William MacDonald - Piensa en Tu Futuro
William MacDonald - Piensa en Tu Futuro
William MacDonald - Piensa en Tu Futuro
William MacDonald
1 impresin por CLV y Editorial Discpulo 2001 Publicado originalmente en ingls con el ttulo de Think Of Your Future 1956 by William MacDonald Traduccin: Elisabet Ingold-Gonzlez Grasping For Shadows 1972 by William MacDonald Traduccin: Juan Luis Morales Revisado por Carlos Toms Knott 2001 by CLV Christliche Literatur-Verbreitung Postfach 110135 D-33649 Bielefeld Internet: www.clv.de Editorial Discpulo Apartado 202 22080 Huesca, Espaa Internet: www.discipulo.net ISBN 3-89397-459-8 (CLV)
mientras caminaba sobre ellas y en el paisaje mientras viajaba en tren a Chicago. Aquellas palabras afectaron su vida posterior, y hoy la extensin y eficacia de sus obras hablan por s mismas. Otros cientos podran contar la misma historia. Andaban sin cuidado por la vida, cuando de repente se encontraron con una de las grandes verdades fundamentales por las cuales el hombre vive. Ellos fueron asidos por la lgica o emocin de aquella verdad. Esto inflam sus mentes y corazones, y nunca ms pudieron ser los mismos. Inspirados por una gran visin, hicieron historia para Dios. Esto puede suceder tambin con nosotros! La verdad es eterna y las mismas declaraciones profundas que revolucionaron la vida de otros, pueden librarnos de carreras mediocres y asegurarnos buen xito hoy y por la eternidad. Si tan slo lo deseramos! Si estuviramos dispuestos a estar lo suficientemente callados para escuchar! Si deseramos enfrentar estas verdades con honestidad y valenta! Si quisiramos considerarlas hasta llegar a sus conclusiones lgicas! Si estuviramos dispuestos a dar una respuesta razonable, a proceder de acuerdo con ella, a perseguirla con pasin! Todo depende de ello! Estamos dispuestos a seguir la gloriosa visin? Por lo tanto, antes de continuar leyendo, deberamos responder a las siguientes preguntas ante la presencia de Dios: Estoy dispuesto a dejar que el Seor me hable? Le obedecer sin condiciones? Hay algo que no estara dispuesto a dejar por l?
Nuestros aos son el caer de una hoja leve, una lgrima que vert. No tenemos tiempo de desperdiciar las horas; Todo va en serio en este mundo en que moras. No muchas vidas, slo una est en nuestro poder, slo una, un intento qu santa, esa sola vida debera ser, ese breve momento! Da tras da repleta de bendito afn y labor, hora tras hora recogiendo rico botn al Creador. Horatius Bonar No muchas vidas! Una, solamente una! Ese breve momento! Esto nos recuerda una ilustracin comnmente usada por C.E. Tatham para ilustrar lo sagrado de esta nica vida. A una nia, estando de compras con su madre, se le permiti comprar algunos dulces, despus de haber comprado los vveres. Se par ante el escaparate, mirando con atencin el llamativo surtido en los diferentes recipientes de vidrio. Primero seal un tarro y dijo: Quiero uno de estos. Apenas el tendero fue a sacarlo, puso su atencin en otra fuente, y expres retractndose: No, quiero uno de estos. Despus de varias muestras de indecisin, su madre un tanto enfadada le reprendi diciendo: Querida, apresrate y decide de una vez. A esto la pequea respondi con apremiante lgica: Pero mam, slo tengo una moneda para gastar. Slo una moneda! Slo una vida! Asegrate de gastarla sabiamente. Necesitamos que nos lo recuerden constantemente. El Rey Jorge V de Gran Bretaa conservaba sobre su escritorio un lema con este propsito. Escrito por Stephen Grellet, un cuquero americano del Siglo XIX, dice lo siguiente: Pasar por este mundo una sola vez. Por lo tanto, cual-
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quier obra buena que pueda realizar o cualquier favor que pueda mostrar hacia algn ser humano, permteme hacerlo ahora. No dejes que lo postergue ni que lo deje pasar, porque no volver a transitar por este camino jams. Y Avis B. Christiansen capt las solemnes implicaciones de la breve estancia sobre la tierra en uno de sus poemas: Slo una vida, Jess, mi Seor y Rey, te puedo dar, slo una lengua para alabarte y tu gracia cantar, slo la devocin de un corazn: que a tu gloria sin par est consagrado y a ti, oh Salvador del todo entregado. Slo esta hora es ma, que la use para ti, Seor, que cada momento que pase sea de eterno valor; Hay tantas almas sufriendo y muriendo, muriendo a mi alrededor en vergenza y pecado. Aydame a contarles la redencin que t has obrado. Slo una vida para ofrecer, tmala Seor te pido, nada retengo ya, tu voluntad ahora sigo; T que para este lodo entregaste todo, considera esta vida como tuya, mi Salvador amante, para que uses de ella cada instante. Entonces enfrentmonos honradamente a esta primera gran verdad capaz de cambiar la vida, SLO UNA VIDA, y preguntmonos honestamente si nuestras actividades y ambiciones presentes son dignas, al examinarlas a la luz de esta verdad.
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muerte, sino la venida del Seor, pero esto apoya an ms lo que venimos diciendo, pues en ese caso la vida sobre la tierra sera ms corta todava de lo que suponemos. Porque mientras que algunos de nosotros podemos tener la normal expectativa de vivir varias dcadas ms, ninguno de nosotros puede saber si en una hora se oir el clamor, la voz, la trompeta de Dios que sealar la venida del Seor. Los cambios polticos y el decaimiento moral se unen a la Palabra proftica anunciando el apremio de Su aparicin. Qu significa todo esto? Simplemente que todo el que quiera vivir para Dios no tiene tiempo que perder. Que debe considerar cada minuto como un depsito sagrado. Que debe estimar el valor inmensurable de cada hora. Que debe prepararse cada da para el Tribunal de Cristo. Cada maana una nia esclava le deca a Felipe de Macedonia, Felipe, recuerda que tienes que morir! l viva cada da a la luz de aquella ineludible realidad. Cada maana el Espritu Santo nos recuerda por medio de la Biblia que tambin somos como el barro que perece, nacidos para una vida muy breve. Nosotros tambin tenemos que vivir nuestras vidas a la luz de la eternidad. Aydame a reconocer el valor de estas horas, aydame a ver la locura que es derrocharlas; Aydame a confiar en Cristo que llev mis penas, y a rendirme a ti para vida o muerte. Que en todos mis das seas glorificado, Seor Jess, en todos mis caminos guame con tus propios ojos; same cuando y como quieras Seor Jess y entonces para m el vivir o morir ser Cristo. Cules son tus planes para hoy, para maana y para los das que vendrn?
Y despus, qu?
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ETERNIDAD
Si la brevedad del tiempo es una severa realidad cunto ms intransigente es la infinitud de la eternidad. Pocas palabras del idioma son tan difciles de comprender como el sinnimo de para siempre. Para sentir su evasin frustrante, slo piensa en la poca antes de la creacin del mundo, luego retrocede al perodo antes de que los ngeles fuesen creados, retrocede a la poca cuando slo Dios exista. Remntate an ms all del principio. Retrocede y retrocede al comienzo sin comienzo. Retrocede ms atrs, ms atrs. Dios siempre estuvo all. l nunca tuvo principio. Despus proyecta tu mente hacia el futuro, despus de que esta tierra haya sido destruida, despus de que el pecado haya desaparecido, despus que el tiempo haya cesado. Ms y ms adelante. Para siempre jams. Sin fin. Sin fin. Luego, mientras tu mente parece ir ms all de sus cortos lmites, recuerda que vas a vivir eternamente. Para siempre jams! Una vida sin fin! La eternidad! Cunto han tratado los hombres de entender su significado! Por ejemplo, Hendrik Van Loon, nos da esta clsica pero inadecuada ilustracin: All en el Norte en la regin llamada Svithjod, hay una roca. Tiene ciento sesenta kilmetres millas de altura, y ciento sesenta kilmetres de longitud. Una vez cada mil aos viene un pajarito a esta roca para afilar su pico. Cuando la roca haya sido enteramente desgastada por esta forma de uso entonces habr pasado slo un da de la eternidad, Rowland Dixon Edwards trat de pintarla as: A bordo de un barco llevamos un dedal, le atamos un
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hilo, lo dejamos caer por el costado de la nave y sacamos un dedal lleno de agua salada extrada del ocano. Esto puede representar el tiempo extrado del ocano de la eternidad. La eternidad es un ocano sin orillas. Es el tiempo sin final. Es el momento inmediato siempre presente. Es el tiempo de la vida de Dios. Incluso las palabras parecen gemir bajo el peso de la idea exacta. Y ningn hombre puede decir que es racional, si no toma en cuenta la agobiante realidad de que esta vida es slo un grano de arena en las orillas sin lmites de la eternidad. Su carrera completa debe ser formulada a la luz de esta verdad. Debe vivir con la mira puesta en los valores eternos. Se dice que la Catedral de Miln tiene tres puertas contiguas. Por encima de la primera hay esculpida una corona de rosas con la inscripcin: Todo lo que nos place existe tan slo por un momento. Por encima de la tercera puerta hay tallada una cruz y las palabras: Todo lo que nos aflige existe tan slo por un momento. Luego, por encima de la puerta del centro se ve el recordatorio: Lo nico importante es lo eterno. Entonces, como cristianos, debemos asirnos de la realidad de la eternidad. Debemos enfrentarnos con su solemne realidad. Luego habr un brillo singular en nuestros ojos y una singular determinacin en nuestros corazones de que nuestros planes no terminarn en el tiempo. Entonces vivieremos para entonces y no para ahora!
