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La Deidad de Cristo

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LA DEIDAD DE CRISTO

Evis L. Carballosa
Prlogo de Emilio A. Nez

EDITORIAL PORTAVOZ
La deidad de Cristo, de Evis Carballosa, 1982 por Editorial Portavoz, Grand Rapids, Michigan 49501. Todos los derechos reservados. Portada: Don Ellens EDITORIAL PORTAVOZ P.O. Box 2607 Grand Rapids, Michigan 49501 USA Vistenos en: www.portavoz.com ISBN 0-8254-1102-5

Contenido
Prlogo de Emilio Antonio Nez C. Introduccin 1. LAS PRIMERAS HEREJAS CRISTOLGICAS Los ebionitas Los gnsticos Los docetas Monarquismo Arrianismo Apolinaristas Nestorianismo Eutiquianismo Monoteletismo Adopcionismo 2. LA CRISTOLOGA DE LOS ESCOLSTICOS Y LOS REFORMADORES Abelardo y Lombardo La cristologa de Lutero La cristologa de Calvino La hereja de Socino 3. LA CRISTOLOGA Y EL LIBERALISMO TEOLGICO DURANTE LOS SIGLOS XVIII Y XIX Fundamentos de la cristologa moderna en Schleiermacher y Ritschl La escuela de Hegel La cristologa de David F. Strauss La Cristologa de A. E. Biedermann 4. LA CRISTOLOGA Y LA NEO-ORTODOXIA DEL SIGLO XX 5. LA CRISTOLOGA CONTEMPORNEA 6. EVIDENCIAS BBLICAS TOCANTE A LA DEIDAD DE CRISTO La Biblia presenta a Jesucristo como el Hijo de Dios La Biblia presenta a Cristo como el Hijo del Hombre La Biblia confiere a Cristo el nombre de Dios Cristo posee los atributos de deidad Cristo posee prerrogativas que slo pertenecen a Dios 7. OPOSICIN A LA DOCTRINA DE LA DEIDAD DE CRISTO 8. CONCLUSIN APNDICES 1. Sntesis de las principales herejas acerca de la Persona de Cristo 2. Los siete grandes concilios 3. Cristo = Dios Bibliografa Indice analtico

Prlogo
Se ha dicho en repetidas ocasiones que el cristianismo es Cristo. El es la piedra angular de la fe cristiana. Pero existen en nuestro tiempo varios intentos de tergiversar la cristologa bblica a favor de algn sistema teolgico o de alguna ideologa en el plano social. Es posible hablar de diversos cristos que deambulan por la escena contempornea, pretendiendo suplantar al Cristo de las Escrituras. Y en ciertos casos El ha sufrido ms en manos de los que profesan seguirle que en las de sus enemigos. La cristologa de telogos catlicos y protestantes de vanguardia es una prueba de este aserto. Por otra parte, no siempre se explica el significado bblico de la persona y la obra de Cristo en la as llamada predicacin evangelstica, en la cual muchas veces el Evangelio del Nuevo Testamento brilla por su ausencia. Cmo puede haber Evangelio autntico si el Cristo de Dios no es anunciado? Por estas y otras razones es imperativo estudiar y proclamar lo que las Escrituras revelan tocante a Jesucristo. De ello se ocupa el doctor Evis Carballosa en el presente libro, cuyo objetivo principal es subrayar la deidad del Seor Jess. Este nfasis es muy necesario en la poca actual, cuando muchos soslayan la deidad del Cristo, acomodndose a la mentalidad que se resiste a creer en lo sobrenatural; en tanto que otros exaltan la humanidad de Jess de Nazaret, con menoscabo de Su deidad, al servicio de intereses ideolgicos en lo poltico y social. Est muy de modo hablar del Jess hombre, y no del Cristo que segn el testimonio de las Escrituras es Dios-Hombre verdadero. No es tan slo de hoy ni de ayer que se pierde el equilibrio cristolgico en el seno de la cristiandad. Ya en los primeros tiempos de la Iglesia hubo quienes negaran la humanidad del Verbo, y no faltaron tampoco los que rechazaron Su deidad. Precisamente el doctor Carballosa inicia su exposicin con un esbozo histrico de las grandes controversias cristolgicas que han tenido lugar a travs de los siglos. En la segunda parte del libro, el autor presenta el testimonio bblico en cuanto a la deidad de Jesucristo. Aqu est el meollo de la obra para los que imitando a Toms el apstol hemos cado a los pies de Jess llamndole Seor y Dios. Es indudable que, como en el caso de los otros libros del doctor Carballosa, el que aqu prologamos puede ser una gran bendicin para el pueblo evanglico y un medio eficaz para que muchas personas lleguen a conocer personalmente al Cristo revelado en la palabra escrita de Dios. Que a El sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos! Amn. EMILIO ANTONIO NEZ C.

Introduccin
LA DOCTRINA DE LA DEIDAD de Cristo ha sido y sigue siendo uno de los pilares fundamentales de la Iglesia Cristiana. Esta doctrina ha sido creda por la mayora de los cristianos a lo largo de los siglos por considerarla como una enseanza de profunda raigambre bblica e indiscutiblemente apostlica. En varios concilios eclesisticos de la antigedad se discuti tanto el tema de la deidad como el de la humanidad de nuestro Seor. En cada una de esas ocasiones, el llamado sector ortodoxo de la Iglesia afirm que Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre impecable. Es cierto que algunos grupos han enfatizado la deidad de Cristo a expensas de Su humanidad, mientras que otros han enfatizado la humanidad a expensas de la deidad. Ambos extremos, sin embargo, han sido rotundamente rechazados por telogos que desean ser fieles a las enseanzas de la Palabra de Dios. En aos recientes, sin embargo, telogos influyentes, tanto catlicos como protestantes, se han pronunciado abiertamente en contra de la doctrina de la deidad de Cristo. A esta postura se la ha llamado una nueva cristologa, cristologa en crisis o el debate cristolgico contemporneo. Este debate cristolgico ha coincidido con otro debate, el bibliolgico. No es esta una extraa coincidencia, sino ms bien una secuela lgica. Poner en tela de juicio la autoridad de la Biblia engendra un debilitamiento de las doctrinas que de sta se derivan. Una dilucin de la bibliologa casi siempre ha dado como resultado una cristologa dbil. Ante esta situacin se hace necesario enfocar de nuevo el tema de la Persona de Cristo. Hoy, como en los das del ministerio terrenal de Jess, la pregunta: Quin dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? tiene una vigencia indiscutible. Hombres ocupados en todas las ramas del saber (telogos, historiadores, socilogos, filsofos, literatos, polticos, etc.) han dicho y escrito muchas cosas tocante a Cristo. Sin restar importancia a lo que los hombres han dicho y siguen diciendo, lo ms importante en el estudio de la cristologa contina siendo el testimonio de la Palabra de Dios. De ah que este trabajo, sin restar importancia a las obras producidas por eruditos en la materia, d prioridad a la exgesis bblica. Las Escrituras dan testimonio de Cristo (Jn. 5:39). Escudriarlas, por lo tanto, debe de ser la tarea primordial de todo aquel que desea saber a cabalidad quin es Jesucristo. Es, pues, el propsito de este trabajo investigar lo que la Biblia dice tocante a Cristo y en la base de dicha investigacin establecer algunas diferencias entre la llamada nueva cristologa y la cristologa de las Escrituras. El mvil primordial de esta tarea es glorificar a Dios mediante una exposicin fiel de la Palabra de Dios. Sobra decir que debido a la limitacin de espacio, este trabajo dejar grandes lagunas sin explorar e interrogantes sin contestar. Se espera, sin embargo, que otros estudiosos de la teologa bblica investiguen y profundicen este tema. La iglesia cristiana necesita el aporte de exegetas y expositores de las Escrituras que con toda seriedad y fidelidad den a conocer al pueblo de Dios las verdades de la Biblia. El reto que confronta el estudiante de la Biblia hoy es al mismo tiempo formidable y multiforme. Por un lado est el humanismo con sus postulados de que el hombre es intrnsecamente bueno y capaz de auto-perfeccionarse mediante el uso de su inteligencia y experiencia. El humanismo se ha convertido en una religin cuyo centro es el hombre y las necesidades humanas. Dios no cuenta en las lucubraciones del humanismo. Por otro lado est el naturalismo, estrechamente asociado con el humanismo pero con diferentes proyecciones. El naturalismo rechaza toda explicacin sobrenatural de la realidad. Slo acepta como verdad lo que se puede probar cientficamente. La nica realidad que existe es este mundo del cual formamos parte y que no depende de ningn

ser sobrenatural para su subsistencia. Otro reto para el estudioso de las Escrituras, particularmente en el siglo xx, ha sido el existencialismo. Este movimiento filosfico surgi poco despus de la primera guerra mundial (aunque sus races preceden dicho evento) como una reaccin o rebelin en contra de la apata de los intelectuales, los gobiernos, las universidades, la religin y otras instituciones frente a los problemas de la sociedad. El existencialismo pretende llegar a conocer al ser humano y su condicin, separando al individuo de la multitud. La persona se convierte en una especie de eje alrededor del cual gira la verdad, pero la verdad es algo existencial, es decir que, para conocerla, el hombre tiene que ser actor y no espectador de ella. Una de las caractersticas del existencialismo es su subjetivismo y la negacin de una revelacin proposicional. Mucho podra decirse del desafo del racionalismo, el materialismo, el universalismo y otras corrientes, tanto filosficas como teolgicas, que tratan de socavar los fundamentos de la fe cristiana. Incumbe al estudioso de las Escrituras, al pastor, al evangelista, al telogo, permanecer firme frente al reto de los que se oponen a la verdad bblica, pero al mismo tiempo estar bien informado y dispuesto a exponer dicha verdad.

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Las Primeras Herejas Cristolgicas
DESDE MUY TEMPRANO en su historia la iglesia ha sufrido ataques de corrientes contrarias a la fe que profesa. Es cierto que el cristianismo ha vivido siempre en medio de gran oposicin. Con todo eso, el mayor dao que la iglesia ha sufrido no ha sido causado por ataques externos, aunque sin duda stos han sido grandes, sino ms bien producidos por la infiltracin de doctrinas contrarias a la Palabra de Dios y a los postulados del Evangelio. No es de dudarse que durante el perodo apostlico, cuando el canon del Nuevo Testamento estaba en su formacin, muchos trataban de dar respuesta a algunas preguntas que se formulaban. Por ejemplo: Quin es Jesucristo? Qu relacin tiene Jess con la Eterna Deidad? Qu relacin tiene lo que Jess ense con las leyes rituales del Antiguo Testamento? Qu significado y alcance tiene la salvacin? Se relaciona la salvacin con el cuerpo fsico, el alma o con ambos? Ciertamente estas preguntas no eran ni son fcilmente contestadas, especialmente sin la base autoritativa de los libros cannicos. Fue as, seguramente, que falsos maestros introducindose dentro de las congregaciones cristianas ponan en peligro la armona y la existencia misma de las jvenes asambleas de creyentes. Dos corrientes que parecen haber afectado el desarrollo de congregaciones apostlicas se caracterizaban por sus tendencias legalistas y filosficas. Aunque dichas corrientes herticas no se haban desarrollado hasta el punto en que lo hicieron en el siglo II, sus enseanzas estaban hacindose sentir.

Los ebionitas
Una de las primeras corrientes que hizo sentir su influencia dentro de la iglesia cristiana fue la de los llamados ebionitas cuyo nombre se deriva del hebreo ebion que significa pobre. Segn algunos historiadores, haba generalmente tres grupos de ebionitas aunque no era muy fcil poder hacer las distinciones pertinentes entre los tres grupos. No obstante, las siguientes diferencias eran observables: 1) Aquellos cristianos judos que demandaban una completa observancia de la ley por parte de los creyentes. Aunque este grupo tambin inclua otros que guardaban la ley estrictamente sin exigir que otros lo hicieran. 2) Los llamados cristianos judaizantes que consideraban a Pablo como un apstata de la ley mosaica y afirmaban que era necesario que todos los cristianos fuesen circuncidados y guardasen la ley estrictamente. Estos consideraban a Cristo como una criatura y adems negaban Su concepcin virginal. 3) Aquellos de tendencia filosficaespeculativa que consideraban a Jerusaln como el centro del mundo religioso, practicaban un ascetismo estricto, consideraban a Cristo como una criatura pero como el Seor de los ngeles y al Espritu Santo como un ngel de sexo femenino que acompaaba a Cristo. Los distintos grupos ebionitas tenan en comn, sin embargo, su adherencia a la ley mosaica. Exigan que por lo menos los judos guardaran la ley, aunque vean con buenos ojos si los gentiles hacan lo mismo. Tambin tenan la tendencia a interpretar la persona de Cristo como un mero hombre privilegiado por el descenso del Espritu Santo sobre Su persona a la hora de Su bautismo.

Los gnsticos
Un tema muy discutido ha sido el de la posible relacin entre la iglesia primitiva y el gnosticismo. Algunos eruditos afirman que el gnosticismo tuvo su origen en un tiempo posterior al cristianismo, mientras que otros hablan categricamente de un gnosticismo pre-cristiano. La palabra gnosticismo se deriva del vocablo griego gnosis que significa conocimiento. El gnosticismo era una filosofa racionalista con tendencia intelectualmente exclusivista que pretenda dar una respuesta a la interrogante de la existencia del mal y al origen del universo. Los gnsticos consideraban la fe como algo inferior. La gnosis por ser un alto nivel de conocimiento era el canal de la salvacin. Para los gnsticos, sin embargo, la gnosis no era un conocimiento intelectual adquirido mediante un esfuerzo mental, sino que era algo de origen sobrenatural. La gnosis era en s producto de la revelacin divina. Para los gnsticos, ese conocimiento adquirido, supuestamente por revelacin, es en s redencin perfecta. El gnosticismo era sustancialmente de origen pagano. Esencialmente es un sincretismo que incluye la filosofa helenstica, las religiones orientales, los misterios de la Babilonia antigua, los cultos egipcios, el judasmo heterodoxo y algunas ideas cristianas, particularmente las relacionadas con el concepto de la salvacin.5 Segn el afamado historiador Philip Schaff: El gnosticismo es, por lo tanto, la forma ms grande y comprehensiva de sincretismo especulativo religioso conocido en la historia. En cuanto a Cristo, los gnsticos decan que era una emanacin o en salido de Dios. Por medio de ese en (el ms perfecto de todos) se efecta el regreso del mundo material sensible al mundo ideal que est ms all de los sentidos. Los gnsticos lograron introducirse en la iglesia cristiana porque aparentaban tener una alta estimacin hacia Cristo, pero en el ltimo anlisis crean que el Seor vino slo a disipar la ignorancia. Los maestros de esta secta ponan el nfasis sobre las enseanzas de Cristo, dndole poca importancia a la Persona y la obra de Jess.

Los docetas
El docetismo es una variante del gnosticismo. El nombre procede del vocablo griego dokeo que significa dar la apariencia de algo. Los docetas afirmaban que el nacimiento, el cuerpo, los sufrimientos y la muerte de Cristo fueron solamente una apariencia ilusoria. Cristo slo asumi forma visible como una visin transitoria para revelarse a S mismo a los sentidos naturales del hombre. El docetismo era un resultado del dualismo que caracterizaba a todos los sistemas gnsticos. Este dualismo consista en afirmar que todo lo que es material es malo. Slo aquello que es espritu es bueno. La conclusin a la que arribaban los docetas era que si Cristo era bueno (cosa que ellos afirmaban), entonces no poda tener un cuerpo material real. El gnosticismo y su variante, el docetismo, negaban la doctrina de la encarnacin de Cristo. En ese sentido rechazaban la doctrina de la verdadera humanidad del Seor. Debido a que Cristo era considerado como una emanacin (en) de Dios, el docetismo reduca la deidad de Cristo y en realidad destrua la personalidad histrica de Jess. Al no concederle un cuerpo real, los docetas tenan que negar la realidad de la crucifixin. En resumen, el Redentor no era ni hombre real ni Dios absoluto, segn la hereja de los docetas. Ni muri en la cruz ni resucit de los muertos. Como es de esperarse, los docetas tambin negaban una segunda venida corporal y judicial de Cristo a la tierra. Estos conceptos paganos de cristologa se infiltraron en la iglesia cristiana a principios

del siglo II de nuestra era, si no antes, y causaron gran confusin en la mente de muchos. Slo la apologtica y la exposicin bblica de hombres como Ireneo,8 Justino Mrtir, Tertuliano,10 Hiplito, y otros lograron ahuyentar el peligro que se cerna sobre la iglesia en aquella etapa temprana de su historia. El trabajo realizado por los lderes de la iglesia, particularmente en aquel tiempo fue crucial, ya que sentaron las bases para las discusiones posteriores. De importancia capital fue el hecho de la necesidad de identificar el canon de las Escrituras, para poder combatir con autoridad las herejas que amenazaban la vida de la iglesia.

Monarquismo
El nombre monarquismo fue usado por primera vez por Tertuliano (150220 d.C.) para designar a grupos antitrinitarios que surgieron durante el siglo III. Los monarquistas tambin recibieron el nombre de unitarios a causa del nfasis que daban a la unidad numrica y personal de la Deidad. Haba fundamentalmente dos grupos monarquistas: 1) Los racionalistas o dinmicos y 2) los modalistas o patripasianos. Los racionalistas o dinmicos negaban la deidad de Cristo, considerndolo como una fuerza o poder, mientras que los modalistas identificaban al Hijo con el Padre, negando as la pluralidad de personas en la deidad y aceptando una trinidad econmica, es decir, un triple modo de revelacin en lugar de una trinidad de personas.

Monarquismo racionalista o dinmico


Este grupo consideraba a Cristo como un mero hombre lleno del poder divino (a semejanza de Moiss o Elas). Ese poder divino exista en Cristo desde el principio de Su vida, pues, los monarquistas admitan que Jess haba sido generado sobrenaturalmente por el Espritu Santo. A esta clase de monarquismo pertenecan varios grupos: 1. Los teodosianos: Grupo fundado por un tal Teodoto el curtidor, quien despus de haber negado a Cristo durante una de las persecuciones afirm que solamente haba negado a un hombre. Teodoto fue finalmente excomulgado por Vctor, el obispo de Roma. 2. Los artemistas: Este grupo fue fundado por Artemo quien se haba trasladado a Roma y comenz a predicar que la doctrina de la deidad de Cristo era una invocacin y un regreso al politesmo pagano. Artemo fue excomulgado por Ceferino (202217) y acusado de usar argumentos filosficos para apoyar sus enseanzas. 3. Pablo de Samosata: Lleg a ser el ms famoso de los monarquistas racionalistas. Era un obispo de Antioqua en el ao 260 d.C., al mismo tiempo que ocupaba un elevado puesto civil. Negaba la personalidad del Logos y del Espritu Santo, considerndoles solamente poderes de Dios, como son la mente y la razn en el hombre. Admita que el Logos habitaba en Cristo en una medida superior a otros mensajeros de Dios, pero crea que Cristo haba sido gradualmente elevado a una posicin de dignidad divina. Tambin crea que Cristo haba permanecido libre del pecado, haba vencido el pecado de nuestros antepasados y se haba convertido en Salvador de la raza humana. Entre los aos 268269 d.C. los obispos de Siria que trabajaban bajo su direccin, acusaron a Pablo de Samosata de hereja, arrogancia, vanidad y avaricia y lo depusieron. En resumen, esta primera clase de monarquismo puede clasificarse como ebionista, es decir, esa especie de cristianismo judaizado que pretenda hacer que la salvacin

dependiese de la observancia de la ley y adems consideraba a Jess como el Mesas prometido, pero como un mero hombre producto de la unin de Jos y Mara.

Monarquismo modalista o patripasiano


Este grupo o clase de monarquismo enseaba que el Dios nico y Supremo por un acto de Su propia voluntad se autolimit, hacindose hombre. De modo que el Hijo es el Padre revelado en la carne. Estos slo reconocan como Dios al que se haba manifestado en Cristo y acusaban a sus oponentes de ensear que hay ms de un Dios. Varios nombres se mencionan como exponentes del monarquismo modalista. El primero de ellos es Praxeas. Este proceda del Asia Menor, pero se traslad a Roma en tiempos de Marco Aurelio (161180 d.C.). All procur la condenacin del montanismo y ense abiertamente su doctrina patripasiana, logrando convencer aun al obispo Vctor. Praxeas apelaba a pasajes tales como Isaas 45:5; Juan 10:30 y 14:9 para apoyar sus enseanzas, pasando por alto que dichos textos no son anti-trinitarios, sino que enfatizan la unidad de la esencia divina. Es evidente que Praxeas no haca distincin alguna entre persona y esencia ya que acusaba a sus oponentes de ser tritestas. Estrechamente relacionados con las enseanzas de Praxeas, estaban Noeto de Esmirna y un tal Calixto. Ambos enseaban que el Hijo era meramente una manifestacin del Padre. Por el ao 200 d.C., un hombre llamado Sabelio comenz a ensear que Dios se auto-revela en tres modos diferentes: 1) Como Padre cre todas las cosas y dio la ley a Israel, 2) como Hijo tom la tarea de la redencin, y 3) como Espritu Santo, despus de haber completado la obra redentora. Cada una de estas formas de manifestacin, segn Sabelio, se efecta cuando la otra termina. Es decir, Sabelio afirmaba que la Deidad era unipersonal. Rotundamente negaba que Dios fuese Padre, Hijo y Espritu Santo al mismo tiempo.14 En resumen, los adeptos del monarquismo queran proteger la unidad de Dios, pero al hacerlo cayeron en el error del unitarianismo. Pablo de Samosata, Praxeas, Sabelio y todos sus seguidores han errado al no ser capaces de armonizar adecuadamente las enseanzas de la Biblia. Trinitarianismo no es lo mismo que tritesmo. La esencia divina es una, las personalidades que componen esa esencia son tres.

Arrianismo
El arrianismo adquiere el nombre de su progenitor. Arrio, segn se cree, era nativo de Libia aunque recibi su entrenamiento en Antioqua. El maestro y mentor de Arrio haba sido Luciano quien teolgicamente segua a Pablo de Samosata.16 Se sabe, adems, que Luciano representaba el ala izquierda del origenismo. De modo que el trasfondo teolgico de Arrio estaba en pleno desajuste con la corriente media de la iglesia. Por el ao 313 d.C., Arrio fue designado como presbtero de Alejandra.. Poco despus de su designacin, Arrio comenz a ensear que, aunque Cristo era el creador del universo, l mismo era una criatura de Dios y, por lo tanto, no era totalmente divino.19 Segn Arrio, hay un solo Ser de quien puede decirse que es sin principio. Ese ser es Dios. Ensear que el Hijo no tuvo principio, en la opinin de Arrio, equivaldra a creer en la existencia de dos dioses de igual rango. De modo que la cristologa de Arrio tomaba como punto de partida un estricto monotesmo semejante al de los monarquianos. Arrio deca que el Hijo no fue siempre, sino que tuvo un principio. El Logos en Cristo fue creado por el Padre antes de la creacin del mundo. Arrio

enfticamente sostena que Cristo era de una sustancia diferente a la del Padre y, por lo tanto, no era Dios en el sentido estricto de la Palabra. Es ms, para Arrio, el Logos, es decir, Cristo no posea un alma humana, de modo que no era verdadero hombre. Tampoco era verdadero Dios, ya que no posea ni la esencia ni los atributos que pertenecen a la absoluta deidad. El historiador Justo L. Gonzlez, ha resumido bien las enseanzas de Arrio:
La doctrina de Arrio parte de un monotesmo absoluto, segn el cual el Hijo no puede ser, ni una encarnacin del Padre, ni una parte de su substancia, ni otro ser semejante al Padre, pues cualquiera de estas tres posibilidades negara, o bien el carcter inmaterial de Dios, o bien su unicidad. El Hijo no puede no tener un origen, pues entonces sera hermano del Padre, y no hijo. Luego, el Hijo tiene principio, y fue creado o hecho por el Padre de la nada. Antes de tal creacin, el Hijo no exista, y es incorrecto afirmar que Dios es eternamente Padre. Esto no quiere decir, sin embargo, que no hubiese siempre en Dios un Verbo, una razn inmanente; pero este Verbo o razn de Dios es distinto del Hijo de Dios, slo fue creado ms tarde.

La postura de Arrio lo puso en conflicto directo con Alejandro, el obispo de Alejandra, entre los aos 318 y 320 d.C. Como resultado de esa confrontacin, en el ao 321 d.C., un concilio formado por un grupo de cien obispos procedentes de Egipto y Libia se reuni en Alejandra. La decisin del concilio fue destituir y excomulgar a Arrio y a sus seguidores. Evidentemente, el concilio consideraba como una hereja negar la absoluta deidad de Cristo. Arrio, sin embargo, no cej en su empeo de propagar su doctrina. Despus de haber sido excomulgado, Arrio se entreg a la tarea de dar a conocer sus creencias por medio de sermones y conferencias teolgicas dondequiera que encontrase una audiencia. De ese modo consigui adeptos en Egipto, Siria, Palestina y en otras reas del mundo cristiano. Arrio encontr un oponente formidable en la persona de Atanasio. Nacido en Alejandra a fines del siglo III, Atanasio recibi la mejor educacin para una persona de su tiempo. Fue apadrinado por Alejandro, obispo de Alejandra, quien evidentemente vio en Atanasio a un hombre de profundidad teolgica, firmes convicciones y gran fortaleza fsica. Alejandro no fue defraudado. Su discpulo, Atanasio, estudi con sumo cuidado los postulados y las conclusiones de Arrio.
Si Arrio estaba en lo cierto, el Dios trino no es eterno: a la unidad se le aadi, en el curso del tiempo, el Hijo y el Espritu. La Trinidad ha llegado a existir de la no-existencia. Quin nos asegura que no habr un aumento subsiguiente? (C. Ar. or. 1:17, 18). Segn Arrio, el bautismo resultara administrado en el nombre de un ser creado, que, en el ltimo anlisis, no puede auxiliarnos (ib. ii:41; iv:25). Pero no solamente es disuelta la Trinidad; incluso la divinidad del Padre es puesta en peligro.

