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Cortázar Capítulo 79

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Intentar el roman comique Julio Cortzar

Nota pedantsima de Morelli: Intentar el roman comique en el sentido en que un texto alcance a insinuar otros valores y colabore as en esa antropofana que algunos seguimos creyendo posible. Parecera que la novela usual malogra la bsqueda al limitar al lector a su mbito, ms definido cuanto mejor sea el novelista. Detencin forzosa en los diversos grados de lo dramtico, psicolgico, trgico, satrico o poltico. Intentar en cambio un texto que no agarre al lector pero que lo vuelva obligadamente cmplice al murmurarle, por debajo del desarrollo convencional, para el otros rumbos ms esotricos. Escritura demtica (que por lo dems no pasar de las lector-hembra

primeras pginas, rudamente perdido y escandalizado, maldiciendo lo que le cost el libro), con un vago reverso de escritura hiertica. Provocar, incongruente, antinovelesco). cuando la asumir Sin un texto los desaliado, efectos desanudado, (aunque del el no gnero consejo

minuciosamente vedarse lo

antinovelstico grandes pero recordando

situacin

requiera,

gidiano, ne jamais profiter de llan acquis. Como todas las criaturas de eleccin del Occidente, la novela se contenta con un orden cerrado. Resueltamente en contra, buscar tambin aqu la apertura y para eso la cortar de raz toda la construccin al sistemtica de caracteres y situaciones. Mtodo: la irona, la autocrtica incesante, incongruencia, imaginacin servicio de nadie.

Julio Cortzar, 79, en Rayuela, Madrid, Ctedra, 1997, pp. 559-561.

Una tentativa de este orden parte de una repulsa de la literatura; repulsa parcial puesto que se apoya en la palabra que debe velar en cada operacin que emprendan autor y lector. As, usar la novela como se usa un revlver para defender la paz, slo cambiando permite su entre signo. Tomar de la Una literatura narrativa eso que que no es sea puente vivo de hombre a hombre, y que el tratado o el ensayo especialistas. pretexto para la transmisin de un mensaje (no hay mensaje, hay mensajeros y eso es el mensaje, as como el amor es el que ama); una narrativa que acte como coagulante de vivencias, como catalizadora de nociones confusas y mal entendidas, y que incida en primer trmino en el que la escribe, para lo cual hay que escribirla como antinovela afuera porque todo orden que cerrado dejar sistemticamente esos anuncios pueden volvernos

mensajeros, acercarnos a nuestros propios lmites de los que tan lejos estamos cara a cara. Extraa autocreacin del autor por su obra. Si de ese

magma que es el da, la sumersin en la existencia, queremos potenciar valores que anuncien por fin la antropofana, qu hacer ya con el puro los entendimiento, hasta la con la altiva el razn razonante? Desde eleatas fecha pensamiento

dialctico ha tenido tiempo de sobra para darnos sus frutos. Los estamos comiendo, son deliciosos, hierven de radiactividad. Y al final del banquete, por qu estamos tan tristes, hermanos de mil novecientos cincuenta y pico? Otra nota aparentemente complementaria: Situacin del lector. En general todo novelista espera de su lector que lo comprenda, participando de su propia experiencia, o que recoja un determinado mensaje y lo encarne. El novelista romntico quiere ser comprendido por s mismo a

travs de sus hroes; el novelista clsico quiere ensear, dejar una huella en el camino de la historia. Posibilidad tercera: la de hacer un cmplice, una camarada de camino. Simultaneizarlo, puesto que la lectura abolir el tiempo del lector y lo trasladar al de autor. As el lector podr llegar a ser copartcipe y copartcipe de la experiencia por la que pasa el novelista, en el mismo momento y en la misma forma. Todo ardid esttico es intil para lograrlo: slo vale la materia en gestacin, la inmediatez vivencial (transmitida por la palabra, es cierto, pero una palabra lo menos esttico posible; de ah la novela cmica, los anticlmax, la irona, otras tantas flechas indicadoras que apuntan hacia lo otro). Para ese lector, mon semblable, mon frre, la novela

cmica (y qu es Ulysses?) deber transcurrir como esos sueos en los que al margen de un acaecer trivial presentimos una carga ms grave la que no siempre cmica alcanzamos debe ser de a un desentraar. pudor En ese no sentido novela ejemplar;

engaa al lector, no lo monta a caballo sobre cualquier emocin o cualquier intencin, sino que le da algo as como una arcilla significativa, un comienzo de modelado, con huellas de algo que quiz sea colectivo, humano y no individual. Mejor, le da como una fachada, con puertas y ventanas detrs de las cuales se est operando un misterio que el lector cmplice deber buscar (de ah s la complicidad) se y quiz no encontrar quiz, (de y ah el copadecimiento). Lo que el autor de esa novela haya logrado para mismo, repetir (agigantndose, eso sera maravilloso) en el lector cmplice. En cuanto al lector-hembra, se quedar con la fachada y ya se sabe que las muy bonitas, muy trompe loeil, y que delante de ellas se pueden seguir representando satisfactoriamente las comedias y las tragedias

del honnte homme. Con lo cual todo el mundo sale contento, y a los que protesten que los agarre el beriberi.

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