A Dónde Fue Jesús Después de Morir en La Cruz
A Dónde Fue Jesús Después de Morir en La Cruz
A Dónde Fue Jesús Después de Morir en La Cruz
La Biblia no establece especficamente qu le sucedi a Jess inmediatamente despus que muri en la cruz. Debido a esto, existe un debate alrededor de la respuesta a la pregunta A dnde fue y qu hizo Jess despus de morir en la cruz? Aqu presentaremos diferentes puntos de vista para que Usted pueda conocer el alcance de la respuesta y decida por s mismo cul es la posicin ms acorde a la Escritura. Tal vez, la Escritura mejor conocida que trata con este tema es la que encontramos en 1 Pedro 3:1820:
Porque tambin Cristo padeci una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espritu; 19 en el cual tambin fue y predic a los espritus encarcelados, 20 los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los das de No, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua. Cuando Jess fue vivificado en espritu, no se est diciendo que Su espritu muri (ya que el espritu no muere) y que posteriormente fue resucitado para vivir nuevamente. La frase vivificado en espritu contrasta con siendo a la verdad muerto en la carne Cristo vivi como los hombres mortales, pero l empez a vivir una vida de resurreccin espiritual, por medio de la cual l tiene el poder para traernos a Dios.1 An ms, algunas Biblias traducen el versculo como pero lo resucit el Espritu Santo refirindose a la obra del Espritu Santo en Cristo: "'el Espritu' traduce una palabra, 'pneumati', la cual podra referirse a la tercera persona de la Trinidad como el agente de la resurreccin de Cristo."2 Un punto de vista de dnde estuvo Jess y lo que hizo despus de Su resurreccin es que l fue al Hades (el lugar de los muertos) y le proclam a aquellos que estaban en prisin espiritual. Con referencia a 1 Pedro 3:19, la palabra en el Griego para proclamar es kerusso, la cual es diferente a la palabra evaggelizo que significa predicar el Evangelio. Por lo tanto, es muy probable que Jess no estaba predicando el Evangelio a aquellos que se encontraban en el Hades/Prisin espiritual para que ellos pudieran ser salvos, ms bien, les estaba proclamando la verdad a ellos. Despus de todo, la Biblia dice:
Hebreos 9:27: Y de la manera que est establecido para los hombres que mueran una sola vez, y despus de esto el juicio. Pero quines eran aquellos que estaban en la prisin espiritual? Algunos creen que eran las personas que estaban vivas al momento del diluvio en la poca de No y que fueron muertas en ste. Otros
creen que son todas aquellas personas de la humanidad que murieron hasta el momento antes de la cruz. Parece existir soporte para la primera posicin en 2 Pedro 2:4-5:
Porque si Dios no perdon a los ngeles que pecaron sino arrojndolos al infierno los entreg a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio; 5 y si no perdon al mundo antiguo, sino que guard a No, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impos; Sin necesidad de mencionarlo, este pasaje levanta tambin muchas preguntas y se puede encontrar mucho debate en cuanto a su significado preciso. No obstante, en cuanto a la otra opcin, que Jess simplemente present los hechos relacionados a Su obra en la cruz a aquellos en prisin espiritual, podemos leer en Efesios 4:8-10:
Efesios 4:8-10: Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llev cautiva la cautividad, Y dio dones a los hombres. 9 Y eso de que subi, qu es, sino que tambin haba descendido primero a las partes ms bajas de la tierra? 10 El que descendi, es el mismo que tambin subi por encima de todos los cielos para llenarlo todo. (cf. Salmo 68:18). Algunos telogos creen que durante los tres das entre la crucifixin y resurreccin de Jess, l descendi al seno de Abraham (Lc 16:19-31)3proclamndoles el misterio del Evangelio a aquellos que haban muerto por fe esperando al Mesas, y llevarlos as al cielo para habitar con Dios. La creencia es que a ellos no les era permitido entrar en la presencia de Dios en el cielo hasta despus de la expiacin. Una vez que sta hubiera sucedido, o sea, al haber muerto Jess y haber resucitado, descendi al seno de Abraham, proclam el Evangelio para posteriormente llevar a sus residentes al cielo. Aun cuando no podemos determinar precisamente dnde y qu hizo Jess durante esos tres das, parecer ser que present el mensaje del Evangelio a aquellos en prisin espiritual y posiblemente a aquellos en el seno de Abraham.
