumplimiento del Primer Plan Quinquenal y ejecucin en curso del segundo, es decir, del "ultimo perodo de la NEP, final de la NEP, en el perodo de la supresin completa del capitalismo en todas las esferas de la economa nacional"996. La consecuencia fundamental de todos esos cambios es que, junto a los econmicos, "ha cambiado tambin la estructura de clase de nuestra sociedad"997. No se trata slo de que la clase terrateniente haya sido suprimida desde la guerra civil, y, posteriormente, con la industrializacin y colectivizacin, hayan desaparecido la clase capitalista en la industria, los kulaks en la agricultura, y los comerciantes y especuladores en la esfera de la circulacin de mercancas, es decir, que "todas las clases explotadoras han sido, pues, suprimidas" y, por tanto, que queda la clase obrera, la clase campesina y los intelectuales. Se trata de que " sera un error creer que estos grupos sociales no han sufrido ningn cambio en este intervalo, que siguen siendo lo mismo que eran, por ejemplo, en el perodo del capitalismo"998. Se trata de que clase obrera y campesinos son ahora clases "como no conoca hasta ahora la historia de la humanidad"999. La intelectualidad nueva ("intelectualidad trabajadora") es una "como no la hay en ningn otro pas del mundo"1000. Se suele olvidar que esta exposicin se basa en un texto anterior de Stalin, de suma importancia teniendo en cuenta nuestra investigacin. Se trata de un prrafo de otro informe, tres aos atrs (26 de enero de 1934), del propio Stalin ante el XVII Congreso del Partido. Hay otro cambio ms: el xito del ensayo de formar un Estado multinacional sobre la base del socialismo, con lo cual la solidez de (nuestro) Estado socialista multinacional "puede envidiar cualquier Estado nacional de cualquier parte del mundo"1001. Con esto finaliza el apartado segundo y entramos en el meollo de la cuestin: el comienzo del apartado tercero. La pregunta (-y la respuesta-) con la que Stalin inicia este apartado explica la necesidad de la nueva Constitucin. "De qu manera se han reflejado en el proyecto de la nueva Constitucin todos estos cambios producidos en la vida de la URSS?" A la Comisin de la Constitucin se le encomend que introdujese modificaciones en el texto de 1924. Y entonces Stalin introduce este criterio decisivo: "Al redactar el proyecto de la nueva Constitucin, la Comisin ha partido del principio de que una Constitucin no debe confundirse con un programa. Eso quiere decir que entre un programa y una Constitucin existe una diferencia esencial. Mientras un programa formula lo que todava no existe y lo que hay que alcanzar y conquistar en el futuro, una Constitucin, por el contrario, debe tratar de lo que existe ya, de lo
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El por qu de la necesidad de una nueva Constitucin es una pregunta que no preocupa a Johnson y s a Agesta. En cambio Johnson reconoce la importancia extraa de la prokuratura mientras Agesta no alude a ella. STALIN, op. cit. p. 809. Final de la NEP! Recordemos la creencia de Bettelheim. Cfr. nuestra introduccin. Id. p. 811. Id, cit. p. 811. Id. p. 813. Matiz emblemtico. Id. cit. p. 814. Cit. p. 817.
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que ya ha sido alcanzado y conquistado. Un programa se refiere principalmente al futuro, y una Constitucin, al presente"1002. La cuestin , dede nuestra perspectiva, no radica nicamente en que el criterio deba se justamente al revs. La cuestin radica en que, de nuevo, no poda ser de otra manera porque es precisamente esto lo que har posible violar siempre que sea necesario la Constitucin (cosa que se constata repetidas veces de Johnson a Cerroni sin poder explicarlo). Los acontecimientos venideros proyectan su sombra ante ellos. En efecto, la Constitucin responde a la terminacin de una etapa que es la de la conquista del socialismo o fase primera del comunismo. Dice Stalin: "Debe reflejar nuestra Constitucin este hecho, el hecho de que hayamos conquistado el socialismo? Debe basarse sobre esta conquista? Sin duda alguna"1003. Y relaciona esta fase con el principio bsico que le corresponde y que es, "como se sabe, la frmula: De cada cual, segn sus capacidades; a cada cual, segn su trabajo, que Stalin no se olvida de consignar en su informe1004. Aparentemente se trata de una proteccin, de una pantalla en una parte de la letra de la Crtica del programa de Gotha, que Stalin interpreta en un sentido que no es del texto de Marx, y que va ms all del texto de Marx. No debemos internarnos en una disquisicin, que necesitara otro trabajo especial, pero no hay ms remedio que recordar la letra y la msica de la referencia (es decir lo que no est sujeto a polmica): A) Lo que dice Marx es que slo en la fase superior de la sociedad comunista (no es la fase "conquistada" del informe staliniano), "slo entonces podr rebasarse totalmente el estrecho horizonte del derecho burgus"1005; B) Marx no dice nada sobre el problema constitucional1006; C) Marx no habla, concretamente en las glosas sobre Gotha, en ningn momento sobre ese principio ("a cada cual segn su trabajo") de la fase primera (o inferior) del comunismo. Es esta una ilusin que hemos constatado en casi todos los lectores de la obra al recordarla pasado un tiempo. Puede ser que Stalin realice un cruce (es en la CPG donde Marx habla de las "fases del comunismo" pero sin que aparezca ese "principio") con otra parte de su obra... o con El Estado y la Revolucin1007? Entender esto no es ocioso ni gratuito por muy "espinoso" (utilizando la expresin de Garcia Alvarez) que sea el tema, porque a continuacin prosigue Stalin diciendo: "Pero la sociedad sovitica no ha llegado todava a la fase superior del comunismo, en la cual el principio dominante ser la frmula: De cada cual segun sus capacidades; a cada cual, segn sus necesidades... Puede basarse nuestra Constitucin en la fase superior del comunismo, que todava no existe y que an debe ser conquistada? No; no puede, porque la fase superior del comunismo es para la URSS algo que todava no se ha realizado y que debe realizarse en el
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Id. cit. pp. 817-818. Ver cap.V. Y podemos aadir: no estar confundiendo Stalin programa con manifiesto. Op. cit. p. 818. Id. p. cit.
