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El Espanol de America

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Revista de Libros El espaol en Amrica

por Emilio Ridruejo

El origen del espaol de Amrica constituye un problema clsico de la filologa espaola. Planteado originariamente por fillogos americanos, esencialmente consiste en determinar si la lengua espaola en Amrica es una simple continuacin del espaol de Espaa, trasplantado all por los colonizadores, o si, por el contrario, es algo diferente, que resulta de los nuevos factores vitales en que se desarrollan los pueblos americanos y especialmente del contacto de los espaoles con los indgenas. Aquellos fillogos que han destacado la importancia de la evolucin de la lengua en Amrica, lgicamente, han tenido, con mayor o menor fortuna que proponer distintos factores autctonos (la climatologa, las comunicaciones, los contactos con las lenguas indgenas, etc.) o importados (los elementos lingsticos africanos) para dar cuenta de los rasgos diferenciales del espaol en el Nuevo Mundo. Por el contrario, si se defiende la continuidad del espaol peninsular, se hace necesario definir el dialecto peninsular del que deriva ms directamente el espaol americano. En este punto, todos los lingistas estn de acuerdo en conceder un papel predominante a las variedades andaluzas. Juan Antonio Frago, catedrtico de Lengua Espaola de la Universidad de Zaragoza, bien conocido como autor de numerosos estudios sobre el dialecto aragons y sobre la historia de las hablas andaluzas, publica ahora una obra que, en cierta medida, viene a ser la continuidad lgica de sus estudios dialectales de la Pennsula y, sobre todo, de sus investigaciones sobre el andaluz. El punto de partida sobre el que proyecta el presente libro es irreprochable: no podemos saber si el espaol de Amrica es continuacin del espaol peninsular si antes no conocemos cmo era la lengua en la Pennsula en el momento en tiene lugar la colonizacin americana. Su propuesta es que a fines del siglo XV y principios del XVI el castellano no es an una lengua uniforme, que hay marcadas diferencias dialectales y que esos rasgos dialectales son llevados a Amrica por los diferentes contingentes de poblacin que acuden al Nuevo Mundo. El planteamiento terico es tambin indiscutible: el autor prefiere dejar hablar al riqusimo acervo documental que maneja, para, a travs de los datos que va extrayendo, determinar los rasgos lingsticos que muestran sus protagonistas, los emigrados al Nuevo Mundo y, slo despus sentar las bases del devenir histrico de la lengua. La historia de la lengua entre nosotros se ha centrado fundamentalmente en lo que se ha considerado como historia externa, esto es, en la evolucin social y cultural de la lengua en relacin estrecha con la historia literaria y con la historia social. De acuerdo con esta tradicin filolgica, el conocimiento de la historia y la cultura de una comunidad resulta imprescindible para explicar el desarrollo y la evolucin de la lengua, en cuanto se considera la lengua como un precipitado histrico-cultural. En este marco terico, no es extrao que el historiador de la lengua haya cedido en ocasiones con excesiva facilidad a

la construccin de generalizaciones que ms que en fundamentos estrictamente lingsticos se apoyan en factores literarios, culturales o histricos. La obra de Juan Antonio Frago representa la anttesis de este proceder. Pretende tratar la historia del espaol de Amrica alejndose todo lo posible de construcciones hipotticas aprioristas para atenerse, hasta un punto totalmente indito, a la documentacin conservada. El resultado es original en los datos y tambin en la orientacin general. Desde luego, no espere el lector encontrar descripciones de la lengua literaria de los cronistas de Indias, la caracterizacin de la poesa barroca de sor Juana Ins de la Cruz o el colorismo lxico de la novela indigenista de los aos treinta y cuarenta porque no hay atencin alguna a la historia de la lengua literaria. Tampoco se ocupa Frago de los particularismos histricos y sociales de cada territorio americano ni de las consecuencias que hayan podido tener en el desarrollo de cada dialecto. Una obra que se centra de tal manera en los datos documentales puede resultar excesivamente rida al lector no tcnico, pero el especialista sabr agradecer los materiales que el autor le ofrece, aun en el supuesto de eventuales discrepancias en las interpretaciones. Sostiene el autor la hiptesis de que cada contingente humano que lleg a Amrica hubo de poner su propia nota en la constitucin del espaol de Amrica (pg. 164) y, as, busca los rasgos caractersticos de los distintos grupos de emigrados, fundamentalmente a travs de la documentacin que stos emiten desde los primeros momentos de la conquista. En los primeros captulos de la obra, Frago estudia textos conservados de castellanos, leoneses, riojanos, extremeos, andaluces y de otros grupos lingsticos. En ellos va sealando algunos de los rasgos lingsticos que aparecen primero en documentos de castellanos y leoneses: confusin de y , mantenimiento y aspiracin en algunos casos de /f-/ inicial de palabra, confusiones de con , y , as como distintos rasgos morfosintcticos, lesmo, empleo de la forma en ra de subjuntivo en la apdosis de las oraciones condicionales, etc. En general, los castellanos, que representan en torno al 24 o 25 por 100 del contingente total de emigrados, mantienen la fontica de su regin de origen, aunque algunos, como fray Bernardino de Sahagn, se ven atrados por la pronunciacin andalucista que deba de ser dominante en Amrica desde una poca muy temprana. Y es que, sin duda, el contingente de poblacin ms importante en todos los rdenes fue el andaluz (y con l tambin el extremeo, que aportan rasgos de dialectos occidentales). El dialecto andaluz a fines del siglo XV estaba ya deficientemente diferenciado y son sus rasgos especficos (seseo o ceceo, neutralizacin de /-l/, /-r/ en final de slaba, etc.) los que se llevan al Nuevo Mundo y all se imponen. La ltima aportacin hispnica de peso fue la canaria. Desde el comienzo de la colonizacin, las islas funcionaron como lugar de paso obligado, desde el cual la emigracin a Amrica fue constante y muy abundante, y cuyos rasgos lingsticos han dejado su impronta en el espaol de Amrica. Pero Frago considera que todos los grupos humanos que llegan a las Indias aportan su huella, incluso aunque su lengua sea distinta del espaol. De esta manera presta atencin a la emigracin vasca, de importancia en algunos lugares como Chile, y tras el examen de la documentacin en espaol, por supuesto de naturales de origen vasco, cree que su pronunciacin puede haberse sumado a la tendencia general del seseo. Los portugueses, por su parte, adems del influjo que hubieron de ejercer en tierras de frontera, dejan su huella, fundamentalmente en el vocabulario y algn influjo pudieron ejercer tambin gentes de otras lenguas, cataln, francs, italiano, etc., aunque slo fuera en el lxico. Inters especial merece la aportacin africana, porque en algunos lugares fue muy intensa desde el punto de vista demogrfico y, sobre todo, por la reciente atencin que le han prestado algunos investigadores. Frago da cuenta de las incorporaciones lxicas tempranas procedentes de lenguas africanas (ame, banana, etc.) y admite que se dieron, sin duda alguna, poblaciones de cimarrones (esclavos independizados) en las que quiz surgieron

