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3 Leviticos

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Comentario Sobre El Libro Tercero de

Moiss Llamado

LEVTICO
INTRODUCCIN

1. Ttulo.

El libro de Levtico recibi su nombre porque trata mayormente del sacerdocio,


oficio que perteneca a la tribu de Lev. Antiguos eruditos hebreos lo
llamaron Wayiqra', que es la primera palabra del libro, y los judos modernos
han retenido el nombre. El Talmud lo llam "La ley de los sacerdotes", o "La
ley del sacrificio". El subttulo, "Libro tercero de Moiss", no formaba parte
del texto original hebreo, pero fue agregado siglos ms tarde.

2. Autor.

No puede haber duda de que Moiss, el autor del Gnesis, es tambin el autor de
Levtico (vase la introduccin al Gnesis). Las teoras que descartan a
Moiss como autor de los libros que llevan su nombre, son demasiado
contradictorias como para ser consideradas aqu. Desde los tiempos ms
antiguos, tanto judos como cristianos han credo que el Levtico fue escrito
por Moiss, y slo en tiempos modernos se han levantado dudas respecto de su
autor.

El libro de Levtico es una parte integral de lo que Jess llam "la ley de
Moiss" (Luc. 24: 44). En el relato del sanamiento del leproso, lo asocia de
una forma muy clara con el gran legislador (ver Mat. 8: 4; Luc. 5: 14; Lev.
14: 3, 4, 10). Son significativas sus palabras a los judos incrdulos:
"Porque si creyeseis a Moiss, me creerais a m, porque de m escribi l.
Pero si no creis a sus escritos, cmo creeris a mis palabras?" (Juan 5: 46,
47). Aqu se nos informa que Moiss "escribi", y que lo que escribi se llama
"sus escritos". El plural "escritos" implica que escribi ms de un libro. Si
este pasaje no se refiere a los libros comnmente llamados "libros de Moiss",
no sabemos dnde podramos encontrarlos.

3. Marco histrico.

El libro de Levtico abarca un perodo de slo treinta das. El relato del


Exodo termina con la narracin de la construccin del tabernculo, y la
preparacin para su dedicacin. Esta obra fue completada "en el da primero
del primer mes, en el segundo ao" (Exo. 40: 17). Puesto que el libro que sigue
a Levtico, el libro de Nmeros, comienza con el primer da del segundo mes del
segundo ao (Nm. 1: 1), el intervalo es exactamente de un mes. En ese mes
Dios comunic a Moiss las instrucciones contenidas en Levtico, y en ese mismo
mes sucedieron los acontecimientos registrados en el libro.

La construccin del tabernculo en el desierto se realiz inmediatamente


despus de la promulgacin de la ley en el monte Sina. Los israelitas haban
odo all la voz de 706 Dios que hablaba desde las oscuras nubes que coronaban
la cima de la montaa, y haban sentido gran temor. "Y tan terrible era lo que
se vea, que Moiss dijo: Estoy espantado y temblando" (Heb. 12: 21). En
Levtico, Israel oira hablar nuevamente a Dios, no desde la montaa sino desde
el santuario, donde se hallaban la ley y el propiciatorio. Entre los
querubines, el lugar de la expiacin, era desde donde Dios se hara conocer.
El santuario representaba tanto la misericordia como la ley. En el lugar
santsimo se encontraban la ley y la misericordia, y all llegaba a ser posible
la expiacin. Desde este lugar habla Dios en el libro de Levtico.

4. Tema.

El libro de Levtico trata principalmente del sacerdocio y los servicios del


santuario. No contiene toda la instruccin que Dios tena para Israel sobre
estos temas, pues se reserva mucho material importante para el libro de
Nmeros. Sin embargo, la mayora de los principios fundamentales del culto son
bosquejados en el libro de Levtico. Esto hace que sea importante y digno de
un estudio especial.

Los sacrificios haban sido conocidos desde el tiempo de la cada en el Edn.


Sin embargo, en los ritos levticos se hizo una revelacin ms clara respecto
del Salvador, a quien sealaban todos los sacrificios. El uso continuo y
simblico de la sangre aplicada a los cuernos del altar, asperjada delante del
velo o usada segn el ritual en el segundo departamento del santuario delante
del arca, recalcaba ante el pueblo la estrecha relacin entre el pecado y el
sacrificio. Los principios de la transferencia del pecado, de la mediacin, la
reconciliacin y la expiacin eran enseados claramente por la ceremonia diaria
en la cual el oferente pona su mano sobre la cabeza de la vctima mientras
confesaba su pecado; por la institucin de un sacerdocio regular para ministrar
entre Dios y el hombre; por el sacrificio vespertino y matutino; por los
holocaustos y ofrendas individuales por el pecado; y por la entrada del sumo
sacerdote, una vez al ao, a la presencia de Dios en el lugar santsimo. En
todos estos reglamentos y preceptos los hombres vean la obra reconciliadora de
Aquel que tom sobre s nuestros pecados, que muri por nosotros y por cuyas
llagas nosotros somos sanados. Levtico es un preevangelio, y debiera hallar
un lugar importante en el estudio de los que desean seguir al Cordero hasta el
fin del camino.

El servicio del santuario era claramente simblico y por lo tanto temporario,


pues no hay relacin necesaria entre la sangre de los toros y machos cabros y
el perdn de los pecados. Los sacrificios eran todos simblicos y tenan poca
virtud en s mismos. Pero eran la sombra de los bienes venideros, y servan
as un propsito vital. Correctamente comprendidos, conducan a los hombres
hacia Dios. Enseaban lecciones acerca de la gravedad del pecado, de la
necesidad de la confesin, de la majestad de la ley, de la santidad de Dios, de
su gran amor hacia el hombre cado, y de la preparacin necesaria para estar en
su presencia.

Tal vez la santidad era la mayor leccin de todas. Es el gran tema de cada
captulo del libro. Los sacerdotes deban ser santos; sus vidas deban estar
libres de oprobio; su alimento deba ser limpio; hasta sus vestiduras deban
simbolizar la santidad. Los sacrificios ofrecidos deban ser perfectos; el
santuario mismo era santo; los utensilios eran santos; la porcin de las
ofrendas para los sacerdotes era santa; hasta los terrenos del santuario eran
sagrados y no deban ser contaminados. Todo y todos los que tenan que ver con
el tabernculo deban estar escrupulosamente limpios fsicamente, simbolizando
as la limpieza espiritual que Dios requera. Dios orden repetidamente:
"Seris santos; porque yo soy santo" (caps. 11: 44, 45; 19: 2; 20: 7,26).
Smbolo de esta santidad era "la lmina de la diadema santa de oro puro" que el
Seor le orden a Moiss que hiciera, y que se fijaba en la mitra que llevaba
el sumo sacerdote, y sobre el cual haba "grabado de sello: SANTIDAD A JEHOVA"
(Exo. 39: 30). 707

Levtico ocupa un lugar central en los cinco libros de Moiss, flanqueado por
Gnesis y Exodo por un lado, y por Nmeros y Deuteronomio por el otro. As
como el santuario era el centro del culto de Israel, tambin el libro de
Levtico contiene el meollo de la instruccin dada respecto de aquel culto. Es
el Evangelio en embrin. Con l, puede comprenderse mejor el Nuevo Testamento;
sin l, algunas partes de los Evangelios y de las epstolas estn envueltas en
oscuridad y tinieblas. Cristo como sacerdote y sumo sacerdote; como Cordero de
Dios; como nuestra ofrenda por el pecado; como el sacrificio consumado, con su
sangre rociada alrededor del altar y sobre l; como el pan que baj del cielo;
como la luz del mundo; como el incienso fragante, stas y muchas otras
alusiones seran muy poco entendidas sin la luz que Levtico arroja sobre
ellas. Pablo cit numerosas veces este libro cuando escribi la epstola a los
Hebreos y trat las doctrinas de la fe cristiana. Huelga decir que hoy el
Israel espiritual no puede permitirse descuidar este libro. Si la verdadera
doctrina de la expiacin, del da de la expiacin, de la purificacin del
santuario, de Cristo como nuestro sumo sacerdote y abogado que ministra en el
santuario celestial, del juicio y del pronto regreso de Cristo, de la ley y del
sbado en su marco debido; si todas estas doctrinas son claras contribuciones a
la religin y la vida, y son mensajes que deben ser dados al mundo, entonces el
libro de Levtico debe ocupar su lugar legtimo en la armazn de las verdades
que deben predicarse. "El Evangelio es dado en forma de preceptos en Levtico"
(6T 392).

A veces surge la pregunta: por qu Dios instituy el sistema de sacrificios y


requiri derramamiento de sangre. Dios aborrece el pecado porque conoce sus
resultados; y uno de los principales propsitos de los sacrificios era hacer
que Israel tambin lo aborreciera. El podra haber aconsejado simplemente a su
pueblo que no pecase pues el pecado era malo y deba ser rehuido. Pero no se
hara en ellos una impresin mayor y ms duradera mediante una demostracin
visual del resultado del pecado, de manera que en sus mentes apareciesen
siempre asociados el pecado y la muerte, como la causa y el efecto? Esto fue
lo que hizo Dios en el jardn del Edn, cuando fue sacrificado un cordero
despus del pecado de Adn. Y no se recalcara este efecto si el mismo pecador
llevaba a cabo la sentencia de muerte? Dios podra entonces preguntar: Qu
ms podra haber sido hecho que yo no he hecho para ensear al hombre la
gravedad del pecado? "Qu ms se poda hacer a mi via, que yo no haya hecho
en ella?" (Isa. 5: 4).

Pero Israel pervirti grandemente el plan de Dios. En vez de ver en la muerte


de los animales sacrificados una evidencia de la excesiva pecaminosidad del
pecado, y de la necesidad de rehuirlo, comenzaron a considerar los sacrificios
como una especie de pago por el privilegio de pecar. Por esto Dios les envi
mensajes por medio de sus profetas anuncindoles que no deseaba ya ms de sus
sacrificios: "Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales
gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabros" (Isa.
1: 11). Por medio de Ams dijo: "Y si me ofrecierais vuestros holocaustos y
vuestras ofrendas, no los recibir, ni mirar a las ofrendas de paz de vuestros
animales engordados" (Ams 5: 22). Y Miqueas pregunta: "Con qu me presentar
ante Jehov, y adorar al Dios Altsimo? Me presentar ante l con
holocaustos, con becerros de un ao? Se agradar Jehov de millares de
carneros, o de diez mil arroyos de aceite? Dar mi primognito por mi
rebelin, el fruto de mis entraas por el pecado de mi alma?" Entonces l
responde a sus propias preguntas: "Qu pide Jehov de ti: solamente hacer
justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios" (Miq. 6: 6-8).

Esta es una buena doctrina paleotestamentaria y tambin es buena doctrina


neotestamentaria. Sin embargo, pueden aprenderse muchas preciosas lecciones
del 708 ritual segn fue originalmente dispuesto. Un estudio de Levtico
recompensar ampliamente el tiempo dedicado a l.

5. Bosquejo.

I. Leyes relativas a los sacrificios y al culto pblico, 1: 1 a 10: 20.

A. Los principales sacrificios, 1: 1 a 7: 38.

1. Holocaustos, 1: 1-17.

2. Ofrendas de harina, 2: 1-16.

3. Ofrendas de paz, 3: 1-17.

4. Ofrendas por el pecado, 4: 1-35.

5. Ofrendas por las transgresiones, 5: 1 a 6: 7.

6. La ley de los holocaustos, 6: 8-13.

7. La ley de las ofrendas de harina, 6: 14-18.

8. Las ofrendas de harina del sumo sacerdote, 6: 19-23.


9. La ley de las ofrendas por el pecado, 6: 24-30.

10. La ley de las ofrendas por alguna culpa, 7: 1-7.

11. La porcin para el sacerdote de los holocaustos y ofrendas


de harina,

7:8-10.

12. La ley de las ofrendas de paz, 7: 11-21.

13. Prohibicin de comer sangre y grasa, 7: 22-27.

14. Porcin para el sacerdote de la ofrenda de paz, 7: 28-34.

15. Conclusin de esta seccin, 7: 35-38.

B. La consagracin del tabernculo y de Aarn y sus hijos, y sus


primeras ofrendas,

8: 1 a 9: 24.

1. Consagracin de Aarn y sus hijos, 8: 1-9.

2. Ungimiento del tabernculo, 8: 10, 11.

3. Ofrenda por el pecado de Aarn y sus hijos, 8: 12-17.

4. Holocaustos por Aarn y sus hijos, 8: 18-21.

5. El carnero de las consagraciones, 8: 22-30.

6. Aarn y sus hijos deben quedar siete das dentro del


santuario, 8: 31-36.

7. Aarn y sus hijos traen su primera ofrenda por ellos mismos,


9: 1-14.

8. La ofrenda por el pueblo, 9: 15-23.

9. Aprobacin de Dios enviando fuego, 9: 24.

C. La transgresin de los dos hijos de Aarn; instrucciones respecto al


comer
y el beber, 10: 1-20.

1. La transgresin de los hijos de Aarn y su muerte, 10: 1-7.

2. Prohibicin de vino, sidra y cosas inmundas, 10: 8-11.

3. La ley para comer las cosas santas, 10: 12-15.

4. Moiss reprende a Aarn por no haber comido la expiacin,


10: 16-20.

II. La ley de santidad, 11: 1 a 15: 33.

A. Distincin entre animales limpios e inmundos, 11: 1- 47.

B. Ley de pureza de personas, ropas, casas, 12: 1 a 15: 33.

1. Impureza ocasionada por partos, 12: 1-8.

2. Impureza ocasionada por lepra, 13: 1 a 14: 57.

a. Lepra de personas, 13: 1-46.

b. Lepra de vestidos, 13: 47-59. 709

c. Purificacin de un leproso, 14: 1- 32.

d. Lepra de casas, 14: 33-53.

3. Impureza personal, 15: 1-33.

a. Impureza de hombres, 15: 1-18.

b. Impureza de mujeres, 15: 18-33.

III. Purificacin del santuario y leyes suplementarias, 16: 1 a 17: 16.

A. El da de la expiacin, 16: 1-34.

1. Entrada de Aarn en el santuario, 16: 1-4.

2. Aarn ofrece ofrendas por el pecado y holocaustos por el


pueblo y echa

suertes sobre el macho cabro, 16: 5-10.


3. Ofrece ofrenda por su pecado y por su casa y lleva la sangre
e incienso al

lugar santsimo, 16: 11-14.

4. Mata el macho cabro del Seor y hace expiacin por el lugar


santo y

santsimo, 16: 15-17.

5. Hace expiacin por el altar del holocausto con la sangre


mezclada del

becerro y macho cabro, 16: 18, 19.

6. Pone ambas manos sobre la vctima propiciatoria


transfirindole todas las

transgresiones de Israel, y la enva al desierto, 16:


20-22.

7. Se cambia de vestiduras, se lava y ofrece sacrificio por l


y por el pueblo, y

quema el becerro fuera del campamento, 16: 23-28.

8. La observancia del dcimo da del sptimo mes por estatuto


perpetuo,

como da de expiacin, 16: 29-31.

9. Ese da, un sbado de sbados, cuando se haca expiacin por


el

santuario, el altar, los sacerdotes y el pueblo, 16: 32-34.


B. Reglamentos respecto al lugar de sacrificio, 17: 1-9.

C. Se prohibe comer sangre, 17: 10-14.

D. Leyes adicionales respecto a la pureza, 17: 15, 16.

IV. Leyes morales y civiles, 18: 1 a 20: 27.

A. Transgresiones en asuntos morales, 18: 1-30.

1. Israel no deba imitar a los cananeos sino deba guardar los


estatutos de

Dios, 18: 1-5.

2. Matrimonios ilcitos, 18: 6-18.

3. Concupiscencias ilcitas, 18: 19-30.

B. Diversos preceptos morales, intercalados con ordenanzas ceremoniales


y

propias de los sacrificios, 19: 1 a 20: 27.

V. Preceptos suplementarios respecto a los sacerdotes, sus cualidades, derechos


y

deberes, 21: 1 a 22: 33.

VI. Sbados y fiestas: pascua, Pentecosts, da de la expiacin, fiesta de los


tabernculos

(o de las cabaas), 23: 1-44.

VII. Leyes adicionales respecto al servicio del santuario, 24: 1-9.

VIII. El pecado de blasfemia, 24: 10-16, 23.

IX. Leyes respecto de la violencia contra personas y propiedades, 24: 17-22.


710

X. El ao del jubileo, 25: 1-55.


XI. Bendicin por guardar el sbado y los otros mandamientos de Dios, maldicin
sobre

los desobedientes, 26: 1-46.

XII. Leyes suplementarias, 27: 1-34.

A. La formulacin de votos, 27: 1-25.

1. Sobre personas consagradas por un voto, 27: 1-8.

2. No alterar lo dedicado, agregar un quinto, 27: 9-13.

3. Consagracin de una casa o un campo, 27: 14-25.

B. Objetos dedicados, 27: 26-34.

1. El primognito de los animales y objetos dedicados, 27:


26-29.

2. El diezmo, santo para el Seor, 27: 30-34.

BOSQUEJO DEL SERVICIO DEL SANTUARIO

El siguiente resumen de los sacrificios levticos y las ceremonias, aunque no


forma parte del bosquejo del libro de Levtico, se da aqu para ayudar en el
estudio del libro.

HOLOCAUSTOS

NATURALEZA: Voluntarios, en cuanto concernan al individuo, pero especificados


en ciertas ocasiones para toda la congregacin, y en ciertos casos para
individuos. Lev. 1: 3.

PROPOSITO: Hacer expiacin: "Ser aceptado". Ley. 1: 4.

Cundo se ofrecan

1. A voluntad, generalmente (Lev. 1: 3).

2. Diariamente (Exo. 29: 38-42; Nm. 28: 3-8).

3. En las consagraciones (Exo. 29: 15-18; Lev. 8: 18-21; Nm. 7, 8).

4. En das especiales y fiestas.

a. Sbado (Nm. 28: 9, 10).


b. Nuevas lunas (Nm. 28: 11-14).

c. Fiesta de los panes sin levadura (Nm. 28: 17-25).

d. Da de la gavilla mecida (Lev. 23: 10-14).

e. Da del Pentecosts (Lev. 23: 17-21; Nm. 28: 26-31).

f. Primer da del sptimo mes (Nm. 29: 1-6).

g. Da de la expiacin (Lev. 16; Nm. 29: 7-11).

h. Fiesta de los tabernculos (Nm. 29: 2-34).

i. Octavo da de la fiesta de los tabernculos (Nm. 29: 35-38).

5. Para la purificacin.

a. Parto (Lev. 12).

b. Lepra (Lev. 14).

c. Flujo de sangre (Lev. 15: 13-15, 25-30).

6. Voto de nazareo (Nm. 6).

7. Con ofrenda por el pecado de los pobres (Lev. 5: 7-10).

8. Con ofrenda por el pecado, cuando la congregacin pecaba por ignorancia


(Nm. 15: 22-26). 711

Animales prescritos

1. Cualquier animal macho limpio usado ordinariamente para sacrificio (Lev. 1).

2. 2 corderos machos de un ao.

3. Novillos, carneros, corderos.

4. En das especiales y fiestas.

a. 2 corderos adicionales.

b. 2 novillos, 1 carnero, 7 corderos.

c. Diariamente 2 novillos, 1 carnero, 7 corderos.

d. 1 cordero macho de un ao.


e. Para el da: 2 novillos, 1 carnero, 7 corderos. Por el pan, 1 novillo, 2
carneros, 7 corderos.

f. 1 novillo, 1 carnero, 7 corderos, adems de la ofrenda mensual.

g. Por el sacerdote, 1 carnero (Lev. 16: 3).

Por el pueblo, 1 carnero (Lev. 16: 5).

Por el da, 1 novillo, 1 carnero, 7 corderos (Nm. 29: 7-11).

h. 13 novillos, 2 carneros, 14 corderos en el primer da, decreciendo la


cantidad de novillos uno cada da hasta 7 novillos, 2 carneros, 14 corderos en
el 7 da.

i. 1 novillo, 1 carnero, 7 corderos.

5. Para la purificacin.

a. Cordero o paloma o trtola.

b. Cordero o paloma o trtola.

c. Paloma o trtola.

6. Voto de nazareo.

a. Violacin accidental, paloma o trtola.

b. Cumplimiento, cordero.

7. Paloma o trtola.

8. Novillo.

Ofrendas accesorias

Generales

Sal (Lev. 2: 13).

Ofrenda de flor de harina (Nm. 15: 2-12):

Para un cordero o cabrito: 1/10 de efa de harina, 1/4 de hin de aceite, 1/4 de
hin de vino.

Para un carnero: 2/10 de efa de harina, 1/3 de hin de aceite, 1/3 de hin de
vino.

Para un novillo: 3/10 de efa de harina, 1/2 hin de aceite, 1/2 hin de vino.
Incienso (Lev. 2: 1, 2).

Sbados

Para cada cordero: 2/10 de efa de harina, con ofrendas apropiadas de aceite y
libacin (doble cantidad de lo comn para cada cordero).

Da de la gavilla mecida

Para el cordero: 2/10 de efa de harina (doble), aceite (probablemente en


proporcin), 1/4 de hin de vino (lo regular) (Lev. 23: 13).

Purificacin por parto

No se especifica

Purificacin de un leproso limpiado

3/10 de efa de harina con aceite, o 1/10 de efa de harina con aceite.

Purificacin de flujo de sangre

Ninguna.

Procedimiento

Novillo, oveja o cabra (Lev. 1: 3-13)

1. El oferente coloca una mano sobre la cabeza de la vctima y la degella.

2. El sacerdote roca la sangre sobre el altar.

3. El oferente desuella y descuartiza el animal, lavando las patas y entraas


en agua.

4. El sacerdote pone el fuego, acomoda la lea y coloca piezas del animal en


orden sobre el fuego.

5. El sacrificio es consumido completamente sobre el altar. 712

Trtola o paloma (Lev. 1: 14-17)

1. El sacerdote le quita la cabeza y la quema sobre el altar.

2. Exprime la sangre contra el costado del altar.

3. Le quita el buche y las plumas.

4. Abre el ave, pero no la despedaza.


5. La ofrenda es consumida completamente en el altar.

Disposicin

Sangre

Rociada sobre el altar y alrededor de l (Lev. 1: 5, 11, 15).

Grasa, etc.

No es separada (Lev. 1: 8, 12).

Gavilla mecida

Ninguna.

Res entera

Quemada sobre el altar (Lev. 1: 9, 13, 17).

Cuero

Dado al sacerdote (Lev. 7: 8).

Buche y plumas

Echados sobre montn de cenizas (Lev. 1: 16).

SACRIFICIOS DE PAZ

NATURALEZA: Generalmente voluntarios. Incluan votos, ofrendas de


agradecimiento y ofrendas voluntarias (Lev. 19: 5; 7: 15, 16). Fiesta pblica
en la cual compartan el Seor, el sacerdote y el pueblo (Lev. 3: 11; 7: 14,
31-33; 7: 15-18; 19: 5-8; Deut. 27: 7; 12: 17, 18).

Cundo se ofrecan

1. A voluntad, o en cumplimiento de un voto (Lev. 19: 5; 7: 16).

2. En las consagraciones (Exo. 29: 19-28; Lev. 8: 22; 9: 4; Nm. 7).

3. En el Pentecosts, con el pan (Lev. 23: 17-20).

4. Cumplimiento del voto nazareo (Nm. 6: 14, 17, 18).

Animales prescritos

1. Cualquier animal limpio usado comnmente para sacrificio, macho o hembra


(Lev. 3).
2. Carnero (Lev. 8: 22), novillo y carnero (Lev. 9: 4), bueyes, carneros,
machos cabros, corderos (Nm. 7).

3. 2 corderos (Lev. 23: 20).

4. Carnero (Nm. 6: 14).

REGLA: Comnmente un sacrificio deba ser perfecto para ser aceptado, pero una
ofrenda voluntaria poda tener partes superfluas o partes de menos (Lev. 22:
21-24).

Ofrendas accesorias

Ofrenda de accin de gracias (Lev. 7: 12-14)

Tortas sin levadura amasadas con aceite.

Hojaldres sin levadura untados con aceite.

Tortas fritas.

Pan leudado, parte del cual se meca y daba al sacerdote que oficiaba. 713

Ofrendas por voto y voluntarias (Nm. 15: 3-12)

Para un cordero: 1/10 de efa de harina, 1/4 de hin de aceite, 1/4 de hin de
vino.

Para un carnero: 2/10 de efa de harina, de hin de aceite, de hin de vino.

Para un novillo: 3/10 de efa de harina, 1/2 hin de aceite, 1/2 hin de vino.

Para todas las ofrendas

Sal (Lev. 2: 13).

Procedimiento

(Vase Lev. 3)

1. El oferente pone su mano sobre la cabeza de la vctima.

2. El oferente degella la vctima.

3. El sacerdote roca la sangre sobre el altar y alrededor de l.

4. El oferente mece el pecho, la espaldilla derecha, el sebo, etc., delante del


Seor (Lev. 7: 29- 32).
5. El sacerdote quema el sebo, etc., sobre el altar.

6. El resto es comido (vase Disposicin).

Disposicin

Sangre

Se rociaba sobre el altar en derredor (Lev. 3: 2); etc.).

Sebo, etc.

Se quemaba sobre el altar (Lev. 3: 3-5; 7: 31).

Ofrenda agitada

Pecho y espaldilla derecha se daban al sacerdote (Ley. 7: 29-36).

Resto del animal

Lo coma el oferente (Deut. 27: 7; 12: 17, 18).

REGLA: La ofrenda de agradecimiento deba ser comida el mismo da. Las


ofrendas voluntarias y de votos podan ser comidas en el segundo da tambin,
pero no ms tarde (Lev. 7: 16-18).

OFRENDAS POR EL PECADO

NATURALEZA: Requeridas cuando alguno pecaba por ignorancia, y en ocasiones


especiales para cubrir pecados tales de toda la congregacin (Lev. 4: 2; Nm.
15: 22-29).

PROPOSITO: Hacer expiacin por el pecado (Lev. 4: 35; Nm. 15: 24).

Cundo se ofrecan

1. General: si un hombre "pecare por yerro" (Lev. 4: 2; Nm. 15: 27, 28).

a. Sacerdote (Lev. 4: 3-12).

b. Congregacin (Lev. 4: 13-21).

c. Gobernante (Lev. 4: 22-26).

d. Persona del comn del pueblo (Lev. 4: 27-35). 714

Casos especficos dudosos en que se usaba la ofrenda por el pecado.

a. Perjurio bajo juramento (Lev. 5: 1).


b. Contaminacin por cuerpo muerto (Lev. 5: 2).

c. Inmundicia de un hombre (Lev. 5: 3).

d. Juramento imprudente (Lev. 5: 4).

2. Consagraciones.

a. Aarn y sus hijos (Exo. 29: 10-14, 36, 37; Lev. 8: 2, 3, etc.).

b. Prncipes (Nm. 7).

c. Levitas (Nm. 8).

3. Das especiales.

a. Nuevas lunas (Nm. 28: 15).

b. Fiesta de los panes sin levadura (Nm. 28: 17-24).

c. Pentecosts(Lev. 23: 19; Nm. 28: 30).

d. Primer da del 7 mes (Nm. 29: 5).

e. Da de la expiacin (Lev. 16; Nm. 29: 11).

f. Fiesta de los tabernculos (Nm. 29: 16-34).

g. Octavo da de la fiesta de los tabernculos (Nm. 29: 38).

4. Purificacin.

a. Nacimiento de un hijo (Lev. 12: 6, 8).

b. Lepra (Lev. 14: 10, 19, 22).

c. Flujo de sangre (Lev. 15: 14, 15, 29, 30).

5. Voto de nazareo.

a. Violacin accidental (Nm. 6: 9-11).

b. Cumplimiento (Nm. 6: 13-16).

Animales prescritos

a. Novillo (Lev. 4: 3-12).

b. Novillo (Lev. 4: 13-21).


Macho cabro (Nm. 15: 24).

c. Macho cabro (Lev. 4: 22-26).

d. Cabrita o cordera (Lev. 4: 27-35); o si era demasiado pobre, 2 trtolas o


palomas (Lev. 5: 7), 1 para ofrenda por el pecado, 1 para holocausto. Si era
an ms pobre, 1/10 de efa de flor de harina, sin aceite sobre ella, como
ofrenda por el pecado (Lev. 5: 11, 12).

2. Consagraciones.

a. Novillo.

b. Macho cabro.

c. Novillo.

3. Das especiales.

a. Macho cabro (Nm. 28: 15).

b. Macho cabro, diario (Nm. 28: 22-24).

c. Para el da, macho cabro (Nm. 28: 30).

Para el pan, macho cabro (Lev. 23: 18, 19).

d. Macho cabro (Nm. 29: 5).

e. 1 macho cabro adems del sacrificio de la expiacin (Nm. 29: 11).

f. Macho cabro, diariamente (Nm. 29: 16-34).

g. Macho cabro (Nm. 29: 38),

4. Purificacin.

a. Paloma (Lev. 12: 6, 8).

b. Cordera o paloma (Lev. 14: 10, 19, 22).

c. Paloma (Lev. 15: 14, 15, 29, 30).

5. Voto de nazareo.

a. Paloma (Nm. 6: 10, 11).

b. Cordero (Nm. 6: 14-16).

Ofrenda accesoria.
Sal (Lev. 2: 13)

Procedimiento

Sacerdote y congregacin (Lev. 4)

1. Mano sobre la cabeza de la vctima.

2. Animal degollado.

3. Se rociaba sangre delante del velo en el lugar santo, y se colocaba sobre


los cuernos del altar de oro.

4. El resto de la sangre se verta al pie del altar de los holocaustos.

5. Sebo, riones, etc., quemados sobre el altar.

6. Animal entero -con cuero, entraas, estircol, etc.- se quemaba fuera del
campamento. 715

Dirigente y pueblo en general (Lev. 4)

1. Mano sobre la cabeza de la vctima.

2. Animal degollado.

3. Se colocaba sangre sobre los cuernos del altar de los holocaustos.

4. El resto de la sangre se verta al pie del altar.

5. Sebo, etc., quemados sobre el altar.

6. El sacerdote coma la carne del animal (Lev. 6: 25-29; 10: 16-20).

Las ofrendas ocasionales aparentemente siguen la regla general.

(En cuanto a las ofrendas por el pecado en el da de la expiacin, vase bajo


Ceremonias Especiales.)

Disposicin

Sangre

1. Sacerdote y congregacin. Se rociaba delante del velo, se pona sobre los


cuernos del altar de oro. El resto se derramaba (Lev. 4: 6, 7, 16-18).

2. Prncipe y pueblo. Se colocaba sobre los cuernos del altar de holocaustos.


El resto se derramaba (Lev. 4: 25, 30, 34).
Sebo, etc.

Se quemaba sobre el altar (Lev. 4: 8-10, 19, 26, 35).

Ofrenda mecida

Ninguna

Carne

1. Por el sacerdote y la congregacin, se quemaba con todo el animal (Lev. 4:


12, 21).

2. Por el prncipe y el pueblo, la coma el sacerdote (Lev. 6: 25-29).

Cuero

1. Por el sacerdote y la congregacin, se quemaba con todo el animal (Lev. 4:


12, 21).

2. Por el prncipe y pueblo, no se especifica, pero puede presumirse que lo


reciba el sacerdote.

REGLA: "Mas no se comer ninguna ofrenda de cuya sangre se metiere en el


tabernculo de reunin para hacer expiacin en el santuario; al fuego ser
quemada" (Lev. 6: 30).

OFRENDAS POR TRANSGRESIN

NATURALEZA: Prescritas en casos de pecados conocidos.

PROPOSITO: Hacer expiacin (Lev. 5: 16; 6: 7).

Cundo se ofrecan

1. En caso de pecado conocido (Lev. 6: 2, 3).

2. Sacrilegio por ignorancia (Lev. 5: 15).

(Caso fronterizo en el cual se usa ofrenda por transgresin.)

3. Violacin de una esclava desposada (Lev. 19: 20-22).

4. Purificacin por lepra (Lev. 14: 12-18).

5. Violacin accidental del voto de nazareo (Nm. 6: 9-12).

Animales prescritos

1. Carnero (Lev. 6: 6).


2. Carnero (Lev. 5: 15).

3. Carnero (Lev. 19: 20-22).

4. Cordero (Lev. 14: 10, 13, etc.).

5. Cordero (Nm. 6: 12). 716

Ofrenda accesoria

Sal (Lev. 2: 13).

Procedimiento

Igual al de la ofrenda por el pecado, excepto la sangre (Lev. 7: 1-7).

Disposicin

Igual al de la ofrenda por el pecado (Lev. 7: 1-7), excepto la sangre. Era


rociada sobre el altar y a su alrededor, en vez de ser aplicada sobre los
cuernos del altar (Lev. 7: 2).

OFRENDAS DE HARINA

NATURALEZA: Incruentas. Accesorias a las ofrendas cruentas (Nm. 15: 3, 4).

Cundo se ofrecan

1. Con todos los holocaustos, regulares, especiales y personales (Nm. 15:


2-12, 28, 29).

2. Con todas las ofrendas de paz (Nm. 15: 3; Lev. 7: 11-14).

3. Casos especiales

a. Ofrenda de harina del sumo sacerdote (Lev. 6: 20-23).

b. El pan de la proposicin (Lev. 24: 5-9).

c. La gavilla mecida (Lev. 23: 10-14).

d. Panes de las primicias (Lev. 23: 16, 17).

e. Juicio de celos (Nm. 5: 15).

f. Nazareato (Nm. 6: 15).

Material prescrito
Flor de harina (Lev. 2: 1, 2).

Pan o tortas sin levadura (Lev. 2: 4).

Hojaldres sin levadura (Lev. 2: 4).

Ofrenda de flor de harina cocida en cazuela (Lev. 2: 7).

Grano machacado (Lev. 2: 14-16).

Harina de cebada (Nm. 5: 15).

REGLA: Ningn presente de harina deba hacerse con levadura, porque la levadura
y la miel nunca deban llegar al altar (Lev. 2: 11).

EXCEPCION: El pan de las primicias en Pentecosts y el pan con la ofrenda de


agradecimiento deban hacerse con levadura, pero no deban quemarse sobre el
altar (Lev. 2: 12; 7: 12, 13; 23: 17-20).

Ofrendas accesorias

Sal (Lev. 2: 13).

Aceite (Lev. 2: 2-7; Nm. 15: 4-11).

Vino (Nm. 15: 4-11).

Incienso (Lev. 2: 2; 24: 7).

Procedimiento

General (Lev. 2)

1. Se traa la ofrenda al sacerdote.

2. El sacerdote quemaba un puado de harina con aceite y todo el incienso; o


una parte del pan preparado con aceite. 717

3. El resto perteneca al sacerdote.

Ofrenda de harina del sumo sacerdote

Todo se quemaba (Lev. 6: 23).

Panes de la proposicin

Se colocaban sobre la mesa en el lugar santo durante una semana, con incienso a
su lado (Lev. 24: 5-8).

Gavilla mecida y panes de las primicias


Se mecan delante del Seor (Lev. 23: 11).

Disposicin

Harina

Un puado sobre el altar (Lev. 2: 2). El resto para el sacerdocio en general


(Lev. 7: 10).

Pan preparado

Una porcin sobre el altar (Lev. 2: 9). El resto para el sacerdote que
oficiaba (Lev. 7: 9).

Panes de la proposicin

Para el sacerdocio (Lev. 24: 5-9).

Parte mecida del pan leudado

En ofrenda de agradecimiento al sacerdote que oficiaba; el resto al oferente


(Lev. 7: 13, 14; Deut. 27: 7).

Panes de las primicias

Al sacerdote (Lev. 23: 20).

LA PASCUA

NATURALEZA: Prescrita. Seal y recordativo (Exo. 13: 9, 10).

PROPOSITO: Recordar la liberacin de Egipto (Exo. 12: 12, 13).

Cundo se ofreca

14 de Abib, primer mes (Exo. 12: 2, 6).

Animal prescrito

Cordero o cabrito (Exo. 12: 5).

Accesorios

Hierbas amargas (Exo. 12: 8).

Pan sin levadura (Exo. 12: 8).

Vino (tradicin juda) (DTG 592).


Procedimiento

1. Escoger el animal el 10 de Abib.

2. Degollarlo el 14 por la noche.

3. Rociar sangre sobre postes y dintel de la puerta.

4. Asar el animal entero.

5. Comerlo con hierbas amargas.

6. Quemar lo que sobrase.

Disposicin

Sangre

Se rociaba sobre los postes y el dintel de la puerta. 718

Carne

La coma el oferente y amigos.

Resto

Se quemaba.

INCIENSO

NATURALEZA: Prescrita.

PROPOSITO: Para acompaar las oraciones ante Dios (Sal. 141: 2; Apoc. 8: 3).

Cundo se ofreca

1. Maana y tarde (Exo. 30: 7, 8).

2. Da de la expiacin (Lev. 16: 12, 13).

3. Ocasiones especiales (Nm. 16: 46, 47).

Material prescrito

Combinacin de especias dulces (Exo. 30: 34-38).

Accesorios

Ninguno.
Procedimiento

Se quemaba delante del Seor.

CEREMONIAS ESPECIALES

Da de la expiacin

TEXTOS: Lev. 16; 23: 27-32; Nm. 29: 7-11; Exo. 30: 10.

OFRENDAS: Holocausto diario; novillo como ofrenda por el pecado y carnero como
holocausto por el sacerdote; 2 machos cabros como ofrenda por el pecado y 1
carnero como holocausto por el pueblo; y para el da, 1 novillo, 1 carnero, 7
corderos para holocausto, y 1 cabrito como ofrenda por el pecado.

Procedimiento

1. El sumo sacerdote se baa y se pone vestiduras blancas, despus de oficiar


en el servicio regular matutino con sus vestiduras pontificias.

2. Presenta el novillo delante del Seor; coloca sus manos sobre la cabeza del
animal.

3. Presenta machos cabros; echa suertes para determinar cul ser para Jehov
y cul para Azazel.

4. Mata el novillo y conserva su sangre.

5. Lleva el incensario e incienso hasta el lugar santsimo y acomoda el


incienso sobre brasas.

6. Vuelve al atrio para buscar la sangre del novillo, que lleva hasta el lugar
santsimo y la roca sobre el propiciatorio y delante del propiciatorio siete
veces.

7. Vuelve al atrio, mata el macho cabro de Jehov, y entra en el lugar


santsimo con la sangre, rocindola como hizo con la sangre del novillo.

8. Vuelve al lugar santo, y hace expiacin por las cosas santas.

9. Vuelve al atrio, y hace expiacin por el altar, rocindolo con la sangre del
novillo y del macho cabro siete veces, colocando la sangre sobre los cuernos
del altar. 719

10. Confiesa los pecados de Israel sobre la cabeza del macho cabro vivo, y lo
enva al desierto, conducido por un hombre destinado para eso.

11. Se viste sus vestiduras pontificias, y ofrece sebo de las ofrendas por el
pecado, los holocaustos por s mismo y el pueblo, los holocaustos para el da,
y el cabrito de la ofrenda por el pecado para el da.
El voto de nazareo

TEXTO: Nm. 6: 1-21.

Violacin accidental

OFRENDAS: 2 palomas -1 como holocausto y 1 como ofrenda por el pecado- y 1


cordero como ofrenda por transgresin.

PROCEDIMIENTO

1. Rapar la cabeza el 1 y 7 das de la purificacin.

2. En el 8 da traer 2 palomas al sacerdote, 1 para ofrenda por el pecado y 1


para holocausto.

3. Traer 1 cordero como ofrenda por transgresin.

4. Anular los das anteriores a la contaminacin.

Cumplimiento

OFRENDAS: 1 cordero como holocausto, una cordera como ofrenda por el pecado, 1
carnero como ofrenda de paces, un cesto de panes sin levadura, tortas de flor
de harina, y las ofrendas de harina y libaciones de los animales apropiados.

PROCEDIMIENTO

1. Ofrecer ofrenda por el pecado.

2. Ofrecer holocausto.

3. Ofrecer ofrenda de paces con accesorios.

4. Rapar la cabeza y quemar el cabello.

5. Mecer ofrenda mecida.

Purificacin del leproso

TEXTO: Lev. 14: 1-32.

Ceremonia preliminar

OFRENDAS: 2 gorriones, cedro, escarlata, hisopo y aguas vivas.

PROCEDIMIENTO

1. Matar una avecilla sobre un vaso de barro lleno de aguas vivas.


2. Mojar la avecilla viva, el cedro, la escarlata y el hisopo en el agua y la
sangre, y rociar al leproso siete veces.

3. Soltar la avecilla viva.

4. El leproso se rae todos los pelos y se lava el 7 da.

5. El leproso vuelve al 8 da para ceremonias y ofrendas finales.

(Esta misma ceremonia se usa para limpiar una casa infestada con plaga. Lev.
14: 48-53.) 720

Ceremonia principal

OFRENDAS: 1 cordero como ofrenda de transgresin; 1 cordero como holocausto; 1


cordera como ofrenda por el pecado; 3/10 de efa de flor de harina mezclada con
aceite como ofrenda de harina; y 1 log de aceite.

PROCEDIMIENTO

1. Degollar la ofrenda por la transgresin; mecerla junto con el log de aceite


delante del Seor.

2. Poner algo de la sangre sobre la oreja derecha, el pulgar derecho, y el dedo


pulgar del pie derecho del oferente.

3. Rociar el aceite siete veces delante del Seor.

4. Poner aceite sobre la oreja, pulgar y dedo del pie donde se puso la sangre.

5. Verter aceite sobre la cabeza del oferente.

6. Ofrecer la ofrenda por el pecado.

7. Ofrecer el holocausto y la ofrenda de harina.

(En caso de pobreza, bastaba ofrecer 1 cordero como ofrenda por transgresin y
2 palominos: 1 como ofrenda por el pecado y 1 como holocausto.)

Agua de separacin

(Ceremonia de la vaca alazana) [vaca bermeja]

TEXTO: Nm. 19.

PROPOSITO: Para purificar de la contaminacin provocada por un cuerpo muerto,


hueso, sepultura, etc.

PREPARACION
(Cualquier persona limpia puede realizarla, pero el sacerdote supervisa.)

1. Llevar una vaca alazana fuera del campamento.

2. Degollar el animal.

3. El sacerdote roca la sangre hacia el santuario siete veces.

4. Todo el animal es quemado.

5. El sacerdote echa madera de cedro, escarlata e hisopo en el fuego.

6. Un hombre limpio junta la ceniza y la guarda en un lugar limpio fuera del


campamento.

PROCEDIMIENTO

(Cualquier persona limpia puede oficiar.)

1. Mezclar cenizas con aguas vivas.

2. Rociar primeramente el lugar de la muerte, si era una casa o tienda.

3. Rociar sobre la persona inmunda.

4. Rociar sobre la persona inmunda el 3 y 7 das.

5. La persona inmunda se baar el 7 da, y ser limpia a la tarde.

Purificacin por parto

TEXTO: Lev. 12.

SEPARACION: Por un hijo, 7 das ms 33 das. Por una hija, 14 das ms 66


das.

OFRENDAS: Cordero como holocausto y paloma como ofrenda por el pecado. En caso
de pobreza, 2 palominos eran suficientes: 1 como holocausto y 1 como ofrenda
por el pecado. 721

Purificacin de impureza de flujo

TEXTO: Lev. 15.

OFRENDAS: 2 palominos, 1 como holocausto y 1 como ofrenda por el pecado.

PROCEDIMIENTO

1. Contar siete das desde el tiempo en que ces el flujo.


2. Lavarse el 7 da.

3. Traer 2 palominos al sacerdote el 8 da.

4. Ofrecer 1 como ofrenda por el pecado y 1 como holocausto.

Juicio de celos

TEXTO: Nm. 5: 11-31.

OFRENDA: 1/10 de efa de harina de cebada.

OCASIN: Cuando un hombre dudaba de la fidelidad de su esposa.

PROCEDIMIENTO

1. Se presentaba delante del sacerdote con la ofrenda.

2. El sacerdote preparaba agua amarga mezclando el polvo del piso del santuario
con agua santa en un vaso de barro.

3. El sacerdote pronunciaba maldiciones por infidelidad, las escriba en un


libro, y las borraba con las aguas amargas.

4. El sacerdote meca la ofrenda de harina delante del Seor, y quemaba un


puado sobre el altar.

5. La mujer beba el agua.

6. Si era inocente, nada suceda; si era culpable, las maldiciones se cumplan.

Expiacin por un homicidio de autor desconocido

TEXTO: Deut. 21: 1-9.

OFRENDA: Becerra que no hubiera servido, que no hubiera llevado yugo.

PROCEDIMIENTO

1. Medir desde el muerto hasta la ciudad ms cercana.

2. Ancianos de esa ciudad llevan la becerra hasta un valle escabroso, que nunca
hubiera sido arado ni sembrado.

3. Cortar el pescuezo de la becerra.

4. Se acercan los sacerdotes.

5. Ancianos se lavan las manos sobre la becerra.


6. Ancianos proclaman su inocencia.

Fiestas y convocaciones santas

Sbado

TEXTOS: Exo. 20: 8-11; Nm. 28: 9, 10.

TIEMPO: Cada sptimo da es santo.

OFRENDAS: 2 corderos para holocausto, adems del holocausto continuo.

Nuevas lunas

TEXTO: Nm. 28: 11-15.

TIEMPO: Primer da de cada mes.

OFRENDAS: 2 novillos, 1 carnero, 7 corderos para holocausto, con ofrendas


apropiadas de harina y libaciones; y 1 cabrito como ofrenda por el pecado. 722

Pascua

TEXTOS: Exo. 12; Lev. 23: 5; Nm. 9: 1-14; 28: 16; Deut. 16: 1-7.

TIEMPO: 14 de Abib, el primer mes.

OFRENDA: Cordero pascual.

Fiesta de los panes sin levadura

TEXTOS: Exo. 12: 15-20; 13: 5-9; Lev. 23: 6-8; Nm. 28: 17-25; Deut. 16: 8.

TIEMPO: 15 al 21 de Abib.

OFRENDAS: Para holocausto, diariamente, 2 novillos, 1 carnero, 7 corderos con


ofrendas apropiadas de harina; y 1 cabrito como ofrenda por el pecado.

SABADO CEREMONIAL: En el primer da y el sptimo da ser santa convocacin.


No puede hacerse trabajo servil.

Ceremonia de la gavilla mecida

TEXTO: Lev. 23: 10-14.

TIEMPO: 16 de Abib, el segundo da de la fiesta de los panes sin levadura.

OFRENDAS: Gavilla u omer de cebada, mecida delante del Seor, 1 cordero de un


ao y su ofrenda apropiada de harina.
"No comeris pan, ni grano tostado, ni espiga fresca, hasta este mismo da,
hasta que hayis ofrecido la ofrenda de vuestro Dios" (Lev. 23: 14).

Pentecosts

TEXTOS: Lev. 23: 15-21; Nm. 28: 26-31; Deut. 16: 9-11.

TIEMPO: Cincuenta das despus de la gavilla mecida.

OFRENDAS: 2 panes para ser mecidos; y:

1. Para el da, 2 novillos, 1 carnero, 7 corderos como holocausto, con ofrenda


apropiada de harina; 1 macho cabro como ofrenda por el pecado (Nm. 28:
26-30).

2. Para el pan, 1 novillo, 2 carneros, 7 corderos como holocausto, con ofrenda


apropiada de harina; 1 cabrito como expiacin, 2 corderos en sacrificio de
paces (Lev. 23: 15-21).

SABADO CEREMONIAL: Santa convocacin. No se haca ninguna obra servil.

Conmemoracin al son de trompetas

TEXTOS: Lev. 23: 24, 25; Nm. 29: 1-6.

TIEMPO: Primer da del 7 mes.

OFRENDAS: 1 novillo, 1 carnero, 7 corderos, como holocausto, con ofrendas


apropiadas de harina; 1 macho cabro como expiacin, adems del holocausto
continuo y las ofrendas de las nuevas lunas.

SABADO CEREMONIAL: En este da era santa convocacin. No se haca ninguna


obra
servil.

Da de la expiacin

TEXTOS: Lev. 16; 23: 27-32; Nm. 29: 7-11.

TIEMPO: Dcimo da del 7 mes.

OFRENDAS: (Vase bajo Ceremonias Especiales, da de la expiacin.)

SABADO CEREMONIAL: En este da era santa convocacin. "Afligiris vuestras


almas". No se haca ninguna obra. 723

Fiesta de los tabernculos (cabaas)

TEXTOS: Lev. 23: 34-43; Nm. 29: 12-34; Deut. 16: 13-15.
TIEMPO: 15 al 21 del 7 mes.

OFRENDAS: Primer da, 13 novillos, 2 carneros, 14 corderos como holocausto, y 1


cabrito por expiacin. Cada da posterior, se reduce en uno el nmero de
novillos, hasta que el ltimo da la ofrenda es de 7 novillos, 2 carneros, 14
corderos como holocausto, y 1 cabrito como expiacin.

SABADO CEREMONIAL: En este da era santa convocacin. No se haca ninguna


obra
servil.

Octavo da de la fiesta de las cabaas

TEXTOS: Lev. 23: 36, 39; Nm. 29: 35-38.

TIEMPO: 22 da del 7 mes.

OFRENDAS: 1 novillo, 1 carnero, 7 corderos, como holocausto; 1 macho cabro


como expiacin.

SABADO CEREMONIAL: En este da ser santa convocacin. No se har ninguna


obra
servil.

CAPTULO 1

1 Los holocaustos. 3 Ofrendas de vacunos: procedimientos. 10 Ofrendas de ovejas


y cabras. 14 Ofrendas de aves.

1 LLAMO Jehov a Moiss, y habl con l desde el tabernculo de reunin,


diciendo:

2 Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguno de entre vosotros ofrece
ofrenda a Jehov, de ganado vacuno u ovejuno haris vuestra ofrenda.

3 Si su ofrenda fuere holocausto vacuno, macho sin defecto lo ofrecer; de su


voluntad lo ofrecer a la puerta del tabernculo de reunin delante de Jehov.

4 Y pondr su mano sobre la cabeza del holocausto, y ser aceptado para


expiacin suya.

5 Entonces degollar el becerro en la presencia de Jehov; y los sacerdotes


hijos de Aarn ofrecern la sangre, y la rociarn alrededor sobre el altar, el
cual est a la puerta del tabernculo de reunin.

6 Y desollar el holocausto, y lo dividir en sus piezas.

7 Y los hijos del sacerdote Aarn pondrn fuego sobre el altar, y compondrn la
lea sobre el fuego.
8 Luego los sacerdotes hijos de Aarn acomodarn las piezas, la cabeza y la
grosura de los intestinos, sobre la lea que est sobre el fuego que habr
encima del altar;

9 y lavar con agua los intestinos y las piernas, y el sacerdote har arder
todo sobre el altar; holocausto es, ofrenda encendida de olor grato para
Jehov.

10 Si su ofrenda para holocausto fuere del rebao, de las ovejas o de las


cabras, macho sin defecto lo ofrecer.

11 Y lo degollar al lado norte del altar delante de Jehov; y los sacerdotes


hijos de Aarn rociarn su sangre sobre el altar alrededor.

12 Lo dividir en sus piezas, con su cabeza y la grosura de los intestinos; y


el sacerdote las acomodar sobre la lea que est sobre el fuego que habr
encima del altar;

13 y lavar las entraas y las piernas con agua; y el sacerdote lo ofrecer


todo, y lo har arder sobre el altar; holocausto es, ofrenda encendida de olor
grato para Jehov.

14 Si la ofrenda para Jehov fuere holocausto de aves, presentar su ofrenda de


trtolas, o de palominos. 724

15 Y el sacerdote la ofrecer sobre el altar, y le quitar la cabeza, y har


que arda en el altar; y su sangre ser exprimida sobre la pared del altar.

16 Y le quitar el buche y las plumas, lo cual echar junto al altar, hacia el


oriente, en el lugar de las cenizas.

17 Y la hender por sus alas, pero no la dividir en dos; y el sacerdote la


har arder sobre el altar, sobre la lea que estar en el fuego; holocausto es,
ofrenda encendida de olor grato para Jehov.

1.

Llam Jehov a Moiss.

Dios haba prometido que cuando se terminase de levantar el tabernculo, se


comunicara con Moiss desde el santuario. Hasta entonces le haba hablado
desde el monte, pero ahora hablara desde el propiciatorio (Exo. 25: 22). En
esta ocasin, Dios cumpli su promesa y le pidi a Moiss que se acercara, para
que por su intermedio pudiera instruir al pueblo acerca de la forma correcta de
aproximarse a Dios y al santuario.

El pueblo necesitaba urgentemente recibir esta instruccin. Israel no tena


ms que un concepto vago de la santidad de Dios y de la pecaminosidad del
pecado. Se le deba ensear los principios elementales de reverencia y culto.
Deba aprender que tanto Dios, como su casa, y aun los alrededores de la casa,
eran santos. Deba aprender que slo el que es santo puede acercarse a Dios y
entrar en su presencia. Por lo tanto no podan atreverse a entrar en la morada
de Dios, sino que slo deban llegar hasta la puerta del atrio, y all entregar
su sacrificio con humildad y contricin. Este sacrificio sera recibido de su
mano por los sacerdotes como si Dios lo recibiese; los sacerdotes entonces
llevaran la sangre al lugar santo y quemaran all incienso. Ni aun los
sacerdotes podan entrar en el santuario interior para oficiar en l. Esto
estaba reservado para el sumo sacerdote quien, luego de un profundo autoexamen,
tena acceso al lugar santsimo durante unos pocos minutos, una vez al ao, en
el gran da de la expiacin. Concluida esta ceremonia, el lugar santsimo
permaneca cerrado durante otro ao. En verdad, Dios es santsimo.

Israel deba aprender a acercarse a Dios mediante el cordero sacrificado;


mediante el becerro, el carnero, el macho cabro, los palominos, las trtolas;
la aspersin de la sangre sobre el altar del holocausto, sobre el altar del
incienso, hacia el velo, o sobre el arca; mediante la enseanza y la mediacin
del sacerdocio. No deba quedar en la desesperanza frente a la condenacin de
la santa ley de Dios. Haba una va de escape. El Cordero de Dios morira por
ellos. Por fe en su sangre podran entrar en comunin con Dios. Gracias a la
mediacin del sacerdote podran entrar vicariamente en el santuario, y, en la
persona del sumo sacerdote, podran aun entrar en la misma cmara de audiencias
del Altsimo. Para los fieles israelitas esto prefiguraba el momento cuando el
pueblo de Dios entrar sin temor "en el Lugar Santsimo por la sangre de
Jesucristo" (Heb. 10: 19).

Dios deseaba ensear todo esto a Israel mediante el sistema de sacrificios.


Para ellos representaba el camino de salvacin. Les daba esperanza y nimo.
Aunque la ley de Dios, los Diez Mandamientos, los condenaba por sus pecados, el
hecho de que el Cordero de Dios morira por ellos les daba esperanza. El
sistema de sacrificios era el Evangelio para Israel. Sealaba la forma de
lograr la comunin con Dios.

Hay cristianos profesos que no consideran de gran importancia ni valor para


ellos los servicios del templo divinamente instituidos. Sin embargo, el plan
evanglico de salvacin, revelado ms plenamente en el NT, resulta ms claro
cuando se entiende el AT. En verdad, quien entiende el sistema levtico
presentado en el AT, puede entender mejor y apreciar ms el Evangelio expuesto
en el NT. El primero prefigura al segundo y es smbolo de l.

Desde el tabernculo.

Como resultado del pecado, el hombre haba sido expulsado de su hogar en el


paraso, donde gozaba de la comunin directa con su Hacedor. Por causa de que
el hombre ya no era apto para vivir con Dios, el Eterno se dign descender y
habitar con el hombre. De acuerdo con esto, le haba mandado a Moiss: "Y harn
un santuario para m, y habitar en medio de ellos" (Exo. 25: 8). Moiss haba
hecho esto, y "la gloria de Jehov" haba llenado "el tabernculo" (Exo. 40:
34). Maravilloso amor! Dios no poda estar separado de los suyos, y en su
amor haba formulado un plan para que pudiese 725 vivir entre ellos. Dios los
acompaara en su peregrinaje por el desierto, y finalmente los guiara a la
tierra prometida.

2.

Ofrenda.

Heb. qorban, del verbo qarab, "acercarse", "acercarse a". Haba dos tipos de
holocaustos: los obligatorios y los voluntarios. Algunos de los holocaustos
obligatorios deban ofrecerse en determinadas ocasiones y eran presentados por
los sacerdotes para beneficio de toda la nacin. Entre stos estn el
holocausto diario (Exo. 29: 38-42; Nm. 28: 3-8); el holocausto sabtico (Nm.
28: 9, 10), y los holocaustos de las fiestas de luna nueva, de pascua, de
Pentecosts, de la fiesta de las trompetas, del da de expiacin, y de la
fiesta de los tabernculos (Nm. 28: 11 a 29: 39). Otros holocaustos
obligatorios eran de naturaleza ocasional, y eran presentados por las personas
afectadas. Tales eran los holocaustos en ocasin de la consagracin de un
sacerdote (Exo. 29: 15-18; Lev. 8: 18-21; 9: 12-14), del nacimiento de un nio
(Lev. 12: 6-8), de la purificacin de un leproso (cap. 14: 19, 20), de la
purificacin ceremonial (cap. 15: 14, 15, 30), y cuando se tomaba el voto del
nazareato (Nm. 6: 13-16). Los holocaustos voluntarios podan ser presentados
por una persona en cualquier momento, pero deban ceirse siempre a los mismos
reglamentos que regan los holocaustos obligatorios (Nm. 7; 1 Rey. 8: 64).
Los reglamentos de Lev. 1 ataen especficamente a los holocaustos voluntarios,
aunque el ritual tambin era similar para los otros.

3.

Si su ofrenda fuere holocausto.

"Si su qorban [vers. 2] fuese 'olah". 'Olah es la palabra hebrea comn para
designar el "holocausto", y significa "lo que asciende". Otro vocablo, usado
solamente dos veces, es kalil, que significa "entero". Estas palabras se
derivan del hecho de que los holocaustos eran enteramente consumidos sobre el
altar y que, al ascender el humo, en forma figurada ascenda la ofrenda hacia
Dios. La palabra "holocausto" viene del griego y significa "lo que se quema
todo". Esta palabra describe bien al sacrificio quemado por fuego. No se
coma ninguna parte del holocausto, como ocurra con algunos otros sacrificios;
todo se quemaba y ascenda a Dios en llamas como "olor grato" (vers. 9). No se
retena nada. Todo era entregado a Dios. Indicaba una consagracin completa.

Se mencionan por primera vez los holocaustos luego el diluvio, cuando No


"ofreci holocausto en el altar" (Gn. 8: 20). Luego se menciona en la orden
dada por Dios a Abrahn de que ofreciese a su hijo "en holocausto sobre uno de
los montes que yo te dir" (Gn. 22: 2). El libro de Job, quiz el ms antiguo
de la Biblia, registra que Job "se levantaba de maana y ofreca holocaustos
... porque deca Job: Quiz habrn pecado mis hijos, y habrn blasfemado contra
Dios en sus corazones" (Job 1: 5). Evidentemente Job crea que sus holocaustos
serviran para apartar la ira de Dios, aunque sus hijos no ofreciesen
sacrificios ellos mismos y quiz no se haban dado cuenta de su pecado. Los
rabinos tenan un dicho: "Los holocaustos hacen expiacin por las
transgresiones de Israel".

Los holocaustos fueron los ms antiguos de todos los sacrificios, como tambin
los ms caractersticos y completos; reunan entre s los elementos esenciales
de todos los sacrificios. Su importancia resulta evidente al considerar que,
durante siglos, fueron los nicos sacrificios realizados. Ms tarde, cuando se
orden la presentacin de otros sacrificios, se declar expresamente que no
deban reemplazar al "holocausto continuo", sino que deban ofrecerse adems de
ste (Nm. 28: 10; 29: 16; etc.).

Aunque el sacrificio diario, de maana y de tarde, obligatorio aun en el gran


da de la expiacin, era ofrecido por la nacin, tambin tena un propsito
bien definido en beneficio de cada israelita. Cuando finalmente se hubo
instalado el servicio del santuario en Jerusaln, Dios mand que en adelante
todos los sacrificios deban ser llevados all, y que los sacerdotes slo
deban oficiar en el altar. Aunque de este modo se centralizaba el culto y se
lograba la uniformidad, y esto era til, se creaban ciertos problemas para los
que vivan en lugares distantes del santuario. Un viaje desde Galilea hasta
Jerusaln poda llevar varios das, especialmente si se llevaba el animal para
el sacrificio. En su viaje de regreso a casa, el hombre poda pecar de nuevo, y
poda necesitar hacer otro viaje al templo. Por supuesto, esto era
impracticable. Para una persona, el sacrificio diario, de maana y de tarde,
ofreca una feliz solucin.

Los animales que deban ser usados como sacrificio diario eran comprados con
dinero aportado por todo el pueblo. Todas las maanas se ofreca en el altar
del holocausto un 726 cordero en favor de toda la nacin, y a la tarde se
repeta el mismo servicio. Este holocausto proporcionaba expiacin temporaria
y provisoria para la nacin, hasta tanto el pecador pudiese comparecer,
llevando su propio sacrificio. Estos sacrificios nacionales tenan el mismo
propsito en beneficio de la nacin que los sacrificios ofrecidos por Job,
quien deca: "Quiz habrn pecado mis hijos, y habrn blasfemado contra Dios en
sus corazones" (Job 1: 5). Job no saba si sus hijos haban pecado. Pero
exista la posibilidad de que as lo hubieran hecho. Por lo tanto, a fin de
"cubrirlos" hasta que pudieseis ofrecer sus propios sacrificios, Job actuaba en
lugar de ellos. De la misma manera, el holocausto diario, ofrecido por la
nacin, protega a Israel hasta que cada uno pudiese traer su ofrenda
individual. El Talmud ensea que el sacrificio matutino expiaba los pecados
cometidos durante la noche, y el sacrificio vespertino, los pecados del da.

Los holocaustos diarios eran quemados en el altar, pero con fuego lento, para
que un sacrificio durara hasta que fuese colocado el prximo (Lev. 6: 9). El
sacrificio vespertino duraba hasta la maana, y el sacrificio matutino duraba
hasta la tarde. De este modo, siempre haba una vctima sobre el altar para
proporcionar expiacin provisoria y temporaria para Israel. Cuando un hombre
pecaba, aunque no pudiese comparecer inmediatamente en el santuario, o aun por
semanas y meses, saba que haba un sacrificio sobre el altar que se consuma
en su favor, y que l estaba "protegido" hasta que pudiese presentar su propia
ofrenda y confirmar su arrepentimiento.
Esta misericordioso medida hecha en favor de los pecadores de antao constituye
una gran esperanza para el pecador de hoy. Hay veces cuando pecamos pero no
nos damos cuenta de ello hasta ms tarde, y por lo tanto no hacemos una
confesin inmediata. Qu consuelo es saber que Cristo est siempre listo a
"cubrirnos" con el manto de su justicia hasta que nos percatemos de nuestra
condicin; saber que Jess nunca nos deja ni nos abandona; que aun antes de que
nos acerquemos a l, ya ha hecho la provisin necesaria para que seamos salvos.
Gracias a Dios por esta maravillosa provisin! Sin embargo, nadie debiera
aprovecharse indebidamente de este beneficio y demorar la confesin.

Aunque los holocaustos mencionados en Lev. 1 son todos voluntarios y


personales, el ritual a seguirse deba ser preciso y estricto. De esta manera
se enseaba a los israelitas la obediencia implcita. Dios puede perdonar, y
Dios perdonar, pero debe haber una adhesin absoluta a las instrucciones
divinas. El que desea acercarse a Dios, debe hacerlo como Dios manda. El nico
culto aceptable ante Dios es aquel que est de acuerdo con su voluntad; no el
que nos parezca mejor y ms efectivo, no el que nosotros pensemos que sea ms
adecuado a la ocasin, no el que pareciera traer los resultados ms rpidos o
mayor cantidad de dinero, sino slo el culto que Dios aprueba y sobre el cual
puede derramar su bendicin.

Se usaban cuatro clases de animales como holocaustos: becerros, ovejas, cabras


y aves. El que presentaba la ofrenda poda escoger. El rico naturalmente
prefera presentar un becerro. El pobre poda presentar solamente un palomino
o una trtola, si no tena ms recursos. Es significativo que Mara, la madre
de Jess, presentara dos trtolas como ofrenda luego del nacimiento de su Hijo
(ver Lev. 12: 8; Luc. 2: 22-24). Jos y Mara eran pobres. El len y el
guila, reyes de las fieras y de las aves, no podan ser usados para los
sacrificios puesto que eran animales inmundos; en cambio se usaban el cordero y
la paloma. Dios no puede tolerar un espritu altivo, pero acepta a los mansos y
humildes.

El holocausto voluntario era una ddiva de amor, de dedicacin y de


consagracin. Se ofreca con un espritu de alegre sacrificio a Dios. Era ms
que un presente; significaba darse uno mismo, en sacrificio vivo. Hoy no
ofrecemos holocaustos, pero haramos bien en aplicar a nuestra vida diaria ese
espritu que impela a ofrecer holocaustos. Dios todava se agrada del
servicio gozoso y voluntario (2 Cor. 9: 7).

Macho sin defecto.

"Para que sea aceptado ser sin defecto" (Lev. 22: 21). Esto hace resaltar el
hecho de que Dios exige lo mejor que tenemos. Posiblemente no seamos ricos, ni
podamos presentar grandes ofrendas a Dios, pero lo que demos debe ser perfecto.
No debemos presentar nada que sea inferior a lo mejor que tengamos. No
debemos dar a Dios lo que sea de valor inferior: una moneda defectuosa, una
propiedad imposible de vender, restos de tiempo libre. En cambio debemos 727
servir a Dios con lo mejor que est a nuestra disposicin.
De su voluntad.

Mejor, "para que sea grato ante el Seor" (BJ). Deba ofrecerlos "a la puerta
del tabernculo", y de ese modo sera aceptado ante el Seor. La misma palabra
hebrea que aqu se traduce "de su voluntad", se traduce "aceptado" en el vers.
4.

4.

Ser aceptado para expiacin suya.