Op. cit. p. 24. Y contina: "y la sociedad podr escribir en su bandera: De cada cual, segn sus capacidades; a cada cual, segn sus necesidades".
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Salvo una alusin a la Constitucin prusiana en relacin a la "libertad de ciencia"; op. cit. p. 43. Es imposible considerar las implicaciones en el marxismo del proceso de transformacin social, desaparicin del Estado, etc. sin tener en cuenta el impacto de la Comuna del 71 y la exacta determinacin (hasta donde sea posible) de los textos posteriores de Marx empezando por La guerra civil en Francia. Me limito a una estimacin: AVINERI, Shlomo, El pensamiento social y poltico de Carlos Marx, Ed. Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1983, pp. 273-332. LENIN, op. cit. pp. 137-138.
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futuro. No puede, si no quiere convertirse en un programa o en una declaracin sobre futuras conquistas"1008. Las preguntas se agolpan. Una vez alcanzada la fase superior, habr que elaborar una Constitucin sobre el principio correspondiente? Programa y Constitucin son lo mismo slo que con el futuro de por medio? Las Constituciones del 18 o del 23-24 eran programa o Constitucin? Qu hacer con el perodo intermedio entre capitalismo y comunismo, perodo de transformacin revolucionaria del primero al segundo, al que le corresponde "un perodo poltico de transicin cuyo Estado no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado?"1009. No hay una confusin entre derecho y Constitucin? Y finalmente, una consecuencia inevitable: esto significa que el programa tiene que agredir la Constitucin. Stalin no puede hablar sino desde el programa. Recordemos que al tratarse de la fase inferior, la universalidad del proletariado como clase ha de resultar protegida. Hay que diseminar el hbito de aprehender los distintos aspectos de la singularidad y de analizar las circunstancias, de aislar las partes, de abstraer, dando inmediatamente a cada uno de estos aspectos la forma de la universalidad. Este es el modo del ciudadano sovitico. Pero todava en esta fase el no educado, al aprehender lo principal, puede echar a perder, con la mejor intencin, media docena de otras cosas. La actuacin ciudadana expresa una sencilla determinacin: imprimir a un contenido el carcter de lo universal. Tiene que conocer su obra como algo objetivo y no ya meramente subjetivo. La distincin entre lo que se es interiormente y sus actos no es verdadera. Semejantes refinamientos de distinciones momentneas no se dan en la historia: el ciudadano es lo que son sus actos y sus actos son su fin. Pero sigamos con la lgica del informe. Para que quede claro Stalin va a enumerar seis (!) particularidades del nuevo proyecto constitucional. Primera: "El proyecto de la nueva Constitucin es un resumen del camino recorrido, un resumen de las conquistas logradas ya. Es, por tanto, el registro y consolidacin legislativa de lo que se ha alcanzado y conquistado de hecho"1010. Una insistencia posterior disipa cualquier vacilacin: "La URSS ha trazado un proyecto de nueva Constitucin que no es una promesa, sino un documento que fija y consolida legislativamente esos hechos generalmente conocidos, que fija y consolida legislativamente lo que ya se ha alcanzado y conquistado"1011. Las otras particularidades versan sobre la no existencia de antagonismos de clase, sobre la premisa de que todas las naciones y las razas son iguales en derechos, y sobre el hecho de que frente al resto de las Constituciones burguesas que distinguen entre ciudadanos activos y pasivos (por riqueza, sexo, etc), "para el proyecto de nueva Constitucin, todos los ciudadanos son iguales en derechos. No es la fortuna, no es el origen nacional o el sexo, ni la situacin que
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Cit. pp. 818-819. Por supuesto este principio queda consagrado en el artculo 12 de la Constitucin de 1936. CPG, op. cit. p. 38. Op. cit. p. 819.
Op. cit. p. 828. Los "hechos" a los que se refiere pertenecen a las siguientes particularidades de la Constitucin, por ejemplo al hecho de que mientras "las constituciones burguesas se limitan generalmente a enunciar los derechos formales de los ciudadanos, sin preocuparse de las condiciones para el ejercicio de estos derechos...etc" (supra, p. 822). No se puede perder de vista el impacto real de artculos como el 118 (los ciudadanos de la URSS tienen asegurado el derecho al trabajo) y el 122 (la igualdad de la mujer, etc.)