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LA EDAD DE ORO
Los cristianos jvenes que tratan honestamente de afrontar las cuestiones de la vida, deben reconocer que la juventud es la edad de oro. Es el perodo cuando la fortaleza del hombre es completa, sus sentidos son ms agudos, y su entusiasmo es ms pleno. En Jeremas 2:2 se expresa claramente que Dios tiene un especial amor por la juventud, ...me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de m en el desierto, en tierra no sembrada. Hay algo especial con respecto a la juventud! Desde un punto de vista meramente natural, nosotros preferimos los gatitos juguetones a los speros gatos callejeros. El potro pastando atrae ms la atencin que la yegua quebrantada. Y no importa donde vayas, siempre te sientes atrado por los nios, y en el fondo desearas que ellos no tuvieran que hacerse mayores. As tambin, en el campo espiritual. Dios tiene una especial consideracin por la burbujeante voluntariedad de la juventud, por la efervescencia de su primer amor. l ama la fuerza, el fervor y la osada de los jvenes. l se acuerda de su incalculable devocin, de su apasionado discipulado, de su desprendimiento voluntario a lo dems para seguirle. Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio. La juventud es la etapa de la realizacin. Virgilio lleg a la cima de los poetas latinos, Lutero gui a los ejrcitos de la Reforma, y Newton ocup el primer lugar entre los descubridores, todos ellos antes de llegar a los treinta aos. Antes de los veintiocho, Herodoto ya haba recitado sus nueve libros de historia ante los juegos Olmpicos, y Anbal ya haba puesto a Espaa en sujecin bajo las armas de Crtago. A los veinticinco aos, Demstenes fue los labios-de-oro de Grecia, y Cicern la lengua-de-plata de Roma!, a la misma edad Rafael fue invitado por Julio II
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para adornar, con sus pinturas inmortales, los paneles del Vaticano, y Galileo observaba todas las noches el cielo y las sendas de sus espacios brillantes en busca de estrellas an sin descubrir. A la misma edad, Shakespeare lleg a la cima de los dramaturgos. A los veintids aos, Alejandro ya haba derribado el Imperio Persa, y Napolen y Washington ya eran generales realizados. A los veinte aos, Platn era el amigo ntimo y seguidor de Scrates, y a los diecisiete, Aristteles era llamado el cerebro de su escuela. A los diecinueve aos, Pascal era un gran matemtico, y Bacon era muy joven cuando coloc las bases de su filosofa inductiva. A los veinticinco aos, Jonatn Edwards y Jorge Whitefield eran unos de los primeros predicadores, y a los treinta aos, Jesucristo pregonaba el Evangelio que revolucionara el mundo. Por otro lado, la vejez, es la etapa cuando nuestras fuerzas ms refinadas se han agotado. Las manos empiezan a temblar, y las piernas ceden por el peso del cuerpo. Tal vez con algunos dientes menos, y los ojos mirando a travs de lentes bifocales. Los odos requieren de ayuda electrnica, y el habla se vuelve dbil y rasposa. Junto con la vejez viene el insomnio, la timidez, la prdida del apetito y un debilitamiento general. La vejez es un tiempo fatigoso, cansado. Cun apropiadas, entonces, son las palabras del predicador al decir: Acurdate de tu Creador en los das de tu juventud, antes que vengan los das malos, y lleguen los aos de los cuales digas: no tengo en ellos contentamiento (Eclesiasts 12:1). La juventud es la etapa perfecta para buscar a Dios, no slo con respecto a la salvacin, sino tambin en relacin con el buen servicio para Su causa. Si tan slo los jvenes cristianos pudieran darse cuenta de que ahora hay cosas que ellos pueden hacer, las cuales
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ms tarde no podrn llevar a cabo! El testimonio de un joven tiene una influencia peculiar sobre otros de su misma edad. La gente del mundo es atrada por el nimo viril y el fervor de los jvenes, mientras que entre los mayores los consideran como fanatismo. Los jvenes estn dispuestos a correr riesgos, y a enfrentar el desafo de la lucha cristiana, puesto que con la vejez viene el recelo y el temor al conflicto. Muchos creyentes planifican sus carreras con la vaga idea de vivir para Cristo quizs en el futuro, despus de haber ganado dinero, cuando se hayan retirado de su empleo, en otras palabras, cuando sean viejos. Dios no quiere las sombras de una vida malgastada. l desea lo mejor y lo quiere por completo. En el Antiguo Testamento, l peda sacrificios perfectos y completos. Sus demandas no han cambiado! Podemos ofrecerle de manera consciente aquello que est deteriorado, sin valor y desgastado? No!, la razn exige de nosotros que le demos lo mejor de nuestra vida, y lo mejor de ella es nuestra juventud. Cristo quiere lo mejor. l desde el principio de las edades demand las primicias del rebao, lo mejor del trigo; Y todava, con la ms apacible splica, l pide hoy de los Suyos, que pongan a Sus pies, sus ms grandes esperanzas, sus ms ricos talentos. l nunca olvidar el servicio noble, el amor ms humilde, l slo pide que le demos lo mejor que tenemos. Cristo nos da lo mejor. l toma nuestros corazones y los llena con gloriosa hermosura, gozo y paz; Y en Su servicio mientras nos fortalecemos, las llamadas para realizar grandes hazaas aumentan. Los ms ricos dones en la tierra o en el Cielo
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estn escondidos en Cristo. Slo en Jess recibimos lo mejor que tenemos. Y es demasiado dar lo mejor de nosotros? Ay, amigos, recordemos cmo una vez nuestro Seor derram Su alma por nosotros y en el pinculo de Su misteriosa humanidad dio Su preciosa vida en la cruz. El Seor de seores, por Quien los mundos fueron hechos. Por medio de afliccin y lgrimas nos dio lo mejor que tena. Fue este deseo, el de dar lo mejor de s, lo que anim a Peter Fleming, quien muri a los veintisiete aos como un mrtir cristiano en el Ecuador el 8 de enero de 1956. La sagrada determinacin de su alma fue entregar lo mejor de su vitalidad juvenil, talentos, amor y vida a Cristo. Su noble decisin est bien expresada en un himno de Thomas H. Gill que fue uno de sus favoritos: En la plenitud de mi vigor quiero ser fuerte para ti, Seor; cuando mi alma rebose de alegra, para ti ha de ser mi meloda. Mi corazn al mundo no quiero dar y luego de tu amor hablar. No quiero, sintiendo mis fuerzas desaparecer entonces tu servicio emprender. No quisiera con celo airoso y veloz llevar los recados del mundo atroz, y luego arrastrarme hacia la cumbre celestial con pies cansados y paso gradual.
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No ser para ti mi deseo ms escaso, la ms pobre e inferior porcin; No sern para ti mis fuegos en su ocaso, las cenizas de mi corazn. Oh, escgeme en mis tiempos de oro, participa en mis alegras y cancin; para ti mi juventud, glorioso tesoro, la plenitud de mi corazn. Nada puede compensar la tragedia de una juventud desperdiciada. Por lo tanto, cada uno debe preguntarse Cmo ser la biografa de mis primeros aos? Ser sta una de indiferencia por las cosas de Dios, o el relato vehemente de una vida completamente entregada al Seor Jesucristo?
