Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Baker Ed - La Princesa Rana

Descargar como doc, pdf o txt
Descargar como doc, pdf o txt
Está en la página 1de 126

E.D.

Baker

La Princesa Rana

~1~

E.D. Baker

La Princesa Rana

E.D. BAKER

LA PRINCESA RANA

~2~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Este libro est dedicado a Ellie, Kimmy y Nate, por su aliento y apoyo. Quiero tambin expresar mi agradecimiento a Victoria Wells Arms, Nancy Dentn y Rebecca Gardner por sus comentarios y sugerencias.

~3~

E.D. Baker

La Princesa Rana

NDICE

ndice.....................................................................4 Argumento.............................................................5 Uno........................................................................6 Dos.......................................................................10 Tres......................................................................15 Cuatro..................................................................21 TCinco..................................................................24 Seis......................................................................32 Siete.....................................................................36 Ocho....................................................................41 Nueve..................................................................48 Diez......................................................................59 Once....................................................................68 Doce.....................................................................80 Trece....................................................................86 Catorce................................................................89 Quince..................................................................94 Diecisis.............................................................102 Diecisiete...........................................................109 Dieciocho...........................................................120

~4~

E.D. Baker

La Princesa Rana

ARGUMENTO

Esmeralda es una princesa rara: es patosa y parece un burro cuando se re. Un da, se encuentra con un sapo parlante, que dice ser el prncipe Eadric de Montevista Alta y que le pide un beso para deshacer el hechizo que una bruja le hizo. Esmeralda se lo da, pero... es ella la que se transforma en rana! Juntos debern ir en busca de la bruja que hechiz a Eadric para conseguir volver a ser personas.

~5~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Uno

esde nia supe que el pantano era un lugar mgico, donde unos nacan y otros moran; un lugar en el que te topabas con amigos o enemigos insospechados y cualquier cosa poda ocurrir, aun si eras una princesa tan torpe como yo. Pero, aunque lo he sabido siempre, no lo comprob hasta que el prncipe Jorge vino de visita y conoc al sapo de mis sueos. Huyendo del prncipe, que era el favorito de mi madre aunque no el mo, me fui al pantano. No haba planeado la fuga, pero en cuanto o que ella anunciaba la visita decid escapar y, como en el castillo nadie reparaba en m, consegu escabullirme sin ser vista. Cuando ya estuve a salvo en mi refugio, me pregunt cmo se lo habra tomado mam. Me la imaginaba mirndome por encima del hombro mientras me sermoneaba sobre los deberes de una princesa. Porque, aunque procurbamos evitarnos la una a la otra, yo conoca bien esa mirada. Por ir pensando en mi madre, estuve a punto de pisar a una serpiente que se haba escurrido hasta el sendero por entre el pastizal. Di un grito y me apart de un salto, con tal mala fortuna que se me enred el tacn en la raz de un viejo sauce. Abr los brazos para no perder el equilibrio pero, al llevar una falda larga y gruesa y siendo fiel a mi torpeza, ca redonda al suelo, empapado de agua de lluvia. Un hervidero de saltamontes se dispers alrededor mientras chapaleaba para ponerme de pie, pero el vestido ya se me haba impregnado del pestazo del pantano. Desgraciadamente, por el hecho de nacer princesa no te conviertes en una persona ms elegante ni ms segura de ti misma; llevo catorce aos lamentndolo. Cuando por fin logr recogerme la falda y levantarme, la serpiente haba desaparecido otra vez en el pastizal. As que camin por el borde opuesto del sendero, buscando con qu defenderme en caso de que volviera a aparecer. Muchas gracias! dijo una voz ronca. Ech un vistazo, pero no vi a nadie. Quin est ah? pregunt. Aparte de mi ta Grassina, yo era la nica persona del castillo que iba al pantano.

~6~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Yo. Estoy aqu. No eres muy observadora que digamos, eh? Me volv hacia donde pareca provenir la voz y mir por todas partes. Sin embargo, no vi ms que una poza de agua turbia bordeada de musgo, en uno de cuyos extremos haba un macizo de juncos, en el que pululaban liblulas, moscas y mosquitos. Apostado en la orilla, un sapo me observaba; el bicho habl de nuevo y di un brinco. No me sorprendieron tanto sus palabras como el hecho de que fuera capaz de mover los labios. Porque, aunque estoy acostumbrada a la magia ta Grassina es bruja, hasta entonces ningn animal me haba hablado. Esos saltamontes eran mi almuerzo, y por tu culpa no podr atraparlos! reneg el sapo apuntndome con un dedo membranoso. Siendo tan grande y tan torpe tendras que fijarte ms dnde pisas. Lo siento repliqu, ofendida. Fue sin querer. Un... un accidente. Vaya! Las disculpas no quitan el hambre! Pero eso a ti te tiene sin cuidado, no? Apuesto a que nunca has pasado hambre en tu vida! Aquel sapo empezaba a fastidiarme. Ya tena yo suficiente con morderme la lengua en presencia de mam para que ahora me cohibiera un batracio. Para tu informacin dije mirndolo muy seria, no he comido nada en todo el da. Mi madre invit al prncipe Jorge y tuve que fugarme de casa; no soporto pasar un da entero con l. Qu dices? inquiri el animal haciendo una mueca. Saltarse una comida porque alguien no te cae bien! Yo jams hara algo as! Conozco a Jorge y ni siquiera por l... Parpade y abri los ojos como platos. Luego se aproxim mientras me observaba de pies a cabeza, como si me viera por primera vez. Espera un momento... Si tu madre ha invitado al prncipe de visita, quiere decir que eres una princesa? Puede ser repuse. Sonri de oreja a oreja, se enderez, cuadr sus hombros de color verde brillante e hizo una reverencia doblndose por la cintura, aunque, como es evidente, sta no era tal. Disculpadme, alteza! Si hubiera sabido que erais una persona tan importante, no habra hecho esos comentarios tan atrevidos. No seas pesado rezongu poniendo los ojos en blanco. Detesto que me hablen as. Me caas mejor cuando no sabas que era princesa. Aj! exclam, y salt hacia m sin quitarme los ojos de encima. Conque te caigo bien, eh? Oye, podras hacerme un favor? Es una cosita de nada. De qu se trata ? Me arrepent en cuanto hube pronunciado esas palabras. Me haras el honor de darme un beso? No pude evitarlo: se me escap la risa, solt la carcajada, bram y rebuzn; siempre me ocurre lo mismo cuando algo me hace rer. Unos

~7~

E.D. Baker

La Princesa Rana

pjaros negros alzaron el vuelo, como si les hubiera disparado con un tirachinas, y una tortuga resbal de la piedra en la que tomaba el sol y cay al agua. El sapo me mir con desconfianza. De verdad eres una princesa? Las princesas no se ren as. Lo s, lo s dije secndome las lgrimas. Mam me lo ha dicho mil veces: la risa de una princesa no debe sonar como el rebuzno de un burro, sino como una campanilla. Ya le he explicado que es superior a mis fuerzas; no consigo controlar la risa, sobre todo cuando me ro de verdad. Me sale instintivamente, sin darme ni cuenta. Ya veo... Y el beso, entonces? Se puso de puntillas, alz la barbilla y me ofreci los labios. Lo siento, no me interesa besar a ningn sapo. Es muy bueno para la piel, segn dicen insisti, y se acerc ms. Lo dudo. Adems, yo tengo la piel estupenda. No conoces aquel viejo refrn que dice: Trae buena suerte besar a un sapo? Pues no; no debe de ser tan viejo. Creo que te lo acabas de inventar. Y prefiero no tener buena suerte a que se me queden los labios pringosos. Retroced con un escalofro. No, no y no! No insistas ms! Entonces suspir, se rasc la cabeza con una pata y se lament: Tal vez no diras eso si supieras que soy un prncipe convertido en sapo. Desafortunadamente, le dije a una bruja que se vesta fatal y no se lo tom a bien. Qu tiene que ver esa historia con el beso? Si una princesa me besa, volver a convertirme en prncipe! No es precisamente un cumplido, no? Lo nico que quieres es que te bese una princesa, aunque sea vieja y fea. Pero a las chicas nos gusta que nuestro primer beso sea algo especial... As que no pienso besarte! Quin sabe dnde has estado, o tal vez me podras contagiar una enfermedad terrible y... y debes de tener mal aliento a juzgar por lo que comes. Caray! El sapo se empin hasta donde puede empinarse un animal de su especie. Realmente eres una maleducada! Te he pedido un favor pequeito y t me insultas. No es un ningn favor pequeito, y t lo sabes. Yo slo doy besos a otras personas. Adems, acabo de conocerte! Pero es importante! Es una cuestin de ser o no ser, prncipe o sapo. Lo siento. No tengo el hbito de besar a los extraos, sean prncipes o sean sapos. Por qu no te buscas a otra? No faltar alguna princesa que acceda a tus deseos. Bscate alguna que no sea tan grande ni tan torpe como yo. No tena intencin de admitirlo, pero los comentarios del bicho me haban molestado. Mam no se cansaba de decirme lo mismo y me tena

~8~

E.D. Baker
harta.

La Princesa Rana

Claro! Se lo pedir a cualquiera de las princesas que vagan por el pantano! Todas se mueren por besarme! Esta vez el sapo haba ido demasiado lejos. Me recog la falda, dispuesta a marcharme. Si vas a ponerte as, me voy. Hu del castillo para no aguantar la visita del petardo del prncipe, pero tampoco quiero hablar con un sapo que dice ser un prncipe y es igual de petardo. No! Espera! Vuelve; no puedes irte as! Es una emergencia! Es que no tienes compasin? Dnde est tu solidaridad? Dame un besito, por favor! Me detuve al borde del sendero y, pese a que trat de hablar con serenidad, me temo que las palabras sonaron secas y cortantes, pues la situacin no resultaba nada fcil. Me da igual si se acaba el mundo rezongu. Tengo mejores cosas que hacer que atender a tus absurdos ruegos. Buenos das, Sapo! Y me march, aunque l segua mirndome desesperado como si estuviera en un aprieto tremendo. Y no fui capaz de quitarme de la cabeza esa mirada en todo el da.

~9~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Dos

as el da visitando mis lugares preferidos del pantano: recorr las trochas escondidas que bordeaban el traicionero lodazal y, ya en tierra firme, busqu el bosquecillo donde haba descubierto dos cervatillos gemelos en la primavera; luego me tend junto al estanque en el que se reflejaban las nubes peregrinas y regordetas. Cuando empez a hacer calor de verdad, me quit los zapatos y las medias y cruc el riachuelo hasta la islita, sintiendo en las plantas de los pies la caricia de los guijarros pulidos por el agua. Era ya tarde cuando regres al castillo, pero en vez de ir a mi habitacin, sub por la larga y estrecha escalera que trepaba hasta los aposentos de ta Grassina, ms conocida como la Bruja Verde. Es hermana de mam y vive en el castillo desde antes de que yo naciera. A diferencia del resto de mi familia, no me critica cada vez que me ve. Llegu al final de la escalera, llam a la puerta y esper. Antes de abrir, mi ta siempre sabe quin va a visitarla y, segn me dijo en una ocasin, es un don bastante til porque as no responde a la llamada si se trata de personas inoportunas. No obstante, al cabo de unos segundos, la puerta se abri de par en par y un pato amarillo solt un palo que estaba royendo y se lanz a morderme los tobillos. Bowser, vuelve aqu! lo llam mi ta desde la habitacin. No he terminado todava! El pato saltaba de un lado al otro, haciendo cuac, cuac, mientras me tironeaba hacia el interior. Cierra la puerta, Esmeralda! grit mi ta desde su mesa de trabajo . Este perro estpido no se est quieto y no he podido terminar el conjuro! Esto... es Bowser? Trat de espantar la bola de plumas que ahora me morda el zapato. Como pap se entere de que has convertido a su sabueso preferido en un pato... Pato, perro, qu ms da? Lo convertir otra vez en un msero perro antes de que recites el alfabeto griego al revs. Veamos, dnde estbamos? Ah, s! Ven, chale estos polvos mientras recupero el conjuro. Yo? No, no! Retroced para alejarme de la mano que me tenda. Lo fastidiar todo! Acurdate de los buuelos de cangrejo.

~ 10 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Dije esto porque una vez que intent hacer buuelos mgicos, les salieron patas y echaron a correr. Tardamos varias semanas en atraparlos a todos, y cuando lo logramos, ya se haban pasado y estbamos hartos de tantos pellizcos. Uuuuf! dijo ta Grassina. Todos cometemos errores. Pero no tan graves! Mira, hace cuatro meses trat de embrujar mi cuarto para que se limpiara solo y... todava est limpindose! Cada vez que se me cae algo en mi habitacin, una brisita se lo lleva y lo arroja al estercolero. No te imaginas cuntas medias y horquillas he perdido! De modo que no volver a hacer magia; todo me sale fatal. Entonces cmo te convertirs en bruja? No quiero ser bruja! dije por ensima vez. S que t crees que debera intentarlo, pero sera una bruja psima. Si meto la pata con simples conjuros para limpiar y cocinar, imagnate lo que pasara con algo importante. Acabaramos todos con tres pies izquierdos, o metidos de cabeza en un pastel! Emma, por favor... Claro que quieres ser bruja! Lo que pasa es que no sabes lo suficiente todava. Date tiempo, ponte a practicar y sers una bruja estupenda, estoy segura. A ver, dnde dej ese pergamino? Estaba por aqu. Dej a mi ta con su pila de mohosos pergaminos y me acerqu a mi butaca favorita junto a la chimenea. En realidad a menudo soaba con ser una bruja como ella, pero eso de vivir practicando y que nada me saliera bien... Me dej caer en la butaca y cerr los ojos. Y de ese modo el mal da que llevaba a cuestas se fue disipando gracias a la calma que reinaba en aquella maravillosa habitacin. A diferencia del resto del castillo fro, hmedo y sombro, el cuarto de mi ta era agradable y acogedor: un pequeo fuego, que arda siempre tras la ornamentada rejilla de hierro de la chimenea, entibiaba todos los rincones, aunque nadie le pona lea; resplandecientes esferas de luz mgica se apoyaban en el techo tiendo de color rosa los blancos muros y los tapices de vivos colores, y gruesas alfombras, tejidas en varios tonos de verde, cubran las losas de piedra de tal modo que pareca el suelo de un bosque baado por el sol. A veces se ola a menta molida y ramas de pino, como las que decoraban el Gran Saln en las fiestas de invierno, y otras veces, a trboles veraniegos, recalentados por el sol. Delante del hogar haba dos butacas con mullidos cojines y una mesita sobre la que luca un florero. En ste retoaba un ramo de flores fragantes y cristalinas, regalo de las hadas; dentro del ramo vivan varias mariposas de vidrio, cuyas delicadas alas repicaban al revolotear entre los capullos. Yo sola pasar las horas arrellanada en una de las butacas, mientras mi ta, sentada en la otra, me contaba historias de tierras lejanas y tiempos remotos. Pero sos no eran los nicos portentos de aquella habitacin: uno de los tapices representaba detalladamente una ciudad en miniatura, donde peleaban un unicornio y un len. En una ocasin toqu al len con el dedo

~ 11 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

y me dio un mordisco que me arranc un trocito de piel. Me ech a llorar a gritos y mi madre me rega por decir mentiras, pero ta Grassina me gui el ojo y me vend el dedo con una telaraa. Una bruja de mar, Jamada Coral, le haba regalado a mi ta un gran bol de agua marina, que contena una rplica diminuta de un castillo, con torres y murallas incluidas. La reproduccin era perfecta hasta el mnimo detalle, pues incluso haba algunos bancos de peces minsculos que nadaban alrededor. A veces, despus de caer el sol, en las ventanitas del castillo brillaban unas luces muy pequeas; nunca me haba fijado mucho en ellas hasta un tarde invernal (yo tendra unos nueve aos) en que fui a visitar a mi ta. Ese da Grassina tard ms de la cuenta en abrir y, cuando apareci, llevaba el pelo mojado y se lo estaba secando con una toalla. El cuarto ola intensamente a pescado, y al preguntarle qu haba estado haciendo, sonri y fue a cambiarse de ropa. Mientras tanto, me acerqu a la chimenea para calentarme las manos y pis un charco en la alfombra. Se me ocurri pensar que el bol se habra desbordado y, al mirarlo, distingu un centelleo plateado y azul. Me apresur a acercarme ms y mir dentro: una sirena minscula se escabulla hacia una de las puertecillas; cuando lleg, la abri de un tirn y volvi la cabeza para echar un vistazo; al verme, me mir muy alarmada y se march dando un portazo. Entonces comprend que el bol era mucho ms que un adorno. A todo esto, el pato grazn y el sonido estremeci la silenciosa habitacin. Me incorpor en la butaca y mir a ver dnde estaba mi ta: desentendindose del pato, se haba encaramado a un elevado taburete ante la gran mesa de madera, mientras que el animal mordisqueaba la pata de sta. Grassina, de cabellos muy abundantes y rojizos igual que los mos, llevaba una vieja pluma de escribir ensartada en la cabellera. Dicen que mi ta y yo nos parecemos, aunque ella tiene la nariz fina y recta y, en cambio, la ma es prominente como la de pap; ambas tenemos los ojos verdes, pero los suyos son ms claros; en las contadas ocasiones en que sonre, lo hace de una forma encantadora; sin embargo, la sonrisa no se le refleja en la mirada. Segn mi niera, que se jubil hace tiempo, la ta era muy alegre de joven, pero mi abuela y los aos le cambiaron el carcter. Grassina iba siempre de verde. Ese da llevaba un vestido del color del musgo en verano, holgado y sin forma ni estilo precisos, que le caa desde los hombros; siempre se vesta como le apeteca, sin pensar en la opinin de los dems. Yo no tena la misma suerte, pues, como mam me repeta sin cesar, una princesa siempre est en exposicin... Mi ta, absorta en su trabajo, sostena con ambas manos un pergamino a medio desenrollar; otros se amontonaban sobre la mesa o se desparramaban por el suelo. Los ltimos rayos del sol entraban por la ventana y, planeando sobre la mesa, convertan la bola de cristal de predecir el futuro (como la que Grassina me haba regalado por mi cumpleaos) en una esfera de luz cegadora. Entre los pergaminos, una pequea serpiente de color verde manzana tomaba el sol. Para qu sirven todos esos conjuros? pregunt a mi ta.

~ 12 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Levantndome de la silla, me aproxim a la mesa y me puse a su lado. Entonces la serpiente alz la cabeza y me sac la lengua. Retroced un par de pasos temblando; nunca me acostumbrara a su presencia, aunque llevaba vindola toda la vida. Las serpientes me daban pnico, sean del tipo que fueran y tuvieran buen o mal carcter. Encontr el conjuro del pato mientras ordenaba los pergaminos, y se me ocurri ponerlo en prctica cuando apareci Bowser. A ver, dnde lo he puesto ahora? Estaba por aqu... Se gir y me mir enarcando una ceja. Tengo la sensacin de que quieres hacerme una pregunta, o me equivoco? Alguna vez has convertido a una persona en algo; por ejemplo, en un sapo? Por supuesto. Es un conjuro sencillo y fcil de recordar. Me he convertido a m misma muchas veces. Por qu? Pues porque hoy he conocido a uno que asegura que es un prncipe. Pero no s si deca la verdad. Es difcil saberlo. Puede tratarse de un prncipe, o simplemente un sapo que habla. Algunas brujas tienen un sentido del humor muy peculiar, como yo misma, sin ir ms lejos. Y suponiendo que sea un prncipe, qu tendra que hacer para volverse otra vez humano? Depende de la bruja que lo haya encantado, pero ella debera habrselo dicho. Si el conjuro no pudiera eliminarse o la bruja no se lo indic, el encantamiento no dara resultado. Lo ms frecuente es que tenga que pedirle a una doncella, preferiblemente a una princesa, que le d un beso. Ya deberas saberlo. Cuando yo era joven, algunas chicas no tenan ms remedio que besar a un sapo para salir con alguien. Yo me pas aos buscando a esos bichos en estanques y pantanos; aunque, claro, en esa poca yo buscaba a un sapo particular. Buscabas a tu novio Haywood? As que conoces la historia, eh? Pues s, lo buscaba a l. Lo llev a casa para presentrselo a tu abuela, pero a ella no le gust y Haywood se esfum para siempre. Yo estaba convencida de que lo haba convertido en sapo, porque la abuela no tena mucha imaginacin. Pero por ms que busqu nunca lo encontr. No coma ni dorma y me pasaba los das en el pantano besando a todos los batracios que andaban por ah. Mi madre me amenaz con encerrarme en una torre abandonada si no reanudaba mis estudios. Pero es que no se trataba simplemente de mi novio, sino que Haywood y yo estbamos comprometidos, bamos a casarnos. Ha sido el nico hombre al que he amado en la vida. Entonces para convertir otra vez en prncipe a un sapo... insinu intentando volver al tema. Ay, tienes razn! Pues no, no tiene que ser precisamente un beso. Podra ser cualquier cosa, dentro de ciertos lmites, claro. Porque si un hechizo es muy fcil de romper no dura mucho tiempo. Pero si es

~ 13 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

imposible eliminarlo, va contra las leyes de la magia y tampoco dura demasiado. Todo tiene que ser ms o menos justo, sabes? Por cierto, te parece justo haberte escapado esta maana y que yo tuviera que lidiar con tu madre? Chartreuse se puso como un pavo real mojado cuando desapareciste. Me vi obligada a decirle que te haba enviado a hacer un recado y ahora est enfadada conmigo otra vez. Lo siento me excus esquivando su mirada. Gracias por cubrirme las espaldas. Mam invit al prncipe Jorge, ese que se pasa todo el rato fanfarroneando y dando a entender que no existo. No s para qu quieren que yo est presente, si ni siquiera me dirige la palabra. Para l soy como un mueble. Entonces Bowser lanz un extrao aullido y se puso a araar la falda de mi ta con sus patas palmpedas. Al ver que no le hacamos caso, la emprendi a picotazos contra la pata de la mesa. No pasa nada, por esta vez dijo Grassina apartndose un mechn de delante de los ojos. Pero a lo mejor un da no estar a mano para defenderte, y tendrs que hacerle frente t slita. En fin... se ha hecho tarde, y sospecho que no has comido nada. Ve a la cocina a buscar algo porque no tengo tiempo para cocinar y no podr trabajar si sigues distrayndome. A ver, dnde he dejado ese pergamino?

~ 14 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Tres

la maana siguiente salt de la cama antes de que los dems se despertaran. Me puse el vestido azul oscuro y la tnica azul clara, cog unos zapatos, que eran los terceros en orden de preferencia, y me deslic con ellos bajo el brazo por la escalera, tiritando al pisar los helados escalones. Segn me haba informado la criada, mam se haba ido a dormir con jaqueca la vspera, por lo que no nos habamos visto todava y, como buena cobarde, yo haba decidido abandonar el castillo y alejarme de all antes de que viniera a interrogarme sobre mi desaparicin del da anterior. El sol asomaba ya por las colinas lejanas cuando llegu al borde del pantano. Un irritante mosquito zumbaba en crculos sobre mi cabeza. Entonces tropec y ca en medio de la hojarasca y ms mosquitos se me arremolinaron alrededor. Cerca de la poza haba un inmenso enjambre de moscas negras, pero ninguna se me pos encima porque me haba rociado con el repelente de salvia amarga que fabricaba Grassina. El ronroneo de los bichos me puso muy nerviosa, de tal manera que les lanc un manotazo y, sorprendentemente, le di a una mosca grande que cay rebotando en el agua. Eslurp! Una larga lengua de sapo atrap al insecto. Gracias! dijo una voz conocida. Justo lo que necesitaba. No era mi intencin darte de comer le espet. Pero detesto a las moscas; qu pesadas son! A m me encantan replic el sapo, aunque algunas son un poco saladas. Bueno, dime, has dormido bien esta noche? No te ha remordido la conciencia por haberme abandonado cuando ms te necesitaba? Pues no, no he dormido bien... Aj! Pero no tengo remordimientos, sino curiosidad... Quin dices que eres exactamente? Soy su alteza el prncipe Eadric de Montevista Alta. El sapo hizo un gesto pomposo con la mano y se qued mirndome. Qu te parece? Me das mi beso? Que t asegures que eres el prncipe Eadric no significa que lo seas.

~ 15 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Los juglares son bastante chismosos y, si algn prncipe hubiera sido convertido en sapo, yo me habra enterado. Primero tendra que haberse enterado alguien ms, pero dudo que los mos tengan conocimiento de esta calamidad que me ha sucedido. Por otra parte aadi en voz baja puede que estn tratando de guardar las apariencias; eso pasa siempre en mi familia. Y en la ma afirm. Mi madre no tarda ni un momento en hacer desaparecer las situaciones embarazosas; parece que ella sea la bruja en vez de mi ta. Tienes una ta bruja? pregunt, inquieto. Es... es muy fea y tiene el pelo como un puercoespn? Es mala, vil y cruel cuando alguien critica su manera de vestir? No, no, nada de eso. Es fantstica! Es la mejor ta del mundo, y la nica persona de la familia que no se burla de m porque soy torpe, ni se pasa la vida dicindome que tengo que ser una damita. Me ha enseado muchas cosas tiles que a nadie se le habran ocurrido y, adems... te da unos regalos estupendos! Mis padres siempre me regalan ropa y cosas aburridas en mi cumpleaos, pero ella me ha obsequiado con objetos geniales, como mi bola de cristal, una botellita de perfume que nunca se acaba, o este brazalete, que, adems de ser precioso, es mgico. Mov la mano con energa y el brazalete tintine alegremente. Tambin me ense lo que significan estos smbolos, pero yo era muy pequea y ya no me acuerdo. Pero el brazalete me encanta. Brilla en la oscuridad, sabes?, y lo llevo puesto noche y da. Unos mosquitos se pusieron a merodear por mi cuero cabelludo, que era el nico sitio donde no me haba puesto salvia. Al tratar de apartarlos a manotazos, una de mis peinetas aterriz en el barrizal; la saqu de un tirn y me salpiqu la manga de barro. Bueno, tengo que irme dije. Si de verdad eres el prncipe Eadric, tendrs que demostrarlo. Cmo? No lo s. Pinsatelo. Ya volver cuando pueda. Regres corriendo a casa, perseguida por la nube de insectos, aunque daba igual a donde fuera porque la maana pintaba fatal; senta ya un nudo en el estmago, puesto que no podra seguir evitando a mi madre mucho ms tiempo. Sin embargo, trat de distraerme pensando en la peticin del sapo; si de verdad era el prncipe Eadric, estaba metido en un lo enorme y me necesitaba. Y a m se me rompa el corazn al ver sufrir a un animal, pese a que no se tratara de un prncipe encantado. Por otra parte, si toda aquella historia era tan slo un truco, igualmente quera averiguarlo; era capaz de meter la pata perfectamente yo slita sin ayuda de nadie. Mam deba de haber alertado a todos los criados porque en cuanto pis los terrenos del castillo, el jardinero mayor me intercept el paso y me llev a empujones hasta los aposentos de mi madre. Pero, aunque

~ 16 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

estaba deseando verme, no pareca demasiado contenta de tenerme ante su presencia. Conque aqu ests, eh? dijo, y como siempre me repas de pies a cabeza. Ponte derecha, Esmeralda! No te encojas! Pero, mrate, tienes el pelo hecho un desastre, el vestido sucio y los zapatos embarrados! Empin la barbilla y olfate el aire con distincin. Las fosas nasales se le ensancharon ligeramente y las casi invisibles patas de gallo se le marcaron un poquito. Buenos das, mam. No quera disgustarte. Has estado otra vez en ese pantano apestoso, por lo que veo dijo haciendo una mueca de repugnancia. S, mam. Me concentr en los rizos de su cabellera. Todas las maanas pasaba horas peinndose, de modo que jams la haban pescado sin que sus cabellos de color de miel estuvieran en perfecto estado. Es una pena que no estuvieras aqu ayer. Pas un rato delicioso con el prncipe Jorge. Realmente es encantador. S, mam. Las palabras salan de mis labios con dificultad. El prncipe era encantador con todos menos conmigo. La primera vez que lo vi resbal al entrar en la habitacin pero, en lugar de ayudarme, se ech a rer y me hizo sentir an ms tonta. Desde entonces nuestra relacin fue de mal en peor. Te tengo preparada una sorpresa maravillosa, hija, y deberas agradecrmelo. Gracias, mam dije preguntndome qu sera. La ltima vez que le di las gracias sin saber por qu, estaba enferma y mam haba hecho venir a un cirujano para que me pusiera sanguijuelas. Confiaba en librarme de ellas esta vez, pero con mi madre nunca se saba. Sonri muy satisfecha y, mientras se colocaba bien los encajes de las mangas, me dijo: He iniciado las negociaciones de tu matrimonio y, en principio, hemos acordado que te casars a finales del verano. Se me cay el alma a los pies. Casarme yo? Y con el prncipe Jorge? A nadie se le habra ocurrido que estuviramos hechos el uno para el otro: yo no daba pie con bola en sociedad, tena terror a hablar en pblico y nunca saba qu decir; en cambio, Jorge era apuesto, refinado y tan pagado de s mismo que incluso haca arrodillar a su caballo cuando l entraba en el establo. El cirujano y las sanguijuelas habran resultado una sorpresa ms agradable que sa. Pero no puedo casarme con l! No estamos enamorados! Mam me lanz tal mirada que di un paso atrs.

~ 17 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Qu tiene que ver eso? pregunt. Las esposas enamoradas de sus maridos no son la regla, sino la excepcin. Deja de lloriquear y contntate con que l quiera pedir tu mano. Muy pocos prncipes estaran dispuestos a casarse con una chica tan patosa. No eres distinguida ni graciosa, a pesar de todos mis esfuerzos. Ojal hubieras sido chico, como queramos tu padre y yo! Tal vez entonces habra sacado algn partido de ti. Pero tal como estn las cosas, no puedes aspirar a ningn pretendiente mejor, as que espero que te comportes como es debido. Ay, mira lo que has conseguido! Me est volviendo la jaqueca. Casarme con Jorge sera un error terrible... Estaba tan desolada que no poda dejar pasar la oportunidad de protestar. Mam dije, Jorge es un bobo! No puedo casarme con l! Conozco a muchas mujeres que estn felizmente casadas con un bobo. Las negociaciones ya han comenzado y nadie est pidiendo tu aprobacin. Tendras que agradecerme que me tome la molestia de conseguirte un marido. Vamos, vete a buscar a mi criada! La cabeza me est matando. Mi desesperacin fue absoluta al pensar que debera abandonar mi hermoso pantano para casarme con semejante pelmazo! Despus de encontrar a la criada y envirsela a mi madre, fui en busca de ta Grassina, pero hall cerrada la puerta de la torre. Clavado en la gruesa madera haba un cartel en el que haban escrito unas lneas con zumo de mora, que todava chorreaban: Estis advertidos, intrusos! Los dragones os arrancarn el corazn si cruzis esta puerta sin haber sido invitados, y los gusanos se comern vuestros sesos. Si se trata de un envo a domicilio, por favor, dejadlo en el suelo. Esmeralda, estar fuera unos das. Ya te buscar cuando regrese y haremos una de tus tartas favoritas de frutas. Grassina, la Bruja Verde Tena que hablar con alguien acerca del plan nefasto de mi madre, de modo que busqu a algn amigo que quisiera escucharme, pero fue en vano: Fortunata, la hija de la dama de honor preferida de mam, estaba en cama con catarro y no poda recibir visitas (en el fondo, mejor, porque era una estirada y probablemente se mora por casarse con Jorge); Violeta, la criada encargada de la alacena, estaba de muy mal humor porque fregaba por segunda vez la cocina; a Bernard, el aprendiz del jardinero, lo estaban regaando en ese preciso momento por no haber exterminado todas las babosas del jardn, y Chloe, la segunda costurera, estaba ayudando a la costurera mayor, que cosa un vestido nuevo para mam. Trat de pensar en alguna otra persona con quien hablar, que no estuviera demasiado ocupada ni demasiado impaciente para que la conversacin mereciera la pena. Por algn motivo, no poda quitarme de la cabeza al

~ 18 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

sapo del pantano; era grosero y sarcstico, pero por lo menos pareca tener ganas de charlar conmigo. As pues, regres al pantano a toda prisa sorprendindome de lo ansiosa que estaba por volver a ver al animal. Lo encontr sentado en su hoja de lirio y sonre por primera vez en el da. No has podido resistir la tentacin, eh? coment al verme. Lo siento, pero no se me ha ocurrido cmo demostrarte que soy un prncipe. No obstante, puedo contarte algunas de mis hazaas; seguro que los juglares ya han compuesto alguna cancin sobre ellas. Una vez, por ejemplo... No te preocupes por eso ahora. Necesito hablar con alguien porque mi madre me ha hecho una cosa espantosa! A que no adivinas qu es? Te ha atornillado los zapatos en el suelo. Anda ya! Por qu iba a hacer eso? Ha puesto a lavar tu ropa blanca con unas medias rojas! Pero qu dices? Es muchsimo peor! Te orden besar al primer sapo que encontraras! Y entorn los prpados. Nada de eso! Ya te lo he dicho, nunca lo adivinars: est acordando mi boda con el prncipe Jorge! No lo dirs en serio. No me imagino a nadie casndose con ese joven, porque est tan enamorado de s mismo que no podra vivir con nadie ms. Has visto alguna vez cmo se mira en el espejo? Hara vomitar a un perro! Adems, aqu entre nosotros... Mir hacia atrs para cerciorarse de que nadie escuchaba. He odo decir que le gusta ponerse zapatos de chica. Tiene un bal repleto escondido en su dormitorio! No s si eso es cierto, pero no puedo casarme con l. Es un petardo y un pelma que no se da cuenta de que existo. Jams ser feliz con l! Adems, me pone tan nerviosa que se me traba la lengua y nunca s qu decir. Pues no parece que se te trabe charlando conmigo. Es diferente. Contigo no me cuesta hablar. Al fin y al cabo eres un sapo. Tambin soy prncipe! Quiz, pero no lo pareces ni te comportas como tal, as que se me olvida que lo eres. Pero Jorge es otra cosa, y nunca permite que olvides que l s es un prncipe. Tal vez si se lo dijeras a tu madre... No me hara ningn caso; slo le importan las apariencias y no cambiar de opinin, lo s. Y pap har lo que ella diga para no discutir. Por qu me hace esto, por qu? Preferira casarme contigo antes que con Jorge, aunque t no seas un prncipe. Porque t no te burlaras de m ni

~ 19 ~

E.D. Baker
fingiras que no existo, verdad? El sapo parpade sorprendido y respondi: No, desde luego.

