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1 - 01 ABRAMS, Sociología Como Historia

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Philip Abrams

SOCIOLOGA COMO HISTORIA * PHILIP ABRAMS

Tres tipos de Sociologa Histrica Trate el lector de formular preguntas serias acerca del mundo contemporneo y vea si puede prescindir de las respuestas histricas. Sea cual fuere la cuestin, conflicto en Medio Oriente o en Irlanda del Norte, racismo en los guetos urbanos, pobreza y problemas sociales en las regiones del Clyde o del Tyne, * * cada de gobiernos en Italia o en Chile, tendemos a pensar que una respuesta adecuada, que explica satisfactoriamente lo que nos sorprende, se expresa en trminos histricos. Esta apelacin a la Historia no es una inclinacin humana natural pero se volvi casi natural para el pensamiento occidental moderno. Hemos llegado a dar por sentado la idea de que en mi principio est mi final, de que el presente necesita ser entendido como un producto del pasado. Y al naturalizarla, alcanzamos, quizs inconscientemente, una importante agudeza sociolgica. Puesto que en realidad no son las familias problema que hoy en da viven en el oeste de Newcastle o en el sur de Chicago, lo que explica la concentracin de enfermedades sociales en esas reas, sino las formas de funcionamiento de largo plazo de los mercados de vivienda y de trabajo de los cuales dichas familias son las vctimas actuales. No es la intransigencia de los actuales gobiernos de Israel o Siria lo que explica el persistente riesgo de guerra en Palestina, sino el significado y la profundidad de esa intransigencia en el escenario de siglos de lucha cultural y religiosa, imperialismo y desconfianza. No es la incompetencia o el oportunismo de los polticos italianos contemporneos lo que da cuenta de la eterna crisis de gobierno de Italia sino los problemas que resultan de los intentos a lo largo del siglo pasado para hacer un Estado nacin unificado a partir de una sociedad fragmentada y profundamente dividida. Puesto que rechazamos explicaciones del presente en trminos del presente y puesto que nos volcamos a la Historia con el fin de dar explicaciones ms satisfactorias, lo que estamos haciendo es virar hacia una comprensin ms profunda y ms real, al tiempo que tambin damos un giro hacia la Sociologa. La explicacin sociolgica es necesariamente histrica. As, la Sociologa Histrica no es un tipo especial de Sociologa sino, ms bien, es la esencia de la disciplina. Todas las variedades de Sociologa subrayan las dos caras del mundo social, presentando a ste como un mundo del cual somos tanto los creadores como las criaturas, los hacedores como los prisioneros; un mundo que nuestras acciones construyen y que poderosamente nos constrie. La cualidad distintiva del mundo social para el socilogo es, en consecuencia, su
* Este texto reproduce el captulo 1, Introduction: sociology as history, del libro de Philip Abrams, Historical Sociology , Cornell University Press, Ithaca, 1982, pp. 1-17. La traduccin del ingls al castellano fue realizada por Marcelo Raffin [Nota del compilador]. * * El autor hace referencia a los conglomerados urbano-industriales de los ros Clyde (Escocia) y Tyne (norte de Inglaterra). [Nota del traductor].