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que en el cielo reconoceremos a nuestros seres queridos, pero no puede significar que tendremos un completo conocimiento de todas las cosas, porque siempre seremos criaturas inferiores a nuestro Creador y con un conocimiento limitado. Establecindose entonces que en el cielo seguiremos aprendiendo, debemos hacernos la siguiente pregunta: qu conocimiento tendr en el momento que vaya al cielo? Se supone que la respuesta es: el conocimiento que tenas en el momento que dejaste la tierra. Por supuesto, siempre habr la posibilidad de aumentar ese conocimiento en las edades venideras, pero nuestra primera base de aprendizaje ser aquella con la cual dejemos este planeta. Si esto es cierto, es tremendamente significativo. Nos hace comprender que neciamente podemos dedicar nuestras vidas a la adquisicin de una buena educacin terrenal que en el cielo ser relativamente sin valor. La ambicin de tu vida puede ser conocer, ms que cualquier otra persona, de ciertos campos de la ciencia, literatura o poltica. Puedes lograr este objetivo. Pero, de qu te servir en el cielo? Aquellas grandes carreras de la vida parecen tremendamente superficiales cuando son vistas a la luz de la eternidad. En cambio, un conocimiento profundo de la Palabra de Dios es de eterno valor y significado. Todo lo que aprendamos aqu en cuanto a las Escrituras ser una inversin para la eternidad, puesto que en el cielo tambin tendremos la Biblia. Jess dijo: El cielo y la tierra pasarn pero mis palabras no pasarn. Y el Salmista escribi: Para siempre, oh Jehov, permanece tu palabra en los cielos. Es decir, que cada versculo que memoricemos, cada captulo que estudiemos, y todo lo que aprendamos de la Biblia ser de provecho para la vida venidera. La nocin de que en el cielo todos seremos iguales no es una nocin bblica. La Palabra de Dios ensea que habr diferencias en las recompensas para los salvos, as como habr tambin diferentes grados de castigo para los condenados.
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Aunque en el cielo todos sern felices, algunos tendrn mayor capacidad de disfrutar de sus glorias que otros. De hecho, nuestra apreciacin por el Seor Jess estar de acuerdo al conocimiento que hayamos adquirido de l a travs de su Palabra. Las copas de todos estarn llenas, pero algunos tendrn copas ms grandes que las de otros. Ahora, naturalmente es necesario que cada uno de nosotros adquiera cierto conocimiento mundanal o secular con el fin de encontrar un empleo conveniente y para llevar a cabo las actividades necesarias de la vida. Por esta razn, algunos reciben una educacin superior, y otros reciben una enseanza an ms avanzada en campos especializados. Pero es importante recordar que este tipo de educacin no es lo primordial en la vida. Es simplemente un medio de progreso, una forma de ganarse el sustento, mientras mantenemos firme nuestra meta suprema: conocer a Cristo, y darlo a conocer. Inexcusable es la prctica de hacer de la educacin el objetivo principal, viviendo sin hacer caso de la eterna Palabra de Dios. Aquel da revelar la necedad de tal camino. Son pocos los hechos que tienen tal efecto profundo en la vida de una persona como aquellos que acabamos de tratar. Si en el cielo no vamos a tener un completo conocimiento de todas las cosas, entonces lo que aprendamos aqu es lo que llevaremos al cielo. Por lo tanto, debemos prepararnos ahora para la eternidad. Debemos evitar la posibilidad de dedicar nuestras vidas a formas de aprendizaje terrenal que no tendrn valor alguno en el cielo. Debemos dar a los grados superiores de educacin el lugar que les corresponde, es decir, debemos considerarlos como instrumentos para servir al Seor aqu en una forma ms efectiva. Debemos darle a la Palabra de Dios el nfasis legtimo en nuestras vidas adquiriendo un mejor conocimiento de su Autor y de su sagrado contenido. S, en el cielo habr progreso! Nosotros continuaremos aprendiendo all! Y el gozo de aquel curso de instruccin depender de lo que estemos haciendo con la Biblia aqu, hoy!
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Y esto nos lleva al punto! Ten cuidado con lo que desees. Mucho depende de tu eleccin. Y hay una terrible finalidad con respecto a ello. Cuando el hierro lquido fluye del horno, puede ser introducido en cualquier molde, pero, rpidamente al enfriarse se endurece, y mantiene firmemente su forma, a pesar de los martillos. Si los jvenes pudieran ver las posibilidades de su juventud, y las consecuencias que dependen de su temprana eleccin, tan claramente como algn da lo vern, entonces habra menos maanas desperdiciadas y menos ocasos tristes. Por cada uno que elige deliberadamente, hay probablemente tres que simplemente van a la deriva. Ellos se creen piezas de fortuna o suerte. Son fatalistas. Pero, an con esto, ellos han hecho su eleccin, y esa eleccin es la de dejarse llevar por cualquier corriente y tomar lo que venga. Los jvenes sensatos deben ser conscientes de su solemne posicin y de lo invalorable de su eleccin. Deben darse cuenta que ellos pueden llegar a ser casi cualquier cosa que quieran. Luego deberan ser tremendamente cuidadosos con lo que eligen, para que sa sea realmente una eleccin digna. Si Dios te preguntara hoy, Qu es lo que quieres en la vida? Qu le diras? Escucha con atencin! L EST PREGUNTNDOTE!
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sus habitantes con el Evangelio. Para la opinin del mundo, Juan fue un hombre sabio y David un necio. Pero el punto de vista mundanal es sumamente miope. Aun cuando Juan alcanz xito en los negocios y acumul grandes riquezas, y David sepult su vida en Africa y muri all sobre sus rodillas en una cabaa solitaria, el resultado despus de cincuenta o setenta y cinco aos es que el nombre de Juan casi ha desaparecido de la tierra, mientras que el de David Livingstone es fragante donde sea que el Evangelio es conocido alrededor del mundo. Pero la bsqueda de las riquezas no es la nica gran tentacin! Otra fuerte atraccin del hombre es la prominencia personal. Los hombres desean ser alguien, alcanzar renombre, llegar a ser ilustres. Algunos buscan esta gloria en los negocios o en la profesin. Dan lo mejor de s en estas reas. Ellos adoran en el altar del comercio o la ciencia. Luchan incansablemente por el xito en los campos que han elegido, mientras que la voz de Dios les dice: Y t buscas para ti grandezas? No las busques (Jeremas 45:5). Algunos buscan distincin en el campo del atletismo. Entrenan rigurosamente bajo la disciplina ms rgida. Hacen sacrificios con el fin de alcanzar proezas. Luego en la carrera del certamen utilizan todos sus msculos para ganar el premio. Pero las Sagradas Escrituras declaran que Dios no se complace en la agilidad del hombre (Salmo 147:10). l no es un devoto de los deportes, porque las ventajas del ejercicio corporal slo son para esta vida, pero la piedad afecta la eternidad as como el tiempo (1 Timoteo 4:8). Otros buscan distincin especializndose en algn rea del conocimiento, ya sea filosofa, historia, msica, etc. Pero es una indecible tragedia ver a los cristianos gastando sus vidas en la preparacin para convertirse en expertos en reas de aprendizaje que en el cielo sern de poco o ningn valor.
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Aun otros tienen la noble idea de ayudar a su prjimo, y se dedican a la poltica, al bienestar social o alguna forma de progreso comunitario. Debe decirse para mrito de ellos, que son los menos egostas de todos aquellos mencionados, pero aun con todo, sus programas altruistas son deficientes. Porque para ayudar al hombre a resolver los tremendos problemas que enfrenta, t debes cambiar su naturaleza. Ninguno de los proyectos visionarios de esta poca pueden hacerlo. Slo el Evangelio tiene la respuesta. La caridad ms sincera es presentar al hombre al Seor Jesucristo. Y as podramos seguir examinando las cosas ordinarias por las cuales el hombre vive, y las encontraramos indignas de sus ms grandes esfuerzos, porque en primer lugar son ineficaces, y en segundo lugar son temporales. Su valor est limitado slo para esta vida. Nunca pueden completar la visin del cristiano que vive para dos mundos. Ninguna vida ha hallado su verdadero significado si no ha tomado en cuenta los dos mundos. La vida presente y la venidera. Es un mrito pensar en la otra vida cuando ya se es viejo? Me gustara alcanzar a aquellos cuyas cabezas no estn canosas, para hacerles reflexionar mientras haya tiempo, para redimir sus vidas de la incredulidad, la vileza, el egosmo, la restriccin y llevarlas a la fe, la justicia y la nobleza, para que consideren que ahora su vida pertenece a dos mundos. Dos mundos: el presente que es tan breve, y el otro que es eterno. Qu nos esperar all? Esa es la pregunta que convierte lo temporal y transitorio en una consecuencia eterna. Lo que he realizado ahora repercutir en la eternidad. No podr afrontar el problema de la vida hasta que no me haya dado cuenta de esto. William Kelly fue un destacado estudiante de la Biblia cuyo conocimiento y espiritualidad le hicieron realmente poderoso para Dios en Gran Bretaa a fines del siglo pasado. El Sr. Kelly ayud a un familiar suyo joven a prepararse para
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ingresar en el Trinity College en Dublin y as llam la atencin de los profesores all. Ellos insistieron en que tomara un empleo en la universidad para de esta forma hacerse conocido. Cuando el Sr. Kelly mostr una completa falta de entusiasmo, stos se quedaron perplejos, y uno le pregunt exasperadamente, Pero, Sr. Kelly, acaso no le interesa ganar reputacin en el mundo? A lo cual el Sr. Kelly respondi hbilmente, Qu mundo, caballeros? S, eso es! Al considerar nuestras aspiraciones en la vida, la gran pregunta es, Qu mundo, caballeros?