Primera de Pedro 3:18-22 describe un vnculo necesario entre el sufrimiento de Cristo (versculo 18) y Su glorificacin (versculo 22). Solamente Pedro da informacin especfica acerca de lo que sucedi entre estos dos eventos. La palabra predic en el versculo 19 no es la palabra usual para describir la predicacin del evangelio en el Nuevo Testamento. sta literalmente significa anunciar un mensaje. Jess sufri y muri en la cruz, Su cuerpo fue llevado a la muerte, y Su espritu muri cuando fue hecho pecado. Pero Su espritu fue vivificado y lo rindi al Padre. De acuerdo con Pedro, en algn momento entre Su muerte y Su resurreccin, Jess hizo una proclamacin especial a los espritus encarcelados. Para comenzar, Pedro se refera a la gente como personas y no espritus (3:20). En el Nuevo Testamento, la palabra espritus es utilizada para describir ngeles o demonios, no seres humanos; y el versculo 22 parece corroborar este significado. Adems, en ningn lugar de la Biblia se nos dice que Jess visit el infierno. Hechos 2:31 dice que El fue al Hades (Versin Reina Valera), pero el Hades no es el infierno. En el original del griego, la palabra Hades se refiere a la esfera de la muerte, un lugar temporal en donde ellos esperan la resurreccin. Apocalipsis 20:11-15 en las versiones de habla inglesa NASB y la Nueva Versin Internacional, dan una clara distincin entre las dos. El infierno es el lugar permanente y final de juicio para los perdidos. El Hades es un lugar temporal. Nuestro Seor rindi Su espritu al Padre, muri, y en algn momento entre la muerte y la resurreccin, visit la esfera de la muerte en donde pronunci un mensaje a los seres espirituales (probablemente ngeles cados; vea Judas 6) quienes fueron de alguna manera relacionados al perodo anterior al diluvio en el tiempo de No. El versculo 20 pone esto en claro. Pedro no nos dijo lo que proclam a estos espritus encarcelados, pero este no poda ser un mensaje de redencin, debido a que los ngeles no pueden ser salvos (Hebreos 2:16). Fue probablemente una declaracin de victoria sobre Satans y sus huestes (1 Pedro 3:22; Colosenses 2:15). Efesios 4:8-10 tambin parece indicar que Cristo fue al paraso (Lucas 16:20; 23:43) y llev al cielo a todos aquellos que haban credo en El previo a Su muerte. Este pasaje no da una gran cantidad de detalle acerca de lo que ocurri, pero la mayora de los estudiosos de la Biblia concuerdan en que eso es lo que quieren decir con llev cautiva la cautividad. Todo eso para decir que la Biblia no es enteramente clara acerca de lo que Jess hizo exactamente, los tres das entre Su muerte y resurreccin. Parece, no obstante, que El estaba predicando victoria sobre los ngeles cados y/o los no creyentes. Lo que podemos saber con seguridad es que Jess no estaba dando a la gente una segunda oportunidad para la salvacin. La Biblia nos dice que nosotros nos vamos a enfrentar al juicio despus de la muerte (Hebreos 9:27), no a una segunda oportunidad. En realidad, no hay una respuesta clara definitiva para lo que Jess estaba haciendo en el tiempo entre Su muerte y resurreccin. Tal vez este es uno de los misterios que vamos a entender cuando alcancemos la gloria.
Autor : Pedro, el apstol. Este no era el Simn Pedro del comienzo, impulsivo y lleno de debilidades, a quien Cristo llam Simn (Mr 14:37; Lc 22:31; Jn 21:15 - 17). Este era el Pedro que Cristo haba profetizado que se convertira en una roca, (Jn 1:42). El mismo hombre que se haba disciplinado a travs de aos de sufrimiento y pruebas, y se haba fortalecido con el bautismo del Espritu Santo. La carta evidentemente pertenece a los ltimos perodos de su vida. Fecha y lugar: Indeterminados. La Babilonia a la cual se refiere en el versculo 5:13, puede o no ser la ciudad a orillas del ro Eufrates. Muchos creen que era Roma, llamada figuradamente Babilonia. Destinatarios: Los elegidos esparcidos a travs de Asia Menor. Probablemente a todo el cuerpo de cristianos en esa regin, tanto judos como gentiles. Pedro enva este mensaje espiritual de nimo, instruccin y amonestacin ms que todo a las iglesias fundadas por Pablo. Propsito: Al escribir esta carta, Pedro obedeci dos rdenes especficas que Jess le haba dado: Animar y fortalecer a los hermanos (Lc 22:32) Alimentar el rebao de Dios (Jn 21:15 - 17) Palabra Clave: Sufrimiento, ocurre quince veces o ms en la carta. Texto Clave: 4:1 "Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros tambin armaos del mismo pensamiento, pues quien ha padecido en la carne, termin con el pecado," Tema Central: La victoria sobre el sufrimiento como fue ejemplificada en la vida de Cristo. El ao 63 a.C., el general romano Pompeyo conquist Jerusaln. Desde entonces, los judos, llevados del profundo odio y desprecio que Roma les inspiraba, comenzaron a llamarla Babilonia, el nombre de la antigua ciudad que evocaba en ellos la imagen de un mundo pagano, blasfemo y corrupto. La iglesia, al igual que los judos, tambin utiliz el nombre de Babilonia para simbolizar a la poderosa Roma imperial (cf. Ap 14.8; 16.9; 17.5; 18.2, 10, 21). Y as Pedro se refiere a ella cuando transmite a los destinatarios de su carta el saludo de la iglesia que est en Babilonia (5.13).