El animal presentado como sacrificio era considerado como sustituto por el


pecador. Deba aceptarse "para expiacin suya", es decir en su lugar. Por
cuanto el sustituto era smbolo de Cristo, tambin deba ser perfecto (cap. 22:
25).

La colocacin de la mano del que ofreca el sacrificio sobre la cabeza de la


vctima era parte solemne y esencial del ritual. La palabra samak, "poner",
significa "apoyarse" con el peso del cuerpo. Este acto pues representaba la
total dependencia del pecador en su sustituto. Respecto al significado de este
rito, los comentadores, antiguos y modernos, entienden que representa la
transferencia simblica a la vctima de los pecados del que ofrece el
sacrificio, o la sustitucin del pecador por la vctima que as muere en su
lugar. "La imposicin de las manos sobre la cabeza de la vctima es un rito
comn por el cual se efectan la sustitucin y la transferencia de los
pecados". "En todo sacrificio existe la idea de sustitucin; la vctima ocupa
el lugar del pecador humano" (Jewish Encyclopedia, art. "Atonement, Day of"
[Expiacin, Da de la], tomo 2, pg. 286).

Puesto que los cristianos ahora por fe ponen sus pecados sobre Jess, el
Cordero de Dios, parece apropiado encontrar en el conjunto de sacrificios una
ceremonia que represente esto. Lo encontramos reflejado en el ritual del
holocausto; en verdad se exiga la imposicin de la mano en todos los casos
donde hubiese pecado. El cristiano considera que la ceremonia de poner la mano
sobre la vctima y apoyarse en ella es smbolo de su propia dependencia de
Cristo para recibir la salvacin. Al apoyarnos de esa forma, ponemos nuestros
pecados sobre Cristo, y l ocupa nuestro lugar sobre el altar, un sacrificio
"santo, agradable a Dios" (Rom. 12: 1).

Despus de haber seguido las indicaciones dadas por Dios, el pecador


arrepentido poda estar seguro de que la vctima era aceptada en su lugar. As
tambin nosotros podemos tener la seguridad de que, al seguir las indicaciones
de Dios, podemos ser aceptos en Cristo, nuestro Sustituto, sabiendo que l
ocupa nuestro lugar en el altar: lo que, en verdad, ya ha hecho en la cruz.
Cristo muri por nosotros, en nuestro lugar, y porque l muri, nosotros
viviremos.

5.

Degollar el becerro.
Es imposible suponer que una persona normal pudiese sentir placer al clavar el
cuchillo en una vctima inocente, aunque esa vctima fuese solamente un animal.
Y, sin embargo, Dios exiga esto del que ofreca el sacrificio. En pocas
posteriores, los sacerdotes degollaban las vctimas, aunque el plan original de
Dios haba sido que el pecador mismo lo hiciese. Esta experiencia debe haberle
resultado penosa y un tanto angustiosa al pecador, porque saba que era su
pecado el que haca necesaria esa muerte. Debe haberle inculcado la
determinacin de no pecar ms. En forma vvida vea ante s los resultados del
pecado. No slo significaba la muerte, sino la muerte de un ser inocente. Qu
otro efecto poda tener esta ceremonia sino el de crear en el transgresor el
odio por el pecado y la solemne resolucin de no tener nada ms que ver con l?

La primera leccin que Dios deseaba ensearle a Israel mediante el sistema de


sacrificios era que el pecado engendraba muerte. Vez tras vez esta leccin fue
inculcada en sus corazones. Cada maana y cada tarde a travs de todo el ao,
se ofreca un cordero en favor de la nacin. Da tras da el pueblo traa sus
ofrendas por el pecado y sus holocaustos al santuario. En cada caso un animal
era degollado y la sangre aplicada en el lugar designado. En cada ceremonia y
en cada servicio estaba claramente impresa la leccin: El pecado engendra
muerte.

Esta leccin es tan necesaria en nuestros tiempos como lo fuera antao.


Algunos cristianos consideran demasiado livianamente el pecado. Piensan que es
un aspecto pasajero de la vida que ser superado con la madurez. Otros
consideran que el pecado es lamentable, pero inevitable. Todos necesitan que
en forma indeleble se les grabe en la mente la leccin de que el pecado
significa muerte. El NT declara especficamente que "la paga del pecado es
muerte" (Rom. 6: 23), pero muchos no captan la importancia de esta declaracin.
El tener un concepto ms realista de la inseparable relacin entre el pecado y
la muerte 728 ayudara mucho a apreciar y comprender el Evangelio. Para el
cristiano esto encierra una leccin importante. Nosotros ramos los culpables;
Cristo no lo era. La contemplacin de la cruz en primer lugar nos debiera
provocar un sentimiento de culpa, luego una repulsin por el pecado, y
finalmente una profunda gratitud a Dios por la salvacin que se hace posible
por medio de la muerte. Cristo muri por m. Yo debiera haber muerto, porque
yo pequ, y "la paga del pecado es muerte". Pero Cristo muri por m; fue al
Calvario en mi lugar. Cun adecuada es esta provisin! Cun maravilloso el
amor!

La rociarn.

El que ofreca el sacrificio haba concluido su tarea. Haba trado su


sacrificio, haba confesado su pecado y haba degollado la vctima. Despus de
eso comenzaba la ministracin de la sangre. Un sacerdote haba recibido en una
vasija la sangre que manaba del animal degollado. Luego l ministraba con la
sangre, rocindola "alrededor sobre el altar" del holocausto. La palabra
traducida "rociar" significa literalmente "esparcir". Se la usa para referirse
a la accin de esparcir polvo (Job 2: 12), carbones encendidos (Eze. 10: 2), o
agua (Nm. 19: 13), etc. Segn el Talmud, el sacerdote oficiante esparca la
sangre contra el altar en dos lugares: la esquina noreste y la esquina
suroeste, de tal modo que pudiese tocar los cuatro lados del altar. Por
razones higinicas es probable que esto se hubiera hecho del lado interior del
altar. La porcin de la sangre que no se usaba era vertida en la base del
altar. Posteriormente, en el templo de Jerusaln, la sangre sobrante pasaba por
un conducto al valle del Cedrn.

Dios procur impresionar en los israelitas el hecho de que el perdn de los


pecados slo puede obtenerse mediante la confesin y la ministracin de la
sangre. Deban comprender el precio infinito del perdn. Es mucho ms que
meramente pasar por alto las faltas. A Dios le cost algo el poder perdonar;
cost una vida, la vida misma de su propio Hijo.

A algunos les parece innecesaria la muerte de Cristo. Piensan que Dios podra
o debera haber perdonado sin el Calvario. No les parece que la cruz sea parte
integral o vital de la expiacin. Sera provechoso que los cristianos
consideraran ms el precio de su salvacin. El perdn no es cosa sencilla.
Mediante el sistema ceremonial, Dios ense a Israel que el perdn slo puede
obtenerse por el derramamiento de sangre. Necesitamos aprender esa leccin
ahora. En el sistema de sacrificios de los israelitas se encuentran los
principios fundamentales de la vida santa. El AT es fundamental. La persona
que est bien afirmada en sus enseanzas podr construir un edificio que no
caer cuando vengan las lluvias y soplen los vientos. Ella estar edificada
"sobre el fundamento de los apstoles y profetas, siendo la principal piedra
del ngulo Jesucristo mismo" (Efe. 2: 20).

6.

Desollar el holocausto.

Originalmente lo haca la misma persona que ofreca el sacrificio, pero ms


tarde los levitas realizaron esta tarea. En el desierto eran pocos los que
participaban en las ceremonias del tabernculo en comparacin con pocas
posteriores, en la tierra prometida, cuando centenares y aun miles llegaban a
ofrecer sacrificios en un solo da. Los levitas y sacerdotes, ya acostumbrados
al ritual, podan desollar el animal ms prontamente que la gente comn.

7.

Pondrn fuego sobre el altar.

Siempre arda fuego en un lugar designado sobre el altar de los holocaustos.


Era el deber de los sacerdotes asegurarse de que ese fuego nunca se apagara.
Puesto que Dios mismo lo haba encendido, era considerado fuego sagrado. Este
fuego no deba utilizarse para ningn fin comn, ni deba usarse fuego comn en
los servicios del santuario. Desde este fuego principal, ubicado en el altar
de los holocaustos, los sacerdotes encendan los otros fuegos para consumir los
sacrificios presentados. De este modo, varios fuegos ardan sobre el altar al
mismo tiempo, todos ellos encendidos con el fuego principal. Cuando entraban
en el lugar santo para ofrecer incienso, los sacerdotes deban tomar las brasas
de este altar para sus incensarios. El fuego que arda sobre el altar del
incienso provena del altar del holocausto. Es interesante notar que en el
ciclo hay un ngel que tiene a su cargo el fuego (Apoc. 14: 18).

Compondrn la lea sobre el fuego.

La lea que se usaba en los servicios del santuario era cuidadosamente


inspeccionada antes de ponerla sobre el altar. La lea daada por insectos o
comida por gusanos era rechazada. Era tarea de ciertos sacerdotes vigilar para
que siempre hubiera lea disponible. Una vez al ao se le peda al pueblo que
ayudase a juntar lea para el santuario. Esta tarea debe 729 haberles servido
de instruccin; pues al juntar la lea deban examinarla para asegurarse que
los sacerdotes la aceptaran. Al hacerlo, deben haber sentido que Dios es
santo y que aun en las cosas ms pequeas exige perfeccin.

No se tiraba la lea sobre el fuego ni se la colocaba de cualquier manera. Se


la pona en forma ordenada. La leccin es evidente. Nada de lo que tiene que
ver con el servicio de Dios puede hacerse descuidadamente. Todo debe
realizarse con cuidado y reverencia.

8.

Acomodarn las piezas.

La leccin de orden es la misma del vers. 7. Todas las piezas de la vctima


deban acomodarse sobre el altar siguiendo la misma disposicin que tenan en
el animal vivo, encima de la lea que tambin estaba en orden, Dice el apstol:
"Hgase todo decentemente y con orden" (1 Cor. 14: 40). Esto constituye buen
cristianismo neotestamentario.

9.

Lavar con agua.

En armona con la orden de que ninguna cosa sucia deba ponerse sobre el altar
ni usarse en el servicio de Dios, las entraas y las piernas eran lavadas con
agua antes de colocar la vctima sobre el altar. Podra argumentarse que esto
era innecesario, puesto que el fuego pronto consumira el sacrificio y todo lo
sucio sera destruido. Para qu, entonces, perder tiempo en lavar las partes
del animal?

Tambin este procedimiento debe haber servido para exaltar la santidad de Dios
y su aborrecimiento por el desorden y por todo lo que pueda ensuciar. En
verdad todas las acciones, todas las ceremonias, servan para repetir la
leccin de la santidad de la obra de Dios, de la santidad del carcter divino.

El sacerdote har arder todo.

El "todo" tena una excepcin. No se quemaba la piel del animal, sino que se
daba al sacerdote (cap. 7: 8). No se nos explica el motivo de esta excepcin.
Olor grato.

Es decir, agradable a Dios. Los holocaustos del cap. 1 no eran sacrificios


obligatorios, sino voluntarios, presentados porque el que los ofreca senta su
necesidad de Dios y quera mostrar su aprecio por la bondad del Seor. Al
presentar el sacrificio expresaba su amor a Dios y se consagraba a su servicio,

Los holocaustos eran ofrecidos en muchas ocasiones y representaban consagracin


a Dios y gratitud a l. No tenan por objeto pedir un favor especial, sino que
expresaban la gratitud por mercedes ya obtenidas. Se ofrecan en ocasin de la
purificacin de un leproso (cap. 14: 19, 20), de la purificacin de las mujeres
luego de dar a luz (cap. 12: 6-8), como tambin por una purificacin general
(cap. 15: 15, 30). En muchos casos, una ofrenda por el pecado acompaaba al
holocausto, pero no siempre. Cuando una misma persona presentaba una ofrenda
por el pecado y holocaustos, la ofrenda por el pecado vena primero y era por
un pecado o pecados especficos. El holocausto se ofreca por la pecaminosidad
general, sin referencia a ningn pecado en particular.

Los holocaustos tuvieron un lugar destacado en la consagracin de Aarn y de


sus hijos (Exo. 29: 15-25; Lev. 8: 18), como tambin en su comienzo en el
sacerdocio (Lev. 9: 12-14). Tambin se los usaba como parte de los votos de
nazareato (Nm. 6: 13-16). En estos casos representaban la consagracin
completa de la persona a Dios. Por medio del holocausto, quien lo ofreca se
pona simblicamente sobre el altar, para consagrar toda su vida al servicio de
Dios.

Los sacrificios eran oraciones hechas carne. Interpretados de este modo,


asumen un significado ms profundo. Si un cristiano es tentado y peca,
humildemente confiesa su pecado y pide perdn. El verdadero israelita haca lo
mismo, pero, adems presentaba una ofrenda por el pecado cometido. Si tambin
ofreca un holocausto, al hacerlo estaba diciendo: "Seor, posiblemente haya
hecho otras cosas que no te agradan. No me doy cuenta de haberlas hecho, pero
por tu misericordia, perdona aquello en lo cual pude haber faltado". Cuando
oramos en esta forma, estamos haciendo lo que haca el israelita al presentar
su holocausto.

La exhortacin de Pablo en Rom. 12: 1, a presentar el cuerpo "en sacrificio


vivo", es una referencia a los antiguos holocaustos. Hemos de estar
enteramente dedicados a Dios. Hemos de ser enteramente limpiados. Slo despus
de quitar toda la suciedad del holocausto, poda ponrselo sobre el altar,
"ofrenda encendida de olor grato para Jehov". Lo mismo ocurre con nosotros.
Todo pecado, toda suciedad de la carne y del espritu, debe ser quitada antes
de ser aptos para el altar (2 Cor. 7: 1).

El holocausto es smbolo de Cristo, quien se 730 entreg total y completamente


a Dios, dejndonos un ejemplo que debemos imitar. Ensea una completa
santificacin, una entera dedicacin. Ocupa con propiedad el primer lugar en
la lista de sacrificios del libro del Levtico. Nos dice claramente que el
sacrificio para que sea de olor grato a Dios, debe ser una entrega total. Todo
debe colocarse sobre el altar; todo debe dedicarse a Dios.

As como el sacrificio deba ser perfecto, as tambin Cristo es el "cordero


sin mancha y sin contaminacin", el que siendo hermoso y santo "nos am y se
entreg a s mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante"
(1 Ped. 1: 19; Efe. 5: 2).

El holocausto era grato a Dios porque revelaba el deseo de consagrarse a l, de


parte del que presentaba la ofrenda. Al ofrecer su sacrificio, deca en
esencia: "Seor, deseo servirte. Me coloco sobre el altar, sin reservarme nada
para m. Acptame en el Sustituto y por amor de l". Tal actitud agrada a
Dios.

Los holocaustos del cap. 1 eran de "olor grato" a Dios porque eran enteramente
voluntarios. Los cristianos corren peligro de hacer lo que en s es bueno y
correcto, no por un deseo interior ni por el impulso del amor, sino porque es
costumbre o porque se espera que lo hagan. El deber es una gran palabra y debe
recibir nfasis; pero no debemos olvidar que el amor es mayor an y que, bien
aplicado, cumple con el deber porque lo incluye. El amor es voluntario,
espontneo, libre; el deber es exigente, obligatorio. Los dos son necesarios en
la vida cristiana, y no se debe dar nfasis a uno en detrimento del otro. El
deber cumple la ley en todo. El amor tambin cumple la ley en todo; pero va
ms lejos. Realiza la segunda milla. Entrega tambin la capa.

"Dios ama al dador alegre" (2 Cor. 9: 7). Algunas personas quisieran leer
"liberal" en vez de "alegre", lo que tal vez sea tambin cierto. Pero el texto
dice "alegre". Se refiere a uno que da voluntariamente, a quien no se necesita
instar sino que hace alegremente su parte. Esto es agradable a Dios. Este
espritu est simbolizado en el holocausto. Le agradara a Dios que el
espritu de servicio alegre fuese ms comn de lo que es. Muchas veces hacemos
con resignacin, o aun con desgano, lo que debiramos realizar con anhelo y
espritu alegre. Dios ama al dador alegre: al que gozosamente da su servicio,
no slo su dinero.

Hay tareas que deben realizarse que no son agradables ni placenteras. Dios
aprecia que las hagamos para cumplir con nuestro deber, pero se complacera ms
si las hicisemos voluntariamente y sin quejas ni murmuraciones. Hay personas
que necesitan que se las anime, que se las amoneste, que se las inste y hasta
que se les prometa una recompensa para que hagan lo que deberan hacer alegre y
voluntariamente (ver Isa. 64: 7; Mal. 1:10). La actitud indiferente y el deseo
de obtener una recompensa cansan tanto a los hombres como a Dios. Para los
dirigentes, resulta descorazonador amonestar fervientemente y en repetidas
ocasiones, para obtener slo una lnguida respuesta.

10.

Del rebao.

Si el que presentaba el sacrificio no poda o no deseaba ofrecer un becerro,


poda escoger un carnero o un macho de cabro del rebao. Esto era aceptado
por Dios; pero, cualquiera fuera el animal que escogiese, deba ser macho, y no
tener ningn defecto.

11.

Rociarn su sangre.

El ritual a seguirse era igual al que corresponda cuando se ofreca un


becerro. En este caso no se dice nada de poner la mano sobre la cabeza del
animal, pero indudablemente tambin se realizaba esta parte de la ceremonia.
Como ocurra con el becerro, el sacerdote reciba la sangre y la rociaba
alrededor del altar y sobre l (ver com. vers. 5).

13.

Lavar las entraas.

Se segua el mismo ritual empleado con el becerro. El animal era desollado y


dividido en partes; se lavaban las piernas y las entraas. Luego, se llevaban
las piezas al altar y se las acomodaba en orden.

14.

De aves.

Las trtolas y los palominos no eran caros, de modo que aun los pobres podan
ofrecer este sacrificio. Debe recordarse que los sacrificios del cap. 1 eran
voluntarios. Un corazn rebosante de amor encontrara alguna manera de
presentar a Dios una ofrenda, por pequea que fuese. Tales ofrendas eran tan
preciosas a la vista de Dios como las ms ostentosas.

Jess ense esto con claridad cuando dijo que la viuda que haba echado dos
blancas "ech ms que todos" (Luc. 21: 3, 4). Puesto que la blanca casi no
tena valor adquisitivo, ya que vala slo una fraccin de centavo de dlar, su
ofrenda fue realmente pequea. Pero dio todo lo que tena. La cantidad que
dio no era la verdadera medida de su 731 ofrenda. Lo que le daba valor no era
lo que haba dado, sino lo que le quedaba.

15.

El sacerdote la ofrecer.

Comnmente el que ofreca el sacrificio deba matar el animal. Pero en el caso


de sacrificarse un ave, haba tan poca sangre que era necesario que el
sacerdote mismo la matara para que pudiese tocar rpidamente el altar con la
sangre de la vctima.

16.

El buche y las plumas.


Eran echados sobre el montn de las cenizas, pues si se quemaban, hubiera
producido un olor desagradable.

17.

De olor grato.

Las aves eran demasiado pequeas como para partirlas, demasiado pequeas como
para rociar la sangre, como se haca en el caso de las otras ofrendas,
demasiado pequeas como para ponerles la mano encima (ver com. vers. 4); pero
de todos modos constituan un olor grato a Jehov. El que presentaba el
sacrificio no tena casi parte en el ritual; slo traa el ave. El sacerdote
haca todo lo dems. Y aun as, el que presentaba el sacrificio haba hecho lo
que poda, y esto era agradable y aceptable ante Dios.

CAPTULO 2

1 La ofrenda de harina, aceite e incienso, 4 cocida en horno, 5 en sartn, 7 o


en cazuela. 12 La ofrenda de primicias. 13 La sal como parte de la ofrenda.

1 CUANDO alguna persona ofreciera oblacin a Jehov, su ofrenda ser flor de


harina, sobre la cual echar aceite, y pondr sobre ella incienso,

2 y la traer a los sacerdotes, hijos de Aarn; y de ello tomar el sacerdote


su puo lleno de la flor de harina y del aceite, con todo el incienso, y lo
har arder sobre el altar para memorial; ofrenda encendida es, de olor grato a
Jehov.

3 Y lo que resta de la ofrenda ser de Aarn y de sus hijos; es cosa santsima


de las ofrendas que se queman para Jehov.

4 Cuando ofrecieres ofrenda cocida en horno, ser de tortas de flor de harina


sin levadura amasadas con aceite, y hojaldres sin levadura untadas con aceite.

5 Mas si ofrecieres ofrenda de sartn, ser de flor de harina sin levadura,


amasada con aceite,

6 la cual partirs en piezas, y echars sobre ella aceite; es ofrenda.

7 Si ofrecieres ofrenda cocida en cazuela, se har de flor de harina con


aceite.

8 Y traers a Jehov la ofrenda que se har de estas cosas, y la presentars al


sacerdote, el cual la llevar al altar.

9 Y tomar el sacerdote de aquella ofrenda lo que sea para su memorial, y lo


har arder sobre el altar; ofrenda encendida de olor grato a Jehov.

10 Y lo que resta de la ofrenda ser de Aarn y de sus hijos; es cosa santsima


de las ofrendas que se queman para Jehov.

11 Ninguna ofrenda que ofreciereis a Jehov ser con levadura; porque de


ninguna cosa leuda, ni de ninguna miel, se ha de quemar ofrenda para Jehov.

12 Como ofrenda de primicias las ofreceris a Jehov; mas no subirn sobre el


altar en olor grato.

13 Y sazonars con sal toda ofrenda que presentes, y no hars que falte jams
de tu ofrenda la sal del pacto de tu Dios; en toda ofrenda tuya ofrecers sal.

14 Si ofrecieres a Jehov ofrenda de primicias, tostars al fuego las espigas


verdes, y el grano desmenuzado ofrecers como ofrenda de tus primicias.

15 Y pondrs sobre ella aceite, y pondrs sobre ella incienso; es ofrenda.

16 Y el sacerdote har arder el memorial de l, parte del grano desmenuzado y


del aceite, con todo el incienso; es ofrenda encendida para Jehov.

1.

Ofreciere oblacin.

Es decir, "una ofrenda de cereal [minjah] como ofrenda [qorban, ver com. cap.
l: 2] ". La palabra minjah no 732 tena originalmente el sentido de ofrenda
religiosa, sino que designaba un regalo presentado a un superior. El
"presente" que Jacob le dio a Esa era minjah (Gn. 32: 13). Tambin lo era el
"presente" que los hermanos de Jos le llevaron a Egipto (Gn. 43: 11).
Tambin se usaba esa palabra para indicar el tributo pagado por pueblos
vencidos (2 Sam. 8: 2, 6). Estos presentes indicaban sumisin y dependencia.
En el monte Sina, minjah pas a ser la designacin oficial de un presente a
Dios, una ofrenda hecha como homenaje, en reconocimiento de la superioridad de
Aquel a quien se la daba. Indicaba que el hombre dependa de Dios para recibir
todas las cosas buenas de la vida; reconoca a Dios como dueo y dador. Al
presentar tal ofrenda, el hombre admita ser solamente un mayordomo de las
cosas que se le haban confiado.

La "oblacin" de Lev. 2 era una ofrenda de cereales, de harinas preparadas en


diversas formas. En las leyes mosaicas, no se usa la palabra minjah para
referirse a ofrendas de animales, aunque en Gn. 4: 4, Abel ofreci como minjah
un cordero.

As como haba holocaustos pblicos e individuales o particulares, haba


tambin oblaciones pblicas e individuales. Las oblaciones particulares eran
voluntarias, y podan ofrecerse a voluntad, en cualquier momento. Las
oblaciones pblicas eran obligatorias y existan reglas fijas para su
presentacin.

La principal oblacin pblica era el pan de la proposicin, o "pan de la


Presencia", colocado cada sbado sobre la mesa en el primer compartimento del
santuario. Se lo presentaba al Seor; luego permaneca durante una semana
sobre la mesa, y finalmente era comido por los sacerdotes. Se lo llamaba el
"pan de la Presencia" (BJ), o literalmente el "pan de la faz", puesto que
estaba continuamente sobre la mesa en la presencia de Dios, o ante su rostro,
La mesa del pan de la proposicin tambin recibe el nombre de "mesa limpia"
(Lev. 24: 6).

La ofrenda del pan de la proposicin consista en 12 panes, cada uno hecho con
algo ms de 2,4 kg (5 1/3 libras) de harina. Eran pues de buen tamao. Los
panes se colocaban sobre la mesa en dos pilas de seis cada una. Los sacerdotes
que haban oficiado durante esa semana, ofrecan los sacrificios del sbado de
maana, y permanecan hasta que los sacerdotes que haban llegado el viernes,
para oficiar durante la semana entrante, ofrecan los sacrificios vespertinos
del sbado. Los sacerdotes que se retiraban del servicio en el santuario
quitaban el pan de la mesa, y los sacerdotes que comenzaban a servir colocaban
el pan fresco. Se tena cuidado de no sacar el pan hasta que estuviese listo
el otro, fresco, para ponerlo sobre la mesa, pues siempre deba haber pan sobre
ella, as como deba haber siempre un holocausto sobre el altar. Por esto, el
holocausto se llamaba "holocausto continuo" y se habla de la "colocacin
continua de los panes de la proposicin" (Exo. 29: 42; 2 Crn. 2: 4). El pan
de la proposicin era ofrecido a Dios en seal de "pacto perpetuo" (Lev. 24:
8). Era el testimonio perpetuo de que Israel dependa de Dios para recibir
sustento y vida; de parte de Dios, era una promesa continua de que mantendra a
su pueblo. La necesidad de Israel estaba siempre delante de Dios, y la promesa
de Dios estaba siempre delante del pueblo.

Una libacin acompaaba a los sacrificios matutinos y vespertinos (Exo. 29: 40;
Nm. 15: 5). Por eso sobre la mesa de los panes de la proposicin haba
"platos", "cucharas", "cubiertos" y "tazones", o segn lo expresa la BJ, "las
fuentes, los vasos, los jarros y las tazas para las libaciones" (Exo. 25: 29).
Esta libacin era derramada en el lugar santo, ante el Seor.

No hay gran diferencia entre la mesa de los panes de la proposicin del AT y la


mesa del Seor del NT (ver Luc. 22: 30; 1 Cor. 10: 21). El pan es el cuerpo de
Cristo, quebrantado por nosotros. La copa es el nuevo pacto en su sangre (1
Cor. 11: 24, 25). El "pan de la Presencia" simboliza a Aquel que vive "siempre
para interceder" por nosotros, el "pan vivo que descendi del cielo" (Heb. 7:
25; Juan 6: 51).

Su ofrenda ser.

Esta ofrenda poda ser presentada por cualquier persona que deseara hacerle un
obsequio a Dios. Consista en flor de harina, aceite e incienso. Algunas veces
se la presentaba como ofrenda aparte, pero generalmente se ofreca junto con un
holocausto.

La flor de harina, o harina fina, es el producto de la cooperacin entre Dios y


los hombres. Dios coloca el principio de vida en la semilla, da sol y lluvia,
y la hace crecer. El hombre siembra la semilla, la cuida, la cosecha, la muele
para hacer harina, y luego presenta 733 esta harina ante el Seor, o la prepara
en tortas cocidas al horno. Es la suma del don original de Dios ms el trabajo
del hombre. Es devolverle a Dios lo suyo con inters. Es smbolo de la obra
de la vida del hombre, de talentos perfeccionados.

Dios le da a cada hombre talentos segn la capacidad que tenga para emplearlos.
Algunos tienen varios talentos; nadie carece totalmente de ellos. Dios no se
complace cuando los hombres slo le devuelven la cantidad de simiente que les
fue confiada. Dios quiere que los hombres siembren la semilla, la cuiden, la
cosechen, la limpien de toda impureza, la muelan entre las dos piedras del
molino, sacando de ella toda la vida mediante la trituracin, y luego se la
presenten como "flor de harina". Dios espera que cada talento sea mejorado,
refinado y ennoblecido.

2.

Y la traer a los sacerdotes, hijos de Aarn.

No se dan instrucciones en cuanto a la cantidad que deba presentarse. Esto


quedaba librado al deseo individual. De cada ofrenda el sacerdote tomaba un
puado de harina, algo de aceite, y todo el incienso, y los quemaba sobre el
altar. A esto se lo llamaba "memorial", y era una ofrenda de "olor grato a
Jehov". A esta ofrenda, como a todas las dems, se le deba agregar sal
(vers. 13; DTG 406).

3.

Lo que resta.

La oblacin era en verdad un regalo a los sacerdotes, pues reciban todo, menos
la parte del "memorial". Deban dividirse el resto entre ellos y cada uno
deba recibir una parte igual (cap. 7: 10).

4.

Ofrenda cocida al horno.

La oblacin que reciban los sacerdotes consista en harina y aceite. Ellos


podan hacer con esto lo que quisieran. Tambin estaba permitido que la
persona que ofreca la oblacin la trajese ya cocida y presentase su oblacin,
ya horneada, a los sacerdotes. Si haca esto, deba hacer tortas o panes sin
levadura, de herina fina y aceite, luego deba dividir los panes o las tortas
en pedazos, y derramar aceite sobre ellos. Podan cocerse al horno o en
sartn.

7.

Cocida en cazuela.

Los ingredientes eran los mismos: flor de harina y aceite. Las tortas o panes
eran trados "a Jehov" y presentados al sacerdote, que deba sacar la parte
del "memorial" (vers. 9), para quemarla sobre el altar. Lo que quedaba
perteneca a Aarn y a sus hijos y era "cosa santsima" (vers. 10).

Flor de harina.

La harina fina que se usaba para la oblacin no tena ninguna diferencia de


otra harina de la misma calidad, y no posea en si ninguna virtud especial.
Sin embargo, luego de haber sido presentada al sacerdote, se transformaba en
"cosa santsima". El mismo principio se aplic en el caso de Ananas y Safira
(Hech. 5). Esto debiera hacer que todos los que ministran en cosas santas y
reciben ofrendas consagradas sean cuidadosos en el uso y manejo de estas cosas
santsimas.

Como se explic anteriormente, la flor de harina representa el trabajo del


hombre, sus talentos consagrados y perfeccionados.

La harina no es ms que el grano triturado. Antes de ser molido, el grano era


capaz de perpetuarse, de transmitir vida. Despus de la molienda, es
aparentemente intil. Nunca podr ser plantado nuevamente. No tiene vida.
Pero es intil? No. Ha dado su vida; ha muerto para sostener otra vida. La
trituracin de su propia vida se ha transformado en el medio de perpetuar una
vida superior. Era la vida de la semilla; ahora ayuda a mantener la vida de un
ser viviente, creado a la imagen de Dios. La muerte lo ha enriquecido, lo ha
glorificado, hacindolo til para el hombre.

Pocas son las vidas que tienen valor real y perdurable si no han sido
machacadas y golpeadas. Los hombres se encuentran a s mismos y encuentran a
Dios en las experiencias profundas y oscuras de la vida. Cuando el alma est
anegada es cuando se edifica el carcter. La tristeza, el chasco y el
sufrimiento son los poderosos siervos de Dios. Los das oscuros aportan
lluvias de bendicin, posibilitando la germinacin de la semilla, para que sta
cumpla su misin y produzca fruto.

El problema del sufrimiento quiz sea difcil de comprender en sus aspectos ms


profundos, Pero algunas cosas son claras. El sufrimiento tiene un propsito
definido en el plan de Dios como un medio de preparar el alma para el cielo.
Suaviza el espritu. Prepara el alma para una comprensin ms profunda del
verdadero significado de la vida. Inspira simpata por otros. Lo lleva a uno
a caminar de manera delicada ante Dios y los hombres. Humilla.

En esta vida, slo aquel que ha sufrido ha vivido de verdad. Slo el que ha
amado ha vivido. Ambas cosas son inseparables. El amor implica sacrificio, y
el sacrificio a menudo 734 implica sufrimiento. Sin embargo, este sufrimiento
no es necesariamente penoso; porque el sufrimiento ms elevado es santo,
exaltado y gozoso. Una madre podr sacrificarse por su hijo; podr sufrir
fsicamente; pero lo hace con gozo, voluntariamente. El amor considera como
privilegio el sacrificio.

La leccin completa del sufrimiento no se ha aprendido hasta que podamos


regocijarnos en l. Y nos regocijaremos cuando experimentemos lo que Pablo
experiment cuando dijo que, "de la manera que abundan en nosotros las
aflicciones de Cristo, as abunda tambin por el mismo Cristo nuestra
consolacin" (2 Cor. 1: 5). Lo mismo ocurre con el sufrimiento vicario.
Cristo, "por el gozo puesto delante de l sufri la cruz, menospreciando el
oprobio" (Heb. 12; 2).

La harina de la oblacin no deba ofrecerse sola; deba mezclarse con aceite.


El aceite es smbolo del Espritu de Dios. Slo cuando la vida sea santificada
por el Espritu, cuando est mezclada con l, y sea ungida por l, podr ser
agradable ante Dios. El sufrimiento en s mismo quiz no resulte una bendicin.
A algunos les endurece el corazn y amarga el espritu. Pero cuando el
Espritu Santo toma posesin del alma y el dulce espritu del Maestro se
difunde en la vida, se manifiesta la fragancia de una vida consagrada.

9.

Su memorial.

As como Dios se reserv una parte de la oblacin como "memorial", as tambin


se reserva una parte de nuestros ingresos y de nuestro tiempo. La dcima parte
de nuestras entradas pertenece a Dios. "El diezmo ... de Jehov es" (cap. 27:
30). Del mismo modo, se ha reservado como suyo el sptimo da de la semana
(Exo. 20: 10).

En esto la iglesia cristiana est lejos de cumplir con su deber. Pocos


reconocen las demandas de Dios. Proceden como si lo que tienen les
perteneciese, cuando, en verdad, son meros mayordomos. Se consideran liberales
cuando dan para la causa de Dios, aun cuando quiz el total de lo que dan no
alcance a ser lo que por derecho le pertenece a Dios, porque ni siquiera es de
ellos. Del mismo modo, muchos flaquean en la observancia del sbado. Las
horas del sbado son sagradas; en ellas debemos hacer la obra de Dios y no la
nuestra.

Haramos bien en recordar que la parte del "memorial" de todo lo que tenemos es
de Dios.

11.

Ninguna cosa leuda, ni de ninguna miel.

Estaba prohibida toda levadura en las oblaciones que se presentaban a Dios para
ser quemadas en el altar. La misma prohibicin se aplicaba a la miel. La
fermentacin es smbolo de corrupcin. Cristo dijo: "Guardaos de la levadura
de los fariseos, que es la hipocresa" (Luc. 12: 1). Pablo habla de la
"levadura de malicia y de maldad" (1 Cor. 5: 8). Se usaba tanto miel como
levadura para producir fermentacin, especialmente para hacer vinagre. Los
intrpretes bblicos generalmente asocian la miel con las pasiones de la carne,
que a la verdad pueden ser placenteras, pero contienen elementos de corrupcin
y son destructoras de la vida espiritual. Sin embargo, aunque no se deba
quemar ni levadura ni miel en el altar, se ordenaba que se ofreciese pan hecho
con levadura como primicia (Lev. 23: 17), y la miel figura entre las primicias
ofrecidas por Ezequas (2 Crn. 31: 5).

13.

La sal del pacto.

Un pacto de sal es un pacto perpetuo (Nm. 18: 19; 2 Crn. 13: 5). En lo que
se refiere a su capacidad de preservar, la sal es lo opuesto de la levadura.
El simbolismo es claro: nunca deben faltar los principios purificadores y
preservadores de la santidad y la verdad en nuestro pacto con Dios.

"Porque todos sern salados con fuego, y todo sacrificio ser salado con sal"
(Mar. 9: 49). El fuego purifica, la sal preserva. Ser salado con fuego
implica no slo purificacin sino preservacin. Dios desea tener un pueblo
puro, un pueblo limpio, un pueblo santo, un pueblo cuyos pecados hayan sido
perdonados. Con slo pedirlo pueden obtener el poder preservador de Dios. No
solamente han de llegar a ser limpios y santos, sino que adems han de
mantenerse en esa condicin. El fuego con el cual han de ser "salados" no
destruye, sino purifica. Primero hemos de ser limpiados, luego preservados.
"Salados con fuego" y salados "con sal". Purificados y luego conservados
puros! Maravillosa provisin!

14.

Las espigas verdes.

"Grano tierno" (BJ). Se refiere aqu a tales cereales como trigo, cebada,
centeno o avena. An hoy, en el Oriente, es comida preferida el grano tierno,
es decir no maduro, tostado. Tales granos podan usarse como oblacin. Se
derramaba aceite sobre las espigas, y se les pona incienso; 735 la parte del
"memorial" era quemada sobre el altar, y el resto pasaba a ser de los
sacerdotes, Quiz el grano "herido" de esta ofrenda simbolice a Aquel que fue
herido por nosotros, y por cuya llaga fuimos curados (Isa. 53: 5).

Las diversas oblaciones presentan a Cristo como el dador y sustentador de la


vida, Aquel en quien, y por quien, "vivimos, y nos movemos, y somos" (Hech. 17:
28). As como los holocaustos representaban la consagracin de la vida, las
oblaciones requeran la consagracin de los recursos. Esta consagracin debe
ser precedida por la consagracin de la vida. El Evangelio no da lugar para la
consagracin de la vida sin la consagracin de los recursos; tampoco puede
haber esta consagracin sin la consagracin de la vida. Las dos deben ir
unidas. Combinadas, constituyen un sacrificio completo, un "olor grato para
Jehov" (Lev, 1: 9).

Debe hacerse resaltar la idea de la mayordoma. Algunos llevan el nombre de


Cristo, y hacen ostentacin de santidad y consagracin a Dios, pero sus obras
no corresponden con su profesin. El bolsillo est cerrado y parecen no orse
los pedidos, mientras la causa de Dios languidece. Tales personas necesitan
entender que la consagracin de toda la vida incluye tambin la consagracin de
los recursos.

Sin embargo, sera incorrecto pensar que lo nico que Dios exige es la
consagracin de los recursos, y que las donaciones liberales allanarn el
camino al cielo. Somos responsables ante Dios de cada talento que nos haya
confiado, ya sean recursos materiales, tiempo, o dones naturales. De todos
stos somos mayordomos, y Dios es el Amo legtimo. Talentos tales como el
canto, la msica, el habla y el liderazgo pertenecen a Dios. Deben estar
consagrados a l; deben ponerse sobre el altar.

El alma piadosa encuentra muchas lecciones espirituales en la presentacin de


las oblaciones. Todo lo que somos debiera estar consagrado a Dios; todo lo que
tenemos debiera estar sobre el altar. "Limpiaos, pues, de la vieja levadura,
para que seis nueva masa, sin levadura como sois" (1 Cor. 5: 7). "Sea vuestra
palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepis cmo debis
responder a cada uno" (Col. 4: 6). "Tened sal en vosotros mismos; y tened paz
los unos con los otros" (Mar. 9: 50). Finalmente, en el servicio de Dios no
podremos sustituir los planes de Dios con nuestras propias invenciones y
nuestros propios mtodos, aunque para nuestro gusto stos sean tan dulces como
la miel.

CAPTULO 3

1 El sacrificio de paz de ganado vacuno, 6 de ovejas, 7 de cordero, 12 de


cabra.

1 SI SU ofrenda fuere sacrificio de paz, si hubiere de ofrecerla de ganado


vacuno, sea macho o hembra, sin defecto la ofrecer delante de Jehov.

2 Pondr su mano sobre la cabeza de su ofrenda, y la degollar a la puerta del


tabernculo de reunin; y los sacerdotes hijos de Aarn rociarn su sangre
sobre el altar alrededor.

3 Luego ofrecer del sacrificio de paz, como ofrenda encendida a Jehov, la


grosura que cubre los intestinos, y toda la grosura que est sobre las
entraas,

4 y los dos riones y la grosura que est sobre ellos, y sobre los ijares; y
con los riones quitar la grosura de los intestinos que est sobre el hgado.

5 Y los hijos de Aarn harn arder esto en el altar, sobre el holocausto que
estar sobre la lea que habr encima del fuego; es ofrenda de olor grato para
Jehov.

6 Mas si de ovejas fuere su ofrenda para sacrificio de paz a Jehov, sea macho
o hembra, la ofrecer sin defecto.

7 Si ofreciera cordero por su ofrenda, lo ofrecer delante de Jehov.

8 Pondr su mano sobre la cabeza de su ofrenda, y despus la degollar delante


del tabernculo de reunin; y los hijos de Aarn 736 rociarn su sangre sobre
el altar alrededor.

9 Y del sacrificio de paz ofrecer por ofrenda encendida a Jehov la grosura,


la cola entera, la cual quitar a raz del espinazo, la grosura que cubre todos
los intestinos, y toda la que est sobre las entraas.

10 Asimismo los dos riones y la grosura que est sobre ellos, y la que est
sobre los ijares; y con los riones quitar la grosura de sobre el hgado.

11 Y el sacerdote har arder esto sobre el altar; vianda es de ofrenda


encendida para Jehov.

12 Si fuere cabra su ofrenda, la ofrecer delante de Jehov.

13 Pondr su mano sobre la cabeza de ella, y la degollar delante del


tabernculo de reunin; y los hijos de Aarn rociarn su sangre sobre el altar
alrededor.

14 Despus ofrecer de ella su ofrenda encendida a Jehov; la grosura que cubre


los intestinos, y toda la grosura que est sobre las entraas,

15 los dos riones, la grosura que est sobre ellos, y la que est sobre los
ijares; y con los riones quitar la grosura de sobre el hgado.

16 Y el sacerdote har arder esto sobre el altar; vianda es de ofrenda que se


quema en olor grato a Jehov; toda la grosura es de Jehov.

17 Estatuto perpetuo ser por vuestras edades, dondequiera que habitis, que
ninguna grosura ni ninguna sangre comeris.

1.

Sacrificio de paz.

Heb. shlem, de una raz que significa "hacer paz" (Jos. 10: 4) o "estar en
paz" (Job 22: 21), "hacer restitucin" (Exo. 22: 5), "completar [un pago]"
(Sal. 50:14). La marca distintiva de la ofrenda de paz era la comida en comn,
celebrada dentro del recinto del santuario, en la cual prevalecan el gozo y la
alegra, y durante la cual departan el pueblo y los sacerdotes. No era sta
la ocasin para efectuar la paz, sino que se trataba de una Fiesta de regocijo
porque la paz ya exista. Generalmente era precedida por una ofrenda por el
pecado y por un holocausto. La sangre haba sido asperjada, se haba hecho la
expiacin, se haba otorgado el perdn, y se haba recibido la seguridad de la
justificacin. Para celebrar esto, el que haba ofrecido el sacrificio
invitaba a sus parientes, a sus siervos y a los levitas a comer con l. Toda
la familia se reuna en el atrio de la congregacin para festejar la paz que
haba sido efectuada entre Dios y el hombre, y entre el hombre y su prjimo.

No puede concebirse mayor gozo que el de estar en paz con Dios (Rom. 5: 1).
Este es el legado que Cristo dej al decir: "La paz os dejo, mi paz os doy"
(Juan 14: 27). La paz de Cristo es esa tranquila seguridad que nace de la
confianza en Dios.

Cristo pronunci estas palabras de paz a la sombra misma del Getseman y del
Glgota. Saba que tena la prueba por delante, de modo que le sali al
encuentro. Su corazn estaba lleno de paz y de amor. Saba en quien haba
confiado, y tena la seguridad de que el Padre lo amaba. Tal vez no pudiese
ver ms all de los portales de la tumba. Quiz la esperanza no le presentara
su salida del sepulcro como triunfador, ni le hablara de la aceptacin de su
sacrificio por parte de su Padre. Pero, por la fe, ya era vencedor. Saba en
quien haba credo, y estaba seguro de que todo saldra bien. Esta es la paz
que Cristo nos leg. Significa unidad con el Padre; significa quietud,
descanso, gozo y contentamiento; significa amor, fe, comunin y compaerismo;
significa ausencia de preocupacin, temor y ansiedad. El cristiano que goza de
esta paz tiene una fuente de fortaleza que no depende de las circunstancias.
Est en armona con Dios.

Como ya se explic, los diversos sacrificios del AT eran oraciones encarnadas.


Unan la fe con las obras. Expresaban la necesidad que el hombre tiene de Dios
y su relacin con l. El pueblo no poda ofrecer el incienso junto con sus
oraciones, pero poda proporcionar el incienso. No poda ministrar la sangre,
pero poda proporcionar el sacrificio. No poda entrar en el santuario, pero
poda proporcionar los presentes y las ofrendas que hacan posible el servicio.
No poda comer el pan de la proposicin, pero poda proporcionar la "vianda
... de ofrenda encendida para Jehov" (vers. 11).

"Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro
Seor Jesucristo" (Rom. 5: 1), "porque l es nuestra paz" (Efe. 2: 14). En
tiempos de antao, se invitaba a Israel a festejar el hecho de que 737 estaba
en paz con Dios y el hombre, que sus pecados haban sido perdonados, que haba
sido restituido al favor del cielo. Estas eran ocasiones de gozo y gratitud,
cuando ya se hablan aclarado las incomprensiones y prevalecan la paz y la
confraternidad. Deban participar los hijos y las hijas, los siervos y las
siervas, junto con los levitas invitados. Todos se sentaban a la mesa del
Seor para gozarse juntos "en la esperanza de la gloria de Dios" (Rom. 5: 2).
El pueblo de Dios de estos tiempos hara bien en celebrar fiestas de regocijo
por el hecho de que est en paz con Dios (ver Nota Adicional al final del
captulo).

2.

Pondr su mano.

El animal era degollado en la puerta del tabernculo de la congregacin, donde


se mataba la mayora de los animales para los sacrificios, Y su sangre se
rociaba sobre el altar del holocausto (ver com. de cap. 1: 4, 5).

3.
Toda la grosura.

No la grasa dispersa por todo el cuerpo, sino la grasa que cubra ciertos
rganos. juntamente con los riones, esta grasa era quemada sobre el altar.

La palabra traducida "grosura" es jleb, de una raz poco usada que significa
"estar gordo". La palabra "leche" es jalab, y difiere de "grosura" solamente
en las vocales.

5.

De olor grato para Jehov.

Puesto que la grasa era quemada sobre el altar, "una ofrenda de olor grato para
Jehov", no pareciera tener asidero la opinin de algunos que sostienen que la
grasa era smbolo de pecado. El pecado es una abominacin para Dios, y nada
que lo simbolizara deba llegar al altar. Por esta razn se exclua la
levadura, smbolo del pecado (cap. 2: 11, 12). Algunas veces se cita el Sal.
37: 20 como prueba de que la "grosura" significa pecado. Pero la palabra que
all se traduce "grasa" (VVR) es yaqar, y significa "hermosura",
"magnificencia", o "preciosura", y no "grasa". La BJ traduce esta frase: "El
ornato de los prados". La palabra yaqar es la que, en Isa. 43: 4, se traduce
"de gran estima", y es aplicada por Dios a su pueblo. La gordura siempre era
quemada sobre el altar; Dios la reclamaba como suya (Lev. 3: 16); era de "olor
grato" al Seor; era preciosa; era la "vianda" de la ofrenda presentada al
Seor (vers. 16). La expresin registrada en Gn. 45: 18 (Val. ant.), comer
"la grosura de la tierra", equivale a gozar de lo mejor que sta ofrece.

6.

De ovejas.

Las mismas reglas se aplicaban tanto al ganado bovino como al ovino. Debe
notarse que para esta ofrenda poda usarse un animal macho o hembra, pero
siempre deba ser sin defecto. El oferente colocaba su mano sobre la cabeza de
la vctima y la mataba, luego de lo cual el sacerdote ministraba la sangre.

9.

La cola entera.

Se refiere al carnero de Bujaria (Ovis laticaudata). La cola de este animal


pesa generalmente de 5 a 10. kg, pudiendo pesar hasta cerca de 25 kg. Debido a
su peso, la cola roza con el suelo, lo que resulta en dolorosas llagas, que
disminuyen el valor del animal. En esos casos, el pastor, tanto hoy como en la
antigedad, coloca una tabla o una especie de carrito para llevar el peso de la
cola.

La cola en si est formada de una mezcla de grasa y mdula, y, mezclada con


otras cosas, era usada como un sustituto de la mantequilla por quienes no
acataban la orden divina de no comer la grasa. En algunos pases orientales
todava se da a la cola el mismo uso.

12.

Cabra.

El procedimiento deba ser el mismo que se empleaba en los otros sacrificios.


La imposicin de las manos, la degollacin, el rociado de la sangre, todo se
haca de la misma forma. Se quitaba cuidadosamente la grasa y, junto con los
riones, se la quemaba sobre el altar.

17.

Estatuto perpetuo.

Dios mand a Israel que no comiese "ninguna grosura ni ninguna sangre". "Toda
la grosura es de Jehov" (vers. 16), y "el diezmo ... de Jehov es" (cap. 27:
30), son declaraciones paralelas. La razn que se presenta para no comer la
grasa es que pertenece a Dios (ver com. cap. 7: 23).* 738

NOTA ADICIONAL AL CAPTULO 3

Hoy ya no se ofrecen ofrendas literales de paz, de gozo y gratitud, pero su


espritu debera permanecer. Pocos, aun entre los supuestos "buenos"
cristianos, se regocijan como debieran, como tienen el privilegio de hacerlo,
en la paz y el amor de Dios. Aunque en algunos casos esto se deba a que no
aprecian debidamente lo que Dios ha hecho por ellos, ste no es siempre el
problema. Hay muchos cristianos que no comprenden que tienen el privilegio de
ser felices en su religin. Viven ms a la sombra de la cruz que a su luz.
Piensan que es pecaminoso ser felices que aun una sonrisa podra ser
inconveniente, y que la risa, sea inocente o no, es sacrlega. Sealan el
hecho de que no hay registro de que Jess se hubiera redo o aun sonredo.
Esto es verdad, pero tampoco hay registro de que Jess se hubiera peinado o
baado. Tales personas tratan de llevar la carga del mundo sobre sus hombros,
y piensan que cualquier momento pasado en recreacin no slo es tiempo perdido,
sino que es algo ciertamente irreligioso. Son "buenos" cristianos, pero no
cristianos felices. Si hubiesen vivido en el tiempo de Cristo y si hubiesen
estado entre sus seguidores, hubieran puesto en duda la conveniencia de que
Jess asistiera a las bodas de Can, y, de habero acompaado, lo hubieran
hecho de mala gana. Lo hubiera esperado con suma impaciencia. Acaso no tena
una gran obra que realizar? Cmo poda perder tiempo en fiestas sociales? Si
hubiesen sabido que tan slo tena tres aos para trabajar, hubieran estado an
ms perplejos.

Esta clase de "buenos" cristianos habra credo que en las actividades sociales
de Jess haba algo malo. Cmo poda pasar tiempo comiendo y bebiendo con los
pecadores? Aun los fariseos estaban perplejos por esto cuando sealaron el
ayuno y la oracin de los discpulos de Juan, para reprender implcitamente a
Cristo, quien estaba en un banquete (ver Luc. 5: 29-35).
Esto se escribe teniendo muy en cuenta los tiempos en que vivimos, al borde
mismo de la eternidad. Si alguna vez hubo una poca cuando la seriedad y la
sobriedad debieran caracterizar las vidas de los seguidores de Cristo, ste es
el momento. En vista de la crisis que se avecina cmo debiramos "andar en
santa y piadosa manera de vivir"! (2 Ped. 3: 11). Toda frivolidad y liviandad
debiera ser puesta de lado, y la solemnidad debiera posesionarse de todo
creyente. Estn por ocurrir grandes y portentosos acontecimientos. Este no es
momento para ocuparnos en bagatelas y necedades. El Rey est a las puertas.

Sin embargo, estos hechos no nos debieran hacer olvidar que somos hijos del
Rey, que nuestros pecados han sido perdonados, y que tenemos el derecho de
estar felices y de regocijarnos. La obra debe ser terminada, y nosotros
debemos participar en ella; pero algunos hablan como si todo dependiese de
ellos. En sus oraciones le recuerdan a Dios lo que se necesita hacerse, como
si tuviesen miedo de que l se fuera a olvidar de algunos asuntos que para
ellos son de mucha importancia. Son almas "buenas", ansiosas en todo momento
de hacer lo correcto, pero nunca aprendieron a echar sus cargas sobre el Seor.
Estn haciendo todo lo posible por llevar la carga y, aunque gimen bajo el
peso, estn determinados a no rendirse nunca. Luchan por avanzar y hacen mucho
bien. Son obreros valiosos, y el Seor los ama entraablemente.

Pero con todo su trabajo y su esfuerzo, les falta una cosa: la fe en Dios. Les
falta fe para creer que Aquel que empez la obra tambin la ha de terminar; que
l se interesa tanto o ms por su obra que ellos mismos; que en este mismo
momento Dios est haciendo todo lo posible por adelantar su causa. En su
religin encuentran poco gozo y mucha preocupacin. Son como Marta, que
trabaj y se preocup, pero dej de lado lo que era necesario. Miran con
desaprobacin a las Maras; se quejan ante el Seor de ellas, y experimentan
dificultades en comprender cmo Cristo pudo tomar el partido de Mara.
Preguntan si la comida se hubiera terminado de preparar, de haber habido dos
Maras y ninguna Marta. Tales cristianos trabajan y son fieles en su trabajo,
pero por dentro sienten que otros no estn cumpliendo con su parte, y que a
ellos les toca demasiada carga.

Resalta la misma leccin en el relato del hijo prdigo. El hijo mayor dijo
nunca haber hecho lo malo. Siempre haba trabajado mucho, y no haba perdido
tiempo en fiestas ni francachelas. Ahora que haba vuelto el hijo menor,
despus de haber gastado su parte de la herencia en una vida disoluta, el mayor
739 estaba enojado y no quera entrar en la fiesta que se realizaba en honor
del hermano que haba regresado a casa. De nada vali que el padre saliera a
rogarle que entrase. Por el contrario, el hijo reprendi a su padre dicindole
que, apenas haba vuelto el prdigo que haba gastado sus bienes con rameras,
el padre le haba hecho una fiesta y haba matado el becerro gordo, pero nunca
haba hecho nada por su hijo obediente (Luc. 15: 30).

En medio de los acontecimientos ms solemnes, los cristianos debieran ser


personas felices. Jess no mostr abatimiento ni desnimo, ni siquiera frente a
la cruz. Por qu no hemos de ser felices? Dios ha puesto una cancin nueva en
los corazones de los redimidos. Son hijos del Altsimo. Caminan con Dios.
Estn felices en su amor.

No todos los cristianos tienen la paz de Dios en sus corazones como debieran
tenerla, y como tienen el derecho de tenerla. Se han olvidado de la promesa de
Cristo: "La paz os dejo... No se turbe vuestro corazn, ni tenga miedo" (Juan
14: 27).

Los corazones de muchos estn turbados. Tienen miedo. Se preocupan. Algn


ser querido est fuera del redil y estn tratando de hacerlo entrar con sus
oraciones. Da y noche trabajan y oran. No dejan nada sin hacer en sus
esfuerzos por lograr su salvacin. Si alguien puede ser salvo por las obras de
otro, se proponen lograr ese propsito. No es que dejen a Dios de lado. Oran
y ruegan a Dios. Oran como si hubiera que instar a Dios. Y finalmente ese ser
amado se vuelve a Dios. Cun felices estn! Ahora pueden descansar. Su obra
est hecha, su tarea, cumplida.

Posiblemente a los tales no se les ocurre que a Dios le interesa tanto la


conversin de esa alma como a ellos. Se les ha ocurrido que mucho antes de que
empezaran a orar y a trabajar, Dios haba puesto en movimiento aquellos
instrumentos que, de ser posible, lograran el efecto deseado? Dios no puede
salvar a un hombre en contra de su voluntad, pero hay muchas cosas que puede
hacer, y las est haciendo todas. An podra hacer ms si nosotros
coopersemos con l, y le preguntsemos humildemente si hay alguna cosa que
podemos hacer para ayudar, en vez de intentar dirigir al Seor. Somos
propensos a querer hacer la obra de Dios y pedirle su ayuda, cuando sera mejor
si reconocisemos que la obra es de Dios y coopersemos con l. En el momento
en que comprendemos esto, llega la paz al alma. La persona no deja de trabajar
ni de orar, sino que cambia el nfasis. Comenzar a orar con fe. Si realmente
creemos que Dios est obrando, si creemos que se interesa por la salvacin de
los hombres, oraremos ms que nunca; pero dejaremos la responsabilidad con
Dios. Con gozo y alegra presentemos nuestras vidas y nuestros corazones a
Dios, en ofrenda de "olor grato".

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

17 2T 61

CAPTULO 4

1 Ofrenda por el pecado cometido por ignorancia, 3 para el sacerdote, 13 para


la congregacin, 22 para el jefe, 27 para los del pueblo.

1HABLO Jehov a Moiss, diciendo:

2 Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguna persona pecare por yerro
en alguno de los mandamientos de Jehov sobre cosas que no se han de hacer, e
hiciere alguna de ellas;

3 si el sacerdote ungido pecare segn el pecado del pueblo, ofrecer a Jehov,


por su pecado que habr cometido, un becerro sin defecto para expiacin.
4 Traer el becerro a la puerta del tabernculo de reunin delante de Jehov, y
pondr su mano sobre la cabeza del becerro, y lo degollar delante de Jehov.

5 Y el sacerdote ungido tomar de la sangre 740 del becerro, y la traer al


tabernculo de reunin;

6 y mojar el sacerdote su dedo en la sangre, y rociar de aquella sangre siete


veces delante de Jehov, hacia el velo del santuario.

7 Y el sacerdote pondr de esa sangre sobre los cuernos del altar del incienso
aromtico, que est en el tabernculo de reunin delante de Jehov; y echar el
resto de la sangre del becerro al pie del altar del holocausto, que est a la
puerta del tabernculo de reunin.

8 Y tomar del becerro para la expiacin toda su grosura, la que cubre los
intestinos, y la que est sobre las entraas,

9 los dos riones, la grosura que est sobre ellos, y la que est sobre los
ijares; y con los riones quitar la grosura de sobre el hgado,

10 de la manera que se quita del buey del sacrificio de paz; y el sacerdote la


har arder sobre el altar del holocausto.

11 Y la piel del becerro, y toda su carne, con su cabeza, sus piernas, sus
intestinos y su estircol,

12 en fin, todo el becerro sacar fuera del campamento a un lugar limpio, donde
se echan las cenizas, y lo quemar al fuego sobre la lea; en donde se echan
las cenizas ser quemado.

13 Si toda la congregacin de Israel hubiere errado, y el yerro estuviera


oculto a los ojos del pueblo, y hubieren hecho algo contra alguno de los
mandamientos de Jehov en cosas que no se han de hacer, y fueren culpables;

14 luego que llegue a ser conocido el pecado que cometieron, la congregacin


ofrecer un becerro por expiacin, y lo traern delante del tabernculo de
reunin.

15 Y los ancianos de la congregacin pondrn sus manos sobre la cabeza del


becerro delante de Jehov, y en presencia de Jehov degollarn aquel becerro.

16 Y el sacerdote ungido meter de la sangre del becerro en el tabernculo de


reunin,

17 y mojar el sacerdote su dedo en la misma sangre, y rociar siete veces


delante de Jehov hacia el velo.

18 Y de aquella sangre pondr sobre los cuernos del altar que est delante de
Jehov en el tabernculo de reunin, y derramar el resto de la sangre al pie
del altar del holocausto, que est a la puerta del tabernculo de reunin.

19 Y le quitar toda la grosura y la har arder sobre el altar.

20 Y har de aquel becerro como hizo con el becerro de la expiacin; lo mismo


har de l; as har el sacerdote expiacin por ellos, y obtendrn perdn.

21 Y sacar el becerro fuera del campamento, y lo quemar como quem el primer


becerro; expiacin es por la congregacin.

22 Cuando pecare un jefe, e hiciere por yerro algo contra alguno de todos los
mandamientos de Jehov su Dios sobre cosas que no se han de hacer, y pecare;

23 luego que conociera su pecado que cometi, presentar por su ofrenda un


macho cabro sin defecto.

24 Y pondr su mano sobre la cabeza del macho cabro, y lo degollar en el


lugar donde se degella el holocausto, delante de Jehov; es expiacin.

25 Y con su dedo el sacerdote tomar de la sangre de la expiacin, y la pondr


sobre los cuernos del altar del holocausto, y derramar el resto de la sangre
al pie del altar del holocauto,

26 y quemar toda su grosura sobre el altar, como la grosura del sacrificio de


paz; as el sacerdote har por l la expiacin de su pecado, y tendr perdn.

27 Si alguna persona del pueblo pecare por yerro, haciendo algo contra alguno
de los mandamientos de Jehov en cosas que no se han de hacer, y delinquiera;

28 luego que conociera su pecado que cometi, traer por su ofrenda una cabra,
una cabra sin defecto, por su pecado que cometi.

29 Y pondr su mano sobre la cabeza de la ofrenda de la expiacin, y la


degollar en el lugar del holocausto.

30 Luego con su dedo el sacerdote tomar de la sangre, y la pondr sobre los


cuernos del altar del holocausto, y derramar el resto de la sangre al pie del
altar.

31 Y le quitar toda su grosura, de la manera que fue quitada la grosura del


sacrificio de paz; y el sacerdote la har arder sobre el altar en olor grato a
Jehov; as har el sacerdote expiacin por l, y ser perdonado.

32 Y si por su ofrenda por el pecado trajere cordero, hembra sin defecto


traer.

33 Y pondr su mano sobre la cabeza de la 741 ofrenda de expiacin, y la


degollar por expiacin en el lugar donde se degella el holocausto.

34 Despus con su dedo el sacerdote tomar de la sangre de la expiacin, y la


pondr sobe los cuernos del altar del holocausto, y derramar el resto de la
sangre al pie del altar.

35 Y le quitar toda su grosura, como fue quitada la grosura del sacrificio de


paz, y el sacerdote la har arder en el altar sobre la ofrenda encendida a
Jehov; y le har el sacerdote expiacin de su pecado que habr cometido, y
ser perdonado.

2.

Pecare.

Las ofrendas por el pecado se mencionan por primera vez en relacin con la
consagracin de Aarn y sus hijos (Exo. 29: 14), pero en esa ocasin no fueron
prescritas para todo el pueblo. Tanto la palabra "pecado" como la expresin
"ofrenda por el pecado" se derivan de la palabra hebrea jatta'th, hecho que
permite inferir la estrecha relacin existente entre ambos. El "pecado"
implicaba la necesidad de presentar una ofrenda por el pecado. La presentacin
de una ofrenda tal indicaba que se haba cometido pecado. Al traer una "ofrenda
por el pecado" al santuario, la persona literalmente presentaba el pecado que
esa ofrenda representaba, y por el cual deba hacer expiacin. Las ofrendas por
el pecado aparecen por primera vez en relacin con la ereccin del santuario y
el comienzo del sacerdocio. Hasta ese momento solamente se ofrecan
holocaustos. Las diversas palabras usadas en la Biblia para definir y
describir el pecado presentan los siguientes conceptos:

1.El pecado es una desviacin de una norma definida, una violacin de la ley de
Dios (1 Juan 3: 4). Si concebimos la ley como una lnea recta que debe ser
seguida, cualquier desviacin de esa lnea sera pecado. Tal desviacin puede
ser accidental o intencional, pero siempre es pecado.

2.El pecado es quedarse corto; no alcanzar la meta de la perfeccin. El pecado


es como una flecha que no alcanza el blanco. El arquero puede haber hecho todo
lo que estaba de su parte, pero no tuvo fuerza para que el arco despidiera la
flecha con suficiente fuerza como para alcanzar el blanco. No llega al blanco.

3.El pecado es desobediencia. La desobediencia no es posible sino cuando hay


conocimiento de la ley y transgresin de la misma. Hay diferentes grados de
culpa en la desobediencia, y Dios tiene recursos para esto, pero toda
transgresin es grave. El que persiste en su impenitencia, finalmente cometer
el pecado imperdonable.

4.El pecado es ofensa contra Dios. El hombre puede pecar contra otros hombres,
pero su primera y principal ofensa es contra Dios. Por lo tanto, la confesin
debe hacerse siempre en primer lugar a Dios. Aunque el hijo prdigo haba
pecado gravemente contra su padre, cuando regres, sus primeras palabras
fueron: "He pecado contra el cielo y contra ti" (Luc. 15: 21). Hizo una
declaracin acertada. Aunque sus transgresiones contra los hombres haban sido
grandes, su primera ofensa era contra Dios. As es con todo pecado.
Por yerro.

"Por inadvertencia" (BJ), sin malas intenciones, inadvertidamente,


descuidadamente, sin pensar.

En alguno de los mandamientos de Jehov.

Esto se refiere especialmente a los Diez Mandamientos, pero tambin incluye las
otras rdenes divinas.

Todo el santuario, incluyendo sus enseres, su sacerdocio y su ritual, tena que


ver con el pecado. Los servicios giraban en torno de la desobediencia del
hombre y de la necesidad de salvacin. Si no hubiese sido por el pecado, no se
hubiera necesitado tener un altar sobre el cual colocar las vctimas. Hubiera
sido innecesario matar animales, derramar la sangre y realizar el ministerio de
la expiacin. Sin duda habra existido un lugar donde el hombre pudiera
encontrarse con Dios, pero el servicio hubiera sido de una naturaleza
enteramente diferente.

La pecaminosidad del pecado no depende necesaria ni exclusivamente de lo que se


hace. No siempre son igualmente culpables dos personas que cometen el mismo
pecado. La luz siempre trae consigo la responsabilidad. El mismo pecado,
cometido por un salvaje ignorante y por un hombre civilizado, debe ser
considerado y juzgado en cada caso desde un punto de vista diferente. Dios
toma todo esto en consideracin y, en el captulo que ahora estudiamos, toma
medidas para ello. Segn esto, hay cierta gradacin en los castigos 742
impuestos por pecados cometidos por quienes estn en niveles diferentes. De
aquel que ha recibido ms luz, se espera ms que de aquel que vive en la
ignorancia. En este captulo se consideran cuatro clases de transgresores;
cada uno recibe el castigo segn su posicin. El pecado de una persona
prominente afecta a ms personas que el de una persona menos distinguida; por
lo tanto, debe recibir un castigo ms severo.

3.

El sacerdote ungido.