La Princesa Rana

Lo ves? Adems, si me caso contigo no tendr que irme del pantano. Ejem... carraspe, confundido. No s... Yo slo te he pedido un beso. Conque quieres un beso, eh? Pues, mira, te lo voy a dar. Prefiero besarte mil veces a ti que a Jorge! Y dicho esto, me arrodill en la orilla de la charca. El sapo dio un salto fenomenal, aterriz junto a m y me ofreci los labios. Espera un momento dije mientras retroceda. No habrs cambiado de opinin, verdad? me pregunt, angustiado. No, no, es que... Ya, aqu est. Met la mano en el bolsito que llevaba atado al cinto y saqu un pauelo bordado con el que le limpi la boca. Tenas las patas de una mosca pegadas a los labios expres con un estremecimiento. A ver, probemos otra vez. Esta vez ya no hubo impedimentos. Me agach, entreabr los labios y cerr los ojos. Violeta, que tena mucha ms experiencia que yo, me haba explicado qu haba que hacer para besar a un chico, y supuse que consistira en lo mismo, aunque se tratara de un sapo. Sent los labios suaves y fros contra los mos; no era una sensacin demasiado desagradable, pero la sorpresa estaba por llegar. El hormigueo me empez en los dedos de las manos y los pies; luego se propag por brazos y piernas, y un escalofro me recorri de arriba abajo, seguido de un dulce vrtigo dorado. De repente, sent la cabeza ligera y llena de burbujas y un ventarrn tremendo me arroj al suelo. Me tap la cara con los brazos, pero stos ya no eran los de antes. Cuando trat de ponerme de pie, me puse a temblar y una nube gris me cubri los ojos.

~ 20 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Cuatro

br y cerr los ojos. La cabeza an me daba vueltas y no consegua enfocar la mirada. Poco a poco fui recobrando la vista, pero todo pareca diferente: haba ms colores y eran ms brillantes. Una mariposa enorme pas volando por all batiendo sus preciosas alas rojas con rayas moradas. Nunca haba visto nada igual. Aaah! exclam en voz alta. Me sobresalt el timbre de mi voz; sonaba rara y hablar me produca cosquillas en la garganta. Arrugu la nariz al percibir el olor a plantas podridas y la pestilencia del pantano. Movidas por el viento, las hojas de los rboles tamborileaban con mpetu y el ronroneo de los insectos era ensordecedor. Plof! Algo retumb en el barro hmedo a la orilla de la charca. Plof! El sonido volvi a retumbar, ms cerca y ms fuerte; hasta el aire mismo pareca resoplar. Trat de levantarme, pero mis piernas no cooperaron. Sintindome todava mareada, mir al suelo: estaba mucho ms cerca que antes y los terrones de barro eran mucho ms grandes. Entonces observ ante m dos pies palmeados y un par de patas largas y musculosas, a las que segua un cuerpo rechoncho recubierto de piel verde con pintitas. Perpleja, cerr los ojos con intensidad y volv a abrirlos, pero mi cerebro se negaba a aceptar lo que vean mis ojos. A continuacin alc una mano y mov los dedos... eran cuatro dedos torcidos, de color verde. De repente lo comprend todo: no estaba viendo a otra criatura, sino a m misma! Qu es esto? Qu me ha pasado...? balbuc. El corazn me lata a toda velocidad. Ya lo s! Es un sueo! Estoy durmiendo en casa y voy a despertar... Plof! Plof! Los ruidos se acercaban. Cerr los ojos de nuevo y me aplast contra el suelo. Es mi imaginacin dije en voz alta. Si pienso en otra cosa todo desaparecer. A menudo, mam me rea por andar imaginando cosas. Pero esto era demasiado, hasta para m! Plof! Plof! Plof! Algo muy grande y hmedo se apoy en mi espalda y un aliento caliente y apestoso me envolvi de pies a cabeza. Esta sensacin es de verdad, pens, y abr primero un ojo y luego el

~ 21 ~

E.D. Baker
otro.

La Princesa Rana

Un inmenso perro blanco, de pelo corto y manchado de barro, me contemplaba con unos ojos enormes de cuencas sanguinolentas. Los perros de mi padre eran todos de pelo castao, negro o gris, de modo que no conoca a aqul, lo cual me daba an ms miedo. Me puse a temblar cuando me dio la vuelta empujndome con el hocico; entonces me olfate otra vez de pies a cabeza y abri de par en par la cavernosa boca. El mal aliento del animal me revolva el estmago y, para colmo de males, una gota de baba, grande y repugnante, se le escurri del hocico y me cay en la cabeza. No estoy soando, pens. Me apart con brusquedad y salt tan rpido y tan lejos como pude. Me costaba moverme y coordinar mis pasos, pero salt, salt y salt tratando de alejarme. Di un ltimo brinco, me gir en el aire y cataplum! Ca en el agua y levant una ola. Rana! grit el perro, metido en el agua hasta la panza. Vuelve aqu! Tengo que hablar contigo! Tena miedo de responder, as que extend los brazos y trat de avanzar. Nunca haba aprendido a nadar, aunque me haba criado cerca del agua; debido a mi torpeza, tema ahogarme en cuanto el agua me llegara a los tobillos. As pues, me puse a patalear con brazos y patas sin avanzar en ninguna direccin. En stas, el perro se abalanz sobre m y provoc una ola que me arrastr hacia el centro del estanque; encog las patas e, impulsndolas con fuerza, las estir y sal despedida hacia el fondo, alejndome de las feroces mandbulas. Lo he logrado!, pens sin acabar de crermelo. Repet el movimiento y avanc por el agua; a punto estuve de atropellar a un pececillo dorado. Luego gir sobre m misma y sub a la superficie en busca del perro. El animal chapoteaba de aqu para all junto a la orilla, pero ya no representaba ninguna amenaza. Una oleada de alivio me recorri de arriba abajo. Lo he conseguido! pens. He logrado escapar del perro gigante! Soy capaz de cualquier cosa! Me dediqu a hacer alegres remolinos en el agua; fui salpicando de un extremo al otro de la charca y, cuando me cans de nadar, hund la cabeza e hice burbujas. Despus me qued flotando panza abajo y contempl a los pececillos que pasaban en formacin de un lado a otro. El agua tibia me acariciaba la piel y todo era estupendo. Cuando era princesa, nunca haba salido de mi cuarto sin ir cubierta de gruesas telas y faldas largas. Pero ahora aquella sensacin de libertad era maravillosa! Al cabo de un rato me di la vuelta y, mientras contemplaba las nubes a jirones que poblaban el cielo, me pregunt dnde habra ido a parar el sapo, porque no haba vuelto a verlo desde la transformacin. Tal vez todo haba sido un truco; tal vez habamos realizado un intercambio y ahora l era humano. Pero por qu no lo haba visto? Adems, aunque fuera un

~ 22 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

pelmazo, no crea que me hubiera jugado una mala pasada. Trep a un tronco semihundido en el agua, y repas todo lo que me haba ocurrido ese da. Estaba tan entusiasmada con mis nuevas habilidades y por haber logrado escapar del perro, que no me haba detenido a pensar en mi situacin. Pero ahora me daba cuenta de que estaba sola y desamparada en medio del pantano. Qu iba a hacer? Sumamente inquieta, agach la cabeza y me puse a llorar. No me gustaba llorar, casi nunca lo haca, y mam me haba dicho mil veces que no era propio de princesas y mucho menos en pblico, pero de vez en cuando no era as. Las lgrimas corrieron por mis mejillas y resbalaron hasta la spera corteza del tronco. Estaba tan deprimida que no me fij en que el sapo haba trepado a ste y se hallaba a mi lado.

~ 23 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

TCinco

e pasa algo? El sapo tuvo que repetirme la pregunta antes de que las palabras traspasaran mi burbuja de desdicha. Ah, eres t! exclam con los ojos anegados en lgrimas. Me alegra que ests contenta de verme, pero no has contestado a mi pregunta. Qu te pasa? Por qu lloras? No te parece obvio? Me he convertido en rana por tu culpa! Se supona que no iba a suceder tal cosa, pues aseguraste que t volveras a ser un prncipe, pero no dijiste nada de que yo me transformara en rana. Acaso tengo cara de adivino? Yo no saba que esto poda ocurrir. Lo siento mucho, aunque no lo entiendo. Pero tampoco es tan malo, sabes? Quiero decir que no resulta tan horrible ser una rana. Fjate, yo llevo algn tiempo siendo sapo y tiene sus ventajas. Ah, s? dije sorbindome las lgrimas. Y cules seran las mas? Pues, por ejemplo, no tendrs que casarte con Jorge replic el sapo encogindose de hombros. Adems, la vida es menos complicada; desde que no soy prncipe hago todo lo que me apetece, puedo acostarme tarde o dormir todo el da y ya no tengo preocupaciones ni responsabilidades. No te imaginas la tranquilidad que supone no estar obligado a matar dragones, ni decapitar ogros, ni planear emboscadas para atrapar duendes extorsionistas bajo los puentes, aunque yo sola realizar esas tareas bastante bien. En cambio, ahora slo me preocupa encontrar comida e impedir que otros me coman. Eso ya suena bastante preocupante coment. No es as si mantienes los ojos abiertos y prestas atencin. Tienes mucho que aprender. Perdona, estaba prestando atencin. Vaya, vaya, no me digas! Podran aterrizar aqu una docena de dragones y asarte para el almuerzo sin que te dieras cuenta. Tienes mucha suerte de que yo est contigo! Pero no te agobies. Puesto que te he metido en este lo, te ensear todo lo que haga falta. No quiero que me ensees nada! Slo quiero que deshagas lo que hiciste y me conviertas en princesa otra vez!

~ 24 ~

E.D. Baker
Ojal pudiera, encantamiento. pero no tengo ni

La Princesa Rana
idea de cmo anular el

Entonces aydame a averiguarlo! No es que yo fuera la ms feliz de las princesas, pero no me da la gana de ser una rana! No puedo creer que esta situacin sea real! Al principio cre que era un sueo, pero... Por cierto, dnde te habas metido? Porque no estabas por ningn lado cuando apareci el perro. Bueno, confieso que me puse de mal humor cuando me besaste y comprob que no me haba convertido en el apuesto prncipe que soy. Tard un rato en darme cuenta de que habas desaparecido, es decir, que ya no eras humana. Cuando comprend lo sucedido, el perro ya andaba por ah y t brincabas como una loca. Te esfumaste, pero fue fcil encontrarte porque todo el pantano hablaba de una rana chiflada que nadaba peor que un renacuajo recin salido del huevo. A m me pareci que nadaba bastante bien! dije, todava orgullosa de mis nuevas dotes de nadadora. Para ser una absoluta principiante... Me temblaron los labios sin poder evitarlo. Ay, no te pongas as! dijo el sapo. Si lloras vas a llenar el agua de sal. Dos lagrimones rodaron por mis mejillas y me sorb los mocos. Pero qu te pasa ahora? Un montn de cosas me pasan! gem: He hecho un esfuerzo tremendo y crea que nadaba bien, pero ahora vas y me dices que lo hago mal; adems, no quiero ser una rana, tengo miedo y sobretodo tengo hambre! Dame otro beso, tal vez te siente bien sugiri el sapo inclinndose hacia m. Qu dices? Estaba tan sorprendida que dej de llorar. Por qu iba a darte otro beso? A lo mejor te animas un poco. Seguro que no! Bueno, quiz tengamos suerte y se deshaga el encantamiento. Y quiz no tengamos suerte y pase algo peor, aunque no me lo puedo imaginar. Y me puse a gimotear de nuevo. En fin...! Bueno, has dicho que tenas hambre, y eso s lo podemos arreglar. Qu comes t? le pregunt restregndome los ojos con los dedos. Todo lo que encuentro. T obsrvame y as te irs haciendo una idea. Salt hasta un extremo del tronco y se qued inmvil. Estuvo quieto tanto rato que, cuando lleg el momento, yo ya estaba tan aburrida y nerviosa que casi me pierdo la jugada: una liblula del tamao del pulgar de un humano adulto pas volando en zigzag por delante del tronco; sin

~ 25 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

ninguna advertencia, el sapo brinc, abri la boca y desenroll la lengua. Cuando se tir al agua, ya haba vuelto a metrsela en la boca y engullido a la liblula. Cmo esperas que yo haga eso? pregunt, incrdula, cuando regres al tronco. Lo hars si quieres comer respondi relamindose. Luego se sac de la boca las alas de la liblula. No te parecen preciosas? Si estuviramos cerca de mi casa las aadira a mi coleccin. Tienes una coleccin de liblulas? No te lo crees? Pues, fjate, me he convertido en todo un experto, modestia aparte. Mi coleccin debe de ser la ms grande del mundo. Ahora mira all. Ves esa mosca gorda y jugosa que viene en esta direccin? Pues adelante, te la cedo. No pienso comerme ninguna mosca! Slo de pensarlo se me revolva el estmago. Ya lo hars cuando tengas ms hambre. Obsrvame; te lo ensear otra vez. Puedes ensermelo un milln de veces! No pienso hacerlo. No hay nada que comer adems de bichos? Mmm... Ya lo tengo! Conozco un sitio donde hay mucha comida, pero tendremos que ir nadando. Pues, vamos. Todo con tal de no comer moscas. Sgueme y haz lo mismo que yo me indic sonriendo. Salt hasta el extremo del tronco y se zambull en el agua; yo lo segu de cerca por miedo a perderlo de vista, y ambos nadamos aguas abajo, l delante y yo detrs. Era mucho ms fcil nadar a favor de la corriente y en un momento llegamos a la poza. De repente me hizo seas para que nos detuviramos; no entend por qu, pero record que le haba prometido imitarlo. Atisb por encima de su lomo y vi lo que l ya haba descubierto: en la orilla del agua, una garza hambrienta buscaba su almuerzo hurgando entre los juncos; desde donde estbamos, pareca una torre y las largas patas, palos infinitos. El sapo se llev un dedo a los labios para que no hiciera ruido; asent y fui tras l hasta la otra orilla de la poza. Nos sumergimos hasta el fondo y rodeamos las algas que crecan en la orilla ms soleada. An andbamos escondindonos de la garza cuando una sombra ocult el sol; levant la vista y vi cmo una silueta oscura y alargada se deslizaba por encima de nuestras cabezas. De la boca de aquel ser penda un aro dorado, centelleante bajo la luz matutina, del cual colgaban tintineando varas figuritas que me resultaron conocidas... Era mi brazalete! Me abalanc sobre l, decidida a recuperarlo, pero el sapo me retuvo por el brazo hasta que la sombra desapareci en el agua. Cuando me solt por fin, sub a la superficie impulsada por la rabia y la frustracin. Has visto eso? pregunt despus de tomar aliento. Qu era ese

~ 26 ~

E.D. Baker
animal tan grande ? Una nutria.

La Princesa Rana

Llevaba mi brazalete, el que me regal mi ta! Tenemos que encontrar a esa nutria! Quiero mi brazalete, lo necesito! No podr ser. Es que no sabes nada acerca de esos animales? Claro que s. Ta Grassina me ha enseado todo sobre ellos: cmo viven, cmo juegan... Cmo comen ranas... Que comen ranas? chill. Somos su comida favorita. De repente nuestra excursin ya no me pareci tan segura. Mir alrededor temiendo descubrir un par de ojos hambrientos que nos observaban desde la orilla. Hay muchos otros animales que comen ranas, verdad? pregunt. En efecto; prcticamente todos nos tienen en su lista de alimentos preferidos; por eso hay que estar siempre alertas. Pero mi brazalete... Dalo por perdido, no te har falta. De cualquier modo, tampoco podras llevarlo ahora. Venga, vamos, ya falta poco. Al cabo de un corto trecho, me condujo a la orilla y subimos a una colina brincando por entre los arbustos. En la cima haba un rbol de ciruelas silvestres y el suelo estaba cubierto de fruta podrida. Unas moscas verdes y negras revoloteaban entre los frutos demasiado maduros. sta es la comida de la que hablabas? Claro. Adelante. No parecan demasiado apetitosas, pero seguro que saban mejor que las moscas. Salt hasta la ms cercana y trat de encontrar algn bocado que no estuviera demasiado podrido. La parte de encima no est mal observ el sapo. Qu he de hacer para comrmela? Bueno... eres una rana. Cmetela con la lengua. Con la lengua, dices? No puedo! Por qu no la cojo con las manos? Porque no lo conseguirs. Ahora eres una rana y las ranas comen con la lengua. No s si podr. Soy muy torpe... Deja de portarte como un renacuajo! Intntalo! Vale, vale dije titubeando. As que abr la boca, lanc la lengua y roc ligeramente la parte superior de la fruta. Pero, como era la primera vez que lo haca, no emple la

~ 27 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

suficiente energa y la lengua me resbal hasta el suelo. Casi lo logras! exclam el sapo tapndose la boca para disimular la risa. Le lanc una mirada feroz y trat de limpiarme la lengua cubierta de barro y hierba; lo hice con mucho cuidado, pero no logr limpirmela del todo y la not pringosa al metrmela en la boca. Sin embargo, no quise desanimarme y lo intent otra vez con todas mis fuerzas. Por desgracia, esta vez me pas de entusiasta, de tal manera que mi lengua atraves la suave piel de la fruta podrida, se clav en el centro de la pulpa y, cuando trat de sacarla, se qued atascada dentro. Ech la cabeza hacia atrs para tirar de ella, pero slo consegu hacerme dao el la boca. A todo esto, el sapo segua a mi lado sin ayudarme para nada, partindose de risa. Finalmente, me cog la lengua con ambas manos y di un tirn; pero sali tan rpido que retrocedi hasta mi cara y me golpe en los ojos. Trastabillando, me acarici la cabeza, mientras mi compaero se revolcaba en el suelo agarrndose la panza y aullando de risa. Gracias por el apoyo moral! exclam una vez que tuve la lengua dentro de la boca. Dijiste que nunca te reiras de m. Y ahora qu hago? Prueba otra vez! Haca muchos aos que no me rea as! Pens en sacarle la lengua, como Violeta haca a veces con los pajes. Pero todava no la controlaba lo suficiente y me dio miedo darle un tortazo. Date la vuelta! le dije. No lo conseguir si me miras. El sapo se gir todava entre carcajadas. Me cercior de que no me miraba y me aproxim a otra ciruela porque no me haba gustado el sabor de la primera; era una fruta ms grande, rebosante de zumo y plagada de moscas. Lanc la lengua otra vez y casi di en el blanco. La fruta estaba blanda y saba a rancio, aunque no tanto como la primera, pero cuando saqu la lengua se me peg una mosca en la punta. Era para morirse del asco. Uuuf! grit. Qutame ezta coza de la lengua! La mosca zumbaba y se retorca tratando de liberarse. El sapo acudi al instante, pero en vez de ayudarme me dio un porrazo con el dedo en la lengua. Aspir y la lengua rebot sola y se meti en la boca; la mosca segua zumbando y me haca cosquillas en el paladar... Mmm! supliqu pidiendo ayuda. Parpadea! orden el sapo. Mmm? dije otra vez. Parpadea, no pienses en nada! No entenda cmo esa accin me librara de la mosca, pero lo intent a pesar de todo. En cuanto baj los prpados, mis globos oculares me empujaron hacia abajo el gaznate y me tragu la mosca. Sent un escalofro al percatarme de lo que acababa de hacer.

~ 28 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Oooooh! Qu asco! grit, y escup hasta que la boca me qued reseca. Sabrosa, no? pregunt el sapo. Estaba inmunda! Me frot la lengua con los dedos tratando de quitarme el sabor. Vamos, s sincera! No te ha gustado? No, me ha sabido horrible! De verdad? Pues... dije a regaadientes. Bueno, la ciruela estaba rancia, pero la mosca era ms bien dulce. Aja! Ya saba yo que te iba gustar! Quiz en tu corazn sigas siendo una princesa, pero ests metida en un cuerpo de rana. Y a las ranas les encantan las moscas! He dicho que era dulce, no que me gustara especifiqu, pero de pronto fui presa de la desconfianza: No lo habrs hecho adrede, verdad? O me has trado aqu para que me comiera una mosca sin querer? Cmo puedes pensar eso? Es que no me conoces? Pues no; acabo de conocerte dije, y pens que quiz s me haba jugado una mala pasada. No podas seguir yendo de remilgada por la vida sin dignarte a probar algo nuevo, y quera que te dieras cuenta de que no es tan malo comer moscas. Tendrs que acostumbrarte, si aspiras a sobrevivir. Es que las ranas no comen nada aparte de moscas? Claro que s, mil cosas: mosquitos, liblulas, jejenes... Todo lo que quieras. Si es insecto, est en el men. Estoy condenada! gem. Pero en realidad la mosca no me haba sabido tan mal. De modo que lade la cabeza y observ a las otras moscas con ojos nuevos. Ya te has comido una y sigues viva coment el sapo sonriendo. Prueba otra; es cuestin de educar el paladar. Cuanto ms pronto lo eduques, ms contenta estars. Yo no tena intencin de ser una rana el resto de mis das, pero deba sobrevivir hasta averiguar cmo convertirme otra vez en humana. Sent nuseas y tragu saliva. Es mejor no pensar me dije. Simplemente lo hago y punto. Cmo aprendiste t a comer como los sapos ? le pregunt a mi compaero. Porque seguro que no sabas antes de transformarte. Pues mirando a otros sapos. Cuando uno es tan observador e inteligente como yo, es capaz de aprender un montn de cosas. Vamos, veamos si puedes cazar otra!

~ 29 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Aprtate le ped. De verdad que me cuesta menos si no me miras. l se fue a la caza de su propia comida y yo busqu la ciruela ms jugosa. Cuando la encontr, me concentr en la mosca ms grande y lanc la lengua de nuevo; sta sali disparada como una flecha muda, pero la mosca se escap por unos centmetros. La enroll una vez ms dentro de la boca mientras el afortunado insecto zumbaba malhumorado hacia una ciruela menos peligrosa. Segu probando, pero no logr cazar ms que unas pocas moscas; no coordinaba demasiado bien la lengua y la vista. El sapo llen pronto el buche y vino a ofrecerme indicaciones sobre cmo dar en la diana. Ahora pretenda echarse un farol. Si me hubieras visto! dijo. Encontr una ciruela completamente podrida, con tantas moscas encima que no se vea la propia fruta. No fue fcil, pero apunt a la perfeccin y pesqu ocho bichos de un lengetazo. Ocho moscas! Es increble! Tanta fanfarronada me puso muy nerviosa y, para cambiar de tema, le dije: Oye, quiero plantearte una cuestin: siempre te he llamado sapo porque no haba ningn otro de tu especie, pero ahora que yo tambin me he convertido en rana, no me parece adecuado. As que, cmo quieres que te llame? Llmame Eadric. O sea que eres de verdad el prncipe Eadric y no lo dijiste slo para que te diera un beso? Yo era el prncipe Eadric mientras fui humano y me sorprende que no hayas odo hablar de m. Era bastante famoso, sabes? Pero, ahora que soy un sapo, me llamo simplemente Eadric. En ese caso, llmame Emma; princesa Esmeralda suena demasiado serio para una rana. Ya gru Eadric. Entonces, Emma, qu tal si tratas de comerte esa mosca de ah? Seal un insecto que se revolcaba en el suelo. Hasta t tendras que ser capaz de cazarlo; creo que tiene un ala rota. No hice caso de la sugerencia porque, mientras persegua a las moscas, se me haba ocurrido una idea y se la coment: Ya s cmo podemos salir de este lo. Lo nico que debemos hacer es ir a mi castillo y aguardar a que ta Grassina regrese. No s cundo lo har y tal vez tengamos que esperar, pero estoy segura de que nos ayudar. No es tan sencillo como parece repuso Eadric, como si yo fuera un poco tonta. Trat de no enfadarme (despus de todo me haba ayudado bastante), pero le repliqu: S, seguro que s; es una bruja muy experta. Ella sabr qu hacer. No quera decir eso. Mira, en primer lugar, merodear por los

~ 30 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

alrededores de un castillo puede ser desastroso, puesto que, en ellos, ni las ranas ni los sapos son precisamente bienvenidos. Si no fuera por eso, no crees que habra vuelto a mi casa? Pero he visto morir a muchos sapos a manos de perros, gatos y aprendices de jardinero ociosos. O sea que, mil gracias, pero prefiero no ser la prxima vctima! En segundo lugar, yo no s mucho de magia, pero tengo entendido que una bruja no puede anular los hechizos de otra; de hecho, si una bruja interfiere en un encantamiento, puede conferirle mayor potencia. Por todas estas razones, en vez de ir a visitar a tu ta, tendramos que ir a ver a la bruja que me hechiz. En estos casos es mejor dirigirse a las fuentes. Vamos a verla entonces! No s dnde vive. No me ests dando muchos nimos que digamos protest tratando de disimular mi desaliento. Tal vez Grassina pueda ayudarnos a encontrarla... Un momento! No has odo lo que he dicho? No quiero ir a tu castillo a esperar a tu ta! No tengo ningn deseo de charlar con una bruja desconocida. Y si me echa otro maleficio? Mi ta no hara algo as. Vaya, vaya. Dime, entonces, nunca ha convertido a nadie en rana? No me mientas. Pues, s, pero... Ajaj! Y a pesar de todo quieres que vaya a verla! As me congele en este pantano, no pienso ir a ver a ninguna bruja lanzaconjuros. Pero ella no... Ni lo pienses! Me volvi la espalda. Digas lo que digas no cambiar de opinin. Suspir. Haba conocido gente terca, pero nadie me haba insultado como ese sapo! Qu haremos ahora, pues? pregunt aorando la habitacin de ta Grassina, adonde sola ir al caer la tarde. Iremos a mi casa dijo Eadric. Y te mostrar mi coleccin. Tu coleccin ? Me pregunt qu podra coleccionar un sapo. Mi coleccin de alas de liblula, ya no te acuerdas que te lo he explicado? Ah, s, s! Eadric era el prncipe ms extrao que haba conocido hasta entonces. Aunque, claro, si yo hubiera sido rana tanto tiempo como l sapo, tambin me habra vuelto muy rarita. Slo de pensarlo me deprima, teniendo en cuenta que a mucha gente ya le pareca rara cuando era humana. nicamente haba una solucin: tena que volver a ser yo misma de inmediato.

~ 31 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Seis

l sol declinaba mientras Eadric me escoltaba hasta la gran hoja de lirio donde haba montado su hogar, en un apacible remanso del arroyo. Era una hoja grande y tersa, que flotaba bajo las ramas de un sauce llorn. Trat de trepar a bordo, pero la hoja se hundi bajo mis patas y volv a caer al agua. Al cabo de tres o cuatro intentos, l se impacient y me dio un empelln, con tanta fuerza que patin a lo largo de toda la superficie y casi me caigo por el otro borde. Cuando quise ponerme en pie, la dichosa hoja se balance y me fui de bruces. Genial, no? dijo Eadric al tiempo que avanzaba pavonendose hasta el centro de la hoja. El sauce est tan a tiro, que algunos das no tengo que salir a buscar comida y, como en l viven tantos bichos, puedo atraparlos sin ningn esfuerzo; a veces ni siquiera tengo que levantarme. Ves esa araa que cuelga de una hoja? Pues, mira! Se tendi de lado, apoy el mentn en una mano y lanz un lengetazo maestro que arranc a la araa de la hoja. Qu cmodo! exclam. Ciertamente, Eadric no poda ser ms perezoso. Croac!, croac! Un puado de voces graves se elev entre los matorrales que bordeaban el arroyo, y otras ms agudas crec!, crec! se unieron al coro desde los rboles. Qu es eso? pregunt. Son unos amigos mos. Dan conciertos todas las noches en esta poca del ao, siempre y cuando haga buen tiempo. Tienes amigos entre los sapos y las ranas? Me alegro mucho de saber que no eres tan estirado como Jorge! En el reino animal no hay prncipes ni princesas y tanto las ranas como los sapos somos iguales me replic mirndome ceudo. Mis amigos son unos tos estupendos; te los presentar despus del concierto. Vamos! An podemos hallar buenos asientos si nos damos prisa. Saltamos del lirio al agua y nadamos codo con codo hasta el barrizal de la orilla, donde ya se haba concentrado una multitud de batracios de todos los tamaos. Ese de all es Bassey. Eadric seal a un gran sapo de voz grave que destacaba entre la aglomeracin. Y aquella rana pequeita es

~ 32 ~

E.D. Baker
Peepers; es soprano.

La Princesa Rana

La ranita lo vio y lo salud con la mano desde su rbol. Eadric me llev a un prado por entre los batracios que ya haban tomado asiento; algunos nos saludaban y otros nos sonrean muy amables. Me sent de lo ms bienvenida. Estoy contenta dije al sentarme junto a l. Me alegra mucho. Qu tal si me das un beso? me susurr al odo. Eadric! grit, y todos se volvieron a mirar. Como estbamos en un entreacto del concierto, mi voz result muy sonora. Avergonzada, esper a que volvieran a cantar. Cmo se te ocurre que te bese ahora con todos tus amigos mirando! No pasa nada. Podemos cerrar los ojos. No, gracias. Prefiero no correr riesgos. Ni un beso ms hasta que averigemos por qu pas lo que pas al darte el primero. Como volv a hablar demasiado fuerte, unas ranas vecinas me chistaron. Me tap la cara con las manos y me hund en mi asiento; casi habra preferido no ir al concierto. Poco a poco otras ranas fueron unindose al coro y, sorprendida, vi que Eadric tambin se pona a cantar. Tena buena voz, aunque no tan grave como la de Bassey ni tan aguda como la de Peepers. Podra pasarme toda la noche oyendo esta msica, pens, y cerr los ojos. La brisa tibia de la tarde me acariciaba la piel y la msica era tan hermosa que me daba escalofros; se me pona la carne de gallina o, mejor dicho, la piel de rana... Croac!, croac!, cantaban Bassey y los otros sapos; crec!, crec!, replicaban Peepers y las ranitas; robid!, robid!, cantaba Eadric. Yo segua el comps de la meloda balanceando la cabeza cuando, de repente, se hizo un silencio absoluto. Abr los ojos y al instante comprend el motivo: una serpiente del tamao de un brazo humano se deslizaba por entre la hierba al borde del arroyo. Antes de que pudiramos reaccionar, se dio impulso y se lanz con las fauces abiertas sobre un miembro del pblico. Al cabo de un instante, la pobre rana se retorca en el gaznate del reptil y pataleaba con las patas todava fuera, como si pudiera dar un brinco y escapar. Qu horror! Solt un grito y la serpiente gir la cabeza y me mir directamente a los ojos. Ven! exclam Eadric agarrndome del brazo. Pero me qued inmvil, paralizada por la mirada del reptil. Que vengas, te digo! Me tir del brazo hasta que me di la vuelta. Salta! grit cuando ya la serpiente reptaba hacia m. Di un brinco y aterric encima de un anciano sapo que se arrastraba con lentitud por el agua. Lo siento, no era mi intencin...

~ 33 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Date prisa! chill Eadric, ya en el arroyo. No es momento para disculparse! Lo siento! volv a decir y, dndome impulso en una roca resbaladiza, vol por los aires y ca en medio de la corriente. No sirvo para esto! exclam, y escup porque haba tragado agua. Esta vida no es para m! Sigue nadando y no pienses! grit Eadric, y me dio otro tirn. Segu nadando a su lado, pateando tan rpido como me era posible, hasta que no pude ms. l encontr un agujero seguro ro abajo, en un banco de barro; me condujo hasta all y me ayud a trepar al refugio. Estaba tan asustada que no cesaba de temblar y Eadric me consol con unas palmaditas en el lomo. Ya est, ya ha pasado dijo. No podr encontrarnos aqu. Pero y las otras serpientes? murmur con un nudo en la garganta . Tarde o temprano nos atrapar alguna! Esto no es para m, Eadric. Por lo menos cuando era princesa nadie poda comerme viva. Tenernos que buscar ayuda! Hay una posibilidad repuso Eadric a regaadientes. Es un poco remota, pero podemos probar si realmente lo deseas. Cul es? Buscar a la vieja bruja que me convirti en rana. No s dnde vive, pero cada mes, cuando hay luna llena, va a recoger plantas a cierto lugar, o al menos eso sola hacer. Slo faltan dos noches para el plenilunio; por lo tanto, si partimos maana por la maana, llegaremos a tiempo. Crees que nos echar una mano? Tal vez. Ella me dijo que volvera a ser un prncipe si una princesa me daba un beso. Pero aunque t eres una princesa y me diste un beso, por qu sigo siendo un sapo? Fue ella la que realiz el hechizo, de modo que tiene que hacerse cargo del asunto. Seguramente conseguir arreglarlo. Por qu no me lo has dicho antes? Ya sabas que yo no quera ser rana! Porque es arriesgado. Quin sabe si querr ayudarnos, o si la encontraremos en ese lugar. Adems (Eadric se puso colorado, o mejor dicho... verde oscuro), si yo contino siendo un sapo, me consolara un poco tener una rana amiga que anteriormente haya sido humana. T me caes muy bien... Pero lo intentaremos, si eso es lo que deseas. Claro que lo deseo! No creo que aguante mucho ms tiempo siendo rana! No saba qu pensar de la declaracin de Eadric. A veces me pareca un pesado y un grosero, pero en el fondo era un buen sapo y a m tambin me caa bien. Me adormil pensando en l: era un animal considerado y servicial y me trataba como si yo mereciera toda su atencin. En cualquier caso era ms agradable pensar en l que en la espantosa serpiente que se

~ 34 ~

E.D. Baker
haba tragado a la ranita.