A raz de la controversia arriana, se convoc el Concilio de Nicea en el ao 325 d.C., desde el 20 de mayo al 25 de julio de ese ao, sin contar las deliberaciones posteriores. El resultado fue una condena de las enseanzas de Arrio y una anatematizacin de todo aquel que creyese dichos errores. Segn el Concilio de Nicea, la postura de la iglesia quedaba expresada as:
Creemos en un Dios, el Padre Todopoderoso, Creador de todas las cosas, visibles e invisibles, y en un Seor Jesucristo, el Hijo de Dios, el unignito del Padre, es decir, de la substancia del Padre; Dios de Dios, luz de luz, verdadero Dios de verdadero Dios, engendrado, no creado, consubstancial con el Padre, por quien todas las cosas fueron hechas, tanto en el cielo como en la tierra; quien por nosotros los hombres, y para nuestra salvacin descendi, se encarn, y se hizo hombre, y sufri, y resucit al tercer da:

ascendi a los cielos y vendr a juzgar a vivos y muertos: Y en el Espritu Santo. Pero la Santa Iglesia Apostlica de Dios anatemiza a los que afirman que hubo un tiempo cuando el Hijo no era, o que no era antes de ser engendrado, o que fue hecho de cosas que no existan: o que dicen, que el Hijo de Dios era de cualquier otra substancia o esencia, o creado, o sujeto a cambio o a conversin.

En resumen, el Concilio de Nicea del ao 325 d.C., refut la postura del sabelianismo o modalismo, y la creencia de que la deidad se compone de una persona y una esencia, pero de distintos modos de manifestacin. Rechaz, adems, el arrianismo y su creencia de que el Hijo es de una sustancia diferente a la del Padre. Expres de manera formal la fe trinitaria de la iglesia: Dios es una sustancia, esencia o realidad eterna que existe en tres personalidades distintas.

Apolinaristas
El nombre apolinarista proviene de Apolinar de Laodicea. Hombre de gran erudicin, Apolinar, nacido por el ao 310 d.C., era el obispo de Laodicea por el ao 360 d.C., cuando dio a conocer sus creencias tocante a la persona de Cristo. En un tiempo, Apolinar haba sido un amigo cercano de Atanasio, un fervoroso defensor del Credo de Nicea y, por supuesto, un decidido opositor de Arrio. Apolinar tomaba como punto de partida el hecho de que Cristo es Dios y hombre. En su preocupacin soteriolgica, Apolinar expresaba que si Cristo es slo hombre no sera capaz de salvar al pecador, ya que el hombre por s solo no puede salvar a la humanidad. Ahora bien, si Cristo slo es Dios, tampoco podra salvar ya que no podra ser mediador y sufrir la muerte del pecador. Es ah donde Apolinar entremezcl sus conocimientos filosficos con los bblicos, probablemente con el propsito de preservar la integridad de la Persona de Cristo. Con ese fin, Apolinar formul una postura teolgica que haca uso del mtodo empleado por Arrio, pero que le conduca en la direccin opuesta. Si la postura de Arrio negaba la perfecta deidad de Cristo, la de Apolinar negaba la perfecta humanidad del Seor. Apolinar adopt un estricto tricotomismo, basndose en textos tales como 1.a Tesalonicenses 5:23, Juan 1:14 y Romanos 8:3. Sobre esa base, conclua que Cristo asumi un cuerpo humano que posea el principio de la vida, es decir, el alma, pero que el Logos divino tom el lugar del espritu o la parte racional ms elevada del ser. Segn Apolinar, Cristo no tena un espritu humano, aunque Su cuerpo y Su alma eran humanos. Era su creencia que si Cristo fuese hombre perfecto, no habra manera de garantizar Su impecabilidad y se producira un problema serio al tratar de armonizar las dos voluntades. Los telogos de aquella poca, particularmente los tres capadocios (Gregorio Nacianceno, Gregorio de Nisa y Basilio el Grande), respondieron y refutaron a Apolinar de manera contundente. Los capadocios respondieron que si Cristo no es verdadero hombre no sera posible explicar las limitaciones que demostr durante Su ministerio terrenal ni la lucha entre la voluntad humana y la divina (Lc. 22:42).Tambin afectara a Su capacidad para salvar ya que el pecado afecta al hombre en la totalidad de Su ser. De modo que es necesario que el Redentor sea totalmente divino y totalmente humano. Los capadocios comprendieron con toda claridad que la postura de Apolinar afectaba tanto a la Persona como a la obra de Cristo.27 Un beneficio prctico de la disputa con Apolinar, sin embargo, fue el hecho de que abri de par en par la discusin tocante a las dos naturalezas de Cristo. Esta discusin se extendi a lo largo de un perodo de 300 aos. No obstante, Apolinar fue condenado por

el Concilio de Constantinopla del ao 381 d.C. Los lderes de dicho concilio concluyeron que Cristo es una Persona divina que tom para S naturaleza humana.

Nestorianismo
El llamado progreso del dogma puede verse claramente en el desarrollo de la doctrina tocante a la persona de Cristo. A medida que el tema era discutido y estudiado por los telogos de la iglesia, se expresaban ciertas definiciones con el fin de aclarar conceptos considerados como cruciales para la formulacin del Evangelio. La discusin cristolgica dio lugar a la formacin de tres escuelas de pensamiento con matices distintos: 1. En el occidente, Tertuliano (150220 d.C.) haba expresado que en la Persona de Jesucristo estaban unidas, pero sin mezclarse, la completa naturaleza divina y la naturaleza humana. Tertuliano, sin embargo, enseaba una especie de subordinacionismo (el Logos, Cristo, estaba subordinado al Padre). No obstante, afirmaba la absoluta deidad de Cristo y la coexistencia de las dos naturalezas (divina y humana) en la Persona de Jess. 2. La segunda escuela de pensamiento surgi en Antioqua. All se concentraban telogos tales como Diodoro de Tarso, Teodoro de Mopsuestia, Nestorio, Teodoreto y otros. Esta escuela se caracterizaba por el rechazo de la exgesis alegrica y la adopcin de una hermenutica gramatico-histrica. El nfasis cristolgico primordial de la escuela de Antioqua estaba sobre la humanidad de Cristo, aunque ello no significaba en ningn sentido la ms leve negacin de la deidad del Seor. 3. La tercera escuela tena su sede en Alejandra. Los hombres de influencia en esta escuela fueron Atanasio, los tres capadocios y Cirilo de Alejandra. El nfasis de estos telogos recaa sobre la deidad de Cristo, primordialmente por razones soteriolgicas. La influencia de Atanasio era incuestionable en la expresin del pensamiento de la escuela de Alejandra. Atanasio enfatizaba que el Logos, quien era Dios desde la eternidad, se hizo hombre. No que el Logos habitase en el hombre, sino que se haba hecho hombre. Es de este trasfondo teolgico que surgi la controversia con Nestorio y que origin lo que se conoce como Nestorianismo. Los de Alejandra procuraban defender la deidad de Cristo, aunque no negaban Su humanidad. Los de Antioqua, sin embargo, tenan en alta estima la obra de Dios en la historia, de modo que ponan mayor nfasis en la humanidad de Cristo aunque reconocan Su deidad absoluta. En el ao 428, Nestorio fue designado como patriarca de Constantinopla. Aunque un erudito de primera magnitud, Nestorio no se caracterizaba por su prudencia. Comenz con un esfuerzo por detener el avance del arrianismo que continuaba causando estragos en la iglesia. Nestorio comenz una especie de cruzada teolgica contra los predicadores que se referan a Mara como madre de Dios o progenitora de Dios (theotokos). En su lugar, Nestorio propuso el uso de la expresin progenitora de Cristo (Christotokos) o madre de Cristo. En realidad, el patriarca de Constantinopla no pretenda negar la deidad de Cristo con su propuesta. No obstante, la asercin de Nestorio dejaba al descubierto que no comprenda el significado de la unin de las dos naturalezas (divina y humana) en la Persona de Cristo. Nestorio, sin embargo, correctamente insista que Mara no era la madre de la naturaleza divina de Cristo. Es muy posible que ni Nestorio ni sus seguidores inmediatos se suscribiesen a lo que ms tarde se llam nestorianismo. Algunos opinan que Nestorio fue condenado injustamente.34 Lo que s es cierto es que algunos que se identificaban como seguidores

de Nestorio enseaban que si Jess era Dios en la eternidad, entonces Mara no fue la madre de Su naturaleza divina (lo cual es cierto). Sin embargo, en Su humanidad, Cristo verdaderamente naci de la virgen Mara. La conclusin errnea, producto de la colusin de esos dos conceptos, fue que Jess tena que ser dos personas. La persona de Cristo, segn los nestorianos, era similar a la de un cristiano en quien el Espritu Santo (otra persona) habita. El Concilio de Efeso del ao 431 d.C., conden a Nestorio. El nestorianismo, sin embargo, se esparci en Egipto, el rea oriental del imperio romano, Persia, India y an hasta la China.

Eutiquianismo
La controversia nestoriana de la primera mitad del siglo v, dej sus huellas en la vida de la iglesia. Nestorio fue destituido de su cargo como Patriarca de Constantinopla en el ao 431 d.C., muriendo en el ao 440. Cirilo de Alejandra temporalmente fue destituido de su cargo por orden del emperador Teodosio II y muri en el ao 344 d.C. La muerte de estos dos hombres no puso fin a la disputa entre las dos escuelas por ellos representadas, aunque s hubo una tregua por el ao 433 d.C.37 La mencionada tregua tuvo como base una frmula preparada por Teodoreto de Ciro, quien procur eliminar los extremos en la disputa. Teodoreto dej fuera la teora de Cirilo de Alejandra. Cirilo haba expresado de manera un tanto confusa la cuestin de la unin de las dos naturalezas de Cristo.39 Segn Cirilo, en la unin de las dos naturalezas, la humana quedaba rezagada o dominada por el Logos. A veces daba a entender que de la unin de las dos naturalezas resultaba la formacin de una sola naturaleza. Es ms, muchos seguidores de Cirilo s ensearon que Cristo tena una sola naturaleza despus de la encarnacin. Esta naturaleza era divina-humana, pero la humana haba sido absorbida por la divina.41 Teodoreto tambin excluy de su frmula el concepto antioquiano de la combinacin de las dos naturalezas. Debe recordarse que los de Antioqua hacan hincapi en la humanidad de Cristo. Los telogos de Antioqua hablaban de una unin moral entre el Logos y la humanidad de Jess. Teodoreto, adems, descart el apolinarismo con su concepto de que Cristo es un hombre perfecto con un alma racional. La frmula de Teodoreto expresaba que Cristo to era consustancial con nosotros en Su humanidad, porque ha habido la unin de dos naturalezas, por lo tanto, confesamos un Cristo, un Hijo, un Seor. De ms est decir que la frmula de Teodoreto no produjo la armona ms necesitada que deseada. Por el contrario, abri las puertas a la gran controversia con el monje Eutiquio o Eutiques, progenitor del eutiquianismo. El historiador Philip Schaff ha hecho la siguiente muy acertada observacin:
As como la teologa antioquiana engendr al nestorianismo, que estiraba la distincin de las naturalezas humana y divina en Cristo hasta crear una doble personalidad, as tambin la teologa alejandrina engendr el error del lado opuesto, es decir, el eutiquianismo o monofisitismo, que exiga la unidad personal de Cristo a expensas de la distincin de las naturalezas, y haca al Logos divino absorber la naturaleza humana.

Eutiques (378454 d.C.) era archimandrita de un monasterio en las cercanas de Constantinopla. Su teologa era contraria a la expuesta por Nestorio.45 Eutiques, sin embargo, careca de la suficiente erudicin para formular por s solo una cristologa. En el ao 448 d.C., Eutiques fue acusado de hereja y condenado por un snodo reunido en Constantinopla. La acusacin en contra de Eutiques fue que enseaba que despus de la encarnacin, Cristo tena solamente una naturaleza.

Eutiques, por lo tanto, dio origen a la hereja conocida como monofisitismo (de monofusis = una sola naturaleza) o eutiquianismo. Como seguidor de Cirilo, Eutiques, en verdad, estaba reaccionando en contra del nestorianismo que divida a Cristo en dos personas. Su error, sin embargo, fue causado por el mismo problema que hizo errar a Nestorio, es decir, la incapacidad de distinguir entre naturaleza, y persona. En su confusin teolgica, Eutiques sostena que Cristo estaba compuesto de dos naturalezas, pero no exista en dos naturalezas. La naturaleza humana se haba fusionado con la divina, resultando en la formacin de una sola naturaleza. Cristo no exista como humano en el mismo sentido en que nosotros somos humanos. La conclusin final de la cristologa de Eutiques es que Cristo no era ni verdaderamente Dios ni verdaderamente hombre. Algunos de sus seguidores crean que aun el cuerpo de Cristo descendi del cielo. El Concilio de Calcedonia del ao 451 d.C., conden a Eutiques y enfticamente rechaz su cristologa o el concilio afirm la doctrina de la unin inseparable e indivisible, sin confusin y sin cambio, de dos naturalezas perfectas y completas, la humana y la divina, en la Persona de Cristo. Los telogos de Calcedonia hicieron su mejor esfuerzo para expresar en un lenguaje comprensible a la iglesia de aquellos das lo que ellos entendan de la Persona de Cristo. Por supuesto que cualquier esfuerzo resulta endeble cuando se trata de explicar un misterio tan incomprensible como lo es la encarnacin de Dios.48 Se reconoce que Calcedonia no lo dijo todo ni resolvi todos los problemas tocante a la cristologa, pero s sent bases firmes para la discusin de este tema. Calcedonia no lo dijo todo, pero dijo mucho y de gran importancia. Los telogos de Calcedonia notaron y as lo expresaron que en la persona singular de Cristo dos condiciones coinciden: deidad y humanidad. Y en su esfuerzo por decir eso, Calcedonia no dice nada ms que lo que el Nuevo Testamento dice acerce de Cristo. Es cierto que se puede decir ms acerca de Cristo que lo que dijo Calcedonia, pero, incuestionablemente, no se puede decir menos.50 Si bien es cierto que el conflicto cristolgico de los cinco primeros siglos de la iglesia no qued absolutamente delineado como resultado de las decisiones tomadas contra Arrio (Nicea 325 d.C.), Apolinar (Constantinopla, 381 d.C.), Nestorio (Efeso, 431 d.C.) y Eutiques (Calcedonia, 451 d.C.), s puede decirse con un alto grado de certidumbre que dichas decisiones fueron fundamentales para la vida de la iglesia y sirvieron de parmetros para discusiones posteriores.

Monoteletismo
Se realizaron dos esfuerzos significativos con el fin de trastornar las decisiones del Concilio de Calcedonia (451). El primero fue el de los monofisitas, es decir, los que seguan manteniendo que Cristo slo posea una naturaleza despus de Su encarnacin. Los monofisitas se resistieron a aceptar las conclusiones de Calcedonia y comenzaron a esparcir sus doctrinas por el este, hasta Persia y por el sur, hasta Egipto. El segundo esfuerzo en contra de las decisiones de Calcedonia se relaciona con la llamada controversia Monoteletista. El tema de la voluntad o voluntades de Cristo no fue discutido ni aun en Calcedonia. De modo que la cuestin no fue considerada sino hasta principios del siglo VII. La controversia en s se inici con Sergio, el patriarca de Constantinopla durante el reinado de Heraclio (610641 ).53 Cerca del ao 630 d.C., Sergio, por razones ms polticas que teolgicas, aconsej al emperador Heraclio que publicase un documento, expresando que Cristo haba hecho todas las cosas por medio de una sola energa divina-humana.55 Es indudable que la razn primordial por la que el emperador accedi a seguir el consejo de Sergio tena su races en la necesidad de

unir bajo una bandera a los disidentes monofisitas. El monoteletismo armoniza perfectamente con el monofisitismo, mientras que la doctrina de las dos naturalezas lo hace con la de las dos voluntades. La polmica sobre la cuestin del monoteletismo comenz en el ao 633 y dur hasta el 680, fecha en que se reuni el sexto concilio ecumnico en Constantinopla. Al principio de la controversia Sergio consigui el apoyo del Papa Honorio (625638), quien posteriormente sera anatematizado y acusado de traicionar la cansa ortodoxa. Una vez ms el tema soteriolgico fue inyectado en la discusin. Los monoteletistas procuraban preservar la integridad de la persona de Cristo. Sostenan que si Cristo hubiese tenido dos voluntades, stas hubiesen entrado en conflicto y la voluntad humana se hubiese rebelado contra la divisa. De modo que, segn ellos, el concepto de un sola y nica voluntad era la mejor manera de preservar la impecabilidad de Cristo. Los que abogaban a favor de la dualidad de voluntades sostenan que para que la redencin fuese completa tena que incluir una perfecta humanidad. Si no hay voluntad humana, decan, no puede haber una humanidad completa. De modo que llegaban a la conclusin de que Cristo no pudo haber sido hombre completo sin una voluntad humana. Ciertos pasajes bblicos eran citados para apoyar las enseanza de las dos voluntades; No se haga como Yo quiero, sino como T (Mt. 26:39); Pero no se haga Mi voluntad, sino la tuya (Lc. 22:42); Porque he descendido del cielo, no para hacer Mi voluntad, sino la voluntad del que me envi (Jn. 6:38). Los pasajes mencionados ensean tocante a la voluntad de Jess en contraste con la voluntad del Padre celestial, pero no hacen referencia a una voluntad divina en el Seor. Qu respuesta se le dio a tal objecin? Los lderes del sexto concilio ecumnico enfatizaron el hecho de que la voluntad divina de Jess estaba en perfecta armona con la del Padre hasta el punto de una completa identificacin. La base de esa afirmacin era que la Trinidad posee una sola voluntad. La decisin del Concilio de Constantinopla (680681) estaba en perfecta armona con la cristologa de Calcedonia. Es ms, los telogos reunidos en Constantinopla tomaron como base las conclusiones de Calcedonia (451). Proclamaron que en Jesucristo hay dos voluntades naturales que no se contradicen entre s, sino que Su voluntad humana se sujeta a Su voluntad divina. Resumiendo, en aproximadamente tres siglos y medio de discusin cristolgica, la iglesia, a travs de sus lderes, se pronunci con amplitud tocante a cuestiones que han sido de vital importancia para la vida del cristianismo. En Nicea (325) se proclam que Cristo es de la misma substancia que la Padre y, por lo tanto, es Dios. En Constantinopla (381) se defini la identidad de Cristo con la humanidad y se declar que Jess es hombre perfecto e impecable. En Efeso (431) se defini que Jess es una sola persona. En Calcedonia (451) se afirm que Jess es una persona nica que posee dos naturalezas, la divina y la humana. Estas naturalezas coexisten en Cristo sin confusin o mezcla, sin cambio, sin divisin y sin separacin. En Constantinopla (680 681) se concluy que en Jess operaban dos voluntades, la humana y la divina. La voluntad humana de Jess, sin embargo, estaba sometida a la divina de manera armoniosa y perfecta.

Adopcionismo
Con ese nombre se conoce la controversia cristolgica que tuvo lugar en el siglo VIII. El adopcionismo ha sido considerado como un avivamiento del nestorianismo, aunque en forma modificada.57 La cuestin parece haber comenzado cuando un personaje, del cual muy poco se conoce, llamado Migetio escribi un trabajo,

pretendiendo resolver el problema de la Trinidad. Se dice que Migetio no distingua entre el Logos y Cristo, dando a entender que la segunda persona de la Trinidad no exista antes de la encarnacin. La teora de Migetio se asemejaba mucho al sabelianismo, aunque un tanto desfigurado. Deca Migetio que en la Trinidad hay tres personas corporales: El Padre (David), el Hijo (Jess, la simiente de David), y el Espritu Santo (Pablo). De modo que Migetio propona una triple manifestacin histrica de Dios al estilo de los modalistas del siglo II. La responsabilidad de refutar a Migetio recay sobre Elipando, arzobispo de Toledo, quien como telogo era de segunda magnitud. Elipando, sin embargo, busc la ayuda de Flix, obispo de Urgel, hombre mucho ms capaz en cuestiones teolgicas. Elipando y Flix sostenan la existencia de dos modos completamente distintos de relacin filial entre Cristo y el Padre. Primeramente est en relacin entre Cristo y el Padre como segunda persona de la Trinidad. En ese sentido Cristo el Unignito del Padre y como tal pudo decir: Yo y el Padre uno somos (Jn. 10:30). Sin embargo, como el hijo de Mara, Cristo es el primognito entre muchos hermanos y como tal es Hijo de Dios por adopcin. Es en esa relacin de adopcin que Jess dijo: El Padre es mayor que Yo (Jn. 14:28). El error fundamental del adopcionismo radicaba en el nfasis dado a una supuesta relacin filial entre Cristo y el Padre. Una vez ms, el meollo de la cuestin fue la incapacidad de parte de los adopcionistas de distinguir entre naturaleza y persona. Los adopcionistas, tal vez sin proponrselo, enseaban una dualidad de persona en Cristo. Al ensear que Cristo, en lo que respecta a Su naturaleza humana, era Hijo de Dios slo nominalmente por adopcin, mientras que, segn Su naturaleza divina, era realmente el Hijo eterno de Dios, los adopcionistas daban a entender que crean en la existencia de dos personas en Cristo. Dos asturianos se opusieron a la teora adopcionista. Fueron ellos Beato y Heterio de Libana. En una carta a Elipando, Beato subraya que su preocupacin primordial era el hecho de que el arzobispo de Toledo tenda a dividir la persona de Cristo. En el acto de la encarnacin, Cristo no tom para s una persona humana, sino una naturaleza humana perfecta. De modo que el Seor siempre ha sido una persona divina quien desde la encarnacin posee dos naturalezas. Con toda honradez, es necesario subrayar que los adopcionistas rechazaban el nestorianismo; es ms, lo combatieron. Sin embargo, no se percataron que en su afn por resolver un problema (explicar la relacin de la humanidad de Jess con Dios el Padre), crearon otro tal vez mayor. El adopcionismo fue rechazado y condenado por los snodos de Regensburgo (792), Francfort (794) y Aachen o Aquisgrn (799). Aunque no es de dudarse que intervinieron cuestiones polticas en la controversia adopcionista,64 lo cierto es que la discusin del problema reflejaba en gran parte la tensin teolgica de aquellos tiempos y el hecho de que entonces, como hoy, muchos procuran entender el misterio de la Persona de Cristo haciendo uso del racionalismo humano.

Resumen y conclusin
Por lo que se ha considerado a travs de estas pginas, el lector puede percatarse de la lucha que se ha librado en el proceso de expresar con claridad una respuesta a la pregunta: Quin es Jesucristo? Algunos lo han visto como un mero hombre, otros como una especie de ngel o ser superior al hombre. Para algunos Cristo es Dios desprovisto de todo trazo de humanidad, mientras que para otros es algo as como mitad Dios y mitad hombre.

Los telogos que se han apegado a la Biblia no han ignorado ni minimizado las dificultades de definir la persona de nuestro Seor. Esos hombres, vieron, sin embargo, que tan crucial era para el cristianismo establecer la doctrina de la deidad de Cristo como afirmar la de Su humanidad. Tambin vieron que el Seor es una sola persona y que como tal se ofreci por los pecados de la raza humana. De modo que aquellos lderes procuraron armonizar verdades complejas sin contradecir el texto bblico y expresaron sus conclusiones en un vocabulario que era comprensible a la mayora de los estudiosos de aquellos tiempos. Como ya se ha observado, se puede decir ms, tal vez mucho ms, de lo que aquellos hombres dijeron, pero no se puede decir menos. Descartar o menospreciar su labor constituira un error lamentable. Abandonar o descuidar la reflexin sobre este tema sera igualmente perjudicial. Es imprescindible e insoslayable, sin embargo, que todas nuestras investigaciones y conclusiones tengan el aval de la Palabra de Dios. Las Escrituras dan testimonio de Cristo. No slo los Evangelios, sino tambin la Ley y los Profetas.

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La Cristologa de los Escolsticos y los Reformadores
ESCOLASTICISMO ES EL NOMBRE con que se designa la teologa de la edad media. Este movimiento intelectual tuvo sus races en el renovado inters hacia el estudio de la filosofa, por un lado, y el avivamiento del misticismo pietista que surgi a principios del siglo XII. Los escolsticos procuraban reconciliar el dogma con la razn y establecer un sistema ordenado de doctrina, generalmente conocido como suma teolgica. Los escolsticos no hicieron ninguna contribucin original al estudio de la exgesis o de la teologa bblica. Por lo general, aceptaban las conclusiones de los concilios sin objecin y se sujetaban a la autoridad de las Escrituras. Partiendo de la premisa de que toda verdad es de Dios, los escolsticos apelaban a la filosofa platnica, la lgica aristotlica y a otras fuentes seculares que apoyasen sus conclusiones.