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facticidad , es decir, la manera en la cual la sociedad es vivida por los individuos como un sistema de hechos, externo, dado, coercitivo, aun mientras los individuos se encuentran ocupados hacindolo y rehacindolo a travs de su propia imaginacin, comunicacin y accin. De esta forma, puede decirse con Berger y Luckmann (1967), que la cuestin central del anlisis sociolgico es la resolucin de la imponente paradoja descubierta a su vez por cada uno de los padres fundadores de la Sociologa: Cmo es posible que la actividad humana deba producir un mundo de cosas?. Y cada vez ms, los socilogos confirman la sabidura de sus padres fundadores al concluir que slo hay una manera de resolver la paradoja: esto es, histricamente. Las dos caras de la sociedad, el hecho de que la accin social sea tanto algo que elegimos hacer como algo que tenemos que hacer, se encuentran inseparablemente unidas al hecho de que, sea cual fuera la realidad que la sociedad tiene, sta es una realidad histrica, una realidad en el tiempo. Cuando nos referimos a las dos caras de la sociedad nos estamos refiriendo a las maneras por las cuales, en el tiempo, las acciones se transforman en instituciones y son, a su vez, cambiadas por la accin. Tomar y vender prisioneros se transforma en la institucin del esclavismo. Ofrecer servicios personales a un soldado a cambio de su proteccin, se transforma en feudalismo. Organizar el control de un fuerza de trabajo extendida sobre la base de reglas estandarizadas, se transforma en burocracia. Y el esclavismo, el feudalismo y la burocracia se transforman en los escenarios fijos y externos en los cuales luego tienen lugar las luchas por la prosperidad o la supervivencia o la libertad. Al sustituir los servicios de trabajo por pagos al contado, el seor y el campesino en forma conjunta se embarcan en el desmantelamiento del orden feudal que sus bisabuelos haban construido. En sus dos aspectos, entonces, el mundo social es esencialmente histrico. El proceso es el vnculo entre la accin y la estructura. La idea de proceso y el estudio del proceso son las herramientas para desentraar la imponente paradoja de Berger y Luckmann. Lo que elegimos hacer y lo que tenemos que hacer est prefigurado por las posibilidades histricamente dadas entre las cuales nos encontramos nosotros mismos. Pero la historia no es una fuerza por derecho propio como tampoco lo es la sociedad. Ms bien, como lo expresa el socilogo histrico francs Roland Mousnier (1973: 145): La historia no tiene direccin por s misma, ya que est modelada por la voluntad de los hombres y las elecciones que stos toman. Sin embargo, cada segundo que pasa, los hombres eligen con su conducta. Y cmo nos comportamos ahora -ya sea que tiremos una bomba u organicemos una marcha por la paz, o que protestemos por la desigualdad o prosperemos gracias a elladepende en gran medida de lo que la experiencia previa hizo posible y con sentido para nosotros. Tanto el alumno responsable como el irresponsable estn dominados por el peso establecido histricamente de las instituciones educativas; el sentido de la actividad de ambos deriva de la realidad de dichas instituciones. Podemos construir nuevos mundos pero slo sobre la base y en el marco de lo que quienes nos precedieron construyeron para nosotros. Sobre esa base y en ese marco, el contenido de nuestra actividad puede re-hacer o des-hacer las instituciones que nos rodean. Tanto la prefiguracin de la accin por la estructura y la transformacin de la estructura por la accin, ocurren ambas como procesos en el tiempo. Es basndose en esta idea que la Historia y la Sociologa se funden y que la Sociologa se vuelve capaz de responder a nuestras urgentes preguntas: por qu el mundo es como es, por qu determinados hombres y mujeres toman determinadas decisiones y por qu tienen xito o fracasan en sus proyectos. En este sentido, la Sociologa Histrica siempre fue un elemento central de la Sociologa. La idea de proceso es decisiva para la manera en que el trabajo sociolgico se lleva a cabo. Pero la Sociologa se transform en histrica en formas ms especficas tambin. Como una manera distinta de pensamiento, la Sociologa naci a la cabeza de cambios histricos monumentales y desde el comienzo fue prefigurada por la experiencia de dichos cambios. Hacia la dcada de 1840, cuando el anlisis social sistemtico se difundi en

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Europa por primera vez, exista un sentimiento comn que el ritmo y el alcance del cambio asociado a las revoluciones poltica e industrial de las dos generaciones previas, haban dejado al mundo social en un caos incomprensible en el cual slo era cierto el hecho del cambio en s mismo. En palabras del poeta Lamartine el mundo desorden su catlogo (citado en Burrow, 1966: 94). Enfrentados con el panorama de anarqua intelectual y social, los primeros socilogos buscaron una comprensin ordenada de los procesos de cambio social y sobre todo de los cambios implicados en la transicin al industrialismo. Marx, Weber y Durkheim, los tres padres fundadores cuya influencia es mayor hoy en da, hicieron de la naturaleza de la transicin al industrialismo la preocupacin organizacional bsica de su trabajo y procuraron, a travs de la comprensin de esa transicin particular, acceder a una comprensin ms amplia del proceso social, o Historia, en general. Y as tambin lo hicieron sus contemporneos Comte, Spencer y Hobhouse. Todos eran conscientes de que vivan en un mundo que estaba cambiando dramticamente ao a ao y en el cual las relaciones entre los cambios que la gente quera y los que realmente ocurran, eran misteriosas, frustrantes y oscuras. Por qu la bsqueda de riqueza pareca generar pobreza a una escala sin precedentes? Por qu el triunfo de los principios de libertad e igualdad aparecan de la mano de nuevas y monstruosas formas de opresin? Lo que estaba ocurriendo con las relaciones sociales en el curso de la industrializacin, era una cuestin de azar, de eleccin o de necesidad? En qu medida el industrialismo era un destino inevitable? Cules de sus caractersticas podan ser alteradas por la accin humana y cmo? A tales preguntas se poda responder de muchas maneras diferentes. En lo que coincidieron los primeros socilogos era en que stas eran las preguntas importantes que haba que hacerse. La transicin al industrialismo compela la imaginacin. Del anlisis de dicha transicin se podra pasar a una Sociologa ms general pero no menos Histrica. De esta manera, Max Weber enfatiz la burocratizacin cada vez mayor del mundo social que vea como la tendencia dominante de la industrializacin. Y procur relacionar esa tendencia con otras tendencias caractersticas de la misma transicin: cambios en la escala de la organizacin, en las formas de la divisin del trabajo y su complejidad, en la naturaleza de la autoridad legtima y de las bases sociales del poder. Pero su inters iba ms all de identificar la tendencia a la burocracia y relacionarla con sus causas y sus conceptos correlativos. Tambin estaba preocupado por la fuerza de la tendencia a la burocracia, el punto hasta el cual constitua una necesidad de la sociedad industrial y el lmite hasta el cual y las formas en las que poda ser resistida o eludida. El estudio de la burocratizacin constitua as, en un nivel ms profundo, un estudio de las formas posibles de vivir en la sociedad industrial. En gran parte de la misma manera, el nfasis de Karl Marx en la formacin de las clases y en la estructuracin del conflicto de clases, constitua tambin un inters por identificar las maneras en las cuales los hombres podan actuar dentro de un escenario social poderosamente determinado para llevar adelante resultados deseados, un estudio de la relacin entre la accin social y la estructura social en general. Y lo mismo puede decirse de la exploracin de mile Durkheim de la relacin entre la divisin del trabajo y el desorden moral, que el llam anomia. En el centro de cada una de estas contribuciones extraordinarias a la Sociologa, se encontraba la simple pregunta: Hasta qu punto el mundo tiene que ser como es? La decisin de buscar una respuesta histrica a dicha pregunta fue lo que convirti en socilogos a cada uno de esos hombres. Examinaremos con mayor detalle las respuestas dadas por Marx, Weber y Durkheim al problema de la transicin al industrialismo as como al problema ms general de aprehender la relacin entre accin social y estructura social como una cuestin de proceso histrico. Desde luego, existieron tambin muchas tentativas menos exitosas en el tratamiento de estos problemas, y pese a que ya no es necesario malgastar el tiempo en ellas, en ningn detalle, vale la pena decir aqu algunas palabras sobre el modo general en el que eran errneas. Modelar la ciencia social firmemente sobre la ciencia natural era un intento para