La Princesa Rana

Llevaba dormida un rato cuando un ruido me despert. Mir alrededor, pero nada haba cambiado en el agujero y Eadric roncaba apaciblemente junto a m. Entonces o el ruido otra vez: era el lamento de un perro que aullaba en la distancia. En vez de asustarme, sent lstima por l, puesto que yo misma tena ganas de aullar. Aunque es ms afortunado que yo pens. Por lo menos no le preocupa que alguien se lo coma. Sent un escalofro y me acerqu un poco ms a Eadric. De momento estaba segura en nuestro pequeo refugio de barro.

~ 35 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Siete

uando despertamos a la maana siguiente, todava no haba salido el sol. Yo no tena hambre, pero Eadric insisti en que desayunramos antes de partir. Haba abundantes mosquitos revoloteando en la oscuridad y, al comerme el primero, me llev una sorpresa porque estaba algo salado y me llen bastante para ser un insecto tan enclenque. La primera parte del viaje la haremos por tierra me explic Eadric entre un bocado de mosquito y otro, y no correremos peligro si cumplimos ciertas reglas. En primer lugar, no hagas ruidos innecesarios; en segundo lugar, ve comiendo por el camino porque tenemos poco tiempo y, por ltimo, mantn siempre los ojos abiertos y las orejas alertas. Si oyes algo sospechoso no digas nada, pero haz esta seal para advertirme. Eadric estir el brazo y se dio una palmadita en la cabeza. Todos los animales de los alrededores tambin se darn cuenta observ. Y si ms bien te doy un golpecito en el hombro? Vale. Eso tambin servir. Avanzamos un trecho por el pantano, pero a medida que el sol ascenda nos adentramos en tierras menos llanas y ms secas. En un momento dado, me detuve a contemplar unos dientes de len salpicados de barro; en mi vida anterior haba visto pocas flores, aparte de los capullos de cristal en la habitacin de Grassina, porque estaban prohibidas en el castillo, pues tanto mi ta como mam eran alrgicas. Eadric carraspe impaciente y reanudamos el camino. Al cabo de un rato tuvimos que brincar a travs de un pedregal, donde no haba casi plantas. Ambos estbamos nerviosos porque si apareca algn depredador, no podramos escondernos bajo las piedras ni detrs de los escasos hierbajos que crecan por all. As que apretamos el paso tratando de alcanzar un pastizal que haba ms adelante. De repente una mariquita pas zumbando por encima de mi nariz y aterriz junto a una piedra pequea y achaparrada. Record el consejo de Eadric e intent comer por el camino: di un brinco y lanc el lengetazo, pero el bicho era ms pequeo que los anteriores y la lengua volvi vaca a mi boca. Por andarme fijando en la lengua, no prest atencin a mis pies, de modo que tropec y ca de bruces al suelo. Eslurp! Alguien haba atrapado a la mariquita de un lengetazo.

~ 36 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Mejor suerte otra vez dijo una voz cavernosa. Mir incrdula hacia donde haba salido el sonido y vi que una piedra achaparrada parpadeaba y mova una pata... Eres un sapo! exclam, asombrada. Y t una rana que no sabe saltar! replic el animal. A ver, qu edad tienes? Y a ti qu te importa? No he visto saltar tan mal a nadie desde que a mis renacuajos les salieron patas. Tendrs que aprender algo de coordinacin si quieres comer. Slo lleva unos das siendo rana intervino Eadric. Ah, s? Y qu era antes? pregunt el sapo. Puedo explicarlo perfectamente yo sola, gracias protest. Para que te enteres: era una princesa! Ya lo entiendo... Resulta que cuando una princesa salta, llega tan lejos como el escupitajo de un saltamontes, eh? Vaya! dijo el sapo mirando a mis espaldas. Atenta, jovencita! se si que es grande. Me di la vuelta pensando que se trataba de un insecto, pero era el enorme perro blanco que haba intentado comerme; vena trotando derecho hacia nosotros. No poda quitarle los ojos de encima. Ponte fuera de peligro, si no te importa sugiri el sapo. Yo me encargar de l. Me escabull detrs de un hierbajo y el sapo salt temerariamente a campo abierto. Al echarme un vistazo y darse cuenta de mi expresin, se ech a rer. No te preocupes, jovencita! S cuidarme perfectamente. Mira esto! El sapo brinc tres veces y se plant delante del perro, cuyos ojos echaron chispas. Aj! dijo el perro. Olfate al sapo de arriba abajo y se meti en la boca aquel cuerpo grisceo y lleno de bultos, pero enseguida hizo una mueca extraa y lo solt, como si el sapo estuviera ardiendo. De las mandbulas del perro goteaba una especie de espuma blanca; el animal emiti un quejido mientras se acariciaba el hocico con una pata. Uuuf! Qu diablos es esto? Mene la cabeza, esparciendo espumarajos en el pedregal, solt un aullido de dolor y se march corriendo por donde haba venido. Ests bien? le pregunt al sapo. Pobrecito! Fresco como un sapo. Gracias por tu inters. Cmo lo has hecho? Cre que ya te tena! A m? Nunca! La Madre Naturaleza me ha dado un arma secreta. El sapo baj la voz susurrando como un conspirador. Vosotras las ranas

~ 37 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

os creis muy superiores, con vuestra piel tersa y vuestras lindas caritas, pero no tenis nada parecido. Ves la parte de atrs de mi cabeza? Esta baba pegajosa no es baba de perro, no, seor! Yo produzco mi propio veneno y sabe asqueroso, segn he odo decir. Ja, ja, ja! Ese perro llevaba todas las de perder. Y el veneno... El perro no estar malherido, verdad? No, ya se le pasar. Y si se espabila, habr aprendido la leccin. Nunca cre que pudieras hacer algo as. Por eso se trata de mi arma secreta! dijo sonriendo radiante, antes de volverse hacia Eadric, que lo mir ceudo. Tenemos que irnos dije. Gracias por ayudarnos! Fue un placer, jovencita. Que sigas brincando! Slo tienes que practicar un poco y lo hars muy bien. Eadric y yo reanudamos la marcha sin decirnos ni una palabra, hasta que logramos escondernos en el mar de altas olas verdes del pastizal. En cuanto estuvimos a la sombra solt un suspiro de alivio. Por qu te has puesto as? le pregunt a mi compaero. Nunca te haba visto tan de mal humor. No tena por qu haber hecho eso. El qu? pregunt. Quin no tendra que haber hecho qu? Ese viejo sapo. No tena por qu echarse un farol! Quin se cree que es, tu caballero andante? Si hace falta que alguien te rescate, lo har yo! No lo necesitamos para nada! Si no se hubiera entrometido, yo me habra encargado del perro. Cmo? No lo s. Pero ya se me habra ocurrido algo, estoy seguro. No haca falta que ese sapo cotilla y metomentodo saltara a protegerte. Slo trataba de ayudarnos, Eadric. Pues no precisamos su ayuda. Mrame! Yo soy grande y fuerte! Soy un ejemplar superior y puedo protegernos a los dos! Me di por vencida. A juzgar por su cara de furia, era mejor no seguir discutiendo. Fui abrindome paso por entre los pastos, sin prestar atencin a mi compaero. Haba muy pocos claros para brincar en condiciones, as que cada dos por tres tena que arrastrarme, menearme y dar un brinquito. Poco a poco iba avanzando, pero me dolan todos los msculos. Las estrellas titilaban en el cielo cuando llegamos al otro borde del pastizal, y nos refugiamos debajo de un espino en flor. A la maana siguiente nos internamos en un cementerio de arbolitos temblorosos y omos el murmullo distante del agua. Sorteamos peascos y troncos secos, guindonos por el sonido, y respiramos aliviados al avistar

~ 38 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

la maleza que bordeaba el arroyo. Habamos permanecido fuera del agua tanto tiempo que notaba la garganta reseca y la piel como el cuero cuarteado. Me abr paso por entre los tallos y las ramas y me zambull en el agua tornasolada seguida de Eadric. Nadamos el uno al lado del otro sin prisa ni esfuerzo porque nos dirigamos aguas abajo; yo apenas lanzaba una patadita de vez en cuando, pues la propia corriente nos llevaba. Cerca del medioda, el cielo se fue cubriendo de nubarrones y la lluvia, que agujereaba el arroyo, cay en forma de grandes goterones sobre mi cabeza. No nos har ningn dao refrescarnos un poco ms, pens, pero me inquiet cuando restall el primer trueno. Falta mucho? le reconociendo el lugar. pregunt a Eadric, que estaba atareado

Estamos ms cerca de lo que crea. Ves aquel roble? Seal un rbol en la otra orilla del arroyo. Fue ah donde at a mi caballo la noche en que me convert en rana. Quin sabe qu habr sido de l. Se llamaba Pas de Sol y era el mejor caballo que he tenido jams. Ojal no le haya pasado nada malo. Seguro que alguien lo encontr, o logr soltarse, porque no se ven huesos de caballo. Por qu viniste aqu esa noche? Nunca me lo has contado. No es una gran historia, de verdad: me pareca que estaba enamorado de una princesa y quera conquistarla regalndole unas hojas de mandrgora. Porque, segn me haban dicho, si alguien las hierve (siempre que se hubieran cogido a medianoche con luna llena), se le aparece el rostro de la persona que ama en el fondo del cazo; y como crea que yo era el amor de su vida, estaba convencido de que ella vera mi semblante. Nunca haba escuchado semejante tontera! La mandrgora no sirve para nada parecido. Quin te dijo eso? Mi hermano pequeo. Y t le creste? Yo no tengo ningn hermano pequeo, pero aseguran que no son muy de fiar. Me parece que estaba tomndote el pelo. Supongo que s. Eadric pareca tan triste que sent lstima. Seguro que no te lo habra dicho si hubiera sabido en qu acabara todo. Probablemente no admiti Eadric. No es un mal chico. No saba que en el fondo fueras tan romntico. Romntico! Eso te parece? Yo supona que estaba pasando una mala racha, pero lo ms lamentable de todo es que, unos meses despus de convertirme en sapo, volv a ver a la princesa y casi me atropella con su carruaje cuando yo cruzaba el camino. El carruaje estaba adornado

~ 39 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

como si se dirigiera a una boda, as que ella debe de haberse casado; supongo que mi rival gan sin ningn esfuerzo. De hecho, ya se vean muy a menudo cuando yo era humano, y por ese motivo segu el consejo de mi hermano. Estaba desesperado! No has acabado de contarme la historia. Qu pas cuando fuiste a buscar las hojas? Nunca las encontr pero, en cambio, me top con la bruja. Tambin ella andaba buscando plantas esa noche. Tropezamos en la oscuridad y fue muy desagradable, creme. Como iba cubierta de andrajos y apestaba, se me ocurri hacer un comentario acerca de su ropa y su higiene personal. Se lo tom a mal y... zas! El prncipe se convirti en sapo! Vaya... Oye, cunto falta para llegar? Es aqu mismo. Podemos esperar debajo de este moral; es el mismo lugar donde pas la primera noche de mi vida de sapo. Si han cado algunas moras podridas, debe de haber bastantes bichos. Salimos del agua y nos acomodamos debajo del rbol. Por desgracia, no haba moras podridas, ni bichos, aunque las hojas nos protegan de la lluvia. El viaje haba sido largo y extenuante y llevbamos varios das sin descansar adecuadamente. Con el tamborileo de la lluvia sobre las hojas, no tardamos mucho rato en caer dormidos.

~ 40 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Ocho

uando despertamos, el aire estaba limpio y fresco, la lluvia haba cesado y la luna asomaba por entre las nubes, baando el paisaje con una luz espectral. Hablbamos en susurros para no perturbar el silencio despus del aguacero. Ya es medianoche? pregunt. No lo s, pero no debe de faltar mucho. Quiero darte las gracias. Por qu? Por traerme aqu, aunque no queras venir. No debe de hacerte ninguna gracia ver otra vez a esa bruja, pero dijiste que me ayudaras y lo has hecho. As que, gracias. De nada. No lo hago slo por ti, sabes? Yo tambin quiero volver a convertirme en humano. No obstante, si quieres agradecrmelo, hay algo que puedes hacer por m. Qu deseas? pregunt, aunque ya adivinaba la respuesta. Dame un beso. Estir el cuello hacia m y me ofreci los labios. En un momento as? La bruja puede aparecer ahora mismo! Pero yo no quiero besar a la bruja! No es eso... Escucha me advirti Eadric. Creo que oigo algo. Lo omos los dos. Alguien se aproximaba haciendo bastante ruido. Mira! Debe de ser ella! Una luz oscilaba a ras del escabroso suelo, y escuchamos claramente unos pasos golpeando fuertemente en el barro, en medio del silencio nocturno. La luna llena recort la silueta de la bruja, aunque no le iluminaba la cara. La lamparita que llevaba la mujer estaba provista de una pantalla ajustable, de modo que enfocaba solamente el suelo dejndole el rostro en sombras. De este modo, bajo la vaga luz de la luna, pareca una aparicin fantasmal: el cabello le caa suelto y enmaraado sobre los

~ 41 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

hombros, caminaba arrastrando las largas vestimentas negras y, a cada paso, salpicaba barro y quebraba ramitas. Eadric y yo nos agazapamos bajo el moral tratando de darnos valor mutuamente. La bruja, absorta en su excursin de medianoche, estaba cada vez ms cerca. Date prisa le dije a Eadric. Si se marcha perderemos la oportunidad. No s qu hacer y tengo un mal presentimiento. La ltima vez no me fue muy bien con ella. Ve, por favor. Para eso estamos aqu. Mira, yo ir contigo; slo tienes que ser amable y discreto esta vez. Y recuerda: nada de sarcasmos! Vale, pero deja de darme tantas rdenes. Ya tengo bastante con todo lo dems. As pues, nos plantamos de un brinco delante de la bruja, pero tuvimos que taparnos los ojos cuando nos encandil con el farolillo. Seora! la llam Eadric. Tenemos que hablar con usted. Es urgente! La bruja se detuvo y dej el farol en el suelo. Tal vez se acuerde de m prosigui Eadric con cautela, tratando de vislumbrar la cara de la bruja. Nos conocimos aqu una noche y tuvimos una breve conversacin. Yo hice un comentario sobre su manera de vestir y usted me convirti en sapo. Contina lo anim la bruja. Usted me dijo que seguira siendo un sapo hasta que una princesa me diera un beso. Pero una princesa me bes y no pas nada. Aydeme, por favor! Cmo que no pas nada? exclam yo. Me convert en rana tambin! No me dirs que eso no es nada! sta es la princesa Esmeralda me present Eadric. Fue ella la que me bes. Eso no tendra que haber ocurrido dije yo. Tal vez usted se equivoc al hacer el encantamiento... Chissst, Emma! Se va a enfadar! T misma me dijiste que fuera discreto! Pero yo... Eadric, despus de carraspear, le habl de nuevo a la bruja. Bueno, no hemos venido aqu para acusarla; slo queremos pedirle ayuda. Ah, s? dijo la bruja con voz amable. Y cmo podra ayudaros? Las palabras me salieron solas de la boca. Convirtanos otra vez en humanos y recibir una generosa recompensa dije, envalentonada. Mis padres harn lo que sea con tal

~ 42 ~

E.D. Baker
de que vuelva a casa.

La Princesa Rana

No me digas. O sea que soy una bruja muy afortunada! Vaya, vaya... La voz de la bruja ya no revesta ninguna dulzura. Os habis equivocado conmigo, renacuajos! O debera llamaros altezas? En un abrir y cerrar de ojos, la bruja solt el saco que llevaba en la mano, se abalanz sobre nosotros y nos levant hasta la altura de sus ojos. Mirndonos de hito en hito, nos dio la vuelta y nos examin de arriba abajo. Dos especmenes formidables. Me vens de perlas. Por fin le vimos el rostro: se trataba de una bruja joven, de cabello largo y rizado, que se lo tea de negro porque se le vean las races de color castao, ojos negros y hundidos, pmulos pronunciados y piel plida. Iba vestida toda de negro, desde el rado vestido largo y el deshilachado chal hasta los cuarteados zapatos de cuero. Emma murmur Eadric, aterrado, no es ella! sta no es la bruja que me encant! Qu listo eres, principito. Nunca he convertido a nadie en sapo, pero andaba buscando un par de bichos como vosotros. Habis tenido mala fortuna, pero yo no, porque es fantstico encontrar a dos ranas parlantes en una sola noche! Parece que finalmente mi suerte empieza a cambiar. Mientras canturreaba, la bruja abri el saco y nos tir dentro, donde reinaba una oscuridad total y apestaba a moho. Ca de espaldas, aunque consegu darme la vuelta despus de retorcerme y patalear, y trat desesperadamente de agarrarme al burdo entramado deseando llevar mi brazalete porque, por lo menos, nos habra proporcionado un poquito de luz. Enseguida la mujer levant el saco y nos desplomamos hasta el fondo, amontonndonos uno encima del otro. Ay! gru Eadric acaricindose la cabeza. No me des codazos, vale? Lo siento, no lo he hecho adrede me disculp. Tal vez si nos sentamos... Intent patear el saco, pero como el peso de nuestros cuerpos tensaba la tela, mi pata rebot y fue a dar de lleno en el buche de Eadric. Uuuf! dijo doblndose sobre s mismo. Ay, lo siento! me disculp otra vez. Ests bien? Lo haba dejado sin respiracin y tard un momento en responder. Cuando por fin contest sin aliento, me sent fatal. Ya estoy mejor... pero qudate quieta! Trat de apartarme unos centmetros, pero all dentro estbamos demasiado apretujados el uno contra el otro. En stas, el saco se balance como un pndulo cuando la bruja ech a andar; iba hablando sola en murmullos incomprensibles. De repente se detuvo y dej caer con brusquedad el saco. Eadric y yo percibimos que se alejaba, aunque se

~ 43 ~

E.D. Baker
qued por los alrededores.

La Princesa Rana

Rpido! urg. Trata de abrir el saco. Tal vez podamos escapar! Eadric se rebull a mi lado y yo me encog para facilitarle el paso hasta la boca del saco. Nada dijo al cabo de un momento. Le ha hecho un doble nudo. Bah, da igual! Con la suerte que tenemos, volvera a atraparnos. Habas visto alguna vez una bruja ms malvada que sta? Le importa un comino quines somos; no le interesa que pertenezcamos a la realeza, sino slo que sepamos hablar. Qu haremos ahora? Lo siento, lo siento mucho se excus Eadric. Si no te hubiera pedido que me dieras un beso... Yo me habra perdido el conocer al mejor amigo del mundo. No te eches la culpa; nadie me oblig a besarte. Y si no fuera por m, tampoco habramos venido aqu a hablar con la bruja. As que no te culpes ms y aydame a pensar cmo podramos ponernos cmodos aqu dentro. Tal vez si cada uno se sita en un lado del saco... Acabaremos otra vez uno encima del otro. Ser ms adecuado que nos quedemos juntos para no chocar entre nosotros cuando vuelva a levantarlo. Yo tengo otra idea mejor: abracmonos para no hacernos luego un revoltijo. Bueno, probemos. Y ya que estamos... por qu no me das un beso? Qu? Quin sabe qu tendr en mente esa bruja? Tal vez nos arroje en un caldero de agua hirviendo o nos ofrezca como merienda a un dragn. Quiz sea la ltima oportunidad de demostrarnos lo que sentimos el uno por el otro. Demostrarnos lo que... Ests loco? Lo ltimo que quiero hacer en este momento es darte un beso! Vale, vale. A m no me pareca tan mala idea. Ya te lo he dicho! dije exasperndome. No quiero correr ningn riesgo! A todo esto, el suelo retumb con los pasos de la bruja y, de pronto, la boca del saco se abri y vislumbramos la luz de la luna. Y si tratamos de escapar? le susurr al odo. Porque si ella luego... Una pequea planta cubierta de espinas, cuyas embarradas races destilaban gotitas de olor acre, nos cay encima de la cabeza. Escup y me tap la cara con las manos. Ay! chill Eadric. Me he clavado una espina!

~ 44 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Trata de no hablar. Esto sabe inmundo! le aconsej, despus de escupir tambin un poco de barro. Entonces la bruja levant el saco y lo carg otro trecho. Al cabo de un rato volvi a abrirlo, pero esta vez slo meti un puado de hojas. Sin embargo, me estremec al reconocer la forma que tenan porque eran las de una encina venenosa, pero ya no haba remedio. Hasta aqu hemos llegado, pens. Por lo general, bastaba con que una sola de esas hojas me rozara para que me saliera un sarpullido. Y ahora me cubran toda la espalda! La bruja levant de nuevo el saco y Eadric y yo tensamos los msculos, esperando el siguiente impacto contra el suelo. Sin embargo, el saco sigui balancendose mientras ella chapoteaba por entre los barrizales. Poco despus Eadric empez a gimotear. Qu tienes? pregunt. Te has clavado otra espina? No murmur. Te molesta el barro? No. Qu te pasa, entonces? Son estas sacudidas. No me encuentro bien. Respira hondo y piensa en otra cosa. O al menos date la vuelta si vas a vomitar. Si la casa de la bruja hubiera estado mucho ms lejos, no habramos sobrevivido. Antes de llegar, Eadric iba berreando a voz en cuello y yo tena miedo de que muriera por el camino: daba tales gritos que, si no se mora de mareo, yo misma lo habra estrangulado para poner fin a su sufrimiento. Quin sabe si todos los sapos berreaban as cuando estaban mareados, o slo lo hacan los sapos que haban sido prncipes. Me tap las orejas para no orlo hasta que la bruja puso el farolillo sobre una mesa. Entonces abri el saco, nos pesc con las manos y nos meti en una pequea jaula de mimbre. Me dej caer en el suelo dndome vueltas la cabeza, mientras ella cerraba la portezuela y echaba varios pasadores. Ah os quedaris encerrados mientras me preparo sentenci. Para qu? pregunt. Notaba la mente algo ms despejada. La bruja me ignor y vaci el saco en una mesa desvencijada en el centro de la habitacin. Oye, brujilda! Para qu tienes que prepararte? repiti Eadric con voz temblorosa. Nos dio la espalda y se quit el chal. Nunca te han dicho que eres una maleducada? El tono de voz sonaba ms firme. Nos has secuestrado, nos metes en una jaula sin ninguna explicacin y luego aspiras a que nos comportemos como animales decentes. No tienes ni idea de quin soy yo. Me las vas a pagar!

~ 45 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Chissst, Eadric! susurr. Ests empeorndolo todo! Cmo puede ser peor? Estbamos mucho mejor antes, cuando ramos un sapo y una rana libres que vivan alegremente en el pantano. Ahora nos tiene presos la bruja Zascandil y ni siquiera sabemos por qu. Oye, brujilda! Contstame! Qu piensas hacer con nosotros! La bruja sigui de espaldas y Eadric le lanz una mirada extraa. A m no me va a ignorar ninguna bruja me dijo al odo. Fjate bien! Reflexion un momento, puso los brazos en jarras y grit: Oye, bruja! Eres tan fea que no tienes que limpiar ni el polvo porque desaparece por s solo para no verte! La bruja se puso tensa, pero l no se conform con eso. De modo que me gui el ojo y volvi a gritar: Ya s por qu no tienes espejos! Estars cansada de barrer los cristales rotos! La bruja se volvi con una mirada feroz y grit iracunda: Escchame bien, rey sapo! No me gustan los sapos ni las ranas, ni tampoco los prncipes! Ms te vale cerrar esa bocaza babosa si quieres volver a ver la luz del da. Cirrala, sintate y qudate ah hasta que regrese. Cogi una botellita de un estante y sali dando un portazo. No podas quedarte callado, verdad? le pregunt. No me sorprende que la otra bruja te convirtiera en sapo si le hablaste en ese tono! Y ahora sta tambin se ha enfadado contigo. Vete a saber lo que har. Le tiene sin cuidado lo que yo diga. Qu ms podemos hacer? Estamos aqu enjaulados, por la santa rana! Tal vez si la fastidiramos un buen rato, nos dejara salir. O tal vez nos mate para no ornos repliqu. Nos pusimos mala cara hasta que la bruja regres con un gusano vivito y coleando en la mano. Echando chispas por los ojos, nos lanz dentro el bicho mugriento y repuso la botellita en el estante. Ah tenis! dijo con voz melosa. Un aperitivo para antes de descansar. Vamos a dormir y no os preocupis tanto; el estrs os puede enfermar, y no queremos estar enfermos, verdad? Con esas palabras, sopl el pabilo del farolillo y se alej arrastrando los pies hacia otra parte de la habitacin. Me acerqu de puntillas a un lado de la jaula y o cmo se quitaba los zapatos y se tenda en un colchn de paja. Al poco rato ya respiraba al comps, completamente dormida. Quieres un poco? me pregunt Eadric masticando un trozo de gusano. Qu haces? exclam volvindome sorprendida. Crea que te dola

~ 46 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

el estmago. No deberas ni probarlo... Y si est envenenado? Escpelo! Escpelo ahora mismo! Ests de broma? Pero si es una delicia. No est envenenado. Ven, prubalo. Genial! le espet. Estoy atrapada en una jaula con un imbcil que se comera cualquier cosa que le d una bruja y, probablemente, estar muerto por la maana. No pienso irme a la cama con hambre. Reljate un momento, por favor! Ya me he comido medio gusano y todava me encuentro bien; si t no quieres comer, me lo acabar yo y dormir un buen rato. Ya pensaremos en lo que hay que hacer por la maana, pero ahora djame comerme en paz mi gusano. Yo valoro las cosas buenas de la vida, no como ciertas personas... Me enfurec y me acurruqu tan lejos como pude, tratando de no orlo masticar. Eadric no tard mucho en dormirse, pero yo segua demasiado inquieta para conciliar el sueo, de modo que me dediqu a pasear arriba abajo por el suelo de arena de la jaula que cruja con mis pisadas. No consegua pegar ojo, ni tampoco se me ocurra ningn plan para escapar. Poco despus dej de hablar para mis adentros y prest odo a los ruidos de la noche: o un aleteo en el otro extremo de la habitacin, como una especie de crujido, que bien poda no tener ms importancia; luego pas por el techo hasta que me pareci que se detena justo encima de m. Sea como fuere, yo era la nica que estaba despierta y ya tena otro motivo para estar nerviosa. Sin adivinar de qu se trataba, me agazap en el centro de la jaula; con suerte, los barrotes que nos impedan escapar tambin serviran para que ningn otro animal entrara en ella. Cuando finalmente ca dormida, so que me hallaba en las mazmorras de mi castillo, donde unos enormes gusanos que coman sapos me rozaban la piel y me provocaban ronchas.

~ 47 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Nueve

a picazn me despert al da siguiente. Como haba pronosticado la vspera, tena la espalda cubierta de sarpullido, pero por mucho que me torca y retorca, no llegaba a rascarme todos los puntos que me picaban. Estaba al borde de la desesperacin cuando descubr que si me restregaba de cierto modo contra uno de los barrotes, lo peor de la comezn menguaba un poco. Pareces una osa vieja dijo una voz, aunque yo no he visto muchas de sas. Un rayo de luz entraba a travs de un agujero en lo alto de la pared, que era de donde proceda la voz. Pens que quiz fuera una aparicin divina, pero la voz era aguda y chillona y no poda imaginar a ningn ser celestial con una voz semejante. Tal vez sea un truco, pens. No poda tratarse de Eadric, porque todava estaba profundamente dormido, ni tampoco era la bruja, pues la divisaba tumbada en la cama, con la cabeza ladeada; tena la boca abierta y de ella se le escurra un hilillo de saliva que iba a parar a la sucia manta gris que la cubra y al esmirriado colchn. Dnde ests? pregunt escudriando a travs de las motas que bailoteaban en el rayo de sol. Aparte de las grietas en las contraventanas de las dos ventanas, el agujero en la pared era la nica fuente de luz. Estoy aqu arriba chill la voz; junto a las vigas. Mir hacia el techo y me pareci que una pequea sombra se mova bajo las vigas. Pero no estaba segura. Disculpa dije; no consigo verte desde aqu... Vaya, pues ste es mi sitio... En fin, me ves mejor aqu? La sombrita se desprendi de la viga y revolote por el cuarto en penumbra. Dios mo! exclam, perpleja. Era un murcilago, y no me gustaban esos bichos, por regla general. Hasta entonces no haba conocido a ninguno en persona, pero me haban hablado bastante mal de ellos. Satisfecha? pregunt el animalito. Puedo volver ya a la viga?

~ 48 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Claro, claro! dije, avergonzada de mi mala educacin. No quera molestarte. Molestarme? Qu ranita ms amable! A ninguno de los otros pelmas que andan por aqu le importara incordiarme, y mucho menos a esa bruja malvada que est en la cama. Mir hacia donde estaba la mujer, temiendo que se hubiera despertado y estuviera escuchando. No te preocupes, Vannabe duerme an. S muy bien cundo est despierta, creme. Y de cualquier modo, a ella no le importara molestarme. Siempre est dicindome: Lrgate, murcilago estpido. O si no: Atrapa a ese bicho, murcilago. Si yo no conociera mi nombre, creera que me llamo Murcilago Estpido. Pero no me llamo as, claro. Mi nombre es Sarnoso. As me puso mi primera ama; ella s que era considerada. Por ejemplo, me deca: Sarnoso, si no atrapas a ese bicho jugoso y regordete te quedars sin cena. Entiendes lo que te digo? Era muchsimo ms considerada. Yo me senta abrumada; siempre haba credo que los murcilagos eran animales callados, pero aqul hablaba hasta por los codos. Me restregu la espalda contra el barrote porque el sarpullido me picaba ms y se me propagaba hacia el pecho. No pude evitar or vuestra conversacin con Vannabe anoche dijo Sarnoso. Eres capaz de hablar con los humanos, eh? Qu mala suerte! A m slo me entienden las brujas que tienen un don, y ya con eso tengo bastante. Oye, tu amigo se comi el gusano? Pues claro. Se lo comi todo. Yo tena miedo de que estuviera envenenado, pero parece que se encuentra bien. Yo no dira eso exactamente. Sigue durmiendo, no? Es que no hemos dormido bien ltimamente. Debe de estar muy cansado. Ah, s? A ver, sacdelo y trata de despertarlo. Pensaba dejarlo dormir un poco ms. Necesita reposar. Intenta espabilarlo ahora mismo; a ver qu pasa. Prefiero dejarlo tranquilo. Hazlo de una vez! Es por tu propio bien! Evidentemente, el murcielaguito mandn tena la intencin de fastidiarme hasta que obedeciera sus rdenes, de modo que salt a regaadientes hasta Eadric y le toqu en el hombro con delicadeza. Pero l se dio la vuelta, resopl y sigui roncando. No consigo despertarlo. Cmo vas a lograrlo si se comi todo el gusano? No viste la botellita que Vannabe tena en la mano? Contena una pocin que produce sueo, y si tomas una sola gotita, puedes pasarte varios das durmiendo. Qu crees que le dieron las brujas a Blancanieves y a la Bella Durmiente para que descansaran y se despertaran ms guapas? Por lo tanto, si te tomas toda la botellita de esa pocin te quedas fuera de combate ms de cien aos y, a menos que quieras dormir tambin una siesta muy pero que

~ 49 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

muy larga, te aconsejo que no consientas que la bruja se d cuenta de que ests despierta. As que acurrcate en un rincn y finge que sigues dormida o buscar otro mtodo para darte la pocin; tiene sus motivos para desear que no molestis. Y ahora, atencin, porque se est despertando! Me escabull hasta la parte de atrs de la jaula y fing dormir por si el murcilago tena la razn. Por el rabillo del ojo, vi a Vannabe bostezar, sentarse en la cama y rascarse las costillas. El hilillo de baba le reluca en la mejilla, pero no pareca darse por enterada. Apart la manta de una patada y se levant de un salto. Qu ests mirando? refunfu al ver a Sarnoso. l no contest, pero evidentemente la bruja tampoco esperaba una respuesta. Atraves el cuarto arrastrando los pies, sali descalza al umbral y dej la puerta abierta. El aire fresco, en vez de ser un alivio, alborot el polvo de la habitacin y con l el olor a ropa sucia, grasa rancia, jaulas mugrientas y cacas de murcilago. Casi me alegr cuando la bruja volvi a entrar y cerr la puerta. Se acerc a la chimenea rascndose todava las costillas, se inclin sobre el fuego, de espaldas a nuestra jaula, y cogiendo una cuchara de madera colgada de un clavo en la pared, revolvi el contenido de una olla negra y grasienta. Luego puso sta sobre la mesa y se sent a comer, hasta que la cuchara de madera rasc el fondo de la olla. A comer todos, que nadie se quede con hambre teniendo aqu estos manjares! dijo acercndose hacia la parte de habitacin donde estbamos nosotros. Comedos poco a poco, porque no pienso daros nada ms hoy. Un anaquel de libros y una coleccin de botellas me tapaban el panorama. Sin embargo, oa a otros bichos menendose en sus jaulas, a medida que la bruja le daba a cada uno su racin. Cuando lleg a nuestra jaula, cerr los ojos y trat de respirar despacio y al comps, igual que Eadric. Vannabe abri la puertecilla y cre que se me iba a salir el corazn por la boca, pero hice un esfuerzo por quedarme quieta. Mantuve los ojos cerrados y permanec tan relajada como pude incluso cuando me clav una ua en las costillas. Conque una princesa, eh? se burl la bruja. Qu se siente siendo una rana, alteza? Apart la mano, pero todava no abr los ojos. Eadric deba de estar recibiendo el mismo tratamiento. Y t, prncipe? Cuntos dragones has matado ltimamente? O ahora te dedicas a los moscardones? La estridente risotada me hizo dao en los odos. Y despus dicen que yo tengo una risa rara, pens. La puerta de la jaula se cerr con un suave chasquido, y cuando estuve segura de que la bruja se haba alejado un poco, entreabr los ojos y

~ 50 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

respir ms tranquila al verla recoger su saco del suelo y encaminarse hacia la puerta. Portaos bien, gusanos! grit a los animales. Nada de fiestorras mientras estoy fuera! Solt otra carcajada y dio un portazo. Me relaj por fin una vez que estuvo fuera. Entonces dobl una pata y me rasqu la espalda con un dedo del pie, aunque todava no consegua llegar a donde ms me picaba. Examin por primera vez el lugar en que me hallaba: se trataba de una cabaa pequea, en la que la cama de la bruja estaba arrimada contra la pared de enfrente a la puerta de entrada, que era la nica que haba; en la parte delantera de la vivienda, Sarnoso, aparentemente dormido, colgaba de una viga muy tosca, y un poco ms cerca colgaba una ristra de huesecillos de pjaro que entrechocaban unos contra otros. Nuestra jaula estaba instalada sobre una repisa polvorienta junto al anaquel de libros; encima de stos haba un crneo de un feto de dragn, con las cuencas de los ojos prcticamente llenas de polvo. Al otro lado de la jaula haba una coleccin de frascos y botellas, todos etiquetados, aunque algunos estaban girados y no poda leer las etiquetas; los frascos ms grandes contenan orejas de conejo, colas de gato y colmillos de jabal, y las botellas ms pequeas, cristales y preparados en polvo. En uno de los frascos grandes haba unas albndigas peludas de color azul oscuro, con el nombre de Tripa de ogro, y en otro flotaban en un lquido transparente unos globitos blancos y carnosos. Solt un grito cuando uno de stos gir sobre s mismo y se qued mirndome: eran globos oculares y tenan vida, a juzgar por la manera en que se empujaban para mirar. No tard en comprender que haba ms elementos vivitos y coleando, como unos jirones arrugados de carne verdosa, que se estremecan dentro de un frasco con la etiqueta Labios de lagarto, o unos Hocicos de cerdo, que se fruncan y olfateaban alrededor. Haba tambin un botelln alargado lleno de gases de colores que, aunque no eran materia viva, no cesaban de arremolinarse, mezclndose y separndose en intrincados y fugaces dibujos. A todo esto, algo se movi cerca de la chimenea y me arrim a los barrotes para mirar. No haba nada a la vista, aparte del hierro para atizar los troncos y dos barriles hechos con tablas, uno etiquetado con el nombre Desechos y otro en el que pona Sin deshacer. El de los desechos estaba destapado; prest atencin y me pareci or que sala un gorgoteo de su interior... El barril con la etiqueta Sin deshacer tena una tapa de madera y, de repente, se movi y dio un brinquito. Sorprendida, o a los bichos de las otras jaulas hablando entre s. Quines son? chill una vocecita. No lo s, pero o a uno de ellos hablando con Sarnoso. La segunda voz era apenas un resuello y casi no la entend. Crees que nos los presentar?