Fecha y lugar de redaccin La Primera epstola de Pedro (=1 P) no ofrece datos que permitan identificar a sus lectores inmediatos. Tan solo dice que vivan expatriados en los territorios de Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia (1.1), cinco regiones del centro y norte de Asia Menor (actualmente Turqua). Probablemente se trataba de pequeos grupos cristianos, compuestos por conversos de origen gentil y que formaban parte de la dispora o dispersin. En general, deban su creacin a la obra misionera del apstol Pablo y sus colaboradores (1.14, 18; 2.910; 4.3). Aunque no poseemos indicaciones precisas acerca del tiempo de composicin de esta carta, se cree que fue muy cerca del ao 64, en Roma, poco antes de la gran persecucin que Nern desat contra los cristianos de aquella ciudad. Propsito El texto de 1 Pedro est redactado en un griego de notable nivel literario. En 5.12 aparece un dato interesante: por conducto de Silvano... os he escrito. Esto puede significar que, aun cuando Pedro fue el autor y firmante del texto, para su redaccin cont con un secretario erudito. Y dado que Silvano es la forma latina del nombre arameo Silas, cabe suponer que aqu se trata del que fue compaero de viaje y colaborador de Pablo (Hch 15.2218.5; cf. tambin 2 Co 1.19; 1 Ts 1.1; 2 Ts 1.1). El objeto principal de esta epstola es alentar a sus lectores a mantener, aun en medio de quebrantos y persecuciones, una conducta limpia, digna de quienes profesan la fe en Jesucristo (1.6 7; 2.12; 3.17; 4.1, 4, 1216, 19). Junto a ese objetivo primordial, las enseanzas que contiene la carta aparecen ms bien como el indispensable soporte de una exhortacin pastoral. Contenido y estructura Despus de un breve saludo (1.12), el autor introduce el tema general del plan de redencin dispuesto por Dios (1.1012) para quienes ponen su fe en Jesucristo, una fe que es mucho ms preciosa que el oro (1.7) y cuya meta es la salvacin de [nuestras] almas (1.9). Dirige luego una serie de consejos y recomendaciones a los creyentes (1.132.10), que son linaje escogido, real sacerdocio, nacin santa, pueblo adquirido por Dios para anunciar las virtudes de aquel que os llam de las tinieblas a su luz admirable (2.9). Alienta el autor a los cristianos a actuar de tal forma que en todo sean ejemplo (2.11 4.6), incluso en situaciones en que su buena conducta podra resultar incomprensible a la vista del mundo y reportarles menosprecio y hostilidad. Contiene tambin esta seccin consejos referentes al cumplimiento del deber en los diversos casos que plantean las relaciones humanas (2.1314, 17, 18; 3.17), y al comportamiento que corresponde a una verdadera comunin fraternal en el mbito de la
iglesia (3.84.6). Esta comunin tiene como base el amor, y debe ser objeto de la mayor solicitud porque el fin de todas las cosas se acerca (4.7). La parte ltima de la carta incluye una nueva exhortacin a mantener firme el testimonio de la fe. Los creyentes, siendo participantes de los padecimientos de Cristo, tambin lo sern de su gloriosa revelacin (4.1219). Algunos consejos a pastores y responsables de iglesia (5.14), y otros a los creyentes en general (5.6 11), ms unos breves saludos de parte de la iglesia que est en Babilonia... y [de] Marcos mi hijo (5.1314), ponen punto final a la epstola. Esquema del contenido: Prlogo (1.112) Salutacin (1.12) Una esperanza viva (1.312) 1. Nueva vida en Cristo (1.132.10) Llamamiento a una vida santa (1.132.3) La piedra viva (2.48) El pueblo de Dios (2.910) 2. Deberes de los creyentes (2.114.6) Vivid como siervos de Dios (2.1125) Deberes conyugales (3.17) Una buena conciencia (3.822) Buenos administradores de la gracia de Dios (4.16) 3. Los creyentes ante la proximidad del fin (4.719) El servicio a los dems (4.711) Participacin en el padecimiento de Cristo (4.1219) 4. Consejos particulares (5.111) A los ancianos (5.14)
A los jvenes (5.511) Eplogo: Salutaciones finales (5.1214) I. Primera carta de Pedro 1. Cuestiones histrico-literarias El autor de la carta es, segn indicacin propia, el apstol Pedro (1, 1), que ahora es anciano, o sea, ministro de la Iglesia (5, 1). Los destinatarios son las Iglesias del Asia Menor (1, 1). La carta est escrita en Babilonia (5, 13), es decir, sin duda Roma. Babilonia, que en los profetas es la gran capital, voluptuosa e impa (Is 13; 43, 14; Jer 50ss), constituye una figura de Roma (igualmente en Ap 14, 8-18, 2; Sib 5, 143 159ss; ApBar [sir] 11, 1; 4 Esd 3, 1). Esto est de acuerdo con otras noticias segn las cuales Pedro vivi y muri en Roma. Sin embargo, la paternidad petrina de la carta no deja de discutirse. sta se halla escrita con seguro sentido estilstico griego. En ella se cita frecuentemente el AT y siempre segn los LXX. Dispona Pedro de ese conocimiento de la lengua griega? Ciertos rasgos de contenido y lenguaje unen 1 Pe con las cartas paulinas (respecto de la teologa de la pasin: 1, 19; 2, 24; 3, 18 21; 4, 13; sobre la subordinacin al poder civil: 2, 13-17; la frmula paulina en Cristo se halla en 3, 16, etc.). Se subordin Pedro de este modo a la teologa de Pablo? Al tiempo de la carta la Iglesia aguarda persecuciones amenazadoras tanto en Roma como en Asia (2, 12; 3, 13-17; 4, 16ss). Se refiere esto a la persecucin neroniana? Pero no fue sta un caso particular limitado a Roma? Habr, pues, que pensar en las primeras persecuciones cristianas generales bajo Domiciano? En tal caso, habra que fechar el escrito en el ao 90. La carta misma indica en 5, 12 que fue escrita por Silvano. ste acompa a Pablo en el Asia Menor (Act 15, 40; 18, 5; 1 Tes 1, 1). Escribi Silvano la carta por mandato de Pedro con alguna independencia y estableci el enlace con las Iglesias del Asia Menor? En caso extremo, Silvano (o un desconocido) pudo haber escrito la carta aun despus de la muerte del apstol, persuadido de que servia a la intencin de ste, o por mandato de la comunidad romana, que se senta una con Pedro. Una parte de los exegetas tiene a 1 Pe por un pseudoepgrafe; en tal caso la carta debera ser entendida como testimonio del espritu y herencia del apstol Pedro. 2. Circunstancias en que se escribi la carta. sta lleva el nombre de Pedro como su autor (1, 1). El autor dice haber estado presente en el monte de la transfiguracin (1, 16ss ), como Pedro (Mc 9, 2). Pero la carta no puede ser escrita por Pedro. Las circunstancias de la Iglesia y de su doctrina que en ella se suponen o describen, apuntan a un tiempo posterior. El escrito puede fecharse hacia fines del siglo i. La carta es un ejemplo de pseudoepigrafa, posible en la Biblia y en la Iglesia primitiva, como en la antigedad en general; el procedimiento puede compararse a los escritos actuales bajo un pseudnimo. El autor quiere que su tiempo escuche la predicacin de los apstoles. Por eso pone su carta bajo el nombre del apstol Pedro (1, 1). Admite en su escrito la epstola de Judas como carta de otro apstol (Jds 4-16 = 2 Pe 2). Se refiere tambin al apstol Pablo, a quien llama su hermano (3, 15ss). Pedro y Pablo estn ltimamente juntos en Roma donde sin duda se escribe la carta (3, 1) y