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ocupa oficialmente, sino la capacidad personal y el trabajo personal de cada ciudadano lo que determina su posicin en la sociedad"1012. El otro aspecto fundamental que debemos retener es el de la nueva estructura de clases. Pero aqu conviene precisar que nuestro anlisis no toca aspectos que fueron vistos por Trotski, inmediatamente despus del momento de la sancin de la nueva Constitucin, en La revolucin traicionada, independientemente de que coincidamos o no en sus conclusiones 1013. Pero s dejaremos constancia del punto radical que nos separa: Trotski no logra salir de su concepcin de la burocracia como una casta incontrolada que explota los "antagonismos sociales", que, adems (ltima solucin que le inquiet profundamente), a travs de la nueva Constitucin, "crea las premisas polticas para el nacimiento de una nueva clase poseedora"1014. Podemos, adems de constatar nuestras diferencias, detectar el terreno donde se produce la separacin de nuestro anlisis? Creemos que s. El lugar es el momento inmediatamente posterior a la anticipacin, por parte de Trotski, de una salida que ms tarde efectuar el post-stalinismo: la del Estado de todo el pueblo. El prrafo es ste: "Al expropiar a los capitalistas, el proletariado comenz realmente a liquidarse a s mismo como clase. Pero de la liquidacin en principio a la reabsorcin efectiva en la comunidad, el camino es largo, tanto ms cuanto que el Estado debe encargarse por mucho tiempo del pesado trabajo del capitalismo. El proletariado sovitico existe an como clase, profundamente distinto al campesinado, a los tcnicos intelectuales y a la burocracia; ms an, es la nica clase absolutamente interesada en la victoria del socialismo. La nueva Constitucin tiende a reabsorberlo polticamente en la nacin, aunque antes no se haya reabsorbido econmicamente en la sociedad"1015. En nuestro anlisis, el fenmeno es todo lo contrario: el proletariado, en las condiciones del capitalismo de estado+estado hegeliano, lo que realmente hace es asimilar el resto de las clases a su estado, empezando por la "proletarizacin" del propio campesinado por todos los medios, y a travs de las formas bsicas del koljs o el sovjs. Ah se moviliza su desconcierto y sus intentos de explicacin a travs del Termidor y el bonapartismo. Por eso, tiene que constatar que: "Lo que la nueva Constitucin tiene de importancia, en principio, lo que en realidad la coloca por encima de las constituciones ms democrticas de los pases burgueses, es la transcripcin prolija de los documentos esenciales de la Revolucin de Octubre"1016. Y no se
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Id. p. 822.
Op. cit. sobre todo el captulo X, pp. 224-234, ed. cit. Nos referimos a cuestiones tales como la del unipartidismo forzado (en las condiciones rusas) y por consiguiente temporal, el desarrollo democrtico, el significado del artculo 126 de la Constitucin, la pertenencia al partido no como derecho sino como privilegio, la represin como sintomatologa del fraude ideolgico, significado del voto secreto en las nuevas condiciones pregonadas, etc, todas expresadas en su tono sarcstico, agudo, caracterstico. Como el de este pasaje: "A un periodista francs que le interrogaba sobre los grupos en el seno del partido gobernante, Molotov respondi: Se han tratado de formar fracciones en el Partido (...) pero hace varios aos que la situacin se ha modificado radicalmente a este respecto, y que el partido comunista est realmente unido. Nada lo demuestra mejor que las depuraciones incesantes y los campos de concentracin". Cit. p. 232-233.
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Op. cit. p. 234. Para el seguimiento de esa inquietud, MARTINET, Gilles. El marxismo de nuestro tiempo, Ed. Pennsula, Barcelona, 1973, (2 edicin), pp. pp. 29 y ss. y la carta a Cannon de Trotsky inserta en el ensayo de Tibert citado en el cap.I, (MPA) en VV.AA. La naturaleza en los pases del este, Fontanova, 1977 (nota 53). En cuanto a la burocracia como estrato parasitario cebado a expensas de las clases productivas, podemos aventurar la fuente de la visin trotskista: El 18 de Brumario de Marx. Op. cit. p. 226-227. Id. cit. p. 234.