Abelardo y Lombardo
Pedro Abelardo (10791142) sobresali como telogo crtico. Fue un hombre cuidadosamente preparado en la literatura clsica y con una indiscutible capacidad para debatir los temas tanto filosficos como teolgicos que ocupaban la atencin de los estudiantes de aquellos tiempos. En cuanto a la doctrina de Cristo, Abelardo segua el patrn occidental, particularmente las enseanzas de San Agustn. Sin embargo, los razonamientos filosficos de Abelardo lo hicieron vulnerable a acusaciones de que era modalista,2 arriano y nestoriano.4 La sospecha de modalista proviene de su afirmacin de que Dios, como poder, es Padre; como sabidura, es el Hijo; como amor, el Espritu. Su declaracin de que en Cristo hay una persona con dos sustancias o naturalezas era aceptable, pero no clara, de modo que algunos vean tintes de arrianismo en su enseanza. Finalmente, al decir que Cristo es el hombre asumido por el Logos, se acercaba demasiado al concepto de las dos personalidades sostenido por el nestorianismo. Puede decirse, por lo tanto, que Abelardo contribuy muy poco o casi nada a la discusin cristolgica y lo que dijo quedaba sujeto a interpretaciones desafortunadas. Pedro Lombardo, reconocido como el padre de la teologa sistemtica, fue, sin duda, la personalidad ms significativa e influyente de la primera mitad del perodo escolstico. Su famosa obra, Cuatro Libros de Sentencias, fue el libro de texto por excelencia hasta que apareci la Suma Teolgica de Toms de Aquino. En el rea de la cristologa, Lombardo sigui de cerca las frmulas adoptadas por los distintos concilios. Se refiere al hecho de que la segunda Persona de la Trinidad asumi una naturaleza humana impersonal. El Logos tom para s la carne y el alma, pero no la persona de un hombre. Pedro Lombardo, sin embargo, confrontaba problemas con respecto a la humanidad de Cristo. En la encarnacin, segn Lombardo, el Logos tom la naturaleza humana slo como una vestidura para hacerse visible ante los ojos de los hombres. Debido a que Lombardo, siguiendo las frmulas de los varios concilios, declar que la naturaleza humana de Cristo no debe de concebirse como personal, algunos entendieron tal afirmacin como que Cristo, segn su naturaleza

humana, no es ni una persona ni nada.11 Sin embargo, los que acusaban a Lombardo de creer cosa semejante no pudieron encontrar nada en sus escritos que sugiriese tal creencia en el gran escolstico. En resumen, Pedro Lombardo deseaba expresar tan enfticamente el carcter impersonal de la naturaleza humana de Cristo que se expuso a fuertes crticas y a acusaciones tales como sabelianismo, docetismo, arrianismo, etc., aunque es evidente que ni enseaba ni crea ninguna de esas herejas. La teologa del siglo XIII tuvo su mejor expresin en Santo Toms de Aquino. Toms de Aquino fue el hijo de un aristcrata italiano. Estudi con el gran maestro Alberto el Magno y fue miembro de la orden de los dominicos. Fue profesor de teologa en Pars, Npoles y Roma. Escribi comentarios sobre Aristteles, el Antiguo y el Nuevo Testamento. Su obra cumbre, la Suma Teolgica, fue reconocida como la teologa oficial de la Iglesia Catlica Romana. Por su gran erudicin y contribucin a la literatura teolgica, Toms de Aquino ha sido llamado el Doctor Anglico. La cristologa de Toms de Aquino no era original en ningn sentido, sino que se apeg al dogma tradicional de la iglesia expresado a travs de los concilios. Fue influido por los escritos de Cirilo de Alejandra de manera decisiva.15 Aquino mantena que el Logos-persona haba tomado para s naturaleza humana impersonal. En esto, era de un mismo pensar con Pedro Lombardo. Al igual que muchos de sus contemporneos, Toms de Aquino confrontaba serias dificultades en expresar la relacin entre las dos naturalezas de Cristo. Sin embargo, en trminos generales, puede decirse que el Doctor Anglico segua la lnea tradicional mantenida por la iglesia tocante a la Persona de Cristo. Una mencin, aunque sea breve, debe de hacerse tocante a la cristologa de Juan Duns Escoto. Nacido en la segunda mitad del siglo XIII (entre los aos 1265 y 1274), Escoto representa el perodo final del escolasticismo. El nfasis principal de la cristologa de Escoto estaba sobre la humanidad de Cristo, aunque distingua la existencia de dos naturalezas en la Persona del Seor. Es evidente que Escoto dedic ms tiempo al estudio de las caractersticas de la humanidad de Cristo que la mayora de los escolsticos. Se expres tocante al conocimiento de Jess, diciendo que, debido a la unin con el Logos, posea por lo menos un conocimiento inherente de todas las universales, pero que estaba sujeto a la necesidad de obtener conocimiento progresivo de las cosas individuales y accidentales de modo que Lucas 2:40 debe de ser entendido como un progreso real. La unin de las dos naturalezas guarda una relacin de subordinacin. La naturaleza humana est subordinada a la divina, pero la naturaleza divina no es en modo alguno limitada por su relacin con la humana. En resumen, como en muchas otras doctrinas, la cristologa de los escolsticos sigui muy de cerca las conclusiones de los concilios (desde Nicea hasta Constantinopla III). Si bien es cierto que los telogos de la Edad Media, incluyendo a Abelardo, Lombardo, Aquino, Escoto, Guillermo de Occam y otros, muchas veces apelaban con mayor frecuencia a los argumentos filosficos que a las Escrituras, tambin es cierto que fueron hombres que podan pensar teolgicamente. Aunque el escolasticismo no se caracteriz por grandes avances en el desarrollo de las doctrinas, s prepar el camino para los reformadores.

LA CRISTOLOGIA DE LOS REFORMADORES


Una de las grandes bendiciones relacionadas con la reforma del siglo XVI fue el nfasis dado al estudio de las Escrituras. Tambin se dio nfasis a la interpretacin histrico-gramatical del texto bblico. Como ha escrito Berkouwer:
Pero la verdadera revolucin en la hermenutica surgi con el perodo de la reforma. No fue Erasmo, sino Lutero, y especialmente Calvino, quien deseaba or de nuevo lo que el texto mismo dice, y estuvieron ms conscientes de los peligros de una interpretacin arbitraria.

Cierto que nada supera en importancia para el estudio de cualquier doctrina de las Escrituras tanto como una hermenutica correcta. Un sistema de interpretacin defectuoso desembocar irremisiblemente en una teologa defectuosa. En ninguna otra rea de la teologa ese hecho ha sido ms evidente que en la cristologa.

La cristologa de Lutero
La teologa de Martn Lutero era eminentemente cristocntrica. El gran reformador abraz el dogma cristolgico de la iglesia primitiva. Para l no haba otro Dios fuera de Cristo. Lutero afirm que Jesucristo es verdadero Dios, nacido del Padre en la eternidad, y tambin verdadero hombre, nacido de la virgen Mara. Reconoci la coexistencia de las dos naturalezas en la Persona de Cristo. Lutero enfatizaba el hecho de que Cristo es una sola persona y que no slo Su naturaleza humana sufri en la cruz, sino la totalidad de Su persona. Martn Lutero enfatizaba, adems, la verdadera humanidad de Cristo. El gran reformador reconoca la existencia de una estrecha relacin entre la Persona y la Obra de Cristo. Tal vez, su comentario sobre el texto de Juan 1:14 expresa de manera elocuente el pensamiento de Lutero mejor que cualquier otra cosa que pudiese decirse:
Al principio del captulo, el evangelista llam al Verbo Dios, luego una Luz que vena al mundo y cre el mundo pero no fue aceptado por el mundo. Ahora usa el vocablo carne. El condescendi para asumir mi carne y sangre, mi cuerpo y alma. No se hizo un ngel y otra criatura sublime; se hizo hombre. Esta es una demostracin de la misericordia de Dios hacia seres humanos maduros; el corazn humano no es capaz de comprenderlo, mucho menos explicarlo.

Comentando Juan 1:1, Lutero expresa:


Cuando Dios creaba a los ngeles, el cielo, la tierra y todo lo que contiene, y todas las cosas comenzaron a existir, el Verbo ya exista. Cul era su condicin? Dnde estaba El? A eso San Juan da una respuesta tan buena como lo permite el tema: El era con Dios, y El era Dios. Eso equivale a decir: El era con Dios y por Dios; El era Dios en s mismo; El era el Verbo de Dios. El Evangelista claramente distingue entre el Verbo y la Persona del Padre. Hace nfasis en el hecho de que el Verbo es una Persona distinta de la Persona del Padre.

Para Lutero el Jess histrico es la revelacin de Dios. Mantena, adems, la doctrina de las dos naturalezas y su unin inseparable en la Persona del Logos. En estas afirmaciones, Lutero manifestaba su ortodoxia bblica. Sin embargo, la cristologa de Lutero ha sido impugnada a raz de la afirmacin luterana de que la naturaleza humana de Cristo participa de los artibutos de Su naturaleza divina.23 Una implicacin

de tal postura es el concepto luterano de la omnipresencia del cuerpo de Cristo. De ah se deriva la creencia de que, en la Cena del Seor, los elementos del pan y el vino contienen el cuerpo de Cristo. No obstante, a pesar de esa desviacin, Lutero y el luteranismo ortodoxo sostienen sin reserva la cristologa tradicional expresada por los concilios eclesisticos.

La cristologa de Calvino
Juan Calvino fue, sin duda, el gran telogo de la Reforma. Su obra cumbre, Institucin de la Religin Cristiana, dio expresin a la teologa reformada y ha servido de base para muchos estudios posteriores. Calvino se suscriba sin titubeos al credo de Calcedonia. Afirmaba que Cristo es una Persona divina quien asumi naturaleza humana en el acto de la encarnacin. Tambin reconoca Calvino la humanidad de Cristo, expresndolo de este modo:
Respecto a la afirmacin que el Verbo fue hecho carne (Jn. 1:14), no hay que entenderla como si se hubiera convertido en carne, o mezclado confusamente con ella; sino que en el seno de Mara ha tomado un cuerpo humano como templo en el que habitar; de modo que el que era Hijo de Dios se hizo tambin hijo del hombre; no por confusin de la sustancia, sino por unidad de la Persona. Porque nosotros afirmamos que de tal manera se ha asumido, que cada una de estas dos naturalezas retiene ntegramente su propiedad, y sin embargo ambas constituyen a Cristo.

Es cierto que Calvino enfatiz la realidad de las dos naturalezas en la Persona de Cristo, pero no por ello dej de hacer hincapi en la unidad de la Persona de nuestro Seor. Es as que refiri a Nestorio con estas palabras:
Debemos sentir horror de la hereja de Nestorio, el cual dividiendo, ms bien que distinguiendo las naturalezas de Jesucristo, se imaginaba en consecuencia un doble Cristo.

El repudio de Calvino del error de Eutiques fue rotundo. Calvino reconoci lo que la Biblia ensea con toda claridad, es decir, que en la Persona del Cristo histrico se manifiestan tanto los atributos de humanidad como los de deidad. De modo que Calvino mantena la fe tradicional de la iglesia expresada en las frmulas conciliares. Sus naturalezas, la humana y la divina, que no podan ser separadas ni confundidas, pero que s pueden ser distinguidas. El trinitarismo de Juan Calvino se puso de manifiesto en su refutacin y condena de Miguel Servet. De origen espaol, Servet proceda de una familia estrictamente ortodoxa. Se traslad a Francia, huyendo de la inquisicin y all comenz a estudiar las Escrituras. Parece ser, sin embargo, que Servet se adentr en estudios de naturaleza ms filosfica que teolgica. Esto le indujo a rechazar todo aquello que no pudiese ser demostrado por medio de la razn y la lgica. De modo que Servet concluy que el Hijo de Dios no puede ser eterno ya que era una combinacin efectuada en un punto de tiempo de el Verbo eterno y el hombre Cristo Jess.31 Calvino rechaz la tesis de Servet que negaba la eternidad, la deidad de Cristo y, en cierto sentido, la verdadera humanidad de Cristo. Dijo Calvino: Su astucia tiende a que, destruida la distincin entre las dos naturalezas, Cristo quede reducido a una especie de mezcla y de composicin hecha de Dios y de hombre, y que, sin embargo, no sea tenido ni por Dios ni por hombre. En resumen, la cristologa de Calvino, al igual que la de Lutero, se mantuvo dentro de la corriente ortodoxa de la fe cristiana reconocida a lo largo de la historia de la iglesia. Por supuesto que ha sido necesario refinar algunos de los conceptos expresados por Calvino para que sean mejor

comprendidos por otras generaciones, pero, sin duda, el artculo 11 de la Segunda Confesin Helvtica, titulado Jesucristo, Dios y hombre Verdadero y nico Salvador del Mundo expresa con mayor claridad el pensamiento de la teologa de Juan Calvino y sus seguidores.

La hereja de Socino
Una nota adicional tocante a la cristologa de fines del siglo XVI fue la postura tomada por el italiano Fausto Socino (15391604). Socino fue una especie de librepensador quien organiz un grupo que eventualmente se convirti en una secta antitrinitaria. Las ideas de Fausto en realidad se haban originado con su to Lelio Socino. Lelio mantuvo un perodo de correspondencia con Calvino, expresando sus dudas tocante a varias doctrinas bblicas que incluan la de la Trinidad y la muerte vicaria de Cristo. Tanto Lelio como Fausto Socino rechazaban los credos formulados por los concilios. Negaban que la muerte de Cristo hubiese aplacado la ira de Dios. Afirmaban que Cristo es nuestro Salvador nicamente en el sentido de que nos seala el camino de la vida eterna. La salvacin del hombre viene como resultado de imitar a Cristo. Aunque los socinianos decan fundarse en las Escrituras, daban a entender que el Antiguo Testamento, aunque inspirado, era prcticamente superfluo, teniendo valor histrico pero no dogmtico. Asimismo admitan que los apstoles eran capaces de errar en asuntos secundarios. Segn Socino, las doctrinas, para ser credas, deben de estar basadas en las normas estrictas de la lgica. Por esa causa, rechazaban las doctrinas de la Trinidad, la preexistencia de Cristo, la unin de las dos naturalezas y otras ms que no pueden demostrarse mediante la lgica. Los socinianos afirmaban creer que Cristo haba sido concebido sobrenaturalmente por la virgen Mara, pero lo consideraban un simple hombre, enviado al mundo por un Dios benevolente para mostrar al hombre el camino de la salvacin, no para morir en lugar del pecador. Es cierto que Socino distingua a Cristo de todos los dems hombres a causa de Su nacimiento virginal, Su impecabilidad, Su bautismo del Espritu Santo, pero an as lo reduca al mero hombre histrico Jess de Nazaret. Curiosamente, Socino crea que Jess deba de ser adorado y, an ms, poda llamrsele Dios. Sin embargo, afirmaba que Dios no est personalmente presente en Jess. Desafortunadamente, la cristologa de Fausto Socino no desapareci por completo de la vida de la iglesia, sino que con diferente ropaje ha hecho su aparicin a lo largo de los siglos. La cristologa contempornea por ejemplo, ha adoptado mucho de las creencias del italiano Socino. En resumen, tanto los escolsticos de la edad media como los reformadores del siglo XVI aceptaron las formulaciones cristolgicas enunciadas por los concilios. Los escolsticos enfocaron el tema ms desde el punto de vista filosfico que desde el exegtico. Algunos de ellos hacan ms hincapi en la humanidad que en la deidad de Cristo, aunque sin negar esta ltima. Los reformadores partieron, generalmente, de la exgesis del texto bblico. Usaron una hermenutica gramtico-histrica y se suscribieron a la cristologa tradicional, particularmente a la frmula de Calcedonia. Con todo eso, hubo brotes de anti-trinitarismo como en los casos de Miguel Servet y Fausto Socino. No obstante, las bases quedaron establecidas y los parmetros colocados para las discusiones cristolgicas subsiguientes.

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La Cristologa y el Liberalismo Teolgico Durante los Siglos XVIII y XIX
LA TRANSICIN DE LA EDAD MEDIA a la moderna qued completada, segn algunos historiadores, en el ao 1600. Con el siglo XVII, una nueva era tuvo su comienzo. Esta nueva era ha sido llamada la edad de la razn o la era de las luces. Los intelectuales de esa era pusieron su fe en el poder de la razn. Estos hombres enfatizaban que mediante el uso de sus facultades naturales el hombre es capaz de llegar a conocer el secreto de la naturaleza y de su propia persona. Todo conocimiento que no es producto de la razn es sospechoso o espurio. Todas las cosas, ya sea creencias, costumbres, leyes, instituciones, deben sujetarse al escrutinio de la razn. Como es de suponerse, ese acercamiento surti efecto en el estudio y la enseanza de los dogmas del cristianismo. Varias corrientes filosficas ocuparon la atencin de los intelectuales del siglo XVII. El racionalismo trataba de encontrar una respuesta producto de la inteligencia humana que explicase el porqu del universo y del hombre. En Francia sugi Ren Descartes, en Holanda el judo Benito Espinoza, en Prusia Gottfried Leibniz. Estos hombres tenan un trasfondo cientfico. Para ellos, algo era real si poda demostrarse por medio de una investigacin exhaustiva que convenciese la razn humana. Otra corriente filosfica surgida en el siglo XVII fue el empiricismo. Los nombres ms sobresalientes entre los empericistas fueron Locke, Berkeley y Hume. Para estos hombres la experiencia era la base del conocimiento. La capacidad de comenzar dudando de la realidad de una cosa hasta que fuese conocida mediante la experiencia era de vital importancia. Esto condujo a muchos al escepticismo. Otros, con trasfondo religioso, abrazaron el desmo, es decir, la creencia de que existe un Dios que no se relaciona con la creacin. El universo es gobernado por leyes naturales y no necesita de ningn otro control. Ese racionalismo filosfico del siglo XVII penetr con fuerza en las esferas de la iglesia cristiana. Un resultado de la influencia racionalista fue el brote del movimiento pietista como una reaccin en contra del racionalismo. El pietismo floreci paralelamente con el racionalismo y en algunos casos produjo avivamientos religiosos que frenaron, por lo menos temporalmente, el auge del secularismo. En algunos casos los mencionados avivamientos fueron profundamente subjetivistas, pero, en otros, eminentemente evangelsticos. El racionalismo del siglo XVIII (y la primera parte del XIX) alcanz su cnit con la filosofa de Emanuel Kant. Nacido y educado en Prusia, Kant combin el racionalismo de Descartes y el empiricismo de Locke. Kant distingue ciertas categoras de conocimiento. Para l, existen objetos de especulacin racional, es decir, noumeno. Segn Kant, es imposible tener posesin cognoscitiva de lo que es noumena. El hombre puede conocer lo que es phenomena, es decir, lo que se presenta ante l para su conocimiento. Phenomena son los objetos de una posible experiencia. De ah que Kant negaba que el hombre pudiese alcanzar un conocimiento histrico y objetivo de la revelacin de Dios y de la Biblia. Kant consideraba a Cristo como la idea abstracta de la perfeccin tica o de la unidad moral con Dios. Lo que salva, segn l, no es Jess como persona, sino la fe en ese ideal tico de perfeccin. Cristo es la encarnacin del

bien moral venido a la tierra y la Biblia relata historias solamente apropiadas para las masas ignorantes, segn Kant.5 Ese trasfondo filosfico de los siglos XVII y XVIII influy de manera poderosa en el pensamiento teolgico del siglo XIX y, bien podra decirse, aun hasta nuestros das. Los filsofos racionalistas sentaron las bases tanto para la crtica bblica como para la teologa liberal. El liberalismo teolgico, incuestionablemente, dej sentir su influencia en la doctrina de la Persona y la Obra de Cristo.

Fundamentos de la cristologa Schleiermacher y Ritschl

moderna

en

Friedrick Schleiermacher naci en Prusia en el ao 1768. Su padre era un capelln perteneciente a la fe reformada. Fue educado bajo la influencia del movimiento pietista moravo. Tanto la filosofa de Kant como la de Espinoza formaron parte de los estudios de Schleiermacher. Fue un respetado profesor universitario y contribuy decisivamente al establecimiento de la Universidad de Berln en el ao 1810, donde ense teologa por varios aos. La contribucin de Schleiermacher a la literatura teolgica fue significativa. Su pensamiento teolgico abarca 11 tomos, sus sermones 15 y sus consideraciones filosficas 9. Su obra ms importante lleva como ttulo La Fe Cristiana, en la que trata de presentar un nuevo acercamiento al cristianismo en forma sistemtica. En lo que respecta a la cristologa, Schleiermacher tena muchas cosas buenas que decir tocante a Jess, pero en todo caso lo deja al nivel de un mero hombre. Cristo es, segn Schleiermacher, el arquetipo de la humanidad, centro de la esfera religiosa, un ser consciente de Dios. Quin era Cristo para Schleiermacher? Un hombre que anduvo tan cerca de Dios que podra decirse que Dios habitaba en El. Ni la concepcin sobrenatural, ni la resurreccin, ni los milagros, ni la segunda venida de Cristo tenan importancia para este telogo. Cristo provee salvacin no a travs de una muerte substitutoria, sino por el hecho de que comunica al hombre el poder de su conciencia de Dios. Tal conciencia de Dios produce la bendicin redentora. Cristo vive nicamente en el sentido de su influencia en la iglesia, no porque haya resucitado de los muertos. Resumiendo, Schleiermacher tena un concepto sabeliano de la deidad. Dios se ha manifestado de tres diferentes modos: 1) la creacin, 2) redencin y 3) la obra del Espritu Santo. Cristo no es la segunda persona de la Trinidad, sino un hombre que ha alcanzado la ms pura conciencia de Dios. Para Schleiermacher, Cristo era la humanidad poseda por Dios y no Dios manifestado en carne. En fin, Schleiermacher puso en movimiento la llamada cristologa antropocntrica que en nuestros das est reverdeciendo como la vara de Aarn. Albrecht Ritschl (18221889), medio siglo despus, continu el trabajo comenzado por Schleiermacher. Ritschl, considerado como un neo-kantiano, fue profesor de teologa en la Universidad de Gottinga desde 1864 hasta su muerte.9 Como discpulo de Kant, rechaz las consideraciones metafsicas y coloc la tica como el corazn de la religin. Respecto a la cristologa, la meta de Ritschl era alejarla lo ms posible de la perspectiva especulativa o metafsica.
Lo peculiar de su cristologa es que, para buscar de nuevo el favor o para hacer accesible una evaluacin ms alta de la persona de Cristo a la conciencia comn del presente, elimina de la cristologa convencional todo lo que podra producir choque con las ciencias naturales, o con las leyes de la historiografa, o con la crtica histrica presente.

Es as que Ritschl, al igual que Schleiermacher, presenta a Cristo desde una perspectiva antropocntrica. El valor de Su persona se ve a travs del carcter de Su obra. Es decir, que Cristo era un simple hombre pero en vista de la obra que realiz y del servicio que prest se le atribuye correctamente el predicado de deidad.14 Es la vida de Cristo en la tierra, como hombre, lo que produce la completa revelacin del amor de Dios. Ni los sufrimientos ni la muerte de Cristo por s mismos tiene valor redentor alguno. El valor est en que esos hechos demuestran que Jess fue fiel a Su llamamiento divino. Ritschl no le otorga importancia alguna a la preexistencia de Cristo, mucho menos a la cuestin de las dos naturalezas. Del mismo modo, descarta la doctrina de la Segunda Venida de Cristo as como la del juicio futuro. En resumen, Ritschl consideraba que la tarea del telogo es estudiar al Jess histrico sin ocuparse de cuestiones tales como naturalezas o persona. Segn l, esas son cuestiones metafsicas, no teolgicas.

OTRAS CRISTOLOGIAS DEL SIGLO XIX


Por razones de espacio se mencionarn de manera escueta algunos otros sistemas cristolgicos surgidos en el siglo XIX. Varios de estos sistemas prevalecen an con algunas modificaciones y con nombres diferentes.

La escuela de Hegel
G. W. F. Hegel (17701831) crea en la existencia de una mente universal de la que toda persona u objeto participa. Hegel defina la realidad como la evolucin de la Razn Absoluta mediada por la naturaleza y la historia. La historia es la autorrealizacin de Dios mediante el proceso de la experiencia humana.16 La razn humana es un espejo de la razn eterna. De modo que, en el ltimo anlisis, la realidad es algo espiritual. En el orden filosfico, Hegel contribuy con la formulacin de un sistema dinmico de razonamiento, conocido como dialctica. Este sistema es un derivado del concepto hegeliano de que todo el universo es una especie de enorme sistema racional a travs del cual todas las cosas estn relacionadas. Nada en el mundo existe aisladamente. Toda cosa est relacionada con lo que est ms cerca de ella. Hegel deca que lo real es racional y lo racional es real. Tocante a la cristologa, Hegel evit antagonizar abiertamente con la iglesia, pero s consideraba que la importancia del Cristo histrico haba sido entendida errneamente y, por lo tanto, necesitaba hacerse un reajuste. Es aqu donde Hegel mezcla sus conceptos filosficos con los teolgicos. La enseanza de la iglesia acerca de la encarnacin es un smbolo metafsico que ayuda a comprender y a generar fe en el Dios-humanidad. Es mediante ese smbolo como se percibe la encarnacin universal, mediante la cual la vida del hombre y la de Dios forman una unidad que relaciona lo universal con lo particular y en esa unin ambos encuentran su realizacin. Qu valor o qu funcin tenan para Hegel la muerte, la resurreccin y la glorificacin de Cristo? Eran cuadros magnficos de ideas ontolgicas. Nos hablan, primeramente, del hombre en su estado de alienacin y finitud, sujeto a la negacin y a la disolucin. Sin embargo, tambin nos habla de la humanidad vista en unin con el Infinito, donde adquiere una alta posicin en el proceso total del universo.20 La cristologa de Hegel refleja un inters menor en la Persona de Jess que en lo que se crea acerca de l. La encarnacin simboliza el concepto de la unidad entre Dios y el hombre.22 La encarnacin del Verbo y su presencia entre los hombres tiene que ver con el proceso de la realizacin de Dios en la historia humana. Es que Hegel est interesado en el Dios-hombre slo como una construccin lgica, y no como una Persona viviente. La cristologa, para Hegel,
afirma sencillamente que Dios viene a ser Espritu (Geist Wird), y esto puede tener lugar solamente en un espritu finito, en el hombre; en quien surge la conciencia de lo Absoluto, y quien entonces es de igual manera la conciencia que de s mismo tiene lo Absoluto.

En resumen, la cristologa de Hegel es elevadamente filosfica y especulativa. La base fundamental no es la Biblia, sino la dialctica. El punto de partida es el idealismo metafsico y no el Dios Soberano actuando en armona con Su eterno propsito. Su teora de que la historia es la autorrealizacin de Dios en y a travs del proceso de la experiencia humana lo coloca como uno de los precursores de la llamada teologa del proceso, muy generalizada en esta segunda mitad del siglo XX.

