El autor resume la función social de la literatura a lo largo de la historia y cómo ha cumplido diversas funciones dependiendo del contexto social. Explica que en la España de principios del siglo XX, tras la Primera Guerra Mundial, la literatura se enfocó principalmente en la creación artística y estética debido al clima de optimismo y progreso que se vivía.
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El autor resume la función social de la literatura a lo largo de la historia y cómo ha cumplido diversas funciones dependiendo del contexto social. Explica que en la España de principios del siglo XX, tras la Primera Guerra Mundial, la literatura se enfocó principalmente en la creación artística y estética debido al clima de optimismo y progreso que se vivía.
El autor resume la función social de la literatura a lo largo de la historia y cómo ha cumplido diversas funciones dependiendo del contexto social. Explica que en la España de principios del siglo XX, tras la Primera Guerra Mundial, la literatura se enfocó principalmente en la creación artística y estética debido al clima de optimismo y progreso que se vivía.
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El autor resume la función social de la literatura a lo largo de la historia y cómo ha cumplido diversas funciones dependiendo del contexto social. Explica que en la España de principios del siglo XX, tras la Primera Guerra Mundial, la literatura se enfocó principalmente en la creación artística y estética debido al clima de optimismo y progreso que se vivía.
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Funcin social de la literatura
Por Francisco Ayala (Granada, 16 de marzo de 1906)
1 Existe hoy bastante discusin en Espaa acerca de cul debe ser el fin de la actividad literaria o, en otros trminos, cul es la funcin que a la literatura corresponde cumplir en el seno de la sociedad. (Sin ir ms leos, vase en el n!mero " de esta revista el art#culo que $uillermo de %orre dedica a comentar el libro de &arra'(pe) sobre la narrativa del exilio.* Este tipo de discusiones, cualquiera sea su empaque doctrinal, apuntan siempre hacia la prctica y tienen un fuerte carcter preceptivo+ las posiciones que en ellas se enuncian suelen ser postulaciones pro,ramticas. Si nos proponemos el esfuer)o de tomar al,una distancia ampliando as# nuestra perspectiva histrica -a lo cual nos invita el planteamiento mismo del tema en la forma en que se nos ha dado- qui) descubriremos que, en el terreno de los hechos, y a lo lar,o del tiempo, la literatura ha cumplido las funciones sociales ms diversas, aunque, en cuanto arte, sus productos hayan siempre de salvarse o sucumban en el olvido se,!n la calidad esttica lo,rada, que es en definitiva el criterio de toda creacin art#stica. Ese esfuer)o de aleamiento que propon,o en busca de una cierta obetividad no ha de ser, por lo dems, ha)aa dif#cil para quienes, en el curso de su vida, han tenido la experiencia de dos pocas muy diversas, y a!n se han asomado a otras fases histricas de si,no distinto -penoso privile,io concedido a los hombres de mi ,eneracin por el aceleramiento casi verti,inoso del cambio social, una de cuyas mutaciones cr#ticas por s# sola hubiera bastado ya para desconcentrar una existencia humana, cuanto ms los viraes tremendos impuestos al proceso histrico por obra de dos ,uerras mundiales y, ahora, esta portentosa post,uerra. .ir#a yo, pues, que dentro de la multiplicidad de funciones sociales eventualmente desempeadas por la literatura, desde los chantaes del /retino y la amistosa tercer#a de 0 Revista de Occidente, 12 poca, n3 04, enero 056". Este ensayo fue escrito para ser publicado en el n!mero doble de noviembre'diciembre, 0567, consa,rado al tema 8"4 aos despus (0517'0567*9. 