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trata de un fraude, responda a una realidad eminente. Por eso sigue sin ver que lo que hace Stalin no es "aventurarse imprudentemente en el terreno de la teora"1017. Y, finalmente, por eso no poda ver que la Constitucin de 1936 reflejaba la determinacin de una clase universal que no estaba dispuesta a transigir con ningn resquicio propietario de ninguna clase -y por ninguna clase-que pusiese en peligro la estructura sovitica adquirida al pesado precio que sabemos. La purga permanente (no la revolucin permanente) tiene aqu su justificacin. Y solo el voluntarismo normativista poda hacerla factible. La prokuratura es la cremallera que cierra el Espiritu Objetivo sobre s mismo. El poder de Stalin en el partido tena que disponer de garanta en la propia Constitucin. El procurador general tiene un derecho especial y es el de vigilante del Espiritu Objetivo; es casi una astucia de la razn personificada, y por eso tiene la potestad del supremo subjetivismo. (Matiz fundamental: la vigilancia se hace desde el Estado no desde el Derecho). Es decir, se da la paradoja de que la Objetividad de la clase universal tiene que vigilarse si se quiere consevar inclume con un mximo subjetivismo1018. Tambin Johnson, desconcertado, se explicaba la prokuratura como si se tratase de un estado dentro del Estado "pues acta completamente al margen de la autoridad, no slo de los Soviets locales, sino tambin de los Soviets Supremos y ministerios de las Repblicas de la Unin"1019. Berman por su parte habla de la prokuratura como "ojo del Estado" pero que no est por encima del Estado1020. En efecto, la prokuratura carece de supervisin sobre el Consejo de Ministros de la URSS. De la base del planteamiento constitucional por parte de Stalin, una vez apreciada tanto su funcin institucional como su extraa relacin con la propia legislacin real, no es complicado deducir que est en la lnea de la trivializacin de la Constitucin por Lassalle, que procede del conflicto de la constitucin prusiana entre 1862-1866; como se sabe, la distincin lassalleana es la que se establece entre "factores reales del poder" y la "hoja de papel"1021.
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Op. cit. p. 231. Todava en 1937 el desprecio terico de Stalin le impide ver la fuerza sobre las que descansan sus "imprudencias". Es difcil resistirse a la tentacin de explicar el hecho de que los procuradores sean elegidos por cinco aos en vez de siete (ver COLAS, op.cit. p.62, artculo 115) como un mecanismo de seguridad ltimo para garantizar que los que sucedan no entorpezcan la determinacin del procurador general, dato este que no recordamos haber visto reflejado en los estudios consultados. Por supuesto ni que decir tiene que en el campo del derecho Vishinsky encontr una resistencia hbil y enconada. Ver el caso de Strogovich, en CERRONI, op. cit. pp. 266-267 y pp. 108 y ss. Op. cit. p. 180.
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Op. cit. p. 276. Existe una "interpretacin" lacaniana (del Lacan de los 4 discursos) del estalinismo que es necesario resear. Se trata de ZIZEK, Slavoj. Le stalinisme: un savoir dcapitonn, en Analytica volume 33, Navarin Editeur/Difussion Seuil, Pars, junio 1983, pp. 55-83. (Agradecemos a Victoriano Alcantud y Adela Bandevera habernos indicado el inters especfico de este nmero de Analytica). El ensayo de Zizek es notable por varios puntos: a) la importancia de la teora hegeliana del monarca en la Filosofa del Derecho en relacin al saber burocrtico que "a besoin d'un point <<unaire>> qui <<capitonne>> son discours" (op. cit. p. 68), b) el anlisis diferencial del estalinismo y el fascismo, c) la alucinada perversin del estalinismo dentro del discurso universitario que lo separa del leninismo, y d) la chocante deduccin de que la burocracia reinante en el socialismo real "se trouve la place de la classe rgnante, laquelle n'existe pas, elle tient son lieu vide" (cit. p. 78). Las referencias lacanianas inmediatas, a bote pronto, seran: LACAN, J. El Seminario. Libro 3. Las psicosis (1955-56), Ed. Paids, Barcelona, 1 edicin 1984, sobre todo el captulo XXI que se titula El punto de almohadillado (es decir, ms de diez aos antes de la propuesta de los cuatro discursos) y las respuestas a las preguntas V, VI y VII de la entrevista a Jacques Lacan para la radio difundidas el 7 de junio de 1970 y publicada en LACAN, J. Radiophonie, Scilicet n 2/3, Seuil, Pars, 1970, pp. 55-99. Las referencias que anotamos son: LASSALLE, F. Qu es una Constitucin?, Ed. Ariel, Barcelona, 1984. Para Lassalle y su posicin en el conflicto: VON DER GABLENTZ, Otto Heinrich. Introduccin a la ciencia poltica, Ed. Herder, Barcelona, 1974, p. 170; LOEWENSTEIN, Karl. Teora de la Constitucin,