Todos los sacerdotes eran ungidos, pero slo el sumo sacerdote era ungido en la
cabeza; por lo tanto, por su preeminencia se lo llama "el sacerdote ungido"
(Exo. 29: 7-9; Lev. 8: 12, 13). Se lo designa como "el sumo sacerdote entre
sus hermanos, sobre cuya cabeza fue derramado el aceite de la uncin" (Lev. 21:
10). Generalmente se lo llama simplemente "el sacerdote". Slo cuatro veces
aparece como "sumo sacerdote" en los libros de Moiss y en cada caso la
traduccin literal del hebreo sera "gran sacerdote" o "principal sacerdote"
(ver Lev. 21: 10; Nm. 35: 25, 28).

Segn el pecado del pueblo.

Mejor, "haciendo culpable al pueblo" (BJ). El sumo sacerdote representaba al


pueblo (Lev. 16: 15, 16; Zac. 3: 1-4). En armona con este principio, los
profetas siempre se identificaban con los pecados del pueblo. Aunque, como
mensajeros de Dios, reprendan al pueblo por sus transgresiones, cuando oraban
a Dios se acercaban a l como si fuesen uno con el pueblo en los pecados que
haban merecido el reproche. Es por esto por lo que repetidas veces
encontramos la expresin "hemos" pecado y no "han" pecado; "pecamos", "nuestros
pecados", "pecamos contra Jehov nuestro Dios", "contra ti hemos pecado" (Neh.
1: 6; Isa. 64: 5, 7; Jer. 3: 25; 8: 14; 14: 7; Dan. 9: 5, 8, 11, 15).

Debe resaltar el carcter vicario del sumo sacerdote. Era el representante del
hombre, el que actuaba por el pueblo en todo lo que tena que ver con el
santuario. Todo el sacerdocio se resuma en la persona del sumo sacerdote.

Cuando Adn pec, "la muerte pas a todos los hombres" (Rom. 5: 12), porque por
"la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores" (Rom.
5: 19). Adn representaba al hombre. Cristo tambin representaba al hombre.
Adn, el "primer hombre", era la cabeza de la humanidad; Cristo, el "segundo
hombre", el "Postrer Adn", el "Seor ... del cielo", es la cabeza de la nueva
humanidad (1 Cor. 15: 45-47). "Como por la transgresin de uno vino la
condenacin a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino
a todos los hombres la justificacin de vida" y "por la obediencia de uno, los
muchos sern constituidos justos" (Rom. 5: 18, 19). "Porque as como en Adn
todos mueren, tambin en Cristo todos sern vivificados" (1 Cor. 15: 22).

El sumo sacerdote, que en un sentido especial era un smbolo de Cristo,


representaba al hombre. Representaba a todo Israel. Llevaba las cargas y
pecados del pueblo. Llevaba la iniquidad de las cosas sagradas. Llevaba sobre
s el juicio de Israel. Cuando l pecaba, Israel pecaba. Cuando el sumo
sacerdote entraba en el santuario, lo haca en nombre del pueblo. Cuando l
compareca ante Dios, ellos comparecan. Representaba al pueblo; era el
pueblo. Cuando l pecaba, el pueblo pecaba, y se le exiga presentar por su
pecado el mismo sacrificio requerido cuando toda la nacin pecaba.

Un becerro sin defecto.

Machos o hembras podan usarse para la ofrenda del pecado, pero los animales
deban ser "sin defecto". El sumo sacerdote deba ofrecer un becerro por su
pecado, tanto como por el pecado del pueblo (Lev. 4: 14).

4.

Pondr su mano.

Esta era la misma ceremonia como en todos los otros sacrificios, salvo el de
las aves. La imposicin de manos no slo indicaba la dedicacin del animal a
Dios sino que, al apoyarse en su cabeza, quien ofreca el sacrificio se
identificaba con el animal, y ste se transformaba en su sustituto (ver com.
cap. 1: 4).

La imposicin de la mano iba acompaada de la confesin del pecado que haba


ocasionado la presentacin del sacrificio (cap. 5: 5). Este principio se
aplicaba a todos los sacrificios por el pecado. La accin de imponer la mano
era pues significativa porque el pecador, al confesar su pecado y apoyarse
sobre la vctima, declaraba su fe en Dios, quien proporcionara un sustituto
para que llevara la culpa de su pecado. El castigo no era traer un sacrificio.
El castigo era la muerte, y era el animal el que la sufra.

6.

Rociar de aquella sangre.

Puesto que no haba ningn sacerdote de ms jerarqua que el sumo sacerdote,


que pudiese oficiar 743 por l, l mismo deba ministrar la sangre. En los
sacrificios ya considerados, la sangre era rociada en el altar del holocausto
en el atrio o puesta sobre sus cuernos. Cuando el sacerdote ungido pecaba, la
sangre era llevada dentro del tabernculo. Sin duda esto se deba a que su
pecado era considerado como ms grave que el de cualquier otra persona, o de
mayor importancia ante Dios. El sacerdote mojaba su dedo en la sangre y la
rociaba siete veces delante del velo, "delante de Jehov". Tambin pona parte
de la sangre sobre los cuernos del altar del incienso, y asimismo "delante de
Jehov" (vers. 7).

Debiera notarse que el sacerdote no rociaba la sangre sobre el velo, sino


delante de l. Tambin es de inters que no usaba ms que un dedo para rociar
esa sangre. Adems esta aspersin se haca slo cuando el sacerdote ungido o
la congregacin entera pecaba. No tenemos registro de cun a menudo pecaba el
sumo sacerdote y deba presentar un becerro como ofrenda, pero suponemos que
esto no aconteca con frecuencia. Tampoco sabemos cun a menudo pecaba todo el
pueblo y tena que presentar un becerro, pero suponemos que esto no era
frecuente. Es evidente que el pueblo pecaba a menudo en forma individual, pero
tenemos pocos incidentes registrados de pecados nacionales, como los que se
consideran aqu. El nico registro concreto de un incidente tal, es el caso
del becerro de oro. Es cierto que hubo otras apostasas nacionales, pero
siendo que se deba presentar el sacrificio slo cuando se hubiesen arrepentido
de sus pecados, no puede haber habido muchos casos.

La aspersin de la sangre tena relacin con la ley que estaba directamente


detrs del velo. Sin embargo, la sangre no llegaba hasta la ley; el velo se
interpona. En el servicio diario no haba llegado el momento cuando el
pecador deba enfrentarse con la ley. Eso quedaba para el da de la expiacin,
que figuradamente era el da de juicio de Israel (ver com. Heb. 10: 19, 20).

7.

Sobre los cuernos del altar.

Adems de asperjar la sangre delante del velo, el sacerdote pona parte de la


sangre sobre los cuernos del altar del incienso. Al hacerlo, tocaba cada
cuerno y dejaba la huella de la sangre con su dedo, registrando as el hecho de
que se haba cometido un pecado y que se haba ofrecido el sacrificio. La
sangre que colocaba sobre los cuernos era de un animal que llevaba la culpa del
pecado y por lo tanto era sangre cargada de pecado. Esto exiga que se hiciese
"sobre sus cuernos ... expiacin una vez al ao" (Exo. 30: 10). La parte de la
sangre que no se usaba era vertida en la base del altar del holocausto,

8.

Toda su grosura.

Ver com. cap. 3: 31 5. No se hace mencin de que fuera "olor grato para
Jehov". Sin embargo, el hecho de que se la pusiese sobre el altar, indica que
era agradable a Dios.

12.

Fuera del campamento.

Todo el becerro era llevado fuera del campamento y quemado en un lugar limpio,
no simplemente para deshacerse de l, ni porque se lo considerase inmundo,
porque claramente se lo designa "cosa santsima" (cap. 6: 25). El libro de
Hebreos le da un sentido simblico al hecho de que la vctima fuese quemada
fuera del campamento. Dice Pablo: "Tambin Jess ... padeci fuera de la
puerta. Salgamos, pues, a l, fuera del campamento, llevando su vituperio"
(Heb. 13: 12, 13). El hecho de que el cuerpo fuese quemado fuera del
campamento era pues un smbolo de Cristo, crucificado fuera de la ciudad de
Jerusaln, "para santificar al pueblo mediante su propia sangre" (Heb. 13: 12).
Algunos han opinado que esto indica tambin que muri no slo por los judos,
sino tambin por el mundo. Aunque el cuerpo era considerado santsimo, no se
le daba ningn uso ceremonial. Puesto que no era quemado sobre el altar, no
haba en ese cuerpo ningn valor redentor inherente. Por lo tanto, no era el
cuerpo el que haca la expiacin, sino que "la misma sangre har expiacin de
la persona" (Lev. 17: 11).

Sin embargo, no era la sangre como tal la que haca la expiacin, sino la
sangre derramada y aplicada. No poda efectuarse expiacin matndose al animal
y derramando su sangre en el suelo. La sangre deba ser recogida en una
vasija, tras lo cual el sacerdote la ministraba, rocindola y de otras formas.
Era la sangre rociada la que efectuaba la expiacin, no la parte sobrante que
era vertida en el suelo (ver com. cap. 4: 7). Se haca expiacin con la sangre
aplicada a los cuernos del altar, no con la que era vertida en el suelo (Exo.
29: 12; 30: 10; Lev. 4: 7, 18, 25, 30, 34).

Lamentablemente hay cristianos que hablan de la "sangre derramada", expresin


que no aparece en la Biblia, y se olvidan de la 744 sangre "rociada", que era
la nica que poda efectuar la expiacin. La sangre derramada era la sangre no
utilizada, que se verta al pie del altar luego de haberse completado la
expiacin. Pablo habla de la "sangre rociada" (Heb. 12: 24), es decir, la
sangre usada para ministrar. Cuando fue instituida la pascua, se le orden a
Israel que matara un cordero y pusiera su sangre en las jambas y el dintel de
la puerta (Exo. 12: 7, 22, 23). Dios no prometi que los primognitos se
salvaran por haberse dado muerte al cordero. La salvacin ocurra porque se
haba aplicado esa sangre.

En todas las ofrendas rige el mismo principio. No basta traer la vctima y


degollarla; la sangre debe ser aplicada. Luego de su ascensin, Cristo "por su
propia sangre, entr una vez para siempre en el Lugar Santsimo, habiendo
obtenido eterna redencin" (Heb. 9: 12), y all como "sumo sacerdote ...
ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernculo" (Heb. 8: 1-3),
ministra en nuestro favor. Esta fase del ministerio de Cristo es tan necesaria
para nuestra salvacin como lo fuera el ministerio de la sangre del cordero en
ocasin de la primera pascua, como suceda tambin con todas las ofrendas en
las cuales se derramaba sangre.

El ministerio de la sangre en el gran da de la expiacin era el punto


culminante del servicio anual. Era muy importante degollar la vctima -sin
ello no habra sangre para ministrar- pero se alcanzaba la culminacin de la
ceremonia cuando el sumo sacerdote entraba en el lugar santsimo con la sangre
del macho cabro del Seor (ver Heb. 9: 25). En forma similar, Cristo "por su
propia sangre, entr una vez para siempre en el Lugar Santsimo" (Heb.9: 12).
Su muerte en el Calvario fue esencial -sin ella no hubiera tenido nada "que
ofrecer" (Heb. 8: 3)- pero sin el continuo ministerio de la sangre en el
santuario celestial, el sacrificio del Calvario no hubiera valido de nada.

La mayora de los cristianos no entienden el ministerio de Cristo como nuestro


gran Sumo Sacerdote, ni le dan a ese ministerio todo su valor. Ciertamente,
creen en la sangre derramada; pero no comprenden que debe haber un ministerio o
una aplicacin de la sangre para que sea efectiva. Es hora de que se llame la
atencin del mundo, y de los profesos cristianos en especial, a la obra que
Cristo est realizando ahora. Muchos preguntan por qu Cristo demora tanto en
volver. Saben que se fue, pero no saben nada de su obra mediadora. Como no
han seguido al Cordero, no saben dnde est ni qu est haciendo. Es nuestro
deber y privilegio, nuestra tarea como pueblo, restaurar las antiguas calzadas
(ver Isa. 58: 12) y presentar a Cristo al mundo como nuestro mediador y Sumo
Sacerdote. Su obra est casi terminada, y cuando concluya, Cristo vendr con
poder y gloria.

13.

Toda la congregacin.

Las personas podran pecar a menudo y presentar las ofrendas necesarias. Rara
vez la nacin entera podra pecar "por yerro" (ver com. vers. 2,6).

Cosas que no se han de hacer.

Aqu se incluyen todos los pecados, grandes y pequeos, pero se refiere sobre
todo a los as llamados pecados pequeos. No se refiere esto a la violacin
abierta, sino al pecado relativamente leve, "contra alguno de los mandamientos
... en cosas que no se han de hacer". Cuando se haca esto, se incurra en
culpa, y deba presentarse una ofrenda por el pecado a la puerta del santuario.
14.

Luego que llegue a ser conocido el pecado.

Eso implica que se ignoraba que lo hecho era pecado (ver com. vers. 2). En
tales circunstancias, "toda la congregacin" deba presentar la misma ofrenda
exigida del sumo sacerdote cuando pecaba. El becerro lo proporcionaba la
congregacin, por cuanto todos eran considerados culpables. Los ancianos,
elegidos de entre las diferentes tribus, llevaban el becerro al lugar del
sacrificio, ponan sus manos sobre l y lo degollaban. Nada se dice aqu de la
confesin, pero sta est implcita en la imposicin de manos. Sin confesin,
la presentacin de una ofrenda no valdra de nada, porque no habra
transferencia de pecado, del pecador al sacrificio. Adems, no es la forma en
que se hace la confesin, sino el hecho de confesar, lo que es aceptable ante
Dios,

17.

La misma sangre.

La ministracin de la sangre era la misma que en el caso del sacerdote que


pecaba (vers. 7). Puesto que el sacerdote usaba slo un dedo para realizar el
ministerio de la sangre, se usaba solamente una pequea porcin de la sangre
del becerro.

19.

La grosura.

Acabado el ritual de la sangre, el sacerdote quitaba toda la grasa del becerro,


siguiendo el mismo procedimiento 745 como en el caso de que hubiese pecado el
sumo sacerdote (vers. 6-8).

20.

As har el sacerdote expiacin por ellos.

En el caso del sumo sacerdote ungido no se dice nada de expiacin ni de perdn.


Indudablemente, reciba el perdn, como los otros, cuando confesaba sus
pecados. Parecera que por ministrar el sumo sacerdote su propio sacrificio,
un hombre poda hacer expiacin por s mismo; de ah que se omita esta
declaracin. Pero, en el caso del pueblo, el sacerdote deba hacer expiacin
por ellos, y obtenan "perdn". El ritual de llevar al becerro fuera del
campamento para quemarlo en un lugar limpio era el mismo que se efectuaba en el
caso cuando el sumo sacerdote pecaba.

22.

Cuando pecare un jefe.


El 'jefe" se refiere al principal de la tribu, o el principal de una divisin
de una tribu. Se incluyen tanto dirigentes civiles como religiosos: prncipes
(Gn. 17: 20; 2 Crn. 1: 2),jefes (Nm. 2: 3; 3: 24, 32). Posiblemente el jefe
no se haba dado cuenta de su transgresin. No se esperaba que un jefe
conociera tanto de la ley como el sumo sacerdote ungido; por lo tanto la
ofrenda que de l se exiga era de menos valor que la que se peda del sumo
sacerdote.

24.

Pondr su mano.

Se sigue el mismo modelo de las otras ofrendas y el significado es el mismo.


Al poner sus manos sobre la vctima, el pecador se identifica con ella, le
transfiere sus pecados por confesin y la presenta como su sustituto.

25.

La sangre.

La ministracin de la sangre del macho cabro es diferente de la del becerro.


En este caso el sacerdote no lleva la sangre al santuario, sino que la recoge
en una vasija y la lleva al altar del holocausto. All aplica con el dedo la
sangre a los cuernos del altar.

26.

Quemar toda su grosura.

En todos los casos, ya fuera holocausto (cap. l: 8), ofrenda de paz (cap. 3:
3), u ofrenda por el pecado (cap. 4: 8), toda la grasa que se poda sacar era
quemada sobre el altar. Con esto, el sacerdote terminaba su tarea en favor del
jefe que haba pecado, el cual se iba perdonado. No aparece ninguna
instruccin en cuanto a lo que deba hacerse con el cuerpo de la vctima.
Segn el cap. 6: 26, el sacerdote reciba la carne, y deba comerla en el lugar
santo, en el atrio del tabernculo de reunin.

27.

Alguna persona del pueblo.

El procedimiento era igual que en el caso del jefe, con la excepcin de que la
persona deba presentar una hembra y no un macho. Se consideraba de menor
valor a la hembra que al macho, por lo tanto era ms fcil conseguirla. El
ritual de la sangre y de la eliminacin de la grasa era igual al prescrito para
los jefes que haban pecado (vers. 23-26).

31.

En olor grato.
Puesto que siempre se quemaba la grosura sobre el altar, debe haber sido
aceptable a Dios porque nunca se permita cosa inmunda sobre el altar.

32.

Si ... trajere cordero.

Un cordero costaba menos an que una cabra, y por esta razn se esperaba que un
hombre pobre presentase un cordero. El cordero era la ofrenda del pobre. Es
significativo que repetidas veces se llama a Cristo el Cordero de Dios. Es el
sacrificio del pobre. En todos los otros aspectos, el ritual era el mismo que
se segua con la cabra.

Todos los requisitos para la presentacin de ofrendas de diferentes valores


reflejan tanto la justicia como la misericordia de Dios. En primer lugar, el
valor del sacrificio que deba presentarse estaba determinado por el grado de
culpa del pecador y, en segundo lugar, por sus recursos para comprar una
ofrenda.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

27-30 PP 368 746

CAPTULO 5

1 Pecado del que oculta lo que sabe en un juicio, 2 del que toca una cosa
inmunda, 4 del que jura a la ligera. 6 Su ofrenda de expiacin del rebao, 7 de
aves, 11 de harina. 14 Ofrenda por el pecado de sacrilegio, 17 y por pecados
cometidos por ignorancia.

1 SI ALGUNO pecare por haber sido llamado a testificar, y fuere testigo que
vio, o supo, y no lo denunciara, l llevar su pecado.

2 Asimismo la persona que hubiere tocado cualquiera cosa inmunda, sea cadver
de bestia inmunda, o cadver de animal inmundo, o cadver de reptil inmundo,
bien que no lo supiere, ser inmunda y habr delinquido.

3 O si tocare inmundicia de hombre, cualquiera inmundicia suya con que fuere


inmundo, y no lo echare de ver, si despus llegara a saberlo, ser culpable.

4 O si alguno jurare a la ligera con sus labios hacer mal o hacer bien, en
cualquiera cosa que el hombre profiere con juramento, y l no lo entendiera; si
despus lo entiende, ser culpable por cualquiera de estas cosas.

5 Cuando pecare en alguna de estas cosas, confesar aquello en que pec,

6 y para su expiacin traer a Jehov por su pecado que cometi, una hembra de
los rebaos, una cordera o una cabra como ofrenda de expiacin; y el sacerdote
le har expiacin por su pecado.
7 Y s no tuviere lo suficiente para un cordero, traer a Jehov en expiacin
por su pecado que cometi, dos trtolas o dos palominos, el uno para expiacin
y el otro para holocausto.

8 Y los traer al sacerdote, el cual ofrecer primero el que es para expiacin;


y le arrancar de su cuello la cabeza, mas no la separar por completo.

9 Y rociar de la sangre de la expiacin sobre la pared del altar; y lo que


sobrare de la sangre lo exprimir al pie del altar; es expiacin.

10 Y del otro har holocausto conforme al rito; as el sacerdote har expiacin


por el pecado de aquel que lo cometi, y ser perdonado.

11 Mas si no tuviere lo suficiente para dos trtolas, o dos palominos, el que


pec traer como ofrenda la dcima parte de un efa de flor de harina para
expiacin. No pondr sobre ella aceite, ni sobre ella pondr incienso, porque
es expiacin.

12 La traer, pues, al sacerdote, y el sacerdote tomar de ella su puo lleno,


para memoria de l, y la har arder en el altar sobre las ofrendas encendidas a
Jehov; es expiacin.

13 Y har el sacerdote expiacin por l en cuanto al pecado que cometi en


alguna de estas cosas, y ser perdonado; y el sobrante ser del sacerdote, como
la ofrenda de vianda.

14 Habl ms Jehov a Moiss, diciendo:

15 Cuando alguna persona cometiere falta, y pecare por yerro en las cosas
santas de Jehov, traer por su culpa a Jehov un carnero sin defecto de los
rebaos, conforme a tu estimacin en siclos de plata del siclo del santuario,
en ofrenda por el pecado.

16 Y pagar lo que hubiere defraudado de las cosas santas, y aadir a ello la


quinta parte, y lo dar al sacerdote; y el sacerdote har expiacin por l con
el carnero del sacrificio por el pecado, y ser perdonado.

17 Finalmente, si una persona pecare, o hiciere alguna de todas aquellas cosas


que por mandamiento de Jehov no se han de hacer, aun sin hacerlo a sabiendas,
es culpable, y llevar su pecado.

18 Traer, pues, al sacerdote para expiacin, segn t lo estimes, un carnero


sin defecto de los rebaos; y el sacerdote le har expiacin por el yerro que
cometi por ignorancia, y ser perdonado.

19 Es infraccin, y ciertamente delinqui contra Jehov.

1.
Si alguno pecare.

En la Biblia hebrea, los vers. 1-13 forman parte del cap. 4, pues tratan
tambin de ofrendas por el pecado. Sin embargo, las ofrendas consideradas en
estos versculos son algo diferentes de las del cap. 4. Son casos fronterizos
entre ofrendas por transgresiones y ofrendas por el pecado. Participan de la
naturaleza de ambas ofrendas y 747 usan los dos nombres en forma indistinta.

Por haber sido llamado a testificar.

Se refiere aqu al proceso judicial, en el cual se convocaba a los testigos


para que dijeran lo que haban visto u oido. Uno de ellos se niega a
testificar, y es declarado culpable. Algunas veces tenemos que cumplir deberes
desagradables, deberes que desearamos evitar.

Al decir la verdad debemos cuidar de no imputar motivos, y juzgar de esa manera


a nuestro hermano. Se debe tener cuidado de que los hechos sean reales y no
meras conjeturas. Las pruebas circunstanciales pueden sealar el camino hacia
la verdad, pero tambin pueden conducir a conclusiones errneas. Cuidmonos de
no sacar conclusiones indefendibles.

Un caso tal es el de un dicono, visto por varios miembros de la iglesia


acarreando lea en sbado, mientras pasaba frente a la iglesia, vestido en
ropas de trabajo. Ms tarde lleg al culto como si nada hubiera ocurrido. Fue
interrogado, puesto que la transgresin haba sido pblica, pero no dio
indicios de arrepentimiento. No haba duda en cuanto a los hechos, y el
hermano no neg lo que haba hecho. Los testigos y el acusado concordaban en
lo que haba ocurrido. Su accin era una clara violacin del sbado. Luego l
explic su conducta:

Temprano esa maana se haba sentido impresionado a visitar a una viuda con dos
hijitos, a quienes quera llevar a la escuela sabtica. Al llegar a la casa,
encontr a la madre enferma y la casa sin calefaccin. Se fue a su casa y,
luego de cambiarse de ropa, llev lea hasta la casa de la familia necesitada.
Esto era lo que los testigos haban visto, pero, sin conocer las
circunstancias, haban llegado a la conclusin errnea de que el hermano estaba
haciendo lo que no era correcto en sbado.

Un testigo debe decir la verdad, toda la verdad y solamente la verdad. No debe


aadir detalles, ni tampoco quitarlos; no debe juzgar los motivos que llevaron
a realizar la accin. Se evitara mucha injusticia y mucho pesar si este
principio fuese seguido con mayor estrictez.

2.

Cosa inmunda.

Los pueblos de la antigedad no tenan el conocimiento mdico que hoy poseemos.


No tenan cmo saber que al ponerse en contacto con ciertas enfermedades
podran transmitirlas. Por lo tanto, el nico principio seguro era evitar todo
lo que tuviese aspecto sospechoso. La transgresin poda llevar a una
epidemia. Este principio todava tiene validez como medida sanitaria.

Por supuesto las leyes levticas tenan que ver en primer lugar con impurezas
morales y ceremoniales. Al mismo tiempo, muchos de estos reglamentos tenan
significado tanto para el cuerpo como para el alma. Por cuanto el pueblo no
estaba capacitado para entender ni valorar el aspecto fsico, por lo menos en
forma cabal, no se menciona a menudo este factor aunque est implcito. En el
AT, la palabra tame, traducida "inmundo", slo se usa para referirse a la
"inmundicia" levtica. Es obvio que en los vers. 1 y 4 el tema es la
responsabilidad moral. Por cuanto la "inmundicia" de los vers. 2 y 3 aparece
en la misma categora de la transgresin indicada en los vers. 1 y 4, debe ser,
en esencia, un asunto de responsabilidad moral. En el cdigo levtico la
"inmundicia" es esencialmente culpabilidad moral o ceremonial, pudiendo en
algunos casos implicar "inmundicia" fsica.

3.

Si despus llegare a saberlo.

Tal vez un hombre no se daba cuenta de lo que haba hecho y, por lo tanto,
podra considerrselo disculpable. Sin embargo, aunque no se diese cuenta de
ello, podra constituir una amenaza para otros por ser portador de infeccin.
De ah que en ciertos casos podra no ser totalmente inocente y se le deba
ensear una leccin que lo impresionase tanto a l como a otros. Sin embargo,
no es del todo culpable aquel que es ignorante, a menos que lo sea
voluntariamente, habiendo tenido la oportunidad de informarse.

Algunos adrede cierran los ojos a la luz, convencindose a s mismos de que, al


no verla, no sern responsables de ella. Pero en el juicio todos tendremos que
dar cuenta, no slo de lo que sabemos sino tambin de lo que podramos haber
sabido si hubisemos hecho el esfuerzo de aprender.

4.

Si alguno jurare.

Esto no se refere a la conversacin sino a la solemne confirmacin de una


promesa de hacer o dejar de hacer cierta cosa. Cuando dos personas hacan un
contrato o un convenio, haba acuerdo mutuo, y ese acuerdo era confirmado con
un juramento. Si una de las partes olvida su promesa, confirmada por
juramento, o la repudia a sabiendas, "si despus lo entiende, ser
culpable".748

El faltar a la palabra es un pecado notorio de nuestra poca; y hasta parece ir


en aumento. Los cristianos deben cuidarse de esto. Es fcil acomodarse a las
costumbres de nuestros tiempos, descuidando las normas impuestas por Dios.

5.
Confesar.

Es culpable, y lo sabe. No basta una confesin general. Debe confesar


"aquello en que pec". Ninguna otra confesin servir.

6.

Para su expiacin.

Su ofrenda deba ser una cordera o una cabra, siempre hembra. Estas eran
ofrecidas de la manera habitual, haciendo el sacerdote expiacin por el pecado
cometido.

7.

Dos trtolas.

Dios se apiadaba de los que eran demasiado pobres como para traer el sacrificio
habitual. El transgresor presentaba dos aves al sacerdote, quien ofreca una
como ofrenda por el pecado y luego la otra como holocausto.

11.

Flor de harina.

El culpable podra quiz ser demasiado pobre como para presentar las dos
trtolas o los dos palominos. Pero aun el ms pobre podra traer una pequea
porcin de harina. No deba ponerle aceite ni incienso, porque entonces
hubiera sido una oblacin. Sin estas aadiduras, era una ofrenda por el
pecado.

El sacerdote tomaba un puado de la harina y la quemaba sobre el altar,


siguiendo el ritual de las "ofrendas encendidas a Jehov". A fin de que nadie
pensara que se trataba de una obligacin, Dios repite que era "expiacin".

Aqu nos enfrentamos con una situacin inusitada: una ofrenda por el pecado,
sin sangre. Otro factor notable: las otras ofrendas por el pecado no eran
puestas sobre el altar. Pero en este caso, Dios repite, "es expiacin". Cmo
se ha de explicar la diferencia ritual permitida por Dios en este caso?

Segn Heb. 9: 22, "sin derramamiento de sangre no se hace remisin" de pecado.


Esa es la regla. En Lev. 5: 11-13 se nos presenta una excepcin a la regla
general. No todas las cosas, sino "casi todo es purificado, segn la ley, con
sangre" (Heb. 9: 22). El hecho de que en este caso una ofrenda sin sangre
lograba la expiacin, probablemente explica el "casi todo".

Indudablemente nunca podr haber verdadera remisin de pecado sin la sangre de


Cristo. Si as fuera, la muerte de Cristo hubiera sido en vano. Pero en los
smbolos haba casos en los cuales se efectuaba la remisin y la purificacin
sin el derramamiento inmediato de sangre.
15.

Cuando alguna persona cometiere falta.

Las "cosas santas de Jehov" son las primicias, los diezmos, las ofrendas y
todo aquello que pertenece al servicio de Dios. La "falta" aqu considerada
implicaba haber retenido lo que deba pagarse o haberlo disminuido, La ofrenda
exigida por esta falta era un "carnero sin defecto". Pero esto no bastaba; el
que haba cometido la falta deba tambin hacer restitucin, aadiendo "la
quinta parte". Esta disposicin tena por objeto impedir una retencin
deliberada, aunque fuera transitoria, de lo que corresponda dar. En caso de
duda en cuanto a la cantidad implicada, el sacerdote era quien deba
calcularla. Luego de haberse hecho la restitucin, el sacerdote haca
"expiacin por l con el carnero del sacrificio por el pecado" (vers. 16).

17.

Aquellas cosas que por mandamiento de Jehov no se han de hacer.

Esta segunda situacin es similar a la primera (vers. 14-16), pero tiene que
ver con las "cosas que ... no se han de hacer". Estas cosas son las que
desagradan a Dios aunque no son mencionadas especficamente.

Dios se ocupa de principios ms bien que de detalles. Los Diez Mandamientos


tienen que ver con los principios fundamentales. El mandamiento "No hurtars"
no especifica qu cosa no debe ser robada. Lo abarca todo, No dice: "No
hurtars las cosas grandes"; tampoco dice: "No hurtars las cosas pequeas".
Simplemente dice: "No hurtars". En el caso que consideramos, Dios podra
haber dado ms detalles. Si as hubiera sido, algunos podran haber tenido la
tentacin de pensar que las cosas mencionadas eran ms graves que las omitidas.
Por eso Dios incluye todas las transgresiones en la frase "todas aquellas
cosas que por mandamiento de Jehov no se han de hacer". Nadie poda aducir
ignorancia. Aunque la sentencia puede haber parecido dura, era justa.

18.

Por ignorancia.

La ignorancia es algo de lo cual debemos arrepentirnos. Generalmente no se


considera la ignorancia como transgresin. Dios tiene compasin de los
ignorantes, y nosotros tambin la hemos de tener. Pero debemos hacer todo lo
que est a nuestro alcance para reparar nuestras faltas. 749

CAPTULO 6

1 Ofrendas expiatorias por los pecados cometidos a sabiendas. 8 La ley del


holocausto, 14 y la ley de la ofrenda de harina. 19 Ofrenda para el ungimiento
de un sacerdote. 24 La ley del sacrificio expiatorio por el pecado.
1 HABLO Jehov a Moiss, diciendo:

2 Cuando una persona pecare e hiciere prevaricacin contra Jehov, y negare a


su prjimo lo encomendado o dejado en su mano, o bien robare o calumniara a su
prjimo,

3 o habiendo hallado lo perdido despus lo negare, y jurare en falso; en alguna


de todas aquellas cosas en que suele pecar el hombre,

4 entonces, habiendo pecado y ofendido, restituir aquello que rob, o el dao


de la calumnia, o el depsito que se le encomend, o lo perdido que hall,

5 o todo aquello sobre que hubiere jurado falsamente; lo restituir por entero
a aquel a quien pertenece, y aadir a ello la quinta parte, en el da de su
expiacin.

6 Y para expiacin de su culpa traer a Jehov un carnero sin defecto de los


rebaos, conforme a tu estimacin, y lo dar al sacerdote para la expiacin.

7 Y el sacerdote har expiacin por l delante de Jehov, y obtendr perdn de


cualquiera de todas las cosas en que suele ofender.

8 Habl an Jehov a Moiss, diciendo:

9 Manda a Aarn y a sus hijos, y diles: Esta es la ley del holocausto: el


holocausto estar sobre el fuego encendido sobre el altar toda la noche, hasta
la maana; el fuego del altar arder en l.

10 Y el sacerdote se pondr su vestidura de lino, y vestir calzoncillos de


lino sobre su cuerpo; y cuando el fuego hubiere consumido el holocausto,
apartar l las cenizas de sobre el altar, y las pondr junto al altar.

11 Despus se quitar sus vestiduras y se pondr otras ropas, y sacar las


cenizas fuera del campamento a un lugar limpio.

12 Y el fuego encendido sobre el altar no se apagar, sino que el sacerdote


pondr en l lea cada maana, y acomodar el holocausto sobre l, y quemar
sobre l las grosuras de los sacrificios de paz.

13 El fuego arder continuamente en el altar; no se apagar.

14 Esta es la ley de la ofrenda: La ofrecern los hijos de Aarn delante de


Jehov ante el altar.

15 Y tomar de ella un puado de la flor de harina de la ofrenda, y de su


aceite, y todo el incienso que est sobre la ofrenda, y lo har arder sobre el
altar por memorial en olor grato a Jehov.

16 Y el sobrante de ella lo comern Aarn y sus hijos; sin levadura se comer


en lugar santo; en el atrio del tabernculo de reunin lo comern.
17 No se cocer con levadura; la he dado a ellos por su porcin de mis ofrendas
encendidas; es cosa santsima, como el sacrificio por el pecado, y como el
sacrificio por la culpa.

18 Todos los varones de los hijos de Aarn comern de ella. Estatuto perpetuo
ser para vuestras generaciones tocante a las ofrendas encendidas para Jehov;
toda cosa que tocare en ellas ser santificada.

19 Habl tambin Jehov a Moiss, diciendo:

20 Esta es la ofrenda de Aarn y de sus hijos, que ofrecern a Jehov el da


que fueren ungidos: la dcima parte de un efa de flor de harina, ofrenda
perpetua, la mitad a la maana y la mitad a la tarde.

21 En sartn se preparar con aceite; frita la traers, y los pedazos cocidos


de la ofrenda ofrecers en olor grato a Jehov.

22 Y el sacerdote que en lugar de Aarn fuere ungido de entre sus hijos, har
igual ofrenda. Es estatuto perpetuo de Jehov; toda ella ser quemada.

23 Toda ofrenda de sacerdote ser enteramente quemada; no se comer

24 Y habl Jehov a Moiss, diciendo:

25 Habla a Aarn y a sus hijos, y diles: Esta es la ley del sacrificio


expiatorio: en el lugar donde se degella el holocausto, ser degollada la
ofrenda por el pecado delante de Jehov; es cosa santsima.

26 El sacerdote que la ofreciera por el pecado, la comer; en lugar santo ser


comida, en el atrio del tabernculo de reunin.

27 Todo lo que tocare su carne, ser santificado; 750 y si salpicare su sangre


sobre el vestido, lavars aquello sobre que cayere, en lugar santo.

28 Y la vasija de barro en que fuere cocida, ser quebrada; y si fuera cocida


en vasija de bronce, ser fregada y lavada con agua.

29 Todo varn de entre los sacerdotes la comer; es cosa santsima.

30 Mas no se comer ninguna ofrenda de cuya sangre se metiere en el tabernculo


de reunin para hacer expiacin en el santuario; al fuego ser quemada.

2.

Hiciere prevaricacin.

De ma'al, "actuar traidoramente", "ser infiel".

Negare a su prjimo.
Mejor, "defrauda a Yahvh engaando a su prjimo acerca de lo encomendado"
(BJ). La mentira es considerada aqu, en primer lugar, como ofensa contra Dios
y, luego, como pecado contra el prjimo. Es inconcebible que un hombre engae
a su prjimo en cuanto a algo que le fue encomendado sin darse cuenta de que
est mintiendo. Seguramente, parecera que saba que no estaba diciendo la
verdad al afirmar no haber recibido lo que se le haba confiado. El hecho de
que mintiera, adems de retener lo que perteneca al prjimo, era una doble
transgresin: mentira y robo, Esa persona era culpable de un pecado deliberado.

O bien robare.

Sera imposible sacar algo del prjimo en forma violenta sin darse cuenta.
Algunas personas han intentado justificar este proceder diciendo que la persona
pensaba que la cosa era suya, y que tena el derecho de recobrarla por la
violencia. Esa persona era culpable y deba presentar su ofrenda expiatorio.

3.

Lo perdido.

Este caso es ms serio que el anterior pues el hombre no slo miente sino que
confirma su mentira con un juramento. Puede tratarse aqu de un juramento
legal, aunque no es probable. De todos modos, la persona es culpable de
confirmar su mentira con un juramento.

4.

Restituir.

Puesto que todos estos casos requieren restitucin, Dios prescribe para cada
uno una sancin equitativa. En primer lugar, debe haber confesin, luego
restitucin. Esto debe hacerse "en el da de su expiacin" (vers. 5); es
decir, la restitucin debe acompaar a la confesin. No debe ser demorada.

La restitucin es parte vital del programa que Dios seala al hombre que desea
estar libre de la culpa del pecado. No basta la conviccin del pecado; no
basta el pesar por el pecado; no basta la confesin. Estos son todos pasos
deseables hacia el reino, pero no son suficientes. Deben ir acompaados de un
arrepentimiento tan profundo y completo, que el alma no descanse hasta que se
haya hecho todo lo posible por rectificar los errores cometidos. En muchos
casos, esto incluir la restitucin, el devolver con inters lo que ha sido
robado, y hacer todo esfuerzo posible por corregir todos los males. Los frutos
dignos de arrepentimiento que Juan el Bautista enseaba a sus oidores incluan
la restitucin (Mat. 3: 8).

Las "prevaricaciones" comprenden las transacciones comerciales dudosas, la


declaracin fraudulenta de valores, el causar impresiones falsas sin llegar a
una falsificacin completa, el engao intencional y cualquier aprovechamiento a
expensas de los pobres o desafortunados. Se incluyen en "prevaricaciones" los
cobros exorbitantes de todo tipo, el inters excesivo en los prstamos, el
trabajo falto de honradez realizado a cambio de salarios percibidos. El
proceder de muchas personas que se jactan de su viveza en los negocios, y que
reciben la aprobacin y aun la alabanza de otros por su habilidad comercial, no
es aprobado por el cielo (ver Hab. 2: 6).

En estos casos, y en muchos otros, debe hacerse restitucin siempre que sea
posible. Cuando esto no pudiera hacerse, se hara bien en seguir las
instrucciones de antao: "Se dar la indemnizacin del agravio a Jehov
entregndola al sacerdote" (Nm. 5: 8). La aplicacin moderna de esta
instruccin exigira que el dinero en cuestin fuese dado para ser usado en la
obra del Seor.

Hay ocasiones cuando puede ser aconsejable declararse en bancarrota. De esta


manera el deudor est legalmente libre de sus obligaciones para poder as
comenzar de nuevo. Sin embargo, el cristiano tiene la obligacin impuesta por
el cielo de considerar cuidadosamente su responsabilidad para con aquellos que,
por esta causa, pueden haber sido despojados de lo que les corresponda. Debe
tener una conciencia delicada y debe actuar honradamente a la vista de Dios y
de los hombres. 751

En tales casos, algunos hombres mundanos han hecho restitucin, y se los ha


alabado por haberlo hecho. Dentro de lo posible, los cristianos debieran hacer
lo mismo.

La mentira es uno de los pecados populares de nuestros das; y gradualmente


est llegando a ser considerada como digna de respeto. En sus diversas formas,
desde la mentira atrevida y evidente, hasta la suave mentira diplomtica, se la
practica comn y universalmente. En sus formas ms leves se la considera como
un medio necesario de suavizar las situaciones desagradables y se la tolera
como manera aceptable de hablar. La habilidad de mentir en forma elegante y
convincente es toda una hazaa en el mundo social y poltico y se la considera
como una habilidad necesaria para mantener ciertos cargos.

La mentira es una falsedad hablada o realizada con el intento de engaar. Es


la negacin de la verdad. El padre de la mentira es su creador; sus hijos son
las reputaciones deshechas y los caracteres arruinados. Hace que lo blanco
parezca negro y lo negro parezca blanco (Isa. 5: 20). Es motivo de separacin
entre esposos y esposas, personas que se aman y amigos; crea la guerra y mata a
millones; cauteriza la conciencia, destruye la confianza y la fe, acompaa a
ladrones, tahres y prostitutas, y es amiga ntima del alcohol. Contamina todo
lo que toca, y es enemiga de todo lo noble, lo verdadero y lo puro. "Todo
aquel que ama y hace mentira" estar finalmente fuera de la ciudad con los
"perros", "los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idlatras"
(Apoc. 22: 15).

La Biblia es clara en cuanto al tema de la verdad; no se tolera otra cosa.


Dios es el "Dios de verdad" (Isa. 65: 16; Sal. 31: 5; Deut. 32: 4). El Hijo es
verdad (Juan 14: 6). El Espritu es verdad (1 Juan 5: 6). La Palabra es
verdad (Juan 17: 17). La ley es verdad (Sal. 119: 142). Todas las obras de
Dios son verdad (Dan. 4: 37). Sus consejos son verdad (Isa. 25: 1). Sus
juicios son verdad (Rom. 2: 2). Jerusaln es la ciudad de verdad (Zac. 8: 3).
La iglesia es columna y baluarte de la verdad (1 Tim. 3: 15). Los cristianos
han de llegar al conocimiento de la verdad (1 Tim. 2: 4). Los que no creen la
verdad sern condenados (2 Tes. 2: 12). Dios no slo desea una conformidad
exterior con la verdad; desea que haya verdad "en lo ntimo", en el corazn
(Sal. 51: 6; 15: 2).

El cristiano debe ser motivado por una pasin por la verdad. Es un


representante del Dios de verdad, y no debe dar falso testimonio en ningn
sentido. En primer lugar, debe amar la verdad, porque es ella la que le da
libertad (Juan 8: 32). Habiendo llegado al conocimiento de la verdad (1 Tim.
2: 4), por medio de la obediencia a la verdad (1 Ped. 1: 22), debe ser
santificado por la verdad (Juan 17: 19). El Espritu lo guiar a toda verdad
(Juan 16: 13) y, como lo hiciera Cristo, tambin l dar testimonio a la verdad
(Juan 18:37). Su testimonio por la verdad ser presentado en amor (Efe. 4: 15),
y el amor ser el amor de la verdad (2 Tes. 2: 10).

La persona que est llena del amor a la verdad ser veraz en todo cuanto haga.
Odiar y evitar toda clase de simulacin e hipocresa; sus motivos nunca sern
dudosos. Su "s" ser "s", y su "no" ser "no" (Sant. 5: 12). No se
enorgullecer de su franqueza, ni herir innecesariamente a otros, pero con
toda humildad instruir a "los que se oponen" (2 Tim. 2: 25). Tendr la
reputacin de ser una persona en cuya palabra se puede confiar.

6.

Y para expiacin.

Este es el tercer paso. Ha pecado contra el hombre; esto exige restitucin.


Pero tambin ha pecado contra Dios, y eso exige un sacrificio.

Tu estimacin.

Hay cosas cuyo valor puede depender de una opinin personal, y por lo tanto
pueden ser causa de disputa. En tales casos el sacerdote deba hacer la
estimacin. En Exo. 22: 1-9 se enumera una serie de transgresiones en las
cuales la restitucin es doble, y en algunos casos hasta cuatro y cinco veces
tanto. La diferencia entre los castigos aplicados, en ese captulo y en ste,
parece deberse a que en ese caso el ofensor deba hacer restitucin segn las
exigencias de los "jueces" (Exo. 22: 9), mientras que en este caso el
reconocimiento de la culpa parece ser voluntario.

7.

Obtendr perdn.

El perdn es el cuarto paso, y depende de los que lo preceden. Algunas de las


cosas mencionadas en los vers. 2 y 3 son pecados graves; pero no importa cules
hayan sido, la persona que los confiesa y hace restitucin, "obtendr perdn".
9.

Holocausto.

En el cap. 1 se trat el tema de los holocaustos particulares, y en Exo. 29:


38-42 se consider el holocausto continuo en favor de la nacin. Aqu se da
informacin adicional para Aarn y sus hijos. Esta instruccin 752 se aplica
principalmente a los sacrificios matutinos y vespertinos por la nacin.

10.

Su vestidura de lino.

Se exiga que los sacerdotes llevaran sus vestiduras de lino aun para sacar las
cenizas. Estas eran las mismas vestiduras que llevaban al ofrecer los
sacrificios. Todo trabajo dentro del santuario era sagrado y exiga santidad
de vida. Esta, a su vez, era simbolizada por la pureza de las vestiduras (Zac.
3: 4-7). Cuando salan del santuario para llevar las cenizas a un lugar
limpio, se quitaban las vestiduras de lino.

13.

El fuego arder continuamente.

Dios mismo haba encendido ese fuego (cap, 9:24). Los judos afirman que ardi
continuamente hasta el cautiverio babilnico. Algunos hasta pretenden que
nunca se apag hasta la destruccin final del templo en el ao 70 DC. Para
mantener este fuego se necesitaba una ampla provisin de lea. Esta era
juntada por los sacerdotes que, una vez al ao, invitaban al pueblo a
ayudarles.

14.

Esta es la ley de la ofrenda.

"De la oblacin" (BJ). Esta informacin era para los hijos de Aarn. Cuando
alguien presentaba una ofrenda de cereal, o sea una oblacin, la parte de Dios
deba ser quemada sobre el altar (ver com. cap. 2: 1); el resto era de los
sacerdotes. No deba hacerse con levadura, Y cualquier otra cosa con la cual
se la comiera tampoco deba tener levadura. Deba comerse en "lugar santo",
que aqu se define como "el atrio del tabernculo de reunin". El pan era
"cosa santsima", como lo eran la ofrenda por el pecado y las ofrendas por la
transgresin. Era tan sagrado que todo el que lo tocara deba tambin ser
santo.

20.

La ofrenda de Aarn.
Aarn deba presentar diariamente una oblacin de cerca de dos litros de
harina, la mitad a la maana y la mitad a la tarde. Deba hacerse de flor de
harina con aceite, y deba cocerse en pedazos. No se menciona el incienso. Se
la deba ofrecer sobre el altar y ninguna parte de ella deba comerse.

25.

Ofrenda por el pecado.

Las ofrendas por el pecado, tanto de los jefes como del pueblo, deban ser
comidas por los sacerdotes en lugar santo, es decir en el atrio. Eran cosa
santsima. Cualquiera que las tocara deba ser santo. Aun la vasija en que
estaban era santa. En algunos casos el sacerdote oficiante tena derecho
exclusivo a la parte correspondiente a los sacerdotes. Esto no ocurra en el
caso de los sacrificios por el pecado. "Todo varn de entre los sacerdotes la
comer" (vers. 29).

30.

Ninguna ofrenda.

Este versculo trata de los principios que regan lo que se haca con los
cuerpos de los sacrificios por el pecado. Cuando la sangre del sacrificio era
llevada dentro del santuario -como en los casos cuando pecaba el sacerdote
ungido o toda la congregacin - el cuerpo era llevado fuera del campamento y
era quemado. Cuando la sangre no era llevada al santuario sino puesta sobre
los cuernos del altar del holocausto -como cuando pecaba un jefe, o una persona
del pueblo - la carne deba ser comida por los sacerdotes. Se explica la razn
de esto en el cap. 10: 16-20.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

8-18 PP 365

CAPTULO 7

1 Ley del sacrificio por la culpa. 11 Ley del sacrificio de paz, 12 como accin
de gracias, 16 como voto u ofrenda voluntaria. 22 Prohibicin de comer la
grosura, 26 y la sangre. 28 La porcin del sacerdote en el sacrificio de paz.

1 AS MISMO esta es la ley del sacrificio por la culpa; es cosa muy santa.

2 En el lugar donde degellan el holocausto, degollarn la vctima por la


culpa; y rociar su sangre alrededor sobre el altar.

3 Y de ella ofrecer toda su grosura, la cola, y la grosura que cubre los


intestinos,

4 los dos riones, la grosura que est sobre ellos, y la que est sobre los
ijares; y con los riones quitar la grosura de sobre el hgado.
5 Y el sacerdote lo har arder sobre el 753 altar, ofrenda encendida a Jehov;
es expiacin de la culpa.

6 Todo varn de entre los sacerdotes la comer; ser comida en lugar santo; es
cosa muy santa.

7 Como el sacrificio por el pecado, as es el sacrificio por la culpa; una


misma ley tendrn; ser del sacerdote que hiciere la expiacin con ella.

8 Y el sacerdote que ofreciera holocausto de alguno, la piel del holocausto que


ofreciere ser para l.

9 Asimismo toda ofrenda que se cociere en horno, y todo lo que fuere preparado
en sartn o en cazuela, ser del sacerdote que lo ofreciera.

10 Y toda ofrenda amasada con aceite, o seca, ser de todos los hijos de Aarn,
tanto de uno como de otro.

11 Y esta es la ley del sacrificio de paz que se ofrecer a Jehov:

12 Si se ofreciera en accin de gracias, ofrecer por sacrificio de accin de


gracias tortas sin levadura amasadas con aceite, y hojaldres sin levadura
untadas con aceite, y flor de harina frita en tortas amasadas con aceite.

13 Con tortas de pan leudo presentar su ofrenda en el sacrificio de acciones


de gracias de paz.

14 Y de toda la ofrenda presentar una parte por ofrenda elevada a Jehov, y


ser del sacerdote que rociare la sangre de los sacrificios de paz.

15 Y la carne del sacrificio de paz en accin de gracias se comer en el da


que fuere ofrecida; no dejarn de ella nada para otro da.

16 Mas si el sacrificio de su ofrenda fuere voto, o voluntario, ser comido en


el da que ofreciera su sacrificio, y lo que de l quedare, lo comern al da
siguiente;

17 y lo que quedare de la carne del sacrificio hasta el tercer da, ser


quemado en el fuego.

18 Si se comiere de la carne del sacrificio de paz al tercer da, el que lo


ofreciera no ser acepto, ni le ser contado; abominacin ser, y la persona
que de l comiere llevar su pecado.

19 Y la carne que tocare alguna cosa inmunda, no se comer; al fuego ser


quemada. Toda persona limpia podr comer la carne;

20 pero la persona que comiere la carne del sacrificio de paz, el cual es de


Jehov, estando inmunda, aquella persona ser cortada de entre su pueblo.
21 Adems, la persona que tocare alguna cosa inmunda, inmundicia de hombre, o
animal inmundo, o cualquier abominacin inmunda, y comiere la carne del
sacrificio de paz, el cual es de Jehov, aquella persona ser cortada de entre
su pueblo.

22 Habl ms Jehov a Moiss, diciendo: 23 Habla a los hijos de Israel,


diciendo: Ninguna grosura de buey ni de cordero ni de cabra comeris.

24 La grosura de animal muerto, y la grosura del que fue despedazado por


fieras, se dispondr para cualquier otro uso, mas no la comeris.

25 Porque cualquiera que comiere grosura de animal, del cual se ofrece a Jehov
ofrenda encendida, la persona que lo comiere ser cortada de entre su pueblo.

26 Adems, ninguna sangre comeris en ningn lugar en donde habitis, ni de


aves ni de bestias.

27 Cualquiera persona que comiere de alguna sangre, la tal persona ser cortada
de entre su pueblo.

28 Habl ms Jehov a Moiss, diciendo:

29 Habla a los hijos de Israel y diles: El que ofreciera sacrificio de paz a


Jehov, traer su ofrenda del sacrificio de paz ante Jehov.

30 Sus manos traern las ofrendas que se han de quemar ante Jehov; traer la
grosura con el pecho; el pecho para que sea mecido como sacrificio mecido
delante de Jehov.

31 Y la grosura la har arder el sacerdote en el altar, mas el pecho ser de


Aarn y de sus hijos.

32 Y daris al sacerdote para ser elevada en ofrenda, la espaldilla derecha de


vuestros sacrificios de paz.

33 El que de los hijos de Aarn ofreciera la sangre de los sacrificios de paz,


y la grosura, recibir la espaldilla derecha como porcin suya.

34 Porque he tomado de los sacrificios de paz de los hijos de Israel el pecho


que se mece y la espaldilla elevada en ofrenda, y lo he dado a Aarn el
sacerdote y a sus hijos, como estatuto perpetuo para los hijos de Israel.

35 Esta es la porcin de Aarn y la porcin 754 de sus hijos, de las ofrendas


encendidas a Jehov, desde el da que l los consagr para ser sacerdotes de
Jehov,

36 la cual mand Jehov que les diesen, desde el da que l los ungi de entre
los hijos de Israel, como estatuto perpetuo en sus generaciones.
37 Esta es la ley del holocausto, de la ofrenda, del sacrificio por el pecado,
del sacrificio por la culpa, de las consagraciones y del sacrificio de paz,

38 la cual mand Jehov a Moiss en el monte de Sina, el da que mand a los


hijos de Israel que ofreciesen sus ofrendas a Jehov, en el desierto de Sina.

1.

Sacrificio por la culpa.

O, "sacrificio de reparacin" (BJ). En general todas las ofrendas eran santas,


pero la parte del sacrificio dedicada al altar o al uso de los sacerdotes era
cosa santsima (caps. 2: 10; 10: 12). El pan de la proposicin (cap. 24: 9),
el incienso (Exo. 30: 36), la carne de las ofrendas por el pecado y los
sacrificios por la culpa eran cosa santsima (Lev. 6: 17, 18; 7: 1, 6; 14: 13;
Nm. 18: 9, 10; ver com. Lev. 10: 13-20).

3.

Ofrecer.

El ritual seguido en el caso de la ofrenda por la transgresin era el mismo que


el de la ofrenda por el pecado, pero haba alguna diferencia en la ministracin
de la sangre. La sangre de la ofrenda por el pecado era puesta sobre los
cuernos del altar de los holocaustos; la sangre de la ofrenda por la
transgresin era rociada alrededor y sobre el altar. En ambos casos la grosura
era quemada sobre el altar, "ofrenda encendida a Jehov" (vers. 5).

6.

Lugar santo.

Es decir, en el atrio del tabernculo de reunin. All se guardaban utensilios


para cocinar y all los sacerdotes se reunan para comer juntos. Todo
sacerdote, aunque tuviese algn defecto fsico que le impidiese realizar sus
deberes sacerdotales, poda comer "del pan de su Dios, de lo muy santo y de las
cosas santificadas" (cap. 21: 22, 23).

8.

La piel.

No se dice nada en cuanto a lo que haba de hacerse con la piel de las ofrendas
por la transgresin o de las ofrendas por el pecado, excepto lo que aparece en
el cap. 4: 11, 12, 21. Se dice especficamente que la piel del holocausto era
para el sacerdote que haba ofrecido el sacrificio.

14.

De toda la ofrenda presentar una parte.


Es decir, una parte del total que trajese, que generalmente era diez, El
sacerdote reciba la torta y la elevaba ante el Seor. Esta ofrenda era
elevada o mecida junto al altar del holocausto. De este modo se la presentaba
primeramente al Seor y luego se la daba al sacerdote.

15.

En el da que fuere ofrecida.

Esta orden tena buena razn de ser. Promova la higiene, las relaciones
sociales y la liberalidad para con los pobres. De estas tres razones, la
primera era la ms importante. En un clima clido se haca difcil mantener
por mucho tiempo en buen estado de conservacin un alimento de fcil
descomposicin. Esto ocurra con ms facilidad an si la persona estaba de
viaje, como lo estaban muchos cuando iban al templo. Si el oferente intentaba
guardarla por ms de dos das, sin duda comenzaba la putrefaccin.

Puesto que le resultaba imposible al oferente comer toda la carne de un animal


en uno o dos das, naturalmente invitaba a otros a compartirla con l. Esto
era lo que Dios se propona (Deut. 12: 11, 12, 17, 18; 16: 11). De este modo
la ocasin se transformaba en una reunin familiar solemne pero feliz (Sal. 42:
4; Isa. 30: 29). La presencia del levita invitado le daba a la fiesta cierta
dignidad y proporcionaba una oportunidad para que ste instruyera a la familia.

Las riquezas del mundo no estn repartidas en forma pareja. Algunos tienen
menos de lo que necesitan; otros tienen mucho ms. Dios manda a los que tienen
que compartan con los que no tienen (Deut. 15: 7-11). Entre los que eran
pobres en bienes terrenales estaban los levitas; por eso se los deba recordar
(Deut. 12: 19, 12). La instruccin de Cristo de llamar a "los pobres, los
mancos, los cojos y los ciegos" cuando se hiciera una fiesta (Luc. 14: 12, 13)
es una reiteracin de las rdenes de Moiss, y refuerza las palabras de Isaas
(Isa. 58: 6, 7).

20.

Ser cortada.

Ver com. Exo. 12: 15.

23.

Ninguna grosura.

Esta orden repetida con frecuencia, se basa en la explicacin de que "toda la


grosura es de Jehov" (cap. 3: 16). La grasa de los animales que moran
naturalmente o que eran despedazados por las 755 fieras poda usarse para otros
propsitos, pero no deba comerse (cap. 7: 24).

29.
Sacrificio de paz.

Estas ofrendas fueron ampliamente estudiadas en el cap. 3. Aqu se dan algunos


detalles adicionales.

32.

La espaldilla derecha.

Es decir, el muslo (ver com. Exo. 29: 27; Lev. 7: 14).

35.

Esta es la porcin.

En el cap. 7 se ha hecho resaltar la parte que les corresponde a los


sacerdotes. Dios orden que hubiera generosidad para sostenerlos en su
ministerio. Cada israelita deba entender su propia responsabilidad en el
sostn del sacerdocio. As los sacerdotes eran tenidos en alta estima por el
pueblo. Buena parte de lo que daban era para los sacerdotes.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

11-34 PP 622

26,27 2T 61

CAPTULO 8

1 Moiss consagra a Aarn y a sus hijos. 14 Su ofrenda por el pecado. 18 Su


holocausto. 22 El carnero de las consagraciones. 31 Lugar y tiempo de su
consagracin.

1 HABLO Jehov a Moiss, diciendo:

2 Toma a Aarn y a sus hijos con l, y las vestiduras, el aceite de la uncin,


el becerro de la expiacin, los dos carneros, y el canastillo de los panes sin
levadura;

3 y rene toda la congregacin a la puerta del tabernculo de reunin.

4 Hizo, pues, Moiss como Jehov le mand, y se reuni la congregacin a la


puerta del tabernculo de reunin.

5 Y dijo Moiss a la congregacin: Esto es lo que Jehov ha mandado hacer.

6 Entonces Moiss hizo acercarse a Aarn y a sus hijos, y los lav con agua.

7 Y puso sobre l la tnica, y le ci con el cinto; le visti despus el


manto, y puso sobre l el efod, y lo ci con el cinto del efod, y lo ajust
con l.

8 Luego le puso encima el pectoral, y puso dentro del mismo los Urim y Tumim.

9 Despus puso la mitra sobre su cabeza, y sobre la mitra, en frente, puso la


lmina de oro, la diadema santa, como Jehov haba mandado a Moiss.

10 Y tom Moiss el aceite de la uncin y ungi el tabernculo y todas las


cosas que estaban en l, y las santific.

11 Y roci de l sobre el altar siete veces, y ungi el altar y todos sus


utensilios, y la fuente y su base, para santificarlos.

12 Y derram del aceite de la uncin sobre la cabeza de Aarn, y lo ungi para


santificarlo.

13 Despus Moiss hizo acercarse los hijos de Aarn, y les visti las tnicas,
les ci con cintos, y les ajust las tiaras, como Jehov lo haba mandado a
Moiss.

14 Luego hizo traer el becerro de la expiacin, y Aarn y sus hijos pusieron


sus manos sobre la cabeza del becerro de la expiacin,

15 y lo degoll; y Moiss tom la sangre, y puso con su dedo sobre los cuernos
del altar alrededor, y purific el altar; y ech la dems sangre al pie del
altar, y lo santific para reconciliar sobre l.

16 Despus tom toda la grosura que estaba sobre los intestinos, y la grosura
del hgado, y los dos riones, y la grosura de ellos, y lo hizo arder Moiss
sobre el altar.

17 Mas el becerro, su piel, su carne y su estircol, lo quem al fuego fuera


del campamento, como Jehov lo haba mandado a Moiss.

18 Despus hizo que trajeran el carnero del holocausto, y Aarn y sus hijos
pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero;

19 y lo degoll; y roci Moiss la sangre sobre el altar alrededor,

20 y cort el carnero en trozos; y Moiss hizo arder la cabeza, y los trozos, y


la gro sura. 756

21 Lav luego con agua los intestinos y las piernas, y quem Moiss todo el
carnero sobre el altar; holocausto de olor grato, ofrenda encendida para
Jehov, como Jehov lo haba mandado a Moiss.

22 Despus hizo que trajeran el otro carnero, el carnero de las consagraciones,


y Aarn y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero.
23 Y lo degoll; y tom Moiss de la sangre, y la puso sobre el lbulo de la
oreja derecha de Aarn, sobre el dedo pulgar de su mano derecha, y sobre el
dedo pulgar de su pie derecho.

24 Hizo acercarse luego los hijos de Aarn, y puso Moiss de la sangre sobre el
lbulo de sus orejas derechas, sobre los pulgares de sus manos derechas, y
sobre los pulgares de sus pies derechos; y roci Moiss la sangre sobre el
altar alrededor.

25 Despus tom la grosura, la cola, toda la grosura que estaba sobre los
intestinos, la grosura del hgado, los dos riones y la grosura de ellos, y la
espaldilla derecha.

26 Y del canastillo de los panes sin levadura, que estaba delante de Jehov,
tom una torta sin levadura, y una torta de pan de aceite, y una hojaldre, y lo
puso con la grosura y con la espaldilla derecha.

27 Y lo puso todo en las manos de Aarn, y en las manos de sus hijos, e hizo
mecerlo como ofrenda mecida delante de Jehov.

28 Despus tom aquellas cosas Moiss de las manos de ellos, y las hizo arder
en el altar sobre el holocausto; eran las consagraciones en olor grato, ofrenda
encendida a Jehov.

29 Y tom Moiss el pecho, y lo meci, ofrenda mecida delante de Jehov; del


carnero de las consagraciones aquella fue la parte de Moiss, como Jehov lo
haba mandado a Moiss.

30 Luego tom Moiss del aceite de la uncin, y de la sangre que estaba sobre
el altar, y roci sobre Aarn, y sobre sus vestiduras, sobre sus hijos, y sobre
las vestiduras de sus hijos con l; y santific a Aarn y sus vestiduras, y a
sus hijos y las vestiduras de sus hijos con l.

31 Y dijo Moiss a Aarn y a sus hijos: Hervid la carne a la puerta del


tabernculo de reunin; y comedla all con el pan que est en el canastillo de
las consagraciones, segn yo he mandado, diciendo: Aarn y sus hijos la
comern.

32 Y lo que sobre de la carne y del pan, lo quemaris al fuego.

33 De la puerta del tabernculo de reunin no saldris en siete das, hasta el


da que se cumplan los das de vuestras consagraciones; porque por siete das
seris consagrados.

34 De la manera que hoy se ha hecho, mand hacer Jehov para expiaros.

35 A la puerta, pues, del tabernculo de reunin estaris da y noche por siete


das, y guardaris la ordenanza delante de Jehov, para que no muris; porque
as me ha sido mandado.
36 Y Aarn y sus hijos hicieron todas las cosas que mand Jehov por medio de
Moiss.

2.

Toma a Aarn y a sus hijos.

Cronolgicamente, este captulo sigue al ltimo captulo del Exodo, en el cual


se relata la ereccin del tabernculo. Los siete captulos intermedios
contienen instrucciones que Aarn y sus hijos deban recibir antes de comenzar
su ministerio en el santuario.

El primer requisito para el sacerdocio era el ser descendiente de Aarn. Se


conservaban con gran cuidado los registros genealgicos (2 Crn. 31: 16-19).
Quien no pudiese presentar pruebas legales de su ascendencia aarnica, no poda
ministrar en el cargo sacerdotal (Esd. 2: 62; Neh. 7: 64).

El segundo requisito era no tener ninguna deformidad fsica. Cualquier defecto


o lesin bastaba para impedir que un hijo de Aarn se acercase al altar, o aun
para que entrase en el santuario. Por ser descendiente de Aarn tena derecho
de recibir su sustento; poda comer de la porcin sacerdotal de los sacrificios
y recibir parte del diezmo (Lev. 21: 17-23). Adems el sacerdote deba estar
libre de toda contaminacin ceremonial y deba abstenerse de tomar vino y
bebidas fuertes (cap. 10: 8-10).

La funcin especial de los sacerdotes era la de acercarse a Dios en


representacin del pueblo (Lev. 10: 3; 21: 17; Nm. 16: 5). Deban mediar
entre un Dios santo y un pueblo pecador. Por lo tanto, ellos mismos deban ser
santos. El asunto de la santidad resalta repetidas veces en la descripcin de
la obra de los 757 sacerdotes. El sumo sacerdote, en quien el sacerdocio se
centraba, es llamado "el santo de Jehov" (Sal. 106: 16). Sobre la plancha de
oro que llevaba en la mitra estaban inscritas las palabras "Santidad a Jehov"
(Exo. 28: 36), y se dice expresamente que l deba llevar "las faltas cometidas
en todas las cosas santas, que los hijos de Israel hubieren consagrado en todas
sus santas ofrendas" (Exo. 28: 38).

Pero antes de que el sumo sacerdote y sus hijos pudiesen comenzar a ministrar
en el tabernculo, deban ser solemnemente apartados para esta tarea. Aarn
deba ser ungido con el aceite santo, y sus hijos deban ser rociados con l en
la puerta del tabernculo de reunin, donde deba realizarse la investidura.

6.

Los lav.

Esto era un smbolo de regeneracin (Tito 3: 5). No deban lavarse a s


mismos, porque la pureza que Dios exiga de ellos no era algo que ellos mismos
pudiesen proporcionar. Otra persona deba lavarlos.

Mientras los dos hermanos se acercaban a la fuente, sus pensamientos deben


haber estado ocupados con el significado y la importancia de lo que estaban
haciendo. Esto era ms que un bao comn; era una limpieza espiritual. Aarn
no poda limpiarse a s mismo del pecado. Alguien deba hacerlo por l.