0517 fue el ao en el que se fund la Revista de Occidente. :,ina 0 de 00 $arcilaso en sus exhortaciones famosas A la flor de Gnido hasta las delicuescencias de un ;uan <amn ;imne), cabe hacer -y ello ser#a qui)s aplicable a todas las artes- una clasificacin principal se,!n que la funcin dominante sea de utilidad inmediata o bien de recreacin. (os palacios barrocos y las catedrales ,ticas que tantos turistas visitan en nuestros d#as, las vasias ,rie,as o chinas que admiramos en los museos, fueron fabricados -con arte- para servir a usos perfectamente definidos, aunque el decoro suntuario que constituye su adorno aada una intencin de presti,io a favor de la estructura de poder en la correspondiente sociedad, y envuelva, en relacin con tal propsito, un elemento de placer luoso. Este !ltimo pasar a primer trmino en aquel arte, incluso el literario, cuya funcin capital sea recreativa. Sirve de diversin este arte, en un sentido u otro, a quienes puedan darse su luo, que no necesita ser ma,n#fico, como en el caso del ,ran seor+ puede ser tambin el luo modesto de la ,ente menuda. .esde la orquesta de cmara que se costea un pr#ncipe melmano hasta el disco de rock'n'roll en que se ,asta el estudiante su dinero del domin,o, la escala es por dems amplia. /hora bien, dentro del conunto de las artes, el caso de las literarias es notoriamente el ms complicado. (a literatura se hace con palabras, y las palabras con si,nos, comportan ideas que nunca tienen esa neutralidad relativa de los materiales con que el pintor pinta su cuadro y el escultor esculpe su estatua. Si en todo caso el arte puro es una aspiracin inalcan)able, la poes#a pura es desde lue,o empeo desesperado. En la expresin esttica lo,rada mediante formas literarias se aloar siempre un elemento intelectual cuya eliminacin completa, si posible fuese, har#a f!til del todo la obra misma. = ese elemento intelectual es perturbador, porque lo que pudiramos llamar contenido racional de la literatura compite en su propio derecho con la forma art#stica, disputndole el inters de los lectores. Estos reciben simultneamente con la impresin esttica un mensae intelectual que no consiente el mismo ,rado de subordinacin a que otros materiales se someten, pues su importancia para la calidad de la obra resulta decisiva. El mensae podr disimularse, adel,a)arse deliberadamente, y lle,ar a ser muy tenue+ pero puede tambin alcan)ar en cambio una intensidad enorme, acrecentada por las virtudes de la expresin potica. (a literatura, pues, no slo suscita emociones estticas, sino que transmite siempre, a la ve), :,ina 1 de 00 una expl#cita interpretacin de la realidad. >echas estas sumarias indicaciones de carcter ,eneral cuya finalidad se reduce a enmarcar el tema propuesto, habr de permit#rseme que evoque la situacin de la literatura en Espaa -y nunca olvidemos que Espaa est en Europa, en el mundo+ durante los pasados decenios se ha pretendido i,norarlo, y a la vista estn las consecuencias-+ cul era aqu#, di,o, la situacin de las letras cuando me inici yo en su eercicio, hace precisamente cuarenta aos. (a terminacin de la primera ,uerra mundial hab#a difundido por todo el ?ccidente una exaltad#sima sensacin de euforia ms all de la feli) relaacin que de ordinario si,ue a los per#odos de ri,or extremo. El triunfo de los aliados, adems de poner trmino a la contienda, parec#a confirmar y dar culminacin a la ,ran ola 8pro,resista9 que, con diversas fases y bao diferentes aspectos, avan)aba por al planeta desde el <enacimiento. /hora, ese triunfo militar si,nificaba, cre#amos, el triunfo definitivo de la civili)acin, la libertad, la democracia, el socialismo y los sentimientos humanitarios. @iertamente, no todo era perfecto+ ciertamente, quedaban por hacer muchas cosas+ pero la v#a estaba expedita, y no hab#a motivo para preocuparseA era cuestin de tiempo y de detalle -aqu# un retoque, una reforma all, y el resultado del happy world estaba a la vista-. Bncluso la revolucin rusa