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buscar leyes sociales que podan reclamar la fuerza de las leyes naturales. Constitua, sobre todo, una tentativa para tratar de reducir el casos real del cambio social a orden intelectual, al postular lo que un cientfico social ingls denomin las leyes de la tendencia ( laws of tendency ) (Buckle, 1857: 27). Las versiones ms ambiciosas de esta tentativa eran aquellas que evocaban la idea de evolucin y procuraban identificar las leyes de la evolucin que subyacan y gobernaban al proceso de cambio histrico. Pero mientras las teoras de la evolucin parecan dar una respuesta clara y contundente a las preguntas sobre la naturaleza de la transicin al industrialismo, explicando claramente y con lujo de detalles hacia dnde se diriga la sociedad, lo hacan, paradjicamente, suprimiendo y negando la preocupacin ms profunda de la Sociologa Histrica por explicar la relacin entre la accin social y la estructura social como una relacin realmente doble. En su lugar, estas teoras imponan a esa relacin la nocin de leyes necesarias de la evolucin, de una lgica de la evolucin y de un fin que deba ser alcanzado. Quirase o no, la sociedad se estaba moviendo en una direccin determinada, a travs de estadios de desarrollo y de acuerdo con leyes de crecimiento. La nica accin real disponible para el individuo en un anlisis de este tipo, es ajustar su conducta para encajar en las tendencias que las leyes de la evolucin realizarn de todas formas. Para dicha perspectiva, los significados y las acciones de los individuos, que deberan constituir la mitad del objeto de la Sociologa, dejan de ser interesantes o importantes. A lo sumo podra indicarse, en forma reservada, como lo hizo Herbert Specer (1961), la extravagancia y la perversidad que llev ciegamente a los hombres a desafiar su destino. Una versin moderna y modificada de este tipo de Sociologa Histrica esprea, esto es, la discusin que se conoce con el nombre de tesis de la convergencia, es discutida ms adelante en este libro. Por lo dems, es suficiente decir que cuando las ideas de la evolucin y el desarrollo aparecen en el anlisis social lo hacen hoy en da, como en el siglo XIX, a manera de metforas que nos alejan, antes que acercarnos, de la verdadera Sociologa Histrica. Sin embargo, existe otro tipo de Sociologa que es verdaderamente Histrica en el sentido que yo asigno a esta expresin, aunque no se ocupa de cuestiones de la transicin al industrialismo o incluso de cualquier otro tipo de transformaciones sociales a gran escala. En realidad, podra llamrsela Microhistoria. La Historia, es decir, la interaccin de la estructura y la accin, no es desde ya algo que sucede nicamente en el gran escenario de las sociedades y las civilizaciones consideradas como un todo. Tambin ocurre en las crceles, las fbricas y las escuelas, en las familias, las empresas y las amistades. Cualquier relacin que persiste en el tiempo tiene una historia si elegimos pensarla en esos trminos; la accin, incluso en el escenario ms restringido, puede tratarse histricamente porque tiene una historia. El estado de la niez es tambin el proceso de crecimiento. La condicin de estar enfermo es tambin el proceso de la cura. E incluso en estas situaciones sociales a pequea escala, burlarse de los procesos histricos, es decir, la Sociologa del transformarse en, volverse a un nuevo estado ( the sociology of becoming ), es para el socilogo la mejor manera de descubrir la relacin real entre la estructura y la accin, el condicionamiento estructural de la accin y los efectos de sta sobre la estructura. Es simplemente la manera ms fructfera de hacer Sociologa. Lo que descubrimos cuando tratamos de esta manera situaciones sociales a pequea escala, es meramente una Historia en la cual los individuos comunes cobran mucha mayor importancia de la que generalmente se les acuerda y en la cual, en consecuencia, se ve mucho ms fcilmente la interdependencia detallada entre lo personal y lo social. El hecho de que hablemos de carreras personales antes que de revoluciones sociales, por ejemplo, del nio en la familia antes que de la clase obrera bajo el capitalismo, o de individuos que se vuelven desviados antes que de las sociedades que se transforman en industriales, no requiere un tipo diferente de anlisis. Antes que nada, el estudio de la interaccin a pequea escala pone mucho ms en evidencia la naturaleza necesariamente histrica de la buena Sociologa, de lo que podra suponerse. Lo que alguien hace hoy slo pude explicarse en

