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Amor Edad Media

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Cosma Albuquerque Felix Filha

Pervivencias del cdigo del "amor corts" en las


secciones de "Canciones" y "Romances" del Cancionero
General de Hernando del Castillo
Francisco Domnguez Matito
Facultad de Letras y de la Educacin
Master en Crtica e Interpretacin de textos hispnicos
2012-2013
Ttulo
Autor/es
Director/es
Facultad
Titulacin
Departamento
TRABAJO FIN DE ESTUDIOS
Curso Acadmico
El autor
Universidad de La Rioja, Servicio de Publicaciones, 2013
publicaciones.unirioja.es
E-mail: publicaciones@unirioja.es
Pervivencias del cdigo del "amor corts" en las secciones de "Canciones" y
"Romances" del Cancionero General de Hernando del Castillo, trabajo fin de
estudios
de Cosma Albuquerque Felix Filha, dirigido por Francisco Domnguez Matito (publicado
por la Universidad de La Rioja), se difunde bajo una Licencia
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
Permisos que vayan ms all de lo cubierto por esta licencia pueden solicitarse a los
titulares del copyright.
UNIVERSIDAD DE LA RIOJA
DEPARTAMENTO DE FILOLOGAS HISPNICA Y CLSICAS

TRABAJO FIN DE MSTER


PERVIVENCIAS DEL CDIGO DEL AMOR CORTS
EN LAS SECCIONES DE CANCIONES Y
ROMANCES DEL CANCIONERO GENERAL DE
HERNANDO DEL CASTILLO

COSMA ALBUQUERQUE FLIX FILHA

MSTER UNIVERSITARIO EN CRTICA E
INTERPRETACIN DE TEXTOS HISPNICOS

CURSO 2012-2013

TUTOR: DR. FRANCISCO DOMNGUEZ MATITO

2
NDICE



0. INTRODUCCIN . 3

I. EL AMOR CORTS .. 5

II. LA POESA CANCIONERIL . 17

III. EL CANCIONERO GENERAL DE
HERNANDO DEL CASTILLO .. 29

IV. LOS MOTIVOS DEL AMOR CORTS
EN EL CANCIONERO GENERAL ... 44

1. LAS CANCIONES 46
2. LOS ROMANCES 97

V. VOCABULARIO DEL AMOR CORTS EN
LAS CANCIONES Y ROMANCES
DEL CANCIONERO GENERAL 138

VI. CONCLUSIONES . 142

VII. BIBLIOGRAFA .. 145




3
0. INTRODUCCIN

El propsito del presente trabajo es acercarnos un poco ms a la
literatura medieval, un periodo de la historia distante de nuestra poca actual
pero que ha ejercido gran influencia en la historia de la cultura y del que hoy
en da an somos testigos de su enorme legado.
El foco de estudio del presente trabajo ser el amor corts y la poesa
cancioneril, dos de los elementos esenciales de la literatura medieval,
acompaado por un anlisis de las Canciones y Romances incluidos en
el Cancionero general de Hernando del Castillo (1511).
Partiendo de esta observacin, el objetivo principal del presente
trabajo se centra en subrayar el protagonismo del amor, ms concretamente,
de una especfica manera de entender el amor el amor corts, lamour
courtois en la literatura cancioneril de la Edad Media, dentro de un
contexto socio-literario caracterizado por una fuerte presencia de literatura
misgina. Mi intencin ser descubrir cules eran las ideas sobre el amor en
la sociedad cortesana, qu funcin desempeaba la dama y el amante,
cmo se distribuan en la poesa cancioneril y amatoria los papeles dentro
del cortejo amoroso y, principalmente, qu cdigo se empleaba y cmo
pervivan sus motivos en el Cancionero general de Hernando del Castillo,
de tan amplsima difusin durante el siglo XVI y de tan extensa influencia
en la poesa de los Siglos de Oro, desde el mismo Garcilaso de la Vega
hasta Luis de Gngora y los dramaturgos ureos.
Para ello realizar un exhaustivo estudio de dicho corpus cancioneril,
compuesto por 125 Canciones y 30 Romances, con el propsito de
descubrir cules son los principales motivos o temas compuestos y
cantados por los poetas-enamorados, qu tipo de relacin exista entre estos
poetas y las distinguidas damas de la corte y qu lugar ocupaba la mujer en
este vnculo amoroso.
4
Igualmente, intentar que con los textos analizados pueda
responderse a una serie de interrogantes que considero pertinentes: Es el
amor una invencin del siglo XII? Qu es el amor? Cules son sus
efectos? Qu personas son aptas para el amor? Puede decirse que amar sea
un arte? Los sentimientos de los amantes corteses son verdaderos o
fingidos?
Presentar una extensa lista con las reglas que presidan las
manifestaciones del amor corts, condicin indispensable, segn las
normas cortesanas, para que los amantes pudieran desarrollar el verdadero
amor entre ellos.
Para terminar, incluir un Vocabulario del amor cortes en las
Canciones y Romances del Cancionero general, que no solo resumen
la imaginera del sentimiento amoroso en el otoo de la Edad Media sino en
las pocas subsiguientes, tanto las del Renacimiento como las del Barroco, y
que se proyectan hasta el Romanticismo y pudiera decirse hasta nuestros
propios das.