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Tu Dios
Dios primero! Aun si fuera slo nuestro Creador, merecera nuestra firme confianza y constante servicio. Pero el hecho de que el Gran Creador vino a ser nuestro Salvador. Es esto lo que nos deja sin excusa alguna. Cada uno de nosotros debe enfrentarse a estas verdades eternas: 1. Dios en Su gran misericordia envi a Su nico Hijo para morir en mi lugar. 2. El Seor Jess vino voluntariamente de la gloria del cielo a la inmundicia y vergenza de este mundo por m. 3. l sufri, derram su sangre y muri para salvar mi alma. 4. Aqul que muri no fue slo un hombre, sino el mismo que cre el universo. 5. l muri por m siendo yo Su enemigo. 6. Los sufrimientos que l pas para pagar la pena de mis pecados fueron tan grandes que la mente humana no podr entenderlos jams. 7. l me estim lo suficiente como para comprarme con Su sangre en el mercado de esclavos del pecado. 8. l muri para ser mi Rey, mi Seor, y mi Maestro. Estas verdades pueden convertirse fcilmente en algo muy trivial para los cristianos. Pero cuando, raras veces, los destellos de su gloria inundan nuestras almas, quedamos completamente maravillados por ellas y slo podemos exclamar:
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Despus de todo lo que l ha hecho por m, despus de todo lo que l ha hecho por m, cmo no darle de lo mo lo mejor y vivir del todo para l despus de todo lo que l ha hecho por m. Betty Daasvand Si es verdad que Cristo me compr con Su sangre, entonces es obvio que mi vida ya no me pertenece ms a m, sino a l. As razon el apstol Pablo cuando escribi: Porque el amor de Cristo nos constrie, pensando esto: que si uno muri por todos, luego, todos murieron; y por todos muri, para que los que viven, ya no vivan para s, sino para aqul que muri y resucit por ellos (2 Corintios 5:14,15). Por tanto, ya no nos pertenecemos a nosotros mismos, sino a l! C.T. Studd no pudo llegar a otra conclusin. Yo saba que Jess muri por m, pero nunca entend que si l muri por m entonces mi vida no me perteneca. Redencin significa comprar nuevamente, de modo que si yo le perteneca, entonces o bien tendra que ser un ladrn para retener lo que no era mo, o por el contrario tena que entregarlo todo a Dios. Cuando reconoc que Jesucristo muri por m, no fue difcil entregarle todo a l. Isaac Watts capt la lgica razonable de todo esto en la bien conocida, pero poco practicada composicin de estas lneas: Si fuera mo todo el reino natural, ofrenda demasiado pequea sera el amor divino, tan sin igual exige mi alma, mi vida, toda mi energa.
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El Conde Zinzendorf dijo, Pens que no sera digno de mi Salvador si no le ofreca lo que ms amaba. Y Pilkington de Uganda fue forzado a reconocer, Si l es Rey, l tiene derecho sobre todo. Hace aos, cuando un misionero, T.E. Wilson, estaba hablando a nativos en Angola, le salt a la vista en su audiencia un hombre alto y corpulento que tena junto a s a un muchacho muy atemorizado y tembloroso. Cada vez que el hombre se mova, el muchacho retroceda con terror. Al finalizar el servicio, el predicador se enter de que se trataba de un amo cruel con su esclavo. Inmediatamente empez a realizar los trmites para comprar al muchacho. El dueo le puso un precio muy alto, y finalmente lo vendi cuando estuvo satisfecho con las condiciones. Cuando el cristiano se diriga a casa con su compra, se dio cuenta de que el esclavo estaba tan atemorizado de l como lo estaba de su dueo anterior. As que al llegar a casa, se sent con el muchacho y le dijo, Hijo, hoy te he comprado, y ahora me perteneces. Sin embargo, de hoy en adelante eres libre y puedes hacer lo que t quieras. Puedes regresar a la jungla y vivir all con tu gente, o puedes quedarte en mi casa y ser un miembro de mi familia. Cuando el muchacho se dio cuenta de que el misionero era sincero en lo que deca, le mir con lgrimas en los ojos y dijo: Sr. Wilson, yo ser su esclavo para siempre. Qu otra respuesta razonable hubiera podido dar? Y por la misma razn, debemos decir, Seor Jess, ser tu esclavo para siempre. Mis manos, mis pies, mi voz y mi intelecto te pertenecen. T derramaste tu sangre y moriste por m; por tanto yo vivir para ti. Las misericordias de Dios nos ponen en deuda con l, todo lo que sea menos que la entrega completa de nuestras vidas, no sera razonable (Romanos 12:1-2).
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Tu Prjimo
Pero luego tenemos una segunda obligacin, la cual es hacia nuestro prjimo. El Cristianismo es esencialmente desinteresado. Trabaja bajo un profundo sentido de deuda a griegos y no griegos, a sabios y a no sabios (Romanos 1:14). Es estimulado por una pasin por las almas, y un misterioso sentido de compulsin que clama: Ay de m si no anunciare el Evangelio (1 Corintios 9:16). Los jvenes creyentes con celo no pueden hacer planes para sus vidas, sin tomar en cuenta las siguientes consideraciones: 1. El mundo de nuestro alrededor est pereciendo. Cien mil almas al da perecen, sin Cristo, una a una se van, en culpa y condena quedarn. 2. Un gozo incomparable aguarda en el cielo a los salvados, pero el indescriptible dolor del infierno ser la porcin eterna de aquellos que mueren sin Cristo. Cada cristiano debera sentarse en quietud por una hora y pensar en el infierno: su eternidad, sus remordimientos, sus tinieblas, su tormento. Debera pensar en sus familiares, amigos, vecinos, y en toda persona que pronto estar all. Debera pensar lo suficientemente como para no vivir nunca ms como un cristiano nominal, rutinario, complaciente. 3. Si el Evangelio no es verdadero, debe ser totalmente abandonado, pero si es verdadero, debe ser proclamado por todos los rincones de la tierra. Sera un crimen conocer un remedio para el cncer y guardarlo egostamente. Asimismo, sera un crimen conocer el remedio para las almas y no compartirlo. Podramos nosotros teniendo el alma encendida con sabidura de la altura, podramos nosotros a las almas en negrura, negarles la lmpara de vida? 4. Esta generacin de la humanidad slo puede ser alcanza-
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da por esta generacin de cristianos. Por lo tanto, nuestra obligacin no puede ser transferida a otros. 5. Se nos pedirn cuentas por lo que hayamos hecho con la Gran Comisin (Mateo 28:19-20). Nos atreveramos a ir a la eternidad con nuestras vestiduras manchadas con la sangre de las almas? 6. Cada persona que encontramos es una posible piedra preciosa en la corona del Salvador. Por tanto, debemos amarlos, por Su causa. Debemos afrontar estas realidades en forma sincera y valiente, de otro modo, estaremos dando un rumbo equivocado a la vida.
T Mismo
Finalmente, nuestros planes deben ser formulados con miras a nuestros propios intereses. A simple vista, esto parece ser inexcusablemente egosta, pero no es as, porque Dios desea que tengamos lo mejor y espera que vivamos de tal forma que logremos lo que en Su amor ha planeado para nosotros. Cmo puedo cumplir mis propias aspiraciones para esta vida y para la venidera? El joven cristiano debe examinar profundamente lo siguiente: 1. Es posible que tu alma se salve y que tu vida se pierda. 2. Esta vida no es un fin en s, sino simplemente una inversin para la eternidad. La vida es el perodo de entrenamiento para el tiempo cuando reinemos. 3. Es posible arreglar tu vida ahora de modo que sigas trabajando despus de tu muerte. R.W. Borham dijo que Es el deber de todo hombre proveerse de algn trabajo honesto que pueda desempear cuando est descansando en su tumba. 4. Un da estaremos ante el Tribunal de Cristo! Qu es lo que valdr para entonces? Slo la vida que haya sido invertida en Dios.
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5. Existe la terrible posibilidad de que aquel da nos encontremos con las manos vacas. Con las manos vacas he de ir? Sin haber servido ni un da en su mies? Con mi Redentor me he de reunir sin poner ningn trofeo a sus pies? Con las manos vacas he de ir? As he de encontrar a mi Salvador? Ningn alma con la cual acudir? Con las manos vacas he de ir? C. C. Luther 6. Nada compensar la prdida de Sus palabras Bien hecho! Ninguna prdida se compara a la prdida inaudita de haber estado ocupado en los propios asuntos y no haber visto a un alma buscando la verdad que pasaba por el mismo camino. Qu sera si al trmino del da, cuando las cosas se muestran ms claras a la luz de la tarde, mirramos atrs y viramos que el Seor que nos redimi se encontraba all en aquel momento, buscando a alguien que le pudiera decir a esa alma, He aqu el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo y nosotros no estuvimos all. An la reflexin de un momento revelar que nuestros mayores intereses para tiempo y eternidad, son mejor cumplidos cuando estamos en el centro de la voluntad de Dios. Paremos entonces para examinar nuestras ambiciones y preguntmonos a nosotros mismos: 1. Consideran mi obligacin con Dios? 2. Me descargan de mi deuda con la humanidad? 3. Me son de mxima utilidad en esta vida y la venidera? Si no cumplen con estos requisitos, entonces son aspiaciones sin valor y deben ser descartadas.