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trminos de su relacin con lo que otro hizo antes en esas situaciones; tenemos que entender esto como un momento en una secuencia. Nos vemos obligados a reconocer en este punto que no es la estructura social como un mundo atemporal de hechos o la accin social como un mundo atemporal de significados sino la Historia lo que constituye el objeto propio de la Sociologa, vale decir, que la estructura y el significado estn relacionados a travs de la accin en el tiempo. Ms adelante, examinar parte de la obra de Erving Goffman y de David Matza como ejemplos de este tipo de Sociologa Histrica poderosa pero a pequea escala. Mientras tanto, tenemos tres tipos de cuestiones que constituyen la Sociologa Histrica. En primer lugar, la cuestin especfica de la transicin al industrialismo, a la que podramos agregar una cuestin que ha surgido recientemente sobre aquello en lo que, a su vez, se est convirtiendo el industrialismo. En segundo lugar, una cuestin que rastreara el patrn de libertad y coercin implicado en las carreras de historias de vida de los individuos en sus mundos personales inmediatos de vida social cotidiana, es decir, familias, hospitales, iglesias, lugares de trabajo. Y en tercer lugar, la insistencia fundamental en que, en ltima instancia, aquello de lo que la Sociologa se ocupa es de la relacin del individuo como un agente con fines, expectativas y motivos y la sociedad como un entorno coercitivo de instituciones, valores y normas; y que dicha relacin tiene su existencia real no en algn tipo de mundo abstracto de conceptos, teoras y vocabulario tcnico, sino en el mundo inmediato de la Historia, de secuencias de accin y reaccin en el tiempo. Al contrario, las teoras sobre la relacin entre el pasado, el presente y el futuro que excluyen la necesidad de un examen detallado de la accin de los individuos sobre la estructura social y viceversa, al proponer leyes y perodos de evolucin y desarrollo con una necesariedad propia, pueden descartarse como algo menos que Sociologa seria. (No voy a hacer una digresin en este punto para discutir en detalle los argumentos de la teoras evolucionistas o de desarrollo; crticas concluyentes sobre stas pueden encontrarse en los trabajos de Popper (1959), Nisbet (1969) y Hirst (1976). Y por la misma razn, debe quedar en claro que por lo que bregamos al hablar de Sociologa Histrica como un elemento central de la Sociologa en general, es mucho ms que un requerimiento por un mayor background histrico. La mayora de los libros de Sociologa tienen en general un captulo que se ocupa del panorama histrico de lo que se discutir en el cuerpo del libro. Dichos captulos dan cuenta de los acontecimientos significativos que proveen el contexto para la experiencia actual; as, la esclavitud se presenta a menudo como parte del panorama general de la situacin contempornea de los negros en los Estados Unidos de Norteamrica, o el desarrollo de tcnicas anticonceptivas como un factor de contexto importante para comprender la familia moderna. Pero muy frecuentemente, el resto del anlisis es bastante histrico: no se trata al gueto negro como algo que se construye y se enfrenta en forma constante; no se analiza a la familia moderna como algo que las personas reciben y transforman durante sus relaciones personales. Hacer justicia a la realidad de la Historia no es simplemente indicar la manera en que el pasado proporciona una base general al presente, sino tratar lo que la gente hace en el presente como una lucha para crear el futuro a partir del pasado, de entender que el pasado no es slo la matriz del presente sino la nica materia prima a partir de la cual puede construirse el presente. Un ejemplo puede ser til a esta altura para traer a tierra esta idea bastante general. Consideremos la cuestin del Estado de Bienestar. Discernir el sentido del bienestar social Por Estado de Bienestar entiendo las medidas que un gobierno toma para proteger el nivel de vida de sus gobernados, en circunstancias en que se juzga que el funcionamiento normal del mercado es incapaz de llevar adelante esa tarea en forma adecuada. Tales circunstancias incluyen tpicamente la ancianidad, la niez, la maternidad, la enfermedad, la discapacidad, el desempleo y el empleo con bajos salarios. Las medidas que se toman incluyen tambin tpicamente, planes de jubilacin, planes de beneficios a la infancia y