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En cuanto a la burocracia, una vez despejado el camino histrico de las transformaciones sociales operadas contra la NEP, no hay necesidad de entenderla como una nueva clase explotadora. No se trata de negar su existencia, pero por qu privilegiarla frente al proletariado en el poder. La burocracia se reproduce continuamente del propio proletariado; y, desde luego, en el "perodo estalinista", con la prctica de la "purga permanente", se renueva constantemente como pudimos apreciar por los papeles de Smolensk en el captulo anterior. La burocracia es una categora social -no una clase-, y si en el capitalismo su posicin de clase, lo que la unifica (independientemente de su origen de clase), es tanto el hecho de pertenecer al aparato del Estado como su funcin objetiva de actualizacin de las tareas estatales, y esto no la desvincula de su servicio a la clase dominante pese a la autonoma relativa de la que disfruta, en el capitalismo de estado+estado hegeliano le quedan menos posibilidades de operar realmente en la propia actualizacin del modo de produccin. Mucho ms atada est a la lgica universal de lo pblico proletario. Una investigacin directa que hay que llevar a cabo es el desplazamiento de los aparatos de estado dentro del capitalismo de estado+estado hegeliano, teniendo en cuenta las caractersticas especficas del ordenamiento constitucional, del tipo de relaciones jurdicas consolidadas y del reclutamiento burocrtico sovitico. En estas condiciones, el aparato represivo GPU-NKVD adquiere no slo un papel ideolgico sino econmico en relacin con el Comisariado de Justicia que es el responsable directo de los campos1022. En el apartado final de su informe, relativo a las enmiendas y adiciones a la Constitucin, Stalin vuelve a insistir en que la Constitucin es el registro y la consolidacin legislativa de las conquistas ya obtenidas y aseguradas. Dice ahora. "Una Constitucin no es un cdigo de leyes. Una Constitucin es una ley fundamental, y nada ms que una ley fundamental. Una Constitucin no excluye, sino que presupone el trabajo cotidiano de los futuros rganos legislativos. Nuestra Constitucin ofrece la base jurdica para la futura actividad legislativa de esos rganos"1023. Y vuelve a recordar -a propsito de las enmiendas al artculo primero- que la composicin de clase de la sociedad sovitica es la que corresponde a dos clases: el proletariado y el campesinado. Porque "la intelectualidad nunca ha sido ni puede ser una clase: ha sido y sigue siendo una capa social, cuyos miembros proceden de todas las clases de la sociedad... En nuestra poca, en la poca sovitica, los intelectuales salen, ante todo, de entre los obreros y los campesinos. Pero de donde quiera que proceda y tenga el carcter que tenga, la intelectualidad es una capa social, y no una clase"1024.
Ed. Ariel, Barcelona, 1976, (2 edicin), pp. 163-164; muy claro ESTEVEZ ARAUJO, Jose A. Crisis del Estado de Derecho liberal, Ed. Ariel, Barcelona, 1989 (1 edicin), pp. 11-20 y 107-108. En general, para las Constituciones modernas escritas, BISCARETTI DI RUFFIA, Paolo. Derecho Constitucional, Tecnos, 1973, (1 reimpresin), Cap. V, pp. 261-286, a la espera de contrastar su Lineamenti generali dell' ordinamento costituzionale sovietico, Ed. Giuffr, Milano, 1956. Tambin las obras de DROZ tanto sobre las ideas polticas en Alemania como sobre el perodo 1815-1871. Tengamos en cuenta que uno de los grandes esfuerzos del pensamiento constitucional durante la poca de Weimar ser la reflexin smendiana para impedir precisamente la degradacin de la posicin constitucional. Adems especficamente para Lasalle, LUCAS VERDU, P. Curso de derecho poltico, vol. II, ed. cit. pp. 411, 446, 619-620, 624-625; y vol. IV, ed. cit. pp. 403-404, 423 y nota 10.
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Un ejemplo: la construccin del canal Mar Blanco-Mar Bltico en cuyos trabajos participaron alrededor de 300.000 deportados a partir del ao 1932. Cfr. ELLEINSTEIN, op. cit. pp. 105-106; LEWIN, La formation..., op. cit. p. 46 y ss; etc. Op. cit. p. 833. Cit. p. 835.
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Por eso la ausencia de libertad de partidos -seala Stalin- no es un indicio de violacin de los principios de la democracia. Los partidos slo pueden existir en una sociedad en la que existan clases antagnicas, cuyos intereses son hostiles e irreconciliables, "en una sociedad donde por ejemplo, hay capitalistas y obreros, terratenientes y campesinos, kulaks y campesinos pobres, etc. Pero en la URSS ya no hay clases como los capitalistas, los terratenientes, los kulaks, etc. En la Unin Sovitica no hay ms que dos clases: los obreros y los campesinos, cuyos intereses, lejos de ser hostiles, son por el contrario, afines. Por lo tanto, en la URSS no hay base para la existencia de varios partidos y, por consiguiente, para la libertad de esos partidos. En la URSS slo hay base para un solo partido: el Partido Comunista"1025. Resumiendo: nos encontramos pues ante la absoluta identidad entre partido y clase; entre sociedad y Estado; entre Partido y Estado, y con la imposibilidad de que los fines del comunismo puedan figurar en la Constitucin. "Al redactar la Constitucin no hay que tomar como punto de partida el futuro, sino el presente, lo que existe ya"1026. La preocupacin sealada anteriormente por actuar dentro de la "legalidad" aparece en el informe: "Hay que acabar con eso de que no sea uno solo, sino varios los organismos que legislan. Esa situacin contradice al principio de la estabilidad de las leyes. Y la estabilidad de las leyes nos es ahora ms necesaria que nunca. El poder legislativo en la URSS debe ser ejercido por un solo organismo: El Soviet Supremo de la URSS"1027. Mientras en Mosc los procesos iban decapitando los rescoldos de la ms asombrosa hazaa del siglo XX, lejos, en Pars, Kojve desgranaba ante su selecto auditorio (Bataille, Queneau, Caillois etc.) los secretos de la filosofa hegeliana. Denis Hollier ha recuperado en su libro un cartel anunciador de las actividades del Colegio de Sociologa para el ao 1937-1938. Entre Caillois y Leiris el sbado 19 de diciembre de 1937 est la intervencin de Kojve: Les conceptions hegeliennes1028. Algunos aos ms tarde, terminado el holocausto mundial, Queneau recoga en un libro los cursos de este moscovita