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al Seor todo nuestro ser: espritu, alma y cuerpo. Significa dedicarle todos nuestros miembros, todo lo que tenemos y somos. Significa entregarle a l incondicionalmente nuestra voluntad. Significa una entrega absoluta. Betty Stam hizo el gran compromiso de su vida nueve aos antes de morir como mrtir. Ella escribi en su Biblia: Seor, renuncio a mis propios planes y propsitos, a todos mis deseos, esperanzas y ambiciones (ya sean del cuerpo o del alma), y acepto Tu voluntad para mi vida. Me doy entera: mi vida, toda yo, por completo a Ti, para ser tuya para siempre. Pongo a tu cuidado todas mis amistades. Todas las personas que amo han de tomar un segundo lugar en mi corazn. Llname con tu Santo Espritu. Realiza Tu voluntad por completo para mi vida cualquiera que sea el coste, ahora y para siempre. Para m el vivir es Cristo. Borden de Yale cumpli el gran compromiso de su vida unos aos antes de morir de meningitis cerebral en Egipto, mientras se diriga a China llevando el Evangelio: Seor Jess, no quiero decidir yo sobre mi vida. Te pongo a Ti sobre el trono de mi corazn. Cmbiame, purifcame y same como T quieras. Tomo el pleno poder de Tu Espritu Santo. Gracias, Seor. Y estos son slo ecos de una Voz Mayor que clam en la quietud de un huerto de Oriente: No se haga mi voluntad sino la Tuya. As debe ser con toda alma que desea progresar en las cosas de Dios. Debe haber un momento en que la persona repudie su propia voluntad y se presente como sacrificio vivo a Dios diciendo: Ir donde quieras que vaya; Har lo que quieras que haga;
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Dir lo que quieras que diga; Ser lo que quieras que sea. Una vez realizada esta entrega incondicional debe ser repetida en la prctica diaria. El creyente debe mantenerse en un estado de sumisin. Debe recordar que es un esclavo que espera continuamente las rdenes de su amo. En cada aspecto de la vida debe reconocer el seoro de Cristo. Qu ocurrir entonces? Experimentar esa persona alguna transformacin fsica? Tendr una crisis emocional sensacional? Descender fuego del cielo en respuesta? En la mayora de los casos, por lo menos, no habr ningn signo o exhibicin externa. Antes bien, habr una apacible seguridad de fe en que Dios ha odo en los cielos y ha aceptado la ofrenda. Al igual que creemos que l nos salva cuando venimos a l como pecadores suplicantes, debemos tambin creer que l nos acepta cuando venimos a l como sacrificio vivo. Despus puede presentarse el peligro de desanimarnos por lo cotidiano y por continuar en el mismo ambiente. La vida seguir de forma rutinaria en cierto modo. Tal vez las tareas diarias nos parecern montonas o incluso triviales. Pero lo ms grande es estar rendido, saber que el camino que sigues es justamente la senda trazada para ti. Mientras seas fiel en las pequeas cosas, Dios ser tu fiel guiador en las crisis. Te conducir paso a paso. Llegars a ser cada vez ms consciente de las extraas, pequeas e inesperadas coincidencias de la vida. Te dars cuenta de que las cosas estn funcionando. Hallars oportunidades que nunca hubieses logrado tener por ti mismo. Y aunque la direccin de Dios a veces pueda ser oscura en ciertos momentos, mirando atrs y considerando los aos pasados de una vida consagrada, te dars cuenta de que el Seor te ha estado guiando y que para ti ha sido una carrera encantadora. Esto implicar una espera larga, penosa espera que es lo que peor llevamos. Pero es parte de nuestro entrenamiento necesario.
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Siempre existir el peligro de volver atrs, de reconsiderar, de abdicar y bajarnos del altar de sacrificio. Cierto cristiano colg un lema en la pared de su comedor: Seor, gurdame para Ti a cualquier costo. Pero un da fue all y silenciosamente quit el lema el costo era demasiado alto. Debemos hacer del nuestro un sacrificio irrevocable, porque cualquiera que ponga su mano en el arado, y mira atrs, ste no es apto para el Reino de Dios (Lucas 9:62). Pero sean cuales sean las experiencias de una vida entregada, nunca habr pesar por haberse entregado. Borden habl de esta vida como de una vida sin reserva, sin retirada, sin pesar. Es la vida que realmente vale la pena. Por tanto debemos hacer de esto algo prctico y personal. Cada uno debe hacerse las siguientes preguntas de forma valiente y honesta, ante la presencia de Dios. Alguna vez realizaste el gran compromiso de la vida? Ests todava luchando contra Dios, tratando de guardar para ti una vida que en realidad le pertenece a l? Hay sacrificio demasiado grande como para no hacerlo por el Salvador que muri por ti? Hay algn lugar a donde an no ests dispuesto a ir? Temes que Dios te pudiera llamar a algn mbito de servicio que t consideres por debajo de tu dignidad? Ests dispuesto ahora mismo a entregar tu vida a Jesucristo sin reservas? TE ATREVES ACASO A NO HACERLO?
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Os ordenamos esto: si alguno no quiere trabajar, tampoco coma (2 Tesalonicenses 3:10). El trabajo duro no es una desgracia. Es ms bien una bendicin de Dios para el hombre. 2. El cristiano debera buscar la direccin del Seor en cuanto a qu ocupacin o profesin dedicarse. l debera esperar una direccin tan clara en esto como si estuviera eligiendo su campo misionero. 3. En este sentido, un trabajo ordinario no es menos exaltado que el trabajo evangelstico en regiones lejanas. La cosa ms importante es saber que Dios ha sido el que ha guiado la seleccin del determinado trabajo. Sin embargo, no se puede estar plenamente seguro de esto, si no estamos genuinamente rendidos a la voluntad del Seor y por lo tanto, dispuestos a ir a dondequiera que l enve. 4. La distincin, que es comn en nuestros das, entre trabajo secular y trabajo sagrado no es bblica. Todo trabajo es sagrado si es hecho para la gloria de Dios. Sobre esto G. Campbell Morgan escribi: La frase tarea ordinaria debera ser eliminada de cada vida. Jess nos ense que todo trabajo es santo, si el trabajador tambin lo es. No con nimo de controversia, sino como una protesta contra un concepto equivocado de la vida humana, les digo que ningn hombre tiene derecho alguno, simplemente porque predique o desarrolle ciertas funciones, de hablar de s mismo como de un hombre con ordenacin sagrada. El hombre que sale a trabajar maana tras maana con su caja de herramientas al hombro, si es un hombre santo, sin duda tiene derecho a tal distincin, y si aquel hombre entra a la carpintera y corta un tronco, la sierra es un utensilio del santuario de Dios, y un sacerdote el hombre que la us. Todo servicio es un servicio sagrado. Yo quiero que el lector lleve consigo este concepto del trabajo para Cristo cada da de la semana entrante, detrs del mos-
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trador y en la oficina, y para las amadas hermanas dir que en casa tambin. 5. En la bsqueda de la direccin del Seor con respecto a una carrera, el creyente debera recordar que Dios normalmente usa al hombre en el campo en el cual se encuentran sus talentos naturales. Por supuesto, esta no es regla sin excepciones, pero al menos establece un patrn de conducta. 6. Obviamente, el Seor no guiar al creyente hacia una empresa cuestionable o moralmente dudosa, y ningn creyente debera adherirse a un trabajo si ste significa compromiso con prcticas mundanas o que perjudique su testimonio. 7. Lo ms importante para recordar es que el trabajo no es lo principal en la vida. Es meramente un medio para un fin. La observacin de Carey merece la fama que ha recibido. Cuando le preguntaron a qu se dedicaba en esta vida, respondi, Mi negocio es predicar el Evangelio; arreglo zapatos para pagar los gastos. Se cuenta una historia similar con respecto a John Wanamaker, fundador de los almacenes que llevan su nombre. Cuando se le pregunt cmo un hombre tan ocupado como l hallaba tiempo para hacer el trabajo de la Escuela Dominical, dijo, Es que, la Escuela Dominical es mi trabajo! Todas las dems cosas son slo eso cosas. Hace cincuenta y cinco aos que decid que la promesa de Dios era cierta para m, Buscad primeramente el reino de Dios, y Su justicia; y todas estas cosas os sern aadidas. Esto es lo importante que debemos tener en mente! Los intereses del Seor primero; lo dems es secundario. El peligro se levanta cuando el trabajo asume una proporcin desmedida. Como el camello que se mete dentro de la carpa, una ocupacin con frecuencia echa fuera al legtimo Propietario. Quita al hombre de asistir a las reuniones de la iglesia local. Demanda cada vez ms de su tiempo. Interrumpe su servicio cristiano hasta el punto de hacer al creyente relativamente inefectivo.