desde all ensean a la Iglesia y al mundo (cf. 1 Clem 5, 3-7; IgnRom 4, 3; IRENEO, Haer. III 1, 1; EusEBio, Hist. Eccl. ir 25, 8). Dentro del NT, aqu comienza la Iglesia catlica romana, cuyos maestros y columnas son Pedro y Pablo como prncipes de los apstoles.
Un cuento de ciencia - ficcin: Bajo este ttulo quisiera presentar las doctrinas errneas respecto a la batalla espiritual. Los creyentes estamos inmersos en una batalla espiritual. El apstol Pablo dice que estamos en una lucha contra las huestes espirituales del mal. Pero estos autores ensean que el creyente debe entrar en batalla espiritual por medio de la oracin intercesora. Ellos dicen que si queremos ser efectivos en la evangelizacin debemos hacer este tipo de oracin. Peter Nicoll dice: Hay muchos que tienen amigos o familiares a los cuales les han predicado el evangelio por muchos aos pero ellos no comprenden. No son estpidos pero no entienden Por qu? Pablo dice que Satans ceg su entendimiento (2 Co. 4:4). No es suficiente predicarles a ellos el evangelio a menos que tu entres en batalla espiritual.. Satans no es dios y no puede estar en todas partes. Para poder cegar el entendimiento de millones de personas en el mundo se ha organizado distribuyendo sus huestes demonacas asignndoles territorios. El ngel Gabriel cuando tuvo que traer un mensaje al profeta Daniel fue demorado porque el demonio que dominaba Persia se interpuso (Daniel 10:12-13). En cierta media podemos esta de acuerdo con esta afirmacin pero estos autores van mucho ms all de lo que la Biblia dice y permite. Afirman que para que el evangelio progrese es necesario liberar o exorcizar a los territorios de los demonios que los ocupan. Peter Wagner, al no encontrar suficiente apoyo en el Nuevo Testamento para sostener esta doctrina, recurre a un libro apcrifo; Los Hechos de Juan. En el mismo se cuenta que el apstol Juan pronunci en Efeso la siguiente oracin para liberar a la ciudad del demonio territorial que la ocupaba: Oh Dios... ante cuyo nombre todo dolo huye y tambin todos los demonios y poderes inmundos Que el demonio que esta aqu salga ahora en tu nombre! (1). Agrega que el altar de Artemisa cay y a partir de entonces el evangelio progres con gran fuerza por toda la regin. Para liberar a un territorio de los demonios que lo oprimen ha que seguir los siguientes pasos: a) Identificar a los demonios: el primer paso consiste en identificar a los demonios que estn activos en la ciudad. Para ello es necesario pedirle a Dios que nos indique cuales son las fortalezas que impiden que Jess sea el Seor.. Para identificar tales fortalezas o demonios es menester analizar cuales son los pecados recurrentes en una determinada sociedad porque las caractersticas espirituales de la comunidad son un reflejo de los demonios que la dominan. La base bblica para apoyar tal creencia se encuentra en el libro del profeta Ezequiel donde, segn ellos interpretan, el carcter del rey de Tiro es
el reflejo del carcter del demonio que lo dominaba (Ez.28:1-3). Otro elemento innovador en la bsqueda de las huestes del mal que dominan a la ciudad es la cartografa espiritual. Por medio del estudio de los mapas y la historia de la ciudad se busca aquellos monumentos que de alguna manera representan el poder malfico que influye sobre la ciudad. Pero por si todo esto fuera poco tambin dicen que es necesario identificar a los demonios territoriales por su nombre. Sealan que en la oracin liberadora del territorio debe ser lo ms especfica y por ello se debe tratar de descubrir los nombre de los demonios. En alguna ocasin, cuando se exorciza a algn individuo, se ha logrado identificar al demonio que oprime una regin por su nombre. En otros casos, cuando no se sabe el nombre del demonio, se lo debe describir con la mayor precisin posible. b) Arrepentimiento por los pecados de la ciudad o pas: Basndose en algunos pasajes del Antiguo Testamento (Neh.1:6, Dn.9:5-6) y diciendo que somos parte de la comunidad en que vivimos insisten en que debemos pedir perdn por los pecados de la ciudad. Tal muestra de arrepentimiento es un arma eficaz contra las huestes demonacas. Poco importa que esta hiptesis no encuentre apoyo en el Nuevo Testamento. No basta pedir perdn por los pecados presentes de la sociedad sino estudiando la historia del pas hay que detectar cuales fueron los pecados pasados de la nacin o regin. Los pecados inconfesos permiten que Satans siga dominando la nacin. Peter Wagner cita a modo de ejemplo los abusos cometidos por los colonos contra los indgenas de Estados Unidos como razn de la gran actividad demonaca en ciertas regiones de su pas. c) Adorar a Dios: para combatir a los demonios territoriales la alabanza es un armamento poderoso. Cuando la iglesia alaba a Dios se esta reconociendo su soberana y a los poderes del mal no le agrada que esta verdad sea declarada. Sin embargo el Nuevo Testamento ensea muy bien que los demonios conocen a Dios y tiemblan. d) Orar a Dios: la oracin guerrera es el arma ms poderosa en la batalla espiritual. No se trata de una oracin comn y corriente sino a travs de la misma el creyente se involucra en la batalla espiritual. Basados en Mateo 18:18 ensean que una vez que el creyente ha detectado los demonios que afectan cierto territorio debe atarlos en el nombre de Jesucristo. La batalla espiritual culmina en el siguiente punto cumbre: llegar el momento en que nosotros tendremos que pararnos y decir en el nombre de Jess: Fuerzas espirituales de la ciudad yo las ato..