se insertaba dentro de este cuadro. %rastorno pasaero ocasionado en el oriente europeo por el re)a,o de la autocracia )arista, ofrec#a otro camino, ms o menos plausible, hacia el socialismo, que en definitiva contaba con las simpat#as de todos los esp#ritus pro,resistas, o en el peor de los casos con su benvola curiosidad. En cuanto al fascismo italiano... Cun fenmeno mar,inal de pintoresca extrava,anciaD En semeante atmsfera de confian)a y se,uridad que slo despus hubo de parecer insensata, y de espontaneidad social muy efectiva, la literatura pudo avan)ar, al lado de la pintura y de la m!sica, en la direccin del arte por el arte, es decir, de la pura ,ratuidad esttica, que ven#a marcada desde el si,lo anterior y hab#a de culminar en lo que ?rte,a describi como deshumani)acin del arte -sin preconi)arla-. E:or qu ten#a la literatura que car,arse de intenciones aenas -pol#ticas, econmicas, sociales, metaf#sicas-, si cada una de stas dispon#a de su veh#culo idneo en la sociedadF El arte no deb#a ser sino arte+ y :,ina 7 de 00 el literario, como los dems, aspirar a la pure)a. Si se contempla retrospectivamente el panorama de la actividad intelectual en la Espaa de aquel per#odo, su produccin librera, sus revistas, sus peridicos, aquellos estupendos diarios, es inevitable repetirse la pre,untaA E:or qu las novelas o los poemas hab#an de portar un contenido pol#tico o postular tales o cuales reivindicaciones socialesF .esde lue,o, a nadie, si de ello ,ustaba, se le imped#a hacerlo as#, y ah# estn para prueba las diatribas -no slo en verso, sino poticas- de Gnamuno contra :rimo de <ivera y el rey, y un par de novelas de <amn Sender y :ep#n .#a) Hernnde), favorecidas por el xito y el aplauso. :ero, dada la atmsfera espiritual de la poca, es muy comprensible que la entonces nueva ,eneracin viera esa poes#a y esa novela pol#tico'social como fruto de una actitud anticuada, como supervivencia romntica y naturalista+ en verdad, lo era, ms bien que anticipo, se,!n al,unos piensan ahora, de las tendencias que vendr#an a predominar tras de la ,uerra. (as condiciones de aquella hora propiciaban claramente el cultivo de una literatura de intencin art#stica. .ebo confesar que el trmino 8deshumani)acin9 no me satisfi)o nunca. Empleado con propsito descriptivo, como ori,inalmente lo us ?rte,a, tiene virtudes irritantes -qui)s lo eli,i por ellas- en cuanto que hur,a en las bien arrai,adas connotaciones morales de 8humano9 y 8humanidad9. Bmplicar#a una admisin tcita de que los valores estticos estn fuera del mbito humano, siendo como aenos al hombre. Empleado con nimo dero,atorio y polmico, arroa toda la indi,nacin moral que de aquellas connotaciones dimana sobre quienes, seres depravados y protervos, se propusieron deshumani)ar el arte. (o cierto es que su empeo -cultivar un arte primordialmente orientado por el valor esttico- constituye un motivo perfectamente humano y sirve a un fin social muy claro en las condiciones culturales que en su momento prevalec#an. Io conviene olvidar que, por ve) primera desde hac#a si,los, Espaa hab#a vuelto a encontrarse instalada de lleno en Europa. (a viea aspiracin europei)adora que la ,eneracin del 5J convirtiera en clamor desesperado, se hab#a cumplido por fin, incluso con la intensidad que supone la paradoa unamuniana de 8hispani)ar a Europa9+ pues, ,racias al esfuer)o sostenido que culminar#a en la ,eneracin si,uiente, y de modo muy concreto en las que se han llamado 8las :,ina " de 00 fundaciones de ?rte,a y $asset9, los venes de la entonces nueva ,eneracin, en lu,ar de recibir modas de fuera e imitarlas con provinciano retraso, estaban en condiciones de aportar al conunto europeo el in,rediente espaol -hispani)ando a Europa-, y en efecto as# lo hicieron. :udieron hacerlo as# con todo aplomo -qui)s con un aplomo insolente- porque pisaban el suelo firme de la se,uridad