7.

Puso sobre l la tnica.

Luego del lavamiento se invisti a Aarn con las vestimentas sagradas, insignia
de su oficio. Este tambin era un acto simblico; no se le permiti pues
vestirse a s mismo.

A esta altura de la ceremonia, Aarn debe haberse sentido completamente


desvalido. No habra algo que pudiese hacer por s mismo? Sera que otros
deban hacerlo todo por l? No podra acaso ponerse la mitra? Eso lo podra
hacer mejor que Moiss. Pero no; Aarn deba someterse a las rdenes de Dios.
Deba llegar a sentir su propia insuficiencia. Deba aprender que nada de lo
que l pudiese hacer sera aceptable ante Dios. Deba aprender la leccin de
una completa dependencia. Era Dios quien lo estaba adecuando y preparando para
el servicio. Era Dios quien lo estaba vistiendo con la justicia divina (Sal.
132: 9).

Ahora Aarn estaba totalmente vestido. Llevaba el largo manto azul, con las
campanillas y las granadas, el efod con los nombres inscritos de las doce
tribus de Israel en dos hermosas piedras de nice, el pectoral con las doce
piedras y el Urim y el Tumim y, en la cabeza, la mitra con su corona urea y la
inscripcin: "Santidad a Jehov".

10.

Ungi el tabernculo.

Antes de ungir a Aarn, Moiss ungi el tabernculo y sus muebles, incluyendo


el arca, segn Dios lo haba ordenado (Exo. 30: 22-29).

12.

Y derram.

Luego de haber ungido el tabernculo y sus enseres, Moiss ungi a Aarn. Esa
fue su coronacin como sumo sacerdote (Lev. 21: 12; cf. Zac. 6: 11-13). La
uncin era tan copiosa que el aceite corri por la barba de Aarn y sobre sus
vestimentas (Sal. 133: 2).

14.

El becerro de la expiacin.

Esta ofrenda por el pecado no era solamente por Aarn y sus hijos sino tambin
por el altar. El altar tena una funcin importantsima en el ministerio de la
reconciliacin, y por lo tanto deba ser ungido y purificado en forma especial.

Durante todo el ritual de la consagracin, Moiss actu como sacerdote. Tom


la sangre y la coloc sobre los cuernos del altar; derram al pie del altar el
resto de la sangre; quem la grosura sobre el altar; quem el cuerpo del
becerro fuera del campamento. Aarn no haba comenzado an su trabajo; por lo
tanto Moiss actu no slo como sacerdote, sino tambin como sumo sacerdote.
Entr en el lugar santsimo para ungir el arca del testimonio (Exo. 30: 26;
Lev. 8: 10).

22.

El carnero de las consagraciones.

La ceremonia del carnero de las consagraciones era el ltimo acto de la


consagracin de Aarn y de sus hijos. Con ella terminaba la dedicacin, y los
sacerdotes quedaban en condiciones de desempearse en los diferentes servicios
sacerdotales de mediacin.

23.

El lbulo de la oreja derecha de Aarn.

La aplicacin de la sangre a la oreja implicaba su consagracin al servicio de


Dios. Desde ese momento en adelante, Aarn deba atender diligentemente las
rdenes de Dios y deba cerrar los odos al mal. Esta leccin es provechosa
tanto para los ministros como para los laicos. Haramos bien en prestarle
atencin, porque "el obedecer es mejor que los sacrificios y el prestar
atencin que la grosura de los carneros" (1 Sam. 15: 22).

El dedo pulgar de su mano derecha.

La colocacin de la sangre sobre el pulgar derecho de Aarn significaba que en


adelante 758 todos sus actos deban ser justos. La mano representa la obra de
la vida, los diversos actos visibles, el obrar justicia. De Cristo se
escribi: "He aqu que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad" (Heb. 10: 7).
"Mi comida -dijo Jess - es que haga la voluntad del que me envi" (Juan 4:
34).

El dedo pulgar de su pie derecho.

La colocacin de la sangre sobre el pulgar del pie tiene un significado


similar. Implica caminar en la luz, hacer los mandados de Dios, ponerse de
parte de la verdad y de la justicia. Todas las facultades del ser deben estar
dedicadas a Dios.

24.

Sobre el altar alrededor.


El altar ya haba sido ungido con aceite. Ya se le haba aplicado la sangre de
la ofrenda por el pecado y la sangre del holocausto (cap. 8: 10, 15, 19, 24).
Ahora era rociado con la sangre del carnero de las consagraciones. El altar
reciba

ms atencin que cualquier otra parte del santuario. Sin duda esto se deba a
su importancia dentro del esquema de la expiacin. En casi todos los
sacrificios desempeaba un papel importante.

31.

Comedla.

Esta comida ceremonial daba fin a la ceremonia de la consagracin. El comer de


la carne del carnero de las consagraciones era lo opuesto de comer la carne de
la ofrenda por el pecado. Al comer de la carne del carnero, los sacerdotes
eran consagrados para que pudiesen comer de la carne de la ofrenda por el
pecado y llevar as el pecado del pueblo (cap. 10: 17).

35.

Siete das.

Con esto termin la ceremonia del da, pero a Aarn y a sus hijos no se les
permiti dejar el tabernculo hasta despus de siete das. Este tiempo era
para estudio, para oracin, para meditacin, para repetir vez tras vez el
ritual, para que no se equivocaran cuando les llegara el momento de oficiar.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

1-3 PP 373

CAPTULO 9

1 Los primeros sacrificios de Aarn, ofrecidos por s mismo y por su pueblo. 8


El sacrificio de expiacin. 12 El holocausto ofrecido por s mismo. 15 Las
ofrendas por el pueblo. 23 Moiss y Aarn bendicen al pueblo. 24 El fuego de
Jehov consume el holocausto.

1 EN EL da octavo, Moiss llam a Aarn y a sus hijos, y a los ancianos de


Israel;

2 y dijo a Aarn: Toma de la vacada un becerro para expiacin, y un carnero


para holocausto, sin defecto, y ofrcelos delante de Jehov.

3 Y a los hijos de Israel hablars diciendo: Tomad un macho cabro para


expiacin, y un becerro y un cordero de un ao, sin defecto, para holocausto.

4 Asimismo un buey y un carnero para sacrificio de paz, que inmolis delante de


Jehov, y una ofrenda amasada con aceite; porque Jehov se aparecer hoy a
vosotros.

5 Y llevaron lo que mand Moiss delante del tabernculo de reunin, y vino


toda la congregacin y se puso delante de Jehov.

6 Entonces Moiss dijo: Esto es lo que mand Jehov; hacedlo, y la gloria de


Jehov se os aparecer.

7 Y dijo Moiss a Aarn: Acrcate al altar, y haz tu expiacin y tu holocausto,


y haz la reconciliacin por ti y por el pueblo; haz tambin la ofrenda del
pueblo, y haz la reconciliacin por ellos, como ha mandado Jehov.

8 Entonces se acerc Aarn al altar y degoll el becerro de la expiacin que


era por l.

9 Y los hijos de Aarn le trajeron la sangre; y l moj su dedo en la sangre, y


puso de ella sobre los cuernos del altar, y derram el resto de la sangre al
pie del altar.

10 E hizo arder sobre el altar la grosura con los riones y la grosura del
hgado de la expiacin, como Jehov lo haba mandado a Moiss. 759

11 Mas la carne y la piel las quem al fuego fuera del campamento.

12 Degoll asimismo el holocausto, y los hijos de Aarn le presentaron la


sangre, la cual roci l alrededor sobre el altar.

13 Despus le presentaron el holocausto pieza por pieza, y la cabeza; y lo hizo


quemar sobre el altar.

14 Luego lav los intestinos y las piernas, y los quem sobre el holocausto en
el altar.

15 Ofreci tambin la ofrenda del pueblo, y tom el macho cabro que era para
la expiacin del pueblo, y lo degoll, y lo ofreci por el pecado como el
primero.

16 Y ofreci el holocausto, e hizo segn el rito.

17 Ofreci asimismo la ofrenda, y llen de ella su mano, y la hizo quemar sobre


el altar, adems del holocausto de la maana.

18 Degoll tambin el buey y el carnero en sacrificio de paz, que era del


pueblo; y los hijos de Aarn le presentaron la sangre, la cual roci l sobre
el altar alrededor;

19 y las grosuras del buey y del carnero, la cola, la grosura que cubre los
intestinos, los riones, y la grosura del hgado;

20 y pusieron las grosuras sobre los pechos, y l las quem sobre el altar.
21 Pero los pechos, con la espaldillla derecha, los meci Aarn como ofrenda
mecida delante de Jehov, como Jehov lo haba mandado a Moiss.

22 Despus alz Aarn sus manos hacia el pueblo y lo bendijo; y despus de


hacer la expiacin, el holocausto y el sacrificio de paz, descendi.

23 Y entraron Moiss y Aarn en el tabernculo de reunin, y salieron y


bendijeron al pueblo; y la gloria de Jehov se apareci a todo el pueblo.

24 Y sali fuego de delante de Jehov, y consumi el holocausto con las


grosuras sobre el altar; y vindolo todo el pueblo, alabaron, y se postraron
sobre sus rostros.

1.

En el da octavo.

Ya haban transcurrido los siete das de la consagracin, y haba llegado el


momento cuando Aarn deba ofrecer su primer sacrificio. Antes de este momento
l no haba realizado ningn servicio estrictamente sacerdotal en favor del
pueblo.

Su instruccin haba sido completa, pero debe haber sentido cierta ansiedad al
enfrentarse con este da de prueba.

Moiss llam a Aarn, a sus hijos y a todos los ancianos del pueblo para que se
presentasen con los sacrificios requeridos y comenzasen su obra. Mientras
tanto, todo el pueblo se acerc y se puso delante de Jehov.

8.

Se acerc Aarn.

Sin ms demoras Aarn ofreci el becerro para su expiacin, mientras sus hijos
ayudaban en el ritual de la sangre. Hizo todo "segn el rito", sin
equivocarse.

10.

Como Jehov lo haba mandado.

Todo esto fue observado con inters por Moiss. Era l quien haba recibido
las comunicaciones del Seor y quien haba instruido a Aarn y a sus hijos en
lo que deban hacer. Ahora observaba para ver que todo se hiciese segn las
instrucciones de Dios. Aarn hubiera cometido un grave error si hubiese
rociado la sangre de la ofrenda por el pecado sobre el altar y alrededor de l.
Eso no deba hacerse nunca. La sangre de la ofrenda por el pecado deba ser
puesta sobre los cuernos del altar. Por otra parte, hubiera sido una
equivocacin grave poner la sangre del holocausto sobre los cuernos del altar.
Nunca deba hacerse as. La sangre del holocausto siempre era rociada sobre el
altar y alrededor de l. El simbolismo exiga que todo deba hacerse
exactamente como Dios lo haba prescrito. Aarn pues no se equivoc.

15.

La ofrenda del pueblo.

Luego de haber concluido los sacrificios hechos en beneficio propio, Aarn


prosigui con el ritual de las ofrendas del pueblo. El procedimiento era algo
diferente del que se haba de seguir posteriormente, pues sta era la primera
vez en que Aarn oficiaba en favor del pueblo. Regularmente, la ofrenda por el
pecado del pueblo consista en un becerro (cap. 4: 14), y su sangre deba ser
llevada al primer compartimento del santuario (cap. 4: 17, 18); pero en este
caso la ofrenda por el pecado fue un macho cabro. Salvo en el da de la
expiacin, la sangre de un macho cabro no era llevada al santuario. Aarn
haba recibido instrucciones definidas en cuanto a la ofrenda del da, y sigui
esas instrucciones. Todo se hizo como Moiss lo haba mandado, sin error.

22.

Alz Aarn sus manos.

Los israelitas haban observado con inters. Haban visto a Aarn ofrecer los
sacrificios por s mismo; lo 760 haban visto ofrecer los sacrificios por
ellos. Y ahora Aarn levant sus manos hacia el pueblo y lo bendijo. Fue un
momento solemne y feliz, porque Dios haba aceptado sus ofrendas.

23.

La gloria de Jehov.

Moiss y Aarn entraron juntos en el santuario. No se nos dice lo que ocurri,


pero deben haber experimentado una profunda reverencia los dos hermanos cuando
miraron el velo que separaba el lugar santo del santsimo. Podemos pensar que
Moiss le dio a Aarn las instrucciones en cuanto a las lmparas, al pan de la
proposicin, al candelero, al ofrecimiento del incienso, al rociamiento de la
sangre delante del velo, y al acto de poner la sangre en los cuernos del altar
del incienso. No se nos dice si el velo interior estaba abierto o no, ni si
Aarn recibi instrucciones en cuanto a lo que deba hacer en el da de la
expiacin. El rociamiento de la sangre sobre el propiciatorio era el acto ms
sagrado que habra de realizar.

Repentinamente "la gloria de Jehov se apareci a todo el pueblo". No se nos


dice de qu manera precisa ocurri esta demostracin, pero debe haber sido un
testimonio notable de la aprobacin de Dios por el edificio que el pueblo haba
levantado para l, y de que aceptaba a Moiss y a Aarn como sus siervos.
Aarn haba sido consagrado al sacerdocio; con esta demostracin, Dios colocaba
su sello sobre l.
24.

Fuego.

Este fuego podra haber consumido a Moiss, a Aarn y a todo el pueblo (cap.
10: 1, 2); en cambio consumi las ofrendas sobre el altar. Dios haba cumplido
su promesa (vers. 4, 6). Segn la tradicin juda, el fuego sagrado que en esa
ocasin descendi del cielo fue conservado al menos hasta la destruccin del
templo de Salomn, y quiz durante ms tiempo an.

Dios haba aceptado la obra del hombre. El santuario haba sido dedicado y
consagrado. Tambin los sacerdotes. Todos los preparativos estaban completos
para ese servicio que habra de continuar durante ms de 1.400 aos, para ser
entonces transferido al santuario celestial.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

1-91 22-24 PP 373

CAPTULO 10

1 Nadab y Abi consumidos por el fuego por haber ofrecido fuego extrao. 6 Se
prohibe a Aarn y sus hijos que hagan duelo por ellos. 8 Se Prohibe el vino a
los sacerdotes antes de entrar en el tabernculo. 12 Disposiciones sobre el
consumo de las ofrendas sagradas. 16 La excusa de Aarn.

1 NADAB y Abi, hijos de Aarn, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en


ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehov
fuego extrao, que l nunca les mand.

2 Y sali fuego de delante de Jehov y los quem, y murieron delante de Jehov.

3 Entonces dijo Moiss a Aarn: Esto es lo que habl Jehov, diciendo; En los
que a m se acercan me santificar, y en presencia de todo el pueblo ser
glorificado. Y Aarn call.

4 Y llam Moiss a Misael y a Elzafn, hijos de Uziel to de Aarn, y les dijo:


Acercaos y sacad a vuestros hermanos de delante del santuario, fuera del
campamento.

5 Y ellos se acercaron y los sacaron con sus tnicas fuera del campamento, como
dijo Moiss.

6 Entonces Moiss dijo a Aarn, y a Eleazar e Itamar sus hijos: No descubris


vuestras cabezas, ni rasguis vuestros vestidos en seal de duelo, para que no
muris, ni se levante la ira sobre toda la congregacin; pero vuestros
hermanos, toda la casa de Israel, s lamentarn por el incendio que Jehov ha
hecho.761

7 Ni saldris de la puerta del tabernculo de reunin, porque moriris; por


cuanto el aceite de la uncin de Jehov est sobre vosotros. Y ellos hicieron
conforme al dicho de Moiss.

8 Y Jehov habl a Aarn, diciendo:

9 T, y tus hijos contigo, no beberis vino ni sidra cuando entris en el


tabernculo de reunin, para que no muris; estatuto perpetuo ser para
vuestras generaciones,

10 para poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo


limpio,

11 y para ensear a los hijos de Israel todos los estatutos que Jehov les ha
dicho por medio de Moiss.

12 Y Moiss dijo a Aarn, y a Eleazar y a Itamar sus hijos que haban quedado:
Tomad la ofrenda que queda de las ofrendas encendidas a Jehov, y comedla sin
levadura junto al altar, porque es cosa muy santa.

13 La comeris, pues, en lugar santo; porque esto es para ti y para tus hijos,
de las ofrendas encendidas a Jehov, pues que as me ha sido mandado.

14 Comeris asimismo en lugar limpio, t y tus hijos y tus hijas contigo, el


pecho mecido y la espaldilla elevada, porque por derecho son tuyos y de tus
hijos, dados de los sacrificios de paz de los hijos de Israel.

15 Con las ofrendas de las grosuras que se han de quemar, traern la espaldilla
que se ha de elevar y el pecho que ser mecido como ofrenda mecida delante de
Jehov; y ser por derecho perpetuo tuyo y de tus hijos, como Jehov lo ha
mandado.

16 Y Moiss pregunt por el macho cabro de la expiacin, y se hall que haba


sido quemado; y se enoj contra Eleazar e Itamar, los hijos que haban quedado
de Aarn, diciendo:

17 Por qu no comisteis la expiacin en lugar santo? Pues es muy santa, y la


dio l a vosotros para llevar la iniquidad de la congregacin, para que sean
reconciliados delante de Jehov.

18 Ved que la sangre no fue llevada dentro del santuario; y vosotros debais
comer la ofrenda en el lugar santo, como yo mand.

19 Y respondi Aarn a Moiss.- He aqu hoy han ofrecido su expiacin y su


holocausto delante de Jehov; pero a m me han sucedido estas cosas, y si
hubiera yo comido hoy del sacrificio de expiacin, sera esto grato a Jehov?

20 Y cuando Moiss oy esto, se dio por satisfecho.

1.
Nadab y Abi.

Eran dos de los hijos de Aarn, y por lo tanto sobrinos de Moiss. Despus de
Moiss y Aarn ocupaban los puestos ms elevados en Israel y tenan muchas
ventajas y privilegios. Haban odo la voz de Dios; haban estado con Moiss y
Aarn en el monte de Dios; haban visto al Dios de Israel, y "comieron y
bebieron" (Exo. 24: 9-11). Haban recibido grandes favores; pero no haban
aprovechado esas oportunidades.

Poco antes de que ocurriese lo registrado en este captulo, haban pasado toda
una semana de estudio y meditacin, preparndose para el da en que habran de
comenzar a oficiar en el santuario. Haban ayudado a su padre a ofrecer los
sacrificios, y le haban llevado la sangre de las vctimas (Lev. 9: 9). Haban
presenciado el solemne servicio de la dedicacin y ellos mismos haban sido
rociados con la sangre del sacrificio. Haban sido completamente adoctrinados
y conocan cabalmente la santidad de la obra de Dios. Todo esto sirvi
solamente para hacer ms grave su pecado. No tenan excusa. Cuando les toc
oficiar, hicieron lo que Dios "nunca les mand".

Fuego extrao.

Fuego comn. No haba sido tomado del altar de los holocaustos, fuego que Dios
mismo haba encendido y que era por lo tanto sagrado (cap. 16: 12,13). En el
atrio de la congregacin haba fogones donde los sacerdotes se preparaban la
comida, y quiz Nadab y Abi tomaron su fuego de all.

2.

Fuego de delante de Jehov.

El efecto producido en el pueblo reunido para la oracin debe haber sido


profundo. Unos pocos meses antes Israel haba visto la gran manifestacin del
poder de Dios al pronunciar la ley; luego apostat adorando al becerro de oro.
Dios haba estado a punto de desheredarlo, pero por los ruegos de Moiss haba
sido restaurado. Haba construido el tabernculo, que haba sido aceptado;
Dios haba demostrado su agrado por el espritu de devocin que representaba el
santuario, al mandar fuego para consumir el sacrificio. Y ahora, a la hora del
sacrificio vespertino, cuando el762 pueblo se hallaba reunido, sucedi lo
imprevisto. Dos de los hijos de Aarn estaban muertos. El gozo se torn en
pesar y perplejidad. Los habra abandonado Dios? Qu significaba esta
tragedia?

3.

Entonces dijo Moiss.

La declaracin a la cual quiz se refera Moiss es la de Exo. 19: 22: "Y


tambin que se santifiquen los sacerdotes que se acercan a Jehov, para que
Jehov no haga en ellos estrago". Es evidente que los hijos de Aarn no se
haban santificado. La consagracin al sacerdocio no haba efectuado un cambio
en su corazn; ellos mismos eran "profanos" an.

El carcter dcil e indulgente de Aarn constitua la raz del problema. Debe


haber tenido remordimientos de conciencia al pensar en su propia debilidad de
tan slo unos meses atrs. Es verdad que Dios lo haba perdonado, Dios haba
aceptado su ofrenda por el pecado; pero los resultados de su debilidad no
haban sido evitados por el arrepentimiento. "Y Aarn call".

6.

Ni rasguis vuestros vestidos.

Era la costumbre rasgarse la ropa cuando se senta gran tristeza. Esto se


haca rasgando la parte superior delantera de las vestimentas, para exponer,
por as decirlo, la tristeza del corazn. Aarn y los hijos que le quedaban no
deban hacer esto, pues de esa manera pareceran estar mostrando desagrado por
los juicios de Dios. Tampoco deban descubrirse la cabeza, ni presentar un
aspecto desarreglado, segn tpica demostracin de tristeza propia de los
orientales.

7.

Conforme al dicho de Moiss.

Con gran pesar en el corazn, Aarn prosigui serenamente con el ritual del
sacrificio vespertino y ofreci el incienso. Ni en palabra ni en gesto revel
su tristeza. Cuando el pueblo lo vio realizar su ministerio con calma y sin
perturbacin, se dio cuenta de que la trgica prdida de dos hijos no haba
debilitado la fe de Aarn en Dios. Quiz ellos no entendiesen, pero la calma
de Aarn suaviz sus propios temores y restableci su fe.

9.

No beberis.

Esta prohibicin sugiere la causa de la transgresin. No pareciera razonable


pensar que Dios hubiese proclamado tal orden en ese momento y en esas
circunstancias a no ser para aclarar la verdadera causa de la tragedia.

Para que no muris.

La muerte era el castigo ms severo que poda aplicarse, y haca resaltar la


actitud de Dios para con el uso de bebidas embriagantes. El pecado de esos
jvenes no era un asunto de poca importancia que pudiese ser borrado con
ofrecer un sacrificio. Haba sido deliberado y reflejaba desprecio de las
cosas santas. Era un pecado de magnitud y mereca un castigo drstico.

10.

Para poder discernir.


El vino y las bebidas fuertes pueden entorpecer de tal manera las facultades,
que el hombre no logra distinguir claramente entre lo bueno y lo malo, lo santo
y lo profano, lo puro y lo inmundo. Por esto los dos hijos haban tomado fuego
comn al entrar en el santuario; en la condicin en que se encontraban, no
percibieron ninguna diferencia. Hasta donde pudiesen ver los hombres, no haba
diferencia. Acaso el fuego no es siempre fuego? Pero Dios juzg sus
corazones, y vio lo que los hombres no podan ver. Haba diferencia. De
manera similar, el primer da de la semana es tan bueno como el sptimo da,
segn el razonamiento humano. No hay diferencia: a no ser la orden de Dios. Y
es ah donde est la distincin, una distincin vital: la diferencia entre la
vida y la muerte.

Cualquier forma de intemperancia hace menos ntida la diferencia entre lo santo


y lo profano, entre lo limpio y lo inmundo, entre lo correcto y lo errneo. El
uso de bebidas alcohlicas afecta todas las facultades y altera los procesos
ordenados de la mente. La persona que conduce un vehculo luego de haber
bebido alcohol, es una amenaza para s misma y para otros; es un homicida en
potencia. Su mente est confundida, sus reflejos son lentos, su visin no es
digna de confianza y su sentido de responsabilidad casi no existe.

Estos peligros no se limitan a los que estn realmente ebrios. Aun una pequea
cantidad de alcohol puede causar desastres. El bebedor moderado es un riesgo
para la sociedad. Puede hacer incalculable dao. El hecho de que puede
tolerar bien el alcohol, de lo cual se jacta, y controlarse bien despus de
haber bebido, puede llevar a otros a pensar que podran hacer lo mismo. El
bebedor empedernido causa repulsin por su suciedad, y sirve de advertencia.
El bebedor moderado tienta a otros a seguir su ejemplo porque da la apariencia
de ser "respetable". A la larga, de los dos, es el bebedor moderado el que
hace ms dao. 763

No slo son afectadas por la bebida las facultades fsicas sino tambin las
morales; ste es posiblemente el peor de los dos males. El asalto, el
homicidio, la violacin, la deslealtad, no significan lo mismo para el bebedor.
Bajo la influencia del vino, los hombres hacen lo que nunca pensaran hacer
estando sobrios. Solamente en el juicio se revelar el pecado de la embriaguez
en sus verdaderas dimensiones. La advertencia divina para Aarn y sus hijos se
aplica plenamente hoy. Los hombres no pueden beber y tener al mismo tiempo una
clara percepcin de la diferencia entre lo santo y lo profano, entre lo limpio
y lo inmundo (Isa. 28: 7).

Esta instruccin se dirige especialmente a los dirigentes. La enseanza es ms


que instruccin verbal; abarca tanto ejemplo como precepto. Qu puede ocurrir
si el juicio del maestro en cuanto a lo que es correcto y lo que es incorrecto
est confundido y su conducta contradice sus palabras? De entre todos los
hombres, aquellos que ensean a otros, ya sea en el Estado o en la Iglesia,
siempre deben tener la mente alerta, lista para hacer frente a cualquier
problema que surja. Cuando consideramos algunas de las decisiones tomadas en
los consejos de Estado, sabiendo la cantidad de alcohol que se ha consumido en
tales ocasiones, comprendemos que el consejo de Dios de no beber ni vino ni
bebidas fuertes es una verdad que tambin hoy tiene vigencia.

11.

Para ensear.

Los sacerdotes eran maestros. Por lo tanto deban instruir al pueblo en los
estatutos y caminos de Dios. Cmo podran hacer esto si ellos mismos eran
incapaces de discernir la diferencia entre el bien y el mal? Es imposible
ensear a otros, o guiarlos por el camino que debieran tomar, si se tiene la
mente embotada.

Por medio de Moiss.

Hasta hoy hay quienes menosprecian a Moiss; sin embargo, tales personas deben
saber que Dios habl por medio de l y que, con estas palabras, Dios expres su
aprobacin de la vida y de la obra de Moiss. Cristo dijo: "Porque si
creyeseis a Moiss, me creerais a m... Pero si no creis a sus escritos,
cmo creeris a mis palabras?" (Juan 5: 46,47). Es verdad que algunas
disposiciones eran tan slo para Israel y se aplicaban a las condiciones
locales. Pero stas pueden fcilmente ser discernidas. Los principios eternos
que Dios comunic "por medio de Moiss" tienen tanta fuerza y tanta vigencia
como en otros tiempos. Todo cristiano debe meditar en las palabras de Cristo:
"Si no creis a sus escritos, cmo creeris a mis palabras?" Esta declaracin
no puede tomarse livianamente, pues fue hecha por Cristo.

13.

La comeris.

Dentro de la confusin que haba seguido a la muerte de sus dos hijos, Aarn
haba dejado de comer la porcin de la ofrenda que le corresponda. Haba
ocurrido una tragedia, pero esto no deba afectar al ritual prescrito. A pesar
de ello, la obra deba proseguir.

14.

Tus hijas contigo.

Es evidente que la ofrenda a la cual se alude aqu comprenda tambin la


ofrenda de paz, puesto que las hijas de Aarn deban participar de ellas (cap.
9: 17-21). Las ofrendas eran cosa santsima, y slo los sacerdotes deban
comer de ellas. Toda la familia, como tambin otras personas "limpias", podan
participar de la ofrenda de paz.

15.

Como Jehov lo ha mandado.

Con el correr de los aos, la idea de que nada deba impedir la obra de Dios,
de que las circunstancias no deban interrumpir el ritual del santuario, se
arraig profundamente en la conciencia de los sacerdotes. En ocasin de la
toma y destruccin final del templo por los romanos en el ao 70 DC, fue puesta
a prueba hasta el mximo. La ciudad de Jerusaln ya haba sido tomada, pero el
templo estaba an en pie. Era la hora del sacrificio vespertino. En forma
calmada y solemne los sacerdotes estaban llevando a cabo el ritual mientras los
romanos escalaban los muros y entraban en el recinto del templo. Los edificios
fueron incendiados y por todos lados suban las llamas. Pero los sacerdotes,
con pasos lentos y medidos, prosiguieron con su tarea, sin siquiera mirar lo
que estaba ocurriendo a su alrededor. Nada deba interferir con la obra de
Dios.

Los reyes aprenden la misma leccin. Puede explotar una bomba cerca del
carruaje real, pero el rey no debe hacer caso. Debe retener su compostura, sin
permitir que nada lo turbe. La parada debe proseguir; nadie debe mirar hacia
atrs.

La respuesta dada por Jess a ciertas personas que queran ser sus discpulos,
pero que ponan en primer lugar sus asuntos personales, parece a primera vista
un tanto dura y desprovista de afecto (ver Luc. 9: 59-62). Pocos deberes son
considerados ms urgentes 764 que el de cuidar a los padres. Sin embargo, aun
esto que podra ser considerado como deber sagrado - no debe anteponerse a la
realizacin de la obra de Dios. La obra debe proseguir.

16.

Moiss pregunt.

Moiss todava tena el mando y deba vigilar para que se hiciese todo como
Dios lo haba mandado. Cuando se usaba un macho cabro como ofrenda por el
pecado, la sangre no era llevada al santuario, sino que era puesta sobre los
cuernos del altar del holocausto. Segn la ley, en tales casos la carne deba
ser comida por los sacerdotes (cap. 6: 26). Ese da se haba ofrecido un macho
cabro como ofrenda por el pecado (cap. 9: 15), y puesto que la sangre no haba
sido llevada al santuario, la carne deba haberse comido. No se haba hecho
as; en consecuencia, el simbolismo del ritual se haba desvirtuado
completamente.

Al no comer de la carne, Aarn no haba cargado con los pecados del pueblo. No
poda hacer expiacin por los pecados que no llevaba sobre s. Por esto era
una equivocacin tan seria. Los pecados llevados por el macho cabro deban
haber sido transferidos a los sacerdotes, quienes entonces haran expiacin por
ellos. Pero en este caso, no poda haber transferencia porque los sacerdotes
no haban comido la carne. Todo lo que el macho cabro poda hacer era morir,
pero la obra de intercesin quedaba sin hacer.

Se enoj.

La mansedumbre de Moiss era notable (Nm. 12: 3), pero l tambin tuvo
momentos de santa indignacin. En un momento su indignacin fue tal que arroj
las dos tablas de piedra y las rompi en pedazos, accin por la cual Dios no lo
reproch (Exo. 32: 19). Dios mismo estaba enojado (Exo. 32: 9, 10). La ira de
Moiss no se abati de inmediato porque, al ver el becerro de oro, lo hizo
moler e hizo que Israel bebiera el agua (Exo. 32: 20).

Hay ocasiones cuando es correcto demostrar santa indignacin. Sin duda a esos
momentos se aplica el consejo de Pablo: "Airaos, pero no pequis" (Efe. 4: 26).
De s mismo, Pablo dice: "A quin se le hace tropezar, y yo no me indigno?"
(2 Cor. 11: 29). Cuando Moiss quebr las tablas de piedra, "ardi la ira de
Moiss". Por esto Aarn lo reproch (Exo. 32: 19, 22), insinuando que no haba
motivo para enojarse. Pero, como ya se seal, el Seor estuvo de acuerdo con
Moiss

en que haba justo motivo para airarse. La ira de Moiss se deba al celo que
senta por Dios y por su causa, no a su orgullo personal ni al deseo de
venganza.

19.

Sera esto grato a Jehov?

Aunque Moiss se haba dirigido a Eleazar y a Itamar, hijos de Aarn, y los


haba reprendido, quien contest fue el padre. Aarn saba que la accin de
comer la ofrenda por el pecado representaba la transferencia de los pecados del
oferente a quien la coma, como Moiss lo haba dicho. Pero despus de lo
ocurrido, y sintindose parcialmente responsable por ello, no se haba sentido
capaz de llevar los pecados de otros. Con los suyos ya tena suficiente. No
poda menos que sentirse apenado por la muerte de sus hijos; quiz sintiera
tambin algn remordimiento. Evidentemente pens que en el estado de nimo en
que se encontraba, su servicio como portador simblico de pecados no sera
grato a Jehov.

20.

Se dio por satisfecho.

La palabra as traducida puede tambin significar "hacer alegrar" o "hacer


agradar". Moiss se dio cuenta que Aarn no haba sido negligente ni haba
omitido a sabiendas un deber conocido, sin una razn. Moiss acept la
explicacin de Aarn y modific su actitud.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

1-20 PP 373-377

1 CE(1949) 77; Ev 156; FE 409, 427; OE 20; PP 373, 421; Te 39, 58, 238; TM
363, 365, 377

1, 2 CH 82; CMC 216; CV 102; MB 304; Te 166, 248


1-3 3JT 153

1-10 Te 255

1-11 CH 366

2 FE 428; OE 20; PP 373

2, 3 CE (1949) 77

3 OE 20; PP 375

6 DTG 655

6, 7 PP 375

9-11 PP 377; Te 40, 238, 248

17 CS 471; PP 368 765

CAPTULO 11

1 Los animales que pueden comerse, 4 y los que no pueden comerse. 9 Peces
comestibles. 13 Aves comestibles. 29 Animales inmundos.

1 HABLO Jehov a Moiss y a Aarn, dicindoles:

2 Hablad a los hijos de Israel y decidles: Estos son los animales que comeris
de entre todos los animales que hay sobre la tierra.

3 De entre los animales, todo el que tiene pezua hendida y que rumia, ste
comeris.

4 Pero de los que rumian o que tienen pezua, no comeris stos: el camello,
porque rumia pero no tiene pezua hendida, lo tendris por inmundo.

5 Tambin el conejo, porque rumia, pero no tiene pezua, lo tendris por


inmundo.

6 Asimismo la liebre, porque rumia, pero no tiene pezua, la tendris por


inmunda.

7 Tambin el cerdo, porque tiene pezuas, y es de pezuas hendidas, pero no


rumia, lo tendris por inmundo.

8 De la carne de ellos no comeris, ni tocaris su cuerpo muerto; los tendris


por inmundos.

9 Esto comeris de todos los animales que viven en las aguas: todos los que
tienen aletas y escamas en las aguas del mar, y en los ros, estos comeris.
10 Pero todos los que no tienen aletas ni escamas en el mar y en los ros, as
de todo lo que se mueve como de toda cosa viviente que est en las aguas, los
tendris en abominacin.

11 Os sern, pues, abominacin; de su carne no comeris, y abominaris sus


cuerpos muertos.

12 Todo lo que no tuviere aletas y escamas en las aguas, lo tendris en


abominacin.

13 Y de las aves, stas tendris en abominacin; no se comern, sern


abominacin: el guila, el quebrantahuesos, el azor,

14 el gallinazo, el milano segn su especie;

15 todo cuervo segn su especie;

16 el avestruz, la lechuza, la gaviota, el gaviln segn su especie;

17 el bho, el somormujo, el ibis,

18 el calamn, el pelcano, el buitre,

19 la cigea, la garza segn su especie, la abubilla y el murcilago.

20 Todo insecto alado que anduviere sobre cuatro patas, tendris en


abominacin. 21 Pero esto comeris de todo insecto alado que anda sobre cuatro
patas, que tuviere piernas adems de sus patas para saltar con ellas sobre la
tierra;

22 estos comeris de ellos: la langosta segn su especie, el langostn segn su


especie, el argol segn se especie, y el hagab segn su especie.

23 Todo insecto alado que tenga cuatro patas, tendris en abominacin.

24 Y por estas cosas seris inmundos; cualquiera que tocare sus cuerpos muertos
ser inmundo hasta la noche,

25 y cualquiera que llevare algo de sus cadveres lavar sus vestidos, y ser
inmundo hasta la noche.

26 Todo animal de pezua, pero que no tiene pezua hendida, ni rumia, tendris
por inmundo; y cualquiera que los tocare ser inmundo.

27 Y de todos los animales que andan en cuatro patas, tendris por inmundo a
cualquiera que ande sobre sus garras; y todo el que tocara sus cadveres ser
inmundo hasta la noche.

28 Y el que llevare sus cadveres, lavar sus vestidos, y ser inmundo hasta la
noche; los tendris por inmundos.

29 Y tendris por inmundos a estos animales que se mueven sobre la tierra: la


comadreja, el ratn, la rana segn su especie,

30 el erizo, el cocodrilo, el lagarto, la lagartija y el camalen.

31 Estos tendris por inmundos de entre los animales que se mueven, y


cualquiera que los tocare cuando estuvieron muertos ser inmundo hasta la
noche.

32 Y todo aquello sobre que cayere algo de ellos despus de muertos, ser
inmundo; sea cosa de madera, vestido, piel, saco, sea cualquier instrumento con
que se trabaja, ser metido en agua, y quedar inmundo hasta la noche; entonces
quedar limpio.

33 Toda vasija de barro dentro de la cual cayere alguno de ellos ser inmunda,
as como todo lo que estuviera en ella, y quebraris la vasija.

34 Todo alimento que se come, sobre el 766 cual cayere el agua de tales
vasijas, ser inmundo; y toda bebida que hubiere en esas vasijas ser inmunda.

35 Todo aquello sobre que cayere algo del cadver de ellos ser inmundo; el
horno u hornillos se derribarn; son inmundos, y por inmundos los tendris.

36 Con todo, la fuente y la cisterna donde se recogen aguas sern limpias; mas
lo que hubiere tocado en los cadveres ser inmundo.

37 Y si cayere algo de los cadveres sobre alguna semilla que se haya de


sembrar, ser limpia.

38 Mas si se hubiere puesto agua en la semilla, y cayere algo de los cadveres


sobre ella, la tendris por inmunda.

39 Y si algn animal que tuvieres para comer muriere, el que tocare su cadver
ser inmundo hasta la noche.

40 Y el que comiere del cuerpo muerto, lavar sus vestidos y ser inmundo hasta
la noche; asimismo el que sacare el cuerpo muerto, lavar sus vestidos y ser
inmundo hasta la noche.

41 Y todo reptil que se arrastra sobre la tierra es abominacin; no se comer.

42 Todo lo que anda sobre el pecho, y todo lo que anda sobre cuatro o ms
patas, de todo animal que se arrastra sobre la tierra, no lo comeris, porque
es abominacin.

43 No hagis abominables vuestras personas con ningn animal que se arrastra,


ni os contaminis con ellos, ni seis inmundos por ellos.
44 Porque yo soy Jehov vuestro Dios; vosotros por tanto os santificaris, y
seris santos, porque yo soy santo; as que no contaminis vuestras personas
con ningn animal que se arrastre sobre la tierra.

45 Porque yo soy Jehov, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser
vuestro Dios. seris, pues, santos, porque yo soy santo.

46 Esta es la ley acerca de las bestias, y las aves, y todo ser viviente que se
mueve en las aguas, y todo animal que se arrastra sobre la tierra,

47 para hacer diferencia entre lo inmundo y lo limpio, y entre los animales que
se pueden comer y los animales que no se pueden comer.

2.

Estos son los animales.

Los principios expuestos en este captulo fueron establecidos por Dios para que
los que le aman y escogen servirle no consuman los alimentos de origen animal
que podran daar sus cuerpos. Como se podr ver ms adelante, en varios casos
no es posible identificar con precisin a los animales en cuestin. En algunos
casos, se expresa claramente esa duda. Sin embargo, esta medida de
incertidumbre no presenta problemas insolubles al cristiano que se propone en
su corazn no contaminar el "templo de Dios" (1 Cor. 3: 17) sino hacer "todo
para la gloria de Dios" (1 Cor. 10: 31). Para tal persona, los principios
fundamentales que aqu se bosquejan sern una orientacin suficiente.

4.

No comeris stos.

El camello pareciera tener la pezua hendida, pero en la parte posterior de la


pata tiene una especie de taln. Por lo tanto se lo considera inmundo. [Con el
camello se incluye a los dems camlidos: llama, alpaca, vicua, guanaco. N.
del T.]

Inmundo.

Los judos deban tener todas las cosas inmundas "en abominacin", shaqats
(vers. 11, 13, 43). De la misma raz es el verbo abominar en Deut. 7: 26 y
Sal. 22: 24. Los animales que aqu se enumeran como "inmundos" no son aptos
para la alimentacin humana (DTG 569; 2T 96; ver com. Gn. 9: 3).

5.

Conejo.

De shafan, "el que se esconde". La descripcin del conejo en Prov. 30: 26 hace
pensar en algn animal diferente del que hoy llamamos conejo. La BJ traduce
"damn", una especie de marmota. Algunos comentadores han pensado que pueda
referirse ms bien a un tipo de tejn que vive entre las piedras. Este tejn
se parece bastante al apere (especie de conejillo de Indias) en tamao,
apariencia y habitat. Por otro lado, el tejn es carnvoro y el apere es
roedor granvoro.

6.

La liebre.

Desde el punto de vista cientfico, la liebre no puede rumiar, pues no tiene la


debida disposicin anatmica para hacerlo. Pero s mastica su alimento de tal
manera que pareciera rumiar. Es inmunda porque no tiene la pezua hendida.

Rumia.

En este pasaje no est implicado un problema de precisin cientfica, porque


las Escrituras hablan el lenguaje del comn de las gentes. Para ellas la
liebre pareca rurniar. Cuando decimos que el sol se "pone", nadie 767 nos
recrimina por haber dicho algo cientficamente incorrecto, aunque bien sabemos
que el sol no se "pone". Muchas veces se habla de una ballena como de un
"pez", aunque sabemos que es en realidad un mamfero acutico. No debe
criticarse la Biblia y tratarla de poco cientfica cuando usa expresiones
comunes del pueblo.

7.

El cerdo.

De todos los animales prohibidos por ley, se consideraba al cerdo como el ms


inmundo (ver Isa. 65: 3, 4; 66: 17). No es sta la ocasin de discutir con
detalles el dao causado por la ingestin de la carne porcina. Para el
cristiano basta hacer resaltar la actitud de Dios para con ella. Debe haber
algo daino en el consumo de la carne de cerdo; de otro modo Dios no hubiera
hablado como lo hace. El cre el cerdo y sabe lo que es. Prohibe el uso de su
carne como alimento.

Es evidente que Cristo no consideraba de gran valor a los cerdos pues permiti
la destruccin de unos dos mil de estos animales (Mat. 8: 31, 32; Mar. 5: 13).
No sabemos qu valor monetario tenan esos cerdos. Hoy tendran un valor
considerable, y sin duda tambin entonces representaban una gran inversin.
Dos hombres haban sido sanados de cuerpo y alma, pero al costo de dos mil
cerdos. Cristo consider que los hombres valan este precio; los lugareos
pensaron de otra manera.

No importa lo que piensen los hombres en cuanto a si se puede comer la carne de


cerdo o no, Dios en este pasaje lo desaprueba. Dios no cambia de opinin (Mal.
3: 6); y es tambin cierto que los cerdos no han cambiado de naturaleza.
Hacemos bien en prestar atencin al consejo divino.

9.
Todos los que tienen aletas y escamas.

Dios desea que su pueblo slo consuma aquellos alimentos que son mejores. Aqu
l hace la distincin entre los animales limpios y los inmundos que viven en
las aguas. Los que tienen tanto aletas como escamas son permitidos. Los que
no tienen aletas, o que no tienen escamas, o que no tienen ni aletas ni
escamas, no son permitidos. Al indicar lo que puede comerse, se eliminan todos
los otros.

13.

Las aves.

No se da una regla general para distinguir entre las aves limpias y las
inmundas. Se nombran veinte que son prohibidas, lo que permitira inferir que
todas las dems pueden comerse. Sin embargo, algunos comentadores bblicos
creen que esta lista de veinte no es exhaustiva sino que slo se refiere a las
aves conocidas por los hebreos.

El quebrantahuesos.

Tanto esta ave como el azor, o "guila marina" (BJ), son aves de rapia que se
alimentan de carroa, siendo por lo tanto inaceptables como alimento,

14.

El gallinazo, el milano.

Mejor, "el buitre, el halcn" (BJ).

Segn su especie.

O "en todas sus especies" (BJ). Esta expresin indica que se incluyen todos
los miembros de una misma familia aunque no se nombra sino un animal (vers. 15,
16, 22).

16.

Gaviota.

Hay diferentes opiniones en cuanto a la identidad de algunas de las aves de


esta lista.

17.

Somormujo.

Tambin se la llama somorgujo. Un ave palmpeda.


18.

Calamn.

Difcilmente sea el "cisne" (BJ). Su identificacin no es exacta. Puede


tratarse tambin del gallinazo o, segn otros, de alguna lechuza.

El buitre.

Posiblemente se trate del buitre egipcio, ave de hbitos inmundos y repulsivos.

19.

La garza.

Se trata de un ave voraz, probablemente una variedad de avefra (chorlito).

La abubilla.

Puede ser otra variedad de avefra, ave insectvora de pico curvo y delgado.

El murcilago.

Se encuentra en la lista de aves a pesar de ser mamfero, probablemente porque


tambin vuela.

20.

Insecto alado.

Es decir, "bicho alado" (BJ),que tambin se arrastra.

22.

El langostn.

Posiblemente algn tipo de langosta o grillo. La BJ sencillamente translitera


las palabras hebreas: "toda clase de solam, de jargol y de jagab". Aunque no
es posible identificar con total precisin estos tres ltimos insectos, parece
tratarse de la langosta en las distintas etapas de su metamorfosis, o bien del
saltamontes.

Los cuatro insectos enumerados en este versculo eran usados corrientemente


como alimento en la antigedad, y hasta el da de hoy en el Oriente se los come
generalmente asados. Tambin se los hierve en agua con sal. Se desechan la
cabeza, las alas, las patas y las entraas. Tambin puede frerselos. Para
uso posterior, se los seca o ahma. Se sirven con sal, especias o vinagre. En
algunos mercados 768 orientales se venden las langostas por peso, o por nmero,
enhebradas en un hilo.
23.

Todo insecto alado.

Es decir "cualquier otro bicho alado" (BJ), fuera de los nombrados. El hecho de
que muchos insectos son portadores de enfermedades explica el cuidado
escrupuloso que debe tomarse luego de haber entrado en contacto con ellos
(vers. 23-25).

29.

Animales que se mueven.

Un grupo miscelneo que comprende a roedores, reptiles y otros.

La comadreja.

La palabra hebrea as traducida designa a un animal escurridizo y elusivo, lo


que cuadra bien con la comadreja.

El ratn.

Es probable que este trmino incluya a varios roedores pequeos.

La rana.

Mejor, "lagarto" (BJ), o "cocodrilo de tierra" (LXX). En muchos lugares se


considera comestible el lagarto. Los rabes preparan un caldo con su carne.
En otros pases se seca la carne y se usa como amuleto o medicina.

30.

El erizo.

La palabra as traducida slo aparece aqu en el AT. Parece referirse a una


lagartija o salamanqueja (salamanquesa), animal capaz de trepar por superficies
verticales.

Cocodrilo.

Se trata de kaj, una especie an no determinada de lagartija.

El lagarto.

Una lagartija de unos 5 cm de largo que se alimenta de insectos y corre por las
paredes.

En total, este versculo menciona cinco variedades de lagartos y/o lagartijas.

39.
Y si algn animal.

La prohibicin de tocar un cuerpo muerto se aplicaba tambin al cadver de un


animal cuya carne poda comerse.

40.

El que comiere.

Aqu est implcito que algunos posiblemente comeran de la carne de un animal


muerto de muerte natural. La ley prohiba estrictamente el uso de "carne
destrozada por las fieras en el campo" (Exo. 22: 31). Los sacerdotes no deban
comer nada "mortecino ni despedazado por fiera" (Lev. 22: 8). Sin embargo,
podra ocurrir que en alguna oportunidad se comiese, tal vez sin darse cuenta,
o por carencia de recursos. Puesto que el comer tal carne provocaba una
contaminacin ceremonial, se presentan las disposiciones para una purificacin
de la misma ndole.

La prohibicin de comer carne de un animal "mortecino o despedazado por fiera"


sin duda se deba a que en tales casos casi toda la sangre quedaba en el
cadver, sin ser drenada en la forma debida.

44.

Seris santos.

Es indudable que existe una estrecha relacin entre la santidad y los hbitos
alimentarios. La santidad comprende la obediencia a las leyes divinas
relacionadas con el cuerpo fsico.

NOTA ADICIONAL AL CAPTULO 11

Algunos consideran que Dios se rebajara si diera instrucciones en cuanto al


rgimen alimentario humano. Por qu habra Dios de preocuparse de lo que
comemos?

Podramos ampliar ese concepto preguntando cul ser la razn por la que Dios
se interesa en el hombre. "Qu es el hombre, para que tengas de l memoria?",
es la pregunta del salmista (Sal. 8: 4). Cristo la contest dicindonos que
Dios no slo se interesa en el hombre, sino tambin en muchas cosas aun menos
valiosas (Luc. 12: 7).

El hombre est hecho a la imagen de Dios. Los gorriones no comparten ese


honor. Se dice que el hombre es precioso a la vista de Dios y de ms valor
"que el oro fino", "ms que el oro de Ofir" (Isa. 13: 12; 43: 4). La medida de
la estimacin que Dios tiene del hombre es demostrada en que se identifica con
l. "Porque el que os toca, toca a la nia de su ojo" (Zac. 2: 8). Adems, el
hecho de que Dios pagara un precio tan elevado para lograr la redencin del
hombre, para el cristiano es una seal del valor que Dios le adjudica. Por lo
tanto, podemos confiar que cualquier cosa que afecta al hombre es de inters
para Dios.

Las leyes divinas sobre la alimentacin no son, como algunos lo suponen,


simplemente negativas y prohibitorias. Dios desea que el hombre disponga de lo
mejor de todas las cosas, "lo mejor del trigo" (Sal. 81: 16; 147: 14). Aquel
que cre todas las cosas sabe lo que ms conviene a sus criaturas y, de acuerdo
con su sabidura, da consejos y recomendaciones. "No quitar el bien a los que
andan en integridad" (Sal. 84: 11). Lo que Dios prohibe no lo prohibe en forma
arbitraria, sino para el bien del hombre. Los hombres pueden menospreciar el
consejo divino, pero la experiencia 769 y los resultados finales siempre
demuestran la sabidura celestial.

Dios le dio al hombre un maravilloso cuerpo con posibilidades casi ilimitadas,


pero que tambin consta de muchos rganos delicados, que deben ser
cuidadosamente protegidos del abuso si es que han de funcionar bien. Dentro
del cuerpo mismo Dios ha dispuesto lo necesario para el cuidado y la mantencin
de sus diversos rganos, y aun para su renovacin, si se siguen las
instrucciones dadas por l. En muchos casos es posible comenzar un proceso de
rehabilitacin aun aos despus de haber abusado del cuerpo. Los poderes
recuperativos de la naturaleza son maravillosos. En el momento mismo de sufrir
una herida, las fuerzas vitales del cuerpo inmediatamente comienzan a reparar
el dao hecho. Los mdicos pueden ayudar y hacer un gran bien, pero no tienen
poder sanador. En muchos casos lo nico que pueden hacer es dejar que Dios
obre.

Algunos insisten en que Dios se interesa ms por el alma del hombre que por su
cuerpo; que los valores espirituales son superiores a los fsicos. Esto es
cierto, pero debe recordarse que el cuerpo y el alma estn ntimamente
interrelacionados, que el uno afecta poderosamente al otro, y que no siempre es
fcil decir dnde comienza uno y termina el otro. Aunque concordamos en que el
hombre espiritual es de suprema importancia, no creemos que por eso deba
descuidarse el cuerpo. Tal era la filosofa de ciertos "santos" medievales que
se mortificaban el cuerpo para beneficio del alma; pero se no era el plan de
Dios. Uni el cuerpo con el alma para que se beneficiaran mutuamente.

La declaracin "porque cual es su pensamiento en su corazn, tal es l" (Prov.


23: 7) toca uno de los problemas fundamentales de la vida. El hombre es lo que
piensa. Es un proceso fsico el pensamiento? Pueden existir los pensamientos
independientemente de algn tipo de mecanismo que sea capaz de pensar? Sea lo
que fuere el pensamiento, de todos modos determina la conducta. Si una persona
piensa en forma correcta, es probable que su conducta sea correcta. Si la
mente se ocupa en lo malo, las acciones sern malas.

Tiene el cuerpo alguna influencia sobre el pensamiento del hombre? Por cierto
que s. Todos saben que ingerir bebidas embriagantes afecta tanto el
pensamiento como las acciones. El alcohol desbarata el juicio del hombre y
tiende a hacerlo irresponsable. Su mente no funciona como cuando est sobrio;
sus facultades no operan normalmente; todas sus reacciones se retardan. Si
maneja un automvil, se convierte en un peligro para otros y en un homicida en
potencia (ver com. cap. 10: 9).

La mayora de los hombres admiten que la bebida tiene malos efectos. Pueden
tener efectos similares los hbitos errneos de alimentacin? S, aunque
quizs no sean tan notables como los del alcohol. El alimento afecta la
conducta y el pensamiento del hombre. Ms de un muchacho ha recibido una
paliza porque las tostadas del padre se haban quemado, o porque el caf estaba
chirle o fro. Ms de un divorcio ha tenido su origen en el departamento
culinario de la casa. Los vendedores no esperan concretar buenas ventas frente
a clientes disppticos. El abogado astuto sabe que hay un momento adecuado
para acercarse a un juez venal en busca de una consideracin favorable; y los
diplomticos y estadistas conocen el valor de un banquete opparo. Si se
combinan en forma hbil el vino y los alimentos, se puede llegar a acuerdos que
nunca se firmaran si los contratantes hubieran estado en pleno uso de sus
facultades normales. Tales acuerdos han sido la maldicin del mundo por
generaciones.

Afecta a la mente el alimento? Afectan el espritu la comida y la bebida?


Por supuesto. Una perspectiva agria de la vida a menudo nace de un estmago
cido. El comer bien no necesariamente producir un genio agradable; pero
comer mal entorpece el vivir a la altura de la norma fijada por Dios.

Las leyes divinas que rigen la alimentacin no son pronunciamientos arbitrarios


que privan al hombre del gozo de comer. Son ms bien leyes sensatas y justas
que el hombre har bien en acatar si desea mantener la salud, o tal vez
recobrarla. Por regla general se encontrar que el alimento que Dios aprueba
es el mismo que los hombres han descubierto que es el mejor, y que el
desacuerdo no proviene de lo que se aprueba, sino de lo que se prohibe.

Estos estatutos alimentarlos fueron dados al Israel de antao y se adaptaban a


sus circunstancias. La mayora de los judos an los respeta, y estas leyes
han servido bien durante ms de 3.000 aos. La condicin fsica de los 770
judos da testimonio de que estas reglas no son obsoletas ni han perdido su
vigencia, si es que entendemos que su propsito es el de producir un pueblo
notablemente libre de muchas de las enfermedades que azotan a los hombres hoy.
A pesar de las persecuciones y las penalidades sufridas por los judos, mayores
que las experimentadas por cualquier otra nacin sobre la faz de la tierra, y
por perodos ms largos, en general los judos son una raza vigorosa. Al menos
en parte, este hecho se explica por su obediencia a las leyes sobre
alimentacin presentadas por Dios en Lev. 11.

Las leyes impartidas a Israel en el Sina trataban de todos los aspectos de su


deber para con Dios y el hombre. Estas leyes pueden clasificarse de la
siguiente manera:

1. Morales. Los principios expresados en el Declogo reflejan el carcter


divino, y son tan inmutables como Dios mismo (ver Mat. 5: 17, 18; Rom. 3: 31).

2.Ceremoniales. Estas leyes se ocupaban del sistema de culto que prefiguraba


la cruz, y que por lo tanto dej de existir en ocasin de la muerte de Jess
(Col. 2: 14-17; Heb. 7: 12).

3.Civiles. Estas leyes aplicaban los amplios principios de los Diez


Mandamientos a la estructura del antiguo Israel como nacin. Aunque este
cdigo qued invalidado cuando el Israel antiguo dej de ser una nacin, y no
ha sido puesto en vigor como tal en el Estado de Israel moderno, que no es una
teocracia, sin embargo, los principios fundamentales de justicia y equidad
comprendidos siguen teniendo validez.

4.De salud. Los principios de alimentacin de Lev. 11, junto con otras reglas
higinicas, fueron dados por el sabio Creador para fomentar la salud y la
longevidad (ver Exo. 15: 26; 23: 25; Deut. 7: 15; Sal. 105: 37; PP 396). Por
estar basados en la naturaleza y las necesidades del cuerpo humano, estos
principios no pueden ser afectados de ninguna manera ni por la cruz ni por la
desaparicin temporal de Israel como nacin. Estos principios que fomentaban
la salud hace 3.500 aos, producirn los mismos resultados hoy.

El cristiano sincero considera que su cuerpo es templo del Espritu Santo (1


Cor. 3: 16, 17; 6: 19, 20). El aprecio de este hecho lo llevar, entre otras
cosas, a comer y beber para la gloria de Dios, es decir, a regir su
alimentacin por la voluntad revelada de Dios (1 Cor. 9: 27; 10: 31). Por eso,
para ser consecuente, debe reconocer y obedecer los principios enunciados en
Lev. 11.

NOTA ADICIONAL AL CAPTULO 11 PROPIA DE LA EDICION CASTELLANA

El cap. 11 de Lev. puede suscitar algunas preguntas y dudas en cuanto a la


forma en que aparecen all agrupados diversos animales. Por eso, recurdese
que fue el sabio naturalista sueco Carlos Linneo (1707-1778) quien puso las
bases de la moderna clasificacin zoolgica en su libro Systema Naturae de
1758. Esta fue revisada por Lamarck (1744-1829), en 1801; en 1829, por Cuvier
(17691832), quien introdujo varios cambios al dividir los animales en cuatro
ramas; por Leuckart, en 1840; Agassiz, en 1859; Haeckel en 1864 y Ray
Lankester, en 1877. Todos ellos dieron forma al aspecto general que presenta
la clasificacin que usamos actualmente en zoologa. En rigor de verdad, la
clasificacin es artificial, hecha para estudiar en forma ordenada los animales
que presentan caractersticas comunes.

En ltimo trmino, la clasificacin que se halla en los libros de ciencia


natural es un artificio que no siempre sigue una lgica rigurosa. Afirmamos
esto porque una cantidad de animales han sido clasificados -por supuesto mucho
despus de Linneo - obedeciendo a un criterio basado en la idea de la
evolucin.

Entre ellos podemos mencionar al anfioxo, animalito semejante a un "pececito"


(supuesto eslabn entre los invertebrados y los vertebrados) que se encuentra
en las playas del sur de la Argentina. Otro ejemplo est constituido por
ciertos parsitos de algunos calamares que viven en el ocano Indico. Se trata
del Filum mesozoa, formado por diminutos animales en forma de gusanos,
denominados Dicyema y Rhopalura. Los Dicyema viven como parsitos en los
riones (nefridios) de pulpos y calamares. Los Rhopalura son raros parsitos
de los tejidos y las cavidades de lombrices y estrellas de mar. Los
evolucionistas hacen para estos animalitos toda una gran divisin -denominada
Phylum- porque suponen que son un eslabn entre dos etapas de 771 la evolucin;
intermediarios entre los animales de una sola clula y los que estn formados
por muchas.

Esto confirma lo que ya dijimos, que todas las divisiones en la clasificacin


son conceptos humanos, puesto que en la naturaleza slo existen individuos (por
ejemplo, un gato) o poblaciones animales (por ejemplo, una colmena).

Con el propsito de documentar lo que acabamos de afirmar en el prrafo


precedente, recurrimos a la autoridad del catedrtico Tracy I. Storee, profesor
de zoologa y zologo de la Estacin Experimental de Agricultura de la
Universidad de California, en Davis. Nos informa: "Los zologos concuerdan
bastante bien en mucho de lo que atae a la clasificacin animal, pero no hay
dos que tengan exactamente la misma opinin en cuanto a todos los detalles.
Como resultado, no hay dos libros que contengan esquemas idnticos de
clasificacin" (General Zoology, pg. 260, McGraw Hill, Book Company Inc.,
Nueva York, 1951). Esta obra es libro gua en ms de uno de los principales
museos argentinos.

Todas las agrupaciones particulares llamadas gnero, especie, clase, orden,


familia, etc. son producto del ingenio humano para estudiar ordenadamente los
animales, de los que hay unas 900.000 formas distintas. Nadie podra
familiarizarse ms que con una pequea porcin de tan gran nmero de animales
conocidos.

Dado que uno de los propsitos de la zoologa es obtener una perspectiva de la


totalidad del reino animal, se hizo necesario algn artificio para agruparlos
con fines de estudio. Esta funcin es cumplida por una divisin de la ciencia
llamada zoologa sistemtica, taxonoma o clasificacin. La nomenclatura de
los animales se ha basado en sus caracteres y supuesto origen. La llamada
clasificacin natural se funda en la teora de la evolucin y es un esfuerzo
para indicar el supuesto rbol genealgico del reino animal y sus
subdivisiones. En tal nomenclatura, los evolucionistas consideran esencial
distinguir los caracteres homlogos o de presunto origen similar, y los
anlogos, o de funciones parecidas.

En vista de lo expuesto, la nomenclatura que se utiliza en la Biblia es tan


legtima como cualquier otra. Al estudiarla se recibe la impresin de que est
hecha a propsito en el lenguaje popular para que se pudiera entender con
facilidad de qu animales se trataba. Sin embargo, en nuestros das -a muchos
siglos de distancia, en ambientes donde hay animales que no existan en las
zonas bblicas y viceversa, y con los problemas propios de los cambios y las
mutaciones inherentes a todos los idiomas - se ha perdido o resulta dudoso el
significado de varios de esos nombres. Con todo, es posible estudiar la
orientacin que nos proporciona el pueblo hebreo -por lo menos el sector fiel a
las enseanzas dadas por Dios por medio de Moiss- que los ha transmitido a
travs de su tradicin.
As puede ser mejor nuestro conocimiento en los casos de duda, como los que
figuran en Lev. 11: 22 donde se habla del "argol" y el "hagab", imposibles de
identificar. Anotaremos que "argol" y "hagab" ("jargol" y "jagab" en la BJ)
son meras transliteraciones de palabras hebreas; no son en realidad
traducciones.

Anotaremos tambin que el animal limpio llamado "langostn" (cap. 11: 22) no
debe confundirse con el "langostino" martimo. El primero dispone de cuatro
patas, dos "piernas" "para saltar" y es "alado". Es evidente que son
caractersticas imposibles de confundir con las de un animal martimo.

En caso de una legtima vacilacin acerca de si determinado animal es "limpio"


o "inmundo", bien vale la pena aplicar el sabio adagio latino "En la duda,
abstente". Ms todava, es necesario obedecer la admonicin bblica: "El que
duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que
no proviene de fe, es pecado" (Rom. 14: 23).

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

1-8 DTG 569

7, 8 CH 116; CRA 33, 468; 1T 206 772

CAPTULO 12

1 Purificacin de la mujer despus del parto. 6 Ofrendas por su purificacin.

1 HABLO Jehov a Moiss, diciendo:

2 Habla a los hijos de Israel y diles: La mujer cuando conciba y d a luz


varn, ser inmunda siete das; conforme a los das de su menstruacin ser
inmunda.

3 Y al octavo da se circuncidar al nio.

4 Mas ella permanecer treinta y tres das purificndose de su sangre; ninguna


cosa santa tocar, ni vendr al santuario, hasta cuando sean cumplidos los das
de su purificacin.

5 Y si diere a luz hija, ser inmunda dos semanas, conforme a su separacin, y


sesenta y seis das estar purificndose de su sangre.

6 Cuando los das de su purificacin fueren cumplidos, por hijo o por hija,
traer un cordero de un ao para holocausto, y un palomino o una trtola para
expiacin, a la puerta del tabernculo de reunin, al sacerdote;

7 y l los ofrecer delante de Jehov, y har expiacin por ella, y ser limpia
del flujo de su sangre. Esta es la ley para la que diere a luz hijo o hija.
8 Y si no tiene lo suficiente para un cordero, tomar entonces dos trtolas o
dos palominos, uno para holocausto y otro para expiacin; y el sacerdote har
expiacin por ella, y ser limpia.

1.

Habl Jehov.

El captulo anterior vers sobre la contaminacin ocasionada por el contacto


con diversos animales "inmundos". Los caps. 12 al 15 tratan de la
contaminacin personal, tanto fsica como ceremonial, en la cual no est
implicada una transgresin moral. En este captulo no aparece Aarn. En
cambio, figura en los caps. 11 y 13.

2.

Varn.

Este era el deseo de toda mujer israelita, porque el Mesas haba de ser de la
"simiente" de la "mujer" (Gn. 3: 15).

Los das de su menstruacin.

La ley sobre esto aparece en el cap. 15: 19-33.

3.

Se circuncidar.

Esto se haca en reconocimiento de la relacin del pacto, y simblicamente


haca que el nio fuese incorporado al pacto. Este rito fue practicado por
primera vez en el caso de Isaac (Gn. 17: 10, 11; 21: 4), el hijo de la promesa
(Gl. 4: 23), como seal del cumplimiento de la promesa del pacto que implicaba
su nacimiento.

4.

Su sangre.

Los primeros seis das despus del parto eran crticos para la madre y a menudo
se produca considerable prdida de sangre. Se supona que despus de una
semana la crisis habra pasado. Durante otros 33 das la madre no deba llegar
hasta el santuario ni participar de ninguna ceremonia religiosa. No deba
asistir a ninguna reunin pblica. Era la madre y no la criatura, la que era
considerada inmunda.

5.

Hija.
No se da la razn por la que el perodo de purificacin luego del nacimiento de
una nia deba ser mucho ms largo que en el caso de un nio varn.

6.

Holocausto.

No deba ofrecerlo ella misma. Slo lo llevaba al tabernculo y se lo


entregaba al sacerdote, quien lo ofreca por ella. Tambin deba presentar una
ofrenda por el pecado, que el sacerdote ofreca por ella.