Esta serie de ideas han sido presentadas muy escuetamente. Unas cuantas barbaridades ms quedan en el tintero pero en lneas generales este es el cuento de ciencia-ficcin sobre la batalla espiritual. La verdadera batalla espiritual: Ante estas enseanzas debemos considerar lo que en verdad ensea la Biblia: a) La actividad demonaca y la tarea evangelstica: como hemos visto, esta falsa doctrina, descansa sobre la liberacin de demonios territoriales. Sin embargo, cuando leemos el Nuevo Testamento, no encontramos cosa que se le parezca. Por ejemplo en el caso del ministerio del Seor observamos una gran intensificacin de la actividad demonaca. Si bien l liber a muchos endemoniados en ninguna ocasin libr a una regin de los demonios que operan en ella. Como paso previo a la evangelizacin los apstoles no libraron a las ciudades de los demonios que all operaban. Simplemente, el apstol Pablo, por ejemplo, apenas llegaba a una ciudad predicaba el evangelio. Aun en el Antiguo Testamento tampoco encontramos cosa semejante. Daniel mientras oraba no estaba entrando en batalla espiritual. Simplemente l rogaba por su pueblo cuando el ngel le rebel algo acerca de la batalla que se libra en los cielos. De sus dichos es posible concluir que las huestes del mal estn organizadas y distribuidas territorialmente pero en ningn momento el profeta pretendi liberar a las regiones ni el ngel le autoriz a hacerlo. Debemos admitir que estamos ante una falsa doctrina. b) Los pecados colectivos y la remisin de los mismos: considerando algunos pasajes de los profetas (Neh. 1:6 y Dn. 9:20) dicen que el creyente debe arrepentirse de los pecados de la colectividad donde vive para, as debilitar las fuerzas del mal. Pero tal creencia ignora el trato distintivo que Dios tuvo con Israel. El pacto entre Dios e Israel anunciaba grandes bendiciones en tanto que el pueblo fuera fiel y a la vez advierte el castigo a la nacin entera cuando la mayora pecare (Dt. 30:10-20). Daniel y Nehemas como parte del pueblo de Israel sentan que ellos haban quebrantado el pacto y por ello manifiestan su arrepentimiento. Adems Dios anunci por medio de los profetas, Ezequiel y Jeremas, que llegara un tiempo cuando Dios ya no imputara el pecado a la colectividad sino a cada persona (Jer. 31:29-33, Ez. 18:1-4).
Tambin Ezequiel anunci que a travs del Nuevo Pacto, cuyo autor y consumador es Cristo, cada uno dara cuenta por su propios pecados y las consecuencias del mismo no afectaran a su descendencia (Ez. 18:18-20). La conclusin evidente es que cada uno debe dar cuenta por sus propios pecados. La remisin de pecados colectivos no es aplicable en la presente dispensacin. c) Los textos y su contexto: un viejo dicho hermenutico dice: un texto fuera de su contexto es un pretexto. A modo de ejemplo citar los siguientes: Mateo 18:18: este versculo es empleado para decir que el creyente tiene autoridad para atar a las huestes satnicas. Sin embargo el versculo es sacado de su contexto ya que en el mismo esta hablando de la disciplina en la iglesia. Las medidas que son tomadas aqu en la tierra son tomadas en cuenta en los cielos. 2 Corinto 10:4: el apstol Pablo describe la lucha espiritual del creyente afirmando que Dios le concedi poderosas armas espirituales para la destruccin de las fortalezas las cuales son, segn estos autores, los demonios territoriales. Pero al analizar el contexto veremos las fortalezas a las cuales Pablo hace referencia son los argumentos, y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios. (vers. 5). El pasaje completo tiene que ver con la presin satnica ejercida sobre el intelecto. Efesios 6:12: Estos versculos son los predilectos para tratar este tema pero tambin lo sacan de su contexto. En primer lugar este versculo no presenta la batalla espiritual cono algo opcional. El creyente esta en medio de una batalla espiritual. En segundo lugar, el apstol no habla sobre la liberacin de territorios ya que el no crea esto ni lo practicaba. Pablo describe la armadura del creyente que consiste en la verdad, la justicia, el evangelio de paz y la Espada del Espritu que es la palabra de Dios. Esto no slo demuestra una mala hermenutica sino tambin evidencia el intento de proveer sustento bblico a algo que no lo tiene. Este mtodo es semejante al empleado por la Iglesia Catlica Romana para justificar sus doctrinas particulares. d) El reino de Dios y el principado de Satans: La accin de los demonios territoriales impide que el reino de Dios avance por lo cual urge que los creyentes estn involucrados en la batalla espiritual. Sin embargo, tal afirmacin responde a una errnea interpretacin del Nuevo Testamento. La iglesia de Dios no es el reino de Dios. Si bien Satans ha sido derrotado por Cristo en la cruz, todava es el prncipe de este mundo. El y sus huestes promueven el mal y continan cegando el entendimiento de
los incrdulos. Nuestro deber es predicar el evangelio y el Espritu Santo es quien se encarga de romper toda barrera que impide que los escogidos vengan a la fe. Estos argumentos son suficientes para demostrar la falsedad de esta doctrina de moda. Lejos de pretender liberar a los territorios nuestro deber es predicar el evangelio. Hermanos, estemos atentos y no prestemos atencin a estas fbulas. Dios quiere que nuestra mayor preocupacin sea la predicacin del verdadero evangelio de Cristo ya que este es el nico modo de liberar a los oprimidos por el pecado.