5
I. EL AMOR CORTS

El nacimiento del amor como forma de vida comienza a gestarse en
el contexto del continente europeo. Los poetas franceses, primero, y los
italianos, espaoles, ms tarde, dan vida al amor corts como expresin
de la propia sociedad de la poca.
A finales del siglo XI y principios del siglo XII, en un marco de
inestabilidad poltica pero grandiosa espiritualidad, surge en el sur de
Francia, concretamente en la regin de la Provenza y Aquitania, la idea del
amor corts; aunque el trmino propiamente dicho no fue acuado hasta
el ao 1883, igualmente en un contexto galo, de la mano del fillogo Gaston
Paris.
1
Su origen marcadamente francs se refleja tambin en las diversas
denominaciones con las que se conoce tambin esta acepcin: amour
courtois o finamour.
En la Edad Media, poca histrica caracterizada por un resurgir del
sentimiento de los placeres, nace el concepto revolucionario de amor
corts que ensalza e idealiza la figura de la mujer y su belleza fsica,
encumbrndola como objeto de culto que permanece inalcanzable para un
amante humilde y sumiso, que rinde devocin y lealtad a un amor casi
imposible. Una manifestacin amorosa que traslada la relacin feudal entre
el seor y el vasallo a la expresin del amor entre una dama, que suele ser
soberana o de alto rango e incluso casada, que ejerce autoridad sobre el
amante, quien vive condenado al amor inalcanzable de la dama, sometido a
sus deseos y con el propsito de ser merecedor del amor de su amada. Un
amor que nunca llega.

1
tudes sur les romans de la Table Ronde. Lancelot du Lac, I. Le Lanzelet
dUlrich de Zatzikhoven; Lancelot du Lac, II. Le Conte de la charrette, Romania, 10
(1881), pp. 465-496; 12 (1883), pp. 459-534; 16 (1887), pp. 100-101.
6
Algunos historiadores consideran que esta representacin tambin
est motivada por la influencia de autores clsicos, como Ovidio (Ars
amandi) o Platn, as como por la tradicin de culto mariano del
cristianismo.
Las caractersticas del amor corts fueron codificadas por Andreas
Capellanus (Andr le Chapelain, Andrs el Capelln) en su libro titulado De
amore. Compuesto a finales del siglo XII (entre 1174 y 1186) a peticin de
Mara de Champagne, hija de Luis VII de Francia y de Leonor de Aquitania,
Capellanus se propone, al modo de los tratados de educatio principis o
manuales de comportamiento cortesano, prevenir al joven Walter contra los
peligros del amor, dentro de un contexto en el que el fenmeno amoroso era
el protagonista de las corrientes literarias y de nuevos fenmenos de la vida.
Esta obra ha sido considerada por muchos estudiosos, como, por
ejemplo, el mismo Gastn Pars, como un cdigo o manual de interpretacin
del amor corts fundamental para conocer el concepto del amor como un
ncleo central de la vida medieval. A pesar de presentar una lectura
compleja y plantear varios interrogantes difciles de resolver, El libro del
amor corts (como se conoce en espaol), se trata de un texto elaborado en
una poca medieval y destinado a una sociedad medieval, en la que el amor
est siempre presente, tanto en la lrica popular (jarchas, canciones,
romances) como en la lrica culta (poesa cancioneril), como modelo
literario de la sociedad cortesana medieval.
Andrs el Capelln divide su tratado del amor en tres libros
centrados en la misma temtica, analizada desde diferentes enfoques, con
una estructura muy similar al Ars amandi de Ovidio, que versa sobre las
claves de seduccin en la poca romana y del que el tratado de Capellanus
sera una continuacin.
7
En el Primer libro (Introduccin al tratado del amor),
2
Capellanus
declara lo siguiente:

Hemos de ver primero qu es el amor, de dnde le viene el
nombre, los efectos del amor, entre qu personas puede haber
amor, cmo se adquiere, se mantiene, aumenta, disminuye y se
extingue; qu seales muestran que es un amor compartido y qu
ha de hacer un amante ante la infidelidad del otro.
3


As que el libro comienza con una definicin general del amor, sentimiento
que considera como la raz y origen de toda cortesa y de todo bien, para
despus ofrecer una visin general de las manifestaciones del amor
corts, como amor pasional basado en la exaltacin de la belleza de la
mujer a travs de los sentidos y orientado hacia el deseo y obsesin
excesivos. La narracin de este primer texto se formula mediante la
interaccin de dilogos.
Una vez introducido el concepto del amor, se analizarn en los
siguientes captulos las estrategias, principios y leyes del amor y del cortejo,
a modo de un tratado pedaggico indispensable para conocer y comprender
las caractersticas del amor corts, como son el origen y los efectos del
amor, entre quines puede existir este sentimiento, las personas que son
aptas para el amor o cules son los mtodos para alcanzar el amor anhelado.
Los efectos del amor. El amor provoca en el amante un estado de
bienestar, de luminosidad e incluso de grandeza, rodeado por un halo de
castidad. Los resultados del enamoramiento llevan asociados un carcter
servicial, complaciente y una gran generosidad. Toda la atencin del
hombre se dirige exclusivamente a su amada.
Entre quines puede surgir el amor. El amor corts es un amor
vertical, que tan solo puede darse entre personas de distinto sexo, puesto que

2
Andrs el Capelln, Libro del amor corts, ed. de Pedro Rodrguez Santidrin,
Madrid, Alianza, 2006, pp. 27-40.
3
Andrs el Capelln, Libro del amor corts, ed. de Pedro Rodrguez Santidrin,
Madrid, Alianza, 2006, p. 27.
8
el fin ltimo del amor es consumar el acto natural. Se remarca de forma
reiterada en este libro la necesidad del amante de gozar de los brazos de la
mujer
4
y su ofuscacin por el placer del amor.
Quines son aptos para el amor. Todo aquel que se encuentre en
edad (menor de sesenta para los hombres y menor de cincuenta para las
mujeres) de poder disfrutar del goce del amor y capaz de practicar los
trabajos de Venus. Dada la importancia de los sentidos, aquel que sea
ciego de nacimiento y que no haya podido apreciar jams la belleza excelsa
de la mujer no podr disfrutar del amor. Tampoco se considera apropiado
para amar aquel que posee ambicin desmedida de placer, pues este hecho
puede llevar al amante a la lujuria y serle infiel a su amada.
Mtodos para conseguir el amor. En la doctrina del amor se
consideran cinco los principales medios para llegar al amor, pero en la
presente obra solo se consideran necesario tres elementos: la belleza, la
integridad de costumbres y la facilidad de palabras. La belleza de la mujer
es el foco del amor corts, siempre que sea una belleza natural, sin ningn
tipo de trucos. Por su parte, el hombre deber mostrar un aspecto sobrio, debe
alabar a su amada y demostrar integridad de costumbres en sus actos.
De la fcil concesin de lo que se pide. La entrega fcil significa
ausencia de amor. El verdadero amor no entiende de fogosidad
desenfrenada, atraccin por ms de una sola persona o deseo carnal
excesivo. Estos actos lascivos se consideran de lo ms degradantes y
despreciables.
En el Segundo libro (Cmo mantener el amor),
5
una vez descritas
las pautas y alcanzado el amor, el autor expone los mtodos necesarios para
mantenerlo y conservarlo. Adems de explicar cmo aumentar el amor, este