Este procedimiento difera del seguido comnmente en tiempos anteriores, segn


el cual el oferente deba degollar la vctima. Haba tambin otra diferencia.
Cuando se traa una ofrenda por el pecado y un holocausto, siempre se
presentaba primero la ofrenda por el pecado, la que era seguida por el
holocausto. En este caso, el holocausto era ofrecido primero. Adems, la
ofrenda por el pecado era siempre la ms destacada y costosa. Aqu ocurre lo
contrario. El holocausto, un cordero, se ofreca primero; luego vena la
ofrenda por el pecado, una trtola o un palomino, la menor de todas las
ofrendas posibles.

Todo lo que el hombre hace lleva las huellas del pecado. Por esto fueron
prescritas ofrendas por el pecado en muchos casos en que, al falto de
instruccin, le parecera innecesario hacerlo. Especialmente se ve esto en las
ofrendas por el pecado en ocasin de la dedicacin del santuario y de la
inauguracin del sacerdocio. Esta ceremonia serva para inculcar profundamente
en el pueblo el sentido 773 de la pecaminosidad del pecado. En ocasin de un
nacimiento parece haber existido un intento deliberado de restarle nfasis al
pecado, y la ofrenda exigida no era ms que un sacrificio simblico. No haba
confesin, ni imposicin de manos.

7.

Ser limpia.

En la antigedad, la situacin de la mujer no era muy feliz. Ella realizaba


buena parte del trabajo duro que hoy se considerara trabajo de hombres. Esto
ocurre an hoy en algunos pases, donde el trabajo, tanto en la casa como en
los campos, es realizado mayormente por mujeres. La mujer no reciba gran
consideracin por haber dado a luz un beb; en verdad la regla era que la mujer
fuera objeto de prcticas crueles e inhumanas. En tales condiciones, Dios
dispuso que las madres de Israel disfrutaran de un perodo de relativo descanso
y aislamiento que duraba varias semanas. Durante este tiempo deban gozar de
descanso y de tranquilidad para recuperar las fuerzas.

Las reglas en cuanto al nacimiento de un beb que aparecen en este captulo


muestran el tierno cuidado de Dios para con las madres. Las mujeres tienen un
lugar honroso en el plan de Dios, y esto es justo. Muchas de ellas han llegado
a ser dirigentes, y algunas, profetisas. A travs de las difciles vicisitudes
de la vida, tienen el cuidado protector de Dios, y se les invita a acercarse a
l con sus perplejidades (ver DTG 473). Reciban las mujeres la honra que se
merecen.

CAPTULO 13

1 Leyes acerca de la lepra.

1 HABLO Jehov a Moiss y a Aarn, diciendo:

2 Cuando el hombre tuviere en la piel de su cuerpo hinchazn, o erupcin, o


mancha blanca, y hubiere en la piel de su cuerpo como llaga de lepra, ser
trado a Aarn el sacerdote o a uno de sus hijos los sacerdotes.

3 Y el sacerdote mirar la llaga en la piel del cuerpo; si el pelo en la llaga


se ha vuelto blanco, y pareciere la llaga ms profunda que la piel de la carne,
llaga de lepra es; y el sacerdote le reconocer, y le declarar inmundo.

4 Y si en la piel de su cuerpo hubiere mancha blanca, pero que no pareciera ms


profunda que la piel, ni el pelo se hubiere vuelto blanco, entonces el
sacerdote encerrar al llagado por siete das.

5 Y al sptimo da el sacerdote lo mirar; y si la llaga conserva el mismo


aspecto, no habindose extendido en la piel, entonces el sacerdote le volver a
encerrar por otros siete das.

6 Y al sptimo da el sacerdote le reconocer de nuevo; y si parece haberse


oscurecido la llaga, y que no ha cundido en la piel, entonces el sacerdote lo
declarar limpio: era erupcin; y lavar sus vestidos, y ser limpio.

7 Pero si se extendiera la erupcin en la piel despus que l se mostr al


sacerdote para ser limpio, deber mostrarse otra vez al sacerdote.

8 Y si reconocindolo el sacerdote ve que la erupcin se ha extendido en la


piel, lo declarar inmundo: es lepra.

9 Cuando hubiere llaga de lepra en el hombre, ser trado al sacerdote.

10 Y ste lo mirar, y si apareciere tumor blanco en la piel, el cual haya


mudado el color del pelo, y se descubre asimismo la carne viva,

11 es lepra crnica en la piel de su cuerpo; y le declarar inmundo el


sacerdote, y no le encerrar, porque es inmundo.

12 Mas si brotare la lepra cundiendo por la piel, de modo que cubriere toda la
piel del llagado desde la cabeza hasta sus pies, hasta donde pueda ver el
sacerdote,

13 entonces ste le reconocer; y si la lepra hubiere cubierto todo su cuerpo,


declarar limpio al llagado; toda ella se ha vuelto blanca, y l es limpio.
14 Mas el da que apareciera en l la carne viva, ser inmundo.

15 Y el sacerdote mirar la carne viva, y lo 774 declarar inmundo. Es inmunda


la carne viva; es lepra.

16 Mas cuando la carne viva cambiare y se volviere blanca, entonces vendr al


sacerdote,

17 y el sacerdote mirar; y si la llaga se hubiere vuelto blanca, el sacerdote


declarar limpio al que tena la llaga, y ser limpio.

18 Y cuando en la piel de la carne hubiere divieso, y se sanare,

19 y en el lugar del divieso hubiere una hinchazn, o una mancha blanca rojiza,
ser mostrado al sacerdote.

20 Y el sacerdote mirar; y si pareciere estar ms profunda que la piel, y su


pelo se hubiere vuelto blanco, el sacerdote lo declarar inmundo; es llaga de
lepra que se origin en el divieso.

21 Y si el sacerdote la considerare, y no apareciere en ella pelo blanco, ni


fuere ms profunda que la piel, sino oscura, entonces el sacerdote le encerrar
por siete das;

22 y si se fuere extendiendo por la piel, entonces el sacerdote lo declarar


inmundo; es llaga.

23 Pero si la mancha blanca se estuviere en su lugar, y no se hubiere


extendido, es la cicatriz del divieso, y el sacerdote lo declarar limpio.

24 Asimismo cuando hubiere en la piel del cuerpo quemadura de fuego, y hubiere


en lo sanado del fuego mancha blanquecina, rojiza o blanca,

25 el sacerdote la mirar; y si el pelo se hubiere vuelto blanco en la mancha,


y sta pareciere ser ms profunda que la piel, es lepra que sali en la
quemadura; y el sacerdote lo declarar inmundo, por ser llaga de lepra.

26 Mas si el sacerdote la mirare, y no apareciere en la mancha pelo blanco, ni


fuere ms profunda que la piel, sino que estuviera oscura, le encerrar el
sacerdote por siete das.

27 Y al sptimo da el sacerdote la reconocer; y si se hubiere ido extendiendo


por la piel, el sacerdote lo declarar inmundo; es llaga de lepra.

28 Pero si la mancha se estuviera en su lugar, y no se hubiere extendido en la


piel, sino que estuviere oscura, es la cicatriz de la quemadura; el sacerdote
lo declarar limpio, porque seal de la quemadura es.

29 Y al hombre o mujer que le saliere llaga en la cabeza, o en la barba,


30 el sacerdote mirar la llaga; y si pareciere ser ms profunda que la piel, y
el pelo de ella fuere amarillento y delgado, entonces el sacerdote le declarar
inmundo; es tia, es lepra de la cabeza o de la barba.

31 Mas cuando el sacerdote hubiere mirado la llaga de la tia, y no pareciera


ser ms profunda que la piel, ni hubiere en ella pelo negro, el sacerdote
encerrar por siete das al llagado de la tia;

32 y al sptimo da el sacerdote mirar la llaga; y si la tia no pareciera


haberse extendido, ni hubiere en ella pelo amarillento, ni pareciera la tia
ms profunda que la piel,

33 entonces le har que se rasure, pero no rasurar el lugar afectado; y el


sacerdote encerrar por otros siete das al que tiene la tia.

34 Y al sptimo da mirar el sacerdote la tia; y si la tia no hubiere


cundido en la piel, ni pareciera ser ms profunda que la piel, el sacerdote lo
declarar limpio; y lavar sus vestidos y ser limpio.

35 Pero si la tia se hubiere ido extendiendo en la piel despus de su


purificacin,

36 entonces el sacerdote la mirar; y si la tia hubiere cundido en la piel, no


busque el sacerdote el pelo amarillento; es inmundo.

37 Mas si le pareciera que la tia est detenida, y que ha salido en ella el


pelo negro, la tia est sanada; l est limpio, y limpio lo declarar el
sacerdote.

38 Asimismo cuando el hombre o la mujer tuviere en la piel de su cuerpo


manchas, manchas blancas,

39 el sacerdote mirar, y si en la piel de su cuerpo aparecieron manchas


blancas algo oscurecidas, es empeine que brot en la piel; est limpia la
persona.

40 Y el hombre, cuando se le cayere el cabello, es calvo, pero limpio.

41 Y si hacia su frente se le cayere el cabello, es calvo por delante, pero


limpio.

42 Mas cuando en la calva o en la antecalva hubiere llaga blanca rojiza, lepra


es que brota en su calva o en su antecalva.

43 Entonces el sacerdote lo mirar, y si pareciere la hinchazn de la llaga


blanca rojiza en su calva o en su antecalva, como el parecer de la lepra de la
piel del cuerpo,

44 leproso es, es inmundo, y el sacerdote 775 lo declarar luego inmundo; en su


cabeza tiene la llaga.
45 Y el leproso en quien hubiere llaga llevar vestidos rasgados y su cabeza
descubierta, y embozado pregonar: Inmundo! inmundo!

46 Todo el tiempo que la llaga estuviere en l, ser inmundo; estar impuro, y


habitar solo; fuera del campamento ser su morada.

47 Cuando en un vestido hubiere plaga de lepra, ya sea vestido de lana, o de


lino,

48 o en urdimbre o en trama de lino o de lana, o en cuero, o en cualquiera obra


de cuero;

49 y la plaga fuere verdosa, o rojiza, en vestido o en cuero, en urdimbre o en


trama, o en cualquiera obra de cuero; plaga es de lepra, y se ha de mostrar al
sacerdote.

50 Y el sacerdote mirar la plaga, y encerrar la cosa plagada por siete das.

51 Y al sptimo da mirar la plaga; y si se hubiere extendido la plaga en el


vestido, en la urdimbre o en la trama, en el cuero, o en cualquiera obra que se
hace de cuero, lepra maligna es la plaga; inmunda ser.

52 Ser quemado el vestido, la urdimbre o trama de lana o de lino, o cualquiera


obra de cuero en que hubiere tal plaga, porque lepra maligna es; al fuego ser
quemada.

53 Y si el sacerdote mirare, y no pareciere que la plaga se haya extendido en


el vestido, en la urdimbre o en la trama, o en cualquiera obra de cuero,

54 entonces el sacerdote mandar que laven donde est la plaga, y lo encerrar


otra vez por siete das.

55 Y el sacerdote mirar despus que la plaga fuere lavada; y si pareciera que


la plaga no ha cambiado de aspecto, aunque no se haya extendido la plaga,
inmunda es; la quemars al fuego; es corrosin penetrante, est lo rado en el
derecho o en el revs de aquella cosa.

56 Mas si el sacerdote la viere, y pareciere que la plaga se ha oscurecido


despus que fue lavada, la cortar del vestido, del cuero, de la urdimbre o de
la trama.

57 Y si apareciere de nuevo en el vestido, la urdimbre o trama, o en cualquiera


cosa de cuero, extendindose en ellos, quemars al fuego aquello en que
estuviera la plaga.

58 Pero el vestido, la urdimbre o la trama, o cualquiera cosa de cuero que


lavares, y que se le quitare la plaga, se lavar segunda vez, y entonces ser
limpia.
59 Esta es la ley para la plaga de la lepra del vestido de lana o de lino, o de
urdimbre o de trama, o de cualquiera cosa de cuero, para que sea declarada
limpia o inmunda.

2.

La piel de su cuerpo.

Esta expresin aparece solamente una vez en la Biblia. Parece referirse a la


epidermis, o capa exterior de la piel.

La lepra era comn en Egipto en la antigedad. Sin duda fue all donde los
israelitas tuvieron su primera relacin con ella. Sin embargo, Dios en su
misericordia prometi protegerlos de las enfermedades de Egipto si le obedecan
(Exo. 15: 26).

Hinchazn, o erupcin.

Cuando apareca tal sntoma, la persona deba ser llevada ante Aarn o uno de
los sacerdotes para ser examinada. La expresin "ser trado" (Lev. 13: 2)
implica la renuencia de parte de la persona para ir por s misma, sabiendo lo
que esto podra significarle a ella misma y tambin a su familia si se
encontraba que estaba leprosa. Por esta razn deba ser trada.

Llaga de lepra.

La palabra "lepra" se deriva de un vocablo que significa "derribar de un


golpe", "azotar". La lepra era pues un "azote". Los judos consideraban que
una persona enferma de lepra haba sido herida por Dios.

En tiempos de los israelitas, se consideraba que la lepra era la ms terrible


de todas las calamidades. Se crea que era un castigo directo de Dios por los
pecados cometidos. Cualquiera que sufriese de ella -fuera prncipe o campesino
- era excluido de la sociedad y considerado merecedor de poca simpata y
compasin; era un paria entre los hombres.

Algunos crticos sugieren que en el cap. 13 se tratan siete enfermedades


diferentes, pero que el escritor, por no ser mdico, crey errneamente que
eran diversos aspectos de la misma enfermedad y, por ignorancia, llam a todas
lepra. No estn de acuerdo los crticos en cuanto a la identificacin de esas
siete enfermedades. Si los hombres de ciencia modernos desean hacer distincin
entre las diversas formas y etapas de la plaga, y darles 776 nombres
diferentes, pueden hacerlo. La Biblia fue escrita para la gente comn y no se
preocupa de las definiciones de la ciencia moderna. Usa una terminologa
comn, apta para el hombre comn.

La Biblia no da ninguna informacin en cuanto al origen, al contagio o la


curacin de la enfermedad. Se la consideraba, como fue ya dicho, como un
castigo por el pecado. Esto pareciera haber ocurrido en el caso de Mara (Nm.
12: 10-15), Giezi (2 Rey. 5: 27) y Uzas (2 Crn. 26: 16-21). Cualquiera
hubiese sido la causa, el paciente era aislado, expulsado de su casa, no se le
permita entrar en ninguna ciudad amurallada; era excluido del santuario, ya no
poda asistir a ningn tipo de reunin. Cuando se le acercaba otro ser humano,
deba cubrirse la boca y gritar: "Inmundo, inmundo". Si entraba en alguna
casa, sta tambin quedaba "inmunda". Cualquiera que lo tocara, corra igual
suerte.

En la primera etapa, la enfermedad no dejaba sino una manchita sobre la piel,


la cual no causaba dolor ni otro inconveniente. Simplemente era una mancha
persistente. A veces transcurran meses o aun aos, con frecuencia muchos
aos, desde la primera aparicin de las manchas hasta el desarrollo completo de
la enfermedad. Algunas veces los sntomas parecan casi desaparecer, dando
esperanzas de recuperacin, para luego reaparecer an ms activos que antes.
En las etapas avanzadas de la lepra, el enfermo presentaba un aspecto
repulsivo. Se le iban carcomiendo la nariz y los dedos, desaparecan los
prpados, perda completamente la vista, y el enfermo tomaba una apariencia
espectral.

La suya era una muerte en vida. Se le deterioraba la voz y terminaba


desapareciendo; el aliento se le tornaba insoportable; las articulaciones se le
deformaban o se cubran de las protuberancias propias de la enfermedad; su
cuerpo se cubra de manchas violceas de carne putrefacta. La enfermedad
avanzaba hasta abarcar todo el cuerpo, terminando as con la vida de la
vctima. No puede concebirse espectculo ms repulsivo. Abandonado por sus
amigos y familiares, el leproso era en todo sentido un espectculo digno de
lstima. No es de maravillarse que los hombres lo consideraran abandonado de
Dios.

Uno de sus hijos.

No era necesario que el sumo sacerdote realizase el examen. Poda ser hecho
por cualquiera de los sacerdotes. Segn el Talmud, aquellos levitas que no
pudiesen servir como sacerdotes por tener defectos fsicos, podan servir para
examinar estos casos.

3.

El sacerdote mirar.

Deba examinar la zona infectada, porque poda tratarse de lepra o no. Haba
dos seales que deba buscar: pelo blanco en la llaga, y una depresin en la
piel. Debe recordarse que los judos generalmente eran gente de pelo oscuro.
Si existan estos dos elementos, se declaraba inmunda a la persona.

4.

Ms profunda.

Es decir, debajo de la capa exterior de la piel. El factor causante de la


lepra no est en la epidermis, pero es all donde aparecen las primeras
manifestaciones de la enfermedad.

11.

Lepra crnica.

Sin duda haba casos de personas que no se haban presentado al sacerdote al


ocurrir las primeras manifestaciones de una posible lepra, personas cuyas
familias no se haban atrevido a presentarlos al sacerdote, sabiendo lo que
significara para ellos un informe desfavorable. Cuando su condicin ya no
poda ocultarse ms, iba, o era llevada al sacerdote. Si haba hinchazn, si
el pelo en ese lugar se haba vuelto blanco, y haba tambin "carne viva", se
trataba de "lepra crnica" y el sacerdote deba inmediatamente declarar inmunda
a tal persona. No haba necesidad de ponerla en cuarentena ni en observacin
para ser examinada posteriormente.

13.

Declarar limpio al llagado.

Este caso ha sido motivo de mucha discusin. Sobre el particular se han


mantenido dos posiciones: (1) la persona no haba tenido lepra sino alguna
erupcin inofensiva, o (2) haba tenido lepra y se haba curado. El primero de
estos pareceres queda excluido por las declaraciones: "de modo que cubriere
toda la piel" (vers. 12), y "la lepra hubiere cubierto todo su cuerpo" (vers.
13). Sin embargo, es posible que esta lepra hubiera tenido un parecido slo
superficial con lo que hoy llamamos lepra (ver comentarios adicionales al final
del captulo).

18.

Y se sanare.

El cuarto caso en que poda sospecharse de lepra tena su origen en un absceso


o divieso, es decir fornculo. Tal llaga tiende fcilmente a infectarse. El
procedimiento para realizar el diagnstico era similar al del caso previo
(vers. 2-8). 777

24.

Quemadura de fuego.

El quinto caso en que poda sospecharse de lepra provena de una quemadura,


que, a semejanza de un fornculo, haca que la piel pudiera infectarse. La
inspeccin del sacerdote y el procedimiento general del diagnstico son los
mismos como en el caso previo (vers. 18-23).

29.

En la cabeza.
El sexto tipo de posible lepra apareca en el pelo o en la barba.

38.

Manchas blancas.

"Manchas brillantes, manchas blancas" (BJ). Se trata aqu de una erupcin


inofensiva en la piel, pero se la incluye a fin de que no hubiera confusin
posible entre este tipo de erupcin y la lepra para no causar ansiedad a la
persona afectada ni a sus familiares. Tal tipo de "peca" o de "empeine" no era
infeccioso.

42.

En la calva.

La calvicie no es una impureza. Pero la infeccin puede aparecer all como en


otros lugares. Si apareca una mancha deba tratrsela como en los otros
casos. En ste se trata de una mancha blanca rojiza acompaada de hinchazn.

45.

Vestidos rasgados.

El leproso llevaba vestimentas de luto. Deba comportarse como si la muerte ya


hubiese obtenido la victoria sobre l. Los vestidos rasgados eran la seal
acostumbrada de calamidad y profundo pesar (Job 1: 20; 2: 12; Mat. 26: 65).
Deba llevar la cabeza "descubierta", o ms bien desgreada. No deba cortarse
el pelo ni peinarse. Deba presentar una apariencia de desalio. En las
ltimas etapas de la enfermedad los prpados, las orejas y la nariz
desaparecan, quedando expuestos algunas veces los huesos de la cara. Sera
difcil imaginarse un espectculo ms repulsivo. Si el leproso buscaba refugio
bajo un rbol, cualquier persona que estuviera sentada a la sombra del mismo
rbol se consideraba contaminada.

El leproso deba vivir solo, fuera del campamento, y bajo ninguna circunstancia
poda entrar en la ciudad. Dependa de la caridad para vivir. La lepra era en
verdad una "muerte en vida".

47.

Un vestido.

Es decir, cualquier prenda de vestir. Las vestimentas llevadas por los


israelitas eran mayormente de lana o de lino. Bajo ciertas condiciones
climticas, podan aparecer en ellas manchas de moho.

NOTA ADICIONAL AL CAPTULO 13


Muchos de los sntomas de los diversos tipos de "lepra" enumerados en este
captulo, difieren de los sntomas de la enfermedad que ahora se conoce con ese
nombre. Adems las disposiciones mosaicas para la limpieza ceremonial implican
la curacin a corto plazo de algunos pacientes de "lepra". Hasta hace pocos
aos, no se conoca una cura eficaz para la verdadera lepra.

La palabra traducida "lepra" viene del Heb. tsara' que significa "golpear",
"abatir", "azotar". Una persona afectada de lepra haba sido azotada
presumiblemente como castigo divino por actos pecaminosos. Esto fue cierto en
el caso de Mara (Nm. 12: 10), de Giezi (2 Rey. 5: 27), y de Uzas (2 Rey. 15:
5). En otros casos de lepra mencionados en el AT no queda claro si este
principio se aplica o no (2 Rey. 5: 1; 7: 3). Gesenius considera que tsara' es
intercambiable con gara', que se refiere a costras o escaras. La palabra
griega leprs, de la cual se deriva nuestra palabra lepra, quiere decir
"spero", "con escamas", "con costras". Actualmente se reconocen dos grandes
tipos de lepra: lepromatosa y tuberculoide. Los dems casos se incluyen en un
tercer grado "indeterminado". El tipo lepromatoso es maligno. La lepra
tuberculoide -habitualmente benigna- comprende las variedades macular,
micropapuloide y mayor. La "abolicin de las sensibilidades", caracterstica
de la lepra, significa sucesivamente la prdida de la sensibilidad al calor, al
tacto, al dolor y, por fin, a la presin. El tipo neural, llamado tambin
lepra atrfica o maculoanestsica, es considerado actualmente como no
infectivo, lo que hace innecesaria la segregacin del paciente.

Pareciera lo ms probable que la "lepra" de Lev. 13 fuera un trmino general


usado para describir varias enfermedades de la piel, tales como la psoriasis y
el vitiligo, como tambin la verdadera lepra. La mayor parte de los sntomas
aqu descritos se parecen a los de la lepra mosaica, o psoriasis. La
"hinchazn" del vers. 2 puede ser similar a las protuberancias caractersticas
de la lepra tuberculoide, o posiblemente de la lepra maculoanestsica. Las
"manchas blancas" o "brillantes" (BJ), mencionadas repetidas veces, pueden
haber sido de vitiligo, una enfermedad tropical cuyo sntoma principal es la
aparicin de manchas en la piel. En el vitiligo, los pelos de las partes
afectadas se vuelven blancos, como se describe en el vers. 3. La enfermedad
comienza con la aparicin de manchas pequeas, pero 778 se extiende con
frecuencia abarcando grandes extensiones de piel. Es inofensiva, pero
desfigura la apariencia, sobre todo de la persona de tez oscura.

El hecho de que haya diversos sntomas de la "lepra" mencionada en este


captulo refuerza la posicin de que, bajo el ttulo "lepra", se comprenden
varias enfermedades que afectan la piel. En pocas cuando no exista la
ciencia mdica como tal, debe haber sido difcil que los sacerdotes dieran un
diagnstico acertado de las diversas enfermedades que afectan la piel, cuando
estas enfermedades eran parecidas y no haba ni siquiera un nombre especfico
para cada una. Evidentemente Moiss agrup todas estas enfermedades similares
bajo un ttulo, tsara', que se ha traducido "lepra".

La idea de poner en cuarentena a los enfermos de dolencias contagiosas parece


haberse originado entre los hebreos; era una salvaguardia dada por Dios mismo.
Se ha pensado que la idea bblica de segregar a las personas que tuviesen
"lepra" llev, en la Edad Media, a la costumbre de aislar a los enfermos de la
verdadera lepra. Algunos comentadores han sostenido que la lepra se origin en
Egipto, pero en realidad su origen es desconocido. Mucho antes de la poca de
los israelitas, la lepra ya se haba propagado por el Lejano Oriente, India y
Africa, y por las costas mediterrneas.

La "lepra" en las paredes de las casas o en las vestimentas tomaba forma de


manchas o vetas rojas y verdes. Parece haber sido una forma de hongo, y aunque
era diferente de la "lepra" de los seres humanos, probablemente indicaba que la
casa era insalubre. La ropa infectada podra quiz extender a los seres
humanos una enfermedad causada por hongos.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

45 DTG 227, 722

46-52 MC 212

CAPTULO 14

1 Ritos y sacrificios para la purificacin del leproso. 33 Seales de lepra en


una casa. 43 La Purificacin de esa cara.

1 Y HABLO Jehov a Moiss, diciendo:

2 Esta ser la ley para el leproso cuando se limpiare: Ser trado al


sacerdote,

3 y ste saldr fuera del campamento y lo examinar; y si ve que est sana la


plaga de la lepra del leproso,

4 el sacerdote mandar luego que se tomen para el que se purifica dos avecinas
vivas, limpias, y madera de cedro, grana e hisopo.

5 Y mandar el sacerdote matar una avecilla en un vaso de barro sobre aguas


corrientes.

6 Despus tomar la avecilla viva, el cedro, la grana y el hisopo, y los mojar


con la avecilla viva en la sangre de la avecilla muerta sobre las aguas
corrientes;

7 y rociar siete veces sobre el que se purifica de la lepra, y le declarar


limpio; y soltar la avecilla viva en el campo.

8 Y el que se purifica lavar sus vestidos, y raer todo su pelo, y se lavar


con agua, y ser limpio; y despus entrar en el campamento, y morar fuera de
su tienda siete das.

9 Y el sptimo da raer todo el pelo de su cabeza, su barba y las cejas de sus


ojos y todo su pelo, y lavar sus vestidos, y lavar su cuerpo en agua, y ser
limpio.

10 El da octavo tomar dos corderos sin defecto, y una cordera de un ao sin


tacha, y tres dcimas de efa de flor de harina para ofrenda amasada con aceite,
y un log de aceite.

11 Y el sacerdote que le purifica presentar delante de Jehov al que se ha de


limpiar, con aquellas cosas, a la puerta del tabernculo de reunin;

12 y tomar el sacerdote un cordero y lo ofrecer por la culpa, con el log de


aceite, y 779 lo mecer como ofrenda mecida delante de Jehov.

13 Y degollar el cordero en el lugar donde se degella el sacrificio por el


pecado y el holocausto, en el lugar del santuario; porque como la vctima por
el pecado, as tambin la vctima por la culpa es del sacerdote; es cosa muy
sagrada.

14 Y el sacerdote tomar de la sangre de la vctima por la culpa, y la pondr


el sacerdote sobre el lbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el
pulgar de su mano derecha y sobre el pulgar de su pie derecho.

15 Asimismo el sacerdote tomar del log de aceite, y lo echar sobre la palma


de su mano izquierda,

16 y mojar su dedo derecho en el aceite que tiene en su mano izquierda, y


esparcir del aceite con su dedo siete veces delante de Jehov.

17 Y de lo que quedare del aceite que tiene en su mano, pondr el sacerdote


sobre el lbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su
mano derecha y sobre el pulgar de su pie derecho, encima de la sangre del
sacrificio por la culpa.

18 Y lo que quedare del aceite que tiene en su mano, lo pondr sobre la cabeza
del que se purifica; y har el sacerdote expiacin por l delante de Jehov.

19 Ofrecer luego el sacerdote el sacrificio por el pecado, y har expiacin


por el que se ha de purificar de su inmundicia; y despus degollar el
holocausto,

20 y har subir el sacerdote el holocausto y la ofrenda sobre el altar. As


har el sacerdote expiacin por l, y ser limpio.

21 Mas si fuere pobre, y no tuviere para tanto, entonces tomar un cordero para
ser ofrecido como ofrenda mecida por la culpa, para reconciliarse, y una dcima
de efa de flor de harina amasada con aceite para ofrenda, y un log de aceite,

22 y dos trtolas o dos palominos, segn pueda; uno ser para expiacin por el
pecado, y el otro para holocausto.

23 Al octavo da de su purificacin traer estas cosas al sacerdote, a la


puerta del tabernculo de reunin, delante de Jehov.

24 Y el sacerdote tomar el cordero de la expiacin por la culpa, y el log de


aceite, y los mecer el sacerdote como ofrenda mecida delante de Jehov.

25 Luego degollar el cordero de la culpa, y el sacerdote tomar de la sangre


de la culpa, y la pondr sobre el lbulo de la oreja derecha del que se
purifica, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el pulgar de su pie
derecho.

26 Y el sacerdote echar del aceite sobre la palma de su mano izquierda;

27 y con su dedo derecho el sacerdote rociar del aceite que tiene en su mano
izquierda, siete veces delante de Jehov.

28 Tambin el sacerdote pondr del aceite que tiene en su mano sobre el lbulo
de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha y
sobre el pulgar de su pie derecho, en el lugar de la sangre de la culpa.

29 Y lo que sobre del aceite que el sacerdote tiene en su mano, lo pondr sobre
la cabeza del que se purifica, para reconciliarlo delante de Jehov.

30 Asimismo ofrecer una de las trtolas o uno de los palominos, segn pueda.

31 Uno en sacrificio de expiacin por el pecado, y el otro en holocausto,


adems de la ofrenda; y har el sacerdote expiacin por el que se ha de
purificar, delante de Jehov.

32 Esta es la ley para el que hubiere tenido plaga de lepra, y no tuviere ms


para su purificacin.

33 Habl tambin Jehov a Moiss y a Aarn, diciendo:

34 Cuando hayis entrado en la tierra de Canan, la cual yo os doy en posesin,


si pusiere yo plaga de lepra en alguna casa de la tierra de vuestra posesin,

35 vendr aquel de quien fuere la casa y dar aviso al sacerdote, diciendo:


Algo como plaga ha aparecido en mi casa.

36 Entonces el sacerdote mandar desocupar la casa antes que entre a mirar la


plaga, para que no sea contaminado todo lo que estuviera en la casa; y despus
el sacerdote entrar a examinarla.

37 Y examinar la plaga; y si se vieren manchas en las paredes de la casa,


manchas verdosas o rojizas, las cuales parecieren ms profundas que la
superficie de la pared,

38 el sacerdote saldr de la casa a la puerta de ella, y cerrar la casa por


siete das.
39 Y al sptimo da volver el sacerdote, y la examinar; y si la plaga se
hubiere extendido en las paredes de la casa,

40 entonces mandar el sacerdote, y arrancarn las piedras en que estuviera la


780 plaga, y las echarn fuera de la ciudad en lugar inmundo.

41 Y har raspar la casa por dentro alrededor, y derramarn fuera de la ciudad,


en lugar inmundo, el barro que rasparen.

42 Y tomarn otras piedras y las pondrn en lugar de las piedras quitadas; y


tomarn otro barro y recubrirn la casa.

43 Y si la plaga volviere a brotar en aquella casa, despus que hizo arrancar


las piedras y raspar la casa, y despus que fue recubierto,

44 entonces el sacerdote entrar y la examinar; y si pareciera haberse


extendido la plaga en la casa, es lepra maligna en la casa; inmunda es.

45 Derribar, por tanto, la tal casa, sus piedras, sus maderos y toda la mezcla
de la casa; y sacarn todo fuera de la ciudad a lugar inmundo.

46 Y cualquiera que entrare en aquella casa durante los das en que la mand
cerrar, ser inmundo hasta la noche.

47 Y el que durmiere en aquella casa, lavar sus vestidos; tambin el que


comiere en la casa lavar sus vestidos.

48 Mas si entrare el sacerdote y la examinare, y viere que la plaga no se ha


extendido en la casa despus que fue recubierto, el sacerdote declarar limpia
la casa, porque la plaga ha desaparecido.

49 Entonces tomar para limpiar la casa dos avecillas, y madera de cedro, grana
e hisopo;

50 y degollar una avecilla en una vasija de barro sobre aguas corrientes.

51 Y tomar el cedro, el hisopo, la grana y la avecilla viva, y los mojar en


la sangre de la avecilla muerta y en las aguas corrientes, y rociar la casa
siete veces.

52 Y purificar la casa con la sangre de la avecilla, con las aguas corrientes,


con la avecilla viva, la madera de cedro, el hisopo y la grana.

53 Luego soltar la avecilla viva fuera de la ciudad sobre la faz del campo.
As har expiacin por la casa, y ser limpia.

54 Esta es la ley acerca de toda plaga de lepra y de tia,

55 y de la lepra del vestido, y de la casa,


56 y acerca de la hinchazn, y de la erupcin, y de la mancha blanca,

57 para ensear cundo es inmundo, y cundo limpio. Esta es la ley tocante a


la lepra.

2.

La ley para el leproso.

Se dan ms detalles en cuanto a la purificacin de un leproso que acerca de la


purificacin de cualquier otra impureza. Puesto que el leproso estaba
excluido, no slo del santuario sino tambin del campamento, su restauracin se
efectuaba mediante dos ceremonias. La primera le permita volver al campamento
y relacionarse con sus hermanos. La segunda, realizada una semana ms tarde,
se llevaba a cabo en el atrio del tabernculo y lo restauraba a una plena
comunin y a todos los privilegios de la relacin del pacto.

3.

Fuera del campamento.

La primera ceremonia, cuyo objeto era capacitar al leproso para que volviera al
campamento, se realizaba fuera de ste.

4.

Dos avecillas.

Deban ser avecillas silvestres, declara el Talmud; probablemente porque el


simbolismo exiga que el pajarito se fuera volando, y una avecilla domstica no
lo hubiera hecho (vers. 7). Algunos comentadores comparan las dos avecillas
con los dos machos cabros usados en los servicios del da de la expiacin, uno
del Seor, el otro de Azazel. Esta teora admite objeciones serias. No se
habla de expiacin en el caso de las avecillas. Se menciona limpieza, pero
debe recordarse que no se usaban las avecillas para limpieza. La persona ya
haba sido declarada limpia. En el caso de las avecillas no se rociaba la
sangre en el altar como expiacin. En realidad la ceremonia ni siquiera se
realizaba en el santuario sino en el campo. Las aves no eran las que se usaban
para los sacrificios en el altar; eran aves silvestres. La sangre que se usaba
eran unas gotas mezcladas con agua en una vasija lo suficientemente grande como
para contener la madera de cedro que, segn el Talmud, deba medir un codo.
Era una solucin muy dbil que, evidentemente, no tena propiedades expiatorias
simblicas. No se dice que las avecillas hubieran sido presentadas como
ofrenda por el pecado, ni por la transgresin, ni como holocausto, ni ofrenda
de paz, ni como oblacin. En realidad no eran sacrificios. Acabada la
ceremonia, la persona an no poda ir al santuario. No poda siquiera ir a su
propia tienda. Luego de otros siete das, la persona purificada poda ofrecer
su oblacin, su ofrenda por la transgresin y sus holocaustos. En esa ocasin
se haca la expiacin (vers. 18-21, 29, 31). 781
6.

El cedro.

No se explica claramente el simbolismo del cedro, del hisopo y de la grana.


Quiz la fragante madera de cedro recordaba el incienso usado exclusivamente en
el santuario. El hisopo simbolizaba la purificacin (Sal. 51: 7; ver com. Exo.
12: 22). La "grana" era una faja o tira de lana, teida dos veces, usada para
atar el hisopo a la madera de cedro, puesto que ambos eran mojados con la
sangre de la avecilla.

7.

Y soltar la avecilla viva en el campo.

Sin embargo, antes de que el sacerdote soltase la avecilla, rociaba siete veces
al que deba ser purificado, y lo declaraba limpio. Entonces le mandaba que se
lavara la ropa, que se afeitase y que se baara. Luego de haber realizado
esto, poda entrar en el campamento. Debe haber sido un cortejo gozoso el que
lo acompaaba de vuelta al campamento. Sin embargo, no estaba totalmente
restaurado. No haba ofrecido todava un sacrificio. No haba estado todava
en el santuario. No poda entrar en su propia tienda, pero haba sido hallado
limpio y estaba contento.

La ceremonia era un hermoso cuadro de lo que Dios haba hecho y hara por el
leproso. Se mataba un ave silvestre, y otra ave era mojada en su sangre y
luego libertada. Este era el cuadro del leproso, condenado a muerte, y de su
liberacin. El leproso ya estaba muriendo, pero haba sido sanado. El milagro
de su curacin estaba relacionado simblicamente con la sangre y el agua. Se
usaba tan slo muy poca sangre, por as decirlo, quiz slo una o dos gotas,
pero despus de que el leproso haba sido rociado con ella, se lo declaraba
limpio. El verdadero sacrificio no haba sido presentado an. El hombre no
haba ido an al altar. La sangre de la avecilla no tiene poder para
purificar, pero pronto el sacerdote tomar un cordero y se har la expiacin.

10.

El da octavo.

Una semana despus de la primera ceremonia, realizada fuera del campamento


(vers. 3-8), el leproso se acercaba a la puerta del tabernculo para cumplir
los ritos finales.

Tres dcimas de efa.

Tres gomeres, o sea unos 6 litros.

Un log de aceite.

Aproximadamente 0,31 litro.


12.

Por la culpa.

Ntese que se exiga una ofrenda por la transgresin para la ceremonia de la


purificacin de un leproso, pero que no se menciona la ofrenda de paz, que
generalmente acompaaba a una ofrenda por la transgresin. Est lejos de ser
clara la razn por la cual se exiga la presentacin de una ofrenda por la
transgresin. Tal ofrenda deba presentarse en todos aquellos casos donde
deba hacerse restitucin; en los otros casos se exiga una ofrenda por el
pecado. Puede preguntarse: Qu haba hecho el leproso para que se le exigiese
una restitucin? Pareciera que al ofrecerse una ofrenda por la transgresin en
lugar de una ofrenda por el pecado, el que haba de ser purificado pona su
mano sobre la cabeza del animal y confesaba sus pecados. Aunque no se lo
mencione explcitamente aqu, es indudable que esta ceremonia se realizaba
(Lev. 5: 5; Nm. 5: 7).

Son cinco los aspectos en los cuales la ofrenda por la transgresin en ocasin
de la purificacin del leproso era diferente: (1) No se exiga que el animal
presentado fuese de algn valor determinado como ocurra habitualmente en el
caso de la ofrenda por la transgresin (Lev. 5: 16; 6: 6). (2) Se meca esta
ofrenda, al paso que la ofrenda por la transgresin no era mecida. (3) Era
mecida por el sacerdote, mientras que la ofrenda mecida comn era mecida por el
que presentaba la ofrenda, ayudado por el sacerdote (cap. 7: 30). (4) Todo el
animal era mecido (cap. 14: 12), lo que solo ocurra en un caso ms (cap.
23:20). (5) La presentacin de la ofrenda era acompaada con aceite.

La razn que generalmente se da para explicar el hecho de que se presentara una


ofrenda por la transgresin y no una ofrenda por el pecado, es que el Seor se
haba visto privado de los servicios del leproso durante todos los aos de su
enfermedad. Esto podra ser as slo en el caso cuando la persona hubiese
cometido adrede una accin que la hubiera incapacitado para el servicio.

Si un hombre vive de tal manera que daa su salud, priva a Dios del servicio
que le debe. En un caso tal, el hombre debiera ofrecer una ofrenda por la
transgresin y hacer restitucin dentro de lo posible. Un nmero excesivo de
personas le dan al mundo sus mejores aos, y cuando estn enfermas y ancianas,
se vuelven a Dios. Dios acepta a los tales; pero en verdad han privado a Dios
y a la humanidad del servicio que podran haber prestado, y que deberan haber
prestado, si precozmente en su vida se hubiesen consagrado a l. 782

14.

El lbulo de la oreja derecha.

Esta parte del ritual era similar al rito de consagracin del sacerdote y quiz
tuviera el mismo significado (cap. 8: 23).

16.
El aceite.

Esta parte de la ceremonia pertenece exclusivamente a los ritos de la


purificacin del leproso. En ningn otro caso se rociaba el aceite. Se usaba
la combinacin de sangre y aceite (cap. 8: 30), pero nunca aceite solo.

19.

El sacrificio por el pecado.

Luego de ofrecer el sacrificio por la transgresin, se ofrecan el sacrificio


por el pecado y el holocausto. La ofrenda por la transgresin haba efectuado
la expiacin (vers. 18). Todo descuido pasado haba sido perdonado.
Finalmente, el sacerdote ofreca el sacrificio por el pecado, y el holocausto
que deba acompaarlo.

21.

Si fuere pobre.

Un pobre poda ofrecer dos trtolas o dos palominos en lugar de los dos
corderos exigidos para la ofrenda por el pecado y el holocausto. Sin embargo,
no poda sustituirse el cordero de la ofrenda por la transgresin. Deba
presentarse el cordero, ya se tratara de un rico o de un pobre. Tambin haba
una disminucin en la cantidad de harina requerida, puesto que se aceptaba 1/10
de efa (unos 2 litros 900 gramos) en lugar de los 3/10 del vers. 10. El log
de aceite permaneca invariable.

Con la excepcin de estos detalles, el ritual prosegua como se lo presenta en


los vers. 10-20. El hombre reciba el perdn por todos sus delitos pasados y
se le conceda la expiacin. Quedaba restaurado a la plena feligresa en la
congregacin y nuevamente poda participar de los diversos servicios
religiosos.

34.

Si pusiere.

Esto puede implicar un acto directo de Dios o no. En la Biblia aparecen muchas
afirmaciones tales, en las cuales no se hace una clara referencia a un acto de
Dios. Por ejemplo: Dios alimenta las aves (Luc 12: 24). Cuando Dios pone una
plaga en una casa, puede tratarse de un acto directo de Dios, o puede ser el
resultado de la mala construccin hecha por el hombre.

49.

Tomar para limpiar la casa.

La casa deba limpiarse, no slo con la sangre de la avecilla y con agua


corriente, sino tambin con "la madera de cedro, el hisopo y la grana" (vers.
52).

NOTA ADICIONAL AL CAPTULO 14

La reaccin frente a la lepra, que llevaba a que el enfermo fuese excluido del
campamento, se deba indudablemente al carcter peculiar de la enfermedad. La
verdadera lepra estaba ntimamente ligada con la muerte, en la cual acababa
normalmente. En sus ltimas etapas era en realidad una "muerte en vida", en la
cual se produca la necrosis de los tejidos, la ulceracin de las carnes y
tambin la atrofia de los miembros. Antes de morir, el leproso era el espectro
de la muerte e ilustraba de manera grfica la paga del pecado. Por esta razn,
la lepra ha sido considerada, a travs de los siglos, tanto por judos como por
cristianos, como un smbolo del pecado y de sus resultados.

La persona que haba sido excluida del campamento por la sospecha de tener
lepra, poda llamar al sacerdote si exista la ms mnima indicacin de que
estaba mejorando. Era el deber del sacerdote acudir en tales casos, pero
podemos suponer que algunas veces lo haca un tanto de mala gana. Presintiendo
que no haba mejora, poda sentirse tentado a impacientarse con el que lo
llamaba o a demorar su visita al pobre leproso. Necesitaba paciencia a fin de
no perder nunca el sentido de la compasin que tanto necesitaba el leproso.
Deba aprender a no rehuirlo sino a compadecerse de l y ayudarlo. Esta es una
leccin para los siervos de Dios en la actualidad. Como el sacerdote de
antao, el ministro de Dios hoy debe mostrarse paciente (Heb. 5: 2).

En sus primeras etapas, la lepra no provoca gran dolor fsico; sin embargo, el
espanto y terror de la enfermedad deben haber afectado vitalmente la vida
entera del paciente. As tambin el pecado no se hace sentir tan agudamente, y
un hombre quiz apenas est consciente de su naturaleza maligna. La lepra es
corrosiva, y se propaga casi sin ser percibida hasta que aparecen las lceras,
la carne viva, y finalmente se produce la atrofia y desaparicin de algunas
partes del cuerpo. As tambin el pecado carcome la belleza y la vida del
espritu, aunque por fuera no existan indicios manifiestos de la condicin
existente por dentro. Finalmente, la enfermedad brota por fuera, y el hombre
se convierte en un 783 cadver viviente, una masa de repugnante corrupcin.
As tambin el pecado al final da su fruto hasta que la imagen de Dios en el
hombre es casi totalmente rada. As como la lepra termina en la muerte, el
pecado lleva a la muerte. Por esto, la lepra se adapta muy bien para
simbolizar, como no lo podra hacer ninguna otra enfermedad, los diversos
aspectos del pecado.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

4-7 PP 281

45-47 MC 212

CAPTULO 15
1 Impureza fsica del varn. 13 Su purificacin. 19 Impureza fsica de la
mujer. 28 Su purificacin.

1 HABLO Jehov a Moiss y a Aarn, diciendo:

2 Hablad a los hijos de Israel y decidles: Cualquier varn, cuando tuviere


flujo de semen, ser inmundo.

3 Y esta ser su inmundicia en su flujo: sea que su cuerpo destil a causa de


su flujo, o que deje de destilar a causa de su flujo, l ser inmundo.

4 Toda cama en que se acostare el que tuviere flujo, ser inmunda; y toda cosa
sobre que se sentara, inmunda ser.

5 Y cualquiera que tocare su cama lavar sus vestidos; se lavar tambin a s


mismo con agua, y ser inmundo hasta la noche.

6 Y el que se sentare sobre aquello en que se hubiere sentado el que tiene


flujo, lavar sus vestidos, se lavar tambin a s mismo con agua, y ser
inmundo hasta la noche.

7 Asimismo el que tocare el cuerpo del que tiene flujo, lavar sus vestidos, y
a s mismo se lavar con agua, y ser inmundo hasta la noche.

8 Y si el que tiene flujo escupiere sobre el limpio, ste lavar sus vestidos,
y despus de haberse lavado con agua, ser inmundo hasta la noche.

9 Y toda montura sobre que cabalgare el que tuviere flujo ser inmunda.

10 Cualquiera que tocare cualquiera cosa que haya estado debajo de l, ser
inmundo hasta la noche; y el que la llevare, lavar sus vestidos, y despus de
lavarse con agua, ser inmundo hasta la noche.

11 Y todo aquel a quien tocare el que tiene flujo, y no lavare con agua sus
manos, lavar sus vestidos, y a s mismo se lavar con agua, y ser inmundo
hasta la noche.

12 La vasija de barro que tocare el que tiene flujo ser quebrada, y toda
vasija de madera ser lavada con agua.

13 Cuando se hubiere limpiado de su flujo el que tiene flujo, contar siete


das desde su purificacin, y lavar sus vestidos, y lavar su cuerpo en aguas
corrientes, y ser limpio.

14 Y el octavo da tomar dos trtolas o dos palominos, y vendr delante de


Jehov a la puerta del tabernculo de reunin, y los dar al sacerdote;

15 y el sacerdote har del uno ofrenda por el pecado, y del otro holocausto; y
el sacerdote le purificar de su flujo delante de Jehov.
16 Cuando el hombre tuviere emisin de semen, lavar en agua todo su cuerpo, y
ser inmundo hasta la noche.

17 Y toda vestidura, o toda piel sobre la cual cayere la emisin del semen, se
lavar con agua, y ser inmunda hasta la noche.

18 Y cuando un hombre yaciere con una mujer y tuviere emisin de semen, ambos
se lavarn con agua, y sern inmundos hasta la noche.

19 Cuando la mujer tuviere flujo de sangre, y su flujo fuere en su cuerpo,


siete das estar apartada; y cualquiera que la tocare ser inmundo hasta la
noche.

20 Todo aquello sobre que ella se acostare mientras estuviera separada, ser
inmundo; tambin todo aquello sobre que se sentare ser inmundo.

21 Y cualquiera que tocare su cama, lavar sus vestidos, y despus de lavarse


con agua, ser inmundo hasta la noche.

22 Tambin cualquiera que tocare cualquier 784 mueble sobre que ella se
hubiere sentado, lavar sus vestidos; se lavar luego a s mismo con agua, y
ser inmundo hasta la noche.

23 Y lo que estuviera sobre la cama, o sobre la silla en que ella se hubiere


sentado, el que lo tocare ser inmundo hasta la noche.

24 Si alguno durmiere con ella, y su menstruo fuere sobre l, ser inmundo por
siete das; y toda cama sobre que durmiere, ser inmunda.

25 Y la mujer, cuando siguiere el flujo de su sangre por muchos das fuera del
tiempo de su costumbre, o cuando tuviere flujo de sangre ms de su costumbre,
todo el tiempo de su flujo ser inmunda como en los das de su costumbre.

26 Toda cama en que durmiere todo el tiempo de su flujo, le ser como la cama
de su costumbre; y todo mueble sobre que se sentare, ser inmundo, como la
impureza de su costumbre.

27 Cualquiera que tocare esas cosas ser inmundo; y lavar sus vestidos, y a s
mismo se lavar con agua, y ser inmundo hasta la noche.

28 Y cuando fuere libre de su flujo, contar siete das, y despus ser limpia.

29 Y el octavo da tomar consigo dos trtolas o dos palominos, y los traer al


sacerdote, a la puerta del tabernculo de reunin;

30 y el sacerdote har del uno ofrenda por el pecado, y del otro holocausto; y
la purificar el sacerdote delante de Jehov del flujo de su impureza.

31 As apartaris de sus impurezas a los hijos de Israel, a fin de que no


mueran por sus impurezas por haber contaminado mi tabernculo que est entre
ellos.

32 Esta es la ley para el que tiene flujo, y para el que tiene emisin de
semen, viniendo a ser inmundo a causa de ello;

33 y para la que padece su costumbre, y para el que tuviere flujo, sea varn o
mujer, y para el hombre que durmiere con mujer inmunda.

2.

Cuando tuviere flujo de semen.

La palabra hebrea zab, traducida "flujo de semen", "flujo seminal" (BJ), no es


lo suficientemente especfica como para traducirse en esta forma. Significa
ms bien "flujo" en general,

pudindose incluir el flujo normal de ciertas funciones fisiolgicas, como


tambin el flujo anormal de alguna enfermedad, tanto en la mujer como en el
hombre.

Este captulo trata de diversos tipos de contaminacin, tanto en el hombre como


en la mujer. Esas contaminaciones no implicaban transgresin moral, aunque
tanto la persona afectada como los que entraban en contacto con ella, quedaban
contaminados. Algunas de estas contaminaciones ocurren en el curso normal de
la vida, como en el caso de la mujer que tiene el "tiempo de su costumbre" o
"sus reglas" (BJ), es decir su menstruacin (vers. 25), o un "flujo de sangre"
(vers. 19), o en el caso del hombre que tiene una "emisin de semen" mientras
duerme (vers. 16). Llegamos a la conclusin de que las contaminaciones
descritas en este captulo no son resultado del pecado sino del funcionamiento
normal del cuerpo, o acaso de alguna condicin anormal.

3.

Su inmundicia.

En este captulo se mencionan seis diferentes casos: (1) Condiciones anormales


en el hombre (Lev. 15: 2-15; cf. Lev. 22: 4; Nm. 5: 2). (2) Condiciones
normales en el hombre (Lev. 15: 16, 17; cf. Lev. 22: 4; Deut. 23: 10, 11). (3)
Relaciones conyugales normales (Lev. 15: 18; cf. Exo. 19: 15; 1 Sam. 21: 5; 1
Cor. 7: 5). (4) Condiciones normales en la mujer (Lev. 15: 19-23; cf. Lev. 12:
2; 20: 18). (5) Relaciones conyugales inoportunas (Lev. 15: 24; cf. Lev. 18:
19; 20: 18). (6) Condiciones anormales en la mujer (Lev. 15: 25-30; cf. Mat. 9:
20; Mar. 5: 25; Luc. 8: 43).

14.

Dos trtolas.

En el primero y en el sexto de los casos enumerados en el comentario del vers.


3, cuando existan condiciones fsicas anormales, se requera un sacrificio.
En los otros casos, no haca falta. El sacrificio era la menor de todas las
ofrendas de sangre: una trtola o un palomino como ofrenda por el pecado, y lo
mismo como holocausto (vers. 29, 30).

31.

A fin de que no mueran.

Cualquier persona que se hubiera atrevido a entrar en el santuario en ese


estado de contaminacin, lo habra contaminado, a pesar de que en la mayora de
los casos la contaminacin personal era involuntario y no requera un
sacrificio. Estos reglamentos indican el inters de Dios en la salud y la
higiene personal, y al mismo tiempo servan para hacer resaltar la santidad de
las cosas sagradas. La contaminacin 785 ceremonial era smbolo de la
contaminacin moral. En las leyes levticas, se hace una clara distincin
entre el pecado real y la inmundicia ceremonial.

Dios odia al pecado. Lo ha visto desde sus comienzos, y prev su fin; sabe lo
que es. Tambin aborrece toda clase de impureza, aunque no sea especficamente
pecado. Dios hace distincin entre el pecado y la impureza y no llama
delincuencia moral a lo que es solamente impureza. Pero Dios hace saber al
hombre que toda clase de impureza le desagrada. Esta leccin es tambin para
nosotros.

Dios exige santidad; exige limpieza. Requiere de nosotros recato y humildad.


Requiere que no embotemos nuestra sensibilidad moral con cosas que tiendan a
hacernos menos atentos a su voz.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

4-12 MC 212

CAPTULO 16

1 Forma como el sacerdote debe entrar en el lugar santsimo. 11 La


reconciliacin por s y por su casa. 15 Expiacin por el pecado del pueblo. 20
El macho cabro. 29 Fiesta anual de la expiacin.

1 HABLO Jehov a Moiss despus de la muerte de los dos hijos de Aarn, cuando
se acercaron delante de Jehov, y murieron.

2 Y Jehov dijo a Moiss: Di a Aarn tu hermano, que no en todo tiempo entre en


el santuario detrs del velo, delante del propiciatorio que est sobre el arca,
para que no muera; porque yo aparecer en la nube sobre el propiciatorio.

3 Con esto entrar Aarn en el santuario: con un becerro para expiacin, y un


carnero para holocausto.

4 Se vestir la tnica santa de lino, y sobre su cuerpo tendr calzoncillos de


lino, y se ceir el cinto de lino, y con la mitra de lino se cubrir. Son las
santas vestiduras; con ellas se ha de vestir despus de lavar su cuerpo con
agua.

5 Y de la congregacin de los hijos de Israel tomar dos machos cabros para


expiacin, y un carnero para holocausto.

6 Y har traer Aarn el becerro de la expiacin que es suyo, y har la


reconciliacin por s y por su casa.

7 Despus tomar los dos machos cabros y los presentar delante de Jehov, a
la puerta del tabernculo de reunin.

8 Y echar suertes Aarn sobre los dos machos cabros; una suerte por Jehov, y
otra suerte por Azazel.

9 Y har traer Aarn el macho cabro sobre el cual cayere la, suerte por
Jehov, y lo ofrecer en expiacin.

10 Mas el macho cabro sobre el cual cayere la suerte por Azazel, lo presentar
vivo delante de Jehov para hacer la reconciliacin sobre l, para enviarlo a
Azazel al desierto.

11 Y har traer Aarn el becerro que era para expiacin suya, y har la
reconciliacin por s y por su casa, y degollar en expiacin el becerro que es
suyo.

12 Despus tomar un incensario lleno de brasas de fuego del altar de delante


de Jehov, y sus puos llenos del perfume aromtico molido, y lo llevar detrs
del velo.

13 Y pondr el perfume sobre el fuego delante de Jehov, y la nube del perfume


cubrir el propiciatorio que est sobre el testimonio, para que no muera.

14 Tomar luego de la sangre del becerro, y la rociar con su dedo hacia el


propiciatorio al lado oriental; hacia el propiciatorio esparcir con su dedo
siete veces de aquella sangre.

15 Despus degollar el macho cabro en expiacin por el pecado del pueblo, y


llevar la sangre detrs del velo adentro, y har de la sangre como hizo con la
sangre del becerro, y la esparcir sobre el propiciatorio y delante del
propiciatorio. 786

16 As purificar el santuario, a causa de las impurezas de los hijos de


Israel, de sus rebeliones y de todos sus pecados; de la misma manera har
tambin al tabernculo de reunin, el cual reside entre ellos en medio de sus
impurezas.

17 Ningn hombre estar en el tabernculo de reunin cuando l entre a hacer la


expiacin en el santuario, hasta que l salga, y haya hecho la expiacin por
s, por su casa y por toda la congregacin de Israel.
18 Y saldr al altar que est delante de Jehov, y lo expiar y tomar de la
sangre del becerro y de la sangre del macho cabro, y la pondr sobre los
cuernos del altar alrededor.

19 Y esparcir sobre l de la sangre con su dedo siete veces, y lo limpiar, y


lo santificar de las inmundicias de los hijos de Israel.

20 Cuando hubiere acabado de expiar el santuario y el tabernculo de reunin y


el altar, har traer el macho cabro vivo;

21 y pondr Aarn sus dos manos sobre la cabeza del macho cabro vivo, y
confesar sobre l todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus
rebeliones y todos sus pecados, ponindolos as sobre la cabeza del macho
cabro, y lo enviar al desierto por mano de un hombre destinado para esto.

22 Y aquel macho cabro llevar sobre s todas las iniquidades de ellos a


tierra inhabitada; y dejar ir el macho cabro por el desierto.

23 Despus vendr Aarn al tabernculo de reunin, y se quitar las vestiduras


de lino que haba vestido para entrar en el santuario, y las pondr all.

24 Lavar luego su cuerpo con agua en el lugar del santuario, y despus de


ponerse sus vestidos saldr, y har su holocausto, y el holocausto del pueblo,
y har la expiacin por s y por el pueblo.

25 Y quemar en el altar la grosura del sacrificio por el pecado.

26 El que hubiere llevado el macho cabro a Azazel, lavar sus vestidos, lavar
tambin con agua su cuerpo, y despus entrar en el campamento.

27 Y sacarn fuera del campamento el becerro y el macho cabro inmolados por el


pecado, cuya sangre fue llevada al santuario para hacer la expiacin; y
quemarn en el fuego su piel, su carne y su estircol.

28 El que los quemare lavar sus vestidos, lavar tambin su cuerpo con agua, y
despus podr entrar en el campamento.

29 Y esto tendris por estatuto perpetuo: En el mes sptimo, a los diez das
del mes, afligiris vuestras almas, y ninguna obra haris, ni el natural ni el
extranjero que mora entre vosotros.

30 Porque en este da se har expiacin por vosotros, y seris limpios de todos


vuestros pecados delante de Jehov.

31 Da de reposo es para vosotros, y afligiris vuestras almas; es estatuto


perpetuo.

32 Har la expiacin el sacerdote que fuere ungido y consagrado para ser


sacerdote en lugar de su padre; y se vestir las vestiduras de lino, las
vestiduras sagradas.

33 Y har la expiacin por el santuario santo, y el tabernculo de reunin;


tambin har expiacin por el altar, por los sacerdotes y por todo el pueblo de
la congregacin.

34 Y esto tendris como estatuto perpetuo, para hacer expiacin una vez al ao
por todos los pecados de Israel. Y Moiss lo hizo como Jehov le mand.

l.

Habl Jehov a Moiss.

Aunque Aarn haba sido designado como sumo sacerdote, Dios reconoca a Moiss
como dirigente y le dio a Aarn las instrucciones necesarias por intermedio de
su hermano.

2.

No en todo tiempo.

Esto ocurri poco despus de la muerte de los dos hijos de Aarn, registrada en
el cap. 10. Aunque an faltaban varios meses hasta el da de la expiacin, Dios
instruy a Aarn en cuanto a este da a fin de que tuviese suficiente tiempo
para familiarizarse con el ritual.

Velo.

En el santuario haba dos velos: uno a la entrada del primer compartimento; el


otro entre los dos compartimentos. Aqu se hace referencia al segundo velo
(Heb. 9: 3), que estaba delante del propiciatorio (Exo. 26: 31, 32). Era
delante de este velo donde se paraban los sacerdotes para ofrecer el incienso
sobre el altar del incienso, delante del propiciatorio. No podan mirar a
travs del velo, pero saban que del otro lado estaba el arca con su
propiciatorio, donde Dios haba prometido encontrarse con su pueblo (Exo. 25:
22). Las figuras de los querubines bordadas en el velo representaban para
ellos a los ngeles 787 que estn delante del trono de Dios. El velo los
protega de la gloria consumidora, pero al mismo tiempo les permita llegar muy
cerca de Dios.

Los querubines deben haberles hecho recordar a los querubines ubicados a la


puerta del Edn (ver com. Gn. 3: 24). Despus de haber pecado, Adn y Eva no
pudieron pasar ms all de esos querubines; los sacerdotes tampoco podan ir
ms all de donde estaban los querubines simblicos y entrar en la presencia de
Dios. Esto debe haberles causado una profunda impresin en cuanto a la
santidad de Dios. Slo el sumo sacerdote poda entrar en el lugar santsimo
para ministrar all, y eso, slo brevemente una vez al ao.

Durante todo el ao la sangre de las vctimas era llevada al santuario y


rociada "siete veces delante de Jehov, hacia el velo del santuario" (Lev. 4:
6, 17), en los casos cuando el sacerdote ungido o toda la congregacin hubiese
pecado. Inmediatamente detrs del velo estaba el arca con las tablas de la
ley. Debido a la ley se rociaba la sangre, porque al pecar los hombres haban
quebrantado esa ley, y sus transgresiones exigan expiacin. El acto de rociar
la sangre era el reconocimiento de la autoridad de la ley y una forma de pago
simblico de sus demandas, ya fuese de obediencia perfecta, o de la vida del
desobediente. Obedece y vivirs, desobedece y morirs: sa era su sentencia.

Sin embargo, la sangre rociada nunca llegaba hasta la ley pues se interpona el
velo. Aun en el da de la expiacin, cuando se apartaba el velo y se rociaba
sangre en el lugar santsimo, la sangre tampoco llegaba hasta la ley. El
propiciatorio la cubra, y all quedaba la sangre. El propiciatorio era
smbolo de Cristo. Segn Rom. 3: 25 Dios puso a Cristo "como propiciacin",
literalmente, para que fuese un "propiciatorio". Cristo es nuestro
"propiciatorio". Por su muerte en la cruz y su ministerio en el santuario
celestial, Cristo nos salva, habiendo tomado nuestro lugar en la cruz y
habiendo intervenido en nuestro favor frente a la ley quebrantada. Se pone
entre nosotros y la ley y nos salva de su castigo, no ignorndola ni
abolindola, sino satisfaciendo sus justas exigencias. De este modo Cristo
reconoce la autoridad de la ley y la honra.

Los sacerdotes entraban en el santuario llevando la sangre de un animal


degollado, y por virtud de ella. Cristo, "segn el poder de una vida
indestructible" (Heb. 7: 16), entr, no con "sangre de machos cabros, ni de
becerros, sino por su propia sangre ... una vez para siempre en el Lugar
Santsimo, habiendo obtenido eterna redencin" (Heb. 9: 12). Se nos invita a
entrar por fe all con l (Heb. 4: 16). Cristo nos abri el camino nuevo y
viviente. El mismo transit por ese camino. Es el camino de la cruz, el
camino de la obediencia. No hay otro camino.

Muchas veces se habla -y quiz descuidadamente- de seguir a Cristo "hasta el


fin". Cristo ha entrado en el lugar santsimo, donde est ahora ministrando
por nosotros. Fue por el camino de la cruz, del Getseman y del Glgota. Nos
invita tambin a seguirle (Mat. 20: 22, 23). Aquellos que acepten su
invitacin, deben estar dispuestos a caminar con l por el camino de la cruz.
Los que as lo sigan aqu, tendrn el privilegio de vivir en su presencia, en
el mundo mejor.

La misma leccin est contenida en el partimiento del pan y la participacin de


la copa. Dijo Cristo: "Esto es mi cuerpo que por vosotros es partido... Esta
copa es el nuevo pacto en mi sangre" (1 Cor. 11: 24, 25). Al participar de la
copa, al tomar el pan partido, entramos en un solemne pacto con Dios de que
iremos hasta el fin, aunque esto pueda significar para nosotros un cuerpo
quebrantado y el derramamiento de nuestra sangre en el martirio.

Parece sumamente adecuado que la iglesia de Dios sea "la prosapia ms noble de
todas las pocas". Sobre ella se proyecta toda la luz de las edades pasadas.
Esta iglesia ha heredado no slo las debilidades de las generaciones ya idas
sino tambin el conocimiento bblico acumulado durante los siglos. Esta
iglesia ha recibido luz sobre las Escrituras como no lo ha recibido ningn otro
pueblo. Tiene la luz sobre el santuario; tiene la palabra proftica ms
segura; le han sido confiados los orculos de Dios. Comprende la obra que
Cristo est realizando ahora en el tribunal celestial. Ha recibido el
inestimable privilegio de proclamar al mundo que ha llegado la hora del juicio
de Dios, y que el fin de todas las cosas se acerca. Cmo no debe andar "en
santa y piadosa manera de vivir"! (2 Ped. 3: 11).

El arca.

En el arca, debajo del propiciatorio, estaban los Diez Mandamientos, el


fundamento mismo del trono de Dios. En el arca 788 confluan justicia y la
misericordia; aqu la "justicia y la paz se besaron" (Sal. 85: 10); en este
lugar Dios se revelaba; all estaba el lugar secreto del Altsimo. El arca y
el propiciatorio eran el centro de todo el sistema de sacrificios.

A fin de que no muera.

Esta precaucin recuerda el desastre que haba sobrevenido a los hijos de Aarn
por causa de su desobediencia (Lev. 10: 1, 2).

En la nube.

Dios le haba prometido a Moiss que se encontrara con l "a la puerta del
tabernculo de reunin" (Exo. 29: 42), en el altar del incienso delante del
velo (Exo. 30: 36; Nm. 17: 4) y, como se lo expresa aqu, directamente delante
del propiciatorio (Exo. 25: 22; 30: 6). La presencia de la "nube" sobre el
propiciatorio no implica de ninguna manera que el lugar santsimo hubiera sido
oscuro, porque en la nube estaba la gloria del Seor (1 Rey. 8: 10, 11; 2 Crn,
5: 13, 14; Apoc. 15: 8). La Shekinah, evidencia visible de que Dios estaba en
verdad con su pueblo, reposaba sobre el propiciatorio (Exo. 25: 22; Sal. 80: 1;
Isa. 37: 16). Al hombre le puede parecer que Dios mora en la "oscuridad" (1
Rey. 8: 12; Sal. 18: 11), pero "Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en
l" (1 Juan 1: 5). Habita "en luz inaccesible" (1 Tim. 6: 16). Al revelarse a
su pueblo, Dios siempre vel su gloria con una nube, a fin de que los mortales
se percataran de su presencia y, sin embargo, pudieran resistirla (Exo. 16: 10;
19: 9; 24: 16; 34: 5; 40: 34, 38).

