Ardito Wilfredo Promocion
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1. Captulo 1 LAS BARRERAS PARA EL ACCESO A LA ADMINISTRACIN DE JUSTICIA DE LA POBLACIN RURAL 12 1.1. Barreras para el acceso a la administracin de justicia 1.1.1. Barrera lingstica 1.1.2. Barrera geogrfica 1.1.3. Barrera econmica 1.1.4. Barrera cultural 1.1.4.1. Definiciones de cultura 1.1.4.2. Diferencias culturales en valores y principios 1.1.4.3. Diferencias culturales en los procesos de administracin de justicia 1.1.5. La barrera de la indocumentacin 1.1.6. La barrera de la discriminacin 1.1.7. La barrera de la conciliacin 1.2. Iniciativas estatales para enfrentar las barreras en el acceso a la justicia 1.2.1. Medidas para enfrentar la barrera lingstica 1.2.2. Medidas para enfrentar la barrera geogrfica 1.2.2.1. Demarcacin de los Distritos Judiciales 1.2.2.2. Mdulos Bsicos de Administracin de Justicia 1.2.2.3. Transporte de los Administradores de Justicia 1.2.2.4. Empleo de tecnologa 1.2.3. Medidas para enfrentar la barrera econmica 1.2.3.1. Medidas en relacin a los aranceles 1.2.3.2. Medidas para asegurar el derecho a la defensa a. Defensa de oficio b. Exoneracin de la defensa cautiva en juicios de alimentos c. Ejercicio Pro Bono 1.2.4. Medidas para enfrentar las barreras culturales 1.2.5. Medidas para enfrentar la barrera de la indocumentacin 1.2.6. Medidas para enfrentar la barrera de la discriminacin 54 57 65 65 70 71 72 73 73 77 77 78 79 79 81 83 14 14 24 29 35 36 39 40 43 45 52
2. LOS MECANISMOS COMUNITARIOS DE ADMINISTRACIN DE JUSTICIA 2.1. Comunidades campesinas 2.1.1. Las comunidades en los tiempos coloniales 2.1.2. Cambios durante la independencia 2.1.3. Las comunidades campesinas en el siglo XX 2.1.4. Diferenciacin Geogrfica
90 91 92 94 96 98
2.1.5 Regulacin interna 2.1.6 Administracin de justicia 2.1.6.1. Intervencin de padres y padrinos 2.1.6.2. Intervencin de las autoridades comunales 2.1.6.3 Cambios en las autoridades comunales 2.1.6.4. Intervencin de las autoridades polticas locales 2.1.7. Problemas no resueltos entre las comunidades 2.2. Comunidades nativas 2.2.1. Regulacin interna tradicional 2.2.2. Conflictos jurdicos en tiempos coloniales 2.2.3. Los Indgenas Amaznicos durante el periodo Republicano 2.2.4. Regulacin interna de las Comunidades Nativas 2.2.5. Los Estatutos comunales 2.3. Las Rondas Campesinas 2.3.1 Surgimiento de las rondas campesinas 2.3.2. Expansin de las competencias de las rondas campesinas 2.3.3. El rol de la Iglesia Catlica 2.3.4. Procedimientos y sanciones 2.3.5. Rondas Campesinas y Comits de Autodefensa 2.4. La Justicia de Paz como Mecanismo Comunitario 2.4.1. Evolucin histrica 2.4.2. La Justicia de Paz en la actualidad 2.4.2.1. Jueces de Paz tradicionales 2.4.2.2. Jueces de Paz de entornos urbanos 2.4.2.3. Jueces de Paz de la regin amaznica 2.4.3. Sistema de eleccin 2.4.4. Competencia de los Jueces de Paz 2.4.5 Criterios para la resolucin de casos 2.5. Aspectos comunes a los diversos mecanismos de administracin de justicia 2.5.1. Enfrentan los mismos casos que el Estado 2.5.2. Ambito restringido de funcionamiento: sociedades en pequea escala 2.5.3. Alternativa frente a las barreras para el acceso a la justicia estatal 2.5.4 Jerarqua y horizontalidad 2.5.5 Bsqueda de la armona comunal 2.5.6, Criterios para resolver la disputa 2.5.7. Relacin con las instituciones estatales 2.6. Formas de coordinacin entre los diversos mecanismos 2.6.1. Jueces de Paz y autoridades comunales y ronderas 2.6.2. Rondas y comunidades campesinas 2.7. Los mecanismos comunitarios desde diversas perspectivas legales 2.7.1. Perspectiva de Justicia Restaurativa 2.7.2. Perspectiva de Mecanismos Alternativos de Resolucin de Conflictos 2.7.3. Perspectiva de la criminologa crtica 2.7.4. Perspectiva de derechos indgenas
100 104 105 107 111 114 115 117 117 120 121 123 127 129 130 134 138 140 145 148 149 154 154 156 159 161 165 167 170 171 171 174 177 178 180 182 184 185 192 195 195 199 201 202
203
3. EL DERECHO ESTATAL FRENTE A LOS MECANISMOS COMUNITARIOS DE ADMINISTRACIN DE JUSTICIA 210 3.1. Antecedentes histricos 3.2. Reconocimiento legal 3.2.1. Las comunidades indgenas 3.2.2. Las comunidades campesinas y nativas 3.2.3. Las rondas campesinas 3.3. El tratamiento penal respecto a los indgenas y campesinos 3.3.1. El Cdigo Penal de 1924 3.3.2. El Cdigo Penal de 1991 3.4. Reconocimiento de la facultad de administrar justicia 3.4.1. El Estatuto de Comunidades Campesinas 3.4.2. La Ley de Comunidades Nativas 3.4.3. Primera Ley de rondas campesinas 3.4.4. La Ley de Comunidades Campesinas 3.4.5. La Constitucin de 1993 3.4.5.1. Excepcin al principio de la unidad y exclusividad de la funcin jurisdiccional 3.4.5.2. Instancia facultada para administrar justicia 3.4.5.3. Competencia facultativa 3.4.5.4. Competencia territorial 3.4.5.5. Competencia personal 3.4.5.6. Competencia material 3.4.5.7. Competencia de acuerdo a la cuanta 3.4.5.8. Procedimiento 3.4.5.9. El lmite de los derechos fundamentales 3.4.5.10. La ley de coordinacin 3.4.5.11 Recepcin en la comunidad acadmica 3.4.6. Segunda Ley de Rondas Campesinas 3.4.7. El Cdigo Procesal Penal 3.5. Actitudes del Poder Judicial frente a los Mecanismos Comunitarios de Administracin de Justicia 3.5.1. Tendencia positivista formalista 3.5.1.1. Intervencin frente a los Jueces de Paz a. Control sobre los nombramientos b. Reduccin de competencias c. Capacitaciones formalistas d. Intervencin punitiva e. Reticencia a brindar apoyo material 3.5.1.2. Intervencin frente a los dems mecanismos comunitarios 210 214 214 217 223 225 225 232 234 234 236 239 240 241
242 244 248 249 251 252 253 254 255 257 260 262 266
a. Interpretacin restrictiva b. Intervencin punitiva 3.5.2. Tendencia relativista 3.5.3. Tendencia pluralista comunitaria 3.5.3.1. Intervencin frente a la Justicia de Paz 3.5.3.2. Intervencin frente a los dems mecanismos comunitarios 3.6. La propuesta de la CERIAJUS sobre los mecanismos comunitarios 3.6.1 Justicia de Paz 3.6.2. Reconocimiento de la Justicia Comunal, Rondas y Pueblos Indgenas 3.6.3. Funcin jurisdiccional o resolucin de conflictos 3.6.4. Archivamiento de procesos 3.6.5. Reconocimiento del Estado Pluricultural de Derecho 3.6.6. Sensibilizacin de los Magistrados 3.7. Acuerdo Plenario de la Corte Suprema 3.7.1. Antecedentes 3.7.2. Fundamentos del Acuerdo Plenario 3.7.3. Interpretacin del alcance del artculo 149 de la Constitucin 3.7.4. Precisin sobre el carcter de las rondas campesinas 3.7.5. Atipicidad de las acciones de los ronderos 3.7.6. Alcance de la jurisdiccin especial rondera 3.7.7. Respeto por los derechos fundamentales 3.7.8. La situacin de los forneos 3.7.9. Aplicacin del Derecho Penal para los ronderos
281 282 285 291 292 295 298 299 303 305 306 307 308 309 310 312 314 316 318 319 323 326 329
4. EL ACCESO A LA JUSTICIA EN LAS ZONAS RURALES EN EL DERECHO COMPARADO 331 4.1. La jurisdiccin indgena en los textos constitucionales de Amrica Latina 4.1.1. Nicaragua 4.1.2. Colombia 4.1.3. Paraguay 4.1.4. Venezuela 4.1.5. Mxico 4.1.6. Bolivia 4.1.7. Ecuador 4.2. La primera ley de coordinacin: Venezuela 4.2.1. Otras leyes de reconocimiento en Amrica Latina 4.2.2. Derecho indgena 4.2.3. Jurisdiccin indgena 4.2.4. Procedimiento para administrar justicia 4.2.5. Lmites para la competencia de las autoridades indgenas 4.2.6. Relacin entre la jurisdiccin indgena y la jurisdiccin estatal 4.2.7. Aplicacin del Derecho Penal a los indgenas 4.3. Avances Jurisprudenciales: la Corte Constitucional de Colombia 4.3.1. Derecho a un trato diferenciado 4.3.2. La maximizacin de la autonoma 333 334 335 339 341 343 347 356 359 359 361 363 366 368 372 375 377 378 380
4.3.3. Elementos de la jurisdiccin indgena 4.3.4. Jurisdiccin indgena y derechos humanos 4.3.5. Nuevas tendencias en la Corte Constitucional 4.4. La Justicia de Paz en Amrica Latina 4.5. El Acceso a la Justicia en las Zonas Rurales de Asia y frica 4.5.1. La subsistencia de los ordenamientos jurdicos anteriores a la colonizacin Europea 4.5.2. La clusula de repugnancia 4.5.3. El manejo del derecho consuetudinario en los pases independientes 4.6. Acceso a la Justicia y Diversidad Cultural en los Pases Desarrollados 4.6.1. La administracin de justicia de los indgenas del Hemisferio Norte 4.6.2. La situacin de los indgenas australianos 4.6.3. Nuevos inmigrantes y nuevos conflictos jurdicos 4.6.3.1. Discriminacin, adaptacin y represin 4.6.3.2. Integracin de inmigrantes y de prcticas culturales 4.6.3.3. Violaciones a derechos fundamentales 4.6.3.4. La defensa cultural en caso de inmigrantes 4.6.3.5. Dos tratamientos en contraste: los amish y los rom. 4.7. Una alternativa extendida a nivel mundial: los mecanismos comunitarios 4.7.1. Mecanismos comunitarios promovidos por el Estado 4.7.2. Mecanismos comunitarios promovidos por la poblacin
381 388 399 404 409 409 414 417 424 424 429 432 432 435 436 439 443 446 447 454
4.8. Los Convenios sobre Derechos Indgenas de la Organizacin Internacional del Trabajo 458 Captulo 5 PERSPECTIVAS PARA LOGRAR EL ACCESO A LA JUSTICIA EN LAS ZONAS RURALES 5.1. Necesidad de una perspectiva inclusiva sobre el acceso a la justicia 5.2. Reconocimiento de los mecanismos comunitarios en una perspectiva de acceso a la justicia
465 465
468
5.3. Reconocimiento de los mecanismos comunitarios en una perspectiva de respeto a la diversidad cultural. 471 5.4. Los mecanismos comunitarios reflejan la necesidad de una administracin de justicia eficaz 482 5.5. Reconocimiento de los mecanismos comunitarios para garantizar la gobernabilidad de las zonas rurales 5.6. Los retos del reconocimiento 5.6.1. Evitar la autolimitacin del Estado 5.6.2. El peligroso relativismo cultural
5.6.3. Reconocer los lmites de los mecanismos comunitarios 5.6.4. El reto de una mayor formalidad 5.7. Precisiones en cuanto al reconocimiento de los mecanismos comunitarios 5.7.1. Pueblos indgenas o comunidades 5.7.2. Comunidades campesinas y nativas 5.7.3. Rondas campesinas 5.8. El respeto de los derechos fundamentales Captulo 6 Propuestas de reformas institucionales a la administracin de justicia en las zonas rurales 6.1. Medidas frente a las barreras para el acceso a la justicia 6.1.1. Barrera lingstica 6.1.2. Barrera geogrfica 6.1.3. Barrera econmica 6.1.4. Barrera de la indocumentacin 6.1.5. Btarrera cultural 6.1.6. Barrera de la discriminacin 6.2. Una nueva institucionalidad 6.2.1. Cortes Superiores Bilinges 6.2.2. Cortes Superiores en zonas de habla castellana 6.2.3. Cortes Superiores en la Regin Amaznica 6.2.4. Salas Mixtas Descentralizadas 6.2.5. Juzgados de Paz Letrados, Juzgados Mixtos y Juzgados Especializados 6.3. La Justicia de Paz 6.3.1. Fortalecimiento 6.3.2. Jueces de Paz y mecanismos comunitarios 6.3.3. Respaldo econmico 6.3.4. Fiscalizacin 6.3.5. Justicia de Paz en las zonas urbanas 6.4. Precisiones en cuanto a la competencia de la jurisdiccin estatal y los mecanismos comunitarios 6.4.1. Primera alternativa: restriccin en la competencia de los mecanismos comunitarios 6.4.2. Segunda alternativa: Competencia irrestricta de los mecanismos Comunitarios 6.4.3. Tercera alternativa: Delegacin especfica de competencias 6.4.4. Nuestra propuesta: Definicin de materias reservadas para la competencia estatal 6.5. Coordinacin Procesal 6.5.1. Ley de Coordinacin 6.5.2. La revisin de las decisiones de los mecanismos comunitarios 6.6. Coordinacin a nivel procesal
523 523 524 528 530 531 532 539 541 542 545 547 548 549 553 554 556 557 559 560
6.7. Necesidad de priorizar a las personas ms vulnerables 6.8. Reflexiones finales Anexo 1 Juzgados de Paz Letrados en zonas rurales que deben asumir una perspectiva intercultural
588 592
597
Anexo 2 Juzgados Mixtos y Especializados que deben tener un carcter bilinge en idioma quechua 608 Anexo 3 Juzgados Mixtos y Especializados que deben tener un carcter bilinge en idioma Aymara 614 Anexo 4 Juzgados Mixtos y Especializados en zonas de idioma castellano Anexo 5 Juzgados Mixtos y Especializados que deben tener carcter intercultural para trabajar con rondas campesinas Anexo 6 Juzgados Mixtos y Especializados en zonas de comunidades nativas CONCLUSIONES BIBLIOGRAFA
615
617
INTRODUCCION
Desde hace ms de treinta aos, en gobiernos democrticos y autoritarios, se viene hablando de la necesidad de reformar la justicia en el Per, asumindose como posibles soluciones el incremento presupuestal, asegurar el
nombramiento de magistrados capaces para los cargos ms importantes o promover la modificacin de la estructura del Poder Judicial. Sin embargo, existe un problema al cual parece haberse dado importancia secundaria: el acceso de los ciudadanos a la justicia.
La Declaracin Universal de los Derechos Humanos, en sus artculos 8 y 10 desarrolla el acceso a la justicia como uno de los derechos fundamentales:
Artculo 8: Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitucin o la ley. Artculo 10: Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oda pblicamente y con justicia por un tribunal 1
independiente e imparcial, para la determinacin de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusacin contra ella en materia penal. 1 De la misma forma, en nuestra Constitucin Poltica, el acceso a la justicia aparece configurado como el derecho a la tutela jurisdiccional (artculo 139, inciso 3). En efecto, esta tutela implica la posibilidad de reclamar determinado derecho ante el Poder Judicial y la obligacin de ste de atender el pedido del ciudadano 2.
En el ao 2004, la Comisin Especial para la Reforma Integral de la Administracin de Justicia, CERIAJUS, asumi por primera vez en un proceso de reforma judicial la preocupacin por el acceso a la justicia, sealando que era el principal problema de la justicia en el Per 3. En el Plan Nacional de Reforma Integral de la Administracin de Justicia que fue producto de los estudios y debates, se plantea que el acceso a la justicia requiere de dos elementos fundamentales:
a) La existencia de informacin suficiente sobre el contenido de los derechos y sobre la forma a travs de la cual stos pueden ser ejercidos y defendidos y
Artculos 2.2 y 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos. La Convencin Interamericana de Derechos Humanos lo formula mejor en el artculo 25.1: Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rpido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitucin, la ley o la presente Convencin, aun cuando tal violacin sea cometida por personas que acten en ejercicio de sus funciones oficiales. Vase tambin el artculo 8.1. sobre el derecho a un juicio justo. 2 Vscovi, citado por Guerra Cerrn, p. 18. 3 CERIAJUS, p. 83.
b) La existencia a nivel de todo el pas de los medios y recursos humanos y materiales para garantizar la cobertura del servicio ciudadano que lo requiera 4.
El Acuerdo Nacional por la Justicia, convocado por el Poder Judicial, complementa esta apreciacin, sealando que el acceso a la justicia es fundamental para la convivencia social y el desarrollo econmico del pas 5.
En realidad, el acceso a la justicia es un derecho fundamental, porque su cumplimiento permite que se pueda a la vez lograr el cumplimiento de los dems derechos 6.
Seala Cappelletti que El acceso efectivo a la justicia se puede considerar como el requisito ms bsico el derecho humano ms fundamental en un sistema igualitario moderno, que pretenda garantizar y no solamente proclamar los derechos de todos 7. No basta, por lo tanto, que un pas proclame el
respeto al derecho a la vida, la propiedad o la dignidad de la persona, sino que el sistema de justicia debe ser capaz de hacer valer estos derechos y sancionar a quien los vulnera.
Como se puede apreciar, de todas estas definiciones emana la misma consecuencia: el acceso a la justicia debe ser efectivo y no meramente formal.
4 5
CERIAJUS, p. 85. Acuerdo Nacional, p. 5. 6 Id. DPLF, 2008, p. 2. 7 Cappelletti, citado por Aranda, p. 8. Por ello la Comisin Interamericana de Derechos Humanos emiti en septiembre pasado un informe especial denominado Acceso a la Justicia como Garanta de los Derechos Econmicos, Sociales y Culturales, elaborado por el comisionado Vctor Abrmovich.
No basta declarar que todos los ciudadanos son iguales ante la justicia o emitir normas que prohban la discriminacin, sino que es fundamental eliminar aquellos impedimentos reales que un sector de la poblacin puede tener para acceder a los tribunales o para ejercer sus derechos ante ellos.
Es posible que los ciudadanos tengan la posibilidad de presentar escritos o demandas, pero lo realmente importante es que la administracin de justicia logre garantizar los derechos fundamentales del ciudadano.
En el Per, lamentablemente, todas las mencionadas formas de entender el acceso a la justicia se encuentran en entredicho para la mayor parte de la poblacin y, como bien seal la CERIAJUS, esta situacin conduce a la desigualdad y la discriminacin 8.
Para la mayora de peruanos, subsisten diversas barreras que impiden un acceso adecuado a la justicia. Algunas de estas barreras derivan de problemas
estructurales comunes a muchas sociedades en vas de desarrollo, pero otras han sido generadas por determinadas decisiones estatales.
Las barreras para el acceso a la justicia estatal son singularmente extremas para la poblacin rural, la misma que en la mayora de los casos, se encuentra imposibilitada de acudir a tribunales, fiscales o inclusive a la Polica Nacional, y, a su vez, estas entidades tampoco tienen mecanismos para acercarse a dicha
CERIAJUS, p. 85.
poblacin. El Estado, por lo tanto, incumple su obligacin de proporcionar tutela jurisdiccional a millones de peruanos.
Sin embargo, pese a ello, los habitantes de las zonas rurales no viven en una situacin de anarqua y violencia. Existen una serie de mecanismos que
hemos llamado comunitarios y que les han permitido sobrellevar estas barreras logrando administrar justicia segn sus propios criterios, con niveles ms elevados de legitimidad y eficacia que el propio Estado, pero sin que exista claridad sobre la legalidad de su actuacin.
Un primer mecanismo comunitario ha sido la Justicia de Paz: una institucin estatal, presente en el Per por casi dos siglos, que en las zonas rurales ha logrado en las ltimas dcadas convertirse en un instrumento para la paz social. La Justicia de Paz se ha convertido en un instrumento para el afianzamiento de valores y normas tradicionales, a veces en abierta contradiccin con las normas estatales.
En segundo lugar, tenemos las formas de administracin de justicia que ejercen las autoridades de las comunidades campesinas y nativas. Se trata de una
funcin que el artculo 149 de la Constitucin Poltica de 1993 ha reconocido a ambas entidades y en el mismo sentido se encuentra el Convenio 169 de la Organizacin Internacional del Trabajo sobre Pueblos Indgenas y Tribales.
Finalmente, el mecanismo comunitario cuya situacin legal y constitucional ha sido ms compleja son las rondas campesinas, que en su mayor parte no estn
originadas en poblacin indgena agrupada en comunidades, sino que surgieron entre pequeos propietarios cajamarquinos cuya ascendencia era mas bien europea.
Todos estos mecanismos tienen mucha ms cercana a la poblacin que la administracin de justicia formal y no representan mayores costos para los ciudadanos ms pobres. Sin embargo, tampoco pueden ser idealizados al punto que sean percibidos como que siempre logran obtener soluciones justas y positivas.
De hecho, la Constitucin de 1993 no plante para las autoridades comunales una autonoma total, sino que estableci la obligacin de respetar los derechos fundamentales. Sin embargo, todava el Estado no ha tenido una seria
reflexin sobre cules son los lmites de estas autoridades, las posibilidades de intervencin estatal o la necesidad de una coordinacin con el Poder Judicial y otras instancias estatales.
Hasta el momento, los mecanismos comunitarios pueden resolver muchos problemas de acceso a la justicia en el mundo rural, pero es importante evaluar si perdern vigencia conforme se incremente la presencia de las instituciones estatales o si podran ser admitidas en zonas donde el Estado est ms presente, como las reas urbanas.
Por otro lado, los mecanismos comunitarios tambin tienen lmites respecto a los problemas que pueden resolver. En las poblaciones rurales, como ocurre en
las zonas urbanas, pueden existir situaciones de diferenciacin social y de concentracin de poder, las mismas que podran verse reforzadas mediante los mecanismos propios de administracin de justicia. Existen tambin problemas muy graves, como narcotrfico u homicidio, que rebasan las posibilidades de actuacin de las comunidades. Finalmente, es importante reconocer que
algunas sanciones que se aplican pueden ser claramente vulneratorias para los derechos fundamentales de los ciudadanos. Por todo ello, es fundamental reflexionar sobre cmo mejorar la intervencin de las instituciones estatales en las zonas rurales.
A pesar del rol fundamental de los mecanismos comunitarios para mantener la paz social en las zonas rurales, en esta investigacin sostenemos que su existencia no exime al Poder Judicial de realizar diversas reformas para garantizar que sea una realidad el acceso a la justicia estatal de todos los ciudadanos.
Si asumimos el acceso a la justicia como el derecho fundamental, podremos percibir cun importante resulta poder garantizarlo para las personas y que ello implicara que los individuos verdaderamente pudieran pasar a la condicin de ciudadanos.
En el primer captulo de la tesis doctoral analizamos las barreras para el acceso a la justicia estatal, tanto aquellas que obedecen a la estructura de nuestra sociedad, como las que derivan de una serie de decisiones legales o
administrativas. Analizaremos tambin aquellas medidas que se han tomado para enfrentarlas.
En el segundo captulo describiremos los mecanismos comunitarios de administracin de justicia existentes en las zonas rurales, comenzando por las comunidades campesinas que existen en la sierra y en la costa y a las comunidades nativas amaznicas. Mediante un anlisis histrico, se mostrar
como en ambos casos la presencia del Estado ha sido muy importante para la existencia misma de las comunidades, as como para organizar su actual estructura interna. A continuacin, haremos un anlisis sobre las rondas
campesinas, una institucin de caractersticas particulares, que ha sido materia de reciente reconocimiento por parte del Acuerdo Plenario de la Corte Suprema y luego reflexionaremos sobre el rol de la Justicia de Paz en las zonas rurales.
En el tercer captulo, presentamos el tratamiento constitucional y legal que hasta el momento ha existido para los mecanismos comunitarios. Se analizar tambin cules han sido las diferentes tendencias que existen dentro del Poder Judicial y el Ministerio Pblico al respecto y las implicancias del Acuerdo Plenario de la Corte Suprema.
El cuarto captulo es un estudio de Derecho Comparado, respecto al tratamiento constitucional y legal del pluralismo jurdico en los dems pases latinoamericanos. Podr apreciarse cmo ha sido en los pases andinos donde los avances han sido similares y tambin contemporneos.
Hasta el momento, solamente en Venezuela ha existido un desarrollo legislativo respecto al ejercicio de la funcin jurisdiccional por parte de la poblacin indgena. Analizaremos tambin el caso colombiano, que ha sido materia de un desarrollo jurisprudencial, a travs de sucesivas sentencias de la Corte Constitucional.
Sin embargo, creemos que debe distinguirse la realidad de estos dos pases, donde la poblacin indgena es minoritaria. Adems, en el caso peruano, la mayor parte de la poblacin indgena no se identifica como tal, lo que hace ms difcil que las propuestas planteadas en otros pases puedan aplicarse en el nuestro.
En este captulo abordaremos cmo en diversos pases del Asia, frica y Oceana se ha manejado la situacin de pluralismo jurdico, tanto durante el perodo colonial, como despus de la Independencia. A contiunacin,
estudiaremos tambin de qu manera en varios pases desarrollados se ha enfrentado la problemtica multicultural, tanto en relacin a la poblacin indgena (Estados Unidos, Canad, Australia, Noruega) como hacia el creciente nmero de inmigrantes con sus propias tradiciones jurdicas. Finalmente nos ocuparemos de los mecanismos comunitarios de administracin de justicia, como un modelo muy generalizado, en pases muy diferentes.
A continuacin, el captulo quinto permitir analizar los diversos retos que generan los mecanismos comunitarios para el Derecho, enfatizando la necesidad que los derechos humanos sean siempre respetados.
Desarrollaremos nuestra posicin respecto a que ninguna de las normas que reconocen la diversidad legal puede ser interpretada como una negacin de la competencia de las instituciones estatales en las zonas rurales.
Finalmente, en el sexto captulo presentaremos nuestras propuestas para garantizar el acceso a la justicia de la poblacin rural. Incluimos algunas
propuestas de polticas pblicas en relacin a las diversas barreras para el acceso a la justicia que fueron mencionadas en el primer captulo. Igualmente, se propone una reforma institucional del Poder Judicial (Cortes Superiores, Salas Mixtas, Juzgados Mixtos y Especializados) para enfrentar las necesidades de la poblacin rural. Procuramos adecuar este planteamiento a los diferentes contextos geogrficos existentes en nuestro pas. En dicha reforma,
Con miras a una adecuada coordinacin entre las autoridades estatales y los mecanismos comunitarios, sealaremos cules deberan ser las materias reservadas a la administracin de justicia estatal, tomando en cuenta la legislacin comparada y nuestra propia experiencia. De manera
La tesis concluye con una reflexin sobre la importancia que la administracin de justicia ponga especial nfasis en la situacin de aquellos ciudadanos ms vulnerables, es decir, las mujeres, los nios y los adultos mayores que viven en
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las zonas rurales, cuyas necesidades de justicia muchas veces no son satisfechas ni por la justicia estatal, ni por los mecanismos comunitarios.
la existencia de los
mecanismos comunitarios no implica reducir la responsabilidad del Estado en proporcionar una justicia adecuada para la poblacin rural: son muchas las situaciones que los campesinos o nativos no pueden resolver, sea por su gravedad o sea porque sus mecanismos se restringen a un contexto donde los involucrados han aprendido a realizar mutuas concesiones. No siempre este contexto se mantiene.
Por ello, resulta fundamental un cambio en la actuacin de las instancias judiciales para garantizar el respeto a los derechos humanos tambin dentro de los mecanismos comunitarios.
Queremos agradecer por el apoyo brindado durante estos aos de investigacin al Doctor Csar Fernndez Arce, nuestro asesor, a los colegas de los estudios de Doctorado en la Pontificia Universidad Catlica del Per, a Raquel Yrigoyen, Armando Guevara, Juan Carlos Ruiz, Javier La Rosa, Antonio Pea, Fernando Meza, Pablo Ilave, Mara Elena Guerra, Patricia Urteaga, Mechthidl Bock, Juan Galvn, quienes ayudaron a que pudiera analizar mejor la realidad de la justicia en las zonas rurales y a realizar propuestas que pueden servir a la poblacin. Sus inquietudes y recomendaciones fueron muy importantes para
m, pero yo asumo la responsabilidad de todos los errores e imperfecciones que pueden existir en esta tesis.
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Luego de la Independencia, en las zonas rurales del Per desaparecieron las instituciones del Estado colonial, sin que el incipiente Estado republicano, entrampado por varias dcadas de guerras civiles y caudillismo militar, pudiera reemplazarlas por un nuevo aparato institucional.
Paralelamente, el Per se convirti en uno de los pases de Amrica Latina donde el centralismo se hizo ms marcado. A diferencia de las nuevas
capitales de Ecuador, Chile o Colombia, que se ubicaban en la sierra, en el centro de los respectivos pases, la ubicacin de Lima, a orillas del ocano, terminara convirtindose en una imagen precisa de las lites polticas y econmicas, ms orientadas hacia el extranjero y de espaldas a su propio pas.
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En este contexto, la administracin de justicia estatal, como el resto de instituciones pblicas, qued restringida a la poblacin urbana e
hispanohablante, es decir para quienes en aquella poca eran una minora de personas.
Era sumamente difcil que la poblacin rural acudiera al Poder Judicial a presentar sus demandas de justicia. En la Costa y la Sierra, la mayora de
habitantes de las zonas rurales viva en haciendas, cuyo propietario haca las funciones de autoridad poltica y judicial. En cuanto a los indgenas de la Amazona, estaban entonces considerados completamente fuera del Estado peruano.
Casi dos siglos despus, la administracin de justicia mantiene un enfoque que privilegia la atencin a las ciudades, lo cual genera para los habitantes de las zonas rurales serias dificultades en el acceso a la justicia.
Aunque no puede decirse que la poblacin urbana sea adecuadamente atendida por el Poder Judicial, para campesinos y nativos sigue siendo mucho ms difcil enfrentar las barreras que impiden el acceso a la justicia.
Algunas de estas barreras tienen carcter estructural: atraviesan la sociedad peruana y se manifiestan tambin en el acceso a otros derechos fundamentales, como la salud o la educacin. Son ejemplos de barreras estructurales la Su existencia
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lleva a que el derecho a la tutela jurisdiccional quede meramente en la esfera formal, quedando muchos ciudadanos al margen del acceso real a la justicia 9.
Sin embargo, existen tambin barreras burocrticas, es decir aquellas que el Poder Judicial u otras instituciones estatales han establecido. Estas barreras inclusive impiden el acceso formal a los tribunales, como ocurre con la barrera de la indocumentacin.
En algunos casos, una decisin estatal puede acentuar una barrera estructural, como sucede con la barrera econmica. De por s, la extrema pobreza aleja de la administracin de justicia a muchos ciudadanos de las zonas rurales, pero el problema se acenta cuando el Estado determina los aranceles judiciales como condicin para acceder a la justicia.
De hecho, en una sociedad con profundos niveles de desigualdad, las barreras burocrticas tienden a repercutir de manera desigual en la poblacin. Se
establecen entonces formas de discriminacin indirecta, es decir donde no est clara la existencia de la intencin de discriminar, pero s son visibles las consecuencias negativas para un sector particular de la poblacin 10.
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La administracin colonial asumi la diversidad lingstica existente en el Per, sin que se considerara que los indgenas estaban obligados a aprender castellano. Los espaoles instauraron un rgimen de gobierno indirecto, que dejaba muchas decisiones en manos de los caciques o curacas 11, que bsicamente empleaban el quechua o el aymara.
Los curas doctrineros y las congregaciones religiosas emplearon el quechua en sus actividades de evangelizacin, que en aquel entonces eran uno de los principales mecanismos de relacin con los indgenas. Los religiosos
extendieron el quechua entre la poblacin indgena de la costa y la regin andina, consolidando la expansin de este idioma iniciada por los incas. Las disposiciones que deban cumplirse dentro de las reducciones o pueblos de indios eran expresadas en quechua.
En la zona sur tuvo este mismo reconocimiento el aymara y en las reducciones indgenas de la Amazona, los misioneros optaron por escoger algunos idiomas, como el omagua o el propio quechua 12, que actualmente se habla inclusive en la zona del Napo y el Pastaza.
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Mientras otros idiomas indgenas caan en desuso 13, los idiomas que tenan el carcter de lenguas francas se fortalecan y todas las actividades de las reducciones o comunidades se realizaban en ellos.
Sin embargo, desde la Independencia, la decisin del Estado republicano fue asumir solamente el castellano como lengua oficial, sin que los idiomas indgenas tuvieran mayor reconocimiento. promulgada en castellano. La legislacin era discutida y
pensaban
que los idiomas indgenas estaban condenados a desaparecer, que la diversidad lingstica implicaba una dificultad para la gobernabilidad del pas y que un proceso de civilizacin era incompatible con la supervivencia de idiomas indgenas. En realidad, todava mucha gente piensa de esta manera. Sin embargo, paradjicamente, en la actualidad la poblacin que habla idiomas indgenas es muy superior al total de la poblacin peruana de 1821 o inclusive de 1940 15.
Los ltimos idiomas indgenas que se han hablado en estas regiones fueron el muchik en el norte del Per y el jaqaru, que todava se habla en el distrito de Tupe, provincia de Yauyos, Lima. Una seleccin similar de un idioma indgena para que fuera usado como lengua franca fue llevada a cabo por los jesuitas del Paraguay con el guaran y por los dominicos de Guatemala con el qeqchi. 14 En aquellos aos, tampoco se pensaba que los indgenas pudieran tener alguna posibilidad de discutir estas normas. Ellos mantenan un rol totalmente pasivo en relacin al Derecho. 15 Amat y Len, p. 119.
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En el Per actual se hablan, adems del castellano, al menos 43 idiomas indgenas 16, que a su vez tienen diversas variantes dialectales. Sin embargo, la administracin de justicia se lleva a cabo como si furamos una sociedad monolinge.
Posiblemente, en el siglo XIX, tambin se pensaba que los indgenas en s mismos eran una traba para el atraso y que inexorablemente desapareceran 17. De hecho, los gobiernos peruanos promovan mas bien la inmigracin europea, mientras que el ejercicio de los derechos ciudadanos de los indgenas no era una de las prioridades del nuevo Estado.
Las experiencias de otros pases plurilinges, como Espaa, Canad o Blgica, muestran que cuando el Estado solamente habla el idioma de un sector de la poblacin, se convierte para el resto en un instrumento de dominacin, por lo que es fundamental que la diversidad lingstica sea reflejada en la administracin estatal. Las reivindicaciones de los gallegos, vascos y
catalanes en Espaa, los quebequenses en Canad y los flamencos en Blgica han buscado por eso que las leyes, autoridades y tribunales se expresen en sus respectivos idiomas.
En el Per, el monolingismo estatal ha permitido mantener a millones de peruanos en condicin de subordinacin e impedir el acceso a derechos fundamentales.
Las lenguas indgenas ms habladas en el Per son quechua, aymara, shipibo, awajn, ashninka, chayahuita, cocama, machiguenga, huambisa y quechua lamista (Sols, p. 241). 17 Pareca que esto finalmente sucedera en Estados Unidos, Argentina o Chile.
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En el mbito de la administracin de justicia, los indgenas histricamente se han encontrado imposibilitados para poder denunciar los agravios de las personas hispanohablantes.
La gobernabilidad, al menos si nos referimos a gobernabilidad democrtica, implica precisamente el reconocimiento y la atencin de las diferencias lingsticas por parte del Estado.
A la fecha, existen aproximadamente siete millones de quechuahablantes 18, quinientos mil aymaras 19 y alrededor de trescientos mil nativos amaznicos, que hablan sus propios idiomas. De toda esta poblacin, nosotros creemos que podra superar los dos millones el nmero de peruanos que no comprenden adecuadamente el castellano.
A pesar de ello, las normas estatales continan emitindose solamente en castellano y ni siquiera se traducen al quechua o los dems idiomas normas tan fundamentales como aquellas que definen los derechos del nio o de la mujer, las normas sobre comunidades campesinas o nativas o la legislacin agraria 20. Ni siquiera las normas regionales o municipales en aquellas regiones o municipios donde son predominantes los idiomas indgenas, son traducidas a stos o se emplean mecanismos para darlas a conocer en su propia lengua.
Amat y Len, ibid. Otros clculos que hemos manejado en nuestra labor con el Poder Judicial elevan la cifra a ocho millones. 19 Los trminos que usamos (quechuahablantes y aymaras) tienen connotaciones visiblemente diferentes, porque los aymaras, adems de hablar un idioma determinado, constituyen una etnia con su propia identidad, mientras que la poblacin que habla quechua perteneci originalmente a diferentes etnias. Consideramos incorrecto denominar quechuas a los hablantes de este idioma, como es frecuente en alguna literatura antropolgica. 20 Se tienen situaciones patticas como que miles de personas no pueden cobrar el Seguro Obligatorio de Accidentes de Trnsito porque la informacin al respecto slo se transmite en idioma castellano.
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De esta manera se incumple la premisa fundamental para un sistema jurdico positivista: que los ciudadanos puedan conocer las leyes. A diferencia de lo que ocurre en los otros pases plurilinges, el Poder Judicial peruano prefiere asumir la ficcin de que todos los habitantes manejan adecuadamente el castellano, incumpliendo de manera permanente el artculo 2, inciso 19 de la Constitucin21.
En otros sectores del Estado, existen experiencias aisladas de empleo y reconocimiento de los idiomas nativos, como se aprecia especialmente en el mbito de la salud y la educacin, pero la administracin de justicia sigue siendo fundamentalmente monolinge.
Como hemos sealado anteriormente, esta situacin genera que la administracin de justicia estatal sea profundamente ajena a los ciudadanos que no hablan castellano, los cuales en distritos judiciales como Ayacucho, Huancavelica, Apurmac, Cusco y Puno, son de un nmero abrumador 22.
De esta manera, frente a los delitos que normalmente afectan a los campesinos, como la contaminacin generada por una empresa minera, un caso de abigeato o la venta de alcohol metlico, pretender acudir al Poder Judicial para denunciar un delito implica resignarse a la impunidad, porque los funcionarios que deberan atender las denuncias o demandas de la poblacin no hablan quechua o aymara.
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Tambin se incumple el artculo 8.2 a) de la Convencin Americana de Derechos Humanos. Ardito, 2007, http://www.adital.com.br/site/noticia.asp?lang=ES&cod=29201
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Los nicos integrantes del Poder Judicial obligados a hablar los idiomas indgenas son los Jueces de Paz 23, lo cual implica que solamente en aquellas materias que son de su competencia las personas que no hablan castellano pueden expresarse en su idioma 24.
Respecto a los dems niveles de la administracin de justicia, ni en los Distritos Judiciales donde los idiomas indgenas son minoritarios, ni en aquellos donde son predominantes existe un solo intrprete oficial en las sedes del Ministerio Pblico, el Poder Judicial o las comisaras. En estas ltimas
jurisdicciones, los magistrados, fiscales o policas asumen que la persona sabe castellano, a veces pretendiendo que basta que sepa contestar algunas preguntas bsicas para ello 25.
La paradoja en el Per, adems, es que muchas personas prefieren negar que se expresan mejor en quechua, porque temen que las autoridades los traten con menosprecio o tambin porque pueden perder credibilidad respecto a sus demandas. Este temor no es un prejuicio, sino que se basa en experiencias anteriores 26.
En la actualidad, no se considera un requisito para asignar a un juez o un fiscal a una determinada zona su manejo del idioma predominante. De esta forma, en
Ley 28545, artculo 5, inciso 6. Una excepcin, que se analiza en el Captulo 2, se refiere a los Jueces de Paz mestizos que existen en la Amazona y que solamente hablan castellano. 25 Ardito, 2007. http://www.adital.com.br/site/noticia.asp?lang=ES&cod=29201 26 La experiencia discriminatoria ha sido tan fuerte que muchos padres se oponen a la educacin bilinge en lengua materna y, si migran a una ciudad, evitan que sus hijos aprendan el quechua para que no sufran discriminacin.
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las provincias de habla quechua o aymara son nombrados Jueces de Paz Letrados, Jueces Mixtos o Especializados y fiscales que no conocen el idioma.
De acuerdo a nuestra experiencia, efectivamente existen jueces, fiscales, policas y funcionarios de menor jerarqua que hablan quechua o aymara, pero no son asignados a las zonas donde stos se hablan. Algunos de ellos, adems, prefieren hablar solamente en castellano, mientras ejercen su cargo, pese a que podran hablar en dichos idiomas con las personas que lo necesitan. Puede
existir una percepcin, comn a los hablantes bilinges, donde cada idioma tiene un espacio social diferente: quechua o aymara en las situaciones familiares o amicales y castellano en actividades laborales u oficiales 27.
Respecto a las lenguas amaznicas, son prcticamente desconocidas entre los integrantes de la administracin de justicia estatal, porque los indgenas de esta regin recin estn incorporndose a la vida profesional, existiendo los primeros abogados provenientes de dichas etnias. Por el momento, no existen cursos dirigidos al resto de la poblacin que habita en la Amazona para que pueda manejar los idiomas nativos.
Hasta hace muy poco tiempo, ni siquiera para el cargo de Defensor de Oficio era requisito manejar los idiomas indgenas, lo cual genera muchas dificultades para que los ciudadanos reciban una defensa adecuada 28 e incrementaba su vulnerabilidad.
Ng, p. 375. Conocimos el caso del Defensor Pblico en Huancavelica que no tena ningn manejo del quechua. En dicho Distrito Judicial, paradjicamente, haba otros abogados que hubieran podido desempear adecuadamente dicha actividad.
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De esta forma, muchos procesos judiciales llevados a cabo ante los tribunales peruanos deberan ser considerados nulos, porque las partes no tienen la posibilidad de comprenderlos 29. Solamente en algunos casos excepcionales, los magistrados piden ayuda para interrogar a un procesado o un testigo.
En esos casos, adems, la traduccin est pensada como un instrumento para el tribunal. Slo se busca que los magistrados puedan comprender a las personas que declaran. No se piensa que para un acusado comprender las declaraciones de los dems participantes en el proceso es una garanta fundamental 30. Es
decir, se administra justicia de manera formal, sin pensar en funcin del ejercicio del derecho a la defensa o del derecho a la tutela jurisdiccional.
Un problema adicional es que las traducciones en los tribunales se realizan de manera improvisada, por personas que normalmente desconocen los trminos jurdicos, como un empleado de limpieza o una persona que se encuentran circunstancialmente en la Corte 31. Muchas veces, la falta de manejo de un tiempo verbal o de una expresin pronominal puede generar una total distorsin en la respuesta 32.
Justicia Mail N 100, 1 de marzo del 2004 en http://www.justiciaviva.org.pe/justiciamail/jm0100.htm 30 Tuvimos la oportunidad de observar varios procesos penales en Sudfrica y en todos ellos exista de manera permanente un traductor zul al lado de los acusados, traduciendo las declaraciones de los testigos y las intervenciones de los jueces, abogados y fiscales que hablaban en ingls. Existan traductores disponibles tambin para los casos de acusados, agraviados o testigos provenientes de otros pases. 31 En un caso, el abogado del acusado fue admitido como traductor de la persona agraviada. 32 Una persona sin educacin formal tiene muchas dificultades para realizar traducciones adecuadas por su falta de manejo gramatical. Muchas veces prefiere exponer lo que cree que la otra persona desea decir y no lo que efectivamente est diciendo.
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De otro lado, existe tambin responsabilidad por parte de los lingistas y hablantes de las lenguas indgenas con mayor educacin, pues no ha existido, hasta el momento, una estandarizacin respecto de sus propios idiomas que pueda permitir un mejor manejo de los mismos. Algunos lingistas, con una visin sumamente purista, se oponen a apoyar el trabajo de traduccin, porque sostienen que no les corresponde realizar propuestas de estandarizacin, sino limitarse a describir cmo se comunican los hablantes en la actualidad.
Tampoco ha existido un estudio consensuado sobre la manera ms precisa de expresar conceptos como dolo, negligencia o responsabilidad de forma que se pueda reflejar con claridad lo que el magistrado desea saber y lo que la persona verdaderamente declara 33. Este mismo problema ya ha sido enfrentado desde hace varios aos en otras materias tcnicas como la medicina y la educacin.
La actual falta de respuesta de las autoridades judiciales peruanas a esta barrera lingstica en la actualidad se debe a diversas razones. En primer lugar,
lamentablemente, se percibe una marcada indiferencia hacia la poblacin indgena y sus demandas legales. En segundo lugar, como ocurri durante la Independencia, contina esperndose que, con el tiempo, la poblacin indgena ir aprendiendo el castellano, asumindose, adems, que es su responsabilidad
Algunas personas sostienen que simplemente esos conceptos no existen en dichas lenguas, sin realizar ningn trabajo de investigacin lingstica, que debera realizarse conjuntamente con la poblacin. Es contundente la diferencia con el idioma qeqchi de Guatemala, donde, pudimos elaborar un glosario de trminos ligados a derechos humanos y un diccionario jurdico. Para ambos documentos se cont con la participacin de numerosas personas, desde lderes indgenas hasta intelectuales. Una obra colectiva similar hasta la fecha no se ha llevado a cabo en el Per, aunque los hablantes de quechua (10 millones) son muchos ms que los hablantes de qeqchi (400,000). La labor lingstica en relacin al qeqchi ha permitido en los aos posteriores una serie de publicaciones legales en este idioma.
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hacerlo y que incurren en desidia o falta de espritu cvico por no saber castellano 34.
Como hemos sealado, a diferencia de lo que ocurre en otros pases, en el Per plurilingismo es considerado un problema en s mismo y el monolingismo es percibido como una meta deseable. De esta manera, muchos funcionarios, an de buena voluntad, mantienen una visin homogenizante de la sociedad peruana, que debe ir perdiendo su diversidad en funcin de asumir los patrones culturales del sector ms occidentalizado.
Todas estas percepciones dentro de los funcionarios pblicos mantienen a la barrera lingstica como una de las ms fuertes para el acceso a la justicia.
Per es uno de los veinte pases ms extensos del mundo, pero tiene una baja densidad poblacional, contando con apenas 28 millones de habitantes 35. Cabe sealar que la mayor parte del territorio peruano es inadecuada para la vida humana (desiertos, montaas muy elevadas, selva inhspita), por lo cual la poblacin se ha concentrado en los pocos lugares habitables, muchas veces separados por grandes distancias y por accidentes geogrficos muy difciles de enfrentar 36.
El hispanohablante considera que el quechuahablante es culpable por esta condicin, pero no se considera a s mismo responsable por no hablar quechua. 35 El incremento acelerado de la poblacin peruana a lo largo del siglo XX se ha reducido radicalmente debido a la migracin: al menos dos millones de peruanos viven en el extranjero. 36 El Per ha sido frecuentemente comparado con un archipilago, debido a las dificultades de comunicacin entre sus habitantes. Vase Muoz y Acevedo, p. 39.
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Durante el siglo XX se produjeron masivas migraciones de la poblacin rural hacia las ciudades, porque consideraban que slo trasladndose a las zonas urbanas podran progresar y adems contar con los servicios y atencin del Estado, entre los que se encontraba la administracin de justicia. Varias
dcadas despus del inicio de la migracin, es evidente que, lamentablemente, quienes salieron de las zonas rurales tenan razn, pues subsisten en stas fuertes problemas de acceso a la justicia y paradjicamente el Estado est ms lejos de quienes ms lo necesitan 37.
Para muchos campesinos, acudir a un puesto policial implica un viaje de varias horas y llegar a la sede del Ministerio Pblico, a un Juzgado Mixto o a un Juzgado Especializado, que se encuentran solamente en las capitales de provincia, requiere de varios das debido a las psimas condiciones de infraestructura. Los costos de estos viajes son muy elevados para una La situacin es mucho ms grave para las
mujeres, quienes enfrentan mayores dificultades para trasladarse, tanto porque no tienen recursos propios, como por las responsabilidades domsticas que recaen sobre ellas 39.
Bidaguren y Nina sealan que lo mismo acontece en Africa p. 122. Vase el estudio realizado por Muoz y Acevedo sobre los viajes que deben hacer los campesinos de diversos caseros hasta los Juzgados de Chota, que implican un costo de 130 soles solamente en el transporte, sin tomar en cuenta el alojamiento, la alimentacin y el tiempo sin trabajar (pp. 39-41). A esto se aade que los Juzgados y el Ministerio Pblico no atienden los domingos que es precisamente el da en que los campesinos bajan a las ciudades para las ferias (p. 72-3). Una situacin similar se produce con las trabajadoras del hogar, porque el nico da que tienen libre (el domingo) es el mismo que el Poder Judicial y el Ministerio Pblico no atienden, lo cual hace ms difcil que puedan realizar demandas legales. 39 Franco y Benoit sealan cmo si una mujer pretende denunciar un problema de violencia familiar, debera viajar varios das, lo cual implicara dejar desatendidos a sus hijos y a los animales domsticos (Franco y Benoit, p. 102).
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En el caso de la Amazona, son todava mayores las distancias hasta las sedes de las instituciones estatales y los recorridos que se realizan por va fluvial implican un elevado costo de combustible o un viajes muy prolongados. Por esta razn, la mayora de ciudadanos de las zonas rurales de la selva ha terminado abstenindose de acudir al Poder Judicial 40.
Adems, los campesinos y nativos no slo deben invertir mucho dinero en trasladarse hacia las sedes del Ministerio Pblico o del Poder Judicial, sino tambin a las oficinas del Banco de la Nacin, porque en ellas se debe pagar los aranceles judiciales, as como hacia otras dependencias estatales, como el mdico legista. An para quienes viven ms cerca de las ciudades, ajustarse a los horarios que tienen estas instituciones puede implicar dejar el domicilio la noche anterior.
A esto se aade que en muchos departamentos peruanos existen fuertes problemas de desconexin. En la mayora de departamentos andinos, las
carreteras han sido construidas para vincular con la costa a las diversas provincias y no para una mejor comunicacin entre ellas mismas 41. Por eso,
para muchas personas, puede ser muy difcil acudir a la sede de una Corte Superior.
Por otro lado, la competencia geogrfica de los Juzgados de Paz Letrados, los Juzgados Mixtos y Especializados suele ser trazada sin tomar en cuenta las
Ardito, 2007, http://www.adital.com.br/site/noticia.asp?lang=ES&cod=29201 El caso de Cajamarca es bastante representativo: las provincias de San Ignacio y Jan estn conectadas con Chiclayo, adonde deben llegar los ciudadanos que pretendan viajar a la capital departamental. El sur de Ayacucho (Lucanas, Parinacochas) tiene conexin con Ica, pero no con Huamanga.
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dificultades geogrficas, por estar a su vez basadas en la demarcacin poltica, que establece provincias y distritos sin considerar las posibilidades reales de comunicacin. Paradjicamente, puede ocurrir que el juez ms cercano o ms accesible no tenga competencia territorial para atender una demanda 42.
Un factor adicional que hace ms compleja la barrera geogrfica es que las instituciones estatales a cargo de la administracin de justicia no cuentan con financiamiento para trasladarse a las zonas rurales y con mucha frecuencia las partes en un proceso son quienes deben asumir los gastos de transporte de los funcionarios 43. En muchos lugares del Per, los campesinos o los nativos
Las carencias presupuestales han llevado a que algunas de las Salas Mixtas Itinerantes han dejado de movilizarse dentro de la zona que les corresponda, generando serios problemas para los litigantes, los defensores de oficio, las personas que se encuentran con orden de comparecencia y especialmente para quienes estn en prisin 45.
Al mismo tiempo, debe resaltarse que los propios operadores de justicia formal enfrentan las barreras geogrficas, puesto que el Poder Judicial y el Ministerio Pblico manejan sus recursos con marcado centralismo. El magistrado o el fiscal a cargo de atender a los campesinos, enfrenta tambin una fuerte
Muoz y Acevedo sealan que los habitantes de varios distritos de Cajamarca deben inclusive salir de su Distrito Judicial, viajar hasta la ciudad de Chiclayo y de all viajar nuevamente hasta el juzgado que tiene competencia (p. 40). Es una situacin que se repite en otros Distritos Judiciales como Arequipa, Piura y Loreto. 43 Esta situacin es muy frecuente en el caso de la Polica Nacional an en las zonas urbanas. 44 Muoz y Acevedo, p. 58. 45 Muoz y Acevedo, p. 48.
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precariedad: trabaja en locales inadecuados e incmodos, y debe usar su propia computadora, porque las Cortes Superiores slo le asignan aquellas que ya han sido descartadas en las oficinas centrales 46.
La situacin es ms grave en cuanto a los Jueces de Paz, quienes no reciben ningn apoyo en cuanto a medios de comunicacin como equipos de radio o telfono ni menos se cubren econmicamente sus largos desplazamientos. Slo venciendo una serie de formalismos, se consigue en algunas ocasiones que se les proporcione las mquinas de escribir que han sido dadas de baja en las Cortes Superiores. De esta forma, el funcionario que est ms cerca de la poblacin ms pobre, es el que menos apoyo recibe de su propia institucin.
Como resultado, en los pocos casos en que campesinos y nativos logran llegar ante los representantes del Poder Judicial o el Ministerio Pblico, stos frecuentemente se abstienen de intervenir debido a la carencia de recursos, todo lo cual genera una situacin de impunidad y frustracin 47. La administracin del Poder Judicial, centralizada en Lima, no percibe estas dificultades geogrficas.
A esto se aade que algunas decisiones institucionales han incrementado la magnitud de la barrera geogrfica, porque se ha dispuesto que la Sala Penal
Muoz y Acevedo, p. 47. Ellas describen cmo las barreras geogrficas afectan tambin el desempeo del mdico legista, quien debe esperar hasta un mes para que le entreguen los anlisis de laboratorio (p. 49) y al defensor de oficio, quien debi construir el mismo su oficina de manera precaria (p. 50). 47 En un conflicto entre una empresa minera y una comunidad campesina, es frecuente que los magistrados acudan en los vehculos o el helicptero de la empresa, lo que tambin genera una imagen de parcialidad.
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Nacional 48 atienda los procesos por terrorismo a nivel nacional, as como las violaciones a los derechos humanos (desaparicin forzada, tortura o ejecuciones extrajudiciales) y los delitos conexos con los mismos 49.
El problema es que la Sala Penal Nacional tiene por sede la ciudad de Lima y no lugares como Ayacucho, donde estos crmenes se produjeron con ms frecuencia. Si era muy difcil para las vctimas de estos hechos o los familiares trasladarse a un Juzgado Penal o una Corte Superior, acudir a la capital de la Repblica es casi imposible. De esta manera, se genera una mayor indefensin para la poblacin.
En un pas donde un elevado porcentaje de la poblacin vive en pobreza o en extrema pobreza y existen marcadas desigualdades econmicas, resulta contradictorio que para cualquier actuacin judicial, salvo en materia penal, laboral y constitucional sea necesario pagar un arancel.
A nuestro entender, los gastos que ocasiona al Poder Judicial el desempeo de sus labores deberan ser financiados por el erario pblico y no por los propios litigantes. Adems, si una persona acude al Poder Judicial, normalmente no se debe a un deseo voluntario, sino a la necesidad de enfrentar una situacin de
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Creada por Resolucin Administrativa 001-97-SPPCS-T-PJ del 10 de diciembre de 1997 como Sala Penal Corporativa para Casos de Terrorismo con Competencia a Nivel Nacional. 49 Mediante Resolucin Administrativa 170-2004-CE-PJ del 30 de setiembre del 2004.
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injusticia. Si adems del problema que ya tiene, el Poder Judicial le realiza cobros, los perjuicios para esta persona se incrementan 50.
La explicacin ms frecuente dentro del Poder Judicial para los cobros de los aranceles es que la administracin de justicia debe ser considerada como un servicio que proporciona el Estado a quienes solicitan su intervencin. Es por ello que parecera justo cobrarle al ciudadano, como tambin el Estado cobra por proporcionar energa elctrica o agua potable. Ha primado as su
Como resultado, los aranceles judiciales se han convertido en una condicin necesaria que el ciudadano debe pagar, para lograr justicia 51. Sin embargo, la
justicia es un derecho de los ciudadanos y como tal no puede establecerse un condicionamiento econmico.
Otro argumento en favor de los cobros de aranceles, es que stos permiten establecer un filtro para evitar el exceso de carga procesal que bloquea el funcionamiento del Poder Judicial. Se piensa que los cobros disuadirn a los ciudadanos para acudir a los tribunales con problemas que no son tan graves o que ellos podran enfrentar de otra manera, mediante mecanismos alternativos como la conciliacin. Supuestamente, debido a los aranceles, slo en los casos verdaderamente graves se pasar a la administracin de justicia estatal.
Prefiero regalar tierra antes que ir al Poder Judicial, seala un dirigente campesino en San Marcos (Cajamarca), Muoz y Acevedo, p. 61. 51 Esta argumentacin aparece inclusive del documento de CERIAJUS (p. 123). Una distorsin similar ocurre con el derecho a la salud, por el que los ciudadanos tambin deben pagar en los hospitales pblicos.
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Sin embargo, esta apreciacin en relacin a la gravedad es muy subjetiva y puede tener serias consecuencias, porque dara a entender que los problemas de los ms pobres son menos importantes. En realidad, una situacin puede ser efectivamente grave, pero por problemas econmicos el agraviado o la vctima se encuentran imposibilitados de acceder a una solucin legal. De otro lado,
para una persona o una empresa con muchos recursos econmicos, los aranceles no son una traba si desean emplear el Poder Judicial para dilatar la solucin de un problema o perjudicar a un tercero, empleando a su favor la situacin de inequidad que genera este tipo de gastos.
A esto se aade que los aranceles judiciales son sumamente elevados: al momento de realizarse el estudio de CERIAJUS, solicitar una fotocopia costaba S/. 6.60 (Seis soles y sesenta cntimos) por pgina, es decir sesenta y seis veces ms del precio que cuesta emitir la fotocopia. La notificacin de cualquier diligencia, la presentacin de pruebas, la emisin de una sentencia, la posibilidad de apelar, todas las actuaciones procesales se encuentran mediatizadas por el pago de onerosas tarifas. Inclusive si una de las partes Segn el
Grupo de Trabajo sobre Acceso a la Justicia de la CERIAJUS, en un proceso civil, cada una de las partes debe estar dispuesta a pagar por lo menos 540 soles en aranceles judiciales, con un resultado incierto 52.
Naturalmente, estos cobros perjudican a los litigantes de menores recursos. Cuando el desequilibrio es mayor entre los litigantes, en el proceso entre una
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empresa minera y una comunidad campesina, entre un banco o una financiera con un cliente o entre la Oficina de Normalizacin Provisional y el jubilado, resulta evidente que la parte ms poderosa tiene la posibilidad de asumir con normalidad los costos procesales y que stos disuaden a los ms dbiles de efectuar un reclamo justo.
Un mecanismo establecido adems por el gobierno de Alberto Fujimori para que los propios magistrados estuvieran interesados en mantener los aranceles, fue que ms de la mitad de sus ingresos provena de stos, a travs del llamado bono jurisdiccional. Esta asignacin econmica ha generado mucha
oposicin de los magistrados a cualquier reduccin a los aranceles y la disposicin se ha mantenido, casi una dcada despus que Fujimori dej el poder 53. Debe sealarse, eso s, que el Poder Judicial tambin ejecuta una serie de obras mediante los ingresos que provienen de los aranceles judiciales.
Los montos de los aranceles estn planteados segn las posibilidades de una persona de clase media alta que puede destinar una parte de su presupuesto a llevar a cabo una accin legal. A la mayor parte de los ciudadanos, en cambio, dichos montos los disuaden de acudir ante los tribunales, lo cual fomenta la impunidad de muchas situaciones ilegales que padecen los ms pobres y genera la bsqueda de medios violentos para enfrentarlas 54. En las zonas rurales,
Resulta evidente, adems, que los ingresos de los magistrados peruanos son considerablemente ms elevados que los de otros profesionales que laboran para el Estado, como mdicos o ingenieros. 54 En algunas ciudades peruanas, existen delincuentes que ofrecen arreglar una situacin de injusticia dando una golpiza o amenazando al responsable. Los cobros de estos malhechores son muchsimo ms reducidos que buscar una alternativa desde el Poder Judicial.
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donde los jornales son de apenas cinco o diez soles es simplemente imposible para muchas personas pensar en buscar justicia 55.
A los aranceles deben sumarse los llamados costos indirectos, como los pagos de abogado, porque nuestro sistema judicial establece la defensa cautiva, es decir la obligatoria presencia de un abogado. Nuevamente, tenemos que una norma, aparentemente neutra, genera un fuerte desequilibrio, porque una empresa minera, un banco o la ONP cuentan con un departamento legal que trabaja de manera permanente, mientras que, para la mayora de personas, el pago al abogado puede ser muy oneroso y excede el presupuesto normal de una familia. Por ello, contar con apoyo legal implica pensar en trabajos adicionales o contraer deudas. Es verdad que existen algunos abogados que asumen casos gratuitamente, pero muchas veces el servicio no es adecuado 56.
A ms aislado se encuentra un campesino, normalmente es ms pobre y normalmente le cuesta ms desplazarse. Los viajes de los campesinos tienen un precio muy elevado, porque, de hecho, la barrera geogrfica se encuentra muy vinculada a la barrera econmica. De esta manera, el centralismo genera muchos gastos a las personas. Los plazos, trminos y trmites estn pensados
en aquellos habitantes de las ciudades que no tienen mayor impedimento econmico para trasladarse hacia los tribunales 57.
http://reflexionesperuanas.lamula.pe/2007/01/23/reflexiones-peruanas-n%C2%BA-128retrocediendo-en-el-tiempo/ 56 Un abogado litigante confiesa que, por un sentido de responsabilidad social, atiende a personas sin recursos, pero, si se trata de optar, prefiere siempre cumplir con las diligencias de los clientes que efectivamente le remuneran. De esta forma, los ms pobres terminan ms perjudicados (testimonio recogido en agosto del ao 2007) 57 Para quienes viven en zonas perifricas, el gasto cotidiano para desplazarse tambin puede ser una barrera.
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Las gestiones judiciales tambin implican dedicar varios das de trabajo, lo cual genera una considerable prdida de ingresos. Como en los casos anteriores,
las empresas que poseen un departamento legal no sienten esta dificultad porque ya poseen personal designado para ello.
De otro lado, en todos los procesos, an en aquellos que tericamente son gratuitos, el ciudadano debe realizar una serie de trmites costosos, para acreditar una serie de situaciones. En muchos casos, se debe pagar al Estado para que aporte informacin que ya tiene el propio Estado: copia de los documentos de identidad, informacin registral sobre propiedades, certificados de antecedentes penales o judiciales, etctera.
Finalmente, muchas veces un costo que aparece en los procesos judiciales es la corrupcin, que est presente en dependencias del Ministerio Pblico, el Poder Judicial, la Polica Nacional o el Instituto Nacional Penitenciario. Con
frecuencia, los ciudadanos perciben que, frente a un acto de corrupcin de la otra parte, la nica alternativa es llevar a cabo una accin similar. Las
sanciones de algunos casos aislados por parte de la Oficina de Control de la Magistratura no llegan a enfrentar la magnitud de este problema.
Debido a la corrupcin, muchos litigantes asumen que deben reservar una partida de dinero para los pagos irregulares a los magistrados o a los funcionarios administrativos, lo cual nuevamente pone en mayor desventaja a las personas ms desfavorecidas. En ocasiones, estos pagos no tratan de lograr una determinada decisin del juez, sino de evitar que los expedientes sean
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administrativos, sus sueldos son mucho ms reducidos que los magistrados, lo cual genera un fuerte descontento y favorece la corrupcin. Sin embargo, no se ha planteado ninguna reforma para el manejo presupuestal 58.
En algunos casos, adems, la corrupcin es ejercida por los propios abogados hacia sus clientes, mediante pagos debido a supuestos cobros que aparentemente se les ha solicitado. Las vctimas de estos abusos suelen ser personas sin instruccin, sobre todo campesinos.
Uno de los riesgos ms graves de un sistema de administracin de justicia es quedar aislado de las percepciones comunes de los ciudadanos, al punto que la justicia pasa a ser considerada el mero cumplimiento de requisitos formales, alejados del sentido de justicia de la poblacin. Este fenmeno de enajenacin de la actividad jurisdiccional sucede en muchos pases y contribuye a una imagen negativa de la magistratura.
En el Per, la situacin es ms grave, porque tratndose de un pas multicultural, es frecuente que las decisiones judiciales sean tomadas desde la perspectiva de una sola cultura, siendo para muchos ciudadanos decisiones incomprensibles o inclusive contrarias a sus valores.
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Ardito, http://www.adital.com.br/site/noticia.asp?lang=ES&cod=29201
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Existen varias acepciones posibles respecto al trmino cultura, que a veces se usan indistintamente. Por eso hemos preferido comenzar explicando las
La primera definicin considera a la cultura como un fenmeno esttico 59: cultura constituye una acumulacin de conocimientos determinados, como historia, geografa, arte o literatura. La cultura esttica tiene una estrecha
relacin con la instruccin de la persona y su grado de occidentalizacin, dado que los conocimientos mencionados deben estar vinculados a los pases europeos para ser parte de la cultura 60. Se trata de un concepto claramente etnocntrico 61: la cultura occidental pretende ser la cultura universal o, simplemente, la cultura.
Segn esta definicin, el grado de cultura de una persona o de un grupo humano puede ser medido o comparado, as como tambin puede ser incrementado.
De esta manera, los campesinos y los nativos amaznicos tienen un bajo nivel cultural 62 o prcticamente no tienen cultura, debido a sus carencias educativas. Las diferencias culturales son percibidas como ignorancia por parte de los ms pobres. Los individuos de origen occidental, entre los que se encuentran
Citas de Interculturalidad. Ardito, 2007, CEBEM p. 26. 61 Ardito, 2007, CEBEM p. 27 62 Muoz y Acevedo (p. 67) encuentran que en el mismo informe de CERIAJUS aparece esta expresin (Vase CERIAJUS, 2004, p. 154).
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los legisladores y magistrados, son percibidos como superiores y se justifica inclusive una reaccin altiva ante quien tiene menos cultura.
Desde esta percepcin, es imposible realizar algn cuestionamiento frente a los conocimientos, valores o principios que se asumen como valiosos e indiscutibles.
Al mismo tiempo, la definicin esttica lleva a pensar que los propios peruanos, en general, son inferiores a los habitantes de los pases europeos y por eso se considera que incorporar al sistema jurdico nacional las normas de estos pases implica un avance en nuestra civilizacin.
Normalmente, a la definicin esttica se contrapone la definicin dinmica de cultura, para la cual sta expresa elementos externos como el arte, los rituales, el idioma, las celebraciones de un grupo humano, pero especialmente aquellos elementos ms internos, como el sentir de un pueblo, sus valores, creencias, tradiciones y comportamientos cotidianos 63. De esta forma, cultura son
tambin modos de conocimiento, percepciones y conductas socialmente aprendidos que expresan dichos valores.
Bajo esta definicin, no puede existir solamente una cultura, sino muchas. A esto se refiere la frecuente expresin que el Per es un pas pluricultural.
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Sin embargo, es posible seguir esta definicin dinmica, es decir, reconocer que en el Per existen diversas culturas, pero continuar manteniendo concepciones etnocntricas, asumiendo una relacin jerrquica entre ellas, es decir que existen una cultura superior, la occidental, y culturas inferiores, las indgenas. Esta es la diferencia entre una visin multicultural o pluricultural, como la que tenan ingleses y franceses en sus colonias, con una visin intercultural, que plantea mas bien el respeto por las dems culturas y la bsqueda de un dilogo respetuoso.
Dentro de una visin pluricultural cabe inclusive pensar que algunos grupos humanos se encuentran incapacitados para experimentar determinados valores o sentimientos 64 o son propensos a cometer determinados crmenes 65.
Usando ambas concepciones de cultura, podemos entender que el Estado y la administracin de justicia en el Per se han regido de manera permanente por criterios monoculturales, actuando segn los cnones de la cultura occidental, tal como sta ha sido reinterpretada entre los sectores medios y altos que habitan en las ciudades de la costa. Las prcticas culturales de otros sectores no son tomadas en cuenta o son abiertamente menospreciadas.
En algunos casos, las personas provenientes de culturas indgenas han sentido una discriminacin tan fuerte que han debido ocultar sus prcticas culturales. Tambin es posible que una prctica cultural sea criminalizada por contravenir determinadas normas, que expresan valores de la cultura occidental.
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Sobre la percepcin que el indgena no sufre vase Ardito, 2004c p. 26 Vase la crtica a la defensa cultural. Deckha, p. 228.
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Una manifestacin del carcter monocultural dentro del Derecho estatal es que muchas normas e instituciones jurdicas han sido importadas acrticamente desde Europa o, en los ltimos aos, desde aquellos pases americanos con mayor predominio de la cultura occidental, asumindose a priori que son tiles para todos los ciudadanos, sin tomar en cuenta las diferencias culturales 66.
Por ejemplo, segn la concepcin de nuestro Cdigo Civil, la tierra es un bien que puede ser libremente vendido por sus propietarios 67. Sin embargo, para las comunidades indgenas andinas, la tierra es en realidad una entidad con la que se tiene una relacin mucho ms compleja que la simple propiedad, porque es lugar donde uno ha nacido, del cual provienen sus antepasados y con el cual inclusive pueden existir relaciones de carcter religioso o mtico. Muchas veces el indgena no se siente propietario de la tierra, sino que l es quien pertenece a ella.
Las diferencias culturales tambin aparecen en cuanto al derecho a la vida, respecto a si es lcito matar o no a una persona o desde qu momento se pueden tener relaciones sexuales.
Por ejemplo en aos anteriores se cre la figura de los conciliadores en equidad que tom de la legislacin colombiana. No se percataron que la norma colombiana, a su vez, haba tomado esta norma de la Justicia de Paz peruana. De esta forma, durante algunos aos, el gobierno pretendi impulsar la conciliacin en equidad, como si esta no fuera la principal labor de los 5,000 Jueces de Paz peruanos. 67 Artculo 923 del Cdigo Civil.
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De esta forma, en las poblaciones indgenas amaznicas, es admitido tradicionalmente que un varn pueda tener relaciones con una joven de catorce o quince aos o inclusive menos, todo lo cual el Cdigo Penal de 1991 consideraba violacin. La situacin se agrav debido al cambio normativo
dispuesto por la Ley 28704 que elev la edad de indemnidad sexual a los 18 aos, generando que muchas personas en las comunidades campesinas y
nativas y tambin en sectores urbanos se encontraran en delito por llevar a cabo conductas socialmente aceptadas dentro de su cultura.
Toda esta realidad multicultural suele pasar desapercibida para la legislacin. Entre la poblacin rural las prcticas culturales adquieren adems carcter obligatorio, a travs del derecho consuetudinario, que regula las relaciones dentro de la familia y la comunidad.
As como ocurre con los valores predominantes, tambin se pueden encontrar diferencias culturales entre el proceso de administracin de justicia ante las instancias estatales y los criterios de la poblacin rural.
En la administracin de justicia estatal, las pruebas o secciones del proceso han sido pensadas desde una lgica cultural donde es importante preservar las formas, pues gracias a ellas, en un contexto positivista, se puede obtener la seguridad jurdica que la poblacin requiere. Las formas son generales y
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predecibles, para que los ciudadanos que estn adecuadamente informados y puedan intervenir segn las etapas o plazos dispuestos.
Esta cultura positivista entra en conflicto con la manera como en las zonas rurales se considera que deben resolverse los conflictos, privilegindose como valor fundamental a preservar la solucin de los problemas de fondo y la armona de la comunidad, un elemento que no es el principal dentro de los procesos judiciales estatales.
Es posible, por ejemplo, que una pareja de campesinos se encuentren separados desde hace muchos aos y consideren que no existen vnculos vigentes entre ellos, pero la ley todava los considera casados y dispone que no pueden transferir bienes sin la aceptacin del otro cnyuge.
En otros casos, la comunidad puede estar convencida que una persona debe ser sancionada por la infraccin cometida, pero es posible que las autoridades estatales manejen criterios diferentes, como la prescripcin que se aplica luego de un determinado periodo de tiempo.
Igualmente, las normas estatales permiten una orden de comparecencia para hechos que la poblacin considera que mereceran una detencin. Se puede disponer tambin una pena suspendida para infracciones que muchos ciudadanos creen que ameritan una sancin efectiva. La nocin de gravedad no necesariamente es la misma para los legisladores y los jueces que para una
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de oportunidad 69, el criterio que el juzgador no debe tomar en cuenta la reincidencia y otros elementos que provienen del derecho penal mnimo, pensado en proteger al individuo inerme de los efectos del aparato estatal.
Con frecuencia, los campesinos se preocupan mucho cuando los magistrados no resuelven a tiempo sus demandas, porque saben que la dilacin lleva a que un conflicto al interior de una comunidad se profundice. Para los
magistrados, en cambio, resulta razonable el uso de plazos que les facultan a decidir en ms tiempo, as como de situaciones particulares que generan nuevas prrrogas de cumplimiento legal, desde un feriado hasta una huelga. En
cuanto al conflicto que puede subyacer a lo que aparece en el expediente judicial, los magistrados consideran que escapa a sus posibilidades de intervenir, especialmente si no ha sido expresado de manera formal y no aparece claramente vinculado a una determinada norma.
De otro lado, en la cultura occidental, la responsabilidad penal tiene carcter individual y slo el culpable directo de un delito debe ser sancionado. Sin embargo, en muchas culturas las responsabilidades tienen carcter colectivo, pensndose que todo el grupo familiar o comunal debe asumir la reparacin y/o la sancin por un dao causado. De hecho, los mismos familiares del infractor suelen sentirse responsables y buscar una solucin al problema.
En el Juzgado dejan libres a todos los abigeos sostenan unos campesinos de Huamachuco, en la sierra de La Libertad (testimonio personal, mayo del ao 2002), refirindose a las rdenes de comparecencia que dictaban los magistrados. Debe sealarse que en esta regin del pas los linchamientos a los abigeos se volvieron frecuentes. 69 A muchos dirigentes ronderos les parece que este principio implica una claudicacin de las funciones del Estado. Ellos consideran que si no se sanciona un robo pequeo, el autor cometer delitos ms graves. En los principios de las rondas se encuentra establecido que no se podr robar ni siquiera una aguja.
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En los procesos de investigacin y juzgamiento, existen tambin diferencias marcadas: el derecho estatal, por ejemplo, garantiza que ninguna persona sea sancionada por abstenerse de confesar un delito o inclusive por negar su participacin. Para las rondas campesinas, la negativa a confesar una falta corresponde en s misma una nueva infraccin. Ellos consideran que, si una persona no admite su responsabilidad, es imposible que pueda rehabilitarse.
Por todos estos factores que muestran profundas diferencias culturales, los habitantes de las zonas rurales suelen pensar que el Poder Judicial no puede o no quiere responder a sus demandas de justicia. En ocasiones atribuyen a corrupcin o ineptitud una decisin que obedece simplemente a una racionalidad diferente.
Existe un elevado nmero de ciudadanos peruanos que carece de cualquier documento que los identifique 70. Formalmente, a estas personas el Estado no los considera como ciudadanos. No pueden casarse, ni reconocer a sus hijos, ni entablar una demanda o hacer una denuncia ante un tribunal 71.
El ltimo Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD estima en 760,000 los peruanos indocumentados, aunque su misma condicin hace difcil que pueda darse un estimado exacto (p. 65). *bibliografa 71 Llama la atencin que muchas de las vctimas de la violencia poltica entre 1980 y 1993 eran personas que carecan de documentos de identidad, por lo cual sus muertes nunca fueron registradas. En realidad, toda su vida haba transcurrido al margen del Estado.
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Una serie de normas recientes emitidas por el Estado en los ltimos aos ha incrementado el nmero de los indocumentados y ha generado mayores dificultades para su acceso a la justicia. En efecto, en 1996 se dispuso pasar del derecho a obtener una Libreta Electoral, que era un documento gratuito y permanente, a la obligacin de contar con un Documento Nacional de Identidad, que era costoso y posea una validez de slo seis aos 72. Millones de peruanos no pudieron canjear su Libreta Electoral por el DNI y quedaron indocumentados. A la misma situacin han pasado muchas personas que no tienen los recursos para la renovacin del documento 73.
La Resolucin 789-2005-RENIEC emitida el ao 2005 agrav an ms la situacin de los indocumentados al prohibir a los funcionarios pblicos atender a ningn ciudadano que carezca de documentos de identidad vigente. De esta manera, muchas personas no pueden acudir al Poder Judicial o al Ministerio Pblico por un simple requisito formal.
El mayor sector de los indocumentados corresponde a mujeres campesinas y nativas, que no hablan castellano y que viven en los departamentos ms aislados, especialmente en la Amazona. Muchos indocumentados son
tambin vctimas de la violencia poltica, cuyos documentos fueron destruidos por los grupos subversivos, que tambin incendiaron los registros civiles.
Ardito, 2005b http://www.aprodeh.org.pe/reflexiones/anterior/rf22.htm El rgimen de la Libreta Electoral era bastante condescendiente con las limitaciones de la poblacin para obtener documentos. Por ejemplo, los integrantes de las comunidades amaznicas obtenan su Libreta Electoral en la propia comunidad y, como en ese entonces no existan muchas cmaras fotogrficas ni estudios de revelado, el espacio para la fotografa se encontraba en blanco.
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La indocumentacin termina siendo una barrera que el propio Estado impone a los ms pobres para el ejercicio de sus derechos fundamentales, incluyendo el acceso a la justicia. Muchas veces inclusive se impide el ingreso de las
La discriminacin es una situacin permanente en el Per, como lo es tambin el hecho que los peruanos parezcan convivir con ella como si fuera natural 75. En realidad, lo ms grave de la discriminacin peruana es que ha sido negada por autoridades, intelectuales y an por las vctimas de discriminacin, lo cual ha permitido que se mantenga.
Una de las manifestaciones ms fuertes de discriminacin en el Per es el racismo, que subsiste desde la llegada de los espaoles y se mantiene por una serie de razones histricas. Los mestizos, indgenas y afrodescendientes son percibidos como seres inferiores a los blancos o peruanos de ascendencia europea 76.
Entre las instituciones pblicas con esta prctica inconstitucional se encuentran el Congreso de la Repblica, el Indecopi y la mayora de sedes de los Ministerios en la capital de la Repblica. 75 Reid, p.15 76 Es difcil medir el porcentaje de poblacin indgena en el Per, porque efectivamente la mayora de personas tiene esta ascendencia, pero la palabra indgena es considerada despectiva. Podramos alternativamente sealar que menos del 10% de los peruanos carece de ascendencia indgena y alrededor del 20% slo tiene esta ascendencia. La expresin mestizo es usada muchas veces como mecanismo para evitar apreciaciones discriminatorias, pero la comn expresin todos somos mestizos termina el problema del racismo que suelen sufrir las personas indgenas y afroperuanas.
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Los prejuicios racistas generan que los blancos sean asociados a mayor capacidad intelectual, mayor atractivo fsico, mejor posicin econmica y capacidad de mando, mientras que indgenas y afroperuanos son
estigmatizados como peligrosos, poco trabajadores, menos capacitados e incapaces de incorporarse a una economa de mercado 77.
En cuanto a los mestizos, los prejuicios varan dependiendo si pueden mostrar rasgos ms blancos o no. Para ellos, adems, el dinero o la educacin son formas frecuentes de adquirir color social 78 es decir de ser percibidos y tratados como blancos aunque efectivamente no lo sean. Sin embargo, dichos atributos que compensan los rasgos fsicos debern ser visibles para generar dicho efecto 79.
El racismo atraviesa toda la sociedad peruana, desde la familia hasta la escuela y desde la bsqueda de trabajo hasta la definicin de polticas pblicas: en las zonas del pas con mayor ascendencia indgena el Estado realiza menos inversiones en salud, educacin o infraestructura. No es posible sealar que
exista una intencin consciente de perjudicar a esta poblacin, pero las consecuencias son evidentes 80, dentro de lo que hemos denominado discriminacin indirecta 81.
Ardito, 2008 p. 9 Ardito, 2009b, p. 19. 79 Id., p. 10. 80 Segn se puede apreciar en la Convencin contra la Eliminacin de la Discriminacin Racial, un acto puede ser considerado discriminatorio aunque no exista intencin de perjudicar a un determinado sector, siendo suficiente el efecto perjudicial que se produzca (artculo 1) 81 Ardito, 2010, p. 248.
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Los ndices de pobreza de la poblacin rural son mucho ms elevados que la minora de origen europeo. Sin embargo, la poblacin ms privilegiada y las propia autoridades no se sienten cuestionados por esta situacin, debido a que consideran que la pobreza de los campesinos y nativos es un fenmeno natural 82. De hecho, la naturalizacin de la discriminacin permite que la pobreza de la poblacin indgena no sea atribuida a una situacin de injusticia, sino que parece una condicin propia de dicho sector social, vinculndola con su irresponsabilidad o su desidia.
El racismo, sin embargo, se manifiesta en el Per como un fenmeno de discriminacin acumulada, es decir que no aparece solo, sino se une a otros factores de discriminacin, como las carencias econmicas, la escasa educacin, la condicin de mujer, el apellido indgena, la vestimenta, el idioma, el lugar de residencia o proveniencia 83. En el caso particular de
Cajamarca, los campesinos no tienen rasgos andinos, pero s todos los dems elementos, lo cual marca tambin una profunda discriminacin.
Este concepto de discriminacin acumulada ayuda a entender mejor cmo acta el fenmeno de la discriminacin: si bien el machismo est muy extendido en el Per, las vctimas de ste no son todas las mujeres, sino aquellas que son pobres, tienen rasgos indgenas, carecen de estudios, provienen de las zonas rurales, hablan quechua o aymara y emplean vestimenta
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tradicional 84. A esto se aade la discriminacin que estas mujeres sufren dentro de su propia comunidad, un fenmeno que tambin afecta a las mujeres afrodescendientes 85.
Por ello, consideramos que las mujeres indgenas pobres son las ms discriminadas en la sociedad peruana, teniendo este problema caractersticas estructurales como puede apreciarse en el grado de analfabetismo, los logros educativos, la posesin de documentos de identidad, o las oportunidades laborales. En todos estos aspectos, la desigualdad sigue siendo sumamente marcada en relacin a los varones y mucho ms a los varones no indgenas, lo cual mantiene muchas veces a estas mujeres al margen del sistema judicial estatal 86.
La discriminacin se puede evidenciar en la incapacidad por parte del Poder Judicial para atender las demandas legales de las mujeres rurales, sean casos individuales como los procesos de alimentos, violacin sexual o violencia familiar. La falta de respuesta es todava ms visible frente a aquellas
situaciones vinculadas a la intervencin de los mismos agentes del Estado, como las masivas violaciones de campesinas por parte de soldados y policas durante el conflicto armado o las esterilizaciones masivas producidas durante el rgimen de Fujimori.
Reid, p. 25. La situacin social de una mujer polica es muy superior que la de una campesina y la de una magistrada puede ser superior a la mayora de personas, varones o mujeres. 85 Comisin Interamericana de Derechos Humanos, pp. 90-93. 86 Escribens et al, p. 116.
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Una caracterstica particular de la discriminacin en el Per, que la hace difcil de enfrentar, es que ha sido interiorizada por las propias vctimas, que comparten los mencionados prejuicios hacia ellos mismos y quienes tienen rasgos similares. De otro lado, tambin es frecuente que una persona de rasgos andinos o africanos acte de manera discriminatoria hacia alguien semejante a ella o l.
En las ltimas dcadas, se ha hecho evidente que instituciones como la Polica Nacional, el Ministerio Pblico y el Poder Judicial han incorporado a muchas personas de origen indgena, como se puede comprobar por los rasgos fsicos y los apellidos. Se trata de un cambio positivo, debido a los procesos de
movilidad social existentes a partir de los aos cincuenta, como la migracin a las ciudades. Inclusive existen magistrados o fiscales, cuyos padres eran
campesinos analfabetos.
Normalmente, estas personas ya no son discriminadas, porque el ejercicio de un cargo importante y contar con ms educacin y recursos hacen que los rasgos fsicos pasen a segundo plano 87. Sin embargo, algunos de estos
funcionarios pueden manifestar nuevamente actitudes discriminatorias contra la poblacin fsicamente similar a ellos, como una manera de enfatizar su diferencia 88. De igual forma, han sido incorporadas muchas mujeres a
puestos hace poco reservados para los varones, pero es posible que las
La discriminacin puede producirse si es que estos elementos no llegan a ser visibles: un magistrado de rasgos andinos, muy reconocido en su lugar de trabajo, puede ser maltratado en una ciudad donde no se le conoce, si adems viste de manera deportiva. Por ello, las personas que temen ser discriminadas suelen cuidar mucho su apariencia externa. 88 Muoz y Acevedo, p. 66.
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magistradas o fiscales mantengan criterios discriminatorios frente a otras mujeres a quienes consideran inferiores por motivos raciales o sociales 89.
En muchos conflictos que llegan a la administracin de justicia subyacen situaciones de inequidad, que deberan ser compensadas. Sin embargo, en
ninguna de las entidades involucradas existen polticas o lineamientos para enfrentar la discriminacin. Resulta interesante constatar que hasta en las
convocatorias de empleo de algunas Cortes Superiores puede haber expresiones discriminatorias totalmente ilegales, que buscan privilegiar a las personas de buena condicin fsica 90.
Lamentablemente, las creencias y prcticas discriminatorias se encuentran interiorizadas entre los integrantes de las propias instituciones que deberan enfrentarla, es decir el Poder Judicial, el Ministerio Pblico y la Polica Nacional. Es ms, el acceso de todos los ciudadanos a la justicia debera precisamente ayudar a concretizar el derecho a la igualdad, tomando en cuenta, especialmente, que ste slo se hace realidad en los dems derechos 91.
La actitud de los funcionarios de estas instituciones hacia los ciudadanos depende mucho de la ubicacin social, los rasgos, el apellido o la vestimenta de
Varios abogados de Ayacucho refieren haber visto con frecuencia a las magistradas humillar a las mujeres que trabajan en el servicio de limpieza. 90 Resolucin Administrativa 004-2010-P-CSJLL/PJ de la Corte Superior de La Libertad, que convoca a personas sin impedimentos fsicos para llevar a cabo una serie de tareas administrativas. Debe sealarse que, despus de una intervencin de la Defensora del Pueblo, la Corte Superior retir esta expresin. Hace unos aos, la Corte Superior de Madre Dios emiti una convocatoria donde exista un ilegal requisito de edad. 91 DPLF, 2008, p. 2.
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stos. Inclusive en casos muy graves, como homicidio o violacin, la respuesta estatal ser muy dbil si la vctima pertenece a los sectores discriminados 92.
De otro lado, mientras en otros pases, la discriminacin se basa en la creencia de que el discriminado es peligroso o amenazante, en el Per la discriminacin se basa muchas veces en que es un individuo ms dbil o ms vulnerable. A ello se une el hecho que dentro de la sociedad peruana, muchas personas consideran que a los ms dbiles se les puede maltratar.
Por consiguiente, la discriminacin acta en nuestra sociedad como una cadena, en la que quien se encuentra una mejor posicin en la escala social se cree con derecho de poder maltratar a quienes considera inferiores y stos, lejos de enfrentar la discriminacin, buscan mas bien a alguien en una ubicacin an inferior para maltratarlo.
En la administracin de justicia esta prctica puede llevar a que los magistrados y fiscales discriminen al personal administrativo que los apoya y stos a su vez discriminen a sus colegas. En ocasiones, las propias normas generan
discriminacin al colocar a algunos trabajadores en una situacin de mayor precariedad laboral 93. Finalmente, encontramos que los empleados que estn
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Suele compararse mucho en el Per la relativa celeridad con que concluy el proceso por el caso de Utopa, respecto a la lentitud que existi en el caso de Mesa Redonda, que tuvo veinte veces ms vctimas. Vase tambin Ardito 2009, p.8 (Cuaderno de trabajo) 93 El tipo de relacin laboral se vuelve una forma de discriminacin muy frecuente: quienes tienen estabilidad laboral discriminan a los contratados. En muchas instituciones pblicas, las relaciones jerrquicas se hacen muy difciles por el maltrato que se realiza hacia los ms dbiles. Esto tambin puede expresarse en el trato que recibe el pblico. Muchos funcionarios pueden ser cordiales o inclusive sumisos con las personas que consideran de extraccin superior a ellos y al mismo tiempo verticales o despectivos con quienes perciben inferiores.
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campesinos o, en general a las personas de condicin ms vulnerable que acuden a las sedes judiciales 94.
Con frecuencia, elementos externos permiten enfatizar las diferencias: la manera de vestir (terno, corbata, ropa formal), el uso de identificaciones o fotochecks se convierten tambin en mecanismos para discriminar. Esta es una caracterstica de las instituciones pblicas, siendo especialmente visible en la administracin de justicia 95.
Una ltima barrera de carcter burocrtico, fue la Ley 26872 que estableci que, para poder presentar una demanda civil, es necesario anteriormente acudir a un centro de conciliacin. Esta norma tuvo la finalidad de disminuir la carga procesal para el Poder Judicial y permitir que los ciudadanos pudieran encontrar formas alternativas para resolver sus conflictos.
En la prctica, la conciliacin se ha visto seriamente distorsionada en aquellos lugares donde se volvi obligatoria.
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Esta necesidad de encontrar a una persona ms dbil para discriminarla es un fenmeno recurrente que demuestra finalmente una situacin de inseguridad predominante en la poblacin. La nica forma en la que muchas personas pueden sentirse conforme con ellas mismas es comparndose con otras y asegurando as una cierta superioridad. . 95 No debe dejar de sealarse que el comportamiento discriminatorio puede constituirse en un mecanismo para enfrentar situaciones como el sndrome de agotamiento profesional (SAP) que afecta a aquellas personas cuya labor implica enfrentarse a situaciones difciles y dolorosas. Puede estar presente en el personal de una crcel, de un tribunal o una comisara. La vctima del SAP no cuenta normalmente con espacios para compartir cmo le afectan las situaciones que enfrenta y termina muchas veces acumulando tensiones. En estos casos, es muy posible que el funcionario cree una barrera respecto al pblico, volvindose duro o insensible, con la finalidad que el sufrimiento de las personas no le llegue a afectar. Con frecuencia, cuando una persona aparece como ms frgil y vulnerable el funcionario siente que puede actuar con mayor dureza, producindose muchas veces maltratos (Ardito 2008, p. 48)
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En esos
establecimientos, lejos de buscarse la conciliacin, se busca cumplir un simple trmite formal y para la mayora de litigantes, esto implica una inversin intil de tiempo y dinero.
Afortunadamente, la obligatoriedad de pasar por una instancia de conciliacin se restringe solamente a las provincias de Trujillo y Arequipa y al Distrito Judicial del Cono Norte 96, siendo posteriormente aadidas las ciudades de Lima y Callao 97. En el ao 2010, se ha dispuesto que sea extendida a otras ciudades.
Sin embargo, la necesidad de acudir a un centro de conciliacin no incluye a los litigantes provenientes de las zonas rurales en esos Distritos Judiciales. En el caso del Cono Norte, explcitamente fue excluida la provincia de Canta 98. Al parecer, el propio legislador era consciente que una norma de esta naturaleza perjudicaba a los habitantes de las zonas rurales. La CERIAJUS propuso que se derogue la obligatoriedad 99, pero hasta el momento esto no se ha producido 100.
1.2. INICIATIVAS
ESTATALES
PARA
ENFRENTAR
LAS
Decreto Supremo N 007-2000-JUS. Ley 27398. 98 Decreto Supremo N 007-2000-JUS, artculo 2. 99 CERIAJUS, p. 114. 100 El argumento, aparentemente humanitario, para mantener una medida que perjudica a millones de litigantes, es que muchos abogados sin recursos reciben sus ingresos de los centros de conciliacin.
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El anlisis de diversas decisiones tomadas por los legisladores y el Poder Judicial durante los ltimos aos, refleja la voluntad de enfrentar las barreras que impiden el acceso a la justicia de la poblacin rural, lo cual es muy saludable ya que revela una mayor conciencia frente a esta problemtica.
En el Acuerdo Nacional por la Justicia, convocado hace unos aos por el entonces Presidente del Poder Judicial, Hugo Sivina Hurtado se emiti un informe denominado Polticas de Estado para el cambio estructural en el Poder Judicial. En dicho documento, se hace referencia al acceso a la justicia y a las barreras existentes para los ciudadanos 101.
En el texto se hace referencia a una elitizacin de la justicia 102, sealndose, entre otros problemas, los costos de los procesos judiciales y la discriminacin y exclusin hacia los sectores vulnerables, incluyndose entre stos a las mujeres, los indgenas y los menores de edad. El documento seala que para estas personas la vigencia efectiva de sus derechos resulta en gran medida ilusoria 103.
Se plantea la necesidad de una poltica de equidad para que los ciudadanos ms pobres puedan acceder a una justicia gratuita y de calidad 104.
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Movilizar activamente los recursos del Estado y la sociedad para garantizar que todas las personas en el Per cuenten con efectivo acceso a los recursos judiciales y a los medios alternativos de resolucin de conflictos, a fin de que stos protejan efectivamente los derechos de todos 105.
El acceso a la justicia es un derecho humano y condicin indispensable para la realizacin de todos los dems derechos humanos. Cumple una valiosa funcin protectora en favor de las personas que sufren pobreza, indefensin, exclusin, marginacin o discriminacin. Vastos sectores de la poblacin se encuentran imposibilitados de acceder al aparato judicial, lo cual genera una constante demanda de reversin de esta situacin 106. Esta reflexin se complementa con aquella sostenida en la CERIAJUS, Comisin Especial para la Reforma Integral de la Administracin de Justicia, integrada por el Poder Judicial, el Ministerio Pblico, el Ministerio de Justicia, el Tribunal Constitucional, el Congreso de la Repblica, los Colegios de Abogados, el Consejo Nacional de la Magistratura, la Academia de la Magistratura, as como de representantes de las Facultades de Derecho y de la sociedad civil 107.
El producto de estas importantes discusiones fue el Plan Nacional de Reforma Integral de la Administracin de Justicia, presentado el 6 de mayo del 2004, el primer documento elaborado conjuntamente por todas las instituciones involucradas en la administracin de justicia para enfrentar este problema.
Ibid, p. 4. Ibid., p. 5. 107 La CERIAJUS fue convocada en el ao 2003, mediante la Ley 28083. Pese a tratarse de una convocatoria sumamente amplia, un serio problema es que estuvo conformada bsicamente desde la perspectiva de juristas y no de la propia poblacin o de otras instituciones De esta manera, no fue incluida la Polica Nacional, cuyas decisiones y comportamientos tienen directa incidencia en el acceso a la justicia. Igualmente, la sociedad civil estuvo representada por juristas residentes en Lima.
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Debe sealarse que la CERIAJUS plante conscientemente la necesidad de garantizar que todos los ciudadanos puedan acceder en forma igualitaria 108 al sistema judicial, lo cual implicaba enfrentar las barreras que impiden esta situacin. Se seala que el acceso a la justicia debe ser libre y general 109
Resulta importante sealar que la crisis del Poder Judicial no deba ser percibida como una situacin aislada, sino parte de un incumplimiento del Estado para satisfacer demandas fundamentales de la poblacin 110.
En los ltimos aos, gracias a los lineamientos expresados por la CERIAJUS, se han producido varios avances destacables en el acceso a la justicia, que inclusive podran servir de modelo para otras instituciones estatales a las cuales los ciudadanos tienen tambin muchas dificultades de acceder. En otros casos, los esfuerzos han sido todava insuficientes.
Como ya se ha sealado, un sector importante de la poblacin rural, es vctima de varias de estas barreras simultneamente. Las personas que se encuentran aisladas geogrficamente suelen ser los ms pobres. Las personas que no hablan castellano, suelen ser quienes no tienen documentos de identidad.
Estas barreras se acumulan entre los habitantes de ascendencia indgena, que viven en las provincias de la sierra y de la selva, especialmente las mujeres.
Plan Nacional de Reforma Integral de la Administracin de Justicia, p. 17. Ibid., p. 85. 110 Ibid, p. 20. Se sostiene que, mientras el Estado ha vendido una gran cantidad de servicios pblicos, en otros, como la administracin de justicia, ha dejado que la ineficiencia los consuma, condenndolos a la disfuncionalidad.
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Despus de haber sido ignorada durante casi dos siglos por las instituciones estatales peruanas, en los ltimos aos, la barrera lingstica ha comenzado a ser tomada en cuenta por algunas entidades estatales.
De esta forma, hasta el momento, cuatro Gobiernos Regionales han reconocido como oficiales los idiomas indgenas, comenzando con el Cusco, que reconoci al idioma quechua como idioma oficial y ha establecido que todo el personal del Gobierno Regional debe manejar este idioma 111.
El Gobierno Regional de Apurmac dispuso que las dependencias pblicas (colegios, comisaras, centros de esparcimiento, postas de salud, etc.) deben emplear el quechua en el material impreso, la publicidad radial y televisiva, as como en sus avisos o carteles, habindose realizado diversos avances 112. Hasta el momento, sin embargo, esta norma no se ha cumplido en las instituciones a cargo de la administracin de justicia.
Por su parte, el Gobierno Regional de Ayacucho ha reconocido como oficial el quechua y tambin el ashninka, que se habla en algunos distritos de la provincia de La Mar 113, donde se plantea adems que los funcionarios deben
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manejar estos idiomas. El Gobierno Regional de Junn ha reconocido, adems del quechua, al kakinte, el ashninka y el yanesha que se hablan en las provincias de Chanchamayo y Satipo 114.
En todos estos casos, el carcter oficial de los idiomas no implicaba de manera explcita cambios al interior del Poder Judicial y el Ministerio Pblico, pero hubiera sido lgico que estas entidades procuraran adecuarse a ello.
Una posible decisin que debera tomarse es imitar a las Municipalidades Provinciales de Abancay y Huamanga, que han dispuesto en sus Ordenanzas contra la discriminacin que en adelante el manejo del quechua sea requisito para ser contratado en la municipalidad y que se promover que los empleados que desconocen este idioma puedan aprenderlo 115. La Ordenanza contra la
Igualmente, las Ordenanzas Regionales contra la discriminacin de Apurmac y Huancavelica disponen solamente que en todas las dependencias del Gobierno Regional habr empleados que manejen el quechua 117.
Ordenanza 089-2008-GRJ/CR. Resulta especialmente interesante que en los casos de Ayacucho y Junn se ha decidido incorporar a los idiomas amaznicos, tradicionalmente ignorados por las autoridades regionales (antes departamentales). En este sentido, la Ordenanza cusquea parece que debera modificarse para incluir el machiguenga, el piro o yine y otras lenguas amaznicas que se hablan en la provincia de La Convencin. 115 Ordenanza 002-2008-A-MPA de la Municipalidad de Abancay, artculo 3, Ordenanza Municipal 021-2008-MPH/A de la Municipalidad de Huamanga, artculo 3. Aparece la misma disposicin en la Ordenanza 010-MPDSJB de la Municipalidad Distrital de San Juan Bautista, artculo 3. 116 Artculo 3, d. 117 Artculo 11 de ambas Ordenanzas.
114
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La Ordenanza 018-2008-CPA-MPA de la Municipalidad de Andahuaylas no establece la obligacin de contratar personas que manejen el quechua, pero puede deducirse que va en este sentido, puesto que dispone que autoridades y funcionarios de todas las dependencias pblicas atendern a las personas, dialogando en el idioma materno, el quechua o runasime, cuyo uso es oficial 118. A nuestro entender el trmino dialogar es expresado para Por eso, se
No tenemos informacin respecto a si esta norma viene cumplindose en el Poder Judicial, el Ministerio Pblico y la Polica Nacional.
Finalmente, la Ordenanza 001-2009 de la Municipalidad de Imaza-Chiriaco seala que todas las instituciones pblicas y privadas que acten en el distrito debern emplear el idioma awajn, adems del castellano. Esta medida, sin
embargo, tiene un impacto relativo para la administracin de justicia, puesto que en dicho distrito las nicas instancias judiciales existentes son los Juzgados de Paz donde ya se emplea el awajn.
Llama la atencin que hasta el momento no haya sido objeto de un reconocimiento similar el aymara, pese a que es la lengua predominante en varias provincias de Puno.
Artculo 4. Lamentablemente, en la regin andina existen personas que manejan el quechua para dirigirse de manera imperativa o incluso despectiva a los campesinos. En quechua se puede ser mucho ms hiriente, seala una doctora ayacuchana, especializada en salud pblica.
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A nivel nacional, una norma muy importante, que puede marcar un precedente para enfrentar la problemtica lingstica dentro de la administracin de justicia estatal, ha sido la Ley 29360, publicada el 14 de mayo del 2009, que establece que los defensores de oficio debern hablar el idioma indgena predominante en el lugar donde sean destinados 120. Se sigui de esta manera la recomendacin de la CERIAJUS 121.
Esta disposicin contribuye a enfrentar la problemtica de indefensin de muchas personas, tomando en cuenta, adems, que los defensores de oficio ahora no slo tienen por funcin dar asesora legal a los acusados sin recursos econmicos, sino tambin brindar apoyo a las vctimas de una serie de situaciones que principalmente afectan a las mujeres, quienes en mayor proporcin desconocen el castellano 122.
De igual forma, la Polica Nacional considera como un requisito hablar idiomas indgenas para ingresar a varias de sus Escuelas de Polica, como la que existe en Huancavelica con el quechua. En las Escuelas de Polica de Pucallpa, Mazamari y Ayacucho existe tambin un porcentaje de alumnos becados provenientes de comunidades nativas amaznicas 123.
120 121
Artculo 10, inciso d. CERIAJUS, p. 113. 122 Artculo 8, inciso b. Vase infra. 123 Debe resaltarse el inters de las autoridades de este ltimo departamento por incluir a la poblacin amaznica, que no se aprecia en otros lugares donde tambin la capital est en la sierra y existen provincias de selva.
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La flexibilizacin de los requisitos de admisin de postulantes indgenas es otra medida de discriminacin positiva, que tiene por objeto evitar la situacin de muchas comunidades amaznicas, donde hasta ahora se ha percibido a los policas como individuos forneos que desconocen el idioma y las costumbres locales. Se busca generar una relacin de confianza entre la Polica Nacional y la poblacin. En el caso de Ucayali, se ha logrado tambin que existan varias mujeres policas shipibas.
Algunas instituciones estatales vienen proporcionando informacin sobre derechos fundamentales en idiomas indgenas. Por ejemplo, la Oficina
Nacional de Procesos Electorales divulga informacin en medios radiales en quechua, aymara, shipibo, ashninka y awajn durante las elecciones presidenciales o municipales. Igualmente, el portal electrnico de la
Defensora del Pueblo y el portal del servicio ALEGRA (Asistencia Legal Gratuita) del Ministerio de Justicia tienen una versin en quechua, aunque debe sealarse, que, normalmente, las personas que tienen acceso a Internet manejan el idioma castellano.
En cuanto al Poder Judicial y el Ministerio Pblico, los avances son ms dbiles. La CERIAJUS recomend que el reclutamiento de magistrados,
fiscales y policas tomara en cuenta su capacidad lingstica para ejercer en una zona determinada 124, pero hasta ahora solamente se ha logrado que los postulantes a jueces o fiscales reciban un puntaje adicional si presentan un certificado que hablan quechua u otro idioma indgena. Sin embargo, no existe
124
CERIAJUS, p. 131.
61
una evaluacin complementaria para acreditar este manejo lingstico por parte del Consejo Nacional de la Magistratura, lo que sera especialmente importante, porque no se trata slo de tener supuestamente el conocimiento terico, sino de hablar y comprender dichos idiomas.
La CERIAJUS propuso tambin la contratacin urgente de traductores de las lenguas indgenas, que deban ser capacitados en temas legales 125. Inclusive se dispuso la creacin de un Registro Nacional de Intrpretes 126. Aunque esto debi ser implementado por la Resolucin Administrativa de la Presidencia del Poder Judicial N 150-2004-P-PJ, en realidad nunca se lleg a cumplir esta norma y no existe todava un solo traductor nombrado por el Poder Judicial. La CERIAJUS plante que este tema fuera especialmente abordado en los Mdulos Bsicos de Justicia 127, pero no se ha cumplido.
No se han realizado tampoco las traducciones a libros y cintas magnetofnicas de los textos normativos, conforme haba recomendado la CERIAJUS con carcter de urgencia 128.
Un esfuerzo importante ha partido del Ministerio de Justicia, que ha elaborado versiones de la Constitucin en quechua y aymara y, al parecer, preparara pronto una versin en ashninka. Por ahora, se trata de esfuerzos aislados, con
125 126
CERIAJUS, p. 126. CERIAJUS, p. 127. 127 CERIAJUS, p. 103. 128 CERIAJUS, p. 392.
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un carcter marcadamente simblico, que no se reflejan en una adecuada difusin de los contenidos de dichas traducciones 129.
En realidad, ni siquiera existe ninguna investigacin en cuanto a trminos jurdicos en idiomas indgenas. De existir un posible intrprete, no contara
con instrumentos oficiales como un glosario de trminos jurdicos, realizndose las traducciones segn el criterio ocasional de cada persona.
Finalmente, no se suele tomar en cuenta el manejo de un idioma para sealar el lugar de destino de un magistrado o funcionario de la administracin de justicia. Algunos Presidentes de Corte Superior vienen asumiendo con mayor seriedad esta problemtica, especialmente en Ayacucho y Huancavelica, donde los magistrados quechuahablantes prefieren ser ellos mismos quienes interroguen a las partes de un proceso que evidentemente no hablan castellano. Sin embargo, no existe todava una reflexin de todo el sector judicial en este sentido 130.
Ante la falta de accin por parte del Estado para enfrentar las barreras lingsticas en la administracin de justicia, resultan destacables los esfuerzos de otras instituciones.
En el portal del Ministerio de Justicia se encuentra grabada la versin en quechua para que sea de fcil acceso para los oyentes, tomando en cuenta que la mayora no ha sido alfabetizada en su idioma y tiene dificultades para leerlo: http://www.minjus.gob.pe/consti_quechua/index.html 130 Conversaciones con los seores Presidentes de las Cortes Superiores de Huancavelica, Doctor Mximo Alvarado y de Ayacucho, Doctor Csar Prado Prado (octubre de 2004).
129
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De esta forma, tenemos el Instituto Lingstico de Verano, que hacia fines de la dcada de los ochenta tradujo la Declaracin Universal de los Derechos Humanos a todos los idiomas del Per con los que trabajaba. Sin embargo, este documento no tuvo difusin masiva por parte de las autoridades peruanas 131.
Igualmente, tenemos la labor del Centro Amaznico de Antropologa y Aplicacin Prctica (CAAAP) y el Instituto Peruano de Educacin en Derechos Humanos y la Paz (IPEDHEP) en cuanto a trminos vinculados a los derechos humanos en idioma awajn. El Instituto de Defensa Legal tambin difunde en quechua, aymara, shipibo, ashninka y awajn informacin sobre derechos humanos. APRODEH viene difundiendo materiales al respecto en quechua
Todos estos esfuerzos son muy valiosos, pero no se encuentran adecuadamente coordinados ni estn vinculados a las instancias estatales.
Por su parte, las autoridades judiciales no han incorporado en los procesos de traduccin los trminos utilizados en estos proyectos, en buena medida porque no visualizan la necesidad de llegar a trminos estandarizados en los idiomas indgenas. oficial. Lamentablemente, estos esfuerzos quedan sin mayor respaldo
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En los ltimos aos, el aislamiento de muchos caseros y comunidades ha disminuido debido a la expansin de la telefona rural y la internet. Sin embargo, la mayor parte de las carreteras en el Per continan en un estado penoso, con lo cual persisten las dificultades para el traslado de la poblacin, especialmente en las zonas rurales, siendo su presencia fundamental en muchos procesos judiciales.
Por ello son fundamentales las medidas que lleve a cabo el Poder Judicial para enfrentar la barrera geogrfica.
Debe sealarse que, al momento de delimitar los Distritos Judiciales, el Poder Judicial ha optado no solamente por tomar en cuenta la demarcacin poltica, sino tambin las posibilidades de comunicacin y factores de vinculacin comercial, cultural y un sentimiento de identidad. Se ha logrado de esta
manera que la demarcacin judicial sea ms razonable que la departamental, e inclusive creemos que podra servir como base para disear un plan de regionalizacin ms cercano a la realidad.
Debido a este anlisis de las posibilidades de interconexin ya existentes, en el norte del Per se tom la decisin de que tres provincias del norte de Cajamarca (Cutervo, Jan y San Ignacio) fueran asignadas al Distrito Judicial
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de Lambayeque. De otro lado, la provincia de Bolvar, perteneciente a la Libertad, fue asignada al Distrito Judicial de Cajamarca.
En cuanto al departamento de Ancash, el gran dinamismo econmico de la zona costera y las dificultades de comunicacin con la sierra llevaron a que fuera dividido entre el Distrito Judicial de Santa, con sede en Chimbote, conformado por las provincias de la costa (Santa, Casma y Huarmey) y el norte (Pallasca y Corongo) y el Distrito Judicial de Huaraz, para las provincias del centro y el sur. A este ltimo Distrito Judicial se le ha asignado tambin la provincia de Maran (Hunuco). Otra provincia de la regin Hunuco, Puerto Inca, ha sido asignada al Distrito Judicial de Ucayali.
En el centro del pas, se ha dispuesto que al Distrito Judicial de Junn corresponda la provincia de Oxapampa (Pasco), que est dentro de la jurisdiccin de la Sala Descentralizada de La Merced. De esta manera, la Corte Superior de Pasco slo tiene jurisdiccin sobre las provincias de Cerro de Pasco y Daniel Alcides Carrin.
En la regin Huancavelica se produce uno de los casos ms visibles en los cuales la ausencia de conexin entre las provincias genera que stas sean asignadas a diferentes Distritos Judiciales: la provincia de Tayacaja corresponde al Distrito Judicial de Junn, la provincia de Churcampa al de Ayacucho y la provincia de Huaytar han sido asignadas al Distrito Judicial de Ica. Slo las provincias de Acobamba, Angaraes, Castrovirreyna y
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En la zona sur del pas, las provincias del sur de Ayacucho (Parinacochas, Lucanas, Pucar del Sarasara) han sido asignadas al Distrito Judicial de Ica y la provincia apurimea de Cotabambas pertenece al Distrito Judicial del Cusco.
En la Amazona, tenemos el caso de la provincia de Alto Amazonas, con capital Yurimaguas (Loreto), pertenece al Distrito Judicial de San Martn.
Finalmente, dentro de la regin Lima se han creado los Distritos Judiciales de Lima Norte (que incluye la provincia de Canta), Caete (que incluye Yauyos) y Huaura (que incluye Chancay, Oyn y Barranca). A la Corte Superior de Lima solamente le corresponde la provincia de Huarochir.
En
algunas
capitales
departamentales
donde
florecen
sentimientos
regionalistas, estas decisiones sobre la demarcacin suelen ser criticadas como un ataque a la identidad y la cohesin que debera existir al interior de cada departamento. Sin embargo, en realidad las dificultades son muy grandes y
Hace unos aos, una delegacin de la Corte Suprema de Ayacucho pretendi dirigirse a las provincias ayacuchanas del sur, Pucar del Sara Sara, Lucanas y Parinacochas, con la finalidad de explorar la posibilidad que fueran asignadas a la Corte Superior pero las graves dificultades que sufri la expedicin fueron mas bien tiles para comprobar que la decisin tomada por el Poder Judicial haba sido razonable. .
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La reciente creacin de las Cortes Superiores de Tumbes, Pasco, Moquegua y Madre de Dios tambin ha sido un mecanismo para enfrentar la barrera geogrfica. Sin embargo, en ocasiones la carga procesal no llega a justificar la creacin de una Corte Superior 134.
Una alternativa ms conveniente es la creacin de Salas Superiores Descentralizadas 135, que en algunos casos son Mixtas y en muy pocos son Salas Especializadas. Gracias a esta medida, se reduce considerablemente la distancia que la poblacin debe viajar. Sin embargo, no siempre su creacin refleja las necesidades de la poblacin rural. Por ejemplo, en el Distrito
Judicial de Ica funcionan tres de estas salas, en las ciudades de Chincha, Pisco y Nazca, pero no en las provincias andinas que le corresponden a esta Corte Superior y que son las ms aisladas. Debe tambin sealarse que las salas llamadas itinerantes no cumplen realmente esta funcin por motivos econmicos 136.
La tarea de enfrentar la barrera geogrfica debe tener carcter permanente. De esta forma, buscndose mayor racionalidad y la disminucin de costos para los usuarios. De esta forma, la provincia de Huarochir, que dependa
Por ejemplo, la Corte Superior de Tumbes tiene una reducida carga procesal, en comparacin con la que existe en Sullana, que hubiera sido la sede ms adecuada de una Corte Superior. 135 Estas Salas Descentralizadas funcionan en Urubamba y Sicuani (Distrito Judicial del Cusco), Sullana (Distrito Judicial de Piura), Jan (Distrito Judicial de Lambayeque), Andahuaylas (Distrito Judicial de Apurmac), Chota (Distrito Judicial de Cajamarca), Huamachuco (Distrito Judicial de La Libertad), Chincha, Pisco y Nazca (Distrito Judicial de Ica), Caman (Distrito Judicial de Arequipa), Ilo (Distrito Judicial de Moquegua), Juanju y Tarapoto (Distrito Judicial de San Martn), La Merced y Tarma (Distrito Judicial de Junn), Juliaca (Distrito Judicial de Puno) y Tingo Mara (Distrito Judicial de Hunuco). 136 Muoz y Acevedo, p. 48.