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El resultado usual es que el creyente es despojado de los derechos de su nuevo nacimiento. Como Jowett dijera, l no llega a ser nada ms que un pequeo empleado en una empresa pasajera. Al abrazar lo subordinado se pierde lo central de esta vida. 8. Cuando decimos que el trabajo es secundario, no queremos decir que debera ser desarrollado con descuido o desinters. Por el contrario, debera ser un asunto de testimonio cristiano hacerlo correcta y conscientemente, bien hecho -como para el Seor. Por cada hora pagada, el hijo de Dios debera dar a su jefe sesenta minutos de trabajo dedicado. No usar el tiempo de su jefe para testificar a otros; ya que sabe que esto debera ser hecho a expensas suyas, es decir, en su propio tiempo. Con frecuencia es algo difcil para un cristiano saber exactamente donde terminan los deberes para con su empresario y donde empiezan los del Seor. No hay muchos que sean capaces de mantener un balance correcto. Pero una cosa es cierta: si un hombre realmente honra a Dios en tal aspecto, Dios le honrar a l y no permitir que ste mendigue pan, aunque un cambio de empleo podra a veces ser necesario. 9. Aquello que debemos evitar es gastar la vida haciendo lo que un incrdulo podra hacer tan bien como podramos hacerlo nosotros. El Seor Jess dijo, Deja que los muertos entierren a sus muertos; y t v, y anuncia el reino de Dios (Lucas 9:60). Cualquiera puede enterrar a un muerto, pero slo los labios de los redimidos pueden testificar la gracia salvadora de Cristo. Es en ese sentido que debemos ser indispensables. 10. En ningn momento debiramos desear hacer por lucro sucio lo que no haramos por Jesucristo. Nunca debiramos sacrificar por una corporacin aquello que hemos rechazado dar a la iglesia. 11. Casi siempre cuando un hombre desarrolla fielmente sus obligaciones y sirve a Dios con humildad, el Seor ensancha su esfera de servicio. Tal vez su tiempo est ms
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ocupado en la obra del Seor y se da cuenta de que sus necesidades diarias, no obstante, son suplidas de la misma manera. O tal vez recibe el claro e inconfundible llamado de Dios para dedicarse a tiempo completo al evangelismo o la enseanza en su pas o en el extranjero. En tales casos, cuando el Seor ha guiado con claridad, el cristiano puede ir adelante sin tener que preocuparse por sus necesidades temporales. Cuando Dios llama, tambin provee, o, como Hudson Taylor dijo, La obra de Dios hecha a la manera de Dios, nunca carecer de las provisiones de Dios. 12. En una poca en que el mundo glorifica el xito en los negocios y profesiones, es bueno que los cristianos puedan considerar tales logros con cierta indiferencia. Servir a Cristo en un rea de no mucha importancia es mejor que ser el jefe de un imperio pblico lucrativo. Y ser un basurero en la voluntad de Dios es mejor que ser el Presidente de la nacin fuera de Su voluntad. stas, entonces, son consideraciones que el joven cristiano debera meditar al reflexionar sobre su carrera. Debera estar completamente seguro de que Dios le ha guiado a un empleo en particular, y de que no le ha escogido simplemente a manera de escape para no rendirse incondicionalmente a su Seor y Maestro.
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todo corazn al Seor temiendo que l quiz los llame a un servicio por debajo de su nivel. La respuesta a esto es fcil: no est en nosotros la facultad de decir dnde pueden ser mejor usadas nuestras habilidades. Y ms an, es deshonrar a Dios pensar que cualquier cosa que nosotros tuviramos sera demasiado buena para l. No tenemos nada que no hayamos recibido de l. Y mientras que la educacin y los talentos estn bien en su lugar, el mejor lugar para ellos es a los pies horadados del Seor Jesucristo. El Apstol Pablo fue una eminencia intelectual, un trabajador prodigioso, un hbil genio. Pero reflexionando sobre estas cosas que significan tanto para los sabios de este mundo, escribi: Pero cuantas cosas eran para m ganancia, las he estimado como prdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como prdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jess, mi Seor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo (Filipenses 3:7-8). Luego hay todava otros que, enfrentados con el hecho de que entregarse completamente a Cristo es algo de lo ms racional, dicen, Pero soy demasiado viejo. Simplemente me gustara preguntar a estos desertores espirituales, Acaso eres demasiado viejo para obedecer? Otra excusa son las responsabilidades en casa. Los padres, o esposa e hijos! Sera lgico que Dios nos haya dado estos familiares amados como motivo para no presentarnos nosotros mismos a l? Frustrara de este modo Sus propios propsitos y nuestros intereses? No, Dios nunca guiara a un creyente consagrado a descuidar las responsabilidades de su hogar. Pero nuestra primera responsabilidad es rendirnos a l, y amarle ms que a padre y madre, y mujer, e hijos, y hermanos y hermanas, y an ms que nuestra propia vida (Lucas 14:26). Algunas almas sinceras vacilan en hacer una entrega
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absoluta, porque piensan que no tienen una capacidad suficiente. Pero para consagrarse no es necesario estar bien capacitado! Cristo trabaja sumamente bien con vasos vacos. Adems, en casi todo verdadero llamado a la obra del Seor parece haber cierta medida de reserva humana, de modo que esta actitud en s no es desfavorable. Finalmente, cada miembro del cuerpo de Cristo tiene algn don, y a fin de encontrar su verdadera funcin debe reconocer a Jess como Seor. Tal vez la excusa ms pattica de todas sea esta: Dios en realidad no quiere que yo deje todo por l; l slo quiere saber que estoy dispuesto. Imagina un batalln de soldados cerca del frente. Cuando se da la orden de avanzar, los soldados van a sus trincheras, limpiando sus fusiles y comentando, El general no quiere realmente que nosotros avancemos; slo quiere saber si estamos dispuestos. Ninguna batalla podra ganarse de esta forma, y solamente se escribira la historia de la derrota. Todas estas son excusas que el hombre usa para no entregarse a Cristo. Son excusas, no razones. No hay razn para no contraer el gran compromiso con el Salvador. Al decirte l una vez ms, Hijo mo (Hija ma), dame tu corazn! Qu le ofrecers? Una excusa? O tu ser entero?
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sin el temor a la muerte; sin rango, pas o condicin; un hombre con un pensamiento: el Evangelio de Cristo; un hombre con un propsito: la gloria de Dios; un loco, y contento de ser considerado como tal por amor de Cristo. Entusiasta, fantico, charlatn o cualquier otro sobrenombre raro que el mundo pueda elegir para identificarlo. Pero an sigue sin estar descrito. Cuando le llaman negociante, cabeza de familia, o ciudadano, hombre de dinero, hombre de mundo, hombre de conocimientos o incluso hombre de sentido comn entonces ha perdido su verdadero carcter. Tienen que testificar o morir y aunque tuvieran que morir, hablaran. No tienen descanso, sino que recorren con prisa tierra y mar, montes y desiertos sin caminos. Claman en alta voz y no excusan, y no sern impedidos. En las prisiones levantan sus voces, en las tempestades de los ocanos no se estn callados. Ante concilios horribles y reyes exaltados dan testimonio de la verdad. Nada excepto la muerte puede reprimir sus voces y en los instantes precisos de la muerte, antes que la llama y el humo sofocante haya apagado el rgano del alma, ellos hablan, oran, testifican, confiesan, imploran, batallan y finalmente bendicen a la gente cruel. Esta es la clase de hombres y mujeres que el Seor Jess est buscando hoy. No busca multitudes desorientadas, sin rumbo ni objetivo, sino que est buscando hombres y mujeres individuales cuya alianza inmortal nacer del hecho de haber reconocido que l quiere aquellos que estn dispuestos a seguir la senda de la autonegacin que l pis antes que ellos. Desea hombres como Rowland Hill cuyas palabras fluan ardientes de su corazn. Hombres como Chalmers que fue notable por su increble fervor. Quiere hombres como
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Henry Martyn quien dijo: Ahora djenme consumirme para Dios. Muchos jvenes hoy en da estn dispuestos a dar los mejores aos de sus vidas a los negocios. Estn preparados a morir por su patria. Viajarn alrededor del mundo por un buen sueldo. Trabajarn da y noche por un partido poltico. Para llegar a ser msicos, herirn sus dedos casi hasta los huesos. Para llegar a ser sacerdotes o monjas tomarn un solemne voto prometiendo no casarse. Para llegar a ser actores aprendern de memoria largos y difciles papeles. Para entrar en ciertas profesiones estudiarn durante diez aos enteros. Qu estars t dispuesto a hacer para el Seor Jesucristo? Que no sea slo una parte o la mitad de tu corazn no le dars TODO?
