6 Fichas Sobre Julio Cortázar y Su Escritura La Velocidad de Lo Narrado
6 Fichas Sobre Julio Cortázar y Su Escritura La Velocidad de Lo Narrado
6 Fichas Sobre Julio Cortázar y Su Escritura La Velocidad de Lo Narrado
La velocidad de lo narrado La velocidad, el ritmo, los crea el autor de diferentes formas. La asndeton y la polisndeton, como figuras retricas dan esa cadencia, esa marcha triste, ese andar pausado o ese correteo que el escritor utiliza para llevarnos de la mano a travs de la lectura. La asndeton es un procedimiento literario mediante el cual el escritor suprime los nexos entre las palabras o las frases del texto. Con ello, crea una sensacin de rapidez al estilo y a la lectura, aporta angustia, desesperacin, pasin. Julio Cortzar utiliza este recurso en el final de uno de sus cuentos para imprimir velocidad a los movimientos de uno de sus personajes e imprimir un sprint final hasta un sorprendente desenlace. (...) oy un grito incomprensible y sali al saln con Carlitos en brazos, la escalera iluminada por la luz de arriba, lleg al pie de la escalera y los vio en la puerta, tambalendose, los cuerpos desnudos vueltos una sola masa que se desplomaba lentamente en el rellano, que resbalaba por los peldaos, que sin desprenderse rodaba escalera abajo en una maraa confusa hasta detenerse inmvil en la alfombra del saln, el cuchillo en el pecho de Simn boca arriba y Matilde... Tango de vuelta, en Queremos tanto a Glenda. Pero los textos literarios a veces necesitan del reposo, de la lentitud, de una cadencia pausada en el ritmo de lo narrado. Aparece entonces la polisndeton, como una figura retrica en la que se repiten nexos coordinantes, que unen tanto palabras como sintagmas o proposiciones, en contra de la forma habitual en de coordinacin. Esta figura -opuesta a la asndeton- da a la narracin una leve sensacin de lentitud, solemnidad e intensidad expresiva. Ambos recursos aportan el ritmo, la velocidad y el estilo adecuado que el escritor pretende dar a su creacin literaria. El cuento, una cosquilla al comienzo, una esfera al final Cada escritor da su propia visin del cuento como gnero literario. Nadie lo ha definido de manera satisfactoria. Sin embargo, para Julio Cortzar el cuento deba tener "una cierta tensin", una cierta capacidad de atrapar al lector para llevarlo de la mano hacia "una desembocadura, hacia un final". El autor argentino utiliza una analoga para describir este gnero. "Es como andar en bicicleta" afirmaba el creador de Casa Tomada. "Mientras se mantiene la velocidad, el equilibrio est asegurado, pero si se empieza a perder velocidad te caes. Un cuento cuyo final pierde velocidad es un golpe para el autor y para el lector", aseguraba Cortzar. El creador de Continuidad en los Parques consideraba que para escribir un buen relato lo bsico es conocer de antemano la estructura, la nocin general del cuento, el tema. As, cuando Cortzar se pona delante de la mquina de escribir ya tena esa idea general. Pero, adems, una obsesin que lo posea, eso que denomin la "cosquilla" en Diario de un Cuento de su libro Deshoras. "Ese algo que obliga a escribirlo y que sin ninguna explicacin racional determinaba en qu persona gramatical iba a ser narrado el texto". Todo cuento cortazariano tiene un final sorpresivo, un final circular. "La idea que me hago del cuento es siempre un orden muy cerrado, que evoca la idea de la esfera, esa forma geomtrica perfecta en la que un punto puede separarse de la superficie total", explicaba siempre el cuentista argentino. "De la misma manera que una novela la veo con un orden muy abierto, donde las posibilidades de bifurcar y entrar en nuevos campos son ilimitadas. Un cuento lo concibo con lmites muy exigentes, implacables; bastara que una frase o una palabra se saliera de ese lmite, para que el cuento se viniera abajo. Por ello, esta forma esfrica en lo narrado debe obviar lo explcito". Cortzar consideraba que muchos cuentos se vienen abajo "cuando el escritor intenta explicar un misterio en el ltimo prrafo, sin darse cuenta de que el misterio era ms que suficiente a lo largo de la historia". "Cada uno podra encontrar all su propia lectura, su propia interpretacin. Entonces, con la explicacin final, la esfera se rompe, deja de aportar ese orden cerrado", apostilla. El lector de Cortzar, cmplice de la experiencia literaria Julio Cortzar apuesta por una literatura de lo inesperado, en que el lector forma parte de ella, tiene un rol especial en ella misma, participa de un juego entablado por el narrador.