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Superior de Lima.
asignados al Distrito Judicial de Lambayeque y dos distritos de la selva del Cusco, Quimbiri y Pichari, dependen ahora del Distrito Judicial del Ayacucho, dado que estaban totalmente desconectados de la sede judicial de Quillabamba 137.
Otra medida muy importante es la creacin de Juzgados Mixtos en aquellos lugares que, pese a no ser capitales de provincia, tienen un elevado crecimiento de poblacin o tambin existe gran dificultad de llegar a otras localidades. En el Distrito Judicial de Ayacucho corresponde al primer ejemplo la creacin del Juzgado Mixto de Ayna-San Francisco y al segundo la creacin del Juzgado Mixto de Chungui 138.
Sin embargo, todava existen diversas limitaciones para que la geografa no sea una barrera que para muchos ciudadanos resulta insalvable. Por ejemplo, la provincia loretana de Ucayali, cuya capital es Contamana, depende judicialmente de la ciudad de Iquitos, aunque est mucho ms cerca de Pucallpa, la sede de la Corte Superior de Ucayali 139.
Una muestra respecto a cmo se siguen tomando decisiones al respecto se produjo el 21 de abril del 2009, en que por Resolucin Administrativa 123-2009-CE-PJ el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial dispuso que la provincia de Cotabambas pasara al Distrito Judicial de Apurmac, lo cual gener muchos problemas para los habitantes debido a la desconexin existente. Finalmente, el 14 de octubre se emiti la Resolucin Administrativa 353-2009-CEPJ, por la cual se decidi reintegrar la provincia de Cotabambas al Distrito Judicial del Cusco, 138 Otros ejemplos de Juzgados Mixtos creados debido al crecimiento de la poblacin son La Peca (Amazonas), Majes-Pedregal (Arequipa), Motupe (Lambayeque), Tambogrande y Catacaos (Piura), Nueva Cajamarca (San Martn) y Yarinacocha (Ucayali). Ejemplos de Juzgados Mixtos creados para enfrentar el aislamiento de una zona son mas bien Tilali (Puno) y Campoverde (Ucayali). 139 Sin embargo, desde el punto de vista policial, Contamana s depende de la Regin Policial de Pucallpa. La superposicin entre diversos mapas institucionales puede generar diversas dificultades operativas.
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Un proceso similar de expansin dentro del territorio nacional viene llevando a cabo el Banco de la Nacin, que en muchos lugares es la nica institucin bancaria. La apertura de nuevas agencias del Banco de la Nacin facilita el pago de los aranceles judiciales en aquellas zonas que no estn exoneradas. Sin embargo, todava existen muchas localidades alejadas de esta institucin 140.
A fines de los aos noventa, el Poder Judicial enfrent la barrera geogrfica mediante una medida que implic elevados costos, provenientes de la cooperacin internacional, pero que facilitaba el acceso a la justicia de muchos ciudadanos: la edificacin de 43 Mdulos Bsicos de Administracin de Justicia. Los mdulos bsicos son establecimientos donde se concentran las oficinas de magistrados, fiscales, policas, defensores de oficio y otros funcionarios, para permitir una coordinacin inmediata entre las diversas instituciones a cargo de administrar justicia.
Tericamente, los mdulos bsicos deban ser edificados en aquellas localidades del pas donde exista una elevada carga procesal, pero, al no existir una infraestructura adecuada para administrar justicia, la poblacin deba desplazarse hasta otra localidad. Sin embargo, los mdulos bsicos resultaron
En el ao 2006, en una provincia ancashina, las actividades judiciales quedaron paralizadas, porque los empleados del Banco de la Nacin entraron en vacaciones y se pretenda que la poblacin acudiera a otra provincia a realizar sus pagos, sin considerar que esto implicaba un viaje de varios das (Testimonio personal de Raquel Yrigoyen Fajardo, marzo del 2006).
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manifiestamente insuficientes en algunos lugares del pas y en otros no cubran la carga procesal 141.
Al respecto, la CERIAJUS recomend la construccin de los 40 nuevos Mdulos de Administracin de Justicia que inicialmente estuvieron previstos 142.
A nivel de medios de comunicacin, a cada Corte Superior se le ha otorgado vehculos que seran muy tiles para las zonas rurales pero suelen ser asignados para actividades institucionales ms protocolares. Adems, por una
distorsionada percepcin de la jerarqua institucional, en muchos casos quedaron asignados para las actividades cotidianas del Presidente de la Corte Superior 143.
Debido a ello, muchos magistrados han decidido delegar sus funciones a los Jueces de Paz y muchos fiscales a la Polica Nacional, pero consideramos que no es lo ms aconsejable. Los Jueces de Paz carecen del conocimiento
Muchos mdulos bsicos fueron ubicados para atender las necesidades de justicia de la poblacin urbana. Solamente en Lima se construyeron ocho y en otras ciudades destacan los edificados en Nuevo Chimbote, Jacobo Hunter, Paucarpata y Mariano Melgar (Arequipa), Santiago (Cusco), La Esperanza (Trujillo), Leonardo Ortiz (Chiclayo) y Castilla (Piura). Los mdulos bsicos ms orientados a la poblacin rural son los que funcionan en Bagua (Amazonas), Andahuaylas (Apurmac), Caravel (Arequipa), Huanta (Ayacucho), Acomayo (Cusco), Ambo y La Unin (Huanuco), Tayacaja (Junn), Huamachuco (La Libertad), Motupe (Lambayeque), Requena (Loreto), Yunguyo y Azngaro (Puno), Rioja (San Martn) y Campoverde (Ucayali). 142 CERIAJUS, p. 104. 143 Ardito, http://www.adital.com.br/site/noticia.asp?lang=ES&cod=29201
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fundamental en los interrogatorios que se pueden llevar a cabo ante la Polica Nacional.
Sera factible asignar los recursos necesarios para enfrentar la barrera geogrfica, pero el centralismo del Poder Judicial lleva a que los gastos de la Corte Suprema y las dems instancias ubicadas en Lima sigan siendo ms importantes que la inversin en enfrentar los problemas de acceso a la justicia de la poblacin.
Un ejemplo de una decisin positiva ha sido planteado por los magistrados de la Sala Penal Nacional, que en varios casos se han trasladado a determinados lugares del pas, si consideraban que los involucrados tenan muchas dificultades para movilizarse. excepcional. Sin embargo, esta medida sigue siendo
Una muestra de las posibilidades de la tecnologa se llev a cabo en enero del ao 2010, al llevarse a cabo en la Corte Superior de Junn un juicio por medio de un sistema de microondas. En este caso, los magistrados de la Sala Penal
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Esta situacin podra reproducirse sin mayores costos a nivel nacional y lograra evitar los gastos que implica el traslado de los reos 145, las vctimas o testigos.
Existen varias medidas que el Poder Judicial ha tomado para evitar que el acceso a la justicia est mediatizado por la capacidad econmica de las personas. Estas decisiones revelan un reconocimiento de la existencia de un grave problema que, aunque no se soluciona en su totalidad, s logra auxiliar a algunos litigantes. A continuacin analizaremos su efectividad para las zonas rurales, porque en la prctica, creemos que han sido medidas pensadas ms en los habitantes de las ciudades.
Una muestra que el propio Poder Judicial es consciente de las consecuencias negativas que tienen los aranceles para el acceso a la justicia es que ha decidido exonerar de estos pagos a aquellas materias en las que resulta ms evidente que estn en juego derechos fundamentales, como los procesos penales, laborales, y de alimentos, as como de la justicia constitucional.
Muchos reos son trasladados esposados en mnibus, en condiciones de alto riesgo. Quienes son trados de otros lugares a Lima son alojados durante varios das en la carceleta del Palacio de Justicia en condiciones de total hacinamiento y sin que se les proporcione adecuada alimentacin. Estos problemas se evitaran si los procesos se realizaran de manera virtual.
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Sin embargo, debemos sealar que las personas pobres no solamente tienen problemas en estas materias. Pueden existir muchos problemas en materia
civil, como una indemnizacin por un dao recibido, frente a las cuales las carencias econmicas los llevan a una situacin de indefensin.
Una segunda medida es el llamado auxilio judicial, que permite la exoneracin a una persona concreta del pago de tasas judiciales en un determinado proceso.
El auxilio judicial tiene como principales limitaciones que debe ser solicitado por los interesados, por lo cual, cuando no se solicita se asume que el litigante posee los recursos necesarios. El problema es que la mayora de personas desconoce que puede presentar esta solicitud 146 y resuelto en un procedimiento especial de resultado incierto para el involucrado.
Se trate de un trmite engorroso, para el cual el Poder Judicial lleg a elaborar una ficha donde se solicitaban requisitos que no lograban precisamente ayudar a determinar la situacin de pobreza, como adjuntar los recibos de telfono y cable, siendo que los ms pobres no poseen esos servicios 147. Por todo ello,
Una medida ms general, planteada por CERIAJUS fue que los aranceles expresaran los costos reales de las actuaciones judiciales y no fueran fijados de
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Una magistrado de Espinar (Cusco) nos indica que se le llam la atencin por conceder auxilio judicial a muchos campesinos. Ella refiere que en realidad, los litigantes no solicitaban el auxilio judicial porque no saban que exista (testimonio personal recogido el 14 de mayo del 2010). 147 Resolucin Suprema 182-2004-CE-PJ.
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manera arbitraria 148, lo que equivala a percibir la actividad de los magistrados como un mecanismo de captacin de recursos. La CERIAJUS recomend tambin que los aranceles fueran reducidos 149, lo cual se hizo parcialmente.
Otra medida que la CERIAJUS propuso fue evitar que el bono jurisdiccional dependiera de los ingresos por tasas judiciales, pero esto hasta el momento no ha sido conseguido 150.
Finalmente, frente a las limitaciones que implica el auxilio judicial, la CERIAJUS propuso que se exonerara de aranceles a las provincias ms pobres del pas 151. Hubo inicialmente cierta resistencia por parte de la Gerencia del Poder Judicial, pero luego se demostr que al exonerar de estos pagos a los litigantes de lugares tan pobres no habra una prdida de ingresos y mas bien s se poda enfrentar el problema de acceso a la justicia.
Finalmente, se acept la propuesta, pero en funcin de la demarcacin distrital. De esta manera, se han emitido sucesivas resoluciones administrativas que exoneran a los distritos ms pobres del pas 152. La ms completa es la
Resolucin 004-2005-CE PJ del 7 de enero del 2005 que alcanza a los 545 distritos ms pobres del pas, en su mayor parte distritos de poblacin rural 153. La elaboracin del listado se bas en los documentos del FONCODES y de otras instituciones. Sin embargo, en algunos casos, provincias enteras como
CERIAJUS, p. 123. Por ejemplo, el pago por cada folio de copias certificadas se ha reducido a S/. 3.55. 150 CERIAJUS, p. 123. 151 CERIAJUS, p. 125. 152 Las Resoluciones 1067-CME-PJ, 036-2002-PJ, 051-2002-CE-PJ y 132-2003-CE-PJ (CERIAJUS, p. 125). 153 Personalmente, nos cabe el honor de haber gestionado dicha exoneracin dentro del Poder Judicial.
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Condorcanqui en Amazonas, Mariscal Luzuriaga y Asuncin en Ancash, Snchez Carrin en La Libertad o Cutervo y San Ignacio en Cajamarca se vieron totalmente exoneradas.
Los temores que se tena respecto a que algunas personas podran fraguar que vivan en dichos lugares para evitar los aranceles judiciales no se han llegado a concretar.
Debe sealarse que, de todos modos, en estos lugares se mantienen los costos indirectos 154, como el pago por defensa judicial. A nuestro modo de ver, sin embargo, existen muchos otros lugares del Per que deberan estar comprendidos en esta exoneracin 155.
En los aos siguientes, en situaciones excepcionales, el Poder Judicial ha dispuesto la exoneracin temporal en otras zonas del pas 156.
a) Defensa de Oficio
Por ejemplo, el Distrito Judicial de Huancavelica ha sido totalmente exonerado de aranceles judiciales, pero la carga procesal contina siendo muy reducida. 155 Paralelamente, la Ley 28470 elimin la exoneracin de tasas y aranceles de que gozaban las administradoras de fondos de pensiones segn los artculos 37 y 38 de la Ley del Sistema Privado de Administracin de Fondos de Pensiones. Resultaba totalmente contradictorio que estas entidades que manejan importantes recursos econmicos estuvieran exoneradas de los pagos que debe afrontar la mayora de ciudadanos. 156 Por ejemplo, el 4 de septiembre del 2007 se emiti la Resolucin Administrativa 216-2007CE-PJ dirigida a eliminar los aranceles y los pagos por cdulas de notificacin para la zona devastada por el terremoto del 15 de agosto. La exoneracin dur hasta el 31 de diciembre.
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La funcin de los defensores de oficio es permitir que un acusado sin recursos econmicos pueda enfrentar un proceso judicial sin pagar a un abogado. Sin embargo, existen muchas limitaciones en cuanto al nmero de defensores y su ubicacin en el pas, porque en muchas provincias no existen 157. Los
defensores de oficio no tienen presupuesto para movilizarse, lo cual mantiene la barrera econmica y hasta hace un poco tiempo, no era un requisito para ellos hablar quechua, por lo cual la barrera lingstica todava est presente en la mayora de defensores nombrados hasta el ao pasado.
Igualmente, los defensores de oficio estaban restringidos a la materia penal, existiendo muchos otros temas donde eran necesarios. De igual forma, slo Hasta
hace poco, la vctima o el agraviado no contaban con dicho servicio y resultaba difcil de comprender, por ejemplo, que en un problema de violacin el Estado proporcionara asistencia legal al acusado y no a la agraviada que era tambin pobre.
Por todo ello, una reforma positiva dispuesta por la Ley 29360 es que los defensores de oficio ahora tienen por funcin tambin brindar apoyo a las vctimas de violencia sexual y violencia familiar, las demandantes por alimentos y otros casos. Sin embargo, sigue siendo un problema la elevada carga procesal que tienen.
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Un mecanismo complementario para atender las demandas de personas pobres, son los consultorios jurdicos populares, pero su nmero todava es ms restringido, as como sus recursos. El proyecto ALEGRA (Atencin Legal Gratuita) del Ministerio de Justicia, que busca brindar apoyo a los peruanos ms pobres mediante defensa de oficio y consultorios jurdicos gratuitos, hasta el momento slo se ubica en las principales ciudades del Per. De esta forma,
an en este proyecto se reproducen las barreras geogrficas y econmicas que impiden el acceso a la justicia de la poblacin rural 158.
La Ley 28439 159 permite que las personas que demandan por alimentos no requieran necesariamente de la firma de un abogado para presentar sus escritos judiciales.
Para facilitar las demandas de alimentos, el Poder Judicial ha elaborado un formulario que las personas interesadas deben llenar 160. Sin embargo, para muchas mujeres de escasa educacin, este formulario es difcil de completar y aparece nuevamente la necesidad de un abogado 161.
DPLF, 2008, p. 16. Artculo 2, que modifica el artculo 424 inciso 11del Cdigo Procesal Civil. 160 Aprobado por Resolucin N 51-2005-CE-PJ, del 28 de febrero del 2005, 161 En algunos lugares del Per se ha denunciado que la norma ha generado que algunas personas sin ttulo profesional puedan obtener beneficios de esta situacin. Sin embargo, debe sealarse que estos hechos tambin ocurren con los abogados.
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En los ltimos aos, varios importantes estudios de abogados estn asumiendo casos de manera gratuita para patrocinar intereses de personas de escasos recursos. Tenemos tambin la experiencia de las Clnicas Jurdicas como la que funciona en la Pontificia Universidad Catlica del Per, vinculada a otras universidades. Sin embargo, hasta el momento se mantiene en estas
experiencias un tratamiento predominante de problemas urbanos. Igualmente, debe sealarse que estas instituciones normalmente slo consideran un caso emblemtico determinado, no son ni pretenden ser la solucin de la barrera econmica de la administracin de justicia.
El artculo 2, inciso 19 de la Constitucin Poltica reconoce como uno de los derechos fundamentales de los peruanos la identidad tnica y cultural y seala que el Estado reconoce y protege la pluralidad tnica y cultural de la Nacin. Sin embargo, en la prctica, la administracin de justicia contina teniendo una perspectiva centrada en la cultura occidental.
Para enfrentar la contradiccin entre las normas y las diferencias culturales, se suele aplicar el artculo 15 del Cdigo Penal, que dispone el error culturalmente condicionado. Gracias a este artculo, un fiscal puede abstenerse de acusar o un magistrado de condenar a una persona que cometi un acto ilcito, pero que actuaba en funcin de su cultura o sus costumbres.
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En estos casos, no se tiene necesariamente una visin intercultural, porque la interculturalidad implica apreciar las convergencias entre grupos y seres humanos y sus vnculos. Implica apreciar que pueden existir maneras
diferentes de percibir el Derecho y los mismos valores que el Derecho estatal pretende defender, como la familia, la propiedad y la vida. A pesar de ello, estas decisiones terminan impidiendo que la aplicacin de las normas tenga resultados muy negativos.
Otro ejemplo de consideracin a las diferencias culturales tambin ha sido el IV Pleno Jurisdiccional Penal del ao 2008, referido al delito de violacin, que busca evitar la sancin penal a jvenes que sostenan relaciones sexuales de manera consentida 162.
Una posibilidad que se abre para enfrentar este problema es la Escuela de Justicia Intercultural de San Martn que dar mucho nfasis a la comprensin de una realidad donde campesinos y nativos pueden tener percepciones sobre la justicia distintas que los magistrados. Esperemos que esta experiencia sea exitosa e imitada por otras Distritos Judiciales, tomando que en cuenta que existe inters por otros Presidentes de Cortes Superiores.
La CERIAJUS plante el contar con una relacin anual de peritos por cada Distrito Judicial, que deberan ayudar a que se pueda determinar cundo es que las personas actan en funcin de su cultura. Como se muestra en la
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Acuerdo 4 del IV Pleno Jurisdiccional Penal del 19 de setiembre del 2008 http://agendamagna.wordpress.com/2008/09/19/acuerdos-del-iv-pleno-jurisdiccional-penal/.
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investigacin de Armando Guevara, por ahora la actividad de los peritos no se encuentra adecuadamente regulada 163.
La CERIAJUS tambin promovi que hubiera cursos sobre pluralismo jurdico en la Academia de la Magistratura. Por el momento, en los cursos que esta institucin imparte para magistrados y fiscales o para aspirantes, puede haber algunas referencias aisladas a la problemtica intercultural, pero en realidad todava no existe una reflexin sobre la interculturalidad y la administracin de justicia. La abrumadora mayora de jueces y fiscales sigue pensando que la cultura occidental es la nica existente.
La insistencia de algunas asociaciones de consumidores como ASPEC llev a que el precio del DNI se redujera en los ltimos aos, aunque todava es muy elevado para los ms pobres 164. De la misma forma, la Ley 29222, publicada el 2 de mayo del 2009, increment de seis a ocho aos el plazo de caducidad del DNI y seal que la falta de actualizacin de los datos no afecta su validez, como pretenda RENIEC para las personas que haban cambiado de estado civil.
Se trata de medidas positivas, pero insuficientes para aliviar los problemas que generan para la ciudadana los altos costos del DNI.
Guevara, 2009, pp. 191-235. Puede compararse con la fuerte reduccin del precio del pasaporte, que costaban ms de 200 soles hace dos aos y ahora cuestan apenas 37 soles (Ardito, 2008, en www.lainsignia.org/2008/junio/ibe_005.htm)
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En realidad, las autoridades no perciben todava como una discriminacin la situacin de indocumentacin. Se cree que si existen indocumentados se debe a su propia desidia, porque una persona diligente s podra contar con sus documentos de identidad. Nuevamente, los procedimientos de RENIEC estn destinados a las zonas urbanas y a sectores medios. De esta manera, una norma aparentemente neutra afecta desproporcionadamente a los campesinos y a quienes no hablan castellano y tienen menos educacin, es decir a las mujeres rurales 165.
Una medida muy oportuna al respecto ha sido la prohibicin de exigir el DNI como requisito para el ingreso a establecimientos que ha sido dispuesta por varios gobiernos locales y regionales 166. Es una iniciativa que no se restringe a los locales municipales, sino a todos los establecimientos pblicos y privados, incluyendo las dependencias del Poder Judicial y el Ministerio Pblico ubicadas en dichas regiones o provincias.
Reid, p. 66. A la fecha de redaccin de este captulo, esta prohibicin existe en la provincia de Abancay (Ordenanza 002-2008-A-MPA, artculo 2), Huamanga (Ordenanza Municipal 021-2008MPH/A, artculo 4) y Huancayo (Ordenanza 365-MPH/CM, artculo 2), Apurmac (Ordenanza 017-2008-GRA, artculo 6), Huancavelica (Ordenanza 145-GOB.REG-HVCA/CR, artculo 6), Junn (Ordenanza Regional N 098-2009-GRJ/CR, artculo 4).
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La Ley 27270 del 29 de mayo del ao 2000 cre el delito de discriminacin, incluyndolo como artculo 323 del Cdigo Penal y sealando solamente cuatro causales (diferencia racial, tnica, religiosa y sexual). Se estableca una sancin muy leve: la prestacin de jornadas de servicios a la comunidad.
Su norma modificatoria, la Ley 28867 del 9 de agosto del ao 2006 realiz una serie de precisiones sobre la definicin de discriminacin e increment las causales (filiacin, identidad tnica y cultural, idioma, indumentaria, opinin poltica o de cualquier otra ndole, origen gentico, edad y discapacidad). Determin tambin como sancin ser condenado a pena privativa de la libertad de dos a tres aos de prisin y, en el caso de funcionarios pblicos, de dos a cuatro aos de prisin e inhabilitacin. La norma mantiene, sin embargo, la
posibilidad que las personas responsables sean condenadas a prestacin de servicios comunitarios.
Aunque la Ley 28867 dispone sanciones elevadas, siguiendo los estndares internacionales, la definicin de discriminacin no llega a ser suficientemente precisa, siendo preferible la redaccin existente en otras legislaciones donde se explica con claridad en qu consiste el acto discriminatorio 167.
De igual forma, el nuevo artculo 323 establece como requisito para que se configure la discriminacin el objeto de anular o menoscabar el
En el Brasil, la Ley 7716 presenta un listado de supuestos concretos. Por ejemplo, enfrentan hasta tres aos de reclusin quienes impidan el ingreso a un restaurante, bar, centro de diversin, club social, u otro establecimiento comercial o se nieguen a atender a un cliente. La pena se eleva hasta cinco aos a quienes impidan el acceso a un puesto pblico, rechacen contratar a una persona en una empresa privada, impidan que un alumno se inscriba en un centro educativo o nieguen alojamiento en un hotel. Se especifica tambin una pena severa para quienes induzcan a la discriminacin mediante los medios de comunicacin.
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reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos de la persona, es decir que debe probarse la intencin de discriminar, lo cual resulta especialmente difcil.
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A pesar que esta norma fue aprobada hace casi cuatro aos, numerosos magistrados y fiscales ignoran que la discriminacin se encuentra penalizada con prisin o inclusive desconocen que ha sido tipificada 169.
En la actualidad, pese a que la discriminacin subsiste, hay una serie de razones por las cuales la poblacin no realiza las denuncias pertinentes:
Escasa difusin: la mayora de ciudadanos ignora que estas normas existen, as como los propios funcionarios estatales encargados de hacerlas cumplir. Las personas que reconocen que la discriminacin existe todava la consideran solamente un acto negativo o moralmente reprobable, pero no una infraccin legal.
Dificultades de fiscalizacin: las normas que protegen a los consumidores de la discriminacin deben ser cumplidas por INDECOPI, que tiene oficinas
El artculo 1 de la Convencin para la Eliminacin de todas las formas de Discriminacin Racial tiene una doble aproximacin respecto a lo que considera una conducta racista, prohibiendo aquellas prcticas que tengan la intencin o el resultado de generar un atentado contra la dignidad de las personas. Es decir, que aunque los actos pudieran tener un efecto involuntario, a pesar de ello no deberan ser cometidos. Un enfoque similar tienen la Convencin para la Eliminacin de Todas las Formas de Discriminacin contra la Mujer y la Convencin de la UNESCO contra la Discriminacin en la Educacin. El Convenio 111 de la Organizacin Internacional del Trabajo va ms all, al mencionar solamente el efecto de discriminar (artculo 1, inciso a), considerando que es difcil probar la intencin de discriminar de un empleador. 169 Informe de la Defensora del Pueblo.
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solamente en diez ciudades del pas. Igualmente, el Ministerio de Trabajo tiene muy pocos inspectores para poder intervenir en las prcticas discriminatorias.
Ausencia de voluntad poltica: en muchos casos, como las ofertas de empleo, las infracciones a las normas son pblicamente evidentes, pero no se han producido sanciones. Muchos funcionarios pblicos consideran que, siendo la discriminacin parte del orden natural de las cosas, carece de sentido intervenir para corregirla.
Trabas burocrticas: las instituciones estatales en el Per establecen numerosos requisitos que en la prctica hacen muy difcil que los ciudadanos presenten sus denuncias. INDECOPI y el Ministerio de Trabajo inclusive impiden el ingreso a todos los ciudadanos que no llevan consigo su DNI.
Dificultades personales para los denunciantes: la discriminacin es una experiencia muy dolorosa y la denuncia implica volver a vivir esta experiencia. Por ello, la mayora de vctimas de discriminacin prefiere negar u olvidar lo sucedido.
Ausencia de acompaamiento: las instituciones que legalmente enfrentan la discriminacin no tienen personal que apoye a las vctimas. Es ms, en ocasiones el propio personal reproduce las prcticas discriminatorias. Lamentablemente, la discriminacin es ms visible en situaciones de crisis o tensin, como la atencin de denuncias.
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Temor a represalias: especialmente, cuanto el autor es un funcionario pblico, las vctimas temen que empleen su cargo para generar mayor dao. A mayor poder tiene el funcionario sobre la vctima (el mdico de un centro de salud, el profesor de una escuela rural, el jefe policial) ms difcil ser que sea denunciado, porque se cree que su poder no ser afectado.
Hasta el momento, slo se tiene una sentencia penal por discriminacin, en el caso de Vilma Palma, una joven que fue maltratada sistemticamente por los profesores de un Instituto Tecnolgico en Los Olivos (Lima Norte) 170.
En la va constitucional tenemos otra sentencia positiva que ha logrado evitar un acto de discriminacin: la accin de amparo que favoreci al abogado Edwin Bjar, quien haba sido excluido de postular al cargo de fiscal por el propio Consejo de la Magistratura, por su condicin de invidente. Esta
decisin fue muy grave, dado que la actual Ley de Carrera Judicial no plantea la eliminacin automtica de las personas por su discapacidad, sino solamente en cuanto estos impedimentos fsicos o mentales no les permitan llevar a cabo su funcin 171. Afortunadamente, al declarar fundada la accin de amparo, la Corte Superior del Cusco logr que prevaleciera el respeto a los derechos fundamentales 172.
Es posible que estos casos marquen un precedente para otras situaciones, pero sera importante tambin que las personas discriminadas por otras causales
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Sentencia del 12 de junio del 2009. Artculo 4, inciso 6. 172 Primera Sala Civil del Cusco, Proceso 2009-01890-0-100 l-JR-CI-3.
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planteen acciones de amparo o denuncias penales para motivar dentro del Poder Judicial una mayor reflexin frente a esta problemtica.
Sin embargo, resulta importante precisar que no todas las vctimas de discriminacin reaccionan de la misma manera: quienes denuncian la discriminacin por discapacidad, son personas que han sabido enfrentar una serie de prejuicios y son conscientes sobre cunto estn siendo discriminadas. En cambio, en el caso de la discriminacin racial, muchas veces es negada por las propias vctimas, que no aceptan sus propios rasgos fsicos ni quieren reconocer lo que ha ocurrido 173.
Paralelamente, para enfrentar la discriminacin dentro de la administracin de justicia no solamente deben existir acciones judiciales, sino tambin polticas institucionales.
Podemos encontrar muestras de estas polticas en las recientes Ordenanzas contra la discriminacin, como la Ordenanza 002-2008-A-MPA de la Municipalidad de Abancay, la Ordenanza 021-2008-MPH/A de la
Municipalidad de Huamanga y la Ordenanza 365-MPH/CM de la Municipalidad de Huancayo, la Ordenanza 017-2008 del Gobierno Regional de Apurmac, la Ordenanza 010-2009 del Gobierno Regional de Ayacucho, la Ordenanza Huancavelica, 145-GOB.REG-HVCA/CR del Gobierno Regional de
En el caso de la discriminacin por orientacin sexual, las vctimas muchas veces son las ms interesadas en ocultarlo, porque no quieren visibilizar su orientacin.
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Todas estas normas representan un avance en este sentido, en cuanto se prohiben las expresiones discriminatorias en el personal y se establece que los funcionarios discriminadores sern denunciados penalmente 174. Todava
ninguna Corte Superior o dependencia regional de la Polica Nacional ha emitido una directiva similar. Sin embargo, debe sealarse que algunas
Ordenanzas como la de Huancavelica 175 y Andahuaylas 176 involucran tambin a los funcionarios de la administracin de justicia.
Las Ordenanzas ponen especial nfasis en prohibir la discriminacin por vestimenta, que afecta mucho a la poblacin indgena o campesina, pero pese a ello, desde el Poder Judicial continan existiendo estas restricciones.
En distritos como Miraflores y Lince 177, la Municipalidad ha establecido canales concretos para denunciar y sancionar las prcticas discriminatorias que se produzcan dentro del distrito.
Sera fundamental contar con directivas similares dentro del Poder Judicial y el Ministerio Pblico, as como polticas de capacitacin para todo el personal respecto a cmo prevenir conductas discriminatorias 178.
Artculo 4 de la Ordenanza 002-2008-A-MPA, artculos 7 y 8 de la Ordenanza 021-2008MPH/A y artculo 4 de la Ordenanza 365-MPH/CM. 175 Artculo 14. 176 Artculo 4. 177 Artculo 8 de la Ordenanza 294-MM de la Municipalidad de Miraflores y de la Ordenanza 260-MDL, de la Municipalidad de Lince.
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Como se aprecia, en la discriminacin, como en todas las barreras para el acceso a la justicia, existen avances, pero todava son insuficientes.
La poblacin rural, especialmente quienes viven en la zona andina y en la Amazona, son vctimas de varias de estas barreras simultneamente, lo cual requerira que las autoridades estatales asumieran su acceso a la justicia como una prioridad.
Desde hace ms de 10 aos, la Corte Superior de Junn viene realizando concursos de danzas tpicas en los cuales participan todos los magistrados y funcionarios. Se trata de una forma de dar una visin positiva respecto a la identidad andina, pero el problema es que puede quedar solamente como una situacin folklrica. Si cualquier persona pretendiera ingresar a la Corte con la misma vestimenta con la que los magistrados han bailado, seguramente sera discriminada.
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CAPTULO 2
La existencia de marcadas barreras que impiden a la poblacin rural acceder a la administracin de justicia estatal podra haber generado una situacin de anarqua y violencia en buena parte de nuestro territorio. Si esto no ha
ocurrido, se debi a que en las zonas rurales se han desarrollado mecanismos comunitarios de regulacin, manejo de conflictos y sancin a infractores.
Algunos mecanismos comunitarios han sido impulsados por el propio Estado y en otros casos han aparecido espontneamente. En ambos supuestos, se trata de instituciones que la poblacin rural asume como propias. Es importante
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Los mecanismos comunitarios ejercen las cinco funciones que el Derecho Procesal adscribe a la funcin jurisdiccional: notio, pues se conocen los asuntos o conflictos, vocatio, puesto que se tiene la facultad para citar o compeler a las partes para que comparezcan y expongan sus argumentos; coertio, puesto que se emplea la coaccin durante el proceso para garantizar su adecuado funcionamiento; iudicium, dado que se toman decisiones para poner fin a la controversia y executio, es decir la facultad de coaccin para que las
Analizaremos ahora los mecanismos comunitarios en detalle, precisando que las zonas rurales son muy heterogneas en nuestro pas, lo cual implicar que pueden existir marcadas diferencias al interior de estas instituciones. Por ello, en cada caso haremos un esfuerzo para describir los aspectos predominantes.
En el Per existen aproximadamente 6,000 comunidades campesinas ubicadas en 22 de las regiones o departamentos 2. Estas comunidades a lo largo de los siglos han logrado adaptarse, manejar y conservar diversos ecosistemas,
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Carlos, citado por Yrigoyen 2006, p. 389. Vase Alvarado, p. 136. Figallo, 2007, p. 32. Vase tambin Brandt y Franco, 2006, p. 36.
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nativas ubicadas en la Amazona, las comunidades campesinas se encuentran desde hace muchos aos vinculadas al resto de la sociedad, aunque muchas veces los sectores urbanos no sean conscientes de ello 4. Este vnculo puede
Aunque el origen remoto de las comunidades puede rastrearse hasta el ayllu prehispnico, durante la Colonia se dictaron diversas disposiciones que tuvieron efectivas consecuencias en cuanto a la forma de vida de los indgenas. Las normas ms importantes fueron las llamadas Ordenanzas Toledanas, promulgadas en el ao 1572, por el Virrey Toledo 5 que ubicaron a la poblacin indgena de la sierra y la costa en reducciones o pueblos de indios, regulando tambin su estructura interna.
Las Ordenanzas buscaban facilitar el gobierno poltico y la evangelizacin de los indgenas, garantizando tambin el control militar, el pago del tributo y la reserva de mano de obra para la prestacin de la mita.
Eguren, p. 12. La ocupacin espaola y el establecimiento de las haciendas en el siglo XIX gener que muchos indgenas se trasladaran a las zonas ms elevadas y agrestes. 4 Muchos productos que consumen los peruanos de las ciudades provienen de las comunidades campesinas, pero se mantiene un fuerte desconocimiento, que refleja el racismo existente en nuestra sociedad. De hecho, la palabra campesino tiene actualmente una carga peyorativa. 5 Figallo expone sobre las dos teoras respecto al origen de las comunidades campesinas, la indigenista y la hispanista, planteando que lo ms adecuado sera plantear un origen mixto ( 2007, p. 29-30).
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Al
interior, la tierra era dividida en parcelas comunales y parcelas asignadas a cada familia.
Sin embargo, debe precisarse que los ttulos coloniales no implicaban que las comunidades fueran consideradas propietarias privadas de la tierra. Las
comunidades no podan vender sus tierras, porque eran tambin una demarcacin de carcter poltico y administrativo, a semejanza de un distrito moderno 6.
Los habitantes de la reduccin estaban bajo la autoridad de los curacas o caciques, a travs de un sistema de gobierno indirecto 7. Paulatinamente estas autoridades ms tradicionales fueron reemplazadas por los Alcaldes y el Cabildo de Indios 8. Espaoles y mestizos estaban prohibidos de ingresar a
las reducciones, para as asegurar el llamado rgimen de las Dos Repblicas, que implicaba una relativa autonoma para la poblacin indgena.
Las autoridades de las reducciones tenan tambin por funcin la administracin de justicia, porque en tiempos coloniales no exista una marcada divisin entre la esfera poltica y judicial. Las Leyes de Indias
precisaban que las autoridades indgenas no deban aplicar sanciones que los espaoles consideraban contrarias al Derecho Natural. Los crmenes muy
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Figallo, 2007, p. 78. Guevara 2009, p. 309. 8 Leyes de Indias, Ttulo III, Ley XV. Vase tambin Diez, 2007, p. 109.
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graves pasaban a las autoridades espaolas 9. stas tenan la ltima decisin respecto a las controversias que se suscitaran sobre las decisiones que tomaran las autoridades indgenas y atendan posibles litigios entre los caciques o entre las reducciones y los espaoles.
Podemos apreciar, por lo tanto, que muchas caractersticas de las actuales comunidades campesinas (autonoma poltica y judicial, subordinacin a las autoridades estatales, posesin colectiva y familiar de la tierra) ya existan en tiempos coloniales.
La Independencia implic cambios radicales para las comunidades indgenas. Al iniciar su mandato, Jos de San Martn dispuso abolir el tributo indgena y tambin los trminos indio o natural, sealando que todos los habitantes del Per deban ser llamados peruanos 10. No era solamente un asunto de
nombres: la intencin de San Martn era enfrentar las divisiones estamentales dentro de la sociedad peruana, aunque no tena mucha comprensin sobre las diferencias culturales o tnicas.
Libro VI, Ttulo VII, Ley xiii. Que declara la jurisdiccin de los caciques. La jurisdiccin criminal, que los caciques han de tener en los Indios de sus Pueblos, no se ha de entender en causas criminales, en q hubiera pena de muerte, mutilacin de miembro u otro castigo atroz, quedando siempre reservada para Nos, y nuestras Audiencias, y Governadores la jurisdiccin suprema, assi en lo civil, como en lo criminal, y el hacer justicia, donde ellos no la hizieren. 10 Decreto del 27 de agosto de 1821, citado por Figallo, 2007, p. 84. San Martn segua los lineamientos de las Cortes de Cdiz, que dispusieron que todos los habitantes de las posesiones americanas, sin tomar en cuenta si eran espaoles, criollos, indios o mestizos, fueran denominados espaoles.
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En los aos siguientes, se produjo una reversin de las polticas favorables a la poblacin indgena, como el restablecimiento del tributo. Sin embargo, la disposicin que tuvo ms graves consecuencias fue la disolucin de las comunidades indgenas. Efectivamente, un decreto aprobado por Simn
Bolvar el 8 de abril de 1824 11 seal que las tierras comunales deban ser distribuidas entre los indgenas. Posteriormente, en tiempos de La Mar, una nueva norma permiti la adquisicin de las tierras de los indios, lo cual gener que los terratenientes se apoderaran masivamente de ellas, aprovechando que la mayora de indgenas no tenan ttulo de propiedad 12.
En la prctica, aunque las comunidades legalmente no existan, continuaron funcionando y mediante ellas se produca la organizacin de los indgenas en la costa y la sierra. El lugar de los alcaldes de indios de los tiempos coloniales fue asumido por autoridades como los alcaldes-vara, varayoq o mandones 13, que ya eran mencionados en las antiguas reducciones coloniales. personas resolvan conflictos internos entre los comuneros. Estas
Sin embargo, sobre aquellos campesinos que vivan dentro de las haciendas, primaba la autoridad de los terratenientes, en su calidad de Jueces de Paz. De esta manera, los indgenas vivan bajo un rgimen sumamente autoritario, con algunos elementos de paternalismo. Los terratenientes establecan relaciones
Resulta interesante saber que la Constitucin de Cdiz de 1812 plante que deban respetarse las tierras comunales indgenas, frente a la creencia de algunos diputados que sera preferible distribuir la mitad de las tierras de cada comunidad entre las familias que la conformaban (Figallo, 2007, p. 84). 12 El decreto de La Mar, del 31 de marzo de 1828 permiti la adquisicin de las tierras cuyos propietarios fueran indios que saban leer y escribir en castellano, pero esto fue manipulado para que, desaparecidas legalmente las comunidades, sus tierras fueran absorbidas por los hacendados criollos (Castillo, p. 61). 13 Castillo, p. 35.
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de clientelaje con los indgenas, impidiendo as el desarrollo de ciudadanos autnomos con derechos. El Estado no intervena en los asuntos que ocurran en las haciendas.
Recin un siglo despus de la Independencia, las comunidades indgenas volvieron a existir para el Derecho Peruano, cuando el gobierno de Legua decidi reconocer por fin la existencia legal de las comunidades en la costa y en la sierra, mediante el artculo 58 de la Constitucin de 1920. La existencia legal implicaba tambin la posibilidad de que las comunidades ejercieran su derecho de propiedad 14.
Trece aos despus, la Constitucin de 1933 dio un paso adicional al reconocer a las comunidades indgenas tambin su personera jurdica, lo cual tericamente les permita intervenir en procesos judiciales 15 .
Sin embargo, cuando las Constituciones de 1920 y 1933 fueron promulgadas, la abrumadora mayora de comunidades se encontraba todava dentro de las haciendas, lo cual las imposibilitaba para seguir cualquier trmite de reconocimiento e impeda a sus autoridades ejercer oficialmente sus funciones.
Igualmente, la Constitucin de 1933 garantizaba la propiedad de las comunidades indgenas 16 y aada que el Estado poda otorgarles tierras, si no
Es importante sealar que las comunidades son reconocidas y no creadas, es decir que se trata de una realidad sociolgica indiscutible (Figallo, 2007, p. 15). 15 Artculo 207.
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las tenan en cantidad suficiente 17. Un elemento importante a destacar es que las comunidades deban ajustarse a la estructura interna que el Estado estableca, como ocurra en tiempos coloniales. Se cre as el cargo de
En 1969, el Decreto Ley 17716, Ley de Reforma Agraria, dispuso la disolucin de las haciendas y la entrega de sus tierras a las comunidades campesinas. Sin embargo, stas no slo reciban ttulos de propiedad, sino que este proceso implica tambin el cambio de denominacin a comunidades campesinas.
Cabe sealar que el rgimen de Velasco consideraba que la palabra indgena tena una fuerte carga peyorativa. Como siglo y medio atrs hiciera San
Martn, el cambio de nombre tena una finalidad positiva, para mejorar la dignidad de la poblacin, sin que se comprendiera la necesidad de respetar la identidad tnica. De igual manera, la mayora de indgenas rechazaba este
Al privilegiarse el trmino campesino, convirtindosele en la expresin legal oficial para referirse a las comunidades, se abran las posibilidades para que individuos no indgenas se incorporaran a una comunidad o inclusive la
Artculo 208. Artculo 211. Pese a que esta medida era positiva para las comunidades, Esta medida era muy positiva, pero revelaba que el propietario ltimo de las tierras era el Estado y no la poblacin indgena. No se reconocan las propiedades ancestrales o prehispnicas, sino que el Estado asignaba las tierras que eran de su propiedad. 18 Castillo, p. 37. Posteriormente, se establecera una Asamblea General y una Junta Directiva, conforme a las disposiciones de las asociaciones civiles. 19 Por su parte, los integrantes de los partidos de izquierda, que desde los aos cincuenta haban promovido la organizacin de la poblacin rural e impulsaban la recuperacin de las tierras que posean los hacendados, preferan tambin el trmino campesino por sus connotaciones sociales y econmicas, ms adecuadas a la concepcin marxista de lucha de clases.
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conformaran intencionalmente, pudiendo as obtener una serie de beneficios. Ni el rgimen de Velasco ni los gobiernos sucesivos han establecido mayores limitaciones para ello.
La Constitucin de 1993 permiti en el artculo 89 la libre disposicin de las tierras comunales y elimin las caractersticas de inalienabilidad e inembargabilidad, establecidas por las Constituciones anteriores. Este cambio fue presentado como una consolidacin del derecho de propiedad, pero tambin tena la intencin de facilitar la disolucin de las comunidades.
Existe una marcada heterogeneidad en la manera cmo los millares de comunidades campesinas regulan la distribucin de la tierra, el trabajo comunal o el manejo de los conflictos.
En las comunidades ms tradicionales en los departamentos del Sur Andino, como Ayacucho, Cusco, Apurmac y Huancavelica, el alto grado de monolingismo en quechua coincide con la preservacin de prcticas ms ancestrales. En esos lugares, la comunidad sigue teniendo mucha importancia para administrar justicia.
Sin embargo, en otra regin predominantemente indgena, como Puno, existen comunidades que tienen un carcter mas bien formal, puesto que se
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disolvieron las Empresas Asociativas y las SAIS durante el primer gobierno de Alan Garca 20. Estas comunidades campesinas puneas existen ms para el Derecho estatal que para la realidad: son mas bien una suma de pequeos propietarios y las autoridades comunales tienen un carcter formal, sin injerencia en la administracin de justicia 21.
En la Selva tenemos la figura opuesta: comunidades campesinas cuya existencia, hasta hace muy pocos aos, el Estado no reconoca. Los
funcionarios del Ministerio de Agricultura asuman que en la Selva slo haba comunidades nativas y que las comunidades campesinas se encontraban en la Costa y la Sierra, de acuerdo a lo sealado por las leyes.
Por lo tanto, a los poblados ribereos, conformados por migrantes que recientemente se haban establecido en la Selva, no les corresponda la categora de comunidades. Sin embargo, precisamente muchos pobladores
ribereos o mestizos de la Selva llevan una existencia organizada de manera comunitaria, sea porque era una tradicin que traan de su lugar de origen, sea porque les permita sobrevivir en las difciles condiciones en la Amazona.
En la selva, el reconocimiento como comunidad otorga adems mayor seguridad frente a los avances de los madereros ilegales o legales o de los traficantes de tierras.
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Desde hace pocos aos, las primeras comunidades campesinas han sido reconocidas en la Amazona, pero la mayora de poblados ribereos todava carecen de existencia legal y ttulos de propiedad.
En cuanto a la regulacin interna, es importante acudir a la fundamental investigacin de Hans Jrgen Brandt, quien en los aos ochenta seal que en las comunidades campesinas existan dos tipos de normas: aquellas tradicionales, que no estaban escritas, pero eran ampliamente conocidas y aquellas normas nuevas, que emanaban de acuerdos establecidos en las Asambleas, comnmente transcritos a los Libros de Actas 22.
De hecho, la mayor parte de las normas en una comunidad no estn escritas, como sucede con la regulacin sobre las obligaciones de la pareja (est o no casada ante el Derecho estatal), las obligaciones hacia los hijos, las relaciones entre los vecinos y las actividades laborales.
En su investigacin, Tamayo nos muestra un ejemplo de normas laborales no escritas, sealando que se encuentran basadas en la reciprocidad, como el ayni o el waje waje 23, para de esa manera lograr que las tierras de cada comunero puedan ser sembradas y cosechadas 24. En caso de incumplimiento, el infractor
Brandt, 1987, pp. 131-2. Tamayo, p. 156. 24 Tamayo describe los rituales de splica, la presencia de la bebida y el ambiente festivo que rodea la actividad laboral (p. 150ss). Se trata de obligaciones rituales desconocidas en las relaciones laborales occidentales, pero fundamentales para que se realicen las actividades en el contexto cultural andino.
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aparentemente no sufre una sancin especfica, pero s pasa a ser aislado por el resto de la comunidad, lo cual es un mecanismo de control social 25.
Existen tambin labores comunales como waykas, faenas o mingas, dirigidas a obras para el beneficio de toda la comunidad, como un camino o un canal 26. Todos los adultos deben participar y, quien incumple, es normalmente sancionado con una multa 27.
Tambin existe la obligacin de participar en otras labores comunales, de carcter productivo, cuando la comunidad tiene actividades econmicas en forma colectiva, como la explotacin de pastos o parcelas en conjunto. Esta ltima hace varios aos que se ha vuelto mucho menos comn, siendo ms frecuente la actividad econmica de cada familia 28.
Numerosas comunidades campesinas asumieron tambin en los ltimos aos la participacin en rondas campesinas tambin como una obligacin que todos los adultos deben llevar a cabo para el bien comn 29.
Por otra parte, las normas escritas se refieren a la actividad econmica de la comunidad, los derechos de los miembros o la posibilidad de incorporar a
Brandt y Franco 2007, p. 63. Es posible tambin que junto con estas prcticas tradicionales, existan actividades laborales remuneradas con dinero en aquellas comunidades ms integradas al mercado, donde inclusive se contrata a personas que no provienen de la comunidad (id., p. 62). 26 Tamayo, p. 161. 27 Brandt y Franco 2007, p. 60. 28 El texto de Brandt nos muestra que ya hace ms de veinte aos estaba cayendo en desuso 1987, p. 134. 29 Brandt y Franco, 2007, p. 61.
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Igualmente, se
encuentran escritos los acuerdos a los que se llega cuando se resuelven conflictos relativos a las mencionadas situaciones.
Las comunidades tienden a sealar por escrito cul es la distribucin de las parcelas y el uso de las reas comunes, normalmente destinadas a la ganadera y el uso de recursos escasos como el agua. En los casos en que las tierras comunales abarquen varios pisos ecolgicos, lo ms comn es que se disponga que cada familia tenga parcelas en las diferentes reas, para as llevar a cabo sus cultivos de manera complementaria 31. Igualmente, la comunidad regula la ejecucin de las faenas comunales y los posibles pagos que deben hacerse por gestiones. En muchos lugares, es la comunidad la que fija la organizacin frente al ciclo agrcola 32.
Pese a la percepcin sobre las comunidades como organizaciones de carcter homogneo y armonioso, entre las diversas familias que la conforman pueden existir diversos grados de desigualdad. Existen comuneros ms adinerados,
sea porque poseen mayores extensiones de tierra o ms cabezas de ganado y otros ms pobres 33.
Tambin hay campesinos que no son comuneros, es decir, no han sido admitidos como integrantes de la comunidad. Ellos no poseen tierras y tienen
Monge, 1998, p. 86. Burneo, p. 172. 32 Eguren 1993, pp. 59-60. 33 En las comunidades campesinas existe un creciente nmero de jvenes sin tierra, que pueden tener mejor educacin y propuestas interesantes para el desarrollo de la comunidad (Del PozoVergnes, p. 181) pero que se sienten frustrados porque no existe tierra para ellos (Burneo, 179). Es posible que esta situacin se haya hecho ms frecuente con el incremento de la esperanza de vida y la disminucin de la mortalidad.
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el carcter de jornaleros. Con ellos puede establecerse una relacin contractual denominada compaa, que implica proporcionar la tierra para que la trabaje otra persona y luego dividir la cosecha en partes iguales entre el poseedor de la parcela y el trabajador 34.
Pese a que para la ley estatal, el nico ttulo de propiedad es el que ha sido emitido a nombre de la comunidad, en la prctica algunos comuneros asumen que la tierra que poseen de manera individual o familiar les pertenece y esta percepcin es compartida por las autoridades comunales.
Por eso en muchas comunidades internamente se admite la compraventa, el alquiler o la herencia de las parcelas que legalmente slo se tienen en posesin 35. Todas estas figuras jurdicas carecen de validez para el Derecho
estatal, pero s tienen vigencia dentro de la comunidad, lo cual muestra cmo el derecho consuetudinario prima internamente por encima de las normas legales 36. Por otro lado, algunas autoridades comunales establecen un lmite a la adquisicin de tierras, si consideran que va a generar excesivas diferencias al interior de la comunidad 37.
Para tener claridad respecto a la propiedad o posesin de la tierra, cada comunidad suele tener un padrn de tierras, donde aparecen las reas que cada
Tamayo, pp. 167-168. Estas prcticas suelen concentrarse en las zonas de produccin agrcola, porque los pastos suelen ser zonas comunes. En el caso de Puno, pueden producirse tambin en las zonas dedicadas a la ganadera, porque tambin sta tiene carcter familiar y no comunal. 36 Monge 1998, p. 86. 37 Nez, p. 162.
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familia posee, as como las transferencias y otros actos 38. El padrn, como otros documentos existentes en las comunidades, tiene un carcter mas bien referencial 39.
Respecto a la manera cmo las comunidades administran justicia, existen marcadas diferencias de acuerdo al grado de desarrollo econmico, la mayor o menor vinculacin con las entidades estatales o la subsistencia de un entorno ms tradicional.
Un ejemplo de estas diferencias se da en relacin a los problemas de pareja. En las zonas andinas ms tradicionales, son frecuentes los procesos de separacin de convivientes ante las autoridades comunitarias 40. Es posible que en dichos lugares, la comunidad considere que se trata de una relacin permanente y estable y por eso la pareja considera necesario contar con un documento que acredite que la separacin se ha producido.
En las comunidades campesinas de zonas ms urbanizadas o en la Costa, las autoridades comunales atienden muy pocos de estos casos, lo cual creemos que puede deberse a que el nmero de personas casadas es ms elevado y tambin a que las personas piensan que estos problemas son asuntos particulares que no
Sin embargo, muchos padrones no se encuentran actualizados y no llegan a aparecer registradas a tiempo todas las transferencias que se realizan (Bueno, p. 173). 39 Monge 1998, p. 90. La situacin se hizo mucho ms compleja an en aquellas zonas afectadas por la violencia poltica, porque muchos padrones fueron destruidos (id. p. 89) 40 Brandt, 1987, p. 145. alude a los casos que llegan a la Justicia de Paz, pero considera que probablemente tambin sucede lo mismo ante las autoridades comunales.
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ameritan ser tratados ante las autoridades comunales. En estas zonas, adems, existe menor presin familiar sobre la pareja de convivientes para mantener su relacin, como s ocurre en las zonas andinas.
Por otro lado, debe sealarse que en las comunidades campesinas de la selva, en muchos casos de violencia familiar o adulterio, la manera de resolverlo es mediante una ruptura definitiva, normalmente con el alejamiento de una de las partes a otro casero 41. Por ello, en esta zona son muy escasos los procesos de separacin de convivientes o los conflictos de pareja que llegan ante las autoridades comunales. stas intervienen mas bien en problemas con terceros o conflictos entre vecinos.
Las apreciaciones que presentamos a continuacin se refieren concretamente a las comunidades andinas.
En problemas familiares, como separacin de convivientes, tenencia de hijos, rias entre hermanos, o las manifestaciones iniciales de una situacin de violencia familiar, los conflictos pueden ser resueltos inicialmente mediante un proceso de negociacin directa a nivel familiar, con la intervencin de los padres de los involucrados, especialmente cuando stos son jvenes 42.
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Resulta curioso que en esta regin los campesinos de origen mestizo solucionan muchos conflictos de la misma manera que lo hacan los indgenas durante su perodo nmade. 42 Brandt y Franco muestran la misma situacin en el Per y el Ecuador (2007, pp. 100-1).
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Otros actores muy importantes en la negociacin directa para llegar a una solucin son los padrinos o compadres de bautizo o matrimonio 43. Naturalmente, esta intervencin de los padrinos se da solamente entre los catlicos, siendo entre los evanglicos muy importante el rol que pueden tener los pastores u otros lderes religiosos para intervenir en los conflictos de pareja 44
Todas estas personas suelen intervenir en los problemas de carcter conyugal, como violencia familiar, separacin o adulterio 45. Si se trata de una pareja de convivientes, naturalmente, slo intervienen los padres.
En un caso de separacin de convivientes, por ejemplo, ser necesario que los padres hayan aceptado esta decisin para que el resto de la comunidad la considere vlida. De lo contrario, percibirn que se trata simplemente de un
conflicto temporal. En el caso de los casados, es fundamental la aceptacin de los padrinos 46.
La intervencin de padres y/o padrinos tambin puede producirse en otros conflictos, no para resolverlos, sino ayudando a representar mejor los intereses de los afectados 47. As sucede en conflictos como deudas o problemas entre vecinos, en que la negociacin directa es una solucin.
Pea, 2002, p. 350. Escribens et al., p. 108. Los sacerdotes catlicos son mucho ms escasos y no se encuentran de manera permanente en una misma comunidad. 45 Pea, 2002, p. 352. 46 Pea sostiene que padres y padrinos tambin deben aceptar respectivamente la conciliacin para que sta sea considerada vlida. Sin embargo, a veces pueden producirse conciliaciones contra la voluntad de los padres. En el caso de la separacin es definitivo que se necesita su aceptacin. 47 Nez, p. 123.
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En estos casos de mecanismos de negociacin directa, cuando existe un nivel de confianza adecuado entre los involucrados o se cree que se ha logrado solucionar el problema de manera definitiva, no se llega a precisar de manera escrita los acuerdos.
El peso de los padres y padrinos es muy fuerte en lugares como Puno, donde las autoridades comunales son ms dbiles. En cambio, en las comunidades campesinas de la Selva, muchos de los habitantes provienen de diversos lugares del Per, lo que debilita las posibilidades de encontrar apoyo para la negociacin directa: los padres no estn presentes y los padrinos no existen, porque el matrimonio es muy inusual.
Dentro de las comunidades, el Presidente, la Junta Directiva y la Asamblea Comunal tienen por finalidad manejar la representacin de la comunidad con las entidades estatales, ONGs y otras instituciones externas y resolver las tensiones existentes dentro de la propia comunidad.
Al resolver estos conflictos se debe armonizar la relacin de los intereses individuales y familiares con los intereses comunales 48. Las autoridades
Burneo ilustra esta regulacin que beneficia a todos sealando que en muchas comunidades se regula que los comuneros puedan sembrar y cosechar en ciertas parcelas de manera individual, pero luego esas mismas tierras servirn para forraje de manera colectiva (pp. 1634).
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comunales deben intervenir para impedir que los conflictos se incrementen para perjuicio para todos los comuneros 49. conocidas por todos, estn escritas o no. Se hace necesario aplicar reglas
De esta forma, las autoridades comunales administran justicia en problemas de tierras, como la disputa por la venta de una parcela, un conflicto de linderos, la invasin a una parcela ajena o los daos que puede causar el ganado de un comunero sobre los cultivos de otro 50. Otro conflicto frecuente es cuando un
En otros casos, mas bien, las autoridades comunales deciden intervenir de oficio, cuando est produciendo un problema que adquiere una importancia ms amplia 52. De esta manera el conflicto permanente de una pareja de
esposos o convivientes podr ser enfrentado si la comunidad siente que se est atentando contra la tranquilidad pblica o se puede dar un mal ejemplo a las personas ms jvenes.
En muchos casos, el Presidente de la Comunidad acta presidiendo las discusiones que se produzcan dentro de la Asamblea hasta que se llega a un acuerdo. La participacin de la comunidad resulta muy importante para llegar a una solucin que sea satisfactoria y razonable.
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Diez, citado por Burneo, p. 163. Nez, p. 124 y Escribens et al, pp. 100-1. 51 Burneo, p. 185. 52 Nez, p. 123.
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En algunos casos, la intervencin de estas autoridades puede tener un carcter mas bien de formalizacin, es decir que se ha acudido a una negociacin directa o a una instancia familiar, como los padres o los padrinos, pero se considera preferible no quedarse en un acuerdo oral sino darle forma escrita. Por ello se acude a la autoridad, que se limita a transcribir los diversos acuerdos a que han llegado los involucrados 53.
Cuando se trata de una infraccin a la comunidad, sta puede imponer una sancin de multa o trabajos comunitarios 54. En casos muy excepcionales se
dispondr una pena privativa de libertad en el calabozo de la comunidad, que normalmente dura un mximo de 24 horas. Esta sancin es frecuente para las personas que rien en estado de ebriedad.
La sancin ms grave puede ser la expulsin de la comunidad, que puede ser acordada por la Asamblea Comunal. La expulsin estaba permitida tanto por el Estatuto de Comunidades Campesinas como por las normas posteriores. En realidad, esta disposicin se inspira en las normas sobre asociaciones civiles, que siempre permiten a la Asamblea General expulsar a un integrante. En este caso, sin embargo, las consecuencias son mucho mayores, porque el afectado pierde su domicilio y las tierras que posea, sin que se le permita vender sus derechos sobre stos 55.
Pea, 2002 p. 355. Brandt, 1987, p. 150. 55 Brandt relata un caso en 1987, p. 153. Nez seala un caso en el que no se llega a expulsar al infractor, pero se le aisla en la vida cotidiana generando que reflexione sobre su conducta y se d cuenta de lo que le ocurrira si es expulsado (p. 125). Tambin Escribens et al, p. 104. En muchos casos, la decisin de expulsar a una persona termina afectando a su familia.
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En las deliberaciones para resolver un conflicto, los campesinos suelen considerar tambin la posibilidad de acudir a la administracin de justicia estatal, pero normalmente esto no se realiza en bsqueda de una solucin efectiva, puesto que saben que los procedimientos son lentos y tortuosos. La verdadera intencin al pretender entablar una demanda o denuncia ante el Poder Judicial es presionar a la otra parte para llegar a un acuerdo 56. De otro lado, es posible que una persona que ha obtenido la razn ante las autoridades estatales tambin busque llegar a un acuerdo dentro de la comunidad, dadas las dificultades de hacer cumplir una sentencia en una zona rural 57.
Sin embargo, frente a situaciones ms graves en el mbito penal, como homicidios, los habitantes de las comunidades campesinas suelen acudir a las instancias estatales, a pesar de los costos que implica, de las dificultades para obtener justicia y de la incertidumbre respecto a los resultados.
Es interesante que, cuando un comunero que ha cometido un delito es sancionado por las autoridades estatales, tambin puede sufrir una sancin dentro de la comunidad, donde pasa a la condicin de comunero descalificado, es decir sin voz ni voto en las asambleas, por un determinado tiempo 58.
Debe sealarse que la Asamblea Comunal es predominantemente una instancia masculina, donde muy pocas mujeres son representadas, salvo que sean viudas
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consideran que no lo harn adecuadamente 60 o no son escuchadas, pese a que en algunos casos, las mujeres son ms que los varones porque stos han fallecido o estn ausentes 61. Tampoco ocupan los cargos comunales 62.
Una consecuencia de la ausencia de la mujer del ejercicio de la administracin de justicia es que, en los casos de violencia familiar, la tendencia de las autoridades comunales es pretender restablecer las relaciones de pareja, sin enfrentar el problema real y muchas veces se interviene solamente en casos muy graves o cuando las peleas se producen en pblico 63.
Los comuneros varones no suelen tener claridad respecto a que las mujeres viven una situacin de desigualdad 64, debido a su mayor pobreza, su dependencia econmica, su bajo nivel educativo, su desconocimiento del castellano y tambin la interiorizacin de su inferioridad.
Al mismo tiempo, debe sealarse, con preocupacin, que la violencia familiar podra estar extendindose en las zonas rurales como una reaccin a la mayor participacin social y mayor autonoma de las mujeres, lejos de su rol tradicional, de mayor sumisin 65.
Urrutia, p. 280; Franco y Gonzlez, p. 107. Escribens et al, p. 101. 61 Urrutia, p. 276; Franco y Gonzlez, p. 113. 62 Algunas comunidades estn aceptando que una mujer pueda ocupar el cargo de tesorera (Franco y Gonzlez, p. 91). 63 Franco y Gonzlez, pp. 96-97. 64 Escribens et al, p. 110. 65 Brandt y Franco 2006, p. 50.
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Como sucede con la Justicia de Paz, en muchas comunidades estn variando los criterios tomados en cuenta para acceder a dichos cargos, siendo ms valorado el grado de instruccin o la capacidad para relacionarse con instancias ms amplias que la comunidad, sea porque han vivido algn tiempo fuera de la comunidad, porque estn ligados a las ONG o porque tienen una visin de desarrollo ms moderna marcada a veces por su formacin profesional 66.
En otros casos, aparecen nuevas instancias como los Comits del Vaso de Leche o las Asambleas de Padres de Familia que tienen una fuerte vitalidad y que pueden tomar decisiones para resolver conflictos internos desplazando en importancia a las autoridades comunales.
Igualmente, puede darse que las comunidades se dividan por razones de la creciente pluralidad religiosa, debido a que muchos campesinos se han incorporado a iglesias evanglicas 67. Tradicionalmente no exista mucha
diferencia entre la estructura interna comunal y la esfera religiosa catlica y los cargos o mayordomas permitan que se pudiera lograr una nivelacin frente a quienes tenan ms recursos. Actualmente, cada una de las diversas
agrupaciones religiosas puede tener su propia normatividad y su propia manera de resolver conflictos, especialmente a nivel familiar.
En dcadas anteriores, un factor que tambin afect la organizacin interna de las comunidades fue la violencia poltica, puesto que muchos Presidentes de
En otros casos, la eleccin de las autoridades en una asamblea es un proceso formal, siendo considerados otros criterios para acceder a los cargos directivos Diez, 2007, p. 116. 67 Brandt y Franco 2007, p. 78
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En Ayacucho,
Huancavelica y otros departamentos andinos, los senderistas rechazaban a las autoridades comunales, que consideraban vinculadas al viejo orden y nombraban comisarios, jvenes a quienes los comuneros deban obedecer. Para los campesinos se trataba de una alteracin total de su cosmovisin 68.
Dcadas despus, la dolorosa experiencia vivida ha generado que muchas comunidades queden divididas 69. Igualmente, qued alterada la regulacin
interna de las comunidades, porque ante la muerte o la partida de muchos varones, ya no era posible mantener los sistemas de rotacin de las tierras ni tampoco cumplir con el ayni o los mecanismos de reciprocidad 70.
En otros casos, los jvenes ms capacitados o con ms voluntad de innovacin son precisamente quienes migran porque no existe tierra para ellos, con lo cual la comunidad pierde a quienes posiblemente seran buenas autoridades 71. Sin embargo, cuando la comunidad logra retenerlos, sus propuestas pueden ser sumamente interesantes para el desarrollo de la comunidad, tomndose en cuenta los derechos de las mujeres y enfrentndose prcticas como el alcoholismo.
Los abusos de los senderistas llevaron a la poblacin a rechazarlos, surgiendo otra entidad, los Comits de Autodefensa que el Ejrcito conformaba. Estos tambin terminaban desconociendo a las autoridades comunales. Luego de la desaparicin del fenmeno subversivo en casi todo el Per, la mayora de Comits de Autodefensa qued desactivada. Hubo varios que persistieron durante algunos aos y terminaron convirtindose en organizaciones similares a las rondas comunales. Slo sobreviven en la zona de los ros Ene, Apurmac y San Francisco. 69 Escribens et al, p. 100. 70 Burneo, p. 195. 71 Eguren, 1993, p. 62. Monge seala que muchos padres de familia desean esto para sus hijos, asumiendo que es una forma de progreso, mientras que vivir en la comunidad es percibido como una manifestacin de atraso (1998, p. 88).
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En la actualidad, ahora es posible que se nombre a mujeres como autoridades comunales an en los departamentos andinos ms tradicionales 72.
La administracin de justicia en las zonas rurales se hace ms compleja por el hecho que tambin es ejercida por muchos Tenientes Gobernadores o inclusive Gobernadores, sin ninguna atribucin legal para ello, pero con mucho reconocimiento social.
Esta situacin es ms frecuente en aquellos casos donde no hay un Juez de Paz, como las comunidades campesinas de la regin amaznica, pero donde siempre existe un Teniente Gobernador. En algunos casos, sin embargo, puede
plantearse un conflicto entre el Juez de Paz y las autoridades polticas, que pueden tener intereses econmicos o pretender acumular poder resolviendo conflictos.
Algunas de estas autoridades polticas llegan a contar con Libros de Conciliaciones 73 y llegan a imponer sanciones, especialmente si cuentan con la presencia de la Polica Nacional. De la misma forma, la poblacin puede
acudir a la propia Polica para buscar un acuerdo, aprovechando el poder de coaccin que sta tiene 74.
Escribens et al mencionan el caso de una Gobernadora en una zona rural de Huancavelica, pp. 105-6. 73 Brandt, 1987, p. 124. 74 El uso de las comisaras como espacio de conciliacin es muy frecuente tambin en las zonas urbanas.
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Una situacin ms difcil de enfrentar son los conflictos entre comunidades vecinas 75, normalmente por linderos o entre una comunidad y sus anexos, que desean independizarse o ser reconocidos como centro poblado menor. Otros conflictos pueden producirse entre comuneros de diversas religiones o entre los comuneros que se quedaron durante el perodo de la violencia poltica y los llamados retornantes 76.
Estos problemas exceden las capacidades tradicionales de intervencin de las autoridades comunales, que se basaban ms en el consenso. De otro lado, las comunidades campesinas no han llegado a establecer mecanismos para resolver conflictos entre las comunidades. Las federaciones campesinas no tienen el nivel de organizacin que s tienen las centrales de rondas campesinas y no han asumido la funcin de administrar justicia. Por lo tanto estos casos pasan al
Poder Judicial, donde los conflictos intercomunales suelen prolongarse mucho debido a las barreras para el acceso a la justicia y la sensacin de frustracin puede llevar a la poblacin a manifestaciones de violencia.
Resulta interesante que, pese a la tradicin existente de resolver conflictos internos sin la intervencin de magistrados o policas, para los conflictos de una comunidad con otras, se acude con mucha frecuencia a la administracin de justicia estatal 77. Sin embargo, en estos casos, cuando el Poder Judicial
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emite una sentencia, generalmente despus de varios aos, en las zonas rurales no es posible ejecutarla si una de las comunidades se rehsa a ello 78.
En los ltimos aos han surgido tambin conflictos en los procesos de parcelacin en la costa, donde el problema es que el campesino que desea un lote individual, contradictoriamente debera someterse a la autoridad comunal, que l rechaza.
Otro problema nuevo surge por la presencia de empresas mineras que generan expectativas en algunos comuneros y rechazo en otros. De esta manera pueden darse conflictos internos que en realidad representan los intereses de la empresa y la comunidad termina debilitada o inclusive dividida con dos juntas directivas paralelas, una favorable a la empresa y otra contraria. En estos casos ya es muy difcil que las autoridades comunales puedan cumplir su rol de resolucin de conflictos. A veces, la junta directiva contraria a la empresa es denunciada penalmente, para tener el espacio libre para la actividad minera 79.
Todos estos problemas reflejan algunos lmites que la administracin de justicia de las comunidades campesinas puede tener en el momento actual.
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El caso de Flor de la Frontera/Los Naranjos resulta evidente, pues un grupo de ronderos cajamarquinos se rehusaba a dejar un terreno que el Poder Judicial haba dictaminado que le perteneca a una comunidad awajn. 79 El caso de la intervencin de la empresa Ro Blanco (ex Majaz) en las comunidades piuranas de Yanta y Segundo y Cajas resulta emblemtico, aunque no ha sido el nico.
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En la Amazona peruana existen ms 1,000 comunidades nativas reconocidas por el Estado, que pertenecen a por lo menos sesenta grupos tnicos 80. En comparacin con los indgenas andinos y costeos, el contacto de los indgenas amaznicos fue muy incipiente con el rgimen incaico y con el rgimen espaol y lo ha sido tambin con el Estado peruano 81.
Tradicionalmente, los pueblos amaznicos vivan de manera nmada, en pequeos grupos familiares que migraban permanentemente, debido a la pobreza del suelo amaznico, a la escasez de recursos y a continuos conflictos intertnicos. Igualmente, existan concepciones sobrenaturales que impulsaban las migraciones cada vez que un miembro del grupo falleca 82.
En estos pequeos grupos no exista una autoridad permanente, ni un aparato represivo o regulador 83. En caso de conflicto con otro grupo, intervena el jefe del grupo familiar (padre o suegro, tratndose de los grupos matrilocales) 84. En algunas poblaciones, ms orientadas a la guerra, este rol le corresponda al ms capaz para dirigir los enfrentamientos, pero slo apareca el liderazgo cuando el grupo se encontraba en un conflicto 85.
Los antroplogos no estn de acuerdo sobre el nmero exacto de pueblos indgenas. Algunos sealan que podran ser hasta 67. Se suele sealar que pertenecen a doce familias lingsticas (Brandt, 1987, p. 37). 81 Debe sealarse que no todos los indgenas amaznicos viven en comunidades: subsisten todava algunos pueblos indgenas en aislamiento voluntario, que no han adoptado la forma de comunidades y la mayora de ellos viven en zonas reservadas, segn la Ley 28736. No se han podido realizar estudios respecto a su regulacin interna y sus formas de administrar justicia. 82 Ardito, 1991, p. 5. 83 Brandt seala que en esa etapa podan ser consideradas sociedades acfalas (1987, p. 46.) 84 Brandt, 1987, p. 50. 85 Ardito, 1991, p. 6. Brandt y Franco, 2006, p. 68.
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La regulacin interna generalmente estaba basada en mitos, transmitidos de generacin en generacin y concepciones sobrenaturales 86, como se confirma por la informacin que actualmente se tiene por las crnicas escritas en tiempos coloniales y los datos de los actuales antroplogos. Por eso otra autoridad era el chamn o hechicero, respetado o temido por sus poderes sobrenaturales, pero esto no implicaba que fuera una autoridad con la posibilidad de resolver conflictos 87.
En algunos grupos amaznicos, las personas que no pertenecan al grupo eran considerados enemigos, y matarlos poda ser percibido como un acto de herosmo. Lo mismo suceda con aquellos que, siendo parte de una misma etnia, no pertenecan al grupo familiar 88.
Una serie de creencias basadas en su cosmovisin marcaban muchos conflictos. El aspecto ms visible es que se pensaba que toda muerte accidente o enfermedad, se deba a la voluntad
Ante la ausencia de una autoridad permanente que resolviera los conflictos, se recurra a una figura de autocomposicin: a los parientes de la vctima corresponda buscar el restablecimiento del equilibrio vulnerado por la primera
Urteaga, 1992. Brandt, 1987, p. 52. Ardito, 1991, p. 12. 88 Brandt, 1987, p. 49 y Ardito, 1991, p. 16. 89 Ardito, 1991, p. 14. Este testimonio de un misionero del siglo XVII, coincide con diversos hechos producidos en los ltimos aos: Quando muere alguno de enfermedad, dizen lo hechizaron, porque entre stos la muerte no es natural, sino casual, causada de beneficio de otro, a quien ellos tienen por mohn (hechicero) (Figueroa, p. 321).
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muerte 90. El equilibrio solamente se restableca cuando el supuesto agresor era asesinado. En algunos casos, bastaba que falleciera una persona perteneciente a su familia 91. Podan producirse numerosas muertes sucesivas por esta razn, dado que la brujera normalmente no era admitida por la otra familia y buscaban ellos tambin restablecer el equilibrio.
Se justificaba tambin eliminar a un beb que naca con algn problema grave de salud, para evitar que se volviera de manera permanente una carga para el grupo 92. En un ambiente donde era muy difcil obtener adecuado sustento, era importante tomar estas medidas como una forma de control de la natalidad. Tambin se eliminaba a los nios cuando se trataba de un parto mltiple 93, porque se pensaba que la madre no poda alimentar a varios nios a la vez 94. Otro caso frecuente era cuando la madre falleca, lo cual implicaba que el nio no tena efectivamente a nadie que le atendiera 95. Se practicaba tambin el
infanticidio femenino 96. Muchas veces tambin se aceleraba la muerte de las personas enfermas 97.
La ruptura del equilibro converta una infraccin contra la moral en una infraccin contra la naturaleza (Figueroa, pp. 280-281. Tambin Bonilla, p. 151 y Ardito 1991, p. 15). Respecto a este fenmeno entre los aborgenes australianos, vase Finnane, p. 293 y 308. 91 No exista una nocin muy precisa respecto a la responsabilidad individual o al dolo. Sobre la subsistencia de estas concepciones hasta tiempos muy recientes, vase Ochoa, p. 202 y Bonilla, p. 155. 92 Figueroa, p. 282. 93 Uriarte, p. 180. Hasta hace pocos aos, algunos indgenas en Colombia seguan matando a los gemelos (Sentencias de la Corte Constitucional de Colombia T-30-00 y T-444-02). 94 Ardito 1991, p. 17. 95 Uriarte, p. 420. 96 Figueroa, p. 321. 97 Uriarte, p. 487. Desde nuestra aproximacin, estas ltimas manifestaciones tenan como origen la extrema necesidad en que se encontraban las poblaciones indgenas. Ante la escasez de recursos, deba limitarse al mximo el perodo en que los miembros del grupo fueran dependientes del resto. Por ello se aceleraba la muerte de las personas ms dbiles.
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Durante el rgimen colonial, pasando el inters inicial por el Dorado, los espaoles entregaron la administracin de la Amazona a dos congregaciones religiosas: los misioneros franciscanos en la Selva Central y jesuitas en los actuales departamentos de Amazonas y Loreto. Siguiendo el modelo de las Ordenanzas Toledanas, ambas congregaciones ubicaron a los indgenas en poblados o reducciones, considerando que la vida nmada era una manifestacin de atraso y salvajismo.
Las reducciones fueron una primera experiencia de conflicto entre dos ordenamientos jurdicos, puesto que las normas que los misioneros establecan para la vida cotidiana se enfrentaban a las culturas tradicionales indgenas. De esta manera, cuando se buscaba imponer la sedentarizacin, la familia nuclear o la monogamia se generaba una fuerte resistencia 98. Con frecuencia se
producan fugas masivas de indgenas y tambin se produjeron varios asesinatos de misioneros 99.
El conflicto tambin se manifestaba debido a los homicidios generados por las acusaciones de brujera, las muertes de recin nacidos, enfermos o ancianos. En estos casos, la reaccin de los misioneros no era sancionar al responsable, sino impedir que se produjera la muerte. De alguna manera, los misioneros
La sedentarizacin generaba efectos muy negativos para los indgenas, puesto que al poco tiempo el suelo se empobreca y escaseaba la caza y la pesca. De igual forma, los poblados que los misioneros fundaban no resistan los embates de la naturaleza, como las fuertes crecientes de los ros amaznicos. Con frecuencia, eran agrupados que eran adversarios. En varios casos, los nativos que vivan en los poblados eran ms vulnerables a los ataques de los bandeirantes, los grupos de portugueses que llegaban en busca de esclavos indios desde el Brasil. Finalmente, los habitantes de las misiones se vean diezmados por la presencia de epidemias desconocidas, a travs de los grmenes que los misioneros portaban sin saberlo. 99 Ardito, 1991 p. 42
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comprendan que los indgenas actuaban de acuerdo a su mentalidad y su cultura y por eso no se les poda aplicar la sancin que les correspondera de ser espaoles o indgenas de otros lugares del Per 100.
La experiencia misionera termin abruptamente: en 1742, las misiones franciscanas fueron expulsadas por la sublevacin de Juan Santos Atahualpa y en 1767 el gobierno espaol dispuso la expulsin de los jesuitas.
De esta forma, la presencia fornea en la Amazona se hizo mucho ms dbil y espordica y en 1821, cuando fue proclamada la Independencia, las
Luego de la Emancipacin, las nuevas autoridades criollas plantearon que los territorios amaznicos tambin le pertenecan al Estado peruano, sin ninguna consulta con sus habitantes. De esta manera, paradjicamente, la
Independencia paradjicamente implic que se acentuara el proceso de apropiacin de las tierras de los indgenas amaznicos, quienes no eran
Ardito, 1991, p. 157. No debe pensarse que no hubieran sanciones hacia los indgenas. Curiosamente, en las misiones haba castigos fsicos para situaciones aparentemente menos graves, como faltar a misa y a determinadas oraciones (Ibid, p. 166)
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A lo largo del siglo XIX, el Estado otorg en concesin las tierras amaznicas a colonos europeos o criollos, asumindose que toda la Amazona se encontraba bajo el dominio estatal. Este proceso qued consolidado por las dos Leyes de Tierras de Montaa de 1898 y 1909 101. En cuanto a los
indgenas que se encontraban en dichos lugares deban trabajar para los propietarios legales, como sucedi en las plantaciones del caucho 102.
Durante el siglo XX, las autoridades estatales continuaron promoviendo la colonizacin interna, especialmente durante el primer gobierno de Fernando Belande 103, generndose fuerte presin hacia los territorios tradicionales indgenas, con mucha frecuencia mediante la violencia.
Frente a estos hechos, muchos indgenas decidieron agruparse en torno a las misiones catlicas o las escuelas bilinges que estableca el Instituto Lingstico de Verano (ILV), vinculado a una agrupacin religiosa evanglica. Para enfrentar los abusos de los colonos, buscaban la educacin que transmitan los misioneros y en este proceso fueron habitundose a una vida sedentaria, a cambios externos, como la vestimenta occidental y a
Brandt y Franco, 2006, p. 54. La situacin ms violenta fue el llamado perodo del caucho, en el cual millares de nativos fueron capturados para trabajar de manera forzada en las plantaciones. Las denuncias por los crmenes que se cometan fueron ignoradas por las autoridades peruanas, confirmndose que no exista mayor preocupacin por los derechos de los nativos. Hacia la segunda dcada del siglo XX, al perder su atractivo econmico las plantaciones de caucho, disminuyeron los crmenes hacia los nativos. Sin embargo, continuaban las correras para capturar jvenes indgenas destinados al servicio domstico. 103 Se buscaba detener las migraciones de habitantes andinos hacia la Costa y especialmente hacia Lima (Brandt, 1987, p. 36),
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modificaciones ms profundas, como las que se produjeron en sus estructuras familiares, teniendo ms peso la monogamia y la familia nuclear 104.
Los poblados indgenas en torno a las misiones fueron la base de las futuras comunidades que el Estado reconoci en 1974, mediante la Ley 20653, Ley de las Comunidades Nativas. Las autoridades promovieron la demarcacin y titulacin de estos poblados.
En otros casos, a travs de los funcionarios del SINAMOS, promovieron tambin la agrupacin de los indgenas que vivan todava dispersos en nuevas comunidades. De esta manera, el Estado fue consolidando el proceso de
Aunque las comunidades nativas provienen de distintos pueblos indgenas y han tenido diferentes contactos con la sociedad dominante, un fenmeno comn han sido los cambios culturales que han generado la sedentarizacin y la convivencia ms estrecha de grupos humanos ms numerosos. Han
aparecido as nuevos problemas y conflictos: los nativos refieren que ahora son ms frecuentes el adulterio, los conflictos por la disposicin de desperdicios, problemas de chismes o el control de los animales domsticos 105.
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Dos siglos despus de la truncada experiencia misionera colonial, los propios indgenas sentan que deban acudir a las misiones para cambiar una serie de elementos culturales para no sufrir abusos y atropellos. 105 Brandt, 1987, p. 63.
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El mayor contacto con la sociedad produce tambin diferencias econmicas entre los miembros de la comunidad 106, lo cual genera que aparezcan tambin robos 107. La vida sedentaria genera adems nuevas obligaciones como la
participacin en los trabajos comunales y, por lo tanto, surgen nuevos conflictos en caso de incumplimiento108.
En los primeros aos de la vida sedentaria, el profesor-misionero del ILV o el sacerdote catlico intervena en estos conflictos. Cuando fueron reconocidas las comunidades nativas esta funcin se traslad a las nuevas directivas comunales, que debieron resolver estos problemas sin tener una experiencia anterior al respecto.
En el mundo tradicional, muchos conflictos se resolvan con el alejamiento de uno de los involucrados, lo cual era comprensible porque la poblacin viva de manera nmada. En las actuales comunidades nativas, esto es mucho ms difcil, porque la sedentarizacin implica que el comunero ha construido una vivienda, tiene hijos en la escuela, ha sembrado productos que espera vender, cra animales domsticos, y sabe que su tierra est protegida legalmente respecto a colonos y otros forneos interesados. Por todo ello los nativos no
Algunos comuneros que trabajan para el Estado o una ONG reciben un sueldo inalcanzable para los dems. 107 En el mundo tradicional, donde los recursos eran escasos, este fenmeno parece haber sido desconocido (Brandt, 1987, p. 77). 108 Brandt, 1987, p. 76. La pluralidad religiosa puede hacer que una simple tarea comunal se vuelva ms compleja: algunas agrupaciones religiosas fundamentalistas disponen que los domingos se dediquen exclusivamente al culto y otras tienen la misma norma en cuanto a los sbados.
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desean salir de la comunidad y se sienten forzados a resolver los conflictos, porque deben aprender a vivir armoniosamente 109.
De esta manera, en las ltimas dcadas, ha venido surgiendo un nuevo derecho consuetudinario, es decir que las comunidades estn adaptando la organizacin establecida por la ley para promover mecanismos de resolucin de los nuevos conflictos.
Muchos problemas son enfrentados en primer lugar por la autoridad familiar, es decir quien hace de jefe de la familia extensa 110. En caso no haya una
solucin, se pasa a la autoridad comunal 111. Las sanciones pierden tambin el contenido de venganza directa y las acciones de violencia han disminuido mucho 112. Algunos jefes buscan resolver los conflictos 113, pero cuando los
casos son ms graves, son trasladados a la Asamblea General de la comunidad 114, convocando a las reuniones y procurando luego hacer cumplir los acuerdos 115.
En algunas ocasiones, la poblacin intenta acudir primero al Jefe de la comunidad o tambin al Teniente Gobernador o el Agente Municipal, no porque sta sea su funcin, sino porque son personas que en un caso concreto, tienen el carisma adecuado para resolver un problema 116. Tambin puede ser
Brandt, 1987, p. 64. Brandt y Franco, 2006, p. 79. 111 Brandt, 1987, p. 78. 112 Balln, 1990, p. 129. 113 Balln, 1990, p. 133. 114 Brandt y Franco, 2006, p. 79. 115 Brandt, 1987, p. 64. 116 Sera ms lgico que esta funcin fuera asignada al Juez de Paz, pero en la mayora de comunidades nativas no ha sido asignado este cargo. Es posible que las comunidades no
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importante todava el rol del chamn, existiendo una complementariedad entre las instancias promovidas por el Estado y las ms tradicionales 117.
Las sanciones buscan ser graduadas de acuerdo a la edad de los infractores, tenindose ms condescendencia cuando se trata de una persona joven o cuando cometi la infraccin estando ebrio. En nuestro trabajo con las
comunidades nativas, pudimos apreciar que sanciones frecuentes eran el calabozo (durante algunas horas), las multas, o las faenas comunitarias. En los casos ms graves, que generan la desconfianza por parte de la comunidad, se dispone la expulsin del responsable. Si se trata de una situacin con serias consecuencias penales (homicidio, por ejemplo) muchas veces el responsable es remitido a las autoridades estatales.
Pese a los cambios culturales, todava es posible que se atribuyan muertes repentinas a prcticas de hechicera. Con frecuencia, los sospechosos son aquellas personas que tenan algn rasgo en su comportamiento que los haca marginales y diferentes, porque la acusacin de brujera sirve tambin para restringir la posibilidad de cambio social 118. Sin embargo, los asesinatos de
brujos son actualmente muy raros 119. Mas bien se considera que debido a la
soliciten la creacin de un Juzgado de Paz, porque tradicionalmente estos se encontraban solamente en la capital del distrito. 117 Tubino, s/f, p. 9. 118 Brandt, 1987, p. 74. En sociedades basadas en roles como las poblaciones amaznicas tradicionales el recurso a lo sobrenatural viene a ser muy frecuente. Muchas adolescentes cuyo destino en la comunidad es casarse sostienen estar siendo posedas por un espritu. 119 Entre los ashninkas ms aislados, hasta hace pocos aos, se dejaba de alimentar a los nios sospechosos de ser brujos. En otro caso, una comunidad ashninka ofreci a un visitante entregarle al brujo a cambio de un bidn de gasolina. El visitante, tambin ashninka, se lo llev como si fuera parte de su propiedad.
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gravedad de lo ocurrido es imposible la convivencia dentro de la comunidad y los supuestos responsables se ven forzados a retirarse del lugar 120.
Por otro lado, en los ltimos aos, algunos indgenas han pretendido resolver problemas como supuestamente se haca en el pasado, aplicando castigos corporales muy severos que han generado la muerte de las personas involucradas 121.
En relacin a las mujeres, su situacin de marginalidad es marcada. Su nivel educativo y su manejo del castellano son muy limitados y normalmente no ejercen ningn cargo en la comunidad, menos an aquellos que pueden implicar administrar justicia. De esta forma, ellas tienen mayor dificultad en que sus demandas sean escuchadas 122.
Mientras en las comunidades campesinas, los estatutos tienen carcter mas bien formal y se centran en los temas ms frecuentes en una asociacin civil o una cooperativa, en el caso de numerosas comunidades nativas, los estatutos se han convertido en una forma novedosa de regulacin de la comunidad, abarcando muchos aspectos de la vida de la poblacin, desde la vida familiar hasta la sancin a las infracciones ms graves.
Brandt, 1987, p. 71; Balln, 1990, p. 132. La disposicin respecto a que el brujo debe ser expulsado aparece en algunos estatutos. 121 Se aplican castigos como amarrar a quien comete un robo a un rbol donde hay hormigas venenosas, lo cual ha generado la muerte de la persona. 122 Entre los awajn, la desesperacin de muchas mujeres debido a la imposibilidad de cambiar su situacin ha llevado a un elevado nmero de casos de suicidio femenino. Los dirigentes awajn han decretado que ninguna mujer que se suicide ser vengada, para disuadirlas de llevar a cabo esta prctica (Vase Paredes, p. 26).
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Los estatutos comunales existen especialmente dentro de la poblacin awajn y algunos tienen un carcter ms amplio, abarcando toda una federacin nativa, es decir decenas de comunidades 123.
A nuestro modo de ver, sin embargo, los estatutos son una contradiccin con el propio derecho consuetudinario awajn, porque ste es un proceso que va articulndose en cada momento segn circunstancias particulares.
Resulta interesante, sin embargo, que esta poblacin tan tradicional haya optado por incorporar una forma de regulacin escrita a diferencia de los otros mecanismos comunitarios, donde mas bien existe una tradicin oral. Quizs existe un mayor inters en formalizarse o es ms fuerte la influencia de personas forneas, como antroplogos o integrantes de ONGs, que tienen una mentalidad ms positivista.
En realidad, muchas veces los estatutos son elaborados por una persona que no pertenece a la comunidad, como un antroplogo o un asesor, que es apreciado porque tiene mayor nivel educativo y muestra sus propias percepciones respecto a lo que es justo, aunque no necesariamente todos los nativos las comparten 124. En estos casos, el estatuto evita las sanciones fsicas y
Brandt cita estatutos provenientes de 1979, es decir apenas cinco aos despus de la promulgacin de la Ley de Comunidades Nativas. 124 Llama la atencin que en ocasiones la redaccin del Estatuto es encargada a los integrantes de una ONG, que aprovechan para introducir conceptos como el respeto de los derechos humanos. Una abogada nos confes que haba introducido un artculo para sealar que un varn slo poda tener una segunda mujer si la primera estaba de acuerdo. Ella saba que la
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En algunos casos el Estatuto manifiesta una sorprendente benignidad frente a situaciones tan graves como la violacin de nias o la violencia familiar125. Sin embargo, en la prctica, los nativos no aplican automticamente las normas establecidas como haran jueces civiles o penales 126. Los Estatutos deben ser comprendidos ms con un carcter referencial 127.
La administracin de justicia en las comunidades nativas contina siendo una experiencia incipiente, en medio de los profundos cambios culturales que estas poblaciones viven.
Se trata de un fenmeno de administracin de justicia propio del Per, sin precedentes en otros pases latinoamericanos, porque los involucrados en su mayora no tienen origen indgena y, adems, porque pese a ello, poseen una clara conciencia de que estn realizando una administracin de justicia diferente a la estatal. Adems, defienden su derecho a hacerlo, aunque no est legalmente reconocido.
primera mujer nunca estaba de acuerdo y, en realidad, lo que estaba buscando era afectar el sistema poligmico. 125 Paredes, pp. 46-47. 126 De manera similar a cmo Weber caracteriza a los sistemas legales irracionales sustantivos. 127 Por ejemplo, los Estatutos han sido criticados porque evidencian las prcticas machistas y homofbicas, pero probablemente, los estatutos awajn que sancionan la homosexualidad han sido elaborados por los pastores evanglicos, tomando en cuenta que sta es una prctica bastante tolerada entre los adolescentes awajn.
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A lo largo de ms de treinta aos, las rondas campesinas se han convertido en uno de los movimientos sociales ms duraderos y exitosos en Amrica Latina. A pesar que buena parte de su actividad todava gira en torno a la administracin de justicia, actualmente intervienen en problemticas muy diferentes que afectan a las zonas rurales como temas de medio ambiente, desarrollo, participacin poltica y vigilancia ciudadana.
Un reciente Acuerdo Plenario de la Corte Suprema permite avizorar un cambio profundo en la relacin entre el Poder Judicial y estas importantes organizaciones sociales, pero es conveniente analizar con detalle cmo se ha producido hasta el momento este importante fenmeno.
El departamento de Cajamarca se distingue de los dems departamentos andinos en que numerosos campesinos no tienen ascendencia indgena, pues son descendientes de inmigrantes pobres de origen espaol y portugus128. Por lo tanto, a diferencia del resto de la sierra, la comunidad indgena no era la organizacin predominante. Sin embargo, como los indgenas, muchos de
El hecho que no tengan ascendencia indgena no quiere decir que no tengan prcticas culturales de origen andino, como la reciprocidad expresada en las mingas o faenas (Brandt y Franco, 2007 p.106). Resulta interesante cmo algunas prcticas andinas han sido apropiadas por peruanos de orgenes muy diversos: en la costa se practica la reciprocidad en polladas o anticuchadas. En las comunidades nativas ahora las faenas comunales son muy frecuentes. 129 AAP, p. 86.
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Siendo una importante regin ganadera, Cajamarca tambin ha sido afectada tradicionalmente por el bandolerismo y el abigeato. Hasta los aos sesenta, los abigeos atacaban las haciendas para robar el ganado. Para enfrentarlos, los terratenientes contrataban guardias armados, a quienes pagaban en dinero, armas o permitindoles usar, sin pago alguno, algunas parcelas 130. Estos
guardias formaban las llamadas rondas de hacienda, que tenan un carcter temporal, en funcin de las necesidades del terrateniente, hasta que los abigeos eran capturados o se marchaban a otra regin.
Las haciendas fueron disueltas durante la Reforma Agraria, pero, a diferencia del resto de la sierra, al no existir comunidades, la tierra fue dividida en pequeas parcelas y entregada a propietarios individuales 131.
No existan en Cajamarca organizaciones slidas como las comunidades campesinas del sur del pas. Los campesinos vivan envueltos en numerosos conflictos internos 132, sometidos a las lites locales y sin una tradicin de autogobierno, como s ocurra en las zonas de ascendencia indgena de la sierra sur 133. El Estado tampoco se hizo presente para garantizar los derechos disolucin de las
Espinosa, p. 22. Prez Mundaca, p. 202. Sobre los antecedentes de esta situacin, vase Huber y Guerrero, pp. 13-14. 132 Prez Mundaca, p. 207. Inclusive era difcil que los campesinos participaran en una asamblea, porque cada uno senta que tenia intereses particulares (Gitlitz, citado por Huber y Guerrero, p. 14). 133 Starn, p. 38. 134 Ardito, agosto 2003, p. 33
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La desaparicin de los mecanismos coactivos de los hacendados 135, la dispersin de los pequeos propietarios y la ausencia del Estado confluyeron para el desarrollo de las bandas de abigeos. Estas bandas crecieron durante la crisis que afect a las zonas rurales en el gobierno de Morales Bermdez, debido a las medidas econmicas 136 y a una severa sequa 137. Eran bandas muy organizadas que contaban con la complicidad de policas y otras autoridades 138.
El dao que los abigeos hacan era muy grande, puesto que para los campesinos, el ganado serva como ahorro en previsin a una posible situacin de emergencia 139. Inicialmente, pretendieron enfrentar el abigeato de manera aislada e individual 140, pero al no tener resultados positivos, un grupo de ellos decidi, a fines del ao 1976, organizarse en patrullas nocturnas 141. Se
dispuso que, por turnos, todos los varones entre 18 y 50 aos participaran en la vigilancia de los caminos, para detener a los abigeos 142.
Sin embargo, los primeros ronderos encontraron muchas dificultades para que los abigeos fueran sancionados. Jueces y Policas se mostraban poco
Como los azotes y el cepo. Starn, p. 40. En aquellos aos se tomaban medidas econmicas llamados paquetazos que implicaban el alza sbita de los precios de los productos de primera necesidad (arroz, azcar, aceite). Para los campesinos se volvan en inalcanzables. Vase Starn, p. 35 y Prez Mundaca, p. 221. 137 Rojas, Telmo, citado por Starn 1993, p. 18. Vase tambin Brandt y Franco, 2006, p. 88. 138 En un caso muy mencionado ocurrido en Cajamarca, polica encubra el transporte de los animales robados hasta la costa, donde la carne era vendida a un precio mayor. Prez Mundaca analiza estas relaciones de corrupcin entre abigeos, comerciantes y autoridades (pp. 207-8). 139 Gitlitz, citado por Huber y Guerrero, pp. 16-18. 140 Sobre estos intentos fallidos como dormir con los animales dentro de las casas, vase Starn, p. 36 y Huber y Guerrero, p.18. 141 El fundador de las rondas, Rgulo Oblitas, haba sido parte de las rondas de hacienda en Tumn, un ingenio azucarero cercano a Chiclayo, Starn, 1990, p. 47. Vase su testimonio en Starn, 1993, p. 11-12. El hecho que desencaden la formacin de las rondas fue el robo a la escuela de Cuyumalca, el casero donde se form la primera ronda (id., p. 14). Al respecto, vase tambin Brandt y Franco, 2006, p. 85. 142 Una descripcin de los diversos sistemas de turnos existentes en las rondas aparece en AAP, p. 94.
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favorables a apoyarles. Cuando los ronderos capturaban a un abigeo y lo entregaban a las autoridades, stas procedan a liberarlo, muchas veces a cambio de dinero, o simplemente porque las mismas autoridades estaban involucradas en los delitos.
En otros casos, la liberacin se produca porque los robos que los campesinos denunciaban no eran legalmente delitos, sino slo faltas, porque el bien robado era un objeto que el sistema legal consideraba de poco valor y, por lo tanto, deba darse solamente orden de comparecencia 143.
Finalmente, era frecuente que la polica sealara que los ronderos no haban presentado ninguna prueba de la culpabilidad de los detenidos. Existan en este caso tambin diferencias culturales: los ronderos consideraban que todo merodeador nocturno era un malhechor, basndose en que las personas honestas permanecan en sus casas despus que se pona el sol. Sin embargo, la legislacin se basaba en la realidad urbana, donde caminar por la noche no es considerado ningn indicio de responsabilidad penal.
La impunidad generada por las sucesivas liberaciones de abigeos caus mucha frustracin a los ronderos respecto a sus posibilidades de obtener justicia en el aparato estatal y, por lo tanto, decidieron no solamente capturar a los delincuentes, sino ser ellos mismos quienes administraran justicia 144.
En general, los mecanismos formales del Poder Judicial eran sumamente ineficaces para lograr la condena de las personas denunciadas por diversos delitos: Starn seala que apenas el 10% de los procesos penales en el Juzgado de Primera Instancia de Chota terminaban en una condena (p. 37. Ms informacin en p. 41). 144 Aranda, p. 16.
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Las decisiones eran tomadas en asambleas, donde, una vez comprobada la culpabilidad de los responsables, se dispona una reparacin por el dao y una sancin. Normalmente eran sentenciados a practicar ejercicios fsicos o
castigos corporales 145. Sin embargo, la sancin ms comn fue participar en la propia ronda, como medida de reeducacin.
Los resultados fueron muy positivos, porque los abigeos sancionados no volvan a cometer delitos y algunos inclusive se incorporaban a las rondas, como forma de enmendar su conducta. De esta manera, los ronderos sintieron que haban encontrado la solucin no solamente a la necesidad de seguridad, sino a la necesidad de justicia 146.
El xito que las rondas tuvieron frente al abigeato llev a que la poblacin acudiera a ellas para resolver otros problemas de carcter penal como rias o hurtos, as como para casos de violencia familiar. En todos estos hechos, era fundamental enfrentar los problemas de fondo y, cuando era necesario, aplicar sanciones ejemplarizadoras.
Los ronderos intervenan tambin en casos de borracheras, para evitar que se produjeran daos, buscando separar o encerrar a las personas ebrias.
Estos castigos no necesariamente deban ser considerados castigos corporales como azotes u otras formas de violencia. Con frecuencia, los ronderos denominan castigo fsico a la realizacin de ejercicios fsicos, similares a los que se realizan en el Ejrcito. La investigacin de Levaggi revela que las denuncias por lesiones constituyen menos del 5% de los procesos contra los ronderos, lo que mostrara que existe un sobredimensionamiento de estas prcticas (p. 10). 146 Starn ofrece una reduccin drstica en las cifras de animales robados, pp. 67-69.
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Igualmente, reciban denuncias por casos de injuria o difamacin, que las normas estatales consideran delitos, pero que ellos resolvan, promoviendo la solucin armoniosa de los conflictos.
Las rondas campesinas tambin pasaron a enfrentar otros conflictos existentes en las zonas rurales 147. Desde el punto de vista del derecho estatal, puede decirse que asumieron atribuciones judiciales en materia penal y pasaron luego a la materia civil. Reciban demandas sobre deudas o pago de alimentos, embargando bienes de quienes no cumplan, as como tambin solicitudes de reconocimiento de hijos 148.
En estos casos no necesariamente haba un responsable, sino que se trataba de conflictos de intereses: como problemas de linderos o reparto de herencias. La solucin era llegar a un acuerdo entre las partes que garantizara la armona comunal 149. En la actualidad, los temas patrimoniales son mucho ms
Tambin las rondas campesinas comenzaron a enfrentar otras infracciones que las autoridades estatales no sancionaban, porque no atentaban contra las leyes, pero s contra la cultura campesina: por ejemplo, los casos de adulterio, que no estn tipificados en el Cdigo Penal. Normalmente, la sancin de los ronderos
Brandt y Franco, 2006, p. 91. Huber y Guerrero, p. 34. 149 AAP, pp. 88-90. Debe sealarse que en Cajamarca exista una mayor conflictividad que en el resto de la sierra peruana, por el hecho que no exista propiedad comunal, sino que se trataba de propietarios individuales. Era entonces comprensible que se dieran ms conflictos de linderos o por herencia. 150 Brandt y Franco, 2006, p. 175.
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implica el retorno de la persona adltera con su cnyuge y el impedimento de frecuentar nuevamente a la otra persona.
Igualmente, tenemos los casos de brujera, siendo considerado el brujo una amenaza para la sociedad, por lo que las penas suelen ser ms severas. La expulsin de la comunidad es una sancin frecuente.
Al mismo tiempo, los ronderos se enfrentaron a las autoridades corruptas, especialmente policas, gobernadores y Jueces que haban estado vinculados a los abigeos, llegando a aplicar sanciones o a promover su expulsin 151.
Las rondas se convirtieron en un mecanismo de afirmacin de la dignidad de los campesinos, pues ellos campesinos comenzaron a hacerse respetar por las lites urbanas que hasta entonces los menospreciaban 152.
Habiendo comenzado como una organizacin que enfrentaba la necesidad de seguridad, asumieron la necesidad de justicia y luego, al desarrollarse en lugares donde no existan comunidades campesinas, las rondas pasaron a ser organizaciones que promovan el desarrollo local 153 e intervenan en proyectos
Por ejemplo, haba policas que operaban en complicidad con los abigeos, gobernadores que entregaban certificados de propiedad falsos para trasladar el ganado y jueces que archivaban todas las denuncias contra los delincuentes (Huber y Guerrero, pp. 20, 24). 152 Por ello fueron revalorados algunos elementos externos, como sombreros, ponchos y llanques (vase Starn 1990, p. 48). Vase tambin a Rojas, Telmo, citado por Starn 1993, p. 18. 153 Starn, p. 44 y AAP, pp. 88-89 y 95. La facilidad con que rotan los cargos de las rondas campesinas hace ms difcil, sin embargo, que stas puedan ejercer acciones de autogestin o desarrollo de carcter permanente, aunque han tenido mucho xito en tareas puntuales como construccin de escuelas y postas mdicas, instalacin de agua potable y reparacin de caminos (id. p. 97).
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para agua potable, carreteras y otras obras 154 y recientemente en la proteccin del medio ambiente 155.
Podramos decir, sin embargo, que las rondas no llegan a establecer estos cambios en sus funciones basndose en abstracciones, sino que luchan por mejorar de manera integral las condiciones de vida del campesinado. Por ello, en Cajamarca, las rondas se han organizado a nivel distrital, provincial y departamental, con planteamientos que van mucho ms all de la administracin de justicia 156, habiendo establecido organizaciones a nivel provincial y departamental 157.
Las rondas campesinas han demostrado mayor capacidad que las comunidades para hacer cumplir sus disposiciones frente a terceros 158 y para enfrentar a las empresas extractivas y tambin tienen mucha ms consciencia sobre su rol como administradores de justicia.
A diferencia de la administracin de justicia por parte de las comunidades campesinas y nativas, el surgimiento y desarrollo de las rondas campesinas tuvo una relacin muy cercana con la Iglesia Catlica. De hecho, los primeros
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Espinosa, p. 25. Brandt y Franco, 2006, p. 91. Ardito, 2005, http://www.agenciaperu.com/columnas/2005/jul/reflexiones2.htm 156 Starn, p. 14. 157 Brandt y Franco, 2006, p. 95. 158 Diez, 2007, p. 127.
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ronderos eran catequistas rurales, es decir, autoridades locales con mucho ascendiente en su comunidad y con principios ticos muy rgidos 159.
De esta forma, en el procedimiento rondero para los casos de abigeato y otras infracciones existe mucho nfasis en la necesidad que los responsables admitan pblicamente la falta, reparen el dao y cumplan con una sancin que ayude al infractor a mejorar su conducta 160.
La Iglesia respald activamente a las rondas campesinas, puesto que manejaba una perspectiva iusnaturalista sobre el Derecho, como sucede en la mayora de religiones, por lo cual, los ronderos estaban mucho ms cerca de la verdadera justicia. Efectivamente, la Iglesia perciba que el sistema judicial estatal era muy lento, costoso y discriminador, y que los campesinos no podan obtener justicia. La justicia rondera era mucho ms rpida, barata y eficaz, por lo cual promoverla se convirti en una responsabilidad tica, logrndose as la paz social en las zonas rurales 161.
Debe sealarse, tambin, que en los aos ochenta, la Iglesia Catlica percibi que los grupos subversivos se desarrollaban con ms facilidad en lugares donde no haba ninguna organizacin social slida. Las rondas campesinas eran una alternativa pacfica para que los campesinos mejoraran sus condiciones de vida sin recurrir a la violencia.
159 160
Brandt y Franco, 2006, p. 87. Puede apreciarse que se trata de los elementos presentes en la confesin catlica. Sobre el rol de la confesin en los mecanismos consuetudinarios y la importancia del arrepentimiento para aminorar la sancin, vase Sieder 1999, p. 99. 161 Starn analiza el rol de diversos religiosos de Bambamarca y del Obispo de Cajamarca, Monseor Jos Dammert 1990, p. 40 (vase tambin AAP, p. 83). En Starn 1993, pp. 20-1, da su testimonio un sacerdote que promovi las rondas en Bambamarca.
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Por eso,
sacerdotes, obispos y religiosas decidieron respaldar la actividad de las rondas campesinas e inclusive promover que actuaran en diversos lugares del pas.
A nuestro entender, este fue un factor clave para que las rondas tuvieran una acelerada expansin por todas las provincias de Cajamarca, a pesar que este es un departamento con muchos problemas de interconexin 163. Las rondas
aparecieron en los departamentos que confinan con Cajamarca, como la sierra de los departamentos de Piura, Lambayeque, La Libertad y tambin San Martn y Amazonas, donde existen muchos migrantes cajamarquinos. Aunque en
esos lugares, la formacin de las rondas tuvo tambin un carcter espontneo, mediante los agentes pastorales fue que se pudieron perfilar ms adecuadamente sus funciones 164. Finalmente, las rondas llegaron tambin a lugares muy lejanos, como Puno o Cusco 165.
Al mismo tiempo, los agentes pastorales buscaban evitar que se aplicaran castigos fsicos o que se produjeran manifestaciones de violencia o arbitrariedad. Para ello, se realizaron numerosos encuentros y talleres sobre
Espinosa, p. 28-9. En algunos lugares como San Marcos, los senderistas mataron a varios ronderos logrando que muchas rondas se desarticularan (Huber y Guerrero, p. 27). Sin embargo, lo ms frecuente fue que las rondas lograron detener el avance de los grupos subversivos (AAP, p. 85). 163 Sobre el caso de la provincia de San Marcos, lase Huber y Guerrero, p. 23. 164 En la sierra de Piura, algunas rondas inicialmente fueron grupos que llevaban acciones violentas contra los delincuentes, como el vigilantism o cobraban para amedrentar a los adversarios de algunos comerciantes. 165 En estos casos, era frecuente que los equipos pastorales organizaran viajes de observacin a Cajamarca, para que los campesinos comprendieran cmo funcionaban las rondas campesinas. Tambin se invitaba a los ronderos a exponer su labor en diversos encuentros campesinos. Muchas veces se trataba de personas que vivan en el mismo pas y jams haban tenido contacto hasta entonces. Inclusive era necesario contar con intrpretes.
162
139
Iglesia Catlica como CEAS y el SER. Si los ronderos eran acusados o detenidos por las autoridades estatales, las entidades eclesiales asuman tambin la defensa de los ronderos.
Numerosas
ONG,
partidos
polticos
organizaciones
campesinas
comprendieron tambin la importancia de las rondas campesinas y promovieron su desarrollo en las zonas rurales 166, pero slo la Iglesia Catlica posea la capacidad de brindar la asesora y el acompaamiento que requeran.
Las rondas campesinas, como los dems mecanismos comunitarios, no deben ser confundidas con los fenmenos de vigilantism que han existido en Estados Unidos y otros pases para luchar contra el crimen 167, llevando a cabo muchos hechos de violencia, como el linchamiento de supuestos delincuentes, y actuando en abierta rebelin contra el propio Estado y sus autoridades 168.
El vigilantism no expresa prcticas culturales tradicionales, sino que surge en un contexto de inestabilidad social o cuando un grupo se siente amenazado. Estas prcticas pueden ser espontneas o llegar a un importante nivel de
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Vase Aranda, p. 17 y Starn, p. 39, entre otros. El vigilantism es el fenmeno por el cual un grupo de personas, ante la falta de intervencin de las autoridades policiales frente a la delincuencia, opta por organizarse realizando patrullas y capturando delincuentes, los mismos que suelen ser golpeados o inclusive asesinados. En Estados Unidos fue muy frecuente en zonas donde la autoridad estatal no tena presencia, adoptndose la forma del linchamiento. 168 Bidaguren y Nina, p. 125.
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organizacin.
Sin embargo, creemos que las rondas son una situacin muy diferente, porque en ningn momento han actuado como un movimiento clandestino ni la violencia fsica es uno de sus elementos principales 170, sino la bsqueda de una solucin a los problemas de fondo y llevan a cabo procesos pblicos. Adems, las rondas en la mayora de casos no enfrentan delitos sino otro tipo de conflictos 171.
El procedimiento rondero implica que las decisiones son adoptadas en asambleas, donde todas las personas del casero pueden intervenir y se escucha a los involucrados. En casos donde el conflicto se debe a linderos o a la
distribucin de una herencia, lo ms comn es que los ronderos se trasladen al lugar de los hechos 172 para verificar la situacin concreta y llegar a una decisin que todas las partes acepten.
Bidaguren y Nina, p. 127. Sin embargo, algunos linchamientos ocurridos en zonas urbanas donde no existen rondas campesinas s tendran este carcter de vigilantism. Puede verse un anlisis sobre esta problemtica en Tankebe, pp. 245-265. l seala que la corrupcin y la ineficiencia de la polica termina cuestionando su legitimidad ante la poblacin, lo cual se manifiesta a veces en ataques directos o ataques hacia la propia autoridad cuando la propia poblacin asume sus funciones (p. 251). 171 Un fenmeno que tiene ciertas similitudes con las rondas campesinas es el Serenazgo, que surgi en los distritos residenciales de Lima, frente a la debilidad del Estado para enfrentar los problemas de seguridad. En este caso, no son los propios vecinos quienes, como en las rondas, participan directamente en las patrullas que proporcionan seguridad, sino que aportan una contribucin econmica a las Municipalidades para mantener este servicio. Otra diferencia, naturalmente, es que las rondas campesinas administran justicia, mientras el Serenazgo tienen principalmente una funcin disuasiva frente a los delincuentes. Sin embargo, se trata de dos respuestas similares a un mismo problema, en ambos casos con bastante ms legitimidad que la Polica Nacional. 172 Starn, p. 50.
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Aunque en algunos casos puede realizarse una votacin para alcanzar una decisin 173, lo ms comn es que stas se busquen mediante el consenso, en discusiones que podran parecer algo lentas 174, porque duran varias horas, pero que son finalmente un procedimiento mucho ms rpido que los procesos judiciales. Las opiniones consideradas ms acertadas sirven de base para el
acuerdo definitivo 175. En ningn caso, los dirigentes ronderos podran tomar una decisin segn sus criterios personales 176, aunque estn convencidos de la culpabilidad de un individuo.
Se busca siempre mantener una formalidad que proviene de la administracin de justicia estatal: Starn seala cmo se emplean libros de actas, firmas y sellos. Igualmente, describe cmo se emplea una terminologa proveniente del Estado: denominndose declaraciones a los testimonios, comisiones a los viajes y documentos a las cartas 177.
En caso de una infraccin, cuando se toma una decisin, el principal nfasis no est en la sancin, sino en la reparacin del dao que puede haber sido causado. De hecho, en la mayora de conflictos, no se aplica una sancin, sino se busca un acuerdo.
La mayora de casos seran considerados asuntos de carcter civil por el Derecho estatal y tienen que ver con problemas de parcelas, deudas o incumplimiento de obligaciones. Solamente una minora son asuntos que el
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Aranda, 2004, p. 51. Huber y Guerrero, p. 51. 175 Eladio Idrogo, citado por Starn 1993, p. 25. 176 Huber y Guerrero, p. 50. 177 Starn, p. 48-9.
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Derecho estatal considerara que tienen carcter penal. En ellos, normalmente, se busca lograr la resocializacin de la persona, para lo cual, el primer paso es que la persona admita su culpa pblicamente y pida disculpas ante la comunidad 178.
Ahora bien, en algunas de estas infracciones penales en que los campesinos estn convencidos de la culpabilidad de una persona y sta se rehsa a confesar, es posible que todava se le fuerce mediante mecanismos coactivos que s implican violaciones a los derechos humanos, como el bao en agua fra, los azotes, los insultos, golpes o amenazas de destruir sus bienes 179. Estos hechos pueden llegar a ser tipificados como delito de lesiones o inclusive como tortura 180. Se cree que si la persona no confiesa, no se podr lograr un cambio en su comportamiento 181. Sin embargo, estos hechos violentos vienen
desapareciendo 182, en buena medida por la intervencin de los organismos de derechos humanos a travs de capacitaciones y asesora 183.