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subsidios familiares, proteccin por sistema de seguro contra el desempleo, accidentes industriales y enfermedades y algn tipo de control pblico de los servicios de salud y educacin. Pero pese a que podra estarse bastante de acuerdo acerca de una definicin mnima del Estado de Bienestar como la precedente, los problemas de interpretacin acerca de qu es un sistema de bienestar determinado y cmo funciona, siempre fueron controvertidos. En Gran Bretaa, por ejemplo, encontramos una amplia gama de puntos de discusin, tanto sobre los efectos como sobre las metas del bienestar social. Y detrs de esos debates yace una controversia ms profunda acerca de cmo debe entenderse el sistema de bienestar social en su totalidad en el anlisis de la sociedad britnica moderna. Estas cuestiones a su vez se ligan con otras discusiones sobre la razn por la cual nuestro sistema de bienestar social parece reiteradamente no poder alcanzar sus objetivos; es decir, por qu, por ejemplo, en 1968, un anlisis bastante conservador poda concluir que pese a todas nuestras disposiciones de bienestar social, cerca de 5 millones de personas se encuentran viviendo por debajo del nivel nacional mnimo considerado por el gobierno (Atkinson, 1968). Respecto de los efectos del bienestar social, las posiciones varan desde un extremo, en el que se considera que se presenta como una Carta del Ocioso que ampara al irresponsable en la necesidad de trabajar, al otro extremo, en el que se sostiene que constituye una gran treta secreta para hacer pagar engaosamente al trabajador durante su tiempo de trabajo, los beneficios inadecuados que el Estado aparece concedindole en forma graciosa cuando se ve impedido de trabajar. Existe asimismo una diversidad similar de puntos de vista sobre los fines del bienestar social (Marshall, 1970). Algunos consideran que el objetivo del Estado de Bienestar es simplemente eliminar la pobreza y alcanzar un nivel de vida mnimo en todo el pas por debajo del cual no quede ningn habitante. Otros sostienen, ms ambiciosamente, que los esquemas de bienestar social deberan procurar, tal como lo seala Marshall, maximizar el bienestar social, desarrollar servicios que mejoraran en forma continua la calidad de vida total de la comunidad en su conjunto basndose en la idea no de un nivel mnimo para algunos, sino de un nivel ptimo para todos. Luego, ms radicalmente, estn aquellos que piensan que la meta de las medidas de bienestar social es promover la bsqueda de la igualdad social redistribuyendo el ingreso real de los sectores ricos de la sociedad a los menos ricos. Las posiciones sobre los mritos y los defectos de la accin concreta de los servicios de bienestar social estn ntimamente relacionadas por supuesto, con estos distintos puntos de vista sobre los aspectos de los que debera ocuparse el bienestar social. Al mismo tiempo, en un pas como Gran Bretaa, es bastante claro que mientras algunos servicios fueron organizados sobre la base de una cierta concepcin de los objetivos del bienestar social, otros parecen implicar objetivos muy diferentes. As, mientras el Sistema del Beneficio Complementario ( Supplementary Benefit system ** * ) puede pensarse, en el mejor de los casos, como un intento para eliminar la pobreza, el Servicio de Salud es presumiblemente un intento para maximizar el bienestar social y la implementacin de la educacin polivalente es vista generalmente al menos, como un paso ms en la bsqueda de la igualdad. Entonces, qu debemos entender por nuestro sistema de bienestar social en su conjunto? Sin duda los anlisis estrictamente contemporneos, ahistricos, pueden dar cuenta de la accin concreta del Estado de Bienestar. Por ejemplo, nos revelaran que en realidad ese Estado hace muy poco para redistribuir el ingreso, que su incapacidad en la redistribucin del ingreso significa que su capacidad para maximizar el bienestar social es muy limitada y que en los ltimos aos casi no logr eliminar la pobreza en un alto porcentaje. Pero una vez que llegamos a este cuadro de situacin, surgen nuevas preguntas si pretendemos
* ** Sistema por el cual el Estado otorga una suma de dinero extra a quienes se encuentran en estado de necesidad [Nota del traductor].