intelectual creada por sus mayores. Eran espaoles europeos, o europeos espaoles, que viv#an y produc#an -para tomar la frase de ?rte,a- a la altura de los tiempos. :or lo dems, ser#a errneo atribuir a los cultivadores de la literatura que se motea de 8deshumani)ada9 una despreocupacin 8bur,uesa9 por las cuestiones pol#tico'sociales, pues lo contrario es cierto. /l,unos, ms artistas que intelectuales -y entre ellos, $me) de la Serna, la ,ran fi,ura mundial de aquella nueva literatura- desenvolvieron su interpretacin esttica de la realidad sobre un fondo de total indiferencia hacia cualesquiera otros aspectos+ pero esto depende en !ltimo trmino de personales idiosincrasias. / :icasso el cubismo no le impidi, un d#a, adherirse al partido comunista. = dentro del campo de las letras espaolas de aquel per#odo, pudimos ver al autor de Luna de copas, /ntonio Espina, editando una revista de lucha pol#tica republicana en colaboracin con .#a) Hernnde), autor del El blocao; o a $arc#a (orca 8devolviendo9 sus clsicos del si,lo de oro al pueblo 8elemental9 de nuestras aldeas. = Eacaso ;or,e $uillen, el poeta puro por antonomasia, no ha terminado escribiendo ese Marea!nu que la polic#a hubo de requisarF (o cierto es -y esto es tambin lo si,nificativo- que, en ,eneral, los escritores de van,uardia ten#an una conciencia pol#tico'social bien despierta, en #ntima conexin con su actividad literaria. En ,eneral -repito- consideraban este tipo de literatura como el propio de la nueva poca en perspectiva, el adecuado al hombre nuevo que la sociedad hab#a ,estado y ya estaba dando a lu) ms o menos laboriosamente. :or contraste con la vilipendiada bur,ues#a decimonnica, este hombre nuevo era, para ellos, el obrero liberado. /ctivismo, deportismo, culto de la uventud, anti'intelectualismo, entusiasmo por las mquinas, etc., fueron los temas de ese canto plural a un mundo libre, ,il, asptico y eficiente, al mundo de la tecnolo,#a, que se dibuaba en el hori)onte histrico. /ntes hice alusin al crdito que, con universal simpat#a, abrieron a la revolucin rusa :,ina K de 00 los intelectuales de entonces. Es oportuno recordar aqu# que, en el aspecto art#stico y literario, a!n no se hab#a apretado en la Gnin sovitica el control del Estado, ni se hab#a afirmado la doctrina del llamado realismo socialista+ y si los partidos comunistas proclamaban que 8el arte es un arma9, esa declaracin de principio no parec#a deber coartar la libertad creadora del artista que la es,rime. Iombres como el de &ayaLoMsLi eran para nosotros nombres de van,uardia, y representaban el mismo esp#ritu futurista que el de un &arinetti en Btalia, sin que ello implicara suscribir las respectivas ideolo,#as ni aceptar desde lue,o sus frmulas personales en el orden de la creacin potica... E/caso la propia editorial Revista de Occidente no public por aquellos d#as El tren blindado, de Bvanov, y otras novelas de la revolucin rusaF :odr ar,Nirse a posteriori exhibiendo los errores e ilusiones falsas de aquella actitud+ podr mostrarse, a base de la experiencia suministrada por las actuales masas, que el obrero 8liberado9, en lu,ar de responder a aquel arquetipo humano, repite en un nivel de ms baa ramploner#a las concepciones y los ,ustos del tan deni,rado bur,us+ podr recordarse que los ercitos de >itler, en su alta tecnificacin, estaban formados precisamente por soldados'obreros y hasta si se quiere soldados'in,enieros, cuya eficiencia superior hab#a de descar,ar sobre la tierra cantidades inauditas de sufrimiento, pues el happy world soado entonces es -dada la humana condicin- mera utop#a, y su contrafa) se llama >iroshima. :ero todo esto, advertido a partir de experiencias ulteriores, no obsta para que la literatura de pre,uerra (o 8deshumani)ada9, como se la califica ahora con intensificado acento peyorativo* respondiera en su d#a a un claro sentido social, se,!n