La cristologa de David F. Strauss (18081874)


David F. Strauss naci en Ludwigsburgo, Alemania. Fue discpulo de Ferdinand C. Bauer, el afamado profesor de historia eclesistica y teologa dogmtica de la universidad de Tubinga. Entre los aos 18351836, Strauss public el primer tomo de su otrora famosa y muy leda obra Vida de Jess. La publicacin de dicha obra provoc una fuerte reaccin de crtica en contra de su autor. En su Vida de Jess, Strauss pretende desentenderse tanto de la interpretacin racionalista como de la conservadora en su estudio de los evangelios. En su lugar, Strauss ofreca otra alternativa que l llama mtica.28 La historia de los evangelios recibida por la iglesia, segn Strauss, es en su mayor parte una coleccin de mitos acumulados gradualmente en la sociedad cristiana primitiva Muy poca cosa de ndole histrica es verificable tocante a Jess mismo, y lo poco que hay en todo caso es totalmente incapaz de sostener el peso del dogma cristolgico. En realidad, la identificacin de una divinidad humana con la Persona de Jess se debe no al pensamiento cientfico, sino a la imaginacin religiosa; porque aunque Jess fue incuestionablemente el pionero en posesionarse de la idea de que la deidad y la humanidad son una en esencia, aun as el Cristo de la fe (es decir, no la realidad histrica de la encarnacin, sino la nocin abstracta) en ningn sentido es coincidente con individuo de clase alguna. Es decir que, segn Strauss, el conocimiento histrico que se tiene de Jess es prcticamente insignificante de modo que puede ser descartado. El dogma cristolgico que la iglesia ensea tocante a Cristo tiene un valor especulativo y espiritual, siempre y cuando no se le conceda propiedad histrica. De modo que est bien hablar del nacimiento sobrenatural de Jess, Sus milagros, Su resurreccin y Su exaltacin si tales cosas se consideran como smbolos de una idea metafsica, no como realidades histricas. Strauss opinaba que el Mesas era un personaje imaginario producto de las leyendas del Antiguo Testamento. Los judos transfirieron sus sagas a la Persona de Jess quien saba que El era el Mesas, pero slo despus de haber llegado a ese conocimiento progresivamente.31 Resumiendo, la cristologa de Strauss refleja un avivamiento del ebiontismo pantesta del siglo I. Strauss considera a todos los hombres como divino-humanos. Para l el cristianismo es la refutacin final de todo dualismo y la perfecta expresin de una pura inmanencia monstica. Strauss, adems, no consideraba importante para la cristologa la Persona misma de Jess sino la idea, el dogma o los principios religiosos esenciales para la fe. El punto central de la cristologa de Strauss no era el Dios-hombre sino el dios-humanidad. Su base no era el testimonio de las Escrituras sino el canon de ciertas presuposiciones filosficas de origen pantesta y evolucionista. Como seguidor de Hegel, Strauss separa a la Persona de Cristo de la fe o sistema de doctrina tocante a esa Persona. Esto es, sin duda, un error maysculo en la cristologa de hombres como Hegel, Strauss y otros.

La cristologa de A. E. Biedermann (18191885)


Biedermann, de origen suizo, es considerado como el telogo que expresa de manera ms pura el pensamiento hegeliano. Este telogo pretenda construir un sistema de pensamiento que permitiese la aceptacin de la fe, pero su materia prima segua siendo la filosofa monstica de Hegel.34 El punto central de su cristologa era la diferencia entre el principio de la redencin y la Persona del Redentor.

Segn Biedermann, Dios y el hombre son distintos en naturaleza pero uno en existencia. La encarnacin no es un acontecimiento sino un proceso. Algo sin principio ni fin en la vida de Dios. En cuanto a la redencin, tampoco es un suceso, sino que es el proceso incesante de la autorreconciliacin de Dios. La redencin como dogma cristolgico debe de separarse se de la Persona de Jess. Aunque Jesucristo es la Persona en quien el principio de la redencin se encarn, la teologa dogmtica en s nada tiene que ver con el Cristo-persona. Resumiendo, como la mayora de sus contemporneos involucrados en el quehacer teolgico, Biedermann no toma las Escrituras como su punto de partida. Es ms, su trabajo no se caracteriza por la exgesis bblica. El eje de su discusin gira alrededor de conjeturas filosficas muy prevalentes en su poca.

RESUMEN Y CONCLUSION
Debido a la falta de espacio, no se extiende este sumario tocante a la cristologa y su relacin con el liberalismo teolgico de los aos 1700 al 1900. Muchos otros nombres e ideas podran mencionarse, pero el estudiante debe de acudir a la bibliografa disponible para ampliar o profundizar sus conocimientos tocante a este tema. El estudiante interesado en el desarrollo de la cristologa se interesa en conocer el pensamiento de Isaak August Doner, quien fuera contemporneo de Strauss. Doner perteneca a la llamada escuela mediadora, as designada por tomar una postura intermedia entre la fe luterana y la reformada. Segn Doner, Dios y el hombre no son polos opuestos, sino parientes espirituales. Deca que la encarnacin era necesaria aunque el hombre no hubiese pecado. La necesidad de la encarnacin se deriva del hecho de que est en la naturaleza de Dios el comunicarse con el hombre. Si se aade que el hombre est estrechamente relacionado con Dios, la idea del Dios-hombre se convierte en una demanda razonable. Doner consideraba que la humanidad de Cristo era una nueva humanidad cuyo destino era ser la Cabeza de una razn de hombres redimidos. Un punto crucial en la cristologa de Doner era que, segn l, la unidad de la vida divina-humana no debe de concebirse como completa desde el principio.39 De modo que la encarnacin no debe de tomarse como algo completo, sino continuo y progresivo que tiene su culminacin en la resurreccin. Es evidente que, para Doner, Cristo era un simple hombre que progresivamente lleg a estar consciente de que era Dios. Tal enseanza es contraria a las Escrituras. Tambin, a principios del siglo XIX surgieron las llamadas teoras kenticas. Los telogos que han tratado de explicar el misterio de Filipenses 2:7, se han preguntado: De qu se vaci Cristo? Uno de los ms prominentes, Tomasio, afirma que el autovaciamiento no se relaciona con la encarnacin, sino con el Cristo preexistente. De modo que, segn Tomasio, Cristo retuvo sus atributos esenciales o morales, tales como verdad, amor y santidad porque stos constituyen el ser mismo de la deidad. Cristo, sin embargo, se despoj temporalmente, opina Tomasio, de Sus atributos relativos (omnipotencia, omnisciencia y omnipresencia), volviendo a poseerlos depus de Su resurreccin. No debe pensarse, sin embargo, que todos los telogos del siglo XIX eran de tendencia liberal, aunque hay que admitir que los ms influyentes s lo eran. No obstante, hubo hombres como H. P. Liddon (18291890), Joseph B. Lightfoot (1828 1889), John Eadie (18101872) y otros que a travs de la exposicin bblica defendieron las doctrinas fundamentales de las Escrituras. Estos hombres, a diferencia de sus contemporneos racionalistas, tomaban como punto de partida la exgesis del texto bblico, creyendo en la infalibilidad de la Palabra de Dios. De cierto que no eran ignorantes de los argumentos crticos de aquellos tiempos, pero preferan confiar en la revelacin divina.

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La Cristologa y la Neo-ortodoxia del Siglo XX
A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX surgi un movimiento teolgico conocido por algunos como neo-ortodoxia y por otros como teologa de crisis.2 Hay quienes prefieren asociar dicha teologa con la persona de su fundador, Karl Barth, y la llaman barthianismo. La neo-ortodoxia, adems, ha sido llamada logotesmo por considerarse como una teologa del Logos o Palabra de Dios y tambin realismo bblico ya que pretende descubrir de nuevo la interpretacin teolgica de la Biblia,5 perdida en los siglos XVIII y XIX en el laberinto de las interpretaciones filosficas. A esta lista de nombres hay que aadir el de teologa dialctica, ya que al principio de su aparicin la neoortodoxia no crea en la clase de aserciones directas que tanto los telogos ortodoxos antiguos como los liberales haban hecho tocante al hombre y a Dios. Finalmente, algunos han calificado a la neo-ortodoxia como el neo-liberalismo o el neo-modernismo del siglo XX.7 La escuela neo-ortodoxa naci inmediatamente despus de la primera guerra mundial con la publicacin de la obra de Karl Barth, Comentario a los Romanos (Roemerbrief). Esta obra apareci originalmente en alemn en 1919 y posteriormente en ingls en 1933. Barth naci en Basilea, el 10 de mayo de 1886. Curs estudios superiores en las universidades de Berna, Berln, Tubinga y Marburgo. Eso significa que Karl Barth estuvo expuesto a las corrientes filosficas racionalistas que permeaban todas las disciplinas acadmicas durante la segunda mitad del siglo XIX y que continu en el siglo XX. En el ao 1911, mientras pastoreaba una iglesia en Safenwil, Suiza, Barth se decepcion del entrenamiento teolgico liberal que haba recibido, particularmente por el hecho de que sus antiguos profesores apoyaban la poltica militarista del Kaiser Wilhelm II. Barth y un amigo cercano, Edward Thumeysen, comenzaron a estudiar juntos y a reevaluar sus teologas. El resultado directo de aquel estudio fue la Epstola a los Romanos de Barth, obra que, como ya se ha mencionado, produjo la chispa que dio inicio a la neo-ortodoxia. Karl Barth rechazaba la cristologa de Schleiermacher, Ritschl y todos los que propugnaban la corriente del Jess de la historia. Tanto Barth como otros telogos neoortodoxos sostenan que no es la aparicin histrica de Jess, sino slo el Cristo que puede ser discernido mediante los ojos de la fe quien es el vehculo de la revelacin de Dios. Barth rechazaba que la Biblia fuese en sus manuscritos originales la Palabra infalible de Dios. Consideraba que Dios no puede estar limitado por una revelacin terminada, equivalente a la Escritura.11 La Biblia no es la revelacin, sino un testigo de la revelacin. La revelacin de Dios es exclusivamente personal. Sin embargo, segn Barth, la revelacin de Dios en la historia no puede identificarse directamente con Jess de Nazaret. Barth presta mucha atencin a las doctrinas de la eleccin y la reconciliacin. En su consideracin de estas doctrinas, Barth refleja su cristomonismo, es decir, el telogo bblico debe comenzar con Cristo y slo con Cristo en la formulacin de su doctrina. Para Barth, Cristo era tanto el Dios que elige como el hombre elegido. Cristo es el comienzo de todos tratos y obras de Dios. La relacin primaria de Dios hacia el hombre

es la de elegirlos en Cristo (II, 2, p. 168). La totalidad de la enseanza bblica tocante a la creacin y a la providencia debe de verse a la luz de Cristo como el Dios que elige. Sin embargo, la retrica usada por Barth para explicar la relacin entre Cristo, Dios y el hombre tiende a confundir ms que a aclarar. Segn Barth:
En Cristo, Dios y el hombre se hacen totalmente idnticos. Pero esa identificacin de Dios con el hombre en Cristo no es una identificacin directa. Dios desciende al hombre en auto-alienacin. El sujeto que se revela totalmente a s mismo al identificarse con Su criatura se esconde a s mismo completamente en el objeto de Su creacin. El sujeto de la revelacin se convierte en el objeto a s mismo como sujeto. Al convertirse en el objeto a s mismo en Cristo, se convierte en el hombre verdadero. Cristo, es, por lo tanto, el hombre real, el nico hombre real. Cristo es Adn.

Dios, segn Barth, se hizo el objeto de Su propia ira. Cristo es el objeto de la ira de Dios por ser El el hombre real y el nico en quien el pecado pudo originarse. Dios trata con nosotros en gracia antes de cumplir Su ira. Es as cmo Cristo es el hombre elegido. La gracia de Dios sobrepasa Su ira. Dios ha derrotado al pecado en el elegido, Cristo. Es en esta coyuntura donde Barth se aleja de la doctrina reformada. Calvino y los dems reformadores entendan que Dios est separado del hombre ontolgicamente. A causa del pecado, el hombre est moral e histricamente separado de Dios. Para Barth, la relacin entre Jesucristo como verdadero Dios y como verdadero hombre era dialctica, mientras que para los telogos reformados era el misterio teolgico llamado la unin hiposttica. En resumen, la cristologa de Barth manifiesta un esfuerzo para refutar el concepto antropocntrico de la teologa liberal del siglo XIX. Sin embargo, el gran telogo suizoalemn cay vctima del grave error de descartar la autoridad final de la revelacin escrita. En realidad, la cristologa de Barth es una especie de modalismo moderno. El cristomonismo de Barth es, adems, reduccionista. La Biblia presenta a un Dios Trino desarrollando un plan elaborado en la eternidad. Las tres Personas de la Trinidad estn en accin. Finalmente, Barth deja entrever un universalismo que no tiene apoyo bblico de clase alguna. Aunque puede decirse que Barth se acerc mucho ms a la Biblia que sus contemporneos liberales, y ms que sus colegas neo-ortodoxos, puede decirse tambin que su acercamiento fue a medio camino. No cabe duda que el pensamiento teolgico de Barth fue influido por la filosofa existencialista, particularmente la de Kierkegaard y Heidegger. De ah su nfasis en la experiencia. Si bien es cierto que la teologa de Barth, y en particular su cristologa, no result en un regreso a la ortodoxia bblica, debe subrayarse que su contribucin a la discusin teolgica ha sido altamente beneficiosa. Estrechamente relacionado con la escuela neo-ortodoxa aparece el nombre de Emil Brunner. Nacido en Zurich, Brunner estudi en su tierra natal, en Alemania y en los Estados Unidos. Se le concede como el fundador de la Escuela Dialctica y como un estrecho colaborador de Karl Barth. Fue Brunner, no Barth, quien introdujo la teologa neo-ortodoxa en la Amrica anglosajona. En corazn de la teologa de Brunner yaca en su concepto de la revelacin. Revelacin, segn Brunner, consiste en la actividad divina para la salvacin del mundo. De ah que consideraba que la revelacin no poda ser un libro o una doctrina, sino una Persona. La revelacin es Dios mismo en su automanifestacin dentro de la historia.20 De ese concepto de revelacin se desprende la cristologa de Brunner. No conceba la revelacin como el mero hecho histrico manifestado a travs de la historia, tal como la vida de Cristo y la personalidad histrica de Jess, sino, ms bien, el secreto invisible de la Persona de Jess, escondido detrs del velo de la historia y de la vida

humana, no el Cristo segn la carne, sino el Cristo segn el Espritu, la Palabra hecha carne. A pesar de todo lo que Brunner dice acerca de Cristo, debe subrayarse que, para El, el Cristo-evento no era sinnimo con Jess de Nazaret ni tampoco con el Cristo de la ortodoxia cristiana. Es ms, Brunner pone en tela de duda la existencia misma de Cristo. Segn Brunner, Cristo debe de ser percibido como incgnito en Jess. Cristo est en Jess, pero no en la historia. Cristo constituye una verdadera paradoja en la teologa de Brunner, ya que se presenta como una verdadera revelacin, pero como totalmente escondido. Como bien seala Reymond, quien ha sido profesor de teologa en varios seminarios norteamericanos:
Aqu el lector tal vez est frustrado por lo que parece ser contradictorio: Un Cristo en la carne, pero no segn la carne, un Cristo-evento que revela totalmente a Dios pero que lo esconde completamente, un Cristo que toca al tiempo, pero que en realidad no entra en el tiempo.

Brunner no identifica los actos salvficos de Dios con ningn hecho o sucesso histrico en particular. No hay nfasis en su teologa en el hecho de la encarnacin, la crucifixin, ni aun en la resurreccin. El tema principal de la teologa de Brunner es el de la revelacin universal y la salvacin mediante lo que l llama el encuentro Palabrafe. Otro telogo ntimamente relacionado con la neoortodoxia es el alemn Rudolf Bultmann. Bultmann recibi su educacin bajo la direccin de los ms afamados telogos de aquellos tiempos: Karl Muller en Tubinga; Gunkel y Von Harnack en Berln; Jlicher, Weiss y Herrmann en Marburgo. Rudolf Bultmann se hizo famoso cuando, en 1941, present una ponencia titulada El Nuevo Testamento y la Mitologa. En dicho trabajo, Bultmann sealaba que la iglesia primitiva expres su fe en forma mitolgica. Ahora bien, mito, segn Bultmann, no significa ficcin o cuentos de hadas, sino una manera imaginaria de expresin que se usa como un vehculo para transmitir verdades divinas con lenguaje humano. Bultmann afirmaba que, para descubrir el verdadero Kerygma (contenido del mensaje), era necesario desvestir al Nuevo Testamento de su ropaje mitolgico. Bultmann estaba convencido de que slo la ciencia puede resolver las cuestiones histricas, de modo que era necesario excluir los milagros de la Biblia, la encarnacin, la resurreccin, profeca y escatologa, ya que ninguna de esas cosas puede ser explicada cientficamente y, por lo tanto, resulta irrelevante para el hombre moderno. El Jess de Bultmann es un simple hombre a quien la fe de la iglesia elev al rango de deidad. Segn Bultmann, ni siquiera es possible determinar si Jess se consider alguna vez como el Mesas. En su opinin, los evangelios no se ocupan tanto de Jess como persona como de la fe y la predicacin tocante a Jess. En Bultmann, la teologa se convierte en una antropologa con una marcada expresin existencial. En conclusin, la teologa neo-ortodoxa no se alej lo suficientemente del liberalismo del siglo XIX, pero s abri las puertas a muchos estudiosos de las Escrituras para continuar la investigacin bblica en un contorno distinto al de Schleiermacher y Ritschl. Sin embargo, en las reas cruciales de la bibliologa y la cristologa, la neo-ortodoxia se ha acercado muy poco a la teologa tradicional y al pensamiento de los reformadores. Es lamentable que hombres como Brunner y Bultmann, que profesaron seguir un patrn cientfico con base objetiva, cuando se acercan a las Escrituras y a las verdades all expuestas, renuncian al objetivismo para caer en un exagerado subjetivismo

existencialista en el que las realidades son diluidas hasta el punto de perder su significado. La queja de Bultmann era que los evangelistas haban puesto un ropaje mitolgico al Kerygma y que la tarea del telogo es quitar ese supuesto ropaje. Lo cierto es, sin embargo, que los telogos neo-ortodoxos han puesto su propia vestidura sobre los evangelios. Una vestidura que prcticamente deja a los evangelios y al resto de la Biblia sin mensaje que predicar. Uno de los graves problemas que todo lector de la teologa neo-ortodoxa confronta, no importa en qu idioma la lea, es lo desconcertantemente complicado del vocabulario empleado por dichos telogos.

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La Cristologa Contempornea
NINGUNA OTRA REA de la teologa ha recibido mayor atencin durante la segunda mitad del siglo XX que la cristologa. Telogos de todos los sectores: catlicos, protestantes, liberales, conservadores, neo-ortodoxos, han sentido la motivacin, necesidad o curiosidad de escribir tratados acerca de la cristologa. Algunas de estas obras constituyen un genuino esfuerzo dirigido a aclarar ciertos aspectos de la doctrina que haban sido omitidos en trabajos anteriores. Otras, sin embargo, son el resultado de una hermenutica basada en conceptos socio-polticos a la que desea colocrsele un ropaje anti-cristiano. Una especie de Esa con voz de Jacob. Hay, adems, otras aportaciones que, siguiendo la lnea tradicional de interpretacin, forman una base de apologtica conservadora en contra de los que pretenden reducir la Persona de Cristo a un mero hombre con una profunda autoconciencia de que era un instrumento destinado a cumplir una misin divina.3 Es de vital importancia subrayar que el debate cristolgico contemporneo est ntimamente entretejido con la doctrina de la autoridad e inerrancia de las Escrituras. Los que desean reducir la Persona de Cristo al nivel de un simple hombre se basan sobre la premisa de que los documentos bblicos no son confiables ya que estn revestidos de un ropaje mitolgico. Los que as piensan, sostienen que lo que lo que Nuevo Testamento dice de Cristo es la interpretacin que la iglesia primitiva impuso para poder proclamar el Kerygma o mensaje evangelstico en aquellos tiempos. No es difcil observar que muchos, por no decir la mayora, de los trabajos contemporneos sobre cristologa que estn a la venta, manifiestan las marcas de la nueva hermenutica, por un lado, y de la alta crtica, por el otro. Ambos rechazan el postulado de que la Biblia es la revelacin objetiva, escrita bajo la supervisin del Espritu Santo, dada por Dios y, por lo tanto, infalible. Partiendo desde D. F. Strauss, pasando por R. Bultmann,6 el clamor de muchos ha sido hay que desmitificar la Biblia para encontrar el mensaje, o hay que desvestir a los evangelios de su ropaje mtico para descubrir al Jess histrico. Otra corriente inyectada en la discusin cristolgica tambin por Rudolf Bultmann ha sido la del grado de influencia helenstica en los conceptos expresados en el Nuevo Testamento. Segn algunos escritores, los cristianos primitivos definieron a Jess influidos por los conceptos escatolgicos del judasmo pero usando el vocabulario popularizado por la cultura griega. Esa opinin es expresada por el telogo suizo Oscar Cullmann:
Para responder a la pregunta: Quin es Jess?, los primeros cristianos podan recurrir a ciertas ideas corrientes de judasmo y en particular de la escatologa juda. En esto estriba el que la cuestin cristolgica se plantee, en los orgenes de la iglesia del siguiente modo: En qu medida cumpli Jess lo que en estas ideas va implcito? En qu medida su obra las rebasa? En qu puntos entra en contradiccin con las ideas cristolgicas que el judasmo tardo parece postular? Y cuando los primeros cristianos, al vivir en un medio helenista, responden al problema cristolgico recurriendo a un ttulo que ya entre los griegos designaba un mediador divino, habr que preguntarse si la Iglesia primitiva atribua a ese ttulo las mismas ideas que el paganismo ambiente.

Debe subrayarse que Cullmann no desarrolla la cuestin ontolgica en su cristologa como tema central. Su eje de discusin es la historia de la salvacin. De modo que lo

que el Nuevo Testamento dice de Jess est expresado en funcin de Su obra y no de Su persona. Como seala Harvie Conn, profesor de apologtica en el Seminario Teolgico Westminster:
Cullmann construye una filosofa del tiempo y la historia en Cristo. Pero se concentra tanto en la obra de Cristo que niega, por negligencia, la deidad ontolgica de Cristo, negando as al Cristo de las Escrituras. Repetidamente insiste que el Nuevo Testamento casi no muestra inters en la persona ontolgica de Cristo. En sentido final, entonces, el Cristo de Cullmann no es ms el Cristo de las Escrituras que el Cristo de Barth.