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proseguir con una explicacin sociolgica de por qu el sistema funciona as. Y cuando pasamos del qu al por qu, nuestra Sociologa se vuelve necesariamente Histrica. Nos damos cuenta de que progresivamente pretendemos mayor informacin sobre las formas en las que se construy el Estado de Bienestar. Esto no significa que la Historia provea una repuesta libre de ambigedades sino todo lo contrario. No obstante, slo a travs de un anlisis histrico podemos empezar a esbozar lo que aparece como una comprensin sociolgicamente adecuada de por qu nuestro actual Estado de Bienestar es la criatura curiosamente mixta y generalmente ineficiente que tenemos. Lo que pretendemos es una explicacin en trminos de accin y estructura, de proceso social, del modo en que nuestro sistema de bienestar social se conform de esta manera. Existen cuatro explicaciones de este tipo en la literatura sobre el tema (Goldthorpe, 1964a, Parkin, 1972, Gilbert, 1973). Comparndolas desde el punto de vista de su adecuacin como explicaciones del Estado de Bienestar, podemos llegar a tener una idea de lo que implica una buena Sociologa Histrica. Teniendo en cuenta la idea principal que cada una de ellas promueve al explicar el desarrollo del bienestar social, podemos llamarlas por conveniencia las teoras del bienestar social del iluminismo, la necesidad, la accin y el poder respectivamente. La teora del iluminismo propone que las medidas del bienestar social se implementan primeramente como el resultado de la influencia de la opinin pblica informada y comprometida y que es la naturaleza de esa opinin la que determina la naturaleza de las medidas. Esta posicin enfatizara el rol de los pensadores iluministas como T. H. Green, que sealaba las responsabilidades sociales del Estado en sus conferencias de Oxford durante la dcada de 1870, y de los cientficos sociales como Charles Booth y Sir William Beveridge, que en sus investigaciones demostraron la necesidad de medidas de bienestar social en aos posteriores, al crear entre los polticos y los legisladores una conciencia de reformas susceptibles de ser implementadas as como un compromiso para introducirlas. Muchos de los alumnos de Green pasaron luego a la actividad pblica y debieron dar testimonio de la importancia de sus ideas en la modelacin de su conducta. Pocos negaran el impacto de Booth en la reedicin de la Ley de Pobres despus de 1905 o la influencia directa de Beveridge en el carcter de las medidas de seguridad social introducidas en la dcada de 1940. Tampoco puede rechazarse la posicin ms general presente en anlisis como Derecho y Opinin Pblica en Inglaterra (1905) de A. V. Dicey, que existen corrientes de opinin en la sociedad, que dichas corrientes varan en intensidad en distintos perodos y que cuando alguna de esas corrientes es especialmente poderosa, termina causando un fuerte impacto en los legisladores y encontrando expresin en la legislacin: de esta manera Dicey explica la implementacin de medidas de bienestar social despus de 1895 en razn del ascenso previo a una posicin dominante de una corriente de opinin colectivista. Sin embargo, esta perspectiva deja seguramente algunas preguntas vitales sin responder, aunque a decir verdad, sin siquiera formular. Por ejemplo, de dnde surgen las corrientes de opinin? Por qu una corriente determinada es dominante en un momento determinado? Cmo precisamente esas corrientes son recepcionadas en la legislacin? En otras palabras, para el socilogo la teora del iluminismo es demasiado unidimensional para ser satisfactoria. Podra decirse que esta teora reconoce que los hombres hacen su propia Historia pero no reconoce el hecho igualmente importante de que no la hacen como les gusta. Por supuesto los hombres actan en base a ideas pero las ideas que tienen en un momento determinado y, ms an, la influencia que estas ideas ejercen, no es exactamente una cuestin intelectual. Muchas buenas ideas nunca llegan a orse y muchas malas florecen por generaciones. Su xito o su fracaso debe ser entendido de un modo ms social que el que la teora del iluminismo ofrece, como una cuestin vinculada a las condiciones sociales en las que esas ideas existen y a la resistencia o recepcin que encuentran entre quienes tienen el poder de actuar.

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Por el contrario, la teora de la necesidad del bienestar social se ubica casi en el extremo opuesto al de la teora del iluminismo , al enfatizar el rol de las condiciones sociales independientemente de las ideas y opiniones que posibilitan la reforma social. Para esta posicin, el foco de atencin se centra en la existencia de circunstancias (pobreza, desempleo, enfermedades, analfabetismo y desgaste de vida y recursos asociado a ellas) que compelen a la accin. La reforma social es vista entonces como la respuesta inevitable a estos urgentes problemas sociales. As, en Ensayos sobre el Estado de Bienestar , R. M. Titmuss (1958) considera que muchos de los servicios sociales contemporneos fueron la respuesta necesaria al debilitamiento de la familia que la revolucin industrial inevitablemente trajo como consecuencia. En esta misma lnea de pensamiento, sostiene que la guerra moderna, especialmente despus de 1939, crea la necesidad de medidas de bienestar social a travs de sus requerimientos de una poblacin fsicamente apta (para proveer recursos a los servicios armados), de la organizacin y el cuidado de las poblaciones de las ciudades evacuadas al campo y del mantenimiento de un alto nmero de dependientes (mujeres, nios y heridos). Por otra parte, estos argumentos encuentran una amplia recepcin en anlisis que tratan el desarrollo global del Estado de Bienestar como la solucin inevitable a los problemas sociales inevitablemente creados por el funcionamiento catico del mercado durante el transcurso del desarrollo de las sociedades urbanas e industriales. Tambin puede encontrarse una versin modificada de esta teora en la posicin, adoptada agresivamente por Bismarck en Alemania y un poco menos abiertamente por Lloyd George en Gran Bretaa, segn la cual las medidas de bienestar social deben introducirse si se quiere evitar el socialismo. En este sentido, el bienestar social es el precio necesario que el capital tiene que pagar al trabajo para evitar algo peor. En mi opinin, sta es la versin ms fuerte de la teora de la necesidad. Pero incluso y una vez ms, esta versin es extraamente unidimensional. Generalmente nos fuerza a concentrarnos en el modo en que los hechos y las condiciones sociales constrien y obligan a los hombres a actuar de determinada manera y corrige la ligera tendencia de la teora del iluminismo a desvincular las ideas de su contexto social. Pero al mismo tiempo tiende a negar el hecho, igualmente importante, de que lo que los hombres hacen, aun en las condiciones sociales ms extremas, es realmente algo que eligen hacer . En el siglo XVII la gente aceptaba la pobreza pero en el siglo XIX se indignaba con ella, aunque es discutible que las condiciones de vida de los pobres fueran realmente peores en el 1600 que en el 1800. Pero luego, en el siglo XIX, muchas personas de clase media asumieron la posicin de que el problema real de los pobres no resida en sus salarios sino en su adiccin al alcohol. Esto tambin constituy una opcin, una interpretacin de las condiciones sociales y no una respuesta inevitable a las condiciones sociales. Y si el bienestar social es una respuesta necesaria a los problemas de la industrializacin, cmo es posible que los alemanes fueran los primeros en reconocer su necesidad o que los estadounidenses pudieran evitar hacerlo virtualmente hasta la dcada de 1960? La teora de la necesidad se ocupa demasiado de la estructura social y muy poco de la accin social para ser aceptable como una Sociologa Histrica adecuada. La teora de la accin de la historia del bienestar social constituye un intento deliberado para restablecer ese desequilibrio. Procura ocuparse de los aspectos especficos y en detalle del cambio social de una manera que, la perspectiva del iluminismo y la de la necesidad, no logran hacer; explicar, por ejemplo, por qu el problema de la vejez se soluciona en un pas con planes de jubilacin privados y en otro, con planes de jubilacin estatales, o por qu el bienestar social es tratado como un derecho del ciudadano durante un perodo y como una liberalidad por parte del Estado, en otro. Esta teora llena el espacio existente entre las ideas de los hombres prominentes y los problemas de la sociedad ya que apunta al modo concreto en que los miembros reales de la sociedad viven los problemas, convierten su experiencia en propuestas competentes y alternativas para ocuparse de esos problemas y luchan para garantizar una solucin determinada. En este sentido, Goldthorpe, en su valiosos ensayo,