las condiciones histricas del momento. .aba expresin a un concepto del mundo dentro del cual compete al arte una funcin propia, de recreacin esttica, sin asumir las que corresponden al ale,ato pol#tico' social, para el que se encuentran en la sociedad otros canales adecuados y propios. @uestin aparte es la de si esa relativa independencia respecto de criterios aenos favorece o perudica a la calidad de la obra. =o dir#a que sta depende, a final de cuentas, de un factor tan aleatorio como la innata capacidad del artista, sus aptitudes y su eventual :,ina 6 de 00 ,enialidad. Oui) no sea del todo irnica la explicacin de Iervi cuando atribuye a estrictas ra)ones de econom#a la belle)a conse,uida en sus estructuras de cemento+ pero tampoco a :icasso le ha impedido la ,raciosa libertad del cubismo ser uno de los ms ,randes pintores de la historia. @iertamente, la literatura -se,!n antes se indicara- comporta en su materia misma un elemento discursivo que afecta de modo ms que accidental a la calidad de la obra+ y es claro que, siendo as#, resultar ms o menos arduo el propsito de pure)a art#stica se,!n la #ndole del escrito emprendido. Io creo atribuible a la sola casualidad el hecho sealado tantas veces de que fuera ms una ,eneracin de poetas que de prosistas, ms de l#ricos que de narradores, la que floreci en Espaa durante el per#odo inmediatamente anterior a la ,uerra. Sin duda, la ma,nitud y el n!mero de sus poetas excelentes no pod#a sino oscurecer por comparacin a prosistas que, en sus propios trminos, eran muy estimables y, en todo caso, si,nos de inters. El que ahora empie)a a acusarse en los medios de la cr#tica acadmica hacia la obra de un Penam#n ;arns, debiera hacer que quienes con ,esto perentorio las desdean reconsiderasen su actitud. (os intentos de ste, los de /ntonio Espina, Qalent#n /ndrs Rlvare) y varios otros, meor o peor lo,rados (y estoy persuadido de que al,unos han de contar en la historia de nuestra literatura*, merecen cuando menos cuidadosa atencin, pues representan experimentos diversos para someter la realidad a un tratamiento de estili)acin intensa de acuerdo con la tendencia predominante en su tiempo. .icho esto, debemos reconocer tambin que tendencia semeante favorece la expresin de la subetividad invitando al desplie,ue l#rico mediante los ms atrevidos y refinados recursos, mientras que se presta mal a los fines narrativos y discursivos. :or eso indicaba que no es obra de la sola casualidad el neto predominio de los l#ricos en la ,eneracin 8deshumani)ada9. :ero, de todas maneras, el factor decisivo ser siempre la imprevisible e incontrolable ,enialidad del artista, del creador literario en prosa o en verso -la ,racia de poeta que el cielo quiso o no quiso darle-+ pues, por debao del contexto histrico y de las bo,as que ste impone (la de una ale,re despreocupacin uvenil con su proclividad fr#vola, para el per#odo en cuestin*, est siempre la esencial condicin humana, a la que el poeta verdadero alcan)a por cualquier camino, Cy tanto ms conmovedoramente, a veces, cuando :,ina S de 00 si,ue el de un u,ueteo al parecer desprovisto de transcendenciaD En Europa, la catstrofe desencaden de inmediato una nueva y opuesta bo,a literaria -la basada en el pensamiento existencialista- dentro de cuya orientacin ,eneral elaboraron sus interpretaciones de la realidad los escritores ,enuinos y ori,inales, mientras que los simples secuaces ofrec#an al mundo el espectculo risible de sus remedos a base de una fraseolo,#a que el manoseo hi)o pronto rid#cula, tal como hab#a ocurrido un si,lo antes al abaratarse el patetismo de los romnticos. En Espaa, se,re,ada de Europa a aquellas horas, clausurada e inmovili)ada por efecto de sus particulares circunstancias, lo que si,ui fue un casi total vac#o literario. /limentndose de ciertas corrientes secundarias de nuestra tradicin inmediata -Paroa, Solana, Eu,enio Ioel- acert @ela a producir en su memorable "ailia de #ascual $uarte un testimonio poderoso de la tremenda condicin humana+ y varios l#ricos empe)aron -y hoy todav#a contin!an- a protestar en el len,uae envuelto de la poes#a contra todo aquello de que en prosa discursiva no pod#a protestarse. .espus, ahora, con la apertura del pa#s al mundo y su creciente reinte,racin a Europa, viene a postularse en fin como novedad !ltima la literatura social, es decir, una literatura aplicada a combatir situaciones o estructuras econmico'pol#ticas que se estiman inustas y a propu,nar acaso, como alternativa, tales o cuales soluciones, ms o menos concretas. Es probable que esta preceptiva literaria, al asi,nar a poetas y novelistas la tarea de suplir por procedimientos indirectos aquella funcin de cr#tica pol#tico'social cuyos canales ordinarios se encuentran obturados, responda en efecto a la anmala realidad histrica de la Espaa contempornea+ y desde lue,o estoy se,uro de la buena fe de quienes la sostienen. (a desdicha est, sin embar,o, en que esa postulacin, nacida de las sin,ulares condiciones espaolas, al enla)ar con las corrientes europeas tiene que hacerlo mediante la tesis de la literatura comprometida, cuyo compromiso -ah#, en la Europa libre- no es sino aceptacin voluntaria de la ideolo,#a en que se apoya el 8realismo socialista9. Eso constituye, literalmente, una desdicha, pues, resultado del anacronismo espaol, se presta a las ms daosas confusiones. En verdad, la protesta y las reivindicaciones pol#tico'sociales que t#midamente insin!an aqu# diversos novelistas no han pasado hasta ahora de ser una reiteracin -y por cierto, :,ina J de 00 mucho menos vi,orosa y no ms refinada art#sticamente- de la actitud que en Espaa representaron hace treintaitantos aos %&n, de Sender, y El blocao, de .#a) Hernnde), quienes, combinando residuos de naturalismo con el entusiasmo por las novelas de la revolucin rusa, eri,#an su esfuer)o literario sobre el fondo de una realidad social donde la presencia de un proletariado consciente, or,ani)ado y combativo era factor esencial capa) de darle sentido. &ucho ha cambiado el mundo de entonces ac. Io en la 8patria del socialismo9, sino en Estados Gnidos y Europa, y bao el capitalismo siempre obeto de abominacin, el desarrollo econmico social ha avan)ando hasta un punto en que las or,ani)aciones obreras mismas se han convertido en formidables ,rupos de intereses dentro del sistema, y en que hablar de proletariado es ya pura retricaA los 8proletarios9 franceses e in,leses son esos turistas cuyos ,astos, unto con las remesas de los proletarios espaoles contratados en /lemania, estn sirviendo de palanca para sacar a la pobre Espaa del hondn del 8subdesarrollo9. En esa Europa prspera y socialmente avan)ada -mucho ms avan)ada socialmente que la Gnin Sovitica- el en!a!eent de numerosos escritores no pasa de ser un luo ms que se conceden, el !ltimo toque de la sophistication, mediante el cual asumen verbalmente posiciones hostiles frente al sistema de cuyas ventaas disfrutan sin aprensin, mientras en el fondo se plie,an al conformismo y convencionalismo del partido comunista, ya a un paso de hacerse ,ubernamental dentro de ese mismo sistema. @abe pre,untarse, pues, qu relacin puede haber entre ese ele,ante en!a!eent de muchos intelectuales europeos y los escritores espaoles empeados en denunciar, por contraste con la opulencia de los ricos, la miseria y desamparo de la poblacin indi,ente de su patria, si no es la de un mimetismo bastante superficial. (a situacin que ellos atacan representa el anacronismo viviente de Espaa. = es el caso que slo se permite denunciarla a medida que la incorporacin del pa#s a la vida econmica europea va corri,indola y eliminndola+ con lo cual, si ese tipo de literatura resulta anacrnica para el mundo por referirse a un viviente