4
El trmino abrazo (o la referencia a los brazos) se repite con asiduidad en la
obra De Amore con el propsito de expresar la relevancia de la presencia fsica, el sentir
mediante el tacto el amor entre los amantes.
5
Andrs el Capelln, Libro del amor corts, ed. de Pedro Rodrguez Santidrin,
Madrid, Alianza, 2006, pp. 181-205.
9
segundo libro nos advierte de que el amor puede decrecer e incluso morir, y
nos indica cules pueden ser los motivos y de qu manera poder evitarlo.
Asimismo, incluye un apartado dedicado a la infidelidad entre los amantes.
Cmo mantener el amor. La primera consideracin a tener en
cuenta es que el amor no se puede divulgar, porque si no pierde naturalidad
y entra en declive. Para preservar el amor, el amante debe saber cuidarlo,
comportarse de forma moderada, ordenada, atender a las necesidades de su
amada y agradarla siempre, aunque nunca de forma desmesurada. La
generosidad es una cualidad muy importante en la conservacin del amor.
Los placeres carnales del amor deben atenderse con gran exactitud y deben
intentar complacer los caprichos de la amada.
Cmo aumentar el amor alcanzado. El amor se ve acrecentado
cuando los amantes se ven de forma ocasional o tienen dificultades para
encontrarse. Otra forma de aumentarlo es mediante el enfado o los celos. Se
indica tambin que el sufrimiento y tortura que los amantes puedan recibir
de sus progenitores tambin llevan a fortalecer el amor.
Cmo disminuye el amor. Como se indicaba en el primer libro,
la facilidad en el amor conlleva la disminucin del amor. Si desea evitar que
el amor decaiga, el amante debe mostrar buena actitud, buenas costumbres,
anteponer sus deseos a los de su amada, respetar su castidad. Tambin debe
mostrarse correcto en el trato con otras damas. Otro aspecto que debilita el
amor es mostrar desprecio por Dios o a la Iglesia.
Cmo muere el amor. Como continuacin del apartado anterior,
la ruptura y muerte del amor se produce por motivos muy parecidos, como
la divulgacin abierta del amor, el alejamiento de la fe catlica o la
infidelidad o engao. Igualmente, si los amantes contraen matrimonio, el
amor comienza a desvanecerse. Otros hechos pueden ser que uno de los
amantes quede impotente o quede afectado por la locura.
La infidelidad. Se trata de una constate en toda la obra, presente
en todos las situaciones anteriores. Este tema muestra ciertas
10
contradicciones que se mencionaban al principio pues, por un lado, se
defiende que la propia naturaleza no acepta el amor hacia dos personas al
mismo tiempo, mientras que por otro se muestran ciertas contemplaciones
en algunos casos de infidelidad. Se analizan en este captulo algunos casos
de infidelidad y su trascendencia en la relacin amorosa, estableciendo
diferentes consideraciones para el hombre y para la mujer. Si el hombre
siente atraccin por otra mujer, esto lleva directamente a su repudio. Sin
embargo, cuando un hombre se ve incitado por la sensualidad (de su criada,
por ejemplo), no se considera deshonra, a menos que este acto se produzca
de forma reiterada, desmesurada y con varias mujeres. Si el amado pide a su
amada permiso para echarse en brazos de otra mujer, esta debe prohibrselo
y, en el caso de que se lo permita, se considera que ambos incurren en el
pecado. En este caso, adems, si el amante vuelve a su primera dama, esta
debe complacer los deseos de su amante. Si la mujer incurre en una
infidelidad, se considera mucho ms impuro, vergonzoso y pecaminoso. Por
tanto, si la mujer volviera a su primer amante, este no debe aceptarla en sus
brazos.
Este Segundo libro es el ms significativo de los tres, ya que es el
que recoge los pilares esenciales del amor corts y las directrices que
deben cumplir todos los amantes:
El matrimonio no es excusa suficiente para no amar
El que no siente celos no puede amar
Nadie puede estar comprometido con dos amores
El amor crece o disminuye siempre.
Lo que el amante consigue contra la voluntad de su pareja no sabe
a nada
El varn solo ama a partir de la plena pubertad.
El amante superviviente debe guardar dos aos de luto tras la
muerte de su compaero.
Nadie debe verse privado del amor sin una razn de peso.
11
Nadie puede amar si no es incitado por el amor.
El amor siempre huye de la casa de la avaricia.
No conviene amar a aquellas mujeres con las que uno se
avergonzara casarse.
El verdadero amante no quiere ms abrazos que los de la mujer
amada.
El amor suele durar raras veces.
Una conquista fcil hace despreciable el amor; una difcil lo hace
valioso.
El amante palidece ante la mirada de su amada.
La contemplacin improvista de la amada hace estremecer el
corazn del amante.
Un nuevo amor ahuyenta al anterior.
Solo la virtud hace a alguien digno de amar.
Cuando el amor mengua, desaparece rpidamente y raras veces se
rehace.
El enamorado siempre est temeroso.
Los celos siempre acrecientan el deseo de amar.
Los celos y el deseo de amar crecen con la sospecha del amante.
De amor acosan a quien poco come y duerme.
Todos los actos del amante se pierden en el pensamiento de la
amada.
Nada considera bueno el verdadero amante sino lo que cree que
agrada a su amada.
El amor no puede negar nada al amor.
El amor no puede hartarse de las caricias de su amante.
La ms leve sospecha predispone al amante a pensar lo peor de su
amada.
No suele amar aquel a quien arrastra una pasin desenfrenada.
El verdadero amante tiene siempre ante s la imagen de su amada.
12
Nada impide que dos hombres amen a una mujer, ni que dos
mujeres amen a un hombre.
6