En cuanto a la sancin que se dispone, adems de la reparacin del dao, son frecuentes los trabajos comunales, especialmente para aquellas personas cuyas malas acciones han afectado los intereses colectivos, como quienes se rehsan a participar en las rondas o quienes han perturbado la tranquilidad pblica al
Huber y Guerrero, p. 58. Brandt y Franco, pp. 85-86. 180 Starn seala que algunas de estas prcticas provienen de las Fuerzas Armadas y que los ronderos las aplicaban moderadamente, p.64. Vase tambin Huber y Guerrero, p. 62. 181 Gitlitz, 2001, p. 218. 182 Debemos reconocer que en los aos setenta en que surgieron las rondas campesinas, se dieron varios casos de abigeos muertos Starn, p. 65; AAP, pp. 91-2. Sobre estos hechos en el Cusco, vase Aranda, 2004, p. 53-4. 183 Villavicencio 1999, p. 113.
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emborracharse. De hecho, se sanciona con ms severidad al que comete una infraccin estando ebrio, a diferencia de la justicia estatal 184.
La sancin ms extendida entre las rondas campesinas es la cadena ronderil, normalmente reservada para personas que han cometido delitos graves, como abigeato, robo o violacin. Esta sancin consiste en participar sucesivamente en todos los turnos de vigilancia de los ronderos tanto en el casero donde se cometi la infraccin y luego ser trasladado a otros caseros para cumplir la misma pena 185.
Una de las funciones ms importantes de esta sancin es permitir que todos los campesinos de la zona identifiquen al infractor, generndose de esta forma mayor control social respecto a su conducta.
Igualmente, los ronderos afirman que, cuando el infractor aprecia cmo los dems campesinos sacrifican su tiempo de descanso para poder velar por su comunidad se produce un fenmeno de conversin y la persona desea incorporarse a la ronda y convertirse en un hombre de bien.
Slo en los casos ms graves, donde la persona ya es reincidente, es expulsada, es decir, se le obliga a vender su parcela y a que se retire 186.
Las rondas campesinas han desarrollado con el tiempo una estructura ms compleja, por lo que actualmente existen Comits Zonales a quienes se acude
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Brand y Franco 2007, p. 128. Yrigoyen, 2008, p. 378, 186 Brandt y Franco 2007, p. 57.
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cuando los involucrados en un caso pertenecen a diversos caseros 187 y Comits Centrales o Provinciales que resolveran los casos ms complejos que se dan dentro de una provincia 188.
En cuanto a participar en la ronda, tiene carcter obligatorio, pero quien no cumple esta obligacin no es sancionado directamente. Se le aisla hasta que se ve obligado a cumplir. Este aislamiento es un mecanismo de control social 189.
Durante el rgimen de Fujimori, la situacin legal de las rondas campesinas se hizo complicada, puesto que el gobierno pretendi obligarlas a participar en la lucha contra la subversin 190.
El Decreto Supremo 002-93-DE/CCFFAA dispuso que las rondas deban adecuarse al Reglamento de Comits de Autodefensa, es decir los grupos de campesinos que eran organizados por el Ejrcito para la lucha antisubversiva en otros lugares del pas 191. Las rondas deban subordinarse a los Comandos
Poltico Militares, lo cual desnaturalizaba el carcter pacfico, democrtico y autnomo de las rondas campesinas, que haba sido reconocido por la Ley 24571, aprobada algunos aos antes.
Brandt y Franco 2007, p. 107. Brandt y Franco 2007, p. 108. 189 Brandt y Franco 2007, pp. 54-5. 190 Yrigoyen 2006, p. 382. 191 Hubo algunos antecedentes desde los primeros aos del conflicto armado. La masacre de Uchuraccay, por ejemplo, habra sido cometida por campesinos organizados por las Fuerzas Armadas para enfrentar militarmente a los senderistas. En Guatemala y Vietnam se produjeron fenmenos similares en que se entreg armas a la poblacin rural.
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Los Comits de Autodefensa nunca tuvieron como funcin administrar justicia: sus integrantes estaban obligados a entregar a las Fuerzas Armadas a los subversivos que capturaban. Varios Comits de Autodefensa participaron adems en violaciones a los derechos humanos, como asesinatos de personas inocentes, violaciones o torturas.
Mientras las rondas campesinas insistan en su carcter pacfico, democrtico y autnomo, los Comits de Autodefensa estaban ligados a acciones militares, tenan una estructura jerrquica propia del conflicto armado y sus mandos eran designados por los militares 192.
Aunque hubo rondas campesinas que se inscribieron como Comits de Autodefensa para no ser confundidas como terroristas 193, en otros casos se produjeron fuertes conflictos. pasaron a la clandestinidad 194. Algunos dirigentes fueron detenidos y otros
Afortunadamente, debido a la progresiva derrota de los grupos subversivos, esta norma tuvo en los aos siguientes escasa vigencia 195. La mayora de los
De esta manera, senderistas y militares alteraron la estructura comunal y las personas que designaban tenan de facto mucho ms poder que las autoridades tradicionales comunales. Casi quince aos despus de la finalizacin del conflicto armado, en algunos lugares del pas, todava se advierte estas consecuencias en el deterioro del tejido social. 193 Bonilla, citada por Aranda, 2004, p. 29. 194 Adems, entre las rondas campesinas y los Comits de Autodefensa, existan otras diferencias: estos ltimos haban surgido en zonas predominantemente indgenas de la sierra sur, mientras que las rondas aparecieron entre campesinos no indigenas del norte. 195 Sin embargo, en algunas regiones como San Martn s hubo fuertes conflictos porque el Comando Poltico Militar pretendi obligar a las rondas campesinas a enfrentar a los grupos subversivos.
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Comits de Autodefensa quedaron desactivados con los aos, dado que su misma norma de reconocimiento los consideraba transitorios 196.
Sin embargo, la opinin pblica sigue empleando la palabra ronderos para referirse a los miembros de los Comits que lucharon contra los grupos subversivos 197. Algunos Comits de Autodefensa se encuentran actualmente vinculados al cultivo de coca y emplean las armas que recibieron para proteger dicha actividad. Otros en cambio han evolucionado hasta convertirse en rondas campesinas, es decir que administran justicia, normalmente vinculados a una comunidad campesina. Sus sanciones, sin embargo suelen ser ms duras que las rondas cajamarquinas y no han tenido acompaamiento por parte de instituciones religiosas o de ONGs 198.
La Justicia de Paz peruana es una institucin nica en Amrica Latina, e implica una serie de paradojas dentro de la administracin de justicia estatal: administran justicia a nombre de la Nacin, pero toman decisiones segn las tradiciones comunales. Son nombrados por el Poder Judicial, pero no son designados por ste, sino elegidos por su comunidad de acuerdo a sus mritos personales y participacin en la vida comunal. Efectivamente son jueces, pero
Artculo 1 del Decreto Legislativo 741. El propio Informe Final de la Comisin de la Verdad comete este error, atribuyendo determinados crmenes cometidos en Ayacucho en los aos 80 a las rondas campesinas. 198 Brandt y Franco, 2006, p. 65.
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en su mayora no son abogados. Son integrantes del Poder Judicial, pero no son parte de la carrera judicial.
Sin embargo, para nosotros la principal paradoja es que siendo los integrantes del Poder Judicial con mayor legitimidad en la poblacin, no son adecuadamente valorados por las otras instancias de dicho poder del Estado, que muchas veces inclusive llevan a cabo prcticas discriminatorias en su contra.
Aproximadamente diez millones de peruanos se encuentran bajo la competencia de 5,593 Jueces de Paz 199, la mayora ubicados en las zonas rurales, pero tambin existen muchos de ellos en las principales ciudades del Per y desde hace unos pocos aos tambin en Lima 200. Para la poblacin rural y los sectores ms pobres de la poblacin, suelen ser la nica instancia del Poder Judicial a la que pueden acceder.
La subsistencia de la Justicia de Paz durante casi doscientos aos, pese a no recibir un apoyo significativo por parte del propio Poder Judicial, constituye una interpelacin que le hace a ste la sociedad, mostrando que ella misma puede ser capaz de dar respuesta a los requerimientos de solucin de sus conflictos en una realidad pluricultural y diversa 201. En la actualidad, en las
Comunicacin personal de Fernando Meza, Jefe de la Oficina Nacional de Apoyo a la Justicia de Paz. Hace unos aos se sealaba que eran 5,216 (Guerra Cerrn, 49). 200 Existe un nmero importante de Jueces de Paz en las zonas perifricas de las ciudades de Arequipa, Trujillo, Chiclayo e Ica. En Lima se encontraban solamente en balnearios como San Bartolo y Pucusana, que son zonas con una poblacin muy reducida, pero hace dos aos han sido introducidos en Puente Piedra (Lima Norte) y Ventanilla (Callao). Esta experiencia se encuentra todava en evaluacin. 201 Loli, p. 83.
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zonas rurales los Jueces de Paz son el mecanismo comunitario ms extendido y a la vez el ms cercano a las instituciones estatales.
La Justicia de Paz tiene sus primeros antecedentes en la Constitucin de las Cortes de Cdiz, que tena un marcado espritu liberal y democrtico 202. Entre las medidas que dispuso para Espaa y las colonias americanas estaba que los alcaldes pudieran resolver los conflictos entre los vecinos, antes de que estos acudieran al Poder Judicial 203.
A pesar de la efmera vigencia de la mencionada Constitucin, en cuanto a la administracin de justicia tuvo una influencia fundamental en el Per, puesto que implic establecer la Justicia de Paz, como una institucin inherente al Estado peruano, como se aprecia desde la primera Constitucin del ao 1823:
ARTCULO 120.-. No podr entablarse demanda alguna civil, sin haberse intentando la conciliacin ante el Juez de Paz.
ARTICULO 142.- Los Alcaldes son los Jueces de Paz de su respectiva poblacin. En las poblaciones numerosas ejercern tambin este oficio los Regidores.
Loli, p. 84. Artculo 282. El alcalde de cada pueblo exercer en l el oficio de conciliador, y el que tenga que demandar por negocios civiles o por injurias, deber presentarse a l con este objeto. Artculo 283: El alcalde con dos hombres buenos, nombrados uno por cada parte, oir al demandante y al demandado, se enterar de las razones en que respectivamente apoyen su intencin, y tomar, odo el dictamen de los dos asociados, la providencia que le parezca propia para el fin de terminar el litigio sin ms progresos, como se determinar en efecto, si las partes se aquietan () Artculo 284. Sin hacer constar que se ha intentado el medio de la conciliacin, no se entablar pleito alguno.
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ARTICULO 143.- Conocern los Jueces de Paz de las demandas verbales, civiles de menor cuanta; y de las criminales sobre injurias leves, y delitos menores que slo merezcan una moderada correccin.
Como se puede apreciar, durante los primeros aos de la Repblica, no exista una clara distincin entre la funcin jurisdiccional y otros cargos pblicos, por lo que el cargo de Juez de Paz continu apareciendo como parte de las atribuciones del alcalde siendo requisito para este cargo tener ms de diez aos de residencia en el lugar, lo cual le permita un mayor ascendiente entre los vecinos 204.
A partir de la Constitucin de 1826 se seal que la Justicia de Paz estaba entre las funciones municipales, aunque no siempre deba ser ejercida directamente por el alcalde. Por eso poda haber Jueces de Paz en poblados de quinientos, doscientos o inclusive cien habitantes 205.
An cuando en 1836 fueron disueltos los Municipios, la Justicia de Paz sobrevivi y el gobierno qued a cargo de nombrar a los Jueces de Paz, a travs de los prefectos y subprefectos, quienes preparaban las ternas entre los vecinos notables 206.
A lo largo del siglo XIX, el control sobre la Justicia de Paz fue pasando paulatinamente de las Municipalidades al Poder Judicial, pero no exista claridad al respecto: en 1854, el Reglamento de Jueces de Paz mantiene la
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Artculo 144, citado por Loli, p. 84. Constitucin de 1826, citada por Loli, p. 85. 206 Loli, pp. 85-6
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responsabilidad de su eleccin en las municipalidades 207. En 1855, Ramn Castilla precis que seran las Cortes Superiores las que propondran a los Jueces de Paz 208. En 1861, nuevamente se seala que es atribucin de los Prefectos. En el siglo XX, la pertenencia de la Justicia de Paz al Poder Judicial ya era indiscutible, como puede apreciarse por la Ley del 4 de diciembre de 1900 y la Ley Orgnica del Poder Judicial de 1911 209.
En la prctica, en la sociedad estamental del siglo XIX y buena parte del siglo XX, el cargo de Juez de Paz tena un marcado carcter elitista, como ocurra con todos los dems cargos pblicos. Para ejercerlos era necesario ser
ciudadano y slo era ciudadano el vecino notable, es decir un varn que supiera leer y escribir y tuviera propiedades 210.
Por eso, en las zonas rurales, el cargo de Juez de Paz era ejercido por el terrateniente, o una persona de su entorno ms cercano, y as su autoridad sobre los peones y sus familias quedaba oficializada 211. Muchas veces, sus
atribuciones judiciales se extendan sobre un territorio ms extenso que su hacienda, con lo cual el cargo le permita inclusive expandir sus propiedades 212.
Artculo 2. Loli, p. 87. 209 Un buen anlisis de este proceso puede encontrarse en Lovatn et al, 1999, pp. 16-20. 210 Ley del 17 de abril de 1861, artculo 6. Se seala que en las capitales de departamento y provincia se requera para ser Juez de Paz percibir una renta mnima de trescientos pesos o ser profesor de alguna ciencia. 211 La Ley Orgnica del Poder Judicial de 1900 seal que, de preferencia, deban ser Jueces de Paz personas que tengan ttulo profesional o sean propietarios de bienes races, o ejerzan alguna industria por la que paguen alguna contribucin al Estado, citado por Lovatn et al, 2005, p. 42. 212 En los aos sesenta, todava conoc en Cajamarca Jueces de Paz cuya funcin era quemar las casas de los campesinos que se enfrentaban al hacendado. Susana Villarn, comunicacin personal, mayo de 1998.
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El Juez de Paz tena la libertad de no regirse por las leyes y aplicar su propio criterio al momento de resolver una controversia. Esta medida permita que el hacendado defendiera sus intereses particulares a travs de este cargo oficinal.
En los casos en que un indgena atentaba contra sus intereses el Juez de Paz/hacendado poda disponer que fuera sometido a castigos corporales, calabozo o la expulsin de la hacienda. Para la poblacin, y para el propio
hacendado probablemente, era difcil distinguir entre el ejercicio de la funcin pblica y la defensa de intereses privados 213.
Esta situacin se prolong durante ms de un siglo 214: slo con la Reforma Agraria, iniciada en 1969, la Justicia de Paz dej de ser un instrumento para reforzar la estructura de dominacin econmica de los hacendados. Al
disponerse la disolucin de las haciendas y la masiva titulacin de las comunidades campesinas, stas pasaron a ser sedes de Juzgados de Paz.
De esta manera, el cargo de Juez de Paz pas a ser ocupado por diversos comuneros, quienes ejercan su autoridad de manera horizontal. Se produjo tambin una marcada vinculacin entre las prcticas comunales tradicionales y las decisiones del Juez de Paz 215. La Justicia de Paz dej de ser una
Lovatn et al, pp 32-4. La situacin fue muy diferente en Lima, donde, desde inicios del siglo XX, los Jueces de Paz desaparecieron del mbito de la ciudad de Lima, quedando la administracin de justicia en la capital en manos de los Jueces de Paz Letrados (Lovatn et al, p. 30). En setiembre de 1924 se dispuso que tambin en el Callao y en las capitales de departamento que fueran sedes de Cortes Superiores slo poda haber Jueces de Paz Letrados (Loli, p. 87). 215 Casi 2,000 comunidades campesinas que cuentan actualmente con su propio Juzgado de Paz y otros 1,780 Juzgados de Paz tienen bajo su competencia comunidades campesinas y nativas (Instituto de Defensa Legal, 2005, p. 43).
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institucin externa para los campesinos, comenzando stos a identificarse con las decisiones que tomaba el Juez de Paz.
Paradjicamente, este cambio en el perfil del Juez de Paz llev a que dentro de las Cortes Superiores, fuera visto con menosprecio, porque era un campesino y no un terrateniente como antes 216.
Como se aprecia, la vigencia de la Justicia de Paz a lo largo de casi dos siglos se ha debido a que pudo articularse de manera sucesiva a diversas estructuras sociales, fuesen las municipalidades, las haciendas, las comunidades andinas y, en la actualidad, como veremos, a las comunidades nativas y las zonas urbano marginales.
En contraste con la experiencia de los Jueces de Paz terratenientes, el Juez de Paz actual ya no es normalmente una persona con poder econmico o predominancia social. El cargo es rotativo, pudiendo ser ejercido
Sin embargo, los nuevos cambios poblacionales, como la migracin y la urbanizacin y otros fenmenos sociales como la expansin del sistema educativo han generado una marcada diferenciacin entre los actuales Jueces
El trabajo con los Jueces de Paz nos mostr que inclusive los vigilantes o las secretarias de las Cortes Superiores manifestaban frecuentemente su menosprecio hacia los Jueces de Paz por su origen rural.
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de Paz dentro del territorio peruano. Es oportuno conocerla, porque sera un error pretender plantear tratamientos comunes a realidades heterogneas.
Los Jueces de Paz tradicionales se encuentran predominantemente en la Sierra y en algunos lugares de la costa, especialmente en las comunidades campesinas y en algunas ciudades pequeas. De hecho, en la Sierra se encuentra la
abrumadora mayora de los Jueces de Paz, pese a que actualmente no es la regin ms poblada del pas 217. En su valioso estudio, Lovatn et al explican que esto se debe a que muchos Juzgados de Paz tienen origen histrico, es decir, fueron establecidos cuando la mayor parte de la poblacin peruana viva en esta regin 218.
A pesar de la migracin a la costa y la selva, los Juzgados de Paz han subsistido en buena medida porque continan las condiciones de aislamiento de la poblacin y para sta materialmente sera imposible acudir a un Juzgado de Paz Letrado 219.
Por otro lado, pudimos comprobar durante nuestras visitas a muchas localidades, que el Juez de Paz tradicional es normalmente un individuo conocido y respetado por los ciudadanos y basa el cumplimiento de sus decisiones en su conocimiento de las costumbres locales, su capacidad de
Lovatn et al, p. 100. En contraste, el 13% de los Jueces de Paz habita en la costa, donde actualmente vive la mayora de la poblacin (p. 96). 218 Lovatn et al, p. 99. 219 Lovatn et al. 1999, p. 109.
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La mayora de estos Jueces de Paz son agricultores y no tienen estudios superiores 220, por lo cual no existe mayor distancia respecto a las partes. Eventualmente, las personas que tienen mayor instruccin y asumen el cargo tambin se comportan de manera respetuosa hacia los dems integrantes de la localidad, pues los unen vnculos que datan de mucho tiempo.
Es ms, con frecuencia el Juez de Paz puede pensar que posteriormente uno de los litigantes podra ser elegido como su sucesor. Un factor de mayor cercana an es que el Juez de Paz habla el idioma de las partes 221. Adems, cuando las partes se comunican en castellano, el Juez de Paz emplea un lenguaje cercano, sin tecnicismos legales o frases rebuscadas.
Cuando se escoge a una persona de origen forneo, como un profesor, ste es alguien preocupado por el bienestar de la comunidad y tiene mucho ascendiente. De lo contrario, difcilmente sera elegido. La poblacin aprecia que se haya establecido en la localidad y confa en l, porque maneja criterios ms modernos para resolver conflictos, especialmente tratndose de derechos de la mujer o de los nios 222.
El cargo de Juez de Paz en estas zonas ms tradicionales contina siendo predominantemente masculino, tanto porque todava existen muchas mujeres
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Lovatn et al, 1999, p. 99. Lovatn et al, 1993. 222 Lovatn y Ardito, p. 23.
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que no pueden cumplir el requisito de saber leer y escribir, como porque la poblacin tiende a preferir que un varn asuma esta responsabilidad.
En las ciudades de la costa y en Arequipa existe tambin un amplio nmero de Jueces de Paz. La mayora de estos Juzgados de Paz son recientes y fueron establecidos ante la expansin demogrfica y el surgimiento de nuevas zonas urbanas o semiurbanas entorno a las principales ciudades. La mayor densidad de habitantes lleva a que tericamente exista un nmero elevado de usuarios por Juez de Paz, pero estas zonas urbanas no tienen los mismos criterios comunitarios que existen en las comunidades campesinas 223.
Estas zonas urbanas son agrupaciones humanas ms annimas, donde muchos de sus habitantes desarrollan relaciones econmicas, laborales o familiares con personas que viven en otras localidades. En caso que se produzca un conflicto con algn vecino, normalmente el contacto es ms superficial y no se siente la necesidad de mantener una relacin armoniosa. En un entorno social de esta naturaleza, se hace menos importante el rol del Juez de Paz.
Muchas personas, normalmente quienes tienen ms educacin o han nacido en la ciudad, tambin prefieren acudir al Juzgado de Paz Letrado, porque sienten que les da ms garanta. En los casos en que acuden al Juez de Paz, los moradores pueden tambin hacerse presentes con su abogado, con el que puede
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producirse una situacin tensa, pues normalmente, estos profesionales perciben al Juez de Paz como alguien inferior 224.
Las funciones notariales tambin disminuyen, porque normalmente las personas prefieren acudir a las notaras, inclusive realizando viajes ms largos para ello.
A pesar de ello, en varias ciudades pequeas o zonas urbano marginales, existen Jueces de Paz elegidos por tener mucho ascendiente y criterios morales muy adecuados. Suelen ser personas menos tolerantes frente a la violencia familiar y el maltrato infantil. De igual forma, se vuelven unos lderes
Sin embargo, en algunas ciudades donde existe un fuerte movimiento econmico, se ha constatado que muchos de los Jueces de Paz son abogados y su presencia ha generado serias distorsiones en la Justicia de Paz. Los
abogados no han sido elegidos por la poblacin, sino nombrados por el Poder Judicial. Ellos de manera evidente buscan ejercer el cargo como un
mecanismo para obtencin de recursos: sea para obtener clientes o para establecer cobros elevados por todas sus actuaciones en el Juzgado 225.
Estos Jueces de Paz ya no buscan resolver el problema de fondo, sino la solucin formal; se busca aplicar la ley y no el criterio de justicia. Se
Muchos Jueces de Paz de la Costa sealan como un serio problema la interferencia de abogados, quienes los menosprecian por no haber estudiado derecho y pretenden obligarlos a resolver de manera formal. 225 Lovatn y Ardito, p. 32.
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desconoce el contexto en que se encuentran las partes. En su gran mayora son abogados desempleados, que, en el mejor de los casos, aplican plazos y requisitos formales mecnicamente, sin preocuparse mucho por fomentar la paz o la justicia 226.
La mayora de estos Jueces de Paz abogados han desnaturalizado totalmente el cargo y se han convertido en una especie de Jueces de Paz Letrados sin sueldo, con prcticas de corrupcin institucionalizadas. No inspiran mayor
En la regin amaznica el cargo de Juez de Paz es mucho ms reciente, porque se ha ido extendiendo conforme avanz la colonizacin, en las ltimas dcadas del siglo XX, como parte de la incipiente presencia del Estado en esta regin.
De otro lado, debe sealarse que la Amazona es la regin peruana cuya poblacin tiene mayor conciencia de su identidad tnica. Tanto el 10% de nativos o indgenas, como el 90% de colonos tienen mucha conciencia de serlo y suelen mirar con desconfianza al otro componente social 227.
A diferencia de la Sierra y la Costa, los Juzgados de Paz en la Amazona suelen establecerse de acuerdo a los distritos, pero stos son sumamente extensos en la
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selva. Algunos distritos de Loreto son tan grandes como los departamentos de Apurmac o Moquegua 228.
La capital de los distritos amaznicos normalmente es un poblado donde predominan los mestizos o colonos y es all donde se realizan las elecciones de los Jueces de Paz o son las autoridades de dicho poblado las que proponen a los Jueces de Paz para su nombramiento 229.
Por lo tanto en casi toda la Amazona, los Jueces de Paz son mestizos que carecen de real cercana con los habitantes de los caseros ms lejanos y especialmente de la poblacin indgena: no hablan su idioma, desconocen sus prcticas culturales, y en ocasiones ni siquiera ocultan su desprecio hacia ellos 230.
Muchos de estos Jueces de Paz mestizos son tambin patrones, es decir personas con mayor capacidad econmica, que emplean el cargo para poder enriquecerse 231. Como resultado de ello, ni los nativos, ni los ribereos, ni los mestizos pobres se identifican con ellos y carecen totalmente de autoridad moral.
Los indgenas prefieren no acudir a estos Jueces de Paz, porque sienten que no van a comprender sus problemas. Ellos sostienen que si tienen un conflicto
Ibid, p. 100. Instituto de Defensa Legal, 2005, p. 56. 230 Lovatn et al 1999, p. 94. 231 En las inmediaciones de Iquitos, hemos sido testigos de un caso vergonzoso, donde el Juez de Paz aprovechaba sus mayores conexiones para promover la venta de los terrenos del casero, sin que los habitantes lo supieran.
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con un mestizo, el Juez de Paz siempre favorecer a ste ltimo, por sus vnculos econmicos y afinidad tnica. Existen acusaciones de que algunos
Jueces de Paz mestizos pretenden comportarse con la poblacin nativa de manera similar a los Jueces de Paz hacendados que desaparecieron con la Reforma Agraria.
Ante este panorama, los grupos indgenas ms organizados han decidido plantear al Poder Judicial la posibilidad que las comunidades nativas tambin sean sedes de Juzgados de Paz. De esta manera, actualmente existen algunos Jueces de Paz awajn, shipibos, lamistas y ashninkas, quienes administran justicia en el idioma de la poblacin 232.
Los Jueces de Paz nativos asumen conscientemente que parte de su funcin es promover los intereses del grupo nativo, incluyendo la identidad y la cultura. Se basan en el derecho consuetudinario para tomar decisiones 233.
El nmero de Jueces de Paz nativos es todava incipiente, y esto podra deberse en parte al desconocimiento de la poblacin, como tambin a la resistencia del Poder Judicial para incrementar el nmero de Juzgados de Paz en la Amazona, debido a lo reducido de la poblacin. Por el momento, el hecho de que los Jueces de Paz sean autoridades nombradas por el Estado no ha generado un rechazo ideologizado dentro de las poblaciones indgenas amaznicas. No se le considera un instrumento de penetracin estatal o una institucin ajena.
Lovatn et al, p. 101. En algunos distritos existen un Juez de Paz nativo y uno colono, con lo cual parece regresarse a la divisin tnica de la administracin de justicia que exista en la Colonia entre indios y espaoles.
233
232
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Despus de la Reforma Agraria, muchas comunidades campesinas y caseros elegan a sus Jueces de Paz mediante un sistema de ternas, donde se presentaba a tres candidatos a la Corte Superior 234. Uno de los tres era nombrado Juez de Paz titular y los otros dos quedaban en calidad de accesitarios, como se denomina a los suplentes 235. En cambio, en muchas zonas urbanas eran las
Cortes Superiores las que estaban a cargo de todo el proceso de designacin de los Jueces de Paz, otorgando preferencia a los abogados, egresados o estudiantes de Derecho, segn indicaba el artculo 69 de la Ley Orgnica del Poder Judicial.
El artculo 152 de la Constitucin Poltica de 1993 dispuso que los Jueces de Paz fueran elegidos por la poblacin y que una ley normara el procedimiento de eleccin. En 1998, durante el rgimen de Alberto Fujimori, pese a que dicha ley no haba sido promulgada, la Comisin Ejecutiva del Poder Judicial emiti la Resolucin Administrativa 844-98-CEPJ, que organiz el proceso de elecciones 236.
Al finalizar dicho ao, se emiti la Resolucin Administrativa 1062-98-CEPJ, mediante la cual se organizaron los procesos de los aos 1999 y 2000 237. El aspecto ms importante de la segunda Resolucin 1062 fue que por lo menos
234 235
Instituto de Defensa Legal, p. 81. Lovatn et al, p. 102. 236 Guerra, pp. 90-91. 237 Lovatn y Ardito, p. 14.
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uno de los integrantes de la terna formada por el Juez de Paz y los dos accesitarios, deba ser mujer 238.
Durante los tres procesos, la concurrencia de la poblacin a las elecciones fue masiva, tanto en las comunidades campesinas como en muchas ciudades, pese a que el proceso no tena carcter obligatorio. Solamente en el caso de la
Al regresarse al rgimen democrtico en el ao 2000, los magistrados a cargo del Consejo Ejecutivo del Poder Judicial suspendieron las elecciones de Jueces de Paz y dispusieron que el mandato de los ltimos Jueces de Paz elegidos fuera prorrogado indefinidamente. El argumento era que no poda haber
eleccin de Jueces de Paz porque no se haba promulgado la ley que dispona su regulacin.
En realidad, hubo varios intentos por parte del Consejo Ejecutivo del Poder Judicial para regresar a un sistema de designacin de los Jueces de Paz. Nosotros consideramos que estos magistrados tenan un criterio conservador respecto a la Justicia de Paz y tambin pensaban que la Constitucin de 1993, que haba dispuesto la eleccin de los Jueces de Paz, sera pronto derogada, por lo que no tena sentido impulsar un proceso de elecciones.
No fue sino hasta el ao 2005, que la Ley 28545 ratific la potestad de los ciudadanos de elegir a los Jueces de Paz, sealando en su artculo 2 que en los
238
Sobre los resultados positivos que entonces hubo para el incremento de mujeres como Juezas de Paz vase Ardito, 2001, p. 157.
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distritos o centros poblados menores la eleccin de los Jueces de Paz se realiza de manera directa y democrtica 239.
El mismo artculo dispuso que los Jueces de Paz que ejercieran este cargo en comunidades campesinas y nativas podan ser elegidos segn los usos y costumbres locales. En la prctica tambin en las comunidades se sigue el procedimiento establecido por las autoridades.
El artculo 3 de la Ley 28545 dispone que, excepcionalmente, en aquellos lugares donde por la mayor poblacin u otras razones que lo justifiquen ser necesario que la Corte Superior disponga que la Oficina Nacional de Procesos Electorales organice la eleccin del Juez de Paz.
Este artculo fue redactado teniendo en mente aquellos Juzgados de Paz que se encuentran en las ciudades de la costa donde la realizacin de una asamblea es realmente imposible. Sin embargo, la expresin otras razones que lo
justifiquen resulta ser sumamente vaga, al punto que una Corte Superior podra impedir que se realice un proceso de eleccin de Juez de Paz sin necesidad de expresar una argumentacin adecuada.
En la prctica, la organizacin de una eleccin de Juez de Paz por parte de la ONPE es sumamente improbable, porque los Juzgados de Paz no tienen una
En ese lapso se dictaron dos leyes sumamente formalistas, donde la participacin de la Oficina Nacional de Procesos Electorales, ONPE era central para organizar las elecciones de Jueces de Paz, lo cual implicaba costos elevadsimos. La primera fue la Ley 27539, aprobada en el ao 2001, dispona inclusive la remuneracin de los Jueces de Paz, generando el inters de muchas personas sin espritu de servicio. Esta norma nunca ue aplicada y fue derogada por la Ley 28035, que exceptuaba de la intervencin de la ONPE a las comunidades campesinas y nativas y eliminaba la remuneracin a los Jueces de Paz, pero inclua una serie de requisitos formales muy difciles de cumplir por los posibles candidatos.
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demarcacin adecuada que permita la realizacin del proceso. De igual forma, la ONPE realiza los procesos electorales teniendo como insumo el DNI de los ciudadanos y ste es otorgado de acuerdo a los distritos, que no necesariamente coinciden con el Juzgado de Paz.
Los procedimientos que lleva a cabo la ONPE son adems muy onerosos y poco prcticos para las zonas rurales 240. Como alternativa, la Ley 28545
plante en su Segunda Disposicin Transitoria que el Poder Judicial poda designar a los Jueces de Paz tomando en cuenta la opinin de las autoridades y de los ciudadanos 241
En la prctica, estos dos artculos permiten a las Cortes Superiores ejercer la potestad de designar a los Jueces de Paz en todas aquellas regiones donde lo consideren necesario, normalmente en las zonas urbanas donde existe mayor inters por ocupar este cargo.
En los ltimos aos, la eleccin de los Jueces de Paz se ha regularizado en las zonas rurales, de acuerdo al Reglamento de Eleccin de Jueces de Paz, aprobado por el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial a travs de la Resolucin Administrativa 139-2006-CE-PJ publicada el 30 de noviembre del 2006.
Durante el tiempo que estuvo vigente la Ley 28035, la funcionaria de la ONPE a cargo del proceso sealaba que era necesario que cada candidato a Juez de Paz adquiriese en Lima un kit electoral o, en todo caso, que estos fueran vendidos en las Cortes Superiores. Planteaba adems que se requeriran carteles con las fotos de los Jueces de Paz, as como un procedimiento de tachas e inscripcin de personeros. 241 Segunda Disposicin Final y Transitoria.
240
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En materia civil, los Jueces de Paz tienen competencia para casos de deudas y conflictos patrimoniales hasta cincuenta unidades de referencia procesal, siendo una cifra mucho ms elevada de la que tradicionalmente se tena 242. Si las partes estn de acuerdo, pueden resolver, por medio de una conciliacin, un conflicto que implique un monto mayor.
Los Jueces de Paz tambin pueden atender demandas de alimentos, siempre que el vnculo de parentesco sea indubitable, segn dispone el artculo 96 del Cdigo del Nio y del Adolescente.
En materia penal, la Ley 27939 precis que, en el caso que no exista un Juez de Paz Letrado en la zona, son tambin parte de su competencia las faltas 243. El nuevo Cdigo Procesal Penal ha mantenido este criterio y precisa que cada Corte Superior deber sealar anualmente cules son los Jueces de Paz que pueden conocer faltas 244.
Adems el artculo 21 del Reglamento de la Ley de Proteccin contra la Violencia Familiar, Decreto Supremo 006-97-JUS prescribe que, de no existir en la jurisdiccin un Juez de Paz Letrado, tambin pueden conocer casos de violencia familiar.
El lmite tradicional de la competencia de los Jueces de Paz era 10 URP. El cambio fue dispuesto por la Ley 29057, que modific el artculo 547 del Cdigo Procesal Civil. 243 Segunda Disposicin Final. 244 Artculo 482, inciso 2
242
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De otro lado, se prohibe a los Jueces de Paz intervenir en delitos, asuntos relativos a nulidad o anulabilidad de actos jurdicos, disposiciones relativas al estado civil de las personas o derechos sucesorios 245. Sin embargo, es muy
frecuente adems que los Jueces de Paz resuelvan casos que no son de su competencia, tanto por la presin de los litigantes, como por lo costoso y distante de las dems instancias del Poder Judicial.
Finalmente, aunque no es una competencia jurisdiccional, los Jueces de Paz tienen atribuciones notariales cuando no existe un notario a ms de 10 kilmetros. De esta manera, pueden realizar legalizaciones de firmas o libros de acta, escrituras imperfectas de compraventa y protestos de letras de cambio 246 y tambin pueden expedir certificados domiciliarios 247. En el
ejercicio de estas funciones, comnmente se asume que s estn facultados para solicitar pagos a los interesados.
La Ley 28434 ha eliminado la incompatibilidad entre los Juzgados de Paz y los Juzgados de Paz Letrados, pudiendo ejercer competencia en los mismos lugares 248. Igualmente, se ha precisado que las sentencias de los Jueces de Paz deben ir en apelacin al Juez Mixto o al Juez Especializado y no al Juez de Paz Letrado.
Artculo 67 de la Ley Orgnica del Poder Judicial Artculos 58 y 68 de la Ley Orgnica del Poder Judicial. 247 Ley 27839, artculo 2. 248 Instituto de Defensa Legal, 2005, p. 57. A partir de esta norma, se han creado Juzgados de Paz en el Callao y Puente Piedra.
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Los Jueces de Paz son frecuentemente considerados jueces conciliadores, pero tambin estn autorizados para emitir sentencias. En realidad, en muchos casos lo hacen, pero emiten actas de conciliacin que en realidad son sentencias 249.
Los valores y costumbres de la comunidad. Segn lo que seala la Ley Orgnica del Poder Judicial en su artculo 66: Los Jueces de Paz, preservando los valores que la Constitucin consagra, respetan la cultura y costumbres del lugar De esta manera, no se da una aplicacin acrtica de las costumbres locales, sino que el Juez de Paz debe anteponer los valores constitucionales, que bsicamente seran los derechos humanos.
Las normas estatales. No existe ninguna prohibicin para que el Juez de Paz aplique las normas, aunque no est obligado a conocerlas. En todo caso, el elemento fundamental de las normas que debe aplicar son los valores que subyacen, es decir los derechos humanos.
El criterio personal. La Ley, en el mismo artculo 66 lo denomina el leal saber y entender del Juez de Paz, expresin arcaica, que se refiere a la forma cmo l honestamente evala una situacin. Puede surgir cuando el Juez de Paz no encuentra una solucin adecuada ni en las costumbres comunales ni en las leyes.
249
Los investigadores del Instituto de Defensa Legal denominaban estas actas: sentencia conciliada o conciliacin sentenciosa, en el sentido que efectivamente las partes expresaban su acuerdo al respecto (Lovatn et al. 1999, pp. 132-133).
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El peso que tenga cada uno de estos criterios depende mucho del contexto en que se encuentra el Juez de Paz. Los Jueces de Paz abogados tienden a
emplear solamente las normas estatales, mientras que quienes laboran en comunidades campesinas o nativas emplean de manera predominante las normas comunales. El criterio personal es empleado especialmente por los Jueces de Paz que tienen cierto grado de instruccin, pero no son abogados (maestros, amas de casa, jubilados, etc.). En la Costa aparece con mucha frecuencia.
La aplicacin de las normas estatales depende, sin embargo, del contexto cultural. Muchos Jueces de Paz, an conociendo las leyes, pueden percibir que son inaplicables en un determinado contexto. En algunos casos, por el
contrario, es posible que teman equivocarse o cometer un acto ilegal y se abstienen de resolver an en casos en que estn claramente facultados, lo cual deja el problema sin solucin. Otros Jueces de Paz saben que no estn
obligados a seguir las leyes en todos los casos, si su conciencia les indica que no plantean una solucin adecuada, as como si se trata de un problema no previsto por los legisladores 250.
En las zonas urbanas, el mayor manejo de las normas puede tener efectos contraproducentes, cuando el Juez de Paz se empea, no tanto en resolver el problema concreto, sino en aplicar la ley, aunque haya sido pensada en otra realidad.
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Un creciente nmero de Jueces de Paz ha asumido como parte de sus funciones la posibilidad de sentenciar, con lo cual rompen el estereotipo tradicional del Juez de Paz conciliador. Ms all de la voluntad de las partes, el Juez puede plantear sus propios criterios.
Este conocimiento de las propias funciones se aprecia muchas veces en las actas de conciliacin, en las cuales el Juez de Paz aplica las normas que sancionan a los agresores y dispone clusulas de aseguramiento, para garantizar el cese de la violencia 251. De igual forma, se aprecia que no slo se conoce mejor la normatividad, sino que se comprende mejor la problemtica.
De la misma manera, encontramos que aparece en las actas de conciliacin una clusula por la cual se sanciona al agresor con diversas penalidades en caso de reincidencia. Las sanciones van desde una multa en favor de la comunidad o de la vctima, hasta la detencin o la denuncia a la autoridad superior 252.
En los ltimos aos, se advierte un cambio importante en la actitud del Poder Judicial hacia los Jueces de Paz, lo cual puede potenciar su rol en cada uno de
Lovatn y Ardito, p. 77. En el mbito de la violencia familiar, los Jueces de Paz que han asistido a sesiones de capacitacin suelen buscar otras alternativas diferentes a la conciliacin. Su accionar no se basa en pedir a la vctima que perdone a su esposo, sino en buscar evitar que se reanude la violencia. Estos Jueces de Paz llegan a disponer que el agresor abandone el hogar conyugal o inclusive que sea detenido, siguiendo las disposiciones de la Ley de Proteccin contra la Violencia Familiar. Cabe sealar que hemos encontrado estas actitudes inclusive en Jueces de Paz que pertenecen a una poblacin nativa amaznica, pero que han recibido una capacitacin especial en la materia. En muchos otros lugares, la norma es citada con frecuencia por el Juez de Paz. 252 Es importante el contraste respecto a las actas ms tradicionales en las cuales se reflejaba la voluntad del Juez de obligar a la vctima a perdonar al agresor e inclusive se indicaban las obligaciones que deba cumplir (obediencia, cumplir los deberes domsticos) para no ser maltratada. Estas actas eran frecuentes en la zona andina hasta hace unos aos, pero actualmente los Jueces de Paz tienen un enfoque ms crtico respecto a las posibilidades de conciliar casos de violencia familiar.
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los lugares donde ellos desempean su cargo, en beneficio de los ciudadanos ms vulnerables.
Segn la investigacin de Brandt y Franco, la abrumadora mayora de casos que enfrentan los mecanismos comunitarios son tambin situaciones que enfrenta el Derecho estatal, como problemas patrimoniales, deudas, faltas y violencia familiar. Los casos que obedecen a una racionalidad cultural
Estos datos ayudan a relativizar la creencia que los mecanismos comunitarios actan de acuerdo a una racionalidad muy diferente de la cultura occidental. Normalmente, las nociones sobre lo incorrecto, lo injusto y lo deseable son bastante similares, aunque es siempre importante tomar en cuenta las diferencias culturales.
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La similitud de problemas que enfrentan hace ms fcil la posible coordinacin de los mecanismos comunitarios con la administracin de justicia estatal. Sin embargo, tambin puede generar conflictos de competencia.
Las rondas campesinas, las comunidades campesinas y nativas y los Juzgados de Paz funcionan en sociedades donde las relaciones son directas y todos los individuos se conocen cara a cara 254.
Las personas tienen un fuerte sentimiento de preocupacin respecto a la percepcin que los miembros de su entorno tienen hacia ellos, lo cual se manifiesta en el sentimiento de vergenza si uno tiene un comportamiento desaprobado 255.
De esta manera, en la conducta personal influye mucho el entorno social y la socializacin enfatiza el sentido del deber y la obediencia 256.
En estas agrupaciones humanas, las personas de diferentes generaciones viven relaciones de interdependencia, lo cual marca tambin la posibilidad de las personas mayores para decidir sobre aspectos en los que en otras sociedades los jvenes son ms autnomos 257.
254 255
AAP, p. 93. Kagitibasi, p. 15. 256 Id., p. 20. 257 Kagitibasi, p. 15.
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De hecho, una sociedad puede tener carcter colectivo, pero las relaciones dentro del grupo pueden ser diferentes: en algunas hay una perspectiva horizontal, ms igualitaria, y en otras hay un colectivismo vertical, donde un sector de la poblacin vive en condicin inexorable de subordinacin 258.
Cabe sealar que, cuando los Jueces de Paz laboran en zonas urbanas ms densamente pobladas suele ser ms difcil que correspondan a las caractersticas que hemos sealado. Si bien hay Jueces de Paz urbanos que
mantienen su ascendiente y su autoridad moral, en muchos casos, la poblacin seala que no los conoce y no son un referente cuando se produce un conflicto.
Por lo tanto, los mecanismos comunitarios requieren de la inmediatez hacia los ciudadanos involucrados. La diferencia es muy grande con el sistema de pretende aislar el conflicto de su
contexto social 259. El magistrado es un tercero que debe mantenerse distante y tomar la decisin sin sentirse involucrado en el resultado, porque se cree que de esta forma no podr ser objetivo. Casi siempre, esto lleva a que ni siquiera se maneje informacin sobre las consecuencias concretas que tendr la decisin judicial para la vida de los involucrados.
En estos mecanismos, en cambio, ocurre el fenmeno contrario: se considera que no es posible llegar a una decisin justa si se ignora la trayectoria personal, las motivaciones y las relaciones personales de los involucrados. Los criterios
Triandis, 1997, p. 89. La situacin de la mujer en muchas zonas rurales andinas y amaznicas sera una muestra de este colectivismo vertical. 259 Hber y Guerrero, p. 59.
258
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Por todo ello, estas sociedades tienden a sentirse ms cmodas resolviendo conflictos hacia su interior, con una autoridad propia, que promueve la armona entre sus integrantes, a quienes conoce. Las normas religiosas, tradicionales y morales confluyen sin que exista una clara distincin 260.
Si una persona que ha cometido una infraccin contra la comunidad, lo que sta desea es que se corrija, antes que sufra una sancin. Sin embargo, si se trata de un infractor que no proviene de la comunidad, es ms frecuente que exista la voluntad de intimidarlo mediante la sancin que reciba, esperando tambin que no se presente nuevamente 261.
Como hemos sealado, los ciudadanos enfrentan barreras lingsticas, geogrficas, econmicas, culturales, de indocumentacin y discriminacin frente a la administracin de justicia estatal. En los mecanismos comunitarios, en cambio, la mayor parte de estas barreras no se encuentran presentes.
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En primer lugar, se habla el mismo idioma de las partes. Inclusive en las zonas donde se habla castellano, se emplea un lenguaje comprensible y no tcnico 262. No existe tampoco la barrera de la indocumentacin, porque la tenencia de un DNI vigente es un elemento secundario cuando se conoce a los involucrados.
Las personas no deben trasladarse grandes distancias para buscar un magistrado, sino que los Jueces de Paz y las rondas actan en el mismo lugar donde viven. En el caso de las rondas campesinas, es frecuente que toda la asamblea se traslade hasta la zona donde existe un conflicto de linderos o exista otra necesidad de comprobar lo que se reclama en el terreno. Los ronderos consideran que es un esfuerzo necesario, en aras de hallar una solucin justa.
En cuanto a la barrera econmica, debemos sealar que, tanto las autoridades comunales como las autoridades ronderas no cobran cuando administran justicia. Slo en algunos casos muy aislados ha existido informacin sobre el pago de multas o se producen cobros por haber realizado la funcin de conciliacin 263. Ante los Jueces de Paz normalmente s se realizan pequeos pagos, que de ninguna manera pueden compararse con los elevados aranceles judiciales.
262
La Justicia de Paz conserva una terminologa arcaica (accesitarios, leal saber y entender, primera o segunda nominacin), pero que es comprendida por la poblacin. Las rondas campesinas han recreado algunos elementos del lenguaje judicial. 263 Huber y Guerrero, p. 56.
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No existen tampoco los costos indirectos que implica acudir a la administracin de justicia estatal 264, porque se trata de mecanismos muy rpidos que resuelven de manera breve o inclusive inmediata, problemas para los cuales puede durar varios aos la intervencin estatal. Aranda sostiene que la oralidad, la inmediatez y la ausencia de formalismos son elementos fundamentales para ello 265. La duracin y la programacin de las actividades se realizan pensando en no afectar ni a los involucrados ni a las propias personas a cargo de administrar justicia 266. Tratndose de personas que viven en extrema pobreza, el ahorro que implican estos mecanismos resulta fundamental 267.
Respecto a la barrera cultural, podra decirse que las decisiones de estos mecanismos son ms cercanas al sentir de los involucrados, aunque no debera asumirse que en una comunidad campesina o un casero rural existe una total homogeneidad. Muchas veces, la asamblea de la ronda es precisamente un espacio para el debate sobre las diversas posibilidades de resolver un conflicto, tomando en cuenta interpretaciones culturales diferentes. Los ronderos o los Jueces de Paz no viven aislados de otras personas y, normalmente, la funcin que desempean precisamente les permite alternar con quienes piensan de manera diferente 268. Se logra que las partes comprendan las razones por las
que se tom cada decisin, porque obedecen a los valores en los que todos fueron socializados.
Aranda 2004, p. 50. Aranda, p. 49. Vase tambin Huber y Guerrero, p. 57. 266 Merry muestra que este es el caso de muchos mecanismos de justicia no estatal en otros pases (2003, p. 33). 267 Aranda, 2004, p. 39. 268 En este caso, como hemos visto, la excepcin constituyen los Jueces de Paz mestizos que no comprenden la cultura indgena.
265 264
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No se acta por lo tanto segn un conocimiento especializado que slo algunas personas tienen, como ocurre en el Derecho estatal.
Otros elementos, como el lugar donde se producen los debates, la vestimenta de todos los involucrados o las palabras que se emplean son muy cercanos a la vida cotidiana 269.
Respecto a la barrera de la discriminacin, debe sealarse que en estos mecanismos es muy difcil que sta se produzca por motivos raciales, econmicos o por idioma o por vestimenta.
Sin embargo, creemos que en los mecanismos comunitarios se mantiene la discriminacin hacia las mujeres, dado que la mayora de los Jueces de Paz son varones, como tambin los dirigentes ronderos y los presidentes de las comunidades. En las culturas rurales del Per, las mujeres todava no ejercen plenamente sus derechos y con frecuencia deben cumplir roles an contra su voluntad.
Especialmente es criticable cmo tradicionalmente se pretenda resolver los casos de violencia familiar forzando a la mujer a perdonar al agresor, sin que este recibiera una sancin, aunque cada vez se reconoce ms que la violencia hacia la mujer es un hecho inaceptable 270.
269 270
Merry, 2003, p 32 Lovatn et al, 1999, p. 140-1. Sin embargo, la intervencin de estos mecanismos suele estar restringida a los casos verdaderamente graves.
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Todo sistema de administracin de justicia requiere una mnima jerarqua y la posibilidad de ejercer coaccin sobre los individuos. Esto sucede tambin con los Jueces de Paz, las rondas y las comunidades. Sin embargo, al mismo tiempo, se trata de mecanismos mucho ms horizontales, participativos y democrticos que la justicia estatal 271.
En el caso de las rondas, esta horizontalidad se afianza por el hecho que todos deben participar en los turnos de ronda 272. En las comunidades campesinas y nativas los cargos son rotativos, como tambin intercambiables. Lo mismo sucede con el Juez de Paz, que despus de ejercer su cargo vuelve a ser un ciudadano comn y corriente. En teora, es perfectamente probable que un
Juez de Paz dentro de unos aos sea juzgado por uno de sus actuales litigantes. Existen mecanismos como las asambleas que permiten visibilizar mejor an este carcter horizontal.
Quizs esta posibilidad de que el ciudadano sea juzgado por sus pares tiene alguna similitud con el sistema de jurado existente en los Estados Unidos 273, pero en este caso todo el proceso es llevado por personas semejantes a uno.
271 272
AAP, p. 96. AAP, p. 93. 273 Starn lo refiere en relacin a las rondas (p. 50).
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Los mecanismos comunitarios se desarrollan en espacios sociales donde mantener el equilibrio dentro de la comunidad es fundamental. Por ello se
intenta buscar una salida para el conflicto donde prime la armona para el bienestar de todo el grupo 274 y la relacin pueda ser preservada 275. Por ello
mismo, las partes pueden aceptar una solucin que un observador ms occidental percibira como limitada 276.
Estos mecanismos operan en localidades donde los vecinos se conocen entre s y tienen una serie de relaciones mltiples: familiares, laborales, religiosas, educativas, etctera. Los involucrados asumen que continuarn viviendo
juntos por mucho tiempo y que, en la medida de lo posible, una solucin para los conflictos no debe generar resentimientos o problemas mayores, como sucede con las sentencias de otras instancias del Poder Judicial.
Los campesinos y nativos tienen como prioridad que la decisin que se tome no profundice el conflicto, como sucede muchas veces frente a la justicia estatal, sino que lo resuelva de la manera ms definitiva posible. Por eso, actan frente al problema de fondo 277, que normalmente ya conocen, as no haya sido invocado por ninguna de las partes. Es posible, por ejemplo, que dispongan la separacin de una pareja por una situacin de violencia grave,
Kagitibasi, p. 26. El inters del individuo est vinculado estrechamente al inters del grupo: Gould, p. 57. 275 Triandis, p. 95. 276 Por ejemplo, la familia de un joven que ha sufrido una grave lesin, puede quedar conforme si el agresor paga los gastos de curacin y se disculpa pblicamente (vase, Semorile, p. 244). De esta manera, ambas familias pueden seguir viviendo juntas en la comunidad. En cambio, plantear una sancin como crcel (que adems debe ser decidida por un extrao y que debe ser cumplida fuera de la comunidad) implicara que el conflicto se prolongara indefinidamente. Con el mismo criterio, en muchos lugares se busca una reparacin para la violacin sexual y no una sancin penal para el violador. 277 Pea, p. 331.
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aunque no haya habido mayores pedidos en ese sentido, pero el hecho que puedan intervenir vecinos y familiares en la asamblea ayuda a que pueda ser comprendida una situacin ms compleja.
Es posible, tambin que un acuerdo de pago de alimentos celebrado ante un Juez de Paz sea convertido por ste en una oportunidad para enfrentar las desavenencias en una pareja y promover que cese una separacin. Al
producirse un hecho de violencia, es importante saber por qu se produjo (una borrachera, un intento de robar a alguien o para responder a un insulto). Esto permite tomar una decisin que logre solucionar el problema 278.
De otro lado, cuando una situacin ya no es percibida como el conflicto entre dos personas, sino mas bien una vulneracin de los valores comunales, como el robo o el adulterio, una de las metas es la reinsercin social de la persona en la comunidad 279.
En algunos casos de extrema gravedad, los campesinos o nativos creen que la nica forma de preservar la armona de la comunidad es que una persona se retire de sta. Muchas veces, este es el caso de las personas que son entregadas a las autoridades estatales, para que procedan a su sancin, de acuerdo a la ley.
Por eso para estos mecanismos son muy importantes los antecedentes de las personas. Los Jueces de Paz o los dirigentes ronderos sern ms benvolos
Sobre el rol del porqu en los mecanismos consuetudinarios, vase Sieder 1999, p. 99. El sistema anglosajn tambin reduce la gravedad de un homicidio, de murder a manslaughter si el autor fue provocado de alguna manera por la vctima. 279 Aranda, 2004, p. 51.
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con quien a lo largo de su vida ha demostrado una serie de cualidades positivas y ms severos con quien tiene antecedentes conflictivos 280. De esta manera,
las personas sienten que estos mecanismos son justos, porque se basan en criterios comprensibles y humanos 281.
Los mecanismos comunitarios resuelven cada conflicto de acuerdo a sus circunstancias concretas y no a normas abstractas. No existe un derecho andino o amaznico que los comuneros se sientan obligados a aplicar cuando se produce un conflicto, sino que cada caso debe ser resuelto segn los antecedentes de los involucrados y los posibles efectos de las decisiones 282.
En la mayora de los casos, los involucrados saben que, en aras de la armona comunal, deben hacer mutuas concesiones y que esto es preferible a trasladar el conflicto a las autoridades estatales 283. Para las partes puede ser importante
que la otra persona se disculpe y que esto se exprese en gestos o mecanismos simblicos para satisfacer la necesidad de una compensacin.
Una manera particular de enfrentar determinados conflictos es no plantear ninguna solucin o dilatar el momento en que lo vayan a hacer. Esta decisin se toma para dar tiempo a las partes a llegar a una solucin cuando estn ms
Esta diferencia de tratamiento aparece en los dos casos narrados por Gitlitz (2001, pp. 203210). 281 Aranda, p. 50. 282 Los estatutos de las comunidades awajn deben tomarse como pautas referenciales antes que como normas que son aplicadas mecnicamente. 283 Brandt, 1987, p. 148.
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tranquilos, exista ms informacin o haya nuevos elementos que permitan llegar a un acuerdo 284, as como tambin para permitir que los mecanismos de negociacin directa puedan funcionar 285.
Durante los debates que conducen a la resolucin del problema, muchas veces no existe claridad respecto a si las partes estn llegando a un acuerdo voluntario o se les est imponiendo una decisin colectiva. De hecho, estamos ante un fenmeno que tambin se advierte en la Justicia de Paz 286. Segn lo que podemos apreciar, esta distincin no resulta de mayor importancia para la poblacin.
La presencia de los dems comuneros busca tambin asegurar que se represente la moral colectiva cuando se toma una decisin. En el caso que se aplique una sancin, el que sta sea anunciada en pblico busca tener un efecto ejemplificador. De hecho, tambin lo es que la mayora de sanciones son
Ninguno de los mecanismos comunitarios es una instancia aislada respecto del Estado. Es ms, en todos ellos han sido cruciales determinadas decisiones estatales, ocurridas durante los gobiernos de Legua, Velasco, Garca o
Nez, p. 180. Brandt, 1987, p. 149. 286 En las investigaciones del Instituto de Defensa Legal se hace referencia a la sentencia conciliada o la conciliacin sentenciosa.
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Fujimori, como la Ley de Reforma Agraria, que permiti el desarrollo de los mecanismos comunitarios en la costa y la sierra.
De igual manera, en los diversos mecanismos comunitarios se mantiene abierta la posibilidad de acudir a la administracin de justicia estatal, como un criterio para resolver conflictos. Esta posibilidad aparece con mayor claridad en los Jueces de Paz, pero tambin en las mismas rondas campesinas, que se muestran permeables a aplicar las normas cuando stas aparecen como justas y razonables 287.
En los Jueces de Paz, la vinculacin con el Estado es muy clara: se reconocen como parte del Poder Judicial y para muchos de ellos sera difcil inclusive admitir que toman decisiones diferentes de aquellas que sealan las normas estatales.
De igual manera, las comunidades campesinas y nativas son entidades reconocidas por las leyes e inscritas en los registros estatales. Se organizan, segn indica la normatividad vigente, como asociaciones civiles, existiendo los cargos de Presidente, VicePresidente, Tesorero, Secretario y Vocal.
Estos mismos cargos aparecen tambin en las rondas campesinas, como reflejo de la normatividad estatal 288. Adems, las rondas han promovido que su
funcin de administracin de justicia sea reconocida por el Estado 289. Las rondas han invocado sistemticamente el artculo 149 de la Constitucin y las
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Leyes 24571 y 27908, como una garanta de su funcionamiento, a pesar que ninguno de estos textos explcitamente les reconoca la funcin de administrar justicia.
Frente a homicidios y otros hechos graves, los mecanismos comunitarios prefieren remitirlos a las autoridades estatales, aunque saben que habr muchas dificultades para obtener justicia 290. Slo algunas rondas campesinas consideran que pueden intervenir inclusive en todos los casos en la regin San Martn, donde sancionan delitos como homicidio o violacin 291.
Los mecanismos comunitarios, en la medida de sus posibilidades, aceptan cumplir con las solicitudes de las autoridades estatales, entregando citaciones o realizando detenciones 292.
Por consiguiente, estos mecanismos comunitarios seran lo que Sally Falk Moore denomina espacios sociales semiautnomos, donde se producen normas frente a las que existe coaccin, pero al mismo tiempo existe la conciencia de la existencia de un espacio ms amplio que es el Estado 293.
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Hber y Guerrero, p. 60. Ardito, Ideele Mail, N 339, 6 de febrero de 2004 292 Aranda, p. 21. Gitlitz, 2001, p. 213 293 Moore, citada por Guevara, 2009, p. 36.
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Los diversos mecanismos comunitarios pueden coincidir fsicamente en una misma localidad, sea porque cada uno es empleado por un grupo social o tnico diferente, como sucede en la Amazonia entre los nativos y los mestizos, o sea porque la misma poblacin escoge cules emplear.
La coexistencia de la Justicia de Paz y las autoridades comunales y ronderas genera la posibilidad que se produzcan conflictos de competencia, que se incrementan, porque tambin existe la posibilidad de acudir a las instancias estatales superiores. Tericamente, en una misma litis los involucrados
podran acudir a instancias diferentes, eligiendo no necesariamente la ms imparcial, sino la que puede favorecerlos ms.
Sin embargo, generalmente existe una distribucin de funciones, de manera que algunos temas pasan al Juez de Paz o por las autoridades comunales y ronderas. Estos acuerdos dependen muchas veces de las relaciones personales que se establecen al interior de la comunidad 294.
En algunos lugares de Cajamarca, la ronda campesina surgi precisamente cuando desapareci la antigua figura del Juez de Paz-hacendado 295. Despus de la Reforma Agraria, el cargo de Juez de Paz recay en campesinos muy dbiles para enfrentar problemas como el abigeato.
Ardito, 2002, p. 17 Haba tambin Jueces de Paz que no eran hacendados, pero que s estaban muy vinculados a stos y los respaldaban de manera permanente.
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Sin embargo, la presencia de la ronda campesina no gener que el cargo de Juez de Paz desapareciera, sino que sea incorporado a este nuevo fenmeno jurdico, respetndose su espacio particular. De esta manera, el Juez de Paz conserva sus funciones notariales y otorga una formalidad legal a las decisiones de las rondas. Por ejemplo, un acuerdo sobre el reparto de una
herencia decidido en una asamblea de la ronda pasa a ser transcrito por el Juez de Paz en una escritura 296. Por su parte, las rondas campesinas ayudan al
Es frecuente tambin que el propio Juez de Paz oficie a la autoridad rondera para que resuelva un conflicto 297. Con frecuencia, si lo considera necesario, el Juez de Paz convoca a la ronda para tomar decisiones de manera conjunta 298 o inclusive dispone sanciones como la cadena ronderil 299. Normalmente, los
habitantes de los caseros de Cajamarca eligen a un dirigente rondero como Juez de Paz y ste cumple ambas funciones sin mayor problema 300.
Es posible, sin embargo, que en algunos casos exista un conflicto entre los valores que el Juez de Paz desea preservar y aquellos que la comunidad mantiene. El conflicto puede manifestarse, por ejemplo, si se pretende aplicar castigos corporales a un adltero o un ladrn. Se han producido experiencias difciles para algunos Jueces de Paz, pero han conseguido que se logre evitar
AAP, p. 90. Las rondas incorporan en sus acciones a los representantes locales del poder estatal, p. 96. 297 Huber y Guerrero, p. 85. 298 Huber y Guerrero, p. 86. 299 Ardito, octubre de 2003, p. 98. 300 Soy un rondero ms, declara Luis Amacifun, Juez de Paz de Gosen, San Martn, ganador del concurso El Juez de Paz del Ao (comunicacin personal, agosto del 2003). ... soy en parte del Poder Judicial, pero tambin soy rondero. El Poder Judicial me considera ac como parte de su poder, pero en s soy rondero..., testimonio recogido por Dbora Poole, citado por Huber y Guerrero, p. 85.
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Andino, los Jueces de Paz no se sienten representados por las rondas campesinas que llevan a cabo acciones de violencia 301.
La coordinacin es ms operativa en un contexto donde existe una organizacin comunal definida y slida, una marcada importancia de la Justicia de Paz para resolver conflictos, una poblacin relativamente homognea y la mayora de Jueces de Paz son personas de la zona.
Aunque los Jueces de Paz oficialmente son representantes del Estado dentro de un casero o comunidad, en la prctica, ms que representar el derecho estatal suelen volverse un mecanismo para que las tradiciones de la poblacin aparezcan recogidas y reforzadas por una autoridad estatal 302.
El Juez de Paz que acta en las comunidades campesinas y nativas no es un funcionario especializado, como el magistrado que ha estudiado Derecho, sino que aplica el sentido comn de justicia existente en el lugar donde vive. Es
verdad que tiene su propio referente de valores, que en muchos casos es muy importante, pero normalmente, ste slo puede comprenderse dentro de un entorno cultural particular.
Sin embargo, una ventaja del Juez de Paz respecto a los mecanismos comunales y a las mismas rondas campesinas es que resuelve los conflictos con
Testimonio recogido de un grupo de Jueces de Paz de Puno, octubre del 2004. La situacin se hace ms complicada por la presencia de rondas que provienen de los antiguos Comits de Autodefensa. 302 Como ha ocurrido tambin con los Tenientes Gobernadores y los Agentes Municipales.
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mayor privacidad para las partes. Por eso es ms frecuente que acudan a l las personas que consideran preferible que sus problemas se resuelvan con discrecin, como un caso de desavenencia conyugal u otro problema de carcter familiar.
En cambio se acude a la ronda cuando se est ante un problema que claramente atae a la colectividad, como un caso de abigeos. Igualmente, en un caso de linderos, porque es preferible que toda la poblacin conozca cules sern los lmites.
De otro lado, tambin es posible que el Juez de Paz pueda considerar preferible que un problema que llega a su despacho se ventile pblicamente, lo que ocurre si cree que el caso atae a toda la comunidad y tiene una relacin positiva con las autoridades comunales o ronderas.
Por otra parte, la capacitacin en derechos humanos, derechos de la mujer y del nio que reciben los Jueces de Paz puede ser un factor que genere una nueva divisin en cuanto a la competencia, en el sentido que para problemas como violencia familiar o alimentos se acuda a la Justicia de Paz.
Puede llegarse a un arreglo tcito en el que las autoridades comunitarias tradicionales resuelven los conflictos que no han sido previstos por las normas estatales 303: los padrinos del matrimonio sancionan un caso de adulterio, las autoridades comunales intervienen frente al incumplimiento de las tareas
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comunales y el Juez de Paz en cambio resuelve aquellos asuntos de su competencia legal como alimentos, deudas y atiende trmites notariales, excediendo sus atribuciones legales, por la necesidad de las partes 304.
Es bastante frecuente que esta divisin incluya mecanismos de colaboracin: las autoridades comunales pueden remitir al Juez de Paz algunos casos que consideran complejos o acuden tambin a las audiencias de conciliacin, donde tambin estn presentes padrinos de matrimonio 305 si se trata de un problema conyugal. Pueden tambin comprometerse a realizar el seguimiento de los acuerdos a que lleguen las partes o las sentencias del Juez de Paz.
Cuando el Juez de Paz dispone una sancin legal, como la prestacin de servicios comunitarios, sta suele cumplirse de acuerdo a lo dispuesto por las autoridades comunales o ronderas. De esta manera, stas actan como rgano ejecutor de las decisiones del Juez de Paz. Lo mismo puede ocurrir cuando se impone una sancin que la ley no contempla, como cuando se indica que, en caso de reincidencia en violencia familiar, los padrinos aplicarn una sancin drstica, lo cual podra ser una referencia a castigos corporales 306.
De igual forma, la Justicia de Paz tambin suele convertirse en un mecanismo para que determinadas prcticas y valores comunales puedan imponerse a una persona que reside temporalmente en la comunidad.
Gitlitz, 2001, p. 213. Por ejemplo, en un acta sobre violencia familiar en un Juzgado de Paz de Huancavelica se advierte que la conciliacin no poda realizarse, porque no estaban presentes los padrinos (Ardito, 2002b, p. 26). 306 Ardito, 2002b, p. 26.
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En algunos casos, las autoridades comunales prefieren dirigir la actividad productiva y asumir la representacin de la comunidad ante las autoridades estatales, delegando la resolucin de conflictos al Juez de Paz. Esto sucede especialmente cuando la comunidad est ms desarrollada, hasta convertirse en distrito 307.
El Juez de Paz asume tambin problemas que la comunidad percibe como tales, y que la ley ignora. As tenemos en muchos lugares de la selva y la sierra las denuncias por brujera o adulterio o los matrimonios que los padres quieren imponer a sus hijas. En estos casos, es muy frecuente que el Juez tome su decisin de acuerdo a los valores comunales 308.
Sin embargo, insistimos en que el Juez de Paz tambin en muchas otras decisiones en aspectos que son de su competencia, sigue los patrones culturales tradicionales, de forma inconsciente (casos de violacin, violencia familiar, relaciones prematrimoniales). Los criterios entre problemas pblicos y
privados son distintos de aquellos manejados por el Poder Judicial, al punto que delitos como la violacin o una agresin seria pueden ser conciliados 309.
De esta forma, en muchos lugares del Per el Juez de Paz centraliza las facultades que la ley le indica, la competencia tradicional de la comunidad y la competencia de otras instancias judiciales, a las cuales, debido a la distancia, la poblacin no puede acudir.
Ardito, 2002b, p. 27. Ardito, 2002b, p. 27. Entre los Jueces de Paz nativos, es ms explcita esta percepcin de su funcin como la promocin del cumplimiento de las normas culturales. 309 Este constituye un elemento fundamental que deben tomarse en cuenta para comprender las diferencias culturales (Bonilla, p. 151).
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Un grupo minoritario de Jueces de Paz puede pretender resolver los conflictos ante su despacho, de manera sumamente legalista. Esto puede pasar en los
casos en que el Juez tiene algn tipo de formacin jurdica o porque en los cursos de capacitacin ha sido amenazado por los magistrados de la Corte Superior con ser sancionado por prevaricato, si es que no aplica la ley310. En Cajamarca se han dado casos en que el Juez de Paz tiene intereses econmicos y siente que los puede perder si trabaja coordinadamente con la ronda 311.
Estos Jueces de Paz asumen, adems, que no pueden sentenciar y, cuando no consiguen una conciliacin efectiva, terminan por abstenerse de tomar una decisin y remitir el caso a una instancia superior. Se trata, como se ha dicho, de situaciones que involucran a un pequeo grupo de Jueces de Paz, ubicados en la periferia de las ciudades principales.
Otra posible situacin negativa es que el Juez de Paz interfiera en las decisiones que las autoridades comunales tradicionalmente han asumido, generando que su rol se debilite y una confusin en la poblacin 312.
Ardito, 2002b, p. 28. Huber y Guerrero, p. 86. 312 Brandt y Franco, 2006, p. 76.
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Mientras en el norte del pas, las rondas campesinas surgieron y se desarrollaron en un contexto rural donde no haba comunidades campesinas, en la sierra sur, las rondas campesinas se han convertido en un rgano de la comunidad campesina.
Se trata de rondas que funcionan en un contexto indgena y quechuahablante, donde existe adems, como organizacin preexistente, la organizacin comunal 313 y los arariwas 314. La Ley 24656, Ley General de Comunidades Campesinas reconoci en 1987 como atribucin de la Asamblea General de la Comunidad la conformacin de rondas campesinas, si lo consideraba necesario 315. De esta forma, normalmente la ronda campesina aparece como
un comit especializado 316, con caractersticas particulares, porque no maneja recursos econmicos y tiene vocacin de permanencia 317. En las
Federaciones distritales, provinciales o departamentales existe tambin una secretara especializada para las rondas campesinas 318.
Al convertirse las rondas en un rgano de la comunidad, se encuentran bajo el control jerrquico de las autoridades comunales, esto es la Junta Directiva y la Asamblea Comunal 319. Resulta interesante que todos los comuneros
Bonilla, citada por Aranda, 2004, p. 25. Aranda, 2004, p. 28. 315 Artculo 18. 316 Aranda, p. 109. 2004, p.18. 317 Aranda, 2004, p. 30. Normalmente los comits buscan enfrentar problemas ms concretos, como la electrificacin o el mejoramiento de una carretera. 318 Aranda 2004, p. 18. 319 Aranda, 2004, p. 18.
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participan en las rondas, pero slo son denominados ronderos quienes se encuentran a cargo del comit 320.
Gracias a las rondas campesinas, las comunidades de la sierra sur se fortalecieron frente a sus necesidades de seguridad y justicia. Las rondas campesinas otorgaron as ms legitimidad a la organizacin comunal, por sus medios coercitivos 321. Por otro lado, la existencia de una comunidad
campesina permita que se pudiera aplicar sin dificultades el artculo 149 de la Constitucin.
De esta manera, podramos decir que, como la Justicia de Paz, las rondas campesinas pudieron adaptarse a situaciones y entornos culturales muy diferentes.
Algunas comunidades campesinas fortalecidas por las rondas se encontraban debilitadas por factores econmicos, la migracin 322 o el conflicto armado. La aparicin de las rondas ha potenciado mucho el rol tradicional de la comunidad y los ha llevado a vincularse con otros actores como policas y magistrados, a veces mediante enfrentamientos, y tambin con ONGs y con la Iglesia Catlica 323. Con la excepcin de Puno, las rondas comunales se han En dicho
Aranda 2004, p. 31. Aranda, 2004, p. 28. 322 Aranda, 2004, p. 51. 323 En el caso de Piura, por ejemplo, las rondas han reaccionado vivamente ante los intentos de la empresa Majaz de dividir varias comunidades campesinas.
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el desarrollo de las rondas campesinas ha generado una nueva organizacin en las zonas rurales.
Debe sealarse que las rondas comunales desde un principio decidieron limitarse a casos de abigeato, faltas y calumnias y normalmente remitan los delitos graves a las autoridades judiciales. Igualmente, estas rondas no
intervenan en asuntos que denominaramos de materia civil, como conflictos de propiedad o problemas de herencia, que quedaban en manos de las autoridades comunales. Otra de sus funciones era apoyar a las autoridades
En cuanto a los Comits de Autodefensa, se puede decir que las comunidades campesinas lograron que una institucin de carcter militar fuera poco a poco convirtindose en una instancia civil. Paulatinamente, conforme el conflicto
armado disminua, las comunidades afirmaron su predominio sobre los comits 325, al punto que se han transformado en instancias parecidas a las rondas campesinas, con las mismas funciones. Sin embargo, persiste una
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193
2.7.
PERSPECTIVAS LEGALES
Los procedimientos de los mecanismos comunitarios pueden considerarse aquello que las modernas teoras sobre la administracin de justicia penal llaman justicia restaurativa. En sta, el nfasis no se pone tanto en la sancin al infractor, sino en la reparacin del dao, la participacin de la vctima, el restablecimiento de los vnculos sociales que fueron quebrados y la reintegracin del responsable a la sociedad.
La justicia restaurativa no busca una distincin clara entre aspectos civiles o penales, sino mas bien la solucin de los conflictos 326. La crcel es percibida como perjudicial, tanto para el propio detenido que termina empeorando su comportamiento 327, como para la propia sociedad, puesto que se expone a nuevos y ms graves hechos de violencia cuando aqul salga de la prisin 328.
La justicia restaurativa considera que entre el dao realizado a la sociedad y el dao causado a la vctima, es ms importante enfrentar el segundo 329, buscando tambin que el culpable se arrepienta y que la comunidad no sienta temor hacia
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Olson y Dzur, p. 142. Olson y Dzur, p. 143. 328 De esta forma, el Estado invierte mucho dinero en una medida contraproducente. 329 Olson y Dzur, p. 142.
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Resulta interesante que esta teora aparezca actualmente en el Derecho Penal y exista inters por impulsarla en el Per 331, cuando muchos de sus referentes tienen una larga vigencia dentro de las comunidades indgenas en el Per y otros pases 332.
Siguiendo a la justicia restaurativa, estos mecanismos comunitarios logran satisfacer las demandas concretas de justicia que tienen las vctimas, otorgndoles un mayor protagonismo en la solucin de los problemas y poniendo mucho nfasis en la reparacin del dao. La idea es que, una vez que el responsable ha asumido su culpa, la comunidad acepte acogerlo nuevamente 333.
Sin embargo, debemos reconocer que los campesinos o nativos no siguen una teora determinada cuando administran justicia y en este ejercicio han desarrollado sus propias particularidades. Mientras los promotores de la
justicia restaurativa sostienen que sta no puede funcionar si el responsable se rehsa a reconocer su falta 334, campesinos y ronderos creen que es posible
Nielsen, pp. 112-3. El ao pasado, se realiz en el Per un concurrido congreso sobre Justicia Restaurativa, una tendencia considerada muy positivamente desde las Naciones Unidas y agencias internacionales de cooperacin. 332 Sieder seala que en Guatemala, la justicia penal empez a incorporar elementos como conciliacin, restitucin, mediacin y participacin de la vctima, aparentemente sin mayor conciencia que estos elementos ya eran parte de la justicia indgena. En Inglaterra se produjo algo parecido, tomando el ejemplo de los maori de Nueva Zelanda (1999, p. 99). 333 Olson y Dzur, p. 143. 334 Olson y Dzur, p. 144.
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Otro principio de la justicia restaurativa que no siguen los mecanismos comunitarios es que los mediadores no son personas ajenas al problema e inclusive pueden estar vinculados familiarmente a una de las partes 335.
En estos mecanismos no se espera que el mediador, que finalmente es un especialista, psiclogo o trabajador social, proponga una solucin, sino que sta muchas veces surge de las propuestas de los propios involucrados 336. De igual forma, se promueve que las partes puedan expresar sus sentimientos y tambin existe una fuerte vinculacin con esferas morales o religiosas 337.
A diferencia de la justicia restaurativa, en los mecanismos comunitarios existe siempre la posibilidad de sufrir una sancin, en ocasiones de manera muy estricta, a pesar que la persona pueda haber reparado el dao. La comunidad se considera como un agraviado ms, junto con la vctima directa, por lo que el problema no se soluciona si sta ha perdonado al infractor 338. De hecho,
muchas veces slo despus que el responsable ha cumplido con la cadena ronderil o ha pagado la multa a la comunidad es que sta siente que el agravio ha sido solucionado.
Nielsen comenta esta situacin en relacin a las Peacemaker Courts de los navajos en los Estados Unidos, p. 110. 336 Gitlitz detalla cmo los involucrados van modelando la decisin de la asamblea rondera (2001, p. *)En Chiapas, el gobierno crea que los jueces indgenas deban proponer alternativas de conciliacin o sentenciar, pero los jueces preferan que la solucin viniera de las partes (Collier, p. 96). 337 Nielsen, p.113. 338 Un razonamiento que rechaza la justicia restaurativa y mantiene la necesidad de sancionar a quien ha hecho un dao a la sociedad aparece entre los indgenas de los Estados Unidos citados por Gould, p. 65.
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Llama la atencin que los proyectos de justicia restaurativa en el Per buscan trabajar en mbitos urbanos donde la nocin de comunidad es mucho ms vaga. Su principal actividad se refiere a enfrentar la situacin de los
adolescentes infractores, para evitar que sean sancionados penalmente. Sin embargo, normalmente los adolescentes de las zonas urbanas estn en conflicto con los valores de las personas mayores, que son las vctimas o mediadores 339.
A nuestro parecer, la justicia restaurativa tiene mejores condiciones donde existe una efectiva comunidad: mbitos rurales o pequeas localidades donde existen importantes niveles de homogeneidad: los habitantes han aprendido una serie de normas y valores durante su socializacin y tienen la voluntad de continuar viviendo juntos.
En estos lugares, quienes han cometido una accin negativa cambian su comportamiento, reponen el dao y aceptan la sancin. Sin embargo, en los casos ms graves o de reincidencia, el culpable debe marcharse o pasa a la autoridad estatal, que es una forma legal de retirarlo de la comunidad.
Una crtica frecuente a la justicia restaurativa en los Estados Unidos es que las vctimas no estn conformes con esta justicia o inclusive se sienten coaccionadas para participar, producindose una nueva victimizacin 340. En
A esto se aade el hecho que los adolescentes infractores normalmente provienen de hogares en situacin de crisis, carecen de referentes paternos, se encuentran estigmatizados por el lugar en que viven y encuentran en las pandillas un espacio de identidad. Todos estos problemas limitan mucho las posibilidades de los mecanismos de justicia restaurativa. 340 Existe la preocupacin respecto a si ser posible que esto le suceda a mujeres y a jvenes en las poblaciones indgenas de ese pas (Nielsen, p. 115).
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cambio, los mecanismos estudiados en el Per actan precisamente a peticin de las propias vctimas y, en el caso de las rondas, fueron fundados por ellas mismas.
Creemos que los promotores de la justicia restaurativa en el Per deberan prestar ms atencin a los mecanismos comunitarios que ya existen y funcionan para as analizar sobre cul ha sido su eficacia.
La corriente que busca promover los mecanismos alternativos de resolucin de conflictos lleg al Per durante los aos noventa y entre sus principales logros estuvo la obligatoriedad de la conciliacin en Lima, Arequipa y Trujillo, el establecimiento de centenares de centros de conciliacin y la formacin de millares de conciliadores.
Sin embargo, en otros pases, los mecanismos alternativos de resolucin de conflictos han sido cuestionados porque no se concentran en la vctima ni en el problema de fondo. Las relaciones de confianza que establecen los
conciliadores son artificiales y no logran que los involucrados realmente solucionen sus problemas. Algunas entidades dedicadas a la conciliacin
buscan el arreglo como si fuera un fin en s mismo, no tomando en cuenta el problema de la justicia o la responsabilidad de las personas.
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Sera un error considerar a los mecanismos comunitarios de administracin de justicia como si fueran simples centros de conciliacin. stos solamente
perciben los conflictos como desavenencias entre individuos, mientras que los mecanismos comunitarios perciben los problemas como situaciones sociales.
Los centros de conciliacin generalmente no toman en cuenta los reales problemas de las vctimas, ni sus antecedentes personales, que son fundamentales para los mecanismos comunitarios. Tampoco los centros de conciliacin pueden enfrentar situaciones de violencia o delitos, sino desacuerdos entre las partes, sobre circunstancias que son opinables. No estn buscando establecer justicia sino solucionar una desavenencia. Finalmente, los centros de conciliacin se basan en que las partes acuden voluntariamente, mientras los mecanismos comunitarios tienen un fuerte elemento coactivo.
Dadas todas estas diferencias, consideramos fundamental que el tratamiento legal de los mecanismos comunitarios precise siempre que se trata de formas de administracin de justicia y no de resolucin de conflictos.
Los mecanismos comunitarios de administracin de justicia tambin generan inters de algunos juristas ligados a la criminologa crtica, una corriente que considera que el Derecho Penal como un instrumento de dominacin de los sectores dominantes a travs de la tipificacin de los delitos, la asignacin de
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las penas y la conducta de los agentes estatales, con la intencin de reprimir a los ms pobres y a los pertenecientes a determinadas minoras 341.
Para los criminlogos crticos, la posibilidad de que determinados hechos cotidianos no sean atendidos por el Poder Judicial, sino por los mecanismos comunitarios, reduce la actuacin punitiva del Estado, la violencia hacia la poblacin ms vulnerable y los daos conexos que generan la prisin 342 y la actuacin de las agencias del sistema penal, especialmente la Polica Nacional 343.
Como la justicia restaurativa, la criminologa crtica rechaza los daos que genera el poder punitivo mediante la prolongada presencia de una persona en prisin, pero considera, adems, que existe una intencionalidad poltica. Para la criminologa crtica, las mismas medidas contra los ronderos son una forma de emplear el sistema penal contra los sectores rurales.
De hecho, en muchos pases, el sistema penal servira para reprimir a los negros en Estados Unidos, inmigrantes en Europa, indgenas en Australia y Canad, negros e indgenas en Amrica Latina. 342 Podemos reflexionar respecto a la pena de prisin que el Estado puede disponer por tiempos muy prolongados o de por vida, una sancin impensable en ningn mecanismo comunitario (Ramrez 1999, p. 73). Por su duracin y por su naturaleza, esta sancin tiene consecuencias muy graves para una persona y su familia, frente a penas cuya duracin es mucho ms breve como la cadena ronderil o inclusive los castigos corporales. Brandt y Franco muestran cmo las esposas de los presos se convierten en vctimas, perdiendo su respaldo econmico y adems debiendo llevarles alimentos. En el caso sealado, para una zona rural del Ecuador, la mujer termin pidiendo que liberen a su esposo, pese a que haba sido condenado por pretender abusar de sus hijas (2007, p. 133). 343 Los tericos abolicionistas, es decir quienes pretenden que el Derecho penal sea abolido, perciben los mecanismos comunitarios como una alternativa adecuada para resolver conflictos sin que tenga que intervenir el Estado (Villavicencio 1999, p. 119).
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Sin embargo, los campesinos, nativos y ronderos estn lejos de una perspectiva que postule la abolicin de la prisin o del sistema penal 344. Ellos consideran que una vez que las sanciones comunitarias no resultan, slo cabe que el Estado procese a los responsables y los condene a prisin. Es lo que se espera para individuos incorregibles y quienes han cometido delitos muy graves 345.
Tambin, en algunos casos, han practicado los mismos castigos fsicos hacia los culpables que existen de facto en el sistema penal.
Algunos autores consideran a los mecanismos comunitarios como expresin de la identidad indgena de nuestro pas. Creemos que esta afirmacin es vlida en relacin a la poblacin indgena amaznica, pero tenemos muchas dudas respecto a la percepcin de la propia identidad entre los indgenas andinos.
Aunque son los indgenas ms numerosos del pas, se perciben a s mismos como campesinos y sus reivindicaciones estn basadas en sus derechos econmicos o sociales y no tanto en sus derechos culturales.
Sera ingenuo atribuir a los campesinos postulados radicales que no tienen. La criminologa crtica busca reducir el sufrimiento que el Derecho penal inflinge a algunos individuos. Algunas de la peores prcticas del sistema penal pueden ser halladas en las rondas, como los castigos corporales o coaccionar a una persona culpable para que confiese. En Colombia, adems del cepo y los azotes, las comunidades indgenas sentencian a prisin a la persona, que debe ser trasladada a una crcel estatal por muchos aos. Inclusive hay comunidades que plantean que no tengan beneficios penitenciarios. 345 Una muestra de cmo los campesinos no comparten los postulados de la criminologa crtica, se apreci en un taller con rondas donde un expositor seal que el Poder Judicial enfrenta una elevada carga procesal por casos como aborto, que deberan ser descriminalizados. Esta propuesta gener hondo rechazo en los participantes, que mas bien crean que estos hechos deban ser sancionados para que no se produjeran.
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Adems, a diferencia de otros pases, como Ecuador y Bolivia, en el Per resulta marcada la distancia entre las poblaciones indgenas de la Amazona y el resto del Per, no habiendo sido posible hasta ahora, que los indgenas andinos y amaznicos se visualicen como parte de una misma problemtica o tengan planteamientos comunes, sea sobre aspectos de recursos naturales o sobre el derecho a su propia regulacin.
De esta manera, los indgenas amaznicos perciben a los andinos como amenaza para sus tierras. Normalmente, el indgena andino es denominado mestizo por los amaznicos, quienes no lo distinguen de los dems colonos.
De otro lado, debe sealarse que la Justicia de Paz y las rondas campesinas son dos mecanismos comunitarios sumamente extendidos y muy legitimados, pero donde no existe una identidad indgena.
El reconocimiento del pluralismo jurdico implica admitir que coexisten diferentes sistemas legales en una sociedad, que pueden actuar de manera paralela 346.
Sin embargo, la perspectiva de interlegalidad es ms amplia que el simple reconocimiento: implica aceptar que los diversos sistemas legales existentes en
346
Svensson, p. 51.
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comprendida como un proceso y un resultado 348. Muchas veces las influencias no se dan de manera consciente, pero en algunos casos, tenemos que el Derecho estatal ha logrado modificar la estructura de los dems organismos.
De esta manera, resulta un error afirmar que los mecanismos comunitarios no tienen mayor relacin con el Derecho estatal 349. Las interrelaciones son muy frecuentes 350 y, como se ha sealado, en el caso de las comunidades campesinas, la vinculacin surge desde los tiempos coloniales 351.
En el siglo XX, las autoridades estatales establecieron la actual estructura de las comunidades campesinas. De igual forma, la decisin de conformar las comunidades nativas amaznicas provino de las autoridades estatales, que lograron as la sedentarizacin de los grupos tnicos de la selva. En el caso de Cajamarca, cuando el Estado promulg la Ley de Reforma Agraria, y entreg las tierras de las haciendas a miles de pequeos propietarios, gener el proceso por el que se formaron las rondas campesinas.
Los ronderos mantienen un fuerte respeto por los smbolos del Estado peruano y nunca han manifestado un rechazo tajante hacia la ley, salvo aquellas normas
Hoekama, 2005, p. 6. Santos haca referencia a interlegalidad como intersecciones entre diferentes rdenes legales (citado por Svensson, p. 52). 348 Hoekama, 2005, p. 11. 349 Crdenas, p. 712. 350 Salvo la situacin de los indgenas en aislamiento. 351 Svensson muestra que desde el siglo XVII la legislacin noruega ya regulaba los derechos de los saamis (p. 52). En el caso del Per, este fenmeno comenz un siglo antes y lleg a su mxima expresin con las Leyes de Indias.
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que perciben como manifiestamente injustas 352. A pesar de los conflictos que tienen con algunas autoridades, su relacin con aquellas que existen dentro del propio casero, como Tenientes Gobernadores y Agentes Municipales suele ser positiva 353.
Posteriormente, las rondas buscaron incesantemente el reconocimiento estatal, acudiendo a todo tipo de instancias como el Congreso de la Repblica y la Corte Suprema, as como exponiendo sus demandas y problemticas en espacios acadmicos. Campesinos y nativos manejan una serie de conceptos legales y los saben usar en casos necesarios 354.
En la actualidad, la interlegalidad es un fenmeno constante y creciente. Hace tan slo unas dcadas, la poblacin indgena amaznica viva aislada del Estado y los campesinos andinos tenan muy poco contacto con las autoridades estatales 355. Durante los aos setenta, despus de la Reforma Agraria, el
Estado pudo penetrar en las zonas rurales, pero el conflicto armado interno trunc este proceso. En 1990, la separacin entre el Estado y los mecanismos comunitarios era tan radical que un clebre jurista poda decir: Mientras nada los haga enfrentarse, prefieren ignorarse mutuamente 356.
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Las leyes son buenas (...) el problema son los que administran la ley, declara un dirigente rondero a Starn, p. 56. Una manifestacin conmovedora del respeto por los smbolos patrios aparece en p. 60, curiosamente, mientras los ronderos destruyen una comisara de la PIP, previa denuncia de los hechos ante un puesto de la Guardia Civil. 353 AAP, p. 89. En el caso de la Polica Nacional, la relacin mas bien se ha deteriorado debido la intervencin de algunas empresas mineras. 354 Crdenas, p. 713. 355 Wilson llama este perodo, relativamente reciente a nivel mundial, como los das dorados del funcionalismo antropolgico y el relativismo cultural. Efectivamente, a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX los antroplogos podan viajar a lugares inexplorados y contactar grupos humanos sin mayor influencia de la sociedad occidental. En la actualidad, la tarea de los antroplogos no es tanto estudiar una sociedad pura, sino la interconexin existente entre las culturas tradicionales y los agentes estatales (citado por Segato, p. 9). 356 De Trazegnies, 1993, p. 19.
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Veinte aos despus sera imposible una afirmacin de esta naturaleza, porque despus de concluido el conflicto armado se ha producido un sostenido avance del Estado en las zonas rurales y tambin, en menor medida, de la administracin de justicia estatal. De esta manera, los magistrados y fiscales pueden llegar a lugares antes totalmente inaccesibles y recibir denuncias respecto a prcticas culturales que existan por muchas dcadas sin ser cuestionadas por el Estado.
Adems, la ausencia del Estado de las zonas rurales termina volvindose relativa, si reconocemos la existencia de ms de 5,500 Jueces de Paz, que coordinan tanto con las instancias superiores del Poder Judicial, como con los mecanismos de la poblacin para administrar justicia. A ellos se aade
tambin la presencia de los Tenientes Gobernadores, Agentes Municipales y otras autoridades a los cuales la poblacin tambin acude.
En el ejercicio concreto de la administracin de justicia de los mecanismos comunitarios tambin se manifiesta la influencia estatal, tanto en valores y concepciones, como en la propia terminologa empleada 357.
Inclusive, podra encontrarse que en algunas prcticas culturales que subsisten en las zonas rurales estaban vigentes hace algunas generaciones en los sectores urbanos occidentales, como el matrimonio dispuesto por los padres, la sancin
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al adulterio, la conciliacin en casos de violacin, la tolerancia a los castigos fsicos o la creencia en la brujera 358.
De otro lado, tambin las instituciones estatales pueden verse penetradas por las concepciones culturales de la poblacin. El mejor ejemplo ha sido la transformacin de la Justicia de Paz en un instrumento de aplicacin del derecho consuetudinario. Sin embargo, lo mismo ha ocurrido tambin con Tenientes Gobernadores y Gobernadores y con la propia Polica Nacional, que terminan avalando prcticas culturales o incorporndose a ellas.
Por otro lado, la experiencia de interlegalidad se vive cada vez en ms regiones del Per debido a la migracin interna que existe desde hace varias dcadas y genera que algunas prcticas culturales aparezcan en lugares distantes, inclusive dentro de las ciudades, lo cual puede generar desconcierto a los magistrados.
De igual forma, tenemos la expansin geogrfica de las rondas campesinas, que se ha convertido en un reto para los magistrados de Distritos Judiciales muy distantes, desde Piura hasta Puno y desde San Martn hasta Cusco, generando que en algunos casos sientan una sbita prdida de poder, en otros intenten aplicar literalmente normas sobre secuestro o usurpacin de funciones y en otros ms entren a un dilogo con la poblacin 359.
Es interesante, pero algunos magistrados de edad avanzada tienen la misma percepcin que ronderos o campesinos respecto a la manera correcta de resolver ciertos casos. 359 Las rondas campesinas, por ejemplo, han cobrado creciente fuerza en San Martn y estn formadas sobre todo por colonos cajamarquinos que sufren el fuerte rechazo de los magistrados pertenecientes a las antiguas familias moyobambinos.
358
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Los campesinos tienen ahora ms acceso al mercado, a los medios de comunicacin 360 y conocen mejor las normas. De esta forma, el rechazo a la violencia familiar o el reconocimiento de los derechos de mujeres y nios no provienen de las tradiciones comunales, sino de las normas estatales. La
expansin de la educacin de las mujeres ha creado en ellas ms consciencia de sus derechos y, por lo tanto, ha incrementado sus demandas de justicia.
Un ejemplo de estos cambios ha sido que las actividades de capacitacin por parte de diversas instituciones 361 han generado en los Jueces de Paz un mejor conocimiento de la legislacin peruana, en materias tradicionalmente los Jueces de Paz tenan una visin ms conservadora. Por ejemplo, en materia de alimentos, se ha buscado incidir en que el propsito de la sentencia deba ser el inters superior al nio. En materia de violencia familiar, se pretende corregir la percepcin que el rol del Juez de Paz era lograr que la vctima perdonara al agresor e inclusive se ha propuesto que se emitan sentencias condenatorias. Finalmente, en materia de violacin, se insiste en que se trata de un delito, que no puede ser solucionado simplemente mediante un acuerdo entre los padres de la vctima y el agresor.
Por otra parte, los mayores vnculos con las ciudades o la creacin de municipalidades de centros poblados menores y distritos pueden debilitar el rol de las autoridades comunales, generando que la administracin de justicia se concentre en el Juez de Paz. Sin embargo, en algunos lugares, las
Brandt y Franco 2007, p. 45. Entre las que destaca el Instituto de Defensa Legal. Sin embargo, tambin debe tomarse en cuenta la labor de Diacona en Piura, la Vicara de Sicuani, la Defensora del Pueblo y el propio Poder Judicial.
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comunidades campesinas han establecido nuevas disposiciones que les permiten mantenerse vigentes y continuar actuando autnomamente 362.
Los mecanismos comunitarios no son, por lo tanto, una justicia paralela, aislada o desconocida, sino que han coexistido con la administracin de justicia estatal y han recibido y generado diversas influencias. Por ello, es mucho ms factible plantear medidas de reconocimiento y coordinacin.
Del Pozo-Vergnes muestra cmo la comunidad campesina puede sobrevivir, a pesar que sus tierras actualmente formen parte de una ciudad (pp. 191-3). Vase tambin Burneo, pp. 168170.
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CAPTULO 3
Una de las caractersticas del rgimen republicano fue la abolicin de las Leyes de Indias y de las normas especiales referidas a la poblacin indgena. Oficialmente se planteaba la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley estatal. Este argumento justificaba la disolucin de las comunidades indgenas y la eliminacin de sus autoridades. Los indgenas perdieron la facultad de
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autorregulacin, debiendo supuestamente quedar sujetos a las mismas leyes y autoridades que los dems peruanos 1.
Sin embargo, este principio de igualdad ante la ley, fundamental en el pensamiento liberal, termin convirtindose en un mecanismo para encubrir las marcadas diferencias entre los habitantes de la naciente Repblica.
Las lites criollas pensaban que el Estado debera tener un solo cuerpo jurdico. Sin embargo, el Derecho estatal tena una vigencia muy escasa, siendo apenas relativamente conocido en las principales ciudades, donde, en aquel entonces, slo viva un porcentaje muy reducido de peruanos.
Para la mayora de indgenas que habitaban en las zonas rurales, las normas estatales carecan de toda vigencia, pues el poder estaba centrado en el hacendado, que tena autoridad absoluta 2. De esta forma, podemos afirmar que despus de la Independencia, pese a que el Estado tena una perspectiva monista, asumindose como el nico ente que emita normas y administraba justicia, en la prctica, ese mismo Estado toleraba el pluralismo jurdico al respetar el poder de los terratenientes.
Adems, la autoridad del hacendado sobre los indgenas se encontraba reforzada puesto que el Estado lo nombraba como Juez de Paz, reconociendo as las decisiones que tomaba. A este cargo se sumaban la condicin tnica y
Constitucin de 1823, Artculo 96: No se conocen otros Jueces que los establecidos por la Constitucin, ni otra forma de juicios que la ordinaria que determinaren las leyes. 2 Sin embargo, el artculo I del Cdigo Civil de 1852 proclamaba: Las Leyes obligan en todo el territorio de la Repblica despus de su promulgacin.
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el poder econmico del hacendado, as como el hecho que ste era el propietario legal de las tierras. Por todo ello, en caso de que los indgenas
En cuanto a la otra manifestacin ms extendida de pluralismo jurdico, el derecho consuetudinario de las comunidades indgenas, podemos sealar que subsista, pues las comunidades existan dentro de las haciendas y conservaban sus propias autoridades, con las cuales se relacionaba el terrateniente. Sin embargo, ni las comunidades ni las autoridades, ni las normas internas tenan reconocimiento legal.
Desde la segunda mitad del siglo XIX comenz el proceso de incorporacin de normas provenientes de los pases europeos, como el Cdigo Civil, el Cdigo Penal y los Cdigos de Enjuiciamiento. Pese a que aparentemente eran
adoptadas con una mentalidad positivista en la prctica en el Per no se cumplan los principios bsicos del positivismo: a diferencia de lo que sucedi con el positivismo en Europa, en el Per no se buscaba que las normas estatales fueran un instrumento para extender la condicin de ciudadanos a la mayora de los peruanos, una caracterstica fundamental de la lucha por la Constitucin en varios pases europeos.
Trazegnies, 1979, p. 182. Inclusive la Polica poda tener su sede en las instalaciones de la hacienda, mostrndose para los campesinos como parte de la estructura de sta (p. 183).
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En el Per se produca lo que Trazegnies denomin una modernizacin tradicionalista, que preservaba el poder de las lites, importando elementos forneos, pero siempre evitando que pudieran afectar su rol en la sociedad 4.
En realidad, ni siquiera el Estado promova que las normas fueran conocidas por los ciudadanos, lo cual, dentro del positivismo, es un elemento esencial para lograr una mayor seguridad jurdica en la poblacin.
El Estado no difundi las normas masivamente ni las tradujo a los idiomas indgenas. La nica lengua que empleaba la administracin de justicia era el espaol, pese a que hasta las primeras dcadas del siglo XX, tena un carcter minoritario en el Per.
De hecho, dado que el Estado no tena real inters por generar seguridad jurdica, creemos que en el Per el positivismo no coincidi con la bsqueda de un desarrollo capitalista, como haba sucedido en los pases europeos.
En cuanto a los indgenas que se encontraban fuera de las haciendas, estaban legalmente obligados a cumplir la ley estatal, aunque la desconocieran 5. Esta situacin injusta fue expresada en el Cdigo Penal de 1863 con el artculo 7: La ignorancia de la ley penal no exime de responsabilidad al delincuente 6.
4 5
Trazegnies, 1979, p. 32. Cdigo Civil de 1852: Artculo IV. Las leyes de polica y seguridad obligan a todos los habitantes del Per. 6 Artculo 7 del Cdigo Penal de 1863.
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De igual forma, el artculo 2 del mismo Cdigo indicaba: Toda accin u omisin penada por la ley se reputa voluntaria o maliciosa, mientras no se prueba lo contrario. La Constitucin de 1920 lo expresaba de esta manera en su Artculo 18: Todos se hallan sometidos a las leyes penales y a las que resguardan el orden y la seguridad de la nacin.
Inclusive la afirmacin de la igualdad de las personas ante la ley poda tener funestas consecuencias para los ms desprotegidos.
El caso ms grave fue el de los indgenas amaznicos, pues cuando el Estado peruano empez a extenderse hacia esta regin, sus primeros habitantes no fueron tratados como ciudadanos y sus territorios ancestrales eran considerados pertenecientes al Estado.
Durante su segundo gobierno, iniciado en el ao 1919, el Presidente Augusto B. Legua, influenciado por el movimiento indigenista y preocupado por una serie de sublevaciones indgenas, reconoci en la Constitucin de 1920 la existencia legal de las comunidades indgenas ubicadas en la costa y la sierra 7.
Artculo 58.
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De esa manera, se rompi la clandestinidad jurdica 8 a la que las comunidades haban sido sometidas durante casi un siglo.
Este mismo artculo tambin plante la proteccin de la raza indgena, en una perspectiva paternalista, pero, en todo caso, preferible a la abierta explotacin que hasta entonces el Estado peruano haba tolerado.
El reconocimiento de las comunidades indgenas fue mantenido por el artculo 207 de la Constitucin de 1933, que adems estableci que las comunidades tenan personera jurdica, lo cual tericamente les permita intervenir en procesos 9.
De igual manera, el artculo 212 seal que poda haber una legislacin civil o penal especial, de acuerdo a lo que exigieran las peculiares condiciones de los indgenas, pero esto no implicaba un reconocimiento de su propia cultura, sino la constatacin de que los indgenas podan tener una problemtica particular. En realidad, este artculo fue empleado para permitir la regulacin
La subordinacin de las comunidades indgenas a las normas estatales qued precisada en el Cdigo Civil de 1936 donde se seal:
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Figallo, citado por Crdenas, p. 711. Sin embargo, para poder tener personera jurdica y existencia legal, las comunidades indgenas deban estar inscritas en el Registro Oficial, lo cual implicaba un procedimiento legal muy difcil para la mayora de indgenas (Castillo, p. 21). Lo mismo sealaba el artculo 71 del Cdigo Civil de 1936 y actualmente dispone el artculo 135 del Cdigo Civil de 1984 (Castillo, p. 29). Con los aos, el procedimiento se haca ms engorroso, pues se solicitan requisitos cada vez ms difciles de cumplir para las comunidades (Figallo, 2007, p. 16). Vase el cuadro elaborado por Castillo, p. 27.
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Artculo 70: Las comunidades de indgenas estn sometidas a las disposiciones pertinentes de la Constitucin y a la legislacin que sta ordena dictar. Las comunidades, adems, deban inscribirse en un registro y mantener actualizado su padrn de comuneros 10. Igualmente, se estableci el cargo de mandatarios o personeros de las comunidades 11, en una muestra de cmo el Estado intervena, sealando cules seran las autoridades. De esta forma, se exiga que los mandatarios supieran leer y escribir, lo cual implicaba que supieran castellano y llevaba a que muchas personas mayores, pese a su ascendiente en la comunidad, fuesen desplazadas por los ms jvenes.
La eleccin de los personeros se regul por un Decreto Supremo de 1938, mientras en 1961 se estableci que tambin las mujeres podan ejercer este cargo 12.
Las comunidades tampoco eran autnomas para establecer el procedimiento de eleccin de estas autoridades, pues en 1966 se dispuso que fueran elegidas por voto secreto 13. Otro Decreto Supremo en 1957 haba sealado que estaba prohibida la reeleccin inmediata 14.
Artculo 71. Es obligatoria la inscripcin de estas comunidades en su registro especial. Son igualmente obligatorias la formacin de los catastros de la comunidad y la rectificacin quinquenal de los padrones. 11 Artculo 72. Representan a las comunidades sus mandatarios, elegidos por los individuos que forman parte de la comunidad, mayores de edad, debiendo recaer la eleccin en individuos del grupo que sepan leer y escribir y que hayan obtenido la mayora absoluta de los sufragios vlidos. 12 Castillo, p. 43. 13 Ibid, p. 44. 14 Ibid, p. 43.
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El Decreto Supremo 011 de 1961 estableci por primera vez un Estatuto de Comunidades Indgenas, donde aparece como autoridad principal la Asamblea General, como mximo organismo de la comunidad 15.
A partir de 1969, el proceso de Reforma Agraria gener la existencia de numerosas comunidades campesinas, a las cuales se distribuy la tierra de las haciendas. Sin embargo, el Estado mantuvo la atribucin de regular la
organizacin interna de las comunidades. Esto se hizo con mucho detalle mediante el Estatuto de Comunidades Campesinas, Decreto Supremo 037-70AG, promulgado en 1970.
El Estatuto regulaba la estructura de las comunidades, sus autoridades y sus procedimientos para resolver conflictos. La norma buscaba asimilarlas al
modelo cooperativo que promova el rgimen. De esta manera, dispuso la existencia de un Consejo de Administracin, con un Presidente, un Vicepresidente, un Tesorero, un Secretario, un Vocal y, adems, deba
establecerse un Consejo de Vigilancia. Junto con estas autoridades, deba funcionar tambin la Asamblea General.
El Estatuto sealaba que era necesario saber leer y escribir para formar parte del Consejo de Administracin o del Consejo de Vigilancia 16, lo que generaba, en la prctica, una reduccin ostensible de la posibilidad de que las personas
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mayores, que haban sido las autoridades tradicionales pudieran ejercer estos cargos.
Para ser Presidente del Consejo de Administracin, inclusive era necesario contar con Libreta Electoral 17, un documento del cual careca una gran parte de la poblacin rural. Era evidente que el Estado estaba promoviendo una
formalizacin de las comunidades, pero no se estaban respetando los mecanismos internos tradicionales de establecer la autoridad 18.
Las comunidades campesinas paulatinamente fueron aceptando la estructura planteada por las normas. En algunos casos, subsista la organizacin
tradicional de manera semiclandestina, mientras que oficialmente se cumplan las disposiciones estatales, dado que era muy difcil para el Estado plantear una verificacin 19. De esta forma, hay comunidades donde hasta la actualidad las autoridades tradicionales como los varayos o alcaldes de varas han logrado subsistir y coexisten con el Presidente y la Asamblea 20.
En relacin a la poblacin indgena amaznica, recin se reconoci la existencia de las comunidades nativas por el Decreto Ley 20653 Ley de
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Artculo 73, citado por Castillo, p. 48. Las fechas de las elecciones y los procedimientos para las mismas eran determinados por las leyes estatales. Inclusive se planteaba que el voto fuera obligatorio y se estableca una multa para quienes no asistan. Adems, el voto era secreto, mientras en muchas comunidades exista como tradicin el voto pblico, fuera en asamblea o en consenso Artculo 79, citado por Castillo, p. 48. 19 Valderrama y Escalante, citados por Nez, p. 59. Debe sealarse, sin embargo, que las comunidades campesinas deban organizarse en distintas figuras como Empresas Asociativas o Sociedades Agrcolas de Inters Social, lo cual disminua an ms su autonoma. El Estado buscaba incidir en el desarrollo econmico de las zonas rurales mediante estas instituciones, pero no nacan de la voluntad de la poblacin. Con el tiempo, estas figuras fueron disolvindose por el desinters existente entre los propios campesinos o, en el caso de Puno, por su marcado rechazo. 20 Diez, 2007, p. 115.
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Comunidades Nativas y de Promocin Agropecuaria de las Regiones de Selva y Ceja de Selva en el ao 1974, dndoseles un tratamiento similar al de las comunidades campesinas 21.
Debe sealarse que la ley expresaba con claridad que la mayor parte del territorio amaznico eran tierras del Estado 22 y que ste tena la facultad de asignar la tierra segn su propio criterio, pese a que se trataba de territorios ancestrales indgenas.
Igualmente, la Ley de Comunidades Nativas no planteaba el reconocimiento de las comunidades en cuanto pueblos indgenas y tampoco que pudieran reivindicar un territorio tnico especfico. El gobierno de Velasco era hostil a admitir y menos an a promover la existencia de identidades tnicas diferenciadas dentro del Per, que deba constituir una nacin unitaria. Se trataba de una posicin tradicional de las Fuerzas Armadas inscrita en el espritu de integracin nacional.
A esto se aade un criterio geopoltico: la mayora de fronteras del Per se encuentran en la Amazona y son reas muy poco pobladas. El rgimen de
Velasco era muy consciente de la dbil identidad nacional de los indgenas, as como de los lazos tnicos, culturales y hasta familiares que unan a los miembros de algunos de estos pueblos con otros indgenas en Ecuador, Colombia, Brasil y Bolivia.
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Artculo 6: El Estado reconoce la existencia legal y personalidad jurdica de las Comunidades Nativas. Es una redaccin similar a la que planteaba la Constitucin de 1933 para las comunidades indgenas. 22 Artculo 30. En el Decreto Ley 22175 es el artculo 32.
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considerado muy arriesgado para los intereses del pas establecer el reconocimiento de territorios tnicos en zonas de frontera, pues se poda favorecer la penetracin de los pases vecinos 23.
Resulta interesante la redaccin de esta norma, pues las comunidades no equivalen a los grupos tribales, sino que tienen origen en ellos.
Artculo 7: Las comunidades nativas tienen origen en grupos tribales de la Selva y Ceja de Selva y estn constituidas por conjuntos de familias vinculadas por los siguientes elementos principales: idioma o dialecto, caracteres culturales y sociales, tenencia y usufructo comn y permanente de un mismo territorio, con asentamiento nucleado o disperso. Por lo tanto, de un mismo grupo tribal podan emanar varias comunidades nativas. Igualmente, no siempre todos los integrantes eran indgenas,
permitindose que otras personas fueran admitidas como comuneros 24. Por lo tanto, la norma haca que el referente tnico fuera relativo.
Aunque la comunidad es una entidad relativamente reciente y se trata de la importacin de un modelo de organizacin que imperaba en la costa y en la sierra, en la actualidad se ha convertido en un elemento fundamental para la identidad de los pueblos indgenas amaznicos 25.
La Constitucin de 1979 mantuvo los nuevos trminos de comunidades campesinas y nativas y reconoci su autonoma, pero precisando que sta deba
A pesar de las limitaciones del reconocimiento de las comunidades nativas, debe sealarse que en aquellos aos, ningn pas latinoamericano haba reconocido territorios tnicos a sus poblaciones indgenas amaznicas. 24 Respecto a las polmicas que estos casos generan puede verse Del Alczar, p. 66. 25 Monge, 1998 p. 112.
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comunidades campesinas y nativas fueron ubicadas dentro del Rgimen Econmico, sin percibir que se trataba de instancias de carcter social y cultural.
Mucho ms completo fue el tratamiento que el artculo 134 del Cdigo Civil de 1984 dio a las Comunidades Campesinas y Nativas al definirlas como organizaciones tradicionales y estables de inters pblico, constituidas por personas naturales y cuyos fines se orientan al mejor aprovechamiento de su patrimonio, para beneficio general y equitativo de los comuneros, promoviendo su desarrollo integral. Puede apreciarse que en esta definicin tampoco est presente el aspecto tnico.
La Ley de Comunidades Campesinas, Ley 24656, de 1987 mantuvo una definicin similar:
Artculo 2.- Las Comunidades Campesinas son organizaciones de inters pblico, con existencia legal y personera jurdica, integrados por familias que habitan y controlan determinados territorios, ligadas por vnculos ancestrales, sociales, econmicos y culturales, expresados en la propiedad comunal de la tierra, el trabajo comunal, la ayuda mutua, el gobierno democrtico y el desarrollo de actividades multisectoriales, cuyos fines se orientan a la realizacin plena de sus miembros y del pas. De igual forma, tenemos la paradoja que el gobierno anuncia el respeto de la autonoma de las comunidades, pero establece cul ser su estructura interna. La Ley 24656 reemplaz los Consejos de Administracin y Vigilancia por la
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Directiva Comunal, sealndose que tambin se podan crear Comits Especializados 27. Esta norma dispuso inclusive el nmero de miembros que deba tener la Directiva, as como los requisitos e impedimentos para conformarla 28.
El voto en las comunidades deba ser personal, igual, libre, secreto y obligatorio 29, pero el trabajo comunal era voluntario 30, en abierta contradiccin a las prcticas tradicionales de la poblacin.
De esta manera, es posible afirmar que las comunidades campesinas y nativas basan su regulacin interna en las normas estatales y que las actuales autoridades comunales no derivan de tradiciones particulares, sino de las decisiones que el Estado consider ms adecuadas. Sin embargo, la
comunidad debe ser considerada como una entidad que el Estado reconoce, no crea, a diferencia de las personas jurdicas de derecho privado 31.
En la actualidad, las comunidades campesinas y nativas continan siendo una realidad muy vital de gran importancia para la economa del pas 32. A pesar de ello, algunos funcionarios de los ltimos gobiernos han promovido su disolucin considerando que las comunidades son una traba para el desarrollo y
Artculo 16. Artculo 19. 29 Artculo 17. 30 Artculo 22. 31 La inscripcin es un acto declarativo y no constitutivo (Sentencia Exp. 04611-2007-AA, prrafo 25). 32 De hecho, la produccin alimentaria de las comunidades es fundamental para la subsistencia de las ciudades.
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la modernidad 33.
En concordancia con esta mentalidad, han sido promulgadas sucesivas normas que facilitaban la disolucin de las comunidades, bajo una perspectiva de titulacin individual pero afortunadamente dichas normas fueron derogadas 34.
Durante los primeros aos de existencia de las rondas campesinas, hubo mucha confusin al respecto, al punto que los gobiernos de Francisco Morales Bermdez y Fernando Belande Terry promovieron que fueran suprimidas 35.
Con el paso de los aos, gracias especialmente al respaldo que la Iglesia Catlica brind a las rondas, se logr la promulgacin de la primera Ley de Rondas Campesinas, Ley 24571, aprobada en el ao 1986.