~ 51 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

No lo s. Ya lo conoces. Es un mandn y hay que pedirle permiso para todo. Con mucho gusto os los presentar interrumpi el murcilago. Pero todava no s cmo se llaman. Oye, ranita! Contest al momento, puesto que haba estado escuchando la conversacin. Yo me llamo Emma y ste es Eadric; somos una rana y un sapo hechizados. En realidad yo soy una princesa y Eadric es un prncipe. Jams haba odo aullar de risa a un animal. Y me habra puesto a la defensiva si no me hubiera hecho tanta gracia, as que solt tambin una carcajada. Haca varios das que no me senta tan bien. Sarnoso se retorci en su viga para mirarme de frente y esper a que acabara de rerme antes de volver a hablar. Menuda risa tienes, princesa declar, mientras yo segua hipando y resoplando. Te has redo as toda la vida, o slo desde que eres rana? Siempre me he redo as, desde que era humana. Pero, de verdad, soy una princesa y me llamo Esmeralda; y ste es el prncipe Eadric. Soy la nica hija del rey Limelyn y la reina Chartreuse, del gran reino de Pradoverde; Eadric es hijo de los reyes de Montevista Alta. Estaba orgullosa de mi linaje real y cre que aquellos bichos ya no tendran ms remedio que mostrarme cierto respeto. La reaccin me dej atnita. S, seguro! chill una voz. Y yo soy el rey de Ratolandia! chill otra. Los animales se comportaban como si fuera la broma ms divertida del mundo. Sarnoso lanz tal carcajada que se solt de la viga y revolote como un loco para volver a colgarse. Soy una princesa de verdad! grit indignada para acallar las risas . S tocar el lad, bordar, cantar, bailar y hacer todo lo que hacen las princesas, aunque no tan bien como le gustara a mi madre. Tambin s hacer otras cosas que muchas princesas no saben hacer, como por ejemplo, contar, leer y... Leer? Sabes leer? El murcilago se puso serio de pronto. Pues claro. Y tambin s nadar, aunque eso lo he aprendido siendo rana. Y tambin s... Vale! Te creo! exclam Sarnoso. Qu cantidad de habilidades! Vaya que s musit la voz que era un resuello. A m me gustara saber contar; probablemente tejera mejor mis redes. En stas, sent un picor en las patas; el sarpullido segua propagndose por mi cuerpo. Ahora os toca a vosotros dije, algo ms apaciguada. Decidme todos vuestros nombres.

~ 52 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Muy fcil solt el murcilago. Yo me llamo Sarnoso, como ya sabes, y en esa jaula, debajo de ti, viven las araas, que se llaman Iny, Miny y Mo. Antes vivan en un rincn al pie de la escoba, pero Vannabe las descubri y las encerr en la jaula. Tenamos un hermano que se llamaba Meny susurr una vocecita, pero la bruja lo pis tratando de atraparnos. Cunto lo siento! exclam rascndome detrs de la oreja con todos los dedos. Es uno de los riesgos de ser araa dijo tristemente la vocecilla. Junto a las araas viven Clifford y Louise prosigui Sarnoso. Son dos ratones, que antes vivan debajo de la cama y, como estn juntos hace tiempo, casi siempre uno termina las frases del otro. Vannabe dijo que estaba harta... ... de ornos corretear por ah. Nos meti en esta jaula... ... y ahora vivimos aqu encerrados. Qu muermo! Antes corramos un montn de aventuras! No te imaginas... ... qu esconden estas paredes. Ser mejor que dejemos este tema intervino Sarnoso. Por cierto, no te he presentado todava a Mandbula. Ella ha vivido aqu desde que Vannabe se mud a la cabaa; la encontr en el jardn el primer da y la encerr. Como no es muy habladora, yo te explicar cosas de ella: est metida en la jaula del rincn, en el suelo, pero aunque es la ms grande de la cabaa, a duras penas cabe dentro. Ya era una serpiente grande cuando lleg Vannabe, y desde entonces ha crecido todava ms. Una serpiente..., pens. La sola idea de hallarme con ella en la habitacin, aunque estuviera metida entre rejas, me hizo retumbar el pecho y not que la piel se me pona fra y pegajosa. Ahora te toca a ti otra vez! resoll una de las araas. Cuntanos de qu manera os hechizaron a vosotros dos. Vamos, princesa! chill un ratn. Cuntanoslo! Cuntanos... ... cmo te convertiste en rana! Yo no pensaba ms que en esconderme de la serpiente, pero me corresponda contestar. Tragu saliva y trat de hablar sin que me temblara la voz: En realidad Eadric fue el primero que se convirti en sapo porque hizo un comentario que no le gust a una bruja y ella lo hechiz. Cuando lo

~ 53 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

conoc, le di un beso para que volviera a ser prncipe, pero tambin me convert en rana. Al encontrarnos con Vannabe, cremos que era la bruja que haba hecho el encantamiento, pero result que no era ella. Ests de broma? cuestion Sarnoso. Vannabe no sabe ni convertir una col en ensalada. Est tratando de hacerse bruja, pero no tiene ningn talento. Entonces, si no es bruja, por qu nos atrap a Eadric y a m? Y qu va a hacer con esas plantas que recogi? Te lo dir coment el murcilago, si realmente quieres enterarte. Sarnoso sabe lo que dice susurr una de las araas con una vocecita tan tenue que pareca irreal. Lleva media vida en la cabaa, atado a la viga con un trozo de cordel, pero ste es demasiado corto y l no puede volar hasta las jaulas, porque si no nosotras ya lo habramos soltado. Sarnoso ha intentado muchas veces deshacer el nudo, pero parece de acero. A m me gustara trepar hasta all arriba para ver cmo se lo hizo la vieja bruja. A nuestro hermano Mo le interesan mucho los nudos, son la pasin de su vida; en cambio, a Iny y a m nos gusta tratar de realizar diferentes dibujos con nuestras telaraas. Puedes observar una muestra de nuestro trabajo en aquel rincn junto a la escoba; lo hicimos los cuatro, Iny, Meny, Mo y yo, antes de que nos atrapara la bruja. Es una obra notable afirm. Si habis terminado de parlotear, podr contarle algo ms sobre Vannabe, pero no pienso decir nada con todos vosotros charlando a la vez. El murcilago ech una mirada feroz a las jaulas antes de columpiarse ante mis narices. Primero tendr que explicarte una pequea historia: Vannabe habita aqu desde hace cerca de un ao, pero yo soy el nico que estaba en la cabaa cuando lleg; viva aqu con la antigua bruja, que se llamaba Mudine. sta era una viejecita muy amable, aunque al final ya tena un tornillo suelto; nadie vena a visitarla, porque a ella no le gustaba la gente y los dems se sentan incmodos en su compaa. A m me soportaba porque le fastidiaban los insectos, y como le pareca que hacer la limpieza era una prdida de tiempo, haba un montn de bichos. Mi misin consista en comrmelos. Fue una poca dorada. Solt un suspiro y agit las alas. Mudine saba hacer magia de verdad y de vez en cuando las cosas se ponan emocionantes! Sin embargo, ya era una anciana cuando yo vine a vivir con ella, y no gozaba de muy buena salud. Al final se puso enferma y al verse incapaz de cuidar de los animales, los dej salir a todos de sus jaulas; se debilit tanto que no pudo subir a soltarme el nudo, de modo que me qued aqu amarrado y lleg el da en que se tendi en la cama y desapareci en medio de una nube de humo. En esa poca yo ya haba visto a una chica de una granja vecina husmeando por aqu. Nunca lo dije, pero lo saba. El mismo da en que Mudine desapareci, la chica, que era Vannabe, se mud a la cabaa. La nube de humo flotaba todava en la habitacin cuando forz la puerta y se

~ 54 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

instal como si estuviera en su casa. Pero por lo que me consta, no sabe absolutamente nada de magia; su nico talento es que sabe leer, aunque hay que aceptar que eso es todo un logro. Hoy en da, para ser una buena bruja hay que tener el don, pero tambin saber leer para descifrar los viejos conjuros, me entiendes? Porque eso de transmitirlos de boca en boca tiene sus bemoles, y a la gente se le olvidan las cosas, o pronuncia mal las palabras... Y adonde iramos a parar entonces? En fin, que Vannabe quiere ser bruja, pero para serlo no basta con desearlo porque, si no tienes algn talento, slo puedes realizar los conjuros ms sencillos, que son los que vienen en los libros. Y a ella no le interesan los hechizos elementales, pues se le ha metido en la cabeza que una bruja de verdad tiene que hacer magia en grande y dejar a todo el mundo boquiabierto; no se da cuenta de que los conjuros sencillos tambin son importantes. Pero por qu vino aqu si no sabe hacer magia? Eso ya no lo s. Tal vez todava no se ha dado cuenta de que no sabe, o es demasiado terca para darse por vencida, o tal vez se lo pasaba tan mal en la granja que prefiere vivir aqu. T sabes qu ha ido a buscar ahora? Quiere intentar poner en prctica uno de los hechizos ms complicados de Mudine. Es un hechizo que precisa ingredientes poco comunes, como el aliento de dragn que ves en esa botella; ah junto a ti, lo ves? Es el botelln alargado, donde hay un remolino de colores; era parte de la coleccin de Mudine. Vannabe nunca habra logrado embotellarlo por su cuenta. Y para qu sirve el hechizo? Para lo de siempre: Vannabe quiere ser eternamente joven y bella. Esos hechizos casi siempre salen al revs, pero no hay manera de convencerla. Dile a la rana cules son los otros ingredientes dijo una voz cortante y desagradable. Se me puso la piel de rana en cuanto la o. Es la serpiente, pens, y me recorri un escalofro. Ah, s, s! dijo Sarnoso. Mira, adems de ciertas plantas raras, necesita las lenguas y los dedos de dos ranas parlantes. Por lo tanto, tiene planes para tu amigo y para ti: estis condenados desde que os oy hablar. Por eso quiere manteneros dormidos; no sea que os hagis dao en la lengua o los dedos, antes de que ella los utilice. Nuestras lenguas y dedos! Ni siquiera me escuch cuando le expliqu que no somos ranas! Le dije que mis padres le entregaran una recompensa, pero le dio igual. Claro. Siendo humanos, no le servirais de nada. Lo que necesita son dos ranas parlantes para que funcione el hechizo. Ni oro ni joyas podrn pagar lo que busca; slo los ingredientes adecuados, lo cual te incluye a ti,

~ 55 ~

E.D. Baker
o por lo menos a ciertas partes de ti. Qu vamos a hacer ahora?

La Princesa Rana

La nica esperanza es que no encuentre las plantas que ha ido a buscar, porque el hechizo tampoco funcionara sin ellas. S que ests enterado de lo que ocurre aqu le dije al murcilago. Desde luego. Hace una eternidad que vivo en este lugar y lo controlo todo desde mi viga dijo l, orgulloso. El viento silbaba a travs de las rendijas de las contraventanas, levantando motas y remolinos de polvo alrededor de la cabaa. La habitacin se oscureci unos segundos y las gotas de lluvia tamborilearon en el tejado. Pero de repente ces de llover. Poco despus volvi a soplar el viento y el torbellino de polvo me hizo toser; entonces empez a llover de verdad; las gotas eran gruesas y estrepitosas y una docena de chorritos de agua se escurran desde el tejado, formando manchas hmedas en el suelo y sobre la mesa. Sarnoso se trasladaba a lo largo de la viga para evitar las goteras ms grandes. Nos habamos callado todos, arrullados por el rumor de la lluvia. Era un sonido apacible, pero yo an no consegua relajarme y notaba una especie de cosquilleo en la espalda, como si alguien estuviera mirndome. Gir la cabeza para echar un vistazo, convencida de que no poda ser Vannabe; al principio no vi nada, pero luego repar en el frasco de globos oculares: todos me miraban! Tuve la misma sensacin que experimentaba en las contadas ocasiones en que mi padre me haca sentar cerca de l en el escabel del trono durante las audiencias. Tanto los cortesanos como los plebeyos me observaban esperando a que metiera la pata para tener algo de que hablar despus. Yo detestaba esa sensacin, pero ahora resultaba mucho peor; ya bastante repels me inspiraban los globos oculares cuando no me contemplaban. Trat de no prestarles atencin, pero no haba remedio. Por ello, me sent casi aliviada cuando la puerta de la cabaa chirri sobre sus desvencijados goznes y Vannabe irrumpi en la habitacin. Todos los ojos se volvieron hacia ella. Dej caer el saco mojado en el suelo y corri a encender el farolito; yo me acurruqu y fing dormir, pero el corazn me dio un vuelco cuando la bruja se acerc a mi jaula. Este es el fin, pens. Si alguien me hubiera dicho que acabara siendo uno de los ingredientes de un maleficio lo habra tomado por chiflado. Pero ahora...! La bruja se detuvo delante de la jaula y contuve la respiracin. Me preparaba para perder algunas de las partes ms queridas de mi cuerpo cuando advert que Vannabe repasaba la pila de libros en vez de mirarme a m. Debe de estar en uno de stos murmur. La vieja tomaba muchos apuntes; seguro que escribi algo acerca de esas plantas. Retir el crneo de dragn que haba encima de los libros, eligi algunos y se los llev a la mesa. Al cabo de unos minutos, regres y volvi a repasar los ttulos.

~ 56 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Yo finga dormir cada vez que se aproximaba a la jaula y slo abra los ojos cuando estaba segura de que miraba en otra direccin y, aun entonces, atisbaba con los prpados entornados. Y fue una suerte hacerlo as porque, al aproximarse una vez ms, se detuvo ante mi jaula y percib que me vigilaba, a pesar de tener los ojos cerrados. Las lenguas y los dedos de los sapos pueden esperar hasta que el resto est listo decidi Vannabe tras un largo silencio. As estarn ms frescos y sern ms potentes. O cmo se diriga de nuevo hacia los libros y los examinaba una vez ms. Un escalofro me recorri todo el cuerpo, pero trat de disimular. Por fin Vannabe eligi un ejemplar y regres a la mesa. En el cuarto reinaba un silencio absoluto y, aunque yo estaba segura de que la bruja estaba concentrada en sus estudios, tena demasiado miedo para abrir los ojos. La lengua y los dedos... pens. Nos los va a arrancar. Incluso si no nos mata, quedaremos mutilados el resto de nuestras vidas. Qu vamos a hacer? Era ya muy tarde cuando la bruja encontr el libro mohoso y amarillento que contena las viejas notas de su predecesora. Examin absorta los dibujos en busca de las plantas que figuraban en el conjuro. Aqu estn! exclam al fin. Pero, segn dicen estos apuntes, no necesito las hojas, sino los tallos... Solt un bostezo. Bueno, los buscar maana a primera hora. S, maana ser el gran da! Continu escrutando el dibujo, pero se qued dormida con el libro muy agarrado entre las manos. Cuando me cercior de que realmente dorma, corr al lado de Eadric y lo zarande con todas mis fuerzas. Eadric! le susurr al odo. Tenemos que pensar en algo; hemos de salir de aqu esta noche. Nos van a cortar la lengua maana! Y los dedos! Eadric, por favor! Despierta! l solt un gruido, alz la cabeza y me mir con los ojos entrecerrados. Djame en paz, Emma. No tengo ganas de hablar ahora. Ests despierto! Te has despertado! Eadric dej caer la cabeza entre los brazos, pero yo lo agarr por los hombros y lo zarande otra vez, desesperada. Tenemos que hablar ahora mismo! Esto no puede esperar hasta maana! Se puso a roncar y yo me derrumb abatida en el suelo; las lgrimas me resbalaban por las mejillas cayendo como goterones en el suelo de la jaula, y por centsima vez en el da me pregunt que bamos a hacer. Oye, no te desesperes me consol Sarnoso desde la viga. Si se ha despertado un momento, maana estar completamente espabilado. Djalo tranquilo y trata de descansar t un poco. Te harn falta las fuerzas maana.

~ 57 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

No puedo dormirme... Tengo demasiado miedo y, adems, la picazn me est volviendo loca. Vaya, te ha salido un sarpullido? Bueno, aunque no puedo quitarte el miedo, tal vez conozca un remedio para el picor, pero necesitaremos algo de luz. As que ser mejor dejarlo para maana. Ahora reljate y trata de dormir. Todava no est todo perdido, al menos por ahora.

~ 58 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Diez

eh! Eh, O el rumor en plena duermevela. Eh Emma, despierta! Levant atontada la cabeza. De buenas a primeras no reconoc la jaula ni la habitacin azotada por el viento, pero enseguida record dnde estaba y qu se supona que iba a pasar ese da. Acab de espabilarme en un instante. Emma, despierta! Vannabe ha salido! Date prisa, tengo una idea! Ya estoy despierta dije parpadeando, y mir hacia el techo. Por fin! solt el murcilago, y se descolg de un brinco desde la viga hasta el anaquel de libros. Sarnoso! exclam. Qu ests haciendo? Se me ha ocurrido una idea jade. Estaba pensando en tu sarpullido y me acord de este libro. Tir del cordel hasta el lmite, sac un libro y lo dej caer en la repisa de la jaula. Aqu est! dijo con voz triunfal. Creo que es ste! De qu hablas? De qu puede servirnos este libro? brelo y echa una mirada. Si no recuerdo mal, hay un conjuro para librarse del sarpullido. El sarpullido no es lo que ms me preocupa, Sarnoso. Ya lo s, pero si hay un conjuro para eso, debe de haber otros hechizos tiles, no? Yo no s leer, as que tampoco s a ciencia cierta si ste es el libro adecuado. Anda, brelo. Pero no servir de nada! Yo no s hacer magia y siempre meto la pata! Qu dices? Lo nico que tienes que hacer es leer. Y t sabes leer, no? Claro que s, pero t no me conoces! Ni siquiera los conjuros ms tontos me salen bien! Si te contara lo que pas cuando trat de ordenar mi cuarto usando la magia! Desde ese da mi cama sigue hacindose sola,

~ 59 ~

E.D. Baker
aunque yo est acostada dentro!

La Princesa Rana

Pues peor para ti. Si prefieres que te arranquen la lengua... Vale, vale! Entendido! Supongo que no pierdo nada con intentarlo... Intent abrir el libro, pero no llegaba con las manos; prob a ponerme de costado para sacar una pata por entre los barrotes, pero fue en vano. No llego! dije, despus de intentar alargar la pata cuanto pude. Ech una mirada alrededor buscando algn palo, pero no haba nada cerca de la jaula, ni tampoco dentro, aparte de Eadric, que segua tendido boca arriba despatarrado. No tena en absoluto el aspecto de un sapo en esa posicin, aunque... sus patas eran largas, ms largas que las mas, y si consegua despertarlo... Lo zarande con suavidad, cogindolo por los hombros, susurr su nombre y le di golpecitos en las costillas, pero en vista de que no se despertaba, entr a saco y lo llam a gritos. Sin embargo, apenas se movi. Entonces le tir de una de las patas hasta que rod sobre s mismo y, por ltimo, empec a darle bofetadas. No he sido yo, mam murmur apartndome la mano. Yo no puse ese ratn en la cerveza de la niera cuando fue al bao. Mir al murcilago, que haba regresado a la viga y me observaba colgando cabeza abajo. Dijiste que Eadric se despertara hoy... Qu voy a hacer? Podras probar el remedio de esas tontuelas, Blancanieves y la Bella Durmiente, ya sabes. Te expliqu que a ellas les dieron de beber la misma pocin, no lo recuerdas? S, ahora que lo dices, ya me acuerdo. Ambas eran princesas y las despertaron dos prncipes que les dieron un... Vaya, Sarnoso, no me digas que tengo que darle un beso! Pues si quieres despertarlo... Ya te he contado qu pas la ltima vez. Me sorprendera mucho que vuelvas a convertirte en otra cosa. T haz lo que quieras, pero date prisa porque no tenemos mucho tiempo. Vannabe volver tarde o temprano. Ay... no s, pero... bueno, vale. Nada ser peor que ser rana, si es que me convierto en algo. Me acurruqu junto a Eadric y le sostuve la cara entre las manos. Tiene gracia dije. Al final voy a acabar dndole el beso, en premio por ser tan dormiln. Estaba a punto de besarlo cuando se me ocurri algo ms y, alzando la cabeza para mirar al murcilago, le dije: Oye, Sarnoso, no tendr que casarme con l por haberle besado, verdad? A esas chicas les pas eso porque los prncipes las besaron.

~ 60 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

No, no tendrs que casarte con l, a menos que t quieras. Bien! Es que no quiero comprometerme tan pronto. Esta vez no cerr los ojos, pues pens, medio en serio y medio en broma, que no me convertira en nada mientras los mantuviera abiertos. Eadric tena los labios suaves y frescos, igual que la vez anterior, y todava no haba apartado mi boca de la suya cuando parpade y abri los ojos de par en par. Vaya, hola, guapa! Quieres decirme algo? coment mirndome con malicia. Qu dices? Fue slo para... No te lo tomes a mal! Me gusta mucho que me bese una chica guapa. No me lo esperaba, eso es todo. Yo no te estaba besando. Bueno, s, te he besado, pero slo para que te despertaras! Oh, pues me ha encantado! Puedes despertarme as todas las maanas y darme un beso igual todas las noches antes de dormir. Me gui el ojo y me cogi por los hombros. Pero yo le apart las manos y brinqu hasta el otro lado de la jaula. Necesitaba algo de espacio para explicrselo todo. Te he besado porque has estado durmiendo desde anteayer! Te dije que no comieras ese gusano, pero no, t tenas que comrtelo! Y resulta que la bruja lo haba remojado en pocin para dormir. Y t venga a dormir, en vez de ayudarme a salir de aqu. He pasado un miedo espantoso mientras t roncabas a pierna suelta! No hay derecho! Emma... balbuce Eadric. No digas nada; no tenemos tiempo para hablar. La bruja no tardar en volver y nos cortar la lengua y los dedos. As que levntate y aydame! Debemos leer este libro, pero no llego a abrirlo desde aqu. Crees que podrs pasar las pginas? Eadric estaba completamente perplejo, pero no hizo ms preguntas. Soltando un suspiro de resignacin, se levant con esfuerzo y atraves de un salto la jaula; entonces se acurruc y sac el brazo por entre los barrotes, pero tampoco alcanzaba el libro. Prueba con la pata le suger. Di un brinco de alegra cuando vi que su larga pata tocaba el libro. Qu estamos buscando? pregunt. T pasa las pginas hasta que yo te diga respond. Ya te enterars. Busca primero el conjuro para el sarpullido orden Sarnoso. As sabremos si es el libro adecuado. Eadric se dio la vuelta sobresaltado porque no haba visto al murcilago. De modo que se inclin junto a m, disimulando el susto, y me cuchiche

~ 61 ~

E.D. Baker
al odo, rozndome la oreja con los labios. De dnde ha salido ese bicho?

La Princesa Rana

Es un amigo expliqu. Se llama Sarnoso. Ahora cllate y djame leer! Repas los conjuros, concentrndome en unos y prescindiendo de otros, y siguiendo mis instrucciones, Eadric pas lentamente las pginas, hasta que llegamos casi al final del libro. Ya lo tengo! dije sealando el ttulo de un hechizo: Adis picazn: para librarse del picor all donde no alcanzas a rascarte. Sarnoso se pase nervioso encima del anaquel de libros y me aconsej: Prueba a hacerlo; as practicars. Pero qu hago, lo leo en voz alta? S, pero rectalo con sentimiento, Emma! Gesticula con los brazos! He de hacer algn gesto en especial? No, ninguno, basta con que sean exagerados! Vale, all voy! Recit el conjuro con toda la emocin que pude, moviendo los brazos y haciendo gestos absurdos.
Granos, ronchas, pstulas, urticarias y bubones, todo tipo de piquera y comezn, si rascis bajo la camisa o en el fondo de los calzones, decid adis! Fuera, largo, no volvis ms. Dejad mi tierna piel en paz!

En stas, una rfaga helada recorri la habitacin, aunque la puerta y las ventanas estaban cerradas. Por un instante sent un picor en todo el cuerpo, pero entonces me mir la pata: la piel se haba vuelto lisa y verde, igual que cuando no tena el sarpullido. Tambin me mir la espalda girando la cabeza todo lo que pude: verde y lisa tambin. Todos los granitos haban desaparecido! Buen trabajo, s seor dijo Sarnoso. Por cierto, tambin dara resultado para curar el acn y las espinillas. Si fueras una chica, no tendras ni un granito hasta el fin de tus das! Genial! Este libro es increble si todos los conjuros funcionan! Mira estos que salen aqu, Eadric. Hay uno indicado para la piel y dice que el

~ 62 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

cutis te queda tan terso como el culito de un beb; y con este otro puedes cambiarte el cabello de color, se llama Cambia tu pelo; ste se llama Un hermoso cuerpo y pone que puedes comer todo lo que quieras sin aumentar ni medio kilo. Crees que habr alguno que explique cmo ser menos torpe? No son ms que consejos de belleza intiles rezong Eadric. De qu nos servirn contra la bruja? No todos son intiles. Mira, ste podra servir de algo: Adis chirridos; sus puertas no volvern a chirriar jams; o ste: Crecepronto, para cultivar las verduras ms grandes del mercado!, o este otro Abrefcil, para abrir lo que sea sin romperse las uas. Fjate, son todos sencillsimos! Y recit con voz normal:
brete, aprtate, sultate, destate, antes de que acabe de hablar. brete, puerta, aprtate, pasador, sultate, cadena, destate, nudo.

De inmediato un trueno estremeci la cabaa. Al mismo tiempo un torbellino de papelitos recorri la habitacin y, con un pequeo estallido, las tapas saltaron de las cajas, los corchos salieron despedidos de las botellas, las contraventanas se abrieron de sopetn, la puerta vol y luego dio un estruendoso portazo, el cordel de Sarnoso se desat y todas las jaulas se abrieron con un buuum! Te lo dije! exclam el murcilago. Eres un genio, Sarnoso. Tenas razn! La puerta est abierta, amigos! No os quedis ah charlando! grit Eadric. Salgamos de aqu antes de que vuelva la bruja! Fijaos, all van los ratones. Clifford y Louise haban escapado al instante y ya estaban cruzando el umbral. Ten cuidado, Emma! grit Clifford. La serpiente anda suelta! grit Louise. Ay, me olvidaba de ella! dije sin aliento. Dnde crees que estar? Una serpiente? pregunt Eadric. Qu serpiente? Haba una serpiente enorme en una de las jaulas. Se llama Mandbula. No me extraa murmur Eadric. Cmo se iba a llamar si no? Probablemente ya se habr marchado opin Sarnoso. No era muy

~ 63 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

sociable, as que no creo que se haya quedado para conversar. Pero djame que te lo diga, Emma: estoy muy orgulloso de ti! Estaba seguro de que lo conseguiras desde el instante en que me dijiste que sabas leer. Entonces, por qu no me dejaste leer el conjuro enseguida? Y si no lo hubiera hecho a tiempo? No saba a ciencia cierta qu conjuros contena el libro, aunque s tena la idea de que eran muy sencillos y que algunos servan para distintas cosas. Pero ni yo mismo los haba ledo jams; t eres la primera criatura que conozco que sabe leer. Oye, y las araas estn todava en la jaula? pregunt recordando a las prisioneras ms minsculas de Vannabe. Fueron las primeras en salir repuso Sarnoso. Las vi escurrirse por una grieta en el suelo. Eh, qu es eso? Eadric seal la chimenea poniendo los ojos ms saltones que de costumbre. Convencida de que exageraba la nota, me di la vuelta para mirar lo que indicaba. Pero confieso que si las ranas sudaran, me habra quedado empapada de un sudor helado: el barril de Desechos estaba igual que antes, aunque algo se meneaba en el interior. Sin embargo, la tapa del barril con la etiqueta Sin deshacer haba saltado por los aires y, retorcindose en el borde, tres tentculos babosos exploraban los alrededores. Solt un chillido cuando un cuarto tentculo se alz en vilo y se peg a la pared con un chapoteo pegajoso. Jo! exclam el murcilago aleteando con nerviosismo. Me parece que Vannabe va a tener que deshacer pronto esa basura... Por qu en el otro barril pone Desechos? pregunt, y tragu saliva. Porque esa basura ya no poda zafarse de ah. Pero se ve que sta s! Y eso la convertir en una basura Sin deshacer! Uf! exclam Sarnoso. Otro motivo para pirarnos de inmediato. Mira! grit Eadric haciendo una mueca de repugnancia cuando vio que un tentculo suelto se escurra hasta el suelo y avanzaba hacia la mesa, dejando a su paso un rastro de baba. Huyamos! Eadric tiene razn, Sarnoso. Hasta la vista! Un momento, Emma! me llam el murcilago. Llvate esto. Revolote hasta la repisa junto a la jaula; se aferr con un ala al botelln de aliento de dragn y lo arrastr hasta nosotros. Si la bruja se queda sin esta botella, ya no tendr motivos para cazar ranas parlantes. Y si nos persigue para recuperarla?