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Con demasiada frecuencia los jvenes criados en hogares cristianos son formados para el mundo en lugar de para el Salvador. As dice el hermano MacDonald en este tratado, en el cual escribe a padres de jvenes para ayudarles a orientar a sus hijos en las grandes decisiones de la vida. El hermano MacDonald es el autor de ms de 60 libros que incluyen: El Verdadero Discipulado, un Comentario sobre la Biblia y muchos cursos por correspondencia.
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EN POS DE SOMBRAS
La educacin, el gran abracadabra y fraude de todos los tiempos pretende prepararnos para vivir, y se prescribe como la panacea universal para todos los males, desde la delincuencia juvenil hasta el envejecimiento prematuro. En su mayor parte slo sirve para incrementar la estupidez, inflar la arrogancia, promover la incredulidad y dejar a los que le estn sujetos a merced de lavacerebros que tienen la prensa, radio y televisin a su disposicin. de Jesus Rediscovered, por Malcom Muggeridge. Con demasiada frecuencia los jvenes criados en hogares cristianos son formados para el mundo en lugar de para el Salvador; para el infierno ms que para el cielo. Pregunta hoy a unos padres cristianos corrientes con qu propsito estn formando a sus hijos. Muchos de ellos contestarn: Para que tengan un buen empleo, o: Para que sean independientes econmicamente, o bien: Para que puedan mantener una familia y vivir con cierta comodidad. Puede que cambien las palabras, pero la respuesta es esencialmente la misma: Queremos que nuestros jvenes prosperen. No queremos que se queden atrs en el prestigio econmico. Tenemos un modelo de lo que es deseable para nuestros hijos, y ejercemos sobre ellos todo tipo de presiones para conformarlos al molde. Queremos que asistan a las escuelas de renombre, cuanto ms prestigiosas, mejor. Queremos que consigan trabajo en alguna institucin que tenga prestigio en la comunidad. Queremos verlos bien casados, es decir, que consigan a alguien con cierto estatus social. Queremos que tengan su vivienda en una buena urbanizacin, que saquen adelante una hermosa familia y disfruten de lo que se nos neg a nosotros cuando ramos jvenes. Queremos adems que dediquen algunas de sus noches libres y los domingos a la iglesia, de vez en cuando. Cuntos padres ponen ante sus hijos la obra del Seor
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como un modo deseable de emplear sus vidas? Cuntos padres instan a sus hijos a desechar las conveniencias sociales, a abandonar todo bienestar material, y a obedecer la Gran Comisin? Cuntas madres desean para sus hijos vidas de servicio y sacrificio para Cristo? Hemos llegado a tener una perspectiva bsicamente mundana, y como consecuencia estamos criando hijos para el Destructor. Estamos creando una generacin que no va a dedicar sus mejores talentos a Cristo, sino a una gran sociedad annima. Harn por el dinero lo que no haran por el Maestro.
Universidades de Prestigio
Generalmente la presin de los padres comienza en serio cuando el joven est a punto de terminar su educacin secundaria. Es una decisin inevitable que debe ir a la universidad. Que est calificado o no para ello no tiene mucha importancia. l debe tener una educacin universitaria. Todos los dems jvenes de la iglesia ya estudian en escuelas de prestigio. Parece que los padres no entienden que sus hijos podran desempear mejor un trabajo para el cual no necesitan educacin superior. Qu tiene eso de malo? Despus de todo, el principal propsito del trabajo para un cristiano es proveer meramente para sus necesidades bsicas, de manera que la mayor parte de su tiempo y sus talentos puedan usarse para extender la causa de Cristo. Con frecuencia un cristiano en un trabajo no especializado puede alcanzar mejor sus objetivos que uno que haya prosperado en sus negocios y que pone sus recursos al servicio de una tarea fugaz. Pero es intil decirlo. A los padres se les ha convencido totalmente de que no puedes ir a ningn sitio sin una licenciatura, y segn esta nocin van a actuar. Hay padres que se desmayaran si su hijo o su hija llegara a casa di-
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ciendo que ha decidido unirse con otros creyentes en la iglesia, para realizar un dinmico y enrgico ministerio evangelstico. Qu? gritara Y perder estos aos cruciales de tu vida? Un joven creyente que conozco, para gran satisfaccin de sus parientes y amigos, fue a estudiar a una universidad muy famosa. Pero Dios tena Su propio plan para l all. Decidi que no estaba recibiendo el tipo de formacin que necesitaba y cuando volvi a casa, dijo a su padre (que era cristiano) que quera abandonar los estudios y servir al Seor. El padre entendi que semejante decisin podra dar al traste con todos sus planes, tan bien pensados para el xito de su hijo. Durante varias horas expuso las poderosas razones que tena para considerar muy insensato lo que el joven iba a hacer. En el fondo, tambin pensaba en el desprestigio social que supondra tal decisin. Finalmente el hijo mir a su padre directamente a los ojos y pregunto: Bueno, pap, quieres que sirva al Seor o no? Afortunadamente esto result ser el final de toda oposicin. Muchos padres que no han ido a la universidad tienen la obsesin de que a sus hijos no debe negrseles ese privilegio. En muchos casos ese sentimiento es una pasin ciega a irreflexiva que persigue la promocin social ms que el bienestar espiritual. Hay un lugar para la formacin universitaria, pero a los pies de Cristo. Es algo legtimo, siempre que persiga cumplir la voluntad de Dios en la vida de tal persona. Pero es un craso error si su meta es equipar a un cristiano para llegar a alcanzar fama en el mundo, o para perder el tiempo y las energas persiguiendo la gloria vana de esta tierra. Est bien si puede engancharse al vagn de la voluntad de Dios, pero ha de tenerse por basura si aparta al hombre de lo relevante a lo trivial. Me acuerdo de Henry Martyn, aquel estudiante sobresaliente de Cambridge, que habiendo alcanzado los codiciados honores de su estimada universidad, sin embargo se senta inexplicablemente insatisfecho en la hora de su
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triunfo acadmico: Qued sorprendido al comprobar que haba atrapado una sombra. Ah, pero fue grata decepcin, un bendito desencanto, inspirado por el Espritu Santo. El Espritu del Seor sopla y la gloria codiciada se marchita como la hierba seca. Fue una grata desilusin porque entonces la mirada de Henry Martyn se dirigi, ya no a los galardones acadmicos, sino ms arriba, a lo que satisface completamente, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jess Seor nuestro. Habiendo contemplado la gloria del Seor, sus ojos fueron abiertos para percibir la inmensidad de los campos sin cultivar y por lo tanto, infructferos, del Seor. As que decidi consagrar su vida al Seor en la India (J. W. Jowett).
Aficionados o .anticos?
En nuestra cultura cristiana se acepta fcilmente que los jvenes aspiren a alcanzar fama en el mundo del deporte. Hay un atractivo especial en un tipo atltico que forma parte del equipo y alcanza gloria para su club. En algunos deportes al menos existen riesgos intrnsecos. Puede ser que nuestro querido joven creyente termine la temporada con un ligamento desgarrado, una vrtebra fracturada, o tal o cual miembro dislocado. Magnfico! De hecho, las escayolas sirven para estampar firmas, y las muletas dan cierto aire de gloria. Hemos aprendido a adoptar una actuacin filosfica ante el hecho de que el deporte tambin cause vctimas. Pero ahora seamos honestos: Nos gozamos del mismo modo en nuestros jvenes hroes que salen a la buena batalla de la fe, la guerra cristiana para alcanzar la gloria para el Salvador del mundo? Aplicamos la misma filosofa cuando son lapidados por dar testimonio de Cristo? Nos sentimos igual de orgullosos de verlos predicar en las calles de Bombay como de verlos en un campo de ftbol?
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Ah est la diferencia entre los aficionados y los fanticos! Pueden vocear: Te arrancar la cabeza! en el terreno de juego, o gritar: Mtalo!, Acaba con l!, desde la banda, y nosotros los llamamos: aficionados. Pero si pasan largas noches en cultos de oracin, o si hablan del Seor a todo el que encuentra (avergonzando a sus hermanos ms sofisticados), entonces los llamamos: fanticos. Estamos muy equivocados al establecer nuestra escala de valores as... pero muy equivocados!