afincado en Pars, que se denominaba a s mismo "marxista de derechas". De qu habl Kojve en esos aos 37-38? Del fin de la historia. La historia del mundo es un movimiento hacia el estado universal y homogneo. Un estado social ptimo donde los seres humanos se encuentran plenamente satisfechos. Pero un ser humano "atteint par l la Satisfaction complte; c'est a dire qu'il ralise son Individualit, la synthse du Particulier et de l'Universel, tant reconnu universellement dans sa particularit irremplaable et unique au monde. L'Histoire s'arrte donc1029". Pero aqu se refiere an a la hazaa del estado napolenico, donde se produce la sntesis del Matre et d'Esclave: el soldado que trabaja y el trabajador que hace la guerra, y para entender el sentido del Tiempo hay que sumergirse en el texto kojeviano para saber que "rappelons que ce thme hglien, ... a t repris
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Op. cit. p. 832. Tres comentarios inmediatos: 1) En el ejemplo hay cabida para pensar en la situacin de la NEP, pero tampoco hubo libertad de partidos; 2) la novedad estriba en que ahora el partido comunista figura en el texto constitucional y antes no; 3) obsrvese que la "intectualidad" no puede dar lugar a una formacin poltica por la razn de que no es una "clase". Cit. p. 837. Cit. p. 842. De nuevo la observacin se hace inevitable: es el Soviet Supremo el que legisla. Pero sometido a la Constitucin? Los tiempos revolucionarios en los que los soviets actuaban autnomamente haban pasado para siempre. El artculo 126 dejaba en la penumbra el poder real y su circulacin del partido al Estado y del Estado hacia el partido. HOLLIER, Denis (ed.). El Colegio de Sociologa, Ed. Taurus, Madrid, 1982, p. 92. KOJEVE, A. Introduction la lecture de Hegel, Ed. Gallimard, Pars,1968, p. 114.
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par Marx. L'Histoire proprement dite, o les hommes (les classes) luttent entre eux pour la reconnaissance et luttent contre la Nature par le travail, s'appelle chez Marx Royaume de la ncessit; au-del est situ le Royaume de la libert, o les hommes (se reconnaisant mutuellement sans rserves), ne luttent plus et travaillent le moins possible"1030. Una nota posterior aclara la cuestin por si quedaba alguna duda: "Mais j'ai compris peu aprs (1948) que la fin hglo-marxiste de l'Histoire tant non pas encore venir, mais d'ores et dj un present"1031. Hemos citado el libro de Hollier porque saca de dudas si no se tiene la paciencia de nadar en el atosigante texto kojeviano donde estn, sin embargo, todas las claves de su interpretacin hegeliana. En esa poca, Caillois cuenta [entrevistado por Lapouge] cmo intent conseguir -sin xito- el apoyo de Kojve para su proyecto intelectual. No se rompieron los vnculos: "Incluso pronunci una conferencia en el Colegio sobre Hegel. Esta conferencia nos dej atnitos a todos, debido al mismo tiempo al poder intelectual de Kojve y a sus conclusiones. Como usted recordar, Hegel habla del hombre a caballo, que seala la liquidacin de la Historia y de la filosofa. Para Hegel, ese hombre era Napolen. Pues bien, Kojve nos ense aquel da que Hegel haba atinado en su observacin, pero que se haba equivocado en un siglo: el hombre del fin de la historia no era Napolen sino Stalin"1032. Ese ao tambin sell el destino de Pashukanis. Tan extrao pero ms cruel que el de la "vieja guardia". l, que haba llegado ms lejos que nadie en la comprensin de los fenmenos jurdicos, no pudo ni salvarse con su autocrtica ni siquiera sentarse ante un tribunal que le sentenciase a muerte. Desapareci en el torrente de las represiones y fue probablemente fusilado. En uno de los traslados, con el veredicto de muerte suspendido en los ojos, se cruz con Rakovsky y Babel. Seguramente mientras miraban por la ventana, Rakovsky le recordara cuando fueron con Lenin a la exposicin de Tatlin para ver la maqueta del monumento a la III Internacional. El monumento de Tatlin deba haber sido un cilindro sobre un cono sobre un cubo dentro de una espiral de media milla de altura.Debemos aprehender la naturaleza, haba dicho Czanne, como cilindro, esfera, cono. Czanne + Lenin = Konstruktivizm. El cubo, de vidrio y acero, deba girar una vez por ao, el cono cada mes, el cilindro cada da. Ubic en el cubo auditorios para cientficos y poetas, gimnasios para Spartakiadas, oficinas del Agitprop, salas para las asambleas de los soviets, cines, un gran anfiteatro para los congresos comunistas internacionales. Tatlin especific que ninguno de los recintos del cubo deba ser dedicado a museo o biblioteca. Todo deba mantenerse cintico, fluido, revolucionario. En el cono estaban las oficinas de los ejecutivos, comisarios, secretarios, directivos. El cubo era la voz de la torre. Cada medioda un coro cantara la Internacional: ... Del cubo, cada hora saldran las noticias, que un megfono difundira a toda la Plaza Roja. Por la noche, en una pantalla fuera del cubo se daran pelculas, y un panel de luces elctricas cambiara constantemente de motivo: ora la hoz y el martillo, ora una espiga de trigo, ora las caras de Marx, Lenin, Engels, Fourier,
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Op. cit. p. 109. Cuando hablamos del texto kojeviano no nos referimos solo a esos cursos sino tambin a la redaccin que hizo en Marsella donde se haba refugiado en 1943 junto a la familia Weil y que Gallimard public en 1981 como Esquisse d'une phnomnologie du droit. Ver las vueltas y revueltas de Derrida ante su extraeza sobre la "impudicia" kojeviana en Espectros de Marx, op. cit., pp. 85 y ss.