anacronismo histrico, lo es tambin para la misma Espaa porque expresa una realidad :,ina 5 de 00 que va deando de ser t#picaA condena las chabolas cuando desaparecen, y lamenta el desempleo cuando empie)a a haber demanda de mano de obra en el pa#s. :or otro lado, tambin la fusti,acin espaola de esa que ahora suele desi,narse como dolce vita es mero refleo e imitacin de una bo,a europea nacida de condiciones que apenas, y slo en forma incipiente, comien)an a darse en Espaa, como al,!n comentarista hubo de apuntar a propsito de cierta novela premiada internacionalmente e internacionalmente aniquilada por la cr#tica. En sumaA la teor#a de la funcin social de la literatura, tal cual se la entiende y propu,na hoy entre nosotros, no parece tener demasiado que ver con la sociedad espaola, ni cumplir en ella funcin apreciable, como no sea la de permitirles a los nuevos escritores que, a la salida del t!nel tenebroso en que nacieron o debieron alcan)ar la adolescencia, procuren orientarse y ensayen a tientas sus posibilidades. Ser#a en exceso inusto hacer, como ha habido quien las ha,a, recriminaciones -que no cr#ticas- a los sostenedores de esa posicin. <ara ve) en la historia se dan para una ,eneracin literaria condiciones tan dif#ciles como las que han encontrado estos venes que ahora escriben en Espaa. Io hace falta recapitularlas, ni ponderar su ,ravedad+ son por dems evidentes. Qiolentamente amputados de su tradicin cultural y se,re,ados del exterior, vinieron a hallarse de pronto en un estado adnico que les pon#a en trance de descubrir mediterrneos. E/caso tienen la culpa ellosF :ara colmo, el mundo al que han abierto los oos es cambiante en ,rado sumo, y por si fuera poco, muy menesteroso de esquemas intelectuales capaces de interpretar su huidi)a realidad. :ero esta situacin tan precaria es precisamente la que nos indica cul puede y debe ser hoy en d#a la funcin de la literatura. =a sea bao forma discursiva, ya sea (pues la perpleidad -es sabido- parali)a el ra)onamiento* a travs de los medios intuitivos y adivinatorios propios del poeta+ en fin, de la manera que a cada cual le su,iera su peculiar talento, los escritores han de buscar la radical autenticidad del ser humano a travs de una interpretacin directa y sin coproiso -la sinceridad constituye el !nico compromiso del verdadero artista- de la concreta coyuntura histrica en que se encuentra. .espus de todo, no cosa distinta es lo que se ha venido procurando en Europa y /mrica desde los :,ina 04 de 00 tiempos atroces de la ,uerra hasta ahora. En medio del marasmo, la literatura que de modo muy ,enrico y va,o cabe desi,nar como existencialista buscaba al hombre esencial en su desamparo, en el clamor -a veces mudo- de su abandono, de su anonadamiento. (a truculencia y la asquerosidad, obscenidades demasiado atroces y dolorosas para que pudiera tomrselas, como el vul,o quiere, por mero pasatiempo de mal ,usto, fueron los recursos ms usados para evocar la nada !ltima contra la cual, desesperadamente, se afirma el hombre. = pienso que ahora, en medio de la prosperidad asombrosa que ha se,uido, esta literatura de la dolce vita responde al mismo propsitoA es el eento ori del milenio atmico+ es la mostracin del vac#o bao la faramalla de la trivialidad -una exhortacin, de nuevo, a la autenticidad humana, una b!squeda del hombre. .if#cil resulta coneturar lo que traer el futuro prximo+ pero, sea lo que fuere, los escritores espaoles, cuyas circunstancias han sido tan adversas hasta el presente, tendrn que abocarse a la realidad inmediata de modo directo, con prescindencia de ideolo,#as caducas (en verdad, todas lo son* y de formas recibidas, que al serlo se convierten en frmulas. >acindolo as# es como se dar ocasin para que suran las obras de alta calidad, poderosas y ori,inales, a que las personales capacidades de cada uno alcancen. :,ina 00 de 00