Cullmann, por lo tanto, da un nfasis funcional a su sistema de cristologa. Lo ms importante, segn l, es lo que Cristo hace y no la naturaleza de Su persona. Slo despus de haber examinado su obra, surge la pregunta cristolgica: Quin es esa Persona? En resumen, Oscar Cullmann da a entender que Jess prcticamente no se expres tocante a Su propia persona. Lo que el Nuevo Testamento dice tiene que ver con la interpretacin dada por los apstoles y por la iglesia tocante a Cristo a raz de Su muerte y resurreccin. Una de las obras ms laudadas tocante a la cristologa en aos recientes ha sido la del telogo catlico alemn, Hans Kung; profesor de la Universidad de Tubinga. La obra de Kung, titulada en castellano Ser Cristiano, lo coloca como uno de los lderes de la llamada nueva cristologa. Segn Hans Kung, la fe cristiana necesita ser expresada en el lenguaje moderno. El hombre de hoy no entiende el vocabulario teolgico expresado por los antiguos, de modo que hay que actualizar lo que se ha dicho tocante a Cristo y adaptarlo a la mentalidad del hombre moderno.14 Tambin cree Kung que es necesario presentar a un Cristo que sea ms aceptable a las dems religiones, tales como la islmica, budista, hind, etc. Hans Kung distingue entre el Jess histrico y el Cristo de la fe. Es difcil, dice Kung, conocer a ciencia cierta la verdad tocante al Jess histrico. Segn l, debido a las incrustaciones mitolgicas de los evangelios, se hace necesario despojar el relato bblico ele esos excesos. Sin embargo, el Cristo de la fe es producto de la creencia en la muerte y la resurreccin de Cristo. Ahora bien, debe entenderse lo que Kung quiere decir cuando habla de la resurreccin. Kung, al igual que Jrgen Moltmann, considera la resurreccin ms como un smbolo de la fe que como una realidad histrica.17 Una queja de Hans Kung es que la cristologa tradicional, la de los concilios y la conservadora, se han formulado desde arriba, es decir, partiendo de Jess como Dios. Kung aboga por una cristologa desde abajo, es decir, desde la humanidad de Jess. Lo cierto es que Kung abiertamente niega la absoluta deidad de Cristo considerando a Jess como el representante de Dios ante los hombres. Kung declara que acepta la frmula de Calcedonia, pero que las interpretaciones de sta deben de seguir la opinin de muchos eruditos modernos de que Jess no se proclam a S mismo como el Hijo Eterno de Dios, ni tampoco lo hicieron los cristianos primitivos. Adems, Kung argumenta, los dogmas antiguos estaban en error porque se apoyaban en dos conceptos griegos del hombre y la naturaleza que hoy son obsoletos.19 Resumiendo, Hans Kung entiende que en esta era de secularismo la cuestin de la deidad de Cristo es irrelevante. El estudio de la cristologa debe de concentrarse en Jess el hombre representante de Dios ante los hombres. Kung pretende elaborar una cristologa inductiva, pero se aleja de la nica fuente fidedigna que puede proporcionar una induccin adecuada, es decir, la Sagrada Escritura. Un trabajo sobre cristologa que se ha popularizado, particularmente en la Amrica hispana, es la del sacerdote Jon Sobrino. Su obra titulada Cristologa desde Amrica Latina es una apologa de la llamada teologa de la liberacin. Sobrino pretende hacer

lo que sus colegas sociotelogos no han hecho an, es decir, una sistematizacin de la cristologa. Sobrino sigue de cerca el patrn trazado anteriormente por Oscar Cullmann, tocante al significado de los ttulos que el Nuevo Testamento da a Cristo. En su concepto de la resurreccin de Cristo, Sobrino sigue a Moltmann y a Kung. Tal vez lo ms significativo de la postura de Sobrino sea su concepto de la relacin entre Jess y el Padre. Sobrino sostiene una postura evolucionista, expresando que Jess gradualmente se molde o constituy en Hijo de Dios. Jess, segn Sobrino, progresivamente tom conciencia de quin era como persona.23 Adems, afirma que el hijo es la aparicin histrica del Padre, o ms matizadamente, la aparicin de cmo se corresponde al Padre. Jess no es Dios, sino el camino al Padre.25 Tan humano era Jess que se equivoc respecto a la aparicin inminente del reino de Dios. El acercamiento de Jon Sobrino a La cristologa es desde una perspectiva sociopoltica. Sobrino impone sobre el texto bblico, cuando lo usa, ideas que estn totalmente fuera de contexto y de la intencin del autor original. De modo que las conclusiones de Sobrino no proceden de las Escrituras, sino que son impuestas al texto. No han sido pocos los que en aos recientes se han adentrado en el campo de la cristologa. De la pluma del alemn Wolfhart Pannenberg han salido dos obras disponibles en castellano. En la primera de ellas, Fundamentos de Cristologa, Pannenberg sigue la hermenutica establecida por la escuela crtica, que no concede autoridad final al testimonio del Nuevo Testamento. Pannenberg rechaza tambin el punto de partida de una cristologa desde arriba, es decir, reconociendo la deidad de Jess. Segn l, eso significa presuponer la divinidad de Jess.29 Algo que Pannenberg no prefiere hacer. En su otra obra, La Fe de los Apstoles, Pannenberg se refiere varias veces a la filiacin divina de Jess y sostiene que el ttulo hijo de Dios dado a Jess es una interpretacin de la manifestacin humana de Jess. Considera que el nacimiento virginal de Jess es una leyenda diseada para elaborar una tradicin tocante a Cristo. 31 El ttulo hijo de Dios ni designaba a Jess como un ser divino y sobrenatural. Slo designaba la funcin de Jess, no su naturaleza. La designacin de Jess como hijo de Dios, segn Pannenberg, procede de la cultura helnica. Es de ese trasfondo helnico de donde surge la idea de un ser sobrenatural divino, que se ha manifestado en el hombre Jess, pero que es distinto de El33 y al que hay que llamar hijo de Dios. Es evidente que, con otros telogos, Pannenberg sigue la lnea de pensamiento que sostiene que los evangelios fueron escritos para adaptar el mensaje a una situacin existente. El rechazar la deidad de Cristo se ha convertido en una especie de norma tanto en telogos catlicos como protestantes. El sacerdote catlico francs, Michel Pinchon, editor de la revista Jess, confiesa haberse liberado de la idolatra de Jess y niega a Cristo al presentarse como absoluto. El espaol Jos Ramn Guerrero, en su libro El Otro Jess, sigue un concepto adopcionista de la persona de Cristo. El tambin jesuita espaol, Jos Ignacio Gonzlez Faus, afirma que, durante Su vida en la tierra, Jess no tena conciencia de ser Dios.36 No es sorpresa ya entre telogos protestantes pronunciarse en contra de la fe tradicional tocante a la deidad de Cristo. Un profesor bautista, el doctor Robert E. Alley, director del departamento de religin de la Universidad de Richmond, hizo la siguiente declaracin:
Veo a Jess realmente como un judo. No me imagino por un momento que haya tenido la osada de autoproclamarse Dios.

Otro caso notorio en aos recientes es el de John Hick, un ingls, miembro proveniente de la Iglesia Reformada Unida. En el ao 1977, Hick edit un libro titulado The Myth of God Incarnate (El Mito de Dios Encarnado). En ese libro, siete telogos ingleses, la mayora pertenecientes a la Iglesia Anglicana, expresan sin ambages su creencia de que Jess era humano y no divino. En esencia, John Hick y sus colegas afirman que Dios no vino al mundo en la Persona de Cristo.39 Cualquier cosa que se diga de Cristo, segn los mencionados telogos, es aceptable, siempre y cuando no se diga que es Dios. Segn ellos, la creencia de la encarnacin de Dios en Cristo es un mito al estilo del mundo antiguo. Debe de subrayarse una vez ms que la cuestin central de la discusin cristolgica sigue siendo la doctrina o concepto de las Escrituras sostenido por el telogo. Los autores de la obra El Mito de Dios Encarnado niegan rotundamente la autoridad de la Palabra de Dios. Para ellos, la Biblia pertenece al gnero de la fantasa y de la especulacin. Una tendencia bastante generalizada en los ltimos aos es la de querer presentar a Jess de modo que Su Persona sea aceptable al hombre moderno. Se dice que el paladar intelectual del hombre moderno no tolera los sabores de ciertos conceptos anticuados. De modo que hay que actualizar esos conceptos. Tal deduccin sera aceptable si se mantuviese en lnea con las verdades de la Biblia, pero ese no ha sido el caso. Hombres como el sacerdote holands Edward Schillebeeckx, en su esfuerzo por aclarar el significado de la Persona de Jess, terminan negando la verdad fundamental tocante a Cristo, es decir, que es Dios manifestado en carne. Schillebeeckx considera que Jess era el profeta escatolgico, pero no necesariamente Dios.42 Segn el telogo holands y otros de la misma escuela, Jess era un ser humano que gradualmente se acerc a Dios en una especie de nexo inviolable. Dicen que lo importante no es saber algo tocante a Su naturaleza, sino conocer Su obra, como si estas dos cosas pudiesen separarse con facilidad. Muchos otros ejemplos podran mencionarse para documentar lo que est ocurriendo en el escenario teolgico tocante a la doctrina de la Persona de Cristo. Se espera que lo dicho hasta aqu sirva de orientacin y estmulo al estudiante de la Biblia para investigar ms profundamente este tema. Es necesario, sin embargo, hacer hincapi en el hecho de que el estudio de la cristologa no puede ni debe de hacerse aisladamente. Como las dems doctrinas de la fe cristiana, la cristologa tiene que fundarse sobre el testimonio de las Escrituras. Debe recordarse, adems, que existe una relacin muy estrecha entre las doctrinas de la fe cristiana. Lo que afecta a una, generalmente afecta a las dems. Poner en tela de juicio la doctrina de la deidad de Cristo es el resultado directo de un concepto pobre de las Escrituras. Negar la deidad de Cristo equivale a negar la doctrina de la Trinidad, la base fundamental de la Iglesia Cristiana. El resultado inevitable de negar la autoridad de la Biblia y la deidad de Cristo es un concepto humanista-antropolgico de la doctrina de la salvacin y sus reas concomitantes (muerte expiatoria de Cristo, resurreccin, perdn de pecado). El humanismo racionalista ha arremetido con fuerza descomunal contra la totalidad de las doctrinas cristianas, no slo contra la deidad de Cristo. El cristianismo ortodoxo no ha negado jams la humanidad de Jess, pero no ha dejado de afirmar Su deidad. La realidad bblica es que, si Cristo no es Dios, no puede ser el Salvador del pecador y, si no se hubiese encarnado (hecho hombre), no hubiese podido proveer el sacrificio necesario para la redencin. Jess no fue un hombre con algo especial aadido (por muy especial que ese algo fuese). Jess es Dios, quien tom para s naturaleza humana, es decir, se hizo el sujeto de toda esa conciencia fsica y psicolgica que distintivamente constituye la experiencia humana. La persona que desea ser fiel a la Biblia no tiene

otra alternativa que la de afirmar, tanto la absoluta deidad como la perfecta humanidad de Cristo. Lo dicho anteriormente se relaciona con la fe. Debe aadirse, sin embargo, algo relacionado con filosofa o metodologa. La crtica liberal dice que es imposible conocer al Jess histrico a travs de los evangelios y las epstolas. Segn ellos, el Nuevo Testamento refleja la interpretacin de la iglesia primitiva tocante a Jess. La opinin de la crtica es que, primero, debe de conocerse cmo era la iglesia primitiva, su situacin, sus prcticas, su cultura. Slo entonces se podra llegar a conocer la verdad tocante a Cristo. Lo cierto es, sin embargo, que la misma crtica afirma que no es posible conocer a ciencia cierta cmo era la iglesia primitiva. De modo que la cuestin se reduce a un argumento circular: No se puede conocer al Jess histrico mediante los evangelios, sino a travs de la iglesia primitiva. Finalmente, se ha pretendido establecer una dicotoma entre el judasmo palestino y el judasmo helenstico para de ah saltar a la conclusin de la supuesta existencia de un cristianismo judeo-palestino y otro judeo-helenstico. Sobre la base de esas conjeturas, se ha querido establecer el desarrollo de algunas doctrinas, particularmente la relacionada con la Persona de Cristo. Algunos han afirmado que Pablo obtuvo su conocimiento del cristianismo a travs de judos helenistas y no de la iglesia en Jerusaln. De modo que, segn esa opinin, la teologa de Pablo refleja el pensamiento griego, no el judo. Todas esas conjeturas, sin embargo, tienden a apartar la discusin de su contexto. Lo cierto es que los escritores del Nuevo Testamento, todos ellos, presentan una cristologa coherente que expresa sin ambages que Jess es Dios manifestado en la carne, Dios absoluto y verdadero hombre sin pecado.

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Evidencias Bblicas Tocante a la Deidad de Cristo
EL VOLUMEN DE INVESTIGACIN BBLICA producido durante los ltimos cien aos ha sido en gran manera sorprendente. Casi todas las reas de la teologa cristiana se han visto afectadas de algn modo por los nuevos enfoques que se han dado al estudio de las Escrituras. No puede negarse que el beneficio recibido, en muchos casos, ha sido grande. Debe admitirse, sin embargo, que en muchos otros casos la fe cristiana ha sufrido rudos ataques de parte de algunos que en nombre de una supuesta erudicin han pretendido negar los principios vitales del cristianismo. Una de las doctrinas cristianas que ms ha sufrido en los ltimos aos es la relacionada con la Persona de Cristo. El debate contemporneo se ha concentrado en la negacin rotunda de la deidad de Cristo. Tal negacin ha sido acompaada de un escepticismo hacia las Escrituras. Es natural que ambas actitudes marchen juntas. No se puede creer en la deidad de Cristo sin creer en el testimonio de las Escrituras. Los que niegan la deidad de Jess rehsan aceptar la validez del testimonio del Nuevo Testamento.3 Afirman que los escritores del Nuevo Testamento escribieron bajo la influencia del medio cultural en que vivieron. Algunos opinan que los ttulos usados con referencia a Cristo, tales como hijo de Dios e hijo del hombre, son de origen helenstico y tuvieron su origen en la iglesia primitiva, no en las enseanzas dadas por el mismo Jess. Muchos estudiosos de la Biblia, sin embargo, reconocen la centralidad de la doctrina de la deidad de Cristo. Reconocen, adems, que dicha doctrina constituye la piedra angular de la fe cristiana. Esa conviccin se deriva del estudio de las Escrituras y de la confianza de que lo que la Biblia dice acerca de Cristo es realidad histrica y no meras lucubraciones de hombres piadosos. En resumen, nadie puede negar la deidad de Cristo sin antes haber negado la autoridad de la Palabra de Dios.6 Existe una relacin estrecha entre lo que se cree tocante a las Escrituras y la doctrina de la Persona de Cristo. Lo que ha de expresarse en este captulo est basado sobre la autoridad de la Biblia. Sin el testimonio de las Escrituras muy poco se sabra de Cristo. Los documentos del Nuevo Testamento permanecen como testimonio confiable a pesar de todos los ataques que la crtica ha fabricado. De modo que, en el ltimo anlisis, la respuesta a la pregunta quin es Jesucristo? sigue dependiendo del testimonio de la Biblia.

LA BIBLIA PRESENTA A JESUCRISTO COMO EL HIJO DE DIOS


Algunos escritores no tienen ninguna dificultad en reconocer que el Nuevo Testamento se refiere a Cristo con frecuencia como el hijo de Dios. Lo que muchos no reconocen sin embargo, es la fuerza con que la expresin hijo de Dios es usada con referencia a Cristo.8 El testimonio de las Escrituras tocante al uso de la expresin hijo de Dios con referencia a Jess no puede ser ms claro. En la ocasin del bautismo del Seor, segn el relato de Mateo, he aqu que los cielos fueron abiertos, y vio al Espritu de Dios que descenda como paloma y vena sobre l. Y hubo una voz de los cielos que deca: Este es mi Hijo, el amado, en quien he puesto mi complacencia (Mt. 3:1617). Indudablemente la voz que fue escuchada por el bautizador fue la del Padre celestial quien se refiere a Jess, llamndolo mi Hijo, el amado. La misma expresin ocurre en Mateo 17:5, cuando en el monte de la Transfiguracin el Padre habla de nuevo para decir: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a l od. Es evidente que la expresin mi Hijo amado, usada en Mateo 3:17 y 17:5, guarda una relacin muy estrecha con el Salmo 2:7, donde Jehov dice: Yo publicar el decreto; Jehov me ha dicho: Mi hijo eres T; Yo te he engendrado hoy. La referencia a Jess en el Salmo 2:7 es confirmada por los escritores del Nuevo Testamento (vanse Hch. 13:33 y He. 1:5). El nfasis en dicha expresin tiene que ver con la relacin especial entre Jess y el Padre. No slo el Padre Celestial reconoce a Jess como el Hijo amado, sino que el mismo Satans est consciente de esa relacin. En Mateo 4:3, 6, el tentador dice a Jess: Si eres Hijo de Dios (ei huios ei tou theou). Dicha expresin es una condicional simple con la que se reconoce la realidad de lo que se dice. De modo que Satans reconoce el hecho de que Jess es el Hijo de Dios. Tal vez una mejor manera de expresar el sentido de la frase sera ya que eres Hijo de Dios. Satans est consciente de que Jess sostiene una relacin especial con el Padre Celestial, que le hace reconocerlo como Hijo de Dios. Telogos de persuasin liberal sostienen que Jesus nunca se refiri a s mismo como el Hijo de Dios ni que tal concepto figur en proclamacin pblica del Seor. Los eruditos contemporneos, siguiendo a Rudolf Bultmann, afirman que la expresin Hijo de Dios usada con referencia a Cristo entr a formar parte del vocabulario cristiano en etapas. Primero, fue usada por la comunidad palestinense que a su vez la haba copiado de la tradicin juda. Luego pas a formar parte de la predicacin de la iglesia gentil helenstica quien usa dicha expresin para referirse a la naturaleza de Cristo de la misma manera que la mitologa griega conceba a sus titanes como seres mitad divinos y mitad humanos. Sin embargo, un examen de las Escrituras no muestra apoyo de clase alguna para tal concepto. Por el contrario, el Nuevo Testamento ensea que Jess estaba consciente de Su relacin con el Padre Celestial como Hijo de Dios. La enseanza incontrovertible del Nuevo Testamento es que el uso de la expresin Hijo de Dios con referencia a Jess es un ttulo de Su deidad. Jess reconoci dicho ttulo y lo acept como algo propio, perteneciente a Su Persona. Un ejemplo de esa aceptacin se evidencia en la confesin hecha por Pedro en Cesarea de Filipo. La pregunta de Jess a los discpulos fue: Quin dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? (Mt. 16:13). Despus que Pedro expres las opiniones de los hombres, Jess pregunt; Y vosotros, quin decs que soy Yo? (Mt. 16:15). Pedro respondi a Jess: T eres el Cristo [el Mesas], el Hijo del Dios viviente (Mt. 16:16). A raz de esa

confesin, Jess dice a Pedro: Bienaventurado eres, Simn, hijo de Jons, porque no te lo revel carne ni sangre, sino mi Padre que est en los cielos (Mt. 16:17). Una lectura imparcial y sin prejuicios del referido pasaje no deja lugar a dudas de que Jess s reconoci y acept su poscin como Hijo de Dios. Jess, adems, declar que el conocimiento de Su relacin con el Padre era algo que poda ser comprendido por los hombres nicamente por revelacin divina. El apstol Juan expresa que su propsito en escribir el evangelio que lleva su nombre es para que creis que Jess es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengis vida en su nombre (Jn. 20:31). Las palabras del apstol Juan tienen un alcance teolgico profundo. Jess es el Mesas, es decir, el Ungido de Dios, pero es tambin el Hijo de Dios y el Salvador. En otro pasaje del mismo evangelio, Juan se refiere a Jess como el Hijo Unignito de Dios (Jn. 3:16). La palabra unignito (monogene) significa, literalmente, nico en su clase y diferente a toda cosa creada. Jess es Hijo de Dios en un sentido en que ningn otro ser puede serlo. Cristo, como Hijo de Dios, es de la misma sustancia que el Padre e igual al Padre en poder y gloria. Un escritor ha expresado lo siguiente:
Cuando un pecador cree es engendrado de Dios, ese nacimiento tiene lugar. Pero el nacimiento de Cristo como Hijo de Dios nunca tuvo lugar. Es una realidad eterna. Cuando un pecador nace de nuevo se convierte en un hijo de Dios. Pero el Seor Jess nunca comenz a convertirse en hijo de Dios. Siempre lo fue. Debido a que el carcter nico de Su nacimiento incluye Su relacin eterna como Hijo con el Padre, Juan argumenta que El, debido a la eternidad de Su existencia, tiene que ser Dios.

La relacin de Jess con el Padre como Hijo Unignito no tuvo comienzo, sino que es una relacin eterna. En Su oracin sumosacerdotal, Jess dijo: Ahora pues, Padre, glorifcame T para contigo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese (Jn. 17:5). De modo que Jess confiesa haber tenido una ntima relacin con el Padre, hasta el punto de compartir Su gloria, aun antes de la creacin del universo. Es evidente que los judos contemporneos de Jess entendieron a cabalidad el significado de la expresin Hijo de Dios, usada con referencia a Cristo. Por ejemplo, despus de haber sanado a un hombre que haca treinta y ocho aos que estaba enfermo (Jn. 5:5), los judos procuraban matar a Jess. La razn principal de tal actitud, en principio, era porque el Seor haba realizado la obra de sanidad en el da de reposo. Jess se dirigi a sus compatriotas, dicindoles: Mi padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo (Jn. 5:17). Despus de haber hecho tal declaracin los judos se enfurecieron contra Jess an ms, y Juan, el evangelista, aade: Por esto los judos procuraban matarle, porque no slo quebrantaba el da de reposo, sino que tambin deca que Dios era su propio Padre, hacindose igual a Dios (Jn. 5:18). Es decir, los judos se ofendieron porque Jess se refiri a Dios, llamndolo mi Padre. Los judos entendieron correctamente que al llamar a Dios mi Padre, Jess estaba hacindose igual a Dios. Que los israelitas entendieron las implicaciones de la afirmacin de Cristo al llamarse Hijo de Dios es el testimonio incontrovertible del Nuevo Testamento. En el mismo evangelio segn San Juan, se relata otro enfrentamiento entre Jess y los judos. En esta ocasin Cristo afirma: Yo y el Padre somos una sola cosa (Jn. 10:30). De nuevo los judos se preparan para apedrear a Jess. El Seor pregunta a los judos: Por cules obras me vis a apedrear? Ellos respondieron: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque t, siendo hombre, te haces Dios (Jn. 10:33). Es patente, por lo tanto, que los contemporneos de Jess entendieron varias cosas que los telogos modernos parecen no comprender: 1) Jess s se refiri a S

mismo como el Hijo de Dios; 2) los judos comprendieron las implicaciones de la declaracin de Jess y lo acusaron de blasfemia; y 3) la expresin Hijo de Dios usada con referencia a Cristo es un ttulo que implica absoluta deidad. Tanto Jess como Sus discpulos y los judos que oyeron esa expresin entendieron claramente que la frase Hijo de Dios atribuida a Cristo es equivalente a ser Dios. El apstol Pablo, en su epstola a los romanos, presente a Cristo como el Hijo de Dios, enfatizando la relacin especial de Jess con el Padre. He aqu las palabras del apstol:
Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apstol apartado para el evangelio de Dios, que l haba prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras, acerca de su Hijo, nuestro Seor Jesucristo, que es del linaje de David segn la carne, que fue declarado Hijo de Dios con poder, segn el Espritu de santidad, por la resurreccin de entre los muertos (Ro. 1:14).

En este pasaje, Pablo presenta a Jesucristo como una Persona teantrpica. Es decir, como Dios quien ha tomado naturaleza humana. El evangelio, las buenas nuevas de salvacin, es acerca del Hijo de Dios (Persona divina) quien era del linaje de David segn la carne (naturaleza humana). Adems, dice Pablo, que Jess fue declarado Hijo de Dios con puder. Debe notarse que en cuanto a la carne, es decir, a Su naturaleza humana, Jess vino a ser (genomenou) o naci de la simiente de David (ek spermatas Dauid). As explica Pablo el origen de la humanidad de Jess. Sin embargo, en lo que concierne a Su origen divino, Pablo dice que Jess fue declarado, definido o designado (horisthentos) Hijo de Dios Ntese que Jess no fue hecho Hijo de Dios a causa de la resurreccin, sino que fue declarado Hijo de Dios. Es decir que la resurreccin de Cristo es una poderosa confirmacin de Su carcter como Hijo de Dios. En resumen, el argumento del apstol Pablo no es que Jess se convirti en Hijo de Dios al resucitar de entre los muertos, sino que la resurreccin de Cristo es una verificacin y una manifestacin de Su deidad. La resurreccin de Jesucristo es la confirmacin de que El es todo lo que dijo ser. Los telogos de la escuela liberal, al rechazar de antemano el testimonio de las Escrituras, concluyen que Jess nunca tuvo conciencia de que era el Hijo de Dios. Segn ellos, la iglesia primitiva engendr la tradicin que aparece en las Escrituras del Nuevo Testamento. Dicen, adems, que dicha tradicin incorpor ciertas creencias de la mitologa griega tal como la del theios aner u hombre divino. De modo que, segn estos telogos, el ttulo Hijo de Dios dado a Cristo en el Nuevo Testamento tiene races paganas y fue incorporado en el vocabulario de la iglesia con el fin de explicar a la sociedad de aquellos tiempos el mensaje tocante a Jess.16 Por supuesto que para llegar a esa conclusin los telogos de la escuela liberal se ven obligados a despreciar el testimonio del Nuevo Testamento, particularmente el de los evangelios. Por ejemplo, Lucas 1:32 dice que Jess sera llamado Hijo del Altsimo; en Lucas 2:49, Jess, respondiendo a una pregunta de Mara dice: No sabis que yo debo estar en los asuntos de mi Padre? Como se ha mencionado dos veces ya, el Padre celestial (Mt. 3:17; 17:5) se refiere a Cristo como mi Hijo amado. Jess se refiere a una relacin ntima entre l y el Padre, cuando dice en Mateo 11:27: Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce perfectamente al Hijo, sino el Padre, y ninguno conoce perfectamente al Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo resuelva revelarlo (R. V. 1977). Un escritor catlico ha captado bien el concepto nuevotestamentario de Hijo de Dios con referencia a Cristo:
Los evangelistas, escribiendo en el perodo posterior a la resurreccin tenan en mente el concepto de Hijo divino en el sentido estricto. Que el ttulo Hijo de Dios est abierto al

significado de Hijo divino en el sentido trascendental se hace patente de la manera en que Jess llama a Dios no nuestro Padre sino mi Padre. El concepto de la singularidad del Hijo es calificado a travs de la idea de la relacin de obediencia al Padre.

Si se acepta el testimonio del Nuevo Testamento como una fiel expresin de la revelacin de Dios y si se acepta que los evangelistas escribieron las palabras de Jess tal como el Espritu Santo les ayudaba a recordar (Jn. 14:26; 16:1215), no puede soslayarse el hecho de que Jess es el Hijo de Dios en una forma nica y como tal es uno con el Padre en esencia, en atributos y en gloria.