~ 64 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

No sabr que nos la hemos llevado nosotros si no nos ve. Y no nos ver si nos largamos ahora mismo dijo Eadric, cogiendo el botelln con ambas manos, y lo arrastr hasta el borde de la repisa. Le dije adis con la mano a Sarnoso, y Eadric y yo saltamos al suelo y brincamos a toda prisa hasta el umbral. Espera! Entr de nuevo en la habitacin y mir hacia la repisa: el murcilago segua all, cabizbajo y con las alas desmadejadas. Pareca tan entristecido que me entraron ganas de llorar. No vienes, Sarnoso? No, creo que me quedar aqu. He pasado casi toda mi vida en la cabaa y no tengo adonde ir. Ven con nosotros suger. Una chispa de alegra le ilumin el rostro un momento, pero luego mene la cabeza y se enfurru. No podr ser dijo. Nac para ser el murcilago de una bruja. Siempre lo he sido y siempre lo ser! Pero volver a atarte! No podr hacerlo en esta cabaa, despus del conjuro que has recitado, ni podr cerrar ni atar nada mientras no encuentre otro conjuro que lo anule. Ahora daos prisa y salid de aqu; la oigo venir. De un brinco me asom al umbral pero, aunque divisaba hasta el extremo ms lejano del claro del bosque, no percib ni rastro de la bruja. Yo no la veo. Cmo puedes orla t? Ests poniendo en duda el odo de un murcilago? dijo Eadric. Si dice que la bruja ya viene es porque viene. Vamos! Este botelln pesa bastante. Yo no me resignaba a irme e insist: Sarnoso! Vannabe ni siquiera es una bruja de verdad. Si quieres ser el murcilago de una bruja, ve a vivir con mi ta. La llaman la Bruja Verde y es mucho ms amable que Vannabe. Ven con nosotros y te la presentar. Estoy segura de que os llevaris de maravilla! No s, no s, Emma... Qu opinar ella? Tal vez tenga otro murcilago. No, qu va! Slo tiene una culebrita verde que hace lo que le da la gana todo el da. Por favor, Sarnoso, ven con nosotros suplic Eadric. Emma no saldr de aqu si no vienes. Vale, voy! Pero adelantaos vosotros! Tengo que recoger algo! Ya lo has odo! dijo Eadric. Vmonos! Cruz el umbral y salt al prado, todava abrazando el botelln. Fui

~ 65 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

brincando tras l, volvindome de vez en cuando para ver si el murcilago nos segua. No nos detuvimos a tomar aliento hasta llegar al pastizal. Lo ves? murmur. Ves a Sarnoso? No, ni rastro... Pero mira! Ah viene la bruja! Eadric, Sarnoso an est dentro! Si la bruja lo atrapa... En el borde del claro, Vannabe ya haba avistado la puerta abierta. Dio un grito de ira, se remang las faldas y ech a correr hacia la cabaa. Aunque no poda vernos, Eadric y yo nos agazapamos entre la hierba, mientras el corazn nos daba tumbos a causa del terror. La bruja dej caer su saco al suelo y entr como una flecha. Un alarido estremeci el aire. Al cabo de un instante, Sarnoso sali volando a toda velocidad y la bruja lo persigui maldiciendo y dndole escobazos para derribarlo. l alete an ms rpido y vol muy, muy alto, y ella, dndose por vencida, arroj enfurecida la escoba. Pues lrgate, murcilago estpido! De cualquier modo no sirves para nada! grit, desfigurada por la ira. Apret los puos y mir hacia el claro de hito en hito como si ste pudiera responderle. Quin ha hecho esto? Quin ha soltado a los animales y arruinado mi conjuro? Creo que todava no ha echado en falta el aliento de dragn susurr. Vannabe entr de nuevo corriendo en la cabaa y, de nuevo, un aullido escalofriante hizo temblar los marcos de las ventanas. Creo que se acaba de dar cuenta coment Eadric. Entonces advert un movimiento en el cielo, en el que no haba ni una nube: Sarnoso volaba en zigzag buscndonos. Aqu, Sarnoso! dije en un susurro. El murcilago gir en redondo y se dirigi hacia donde estbamos. Podemos irnos ahora? pregunt Eadric. No creo que yo pase inadvertido cargando este trasto. Disculpa dije. S, ya podemos irnos. Sarnoso revolote por encima de nuestras cabezas y se adentr en el bosque. Lo seguimos tan rpido como pudimos, pero el botelln de aliento de dragn nos obligaba a ir despacio. No era fcil brincar llevndolo a cuestas. Puedes explicarme otra vez por qu tengo que cargar con este estorbo? pregunt Eadric. Si es para que la bruja no lo use, igual nos da tirarlo aqu. Considralo desde otro punto de vista repliqu. Resulta que este botelln es el nico que no se ha abierto, as que debe de tener dentro algo bastante potente. Por lo tanto, ser mejor que no lo encuentre nadie, y tal vez algn da nos preste algn servicio. Hablas igual que mi madre; nunca tiraba nada a la basura. Pero si seguimos acumulando cosas tendremos que construir una carreta para

~ 66 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

cargarlas. Ya te digo, ojal sirva de algo este aliento de dragn. Por cierto, qu es esta historia que le contaste a Sarnoso de que vamos a ver a tu ta Grassina? Tenemos que ir de todas todas repuse. No pienso seguir haciendo tonteras y vamos a ir directamente de aqu a la torre del castillo. Y si todava no est, buscaremos un sitio seguro y esperaremos su regreso. Ahora ya sabemos que la bruja que te encant est muerta, de modo que slo podemos consultarle a mi ta. Es la nica capaz de ayudarnos. Creo que no comprendes lo peligroso que resultar el viaje. El castillo queda lejos y, aunque llegramos, los guardias no nos dejaran entrar. Si de milagro logramos burlarlos, nos cazarn los perros, o los criados nos aplastarn de un pisotn. Ests segura de que quieres ir? Podras confiar un poco ms en m, no? Acaso no te saqu de la jaula? Pero lo hiciste sin querer! Eso es lo de menos me defend. No correr ms peligro yendo al castillo que quedndome aqu. Querrs decir que no lo correremos los dos. No tienes que venir conmigo. Ya me has dicho que no te apetece hablar con mi ta. Es una bruja lanzaconjuros, lo has olvidado? Ir si vas t dijo Eadric suspirando. Creo que es una mala idea, pero no puedo dejarte ir sola. Har lo que pueda para protegerte; no olvides que me interesa tu bienestar. Si esa Grassina es tu ta, no puede ser tan mala persona... Y quiero estar presente en caso de que vuelva a convertirte en princesa. Para que te convierta a ti otra vez en prncipe? Si es posible... replic Eadric mirndome de reojo. Adems, a lo mejor me das otro beso por el camino.

~ 67 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Once

omo Vannabe nos haba llevado a la cabaa metidos en su saco mohoso, no saba que ya no estbamos en el pantano sino en un bosque, cosa que descubr al contemplar los imponentes rboles alrededor del claro. En cuanto dejamos atrs los primeros troncos nos dimos cuenta de que no sabamos hacia dnde ir. Los rboles ocultaban el sol y el bosque era oscuro y lgubre. Pasamos bajo una vieja encina, brincando por entre las races retorcidas, y nos adentramos en una alfombra de hojas podridas a lo largo de los aos. Este lugar me da repels coment echando una mirada hacia atrs. A m me gusta la oscuridad, pues as me siento ms seguro opin Sarnoso, que se haba colgado de una rama, acurrucado contra el tronco de un rbol. Tengo la impresin de que nac no muy lejos de aqu, pero no recuerdo muy bien dnde. Oye, Sarnoso le dije, no tengo ni idea de cmo llegar al castillo. Te importara sobrevolar los rboles a ver si lo distingues? Nos ira muy bien. Pues si realmente es necesario... Supongo que lo divisar, pero hace muchsimo sol all arriba... Por favor, intntalo si no te importa. Es el nico castillo con banderas verdes en las torres. Lo reconocers fcilmente. Bien, ya regreso. Despleg las alas y revolote entre las ramas dando tumbos. Est un poco nervioso, no? pregunt Eadric. S, pero no tiene la culpa porque es la primera vez que sale de la cabaa desde que era pequeo. Estar asustado y todo le debe de parecer nuevo. No vuela muy bien. Dale tiempo. Ten presente que llevaba casi toda la vida amarrado a la viga, de modo que no ha podido practicar mucho que digamos. Voy a poner esto en el suelo. Eadric dej el botelln en tierra y flexion los hombros para desentumecer los msculos. Pesa ms de lo que crees. Claro que, si me das otro beso, tendr nuevas energas y seguro que podr cargarlo otro rato. No lo entiendo, por qu sigues pidindome un beso?

~ 68 ~

E.D. Baker
Supongo que ya es por hbito.

La Princesa Rana

Vale. Pues yo tengo el hbito de decirte que no. Me rechazas una vez ms, eh? dijo Eadric con su sonrisita peculiar . Bueno... tambin me acostumbrar. Al or cmo una ardilla recorra la rama de un rbol remeciendo las hojas, alzamos la vista; yo me sent diminuta, igual que un enanito en medio de la inmensidad del bosque. Los rboles eran muy viejos, de troncos tan gruesos que no habra podido rodearlos con los brazos, aunque hubiera recuperado mi forma humana; ramas rotas tapizaban el suelo y algunos claros, que permitan la entrada del sol, denotaban que all se haban derrumbado los rboles ms viejos, pero era donde proliferaban los arbolitos jvenes buscando con avidez su retazo de luz. Ante nosotros el bosque pareca extenderse hasta el infinito y tuvimos la sensacin de que no nos costara nada perdernos en ese lugar. Sabes?, creo que tu amigo, el murcilago, nos ser de gran ayuda. Si sube a mirar de vez en cuando, encontraremos el rumbo correcto. Aunque no fuera capaz de ayudarnos, no podra abandonarlo. Ningn animal mereca quedarse encerrado en ese antro. Me alegra orte decir eso musit una voz. Me volv mientras me recorra un escalofro. Las hojas susurraron al paso de la serpiente ms grande que haba visto en mi existencia: tena el cuerpo gris y blanco, surcado por cuatro rayas negras, y los ojos le resaltaban mucho porque los rodeaba un crculo, igualmente negro. Me qued paralizada cuando me mir a los ojos. Te ocurre algo? Es que no me reconoces? Eres... Mandbula? pregunt atragantndome con las palabras. A tu servicio musit la serpiente enroscando el cuerpo. Os he odo mencionar adonde vais. Sin duda preferiris que os acompae. Por qu bamos a preferirlo? pregunt Eadric con voz temblorosa. La serpiente lo mir de arriba abajo como quien estudia su prxima comida. Porque conozco la vida del bosque, donde han habitado las brujas durante siglos y los restos de sus hechizos han transformado incluso los rboles. Las criaturas mgicas os tomarn por animales, de modo que no hace falta tenerles miedo. Sin embargo, vuestras indiscreciones no tardarn en atraer a los depredadores y no sobreviviris por vuestra cuenta. Sin mi proteccin, vuestro viaje est condenado de antemano. Genial! pens. Tambin la serpiente ha venido a criticar! Me tragu el nudo que notaba en la garganta y, tratando de parecer valiente, le pregunt: Entonces, no nos comers? No me comera a quien me ha echado una mano, pues t me sacaste

~ 69 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

de esa jaula diminuta donde cre que perdera la razn. Un pequeo paseo por el bosque es lo menos que puedo darte a cambio. Por mi honor de serpiente, juro que no te comer! Mandbula inclin la cabeza con un gesto noble y elegante. Puesto que yo tena que dar ejemplo, disimul por completo el miedo y la repulsin que me provocaba, e inquir: Eso incluye a mis acompaantes? Por supuesto. Yo... La serpiente! La serpiente! chill Sarnoso dando bandazos por encima de nuestras cabezas. Atentas, ranas! Es Mandbula! Os va a comer! Qu hago yo ahora? Qu hago? El pobre se haba puesto frentico y tem que se hiciera dao con tanto frenes. Tambin la serpiente pareca inquieta, aunque no por s misma sino por el alboroto que se haba organizado. Te importara tranquilizar a Sarnoso? murmur con un tono que me eriz la piel. Atraer la atencin de todo el mundo; si no lo detienes de inmediato, lo har yo. Confiar en una serpiente iba contra todos mis instintos, pero la vida del murcilago penda de un hilo. A pesar de mis prevenciones, agit los brazos en alto y grit tan fuerte como pude: Sarnoso, baja! Mandbula es amiga ma! Confiaba en que fuera verdad. El murcilago vir en redondo, aterriz junto a Eadnc y susurr: Se ha vuelto loca? Cmo que la serpiente es amiga suya? Mandbula dice que nos debe un favor, as que nos acompaar por el camino y ha prometido no comernos. Ests seguro de que es de fiar? Es una serpiente muy bien educada, pero nunca fue amiga de nadie. Y si es un truco? Te aseguro que las serpientes son muy escurridizas. Y qu quieres que hagamos? murmur Eadric. Es ms grande que nosotros tres juntos. No creo que sirva de nada decirle que no nos acompae. Cierto dijo Sarnoso, pero no hay que perderla Montaremos guardia por la noche; yo vigilar primero. de vista.

No har falta que me despiertes cuando sea mi turno coment Eadric. No podr pegar ojo ni un momento. De qu estis hablando? les pregunt, aunque haba escuchado toda la conversacin y tema que la serpiente tambin se hubiera enterado. Me acerqu de un brinco a mis amigos, al mismo tiempo que Mandbula levantaba la cabeza y los miraba entrecerrando los ojos.

~ 70 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

De nada! chill Sarnoso, al percatarse de que la serpiente lo observaba. Se agazap hasta esconderse detrs de Eadric, de manera que no se le vean ms que las puntas de las alas, y explic para despistar: Estaba mostrndole mi cordel a Eadric; es mi nica pertenencia y no he querido dejarlo atrs. Te jugaste la vida por ese trozo de cordel? me extra. No slo por eso replic el murcilago asomndose tras la espalda de Eadric, sino que tambin he cambiado el libro de lugar, para que Vannabe no sepa qu hemos hecho. Adems, este cordel puede sernos til porque con l podemos atar a la espalda de alguien el botelln de aliento de dragn. Mira dijo entregndoselo a Eadric. Eadric examin el basto cordel, pasndoselo de una mano a otra, y por fin acept: Vale. tame el botelln a la espalda. Por lo menos no se me cansarn los brazos. Si habis concluido vuestra conversacin, os importara poneros en marcha? murmur Mandbula. Estamos desperdiciando horas de luz. Sarnoso volvi a esconderse detrs de Eadric al orle la voz, pero me coment: Consegu ver el castillo y s cmo llegar. Fantstico! dije tratando de darle nimos. Eh, Mandbula! dijo Eadric. Me sentira un poco ms tranquilo si t vas delante y nosotros detrs. Excelente idea repuso la serpiente. Ir en vanguardia para explorar el terreno. El murcilago levant el vuelo; la serpiente lo sigui con la vista y se adentr en la hojarasca. Yo me entretuve atando el botelln sobre el lomo de Eadric, pero aunque las ranas saben hacer muchas cosas con los dedos, hacer nudos no es, precisamente, una de ellas. Habra asegurado que cuatro dedos bastaban para hacer un nudo dije forcejeando con el cordel. Pero estos dedos no son hbiles como los de los humanos. Ojal estuviera aqu Mo, ya que los nudos eran la pasin de su vida. Quin es Mo? pregunt Eadric. Otro amigo tuyo? Parece que se te pegan como la caspa a las tnicas negras. Record que Eadric haba pasado todo el da durmiendo, de modo que le dije: Dejmoslo correr. Un da de stos te contar todo lo que te has perdido mientras dormas. Ahora dime, qu estis tramando Sarnoso y t? Ni l ni yo confiamos en Mandbula y no pensamos quitarle los ojos de

~ 71 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

encima. De cualquier modo, no quiero tenerla reptando detrs de nosotros. Y si se harta de tener dos suculentos bocados brincando bajo sus narices? El hambre hace olvidar las promesas, sabes? Estaba hambrienta cuando salimos de la cabaa, y si hubiera querido comernos, ya lo habra hecho, no crees? Eres sumamente ingenua, querida princesa Esmeralda. O demasiado confiada, por as decirlo. Crees que todo el mundo quiere ser tu amigo, hasta que te enteras de lo contrario. Mira quin habla! T te comiste el gusano de la bruja! En todo caso te equivocas, porque yo no confiaba en ti al principio. Vaya, confas en todos menos en m. No es cierto. Ahora ya confo en ti. Estupendo! Pero no deberas fiarte de la serpiente y no necesitamos su ayuda, diga lo que diga. No crees que corremos peligro en este bosque? Creo que el peor peligro es que se ha autoinvitado a acompaarnos. No s... Este lugar me pone nerviosa. Mir la bveda de hojas que nos cubra. Ojal hubiramos salido ya al otro lado y se viera el sol. De vez en cuando, Sarnoso remontaba el vuelo para ver por dnde bamos y volva a reorientarnos en la direccin correcta. Mandbula iba delante explorando el terreno, como haba dicho, y apenas la vimos durante el resto de la jornada. Si lleg a toparse con algn peligro, no vino a contrnoslo. Por el camino vimos cosas de lo ms extraas, que slo podan ser obra de la magia: los rboles no se movan como tales, sino que se inclinaban con elegancia hacia sus vecinos y daba la impresin de que, al mover las hojas, susurraban palabras. Incluso habra jurado que uno de ellos haba extrado sus races del suelo para trasladarse a un claro donde daba el sol, pero cuando llegamos a ese claro, me pareci que las races estaban ah bien fijas desde siempre. Al cabo de varias horas, el suelo retumb y percibimos los pasos de un animal grande y contundente. Cada vez sonaban ms cerca, pero la criatura permaneca oculta en la espesura. De repente se oy un estruendo tremendo, seguido de un gemido como el de un tronco al partirse por la mitad; los rboles se estremecieron conmovidos y las hojas llovieron sobre nuestras cabezas como lgrimas de color esmeralda. Di un brinco para esquivar una ramita que caa de lo alto, pero pis en falso y aterric en un hoyo que doblaba mi estatura. Emma? Qu ocurre? Te encuentras bien? Sent un escalofro. Eadric estaba llamndome a gritos y cualquiera poda orlo. Chissst susurr. No grites! Aqu estoy! Se asom al borde del agujero y me arrepent de haberle reido al ver

~ 72 ~

E.D. Baker
su cara de consternacin.

La Princesa Rana

Djame ayudarte dijo tendindome una mano. No hace falta repliqu, y retroced unos pasos. Creo que puedo sola. Aprtate! Flexion las patas para dar un brinco, pero la tierra tembl con tal mpetu que el hoyo se desmoron y me cubri de terrones polvorientos. Eadric lanz un gemido y salt dentro del hoyo. En cuanto toc el fondo, me empuj contra un lado del agujero y empez a mirar alrededor, como si quisiera meterse debajo de la tierra. Entonces omos un pisotn ensordecedor y una oleada de aire caliente llen el hoyo de olor a azufre. Bah, ranas! rugi una voz con tanta decepcin que estuve a punto de protestar. Eadric se me acerc y me tap la boca con la mano, hasta que la criatura alz el vuelo batiendo dos enormes alas correosas; que levantaron un torbellino de hojas y polvo. Qu ha sido eso? susurr cuando el aleteo se alej y se hizo inaudible. Era un dragn! jade Eadric. No saba que haba bichos de esos por aqu! Si hubiera tenido mi espada a mano... Ni siquiera habras podido levantarla! Eres un sapo, no lo recuerdas? Vale, bueno. Pero en cuanto vuelva a ser humano... Ja, ja me re, pues no crea que Eadric quisiera enfrentarse al dragn, aunque fuera otra vez humano, con espada o sin ella. Vamos! Si quieres volver a ser humano, tenemos que salir de aqu. Saltamos fuera del hoyo sin dificultad. Sin embargo, habamos cado de cabeza y tardamos varios minutos en orientarnos. Los rboles parecan haber cambiado de lugar, pero finalmente encontramos nuestras huellas y establecimos en qu direccin habamos llegado; tambin descubrimos que el agujero pareca la huella de un gigante. Dragones y gigantes! exclam Eadric sonriendo de oreja a oreja. Realmente volver a este lugar con mi espada! Vale dije, como t quieras. Ms adelante descubrimos otras huellas enormes: las garras de un hipogrifo. El dragn haba pasado tambin por all, porque haba algunos rboles decapitados y otros con la corteza chamuscada. As pues, empec a recelar del bosque, a ver sombras donde se producan sonidos irreales y luces que titilaban donde no haba nada que alumbrara. Sin embargo, no encontramos ms tropiezos. Era una suerte que hubiramos hecho aquel recorrido dentro del saco de la bruja, ignorando lo que ocurra alrededor. Sentamos una sed terrible cuando descubrimos una charca. El agua centelleaba invitndonos a beber, aunque estaba debajo de un amasijo de ramas vetustas que no reciba la luz del sol.

~ 73 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

A qu esperas? pregunt Eadric al verme vacilar. Parece bastante limpia. Tal vez, pero quin sabe? Podra ser una charca encantada, o envenenada. No creo que... De repente una hermosa ninfa surgi de la charca, con la cara y los rizos empapados. Mir a diestra y siniestra buscando algo, pero poco despus los ojos de color aguamarina se le ensombrecieron e hizo un pucherito con la boca, perfectamente delineada, como si no lo hubiera encontrado. Suspir, sali de la charca y se detuvo en la orilla; la larga cabellera verde le llegaba a las rodillas, pero no le ocultaba su cuerpo desnudo. A continuacin se recost en una roca grande y plana y se puso a peinarse, con la mirada perdida y ensoada, sin prestarnos la menor atencin. Eadric tambin suspir y yo lo taladr con la mirada, pero sigui contemplando a la ninfa, como un escudero que acaba de conocer a la doncella de su vida. Eadric! le di un codazo. Qu te pasa? Es una ninfa! Y esos seres slo piensan en una cosa... Ya lo s dijo con los ojos echando chispas. Y yo soy un prncipe apuesto... Eadric, eres un... La advertencia lleg demasiado tarde porque ya se haba encaramado de un brinco a la roca. Eres la esencia de la belleza declar empinndose con reverencia hacia la cara de la ninfa, y para m eres el sol, la luna y las estrellas juntos. Y t eres un sapo repuso ella reparando por fin en l. Yo no hablo con sapos. No soy un sapo comn. Pues eso pareces dijo la ninfa, y una arruga diminuta le surc la inmaculada frente. Ya lo s, querida, pero soy un prncipe encantado! Demustralo! exigi la ninfa relampaguendole los ojos con inters . Mustrame tu corona y las joyas engastadas en tu espada! No las tengo aqu, perdona... Vaya! dijo ella, e hizo otro puchero. Entonces mrchate. Estoy esperando a alguien importante. Yo soy alguien importante! Soy... Eres un sapo. Lrgate! sta es mi charca y no se admiten ni sapos ni ranas. Nada de ensuciar mis aguas cristalinas con vuestras pegajosas huevas de renacuajo. Pero si soy un prncipe! No pongo huevas! No pienso...

~ 74 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

La ninfa se atus el cabello con un delicado gesto de la mano y se volvi de espaldas para enfatizar su desinters. Eadric pareca tan decepcionado que casi me compadec de l, pero slo casi. Es que de verdad soy un prncipe dijo al volver junto a m. No, no lo eres, ahora eres un sapo, y tienes suerte de serlo! Esa ninfa est buscando a un prncipe para ahogarlo, as que algrate de no ser t. De otro modo ya estaras muerto. La pocin de Vannabe debe de haberte ablandado el cerebro. Vmonos antes de que sigas haciendo el tonto! Eadric se puso de psimo humor, no s si por el rechazo de la ninfa o porque yo lo haba llamado tonto. En el fondo, era mejor que no me dirigiera la palabra, porque yo misma estaba tan enfurruada que no le habra dicho nada amable, aunque me hubiera ofrecido todos los mosquitos del bosque. Todava rezongaba en silencio cuando el amistoso semblante de Sarnoso apareci por entre los rboles; vena a decirnos que ya estbamos cerca, pero como pronto oscurecera, no veramos por donde bamos. Aunque a l la oscuridad no pareca molestarle. Ser mejor que hagamos un alto. Alargu la mano y mov los dedos delante de mis ojos. Casi no me veo los dedos. Como quieras respondi Sarnoso. Pero la noche es joven! Eso s, tendris que encontrar algn lugar donde esconderos si queris dormir. Quin sabe qu criaturas saldrn a merodear de noche en este bosque. Yo s lo s! grit Eadric sealando un destello repentino. Lucirnagas! Seoras y seores, es hora de cenar. Una lucirnaga zigzague en la penumbra bajo los rboles, alumbrndose con su minsculo farol. Sin embargo, no me sent muy tentada de ir tras ella, aunque mi estmago vaco se retorca de hambre. Era cosa sabida que, por la noche, algunas hadas salan a revolotear sin ms ropa que una lucecita intermitente, pero no se tomaban nada bien las ofensas y no quera imaginar cmo reaccionaran si alguien trataba de hincarles el diente. No obstante, Eadric no tena escrpulos y se lanz enseguida a la caza de su cena. Me ech a rer cuando la lucirnaga continu iluminndole el gaznate por dentro; mi carcajada retumb en la oscuridad de la noche y me pareci siniestra. De modo que dej de rer al instante; no me haca ninguna gracia pensar en los depredadores que podan escucharme. Como acab por aceptar que las lucirnagas no eran hadas malvadas, lanc un lengetazo y volv a enrollar la lengua con la boca hecha agua. No estaban nada mal... Sarnoso vino a sentarse a mi lado, mientras Eadric y yo aguardbamos a que aparecieran ms lucirnagas. Qu tal saben? pregunt. Son deliciosas! Y pensar que hace una semana no me habra comido un bichito de stos por nada del mundo!

~ 75 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Hace una semana yo ni siquiera saba qu eran las lucirnagas dijo Sarnoso. Nunca las he probado. Nunca, dices? Pues tienes que hacerlo! De repente, omos un susurro entre las hojas de un rbol. El murcilago ech un vistazo nervioso, pleg las alas para parecer ms pequeo y se arrim hasta que quedamos hombro con ala. A m tambin me ponan muy nerviosa los ruidos de la noche, pero estaba resuelta a ocultarlo para que no le entrara todava ms miedo. Por cierto dije para distraerlo, ya que estamos, quiero hacerte una pregunta: por qu el conjuro para abrir las jaulas dio resultado aunque no alc la voz ni hice gestos exagerados? No es necesario hacer esas cosas para que los conjuros surtan efecto. Pero a m me parece que salen mejor. Y lo de mover los brazos y dems? Todo era una farsa? Pues s. Yo crea que serva para que el conjuro fuera ms potente. Pues no. Y qu me dices del conjuro que eliminaba el sarpullido? Yo fui la nica a la que se le pas la picazn, pero cuando formul el otro hechizo, se abrieron todas las cosas que estaban cerradas en la cabaa. Bueno... ambos conjuros afectan a todo lo que hay alrededor del que lo lanza, pero t eras la nica que tena sarpullido. Mira, si quieres que un hechizo acte sobre alguien en particular, tienes que sealarlo con algn objeto, que puede ser cualquier cosa. Una varita mgica, por ejemplo? S, aunque no tiene por qu ser una varita. De hecho, basta con sealar con un dedo, si eres una bruja con suficiente prctica. Mientras hablbamos, Eadric segua cazando lucirnagas. Ni la conversacin ni el siniestro bosque distraan su atencin de la bsqueda de alimento. Era increble que pudiera comer tanto. Mralo! le dije a Sarnoso. Si seguimos aqu charlando, no nos dejar ninguna. El murcilago se esforz en sonrer y alz el vuelo en busca de su primera lucirnaga. Se lanz entre los rboles y atrap al insecto en el aire, como si se hubiera convertido en un imn. Al cabo de una jornada de vuelo, haba desempolvado sus habilidades y pareca mucho ms seguro. Comimos hasta que no pudimos ms. Luego Eadric y yo nos hicimos dos camitas entre las hojas descompuestas y Sarnoso se colg entre las ramas de un viejo arce. Eadric se durmi enseguida, pero yo segu despierta un buen rato; mis pensamientos saltaban de una cosa a otra y todas me parecan inquietantes. Qu sera de nosotros? Se hallara a gusto Sarnoso con Grassina? Qu explicacin iba a darle a mam? Cambiaran

~ 76 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

de lugar los rboles antes de que llegara el da siguiente? Tena sueo, pero no lograba dormirme, de modo que hice un esfuerzo por relajarme escuchando los sonidos nocturnos del bosque: Eadric roncaba bajo su manta de hojas, Sarnoso saltaba de rama en rama, un bho ululaba a lo lejos, unos ratones se escabullan entre las hojas en busca de comida, las ramas crujan en lo alto y las hojas susurraban. Al cabo de un rato los sonidos fueron apagndose... Ahora me hallaba en el desierto y oscuro Gran Saln del castillo de mis padres, donde ni siquiera los guardias vigilaban; las antorchas ardan en los soportes de los muros y las sombras danzaban con el parpadeo de la luz. Desde un rincn provino un ronquido ahogado y las sombras siguieron bailoteando al soplo de una brisa irreal. Atraves el saln y camin por el pasillo que conduca a la habitacin de mi ta, donde siempre me haba sentido segura. Cruc el umbral y entr en el cuarto, conocido y acogedor. El fuego arda como siempre en la chimenea y las esferas mgicas resplandecan con su tibia luz. Sin embargo, algo andaba mal. Me acerqu a la chimenea y extend los brazos para calentarme las manos, pero, de repente, todo cambi: ya no me hallaba en la misma habitacin; ya no era la habitacin de Grassina, apacible y segura, sino la cabaa de Vannabe. Yo estaba de pie junto a la chimenea, aunque unos objetos brillantes me atraan desde la mesa; me acerqu con pasos vacilantes y observ que los objetos eran cuchillos de reluciente metal. Me di la vuelta a toda velocidad al or el roce de una tela a mis espaldas. Vannabe, que llevaba en la mano un cuchillo de hoja muy ancha, se detuvo en el umbral y sus largas faldas se bambolearon de un lado a otro. No te entretendr ms que un instante dijo. Slo preciso tu lengua y tus dedos. No le negaras un favor a una amiga, verdad? Piensa en m como si fuera una amiga, y dmelos. Es un favorcito de nada. La lengua y los dedos, nada ms. La voz fue convirtindose en un susurro, a medida que la bruja se acercaba. Qudate quieta, casi no te doler. Despert sobresaltada, el corazn me daba tumbos y tena las manos sudorosas. No saba dnde estaba. Las hojas con que me haba tapado me opriman en la oscuridad. Aterrada, las apart y me puse de pie. Ech una mirada alrededor tratando de orientarme y sent un cosquilleo en la nuca como cuando los globos oculares me observaban en la cabaa. Vannabe me haba encontrado! Alc los ojos, pero no era la bruja, sino un bho! Volaba en picado hacia m, con el pico abierto para tragarme! Me arroj al suelo paralizada, demasiado asustada para gritar y segura de que iba a morir. De repente una serpiente grande y sinuosa se interpuso entre los dos; salt por los aires con un silbido y estuvo a punto de atrapar al pjaro que, atnito, remont el vuelo. El bho revolote frentico y se alej a toda prisa, despus de salvar la vida por las plumas. Te encuentras bien? sise Mandbula sin apartar la vista del pjaro fugitivo. S, s... susurr.

~ 77 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Tena la garganta tan seca que no poda decir ms. Vuelve a la cama murmur Mandbula. Yo montar guardia. Esta noche no hay nada que temer. Fue sorprendente pero la cre; si la serpiente quera devorarme, no tena por qu esperar ms. De manera que me sent segura por primera vez en muchos das. Ya acurrucada bajo las hojas, pens en despertar a Eadric para contarle que haba estado a punto de convertirme en la cena de un bho. Pero cuanto ms pensaba en ello, menos razonable me pareca despertarlo, as que lo dej dormir. Se lo contar por la maana pens. No hace falta que se lo explique ahora. Todava estaba dormido cuando despert a la maana siguiente. Record que quera contarle lo del bho, pero, ya a la luz del da, no estaba segura de que hubiera ocurrido. Desayun una docena de mosquitos salados y luego fui en busca de un jugoso escarabajo. Cuando regres, Eadric y Sarnoso estaban enzarzados en una acalorada discusin. Por qu no me despertaste? le reclamaba Eadric. Te dije que yo hara la segunda guardia. Dijiste que no pensabas pegar ojo y has estado roncando toda la noche se defenda Sarnoso. Qu exageracin! Pero si los sapos no roncan! Tal vez tu odo no es tan fino como tena entendido. No s si los sapos roncan o no, pero t s. Encontr un agujero en un rbol y me escond dentro, pero aun desde all te oa! Por fortuna anoche no pas nada, porque seguro que otros animales tambin te oyeron. Fue una suerte que ningn depredador viniera a ver quin estaba armando tanto escndalo. Buenos das, Sarnoso, buenos das, Eadricsalud. Todo en orden? En efecto, todo bajo control. El murcilago solt un enorme bostezo . Si ests lista, podemos marcharnos. Avisar a Mandbula dije. Debe de estar por aqu. No te preocupes repuso Sarnoso. Ya le he avisado. Slo tenis que seguir ese sendero hasta lo alto de la colina y bajar por el otro lado. Cuando lleguis al camino, veris el castillo. Yo buscar otro agujerito en la linde del bosque para echar una cabezada y os esperar all. Vuestras voces me despertarn; tengo un odo excelente, lo recordis? dijo lanzndole una mirada a Eadric, antes de batir las alas. Por cierto, Eadric, la prxima vez te despertar, te guste o no te guste. Ech a volar, mientras yo colocaba el botelln sobre el lomo de Eadric. Deshice el nudo y tir del cordel, que se haba enredado. Por qu estabais discutiendo? Sarnoso pareca bastante enfadado. Qu quieres que te diga? Ese murcilago tiene una actitud que no me gusta. Adems, me siento fatal; tuve una pesadilla espantosa.

~ 78 ~

E.D. Baker
Ah, s? Pues, qu soaste?

La Princesa Rana

Que un bho haba estado a punto de devorarte, aunque afortunadamente fue slo un sueo, Emma. Nunca podra perdonarme que te ocurriera algo. Pareca tan sincero que me dio un poco de lstima. Sin embargo, su descuido haba puesto una vida en peligro, y nada menos que la ma. Tir con ms fuerza del cordel y trat de hacer el nudo mejor. No fue una pesadilla, Eadric; un bho estuvo a punto de atraparme. Y es verdad lo que ha dicho Sarnoso: has roncado toda la noche! Y si no hubiera sido por Mandbula, ahora estara en el estmago de esa ave!