Son conocidas las expresiones en ese sentido por parte del Presidente Alan Garca. Durante el rgimen de Alejandro Toledo, tambin Carlos Ferrero tena expresiones similares. 34 La Ley 26845, Ley de Titulacin de las Comunidades Campesinas de la Costa, dispuso que las comunidades podan disponer sus tierras o disolverse como comunidad si lo aprobaba no menos del cincuenta por ciento de los comuneros asistentes a una asamblea, considerndose como comuneros los poseedores por ms de un ao. El ao 2008, el Decreto Legislativo 1015 extendi el mismo tratamiento a las comunidades campesinas de la sierra y a las comunidades nativas, generando una amplia movilizacin social contra la norma. Meses despus, el Decreto Legislativo 1073 busc disminuir las protestas, disponiendo que se necesitaba no menos del cincuenta por ciento de los comuneros que eran integrantes de la comunidad (no slo los asistentes), pero las protestas siguieron, especialmente en la Amazona, hasta lograr que tambin esta norma fuera derogada. 35 Starn, p. 57. El Oficio 612-IN-D6/02.03 del Ministro del Interior al Prefecto de Cajamarca as lo dispuso (p. 81).
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Debido a esta norma, las rondas campesinas se convirtieron en una institucin reconocida por el Estado peruano. En su artculo nico, la Ley 24571
reconoci que las rondas tenan tres caractersticas, que emanaban de la propia identidad de los ronderos:
a) pacficas, en el sentido que no estaban facultadas para portar armas ni para desarrollar acciones violentas.
c) autnomas, en sentido que ninguna entidad estatal deba alterar las decisiones que se tomaran a su interior.
Sin embargo, pese a la declaracin de autonoma, el Estado manifest en los aos siguientes mucho inters en controlar a las rondas campesinas. El Reglamento promulgado mediante Decreto Supremo 012-88-IN tuvo un carcter muy formalista al plantear que las rondas slo podan ser formadas por comunidades campesinas o por agrupaciones que previamente tuvieran personera jurdica 36.
La norma dispona que las rondas campesinas dependan de la Direccin General de Gobierno Interior del Ministerio del Interior 37, deban estar
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acreditadas mediante una Resolucin Prefectural 38 y actuar bajo la supervisin de las autoridades policiales locales, que deban evitar que se desvirtuaran sus fines y objetivos 39.
La intervencin ms fuerte en las rondas campesinas se produjo durante el gobierno de Fujimori, al disponerse que se asimilaran a la estructura y funciones de los Comits de Autodefensa 40.
Durante el gobierno de Toledo, la Ley 27908 ratific la autonoma y la naturaleza de organizacin pacfica y democrtica de las rondas campesinas, otorgndoles nuevas funciones como la resolucin de conflictos y la conciliacin extrajudicial 41.
Como se indic anteriormente, durante el primer siglo de vida independiente, se asumi que los indgenas deban ser juzgados por las mismas normas penales que los dems ciudadanos. Sin embargo, cuatro aos despus de la
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tratamiento diferenciado hacia la poblacin indgena, con la misma perspectiva paternalista que el texto constitucional.
Debe sealarse que en aquellos aos, el Derecho Penal era la nica rama del Derecho con la que muchos indgenas tenan contacto, en calidad de acusados. Por ello, frente a aquellas conductas de indgenas que podan entrar en colisin con las leyes estatales, el llamado Cdigo Martua evit dar una respuesta solamente punitiva.
De esta manera, el Derecho penal dio los primeros pasos para distanciarse de una percepcin respecto al principio de la igualdad ante la ley que terminaba afectando desproporcionadamente a la poblacin indgena.
El Cdigo Penal de 1924, que estuvo vigente hasta 1991, reconoca la existencia de marcadas diferencias entre los habitantes del Per. No se trataba de un reconocimiento de las diferencias culturales, ni menos an de la administracin de justicia indgena, sino que, dentro de la mentalidad evolucionista predominante, se consideraba que existan entre las sociedades humanas diferentes grados de cultura. Los indgenas andinos se encontraban en una situacin de inferioridad frente a la poblacin criolla, mientras que, en un nivel an ms bajo se encontraban los indgenas amaznicos.
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Desde esta mentalidad, el sistema penal se converta en una oportunidad para promover la civilizacin de los indgenas y as lograr los ideales de proteccin que la Constitucin de 1920 haba sealado 42.
De esta manera, el artculo 44 del Cdigo Penal sealaba, en relacin a los indgenas amaznicos:
Artculo 44: Tratndose de delitos cometidos por salvajes, los jueces tendrn en cuenta su situacin especial, y podrn sustituir las penas de penitenciara y prisin por la colocacin en una colonia penal agrcola, por tiempo indeterminado que no exceder de 20 aos. Cumplidos los dos tercios del tiempo que segn ley correspondera al delito si hubiera sido cometido por un hombre civilizado, podr el delincuente obtener libertad condicional si su asimilacin a la vida civilizada y su moralidad lo hacen apto para conducirse. En caso contrario, continuar en la colonia hasta que se halle en esta situacin o hasta el vencimiento de los 20 aos. Un reglamento del Poder Ejecutivo determinar las condiciones de vida de los salvajes colocados en colonia penal, que sern organizados en el propsito de adaptarlos en el menor tiempo posible al medio jurdico del pas. Para muchos lectores actuales, este artculo parece racista y discriminador, pero debe comprenderse dentro del contexto de la poca. Estaba redactado para
impedir que un indgena amaznico fuera condenado a pena de muerte o cadena perpetua por un acto cuya condicin de ilegalidad desconoca. La
terminologa, se muestra claramente etnocntrica, al emplear el trmino salvajes para los indgenas, como opuesto al modelo de ciudadano, el hombre civilizado.
Existe cierta semejanza con la Ley 89 de Colombia, aprobada en 1890, que exceptuaba de la aplicacin de la ley general a los indgenas: Artculo 1. La legislacin general de la Repblica no regir entre los salvajes que vayan reducindose a la vida civilizada por medio de Misiones. En consecuencia, el Gobierno, de acuerdo con la autoridad eclesistica, determinar la manera como estas incipientes sociedades deban ser gobernadas.
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El Derecho penal en este caso deja de lado su misin tradicionalmente punitiva: no est buscando sancionar al inculpado por el acto que realiz, sino convertirlo en una persona con valores occidentales. Por ello se asume que
mediante el internamiento en una colonia penal agrcola adquirir valores morales, asumindose que carece de ellos o los tiene de manera muy incipiente.
En realidad, entonces, el indgena amaznico estaba en una situacin de inimputabilidad o inimputabilidad relativa 43. Debido a que la finalidad de la reclusin no era punitiva, sino educativa, la permanencia en la colonia penal no estaba en relacin necesaria con el delito cometido: poda salir antes del tiempo fijado como sancin para otra persona o deba permanecer ms tiempo si no haba logrado cambiar sus prcticas. Se sealaba, eso s, que se deba
promover la adaptacin de los indgenas en el menor tiempo posible al medio jurdico del pas 44.
De esta manera, la colonia penal agrcola tena por funcin generar un cambio cultural y, para ello, el indgena poda ser sometido a una reclusin especial, que no implicaba el confinamiento en una celda ni el traslado a una ciudad. En este sentido, el artculo 44 planteaba un procedimiento que resultaba mucho ms comprensivo de las culturas indgenas amaznicas que la actual prctica del sistema penal 45.
Francia, pp. 495-496. Hasta mediados del siglo XX, en Australia y Canad, las autoridades disponan el internamiento forzoso de los nios indgenas en una colonia agrcola o una misin para civilizarlos, separndolos de sus padres y generando un fuerte desarraigo respecto a su entorno cultural. 45 En las prisiones de la Selva existe una sobrepoblacin de presos indgenas, que en muchos casos requeriran una mayor comprensin de las autoridades. Debido a la desesperacin, se han producido varios intentos de suicidio.
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En relacin a los dems indgenas, es decir a los campesinos andinos y a aquellos habitantes de la costa que en dichos aos todava eran abiertamente denominados indgenas, el Cdigo Penal sostena:
Artculo 45: Tratndose de delitos perpetrados por indgenas semicivilizados o degradados por la servidumbre o el alcoholismo, los jueces tendrn en cuenta su desarrollo mental, su grado de cultura y sus costumbres, y procedern a reprimirlos potencialmente, conforme a la regla del artculo 90 46. Podrn, asimismo, en estos casos, sustituir las penas de penitenciara y de relegacin, por la colocacin en una colonia penal agrcola por tiempo indeterminado no mayor que el correspondiente al delito, sealando el plazo especial en que el condenado est autorizado a obtener libertad condicional, con arreglo al ttulo VII. Podrn tambin reemplazar la pena de prisin segn el procedimiento permitido en el artculo 42. En este artculo exista tambin una percepcin paternalista y etnocntrica sobre los indgenas, como se aprecia por el trmino semicivilizados, que va en la lnea de un desarrollo evolutivo unilineal 47.
Debe anotarse, sin embargo, que se reconoce que son dos factores externos, provenientes de la sociedad occidental, los que tienen como efecto la degradacin de los indgenas: el alcoholismo y la servidumbre en las haciendas. De alguna forma, si bien el Cdigo Penal no tipificaba muchos de los actos que se cometan en las haciendas en contra de los indgenas, s tena la intencin de reducir las consecuencias de la dominacin.
Al parecer, se pensaba que la raza indgena 48 haba sufrido un serio deterioro a consecuencia de la dominacin colonial y que una consecuencia de la
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Referido a la posibilidad de disponer una pena por debajo del mnimo legal. Francia, p. 499.
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degradacin era la imposibilidad para actuar con adecuado discernimiento moral, pudiendo cometer delitos sin saber que eran tales.
La expresin desarrollo mental est en la lnea de la frecuente comparacin del indgena como un retardado mental. Este pensamiento se encuentra en la lnea de la doctrina del racismo cientfico, muy extendido durante el siglo XIX y comienzos del siglo XX como justificacin del colonialismo. Por esta
doctrina se consideraba que los pueblos no occidentales tenan una serie de limitaciones mentales, evidenciadas inclusive por la forma de su crneo y sus facciones, debido a las cuales, naturalmente deban ser gobernados por los europeos.
La referencia a grado de cultura muestra que la cultura era concebida como un proceso evolutivo, es decir no se reconoca la existencia de diversas culturas, sino solamente la cultura occidental, a la cual los individuos deban adecuarse como parte de su proceso de desarrollo cultural. Desde esta
mentalidad, era posible tambin favorecer el desarrollo cultural de una persona y tambin encontrar algunos elementos externos, como el alcoholismo o la servidumbre, que bloquearan o dificultaran dicho proceso.
El mismo sentido evolutivo tiene en el artculo 45 la palabra costumbres, que no son percibidas como el libre ejercicio de una prctica cultural, sino como muestra del desarrollo cultural de un grupo humano.
Trmino de uso oficial en aquellos aos, no slo porque estaba presente en la Constitucin de 1920, sino por el establecimiento del Patronato de la Raza Indgena.
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Como sucede con los indgenas amaznicos, el artculo tambin plantea la posibilidad de que el indgena andino pase a una colonia penal agrcola y no a una prisin. Igualmente, la referencia al artculo 42 implica la posibilidad de residir en una escuela de artes y oficios o una casa para la educacin por el trabajo. All pasaban aquellas personas que cometan delitos debido a que, segn dicho artculo, vivan en desarreglo u ociosidad. Luego de un ao de adecuado comportamiento poda salir en libertad condicional.
Debe sealarse que, pese a su marcada concepcin etnocntrica, en el contexto latinoamericano de la poca, estos dos artculos eran mas bien avanzados, pues en los dems pases no haba ninguna regulacin que reconociera las diferencias existentes entre los ciudadanos, ni la situacin de los indgenas frente a la ley penal. Sin embargo, claramente se percibe que el Cdigo Penal de 1924 no planteaba ningn reconocimiento de prcticas culturales propias ni menos an de una administracin de justicia indgena.
El Cdigo Penal de 1991, actualmente en vigencia, reconoci la existencia de patrones culturales diferentes, al admitir la posibilidad de que una persona cometiera un delito debido a un error culturalmente condicionado.
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En efecto, el artculo 15 del Cdigo Penal reconoce que una persona puede cometer un hecho ilcito, porque su cultura o sus costumbres le impiden ser consciente del carcter delictuoso de su acto. Es posible que el individuo
conozca la norma, pero su cultura le impide interiorizarla y comprenderla 49. Por lo tanto, dado que no sabe que est atentando contra un bien jurdico determinado o no puede evitar hacerlo, se le debe reducir la pena o exonerarlo totalmente de sta, de acuerdo a la magnitud de esta ausencia de consciencia.
Aunque el artculo no lo dice, es evidente que esta norma busca evitar que se produzcan sanciones injustas hacia indgenas que actan desde su cultura. Para entonces, existan ya una serie de sentencias en las cuales los magistrados buscaban algn subterfugio legal para no condenar al indgena que haba matado a una persona, creyendo que era brujo o al que haba tenido relaciones con una menor de catorce aos, siguiendo las prcticas de su comunidad 50.
Ahora bien, incluir esta situacin dentro de los llamados errores de comprensin, en s mismo es discutible, puesto que implicara que el sujeto se ha equivocado en la apreciacin de un hecho o de su propia actuacin. En realidad, la persona puede ser perfectamente consciente de lo que hace, pero se siente obligada por imperativos culturales o criterios morales diferentes. Por ello es que algunos autores cuestionan esta apreciacin y sostienen que la diversidad cultural debe ser considerada una causal de inimputabilidad y no un
Se entiende por comprensin el proceso mental que se inicia con el conocimiento y finaliza con la internalizacin o introyeccin de la norma; comprensin es, de esta manera, conocimiento e internalizacin (Francia p. 504). 50 Trazegnies resea alguno de estos casos.
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supuesto de error 51, como actualmente aparece en el Cdigo Penal colombiano 52.
Precisamente, la nocin de error no implica el reconocimiento de que pueden existir varias racionalidades diferentes para apreciar los mismos hechos 53 . El reconocimiento de pautas culturales diferentes se hara recin dos aos despus en el artculo 2, inciso 19 de la Constitucin de 1993 54.
De otro lado, si bien el artculo 15 por primera vez admite dentro de nuestro Derecho Penal la existencia de culturas distintas, no llega a reconocer mecanismos indgenas de administracin de justicia en cuanto tales.
Ahora bien, debe remarcarse que, pese a sus limitaciones el artculo, como el Cdigo Penal de 1924, tena la intencin de reducir el accionar injusto del Derecho Penal sobre los indgenas. De hecho, ha logrado evitar que muchos campesinos y nativos sean sancionados por cometer diversas acciones que nuestro ordenamiento legal considera delitos.
Vase Meini, quien sostiene que, si el indgena desconoce que una accin est prohibida por el Derecho Penal, incurre en error de prohibicin ya contemplado en el artculo 14, inciso 2 (p. 77), mientras que, si no puede comprender que dicha accin es ilegal, no se debe a un error, sino a que acta segn cnones culturales diferentes, por lo que sera inimputable (pp. 88-89). Meini sostiene que existe una visin peyorativa sobre los trmino inimputabilidad, pero simplemente se basa en una realidad particular, sin que la persona deba ser considerada inferior (pp. 86-88). 52 Artculo 33. Inimputabilidad. Es imputable quien en el momento de ejecutar la conducta tpica y antijurdica no tuviere la capacidad de comprender su ilicitud o de determinarse de acuerdo con esa comprensin, por inmadurez sicolgica, trastorno mental, diversidad sociocultural o estados similares. 53 Francia sostiene que este artculo debe tambin interpretarse como una forma de exculpar a aquellas personas que, por haber crecido en una determinada cultura, tienen una conciencia disidente (pp. 511-512). 54 Villavicencio 1999, p. 125. En los Estados Unidos, varias personas pertenecientes a minoras han logrado evitar ser sancionadas porque el Poder Judicial consider que se encontraban bajo una forma particular de locura cuando cometieron el crimen, Dundes, 2004, p. 29.
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La referencia a cultura o costumbres ha sido fundamental para aplicar este artculo a los ronderos cajamarquinos, entre los cuales es relativo sostener que exista una cultura radicalmente diferente, pero es indiscutible que las rondas han desarrollado unas costumbres propias para la administracin de justicia.
Debe sealarse, finalmente, que este artculo no implica que el Derecho Penal se abstenga de juzgar todas las acciones cometidas por individuos indgenas. Es necesario comprobar que efectivamente dichas acciones estn vinculadas a una cultura o costumbres determinadas, para lo cual resulta fundamental el peritaje antropolgico.
Los primeros antecedentes de un reconocimiento a la facultad de administracin de justicia se encuentran en el Estatuto de Comunidades Campesinas de 1970, que facultaba a las comunidades a elaborar un Reglamento Interno, donde deban aparecer los derechos y obligaciones de los comuneros, fijndose tambin las sanciones y procedimientos 55.
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Artculo 26.
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Sin embargo, esto no implicaba un reconocimiento a la administracin de justicia comunal: se permita a las comunidades campesinas su regulacin interna en la misma medida que a cualquier asociacin civil, pues las comunidades haban sido asimiladas a dicha figura jurdica. De esta manera, podan regular la asistencia a las reuniones, la puntualidad, el pago de las cuotas o el respeto mutuo entre los asociados.
Adems, el reglamento interno deba ser aprobado por una instancia estatal, la Direccin de Comunidades Campesinas, lo cual implicaba un filtro que evitaba cualquier particularidad cultural. Muchas comunidades optaron simplemente por presentar un formato pre-establecido para as pasar por la formalidad de la aprobacin del reglamento.
Sin embargo, para los campesinos, la existencia de las nuevas autoridades que estableca el Estatuto (Asamblea, Junta Directiva, Presidente) sera una puerta abierta para regular de manera mucho ms amplia la vida cotidiana y las relaciones entre los comuneros, de acuerdo a sus criterios culturales 56.
Adems, las nuevas comunidades que fueron reconocidas enviaban las ternas al Poder Judicial y la Subprefectura para el nombramiento de los Jueces de Paz y los Tenientes Gobernadores, respectivamente. Estas autoridades tambin
No debera pensarse que automticamente los comuneros aplicaban los criterios ancestrales prehispnicos. La experiencia colonial, las prcticas impuestas por los hacendados y las nuevas demandas sociales terminaron modificando la cultura andina y generando nuevas dinmicas (rol de los padrinos, fiestas patronales, asistencia a la escuela, etctera).
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El primer reconocimiento explcito del derecho consuetudinario se da en la primera Ley de Comunidades Nativas, Decreto Ley 20653:
Artculo 16: Los conflictos y controversias de mnima cuanta que se originen entre los miembros de una Comunidad Nativa, as como las faltas que se cometan, sern resueltas o sancionadas en su caso, en forma definitiva, por sus rganos de gobierno. En los procesos civiles o penales, los Tribunales Comunes o Privativos, segn el caso, tendrn en cuenta al resolver, las costumbres, tradiciones, creencias y valores socio-culturales de las Comunidades 57. Examinaremos a continuacin cul era la competencia que este artculo determinaba para las comunidades nativas:
En cuanto a la competencia territorial, no exista mayor precisin respecto a si las autoridades comunales podan tener competencia para conflictos que se suscitaran entre miembros de la comunidad que estuvieran fuera de su territorio. En la prctica, limitar la competencia al propio territorio comunal estaba ms cerca de la percepcin de los indgenas. De otro lado, la mayora de nativos permaneca en la comunidad y, si se trasladaban a otro lugar, las dificultades de comunicacin hacan imposible que las autoridades comunales pudieran ejercer algn tipo de jurisdiccin.
En cuanto a la competencia personal, se sealaba claramente que las autoridades comunales slo podan resolver conflictos que se suscitaran entre
Este artculo fue recogido de manera idntica por la segunda Ley de Comunidades Nativas, Decreto Ley 22175, artculo 19.
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sus integrantes, no as aqullos que los nativos pudieran tener con personas forneas, para lo cual se entenda que deba aplicarse el derecho estatal.
En cuanto a la competencia por la materia, sta quedaba en los temas penales, as como en materia civil, dentro de lo cual estaba fuera del mbito de regulacin comunal lo referido al tema de familia, que deba ser resuelto por las autoridades estatales. En este caso, el problema era que la regulacin familiar en las comunidades nativas sola obedecer a criterios muy distintos a los sealados por el Cdigo Civil.
En cuanto a la cuanta, el artculo sealaba con claridad que en materia civil slo se ejerca competencia sobre asuntos de mnima cuanta, como son la mayora de conflictos por deudas o incumplimiento de obligaciones en las zonas rurales. Era ms complejo lo relativo a la materia penal, puesto que las autoridades comunales slo tenan competencia en materia de faltas.
De esta forma, an para delitos que podan resolverse fcilmente en el mbito comunal, como injurias o calumnias, se haca necesario acudir a la jurisdiccin estatal. Por otro lado, en caso de otros delitos como lesiones graves u
homicidio, los procedimientos estatales eran muy lentos, lejanos y costosos para los indgenas, lo cual poda llevar a una situacin de impunidad. Podemos pensar que el legislador senta desconfianza respecto a la capacidad de los indgenas de resolver estos problemas, pero no era consciente que el Estado no ofreca una solucin real para ellos. Esta mentalidad se ha
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Otro aspecto importante era que la competencia de los rganos de gobierno comunales era la ltima instancia, puesto que se indica que tena carcter definitivo: esto es que las decisiones que tomaban no eran revisables por los rganos jurisdiccionales estatales.
En la prctica, dadas las dificultades para acudir a la justicia estatal en los casos que estaban fuera de su competencia, los indgenas optaban por recurrir a sus propios rganos de gobierno para resolver sus conflictos, sin tomar en cuenta si se trataba de una falta o un delito, un problema de mayor o menor cuanta, un asunto de familia o una obligacin patrimonial.
Aos despus, la Constitucin de 1979, en su artculo 233, inciso 1 sealaba la unidad y exclusividad de la funcin jurisdiccional, lo cual llev a algunos autores a considerar que inclusive la facultad de administracin de justicia otorgada a las comunidades nativas por los Decretos Leyes 20653 y 22175 haba quedado derogada, pero esta no fue la interpretacin predominante.
La primera Ley de Rondas Campesinas, Ley 24571, aprobada en el ao 1986 no les reconoci a estas organizaciones la funcin de administracin de
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justicia, puesto que solamente se admiti que sus tareas eran el servicio a la comunidad, el desarrollo y la paz social, la defensa de sus tierras, el cuidado del ganado y de dems bienes, as como la cooperacin con las autoridades en la eliminacin de cualquier delito.
De esta manera, las rondas aparecan ejerciendo solamente la funcin de seguridad y de manera subordinada a las autoridades.
Se dispuso que las rondas deban adecuarse a las normas sobre comunidades campesinas establecidas en el Cdigo Civil, sin tomar en cuenta que las comunidades son personas jurdicas que se caracterizan por tener propiedad comn sobre sus tierras.
El Reglamento, Decreto Supremo 012-88-IN precisaba que las rondas tenan la facultad de detener personas, pero siempre deban ponerlas a disposicin de las autoridades policiales para las investigaciones correspondientes 58, con lo cual ni siquiera las rondas podan investigar.
Tambin dispona que las rondas campesinas actuaran bajo la supervisin de las autoridades policiales locales, que deban supervisar que las rondas no desvirtuaran sus fines y objetivos 59.
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El grave peligro era que el ejercicio de la funcin de administracin de justicia precisamente poda ser considerada una accin que desvirtuara dichos fines, lo cual podra acarrear que el Ministerio Pblico planteara su disolucin 60.
Artculo 1: () El Estado () b) Respeta y protege el trabajo comunal como una modalidad de participacin de los comuneros dirigida a establecer y preservar los bienes y servicios de inters comunal, regulado por un derecho consuetudinario autctono. En este artculo, el derecho consuetudinario no aparece tanto como un mecanismo de administracin de justicia, sino de regulacin del trabajo comunal, orientado a mantener los bienes y servicios de la comunidad, es decir para construir caminos, pintar la escuela o aprovechar los pastos comunes.
Podra plantearse que en esta ley el derecho consuetudinario apareca en la referencia al reglamento interno y a las sanciones que los comuneros pueden aplicar, pero no se puede sealar que explcitamente exista esta atribucin.
Esta ley tambin permiti a las comunidades campesinas formar rondas campesinas, en concordancia con la Ley 24571, que reconoca a las rondas la facultad de colaborar en la lucha contra la delincuencia 61.
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Artculo 40. Sin embargo, ninguna ronda campesina fue disuelta mientras estuvo en vigencia esta norma. .
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La Constitucin de 1993 es la primera norma peruana que reconoce, en el artculo 2, inciso 19, la pluralidad tnica y cultural de la sociedad peruana y en el mismo artculo tambin incluye, como uno de los derechos fundamentales, el derecho a la identidad tnica y cultural.
Sin embargo, este reconocimiento no aparece desarrollado como un eje transversal a lo largo del texto constitucional. De esta manera, solamente existe una mencin a la educacin bilinge intercultural 62 y la referencia a la jurisdiccin comunal, que se encuentra en el artculo 149 aparece aislada del resto de los artculos sobre administracin de justicia.
El texto de este artculo implica un cambio radical en la percepcin que el Estado tiene sobre los mecanismos comunitarios de administracin de justicia:
Artculo 149: Las autoridades de las Comunidades Campesinas y Nativas, con el apoyo de las rondas campesinas, pueden ejercer funciones jurisdiccionales dentro de su mbito territorial, de conformidad con el derecho consuetudinario, siempre que no violen los derechos fundamentales de la persona. La ley establece las formas de coordinacin de dicha jurisdiccin especial con los Juzgados de Paz y con las dems instancias del Poder Judicial.
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A pesar que es positiva, la referencia a las rondas campesinas en la ley incrementara en muchas personas que desconocen la realidad de las zonas rurales la percepcin de que las rondas slo se encuentran en las comunidades (Yrigoyen, 2006, p. 382). Poda tenerse tambin esta percepcin de la lectura del Reglamento de la Ley 24571, dadas las permanentes referencias a comunidades campesinas, que no estaban presentes en dicha Ley. 62 Artculo 17.
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De esta manera, no solamente se reconoce la jurisdiccin comunal, sino la normatividad propia de la poblacin y la institucionalidad, es decir a las autoridades propias 63.
En primer lugar, se seala explcitamente que las autoridades comunales tienen funciones jurisdiccionales es decir no solamente resuelven conflictos o tienen funciones conciliadoras. De esta manera, junto con el Poder Judicial, el fuero militar y el fuero arbitral, las autoridades comunales son una instancia reconocida por la Constitucin para la administracin de justicia.
El artculo 149 de la Constitucin rompe tambin con el monopolio que el Estado tena sobre el ejercicio de la violencia legtima 64, esto es la facultad de llevar a cabo actos que puedan violentar los derechos de una persona (privndola de su libertad, por ejemplo) por una justificacin legal. Esto no quiere decir, naturalmente, que las autoridades indgenas puedan realizar cualquier forma de violencia, como sucede con el Estado, sino que deben establecerse parmetros al respecto.
Podemos decir, por lo tanto, que con el artculo 149 no se opt por un pluralismo jurdico limitado, que implica simplemente admitir algunas prcticas culturales minoritarias. En el artculo 149, se opt mas bien por un
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pluralismo jurdico amplio, que implica reconocer la existencia de otros sistemas jurdicos que funcionan dentro del mismo Estado y, en algunos casos, antes del Estado 65.
El pluralismo limitado est basado en la incorporacin de algunos aspectos de los ordenamientos jurdicos distintos del estatal, sin romper con el centralismo legal. En cambio, el pluralismo amplio precisamente pasa al reconocimiento integral de otros sistemas jurdicos, con sus normas, valores, principios, autoridades y mecanismos de sancin 66. El pluralismo amplio inclusive tiene como una manifestacin la competencia entre diferentes fuentes de legalidad 67.
La aparicin del pluralismo jurdico amplio, tericamente, se produce cuando ha ocurrido un cambio en las relaciones tradicionales de poder dentro de una sociedad 68. De hecho, en los dems pases latinoamericanos, el pluralismo jurdico amplio apareci cuando los indgenas haban alcanzado un fuerte protagonismo en la escena poltica y esto se materializ en los artculos sobre jurisdiccin indgena de las Constituciones de Colombia, Ecuador y Bolivia.
En los tres pases, los artculos que reconocen la funcin jurisdiccional de la poblacin indgena fueron exigidos por esta misma poblacin a travs de sus representantes en las Asambleas o Congresos Constituyentes. En el Per, el artculo 149 fue mas bien una iniciativa de las ONGs e instituciones que trabajaban con las organizaciones campesinas y no de la propia poblacin.
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Griffiths, p. 5 emplea los conceptos weak y strong, respectivamente, pero creo que los conceptos amplio y limitado grafican mejor el contexto latinoamericano. 66 Hoekama, 2005, p. 15. 67 Griffits, p. 29. 68 Hoekama, 2005, p. 3.
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Como resultado, los campesinos y nativos no han promovido la exigibilidad del artculo 149 mediante acciones legales ni han tenido la reglamentacin del mismo como una de sus demandas prioritarias 69.
Esta norma constitucional no reconoce funciones jurisdiccionales a los pueblos indgenas, sino solamente a las comunidades campesinas y nativas. A nosotros nos parece adecuado que el reconocimiento haya sido realizado de esta
manera, porque en el Per los pueblos indgenas no estn organizados en cuanto a tales con autoridades establecidas a nivel de cada pueblo que puedan ejercer la funcin de administrar justicia, mientras que las comunidades campesinas y nativas tienen una gran vigencia.
Es posible que algunas federaciones campesinas o nativas puedan asumir la funcin de revisar algunas decisiones que se han tomado a nivel comunal, pero creemos que para admitir esto, debera modificarse el texto constitucional 70.
De otro lado, dentro de la comunidad, la funcin de administrar justicia es reconocida para las autoridades comunales, que deben atender las demandas de justicia de todos los habitantes. No se reconoce esta facultad a las autoridades
Las acciones de tutela presentadas en Colombia fueron llevando a que la Corte Constitucional diera los lineamientos que permitieron interpretar el mencionado artculo en una serie de situaciones concretas. En Europa muchos grupos minoritarios, tanto inmigrantes como los rom o gitanos, tambin han presentado sus demandas ante los tribunales nacionales para que se reconozca su derecho a tener prcticas culturales diferentes. 70 En el caso de las rondas campesinas, las federaciones o centrales de rondas pueden tener mucha importancia para promover acciones conjuntas.
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familiares, que no ejercen esta funcin para todos los miembros de su comunidad ni actan de manera permanente. Es el caso de los padres o
padrinos, que en zonas andinas con frecuencia resuelven conflictos familiares de las personas que estn consideradas a su cargo.
El artculo 149 tampoco otorga mayor reconocimiento a la prctica cultural de aquellos indgenas amaznicos que, cuando un familiar suyo ha fallecido sbitamente, sienten la obligacin de obtener justicia, mediante la muerte del supuesto agresor sobrenatural. Este es un caso de autocomposicin, no del
No se ha reconocido esta funcin a las autoridades religiosas, sean cristianas, provenientes de una versin ms sincrtica o de una religin ms ligada a la cosmovisin indgena.
Tampoco se reconoce esta funcin a las autoridades polticas, como los Tenientes Gobernadores, que muchas veces resuelven conflictos a peticin de los involucrados. Ahora bien, podra interpretarse que los Tenientes
Gobernadores son autoridades comunales, como tambin lo es el Agente Municipal o el Juez de Paz. En realidad, esta es la interpretacin que muchas comunidades tienen, porque acuden a estas autoridades para buscar justicia y no al Presidente o la Asamblea.
Sin embargo, el aspecto de este artculo que ms polmica ha generado se refiere al rol de las rondas campesinas: literalmente stas no aparecen como
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una instancia a cargo de administrar justicia, sino que son solamente un organismo de apoyo a las autoridades comunales. Es decir que mediante las rondas, solamente es posible ejecutar una medida coactiva, garantizar el cumplimiento de las decisiones o conducir a una persona renuente a acudir al llamado de las autoridades. De esta manera, este artculo reduce a las rondas a una funcin similar a la Polica Nacional.
El problema es que la mayora de rondas campesinas no solamente ejercen las funciones mencionadas, sino que efectivamente administran justicia, especialmente, en aquellos lugares del Per donde no estn ligadas a comunidades campesinas. De esta forma, en regiones como Cajamarca y San Martn, el artculo 149 coloc a las rondas campesinas en un vaco legal y un imposible jurdico, puesto que no existen las comunidades campesinas que supuestamente deberan apoyar 71.
Los debates en el Congreso Constituyente Democrtico muestran que sus integrantes identificaban a las rondas campesinas con temas de seguridad y no de administracin de justicia 72. A nuestro entender, los Constituyentes
confundieron a las rondas campesinas con los Comits de Autodefensa y consideraron que sera peligroso otorgar a estos ltimos la funcin de administrar justicia, tomando en cuenta que tenan un carcter estrictamente militar.
Yrigoyen, 2006, p. 382. Vanse las intervenciones de los congresistas Martha Chvez y Carlos Ferrero, citados por Yrigoyen, 2006, p. 383.
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Adems, los Comits de Autodefensa estaban pensados como una organizacin temporal que deba existir solamente mientras durase el fenmeno subversivo y hacia fines del ao 1993 era visible que este problema estaba declinando, por lo que no tendra sentido otorgarles ms funciones. Finalmente, muchos
integrantes de Comits de Autodefensa haban sido vinculados a violaciones a los derechos humanos, por lo que era sumamente delicado brindarles la posibilidad de administrar justicia.
Esta confusin, que todava subsiste en algunos sectores, entre rondas campesinas y Comits de Autodefensa, llev a que la administracin de justicia por parte de las rondas campesinas no tuviera un adecuado reconocimiento constitucional.
Sin embargo, desde 1993 hasta nuestros das pudo haberse planteado una modificacin constitucional que reconociera la facultad de administracin de justicia a las rondas campesinas. Lamentablemente, ni las organizaciones
ronderas, ni las instituciones que trabajan con las rondas ni la Defensora del Pueblo promovieron dicha reforma constitucional, que habra evitado que muchos dirigentes ronderos fueran detenidos y procesados.
Debe destacarse que la Constitucin no establece para las autoridades de las comunidades campesinas o nativas el ejercicio obligatorio de la jurisdiccin,
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De esta forma, en la zona andina, es muy frecuente que las autoridades comunales prefieran dedicarse a asuntos econmicos o productivos y deleguen la resolucin de conflictos en el Juez de Paz, que en realidad es tambin una autoridad comunal.
En otros pases, donde no existe la Justicia de Paz en las zonas rurales 73, se ha planteado con carcter obligatorio acudir a la jurisdiccin indgena, pero creemos que en el caso del Per no sera muy lgico, si las autoridades comunales se sienten poco preparadas para resolver determinados conflictos, debido a su gravedad, o porque consideran preferible que la instancia estatal los resuelva.
El carcter facultativo de la jurisdiccin comunal tambin permite que la poblacin pueda sentirse libre para que determinados problemas sean vistos por una autoridad estatal. No se plantea, por lo tanto, que los conflictos que se producen dentro de una comunidad campesina o nativa se encuentren a priori fuera de la competencia del Derecho estatal.
En todo caso, la decisin respecto a si las autoridades comunales intervendrn corresponde a ellas mismas 74.
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La Justicia de Paz en Colombia se ha concentrado en las principales ciudades (vase infra). Yrigoyen, p. 185.
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Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en la conciliacin, donde es necesario que las partes estn de acuerdo para que se lleve a cabo el proceso, ninguno de los habitantes de una comunidad pueden rechazar la jurisdiccin de sus autoridades, una vez que stas decidan ejercerla.
Se establece con claridad un lmite territorial para el ejercicio de la administracin de justicia por parte de las autoridades comunales. No podra, por lo tanto, plantearse que las autoridades comunales administren justicia frente a un hecho que se produce fuera de su territorio, aunque sea entre sus integrantes.
Esta caracterstica le da un sentido ms complejo al territorio de una comunidad, que no solamente debe ser analizado desde el punto de vista del derecho de propiedad reconocido por el Cdigo Civil. El territorio comunal constituye tambin el especio donde las autoridades comunales pueden ejercer jurisdiccin.
Por eso, el artculo 149 de la Constitucin se encuentra claramente en estrecha v 75inculacin con el artculo 89 del mismo texto, que reconoce los derechos territoriales de las comunidades campesinas y nativas, puesto que la seguridad respecto a un territorio es uno de los factores esenciales para que un grupo
Se elimina la necesidad de contar con la aceptacin de los dos tercios de los comuneros y la promulgacin de una ley por la cual el Congreso de la Repblica autoriza la venta.
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humano se pueda reproducir y ejercer su identidad 76. El artculo 89 tambin reconoce la autonoma de las comunidades, lo cual implica permitir tambin su autorregulacin.
Paradjicamente, sin embargo, el mismo artculo 89 debilita la proteccin a las tierras comunales, al facilitar la venta o el embargo de las tierras comunales, que estaban prohibidos o restringidos por las Constituciones anteriores, por lo cual, indirectamente, est afectando las posibilidades de las autoridades comunales de administrar justicia.
De otro lado, aunque la competencia est restringida al territorio comunal, se entiende que sus decisiones tienen eficacia a nivel nacional, porque las autoridades estatales y el resto de la sociedad estn obligadas a respetarlas 77.
Sin embargo, de ninguna manera la competencia territorial debe interpretarse asumiendo que el Derecho estatal no tiene vigencia dentro del territorio de las comunidades campesinas o nativas.
En cuanto a la competencia personal, es decir las personas que estn sujetas a la jurisdiccin indgena, podemos apreciar que el artculo 149 no la restringe a
Bazn, p. 2. De hecho, en Bolivia, las organizaciones indgenas reivindicaban sus derechos territoriales para, a partir de all, plantear la existencia de una administracin de justicia propia sobre el rea que les haba sido reconocida. Sin embargo, debemos recordar que durante un siglo y medio, los indgenas andinos conservaron mecanismos internos de administracin de justicia a pesar que carecan de propiedad sobre sus tierras. 77 Yrigoyen, p. 180. Ella sostiene que, adems, este reconocimiento no se restringe a las reas con ttulo de propiedad sino tambin a aquellos territorios que los pueblos indgenas tradicionalmente ocupan, de acuerdo al Convenio 169 de la OIT (p. 181). *
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los habitantes de la comunidad ni a los integrantes del mismo grupo tnico. Al no establecerse ninguna restriccin al respecto, podemos sealar que la jurisdiccin comunal se aplica a todas las personas que se encuentran dentro del territorio de la comunidad.
Se trata de una importante precisin, puesto que con frecuencia las personas forneas pueden cometer algn abuso dentro de la comunidad y saben que frente a las instancias estatales tendrn todas las posibilidades de ser favorecidas, debido a que la participacin de los campesinos o los indgenas se encuentra bloqueada por las barreras para el acceso a la justicia que han sido sealadas. Esto es lo que sucede con los maestros, los trabajadores o
Una frecuente crtica respecto a la aplicacin de la jurisdiccin indgena a las personas forneas es que stas no tienen conocimiento de los patrones culturales de la comunidad, por lo que no deberan ser procesados ni sancionados (se planteara, por lo tanto, que se les aplique una especie de error culturalmente condicionado). En realidad, en la abrumadora mayora de los casos, estas personas son procesadas por situaciones que tambin son sancionadas dentro de la cultura occidental (una deuda, un incumplimiento de obligaciones, un robo o una agresin).
Eventualmente, podra producirse un problema en el caso en que la persona fornea sea procesada por una situacin que para l no debera generar una condena, como los casos de adulterio o una acusacin de brujera.
250
Respecto a la competencia material, el artculo 149 no dispone mayores lmites, por lo que eventualmente, una comunidad campesina o nativa podra administrar justicia sobre asuntos que el derecho estatal considera civiles, incluyendo temas de familia, o asuntos de materia penal.
De igual manera consideramos que tampoco existe impedimento para que las autoridades comunales intervengan en conflictos que deriven de su propia cultura, como la situacin de los convivientes o los entenados. Creemos que tambin es factible una intervencin en aquellos problemas que para una persona occidental no existen, pues derivan de otra cosmovisin, como los casos de brujera u otras situaciones de carcter religioso o sobrenatural.
Sin embargo, podemos preguntarnos si una comunidad campesina puede estar facultada para enfrentar delitos como narcotrfico o contrabando, donde el Estado es uno de los principales agraviados. coordinacin debera precisar este importante punto. Creemos que la ley de
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Muchos magistrados y abogados consideran que las autoridades comunales solamente estn autorizadas para enfrentar asuntos de menor cuanta, pretendiendo reconocerles la misma competencia que a los Jueces de Paz.
Sin embargo, el artculo 149 no establece restricciones en cuanto a la cuanta de los asuntos que pueden atender las autoridades comunales. De esta forma, en materia civil, no se encuentran obligadas a tomar en cuenta el monto del litigio para asumir jurisdiccin, como sucede en el caso de la Justicia de Paz o la Justicia de Paz Letrada y en materia penal pueden enfrentar tanto faltas como delitos. Por lo tanto, no existe impedimento constitucional para que las autoridades comunales resuelvan una acusacin por homicidio, secuestro o violacin.
De la referencia a la coordinacin entre la justicia comunal y los Jueces de Paz no puede deducirse que tengan la misma competencia, porque tambin se menciona a las dems instancias del Poder Judicial.
A nuestro modo de ver, adems, no puede pretenderse aplicar entre los campesinos o nativos una diferencia de cuanta basada en el derecho estatal, porque se trata de una elaboracin cultural diferente.
Normalmente, sin embargo, delitos como homicidio no son asumidos por las autoridades comunales, sino remitidos a la administracin de justicia estatal.
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Nosotros creemos que podra ser necesario precisar mediante una norma cul ser la competencia especfica de las comunidades campesinas y nativas o cul ser la competencia que el Estado se reserva. Al respecto, las autoridades comunales no se opondran a la intervencin estatal, siempre que esta
3.4.5.8. Procedimiento
Segn el artculo 149, las autoridades comunales debern resolver las controversias que se susciten en su mbito territorial mediante el derecho consuetudinario.
Ahora bien, en el caso de las comunidades campesinas y nativas, la expresin derecho consuetudinario no debe ser considerada como las tradiciones ms antiguas de una poblacin, sino como aquellas normas, procedimientos y sanciones que en la actualidad cada comunidad asume como propios.
Realizamos esta precisin en primer lugar porque la actual estructura de comunidades campesinas y nativas es relativamente reciente: como hemos visto, la mayor parte de las comunidades campesinas fueron organizadas tras la Reforma Agraria de 1969, con las precisiones legales del Estatuto de Comunidades Campesinas de 1970 y la Ley 24656 de 1987, mientras que las comunidades nativas recin desde 1974 tienen su actual organizacin. En cuanto a las rondas campesinas, tambin aparecen inclusive despus, en 1976 y muchas tienen diez o doce aos de existencia.
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En segundo lugar, el derecho consuetudinario evoluciona y aquellos criterios con los cuales un conflicto era resuelto antiguamente pueden haber cambiado radicalmente. Por ejemplo, en el mundo tradicional, las mujeres no tenan mayor intervencin y los castigos fsicos eran admitidos como la nica forma de sancin. Afortunadamente, la mayora de comunidades han avanzado en una mayor incorporacin de conceptos de derechos humanos a sus procedimientos de administracin de justicia.
Para evitar estas confusiones, la expresin derecho consuetudinario ha sido reemplazada en las Constituciones latinoamericanas ms recientes por la expresin derecho propio que no tiene mayores connotaciones de antigedad 78.
La Constitucin de 1993 no establece restricciones a las autoridades comunales en cuanto a la competencia personal, la materia o la cuanta, sino en cuanto a la sancin, exigindose el respeto por los derechos fundamentales.
De esta manera, no se trata de un derecho absoluto de administracin de justicia, sino que est restringido por la prohibicin de imponer sanciones contrarias a los derechos fundamentales. Por lo tanto, los derechos
El cambio ha sido visible en la reforma constitucional de Mxico del 2001, la Constitucin de Bolivia del 2008 y la del Ecuador del 2009. Vase captulo 4.
78
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individuales se mantienen como lmite, para saber hasta dnde puede llegar el ejercicio del derecho a administrar justicia.
El respeto por los derechos humanos va ms all de las sanciones dispuestas: en el procedimiento para resolver conflictos tampoco estn permitidas las prcticas que vulneren derechos fundamentales, como la tortura o la coaccin, que han sido tradicionalmente practicadas por las rondas campesinas para lograr una confesin.
Igualmente, las autoridades comunales estn obligadas a respetar el derecho a la igualdad y el derecho a la justicia: frecuentemente en las zonas rurales las mujeres se encuentran en una situacin de subordinacin y las mismas autoridades comunales, normalmente varones, suelen asumir que se trata de una situacin normal, siendo tradicionalmente muy permisivos frente a la violencia contra la mujer 79.
Nosotros consideramos, adems, que este artculo debe ser comprendido en directa relacin con todas las referencias a los derechos humanos existentes en la Constitucin, incluyendo el derecho al acceso a la justicia: en muchos lugares donde el Estado no se encuentra presente y en aquellos donde existen una serie de barreras estructurales o administrativas para que la poblacin administre justicia, la jurisdiccin comunal se convierte en el nico mecanismo
En muchos grupos indgenas y, en general, en las culturas no occidentales, la situacin de los derechos de la mujer es una problemtica donde existe frecuente conflicto entre los derechos culturales y los derechos individuales. En muchos pases, las organizaciones indgenas de mujeres vienen promoviendo cambios en las prcticas culturales tradicionales pero los procesos todava requerirn de varios aos (vase Kymlicka 1966, p. 63 y Paredes, 2005).
79
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para que los ciudadanos puedan ejercer sus derechos constitucionales y accedan a la justicia.
El artculo 149 no plantea que la jurisdiccin comunal se desarrolle sin ningn contacto con la jurisdiccin estatal, lo cual carecera de sentido, dada la estrecha relacin que las comunidades campesinas y nativas tienen con el Estado: como vimos al inicio de este captulo, su misma existencia y su estructura interna derivan de decisiones estatales tomadas en las ltimas dcadas.
Una ley de coordinacin deber buscar regular las relaciones entre las dos jurisdicciones, plantendose si existir una competencia especfica para la jurisdiccin comunal o la forma en que las decisiones que se toman en una jurisdiccin sean reconocidas o ejecutadas por la otra.
Sin embargo, la ausencia de una ley de coordinacin no implica que el artculo 149 no est todava vigente. Nosotros consideramos que la Constitucin
reconoci la facultad de administrar justicia a las autoridades comunales desde el mismo momento en que fue promulgada. La necesidad de una ley de coordinacin tiene un carcter mas bien operativo que no restringe el ejercicio de dicha facultad 80.
80
256
La coordinacin entre dos sistemas jurdicos busca establecer acuerdos que permitan solucionar posibles contiendas de competencia y no plantea relaciones de subordinacin. Menos an, la existencia de una ley de
coordinacin puede ser planteada en el sentido que se establecern competencias equivalentes a las que tienen los Jueces de Paz.
A lo largo de los ltimos 17 aos, la promulgacin de esta norma ha quedado lamentablemente entrampada. Esto se ha debido en parte al desinters del Poder Judicial, que no se manifest interesado en establecer patrones de coordinacin con la jurisdiccin comunal, no haya promovido esta norma 81.
De otro lado, tenemos que a nivel parlamentario existe un profundo desconocimiento sobre la problemtica de la justicia en el mundo rural y tambin una escasa comprensin respecto al rol que una adecuada legislacin podra tener para solucionar las demandas de la poblacin campesina y nativa. Lamentablemente, atender las necesidades de estos sectores no ha sido una prioridad para la mayora de grupos polticos.
Finalmente, otra razn por la que la norma no ha sido promulgada es la realidad heterognea de las prcticas de administracin de justicia comunal. Existe el riesgo de enfatizar una perspectiva indgena, que no tiene mayor relacin con las rondas campesinas o de trasladar la problemtica rondera a las comunidades campesinas y nativas.
Como sucedi con la eleccin popular de los Jueces de Paz, para muchos magistrados que fueron repuestos a la cada del rgimen de Fujimori, el artculo 149 represent una de las innovaciones planteadas por el gobierno dictatorial que los haba depuesto arbitrariamente.
81
257
Por otro lado, pese a que las rondas campesinas constituyen el sector ms consciente en cuanto al ejercicio de una administracin de justicia distinta de aquella estatal, no se encontraban claramente reconocidos en cuanto a tales por el artculo 149, hasta la promulgacin del reciente Acuerdo Plenario 82. Por
ello, podramos indicar que, luego de esta decisin de la Corte Suprema, se dan mejores condiciones para una ley que abarque los diferentes supuestos.
Finalmente, el artculo 149 no plantea una norma de coordinacin restringida a la materia penal, como parece ser la tendencia predominante de los diversos proyectos de ley, sino enfrentar de manera ms amplia todas las posibles relaciones entre la administracin de justicia comunitaria y las diferentes ramas del Derecho estatal.
Pese a que muchos lderes ronderos y algunos abogados vinculados a los derechos humanos han percibido el artculo 149 como un gran avance, a nivel general de la comunidad jurdica no se apreci de manera positiva. El artculo no haba sido discutido previamente a nivel del Ministerio Pblico o el Poder Judicial y ambas entidades lo percibieron con recelo. Chirinos Soto creemos que expresa la opinin de muchos magistrados, al considerar este artculo como un texto complicado e inquietante y plantear que podra tener consecuencias muy negativas para la administracin de justicia 83.
Sobre esta resistencia, vase el acpite 3.4. () no se sabe ni se barrunta de qu manera administraran justicia estas comunidades, ni cules seran los alcances de su jurisdiccin. Queremos creer que nicamente estaran facultadas para resolver conflictos de carcter privado, sin ingresar al campo de la justicia
83
82
258
La referencia a las rondas campesinas fue adems considerada una distorsin de la problemtica de administracin de justicia comunal, puesto que no estn organizadas en comunidades y no tienen un origen indgena, mantenindose tambin la confusin con los Comits de Autodefensa.
Entre las pocas opiniones favorables desde los mbitos acadmicos no ligados directamente a las rondas, tenemos a Enrique Bernales, quien sostuvo que el artculo 149 se trataba de una norma audaz que rompe con la concepcin tradicional, sumamente legalista, del Poder Judicial. Bernales resalta que el derecho consuetudinario pasa a ser reconocido como derecho en s mismo, y no como una simple fuente. Bernales adems valora el artculo 149 como un mecanismo para garantizar el acceso a la justicia, al permitir que la poblacin pudiera actuar desde su propia cultura 84.
Marcial Rubio es otro jurista que destaca el valor del artculo 149, mostrando su clara vinculacin con el artculo 2, inciso 19 de la Constitucin, as como con el Convenio 169 de la OIT. Seala que permite a las autoridades
comunales tomar decisiones segn sus propias costumbres en situaciones no previstas por la ley, pero inclusive as fueran contrarias a la ley 85. Coincidimos con Rubio en que, si no existiera esta posibilidad, no habra un real
penal, pues de lo contrario, se vulnerara el principio de legalidad, fundamento inconmovible del ejercicio del derecho de castigar, como atributo privativo del Estado (p. 321). Seala que la costumbre slo puede tener vigencia cuando la ley lo permite (p. 322). En un evidente desconocimiento de la realidad del mundo rural, llega a sealar que este artculo puede generar alteraciones a la paz y concordia existentes en las comunidades campesinas (id) y que dara pie para muchos abusos, generando la aparicin de satrapas. Concluye su crtica refirindose a la posible ley de coordinacin: La elaboracin de esa ley va a demandar una actividad tan intrincada y compleja, que probablemente jams se llegue a expedir. Ojal que as sea (id). 84 Bernales, p. 592. 85 Rubio, 200
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autoridades comunales apliquen la ley estatal, sino su propio derecho y, precisamente al otorgar esta facultad, es que solamente coloca los derechos humanos como lmite.
Sin embargo, pese a que realiza un anlisis bastante profundo sobre la naturaleza real de las rondas campesinas, Rubio opta por plantear que no se les permita administrar justicia, debido al temor a la ingerencia estatal que en realidad era una caracterstica propia de los Comits de Autodefensa 86.
Al terminar el gobierno de Fujimori, las organizaciones ronderas promovieron que se derogaran las normas que los vinculaban a los Comits de Autodefensa y se promulgara una nueva Ley de Rondas Campesinas, donde se deba reconocer las funciones de administracin de justicia.
En el ao 2002, las rondas campesinas lograron que en siete proyectos de ley se planteara el reconocimiento de su funcin jurisdiccional 87. Estos proyectos contaron con el dictamen favorable de la Comisin de Constitucin, Reglamentos y Acusaciones Constitucionales 88 y la Comisin de Amazona,
86 87
Rubio, p. 221 Proyecto 164, presentado por Henry Pease; Proyecto 651, presentado por Manuel Bustamente; Proyecto 948, presentado por Luis Guerrero; Proyecto 1441, presentado por Arturo Valderrama; Proyecto 2434, presentado por Luis Alva Castro; Proyecto 2590, presentado por Pedro Morales y Proyecto 2900, presentado por la Rosa Yanarico (Vanse los textos completos en Laos, pp. 116-140). 88 Transcrito en Laos, pp. 142-6
260
Asuntos Indgenas y Afroperuanos 89. En ambos dictmenes se seal que el artculo 149 atribua funcin jurisdiccional a las rondas campesinas.
Sin embargo, el Poder Judicial, el Ministerio Pblico, el Ministerio del Interior y el Ministerio de Defensa sealaron su disconformidad al respecto y en el mismo sentido se pronunciaron en el Congreso las Comisiones de Justicia 90 y de Defensa Nacional, Orden Interno e Inteligencia 91.
La Comisin de Justicia seal que ninguna norma podra otorgar a las rondas campesinas la funcin jurisdiccional si expresamente no haba sido reconocida por la Constitucin, as como se teman los posibles abusos que los ronderos podan cometer 92. El dictamen seal tambin que en su accionar las rondas
concentraban tres funciones: la detencin de los infractores, su juzgamiento y su sancin, y esta concentracin era inadmisible en cualquier sistema penal, que se basaba en la separacin de las mismas 93.
En los debates realizados en el Congreso sobre las rondas campesinas, se hizo evidente que las diferencias de apreciacin tenan un carcter claramente geogrfico: los Congresistas de Piura y Cajamarca conocan la labor de las rondas campesinas desde su formacin y defendan el reconocimiento de la
89 90
Transcrito en Laos, pp. 147-153. Transcrito en Laos, pp. 154-160. 91 Transcrito en Laos, pp. 161-167. 92 Laos, p. 156. 93 Vase Laos, p. 155. Sin comprender las diferencias culturales existentes en nuestra sociedad, los integrantes de esta Comisin consideraban que solamente trasladando la estructura estatal, con las diferencias en cuanto a funciones e instituciones era posible garantizar una adecuada administracin de justicia. Bajo este criterio, tampoco la autoridades comunales podran ejercer la funcin jurisdiccional puesto que simultneamente suelen ejercer la funcin coactiva y la sancionadora.
261
funcin jurisdiccional 94. Por su parte, los Congresistas del sur y el centro del pas estaban ms familiarizados con las comunidades campesinas y teman que al legislar sobre las rondas se estuviera formando una institucin paralela a aqullas 95 o inclusive pretendiendo reemplazarlas 96. A lo largo del debate,
varios de estos Congresistas mantuvieron la confusin con los Comits de Autodefensa, al sealar el papel de las rondas para enfrentar la subversin 97.
Ante la falta de consenso, se opt por promulgar una nueva Ley de Rondas, la Ley 27908, donde no se reconoca la funcin jurisdiccional. De esta manera, se seal en el artculo 1 que las rondas campesinas colaboran en la solucin de conflictos y realizan labores de conciliacin extrajudicial. Podra haberse pensado que, de esta forma, haba un reconocimiento indirecto de la facultad para administrar justicia. Sin embargo, creemos que ste no es el espritu de la norma. De hecho, en el mismo artculo se seala que las rondas colaboran con la funcin jurisdiccional que ejercen las Comunidades Campesinas y Nativas, sin reconocer a las rondas esta funcin.
Adems, tanto la resolucin de conflictos como la conciliacin extrajudicial, se desarrollan en aquellas situaciones en materia civil en que las partes acuden voluntariamente a un tercero para que dirima sobre una materia de discusin, evitando as un procedimiento judicial. En cambio, la funcin de
Intervenciones de los Congresista Carlos Chvez (Laos, pp. 174-5) y Manuel Bustamante (id., pp. 179-180), Requena Oliva (p. 183). 95 Intervencin del Congresista Estrada Prez, p. 180. 96 Congresista Figueroa Quintana, Laos, p. 177. 97 Intervencin del Congresista Alcides Chamorro, p. 184.
94
262
sea necesario el acuerdo entre las partes, como sucede en materia penal, cuando las rondas procesan a un abigeo o un violador 98.
Un aspecto importante es que, a semejanza de la actual Constitucin del Ecuador frente a la jurisdiccin indgena, la Ley 27908 expresa una preocupacin por que las rondas respeten los derechos y la participacin de las mujeres, as como los derechos de nios y adolescentes, aadindose la situacin de los adultos mayores y las personas discapacitadas 99.
El Reglamento de la Ley 27908, Decreto Supremo 25-2003-JUS, otorg nuevos avances en cuanto al reconocimiento de las rondas campesinas: en el artculo 4 les reconoce la posibilidad de ejercer el derecho consuetudinario, con lo cual ste ya no aparece ligado solamente a las comunidades campesinas y nativas.
El artculo 13 desarrolla esta atribucin al sealar que las rondas campesinas pueden resolver conflictos de acuerdo a las costumbres de la comunidad, casero o centro poblado, pero solamente tenemos como materias conciliables las referentes a la posesin, el usufructo de la propiedad comunal, bienes y el uso de los recursos comunales. En este caso nuevamente hay una
contradiccin con la realidad predominante, dado que las rondas campesinas en Cajamarca, San Martn y otros lugares se desarrollan en un contexto de propiedad individual y no comunal.
98
Varios de los Proyectos de Ley haban considerado la posibilidad de resolver mediante conciliacin extrajudicial delitos como abigeato o situaciones no previstas en la ley como adulterio. Sin embargo, el Dictamen de la Comisin de Justicia precis que era imposible dicho reconocimiento. 99 Artculo 3.
263
Ambos artculos prohiben a las rondas campesinas vulnerar los derechos humanos, sea al ejercer el derecho consuetudinario o al resolver conflictos. Aunque podra interpretarse que de esa manera indirectamente se est reconociendo la facultad de administracin de justicia, el Reglamento en ningn momento establece esta posibilidad como tal y un Decreto Supremo no puede atribuir a una entidad funciones que la Constitucin o la Ley no le han conferido.
Con posterioridad a la aprobacin del Reglamento, el Ministerio del Interior suscribi un convenio con un grupo minoritario de ronderos, por el cual se comprometan a entregar a todas las personas que detuvieran a las autoridades policiales 100. Este convenio implicaba admitir que las rondas no tenan las facultades de administrar justicia ni de aplicar sanciones y que quienes lo continuaran haciendo seran procesados 101.
La suscripcin de este convenio permiti a algunas empresas mineras de la zona denunciar penalmente a aquellos dirigentes ronderos que se oponan a sus actividades o que denunciaban la contaminacin, acusndolos de usurpacin de la funcin de administracin de justicia.
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Desde el ao 2006 ha comenzado paulatinamente en el Per la vigencia del Cdigo Procesal Penal que busca recoger un modelo acusatorio y garantista, as como incorporar los mayores avances de la teora penal moderna.
El artculo 18, inciso 3, seala que las autoridades del sistema penal no pueden intervenir cuando ya han ejercido su competencia las autoridades comunales, de acuerdo al artculo 149 de la Constitucin.
ARTCULO 18 Lmites de la jurisdiccin penal ordinaria.- La jurisdiccin penal ordinaria no es competente para conocer: () 3. De los hechos punibles en los casos previstos en el artculo 149 de la Constitucin. Para nosotros, la correcta aplicacin de este artculo requiere que se promulgue una ley de concordancia entre las autoridades comunales y judiciales, segn dispone el artculo 149.
Se podra pensar que de este artculo se desprende que la jurisdiccin penal ordinaria no es competente frente a las faltas o delitos que ocurran en comunidades campesinas y nativas. A nuestro entender, como explicaremos en el captulo 5, se trata mas bien de la precisin que Fiscales y Jueces no deben intervenir cuando ya lo han hecho las autoridades comunales.
De lo contrario, los campesinos y nativos se encontraran en una situacin de indefensin frente a muchos agravios que no son enfrentados adecuadamente por sus autoridades. No olvidemos que el artculo 149 otorga una facultad potestativa a las autoridades comunales. 265
Un aspecto peligroso de la redaccin del artculo 18 del Cdigo Procesal Penal es que para que las autoridades estatales se abstengan de intervenir, no se requiere el acuerdo o la aceptacin de los involucrados, acuerdo que s aparece como requisito fundamental en los Cdigos Procesales Penales de Paraguay y Oaxaca (Mxico) 102. De esta manera, se asume que ninguna instancia estatal puede revisar la decisin de una autoridad comunal. El grave peligro es que si una decisin comunal fracasa en solucionar un problema o deja en la impunidad un delito, como suele suceder con la violencia familiar, la autoridad estatal tampoco podra intervenir.
Habra sido preferible tambin sealar en este artculo que las autoridades estatales dejarn de intervenir siempre que la solucin del conflicto haya respetado los derechos fundamentales.
El Cdigo Procesal Penal todava no abarca todos los distritos judiciales donde las rondas campesinas y las comunidades nativas y campesinas desarrollan sus prcticas de administracin de justicia, pero se conoce ya de magistrados y fiscales que se estn rehusando a intervenir en problemas ocurridos en las comunidades, pese a la demanda de la propia poblacin 103.
Otro artculo del Cdigo Procesal Penal que puede favorecer a las rondas campesinas es el artculo 260 que se refiere al arresto ciudadano, es decir la detencin que puede realizar cualquier persona en caso que encuentre a otro
102 103
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individuo en flagrante delito. Este artculo tiene ya vigencia en todo el pas, debido a la Ley de Arresto Ciudadano, Ley 29372, en vigencia desde julio del 2009.
La aplicacin de estas normas puede evitar que los ronderos sean acusados de secuestro cuando detienen a un abigeo u otro delincuente, pero se entiende que para ello deberan remitirlo a la administracin de justicia estatal a la brevedad posible.
3.5. ACTITUDES DEL PODER JUDICIAL HACIA LOS MECANISMOS COMUNITARIOS DE ADMINISTRACIN DE JUSTICIA
Dentro del Poder Judicial y el Ministerio Pblico no existe una actitud homognea hacia los mecanismos comunitarios de administracin de justicia existentes en las zonas rurales y mas bien hemos podido apreciar diversas tendencias que en ocasiones coexisten dentro del mismo Distrito Judicial 104.
Nuestra experiencia indica que el cambio de Presidente de una Corte Superior o de algunos magistrados o funcionarios puede implicar tambin actitudes ms favorables u hostiles. Una situacin similar ocurre con el Ministerio Pblico, con la diferencia que en este caso, los fiscales suelen percibir su rol de defensa de la legalidad de una manera sumamente positivista, por lo que ser adecuado ubicarlos en su mayor parte dentro de la primera tendencia.
104
267
Se trata de una tendencia que nace del positivismo que impregna la formacin legal en casi todas las Universidades peruanas 105, que en muchos casos termina distorsionndose hasta caer en un simple formalismo 106.
Los magistrados monistas identifican justicia con Derecho y Derecho con el Derecho estatal, negndose la existencia de otros ordenamientos jurdicos en un pas 107. A la vez, el Derecho estatal es identificado con la ley positiva, y en mucho menor medida con la jurisprudencia, la doctrina y la costumbre, debido a lo cual muchos abogados consideran que la administracin de justicia equivale simplemente a la aplicacin de la ley.
Este es el criterio que tienen muchos magistrados, quienes adems consideran que a sus estudios legales y su posterior especializacin le deben estar ms capacitados para administrar justicia.
Esta tendencia refleja una visin etnocntrica sobre la sociedad peruana, por la cual el sector autodenominado occidental se considera a s mismo como
105 106
268
modelo 108. Las diferencias culturales existentes en el Per no son un elemento que el Derecho deba tomar en cuenta y, en todo caso, se trata de situaciones que debern ser superadas en un proceso de civilizacin.
Esta tendencia tiene una fuerte carga de racismo, pese a que a veces los propios involucrados no suelen ser conscientes de ello. De esta forma, los magistrados de la Costa suelen tener muchas dificultades para comprender la realidad andina y esto genera serios problemas en aquellos Distritos Judiciales que abarcan varias provincias serranas, pero cuya capital est en la Costa 109. En la Amazona, los magistrados mestizos suelen tener el mismo problema frente a los pueblos indgenas.
Sin embargo, tambin tenemos un fenmeno de autorracismo, porque en algunas Cortes Superiores de la regin andina predomina esta mentalidad formalista, a pesar que los mismos magistrados pueden tener rasgos indgenas y origen campesino. Pensamos que, lejos de una identificacin con la
poblacin de la cual provienen, es ms visible la necesidad de diferenciarse del campesino y la educacin legal se convierte en un nuevo factor discriminatorio 110.
Estos magistrados y fiscales consideran que las barreras estructurales para el acceso a la justicia son circunstancias ajenas que no deben tomar en cuenta ni para analizar los hechos, ni para tomar una decisin: ellos prefieren ver al
108 109
Id. Es el caso de La Libertad, Ica, Huaura, Caete, entre otros. Vase Ardito, 2001, p. 143. 110 Ibid, p. 144.
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Derecho como un todo armnico, a pesar que no coincida con la realidad 111. En cuanto a las barreras burocrticas, como la exigencia de DNI vigente o el pago de aranceles judiciales, mientras sean decisiones emanadas de las autoridades competentes, simplemente les corresponde ceirse a ellas, sin cuestionarlas o promover su modificacin.
Los mecanismos comunitarios de administracin de justicia no son percibidos como el ejercicio de un derecho de la poblacin, sino como situaciones de ilegalidad. Se considera que es totalmente contrario a la esencia de la
administracin de justicia que asuman esta funcin quienes no han tenido la formacin adecuada para comprender dichas normas y que se pueda tomar decisiones en base a un criterio distinto a las normas estatales.
En relacin a la Justicia de Paz en las zonas rurales, los magistrados conservadores comprenden que su existencia se justifica por las dificultades de recursos y de personal que tiene la administracin de justicia estatal para llegar a las zonas rurales 112.
De esta manera, los Jueces de Paz son considerados un fenmeno excepcional y temporal 113, que solamente puede tener vigencia en cuanto existan esas dificultades.
111 112
Trazegnies, 1979, p. 331. Aranda, 2004, p. 40. 113 Ardito, 2001, p. 145.
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Estos magistrados anteriormente podan aceptar que un ciudadano respetable administrara justicia, como ocurra en los tiempos de los hacendados, pero ahora consideran sumamente negativo el hecho que ciudadanos sin mucha instruccin, muchos de ellos campesinos, estn administrando justicia a nombre del Poder Judicial, desconociendo muchas normas o resolviendo segn criterios subjetivos e imprevisibles y con frecuencia distintos de lo que seala el ordenamiento jurdico estatal. Les preocupa tambin que los Jueces de Paz pretendan enfrentar situaciones cuya existencia el Derecho estatal no reconoce, como la convivencia, la situacin de los entenados o las denuncias de brujera.
Les preocupa adems que la Justicia de Paz est regulada de manera sumamente imprecisa, al punto que ni siquiera se tiene claridad sobre los procedimientos a seguir y la demarcacin de los Juzgados de Paz 114.
Por todo ello, estos magistrados buscan reducir al mnimo la posible incidencia que los Jueces de Paz puedan tener, buscando que hagan el menor dao posible, para lo cual se tienen diversas estrategias:
Dentro del Poder Judicial se ha manifestado desde hace mucho tiempo la tendencia a designar abogados como Jueces de Paz. Esta fue una de las
recomendaciones que en 1975 plante el Centro de Investigaciones del Poder Judicial a la Comisin de Reforma del Poder Judicial, sealando que los
114
Vase una amplia descripcin respecto a esta tendencia y sus consecuencias en Ardito, 2003, agosto, pp. 32-35.
271
abogados dependeran econmicamente de los municipios y econmicamente del Poder Judicial 115.
En esa lnea, la Ley Orgnica del Poder Judicial expresaba en el artculo 69 que para el nombramiento de los Jueces de Paz existira preferencia para abogados, bachilleres y estudiantes de Derecho.
Luego que fue promulgada la Constitucin de 1993, en que se dispona la eleccin popular de los Jueces de Paz, el Poder Judicial se mostr renuente a cumplir dicho mandato constitucional. En el ao 2001, estando desactivada la Comisin Ejecutiva del Poder Judicial que haba organizado en toda la Repblica varios procesos de eleccin de Jueces de Paz, el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial plante regresar al sistema de designaciones de Jueces de Paz por parte de las Cortes Superiores, mediante la Resolucin Administrativa 102-2001-CE-PJ 116, con la finalidad que este cargo fuera ejercido por abogados evaluados segn sus conocimientos legales.
El Consejo Ejecutivo debi dar marcha atrs en esta medida por su evidente inconstitucionalidad, pero no convoc a elecciones de Jueces de Paz durante varios aos, sealando que no se haba promulgado la ley a la cual haca referencia el artculo 152 de la Constitucin 117. Mas bien el Consejo
272
que nuevamente tomaba como elementos a tener en cuenta los estudios realizados y el grado acadmico 118.
Finalmente, cuando se promulg la Ley 28545 que regul definitivamente los procesos de eleccin de Jueces de Paz, dando un carcter sumamente excepcional a la intervencin de la ONPE, el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial demor ao y medio en promulgar el Reglamento para la convocatoria a las elecciones, pese a la urgencia de renovar el cargo de Jueces de Paz despus de cinco aos y con muchos Juzgados acfalos.
En la prctica, los magistrados conservadores que se encuentran en diversos Distritos Judiciales han logrado emplear en las principales ciudades la Segunda Disposicin Transitoria de la Ley 28545 para continuar designando directamente a los Jueces de Paz, promoviendo as que este cargo sea ejercido por abogados o bachilleres en Derecho. Inclusive en Cortes Superiores como la de Arequipa se ha llegado al extremo de establecer Tablas de Aranceles para Jueces de Paz dando una apariencia legal a los cobros ilegales que realizan los abogados y haciendo el cargo ms atractivo para ellos.
b. Reduccin de competencias
Muchos magistrados y fiscales han sostenido que los Jueces de Paz no son competentes para atender casos de faltas, violencia familiar y alimentos, a pesar que existen normas que taxativamente les otorgan dicha competencia. En
118
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algunas capacitaciones a los Jueces de Paz, los mencionados magistrados han llegado a citar normas derogadas o a interpretar de manera equivocada los textos legales vigentes. De igual forma, existen fiscales que sealan que los Jueces de Paz no son competentes para practicar levantamiento de cadveres 119.
Cuando estas afirmaciones se realizan ante los Jueces de Paz, suelen generar confusin e inseguridad. Lo mismo sucede cuando se envan amonestaciones escritas a los Jueces de Paz para que eviten asumir dichas competencias.
Estas intervenciones pueden generar serios perjuicios para muchos ciudadanos, especialmente mujeres campesinas, que tienen solamente al Juez de Paz para obtener justicia y, si ste se inhibe de atenderlas, quedan en una situacin de total indefensin.
c. Capacitaciones formalistas
Las Cortes Superiores organizan peridicamente charlas de capacitacin para los Jueces de Paz, que estn a cargo de magistrados y con menor frecuencia de fiscales. Con mucha frecuencia, las charlas han tenido un carcter sumamente vertical y distante, presentndose el magistrado como la nica persona que tiene el conocimiento legal y negando a los Jueces de Paz la posibilidad de que mediante su propio criterio puedan llegar a soluciones justas 120.
Lo hemos visto con frecuencia en las actividades de capacitacin a Jueces de Paz. En algunos casos, el magistrado participa en el dictado de charlas a los Jueces de Paz solamente por un inters personal: le es posible as obtener un certificado que le otorga mayores posibilidades en su desempeo profesional.
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En la prctica, los magistrados de tendencia monista buscan formalizar a los Jueces de Paz campesinos. Les entregan cdigos y normas, les explican los procedimientos legales 121, aunque sean totalmente ajenos a la realidad rural y enfatizan siempre que si los Jueces de Paz cometen errores pueden ser sancionados o inclusive denunciados por prevaricato. Se intenta, por lo tanto, descontaminar al Juez de Paz de las influencias culturales locales y de su propio criterio 122.
Sin embargo, debido a que las capacitaciones se realizan en un lenguaje sumamente tcnico y sin ninguna metodologa pedaggica, la mayora de temas no llegan a ser comprendidos por los Jueces de Paz 123. Sin embargo, ellos s pueden sentir un fuerte temor a que alguna persona descontenta con sus decisiones pueda interponer sus quejas y sienten mucha inseguridad por la posibilidad de no poder resolver conforme a las leyes.
Esto tambin puede generar que tiendan a inhibirse de muchos casos para los cuales la poblacin requiere justicia. En otros casos, la formalizacin de los Jueces de Paz tiene resultados contraproducentes, puesto que la toma de decisiones se vuelve mucho ms lenta y burocrtica o inclusive, se puede
Muchos magistrados confunden las capacitaciones a Jueces de Paz con clases universitarias y exponen aspectos tericos totalmente incomprensibles para personas sin formacin jurdica. Hemos presenciado capacitaciones donde se comentaba sobre terceras o sobre publicaciones en los diarios. 122 Ardito, 2001, p. 145. 123 En una ocasin, pudimos apreciar a un magistrado que hablaba fluidamente el quechua, pero prefera dar en castellano una charla a Jueces de Paz ayacuchanos pese a que la mayora de ellos no lo comprenda. Nosotros creemos que l consideraba que si lo vean hablar en quechua podan percibirlo como alguien menos respetable.
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d. Intervencin punitiva
La intervencin ms grave de los magistrados monistas es mediante la aplicacin de sanciones a los Jueces de Paz que aparentemente exceden su competencia legal. De esta manera, un Juez de Paz puede ser sancionado si ordena el ingreso a la vivienda de un delincuente para recuperar los bienes robados, si pretende sancionar al responsable de difundir chismes (que legalmente constituyen delito de difamacin) o si levanta un cadver sin autorizacin escrita del Fiscal.
En todos estos casos, el Juez de Paz corre el riesgo de ser procesado y sancionado por la Oficina de Control de la Magistratura, muchas veces sin que sea factible una defensa adecuada, pues los procesos se ventilan en la ciudad de Lima 124. Aproximadamente 900 Jueces de Paz han sido procesados por la OCMA en los ltimos diez aos 125.
El elemento fundamental para aplicar una sancin, que debera ser el dolo o la intencin de aprovechar el cargo para cometer algn abuso, no es tomado en cuenta por los funcionarios de la OCMA, que tienen una perspectiva ms rgida, desde el punto de vista administrativo.
Es decir, el propio Juez de Paz vive en carne propia los problemas de acceso a la justicia, como las barreras geogrficas, econmicas y lingsticas. 125 Comunicacin personal de un funcionario de ONAJUP, marzo de 2010.
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El Juez de Paz no solamente puede ser destituido, sino adems denunciado por prevaricato o inclusive inhabilitado para el ejercicio de cargos pblicos de manera permanente. En la actitud que tiene la OCMA hacia los Jueces de Paz encontramos tambin un elemento discriminatorio: se tiene mayor severidad cuando se trata de campesinos, que no viven en Lima, mientras que frente a magistrados responsables de irregularidades ms graves, muchas veces intencionales, se es ms tolerante 126.
Las sanciones que sufre un Juez de Paz son conocidas por los dems, generndose un fuerte temor a ser procesados. Los Jueces de Paz terminan desmoralizados y, adems, sienten que regirse por su propio criterio de justicia puede generar consecuencias muy negativas 127. Por ello, muchos Jueces de Paz prefieren derivar los casos que atienden a otras instancias del Poder Judicial, con lo cual ni se cumple la funcin de descongestionar el sistema, ni se logra encontrar una solucin a dichas demandas de justicia.
Para la poblacin resulta muy difcil comprender que el Poder Judicial sancione con tanta severidad al Juez de Paz que buscaba luchar contra la delincuencia o preservar la paz social de su comunidad. De esta manera, la intervencin de los magistrados monistas termina incrementando los problemas de legitimidad de la administracin de justicia estatal.
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Al magistrado inclusive se le permite alegar ignorancia, mientras al Juez de Paz no. Ardito, 2003, agosto, p. 34.
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A pesar de su legitimidad, los Jueces de Paz no gozan del apoyo que el artculo 63 de la Ley Orgnica del Poder Judicial establece, disponiendo que el Poder Judicial les brinde el apoyo en los materiales necesarios para su labor.
Solamente algunos Presidentes de Corte Superior toman la iniciativa de brindar a los Jueces de Paz este apoyo. En lneas generales, el Poder Judicial viene racionalizando sus recursos, otorgando ms materiales a los magistrados que reciben un salario adecuado y cuentan con instalaciones que les permiten desempear su funcin.
De otro lado, el mismo artculo seala que los municipios y la colectividad debern proporcionar locales adecuados a los Jueces de Paz. Normalmente, los magistrados no realizan ningn tipo de gestin para promover que los Jueces de Paz puedan contar con un despacho adecuado. A nuestro modo de ver, las carencias que enfrentan los Jueces de Paz son percibidas como una situacin normal, frente a lo cual no vale la pena intervenir. Los Jueces de Paz abogados normalmente enfrentan estas carencias mediante los cobros que realizan, mientras que para los Jueces de Paz campesinos enfrentar este problema puede ser mucho ms difcil.
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El rechazo de este sector de la magistratura hacia la funcin jurisdiccional de las comunidades campesinas y nativas y las rondas campesinas es ms grande an, por considerarlas instancias totalmente ajenas al Poder Judicial.
a. Interpretacin restrictiva
Muchos de estos magistrados han preferido desconocer la existencia del artculo 149 de la Constitucin y otros sostienen que contradice el artculo 139 inciso 1 del mismo texto, que indica: No existe ni puede establecerse jurisdiccin alguna independiente, con excepcin de la militar o arbitral 128. Por lo tanto, se sostiene que el artculo 149 resulta inaplicable.
Otros magistrados sealan que el artculo 149 no tiene vigencia en la actualidad, pues interpretan la referencia a una ley de coordinacin como una condicin esencial, pese a que ste no es el espritu del texto constitucional.
Tambin se sostiene que las autoridades comunales solamente tienen competencia de menor cuanta 129, interpretndose el artculo 149 en el sentido que su competencia equivale a la de los Jueces de Paz.
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En relacin al Convenio 169 de la OIT, se seala que tampoco tiene vigencia porque debe promulgarse una ley nacional que desarrolle su contenido.
En relacin a las rondas campesinas, estos magistrados les desconocen cualquier facultad para administrar justicia, sealndose que cuando el artculo 149 se refiere a stas, las considera un rgano de apoyo, anlogo a las Fuerzas Policiales.
b. Intervencin punitiva
De todos los mecanismos comunitarios, son las rondas campesinas las que ms han sido cuestionadas por jueces y fiscales, quienes consideraban que se trataba de acciones ilegales, pero al mismo tiempo sentan que perdan poder.
disminuan los ingresos econmicos de los magistrados, puesto que la conflictividad que generaba una sociedad rural de pequeos propietarios les permita ganancias ligadas a la corrupcin 130, que disminuyeron al mnimo cuando los campesinos comenzaron a resolver sus conflictos 131.
De otro lado, el accionar punitivo de los magistrados positivistas se dirige mucho ms hacia las rondas campesinas que hacia las comunidades, puesto que frente a las primeras no exista un reconocimiento constitucional y legal de su
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ejercen esta funcin, delegndola en el Juez de Paz, sobre el cual recae el conflicto con estos magistrados.
Sin embargo, creemos que la principal razn por la cual el Poder Judicial procesa ms a los ronderos que a los campesinos y nativos, es la mayor proximidad geogrfica y cultural de los primeros. Normalmente, cuando en
una comunidad campesina o nativa se toma una decisin que disgusta a una de las partes, es mucho ms difcil que sta pueda acudir a la Polica Nacional o el Ministerio Pblico. Adems, al tratarse de comunidades es ms fcil que el
Poder Judicial busque aplicar el artculo 15 del Cdigo Penal. De por s, en el Per el manejo de un idioma distinto del castellano da lugar a que la persona sea considerada parte de otra cultura.
Otra situacin que hace ms vulnerables a las rondas campesinas frente al Poder Judicial es que registran todas sus decisiones en actas, las que ms tarde pueden ser usadas como pruebas en su contra. Adems, un factor adicional es que la cadena ronderil es una pena que tiene un carcter prolongado y por lo tanto, mientras se ejecuta, es posible que el entorno familiar del sancionado acuda a una de las instancias judiciales 133.
Levaggi muestra que entre 1994 y 2006 se produjeron 578 denuncias contra rondas frente a 74 contra comunidades campesinas y 9 contra comunidades nativas (p. 4). De otro lado, el Distrito Judicial de Cajamarca, zona predominantemente rondera comprende ms de la mitad de las denuncias (pp. 3-4) y ms del 12% el Distrito Judicial de Lambayeque, que comprende las provincias de Cutervo, Jan y San Ignacio, con importante actividad rondera. En zonas como Puno o Loreto, donde priman comunidades campesinas o nativas respectivamente, el nmero de procesos es muy reducido (p. 4). En Huancavelica no se produjo ningn caso durante estos doce aos (p. 2). 133 En el caso de Pueblo Libre, que motiv la sentencia 975-04,
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La administracin de justicia por parte de las rondas campesinas ha sido considerada un delito que deba ser severamente reprimido. Los magistrados positivistas, sin ninguna aceptacin de las diferencias culturales existentes, han acusado a los ronderos de coaccin, secuestro, lesiones, homicidio y usurpacin de autoridad 134. Los procesos legales entablados han llevado en
En los ltimos aos, algunas empresas mineras que estn en conflicto con la poblacin rural de regiones como Cajamarca y Piura han empleado esta tendencia para denunciar sistemticamente por secuestro y usurpacin de funciones a los dirigentes ronderos ms opuestos a ellos 136, incrementndose marcadamente el nmero de ronderos procesados y detenidos 137. De esta
forma, el conflicto medioambiental se traslada a la sede judicial, generando una prdida de legitimidad del Poder Judicial y el Ministerio Pblico. En
ocasiones, las denuncias han sido tambin por terrorismo o narcotrfico y, pese a que no tienen ningn asidero legal, son admitidas, generando mayores perjuicios para los ronderos.
Ruiz, 2006-7, p. 3. Acuerdo Pleno, 3. Vase los datos ms desagregados en Levaggi, p. 7. Las acusaciones de coaccin y secuestro son simplemente consecuencia del ejercicio de la coercin, que es un elemento fundamental de la funcin jurisdiccional (Levaggi, p. 8). 135 Vase Rojas, Telmo, citado por Starn 1993, p. 35. Tambin el caso de los ronderos de Pueblo Libre evidenci un fuerte tinte discriminatorio de los magistrados de Moyobamba hacia los campesinos que provenan de Cajamarca. 136 Es representativo el caso de Alejandro Izquierdo y Estinaldo Quispe, dirigentes ronderos de Santa Cruz que han sido sistemticamente denunciados por personas cercanas a una empresa minera que opera en la zona. 137 De 18 denuncias en 1994 y 12 en 1995, se ha pasado a 147 en el 2005 y 137 en el 2006 (Levaggi, p. 9).
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De otro lado, pese a que los magistrados monistas sostienen que aplican el Derecho estatal, en la prctica rehsan aplicar el artculo 15 del Cdigo Penal a los ronderos, con el argumento que ellos no pertenecen a otra cultura.
Mas bien, la situacin se ha agravado por el incremento de las penas a determinados delitos, como secuestro. Adems, la tipificacin de este delito es sumamente amplia, pues alude a cualquier tipo de prdida de libertad, por cualquier mvil. De esta manera, basta retener a un abigeo por algunas horas para que este delito quede configurado.
Esta tendencia reconoce la existencia de diferentes sistemas jurdicos dentro del Per y al mismo tiempo seala que es imposible plantear valoraciones morales al respecto. El relativismo sostiene que la diversidad cultural es el
valor principal a ser respetado y que los derechos humanos y la democracia se desarrollan en un contexto cultural que no puede exportarse a otras sociedades diferentes 138.
Los magistrados que forman parte de esta tendencia consideran que los derechos humanos son valores propios de la cultura occidental y no pueden ser exigidos para las poblaciones indgenas 139.
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La tendencia relativista coincide con un reducido grupo de dirigentes indgenas, que vienen sealando que el derecho consuetudinario debe ser respetado aunque vulnere derechos fundamentales, por cuanto stos ltimos son una expresin de valores forneos 140.
El relativismo cultural es una distorsin del respeto a la diversidad cultural, puesto que en nombre del derecho a la identidad se plantea que no existe ni siquiera el derecho a la vida o a la integridad fsica 141.
En los Estados Unidos, durante la discusin de la Declaracin Universal de los Derechos Humanos, la Asociacin Americana de Antroplogos sostuvo pblicamente la imposibilidad de llegar a un consenso sobre derechos universales 142. Sin embargo, en los ltimos aos, esta Asociacin ha
Inclusive, el brutal asesinato del alcalde de Ilave fue calificado por algunos dirigentes aymaras como parte de una prctica consuetudinaria que debera ser respetada, simplemente por eso, porque era aymara. 141 Giusti explica los principales argumentos culturalistas, sealando que, para esta posicin, con la concepcin de derechos humanos est presente una nocin individualista del ser humano, sin tomar en cuenta sus referentes culturales (p. 301). Igualmente, bajo un aparente discurso de proteccin de los derechos humanos aparecen otro tipo de nociones: el derecho a la libertad individual viene acompaado del libre mercado; el derecho a la libertad de expresin se defiende en tanto se vincula a la propiedad privada de los medios de comunicacin; el derecho al trabajo con un modelo econmico donde prima la acumulacin del capital; el derecho a la libertad de conciencia termina fragmentando la solidaridad social (pp. 299-300). 142 Lo que es considerado un derecho fundamental en una sociedad, puede ser considerado como antisocial por otro pueblo, o por el mismo pueblo en un perodo distinto de su historia (American Anthropologist, 48, n. 4, 1947, p. 543, citado por Slack, p. 473 (traduccin nuestra). 143 Desde hace tiempo la AAA se encuentra preocupada cada vez que las diferencias entre los seres humanos se convierten en la base para la negacin de los derechos humanos fundamentales, entendiendo por humanos en toda la amplitud de significados culturales, sociales, lingsticos, psicolgicos y biolgicos (Citado por Merry, 2002, p. 39, traduccin nuestra).
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En realidad, si bien los derechos humanos han surgido en un momento propio de la historia occidental, su validez es universal y todos los seres humanos tienen derecho a ser respetados en su dignidad como tales.
Los magistrados de la tendencia relativista interpretan el artculo 15 del Cdigo Penal, el artculo 18 del Cdigo Procesal Penal, el artculo 149 de la Constitucin y el Convenio 169 de la Organizacin Internacional del Trabajo en el sentido que el Poder Judicial y el Ministerio Pblico deben abstenerse de intervenir frente a aquellos conflictos que se producen dentro de comunidades campesinas y nativas, aunque sean sus propios integrantes quienes acuden a las autoridades 144.
De esta forma, aunque la administracin de justicia por parte de autoridades comunales genere una violacin a los derechos humanos, los magistrados relativistas consideran que no deben intervenir porque se trata de una expresin cultural 145. La misma abstencin se manifiesta frente a otros hechos cometidos por campesinos o nativos, como la violencia familiar o el maltrato a los nios 146.
En la percepcin de los magistrados relativistas sobre los Jueces de Paz, deben limitarse a cumplir los valores comunales, dejando de lado la aplicacin de las
Ardito 2001, p. 146. En una conversacin con un magistrado que trabaja en un departamento andino ste explicaba su inaccin: No se puede pretender que a los campesinos se les acuse de violar los derechos humanos. Ese es un concepto de la cultura occidental (Entrevista personal). Otros magistrados llegan a sostener que el concepto de violacin no existe para la poblacin campesina, manifestando que es una simple forma de comenzar una relacin. 146 Otros magistrados llegan a sostener que el concepto de violacin no existe para la poblacin campesina, manifestando que es una simple forma, socialmente aceptada, de comenzar una relacin. Entrevistas con diversos integrantes de la Corte Superior de Ayacucho (20 de enero de 1999, 16 de junio del 2000, 16 de septiembre del 2000).
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decisiones las dems instancias de la administracin de justicia no se involucren, siempre que el Juez de Paz mantenga el respaldo de la comunidad 147.
Los magistrados relativistas inclusive cuestionan la expansin de la Justicia de Paz porque podran influenciar en las comunidades y modificar sus mecanismos tradicionales para resolver conflictos.
En las capacitaciones a los Jueces de Paz, los magistrados relativistas han indicado que deben limitarse a seguir las prcticas comunales sin ninguna interferencia y que deben abstenerse inclusive de revisar las normas legales o la Constitucin148.
En realidad, la abstencin de intervenir genera una serie de ventajas para los integrantes del Poder Judicial y el Ministerio Pblico que incumplen su obligacin de intervenir: en primer lugar se disminuye su carga procesal; en segundo lugar, las demandas o denuncias de los campesinos y nativos podran implicar viajes prolongados de los fiscales o magistrados hasta las zonas rurales, as como la necesidad de traductores, lo cual ya no tiene que realizarse. Magistrados y discales saben tambin que muchos campesinos y nativos tendrn dificultades para asistir con puntualidad a las audiencias o para tener
En Ardito, 2001, p. 147 presentamos el caso de un Juez de Paz destituido por denunciar que otro Juez de Paz de la misma zona haba denunciado a una campesina adltera. El problema es que se ha puesto en contra del derecho consuetudinario, nos explicaron en la Corte Superior. El caso aparece tambin en Ardito, 2002, p. 32. La Presidenta de la Corte Superior de Junn lleg a respaldar pblicamente que los Jueces de Paz dispusieran que los adultos fueran azotados y paseados desnudos, siempre que la sancin se aplicara a ambos culpables y no slo a la mujer (intervencin en un taller de capacitacin, junio de 1999). 148 Inclusive vocales de algunas Cortes Superiores han sostenido pblicamente esta posicin.
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una adecuada defensa legal, lo cual implica que los procesos sern muy prolongados 149 o que terminarn con el abandono de las partes debido a las barreras para el acceso a la justicia.
A nuestro entender, sin embargo, detrs de este relativismo cultural subsiste una perspectiva discriminatoria: campesinos y nativos son percibidos como seres sin derechos porque sus derechos no son prioritarios para estas autoridades 150. De hecho, en otras demandas de justicia por parte de
campesinos, la administracin de justicia se ha mostrado muy reacia a ampararlos, pese a contar con adecuado respaldo legal (ejecuciones extrajudiciales, desapariciones, esterilizacin forzada, vctimas del uso indebido de la fuerza).
Por lo tanto, ni el derecho a la tutela jurisdiccional en el artculo 139 inciso 3 de la Constitucin ni la clara referencia a los derechos humanos en el artculo 149 son tomadas en cuenta. A nuestro entender, esta referencia implica para el Poder Judicial la responsabilidad de supervisar que las sanciones o prcticas comunales no vulneren los derechos humanos.
Con frecuencia, los magistrados relativistas emplean un argumento prctico, sealando que las violaciones a los derechos humanos son tradiciones arraigadas que nunca podrn ser erradicadas y que frente a su justicia es preferible no enfrentarse.
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Es cierto que los violentos enfrentamientos que cada ao realizan los campesinos de Chumbivilcas (takanakuy) o Canas (charaje) o los azotes a los nios que se producen en diversas comunidades andinas, efectivamente son comportamientos tradicionales, pero al implicar graves violaciones a los derechos humanos, ameritaran una intervencin decidida de las autoridades estatales.
En el fondo, defender como irrestricta la facultad de las comunidades para administrar justicia suele ser ms un pretexto para justificar la inaccin que una preocupacin real por el derecho a la identidad cultural amenazada por nociones como los derechos humanos. Paradjicamente, la principal
contradiccin a la que llegan los relativistas es que campesinos y nativos quedan como ciudadanos de segunda categora, que no pueden acogerse a las normas de proteccin de los derechos fundamentales 151.
Los magistrados relativistas prefieren percibir a los grupos indgenas como si fueran homogneos, ignorando las divergencias que pueden existir a su interior o inclusive las situaciones de opresin 152.
Ardito, ibid, p. 147. En muchas comunidades campesinas se reprime el adulterio, considerndolo un acto grave contra la moral. Sin embargo, muchas personas, especialmente las mujeres, contraen matrimonio a una edad muy temprana, por presin de sus familias. En estos casos, donde el matrimonio no fue un acto libre, la bsqueda de una nueva relacin de pareja podra ser una alternativa positiva para la realizacin de una persona, pero es reprimida violentamente por la sociedad.
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Esta tendencia coincide con la anterior en reconocer la existencia del pluralismo jurdico en el Per, pero la principal diferencia es que busca conciliar el respeto por la autonoma de la poblacin campesina y nativa con el respeto por los derechos fundamentales, planteando la posible intervencin del Poder Judicial para salvaguardar estos ltimos.
Evidentemente, se trata de una alternativa muy difcil, en la cual pueden producirse muchos conflictos y no existen soluciones inmediatas, puesto que cada caso concreto debe ser analizado con detalle 153.
Estos magistrados parten de una visin crtica respecto del sistema estatal de administracin de justicia, con mucha consciencia sobre las barreras que existen para el acceso a la justicia y la dificultad para erradicarlas a breve o mediano plazo 154. Plantean que las soluciones que las leyes proporcionan pueden ser muchas veces injustas o deshumanizantes 155. Se dan cuenta que el sistema legal est diseado para enfrentar conflictos entre extraos y que fracasa cuando existen relaciones mltiples a preservar, como suele ocurrir en una comunidad 156.
Por eso, adems de reconocer el pluralismo jurdico, lo perciben como una alternativa positiva para que la poblacin de las zonas rurales pueda lograr satisfacer su demanda de justicia.
Ardito, 2002b, p. 32. Ardito, 2002b, p. 33. 155 Sin embargo, respecto a cmo una visin crtica del Derecho estatal puede llevar a una idealizacin de los mecanismos consuetudinarios, vase Depew, p. 28. 156 Depew, p. 57.
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Estos magistrados aceptan que los mecanismos comunitarios existen y van a seguir existiendo y los consideran esenciales para salvaguardar la paz social en sus comunidades y para resolver aquellos problemas frente a los que la administracin de justicia estatal tiende a fracasar.
Para estos magistrados, la Justicia de Paz es un valor en s mismo, porque frente a las distorsiones a que puede llevar la justicia estatal, consigue llegar con mayor certeza a los ideales que aqulla tericamente pretende.
Como antecedentes a esta tendencia, podemos recordar que en 1975 la Corte Suprema dispuso que se diera preferencia a los candidatos a Jueces de Paz propuestos por las comunidades campesinas y en 1977 a los candidatos propuestos por las organizaciones de los pueblos jvenes 157.
De igual forma, estos magistrados coinciden con las recomendaciones elaboradas en los estudios de CEDYS y Hans Jrgen Brandt, quienes plantearon que los abogados no deban ejercer el cargo de Juez de Paz, para que mantuviera su carcter propiamente vecinal 158. Estos magistrados
sostienen que la presencia de Jueces de Paz abogados ha sido contraproducente, porque tienden a aplicar criterios legales ajenos a la realidad
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de la poblacin y muchas veces estn ms interesados en obtener algn ingreso econmico que en solucionar el conflicto.
Los magistrados de la tendencia comunitaria han promovido en todo el Per las elecciones de Jueces de Paz, con un criterio sumamente flexible frente a las tradiciones comunitarias de eleccin.
En cuanto a la forma de resolver, promueven que los Jueces de Paz tomen decisiones segn su propio criterio de justicia o los valores comunales y solamente que apliquen la ley o los principios del derecho estatal en aquellos casos donde la solucin tradicional implica la vulneracin de los derechos fundamentales. Por ejemplo, insisten en que los Jueces de Paz sancionen los casos de violencia familiar y que tomen en cuenta el inters superior del nio en las demandas de alimentos.
Las capacitaciones a los Jueces de Paz buscan ser el espacio para proponerles a ellos analizar determinados problemas, cercanos a su propia experiencia, antes que explicar normas y procedimientos. Se trata de procurar que los Jueces de Paz tengan confianza en s mismos, para que as desarrollen su propia capacidad para solucionar los problemas comunales, tomando como principio llegar a una solucin justa. A diferencia de los magistrados positivistas, en
este caso se busca evitar que el Juez de Paz pueda tener una intervencin formalista, sino que se promueve que establezca relaciones de armona y respeto mutuo al interior de la comunidad.
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Sin embargo, no se trata de promover a priori la conciliacin o el acuerdo entre las partes, puesto que stos pueden encubrir los intereses del ms fuerte de la relacin. Es fundamental entonces que los Jueces de Paz ubiquen quines son las personas ms vulnerables para brindarles especial atencin, que identifiquen posibles situaciones de violencia o discriminacin y que se consideren a s mismos como promotores de los derechos humanos al interior de su comunidad.
Por lo tanto, en algunos casos, corresponder al Juez de Paz enfrentarse a tradiciones que vulneren estos derechos, sea interviniendo directamente o denunciando a los involucrados ante las autoridades superiores. Esta es la forma cmo se busca incidir en los problemas de violencia familiar 159.
Dado que esta tendencia se encuentra presente tambin entre los magistrados de la Corte Suprema, tambin han sido gestionados proyectos de cooperacin internacional que expresamente tienen como destino el equipamiento de los Juzgados de Paz, que permiten realizar las inversiones necesarias. Aunque estos proyectos han sido ms iniciativa de las propias agencias de cooperacin, los magistrados comprometidos con esta problemtica han logrado que sean adecuadamente impulsados.
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En relacin a la administracin de justicia de las comunidades campesinas y nativas, estos magistrados consideran que, ante la imposibilidad del Estado para cumplir con satisfacer los derechos humanos a la poblacin rural y brindarles una tutela efectiva, es que han surgido y se mantienen estos mecanismos 160. Este incumplimiento del Estado de sus obligaciones es una
situacin inconstitucional, frente a la cual el propio Estado debe tomar medidas especiales 161.
En los asuntos de fondo, estos magistrados muestran mucho respeto por los valores o principios comunales, que consideran ms adecuados a las necesidades de la poblacin.
No se plantea por lo tanto una subordinacin de la justicia comunal a la justicia estatal, sino la necesidad de una coordinacin entre ambas jurisdicciones 162.
Para estos magistrados el artculo 149 de la Constitucin constituye un refuerzo en su posicin respecto a la jurisdiccin comunal. En relacin a las rondas
campesinas, pese a la falta de claridad sobre su reconocimiento constitucional, se han mostrado favorables a que reciban el mismo tratamiento que las
Ruiz muestra cmo el Estado no cumple sus obligaciones en materia de derechos humanos existentes en el artculo 44 de la Constitucin ni lo relativo a la tutela jurisdiccional (artculo 139, inciso 3). Mayo 2008, p. 10. 161 Ruiz cita la sentencia del TC 03149-2004-AC/TC, lo cual tambin ha sido analizado por la Corte Constitucional de Colombia, sealando que son situaciones de carcter general y estructural (Sentencia T-153/98) mayo 2008, pp. 19-20. 162 Aranda 2004, p. 42. Este carcter paralelo tambin es invocado por Pea, pp. 330-1.
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comunidades campesinas y nativas por cuanto es una realidad que no puede ser negada 163.
En cuanto a las situaciones de violencia que pueden producirse al interior de rondas y comunidades, creen que deben considerarse casos aislados, que no pueden impedir el ejercicio de la jurisdiccin rondera o comunal ni la deslegitiman. Ellos son conscientes que dentro del aparato de justicia estatal suele haber mucho mayor violencia hacia la poblacin, as como tambin manifestaciones de machismo.
En todo caso, creen que la labor del Poder Judicial y el Ministerio Pblico es promover el respeto por los derechos humanos en las instituciones estatales y comunales.
A nivel de las acciones de capacitacin inciden mucho en el reconocimiento de los derechos humanos, especialmente de aquellos sectores ms vulnerables (mujeres, nios) y en evitar los castigos fsicos.
Frente a los casos en que efectivamente se configure una violacin a un derecho fundamental, podr ser aplicado el artculo 15 del Cdigo Penal para evitar que sea criminalizada una prctica cultural 164. Sin embargo, no asumen a priori que este artculo deba aplicarse para toda la poblacin campesina o nativa.
Esto ha sido desarrollado en el Pleno Jurisdiccional Regional Penal de la regin Amaznica de mayo del 2008 y especialmente en el Acuerdo Plenario de la Corte Suprema del ao 2009, que ms adelante comentaremos en extenso. 164 Ardito, 2009, p. 33.
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A nuestro entender, la tendencia pluralista comunitaria es la que mejor concuerda con el espritu del artculo 149 de la Constitucin y con el Convenio 169 de la OIT 165.
Creemos que esta tendencia se encontraba representada tambin en los proyectos de reforma constitucional planteados por la CERIAJUS 166 y por la Corte Suprema 167, donde se plante el reconocimiento de la facultad de resolucin de conflictos a las rondas campesinas, siempre que no vulneraran los derechos fundamentales 168, aunque hubiera sido preferible que se especificara la funcin jurisdiccional.
Tambin el Informe Final del Acuerdo Nacional por la Justicia plante la necesidad de que las formas comunitarias de administracin de justicia pudiesen llegar a una convergencia con la justicia formal, sin plantear que los mecanismos comunitarios debieran subordinarse o desaparecer 169.
Finalmente, tenemos la propuesta de reforma constitucional elaborada por la Asociacin de Jueces por la Justicia y la Democracia, JUSDEM Propuesta de reforma Constitucional en el tema de imparticin de justicia, Justicia viva, Lima, 2003, pg. 18 y ss. http://www.jusdem.org.pe/. En esta propuesta existe una referencia a la justicia comunal, que es interesante analizar, porque expresa la percepcin de un grupo de magistrados en actividad, con cierta concepcin democrtica sobre la judicatura. En ella, se reconoce la justicia indgena aunque de manera no muy clara. Artculo 225.- Reconocimiento de la justicia indgena Las autoridades de los pueblos indgenas, y de las comunidades campesinas y nativas, podrn aplicar su derecho consuetudinario para resolver conflictos o sancionar aquellos actos considerados delitos conforme a dicho derecho, dentro de su mbito territorial, siempre que no afecten los derechos fundamentales de las personas. Las rondas campesinas tendrn similares atribuciones conforme a ella. 166 CERIAJUS, p. 399. 167 Id., p. 578. 168 Aunque debemos insistir que la facultad de administracin de justicia es mucho ms amplia que la resolucin de conflictos. 169 Acuerdo Nacional por la Justicia, p. 5.
165
295
Finalmente, consideramos que esta tendencia fue la que prim en el Acuerdo Plenario de la Corte Suprema.
Las propuestas elaboradas por la CERIAJUS para la reforma de la administracin de justicia por primera vez desarrollaron la problemtica sobre el acceso a la justicia al elaborar un plan de reforma judicial. Para ello la
CERIAJUS realiz diversos planteamientos, en relacin a los Jueces de Paz, a las comunidades campesinas y nativas, a las rondas y al acceso a la administracin de justicia estatal.
Se trat de un esfuerzo sumamente valioso, en el cual integrantes de todas las instituciones pblicas vinculadas a la administracin de justicia estatal participaron activamente. Sin embargo, debe precisarse que la poblacin rural, principal afectada por los problemas de acceso a la justicia, no particip en las deliberaciones. Podra plantearse que sus demandas fueron formuladas por medio de los miembros de la sociedad civil, que eran todos juristas residentes en Lima, por medio de la Defensora del Pueblo y de los congresistas participantes, pero hubiera sido mucho ms importante que ellos intervinieran directamente.
296
Tampoco estuvieron presentes representantes de las rondas campesinas, las comunidades o los Jueces de Paz, pese a que se tomaron decisiones que tenan muchas implicancias para su funcionamiento.
Las propuestas de CERIAJUS en materia de acceso a la justicia estatal han sido comentadas en el primer captulo de esta tesis. A continuacin sealaremos
los principales aspectos en que se aborda la problemtica de los mecanismos comunitarios de administracin de justicia.
Las propuestas de la CERIAJUS reflejan una comprensin adecuada de la Justicia de Paz como una instancia particular, que no debe recibir un tratamiento legal que busque asimilarla a los dems niveles de la administracin de justicia estatal. Se reconoce la posibilidad que personas que no tienen estudios legales puedan ejercer la funcin jurisdiccional adecuadamente, en base a su propio criterio.
Con miras a la adecuada atencin a los Jueces de Paz, se dispuso la creacin de las oficinas de atencin y apoyo a la Justicia de Paz en cada distrito judicial170. A nivel nacional se tom la decisin bastante rpido: meses despus que la CERIAJUS present su informe, el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial cre la ONAJUP, Oficina Nacional de Apoyo a la Justicia de Paz 171. Sin embargo, la creacin de las ODAJUP, Oficinas Distritales de Apoyo a la Justicia de Paz,
170 171
CERIAJUS, p. 134. Por Resolucin Administrativa N 150-2004-CE-PJ, publicada el 8 de setiembre del 2004.
297
en cada Corte Superior fue ms lenta, debiendo esperar tres aos, hasta el ao 2007 172. Hasta la creacin de las ODAJUP, solamente en algunas Cortes Superiores existan funcionarios a cargo de los Jueces de Paz, muchas veces compartiendo esta tarea con otras responsabilidades.
Frente a la tendencia de los magistrados positivistas a reducir las competencias de los Jueces de Paz, la CERIAJUS opt por mantenerlas y, en materia penal, se propuso que no solamente deberan atender faltas, sino tambin algunos delitos 173. Entre stos, se haca referencia a la injuria, un problema muy
frecuente en las comunidades, que normalmente las autoridades comunales y ronderas logran adecuadamente enfrentar y lograr una reconciliacin entre el agresor y la vctima.
Los integrantes de la CERIAJUS pensaron que sera mucho ms prctico que los casos de injuria pudieran ser resueltos por el Juez de Paz, pues la respuesta que podan dar los Jueces Penales era mucho ms lenta y no garantizaba que se restablecieran las relaciones al interior de la comunidad. De hecho, muchos Jueces de Paz ya resuelven estos casos.
Otros delitos contra el honor que la mayora de Jueces de Paz actualmente resuelven son la calumnia y difamacin. Sin embargo, la CERIAJUS no
acept incluirlos dentro de su propuesta de ampliacin de competencia para los Jueces de Paz. A nuestro modo de ver la CERIAJUS consider que estos delitos requieren de una mayor actividad probatoria, tanto para verificar si
172 173
298
efectivamente se difundieron informaciones falsas, como para comprobar la falsedad de las mismas.
La CERIAJUS s plante la extensin de la competencia en materia penal a los delitos de estafa y receptacin, probablemente con la finalidad de disminuir la carga procesal para los Jueces Penales. Nos parece, sin embargo, que en ambos casos podra ser complejo que un Juez de Paz lo pudiera resolver: la estafa puede implicar diversos conocimientos en materia comercial y/o financiera y la receptacin es posible que sea parte de una cadena de delitos, que haya comenzado inclusive en otra localidad y para la vctima sera difcil inclusive ubicar al Juez de Paz respectivo.
Hasta el momento, la propuesta de ampliacin de competencias en materia penal para los Jueces de Paz no ha sido aceptada para ninguno de los delitos mencionados.
A nivel de competencia territorial, se propuso que tambin que los Jueces de Paz puedan estar presentes en las ciudades, inclusive en Lima
Metropolitana 174, lo cual se ha venido cumpliendo en lugares como el Callao y Puente Piedra.
Se dispuso precisar cul es la entidad a cargo de ver en segunda instancia las decisiones de los Jueces de Paz, sealndose que la apelacin no le
174
CERIAJUS, p. 136.
299
corresponde a los Jueces de Paz Letrados, sino a los Jueces Mixtos o Jueces Especializados 175
Respecto al nombramiento de los Jueces de Paz CERIAJUS plante la necesidad de un autntico proceso de eleccin popular, lo cual implic finalmente la aceptacin por el Poder Judicial de este procedimiento 176. El
papel de los organismos electorales qued con carcter excepcional. Este ha sido uno de los casos ms efectivos de implementacin de las recomendaciones de la CERIAJUS, pues las diversas recomendaciones fueron incorporadas a la Ley 28545 177.
En cuanto al rgimen disciplinario, se seal que no debera estar a cargo de la Oficina de Control de la Magistratura, sino de la oficina que atendiera a los Jueces de Paz en cada Corte Superior. De igual forma, se seal que la
supervisin del Juez de Paz se centrara en los casos en que tuviera una conducta dolosa 178. De esta forma, el Juez de Paz ya no puede ser juzgado por prevaricato, en aquellos casos en que hubiera resuelto de manera distinta a la ley. Se respetara su autonoma, la posibilidad de resolver problemas de
En cuanto a la implementacin de esta recomendacin, la supervisin de la funcin disciplinaria de los Jueces de Paz sigue a cargo de la OCMA, pero la
CERIAJUS, p. 137. CERIAJUS, p. 133. 177 El texto corresponde casi exactamente a la versin de la CERIAJUS, con los aadidos de los artculos seis y siete, referidos a los Jueces de Paz accesitarios y a la solucin de las controversias que se pueden producir en una eleccin. 178 CERIAJUS, p. 134.
176
175
300
existencia de las ODAJUP a nivel de cada Corte Superior debera permitir evitar sanciones injustas a los Jueces de Paz. Sera adecuado plantear un
rgimen disciplinario especial para los Jueces de Paz que tome en cuenta su propia situacin.
Se propusieron diversas medidas para proporcionar al Juez de Paz el apoyo necesario en materiales y locales, sin que se planteara una remuneracin, como haba hecho la Ley 27539 179. En cuanto al costo de los exhortos, se precis que no debaecaer en el Juez de Paz 180. Esta ltima medida todava debe ser implementada.
3.6.2.
Indgenas
La CERIAJUS reconoce el valor de la justicia comunal y seala como problemas la ausencia de coordinacin con la justicia ordinaria y la falta de respeto hacia la justicia comunal por las autoridades pblicas y de la justicia estatal 181.
Ante esta situacin, y reconociendo la escasa cobertura del sistema de justicia 182 la CERIAJUS propone un modelo de justicia inclusivo, y en el caso en concreto, a un desarrollo de la justicia comunal 183.
179 180
CERIAJUS, p. 134. CERIAJUS, p. 135. 181 Ceriajus, p. 99. 182 Id., pg. 85.
301
En relacin a las rondas campesinas, se seala que el artculo 149 de la Constitucin debe ser modificado para que aparezca con claridad el reconocimiento de sus funciones jurisdiccionales y as garantizar la coordinacin con la justicia ordinaria 184. Las rondas tambin debern
aparecer en la ley de desarrollo constitucional a que hace referencia el artculo 149 de la Constitucin 185.
Sin embargo, un error que encontramos en el planteamiento de la CERIAJUS es que, en su afn por brindar un reconocimiento amplio a las formas de administracin de justicia, se contempla tambin a los pueblos indgenas 186, que, en cuanto tales, no tienen una propia forma de administracin de justicia. Este reconocimiento slo sera viable si dentro de estas agrupaciones en cuanto tales efectivamente existiera una forma de administracin de justicia.
Hasta el momento, sin embargo, no se ha producido la modificacin de la Constitucin en el sentido que planteaba la CERIAJUS ni se ha promulgado la ley de desarrollo constitucional.
CERIAJUS, p. 86 Consolidar la justicia comunal ejercida por las autoridades de los pueblos indgenas, rondas campesinas, comunidades campesinas y nativas, como reconocimiento de la pluralidad del pas (p. 99) 184 El proyecto 5 de la sub-rea 1 seala como problema: El actual marco constitucional el cual no contempla de manera precisa y clara la facultad de administracin de justicia de las Rondas y Comunidades Campesinas y Nativas en su relacin con la justicia ordinaria y en su relacin con las autoridades pblicas a fin de que stas respeten sus decisiones (CERIAJUS, p. 138) 185 CERIAJUS, p. 139. 186 CERIAJUS, p. 99.
183
302
Pese a que CERIAJUS hace insistente referencia a la necesidad de modificar el artculo 149 de la Constitucin, en lo que parece ser el reconocimiento de la administracin de justicia comunitaria, cuando se revisa la propuesta final de reforma constitucional, se aprecia que no aparece el reconocimiento de funciones jurisdiccionales.
Artculo 138 () Las decisiones de las autoridades de las comunidades campesinas y nativas, rondas campesinas y pueblos indgenas, pueden resolver conflictos, dentro de su mbito territorial y de conformidad con el derecho consuetudinario, debiendo observar los derechos fundamentales de la persona, de acuerdo con el sistema jurdico nacional. La Ley establece las formas de coordinacin. () 187.
La misma restriccin de funciones a la resolucin de conflictos existe en los dems proyectos de reforma que fueron propuestos por las diversas instituciones participantes. Al parecer, los magistrados o abogados positivistas pusieron mucho hincapi en que slo el Poder Judicial administra justicia 188.
