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Mutus Liber (El Libro Mudo de La Alquimia) PDF

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La Alquimia

y su Libro Mudo

[MUTUS LIBER]


Primera edicin ntegra
de la edicin original de La Rochelle
1677

Comentarios por Eugne Canseliet F.C.H.
discpulo de Fulcanelli








Editado y transcrito por el Cenculo, http://pagina.de/cena






Basado en la primera edicin en lengua espaola
publicada en 1981 por Luis Crcamo Editor
INTRODUCCIN



MUTUS LIBER... El libro mudo! Tal es el ttulo sorprendente y abreviado del tratado de alquimia
que est compuesto nicamente de imgenes y que presentamos a la curiosidad, si es que no al inters, de
todos los aficionados. He aqu la explicacin que sigue inmediatamente a estos dos primeros vocablos sobre
la plancha inicial, que traducimos y que se muestra bastante prometedora de los frutos a recolectar:

...en el cual sin embargo, toda la Filosofa hermtica est representada en figuras
jeroglficas, que est consagrado a Dios misericordioso, tres veces muy bueno y
muy grande, y dedicado slo a los hijos del arte, por el autor de quien el nombre
es Altus.

No se nos escapa el doble sentido cabalstico, es decir el juego que permite el latn, entre el dativo
plural de solus y el genitivo singular de sol semejantemente ortografiados, y que hace que podamos entender
tanto dedicado a los hijos del arte y del sol como y dedicado slo a los hijos del arte: solisque filiis artis
dedicatus.

No encontramos luego en la obra ms que las pocas palabras de las dos pginas penltima y ltima;
esta, la dcimoquinta, aquella llevando el nmero 14 y, por su parte, la sentencia en palabras latinas que se
repiten a porfa y de la que el imperativo consejo parece ms bien gracioso, en un libro donde la lectura
ordinaria no tiene ocasin de ejercerse:

ORA LEGE LEGE LEGE RELEGE LABORA ET INVENIES
Ora, lee, lee, lee, relee, trabaja y encontrars.

Consejo caritativo, alentador y preciso, que, seguido en la humildad y la paciencia, suministra la
llave que abre el jardn de los filsofos y su escala de acceso al mundo desconocido del subconsciente
universal. La alquimia dispensa, precisamente, este estado de consciencia o gracia real, que se armoniza, en
el sabio, con la fecunda dualidad Amor y Conocimiento, generatriz del permanente deseo de mejora.

*

Advirtamos, ahora, sobre la ltima pgina de nuestro Libro Mudo la exhortante declaracin que se
ofrece, dos veces inscrita sobre banderolas, a manera de conclusin; frmula de adis que estara henchida de
irona bien amarga y revelara incluso un severo humor, si no afirmase absolutamente el poder didctico, a la
vez rico y generoso, de un libro que ofrece, ms que cualquier otro, la ruda apariencia de la impenetrabilidad:

OCCULATUS ABIS!
Te vas clarividente

Del latn al francs, es evidente el anagrama de Jacobus Sulat, que es titular del privilegio acordado
por Luis XIV, para la primera edicin en S. Gemain, el da vigsimotercero de noviembre, el ao de gracia
mil seiscientos sesenta y seis.

AL LECTOR
Aunque quien ha corrido con los gastos de la primera impresin del presente Libro,
por razones personales, no haya querido encabezarlo con dedicatoria ni prefacio alguno, he
credo, no obstante, que no resultara del todo inadecuado el poder decir cun admirable esta
obra puede llegar a ser: porque pese a llevar consigo el ttulo de Libro Mudo,
exhaustivamente todas las naciones del mundo, tanto los hebreos, griegos, latinos, franceses,
italianos, espaoles, como los alemanes, etc, pueden leerlo y comprenderlo. Adems es el
libro ms bello de cuantos, hasta ahora y sobre esta cuestin, hayan sido jams impresos, por
aquello que suelen manifestar los sabios, de que hay en el ciertas cosas que nunca han sido
dichas por nadie. Slo hay que ser un verdadero Hijo del Arte para saberlo de antemano. He
aqu (queridos lectores) todo cuanto he credo ser mi deber el decroslo.