En el Tercer libro (Reprobacin)
7
se reflejan ciertas
contradicciones puesto que el propio autor rechaza y condena todo lo
expuesto en los libros anteriores. Su objetivo es remediar el afecto natural
de los hombres a las mujeres, para lo cual describe a la mujer como un ser
despreciable: indigna de confianza, engaadora, glotona, poco inteligente,
fcil presa de los engaos, calumniadora, gritona, chismosa, infiel,
desobediente, vanidosa y envidiosa.
Debemos referirnos tambin a algunos otros autores que sealan
aspectos interesantes en la conceptualizacin y descripcin del sentimiento
amoroso que ha dado en llamarse amor corts. As el poeta francs Alain
Chartier (1390-1430), autor de diversas obras sobre el tema amoroso
8
entre
las que destaca La Belle Dame sans merci, (La bella dama sin
misericordia), un largo poema de 100 estrofas que contiene el dilogo entre
un amante y la mujer amada.
9
En su poema Chartier ofrece una visin
particular del amor corts. La figura del amante cumple a la perfeccin
las caractersticas establecidas por la tradicin literaria y los trovadores,
comportndose como servidor de la dama, a quien admira y respeta como a
un seor feudal. Sin embargo, su idea de la mujer parece alejarse del
prototipo establecido, provocando las crticas de sus contemporneos, ya
que presenta una visin ms materialista, alejada del idealismo hasta
entonces otorgado por los autores medievales. Muestra adems a una mujer

6
Andrs el Capelln, Libro del amor corts, ed. de Pedro Rodrguez Santidrin,
Madrid, Alianza, 2006, pp. 229-230. Ver tambin Bermejo, Jos Mara, La vida amorosa
en la poca de los trovadores, Madrid, Temas de Hoy, 1996, pp. 201-202.
7
Andrs el Capelln, Libro del amor corts, ed. de Pedro Rodrguez Santidrin,
Madrid, Alianza, 2006, pp. 233-264.
8
Le Livre des Quatre Dames, Complainte dung amoreux et la responce de sa
damme, Lhpital d'amours, Les demandes d'amours, avec la response.
9
Como se sabe, la obra de Chartier La Belle Dame sans Merci inspir al poeta
romntico ingls John Keats (1795-1821) para su poema del mismo ttulo (1819).
13
desencantada y desengaada, que la hace ms humana y, por tanto, menos
divinizada, como hasta entonces, donde la subjetividad de la mujer quedaba
oculta y solo se ofreca de ella una imagen autoritaria y mistificada. Por otra
parte, la originalidad lrica de Alain Chartier, que opt por introducir
variaciones mtricas, provoc ciertas controversias pero al mismo tiempo
contribuy a dar origen a un nuevo estilo imitado por autores como Achille
Caulier, Baudet Harenc o Franois Villon.
El poeta francs Franois Villon (1431-1463), por su parte, renov
las corrientes lricas al introducir elementos pardicos en el tratamiento del
amor corts que invertan los valores establecidos del ideal cortesano. Sus
descripciones son burlescas, irrumpe con bromas de gusto discutible o
marcadamente sexuales e innova el lenguaje al incluir en sus poesas la
lengua hablada. Rompiendo los estereotipos literarios de la poca desde una
concepcin realista, la figura de la mujer, como ocurre en las obras de Alain
Chartier, queda totalmente desmitificada. Entre sus obras destaca El
Testamento (1461).
10