Creemos que esta es la razn por la cual ni las rondas campesinas ni las comunidades campesinas o nativas han mostrado inters en impulsar esta propuesta de reforma constitucional, dado que el actual artculo 149 es ms
CERIAJUS, p. 398. La Sala Plena de la Corte Suprema plante el siguiente texto: () Se reconocen las formas comunales y ancestrales de aplicacin del derecho consuetudinario para la solucin de conflictos, por parte de las comunidades campesinas, nativas, as como de las rondas campesinas, en tanto respeten los derechos fundamentales (CERIAJUS, p. 577) El Grupo de Trabajo sobre Acceso a la Justicia plante la siguiente redaccin: Las autoridades de las comunidades campesinas y nativas, rondas campesinas y pueblos indgenas, pueden resolver conflictos impartiendo justicia dentro de su mbito territorial. Las autoridades policiales, fiscales, judiciales y, en general, toda autoridad estatal, respetarn tales decisiones siempre que observen los derechos constitucionales y los derechos humanos internacionalmente reconocidos. La Ley establecer las formas de coordinacin correspondientes entre la justicia de paz y la justicia ordinaria (CERIAJUS, p. 592). 188 Lovatn, 2006, p. 230. El mismo artculo 138 precisa que la justicia militar no ser impartida por un organismo autnomo, sino por jueces que conforman una sala especializada dentro del Poder Judicial.
187
303
La CERIAJUS plante finalmente la necesidad de aprobar la ley de desarrollo constitucional sobre la coordinacin entre la jurisdiccin estatal y la jurisdiccin comunal, sealando que dicha norma debera ser coordinada con los pueblos interesados, de acuerdo al Convenio 169 de la OIT 189. Sin
embargo, se hace difcil sealar cules sern estos pueblos, dado que la jurisdiccin de las comunidades campesinas no es practicada por ningn pueblo en especial, como tampoco la de las rondas campesinas.
Un aspecto positivo, que se debe destacar, es el archivamiento de procesos indebidos contra las autoridades comunales 190. Entendemos que se hace
referencia a los casos en que las autoridades comunales resultan procesadas sea por administrar justicia o por aplicar alguna sancin que se encuentra recogida dentro de su cultura.
La redaccin de esta propuesta, sin embargo, omite a las rondas campesinas, las cuales, como hemos sealado, son aquellas que tienen ms problemas con la administracin de justicia.
189 190
304
Una norma de esta naturaleza sigue siendo sumamente necesaria para lograr la paz social en Distritos Judiciales como Cajamarca, Lambayeque y San Martn, donde los procesos contra los ronderos han generado mucha conmocin en las zonas rurales y prdida de legitimidad del Estado.
Uno de los proyectos referidos al Acceso a la Justicia, se refiere a sensibilizar y capacitar a los magistrados respecto del Estado pluricultural de Derecho 191.
Al respecto, tenemos algunas dudas respecto a esta terminologa. El concepto de Estado pluricultural es una demanda de la poblacin indgena de Ecuador y Bolivia, que se ha concretado en este segundo pas, como aparecen en el primer artculo de la nueva Constitucin. La misma norma establece instituciones como la Asamblea Legislativa Plurinacional y el Tribunal Constitucional Plurinacional.
Este concepto de Estado pluricultural no ha sido tomado en cuenta dentro de las propuestas de la CERIAJUS, por lo que nos parece equvoca la referencia a sensibilizar y capacitar a los magistrados al respecto. En la propuesta de CERIAJUS y en nuestra Constitucin, el Estado sigue expresando a la cultura occidental, pero reconoce la existencia de la diversidad cultural en la sociedad peruana, as como del pluralismo jurdico. El desarrollo del proyecto
191
305
al pluralismo jurdico, pero no a que este pluralismo haya generado un Estado pluricultural.
En una reciente sentencia del Tribunal Constitucional, los magistrados Landa y Eto sostienen que la Constitucin de 1993 es multicultural 192 y que se reconoce un Estado multicultural y multitnico 193. A nuestro entender, sera preferible una reforma constitucional para llegar a estos planteamientos, dado que los artculos que sealan en su argumentacin no reflejan ni el espritu del texto constitucional ni el conjunto del mismo.
La CERIAJUS reconoce que existe una concepcin restringida en los operadores jurdicos y en los funcionarios del sistema de justicia, que solo reconocen como nica fuente de derecho la ley producida por el Estado, desconociendo o negando otras fuentes de derecho proveniente de la justicia comunal 194.
Ante este problema se plantea la sensibilizacin de las autoridades estatales, as como de los operadores jurdicos y la sociedad en general, respeto al pluralismo jurdico 195. La propuesta planteada incluye programas de
192 193
Sentencia Exp. 4611-207-AA, Fundamento de voto, prrafo 2.1 Sentencia Exp. 4611-207-AA, Fundamento de voto, prrafo 2.2. 194 CERIAJUS, p. 140. 195 CERIAJUS, p. 140.
306
formacin y capacitacin sobre el pluralismo jurdico, para que magistrados y fiscales comprendan mejor la labor de las rondas y comunidades 196.
Pese a lo necesarias que pueden parecer estas propuestas, el hecho es que en los aos sucesivos se ha hecho muy poco, debido al desinters de las autoridades y funcionarios responsables. En realidad, siendo el principal
conflicto con las rondas campesinas, no era posible plantear un programa de sensibilizacin hasta que no hubiera claridad sobre su funcin jurisdiccional y slo se pudo llegar a ello con el Acuerdo Plenario de la Corte Suprema.
Sin embargo, el surgimiento de la Escuela de Justicia Intercultural de San Martn permite pensar que existe ms apertura para avanzar en este camino, porque, al parecer, otros Presidentes de Cortes Superiores estn interesados en replicar este modelo en sus respectivas jurisdicciones.
A fines del ao 2009, la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema y las Salas Penales Transitorias decidieron convocar a un Pleno Jurisdiccional respecto a las facultades jurisdiccionales de las rondas campesinas.
3.7.1. Antecedentes
196
CERIAJUS, p. 140.
307
Esa convocatoria se debi a los numerosos procesos penales en que eran acusados los integrantes de las rondas campesinas, pertenecientes o no a comunidades campesinas.
De todos los procesos, el ms importante fue el que concluy con la sentencia 975-04 de la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema del 9 de junio del 2004, que absolvi a diez ronderos del poblado de Pueblo Libre, en las
Se trataba de siete hombres y tres mujeres a quienes la Corte Superior de San Martn haba sentenciado a prisin por el delito de secuestro, aunque en realidad haban condenado a cadena ronderil a un grupo de violadores y asaltantes. La Corte Superior no lleg a individualizar mayor responsabilidad en los sentenciados, salvo el hecho que formaban la junta directiva de la ronda. Dos de ellos no se encontraban en Pueblo Libre cuando sucedieron los hechos 197.
Debe sealarse que Pueblo Libre no es una comunidad campesina, sino un casero donde viven pequeos propietarios, la mayora de ellos de origen cajamarquino. Por ello, una interpretacin literal del texto del artculo 149 de la Constitucin no los autorizaba a administrar justicia.
Sin embargo, en la mencionada sentencia, la Corte Suprema seal que el artculo 149 efectivamente permite a las rondas campesinas administrar
197
En relacin a este caso puede leerse Ardito 2004 abril, p. 40 y 2004 junio, p. 96, as como el libro de Osorio y Ruiz.
308
justicia. La sentencia precis que, adems, estn facultadas para detener a quienes estn juzgando y, una vez comprobada su responsabilidad, aplicar las sanciones necesarias, de acuerdo a sus propias costumbres, siempre que no vulneren los derechos fundamentales.
Pese a su trascendencia, esta sentencia solamente tena vigencia solamente para el caso concreto, sin alcanzar carcter vinculante para otros asuntos similares. Adems, la sentencia fue cuestionada por muchos magistrados, inclusive en San Martn, dado que consideraban que haba sido emitida para solucionar el problema social que haba generado la condena de los diez ronderos, pero que era insostenible desde el punto de vista constitucional. Adems, no exista
ninguna fundamentacin slida que pudiera permitir que fuera respaldada acadmicamente por los principales juristas.
En los siguientes aos, se han producido sentencias similares, normalmente para sealar que las detenciones que practican las rondas no equivalen a secuestro, pero todas las sentencias han centrado en acusaciones a rondas pertenecientes a comunidades campesinas 198. Hasta el momento, slo la
sentencia 975-04 se haba pronunciado abiertamente sobre la funcin jurisdiccional de una ronda campesina no vinculada a una comunidad.
Entretanto, continuaban los procesos a los ronderos por coaccin, secuestro, usurpacin de funciones y otros delitos, especialmente en aquellos lugares donde haba empresas mineras a las cuales se oponan los ronderos.
198
309
En mayo del 2008, se realiz el Pleno Jurisdiccional Regional Penal de la regin Amaznica donde los magistrados de las Cortes Superiores de Amazonas y San Martn lograron que se reflejara la necesidad de reconocer la funcin jurisdiccional de las rondas campesinas 199. Los acuerdos de esta
reunin tampoco tenan carcter vinculante, pero permitieron apreciar un cambio en la percepcin de la Corte Superior de San Martn, aos atrs sumamente reacia a admitir la competencia de las rondas.
Con todos estos antecedentes se lleg al Acuerdo Plenario del 13 de noviembre del ao pasado, una decisin que s posee el carcter de precedente vinculante, en concordancia con la funcin de unificacin jurisprudencial que tiene la Corte Suprema 200.
Este Acuerdo Plenario analiza de manera muy detallada el texto constitucional, esforzndose por una reflexin integradora tomando en cuenta toda la problemtica de la justicia en las zonas rurales, sin quedarse en una interpretacin literal. De esta forma, pese a que no existe ninguna referencia precisa al respecto en la Constitucin, el Acuerdo seala que el acceso a la justicia es un derecho fundamental procesal que integra el ncleo duro de los derechos fundamentales 201.
199 200
310
El Acuerdo precisa que cuando la Constitucin reconoce en su artculo 2, inciso 19 como derecho individual la identidad tnica y cultural de las personas y protege la pluralidad tnica y cultural de la Nacin, est estableciendo un principio fundamental que debe regir al Estado peruano 202. Se rechaza, por lo tanto, la discriminacin hacia las personas, basada en su cultura.
Igualmente, se seala que la Constitucin est reconociendo dos derechos colectivos a las comunidades campesinas y nativas: el primero comprende su identidad cultural, su personera jurdica, su existencia legal y su autonoma y el segundo comprende su derecho a ejercer una jurisdiccin especial, que parte del principio de pluralidad tnica y cultural 203.
Se reconoce tambin el valor del Convenio 169 de la OIT 204, que complementa los artculos constitucionales sobre comunidades campesinas y nativas y la Declaracin de las Naciones Unidas sobre Derechos de los Pueblos Indgenas, que seala que stos tienen derecho a promover, desarrollar y mantener sus costumbres, tradiciones y sistemas jurdicos 205.
De esta forma, explcitamente se reconoce la existencia de pluralismo jurdico en el Per, precisndose que esta situacin implica que varios sistemas
Acuerdo Plenario, 6. Acuerdo Plenario, 6. 204 Pese a la trascendencia del Convenio 169, recin en el ao 2009 el Tribunal Constitucional lo cit en su sentencia 3343-2007-PA/TC del 19 de febrero de 2009 sobre el cerro La Escalera y esta es la primera vez que la Corte Suprema reconoce su valor. 205 Artculo 34.
203
202
311
coexisten, y que es normal que en la prctica colisionan, se contraponen y hasta compiten 206.
Frente al derecho consuetudinario, que ha sido reconocido por el artculo 149, el Acuerdo precisa que
es un sistema normativo propio, entendido como conjunto de normas y potestad de regulacin propia, como de la organizacin autnoma de sus instituciones para la decisin de los asuntos que reclaman la intervencin de la jurisdiccin comunal. De esta forma, el derecho consuetudinario ya no es considerado solamente fuente del derecho, sino Derecho en s mismo 207. Adems, ya no se percibe que como conformado necesariamente por prcticas ancestrales, sino como las respuestas actuales que una determinada colectividad actualmente tiene para satisfacer sus demandas de justicia, en la lnea de los cambios de las Constituciones de Mxico, Bolivia y Ecuador. De esta forma, el Acuerdo
Plenario reconoce el dinamismo existente dentro de la poblacin rural y la posibilidad de cambiar e innovar.
El Acuerdo Plenario considera que es necesario salir de una interpretacin literal y restrictiva respecto del artculo 149 208, recordando que las rondas campesinas surgieron precisamente en contextos sociales donde no haba
Pea, citado por Acuerdo Plenario, 6. Intervencin del Congresista Manuel Bustamante, Laos, p. 179. 208 Ruiz desarrolla con claridad la crtica a esta interpretacin literal, sealando que implicara una contradiccin con el resto del texto constitucional y llevara a que, en la prctica, no tengan vigencia los derechos humanos en las zonas donde operan las rondas campesinas (mayo 2008, pp. 44-46).
207 206
312
comunidades campesinas. Las rondas fueron entonces la forma en que los campesinos lograron expresar su organizacin comunal y se convirtieron en espacios de afirmacin de su identidad colectiva.
Los magistrados sealan que el fundamento del artculo 149 de la Constitucin es que los pueblos con una tradicin e identidad propias en sede rural resuelvan sus conflictos con arreglo a sus propias normas e instituciones, por lo que no reconocer esta facultad a las rondas campesinas implicara un trato discriminatorio a esta poblacin 209.
Debe sealarse que el Acuerdo Plenario no ofrece mayor discusin respecto al reconocimiento de la funcin jurisdiccional de las rondas campesinas en materias distintas a la penal, por lo que puede entenderse que las rondas estn facultadas para tomar decisiones en materia civil (deudas, obligaciones de hacer, propiedad, herencia, familia, alimentos), como efectivamente hacen. En todo caso, las decisiones de las rondas en esta materia normalmente no son contradichas ante la va ordinaria. El propio Acuerdo Plenario solamente
plantea diversas salvedades respecto a la actuacin de las rondas en el mbito penal, bsicamente para garantizar el respeto a los derechos fundamentales.
En cuanto a la funcin jurisdiccional de las comunidades campesinas y nativas, pese a que el Acuerdo Plenario no se explaya al respecto, resulta evidente que los magistrados de la Corte Suprema solamente plantean como preocupacin que estas instancias deben respetar los derechos humanos, por lo que queda
209
Acuerdo Plenario, 8.
313
confirmada la vigencia del artculo 149, sin que sea necesaria la promulgacin de una ley de coordinacin, como pedan otros magistrados ms conservadores.
Igualmente, es importante insistir en que el Acuerdo Plenario se aprecia la necesidad de que la realidad sea tomada en cuenta en relacin a las formas, por lo que, an si una comunidad queda parcelada, es decir si las tierras pasan a dividirse entre los comuneros y stos se convierten en propietarios comunales, podra reconocerse la existencia de una organizacin comunal 210.
El Acuerdo Plenario seala que las rondas campesinas son una forma de autoridad comunal en aquellos lugares donde no existen comunidades campesinas o nativas reconocidas en cuanto tales. Resulta importante sealar que lo comunal no aparece determinado solamente por el reconocimiento legal que proporciona una norma, sino por la existencia en la realidad de un sistema y una organizacin comunal. Adems, se reconoce que mantienen los ideales
Las rondas campesinas son una respuesta comunal a determinadas necesidades, actuando cada una en un espacio geogrfico determinado segn su derecho consuetudinario.
210 211
314
Se seala que dos son los factores que han generado la funcin jurisdiccional de las rondas campesinas:
a) la falta de acceso a la justicia debido a la ausencia o la casi nula existencia de presencia estatal.
Se seala que los integrantes de las rondas campesinas cumplen el requisito de pertenecer a un grupo cultural y tnico particularizado. Poseen consciencia tnica, afirman rasgos comunes, se sienten diferentes de otros grupos humanos. Desde la perspectiva objetiva, tienen una serie de elementos culturales particulares, como un sistema de valores, instituciones y comportamientos colectivos, formas de control social y procedimientos de actuacin propios 213
Pese a lo sealado por la Ley 27908 y por su Reglamento, no puede considerarse que las funciones de las rondas campesinas deban limitarse a la seguridad y a colaborar en la resolucin de conflictos, dado que la imparticin de justicia es una funcin nsita de las rondas campesinas 214.
212 213
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El Acuerdo Plenario precisa que muchas acciones por las cuales los ronderos sistemticamente han sido procesados en realidad son atpicas, por lo que no deberan haberse planteado dichos procesos.
En primer lugar, no pueden ser acusados por usurpacin de funciones, debido a que los ronderos actan en ejercicio de una funcin jurisdiccional que les ha sido reconocida mediante la Constitucin 215.
En segundo lugar, tampoco pueden ser acusados por secuestro, dado que los ronderos detienen a las personas precisamente en ejercicio de sus funciones, sea para procesarlos o para sancionarlos 216.
El Acuerdo aclara que las rondas campesinas no tienen la intencin de obtener beneficios ilegales, no tienen tampoco fines de lucro y no tienen ninguna estructura criminal, por lo que sus acciones no pueden ser asimiladas de ninguna manera a un secuestro extorsivo 217.
El Acuerdo Plenario recoge la sentencia T-552-03 de la Corte Constitucional de Colombia y, como sta, seala cuatro elementos que deben estar presentes para que se reconozca la jurisdiccin especial:
a. Elemento humano.
215 216
316
Existencia de un grupo diferenciable por su origen tnico o cultural y por la persistencia diferenciada de su identidad cultural. La interpretacin del
Acuerdo Plenario es que las rondas campesinas tienen estas condiciones 218, dado que efectivamente son un grupo preexistente al proceso en el intervienen. cual
b. Elemento orgnico.
Existencia de autoridades tradicionales. En este caso, tenemos que el Acuerdo considera como tales a las mismas rondas campesinas, remarcando que son la instancia a cargo de ejercer funciones jurisdiccionales y ejercen el control social.
c. Elemento normativo.
Existencia de un sistema jurdico propio, que comprende tanto normas materiales como procesales. El Acuerdo emplea la expresin normas
tradicionales, que para nosotros debe ser comprendido como normas que se transmiten mediante la tradicin y no como normas ancestrales, tomando en cuenta que las rondas campesinas tienen poco ms de treinta aos de vigencia.
La sentencia de la Corte Constitucional de Colombia slo hace referencia al origen tnico. La referencia que aade la Corte Suprema al origen cultural permite sealar que, aunque los campesinos cajamarquinos no pertenezcan a una etnia determinada, s tienen prcticas culturales propias, que les otorgan su propia identidad.
218
317
El texto del Acuerdo da a entender la necesidad de la existencia de una concreta norma tradicional de acuerdo a la cual administre justicia la ronda campesina 219.
Hubiera sido preferible no colocar la expresin tradicional, que fue pensada por la Corte Constitucional de Colombia para los indgenas de ese pas, cuyo grado de aislamiento es muy diferente a la realidad de las rondas campesinas.
En este caso, habra que sealar que tanto las rondas como las comunidades y tambin muchos Jueces de Paz, en la mayora de los casos no aplican normas que hayan sido previamente recogidas en algn estatuto o reglamento, sino criterios, que en definitiva emanan de la concepcin de justicia predominante.
Sera, por lo tanto, un error pretender buscar una norma previa, que mas bien resultara fundamental en un ordenamiento romano-germnico 220. Creemos que tambin sera un error pretender buscar una norma concreta en el
sentido que est transcrita en algn documento. En la mayor parte de casos, sin embargo, existen textos generales donde los ronderos consagran su concepcin sobre las infracciones que les corresponde enfrentar, pero no toda la problemtica concreta ante la cual intervienen.
Otro aspecto particular del Acuerdo Plenario respecto a la sentencia colombiana es la concepcin de que las normas tradicionales slo han de
219 220
318
comprender la defensa y proteccin de los intereses comunales o de un miembro de la comunidad donde acta la Ronda Campesina 221.
Una interpretacin restrictiva planteara que el Acuerdo se refiere solamente a bienes como la propiedad individual (porque prcticamente no existe propiedad colectiva) o la integridad fsica de los habitantes del casero. Sin embargo, creemos que debera tomarse en cuenta una interpretacin ms amplia respecto a los intereses comunales, comprendindose as la armona interna, la paz social y la bsqueda del desarrollo comunal y tambin la vigencia de los valores que las rondas consideran fundamentales.
Para nosotros esta interpretacin ms amplia es ms acertada, tomando en cuenta que el propio Acuerdo Plenario hace referencia a que la administracin de justicia rondera busca intervenir cuando son vulnerados los valores de las Rondas Campesinas 222.
En todo caso, esta referencia a los intereses permite que las rondas campesinas puedan actuar en la defensa de su medio ambiente, que se ha convertido en una de sus principales preocupaciones en los ltimos aos.
d. Elemento geogrfico.
El Acuerdo hace referencia a la existencia de un mbito territorial determinado. Las autoridades ronderas, por lo tanto, no pueden intervenir frente a un
221 222
319
conflicto suscitado en una ciudad o en otro casero, aunque las personas involucradas pertenezcan a la ronda campesina 223.
Ahora bien, debe sealarse que en el caso de las rondas campesinas no existe un claro mbito territorial, porque, a diferencia de las comunidades campesinas y nativas, no se basan en un territorio comunal previamente titulado, sino que se trata de pequeos parceleros o minifundistas.
Normalmente, muchos hechos frente a los cuales intervienen las rondas se producen fuera de las viviendas o propiedades de los ronderos, pero dentro del rea geogrfica que la ronda considera est bajo su jurisdiccin. Por ello, este elemento geogrfico debera interpretarse tomando en cuenta las percepciones de los propios ronderos y el ejercicio consuetudinario de su jurisdiccin. e. Factor de congruencia
Un quinto elemento es el que las rondas campesinas no pueden violar los derechos fundamentales. Por el hecho de ser una de las preocupaciones
El Acuerdo Plenario menciona el respeto por los derechos humanos en numerosas ocasiones, como un elemento fundamental del pluralismo
223
320
jurdico 224. Esto quiere decir que, si bien los magistrados desean evitar que los ronderos sean criminalizados en razn de su cultura, tambin desean evitar que dentro de las rondas campesinas se cometan abusos.
Se seala que la coordinacin con la administracin de justicia estatal a que se refiere el artculo 149 tiene por finalidad evitar que se produzcan estas violaciones a los derechos humanos 225.
Se afirma tambin que el respeto por los derechos humanos es una condicin de legitimidad para las rondas campesinas, vale decir que stas pierden su legitimidad cuando cometen algn tipo de violacin 226.
Los derechos humanos son tambin un lmite material para el ejercicio de la funcin de administracin de justicia 227.
El Acuerdo Plenario sanciona las violaciones a los derechos humanos dispuestas por las propias reglas consuetudinarias, pero tambin los abusos que pueden estar cometiendo las autoridades ronderas vulnerando su propio derecho consuetudinario. Se trata de una distincin que es sumamente positiva y tambin se debe realizar dentro del comportamiento de los agentes estatales 228.
Acuerdo Plenario, 6. Acuerdo Plenario, 6. 226 Acuerdo Plenario, 9. 227 Acuerdo Plenario, 9. 228 Algunos casos muy sonados de violacin a derechos humanos aparentemente cometidos de acuerdo al derecho consuetudinario deberan en realidad ser reconocidas como prcticas ajenas a ste (asesinato del alcalde de Ilave, linchamiento de abigeos, masacre de Los Naranjos, asesinato de brigadistas del Ministerio de Salud, asesinato de policas de la Estacin 6). Estos hechos, sin embargo, no suelen ocurrir entre las rondas campesinas.
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224
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Se seala que ni el derecho a la identidad tnica y cultural ni el derecho colectivo al ejercicio de la jurisdiccin son derechos absolutos y que deben ponderarse para que se respeten aquellos derechos humanos que nunca pueden derogarse, ni siquiera en un conflicto armado o un estado de excepcin.
De esta forma, el Acuerdo Plenario recoge el listado de derechos que plante hasta fines del siglo pasado la Corte Constitucional de Colombia como lmites para la jurisdiccin indgena: derecho a la vida, derecho a la dignidad, derecho a la integridad fsica y moral (prohibicin de torturas, penas y tratos inhumanos, humillantes o degradantes), derecho a la libertad (prohibicin de esclavitud o servidumbre), derecho a la legalidad del proceso 229. Sin
embargo, el Acuerdo considera este listado meramente enunciativo, es decir, dejando abierta la posibilidad para que otros derechos sean reconocidos
El Acuerdo Plenario tambin realiza varias precisiones importantes, sealando que tambin se encuentra prohibido que las rondas campesinas practiquen detenciones arbitrarias, golpeen, amenacen o humillen a una persona para que declare en un determinado sentido, impidan el ejercicio del derecho de defensa, apliquen sanciones no previstas por las propias rondas o aquellas que implican violencia fsica extrema, dando el ejemplo de lesiones graves o mutilaciones.
Como puede apreciarse, la Corte Suprema establece mayores restricciones para las rondas campesinas de las que plantea la Corte Constitucional de Colombia
Acuerdo Plenario, 12. Ms adelante, veremos que en los ltimos aos, la Corte Constitucional de Colombia ha incorporado nuevos derechos que obligatoriamente las poblaciones indgenas han de respetar.
229
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probablemente los magistrados conocen el accionar concreto de las rondas campesinas y dnde se encuentran las principales situaciones potenciales de abuso contra un detenido.
En relacin a la prohibicin que las rondas ejerzan violencia fsica o moral para que una persona declare, se busca prohibir la prctica de las rondas de causar sufrimiento al culpable de una infraccin para buscar su confesin. Se trata, por lo tanto, de una prohibicin concreta frente a una prctica cultural tradicional. Queda por lo tanto como una tarea pendiente investigar el
En cuanto a la necesidad que se apliquen penas previstas por el derecho consuetudinario, creemos que se trata de una apreciacin propia del Derecho occidental, frente a lo cual tambin pensamos que no necesariamente ocurre as, dado que las rondas campesinas suelen recrear nuevas sanciones de acuerdo a las circunstancias concretas.
Otro aspecto discutible en la enumeracin del Acuerdo Plenario es si estn prohibidas las penas que implican violencia fsica no extrema. El Acuerdo seala que estn prohibidas las lesiones graves. Esto quiere decir que estn permitidas las lesiones leves? El Acuerdo seala que est prohibida una
agresin injustificada a un detenido. Esto quiere decir que puede haber una agresin justificada?
323
Creemos que habra que perfeccionar la redaccin de este prrafo, pero en todo caso, no pueden promoverse generar interpretaciones que vayan en contra de los derechos humanos, que nosotros creemos es el espritu del Acuerdo Plenario. De hecho, si estn prohibidas las amenazas, con mayor razn estar prohibida la violencia fsica.
El Acuerdo Plenario seala que no existe mayor discusin en relacin a que las rondas pueden juzgar a un individuo que pertenece a la comunidad o a la ronda 230, pero que tratndose de personas que no pertenecen a las rondas debe haber un tratamiento particular.
a. Localizacin geogrfica de la conducta: Es decir que se haya realizado dentro del mbito territorial de la ronda campesina.
b. La conducta debe afectar el inters comunal o de una persona que se encuentra dentro del mbito territorial de la ronda.
c. La conducta debe ser considerada como injusta dentro de una norma tradicional 231.
230 231
324
En cuanto al agente mismo, existen tres supuestos en cuyo caso la ronda debera actuar:
a. El agente debe haber advertido la lesin o puesta en peligro del inters comunal o de sus miembros
b. El agente debe haber actuado con mviles egostas para afectar a la institucin comunal o
c. El agente debe haber ofendido a sabiendas los valores y bienes jurdicos tradicionales de las rondas o sus integrantes 232.
En la mayora de casos en que las rondas campesinas procesan personas forneas se cumple alguna de estas condiciones. El caso ms frecuente es el abigeato, que claramente est condenado tanto por el Derecho estatal como por las normas comunales.
Otras intervenciones de los ronderos, como las relativas al adulterio son normalmente conocidas por las personas forneas, y, por lo tanto, si lo cometen, se estara ante el tercer supuesto, que se refiere a vulnerar a sabiendas los valores tradicionales de los ronderos.
Sin embargo, estas precisiones respecto a la necesidad que el infractor sepa que est vulnerando los principios fundamentales de uno de los mecanismos
232
325
comunitarios son ser importantes para otras situaciones, como la posible infraccin en una comunidad nativa pueda cometer un forneo, dado que en este caso s son comprensibles diferencias culturales ms grandes 233.
El Acuerdo Plenario no cierra la posibilidad de que los ronderos no puedan ser procesados, si es que pretendieran ejercer acciones que van ms all del criterio jurisdiccional, como actuar en funcin de intereses particulares 234.
Los casos de lesiones graves, homicidio o torturas s deben ser atendidos por el Poder Judicial, que evaluar si procede aplicar el artculo 15 del Cdigo Penal, pero la Corte Suprema expresa dudas respecto a si esto es posible, dado que la mayora de ronderos se encuentran integrados al Estado total o parcialmente, por lo que se les puede exigir algn tipo de conducta acorde a las normas del Estado 235. De esta forma, est claro que los ronderos no se encuentran fuera de la jurisdiccin estatal an en los casos en que administran justicia.
Mencin aparte merece la discusin sobre trato humillante o degradante, en lo que puede existir ms margen para discusin. Debe sealarse que, dentro del procedimiento rondero existen muchas circunstancias en que se busca humillar intencionalmente a la persona para lograr un arrepentimiento. Frente a stas, entendemos que se podra usar el artculo 15 del Cdigo Penal.
De acuerdo al Acuerdo Plenario, por ejemplo, una comunidad nativa no debera juzgar a una persona fornea circunstancialmente acusada de brujera, si aquella persona no saba que sus actos podan tener esta consecuencia. 234 Acuerdo Plenario, 13. 235 Acuerdo Plenario, 15.
233
326
La situacin es muy diferente en cuanto a la posibilidad de detener, que s est reconocida para las rondas campesinas, tanto como detencin coercitiva o como imposicin de sanciones 236.
Igualmente, en lo referido al derecho a la libertad, al plantear que tambin atenta contra los derechos humanos privar de libertad a una persona sin causa o motivo razonable. Por lo tanto, no se vulneran los derechos humanos por la simple detencin de una persona, sino porque esto se haga de manera arbitraria.
Nosotros consideramos que existir un margen de discusin respecto al concepto de razonable, pues los magistrados estatales y las autoridades ronderas pueden tener concepciones diferentes al respecto 237.
Los peritos deben ayudar a precisar si existen los elementos sealados de manera objetiva y subjetiva, dando los elementos necesarios para que el juzgador finalmente tome la mejor decisin 238.
El Acuerdo Plenario seala que, de ser posible, se buscar aplicar sanciones distintas al encarcelamiento, de conformidad con lo dispuesto por el artculo 10 del Convenio 169 de la OIT 239, pero esta posibilidad no queda excluida.
Acuerdo Plenario, 13. Muchas rondas campesinas detienen a las personas que encuentran caminando durante la noche, presumiendo que son abigeos o delincuentes. Para un magistrado esta no sera una detencin razonable, puesto que no hay mayores elementos que puedan acreditar que exista intencin de robar. Sin embargo, dentro de las rondas campesinas no existe otra razn por la cual una persona recorrera un camino durante la noche. 238 Acuerdo Plenario, 7. 239 Acuerdo Plenario, 17.
237
236
327
CAPTULO 4
Las dificultades que enfrentan los habitantes de las zonas rurales del Per para acceder a la justicia tambin existen en muchos pases, tanto en Amrica Latina, como en Asia, frica y Oceana. En todas estas regiones,
tradicionalmente, las normas estatales han tenido mayor vigencia en las zonas urbanas.
En este captulo, analizaremos la situacin de otros pases latinoamericanos, ms prximos culturalmente al Per, pero tambin estudiaremos los procesos
328
similitudes en cuanto a la forma cmo funcionan algunos mecanismos comunitarios de administracin de justicia respecto a la realidad peruana. Presentaremos tambin las decisiones que se han tomado desde el Estado para enfrentar las barreras que impiden el acceso a la justicia.
Entre los retos ms visibles que diversos pases han enfrentado se encuentra la existencia de diferentes ordenamientos jurdicos en un mismo territorio, lo cual contradice la perspectiva monista respecto al rol del Derecho estatal.
Otro reto recurrente es la posibilidad que se produzcan violaciones a los derechos humanos siguiendo pautas culturas no occidentales. Este es un
problema que tambin ha surgido en los pases desarrollados debido a las prcticas culturales de los inmigrantes.
La particularidad de Amrica Latina, es que, desde la Independencia, las diferencias tnicas y culturales fueron negadas, para asumir oficialmente una unidad nacional basada en el sector criollo de la poblacin 1. En cambio en las dems regiones, las diferencias culturales han sido aceptadas abiertamente por los gobiernos, que reconocan las formas locales de administracin de justicia como un dato de la realidad.
En los ltimos aos, varios pases latinoamericanos han reconocido la administracin de justicia indgena como una medida para solucionar los
Brandt y Franco, p. 1.
329
problemas de acceso a la justicia de la poblacin rural. Sin embargo, es importante conocer bien el contexto en el que esta problemtica viene siendo regulada, antes de promover la aplicacin de normas forneas al Per. Igualmente, se debe reconocer que no todos los grupos sociales que han desarrollado mecanismos comunitarios de administracin de justicia en el Per son indgenas, pero s existen diferencias culturales entre la poblacin rural y el Derecho estatal.
4.1.
LA
JURISDICCIN
INDGENA
EN
LOS
TEXTOS
Una caracterstica comn a los pases latinoamericanos es que se trata de sociedades con grandes desigualdades, diversidad de culturas y fuertes problemas sociales, lo cual ha incidido en el escaso acceso a la justicia de los ciudadanos ms pobres.
Tradicionalmente, el derecho positivo permaneci vinculado a las lites de ascendencia europea, mientras que el resto de la poblacin slo paulatinamente, a lo largo del siglo XX, fue considerado sujeto efectivo de derechos.
Pese a los cambios sociales producidos en las ltimas dcadas, la brecha entre zonas urbanas y rurales contina siendo muy marcada. De igual manera, la poblacin indgena y afrodescendiente enfrenta diversas formas de
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discriminacin, siendo las mujeres el sector ms discriminado an dentro de los mismos grupos marginados 2.
La violencia poltica, el autoritarismo y los regmenes militares han sido parte de la realidad de la mayora de naciones generando situaciones de violacin a los derechos humanos que normalmente recaan en los sectores ms vulnerables. En varios pases, las consecuencias de estos problemas todava persisten, siendo ms graves en las zonas rurales.
Una forma en que desde finales del siglo pasado diversos pases de Amrica Latina han buscado enfrentar esta problemtica es mediante el reconocimiento de la funcin jurisdiccional a las autoridades indgenas. De esta manera, el artculo 149 de la Constitucin Peruana que reconoce dicha funcin a las autoridades de las comunidades campesinas y nativas no fue una decisin aislada, sino parte de una tendencia reciente en numerosas Constituciones latinoamericanas.
4.1.1. Nicaragua
El primer antecedente de un texto constitucional que reconoce esta facultad a la poblacin indgena lo tenemos en Nicaragua, donde la Constitucin de 1987 indica lo siguiente:
Artculo 89: Las Comunidades de la Costa Atlntica son parte indisoluble del pueblo nicaragense y como tal gozan de los mismos derechos y tienen las mismas obligaciones. Las Comunidades de la
2
DPLF, 2008, p. 5.
331
Costa Atlntica tienen el derecho de preservar y desarrollar su identidad cultural en la unidad nacional; dotarse de sus propias formas de organizacin social y administrar sus asuntos locales conforme a sus tradiciones.
La poblacin de la Costa Atlntica nicaragense es de ascendencia indgena, perteneciente a grupos como los miskito, los sumo y los rama. Ellos
tradicionalmente vivan alejados del resto del pas y sintieron que su identidad particular fue desconocida durante los primeros aos del rgimen sandinista.
Debido a ello se plante este reconocimiento especial de su autonoma. Como puede apreciarse, no se establece claramente la funcin de administracin de justicia, pero puede deducirse dada la referencia a formas de organizacin social y administrar asuntos locales. Sin embargo, este artculo no establece mayores lmites respecto a la competencia de las comunidades ni precisa si stas tienen alguna forma de jurisdiccin sobre las personas que no pertenecen a las comunidades.
Podemos apreciar que la Constitucin no menciona la expresin pueblos indgenas, sino comunidades, de manera similar a cmo ha ocurrido en el caso de las Constituciones del Per.
4.1.2. Colombia
La Constitucin de Colombia de 1991 marc un hito en el reconocimiento de la administracin de justicia en la regin andina, teniendo evidentes
332
consecuencias en las reformas constitucionales que en los aos sucesivos se llevaron a cabo en Per, Ecuador, Bolivia y Venezuela.
Debemos precisar, sin embargo, que la problemtica indgena de Colombia tiene claras diferencias con la situacin peruana. En dicho pas la poblacin indgena es una minora muy reducida. Por ello resulta comprensible el amplio reconocimiento que le otorga a una serie de derechos, incluyendo la administracin de justicia, sin que esto sea percibido como una amenaza para la estabilidad nacional.
De otro lado, los indgenas se reconocen a s mismos como tales y tambin los percibe as el resto de la poblacin. Esto ha permitido que se pueda aceptar un tratamiento diferenciado para los indgenas en la problemtica de la justicia y en otros temas relativos a la identidad y la autonoma 3.
Dada su marcada identidad, una de las principales demandas de la poblacin indgena colombiana es que se le reconozca un tratamiento especial. En el Per, en cambio, muchos indgenas andinos pretenden mas bien asimilarse y prefieren que no se les trate de manera distinta, aunque esto implique para ellos un perjuicio 4.
Los indgenas colombianos, inclusive, pueden sealar en qu reas de su territorio no puede haber actividad petroleras, por razones vinculadas a su cosmovisin y sus tradiciones. 4 Cuando yo atiendo en quechua a una persona de origen campesino, sta se disgusta y se esfuerza por hablar en castellano, aunque tenga mucha dificultad en hacerlo. Sienten que si se les habla en quechua se les est menospreciando (Testimonio de una funcionaria de la Municipalidad de San Juan Bautista, en Huamanga, Ayacucho, 4 de junio del 2010).
333
Otra diferencia muy importante con el caso peruano es que en la Asamblea Constituyente a cargo de la elaboracin de la Constitucin de 1991 particip una importante y activa delegacin indgena. Por lo tanto, los artculos sobre el reconocimiento de la funcin jurisdiccional y otros temas relativos a los pueblos indgenas derivan claramente de sus propias demandas y no de ONGs u otras instituciones.
De esta manera, la Constitucin de 1991 seala en el artculo 7 el reconocimiento y la proteccin de la diversidad tnica y cultural de la Nacin colombiana como uno de los fines esenciales del Estado.
A diferencia de la Constitucin peruana de 1993, este principio se desarrolla a lo largo de la Constitucin de Colombia en los artculos 10 (oficialidad local de los idiomas indgenas); 70 (igualdad entre las culturas 5); 171 y 176 (participacin de representantes indgenas en el Senado y la Cmara de Representantes); y 286 (configuracin de los resguardos indgenas como entidades territoriales con autonoma administrativa y presupuestal), entre otros.
Es en este contexto que el artculo 246 de la Constitucin reconoce la jurisdiccin indgena de la siguiente manera:
Las autoridades de los pueblos indgenas podrn ejercer funciones jurisdiccionales dentro de su mbito territorial, de conformidad con sus propias normas y procedimientos, siempre que no sean contrarios a la
5
Artculo 70: La cultura en sus diversas manifestaciones es fundamento de la nacionalidad. El Estado reconoce la igualdad y dignidad de todas las que conviven en el pas. El Estado promover la investigacin, la ciencia, el desarrollo y la difusin de los valores culturales de la Nacin.
334
Constitucin y las leyes de la Repblica. La ley establecer las formas de coordinacin de esta jurisdiccin especial con el sistema judicial nacional.
Una diferencia marcada con la Constitucin peruana es que no se hace referencia a autoridades comunales, sino a las autoridades de los pueblos indgenas, lo cual en este caso es ms comprensible porque en Colombia los pueblos indgenas s actan como tales y no solamente como comunidades.
El artculo 246 indica como lmite que las normas y procedimientos no deben ser contrarias a la ley y a la Constitucin, con lo cual las facultades de las comunidades parecen ms restringidas que en el caso peruano.
El otro lmite muy claro es el mbito territorial, tomndose en cuenta que los resguardos o zonas especiales para la poblacin indgena se encuentran reconocidos desde hace varias dcadas.
Debe remarcarse que la funcin jurisdiccional se trata de una posibilidad y no una obligacin. Los constituyentes indgenas sealaron claramente que para ellos se mantena la posibilidad de que la administracin de justicia estatal asumiera los casos que los indgenas declinaran enfrentar o que el Estado decidiera en casos de conflictos de competencia 6.
4.1.3. Paraguay
Cuando nosotros hablamos de que la ley establece la forma de articulacin al sistema judicial ordinario o al sistema judicial nacional, les estamos diciendo que cuando haya conflicto de inters o de competencia o de colisin de competencias, llmese cualquier elemento, o cuando las comunidades o autoridades propias de stos no estn en capacidad de juzgar, pues la autoridad competente podr hacerlo Sentencia 606-01, nota 14.
335
Artculo 63 - DE LA IDENTIDAD TNICA Queda reconocido y garantizado el derecho de los pueblos indgenas a preservar y a desarrollar su identidad tnica en el respectivo hbitat. Tienen derecho, asimismo, a aplicar libremente sus sistemas de organizacin poltica, social, econmica, cultural y religiosa, al igual que la voluntaria sujecin a sus normas consuetudinarias para la regulacin de la convivencia interior siempre que ellas no atenten contra los derechos fundamentales establecidos en esta Constitucin. En los conflictos jurisdiccionales se tendr en cuenta el derecho consuetudinario indgena.
De esta manera, se aprecian en este texto algunos elementos presentes en las Constituciones de otros pases latinoamericanos, como la aplicacin del derecho consuetudinario, restringido para asuntos internos y la obligacin de respetar los derechos humanos.
Un elemento importante a destacar es la voluntaria sujecin, lo que quiere decir que se reconoce a los indgenas la facultad de dejar de sentirse obligados por las disposiciones del derecho consuetudinario. Debe precisarse que en este caso ya no estamos ante un derecho colectivo de los pueblos indgenas, sino individual, es decir de los indgenas.
En concordancia con lo afirmado, el Cdigo Procesal Penal de Paraguay promulgado en 1998, recoge el elemento de voluntariedad cuando seala lo siguiente:
Art. 26. COMUNIDADES INDGENAS. Tambin se extinguir la accin penal cuando se trate de hechos punibles que afecten bienes jurdicos propios de una comunidad indgena o bienes personales de 336
alguno de sus miembros y tanto el imputado como la vctima o, en su caso, sus familiares, acepten el modo como la comunidad ha resuelto el conflicto conforme a su propio derecho consuetudinario. En estos casos, cualquier miembro de la comunidad indgena podr solicitar que se declare la extincin de la accin penal ante el juez de paz. El juez de paz convocar a la vctima o a sus familiares, al imputado, al representante del Ministerio Pblico y a los representantes legales de la comunidad o, cuando ellos no hayan sido nombrados, a seis miembros de la comunidad elegidos por la vctima y el imputado, a una audiencia oral dentro de los tres das de presentada la solicitud, con el fin de verificar si se renen los requisitos previstos en este artculo y en la Constitucin Nacional.
De esta manera, en el Paraguay la aceptacin de los involucrados es un criterio fundamental para el reconocimiento del derecho consuetudinario. Algunos podran pensar que este elemento debilita la fuerza de las decisiones de los indgenas, pero tambin podra sealarse que es un mecanismo para evitar las arbitrariedades. Tambin de esta forma se logra visibilizar las posibles
diferencias culturales que existen entre los indgenas, por las cuales una solucin tradicional puede ser considerada inaceptable por quienes tienen otra mentalidad 7.
Puede apreciarse adems, que el Cdigo Procesal Penal de Paraguay no plantea ningn lmite en cuanto a la cuanta: la referencia a los familiares de la vctima alude a que la comunidad puede resolver tambin casos de homicidio.
El lmite principal se encuentra en cuanto a la sancin aplicada, que no puede implicar una violacin a los derechos fundamentales, como se aprecia por la referencia a la Constitucin.
El ejemplo recurrente es la tolerancia que en muchos grupos indgenas existe frente a la violencia contra la mujer.
337
Otro lmite se aprecia en la referencia a bienes jurdicos de la comunidad o sus integrantes 8. De esta forma, no se admitira que la comunidad resuelva temas que ataen a terceros, afectados por indgenas, pero s cuando un forneo atenta contra un indgena, siempre que el forneo acepte la solucin que plantea la comunidad.
Este mismo lmite impide a las comunidades indgenas intervenir en aquellos delitos donde el afectado es el Estado como narcotrfico o delitos aduaneros.
4.1.4. Venezuela
Como sucede en Colombia, en Venezuela la poblacin indgena es muy reducida y adems habita en reas bastante alejadas de las principales ciudades.
1999 presenta el
Artculo 260: Las autoridades legtimas de los pueblos indgenas podrn aplicar en su hbitat instancias de justicia con base en sus tradiciones ancestrales y que solo afecten a sus integrantes, segn sus propias normas y procedimientos, siempre que no sean contrarios a esta Constitucin, a la ley y al orden pblico. La Ley determinar la forma de coordinacin de esta Jurisdiccin especial con el sistema judicial nacional.
En este artculo, tampoco se hace referencia a autoridades comunales. En todo caso, la referencia a autoridades legtimas nos hace pensar que se trata de
8
El reciente Acuerdo Plenario de la Corte Suprema recoge esta precisin (10, C, ii).
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aquellas que las propias poblaciones han establecido como tales y no aquellas que pueden haber sido impuestas.
El artculo seala que la competencia territorial es restringida al hbitat de los pueblos indgenas. Para nosotros, nos parece poco feliz este trmino para referirse a seres humanos, pero entendemos que dicha mencin alude a aquellas reas donde tradicionalmente viven los indgenas.
La norma venezolana enfoca la administracin de justicia indgena de acuerdo a tradiciones ancestrales, lo cual nos parece un error, dado que la poblacin indgena tambin presenta cambios culturales y es posible que asuman como propio un mecanismo distinto a los tradicionales.
En cuanto a los lmites a las normas y procedimientos indgenas, este artculo plantea tres: la Constitucin, la ley y el orden pblico. A nuestro modo de ver, resulta sumamente amplio pretender que los mecanismos indgenas no contradigan la ley, dado que sus referentes normalmente no son conocidos por la poblacin indgena, ms an en un pas donde ha vivido aislada durante muchos aos respecto al Estado. Finalmente, la expresin orden pblico tiene un carcter sumamente ambiguo y podra emplearse de manera sumamente restrictiva.
4.1.5. Mxico
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Debe sealarse que la situacin de la poblacin indgena en este pas es similar al caso peruano, dado que constituyen un elevado porcentaje de la poblacin, con graves niveles de pobreza y marginada del desarrollo econmico de dicho pas. En los ltimos aos, se han producido dos reformas constitucionales que han buscado asegurar mayores derechos a los indgenas mexicanos.
Artculo 4: La nacin mexicana tiene una composicin pluricultural sustentada originariamente en sus pueblos indgenas. La ley proteger y promover el desarrollo de sus lenguas, culturas, usos y costumbres, recursos y formas especficas de organizacin social, y garantizar a sus integrantes el efectivo acceso a la jurisdiccin del Estado. En los juicios y procedimientos agrarios en que aquellos sean parte, se tomarn en cuenta sus prcticas y costumbres jurdicas en los trminos que establezca la ley.
Como puede apreciarse, el reconocimiento del pluralismo jurdico era sumamente vago. La referencia a usos y costumbres no necesariamente
tena naturaleza jurdica, puesto que podra tratarse de otro tipo de tradiciones, como celebraciones, rituales o vestimenta.
Aunque, ms adelante aluda a la existencia de prcticas y costumbres jurdicas, no se indicaba con claridad que se reconoca a los pueblos indgenas el derecho a tener sus propios mecanismos de administracin de justicia. Adems, pareca que dichas prcticas y costumbres slo tenan relevancia en temas agrarios. An en este tema, el reconocimiento era muy dbil, puesto que quedaba subordinado a lo que determinara la ley 9.
340
De otro lado, la referencia al efectivo acceso a la jurisdiccin estatal pareca precisamente sealar que la preocupacin del constituyente mexicano era mas bien asegurar que los conflictos entre los indgenas fueran ventilados en el fuero comn.
Frente a este tratamiento, la reforma constitucional del ao 2001 es mucho ms clara, como podemos ver en el artculo 2 que seala:
Artculo 2 A. Esta Constitucin reconoce y garantiza el derecho de los pueblos y las comunidades indgenas a la libre determinacin y, en consecuencia, a la autonoma para: I. Decidir sus formas internas de convivencia y organizacin social, econmica, poltica y cultural. II. Aplicar sus propios sistemas normativos en la regulacin y solucin de sus conflictos internos, sujetndose a los principios generales de esta Constitucin, respetando las garantas individuales, los derechos humanos y, de manera relevante, la dignidad e integridad de las mujeres. La ley establecer los casos y procedimientos de validacin por los jueces o tribunales correspondientes. III. Elegir de acuerdo con sus normas, procedimientos y prcticas tradicionales, a las autoridades o representantes para el ejercicio de sus formas propias de gobierno interno, garantizando la participacin de las mujeres en condiciones de equidad frente a los varones, en un marco que respete el pacto federal y la soberana de los estados.
De esta forma, podemos apreciar que la Constitucin mexicana ha pasado de expresiones como usos y costumbres a sistemas normativos propios. Asimismo, plantea que estos sistemas estn presentes tanto en la regulacin interna como en la solucin de conflictos.
341
En cuanto a los lmites para la toma de decisiones, tenemos que son ms precisos que en las Constituciones de Colombia y Venezuela: no hace referencia al ntegro de la Constitucin y las leyes, sino a los principios generales de la Constitucin. Como en las otras normas, se hace referencia a
los derechos humanos, pero tambin se menciona un tema que por primera vez aparece en los textos constitucionales de reconocimiento a la jurisdiccin indgena: la dignidad e integridad de las mujeres y su participacin en las instancias de autoridad.
De esta forma, se hace explcita la voluntad del Estado de garantizar a las mujeres indgenas sus derechos fundamentales, dada la subordinacin en que ellas suelen encontrarse dentro de numerosos grupos tnicos.
Podemos decir que, pese a que este artculo promueve el reconocimiento de la autonoma indgena, tambin est buscando alterar las relaciones tradicionales de poder al interior de esta poblacin y conferir a las mujeres el reconocimiento de su derecho a la igualdad y su ciudadana dentro de sus propias comunidades.
Igualmente, el prrafo II hace referencia a la obligacin de respetar las garantas individuales, con lo que habra que preguntarse si garantas como el debido proceso, la doble instancia o la presuncin de inocencia pueden ser consideradas obligatorias tambin en los pueblos indgenas.
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En Mxico, que es una Repblica Federal, debemos destacar adems el caso del Estado de Oaxaca, donde habita una importante poblacin indgena. El Cdigo Procesal Penal de dicho Estado seala:
Artculo 414. Comunidades indgenas Cuando se trate de delitos que afecten bienes jurdicos propios de un pueblo o comunidad indgena o bienes personales de alguno de sus miembros, y tanto el imputado como la vctima o, en su caso, sus familiares, acepten el modo como la comunidad ha resuelto el conflicto conforme a sus propios sistemas normativos en la regulacin y solucin de sus conflictos internos, se declarar la extincin de la accin penal. En estos casos, cualquier miembro de la comunidad indgena podr solicitar que as se declare ante el juez competente. Se excluyen los casos de homicidio doloso, violacin, violencia intrafamiliar, los delitos cometidos contra menores de doce aos, los delitos agravados por el resultado de muerte y los delitos de asociacin delictuosa.
Se aprecia una redaccin muy similar al Cdigo Procesal Penal del Paraguay, en lo referente a la necesidad de que los involucrados acepten la decisin de las autoridades indgenas. La diferencia es que, en lugar de derecho
Sin embargo, en esta norma, la diferencia ms importante es el hecho que se excluye una serie de delitos de la jurisdiccin indgena, sumados a aquellos en los cuales el Estado, la sociedad o terceros son agraviados. Los indgenas no pueden ejercer competencia sobre homicidio doloso y otros delitos, pero s podran hacerlo sobre homicidio culposo, dado que se seala que, en algunos casos, quienes deben prestar su consentimiento son los familiares de la vctima.
4.1.6. Bolivia
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Como en el caso de Mxico, en pocos aos se han producido dos reformas constitucionales en Bolivia que tocan el tema de la jurisdiccin indgena.
Artculo 171, prrafo 3 Las autoridades naturales de las comunidades indgenas y campesinas podrn ejercer funciones de administracin y aplicacin de normas propias como solucin alternativa de conflictos, en conformidad a sus costumbres y procedimientos, siempre que no sean contrarias a esta constitucin y las leyes. La Ley compatibilizar estas funciones con las atribuciones de los poderes del Estado.
Como se aprecia, este artculo no se refera directamente a administracin de justicia, sino a solucin de conflictos. De esta manera, el reconocimiento era mas bien parcial: las comunidades podran resolver problemas a manera de conciliacin, lo cual implicaba que las partes se sometieran voluntariamente, pero no haba claridad si podan intervenir en temas de carcter penal.
El artculo 171 reconoca la facultad de resolver conflictos tanto a las comunidades indgenas como a las comunidades campesinas, pero se evitaba hacer referencia a los pueblos indgenas.
Llamaba tambin la atencin la referencia a las autoridades naturales. Probablemente, se quiso hacer referencia a las autoridades tradicionales por oposicin a aqullas que puede establecer el Estado. De todos modos, la expresin naturales resultaba extraa para una problemtica respecto a un grupo humano, donde priman factores ms culturales o sociales que naturales.
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La referencia a compatibilizacin de funciones entre la aplicacin de normas indgenas y los tres poderes del Estado reflejaba que no se trataba solamente de un tema judicial, sino administrativo y legislativo, siendo interesante esta perspectiva integral 10.
La actual Constitucin de Bolivia, promulgada el ao 2008 tiene un tratamiento mucho ms desarrollado en el reconocimiento de la jurisdiccin indgena.
Artculo 178. I. La potestad de impartir justicia emana del pueblo boliviano y se sustenta en los principios de independencia, imparcialidad, seguridad jurdica, publicidad, probidad, celeridad, gratuidad, pluralismo jurdico, interculturalidad, equidad, servicio a la sociedad, participacin ciudadana, armona social y respeto a los derechos. Artculo 179. I. La funcin judicial es nica. () la jurisdiccin indgena originaria campesina se ejerce por sus propias autoridades (). II. La jurisdiccin ordinaria y la jurisdiccin indgena originario campesina gozarn de igual jerarqua. Artculo 190. I. Las naciones y pueblos indgena originario campesinos ejercern sus funciones jurisdiccionales y de competencia a travs de sus autoridades, y aplicarn sus principios, valores culturales, normas y procedimientos propios. II. La jurisdiccin indgena originaria campesina respeta el derecho a la vida, el derecho a la defensa y los dems derechos y garantas establecidos en la presente Constitucin. Artculo 191. I. La jurisdiccin indgena originario campesina se fundamenta en un vnculo particular de las personas que son miembros de la respectiva nacin o pueblo indgena originario campesino. II. La jurisdiccin indgena originario campesina se ejerce en los siguientes mbitos de vigencia personal, material y territorial:
De otro lado, la idea de compatibilizar para nosotros aluda a un mnimo de temas sobre los cuales los indgenas no podan intervenir nunca y tiene un aspecto de subordinacin a la normatividad estatal, mientras que la idea de coordinacin, se refiere a un carcter de organizacin de funciones.
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Estn sujetos a esta jurisdiccin los miembros de la nacin o pueblo indgena originario campesino, sea que acten como actores o demandado, denunciantes o querellantes, denunciados o imputados, recurrentes o recurridos. Esta jurisdiccin conoce los asuntos indgena originario campesinos de conformidad a lo establecido en una Ley de Deslinde Jurisdiccional. Esta jurisdiccin se aplica a las relaciones y hechos jurdicos que se realizan o cuyos efectos se producen dentro de la jurisdiccin de un pueblo indgena originario campesino. Artculo 192. I. Toda autoridad pblica o persona acatar las decisiones de la jurisdiccin indgena originaria campesina. II. Para el cumplimiento de las decisiones de la jurisdiccin indgena originario campesina, sus autoridades podrn solicitar el apoyo de los rganos competentes del Estado. III El Estado promover y fortalecer la justicia indgena originaria campesina. La Ley de Deslinde Jurisdiccional determinar los mecanismos de coordinacin y cooperacin entre la jurisdiccin indgena originaria campesina con la jurisdiccin ordinaria y la jurisdiccin agroambiental y todas las jurisdicciones constitucionalmente reconocidas.
Un primer aspecto importante a destacar es que, a diferencia de la Constitucin del Per, el reconocimiento de la jurisdiccin indgena no aparece como un artculo aislado, sino vinculado a las normas relativas a la estructura de la funcin judicial, como se aprecia en el artculo 179. De esta forma, se
considera que, siendo una sola la funcin judicial, es ejercida por diversas entidades, como la jurisdiccin indgena originario campesina y la jurisdiccin ordinaria y la jurisdiccin constitucional.
De la misma manera inclusiva, el artculo 178 muestra la interculturalidad como uno de los principios que debe cumplir toda la administracin de justicia boliviana, incluyendo la propia jurisdiccin ordinaria.
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La Constitucin de Bolivia explcitamente busca promover una nueva estructura del Estado boliviano, estableciendo una Asamblea Legislativa Plurinacional y un Tribunal Constitucional Plurinacional, dentro de lo cual tambin se modifica radicalmente la administracin de justicia.
Este tratamiento coincide con las reivindicaciones de la poblacin indgena, que en Bolivia tienen un carcter integral: se planteaba el reconocimiento a la identidad indgena, lo cual implicaba el reconocimiento a un territorio determinado sobre el que se deba ejercer la autonoma poltica y la jurisdiccin.
Al hacer referencia a la jurisdiccin indgena originario campesina en el artculo 190 se aprecia que esta funcin ya no corresponde a las comunidades indgenas o campesinas, sino a las naciones y pueblos indgenas, en su conjunto.
Sin embargo, segn la informacin que tenemos, solamente algunos pueblos indgenas en la Amazona y el Chaco tendran una administracin de justicia en cuanto pueblos. La mayora de indgenas bolivianos, como ocurre en el Per,
No existen autoridades en cuanto a los pueblos indgenas quechua o aymara, que comprenden varios millones de personas y adems carecen de personera jurdica en cuanto tales. An si existieran estas autoridades, dudamos que
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pudieran tener la capacidad o posibilidad de resolver todos los conflictos que se susciten entre sus integrantes.
De otro lado, creemos que es adecuada la expresin principios, valores culturales, normas y procedimientos propios en lugar de derecho consuetudinario o costumbres, porque stas ltimas se suelen interpretar como normas del pasado o tradicionales y, en realidad, los pueblos indgenas se rigen por normas y valores que actualmente consideran como propios, as hayan tenido un origen reciente o diferente.
Igualmente, en el segundo acpite donde se sealan los lmites de la jurisdiccin indgena resulta interesante que a la expresin derechos humanos, se haya aadido la referencia a garantas, que ya aparece en la reforma constitucional de Mxico del ao 2004. La referencia a los derechos humanos busca evitar sanciones que los puedan vulnerar, mientras las garantas se vinculan a los derechos del individuo ante un proceso concreto. Evidentemente, los Constituyentes se encontraban preocupados por evitar posibles arbitrariedades y situaciones injustas dentro de la jurisdiccin indgena.
Debe resaltarse tambin que, entre todos los derechos humanos, se mencione especficamente dos de ellos: el derecho a la vida y el derecho a la defensa, lo cual refleja el temor de que stos vayan a ser vulnerados por los mecanismos indgenas.
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En el primer caso, se sabe que en Bolivia se han producido frecuentes linchamientos que han sido presentados por los medios de comunicacin como formas de justicia por mano propia y as algunos dirigentes indgenas han llegado a justificarlos, considerndolos justicia comunitaria 11. Sin embargo, dado que en Bolivia no existe la pena de muerte, tampoco puede ser aplicada por los mecanismos indgenas.
En cuanto a la referencia al derecho a la defensa es la primera vez que aparece en un texto constitucional donde se reconoce la jurisdiccin indgena. No es un derecho que suele aparecer en los listados de derechos fundamentales, por tratarse de un elemento del derecho al debido proceso o el derecho a un juicio justo. Esta mencin revela el deseo de evitar que los mecanismos indgenas de administracin de justicia puedan actuar de manera impulsiva o arbitraria.
Respecto a la competencia personal, el artculo 191.I restringe la jurisdiccin originaria campesina a los integrantes de los pueblos indgenas, al precisar que se basa en el vnculo particular entre los integrantes de un pueblo indgena, lo que se encuentra ms especificado en el siguiente acpite, en el sentido que son los miembros de estas poblaciones quienes se hayan sujetos a esta jurisdiccin. Podemos deducir por lo tanto que no estn comprendidas las personas forneas a una comunidad u otros individuos con los que la
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En mayo del 2010, cuatro policas fueron asesinados en una comunidad campesina y los autores pretendieron que este hecho no fuera investigado porque se trataba de jurisdiccin indgena.
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En cuanto a la competencia territorial, el artculo 191.II hace referencia a que las autoridades indgenas tienen competencia dentro de la jurisdiccin de los pueblos indgenas originario campesinos. Sin embargo, los territorios de los pueblos indgenas en cuanto tales hasta ahora no se encuentran determinados, salvo en las regiones amaznicas y el Chaco, lo cual implica que la aplicabilidad del reconocimiento de la jurisdiccin indgena todava tendra que esperar, salvo que se considere como tales a las comunidades.
Debe sealarse la Constitucin de Bolivia del ao 2008 no considera la jurisdiccin indgena como una atribucin facultativa, como las Constituciones de Colombia, Per y Venezuela, que permiten a las autoridades comunales administrar justicia, sino que establece que los indgenas bolivianos estn sujetos a esta jurisdiccin, creando en la prctica un sistema de justicia dual y extrayendo a millones de personas de la jurisdiccin ordinaria.
Indudablemente, se trata de propuestas que, en un pas donde un elevado porcentaje de la poblacin es indgena, podran significar que una gran parte de controversias legales dejen de ser atendidas por las autoridades estatales.
Dada la composicin tnica boliviana, tambin podramos sealar que la administracin de justicia estatal quedara restringida solamente para la poblacin mestiza o de ascendencia europea. Inclusive en ciudades como Oruro o El Alto donde la mayora de la poblacin es indgena, no habra presencia de las autoridades judiciales estatales.
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A nuestro modo de ver, sin embargo, la justicia comunal boliviana no est tan desarrollada como para atender a esta problemtica, por lo que tenemos la impresin que en realidad no estaramos ante un reconocimiento de una jurisdiccin que existe, sino que la Constitucin busca promover mecanismos futuros de jurisdiccin. carcter programtico. En ese sentido, estos artculos tendran ms un
Al no estar tan clara esta situacin, dentro de la Constitucin se ha preferido diferir la decisin final para una posterior norma especial, la Ley de Deslinde Jurisdiccional. A nivel de esta posible coordinacin, el artculo 192, prrafo III desarrolla ms los alcances de esta norma.
El artculo 192.II seala que los funcionarios pblicos deben apoyar el cumplimiento de las decisiones de la jurisdiccin indgena, lo cual para nosotros paradjicamente termina revelando la debilidad del derecho consuetudinario boliviano: en el Per, las comunidades campesinas y nativas y las rondas campesinas no tienen normalmente necesidad de requerir mayor apoyo de las autoridades estatales, porque estn facultadas para ejecutar sus propias decisiones.
Finalmente, se indica que la jurisdiccin indgena originaria campesina debe ser acatada por todas las personas, indgenas o no, y tambin por las autoridades estatales, entendindose que estas decisiones sern efectivas en toda Bolivia.
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La Constitucin Boliviana del ao 2008 debe ser leda en concordancia con el artculo 28 de la Ley 1970, Cdigo de Procedimiento Penal, establece que la accin penal se extingue cuando el conflicto ha sido resuelto por las autoridades originarias, siempre que el delito o la falta se hubiera cometido dentro de la comunidad y la sancin impuesta no afecte derechos fundamentales y las garantas de las personas establecidas en la Constitucin del Estado 12.
Finalmente, es interesante anotar que ya existe en Bolivia jurisprudencia constitucional sobre los lmites de la jurisdiccin indgena. Efectivamente, el Tribunal Constitucional, en la sentencia 295-2003-R del 11 de marzo del 2003, actuando en funcin de la Constitucin anterior, seal que la sancin de expulsin atentaba contra diversos derechos de dos comuneros, quienes, sin embargo, deban someterse a sus autoridades comunales siempre y cuando no vulneraran los derechos humanos 13. Resulta interesante que se presente un amparo constitucional frente a la decisin de una comunidad indgena.
Nosotros consideramos que, tal como aparece la redaccin actual de la Constitucin boliviana del 2008 tampoco podra permitirse una decisin de expulsin.
4.1.7. Ecuador
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La composicin tnica en el Ecuador es similar a la del Per y Bolivia, con la diferencia que un alto porcentaje de poblacin indgena se reconoce como tal, especialmente en las regiones andina y amaznica.
En relacin a la jurisdiccin indgena, la Constitucin ecuatoriana de 1998 tena un texto bastante similar a las Constituciones de Colombia y Per.
Artculo 191, prrafo 4 Las autoridades de los pueblos indgenas ejercern funciones de justicia aplicando normas y procedimientos propios para la solucin de conflictos internos de conformidad con sus costumbres o derecho consuetudinario, siempre que no sean contrarias a la Constitucin y las leyes. La ley har compatibles aquellas funciones con el sistema judicial tradicional. La nueva Constitucin, aprobada en el ao 2009 realiza una serie de avances que desarrollan esta facultad jurisdiccional:
Art. 57: Se reconoce y garantizar a las comunas, comunidades y nacionalidades indgenas, de conformidad con la Constitucin y con los pactos, convenios y dems instrumentos internacionales de derechos humanos, los siguientes derechos colectivos: 10. Crear, desarrollar, aplicar y practicar su derecho consuetudinario, que no podr vulnerar derechos constitucionales, en particular de las mujeres, nias, nios y adolescentes. Art. 171.- Las autoridades de las comunidades, pueblos y nacionalidades indgenas ejercern funciones jurisdiccionales, con base en sus tradiciones ancestrales y su derecho propio, dentro de su mbito territorial, con garanta de participacin y decisin de las mujeres. Las autoridades aplicarn normas y procedimientos propios para la solucin de sus conflictos internos, y que no sean contrarios a la Constitucin y a los derechos humanos reconocidos en instrumentos internacionales. El Estado garantizar que las decisiones de la jurisdiccin indgena sean respetadas por las instituciones y autoridades pblicas. Dichas decisiones estarn sujetas al control de constitucionalidad. La ley establecer los mecanismos de coordinacin y cooperacin entre la jurisdiccin indgena y la jurisdiccin ordinaria. 353
Resulta interesante que en este nuevo artculo no se hace referencia solamente a los pueblos indgenas, sino que se incluyen comunidades y nacionalidades. A nuestro modo de ver, esta redaccin es mucho ms adecuada, puesto que resultaba bastante impreciso sealar que solamente las autoridades de un pueblo indgena tenan la capacidad para resolver los posibles conflictos existentes.
En la prctica, en Ecuador como en el Per, las autoridades comunales son las que efectivamente administran justicia por lo que la nueva redaccin se acerca ms a la realidad. Sin embargo, no debe excluirse la posibilidad que las autoridades de un pueblo indgena asuman esta facultad especialmente tratndose de los pueblos ms pequeos, claramente ubicados geogrficamente. La referencia a nacionalidades resulta propia de los pueblos amaznicos, que asumen tambin esta identidad.
En ambos artculos, podemos destacar la referencia a conflictos internos, que implica que el derecho consuetudinario no se aplica a los forneos. Igualmente, se precisa que estas funciones jurisdiccionales solamente pueden ejercerse dentro del mbito territorial de la comunidad, pueblo o nacionalidad involucrados.
De igual forma, resulta interesante que el nuevo texto constitucional ecuatoriano evita el trmino derecho consuetudinario, empleado por la anterior Constitucin. Esta expresin aluda a prcticas muy antiguas y repetidas en el
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tiempo, por lo que actualmente se ha preferido la frase derecho propio, como las Constituciones de Mxico y Bolivia, porque es posible que existan prcticas jurdicas relativamente recientes que sean adoptadas por la poblacin indgena.
Se evita tambin la expresin costumbres, que el Derecho estatal tradicionalmente ha percibido solamente como una fuente del Derecho, pero no como Derecho en s mismo.
Otro elemento importante de la Constitucin del Ecuador es que al fijar el lmite para la jurisdiccin indgena se especifica la necesidad de respetar los derechos de nias, nios, mujeres y adolescentes, que en algunas culturas tradicionales se encuentran sometidos a formas de subordinacin. Es ms frecuente, adems, que los mecanismos consuetudinarios no intervengan cuando sufren por casos de violencia familiar.
La referencia a las mujeres ya se encontraba en el artculo 2 II de la Constitucin de Mxico, siendo importante que el texto constitucional ecuatoriano tome en cuenta la situacin de nios y adolescentes.
Un aporte adicional, tambin siguiendo la Constitucin mexicana, es la participacin de las mujeres en la toma de decisiones, lo cual implicar modificar la mentalidad tradicional indgena que les otorgaba un papel ms pasivo. De esta manera, se busca tambin una mejor incidencia para evitar la impunidad de aquellos problemas en que las mujeres son vctimas. Nos parece
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que la Constitucin de Mxico era ms precisa sobre la materia al sealar que la participacin de las mujeres deba darse en condiciones de equidad.
Es interesante que tambin se modifica lo sealado en la Constitucin de 1998, al indicarse que las decisiones de la jurisdiccin indgena ya no deben adecuarse a la Constitucin y a la ley, sino slo a la primera, porque resultaba contradictorio que las normas consuetudinarias tuvieran que regirse por la legislacin estatal.
Igualmente, se seala que dichas decisiones sern respetadas, pero estarn sujetas al control de constitucionalidad. Esto es, que no pueden vulnerar la Constitucin en cuyo caso es posible plantear acciones ante la Corte Constitucional, como ocurre en Colombia.
Igualmente, se plantea la obligacin de adecuarse a los derechos humanos, respecto a lo cual, las organizaciones indgenas ecuatorianas no slo sostienen que los defienden, sino que ellas tambin cumplen con derechos procesales como la doble instancia 14.
Un aspecto muy importante es que las autoridades estatales se encuentran obligadas a respetar las decisiones indgenas, como ocurre en la Constitucin boliviana, pero con la diferencia que no se considera que las autoridades indgenas les pidan el apoyo para garantizar el cumplimiento de sus decisiones.
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En varios pases latinoamericanos donde no se ha producido el reconocimiento constitucional de la jurisdiccin indgena, s se han promulgado leyes que le reconocen algunos efectos legales.
Por ejemplo, en Panam, tenemos la Ley de la Comarca de San Blas, donde viven los indgenas kuna, que reconoce en su artculo 12 la jurisdiccin indgena en todos los asuntos, salvo los penales 15. La Ley 3 de 1994 autoriza
que el matrimonio kuna sea realizado por las autoridades tradicionales y que no se cumplan las formalidades legales.
En el Brasil, el Estatuto de Indios, Ley 6.001 de 1973 estableci que sern respetados los usos, tradiciones y costumbres de las comunidades indgenas y sus efectos en las relaciones de familia, en aspectos sucesorios y derechos reales, salvo que los propios indgenas opten por el Derecho estatal 16.
En Chile, la Ley 19.253, Ley Indgena de 1993 dispuso que la costumbre hecha valer en juicio entre indgenas pertenecientes a una misma etnia constituir derecho siempre que no sea incompatible con la Constitucin. En materia
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penal esta norma puede servir para eximir o atenuar de responsabilidad a un indgena 17.
Sin embargo, ninguna de estas normas reconoce a los indgenas el derecho a ejercer jurisdiccin en los niveles establecidos por las Constituciones mencionadas anteriormente.
En ese contexto, Venezuela ha sido el primer pas de Amrica Latina en promulgar una norma de coordinacin entre la jurisdiccin ordinaria y la jurisdiccin indgena 18.
La Ley Orgnica sobre Pueblos y Comunidades Indgenas 19 dedica el ttulo VII a la problemtica de la administracin de justicia. El artculo 130 seala:
Artculo 130. El Estado reconoce el derecho propio de los pueblos indgenas, en virtud de lo cual tienen la potestad de aplicar instancias de justicia dentro de su hbitat y tierras por sus autoridades legitimas y que slo afecten a sus integrantes, de acuerdo a su cultura y necesidades sociales, siempre que no sea incompatible con los derechos humanos establecidos en la Constitucin de la Repblica Bolivariana de Venezuela, los tratados, pactos y convenciones internacionales y ratificados por la Repblica, interculturalmente respetados y con lo previsto en la presente Ley.
Artculo 54. Al momento de entregar esta tesis, hemos sido informados que tambin Bolivia ha aprobado una norma similar. 19 Promulgada el 8 de diciembre del 2005
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Como se puede apreciar, ya el primer artculo sobre la materia desarrolla una serie de temas que el artculo constitucional solamente esbozaba, mostrndose luego stos con mayor amplitud en el resto del articulado.
Nos parece especialmente interesante destacar que este derecho propio de los pueblos indgenas acta segn su cultura, pero tambin segn sus necesidades sociales.
Por lo tanto, se puede sealar que existen ambos supuestos en el derecho indgena: en algunos casos se basa en la cultura, entendida como las tradiciones ms antiguas. En otros casos, se trata de respuestas actuales a determinadas problemticas que pueden ser nuevas o no referentes a una cultura en particular y stas seran las necesidades sociales:
El artculo 131 presenta una definicin del derecho indgena sumamente completa al sealar:
Artculo 131. El derecho indgena est constituido por el conjunto de normas, principios, valores, prcticas, instituciones, usos y costumbres, que cada pueblo indgena considere legtimo y obligatorio, que les permite regular la vida social y poltica, autogobernarse, organizar, garantizar el orden pblico interno, establecer derechos y deberes, resolver conflictos y tomar decisiones en el mbito interno.
A nuestro modo de ver, es sumamente adecuado que esta definicin no restrinja el Derecho a procedimientos de resolucin de conflictos o de sancin de infracciones, sino como un instrumento de regulacin cotidiana. Efectivamente, el Derecho asigna responsabilidades, obligaciones y derechos a
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los miembros de una colectividad, permite asegurar la toma de decisiones y el mantenimiento del orden interno en la vida cotidiana. En toda sociedad, la resolucin de conflictos es una situacin mas bien excepcional.
La definicin incluye varios elementos importantes, como la legitimidad, en el sentido que la poblacin debe aceptar el orden jurdico y no sentirlo como impuesto. Igualmente se seala que tiene carcter obligatorio, siendo que precisamente la esencia del Derecho es la coaccin, vale decir la posibilidad de obligar a los individuos a cumplir con las normas bajo amenaza de una sancin. De esta manera, este artculo rompe con la percepcin tradicional, por la cual el Estado tena el monopolio de la coaccin legtima.
Otro elemento fundamental es la referencia al autogobierno como derecho propio de los pueblos indgenas. De esta manera, stos son quienes regulan su vida social y poltica de acuerdo a sus criterios particulares.
Esta norma, luego de explicar el Derecho indgena, define, en un artculo distinto, la jurisdiccin indgena, referida a la administracin de justicia:
Artculo 132. La jurisdiccin especial indgena consiste en la potestad que tienen los pueblos y comunidades indgenas, a travs de sus autoridades legtimas, de tomar decisiones de acuerdo con su derecho propio y conforme con los procedimientos tradicionales, para solucionar de forma autnoma y definitiva las controversias que se susciten entre sus integrantes, dentro de su hbitat y tierras.
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Ac se aprecia en primer lugar que se trata de una potestad que poseen tanto los pueblos como las comunidades. De esta forma, la ley procura abarcar dos situaciones distintas: en algunos lugares son los pueblos indgenas quienes administran justicia. En otros casos, son las comunidades que actan de
manera autnoma, como ocurre en el Per y en las zonas andinas de Bolivia y Ecuador. Nuevamente se seala que esta facultad no se puede ejercer por cualquier integrante de la comunidad o el pueblo indgena, sino por sus autoridades legtimas.
Otro elemento importante es la forma cmo se toman las decisiones. Se seala que ser el derecho propio, con lo que nos remitiramos a lo establecido por el artculo 131. Sin embargo, acto seguido se hace referencia a que las decisiones deben estar conforme a los procedimientos tradicionales, de acuerdo a lo sealado por la Constitucin.
Nosotros consideramos que no debera restringirse la administracin de justicia a los procedimientos tradicionales. Una comunidad o un pueblo indgena
Por ejemplo, la toma de decisiones por mayora, sea por votacin a mano alzada o por voto secreto son relativamente nuevos y, sin embargo, pueden tener mucha legitimidad en muchas poblaciones. La participacin de las
mujeres o de los varones solteros tambin puede ser un procedimiento no tradicional pero que la poblacin ha incorporado. Habra sido preferible, por lo tanto, eliminar el trmino tradicionales que puede generar confusin, porque
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parecera que obliga a los indgenas a ceirse a normas que pueden haber abandonado.
Igualmente, si bien nos parece adecuado que se seale que se resuelven las controversias de manera autnoma, tambin nos parece que la referencia a una resolucin definitiva puede ser una consideracin extrema. Precisamente en las jurisdicciones indgenas muchas veces se plantea que la mejor solucin es dilatar una decisin, para esperar que las partes involucradas busquen su propio arreglo 20. Es posible que haya primado la percepcin que la jurisdiccin
indgena siempre sabe cmo enfrentar los problemas de fondo, pero ac existira una visin idealizada al respecto.
La jurisdiccin especial indgena comprende la facultad de conocer, investigar, decidir y ejecutar las decisiones, en los asuntos sometidos a su competencia y la potestad de avalar acuerdos reparatorios como medida de solucin de conflictos. Las autoridades indgenas resolvern los conflictos sobre la base de la va conciliatoria, el dilogo, la medicin, la compensacin y la reparacin del dao, con la finalidad de reestablecer la armona y la paz social. En los procedimientos participarn tanto el ofensor como la vctima, la familia y la comunidad.
A la jurisdiccin indgena, este artculo le atribuye las competencias propias del derecho procesal occidental: conocer, investigar, decidir y ejecutar. Estas referencias demuestran que los textos sobre el reconocimiento han sido redactados pensando no tanto en la perspectiva del procedimiento indgena,
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sino de los abogados y magistrados, a quienes les corresponde reconocer y respetar estas facultades dentro de la poblacin indgena.
Pese a que la norma promueve la autonoma de la poblacin indgena, el artculo 132 dispone la manera en que resolvern conflictos las autoridades indgenas al sealar que actuarn mediante la va conciliatoria, el dilogo, la mediacin, la compensacin y la reparacin del dao. A nuestro modo de
ver, aunque stas son las formas frecuentes como los pueblos indgenas resuelven sus conflictos, no debera pensarse que son las nicas, ni menos disponerlas como mecanismos obligatorios.
Debemos sealar que en los pueblos indgenas, como en toda agrupacin humana, no todos los problemas se solucionan mediante una conciliacin. Puede darse tambin el caso que existan personas que no deseen llegar a un acuerdo o que nieguen su responsabilidad, como sucede en muchos delitos. Por eso, entre los pueblos indgenas tambin se aplican sanciones a los infractores y tambin se toman decisiones que pueden parecer drsticas o severas, al punto que se considera que determinadas personas deben marcharse forzosamente de la comunidad.
Pareciera mas bien que el legislador venezolano pretende mediante esta norma sealar a la poblacin no occidental las ventajas de resolver sus conflictos sin la intervencin del Poder Judicial, como sucede en la conciliacin y en la
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Justicia de Paz. En todo caso, debera haberse limitado a sealar que los pueblos indgenas resolvern sus problemas de acuerdo a su propio criterio.
Las referencias a armona y paz social como una situacin previa en que viven los indgenas manifiestan nuevamente una visin ideal sobre ellos. En muchas sociedades tradicionales una aparente armona puede ocultar que un sector de la poblacin se sienta resignado a no poder cambiar una situacin de injusticia. Un ejemplo claro es el de las mujeres, que suelen encontrarse subordinadas a los varones. De igual forma, esto puede ocurrir a quienes pertenecen a clanes diferentes 21.
Lo mismo sucede cuando se seala que en los procedimientos participarn tanto el ofensor como la vctima, la familia y la comunidad. En primer lugar, por las referencias a ofensor y vctima, parecera que la jurisdiccin indgena solamente se hace referencia a los temas penales. En segundo lugar, tenemos que no necesariamente se produce la presencia de la familia y la comunidad. Pueden existir situaciones en las que una persona se encuentra enfrentada a su familia o en las que existen motivos para que las partes busquen mayor privacidad. De esta manera, el legislador venezolano parece
prescribir a los indgenas que se mantengan sujetos lo ms posible a sus supuestas tradiciones.
En el siglo XIX, muchos hacendados peruanos consideraban que en sus tierras imperaba la armona, pero lo que ocurra era que los indgenas se sentan demasiado dbiles como para desafiar su poder.
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Las decisiones constituyen cosa juzgada en el mbito nacional; en consecuencia, las partes, el Estado y los terceros estn obligados a respetarlas y acatarlas, siempre que no sean incompatibles con los derechos fundamentales establecidos en la Constitucin de la Repblica Bolivariana de Venezuela, los tratados, pactos y convenciones internacionales suscritos y ratificados por la Repblica y de conformidad con la presente Ley.
Es muy importante que las decisiones que se toman dentro de un pueblo o comunidad indgena sean cosa juzgada en el mbito nacional. Esto quiere decir que debern ser respetadas por las autoridades estatales y que la jurisdiccin indgena no deber ser percibida como inferior o subordinada a la jurisdiccin estatal. De esta manera desea evitarse que la parte que se siente afectada por una decisin de las autoridades indgenas pretenda desconocer la decisin y acudir a las autoridades estatales, lo cual debilitara totalmente la jurisdiccin especial.
Artculo 133. La competencia de la jurisdiccin especial indgena estar determinada por los siguientes criterios: 1. Competencia Territorial: Las autoridades legtimas tendrn competencia para conocer de cualquier incidencia o conflicto surgido dentro del hbitat y tierras de los pueblos y comunidades indgenas respectivos.
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2. Competencia Extraterritorial: Las autoridades legtimas tendrn competencia extraterritorial respecto de controversias sometidas a su conocimiento, surgidas fuera del hbitat y tierras indgenas, cuando las mismas sean entre integrantes de pueblos y comunidades indgenas, no revistan carcter penal y no afecten derechos de terceros no indgenas. En este caso, la autoridad legtima decidir segn las normas, usos y costumbres del pueblo o comunidad indgena y lo dispuesto en el presente artculo, si conoce o no de la controversia y, en caso negativo, informar a los solicitantes y remitir el caso a la jurisdiccin ordinaria cuando corresponda. La Ley venezolana es hasta el momento la nica norma en Amrica Latina que faculta a las autoridades indgenas para intervenir en hechos que se producen fuera de su mbito territorial. Este sera, para nosotros, una extensin
a) La controversia debe ocurrir entre miembros de un pueblo o comunidad indgena. Se entiende que debera ser la misma entidad.
b) No debe tratarse de una materia penal, lo que quiere decir que, el Estado venezolano se reserva el uso legtimo de la fuerza, fuera del territorio de las comunidades o pueblos indgenas; y
c) No debe afectar los derechos de terceros, es decir personas que no son indgenas.
En cuanto a la competencia material, la opcin de la norma venezolana es elaborar un listado de aquellos delitos que el Estado se reserva para resolver: 366
3. Competencia Material: Las autoridades legtimas tendrn competencia para conocer y decidir sobre cualquier conflicto o solicitud, independientemente de la materia de que se trate. Se exceptan de esta competencia material, los delitos contra la seguridad e integridad de la Nacin, delitos de corrupcin o contra el patrimonio pblico, ilcitos aduaneros, trfico ilcito de sustancias psicotrpicas y estupefacientes y trfico ilcito de armas de fuego, delitos cometidos con el concierto o concurrencia de manera organizada de varias personas y los crmenes internacionales: el genocidio, lesa humanidad, crmenes de guerra y crmenes de agresin.
Podr apreciarse que slo se plantea esta reserva en materia penal, con lo cual podra entenderse que las comunidades indgenas tienen plena competencia en los dems mbitos del derecho.
La norma venezolana de esta manera busca que aquellos delitos relativos al funcionamiento del Estado sean juzgados por ste, as como las graves violaciones a los derechos humanos (genocidio, delitos de lesa humanidad).
Nos parece que la referencia a delitos cometidos con el concierto o concurrencia de manera organizada de varias personas impedira que se pudieran sancionar muchos delitos comunes, como el abigeato. Si se deseaba precisar que el llamado crimen organizado no deba ser juzgado por los indgenas, creemos que eran suficientes las referencias a delitos aduaneros, trfico de armas y narcotrfico.
Finalmente, en cuanto a la competencia personal, tenemos que s hay una mayor restriccin, porque slo se da esta competencia hacia los indgenas.
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4. Competencia Personal: La jurisdiccin especial indgena tendr competencia para conocer de solicitudes o conflictos que involucren a cualquier integrante del pueblo o comunidad indgena. Las personas que no siendo integrantes de la comunidad pero que encontrndose dentro del hbitat y tierras indgenas cometan algn delito previsto en la legislacin ordinaria, podrn ser detenidas preventivamente por las autoridades legtimas, las cuales debern poner al detenido a la orden de la jurisdiccin ordinaria conforme a lo dispuesto en el Cdigo Orgnico Procesal Penal
Resulta tambin interesante que esta Ley, en un prrafo adicional del artculo 132 plantea tambin una definicin de quin es indgena, porque para la jurisdiccin indgena va a seguir a los individuos indgenas ms all del mbito territorial y, en cambio, no se aplica a los no indgenas.
Pargrafo nico: A los efectos de este Captulo, se entender por integrante toda persona indgena que forme parte de una comunidad indgena. Tambin se considera como integrante toda persona no indgena integrada por vnculos familiares o por cualquier otro nexo a la comunidad indgena, siempre que resida en la misma. Esta precisin es importante porque muchas veces en el Per una persona puede casarse con una mujer indgena, vivir en la comunidad, pero no estar sometido a sus normas, lo cual puede generar que acte contra la moral social generando numerosos conflictos.
Evidentemente, existen diversos casos que habra que estudiar: un ingeniero o un obrero que participa en la construccin de una carretera, evidentemente no es un integrante de la comunidad aunque de manera temporal se encuentre en su territorio. En el caso de un profesor o una enfermera que resida all por varios aos y que participe en las asambleas, podra ser considerado vinculado por otro nexo. 368
Si ellos cometen algn agravio contra un indgena, plantear que ste debe acudir a las instancias estatales implicara simplemente que las diferentes barreras para los indgenas dejaran dicho agravio en la impunidad. Incluso si se trata de un delito, los indgenas slo podrn detener a los responsables.
La Ley establece la obligacin de la jurisdiccin ordinaria de remitir los casos a la jurisdiccin indgena 22.
Artculo 134 4. Proteccin del derecho a la jurisdiccin especial indgena: Cuando la jurisdiccin ordinaria conozca de casos que correspondan a la jurisdiccin especial indgena, debe remitir las actuaciones a esta ltima. A nuestro modo de ver, se trata de una obligacin muy discutible. Creemos que el ejercicio de la jurisdiccin indgena debera ser facultativo: no siempre los indgenas van a sentirse en la capacidad y la posibilidad de resolver determinados problemas. Por ejemplo, en un caso de homicidio resulta
improbable que los mecanismos de mediacin que esta misma Ley ha previsto puedan intervenir.
Los mecanismos estn pensados para situaciones en las cuales ambas partes aceptan los hechos, no para una situacin donde uno de los involucrados niega haberlos cometido.
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Precisamente, en el Per, los indgenas recurren a los mecanismos estatales cuando sienten que sus propios mecanismos no logran enfrentar
adecuadamente el problema, sea por la gravedad del mismo, porque uno de los involucrados no desea llegar a un arreglo o la comunidad no se siente capaz para ejercer una adecuada presin.
La norma venezolana solamente permite la posibilidad de revisin por parte de la jurisdiccin ordinaria cuando los indgenas tomen decisiones incompatibles con los derechos humanos.
Artculo 134 1.Reserva de la jurisdiccin especial indgena: las decisiones tomadas por las autoridades indgenas legtimas slo sern revisadas por la jurisdiccin ordinaria cuando sean incompatibles con los derechos fundamentales establecidos en la Constitucin de la Repblica Bolivariana de Venezuela, los tratados, pactos y convenciones internacionales suscritos y ratificados por la Repblica.
Resulta evidente que no se establece una revisin del tema de fondo, a manera de doble instancia. De otro lado, el procedimiento resulta de difcil acceso, porque es necesario presentar una accin ante el Tribunal Supremo de Justicia.
Artculo 135. Contra toda decisin emanada de la jurisdiccin especial indgena, violatoria de derechos fundamentales, se podr interponer la accin de Amparo Constitucional ante la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, la cual se tramitar conforme al procedimiento previsto en la ley respectiva y estar orientada segn las reglas de equidad, garantizando la interpretacin intercultural de los hechos y el derecho, tomando en cuenta el derecho propio de los pueblos y comunidades indgenas involucrados.
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Esta accin de amparo constitucional es un recurso lejano para la mayor parte de personas que estarn sometidas a la jurisdiccin indgena. Al parecer, existira cierta desconfianza sobre los magistrados de niveles inferiores, quienes desde nuestro punto de vista tambin podran tener la capacidad de intervenir.
Resulta interesante que el mismo artculo plantee que la decisin se tomar garantizando la interpretacin intercultural de los hechos y el derecho, dado que puede que los hechos se vean de manera distinta desde diferentes culturas.
En caso de plantearse un conflicto de jurisdiccin ser resuelto por el Tribunal Supremo de Justicia, lo cual nos parece errneo, porque tambin se trata de una instancia centralizada:
Artculo 134 3. Conflicto de jurisdiccin: De los conflictos entre la jurisdiccin especial indgena y la jurisdiccin ordinaria conocer el Tribunal Supremo de Justicia, mediante el procedimiento respectivo establecido en la ley que regula la materia.
Se plantea la capacitacin en pluralismo legal a autoridades indgenas y a operadores de justicia y la enseanza del Derecho indgena en las Facultades de Derecho y carreras vinculadas as como tambin en la capacitacin de los funcionarios judiciales y policas 23.
En diversos artculos de esta norma, se insiste en que el lmite para las decisiones de los indgenas es que no se vulneren los derechos fundamentales.
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De esta forma, este artculo 132 no hace referencia a las otras restricciones que existen en la Constitucin de Venezuela: las leyes, el orden pblico y el propio texto constitucional. A nuestro modo de ver, estas restricciones siguen
En el caso que los indgenas cometan un delito se establece una disposicin ms restringida que el artculo 15 del Cdigo Penal Peruano:
Artculo 141 1. No se perseguir penalmente a indgenas por hechos tipificados como delitos, cuando en su cultura y derecho estos actos sean permitidos, siempre que no sean incompatibles con los derechos fundamentales establecidos en la Constitucin
En este caso no se considera un error de prohibicin o de comprensin ni tampoco un supuesto de inimputabilidad. El Estado s est facultado para enfrentar delitos cometidos por indgenas.
Puede deducirse que un homicidio o un caso de lesiones s deberan ser juzgados por las autoridades estatales, pero no un caso de bigamia, porque, aunque se trata de un delito, no afecta derechos fundamentales. Cabra la
posibilidad de analizar otros hechos: las relaciones sexuales con una persona menor a la edad permitida por las leyes estatales o la expulsin de una persona del territorio comunal.
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En los casos en que efectivamente los indgenas sean procesados, sea porque actuaron segn su cultura o simplemente porque cometieron un delito comn, se seala la siguiente regla:
Artculo 141 2. Los jueces, al momento de dictar sentencia definitiva o cualquier medida preventiva, debern considerar las condiciones socioeconmicas y culturales de los indgenas, y decidir conforme a los principios de justicia y equidad. En todo caso, stos procurarn establecer penas distintas al encarcelamiento que permitan la reinsercin del indgena a su medio sociocultural.
El resultado es similar a la aplicacin del artculo 15 de nuestro Cdigo Penal, pero con la diferencia que se evita la expresin error, asumindose que el indgena no se ha equivocado, sino que est actuando de acuerdo a su cultura.
La norma venezolana ha sido la primera en la regin que plantea adems seguir el artculo 10, inciso 2 del Convenio 169, planteando penas distintas al encarcelamiento, lo cual puede ser comprensible tratndose del pequeo nmero de indgenas existente en dicho pas y su incipiente grado de contacto con el resto de la sociedad.
Artculo 141 3. El Estado dispondr en los establecimientos penales en los estados con poblacin indgena, de espacios especiales de reclusin para los indgenas, as como del personal con conocimientos en materia indgena para su atencin.
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Resulta muy importante que en las prisiones exista personal con conocimientos de materia indgena. Sin embargo, tenemos dudas sobre si los indgenas Podra ser una situacin de
aislamiento innecesaria, salvo que ellos as lo soliciten para mantener su idioma o su identidad.
Consideramos que varios aspectos de la norma venezolana podran incorporarse a la legislacin peruana para abordar la jurisdiccin de las comunidades nativas amaznicas. Sin embargo, este no es el caso de las comunidades campesinas y las rondas campesinas, que tienen una vinculacin larga y permanente con el Estado.
En Colombia, a diferencia de lo que ocurre en el Per y otros pases, pese a que hasta el momento no existe una norma de desarrollo constitucional sobre los alcances y lmites de la jurisdiccin indgena, una importante sucesin de sentencias de la Corte Constitucional ha precisado la relacin entre la jurisdiccin indgena y la jurisdiccin estatal, as como los derechos que tienen los indgenas frente a sus autoridades tradicionales.
Este importante desarrollo jurisprudencial se debe a que en los ltimos 19 aos, numerosos indgenas colombianos y en menor medida otras entidades han
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acudido a la Corte Constitucional a plantear acciones de tutela para exigir que se respeten derechos culturales, pero tambin derechos individuales.
Como marco general, podemos apreciar que la Corte Constitucional seala que el derecho a la identidad nacional colombiana debe ser entendido dentro de una concepcin de identidad pluralista, sin que se pueda admitir, desde el punto de vista constitucional, la promocin de una homogeneizacin de la poblacin, siguiendo un modelo occidental o liberal 24.
De esta manera, en numerosas sentencias se ha reconocido el derecho de los indgenas a un trato diferenciado en aspectos como el derecho a la tierra, el derecho a la educacin y el derecho a la salud 25. Se ha reconocido tambin que la propia condicin de los indgenas marca la necesidad de respetar el derecho a la consulta sobre aquellas actividades extractivas que puedan afectarles directamente 26.
El principio de que los indgenas requieren un trato diferenciado ha llevado a la Corte Constitucional a reconocer inclusive que los indgenas no estn sujetos a los mismos requisitos de edad para el ejercicio de cargos pblicos que rigen
Sentencia T-704-06, considerando 9. Sentencia C-088-01. Inclusive, la sentencia T-428-92 dispuso suspender la construccin de una carretera hasta que se logre evitar los graves daos que estaba ocasionando a la poblacin indgena. 26 Sentencia SU-039-97. Tambin se ha pronunciado planteando que antes de realizar fumigaciones areas contra los cultivos de coca, es indispensable consultar con los indgenas posiblemente afectados (sentencia SU 383-02-1).
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para los dems ciudadanos, dado que las culturas indgenas consideran que una persona es adecuadamente madura por otro tipo de criterios 27.
La Corte Constitucional considera a la comunidad indgena como una entidad sujeto de derechos fundamentales 28, como tambin se aprecia en la sentencia SU-039-97 29. De esta forma, para la Corte los indgenas han dejado de ser una realidad fctica pasando a ser sujetos de derechos fundamentales. La
Constitucin reconoce que hay formas de vida social diferentes y debe otorgarse a estas comunidades personera sustantiva pues eso es lo que confiere status para gozar de los derechos fundamentales y exigir su proteccin 30.
Por consiguiente, llega a sostenerse que se les aplican las normas constitucionales sobre derechos individuales como derecho a la vida (artculo 11 de la Constitucin) y la prohibicin de desaparicin forzada (artculo 12) 31.
El reconocimiento de la identidad indgena es tan importante que se ha autorizado que los indgenas que viven dentro de sus territorios no realicen el servicio militar obligatorio pues afectara la identidad de quienes lo realicen y de todo el grupo 32.
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Sentencia T-778-05. Sentencia T-380-93, acpite 8 29 Sentencia SU-039-97, prrafo 3.1. 30 Sentencia T-380-93, acpite 8 31 Sentencia T-380-93, acpite 8, citado en numerosas sentencias posteriores. 32 Sentencia C-058-94. Tambin lo prohibe la Constitucin del Paraguay.
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De igual forma, se seala que, para garantizar la subsistencia de las comunidades, la responsabilidad del Estado es fundamental 33. El mecanismo principal para lograrlo es reconocer a las comunidades un alto grado de autonoma. Al Estado le corresponde respetar de manera prioritaria, la
autonoma comunal, indica la Corte, pues este es un elemento considera fundamental para poder mantener la propia identidad 34.
La Corte seala que la eficacia del derecho a la diversidad tnica y cultural y el valor del pluralismo slo pueden ser logrados satisfactoriamente si se permite un amplio espacio de libertad a las comunidades indgenas 35. Esta concepcin de los magistrados colombianos es verdaderamente interesante, porque perciben la pluralidad cultural como un valor positivo y uno de los pilares de la nacionalidad 36, mientras en el Per muchas veces la diversidad es percibida como un problema en s misma.
Por lo tanto, el Estado debe procurar que las restricciones a la autonoma de la poblacin indgena sean lo ms reducidas que sea posible, para as lograr que se pueda ejercer el derecho a la diversidad. De esta manera, la Corte
Constitucional ha colocado como principios de relacin con las comunidades indgenas la maximizacin de la autonoma y minimizacin de las restricciones a las decisiones que pueden tomar los pueblos indgenas 37. Desde esta
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Sentencia T-007-95, acpite 3. Sentencia 349-96, prrafo 2.2, citado en numerosas sentencias posteriores. 35 Sentencia T- C-139-96, prrafo 6.2.3 36 Sentencia T-778-05, acpite 4.1. 37 Sentencia T-349-96, acpite 2.2.
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autonoma, impidan el ingreso de forneos si su presencia puede atentar contra la integridad de la comunidad, incluyendo a predicadores religiosos 38.
Sin embargo, como se ver a continuacin, tambin se admite la reduccin de derechos individuales fundamentales de los propios indgenas, si esto permite garantizar la autonoma del grupo.
En cuanto a la jurisdiccin indgena es percibida como fundamental para garantizar esta autonoma, para salvaguardar la diversidad tnica y cultural de la nacin colombiana y para garantizar los derechos de los individuos indgenas 39.
En la jurisprudencia de la Corte Constitucional no se prohibe al Estado intervenir en conflictos donde estn involucrados indgenas 40. Por eso, se
precisa que, para que intervenga la jurisdiccin indgena, existen cuatro elementos centrales establecidos por la sentencia C-139-96:
Sentencia SU-510/98, acpite 52. Sentencia T-552-03, prrafo 4.1. 40 Sentencia T-496-96, prrafo 2.1.
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4) la competencia del legislador para sealar la forma de coordinacin de la jurisdiccin indgena con el sistema judicial nacional 41.
Estos cuatro elementos han sido mejor desarrollados de la siguiente manera por la sentencia T-552-03 como las condiciones para la jurisdiccin indgena:
a. Existencia de la autoridad indgena que reclame el conocimiento del asunto, debidamente constituida y reconocida;
b.
c.
d.
El primer punto resulta fundamental: la autoridad indgena debe tener la intencin de resolver el asunto, pues la jurisdiccin indgena no es obligatoria ni automtica 43.
41 42
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Como se puede apreciar, por el segundo punto, la Corte Constitucional restringe la competencia personal a la poblacin indgena, lo cual no se desprenda claramente del artculo 246 de la Constitucin.
Al mismo tiempo, en la misma sentencia T-552-03, la Corte Constitucional desarrolla los siguientes elementos que deben estar presentes en la jurisdiccin indgena 44.
Un elemento humano, que consiste en la existencia de un grupo diferenciable por su origen tnico y por la persistencia diferenciada de su identidad cultural. Un elemento orgnico, esto es la existencia de autoridades tradicionales que ejerzan una funcin de control social en sus comunidades. Un elemento normativo, conforme al cual la respectiva comunidad se rija por un sistema jurdico propio conformado a partir de las prcticas y usos tradicionales, tanto en materia sustantiva como procedimental. Un mbito geogrfico, en cuanto la norma que establece la jurisdiccin indgena remite al territorio, el cual segn la propia Constitucin, en su artculo 329, deber conformarse con sujecin a la ley y delimitarse por el gobierno con participacin de las comunidades. Un factor de congruencia, en la medida en que el orden jurdico tradicional de estas comunidades no puede resultar contrario a la Constitucin ni a la ley45.
Aunque no es obligatorio que una comunidad indgena asuma jurisdiccin, cuando se acredita que el inculpado es indgena y que cometi el hecho ilcito ante otro indgena en territorio indgena, las autoridades estatales deben remitir
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Sentencia T-667a-98. El ao pasado, estos mismos elementos seran recogidos por la Corte Suprema del Per en el reciente Acuerdo Plenario sobre las rondas campesinas (prrafo 9). 45 Sentencia T-552-03, prrafo 4.1.
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a la comunidad el caso o al Consejo Superior de la Judicatura para que tome la decisin al respecto 46.
La Corte Constitucional ha dispuesto que si una organizacin indgena solicita al Poder Judicial juzgar a un indgena por un crimen cometido bajo estas condiciones, el responsable le deber ser remitido 47, aunque aparentemente no exista un precedente en el grupo indgena de haber resuelto estos casos 48. En este sentido, en un tema de transferencia de propiedad entre dos indgenas, se revoca la sentencia de un juez estatal, porque debi reconocer que no tena competencia al respecto 49.
Si un indgena comete un delito fuera de su comunidad, sin comprender el carcter delictuoso de su acto, la Corte plantea que regrese a su respectiva comunidad, sin ser sancionado por el Estado 50. An si el delito tambin es
comprendido como tal dentro de la comunidad, podra ser ms conveniente que el Estado se abstenga y el individuo sea juzgado por las autoridades comunales:
() el intrprete deber tomar en cuenta la conciencia tnica del sujeto y el grado de aislamiento de la cultura a la que pertenece, para determinar si es conveniente que el indgena sea juzgado y sancionado de acuerdo con el sistema jurdico nacional, o si debe ser devuelto a su comunidad para que sea juzgado por sus propias autoridades, de acuerdo a sus normas y procedimientos 51.
Segn lo dispone el artculo 256 numeral 6 de la Constitucin de Colombia. Sentencia T728-02, prrafo 12. 47 Por ejemplo, sentencias T-266-99 y T-934-99. 48 Sentencia T-552-03 49 Sentencia 606-01, prrafos 4 y 5. 50 Sentencia T-496-96 prrafo 2.2. 51 Sentencia T-496-96 prrafo 2.2. Debe sealarse que ya el artculo 96 del Cdigo Penal Colombiano de 1980 deca: "Cuando se tratare de indgena inimputable por inmadurez sicolgica, la medida consistir en la reintegracin a su medio ambiente natural". En cambio, el actual Cdigo Penal del 2000 seala:
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En cuanto al elemento geogrfico, debe precisarse que no corresponde necesariamente al reconocimiento jurdico que el Estado ha otorgado a un determinado territorio, lo cual a su vez tiene como elementos:
la efectiva presencia de la comunidad y a la capacidad de sus autoridades tradicionales para ejercer control social de manera autnoma, esto es, con exclusin de otras autoridades. El territorio se configura a partir de la presencia efectiva de la comunidad en una zona que objetivamente pueden tener como propia y en la que se desenvuelve la cultura de un modo exclusivo 52. Manteniendo el principio de que debe respetarse en lo mximo posible la autonoma comunal, la Corte Constitucional advierte que el Estado no puede pretender distinguir entre normas culturales indgenas y normas morales, ni cuestionar a las autoridades comunales su pretensin de sancionar faltas morales:
() Es constitucionalmente viable as mismo que conductas que son consideradas inofensivas en la cultura nacional predominante, sean sin embargo sancionadas en el seno de una comunidad indgena, y viceversa. En este punto, no entra la Corte a determinar cules pueden ser estas conductas, ni cules los lmites de su sancin 53.
En realidad, debemos sealar que la diferencia entre moral, religin y Derecho es propia de la cultura occidental y en muchas culturas estas esferas se mezclan y superponen. Dada esta particularidad cultural, estamos de acuerdo con la sentencia de la Corte colombiana puesto que a una autoridad estatal no le
Artculo 33. Inimputabilidad. Es imputable quien en el momento de ejecutar la conducta tpica y antijurdica no tuviere la capacidad de comprender su ilicitud o de determinarse de acuerdo con esa comprensin, por inmadurez sicolgica, trastorno mental, diversidad sociocultural o estados similares. 52 Sentencia 1238-04, acpite 3.3.2. 53 C 139-96, prrafo 6.4.
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corresponde exigir a los indgenas establecer una distincin precisa sobre cul es el mbito jurdico antes de poder ejercer jurisdiccin.
En el mismo sentido, la Corte considera inconstitucional una norma que pretenda establecer cules sanciones pueden aplicar los indgenas o los lmites para stas, dado que ellos tienen un universo cultural diferente 54. Deber admitirse que la gravedad de las faltas tampoco ser necesariamente percibida de la misma manera que en la cultura occidental ni tampoco un individuo puede ser considerado adulto bajo los mismos criterios de la sociedad occidental 55.
El respeto por la cosmovisin indgena es tan fuerte que la Corte seala que al Estado no le corresponde sealar o ni siquiera sugerir que determinadas acciones tradicionales son innecesarias o carecen de sentido, pues estara violando el respeto a la identidad cultural 56.
En relacin a cul es la autoridad facultada para administrar justicia, la Corte seala que el principio de maximizar la autonoma impide establecer restricciones innecesarias en la interpretacin de las normas que buscan favorecer a los indgenas. Por lo tanto, la referencia del artculo 246 a las autoridades comunales puede aplicarse a un sistema de resolucin de disputas en que las decisiones son tomadas por miembros del grupo familiar, o
Sentencias C-139-96, prrafo 6.4. y SU-510-98, prrafo 57 Por ejemplo, el robo de unas gallinas puede parecer un asunto menor en la sociedad occidental, pero para los indgenas implica privarles de su ahorro para caso de emergencias (sentencia T-1127-01, prrafo 2.4.). 56 Sentencia SU-510-98, prrafo 53.
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una autoridad religiosa o que efectivamente la administracin de justicia est a cargo de autoridades con esta funcin especfica 57.
En cuanto al derecho de defensa, cuando un indgena presenta una accin de tutela, porque en su comunidad no se le permiti contar con el apoyo de un abogado, la Corte Constitucional replica que el derecho a la defensa puede ejercerse aunque no haya un letrado presente 58, tomando en cuenta que, en un proceso en una comunidad no se trata de manejar un conocimiento especializado, como sucede con el derecho estatal, sino las normas que han sido aprendidas en la socializacin en la comunidad, por lo que existen diversas posibilidades 59.
() es preciso aclarar que, en contra de lo establecido por los jueces de tutela, los medios para ejercer este derecho en los casos que adelantan las autoridades indgenas, no tienen que ser aqullos contemplados por las normas nacionales o los tratados internacionales, sino los que han sido propios dentro del sistema normativo de la comunidad. () el acusado puede ser defendido por un miembro que conozca la lengua y las costumbres y adems, tiene la oportunidad de hablar personalmente durante la Asamblea, para contradecir a los testigos que declararon en su contra 60. Una situacin particular del caso colombiano es que una comunidad indgena puede establecer sanciones que deben ser cumplidas en un establecimiento estatal. Esto ha ocurrido en los ltimos aos, en que varias comunidades han sancionado responsables de homicidios con varios aos de pena privativa de
Sentencia C-139-96, prrafo 6.4. Sentencia 523-97, prrafo 3.3.2, referida al pueblo paez, que en los procesos consuetudinarios prohiba la intervencin de abogados por considerarlos personas ajenas a su cultura. 59 Sentencia 549-07, acpite 5.2. 60 Sentencia T-523-97 prrafo 3.3.2.
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libertad 61, pero, como en las comunidades no existen prisiones que ofrezcan la seguridad necesaria, los sentenciados son remitidos a un centro penitenciario estatal, donde son recluidos por el tiempo que ha determinado la comunidad, sin que se cuestione esta decisin 62.
Las restricciones para la jurisdiccin indgena deben hacerse solamente si se trata de una medida necesaria para salvaguardar un inters de superior jerarqua y que se trate de la medida menos gravosa para la autonoma que se les reconoce a las comunidades tnicas 63.
De esta manera, se seala que el lmite de la jurisdiccin indgena no puede ser toda la Constitucin y la ley, como literalmente seala el artculo 246 de la Constitucin, porque implicara reducir el reconocimiento a un carcter simplemente retrico 64.
La Corte seala que frente a las normas estatales dispositivas, priman los usos y costumbres de las comunidades 65.
Por ejemplo, la sentencia T-239-02, donde el responsable de un homicidio debe pasar 9 aos de prisin en una crcel estatal. Esta medida es adoptada por algunos pueblos indgenas cuando los crmenes son verdaderamente graves, como homicidios mltiples, homicidios agravados con sevicia contra autoridades indgenas, infanticidio y violaciones sexuales (sentencia T-1294-05, seccin III.3). 62 De la misma forma que las autoridades penitenciarias no cuestionan las decisiones que disponen los magistrados estatales. Las sentencias de prisin emitidas por los indgenas contradicen uno de las supuestas ventajas de los sistemas comunitarios, como es reducir la carga del sistema carcelario (Wojkowska, p. 17). 63 Sentencia T-349-96, prrafo 2.2. De igual manera, la sentencia 523-97 seala () no es deseable privilegiar las prcticas de una determinada cosmovisin, ni exigir que un grupo humano renuncie a las tradiciones y valores esenciales para la supervivencia de la cultura que lo caracteriza (prrafo 3.3.2). 64 Sentencia T-349-96, prrafo 2.3. Esto coincide con la apreciacin de Rubio, p. 200. 65 Sentencia 254-94, prrafo 7.4.
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Es decir que aquellos dispositivos que emiten el Congreso de la Repblica o alguna otra entidad no son de cumplimiento obligatorio para las organizaciones indgenas. En relacin a las normas de orden pblico, tampoco puede sealarse que automticamente deban ser aplicadas por las comunidades:
Las normas legales imperativas (de orden pblico) de la Repblica priman sobre los usos y costumbres de las comunidades indgenas, siempre y cuando protejan directamente un valor constitucional superior al principio de diversidad tnica y cultural 66.
Un ejemplo de una norma que prima sobre las culturas indgenas se refiere a la seguridad nacional 67, lo cual es adems comprensible por el contexto de conflicto armado que vive Colombia.
Un segundo aspecto que la Corte Constitucional seala y que genera mayor controversia es el respeto por los derechos fundamentales. En principio, la posicin de la Corte se manifestaba favorable a que fueran respetados:
() el sistema axiolgico contenido en la Carta de derechos y deberes, particularmente los derechos fundamentales, constituyen un lmite material al principio de diversidad tnica y cultural y a los cdigos de valores propios de las diversas comunidades indgenas que habitan el territorio nacional, las que, dicho sea de paso, estuvieron representadas en la Asamblea Nacional Constituyente 68.
De hecho, inicialmente, la Corte Constitucional pareci promover la vigencia de los derechos fundamentales dentro de la jurisdiccin indgena. Se esta manera, en la sentencia 254-94 precis que se encuentran prohibidas la prisin
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Sentencia 254-94, prrafo 7.3. As, se autoriza la instalacin de un radar en el territorio indgena (sentencia T-405/93). 68 Sentencia 254-94, prrafo 7.2.
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perpetua y la confiscacin de bienes, por encontrarse taxativamente prohibidas por el artculo 38 de la Constitucin 69.
Igualmente, la Corte consider que la prctica existente en algunos grupos indgenas de expulsar a un infractor de la comunidad equivale a una confiscacin, pues en la prctica, aunque las tierras se encuentran bajo un sistema de propiedad colectiva, el infractor se queda despojado de todo medio de sustento 70.
Sin embargo, en las sentencias posteriores, se hizo evidente que la Corte Constitucional prefiri realizar un proceso de ponderacin, donde se otorg un nfasis muy marcado al respeto por la autonoma de las comunidades y por eso, entre todos los derechos fundamentales, busca determinar de manera muy cuidadosa cules son aquellos que ningn grupo indgena puede vulnerar y cules son los lmites por los cuales algunos derechos que se encuentran dentro del marco constitucional pueden sufrir restricciones.
La Corte Constitucional seala que, frente al principio pro libertate, deben plantearse el principio pro communitas 71 y el principio pro indgena, que implica la interpretacin que mejor capte las circunstancias y la posicin cultural de las comunidades indgenas y de sus miembros 72. Por lo tanto en
la posible oposicin entre derechos individuales e intereses colectivos, en lo posible deben respetarse los segundos.
69 70
Sentencia 254-94, prrafo 12. Sentencia 254-94, prrafo 13. 71 Sentencia SU 510-98, prrafo 41. 72 Sentencia SU-510-98, prrafo 53.
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La Corte sostiene que solamente existen algunos derechos fundamentales de mayor jerarqua que la diversidad cultural 73. Siguiendo esta posicin, la
sentencia T-349-96 tuvo un alcance fundamental, puesto que seal que solamente se consideran prohibidas la pena de muerte, la tortura y la esclavitud. La Corte seala que solamente frente a estos tres casos se puede encontrar consenso a nivel intercultural, as como en los diversos documentos internacionales 74.
A nosotros nos parece una restriccin muy discutible, puesto que existen muchos otros derechos humanos que consideramos deberan ser respetados y que tambin aparecen en numerosos documentos internacionales, desde el derecho a la igualdad hasta el derecho a la educacin.