LA BIBLIA PRESENTA A CRISTO COMO EL HIJO DEL HOMBRE


La expresin el Hijo del Hombre aparece unas 55 veces en los evangelios y una vez en Hechos 7:56. Con la excepcin de Juan 12:34 y Hechos 7:56, slo Jess usa dicha frase, siempre con referencia a S mismo y en la tercera persona. Dicha frase ha sido considerada enigmtica por muchos, tanto en su origen como en su significado y ha sido objeto de mucha investigacin. Debido a que es una expresin rara en el idioma griego, muchos opinan, con razn, que la frase ei Hijo del Hombre (ho houios tou anthropou) tiene sus races en la cultura semita. Algunos entienden que la expresin el Hijo del Hombre fue usada por Jess como una especie de circunlocucin para referirse a su propia persona. Otros expertos, sin embargo, opinan que la mencionada frase es usada en los evangelios como un ttulo equivalente a El Hombre con mayscula, refirindose, por lo tanto, a la figura apocalptica de Daniel 7:13. En cuanto al origen, la expresin el Hijo del Hombre aparece en tres contextos de la literatura apocalptica judaica: en el libro cannico de Daniel 7:13 y en literatura pseudoepigrfica 4 Esdras 13; 1 Enoc 3771. Adems, aparece en el libro de Ezequiel como una referencia al profeta. Se ha observado, sin embargo, que las dos referencias en la literatura pseudoepigrfica se encuentran en libros generalmente reconocidos como posteriores al tiempo del ministerio terrenal de Cristo. De modo que no influyeron en forma alguna en el uso de la expresin el Hijo del Hombre en los evangelios. El uso de la frase en el libro de Ezequiel es distinto al que aparece en el Nuevo Testamento. En el libro de Ezequiel la expresin hijo del hombre apunta hacia la debilidad del profeta. Eso significa, por lo tanto, que el pasaje de Daniel 7:13 ofrece la mejor probabilidad de haber servido de trasfondo para el uso que Jess hizo en los evangelios de la frase el Hijo del Hombre. Como es de esperarse, los telogos de la escuela liberal no escatiman esfuerzo con tal de negar la autenticidad de la expresin el Hijo del Hombre y el significado de su uso. Para algunos, el uso de la mencionada expresin es totalmente obra de la iglesia primitiva, aunque admiten la posibilidad de que Jess usase la frase en algunas de Sus enseanzas. En aos recientes, se ha sugerido que Jess us la frase el Hijo del Hombre como una referencia a otro personaje diferente de s mismo que hara su aparicin en un futuro y ante quien los hombres tendran que dar cuenta en el da del juicio.24 Segn este punto de vista, fue la iglesia primitiva la que posteriormente interpret lo dicho por Jess, concluyendo que Jess era es personaje que aparecera en los postreros das. En fin, la crtica pretende, por un lado, negar que la expresin el Hijo del Hombre sea un ttulo usado por Jess para referirse a s mismo como el personaje divino que aparece en Daniel 7:13. Por otro lado, insisten en que fue la iglesia primitiva la que invent el uso de dicha frase como una interpretacin posterior a las enseanzas de Jess. Hay, sin embargo, varias objeciones al punto de vista de la crtica liberal. Primeramente, si la expresin el Hijo del Hombre fue producto de la imaginacin de la iglesia primitiva, por qu es que slo aparece en labios de Jess en los evangelios? Por qu es que dicha frase no aparece en las epstolas doctrinales? Si la mencionada frase fue inventada por la iglesia primitiva, lgicamente debi ser usada como una frmula confesional y usada ampliamente a travs de los libros del Nuevo Testamento. Lo cierto es, sin embargo, que con la excepcin de Hechos 7:56; Apocalipsis 1:13 y 14:14 la expresin no se usa con referencia a Cristo en el resto del Nuevo Testamento.

Lo cierto es, sin embargo, que con la excepcin de Hechos 7:56; Apocalipsis 1:13 y 14:14 la expresin no se usa con referencia a Cristo en el resto del Nuevo Testamento. En segundo lugar, no existe ninguna evidencia de que Cristo hubiese enseado que otro personaje distinto de El vendra al final de los tiempos. Jess habl de Su segunda venida (Jn. 14:3). Los ngeles que hablaron a los apstoles en Hechos 1, especficamente dijeron este mismo Jess que ha sido tomado de entre vosotros al cielo, as vendr como le habis visto ir al cielo (Hch. 1:11). Finalmente, debe notarse que la crtica se esfuerza en pasar por alto la importancia del pasaje de Daniel 7 y sus implicaciones mesinicas. El personaje de Daniel 7:1314 que aparece junto al Anciano de das (figura del Padre); viene con las nubes del cielo; le fue dado dominio, gloria y reino; ser servido por todos los pueblos, naciones y lenguas; su dominio eterno, que nunca pasar, y su reino que no ser destruido jams. El Hijo del Hombre es presentado aqu como alguien que tiene una autoridad que sobrepasa la de cualquier ser humano, rey o emperador. De modo que debe de entenderse que una de las caractersticas que distingue al Hijo del Hombre es Su autoridad sobrenatural.

Los usos de la expresin el Hijo del Hombre en los evangelios sinpticos


La expresin el Hijo del Hombre ha sido clasificada en tres categoras distintas, segn aparece en los evangelios sinpticos:
1. Referencias relacionadas con las actividades del ministerio terrenal del Hijo del Hombre (Mr. 2:8, 28; Lc. 7:34; 9:58; 19:10). 2. Referencias tocante a los sufrimientos, muerte y resurreccin del Hijo del Hombre (Mr. 8:31; 10:45; 14:21, 41). 3. Referencias relacionadas con la venida futura, la exaltacin y los juicios del Hijo del Hombre (Mr. 8:38; 13:26; 14:62; Lc. 12:812, 3540; 17:2230, 18:8; Mt. 10:23; 19:28).

Aunque la referida clasificacin no es del todo satisfactoria ya que no toma en consideracin todos los usos y las aplicaciones de la frase ni toma en cuenta el hecho de que algunos de los usos pertenecen a ms de una clasificacin, puede decirse que facilita en gran manera el estudio de la cuestin. Esta triple divisin o clasificacin fue sugerida primeramente por Rudolf Bultmann, aunque l slo reconoca como autntica la tercera de las tres categoras. Algo que muchos telogos desafortunadamente pasan por alto es el hecho de que en la gran mayora de las citas en las que Jess usa la expresin el Hijo del Hombre hay un nfasis marcado tocante a Su autoridad en relacin con algo que lo identifica como un personaje sobrenatural. Por ejemplo, en Marcos 2, Jess dice a un paraltico: Hijo, tus pecados te son perdonados (2:5). Los escribas que estaban presentes acusan a Jess de blasfemia y dicen: Quin puede perdonar pecados sino slo Dios? (2:7). A raz de esa pregunta, Jess hace la siguiente afirmacin: Pues para que sepis que el Hijo del Hombre tiene autoridad (exous) en la tierra para perdonar pecados (2:10). La pregunta que se haba suscitado giraba alrededor de la cuestin de si Jess tena la autoridad de ejercer una prerrogativa que slo corresponde a Dios, es decir, la autoridad para perdonar pecados. Jess usa el ttulo de el Hijo del Hombre para afirmar que, como tal, l posee dicha autoridad. Otro importante pasaje donde la autoridad de Jess es cuestionada aparece en los tres evangelios sinpticos (Mt. 12:18; Mr. 2:2328; Lc. 6:15). Los fariseos acusan a los discpulos de Jess de transgredir la ley del sbado porque haban arrancado espigas

para comer. En respuesta a los fariseos, el Seor apela primero al testimonio del Antiguo Testamento. David comi los panes de la proposicin cuando tuvo hambre. Algo que slo era lcito a los sacerdotes. Los sacerdotes que servan en el templo tenan que realizar sus funciones sacerdotales en el da de reposo, algo que requera trabajo. De modo que an la ley permita la ejecucin de ciertas labores en el sbado que eran consideradas lcitas (Nm. 28:9, 10). El reconocido expositor Richard Lenski ha hecho el siguiente comentario tocante al pasaje de Mateo 12:18:
En el versculo 3 el argumento es del mayor (el pan santo) al menor (las espigas). En el versculo 5 el argumento es del menor (el Templo) al mayor (algo mayor que el Templo). Ambos son del mismo modo incontestables. En el versculo 6 adems, la completa autoridad divina de Jess confronta a los engredos fariseos. Aquel que es mayor que el Tabernculo y el Templo est aqu, el nico que tiene autoridad para juzgar lo que constituye una violacin del Sbado que es servido por el Tabernculo y el Templo.

Jess impugna la actitud de los fariseos, usando un versculo del Antiguo Testamento (Os. 6:6) en el que Dios llama a Israel a abandonar la apostasa y a reconocer la soberana de Jehov. Los fariseos haban corrompido la ley, incluyendo el significado del sbado. Jess, como el Hijo del Hombre, es Seor (Kyrios) del sbado. El vino no a abrogar sino a cumplir la ley (Mt. 5:17). Como Seor del sbado, Jess cumple la ley y demanda que otros la cumplan. Los fariseos cuestionaban la autoridad de Jess. El Seor les responde, dicindoles que El es mayor que el Templo y mayor que el Sbado, porque es el Hijo del Hombre. Los fariseos acusaban a los discpulos de quebrantar el sbado. Jess les responde, diciendo: Quin mejor que el Hijo del Hombre, el Seor del sbado, puede juzgar si los discpulos han violado o no la ley del sbado? Una vez ms debe notarse que Jess habla de una autoridad que est por encima de la que un simple hombre podra ejercer. Un aspecto de capital importancia relacionado con la expresin el Hijo del Hombre se relaciona con la humanidad de nuestro Seor. Fue como hombre que Cristo naci, vivi en esta tierra, muri, resucit y fue exaltado a la diestra de Dios. No debe olvidarse en ningn momento que Jess es verdadero hombre sin pecado. Ahora bien, debe observarse que Jess es el Hijo del Hombre (ho huios tou anthropou). La repeticin del artculo definido en el texto griego enfatiza la identidad del Seor. La referencia no es a un hijo de hombre, es decir, a un ser humano cualquiera, sino a un ser particular quien es al mismo tiempo el Hijo del Hombre y el Hijo del Dios viviente (Mt. 16:13, 16). El Mesas, como hijo de David, es miembro de la raza humana (Lc. 1:3133) y, como tal, es tambin el Hijo del Hombre. Como miembro de la raza humana, el Mesas es contemplado en Su humillacin y Sus sufrimientos. Es en esa luz que Jess habl de s mismo, diciendo: Las zorras tienen guaridas, y la aves del cielo nidos; pero el Hijo del Hombre no tiene dnde reclinar su cabeza (Mt. 8:20). Fue desde esa misma perspectiva que Jess ense a Sus discpulos que el Hijo del Hombre sera entregado a hombres inicuos, sera condenado a muerte, pero resucitara al tercer da (Mr. 9:31). El testimonio insoslayable de los evangelios, por lo tanto, es que Jess est consciente de que El, como el Hijo del Hombre, es decir, como el representante perfecto de la raza humana, quien es hombre pero ms que hombre es el Verbo encarnado, ha de morir por el pecado del mundo. Jess profetiz Su muerte y Su resurreccin (Mt. 17:2223). Si se acepta el testimonio de los evangelios sin los prejuicios lucubrados por la crtica moderna, podra entenderse sin mayor dificultad que los sufrimientos del Hijo del Hombre constituyen una verdad profetizada a travs de las Escrituras. Jess mismo

ense a Sus discpulos despus de Su resurreccin que lo que le haba ocurrido no era algo fortuito, sino que haba sido predicho en la Ley y en todos los profetas (Lc. 24:27). Era necesario que se cumpliese todo lo que est escrito tocante al Mesas (quien a su vez es el Hijo del Hombre y el Hijo del Dios viviente) en la Ley, los profetas y los Salmos. La perfecta concordancia entre las Escrituras del Antiguo Testamento (vanse Is. 4055; Sal. 22; Dn. 9:26) y las del Nuevo Testamento referente a los sufrimientos, muerte y resurreccin del Hijo del Hombre debe de servir, si no de prueba final, por lo menos de un firme apoyo con miras a descubrir el origen y la naturaleza de Su persona. Por ltimo, es necesario considerar tambin la coyuntura escatolgica de la expresin el Hijo del Hombre. No es posible en un espacio breve dar la atencin debida a todos los pasajes relacionados con esta cuestin. Slo se mencionarn los ms pertinentes, esperando que el lector interesado en el tema investigue ms profundamente esta importante rea de la cristologa. Los telogos liberales insisten en que todos los usos de la frase el Hijo del Hombre proceden de una poca posterior al ministerio terrenal de Cristo. Segn ellos, fue la iglesia primitiva quien dio origen a la mencionada frase como usa interpretacin de la esperanza de una futura segunda venida de Cristo. El punto medular de la discusin es el hecho de que los telogos liberales rehsan reconocer que Jess interpret muchos pasajes del Antiguo Testamento. Una lectura, por superficial que sea, de los evangelios revela que Jess constantemente apela al Antiguo Testamento, algunas veces para refutar las falsas enseanzas de los religiosos de su tiempo, otras para explicar alguna verdad tocante a Su persona. Surge la pregunta, entonces: Por qu razn no pudo Jess haber interpretado el pasaje de Daniel 7:13ss? Por qu decir que tuvo que ser la iglesia primitiva y no el mismo Jess quien hizo referencia a la venida en gloria del Hijo del Hombre? La crtica pasa por alto el hecho de que, adems de Daniel 7, hay otros muchos pasajes del Antiguo Testamento que claramente ensean la venida del Rey-Mesas (el Hijo del Hombre) con poder, gloria y majestad real en el mismo sentido como aparece en Daniel 7:1314. He aqu algunos ejemplos: He aqu que reinar un rey con rectitud, y los magistrados gobernarn con justicia. Y ser aquel varn [Whaih-ish] como un escondedero contra el viento, y como un refugio contra el turbin; como arroyos de agua en tierra de sequedad, como sombra de gran peasco en tierra calurosa (Is. 32:1 2). Tus ojos vern al Rey en su hermosura; vern una tierra dilatada Porque Jehov es nuestro juez, Jehov es nuestro legislador, Jehov es nuestro Rey; l mismo nos salvar (Is. 33:1722). Las Escrituras del Antiguo Testamento anuncian la venida de Uno que ser el retoo del tronco de Isa, Rey sobre toda la tierra, cuyo nombre se llamar Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre de la eternidad, Prncipe de paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrn lmite, sobre el trono de David y sobre su reino, para restaurarlo y consolidarlo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre (Is. 9:67; Is. 40:910; cp. Lc. 1:3033). Esos pasajes del Antiguo Testamento concuerdan con las palabras de Cristo en el Nuevo Testamento. El Seor menciona la venida del Hijo del Hombre en la gloria de Su Padre con los santos ngeles (Mr. 8:38). En Mateo 16:27 al 17:13, Jess anticip a tres de Sus discpulos algo tocante a la venida en gloria del Hijo del Hombre. El Seor llev a Pedro, Jacobo y Juan al Monte de la Transfiguracin y all les mostr lo que ocurrir cuando Daniel 7:1314 tenga su cumplimiento completo (vase tambin Mt. 19:28). De igual modo, en Mateo 24, Jess se refiere a Su segunda venida (24:3) como la venida en gloria del Hijo del Hombre. En Mateo 24:30, dice: Entonces aparecer la seal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces harn duelo todas las tribus de la tierra, y vern

al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. En otra referencia tocante al mismo tema dice: Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ngeles con l, entonces se sentar en el trono de su gloria (Mt. 24:31). En el mismo contexto se le llama Rey al Hijo del Hombre (vase Mt. 24:34, 40). En resumen, la expresin, el Hijo del Hombre es un ttulo cristolgico que identifica al Mesas con la humanidad como el Hombre perfecto. El Mesas, como el Hijo del Hombre, nace, convive con los hombres, sufre, muere y resucita. El Hijo del Hombre, adems, es el Hijo del Dios viviente, el que viene a reinar como Rey de reyes y Seor de seores. El Hijo del Hombre es una figura de autoridad en la tierra y un da aparecer revestido de poder celestial cuando participe en el juicio final. Debe subrayarse, sin embargo, que el Hijo del Hombre no es un simple hombre sino la Segunda Persona de la Trinidad. El Verbo hecho carne, quien an en Su humillacin tena autoridad para perdonar pecados (Mr. 2:10). El Hijo del Hombre fue exaltado a la diestra de la Majestad en las alturas y de all vendr con poder y gran gloria. Las palabras de Cristo a Natanael describen la gloria del Hijo del Hombre: De cierto, de cierto os digo: De aqu en adelante veris el cielo abierto, y a los ngeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre (Jn. 1:51).

LA BIBLIA CONFIERE A CRISTO EL NOMBRE DE DIOS


La Biblia presenta a Jess como el Hijo de Dios lo cual constituye una declaracin de Su absoluta deidad. Tambin lo presenta como el Hijo del Hombre, identificndolo, por un lado, con la autoridad soberana que como Mesas ha de ejercer cuando venga por segunda vez a la tierra con poder y gran gloria. La Palabra de Dios, adems, confiere a Jess el nombre de Dios. En el relato de la anunciacin del nacimiento de Cristo, San Mateo cita al profeta Isaas:
He aqu la virgen concebir y dar a luz un hijo, y llamar su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros (Mt. 1:23).

La persona en quien se cumple la profeca de Isaas es concebido virginalmente en el vientre de Mara, es llamado el Unignito Hijo de Dios, el Hijo del Hombre, Emanuel, es decir, Dios con nosotros. Uno de los pasajes ms significativos referente al tema de la deidad de Cristo es, sin duda, Filipenses 2:511. En este pasaje, Pablo escribe acerca del origen celestial de Cristo, Su relacin con la deidad en la eternidad, Su encarnacin, Su humillacin y muerte en la cruz, y Su subsecuente exaltacin a la gloria. Pablo comienza diciendo:
Haya pues en vosotros este sentir que hubo tambin en Cristo Jess, el cual siendo en forma de Dios no estim el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse (Fil. 2:56).

Cada palabra en este pasaje es de gran importancia. En esta breve consideracin se dar atencin a tres expresiones o frases: 1) siendo (huparchon), 2) en forma de Dios (en morfe tou theou) y 3) el ser igual a Dios (to einai isa theoi). La palabra siendo es un participio presente en la voz activa en el cual la nocin del tiempo no interviene y puede traducirse por la palabra existiendo. Este vocablo sugiere la existencia eterna de Cristo, y esto en s es un aspecto de Su deidad. La segunda expresin que debe notarse en este himno cristolgico es en forma de Dios. La palabra forma es la traduccin del vocablo griego morfe. En el idioma castellano, forma denota la apariencia externa de una cosa. En el idioma griego, sin embargo, morfe subraya el hecho de que cualquiera que sea la apariencia externa de algo es el resultado de su esencia o de su naturaleza intrnseca. De modo que, si Cristo existe en forma de Dios, es porque la naturaleza ms ntima de Su ser es la naturaleza misma de Dios. Esto significa que Cristo tiene que ser Dios, ya que slo Dios puede poseer las cualidades intrnsecas de la deidad. Por ltimo, la expresin el ser igual a Dios debe de ser considerada con mucha atencin en este contexto. Jess no consider el ser igual a Dios como una usurpacin. Su naturaleza, Su rango, Su gloria, Su majestad son los que a travs de la eternidad han correspondido a la deidad, y, por lo tanto, pertenecen a Cristo. Jess abandon temporalmente Su posicin en la gloria con el Padre Celestial (Jn. 17:5). Para Cristo, el ser igual a Dios no era un acto de usurpacin. La expresin ser igual a Dios denota que posee la misma naturaleza divina que el Padre posee. Cristo puede, por lo tanto, ser llamado Dios al igual que el Padre sin que tal designacin constituya una blasfemia. En su epstola a los Romanos, captulo 9, Pablo enumera los privilegios de la nacin de Israel, diciendo:
De quienes son los patriarcas y de los cuales, segn la carne, vino el Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amn (Ro. 9:5).

En el texto griego, el sustantivo el Cristo (ho Christos) es el antecedente del sustantivo Dios (ho theos). Es ms, en el griego Dios va acompaado del artculo definido. De modo que Pablo, literalmente, dice: el Cristo, el cual es el Dios sobre todas las cosas Indudablemente, el apstol identifica al Mesas como Dios manifestado en la carne. Por supuesto que este texto enfatiza tanto la humanidad como la deidad de Jesucristo, algo que ocurre con bastante regularidad en el Nuevo Testamento. Un pasaje de indiscutible importancia relacionado con el tema de la deidad de Cristo aparece en el libro de los Salmos 4:6. En este texto, Dios el Padre se dirige al Hijo, llamndolo Dios: Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre, cetro de justicia es el centre de tu reino. Este mismo pasaje es citado por el escritor de la epstola a los Hebreos para demostrar la preeminencia de Cristo. Segn el autor de la mencionada epstola, Jess es preeminente por las siguientes razones: 1) Es el heredero de todo, 2) es el creador del universo, 3) es la revelacin absoluta de Dios, 4) ha purificado a Su pueblo de pecado, 5) ha sido exaltado a la diestra del Padre, 6) como Hijo, tiene que ser de la misma naturaleza con el Padre celestial, y 7) es especficamente llamado Dios por el Padre Celestial: Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; cetro de equidad es el cetro de tu reino (He. 1:8). En realidad, son muchos los pasajes del Nuevo Testamento donde Jess es especficamente designado como Dios. Ciertamente hubiese sido una flagrante blasfemia si los escritores bblicos, escribiendo bajo la direccin del Espritu Santo, hubiesen atribuido a Cristo el ttulo de Dios si en realidad no lo fuese. Sera absolutamente inexplicable que hombres con un concepto tan elevado de Dios como los apstoles y con una reverencia tan profunda hacia el Antiguo Testamento hubiesen deificado a un mero hombre.

CRISTO POSEE LOS ATRIBUTOS DE DEIDAD


Los pasajes bblicos citados en la seccin anterior deban ser suficientes para concluir que la Biblia ensea con suma claridad la doctrina de la deidad de Cristo. Es importante aadir, sin embargo, que la Palabra de Dios explcitamente ensea que Cristo posee todos los atributos de la deidad. La Biblia ensea que Cristo es omnipotente, omnipresente, omnisciente, inmutable, sano y eterno. Adems, la Biblia habla del amor, la gracia, la misericordia y otras caractersticas de Cristo en el mismo sentido en que atribuye a Dios dichas caractersticas.

Cristo es omnipotente
La palabra omnipotente significa todo poder. Dios es omnipotente porque El todo lo puede. En el Nuevo Testamento la expresin el Todopoderoso (ho pantokrator) se usa nicamente con referencia a Dios. Es muy natural que as sea, pues solamente Dios puede poseer ese atributo. En Apocalipsis 1:78 dice:
He aqu que viene con las nubes, y todo ojo le ver, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harn lamentacin por l. S, amn. Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin dice el Seor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.

En su visin apocalptica, el apstol Juan contempla a Jess regresando a la tierra por segunda vez. El apstol identifica al Seor como: 1) el Alfa y la Omega, una figura que habla de Su grandeza (principio y fin), 2) el Seor, sealando hacia Su soberana; 3) el que era y que ha de venir, y 4) el Todopoderoso (ho pantokrator), es decir, El tiene control sobre todas las cosas. Jess tiene autoridad y soberana sobre todo el universo (Ap. 4:8; He. 1:3; Col. 1:7).

Cristo es omnisciente
Otro atributo de deidad que Cristo posee es el de omnisciencia, es decir, nada escapa a Su conocimiento. Colosenses 2:3 dice:
En l estn escondidos todos los tesoros de la sabidura y del conocimiento.

La mujer samaritana confes:


Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. No ser ste el Cristo? (Jn. 4:29).

Jess jams haba visto a la mujer samaritana hasta el da en que se encontr con ella junto al pozo de Jacob. Sin embargo, el Seor conoca la vida pecaminosa de aquella mujer. Este es un ejemplo singular de que Jess posea el atributo de la omnisciencia. Esta verdad se hace evidente tambin en las palabras de Juan 2:25: y no tena necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues l saba lo que haba en el hombre. Jess saba las dudas de Toms (Jn. 20:2428); saba que Lzaro haba muerto (Jn. 11) y conoca perfectamente los pensamientos secretos de Sus adversarios (Mt. 9:4). Cmo podra cosa semejante ser posible si el Seor no fuera omnisciente?

Cristo es omnipresente
Otro atributo que, segn la Biblia, Cristo posee es el de omnipresencia. Cristo tiene el poder de estar en todas partes al mismo tiempo en la absoluta intensidad de Su Persona. En Juan 3:3, Jess declara:
Nadie subi al cielo, sino el que descendi del cielo, el Hijo del Hombre que est en el cielo.

El Seor confiesa que El est simultneamente en la tierra y en el cielo. En Mateo 18:20, Cristo prometi a Sus discpulos:
Porque donde estn dos o tres congregados en mi nombre, all estoy Yo en medio de ellos.

Aunque algunos prefieren interpretar esas palabras de Jess en sentido figurado, diciendo que Jess est presente en un aspecto espiritual. Dicen que Cristo est presente en la mente y en las oraciones de los discpulos, pero no en un sentido personal. Sin embargo, una interpretacin normal o natural del referido texto seala que la presencia del Seor con los suyos es algo personal y real. De igual modo, Jess prometi estar con los suyos todos los das, hasta el fin del mundo (Mt. 28:20).

Cristo es inmutable

La Biblia atribuye a Cristo la caracterstica de inmutabilidad. Dios el Padre es inmutable (Stg. 1:17). El no cambia en Su esencia, es decir, lo intrnseco de Su ser permanece inalterable. Dios el Hijo tambin es inmutable. En Hebreos 1:1012 dice:
T, oh Seor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecern mas T permaneces; y todos ellos se envejecern como una vestidura, y como un vestido los envolvers, y sern mudados, pero t eres el mismo, y tus aos no acabarn.

El contexto de este pasaje gira alrededor de la Persona de Cristo. La superioridad del Hijo es presentada por el autor de la epstola. El Hijo es superior a los ngeles, porque El es Dios (He. 1:7, 8). Tambin es superior a la creacin, porque El es el Creador de todas las cosas (1:9, 10). La creacin cambia y se envejece, pero el Hijo, siendo Dios, es inmutable. Su esencia jams cambia. La misma Epstola a los Hebreos 13:8, dice:
Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.

Slo Dios, quien es autosuficiente, tiene la capacidad de ser el mismo ayer, hoy y por los siglos. Si Jess no fuese Dios, sera una detestable blasfemia atribuirle la caracterstica de inmutabilidad.

Cristo es impecable
Uno de los aspectos de la vida de Jess que ms ha asombrado a los hombres ha sido Su absoluta santidad e impecabilidad. La Biblia afirma repetidas veces que Jess es santo. En Hebreos 7:2627, dice:
Porque tal sumo sacerdote nos convena: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho ms sublime que los cielos; que no tiene necesidad cada da, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo, porque esto lo hizo una vez para siempre, ofrecindose a s mismo.

El argumento del escritor sagrado es enftico. Los sacerdotes terrenales tenan que ofrecer sacrificios a favor de s mismos antes de hacerlo por el pueblo. Jess, siendo santo, inocente y sin mancha, pudo ofrecerse a s mismo una vez por todas por los pecados de Su pueblo. El mismo escritor subraya la impecabilidad de Cristo, diciendo:
Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo segn nuestra semejanza, pero sin pecado (He. 4:15).