3.

El santuario.

En este captulo Moiss usa la expresin "santuario" para referirse al lugar


santsimo, y "tabernculo de reunin" para indicar el lugar santo.

Un becerro para expiacin.

En el caso de ofrecerse juntos el sacrificio por el pecado y el holocausto, se


presentaba primeramente la ofrenda por el pecado. Esta ofrenda exiga la
vctima ms noble. Por lo tanto, la ofrenda por el pecado era un becerro, y el
holocausto, un carnero.
4.

La tnica santa.

Al principio haba tan slo unos pocos sacerdotes, y el sumo sacerdote


generalmente ayudaba a los sacerdotes comunes en su ministerio. Cuando aument
el nmero de sacerdotes, el sumo sacerdote cumpla menos frecuentemente esta
funcin. Finalmente lleg a ser la costumbre que los ayudara slo en los das
sbados, las lunas nuevas y las tres fiestas anuales. Se consideraba a los
otros sacerdotes como representantes suyos, y cuando oficiaban, su ministerio
era acepto como si el sumo sacerdote mismo lo hubiese realizado. Pero no
podan oficiar en su lugar en el da de la expiacin. El era el sacerdote por
excelencia, y cuando oficiaba llevaba las gloriosas vestimentas ureas
pertenecientes a su excelso cargo. Estas costosas vestimentas no slo estaban
adornadas con oro y piedras preciosas (Exo. 28: 13-36), sino que tambin
estaban bordadas con los colores del santuario y con hebras de oro puro (Exo.
28: 4-6). Vestido de esta manera, el sumo sacerdote representaba a Cristo en
su gloria divina como el Hijo de Dios.

En el da de la expiacin, el sumo sacerdote en persona oficiaba en todas las


fases del servicio, ayudado por los otros sacerdotes. Diriga los servicios
matutinos y vespertinos ataviado con esas vestimentas ureas. Pero al realizar
el ritual especial del da de la expiacin, llevaba la "santa tnica de lino"
(Lev. 16: 23), que se usaba exclusivamente en esa ocasin. Esta "tnica santa"
se pareca a las tnicas de los sacerdotes comunes con excepcin de los
bordados jaspeados de aqulla. Probablemente era de una textura ms fina que
las tnicas de los otros sacerdotes.

El sumo sacerdote se cambiaba de vestimenta varias veces durante el da,


lavndose todo el cuerpo cada vez que se mudaba. A la primera luz del da,
segn lo afirma el Talmud, se quitaba sus ropas personales y vesta las
vestimentas ureas; as ataviado diriga los servicios regulares de la maana.
Terminado este servicio, se quitaba las vestiduras ureas para colocarse la
"tnica santa" a fin de oficiar en los servicios especiales del da (vers. 4).
Luego se la quitaba para volver a ponerse las vestimentas ureas para el
servicio vespertino (vers. 23, 24). Al concluir ste, se pona sus vestidos
personales para retirarse del recinto sagrado del santuario. Vestido con sus
vestimentas ureas, el sumo sacerdote representaba a Cristo ante el pueblo,
mientras que vestido de la "tnica santa" simbolizaba a Cristo como mediador y
representante del pueblo ante Dios (CS 474).

El blanco inmaculado de las vestimentas que llevaba el sumo sacerdote en el da


de la expiacin simbolizaba la perfeccin de carcter que l y su pueblo
buscaban mediante los ritos de ese da. "Como el sumo sacerdote, despus de
realizar su servicio en el lugar santsimo, sala vestido con sus ropas
pontificias, 789 a la congregacin que esperaba, as Cristo vendr la segunda
vez, cubierto de vestidos ... blancos" (HAp 27). Y as como el pueblo estaba
"limpio" de todos sus pecados al concluir ese servicio (vers. 30), as tambin
cuando Cristo aparezca ante su pueblo, ste estar "sin mancha delante del
trono de Dios" (Apoc. 14: 5; Efe. 5: 27; Col. 1: 22; Jud. 24; Apoc. 19: 8).

5.

Para expiacin.

Aarn deba tomar dos cabritos de la congregacin para hacer "expiacin". Esto
no era comn, pues en el servicio diario se exiga un becerro como ofrenda por
el pueblo, y no una cabra (cap. 4: 14). Pero el da de la expiacin era
diferente de todos los otros das.

Holocausto.

Deba ofrecerse un carnero en holocausto, as como se hizo para la consagracin


de Aarn (cap. 9: 2).

6.

Har traer Aarn.

Aarn no deba degollar el becerro en ese momento sino que deba presentrselo
al Seor en la puerta del tabernculo para que Dios lo aceptase (vers. 11).
Dejaba el becerro junto al altar del holocausto listo para ser ofrecido cuando
llegase el momento.

Por su casa.

El becerro deba ser ofrecido por Aarn y su familia. Slo l deba oficiar en
esta ocasin solemne, y deba estar libre de toda mancha de pecado a fin de
simbolizar debidamente a Cristo en su papel de mediador (ver Juan 17: 19). Los
otros sacerdotes ayudaban, pero no ofrecan ningn sacrificio.

7.

Los dos machos cabros.

Aarn deba tomar los dos machos cabros y presentrselos al Seor en la puerta
del tabernculo, donde permanecan mientras se echaban suertes sobre ellos.

8.

Echar suertes.

Esto se haca poniendo dos objetos con inscripciones en una urna u otro
receptculo, y luego se los sacaba. De esa manera la seleccin quedaba en
manos de Dios. En tiempos remotos, se usaban pedazos de madera con
inscripciones que marcaban uno para el Seor, y otro para Azazel.
Posteriormente, se hicieron de materiales ms nobles, aun de oro. Segn el
Talmud, los machos cabros deban ser tan parecidos entre s como fuese posible
conseguirlos. Para evitar la confusin luego de haberse echado suertes, se
colocaba un cordn escarlata en los cuernos del macho cabro para Azazel y un
cordn en el cuello del macho cabro para el Seor. As era posible distinguir
claramente entre los dos.

Por Azazel.

Algunos telogos piensan que ambos machos cabros representan a Cristo en dos
fases diferentes de su obra expiatoria. Sin embargo, no pocos piensan que
representan dos fuerzas opuestas; y como uno es para el Seor, el otro debe ser
para Satans. La gran mayora de las versiones dejan sin traducir la palabra
hebrea 'azazel, porque no hay unanimidad de opinin en cuanto al significado de
esta palabra. Muchos eruditos modernos sostienen, juntamente con los judos,
que Azazel es un espritu suprahumano, personal y maligno. Casi todos estn de
acuerdo en que el significado de la raz de esa palabra es "el que quita", ms
especficamente el que quita algo "por una serie de actos". Otros sugieren que
la palabra es una combinacin de 'ez, "cabra", y 'azal, "irse", "partir".

As como un macho cabro era para el Seor, un Ser personal, el otro animal
deba ser tambin para un ser personal, y puesto que evidentemente existe aqu
una anttesis, la posicin ms lgica sera la de pensar que Azazel est en
oposicin al Seor, y por lo tanto no puede ser sino Satans.

9.

La suerte por Jehov.

Aarn deba ofrecer el macho cabro sobre el cual cayera la "suerte por Jehov"
como ofrenda por el pecado del pueblo (vers. 15).

10.

Mas el macho cabro.

El contraste entre los dos animales es completo. El macho cabro de Jehov era
degollado; el de Azazel no lo era. La sangre del macho cabro del Seor era
llevada al santuario y rociada; no as la sangre del macho cabro de Azazel,
puesto que no era muerto. Siempre se quemaba sobre el altar la grosura de la
ofrenda por el pecado. As se haca con el macho cabro del Seor (vers. 25),
pero evidentemente no se haca as con el macho cabro de Azazel. La sangre
del macho cabro del Seor era capaz de limpiar (vers. 15, 16); el macho cabro
de Azazel contaminaba (vers. 26). El contraste entre los dos animales era
absoluto (ver com. vers. 20, 21).

La reconciliacin.

Ver com. vers. 21.

11.

Har traer Aarn el becerro.


Este becerro ya haba sido presentado al Seor (vers. 6); ahora se lo acercaba
para que fuese sacrificado. Antes de que Aarn pudiese estar preparado para
hacer expiacin por otros, deba hacer expiacin por s mismo.

12.

Brasas de fuego.

Se haba degollado el 790 becerro y su sangre haba sido guardada por uno de
los sacerdotes en una vasija. Antes de entrar en el santuario con esa sangre,
Aarn tomaba brasas del altar del holocausto y llenaba su incensario. Tomaba
tambin dos puados de incienso para colocarlos sobre las brasas una vez que
entrara en el lugar santsimo.

Detrs del velo.

Esta era la primera vez que Aarn oficiaba en el lugar santsimo. Era tambin
la primera vez en que oficiaba vistiendo la "tnica santa". Hasta ese momento
haba vestido las gloriosas vestiduras ureas y haba hecho la expiacin por
otros. Ahora deba vestir las vestiduras de humildad, implorando misericordia
por s mismo y por el pueblo. Su papel haba cambiado totalmente.

Segn el Talmud, el sumo sacerdote pasaba la semana anterior al da de la


expiacin en una habitacin reservada para l en el lugar donde se alojaban los
sacerdotes, a fin de dedicarse a la oracin y a la meditacin y para repasar
cuidadosamente todos los detalles del ritual de ese da. No podra menos que
preguntarse cul sera el significado de ese servicio que iba a realizar.
Comenzaba a comprender el significado del cambio de vestimentas, y el cambio
de posicin de Cristo en su encarnacin? (Ver com. vers. 4.) Comprenda el
significado de despojarse de las vestiduras reales y pasar hasta detrs del
velo a la presencia de Dios? Parece poco probable que el sumo sacerdote
pudiese oficiar en el servicio ms importante del ao sin tener al menos alguna
comprensin de su verdadero significado. Sacrificar becerros, carneros y
machos cabros, rociar su sangre sobre el altar o el lugar santsimo, sin
conocer el significado de estos actos sera reducir esta solemnsima ceremonia
del santuario a una farsa piadosa. No podemos concebir que as fuera.
"Abraham ... se goz de que haba de ver mi da -dijo Cristo -; y lo vio, y se
goz" (Juan 8: 56). Si Abrahn comprendi, seguramente tambin Aarn habr
comprendido lo que representaba todo ese ritual.

Podemos llegar acertadamente a la conclusin de que Aarn entenda esta verdad


espiritual, al menos en parte, sin quiz captar todos los detalles del plan de
redencin. Algunos de los hombres de antao saban ms acerca de Dios y de la
salvacin que muchos sabios de hoy. De Moiss, Cristo dijo: "De m escribi"
(Juan 5: 46). Lo que Moiss escribi era tan claro que por lo escrito Felipe y
Natanael pudieron reconocer al Mesas cuando lo vieron (Juan 1: 45). Pablo
afirm que no predicaba "nada fuera de las cosas que los profetas y Moiss
dijeron que haban de suceder: Que el Cristo haba de padecer, y ser el primero
de la resurreccin de los muertos" (Hech. 26: 22, 23).
13.

El perfume.

Una vez apartado el velo, slo el incienso separaba a Aarn de la sagrada


presencia de Dios. Fuera del tabernculo, las oraciones de los israelitas
ascendan con el perfume del incienso, y por fe, ellos tambin entraban con
Aarn en el lugar santsimo.

14.

La sangre del becerro.

Dejando el incensario en el lugar santsimo, Aarn volva al atrio a buscar la


sangre del becerro. Con el asperjamiento de su sangre, primero sobre el
propiciatorio, luego siete veces delante del mismo, conclua su ministracin en
el lugar santsimo. As haba hecho expiacin "por s y por su casa" (vers.
17). Libre de pecado, entonces llegaba a ser un representante idneo de
Cristo, Aquel que no tiene pecado, y as poda mediar en favor de otros.

15.

El macho cabro.

Luego de haber concluido el servicio del becerro, Aarn traa el macho cabro
de Jehov, que era para la "expiacin por el pecado del pueblo", y lo
degollaba. Entonces llevaba su sangre dentro del lugar santsimo y la rociaba
as como haba rociado la sangre del becerro, una vez sobre el propiciatorio, y
siete veces delante del mismo. Rociaba la sangre del macho cabro en los
mismos lugares donde haba rociado la sangre del becerro.

16.

As purificar.

Mejor, "as har una expiacin" o "de esta manera y con esta sangre har un
expiacin por el lugar santo". De principio a fin, los servicios del santuario
eran esencialmente una obra de expiacin. En cada paso de los servicios del
santuario se haca una expiacin por el pecado.

1. En cualquier momento del ao, cuando un pecador presentaba su ofrenda y


confesaba sobre ella sus pecados, se haca una "expiacin" por l. Era
perdonado (caps. 4: 20, 26, 31, 35; 5: 6, 10, 13, 16, 18; 6: 7). Por la
ministracin de la sangre de la ofrenda, y por el acto de quemar parte de ella
sobre el altar, y tambin algunas veces por el hecho de que el sacerdote
comiese parte de la ofrenda, el pecado era transferido simblicamente al
santuario. 791 Sin embargo, no se haba logrado as la expiacin total. Aunque
sus pecados haban sido perdonados, la persona deba continuar en el camino de
la obediencia. Si no lo haca as, y si en el da de la expiacin no afliga
su alma (cap. 23: 27-29), todos esos pecados que haban sido perdonados volvan
sobre l, y deba morir (Eze. 18: 24; 33: 13). Su nica seguridad estaba en
perseverar "hasta el fin". Entonces y slo entonces poda esperar ser salvo
(Mat. 24: 13).

2. En el da de la expiacin -el da de la expiacin final y completa de todos


los pecados confesados y perdonados durante el ao (Lev. 16: 16, 19; Heb. 10:
1-3)- la sangre del macho cabro de Jehov simblicamente quitaba esos pecados
del santuario, haciendo asimismo expiacin por el recinto. Tambin el
santuario quedaba libre de pecado (Lev. 16: 17, 20).

En el primer da del sptimo mes se tocaban las trompetas para llamar la


atencin del pueblo al da de la expiacin, que se celebrara diez das ms
tarde (Nm. 29: 1). Los nueve das que transcurran entre las dos fechas eran
das de escudriamiento del corazn, de preparacin para el da de la
expiacin, el da del juicio que sellara el destino de cada uno. Los judos
crean que en ese da "se sella quien ha de vivir y quien ha de morir" (Jewish
Encyclopedia, tomo 2, pg. 286, art. "Atonement, Day of " [Da de la
expiacin]).

17.

Ningn hombre.

Durante la ministracin de la sangre del becerro y del macho cabro en el lugar


santsimo, el velo que lo separaba del lugar santo estaba corrido. De esta
manera cualquier persona que estuviese en el lugar santo podra ver lo que
ocurra en el lugar santsimo, pero esta era prerrogativa exclusiva del sumo
sacerdote, porque era el nico que poda comparecer ante la misma presencia de
Dios. La prohibicin aqu presentada se aplica a los vers. 12-16, que tratan
de la ministracin del sumo sacerdote en el lugar santsimo.

El pueblo esperaba ansiosamente or las campanillas del manto del sumo


sacerdote en el da de la expiacin. Haba entrado en el lugar santsimo
vestido de blanco para rociar la sangre y, en forma simblica, para quitar as
para siempre el registro de los pecados cometidos. Lo aceptara Dios, y con l
los aceptara a ellos? Cuando se retiraba del lugar santsimo, y volva a
vestir sus vestimentas ureas, el pueblo oa el sonido de las campanillas con
profundo regocijo y gratitud.

18.

Saldr al altar.

Luego de haber purificado el lugar santsimo y de haber concluido su ministerio


all, entonces Aarn tambin deba purificar el "tabernculo de reunin", es
decir, el lugar santo (vers. 16). Entonces deba salir al altar del
holocausto. All deba tomar de la sangre del becerro y del macho cabro, y
con ella deba purificar el altar de todas las "inmundicias de los hijos de
Israel" (vers. 19). Segn la tradicin juda, se mezclaba la sangre del
becerro con la del macho cabro en una misma vasija. La estructura gramatical
del versculo parecera corroborar esta tradicin.

Adems de colocar la sangre sobre los cuernos del altar -donde ya haba sido
puesta la sangre de las ofrendas por el pecado - el sumo sacerdote deba rociar
la sangre sobre el altar mismo, donde haba sido rociada la sangre de los
sacrificios por las transgresiones, y de los holocaustos, como tambin la
sangre de los corderos del sacrificio matutino y del sacrificio vespertino. Al
hacerlo, el sumo sacerdote purificaba y santificaba el altar "de las
inmundicias de los hijos de Israel".

Podemos comprender fcilmente la razn por la cual era necesario purificar los
dos altares del santuario terrenal, puesto que la sangre de los holocaustos y
de las ofrendas por el pecado haba sido rociada sobre ellos (caps. 1: 5, 11;
4: 7, 18, 25, 30, 34). En el caso de los holocaustos y de las ofrendas por la
transgresin, la sangre haba sido rociada sobre el altar mismo (caps. 1: 5,
11; 5: 9); en el caso de las ofrendas por el pecado, haba sido colocada sobre
los cuernos (cap. 4: 7, 18, 25, 30, 34). Del altar del incienso se dice que
Aarn deba hacer "expiacin una vez en el ao con la sangre del sacrificio por
el pecado para expiacin" (Exo. 30: 10). En cuanto al altar de los holocaustos
se dice lo siguiente: "Saldr al altar que est delante de Jehov ... y tomar
de la sangre del becerro y de la sangre del macho cabro, y la pondr sobre los
cuernos del altar alrededor. Y esparcir sobre l de la sangre con su dedo
siete veces, y lo limpiar, y lo santificar de las inmundicias de los hijos de
Israel" (Lev. 16: 18, 19; cf. vers. 20).

El templo terrenal es imitacin del templo celestial. La purificacin en la


tierra no es sino 792 un smbolo de la purificacin en el cielo. De esto habla
Daniel al decir que, al fin de los 2.300 das, el santuario sera "purificado"
(ver com. Dan. 8: 14). Pero, necesita ser purificado el santuario celestial?
Ha ocurrido en el cielo alguna contaminacin que haga necesaria tal
purificacin? Pablo responde: "Fue, pues necesario que las figuras de las
cosas celestiales fuesen purificadas as [con los sacrificios de animales];
pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos" (Heb. 9:
23).

20.

Cuando hubiere acabado.

La sangre del macho cabro de Jehov que era ofrecido en el da de la expiacin


purificaba el lugar santsimo, el lugar santo y el altar de los holocaustos de
"las inmundicias de los hijos de Israel" y "de sus rebeliones y de todos sus
pecados" (vers. 16, 19). El pueblo ya haba recibido el perdn por estos
mismos pecados al haber presentado, en el servicio diario, sus ofrendas
personales por sus pecados. En esos casos, la sangre era puesta sobre los
cuernos del altar de los holocaustos, y el penitente se iba perdonado. Se
afirma varias veces que el sacerdote deba hacer "por l la expiacin de su
pecado, y tendr perdn" (cap. 4: 26, 31, 35). Sin embargo, aunque el pecado
era perdonado, el registro del pecado permaneca hasta el da de la expiacin,
cuando era borrado. Al realizarse esto, la expiacin del santuario estaba
concluida (ver com. vers. 16).

21.

Macho cabro vivo.

Mientras el sumo sacerdote haba estado ocupado en hacer la expiacin con el


macho cabro de Jehov y mientras limpiaba el santuario con la sangre del
animal, el macho cabro de Azazel estaba atado junto al altar, sin tener parte
alguna en el ritual. Le llegaba su turno slo despus de haberse completado la
expiacin con el macho cabro de Jehov (vers. 20), luego de haberse "acabado"
la expiacin del "santuario y el tabernculo de reunin y el altar" (vers. 20).

El sumo sacerdote, despus de haber limpiado el santuario de pecado, sala con


esos pecados a la puerta del tabernculo donde estaba esperando el macho cabro
de Azazel (PP 369; CS 474). Pona las manos sobre la cabeza del macho cabro,
confesaba sobre el animal los pecados, y los transfera as del santuario al
macho cabro, quien deba transportarlos al desierto (PP 369, 371).

En la realidad simbolizada, Cristo finalmente habr de purificar el santuario


celestial, quitando de all todos los pecados confesados y perdonados, y pondr
estos pecados sobre Satans. Este ser declarado culpable de todo el mal que
ha hecho cometer, y deber sufrir el castigo final (CS 474, 538, 614). "Los
pecados de los redimidos con su sangre caern al fin sobre el causante del
pecado, quien habr de sufrir el castigo de aquellos pecados" (PE 178).

Cun apropiado es que el acto final del drama de la forma en que Dios trata el
pecado, sea hacer caer sobre la cabeza de Satans todo el pecado y toda la
culpa que, emanando originalmente de l, trajeron una vez tal tragedia a las
vidas de los que ahora se hallan liberados del pecado por la sangre expiatoria
de Cristo. De este modo se completa el ciclo, termina el drama. Solamente
despus de que Satans -el instigador de todo el pecado - haya sido finalmente
quitado, se podr afirmar con certeza que el pecado ha sido eliminado para
siempre del universo de Dios. Slo colocando los factores en este orden
podemos entender que el "macho cabro de Azazel" tuviera una parte en la
expiacin (vers. 10). Cuando los justos hayan sido salvos, los malvados
"cortados" y Satans ya no exista, entonces, y slo entonces, se podr decir
que todo el universo est en perfecta armona y unidad, como estuvo
originalmente, antes de que entrara el pecado.

Lo enviar.

Literalmente, "lo expulsar". Este mismo vocablo se usa en los casos de


divorcio (Deut. 21: 14; 22: 19, 22; Jer. 3: 8). Es una palabra fuerte. As
como se espanta una bestia peligrosa o repulsiva, as tambin se enva el macho
cabro al desierto (Heb. midbar). Una vez en el desierto, el macho cabro
poda morir o no, porque los hebreos pastoreaban sus rebaos en el midbar,
trmino que puede significar un lugar deshabitado donde vivan las fieras. El
Talmud menciona la costumbre de despear al macho cabro, pero aun en este caso
su muerte no desempea parte alguna en la ceremonia de los sacrificios. En
contraste con el macho cabro de Jehov, el de Azazel era enviado vivo fuera
del campamento israelita; su muerte eventual no era en manera alguna de
sacrificio o vicaria.

22.

Todas las iniquidades.

Los israelitas saban que haban pecado y que no alcanzaban la norma de lo que
Dios esperaba de ellos. 793 Sin embargo, durante el da de la expiacin haban
tenido una demostracin visual del completo alejamiento de los pecados que
haban confesado y que les haban sido perdonados durante el ao que haba
terminado, y podan ver tambin la bondad de Dios al haberles preservado la
vida. Saban que no merecan la gracia que les haba sido extendida. Sin
embargo, por la sangre derramada del sacrificio del da de la expiacin, el
mismo registro de sus pecados perdonados haba sido rado del santuario. Al
contemplar la partida del macho cabro de Azazel, eran testigos del ltimo acto
del drama: Satans, con todos los pecados que haba instigado, ahora vueltos
"sobre su cabeza" (Sal. 7: 16), alejndose hacia su condenacin.

23.

Se quitar las vestiduras de lino.

Estas vestiduras, llamadas tambin "la tnica santa de lino" (vers. 4), slo se
usaban en el da de la expiacin. Aarn se las pona al entrar en el lugar
santsimo con el incienso en la maana de ese da. Luego de haber concluido la
obra especial de mediacin, se quitaba las vestiduras de lino y se pona las
ureas.

24.

Lavar luego su cuerpo.

Aarn se haba relacionado con el pecado. No haba quedado contaminado hasta


el punto de necesitar ofrecer un sacrificio por el pecado. Sin embargo, deba
baarse, despus de lo cual deba ponerse sus vestimentas ureas. Luego
ofreca el holocausto vespertino habitual, tanto para su persona, como para el
pueblo. Con esto comenzaba el ciclo de las ceremonias religiosas de un nuevo
ao.

25.

La grosura.

No se quemaba hasta este momento la grasa de los sacrificios ofrecidos por el


pecado durante el da (vers. 11, 15).

26.
El que hubiere llevado el macho cabro.

Esta persona no necesitaba ser sacerdote. El "hombre destinado para esto" poda
ser cualquier israelita que estuviese en condiciones de hacerlo (vers. 21). Se
le haba atado una cuerda al cuello del animal, y el hombre lo guiaba con ella,
o lo aguijoneaba valindose de la vara que llevaba.

27.

El becerro.

La ley requera que fuesen quemados fuera del campamento los cuerpos de
aquellos animales cuya sangre era introducida en el santuario por el sumo
sacerdote para la remisin de los pecados. Pablo vio en esta prctica un
simbolismo de Cristo, quien "padeci fuera de la puerta", y nos amonesta a
salir "a l, fuera del campamento, llevando su vituperio" (Heb. 13: 11-13).

29.

Estatuto perpetuo.

El da de la expiacin era el nico da de ayuno en todo el ao. Por esto se


lo llamaba "el ayuno" (Hech. 27: 9). Los otros ayunos que fueron aadidos
posteriormente no eran exigidos por Dios ni reciban su aprobacin (Isa. 58:
3-7; Zac. 7: 3- 10). En los das de Cristo haba 29 ayunos en el ao, adems
de dos das de ayuno por semana.

Afligiris vuestras almas.

Esto es ms que ayunar. Comprenda un autoexamen, repaso del progreso logrado


en la vida santa, buscar a Dios, confesar los pecados, hacer reparacin por los
deberes descuidados, ajustar las cuentas con Dios y con los hombres, redimiendo
as el tiempo.

30.

Seris limpios.

Por ser ste el da de la expiacin, era necesario que cada alma cooperase en
la obra de purificacin. El sacerdote poda hacer expiacin slo en la medida
en que Israel confesaba sus pecados e imploraba la ayuda de Dios. Slo los
pecados confesados, los pecados por los cuales los penitentes haban presentado
sacrificios durante el ao, eran los que podan ser expiados por el sumo
sacerdote. Este da proporcionaba simblicamente la oportunidad anual de
lograr que los pecados fuesen borrados para siempre. Era el tiempo aceptable.

31.

Da de reposo.
"Da de descanso completo" (BJ). Literalmente, "un sbado de sbados", un gran
da de fiesta espiritual.

32.

Que fuere ungido.

El sacerdocio y su servicio haban de continuar luego de la muerte de Aarn.


Otro sacerdote deba entonces ser ungido y consagrado al oficio sacerdotal,
para ponerse la tnica santa de lino, y para desempear el cargo.

Levitico 16 es uno de los grandes captulos de la Biblia. En l se revela en


forma impresionante y hermosa el plan de salvacin. En sus 34 versculos estn
escondidas algunas de las cosas recnditas de Dios. La profundidad de
significado que se revela en las ceremonias descritas revela un autor divino.
La mente debe esforzarse a lo sumo para llegar a comprender sus enseanzas.

NOTA ADICIONAL AL CAPTULO 16

A fin de comprender claramente los servicios 794 del da de la expiacin, es


necesario tener algn conocimiento respecto al edificio donde se desarrollaba
el ritual del santuario, como tambin ciertas nociones en cuanto a sus
alrededores. En el comentario de Exo. 26: 1 se encontrar una descripcin
general. La descripcin detallada se encuentra en los comentarios de Exo.
caps. 25 al 40.

El tabernculo original, construido por Moiss, era una tienda, cuyas paredes
eran de madera (ver com. Exo. 26: 15-26). El techo estaba hecho de cuatro
capas, y la interior era de lino fino, y las otras eran de diversos tipos de
pieles (ver com. Exo. 26: 1-14). La tienda misma meda aproximadamente 13, 34
m por 4,5 m; estaba ubicada dentro de un atrio que meda unos 50 m por 25 m
(ver com. Exo. 27: 9-18).

El edificio estaba dividido en dos compartimentos; el primero y ms grande era


el lugar santo y el segundo, el lugar santsimo. Una cortina, o velo de ricos
colores, separaba los dos ambientes. Como no haba ventanas en el edificio, en
el primer compartimento un candelero de siete lmparas proporcionaba suficiente
luz artificial como para que los sacerdotes desempeasen sus tareas.

En el primer compartimento haba tres muebles: la mesa de los panes de la


proposicin, el candelero y el altar del incienso. Al entrar en el tabernculo
por la puerta que daba al este, se vea el altar del incienso hacia el final de
la habitacin. A la derecha estaba la mesa del pan de la proposicin, y a la
izquierda el candelero. Sobre la mesa estaban los panes de la proposicin,
dispuestos en dos pilas de seis panes cada una, como tambin el incienso para
el pan, y las vasijas para las libaciones. Tambin haba vasos, cucharas y
otros implementos usados en el ritual. El candelero era de oro puro; sus
lmparas tenan forma de almendras.
El mueble ms importante en este compartimento era el altar del incienso.
Meda aproximadamente 88,9 cm de alto, y su cubierta cuadrada tena unos 44,45
cm de lado. Estaba recubierto de oro, y alrededor de su cubierta tena como
una corona de oro. Sobre este altar el sacerdote pona la vasija que contena
las brasas tomadas del altar de los holocaustos, como tambin el incienso.
Cuando pona el incienso sobre las brasas, ascenda el humo, y puesto que el
velo no llegaba hasta el techo, el incienso no slo llenaba el primer
compartimento, sino que penetraba tambin en el segundo. De este modo, el
altar del incienso, aunque estaba en el lugar santo, serva tambin al lugar
santsimo.

En el segundo compartimento slo estaba el arca, un cofre aproximadamente de 1,


12 m de largo por 0,66 m de ancho y 0,66 m de alto. La cubierta del arca era
llamada el propiciatorio, lugar donde se haca la expiacin en el da de la
expiacin. En torno de la parte alta del propiciatorio haba una corona de
oro, similar a la que se encontraba en el altar del incienso. Dentro del arca
estaban las tablas de la ley escritas con el dedo de Dios.

Encima del propiciatorio haba dos querubines de oro. En este lugar Dios se
pona en comunin con su pueblo (Exo. 25: 22).

En el atrio fuera de la tienda se hallaba la gran fuente de bronce que contena


agua para lavarse. En esta fuente los sacerdotes deban lavarse las manos y
los pies antes de entrar en el santuario o antes de comenzar su servicio (Exo,
30: 17-21; 38: 8).

Tambin en el atrio, al este de la fuente, estaba el altar de los holocaustos,


que desempeaba un papel importantsimo en todas las ofrendas de sacrificios.
El altar tena aproximadamente 1,34 m de alto, lo que exiga que hubiese una
especie de plataforma para que el sacerdote pudiera oficiar cmodamente ante el
altar. Esto tambin permita que el pueblo viera cmo oficiaba el sacerdote
ante el altar. Este era cuadrado y meda unos 2,23 m de lado. Estaba hecho de
madera recubierta de bronce. Posteriormente este altar fue muy agrandado para
dar cabida a un mayor nmero de practicantes del culto. Sobre este altar se
quemaban los sacrificios. Por eso tena el nombre de altar de los holocaustos.
Aqu tambin se quemaba la grasa de las vctimas sacrificadas como asimismo
ciertas partes de otras ofrendas. En los cuatro ngulos del altar haba
proyecciones a modo de cuernos, conocidas con el nombre de "los cuernos del
altar". En ciertos sacrificios, los sacerdotes tocaban estos cuernos con
sangre. En otros casos, la sangre era rociada alrededor del altar. La sangre
sobrante, no usada en el servicio, era derramada en el suelo al pie del altar.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

2 MC 344 795

7, 8 PP 368

8, 10 CS 471
13, 14 4T 124

14 CS 472

15 PP 368

16 CS 471; PP 368

17 CS 481; MC 344

19 CS 471; PP 368

21 CS 472; PP 369

21, 22 CS 472; PE 177; PP 369

22 CS 539

29-34 CS 451

CAPTULO 17

1 La sangre de todos los animales sacrificados deba ofrecerse a Jehov en la


puerta del tabernculo. 7 No deban ofrecer sacrificios a los demonios. 10 Se
prohibe el consumo de sangre, 15 y de los animales que mueren por si mismos o
despedazados.

1 HABLO Jehov a Moiss, diciendo:

2 Habla a Aarn y a sus hijos, y a todos los hijos de Israel, y diles: Esto es
lo que ha mandado Jehov:

3 Cualquier varn de la casa de Israel que degollare buey o cordero o cabra, en


el campamento o fuera de l,

4 y no lo trajere a la puerta del tabernculo de reunin para ofrecer ofrenda a


Jehov delante del tabernculo de Jehov, ser culpado de sangre el tal varn;
sangre derram; ser cortado el tal varn de entre su pueblo,

5 a fin de que traigan los hijos de Israel sus sacrificios, los que sacrifican
en medio del campo, para que los traigan a Jehov a la puerta del tabernculo
de reunin al sacerdote, y sacrifiquen ellos sacrificios de paz a Jehov.

6 Y el sacerdote esparcir la sangre sobre el altar de Jehov a la puerta del


tabernculo de reunin, y quemar la grosura en olor grato a Jehov.

7 Y nunca ms sacrificarn sus sacrificios a los demonios, tras de los cuales


han fornicado; tendrn esto por estatuto perpetuo por sus edades.

8 Les dirs tambin: Cualquier varn de la casa de Israel, o de los extranjeros


que moran entre vosotros, que ofreciera holocausto o sacrificio,

9 y no lo trajere a la puerta del tabernculo de reunin para hacerlo a Jehov,


el tal varn ser igualmente cortado de su pueblo.

10 Si cualquier varn de la casa de Israel, o de los extranjeros que moran


entre ellos, comiere alguna sangre, yo pondr mi rostro contra la persona que
comiere sangre, y la cortar de entre su pueblo.

11 Porque la vida de la carne en la sangre est, y yo os la he dado para hacer


expiacin sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre har expiacin
de la persona.

12 Por tanto, he dicho a los hijos de Israel: Ninguna persona de vosotros


comer sangre, ni el extranjero que mora entre vosotros comer sangre.

13 Y cualquier varn de los hijos de Israel, o de los extranjeros que moran


entre ellos, que cazare animal o ave que sea de comer, derramar su sangre y la
cubrir con tierra.

14 Porque la vida de toda carne es su sangre; por tanto, he dicho a los hijos
de Israel: No comeris la sangre de ninguna carne, porque la vida de toda carne
es su sangre; cualquiera que la comiere ser cortado.

15 Y cualquier persona, as de los naturales como de los extranjeros, que


comiere animal mortecino o despedazado por fiera, lavar sus vestidos y a s
misma se lavar con agua, y ser inmunda hasta la noche; entonces ser limpia.

16 Y si no los lavare, ni lavare su cuerpo, llevar su iniquidad.

3.

Cualquier varn.

Cuando los israelitas salieron de Egipto, sali con ellos un gran grupo,
principalmente compuesto de egipcios. Era una "multitud de toda clase de
gentes" (Exo. 12: 38) o "la gente extranjera que se mezcl con ellos" (Nm. 11:
4). Una palabra an mejor es "chusma", que se emplea en la 796 BJ. Esas
personas fueron causa de constantes problemas, Y siempre encabezaron las
rebeliones. Instigaron a los israelitas a exigir carne, lo que dio por
resultado la muerte de miles (Nm. 11: 4-6, 18-20, 31-33). Aunque diariamente
eran testigos del milagro divino del man celestial, no eran agradecidos ni
piadosos. Como ocurre en el caso de los que viven de la caridad de otros, sus
exigencias iban en constante aumento.

Es razonable suponer que esta multitud de extranjeros procurara continuar sus


fiestas religiosas paganas. En Egipto se encontraban algunas de las formas ms
envilecidas del paganismo. Entre stas, el culto a los demonios era
probablemente el peor (Lev. 17: 7); en l se sacrificaban machos cabros o
"stiros" (BJ). Estos abusos haban comenzado a extenderse entre los
israelitas, y se necesitaba una reforma.

Antes de que se estableciese el santuario, el padre de familia era el sacerdote


de la misma, y como tal, ofreca sacrificios. Cuando se erigi el tabernculo
y los sacerdotes se hicieron cargo de los sacrificios, ocurri un gran cambio
en la vida de Israel. El padre de familia debi entregar algunas de sus
anteriores prerrogativas a los levitas, y esto puede haber causado cierto
malestar.

Lo que ocasion ms problemas fue la regla de que todos los animales, de ah en


adelante, deban ser sacrificados en el santuario, y que las fiestas que
normalmente acompaaban tales sacrificios deban tambin realizarse all. Esto
en s no deba causar dificultad a Israel, pues el santuario estaba ubicado en
el centro del campamento y era igualmente accesible para todos. Pero esta
orden hara que terminaran automticamente todas las fiestas de camaradera de
los extranjeros, que -as lo suponemos - haban sido entusiastamente adoptadas
por muchos israelitas. El vers. 7 indica hasta qu punto haban cado en la
idolatra los hijos de Israel.

De todos los sacrificios, los que ms fcilmente se prestaban para el abuso


eran los sacrificios de paz. En general, los otros sacrificios en que se
derramaba sangre eran entregados al sacerdote o quemados despus de haberse
rociado la sangre y quitado la grasa. Pero en el caso de las ofrendas de paz,
el Seor reciba la sangre y la grosura; el sacerdote, el pecho y la espaldilla
derecha (cap. 7: 34); y el resto del animal era para el oferente y para sus
invitados (Deut. 27: 7; ver com. Lev. 7: 15).

Desde el punto de vista humano, las ofrendas de paz tenan otra ventaja. Para
ser aceptados todos los dems sacrificios, deban ser de animales perfectos
(cap. 22: 21; 3:1); pero una ofrenda de paz, presentada espontneamente, no
necesitaba ser perfecta. Poda usarse un animal que tuviera "de ms o de
menos" (cap. 22: 23). Si alguien deseaba hacer una Fiesta, poda escoger un
animal deforme pero no enfermo. A partir de la proclama aqu mencionada deba
llevarlo al santuario para presentrselo al Seor, y deba darle al sacerdote
lo que Dios requera. Algunos no haban hecho esto en Israel. De ese momento
en adelante, ningn israelita deba participar de una Fiesta a menos que fuese
celebrada dentro del campamento. Era de esperarse que esas fiestas se
llevaran a cabo en armona con las normas religiosas y sociales implcitas en
la ley de Dios.

Esta centralizacin del ofrecimiento de sacrificios y de las fiestas que lo


acompaaban tendra otros beneficios. El texto parece implicar que toda
matanza de animales deba hacerse bajo la supervisin inmediata de los
sacerdotes. De este modo el sacrificio de un animal pasaba a ser un acto
semirreligioso. As entendida esta orden, resaltaba el hecho de que debe
reconocerse a Dios en todas las cosas, que l demanda como suya una porcin de
todo lo que poseemos: en este caso, la sangre y la grosura. Este reglamento
deba ensearle a Israel a honrar a Dios con sus bienes y a compartir con los
sacerdotes la parte que les corresponda. Sobre todo, el derramamiento de la
sangre y la sangre en s, cobraban un nuevo significado porque la gente deba
tratarla con el mayor respeto, no pudiendo consumirla en ningn caso.

Estos principios tienen tanta validez ahora como la tenan entonces. Dios
tiene derecho sobre todo lo que poseemos. Aun en la comida y en la bebida,
Dios debe ser honrado. Adems Dios quiere que su pueblo se separe de la
multitud de extranjeros. Tanto jvenes como ancianos corren peligro al
asociarse con el mundo. Las amistades se forman con facilidad, y los
resultados son a menudo fatales para la fe del creyente. La asistencia a
institutos de enseanza mundanos est cargada de peligro. No slo hay
problemas de clases y exmenes en da sbado, sino que las actividades 797
sociales constituyen una trampa para los jvenes. Todo aquel que salga "fuera
del campamento" necesita proteccin especial, y en primer lugar debiera estar
seguro de que Dios lo llama para que salga afuera.

9.

Ser igualmente cortado.

En los vers. 1-7 se presenta una legislacin que tena por objeto separar a los
israelitas de la influencia contaminadora de los egipcios (ver cap. 18: 3).
Por el castigo que deba seguir a la transgresin se hace evidente que Dios
consideraba este asunto como de gran importancia. En el caso de ciertas
infracciones de las leyes concernientes a las impurezas fsicas, Dios orden
los ritos de purificacin. En otros casos se requera un sacrificio, Y en
otros restitucin. Pero en este caso prescribe la misma severa pena de
excomunin que pesaba sobre el pecador que no se humillara en el da de la
expiacin. Los "extranjeros" estaban incluidos en esta legislacin (vers. 8).
Por lo menos en el caso del extranjero, el "ser cortado" probablemente
significaba la exclusin de los privilegios de la comunin con el pueblo de
Dios (ver com. Gn. 17: 14; Exo. 12: 15).

Israel tena muchas cosas que aprender, y Dios se propona que aprendiese esas
lecciones en el desierto. En esta situacin, formaba un grupo compacto; ni
sembraba ni segaba, y poda dedicar su atencin indivisa a la instruccin que
era impartida. Por ejemplo, reciba el pan directamente del cielo, lo que
siempre le recordaba su dependencia de Dios.

La orden de degollar todos los animales a la puerta del santuario fue


rescindida despus de que Israel hubo entrado en Canan (ver Deut. 12: 15, 20,
2l). Entonces todos los animales para el sacrificio religioso eran llevados al
tabernculo; los que se sacrificaban para alimento, podan ser muertos en casa,
Es posible que para ese tiempo Israel haba aprendido ya lo que Dios se haba
propuesto ensearle. Adems, la multitud de extranjeros ya no constitua un
motivo de tropiezo para los israelitas.

Para hacerlo a Jehov.

Antes de llegar al Sina, Israel no haba tenido sacerdotes designados. El


padre haba sido el sacerdote de su familia; ahora Dios ordenaba un cambio y
peda que todos cumpliesen con lo ordenado. Los hombres no solamente deban
adorar a Dios sino que deban adorarlo en la manera que l mismo haba
designado. Los israelitas deban reconocer a los dirigentes sealados. Deban
abstenerse de lo prohibido, deban honrar a Dios con sus bienes y evitar las
reuniones impas. Dios no prohibi las reuniones sociales pero las que se
celebraban haban de estar en armona con el ambiente propio del santuario. No
deba haber ms fiestas convivales.

10.

Comiere alguna sangre.

Dios le prohibi estrictamente que comiera sangre tanto al israelita como al


extranjero (vers. 12). Por dos hechos se ve claramente que esto no es
meramente una ordenanza juda: (1) La orden fue dada por primera vez a No,
progenitor de toda la raza humana luego del diluvio (Gn. 9: 4). (2) La
primersima legislacin adoptada por la iglesia del NT inclua esta
prohibicin: "Que os abstengis ... de sangre, de ahogado" (Hech. 15: 29).

11.

La vida de la carne.

La prohibicin de comer sangre se repite siete veces en los libros de Moiss


(Gn. 9: 4; Lev. 3: 17; 7: 26, 27; 17: 10; Deut. 12: 16, 23, 24; 15: 23). La
razn para esto es que la sangre representa la vida. En realidad la sangre es
la vida. Esto es cierto en un sentido muy literal. La sangre lleva alimento,
fuerza y calor a todas las partes del cuerpo, y se lleva todo lo que daa y
destruye. Es el factor indispensable sin el cual la vida sera imposible. El
organismo entero es alimentado por ella. Si se produce una herida en cualquier
parte, la sangre lleva hasta all los elementos necesarios para su curacin.
La ciencia est aprendiendo continuamente nuevos hechos acerca de la sangre;
con cada hallazgo nos maravillamos de sus cualidades sorprendentes.

La sangre ocupa una posicin destacada en el plan de salvacin. Muchas veces


se dice que la sangre de Cristo es el elemento vital de la redencin. De ah
que existan expresiones como las siguientes: "Gan por su propia sangre" (Hech.
20: 28); "redencin por su sangre" (Efe. 1: 7); "paz mediante la sangre" (Col.
1: 20); "santificar al pueblo mediante su propia sangre" (Heb, 13: 12); "la
sangre del pacto eterno" (Heb. 13: 20); "rociados con la sangre de Jesucristo"
(1 Ped. 1: 2); "el Espritu, el agua y la sangre" (1 Juan 5: 8); "no mediante
agua solamente, sino mediante agua y sangre" (1 Juan 5: 6); "nos lav de
nuestros pecados con su sangre" (Apoc. 1: 5). Si se elimina la doctrina de la
sangre y de la expiacin por medio de la sangre, quedamos 798 sin un Salvador.
El "como cordero fue llevado al matadero" y "por su llaga fuimos nosotros
curados" (Isa. 53: 7, 5).

Indudablemente fue difcil que los discpulos aceptaran el anuncio de Jess:


"Si no comis la carne del Hijo del hombre, y bebis su sangre, no tenis vida
en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna" (Juan
6: 53, 54, 60). Para el cristiano sincero, estas palabras tienen hondo
significado. Recuerdan las palabras del nuevo pacto, del pacto de sangre, del
cual es smbolo la Cena del Seor (1 Cor. 11: 25).

Expiacin de la persona.

Literalmente, "una cobertura para la persona". Es la sangre la que hace


expiacin por la vida que en ella est. La sangre de Cristo hace expiacin
porque representa su vida. La muerte de Cristo cumpli un propsito, su vida
realiz otro; juntas las dos nos aseguran la salvacin. Por su muerte Cristo
pag la pena y satisfizo las demandas de la ley; por su vida nos asegura la
vida (ver Rom. 5: 10).

12.

Comer sangre.

Las reglas en cuanto a ingerir sangre no tenan solamente el propsito de que


los israelitas se abstuvieran de comer la sangre literal. Era todo eso y mucho
ms. Tenan el propsito de inculcarles una elevada estima por lo que la
sangre representa, la vida. Toda vida procede de Dios y le pertenece. No debe
ser maltratada ni destruida.

13.

Derramar su sangre.

Esta debe haber sido una leccin impresionante para el cazador. Despus de
haber cazado un ave, recuerda la orden de Dios de tratar la sangre con respeto.
La vierte en la tierra y reverentemente la cubre. Por supuesto, esto no se
haca a causa del ave. Tena el objeto de ensearle al hombre el valor y la
importancia de la vida (Mat. 10: 29).

14.

La vida de toda carne es su sangre.

Este versculo es una repeticin, pero a esa repeticin se le ha aadido algo.


En las declaraciones anteriores se afirmaba que la vida estaba en la sangre.
Este versculo afirma que la vida es la sangre.

Cristo senta compasin por los seres humanos, y ense esa compasin. La
entrada en el reino de los cielos se relaciona con el inters por los
hambrientos, los sedientos, los desnudos y los encarcelados, y el cuidado que
se les haya brindado (Mat. 25: 34-40). La vida de esos necesitados proviene de
Cristo, el autor de la vida, y al ayudar a otros, ayudamos a Cristo.

15.

Mortecino.
Aunque no se prohiba comer la carne de animal mortecino o despedazado, la
persona que la comiese quedara contaminada, Se entiende que la razn de esto
estaba en que la sangre no haba sido debidamente drenada.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

11 CS 471

CAPTULO 18

1 Matrimonios ilegales. 19 Prohibicin de actos de inmoralidad.

1 HABLO Jehov a Moiss, diciendo:

2 Habla a los hijos de Israel, y diles. Yo soy Jehov vuestro Dios.

3 No haris como hacen en la tierra de Egipto, en la cual morasteis; ni haris


como hacen en la tierra de Canan, a la cual yo os conduzco, ni andaris en sus
estatutos.

4 Mis ordenanzas pondris por obra, y mis estatutos guardaris, andando en


ellos. Yo Jehov vuestro Dios.

5 Por tanto, guardaris mis estatutos y mis ordenanzas, los cuales haciendo el
hombre, vivir en ellos. Yo Jehov.

6 Ningn varn se llegue a parienta prxima alguna, para descubrir su desnudez.


Yo Jehov.

7 La desnudez de tu padre, o la desnudez de tu madre, no descubrirs; tu madre


es, no descubrirs su desnudez. 799

8 La desnudez de la mujer de tu padre no descubrirs; es la desnudez de tu


padre.

9 La desnudez de tu hermana, hija de tu padre o hija de tu madre, nacida en


casa o nacida fuera, su desnudez no descubrirs.

10 La desnudez de la hija de tu hijo, o de la hija de tu hija, su desnudez no


descubrirs, porque es la desnudez tuya.

11 La desnudez de la hija de la mujer de tu padre, engendrada de tu padre, tu


hermana es; su desnudez no descubrirs.

12 La desnudez de la hermana de tu padre no descubrirs; es parienta de tu


padre.

13 La desnudez de la hermana de tu madre no descubrirs, porque parienta de tu


madre es.
14 La desnudez del hermano de tu padre no descubrirs; no llegars a su mujer;
es mujer del hermano de tu padre.

15 La desnudez de tu nuera no descubrirs; mujer es de tu hijo, no descubrirs


su desnudez.

16 La desnudez de la mujer de tu hermano no descubrirs; es la desnudez de tu


hermano.

17 La desnudez de la mujer y de su hija no descubrirs; no tomars la hija de


su hijo, ni la hija de su hija, para descubrir su desnudez; son parientas, es
maldad.

18 No tomars mujer juntamente con su hermana, para hacerla su rival,


descubriendo su desnudez delante de ella en su vida.

19 Y no llegars a la mujer para descubrir su desnudez mientras est en su


impureza menstrual.

20 Adems, no tendrs acto carnal con la mujer de tu prjimo, contaminndote


con ella.

21 Y no des hijo tuyo para ofrecerlo por fuego a Moloc; no contamines as el


nombre de tu Dios. Yo Jehov.

22 No te echars con varn como con mujer; es abominacin.

23 Ni con ningn animal tendrs ayuntamiento amancillndote con l, ni mujer


alguna se pondr delante de animal para ayuntarse con l; es perversin.

24 En ninguna de estas cosas os amancillaris; pues en todas estas cosas se han


corrompido las naciones que yo echo de delante de vosotros,

25 y la tierra fue contaminada; y yo visit su maldad sobre ella, y la tierra


vomit sus moradores.

26 Guardad, pues, vosotros mis estatutos y mis ordenanzas, y no hagis ninguna


de estas abominaciones, ni el natural ni el extranjero que mora entre vosotros

27 (porque todas estas abominaciones hicieron los hombres de aquella tierra que
fueron antes de vosotros, y la tierra fue contaminada);

28 no sea que la tierra os vomite por haberla contaminado, como vomit a la


nacin que la habit antes de vosotros.

29 Porque cualquiera que hiciere alguna de todas estas abominaciones, las


personas que las hicieren sern cortadas de entre su pueblo.

30 Guardad, pues, mi ordenanza, no haciendo las costumbres abominables que


practicaron antes de vosotros, y no os contaminis en ellas. Yo Jehov vuestro
Dios.

3.

Como hacen.

Despus de haber salido de Egipto, Israel deba dejar las costumbres de Egipto.
Iba hacia Canan, donde tambin prevaleca la iniquidad. Deba evitar el mal,
cualquiera fuese su origen.

4.

Mis ordenanzas pondris por obra.

En esto estaba su nica salvacin. En medio del pecado y de la degradacin, en


medio de una nacin torcida y perversa, Dios deseaba que su pueblo brillase
como luces en el mundo (Fil. 2: 15).

Algunos se han preguntado porqu permiti Dios que los israelitas viviesen en
medio de tales condiciones como las que prevalecen en Egipto y Canan. Aunque
haban vivido en Egipto, no deban haberse mezclado con los egipcios (ver Juan
17: 15). Esto es evidente porque les proporcion un lugar aparte para que
viviesen, en la tierra de Gosn. Si ellos hubiesen guardado su lugar, si
hubiesen obedecido el consejo de Dios, hubieran permanecido alejados de los
males que los rodeaban. Pero en lugar de hacerlo, se mezclaron con los
egipcios, aprendieron sus costumbres y llegaron a corromperse ellos mismos.
Los 40 aos de peregrinacin en el desierto fueron aos de aprendizaje, durante
los cuales Dios quiso que olvidasen las costumbres de Egipto y aprendiesen las
costumbres divinas. Cuando lleg el momento de entrar en la 800 tierra de
Canan, la generacin que haba salido de Egipto casi haba desaparecido del
todo. Durante este intervalo Dios les dio su ley desde el Sina, les dio sus
estatutos, "los cuales haciendo el hombre, vivir en ellos" (vers. 5). Les dio
demostraciones de su poder y de su capacidad para suplir sus necesidades en
todas las circunstancias. Todo esto tena el objeto de fortalecer su fe. Si
tan slo hubiesen confiado en Dios, todo hubiera ido bien.

Dios gui a los israelitas a la tierra de Canan a pesar de conocer las


tentaciones que all les aguardaban. Podra haber procedido de una manera
diferente, pero en su sabidura crey oportuno hacerlo as. A pesar de eso, no
deban mezclarse con los cananeos ni adoptar sus costumbres. El proceso de
ocupar la tierra de Canan deba ser gradual (Exo. 23: 29, 30). Durante ese
proceso tendran otra oportunidad para desarrollar el carcter; su lealtad a
Dios sera probada. Si Dios hubiese quitado inmediatamente todo motivo de
tentacin, no podra haber ocurrido ese desarrollo del carcter.

Israel no deba ocupar ms territorio que el necesario para satisfacer sus


necesidades inmediatas. El plan era ideal. Israel tendra el territorio
necesario y estara protegido; al mismo tiempo no se asociara directamente con
los paganos, pero tendra muy cerca un campo misionero. Sin embargo, Israel no
cooper con los planes de Dios; "no entraron" (Heb. 4: 6).
6.

Ningn varn se llegue.

La inmoralidad era uno de los pecados resaltantes de la antigedad, y la tierra


de Canan no era una excepcin. El matrimonio era tenido en poca estima y las
mujeres eran tratadas como ganado. Este captulo presenta el cuadro real de
las condiciones existentes entre los paganos (vers. 24-27), y Dios amonest a
Israel en contra de todo esto. El hecho de que fuera necesario que Dios
hiciera esta advertencia, con todos sus crudos detalles, pone de relieve el
peligro que afrontaba Israel, y del cual deba estar prevenido.

En el principio Dios cre un hombre y una mujer, estableciendo as las


condiciones ideales para la bendicin y la comodidad del hombre. El plan de
Dios habra preservado el hogar, la nacin y la castidad de ambos sexos. El
matrimonio no es deshonroso; no es pecaminoso, ni algo que deba ser evitado,
como opinan algunos. Fue ordenado por Dios mismo y es honorable (Heb. 13: 4).
Es una institucin tan divina como el sbado, y como ste debe ser tenido en
alta estima. Tanto el sbado como el matrimonio requieren reverencia y
santidad para su debida observancia. Ambos pueden ser profanados, ambos pueden
ser una bendicin. El respeto del cuerpo y sus funciones es el tema central de
este captulo: respeto por nuestro propio cuerpo, y por el cuerpo ajeno.

21.

A Moloc.

El tenebroso rito pagano descrito por la frase "ofrecerlo por fuego a Moloc"
aparece por primera vez en este pasaje. Se encuentran otras menciones de esta
prctica en Lev. 20: 2-5; 2 Rey. 23: 10, y Jer. 32: 35. El "Moloc" de 1 Rey.
11: 7, descrito como dios de los amonitas, es probablemente el mismo "Milcom"
del vers. 5 del mismo captulo y de 2 Rey. 23: 13.

Pero, quin es Moloc? Varias generaciones de telogos se han hecho esta misma
pregunta. Algunos han pensado que Moloc (molek) representa al dios cananeo
Mekal, que aparece en ciertas inscripciones, y que las dos ltimas consonantes
pueden haberse invertido. Sin embargo, la mayora de los eruditos han
presentado la siguiente interpretacin: la palabra Moloc tiene en hebreo las
mismas consonantes que la palabra mlek, "rey". En el hebreo antiguo solamente
se escriban las consonantes, en este caso mlk. De este modo, ambas palabras
seran idnticas. La insercin de diferentes vocales result en una palabra
diferente. La antigua tradicin juda concuerda con estos eruditos al sostener
que Moloc no era el nombre de una deidad especfica sino la designacin de
cualquier dios, que podra llamarse "rey" en el mismo sentido en que los
hebreos aplicaban ese trmino a Dios (ver Sal. 5: 2; 10: 16; etc.). Segn la
tradicin juda, el ttulo mlek, "rey", se reservaba para el Dios verdadero, y
nicamente se pronunciaba el conjunto de consonantes, mlk, y al referirse a los
dioses cananeos, hablaban de molek, usando las mismas consonantes, pero con las
vocales "o" y "e" de la palabra bsheth, "vergenza". De esta manera, el
ttulo molek significara "rey de vergenza", en contraste con mlek, el
verdadero rey del cielo y de la tierra. Esta explicacin de la palabra "Moloc"
ha tenido amplia aceptacin en los crculos teolgicos.

En 1935 O. Eissfeldt public sus hallazgos en cuanto a ciertas inscripciones


pnicas de 801 Cartago, en el norte del Africa, que datan del perodo 400-150
AC, en las cuales aparecen los trminos "molk de ovejas" y "molk de hombres",
para describir sacrificios animales y humanos (Molk als Opferbegriff im
Punischen und Hebrdischen und das Ende des Gottes Moloch). Puesto que el
idioma pnico era muy parecido al hebreo, Eissfeldt explic que la palabra
hebrea molek deba significar "voto" o "promesa". Explicado de esta manera, el
pasaje "ofrecerlo por fuego a Moloc" se interpretara "como un molek", es
decir, como cumplimiento de una promesa hecha a un dios pagano.

Muchos eruditos bblicos se han inclinado a aceptar la explicacin de


Eissfeldt. Sin embargo, en las excavaciones de la ciudad de Mari, en
Mesopotamia, han aparecido textos en los cuales G. Dossin hall a un dios
llamado Muluk, que era adorado en la regin del Eufrates medio en el siglo
XVIII AC (Revue d'Assyriologie, tomo 35, [1938], pg. 178, nota 1). Tambin los
dioses de Sefarvaim, Adrammelek (que aparece en inscripciones mesopotmicas
bajo el nombre de Adad - milki) y Anammelek, a quien se le sacrificaban nios
en holocausto (2 Rey. 17: 31), evidentemente tenan alguna relacin con el dios
Muluk, segn lo indica la ltima parte de sus nombres.

El dios Malkum aparece mencionado en cuatro textos de Drehem (ltima parte del
tercer milenio AC); parece ser el mismo Muluk y tambin el malik de tres textos
asirios, en los cuales aparece como el dios equivalente a Nergal, dios
asiro-babilnico del infierno. Un texto, descubierto en Ugarit, en la costa de
Palestina, que data probablemente de mediados del segundo milenio AC, habla
claramente de un "sacrificio para Mlk", no dejando duda alguna de que Mlk era
un dios.

Considerando toda esta evidencia, puede afirmarse que Moloc era un dios pagano,
al cual se le ofrecan nios en holocausto, de modo que la traduccin
tradicional "pasar por el fuego a Moloch" (Val. ant.), puede considerarse
correcta. Sin embargo, ms tarde el nombre de este dios se us como trmino
tcnico para referirse a ciertos sacrificios de animales y de seres humanos,
segn lo revelan las inscripciones pnicas de Cartago.

24.

En ninguna de estas cosas os amancillaris.

Las naciones vecinas a Israel eran culpables de todos los pecados enumerados en
este captulo, y por ello deban ser expulsadas de sus tierras. Israel deba
evitar esos pecados para no ser expulsado. El mensaje aqu presentado hace
resaltar el peligro real que afrontaba.

28.
Os vomite.

De qo', "vomitar" (ver Lev. 18: 25; Jon. 2: 10). Israel podra permanecer en
la tierra prometida solamente si respetaba el pacto. Si lo violaba, perda el
derecho de permanecer en Canan. Seran "arrancados de sobre la tierra" y
esparcidos (Deut, 28: 63, 64). Con el smbolo de una "via", Isaas representa
a Israel plantado en "una ladera frtil". Pero cuando la via produjo "uvas
silvestres", Dios se propuso dejar desierta la tierra (Isa. 5: 1-7).

30.

Yo Jehov.

As como empez el captulo termina con esta afirmacin, cuyo propsito era
recordar al pueblo de Israel la santidad de Dios y la alta norma que, como
pueblo, deba alcanzar.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

5 PP 389

26, 27 1T 280

CAPTULO 19

Repeticin de diversas leyes.

1 HABLO Jehov a Moiss, diciendo:

2 Habla a toda la congregacin de los hijos de Israel, y diles: Santos seris,


porque santo soy yo Jehov vuestro Dios.

3 Cada uno temer a su madre y a su padre, y mis das de reposo* guardaris.


Yo Jehov vuestro Dios.

4 No os volveris a los dolos, ni haris los hijos para vosotros dioses de


fundicin. Yo Jehov vuestro Dios.

5 Y cuando ofrecierais sacrificio de ofrenda de paz a Jehov, ofrecedlo de tal


manera que seis aceptos. 802

6 Ser comido el da que lo ofrecierais, y el da siguiente; y lo que quedare


para el tercer da, ser quemado en el fuego.

7 Y si se comiere el da tercero, ser abominacin; no ser acepto,

8 y el que lo comiere llevar su delito, por cuanto profan lo santo de Jehov;


y la tal persona ser cortada de su pueblo.

9 Cuando siegues la mies de tu tierra, no segars hasta el ltimo rincn de


ella, ni espigars tu tierra segada.

10 Y no rebuscars tu via, ni recogers el fruto cado de tu via; para el


pobre y para el extranjero lo dejars. Yo Jehov vuestro Dios.

11 No hurtaris, y no engaaris ni mentiris el uno al otro.

12 Y no juraris falsamente por mi nombre, profanando as el nombre de tu Dios.


Yo Jehov.

13 No oprimirs a tu prjimo, ni le robars. No retendrs el salario del


jornalero en tu casa hasta la maana.

14 No maldecirs al sordo, y delante del ciego no pondrs tropiezo, sino que


tendrs temor de tu Dios. Yo Jehov.

15 No hars injusticia en el juicio, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo


al grande; con justicia juzgars a tu prjimo.

16 No andars chismeando entre tu pueblo. No atentars contra la vida de tu


prjimo. Yo Jehov.

17 No aborrecers a tu hermano en tu corazn; razonars con tu prjimo, para


que no participes de su pecado.

18 No te vengars, ni guardars rencor a los hijos de tu pueblo, sino amars a


tu prjimo como a ti mismo. Yo Jehov.

19 Mis estatutos guardars. No hars ayuntar tu ganado con animales de otra


especie; tu campo no sembrars con mezcla de semillas, y no te pondrs vestidos
con mezcla de hilos.

20 Si un hombre yaciere con una mujer que fuere sierva desposada con alguno, y
no estuviera rescatada, ni le hubiere sido dada libertad, ambos sern azotados;
no morirn, por cuanto ella no es libre.

21 Y l traer a Jehov, a la puerta del tabernculo de reunin, un camero en


expiacin por su culpa.

22 Y con el carnero de la expiacin lo reconciliar el sacerdote delante de


Jehov, por su pecado que cometi; y se le perdonar su pecado que ha cometido.

23 Y cuando entris en la tierra, y plantis toda clase de rboles frutales,


consideraris como incircunciso lo primero de su fruto; tres aos os ser
incircunciso; su fruto no se comer.

24 Y el cuarto ao todo su fruto ser consagrado en alabanzas a Jehov.

25 Mas al quinto ao comeris el fruto de l, para que os haga crecer su fruto.


Yo Jehov vuestro Dios.
26 No comeris cosa alguna con sangre. No seris agoreros, ni adivinos.

27 No haris tonsura en vuestras cabezas, ni daaris la punta de vuestra


barba.

28 Y no haris rasguos en vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiris en


vosotros seal alguna. Yo Jehov.

29 No contaminars a tu hija hacindola fornicar, para que no se prostituya la


tierra y se llene de maldad.

30 Mis das de reposo* guardaris, y mi santuario tendris en reverencia. Yo


Jehov.

31 No os volvis a los encantadores ni a los adivinos; no los consultis,


contaminndoos con ellos. Yo Jehov vuestro Dios.

32 Delante de las canas te levantars, y honrars el rostro del anciano, y de


tu Dios tendrs temor. Yo Jehov.

33 Cuando el extranjero morare con vosotros en vuestra tierra, no le


oprimiris.

34 Como a un natural de vosotros tendris al extranjero que more entre


vosotros, y lo amars como a ti mismo; porque extranjeros fuisteis en la tierra
de Egipto. Yo Jehov vuestro Dios.

35 No hagis injusticia en juicio, en medida de tierra, en peso ni en otra


medida.

36 Balanzas justas, pesas justas y medidas justas tendris. Yo Jehov vuestro


Dios, que os saqu de la tierra de Egipto.

37 Guardad, pues, todos mis estatutos y todas mis ordenanzas, y ponedlos por
obra. Yo Jehov.

2.

Santos seris.

Esta es la nota tnica del libro de Levtico. En todos sus captulos se hace
resaltar la santidad. La razn por la que aqu se da esta orden es porque Dios
es santo. 803

3.

A su madre y a su padre.

En este pasaje el orden que comnmente se sigue en las Escrituras est


invertido. Algunos piensan que se trata de un accidente, que de alguna manera
el orden de las palabras fue traspuesto. Pero sin duda Dios lo quiso as. De
ninguna manera disminuye la dignidad y la posicin del padre, pero hace
resaltar el hecho de que las madres no son olvidadas por Dios, ni debieran
serlo por los hombres.

En muchos hogares no se honra debidamente a la madre. Quiz no ocupa ella su


debido lugar, o no ejerce la influencia positiva y constructiva que debiera
ejercer. Tal vez rebaja su autoridad a la vista del nio dicindole que cuando
llegue el padre, ste lo har obedecer, perjudicando as al nio. La madre que
habitualmente evade su responsabilidad en la educacin y disciplina de sus
hijos, debera buscar la causa de su fracaso y tomar las medidas necesarias
para corregir el error, El mandamiento dice: "Honra a tu padre y a tu madre"
(Exo. 20: 12).

Mis das de reposo guardaris.

El cuarto y el quinto mandamientos, aqu citados, son los dos mandamientos


positivos de la ley. Los dos inculcan reverencia y respeto por la autoridad.