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Tchernikovsky, Czanne, Trotsky, Saint-Simon, Rousseau, Ruskin, Maiakovsky, Blanqui, Khlebnikov, Raspail, Hegel, Tsiolkovsky, Stalin. Un proyector pondra el lema del da en el cielo, con las nubes grises de Mosc por pantalla. Lenin + electricidad = Socialismo. La propiedad es robo. Proletarier aller Lander, vereinigt euch! La dictadura del pueblo es la voluntad de la historia. De cada cual segn sus capacidades, a cada cual segn sus necesidades. Die religion ist das Opium des Volkes. La Primera Internacional fue fundada por Marx y Engels en 1864, la Segunda en 1889 por un congreso internacional de socialistas y republicanos, la Tercera, llamada Komintern, en 1919 por Lenin. Para esta coalicin de los partidos comunistas del mundo haba diseado Tatlin su alto monumento del que mil banderas rojas flamearan restallando al aire libre de Rusia. Era a al vez un edificio, una escultura, una pintura, un poema, un libro, una pelcula, una construccin. Llegaran noticias de todos los movimientos internacionales a la estacin de radio y telgrafo de la torre, y de all seran transmitidas instantneamente a todo Mosc. Los terratenientes de Per han sido colgados de los faroles! La bandera roja flamea en el Louvre! Los usureros de Nueva York han sido arrojados a latigazos de la Bolsa por las madres heroicas y sus nobles jvenes!1033.
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M. Twain.
Pero apretar los dientes comprendiendo slo un lado de las cosas, y enorgullecerse y presumir de lo logrado, ser como cabalgar dando vueltas dentro de un patio. Podremos, acaso, recorrer diez mil li? El corazn de la literatura y el cincelado de dragones, Liu Xie (siglos V-VI)
La cinematografa sovitica experiment dos grandes cambios al mismo tiempo. La llegada del sonoro1034 y la puesta en marcha del primer plan quinquenal que supuso la construccin de nuevos estudios en Mosc, Kiev y Tiflis. La transformada industria cinematogrfica centraliz su estructura financiera y qued en manos del nuevo administrador industrial Shumiatski, un "antiformalista" contrario a Eisenstein que vet sus proyectos, detuvo la produccin de La pradera de Bezhin y que le oblig a autocriticarse en 1937 por este film perdido. El primero de diciembre de 1934 acaba la banda cronolgica exterior de nuestra historia. Eisenstein estaba preparando la pelcula que da ttulo a este apartado. Haba regresado de Amrica en 1932 sin los miles de metros de su epopeya mexicana que tanta desesperacin le causara poco tiempo despus. La pradera de Bezhin estaba basada en un cuento de Turgeniev. Era una pelcula segn las palabras del gran cineasta "sobre nios y adultos para adultos y nios"1035. El centro de la accin es una historia enmarcada en la colectivizacin. Una historia de lucha contra el sabotaje en los campos con la figura del nio Stepok1036 como eje del drama. Cuatro incendiarios fugitivos (un fantico, un anarquista, un dirigente kulak y un pobre campesino) se han refugiado en la iglesia de una aldea, y hacen fuego sobre los aldeanos que van a arrestarlos; son desalojados y protegidos por dos milicianos que los llevan a la prisin de la ciudad. Tratan de cruzar el Camino Real en medio de la procesin hacia el campo a cosechar. Cuando los trabajadores comprenden que si esos cuatro hubieran logrado su propsito los campos maduros de los alrededores se habran convertido en humo, arrojan a los milicianos a un lado y se preparan a hacer justicia por sus manos. El dirigente es "Barbazas Negras", armado con un hacha. Los ms controlados komsomoles, granjeros, y conductores de tractores razonan en vano con la multitud hasta que el nio Stepok se coloca entre "Barbazas Negras" y los cuatro hombres y, con observaciones jocosas, hace rer a los cosechadores. Una vez rota la tensin, se permite a los milicianos
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En la que los cientficos soviticos tambin estaban en el grupo de cabeza (Tager y Shorin experimentaban ya desde finales de 1926). Es llamativo el parecido de una idea clave en el cineasta y en Lorca, cuando aquel dice que "todos los planes estn destinados a que uno est preparado para las nuevas ideas que traer la labor del da" (en LEYDA, op. cit. p. 412), con las del poeta granadino cuando aguarda que la inspiracin le sorprenda trabajando. Tomamos como referencia la obra de Leyda entre otras razones porque en esta pelcula entre diversas tareas como estudiante aprendiz de director llev el diario de produccin. Nuevos documentos en relacin a El prado de Bezhin en CHENTALINSKI, op.cit., pp.72 y ss. El actor Vitka, seleccionado por Eisenstein despus de laboriosa bsqueda, tena 11 aos.