"Todo novelista espera de su lector que lo comprenda, participando de su propia experiencia, o que recoja un determinado mensaje y lo encarne. El novelista romntico quiere ser comprendido por s mismo a travs de sus hroes; el novelista clsico quiere ensear, dejar una huella en el camino de la historia", argumentaba el creador de Rayuela. Precisamente en esta novela, en Rayuela, definida como "muchos libros, pero sobre todo, dos libros", Cortzar ofrece dos caminos de lectura. El lector puede optar por leer de forma lineal y pasiva el libro, o bien seguir las instrucciones de un Tablero de Direcciones, convertirse en cmplice, saltar a la pata coja de un captulo a otro, rechazar el orden cerrado de la novela tradicional y disfrutar del juego. Esta contra-novela, como as fue etiquetada por l mismo, "tena como objetivo destruir la nocin de relato hipntico", segn explicaba el autor argentino. "Yo quera que el lector estuviera libre, lo ms libre posible, el lector tiene que ser un cmplice y no un lector pasivo. La idea era hacer avanzar la accin y detenerla justamente en el momento en que el lector queda prisionero, y sacarlo de una patada fuera para que vuelva objetivamente a mirar el libro desde fuera y tomarlo desde otra dimensin. se era el plan". En el prlogo de la recopilacin de sus Cuentos Completos editada por Alfaguara, su coetneo, Mario Varas Llosa, describe la importancia de la lectura activa en la obra cortazariana. "En los libros de Cortzar juega el autor, juega el narrador, juegan los personajes y juega el lector, obligado a ello por las endiabladas trampas que lo acechan a la vuelta de pgina", afirma Llosa. Julio Cortzar justificaba su forma de narrar y defina al lector como parte implcita del binomio literario. Por ello, rechazaba la idea de tomar los libros "como quien admira o huele una flor sin preocuparse demasiado de la planta de la cual ha sido cortada". La aliteracin, un plato de sopa en un lugar llamado Kindberg Cuando leemos un relato, no slo nos gusta ver al personaje, sino adems or esa silla agrietada sobre la que se sienta, escuchar su voz ronca por la resaca y el chirrido de una puerta por donde, prrafo a prrafo, se marcha sin decirnos adis. La aliteracin, como figura retrica, reitera uno o varios sonidos similares entre s y los expresa dentro de una o varias frases. El uso de este recurso literario provoca sensaciones acsticas que enriquecen el significado del texto. Un Lugar Llamado Kindberg traducido ingenuamente por montaa de los nios, como nos narra en su primer prrafo su autor, Julio Cortzares un cuento lleno de aliteraciones que dotan al texto de una sonoridad necesaria para el relato. Con palabras, Cortzar invita al lector a un plato de sopa caliente lleno de fideos y humeantes aliteraciones para que as oigamos, sorbo a sorbo, la historia de Lina y Marcelo. Marcelo es un maduro viajante de comercio que recoge en la carretera a una autoestopista, Lina. Hace fro, pero Cortzar no lo narra sino que escuchamos con imgenes sonoras cmo la lluvia golpea el parabrisas, cmo la chimenea chisporrotea y cmo ambos sorben una cucharada de sopa caliente en un hotel de Kindberg. En un lugar del cuento, el escritor argentino describe una escena donde ambos personajes dialogan frente a frente, en torno a un plato de sopa. Cortzar nos lleva la cucharada de sopa a la boca, pero por los odos; endulza los prrafos de eses para que el lector pueda escuchar cmo Lina sacia un hambre de cunetas y autopistas: ".. a saber por qu pero tan bonito ver que el flequillo de Lina se alza un poco y tiembla como el soplido devuelto por la mano y por el pan fuera a levantar el teln de un diminuto teatro, casi como desde ese momento Marcelo pudiera ver salir a escena los pensamientos de Lina, las imgenes y los recuerdos de Lina que sorbe su sopa sabrosa soplando siempre sonriendo". El uso de la aliteracin da al texto literario de Cortzar otra dimensin sensorial. Si la visibilidad ensea a ver lnea a lnea a los personajes y su entorno, la aliteracin le aade a las palabras un segundo sentido: el odo. Julio Cortzar, en Lugar Llamado Kindberg, incluye la aliteracin dentro de una escena con el fin de enfatizar el hambre de Lina y, sobre todo, para que el lector perciba cmo saborea la sopa. Las aliteraciones en este cuento son sorbos para sibarita. Julio escriba improvisando, como un msico de Jazz