Esta primera plancha es tambin la pgina de ttulo, de la que el sujeto principal es el
personaje profundamente dormido, que renueva, en ese ltimo cuarto del siglo XVII, el sueo
proftico del patriarca Jacob, en tiempos del Gnesis. Beatfico, nuestro hroe sonre en su
visin interior, a imitacin del hijo de Isaac, la cabeza apoyada sobre la piedra que le sirve de
almohada y de la que el dativo latino Rupellae (en la Rochelle), situado justo debajo del nudo
que retiene las dos fuertes ramas de rosal, recuerda oportunamente que no se trata ah de una
piedra ordinaria.

Es preciso, ay!, convenir de esto que, en el estado de vigilia, pese a toda apariencia, el
hombre duerme de ordinario tan profundamente, que las estridencias de todas las trompetas de
los ngeles del cielo no bastaran para despertarle a la visin exacta de las cosas de la tierra.
Desde otro punto de vista, en el dominio operativo, no es menos cierto que el sujeto del Arte,
nuestro mineral elegido, est sumido tambin en la modorra muy cercana a la muerte, y debe
sufrir un violento choque de ondas, del cual suministran perfectamente la expresin simblica
el grito, el clamor, el sonido agudo de los instrumentos de metal.



Es evidente que Pierre Dujols tiene razn cuando advierte que esta imagen no se
encuentra en su lugar. Varias, entre las siguientes, deberan precederla, hasta la octava, con la
que se relaciona directamente y a la que precede por tanto en su alegora de la fase intermedia,
donde Neptuno protege al sol y a la luna en su infancia, con vistas a aproximarlos para la
unin generatriz del mercurio filosfico. Es ineluctable ley natural que la generacin se
realiza por completo en el seno de las aguas, en un lugar totalmente cerrado y obscuro.

En obstetricia, no se dice simplemente las aguas para designar los lquidos en los que
el feto humano est en inmersin? Michael Maier no vacila en mostrarnos, sobre su emblema
XXXIV, la copulacin de sol y de la luna de los sabios en el agua pura de una caverna,
aadiendo, con respecto al beb filosofal, que es concebido en los baos in balneis
concipitur.



El tercer grabado proporciona el detalle y el complemento del que acabamos de ver.
Esta vez es circular y presenta sus campos concntricos sobre la inmensidad bullente de las
ondas por Manget uniformemente convertidas en nubes- entre el sol y la luna, bajo la
poderosa gida de Jpiter, instalado sobre su guila cuya cabeza mouda parece ser la del
Fnix. El soberano de los dioses se sienta en lo ms alto, en el seno del Empreo que el
mdico de Ginebra identific con las sombras cimerias, en l a mitad de pgina, al nivel de los
dos astros que alumbran la tierra cada uno a su turno.

Sobre los dos grandes luminares del cielo, sobre sus virtudes inapreciables,
concurrentes a la existencia sana sobre la tierra, Alexander Sethon, llamado el Cosmopolita,
vitupera la inconcebible debilidad de los hombres que, en su mayor parte, pasan de la
inatencin adquirida por el hbito, al olvido lentamente instalado en la sujecin:

En esta santa y muy verdadera ciencia, se encuentra en las tinieblas nocturnas
aqul para quien no luce el sol; est en la obscuridad espesa aqul para quien,
de noche, no aparece la luna.



La cuarta estampa desvela, positivamente, uno de los ms grandes arcanos de la obra fsica.

El influjo csmico, en abanico inmenso de franjas rectas, alternativamente rayadas y
salpicadas, cae, desde el centro del cielo, de un punto que se sita entre el sol y la luna.

No hay autor que haya indicado tan sinceramente el agente principal del movimiento y
de las transformaciones, tanto en la superficie como en el centro de la tierra. Es precisamente
la intervencin de este agente csmico, quien diferencia a la alquimia de la qumica,
orgullosamente emprica y paralela. El secreto se muestra hasta el punto importante, que
Magophon hizo sin duda un esfuerzo muy grande contra s mismo para disimularlo cuando
acab de escribir estas pocas lneas, sin embargo muy significativas:

Sin en concurso del cielo, el trabajo del hombre es intil. No se injertan los
rboles ni se siembra el grano en todas las estaciones. Cada cosa en su
tiempo. La Obra filosofal es llamada la Agricultura Celeste, y no sin razn;
uno de los ms grandes autores ha firmado sus escritos con el nombre de
Agrcola, y otros dos excelentes adeptos son conocidos bajo los nombres de
Gran Campesino y Pequeo Campesino.