Yo Jehov.

Esta afirmacin es repetida varias veces en este captulo (vers. 4, 10, 12, 14,
16, 18, 25, 28, 30, 31, 32, 34, 36, 37).

4.

No os volveris a los dolos.

El vers. 4 alude al primero y al segundo mandamientos, sobre todo a este


ltimo. No es necesario que nos postremos ante dolos de madera y piedra para
transgredir este mandamiento. Cualquier cosa que se honre en el lugar de Dios,
o que sea preferida antes que l, constituye un dolo, aunque sea slo un
asunto de la imaginacin.

5.

Sacrificio de ofrenda de paz.

A modo de nfasis, se repite aqu la instruccin dada en el cap. 7: 11-21.


Como se presentara en el comentario del cap. 17: 1-7, era ms fcil abusar de
las ofrendas de paz que de las otras.

9.

Ni espigars tu tierra segada.

Dios siempre ha demostrado especial cuidado por los pobres. A menudo la


pobreza viene como resultado de la falta de economa, previsin, diligencia o
capacidad. En otros casos, es accidental e inevitable. Cualquiera sea la
causa, Dios se compadece de todos los necesitados y ha comisionado a su pueblo
para que los socorra segn sus necesidades. Algunos que no pueden trabajar
necesitan recibir una ayuda directa y la usarn sabiamente. Otros son capaces
de trabajar y estn dispuestos a hacerlo, y debera drseles esa oportunidad.
No es fcil salir a espigar, y a veces los resultados son escasos. Pero suele
ser mejor proporcionar trabajo a los necesitados que hacerles obsequios.
Excepto en los casos de genuina necesidad, el recibir algo sin dar nada
perjudica la dignidad. El darle trabajo al necesitado cumple varios
propsitos, tanto para el que da como para el que recibe. Ayuda al dador a
promover un espritu liberal, y a menudo es el instrumento que Dios emplea para
contestar las oraciones de los necesitados. Tambin es ayudado el que recibe,
pues es inducido a agradecer a Dios y a apreciar a los que le proporcionaron
una oportunidad de ayudarse a s mismo. Esto tiende a crear un espritu de
hermandad.

11.

No hurtaris.

El hurto y la falsificacin estn emparentados. Este ltimo pecado es a menudo


necesario para ocultar el primero (ver cap. 6: 2). Hay diversas maneras de
robar y de mentir. Tambin hay casos dudosos, siendo stos probablemente los
ms comunes. Dios desea que la verdad more en lo ntimo de nuestro ser (Sal.
51: 6). Todo lo que tenga un dejo de astucia o hipocresa es abominacin para
Dios (Efe. 4: 14; 1 Tim. 4: 2).

12.

No juraris falsamente por mi nombre.

Por implicacin, esto permite el juramento judicial. Aqu no se habla de


prestar juramento ante un tribunal, sino de jurar falsamente. Con toda
justicia, el perjurio se considera un crimen muy grave porque pervierte
Injusticia. Definidamente quebranta el tercer mandamiento y merece un severo
castigo (Mat. 5: 33-37).

13.

No oprimirs a tu prjimo.

En el vers. 11, se prohibe daar a alguien con astucia; aqu se prohibe hacerlo
con violencia o usando de una autoridad superior. Algunos llegan a la
conclusin de que si algo es legal, est permitido que el cristiano lo haga.
Una cosa puede ser permitida por ley, pero estar lejos de ser conveniente (1
Cor. 6: 12; 10: 23). Tambin puede ocurrir que la ley del pas declare legal
cierta conducta que Dios no pueda aprobar. Dios no tiene en cuenta las
escapatorias legales.

El salario.
Los salarios deben pagarse regularmente, como las deudas, cuando corresponde.
Adems de ser una falta de honradez, 804 el retener los salarios convenidos,
faltar al pago de una deuda justa o demorar el pago de las obligaciones en
forma indebida, desagrada a Dios (Deut. 24: 14, 15). La estricta honradez
requiere que una persona no contraiga ningn compromiso ni acepte obligaciones
a menos que tenga buena razn para creer que puede cumplir con sus
responsabilidades en ese sentido. Adems el dejar pasar el tiempo designado
para pagar un compromiso sin hacer arreglos satisfactorios con el acreedor, es
un fraude de la peor clase, y presenta como irresponsable e indigno de
confianza a quien lo hace.

14.

Al sordo.

No hemos de maldecir al sordo porque no oye, ni poner tropiezo al ciego porque


no ve. Hacerlo es malo y cruel. "Maldito el que hiciere errar al ciego en el
camino" (Deut. 27: 18; cf. Job 29: 15). Los que tienen impedimentos fsicos
merecen consideracin especial. Al mismo tiempo, ellos no deben aprovecharse
de ese impedimento.

15.

Con justicia juzgars.

El hacer "acepcin de personas" es cometer pecado (Sant. 2: 9). El artista ha


representado correctamente a la justicia al pintarla como una mujer que
sostiene en su mano una balanza, con los ojos vendados a fin de no dejarse
influir por las personas o las cosas que estn ante ella.

16.

No andars chismeando.

Es decir, propagar rumores dainos, ya sea porque no son ciertos, o porque


perjudican a la persona implicada. Los rabinos enseaban que eran tres los
pecados que quitaran al hombre de este mundo y lo privaran del mundo futuro:
idolatra, incesto, y homicidio, pero que la calumnia era peor que stos pues
mataba a tres personas a la vez: al calumniador, al calumniado y al oyente. Es
ms efectiva que una espada de doble filo.

No atentars contra la vida de tu prjimo.

Ya fuera directamente, o por dar falso testimonio (Dan. 8: 25; 11: 14; 1 Crn.
2 1: l). Los judos interpretan que este pasaje significa que la persona que
viera a otro en peligro, ya fuera de ahogarse, de ser robada, o debido a
fieras, tena la obligacin de prestarle ayuda. Si una persona es testigo de
un crimen o de una injusticia, est obligada a ayudar al damnificado, ya sea
personalmente, o por medio de testimonio ante el juez.
17.

No aborrecers a tu hermano.

Es posible odiar y despreciar a una persona sin dar de ello evidencias


externas. Sin embargo, el odio es pecado (1 Juan 2: 9-11). El que odia se
daa a s mismo en primer lugar.

Razonars con tu prjimo.

"Corrige a tu prjimo" (BJ). Cristo dijo: "Si tu hermano pecare contra ti,
reprndele" (Luc. 17: 3; ver tambin Mat. 18: 15-17). Pablo dice: "A los que
persisten en pecar, reprndelos delante de todos" (1 Tim. 5: 20); "reprndelos
duramente" (Tito 1: 13); "reprende con toda autoridad" (Tito 2: 15). Las tres
ltimas afirmaciones se refieren a la responsabilidad de los ministros, pero el
consejo de Cristo en Mat.18: 15-17 se aplica a todos. Es tan malo albergar
odio en el corazn como retener la correccin. Los rabinos enseaban que aquel
que no reprenda a un ofensor comparta su pecado, y que le sera mejor que se
echara en un horno ardiente.

18.

No te vengars.

Es debilidad humana la de querer vengarse de aquel que nos hizo mal, pero la
Biblia no aprueba tal proceder. Dijo Pablo: "No os venguis vosotros mismos,
amados mos, sino dejad lugar a la ira de Dios" (Rom. 12: 19). Es intil
albergar rencor. A nadie le hace bien, y puede causarle mucho dao al que lo
alberga. Avinagra el carcter y desfigura la perspectiva de la vida.

Amars a tu prjimo.

En esta orden estn comprendidos los seis ltimos mandamientos (Mat. 22: 40).
Dijo Cristo: "Osteis que fue dicho: Amars a tu prjimo y aborrecers a tu
enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos" (Mat. 5: 43, 44).

Aun los crticos admiten que la declaracin llamars a tu prjimo como a ti


mismo" era una orden que estaba completamente fuera de lo habitual en esa poca
de la historia del mundo. No es comn en ninguna poca. El egosmo prevalece
hoy, como lo ha hecho en todos los tiempos, y siempre hay poco amor por el
prjimo cuando sus intereses entran en conflicto con los propios.
Generalmente, cada uno trata de buscar lo suyo. Si es posible hacerle bien al
prjimo sin perjudicarse uno mismo, se est dispuesto a hacerlo. En buena
medida, el amor por el prjimo no es sino inters propio bien entendido.

19.

Mezcla de semillas.

En el principio Dios cre diferentes especies de animales y plantas. Nunca


tuvo la intencin de que hubiese amalgamacin de las diferentes clases en la
que quedaran todas confundidas. No es clara la orden en cuanto a la mezcla de
lino y lana, ni tampoco se la explica en otra parte de 805 la Biblia.
Posiblemente haya tenido por propsito impresionar en la mente el principio
aplicable a las cosas vivas. La idea de mantener intactos los diversos
"gneros" como Dios los cre, es para el bien de todos.

20.

Si un hombre yaciera.

En este caso la sierva est comprometida con un hombre pero no ha sido an


rescatada. Por lo tanto, no es libre sino que es considerada propiedad de la
persona a quien sirve.

Ambos sern azotados.

Literalmente, "habr una investigacin". El vocablo hebreo biqqreth, que


aparece aqu, tiene la idea de una investigacin realizada con el propsito de
determinar cul sera el castigo adecuado para el crimen.

21.

El traer.

Adems del castigo que se juzgara adecuado, el hombre deba presentar su


ofrenda por la transgresin (ver com. cap. 7:1). Con el castigo pagaba su
deuda a la sociedad; con el sacrificio quedaba reconciliado con Dios. No se
esperaba que la mujer presentase tales ofrendas.

23.

Consideraris como incircunciso.

Se consideraba que un rbol frutal no alcanzaba la madurez hasta los cuatro


aos. Hasta entonces se lo consideraba "incircunciso". Es decir, su fruto no
deba comerse ni presentarse al Seor. Al cuarto ao "todo su fruto" era
consagrado "en alabanzas a Jehov", y deba ser presentado a l.

26.

Sangre.

La sangre de cualquier animal que se mataba para proporcionar alimento, deba


ser drenada. Hasta hoy, los judos concienzudos observan esta regla y tienen,
dentro de lo posible, sus propios mataderos. En otros lugares, el rabino se
hace presente en el matadero en determinados momentos para comprobar que los
animales se sacrifican de tal forma que los judos puedan comer su carne. La
carne, drenada segn la costumbre juda, es apta para consumo de judos y suele
venderse bajo el nombre de "kasher" o "kosher". Por regla general, los
cristianos prestan poca atencin a esta ley higinica, olvidando que nicamente
con esta condicin se permiti el consumo de la carne (Gn. 9: 4). Se les
impuso la misma restriccin a los cristianos gentiles (Hech. 15: 20, 29).

No seris agoreros.

"No practicaris encantamientos" (BJ). Es probable que aqu se haga referencia


a los hechizos y amuletos, que aunque no eran de por s inmorales ni
licenciosos, tendan a la supersticin y la idolatra. Es impresionante
encontrar que muchas personas viven bajo la influencia de creencias
supersticiosas. Aun diarios respetables publican los horscopos que predicen
buena o mala fortuna. Los hombres pretenden predecir el futuro por la posicin
de las estrellas y aconsejar en cuanto a lo que debiera hacerse o dejarse de
hacer en determinados das. Los adivinos y mdiums espiritistas, florecen por
miles con diversos nombres y mtodos, y millones son engaados por ellos.
Muchas personas llevan amuletos de diversa ndole en los bolsillos para que no
les ocurra algo malo, o clavan herraduras sobre las puertas; otros "tocan
madera". Muchos no comienzan ni realizan cierta tarea en viernes. Se
considera que el nmero 13 trae "mala suerte" y hay quienes no se atreven a
moverse de la casa en martes 13. Muchos se fijan en los malos ageros, tales
como los gatos negros. Algunos se niegan a caminar debajo de una escalera por
temor a lo que podra suceder, y otros pretenden curar ciertas enfermedades
arrojando un objeto detrs de la espalda en una noche sin luna. En la
antigedad tales cosas se tomaban muy en serio, y haba peligro de que Israel
se interesase por la magia de las naciones circunvecinas.

27.

Ni daaris la punta de vuestra barba.

"Ni cortes los bordes de tu barba" (BJ). Los judos se enorgullecan de sus
barbas, considerndolas como una seal de virilidad y dignidad. Se ha sugerido
que una barba "daada" indicaba que el que la llevaba era devoto de algn dios
pagano. Posiblemente la parte de la barba que se recortaba era ofrecida a los
dioses. El Seor prohibi a su pueblo que siguiera esta costumbre pagana.
Dentro de su contexto (vers. 26-28) esta restriccin slo poda tener
significado como resguardo frente a las costumbres religiosas de los paganos.
No puede hacerse ninguna aplicacin sensata de esta orden a la situacin
existente hoy.

28.

Rasguos en vuestros cuerpos.

"No haris incisiones en vuestra carne por los muertos" (BJ). Diversos pueblos
de la antigedad se cortaban las carnes en relacin con los ritos ceremoniales
celebrados en honor de los muertos. An hoy algunos pueblos paganos siguen
tales costumbres. Los miembros de ciertas tribus de Nueva Guinea se cortan una
falange del dedo en ocasin de la muerte de un familiar. 806
Ni imprimiris en vosotros seal alguna.

Quiz se refiera a los tatuajes (BJ), costumbre que en s no es inmoral, pero


ciertamente indigna del pueblo de Dios pues tiende a daar la imagen del
Creador.

29.

No contaminars a tu hija.

Era costumbre entre las naciones de la antigedad, sobre todo entre los pobres,
vender a sus hijas, o algunas veces a sus esposas, como esclavas y prostitutas.
Por regla general, las mujeres no eran tenidas en muy alta estima.

30.

Mis das de reposo guardaris.

"Guardad mis sbados" (BJ). Las dos rdenes de este versculo tienen que ver
con la reverencia. Algunas personas observan el sbado pero no muestran el
debido respeto por el santuario. Otros demuestran reverencia por el santuario,
pero no por el sbado. La verdadera religin exige la reverencia por ambos,
pues los dos son santos.

31.

Los encantadores.

De 'oboth, literalmente "odres", como en Job 32: 19. Aqu aparece esta palabra
por primera vez en la Biblia. El hecho de que se use esta palabra para
designar a los mdiums espiritistas parece haberse debido al timbre de voz que
stos usaban: una voz sonora, no natural, ni clara, como la que poda
producirse al hablar dentro de un "odre" o de algn otro receptculo. La
palabra traducida "susurran" en Isa. 8: 19, significa tambin "murmurar",
"cuchichear", "retumbar". Puede tambin significar "meditar en voz alta", como
si la persona estuviese hablando sola en una voz baja que parece un suspiro
(Sal. 143: 5). En el mismo versculo el hebreo usa otro verbo para describir
la forma de hablar del adivino: tsafaf, palabra onomatopyica usada para
describir la forma de hablar del mdium. La BJ traduce: "Los adivinos que
bisbisean y murmujean". En Isa. 29: 4 tsafaf se traduce "susurrar" y en Isa.
38: 14 "quejar". La LXX generalmente traduce la palabra 'oboth por
eggastrimutho, "ventrlocuos", con lo que indica que la voz se proyectaba
desde el vientre en tonos graves y sepulcrales. La ventriloquia se presta
fcilmente para los fines de la magia.

'Oboth es una palabra femenina plural, que quiz sugiere que la mayora de los
mdiums eran mujeres. Se usa la palabra 'ob para designar al espritu que
hablaba a travs del mdium. Segn la enseanza bblica, el mdium no era
posedo del espritu, sino que lo posea. La traduccin literal de 1 Sam. 28:
7 sera: "Una mujer duea de un espritu" ('ob). Segn Isa. 29: 4 la voz del
"fantasma" ('ob) sala de la tierra. La pitonisa de Endor vio a dioses que
suban "de la tierra" (1 Sam. 28: 13) y Sal se inclin con el "rostro a
tierra" para conversar con el espritu que pretenda ser Samuel (vers. 14-19).

Los "terafines", dolos o estatuas del AT (ver com. Gn. 31: 19), parecen
haber sido usados, al menos en algunas ocasiones, Y frecuentemente con la ayuda
de la ventriloquia, por los mdiums en sus fingidas comunicaciones con los
muertos. En Zac. 10: 2 se dice que "los terafines han dado vanos orculos"
cuando se les haba hecho preguntas. Por lo menos en un caso la palabra
"terafn" se refiere a una estatua tan parecida a un ser humano que pudo
engaar a los mensajeros enviados por Sal, de modo que creyeron que era David
el que estaba en la cama (1 Sam. 19: 12- 17). Un ventrlocuo podra fcilmente
simular una conversacin con una imagen de manera tan realista como para
convencer a los supersticiosos de que estaban hablando los espritus de los
muertos. Sera tan slo natural que el diablo controlase las palabras de un
mdium espiritista para que armonizaran con sus propsitos.

32.

Las canas.

Esta orden amplia el quinto mandamiento. La reverencia y el respeto son


virtudes fundamentales. La irreverencia, la falta de respeto o de preocupacin
por el anciano y sus necesidades siempre han sido pecados comunes. Este es el
da de la juventud. Ella constituye la esperanza del mundo y de la iglesia.
Pero esto no quiere decir que deban dejarse de lado a los hombres de mayor edad
y experiencia y desor su consejo.

De tu Dios tendrs temor.

Esta orden siempre tiene vigencia. La iglesia de nuestros das es amonestada:


"Temed a Dios, y dadle gloria" (Apoc. 14: 7).

33.

El extranjero.

En la antigedad los desconocidos solan ser considerados como sospechosos.


Por qu motivo se habra alejado esa persona de su hogar? Habra cometido
algn crimen? Sera un fugitivo de la justicia? Sera acaso un esclavo que
hua de su amo? Era natural que surgiesen tales preguntas en una poca en la
cual pocos se aventuraban a alejarse de su terruo. El extranjero estaba a la
defensiva, pero el pueblo de Dios no deba oprimirle. 807

34.

Como a un natural de vosotros.

No bastaba que no se molestase al extranjero. Deba ser tratado con la misma


consideracin con que ellos se trataban mutuamente. Cuando estuvo en la tierra,
Cristo enunci esta misma norma. Cit directamente de este captulo de
Levtico al decir: "Amars a tu prgimo como a ti mismo" (Mat. 22: 39; Lev. 19:
18). Para que nadie pensase que al decir "prjimo" se refera a un judo,
Cristo present la parbola del buen samaritano. Cualquier necesitado, judo o
samaritano, conocido o extrao, es nuestro prjimo (Luc. 10: 30-37).

Extranjeros fuisteis.

Nos hace bien recordar que puede haber habido algn momento del pasado cuando
estuvimos entre extraos y necesitamos una mano ayudadora o una palabra de
nimo. Esto nos debera volver ms bondadosos con los que necesitan de nuestra
ayuda y de nuestro apoyo.

35.

No hagis injusticia.

Dios ordena que seamos estrictamente honrados en las medidas de longitud, peso
y volumen. En todo intercambio se ha de observar la ms estricta justicia.
Dijo Cristo: "Con la misma medida con que meds, os volvern a medir" (Luc. 6:
38).

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

9 MC 140

9, 10 Ed 41; HAp 271; PP 571

11 2JT 71; 4T 350

13 5T 350

13-15 MB 253

14 SC 266

17 DMJ 51; DTG 409; 3JT 200; 1T 214; 4T 513

18 PP 130, 312, 390, 450; PVGM 242, 364

30 2JT 193; MeM 295; MJ 263

31 CS 613; PP 745

32 Ed 239; HAd 330; MeM 288; LS 275

33 34 PP 541

34 DTG 463
35 36 MC 142

CAPTULO 20

1 Prohibicin de ofrecer los hijos a Moloc. 4 Reproche contra los que permiten
esta prctica. 6 Prohibicin de consultar a encantadores o adivinos. 7
Invitacin a santificarse. 9 Castigo para los que maldicen a sus padres. 10
Adulterio. 11, 14, 17, 19 Incesto. 13 Sodoma. 15 Bestialismo. 18 Impureza
fsica de la mujer. 22 Obediencia y santidad. 27 Los adivinos deban ser
apedreados.

1 HABLO Jehov a Moiss, diciendo:

2 Dirs asimismo a los hijos de Israel: Cualquier varn de los hijos de Israel,
o de los extranjeros que moran en Israel, que ofreciere alguno de sus hijos a
Moloc, de seguro morir; el pueblo de la tierra lo apedrear.

3 Y yo pondr mi rostro contra el tal varn, y lo cortar de entre su pueblo,


por cuanto dio de sus hijos a Moloc, contaminando mi santuario y profanando mi
santo nombre.

4 Si el pueblo de la tierra cerrare sus ojos respecto de aquel varn que


hubiere dado de sus hijos a Moloc, para no matarle,

5 entonces yo pondr mi rostro contra aquel varn y contra su familia, y le


cortar de entre su pueblo, con todos los que fornicaron en pos de l
prostituyndose con Moloc.

6 Y la persona que atendiera a encantadores o adivinos, para prostituirse tras


de ellos, yo pondr mi rostro contra la tal persona, y la cortar de entre su
pueblo.

7 Santificaos, pues, y sed santos, porque yo Jehov soy vuestro Dios.

8 Y guardad mis estatutos, y ponedlos por obra. Yo Jehov que os santifico.

9 Todo hombre que maldijera a su padre o a su madre, de cierto morir; a su


padre o a su madre maldijo; su sangre ser sobre l.

10 Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prjimo, el adltero y


la adltera indefectiblemente sern muertos.

11 Cualquiera que yaciere con la mujer de su padre, la desnudez de su padre


descubri; ambos han de ser muertos; su sangre ser sobre ellos.

12 Si alguno durmiere con su nuera, ambos 808 han de morir; cometieron grave
perversin; su sangre ser sobre ellos.

13 Si alguno se ayuntare con varn como con mujer, abominacin hicieron; ambos
han de ser muertos; sobre ellos ser su sangre.
14 El que tomare mujer y a la madre de ella, comete vileza; quemarn con fuego
a l y a ellas, para que no haya vileza entre vosotros.

15 Cualquiera que tuviere cpula con bestia, ha de ser muerto, y mataris a la


bestia.

16 Y si una mujer se llegare a algn animal para ayuntarse con l, a la mujer y


al animal matars; morirn indefectiblemente; su sangre ser sobre ellos.

17 Si alguno tomare a su hermana, hija de su padre o hija de su madre, y viere


su desnudez, y ella viere la suya, es cosa execrable; por tanto sern muertos a
ojos de los hijos de su pueblo; descubri la desnudez de su hermana; su pecado
llevar.

18 Cualquiera que durmiere con mujer menstruosa, y descubriera su desnudez, su


fuente descubri, y ella descubri la fuente de su sangre; ambos sern cortados
de entre su pueblo.

19 La desnudez de la hermana de tu madre, o de la hermana de tu padre, no


descubrirs; porque al descubrir la desnudez de su parienta, su iniquidad
llevarn.

20 Cualquiera que durmiere con la mujer del hermano de su padre, la desnudez


del hermano de su padre descubri; su pecado llevarn; morirn sin hijos.

21 Y el que tomare la mujer de su hermano, comete inmundicia; la desnudez de su


hermano descubri; sin hijos sern.

22 Guardad, pues, todos mis estatutos y todas mis ordenanzas, y ponedlos por
obra, no sea que os vomite la tierra en la cual yo os introduzco para que
habitis en ella.

23 Y no andis en las prcticas de las naciones que yo echar de delante de


vosotros; porque ellos hicieron todas estas cosas, y los tuve en abominacin.

24 Pero a vosotros os he dicho: Vosotros poseeris la tierra de ellos, y yo os


la dar para que la poseis por heredad, tierra que fluye leche y miel. Yo
Jehov vuestro Dios, que os he apartado de los pueblos.

25 Por tanto, vosotros haris diferencia entre animal limpio e inmundo, y entre
ave inmunda y limpia; y no contaminis vuestras personas con los animales, ni
con las aves, ni con nada que se arrastra sobre la tierra, los cuales os he
apartado por inmundos.

26 Habis, pues, de serme santos, porque yo Jehov soy santo, y os he apartado


de los pueblos para que seis mos.

27 Y el hombre o la mujer que evocare espritus de muertos o se entregare a la


adivinacin, ha de morir; sern apedreados; su sangre ser sobre ellos.
1.

Habl Jehov.

La mayora de las faltas que aparecen en este captulo ya fueron tratadas en el


comentario de los caps. 18 y 19. All se exhortaba al pueblo con un fundamento
puramente espiritual; se recurra a su sentido de correccin. Aqu, estas
faltas son consideradas como crmenes contra el Estado que deben ser
castigados. Generalmente el castigo es la muerte.

2.

A Moloc.

No se trataba meramente de dedicar al nio a Moloc sino de sacrificarlo por


fuego, siendo el nio quemado vivo (2 Rey. 23: 10; Jer. 32: 35; ver Jer. 7: 31;
Eze. 16: 21; 23: 37). Vase la exposicin hecha sobre "Moloc" en el com. de
Lev. 18: 21.

5.

Le cortar.

Literalmente "cercenar", "despedazar", "consumir", "destruir". Dios decret


que los que sacrificaran a sus hijos ante Moloc deban ser ejecutados,
generalmente por apedreamiento. Si el pueblo no reaccionaba, sino que toleraba
este crimen, Dios mismo tomara las medidas del caso y lo "cortara" a l, y a
" todos los que fornicaron en pos de l prostituyndose con Moloc". En la
mayora de los casos no queda claro cules eran los medios usados para "cortar"
al pecador (ver com. Gn. 17: 14; Exo. 12: 15). En este pasaje solamente
puede significar la muerte.

6.

Adivinos.

Se castigaba de igual manera a los que de alguna forma procuraban ponerse en


contacto con los espritus o comunicarse con los muertos (vers. 27). Ya que en
el vers. 6 no se menciona la pena de muerte, se supone que en algunos casos se
dejaba el castigo librado a la decisin de los jueces, segn la gravedad del
delito. El vers. 27, indica que el castigo habitual era la muerte. Con
referencia a los "adivinos", vase el com. de Lev. 19: 31.

7.

Sed santos.

Como ya se mencion, la santidad es la nota tnica del libro de Levtico. Dios


quera que su pueblo siempre tuviese en 809 cuenta este tema. La razn dada es
sencillamente: "Yo Jehov soy vuestro Dios".

8.

Guardad mis estatutos.

El vers. 7 inculca la santidad. Inmediatamente le sigue la orden: "Guardad mis


estatutos"; luego vienen las palabras: "Yo Jehov que os santifico". Aqu se
combinan la observancia de los estatutos de Dios y la santificacin: como debe
suceder en la vida real. Es falsa la pretensin de que puede alcanzarse la
santificacin sin obedecer la voluntad de Dios.

9.

Maldijere a su padre.

No se informa especficamente en cuanto al contenido de la maldicin capaz de


exigir pena de muerte. El hecho de que no se defina esta maldicin implica que
se incluye todo tipo de falta de respeto.

La muerte pareciera ser un castigo demasiado severo por meramente maldecir a


alguien. Esta orden colocaba una gran responsabilidad sobre los padres, a fin
de que ensearan a sus hijos a respetar toda autoridad. Viene esto a nuestra
mente al ver que algunos padres mansamente se dejan maltratar por un nio
airado que, no slo se niega a obedecer, sino que tambin grita, da puntapis,
se rebela, y aun golpea a su padre o a su madre. Demasiado tarde tales padres
podrn lamentarse de no haber hecho obedecer al nio a tiempo, dejndolo pasar
ms all de los lmites de la sujecin. Tendrn el mayor remordimiento al
comprender que si hubieran actuado sabiamente y con prontitud, ese nio podra
haberse salvado para el reino.

10.

Adulterio.

La lectura de los vers. 10- 12 no constituye una lectura agradable, ni era se


su propsito. Los pecados que aqu se mencionan son perversos y vergonzosos.
Por esto el castigo es generalmente la sentencia de muerte.

20.

Morirn sin hijos.

Hoy puede no parecer tan drstico este castigo. Sin embargo, en la antigedad
era algo muy serio. Morir sin hijos significaba no tener parte en la esperanza
de Israel; equivala, prcticamente, a quedar fuera del pacto.

23.

Las prcticas de las naciones.


Dios deseaba que su pueblo fuese diferente de las naciones que lo rodeaban, en
costumbres, vestimenta, moralidad; aun en su manera de comer, El ideal que Dios
tiene para su pueblo es la completa separacin del mundo.

25.

Haris diferencia.

Vercom. del cap. 11.

26.

Os he apartado.

Literalmente, "os he separado". La misma palabra hebrea aparece en Gn. 1:


4,6,7,14; Exo. 26: 33; Isa. 59:2; etc. Es la misma palabra que en el vers. 24
se traduce "he apartado" y en el vers. 25 "haris diferencia". Israel deba ser
diferente de todas las dems naciones, no slo en la forma de su culto, sino en
sus ideales, sus objetivos, su vida social y recreativa, su rgimen alimentario
y su vestimenta. Dios "apart" a su pueblo de todos los otros, no meramente
para hacerlo diferente de todos los dems, sino para que pudiera representar en
todos sus hbitos de vida la perfeccin del carcter divino. De esta manera
las naciones paganas llegaran a reconocer la superioridad de la leyes de Dios
(Deut. 4: 6-9).

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

2, 3 HAd 120

6 CS 612; PP 741

7 2JT 339

7, 8 CH 66, 68, 83; MeM 258

23-25 MC 213

27 CS 612

CAPTULO 21

1 El duelo de los sacerdotes. 6 Su santidad. 7, 13 Su casamiento. 17 Los


sacerdotes con defectos fsicos no deban oficiar en el santuario.

1 JEHOVA dijo a Moiss: Habla a los sacerdotes hijos de Aarn, y diles que no
se contaminen por un muerto en sus pueblos.

2 Mas por su pariente cercano, por su madre o por su padre, o por su hijo o por
su hermano,
3 o por su hermana virgen, a l cercana, la cual no haya tenido marido, por
ella se contaminar.

4 No se contaminar como cualquier hombre de su pueblo, hacindose inmundo.

5 No harn tonsura en su cabeza, ni raern la punta de su barba, ni en su carne


harn rasguos.

6 Santos sern a su Dios, y no profanarn el 810 nombre de su Dios, porque las


ofrendas encendidas para Jehov y el pan de su Dios ofrecen; por tanto, sern
santos.

7 Con mujer ramera o infame no se casarn, ni con mujer repudiada de su marido;


porque el sacerdote es santo a su Dios.

8 Le santificars, por tanto, pues el pan de tu Dios ofrece; santo ser para
ti, porque santo soy yo Jehov que os santifico.

9 Y la hija del sacerdote si comenzara a fornicar, a su padre deshonra; quemada


ser al fuego.

10 Y el sumosacerdote entre sus hermanos, sobre cuya cabeza fue derramado el


aceite de la uncin, y que fue consagrado para llevar las vestiduras, no
descubrir su cabeza, ni rasgar sus vestidos,

11 ni entrar donde haya alguna persona muerta; ni por su padre ni por su madre
se contaminar.

12 Ni saldr del santuario, ni profanar el santuario de su Dios; porque la


consagracin por el aceite de la uncin de su Dios est sobre l. Yo Jehov.

13 Tomar por esposa a una mujer virgen.

14 No tomar viuda, ni repudiada, ni infame ni ramera, sino tomar de su pueblo


una virgen por mujer,

15 para que no profane su descendencia en sus pueblos; porque yo Jehov soy el


que los santifico.

16 Y Jehov habl a Moiss, diciendo:

17 Habla a Aarn y dile: Ninguno de tus descendientes por sus generaciones, que
tenga algn defecto, se acercar para ofrecer el pan de su Dios.

18 Porque ningn varn en el cual haya defecto se acercar; varn ciego, o


cojo, o mutilado, o sobrado,

19 o varn que tenga quebradura de pie o rotura de mano,


20 o jorobado, o enano, o que tenga nube en el ojo, o que tenga sarna, o
empeine, o testculo magullado.

21 Ningn varn de la descendencia del sacerdote Aarn, en el cual haya


defecto, se acercar para ofrecer las ofrendas encendidas para Jehov. Hay
defecto en l; no se acercar a ofrecer el pan de su Dios.

22 Del pan de su Dios, de lo muy santo y de las cosas santificadas, podr


comer.

23 Pero no se acercar tras el velo, ni se acercar al altar, por cuanto hay


defecto en l; para que no profane mi santuario, porque yo Jehov soy el que
los santifico.

24 Y Moiss habl esto a Aarn, y a sus hijos, y a todos los hijos de Israel.

1.

A los sacerdotes.

El mensaje del cap, 21 es para los sacerdotes y sus familias. Deban


mantenerse alejados de todo tipo de contaminacin. Al pueblo se le permita
hacer ciertas cosas que a los sacerdotes les estaban vedadas. A su vez, los
simples sacerdotes tenan mayores libertades que el sumo sacerdote. Haba una
norma de conducta graduada que se tornaba ms estricta cuanto ms elevada fuese
la categora de la persona. Las reglas que se aplicaban al jefe de familia
tambin se aplicaban en algunos casos a sus familias, de manera que la falta
del hijo o de la hija podra recaer sobre el padre.

2.

Por su pariente cercano.

Un cadver, ya fuese de un pecador o de un santo, era considerado inmundo, y el


sacerdote que lo tocara quedaba inmundo y por tanto, incapacitado para oficiar
en el santuario. Las excepciones se hacan en el caso de que el muerto fuese
un pariente cercano, tales como padre o madre, hijo o hija, hermano o hermana.

4.

Como cualquier hombre.

Mejor, "siendo seor entre los suyos"(BJ). Literalmente como "esposo" (Exo.
21: 22), u hombre casado (Exo. 21: 3). Aunque el sentido no es totalmente
claro, es probable que se refiera aqu al sacerdote casado, que no deba
contaminarse por parientes polticos. El sacerdote no deba seguir las
costumbres habituales en cuanto al duelo, sino siempre deba mantener la
dignidad del oficio sacerdotal.

6.
Santos sern.

Aunque Dios no tiene dos normas de conducta para su pueblo, espera que sus
ministros proporcionen a la iglesia un ejemplo de vida santificada. El
servicio de Dios exige que el hombre entregue lo mejor que tiene. En este
captulo se recalcan tres cualidades necesarias para el sacerdocio:

1.Condicin fsica. Dios exiga que le sirvieran slo hombres que estuviesen
en buen estado fsico, sin defectos fsicos y en pleno dominio de todas las
facultades naturales del cuerpo. La perfeccin fsica representaba la
perfeccin de carcter, a la cual todos deban esforzarse por llegar. 811

2. Santidad. Las vidas de los sacerdotes deban ser sin mancha; sus familias,
irreprensibles. Bien puede juzgarse a una iglesia por la vida de sus miembros.
Otra prueba, quiz ms estricta, es la norma de santidad manifestada en la
vida del pastor de esa iglesia.

3.Consagracin. A los sacerdotes de antao no se les permita que cosa alguna


interfiriese con su servicio a Dios. El sumo sacerdote no deba hacer luto por
un ser amado, ni siquiera encargarse de los detalles del servicio fnebre de
uno de sus familiares (vers. 10, 11). Nada de esto deba estorbar la obra de
Dios.

9.

La hija del sacerdote.

Si una joven del pueblo pecaba, su castigo deba corresponder con la gravedad
de la falta. Pero si la hija de un sacerdote cometa algn acto inmoral, no
haba sino una ley: muerte por fuego.

10.

El sumo sacerdote.

Aunque las reglas para los sacerdotes eran estrictas, lo eran an ms para el
sumo sacerdote. Slo l, de todos los sacerdotes, haba sido ungido con aceite
sobre la cabeza, slo l haba sido consagrado para vestir las vestiduras
ureas. No deba descubrirse la cabeza, pues esto requerira quitarse la lmina
de oro que llevaba la inscripcin "Santidad a Jehov". No deba rasgar sus
vestidos, como era costumbre hacerlo en momentos de hondo pesar. No deba
acercarse a un cadver, ni siquiera al de su padre o madre. Las palabras de
Cristo a uno que quera ser discpulo parecen haber reflejado este ideal (Mat.
8: 22). Si el sumo sacerdote haca esto, se contaminaba, incapacitndose de
esa manera para desempearse en los deberes de su sagrado oficio.

12.

Ni saldr del santuario.


Los sacerdotes ministraban slo durante un corto perodo cada ao, pero el sumo
sacerdote desempeaba un servicio continuo. Deba estar disponible en todo
tiempo, por tanto no poda salir de viaje. Un sacerdote poda oficiar en lugar
de otro en caso de emergencia, pero nadie poda oficiar en lugar del sumo
sacerdote, aunque en tiempos posteriores se le proporcion un sustituto.

13.

Una mujer virgen.

El sumo sacerdote deba casarse con una virgen. No poda casarse con una
viuda, como poda hacerlo el sacerdote comn. Por supuesto, tampoco poda
casarse con una mujer cuya reputacin hubiese sido manchada.

15.

No profane su descendencia.

Los hijos de cualquier unin de las mencionadas en el vers. 14 estaban


descalificados para suceder a su padre en el sacerdocio, como tambin l
quedara descalificado por haber violado la ley que prohiba tales matrimonios.
Estas reglas fueron dadas a fin de preservar el sacerdocio como una orden
santa. Los sacerdotes deban ser limpios en todos los aspectos de su vida a fin
de que pudiesen merecer el respeto del pueblo.

17.

Algn defecto.

As como los sacrificios ofrecidos deban ser perfectos y sin defecto, as


tambin deban serlo los sacerdotes que oficiaban en el altar. Los que
tuviesen defectos podan servir en tareas de menor importancia, pero nunca
deban subir al altar (vcrs. 21). Podan ser los guardianes de las vestimentas
sacerdotales. Podan juntar y examinar la lea que haba de usarse, pero no
podan hacer el fuego ni sacar las cenizas. Podan inspeccionar a los
leprosos, ser porteros y mantener el atrio en orden, pero no podan desempear
ninguna funcin estrictamente sacerdotal (vers. 23). No se los privaba de
recibir los haberes regulares de los sacerdotes, y podan comer de las ofrendas
dadas a los sacerdotes, tanto de las cosas santificadas como de lo muy santo
(vers, 22). Las ofrendas por el pecado, por la transgresin, y las oblaciones
eran "santsimas", como lo eran tambin los panes de la proposicin (caps. 2:
3, 10; 6: 17, 25, 29; 7: 1, 6; 10: 12, 17). La ofrenda elevada y la ofrenda
mecida, las primicias, los primognitos y las cosas consagradas eran
consideradas santas.

18.

Mutilado.
"Deforme" (BJ). Sobrado. "Monstruoso" (BJ). Literalmente "cualquier cosa
estirada", "que tenga un miembro demasiado largo". Todo lo que se relacionaba
con el culto a Dios deba ser perfecto. 812

CAPTULO 22

1 Los sacerdotes con inmundicias sobre s deban abstenerse de las cosas


sagradas. 6 Forma de purificacin. 10 Personas relacionadas con el sacerdote
que podan comer de las cosas sagradas. 17 El animal destinado al sacrificio
deba ser perfecto. 26 Edad del animal destinado al sacrificio. 29 Reglamento
acerca del consumo del sacrificio de accin de gracias.

1 HABLO Jehov a Moiss, diciendo:

2 Di a Aarn y a sus hijos que se abstengan de las cosas santas que los hijos
de Israel me han dedicado, y no profanen mi santo nombre. Yo Jehov.

3 Diles: Todo varn de toda vuestra descendencia en vuestras generaciones, que


se acercare a las cosas sagradas que los hijos de Israel consagran a Jehov,
teniendo inmundicia sobre s, ser cortado de mi presencia. Yo Jehov.

4 Cualquier varn de la descendencia de Aarn que fuere leproso, o padeciera


flujo, no comer de las cosas sagradas hasta que est limpio. El que tocare
cualquiera cosa de cadveres, o el varn que hubiere tenido derramamiento de
semen,

5 o el varn que hubiera tocado cualquier reptil por el cual ser inmundo, u
hombre por el cual venga a ser inmundo, conforme a cualquiera inmundicia suya;

6 la persona que lo tocare ser inmunda hasta la noche, y no comer de las


cosas sagradas antes que haya lavado su cuerpo con agua.

7 Cuando el sol se pusiere, ser limpio; y despus podr comer las cosas
sagradas, porque su alimento es.

8 Mortecino ni despedazado por fiera no comer, contaminndose en ello. Yo


Jehov.

9 Guarden, pues, mi ordenanza, para que no lleven pecado por ello, no sea que
as mueran cuando la profanen. Yo Jehov que los santifico.

10 Ningn extrao comer cosa sagrada; el husped del sacerdote, y el


jornalero, no comern cosa sagrada.

11 Mas cuando el sacerdote comprare algn esclavo por dinero, ste podr comer
de ella, as como tambin el nacido en su casa podr comer de su alimento.

12 La hija del sacerdote, si se casare con varn extrao, no comer de la


ofrenda de las cosas sagradas.
13 Pero si la hija del sacerdote fuere viuda o repudiada, y no tuviere prole y
se hubiere vuelto a la casa de su padre, como en su juventud, podr comer del
alimento de su padre; pero ningn extrao coma de l.

14 Y el que por yerro comiere cosa sagrada, aadir a ella una quinta parte, y
la dar al sacerdote con la cosa sagrada.

15 No profanarn, pues, las cosas santas de los hijos de Israel, las cuales
apartan para Jehov;

16 pues les haran llevar la iniquidad del pecado, comiendo las cosas santas de
ellos; porque yo Jehov soy el que los santifico.

17 Tambin habl Jehov a Moiss, diciendo:

18 Habla a Aarn y a sus hijos, y a todos los hijos de Israel, y diles:


Cualquier varn de la casa de Israel, o de los extranjeros en Israel, que
ofreciere su ofrendaen pago de sus votos, o como ofrendas voluntarias ofrecidas
en holocausto a Jehov,

19 para que sea aceptado, ofreceris macho sin defecto de entre el ganado
vacuno, de entre los corderos, o de entre las cabras.

20 Ninguna cosa en que haya defecto ofreceris, porque no ser acepto por
vosotros.

21 Asimismo, cuando alguno ofreciera sacrificio en ofrenda de paz a Jehov para


cumplir un voto, o como ofrenda voluntaria, sea de vacas o de ovejas, para que
sea aceptado ser sin defecto.

22 Ciego, perniquebrado, mutilado, verrugoso, sarnoso o rooso, no ofreceris


stos a Jehov, ni de ellos pondris ofrenda encendida sobre el altar de
Jehov.

23 Buey o carnero que tenga de ms o de menos, podrs ofrecer por ofrenda


voluntaria; pero en pago de voto no ser acepto.

24 No ofreceris a Jehov animal con testculos heridos o magullados, rasgados


o cortados, ni en vuestra tierra lo ofreceris.

25 Ni de mano de extranjeros tomars estos animales para ofrecerlos como el pan


de vuestro Dios, porque su corrupcin est en ellos; hay en ellos defecto, no
se os aceptarn.

26 Y habl Jehov a Moiss, diciendo:

27 El becerro o el cordero o la cabra, cuando naciere, siete das estar


mamando de su madre; mas desde el octavo da en 813 adelante ser acepto para
ofrenda de sacrificio encendido a Jehov.
28 Y sea vaca u oveja, no degollaris en un mismo da a ella y a su hijo.

29 Y cuando ofrecierais sacrificio de accin de gracias a Jehov, lo


sacrificaris de manera que sea aceptable.

30 En el mismo da se comer; no dejaris de l para otro da. Yo Jehov.

31 Guardad, pues, mis mandamientos, y cumplidlos. Yo Jehov.

32 Y no profanis mi santo nombre, para que yo sea santificado en medio de los


hijos de Israel. Yo Jehov que os santifico,

33 que os saqu de la tierra de Egipto, para ser vuestro Dios. Yo Jehov.

2.

Que se abstengan.

Todos los que servan en el tabernculo deban estar totalmente limpios, tanto
fsicamente como en forma ceremonial. Si cualquier sacerdote hubiese quedado
inmundo, cuidadosamente deba abstenerse de tocar cualquiera de las cosas
santas, o aun de acercarse a ellas. Estas comprendan todo lo perteneciente al
servicio del santuario: los altares, todos sus utensilios, como tambin las
ofrendas que el pueblo presentaba a los sacerdotes. Si algn sacerdote se
descuidaba en esto, era cortado de la presencia del Seor, es decir, del
servicio del tabernculo.

4.

Que fuere leproso.

La mayor parte de las contaminaciones que le podran ocurrir a un sacerdote


eran tan slo de naturaleza temporaria, y el afectado slo era excluido del
santuario hasta el atardecer. Sin embargo, los que contrajesen lepra o
tuviesen flujo quedaban excluidos hasta ser nuevamente declarados limpios, no
importando cun largo fuese ese perodo. Durante el tiempo de su separacin,
eran mantenidos como los otros sacerdotes, pero no podan comer de las
ofrendas, puesto que eso implicaba llevar pecado.

5.

Cualquier reptil.

Dios mand que todos los que servan en el santuario deban ser absolutamente
limpios. Si un sacerdote tocaba cualquier reptil, o a cualquier persona que no
estuviese limpia, deba baarse y no podra servir hasta el siguiente da.

7.

Cuando el sol se pusiere.


El da finalizaba a la puesta del sol. A esa hora se cerraban las puertas del
tabernculo, dndose por concluidos los servicios del da. Por lo tanto, si el
sacerdote estaba inmundo hasta la noche, no poda oficiar hasta el da
siguiente.

9.

Que no lleven pecado.

En todo tiempo los sacerdotes deban abstenerse de comer cosa inmunda, o


despedazada por fiera o mortecina, El que hiciera esto a sabiendas, morira por
haberlo hecho.

10.

Cosa sagrada.

Es decir, el alimento diario del sacerdote y de su familia, la mayor parte del


cual lo proporcionaban las ofrendas del pueblo. Los esclavos hebreos y sus
familias eran considerados miembros de la familia y por tanto podan comer de
las "cosas sagradas". Una hija casada que viviese con su marido era
considerada como de otra familia, y por lo tanto no poda participar de ese
alimento.

14.

Por yerro.

Si una persona que no tena derecho a comer de las cosas sagradas lo haca
inadvertidamente, transgreda "en las cosas santas de Jehov" y se haca
culpable de los reglamentos del cap. 5: 15, 16. Un sacerdote deba siempre
estar atento a fin de evitar la infraccin de este reglamento. Una hija casada
poda visitar la casa de sus padres y recibir una porcin de alimento para
llevar a su casa. Si era "sagrado", no tena derecho a l. Podra darse el
caso de que una persona estuviese de visita en casa del sacerdote. Poda tal
vez resultar incmodo preparar comida aparte para el visitante, por lo cual
ste se vea obligado a escoger de la comida lo que le era permitido comer. Si
l o su anfitrin se equivocaban, caan en una transgresin.

18.

Los extranjeros en Israel.

Es decir, personas no naturalizadas que residiesen entre los hebreos. Un


extranjero poda traer una ofrenda, pero no poda acercarse al altar como un
israelita. El sacerdote reciba el sacrificio y lo ofreca en su lugar. Tal
ofrenda necesariamente era una ofrenda voluntaria, a la cual se aplicaba la
regla del cap. 1: 3.
21.

Ofrenda de paz.

La promesa de presentarle un animal al Seor era un voto. Un animal de mala


calidad no poda ser acepto; deba ser perfecto en todo aspecto. Esto se
aplicaba tanto al israelita como al extranjero.

23.

Ofrenda voluntaria.

En el caso de ofrecerse una ofrenda voluntaria, no en cumplimiento de un voto,


el que ofrendaba poda presentar un animal aunque tuviese "de ms o de menos".
Tales donaciones eran a menudo usadas para los pobres. Poda tener un cuerno
814 roto, o algn defecto en una pata, o una cicatriz en la piel. Ninguno de
estos defectos las haca inadecuadas como alimento.

24.

Testculos heridos o magullados.

Aqu se hace referencia a los animales que se hubiesen herido en forma


accidental. Parece ser que la mutilacin premeditada de los animales estaba
prohibida.

25.

El pan de vuestro Dios.

Es decir, los sacrificios presentados por el pueblo, de los cuales los


sacerdotes para vivir.

27.

Siete das estar mamando.

Es decir, estar con su madre. Un animal recin nacido no era aceptable


inmediatamente como ofrenda (ver com. Exo. 22:30). Salvo donde se especifica
la edad que deba tener el animal, no haba lmite de edad para los animales
que seran sacrificados. Geden ofreci un toro de siete aos (Juec. 6: 25).

28.

A ella y a su hijo.

No se explica la razn por la cual no se deba matar en un mismo da la vaca y


su ternero. Posiblemente esta regla fuera similar a la que prohiba sacar del
nido la madre con los hijos (Deut. 22: 6). Tal vez estos preceptos tenan por
objeto ensearle a Israel bondad y misericordia, aun hacia los animales.
Tambin puede haber sido que los ritos de las religiones paganas incluan tales
prcticas. Este hecho podra, por si solo, explicar satisfactoriamente la
prohibicin hecha aqu (ver com. Exo. 23: 19).

El principio de la bondad hacia los animales vale an hoy. No matemos


innecesariamente. Ms bien sintamos ese cuidado tierno y solcito que el
Creador mismo tiene por los animales del campo y del bosque (Mat. 10: 29). Aun
los nios pequeos se apenan por el dao que sufren sus animalitos; no perdamos
la sensibilidad de la niez en lo que concierne a la bondad. Todo tipo de
crueldad debiera resultarnos repulsivo. Cudense los mdicos de no endurecerse
ante los sufrimientos de otros. No olviden los ministros las debilidades de la
humanidad y la necesidad que tienen los hombres de recibir simpata y no
reproche.

29.

Sacrificio de accin de gracias.

En los vers. 29 y 30 se repite la instruccin del cap. 7: 15.

CAPTULO 23

1 Las fiestas solemnes de Jehov. 3 El sbado. 4 La pascua. 9 La gavilla por


primicia de los primeros frutos. 15 La fiesta de Pentecosts. 22 Los restos de
la cosecha deban quedar en el campo para los necesitados. 23 La fiesta de las
trompetas. 26 El da de la expiacin. 33 La fiesta de los tabernculos.

1 HABLO Jehov a Moiss, diciendo:

2 Habla a los hijos de Israel y diles: Las fiestas solemnes de Jehov, las
cuales proclamaris como santas convocaciones, sern estas:

3 Seis das se trabajar, mas el sptimo da ser de reposo,* santa


convocacin; ningn trabajo haris; da de reposo* es de Jehov en dondequiera
que habitis.

4 Estas son las fiestas solemnes de Jehov, las convocaciones santas, a las
cuales convocaris en sus tiempos:

5 en el mes primero, a los catorce del mes, entre las dos tardes, pascua es de
Jehov.

6 Y a los quince das de este mes es la fiesta solemne de los panes sin
levadura a Jehov; siete das comeris panes sin levadura.

7 El primer da tendris santa convocacin; ningn trabajo de siervos haris.

8 Y ofreceris a Jehov siete das ofrenda encendida; el sptimo da ser santa


convocacin; ningn trabajo de siervo haris.
9 Y habl Jehov a Moiss, diciendo:

10 Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hayis entrado en la tierra que
yo os doy, y seguis su mies, traeris al sacerdote una gavilla por primicia de
los primeros frutos de vuestra siega.

11 Y el sacerdote mecer la gavilla delante de Jehov, para que seis aceptos;


el da siguiente del da de reposo* la mecer.

12 Y el da que ofrezcis la gavilla, ofreceris un cordero de un ao, sin


defecto, en holocausto a Jehov.

13 Su ofrenda ser dos dcimas de efa de flor de harina amasada con aceite,
ofrenda encendida a Jehov en olor gratsimo; y su libacin ser de vino, la
cuarta parte de un hin.

14 No comeris pan, ni grano tostado, ni 815 espiga fresca, hasta este mismo
da, hasta que hayis ofrecido la ofrenda de vuestro Dios; estatuto perpetuo es
por vuestras edades en dondequiera que habitis.

15 Y contaris desde el da que sigue al da de reposo,* desde el da en que


ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas sern.

16 Hasta el da siguiente del sptimo da de reposo* contaris cincuenta das;


entonces ofreceris el nuevo grano a Jehov.

17 De vuestras habitaciones traeris dos panes para ofrenda mecida, que sern
de dos dcimas de efa de flor de harina, cocidos con levadura, como primicias
para Jehov.

18 Y ofreceris con el pan siete corderos de un ao, sin defecto, un becerro de


la vacada, y dos carneros; sern holocausto a Jehov, con su ofrenda y sus
libaciones, ofrenda encendida de olor grato para Jehov.

19 Ofreceris adems un macho cabro por expiacin, y dos corderos de un ao en


sacrificio de ofrenda de paz.

20 Y el sacerdote los presentar como ofrenda mecida delante de Jehov, con el


pan de las primicias y los dos corderos; sern cosa sagrada a Jehov para el
sacerdote.

21 Y convocaris en este mismo da santa convocacin; ningn trabajo de siervos


haris; estatuto perpetuo en dondequiera que habitis por vuestras
generaciones.

22 Cuando segaris la mies de vuestra tierra, no segaris hasta el ltimo


rincn de ella, ni espigars tu siega; para el pobre y para el extranjero la
dejars. Yo Jehov vuestro Dios.

23 Y habl Jehov a Moiss, diciendo:


24 Habla a los hijos de Israel y diles: En el mes sptimo, al primero del mes
tendris da de reposo, una conmemoracin al son de trompetas, y una santa
convocacin.

25 Ningn trabajo de siervos haris; y ofreceris ofrenda encendida a Jehov.

26 Tambin habl Jehov a Moiss, diciendo:

27 A los diez das de este mes sptimo ser el da de expiacin; tendris santa
convocacin, y afligiris vuestras almas, y ofreceris ofrenda encendida a
Jehov.

28 Ningn trabajo haris en este da; porque es da de expiacin, para


reconciliamos delante de Jehov vuestro Dios.

29 Porque toda persona que no se afligiera en este mismo da, ser cortada de
su pueblo.

30 Y cualquiera persona que hiciera trabajo alguno en este da, yo destruir a


la tal persona de entre su pueblo.

31 Ningn trabajo haris; estatuto perpetuo es por vuestras generaciones en


dondequiera que habitis.

32 Da de reposo ser a vosotros, y afligiris vuestras almas, comenzando a los


nueve das del mes en la tarde; de tarde a tarde guardaris vuestro reposo.

33 Y habl Jehov a Moiss, diciendo:

34 Habla a los hijos de Israel y diles: A los quince das de este mes sptimo
ser la fiesta solemne de los tabernculos a Jehov por siete das.

35 El primer da habr santa convocacin; ningn trabajo de siervos haris.

36 Siete das ofreceris ofrenda encendida a Jehov; el octavo da tendris


santa convocacin, y ofreceris ofrenda encendida a Jehov; es fiesta, ningn
trabajo de siervos haris.

37 Estas son las fiestas solemnes de Jehov, a las que convocaris santas
reuniones, para ofrecer ofrenda encendida a Jehov, holocausto y ofrenda,
sacrificio y libaciones, cada cosa en su tiempo,

38 adems de los das de reposo* de Jehov, de vuestros dones, de todos


vuestros votos, y de todas vuestras ofrendas voluntarias que acostumbris dar a
Jehov.

39 Pero a los quince das del mes sptimo, cuando hayis recogido el fruto de
la tierra, haris fiesta a Jehov por siete das; el primer da ser de reposo,
y el octavo da ser tambin da de reposo.
40 Y tomaris el primer da ramas con fruto de rbol hermoso, ramas de
palmeras, ramas de rboles frondosos, y sauces de los arroyos, y os
regocijaris delante de Jehov vuestro Dios por siete das.

41 Y le haris fiesta a Jehov por siete das cada ao; ser estatuto perpetuo
por vuestras generaciones; en el mes sptimo la haris.

42 En tabernculos habitaris siete das; todo natural de Israel habitar en


tabernculos,

43 para que sepan vuestros descendientes que en tabernculos hice yo habitar a


los hijos de Israel cuando los saqu de la tierra de Egipto. Yo Jehov vuestro
Dios.

44 As habl Moiss a los hijos de Israel sobre las fiestas solemnes de Jehov.
816

2.

Las fiestas solemnes de Jehov.

Las "fiestas solemnes" anuales (Nm. 29: 39) son seis: (1) la pascua (Nm. 28:
16); (2) la fiesta de los panes sin levadura (Nm. 28: 17); (3) "la fiesta de
la siega", "la fiesta de las semanas" o Pentecosts (Exo. 23:16; 34: 22; Nm.
28:26; Hech.2:1); (4) la fiesta de las trompetas (Nm. 29: 1); (5) el da de la
expiacin (Nm. 29: 7); (6) la "fiesta de la cosecha", la "fiesta de los
tabernculos" o de las cabaas (Exo. 23: 16; Lev. 23: 34; Nm. 29: 12).

Junto con estas seis fiestas se celebraban siete das de "santa convocacin":
el primero y ltimo das de la Fiesta de los panes sin levadura (Nm. 28: 18,
25); el da de las primicias (Nm. 28:26); la fiesta de las trompetas (Nm. 29:
1); el da de la expiacin (Nm. 29: 7); y el primero y ltimo das de la
fiesta de los tabernculos (Lev. 23: 35, 36).

La palabra traducida "fiesta" en este captulo viene de uno de los dos vocablos
hebreos siguientes: (1) Mo'ed, una reunin sealada (por ejemplo se usa en Lev.
23: 2,4, 37; Nm. 29: 39). (2)Jag, una fiesta (se usa por ejemplo en Lev. 23:
6, 34, 39,41; Nm. 28: 17; 29: 12). Algunas veces estas dos palabras se
emplean en forma intercambiable, aunque mo'ed recalca el tiempo de la fiesta,
"vuestras fiestas" (Nm. 29: 39). Jag hace resaltar el carcter de la fiesta.
Jag se deriva de un verbo que tiene como uno de sus sentidos posibles:
"realizar un peregrinaje", "hacer un viaje hacia un objeto de reverencia". La
palabra rabe relacionada hadj describe el sagrado peregrinaje a la Meca. En
la lista de las "Fiestas solemnes" anuales, es de notar que slo se aplica Jag
a tres de ellas: la fiesta de los panes sin levadura, la fiesta de las
primicias, y la fiesta de los tabernculos. "Tres veces en el ao me
celebraris fiesta" [Jag] (Exo. 23: 14). A fin de celebrar estas fiestas, todos
los varones deban comparecer "delante de Jehov tu Dios en el lugar que l
escogiera" (Deut. 16: 16). Hasta all deban "hacer peregrinaje".
Por lo tanto, no existe contradiccin entre la declaracin de Exo. 23: 14,
deque los israelitas deban celebrar fiesta "tres veces en el ao", y la
enumeracin levtica de seis fiestas anuales (cf. Nm. 28, 29). Cada una de
estas seis fiestas era un mo'ed, pero tres de ellas se designan tambin como
Jag. Es decir que haba seis mo'ed, pero slo tres jag. Estas tres eran
"fiestas o festivales de peregrinaje" (International Standard Bible
Encyclopedia).

Aunque la pascua con propiedad podra considerarse como una "fiesta" o mo'ed
aparte, tambin se la puede considerar como parte de la fiesta de los panes sin
levadura. El cordero pascual era degollado el da 14 del primer mes, y comido
esa misma noche, al comienzo del da 15, primer da de la fiesta de los panes
sin levadura. La pascua y la fiesta de los panes sin levadura eran en realidad
dos partes de un todo, y en algunos casos se las consideraba as (Eze. 45: 21).
En vista de esto, podramos hablar de cinco fiestas anuales y no de seis.

3.

Ser de reposo.

Literalmente "un sbado de observancia sabtica". "Ser de descanso completo"


(BJ). "Sbado de reposo ser" (Val. ant.). El original hebreo hace notar que
es un sbado o da de reposo solemne y especial.

El sbado es diferente de todas las otras fiestas y santas convocaciones (vers.


37, 38), por cuanto se origin en la creacin (Gn. 2: 1-3), mientras que las
fiestas y los "sbados anuales" se originaron con la nacin juda. El sbado
del sptimo da "fue hecho por causa del hombre" (Mar. 2: 27), por lo tanto, es
obligatorio para los hombres de todo tiempo. Las fiestas anuales fueron hechas
para los judos y dejaron de ser obligatorias cuando lo simblico hall su
cumplimiento en la muerte de Cristo (Col. 2: 16, 17). El da sbado forma
parte de la ley de Dios, de los Diez Mandamientos, la constitucin divina para
este mundo. Puesto que fue instituido antes de que entrara el pecado, el
sbado permanecer despus que el pecado haya sido eliminado (Isa. 66: 22,23).
Por otra parte, las fiestas anuales judas tenan una aplicacin solamente
temporal, local y ceremonial, adaptada a las condiciones existentes en
Palestina y no podan ser aplicadas en todo el mundo.

As la fiesta de las primicias (de las cosechas de invierno), celebrada en


mayo, a fines de la primavera en el hemisferio norte, no podra celebrarse
hasta seis meses ms tarde en el hemisferio sur. Tampoco hubiese sido posible
que todos los pueblos de todos los pases observasen la fiesta de los
tabernculos en el otoo. Los judos han encontrado que no les es posible
observar el da de la expiacin como Dios lo mand, salvo en relacin con el
templo. Con toda propiedad poda observarse la pascua en anticipacin de un
Redentor venidero, pero no as despus de su venida. Todas estas fiestas
cumplieron su propsito, adaptndose 817 a las necesidades de los judos que
vivan en Palestina antes de la venida del Mesas. Estas fiestas han cesado,
pero el sbado semanal permanece.
A fin de asegurar que no se considerase el sbado como institucin juda, que
deba cesar con la nacin juda. Cristo declar enfticamente: "El da de
reposo fue hecho por causa del hombre " (Mar. 2: 27). Luego aadi: " Por
tanto, el Hijo del hombre es Seor aun del da del reposo " (vers. 28). El
sbado es de Cristo. El es "Seor" de ese da. Nadie debiera violarlo, pues
nadie tiene el derecho de tocarlo. Dios lo llama "mi da santo" (Isa. 58: 13).

Da de reposo es de Jehov.

Esto equivale a decir: "Es el sbado del Seor", y muestra de quin es ese da.
Si Dios hubiese hablado del primer da de la semana como "mi da santo" o
"sbado del Seor", no habra ninguna duda en cuanto a lo que quera decir. En
lugar de eso, Dios usa esas mismas expresiones para referirse al sptimo da.
Es su da.

5.

Pascua es de Jehov.

La pascua no fue instituida hasta la liberacin de Israel de Egipto (Exo. 12:


14, 27). Conmemoraba el poder salvador de Dios demostrado en favor de Israel
en esa ocasin histrica, y era, por lo tanto, para ellos, "pascua de Jehov".
Por contraste, el "sbado del Seor" fue establecido cuando, al final de la
semana de creacin, Dios mismo descans en ese da y lo apart para el uso y el
beneficio de toda la humanidad (Gn. 2: 1-3; Exo. 20: 8-11; Mar. 2: 27,28.).
Todos los seres humanos deben la existencia al poder creador de Dios y estn,
por lo tanto, bajo obligacin ante l de guardar siempre el da de reposo
sealado.

Como ya se dijera, la pascua fue instituida como recordativo de la liberacin


de los israelitas de la esclavitud egipcia. En el da 10 del primer mes se
escoga un cordero para cada casa, "segn el nmero de las personas", o si la
familia era pequea, dos o ms familias podan unirse para realizar el
sacrificio. El cordero era guardado hasta el da 14, cuando se lo degollaba al
atardecer, y se asperjaba su sangre en los postes y dinteles de las puertas
(ver com. Exo. 12: 1-10). Esa misma noche se coma la carne, no hervida en la
forma habitual, sino asada. Con el cordero slo poda comerse pan sin leudar y
hierbas amargas (vers. 8). En tiempos posteriores, este ritual sufri ciertas
modificaciones, pero en esencia no cambi.

El sacrificio de la pascua se distingue por cuanto Dios lo llama "mi


sacrificio" (Exo. 23: 18; 34: 25). La pascua recordaba la salida de Israel de
Egipto, pero tambin anticipaba a "nuestra pascua, que es Cristo", quien haba
de ser sacrificado "por nosotros" (1 Cor. 5: 7). En varios aspectos la pascua
adecuadamente representaba la crucifixin. En la crucifixin, no fue
quebrantado ningn hueso del cuerpo de Cristo (Juan 19: 36); no se deba
quebrantar ni un hueso del cordero pascual (Exo. 12: 46; Nm. 9: 12). El
cordero pascual era degollado el da 14 del mes de Abib, y comido esa misma
noche (Exo. 12: 6- 10); Cristo muri cuando se celebraba la pascua (Juan 19:
14). El acto de asperjar la sangre significaba pasar por alto en forma
misericordioso, una liberacin de la muerte (Exo. 12: 13); as tambin por la
sangre de Cristo, los pecados cometidos y confesados han sido "pasados por
alto" (Rom. 3: 25). El sacrificio pascual era un cordero (Exo. 12: 3); Cristo
tambin fue el "cordero de Dios" (Juan 1:29). El cordero deba ser sin mancha
(Exo.12:5); Cristo no tuvo mancha (1 Ped. 1: 19). La carne del cordero deba
comerse (Exo. 12: 7); as tambin debemos participar de la carne del Cordero de
Dios (Juan 6: 51).

La pascua y la fiesta de los panes sin levadura estn repletas de verdades


evanglicas. Al degollar el cordero, se tomaba una medida para salvar a los
primognitos. Pero la muerte del cordero no bastaba para asegurar la
salvacin; la sangre deba ser aplicada al dintel de la puerta.

La pascua simboliza la muerte de Cristo. El es nuestra pascua (1 Cor. 5: 7).


En la cruz asegur la salvacin de todos. Pero la cruz en s y por s sola no
salva a nadie. Slo hizo posible la salvacin (Juan 1: 12). La muerte del
cordero proporcionaba el medio de salvacin; la aplicacin de la sangre haca
eficaz el medio provisto. Ambas cosas eran necesarias. As para el cristiano,
la expiacin en la cruz, aunque esencial y suficiente para todos, no salva a
ningn individuo mientras no se haga una aplicacin individual de la sangre.
La accin de asperjar la sangre era tan importante como la muerte del cordero.
Pero aun esto no bastaba; deba comerse la carne, y deba comrsela bajo las
condiciones especificadas (Exo. 12: 11). Y aun esto no era suficiente; deba
eliminarse toda levadura. El descuido en el menor detalle acarreara
resultados trgicos (Exo. 12: 13, 19, 23).