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El desarrollo de la poltica social en Inglaterra (1964a), concluye que el curso del desarrollo seguido debe interpretarse en gran medida como el resultado de encuentros sucesivos entre varios grupos que persiguen objetivos diferentes y generalmente conflictivos. Desde este punto de vista, el anlisis del Estado de Bienestar deviene una cuestin de anlisis del modo en que determinadas medidas adoptadas en el pas fueron introducidas durante el curso de debates, campaas y luchas entre diversos y numerosos grupos sociales (organizaciones de empleadores, el movimiento obrero, grupos religiosos, estadsticos, mdicos), cada uno de los cuales postulaba diferentes medidas y propona las soluciones que consideraba mejores desde su posicin particular. La legislacin es una suerte de producto neto de ese proceso. La rivalidad entre la Iglesia de Inglaterra y las iglesias No Conformistas encontr su fundamento en la primera poltica educacional inglesa. Las posiciones y los intereses de los mdicos y las sociedades de seguros privadas dominan los primeros aos de la historia del servicio de salud. Lo importante en cada contexto es tratar la explicacin del cambio social como clivajes y tensin y como la accin dirigida hacia un fin por parte de individuos y grupos en bsqueda de sus objetivos. En otras palabras, la teora de la accin representa un intento serio para entender a la Historia como un nexo entre la accin y la estructura, es decir, un intento para tratar la explicacin sociolgica como una forma de mostrar cmo las estructuras sociales de un momento histrico determinado modelan la accin humana, dentro de las cuales se encuentran los individuos mismos, y cmo la accin humana deviene un proceso a travs del cual esas estructuras son a su vez modificadas. Sin embargo, la teora de la accin tiene sus propias dificultades. La historia de la poltica social est llena de acciones orientadas a fines que no logran alcanzar su objetivo, de grupos que persiguen fines que no se realizan. Las medidas adoptadas no son exactamente el resultado neto del juego de fuerzas y grupos de la sociedad sino que parecen ser ms bien, un cierto tipo de resultado en el que algunos grupos consiguen ms y otros menos, lo que pretenden. Algunas medidas demuestran ser posibles y otras no. Despus de 1918, los ministros britnicos de vivienda no pudieron regularmente adoptar las medidas que hasta entonces haban propiciado porque ya no podan controlar la industria de la construccin ni las asociaciones de construccin. De manera ms general, el patrn de poltica parece invariablemente modelarse, no por el juego y la interaccin de intereses y grupos sociales, sino por el hecho de que algunos intereses y grupos demuestran ser persistentemente ms influyentes que otros. Es este aspecto del proceso social que la teora del poder del bienestar social procura relevar. En oposicin a la teora de la accin, esta teora enfatiza el punto hasta el cual la accin tiene finalmente lugar en una estructura social y que una de las cosas que quedan implcitas cuando hablamos de estructura social es el poder, esto es, el hecho de que lo que cada grupo concreto consigue no depende de lo que elige querer sino de lo que puede forzar o persuadir a otros grupos a que le permitan tener. En este orden de ideas, Parkin en Desigualdad de clase y orden poltico (1972) trata al Estado de Bienestar, no simplemente como el resultado de la presin por parte de grupos de reformadores, sino ms bien como una expresin de lo que los oponentes poderosos a la reforma eligieron conceder ante esa presin. Las demandas por medidas que redistribuyeran el ingreso entre los grupos sociales no tuvieron xito. Antes bien, las medidas que se adoptaron otorgaron beneficios a los pobres con la transferencia de ingresos al interior del ciclo de vida de los mismos pobres. La cuestin central respecto de estas medidas no es que fueran preferibles a las de los reformadores, sino que eran aceptables para sus oponentes, por lo que el podero de stos constituy el factor decisivo. Sin negar el rol de los tericos que formulan ideas de reforma o la relevancia de las condiciones sociales que proveen contextos en los cuales algn tipo de reforma parece necesaria y urgente, y reconociendo a la accin dirigida a un fin como el elemento dinmico del cambio social, la teora del poder alcanza un sentido ms equilibrado y realista de la relacin entre accin y estructura que cualquiera de sus rivales, sentido que