Del mismo modo el apstol Juan escribi: Y sabis que El [Cristo] apareci para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en El (1.a Jn. 3:5). Durante su ministerio terrenal, Jess ret a los lderes religiosos de Israel, dicindoles: Quin de vosotros me redarguye de pecado? (Jn. 8:46). An los demonios reconocieron que Jess era el Santo de Dios (Mr. 1:24). El apstol Pablo afirma que al que no conoci pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fusemos hechos justicia de Dios en l (2.a Co. 5:21). Slo un Cristo impecable poda ofrecerse a s mismo como expiacin por hombres pecadores. As como el cordero pascual tena que ser absolutamente santo y sin mancha (1.a P. 1:18 20;2:22).

El apstol Juan, refirindose a la visin del profeta Isaas (6:13), afirma que Aquel de quien los serafines hablaron, diciendo: Santo, Santo, Santo, Jehov de los ejrcitos, era nada menos que el propio Seor Jesucristo. Juan dice: Isaas dijo esto cuando vio su gloria y habl acerca de El (Jn. 12:41). En resumen, el testimonio de las Escrituras es enftico. Cristo fue y sigue siendo impecable (He. 13:8). Su santidad es incuestionable. Tal caracterstica es una demostracin de que Jess es una Persona divina.

Cristo es eterno
Cristo no comenz Su existencia el da de Su nacimiento en Beln de Judea. Como la segunda persona de la Trinidad, Jesucristo ya era desde la eternidad. El profeta Miqueas, al hablar de la venida del Mesas al mundo, dice:
Pero t Beln Efrata, pequea para estar entre las familias de Jud, de ti saldr el que ser Seor en Israel, y sus salidas son desde el principio, desde los das de la eternidad (Mi. 5:2).

El profeta Miqueas enfatiza el hecho de que el Mesas que nacera de la tribu de Jud, no slo sera el Seor de Israel sino alguien que existe desde el principio, es decir, desde la eternidad. Esa profeca de Miqueas fue citada por los escribas, cuando Herodes les pregunt dnde nacera el Cristo (Mt. 2:46). Durante una discusin con los judos, Jess mismo hizo una de las declaraciones ms enfticas tocante a la deidad. La afirmacin hecha por Jess se relaciona con el carcter eterno de Su persona. La discusin entre Jess y los judos (Jn. 8:2159) giraba alrededor de la pregunta: Quin es Jess? (8:25). Los judos rehusaban creer en el Seor, afirmando que por ser hijos de Abraham seran bendecidos de todas maneras (8:33). Jess les responde que en realidad son hijos del diablo (8:44) y que morirn en sus pecados si no creen en El (8:45). Fue a raz de esa discusin que Jess dijo a los judos: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy (Jn. 8:58). Los judos reclamaban que Abraham era el padre espiritual as como el progenitor de la nacin juda. Jess les seala que Abraham se goz de que haba de ver mi da; y lo vio, y se goz (Jn. 8:56). Al escuchar esas palabras, los judos se asombraron de que Jess pudiese haber visto a Abraham ya que, segn ellos, Jess an no tena 50 aos (8:57). Fue ah donde Jess afirma Su carcter eterno, usando una frase que slo corresponde a Dios. El Seor no indica meramente que Su existencia preceda a la de Abraham, sino que El tiene existencia eterna en el mismo sentido en que Dios la tiene.
Cristo afirm Antes que Abraham naciese, Yo Soy (v. 58). Yo Soy era el nombre del Dios auto-existente quien se haba revelado a Moiss en la zarza ardiente (Ex. 3:14). Jesucristo afirmaba ser el Yo Soy, el Dios auto-existente. Cristo estaba afirmando Su eternidad. Para los judos tal cosa era una blasfemia.

El apstol Pablo escribi en Colosenses 1:17 que El es antes de todas las cosas, y todas las cosas en El subsisten. El apstol Juan, en el prlogo de su evangelio, afirma que el Verbo (Cristo) era en el principio con Dios (Jn. 1:2). Cristo hizo referencia a la gloria que tuvo con el Padre antes de que el mundo fuese (Jn. 17:5). El profeta Isaas, escribiendo tocante a la venida del Mesas, dice que un nio nos es nacido, Hijo nos es dado (Is. 9:6). El nio nace, pero el Hijo es dado. El Hijo exista con el Padre antes de Su venida al mundo. Es por eso que Pablo dice que, cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envi a su Hijo (G. 4:4). El Hijo exista desde la eternidad.

Resumiendo, la Palabra de Dios ensea que Cristo es el legtimo poseedor de todos los atributos de la deidad. Todas las caractersticas propias de Dios se encuentran presentes en Jesucristo. Tal cosa es posible debido a que Jesucristo es una Persona divina. El es Dios manifestado en la carne, quien llev sobre s la culpa del pecado humano.

CRISTO POSEE PRERROGATIVAS QUE SOLO PERTENECEN A DIOS


La Biblia no slo otorga a Cristo los atributos de la deidad, sino que tambin le concede prerrogativas que son exclusivas de Dios. Se mencionarn nicamente las ms sobresalientes por falta de espacio.

Cristo tiene autoridad para perdonar pecados


La Biblia ensea que Jess tiene autoridad para perdonar pecados. En el captulo 2 del Evangelio segn San Marcos, se relata que Jess san a un paraltico. Antes de efectuar la sanidad, Cristo dijo al enfermo:
Hijo, tus pecados te son perdonados (Mr. 2:5).

Los judos presentes se asombraron al or aquella declaracin, y dijeron:


Por qu habla este hombre as? Blasfemias dice. Quin puede perdonar pecados, sino slo Dios? (Mr. 2:7).

Los judos reconocieron que Jess estaba ejerciendo una prerrogativa que slo corresponde a Dios. En Marcos 2:10, Jess declara que El posee esa autoridad:
Pues para que sepis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados

Si slo Dios tiene autoridad para perdonar pecados y Jess afirma poseer esa autoridad, puede decirse o que El es Dios, o como crean los judos, estaba blasfemando. Lo cierto es que Jess estaba haciendo algo propio de Su persona divina.

Cristo es adorado como Dios


Todo estudioso de las Escrituras sabe que Dios exige que se le adore slo a El. Adorar a cualquier otro ser o cosa constituye una idolatra (Ex. 20:36; Dt. 6:1315). Jess reconoci esa verdad durante Su vida terrenal. Recurdese que, cuando fue tentado por Satans, Cristo respondi: Escrito est: Al Seor tu Dios adorars y a El slo servirs (Mt. 4:10). De modo que habra sido deshonesto que Jess hubiese aceptado la adoracin de los hombres a menos que El fuese Dios y, por lo tanto, merecedor de esa adoracin. Lo cierto es que Jess acept el ser adorado como solamente Dios debe ser adorado. Los sabios del Oriente, cuando vinieron a ver al rey que haba nacido postrndose lo adoraron (Mt. 2:11). Los discpulos que estaban a punto de perecer en el mar de Galilea y fueron rescatados por el Seor vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios (Mt. 14:33). El ciego de nacimiento a quien Jess san, tambin se postr y ador al Seor (Jn. 9:38). Las mujeres a las que Jess se

manifest despus de Su resurreccin, abrazaron sus pies y le adoraron (Mt. 28:9). Antes de Su ascensin a la gloria, Jess se reuni con Sus discpulos en el monte de los Olivos y ellos le adoraron (Lc. 24:52). Es importante notar que en ninguna de las ocasiones mencionadas hubo protesta alguna por parte de Jess. Aquel que haba venido a cumplir la ley hubiese violado el primer mandamiento del declogo de haber sido un simple hombre. La realidad es que Cristo acept el ser adorado porque, como Dios, El es digno de tal honor. La escena que aparece en el libro del Apocalipsis no puede ser ms elocuente:
El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabidura, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Y a todo lo creado que est en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, o decir: Al que est sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos (Ap. 5:1213).

El cuadro que se presenta en el Apocalipsis es muy singular. El Dios Padre (sentado en el trono) y Dios el Hijo (el Cordero) reciben la misma adoracin y alabanza (vase Jn. 5:23).

Cristo es el Creador y Sustentador de todas las cosas


La Biblia dice que: En el principio cre Dios los cielos y la tierra (Gn. 1:1). De modo que, para el estudiante de las Escrituras, el universo es el resultado del poder creador de Dios. En Juan 1:3, esa obra es atribuida al Verbo, es decir, a Jesucristo: Todas las cosas por l fueron hechas, y sin El nada de lo que ha sido hecho fue hecho. El Verbo es el Creador, de otro modo se caera en el absurdo de pensar que el Verbo se cre a s mismo. Tambin, en Colosenses 1:17, dice: Y l es antes de todas las cosas, y todas las cosas en l subsisten. Cristo no es tan slo el Creador, sino tambin el sustentador de todas las cosas. El sustenta todas las cosas con la palabra de su poder (He. 1:3). Cristo es el sustentador por cuanto as el preservador de todo lo que El mismo cre.

Resumen
La evidencia bblica no deja lugar a duda tocante a la naturaleza de la Persona de Jesucristo. Los ttulos usados referentes a Su Persona, los atributos que demostr tener, las prerrogativas de las que hizo uso durante Su ministerio terrenal dejan de manifiesto que Cristo fue ms que un simple hombre. Si se acepta el testimonio de los evangelios, debe aceptarse tambin que Jess, por las cosas que hizo y por las que dijo, demostr que era Dios manifestado en la carne. Tmese como ejemplo el testimonio que aparece en el Evangelio segn San Mateo referente a los poderes divinos ejercidos por Cristo: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. Poder sobre las fuerzas de la naturaleza (Mt. 14:2629; 15:3436; 21:19). Poder sobre las fuerzas del mal (Mt. 8:32; 12:28). Poder sobre las fuerzas del cielo (Mt. 13:41). Poder para sanar a los enfermos (Mt. 4:23; 8:3, 7). Poder para resucitar a los muertos (Mt. 9:25; 20:19; 26:61). Poder para juzgar a la humanidad (Mt. 7:21; 12:3132; 13:30; 23:28). Poder para perdonar pecados (Mt. 9:2). Poder para condenar y dictar sentencia sobre los pecadores no arrepentidos (Mt. 23:1316, 27).

9. Poder para dar galardones cuando venga otra vez a la tierra (Mt. 5:1112; 10:42; 13:43; 19:29; 25:3436). 10. Poder para dar poder (Mt. 10:1, 8; 28:20). 11. Poder para proveer completo y perfecto acceso al Padre (Mt. 11:27). 12. Poseedor de todo poder (Mt. 28:18). Al leer estos pasajes, es inevitable reconocer con el apstol Juan que: Este es el verdadero Dios y la vida eterna (1.a Jn 5:20). Jess se autoidentific como la vida (Jn. 11:25; 14:6). Afirm, adems, tener la autoridad para dar vida eterna a otros (Jn. 10:28) y ser el nico camino de acceso al Padre (Jn. 14:6). Tambin, Jess afirm tener autoridad para resucitar a los muertos en el da postrero (Jn. 6:40). Todas estas prerrogativas y poderes slo pueden ser ejercidos por alguien que sea Dios.

7
Oposicin a la Doctrina de la Deidad de Cristo
A PESAR DE QUE la Palabra de Dios claramente ensea la doctrina de la deidad de Cristo, hay quienes han negado y continan negando dicha doctrina. En los primeros siglos de la era cristiana los ebionitas, los sabelistas y los arrianos rehusaron aceptar que Cristo es Dios. En siglos posteriores los monofisitas, los adopcionistas y los socinianos siguieron el mismo rumbo. En la edad moderna con el auge del humanismo y del racionalismo ha surgido un rechazo del sobrenaturalismo. Ese rechazo ha resultado en una negacin de la revelacin de Dios tanto en su forma escrita, la Biblia, como en su forma humana, la Persona divina de Cristo. Para muchos la Biblia es un libro como otro cualquiera, escrito por hombres con buenos sentimientos. Cristo, dicen, es un mero hombre con profundos ideales y gran sentido de la justicia, pero equivocado en cuanto a Su misin. La postura del liberalismo teolgico tocante a la Persona de Cristo ha sido resumida en un captulo anterior. Por supuesto que mucho ms podra decirse tocante a este asunto. Se espera, sin embargo, que el lector se sienta estimulado a investigar el tema ms profundamente. Uno de los esfuerzos modernos ms engaosos, sin embargo, encaminados a negar la deidad de Cristo se encuentran en la traduccin del Nuevo Testamento, conocida como la versin El Nuevo Mundo. Los traductores de dicha versin, haciendo alarde de un conocimiento del idioma griego, han ofrecido al pblico lector una lectura tendenciosa y errnea del texto original.

La cuestin de la ausencia del artculo definido en el original griego

En la mencionada traduccin, el texto de San Juan 1:1 es traducido as: En el principio era la Palabra, y la Palabra era con Dios y la Palabra era un Dios. Los que respaldan esa traduccin argumentan que el sustantivo Dios (theos) al final de ese versculo no va acompaado del artculo definido y, por lo tanto, es indefinido, teniendo que ser traducido un Dios. Los que sostienen ese punto de vista cometen dos graves errores. En primer lugar, pasan por alto a las reglas de la gramtica griega. En segundo lugar, soslayan la totalidad de las enseanzas bblicas tocante al tema de la Persona de Cristo. La combinacin de ambos errores tiene como resultado conclusiones incongruentes en gran extremo. Acerca del primer error, debe decirse que la gramtica griega se diferencia tanto de la inglesa como de la espaola en varios aspectos, siendo el uso del artculo uno de ellos. Tanto en castellano como en ingls existe el artculo definido el y el indefinido un. En el griego, por el contrario, solamente existe el artculo definido el (ho). Una palabra acompaada del artculo indefinido (un) es indefinida. En el idioma griego, sin embargo, no es as. La presencia del artculo en el idioma griego enfatiza la identidad de la persona o cosa. La ausencia del artculo enfatiza la cualidad o la esencia de la persona u objeto. En su Gramtica Griega del Nuevo Testamento los profesores H. E. Dana y Julius R. Mantey expresan:
La funcin del artculo es sealar un objeto o llamar la atencin a ste. Cuando el artculo aparece, el objeto es ciertamente definido. Cuando el artculo no se usa el objeto puede o no ser definido La funcin bsica del artculo griego es sealar identidad individual.

Los profesores Dana y Mantey sealan, adems, que:


Algunas veces con un nombre que el contexto comprueba ser definido, el artculo no se usa. Esto hace que la pureza recaiga sobre el aspecto cualitativo del nombre en lugar de su sola identidad. Un pensamiento puede concebirse desde dos puntos de vista: 1) identidad y 2) cualidad. Para indicar el primer punto de vista, el griego usa el artculo. Para el segundo, se usa el anarthorous (sin artculo). Tambin en expresiones que han sido tecnicalizadas, y en salutaciones, el artculo no se usa.

Hace algunos aos el profesor Julius Mantey, especialista del Nuevo Testamento en el Northern Baptist Theological Seminary de Chicago, escribi una carta con el propsito de refutar a los traductores de la versin Nuevo Mundo. Los traductores de dicha versin hicieron un uso incorrecto del contenido de la gramtica griega publicada por los profesores Dana y Mantey. Debido a esa referencia incorrecta, el profesor Mantey escribi lo siguiente:
Juan 1:1, que dice: En el principio era el Verbo y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios, es terriblemente mal traducido, originalmente la Palabra era, y la Palabra era con Dios, y la Palabra era un Dios en la Traduccin Nuevo Mundo de las Escrituras Cristianas, publicada bajo los auspicios de los Testigos de Jehov. Ya que mi nombre es usado y nuestra Gramtica Griega del Nuevo Testamento es citada en la pgina 744 con el objeto de justificar su traduccin, hago la siguiente declaracin: La traduccin sugerida en nuestra gramtica referente al pasaje en cuestin es La Palabra era deidad. La traduccin de Moffat es El Verbo era divino. Williams lo traduce: El Verbo era Dios mismo. Cada una de esas traducciones refleja la idea dominante en el griego. Ya que siempre que un nombre en el griego no va precedido de un artculo, ese nombre puede considerarse como la manera de enfatizar el carcter, la naturaleza, la esencia o la cualidad de una persona o cosa como ocurre con theos Dios en

Juan 1:1, o tambin puede traducirse en ciertos contextos como indefinido, como ellos han hecho. Pero de todos los eruditos del mundo, hasta donde sabemos, ninguna ha traducido este versculo como lo hacen los Testigos de Jehov. Si el artculo griego ocurriese al mismo tiempo con los sustantivos Verbo y Dios en Juan 1:1, la implicacin sera que estos seran la misma persona, absolutamente idnticos. Pero Juan afirma que el Verbo era con [el] Dios (el artculo definido precede a ambos sustantivos), y al escribir as indica su creencia que estos eran personalidades distintas. Entonces Juan seguidamente declara que el Verbo era Dios, es decir, de la misma familia o esencia que caracteriza al Creador. En otras palabras, ambos son de la misma naturaleza, y esa naturaleza es la ms elevada que existe, es decir, divina. Algunos ejemplos donde el nombre en el predicado no tiene artculo, como en el versculo anterior, son: Juan 4:24, Dios es espritu (no un espritu), 1.a Juan 4:16, Dios es amor (no un amor), y Mateo 13:39, los segadores son ngeles, es decir, son el tipo de seres conocidos como ngeles. En cada caso el nombre en el predicado se usa para describir una cualidad o caracterstica del sujeto, ya sea de su naturaleza o de su clase. El apstol Juan, en el contexto de la introduccin de su evangelio, hace uso de todos los mecanismos del idioma para presentar no slo la deidad de Cristo, sino tambin Su igualdad con el Padre. Declara que el Verbo era en el principio, que era con Dios, que era Dios, y que toda la creacin procede de El, y que ni una sola cosa existe que no haya sido creada por Cristo. Qu ms pudo haberse dicho que Juan no hubiese dicho? En Juan 1:18, explica que Cristo ha tenido tal intimidad con el Padre que estaba en Su seno y que vino a la tierra para revelar a Dios. Pero si no tuvisemos ninguna otra declaracin de Juan que la que aparece en 14:9, El que me ha visto ha visto al Padre, eso sera suficiente para satisfacer al que busca la verdad de que Cristo y Dios son de la misma esencia y que ambos son divinos e igual en naturaleza. Adems, toda la revelacin del Nuevo Testamento apunta en esa direccin. Comprese la declaracin de Pablo en Colosenses 1:19, por ejemplo, Toda la plenitud de la deidad habita en l, o la declaracin de Hebreos 1:3: El es el resplandor de su gloria, y la fiel representacin de su ser real, y el que sostiene todas las cosas con la palabra de su poder. Ntese, adems, la estupenda afirmacin csmica registrada en Mateo 28:18: Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Adems, si contrastamos con eso la implicacin que reduce a Cristo al nivel de un dios, no se detecta de inmediato el desacuerdo? No entra tal concepto en conflicto con el mensaje del Nuevo Testamento tanto con el todo como con las partes? Por qu Juan, en medio de la idolatra de su tiempo, si hubiese hecho tal afirmacin, no fue capaz de causar un concepto distorsionado de la persona de Cristo a quien consideramos como el Creador del Universo y el nico Redentor de la humanidad?

Como el lector podr observar, el profesor Mantey rechaza enfticamente la traduccin hecha por el equipo editor de la versin Nuevo Mundo y deplora que se haga un uso tan inadecuado de la gramtica del griego del Nuevo Testamento. Los traductores de la mencionada versin manipulan flagrantemente el texto bblico para moldearlo y conformarlo a su presuposicin, es decir, que Jesucristo no puede ser Dios. Resumiendo, la gramtica griega ensea que la ausencia del artculo definido no hace a un sustantivo necesariamente indefinido, como pretende hacer ver la versin Nuevo Mundo, por las siguientes razones: 1. El sustantivo en el idioma griego tiene definitividad propia. Es decir, un sustantivo en el griego no necesita ir acompaado del artculo definido para expresar un concepto definido. 2. Cuando un sustantivo va acompaado del artculo el nfasis radica en la identificacin de la per sona o cosa. Cuando un sustantivo no lleva artculo, el autor desea enfatizar la cualidad, el carcter o la esencia de la persona u objeto referido. Un segundo error que puede detectarse en la versin Nuevo Mundo es la falta de congruencia. Los traductores de la mencionada versin son inconsecuentes en el uso de

las reglas gramaticales. Tuercen las Escrituras con el fin preconcebido de reducir la Persona de cristo a un nivel inferior al de Dios. Cuando los editores de la versin Nuevo Mundo traducen Juan 1:1, diciendo: Y la Palabra era un Diosa, tienen como propsito negar la deidad de Cristo. La incongruencia, sin embargo, surge si se aplicase el mismo principio a otros textos de la Escritura donde el sustantivo Dios aparece sin el artculo definido. Ntese lo que ocurrira si se siguiese el mismo patrn con los pasajes siguientes:
A un Dios nadie le vio jams; el unignito Hijo, que est en el seno del Padre, El le ha dado a conocer (Jn. 1:18). Ninguno puede servir a dos seores; porque o aborrecer al uno y amar al otro, o estimar al uno y menospreciar al otro. No podis servir a un Dios y a las riquezas (Mt. 6:24). Glora a un Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres (Lc. 2:14). Porque un Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para El todos viven (Lc. 20:38). Y los que viven segn la carne no pueden agradar a un Dios (Ro. 8:8). Quin acusar a los escogidos de un Dios? Un Dios es el que justifica (Ro. 8:38). Y el que nos confirm con vosotros en Cristo y el que nos ungi, es un Dios (2.a Co. 1:21). Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para un Dios (G. 2:19). Pablo, llamado a ser apstol de Jesucristo por la voluntad de un Dios (1.a Co. 1:1).

Como el lector podr notar, poner el artculo indefinido un delante del sustantivo Dios en los versculos anteriormente citados resultar en algo inslito y antibblico. Ahora bien, eso es precisamente lo que habra que hacer si se siguiese el mismo principio de traduccin usado por los editores de la versin el Nuevo Mundo en el texto de San Juan 1:1. Es por ello que quien desee ser fiel a las Escrituras por fuerza tiene que repudiar la mencionada versin.

El principio de la creacin de Dios


Otra objecin presentada contra la doctrina de la deidad de Cristo es tomada de las palabras de Apocalipsis 3:14, donde dice:
Y escribe el ngel de la iglesia en Laodicea: He aqu el Amn, el Testigo fiel y verdadero, el principio de la creacin de Dios, dice esto.

El argumento, lgicamente, est basado en la expresin el principio de la Creacin de Dios lo cual significa, segn dicen los que se oponen a la deidad de Cristo, que Jess fue el primer ser creado. Indudablemente, que si uno asla la expresin el principio de la creacin de Dios, parece dar a entender que, efectivamente, Cristo fue la primera criatura. Pero todo lo contrario ocurre cuando tomamos el tenor completo de las Escrituras. La palabra principio es el griego arche y va acompaada del artculo definido, y es la misma palabra usada en Colosenses 1:8 donde dice: El es el principio, Para poder captar con exactitud el significado de la palabra arche es necesario ver cmo es usada a travs del Nuevo Testamento. Por ejemplo, en Juan 2:11, leemos: Este principio de seales hizo Jess en Can de Galilea. Y en Hebreos 3:14 dice: Porque somos hechos participante de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio. Claramente vemos que en estos versculos la palabra arche significa comienzo o principio de algo.

Notemos ahora otro uso de la palabra arche. En Efesios 1:21 dice que Cristo est sentado sobre todo principado y autoridad y poder y seoro, y sobre todo nombre que se nombra, no slo en este siglo sino en el venidero. Y en Efesios 3:10 dice: Para que la multiforme sabidura de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales. Tambin en Colosenses 2:10, leemos: Y vosotros estis completos en El, que es la cabeza de todo principado y potestad. En estos pasajes citados la misma palabra arche es traducida principado la cual significa autoridad, cabeza, dominio o regidor. La palabra arche es usada en forma compuesta en expresiones que son familiares a nosotros y que nos ayudan a comprender su significado. Por ejemplo, el sumo sacerdote es el archiereus; el presidente de la sinagoga es el archisunagogos; el maestro constructor es el architekton. Sera insensato pensar que el sumo sacerdote (archiereus) de cada ao fuese el primer sacerdote en existencia. Teniendo en mente lo antes dicho, volvamos a nuestro texto en Apocalipsis 3:14. Es necesario notar que contextualmente ese versculo es parte de las cartas de Cristo a las siete iglesias de Asia. En cada una de esas cartas el Seor Jess se identifica con algo que describe la necesidad o condicin de cada una de aquellas iglesias:
Escribe el ngel de la iglesia es Efeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros dice esto (Ap. 2:1).

Las siete estrellas son los mensajeros (pastores) de las iglesias y los siete candeleros son las siete iglesias (Ap. 1:20). La palabra tiene es el griego kraton que significa sujetar con autoridad. Cristo se presenta como el juez que tiene autoridad y preeminencia sobre las iglesias.
Escribe el ngel de la iglesia en Esmirna: El primero y el postrero el que estuvo muerto y vivi, dice esto (Ap. 2:8).

Esmirna era una iglesia que estaba en sufrimiento y tribulacin. Cristo se presenta como el primero y el postrero. Esa expresin indica que Cristo es eterno, y, por lo tanto, es un testimonio de Su deidad. Notemos, por ejemplo, esa misma expresin usada con referencia a Jehov en el libro de Isaas:
Quin hizo y realiz esto? Quin llama las generaciones desde el principio? Yo Jehov, el primero, y Yo mismo con los postreros (Is. 41:4). As dice Jehov Rey de Israel, y su Redentor, Jehov de los ejrcitos: Yo soy el primero, y Yo soy el postrero, y fuera de M no hay Dios (Is. 44:6). Oyeme, Jacob, y t, Israel, a quien llam: Yo mismo, Yo el primero, Yo tambin el postrero (Is. 48:12).