Una cosa es salvarse de la muerte. Otra cosa 818 es tener los medios
necesarios para sustentar la vida. Esto lo proporcionaba en forma positiva el
comer la carne; en forma negativa, el abstenerse de levadura. Cristo es "el
pan vivo que descendi del cielo", del cual los hombres deben comer si quieren
vivir "para siempre" (Juan 6: 51). El cordero deba asarse entero (Exo. 12:
9). Para cada cordero deba haber suficiente nmero de comensales como para
que toda la carne fuese consumida (Exo. 12: 4). No deba sacarse nada de la
casa, y nada deba dejarse hasta la maana. Lo que quedara de aquellas partes
que no podan comerse, deba ser quemado (Exo. 12: 10, 46), De la misma manera,
el cristiano debe asimilar completamente la vida de Aquel a quien el cordero
representaba. Esto implica la entera identificacin del creyente con Cristo.
Significa aceptar plenamente la vida y el carcter de Jess.

En el NT, la equivalencia de la pascua es la Cena del Seor, el servicio de la


comunin. Luego de haber venido Cristo, no poda haber ms virtud en degollar
al cordero pascual, que prefiguraba su venida. Pero si habra virtud en
conmemorar el sacrificio del Calvario y su poder sustentador. Por esta razn
nuestro Seor instituy la comida simblica de la comunin, cuyo propsito es
recordarnos la provisin hecha en la cruz para nuestra salvacin. Como su
smbolo, seala tanto hacia atrs como hacia adelante: hemos de recordar el
Calvario "hasta que l venga" (1 Cor. 11: 26).

6.
La fiesta solemne de los panes sin levadura.

Intimamente relacionada con la pascua, y sin embargo independiente de ella, se


celebraba la fiesta de los panes sin levadura. En la prctica se consideraban
las dos fiestas como una, y los nombres se usan a menudo en forma equivalente.
Sin embargo, su propsito era un tanto diferente. La pascua simbolizaba la
liberacin (Exo. 12: 13); el pan sin levadura recordaba la presteza con que
Israel sali de Egipto (Exo. 12: 33, 39; Deut. 16: 3). Dios dio indicaciones
explcitas en cuanto a la manera de celebrar la fiesta de los panes sin
levadura (Exo. 12: 15). Con respecto a esta Fiesta Pablo dijo ms tarde: "As
que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de
malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad" (1
Cor. 5: 8).

La levadura deba ser totalmente excluida. Representa la malicia y la maldad


(1 Cor. 5: 8), y la falsa doctrina, ejemplificada en las enseanzas de los
fariseos, los saduceos y los herodianos (Mat. 16: 6,12; Mar. 8: 15). La
levadura de los fariseos es avaricia e injusticia (Mat. 23: 14), el espritu
del "perro del hortelano" (vers. 13), falso celo (vers. 15), estimacin
equivocada de los valores espirituales (vers. 16-22), omisin de la justicia,
la misericordia y la fe (vers. 23), vana minuciosidad (vers. 24), hipocresa
(vers. 25-28), intolerancia (vers. 29-33), y crueldad (vers. 34- 36). La
levadura de los saduceos es escepticismo (Mat. 22: 23) y falta del conocimiento
de las Escrituras y del poder de Dios (vers. 29). La levadura de los
herodianos es lisonja, mundanalidad e hipocresa (vers. 16-21) y maquinaciones
malignas en contra de los representantes de Dios (Mar. 3: 6).

7.

Trabajo de siervos -.

El primero y el ltimo da de la fiesta eran das de santa convocacin en los


cuales no deba hacerse trabajo "servil" (BJ). Cada da se ofrecan dos
becerros, un carnero y siete corderos en holocausto con su correspondiente
oblacin, y un macho de cabro como ofrenda por el pecado (Nm. 28: 19-24).

10.

Una gavilla por primicias.

La presentacin de las primicias era parte de la celebracin de los das de


panes sin levadura. La presentacin tena lugar "el da siguiente del da de
reposo", el da 16 del mes de Abib (cap. 23: 11). Este da no era ni "santa
convocacin" ni "da de reposo". Sin embargo, en ese da se realizaba una obra
importante. El da 14 de Abib, se marcaba cierta porcin de un campo de cebada
para ser cortada en preparacin de la presentacin del da 16. Tres hombres
escogidos cortaban la cebada en presencia de testigos, luego de haberla atado
previamente en gavillas. Luego se juntaban las gavillas en una grande y se la
presentaba al Seor como "gavilla por primicia de los primeros frutos".
Adems, se presentaban a Dios un cordero macho perfecto, una oblacin mezclada
con aceite y una libacin (vers. 12, 13). Mientras no se realizase esta
ceremonia, Israel no poda usar para su consumo el fruto de los campos. Esta
ceremonia sealaba a "Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo en su
venida" (1 Cor. 15: 23).

14.

Estatuto perpetuo.

Un resumen del ritual de la pascua recalca las grandes verdades centrales del
cristianismo. La pascua simboliza la muerte de Cristo. Como mora el cordero
pascual, as muri Cristo. La sangre del cordero 819 libr al antiguo Israel
del ngel destructor. La sangre de Cristo ahora reconcilia a todos los que con
fe se allegan a l. Por medio del simbolismo de la gavilla mecida, la pascua
tambin simboliza la resurreccin. El cordero mora la tarde del da 14 del
mes de Abib. El da 16, "el da siguiente del da de reposo", las primicias,
cortadas con anterioridad, eran presentadas ante el Seor. Cristo muri el
viernes de tarde Y descans en la tumba durante el sbado (Luc. 23: 53-56). Al
da siguiente del sbado (Luc. 24: 1), Cristo surgi de la tumba como
"primicias" (1 Cor. 15: 20) y se present ante su Padre celestial (Juan 20:

El "da siguiente del da de reposo" (Lev. 23: 11) no era da de "santa


convocacin" ni de "reposo", ni en el smbolo, ni en la realidad simbolizada, y
sin embargo, se realizaba una importante obra en ese da. Cuando Cristo
resucit el primer da de la semana, ascendi al Padre para or las palabras de
aceptacin por su sacrificio.

La pascua promova la camaradera. Las familias y sus vecinos se reunan para


comer el cordero pascual. Era una comida en comn que simbolizaba la
liberacin, y la liberacin demandaba consagracin. Todo pecado deba ser
dejado de lado. No deba quedar ninguna levadura en la casa. Deba examinarse
cada rincn en busca de ella. No se poda aceptar menos que una completa
"santidad a Jehov" (Sal. 29: 2; 96: 9). La pascua era una ocasin
solemnsima.

La pascua representaba todo esto, y an ms para el antiguo pueblo de Israel.


La Cena del Seor no debiera hoy tener menos significado. Existe el grave
peligro de que olvidemos o dejemos de apreciar las maravillosas bendiciones que
Dios tiene aparejadas para aquellos que participen dignamente de los ritos de
la casa del Seor. Haramos bien en estudiar la pascua, tal como le fue dada a
Israel, a fin de apreciar ms al que es nuestro verdadero Cordero pascual, y
cuya muerte se conmemora en el servicio de la comunin.

16.

Cincuenta das.

Esta fiesta tena lugar en el quincuagsimo da despus de la presentacin de


la gavilla mecida el 16 del mes de Abib, es decir, en el sexto da del tercer
mes; a fines de mayo o principios de junio. Esta fiesta era conocida como la
"fiesta de las semanas", la de "las primicias de la siega" (Exo. 34: 22). En
tiempos del NT, se la conoca con el nombre de "Pentecosts", palabra derivada
del vocablo griego que significa "cincuenta".

As como la gavilla mecida era presentada al comienzo de la cosecha, antes de


que se pudiera usar cualquier parte de ella, as el Pentecosts marcaba el fin
de la temporada de cosecha, aunque poda quedar todava algn cereal por
cosechar en los lugares ms elevados de las montaas. En esta fiesta se
reconoca con jbilo que Israel dependa de Dios, el dador de toda buena
ddiva. En esta ocasin no se presentaba una gavilla, sino dos panes para
ofrenda mecida, de flor de harina, cocidos con levadura, juntamente con siete
corderos, un becerro y dos carneros (Lev. 23: 17,18). Esto se acompaaba con
un macho cabro como ofrenda por el pecado y dos corderos como ofrenda de paz
(vers. 19).

Durante la celebracin de la pascua, no deba consumirse ninguna levadura, ni


se la deba encontrar en las casas del pueblo. En el da de Pentecosts se
presentaban dos panes, "cocidos con levadura" (vers. 17). La gavilla mecida
representaba a Cristo, "las primicias" (ver com. vers. 14). El no tuvo pecado.

Pentecosts simboliza el derramamiento del Espritu Santo. As como los panes


eran ofrecidos 50 das despus de la gavilla mecida, as tambin transcurrieron
cincuenta das entre la resurreccin de Cristo y el derramamiento del Espritu
Santo en el da de Pentecosts (Hech. 2: 1-4). Cristo pas en la tierra
cuarenta de estos das, instruyendo y ayudando a sus discpulos (Hech. 1: 3).
Luego ascendi, y durante diez das, los once discpulos continuaron en oracin
y splicas, hasta que "lleg el da de Pentecosts". En ese da recibieron la
plenitud del Espritu (Hech. 1: 8; 2:4). En Pentecosts la
labor de los discpulos se sum a la de Cristo, y el resultado fue glorioso
para el reino del cielo.

Estos diez das fueron importantes para la iglesia en la tierra. Tambin


fueron importantes en el cielo. Cuando Cristo subi "a lo alto, llev cautiva
la cautividad, y dio dones a los hombres" (Efe. 4: 8). Aquellos cuyos
sepulcros fueron abiertos en el momento cuando Cristo muri, y salieron "de los
sepulcros, despus de la resurreccin de l", ascendieron con l al cielo y
fueron entonces presentados ante el Padre, como una especie de primicias de la
resurreccin (Mat. 27: 52,53).

22.

El pobre.

En este versculo se repite la instruccin del cap. 19: 9, 10. Era apropiado
820 que se dedicara especial atencin al pobre y al extranjero en una poca
cuando haba abundancia para todos: la poca de la cosecha.

24.
Son de trompetas.

El primer da del sptimo mes era un da de reposo; una "santa convocacin".


En ese da se tocaban las trompetas porque se avecinaba el da de la expiacin
y los primeros nueve das del mes deban ser das de preparacin para esa
ocasin. El primer da del sptimo mes del calendario religioso, era el da de
ao nuevo, el primer da del ao civil.

27.

El da de expiacin.

Este era el nico da de ayuno obligatorio (ver Hech. 27: 9). Era un da
solemne en Israel. En hebreo se lo llama "sbado de sbados" y la BJ traduce
"da de descanso absoluto" (Lev. 23: 32). Era el nico da, fuera del sbado
semanal, en que se prohiba todo tipo de trabajo.

29.

Ser cortada.

El da de la expiacin era tambin un da de juicio, porque cualquiera que no


afliga su alma, era "cortado" (ver com. Gn. 17: 14; Exo. 12: 15). Ms an,
si un hombre trabajaba en ese da, Dios lo destruira. En el comentario de
Lev. 16 se trata en detalle la celebracin del da de la expiacin.

34.

La fiesta solemne de los tabernculos.

Esta era la ltima fiesta del ao eclesistico y generalmente se celebraba


durante el mes de octubre, luego de haberse completado la cosecha y de haberse
recogido todos los frutos. Era una ocasin feliz para todos. El da de la
expiacin haba pasado; todas las incomprensiones haban sido eliminadas; todos
los pecados haban sido confesados y dejados de lado. Los israelitas estaban
felices, y su felicidad hallaba expresin en la fiesta de los tabernculos.

40.

Ramas.

Se usaban para hacer "tabernculos", o cabaas en las cuales los israelitas


haban de vivir durante la fiesta. En el da de la expiacin, el pueblo deba
afligir su alma. En la fiesta de los tabernculos, deban regocijarse. Era la
ocasin ms feliz del ao, cuando los amigos y vecinos reanudaban su
camaradera y vivan juntos en amor y armona. En este sentido, representaba
profticamente el momento cuando se realizar la gran cosecha del pueblo de
Dios, y "vendrn muchos del oriente y del occidente, y se sentarn con Abraham
e Isaac y Jacob en el reino de los cielos" (Mat. 8: 11).
La fiesta de los tabernculos conmemoraba el tiempo cuando Israel vivi en
tiendas en el desierto durante sus cuarenta aos de peregrinaje (ver Deut. 16:
12-15).

Es bueno recordar como Dios nos ha guiado en el pasado. Es bueno traer a la


memoria sus providencias, porque algunas veces tendemos a quejarnos de los
caminos por los cuales nos gua hoy. No sera bueno pensar en las mltiples
bendiciones que Dios ha derramado sobre nosotros, y la manera maravillosa en
que ha guiado nuestra vida? Si as lo hiciramos, sentiramos ms aprecio y
ms gratitud hacia Dios. Y la gratitud es parte vital de la religin.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

1-44 Ed 38-40; PP 578-584

2 Ed 39

5 CS 450; Ed 39; PP 578, 581

6-11 PP 581

15-17 PP 581

24 PR 489

27 CS 471; DTG 412, 705; 5T 520

32 3JT 23; 1T 116

34 DTG 411; Ed 40

34-36 PP 581; PR 490

40 DTG 257

40-43 PP 582

CAPTULO 24

1 El aceite para las lmparas. 5 El pan de la proposicin. 10 La blasfemia del


hijo de Selomit. 13 El mandamiento sobre la blasfemia. 17 Mandamiento sobre el
asesinato. 18 Mandamiento sobre el perjuicio. 23 Lapidacin del blasfemo.

1 HABLO Jehov a Moiss, diciendo:

2 Manda a los hijos de Israel que te traigan para el alumbrado aceite puro de
olivas machacadas, para hacer arder las lmparas continuamente.

3 Fuera del velo del testimonio, en el tabernculo de reunin, las dispondr


Aarn desde la tarde hasta la maana delante de Jehov; es estatuto perpetuo
por vuestras generaciones.

4 Sobre el candelero limpio pondr siempre en orden las lmparas delante de


Jehov. 821

5 Y tomars flor de harina, y cocers de ella doce tortas; cada torta ser de
dos dcimas de efa.

6 Y las pondrs en dos hileras, seis en cada hilera, sobre la mesa limpia
delante de Jehov.

7 Pondrs tambin sobre cada hilera incienso puro, y ser para el pan como
perfume, ofrenda encendida a Jehov.

8 Cada da de reposo* lo pondr continuamente en orden delante de Jehov, en


nombre de los hijos de Israel, como pacto perpetuo.

9 Y ser de Aarn y de sus hijos, los cuales lo comern en lugar santo; porque
es cosa muy santa para l, de las ofrendas encendidas a Jehov, por derecho
perpetuo.

10 En aquel tiempo el hijo de una mujer israelita, el cual era hijo de un


egipcio, sali entre los hijos de Israel; y el hijo de la israelita y un hombre
de Israel rieron en el campamento.

11 Y el hijo de la mujer israelita blasfem el Nombre, y maldijo; entonces lo


llevaron a Moiss. Y su madre se llamaba Selomit, hija de Dibri, de la tribu
de Dan.

12 Y lo pusieron en la crcel, hasta que les fuese declarado por palabra de


Jehov.

13 Y Jehov habl a Moiss, diciendo:

14 Saca al blasfemo fuera del campamento, y todos los que le oyeron pongan sus
manos sobre la cabeza de l, y apedrelo toda la congregacin.

15 Y a los hijos de Israel hablars, diciendo: Cualquiera que maldijera a su


Dios, llevar su iniquidad.

16 Yel que blasfemara el nombre de Jehov, ha de ser muerto; toda la


congregacin lo apedrear; as el extranjero como el natural, si blasfemara el
Nombre, que muera.

17 Asimismo el hombre que hiere de muerte a cualquiera persona, que sufra la


muerte.

18 El que hiere a algn animal ha de restituirlo, animal por animal.

19 Y el que causare lesin en su prjimo, segn hizo, as le sea hecho:


20 rotura por rotura, ojo por ojo, diente por diente; segn la lesin que haya
hecho a otro, tal se har a l.

21 El que hiere algn animal ha de restituirlo; mas el que hiere de muerte a un


hombre, que muera.

22 Un mismo estatuto tendris para el extranjero, como para el natural; porque


yo soy Jehov vuestro Dios.

23 Y habl Moiss a los hijos de Israel, y ellos sacaron del campamento al


blasfemo y lo apedrearon. Y los hijos de Israel hicieron segn Jehov haba
mandado a Moiss.

2.

Aceite puro de olivas.

La instruccin dada aqu sobre el aceite de las lmparas del candelero es la


misma que se encuentra registrada en Exo. 27: 20, 21. La congregacin
proporcionaba el aceite, como tambin la harina para los panes de la
proposicin y los panes de la fiesta de las semanas. Aarn mismo era
responsable de las lmparas. Al principio las atenda l personalmente (Exo.
30: 8), pero ms tarde este trabajo pas a ser de los sacerdotes.

El aceite comn era exprimido en una prensa, pero el aceite para las lmparas
del santuario se haca de aceitunas machacadas. Se lavaba la fruta y se
quitaban todas las basuras, hojas o palitos, Entonces se las machacaba y se
haca que el aceite saliera solo. De esta manera se produca menos aceite que
en la prensa, pero el resultado era un producto de superior calidad.

No hay total acuerdo entre los eruditos en cuanto a si las lmparas ardan da
y noche. En el vers. 3 se dice que "las dispondr Aarn desde la tarde hasta
la maana delante de Jehov", mientras que en el vers. 2 se afirma que las
lmparas deban arder continuamente. Segn Exo. 30: 8, Aarn encenda las
lmparas al anochecer, pero en 1 Sam. 3: 3 se habla de que la "lmpara de Dios"
era apagada. Sin embargo, por regla general "las lmparas nunca se extinguan
todas al mismo tiempo, sino que ardan da y noche" (PP 359, 360). Las
diversas declaraciones, aunque aparentemente son contradictorias, estn en
armona. Es probable que "la lmpara de Dios" (1 Sam. 3: 3) no hubiera sido el
candelero. Tambin es posible que El no hubiera sido tan cuidadoso en seguir
el ritual prescrito como debiera haberlo sido. As como deba siempre haber un
sacrificio sobre el altar y pan sobre la mesa, tambin deba haber siempre 822
una lmpara encendida. Aun durante el da, la luz natural no era suficiente
como para que los sacerdotes realizasen el ritual diario, dentro de una tienda
tan cubierta y sin ventanas.

5.

Doce tortas.
Se dan aqu las instrucciones especficas para la preparacin y el uso del pan
de la proposicin, ya mencionado tres veces (Exo. 25: 30; 35: 13; 39: 36).
Cada torta era hecha de 4,4 litros de flor de harina. No se dice nada en
cuanto a si este pan se haca con levadura o sin ella, pero el hecho de que se
lo pusiera delante del Seor en el primer compartimento pareciera implicar que
no se usaba levadura. Puesto que era algo as como una oblacin continua (Nm.
4: 7), deba regirse por las reglas de las oblaciones, y por lo tanto debe
haberse hecho sin levadura (Lev. 2: 4, 11). Josefo declara especficamente que
no se usaba levadura (Antigedades iii. 6.6). En tiempos posteriores, se
consider que la preparacin y el arreglo de las tortas era trabajo de los
levitas (1 Crn. 9: 32).

6.

Dos hileras.

Es decir, montones. La palabra significa un arreglo ordenado de alguna forma.


El tamao de los panes exiga la colocacin de los panes uno encima del otro y
no en "hileras".

7.

Incienso puro.

Se colocaba el incienso en dos vasos de oro y, al quitarse el pan, el incienso


era quemado sobre las brasas como ofrenda al Seor.

8.

Cada da de reposo.

Segn el Talmud, el pan de la proposicin era quitado una vez por semana, el
da sbado, por cuatro sacerdotes. Dos sacaban el pan, y dos los vasos de
incienso. Cuando estaban listos para sacar el pan y los vasos, entraban cuatro
sacerdotes del nuevo turno que iniciaba su servicio, llevando el nuevo pan y
dos vasos de incienso. Los que traan el nuevo pan se colocaban al lado norte,
mirando hacia el sur; los que sacaban el pan, se ponan al lado sur, mirando
hacia el norte. Cuando un sacerdote quitaba los panes, el que estaba en frente
pona los nuevos. Se tena cuidado de no quitar lo viejo hasta que lo nuevo
estuviese listo para ser colocado. D esta manera siempre haba pan sobre la
mesa. El pan viejo era entonces comido por los sacerdotes como la porcin que
les perteneca. Lo hacan dentro del recinto sagrado del santuario. Fue de
este pan del que Abimelec dio a David y a sus hombres (1 Sam. 21: 4-6; Mat. 12:
3, 4).

Este pan con frecuencia era llamado el "pan de la Presencia" (BJ) y simbolizaba
a Cristo, el verdadero pan de vida (Juan 6: 51). El pan tambin daba
testimonio de que Israel dependa constantemente de Dios para que l supliera
todas sus necesidades, tanto espirituales como temporales (ver Mat. 6: 31-34).
La mesa estaba siempre puesta; su provisin se renovaba todas las semanas.
Como la llama de las lmparas del candelero suba hacia el cielo, as tambin
el incienso sobre la mesa de los panes de la proposicin ascenda como perfume
agradable al Dador de toda cosa buena.

No hay ms que un corto paso entre la mesa del Seor en el santuario y la mesa
del Seor en el NT. Los sacerdotes participaban del pan que representaba a
Aquel que descendi del cielo; nosotros comemos del pan que Cristo afirm ser
su cuerpo (1 Cor. 11: 24).

10.

El hijo de una mujer israelita.

El hecho de que el joven era hijo de un egipcio y que "sali entre los hijos de
Israel", indica que aunque no se le permita acceso al campamento propiamente
dicho, haba entrado en l. Se haba producido una ria, y el joven blasfem el
nombre del Seor. Puesto que no perteneca al campamento y era considerado
extranjero, fue puesto en una prisin hasta que se conociera la voluntad del
Seor, es decir hasta que se determinara cmo deban aplicarse las leyes de
Israel a una persona que era extranjera, al menos en parte. Al entrar por
primera vez en el campamento, lo haba hecho con el propsito de levantar all
su tienda(PP 431).

11.

Blasfem.

En vez de arrepentirse, demostr ser perversamente impenitente.

22.

Un mismo estatuto.

El incidente mencionado en los vers. 10-14 dio lugar a que se aclararan ciertas
leyes civiles, especialmente en cuanto a su aplicacin al "extranjero" (ver
Exo. 21: 12, 24, 33). Dios perdona el pecado, cualquiera que sea, pero los
delitos civiles no pueden resolverse sobre esta base. Israel era tanto nacin
como iglesia, y Dios dio reglas para ambas. Si un hombre mata a otro, Dios en
su misericordia lo perdonar cuando se arrepienta. En realidad, no importa el
pecado que pueda cometer un hombre; por atroz que haya sido, puede recibir la
abundante misericordia divina. Dios conoce el corazn y por eso puede
perdonar, y aun olvidar. Pero si el castigo fuese suspendido cada vez que un
823 hombre se arrepiente, todos los criminales pretenderan haberse arrepentido
a fin de escapar de la horca. Si se hiciese saber que el castigo sera
perdonado en caso de haber arrepentimiento, las prisiones no tardaran en
quedar vacas.

Algunos olvidan que aunque Dios perdona, generalmente no elimina el castigo por
la transgresin. David pudo pecar y arrepentirse; pero no escap a las
consecuencias de su pecado. Sufri mientras vivi. Un hombre infringe las leyes
de la vida, y cualquiera haya sido la transgresin, sin importar cun profundo
haya sido el pecado, Dios puede perdonar y lo har. Pero slo en circunstancias
muy raras el hombre puede escapar de las consecuencias naturales de lo que ha
hecho. Se lo perdona, pero generalmente debe sufrir por sus faltas.

El gobernante "es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme;
porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para
castigar al que hace lo malo" (Rom. 13: 4). La ley civil tiene su lugar. Por lo
tanto, la exigencia divina en cuanto al "ojo por ojo, diente por diente" no
debe ser puesta de lado como una mera disposicin del AT. Sobre este principio
se funda el gobierno hoy en da. Si no hubiese castigo para los malos, las
condiciones seran mucho peores de lo que son. "Porque los magistrados no estn
para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. Quieres, pues, no temer
la autoridad? Haz lo bueno" (Rom. 13: 3).

Pero si ha de haber castigo por lo malo cmo ser decidido ese castigo? La
respuesta es que el castigo debe adecuarse al delito. Por lo tanto, "el que
hiere a algn animal ha de restituirlo, animal por animal" (vers. 18). Esto
parece ser perfectamente justo. Esto es justicia y equidad.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

5-9 PP 359

10, 11 PP 431

10-16 PP 432

20 DMJ 61

CAPTULO 25

1 El ao sabtico. 8 Cada cincuenta aos la fiesta de jubileo. 14 Contra el


engao. 18 La bendicin de la obediencia. 23 El rescate de la tierra. 29 El
rescate de las casas. 35 Compasin con los pobres. 39 El uso de criados. 47 El
rescate de los criados.

1 JEHOVA habl a Moiss en el monte de Sina, diciendo:

2 Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hayis entrado en la tierra que
yo os doy, la tierra guardar reposo para Jehov.

3 Seis aos sembrars tu tierra, y seis aos podars tu via y recogers sus
frutos.

4 Pero el sptimo ao la tierra tendr descanso, reposo para Jehov; no


sembrars tu tierra, ni podars tu via.

5 Lo que de suyo naciere en tu tierra segada, no lo segars, y las uvas de tu


viedo no vendimiars; ao de reposo ser para la tierra.

6 Mas el descanso de la tierra te dar para comer a ti, a tu siervo, a tu


sierva, a tu criado, y a tu extranjero que morare contigo;

7 y a tu animal, y a la bestia que hubiere en tu tierra, ser todo el fruto de


ella para comer.

8 Y contars siete semanas de aos, siete veces siete aos, de modo que los
das de las siete semanas de aos vendrn a serte cuarenta y nueve aos.

9 Entonces hars tocar fuertemente la trompeta en el mes sptimo a los diez


das del mes; el da de la expiacin haris tocar la trompeta por toda vuestra
tierra.

10 Y santificaris el ao cincuenta, y pregonaris libertad en la tierra a


todos sus moradores; ese ao os ser de jubileo, y volveris cada uno a vuestra
posesin, y cada cual volver a su familia.

11 El ao cincuenta os ser jubileo; no sembraris, ni segaris lo que naciere


de 824suyo en la tierra, ni vendimiaris sus viedos,

12 porque es jubileo; santo ser a vosotros; el producto de la tierra


comeris.

13 En este ao de jubileo volveris cada uno a vuestra posesin.

14 Y cuando vendiereis algo a vuestro prjimo, o comprareis de mano de vuestro


prjimo, no engae ninguno a su hermano.

15 Conforme al nmero de los aos despus del jubileo comprars de tu prjimo;


conforme al nmero de los aos de los frutos te vender l a ti.

16 Cuanto mayor fuere el nmero de los aos, aumentars el precio, y cuanto


menor fuere el nmero, disminuirs el precio; porque segn el nmero de las
cosechas te vender l.

17 Y no engae ninguno a su prjimo, sino temed a vuestro Dios; porque yo soy


Jehov vuestro Dios.

18 Ejecutad, pues, mis estatutos y guardad mis ordenanzas, y ponedlos por


obra, y habitaris en la tierra seguros;

19 y la tierra dar su fruto, y comeris hasta saciaros, y habitaris en ella


con seguridad.

20 Y si dijereis: Qu comeremos el sptimo ao? He aqu no hemos de sembrar,


ni hemos de recoger nuestros frutos;

21 entonces yo os enviar mi bendicin el sexto ao, y ella har que haya


fruto por tres aos.

22 Y sembraris el ao octavo, y comeris del fruto aejo; hasta el ao


noveno, hasta que venga su fruto, comeris del aejo.

23 La tierra no se vender a perpetuidad, porque la tierra ma es; pues


vosotros forasteros y extranjeros sois para conmigo.

24 Por tanto, en toda la tierra de vuestra posesin otorgaris rescate a la


tierra.

25 Cuando tu hermano empobreciera, y vendiere algo de su posesin, entonces su


pariente ms prximo vendr y rescatar lo que su hermano hubiere vendido.

26 Y cuando el hombre no tuviere rescatador, y consiguiere lo suficiente para


el rescate,

27 entonces contar los aos desde que vendi, y pagar lo que quedare al
varn a quien vendi, y volver a su posesin.

28 Mas si no consiguiere lo suficiente para que se la devuelvan, lo que vendi


estar en poder del que lo compr hasta el ao del jubileo; y al jubileo
saldr, y l volver a su posesin.

29 El varn que vendiere casa de habitacin en ciudad amurallada, tendr


facultad de redimirla hasta el trmino de un ao desde la venta; un ao ser el
trmino de poderse redimir.

30 Y si no fuere rescatada dentro de un ao entero, la casa que estuviera en


la ciudad amurallada quedar para siempre en poder de aquel que la compr, y
para sus descendientes; no saldr en el jubileo.

31 Mas las casas de las aldeas que no tienen muro alrededor sern estimadas
como los terrenos del campo; podrn ser rescatadas, y saldrn en el jubileo.

32 Pero en cuanto a las ciudades de los levitas, stos podrn rescatar en


cualquier tiempo las casas en las ciudades de su posesin.

33 Y el que comprare de los levitas saldr de la casa vendida, o de la ciudad


de su posesin, en el jubileo, por cuanto las casas de las ciudades de los
levitas son la posesin de ellos entre los hijos de Israel.

34 Mas la tierra del ejido de sus ciudades no se vender, porque es perpetua


posesin de ellos.

35 Y cuando tu hermano empobreciera y se acogiere a ti, t lo amparars; como


forastero y extranjero vivir contigo.

36 No tomars de l usura ni ganancia, sino tendrs temor de tu Dios, y tu


hermano vivir contigo.
37 No le dars tu dinero a usura, ni tus vveres a ganancia.

38 Yo Jehov vuestro Dios, que os saqu de la tierra de Egipto, para daros la


tierra de Canan, para ser vuestro Dios.

39 Y cuando tu hermano empobreciere, estando contigo, y se vendiere a ti, no


le hars servir como esclavo.

40 Como criado, como extranjero estar contigo; hasta el ao del jubileo te


servir.

41 Entonces saldr libre de tu casa; l y sus hijos consigo, y volver a su


familia, y a la posesin de sus padres se restituir.

42 Porque son mis siervos, los cuales saqu yo de la tierra de Egipto; no


sern vendidos a manera de esclavos.

43 No te enseorears de l con dureza, sino tendrs temor de tu Dios.

44 As tu esclavo como tu esclava que tuvieres, sern de las gentes que estn
en vuestro 825 alrededor; de ellos podris comprar esclavos y esclavas.

45 Tambin podris comprar de los hijos de los forasteros que viven entre
vosotros, y de las familias de ellos nacidos en vuestra tierra, que estn con
vosotros, los cuales podris tener por posesin.

46 Y los podris dejar en herencia para vuestros hijos despus de vosotros,


como posesin hereditaria; para siempre os serviris de ellos; pero en vuestros
hermanos los hijos de Israel no os enseorearis cada uno sobre su hermano con
dureza.

47 Si el forastero o el extranjero que est contigo se enriqueciera, y tu


hermano que est junto a l empobreciera, y se vendiere al forastero o
extranjero que est contigo, o a alguno de la familia del extranjero;

48 despus que se hubiere vendido, podr ser rescatado; uno de sus hermanos lo
rescatar.

49 O su to o el hijo de su to lo rescatar, o un pariente cercano de su


familia lo rescatar; o si sus medios alcanzaron, l mismo se rescatar.

50 Har la cuenta con el que lo compr, desde el ao que se vendi a l hasta


el ao del jubileo; y ha de apreciarse el precio de su venta conforme al nmero
de los aos, y se contar el tiempo que estuvo con l conforme al tiempo de un
criado asalariado.

51 Si an fueran muchos aos, conforme a ellos devolver para su rescate, del


dinero por el cual se vendi.
52 Y si quedare poco tiempo hasta el ao del jubileo, entonces har un clculo
con l, y devolver su rescate conforme a sus aos.

53 Como con el tomado a salario anualmente har con l; no se enseorear en


l con rigor delante de tus ojos.

54 Y si no se rescatara en esos aos, en el ao del jubileo saldr, l y sus


hijos con l.

55 Porque mis siervos son los hijos de Israel; son siervos mos, a los cuales
saqu de la tierra de Egipto. Yo Jehov vuestro Dios.

2.

La tierra guardar reposo.

El sbado semanal fue hecho para el hombre. Ahora Dios anuncia un descanso
sabtico tambin para la tierra. Deba cesar todo trabajo con la tierra, y sta
deba descansar. Lo que creca de por s poda ser usado por cualquiera, rico o
pobre, o aun extranjero.

8.

Siete semanas de aos.

Es decir, despus de 49 aos. Al final del da de la expiacin deba tocarse la


trompeta y proclamarse el ao del jubileo.

10.

El ao cincuenta.

Durante largo tiempo ha habido diferencia de opinin en cuanto a si el ao del


jubileo era el ao posterior al 49, que era de reposo, quedando as dos aos
sucesivos sin cosecha, o si se usaba el cmputo inclusivo, por el cual el ao
50 era el mismo que el del reposo del ao 49. Cierta opinin juda
prevaleciente es que durante la existencia del primer templo, ocurra lo
primero, pero que ms tarde se calculaba de la segunda forma. En los vers. 8-11
y en la analoga del cmputo del da de Pentecosts (cap. 23: 15, 16),
pareciera implicarse un ao de jubileo diferente del ao de reposo, pero en los
vers. 20-22 hay ambigedad. Los nicos aos de reposo mencionados en la
historia fueron despus del exilio, y no se hace referencia a ellos como si
fuesen aos de jubileo.

No tenemos pruebas histricas de que los israelitas hubieran seguido estas


instrucciones antes del cautiverio, ni de cmo lo hicieron. Hay poca duda de
que, despus del cautiverio, los judos observaron al menos el sptimo ao y
que Dios los bendijo. Encontramos la mejor evidencia de esta observancia en el
hecho de que Alejandro Magno, y ms tarde Julio Csar, eximieron a los judos
de pagar impuestos en los aos de reposo, por considerarse que en esos aos no
tenan entradas (Josefo, Antigedades xi. 8. 6; xiv. 10. 6).

15.

Nmero de los aos.

Nadie poda vender tierra a perpetuidad, sino slo hasta el ao del jubileo. En
ese ao, todas las tierras volvan a sus dueos originales. Esto no causaba
problemas para el que haba comprado la propiedad y ahora deba devolverla,
puesto que la haba comprado sabiendo claramente que deba devolverla en el ao
del jubileo. De manera que si un hombre venda su propiedad cinco aos antes
del ao del jubileo, no reciba mucho dinero por ella; pues slo quedaban pocas
cosechas antes de ese ao.

20.

Qu comeremos?

Cmo podra subsistir Israel durante todo un ao, o posiblemente dos, sin
cultivar sus campos ni juntar las cosechas? Dios lo haba previsto.

23.

La tierra ma es.

Aunque Dios le haba dado la tierra de Palestina a su pueblo, l 826 todava


mantena el ttulo de propiedad. Los israelitas no eran dueos, sino
mayordomos.

El ao de reposo sabtico y el ao del jubileo eran instituciones nicas en su


gnero y no tienen paralelo en ninguna otra religin. Qu otra religin, sino
la de Jehov, se atrevera a mandar a sus seguidores a abstenerse de trabajar
un ao de cada siete y prometerles la bendicin y la proteccin de Dios a fin
de que en el sexto ao la tierra diese suficiente para dos aos? Si Dios no
les hubiese dado una bendicin tan notable, no se hubiera visto perjudicada su
religin? Si Dios no provea lo necesario, despus de una experiencia tal el
pueblo nunca ms habra adorado a Jehov.

Al terminar el da de la expiacin en el mes de Tishri (vers. 9) se tocaban las


trompetas y se proclamaba la libertad. Qu momento feliz debe haber sido ste
para los que haban estado en servidumbre, y que ese da haban recibido la
expiacin de sus pecados, y ahora quedaban en libertad. Podan volver a sus
hogares para comenzar una nueva vida.

24.

Rescate a la tierra.

Todas las propiedades volvan automticamente al dueo original en el ao del


jubileo, pero en cualquier momento podan ser redimidas por el dueo o por uno
de sus parientes, mediante el pago de lo requerido. La suma a pagar deba
calcularse segn el nmero de cosechas que habra desde el momento del rescate
hasta el ao del jubileo. El que haba comprado la propiedad la pagaba segn el
nmero de cosechas que tendra antes del ao del jubileo -por supuesto, sin
tomar en cuenta los aos sabticos cuando no haba cosecha - y se le haba de
pagar de la misma manera. Esta legislacin permita que en cualquier momento
un dueo pudiese recuperar su propiedad.

25.

Cuando tu hermano empobreciera.

Esta legislacin favoreca al pobre y lo animaba a trabajar para recuperar su


propiedad. Dios procuraba impedir que algunos llegasen a ser muy ricos y los
otros muy pobres. Si se hubiese seguido el plan original de Dios para la tierra
y la servidumbre, no se hubieran conocido situaciones de extrema riqueza ni de
extrema pobreza.

29.

Casa de habitacin.

En este caso la situacin era enteramente diferente, y se aplicaba una regla


distinta. De haberse seguido las disposiciones normales en cuanto al rescate de
propiedades, el que haba comprado una casa en la ciudad poda ser desalojado
en cualquier momento. Pero tales propiedades podan "rescatarse" slo durante
el primer ao despus de haber sido vendidas. Si no haba sido rescatada dentro
de ese tiempo, el comprador la poda retener en forma permanente. Puesto que la
casa no se haba vendido teniendo en cuenta el ao del jubileo, sta constitua
una venta lisa y llana, y no haba posibilidad de rescate.

31.

Las casas de las aldeas.

Se las consideraba como pertenecientes a "los terrenos del campo", y por lo


tanto podan redimirse en cualquier momento. En el ao del jubileo volveran a
sus dueos originales. Sin embargo los levitas estaban exceptuados de esta
disposicin. Sus propiedades podan ser rescatadas en cualquier momento y, en
cualquier eventualidad, volvan a los propietarios en el ao de liberacin.
Los campos en los suburbios de las ciudades eran propiedad comn y nunca podan
venderse,

35.

Cuando tu hermano.

Deba ayudarse al hermano, al extrao o al forastero necesitado. El que


estuviese en situacin holgada no deba cobrar usura del hermano pobre, ni
obtener ganancia del alimento que le vendiese (ver com. Exo. 22: 25). De este
modo se muestra nuevamente el cuidado de Dios hacia los pobres. Dios haba
librado a Israel de Egipto y estaba a punto de llevarlo a la tierra de Canan.
As como ellos haban recibido tanta bondad, Dios deseaba que fuesen bondadosos
con los desafortunados (Mat. 10: 8). Slo as podran recibir la aprobacin
divina.

39.

Servir como esclavo.

Un israelita vendido para servir a otro no deba ser tratado como esclavo sino
como siervo asalariado. No deba tratrselo duramente y se lo deba liberar en
el ao del jubileo. No era necesario que un siervo aguardase el ao del jubileo
para ser rescatado. La ley dispona que fuese soltado luego de cualesquiera
seis aos de servicio, si as lo deseaba (Exo. 21: 1-6).

47.

Se vendiere al forastero.

Un israelita empobrecido que se haba vendido para ser esclavo poda redimiese,
l mismo, si le resultaba posible, o ser redimido por otro aunque el dueo no
fuera israelita. El precio pagado variaba segn los aos restantes hasta el ao
del jubileo, porque en ese ao automticamente quedara libre. De modo que
tanto el precio pagado por el esclavo como el rescate pagado por l, se
calculaban segn el perodo 827 de servicio que mediaba hasta el ao de
liberad.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

4 FE 323

4, 5 Ed 41; PP 571

5 PP 571

8-11 PP 574

8-13 Ed 40

10 MC 139

14 MC 141

17 DTG 509

21, 22 PP 572

23 PP 574
23-28 MC 139

25 DTG 294

35 MC 140

35-37 DTG 508; PP 573; 1T 534

40 PP 574

47-49 DTG 294

CAPTULO 26

1 La idolatra. 2 La religiosidad. 3 Bendicin para todos los que observan los


mandamientos. 14 Maldicin para los que los quebrantan. 40 Dios promete
recordar a los que se arrepienten.

1 NO HAREIS para vosotros dolos, ni escultura, ni os levantaris estatua, ni


pondris en vuestra tierra piedra pintada para inclinaros a ella; porque yo soy
Jehov vuestro Dios.

2 Guardad mis das de reposo* ,y tened en reverencia mi santuario. Yo Jehov.

3 Si anduviereis en mis decretos y guardareis mis mandamientos, y los


pusierais por obra,

4 yo dar vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra rendir sus productos, y el


rbol del campo dar su fruto.

5 Vuestra trilla alcanzar a la vendimia, y la vendimia alcanzar a la


sementera, y comeris vuestro pan hasta saciaros, y habitaris seguros en
vuestra tierra.

6 Y yo dar paz en la tierra, y dormiris, y no habr quien os espante; y har


quitar de vuestra tierra las malas bestias, y la espada no pasar por vuestro
pas.

7 Y perseguiris a vuestros enemigos, y caern a espada delante de vosotros.

8 Cinco de vosotros perseguirn a ciento, y ciento de vosotros perseguirn a


diez mil, y vuestros enemigos caern a filo de espada delante de vosotros.

9 Porque yo me volver a vosotros, y os har crecer, y os multiplicar, y


afirmar mi pacto con vosotros.

10 Comeris lo aejo de mucho tiempo, y pondris fuera lo aejo para guardar


lo nuevo.

11 Y pondr mi morada en medio de vosotros, y mi alma no os abominar;


12 y andar entre vosotros, y yo ser vuestro Dios, y vosotros seris mi
pueblo.

13 Yo Jehov vuestro Dios, que os saqu de la tierra de Egipto, para que no


fueseis sus siervos, y romp las coyundas de vuestro yugo, y os he hecho andar
con el rostro erguido.

14 Pero si no me oyereis, ni hiciereis todos estos mis mandamientos,

15 y si desdeareis mis decretos, y vuestra alma menospreciara mis estatutos,


no ejecutando todos mis mandamientos, e invalidando mi pacto,

16 yo tambin har con vosotros esto: enviar sobre vosotros terror,


extenuacin y calentura, que consuman los ojos y atormenten el alma; y
sembraris en vano vuestra semilla, porque vuestros enemigos la comern.

17 Pondr mi rostro contra vosotros, y seris heridos delante de vuestros


enemigos; y los que os aborrecen se enseorearn de vosotros, y huiris sin que
haya quien os persiga.

18 Y si aun con estas cosas no me oyereis, 828 yo volver a castigaros siete


veces ms por vuestros pecados.

19 Y quebrantar la soberbia de vuestro orgullo, y har vuestro cielo como


hierro, y vuestra tierra como bronce.

20 Vuestra fuerza se consumir en vano, porque vuestra tierra no dar su


producto, y los rboles de la tierra no darn su fruto.

21 Si anduviereis conmigo en oposicin, y no me quisierais or, yo aadir


sobre vosotros siete veces ms plagas segn vuestros pecados.

22 Enviar tambin contra vosotros bestias fieras que os arrebaten vuestros


hijos, y destruyan vuestro ganado, y os reduzcan en nmero, y vuestros caminos
sean desiertos.

23 Y si con estas cosas no fuereis corregidos, sino que anduvierais conmigo en


oposicin,

24 yo tambin proceder en contra de vosotros, y os herir an siete veces por


vuestros pecados.

25 Traer sobre vosotros espada vengadora, en vindicacin del pacto; y si


buscareis refugio en vuestras ciudades, yo enviar pestilencia entre vosotros,
y seris entregados en mano del enemigo.

26 Cuando yo os quebrante el sustento del pan, cocern diez mujeres vuestro


pan en un horno, y os devolvern vuestro pan por peso; y comeris, y no os
saciaris.
27 Si aun con esto no me oyereis, sino que procedierais conmigo en oposicin,

28 yo proceder en contra de vosotros con ira, y os castigar an siete veces


por vuestros pecados.

29 Y comeris la carne de vuestros hijos, y comeris la carne de vuestras


hijas.

30 Destruir vuestros lugares altos, y derribar vuestras imgenes, y pondr


vuestros cuerpos muertos sobre los cuerpos muertos de vuestros dolos, y mi
alma os abominar.

31 Har desiertas vuestras ciudades, y asolar vuestros santuarios, y no oler


la fragancia de vuestro suave perfume.

32 Asolar tambin la tierra, y se pasmarn por ello vuestros enemigos que en


ella moren;

33 y a vosotros os esparcir entre las naciones, y desenvainar espada en pos


de vosotros; y vuestra tierra estar asolada, y desiertas vuestras ciudades.

34 Entonces la tierra gozar sus das de reposo, todos los das que est
asolada, mientras vosotros estis en la tierra de vuestros enemigos; la tierra
descansar entonces y gozar sus das de reposo.

35 Todo el tiempo que est asolada, descansar por lo que no repos en los
das de reposo cuando habitabais en ella.

36 Y a los que queden de vosotros infundir en sus corazones tal cobarda, en


la tierra de sus enemigos, que el sonido de una hoja que se mueva los
perseguir, y huirn como ante la espada, y caern sin que nadie los persiga.

37 Tropezarn los unos con los otros como si huyeran ante la espada, aunque
nadie los persiga; y no podris resistir delante de vuestros enemigos.

38 Y pereceris entre las naciones, y la tierra de vuestros enemigos os


consumir.

39 Y los que queden de vosotros decaern en las tierras de vuestros enemigos


por su iniquidad; y por la iniquidad de sus padres decaern con ellos.

40 Y confesarn su iniquidad, y la iniquidad de sus padres, por su


prevaricacin con que prevaricaron contra m; y tambin porque anduvieron
conmigo en oposicin,

41 yo tambin habr andado en contra de ellos, y los habr hecho entrar en la


tierra de sus enemigos; y entonces se humillar su corazn incircunciso, y
reconocern su pecado.
42 Entonces yo me acordar de mi pacto con Jacob, y asimismo de mi pacto con
Isaac, y tambin de mi pacto con Abraham me acordar, y har memoria de la
tierra.

43 Pero la tierra ser abandonada por ellos, y gozar sus das de reposo,
estando desierta a causa de ellos; y entonces se sometern al castigo de sus
iniquidades; por cuanto menospreciaron mis ordenanzas, y su alma tuvo fastidio
de mis estatutos.

44 Y aun con todo esto, estando ellos en tierra de sus enemigos, yo no los
desechar, ni los abominar para consumirlos, invalidando mi pacto con ellos;
porque yo Jehov soy su Dios.

45 Antes me acordar de ellos por el pacto antiguo, cuando los saqu de la


tierra de Egipto a los ojos de las naciones, para ser su Dios. Yo Jehov.

46 Estos son los estatutos, ordenanzas y leyes que estableci Jehov entre s
y los 829 hijos de Israel en el monte de Sina por mano de Moiss.

3.

Si anduviereis.

Este captulo de Levtico contiene una profeca condicional que indica las
bendiciones que se derramaran sobre Israel si obedeca, y los castigos que
seguiran a la desobediencia. Muchas de estas profecas se cumplieron en forma
notable.

4.

Lluvia en su tiempo.

De un modo muy especial, la prosperidad y la abundancia en Palestina dependan


de que las lluvias cayesen a su tiempo. En Egipto, los israelitas haban visto
el desbordamiento regular del Nilo, por el cual la tierra era regada y se
volva fructfera (ver com. Gn. 41: 34). Palestina era "tierra de montes y de
vegas" y por lo tanto no se adaptaba al riego (Deut. 11: 10- 12). Los Israel-
litas no estaban acostumbrados a la lluvia, puesto que rara vez llueve en
Egipto. Ahora haban de entrar en un pas donde su misma existencia dependia de
la lluvia del cielo. Para tranquilizarlos, Dios les prometi enviarles lluvia
"a su tiempo, la temprana y la tarda", a fin de que recogieran el "grano", el
"vino" y el ,"aceite" (Deut. 11: 13, 14). No se trataba solamente de recibir la
lluvia, sino de recibirla "a su tiempo".

Sin embargo, Dios les advirti que la lluvia no caera sin falta, sino que no
habra lluvia (Deut. 11: 17) si ellos se apartaban de l para adorar a los
dolos. Esto se cumpli en los das de Acab (1Rey. 17: 1).

14.
Pero si no me oyereis.

Dios amenaz con severos castigos si Israel dejaba de servirle y se volva a


otros dioses. Se predijeron cinco castigos, cada uno ms fuerte que el
anterior. Despus de cada uno de los cuatro primeros Dios prometi enviarles un
mal siete veces peor (vers. 18, 21, 24, 28). Es probable que aqu "siete"
indique un castigo muy intensificado y no un aumento matemtico preciso.

El primer paso del quntuplo castigo por la rebelin persistente aparece en los
vers. 14-17. Toda la historia de Israel atestigua del cumplimiento de esta
amenaza.

18.

Y si aun con estas cosas.

En los vers. 18-20 (ver tambin Deut. 28: 23, 24) se describe el segundo paso.
Esta amenaza hall su cumplimiento repetidas veces en la historia de Israel. En
tiempos de Hageo, Dios explic a su pueblo la razn por la cual haba retenido
la lluvia: "Por cuanto mi casa est desierta, y cada uno de vosotros corre a su
propia casa" (Hag. 1: 9-11).

21.

Si anduvierais conmigo en oposicin.

En los vers. 21, 22 aparece el tercer paso. Un ejemplo del cumplimiento de esto
aparece en 2 Rey. 17: 25; otro en Juec. 5: 6.

23.

Y si con estas cosas no fuereis corregidos.

El cuarto paso aparece en los vers. 23-26.

25.

En vindicacin del pacto.

Dios haba establecido un pacto con Israel, y si ellos no cumplan su parte del
mismo, enviara sobre ellos espada y tambin pestilencia. Ezequiel repiti esta
amenaza (Eze. 5: 12), que fue cumplida en la destruccin de Jerusaln por
Nabucodonosor, y ms tarde por los romanos.

26.

Dez mujeres.

El hambre sera tan intensa y el pan tan escaso que slo se necesitara un
horno donde antes se haban usado diez.
27.

Si aun con esto.

El quinto paso aparece en los vers. 27-33. Un cumplimiento de esto ocurri


durante el sitio de Samaria (2 Rey. 6: 28, 29), y otro en el de Jerusaln (Jer.
19: 9; Lam. 4: 10).

31.

Har desiertas vuestras ciudades.

Samaria y Jerusaln, por ejemplo (ver com. vers. 27).

33.

A vosotros os esparcir.

No slo en cautividad, por los asirios, babilonios y romanos, sino tambin por
dispersin en diferentes comarcas. (Vase en el tomo 5 el artculo general "Los
judos del primer siglo cristiano", parte V, subttulo "La dispora".)

34.

Entonces la tierra gozar sus das de reposo.

Dios haba mandado que la tierra descansara cada siete aos. Parece haberse
hecho esto durante algn tiempo, pero luego la costumbre se perdi. Sin duda,
algunos pensaron que podan enriquecerse rehusando dejar descansar la tierra
cada sptimo ao. Pero como resultado, perdieron la tierra por completo. Dios
conserv el registro del tiempo durante el cual la tierra haba sido privada
del descanso sabtico. Y cuando vino la destruccin con la llegada de los
caldeos, la tierra recibi "reposo" en compensacin del tiempo de la
transgresin (2 Crn. 36: 21). Los setenta aos sugieren que durante 490 aos
la tierra no haba observado su "reposo".

40.

Y confesarn su iniquidad.

Durante el transcurso de los siglos, los judos han sufrido grandemente, y esta
generacin presente no constituye una excepcin. Pero Dios no ha 830
desamparado a ningn judo que est dispuesto a "confesar" sus pecados. La
nacin podr ser rechazada, pero todo aquel que se vuelva a Dios an puede
obtener la salvacin.

A fin de que los cristianos gentiles no se jacten de esto, ni piensen que estn
en una posicin ms favorecida, recuerden que Dios no hace acepcin de personas
(Hech. 10: 34; Rom. 11 : 20, 2 1). Las condiciones de la salvacin son las
mismas para todos, Dios es estricto y Dios es misericordioso; para todos por
igual.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

3-6 Ed 136

4-17 PP 576

5, 6, 19-21 3JT 80

21 PR 316

23, 24 2JT 122; 1T 589

24 2T 154, 661

28, 33 PR 316

CAPTULO 27

1 Estimacin del valor de las personas que hacen voto especial. 9 Estimacin
del valor de un animal dedicado por voto. 14 Estimacin de una casa dedicada
por voto. 16 Estimacin de la tierra dedicada a Jehov y su rescate. 28 Las
cosas consagradas dedicadas a Jehov no podan rescatarse. 32 El diezmo no
poda ser cambiado.

1 HABLO Jehov a Moiss, diciendo:

2 Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguno hiciera especial voto a
Jehov, segn la estimacin de las personas que se hayan de redimir, lo
estimars as:

3 En cuanto al varn de veinte aos hasta sesenta, lo estimars en cincuenta


siclos de plata, segn el siclo del santuario.

4 Y si fuere mujer, la estimars en treinta siclos.

5 Y si fuere de cinco aos hasta veinte, al varn lo estimars en veinte


siclos, y a la mujer en diez siclos.

6 Y si fuere de un mes hasta cinco aos, entonces estimars al varn en cinco


siclos de plata, y a la mujer en tres siclos de plata.

7 Mas si fuere de sesenta aos o ms, al varn lo estimars en quince siclos, y


a la mujer en diez siclos.

8 Pero si fuere muy pobre para pagar tu estimacin, entonces ser llevado ante
el sacerdote, quien fijar el precio; conforme a la posibilidad del que hizo el
voto, le fijar precio el sacerdote.
9 Y si fuere animal de los que se ofrece ofrenda a Jehov, todo lo que de los
tales se diere a Jehov ser santo.

10 No ser cambiado ni trocado, bueno por malo, ni malo por bueno; y si se


permutare un animal por otro, l y el dado en cambio de l sern sagrados.

11 Si fuere algn animal inmundo, de que no se ofrece ofrenda a Jehov,


entonces el animal ser puesto delante del sacerdote,

12 y el sacerdote lo valorar, sea bueno o sea malo; conforme a la estimacin


del sacerdote, as ser.

13 Y si lo quisiere rescatar, aadir sobre tu valuacin la quinta parte.

14 Cuando alguno dedicare su casa consagrndola a Jehov, la valorar el


sacerdote, sea buena o sea mala; segn la valorare el sacerdote, as quedar.

15 Mas si el que dedic su casa deseare rescatarla, aadir a tu valuacin la


quinta parte del valor de ella, y ser suya.

16 Si alguno dedicare de la tierra de su posesin a Jehov, tu estimacin ser


conforme a su siembra; un homer de siembra de cebada se valorar en cincuenta
siclos de plata.

17 Y si dedicare su tierra desde el ao del jubileo, conforme a tu estimacin


quedar.

18 Mas si despus del jubileo dedicare su tierra, entonces el sacerdote har la


cuenta del dinero conforme a los aos que quedaren hasta el ao del jubileo, y
se rebajar de tu estimacin.

19 Y si el que dedic la tierra quisiere redimirla, aadir a tu estimacin la


quinta parte del precio de ella, y se le quedar para l.

20 Mas si l no rescatara la tierra, y la tierra se vendiere a otro, no la


rescatar ms; 831

21 sino que cuando saliere en el jubileo, la tierra ser santa para Jehov,
como tierra consagrada; la posesin de ella ser del sacerdote.

22 Y si dedicare alguno a Jehov la tierra que l compr, que no era de la


tierra de su herencia,

23 entonces el sacerdote calcular con l la suma de tu estimacin hasta el ao


del jubileo, y aquel da dar tu precio sealado, cosa consagrada a Jehov.

24 En el ao del jubileo, volver la tierra a aqul de quien l la compr, cuya


es la herencia de la tierra.
25 Y todo lo que valoraras ser conforme al siclo del santuario; el siclo tiene
veinte geras.

26 Pero el primognito de los animales, que por la primogenitura es de Jehov,


nadie lo dedicar; sea buey u oveja, de Jehov es.

27 Mas si fuere de los animales inmundos, lo rescatarn conforme a tu


estimacin, y aadirn sobre ella la quinta parte de su precio; y si no lo
rescataran, se vender conforme a tu estimacin.

28 Pero no se vender ni se rescatar ninguna cosa consagrada, que alguno


hubiere dedicado a Jehov; de todo lo que tuviere, de hombres y animales, y de
las tierras de su posesin, todo lo consagrado ser cosa santsima para Jehov.

29 Ninguna persona separada como anatema podr ser rescatada; indefectiblemente


ha de ser muerta.

30 Y el diezmo de la tierra, as de la simiente de la tierra como del fruto de


los rboles, de Jehov es; es cosa dedicada a Jehov.

31 Y si alguno quisiere rescatar algo del diezmo, aadir la quinta parte de su


precio por ello.

32 Y todo diezmo de vacas o de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara, el


diezmo ser consagrado a Jehov.

33 No mirar si es bueno o malo, ni lo cambiar; y si lo cambiare, tanto l


como el que se dio en cambio sern cosas sagradas; no podrn ser rescatados.

34 Estos son los mandamientos que orden Jehov a Moiss para los hijos de
Israel, en el monte de Sina.

2.

Especial voto a Jehov.

Un voto es una promesa solemne hecha a Dios de realizar algn servicio para l,
de ofrecer un presente o de efectuar algn sacrificio. En tiempos del AT los
votos se hacan a menudo cuando los hombres estaban en angustia o peligro, o
deseaban recibir un favor de parte de Dios. Hacan el voto a condicin de que
Dios les diera lo solicitado. As Jacob prometi que si Dios lo bendeca, lo
haca prosperar y lo llevaba de vuelta a su tierra, servira a Jehov (Gn. 28:
20-22). David hizo un voto incondicional (Sal. 132: 2-5).

El voto ideal nace del corazn rebosante de amor hacia Dios y posedo del
sincero deseo de hacer algo por l, sin pensar en la recompensa. Este es el
espritu que llev a los hombres de la antigedad a ofrecer holocaustos a Dios.
Los votos eran enteramente voluntarios. Dios no los exiga. "Cuando te
abstengas de prometer, no habr en ti pecado"; pero si un hombre haca un voto,
Dios esperaba que lo cumpliese (Deut. 23: 21-23).
A veces los hombres, bajo la presin de las circunstancias, hacen votos que, al
reflexionar bien, saben que no pueden cumplir. Es a esto a lo que se refiere el
sabio cuando dice: "Lazo es al hombre hacer apresuradamente voto de
consagracin, y despus de hacerlo, reflexionar" (Prov. 20: 25). Se podra
interpretar que esto significa que es necedad hacer un voto en forma apresurada
y luego lamentar haberlo hecho. Antes de hacer el voto, la persona debera
haber reflexionado en cuanto a la conveniencia de hacerlo. Encontramos un
ejemplo de esto en el voto de los judos que haban jurado no comer ni beber
"hasta que hubiesen dado muerte a Pablo" (Hech. 23: 12). El voto de David de
que ni entrara a su casa ni dormira hasta haber encontrado lugar para la casa
de Dios parece tambin un tanto apresurado (Sal. 132: 2-5). El voto de Jeft
fue hecho apresuradamente (Juec. 11: 34-40).

Dios saba que los hombres haran votos que no seran capaces de realizar. No
deseaba desalentar a los hombres de que hiciesen votos, ni deseaba librarlos de
cumplir los votos ya hechos. Por lo tanto proporcion una salida por la cual
pudiesen anular la obligacin. Este captulo trata de la redencin de los
votos.

De acuerdo con este plan, un voto poda redimiese mediante el pago de dinero,
segn una escala preestablecida. Si en el voto estaba implicado un animal de
sacrificio, no poda 832 pagarse el valor del animal, sino que ste deba ser
ofrecido sobre el altar. Pero todos los otros votos podan "redimirse".

Un hombre poda consagrarse a s mismo o a cualquier persona o cosa sobre la


cual tuviera jurisdiccin: esposa, hijos, siervos adquiridos, animales, casas,
campos. Si el santuario no poda recibir el presente -lo que ocurra en muchos
casos -, el hombre poda de todos modos cumplir su promesa pagando el precio de
la redencin.

3.

Lo estimars.

La suma a pagarse por la redencin de una persona haba sido establecida por
Dios, y se ajustaba a una escala graduada basada en el sexo y la edad de la
persona a redimiese. Para un varn este precio era de 5 siclos por un nio de
hasta 5 aos; 20 siclos, hasta los 20 aos; 50 siclos hasta los 60 aos; y por
encima de esa edad, 15 siclos. Para la mujer, el precio era aproximadamente la
mitad de estos valores. Sin embargo, si la persona era pobre, no era necesario
atenerse estrictamente a esta escala, porque el precio de la redencin poda
ser computado por el sacerdote de acuerdo con la capacidad pecuniaria de la
persona. Debe notarse que aunque exista diferencia en los precios de
redencin, esa diferencia se deba a la edad y no a la categora. El sumo
sacerdote no era estimado de ms precio que el jornalero comn.

9.

Y si fuere animal.
Cuando se prometa o dedicaba un animal limpio, ste se tornaba "santo" y no
poda ser trocado ni redimido. Deba ser sacrificado. El que lo haba prometido
podra desear cambiarlo por un animal mejor, o acaso por uno peor. Ninguno de
los dos trueques poda hacerse. Si se descubra esta permuta, los dos animales
eran considerados "santos" y ambos deban ser sacrificados.

14.

Dedicare su casa.

Cuando un hombre dedicaba una casa, el sacerdote la avaluaba, y ese precio


deba permanecer. No poda cambiarse, ni se admita regateo. El hombre poda
redimirla al precio fijado, ms la quinta parte, y entonces sera "suya" (vers.
15).

16.

La tierra de su posesin.

Si un hombre dedicaba un campo, deba ser avaluado de acuerdo con la cantidad


de semilla necesaria para sembrarlo. En el precio as convenido deba tomarse
en cuenta el ao del jubileo (vers. 17), porque entonces volvera al dueo.

20.

La tierra se vendiere.

El significado de esta declaracin no es claro y se ha intentado darle


diferentes interpretaciones. Es probable que signifique que ya haba vendido la
tierra a otro hombre antes de dedicarla, y que aunque ya no tena ningn
derecho de dedicarla, quera recibir crdito por aquello de que no poda
disponer. Si ste fuese el sentido del versculo, tal hombre habra hecho en
principio lo que hicieron Ananas y Safira al pretender dar cierta suma, sin
habero hecho en realidad.

22.

La tierra que l compr.

Si una persona le compraba un terreno a su dueo, slo poda dedicarlo hasta el


ao del jubileo, puesto que entonces volva a su dueo original.

26.

El primognito de los animales.

Los primognitos de todos los animales pertenecan a Dios, y nadie poda darle
a Dios lo que ya era suyo. Ellos ya le pertenecan (Exo. 13: 2, 12; 22: 30).
Sin embargo, poda redimirse un animal inmundo. Si no se rescataba el animal,
deba ser vendido.

28.

Ninguna cosa consagrada.

La palabra hebrea aqu traducida "cosa consagrada" indica un voto mucho ms


solemne que lo que indica la frase castellana. Significa un voto que no puede
quebrantarse ni redimiese y que debe ser observado bajo pena de severo castigo,
aun de maldiciones e imprecaciones. Este fue el tipo de voto que formularon los
hombres que estaban decididos a matar a Pablo: "Se juramentaron bajo maldicin"
(Hech. 23: 12). Una cosa consagrada no poda ser redimida. Si se la ofreca al
Seor, no poda hacerse ningn cambio ni sustitucin.

30.

El diezmo de la tierra.

Puesto que ya perteneca a Dios, el diezmo no poda ser dedicado. El diezmo del
grano poda ser rescatado, pero no as el del ganado (vers. 33).

31.

Quisiere rescatar algo del diezmo.

Ha surgido la pregunta si ser legtimo retener el diezmo si ms tarde se lo


aumenta con la quinta parte adicional. Esta pregunta revela una comprensin
errnea de las palabras de la Escritura. No era el hecho de retener el diezmo
lo que demandaba que se aadiera la quinta parte. Se trataba de pagar el diezmo
en especie, ya fuese trigo, cebada o algn otro producto. Podra darse el caso
de que la persona necesitase el trigo para sembrarlo, prefiriendo, entonces,
pagar en dinero y no en trigo. En estas condiciones poda rescatar el diezmo si
haca avaluar el trigo y luego pagaba esa suma ms la quinta parte. Nunca se
833 contempl la posibilidad de retener el diezmo. Como ya se hiciera notar,
solamente podan redimirse de esta manera los granos y los productos de la
tierra. El ganado no poda rescatarse ni cambiarse.

32.

Todo lo que pasa bajo la vara.

Los escritores rabnicos dan la siguiente explicacin: cuando una persona tena
que dar a Dios el diezmo de sus ovejas o de sus terneros, encerraba todo el
rebao en un corral en el cual haba una salida angosta, slo capaz de permitir
salir a los animales uno por uno. El dueo que estaba por dar el diezmo al
Seor se ubicaba junto a esa salida teniendo en la mano una vara mojada en
bermelln u ocre rojo. Las madres de estos corderos o terneros estaban fuera
del recinto. Cuando se abra la puerta, los animalitos corran en busca de sus
madres. Al pasar los animales por la puerta, el dueo dejaba pasar nueve y
tocaba al dcimo con su vara, dejndole una marca de color. No importaba que el
animal fuese de calidad inferior o flaco, perfecto o defectuoso, era recibido
como legtimo diezmo.

34.

Estos son los mandamientos.

Con estas palabras termina el libro de Levtico, presentando a Dios como la


autoridad que respalda su contenido.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

14-16 1JT 546

30 CMC 70,76; COES 146; Ed 41; HAp 61, 270; 1JT 546; MJ 306

30, 32 Ed 134; PP 564

32 3T 546 837

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