Finalmente, el poeta y msico francs Guillaume de Machaut (1300-
1377), autor prolfico cuyas obras ms destacadas son Le Remde de
Fortune (1340-1357), Jugement du roy de Behainge (1346), Dit du Lyon
(1342), Confort d'ami (1357), Dit de la Fontaine amoureuse o Livre de
Morpheus (1361). En todas ellas, pero principalmente en la que se considera
su obra maestra, Le Voir Dit (1362), introduce tambin elementos de
renovacin en la misma lnea del realismo de los anteriores poetas.
11

Cuestionando la validez de los principios que definen el amor
corts, contra la tradicin lrica, plantea una nueva versin del amor del
amante, que si bien debe comportarse como un siervo sometido a los

10
Ver Cazenave, Michel et alii, El arte de amar en la Edad Media, Palma de
Mallorca, Jos J. de Olaeta, 2000, pp. 21-92.
11
Ver Cazenave, Michel et alii, El arte de amar en la Edad Media, Palma de
Mallorca, Jos J. de Olaeta, 2000, pp. 91-152.
14
caprichos de la amada, no debe, por el contrario, mostrar en ningn
momento signos de debilidad o de sufrimiento. No obstante, la dama de
Machaut sigue ejerciendo como figura femenina totalitaria, de gran belleza
y sensualidad.
12

Guardara la realidad de la vida y las manifestaciones reales del
sentimiento amoroso mayor o menor grado de aproximacin con el
contenido del tratado de Capellanus, desde un punto de vista general el amor
cantado por los trovadores refleja una cierta realidad social de la Edad
Media, inspirada por el espritu corts y donde confluyen los valores del
mestizaje cultural cristiano, rabe y judo.
El amor corts supone una sutil revolucin amorosa, en la que se
erigen dos protagonistas principales:
La dama, inspirada por la figura cristiana de la Virgen, adquiere un
enorme ensalzamiento e invierte su relacin con el hombre, deja de ejercer
como su esclava para convertirse en duea del feudo. Esta ser objeto
de deseo del trovador, al que rara vez satisface con el acto amoroso pero que
mantiene siempre encendido el deseo del amor. La exclusividad de este
finamors se caracteriza por que la mujer debe ser una dama casada y
perteneciente a la nobleza. Se trata de un amor extraconyugal, que pretende
mejorar la situacin de la mujer hasta entonces sometida al marido a travs
de la idealizacin por parte del amante, que la considera superior. Se hace
referencia a ella como mi-dons (meus dominus).
El trovador, como msico y poeta de la corte, comienza a refinarse
y a pasar de ser un villano a cortejar a la dama de la corte. De forma
voluntaria, el enamorado acepta gustoso el dominio de la dama, la considera
el centro de todo su ser. Como si de un seor feudal se tratara, siente hacia
ella respeto y lealtad, al mismo tiempo que atraccin y seduccin. Se le

12
Ver Cazenave, Michel et alii, El arte de amar en la Edad Media, Palma de
Mallorca, Jos J. de Olaeta, 2000, pp. 93-152.
15
conoce como el cavalier servnte, el domnei, el om, (caballero servidor, el
dominado, el hombre o vasallo). Este despliega su amor por la dama a travs
de una manifestacin de la joi damors, la alegra de amar.
Las relaciones entre la dama y el trovador se desarrollan en el mundo
de la emociones, donde el trovador eleva a un rango elevado su amor hacia
la mujer y sta se mantiene inalcanzable a sus deseos. La comunicacin
amorosa es muy expresiva y se ve enriquecida por diferentes smbolos y
cdigos propios del amor corts.
13