La quinta imagen nos hace entrar en el laboratorio, donde reconocemos a nuestros dos
recolectores de roco, que vierten ahora su provisin desde el gran plato de la escena
precedente, en la cucrbita de esta. Este rpido encadenamiento del trabajo proclama que es
preciso emplear, en todo su frescor, el lquido que, en cuanto a nosotros, filtramos
inmediatamente con minuciosidad.

Estamos aqu en presencia de la tan secreta destilacin que vemos expresada sin
rodeos, por las diversas manipulacioens del infatigable matrimonio. Estas nos mostrarn con
cuanta razn fue el destilador designado tambin con el nombre de rosario.

La destilacin ha sido detenida pues, en el momento preciso en que la muy delicada
fraccin correra el riesgo a su vez de partir hacia el matraz de la recepcin. Esta parte, la
esposa la retira de la cucrbita con una cuchara, para encerrarla en una vasija con gollete que
muestra entonces, por transparencia, cuatro partculas de coagulacin. Entrega a continuacin
el frasco a un hombre de complexin atltica, desnudo, erguido y en desequilibrio, el pie
derecho sujeto sobre una pequea elevacin. Era esta, para Altus, una manera muy prudente
de figurar a Vulcano del que nadie ignora que era cojo. Desdichado esposo de Venus, no es
de ella, de sus propias manos de quien recibe la botella, mientras aprieta contra s a un joven
nio inanimado?

Sera un grave error que se pudiera creer que este hombre musculoso atentase, en
cualquier forma que fuese, contra la vida del nio, ya que concurrir, muy al contrario, a
devolvrsela ms tarde. La masacre de los inocentes no se sita en este comienzo de la Gran
Obra; el simbolismo podr parecer cruel en nuestra poca donde la sensibilidad verdadera ha
cedido el lugar a la ms boba sensiblera, cuando, por otra parte, no se negoci nunca tan
barato con la existencia humana.



La plancha seis es la continuacin de la quinta, nos dice Magophon quien, en eso,
tiene tanta ms razn cuanto que hace la observacin de que las operaciones son siempre
efectuadas por un hombre y por una mujer, simbolizando las dos naturalezas.

Esta es tambin nuestra opinin que se encuentra confirmada por la particularidad,
bastante sorprendente, de que la pareja, aplicada a las manipulaciones, cambia de vestimentas
en cada una de ellas y parece, adems, no estar siempre compuesta de los dos mismos
individuos. Ciertamente, si se trata bien del alquimista y de su fiel compaera, el uno y la otra,
en sus transformaciones, subrayan las que sufren en el curso del largo trabajo los dos
protagonistas minerales.

Ante el complicado horno, que volveremos a encontrar a continuacin, las tapas de los
dos pares de vasos de fondo circular, continan atrayendo nuestra atencin. Era ya su forma
de pequeas cucrbitas sin pico, y es ahora esta especie de levitacin, en la intencin de
suscitar toda reflexin fecunda en el aficionado. As cubierta, la vasija cilndrica asegura la
circulacin lenta y cerrada de la verdadera cohobacin de la que Sulat nos seala la gran
importancia.



La operacin que vemos en lo alto y a la izquierda, reune el producto de las dos
destilaciones realizadas, con el resultado de la confortacin inmediatamente precedente; sta
ha sido aplicada al extracto nebuloso ya concentrado y animado por el fuego de la luna. La
operadora ha vuelto el vaso, sin duda enfriado, encima del gran plato, que hemos visto y
volveremos a ver ms adelante, al mismo tiempo que su compaero vierte el segundo
destilado conservado en el grueso matraz de panza redonda.

Es aqu el lugar de que digamos algunas palabras de la destilacin, que los autores han
presentado como una de las fases ms importantes de la Gran Obra. Sin embargo estas
descripciones son lo ms a menudo confusas y no parecen aplicarse al fenmeno fsico
conocido bajo el vocablo. Hay pues, ciertamente, un sentido particular, que la cbala debe
permitirnos reconocer.