Jehov dice que El es el primero y el postrero y Jess dice que El es el primero y el postrero. Esto nos ensea que Jess es co-igual, co-eterno y co-sustancial con el Padre; de otra manera hubiese sido una blasfemia que Cristo dijese que El es el primero y el postrero.
Y escribe al ngel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, el que tiene los ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruido, dice esto (Ap. 2:18).

El Seor se presenta ante Tiatira como el Hijo de Dios, es decir, en uno de Sus ttulos de deidad. En Tiatira estaba la falsa profetisa Jezabel, profetisa de dioses paganos pero que estaba corrompiendo a los siervos de Dios. Por lo tanto, nada era ms apropiado que el Seor se manifestara a aquella iglesia investido de Su poder y autoridad divina.

Escribe al ngel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguna cierra, y cierra y ninguno abre (Ap. 3:7).

Este solo versculo contiene mucho acerca de la deidad de Cristo. Cristo se presenta como el Santo. En el griego la palabra Santo va acompaada del artculo, identificando as la persona del Seor como El Santo (Is. 6:3). Jess es tambin el Verdadero en el sentido ms genuino. El es la ms perfecta realizacin del ideal divino y no una falsificacin (1.a Jn. 5:20). Cristo es tambin el Todopoderoso (Ap. 1:8). El es el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre. La ltima carta de Cristo es dirigida a la iglesia en Laodicea.
Y escribe al ngel de la iglesia en Laodicea: He aqu el Amn, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creacin de Dios, dice esto (Ap. 3:14).

Cristo se presenta a la iglesia en Laodicea como el Amn, porque El es el cumplimiento de todas las promesas de Dios. Cristo es el testigo fiel y verdadero en contraste con todo lo que es falso y vano. Cristo es el principio [soberano] de la creacin de Dios porque El es la causa originadora de todo lo creado y El tiene soberana y potestad sobre toda la creacin. Cristo no es el primero (protos) en haber sido creado, sino que El es el regidor (arche) de toda la creacin. A travs de la Biblia encontramos un gran nmero de frases y de ttulos usados para describir a Cristo. Pero todas esas frases y ttulos enfatizan de una manera clara la deidad de nuestro Seor. He aqu algunos ejemplos: 1. El primognito de entre los muertos (Ap. 1:8). 2. El Alfa y la Omega (Ap. 1:8). 3. El principio y fin (Ap. 1:8). 4. El Todopoderoso (Ap. 1:8). 5. El que tiene las llaves de la muerte y del Hades (Ap. 1:18). 6. El primero y el ltimo (Ap. 2:8). 7. El que estuvo muerto y vivi (Ap. 2:8). 8. El que tiene la espada aguda de dos filos (Ap. 2:12). 9. El Hijo de Dios (Ap. 2:18). 10. El que tiene los siete espritus de Dios (Ap. 3:1). 11. El Santo (Ap. 3:7). 12. El Verdadero (Ap. 3:7). 13. El que tiene la llave de David (Ap. 3:7). 14. El que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre (Ap. 3:7). 15. El Amn (Ap. 3:14). 16. El Testigo Fiel y Verdadero (Ap. 3:14). 17. El principio (Soberano) de la creacin de Dios (Ap. 3:14). 18. El Verbo de Dios (Ap. 19:13). 19. El Sustentador de todas las cosas (He. 1:3). 20. El Heredero de todo (He. 1:3). 21. El Autor de la vida (Hch. 3:15). 22. La Luz Verdadera (Jn. 1:9). 23. La imagen del Dios invisible (Col. 1:15). 24. El Rey de reyes y Seor de seores (Ap. 19:16). 25. Dios (He. 1:8; Jn. 1:1; 20:28). Todos estos ttulos describen a la Persona delante de quien se doblar toda rodilla de los que estn en los cielos y en la tierra y debajo de la tierra y de quien toda lengua ha

de confesar que El es Seor para la gloria de Dios el Padre (Fil. 2:1011). Pensar que toda lengua ha de llamar Seor a un ser creado y que toda rodilla se ha de doblar delante de quien slo es una deidad menor es total y absolutamente inverosmil. Pero, por el contrario, pensar que toda lengua ha de confesar como Seor, y que toda rodilla ha de doblarse en humillacin y reconocimiento de quien en verdad es Fuente y Causa de la creacin, co-igual, co-sustancial y co-eterno con el Padre y el Espritu Santo es motivo de alabanza y gratitud por toda la eternidad. La Palabra de Dios dice:
Que si confesares con tu boca que Jess es el Seor y creyeres en tu corazn que Dios le levant de los muertos sers salvo (Ro. 10:9).

Todo aquel que confiesa a Cristo como Seor aqu en la tierra, ha de gozar de las bendiciones celestiales por toda la eternidad. Y todo aquel que rehsa confesar a Cristo como Seor, aqu en la tierra, un da tendr que hacerlo de todas maneras aunque entonces ser desde el infierno eterno. El apstol Toms se humill delante de Cristo y le dijo: Seor mo, y Dios mo (Jn. 20:28). El apstol Pablo dice que Cristo es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amn (Ro. 9:5). El apstol Juan declara que Jesucristo es el verdadero Dios y la vida eterna (1.a Jn. 5:20). Jess dijo a los judos incrdulos:
Por eso os dije que moriris en vuestros pecados; porque si no creis que Yo soy, en vuestros pecados moriris (Jn. 8:24).

Para el verdadero creyente, la doctrina bblica de la deidad de Cristo proporciona la seguridad y el confortamiento espiritual de saber en quien El ha credo. Para el incrdulo que niega que Jess es lo que la Biblia dice que El es, las palabras del Seor en vuestros pecados moriris constituyen una sentencia definitiva. De modo que Cristo es la imagen del Dios invisible en el sentido de que es la representacin y la manifestacin visible del Dios eterno. El Hijo Unignito ha dado a conocer a Dios a los hombres. Jess es, adems, el primognito de toda creacin no porque El haya sido creado, sino porque antecede a cualquier cosa creada en cuanto a tiempo y porque est por encima de toda cosa creada en lo que respecta a rango. Finalmente, el hecho de que en Cristo habito la plenitud de la deidad corporalmente no podra significar otra cosa sino que El es Dios en toda la plenilud del significado de dicha palabra.

8
Conclusin
EL TEMA CENTRAL de este libro ha sido presentar la doctrina bblica de la deidad de Cristo. Como se ha subrayado varias veces, esta es una doctrina fundamental para el cristiano. El cristianismo es una fe trinitaria. Si Jesucristo no es Dios, entonces no

habra un Dios Trino. Si Dios no existe en tres personas no puede haber cristianismo. De modo que si Jesucristo no es Dios el cristianismo sera una religin falsa. Debe de subrayarse, sin embargo, que al enfatizar la doctrina de la deidad de Cristo no se pretende en modo alguno minimizar o pasar por alto Su humanidad. Que quede bien claro, pues, que Jesucristo es hombre perfecto, sin pecado. La Persona divina de Dios el Hijo tom para S la naturaleza humana. Jess es, por lo tanto, el Dios hombre o el Theanthropos. Desde el momento de la encarnacin y por toda la eternidad Jess es el Dios hombre. La humanidad de Cristo puede demostrarse bblimente, al igual que Su deidad, mediante examen de Sus nombres o ttulos, Sus afirmaciones y Sus obras. De vital importancia es, adems, el hecho de que las Escrituras especficamente subraya las caractersticas humanas de Jess: 1) la profeca lo presenta como la simiente de la mujer (Gn. 3:15; Is. 7:14), 2) los evangelios afirman que tuvo un nacimiento humano (Lc. 1:3038; 2:120, vase adems G. 4:4); 3) Jess tuvo una niez humana (Lc. 2:40, 52); 4) experiment toda clase de situaciones humanas (excepto el pecado): hambre (Mt. 4:2), cansancio (Jn. 4:6), sueo (Mt. 8:24), sed (Jn. 19:28), tentacin (Mt. 4:1), dolor y sufrimiento (Is. 53:5), tristeza (Mt. 26:38), muerte (1.a Co. 15:3); y 5) Jess se refiri a S mismo como hombre (Jn. 8:40; 1:30). El se hizo hombre por toda la eternidad (Jn. 1:14; 1.a Ti. 2:5) y como hombre, juzgar a toda la humanidad. Ahora bien, Jess es una Persona divina y, como tal, es presentado por todos los escritores del Nuevo Testamento. El es nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo (Tit. 2:15), el Autor de la vida (Hch. 3:15), el Santo Hijo de Dios (Hch, 4:27, 13:35), El es el Rey de reyes y el Seor de seores (Ap. 19:16). En resumen, la Palabra de Dios ensea, de manera equilibrada, tanto la deidad como la humanidad de Cristo. Ambas verdades deben de ser reconocidas, credas y proclamadas por todo aquel que respete la autoridad de las Escrituras. Tan peligroso y antibblico es negar la absoluta deidad de Cristo como negar Su perfecta humanidad. El exgeta fiel de las Escrituras procura siempre presentar ambas verdades equilibradamente. El nico mediador entre Dios y los hombres es Jesucristo hombre (1.a Ti. 2:5). Pero el Jesucristo tambin es el verdadero Dios y la vida eterna (1.a Jn. 5:20). Jesucristo no es un hombre que evolucion al nivel de Dios ni es un Dios imperfecto quien tuvo que humanarse para llegar a realizacin perfecta de Su existencia. Jesucristo ha sido uno con el Padre y el Espritu por toda la eternidad. El no dej de ser Dios durante el tiempo de Su encarnacin ni despus de dicha experiencia. La encarnacin de Dios s es una misterio, pero jams un mito. La iglesia cristiana, a lo largo de su historia, ha reconocido la importancia de dar igual nfasis tanto a la deidad como a la humanidad del Seor. Es ms, en lo que respecta a la doctrina de la salvacin, tan importante es la realidad de la deidad de Cristo como la de su humanidad. Es por ello que la iglesia ha defendido vehementemente ambas doctrinas. En nuestros das, la batalla teolgica tocante a la cuestin de Quin es Jesucristo? contina con gran furor. Hoy, como en pocas pasadas, existen dos acercamientos a la cristologa: 1) el racionalista, humanista o antisobrenaturalista, y 2) el bblico exegtico, histrico y sobrenaturalista. El primero se basa sobre la lgica humana, supuestos postulados cientficos, conceptos racionalistas que afirman aceptar como real slo lo que es cientficamente verificable. El segundo grupo acepta la realidad de la revelacin divina, acepta el mtodo cientfico de investigacin, pero sin hacer de la ciencia un dios. Afirma, adems, que el Dios eterno se ha revelado en la Persona de Jesucristo. En fin, para el segundo grupo la fuente primordial de conocimiento es la Palabra de Dios.

Apndice 1
Sntesis de las Principales Herejas Acerca de la Persona de Cristo
Grupo Siglo Humanidad Deidad

Ebionitas

afirmada

negada

Docetas

II

negada

reducida

Arrianos

IV

reducida

mutilada

Apolinaristas

IV

reducida

afirmada

Nestorianos

afirmada

afirmada

Eutiquianos

reducida

reducida

Adopcionistas

VIII

afirmada

negada

Socinianos

XVI

afirmada

negada

Liberales

XVIII-XIX

afirmada

negada

Unitarios

XIX

afirmada

negada

Neo-ortodoxes

XX

afirmada

Liberalismo contemporneo

XX

afirmada

negad

Apndice 2
Los Siete Grandes Concilios
Concilio Fecha Importancia

NICEA I

325 d.C.

Declar que el Hijo es de la misma sustancia que el Padre en oposicin a Arrio, que consideraba al Hijo de sustancia distinta a la del Padre.

CONSTANTINOPLA I

381 d.C.

Confirm y formul el llamado Credo de Nicea. Conden la posicin de Apolinar quien negaba la perfecta humanidad de Cristo. Tambin conden el macedonismo que negaba la deidad del Espritu Santo.

EFESO

431 d.C.

Rechaz la posicin de Nestorio porque amenazaba con separar la Persona de Cristo.

CALCEDONIA

451 d.C.

Culmin la controversia cristolgica y formul lo que ha sido considerado la doctrina ortodoxa de la relacin entre las dos naturalezas de Cristo. Este concilio conden el monofisitismo promovido por Eutiques.

CONSTANTINOPLA II

553 d.C.

Rechaz el punto de vista de los tres prominentes telogos de Antioqua (y los famosos tres captulos) y de ese modo aprob la interpretacin que Cirilo haba dado a las deliberaciones de Calcedonia.

CONSTANTINOPLA III

680681 d.C.

Formul la doctrina concerniente a las dos naturalezas de Cristo. La conclusin fue que Cristo tena dos voluntades, existiendo una perfecta armona entre ambas. Su voluntad humana estaba siempre en sujecin a Su voluntad divina.

NICEA II

787 d.C.

Declar la legitimidad de la reverenciacin de cuadros e imgenes representando realidades divinas.

Apndice 3
Cristo=Dios
Cristo-Dios
Jesaoristo es la imagen del Dios invisible. 2 Co. 4:4, Col. 1:15 y Jn. 14:9. Jesucristo es Ia misma imagen de la sustancia de Dios. He. 1:3 Jesucristo es Dios manifestado ea carne. 1 Ti. 3:16 y Jn. 1:1, 14. Jesucristo es una misma cosa con Dios. Jn. 10:30; 12:44, 45; 14:79; 17:11, 22. Jesucristo est en Dios, y Dios est en Cristo. Jn. 8:16; 10:38; 14:10, 11, 20; 17:21. 2 Co, 5:19. En Jesucristo habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente. Col. 2:9. Dios manifestado ea carne es el gran misterio de la piedad. 1 Ti. 3:16.

Titulos dados igualmente a Jesucristo y a Dios


Dios Jesucristo

Dios. Dt. 4:39. 2 S. 7:22. 1 R. 8:60. 2 R. 19:15. 1 Cr. 17:20. Sal. 86:10. Is. 45:6. Is. 46:9. Mr. 12:32. Is. 40:3 con Jn. 1:23 y Jn. 3:28. Sal. 45:6, 7 con He. 1:8, 9. Jn. 1:1. Ro. 9:5. Tit. 2:13. 1 Jn. 5:20.

Solo Dios verdadero. Jn. 17:3, 1 Jn. 5:20.

Dios fuerte. Neh. 9:32. Is. 9:5. Dios Salvador. Is. 45:15, 21. Lc. 1:47, Tit. 3:4. 2 P. 1:1. Tit. 2:13. Jud. 25. Jehov. Ex. 3:15. Is. 40:3 con Mt. 3:3 y Jn. 1:23. Jehov de los ejrcitos. 1. Cr. 17:24. Sal. 84:3. Sal.1 24:10. Is. 6:15

Is. 51:15. Jer. 32:18. Jer. 46:18.

conJn. 12:41. Is. 8:13. Is. 54:5. El Seor.

Mt. 11:25. Mt. 21:9. Mt. 22:37. Mr. 11:9. Mr. 12:29. Ro. 10:12. Ap. 11:15.

Lc. 2:11. Jn. 20:28. Hch. 10:36. 1 Co. 2:8. 1 Co. 8:6. con Ef. 4:5. 1 Co. 12:3, 5. Fil. 2:11. Unico Seor.

Mr. 12:29 con Dt. 6:4.

1 Co. 8:6. Ef. 4:5. Jehov y Salvador. Seor y Salvador.

Is. 43:11. Is. 60:16. Os. 13:4.

2 P. 1:11. 2 P. 2:20. 2 P. 3:18. Salvador.

Is. 43:3, 11. Is, 60:16. 1 Ti. 1:1. 1 Ti. 2:3. Tit. 1:3. Tit. 2:10. Tit. 3:4.

Lc. 1:69. Lc. 2:11. Hch. 5:31. Ef. 5:23. Fil. 3:20. 2 Ti. 1:10. Tit. 1:4.

Jud. 25.

Tit. 3:6. Unico Salvador.

Is. 43:11. Os. 13:4

Hch. 4:12. 1 Ti. 2:5, 6. Salvador de todos los hombres y del mundo.

1 Ti. 4:10.

1. Jn. 4:14. El Santo de Israel.

Sal. 71:22. Sal. 89:18. Is. 1:4. Is. 45:11.

Is. 41:14. Is. 43:3. Is. 47:4. Is. 54:5. Rey de los reyes, y Seor de los seores.

Dt. 10:17. 1 Ti. 6:15, 16.

Ap. 17:14. Ap. 19:16. Yo soy.

Ex. 3:14.

Jn. 8:58. El Primero y el Ultimo.

Is. 44:6. Is. 41:4. Is. 48:12.

Ap. 1:11, 17. Ap. 2:8. Ap. 22:13. El Esposo de Israel y de la Iglesia.

Is. 54:5. Is. 62:5. Jer. 3:14. Os. 2:16.

Jn. 3:29. 2 Co. 11:2. Ap. 19:7. Ap. 21:9. El Pastor.

Sal. 23:1.

Jn. 10:11, 14. He. 13:20.

Jesucristo es llamado
El verdadero Dios, y la vida eterna. 1 Jn. 5:20. Dios que solo tiene dominio, y Nuestro Seor. Ro. 9:5. El gran Dios, y nuestro Salvador, Tit. 2:13. El Seor. Mt. 3:3. Mr. 1:3. Lc. 1:76; 3:4. Le. 1:23; 13:13. Seor y Dios. Jn. 20:28. El Seor de todos. Hch. 10:36. Ro. 10:12. El Seor (por David). Sal. 110:1 con Mt. 22:4345. Mr. 12:38. Lc. 20:4244. Hch. 2:34. El Seor, Jehov, el Pastor. Is. 40: 10, 11 con He. 13:20. El Rey de gloria, el Seor de gloria. Sal. 24:8, 10. 1 Co. 2:8. Stg. 2:1. El Seor, el Angel del pacto. Mal. 3:1 con Lc. 7:27. Jehov el fuerte y valiente. Sal. 24:8. Jehov, Justicia nuestra. Jer. 23:6 con 1 Co. 1:30. Emanuel, con nosotros Dios. Is. 7:14 con Mt. 1:23. El Santo de los santos. Dn. 9:24 con 1 S. 2:2. El Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Ap. 1:8, 11, 17; 21:6; 22:13. El prncipe de los reyes de la tierra. Ap. 1:5. La, Palabra de Dios. Jn. 1:1. 1 Jn. 1:1; Ap. 19:13 con Gn. 3:8. El Angel de la faz de Jehov. Is. 63:9.

Perfecciones atribuidas igualmente a Jesucristo y a Dios


Dios Jesucristo

Es Eterno. Dt. 33:27. Dn. 7:14.

Sal. 90:2. Sal. 93:2. Sal. 102:12. Sal. 146:10. Is. 9:5. Is. 40:28. Dn. 4:34. Hab. 1:12. Ro. 16:26.

Mi. 5:2. Jn. 1:1. Jn. 8:58. Jn. 17:5, 24. Col. 1:17. He. 1:8 conSal. 45:6. He. 13:8. Ap. 1:18. Existe desde antes de la, constitucin de todas ias cosas.

Gn. 1:1, 2 Sal. 90:2. Pr. 8:22. Jn. 1:1.

Pr. 8:2230. Jn. 1:1, 2. Jn. 17:5, 24. Col. 1:17. Es Inmutable.

Sal. 33:11. Mal. 3:6. He. 6:17, 18. Stg. 1:17.

Sal. 102:26, 27 con He. 1:11, 12 12 Lc. 21:33. He. 13:8. Es Todopoderoso.

Dt. 10:17. Job 37:23. Sal. 147:5. Jer. 32:17. Ro. 1:20.

Mt. 28:18. Ef. 1:21. Ef. 3:21. Col 2:10. He. 1:3.

Ef. 1:19.

Ap. 3:7. Puede salvar.

Is. 43:11. Is. 45:21. Ro. 5:10. 2 Co. 13:4. Stg. 4:12

Is. 63:11. Lce. 23:42, 43. Jn. 10:9, 28. He. 7:25. Ap. 3:21. Puede destruir.

Gn. 6:13, 17. Sal. 94:23. Mt. 10:28. Lc. 12:5. Stg. 4:12.

Sal. 2:9, 12. Is. 11:4. 1 Co. 15:2426. 2 Ts. 1:79. 2 Ts. 2:8. Es Inescrutable.

Job 11:79.

Pr. 30:4. Mt. 11:27.

Ro. 11:33, 34.

Lc. 10:22. Es Omnipotente.

1 R. 8:27. Sal. 139:113. Pr. 15:3. Jer. 23:23, 24. Am 9:2, 3.

Mt. 18:20. Mt. 28:20. Jn. 1:43, 45. Jn. 3:13. Ef. 4:10. Es Omnisciente.

Sal. 139:16. Pr. 15:11. Ec. 12:16.

Mt. 17:27. Jn. 4:1619, 29. Jn. 16:30.

Dn. 2:22. Hch. 15:18. He. 4:13.

Jn. 21:6, 17. Col. 2:3. Ap. 2:19. Escudria y conoce los corazones.

1 R. 8:39. 1 Cr. 28:9. 1 Cr. 29:17. Sal 7:9. Sal. 44:21. Sal 139:2, 4. Jer. 11:20. Jer. 17:10. Jer. 20:12. Ez. 11:5. Lc. 16:15. Hch 15:8.

Mt. 9:24. Mt. 12:25. Mt. 16:7. 8. Mr. 2:68. Lc. 5:22. Lc. 6:8. Lc. 9:47. Jn. 2:24, 25. Jn. 6:64, 70. Jn. 21:17. Hch. 1:24. Ap. 2:23. Sabe lo futuro.

Ex. 3:19. Dt. 31:16. Is. 42:9. Is. 43:12. Is. 44:7, 8. Is. 45:21. Is. 46:10. Is. 48:3. 5. Dn. 2:28, 29.

Mt. 16:21. Mt. 24:333. Mt. 26:2, 21. Mr. 10:3234. Mr. 14:13, 16. Lc. 19:4144. Lc. 21:736. Jn. 6:64. Jn. 13:1.

Ap. 22:6.

Jn. 18:4. Es Bueno.

Mt. 19:17. Mr. 10:18. Lc. 18:19.

2 Co. 10:1. Hch. 10:38. Mt, 11:28. El Santo.

Lv. 19:2. Lv. 20:26. 1 S. 2:2. Sal. 99:9. Ap. 4:8.

Dn. 9:24. Hch. 3:14. Hch. 4:27. Ap. 3:7. Ap. 15:4. Es Verdadero.

Ex. 34:6. Dt. 32:4. Jn. 7:28. Jn. 17:3.

Jn. 1:14. Jn. 14:6. 1 Jn. 5:20. Ap. 3:7. Es Justo.

Sal. 7:9. Sal. 11:7. Sal. 48:10. Sal. 71:19. Sal. 89:14. Sal. 97:2. Sal. 116:5. Sal. 119:137.

Sal. 45:7 con He. 1:9. Is. 11:5. Is. 32:1. Jer. 23:5. Hch 3:14. Hch. 7:52. Hch. 22:14. 1Jn. 2:1. Es la Vida.

Dt. 30:20. Sal. 27:1. Sal. 36:9.

Jn. 11:25. Jn. 14:6. Col. 3:4.

Por El y para El son tocias las cosas. Ro. 11:36. 1 Co. 8:6. Es Todo en todos. 1 Co. 15:28. Col. 3:11.

El Espritu Santo es
El Espritu deos El Espritu de Cristo

Ro. 8:14. 1 Co. 2:11. 1 Co. 6:11. Ef. 4:30. 1 P. 4:14.

Hch. 16:6, 7. Ro. 8:9. Fil. 1:19. G. 4:6. 1 P. 1:11.

Obras y actos atribuidos igualmente a Jesucristo y a Dios


Dios Jesucristo

Ha creado el mundo y todas las cosas visibles e invisibles. Neh. 9:6. Sal. 146:6. Is. 44:24. Jer. 27:5. HCh. 14:15. Hch. 17:24. Sal. 33:6. Jn. 1:3, 10. 1 Co. 8:6. Ef. 3:9. Col. 1:16. He. 1:2, 10.

Sostiene y conserva todas las cosas. Sal. 104:59. Jer. 5:22. Jer. 31:35. Col. 1:17. He. 1:3. Jud. 1. Obra todas las cosas en todos. 1 Co. 12:6. Ef. 1:23. Col. 3:11. Fil. 4:13. Es el autor de la salvacin. Gn. 49:18. Sal. 3:8. Jon. 2:10. Is. 25:9. Tit. 3:4. Ap. 7:10. Ha rescatado a sa pueblo. Sal. 31:5. Is 43:14. Is. 44:2123. Is. 63:16. Hch. 20:28. Ef. 1:7. Col. 1:14. He. 9:12. 15. 1 P. 1:18, 19. Ap. 5:9. Ha resucitado a Cristo. Hch. 2:24. Ef. 1:20. Jn. 2:19. Jn. 10:18. Resucita a los muertos. Ro. 4:17. 1 Co. 6:14. 2 Co. 1:9. Jn. 5:21, 28, 29. Jn. 6:39, 40, 44, 54. Jn. 11:25. Hch. 4:12. 2 Ti. 2:10. He. 2:1.0. He. 5:9. Ap, 7:10.

2 Co. 4:14.

Fil. 3:20, 21. Comunica el poder de hacer milagros.

Ex. 4:21. Dt. 6:22. Mt. 9:8. Jn. 3:2. Hch. 10:38. Hch. 15:12. Hch. 19:11. He. 2:4.

Mt. 10:1, 8. Mr. 3:14, 15. Mr. 6:7. Lc. 9:1. Lc. 10:19. Hch. 9:34. Hch. 14:3. 1 Co. 5:4. Es el Autor de la vida espiritual

Is. 38:16. Ef. 2:5. Col. 2:13.

Jn. 1:4. Jn. 6:57. G. 2:20. Es el Autor de la regeneracin.

1 Jn. 5:18.

1 Jn. 2:29.

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Indice Analtico
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Carballosa, E. L. (1982). La deidad de Cristo (1155). Grand Rapids, Michigan: Editorial Portavoz.

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