El periodista trabaja con la verdad y la dificultad de su profesin radica en encontrar el rastro, la huella, la fuente de donde emana la informacin, ese alguien que hable para para entrecomillar lo que se sabe, pero no se puede publicar. En cambio, el escritor tiene como materia prima la mentira, la imaginacin y esa realidad distorsionada llamada ficcin. El grado de dificultad entonces se convierte en un imposible, porque, si para el periodista la verdad se esconde, para el escritor, la inspiracin a veces desaparece. Todo aquel que desplaza su vida hacia el quehacer literario se esconde en excusas para plasmar en un papelito en blanco todo aquello que quiere contar. Julio Cortzar odiaba y tema todo profesionalismo, incluso aseguraba que se segua sintiendo "como un aficionado", como alguien que escribe porque le gusta y no porque tiene que escribir. Algunos escritores se toman su oficio como una actividad higinica que deben cumplir da a da. Cuentan algunos que despiertan a las seis de la maana y amanecen trabajando durante reglamentarias ocho horas en una actividad de rigor casi militar Cortzar hua de estas disciplinas y de ah "sus defectos posibles" afirmaba el escritor argentino: falta de planes, de esquemas, pero siempre prefera "esos defectos al aburrimiento del mtodo". Admirador fervoroso del jazz, como as lo atestiguan obras como El Perseguidor, argumentaba que para escribir segua la filosofa de este tipo de msica: "lo improvisado es lo que queda, aunque nadie llega as noms a la improvisacin. Y la nocin misma de la escritura: rechazo de la 'originalidad para lograr la naturalidad, que en ltima instancia es lo que abre paso a lo original". "Mientras escribo leo ms que nunca, no tengo ningn miedo a las influencias; en cambio me niego a hablar de lo que estoy haciendo y solo muestro lo terminado y corregido, creo que por supersticin ms que por principio. No soy como esa gente que te cuenta su novela antes de haberla empezado", apostillaba el creador de Rayuela. Lo fantstico, una rendija abierta entre la realidad y la literatura de Julio Cortzar El cuento es la casa donde habita lo fantstico. La literatura fantstica contempornea se soporta en este gnero literario, segn afirmaba Julio Cortzar. Aunque nunca quiso aportar una definicin acadmica, Cortzar consideraba que lo fantstico no era sino un sentimiento que lo acompa a lo largo de sus vida, incluso antes de que comenzara a escribir. El creador de El Libro de Manuel se negaba a aceptar la realidad tal como pretendan imponrsela. Siempre senta que entre dos cosas perfectamente delimitadas y separadas, haba un hueco por el cual se colaba un elemento que no poda explicarse con las leyes de la lgica. Ese sentimiento lo calificaba de "extraamiento", un hecho que en cualquier momento cotidiano (bajo la ducha, hablando, caminando, ...) da paso a pequeos parntesis en esa realidad que luego dan lugar a una experiencia diferente, en definitiva, fantstica. Segn Cortzar, ese extraamiento consista en que la lgica, la causalidad del tiempo, del espacio, todo lo que nuestra inteligencia acepta como inamovible se ve bruscamente sacudido por algo que lo desplaza y lo cambia. La literatura cortazariana, y sobre todo sus cuentos, tiene muestras que as atestiguan este concepto casi metafsico que, posteriormente, en el mundillo editorial se etiquet como realismo fantstico o literatura fantstica. Como botn de muestra, el relato La noche boca arriba. Un cuento que refleja esa excepcin, esa inversin de valores, que desplaza lo real hacia lo fantstico. La noche boca arriba describe como un hombre sale de su casa en Pars y va a su trabajo conduciendo su moto y mientras conduce observa edificios, casas, ... De repente, se equivoca en una luz de semforo, tiene un accidente y se destroza un brazo; pierde el sentido y al salir del desmayo, se encuentra ingresado en un hospital. Lo han vendado y est en una cama. Ese hombre tiene fiebre, est en un estado de sopor, como consecuencia del accidente y de los medicamentos; entonces, se adormece y tiene un sueo; suea curiosamente que es un indio mexicano de la poca azteca, que est perdido entre las cinagas y se siente perseguido por una tribu enemiga, justamente los motecas, en plena guerra florida, que consista en capturar enemigos para sacrificarlos en el altar de los dioses.
Siente la pesadilla, siente que los enemigos se acercan en la noche y angustiado se despierta y se encuentra en su cama de hospital y respira entonces aliviado, comprende que ha estado soando, pero en el momento en que se duerme, la pesadilla contina, aunque l huye y lucha al final es capturado por la tribu, que lo atan y lo arrastran hacia la gran pirmide, en lo alto de la cual arden hogueras de sacrificio. El sacerdote de la tribu lo espera con el pual de piedra para abrirle el pecho y quitarle el corazn. Mientras lo suben por la escalera, el hombre hace un esfuerzo por evitar la pesadilla, por despertarse y lo consigue; vuelve otra vez a su cama de hospital, pero la impresin de la pesadilla ha sido tan intensa, tan fuerte, que poco a poco, a pesar de que l quisiera quedarse del lado de la seguridad, se hunde nuevamente en la pesadilla y siente que nada ha cambiado. l era un pobre indio, que so con una extraa, impensable ciudad de edificios, de luces, y de un extrao vehculo, misterioso, en el cual se desplazaba, por una calle. Es el minuto final de la revelacin. Eso no era un sueo, era real. El verdadero sueo era el otro. Lo fantstico, esa rendija abierta entre la literatura y la realidad, que tanto intenta explicar Julio Cortzar y que de forma tan certera muestra su cuento.
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