Los ataques de Satans contra la iglesia son de una naturaleza distinta a lo que eran en los tiempos antiguos, diferentes en el sentido de que son ms intensos que nunca. El enemigo no usara las mismas tcticas una y otra vez, porque una vez que se descubran, ya no sern efectivas.
Como nunca antes hay gente que sufre tremendos ataques en su mente. Muchos de los hijos de Dios estn recibiendo ataques de enfermedades. Otros experimentan crisis financieras. Algunos sufren ataques de pnico.
1. La alabanza es una vestimenta que te protege de la derrota. Ponte la vestimenta de la alabanza. 2. Permanecer en Cristo y tener comunin con El es una de las mejores maneras de hacer la guerra espiritual. Escndete en Dios, y su presencia te proteger. 3. La Palabra de Dios es una espada de doble filo. Tu mente es el campo de batalla. Cuando Satans te dice algo, vuelve a hablarle con la Palabra de Dios. 4. Caminar en el amor es otra forma de guerra espiritual. Es imposible ganarle a Satans mientras vives un estilo de vida egosta.
Llam a la oficina, con insistencia. Una y otra vez. Recib la nota cuando llegu. ""Hay alguien que quiere habar contigome dijo un compaero de trabajo--. Dice que es urgente". Inmediatamente me comuniqu: "Si puede atenderme hoy mismo, se lo agradezco muchsimo", indic la persona al otro lado de la lnea.
Cuando nos encontramos en una cafetera cercaba me encontr con un intelectual joven, abogado, lentes de aro redondo, dos libros grandes y la expectativa reflejada en el rostro.
--He ledo el material que publica--. Abri el dilogo--: No comparto en absoluto lo que dice sobre esa supuesta guerra espiritual--. Guard silencio unos segundos, midiendo sus palabras--: Siento que usted es un fantico religioso. Me da la sensacin que cay en el misticismo--.
Cre que se haba desahogado y le dije que en las Escrituras se relaciona una batalla en la dimensin sobrenatural.
--Insisto: eso de los demonios y que nos atacan, no son ms que cuentos de viejos. No se usted, que veo es tan estudioso, cmo se deja arrastrar por esas creencias. No, no vine para que me convenciera, sino para decirle lo que piensodijo, mirndome fijamente.
No era la nica persona que me expresaba su rechazo al tema de la guerra espiritual. Es una posicin lamentablementegeneralizada en una sociedad secularizada y humanista como la nuestra. Slo se cree en lo que se ve y se puede palpar.
Pero, tiene fundamento bblico la guerra espiritual? Compart con mi interlocutor eventual varios elementos que relaciono ahora para usted, que le ayudarn a despejar el interrogante central de este Estudio Bblico.
Si bien es cierto hay oposicin en algunos sectores de la iglesia cristiana evanglica al tema de la guerra espiritual, es evidente que en medio nuestro se libra una tremenda batalla que la dimensin sobrenatural, sobre la que advierte el apstol Pablo en su carta a los Efesios: "Porque no estamos luchando contra gente de carne y hueso, sino contra malignas fuerzas espirituales del cielo, que tienen mando, autoridad y dominio sobre este mundo lleno de oscuridad" (Efesios 6:12, Versin Popular).
El autor sagrado no solo confirma esa confrontacin, en la que estamos inmersos los cristianos quermoslo o no, sino que adems enfatiza que las fuerzas de maldad renen tres caractersticas sobre las que debemos mantenernos alerta: tienen mando, autoridad y dominio.
Es por esa razn, conciente de la situacin que enfrentamos, real y no producto de la ciencia ficcin, que Pablo recomienda: "Ahora, hermanos, fortaleceos en vuestra unin con el Seor y su fuerza poderosa. Protegeos con toda la armadura que habis recibido de Dios, para que podis manteneros firmes contra los engaos del diablo" (Efesios 6:10, 11).