Sin embargo, la Corte Constitucional ha sealado que la Constitucin de Colombia no adopta una posicin universalista, a nuestro entender, en abierta contradiccin con el propio texto75. Resulta muy preocupante que, en aras a la maximizacin de la autonoma, un principio que no se desprende claramente del texto constitucional, los derechos humanos que se encuentran taxativamente reconocidos pasen a segundo plano. Resulta preocupante
tambin que desde 1996, sucesivas sentencias de la Corte Constitucional hayan mantenido esta interpretacin, desechando las demandas de numerosos indgenas por obtener el respeto de sus derechos.
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Sentencia C-139-96, prrafo 6.2.2. Sentencia 349-96, seccin 2.3. 75 Sentencia C-139-96, prrafo 6.2.2.
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Por ejemplo, frente a un indgena que fue juzgado en ausencia por su comunidad y reclam que no pudo ejercer su derecho a la defensa, la Corte seal que para ejercer este derecho en una comunidad indgena basta la presencia de los familiares del acusado, por cuanto estamos ante una sociedad ms colectiva 76. La Corte seala que basar el derecho de defensa en valores individuales es una nocin propia de la filosofa liberal de la sociedad occidental, que no puede extenderse a los pueblos indgenas. De esta forma, a nuestro entender, se distorsionan nociones mnimas de responsabilidad individual 77.
Otro derecho que se encuentra severamente restringido dentro de los pueblos indgenas es la libertad de religin. La sentencia SU-510/98 se produjo debido a la denuncia de un grupo de indgenas ika convertidos a una religin evanglica, que haban sido agredidos y detenidos por orden de los dirigentes de dicho grupo. Luego, los dirigentes cerraron el templo y prohibieron la predicacin de dicha religin 78.
La Corte sostuvo que dicha religin, por su tendencia fundamentalista evanglica atentara contra la identidad cultural del grupo indgena ika y por eso respald las medidas represivas contra sus integrantes, permitiendo
T-349-96, prrafo 2.4.1.3. La decisin de la Corte gener tanta polmica que dos de los tres magistrados que suscribieron la sentencia aclararon su voto precisando su desacuerdo con este aspecto. De hecho, la Corte dispuso que en el siguiente juzgamiento s est presente el responsable. 78 Una sentencia anterior, la T-342-94 dispuso que cesaran las actividades de la misin Nuevas Tribus en una poblacin indgena no contactada, que poda verse severamente amenazada por los cambios culturales que los misioneros promovan.
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solamente el ejercicio privado de la religin 79 y declarando constitucional la clausura del templo 80.
Los indgenas evanglicos fueron impedidos de practicar pblicamente su religin, pese a que ellos argumentaban que ser evanglicos no alteraba su condicin de indgenas, pues mantenan su vinculacin con la cultura en otros aspectos, como el idioma, la vestimenta y otras costumbres.
La Corte Constitucional seal que estos elementos culturales eran slo apariencias formales 81 e insisti en que la religin evanglica era incompatible con la cosmovisin del pueblo Ika 82: la Corte sostuvo que este pueblo es una comunidad religiosa y que estas agrupaciones tienen la posibilidad de exigir determinadas conductas a sus integrantes 83.
Pese a las restricciones que se imponan a los indgenas evanglicos, se seal que stas no vulneran la dignidad humana, que apareca como un principio fundamental, pero desprovisto de contenido concreto 84. En fallos como ste, creemos que la Corte Constitucional cae en esencializar a las culturas indgenas, disminuyendo la posibilidad de ejercer derechos individuales.
Vase el anlisis en Bonilla, pp. 181-190 y en OIT, pp. 73-75. Resulta interesante que, en un caso muy distante, en la isla de Tuvalu, en Oceana, la Corte Suprema fall en el mismo sentido contra una agrupacin evanglica (Farran, pp. 91-92). 80 Se consider que los indgenas eran autnomos para decidir qu uso se daba al suelo y esto inclua la posibilidad de tener un templo dentro de la comunidad (SU-510-98, prrafo 59). 81 Sentencia SU-510-98, prrafo 39. 82 Sentencia SU-510-98, prrafo 37. 83 Sentencia SU-510-98, prrafo 52. 84 Sentencia SU-510-98, prrafo 53. Varios magistrados de la Corte Constitucional salvaron su voto, sealando que los indgenas tenan tambin derecho a la libertad de cultos y a poder predicar su religin.
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Bajo el argumento que los derechos individuales pueden ser restringidos para salvaguardar el bien comn, se rompe tambin el principio de igualdad, pues se admite que las autoridades indgenas asignen menos tierra a los evanglicos, considerando que actan dentro de su autonoma 85.
La Corte Constitucional retrocedi en su anterior concepcin que estaba prohibido expulsar a un indgena de la comunidad, sealando que la prohibicin constitucional se refera a la aplicacin de la pena de destierro y no a que la persona se retirase de la comunidad, dentro del territorio nacional 86.
En otras polmicas sentencias, la Corte Constitucional seala que no corresponde a las autoridades estatales intervenir para el cumplimiento de los derechos laborales 87, que, por lo tanto, no seran exigibles en una comunidad indgena. Tampoco se permite al Estado intervenir para enfrentar una evidente manipulacin de los procedimientos electorales, interpretando sta como parte del derecho consuetudinario, dejando una situacin de impunidad,
En todos los casos mencionados, los demandantes son personas indgenas que sienten afectados sus derechos por determinadas decisiones de sus respectivas autoridades comunales. Pese a ello, la Corte Constitucional tiene una
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Sentencia SU-510-98, prrafo 60 Sentencia T-523-97, prrafo 3.3.3, b. 87 Sentencia T-009-07. 88 Sentencia 932-01, prrafo 3.
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sector con mayor consciencia de sus derechos humanos, se muestra inclinada a respaldar a aquellos grupos ms hostiles a esta posicin.
Las apreciaciones de la Corte Constitucional generan todava mayor polmica respecto a los propios derechos humanos que ha reconocido, concretamente en cuanto a la integridad personal. Efectivamente, se seala que:
() el principio de diversidad e integridad personal no es simplemente una declaracin retrica, sino que constituye una proyeccin, en el plano jurdico, del carcter democrtico, participativo y pluralista de la repblica colombiana 89 y obedece a "la aceptacin de la alteridad ligada a la aceptacin de la multiplicidad de formas de vida y sistemas de comprensin del mundo diferentes de los de la cultura occidental." 90
Esto quiere decir que no se puede interpretar de una sola manera este derecho. Por lo tanto, luego que varios indgenas fueron sometidos a duros castigos fsicos, que equivalen objetivamente a tortura, la Corte sostiene que ni el suplicio del cepo ni los azotes se encuentran reidos con la Constitucin. Indica que no generan consecuencias fsicas o mentales y que buscan purificar al infractor 91.
De esta forma, para la Corte Constitucional, los indgenas colombianos terminan teniendo menos derechos que los dems ciudadanos, lo cual contradice a la propia Corte:
Sentencias T-188/93 y SU-039/97. Prrafo 43 de la sentencia SU-510-98, que cita la sentencia T-380/93 y la SC-104/95. 91 Sobre el cepo vase prrafo 2.4.1.2. de sentencia T-349-96. Sobre los azotes, vase prrafo 3.3.3. de sentencia T-523-97 Vase Bonilla, p. 173.
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para que la proteccin a la diversidad tnica y cultural sea realmente efectiva, el Estado reconoce a los miembros de las comunidades indgenas todos los derechos que se reconocen a los dems ciudadanos, prohibiendo toda forma de discriminacin en su contra, pero adems, y en aras de proteger la diversidad cultural, otorga ciertos derechos radicados en la comunidad como ente colectivo. En otras palabras, coexisten los derechos del individuo como tal, y el derecho de la colectividad a ser diferente y a tener el soporte del Estado para proteger tal diferencia 92.
De esta manera, la Corte muestra una visin esttica de las culturas indgenas, negando una posible evolucin y tambin presenta una visin homognea, siendo as que dentro de un grupo indgena existen muchas posibles diferencias.
Debe sealarse que normalmente las demandas para el reconocimiento de derechos fundamentales son presentadas por indgenas del mismo grupo tnico, por lo cual es discutible que representen una cultura fornea 93. Precisamente se trata de indgenas que cuestionan a sus propias autoridades ante la jurisdiccin estatal 94.
Adems de los mencionados derechos, la Corte Constitucional tambin ha sealado que las comunidades indgenas estn obligadas a cumplir con algunos principios fundamentales, entre los cuales destaca el principio de legalidad.
Sentencia T-496-6, prrafo 2.1. El caso resulta especialmente interesante, porque al hacerse evanglicos, los indgenas terminaban desconociendo la autoridad de los mamos, lderes tradicionales arhuacos o ika en los que se concentran las funciones espirituales, polticas y judiciales. El hecho que los evanglicos ya no practicaran las ofrendas tradicionales poda generar un grave dao sobre todo el pueblo, pues se generaba un desequilibrio en la relacin con la naturaleza (prrafo 53). La sentencia 1022-01 reafirma el derecho de los indgenas a restringir las prdicas evanglicas, pero empleando el argumento que, al hacerse con altavoces, se perturbaba las labores de los dems y que los evanglicos dejaban de participar en las labores comunitarias y de vigilancia, as como desacataban a las autoridades comunales. En este caso se trataba de una comunidad predominantemente catlica, pero en la cual esta religin haba podido vincularse sin mayores conflictos con la cultura tradicional. 94 Sentencia T-979-06.
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Sin embargo, ste no debe ser entendido como contar con normas escritas de cumplimiento obligatorio, tomando en cuenta que se est ante culturas orales 95.
El principio de legalidad mas bien debe entenderse como una exigencia mnima de previsibilidad 96. De esta forma, se desestima una pena que no est presente en el ordenamiento, como una severa condena a prisin 97.
Otro principio es el referido al debido proceso, se toma en cuenta la nocin de juez natural, pero indicando que ste debe ser, en principio, la autoridad comunal indgena 98.
Un elemento para entender estas decisiones de la Corte Constitucional es el que los indgenas constituyen un porcentaje muy reducido de la poblacin colombiana. En pases como Ecuador y Bolivia, estas decisiones implicaran prcticamente la prdida de vigencia de la Constitucin. De otro lado, debe sealarse que, gracias a sentencias como la T-349-96, la pena de muerte ha disminuido considerablemente en los grupos indgenas que la practicaban, siendo reemplazada por otro tipo de sanciones 99.
Las sentencias en que la Corte Constitucional defiende la diversidad cultural pueden tener consecuencias muy graves, como ocurri con el caso de dos
() la oralidad que caracteriza los ordenamientos jurdicos de las comunidades indgenas () exige una reconceptualizacin del principio de legalidad y, ciertamente, excluye la posibilidad de que como condicin para el reconocimiento de la jurisdiccin se exija presentar compilaciones de normas escritas en materias sustantivas o procedimentales, e, incluso, precedentes, tambin escritos, en materias como las que suscita el reclamo de jurisdiccin (sentencia 552-03, prrafo 4.1.). 96 Sentencia T-349-96, prrafo 2.4.1. 97 Sentencia T-349-96, prrafo 2.4.1.4 98 Sentencia T-728-02, prrafo II, 10. 99 Sentencia 1127-01, prrafo 2.4.
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mellizos indgenas del grupo uwe, abandonados al nacer, debido a que existe la prctica tradicional de matar a los mellizos. Teniendo los nios menos de un ao, la Corte dispone que sean reintegrados a su comunidad de origen, luego que sta reflexiona y acepta que ya no atentarn contra su vida, como mandaba la cultura tradicional 100.
Meses despus, otros dos mellizos uwe fueron hallados muertos en la misma comunidad, lo que gener mucha controversia, pero la Corte insisti en disponer que los nios fueran entregados a los uwe, generndose profunda conmocin en la sociedad colombiana 101.
En los ltimos aos, habindose producido varios cambios entre los miembros de la Corte Constitucional, algunas de las nuevas sentencias han buscado ampliar el reconocimiento de derechos fundamentales.
Merece destacarse la sentencia T-1127-2001 marc un cambio notable al apartarse la Corte Constitucional de su criterio restrictivo y reconocer un derecho que no estaba entre los tres que se haban establecido: el derecho que una madre pueda ver a su hijo de quince aos detenido e incomunicado durante
Sentencia T-30-00. La sentencia T-444-02 seal que, en la medida de lo posible los nios deban regresar a su comunidad, aunque plante que las autoridades buscaran ante todo el respeto y la proteccin por el derecho a la vida de los menores. El personal del centro de salud donde se encontraban los nios, argument que no estaban en condiciones de ser trasladados.
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tomando en cuenta criterios humanitarios y pese a que se reconoci que un adolescente de esa edad ya era un adulto para los indgenas pez 103.
Siguiendo este cambio en la percepcin tan rgida que se tena sobre la jurisdiccin indgena, al ao siguiente la Corte Constitucional en la sentencia T-048-02 exige a una comunidad respetar determinados principios del debido proceso, lo que quiere decir, respetar su propio procedimiento para enfrentar infracciones similares. Igualmente, se le exige permitir el derecho a la defensa, sealando que tiene el carcter de irrenunciable, citando el artculo 29 de la Constitucin104.
obligacin de la jurisdiccin indgena de permitir a un acusado la posibilidad de desvirtuar acusaciones, en lo que se deduce que, para sancionar a una persona, es necesario comprobar que efectivamente cometi aquello por lo que se le acusa, dado que existe un principio de presuncin de inocencia 105. Como suele suceder entre las rondas campesinas en el Per, existe en muchas comunidades indgenas la conviccin que los delitos han sido cometidos por el imputado, pero esto no es suficiente para la Corte Constitucional.
La fundamentacin de la decisin significa sin duda un viraje respecto a la jurisprudencia de la Corte en materia de constitucin, pluralismo y respeto a las culturas indgenas sostiene el magistrado Manuel Jos Cepeda en su Aclaracin Especial de Voto a la misma sentencia. l indica que hasta entonces la Corte Constitucional haba privilegiado la maximizacin de la autonoma de los indgenas frente a valoraciones individuales ms occidentales (prrafo 2). 103 Sentencia T-1127, prrafo 2.4. 104 Sentencia T-048-02, seccin 3.1.3. Normalmente, la Corte Constitucional no se basaba en los artculos constitucionales al referirse a la problemtica indgena sino en su propia reflexin doctrinaria. 105 Sentencia T-048-02, prrafo 3.1.
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Igualmente en esta sentencia se rechaza la expulsin de la comunidad porque, aunque no llegara a afectar a la familia y no constituyera una confiscacin, s implicara una pena irredimible, que no est permitida por el artculo 28 de la Constitucin106. A diferencia de las sentencias de la dcada anterior, en este caso se dispone que un criterio legal, la prohibicin de penas irredimibles debe ser cumplido por la jurisdiccin indgena, pese a que puede ser ajeno para ella, como lo es tambin para muchas legislaciones. La Corte considera que
expulsar a un indgena tambin afecta su identidad cultural, reconocida por el artculo 7 de la Constitucin 107.
Finalmente, esta sentencia busca evitar los excesos en las sanciones indgenas planteando la necesidad de una proporcionalidad, revocando la sancin que se haba impuesto 108.
Siguiendo esta nueva lnea jurisprudencial, la sentencia T-811-04 llega a revisar un fallo de la jurisdiccin indgena sealando que es inaceptable que se condene a una persona inocente, aunque para la percepcin comunitaria sea efectivamente el responsable. En este caso, se seala que el artculo 29
referido a que no puede haber pena sin culpa rige para todo tipo de actuaciones judiciales, incluidas las que realicen las autoridades
Sentencia T-048-02, prrafo 3.2 Sentencia T-048-02, prrafo 3.2 108 La Corte revoca la sancin que una comunidad haba impuesto contra uno de sus integrantes (expulsin y confiscacin de su parcela) por considerar que implicaba un atentado contra los derechos humanos.
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En otra sentencia, la Corte busca disminuir la severidad de una sancin impuesta por la jurisdiccin indgena: frente a una persona condenada por homicidio a 40 aos de prisin en una crcel estatal, se elimina la imposibilidad de obtener beneficios penitenciarios que haba dispuesto la comunidad por considerarla inconstitucional 110.
La intervencin crtica de la Corte Constitucional no se centra solamente en materia penal: tambin ha precisado que la jurisdiccin indgena no puede desconocer los derechos laborales mnimos e irrenunciables establecidos en la Constitucin y en la Jurisprudencia de la Corte Constitucional 111.
En la actualidad, podemos sealar que el desarrollo jurisprudencial de la Corte Constitucional de Colombia establece como lmites para la jurisdiccin indgena la prohibicin de establecer sanciones como la pena de muerte, la tortura (aunque se mantienen las precisiones sealadas sobre el cepo y los azotes por las sentencias T-349-96 y T-523-97), la confiscacin de bienes y la expulsin de la comunidad. Tampoco se pueden imponer penas irredimibles y desproporcionadas ni se puede sancionar a otros integrantes del grupo familiar del infractor.
Ellos consideran que quien comenz una pelea es el responsable de una muerte que se produjo, aunque directamente no haya tenido mayor relacin con aqulla (Sentencia T-811-04, prrafo 5.4). La Corte Constitucional plantea criterios como la responsabilidad subjetiva para sealar que esto es inaceptable. 110 Sentencia T-1294-05, seccin 4.5. 111 Sentencia 996-07, prrafo 6.4. Al parecer, esta es una respuesta a la sentencia T-009-07, promulgada al inicio de ese mismo ao.
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Las comunidades indgenas deben atender al principio de responsabilidad individual, garantizar el derecho al debido proceso, con un mnimo de
previsibilidad, y el derecho a la defensa, permitiendo al acusado desvirtuar las posibles acusaciones. En estos ltimos dos aspectos, se tomar en cuenta las particularidades culturales, no siendo exigible ni el cumplimiento de un texto normativo ni la presencia de un abogado.
De igual manera, se deben respetar los derechos a la identidad cultural, la participacin en la propiedad colectiva, el debido proceso, la presuncin de inocencia, la defensa y los derechos laborales.
Nosotros consideramos saludable la evolucin de la Corte Constitucional, que parti en los aos noventa de una concepcin sumamente permisiva, que pona en riesgo numerosos derechos individuales. En los ltimos aos, se advierte una posicin de mayor compromiso con los derechos humanos, buscando promover una gama ms amplia de derechos en la jurisdiccin indgena, as como el respeto de principios procesales que, a su vez, pueden garantizar la vigencia de otros derechos. Sin embargo, todava se mantiene la lamentable
De otro lado, en varias de las sentencias que hemos mencionado se demuestra que las comunidades indgenas no siempre estn preparadas para sancionar adecuadamente estos hechos: juzgan personas en ausencia, imponen penas desproporcionadas o pretenden eliminar beneficios penitenciarios.
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Creemos que la voluntad de maximizar la autonoma que expresa la Corte Constitucional ha terminado siendo contraproducente, pues, adems se revela que existen conflictos internos dentro de las comunidades que se manifiestan en estas condenas. La autonoma, sin ningn elemento de control posterior, contribuye a que se generen injusticias y a que los propios grupos se debiliten y pierdan legitimidad.
En el Per, a diferencia de Colombia, la maximizacin de la autonoma no es un principio que aparezca en ningn texto normativo o jurisprudencial, sino mas bien el elemento constante es el respeto por los derechos humanos, lo cual nos lleva a una aproximacin diferente: no se trata de centrarse en un mnimo de derechos que una comunidad indgena debe respetar, sino de partir del principio que los derechos humanos son un todo indivisible y que solamente en algunas circunstancias podr admitirse su restriccin.
En cuanto a la Justicia de Paz, es decir la existencia de ciudadanos, que sin ser magistrados permanentes del Poder Judicial tienen la funcin de administrar justicia, se trat durante muchos aos de una institucin propia del Per, pese a
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que apareca en algunos de los primeros textos constitucionales de otros pases 112.
En 1994 se incorpor la Justicia de Paz a Venezuela y en 1999 a Colombia, en ambos casos tomando la situacin del Per como modelo. Sin embargo, en
ambos pases fue implementada para atender las necesidades de la poblacin de las principales ciudades, como Bogot, Medelln, Caracas y Maracaibo 113.
En dichos lugares, las dificultades para el acceso a la justicia no se basan en barreras lingsticas, geogrficas o culturales. No existen tampoco las
restricciones por problemas de documentacin que se dan en el Per, porque los documentos de identidad no tienen caducidad y son gratuitos.
Paradjicamente, es mas bien la facilidad para el acceso a la justicia de los ciudadanos lo que genera una seria limitacin, dado que produce una sobrecarga en el Poder Judicial y causa ms dificultades para que dicha institucin pueda trabajar con eficacia.
La Justicia de Paz en ambos pases surge como un mecanismo de administracin de justicia alternativo, que no es parte del Poder Judicial. Se trata precisamente de un instrumento para evitar la judicializacin de los conflictos cotidianos. El Poder Judicial no interviene ni en su eleccin, su designacin, su capacitacin o la revisin de sus decisiones. La institucin fundamental para la Justicia de Paz es el gobierno local: corresponde a las
Las primeras Constituciones de Venezuela (1819) y Bolivia (1826, 1831, 1834 y 1839) consideraron a la Justicia de Paz, pero esta figura no alcanz a consolidarse. Ver IDL, 2005, pp. 113 Existen ahora centenares de Jueces de Paz en Bogot, Cali y Medelln en Colombia y Caracas, Maracaibo y Puerto Ordaz en Venezuela.
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municipalidades coordinar la labor de los Jueces de Paz, organizar las elecciones y la capacitacin 114.
En segundo lugar, en Venezuela y Colombia la Justicia de Paz no tiene un carcter nacional: pese a que existen leyes que disponen su existencia, slo funciona en aquellos municipios, estados (Venezuela) y departamentos (Colombia), cuyas autoridades han expresado su respaldo.
Otra gran diferencia con la Justicia de Paz peruana es que en dichos pases se trata de una jurisdiccin voluntaria, es decir, ambas partes deben estar de acuerdo para presentar sus conflictos ante el Juez de Paz. El Juez de Paz no puede obligar a ninguna persona a acudir a su despacho. Tampoco puede emitir sentencias y la fuerza pblica no interviene para hacer cumplir los acuerdos que se emiten ante l.
Basta que una de las partes no desee conciliar o rehse su responsabilidad en un determinado hecho para que no pueda funcionar la Justicia de Paz y ambas partes deban acudir al Poder Judicial.
De esta forma, el Juez de Paz de estos pases es mas bien un conciliador elegido por la poblacin para enfrentar problemas menores, aunque, en algunos
En Venezuela, algunas municipalidades proporcionan a los Jueces de Paz locales muy adecuados e inclusive apoyo secretarial. En Colombia, en cambio, el Juez de Paz no tiene ningn despacho o local, porque se entiende que solamente ha de actuar cuando las partes se lo solicitan, por lo que se le debe llamar por celular o por correo electrnico.
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casos puedan haber abordado situaciones ms graves porque el Poder Judicial pareca demasiado distante 115.
En Colombia se han creado dos tipos de Jueces de Paz: los Jueces de Paz de Conocimiento, similares a los Jueces de Paz peruanos y los Jueces de Paz de Reconsideracin, que son una especie de segunda instancia, aunque no puede tampoco emplear la fuerza pblica para hacer valer los acuerdos 116.
En Venezuela, las Municipalidades hacen cumplir aquellas disposiciones del Juez de Paz relativas a la violacin de alguna ordenanza municipal 117. De
hecho, el Juez de Paz venezolano fue percibido como el garante de una adecuada convivencia vecinal 118. En cambio, en Colombia no existe ninguna entidad que pueda disponer que se cumplan las decisiones que las partes toman ante el Juez de Paz.
Pese a la buena voluntad con la que se llevaron a cabo estas reformas, el resultado no ha sido tan positivo en ninguno de los dos pases. La Justicia de
Paz no llega a tener un norte comn y depende de cada administracin municipal. No existe capacidad de coaccin ni sostenibilidad. El Juez de Paz que deja de atender al pblico no recibe mayor sancin.
Llama la atencin que en Colombia, adems, con anterioridad a los Jueces de Paz ya haba sido creada desde 1991 otra figura, que son los conciliadores en equidad, quienes tambin fueron inspirados por la Justicia de Paz peruana y en la prctica tienen las mismas funciones resuelven conflictos de acuerdo a su criterio de justicia. La nica diferencia con los Jueces de Paz es que no son elegidos por la poblacin, probablemente porque cuando fueron promovidos, en el Per todava no se haba establecido su eleccin popular. 116 Instituto de Defensa Legal, 2005a, pp. 117-118. 117 Ley Orgnica de la Justicia de Paz, artculo 8, inciso 4, citada por Ardito, 2005, p. 34. 118 Instituto de Defensa Legal, 2005a, p. 146.
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A nuestro modo de ver, esta Justicia de Paz es sumamente dbil en relacin a la Justicia de Paz peruana y depende ms del financiamiento externo y la intervencin de algunas ONGs que de la propia poblacin 119. Los ingentes gastos en que se incurre desde las Municipalidades 120 no generan realmente un servicio realmente eficaz que mejore la administracin de justicia para la poblacin.
En comparacin, la Justicia de Paz en el Per viene siendo mucho ms eficaz y se encuentra instalada con un largo reconocimiento. No parece ni necesario
De otro lado, el Cdigo Procesal Penal de Guatemala desde 1997 121 instituy los jueces de paz comunitarios, que son muy similares a los Jueces de Paz peruanos, por cuanto estn ubicados en zonas rurales de ascendencia indgena. Se trata de tres personas (como el Juez de Paz titular y los accesitarios), elegidos por la comunidad en funcin de su honorabilidad, que resuelven de acuerdo a los usos y costumbres, la equidad y los principios generales del Derecho. La diferencia es que no pueden violar la ley ni la Constitucin y que su funcin se restringe a la materia penal.
En Colombia se impuls en pocos aos el nombramiento de millares de Jueces de Paz gracias al financiamiento de la cooperacin internacional y el apoyo de algunos Alcaldes, pero sin que realmente se comprendiera cul era su funcin. Adems, aos atrs se haba establecido a los conciliadores en equidad, quienes tambin estaban inspirados en los Jueces de Paz peruanos, pero no tenan el contacto con las Municipalidades. Result entonces que dos figuras similares promovidas por diferentes proyectos de cooperacin competan por los mismos espacios geogrficos y terminaban neutralizndose. 120 En Bogot se invirtieron miles de dlares en capacitar a los capacitadores, jvenes que deban explicar en qu consista la Justicia de Paz. Sin embargo, la mayor parte de la poblacin desconoca esta figura. 121 Artculo 552 Bis, incorporado al Cdigo Procesal Penal por Decreto 79-97.
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Sin embargo, resulta interesante que los Jueces de Paz comunitarios de Guatemala pueden conciliar en delitos de accin privada y de accin pblica dependientes de instancia particular. En este caso, s encontramos un aporte importante que podra servir para el Per. Adems, pueden aplicar el criterio de oportunidad, dictar medidas de coercin personal, tomar declaraciones y realizar el levantamiento del cadver.
Las Constituciones ecuatorianas de 1998 y del 2009 tambin los contemplan. La segunda establece que estarn subordinados tanto a la justicia estatal como a la justicia indgena. implementar 122. Sin embargo, hasta la fecha no se ha llegado a
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Art. 189.- Las juezas y jueces de paz resolvern en equidad y tendrn competencia exclusiva obligatoria para conocer aquellos conflictos individuales, comunitarios, vecinales y contravenciones, que sean sometidos a su jurisdiccin, de conformidad con la ley. En ningn caso podr disponer la privacin de la libertad ni prevalecer sobre la justicia indgena. Las juezas y jueces de paz utilizaran mecanismos de conciliacin, dialogo, acuerdo amistoso y otros practicados por la comunidad para adoptar sus resoluciones, que garantizarn y respetarn los derechos reconocidos por la Constitucin. No ser necesario el patrocinio de abogada o abogado. Las juezas y jueces de paz debern tener su domicilio permanente en el lugar donde ejerzan su competencia y contar con el respeto, consideracin y apoyo de la comunidad. Sern elegidos por su comunidad, mediante un proceso cuya responsabilidad corresponde al Consejo de la Judicatura y permanecern en funciones hasta que la propia comunidad decida su remocin, de acuerdo con la ley. Para ser jueza o juez de paz no se requerir ser profesional en Derecho.
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Al comparar la realidad de las zonas rurales de Amrica Latina con otros continentes, se advierten las grandes diferencias entre los procesos de colonizacin y conquista que llevaron a cabo Espaa e Inglaterra, as como las consecuencias del proceso de Independencia para el reconocimiento del derecho consuetudinario y el acceso a la justicia en las zonas rurales.
El origen de esta diferencia es que los indgenas de Amrica Latina fueron considerados sbditos del Rey de Espaa y se emitieron normas para regular su vida cotidiana, su relacin con los espaoles, su evangelizacin y sus actividades econmicas.
En cambio, la administracin colonial britnica no pretenda que los nativos transformaran sus patrones culturales o religiosos, regular su conducta cotidiana o modificar sus normas en materia de familia, propiedad o herencia. No haba la intencin de asimilarlos culturalmente y tampoco se planteaba como una poltica estatal su conversin al cristianismo 123. Tambin es verdad que la colonizacin espaola comenz en el siglo XV, en una sociedad donde no exista una clara diferencia entre la esfera jurdica y la esfera religiosa, mientras que la colonizacin inglesa se desarroll especialmente en el siglo XIX, por parte de una sociedad ms secularizada.
De otro lado, los espaoles gobernaron Amrica Latina por tres siglos, mientras en la mayora de casos el dominio britnico dur menos de 100 aos,
Por eso, luego de la Independencia, los Estados Unidos, continuaron percibiendo a los indgenas como pueblos o naciones diferentes, con los que se celebraban tratados y luego fueron sometidos blicamente. Recin a mediados del siglo XX se admiti que los indgenas pudieran ser ciudadanos.
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lo cual en el primer caso implic que pudieran darse transformaciones ms radicales en una occidentalizacin progresiva 124.
Un aspecto en comn fue el gobierno indirecto: espaoles e ingleses mantuvieron a las autoridades indgenas 125. Se preservaba o inclusive
En las colonias inglesas, hasta su Independencia obtenida en la segunda mitad del siglo XX, oficialmente se viva un rgimen de pluralismo jurdico: todos los europeos que vivan en dicho territorio estaban sujetos al derecho ingls y la poblacin local bsicamente se rega por sus propias normas, tomando en cuenta las particularidades existentes: en Africa se distinguan diferentes etnias y en la India diferentes religiones.
Sin embargo, este reconocimiento normativo coexisti con un marcado intervencionismo por parte de los colonizadores. Los ingleses pensaban que, para garantizar la gobernabilidad de las colonias era necesario un sistema judicial con adecuados elementos de predictibilidad y para ello, una de sus tareas civilizadoras era reunir de manera escrita y organizada las normas de las
Trazegnies, 1979, p. 282. Los ingleses basaron su dominio en frica en los llamados protectorados: por los cuales los diversos pueblos suscriban pactos y tratados en los que aceptaban la dominacin britnica, pero se mantena a las autoridades indgenas. 126 Miescher, p. 86. Muchas veces eran los propios europeos quienes colocaban en el poder al jefe nativo que ms convena a sus intereses (Ooomen, p. 92). Yrigoyen sostiene: The nations colonized by United Kingdom in the nineteenth century could accommodate local legal systems to new western regulation under the model of indirect rule, as Spain practiced during colonial times in Latin America (16th 18th centuries). Under this model, native authorities, rules, and conflict resolution methods were allowed, but in a subordinated position in relation to the authorities, rules and proceedings of the Colonial government. This is the case of the socalled customary courts in African countries, chaired by clan or tribal authorities. In English colonies, legal pluralism was permitted in a limited form, so the native legal systems were allowed to resolve some kinds of disputes and to impose some kinds of penalties (2005, p. 41, n. 46).
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poblaciones locales.
esencia misma del derecho consuetudinario, que por definicin es heterogneo y variable 127.
De esta manera, en el caso del frica, se codificaron los derechos tradicionales de las diferentes etnias 128 y en aquellos pases con un elevado porcentaje de musulmanes tambin el Derecho islmico 129. En la India fueron codificadas
las normas religiosas y consuetudinarias de hindes y musulmanes 130. En este ltimo proceso intervinieron tanto funcionarios ingleses como juristas de estas dos religiones, pero normalmente, los ingleses de manera consciente o inconsciente imponan sus propias percepciones sobre lo que ellos consideraban tena carcter jurdico 131. Paulatinamente, los sistemas basados en principios consuetudinarios terminaron siendo reemplazados por el cumplimiento de normas escritas, tal como los funcionarios britnicos las haban comprendido 132.
Puede resultar extrao que un gobierno basado en el Common Law haya admitido codificar las normas consuetudinarias, pero probablemente, se
Sieder 1999, p. 97. En Ghana y Nigeria este sistema data de 1876 (Woodman 1987, p. 182). En Malawi se aplic hacia 1890 (Ewelucka, p. 431). 129 Hoekama, 2005, p. 9. Il ny a pas un seul systme, mais plusieurs ensambles interfrent les uns les autres (Pourier, citado por Hoekama, p. 11). Con frecuencia, segn las relaciones que una persona estableca, quedaba bajo un sistema jurdico diferente. Esto suceda, por ejemplo, con las personas que se casaban segn la religin cristiana y se les aplicaba las normas inglesas, que hacan ms difcil el divorcio y no consideraban en la herencia a la familia extensa (Miescher, p. 93). 130 India comprenda entonces los actuales estados musulmanes de Pakistn y Bangladesh. 131 Galanter, p. 22. 132 Galanter, p. 24
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pensaba que estas sociedades eran conservadoras y ajenas a la idea del cambio 133.
Otra situacin que llama la atencin es que, tanto en el caso del Africa como de la India, los britnicos aplicaran el derecho consuetudinario manteniendo una marcada subordinacin de las mujeres, que terminaba siendo mucho ms fuerte que en Gran Bretaa 134. Probablemente se trataba de una estrategia para
asegurar la estabilidad social, de igual forma que se utilizaba a algunos pueblos para gobernar a otros. De todos modos, para los ingleses, era imposible que
una mujer africana o india tuviera los mismos derechos que una inglesa 135.
Se instalaron adems tribunales a cargo de jueces locales o de magistrados ingleses. En ambos casos, tenan por funcin resolver las demandas de los nativos, segn sus normas consuetudinarias en los aspectos de derecho de familia, derechos reales, obligaciones y sucesiones. Adems de la aplicacin de los cdigos, en estos tribunales se us el sistema de precedentes, propio del Common Law 136 y un mtodo adversarial de presentar los casos.
En frica, la situacin de los jefes tradicionales en las zonas rurales qued fortalecida, al punto que eran ellos quienes estaban a cargo de los tribunales nativos 137. En algunos casos, poda apelarse ante un magistrado ingls 138.
El Cdigo de Derecho Indgena de Natal (Natal Code of Native Law) data de 1878 (McClendon, p. 123) y fue modificado en 1891 y 1932, siempre por los colonizadores (p. 126). 134 Ewelucka, p. 432. 135 Por ejemplo el mencionado Cdigo de Natal consideraba a las mujeres como menores de edad y, para acceder a un tribunal, deban tener un apoderado varn, inclusive para una accin de divorcio (McClendon, p. 126). 136 Woodman, 1987, p. 183. 137 Oomen, p. 91. 138 Miescher, p. 88.
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Tambin era posible en algunas colonias africanas, los procesos podan contar con la presencia de abogados ingleses, quienes se haban convertido en especialistas en el derecho consuetudinario 139, pero parece ser que en otras esto estaba prohibido 140.
Los principios del Derecho ingls tambin quedaban como clusula residual, es decir como instrumentos que seran empleados en caso el derecho consuetudinario no estableciera ninguna solucin concreta 141.
Exista, sin embargo, como lmite para los pueblos colonizados el impedimento de tomar decisiones que pudieran ser contrarias a los ms importantes valores occidentales. Este lmite era denominado la clusula de repugnancia que tambin haban mantenido los espaoles en Amrica Latina y buscaba impedir prcticas como el canibalismo, los sacrificios humanos, los homicidios rituales o las mutilaciones.
Por ejemplo, al conformarse durante el perodo colonial la Corte Suprema de Nigeria se dispuso la siguiente precisin en cuanto al reconocimiento del derecho consuetudinario:
Nada en la presente Ordenanza impedir a los tribunales del derecho de observar y promover la observacin o impedir a cualquier persona de los beneficios de cualquier norma o costumbre nativa que no sea
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410
En la India, un ejemplo muy conocido de prohibicin de prcticas repugnantes se refiri a la suttee o quema ritual de las viudas, que hasta comienzos del siglo XIX era una prctica muy extendida y ha continuado de manera clandestina hasta nuestros das.
En muchas colonias africanas, para evitar posibles sanciones cruentas, la intervencin en materia penal qued en manos de los ingleses, salvo casos como adulterio, chismes o hechicera 143, que parecan propios de la cultura local 144.
Otra posibilidad para evitar estas situaciones era que, al momento de disponer las sanciones, los tribunales indgenas slo podan aplicar aquellas sanciones establecidas en el derecho anglosajn y no las establecidas por el derecho consuetudinario 145.
En frica, a lo largo del tiempo, la clusula de repugnancia no fue solamente usada por los tribunales britnicos en los casos en que la vida o la integridad fsica de las personas estaba en juego, sino que permita declarar inaceptables
Hoekama, 2005, p. 5, traduccin nuestra de la Ordenanza de la Corte Suprema de Nigeria en tiempos coloniales, citada por Nmehielle, p. 735. 143 Schmid, p. 40, Woodman 1987, p. 182. 144 En muchos casos, las clusulas de repugnancia se han mantenido despus de la Independencia. Por ejemplo, en 1957, el gobierno de Sudfrica dispuso la prohibicin de la hechicera, en buena medida por los conflictos sociales que se generaba y tambin por los asesinatos de brujos. Se incluye en la prohibicin acusar a un tercero como hechicero (Carstens, pp. 181-182). La norma, despus de la cada del apartheid, sigue vigente. 145 No se tomaba en cuenta que pedir perdn pblicamente era una sancin socialmente aceptada por la poblacin africana (Woodman, 1987, p. 186).
142
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otras prcticas muy graves como la esclavitud 146 o el secuestro de un familiar del deudor para forzarlo a cumplir su obligacin 147. Se aplicaba tambin esta clusula para situaciones menos dramticas, pero que implicaban una concepcin de familia distinta de la europea. De esta manera, se considera repugnante la exclusin de una mujer de la patria potestad sobre sus hijos, o la concentracin de poder en el jefe de la familia, etc 148.
Luego de la Independencia, varios pases africanos incorporaron la clusula de repugnancia a sus Constituciones 149.
En relacin a los indgenas de los Estados Unidos, tambin estuvo presente la clusula de repugnancia: luego que fueron confinados a las reservaciones el gobierno federal les prohibi aquellas prcticas culturales que generaban
mucho sufrimiento fsico como los sacrificios al sol y el potlach vinculado a prcticas de canibalismo y a dilapidacin de recursos 150.
Tambin la clusula de repugnancia se adopt como lmite para las decisiones que tomaban las autoridades locales. En aos anteriores, algunos lderes de las reservaciones que llevaron a cabo prcticas indgenas tradicionales de sancin fueron procesados por las autoridades estatales, que consideraban que eran excesivas 151.
Woodman 1987, pp. 194 Woodman 1987, pp. 196. 148 Woodman 1987, pp. 195. 149 En Sudfrica se seal que el derecho consuetudinario no poda actuar ni contra la justicia natural ni contra la poltica pblica (Oomen, p. 97). Existen disposiciones similares en las Constituciones de Ghana y Uganda (Woykowska, p. 28). 150 Artculo 3 de la Indian Act de 1884, citada por Bracey, p. 90. 151 Hoekama, 2005, p. 13.
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4.5.3.
Independientes
Despus de su Independencia, a mediados del siglo XX, los pases de Asia y frica debieron enfrentar el problema de tener un derecho estatal de muy escasa vigencia.
Efectivamente, la mayora de la poblacin de estas regiones ha continuado viviendo segn sus normas tradicionales, teniendo muy poca vigencia, an en las zonas urbanas, las normas estatales elaboradas segn los modelos occidentales. A diferencia de lo ocurrido en Amrica Latina, donde la mayora de habitantes se considera perteneciente a una cultura occidental, en Asia y frica, las culturas, religiones e idiomas locales se han mantenido predominantes, incluyendo a las propias lites. Por otro lado, el sistema
procesal del common law, era percibido como muy confrontacional por muchas culturas tradicionales y buscaron por eso afianzar sus mecanismos propios de administrar justicia 152.
El caso de la India constituye un caso particular, puesto que la lite gobernante decidi convertirla en estado secular frente a la predominante religin hinduista. Sin embargo, para la mayor parte de la poblacin, las leyes estatales tienen poca vigencia debido a las barreras geogrficas, lingsticas y econmicas y persisten con mucha fuerza las normas religiosas y consuetudinarias 153.
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413
La Constitucin y diversas normas desafiaron al hinduismo, al reconocer derechos a la poblacin de las castas ms bajas, pese a que eran considerados seres totalmente impuros. Legalmente los dalit, antao denominados
intocables, reciben una serie de compensaciones, a manera de discriminacin positiva, como puestos pblicos reservados para ellos. Sin embargo, el
menosprecio hacia ellos persiste dentro de la mentalidad de la mayor parte de la poblacin 154.
Un conflicto similar ocurre en relacin a los derechos de las mujeres, puesto que, pese a que estn reconocidos por la Constitucin, subsisten las prcticas culturales tradicionales que las perjudican, lo cual lleva a un incumplimiento de las normas estatales: por ejemplo, se ha prohibido el pago de dotes, pero se sigue produciendo 155.
En realidad, pese que las normas proclaman la igualdad entre varones y mujeres, en los procedimientos judiciales, queda demostrado que los propios magistrados mantienen percepciones culturales sobre las mujeres, al punto que muchos episodios de violencia familiar, incluido el feminicidio y la quema de viudas, quedan impunes 156. Pese a no estar consagrada legalmente, subsiste
La insuficiencia de la legislacin para terminar con el problema de las castas se ha manifestado tambin en Nigeria, p. 475. 155 Otro ejemplo de cmo una prctica tradicional lleva al incumplimiento de una norma estatal es que se ha prohibido informar a los padres sobre el sexo del beb, debido a la tendencia a abortar a las mujeres. Lamentablemente, la presin para tener hijos varones es muy fuerte y por eso se brinda dicha informacin. 156 Sitaraman, pp. 293-4.
154
414
tambin dentro del Poder Judicial la concepcin de familia extensa como un valor que debe ser defendido 157.
En el caso de frica, adems, el problema del pluralismo jurdico tiene mayor complejidad, porque se trata de etnias distintas viviendo en un mismo territorio unido artificialmente por los colonizadores. Una vez que stos se retiraron, las diferencias y rivalidades se hicieron ms palpables.
Algunos nuevos gobiernos rechazaron el derecho consuetudinario y pretendieron generalizar un Derecho estatal ms occidental 158, mientras otros dispusieron que las cortes estatales aplicaran el derecho consuetudinario 159. Estos ltimos pretendieron nuevamente codificar las normas tradicionales, para as hacer ms fcil que fueran conocidas y cumplidas 160. Sin embargo, en este caso, tambin se gener una distorsin de las mismas normas 161.
En Sudfrica, el reconocimiento de las autoridades locales y del derecho consuetudinario fue empleado durante el apartheid como un mecanismo para asegurar una situacin de dominacin racial 162 con el argumento que cada raza tena su propio destino 163, para lo cual era preferible que se mantuvieran separadas y cada una desarrollara sus propios mecanismos de administracin de justicia.
En un proceso judicial se seal que es obligacin de la mujer residir con la familia de su esposo y que negarse a ello constituye crueldad (Sitaraman. p. 296). Legalmente, las mujeres no son sancionadas en caso de adulterio, puesto que sta es una conducta del varn (Id. p. 292). 158 Etiopa en 1960, Sierra Leona en 1963 (Wojkowska, p. 25). 159 Oomen, p. 96. 160 Este fue el caso de Kenia DFIF, 2004, p. 19. 161 Ewelucka, p. 447, nota 72. 162 Oomen, p. 73. 163 Oomen, p. 93.
157
415
En cambio, la Constitucin proclamada despus del apartheid reconoce el derecho consuetudinario, pero lo mantiene subordinado a la Constitucin y a las leyes especficas que pueden haberse promulgado precisamente para abordar la situacin de dicho derecho 164.
Los tribunales sudafricanos, que ahora se enmarcan dentro de la defensa de los derechos humanos, tienen la dificultad de enfrentar prcticas culturales tradicionales que abiertamente los vulneran. En algunos casos, suelen
disminuir la responsabilidad de quienes matan a una persona pensando que es bruja, pero mas bien pueden ser muy severos con quienes incurren en homicidios para obtener muti 165 por ser una prctica que el Estado considera que es muy importante desalentar.
En todos los
manifiestan como problemas comunes la vigencia de los derechos humanos166 y las diversas formas de comprender las relaciones familiares 167.
La gran diversidad abre la puerta a numerosos conflictos: por ejemplo, coexisten numerosas formas de matrimonio: el que se realiza ante los funcionarios, los matrimonios religiosos que reconocen las distintas iglesias y
Artculo 211, citado por Oomen, p. 86. Vase tambin Carstens, p. 194. En estos homicidios se asesina a una persona para emplear sus rganos en un ritual propiciatorio (Carstens, pp. 186-189). 166 An en Sudfrica, donde vive existe un sector marcadamente occidental, muchas normas sobre derechos humanos no se cumplen. 167 Bidaguren y Nina, p. 116.
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Un
hombre puede estar casado con una mujer ante una iglesia cristiana y con otra segn una prctica tradicional 169.
En aquellos pases de frica y Asia con mayora de poblacin musulmana han existido diversas decisiones respecto a cmo respetar los valores islmicos y sobre la posibilidad de que stos sean reflejados por la legislacin secular. En todos estos pases, el principal punto de polmica son los derechos de la mujer 170, pero tambin aquellos de las minoras no musulmanas.
Las decisiones adoptadas por los sistemas jurdicos pueden ser muy diferentes: por ejemplo, pese a que se considera un pas musulmn, Tnez ha llegado a prohibir la poligamia y el divorcio unilateral, es decir por la sola decisin del varn, vigente en la mayora de pases islmicos. Por otra parte, Sudn y
Pakistn tienen gobiernos militares de corte ms integrista, como existe tambin en Arabia Saudita, una monarqua absolutista e Irn, que es una repblica con elecciones peridicas, y voto femenino, pero en un contexto autoritario.
La situacin del pluralismo jurdico se hace ms compleja an en Nigeria, donde un porcentaje de la poblacin es cristiano, otro musulmn y otro animista, lo cual se traduce tambin en el Derecho. De esta manera, la
Constitucin de Nigeria establece una Corte Federal de Apelaciones para asuntos de derecho consuetudinario y otra Corte Federal de Apelaciones
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417
especial para asuntos de derecho islmico, especialmente en asuntos de familia y sucesiones 171.
A partir de 1999, los conflictos que puede generar este pluralismo jurdico con base religiosa se hicieron ms marcados debido a que doce estados predominantemente musulmanes del norte del pas decidieron asumir la sharia o derecho musulmn como el derecho oficial, a pesar que esta decisin es inconstitucional y discriminatoria para los no musulmanes.
De esta forma, en estos estados, el robo se sanciona con la amputacin de un miembro, la apostasa con la pena de muerte y el adulterio se sanciona con la lapidacin 172. La apostasa tambin genera la anulacin del matrimonio y la
prdida de la patria potestad 173. Las mujeres y los no musulmanes tienen derechos restringidos en los tribunales 174. La influencia musulmana ya estaba presente en el Cdigo Penal vigente en esta parte del pas 175.
Sin embargo, tambin en las zonas rurales donde los habitantes no profesan la religin musulmana, subsisten normas tradicionales que restringen los derechos de las mujeres, a veces con mucha violencia 176. La mayora de gobiernos ha evitado intervenir en relacin a estas normas, para no tener conflictos con los jefes de dichas poblaciones.
Nmehielle, p. 746. En Filipinas, donde la mayor parte de poblacin es catlica y se rige por el Derecho Civil, el gobierno acept codificar la legislacin en materia familiar para la poblacin musulmana. 172 Nmehielle, p. 733 173 Nmehielle, p. 751. 174 Nmehielle, p. 744. 175 Segn el Cdigo Penal vigente, el adulterio se sanciona con dos aos de prisin (Nmehielle, p. 732). Sobre la vinculacin entre dicho Cdigo Penal y el derecho islmico, vase p. 737. 176 Eweluwka, pp. 426-7.
171
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Recientemente, en diversos pases africanos ha generado controversia la decisin de algunas mujeres de cuestionar ante los tribunales estatales aquellas normas culturales que restringan sus derechos, como por ejemplo impidindoles que heredaran en caso de enviudar 177. Las demandantes han invocado para ello las normas estatales que, de acuerdo al modelo ms occidental, s reconocen derechos a las mujeres.
Los tribunales estatales normalmente han preferido respaldar el derecho consuetudinario 178. La razn ms frecuente es el inters de asegurar la
gobernabilidad de sus frgiles pases, especialmente, tomando en cuenta lo arraigadas que estn estas normas en las zonas rurales 179. De otro lado,
tambin ha ocurrido que los propios magistrados han sido formados en una tradicin cultural distinta a las leyes que supuestamente deben aplicar. En
ocasiones, la clusula de repugnancia se ha empleado en ese sentido, contradiciendo su propsito original de preservar los intereses del individuo 180.
Muy pocas mujeres han logrado que los tribunales dispongan que las normas consuetudinarias dejen de ser aplicadas 181. Para aquellas que viven en las
Ewelucka, p. 434-436. Una descripcin detallada de un proceso judicial (el caso Otieno) que gener mucha polmica en Kenia aparece en Renteln, 2004, pp. 175-178. Otro proceso en Zimbabwe aparece en Ewelucka, p. 428. Sobre juicios en Botswana, Zimbabwe y Tanzania, vase Manji, p. 449. Tambin puede revisarse Woykowska, p. 28. 179 Las mujeres involucradas pertenecen a la minora ms urbana (Renteln, p. 175). En el Per, tambin muchas prcticas inadmisibles en las ciudades son permitidas en las zonas rurales, como el charaje y el takanakuy. 180 Ewelucka, p. 450 y p. 451, nota 91. 181 Hinz seala un caso en Namibia (p. 76) y Ewelucka otro en Nigeria (p. 464).
178
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zonas rurales acudir a los tribunales es una tarea sumamente difcil debido a una serie de barreras similares a las que enfrentan las mujeres en el Per 182.
Una situacin similar de afirmacin del derecho consuetudinario por encima de los derechos fundamentales ha ocurrido en algunas islas de Oceana, donde, a diferencia de Australia y Nueva Zelanda la mayora de poblacin es indgena. Despus de la Independencia se ha reconocido con mucha amplitud el derecho consuetudinario y abiertamente los tribunales supremos han sealado que algunos derechos, como la igualdad entre varones y mujeres para heredar o para la patria potestad, no sern reconocidos y primarn las normas culturales 183, plantendose restricciones similares para la participacin poltica 184.
De igual forma, la libertad de expresin, la libertad de reunin, la libertad de movimiento o el derecho de propiedad pueden estar restringidos en dichos pases, permitindose que una persona sea expulsada de una comunidad segn dispone el derecho consuetudinario 185.
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En la actualidad son varios los pases desarrollados del Hemisferio Norte (Estados Unidos, Canad, Dinamarca, Noruega) que han reconocido amplia autonoma a su poblacin indgena respecto a los territorios que actualmente ocupan, lo cual implica tambin el ejercicio de jurisdiccin al interior de dichos territorios.
Por ejemplo, dentro de las reservaciones, los indgenas de Estados Unidos cuentan con sus propios magistrados y policas, que investigan los diferentes delitos 186. Sin embargo, el gobierno federal ha dispuesto, desde el siglo XIX que los delitos ms graves, entre los que se encuentran homicidio, violacin, secuestro, relaciones sexuales con menor de edad, asalto con intencin de matar y asalto a mano armada no pueden ser juzgados por los indgenas 187.
En la etapa de investigacin, s puede actuar la polica indgena, en apoyo de las autoridades federales, pero son luego transferidos a la competencia de los tribunales federales. El Estado tambin sanciona los crmenes que pueden
Entre los delitos que s son de la competencia de las autoridades de la reservacin se encuentran casos como conducir en estado de ebriedad, violencia familiar o lesiones 188. La polica indgena los hace llegar a los
186 187
Reciben un entrenamiento comparable a cualquier polica no indgena seala Gould, p. 60. En la Major Crimes Act de 1885 (Bracey, p. 78) 188 Gould, p. 58.
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tribunales indgenas que se basan en criterios del Common Law e inclusive cuentan con una corte de apelaciones 189.
En el Canad, el principal avance ha sido la creacin de la regin semiautnoma Nunavut, donde los inuit, llamados antes esquimales, tienen autonoma legal y poltica. En otras provincias canadienses, existen las cortes estatales para la poblacin indgena, que tienen un enfoque restaurativo pero que no pueden abordar delitos graves 190. En Alberta, por ejemplo, entre los
indgenas Dene Tsuu Tina existe un tribunal provincial donde todos los magistrados y funcionarios son indgenas, que cumplen con las normas estatales.
En Toronto se ha establecido la Gladue Aboriginal Persons Court, un tribunal estatal especial para atender las demandas de justicia de los indgenas, atendiendo conflictos que se suscitan entre ellos. El personal maneja la cultura y sensibilidad de los indgenas 191. La asistencia a este tribunal tiene carcter voluntario, pero una vez que las personas aceptan acudir a l, deben sujetarse a sus decisiones. Siendo un tribunal estatal existe la posibilidad de una
apelacin 192. Este tribunal reconoce tambin la problemtica de los indgenas que estn viviendo en las ciudades 193.
Por otro lado, tambin es posible que determinadas prcticas culturales indgenas sean prohibidas o restringidas por sentencias de los tribunales
189 190
Nielsen, p. 109. Hoekama, 2005, p. 23 191 Proulx, p. 91. 192 Hoekama, 2005, p. 22. 193 Proulx, p. 86.
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estatales: en el caso Thomas vs. Morris, la Corte Suprema de Columbia Britnica estableci que un pueblo indgena no tiene derecho a obligar violentamente a sus integrantes a participar contra su voluntad en un rito religioso, tomando en cuenta, adems, que el ritual tena un fuerte componente violento 194.
En los casos en que un indgena ha cometido un delito fuera de su jurisdiccin o que no puede ser procesado por los tribunales especiales, el Cdigo Penal Canadiense contempla la posibilidad de fijar penas distintas a la prisin 195.
En el caso de Groenlandia, ha recibido del gobierno de Dinamarca una autonoma casi completa, lo cual ha permitido desarrollar su propio sistema de justicia que tiene un marcado carcter restaurativo, asumiendo cada caso en particular y sin basarse en la idea de crcel 196. solamente aquellos casos excesivamente Hasta hace pocos aos, eran trasladados a
graves
Copenhague 197. Llama la atencin la presencia de abogados daneses que han estudiado el derecho de la poblacin indgena y buscan aplicarlo 198, pero debe sealarse que lo mismo hicieron muchos abogados ingleses con el derecho de los pueblos africanos y asiticos.
El gobierno de Noruega tambin ha reconocido el Parlamento Saami, donde se debaten los asuntos internos de esta poblacin, que podemos actualmente
Bonilla, p. 96. En el Per, podra plantearse una norma similar frente a prcticas como el charaje o el takanakuy. 195 Proulx, p. 85 (artculo 718.2 (e)). 196 Schechter, p. 422. 197 Schechter, p. 430. 198 Schechter, p. 426.
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constituye el nico pueblo indgena de Europa 199. A nivel de la administracin de justicia, Noruega ha instalado una oficina de oficina de orientacin legal en Indre Finnmark en la misma ciudad donde tiene su sede el Parlamento Saami. El personal de esta oficina maneja el idioma, la cultura y las percepciones legales de los saamis 200. A travs de esta entidad se han reconocido las
nociones propias del derecho consuetudinario en relacin a asuntos como herencia y la propiedad 201.
A solicitud de los propios saamis se ha establecido tambin un tribunal especial estatal, que es bilinge e intercultural: los miembros de la corte y el secretario deben acreditar manejo del idioma y de la cultura indgena 202. Por el momento no es un requisito ser saami, pero parece ser que paulatinamente el ejercicio de este cargo quedar en manos de los propios indgenas 203. El curso de Derecho Saami, hasta ahora de carcter consuetudinario, se ha convertido en obligatorio en una universidad vecina 204.
En teora, una persona descontenta por el fallo de estos tribunales podra acudir a una Corte de Apelaciones o a la Corte Suprema, lo que podra generar problemas posteriores, puesto que estas instancias no manejan el derecho consuetudinario.
Con frecuencia olvidamos que en Europa tambin existe una importante poblacin indgena: los Saami, que se ubican en el norte de Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia. Ellos tienen prcticas culturales que los distinguen del resto de la poblacin de estos pases y paulatinamente se les ha reconocido una serie de derechos. En Noruega, el Poder Judicial inclusive ha reconocido los derechos colectivos de los saamis (Svensson, p. 63). 200 Svensson, p. 59. 201 Svensson, p. 61. 202 Svensson, p. 64. 203 Svensson, p. 65. 204 Svensson, p. 75.
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Como puede apreciarse, una alternativa en los diferentes pases ha sido establecer tribunales especiales en las zonas donde viven los indgenas para atender las necesidades particulares de la poblacin indgena. En algunos casos, como en las reservaciones de Estados Unidos, estos tribunales son manejados por la propia poblacin.
De hecho, en Australia, Canad y Estados Unidos un serio problema es que entre las poblaciones indgenas existen muy elevados niveles de criminalidad y tambin una alta tasa de condenas penales 205. Para enfrentar esta
problemtica, se ha tomado la decisin de permitir que los propios indgenas puedan resolver muchos de los conflictos que ocurren entre ellos, tomando en cuenta que sus propias autoridades tienen mayor legitimidad. De los tres pases, en Australia se manifiestan las mayores dificultades para lograr disminuir la delincuencia y la violencia.
Entre todas las antiguas colonias britnicas, los indgenas que viven una situacin de mayor marginalidad han sido los aborgenes australianos, cuyo menor desarrollo tecnolgico llev a que las autoridades no realizaran ningn tratado con ellos y no reconocieran ni sus derechos ni su Derecho. Inclusive,
Clairmont, p. 126, Depew, p. 21. Una situacin similar enfrentan los inmigrantes en Europa y los negros en Estados Unidos. Nosotros creemos que existe una relacin entre la discriminacin hacia un determinado grupo social quiebra la autoestima de los integrantes ms jvenes de dicho grupo y limita las expectativas sobre su futuro. Esto genera una mayor tendencia a incurrir en actos violentos. Estos hechos van generando mayor discriminacin hacia ese grupo y se cae en un crculo vicioso.
205
425
oficialmente se sealaba que Australia era una res nullius, como sucedi con la selva amaznica en el Per.
Los aborgenes eran considerados por los ingleses una raza cuyo destino inexorable era la extincin, y eran percibidos como seres tan primitivos, que se pensaba que deban ser protegidos de su propia cultura y sus autoridades, en tanto podan impedir que buscaran civilizarse 206. Por eso, hasta mediados del
siglo XX, el Estado ordenaba separar a los nios indgenas de sus padres y educarlos en internados 207.
Recin en 1992, el Poder Judicial australiano admiti la existencia del derecho consuetudinario indgena en materia de propiedad, lo cual termin con la percepcin que Australia era una terra nullius 208.
Paulatinamente, los tribunales australianos han reconocido el matrimonio indgena, las prcticas culturales de crianza de nios y la prdida de status tradicional como un dao a compensar en un accidente de trnsito 209.
Inclusive los tribunales han debido enfrentar la prctica del payback, trmino ingls que se refiere a la makarrta o garrta, una costumbre aborigen que se lleva a cabo cuando una persona comete un dao. El payback se trata a la vez de una medida de sancin y de un restablecimiento del orden pre-existente, con
Crawford et al, p. 34. Lafargue, p. 132. Slo en 1967 se les reconoci la posibilidad de ser ciudadanos, id., p. 93. 208 Casos Mabo and others v. State of Queensland, 1992 y Wik People and others v. State of Queensland and others, 1996. 209 Crawford et al, pp. 34-35.
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En el pasado el payback poda manifestarse en el asesinato del responsable de un crimen, a veces dndosele una oportunidad para enfrentar a sus adversarios o a veces a traicin 211. En algunos casos, el payback poda distorsionarse al punto que se producan una serie de venganzas entre familias 212.
Actualmente, en muchas comunidades aborgenes el agraviado por una falta todava hiere al responsable con una lanza, lo cual lo deja durante un tiempo discapacitado, pero tambin el payback puede tener un carcter simblico, a veces simulando una lesin 213.
En algunos casos, cuando la vctima del payback era un aborigen, la polica australiana se abstena de intervenir 214, fuese porque considerasen temas
propios de la cultura indgena o porque sintieran que no vala la pena destinar recursos a ello. Sin embargo, cuando la vctima era un colono s buscaban capturar a los responsables 215.
Actualmente, es claro para las autoridades australianas que siempre deben intervenir para sancionar los castigos crueles y degradantes 216. Sin embargo,
suele ser frecuente que a quien practica el payback sea le reduzca la pena,
Finnane, p. 293 y 308. Finnane, p. 297. 212 Finnane, p. 306. 213 Bronitt, p. 133. 214 Finnane, p. 303. 215 Finnane, p. 304. 216 Bronitt, p. 136. Finnane sostiene que si el Estado interviene, deteniendo al culpable de un homicidio, el payback se realizar mediante una agresin a sus familiares (p. 307).
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tomando en cuenta su cultura 217. De igual forma, es posible que quien ha cometido un delito no sea sancionado por el Poder Judicial si es que los aborgenes ya practicaron el payback. Inclusive esto ha ocurrido en el caso de homicidio 218, en lo que podramos encontrar una aplicacin del principio de non bis in idem.
Por otro lado, es posible tambin que las autoridades se muestren renuentes a poner bajo comparecencia a un detenido, porque temen que sufra el payback en su comunidad de origen 219.
En las ltimas dcadas ha aparecido en Europa y Norteamrica una nueva problemtica de carcter intercultural debido a la presencia de grandes flujos migratorios provenientes de Asia, frica y Amrica Latina.
Las sociedades europeas se estn convirtiendo en pluriculturales en un tiempo sumamente breve, lo cual genera muchas situaciones difciles, que tambin tienen repercusiones en la administracin de justicia. Adems, a diferencia
de los pases americanos, Europa no se perciba a s misma como un continente tan diverso y el rpido incremento de los extranjeros genera que sean considerados una amenaza contra la identidad nacional, en buena medida
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428
El
racismo suele ser expresado como intolerancia no slo frente a las personas, sino a sus productos culturales y, de esta forma, la intolerancia se concentra en las prcticas culturales de quienes tienen ciertos rasgos fsicos.
Es frecuente que los inmigrantes sufran del racismo por parte de la poblacin, lo cual afecta inclusive a los hijos de los migrantes que han nacido en dichos pases. Este racismo tambin se manifiesta en magistrados, policas y otras
De otro lado, el racismo puede contribuir al aislamiento cultural y as se mantienen determinadas prcticas que la sociedad mayoritaria rechaza, con lo cual se genera un crculo vicioso 221. Esta situacin es ms marcada con los inmigrantes clandestinos que viven en un entorno de aislamiento.
Un ejemplo de los conflictos que genera admitir prcticas culturales nuevas es el caso de la vestimenta. Se trata de un tema muy delicado, pues en Europa
tradicionalmente se encontraba en la esfera de la libertad individual, por lo cual cualquier intervencin del Estado era inadmisible 222. Sin embargo, la
Hoekama, 2005, p. 24. Menos amenazantes son los migrantes latinoamericanos, que se expresan en castellano y son cristianos. Por otro lado, muchos inmigrantes, especialmente los musulmanes, no sienten mayor inters por asimilarse a la cultura occidental, que rechazan por considerar que carece de un sentido de familia y de religin y que ha cado en la permisividad sexual. De esta forma, prefieren mantener su identidad cultural. Por otro lado, debido a la baja tasa de natalidad de los propios europeos, en servicios de maternidad, escuelas y otros servicios pblicos, el nmero de inmigrantes tenga una elevada proporcin. 221 Renteln 2004, p. 13. 222 Inclusive en la mayora de colegios no existe uniforme escolar.
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De esta forma, en Francia se han promulgado regulaciones que prohiben el uso del velo (hijab) en las escuelas, como se dispuso en Francia en el 2004, llegndose a expulsar a 50 estudiantes por seguir usndolo 223. Esta intolerancia frente a las diferencias se debe a que Francia prefiere negar la existencia de grupos culturales y ha buscado que los inmigrantes y sus hijos se asimilen al ordenamiento jurdico nacional 224. Actualmente, en Francia, Blgica y
Holanda se estudia prohibir en calles y lugares pblicos el uso de la burkha, que recientemente se ha hecho ms frecuente entre algunas musulmanas.
En toda la relacin con los inmigrantes, adems, subsiste el riesgo de esencializar la cultura del otro, vindola como algo absoluto 225 o de no ser consciente de las propias pautas culturales, que son percibidas como un comportamiento normal 226, pero que los inmigrantes pueden considerar prcticas inaceptables (relaciones familiares, trato entre hombres y mujeres, consumo de alimentos, etc.).
Wiles, p. 704. La ley 2004-228 en realidad jams hizo referencia al velo de las escolares musulmanas, sino a smbolos o prendas de vestir que abiertamente manifiesten una afiliacin religiosa (Wiles, p. 699), pero el efecto es claramente desproporcionado en la comunidad musulmana. Los cristianos, que son la religin mayoritaria en Francia, normalmente no emplean prendas o smbolos de esa categora y los pocos que lo hacen, actan de manera voluntaria. 224 No existe tampoco una regulacin especial para los indgenas de la Guayana Francesa, puesto que se considera que todos son ciudadanos franceses. Con el mismo argumento, tampoco se piensa en una regulacin especial para las poblaciones musulmanas o africanas. Se cree que establecer estas excepciones sera una forma de racismo. 225 Oude Breil, p. 293. 226 Oude Breil, p. 296. Una concepcin de pluriculturalidad puede mantener la percepcin de que uno es normal y el otro es el extico o extrao.
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En algunos pases europeos, como en Alemania o Inglaterra, se manifiesta mayor tolerancia frente a las prcticas de los inmigrantes, muchas veces para promover su integracin. En Inglaterra puede ser comn que una funcionaria de migraciones lleve la cabeza cubierta por el hijab o inclusive que una abogada en la Corte lleve el niqab, que slo permite ver los ojos 227.
En el Canad, existe la poltica de aceptar y reconocer la diversidad, para una mejor integracin de los inmigrantes, al punto que se adaptan las normas estatales: por ejemplo, se ha admitido que los sikhs que se incorporan a la Polica Montada usen su turbante, como dispone su religin, en lugar del sombrero tradicional 228.
En Alemania, donde existe una migracin turca que asciende a varios millones, la legislacin impide que sean reconocidos como ciudadanos, debido a que no tienen ascendientes alemanes. Sin embargo, los tribunales respetan la sharia para enfrentar asuntos familiares relacionados con musulmanes 229, lo cual es criticado por algunos activistas, puesto que podra estar llevando a una situacin de subordinacin de mujeres residentes en Alemania 230.
Wiles, pp. 707-8. Wiles analiza que el uso de esta prenda est lejos de ser solamente una imposicin masculina. Muchas mujeres lo han empezado a usar como manifestacin pblica de sus convicciones religiosas o inclusive polticas (pp. 720-1). 228 Inclusive se ampar la demanda de una mujer musulmana a la cual se le peda que removiera su velo en una lavandera. Se seal que el argumento que los nios podan estar asustados por su apariencia era inconsistente, porque el prejuicio no poda justificar una prctica discriminatoria (Renteln, 2004, p. 152). 229 Maier, p. 231. 230 Maier, p. 233. En pases muy diversos, como los Estados Unidos y el Per tambin se aprecia este poco inters de los tribunales para reforzar los derechos de las mujeres, amparndose en argumentos culturales o religiosos. En Espaa tambin se ha empleado este
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De otro lado, en las instituciones estatales que en los diversos pases tratan con inmigrantes, pueden tener mayor flexibilidad, especialmente si tratan con problemas familiares, casos de delincuencia juvenil y otras necesidades sociales. Paulatinamente buscan adaptar sus procedimientos rutinarios a la cultura de los inmigrantes 231, lo cual puede generar ms eficiencia y ayudar a reducir la criminalidad.
Debe sealarse, adems, que en ningn pas europeo, a la poblacin migrante se le reconoce el derecho para administrar justicia en sus conflictos internos, estando siempre sujetos a las normas estatales, que muchas veces desconocen. Sin embargo, en aspectos familiares o religiosos, algunos migrantes acuden a sus propias autoridades tradicionales, aunque sus decisiones no tienen validez para el Estado.
De las diversas prcticas culturales que realizan los inmigrantes, las que generan mayor controversia son aquellas que atentan contra derechos fundamentales. En Europa y Norteamrica han causado especialmente mucho rechazo las acciones que afectan los derechos de las mujeres, como el sometimiento permanente de la mujer a su marido, los asesinatos de mujeres
argumento para pretender justificar la violencia familiar, aducindose que la mujer es un ser sin derechos en la cultura gitana (Truffin y Arjona, p. 103). Lo mismo ha sucedido en Canad (Deckha, pp. 268 y 271). 231 Oude Breil seala cmo los funcionarios a cargo de infracciones cometidas por menores deben adaptarse a un diferente estilo narrativo y tambin a una concepcin del tiempo diferente, siendo ms tolerantes con la impuntualidad (pp. 290-1).
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basados en la concepcin de honor, normalmente cometidos por turcos o iraques, y la cliterectoma o circuncisin femenina, practicada en muchos pases africanos.
Cuando se produce un crimen hacia una mujer, normalmente, el Poder Judicial sanciona a los autores, con el respaldo de un importante sector de las organizaciones de inmigrantes. Se rompe as la imagen de las culturas De hecho, muchas mujeres
musulmanas y africanas sostienen que una de las principales razones para vivir en Europa es el rechazo de los valores tradicionales de sus pases y por eso respaldan que las autoridades europeas sancionen a quienes emplean las tradiciones culturales como un pretexto para llevar a cabo hechos de violencia.
De esta manera, en Francia se han producido muchas condenas con prisin suspendida a personas que practicaron la circuncisin femenina, pero en los ltimos aos se ha pasado de penas suspendidas a prisin efectiva 232. Otros
pases, como Inglaterra, han establecido normas especiales para sancionar esta prctica 233.
Los homicidios por honor son severamente sancionados en Alemania, inclusive con cadena perpetua, la mxima pena que permite el ordenamiento
Renteln, 2004, p. 52. Este acto normalmente es cometido por la madre y el Poder Judicial comprenda que ella no quera hacer dao a su hija, sino como una muestra de amor hacia ella. Por eso, la condena habra terminado afectando a la hija, al privarla del contacto con sus madres (Dembour, p. 65). Sin embargo, ahora ha primado el criterio que si las penas no son efectivas, no logran disuadir a las personas de realizar esta prctica. Sobre estos procesos, vase Dembour, pp. 65-69. 233 Renteln 2004, p. 71.
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jurdico de los pases europeos 234. Tambin se sanciona con severidad muchos casos de violencia familiar, usando las normas generales, sin que se reconozca mayor tolerancia a quienes provienen de culturas diferentes 235.
En el caso de Espaa, la Ley de Extranjera 8/2000 ha precisado que las creencias religiosas o culturales no pueden ser invocadas para justificar actos que vayan contra los derechos humanos 236.
Igualmente, las autoridades de los diversos pases intervienen cuando se vulneran los derechos de los adolescentes, que se ven afectados por los matrimonios impuestos, y los derechos de los nios, que pueden ser
vulnerados mediante el castigo fsico, no slo entre los musulmanes sino en otros grupos de inmigrantes.
En el caso de los matrimonios, se ha planteado que los ciudadanos de un pas europeo tienen el derecho a elegir una pareja y se ha sancionado a quienes pretenden imponer un matrimonio empleando violencia 237.
Por otro lado, la Comisin Europea de Derechos Humanos ha sealado que no se puede vulnerar el derecho de cada pas de fijar una edad mnima para el matrimonio y las relaciones sexuales, arguyendo razones culturales o
En Inglaterra, Renteln, 2004, p. 123. Vase A Lidia se le Hace Justicia. En http://reflexionesperuanas.lamula.pe/category/violencia-contra-la-mujer/ 236 Truffin y Arjona, p. 90. 237 Un tribunal de Noruega intervino en un dramtico caso en que una joven fue llevada con engaos a Marruecos para un matrimonio arreglado. Se seal que, por el hecho de haber migrado a dicho pas, los padres no podan impedir que sus hijos se convirtieran en noruegos, lo cual inclua la libertad de elegir a su pareja (Renteln, 2004, p. 124). En este caso resulta interesante que los inmigrantes manifestaban abiertamente su desprecio por la cultura noruega.
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Tambin han sido sancionados los inmigrantes que han practicado castigos violentos a sus hijos 240. En Canad, un pas que ha asumido como poltica de Estado la integracin de los inmigrantes y la multiculturalidad, se precis en una sentencia que, frente a los lmites aceptables deban plantearse aquellos existentes en Canad y no en el pas de origen del agresor 241.
Existe tambin el peligro que, frente a crmenes cometidos por inmigrantes se desconozca toda apreciacin cultural, sin percibir que puede estar juzgndose a una persona desde la perspectiva de la cultura dominante 242.
Para evitar este problema, en los Estados Unidos y Europa se ha desarrollado la llamada defensa cultural, que tambin est presente en Australia, Sudfrica e India, respecto a la poblacin local. Esta posicin busca exculpar o reducir la pena a aquellos inmigrantes o a los indgenas que pueden haber cometido un delito debido a que seguan una conviccin de carcter cultural.
La defensa cultural puede plantearse para crmenes graves o para regulaciones locales, como ocurre en los Estados Unidos donde aparece para evitar
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Renteln, 2004, p. 117. Renteln, 2004, p. 118. 240 Renteln, 2004, p. 54-5. 241 Renteln, 2004, p. 242. 242 Renteln, 2004, p. 15.
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sanciones a quienes vulneran disposiciones municipales sobre preparacin de alimentos o tenencia de animales.
En algunos casos, se trata de actos que tambin en el pas de origen seran considerados delitos, como homicidio o lesiones, pero que poseen un componente cultural que permitira comprender mejor esta conducta.
La defensa cultural no se aplica automticamente a todos los individuos que pertenecen a una cultura determinada: la tarea de los abogados defensores es convencer a los magistrados que en el lugar de origen se trata de una prctica con verdadera vigencia 243. Los magistrados toman en cuenta desde hace
cunto tiempo los inmigrantes salieron de su pas y qu edad tenan entonces para evaluar cun importante fue su socializacin en su pas de origen y en el lugar donde actualmente viven.
Es importante tambin saber si los involucrados viven en un contexto mas bien restringido o interactan con personas de la cultura predominante. Sin
embargo, es importante sealar que una persona puede tener relaciones comerciales o laborales sin que esto implique necesariamente un cambio cultural. De igual forma, existen jvenes que han asistido al colegio en dichos pases pero conservan un pensamiento ms tradicional debido a que es ms fuerte el peso del entorno familiar y social.
En Estados Unidos, la defensa cultural se aplica cuando existe un conflicto entre prcticas consuetudinarias y normas estatales referidas a los recursos naturales. Estas prcticas indgenas implican violar las normas que protegen animales en extincin, a diferencia de lo que sucede en Amrica Latina, donde el Estado no tiene esta preocupacin (Lafargue, pp. 102103).
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Sin embargo, en ocasiones la defensa cultural ha sido admitida hasta lmites cuestionables. Diversas sentencias, especialmente en los Estados Unidos, han exculpado o colocado penas muy leves para inmigrantes que cometieron crmenes graves, bajo el argumento que son prcticas culturales, pese a que en su sociedad de origen tambin habran sido severamente sancionados.
Entre estos casos tenemos el caso Chen, un ciudadano chino que asesin a su esposa en un arranque de celos, pero el tribunal puso en libertad, admitiendo las afirmaciones de un perito que sostuvo que el comportamiento de Chen era normal en China 244. En el caso Kimura, tampoco fue sancionada una mujer japonesa que mat a sus dos hijos en California 245.
En Canad, dos haitianos que violaron repetidas veces a una joven tambin fueron sometidos a una pena muy leve porque, segn la sentencia, su cultura les impeda comprender el carcter delictuoso de su conducta 246. Este ltimo caso resulta particularmente grotesco, porque, la defensa de los haitianos presentaba a los habitantes de este pas como seres animalizados 247.
Bracey pp. 105-6 y Renteln, 2004, p. 34. Esta sentencia caus mucho rechazo en la comunidad china en los Estados Unidos, porque implicaba que el sistema judicial no protega a las mujeres de dicho origen nacional. La impresin en China era que Estados Unidos era la sociedad tolerante con el feminicidio (Chen, p. 254). En China este crimen poda ser sancionado con la pena de muerte (Chen, 256). 245 Renteln 2004, p. 25. En este caso, la comunidad japonesa expres su solidaridad con la seora Kimura para lograr que fuera puesta en libertad. 246 Deckha, p. 267. 247 Por lo menos uno de los responsables, adems, haba vivido los ltimos aos en los Estados Unidos, por lo que, adems, quedaba desvirtuada su supuesta afiliacin a una cultura animalizada y violenta.
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Resulta interesante cmo en algunos casos, los tribunales estn dispuestos a aceptar prcticas totalmente cuestionables en algunos grupos acaso por considerarlos exticos o primitivos 248.
Otro peligro de la defensa cultural es que sea invocada intencionalmente para evitar una sancin penal en un delito comn, manipulando el desconocimiento de las autoridades y el prejuicio frecuente que las culturas no occidentales son ms brbaras o primitivas. Tambin este argumento es utilizado por algunas personas que desean obtener status de refugiadas y para ello sealan que escapan de supuestas prcticas culturales 249.
Por todo ello, es importante comprobar que la prctica cultural verdaderamente exista y, adems, si tiene actualmente vigencia 250. De la misma manera, es pertinente saber hasta qu punto un individuo se puede sentir obligado por ella. Puede existir la percepcin de carcter sobrenatural, de que si no cumple, puede sobrevenir una sancin para l o su familia. Por eso, debe estudiarse si el inmigrante pudo cometer algn delito porque su entorno cultural lo llevaba a interpretar ciertos hechos de manera distinta a una persona de ascendencia occidental 251.
Inclusive una autora prestigiosa como Renteln llega a sostener que en Mxico es aceptable disparar a una persona por un insulto supuestamente grave (ibid., pp. 65-66), lo cual sera inadmisible ante un tribunal mexicano. 249 Renteln muestra cmo una mujer de Ghana logr mucho respaldo en Estados Unidos sealando que hua de su pas para evitar que se le practicara la extirpacin del cltoris, todo lo cual era falso (2009, pp. 71-74). En Espaa parece ser un mecanismo frecuente para pretender, sin xito, obtener el status de refugiadas (Truffin y Arjona, pp. 105-6). 250 Renteln 2004, p. 11. 251 As, una persona puede perder el control y recurrir a la violencia por razones diferentes de acuerdo a su contexto cultural (Renteln, 2004, p. 23). La reaccin a determinados insultos puede ser muy diversa y esto hace que muchas veces sean intraducibles. En otros casos, las lealtades familiares o hacia amigos cercanos pueden llevar a que violar la ley se considere moralmente vlido (Renteln 2004, p. 87).
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En otros casos, puede tratarse simplemente de una alternativa de comportamiento o de una prctica frecuente, pero que no acarrea sancin si no se cumple. A veces, es posible que se trate de una conducta que rechace un amplio sector de la poblacin del lugar de origen, como sucede con el machismo en las sociedades latinoamericanas. Sin embargo, podra ser usado para justificar la violencia familiar, pretendiendo mostrarla como una prctica culturalmente arraigada.
No siempre constituir un grupo marcadamente diverso de la sociedad mayoritaria implica recibir un trato negativo. La mayor o menor tolerancia respecto a sus prcticas culturales depende de la percepcin que la sociedad tiene sobre una poblacin. El diferente tratamiento que reciben los rom y los amish es una clara muestra de esto.
Desde hace muchos siglos viven en Europa los rom, llamados normalmente en castellano gitanos o romanes, quienes tienen marcadas diferencias culturales con el resto de la poblacin, al punto que en algunos momentos han sufrido actos violentos 252.
El gobierno nazi extermin a millares de gitanos europeos en los territorios ocupados por Alemania.
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En la actualidad enfrentan todava frecuentes problemas legales debido a que su costumbre de trasladarse de manera permanente puede llevar a que se considere que violan ciertas normas 253, tomando en cuenta que las sociedades europeas reglamentan numerosos actos cotidianos, incluyendo estipular cul es el tipo adecuado de residencia para una familia.
A pesar de ello, la Comisin Europea de Derechos Humanos ha dispuesto reconocer los derechos de los rom a tener una vivienda, en las regulaciones de diversos pases 254. En Blgica, por ejemplo, los rom han logrado que se
Sin embargo, no ha habido la misma aceptacin en cuanto al reconocimiento del matrimonio gitano 256. Otro problema difcil de resolver es la situacin de los nios, puesto que su cultura les genera graves deficiencias educativas y an los defensores de los derechos de los rom mantienen mucha preocupacin por esta problemtica 257.
De otro lado, cuando los gitanos cometen algn delito, son condenados sin que se tome en cuenta las diferencias culturales. En el caso de Espaa, los
tribunales han sealado que los gitanos deben adecuarse a las normas
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Kusters, p. 208. Kusters, pp. 211-6. 255 Kusters, pp. 206-7. 256 Truffin y Arjona, p. 109. Hoekama, 2005, p. 3. 257 Kusters, p. 227.
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fundamentales espaolas, pese a reconocer que existen diferencias culturales que en algunos casos pueden llevar a recurrir a la violencia o al homicidio 258.
Menor reconocimiento an existe para otros grupos europeos que en la actualidad tambin desean ser itinerantes, los denominados travellers. Al
parecer, tanto en los diferentes pases como a nivel de las instituciones europeas, hay un poco ms de tolerancia frente a los rom, que existen desde hace siglos que frente a los que actualmente han decidido actuar de la misma manera 259. Es lo que vemos que sucede en el Per, donde ha habido ms
aceptacin de las comunidades campesinas que de las rondas, que son ms recientes.
Frente a este panorama de confrontacin, en cambio, llama la atencin la amplia tolerancia que en los Estados Unidos, recibe el grupo religioso
denominado amish, pese a no ser indgenas y a tener prcticas culturales muy diferentes de la mayor parte de ciudadanos. Ellos tienen una vida muy austera: habitan en comunidades rurales y se rehsan a incorporar los adelantos tecnolgicos a la vida cotidiana, as como al consumismo.
Los amish han logrado que las autoridades estatales sucesivamente los exoneren del servicio militar obligatorio, las cuotas a la seguridad social (que tampoco utilizan) y de regulaciones vinculadas a la educacin, como los aos
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Truffin y Arjona, p. 102. Sin embargo, en una sentencia se seal que, en un caso de venganza donde el agresor y la vctima eran gitanos, sta ltima ya saba que estaba expuesta a un hecho de violencia. Por eso, difcilmente se puede alegar que fue sorprendida y el cargo de alevosa no se aplica (Truffin y Arjona, 104). 259 Kusters, p. 223.
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religiosa hace muy difcil que se produzcan delitos graves que merezcan la intervencin estatal.
Esta mayor consideracin hacia los amish se debe que el sector ms moderno en los Estados Unidos los considera vinculados a los valores tradicionales o fundacionales del pas 261. Por ello, existe mucha tolerancia con su forma de vida tradicional y se desea que as se mantenga, respaldando la opinin pblica el trato diferenciado que el Estado les brinda.
El contraste es marcado con los pases latinoamericanos, donde el sector moderno, que normalmente est en el poder, percibe a los indgenas como primitivos o atrasados y est muy lejos de sentirse identificado con ellos.
En los ltimos aos, en lugares muy diversos del mundo, los Estados han optado por promover tribunales o cortes comunales, que resuelven los conflictos al interior de una aldea o un grupo ms pequeo. Tribunales
Los amish tienen su propio sistema educativo que no est regulado por el Estado. Las autoridades estatales pretendan que los nios amish tuvieran el mismo nmero de aos de educacin obligatoria que los dems nios, pero los amish lograron ser exceptuados de ello. Ver al respecto Kidder y Hostetler, pp. 909-914. 261 Kidder y Hostetler, p. 915.
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Unin Sovitica 262 o Chile durante los aos de Allende 263, asumindose que brindaban una justicia ms cercana a los pobres que el sistema estatal tradicional.
En varios pases en vas de desarrollo, estas cortes comunitarias han surgido debido a las dificultades de la administracin de justicia estatal para atender a la poblacin rural en demandas bsicas como seguridad o la proteccin del ganado. Sin embargo, tambin en los pases desarrollados han aparecido estos mecanismos debido a las dificultades de los organismos estatales para administrar justicia de manera adecuada hacia la poblacin indgena, tanto por un tema geogrfico, como tambin porque la justicia estatal no tiene la necesaria legitimidad entre los indgenas.
Existen tambin mecanismos comunitarios que han surgido de la propia poblacin y que el Estado puede inicialmente percibir con reticencia.
Muchas veces los mecanismos comunitarios han sido creados por las autoridades estatales para llenar un vaco de poder, para evitar conflictos sociales permanentes o para acercarse a la poblacin 264.
La India, Filipinas y varios estados africanos han promovido en las zonas rurales mecanismos comunitarios para resolver conflictos. En otros casos,
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Merry, 1993, p. 42. Merry, 1993, p. 43. 264 Merry, 2003, p. 31.
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como Bangladesh, el Estado decidi aprovechar los mecanismos tradicionales de mediacin llamados shalish y ahora no slo son aplicados por los ancianos ms respetados, sino tambin por las propias autoridades estatales 265. La
debilidad de la administracin de justicia estatal muestra a estos mecanismos como necesarios, dado que la poblacin rural requiere de una justicia cercana, econmica y comprensible, que adems reconozca los criterios culturales.
Un ejemplo de ello es el caso de Mozambique que desde 1992 ha establecido un sistema de tribunales comunitarios. Si funcin era resolver solamente conflictos de naturaleza civil y problemas familiares en uniones basadas en las costumbre 266.
Se busc crear:
rganos que permitan a los ciudadanos resolver pequeos diferendos en el seno de la comunidad, contribuyan para la armonizacin de las diferentes prcticas de justicia y para el enriquecimiento de las reglas, usos costumbres y conduzcan a la sntesis creadora del derecho mozambicano. Se trata de una institucin hbrida, pues ha sido creada y reconocida por el Estado, pero no pertenecen al Poder Judicial. Las cortes comunitarias son autnomas en la eleccin de sus integrantes, que son ocho, cinco titulares y tres No pueden aplicar penas de prisin y la asistencia de las suplentes 267. personas es voluntaria 268, con lo cual se parecen a los Jueces de Paz de Colombia o Venezuela. En la prctica, la presin de la poblacin les ha llevado a extender su competencia y ahora enfrentan todo tipo de asuntos familiares, aunque no se
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Wojkowska, p. 47. Mediante la Ley 4/92, Arthur y Meja, p. 2 267 Santos, p. 56. Arthur y Meja, p. 2. 268 Arthur y Meja, ibid.
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basen en normas tradicionales, y otros problemas como robos, insultos, alquiler, agresiones, deudas, acusaciones de brujera 269, es decir una competencia muy parecida a la que ejercen en el Per las rondas campesinas.
Los tribunales comunitarios resuelven los conflictos en audiencias pblicas realizadas al aire libre, en la casa de los jueces o en locales proporcionados por otras instituciones 270. Sus fuentes son el Derecho estatal, que en realidad es poco conocido, pero tambin los valores morales que comparte la comunidad y el criterio de quienes administran justicia 271, como sucede con la Justicia de Paz en el Per.
En el funcionamiento de estos tribunales existe bastante heterogeneidad: algunas emplean registros escritos y otras se limitan al lenguaje oral, empleando siempre el idioma local y no el portugus 272. Como los Jueces de Paz peruanos, la participacin en las cortes comunitarias es una labor voluntaria y no remunerada. La mayora de quienes forman parte de estas
cortes son personas mayores, aunque mujeres y jvenes s se involucran en el proceso, mediante su intervencin en las audiencias 273.
Algunas cortes comunitarias se relacionan con las autoridades administrativas y otras con las autoridades tradicionales, por ejemplo, para enfrentar las acusaciones de brujera. Tambin pueden establecer relaciones con el sistema
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Vase tambin Santos, p. 55 y Bidaguren y Nina, p. 129. Santos, p. 57. 271 Bidaguren y Nina, p. 129. 272 Santos, p. 55. 273 Bidaguren y Nina, p. 130.
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judicial estatal, que transfiere a las cortes comunitarias los asuntos familiares. A veces es la misma polica la que transfiere los casos 274.
Las cortes comunitarias desarrollan sus funciones con mayor xito en ambientes homogneos rurales y con muchas dificultades en las zonas urbanas 275.
Una experiencia similar ha sido impulsada por el gobierno de Uganda, a travs de los tribunales de los Concejos de Resistencia, ahora llamados Concejos Legales Locales 276. Estos tribunales tienen caractersticas muy similares a las cortes comunitarias. Actan en el idioma de la poblacin, no requieren de abogados, sino de la participacin directa de los involucrados 277. Su competencia son delitos menores, conflictos internos y hechicera 278.
Como ocurre en Mozambique, los Concejos tienen mucha legitimidad, pues buscan la reconciliacin entre las partes y actan de manera rpida y eficaz. Sin embargo, han sido tambin criticados porque hacen valer el derecho consuetudinario, an en aspectos donde se vulneran derechos fundamentales: por ejemplo, no se toma en cuenta los derechos sucesorios de las mujeres. Otro problema ha sido quedar desbordados por la poblacin, por ejemplo, aceptando la expulsin de las personas acusadas de hechicera 279.
Santos, p. 59. Bidaguren y Nina, p. 130. 276 Wojkowska, p. 26. 277 Id. 278 Regan, p. 208. 279 Regan, p. 209. Un observador externo podra considerar que simplemente la hechicera no existe, por lo que se est aplicando una sancin para un crimen inexistente. Sin embargo, las acusaciones de brujera reflejan algunos problemas adicionales: con frecuencia se trata de formas de manipulacin de los temores de la poblacin para afectar a una persona. De otro
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En Filipinas la administracin de justicia en las zonas rurales se basa en alrededor de 42,000 bangarays o autoridades locales 280, establecidos por el Estado para asegurar la resolucin de conflictos a nivel local, basndose en mecanismos tradicionales de mediacin. Los conflictos se pueden resolver de acuerdo al Derecho estatal, como las normas de la propia comunidad, pero el lmite en materia penal son las faltas cuya pena mxima sea un ao de prisin 281. Las decisiones de las mediaciones son obligatorias y son
No se puede acudir al Poder Judicial si no se ha pasado por la etapa de conciliacin ante el bangaray. Los resultados de las mediaciones pasan a las cortes municipales donde son archivados 282.
En Amrica Latina, un caso interesante de tribunales comunitarios impulsados por el Estado es el de Zinacantn, en el estado de Chiapas, Mxico. Como parte del proceso de paz con el movimiento zapatista, el gobierno estableci Juzgados de Paz y Conciliacin Indgenas.
En este caso, se produjo una apropiacin de los tribunales por la cultura indgena: de esta forma, los jueces indgenas no usan el imponente saln dispuesto para administrar justicia, salvo cuando asista una gran cantidad de
lado, es en los casos de brujera donde la poblacin se comporta con mayor severidad. Probablemente, porque piensan que el brujo tiene poderes sobrenaturales, el temor es muy grande hacia l y se cree que es necesario aplicar una pena radical, como la muerte o la expulsin. 280 Wojkowska, p. 26. 281 Schrf, p. ** 282 Wojkowska, p. 51.
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pblico. Los indgenas consideraban que dicha sala incrementaba la distancia entre los jueces y la poblacin y enfatizaba la diferencia jerrquica 283.
Las audiencias se realizan mas bien una habitacin ms pequea donde los jueces y los litigantes se encuentran al mismo nivel y era posible llevar a cabo procesos de negociacin ms similares a la justicia restaurativa.
De igual forma, desde que asumieron estos Juzgados, los jueces indgenas no consideraron su funcin sancionar conductas o procesar individuos. Se
buscaba mas bien calmar la ira de los involucrados y preservar relaciones armoniosas. Collier sostiene que los zinancantecos no se concentraban tanto en individuos sino en preservar las relaciones 284.
La experiencia de Zinacantn es interesante, pero podemos apreciar que difiere de los mecanismos comunitarios de Per y Colombia, donde s existen procedimientos para sancionar a los individuos que tienen una trayectoria negativa dentro de la comunidad.
Por otro lado, no siempre los mecanismos comunitarios promovidos por el Estado son eficaces: en Australia, recientemente, despus que termin la poltica asimilacionista, se estableci la creacin de Concejos Aborgenes 285, que son rganos de gobierno. Sin embargo, estas autoridades indgenas han tenido muchas dificultades para enfrentar los graves problemas que genera la
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Podra pensarse que, a diferencia de las experiencias de Mozambique, Uganda y Zinacantn, en el caso de los indgenas australianos, el tejido social ya se encontraba afectado debido a diversos cambios sociales. Muchos jvenes ya no se identifican con las tradiciones de su pueblo.
Debe sealarse que, a pesar que en algunos casos se busca retomar mecanismos tradicionales, lo ms frecuente es que stos se hayan perdido debido a los nuevos patrones de asentamiento y los dems cambios generados por la colonizacin o conquista. Por ello, la instauracin de estos tribunales implica dar un perodo de aprendizaje hasta que la poblacin asume estos mecanismos como suyos. legitimidad 286. Sin embargo, no siempre se logra esta experiencia ni esta
Los mecanismos comunitarios no pueden plantearse de manera impuesta y vertical por el Estado: para ser exitosos requieren basarse sobre una estructura social ya existente y sobre vnculos sociales y comunales, as como una percepcin comn de la poblacin sobre los valores predominantes. En el
caso de Australia, era muy difcil que una propuesta proveniente de un gobierno percibido por los aborgenes como ajeno y discriminador pudiera tener xito. En Mozambique y Uganda, en cambio, eran gobiernos legtimos y con mucha ascendencia los que planteaban esta propuesta.
286
En Filipinas, si
Por eso, los proyectos impulsados por ONGs, que tienen una breve duracin, no logran consolidarse en la poblacin.
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bien los bangaray fueron introducidos durante la dictadura de Ferdinand Marcos, la poblacin rural sinti que cumplan una funcin positiva para enfrentar sus problemas ms cotidianos.
En el caso de Zinacantn, en buena medida, el nuevo sistema era percibido como parte de los logros para la poblacin indgena, alcanzados gracias a las reivindicaciones de los zapatistas. Los indgenas, sin embargo, lograron
apropiarse del sistema establecido por el Estado y acercarlo a sus valores culturales.
En otros casos, tenemos que existen de mecanismos comunitarios que los propios grupos manejan para administrar justicia entre sus integrantes. Uno de los ms interesantes, por subsistir en diversos pases a lo largo de los siglos es el kris o crculo para resolver conflictos que existe entre los rom o gitanos y acta segn los principios de la justicia restaurativa 287. Resulta interesante, porque se mantiene pese a que los rom no ejercen derecho de propiedad sobre un determinado territorio y a las sucesivas migraciones.
En las reservaciones indias de los Estados Unidos, los tribunales establecidos por el gobierno no tenan mucha aceptacin entre la poblacin, pues pretendan resolver conflictos segn los criterios del Common Law, excesivamente confrontacional para la mentalidad indgena.
287
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450
Ante esta situacin, en el pueblo navajo desde 1982 surgi la iniciativa de reforzar las experiencias de justicia restaurativa a travs de las Peacemaker Courts o cortes pacificadoras, donde se enfatiza el bienestar de la vctima y la reintegracin del culpable 288. Los navajos buscaron as una alternativa propia para enfrentar los conflictos internos 289.
Como ocurre con las rondas campesinas, las Peacemaker Courts buscan encontrar la raz del problema para hallar una solucin permanente 290. Como sucede con la Justicia de Paz, han intervenido en casos que taxativamente el Estado ha declarado que no son competencia de la poblacin indgena. Esto ha sucedido con violaciones sexuales, debido a la presin de la poblacin, que rechaza la solucin que brindan las autoridades estatales 291.
Sin embargo, una gran diferencia con los mecanismos existentes en el Per es que, en los Estados Unidos, cuando fracasa el mecanismo de las Peacemaker Courts, sea porque las partes no aceptan el acuerdo o no lo cumplen, el caso es transferido al tribunal formal, pero que manejan tambin los propios indgenas dentro de la reservacin 292. Las autoridades estatales slo intervienen en
Se emplea la palabra healing, es decir sanar, porque se cura un dao causado a la comunidad, Gould, p. 56. Sin embargo, frente a las personas alcohlicas que cometen crmenes los mecanismos tradicionales fracasan y slo queda usar los mecanismos establecidos por el Estado como la detencin, p. 68. Vase tambin Nielsen, p. 108 y Proulx, p. 89-90. Ms crtico sobre el healing es Depew, p. 54. 289 Adems de estas instituciones, subsisten tambin otros mecanismos tradicionales para que quien tiene un mal comportamiento pueda reflexionar y enmendarse. Nielsen hace referencia a killing with eyes, esto es observar permanentemente al infractor, una forma agravada de la ley del hielo practicada en algunas zonas rurales del Per (p. 107). 290 Nielsen, p. 110. 291 Nielsen, p. 121. 292 Nielsen, p. 111. Esto sucede si es que el tribunal ms formal tiene competencia para ello, porque esta es una estructura ms formal.
288
451
Otra diferencia es el
Entre los indgenas de Canad existe tambin ahora la opcin de acudir a un pacificador indgena, que acta con el apoyo de un anciano. Entre los
indgenas de Canad, solamente los casos de homicidio y violacin estn excluidos de la competencia del pacificador 294. En caso la persona incumpla con los acuerdos o sea reincidente, pasa al tribunal provincial 295.
En Mxico tenemos que en 1998, hace poco ms de diez aos, se ha formado un mecanismo de administracin de justicia propio en el Estado de Guerrero, que tiene varias similitudes con las rondas campesinas.
En dicho Estado, numerosas comunidades indgenas han creado el Sistema de Seguridad Pblica Indgena Comunitaria, tambin llamada Polica Comunitaria de Guerrero, para protegerse de la delincuencia, frente a la inaccin de las autoridades, su abierta complicidad o la aplicacin de formalismos legales en nada relacionados con la problemtica rural 296. Sin embargo, en este caso, a diferencia de lo ocurrido con las rondas, la mayora de la poblacin involucrada se considera a s misma indgena 297 y, adems, invoc, para conformar este sistema, el entonces vigente artculo 4 de la Constitucin Mexicana, que reconoca los usos y costumbres de los pueblos indgenas 298.
293 294
Nielsen, p. 110. Proulx, p. 96. 295 Proulx, p. 97. 296 Cruz, p. 19. 297 Cruz, p. 16. 298 Cruz, p. 20.
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Este sistema es similar a las rondas campesinas en cuanto no tiene carcter ancestral y surge ante la falta de cumplimiento por el Estado de las demandas de seguridad y justicia de la poblacin rural. En este caso, tambin los
indgenas comenzaron poniendo a los delincuentes capturados a disposicin de la polica, pero ante la ausencia de resultados decidieron ser ellos mismos quienes los juzgaran. Sin embargo, una gran diferencia es que los integrantes de la Polica Comunitaria s portan armas de fuego.
Sin embargo, los mencionados mecanismos comunitarios tambin tienen sus lmites, como muestra la experiencia de Sudfrica. Hasta el fin del apartheid en los barrios de las ciudades habitados por negros se desarrollaron diversas formas de justicia popular, dado que no exista ninguna confianza en el gobierno de los afrikaaners 299. Paralelamente, las ONG promovan Sin
embargo, en los ltimos aos, el crecimiento desbordado de la delincuencia ha llevado a que estos mecanismos terminen reemplazados por acciones de vigilantism particularmente violentas.
Una situacin similar ocurri en el Brasil, donde la administracin de justicia popular existente en las favelas termin muy debilitada por la presencia de grupos de narcotraficantes y delincuentes.
299 300
453
Por ello, creemos que estas formas comunitarias tienen mejores posibilidades para desarrollarse en las zonas rurales, siempre que stas mantengan determinados niveles de cohesin interna.
4.8. LOS CONVENIOS SOBRE DERECHOS INDGENAS DE LA ORGANIZACIN INTERNACIONAL DEL TRABAJO
La Organizacin Internacional del Trabajo es la institucin supranacional que ms ha promovido la defensa de los derechos de la poblacin indgena a travs de convenios vinculantes para todos los Estados que los ratifiquen.
Efectivamente, el Convenio 107 sobre Pueblos Indgenas y Tribales, ratificado por el Per en 1960 estableca en su artculo 7.2 que las poblaciones indgenas podan mantener sus costumbres e instituciones si no eran incompatibles con el ordenamiento jurdico nacional o con los objetivos de los programas de integracin. Como puede apreciarse se trataba de un reconocimiento
sumamente parcial y subordinado, en buena medida, a la arbitrariedad de las medidas que cada uno de los Estados que forman parte puede plantear en su proceso de integracin.
En cambio, el Convenio 169 sobre Pueblos Indgenas desarrolla con ms claridad la problemtica relativa a la administracin de justicia indgena. Debe adems entenderse que este Convenio se trata de un tratado de derechos
454
humanos, lo cual implica que tiene una categora superior a los dems y confiere derechos a los indgenas 301.
El Convenio 169 ha sido ratificado por el Per desde el ao 2003 302 y el Tribunal Constitucional ha sealado su vigencia en nuestro pas, bajo su condicin de un tratado internacional de derechos humanos 303. Debe
destacarse que el Convenio 169 ha sido aplicado an en pases que no lo han ratificado: sucedi en Belice con la Corte Suprema 304 y en el caso del Pueblo Saramaka con Surinam ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos 305.
Artculo 8 1. Al aplicar la legislacin nacional a los pueblos interesados debern tomarse debidamente en consideracin sus costumbres o su derecho consuetudinario.
De esta manera, no se excluye a los indgenas de la aplicacin de las leyes nacionales, pero se seala que debe tomarse en consideracin sus costumbres o su derecho consuetudinario.
Artculo 8 2. Dichos pueblos debern tener el derecho de conservar sus costumbres e instituciones propias, siempre que stas no sean incompatibles con los derechos fundamentales definidos por el sistema jurdico nacional ni con los derechos humanos internacionalmente reconocidos. Siempre
Bazn, p. 3. Aprobado por Resolucin Legislativa 26253 del 2 diciembre de 1993. Entr en vigencia desde el 2 de febrero de 1995. 303 Sentencia 03343-2007-PA/TC 304 Sentencia del 18 de octubre del 2007, citada en OIT, p. 50. 305 Sentencia del 28 de noviembre del 2007.
302
301
455
que sea necesario, debern establecerse procedimientos para solucionar los conflictos que puedan surgir en la aplicacin de este principio.
Se plantea un reconocimiento mucho ms amplio que el Convenio 107, pues solamente se exige que las costumbres e instituciones no sean incompatibles con los derechos fundamentales. En este caso se establece una doble precisin: no deben ser incompatibles ni con los derechos fundamentales reconocidos por el sistema jurdico nacional ni con los derechos humanos internacionalmente reconocidos.
3. La aplicacin de los prrafos 1 y 2 de este artculo no deber impedir a los miembros de dichos pueblos ejercer los derechos reconocidos a todos los ciudadanos del pas y asumir las obligaciones correspondientes.
El artculo 8.3 nos ayuda a sostener que el Convenio 169 no plantea una posicin relativista como la que se aprecia en algunas sentencias de la Corte Constitucional de Colombia. De esta manera, sostiene que debe permitirse a los indgenas ejercer los derechos que todos los dems ciudadanos tienen y, por lo tanto, no debe impedrseles ejercer derechos a la educacin, la libertad de religin o de vestimenta. Por otro lado, se seala que los indgenas tienen las mismas obligaciones que otros ciudadanos, lo cual implica, por ejemplo, que, en un pas como el Per, se mantiene su obligacin de votar en las elecciones presidenciales y municipales.
Artculo 9 1. En la medida en que ello sea compatible con el sistema jurdico nacional y con los derechos humanos internacionalmente reconocidos, debern respetarse los mtodos a los que los pueblos interesados
456
recurren tradicionalmente para la represin de los delitos cometidos por sus miembros.
El artculo 9.1 plantea el reconocimiento de los mtodos tradicionales de represin de delitos dispuestos por estos pueblos para sus integrantes, frente a lo cual deber plantearse el lmite que aparece en el artculo 8.2, buscndose la compatibilidad con el sistema jurdico nacional. Nosotros entendemos que esta compatibilidad implica garantizar principios fundamentales en la
administracin de justicia y evitar sanciones que vulneren los derechos humanos. Asimismo, la exigencia de esta compatibilidad implica la
2. Las autoridades y los tribunales llamados a pronunciarse sobre cuestiones penales debern tener en cuenta las costumbres de dichos pueblos en la materia.
El artculo 9.2 seala que en materia penal los tribunales debern tomar en cuenta las costumbres de estos pueblos. Este artculo estara relacionado con el artculo 15 del Cdigo Penal Peruano, sin que se considere que los integrantes de estos pueblos han cometido un error, sino que simplemente tienen costumbres diferentes. De este artculo se deduce con claridad que la
jurisdiccin estatal tiene competencia sobre los indgenas. stos, por la sola condicin de indgenas no deben ser percibidos como inimputables.
Artculo 10. 1. Cuando se impongan sanciones penales previstas por la legislacin general a miembros de dichos pueblos debern tenerse en cuenta sus caractersticas econmicas, sociales y culturales.
457
Entorno a la aplicacin del Convenio, consideramos que las comunidades campesinas y nativas deben ser entendidas como pueblos indgenas, pues renen las caractersticas subjetivas y objetivas que aparecen en el artculo 1 del mencionado instrumento 306.
Segn el artculo 1 de la Ley 27908, estas facultades tambin alcanzaran a las rondas campesinas, por cuanto se seala que le corresponde todo los derechos que tienen las comunidades campesinas y nativas. Es verdad que la facultad de administrar justicia no aparece como un derecho especfico, pero tambin el artculo 3 de la Constitucin admite que se pueden reconocer otros derechos, por lo que los listados existentes en el texto constitucional no tienen carcter taxativo307.
El artculo 10.1 va en la misma lnea al sealar que los indgenas pueden ser sancionados por las autoridades estatales, pero siempre que se tome en cuenta una serie de caractersticas.
Artculo 1 1.El presente Convenio se aplica () (b) a los pueblos en pases independientes, considerados indgenas por el hecho de descender de poblaciones que habitaban en el pas o en una regin geogrfica a la que pertenece el pas en la poca de la conquista o colonizacin o del establecimiento de las actuales fronteras estatales y que, cualquiera que sea su situacin jurdica, conserven todas sus instituciones sociales, econmicas, culturales y polticas o parte de ellas. 2. La conciencia de su identidad indgena o tribal deber considerarse un criterio fundamental para determinar los grupos a los que se aplican las disposiciones del presente Convenio. 307 Yrigoyen, 2006, p. 388.
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458
Entendemos que son muy serias las consecuencias que la prisin puede tener para un indgena, al verse separado de su entorno. En muchos lugares, los
indgenas recluidos en una prisin se han sentido tan desesperados que han optado por el suicidio 308. Por ello, la legislacin de Venezuela reproduce la
recomendacin a los magistrados que apliquen penas distintas a la prisin y en nuestro medio sostiene lo mismo el Acuerdo Plenario.
Sin embargo, el artculo no plantea que este debe ser un criterio permanente u obligatorio. En muchos casos, la propia poblacin nativa o campesina entrega a un individuo reincidente a las autoridades estatales, con la intencin que sea encarcelado pues ya han fallado los mecanismos tradicionales para enfrentar el problema. En otros casos, se trata de un delito muy grave que la comunidad no considera que pueda enfrentar adecuadamente.
En el caso del Per, donde ms del ochenta por ciento de la poblacin tiene ascendencia indgena y en algunos departamentos constituyen la abrumadora mayora, implicara que las crceles slo funcionaran para la minora de ascendencia occidental y que muchos crmenes deberan ser sancionados mediante penas alternativas como el trabajo comunitario.
A nuestro modo de ver, este artculo est pensado para una poblacin en condicin de aislamiento relativo y no para los indgenas que viven en las ciudades o estn vinculados a la cultura occidental.
Dos de los indgenas awajn recluidos arbitrariamente a raz de los sucesos de Bagua intentaron suicidarse en el penal de Chachapoyas, ubicado en una zona muy fra y aislada donde no tenan contacto ni con sus familiares ni con su ecosistema tradicional.
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Podramos acudir al planteamiento que seala la Corte Constitucional de Colombia que dispone que las normas que benefician a los indgenas buscan proteger a los indgenas que vivan con los indgenas y como los indgenas 309.
De otro lado, debe tomarse en cuenta que en Colombia han sido las propias comunidades las que han decidido remitir a las crceles estatales los casos verdaderamente graves.
309
460
CAPITULO 5
A lo largo de esta tesis hemos mostrado las graves dificultades que tiene la poblacin rural para acceder a la justicia y se ha podido apreciar tambin la respuesta todava insuficiente brindada por el Estado. Han sido descritos tambin los mecanismos comunitarios por medio de los cuales campesinos y nativos han buscado satisfacer sus demandas de justicia y lograr la vigencia de sus derechos fundamentales, muchas veces sin contar con el respaldo de las autoridades.
461
En la bsqueda de una solucin a las demandas de la poblacin rural, creemos que es necesaria una visin ms amplia de la nocin de acceso a la justicia, no solamente pensando en el funcionamiento de las instituciones estatales, sino en las acciones de las propias organizaciones sociales 1.
Se debe por lo tanto complementar un enfoque institucionalista, que se centra en la tutela judicial que el Estado puede proporcionar, para pasar a un enfoque integral, donde se reconoce que la poblacin, en algunas circunstancias concretas, puede tambin participar, tomando las decisiones ms justas 2.
Precisamente,
solamente como lograr que se venzan las barreras para entablar un proceso legal. El acceso a la justicia va mucho ms all del acceso al sistema judicial. Roco Villanueva desarrolla esta idea, sealando el acceso a la justicia como la posibilidad de presentar un recurso ante la administracin de justicia, pero tambin como la posibilidad de obtener una solucin justa frente a la demanda o la denuncia presentada 3.
De esta manera, el acceso a la justicia debe incluir adems criterios de rapidez, de eficacia y especialmente de carcter tico para que podamos verdaderamente hablar de justicia.
1 2
462
Como muestran los casos de Colombia y Venezuela, un mayor acceso de la poblacin a los tribunales estatales no es en s mismo una solucin, debido a que puede generar una desproporcionada carga procesal. Paradjicamente, esta situacin generara una mayor frustracin, especialmente de los ms pobres, que tienen mayores dificultades para mantener un proceso.
Por ello, si bien es fundamental enfrentar las barreras para el acceso a la justicia, generando cambios en las instituciones estatales y encarando estructurales, es importante reconocer la labor que actualmente ya estn llevando a cabo los mecanismos comunitarios de administracin de justicia, aunque dicho reconocimiento debe tener una perspectiva crtica y formas adecuadas de coordinacin con la jurisdiccin estatal.
Nuestra alternativa plantea, por lo tanto, que las instituciones estatales perciban a los mecanismos comunitarios de manera complementaria y tambin puedan tomar en cuenta sus logros y aportes para la reformulacin de algunos paradigmas. Especialmente, es digno de destacar el profundo
criterio tico que tienen muchos Jueces de Paz y las rondas campesinas, debido al cual, en su bsqueda de la justicia, suelen dejar de lado los aspectos formales.
La complementariedad entre la administracin de justicia estatal y los mecanismos comunitarios redundar en el respeto por los derechos humanos y la preservacin de la paz social en las zonas rurales.
463
5.2.
RECONOCIMIENTO
DE
LOS
MECANISMOS
Para ayudar a comprender mejor a los mecanismos comunitarios de administracin de justicia, es importante reconocer las causas por las que surgen y as promover las polticas pblicas ms adecuadas.
Como hemos sealado anteriormente, los mecanismos comunitarios se han desarrollado en aquellos sectores campesinos y nativos que por muchos aos han estado impedidos de acceder a la justicia estatal debido a la existencia de marcadas barreras estructurales.
Los campesinos y nativos no rechazan al Estado ni a sus instituciones, sino que mas bien en repetidas oportunidades intentaron presentar sus demandas de justicia sin resultados positivos. Muchas veces, es el Estado el que se ha comportado como si ellos no fueran ciudadanos, manifestndose tan lejano y ajeno a la poblacin rural, que muchas autoridades consideraban natural la situacin de privacin y abandono en que sta se encontraba.
A las barreras estructurales para el acceso a la justicia que el Estado no enfrentaba adecuadamente se sumaron las barreras burocrticas establecidas por las propias instituciones pblicas. En este contexto los mecanismos
464
Los mecanismos comunitarios no buscan reemplazar al Estado sino satisfacer las necesidades de seguridad y justicia que quel no puede, no desea o no ha logrado garantizar en las zonas rurales 5.