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continuar su camino. Durante la noche, mientras los chicos de la aldea cuidan los caballos de la colectividad, Stepok va a montar guardia en la cosecha. Oye a su padre que conspira con los cuatro incendiarios para quemar el grano. El padre disparar a Stepok que herido mortalmente morir en la maana mientras son perseguidos y capturados los incendiarios. El rodaje fue interrumpido primero al sufrir Eisenstein un ataque de tomana venenosa y despus la viruela. Dice Leyda: "Durante su seleccin personal de cada objeto destinado a decorar el interior del prximo escenario, la iglesia, algn germen que esperaba en un icono o una ensea religiosa eligi al ateo Eisenstein para convertirlo en el nico caso de viruela conocido en Mosc en casi dos aos". En el nterin la poltica oficial sobre propaganda antirreligiosa en las zonas rurales se ralentiz. Interrupciones, revisiones, la detencin del rodaje y el ataque a la pelcula y al director acabaron con ella. Pero el desastre definitivo lleg del cielo. Durante la invasin alemana de Rusia, bombas incendiarias cayeron sobre una instalacin de sonido en Mosfilm y sobre el archivo cinematogrfico. Probablemente se quem entre las llamas. Lo que se conserva como indicamos al comienzo del captulo IV son los fotogramas salvados por Attasheva. Han sido montados y es lo que conocemos y hemos podido ver. Nuestra tesis es igualmente un pequeo fragmento de una historia que hay que recomponer, construir, rescatar y donde la imaginacin ("la loca de la casa") se puede despear por las peores suposiciones. La colectivizacin, la industrializacin y la destruccin del partido estn llenos de lagunas para los pueblos de la antigua URSS, y no slo en el breve guin de nuestro trabajo sino en la propia historia. Es una enorme tarea que hay por delante. Y queda la historia de la tradicionalmente mal llamada "superestructura", de la que breves apuntes hemos podido incluir. El cine, la literatura, el teatro, las vanguardias plsticas, los formidables avances en lingstica y potica de los llamados formalistas rusos, el propio publicismo propagandstico... Toda una serie, en fin, de prcticas discursivas, estticas e ideolgicas, que acompaaron el desarrollo de esos aos revolucionarios y que se fueron disolviendo o reestructurando a travs de ellos. Esto por un lado. Pero por otro, lo que verdaderamente falta aqu es la posibilidad de averiguar, de "comprehender" el verdadero peso de todas estas cuestiones no tanto en los textos, sino en el inconsciente de la vida cotidiana en la que esos hombres y mujeres soviticos (ese "homo sovieticus" de que hablamos) estaban empapados, imbuidos: sus contradicciones, sus fisuras, sus brechas, sus gestos vitales en torno al "nuevo mundo" que se estaba gestando, o que crean estar construyendo. La relacin entre las prcticas diarias y las prcticas discursivas es el inevitable umbral ante el que el historiador siempre se estrella. Entre la realidad de los textos y la realidad de la vida siempre quedar esa frontera insalvable donde, como ante las puertas del infierno, el historiador sabe que ha de abandonar toda esperanza. Ah ya slo le queda vislumbrar, otear, palpar huellas, senderos que siempre se pierden. Aunque a veces un pequeo destello, un vislumbre, queda grabado para siempre en ese umbral, en esa puerta que la historia no cesa de intentar traspasar. Por eso, con un vislumbre apenas grabado en la madera heroica del cerco de Leningrado, queremos terminar nuestro texto. Una aportacin fragmentaria (como, en el fondo todo, nuestro trabajo) similar a esas emocionantes e inslitas cartas que se exponen en el museo de Historia de la ciudad, y aqu el destello grabado: El mayor Maliguin, que mandaba un batalln de la Escuela de Radioespecialistas cuando comenz la II Guerra Mundial, se decidi a escribir una serie de mensajes a su esposa durante el bloqueo de Leningrado. Pero como durante el cerco, que se mantuvo novecientos das, no funcion el correo al menos en un ao, pens que la nica forma 425
de dar a conocer las incidencias del mismo era escribirlas en algn material que no fuese fcilmente destruible. Y comenz a escribir su diario en los paos de la puerta de su casa. Podran arrasar la vivienda, pens, pero la puerta es difcil que se la lleven. Y cuando se presentaba una ocasin para abandonar el frente durante los pequeos permisos que disfrutaba, iba a su casa y escriba los ltimos aconteceres del combate. Si pudieron volver a reunirse qu no podran haberse contado, pasando los dedos sobre las marcas de esa puerta, sobre la huella de la historia?
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