~ 79 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Doce

rincamos a toda prisa y, en efecto, desde la cima de la colina vislumbramos el castillo; Eadric y yo estbamos deseosos de llegar. Los campos de labor se extendan a ambos lados del camino, prcticamente hasta el portn de entrada, y detrs de la edificacin se hallaba el pantano. Bajbamos ya por la cuesta cuando omos zumbar un enjambre de moscas bajo las ramas de unas encinas. Los dos habamos desayunado, pero Eadric resolvi investigar y yo lo segu confiando en persuadirlo de seguir adelante. En medio del enjambre, haba unos huesos grisceos con algunos jirones de pelo, que deban de haber pertenecido a algn desafortunado animal del bosque. Las moscas, cuyos cuerpos brillaban a la luz del sol con destellos negros y azules, se aglomeraban sobre los restos. No te detengas, te lo ruego le dije a Eadric. Ya casi hemos llegado al camino! l se relami. Evidentemente, estaba ms interesado en las moscas que en escuchar mis opiniones. Un momento, nada ms. No quieres comerte alguna? Hay de sobra para los dos! No, gracias. No tengo hambre. La idea de comerme una mosca, despus de haberse posado sobre un cadver, me revolva el estmago. No quise quedarme a mirar y segu andando, convencida de que Eadric no tardara en alcanzarme. Estaba trepando a una rama rota cuando algo me arranc del suelo, me tumb de espaldas y me dej sin respiracin. No tena aliento ni para gruir, de modo que no vala la pena gritar; patale y me retorc tratando de soltarme. De repente volv a girar sobre m misma y me encontr cara a cara con Mandbula. Eadric tena razn! pens. Cmo he sido capaz de confiar en una serpiente? El reptil me estruj con sus anillos escamosos y yo cre que haba llegado mi hora, pero, de pronto, dej de mirarme y se dedic a observar fijamente algo detrs de m que emita un siseo y, a su paso, haca crujir la hojarasca. Los anillos se estrecharon y cre que mi cuerpo iba a reventar. En ese preciso instante la serpiente me arroj como si fuera un despojo;

~ 80 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

vol por los aires, me estrell contra un rbol, resbal por el tronco y ca al suelo con las patas apuntando al cielo. Todava aturdida, gir la cabeza hacia el camino por donde haba llegado hasta all y, sorprendida, vi a dos Mandbulas, o por lo menos a dos serpientes que se le parecan, enroscadas en una batalla silenciosa. Trat de retroceder con la esperanza de que ninguna de las dos me viera. Mientras tanto, ellas culebrearon hasta quedar cara a cara. Pero mira a quin tenemos aqu! exclam una voz femenina. Mandbula, eres t, querido? Por primera vez, not que la serpiente que haba hablado era ms pequea que la otra, de cuerpo ms esbelto y rayas ligeramente distintas. No me digas que eres Clarisse dijo la serpiente ms grande. Era la voz de Mandbula. Dnde has estado, guapo? inquiri la ms pequea. Hace mucho tiempo que no te haba visto. Una bruja me atrap y me hizo prisionero. Acabamos de escapar. Y quines son los dems? Pues, precisamente, has atacado a uno de mis acompaantes. Mirndome, Mandbula me dijo: Emma, te presento a Clarisse. Encantada de conocerte, Emma repuso la otra serpiente sacndome la lengua con amabilidad. Puedo irme ahora, Mandbula! Tengo cosas que hacer. Mientras no incluyan comerse a uno de mis amigos. Tus amigos son mis amigos, y ya sabes que nunca me comera a un amigo mo. Disculpa, Clarisse. No quise decir eso. Las serpientes aflojaron los msculos y se apartaron la una de la otra. Pero Clarisse no se fue todava. Piensas quedarte por aqu, Mandbula, o ests slo de paso? Los nios han crecido mucho y estoy segura de que les encantara conocer a su pap. Tengo un compromiso que cumplir, pero regresar dentro de unos das. Estupendo! Pronto ser la poca del ao en que nos conocimos... Bscame en cuanto vuelvas, de acuerdo? Eso har, Clarisse. No te quepa duda. Estar esperndote. Cudate. Clarisse restreg la cabeza contra Mandbula y el gesto fue tan tierno que sent vergenza de estar all mirando. Despus se volvi hacia m y me salud sacando la lengua otra vez. Ha sido un placer, Emma. Buena suerte, sea lo que fuera que os

~ 81 ~

E.D. Baker
traigis entre manos!

La Princesa Rana

Mandbula la sigui con la vista hasta que la cola le desapareci entre la hojarasca. sa es tu esposa? pregunt acaricindome las doloridas costillas. Mandbula parpade y se dio la vuelta despacio, como si estuviera saliendo de un trance. Las serpientes no nos casamos como los humanos. Tu novia, entonces, o tu compaera. Podramos llamarla as. Es muy guapa para ser una serpiente. Cierto; la consideran una gran belleza. Hala, vosotros! Eadric asom detrs de un rbol. Pens que ya irais por el camino. Esas moscas estaban deliciosas, Emma, tendras que haberte quedado. Teniendo en cuenta la alternativa repliqu, creo que s.

Era ya media maana cuando abandonamos la penumbra del bosque. Sarnoso nos aguardaba donde haba dicho, colgado como una fruta podrida de la rama de un peral, y desde all, divis las inconfundibles torres del castillo que se alzaban imponentes en medio de la campia. Parecan hallarse tan cerca que me propuse llegar antes del atardecer, aunque an tendramos que brincar un largo trecho. Supongo que t nos dejars aqu, no? le pregunt Eadric a Mandbula. Todava no; quiero acompaaros hasta el castillo. Una vez que estis dentro sanos y salvos, regresar a reclamar mi hogar y mi territorio. Mandbula, t has estado alguna vez en el castillo? le pregunt, deseosa de escuchar alabanzas, puesto que me enorgulleca de mi hogar. No, pero conozco a otras criaturas que han estado all y, segn cuentan, es un lugar peligroso. Tendris que andaros con cuidado. Peligroso, dices? me extra, indignada. Nada de eso! Yo he vivido all toda mi vida y nunca me he sentido en peligro. No, claro, porque entonces eras humana, adems de ser la princesa. Entonces, t s me creste cuando dije, en la cabaa, que era una princesa encantada y Eadric un prncipe? Como todos soltasteis una carcajada, supuse que dudabais de m. No puedo responder por los dems, pero yo te cre cuando leste el conjuro. No conozco a ninguna rana que sepa leer. Yo le cre en cuanto lo dijo coment Sarnoso, porque a ningn

~ 82 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

animal se le habra ocurrido algo as. Eh, amigos, mirad all! El murcilago seal al frente con un ala mientras se protega los ojos del sol con la otra. Despus de esas granjas hay un recodo en el camino que, prcticamente, va a parar a la puerta del castillo. Ya casi ests en casa, Emma. Gracias al cielo! En cuanto encontremos a mi ta seremos humanos otra vez! Di un brinco hasta el camino, ansiosa por llegar. Seguidme. S cmo se va desde aqu. Estaba tan nerviosa que no poda brincar normalmente, sino que daba saltos y empellones y rebotaba cuesta abajo como un juguete. Eadric me imit, contagiado por el entusiasmo, y Mandbula se lanz a ras de tierra con inusitada rapidez; incluso Sarnoso estaba emocionado, de manera que ech a volar en crculos sobre nosotros, hasta que se le cansaron las alas. Jadeando a causa del inusitado ejercicio, recal en un manzano y esper a que le diramos alcance. Eadric no tard en descubrir los hormigueros y se entretuvo un buen rato degustando una muestra de cada uno, hasta dar con el de las hormigas rojas. Cmo muerden! exclam haciendo una mueca de dolor. La tierra del camino estaba tibia y seca y, cuando saltbamos, el polvo se nos arremolinaba alrededor, se nos pegaba a la piel y tosamos. Cada vez haca ms calor, y tanto Eadric como yo notbamos sus efectos. Poco despus dejamos de brincar y seguimos andando mustios y desalentados. Tengo que sentarme dije finalmente. Estoy agotada. No podemos pasar tanto tiempo fuera del agua jade Eadric. Tenemos que encontrar un lago, o un arroyo, o como mnimo un charco. Le pedir a Sarnoso que eche un vistazo se ofreci Mandbula, que no se apartaba demasiado de nosotros. El murcilago acudi a la llamada de la serpiente, aunque cuando le diriga la palabra se pona muy nervioso. Una vez que hubo aterrizado a una distancia prudente, escuch la peticin, nos mir a Eadric y a m para corroborarla y, una vez convencido, asinti y ech a volar. Lo observ mientras revoloteaba en lo alto y, un poquito ms tarde, descendi de nuevo. Hay un estanque al pie de la colina anunci tras aterrizar junto a m. Pero frunci el entrecejo al ver a Eadric despatarrado en medio del camino . Qu le ocurre? Se ha desmayado expliqu. Y yo tampoco me encuentro demasiado bien. Tendrs que ayudarnos, Sarnoso sentenci Mandbula. Yo no puedo cargarlo, as que te toca a ti. A m? Nunca he cargado nada tan pesado. Levantaste los libros en la cabaa de Vannabe cuando me los acercaste le record.

~ 83 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Ms bien digamos que los dej caer... Vale, est bien. Lo intentar. Pero no creo que pueda cargarlo mucho rato. Ya es un nio crecidito, sabis? T puedes caminar, Emma? pregunt la serpiente. Trat de levantarme, pero me flaquearon las patas. Ven, sbete a mi lomo. Puedo llevarte hasta all, si no te caes. Jo! gru Sarnoso bregando con Eadric. A este sapo le hace falta una dieta! Me va a provocar una hernia! Al final de la cuesta siguiente, el camino bordeaba una hondonada en cuyo fondo se hallaba el estanque, y todos nos alegramos un montn al divisarlo. El murcilago acarre a Eadric, mitad cargndolo y mitad arrastrndolo, pero al llegar a la cima, el lnguido cuerpo se le escap de las garras y resbal hacia la hondonada. Cuidado, ah abajo! grit Sarnoso. Remont el vuelo y fue tras l, pero Eadric rebot en un bache y sigui dando tumbos con el botelln de aliento de dragn a cuestas. Finalmente, cay de cabeza en el agua, y el murcilago se refugi a la sombra de un rbol, cumplida la misin. El estanque era ideal: cercano, refrescante y... lleno de agua! Me aferr al lomo de Mandbula pendiente abajo, aunque me senta dbil y mareada y me costaba concentrarme. Al llegar a la orilla, la serpiente se desliz en el agua para que yo me metiera en ella; se qued observndome y, cuando se cercior de que me encontraba bien y me desplazaba con normalidad, regres a tierra y trep hasta una piedra plana desde donde dominaba el lugar. Me tend en el fondo del estanque hasta recuperar mis facultades y, una vez que estuve en forma, nad hacia Eadric que yaca an despatarrado en el mismo sitio donde haba cado. Sin embargo, me inquiet mucho al verlo porque estaba muy plido y la piel le arda. Al tocarle la frente con la mano, murmur algo, pero no abri los ojos. Le cog de la mano y aguard hasta que parpade y me mir; entonces me sumerg hasta el fondo del estanque y, al cabo de un momento, me sigui y poco a poco los dbiles impulsos que se daba con las patas se convirtieron en potentes patadones, a medida que recobraba las fuerzas. Qu gloria estar en el agua! Chapoteamos, dimos botes, flotamos y giramos mientras el lquido elemento refrescaba nuestros desfallecidos cuerpos y, al mismo tiempo, me acord de mi primer chapuzn de haca unos das y pens en todo lo que haba aprendido desde entonces. An disfrutaba del bao y de la brisa cuando una mano me agarr un pie y me sumergi en el agua, pero de una patada impetuosa me libr de Eadric y flot en la superficie como un corcho. Estall en carcajadas y todava me rea cuando l emergi a escasos centmetros de mi cara. Sabes? dijo, sonriente. Ahora nadas mucho mejor que antes, dentro de poco sers casi tan buena como yo. No me digas, as que no lo hago tan mal siendo una rana?

~ 84 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Brincas bastante bien, pero todava no cazas insectos como debe ser. Ah, no? Pues me parece que nunca llegar a comer tantos como t. Eadric sonri satisfecho. Le di una palmadita en el hombro, di un bote en el agua y me alej nadando antes de que me viera sonrer a m tambin.

~ 85 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Trece

egresamos al camino y Mandbula en la murcilago murmur prximo. Al llegar nosotros, las sombras de las hojas.

en direccin al castillo; Sarnoso iba en cabeza retaguardia. De nuevo en el sendero, el una disculpa y se escondi en el rbol ms la serpiente seal la silueta de Sarnoso entre

Sarnoso lo llam alzando la voz, ya estamos aqu. Continuad vosotros; ya os alcanzar. La voz denotaba agotamiento . Necesito dormir un ratito ms. Est bien; te esperaremos en el castillo grit. Bscanos en el puente levadizo. Pero no respondi; se haba dormido en un suspiro. Ojal me haya odo! le dije a Mandbula cuando reanudamos la marcha. Seguro que s, porque es un murcilago. Pero esos animales suelen dormir de da, y por hoy ya le hemos pedido bastante esfuerzo. Adems, tambin se muestra ms tmido, puesto que est en un ambiente extrao; me temo que, de ahora en adelante, ir de sobresalto en sobresalto. En cambio, en la cabaa compensaba sus inseguridades actuando con prepotencia. Hacia el atardecer, una carreta procedente del castillo apareci por el camino. Mandbula se escondi entre los pastos y Eadric y yo aguardamos pacientemente a que pasara de largo. Me haca sombra con la mano para protegerme de la polvareda cuando un nio, que caminaba junto a la carreta, dio con nosotros. Mira, pap! grit. Unas ranas! Las cazar! Por qu no las dejas donde estn? sugiri el granjero. Si las traes a casa morirn igual que las otras. Pero yo quiero jugar con ellas insisti el nio. Despus de escucharlo, no tenamos intencin de dejarnos atrapar. De manera que apart a Eadric del borde del camino y lo empuj hacia las matas donde se haba escondido Mandbula. El nio nos vio y se acerc corriendo con un palo en la mano. Ya s dnde estis dijo ponindose en cuclillas. Vamos, salid! Hundi el palo por entre las matas y estuvo a punto de darnos un golpe.

~ 86 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Tratando de asustarlo, Eadric tens patas y brazos e hizo su mueca ms fiera para parecer grande y amenazador, pero como tena las patas ms largas que los brazos, su trasero se empin y tuvo que echar la cabeza hacia atrs para mirar de frente al nio; sobre su lomo, el botelln de aliento de dragn pareca una extraa joroba multicolor. Si no hubiera estado tan aterrada, me habra echado a rer, porque mi amigo se haba plantado delante de Mandbula sin percatarse de que, desde all atrs, la serpiente observaba al nio con los ojos entrecerrados. En cuanto el chaval la oy silbar, retrocedi trastabillando hacia la carreta. Has visto eso? exclam Eadric, orgulloso. Qu susto le he dado! La prxima vez que se encuentre con un sapo se lo pensar mejor! No me cabe duda repliqu. No se atrever ni a bajar de la carreta. Sobre todo si el sapo viaja acompaado de una serpiente. Volvimos al camino en cuanto el nio y la carreta se hubieron alejado. La luz sonrosada del ocaso recortaba la silueta del castillo, que pareca cada vez ms acogedor. Sin embargo, al cabo de un corto trecho, sent que el camino vibraba porque se aproximaban otros vehculos: dos carretas, seguidas del carretn del chatarrero, y un carruaje repleto de plebeyos que haban ido a pedir audiencia y se haban quedado hasta tarde en la corte. Como no era seguro seguir por el camino con tanto trfico, nos adentramos en los sembrados. Pero andar por el campo resultaba ms lento que ir por el camino, por lo que haba cado ya la noche cuando llegamos al castillo. Asimismo, el puente levadizo estaba alzado y ya no volveran a bajarlo hasta la maana siguiente. Sarnoso aterriz a nuestro lado mientras estbamos sentados en el polvoriento sendero. Por fin! exclam. Os he buscado por todas partes! Este lugar no me gusta con tanta gente yendo y viniendo y no hay dnde esconderse. Adems, creo que he visto a un halcn, aunque no estoy completamente seguro. Adonde tenemos que ir ahora, Emma? Porque supongo que tendrs algn buen escondite para m en tu castillo, verdad? Estoy segura de que encontrars bastantes escondites dije para tranquilizarlo pero podras ir a buscar primero a mi ta? Mira, vive en aquella torre alta de la izquierda; me dijo que saldra de viaje unos das, pero ya tendra que estar de vuelta. Y t qu hars? Es que no piensas subir enseguida? Primero tenemos que entrar le expliqu. Y ya han subido el puente levadizo. Y qu? se extra Sarnoso. Sois un sapo y una rana, de modo que podis cruzar el foso nadando. Mientras tanto, yo subir a la torre a echar un vistazo. Por cierto, ests segura de que tu ta no se molestar? Para nada. Anda, sube. Te alcanzaremos en cuanto podamos. Sarnoso remont el vuelo por encima del foso y yo lo segu con la vista

~ 87 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

hasta que fue una mancha oscura y se perdi en la penumbra. Entonces le dije a la serpiente: Y t, Mandbula, nos acompaars? No, debo volver a casa. Tengo que ponerme manos a la obra y recuperar mi territorio. De cualquier manera, gracias por todo dije, y le di un abrazo. Tenas razn: no habramos llegado hasta aqu sin ti. Lo s, lo s, pero no tiene importancia. Retrocedi como si lo cohibiera el abrazo y me mir vacilando. Emma, dadas tus muestras de emotividad, creo que debo decirte algo que habra preferido no mencionar. Puedes decirme lo que te apetezca. Te lo has ganado. Tengo entendido que los humanos, mmm... desarrollan cierto afecto cuando alguien les salva la vida. Si t sientes esa clase de afecto hacia m, has de saber que mi corazn pertenece a otra. Enamorada yo de Mandbula? Record un truco que usaba cuando me entraban ganas de rer y no quera que mi madre se enfadara a causa de mis risotadas. Slo tena que pensar en algo triste; por ejemplo, la muerte de mi primer perrito, y la risa se esfumaba. As pues, lo intent y funcion. Luego puse mi mejor cara de consternacin. Se trata de Clarisse? pregunt, tan afligida como pude. En efecto. Asinti decepcionada, verdad? con solemnidad. No estars demasiado

No es fcil, pero ya saldr adelante. Que tengas mucha suerte con tus asuntos. Lo mismo te digo, Eadric. Gracias, Mandbula. Viajar contigo ha sido... toda una experiencia. Contempl cmo regresaba al camino y, mientras se alejaba, experiment sentimientos encontrados en mi corazn: las serpientes siempre me haban dado terror y, adems, ahora yo era una rana, de modo que se supona que Mandbula deba ser uno de mis peores enemigos. Sin embargo, se haba convertido en un amigo, en alguien en quien poda confiar cuando estuviera en peligro. Por qu no parabas de darle las gracias? pregunt Eadric. No ha hecho nada por nosotros! Y quin es esa tal Clarisse? Luego me acusas a m de ser poco observadora! Dejmoslo correr, Eadric; ya te lo contar otro da. Pero acepta que Mandbula ha sido un compaero de viaje mucho mejor de lo que imaginbamos. Supongo que s dijo Eadric. Por lo menos no nos ha comido.

~ 88 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Catorce

egu a Eadric hasta el borde del foso, mir el agua y record todas las veces que haba pasado por all sin prestarle atencin. Hasta entonces haba sido para m slo un decorado, una parte integrante de la fortificacin, pero nunca haba reparado en l ni me haba parecido demasiado importante. Y, desde luego, jams me haba planteado cruzarlo a nado. Un soplo de brisa trajo un olor a basura podrida. Uuuf! dije frunciendo la nariz. Qu huele tan mal? Ser el agua? Eadric olfate el aire agachando la cabeza y repuso: Eso parece. Retroced con el estmago revuelto. Tendra que haber estado acostumbrada a aquel olor, puesto que me haba criado en los alrededores del foso. Tal vez ahora, siendo rana, tena el olfato ms fino, o tal vez el propio foso ola peor que cuando me march. Por el motivo que fuera, el pestazo me resultaba insoportable. No pienso nadar en esta agua! exclam. Apesta! No hay otra alternativa, o s? Podemos esperar hasta que bajen el puente maana. Pero entonces habr un montn de carretas y peatones. Eadric movi la cabeza, dudoso. Ser mejor cruzar ahora, as que mantn la boca cerrada y nada tan rpido como puedas. Mir el reflejo de la luna en el agua y me di cuenta de que la otra orilla pareca muy lejana y muy por encima del nivel del agua. No creo que lo consiga. S que lo logrars! insisti Eadric. Confa en ti misma! Estoy segura de que no podr! Vale. Si crees que no podrs, pues no podrs. Pero trata de pensar que sers capaz de atravesar el foso, en vez de decirte que no. Imagnate a ti misma nadando y saliendo al otro lado. Estoy convencido de que lo conseguirs si te lo propones. Cerr los ojos e intent imaginar que el agua estaba fresca y limpia: me visualic nadando a toda prisa y trepando por las piedras, como si lo hubiera hecho mil veces. Sin embargo, el pestazo segua ah y la visin era

~ 89 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

difcil de mantener. Por lo tanto, era mucho ms sencillo imaginar a Eadric nadando a mi lado, tapndose la nariz con una mano y braceando con la otra, mientras me deca: Piensa que eres una burbuja que flota en el agua... La voz se desvaneci cuando l se sumergi en la hedionda niebla verde del agua, y yo solt una risita. Eso s que me lo puedo imaginar! dije, tomando aliento, y me sumerg tambin. Trat de no respirar, pero era imposible. El agua fra y aceitosa me daba nuseas y casi se me meta en la boca cuando respiraba. Estir el cuello todo lo que pude para no mojarme la cara, pero tropec con una especie de tronco blando y pegajoso y me recorri un escalofro. Gracias al cielo que est oscuro y no puedo ver qu es, pens. Date prisa, Emma! murmur Eadric. Creo que no estamos solos. Pues claro, hay una pila de basura flotando a nuestro alrededor. Qu asco! Quiero decir que hay algo vivo; acaba de pasar nadando debajo de m. Una olita me empuj en direccin a la otra orilla. Has notado eso, Eadric? susurr, temerosa de hablar en voz alta. Qu habr provocado esa ola? Pues no habr sido una rana, precisamente, sino algo ms grande! susurr Eadric. Ah viene otra vez. Ya estamos llegando, apresrate, Emma! El castillo se alzaba amenazador sobre la orilla, que distaba unos pocos metros de donde nos hallbamos. Siempre me haba gustado mi hogar, pero nunca lo haba contemplado desde el foso y ahora deseaba no haber tenido que hacerlo nunca. Nad como una flecha, pataleando con todas mis fuerzas, y estuve a punto de estrellarme contra un pez. Era un pez pequeo, el doble de pequeo que yo, pero me dio un susto tremendo; entre los ojos, lagrimosos, enrojecidos e hinchados, tena un tercer ojo, deforme y arrugado, que oscilaba en la cuenca. En ese momento algo roz mis pies pero, cuando mir atrs, el pececillo deforme segua nadando junto a m. Evidentemente, no era la nica criatura viva que habitaba all. Por fin top con el muro de piedra y lo tante con la mano, pero como Eadric ya estaba fuera, me agarr de la mueca y tir de ella. Rpido! grit. Alguna criatura se acerca nadando detrs de ti! Mir a mis espaldas y, bajo el reflejo de la luna, distingu un largo lomo plateado que se arqueaba y se me aproximaba. El terror me dio nuevas fuerzas, de tal forma que clav los dedos de los pies en las resbaladizas piedras de la orilla, salt por los aires y aterric en brazos de Eadric, pero lo derrib. En stas, un coletazo golpe el agua y nos salpic de agua ftida, por lo que nos apartamos a toda velocidad para ponernos a cubierto.

~ 90 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Y ahora qu? pregunt secndome la cara con la mano. Estbamos an en la estrecha cornisa de piedra, demasiado cerca de la criatura que viva en el foso. Busquemos cmo entrar. Debe de haber alguna rendija en la muralla, o alguna piedra suelta. Tenemos que encontrarla. Y si no la encontramos? Pues esperaremos hasta que abran la puerta por la maana. Mira, no te preocupes, porque yo tambin crec en un castillo, recuerdas? Y un nio no deja ningn rincn sin explorar... En el castillo de mis padres haba cientos de grietas demasiado pequeas para un cro, pero no para un sapo o una rana. Si buscas una rendija para entrar en tu castillo, yo soy la persona indicada para descubrirla. La luna brillaba ya muy alto en el cielo cuando por fin encontramos la rendija que, a pesar de no ser demasiado ancha, al menos se adentraba hacia el interior de la muralla formando un tnel oscuro y diminuto. Otras criaturas lo haban recorrido, porque en el suelo haba esqueletos de escarabajo y cacas de ratn, y ola a humedad y moho, pero era un camino hacia el interior. Yo estaba muy contenta de haberlo hallado. El tnel desemboc de sopetn en un amplio espacio, y yo atisb desorientada antes de darme cuenta de que estbamos en el Gran Saln, el aposento ms importante del castillo y el corazn de todo el edificio, alrededor del cual partan una colmena de pasillos y antecmaras. Los restos del fuego ardan todava en la enorme chimenea de piedra, a cuyos pies los perros de mi padre se rebullan entre sueos, despus de atiborrarse con las sobras de la cena. Genial! le susurr al odo a Eadric. Estamos muy cerca de la escalera que lleva a la habitacin de mi ta, que est al final de ese pasillo. Qu hacemos con los perros? Procurar no despertarlos. Mi compaero me lanz una mirada escptica. Este es el momento insist. Maana por la maana habr tanta gente que ser imposible cruzar por aqu. Si no lo intentamos ahora, ms nos vale darnos la vuelta y regresar al pantano. Perdona, pero es que no me gustan nada los perros... Y mira qu perrazos! Ests segura de que estn dormidos? Por supuesto, no los oyes roncar? Vamos, yo ir delante; t sgueme de cerca y no hagas ningn ruido. Di un salto para salir del tnel, pero el eco del choque de mis pies contra el suelo de piedra retumb en el Gran Saln. Me qued inmvil, atenta a los perros. Sin embargo, stos seguan respirando pausadamente, roncando y gimiendo en sueos; uno de ellos grua, mientras que otro mova las patas como si corriera, aunque no se desplazaba ni un centmetro en el suelo. Por su parte, Bowser, el mastn preferido de pap, yaca sobre el lomo y agitaba las patas en el aire como si tratara de volar; volva a ser un perro en lugar de un pato, de modo que

~ 91 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

ta Grassina deba de haber encontrado el pergamino adecuado para devolverle su condicin perruna. Me puse a brincar detenindome de vez en cuando para cerciorarme de que los perros seguan dormidos. Habamos cruzado ya el Gran Saln y faltaba poco para llegar al pasillo cuando, al saltar, ca en un charquito de pis de perro; el lquido apestoso me salpic de pies a cabeza. Qu asco! exclam olvidndome de no hacer ruido. Uno de los perros se movi y me gir con brusquedad: era Bowser, el enorme mastn, que se levant trastabillando y ech a andar hacia nosotros. Rpido, ah dentro! Eadric seal un cubo de madera. El cubo me resultaba conocido, pero no recordaba qu sola contener. No haba tiempo de ponerse a escoger, con el perrazo en camino... Un, dos, tres! dije, y ambos saltamos al cubo de agua tibia. Enseguida ca en la cuenta de dnde estbamos. Eadric! susurr. sta es el agua que beben los perros! Y si se ha despertado porque tena sed? Por qu no me lo has dicho antes? Acabo de darme cuen... Chisst! Aqu viene! Me aplast contra un lado del cubo al avistar en lo alto la gran cabeza de Bowser. Est medio dormido pens; tal vez no se entere. Las orejas se le pusieron rgidas, y comprend que haba percibido nuestra presencia. Sent una vaharada de aliento maloliente cuando se inclin sobre el cubo. Eadric se sumergi hasta el fondo y supe que todo dependa de m. Cuac! exclam tratando de imitar lo mejor que poda a un pato. Cuac! Cuac! Cuac! Qu demonios... Bowser retrocedi, sorprendido. Cuac! Cuac! Cuac! repet chapaleando como un pato. No! gimi el perro. Otra vez no! Ya no lo vea, pero o que se escabulla a toda prisa del saln, araando el suelo de piedra con las pezuas. Como Eadric segua sumergido bajo el agua, aunque ya estbamos fuera de peligro, suspir y lo saqu de un tirn a la superficie. Ya podemos salir... El perro se ha ido. Tal vez est tan oscuro que no nos ha visto bajo el agua dijo izndose hasta el borde del cubo. Me encaram tras l y me dej caer en el suelo.

~ 92 ~

E.D. Baker
O tal vez tiene miedo de los patos... Por qu tenis patos en el Gran Saln? No he dicho que los tengamos.

La Princesa Rana

Eadric ech un vistazo atrs mientras se rascaba la cabeza con una pata. Pero creo que has dicho... murmur por lo bajo. Nos dirigimos hacia el pasillo, todava tratando de no hacer ruido, y respiramos aliviados cuando salimos del Gran Saln. Apostemos una carrera! susurr con ganas de estirar los msculos. Ya has perdido, tortuga! me contest tambin en un susurro Eadric. Recorrimos el pasillo rebotando de brinco en brinco. A travs de las troneras de la torre, la luna iluminaba los escalones cortados en forma de trozo de pastel y los saltamos uno tras otro para ver quin llegaba primero a la cima. Eadric me gan por diez segundos, aunque todava llevaba atado al lomo el botelln de aliento de dragn. Me detuve en el descansillo, agotada y sin aliento, aunque haca tiempo que no estaba tan contenta. Has ganado dije jadeando, pero slo porque tienes las patas ms largas. No ha sido por eso respondi tambin resollando. He ganado porque soy un saltador excelente y t eres lenta como una tortuga. Pues me da igual... Ya estamos aqu! Sonre de oreja a oreja, hasta que me dolieron las mandbulas. Con la ayuda de ta Grassina, esta misma noche volveremos a ser humanos!

~ 93 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Quince

Alc la mano para llamar a la puerta, pero Eadric me retuvo la mueca.

Hay algo que quiero decirte, antes de que entremos a ver a tu ta... dijo esquivndome la mirada. Me har muy feliz volver a ser un prncipe, pero ser sapo ha tenido sus cosas... Sobre todo desde que t te convertiste en rana. Qu quieres decir? Pues eso... Bueno, da igual, dejmoslo. Ser mejor que llames a la puerta. Aunque gir la cara, tuve tiempo de ver que frunca el entrecejo. S, ahora mismo, pero explcame qu quieres decir. No tendra que haber dicho nada suspir. Pues eso, que me lo he pasado bien siendo yo un sapo y t una rana, incluso en los peores momentos; mucho mejor que cuando estaba solo. En fin, por lo que a m respecta, te dira que no me disgustara seguir siendo sapo, si t sigues siendo rana tambin. Se atragant con las ltimas palabras, como si tuviera muchsima prisa por decirlas. Despus se aclar la voz y aadi: Adems, as no tendras que casarte con Jorge. No s qu decir... Me acerqu a l, pero se apart y se volvi hacia la puerta. No digas nada respondi, tenso. Anda, llama de una vez. Yo conoca esa cara de terquedad y saba que no vala la pena seguir preguntando. Sin acabar de comprender lo que me quera dar a entender, mi euforia se desinfl. Acaso quera seguir siendo un sapo, despus de todos los peligros que habamos corrido? Y... que yo fuera una rana tambin? Resolv averiguarlo ms tarde y me dispuse a llamar, pero antes de dar ningn golpe, la puerta se abri de par en par y ta Grassina se precipit en el umbral. Emma! exclam esbozando su tpica sonrisa. Mir a diestra y siniestra buscndome, pero como no baj la vista al suelo, no vio al sapo ni a la rana que aguardaban a sus pies. Dej de sonrer y tante la puerta a sus espaldas con intencin de volver a cerrarla. Habra jurado que... Ta Grassina, estoy aqu! grit, dichosa de verla otra vez.