De hecho, es posible que pierdan vigencia como sucedi en algunas zonas urbanas, conforme se redujeron las barreras para el acceso a la justicia estatal.
En los aos setenta y ochenta, en algunos asentamientos humanos de la ciudad de Lima, subsistan organizaciones sociales muy slidas que atendan las demandas de justicia y seguridad de los vecinos 6. Sin embargo, paulatinamente estas funciones quedaron desactivadas cuando se produjo el saneamiento fsico legal de los asentamientos (lo cual disminuy los conflictos entre vecinos), se instalaron las comisaras (lo cual gener mayor seguridad) y hubo mejores vas de comunicacin (lo cual permita trasladarse con ms facilidad a las dependencias estatales) 7. Un factor
Pea muestra la frustracin de los aymaras que habitan en Huancan (Puno), quienes sufren los abusos de muchos agentes de la administracin de justicia, lo que implica que muchos problemas no llegan efectivamente a resolverse. 5 Aranda, 2004, p. 21. En las comunidades campesinas, donde la relacin con el Estado data de muchos aos, la voluntad de registrarse se haca ms evidente, p. 29. 6 Revilla y Price?* 7 Los casos de linchamiento que sealan los medios de comunicacin no deberan ser confundidos con administracin de justicia. Se trata de delitos cometidos por la situacin de desesperacin frente a la delincuencia.
465
gener que ya no fueran necesarias las rondas urbanas de vigilancia, que tambin sancionaban a los malhechores 8.
Es posible que los mecanismos comunitarios se vuelvan menos necesarios conforme las instituciones estatales se expanden hacia las zonas rurales. Al respecto, resulta interesante que, en los ltimos aos, se estn estableciendo Juzgados de Paz an en distritos sumamente apartados como Ro Tambo (Junn), Napo y El Estrecho (Loreto) y Ocongate (Cusco).
De igual manera, se viene produciendo la expansin de las notaras hacia pequeas ciudades, donde anteriormente tena funciones notariales el Juez de Paz. La instalacin de una notara refleja normalmente que ha mejorado el poder adquisitivo de una parte de la poblacin, que puede pagar los costos notariales. Normalmente, esto coincide con un mayor movimiento
Otra forma en que el Estado se expande en las zonas rurales es mediante la consolidacin de las Municipalidades distritales, mucho ms marcada por los elevados ingresos que ahora reciben. Cuando la capital del distrito
Puede deducirse entonces que, al menos, algunos de estos mecanismos de administracin de justicia resultan impuestos por circunstancias no deseadas por la poblacin, que realmente deseara que el Estado proporcionara la institucionalidad cercana y eficiente de administracin de justicia8. Es posible tambin que con el paso de los aos, algunas colectividades se sientan ms integradas al Estado y terminen dejando de lado mecanismos particulares. Trazegnies alude a los mecanismos que los inmigrantes polacos en Estados Unidos y los chinos en el Per usaban para resolver conflictos debido a las barreras culturales, econmicas y de discriminacin que sentan ante las autoridades estatales (1993, p. 16). Las siguientes generaciones, nacidas y educadas en dichos pases terminan mucho ms insertadas en las normas y procedimientos.
466
coincide con la sede de la comunidad campesina, las autoridades comunales pueden pasar a un plano ms nominal.
En cambio, si la comunidad se encuentra en una zona ms alejada, dentro del distrito, mantienen su vigencia las autoridades comunales, aunque tambin puede surgir el inters por convertirse en centro poblado menor para as recibir fondos estatales. En estos casos, la funcin jurisdiccional pasa a ser considerada menos importante y es delegada al Juez de Paz.
Todo lo que hemos sealado llevara a concluir que una mayor presencia del Estado para garantizar la seguridad y la justicia de las zonas rurales generara automticamente una prdida de vigencia de los mecanismos comunitarios.
Sin embargo, como veremos a continuacin, la falta de acceso a la justicia no es la nica razn por la cual han surgido los mecanismos comunitarios.
5.3.
RECONOCIMIENTO
DE
LOS
MECANISMOS
467
Nosotros consideramos que los mecanismos comunitarios de administracin de justicia no solamente expresan un problema de acceso a la justicia, sino tambin la diversidad cultural de la sociedad peruana 9.
Esta diversidad no debe ser percibida como un problema, una deficiencia o una desventaja frente a otros pases, sino como una riqueza y un valor que deben ser aceptados y reconocidos por el Estado y as ha sido reconocida por la actual Constitucin Poltica en su artculo 2, inciso 19.
Esta tambin es la posicin que tienen otros Estados latinoamericanos, como Colombia o Bolivia, donde los gobiernos pueden tener orientaciones ideolgicas diferentes 10, pero que se asumen como pases pluriculturales, no como pases occidentales, que era la percepcin durante el primer siglo de vida independiente 11.
Es interesante que tambin pases tradicionalmente como occidentales, como Canad 12 y el Reino Unido 13 actualmente se definan a s mismos como multiculturales, sin que esto implique dejar de tener rganos de gobierno nacionales.
Brandt y Franco, 2006, p. xvii. Como sucede con Mxico y Colombia, por un lado, y Venezuela, Bolivia y Ecuador. 11 Bolivia se define como un estado plurinacional e intercultural (artculo 1 de la Constitucin). Ecuador () ** Yrigoyen resalta que las diversas constituciones emplean el verbo reconocer, para referirse a los fenmenos de pluralismo jurdico, lo cual implica que se admite la existencia de una realidad jurdica no creada por el derecho estatal (pp. 173-4). 12 Canad promulg en 1998 la Ley Canadiense sobre Multiculturalidad (Canadian Multiculturalism Act). 13 El Reino Unido no slo busca definirse como una comunidad de individuos, sino una comunidad de comunidades (Wiles, p. 705).
10
468
A pesar de todos estos avances, para muchos funcionarios estatales peruanos todava es necesario romper con el paradigma que percibe la homogeneidad como una meta y la desaparicin de las diferencias culturales como un paso importante en el desarrollo. Promover la unidad nacional no implica la desaparicin de las identidades particulares, sino la suma de stas, como se vive en otros pases multiculturales.
Una consecuencia de la aceptacin de la realidad pluricultural debe ser el reconocimiento de la diversidad legal, segn seala el artculo 149 de la Constitucin. Se debe aceptar tambin que la misma administracin de justicia estatal refleja una cultura particular 14, frente a la cual muchos ciudadanos pueden sentirse no representados, especialmente los habitantes de las zonas rurales.
De igual manera, la diversidad legal no debe ser interpretada como fruto de la formacin incompleta del Estado nacin 15. La diversidad legal no es en
s misma ni un aspecto positivo ni negativo, sino un hecho de la realidad 16. El pretender negarlo, como sucedi respecto a las comunidades campesinas y nativas hasta 1993 y hasta hace muy poco suceda con las rondas
campesinas, no logra sino convertir la diversidad en una situacin clandestina y lleva a que se criminalice el simple ejercicio de la bsqueda de la justicia.
Caughey sostiene que un proceso judicial tambin puede ser percibido como un ritual cultural y que un tribunal es un instrumento cultural para reforzar valores. Afirma que la misma nocin de crimen es cultural (p. 323). 15 Guevara, citado por Ruiz, 2006-7, p. 7. 16 Crawford et al, p. 38.
14
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Por ello, resulta fundamental que, en la lnea de las propuestas de la CERIAJUS, del Acuerdo Nacional por la Justicia y del reciente Acuerdo Plenario de la Corte Suprema, todas las autoridades judiciales y el resto de las autoridades estatales lleguen a interiorizar el carcter pluricultural de la administracin de justicia en nuestro pas, aceptando que las rondas campesinas y las autoridades comunales han permitido que muchos ciudadanos tengan acceso a sus demandas de justicia. Lo mismo ha
sucedido con las intervenciones de aquellos Jueces de Paz que han ido ms all de lo que estaba delimitado por su competencia legal, por seguir las tradiciones o prcticas culturales.
Un aspecto importante del reconocimiento de la diversidad en la administracin de justicia es que no se trata de reconocer mecanismos comunitarios arraigados por dcadas o siglos, sino aquellos que la poblacin rural asume actualmente como propios, aunque no hayan tenido una duracin prolongada en el tiempo. La Constitucin no hace referencia a
una defensa de las tradiciones, sino de la administracin de justicia comunitaria 17. Recordemos que las comunidades nativas se forman recin en 1974 y las rondas campesinas surgen apenas dos aos despus 18.
De otro lado, aceptar esta diversidad no implica que la sociedad peruana carezca de referentes morales comunes. En lneas generales, predomina una
Yrigoyen, Raquel, comunicacin personal, 2 de marzo del 2010. En Ecuador, algunos grupos indgenas han comenzado a ejercer su derecho consuetudinario en una fecha an mucho ms reciente: Brandt y Franco describen el caso de los Saraguros en Loja, que apenas en el 2001 se organizaron para administrar justicia (2007, pp. 47-8), de manera similar a las rondas campesinas y lo mismo ha sucedido en Mxico en el Estado de Guerrero o con varias agrupaciones indgenas en los Estados Unidos.
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coincidencia entre los valores y principios estatales y aquellos que poseen los mecanismos comunitarios, desde el cumplimiento de los contratos en materia civil hasta la prohibicin de robar o matar 19. Es ms, los criterios ticos suelen ser muy estrictos, evitando caer en subterfugios formales para evitar asumir una responsabilidad concreta, como suele ocurrir en el sistema estatal.
Sin embargo, resulta evidente que los mecanismos comunitarios expresan tambin necesidades culturales de justicia que el Poder Judicial no estara en condiciones de resolver, aun si la poblacin tuviera acceso a las instituciones estatales.
Por ejemplo, en algunos casos, los mecanismos comunitarios sancionan conductas cuya misma existencia los operadores del Derecho estatal no admiten, como ocurre con la brujera u otras situaciones de carcter sobrenatural.
Con mayor frecuencia, los mecanismos comunitarios resuelven problemas para los cuales el Estado no brinda una solucin legal, como un conflicto entre una pareja de convivientes o la posibilidad de heredar de un entenado.
Tambin mediante estos mecanismos pueden enfrentar acciones que el Poder Judicial considera que no tienen relevancia jurdica, como el hecho que una persona sea egosta o conflictiva.
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Adems, tambin la manera en que se resuelven los problemas puede ser muy diferente. Muchos problemas que nuestro Derecho considera como un conflicto entre dos individuos, son percibidos por campesinos o nativos como un problema entre dos familias, lo cual implica la intervencin de muchas personas que un magistrado estatal considerara ajenas a la relacin jurdica, inclusive asumiendo una responsabilidad que segn el Estado no le corresponde 20.
En asuntos relativos a la vida familiar las diferencias culturales se hacen muy notorias, desde el mismo hecho que en algunas comunidades nativas todava se mantiene el matrimonio polignico. De igual forma, los casos
de adulterio son considerados por nuestro sistema una causal de divorcio, pero muchas personas afectadas lo que desean es que el adulterio cese y poderse reconciliar con su pareja. El Derecho considera que no es su
funcin satisfacer estas demandas, mientras que los mecanismos comunitarios s buscan promover que el adulterio termine.
Las distinciones entre materia civil o penal no se reflejan en los mecanismos comunitarios. De esta forma, la esencia del Derecho Penal es que existe una accin intencional que debe ser sancionada por el Estado, mientras en el Derecho Civil se trata de regular las relaciones que slo ataen a las partes involucradas sin que se resuelva respecto a dolo o sancin.
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Como los padres que creen que deben responsabilizarse por las acciones de sus hijos, cuando son jvenes. Con frecuencia intervienen personas que no tienen un vnculo sanguneo, pero son considerados parte de la familia por otras razones.
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Por ello, nuestro sistema considera que el dao ocasionado a una persona ser un asunto penal, con intervencin de la autoridad estatal, si existi intencin de parte del autor y ser un tema solamente civil cuando se trat de un problema de negligencia (responsabilidad civil extracontractual). De esta manera, los temas civiles son mas bien privados y los penales, con muy pocas excepciones, tienen carcter pblico.
Estas distinciones no existen de la misma forma en las zonas rurales: un adulterio es considerado por nuestro sistema un problema civil y privado, que atae solamente a las partes, pero en muchas comunidades es considerado un acto que merece una sancin por parte de la autoridad, aunque el cnyuge afectado lo haya perdonado.
En contraste, mientras la legislacin estatal considera la violacin sexual un delito que debe ser sancionado, independientemente de la voluntad de la vctima, en muchas zonas rurales del Per es considerada un un asunto privado cuya solucin atae slo a la vctima, al agresor y a sus familiares cercanos. En este caso, con frecuencia, los campesinos consideran que no debe ser sancionado tanto el uso de la fuerza o el atentado contra la libertad sexual, sino la prdida del honor, la cual se produce aunque las relaciones
sexuales hayan sido libremente consentidas por la supuesta agraviada. En realidad, muchas veces son los padres, y no la hija, quienes reclaman contra el individuo que tuvo relaciones sexuales con aquella 21. En un contexto
21
473
rural, toda la familia de una joven que ha tenido relaciones sexuales pierde el honor 22. Adems, los padres pueden sentirse ofendidos porque ellos no admitan como posible pareja a quien tuvo relaciones con su hija o porque ste no tiene intencin de contraer matrimonio, con lo cual tambin ser ms difcil que la joven pueda casarse con otra persona en el futuro. Frente al agravio sufrido, aparecen mecanismos de compensacin similares a otros casos que el Derecho estatal considera de carcter privado, como si fuera un problema de responsabilidad civil extracontractual 23. En realidad, ms que una sancin econmica para la violacin, se trata de una compensacin frente a la posibilidad que ningn varn desee casarse con dicha joven, lo que, en un contexto de precariedad, implicar gastos permanentes para su familia, porque ella no tiene la posibilidad de generar los mismos ingresos que un varn 24. Otra gran diferencia cultural entre el derecho estatal y los mecanismos comunitarios es que el primero sigue el criterio positivista de prevenir los conflictos, adelantando respuestas a los acontecimientos a travs de la aplicacin de normas generales y universales. Se establecen abstracciones como los plazos o las edades, que pueden tener un margen de arbitrariedad,
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En muchas culturas existe una perspectiva similar. Gould seala el caso del pueblo navajo en los Estados Unidos (p. 64) y Bracey el de los maores de Nueva Zelanda (51-52). En ambos casos, toda la familia del agresor asume la sancin. 23 Muchas veces, cuando los campesinos desean arreglar un problema de violacin se refieren en realidad a las relaciones prematrimoniales no consentidas. 24 Frente a esta importante preocupacin, es comprensible que en muchas zonas rurales subsista la percepcin que el agravio se resuelve si el supuesto agresor se casa con la vctima, una posibilidad que para la sociedad occidental es considerada aberrante y que el actual Cdigo Penal se ha eliminado. Sin embargo, debemos insistir que, en muchos casos en que dentro de las poblaciones rurales se exige que se realice este matrimonio, las relaciones sexuales se produjeron con el libre consentimiento de la mujer, por lo que es un error emplear el trmino violacin. De hecho, la concepcin del artculo XXX* que las relaciones sexuales con una persona menor de 18 aos constituyen violacin refleja una opcin particular del legislador que inclusive dentro de la sociedad occidental no es generalizada.
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pero sta se considera preferible a atender a cada circunstancia concreta 25. Todas estas medidas buscan asegurar niveles mnimos de predictibilidad y seguridad jurdica.
Por el contrario, en los mecanismos comunitarios pareciera no existir una nocin de seguridad jurdica: las normas (y en la medida de lo posible las decisiones) no son predecibles. De hecho, debido a que se resuelve cada caso de manera aislada y con un fuerte carcter subjetivo, estaramos ante los mecanismos que Weber denomina sistemas irracionales sustantivos 26. Sin embargo, para la poblacin rural es el sistema estatal el que otorga mayor inseguridad e incertidumbre, porque las decisiones se toman bajo reglas que desconocen, plazos que no comprenden y criterios ajenos a ellos.
En los mecanismos comunitarios, en cambio, las normas son comprendidas y aceptadas por toda la poblacin. No estn en manos de personas con un conocimiento especializado. Por lo mismo, tampoco se dan las estrategias judiciales como la dilacin o la aplicacin de formalismos para distorsionar un resultado 27. cultural. El juzgador y las partes pertenecen al mismo universo
Las diferencias culturales con el Derecho estatal generan que la solucin que ste propone puede ser contraproducente: un caso de difamacin o
Por ejemplo, creemos que la mejor forma de dividir una herencia entre tres hijos es en partes iguales, mientras en otras sociedades es posible que existan otras alternativas, de acuerdo a las circunstancias concretas como que reciba una porcin ms grande el primognito, el hijo ms necesitado o el ms acaudalado, el menor, el que tiene ms hijos. Puede considerarse ms conveniente que herede solamente el hijo que mejor se ha comportado con su padre. 26 Cita de Weber ** 27 Brandt, 1987, p. 160.
25
475
injuria es percibido como un delito y por lo tanto debe ser tratado en un Juzgado Penal o Mixto. El procedimiento es engorroso y lento y
probablemente implicar que se acreciente el conflicto entre las partes involucradas hasta que la enemistad se convierta en invencible.
En los mecanismos comunitarios, en cambio, se promueve mas bien que la parte que se expres de manera agresiva se disculpe por sus expresiones e inclusive se busca enfrentar el problema de fondo que muchas veces subyace a las mencionadas expresiones. De hecho, muchos Jueces de Paz, pese a que no estn facultados para conocer delitos, han logrado restituir la paz social mediante una adecuada intervencin en estos casos 28.
En la administracin de justicia estatal, la conciliacin o el acuerdo entre las partes es una circunstancia excepcional. Los centros de conciliacin
simplemente suelen buscar cumplir un trmite formal anterior a la demanda judicial 29. En cambio, en los mecanismos comunitarios resulta una
situacin normal realizar mutuas concesiones para lograr un resultado armonioso que tambin promueva la paz social.
Mientras los magistrados son preparados para resolver solamente lo que aparece en el expediente, estos mecanismos buscan enfrentar los problemas de fondo, aunque no hayan sido invocados por las partes para prevenir posibles conflictos.
Para no ser sancionados por excederse a su competencia, muchas veces en las actas se seala que las partes acudieron por un problema de chismes o incomprensin entre vecinos. 29 Lo cual no ha cambiado por la obligatoriedad de la conciliacin extrajudicial en algunos Distritos Judiciales.
28
476
Por todo eso, creemos que una segunda explicacin sobre el desarrollo de los mecanismos comunitarios en el Per es que funcionan de acuerdo a las necesidades culturales de las personas. Nosotros sostenemos que, aunque hubiera la posibilidad de acceder a la justicia estatal, en algunos casos, la poblacin preferira acudir a sus propios mecanismos.
La expansin del sistema estatal de administracin de justicia a las zonas rurales, sin tomar en cuenta la diversidad cultural, podra tener consecuencias negativas. Es muy posible que los campesinos y los
indgenas se sientan violentados al ser juzgados por normas y valores que no se comprenden 30. Hasta ahora, de manera predominante el sistema jurdico estatal ha actuado como si las dems racionalidades jurdicas no existieran, pretendiendo imponerse sin promover ningn tipo de dilogo en todo el territorio nacional 31.
Lamentablemente, el instrumento que ha empleado el sistema estatal para imponer su voluntad a la poblacin que no lo comprenda ha sido el uso de la fuerza 32 y aunque la coaccin es esencial para que exista el Derecho, en este caso tenemos que no necesariamente es una coaccin legtima, porque los individuos no comparten los valores en los que se basa. En los casos
mencionados toda la racionalidad que subyace a la norma y el mismo proceso en que stas son elaboradas resultan ajenos a la poblacin.
30 31
477
Por lo tanto, a nuestro modo de ver, aunque el Estado vaya eliminando las barreras que impiden el acceso a la justicia formal, no se puede esperar que de esta manera los mecanismos comunitarios desaparezcan. Probablemente sobrevivirn en aquella medida que representen determinados valores culturales.
De hecho, en algunos lugares del Per, como Huancavelica, magistrados y fiscales tienen una carga procesal muy baja, porque las personas resuelven sus conflictos ante las autoridades comunales o ronderas.
Ahora bien, analizar el fenmeno de las rondas campesinas, nos hace pensar que no solamente los mecanismos comunitarios reflejan un problema de acceso a la justicia o una situacin de diversidad cultural.
5.4.
Entre los mecanismos comunitarios de administracin de justicia ms vitales se encuentran las rondas campesinas de Cajamarca, Piura y San Martn, formadas por campesinos que hablan castellano, tienen una importante experiencia urbana, envan a sus hijos mayores a la Universidad y se relacionan con facilidad con personas de otros pases.
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Los integrantes de estas rondas norteas no enfrentan la barrera lingstica para acceder a la justicia. En el caso de ellos, tampoco las barreras
econmica o geogrfica son tan graves como las que padecen los campesinos de la Sierra Sur o los indgenas amaznicos. De hecho, hasta que las rondas aparecieron, los campesinos de Cajamarca o San Martn acudan a las comisaras, el Ministerio Pblico o el Poder Judicial para obtener justicia 33.
En realidad, los integrantes de las rondas campesinas saben que el sistema estatal existe y podran, con limitaciones, acceder a l, pero lo consideran tan ineficaz, lento, corrupto e incierto, que prefieren resolver sus problemas internamente 34. Solamente en casos excepcionales, cuando no tiene xito, es que pasa a la administracin de justicia estatal 35.
Por todo ello, as como no se pueden explicar los mecanismos comunitarios solamente como un problema de acceso a la justicia, tampoco pueden ser reducidos a un problema de diversidad cultural 36. Existe, por lo tanto, un problema de legitimidad en la administracin de justicia estatal. Los
campesinos consideran que magistrados y fiscales han distorsionado su rol y, en el mejor de los casos, prefieren aplicar las leyes, antes que administrar justicia. En el peor, consideran que las instituciones estatales favorecen a
Este mayor acceso tambin redunda en que son quienes tienen ms problemas con las autoridades estatales, que tradicionalmente los acusaban de usurpacin de la administracin de justicia. 34 Brandt y Franco, 2006, p. xvii. 35 Brandt lo presenta grficamente: en primer lugar, juega la carta informal, si sta no gana, tira la otra, la formal (1987, p. 130). 36 Guevara, 2009, p. 63.
33
479
De esta manera, junto con los problemas de acceso a la justicia o las diferencias culturales, existe un problema de eficacia por parte de la justicia formal al cual los mecanismos comunitarios buscan responder.
Por ello, coincidimos con Gabbert, en el sentido que estos mecanismos de derecho consuetudinario no deben ser percibidos como una ruptura o un distanciamiento respecto al Estado, sino como un intento de grupos subordinados de adaptar la normatividad estatal a sus circunstancias concretas y a sus valores e intereses propios 37.
A nuestro modo de ver, la vigencia de estos mecanismos refleja la insatisfaccin de la poblacin con un sistema de justicia que no logra enfrentar sus demandas y se encuentra entrampado en formalidades.
Por ello, el Poder Judicial tiene como tareas pendientes no slo lograr un mayor acceso de la poblacin a la justicia, sino tambin lograr mejores niveles de eficacia para solucionar los problemas concretos de la poblacin.
Si esto se lograra, los mecanismos comunitarios podran disminuir su vigencia, aunque subsistirn en aquellos casos en que el Poder Judicial en aquellos casos donde subsisten las diferencias culturales.
37
480
Por ello, la mejor alternativa sera promover el trabajo conjunto entre los mecanismos comunitarios y el Poder Judicial.
5.5.
RECONOCIMIENTO
DE
LOS
MECANISMOS
El reconocimiento de la existencia de los mecanismos comunitarios es una medida necesaria para asegurar la gobernabilidad de las zonas rurales, evitando que conflictos interpersonales y sociales se desencadenen en situaciones de violencia. De hecho a lo largo de estos aos, estos
mecanismos han asegurado la paz social, ms all de lo que poda hacer el propio Estado 38.
De no existir estos mecanismos, la falta de atencin a las demandas de justicia de las poblaciones rurales habra generado graves situaciones de injusticia, con su correlato de sufrimiento hacia los ms dbiles, como las mujeres o los indgenas. Al mismo tiempo, la situacin de impunidad puede llevar a la frustracin o a la violencia.
38
Vase otros argumentos positivos en Crawford et al, p. 38. pueden ser usados despus**
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Por lo tanto, un verdadero proceso de democratizacin en nuestro pas implica tambin reconocer el funcionamiento de los mecanismos comunitarios.
Ni las comunidades ni las rondas han rechazado nunca al Estado en cuanto tal, aunque s han enfrentado a los funcionarios involucrados en casos de corrupcin u otros delitos 39.
La poblacin que conforma los mecanismos comunitarios reconoce al Estado en muchos aspectos de su vida cotidiana. Los Jueces de Paz son parte del Poder Judicial, las comunidades campesinas y nativas estn reconocidas y tituladas por el Estado. En cuanto a las rondas, por muchos aos buscaron que las autoridades reconocieran su facultad de administrar justicia y sus dirigentes procuraban coordinar con las autoridades. Muchas
comunidades campesinas tienen inters en convertirse en instancias polticoadministrativas estatales y por eso aspiran a convertirse en distritos 40, en municipalidades de centro poblado menor o, en algunos casos, en provincias 41.
Ninguno de estos mecanismos se percibe a s mismos como germen de un Estado paralelo y, a diferencia de Bolivia o Ecuador, en las organizaciones campesinas, nativas o ronderas, por el momento no existe mayor reivindicacin por la conformacin de un estado plurinacional.
39
An durante el violento conflicto de Bagua el ao 2009 y el discurso profundamente racista del Presidente Alan Garca, los indgenas no denunciaban al Estado como tal sino determinadas polticas del gobierno. 40 Eguren, 1993, p. 61. 41 Eguren, p. 12.
482
Por lo mismo, reconocer los mecanismos comunitarios no implica aislar a la poblacin rural de su condicin de ciudadanos peruanos con las obligaciones y derechos correspondientes. Se trata mas bien de promover una nocin intercultural de ciudadana que permita la inclusin de todos los peruanos.
Debe sealarse que las nociones de ciudadana y justicia se encuentran estrechamente vinculadas: la construccin de la ciudadana implica tambin ofrecer a todos los peruanos la posibilidad de satisfacer sus demandas de justicia. Al mismo tiempo una reforma en el acceso a la justicia ampla la efectiva condicin de ciudadanos de muchos peruanos.
La administracin de justicia, estatal o comunitaria, no es la respuesta a problemas estructurales, pero s puede contribuir a las necesarias reformas sociales y, especialmente, a disminuir el sufrimiento de los ms vulnerables.
El
reconocimiento
de
los
mecanismos
comunitarios
no
implica
considerarlos la nica alternativa frente a todas las demandas de justicia de la poblacin rural. No es admisible delegar en estos mecanismos la
483
solucin de problemas legales para los cuales no aparecieron, ni asumir que el Estado debe abstenerse de intervenir en todos los conflictos que se suscitan entre comuneros. Ni estos mecanismos estn en la capacidad de enfrentar problemas como homicidio o narcotrfico ni fueron creados con esta intencin.
Para el Poder Judicial y el Ministerio Pblico se mantiene su obligacin de proteger los intereses de los ciudadanos que habitan en las zonas rurales, especialmente sus derechos humanos. La existencia de los mecanismos comunitarios no puede interpretarse en el sentido que el Derecho estatal y menos an los derechos humanos, carecen de vigencia en esos lugares.
En realidad, los mecanismos comunitarios podran tambin ser utilizados desde una perspectiva que busca reducir la intervencin del Estado en la sociedad al mnimo indispensable, para concentrar dicha intervencin en aquellos temas que tengan mayor relevancia para los grupos de poder 42.
Una postura de aparente respeto por la diversidad cultural terminara teniendo una carga sumamente conservadora y racista 43, al plantearse que el Estado slo debe atender los problemas de los sectores urbanos de ascendencia occidental. Apareceran dos tipos de justicia: la estatal, dirigida a los sectores altos y medios, con valor oficial y los recursos estatales, mientras que para los ms pobres se les brinda una justicia de segundo nivel,
En este caso, las barreras para la administracin de justicia tendran entonces un carcter intencional: seran un filtro para que el Poder Judicial se concentrara en atender los casos que afectan los intereses de los grupos hegemnicos o de las personas ms occidentalizadas. 43 Degregori, 1998, p. 29.
42
484
donde ni siquiera estaran garantizados sus derechos fundamentales o la revisin de las decisiones con las que no estn de acuerdo 44. En el mbito de la seguridad, se apreciara la misma figura: mientras el Estado destina los recursos de la Polica Nacional a los sectores ms occidentales, los campesinos deben organizarse en rondas y patrullar durante las noches.
Por ello, creemos que en nuestro pas no seran aplicables los planteamientos de la Constitucin de Bolivia, la Ley Orgnica sobre Pueblos y Comunidades Indgenas de Venezuela o las decisiones de la Corte Constitucional de Colombia, en cuanto plantean la abstencin por parte del Poder Judicial de intervenir en las demandas de justicia de la poblacin indgena, salvo casos muy excepcionales 45.
Tampoco podemos tomar como un principio normativo fundamental para nuestro Derecho la maximizacin de la autonoma, que ha sostenido de manera constante la Corte Constitucional de Colombia. Ninguna norma o sentencia peruana contienen este planteamiento. Mas bien, si algn
La legitimidad de los mecanismos comunitarios se basa tambin en su carcter autnomo y su relacin cercana con las demandas concretas de la
De hecho, la poblacin de las zonas urbano-marginales de algunas ciudades de la Costa rechaza a los Jueces de Paz abogados y considera que el Poder Judicial los discrimina al no designar magistrados formales para el lugar donde viven. 45 Aunque probablemente las normas de dichos pases no tienen por finalidad beneficiar a los sectores sociales privilegiados respecto a la poblacin indgena, pero pueden tener esta consecuencia.
44
485
poblacin. Si se pretende extender su competencia ms all de aquello que admite la comunidad, afectara la propia identidad de estos mecanismos y terminara generando un fracaso 46, donde los principales perjudicados seran los propios habitantes de las zonas rurales.
Por eso sera un error forzar a las autoridades comunales o ronderas a asumir las responsabilidades que posee el Poder Judicial en temas como homicidio o en cuanto al estado civil de las personas. Sera un error
tambin impedir a los campesinos o nativos acudir a las instituciones estatales en los casos que consideran necesario.
Estos mecanismos tampoco deben ser percibidos por el Estado como instrumentos para reducir la carga procesal de los funcionarios judiciales, aunque efectivamente contribuyen a ello, sino como formas para lograr el derecho de los ciudadanos a obtener justicia de manera rpida y eficaz en aquellas situaciones que el Estado no puede atender de manera efectiva.
Otra preocupacin que tenemos sera delegar responsabilidades absolutas a los mecanismos comunitarios sobre problemas que no solucionan de manera adecuada. Esta es la situacin de muchas mujeres campesinas y nativas, que en los mecanismos comunitarios y ronderos sufren principalmente por la
46
Un ejemplo lamentable fue la imposicin de la conciliacin extrajudicial de manera obligatoria en las ciudades de Lima, Arequipa y Trujillo. En la prctica, se ha creado una situacin donde los centros de conciliacin se han convertido en mecanismos para que algunos abogados obtengan recursos y una traba ms para la administracin de justicia.
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barrera de gnero 47, cuando enfrentan problemas como la violencia familiar y la violencia sexual 48.
Por lo tanto, el reconocimiento de los mecanismos comunitarios debe producirse paralelamente a una intervencin activa del Estado para enfrentar las barreras que existen para el acceso a la justicia de la poblacin rural, de manera que sus demandas puedan ser atendidas, as como para generar cambios culturales dentro de los propios mecanismos comunitarios.
Debemos sealar que ninguna de las organizaciones campesinas, nativas o ronderas ha planteado la abstencin del Estado de intervenir. En muchos casos, los campesinos o nativos acuden a la administracin de justicia estatal para resolver diversos problemas.
Respetar los mecanismos comunitarios no implica plantear un relativismo cultural segn el cual inclusive puede aceptarse un crimen si est enmarcado en una prctica cultural 49. En el fondo, el relativismo plantea una visin determinista sobre los integrantes de culturas no occidentales, percibiendo a los miembros de otras culturas como seres que siguen impulsos casi
La Rosa, ** Resulta preocupante que la situacin de las mujeres rurales queda olvidada inclusive en aquellas propuestas que buscan promover los derechos fundamentales de las mujeres. Las feministas han buscado que la violencia familiar sea un delito, sin tomar en cuenta que para una mujer proveniente de una zona rural es prcticamente imposible acceder a las instancias competentes de la administracin de justicia estatal. 49 Caughey, p. 323. Sin embargo, la mayora de miembros de una cultura no comete dichos actos (Torry, p. 129).
48 47
487
biolgicos o que estn genticamente determinados para obrar de cierta manera, sin admitir que puedan tener su propio discernimiento moral 50.
En el relativismo existe una visin despectiva hacia las otras culturas, pues sus integrantes parecen seres que no pueden comportarse sin ejercer violencia o abusar de los dems 51. Lamentablemente, se generalizan comportamientos negativos sobre todos los integrantes de estos grupos, como el desprecio por la mujer, el maltrato a los nios, el fundamentalismo religioso 52 o el empleo desproporcionado de violencia 53.
Consideramos que constituye un serio error considerar a las prcticas culturales como comportamientos obligatorios o inclusive generalizables. La obligatoriedad de las prcticas culturales depende de cada acto concreto, de cada individuo y de cada momento histrico que una cultura est viviendo 54. Individuos pertenecientes a una cultura indgena, por ejemplo, pueden optar por comportarse de manera diferente o rehusar seguir aceptando prcticas que sienten que restringen sus derechos.
Estas decisiones diferentes son ms visibles en personas jvenes o migrantes, pero tambin se expresan en una comunidad o una ronda, donde
50 51
Deckha, p. 274. Bracey, p. 108. 52 Deckha, pp. 268-269. 53 Deckha, p. 274. 54 Es la cultura occidental la que acta en funcin de normas generales y obligatorias para todos los individuos.
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muchas veces se discuten las diversas alternativas antes de tomar una decisin, invocando diferentes normas morales 55.
Por todo ello, el reconocimiento de la diversidad cultural debe evitar el riesgo de esencializar la cultura del otro, vindola como algo absoluto 56.
Una consecuencia final del relativismo, sera que cualquier grupo humano, como una secta religiosa, un grupo senderista o una guarnicin militar podra argumentar que sus prcticas que vulneran derechos humanos se basan en su cultura. Las prcticas machistas que priman en muchos
ambientes laborales 57 o inclusive el racismo que est presente en las lites limeas podran encontrar as justificacin 58. De igual forma, la referencia a una cultura de la pobreza podra justificar determinados delitos que se cometen entre los pobres 59.
Por todo ello, debemos evitar un discurso que considere que el cumplimiento de los derechos humanos no puede ser exigidos porque
Gitlitz, 2003, p. 212. Oude Breil, p. 293. Es interesante apreciar que, tambin en Estados Unidos, se ha encontrado que dentro de las decisiones relativistas manifiestan el menosprecio hacia las dems culturas, pero tambin que se muestra de manera discrecional: se han producido las decisiones ms tolerantes cuando la vctima de un crimen era una mujer: Bracey revisa diversas sentencias y encuentra que en casos de violacin, violencia familiar o asesinato de una mujer, es ms probable que los magistrados amparen al agresor empleando el argumento cultural (p. 107), a veces para mostrar sus propios prejuicios. Vase tambin Dechka 267. En Francia slo desde hace pocos aos quienes practican la cliterectoma reciben prisin efectiva. 57 Torry, p. 141. 58 En Lima, el joyero Hctor Banchero ha matado ya a dos supuestos delincuentes en diversas circunstancias y, aparentemente, el Poder Judicial ha pensado que su conducta era razonable. Un caso muy similar es relatado por Torry (pp. 142-3). Lo pueden hacer las personas que no cumplen con sus obligaciones frente a las trabajadoras del hogar Ardito, 2009 Rescate en San Isidro. En Reflexiones Peruanas.** 59 Torry, p. 131.
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pertenecen a una cultura o que se plantee una interpretacin cultural de los mismos tan vaga, que no se sepa exactamente cul es su contenido.
Los mecanismos comunitarios funcionan cuando existe la posibilidad del restablecimiento de las relaciones afectadas por un conflicto y la reintegracin del responsable de una infraccin a la comunidad. No son eficaces si la gravedad de un problema, la reincidencia de uno o ms involucrados, o algunas circunstancias personales hacen imposible que dicho restablecimiento se produzca.
Por otro lado, como su nombre lo indica, estos mecanismos requieren para su adecuado funcionamiento que realmente subsista un mbito comunitario, es decir niveles mnimos de homogeneidad, una colectividad que mantenga una identidad propia, una red de relaciones comunes y el inters de continuar viviendo juntos. Si estas situaciones van cambiando, los
mecanismos comunitarios van perdiendo eficacia, porque disminuye la posibilidad de control social sobre sus integrantes.
Por ello, tenemos muchas dudas sobre las posibilidades de extender estos mecanismos a las zonas ms urbanas 60, como actualmente se pretende
60
490
extender los Jueces de Paz a los Distritos Judiciales del Callao y Lima Norte. En algunas zonas urbanas, los mecanismos que logran tener
vigencia son aquellos totalmente represivos, como las rondas urbanas, en el estilo del vigilantism.
Consideramos tambin que la administracin de justicia estatal debe estar preparada para la posibilidad de que los mecanismos comunitarios carezcan de eficacia, pues, de no existir una alternativa de justicia, estos lugares pueden caer en una terrible situacin de violencia 61.
La expansin del sistema econmico capitalista en nuestro pas, la migracin y el desarrollo de las vas de comunicacin, vienen transformando las zonas rurales al punto que cada vez se hace ms necesario contar con normas comunes y con mecanismos formales 62.
La poblacin que mejora su capacidad econmica suele requerir mayor formalidad. En el valle del Mantaro, por ejemplo, muchas personas que tienen un Juez de Paz en su casero o comunidad, prefieren viajar unos
Esto ha sucedido en algunas zonas urbano marginales de Piura o La Libertad, donde los Jueces de Paz no tienen mayores posibilidades de enfrentar la delincuencia organizada o en el valle del Huallaga o el VRAE. 62 De Trazegnies, 1993, p. 25.
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kilmetros para acudir al Juzgado de Paz Letrado o la notara, porque les otorga mayor seguridad para sus transacciones 63.
Cuando existe una mayor capacidad econmica o se tienen muchas relaciones con personas forneas, muchas personas pueden considerar que los mecanismos comunitarios son insuficientes y preferiran tener acceso rpido y seguro a las instancias ms formales de la administracin de justicia.
Hasta hace unos aos, las empresas ubicadas en una zona rural acudan al Juez de Paz para la legalizacin de sus libros o las firmas de sus funcionarios. Ahora prefieren acudir a una notara, lo cual genera mayor
formalidad y de esta forma, inclusive la funcin notarial de los Jueces de Paz pase a segundo plano 64.
Igualmente, muchas decisiones de los mecanismos comunitarios parten del supuesto que los involucrados continuarn viviendo en la comunidad. Por ejemplo, si una ronda o un Juez de Paz disponen que una persona pague alimentos, resultar muy difcil que esta obligacin se cumpla si el responsable se traslada a una ciudad o viaja a otra regin. En estos casos, normalmente, acudir a la institucionalidad estatal puede lograr ms eficacia.
Por otro lado, es importante sealar que uno de los factores que gener el desarrollo de los mecanismos comunitarios fue el hecho que la
Testimonio del investigador Anbal Glvez, octubre del 2008, Huancayo. Es el mismo fenmeno que ocurre en el Valle del Mantaro, donde los campesinos prefieren viajar a las ciudades y pagar ms por una legalizacin notarial.
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administracin de justicia estatal solicita algunos formalismos imposibles de cumplir en las zonas rurales, desde la renovacin peridica del DNI, hasta el pago de determinados impuestos o la presencia de documentos como facturas o boletas. Los mecanismos de administracin de justicia de los no exigen estos elementos para resolver una
El problema es que los campesinos y nativos pueden a la larga tener menos inters por la formalizacin, porque saben que, a pesar de no contar con determinados documentos, la ronda, el Juez de Paz o las autoridades comunales atendern sus demandas. La consecuencia es que no se
formalizan muchas situaciones jurdicas, como una compraventa o una separacin conyugal y no se elaboran determinados documentos importantes, como el testamento, que les serviran para emplear la legalidad de manera preventiva y evitar diversos problemas 65.
Por eso sera positivo que, a la larga, los mecanismos comunitarios tambin fueran promoviendo en la poblacin una mayor formalidad. La experiencia de otros pases, donde se ha dado un reconocimiento formal a las cortes o tribunales indgenas puede ser una buena alternativa.
Psara, citado por Brandt, 1987, p. 128. Muchos campesinos no formalizan relaciones de pareja o no llegan a realizar los trmites de divorcio y solamente cuando uno de los cnyuges fallece y se encuentran ante un problema de herencia reparan en que hubiera sido necesario. De igual forma, tenemos el caso de los entenados, que legalmente no existen: es muy frecuente que una persona cre a un nio o un adolescente con el que no tiene ninguna relacin familiar como si fuera un hijo y el joven puede cuidar de la otra persona durante muchos aos. Sin embargo, al no realizarse un trmite formal de adopcin, cuando fallece la persona mayor, el hijo queda desamparado.
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Probablemente, si las autoridades estatales flexibilizaran algunos trmites para la poblacin rural sera ms fcil que se pudiera llegar a formalizar determinadas relaciones 66. Es posible que en los prximos aos se logre generar una mayor conciencia preventiva, pero para ello ser necesario un cambio en la actitud de los funcionarios estatales 67.
A nivel de la formalidad, a los funcionarios estatales les corresponde aceptar cierta flexibilidad y a los mecanismos comunitarios introducir niveles mnimos de formalidad que puedan permitir una mejor coordinacin a los involucrados con la institucionalidad estatal. El dilogo entre las diversas
Pese a la creciente importancia de los pueblos indgenas a nivel internacional, nuestra experiencia en las zonas rurales nos genera fuertes dudas respecto a si al referirnos a los mecanismos comunitarios es
El divorcio rpido puede ser de especial utilidad en las zonas rurales, por su menor grado de formalidad, pero tambin lo sera agilizar y descentralizar los trmites de adopcin o hacer gratuitos los trmites para actualizar o renovar el DNI. 67 En muchas oficinas de la RENIEC al interior del pas se exigen documentos o requisitos para obtener el DNI que las oficinas de Lima no solicitan. Sera quizs necesario establecer un DNI rural para las zonas donde no se puede contar con cmaras fotogrficas digitales.
66
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conveniente actualmente utilizar este concepto, debido a que en la actualidad la poblacin andina no se identifica con el mismo y lo percibe como una terminologa ajena.
Por un lado, existe un problema de identidad en cuando a individuos, pero, al mismo tiempo, en las zonas andinas tampoco los pueblos indgenas existen como instancias que tengan autoridades especficas y una identidad particular. Sera errneo, por ejemplo, sostener la existencia de un pueblo quechua, que estara conformado por los ocho millones de
quechuahablantes. El idioma quechua fue difundido por los incas y aos despus por los misioneros espaoles sin que hubiera la intencin de formar un pueblo. Los quechuahablantes no se identifican entre s como un mismo colectivo ni tienen estructuras polticas, sociales, econmicas o culturales comunes.
Es an ms difcil promover el trmino pueblos indgenas como sujeto de la funcin jurisdiccional porque no existen autoridades que a nivel de cada pueblo estn efectivamente estn administrando justicia. Estas
particularidades del Per, muy diferentes del resto de Amrica Latina, llevan a que resulte importante mantener la expresin comunidades campesinas y nativas como seala la actual Constitucin 68.
Adems, los mecanismos que hemos estudiado se desarrollan en aquellos grupos de indgenas que se dedican a la actividad agraria de manera
68
En este aspecto, creemos que era errada la referencia a pueblos indgenas en las propuestas de la CERIAJUS.
495
comunal.
campesinas es ms preciso para describir la realidad actual que el trmino comunidades indgenas. Se incluyen as tambin muchas comunidades de la costa y del norte del pas, que no son indgenas, pero tienen vida comunitaria.
Es posible que en los prximos aos, la poblacin andina pueda alcanzar una mejor comprensin de su identidad como indgenas y como pueblos 69. En este caso, el trmino pueblos indgenas adquirir una mayor vigencia, inclusive para lo referido a la administracin de justicia.
El reconocimiento de los mecanismos comunitarios en las zonas rurales debe pasar por el respeto a las comunidades campesinas y nativas que han logrado, a travs de su regulacin interna y su propia forma de administrar justicia, asegurar la paz social.
La comunidad es tan importante en el mundo rural que, en los casos donde legalmente no existe, la poblacin ha venido generando sus propios espacios de comunalidad, como sucedi con las rondas campesinas y los caseros de ribereos amaznicos que se formaron hacia finales del siglo XX.
69
En el mes de marzo*, en un hecho indito, un grupo de comunidades campesinas de Espinar (Cusco) present una accin de amparo ante el Poder Judicial exigiendo que se respete su derecho a la consulta, contemplado en el Convenio 169 de la OIT sobre pueblos indgenas. Es posible que esta demanda repercuta en otros procesos por parte de otras comunidades campesinas andinas.
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En los ltimos aos, pese al reconocimiento constitucional de las comunidades, diversas normas y proyectos de ley, algunas de ellas aprobadas por el presente gobierno, han buscado su disolucin para pasar a un rgimen de propiedad individual.
Sin embargo, este rgimen tendra consecuencias muy negativas en las zonas rurales, porque para cada pequeo propietario sera muy difcil tomar medidas adecuadas para el uso de las aguas, el manejo de las plagas o la negociacin con una empresa 70 o con el Estado. Los procedimientos
colectivos de toma de decisiones permiten armonizar el uso adecuado de los recursos naturales y evitar daos a terceros, como ocurrira si algunos propietarios aceptan una actividad minera en sus parcelas, generando serios perjuicios a los vecinos.
Las comunidades son tambin las entidades que promueven la creacin de infraestructura productiva dentro de cada localidad y solicitan escuelas, postas mdicas e inversiones pblicas como carreteras, para buscar el progreso 71.
Esto sucedi, por ejemplo, con los pequeos propietarios a quienes la empresa Yanacocha compraba sus tierras por un precio irrisorio en Cajamarca, donde casi no existen comunidades. De hecho, en el resto del Per, la comunidad sirvi como un escudo protector en las luchas para obtener la tierra y lo sigue haciendo frente a los agentes externos y el propio Estado (Degregori 1998 p. 22). 71 Esta realidad contrasta con el discurso de algunos antroplogos que plantean la necesidad de preservar la forma de vida tradicional, lo cual no es una demanda de la poblacin.
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De igual forma, las comunidades poseen mecanismos de redistribucin que permiten sobrevivir a los miembros ms dbiles 72. La disolucin de las comunidades generara mayor desigualdad, la acumulacin de tierras en algunas familias y la privacin en otras, lo cual precisamente las comunidades buscan evitar para no generar potenciales conflictos interpersonales 73.
Finalmente, si las comunidades desaparecieran, los conflictos entre los propietarios individuales tendran que ser atendidos en el Poder Judicial, generndose una elevada carga procesal y la poblacin tendra muchas dificultades en lograr una solucin justa, debido a las mencionadas barreras a la administracin de justicia.
Por todo ello, plantear la desaparicin de las comunidades como una medida para promover el desarrollo, tendra consecuencias muy negativas para las zonas rurales y en general para el pas 74.
Los diversos poderes del Estado deben mas bien respetar la existencia de las comunidades campesinas y nativas y atender a sus demandas para mejores condiciones de vida y una adecuada integracin 75.
Alvarado, p. 96 Burneo, p. 211. Monge sostiene que la regulacin comunal logra tambin reducir los monopolios, al establecer medidas contra el acaparamiento de tierras y afianzar sus prcticas culturales (1998, p. 94). 74 En Cajamarca, despus que vendieron sus tierras a Yanacocha, muchos campesinos migraron a las ciudades donde enfrentaron situaciones muy difciles, engrosndose los niveles de pobreza urbana, marginalidad y delincuencia. 75 Pese a lo que sostienen algunos autores, campesinos y nativos tienen como una de sus metas la plena integracin al resto de la sociedad peruana, frente a lo cual suelen toparse con la barrera de la discriminacin. Solamente los indgenas en aislamiento no desean este proceso.
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Una discusin diferente es si las comunidades deben ser consideradas personas jurdicas de derecho privado o de derecho pblico. En el primer caso, se podra argumentar que el Estado debe tratarlas como cualquier otro propietario, sin establecer ninguna garanta especial para sus tierras y, en este caso, las funciones jurisdiccionales no pareceran tener mayor sentido.
Sin embargo, nosotros creemos que las comunidades deben ser consideradas personas jurdicas de derecho pblico, precisamente por cuanto tienen funciones polticas, administrativas y judiciales 76.
Las rondas campesinas han logrado subsistir a lo largo de casi 35 aos, pese a no tener una vinculacin tnica o ancestral, a que implican un fuerte desgaste fsico y emocional para sus integrantes y a que, lejos de contar con el apoyo del Estado, han tenido que enfrentarse a muchas autoridades.
El reciente Acuerdo Plenario de la Corte Suprema reconoce su derecho a administrar justicia, pero, pese a su carcter vinculante para el Poder Judicial, creemos que sera adecuado que una reforma constitucional reconozca taxativamente la funcin jurisdiccional de las rondas campesinas.
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No deben ser consideradas solamente una organizacin econmica de carcter agrario como podra deducirse por la ubicacin de su tratamiento en el texto constitucional de 1993 (Figallo 2007, p. 13).
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Sera conveniente, tambin, tener un listado actualizado de las rondas campesinas para evitar toda usurpacin del nombre por otras organizaciones y la confusin con los Comits de Autodefensa que continan operando en el VRAE y otros lugares del Per y que tienen una funcin completamente diferente. Al respecto, es fundamental que todas las entidades estatales y
los medios de comunicacin tengan claridad sobre la diferencia entre estos dos tipos de organizaciones.
Sin embargo, el proceso de elaboracin del listado debe estar a cargo de las propias organizaciones ronderas. De esta manera, se podr salvaguardar la autonoma de las rondas, evitando toda interferencia poltica. Es preferible, adems, que las rondas realicen el listado porque las instituciones estatales suelen pedir requisitos sumamente formales, como ha ocurrido con la pretensin de inscribir a las rondas campesinas en un registro especial en la SUNARP.
Creemos que, a diferencia de lo que ocurre con las comunidades campesinas y nativas, donde ya existe una demarcacin territorial, en el caso de las rondas es fundamental tener claridad sobre cul ser su mbito jurisdiccional.
En nuestra opinin, debe entenderse que la ronda ejerce jurisdiccin sobre las propiedades de sus integrantes, dentro de las reas comunes de un poblado o casero, si ste existiera y sobre aquellas zonas adyacentes que se
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han determinado de manera consuetudinaria 77. Sera conveniente que, al realizarse el listado, las rondas tambin pudieran proporcionar esta informacin.
Normalmente, dentro del Poder Judicial, el mundo acadmico y, en general los sectores urbanos, existe preocupacin porque los mecanismos comunitarios puedan vulnerar derechos como la vida o la integridad fsica 78. Sin embargo, ni los campesinos ni los nativos tienen una predisposicin gentica, biolgica o cultural para la violencia 79.
Los linchamientos de abigeos u otros delincuentes no son parte de los mecanismos comunitarios, sino que se trata de delitos cometidos por una multitud, debido a una situacin de desesperacin, muchas veces por la manipulacin de algunas personas.
Sin embargo, tambin es verdad que la nocin de derechos humanos no estaba anteriormente presente en las culturas no occidentales 80, como
Yrigoyen, p. 391. El Convenio 169 seala que el territorio de los pueblos indgenas no debe ser identificado como un espacio de propiedad y posesin establecido de acuerdo a las normas estatales. 78 Sobre el manejo de los medios de comunicacin al respecto, vase Brandt y Franco, 2006, p. xxiv. 79 En el Per a veces se habla as de los awajn o los aymara, asumindose que intrnsicamente son violentos. 80 Bonilla, p. 51. Las mismas sociedades occidentales han vivido una evolucin al aparecer la nocin de los derechos fundamentales y se trata de un proceso que todava no ha terminado: en los Estados Unidos, el derecho a la vida todava no ha sido aceptado y las
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tampoco estaban reconocidos por las sociedades occidentales hasta hace apenas algunas dcadas. En las sociedades tradicionales, como las
poblaciones rurales de nuestro pas, los individuos eran valorados en tanto pertenecan a una comunidad y cumplan determinados roles 81 y el bienestar de la comunidad era ms importante que el bienestar de sus miembros 82.
Los mecanismos comunitarios que hemos estudiado se desarrollan en grupos humanos donde existe lo que los psiclogos sociales denominan mentalidad colectivista, es decir que el grupo se percibe a s mismo como homogneo y la diferencia con los forneos es marcada 83.
A ms tradicional era una sociedad, mayor era la importancia del grupo respecto al individuo, como ocurra entre los indgenas amaznicos cuando vivan en estado nmada. La supervivencia del grupo determinaba la
supervivencia de los individuos 84. Las personas se sienten protegidas por su comunidad a cambio de la lealtad a las normas que la mantienen funcionando 85.
normas de varios pases europeos vulneran el derecho a la igualdad frente a los inmigrantes indocumentados. 81 Bonilla, p. 150. En muchas sociedades occidentales se puede llegar a un pensamiento similar, cuando se considera que algunas personas son merecedoras de la pena de muerte. De igual forma, el derecho penal del enemigo muestra a determinados seres humanos como no merecedores de ninguno de los derechos fundamentales, porque estn actuando contra la sociedad. 82 Bonilla, p. 151. 83 Kagitibasi, p. 15. 84 Esta situacin puede llegar al punto que determinados sectores de la poblacin (mujeres, nios, enfermos, forneos) sean percibidos como seres sin derechos fundamentales Stavenhagen, p. 53. Esther Snchez muestra con claridad la dicotoma entre favorecer derechos individuales o colectivos Citada por Semorile, p. 236 y 242-3. 85 Bierbrauer, p. 246.
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El comportamiento de las personas hacia quienes identifican como parte de su grupo (lealtad, solidaridad, hospitalidad), puede ser muy distinto del comportamiento que se tiene hacia los dems. Inclusive, una accin que aisladamente tendra un carcter negativo, como golpear a una persona, puede convertirse en aceptable o deseable si se dirige hacia una persona fornea, ms an si ha cometido una infraccin 86.
En muchos casos, las personas se ven obligadas a cumplir el rol que ha sido predeterminado para ellas (por razn de sexo, edad o situacin familiar) 87 y no se considera aceptable que un individuo escoja si cumple o no dicho rol.
Con el transcurso de los aos ha aparecido mayor conciencia en la poblacin rural sobre los derechos individuales, por los cambios culturales y econmicos, as como por la mayor influencia del Estado. Sin embargo, todava se mantiene la nocin de que estos derechos pueden perderse si la persona ha cometido una grave accin.
El caso ms evidente es derecho a la integridad fsica, que se vulnera cuando las rondas o las comunidades campesinas castigan a quienes han cometido abigeato o adulterio 88. Ms frecuente an es la humillacin
Kagitibasi, p. 34. Smith y Schwartz, p. 100. Para el funcionamiento adecuado de estas unidades familiares se necesita precisamente que las personas se identifiquen con su comunidad y acepten el rol predeterminado (p. 107). 88 Brandt, 1987, p. 152.
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Estas prcticas son ms frecuentes y ms severas cuando quien ha cometido una accin grave es una persona extraa a la comunidad, porque, en este caso, no aparece la necesidad de preservar la armona comunal, sino que se busca mas bien que las sanciones fsicas sirvan como advertencia para que se aleje de la comunidad.
Dentro de los mecanismos indgenas, adems, tambin pueden existir abusos y comportamiento prepotente de algunas autoridades 89.
La meta que debe plantear el Estado es que los derechos humanos sean extendidos a todos los ciudadanos y que se remuevan tanto las barreras estructurales como aquellas prcticas culturales que impiden su ejercicio.
Asumir que los derechos humanos no deben ser respetados por los mecanismos comunitarios implicara reconocer la existencia de personas de segunda categora en nuestro pas. El discurso relativista, como lo hemos dicho, se vuelve racista y conservador.
Es verdad que algunos campesinos consideran a los derechos humanos como un impedimento para su propia administracin de justicia 90 , pero muchos de ellos los perciben como un lmite adecuado, que buscan respetar. Muchas veces discuten estos temas cuando enfrentan un caso y buscan
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trazar una solucin que los respete 91. Adems, las mujeres se encuentran especialmente interesadas en ello 92.
En las comunidades mismas se estn produciendo fenmenos nuevos, especialmente en cuanto a las mayores posibilidades de que goza la mujer y una bsqueda de reafirmar sus derechos. Es posible que la integridad fsica, como un valor, est siendo aprendida actualmente por muchas personas dentro de la poblacin rural, siendo un concepto que no exista hace unos aos.
La educacin, la urbanizacin y la migracin pueden estar modificando tambin las decisiones de las autoridades comunales. Especialmente, en las rondas campesinas se ha advertido la tendencia a dejar de lado sanciones corporales y priorizar otras formas de resolver conflictos. Por esto,
actualmente ya no es tan generalizable la acusacin de que los ronderos cometen delito de lesiones, tomando en cuenta, adems, que su actividad principal ya no es enfrentar a delincuentes, sino resolver conflictos.
De otro lado, debe considerarse que los mecanismos comunitarios mas bien permiten que muchos derechos puedan garantizarse, como el acceso a la justicia, la propiedad o a la integridad fsica. Resultara contradictorio que si el Estado no garantiza estos derechos, impida a los campesinos que lo
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Gitlitz, 2003, p. 212. Hoekama, 2005, p. 14. Comunicacin personal de John Gitlitz y de Daniel Idrogo.
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hagan 93.
La cultura no debe ser vista desde una perspectiva esencialista 94, en el sentido de un cuerpo inmutable supuestamente integrado y homogneo. Los individuos no son prisioneros de su cultura, obligados a cometer violaciones a los derechos humanos como si no tuvieran libre albedro 95. De esta forma, los derechos culturales no pueden estar por encima de los derechos humanos.
Debe asumirse tambin la posibilidad que los derechos humanos puedan producir cambios culturales, puesto que la cultura no debe ser percibida como una instancia absoluta e inmodificable. Los derechos humanos
buscan cambiar las costumbres de la poblacin indgena, como buscan cambiar las prcticas arraigadas en la sociedad occidental, donde tambin se produce el maltrato a la mujer, a los nios y a los detenidos 96.
De otro lado, dentro de una misma cultura, se producen cambios en la forma cmo algunos problemas son percibidos. Situaciones aceptadas hace aos, como parte de la cultura, son cuestionadas por las mujeres o los jvenes 97. Las normas de los mecanismos comunitarios, por lo tanto,
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Ruiz, p. ** Oude Breil, p. 293. 95 Hoekama, 2005, p. 13. Oude Breil, p. 298. 96 Segato, p. 4. 97 Yrigoyen, 2006, p. 403. 98 Amba, citado por Crdenas, p. 712. Tambin Brandt y Franco, 2006, p. 6.
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Ese es el espritu del Acuerdo Plenario de la Corte Suprema cuando seala que la legitimidad de la jurisdiccin de rondas y comunidades est en que respeten los derechos humanos 99. Si el reconocimiento de esta jurisdiccin se basa en que gracias a ella se respetan dichos derechos, carece de sentido que se permita que sean vulnerados por dichas autoridades.
Desde una perspectiva individualista, algunos podran considerar que la labor de los derechos humanos implica promover la liberacin de la persona respecto a la dominacin del grupo y a la decisin colectiva sobre valores y comportamientos, propia de las sociedades rurales 100.
Nosotros creemos que un planteamiento tan radical puede generar la hostilidad de la poblacin. En realidad, la supervivencia de una persona en la zona rural requiere efectivamente de una interrelacin con el grupo con adecuados niveles de cohesin, porque la precariedad que se vive hace muy difcil la supervivencia de manera aislada 101. Creemos que los derechos humanos no necesariamente debern ser identificados solamente con una promocin del individualismo.
La idea es lograr que una amplia gama de derechos humanos sean respetados para los habitantes de las zonas rurales y no plantear como una meta el cambio cultural o la occidentalizacin. Por ello, quienes nos
Acuerdo Plenario 9. Kagitibasi, p. 34. 101 Para muchas mujeres que en la zona rural sufren violencia familiar, algunas posiciones feministas, que insisten en que deben vivir de manera autnoma carecen de sentido.
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identificamos con una sociedad occidental y moderna debemos aprender, en algunos casos, a aceptar situaciones que desde el punto de vista moral podran generar reparos, como la poligamia. Ser necesario, tambin,
comprender que quienes tienen una concepcin cultural diferente sobre lo moral y lo jurdico 102 consideren que es necesario reprimir a los que cometen adulterio.
En este camino, pensamos que no puede incorporarse acrticamente las normas o las decisiones jurisprudenciales que han sido promulgadas en el Derecho comparado como las sentencias de la Corte Constitucional de Colombia, que solamente reconocen un nmero mnimo de derechos fundamentales incluyendo el derecho a la vida, a la integridad fsica y a no ser sometido a esclavitud y que inclusive han sostenido que el cepo y los azotes son prcticas permitidas por la Constitucin y no atentan contra la integridad fsica.
Consideramos que trasladar esta interpretacin al Per generara muchsimo dao a la poblacin rural, porque abrira la posibilidad de permitir numerosas violaciones a los derechos humanos.
Nosotros coincidimos con el Acuerdo Plenario de la Corte Suprema, en que todo tipo de agresin fsica, trato humillante o degradante debe ser excluido de los mecanismos comunitarios. que seala como conductas prohibidas las humillaciones, maltratos o actos violentos hacia las personas.
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Seguimos tambin la sentencia 0075-2004-AA/TC 103 del Tribunal Constitucional peruano, que seala que los principios pro homine y pro libertatis-, exigen que, ante diferentes interpretaciones de una disposicin legal o constitucional, se opte por aquella que conduzca a una mejor proteccin de los derechos fundamentales, descartando as las que restrinjan o limiten su ejercicio.
Por ello, en el caso del artculo 149, se debe optar por aquella interpretacin que posibilite a la poblacin rural el mayor ejercicio de sus derechos y una proteccin ms efectiva 104.
En algunos casos, el Poder Judicial deber intervenir, realizando una ponderacin, es decir buscando precisar entre diversos derechos cul es aquel que debe primar, analizando los perjuicios que pueden generar para los individuos 105. Sin embargo, el derecho a la autonoma comunal, que
enfatiza en sus decisiones la Corte Constitucional de Colombia o el derecho a la diversidad cultural no pueden ir por encima de otros derechos fundamentales como la educacin, que puede afectarse cuando se pretende
Sentencia 0075-2004-AA/TC. Por los mencionados principios ante diferentes interpretaciones de un dispositivo legal, se debe optar por aquella que conduzca a una mejor proteccin de los derechos fundamentales, descartando as las que restrinjan o limiten su ejercicio. Vale decir, el principio pro homine impone que, en lugar de asumirse la interpretacin restrictiva, e impedir el derecho a la efectiva tutela jurisdiccional, se opte por aquella que posibilite a los recurrentes el ejercicio de dicho derecho 104 Ruiz, mayo 2008, p. 56. 105 En algunos casos, la defensa de los derechos humanos frente a las restricciones que impone una cultura puede tener consecuencias negativas para las personas que supuestamente se busca defender: la prohibicin del uso del velo en Francia ha generado que muchas nias dejen de ir a las escuelas pblicas y ha generado un sentimiento de agresin en la poblacin musulmana francesa (vase Wiles, pp. 700-703). Sin embargo, se realiz supuestamente para promover la dignidad de la mujer.
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expulsar a una familia de la comunidad, el derecho a la salud, el derecho a la libertad de religin, el derecho a la libertad de opinin, derecho a elegir libremente formar una familia.
Los ejercicios de ponderacin de derechos no deben plantear una desnaturalizacin de los derechos fundamentales. Como seala el artculo 44 de la Constitucin, al Estado le corresponde preservar los derechos humanos en la sociedad y esto debe especialmente realizarse para aquellos peruanos ms vulnerables.
Las violaciones a los derechos fundamentales por parte de los mecanismos comunitarios, como casos de lesiones, debern ser sancionadas por ellos o por el Derecho estatal. A nuestro modo de ver, lo ideal sera que las vctimas pudieran escoger a cul instancia acuden, dado que existe la posibilidad de que algunos dirigentes tiendan a reforzar las conductas cometidas por otros integrantes del grupo cultural, en un errneo espritu de cuerpo 106. La sancin de las violaciones a derechos humanos debe ser
El caso ms conocido ha sido el de los profesores awajn, responsables de la violacin de varias alumnas, que fueron respaldados tanto por los jefes de las comunidades, como por algunos funcionarios locales awajn del Ministerio de Educacin. Sin embargo, tambin al producirse la masacre de los policas del 5 de junio, muchos awajn han actuado con espritu de cuerpo. Sucedi lo mismo frente al asesinato del alcalde de Ilave, que algunos dirigentes aymaras han considerado una expresin de derecho consuetudinario. 107 Como ha sucedido con el charaje y los azotes a los nios.
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comunitarios estudiados plantea la pena de muerte para un delincuente. Sin embargo, todava se presentan casos en que los nativos de algunos grupos amaznicos asesinen a una persona a la que consideran brujo o los campesinos andinos a un supuesto pishtaco.
En ambas circunstancias, los autores estn convencidos de que tienen que evitar ms muertes y que slo podrn hacerlo eliminando a quien consideran un agresor. Podra resolverse este caso, interpretando de manera
intercultural la nocin de legtima defensa. Sin embargo, habra que tener claridad para evaluar si efectivamente esta circunstancia se produjo, por lo cual es necesario el aporte del perito antroplogo 109.
Una situacin que se ha producido entre indgenas amaznicos es que un individuo cometa un homicidio porque se siente totalmente obligado cumplir las rdenes de otra persona, como un familiar o una autoridad, sin que le sea posible negarse. En este caso podra promoverse una nocin intercultural de una fuerza a la cual es imposible resistir. Podra en este caso pensarse que la sancin se cumpliera dentro de la comunidad.
Otra situacin difcil que se plantea desde las poblaciones amaznicas es cuando asesinar a un forneo es percibido como un acto de hombra o herosmo. Hasta hace unos aos, pareca que se trataba de crnicas de
Por eso, prcticas como el takanakuy o el charaje tambin deben ser erradicadas por las autoridades, porque se pone en riesgo la vida humana. 109 Vase infra.
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siglos anteriores, pero recientemente se han producido varios de estos hechos, con singular crueldad 110.
Nosotros creemos que, aunque esta prctica tenga algn respaldo cultural, no tiene justificacin y el autor debera ser sancionado por las autoridades estatales. No creemos admisible que ignore que est cometiendo un delito. Slo sera posible exculpar a una persona si fuera un indgena en aislamiento voluntario.
En relacin al derecho a la integridad fsica y moral, concordamos con el Acuerdo Plenario en la necesidad de prohibir las sanciones que generen daos a la salud de la persona: azotes, amenazas o maltratos fsicos. Es
verdad que existen algunas personas, que normalmente no son indgenas, que sostienen que si no existen amenazas o coaccin, la justicia indgena terminar decayendo. mecanismos para ello 111. A nuestro modo de ver, pueden buscarse otros
En las rondas campesinas, los maltratos ms graves se cometen antes de que se fije la sancin, como una forma de lograr la confesin del responsable. Las rondas consideran que su labor de restablecimiento de la armona y de rehabilitacin del infractor parte de que ste admita su responsabilidad y se arrepienta. La violencia y la humillacin son los
Masacre de Los Naranjos (2004) y masacre de los policas de la Estacin 6 (2009). En este sentido, debern reflexionar muchas de las personas que han trabajado con rondas campesinas, quienes de alguna manera han cambiado posiciones de defensa de los derechos humanos por actitudes mas bien tolerantes en relacin a los castigos fsicos.
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Nosotros creemos que es importante promover en las rondas una discusin sobre si obtener una confesin es tan indispensable el empleo de la violencia, dados los daos irreparables que puede generar, muchas veces mayores an que el dao que el culpable caus. Es posible tambin
El otro aspecto vinculado a la violencia fsica no se refiere a una sancin impartida por los mecanismos comunitarios, sino mas bien a prcticas violentas que no son adecuadamente sancionadas, como suele ocurrir con los maltratos fsicos a los nios y la violencia contra la mujer 112. En
realidad, el principal problema es que no se realiza una intervencin adecuada, generndose que muchos de estos hechos se mantengan en la impunidad. Precisamente, esta situacin origina que nos preguntemos si no se hace necesario plantear una segunda instancia en la administracin de justicia estatal.
La ausencia de respuesta frente a la violencia familiar se vincula a la vulneracin a otro derecho, menos visible, pero no menos importante, como
En el Per no existen antecedentes de padres que se rehsan a que sus hijos reciban toda asistencia mdica por razones culturales o religiosas. En Estados Unidos, las cortes han dispuesto que el tratamiento sea obligatorio, an contra la voluntad de los padres (Renteln, 2004, pp. 63-64). En relacin a las prcticas de crianza se seala que stas deben ser parte de lo que una cultura considera legtimo y deben ser parte del desarrollo del nio dentro de su cultura. Igualmente, el nio debe considerarlo una prctica normal Renteln, 2004, p. 67. Esa es la diferencia que puede existir entre que un nio realice la Primera Comunin y que sea azotado. En este ltimo caso, difcilmente el nio lo considerar adecuado.
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es el derecho a la igualdad, especialmente en el caso de las mujeres, que son discriminadas en sus propias comunidades de origen 113.
La discriminacin hacia las mujeres puede aparecer en la toma de decisiones de los mecanismos comunitarios, pero normalmente las mujeres viven una situacin de desigualdad anterior al proceso, que las hace ms vulnerables: tienen menor nivel educativo, menor conocimiento del castellano y menos autonoma econmica 114. Aunque algunos dirigentes indgenas sostienen
que mujeres y varones tienen roles complementarios, en realidad existe una clara subordinacin. En muchas comunidades, una mujer slo tiene
derecho a participar si ha enviudado o si es una madre soltera que se ha establecido de manera independiente 115.
Todas estas caractersticas colocan a las mujeres en relaciones asimtricas frente a sus esposos y convivientes. A esto se aade que la abrumadora mayora de cargos en la comunidad son ejercidos por varones 116, y stos, al tomar decisiones en asambleas comunales o como Jueces de Paz, no logran resolver adecuadamente aquellos casos donde las mujeres son las agraviadas, como la violencia familiar 117.
En otros pases, tambin esta es una de las mayores crticas ia las formas no estatales de administracin de justicia. Department for Internacional Development, DFID, 2004, p. 3 114 Vase Las Mujeres son ms Indias, de Marisol De La Cadena, p. 28.*arreglar. 115 Urrutia, p. 276. Esta situacin se hizo ms compleja en aquellos lugares donde muchos varones murieron por causa de la violencia poltica. 116 La legislacin contribuye a ello, al establecer requisitos como el saber leer y escribir que pueden cumplir mejor los varones. 117 En varias actividades con Jueces de Paz se perciba que stos consideraban que el problema de la violencia familiar se solucionaba logrando que la mujer perdonara al agresor. En varias actas sobre violacin sexual, inclusive, apareca que bastaba un pago de 10 soles para solucionar el problema. Las actas de conciliacin en muchos casos han sido ms un instrumento para presionar a la vctima.
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En algunos casos, las mujeres que ejercan el cargo de Juez de Paz dependan de los consejos u orientaciones de un varn (su padre, su esposo o un secretario) 118.
Por todo ello, es fundamental que estos mecanismos otorguen a las mujeres el reconocimiento a sus derechos fundamentales en pie de igualdad con los varones. Resulta fundamental garantizar derechos como no ser maltratada fsica o moralmente, participar libremente en las asambleas, evitar que una joven o, peor an, una nia tenga que casarse contra su voluntad 119. En los casos en que los mecanismos comunitarios no intervengan adecuadamente, la administracin de justicia estatal debe estar preparada para brindar una respuesta adecuada. La intervencin del Juez de Paz resulta fundamental
Sera conveniente una reforma constitucional para que en el artculo 149 de la Constitucin Poltica se seale como prioridad el respeto a los derechos de las mujeres, incluido el de la participacin en la toma de decisiones, a semejanza de lo que ocurre en las actuales Constituciones de Ecuador, Mxico y Bolivia.
Una situacin diversa se plantea en cuanto al derecho a la dignidad, que resulta el mejor ejemplo de cmo un concepto puede ser concebido de
Ardito, 2001, p. 158. La nocin de igualdad tiene carcter mas bien occidental. Otras sociedades enfatizan la divisin de sus integrantes en cuanto a roles. En las poblaciones amaznicas, es visible la diferencia entre clanes y tambin entre diversos grupos tnicos.
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manera diferente en cada cultura. En este caso, resulta importante elaborar una interpretacin que no tenga carcter etnocntrico. Mas bien la sociedad occidental puede aprender mucho sobre otras formas de comprender la dignidad de la persona en las poblaciones rurales.
En cuanto al derecho a la libertad, tambin podra incluirse que un individuo tenga la posibilidad de cuestionar las tradiciones culturales y elegir aquellas que consideran deben mantenerse o desaparecer 120. Sin
embargo, este planteamiento debe realizarse con mucho cuidado, porque tambin es verdad que muchas tradiciones permiten la supervivencia del grupo en cuanto tal y tambin de sus integrantes.
Por ejemplo, en algunas comunidades todava se cree que los padres pueden elegir la pareja para sus hijos y stos se encuentran facultados para oponerse a dicha decisin, se puede generar un debilitamiento de la estructura familiar, pero creemos que debera restringirse a los aspectos que afectan derechos fundamentales.
Finalmente, la esencia de los mecanismos comunitarios debe ser el cumplimiento del derecho a la justicia. Es por esta razn que han surgido y se han desarrollado. Por lo tanto, se encuentran obligados a no permitir
Citado por Bonilla, p. 71. Coincidimos con Kymlicka en el sentido que, para lograr la defensa de los derechos fundamentales, es importante emplear medidas disuasivas o coercitivas (p. 232*). En algunos casos, l tiene una posicin contraria a que los intereses colectivos primen por encima de los individuales, como cuando critica la sentencia de los Estados Unidos que permite a los amish retirar a sus hijos de las escuelas antes de los diecisis aos (Citado por Wiles, p. 727).
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situaciones de impunidad.
A nuestro modo de ver, dentro del derecho a la justicia no debera pensarse que es necesario que se encuentren todas las garantas al debido proceso, dado que algunas de estas son propias del proceso ante un tribunal estatal. Sin embargo, s debe, en la medida de lo posible, promoverse que los individuos se vean protegidos de todo abuso y arbitrariedad.
Dentro del derecho a la justicia, el derecho a la defensa es uno de los principales elementos. El Acuerdo Plenario hace referencia a que debe existir un mnimo de posibilidades para ejercer la defensa, pero no precisa cules sern stas. En todo caso, naturalmente, no se exige la presencia de un abogado profesional, pero creemos que s la necesidad que el acusado tenga la libertad para exponer su versin de los hechos.
De igual forma, es importante tambin reconocer la responsabilidad individual, dado que en algunas sociedades tradicionales se sanciona tambin a otras personas, simplemente por tener una conexin familiar. Sin embargo, en las rondas y las comunidades campesinas, cuando un infractor es joven, sus padres suelen asumir voluntariamente su propia
responsabilidad en los hechos. De hecho, la familia extensa muchas veces es considerada agraviada o culpable por situaciones que en el Derecho occidental se consideran de carcter individual 121.
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Respecto a algunos temas, por el momento, nosotros solamente tenemos preguntas, como en lo referente a la expulsin de la comunidad, que muchas comunidades consideran su ms grave sancin frente a personas incorregibles. No se ejerce violencia fsica contra la persona, pero se le obliga a retirarse. En Colombia, donde existe una gran tolerancia frente a la justicia indgena, esto se encuentra prohibido 122. En el Per, contina
practicndose y, normalmente, se realiza en casos tan serios que el infractor no desea acudir a la justicia estatal.
En general, la mejor forma de prevenir las posibles violaciones de los derechos humanos es mediante el trabajo con los Jueces de Paz, quienes tendrn claramente como funcin garantizar los derechos humanos y evitar abusos en los mecanismos comunitarios, tanto en las sanciones como en los mtodos para esclarecer un hecho u obtener una confesin. Ellos tambin cumplen una funcin educativa en sus comunidades para la mayor difusin de los derechos fundamentales.
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CAPTULO 6
Un reto para la administracin de justicia estatal es la eliminacin de aquellas barreras que impiden a una gran cantidad de peruanos acceda a ella, especialmente los habitantes de las zonas rurales. La eliminacin de estas barreras ayudar a disminuir la vulnerabilidad jurdica de estos ciudadanos 1.
Bazn, p. 2.
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De igual manera, se respeta as el derecho de la poblacin rural de acudir a las instancias de la administracin de justicia estatal si as lo desea y lo necesita, especialmente debido a los lmites que tienen los mecanismos comunitarios.
Se trata de complementar y profundizar las medidas que propuso la CERIAJUS y que cometamos en el primer captulo de esta tesis. En
algunos casos, sin embargo, la responsabilidad para enfrentar estos problemas no estn ni en el Poder Judicial ni en el Ministerio Pblico, sino en otras instituciones estatales.
El nombramiento de traductores y la designacin de magistrados o fiscales bilinges contemplados en la CERIAJUS constituyen un paso importante para el acceso a la justicia de la poblacin indgena, sin embargo, se hacen necesarias varias medidas complementarias, por el hecho que, para realizar una traduccin en un tribunal, no es suficiente el conocimiento de dos idiomas, sino que se requiere desarrollar una competencia profesional especial.
En la administracin de justicia, el propsito de una traduccin no slo es que los magistrados puedan comprender todo lo que los ciudadanos expresan, sino que stos tambin puedan entender todo el desarrollo del proceso.
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Por todo ello, los magistrados, fiscales y dems funcionarios debern ser conscientes de las diferencias lingsticas y evitar emplear expresiones difciles de traducir a otro idioma, como frases idiomticas que no tienen una traduccin literal 2.
Sera conveniente tambin que los magistrados eviten trminos sumamente tcnicos, que generen confusin al propio traductor, as como preguntas que puedan inducir al error por un problema lingstico.
De igual forma, para un adecuado manejo de ambos idiomas, es necesario estar familiarizado con una serie de aspectos culturales que pueden aparecer ms fcilmente cuando la persona se expresa en su lengua materna 3. Es
posible que sea difcil traducir una serie de expresiones idiomticas que enfatizan o precisan las apreciaciones del hablante al lenguaje del tribunal, que es ms fro y directo.
Para que las traducciones realmente logren su objetivo, es necesario que sean asumidas con seriedad, tomando para ello el tiempo adecuado, evitando la improvisacin. Es necesario brindar capacitacin legal a los intrpretes, para evitar que alguna confusin pueda afectar el desarrollo del proceso.
2
Ng seala cmo los magistrados de origen britnico en Hong Kong evitan emplear refranes o expresiones coloquiales (pp. 377-8). 3 Ng muestra que la supuesta universalidad del sistema de interrogacin anglosajn falla cuando se pretende interrogar a los testigos en chino y que dicho sistema probablemente est ms vinculado a una determinada cultura (p. 398). Sin embargo, se debe evitar un determinismo lingstico, considerando que la ausencia o presencia de determinados trminos puede marcar las respuestas culturales de los hablantes (Depew, p. 51).
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Slo las personas que acrediten el manejo del idioma indgena en cuestin, tengan conocimientos legales y sepan desempearse en un proceso judicial podrn incorporarse al Registro Nacional de Intrpretes que seala la CERIAJUS 4.
Por otro lado, aunque sin duda ser un avance contar con magistrados bilinges, stos no necesariamente han reflexionado sobre los trminos jurdicos en los otros idiomas. Muchas personas bilinges suelen vincular
cada uno de los idiomas que hablan a determinadas situaciones, lo que tambin debe tomarse en cuenta cuando se desarrollan las traducciones en un tribunal 5.
Para enfrentar todos estos problemas, es necesario realizar estudios minuciosos y participativos sobre equivalencia de trminos 6, es decir, diccionarios jurdicos, que luego sean sistematizados y difundidos entre los traductores, los magistrados bilinges y la propia poblacin 7.
En el procedimiento de exploracin y validacin de trminos jurdicos, ser muy importante el aporte de los Jueces de Paz. Ellos son, tambin, quienes
Ceriajus, p. 127. Area 1, Sub-Area 5, Proyecto 3, Indicador. En Hong Kong, se suele emplear ingls para referirse a temas como xito o logros educativos y chino para valores como familia, solidaridad y tradicin (Ng, p. 375). De igual forma, muchas personas en el Per restringen el quechua hacia el mbito familiar ms ntimo y el castellano pasa a ser el idioma a emplear con amigos o colegas de trabajo, aunque ellos sepan quechua tambin. 6 Svensson, p. 67. An frente a idiomas europeos como el ingls, es difcil traducir las distinciones entre murder y manslaughter o bill, act y law. 7 Cuando la poblacin indgena ha aceptado desde hace mucho tiempo un trmino espaol, como juez o fiscal, deber mantenerse dicho idioma, hasta que los hablantes puedan manejar un trmino propio.
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en muchos casos concretos brindan informacin jurdica a los habitantes de las zonas rurales, por lo que una adecuada capacitacin podr facilitar a dichas personas el conocer mejor cmo hacer valer sus derechos.
Por otro lado, tambin en las culturas indgenas existen conceptos particulares sobre culpa, responsabilidad o relaciones familiares que deben ser traducidos adecuadamente al castellano, para evitar que, de manera involuntaria, se pueda generar la percepcin que una persona es culpable o inocente. Sera necesario realizar tambin una sistematizacin al respecto.
De otro lado, la traduccin no debe ser considerada solamente propia de las zonas andinas o amaznicas en las dependencias judiciales ubicadas en la Costa tambin deber plantearse la situacin de las personas migrantes en aquellos lugares donde estos idiomas no son predominantes. Para ello,
deber ser importante contar con intrpretes que puedan servir para el caso que sean necesarios y las sistematizaciones de trminos sealadas.
Finalmente, la traduccin no es una actividad neutra: algunos traductores pueden inconscientemente tomar partido a favor o en contra de alguno de los involucrados y tanto los magistrados como los propios intrpretes deben ser conscientes de ello.
La responsabilidad para supervisar la solucin para la barrera lingstica podra recaer en la Defensora del Pueblo, pero tambin deberan asumirla las propias organizaciones campesinas y nativas.
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Para asegurar el acceso a la justicia de aquellos peruanos que viven en las zonas rurales, es indispensable continuar la instalacin de Juzgados de Paz Letrados, Jueces Mixtos y Especializados. De igual forma, es prioritario el establecimiento de los Mdulos Bsicos de Justicia que estaban previstos. Requieren especial atencin aquellas provincias donde son mayores aislamiento geogrfico y los ndices de pobreza. el
Una medida complementaria, que garantizara la atencin rpida especialmente en materia penal sera el empleo de conexiones de internet para todas aquellas actividades procesales que no requieran la presencia de los involucrados, como ha comenzado a ocurrir en el Distrito Judicial de Junn.
El uso de la internet logra evitar gastos a la poblacin y al propio sistema judicial, especialmente en los Distritos Judiciales de la Amazona, donde las distancias son mucho ms extensas. De esta forma, no sera necesario
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De manera complementaria, es fundamental proporcionar a todos los operadores de justicia, especialmente a los Jueces de Paz, de medios de comunicacin, como radios y telfonos celulares 8.
Ahora bien, existen numerosos casos en los que una situacin de injusticia se puede concretar porque los afectados no tienen dinero para sus gastos de transporte y alojamiento. Al respecto, una posibilidad sera que la
administracin de justicia asuma estos gastos, lo cual puede afectar la perspectiva de muchos magistrados, que han sido formados en el pensamiento que el Poder Judicial debe mantenerse neutral. Al respecto,
podra sealarse que, precisamente, la justicia implica compensar la inequidad entre quienes acuden a los despachos judiciales.
Una alternativa menos polmica sera que los propios magistrados se trasladen al lugar de los hechos, lo cual puede implicar un presupuesto especial.
Una posibilidad adicional sera delegar en los mecanismos comunitarios la realizacin de algunas diligencias judiciales, lo cual podra realizarse de comn acuerdo con el Juez de Paz.
En este sentido se encontrar la prxima medida de asegurar que todo Juzgado de Paz tenga un medio de comunicacin como radio o telfono y que en toda Corte Superior se tenga un directorio de los Jueces de Paz.
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A nuestro entender, los aranceles judiciales son una medida discriminatoria e inconstitucional que genera una diferencia de acceso a la justicia entre los ciudadanos de acuerdo a sus posibilidades econmicas y profundiza la inequidad. Por ello, este tipo de pagos deben desaparecer tanto del Poder
Judicial como de las otras instancias de resolucin de conflictos (centros de conciliacin, Indecopi, etc.). Igualmente deberan ser gratuitas todas las gestiones ante organismos pblicos vinculadas a procesos judiciales, como los certificados que algunas entidades proporcionan.
Si se considera necesario que este proceso sea paulatino, deber priorizarse disponer la gratuidad de todas las diligencias y trmites a realizar por la poblacin rural, que no debera enfrentar ningn gasto en los Juzgados de Paz Letrados, los Juzgados Mixtos y Especializados y los Mdulos Bsicos Interculturales de Justicia que atienden a este sector social.
Nuevamente, en este caso, nos preguntamos si no sera conveniente que el Poder Judicial asuma algunos gastos de las vctimas. Comprendemos que la neutralidad es fundamental en temas civiles, pero creemos que existen determinados problemas, como la violencia familiar, frente a los cuales el Estado no puede permanecer neutral y debe invertir activamente en la proteccin de la vctima.
Es importante distinguir entre la imparcialidad con la que un magistrado debe comportarse y su neutralidad: un magistrado no puede ser neutral frente al delito.
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En todo caso, si el Poder Judicial se mantiene neutral, poda estudiarse si el Ministerio Pblico puede asumir todos los costos que permitan a la vctima participar en el proceso.
Esta barrera no fue tratada por la CERIAJUS, y muchas veces resulta invisibilizada en nuestra sociedad, probablemente porque los
Como sucede con los aranceles judiciales, consideramos que el cobro por los documentos de identidad que realiza la RENIEC tiene carcter inconstitucional, puesto que implica disminuir las posibilidades para que las personas puedan ejercer sus derechos fundamentales. Ms an es clara la
inconstitucionalidad de la Resolucin 789-2005-RENIEC que impide a las personas acceder a sus derechos fundamentales si no cuentan con DNI actualizado. Para una diligencia cotidiana o para acreditar la identidad, esto es irrelevante.
Por lo tanto, los documentos de identidad deben volver a ser gratuitos y permanentes para todos los ciudadanos. Si no se da esta medida a nivel nacional, al menos en todas las zonas rurales del Per y en aquellas regiones
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de extrema pobreza. En este caso, la decisin corresponde al Congreso de la Repblica, donde varios proyectos de ley que buscaban eliminar el costo del DNI han sido archivados.
Al mismo tiempo, debe cambiar su perspectiva RENIEC, una institucin que debe estar ms interesada en asegurar recursos para su funcionamiento institucional que en promover el ejercicio de derechos.
La Resolucin 789-2005-RENIEC debe ser derogada y, para la participacin en un proceso judicial, aunque el DNI puede ser la mejor posibilidad para acreditar la identidad de los involucrados, en casos excepcione el Poder Judicial y el Ministerio Pblico deben ser lo suficientemente flexibles para admitir otros medios que lo acrediten. La meta debe ser la administracin de justicia y no el cumplimiento de un requisito formal.
En la lnea de lo sealado por la CERIAJUS, se hace necesario capacitar a los magistrados, fiscales y policas para entender la mentalidad de los campesinos y nativos, especialmente en lo relativo a la cosmovisin, la relacin con la tierra y los dems seres vivos.
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Es necesario que la cultura tambin forma las percepciones de las personas 9 y puede generar determinados comportamientos, percibidos como obligatorios, porque han sido aprendidos por los individuos en su socializacin 10.
Es importante que los magistrados y fiscales manejen el artculo 149 de la Constitucin, el artculo 15 del Cdigo Penal, el artculo 18 del Cdigo Procesal Penal y el reciente Acuerdo Plenario de la Corte Suprema, dentro de una perspectiva que simultneamente incluya el respeto por las otras culturas y por los derechos humanos.
Este manejo es prioritario en los Juzgados Mixtos, los Juzgados de Paz Letrados y los Mdulos Bsicos de Justicia ubicados en lugares donde predomine la poblacin rural. Sin embargo, la meta es que la perspectiva
El respeto a la diversidad cultural puede incrementarse mediante un dilogo con la poblacin que contribuya a actitudes menos verticales por parte de quienes se sienten parte de la cultura occidental. Se trata tambin que las propias autoridades estatales reconozcan que en su forma de administrar justicia subyace una perspectiva cultural.
Familiarizarse con la cultura local no quiere decir caer en una perspectiva paternalista o reducirla a los aspectos folklricos, aunque stos pueden ser
Renteln 2009, p. 62. Renteln, 2004, p. 12. Ella seala que debe ser parte del derecho al debido proceso (right to a fair trial) (2009, p. 62).
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importantes para una primera vinculacin. Al mismo tiempo, manejar la cultura no quiere decir centrarse en exculpar a la persona acusada por el slo hecho de ser indgena o rondero. Enfrentar la barrera cultural, como hemos sealado, no implica ni caer en el relativismo cultural, ni asumir que la administracin de justicia slo debe preocuparse por el respeto de los derechos humanos de la poblacin occidental.
Reconocer las diferencias culturales no debe solamente tener la perspectiva del acusado, sino de la vctima, en lo cual podra haber una sensacin de agravio mucho mayor que en una persona occidental. Este manejo de las
Dentro de esta problemtica intercultural, uno de los principales problemas es la posibilidad de que en un mecanismo comunitario se produzca una violacin a los derechos fundamentales.
El Acuerdo Plenario indica que es posible aplicar los artculos 14 o 15 del Cdigo Penal a quien incurri en error de prohibicin o error culturalmente condicionado al aplicar sanciones que configuran delitos, para de esta manera disponer que se le reduzca o exima la pena 11.
Para poder acreditar si una persona infringi la ley penal porque actuaba desde su cultura, el instrumento fundamental es el peritaje antropolgico.
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De esta manera, una persona experta podr descartar que si los involucrados no estn empleando la argumentacin cultural para evitar una sancin 12.
La intervencin del perito es importante, porque no es suficiente con entrevistar a otros integrantes de dicho grupo, para que den fe sobre la existencia o aceptacin de una prctica cultural. En algunos casos, los miembros del grupo pueden sentirse avergonzados de reconocer que esta prctica existe 13 o tambin pueden buscar favorecer a un miembro de su grupo. Adems, dentro de un mismo grupo puede tambin haber
Por todo ello, es importante la distancia y el aporte cientfico que ofrece un perito antroplogo. Normalmente los magistrados confiarn ms en un
experto 15, porque tiene la obligacin de ser neutral, habla con autoridad y puede establecer una serie de relaciones e implicancias 16.
El peritaje cultural puede ser especialmente importante cuando se tienen dudas sobre la vinculacin de los imputados con un determinado entorno indgena o con una prctica cultural, como sucede con la poblacin indgena
Este sera el caso del asesinato de los policas en la Estacin 6 de Petroper el pasado 5 de junio. 13 Renteln 2009, p. 80. 14 Renteln 2009, p. 81. En el caso de los judos o musulmanes, por ejemplo, puede variar considerablemente la opinin respecto a la situacin de la mujer. En el Per, dos personas de una misma localidad pueden tener posiciones marcadamente diferentes respecto al castigo fsico de los nios, las relaciones prematrimoniales o el adulterio. 15 Renteln, 2004, p. 206. 16 As como muchas personas que hablan castellano difcilmente pueden explicar las estructuras gramaticales que cotidianamente manejan, los integrantes de una cultura pueden no haber analizado determinadas pautas de comportamiento (Caughey, p. 326.)
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que vive en las ciudades o que tiene manifestaciones externas de aculturacin 17.
No es posible asumir que una persona, por su origen 18 o por no hablar castellano, tiene automticamente determinadas prcticas o creencias, o que se senta obligado a determinado comportamiento 19.
Por eso, el perito debe ubicar adecuadamente a los involucrados en su contexto individual, segn su edad, sexo, educacin o relaciones, religin, ocupacin o clase social, evitando el determinismo o una aparente homogeneidad de todos los campesinos o nativos 20. Debe tambin
apreciarse si la persona est sujeta a otras influencias culturales 21, lo que puede ser muy comn en la mayora de peruanos.
Al mismo tiempo, el perito tambin debe precisar cul es la vigencia actual de aquella prctica, porque podra haber quedado en el pasado o haber sufrido algunas modificaciones. Las culturas van evolucionando y algunos individuos pueden dejar determinadas prcticas tradicionales 22, sin dejar de pertenecer a una cultura 23.
CERIAJUS, Area 1, Sub-Area 5, Proyecto 4. Caso US v. Tomono, citado por Renteln, 2004, p. 110. Se seala que no todas las personas con el mismo origen nacional tienen la misma cultura. Hay factores como creencias, religin, normas, valores y prcticas que pueden cambiar. 19 Renteln, 2004, p. 187. 20 Caughey, p. 327. 21 Caughey, p. 328. 22 Renteln 2009, p. 79. 23 La Corte Europea de Derechos Humanos ha reconocido que la cultura gitana ha ido evolucionando con los aos, pero que de igual forma debe ser protegida (Caso Connors/Reino Unido CEDH, 27 de mayo del 2004, citado por Kusters, pp. 222-3).
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El perito tambin debe distinguir si la conducta que el sistema estatal considera un delito era una obligacin, una costumbre o una prctica que slo est presente en algunos integrantes del grupo 24. En el primer caso, es ms comprensible que a la persona se le pueda reducir la pena. Es posible
que dicha conducta se considere exigida para los integrantes del grupo y el no cumplirla puede acarrear sanciones sociales o sobrenaturales.
En ocasiones, el elemento cultural no est en el acto en s mismo, sino en la motivacin. Por ejemplo, dentro de algunas comunidades nativas se
establecen relaciones de subordinacin, obediencia o confianza tan fuertes que una persona puede cometer un homicidio por mandato de alguien que tiene este dominio sobre ella. Asimismo, muchas personas que transportan droga, lo hacen por una situacin de subordinacin producto de un contexto cultural 25.
La intervencin de los peritos y el empleo de la diferencia cultural como argumento para evitar una sancin pueden ser percibidas con hostilidad por algunos autores, quienes temen que puede llevar a la anarqua 26 o a justificar crmenes simplemente por solidaridad con determinadas etnias. Sin
embargo, existen tambin magistrados que tienden a presumir la asimilacin de la poblacin rural despus de algn tiempo de vivir en las ciudades 27,
Renteln, 2004, p. 14. Varios extranjeros que llevaban droga a los Estados Unidos han recibido penas reducidas o no han sido condenados debido a esta consideracin, incluyendo el sentimiento de lealtad hacia un compatriota (Renteln, 2004, p. 85). 26 Renteln, 2004, p. 5. 27 Renteln, 2004, p. 6.
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pese a que el propio racismo suele impedir este proceso, sin establecer mayores contactos con las personas de origen campesino o nativo 28.
No se trata de convertir la cultura en sinnimo de impunidad y presentar a la poblacin indgena como determinada por su cultura, incapaz de tomar decisiones morales autnomas 29. No se trata de excusar, sino de comprender, en los casos que sea necesario 30.
Un matiz importante es que nosotros consideramos que, en todo crimen que afecte a mujeres indgenas, deben ser entrevistadas otras mujeres que pertenezcan al mismo grupo social. De igual forma, debe evitarse que todas las intervenciones respecto a la vigencia de una prctica cultural sean de varones.
Finalmente, ser muy importante la intervencin de los Jueces de Paz, que viven en dicho lugar, conocen a los involucrados y muchas veces forman parte del mismo grupo tnico.
La primera Escuela de Interculturalidad que se ha inaugurado en la Corte Superior de San Martn puede ser un espacio positivo para promover avances en este camino, tomando en cuenta la existencia de mecanismos comunitarios muy diversos en dicho Distrito Judicial. Se trata de un plan piloto que podr implementarse en otras Cortes Superiores. Al respecto es
Caughey, p. 329. l seala que debe apreciarse si la persona se encuentra sola o si tiene algn grupo de respaldo para enfrentar su adaptacin (p. 330). 29 Renteln, 2004, p. 12-3. 30 Caughey, p. 325.
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importante sealar que en el Consejo Consultivo se encuentran representantes de las comunidades campesinas y nativas.
Los magistrados y fiscales de todos los niveles deben ser capacitados en las normas contra la discriminacin. Especialmente, los Fiscales de Prevencin del Delito debern tener un rol ms activo para identificar estos hechos y proceder a las denuncias respectivas.
Al mismo tiempo, es necesario establecer directivas claras a nivel del Poder Judicial, el Ministerio Pblico y la Polica Nacional para identificar, reconocer y enfrentar las prcticas discriminatorias al interior de las propias instituciones y en relacin al pblico.
Es importante aprobar normas internas como reglamentos, donde se establezcan procedimientos para que puedan ser denunciadas y sancionadas las prcticas discriminatorias.
En dichos reglamentos debe sealarse tambin que las bromas discriminatorias se encuentran prohibidas. Es muy comn que mediante las bromas los prejuicios y estereotipos se expresen de manera abierta. En algunos lugares, esto implicar enfrentar prcticas arraigadas como burlarse de las personas por su lugar de origen o su orientacin sexual.
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Junto con los reglamentos deber realizarse acciones de capacitacin con todo el personal, independientemente de la posicin jerrquica, para corregir las prcticas discriminatorias. La prevencin de estas conductas deber tambin ser parte de la formacin de los funcionarios que se van a incorporar a dichas instituciones y tambin de la induccin del nuevo personal administrativo.
En cuanto a la poblacin rural, se debe tener mucho cuidado en prevenir la discriminacin por rasgos fsicos, que suele venir acompaada por la discriminacin por vestimenta y por apellido. Sera muy conveniente que todo el personal que atiende al pblico se encuentre adecuadamente preparado para brindar las orientaciones y apoyo necesario a estas personas.
Ejemplos sumamente prcticos de conductas que deben llevase a cabo sera eliminar toda restriccin por razn de vestimenta para el ingreso a las oficinas vinculadas a la administracin de justicia. De otro lado, todo el personal deber evitar tutear o llamar por diminutivos paternales a las personas de ascendencia indgena.
A nivel de la discriminacin indirecta, se hace necesario modificar la estructura de muchas sedes del Poder Judicial, totalmente inadecuadas para personas con discapacidad. Es fundamental tambin contar con intrpretes para las personas que son sordomudas. No debe olvidarse que la vida de las personas con discapacidad es mucho ms dura en las zonas rurales.
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Se debe tambin promover mayor claridad frente a la situacin de las personas con VIH, tomando en cuenta que este es un creciente problema en algunas zonas rurales, como la selva norte 31.
Para detectar y corregir las prcticas discriminatorias hacia la poblacin rural, ser fundamental la mayor coordinacin con los dirigentes campesinos, nativos y ronderos, as como con los Jueces de Paz. Ellos tambin pueden permitir a la poblacin interponer quejas por
discriminacin.
Si los magistrados, fiscales y policas aprenden a establecer una relacin horizontal con estos dirigentes y con los Jueces de Paz les ser ms fcil tratar respetuosamente a los dems habitantes de la zona rural.
Complementariamente a las medidas sealadas anteriormente, hemos planteado una serie de reformas a la estructura del Poder Judicial y las dems instancias vinculadas a la administracin de justicia.
Estas reformas estructurales permitirn que muchos conflictos de la poblacin rural se solucionen y tambin ayudarn a muchos habitantes de
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Todava muchos funcionarios creen que slo tocando a una persona en esta condicin se puede producir el contagio inminente.
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las ciudades. De igual forma, permitirn que los magistrados y funcionarios tengan una percepcin diferente sobre su propio rol.
Se trata de que la estructura del Poder Judicial, el Ministerio Pblico y las dems instituciones que estn involucradas con la administracin de justicia reflejen el carcter pluricultural y multilinge de la sociedad peruana, lo cual implica realizar cambios tanto entre los funcionarios ms cercanos a la poblacin rural sino tambin en las instancias superiores.
Los cambios que sealamos buscan tambin tomar en cuenta numerosos elementos que contribuyen a la legitimidad de los mecanismos comunitarios e incorporarlos al sistema estatal.
Una primera medida para garantizar el acceso a la justicia a la poblacin rural, y tambin para un importante sector de la poblacin urbana, es que en aquellos Distritos Judiciales donde predomina el idioma quechua las Cortes Superiores tengan el carcter de Cortes Superiores Bilinges.
La conformacin de una Corte Superior Bilinge implica que para ser contratado como magistrado, fiscal o funcionario administrativo de las instituciones vinculadas a la administracin de justicia, de cualquier rango y bajo cualquier modalidad se hace necesario hablar el idioma quechua, lo
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cual deber acreditarse de manera fehaciente por la propia institucin, no siendo suficiente con un certificado.
Concretamente deberan convertirse en Cortes Superiores Bilinges las Cortes Superiores de Ancash, Apurmac, Ayacucho, Cusco, Huancavelica y Hunuco.
La obligacin de manejar el idioma deber incluir al personal de empresas de seguridad o de otras empresas de servicios, siempre que estn en relacin con el pblico.
Los actuales funcionarios que ignoren el idioma quechua debern aprenderlo en un plazo razonable, que podra ser de cuatro aos, de manera que sea posible tener un dilogo adecuado con los litigantes y el pblico en general.
En las Cortes Superiores Bilinges, las audiencias y debates podrn llevarse a cabo de manera indistinta en quechua o castellano, segn sea la lengua materna de los involucrados, debiendo, en caso necesario, realizarse la transcripcin de las declaraciones en quechua y posteriormente ser traducidas al castellano.
Como medida temporal, se contar con traductores adecuadamente capacitados de manera permanente en todas las dependencias del Poder Judicial, el Ministerio Pblico y la Polica Nacional.
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La Corte Superior de Puno debera tener una situacin particular, tomndose en cuenta que, adems del quechua, en varias de las provincias se habla el aymara, por lo que se establecer como requisito para el personal manejar al menos uno de estos dos idiomas.
La subsistencia del quechua y el aymara en los Distritos Judiciales mencionados anteriormente coincide con el arraigo de las prcticas culturales indgenas, todo lo cual implica una advertencia para tomar en cuenta las diferencias culturales en la comunicacin con la poblacin.
Por ello, en las Cortes Superiores Bilinges debern evitarse las solemnidades innecesarias que pueden intimidar o generar una distancia innecesaria con la poblacin.
Ser necesario, por lo tanto, promover la relacin con las comunidades campesinas. En cada una de las Cortes Superiores Bilinges, existir un funcionario a cargo de esta coordinacin, que es fundamental para el acceso a la justicia.
Tambin deben tener esta categora bilinge todas las dependencias judiciales que se encuentran en la regin andina pero pertenecen a otros Distritos Judiciales, como es el caso de Huaytar, Lucanas, Pacar del Sara Sara y Parinacochas, que han sido adscritas al Distrito Judicial de Ica, pero pertenecen a los departamentos de Huancavelica y Ayacucho.
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Existen Distritos Judiciales que abarcan varias provincias en la Sierra, pero donde no se habla de manera predominante ni el quechua ni el aymara. Nos referimos a las Cortes Superiores de Amazonas, Arequipa, Cajamarca, Caete, Huaura, Junn, La Libertad, Lambayeque, Pasco, Piura y Santa. En estos lugares, el nfasis de la administracin de justicia estar en la problemtica intercultural.
En varios casos, se trata de Cortes Superiores cuya sede se encuentra en la Costa y suele ignorarse la problemtica de las zonas de Sierra que corresponde a ese Distrito Judicial.
Por ello, estas Cortes Superiores debern asumir como prioridad atender a las provincias de la zona de sierra, que tienen serias dificultades para acceder a la administracin de justicia estatal. Especialmente prioritarios son los casos de La Libertad (provincias de Julcn, Gran Chim, Pataz y Snchez Carrin); Lambayeque (provincias de Cutervo, Jan y San Ignacio, as como los distritos de Incahuasi y Caaris); Caete (provincia de Yauyos); Huaura (provincias de Oyn y Cajatambo); Ica (provincias de Huaytar, Lucanas, Parinacochas y Pucar del Sarasara); Piura (provincias de Ayabaca y Huancabamba) y Santa (Pallasca y Corongo).
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En los Distritos Judiciales de Piura, Lambayeque, La Libertad, Cajamarca, y Amazonas, el principal mecanismo comunitario de administracin de justicia no son las comunidades sino las rondas campesinas. Las barreras culturales son ms reducidas, todo lo cual hace ms fcil la coordinacin. Con frecuencia, los Jueces de Paz ya estn sirviendo de enlace entre las dems instancia del Poder Judicial y las rondas.
Los principales temas trabajar con las rondas son la coordinacin frente a la delincuencia comn y la prevencin de violaciones a los derechos humanos. En este ltimo caso, se tiene la facilidad que la Iglesia Catlica, ONGs e Iglesias evanglicas han venido incidiendo en ello desde hace muchos aos.
Al mismo tiempo, debe analizarse el caso de aquellos lugares donde el movimiento comercial es muy importante y las condiciones de vida tienen un nivel similar al de la Costa. En estas localidades, las autoridades
comunales vienen siendo reemplazadas por las autoridades municipales y las notaras o los magistrados formales inclusive tienen ms peso que los Jueces de Paz. Las comunidades campesinas subsisten, pero ms como una articulacin de actividades econmicas.
Es importante comprender que los mecanismos comunitarios pueden estar cayendo en el desuso, para no promover una alternativa que la poblacin ya no asume como suya. Un ejemplo de ello es el valle del Mantaro.
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En los Distritos Judiciales de la selva, es decir, Loreto, Madre de Dios, San Martn y Ucayali, es imposible formar Cortes Superiors Bilinges, porque, a diferencia de lo que ocurre con el quechua, existe una gran cantidad de idiomas que tienen relativamente cada uno muy pocos hablantes.
De otro lado, los estudiantes de Derecho o los abogados que manejan estos idiomas todava son muy pocos, mientras en los Distritos Judiciales de la zona andina, las personas bilinges con conocimientos legales son ms numerosos. Si bien no es posible Cortes Superiores Bilinges, corresponde mas bien el planteamiento de la CERIAJUS establecer una relacin de personas bilinges a nivel local, con capacidad y disponibilidad para prestar servicios de traductor, sean profesionales o dirigentes indgenas 32.
Al mismo tiempo, se tiene que brindar mucha atencin al alto grado de diversidad cultural existente: migrantes andinos o costeos, poblacin indgena, poblados de origen religioso (israelitas, crucistas) y un numeroso sector marginal, sumamente empobrecido. En el caso de San Martn, por
ejemplo, la situacin es muy particular, porque coinciden ronderos de origen cajamarquino, comunidades nativas awajn y comunidades campesinas.
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CERIAJUS, p. 126.
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En ocasiones, los diversos grupos tienen conflictos o inclusive enfrentamientos, lo que genera la necesidad de promover la paz social an con personas que pertenecen a culturas distintas.
Aquellas Cortes Superiores cuya sede est en la zona andina o en la Costa, deben priorizar la atencin legal de la poblacin amaznica,
(provincia de Condorcanqui), Ayacucho (Distritos de Ayna-San Francisco, Pichari y Quimbiri), (provincias de Cusco (provincia de La Convencin), Junn Satipo y Oxapampa), Lambayeque
Chanchamayo,
Una buena alternativa para mejorar la atencin legal a la regin amaznica sera la creacin de una Corte Superior en Selva Central, que abarque las provincias de Chanchamayo, Satipo y Oxapampa.
Una reforma de la estructura del Poder Judicial debe incluir a las Salas Mixtas Descentralizadas o Itinerantes de las regiones donde existe mayor poblacin rural. Concretamente nos referimos a las Salas Mixtas de
Andahuaylas (Apurmac), Caman (Arequipa), Pichari (Ayacucho), Chota (Cajamarca), Urubamba y Sicuani (Cusco), Huamachuco (La Libertad), Jan (Lambayeque), Juanju y Tarapoto (San Martn), La Merced y Tarma
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(Junn).
Las Salas de Andahuaylas, Urubamba y Sicuani tambin debern tener carcter bilinge y debern promover una relacin estrecha con las comunidades campesinas. Esta relacin es importante tambin en el caso de Tarma, aunque el quechua en esa zona no es predominante. Las Salas de Chota y Huamachuco, en cambio, solamente trabajarn con el idioma castellano tendrn ms relacin con las rondas campesinas.
Las Salas de Jan, Tarapoto y La Merced enfrentan una realidad muy compleja, puesto que en su jurisdiccin existen comunidades nativas, comunidades campesinas y rondas campesinas, mientras en el caso de Pichari, en lugar de las rondas existen Comits de Autodefensa, con prcticas ms violentas.
Nuestra propuesta es que aquellos Juzgados de Paz Letrados, los Jueces Mixtos y Especializados que desarrollan su tarea en zonas donde predomina la poblacin rural tengan un enfoque intercultural, asumiendo una
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preocupacin especial por las necesidades de la poblacin rural y las diferencias culturales.
Los mencionados Juzgados deberan paulatinamente alcanzar la categora especial de Juzgados Rurales Interculturales, una vez que se pueda preparar a los magistrados y al personal del Poder Judicial para asumir una perspectiva ms amplia de su funcionamiento. Una caracterizacin similar deberan tener las dependencias del Ministerio Pblico que se encuentran en estas jurisdicciones.
Todos estos Juzgados mantendran sus actuales funciones, pero, adems, se encontraran en permanente coordinacin con los Jueces de Paz, las rondas campesinas y las comunidades campesinas y nativas. Los Juzgados Rurales Interculturales procurarn tomar en cuenta las repercusiones sociales de sus decisiones en relacin al tejido social de la zona.
De esta manera, los Juzgados Rurales Interculturales asumiran directamente la competencia de aquellos hechos que, por su gravedad, por mandato legal o porque los mecanismos comunitarios as lo hayan decidido, deban pasar a competencia estatal. Tambin funcionaran como una segunda instancia en los casos en que la poblacin desee presentar una apelacin sobre la decisin de uno de los mecanismos comunitarios.
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Los Juzgados Rurales Interculturales tambin estaran a cargo de sancionar los casos de abusos cometidos por ronderos o comuneros en el ejercicio de su propio derecho consuetudinario.
En estos Juzgados no existiran aranceles y en las zonas de habla quechua todo el personal deber hablar dicho idioma. De ser necesario, se usar el quechua para el trmite de los procesos, debindose tener tambin una transcripcin en castellano de los acuerdos y declaraciones.
Lo mismo suceder en los Juzgados ubicados en las provincias puneas donde el aymara es predominante. Sin embargo, en todo el Distrito
Judicial de Puno deber haber traductores de aymara, dado que los hablantes de este idioma migran a diversas provincias.
En los Juzgados de Condorcanqui (Amazonas), la nica provincia de la Amazona donde un grupo indgena es predominante, se procurar establecer traductores permanentes a la brevedad posible en awajn y wamps.
Los Juzgados Rurales adecuarn sus horarios a las necesidades locales, atendiendo por ejemplo en domingo si ese es el da de feria y mayor concentracin de poblacin. Habr funcionarios especiales para brindar apoyo a las vctimas en casos de violencia familiar y alimentos, desde la elaboracin de las denuncias o demandas, hasta el acompaamiento y el
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Algunas dificultades para implementar esta propuesta podran ser la inicial reticencia del Poder Judicial a aceptar los mecanismos comunitarios y la dificultad para comprender y aceptar sus criterios.
Otra dificultad podra ser que campesinos e indgenas encontraran difcil que una instancia estatal aplique su Derecho, pero, en realidad, nosotros creemos que la alternativa terminara siendo positiva. De lo que se trata es que, dentro de las decisiones que tomen los magistrados, se tome en cuenta los criterios culturales que sean del caso, siguiendo lo dispuesto por el artculo 10.1. del Convenio 169 de la OIT.
A la larga, esta coordinacin permitira que los mecanismos comunitarios tambin fueran promoviendo en la poblacin una mayor formalidad. Es una forma no slo de reconocer a los mecanismos comunitarios sino de dar valor a sus decisiones.
Posiblemente estos Juzgados de Paz Letrados y Juzgados Mixtos seran administrados por muchos magistrados provenientes de la propia poblacin local, quienes seran los ms capacitados para conocer la cultura y de ser el caso el idioma.
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Este proceso implica tambin la reforma de los Mdulos Bsicos de Justicia que atienden a las zonas rurales. En cada Mdulo debera existir una oficina especial para los integrantes de los mecanismos comunitarios que deban realizar denuncias o necesiten hacer coordinaciones.
Los Mdulos de Andahuaylas, Huanta, Acomayo, La Unin, Tayacaja, Azngaro y Yunguyo tendrn carcter bilinge en idioma quechua, mientras que el Mdulo de Yunguyo actuar en aymara. Los Mdulos de Bagua, Rioja, Requena y Campoverde tendrn traductores de manera eventual de los idiomas amaznicos.
Toda poltica para asegurar el acceso a la justicia en las zonas rurales del Per debe tener como eje fundamental el fortalecimiento de la Justicia de Paz, dada su legitimidad y el ascendiente dentro de la poblacin.
Los Jueces de Paz son tambin los funcionarios a cargo de establecer la coordinacin cotidiana y directa entre los mecanismos comunitarios de administracin de justicia y el Poder Judicial. En la prctica, adems, ya vienen cumpliendo ese rol, pues a la vez es parte del Poder Judicial y es uno de los mecanismos comunitarios.