lenguas criollas. Pero muy prudentemente, considera que estos criollos debieron de tener una difusin meramente local y muy escasa importancia en el panorama lingstico general, porque hubieron de resultar, por lo general, muy efmeros. El autor no atribuye particular relevancia a las pruebas que algunos lingistas aducen para proponer una difusin mayor de criollos de base africana: las obras teatrales, por ejemplo, en las que se recoge el habla de negros, se documentan igualmente en la Pennsula y en ciudades tan poco favorables a la existencia de criollos como Huesca. En los dos ltimos captulos del libro, que llevan por ttulo respectivamente, Amrica del Sur. Panorama documental y Comparaciones lingsticas recientes, Juan Antonio Frago examina datos lingsticos ms tardos, del siglo XVIII y posteriores. En primer lugar, presenta la rica documentacin peruana recopilada por el obispo Martnez Compan en el siglo XVIII, en la que abundan vulgarismos grficos y fnicos, as como un excepcional repertorio lxico relativo a la agricultura, la minera, la industria, el comercio y la flora y fauna americanas. Si bien gran parte de los vulgarismos que el autor identifica son comunes a otros lugares de la Pennsula Ibrica, tambin son frecuentes los especficamente dialectales que preconfiguran los rasgos actuales del espaol americano. Finalmente, Frago estudia un tipo muy singular de textos, los exvotos, que por su origen popular son proclives al vulgarismo como casi ninguno otro. La comparacin de exvotos mexicanos y andaluces desde el siglo XVIII permite establecer las especificidades de las dos variedades vulgares de una manera que difcilmente se podra establecer a partir de otros medios. En el apartado de conclusiones, que lleva por ttulo Factores de criollizacin lingstica, el autor insiste en que el espaol del Viejo Mundo, dialectalmente diferenciado, constituy la base casi exclusiva del fenmeno de regionalizacin lingstica que se conoce como espaol de Amrica. Esta modalidad del espaol posee a su vez, naturalmente, variedades socioculturales y geogrficas menores. Como factor decisivo de la configuracin de esa modalidad americana, Frago propone sucesivos procesos de nivelacin. La mezcla de gentes con diversos modos de hablar propici muy pronto la prdida de los rasgos diferenciales entre esos dialectos en favor de algunos de ellos. As, muchos emigrantes se fueron contagiando del fonetismo meridional, que deba ser dominante: seseo, aspiracin de /x/, relajacin de /-l/ y /-r/ en final de slaba, etc., fueron rasgos cada vez ms generalizados, aunque Frago apunta que quiz en el siglo XVIII se produjo una nivelacin en sentido contrario, en la que se imponen algunos rasgos septentrionales. La obra aparece acompaada del repertorio de fuentes documentales utilizadas y de 31 lminas que reproducen documentos originales, aunque la reduccin necesaria para acomodarlos al tamao del libro dificulta en gran medida la consulta de la mayora. Tres ndices, fontico, gramatical y lxico, permiten una consulta rpida de los fenmenos lingsticos citados. Es posible que la orientacin elegida por Juan Antonio Frago en este libro, privilegiando la aportacin de datos mucho ms que la propuesta de generalizaciones ms o menos fundadas, no obtenga una valoracin unnime. Pero en ella radica el mayor valor del libro: el autor consigue mostrar que la lengua espaola en los orgenes de la colonizacin americana no era uniforme y que ello se prueba a travs de los documentos procedentes de cada grupo regional. Desde luego, los datos que aporta Frago necesariamente tendrn que ser tomados en consideracin por cualquier otro investigador que en el futuro se ocupe de esta cuestin.

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