El Llamamiento A .ilas
Y ahora hemos de enfrentar el asunto del servicio militar. Poco despus de recibir la cartilla de reclutamiento, nuestros hijos ya se ponen el uniforme. No hay porque preocuparse, verdad? Ahora estn en perodo de adiestramiento... atravesando alambradas, arrastrndose bajo fuego de metralla, haciendo marchas interminables. Salen a la primera lnea de guerra, y todo son trincheras, sangre, hedor y angustia. No nos gusta, pero lo aceptamos. Como se suele decir: La guerra es la guerra! Si nuestros hijos mueren en combate decimos: Dieron su vida por la patria. Est bien dar la vida por la patria, no? Si eso es razonable, Cunto ms lo es que entreguemos nuestros hijos al Seor Jesucristo! Con que santo desprendimiento deberamos alentarlos a gastar y a gastarse por El! Como deberamos mostrarles la gloriosa visin de vivir y morir para el Hijo de Dios! Cmo deberamos hacer caso de la exhortacin!: Dad vuestros hijos a proclamar el mensaje del Cielos Dad vuestros bienes para poder sostenerlos; Daos vosotros, intercediendo ante el Padre por ellos; Y de lo que diereis, cien veces ms os ser devuelto. Desafortunadamente eso no es as. Muchas madres se vuelven neurticas al pensar que van a perder a sus hi-
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jos en el campo misionero. Cuando Isabel Kuhn dijo a su madre que Dios le haba llamado a servirle al otro lado del mar, la buena mujer contest: Por encima de mi cadver!. Y as es precisamente como Isabel fue... por encima del cadver de su madre. En demasiados casos preferiramos que nuestros hijos engrosaran las estadsticas de accidentes en nuestro propio pas, antes que morir por el evangelio en el extranjero. Cuando nuestros hijos marchan al servicio militar los tratamos como hroes nacionales. Cuando anhelan servir en la obra del Seor con frecuencia encuentran obstculo y reproche. Desde cundo es ms glorioso morir por la patria que por el Caudillo de nuestra salvacin?
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tivos se dan cuenta de que rene los requisitos para el trabajo. Pronto le ascienden y le suben el sueldo. Claro que la empresa espera que produzca. Demandan cada vez ms de su tiempo. Le exigen hacer viajes sin previo aviso... A medida que su carrera progresa, encuentra menos tiempo para su familia, y todava menos para la obra del Seor. No puede asumir con regularidad responsabilidad en la iglesia local porque en cualquier momento puede hallarse fuera de la ciudad. Hay momentos en que le gustara librarse de todo eso y hacer algo que contribuyese al beneficio eterno de las almas, pero est atrapado en una red. Su familia, que va en aumento, su casa nueva, su coche, le supone una presin econmica. Y adems, la consideracin del qu dirn!. Tal vez l s podra soportar esto, pero para su mujer resultara ms difcil. Su empresa tiene una habilidad perversa para absorber lo mejor de sus energas. Es una presin constante, constante, constante. La competitividad se intensifica, las cuotas de ventas se elevan, y algunos de sus subordinados miran su puesto con ojos codiciosos. Llega al fin el da en que recibe su ltimo ascenso. Ya est en la cumbre. A partir de ahora slo queda la cuesta abajo. Su pulso est alterado y sus nervios fuera de quicio; y est deseando jubilarse. Lo que lamenta es haber dado lo mejor de s a una: Sociedad Annima. Cuando la Empresa ya no lo necesita, lo aparta a un lado con la ceremonia de una cena de despedida. Entonces es cuando se arrepiente de no haber entregado lo mejor de su vida al Seor y no haber usado su empleo simplemente como el medio de cubrir sus gastos. Lo que intento decir es que no es el trabajo lo que cuenta. Los cristianos tenemos asuntos muy importantes en que ocuparnos antes que perder la vida como encargados de intereses mezquinos y temporales. Jenny Lind dej los escenarios estando en el cenit de su cmara artstica. Sentada un da a la orilla del mar en Os-
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tende, con una Biblia en su regazo, oyendo las apacibles olas, y con la mirada fija en una magnfica puesta de sol, alguien le pregunt por qu haba abandonado el trono en el mismo da de su coronacin. Ella repos su mano sobre la Biblia abierta y dijo: Me haca pensar poco en esto y (apuntando al sol poniente) nada en aquello; as que lo abandon sin ningn pesar en aras de una vida ms grande. Por culpa del hincapi que hacemos en la conveniencia de tener buenos empleos la iglesia est desempeando un papel secundado en el mbito de los grandes negocios, y el mundo sigue sin ser evangelizado. Por favor, que nadie nos malinterprete y piense que estamos aprobando la pereza. No queremos decir a los jvenes que deben marginarse de la sociedad, estar por ah sentados la mayor parte del da bebiendo Coca-cola, y participar de vez en cuando en alguna campaa evangelstica. Nada de eso! Somos partidarios de la disciplina de un empleo remunerado. Pero es una cuestin de prioridades. El trabajo es un mtodo vlido de proveer para las necesidades diarias, pero llega un momento en que sus demandas crecientes deben supeditarse a las prioritarias exigencias del Seor.
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Quiz pensemos que es nuestro derecho inalienable retiramos una vida de inactividad despus de cuarenta aos de trabajo, pero entonces no nos sorprendamos si nuestros hijos trabajan con el mismo objetivo mientras el mundo se va al infierno!
Excusas A Granel
Dondequiera que las demandas de Cristo ejercen presin en los jvenes sus padres se lanzan a defenderlos armados con argumentos teolgicos aparentemente validos. Veamos algunos ejemplos. No todos han de ir. Alguien debe cuidar del bagaje. Esa cita acerca de los que quedaron con el bagaje se conoce asombrosamente bien (1 S. 30:24). Pero no parece que fuera la intencin de David cuando dijo aquello, que se usara como excusa para desobedecer las claras enseanzas de Jess. De hecho, no hay peligro inmediato de que escasee el personal encargado del bagaje. El bagaje est bien guardado! Incluso si cada cristiano decidiera poner a Cristo en primer lugar en su vida, hay un Dios en los cielos que proveera para todas nuestras necesidades. No tendramos que pasar hambre. Una segunda excusa es: Alguien debe alcanzar con el evangelio a la gente pudiente desde dentro de la lite de los financieros. Esto es sencillamente falso. Pablo llev el evangelio a la casa de Csar estando en prisin. Una sirvienta diligente en su trabajo puede alcanzar a la familia adinerada a la que sirve. La araa que atrapas con la mano y est en palacios de rey (Pr. 30:28). Cun a menudo ese argumento es una excusa del siervo para vivir en un estatus superior al de Maestro! Ahora alguien dir: No salgas a la obra del Seor si no ests seguro de que has sido llamado. Lo que olvidamos es que todos somos llamados a servir a Cristo. Esa es nuestra mayor razn de ser. No se espera de nosotros que estemos de adorno ni que vivamos egocntricarnente. Nuestro
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llamamiento es a dar a conocer a Cristo. El Nuevo Testamento nunca presenta a individuos llamados a ser fabricantes de tiendas de campaa, o pescadores, o curtidores. Estamos llamados a ser testigos; y nuestra ocupacin laboral tiene el propsito de proveer para nuestro sustento. Una ltima excusa es la de padres sentimentales y quejumbrosos que suplican a sus hijos: Qudate en casa, haz mucho dinero, y apoya as la obra del Seor. Suena tan plausible... pero pasa por alto el hecho de que la necesidad ms apremiante del Cristianismo hoy es de hombres llenos del Espritu Santo. Nunca me ha resultado difcil orar pidiendo dinero, pero, por lo general, qu distinto ha sido orar por hombres sin disposicin!
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2. Los cristianos tenemos lo que ellos necesitan: el evangelio. 3. Si les privamos del pan de la vida, somos culpables de negligencia criminal, de homicidio del alma, en definitiva. 4. No nos pertenecemos. Hemos sido comprados con la sangre del Seor Jess. 5. No tenemos derecho a vivir en forma egosta. Debemos vivir para aquel que muri y resucit por nosotros. 6. Si pretendemos salvar nuestras vidas, las perdemos. Si las perdemos por Su causa, entonces las hallaremos; la realidad ser nuestra. 7. Dentro de cien aos solo la vida vivida para Cristo tendr valor. Necesitamos padres que alienten a sus hijos a quemarse en el servicio a Cristo. Padres que no se disgusten si sus hijos aman ms a Cristo que a ellos. Padres que no se alarmen si sus hijos son arrestados porque optan por obedecer a Dios antes que a los hombres. Padres que muestren tanto por sus vidas como por sus palabras que aquel que pone a Cristo en primer lugar es el que alcanza el xito ms excelente. Hace unos aos, estando un hombre en su despacho, alguien llam a la puerta: Quin es? pregunt. Soy yo, Ed. Puedo pasar a hablar contigo Pap? Pasa, Ed. Edward entr en el despacho, se sent, y despus de un dilogo preliminar, dijo: Pap, he decidido abandonar la carrera de derecho porque el Seor me ha mostrado que me quiere en el campo misionero. El padre contest: Vamos a orar sobre el asunto. Y all, de rodillas, el padre encomend a su hijo a Dios y a la Palabra de Su gracia. Aquel hombre era el doctor T.E. McCully. Su hijo Edward march al Ecuador y all sacrific a su vida a orillas
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del ro Curaray, martirizado por los salvajes indios aucas. Cuando el doctor McCully contaba aquella historia, a menudo aada: Cunto me alegro hoy de que no tuve ni una palabra de desnimo o de estorbo para Ed cuando me habl de su llamamiento al campo misionero!
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