El Habito No Hace Al Monje

El hbito no hace al monje (o qu leemos y por qu)
Publicado el Viernes, 4 de noviembre de 2005 por Maria Elena Mateo
Segn la Encuesta de hbitos y prcticas culturales en Espaa 2002-2003, los espaoles, en una escala del 0 al 10, tienen una media de 57 de inters por la lectura/literatura. Ante este tipo de datos lo primero que me planteo es: Qu quieren decir con inters por la lectura/literatura? A m puede interesarme mucho la papiroflexia y no saber hacer ni un barquito de papel. Y, una media de inters de 57, es un ndice bueno o malo? Lo que s deja claro todo ese cmulo de datos, es que leemos ms libros que hace unos aos. Para lo que no hace falta recurrir a encuestas o estadsticas, es para comprobar que nuestros gustos literarios han cambiado con los tiempos (The times they are a-changin, como dira Bob Dylan). Seguramente existirn infinidad de factores para ese cambio, pero creo muy factible que el tiempo que dedicamos a la lectura y el lugar dnde leemos haya tenido mucho que ver. La aparicin de nuevas formas de ocio nos han obligado a diversificar nuestro tiempo y la lectura ha sido relegada a un segundo plano, perdiendo la batalla frente a nuevos entretenimientos tecnolgicos y audiovisuales. Quiz por eso, para muchos el nico tiempo reservado a la lectura son los breves momentos en que no estn enganchados a una pantalla: cuando van en metro.
Teniendo en cuenta el nmero de lectores que puede contemplarse en sus vagones, el metro se ha convertido en el ltimo reducto de la cultura; y as parecen entenderlo tambin los que crean iniciativas como la del Bibliometro de Madrid. Para saber qu es lo ms ledo, ya no es necesario consultar las listas oficiales de libros ms vendidos, basta con darse una vuelta por el metro (ese gran barmetro literario) y comprobar qu leen sus pasajeros. Evidentemente, por muy largo que sea el trayecto y muy grande el poder de concentracin del lector, no me imagino a nadie capaz de leer obras cuya profundidad literaria requieran para su completa comprensin, un gran esfuerzo, una lectura larga y continuada y, en ocasiones, ms de una lectura; por lo que me parece una muy buena razn para que la nueva literatura haya pasado a ser mucho ms ligera y digerible. Todava recuerdo los meses que me cost leer, tranquilamente y en mi casa, La montaa mgica, de Thomas Mann; seguramente, si la hubiera ledo en el metro hubiera tardado aos, y desde luego no la hubiera disfrutado ni la mitad. Pero en la evolucin de los gustos literarios influye tambin algo tan superficial como la moda, que decide por nosotros qu debe gustarnos y qu no. Si hace unos aos eran las novelas de terror de Stephen King, de abogados de John Grisham o de intriga poltica de Tom Clancy, las que estaban de moda; ahora son las novelas histricas.
La moda y una buena promocin convierten en best-seller cualquier novela, independientemente de su valor literario; pero llega un punto en el que, como slo se leen y publicitan best-seller, stos han pasado a convertirse en sinnimo de calidad. Los best-seller dirigen nuestras lecturas y, claro est, las adquisiciones de las bibliotecas pblicas que, con su escaso presupuesto, intentan complacer las demandas de sus usuarios. Por ello, siguen el camino marcado por premios literarios, libros ms vendidos o novelas recientemente adaptadas cinematogrficamente; lo cual es la excusa perfecta para redescubrir algn viejo best-seller y enganchar a nuevos lectores (como seguramente pasar con la adaptacin cinematogrfica de El perfume, de Patrick Sskind, que todo el mundo lea a finales de los 80). Pero, qu sucede cuando los aos pasan y las modas cambian? Que, en las bibliotecas, los libros antes tan demandados por los usuarios pasan a acumular polvo en las estanteras o en el depsito, si no hay una iniciativa que los rescate del olvido, como la que nos comentaba Catuxa este verano. Llegado este punto, es cuando empieza a entrarme el gusanillo por saber realmente cunto leen los lectores de ahora las viejas glorias de antao y, como se ve que de mi etapa biblimetra me queda una pequea obsesin por
contar palitos e interpretar datos en cuanto tengo la menor oportunidad, me he embarcado en un pequeo estudio. Aunque la tentacin de realizar un estudio sobre el prstamo de los best-seller de los ltimos 100 aos era muy grande, me he limitado a las tres primeras novelas de cada ao entre 1990 y 1998, correspondientes a los best-seller de Estados Unidos, ya que no he podido encontrar una lista similar que abarque un periodo tan extenso para Espaa; por esto, hay que tener en cuenta el consiguiente desfase que pueda darse entre los gustos estadounidenses y los espaoles, que no de su promocin que unifica las lecturas de todo el hemisferio occidental. Para el anlisis de prstamo de las 27 novelas seleccionadas, tras la traduccin de los ttulos, he consultado el catlogo colectivo de la Red de lectura pblica valenciana, seleccionando slo los libros publicados en espaol, contabilizando los ejemplares de cada uno y, de stos, cuantos estaban prestados el 30 de octubre de 2005 (ejemplares que constan como disponibles a partir de una fecha dada). De estas 27 novelas, he podido sumar un total de 1514 ejemplares, siendo la media de copias por novela de 56. El mximo nmero de ejemplares corresponde a los 133 de Las llanuras del trnsito, de Jean M. Auel (siendo 5 las novelas que exceden las 100 copias) y el mnimo son los 6 ejemplares de Las cuatro despus de la medianoche, de
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Stephen King, ambos best-seller en 1990 en Estados Unidos. Pero las cifras que he manejado sobre los prstamos de esas novelas estn muy lejos de las copias de que disponen las bibliotecas valencianas. De los 1514 ejemplares, tan slo 76 estaban prestados, lo que corresponde apenas al 5%. Otra vez el mximo nmero de prstamos corresponde a la novela Las llanuras del trnsito, con 19 copias prestadas. Pero lo ms triste es el nulo prstamo de 8 novelas que, en conjunto, suman 241 ejemplares. Por lo que he podido apreciar, la antigedad de la novela, o ms bien el ao en que fueron best-seller, no es un motivo determinante para el prstamo o no de una novela. Y, aunque el nmero de prstamos entre las novelas que encabezan el ranking de cada ao (42 copias prestadas) es superior a las de las novelas que estn en segundo o tercer lugar (16 y 18, respectivamente), este dato no es necesariamente significativo ya que tambin tienen un nmero de ejemplares superior (801 frente a 364 y 349), mantenindose el porcentaje en un 5% de prstamo de los nmeros 1. Como podis ver, y perdonadme los errores que haya podido cometer al recopilar estos datos, este pequeo acercamiento bibliomtrico al prstamo de novelas que en otro tiempo acaparaban todas las lecturas, deja bien claro cmo las modas o los lectores han cambiado, demostrando
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empricamente lo que al principio del texto era slo una teora. Las razones por las que ciertos libros todava siguen prestndose y otros no requeriran un anlisis mucho ms profundo que ste, en el que se tendra que valorar si adems de best-seller son realmente novelas de calidad que pueden superar la moda del momento; y tambin factores como la temtica, el escritor, el estilo literario y muchos otros. En cualquier caso, espero que haya ilustrado suficientemente mis divagaciones previas y que nos lleve a todos a apreciar en todo su valor la mxima de John Ruskin: Todos los libros pueden dividirse en dos clases: libros del momento y libros de todo momento

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