Se ponen de manifiesto dos hechos de suma trascendencia: el primero, que los demonios, adems de que existen y son atemporales, se oponen a los cristianos y a los propsitos de Dios, y segundo, que hoy da a travs de la apostasa y toda suerte de filosofas con un fuerte componente ocultista, sigue obrando y ganando espacio: "Pero el Espritu dice claramente que, en los ltimos tiempos, algunos se apartarn de la fe para seguir a espritus engaadores y enseanzas que vienen de los demonios" (1 Timoteo 4:1).
Piense por un instante sobre cul es la razn para que establecer en televisin, radio o Internet un espacio para la proclamacin del evangelio transformador de Jesucristo resulta tan difcil, cuando para los parasiclogos, brujos y orientalistas, no solamente se abren puertas sino que sus programas registran da a da altos estndares de sintona. Sin duda Satans est movindose a travs de sus instrumentos, engaando a muchos.
En una ciudad latinoamericana se han dado, en lo corrido del ao, sinnmero de violentes incidentes que incluyeron heridos y hasta prdidas humanas-- protagonizados por fanticos de grupos de rock pesado, en cuyas canciones se hacen abiertas invocaciones y exaltacin al diablo. La razn? No podan entrar a las presentaciones, por falta de dinero o agotamiento de la boletera, y movidos por espritus de maldad, desencadenaban violentas reacciones.
Y qu decir de lderes polticos que llegan a ostentar posiciones de poder en los gobiernos? Desde all promueven leyes que abren puertas a la drogadiccin, el homosexualismo, la drogadiccin, erradicacin de enseanzas de contenido cristiano en establecimientos educativos y, adems, bajo el amparo del desarrollo de la "libre personalidad", son permisivos para que las personas vivan sin "Dios ni ley".
Y un tercer escenario: Ha visto a personas, de todas las condiciones sociales, polticas, culturales y hasta religiosas portando cuarzos, amuletos y adornando sus casas con imgenes orientalistas? Si todo esto no es idolatra, hbilmente promovida por las fuerzas del mal, entonces qu puede ser?
La idolatra es sutil en su forma de introducirse socialmente, pero arrastra multitudes, aspecto sobre el cual advirti el apstol Pablo: "Con esto no quiero decir que el dolo tenga valor alguno ni que la carne ofrecida al dolo sea algo ms que otra carne cualquiera. Lo que digo es que, cuando los paganos ofrecen algo en sacrificio, lo ofrecen a los demonios y no a Dios. Y yo no quiero que vosotros tengis parte con los demonios. No podis beber de la copa del Seor y, a la vez, de la copa de los demonios; ni podis participar de la mesa del Seor y, a la vez, de la mesa de los demonios."(1 Corintios 10:19-21)
Como cristianos debemos pararnos en la brecha y elevar la voz de alerta en nuestras iglesias, no solo para defendernos sino para asumir una posicin ofensiva, como recomienda la propia Biblia a travs del apstol Santiago (Cf. Santiago 4.7).
Si asumimos una posicin abierta y aterrizada, concluiremos que la batalla es real y no podemos quedarnos pasivos mientras que el diablo hace de las suyas. A travs de los demonios ejerce dominio en los mbitos fsico y espiritual de las personas, provocandocomo lo testimonian los cuatro evangelios--, mudez (Mateo 12:22), demencia (Lucas 8:26-35), inclinaciones suicidas (Marcos 9:22) y enfermedades de diverso gnero (Lucas 13.31).
El obrar demonaco pude anular la voluntad del ser humano, llevndolo a pensamientos y acciones que le acercan al precipicio. Reconozco, eso s, que no todos los casos de afecciones fsicas y sicolgicas obedecen a posesin demonaca porque pueden estar asociados a la naturaleza cada del hombre, que se ha ido degenerando con el paso de los aos, pero es necesario mantenernos alerta frente a cualquier situacin.
Tambin es cierto que muchos de los defectos y desrdenes de personalidad estn vinculados a las obras de la carne, que deben ser modificadas por el mover de Jesucristo en las personas. Sobre este particular el apstol Pablo escribi: "Por lo tanto, digo: Vivid segn el Espritu y no busquis satisfacer vuestros malos deseos. Porque los malos deseos estn en contra del Espritu, y el Espritu est en contra de los malos deseos. El uno est en contra de los otros y por eso no podis hacer lo que quisierais... Es fcil descubrir cmo se portan quienes siguen los malos deseos: cometen inmoralidades sexuales, hacen cosas impuras y viciosas, adoran dolos y practican la brujera. Mantienen odios, discordias y celos. Se irritan fcilmente, provocan rivalidades, divisiones y partidismos. Son envidiosos, borrachos, glotones y otras cosas por el estilo. Os advierto, como ya antes lo hice, que quienes as se conducen no tendrn parte en el reino de Dios" (Glatas 5:16-25)
La idea no es que andemos viendo demonios incluso con la persona que cruza frente a nosotros en la avenida, pero s que nos mantengamos sobre aviso, identificando con ayuda del Seor Jess dnde hay ataques demonacos, y reprendindolos en la autoridad que nos concedi el Hijo de Dios.
Con el propsito de eludir su responsabilidad en la guerra espiritual en que se encuentran inmersos como cristianos, muchas personas piden basamento bblico para dar la batalla. Y es all donde
recordamos la Gran Comisin del Seor Jess a su pueblo redimido, cuando instruy: "Y estas seales acompaarn a los que creen: en mi nombre expulsarn demonios; hablarn nuevas lenguas."(Marcos 16:17)
Observe que fue claro en ordenar que los demonios debieran ser expulsados. Nuestro amado Salvador en su ejercicio ministerial aqu en la tierra, rechaz abiertamente la oposicin de Satans: "Pero Jess se volvi y dijo a Pedro:Aprtate de m, Satans, pues me pones en peligro de caer! T no ves las cosas como las ve Dios, sino como las ven los hombres!" (Mateo 16:23).