Sociologa como Historia

reconoce la fuerza de ambos trminos. Es mejor Historia y mejor Sociologa. Responde a preguntas que otras perspectivas dejan sin resolver. Y nos ofrece un marco general dentro del cual podemos entender tanto el patrn como el detalle del proceso social concreto (la formacin del Estado de Bienestar) que estamos analizando. Desde este punto de vista, el bienestar social puede analizarse no slo como una alternativa al funcionamiento sin control del mercado sino tambin como una alternativa al mayor control que la demanda de socialismo implica. Pueden rastrearse, como lo hace Parkin, las formas en que el Estado de Bienestar es construido como una alternativa tanto al capitalismo como al socialismo, en parte por un proyecto deliberado y en parte por omisin, en el sentido de lo mximo que los dbiles podran obtener y que los fuertes concederan. Es la accin en el contexto de ese tipo de poder y no la accin solamente, lo que explica por qu terminamos teniendo, por ejemplo, un sistema de seguridad social basado en aportes sobre la tasa inmobiliaria y no en impuestos directos proporcionales al ingreso, esto es, un sistema que impone una carga relativamente mayor a los grupos de menores ingresos. Y de manera ms general, explica las razones por las cuales desembocamos en un Estado de Bienestar antes que en el socialismo o la igualdad social. Como expresa Parkin (1972:43):
El intento para remediar la desigualdad a travs del bienestar social trae muy pocos inconvenientes al sistema de estratificacin social. Como resultado es mucho ms aceptable para la clase dominante que otras soluciones. Los motivos por los cuales los socialistas proponen proyectos para ocuparse de la desigualdad son sin lugar a dudas muy diferentes de aquellos por los cuales la clase dominante los acepta. Para los socialistas, el ataque a la desigualdad contenida en las reformas educativas y en las medidas de bienestar social, surge de un compromiso ideolgico orientado a mejorar la suerte de las clases bajas. Pero la aceptacin final de dichas medidas por parte de la clase dominante, se apoya en razones muy diferentes. Sin exagerar demasiado, podramos decir que la posibilidad de que las posiciones socialistas sobre la desigualdad se vuelvan polticamente viables o aceptables, depende del otorgamiento de ventajas a la clase dominante o, al menos, a sectores importantes de sta. Las reformas de bienestar social o meritocrticas contienen estas ventajas... no as las reformas igualitarias diseadas para cambiar las reglas de distribucin y propiedad. No es sorprendente entonces que la primera interpretacin del socialismo sea aceptada como polticamente legtima mientras que la ltima sea considerada como irresponsable o utpica.

Vista desde este punto de vista, la formacin del Estado de Bienestar se transforma en un testimonio autntico del encuentro de la actividad social y la estructura social. Eplogo La Sociologa Histrica no se ocupa, en consecuencia, de imponer grandes esquemas de desarrollo evolutivo a la relacin entre el pasado y el presente ni de reconocer simplemente el sustrato histrico del presente. Constituye ms bien un intento para entender la relacin entre la actividad personal y la experiencia, por un lado, y la organizacin social, por el otro, como algo que es construido continuamente en el tiempo. Toma al proceso permanente de construccin como el aspecto central del anlisis social y considera que dicho proceso puede estudiarse en contextos muy diferentes, tales como: las biografas y las carreras personales; el surgimiento y la cada de civilizaciones enteras; los acontecimientos particulares, como una revolucin o una eleccin, o desarrollos concretos, como la constitucin del Estado de Bienestar o la formacin de la clase obrera. El contexto especfico al que los socilogos eligieron prestar mayor atencin es el que he llamado la

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transicin al industrialismo. Pero a fin de cuentas, la Sociologa Histrica es ms una cuestin de interpretacin del mundo que de eleccin de un aspecto concreto del mundo a analizar. Siguiendo este razonamiento, pueden concluirse dos cosas: primero, que no existe una diferencia necesaria entre el socilogo y el historiador; y segundo, que toda Sociologa que se considere a s misma seria, debe ser Sociologa Histrica. Como lo expres Charles Wright Mills (1959), la promesa intelectual global de la disciplina es permitir a los hombres... tomar conciencia de las estructuras histricas y de su propio lugar dentro de ellas.

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Referencias bibliogrficas

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