~ 94 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Ahora todo ir bien pens. Ella lo arreglar todo. Sin embargo, se me cay el alma a los pies cuando mi ta nos dio un vistazo por fin y, al ver que haba dos sapos, se dio la vuelta para entrar de nuevo en la habitacin. La tristeza que percib en sus ojos me rompi el corazn; no soportaba verla tan triste. Ta, soy yo! grit, brincando angustiada una y otra vez. Soy yo, soy yo, soy yo! Soy Emma, tu sobrina! Me he convertido en rana! Aqu, mrame, ta Grassina! Por favor! La ta mir de nuevo al suelo y casi me pongo a llorar al ver su cara de espanto. No puede ser... Si yo le di a Emma el talismn para protegerla precisamente de estos hechizos... T no puedes ser Emma! S, s, soy yo! Le di un beso a Eadric, que es un prncipe encantado, y me convert en rana! Supongo que el talismn pudo haberme salido mal... dijo mi ta muy despacio enarcando una ceja. Emma estuvo hacindome preguntas acerca de un sapo que hablaba. Eso explicara su desaparicin... Bueno, ser mejor que entris los dos. No haca falta que lo dijera dos veces, de modo que la seguimos brincando, prcticamente, sobre el dobladillo de su falda. Incluso desde el punto de vista de una rana, la habitacin de Grassina era maravillosa, pues todo pareca clido y acogedor bajo la luz sonrosada de las esferas mgicas. Me hund hasta las rodillas en las mullidas alfombras, disfrutando del cosquilleo que me producan en las plantas de mis cansados pies, y me sent en la que haba frente a la chimenea y estir las patas. Eadric vino tras de m sin quitarle los ojos de encima a Grassina. As que sta es tu ta, eh? susurr. Es bastante guapa! Y se viste mucho mejor que Vannabe y la bruja vieja. Hasta huele mejor y todo. Muchas gracias replic Grassina, que tena muy buen odo. Supongo que es un cumplido, pero quines son Vannabe y la bruja vieja? La bruja vieja se llamaba Mudine expliqu. Viva en el bosque, pero se muri hace un ao, y Vannabe es una chica que quiere ser bruja y se apropi de la casa y los libros de Mudine cuando ella muri. Vaya, qu pena! dijo Grassina. En su poca Mudine fue una bruja de gran talento. La conoci usted? pregunt Eadric. Ella fue la que me convirti en sapo. Ah, s? dijo Grassina. Pues entonces no puede estar muerta, porque si fuera cierto, el encantamiento se habra acabado. Qu puede haberle pasado entonces? pregunt. Nos contaron que estuvo muy enferma. Y un da se acost en su cama y desapareci en medio de una nube de humo. Tal vez se fue a alguna parte a descansar, o a buscar a un mdico

~ 95 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

brujo, si realmente estaba muy enferma. A veces esos tratamientos duran mucho tiempo. Tal vez la abuela lo sepa insinu. Todos los mircoles por la noche, las brujas ms viejas se renen en torno a una hoguera para intercambiar historias y recetas. A lo mejor ha odo alguna noticia de Mudine. Dnde vive tu abuela? pregunt Eadric. En la Residencia para Brujas Ancianas. Es un lugar estupendo en el que cada bruja tiene una cabaita elegida a su gusto. La abuela eligi una hecha con galletas de jengibre, pero est un poco arrepentida porque siempre se queja de que los nios de la aldea se la comen. Ojal hubiera elegido una casa como la de su vecina, que tiene patas de gallina y camina sola. Nunca he odo hablar de un lugar as... Dnde queda? Al otro lado del ro, una vez que has atravesado los bosques. Es muy fcil encontrarla; hasta mi caballo conoce el camino. Ven aqu, Eadric dijo Grassina, que se estaba impacientando. Independientemente de lo que le haya ocurrido a Mudine, lo cierto es que hizo un buen trabajo, pues eres un sapo muy guapo. Eadric sonri y se acarici la calva cabeza verde, como si se peinara el inexistente cabello. Yo nunca me habra imaginado que un sapo pudiera ser tan vanidoso. Qu es eso que llevas atado a la espalda? pregunt Grassina. Si no me equivoco, parece aliento de dragn. Eadric asinti y, dndole una palmadita al botelln, explic: Lo saqu de la cabaa de Vannabe porque cre que podra hacer alguna tontera con l. Muy bien pensado, pues dejarlo en manos de alguien que no sabe lo que hace habra sido una idea psima. Eadric sonrea con tanta complacencia que me pona enferma. Entonces Grassina se volvi y me mir a los ojos. En cuanto a ti, parece que has averiguado un par de cosas acerca de la abuela de Emma y ests resuelta a hacerte pasar por mi sobrina, verdad? Pero si soy Emma! Vale, vale, pero debers convencerme de que es cierto. Cuntame tu historia, para que pueda formarme una opinin. Grassina nos levant con delicadeza y nos deposit sobre la mesita. Las mariposas de vidrio reposaban con las alas plegadas en los capullos de cristal. Me acomod a los pies de una gran rosa de color amatista, mientras Eadric se quedaba boquiabierto al descubrir que las flores y las mariposas estaban vivas.

~ 96 ~

E.D. Baker
Por dnde empiezo? pregunt.

La Princesa Rana

Mi ta se arrellan en su butaca esperando mi historia. Empieza explicando cundo te convertiste en rana. Es una historia larga le advert. No tengo prisa. Bueno pues... todo comenz el da en que el prncipe Jorge vino de visita... Siempre me ha gustado contar las historias con todo detalle, as que no omit ninguno, le interesaran a ta Grassina o no. Eadric se durmi a medio relato pero, en cambio, mi ta pareca fascinada. Frunci el entrecejo cuando cont cmo Vannabe trataba a sus animales y, en cambio, se ech a rer cuando habl de las lucirnagas que titilaban en el gaznate de Eadric. Me interrumpi una sola vez, y fue a buscar una taza de t para ella y un platito de agua para m. Cuando acab de hablar, tena la garganta reseca y dolorida. Es una historia fantstica! dijo Grassina. Divertidsima! Pero cualquiera podra inventrsela con un poco de imaginacin. Convnceme de que eres mi sobrina; necesito una prueba, algo que slo Emma sepa y nadie ms pueda habrtelo contado. A todo esto, omos un susurro entre las cortinas y una silueta negra se col en la habitacin, revolote por detrs de Grassina y se colg debajo de su butaca. Hazle cosquillas! dijo el recin llegado. O cuntale una broma divertida! Quin ha dicho eso? pregunt mi ta ponindose de pie de un salto. ste es Sarnoso. Ya te he hablado de l. Ah, claro, el murcilago de la bruja! Mi ta se inclin para mirar debajo de la butaca y le coment: Me han dicho que ests interesado en vivir aqu, no? Depende... Eres una bruja de verdad, o una aprendiz como Vannabe? Yo soy una bruja de verdad, no lo dudes. Puedes preguntrselo a la madre de Emma. Y sabes muchos conjuros? No slo los s, los hago! Ests satisfecho? Supongo. Pero hay un problema: no tienes ninguna viga. Dnde me colgar si aqu no las hay? Mmm... Una viga? No haba pensado en eso. Grassina alz la cabeza para mirar el techo, mientras una suave brisa que se colaba por la ventana balanceaba las esferas de luz mgica. Y, adems, esas luces... Pero ya pensaremos en algo, no te preocupes. Por qu queras que le hiciera cosquillas a esta ranita?

~ 97 ~

E.D. Baker
Si le haces cosquillas, lo sabrs.

La Princesa Rana

Eadric, que se haba despertado hacia el final de la historia, grit lanzndose hacia m: Se las har yo! No creo... dije retrocediendo. No me gusta que me hagan cosquillas. Es por una buena causa respondi. Y dicho y hecho, me agarr un brazo y me hizo cosquillas en el cuello y los costados con la otra mano; trat de hacrmelas en el sobaco, pero me escabull y tropec con el jarrn. Una rosa plida se tambale y los ptalos desprendidos cayeron sobre la mesa haciendo clinc, clinc, clinc. Eadric logr agarrarme un pie y se puso manos a la obra. No! grit. En el pie no! Fue entonces cuando solt la risa. Re y re, hasta que la barriga me doli y las lgrimas me corrieron por las mejillas. Continu riendo hasta quedarme sin aliento, pero no era una risa que tintineara como una campanilla, sino una especie de bramido, que me sala desde el fondo de las tripas y estallaba en mis labios. Eres Emma! reconoci Grassina, que se haba echado a rer conmigo. Es verdad! Nadie ms podra rerse as! Detente! Detente! jade sin fuerzas para apartar a Eadric. l sonri, me solt el pie y se dej caer sobre la mesita. Disclpeme dijo empinando la cabeza hacia mi ta, pero no haba otro mtodo ms sencillo, como unos polvos mgicos o algn conjuro para cerciorarse de que era Emma? S, s lo hay y, de hecho, pienso usarlo ahora mismo. Quiero que Emma vea... Ven, ponte aqu. Grassina me cogi y me puso en el suelo . Ser mejor que te apartes, Eadric. No sea que te salpique. Sarnoso se asom por debajo de la butaca. Los extraos lo atemorizaban, pero su pasin por la magia era ms fuerte que su miedo. Vas a hacer magia? S dijo Grassina. Quieres ayudarme? Por supuesto! El murcilago se descolg hasta el suelo y mir a mi ta con reverencia. Mudine nunca me dejaba hacer nada... aparte de cazar bichos, claro. Ya veo, ya... asinti Grassina, comprensiva. Pero aqu las cosas sern diferentes. Entonces mi ta mir alrededor hasta que se fij en un viejo cabo de vela que se aguantaba en un charco de cera slida encima del escritorio. Hizo un gesto con el dedo, murmur una palabra y la vela se encendi. Ahora tienes que apagar la vela cuando yo te diga. Pero slo cuando

~ 98 ~

E.D. Baker
yo te diga, comprendido?

La Princesa Rana

S, seora afirm Sarnoso. Comprendido! Tengo que apagarla cuando t me digas, pero antes no! Perfecto! El murcilago, relucindole los ojos de la emocin, revolote hasta el escritorio y se plant junto a la vela encendida. Se llen los carrillos de aire y contuvo el aliento sin apartar la vista de mi ta. Me gusta la gente entusiasta me susurr al odo Grassina, pero ser mejor que nos demos prisa antes de que se desmaye. As pues, levant el brazo, me seal con el dedo y dijo: Ahora, Sarnoso! El murcilago tuvo que soplar tres veces antes de apagar la vela. Cuando lo consigui, la habitacin qued en tinieblas, an ms oscura que antes de que se encendiera la vela, porque tambin se haban apagado las esferas mgicas. Qu tal lo he hecho? pregunt Sarnoso, satisfecho. Grassina habl entonces, con voz clara y dulce:
Bajo el encantamiento, bajo el conjuro, ensanos tu secreto, mustranos la verdad. Aparta lo ilusorio, djanos admirar cmo es en realidad tu rostro nico.

Una lluvia de chispas se agolp a mi alrededor, como un torbellino de nieve en una ventisca. Sent un cosquilleo en la nariz y estornud con los ojos cerrados. Cuando los abr, me vi flotando por encima de m misma, o al menos eso me pareci. Donde antes haba tinieblas, luca ahora una luz difusa iluminando mi cuerpo de chica, que estaba de pie en el mismo lugar donde yo, como rana, me agazapaba en el suelo. Fue un poco desconcertante, hasta que me di cuenta de que la imagen no era ms slida que una neblina y poda ver a travs de ella; mi cuerpo era el de siempre, salvo que estaba rodeado de chispas. Al principio cre que eran un efecto del conjuro, pero siguieron titilando alrededor de mi imagen como una nube de lucirnagas. Qu son esas chispas? pregunt. Sarnoso te lo dir, verdad que s? sugiri Grassina mirando al murcilago, que brincaba en la mesa temblando de emocin.

~ 99 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

ste asinti varias veces, demasiado agitado para quedarse quieto, y exclam: Emma tiene el don! El no s qu del que siempre hablaba Mudine! Qu es no s qu? Sarnoso quiere decir que posees el don de la magia explic Grassina . Es un talento especial que se tiene desde que se nace. Por lo que me / has contado, Vannabe no lo tiene, pero t s, lo quieras o no. Yo lo saba, yo lo saba! chill Sarnoso. No slo bastaba saber leer para que los conjuros funcionaran tan pronto! Tendras que haberla visto. Esas jaulas estaban ms cerradas que la boca de una estatua pero, en cuanto Emma ley el conjuro, zas!, quedaron libres. Ni siquiera Mudine lo habra hecho tan rpido. Despus de leer los conjuros del libro, yo estaba convencida de que cualquier tonto poda ponerlos en prctica. Entonces mir otra vez mi propia imagen y abr y cerr la boca como un pez moribundo; quiz era cierto que estuviera destinada a ser una bruja y tal vez, si me esforzaba, encontrara algn conjuro para dejar de ser tan patosa. O tal vez podra ayudar tambin a otras personas! Al fin y al cabo a eso se dedicaba siempre mi ta. Grassina hizo un gesto y las esferas mgicas volvieron a encenderse; la luz disolvi mi imagen, que ya se haba hecho ms tenue. Mi ta me mir y sonri una vez ms. Qu alegra que hayas regresado, Emma...! Quisiera darte un abrazo, pero tengo miedo de aplastarte. Ya me lo dars dije, aliviada de que pudiera contenerse. Cmo te ha ido siendo rana? Pues ha tenido sus momentos... Es por eso que vinimos a hablar contigo. Necesitamos que nos conviertas en humanos otra vez. Puedes hacerlo esta misma noche? O necesitas prepararte? Me temo que no ser tan sencillo. Primero tenemos que averiguar por qu te convertiste en rana. Dices que le diste un beso a Eadric? Si, eso es. Bueno, tampoco fue un autntico beso. Mmm... dijo la ta pensativa. Haba alguien ms presente en ese momento? No, estbamos solos los dos. Qu llevabas puesto? Mi vestido azul y los zapatos que prefiero en tercer lugar, y en el pelo... No, no, quiero decir si llevabas alguna joya. Lo recuerdas? Pues no... Solamente me haba puesto el brazalete que me regalaste.

~ 100 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

El brazalete para revertir conjuros que te regal cuando tenas cinco aos? Para revertir conjuros, has dicho? Yo crea que su nica virtud es que brillaba en la oscuridad! No, no. Es un brazalete mgico. Te lo di cuando eras nia para protegerte. Si una bruja trataba de lanzarte un conjuro, ste recaera sobre ella. Claro, si lo llevabas puesto cuando besaste a Eadric... S afirm, me lo haba puesto. Pues ah est la respuesta. Ese conjuro no iba dirigido a ti, lo entiendes? O sea que cuando Eadric y yo nos besamos... ...el brazalete revirti el conjuro. En principio, el beso deba convertir a Eadric otra vez en humano, pero, en lugar de eso, ocurri lo contrario y t te convertiste en rana. No debera ser tan difcil de arreglar. Slo tienes que ponerte el brazalete y besar a Eadric otra vez. Si lo haces, ambos os convertiris de nuevo en humanos. Tendra que haberme alegrado de conocer la causa de mi transformacin, pero confiaba en que la solucin fuera ms sencilla. As pues, al percatarme de que mi ta me observaba, frunc el entrecejo y me puse a saltar alternando los pies. No habrs perdido el brazalete, verdad, Emma? pregunt. Ms o menos confes a regaadientes. Una nutria se lo llev nadando mientras estbamos en el arroyo. Supongo que podramos buscarla... A menos que t puedas hacer algo al respecto. No podras deshacer el encantamiento con uno de tus conjuros? Podra, si yo hubiera encantado a Eadric. Pero, como no es as, t eres la nica que puede revertir el hechizo. Tal vez pueda ayudarte a encontrar a la nutria... Pareces preocupado, Eadric. Te pasa algo? No, qu va. Es que cada vez que parece que ser de nuevo un prncipe surge algn contratiempo. Tal vez estoy destinado a ser un sapo el resto de mi vida. Si eso es lo que te apetece, adelante. Pero entonces Emma tambin seguir siendo una rana. Ahora vuestros encantamientos estn ligados el uno al otro. O segus siendo sapo y rana, o bien os converts ambos en humanos. Yo voto por ser humanos dije, al recordar cuntas veces haba estado a punto de morir siendo rana. Pues entonces yo tambin. Eadric suspir y se rasc la cabeza con una pata. Aunque no s si usted conocer a alguien que quiera ir maana al pantano, o quiz s? Yo misma os llevar. No todos los das puede una llevar a un prncipe y a una princesa metidos en una cesta!

~ 101 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Diecisis

altaban tantas horas para el amanecer que decidimos descansar antes de encaminarnos hacia el pantano. Eadric roncaba ya en el cojn de una butaca cuando Grassina se agach a darnos las buenas noches. Que duermas bien, Emma. Tal vez no sea tan sencillo encontrar el brazalete y quiero que ests despejada y vuelvas sana y salva a casa. Todava no s qu les contar a tus padres. No les digas nada insinu. Hablar con ellos cuando volvamos. Yo misma no tena ni idea de qu les dira, pero saba que tendra que darles una larga explicacin. No obstante, me alegr comprobar que la perspectiva de encararme con ellos no me pona nerviosa como en otros tiempos. Muy bien dijo Grassina, satisfecha. Siempre pens que tarde o temprano te haras cargo de tus cosas. Pero has de saber que tu madre te ha extraado ms de lo que crees; cuando se percat de que te habas ido, mand a todo el mundo a buscarte. No es tan mala, sabes? De hecho, cuando ramos jvenes, todos decan que era muy buena chica, ms que yo. A ti no te debi de hacer eso mucha gracia, no? Pero era cierto! coment Grassina riendo por lo bajo. Yo tena el don de la magia y siempre andaba metindome en los. Desde que ramos nias, supimos quin de las dos lo tena, aunque fue una injusticia para tu madre, claro, porque se perdi un montn de cosas. Pero, a la larga, yo tambin sal perdiendo, porque tu abuela (que me consideraba su hija preferida) rechaz a mi nico pretendiente, ya que no le pareci digno de m. En cambio, Chartreuse pudo elegir con quin casarse. O sea que mam escogi a pap? Siempre cre que haba sido una boda arreglada. Si fue apaada, ella misma la apa. Y mam te envidiaba? Claro! Despus de todo, yo era la preferida. Creo que por eso es tan dura contigo, porque t y yo nos parecemos mucho.

~ 102 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Nos despertamos varias veces, y la ltima fue justo antes del amanecer. Grassina puso en el suelo una cesta de mimbre acolchada con una pequea tarta de fruta en el fondo. S que las ranas no suelen comer tarta de fruta, pero tal vez os entre hambre. Lo siento, pero se me han agotado los bichos. Eadric salt dentro de la cesta y le dio un lengetazo a la tarta. Est buensima! anunci, y se aplic a comerse el resto. Yo me met tambin en la cesta, pero estaba demasiado nerviosa para comer. No te parece genial, Eadric? dije cuando Grassina nos levant del suelo. Encontraremos a la nutria, conseguiremos el brazalete, te dar el beso y estaremos de regreso a la hora de comer. O, como mucho, para la cena. Yo estara un poco ms tranquilo si ya furamos humanos rezong l. Grassina baj la escalera y atraves el Gran Saln. Los perros estaban despiertos y reclamaban comida metindose entre las piernas de los sirvientes. Bowser se escabull a toda prisa debajo de la mesa al ver a la ta, pero los otros tres mastines se acercaron a investigar. Empujaban la cesta con el hocico y geman para que les permitiera asomarse dentro, porque los olores suculentos de la tarta, una rana y un sapo eran demasiadas tentaciones juntas. Grassina trat de espantarlos, pero la siguieron hasta la puerta. Me agazap en el fondo de la cesta y cerr los ojos, como si no verlos supusiera una buena proteccin; en cambio, Eadric estaba tan atareado con la tarta que no se dio cuenta de nada. Cuando salimos del jardn, le indiqu a mi ta cmo ir hasta el estanque donde haba conocido a Eadric. Me asom al borde de la cesta y ech una mirada mientras l segua en el fondo, comindose la tarta. El lugar no haba cambiado mucho desde la ltima vez que haba estado all: en el barro de la orilla haba huellas de pato y una abeja reina haba creado un nuevo panal en el rbol agujereado al otro lado del estanque. Visto desde lo alto, nada pareca grande ni amenazador; estaba convencida de que tendramos suerte. A ver, dnde os besasteis? pregunt ta Grassina. Hay que ser bastante precisos, as que tratad de recordarlo bien. Fue ah indiqu sealando el claro junto a la orilla. Ests segura? inquiri Eadric asomndose al borde de la cesta. Claro que estoy segura! Fue el primer beso de mi vida! Lo recuerdo perfectamente... Al menos hasta que todo se puso borroso. Bien, bien dijo Grassina, y atrap al vuelo a Eadric, que estuvo a punto de perder el equilibrio por culpa del botelln de aliento de dragn, que todava llevaba atado sobre el lomo. Estaos los dos quietos aqu; ahora trataremos de encontrar a la nutria. Dej la cesta encima de un tronco y sac de su bolsa un objeto negro y

~ 103 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

reluciente, como una lmina con forma de hoja, que brillaba bajo el sol igual que las relucientes espadas de pap, aunque la luz centelleaba en ella por ambas caras y en todos sus puntiagudos bordes. Qu es eso? pregunt. Crea conocer casi todo el instrumental mgico de mi ta, pero jams haba visto aquel utensilio. Le hice un pequeo favor a un dragn cuando me fui de viaje la semana pasada y, en agradecimiento, me regal una de sus escamas. Los dragones tienen un sentido infalible de la orientacin, as que pens que podra sernos til. Mirad! La ta se plant en el claro que yo haba sealado y levant la escama en alto.
Un brazalete de oro encantado cay en este lodazal. Una nutria lo ha encontrado, se lo ha llevado a su hogar. La duea del brazalete lo quiere recuperar. Ha venido en busca de la nutria. Por favor, dinos dnde est.

La escama era negra como el carbn, pero en su interior brill una luz, primero roja, luego azul, de nuevo azul y otra vez roja. Ta Grassina la meti en la cesta, la apoy contra un lateral y me vi a m misma reflejada en la reluciente superficie. Toma me indic, pon tu mano sobre la escama. Eres la duea del brazalete y a ti te dir en qu direccin buscar. El estmago me dio un brinco cuando levant la cesta. Me aferr a ella para no perder el equilibrio y esper a tener las patas bien plantadas antes de estirar la mano para tocar la escama. sta era negra como la noche ms negra, del tamao de la palma de la mano de pap y tan gruesa como su dedo pulgar; y de borde aserrado, salvo en una parte ms roma. Me dije a m misma que era una suerte no tener que alzarla yo, pues era tan resbaladiza que la habra dejado caer, o me habra cortado con el filo de los bordes. Qu hago ahora? pregunt levantando la vista hacia Grassina. Esperar. La paciencia es una gran virtud, sobre todo a la hora de hacer magia. Ahora la escama est buscando a la nutria y pronto nos dir hacia dnde debemos ir.

~ 104 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Nos hablar? pregunt Eadric pegando la oreja al centro de la escama. No, claro que no! ri ta Grassina. Nos lo dir mediante los colores: si se pone roja querr decir caliente y significar que llevamos el rumbo correcto; si se pone azul querr decir fro, y adoptar ese color si tomamos cualquier otra direccin. Atentos, ya est reaccionando! El brillo rojo haba desaparecido; slo luca el color azul. Dice fro, ta Grassina, as que no es por aqu. Date la vuelta en otra direccin. Caliente, fro, esto parece un juego de nios rezong Eadric. Supona que un dragn podra ayudarnos un poco ms. Le hice un favor pequeo, como te dije! aclar Grassina sonriendo . Adems, con esto tenemos suficiente. Y ahora, Emma? Mi ta fue girando en redondo, pero el brillo sigui siendo azul. Sin embargo, cuando hubo dado tres cuartos de vuelta, el rojo titil. Es por ah, ta Grassina! Vamos! Muy bien! Adelante! Se recogi la falda con una mano, se colg la cesta del brazo y ech a andar. Usted misma nos llevar hasta donde est la nutria, ta Grassina? pregunt Eadric tambalendose en la cesta. Es muy amable de su parte. No lo hago por amabilidad, sino porque no permitir jams que mi sobrina vuelva a pasearse sola por este pantano, despus de lo que le pas la ltima vez. Atenta a la escama, Emma. Dime cundo tengo que cambiar de rumbo. Vas bien, ta Grassina. No, espera!, por ah no... Eso, un poco ms a la izquierda. Nunca he sabido calcular distancias, pero pronto comprend que la nutria no estaba a un tiro de piedra. Grassina y yo continuamos trabajando en equipo, yndonos de aqu para all segn la luz fuera roja o azul. De vez en cuando, la escama nos conduca hasta obstculos infranqueables charcas, lodazales e incluso un pozo sin fondo y entonces tenamos que retroceder y buscar otra ruta, porque era imposible avanzar en lnea recta. Para colmo, Grassina volva sobre sus pasos cada vez que topbamos con un macizo de flores y no se quedaba tranquila hasta que las rodebamos a una distancia prudencial. Estaba segura de que mi ta deba de estar cansada, puesto que yo misma haba recorrido aquella cinaga. Sin embargo, ella segua adelante sin quejarse ni dejar de rer, aunque el lodo intentara tragrsele los zapatos o las ramas le araaran el rostro, o tuviera que volver por ensima vez sobre sus pasos. Slo sugiri que nos detuviramos cuando coment que me dola la cabeza por el centelleo de las luces. Realmente necesitaba un descanso, pero era tambin una excusa para que ella hiciera un alto.

~ 105 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

No haba dnde sentarse como no fuera en el suelo embarrado, pero mi ta se dirigi a un pequeo montculo y susurr algo en voz baja. Acto seguido, la tierra retumb y del montecillo brot una piedra de gran tamao; sta gir sobre s misma y nos ofreci su parte plana. Con otro susurro, Grassina hizo soplar una ligera brisa que limpi la superficie de la piedra de tierra e insectos y, suspirando complacida, se sent con la cesta sobre las piernas. Puedo preguntarle una cosa? cuestion Eadric. Por supuesto, pero no s si sabr responderte. Ese conjuro que ha hecho antes, el del brazalete... Se lo ha inventado en ese momento o haca tiempo que lo tena en mente? Me lo he inventado en ese momento; es como hago casi todos mis conjuros. Pues le salen muy bien! A m nunca se me ocurrira algo as de improviso. Todo es cuestin de prctica. Y siempre tienen que rimar? pregunt yo. No, qu va! Eso depende de cada bruja. A algunas les resulta ms fcil la rima y a otras, la prosa. La cuestin es sentirse a gusto. Yo prefiero hacerlo porque siempre me han gustado los poemas con rima. Haywood sola escribirme algunos preciosos... Pero para encontrar las palabras correctas... Resulta ms fcil con el tiempo y la prctica. Al comienzo es mejor usar conjuros conocidos, que ya sabes que funcionan. Mmm... musit. Me qued reflexionando largo rato; despus de mis xitos con la magia en la cabaa de Vannabe, vea el oficio con otros ojos. S, haba metido la pata todas las veces anteriores que haba intentado realizar conjuros, pero era porque crea que no estaba capacitada para hacerlo bien; en cambio, ahora saba que era capaz, que tena el don... De repente se me ocurri algo; al principio no fue ms que una vaga idea, pero cuanto ms pensaba en ella, ms me convenca de que podra funcionar. Le estaba muy agradecida a ta Grassina, puesto que sin ella habra sido mucho ms difcil y lento encontrar a la nutria, pero, sin embargo, quera poner a prueba mis habilidades. Me gustara recuperar yo misma el brazalete, ta Grassina le espet, a sabiendas de que ms tarde no tendra valor para decirlo. Quiero hablar yo con la nutria cuando la encontremos. Emma solt Eadric, te has vuelto loca? Pero por qu? cuestion Grassina frunciendo el entrecejo. Yo estar contigo y la nutria no me har dao. En cambio t, siendo una rana, puedes correr peligro. Tengo un plan: quiero hacer un conjuro. T misma dijiste que tengo el

~ 106 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

don, el talento natural para la magia. Y si realmente lo tengo... No, no! Eadric se atragant con las palabras. Ni hablar! Ya te lo he dicho: las nutrias se comen a las ranas! No sabr que soy una rana! Ya lo vers! Cuntame cul es tu plan sugiri Grassina. Nunca la haba visto tan seria. Es muy sencillo: me har pasar por el hada del pantano y le dir a la nutria que el brazalete es mo y que debe devolvrmelo. En este pantano no hay ninguna hada, o s, ta Grassina? Ninguna, que yo sepa, aunque no tengo mucha amistad con las hadas de por aqu. Eres una rana, Emma! explot Eadric. Cmo crees que podrs hacerte pasar por un hada? Eso no supone una dificultad intervino Grassina, porque las hadas son seres mgicos y pueden tomar la forma del animal que les apetezca. Yo he conocido a algunas con cuerpo de gato. Por qu no, pues, un hada rana? Y por qu toda esta historia del hada del pantano, a fin de cuentas ? insisti Eadric. Porque la nutria no le entregara el brazalete a una rana expliqu, pero apuesto a que s se lo dara a un hada. Todo el mundo sabe que las hadas son muy desagradables cuando se enfadan. Y qu hars si la nutria se muere de risa? refunfu Eadric. Har un poquito de magia para convencerla de que hablo en serio. Ya tengo en mente varios conjuros. Quiz ste no sea el momento oportuno de recordarlo apunt Grassina, pero algunos de tus conjuros no han salido del todo bien... Eso era antes. Ahora estoy pensando en los que haba en el libro de Mudine; probar con uno de ellos, o con varios, si hace falta. Y se es todo el plan? dijo Eadric. No dar resultado! Es demasiado sencillo. No estoy de acuerdo contigo, Eadric coment Grassina. Los planes ms sencillos suelen ser los mejores. Cuanto ms complicado es un plan, ms fcil es que algo salga mal. Pero, por otro lado, no me parece una buena idea, Emma. Es demasiado peligroso! No tienes experiencia y ni siquiera practicas, como te he aconsejado. Lo s y lo siento. Pero estoy segura de que todo ir bien. Tal vez dijo Grassina. Pero no es la mejor ocasin para poner a prueba tus dotes. Aunque los conjuros funcionaran, la nutria podra ser ms rpida que t. Lo siento, pero yo me har cargo de este asunto. No era fcil discutir con ta Grassina. Una vez que tomaba una decisin,

~ 107 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

ya no volva a escuchar la opinin de los dems. Estaba resuelta a insistir cuando not que ella tena una mirada ausente y me di cuenta de que ya estaba tramando lo que iba a hacer.

~ 108 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Diecisiete

legamos al ro alrededor del medioda y comprendimos que estbamos cerca de la nutria, porque multitud de centellas rojas, que refulgan como fuegos artificiales, recorran la superficie de la escama. Seguimos el curso del ro hasta donde se hallaba un viejo sauce semidesmoronado cerca de la orilla, aunque sus races se aferraban al resbaladizo barro que se desmenuzaba al paso de las aguas. Entonces la escama se puso de color rojo fuego... Habamos encontrado la madriguera de la nutria! Eadric y yo asomamos la cabeza por el borde de la cesta mientras Grassina avanzaba un poco ms. A lo largo de la orilla, rodeando la madriguera por todas partes, haba un macizo de arbustos coronados de capullos de color azul plido. Grassina sofoc un grito, dio media vuelta y se march ro arriba para alejarse de las flores. Vaya, qu fastidio! protest, ya a cierta distancia, secndose el sudor que le perlaba el labio superior. Te encuentras bien? le pregunt, al ver que haba empalidecido. S, s... Se palp la cara como si quisiera comprobarlo. Pero no puedo acercarme ms a la madriguera. Est rodeada de delfinios, ya lo has visto. Si llego a tocarlos... No entiendo nada coment Eadric. Tiene miedo de tocar las flores? Les tiene alergias Me temo que no es alergia, Emma. Es una maldicin que persigue a nuestra familia desde hace generaciones. Empez con Hazel, la primera Bruja Verde. Pero mam y t me dijisteis que era alergia. No queramos asustarte. Pero se trata de una maldicin que recae sobre las mujeres de la familia el da que cumplen diecisis aos. Nos pareci que an tenamos tiempo para contrtelo. Y en qu consiste? Mi ta se estremeci y puso cara de terror, pero nos lo explic: La maldicin convierte a la persona en un ser repugnante: el pelo se le reseca y la nariz se vuelve ganchuda y se agranda hasta llegar casi al mentn; la cara y el cuerpo se llenan de verrugas, la voz se convierte en

~ 109 ~

E.D. Baker
un graznido y el carcter...

La Princesa Rana

Pero si parece que hablas de la abuela! La maldicin la volvi as de fea? As es. Tu abuela no crea que la maldicin fuera cierta, hasta que fue demasiado tarde. Eadric se rasc la cabeza con la pata, con tanto mpetu que estremeci la cesta, y pregunt: Y no hay manera de romper la maldicin? Despus de todo, sois una familia de brujas... Es una maldicin muy antigua. Segn cuentan, Hazel era una chica guapsima que a los quince aos ya saba bastante de brujera y, adems, tena muy buena mano para las plantas y criaba las flores ms bellas de la regin. En su decimosexto cumpleaos, celebr una gran fiesta e invit a todos los prncipes, princesas, brujas y hadas de los alrededores. Al final de la velada, le dio a cada invitado un ramo de flores encantado, que les durara toda la vida. Sin embargo, se haban colado algunos invitados imprevistos, y los ramos se acabaron. La ltima hada que sali del castillo no recibi ms que una disculpa y maldijo a Hazel y a todas sus descendientes. Por desgracia, la maldicin tambin provocaba muy mal carcter y Hazel se convirti en una persona tan amargada que no hizo las paces con el hada. Cuando muri, ya no hubo remedio, y sus descendientes heredamos la maldicin. Y como las hadas viven muchsimo tiempo, todava nos afecta a nosotras. Despus de cumplir los diecisis aos, ninguna mujer de nuestra familia se atreve a tocar una flor para no padecer el mismo destino que Hazel. Qu cosa tan terrible! se lament Eadric. Pero no te preocupes, Emma; nunca te regalar flores despus de que cumplas los diecisis. Hombre, gracias dije pensando que de cualquier modo no me las regalara. Lo siento, Emma! se disculp Grassina retorcindose angustiada las manos. No me atrevo a acercarme a esas flores! No puede quitarlas de en medio con un conjuro ? pregunt Eadric. No. Bastara con pronunciar el hechizo para desatar la maldicin. Bueno, no importa la tranquilic. Ya te he dicho que quera hacerlo yo sola. Aunque si me ayudas a arreglarme un poco... Claro, claro! Mi ta todava pareca preocupada. Me siento fatal, de verdad, porque es muy peligroso. Tenemos que tomar todas las precauciones... Grassina asinti como si hubiera llegado a una decisin . Bien, vamos all. En qu quieres que te ayude? Primero tenemos que encontrar algunas cosas. Yo haba pensado hacerme una falda de ptalos, pero Grassina no poda ayudarme por culpa de la maldicin. De manera que recogimos unas hojas aterciopeladas con forma de corazn y buscamos los dems elementos del disfraz. Mi ta confeccion unas bolsitas enrollando hojas ms grandes y

~ 110 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

llen una de ellas con savia de pino, otra con polvo de mica, procedente de una roca desportillada, y las dems con agujas de pino y telaraas. Tambin encontr una ramita recta que no era demasiado gruesa ni demasiado larga y pareca hecha a la medida de mi mano. En el meandro del ro, las liblulas revoloteaban sobre el agua atareadas en sus propios quehaceres misteriosos. Grassina y yo esperamos en la orilla mientras Eadric consegua algunos pares de alas y aprovechaba para tomar un tentempi. Yo estaba demasiado exaltada para comer. Caminamos los tres hasta el borde de un prado y mi ta y yo nos sentamos en un peasco baado por el sol. Eadric se entretuvo cazando ms bichos. Trat de coserme yo misma la falda con el hilo de telaraa, pero la aguja se escurra entre mis dedos de rana y Grassina tuvo que hacer de costurera. Mientras ella cosa la falda, yo embadurn la punta de mi ramita con savia de pino y la recubr con polvo de mica para que brillara como una varita mgica. Una vez lista la varita, examin las alas de liblula que haba trado Eadric y apart las ms bonitas. Algunas eran demasiado grandes y otras demasiado pequeas. Pero por fin escog un par de color amarillo mantequilla, con rayas verde plido; eran del tamao ideal y, adems, combinaban con el verde esmeralda de la falda. Finalmente, me puse la falda y Grassina me peg las alas a la espalda con otro brochazo de savia de pino. Se escurrieron un poco y, mientras estbamos arreglndolas, Eadric regres con la panza hinchada por la comilona. Ya estoy lista! anunci, aunque las alas an no estaban del todo en su sitio. Espera un momento pidi Grassina. Se quit una cadena del cuello y me ense una bola de cristal engastada en filigranas de oro. Sopl sobre ella y su aliento empa el cristal, que se torn lechoso y opaco. Ahora tcala con la varita dijo ofrecindome la bola. En cuanto la toqu, mi cara apareci en el cristal. Ya est dijo la ta arrellanndose en el peasco. Ahora la bola est enfocada hacia ti y me ensear todo lo que ocurra a tu alrededor. Estar observndote desde aqu y, si veo que me necesitas, estar contigo en un instante, con o sin maldicin. Grassina... balbuc. No te dejar ir sola si no es as. A m me parece bien opin Eadric, pero yo pienso ir con ella. No! exclam. No surtir efecto si hay alguien ms presente! Eadric alz una mano para acallar mis protestas y me explic: No ir contigo hasta la misma madriguera ni dejar que la nutria me

~ 111 ~

E.D. Baker
vea. Pero quiero asegurarme de que ests bien.