El trmino francs distiller (destilar) viene del griego y est formado por el adverbio
diz, dis, dos veces y por el substantivo stlh, stil, por poco que sea, una cantidad muy
pequea.

Ya la forma en que los griegos escriban la palabra le, con la episemon, mostraba
un valor especial y obligaba a considerarla atentamente. En efecto, pishmon, episemon,
mostraba un valor especial y obligaba a considerarla atentamente. En efecto, pishmon,
episemon, significaba marca distintiva, signo, lo que est sealado.

El sentido oculto de destilar, de destilacin, traduce la operacin secreta que consiste
en hacer caer muy poco agua sobre la tierra en dos tiempos consecutivos. Se trata, en suma,
de imbibir, de practicar estas imbibiciones o destilaciones de las que hablan los tratados, y que
hacen que la tierra, hasta entonces estril, se impregne, se ablande, se abone, sustente su
germen y se vuelva fecunda.



Esta octava plancha es a su vez completada o ms bien detallada por la tercera, que
debera seguirla inmediatamente. Ella rene las partes principales de la alegora perfecta del
mercurio que dos ngeles presentan de forma gloriosa. As la materia de la Obra es
personificada por el dios mitolgico que se cubre con un ptaso alado y singular, y que se
encuentra erguido, teniendo a sus pies dos astros hermticos. Encerrado en el huevo filosofal,
y bajo los rayos del astro csmico, es llevado sobrenaturalmente en el seno del elemento
exterior que le es muy especialmente familiar. En efecto, el viento lo ha llevado en su vientre,
-portavit eum ventus in ventre suo-, segn el apotegma retomado a menudo por los autores
que expresan, de esta suerte, el carcter voltil del medio donde el mercurio filosfico es
concebido y se desarrolla.

A izquierda y derecha de la composicin, repartidos en dos grupos, diez pjaros en
vuelo convergen sobre el huevo hialoide, de los cuales, los dos primeros llevan en sus picos,
en la extremidad de una rama vegetal: uno, el signo del trtaro, el otro el del harmonaco.

As volveremos a encontrar la segunda sal que el espesamiento ha elevado a esta
cudruple potencia, sealada por los dos pares de asteriscos y confirmada por otra parte por la
luna, en su ligazn con Saturno aguzado con hierro, tal como lo podemos volver a ver sobre la
figura que precede.



El lector serio y atento no se sorprender si le decimos que esta novena plancha no
est ms en su lugar que la cuarta, que habra de precederla inmediatamente. Es fcil
comprender que esta parte segunda de la preparacin previa a la obra, se sita junto a la de la
recogida inicial a la que hemos asistido sobre la estampa que lleva la cifra 4. El precioso
lquido es sometido ahora a la accin del fluido universal, en grandes platos circulares donde
parece cubrir un lodo espeso y negro.

Estas dos fracciones de la fase preliminar de la Gran Obra, deben ser efectuadas
siempre en la estacin que designan los dos animales de sus imgenes, pese a la afirmacin de
Magophon a propsito de la cuarta plancha- pronunciada en el tono, un poco falaz, de una
benvola franqueza.

Que el Carnero y el Toro corresponden a los dos principios, mercurio y azufre, es un
hecho innegable, lo que nos conduce a los dos actores de la va seca. Estos, precisamente,
sern sometidos ms tarde a la accin del agente csmico que se trata, de antemano, de
acumular y de retener, y sin el cual la obra del sabio no sera ms que una sucesin banal de
operaciones relevantes slo a la qumica.



De capital significacin y concerniendo al vaso de la naturaleza, reaparecen los dos
signos encontrados sobre las estampas VI y VII y que, vertidos de sus botellas respectivas,
ocupan ahora los dos platillos de una balanza. Este utensilio ha sido depositado sobre la mesa,
tal como lo ser de nuevo sobre la decimotercera imagen. Como nos muestra su stil y su
aguja en ngulo oblicuo de treinta o cuarenta y cinco grados frente al gancho de suspensin,
no estara ah la indicacin sutil de proporciones que iran del simple al doble? Es en todo
caso la posicin que presentan, de nuevo y singularmente, estando la balanza a la espera de la
pesada, sus platillos de nivel, sobre la plancha XIV. Hay lugar para estar perplejos, de tal
suerte que se estara tambin fuertemente inclinado a deducir que los dos ingredientes fuesen
de pesos semejantes, o que la balanza ordinaria no fuese de ninguna ayuda.