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En ese sentido, el Per tiene una ventaja frente a otros pases de la regin, en los que se hace ms evidente una confrontacin entre la administracin de justicia estatal y la administracin de justicia indgena, sin que exista realmente una esfera de coordinacin.
6.3.1. Fortalecimiento
Para un adecuado funcionamiento de la Justicia de Paz es necesario capacitar adecuadamente a los integrantes del Ministerio Pblico y el Poder Judicial sobre las caractersticas particulares de este nivel de la administracin de justicia.
Fiscales y magistrados evitarn aquellos procesos contra los Jueces de Paz que son entablados simplemente por tomar decisiones no contempladas por la ley. Las acusaciones por prevaricato slo pueden justificarse en el caso que se compruebe una intencin dolosa del Juez de Paz. Las intervenciones disciplinarias debern otorgar facilidades a los Jueces de Paz de las zonas rurales para hacer sus descargos.
Los magistrados encargados de revisar las decisiones de los Jueces de Paz evitarn exigir que se adecen a la ley y aceptarn que stos tengan su propio criterio de justicia.
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Un problema adicional es que el nuevo Cdigo Procesal Penal pide que los Jueces de Paz intervengan en materia de faltas cuando no hay un Juez de Paz Letrado, pero segn ciertas formalidades desconocidas para los Jueces de Paz. Se hace necesario tambin que se acrediten cules son los Jueces de Paz que llevarn a cabo esta funcin. aspecto el Cdigo Procesal Penal. Ser necesario modificar en este
En cuanto a las competencias, deber incluirse la posibilidad de conciliar en los delitos de accin privada, como calumnia, injuria y difamacin, como sucede en Guatemala.
En cuanto a las capacitaciones, creemos que no deben dirigirse a brindar a los Jueces de Paz una mayor preparacin en trminos y conceptos tericos, propios de los niveles superiores de la administracin de justicia estatal, sino procurar que valoren sus propios criterios de justicia y tengan mayor confianza en s mismos. Debe enfrentarse mas bien la tendencia al
Lo ms importante es que los Jueces de Paz manejen principios fundamentales, especialmente en relacin a las personas ms vulnerables, especialmente nios o mujeres. Materias como violencia familiar o
Coincidentemente con estos planteamientos, desde la ONAJUP se nos ha informado que las capacitaciones no van a ser expositivas y estarn ms pensadas en promover que el Juez de Paz reflexione sobre su propio rol, de acuerdo a su criterio y a las costumbres de su comunidad. Se ha pensado en un Plan Nacional de Capacitacin.
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Otra tarea pendiente es invertir en la demarcacin de los Juzgados de Paz, tomando en cuenta que, segn seala la ONAJUP, respecto a alrededor de 2,500 Juzgados no se tiene ni la resolucin de creacin ni la demarcacin exacta 34.
Los Jueces de Paz deben tener tambin informacin clara sobre cmo hacer las necesarias consultas. Todo ello implicar vencer la actitud de
menosprecio hacia los Jueces de Paz y percibirlos como aliados en la administracin de justicia.
La presencia y expansin de la Justicia de Paz en las zonas rurales es fundamental para garantizar el acceso a la justicia y establecer un dilogo con los mecanismos comunitarios.
Por eso, debe fomentarse la coordinacin entre los Jueces de Paz y las autoridades comunales y ronderas, aprovechando las experiencias existentes y teniendo flexibilidad para cada caso concreto. En muchas comunidades campesinas, actualmente, se ha delegado en el Juez de Paz la
administracin de justicia y l es la autoridad comunal a que hace referencia el artculo 149 de la Constitucin.
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En el caso de las rondas campesinas, tambin el Juez de Paz debe mantener su importante rol en la deliberacin, redaccin y transcripcin de los acuerdos. Al mismo tiempo, las rondas son el mejor elemento para
En este contexto, los Jueces de Paz sern los mejores agentes de promocin de los derechos humanos dentro de las poblaciones rurales, siendo su rol contribuir a que se abandonen aquellas prcticas culturales que los afectan.
En cuanto a las comunidades nativas amaznicas, donde por el momento la Justicia de Paz tiene poca presencia, debe promoverse ms Jueces de Paz indgenas, que conozcan la cultura y el idioma. conflictos que actualmente existen con Esta medida evitar los
asegurar las posibilidades de coordinacin para evitar problemas graves. Los Jueces de Paz indgenas tendrn la responsabilidad de promover el respeto por los derechos humanos dentro de las comunidades.
Todos los gastos en que incurra un Juez de Paz deben ser asumidos por el Poder Judicial. En el caso de los exhortos, los gastos que impliquen
deberan ser adecuadamente pagados por el Poder Judicial, que cuenta con los recursos necesarios para ello.
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El Poder Judicial deber decidir si otorga una suma fija mensual para los dems gastos de los Jueces de Paz, que deba ser fijada por cada Distrito Judicial de acuerdo a la realidad de la zona. Segn hemos constatado,
existen en las Cortes Superiores numerosos funcionarios capaces de establecer un estimado, lo cual podra ser corroborado por los Jueces Mixtos o los Jueces Rurales Interculturales. Una posibilidad, ms complicada, sera que el Juez de Paz pudiera sustentar mediante documentos o de alguna otra manera los gastos en que ha incurrido. Debe buscarse el equilibrio entre la necesidad de mayor formalidad y la realidad de las zonas rurales.
Sea cual sea el sistema que se establezca, todos los pagos de ciudadanos (con excepcin de las actuaciones notariales) debern quedar rigurosamente prohibidos y ser sancionados.
Finalmente, podra plantearse una cantidad de materiales que sean entregados anualmente a todos los Jueces de Paz de cada Distrito Judicial, de acuerdo a la carga procesal, lo cual, dependiendo de la cobertura de los servicios de electricidad y telefona, debe incluir el uso de computadoras y celulares para poder comunicarse con los dems niveles de la administracin de justicia 35.
Todo Juez de Paz debe contar con un local adecuado proporcionado por la Municipalidad Distrital o por la comunidad, segn dispone la Ley Orgnica del Poder Judicial. A las Cortes Superiores corresponde asumir la gestin
Segn se nos informa la ONAJUP, se ha logrado ahora un importante presupuesto que va a permitir entregar computadoras a 2,000 Juzgados de Paz, as como celulares.
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ante dichas autoridades para obtener estos locales, en caso que las autoridades municipales o comunales se muestren reticentes a cumplir sus obligaciones. El Poder Judicial debera precisar multas para las
6.3.4. Fiscalizacin
El control, la investigacin y sancin respecto a la conducta de un Juez de Paz, debe quedar en manos de la propia Corte Superior a travs de los coordinadores locales de las ONAJUP y slo debera intervenir la Oficina Distrital de Control de la Magistratura, cuando la ONAJUP tenga indicios de una actuacin dolosa.
Mientras en las zonas rurales, las propias comunidades pueden controlar el comportamiento del Juez de Paz, en las zonas ms desarrolladas es necesario mayor control por parte del propio Poder Judicial.
Una mencin especial requiere la Amazona, donde muchos Jueces de Paz mestizos han empleado su cargo como un evidente instrumento para obtener riqueza. Es indispensable establecer mecanismos para evitar en esta regin la corrupcin en la Justicia de Paz, mediante el dilogo con las organizaciones sociales. Las Cortes Superiores deben romper su inercia en relacin a la Justicia de Paz y disponer la destitucin y las sanciones de quienes lo merezcan.
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Si bien esta tesis se centra en la problemtica rural, no deja de preocuparnos la apropiacin de la Justicia de Paz por abogados en las zonas urbano marginales, que ha generado una fuerte deslegitimacin de esta figura y ha terminado convirtindose en un problema para el acceso a la justicia.
Por otro lado, la poblacin percibe que el Poder Judicial los discrimina al nombrar Jueces de Paz, pues el Estado les ha asignado personas poco interesadas en solucionar sus problemas, que brindan una justicia sumamente ineficaz.
Creemos que la Justicia de Paz tiene ms posibilidades de obtener resultados positivos en un contexto rural. En una zona urbana, los mecanismos de control social no funcionan adecuadamente. Ahora bien, hemos conocido
casos como Santa Rosa, Pucusana y Pachacamac, localidades de la provincia de Lima donde esta institucin ha subsistido y goza de prestigio. Se trataba de Jueces de Paz elegidos por la poblacin, que no eran abogados.
Para evitar que la Justicia de Paz en las zonas urbanas siga siendo un cargo ejercido por abogados desempleados o interesados en obtener clientes, una medida necesaria sera hacer obligatorios los procesos de eleccin popular, evitando que los Jueces de Paz sean designados por las Cortes Superiores.
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Otra medida complementaria sera disponer que los Jueces de Paz abogados no puedan desarrollar actividad como litigantes dentro del mismo Distrito Judicial.
De igual forma, en las ciudades es fundamental prohibir todos los pagos en las diligencias que se prestan ante la Justicia de Paz, para que quede como un servicio a la comunidad. Si se establecieran los adecuados mecanismos de control, muchos abogados con intereses econmicos simplemente buscaran otras posibilidades laborales.
Como hemos sealado, ni la Constitucin ni las dems normas estudiadas excluyen a la administracin de justicia estatal de la posibilidad de ejercer competencia en las zonas rurales. Por lo tanto, entre la jurisdiccin estatal y los mecanismos comunitarios no existe una diferencia radical de carcter geogrfico. Debido a ello, nosotros planteamos la necesidad de tener
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Una primera posibilidad es restringir la competencia de las comunidades y las rondas a la competencia de los Jueces de Paz, es decir en materia penal solamente faltas y en materia civil a asuntos de menor cuanta.
Este planteamiento busca que los mecanismos comunitarios no intervengan en aquellos casos donde est en juego un bien jurdico de importante valor, como los delitos de homicidio, secuestro o violacin, as como robos
mayores 36. Tampoco podran intervenir en aquellos conflictos civiles que impliquen un elevado valor patrimonial.
Sin embargo, como hemos sealado anteriormente, esta distincin no es sostenible desde el texto constitucional 37. Adems, la diferencia de cuanta obedece solamente a consideraciones propias del Derecho estatal, que no coincide con las apreciaciones que, dentro de otras culturas pueden existir sobre cules son las acciones ms graves.
Por ejemplo, el sistema estatal considera que la calumnia, la difamacin y la injuria son delitos y que por tanto es posible que sean sancionados por un magistrado, inclusive con prisin.
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Nosotros podemos encontrar una expresin de esta posicin en el Cdigo Procesal Penal de Oaxaca, donde no se permite a las comunidades indgenas resolver delitos como homicidio doloso, violacin, violencia intrafamiliar, los delitos cometidos contra menores de doce aos, los delitos agravados por el resultado de muerte y los delitos de asociacin delictuosa. S se permite que resuelvan delitos de carcter patrimonial.
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comunitarios se trata de un agravio que debe ser reparado adecuadamente mediante el dilogo, en la mayora de ocasiones, simplemente pidiendo disculpas. Las apreciaciones que vinculan la gravedad de los conflictos
jurdicos con un determinado monto econmico son tambin propias de los sectores urbanos.
Si se planteara restringir la cuanta segn apreciaciones de gravedad propias del Derecho occidental, el pluralismo jurdico terminara totalmente desvirtuado 38. Tampoco se reconocera que los mecanismos comunitarios
Por otro lado, al impedir que los mecanismos comunitarios enfrenten las acciones que el Derecho estatal considera delitos, generara una situacin de impunidad, dadas las barreras para acceder a la justicia formal. Esta
impunidad se manifestara especialmente en aquellos casos donde las vctimas son mujeres, como violacin o violencia familiar, debido a que ellas son las que tienen ms dificultades.
Paradjicamente, en muchos casos restringir la competencia de los mecanismos comunitarios, no implicara un mayor accionar de la administracin de justicia estatal, porque las personas agraviadas no podran acudir a sta.
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Este planteamiento considera que el Estado debe reconocer competencia irrestricta a los mecanismos consuetudinarios en aras del respeto por la diversidad cultural y el pluralismo jurdico. Se seala que las autoridades comunales son las nicas instancias que tienen competencia para resolver conflictos y administrar justicia al interior de las comunidades 39. Este
argumento se deriva de una interpretacin literal del artculo 149 de la Constitucin, donde efectivamente no se percibe ninguna restriccin al respecto.
Sin embargo, ya hemos sealado que los mecanismos comunitarios no estn preparados para resolver todo tipo de conflictos. Si se trata de un hecho muy grave o de una conducta reincidente, se hace imposible plantear la resocializacin del responsable y los propios campesinos y nativos deciden enviarlo a la jurisdiccin estatal.
Disponer que los mecanismos comunitarios tengan una competencia irrestricta implicara imponerles funciones jurisdiccionales en situaciones que actualmente ni desean ni pueden asumir, generndose difciles consecuencias para la paz social.
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Como se ha sealado, para que estos mecanismos tengan vigencia requieren la existencia de una comunidad, es decir de personas que mantengan una identidad comn y aprecien la armona interna como un valor fundamental.
Los cambios demogrficos, como el crecimiento de la poblacin pueden hacer estos mecanismos menos eficaces. Lo mismo puede suceder si una zona rural adquiere mayor desarrollo comercial y migran personas con otras costumbres y tradiciones 40. De la misma forma, para los mecanismos
comunitarios es muy difcil enfrentar problemas como el incremento de la criminalidad o la aparicin de prcticas de delincuencia organizada, como el narcotrfico 41.
En algunos pases, los mecanismos comunitarios se han debilitado al producirse brechas generacionales, cuando las personas jvenes son ms reticentes a cumplir con las tradiciones o respetar el parecer de quienes toman las decisiones en los mencionados mecanismos, que suelen ser personas mayores, que tienen menos instruccin 42.
Si existe la posibilidad de mayor movilidad geogrfica, es ms difcil que funcione el control social que es muy importante para los mecanismos comunitarios. Mediante el control social, el infractor se siente avergonzado ante la comunidad por su conducta y para volver a ser aceptado decide enmendarse.
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Adems de todos los problemas ambientales, el establecimiento de las empresas mineras Depew, p. 30. Esto es lo que sucedi en las favelas de Ro de Janeiro y las zonas urbano marginales de las ciudades de Sudfrica. 42 Sobre el rol ms limitado que ante estos cambios puede tener el derecho consuetudinario, vase Depew, p. 46.
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caseros amaznicos, donde la persona involucrada simplemente decide retirarse de la comunidad, sin recibir mayor sancin. Sin embargo, es ms compleja la situacin cuando el responsable de una infraccin decide continuar viviendo en la comunidad, ignorando el rechazo generalizado a su conducta y sin sufrir ninguna sancin por ello. En estos casos, toda la estructura moral de la comunidad queda seriamente afectada 43.
A nivel internacional, un ejemplo de los lmites de los mecanismos comunitarios ocurri en Groenlandia, zona autoadministrada actualmente por los indgenas, que durante muchos aos se jactaba de ser uno de los pocos lugares del mundo donde no existan prisiones, debido al funcionamiento de mecanismos comunitarios que aplicaban principios semejantes a la justicia restaurativa. Sin embargo, frente a un incremento de las tasas de homicidio, tuvo que resignarse a imponer un sistema penal ms represivo 44.
Debe evitarse tambin la idealizacin de los mecanismos comunitarios o asumir que son capaces de enfrentar todo tipo de problemas: hace veinte aos, Santos visit las favelas brasileas y plante que en ellas exista un Derecho nuevo y mucho ms eficaz. Ahora, los problemas de las drogas y las mafias son tan fuertes que probablemente tendra otra percepcin 45. Lo mismo ha sucedido con algunas organizaciones urbanas como las Juntas de Accin Comunal de Colombia 46 y podra suceder en algunos lugares de la
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Amazona por el fenmeno del narcotrfico. Si no ha sucedido algo similar con las rondas campesinas, ha sido por el elemento moral-religioso tan marcado de sus integrantes.
Creemos que la competencia irrestricta de los mecanismos comunitarios no puede desprenderse ni de los Constituyentes de 1993, ni de los magistrados supremos que suscribieron el reciente Acuerdo Plenario. No puede tampoco desprenderse el planteamiento que las autoridades estatales no tendran competencia dentro de las zonas rurales.
Una tercera posibilidad sera definir un listado de materias que estaran dentro de la competencia de las comunidades y rondas. Podra inclusive
elaborarse el listado de comn acuerdo con los dirigentes de las principales organizaciones campesinas, nativas y ronderas.
Se trata de una alternativa menos restrictiva que la primera y menos vaga que la segunda. Sin embargo, creemos que la principal dificultad para implementarla es la gran diversidad de situaciones, desde las poblaciones amaznicas, donde impera una mayor creencia en lo sobrenatural hasta las comunidades campesinas de la Costa y del valle del Mantaro donde existe una acelerada modernizacin.
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Tampoco existe uniformidad dentro de los propios mecanismos o dentro de un mismo grupo tnico 47: hay comunidades campesinas que resuelven La abrumadora mayora de rondas
campesinas no enfrentan casos de homicidio, pero algunas s lo hacen, especialmente en San Martn.
Por otro lado, debido a que el derecho consuetudinario se encuentra en permanente evolucin, creemos sera contraproducente trazar un listado rgido de competencias, porque las rondas o comunidades podran decidir en el futuro asumir otros problemas. La misma dificultad podemos encontrar si simplemente pretendemos sealar los casos que actualmente atienden las comunidades y rondas, sin tomar en cuenta que pueden surgir situaciones nuevas 48.
Una alternativa es la que plantea el artculo 26 del Cdigo Procesal Penal de Paraguay, que especifica que las autoridades indgenas slo podrn sancionar aquellos hechos que afecten los bienes jurdicos propios de la comunidad o de sus integrantes. De esta manera, se entiende tambin que en el caso que el responsable de un delito sea un indgena y la vctima un forneo, deber acudirse a la jurisdiccin estatal. Esta restriccin ha sido
recogida por el Acuerdo Plenario de la Corte Suprema, pero solamente en cuanto a las infracciones cometidas por forneos ubicados en el mbito jurisdiccional de una ronda campesina 49.
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Por otro lado, creemos que la expresin bien jurdico propio de la comunidad no debera referirse solamente a las propiedades materiales, sino que tambin puede extenderse a la autoridad, la moral social o los valores predominantes. Inclusive podra extenderse a la vida humana y, de hecho, el Cdigo Procesal Penal paraguayo es claro al facultar a los indgenas a resolver casos de homicidio.
Frente a todas estas alternativas, la posibilidad que nosotros creemos ms adecuada consiste en precisar cules sern aquellas materias que siempre debern quedar bajo la jurisdiccin estatal. Es preferible precisar la
competencia del Estado, porque ste requiere de seguridad jurdica para determinar cules sern las acciones de sus funcionarios.
Al respecto, en el captulo 4 analizamos los precedentes de varias legislaciones extranjeras: en Estados Unidos, desde el siglo XIX, la jurisdiccin federal se reserv diversos delitos, en los cuales las autoridades indgenas no pueden intervenir: homicidio, violacin, secuestro, relaciones sexuales con menor de edad, asalto con intencin de matar y asalto a mano armada 50
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Por su parte, el Cdigo Penal de Oaxaca establece que las comunidades indgenas no pueden intervenir en casos de homicidio doloso, violacin, violencia intrafamiliar, delitos cometidos contra menores de doce aos y delitos agravados por el resultado de muerte 51.
Creemos que en este segundo caso, la restriccin de funciones a los mecanismos comunitarios sera tan grande que podra generarse una situacin de impunidad. Plantear que slo las autoridades estatales atiendan los casos de violencia familiar, pondra en serio peligro a las mujeres de las zonas rurales del Per, pues son las que tienen mayores barreras para acceder a la justicia estatal por factores como la dependencia econmica, el analfabetismo o el desconocimiento del castellano 52.
Por ello, preferimos la redaccin de la Ley Orgnica de Pueblos y Comunidades Indgenas de Venezuela. Coincidimos con sta en que las materias vinculadas al propio funcionamiento del Estado o en las que ste es el agraviado deben ser competencia de la jurisdiccin estatal. De esta
forma, en Venezuela delitos como temas tributarios o aduaneros 53 o narcotrfico quedan reservados para la competencia de la administracin de justicia estatal.
En Venezuela, tambin las instituciones estatales se ocupan de sancionar los casos de trfico de armas o temas vinculados a la seguridad nacional, como
Artculo 414. Sieder 1999, p. 105. 53 Una situacin que puede generar problemas es el contrabando, que algunos grupos culturales como los aymaras consideran una actividad positiva por los ingresos que les procura
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Las instituciones estatales tambin deberan reservarse el juzgamiento de crmenes de lesa humanidad como el genocidio o los crmenes de guerra 54.
Sin embargo, nosotros discrepamos de la Ley venezolana en cuanto deja fuera de la jurisdiccin indgena aquellos delitos cometidos con el concierto o concurrencia organizada de un grupo de personas. En el Per, este
planteamiento impedira que los indgenas tuvieran competencia frente a otros delitos que tambin implican a varias personas, como un grupo de madereros que pretenden invadir sus tierras. De hecho, los ronderos han enfrentado con mucha eficacia las bandas de abigeos. Si la norma buscaba referirse a fenmenos de crimen organizado como terrorismo, narcotrfico o trfico de armas, era preferible sealarlo de esta manera.
Creemos que para muchos campesinos y nativos sera un error el planteamiento de la Ley venezolana que declara que los casos de corrupcin slo podrn ser enfrentados por la administracin de justicia estatal. La
poblacin rural, y buena parte de la poblacin urbana, sostienen que, debido a la corrupcin existente en el propio sistema judicial, resulta ingenuo pensar que habr una sancin para los funcionarios corruptos.
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Por otro lado, recogemos de las normas de Estados Unidos y Oaxaca que debera excluirse de la jurisdiccin indgena los casos de homicidio doloso. Por su propia naturaleza, es muy difcil que en este caso se pueda preservar la armona comunal, resulta imposible reparar el dao causado y, normalmente, la comunidad pierde totalmente la confianza en el responsable y no cree que se pueda recuperar. En Colombia, las propias comunidades indgenas usan sus funciones jurisdiccionales para sancionar a los homicidas remitindolos a una prisin estatal por perodos muy prolongados.
Coincidimos por esto con el Anteproyecto de Cdigo Penal de la Provincia de Neuqun (Argentina):
Artculo 40: Cuando se trate de delitos que afecten bienes jurdicos propios de una comunidad mapuche o bienes personales, y tanto el imputado como la vctima o, en su caso, los familiares, acepten el modo como la comunidad ha resuelto el conflicto conforme a su propio derecho consuetudinario, se declarar la extincin de la accin penal. Se excluye de esta norma los casos de homicidio doloso y los delitos agravados por el resultado de muerte 55. Creemos que las rondas campesinas y las comunidades campesinas y nativas estaran de acuerdo con la exclusin del homicidio de su jurisdiccin 56. Debera evaluarse si los delitos agravados que tengan como resultado muerte (Oaxaca y proyecto de Neuqun) y asalto con intencin de matar (Estados Unidos) deben ser procesados por el Estado, pudindose
Semorile, p. 249. Algunos defensores del pluralismo jurdico suelen sealar el exitoso caso en que un homicida es sancionado trabajando durante un ao en la parcela del difunto para mantener a la viuda y su familia. Nos parece dudoso que la viuda haya podido soportar la proximidad del asesino de su esposo. Vase Yrigoyen 1999, p. 134.
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plantear que el homicidio culposo sea atendido a nivel comunal 57, como sucede entre los indgenas de los Estados Unidos.
En cuanto al secuestro, tambin es adecuado que quede como competencia de las autoridades estatales, siempre que ste sea realmente tal, es decir, el que cometen bandas organizadas de delincuentes, que ocultan el paradero de una persona para presionar a su familia para obtener dinero. Normalmente ser difcil que una ronda o una comunidad puedan enfrentar estos hechos.
Sin embargo, en el Per se ha producido una distorsin legal, por la que *se considera secuestro todo acto de retencin de una persona, por cualquier motivacin y por cualquier perodo de tiempo, desde una madre de familia que oculta el paradero de su hijo para impedir que su padre lo pueda ver hasta un grupo de campesinos que impide a un funcionario salir durante dos horas de su propia oficina. En estos ltimos casos, la pena que contempla el Estado resulta totalmente desproporcionada. frecuentemente han sido acusados de secuestro. Los mismos ronderos
En los dems casos, creemos que son las propias comunidades las que deben tener la posibilidad de decidir en cada caso concreto si son ellas o el Estado quien asume jurisdiccin.
De otro lado, junto con precisar la competencia estatal en materia penal, debe plantearse tambin claridad sobre cul ser la competencia en materia
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Gmez, p. 262.
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No podra admitirse
que una persona se considere casada ante el Estado y soltera o divorciada ante una autoridad comunal. En nuestra opinin al Estado le corresponder el estado civil de las personas, la validez o disolucin del vnculo matrimonial y la filiacin. De existir algn problema de carcter
econmico que impida a una persona realizar algn tipo de trmite, podra buscarse que los Jueces de Paz o las autoridades comunales brinden la adecuada certificacin.
En cuanto al derecho de propiedad, debe existir total claridad, tanto para la poblacin indgena como para el Estado, para evitar amenazas a los territorios tradicionales. Deben reconocerse los mecanismos existentes al interior de las comunidades campesinas para distribuir los recursos y tambin las decisiones que se tomen a nivel de las rondas campesinas respecto a herencia, posesin, propiedad, usufructo, lmites, etctera. De
otro lado, creemos que es preferible que las rondas continen atendiendo asuntos relativos a herencia, segn sus propios criterios. Tenemos la misma opinin en cuanto a las comunidades campesinas, donde, tras la muerte de un comunero, la Asamblea Comunal dispone la transmisin de sus derechos a sus hijos, de acuerdo a criterios particulares.
El asunto de fondo debera ser que los indgenas y campesinos no estn desprotegidos de la legislacin nacional. Por ejemplo, en el Per suele asumirse que las normas laborales slo tienen vigencia en las zonas urbanas y esto permite muchos abusos hacia los campesinos. Las normas laborales
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debern tener vigencia, aunque tambin debern respetarse prcticas consuetudinarias basadas en la reciprocidad.
En otros casos, como las normas sobre minera o la poltica ambiental, es fundamental que el Estado reconozca, segn el Convenio 169, el derecho de la poblacin indgena ser consultados en aquellas normas que le afecten. Por aplicacin del artculo 1 de la Ley 27908, este derecho corresponde tambin a las rondas campesinas. De esta manera, las decisiones de los
En cuanto a las partes que van a ser procesadas, no encontramos mayor dificultad legal para que se incluya a personas forneas, si las acciones cometidas se llevaron a cabo dentro del territorio de la comunidad.
Si los mecanismos comunitarios slo tuvieran jurisdiccin sobre los miembros de una comunidad, se debilitara toda su autoridad de la comunidad respecto a profesores, enfermeras o comerciantes que podran generar graves daos a la comunidad y escudarse en que ser mucho ms difcil para los campesinos o nativos obtener justicia.
Concordamos con el Acuerdo Plenario, sin embargo, en que los mecanismos comunitarios resolvern aquellos casos en que los forneos afectan un bien jurdico de la comunidad o de sus integrantes, como sealan los Cdigos Procesales Penales de Paraguay y Oaxaca.
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En todo caso, insistimos en que el ejercicio de la funcin jurisdiccional por parte de los mecanismos comunitarios debe mantenerse con carcter facultativo, es decir que la comunidad o la ronda decidirn en cada caso concreto si estn en condiciones de resolverlo, tomando en cuenta el hecho ocurrido y su relacin con los involucrados. Es posible entonces que los mecanismos comunitarios puedan declinar ejercer su jurisdiccin, cuando se consideran que el problema es muy grave, cuando se trata de una persona reincidente o cuando simplemente se prefiere que el Estado resuelva el conflicto.
Sin embargo, cuando las autoridades comunales o ronderas asumen la competencia, los involucrados no pueden rechazarla 58, salvo que pretendan intervenir sobre aquellos asuntos que taxativamente se ha determinado que corresponden al Estado.
Las relaciones de coordinacin entre los mecanismos comunitarios de administracin de justicia con el Poder Judicial y el Ministerio Pblico, permitirn beneficiar a todas las instancias involucradas y, especialmente, promover un efectivo acceso a la justicia de la poblacin rural.
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La coordinacin se hace ms necesaria, por cuanto, como hemos sealado en el subcaptulo anterior, la administracin de justicia estatal mantiene su jurisdiccin en una serie de materias en el territorio de las comunidades y rondas.
De esta manera, se dar mayor seguridad jurdica a campesinos y nativos, as como a personas naturales y jurdicas involucradas y se lograr que determinados problemas sean enfrentados por las instancias ms preparadas para ello.
La necesidad de coordinacin se incrementa debido a que los cambios que se estn produciendo en las zonas rurales hacen cada vez ms frecuentes las posibilidades de contacto (y de conflicto) entre dos racionalidades jurdicas diferentes.
Sin embargo, diecisiete aos despus de la promulgacin de la Constitucin de 1993, no se ha promulgado la ley de coordinacin que el artculo 149 dispona, debido a la tradicin positivista de los magistrados y al poco inters del Congreso de la Repblica por las necesidades de justicia de campesinos y nativos.
Nosotros planteamos que, en materia penal, una ley de coordinacin debera en primer lugar precisar que en caso que se produzca un hecho ilcito que est fuera de la competencia de la comunidad o la ronda, las autoridades
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tienen la obligacin de poner el hecho en conocimiento de las instituciones estatales. En muchos casos, esta labor deber ser llevada a cabo por los Jueces de Paz.
En el caso que se trate de ilcitos penales cuya competencia no est reservada a las instituciones estatales, las autoridades comunales o ronderas decidirn si asumirn el caso o, en caso contrario, lo remitirn al Juez de Paz, que resolver el caso, salvo que no est dentro de su competencia, debiendo remitirlo a las instancias superiores.
En aquellos casos que una comunidad campesina o una ronda est facultada para resolver, debe considerarse la posibilidad que se aplique una sancin propia del sistema estatal, como la remisin a una prisin pblica. Probablemente, esta sera una alternativa adecuada para aquellos casos en que los campesinos o indgenas consideran que sus propios mecanismos no logran una resocializacin de la persona.
Como sabemos, en la abrumadora mayora de casos, los conflictos son resueltos satisfactoriamente por los mecanismos comunitarios, en cuyo caso se considera extinguida la accin penal. En caso que la vctima o el
imputado no estn de acuerdo, podr acudir al Juzgado Rural Intercultural, es decir al Juzgado de Paz Letrado o al Juzgado Mixto o Penal que le corresponda, de acuerdo a la gravedad del caso.
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En caso que se produzca alguna sancin contraria a los derechos fundamentales, como las que seala el Acuerdo Plenario, corresponde al Juez de Paz poner el hecho en conocimiento del Juzgado Rural Intercultural, teniendo tambin esta posibilidad cualquier habitante de la comunidad.
En aquellos casos donde la sancin obedece a razones culturales, como adulterio o brujera, las autoridades estatales no intervendrn, salvo que se produzca alguna sancin contra los derechos fundamentales, pero sin resolver el problema de fondo. En su intervencin, decidirn si son
Los casos en que existan discrepancias o dudas respecto a la competencia debern ser resueltos por los Juzgados Rurales Interculturales, previo informe del respectivo Juez de Paz.
En el caso que exista un proceso para el que slo tiene competencia la jurisdiccin estatal, los mecanismos comunitarios tambin debern ayudar a la investigacin fiscal. Lo mismo sucede que en aquellos hechos ilcitos que se han producido fuera del territorio y que se ventilan ante la justicia estatal. Los mecanismos comunitarios podrn dar fe sobre los antecedentes de los involucrados 59.
De igual forma, nosotros creemos que un Juzgado Rural Intercultural podra disponer una sancin comunitaria como la cadena ronderil, que podra ser
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entendida en la perspectiva del trabajo comunitario, adems que se cumple lo sealado por el artculo 10.2. del Convenio 169 de la OIT. De hecho, el efecto para el responsable, para su familia y para la comunidad sera mucho ms positivo que la pena de prisin. Sin embargo, siempre deber haber
acuerdo de la vctima y la comunidad antes de tomar esta decisin, porque, de lo contrario, se incrementan mas bien las posibilidades de conflicto.
Tambin los mecanismos comunitarios debern poner a disposicin de las autoridades estatales a una persona que est siendo procesada por una accin que cometi fuera del mbito territorial y que se encuentre dentro de la comunidad. De igual manera, los mecanismos comunitarios transmitirn
las comunicaciones a testigos u otras personas que estn involucradas en un proceso y que formen parte de la comunidad o la ronda.
De igual forma, las autoridades estatales deberan ayudar a los mecanismos comunitarios, por ejemplo, ayudando a ubicar a un infractor que est fuera del casero para que sea procesado por la comunidad o la ronda.
Inclusive, gracias a la coordinacin se puede lograr que estos mecanismos colaboren en la ejecucin de una sentencia, por ejemplo respecto a una persona sentenciada por pago de alimentos, que ahora reside en una comunidad. Las instituciones estatales tambin podran ejercer la coaccin necesaria frente a una persona sentenciada a pagar alimentos por una ronda campesina.
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En todos estos casos, el rol de la Justicia de Paz es fundamental para asegurar una coordinacin fluida.
En algunas normas del Derecho comparado, como la Ley Orgnica sobre Pueblos y Comunidades Indgenas de Venezuela 60 se seala que la decisin que toman las comunidades indgenas es definitiva, lo cual implica la imposibilidad que el Estado la pueda revisar.
Podra considerarse que esta revisin vulnerara dos principios propios del derecho estatal: el non bis in idem y la cosa juzgada, pero creemos que estos principios no son tan adecuados en las relaciones entre mecanismos
comunitarios y justicia estatal, pudiendo ser contraproducentes para los propios actores involucrados.
El principio non bis in idem que busca evitar que una persona sea sancionada dos veces por tribunal estatal, pero no se refiere a otros sistemas jurdicos. Por ejemplo, es admisible que una persona reciba una sancin de acuerdo a la ley estatal y tambin de acuerdo a normas religiosas (excomunin, expulsin).
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En nuestro sistema, es posible que una persona sea sancionada en va administrativa y en va penal o tambin que afronte un proceso civil y un proceso penal por los mismos hechos.
De hecho, los campesinos o ronderos a veces sancionan internamente a quien el Estado ya ha sancionado, porque consideran que debe admitir su culpa o reparar el dao causado dentro de la comunidad 61.
Es ms frecuente an que, despus de sancionar a una persona de manera comunal, lo entreguen al Estado para que lo sancione de acuerdo a las leyes. Esto ocurre cuando, frente a la gravedad de una falta, o un caso de reincidencia, consideran que es importante que la persona sea efectivamente sancionada por las autoridades.
Los criterios que se tienen en ambos casos resultan complementarios: mientras la sancin comunitaria busca normalmente reparar el dao, la sancin estatal busca que el individuo quede recluido un tiempo prolongado para evitar que genere ms perjuicio a la comunidad.
De otro lado, el principio de la cosa juzgada no es un criterio que los mecanismos comunitarios manejen, estando ellos normalmente dispuestos a volver a resolver un proceso si las circunstancias lo ameritan.
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Creemos que es conveniente, que as como en la justicia estatal, en los mecanismos comunitarios se contemple una posibilidad de apelacin o revisin de una decisin. Dicha posibilidad podra plantearse en una
instancia estatal 62, o tambin podra tener el mecanismo comunitario su propio recurso interno de revisin 63. En algunos casos, como las rondas
En las recientes sentencias de la Corte Constitucional de Colombia, esta instancia ha asumido el rol de revisar las decisiones comunitarias, para garantizar que no vulneren los derechos humanos.
En los Cdigos Procesales Penales del Paraguay y Oaxaca, la posibilidad de la doble instancia se encuentra implcita, aunque solamente en relacin con la vctima y sus familiares, quienes pueden acudir a la instancia estatal si no estn de acuerdo con la decisin de la comunidad.
Una parte de la coordinacin es precisar si pueden tener valor probatorio aquellas pruebas que una comunidad o una ronda consideran suficientes para acreditar la responsabilidad de una persona 64.
Gmez, p. 261. Gmez, p. 262. 64 La sentencia 3746-2005 de la Corte Suprema seala que no tiene valor la confesin de unas personas ante una ronda en Piura, ms an si no estuvo presente un representante del Ministerio Pblico Ruiz, abril 2009, p. 7.
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Nosotros creemos que el Poder Judicial, tanto en los Juzgados Rurales Interculturales como en las dems instancias, s debera reconocer el valor de las pruebas, salvo que pueda comprobarse que hubo algn elemento de violencia, lo que podra acreditar el Juez de Paz.
De otro lado, tambin para los campesinos podra ser til contar con una prueba proporcionada por el sistema estatal, como un peritaje mdico.
La falta de presencia de Polica Nacional en las zonas rurales ha generado que los propios campesinos asuman la funcin de seguridad. Sin embargo, pese a la eficacia que han demostrado las rondas campesinas, es posible preguntarse si es positivo que integrantes de la poblacin civil desempeen esta tarea, que genera numerosos riesgos, distanciamiento de la familia y agotamiento.
Una posibilidad para enfrentar esta situacin sera que las rondas campesinas se conviertan en una polica especial para las zonas rurales, siguiendo la experiencia de otros pases, como Estados Unidos, donde existe una polica indgena, que es reconocida por las comunidades y por el Estado, recibiendo la misma capacitacin que los dems policas.
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De esta forma, las rondas campesinas se transformaran en una polica rural comunitaria, que recibira recursos econmicos por parte del Estado, incluyendo un salario o compensacin econmica para sus integrantes. Tambin el Estado podra entregarles equipos de comunicacin o brindarles capacitacin, as como una serie de prestaciones como atencin mdica.
En aquellas regiones donde no existen rondas campesinas, se promovera tambin la creacin de esta polica comunitaria en base a las comunidades campesinas y nativas.
Una limitacin de esta propuesta, sin embargo, sera que algunos ronderos pueden considerar que un financiamiento estatal puede generar conflictos o corrupcin. Hasta ahora, la fuerza moral de las rondas ha estado en su carcter voluntario.
Otro problema sera que una polica rural comunitaria podra tener demasiado poder y ya no subordinarse a las autoridades tradicionales, convirtindose en un factor de debilitamiento del sistema.
Un peligro adicional sera que terminaran encubriendo a otros indgenas que cometieran delitos, priorizando un espritu de cuerpo respecto a promover la justicia. Sin embargo, hasta la fecha, estos hechos no se han producido.
Un factor positivo, adems, sera que esta polica rural comunitaria tendra una legitimidad dentro de sus comunidades de la cual no goza la Polica
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Nacional, por el largo historial de abusos y corrupcin hacia los campesinos. Para evitar los riesgos mencionados, debera estar claro que la polica rural comunitaria ha de encontrarse subordinada a las autoridades comunales o ronderas, apoyando su labor de administracin de justicia.
En cuanto a la Polica Nacional coordinara las acciones necesarias para enfrentar el delito, sin establecer relaciones de subordinacin.
Aunque no se llegara a formar la polica rural comunitaria, creemos que la Polica Nacional coordinar con la ronda o la comunidad la captura de un fugitivo que se encuentre en su territorio, pero que cometi un delito en otro lugar 65.
Por otro lado, las rondas y comunidades deben coordinar con la Polica Nacional para entregar a las personas que dentro de su mbito territorial, sean responsables de algunos de delitos que no estn dentro de su competencia. Tambin los entregarn si llegan al convencimiento que son incapaces de procesar al infractor, sea por la gravedad de su accin o por su grado de reincidencia 66.
Por otro lado, tambin la Polica Nacional podra intervenir cuando un infractor ha salido del mbito territorial de la ronda o la comunidad.
65
En el caso de una comunidad campesina o nativa, la Polica Nacional legalmente no podra ingresar si no cuenta con una orden del Juez estatal o la autorizacin de las autoridades comunales. Por eso se hace tan importante establecer niveles de coordinacin. 66 Es lo que sucede en Estados Unidos, donde se apela al sistema estatal para remover de la comunidad a una persona que se rehsa a cumplir las sanciones comunitarias, es reincidente o ha cometido una grave accin (Nielsen, p. 117).
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Entendemos que en estos casos, a la Polica Nacional le corresponder apoyar la captura de aquellas personas que los mecanismos comunitarios requieren detener.
Una situacin mas bien preocupante son las llamadas rondas urbanas, que existen en algunas ciudades para enfrentar la delincuencia. Estas rondas no tienen criterios de justicia restaurativa: no tienen intencin de restablecer vnculos sociales ni procuran el cambio de conducta del infractor. Sus prcticas son sumamente violentas y estn ms vinculadas al vigilantism. Slo han tomado el nombre de rondas por la legitimidad que stas tienen. El uso de la violencia puede generar abusos y pueden terminar actuando por encargo de las personas que les pagan, como si fueran matones 67.
Nosotros creemos que estas organizaciones deben estar totalmente subordinadas a la Polica Nacional. Sera entonces una supervisin similar a la que tiene la polica con el Serenazgo de los distritos ms acomodados. Las personas que las rondas urbanas detengan deben pasar a las autoridades estatales, sin que a stas se les permita la aplicacin de ninguna sancin.
En realidad, sera preferible que las rondas urbanas no fueran necesarias y el Estado asumiera estas funciones.
En un inicio, se comportaban as las rondas de algunas zonas de Piura, hasta que intervino la Iglesia Catlica para dar la necesaria orientacin.
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6.7.
VULNERABLES
En todas las decisiones que se tomen desde la administracin de justicia estatal y los mecanismos comunitarios debe ser prioritario buscar el cumplimiento de los derechos de los peruanos ms desfavorecidos, quienes se encuentran en mayor grado de vulnerabilidad, como las mujeres, los nios, los ancianos, las personas con discapacidad y los forneos 68.
En relacin a las mujeres, el Estado debera dirigir su atencin para priorizar su acceso a la justicia, enfrentando especialmente problemas recurrentes como la violencia familiar y sexual, el abandono y los juicios de alimentos, con un enfoque muy distinto al que existe actualmente.
Para ello se trata de cambiar el actual enfoque que ms cae en una repeticin de frmulas procesales sin percibir si efectivamente es lo que se necesita para enfrentar el problema. En muchos de estos casos, el Poder Judicial se comporta como si las partes estuvieran en la misma condicin, ignorando la situacin de asimetra en que se encuentran. Se necesita tambin muchos ms recursos.
Es importante asegurar que las personas vulnerables puedan ejercer sus derechos fundamentales ante el sistema estatal, plantendose, por ejemplo,
Depew seala cmo las personas ms dbiles suelen ser quienes acuden a estos mecanismos al sufrir algn agravio, porque se encuentran imposibilitados de responder por la fuerza o de hacer valer sus derechos de otra manera (p. 36).
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la necesidad de proveerlos de documentos de identidad, pero al mismo tiempo, sin que la ausencia de ste sea un impedimento para atenderlos.
Por otro lado, tambin en los mecanismos comunitarios, es fundamental asegurar que los ms vulnerables tengan libertad para expresarse en las asambleas, que las autoridades comunales respondan a sus denuncias y les permitan intervenir, sea como testigos, vctimas o acusados 69.
En muchas zonas rurales, se percibe que las personas con discapacidad son una carga para el ncleo familiar, frente a lo cual es importante que sean vistos como personas con derechos. Para ello, naturalmente, debe existir una poltica estatal de atencin.
Evidentemente, todo esto implicar unos cambios en las prcticas consuetudinarias, pero debe sealarse que ese ha sido el rol del Derecho estatal en el Per y en el resto del mundo al consagrar los derechos humanos, sancionar la violencia familiar o condenar el maltrato infantil. Se cambian tambin las costumbres arraigadas en la sociedad occidental 70.
A la larga, ser necesario que las mujeres sean incorporadas a los rganos de gobierno de las comunidades nativas y campesinas, en los cuales todava se encuentran excluidas. Esto podra motivar algunas acciones legales de
En algunas ocasiones, la forma en que es interrogada una persona que pertenece al sector discriminado puede tener como consecuencia que no pueda expresarse adecuadamente o refleja tambin un prejuicio desfavorable en su contra (Bracey comenta al respecto de un grupo tnico de Nueva Guinea, p. 25). En sociedades basadas en roles puede ser difcil creer en los individuos en cuanto a tales. 70 Segato, p. 4.
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las mismas mujeres, tanto desde sus propios organismos como desde el Estado 71. En varios pases se ha realizado mucho nfasis en reformar los mecanismos indgenas o comunitarios para atender los derechos de las mujeres. incluyendo incorporar a las mujeres a quienes toman las
Debe evitarse que el reconocimiento de estos mecanismos termine afianzando sistemas patriarcales de dominacin y perjudicando a las mujeres, como ha sucedido en algunos pases 72. Ninguna forma de
reconocimiento de los mecanismos comunitarios debera implicar una reduccin de proteccin legal para aquellas personas que ms lo necesitan 73.
Para ello, tanto los magistrados, fiscales o policas, como los dirigentes ronderos, comunales y Jueces de Paz requieren de capacitacin y sensibilizacin, con la finalidad de lograr de ser conscientes de sus propias actitudes discriminatorias.
Criterios comunes a mecanismos estatales y comunitarios deberan ser que se apliquen principios fundamentales en materia de familia (inters superior del nio), as como la proteccin a la vctima de la violencia familiar.
Una situacin que genera muchas dificultades es la violencia familiar, frente a la cual,
71 72
Sobre este mismo problema en Colombia, vase Bonilla, p. 156. Clairmont, p. 130. Un mecanismo llevado a cabo por indgenas en Canad debi cerrarse debido a la tolerancia que tena hacia los autores de graves delitos sexuales y violencia familiar (p. 144). 73 Crawford et al, p. 42
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comunitarios 74.
Penal peruano generara una situacin de impunidad, puesto que se impide a las autoridades estatales conocer si las autoridades comunales ya han intervenido. Muchas veces stas buscan forzar una conciliacin o que la vctima perdone al agresor, exponindose a nuevos hechos de violencia y frente a ello, ni magistrados ni fiscales podran intervenir.
Sucede lo mismo con los casos de violacin, dado que los mecanismos estatales son sumamente engorrosos y humillantes para la vctima y, normalmente no son efectivos en las zonas rurales, donde el involucrado suele huir de las autoridades. Cabe preguntarse, por otra parte, si los
Al mismo tiempo, es posible considerar la intervencin de otras agencias del Estado para otras problemticas, como el MIMDES, el Ministerio del Interior u otras instancias.
Nosotros planteamos la necesidad de crear una instancia especial para apoyo de las vctimas de violencia familiar, que asuma todo el acompaamiento legal, psicolgico y social de la vctima y que cubra aquellos gastos que pueden hacer difcil que se lleve a cabo un proceso, desde el cuidado de los nios mientras se realizan determinadas diligencias hasta el apoyo en fotocopias y medicinas.
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No debe cerrarse la puerta, desde una visin ideolgica, a la posibilidad de que los propios ciudadanos encuentren en el derecho estatal la solucin para una serie de problemas. Por ejemplo, en el caso del Per, las normas estatales reconocen derechos a nios y mujeres con mucha ms amplitud que en las culturas tradicionales. Es posible que desde la propia poblacin exista un reclamo por un trato ms homogneo por parte del Estado. De hecho, estos mecanismos surgen porque el Estado falla en atender este reclamo 75.
El reto para el Estado peruano es buscar mantener la vigencia de los derechos humanos, junto con la pertenencia a una cultura. No plantea negar la existencia de los derechos, ni tampoco que stos puedan ser restringidos. Ser preocupacin del Estado lograr cambios de conducta, mientras que la identidad cultural, en su conjunto, ms general, debe respetarse.
Ni el artculo 149 ni el Acuerdo Pleno estn planteando una nueva relacin hacen referencia a un Estado plurinacional ni a otorgar a los pueblos indgenas ningn tipo de reconocimiento. Se est atendiendo la necesidad de justicia de la poblacin concreta y se est tomando como sujeto de derecho colectivo a la comunidad. Un planteamiento en el sentido ms
Eckert muestra cmo en Bombay, pese al marcado contexto de pluralismo jurdico, un amplio sector de la poblacin pobre empieza activamente a invocar las normas estatales que les favorecen, generando as que las autoridades se vean obligadas a salvaguardar sus derechos (pp. 51-54), generando as una mayor homogeneidad (p. 70) y de ciudadana.
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poltico puede contribuir a desdibujar las demandas de la poblacin, aunque podra esto podra suceder a mediano plazo.
Si bien creemos que debe evitarse una perspectiva asimilacionista, que plantee una identidad nica e implique que las minoras deban sacrificar sus rasgos culturales, es necesario asumir que la poblacin indgena peruana, por ahora, no busca ni un mayor protagonismo en cuanto a indgenas ni el co-gobierno con instituciones propias, en reemplazo de las instituciones estatales. Menos an est buscando asumir todos los problemas judiciales que existen en su colectividad. La bsqueda de la integracin es una
Una precisin importante es que el reconocimiento de los mecanismos comunitarios no se basa en la antigedad o la tradicin. En las cortes comunitarias surgidas en Mozambique en los aos noventa, las Peacemaker Courts de los navajos, establecidas en 1982 o las Cortes Indgenas de Chiapas subsisten mecanismos tradicionales por encima de lo que pudo ser la decisin original del legislador.
Al mismo tiempo, debe tomarse en cuenta que, cualesquiera que sean las disposiciones de las autoridades, las poblaciones rurales suelen realizar sus propias adaptaciones, as como sucedi con la Justicia de Paz o la regulacin de las comunidades 76.
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Manejar las diferencias culturales puede ser importante en otros temas: desde el punto de vista del Derecho occidental una prctica puede ser considerada corrupcin o nepotismo. Desde el punto de vista tradicional, puede ser considerada una simple muestra de lealtad hacia el crculo familiar o hacia el grupo tnico 77.
La reciente promulgacin de la Ley de Carrera Judicial ha generado un vaco en cuanto al rgimen disciplinario de la Justicia de Paz, porque claramente los Jueces de Paz estn excluidos de las sanciones que all se establecen, pero se ha dejado sin efectos los artculos correspondientes de la Ley Orgnica del Poder Judicial. Rgimen disciplinario especial para los Jueces de Paz.
Para una adecuada coordinacin, deber evitarse tanto un discurso paternalista hacia los campesinos, como una actitud criminalizadora que pretenda sancionar las prcticas culturales.
Es un error deducir que el pluralismo jurdico implica la abstencin del Estado de intervenir en todos los hechos que conciernen a la poblacin indgena o ms an dentro de los territorios indgenas.
Este no es el espritu de la Constitucin ni del Convenio 169 de la OIT. Creemos tambin que los mecanismos consuetudinarios no deben ser
77
Santos, p. 61. En el Per permite el establecimiento de relaciones de reciprocidad (Mujica, Jaris citado por Escribens et al, p. 96).
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idealizados, ni plantearse que son capaces de resolver todos los problemas de la poblacin.
De otro lado, en las zonas rurales paulatinamente estn viviendo un proceso de marcados cambios culturales 78. Las nuevas generaciones tienden a
aceptar ms la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, a retardar la edad para el matrimonio o la convivencia permanente, as como a tener mayor conexin con el resto de la sociedad. De la misma forma, elementos de formalidad, como facturas y recibos se van haciendo ms comunes en todo el pas. Comienza a aparecer como un valor la seguridad jurdica, esto es la posibilidad de predecir las decisiones que va a tomar un magistrado.
Estos cambios no implican necesariamente la desaparicin de los mecanismos comunitarios, sino que stos van tomando en cuenta nuevos elementos o inclusive se van formalizando como ha venido ocurriendo con los Jueces de Paz y, en menor medida, con las rondas campesinas.
Sobre este terreno en permanente cambio, esperamos que nuestras propuestas permitan cimentar una justicia ms eficaz y ms rpida, especialmente para quienes ms la necesitan.
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ANEXO 1 JUZGADOS DE PAZ LETRADOS EN ZONAS RURALES QUE DEBEN ASUMIR UNA PERSPECTIVA INTERCULTURAL DISTRITO JUDICIAL DE AMAZONAS Chachapoyas Leimebamba Bagua Imaza La Peca Bongar Jazn Jumbilla Condorcanqui Santa Mara de Nieva Luya Lamud Rodrguez de Mendoza San Nicols Utcubamba Bagua Grande DISTRITO JUDICIAL DE ANCASH (Con carcter bilinge quechuacastellano) Huaraz Huaraz (2) Carhuaz Carhuaz Huari Huari San Marcos Huaylas Caraz 592
Pomabamba Pomabamba DISTRITO JUDICIAL DE APURMAC(Con carcter bilinge quechua-castellano) Abancay Abancay (4) Curahuasi Tamburco Andahuaylas Andahuaylas (3) Huancarama Talavera Aymaraes Chalhuanca Chincheros Chincheros Ocobamba Cotabambas Tambobamba Grau Chuquibambilla Mamara
DISTRITO JUDICIAL DE AREQUIPA Castilla Orcopampa Caylloma Chivay Condesuyos Chuquibamba Cotahuasi La Unin DISTRITO JUDICIAL DE AYACUCHO (Con carcter bilinge quechua-castellano) Cangallo
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Chuschi Totos Churcampa Churcampa Huamanga Huamanga (4) Carmen Alto San Juan Bautista Vinchos Huancasancos Huancasancos Huanta Huanta Sivia La Mar Ayna-San Francisco San Miguel Sucre Querobamba Vctor Fajardo Huancapi Vilcashuamn Vilcashuamn DISTRITO JUDICIAL DE CAJAMARCA Cajabamba Cachachi Cajabamba Celendn Celendn Chota Chota (2) Huambos Tacabamba Cajamarca Cajamarca: Cuatro Juzgados de Paz Letrados y un Juzgado de Comisara Baos del Inca
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Contumaz Contumaz Tembladera Hualgayoc Bambamarca San Marcos Pedro Glvez San Miguel San Miguel San Pablo San Pablo Santa Cruz Santa Cruz Bolvar Bolvar DISTRITO JUDICIAL DE CAETE Yauyos Yauyos Ayaviri DISTRITO JUDICIAL DE CUSCO (Con carcter bilinge quechuacastellano) Acomayo Acomayo Pomacanchi Anta Anta Calca Psac Yanatile Canas Yanaoca Canchis Sicuani Tinta
595
Chumbivilcas Santo Toms Livitaca Espinar Espinar La Convencin Santa Ana Quellouno Vilcabamba Paruro Paruro Paucartambo Paucartambo Quispicanchis Urcos Camanti -Quincemil Ocongate Urubamba Urubamba Machu Picchu DISTRITO JUDICIAL DE HUANCAVELICA (Con carcter bilinge quechua-castellano) Huancavelica Acoria Ascensin Izcuchaca Yauli Acobamba Acobamba Paucara Angaraes Lircay Castrovirreyna Tantara DISTRITO JUDICIAL DE HUNUCO Hunuco Amarilis Chinchao
596
Pillcomarca Ambo Ambo Dos de Mayo La Unin Huacaybamba Huacaybamba Huamales Llata (Con carcter bilinge quechua-castellano)
Lauricocha (Con carcter bilinge quechua-castellano) Jess Leoncio Prado Jos Crespo y Castillo Pachitea Panao Yarowilca (Con carcter bilinge quechua-castellano) Chavinillo DISTRITO JUDICIAL DE HUAURA Cajatambo Cajatambo Oyn Oyn Pachangaza DISTRITO JUDICIAL DE ICA (Con carcter bilinge quechuacastellano) Huaytar Crdova Santiago de Chocorvos Lucanas Puquio Parinacochas Coracora Pucar del Sarasara Pausa DISTRITO JUDICIAL DE JUNN
597
Chanchamayo Chanchamayo Peren Pichanaqui San Ramn Chupaca Chupaca Concepcin Concepcin Jauja Jauja Junn Junn Huancayo San Agustn Oxapampa Oxapampa Villa Rica Pampas (Con carcter bilinge quechua-castellano) Colcabamba Tayacaja Satipo Pangoa Satipo Ro Tambo Tarma Acobamba Tarma
DISTRITO JUDICIAL DE LA LIBERTAD Gran Chim Cascas Otuzco Otuzco Usquil Pataz Tayabamba
598
Snchez Carrin Chugay Huamachuco Sartimbamba Santiago de Chuco Santiago de Chuco DISTRITO JUDICIAL DE LIMA Huarochir Matucana DISTRITO JUDICIAL DE LIMA NORTE Canta Canta DISTRITO JUDICIAL DE LORETO Loreto Nauta Urarinas Maynas Napo Putumayo Ramn Castilla Ramn Castilla Requena Requena Ucayali Contamana Sarayacu Datem del Maran Andoas Barranca DISTRITO JUDICIAL DE LAMBAYEQUE Cutervo Cutervo Jan Jan Pucar San Ignacio San Ignacio
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Huarango La Coipa San Jos de Lourdes DISTRITO JUDICIAL DE MADRE DE DIOS Tambopata Tambopata Laberinto Manu Manu Huepetuhe Tahuamanu Iberia Iapari DISTRITO JUDICIAL DE MOQUEGUA Snchez Cerro Omate Ichua DISTRITO JUDICIAL DE PASCO Pasco Paucartambo San Francisco de Ass de Yarusyacn Daniel Alcides Carrin Yanahuanca DISTRITO JUDICIAL DE PIURA Ayabaca Ayabaca Pacaipampa Huancabamba Canchaque Huancabamba Huarmaca DISTRITO JUDICIAL DE PUNO Puno Acora Azngaro Azngaro Chupa San Antn (Con carcter bilinge quechua-castellano)
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Carabaya Macusani
Chucuito (Con carcter bilinge aymara-castellano) Juli Desaguadero El Collao (Con carcter bilinge aymara-castellano) Ilave Huancan (Con carcter bilinge quechua-castellano) Huancan Lampa (Con carcter bilinge quechua-castellano) Lampa Melgar (Con carcter bilinge quechua-castellano) Ayaviri (2) Santa Rosa San Antonio de Putina (Con carcter bilinge quechua-castellano) San Antonio de Putina Ananea Moho (Con carcter bilinge aymara-castellano) Moho San Romn (Con carcter bilinge en quechua o aymara y castellano) Juliaca (3) Sandia (Con carcter bilinge quechua-castellano) Sandia Yunguyo (Con carcter bilinge aymara-castellano) Yunguyo (2) DISTRITO JUDICIAL DE SAN MARTN Alto Amazonas Yurimaguas Moyobamba Moyobamba Soritor Bellavista Bellavista El Dorado San Jos de Sisa
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Huallaga Saposoa Lamas Lamas Mariscal Cceres Juanju Picota Picota Rioja Rioja Nueva Cajamarca San Martn Morales Tarapoto La Banda de Shilcayo DISTRITO JUDICIAL DE SANTA Corongo Corongo Pallasca Cabana DISTRITO JUDICIAL DE TACNA Tarata Tarata DISTRITO JUDICIAL DE UCAYALI Coronel Portillo Callera (3) Campoverde Manantay Yarinacocha Atalaya Raymondi Padre Abad Padre Abad Purs Purs
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ANEXO 2 JUZGADOS MIXTOS Y ESPECIALIZADOS QUE DEBERAN TENER CARCTER BILINGE EN IDIOMA QUECHUA ANCASH Aija Juzgado Mixto de Aija Antonio Raymondi Juzgado Mixto de Llamelln Asuncin Juzgado Mixto de Chacas Bolognesi Juzgado Mixto de Chiquin Carhuaz Juzgado Mixto de Carhuaz Carlos Fermn Fitzcarrald Juzgado Mixto de San Luis Huaraz 2 Juzgados Mixtos 3 Juzgados Penales 2 Juzgados Penales de Descarga 2 Juzgados de Familia 1 Juzgados de Familia de Descarga 1 Juzgado Civil Huari Juzgado Penal de Huari Juzgado Civil de Huari Huaylas 2 Juzgados Mixtos de Caraz Mariscal Luzuriaga Juzgado Mixto de Piscobamba Ocros Juzgado Mixto de Ocros Pomabamba
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Juzgado Mixto de Pomabamba Recuay Juzgado Mixto de Recuay Sihuas Juzgado Mixto de Sihuas Yungay Juzgado Penal de Yungay Juzgado Civil de Yungay Maran Juzgado Mixto de Huacrachuco
AYACUCHO Huamanga 6 Juzgados Penales Huanta Juzgado Mixto de Huanta Juzgado Penal de Huanta La Convencin Juzgado Penal de Kimbiri Con traductores de Machiguenga y Ashninka Cangallo Juzgado Mixto de Cangallo Churcampa Juzgado Mixto de Churcampa Huancasancos Juzgado Mixto de Huancasancos La Mar Juzgado Mixto de Ayna-San Francisco Juzgado Mixto de Chungui Juzgado Mixto de San Miguel Sucre Juzgado Mixto de Querobamba Vctor Fajardo Juzgado Mixto de Huancapi Vilcashuamn
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CUSCO 4 Juzgados Civiles 3 Juzgados Penales Unipersonales 4 Juzgados de Investigacin Preparatoria 3 Juzgados Penales Transitorios Wanchaq 3 Juzgados Mixtos Santiago Juzgado Penal de Santiago 2 Juzgados Mixtos Acomayo Juzgado Mixto de Acomayo Anta Juzgado Penal de Anta Juzgado Mixto de Anta Calca Juzgado Penal de Calca Juzgado Mixto de Calca Canas Juzgado Mixto de Yanaoca Canchis 3 Juzgados Penales 2 Juzgados Mixtos Chumbivilcas 2 Juzgados Mixtos Espinar 3 Juzgados Penales 1 Juzgado Mixto La Convencin Santa Ana 3 Juzgados Penales de Santa Ana Juzgado Mixto de Santa Ana Juzgado Mixto de Echarate Con Traductores de Machiguenga Paruro Juzgado Mixto de Paruro
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Paucartambo Juzgado Mixto de Paucartambo Quispicanchis juzgado Penal de Urcos Juzgado Mixto de Urcos Urubamba 2 Juzgados Penales de Urubamba Juzgado Mixto de Urubamba Juzgado Mixto de Machu Picchu HUANCAVELICA Huancavelica 2 Juzgados Civiles 2 Juzgados Penales 1 Juzgado de Familia Acobamba Juzgado Mixto de Acobamba Angaraes Juzgado Mixto de Lircay Castrovirreyna Juzgado Mixto de Castrovirreyna HUNUCO Ambo Juzgado Mixto de Ambo Dos de Mayo Juzgado Mixto de La Unin Huacaybamba Juzgado Mixto de Huacaybamba Huamales Juzgado Mixto de Llata Lauricocha Juzgado Mixto de Jess Leoncio Prado Juzgado Mixto de Jos Crespo y Castillo Pachitea Juzgado Mixto de Panao
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Yarowilca Juzgado Mixto de Chavinillo ICA Huaytar Juzgado Mixto de Crdova Lucanas Juzgado Penal de Puquio Parinacochas Juzgado Mixto de Coracora Pucar Del Sarasara Juzgado Mixto de Pausa JUNIN Pampas Juzgado Mixto de Tayacaja PUNO Puno 7 Juzgados Penales 2 Juzgados Mixtos Puno 1 Juzgado Civil 2 Juzgados de Familia Azngaro 2 Juzgados Mixtos 2 Juzgados Penales Carabaya Juzgado Mixto de Macusani Lampa Juzgado Mixto de Lampa Melgar 2 Juzgados Mixtos de Ayaviri Juzgado Penal de Ayaviri San Antonio de Putina Juzgado Mixto de San Antonio de Putina San Romn Juliaca 3 Juzgados Mixtos 8 Juzgados Penales
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2 Juzgados de Familia Sandia Juzgado Mixto de Sandia SANTA Corongo Juzgado Mixto de Corongo Pallasca Juzgado Mixto de Cabana
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ANEXO 3 JUZGADOS MIXTOS Y ESPECIALIZADOS EN ZONAS DE HABLA AYMARA Chucuito Juzgado Mixto de Juli Desaguadero Juzgado Mixto de Desaguadero El Collao Ilave 2 Juzgados Penales Huancan Huancan Juzgado Penal Moho Juzgado Mixto de Moho Yunguyo Juzgado Mixto de Yunguyo
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ANEXO 4 JUZGADOS MIXTOS Y ESPECIALIZADOS EN ZONAS HISPANOHABLANTES AREQUIPA Caylloma Chivay Juzgado Penal Juzgado Mixto Caravel Juzgado Mixto de Caravel Condesuyos Juzgado Mixto de Chuquibamba La Unin Juzgado Mixto de Cotahuasi LAMBAYEQUE Juzgado Penal de Cutervo 2 Juzgados Mixtos de Cutervo San Ignacio Juzgado Penal Juzgado Mixto LA LIBERTAD Gran Chim Juzgado Mixto de Cascas Julcn Juzgado Mixto de Julcn Otuzco Juzgado Penal de Otuzco Pataz Juzgado Mixto de Tayabamba Snchez Carrin Huamachuco Juzgado Penal Supraprovincial Juzgado Penal de Investigacin Preparatoria Santiago de Chuco Juzgado Penal de Investigacin Preparatoria Juzgado Civil
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LIMA Huarochir Juzgado Mixto de Matucana LIMA NORTE Canta Juzgado Mixto de Canta Tacna Candarave Juzgado Mixto de Candarave Tarata Juzgado Mixto de Tarata
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ANEXO 5 JUZGADOS MIXTOS Y ESPECIALIZADOS QUE DEBEN TENER CARCTER INTERCULTURAL PARA TRABAJAR CON RONDAS CAMPESINAS CAJAMARCA Cajamarca: Tres Juzgados Civiles Dos Juzgados Laborales Cinco Juzgados Penales Tres Juzgados Familia Juzgado Mixto de Baos del Inca Hualgayoc Dos Juzgados Mixtos de Bambamarca: Juzgado de Descarga Procesal Bambamarca: Contumaz: Juzgado Mixto de Contumaz San Marcos: Juzgado Mixto de San Marcos San Miguel: Juzgado Mixto de San Miguel San Pablo: Juzgado Mixto de San Pablo Santa Cruz: Juzgado Mixto de Santa Cruz Chota 2 Juzgados Civiles 2 Juzgados Penales Cajabamba Juzgado Mixto de Cajabamba Juzgado Penal de Cajabamba Celendn Juzgado Civil de Celendn Juzgado Penal de Celendn
JUNIN Chupaca
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Juzgado Mixto de Chupaca Concepcin Juzgado Mixto de Concepcin Junn Juzgado Mixto de Junn Jauja Jauja 2 Juzgados Penales Juzgado Civil de Jauja Tarma Tarma 1 Juzgado Mixto 2 Juzgados Penales LAMBAYEQUE Cutervo Juzgado Penal de Cutervo 2 Juzgados Mixtos de Cutervo San Ignacio Juzgado Penal Juzgado Mixto LA LIBERTAD Gran Chim Juzgado Mixto de Cascas Julcn Juzgado Mixto de Julcn Otuzco Juzgado Mixto de Otuzco Juzgado Penal Pataz Juzgado Mixto de Tayabamba Snchez Carrin Huamachuco Juzgado Penal Supraprovincial Juzgado Penal de Investigacin Preparatoria Santiago de Chuco Juzgado Penal de Investigacin Preparatoria Juzgado Civil
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MOQUEGUA Snchez Cerro Juzgado Mixto de Snchez Cerro PASCO Daniel Alcides Carrin Juzgado Mixto de Yanahuanca PIURA Ayabaca Juzgado Penal Unipersonal de Ayabaca Huancabamba Juzgado Mixto de Huarmaca Juzgado Mixto de Huancabamba SAN MARTN Bellavista Juzgado Mixto de Bellavista El Dorado Juzgado Mixto de San Jos de Sisa Huallaga Juzgado Mixto de Saposoa Lamas Con traductores de quechua lamista Juzgado Mixto de Lamas Mariscal Cceres Juzgado Mixto de Juanju Picota Juzgado Mixto de Picota Rioja Juzgado Mixto de Rioja Juzgado Mixto de Nueva Cajamarca
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ANEXO 6 JUZGADOS MIXTOS Y ESPECIALIZADOS EN ZONAS DE COMUNIDADES NATIVAS AMAZONAS Condorcanqui con traductores de awajn y wamps Juzgado Mixto de Santa Mara de Nieva Utcubamba con traductores de awajn y wamps Juzgado Mixto de Bagua Grande AYACUCHO La Convencin con traductores de machiguenga y ashninka Juzgado Penal de Kimbiri JUNIN Chanchamayo Con traductores de ashninka 2 Juzgados Penales de La Merced Juzgado Civil de La Merced Oxapampa Con traductores de ynesha 2 Juzgados Mixtos de Oxapampa, Satipo Con traductores de ashninka y nomatsiguenga Juzgado Penal de Satipo. 2 Juzgados Mixtos de Satipo LAMBAYEQUE San Ignacio Con traductores de awajn Juzgado Penal de San Ignacio Juzgado Mixto de San Ignacio LORETO Con traductores los dems idiomas locales Datem del Maran. Juzgado Mixto de Barranca Loreto Juzgado Mixto de Nauta Ramn Castilla Juzgado Mixto de Ramn Castilla Requena Juzgado Mixto de Requena Ucayali Juzgado Mixto de Contamana
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MADRE DE DIOS Con traductores de los dems idiomas locales Manu Juzgado Mixto de Manu Juzgado Mixto de Huepetuhe Tahuamanu Juzgado Mixto de Iberia Juzgado Mixto de Iapari SAN MARTN Alto Amazonas Con traductores de los dems idiomas locales Yurimaguas (2) Lamas Con traductores de quechua lamista Juzgado Mixto de Lamas Rioja Con traductores de awajn Juzgado Mixto de Rioja Juzgado Mixto de Nueva Cajamarca UCAYALI Con traductores de shipibo Coronel Portillo Juzgado Mixto de Campoverde Juzgado Mixto de Yarinacocha Atalaya Juzgado Mixto de Raymondi Padre Abad Juzgado Mixto de Padre Abad Purs Juzgado Mixto de Purs Huanuco Puerto Inca Juzgado Mixto de Puerto Inca
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CONCLUSIONES
1.
Luego de la Independencia, la administracin de justicia estatal peruana estuvo dirigida para la minora de la poblacin que tena ascendencia europea y viva en las ciudades y no para satisfacer las necesidades de justicia de la poblacin indgena y los dems habitantes de las zonas rurales.
2.
Existen problemas estructurales que se han convertido en barreras para el acceso de millones de ciudadanos peruanos a la administracin de justicia, frente a las cuales, la actuacin del Estado es muy reducida. Sin embargo, tambin existen barreras
burocrticas, creadas por las propias autoridades estatales, que incrementan la desproteccin de los mencionados ciudadanos.
3.
No puede afirmarse que las barreras estructurales o burocrticas tengan un carcter intencional, pero, debido a los severos efectos que producen sobre los habitantes de las zonas rurales, constituyen un caso evidente de discriminacin indirecta.
617
4.
En el Per, a diferencia de otros pases plurilinges, la administracin de justicia se realiza en un solo idioma, el castellano, lo cual genera una barrera lingstica para ms de ocho millones de peruanos, cuya lengua materna es el quechua o, en menor medida, el aymara y los idiomas amaznicos.
5.
Las normas estatales no se traducen ni se difunden en los idiomas indgenas. Solamente, la Constitucin ha sido traducida al quechua y el aymara pero ninguna de estas versiones han sido adecuadamente difundidas entre la poblacin que emplea estos idiomas.
6.
Las diversas instituciones estatales no toman en cuenta el manejo de los idiomas locales para asignar a los funcionarios estatales a determinadas localidades, con excepcin de la Justicia de Paz y, de manera ms incipiente, la Polica Nacional y la Defensa de Oficio.
7.
El Poder Judicial, el Ministerio Pblico y la Polica Nacional no cuentan con traductores o intrpretes, lo cual genera una gran vulnerabilidad de las personas que no hablan castellano. Las pocas traducciones que se realizan son efectuadas de manera improvisada por personas sin conocimientos legales o lingsticos. Las
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declaraciones de los testigos o del acusado, pero no para que ste pueda comprender el juicio y ejercer su derecho de defensa.
8.
La difcil geografa del Per, la mala calidad de las vas de comunicacin y el centralismo originan que la mayora de habitantes de las zonas rurales tengan grandes dificultades para acceder a la justicia. Las personas en mayor grado de pobreza, son quienes
9.
La demarcacin de muchos Juzgados de Paz Letrados, Juzgados Mixtos y Especializados y de varias Cortes Superiores no corresponde a criterios de accesibilidad geogrfica, generando fuertes problemas a los usuarios que, con frecuencia no pueden acudir a la instancia judicial ms cercana a su lugar de residencia.
10.
El Poder Judicial, el Ministerio Pblico y la Polica Nacional no cuentan con los recursos necesarios para trasladarse a las zonas rurales. Cuando se proporciona vehculos o combustible a estas instituciones, suelen emplear dichos recursos para otras prioridades.
11.
La barrera econmica restringe el acceso a la justicia a millones de peruanos pobres, pero ha sido agravada por los cobros de aranceles judiciales, que distorsionan gravemente las
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posibilidades de acceso a la justicia de amplios sectores de poblacin y profundizan las situaciones de asimetra.
12.
A los aranceles judiciales se suman los costos indirectos, como los servicios legales, los gastos de desplazamiento de los habitantes de las zonas rurales, los gastos de la presentacin de pruebas y documentos, as como los costos no legales, vinculados a la corrupcin.
13.
Para enfrentar la barrera econmica, el Poder Judicial ha exonerado de aranceles judiciales a los habitantes de los 545 distritos ms pobres, ha exonerado a los asuntos penales, laborales y constitucionales, ha establecido el auxilio judicial y la defensa de oficio, pero estas medidas son insuficientes para satisfacer la demanda de la poblacin.
14.
Existe una fuerte barrera cultural, por la cual los procesos legales son resueltos desde una cultura occidental, que para los sectores rurales puede ser incomprensible, especialmente en lo relativo a la propiedad de la tierra, las concepciones sobre pblico y privado y las relaciones familiares.
15.
Otra barrera que padece ms de medio milln de peruanos para acceder a la justicia es la indocumentacin, que no permite ejercer los derechos fundamentales. Desde 1996, los cobros para obtener y
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renovar el Documento Nacional de Identidad, as como el carcter temporal de este documento han incrementado el nmero de indocumentados.
16.
Un barrera adicional para el acceso a la administracin de justicia es la discriminacin que se ejerce hacia los ciudadanos provenientes de las zonas rurales y se manifiesta en las propias entidades a cargo de la administracin de justicia, siendo una muestra de ello la discriminacin por vestimenta.
17.
Mientras diversos gobiernos regionales y municipales han dispuesto polticas internas para enfrentar la discriminacin, en el Poder Judicial, el Ministerio Pblico y la Polica Nacional todava existe poca conciencia al respecto y gran desconocimiento sobre las normas que sancionan la discriminacin.
18.
Tanto el Acuerdo Nacional por la Justicia como la CERIAJUS han sealado su preocupacin debido a las dificultades que tienen los peruanos pobres para acceder a una justicia rpida y eficaz.
19.
La CERIAJUS plante numerosas sugerencias para enfrentar las barreras lingsticas, geogrficas, econmicas y culturales.
Aos despus, muchas de ellas no han sido cumplidas, como la presencia de intrpretes, la traduccin de normas, la construccin de
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20.
La poblacin rural, quienes viven en la zona andina y en la Amazona, son vctimas de varias de estas barreras simultneamente, dentro de lo que se denomina la discriminacin acumulada, lo cual requerira que las autoridades priorizaran su acceso a la justicia.
21.
Frente a las barreras que la poblacin rural tiene para acceder a la justicia estatal, han surgido los mecanismos comunitarios de administracin de justicia, que ejercen las cuatro funciones que el Derecho Procesal adscribe a la funcin jurisdiccional: notio, vocatio, coertio, iudicium y executio
22.
En el Per existen aproximadamente 6,000 comunidades campesinas, cuyo origen remoto deriva del ayllu prehispnico y especialmente de normas coloniales que establecieron la
23.
Muchas caractersticas de las actuales comunidades campesinas (subordinacin a las autoridades estatales, posesin colectiva y familiar de la tierra) ya existan en tiempos coloniales. Los
espaoles tambin reconocieron a las autoridades de los pueblos de indios la facultad de administrar justicia en problemas internos, pero los casos de mayor gravedad eran resueltos por los jueces espaoles.
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24.
Luego de la Independencia, las comunidades indgenas fueron disueltas y se vieron anexadas a las haciendas, donde el terrateniente administraba justicia en su calidad de Juez de Paz. Sin embargo, las comunidades subsistieron sin ser reconocidas y sus autoridades continuaban resolviendo conflictos internos.
25.
Desde la Ley de Reforma Agraria en 1969, se entreg la tierra de las haciendas a las comunidades campesinas, como se llam a las comunidades indgenas. El cambio de nombre reflejaba tambin que muchos indgenas rechazaban esta identidad por su carga peyorativa.
26.
El reconocimiento legal no est acorde a la vigencia de una comunidad campesina: en Puno existen muchas comunidades legalmente reconocidas, pero que tienen un carcter mas bien nominal, pues se trata de pequeos propietarios. En la Amazona
existen numerosas comunidades campesinas formadas por los migrantes, pero todava no han sido reconocidas por el Estado. 27. Pese a que legalmente la comunidad es propietaria de todo el territorio comunal, en la prctica, muchos comuneros adquieren, alquilan o transmiten mediante herencia sus parcelas, lo cual es regulado por la comunidad, aunque no tiene validez frente a las autoridades estatales.
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28.
En la administracin de justicia interna de las comunidades campesinas existen normas tradicionales no escritas y normas que emanan de acuerdos establecidos en las asambleas. Las normas tradicionales son las que predominan en las relaciones familiares, las relaciones entre vecinos o las actividades laborales.
29.
El primer mecanismo para enfrentar conflictos dentro de una comunidad campesina es la negociacin directa, donde los padres cobran un rol importante, abogando por las partes. Este mecanismo se emplea especialmente en los conflictos de carcter familiar. Dependiendo de la religin de los involucrados, intervienen tambin los padrinos del bautizo o matrimonio o los pastores evanglicos.
30.
Cuando falla la negociacin directa o se trata de un problema muy grave, los campesinos acuden a las autoridades comunales, que resuelven sus problemas procurando armonizar los intereses individuales con los intereses colectivos, para que las partes lleguen a una solucin armoniosa, realizando, en lo posible, concesiones mutuas.
31.
Las autoridades comunales no aplican un Derecho Andino con normas especficas, sino que intervienen de acuerdo a las circunstancias concretas de cada conflicto, tomando en cuenta los antecedentes de los involucrados y los efectos concretos de las decisiones.
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32.
Salvo que las partes soliciten privacidad, la participacin de la comunidad es muy importante, para que las decisiones reflejen los valores colectivos y, en caso de sancin, sta tenga un efecto de advertencia hacia los dems comuneros.
33.
En algunos casos, las autoridades enfrentan un conflicto abstenindose de plantear una solucin, para dar tiempo a las partes a pasar a una negociacin directa con ms tranquilidad.
34.
En la intervencin de las autoridades comunales no existe muchas veces claridad respecto a si se trata de una conciliacin o una sentencia, pero en ambos casos se transcriben las decisiones finales.
35.
Las
sanciones
ms
frecuentes
son
multas,
servicios
comunitarios y en casos excepcionales la reclusin por un tiempo breve en el calabozo. La sancin ms grave es la expulsin de la comunidad.
36.
En muchas comunidades campesinas, la poblacin acude a la Polica Nacional, los Tenientes Gobernadores o inclusive los Gobernadores para que administren justicia, pese a que estas autoridades no tienen atribuciones legales para ello, pero s cuentan con la capacidad de coaccin.
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37.
Las violaciones a los derechos humanos como la vida o la integridad fsica son casos muy aislados. Sin embargo, es mucho ms frecuente la vulneracin al derecho a la igualdad, por la condicin de subordinacin que viven las mujeres, que no ocupan cargos en la comunidad y solamente participan en las asambleas en casos excepcionales. Las denuncias por violencia familiar que ellas presentan no suelen tener una respuesta eficaz.
38.
No existen mecanismos para enfrentar los conflictos entre comunidades campesinas o al interior de stas cuando existen divisiones marcadas por intereses externos o por motivaciones econmicas. En estos casos, muchas veces se acude al Poder
39.
En la Amazona existen ms de 1,000 comunidades nativas, pertenecientes a alrededor de sesenta grupos tnicos.
40.
En el mundo tradicional amaznico, la escasez de recursos llevaba a que se produjeran numerosas prcticas de infanticidio y que se matara tambin a las personas enfermas. Igualmente, era frecuente matar a las personas consideradas brujos, debido al dao que causaban.
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41.
Desde el siglo XVII se instalaron en la Amazona misiones franciscanas y jesuitas, en torno a las cuales se asentaban los indgenas, pero la regulacin interna que exista en las misiones generaba muchos conflictos con la cosmovisin indgena.
42.
En el siglo XIX, el Estado peruano promovi la acelerada colonizacin de la Amazona, desconociendo todo derecho de propiedad a los pueblos indgenas y entregando sus tierras en
concesin a inversionistas peruanos y extranjeros, quienes obligaban a los indgenas a trabajar para ellos.
43. La colonizacin de la Amazona fue impulsada por los sucesivos gobiernos durante el siglo XX, convirtindose las misiones catlicas y evanglicas en refugio para los indgenas, muchos de los cuales pasaron a una vida sedentaria.
44.
En 1974, la Ley de Comunidades Nativas de 1974 dispuso reconocer la existencia legal de los asentamientos indgenas ubicados entorno a las misiones y entregarles ttulos de propiedad sobre sus tierras. Se promovi que los dems indgenas amaznicos tambin vivieran de acuerdo a este modelo comunitario y sedentario.
45.
En las nuevas comunidades surgieron conflictos desconocidos en el mundo tradicional, que debieron ser enfrentados por las autoridades comunales elegidas conforme a la legislacin. stas
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tuvieron que emplear su propio criterio o las tradiciones ms antiguas para administrar justicia, crendose as en la prctica un nuevo derecho consuetudinario.
46.
El mayor contacto con la sociedad occidental ha generado la desaparicin de las prcticas tradicionales que implicaban la muerte de recin nacidos, enfermos y moribundos. En algunos casos
aislados, todava se producen asesinatos de personas consideradas brujos, responsables de haber generado la muerte de otras personas.
47.
Algunas comunidades nativas, especialmente en el grupo awajn (aguaruna) han pretendido ordenar su derecho
consuetudinario a travs de estatutos comunales, donde aparecen una serie de infracciones y sanciones. En su redaccin muchas veces tienen ingerencia personas extraas a las comunidades y, en la prctica, tienen un carcter mas bien referencial.
48.
El mecanismo comunitario de administracin de justicia ms extendido en el Per son las rondas campesinas, que no surgieron en un entorno indgena, sino entre campesinos pobres de Cajamarca.
49.
Debido a la inexistencia de comunidades campesinas, durante la Reforma Agraria en Cajamarca se entreg las tierras de las haciendas a pequeos propietarios. La disolucin de las haciendas y
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la ausencia del Estado en las zonas rurales generaron un vaco de poder, aprovechado por abigeos y delincuentes.
50.
En 1976, comenzaron a conformarse rondas campesinas en primer lugar frente a la necesidad de seguridad, pero luego, ante la ineficacia de las autoridades estatales, comenzaron a hacer frente a la necesidad de justicia, sancionando a los abigeos.
51.
Desde Cajamarca, las rondas campesinas se expandieron en toda la regin andina y actualmente estn presentes en lugares muy distantes como Cusco y Puno, as como en la selva de San Martn.
52.
Las rondas campesinas actualmente no solamente procesan casos de abigeato, sino numerosos conflictos que el Derecho estatal considerara de carcter civil o penal, como deudas, pago de alimentos o violencia familiar. Sin embargo, la mayora de rondas campesinas evita enfrentar casos de homicidio.
53.
Las rondas campesinas no deben ser confundidas con el fenmeno de vigilantism, que se caracteriza por una fuerte violencia hacia los delincuentes (linchamiento) y no busca solucionar problemas de fondo. Las rondas tampoco deben ser confundidas
con los Comits de Autodefensa, establecidos por el rgimen de Alberto Fujimori para luchar contra la subversin.
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54.
Las rondas promueven las mutuas concesiones de las partes, pero sancionan a quienes cometen un delito, promoviendo la resocializacin del infractor, lo cual se busca especialmente mediante la cadena ronderil, es decir patrullar con las rondas en diversos caseros.
55.
Los Jueces de Paz son una institucin nica en Amrica Latina, porque son nombrados por el Poder Judicial, pero no son designados por ste, sino elegidos por su comunidad de acuerdo a sus mritos personales y participacin en la vida comunal. Efectivamente son jueces, pero en su mayora no son abogados. Son integrantes del Poder Judicial, pero no son parte de la carrera judicial.
56.
La Justicia de Paz fue establecida en 1812 por la Constitucin de Cdiz y desde 1823 ha estado presente en todas las Constituciones del Per, siendo una de las instituciones de ms larga duracin en nuestro pas.
57.
Durante las primeras dcadas de la Repblica, la Justicia de Paz fue ejercida por los Alcaldes. Posteriormente el cargo pas a ser administrado por el Poder Judicial, que nombraba en las zonas rurales a los terratenientes como Jueces de Paz. Estos Jueces de
630
58.
Desde la Reforma Agraria, el cargo de Juez de Paz en las zonas rurales es ejercido por un campesino, elegido por su comunidad, lo cual genera relaciones ms horizontales y mejor comprensin del idioma y la cultura.
59.
En muchos entornos urbanos de la Costa y en la ciudad de Arequipa existen Jueces de Paz abogados, quienes ejercen el cargo con un evidente inters econmico, aplicando el Derecho de manera formalista y sin buscar la solucin de los problemas de la poblacin. Estos Jueces de Paz estn sumamente desacreditados. En algunas ciudades existen tambin otros Jueces de Paz, que s han sido elegidos por la poblacin, debido a su calidad moral.
60.
En la Amazona, la mayora de Jueces de Paz pertenece al sector mestizo y manifiestan un fuerte menosprecio por la poblacin indgena, cuyo idioma y costumbres desconocen. Algunos de ellos ejercen el cargo de manera similar a los Jueces de Paz hacendados. Como consecuencia, varias comunidades nativas han pedido tener sus propios Jueces de Paz.
61.
Segn el artculo 152 de la Constitucin de 1993, los Jueces de Paz deben ser elegidos por la poblacin. La norma que regula la eleccin es la Ley 28545 aprobada en el ao 2005, existiendo fuerte resistencia por parte de un sector de magistrados conservadores. En
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las ciudades ms grandes, los Jueces de Paz continan siendo designados por las Cortes Superiores.
62.
En materia civil, los Jueces de Paz tienen competencia para casos de deudas y conflictos patrimoniales hasta cincuenta unidades de referencia procesal. Si las partes estn de acuerdo, pueden
resolver, por medio de una conciliacin, un conflicto que implique un monto mayor.
63.
Los Jueces de Paz tambin pueden atender demandas de alimentos, siempre que el vnculo de parentesco sea indubitable y tambin violencia familiar y faltas, en caso no exista un Juez de Paz Letrado en la zona. El nuevo Cdigo Procesal Penal precisa que cada Corte Superior deber sealar anualmente cules son los Jueces de Paz que pueden conocer faltas.
64.
Los Jueces
cuando no existe un notario a ms de 10 kilmetros. En el ejercicio de estas funciones, comnmente se asume que s estn facultados para solicitar pagos a los interesados.
65.
Es muy frecuente que los Jueces de Paz de las zonas rurales resuelvan casos que no son de su competencia, tanto por la presin de los litigantes, como por lo costoso y distante de las dems instancias del Poder Judicial.
632
66.
Los Jueces de Paz toman decisiones segn las normas de la comunidad, su propio criterio de justicia, y tambin, si las conocen y creen que son aplicables, las normas estatales. Los Jueces de Paz abogados solamente aplican estas ltimas.
67.
En lneas generales, los mecanismos comunitarios enfrentan los mismos asuntos que la administracin de justicia estatal. Los problemas relativos a las particularidades culturales (brujera, adulterio) en un carcter minoritario.
68.
Los mecanismos comunitarios operan en sociedades en pequea escala, cuyos integrantes tienen un fuerte sentimiento de identidad y relaciones mltiples, lo cual los lleva a aceptar realizar concesiones, en funcin de la armona comunal. Han sido socializados para
69.
Para acudir a los mecanismos comunitarios no existen barreras econmicas, geogrficas, lingsticas, culturales ni de
indocumentacin, como ocurre con la administracin de justicia estatal. Sin embargo, en el caso de las mujeres, creemos que s subsiste una barrera de discriminacin.
70.
Cuando la gravedad de una infraccin o la reincidencia del infractor hacen poco probable que se pueda lograr su reinsercin, los
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mecanismos comunitarios prefieren que el hecho sea sancionado por la administracin de justicia estatal.
71.
Los mecanismos comunitarios tienen un marcado carcter subjetivo, puesto que resuelven los conflictos tomando en cuenta la trayectoria en la comunidad de los involucrados.
72.
Ninguno de los mecanismos comunitarios ha expresado rechazo hacia el Estado, buscando mas bien ser reconocidos por las normas y formas de coordinacin con las autoridades, funcionando como espacios sociales semiautnomos.
73.
En caso que los Jueces de Paz y las autoridades comuneras o ronderas coincidan en un mismo espacio geogrfico, es posible que se produzcan conflictos de competencia, pero lo ms frecuente es que trabajen de manera conjunta, establecindose en ocasiones tcitamente cules demandas de justicia sern atendidas por cada instancia.
74.
Los Jueces de Paz suelen dar formalidad a las decisiones de las rondas campesinas, mientras que stas refuerzan las decisiones de los Jueces de Paz, como un mecanismo de coaccin.
75.
En los lugares donde las comunidades campesinas son ms dbiles, como Puno, las rondas campesinas han asumido un mayor
634
protagonismo, en ocasiones reforzando a las autoridades comunales o convirtindose en una instancia particular con mayor legitimidad.
76.
Los mecanismos comunitarios de administracin de justicia podran ser entendidos desde una perspectiva de justicia restaurativa, por la importancia que dan a solucionar el problema de fondo, atender a la vctima y lograr la reinsercin del infractor. Sin
embargo, una gran diferencia es la posibilidad de una sancin severa, as como la activa intervencin de las autoridades.
77.
Los mecanismos comunitarios no pueden ser considerados como mecanismos alternativos de resolucin de conflictos, porque no se basan en la libre aceptacin de las partes y porque tienen la posibilidad de establecer sanciones.
78.
Los mecanismos comunitarios han sido considerados por algunos autores vinculados a la criminologa crtica como una alternativa frente al sistema penal, que est orientado a sancionar a los sectores sociales desfavorecidos. Sin embargo, los campesinos y nativos tambin aplican sanciones severas a los infractores y envan a los responsables de delitos graves a la justicia estatal.
79.
Los mecanismos comunitarios han sido considerados en otros pases latinoamericanos como una manifestacin de los derechos indgenas, pero en el Per, la abrumadora mayora de indgenas no
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mecanismos comunitarios ms extendidos, las rondas campesinas y los Jueces de Paz, no tienen un referente tnico.
80.
Los mecanismos comunitarios deben ser entendidos desde una perspectiva de interlegalidad, plantendose que en un pas existen diversos ordenamientos jurdicos, pero que se vinculan e influencian mutuamente.
81.
Una manifestacin de esta influencia mutua es la preocupacin por los derechos humanos y especialmente los derechos de las mujeres y nios, que se aprecia crecientemente en los mecanismos comunitarios.
82.
Durante las primeras dcadas de la Repblica se asumi una ideologa positivista, que negaba la posibilidad que con el Derecho estatal pudieran coexistir otros ordenamientos jurdicos en el Per, pese a que, en la prctica, las normas estatales no tenan ninguna vigencia en las zonas rurales.
83.
Recin la Constitucin de 1920 reconoci la existencia legal de las comunidades indgenas, y la Constitucin de 1933 tambin reconoci su personera jurdica, pero estas decisiones no beneficiaron a la mayora de comunidades, que se encontraban dentro del territorio de las haciendas.
636
84.
La Reforma Agraria de 1969, el Estatuto de Comunidades Campesinas de 1970 y la Ley de Comunidades Nativas de 1974 permitieron el reconocimiento de las comunidades campesinas y nativas. Pese a que dichas normas proclamaban la autonoma
comunal, al mismo tiempo establecan cules eran sus principales autoridades y los mecanismos de eleccin.
85.
El Cdigo Penal de 1924, en sus artculos 44 y 45 otorgaba un tratamiento diferenciado a los indgenas amaznicos y andinos, con una fuerte carga paternalista, planteando que no deban ser sancionados penalmente, sino resocializados en instituciones que fueran permitiendo su civilizacin.
86.
La Ley de Comunidades Nativas permita a las autoridades comunales resolver faltas y problemas de menor cuanta, mientras que la Ley de Comunidades Campesinas de 1987 realiz las primeras alusiones al derecho consuetudinario a nivel de la poblacin campesina.
87.
El artculo 15 del Cdigo Penal de 1991 plante la posibilidad de considerar el error culturalmente condicionado para evitar que los indgenas fueran condenados penalmente por actuar segn su cultura o costumbres. No se reconoca, sin embargo, la facultad de administrar justicia.
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88.
El artculo 149 de la Constitucin de 1993 reconoci a las autoridades de las comunidades nativas y campesinas la facultad de administrar justicia dentro de su territorio, sin especificar lmites en cuanto a la cuanta y la materia.
89.
La funcin de administrar justicia no fue reconocida a grupos familiares, autoridades religiosas, ni a las rondas campesinas, que fueron consideradas solamente un rgano de apoyo, probablemente por una confusin con los Comits de Autodefensa.
90.
Pese a que el artculo constitucional tiene ms de 15 aos de vigencia, todava no se ha promulgado la ley de coordinacin establecida, en buena medida porque este artculo fue promulgado sin el respaldo de las autoridades judiciales estatales, quienes no lo consideraban adecuado.
91.
El artculo 149 no establece restricciones en cuanto a la cuanta, las personas o la materia que pueden abordar las comunidades campesinas y nativas. Sin embargo, las autoridades comunales prefieren que el Estado resuelva situaciones
92.
Los nicos lmites que establece el texto del artculo 149 a la jurisdiccin de las comunidades campesinas y nativas son el mbito
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territorial de las comunidades y en cuanto a la sancin la obligacin de respetar los derechos fundamentales. Por ello mismo, sera muy importante que una ley de coordinacin realizara precisiones en cuento a la competencia de las autoridades comunales.
93.
El artculo 149 no establece una jurisdiccin obligatoria por parte de las autoridades comunales, sino facultativa. Es decir, que las autoridades comunales pueden decidir en cada caso si ejercen esta funcin o, como es frecuente, la delegan a los Jueces de Paz.
94.
El procedimiento establecido por el 149 para administrar justicia en las comunidades campesinas y nativas es el derecho consuetudinario, pero ste no debe ser entendido como las normas ancestrales y tradicionales, sino como aqullas que tienen vigencia en el momento actual en una determinada comunidad.
95.
Las Leyes sobre Rondas Campesinas (24571 y 27908) no incluyeron entre las atribuciones de las rondas la administracin de justicia, centrndose en la problemtica de la seguridad. La ley 27908 reconoce tambin la funcin de resolucin de conflictos.
96.
En muchas Cortes Superiores se han entablado procesos contra los ronderos, acusndoseles de secuestro y usurpacin de funciones. Los procesos se han incrementado, debido a la actuacin
639
de las empresas mineras, que suelen entrar en conflicto con los dirigentes ronderos.
97.
El Cdigo Procesal Penal (artculo 18, inciso 3) ha actualizado la importancia del artculo 149 de la Constitucin al establecer que la jurisdiccin penal ordinaria no es competente en aquellos casos que ya hayan resuelto las autoridades comunales.
98.
El grave peligro del Cdigo Procesal Penal es que no requiere la aceptacin de las partes involucradas, pudiendo mantenerse una situacin de impunidad, como ocurre con la violencia familiar.
99.
Muchos magistrados peruanos mantienen una tendencia positivista formalista, por la cual rechazan la posibilidad que los mecanismos comunitarios o los mismos Jueces de Paz administren justicia.
100.
formalistas creen que se debe restringir las posibilidades que los Jueces de Paz sin estudios de Derecho administren justicia y por eso promueven el nombramiento de abogados como Jueces de Paz. Se oponen tambin a que los Jueces de Paz intervengan en casos de alimentos, violencia familiar o faltas, pese a que estn legalmente facultados para ello.
640
101.
millar de Jueces de Paz acusndoles de prevaricato, pese a que los Jueces de Paz no estn obligados a aplicar la ley. Debido a la
amenaza de ser sancionados, mucos Jueces de Paz prefieren no administrar justicia, lo cual genera serios problemas a la poblacin.
102.
la Constitucin todava no est en vigencia, porque no se ha dictado an la ley de coordinacin que establece. Ellos tambin han
103.
el Estado no debe intervenir en ningn caso donde estn involucrados campesinos o nativos. Ellos inclusive sostienen que
los derechos humanos son parte de la cultura occidental y su cumplimiento no debe ser exigido a los mecanismos comunitarios.
104.
comunitaria, que reconoce las limitaciones del Poder Judicial y aprecian positivamente a los mecanismos comunitarios, siempre que no se produzcan violaciones a los derechos fundamentales.
105.
641
cuales han sido cumplidas, como la ley sobre eleccin directa de los Jueces de Paz, la creacin de la Oficina Nacional de Justicia de Paz y el nombramiento de Jueces de Paz en las ciudades.
106.
CERIAJUS que los Jueces de Paz puedan intervenir en casos de injuria y otros delitos. Tampoco se ha cumplido la propuesta de que los Jueces de Paz no estn bajo el control de la Oficina de Control de la Magistratura.
107.
reforma constitucional promovida por CERIAJUS buscaba que las rondas campesinas, junto con las comunidades campesinas y nativas, pudieran resolver conflictos. Si bien de manera positiva se
incorporaba a las rondas, no se reconoca la funcin jurisdiccional de ninguno de los tres mecanismos comunitarios.
108.
Derecho, pero puede tratarse de un error, porque no es un planteamiento que los mecanismos comunitarios hayan realizado e implicara una reforma radical de la administracin de justicia.
109.
Suprema reconoci a las rondas campesinas la funcin de administracin de justicia, interpretando el artculo 149 de la
642
Constitucin en el sentido que las rondas campesinas tambin reflejan un principio de comunalidad.
110.
pueden administrar justicia dentro de su territorio y en relacin a sus integrantes, pudiendo sancionar tambin a quienes no pertenecen a la ronda si atentan contra los intereses de la comunidad o de sus miembros.
111.
humanos es la condicin fundamental para que las rondas campesinas puedan actuar. Las rondas no debern violar los
112.
estn facultadas para intervenir en delitos cometidos por ronderos, cuando stos han actuado en funcin de intereses particulares o han excedido las funciones jurisdiccionales.
113.
aplicacin de una sancin, el Acuerdo Plenario indica que las autoridades judiciales debern determinar si corresponde aplicar los artculos 14 o 15 del Cdigo Penal, as como el artculo 10 del
643
114.
problemas para el acceso a la justicia en las zonas rurales, especialmente entre las poblaciones de ascendencia indgena. Para enfrentar este problema, las Constituciones de Bolivia, Colombia, Ecuador, Venezuela y Mxico han reconocido la jurisdiccin indgena, pudiendo ser tambin deducida de las Constituciones de Nicaragua y Paraguay.
115.
de la jurisdiccin indgena se centra en el mbito territorial de las comunidades o pueblos indgenas y se seala como lmites los derechos humanos y la Constitucin o las leyes.
116.
Constitucin de Mxico han especificado que, entre los derechos humanos, deben reconocerse los derechos de las mujeres, as como su participacin en los mecanismos indgenas de administracin de justicia. La Constitucin del Ecuador enfatiza tambin la necesidad de respetar los derechos de nios, nias y adolescentes.
644
117.
Constitucin de Mxico no slo hacen referencia al respeto a los derechos humanos, sino a las garantas individuales.
118.
En las recientes reformas constitucionales en Bolivia, y Mxico se han dejado el trmino derecho
Ecuador
119.
el Cdigo Procesal Penal, que plantea la extincin de la accin penal cuando el conflicto fue resuelto en una comunidad indgena y la vctima o sus familiares estuvieron de acuerdo. La referencia a los familiares de la vctima implica que la comunidad tambin puede enfrentar casos de homicidio.
120.
establecido tambin la necesidad de acuerdo de la vctima o los familiares, pero se excluye de la jurisdiccin indgena los casos de homicidio, violacin, violencia familiar, delitos contra menores de doce aos, delitos agravados con resultado de muerte y asociacin delictuosa.
121.
La
nueva
Constitucin
de
Bolivia
sustrae
de
la
645
pas, pese a que las autoridades indgenas no ejercen funciones de administracin de justicia con esa magnitud.
122.
promulg una ley de coordinacin entre la jurisdiccin indgena y la jurisdiccin estatal: la Ley Orgnica sobre Pueblos y Comunidades Indgenas.
123.
Estado enfrentar los delitos contra la seguridad e integridad de la Nacin, corrupcin, delitos contra el patrimonio pblico, delitos aduaneros, narcotrfico, trfico de armas, crmenes organizados y crmenes internacionales: genocidio, delitos de lesa humanidad, crmenes de guerra y crmenes de agresin.
124.
justicia indgena, presentando que siempre resuelven los conflictos mediante la conciliacin, como si no existiera la posibilidad de sancionar.
125.
permite la intervencin extraterritorial de las autoridades de los pueblos indgenas, cuando se trata de un conflicto entre miembros de una comunidad que no es un asunto penal y que no afecta los derechos de terceros no indgenas.
646
126.
por parte de las autoridades indgenas, la norma venezolana establece la necesidad de acudir al Tribunal Supremo de Justicia. de muy difcil acceso que, en la prctica, permitira la impunidad de los responsables.
127.
Constitucional ha emitido una serie de sentencias donde se dan lineamientos respecto a cules son los lmites de la administracin de justicia indgena, basndose en que la diversidad de la nacin colombiana es un principio fundamental que debe ser respetado por todas las autoridades.
128.
autonoma de los pueblos y comunidades indgenas es un principio fundamental, si es que se quiere lograr dicho respeto por la diversidad y por lo tanto, slo algunos derechos fundamentales son tan importantes que pueden estar por encima de la autonoma indgena, siendo de obligatorio cumplimiento.
129.
fundamentales son los derechos a la vida, a la integridad fsica, a no ser sometido a esclavitud. La Corte ha sealado que ni el cepo ni
647
130.
restriccin de derechos como la libertad religiosa y el derecho a la defensa en funcin de maximizar la autonoma de la poblacin indgena.
131.
viene incluyendo nuevos derechos, corrigiendo la tendencia restrictiva, reconociendo diversos principios del debido proceso, buscando garantizar el derecho de defensa, la presuncin de inocencia y evitar penas irredimibles y desproporcionadas.
132.
se ha incorporado la figura de la Justicia de Paz, pero se trata de una instancia que no depende del Poder Judicial y tiene naturaleza voluntaria, lo que la convierte en mucho ms dbil que la Justicia de Paz peruana.
133.
acceso a la justicia en las zonas rurales existentes en otros pases, debido al funcionamiento en el Per de dos mecanismos propios: los Jueces de Paz y las rondas campesinas. Otra caracterstica particular
648
de la poblacin rural peruana es su reducida identidad como indgenas y la mayor voluntad de integrarse al resto de la sociedad.
134.
Gran Bretaa se mantuvo un sistema pluricultural, por el que se reconoci el derecho consuetudinario. Los ingleses buscaron
ordenarlo en cdigos, a la usanza europea, generando una distorsin en tradiciones que se encontraban en permanente evolucin.
135.
tuvieron con el derecho consuetudinario fue la clusula de repugnancia, por la cual los tribunales indgenas no podan aplicar penas contrarias a los ms importantes valores occidentales.
136.
Canad, Dinamarca y Noruega se ha reconocido cada vez mayor autonoma a la poblacin indgena, buscando que sus autoridades resuelvan los conflictos, salvo situaciones muy graves o
137.
inmigrantes viene generando conflictos jurdicos debido a prcticas culturales que vulneran las leyes y en algunos casos atentan contra derechos fundamentales.
649
138.
la defensa cultural, que en sus aspectos ms extremos justifica a las personas pertenecientes a culturas no occidentales, como si no tuvieran la posibilidad de decidir sobre su comportamiento.
139.
demuestra como las sociedades pueden tener una tolerancia y una visin positiva de prcticas culturales muy distintas a las propias.
140.
comunitarios para enfrentar las necesidades de justicia existentes en la poblacin rural. Los mecanismos comunitarios ms exitosos son los que han sido adaptados por la propia poblacin de acuerdo a sus necesidades concretas, como ha sucedido en Mozambique y Mxico.
141.
comunitarios promovidos por el gobierno entre los aborgenes, han tenido serias dificultades debido a que existen problemas sociales mucho ms graves y hay una crisis en lo referente a las autoridades tradicionales.
142.
debilidad frente a problemas serios como homicidios, crimen organizado o narcotrfico, mostrndose que logran su objetivo frente
650
a una comunidad homognea, cuyos integrantes se sienten parte de un mismo colectivo y comparten un mnimo de valores.
143.
Internacional del Trabajo establece el respeto a los mecanismos de administracin de justicia de la poblacin indgena, siempre que respeten los derechos fundamentales.
144.
estatales, el Convenio 169 establece que debern tomarse en cuenta sus caractersticas culturales y, de ser posible, buscarse sanciones distintas al encarcelamiento.
145.
un enfoque institucionalista, como el mayor acceso formal a los tribunales, sino como la posibilidad que los ciudadanos logren soluciones justas a las mismas. En ello es fundamental el criterio tico de los magistrados.
146.
Estado sino satisfacer las necesidades de seguridad y justicia que quel no puede, no desea o no ha logrado garantizar en las zonas rurales.
651
147.
Los
mecanismos
comunitarios
contribuyen
la
gobernabilidad del pas, pues reconocen la autoridad estatal y por ello buscan tambin el reconocimiento legal y constitucional.
148.
ninguna manera debe implicar que el Poder Judicial o el Ministerio Pblico dejen de asumir su responsabilidad para promover los derechos humanos de todos los peruanos, especialmente de los ms vulnerables.
149.
comunitarios no implica que stos vayan obligatoriamente a asumir la resolucin de problemas para los cuales no fueron creados, como delitos graves.
150.
no contempla como principio la maximizacin de la autonoma de las comunidades indgenas, sino la defensa de los derechos fundamentales, sin distincin por ascendencia tnica o lugar de residencia.
151.
de Paz, las rondas campesinas o las autoridades comunales a casos en los que actualmente no administran justicia. Especialmente temas como homicidio deberan permanecer dentro de la justicia estatal.
652
152.
como entidad que ejerce la funcin jurisdiccional, porque la poblacin de origen andino rechaza emplea este trmino. Igualmente, la administracin de justicia se hace a nivel de cada comunidad y no desde los pueblos indgenas como tales.
153.
Plenario de la Corte Suprema resulta fundamental una reforma constitucional que disponga reconocer explcitamente su funcin de administracin de justicia.
154.
respetar el derecho a la vida, a la integridad fsica y moral, a la justicia y a la defensa de las personas que procesen. Debern evitar las prcticas discriminatorias por razones de gnero, lugar de origen, edad y otras razones.
155.
traducciones de los principales trminos jurdicos a los idiomas indgenas y de los conceptos propios de las culturas indgenas al castellano en un proceso de sistematizacin elaborado de manera participativa, con intervencin de los Jueces de Paz.
653
156.
construccin de Mdulos Bsicos de Justicia, as como emplear instrumentos tecnolgicos para evitar desplazamiento de las personas, llevando a cabo procesos mediante la Internet.
157.
dejar de cobrar aranceles judiciales a toda la poblacin o, por lo menos, a toda la poblacin rural. Deben desaparecer tambin los cobros en centros de conciliacin e INDECOPI.
158.
debe derogar la Resolucin 789-2005-RENIEC y, en caso una persona no tenga su DNI actualizado, el Poder Judicial y el Ministerio Pblico deben ser lo suficientemente flexibles para admitir otros medios que lo acrediten.
159.
y sensibilizacin de los integrantes del Poder Judicial, el Ministerio Pblico y la Polica Nacional, de manera que se manejen las diferencias culturales, sin dejar el respeto por los derechos fundamentales.
160.
peritos antroplogos de manera seria, evitando la parcialidad y los discursos ideolgicos, para determinar cuando una persona acta
654
161.
Derecho estatal sanciona es una prctica vigente en la actualidad, si est socialmente aceptada, es permitida o exigida a los integrantes de un determinado grupo cultural.
162.
que los integrantes del Poder Judicial y el Ministerio Pblico manejen adecuadamente la legislacin sobre discriminacin y al interior de estas instituciones se establezcan reglamentos internos para evitarla, especialmente en lo relativo a la poblacin rural.
163.
fundamental que las Cortes Superiores de Ancash, Apurmac, Ayacucho, Cusco, Huancavelica y Huanuco se conviertan en Cortes Superiores Bilinges, donde el manejo del quechua sea
En la Corte
164.
Martn y Ucayali, as como en aquellas dependencias judiciales de otros Distritos Judiciales que se encuentren en la Amazona, deber
655
contarse de manera permanente con traductores de los idiomas indgenas predominantes en la zona.
165.
interculturales en aquellos Distritos Judiciales donde convergen comunidades nativas, comunidades campesinas y rondas
campesinas, como es el caso de la Selva Central, San Martn y Pichari (Distrito Judicial de Ayacucho).
166.
Caete, Huaura, Junn, La Libertad, Lambayeque, Pasco, Piura y Santa, donde predomina el idioma castellano, deber promoverse el dilogo intercultural con las comunidades campesinas y las rondas campesinas para establecer mecanismos de coordinacin y evitar las violaciones a los derechos fundamentales.
167.
Los Juzgados de Paz Letrados y los Juzgados Mixtos o que acten el en las zonas de rurales Juzgados debern Rurales
Especializados paulatinamente
adquirir
carcter
Interculturales, incorporando en sus decisiones los elementos propios de la poblacin local, siempre que no impliquen una violacin a los derechos fundamentales.
168.
656
no pueden dar una solucin adecuada, deber intervenir el Poder Judicial. Corresponder al Estado brindar acompaamiento legal y asumir todos los gastos de las denunciantes o demandantes.
169.
integrantes del Ministerio Pblico y el Poder Judicial, comprendan su naturaleza particular para evitar los procesos a los Jueces de Paz acusndolos de no cumplir adecuadamente con la ley.
170.
Los Jueces de Paz deben contar por parte del Poder Judicial
con el equipo necesario para llevar a cabo su labor, lo que puede implicar tambin una cantidad de dinero por los gastos que asuman. Estas medidas se deben tomar para restringir al mnimo la posibilidad que la poblacin deba hacer algn tipo de desembolso.
171.
Jueces de Paz en las zonas urbano marginales. En todo caso, debe garantizarse que accedan al cargo por eleccin popular y que tanto el Poder Judicial como la poblacin ejerzan una fiscalizacin adecuada sobre su desempeo.
172.
justicia comunal y la jurisdiccin estatal, debe considerarse a los Jueces de Paz como la instancia que permita un vnculo adecuado y el respeto por los derechos fundamentales.
657
173.
comunitarios y la administracin de justicia estatal, es necesario precisar que a sta ltima le corresponde juzgar todos los delitos relativos al funcionamiento del Estado, los casos de homicidio doloso, terrorismo, narcotrfico y trfico de armas.
174.
acuerdo con la forma cmo uno de los mecanismos comunitarios ha sancionado un delito, podrn acudir a uno de los Juzgados Rurales Interculturales.
175.
a cabo una sancin que vulnere los derechos humanos, el Juez de Paz deber poner el hecho en conocimiento del Juzgado Rural Intercultural, teniendo tambin todo ciudadano la posibilidad de denunciarlo.
176.
Igualmente,
la
administracin
de
justicia
estatal
corresponder decidir en lo relativo al estado civil de las personas, la validez o disolucin del vnculo matrimonial y la filiacin, debiendo ser los Jueces de Paz el nexo para lograr que se cumplan las formalidades necesarias.
658
177.
derechos humanos, evitando que se produzcan sanciones que los vulneren. Sin embargo, s puede permitirse que las autoridades
comunales y ronderas lleven a cabo sanciones que el Estado aplica, como las multas, la prestacin de servicios comunitarios, la detencin por perodos breves. En casos muy graves, puede
178.
rurales expresan los problemas de acceso a la justicia de la poblacin y podran quedar parcialmente desactivados si el Poder Judicial enfrentara de manera eficaz las barreras que tiene la poblacin rural para acceder a la justicia.
179.
culturales particulares, puesto que las normas estatales, los criterios para resolver y los procedimientos pueden ser ajenos a las culturas tradicionales, que tienen concepciones distintas sobre lo pblico y lo privado, as como sobre el efecto de las sanciones.
180.
problema de ineficacia de la justicia estatal. La excesiva formalidad y la corrupcin impiden al Poder Judicial cumplir su propio rol.
659
Pese a ello, los campesinos y nativos peruanos no rechazan a las autoridades estatales, sino que buscan ser parte del Estado.
181.
las rondas campesinas tienen la funcin de administracin de justicia. Asimismo, deben ser reconocidas por como una Polica Comunitaria cuyos integrantes recibirn recursos y capacitacin por parte de las autoridades estatales, as como mantendrn coordinacin permanente con la Polica Nacional.
182.
las mujeres de las zonas rurales debe ser una prioridad tanto para la justicia estatal, como para la justicia comunitaria. En ambos casos, no debe confundirse la necesidad de imparcialidad con una errnea neutralidad frente a las demandas de las vctimas de violencia y abuso.
660
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