La Princesa Rana

Me conmovi su preocupacin. A veces se comportaba como un pelma, pero otras veces como un ngel. La verdad, nunca acabara de entenderle. Me desped de Grassina despus de prometerle que tendra cuidado y me encamin hacia la madriguera de la nutria acompaada de Eadric, que pareca bastante alegre, pero a medida que nos acercbamos al ro se puso taciturno. Se me ha ocurrido una cosa coment: Qu te parece si esperamos a que la nutria se marche y aprovechamos entonces para sacar el brazalete? Y arriesgarnos a que vuelva de repente? Estaramos acorralados en la madriguera y nos comera apenas regresara. Cierto... pero y si uno de los dos la distrae...? Ya lo hemos discutido, Eadric! Ya lo s, pero opino que no debes arriesgarte. No eres invencible, sabes? Adems, yo tengo ms experiencia; en cambio, t nunca te has enfrentado a un dragn iracundo, ni a un duende desquiciado. No puedo evitarlo: estoy muy preocupado. Si te ocurre algo malo, ser un sapo solitario el resto de mi vida. Venga, dame el disfraz y yo me har pasar por el hada del pantano. No fue nada fcil contener la risa. La idea de ver a Eadric con la falda del hada era indescriptiblemente graciosa. Sin embargo, el ofrecimiento me conmovi una vez ms. Eres muy gentil, Eadric, pero me temo que no podr ser. Nadie se creera que t eres el hada. No s... Todo saldr bien, Eadric. S lo que hago. O eso espero, pens tratando de mostrarme optimista. Pero y si la nutra no me crea? O si ta Grassina no llegaba a tiempo? No sera tan slo una humillacin peor que todas las anteriores, sino que si fracasaba, la nutria me comera de un bocado. Sin embargo, si tena xito, Eadric y yo volveramos a ser humanos antes del anochecer. Todo mi futuro estaba en juego, pasara lo que pasase, si es que realmente tena futuro... El sol declinaba ya y proyectaba las sombras alargadas cuando avistamos la madriguera de la nutria. Estbamos tan concentrados en nuestro plan que dejamos de vigilar los alrededores, pero, de repente, omos el golpeteo de unas pezuas y apenas tuvimos tiempo de brincar para escondernos de un enorme perro blanco. Era el mismo que trat de comerme, el mismo que el viejo sapo espant. Por la manera como olfateaba el aire, evidentemente haba dado con nuestro rastro y no tardara en descubrirnos, aunque nos agazapramos entre la hierba. Qu vamos a hacer? le pregunt a Eadric. Si nos metemos en el

~ 112 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

agua arruinar el disfraz y tendr que hacerlo todo otra vez. No te preocupes. Yo me encargar de l. T busca la madriguera debajo de las races del sauce. Nos encontraremos otra vez aqu en cuanto me deshaga del perro. Y no olvides traer el brazalete! Sin decir una palabra ms, Eadric salt del escondite y aterriz justo a la vista del perro. Hola, perrito! grit. Estoy aqu! El perro dej de husmear el suelo y alz la cabeza al instante. Eadric se puso a brincar de aqu para all tratando de atraer su atencin. Me estremec cuando vi que el animal lo haba detectado y se lanz tras l meneando el rabo tan rpido que ni se le distingua. Conque ests ah, eh? Te he estado buscando por todas partes! Eadric peg un salto y salt a una velocidad increble. Oye! gimi el perro. Esprame! Los dos se alejaron por el camino antes de que yo lograra reaccionar. Estuve tentada de ir tras ellos para evitar que Eadric se sacrificara por m, pero comprend que sera intil y ya era demasiado tarde. Mi compaero realmente brincaba ms rpido que yo y nunca lo alcanzara, por lo tanto lo nico que poda hacer era seguir adelante con el plan y recuperar el brazalete. Si ambos tenamos suerte, volveramos a encontrarnos en el pastizal. Trat de concentrarme, aunque continu pensando en mi amigo. Crea conocerlo bastante bien despus de nuestras aventuras, pero nunca haba imaginado que fuera tan valiente. As era l, ni ms ni menos! Por primera vez, se me ocurri que quiz sus hazaas no eran tan slo un farol. Intentando buscar alguna seal de l o del perro, sal del pastizal, fui hasta el sauce y me sent junto a la semioculta entrada de la madriguera. La nutria no tard en asomar la cabeza con un pez entre las fauces, pero en cuanto me vio, abri los ojos de par en par y abri la boca. El pez cay al suelo y se revolc tratando de respirar. Quin diablos eres t? pregunt la nutria. Soy el hada del pantano! anunci confiando en que mi voz sonara convincente. No me digas. A m me pareces una rana y eso quiere decir que llegas a tiempo para la cena. Me encantan las comidas copiosas y siempre cabe algo ms en el estmago. No seas impertinente dije estirando el cuello con arrogancia. A las hadas nos sientan fatal los insultos. Estoy aqu porque tienes algo que me pertenece. De veras? Y qu es? El brazalete que encontraste en el estanque. Quiero que me lo devuelvas!

~ 113 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

La nutria solt una risita aguda que pareca el gorjeo de un pjaro tan vulgar que, en otras circunstancias, me habra hecho sonrer. Lo siento mucho, pero no pienso devolverte nada. Adems, dame alguna prueba de que eres el hada del bosque en vez del segundo plato de mi cena. T te lo has buscado! exclam, y arroj al aire un puado de polvo de mica para impresionarla con el brillo de las esquirlas. La nutria retrocedi haciendo una mueca y se quit el polvo de los ojos con la pata. Yo tos y me limpi tambin porque, como no haba tenido en cuenta la brisa que soplaba, la mitad del polvo me haba cado a m tambin en la cara. Con los ojos todava llorosos, apunt a la nutria con la varita mgica. Menos mal que no tena que leer el conjuro que me haba aprendido en la cabaa de Vannabe! As pues, recit:
Vete de aqu, color descolorido! Quiero algo nuevo, que no est podrido. Largo y radiante, rizado y lustroso, un pelo nuevo, no una piel de oso.

El conjuro Cambia tu pelo no estaba pensado para una nutria, as que decid hacer algn retoque: Que dure por siempre, terso como el tul. Pelo o pelaje, lo quiero azul! Con un relmpago azul y un tenue redoble de cmbalos, el color del pelo de la nutria se volvi de un bonito tono turquesa. Aaaah! grit. Por qu me has hecho esto! Yo dira que me has pedido una prueba convincente, verdad? Crees ahora que soy el hada del pantano, o no? No s si eres un hada o una rana emperifollada rezong, pero no pienso darte el brazalete. Adems, para qu lo quieres? Es demasiado grande para ti! Olvdalo! Tal vez te gustara que te dejara sin pelo? dije jactndome. Tendras bastante fro en invierno... La nutria se contempl su grueso pelaje azulado y se ech a temblar de pies a cabeza. Aunque no pareca en absoluto contenta, levant la vista y me dijo, resignada: As no se puede pactar. Espera aqu; te traer tu dichoso brazalete. De

~ 114 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

cualquier modo titila toda la noche y no me deja dormir. Esper a que se metiera en la madriguera y me abrac a m misma saltando de alegra. La nutria estuvo un rato escarbando en el tnel y sali por fin con el hocico salpicado de barro; frunci el entrecejo, malhumorada, y empuj el brazalete hacia m. Pens en ponrmelo como un collar, porque era ms ancho que mi cabeza, pero me dio miedo estrangularme si de repente me converta en chica. Nada ocurrira hasta que le diera otro beso a Eadric, pero el mero hecho de tener el brazalete entre las manos me pona nerviosa. Al fin y al cabo la vez anterior ya haba ocurrido algo inesperado. As pues, me lo qued mirando de hito en hito sin saber qu hacer. Y bien? dijo la nutria. Algo ms? No, no, nada repuse, y retroced. Puedes volver a tus asuntos, nutria del arroyo. Vaya, vaya... rezong la nutria rascndose la cabeza. No s si sers un hada, pero eres muy extraa. Agarr el brazalete con las dos manos y regres saltando hasta el pastizal, donde me haba despedido de Eadric, pero no estaba por ninguna parte. Lo llam a voces, hasta que me di cuenta de que era una insensatez, pues slo conseguira alertar al perro, si todava andaba por ah. ramos todava sapo y rana y haba que andarse con cuidado. Esper una eternidad en el pastizal, agazapada y cada vez ms inquieta, hasta que o cmo unas patas rebotaban en el barro hmedo. Estuve a punto de dar un grito. Lo conseguiste! Estaba seguro de que lo lograras! Volv la cabeza en redondo y las rodillas me temblaron de alivio. Eadric! Ests aqu! Cmo has escapado del perro? l sonri orondo, se dio un golpecito en el pecho y dijo: Nadando ms rpido que l. Ningn perro puede vencerme en el agua! Sonre de oreja a oreja y le di un gran abrazo de rana. Estaba murindome de preocupacin! Por qu? Te dije que nos encontraramos aqu. Ahora ponte otra vez el brazalete y no lo pierdas! Est todo en orden? Ta Grassina se abra paso a grandes zancadas por entre la hierba. Todo en orden! asent sin dejar de sonrer. Sali perfecto! Mira, aqu tengo el brazalete! Era tan grande que tuve que levantarlo con ambas manos para enserselo. Ella sonri con aire ausente, como si estuviera pensando en otra cosa, y coment:

~ 115 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Lo s. Te vi cmo convencas a la nutria. Estuviste estupenda. Tal vez tendramos que alejarnos un poco ms antes de hacer la prueba. Por si acaso la nutria cambia de opinin. Buena idea dijo Grassina. Aunque no creo que haya peligro... Bueno, disculpad, vuelvo enseguida. No s qu es, pero esa nutria... Ech a andar como una sonmbula, sin reparar en que se le clavaban las espinas de una zarza. Eadric me agarr del brazo cuando me dispona a ir tras ella para hacerla volver. Vamos! Hagmoslo de una vez!! Est bien. Pero en cuanto seamos humanos iremos tras ella. Est muy rara... Alto ah! orden una voz autoritaria. Una luz centelleante descendi hasta el suelo, se alz en un remolino y cobr la forma de un hada, de cabellos azules, con algunas canas, y ojos de color violeta en los que se notaba cierto cansancio y algn fastidio; dos enormes alas iridiscentes, de color violeta y malva, se agitaban a sus espaldas, y la larga falda de ptalos de flores, cuyo dobladillo estaba ajado y embarrado, le cruja al caminar. Se inclin hasta nosotros y, extendiendo una mano hacia m, dijo: Ese brazalete me pertenece! Quin eres? pregunt sofocando un grito. Soy el hada del pantano! La verdadera, la nica, la inimitable hada del pantano! Me han contado que te haces pasar por m! Adonde vamos a parar? Se va una de vacaciones por una o dos dcadas, y enseguida todos aprovechan la oportunidad... No te da vergenza? Tendrs que pagarme una multa! Dame ese brazalete! Por qu lo quieres? dije retrocediendo. El hada me repas de arriba abajo, como si yo estuviera escondiendo algo. Porque no creo que tengas ninguna otra cosa de valor. Me pagars la multa con l. No puedo drtelo! Espera! dije aferrndome al brazalete. Lo necesitamos! No querras alguna otra cosa? No, ni pensarlo. No me interesa una camada de renacuajos, si es lo que pensabas ofrecerme. Dame el brazalete y largo de aqu! Era imposible drselo. Estbamos a punto de conseguir nuestro propsito! Asustadsima, me gir hacia Eadric y mis ojos tropezaron con el botelln de aliento del dragn. Ya lo tengo! Eadric, date vuelta! Desat a toda velocidad el cordel para liberar el botelln. T dijiste que no haba ninguna hada del pantano me susurr Eadric.

~ 116 ~

E.D. Baker
Yo no saba que exista! le susurr. Y cmo sabemos si es... ?

La Princesa Rana

Ni una palabra ms, Eadric! No nos metas en ms los! Os estoy oyendo! canturre el hada. No os han enseado que murmurar es de mala educacin? Os multar tambin por eso! Oh, lo siento! me lament. Mira, qu tal si te damos esto en vez del brazalete? Sostuve en alto el botelln para que viera el torbellino de colores bajo el sol. Qu es? pregunt, escptica. Es un botelln de aliento de dragn. Es muy valioso, segn tengo entendido. Aliento de dragn? Hace aos que est agotado! Dmelo, djame verlo! Estir un brazo para darle el botelln, pero mis manos eran torpes y me resbal entre los dedos. El corazn se me subi a la garganta cuando el botelln le aterriz sobre un pie. Ay! Ay! Ay! chill mientras se masajeaba el pie y daba saltitos con el otro. Me has hecho dao! Ay! Ay! Ay! Eadric y yo brincamos detrs de un matojo antes de que nos diera un pisotn. Cunto lo siento! me excus sintindome una estpida. No lo he hecho a propsito! Qu ms da? dijo Eadric. Quiz el botelln estaba roto! El hada le lanz una mirada feroz. Prescindiendo de mi amigo, me arroj a la hierba y recog el botelln. Cuando se lo ofrec, ella me lo arrebat de la mano y me mir tambin iracunda. Lo destap y lo olfate con desconfianza. Rpidamente, la cara se le puso de color verde brillante y empez a toser, de modo que repuso el tapn a toda prisa. Caramba! Qu pestazo! Es aliento de dragn, no cabe duda; lo aceptar en pago por la multa. Se lo dar a un dragn amigo que est viejo y gordo y lleva aos sin aliento. Ser un magnfico regalo de cumpleaos. Pero todava me debis la otra multa; dos ms, en realidad. Una por murmurar a mis espaldas y la otra por dejarme caer el botelln en el pie. Qu ms tenis para m? Pues, nada, apart del brazalete... Entonces dmelo ya. Es precioso... El hada me lo agarr y sonri complacida cuando, al girarlo y agitarlo en el aire, los pequeos smbolos destellaron a la luz del sol. Lo necesitamos! gimi Eadric. Si no nos lo das seremos sapo y

~ 117 ~

E.D. Baker
rana para siempre!

La Princesa Rana

De verdad? se extra el hada. A ver, explcame por qu. Yo no quera contarle nada, pero Eadric ya haba dicho demasiado. No poda irnos peor por contarle el resto. Yo era una chica hasta que le di un beso a Eadric, pero como llevaba puesto el brazalete... El hada abri los ojos como platos. Este brazalete te convirti en rana? Exacto, es un... Toma! Llvatelo! grit lanzndomelo. Lo nico que me faltara es convertirme en rana! Figrate, yo, sin pelo, toda babosa... Eh, oiga! dijo Eadric enfadndose. Le di un codazo en el estmago por miedo a que dijera una impertinencia. Pues no podemos darte nada ms. No importa replic el hada dando un paso atrs. Me contentar con el aliento de dragn. Si prometes que nunca ms te hars pasar por m, te perdonar las otras multas y quedaremos en paz. Lo prometo! Lo prometo! Eadric y yo nos alejamos del ro como si el dragn estuviera pisndonos los talones; saltamos un zarzal y nos refugiamos en otro prado, antes de que el hada pudiera decir rana, rana, ranita tres veces. Te importara ponrtelo ahora? pregunt Eadric todava jadeando . No quiero presionarte, pero quin sabe que pasar si esperas ms. Espera un momento dije, y dej el brazalete en el suelo. Aunque la pulsera no haba cambiado de tamao la vez anterior, quera tomar mis precauciones. As que me sent, me lo puse en la mueca y tamborile en el suelo con los dedos del pie. Ven a sentarte aqu, Eadric. Acudi a mi lado a toda prisa y, entreabriendo los labios, me dijo: Listo. Ojal funcione! Cruc los dedos y me inclin para besarlo. Por el rabillo del ojo distingu al perro blanco trotando por el prado, con el hocico muy levantado husmeando el aire. Una golondrina alz el vuelo a sus pies, pero la bestia mova la cabeza de un lado a otro buscando un rastro, ajeno a todo lo dems. As pues, cerr los ojos y bes a Eadric aplastndole los labios. Como no pas nada y l agach la cabeza, desalentado, me entraron ganas de llorar. La brisa transport nuestro olorcillo hasta donde se hallaba el perro.

~ 118 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

ste irgui las orejas, gir la cabeza y trot hacia nosotros meneando la cola como un bandern. Ya me resignaba a una muerte segura cuando sent el tpico hormigueo en los dedos de las manos y los pies; se propag por piernas y brazos y el escalofro me recorri de arriba abajo, seguido del dulce vrtigo dorado. Una vez ms, sent 1a cabeza ligera y llena de burbujas; una vez ms, el tremendo ventarrn me arroj al suelo y la nube gris me cubri los ojos. Pero todava tuve tiempo de mirar al perro y ver que l tambin se desplomaba.

~ 119 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Dieciocho

uando despert, la cabeza todava me daba vueltas y no consegua enfocar la vista. Poco a poco fui recobrndola, pero todo pareca diferente; por ejemplo, los colores eran ms opacos y no haba tantos. Mene la cabeza, molesta por un extrao zumbido que amortiguaba los sonidos de alrededor, y mirndome de arriba abajo, vi que llevaba la misma ropa que el da que me haba convertido en rana. El vestido y la tnica estaban un poco embarrados, pero no mucho ms que cuando haba besado a Eadric, y mis zapatitos de cuero seguan hmedos y cubiertos de barro todava fresco. O un ruido y me volv hacia Eadric, que luchaba por levantarse. Llevaba puesta una gruesa capa de viaje y las botas estaban salpicadas de lodo; unos enredadsimos rizos castaos le enmarcaban la acusada quijada; los ojos eran risueos y la nariz, tan prominente como la ma. Era algo rollizo y no muy alto, pero me pareci el hombre ms guapo que haba visto en mi vida. Me mir sonriendo de oreja a oreja y, soltando una carcajada, exclam: Lo hemos conseguido! Por fin! asent yo. En los ltimos das haba estado tantas veces al filo de la muerte que me senta casi mareada por la emocin al haber recuperado la forma humana. Eres muy guapa, Emma. T tambin. No quieres quitarte esas alas? Se inclin detrs de m y me arranc algo del vestido: sostena en las manos las alas de liblula, ya rotas y descoloridas. Dmelas! Se las arrebat. Pienso guardarlas siempre! Para qu? No merece la pena! Cmo puedes decir semejante cosa? Pareca el hada ms hermosa del pantano con ellas puestas! Me levant y not los miembros rgidos y adormecidos; di un paso al frente, tropec con mis propios pies y ca en brazos de Eadric. Le apoy la cabeza en un hombro y l me acun y me mir a los ojos.

~ 120 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Estaba a punto de pedirte que me dieras otro beso dijo con un brillito en los ojos. Nunca te das por vencido, eh? Pues, lo siento! No pienso besar a nadie ms hasta que le devuelva esto a ta Grassina. Levant el brazalete y lo hice tintinear junto a su oreja. No quiero... Correr ningn riesgo. Si no tenemos cuidado, acabaremos terminando el uno las frases del otro, como Clifford y Louise. Como quines? Dejmoslo. Ya te lo contar en otra ocasin. A todo esto, percibimos el resoplido de un animal a nuestras espaldas. Nos volvimos aterrados, como si hubiramos odo rugir a un dragn, pero se trataba de un caballo blanco, de crin plateada, que yaca de costado en el suelo y trataba de ponerse en pie. Iba ensillado con una montura principesca. Eadric! relinch. Por qu huas de m? Eres Pas? cuestion Eadric, protegindose del sol con la mano para verlo mejor. Eres t? Pas, has dicho? pregunt. Es Pas de Sol, mi caballo! Lo at a un rbol para ir a buscar la mandrgora y fue entonces cuando top con Mudine. He estado muy preocupado por ti, Pas! El caballo piaf, dio un empelln y se puso en pie con las patas temblorosas. Jo, me duele todo! rezong. Volvi a resoplar y mir a Eadric, que me dej caer al suelo y se puso tambin de pie. Oye! dije tratando de sentarme. Mira lo que haces! Ay, perdona! Es que es Pas! Mir al caballo otra vez y me result extraamente familiar. Eh, est donde se hallaba el perro cuando nos dimos el beso! coment. Es el perro blanco que nos persegua! No creers que Mudine le lanz tambin un conjuro, o quiz s? Es posible! Tal vez por eso nos buscaba. Eadric se acerc trastabillando a su caballo y le dijo: Ay, Pas, siempre supe que eras el ms leal de los caballos! Queras estar conmigo, aunque yo fuera un sapo! Suspir y lo abraz por el cuello. Pas se le recost en un hombro y casi lo tir de espaldas; volvi a resoplar y le despein los rizos castaos a su amo.

~ 121 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Te he buscado por todas partes! Yo vi cmo esa mujer te convirti en sapo, pero luego me hechiz a m tambin. Me convirti en perro, Eadric! No te imaginas por lo que he pasado. Senta ganas de olerlo todo! Y coma cosas asquerosas, aunque no me apetecan, pero no poda evitarlo. No sabes cunto me alegra haberte encontrado. Estaba convencido de que en cuanto te hallara todo ira bien. No vuelvas a abandonarme nunca! Todo saldr de maravilla, Pas. Ya he vuelto lo tranquiliz Eadric dndole otro abrazo. Te apuesto a que Pas te dara un beso si se lo pides le suger sonriendo a mi amigo, y yo tambin solt un resoplido muy poco apropiado para una dama. No me atrevo. Con toda la magia que hay en el ambiente, quin sabe qu podra ocurrir. Hablando de magia... tenemos que ir a buscar a mi ta. Estaba muy rara... Pareca que la hubieran encantado! Adems, se fue en direccin a las flores... Ech a andar por el prado y Eadric vino tras de m llevando de las riendas a Pas. Tena la impresin de que estbamos en otro mundo, pues lo vea todo mucho ms pequeo que cuando era rana: las hierbas que antes nos tapaban el sol me llegaban a las corvas y casi no reconoc el pastizal, que me rozaba las rodillas. Era desconcertante verlo todo tan distinto. Not que Eadric tambin estaba perplejo cuando se restreg los ojos ante una mariposa; un momento antes nos habra parecido enorme, pero ahora era de un tamao regular. Omos voces cuando nos acercamos al sauce e incluso cre que era la risa de Grassina. Convenc a Eadric para que atara al caballo a una rama, me remangu el vestido y, tropezando por el escabroso terreno, enfil hacia donde deba de estar mi ta. Pasamos por delante de la madriguera de la nutria, todava siguiendo el rumor de las voces, y nos encaramamos a unas rocas que sobresalan de la orilla. Grassina estaba justo detrs de ellas, con la nutria enroscada a sus pies; alz la vista al ornos llegar y me qued mirndola perpleja: sonrea con franca alegra y sus ojos brillaban de felicidad. No era un sapo! dijo acariciando la pata de la nutria. Por eso no logr encontrarlo. Y pensar que los bes a todos! Mam lo convirti en nutria! Emma, Eadric, os presento a Haywood, mi prometido! Haywood apart los ojos de Grassina con pesar y, contemplando a Emma, exclam: As que t eres la sobrina de Grassina! Pero si sois idnticas! Y t debes de ser su novio, Eadric. Ella me ha contado mil cosas de vosotros. No soy su novio exactamente dijo Eadric, y me lanz una mirada. Vi a Haywood en la bola de cristal explic mi ta y tuve el presentimiento de que la nutria era l. Me ocurri lo mismo que cuando alguien va a mi cuarto y s quin es antes de que llame a la puerta. Luego

~ 122 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

vine a observarlo de cerca... Y comprob que el encantamiento haba cambiado su apariencia, pero no su espritu. Si tiene esa percepcin, por qu cuando nosotros fuimos a verla, no supo quines ramos? pregunt Eadric, indignado. Emma tuvo que contarle toda la historia, y aun as usted no estaba segura. El corazn me deca que era Emma, pero mi cerebro responda que no poda haberse convertido en rana. Yo misma le haba dado el brazalete, as que no me pareca factible. Pero, esta vez, confo en mi corazn, y me dice que ste es el mismo Haywood, al que mi madre hizo desaparecer. Me temo que he envejecido un poco dijo la nutria acaricindole la mano con la pata. No sers ms viejo que yo. Querida Grassina replic la nutria mirndola a los ojos, cmo me gustara que las cosas fueran como antes. No he dejado de desearlo ni un da en todos estos aos. Crees que existe alguna posibilidad? Ay, Haywood! Es lo que ms quisiera en el mundo! Pues daos un beso! sugiri Eadric mirndome de reojo. A ver qu pasa. Al percatarse de mi cara de sorpresa, aadi: A nosotros nos fue bien, no? La primera vez no! Ta Grassina, no llevars puesto otro brazalete para revertir conjuros, verdad? O algn collar? O algo por el estilo? No, Emma, no creo... Entonces a qu esperis? los incit Eadric, balancendose como un tentetieso, como si tambin l estuviera impaciente. A nada... replic mi ta. Entonces ella se inclin hacia la nutria hasta que sus bocas estuvieron a unos centmetros de distancia. Sus rostros quedaron tapados tras la cabellera de mi ta y, cuando por fin se separaron, ambos se miraban con ojos soadores. Esperamos un ratito, atentos a alguna seal de la transformacin de Haywood... Aguardamos un poco ms, pero no se produjo ningn cambio. Haywood agach la cabeza, abatido, y Grassina suspir. Ya me imaginaba que no nos saldramos con la nuestra coment l , pero tena la esperanza... Haca apenas unas semanas, me habra resultado francamente extrao ver a mi ta mirando a una nutria con tanto amor, pero despus de mi breve vida de rana, me senta mucho ms solidaria. Ya s qu podemos hacer! grit, exaltada, despus de tanta inactividad. Todos se volvieron a mirarme y, convencida de que estaba en lo cierto, insist: Haywood, te indic la abuela qu tenas que hacer para librarte del encantamiento? S me lo dijo, pero ha pasado mucho tiempo... Tena algo que ver con un botelln de aliento de dragn y la concha de unas caracolas.

~ 123 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

Jo! renegu. Ya saba yo que echaramos de menos la botellita! Pero no importa. Si una bruja hace un conjuro tambin puede deshacerlo, as que lo nico que tenis que hacer es hablar con la abuela. T crees que nos ayudar? pregunt Haywood. Dudo que le caiga mejor ahora que antes. Nos ayudar, ya vers. Pero hay que planterselo con astucia. Veris, cada vez que vamos a visitarla se queja de que slo tiene una nieta, que soy yo. Pero si Haywood vuelve a ser humano y os casis... Podr tener muchos ms nietos! exclam Eadric. A no ser que vosotros ya no estis para... Eadric, por favor! Grassina se puso roja como un tomate. Nunca la haba visto ruborizarse tanto. Creo que Emma ha tenido una idea fantstica! asegur Haywood. Cuando Grassina y yo nos casemos, tengo la intencin de volver a estudiar y quiz montemos un consultorio juntos, tal como planebamos! Ambos volvieron a mirarse a los ojos y comprend que Eadric y yo estbamos de ms. Sin embargo, haba algo que deba hacer antes de marcharme. Toma, ta Grassina. Y le entregu el brazalete. Es precioso, pero me temo que ya no me sentir cmoda con l. Te comprendo, sobrina. Apart los ojos de su enamorado un instante y meti el brazalete en la bolsa que llevaba atada a la cintura. Si ahora beso a alguien... insinu. Eh? Ah, no, ya no te convertirs en nada. Por fin soy libre! Qu bien! Slo una pregunta ms, ta: por qu Eadric y yo todava entendemos a los animales, aunque ya somos humanos? Porque ambos habis sido animales tambin. T conservars esa habilidad porque eres bruja, pero Eadric puede perderla si no practica a menudo. Alguna pregunta ms? La ta me gui el ojo y entend al momento la indirecta. Nada en absoluto! Ven conmigo, Eadric. Nos vamos. Habra preferido salir de escena con elegancia, pero Eadric y yo estbamos tan magullados que tuvimos que apoyarnos el uno en el otro al subir la cuesta. Ya en la cima, vimos un pequeo corazn tallado en la corteza de una vieja encina, dentro del cual haban escrito: Grassina y Haywood, para toda la vida. Comprend que Haywood haba extraado a su enamorada tanto como ella a l. Ahora que conoca la verdadera historia del prometido de mi ta, repar en ciertos detalles que no haba observado antes. Despus de dejar atrs la madriguera, de camino a donde aguardaba Pas de Sol, haba un cuadrado de hierba seca que pareca la alfombrilla de un portn; ms all, un banco rudimentario, hecho de ramitas amontonadas, y en la ladera de la

~ 124 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

colina, crecan plantas de lavanda, romero y tomillo. Pese a haberse convertido en nutria, Haywood se haba tomado el trabajo de hacerse una madriguera en cierto modo humana. Recogimos a Pas y volvimos remoloneando por el borde del ro. Estbamos demasiado doloridos para andar ms rpido y, al cabo de un trecho, nos detuvimos a estirar nuestros pobres msculos. Qu va a ser de nosotros? pregunt Eadric moviendo los hombros para aflojar la tensin. Yo pienso retomar algunas cosas que tengo pendientes, ahora que todo est arreglado. Por ejemplo? Por ejemplo esto. Le rode el cuello con los brazos y le di un beso. l me mir con los ojos desorbitados. No fue un besito furtivo como el que me haba convertido en rana, ni desesperado, como el que le haba dado para volver a ser humana, sino un beso lento y largo, dulce, tierno y delicado. Huy, huy! exclam Eadric, todava con los ojos como dos tortas. Mientras nos besbamos, l tambin me haba abrazado. Era una sensacin muy placentera. Lo mismo digo yo! El beso me haba gustado tanto como a l. Y ahora qu hacemos? inquiri con mirada de pcaro. Ahora... Ahora pienso mandar que limpien el foso del castillo. Te casars con el pelmazo de Jorge? Claro que no! Simplemente le dir a mam que no quiero y, si insiste, la amenazar con contarle todas mis aventuras de rana a los padres del prncipe. Ella no podra soportar semejante ridculo y, con un poco de suerte, l encontrar a su chica ideal, una que use su mismo nmero de zapatos. Pues tiene los pies muy pequeos, o sea que tardar en encontrarla. Seguro que lo conseguir; esa clase de gente siempre se las arregla. Sabes?, estaba pensando... Tal vez podras decirle a tu madre que quieres casarte con otra persona. Est usted proponindome matrimonio, prncipe Eadric? Si as fuera, dira usted que s, princesa Esmeralda? Quiz... Pero no pienso casarme enseguida porque tengo por delante una gran carrera como bruja. Ya es hora de que me ponga a desarrollar mis dones; me ser muy til, aunque decida casarme ms adelante. Durante mi vida de rana haba aprendido muchas cosas, algunas de las cuales las haba adivinado desde siempre. El pantano era un lugar de magia, donde la vida llegaba a su fin y volva a comenzar por caminos

~ 125 ~

E.D. Baker

La Princesa Rana

misteriosos, haba amigos y hroes insospechados, un lugar donde la propia vida era maravillosa, aun si eras una princesa tan torpe como yo. Eadric me coloc un rizo rebelde detrs de la oreja y respondi: Vale. Pero promteme que no me convertirs en una criatura repugnante si discutimos. Prometo no convertirte en nada que no te merezcas. Pero tendrs que dejarme venir de visita al pantano de vez en cuando. Eso te bastar para ser feliz? No slo eso! Pero ser un buen comienzo.

Fin

~ 126 ~

También podría gustarte