A la izquierda pues, est el asterisco del harmonaco, a la derecha, la corola del oro
filosfico; evocando esta el azufre y aqul la sal. Con muy grande habilidad la mujer los
vierte juntos, en el mismo matraz inmediatamente marcado con los dos jeroglficos. El
operador que dispone ampliamente de mercurio, enriquecido sobre la plancha precedente y
conservado en un frasco panzudo, el operador, decimos, aade este primer principio a los
otros dos ya mezclados, y se aplica, con su compaera, a establecer lo mejor posible las
proporciones y los pesos de la naturaleza.



De buenas a primeras, esta composicin parece en todo semejante a la octava.

Pese a ello Mercurio, o Hermes, en su huevo transparente, se levanta sobre la tierra de
su nacimiento, que es ahora luminosa, como la difana substancia que constituye, segn
Savinien de Cyrano de Bergerac, la superficie ordinariamente inconcebible del sol. Es un
verdadero placer leer lo que nos dice el filsofo con respecto a esta tierra sublimada que es la
del matraz de Jacob Sulat y de las grandes llanuras del da, la que tambin es semejante a los
copos de nieve ardiente.

El dios Mercurio, en lugar del ptaso habitual lleva, esta vez tambin, una suerte de
bonete. Este tocado, horadado por dos ojos abiertos y flanqueado por alas desplegadas, toma
as el aspecto de una lechuza en vuelo.

He aqu curiosamente manifestado, el conocimiento que simboliza el pjaro nocturno,
consagrado a Minerva y encaramado sobre un vaso en el anverso de las monedas de Atenas.
Ilimitado saber suministrado por el mercurio de los filsofos que no tiene la menor relacin
con el azogue o el mercurio del comercio. El de los sabios, en el grado de exaltacin que ha
conseguido aqu, se convierte en un verdadero y profundsimo espejo, fuente de reflexin del
presente eterno e inmutable.



Igual que la placha precedente pareca renovar la octava, la que se presenta a su vez
ante nuestros ojos recuerda tambin a la novena, casi hasta la identidad.

Si el carnero y el toro, que se ven sobre las dos imgenes, representan sin duda alguna
los dos protagonistas de la Gran Obra, es decir el mercurio y el azufre, simbolizan tambin, y
no menos ciertamente, los dos meses ms ricos de la estacin primaveral. El movimiento de
las ondas se ha vuelto considerable, el cual es transmitido al licor dulce e ntimamente
agitado, ilustrando de manera positivas el primer prrafo de la Tabla de Esmeralda:

Si, es sin engao, cierto, y muy verdadero. Lo que est debajo es como
lo que est arriba. Y lo que est arriba es como lo que est abajo, para
realizar los milagros de una cosa.

Las ondas son esta aguas que Dios separ, o ms bien sublim, al comienzo del Libro
del Gnesis y que los antiguos alquimistas, en su creacin microcsmica, han llamado las
aguas celestes.

Pues sera preciso no tomar por nubes, cargadas de lluvia e impulsadas por el viento,
la espesa ebullicin que, sobre la presente estampa, la luna regulariza an ms que el sol. A
ejemplo del Maestro, hemos recordado a menudo la condicin, sine qua non y exterior, que el
seor des Marez tuvo l mismo la intencin de que fuera comprendida y respetada.

La pareja de alquimistas habiendo llenado su voluminoso frasco con el lquido, ms
rico an despus de esta segunda exposicin, se lo da de nuevo al dios Mercurio que
Magophon, sobre la novena plancha, ha visto ya comprando el mismo puchero de esta agua
divina a una campesina. El mercurio filosfico, tal como lo dicen todos los autores y lo
prueba la experiencia, busca vidamente al espritu universal del que nuestro licor est aqu
cargado hasta la saturacin, hasta permitir fcilmente su increble y del todo natural
cristalizacin.



Se notar sin duda, al examinar esta imagen, que se divide entre la prctica y lo
simblico, que se parece a la dcima; en suma, que se suceden seis planchas que, por parejas
y a primera vista, parecen idnticas. Esto no es exacto como se ha visto, y esta vez adems, se
revelan al examen variantes muy significativas.