Jess no fue condescendiente con el adversario, porque si bien es cierto la propia Biblia dice que el mundo est bajo el dominio del maligno por el pecado, es evidente que Dios no ha abdicado su soberana y sigue gobernando. Por ese motivo, como cristianos, tenemos autoridad y la ejercemos contra el mundo espiritual de maldad.
En la Biblia encontramos documentadas dos formas especficas de lucha espiritual: la confrontacin directa y la oracin.
a. La confrontacin directa
La Biblia relata que tras llegar a la regin de Gadara, el amado Seor Jess fue abordado por un espritu inmundo que viva entre las tumbas. Producto de la accin demonaca en su vida, tena una fuerza descomunal, haba perdido la razn y "Andaba de da y de noche entre las tumbas y por los cerros, gritando y golpendose con piedras.".(Cf. Marcos 5:1-5)
El demonio le pidi al Hijo de Dios que lo dejara en paz, pero el Seor orden a la legin de demonios porque eran muchsimos y con diversos grados de operacinque salieran de l (Cf. Marcos 5:6-13).
La liberacin trajo como consecuencia que este hombre volviera a sus cabales. "Los que cuidaban de los cerdos salieron huyendo, y contaron en el pueblo y por los campos lo sucedido. La gente acudi a ver lo que haba pasado. Y cuando llegaron a donde estaba Jess, vieron sentado, vestido y en su cabal juicio al endemoniado que haba tenido la legin de espritus. La gente estaba asustada, y los que haban visto lo sucedido con el endemoniado y con los cerdos, se lo contaron a los dems. Entonces comenzaron a rogar a Jess que se fuera de aquellos lugares" (Marcos 5:14-16).
Nuestro amado Salvador Jesucristo confront a los demonios. No se margin de la situacin. Se ha preguntado cuntas personas podran ser libres del dominio del mundo espiritual de maldad su usted como siervo o sierva de Dios asumiera su papel protagnico en la guerra contra el ejrcito de Satans? No pase por alto el hecho de que Gadara estaba dominada por Satans, hasta tal punto que sus moradores le pidieron al Seor Jess que se fuera de su regin. No resistan la luz de Dios en medio de ellos!
b. La oracin
El Seor Jess inst a sus discpulos y a nosotros: "Velad y orad para que no entris en tentacin; espritu a la verdad est dispuesto, pero la carne es dbil."(Mateo 26:41). Es evidente que Dios no nos tienta, sino que es obra de Satans y tambin, cuando nos dejamos arrastrar por la concupiscencia (Cf. Santiago 1:13).
Cuando oramos, estamos confrontando abiertamente las estratagemas de Satans. Haba pensado en eso? Le invito a considerar este aspecto. Oramos y guerreamos, de ah que debemos evaluar qu lugar ocupa la oracin en nuestra vida.
Ahora, una vez estamos orando, lo hacemos por tres aspectos, del cual voy a iniciar con la afliccin personal y ataques que libra Satans en nuestra contra para llevarnos a un revs espiritual, cada o estancamiento.
El apstol Santiago recomend que: "Si alguno de vosotros est afligido, que ore. Si alguno est contento, que cante alabanzas" (Santiago 5:13). Tome nota de la preponderancia de la oracin en este caso especfico.
Hace pocos das responda a la carta de un lder cristiano que manifestaba su preocupacin: entre ms se comprometa y buscaba a Dios, ms tentaciones enfrentaba. Incluso, experimentaba largos perodos de desnimo por esa situacin. Qu hacer? Sorprender si le digo que no hice una exposicin de versculos bblicos sino que me circunscrib a algo fundamental: ore. Si est siendo atacado por Satans, la batalla la libramos y ganamos, de rodillas, en oracin. Tiempo despus me comparti que haba obtenido la victoria.
Un segundo aspecto desde el que damos la pelea contra las artimaas de Satans, es orando por los enfermos, incluso cuando nosotros enfrentamos alguna dolencia: "Si alguno est enfermo, que llame a los ancianos de la iglesia, para que oren por l y en el nombre del Seor le apliquen aceite" (Santiago 5:14).
Las enfermedades pueden obedecer a desrdenes en el organismo o por ataques directos de las fuerzas de maldad, por eso atamos sus ataques.
Y un tercer elemento, aunque por supuesto no son todos, es que oramos cuando el diablo desata oposicin contra la obra de evangelizacin (Cf. Hechos 4.24-31)
S, estamos en plena guerra y como ejrcito de Jesucristo, tenemos asegurada la victoria. Pablo nos advierte sobre la importancia de estar bien preparados para la confrontacin: "Por eso, tomad toda la armadura que habis recibido de Dios, para que podis resistir en el da malo y, despus de haberos preparado bien, manteneros firmes" (Efesios 6.13).
No deje que el demonio siga atacndolo, y usted resistiendo pasivamente. Es hora de batallar! El enemigo ciega el entendimiento de las personas para que no conozcan la verdad, pero usted es la excepcin como soldado de Jesucristo. (Cf. 2 Corintios 4:4). Est llamado a pelear y vencer en la autoridad del Hijo de Dios.