El hombre que vierte simultneamente sobre cada uno de los platillos de la balanza, no
tiene ms que dos asteriscos en el frasco de su mano derecha, mientras que del frasco que
sostiene con la izquierda cae un sol minsculo, en el lugar y puesto del flosculus
anteriormente suministrado.

Los dos pequeos signos radiados, que quedan en el recipiente, constituyen juntos el
famoso RE, a saber los dos tercios de RER, y la mitad del RERE inicial.

Aunque el recipiente haya recibido tambin su cantidad sobreabundante del influjo de
la segunda exposicin, aunque est inclinado casi hasta la horizontal para ser cerrado, no
deber escaprsele al observador la doble singularidad, primero, de que el signo del
armonaco haya desaparecido, y luego, que la superficie del bao mercurial no haya
cambiado, cuando debera ser plana y perpendicular a la vertical. No existen ah dos
indicaciones particulares, concurrentes a establecer que el matraz ordinario de los laboratorios
no es ms que el smbolo del huevo en cuya composicin la misteriosa sal de armona se
encuentra absorbida?



Los tres hornos que ocupan el rectngulo superior de esta plancha penltima,
corresponden separadamente a cada uno de los tres personajes situados directamente por
debajo, a fin de evocar juntas las tres partes principales y netamente distintas de la ltima
coccin. Estas dos mujeres, con su rueca pasada en la cintura, y este muchacho que ha puesto
su raqueta y su pelota, en la atencin y el cuidado que dispensan para el buen funcionamiento
de la lmpara de calefaccin, expresan cun necesario es que el calor sea mantenido y bien
regulado, en el curso de esta minuciosa operacin. Es as que con mucha destreza y
simultneamente, se les ve arrancar, con las tijeras, la parte quemada de la mecha y rellenar de
combustible el reservorio.

A continuacin de los dos astros minerales en exaltacin, una aprehensin invisible
vuelca dos cpulas encima de dos discos de reborde delgado, que prolonga un mango con
empuadura. A menor escala, estos cortadillos se muestran bastante semejantes a los
recipientes que se perciben en los hornos inmediatamente superiores. Se derrama un delgado
y espeso chorrillo, que cubre la placa de la izquierda, pero falla en la de la derecha y resbala
hacia el exterior. Aqu, la falta que subraya la mujer es grave, dos dedos levantados en
imitacin de los cuernos del diablo; all el xito que el hombre muestra con el ndice;
llevndose uno y otra la mano izquierda a la boca en la mmica del silencio.

Este disco, provisto de un burlete y de un mango, aparece como el espejo respecto al
cual los antiguos autores se mostraron tan discretos y en el cual el alquimista sorprende todos
los secretos de la Naturaleza. La luna maravillosa est constituda por el mercurio de los
sabios impulsado al punto ms extremo de su purificacin. A este mercurio solar se le ve en el
interior del matraz, bajo el jeroglfico bien conocido, completado sin embargo con el punto
central que hace, del crculo, el smbolo del oro y del sol.



He aqu la ltima figura y la tercera que toma, aun cuando lacnicamente, el lenguaje
habitual de las letras impresas:

OCULATUS ABIS Te vas clarividente

El sueo se ha realizado y la escala de comunicacin con las esferas reputadas
inaccesibles, habiendo terminado su oficio, es abandonada, acostada sobre el suelo. En el
curso de nuestro examen de los catorce grabados que se han sucedido se habr podido
concebir en qu consiste la subida y despus la bajada, el ascenso y el descenso operativos,
entre el cielo y la tierra por medio de la escala de la Filosofa. El instrumento simblico,
tapado en el diseo por la pareja en oracin, no muestra ms que once escalones, en lugar de
los doce que los ngeles del principio dejan aparecer, de acuerdo con el Tratado llamado la
Escala de los Filsofos.

Los trabajos de Hrcules, o del alquimista, estn terminados y el hroe, un poco
fatigado, no obstante su potencia, parece a primera vista estar dormido sobre el pellejo del
terrible len de Nemea, teniendo junto a l su maza que le es intil en lo sucesivo.

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