La crtica est de acuerdo en la importancia del Ars amandi de
Ovidio como el cdigo amoroso predecesor del concepto del amor corts
y cuyas ideas son renovadas y extrapoladas a la Edad Media. De este modo,
el arte de amar instaurado en la sociedad francesa a finales del siglo XI y
exportado a la Europa medieval (Alemania, Espaa, Portugal, Italia) como
un fenmeno artstico, como creacin potica y narrativa, como mtodo de
enseanza, como estilo de vida, como esencia humana en s misma, sera en
ltimo caso una herencia de origen latino.
14

En este nuevo ars amandi, expresado y difundido fundamentalmente
a travs de la poesa, desempean un papel esencial los trovadores. El
surgimiento de estos maestros cantores que entonaban canciones lricas
amorosas en los tiempos de Guillermo IX de Aquitania vena a sustituir la
gestacin y difusin de las canciones y dems creaciones artsticas que se
realizaban en las Iglesias. Con ellos surge un arte profano que comenz a
manifestarse mediante las ms diversas formas, lo cual, sin embargo, no
supuso la desaparicin de la literatura religiosa. No deja de resultar
curiosamente paradjico o que este arte trovadoresco, laico, refinado y
culto, que surge como necesidad expresiva de un sentimiento gozoso

13
Ver Bermejo, Jos Mara, La vida amorosa en la poca de los trovadores,
Madrid, Temas de Hoy, 1996, pp. 13-20 y 42-96.
14
Ver Cazenave, Michel et alii, El arte de amar en la Edad Media, Palma de
Mallorca, Jos J. de Olaeta, 2000, pp. 7-20.
16
Canto porque amo que produce alegra, transforma su aspiracin, una
vez alcanzada, en un deseo de morir y en una sensacin de angustia y
sufrimiento, solo explicable por una realidad social que haca imposible su
culminacin en una relacin estable, puesto que solamente poda producirse
al margen de la institucin del matrimonio.
15
Ahora bien, no podemos dejar
de recordar que para algunos crticos
16
no lleg nunca a haber un verdadero
cdigo de conducta amorosa vinculado con el amor corts ni estn de
acuerdo con la idea del ennoblecimiento e idealizacin del amor corts
expresados en trminos cuasi religiosos, considerando dicho sentimiento, tal
como aparece en las manifestaciones lricas, como simple expresin ertica
de una atraccin sexual motivada por el deseo carnal, lejos de todo
misticismo. En ese sentido, los motivos que llevan al amante a actuar bajo el
sometimiento de la mujer revelan un deseo de goce ertico que es expresin
de un sentimiento egosta que aspira nicamente a satisfacer sus propios
intereses.







15
Ver Cazenave, Michel et alii, El arte de amar en la Edad Media, Palma de
Mallorca, Jos J. de Olaeta, 2000, pp. 7-20.
16
Ver Whinnom, Keith, La poesa amatoria de la poca de los Reyes Catolicos,
Durham, University of Duham, 1981, pp. 24-62; Rodado Ruiz, Ana M., Tristura va
conmigo: fundamentos de amor corts, Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-
La Mancha, 2000, p. 14.
17
II. LA POESA CANCIONERIL


Los orgenes de la poesa del siglo XV se hallan en diversas fuentes
y tradiciones lricas que, a su vez, arrancan del finn amors de la poesa
trovadoresca.
17
Lamour courtois, que podemos hallar en la lrica provenzal
a partir del siglo XII, es uno de los gneros ms ricos de la Edad Media
europea.
18
La naturaleza de este amor motiva diversas especulaciones, sin
que haya acuerdo entre estudiosos y crticos.
19
Sin embargo, sus smbolos,
imgenes, tpicos y formas se hallan en la base de las tradiciones lricas
francesas, italianas y espaolas.
20

El amor corts es la base de la poesa cortesana espaola del siglo
XV, como lo es de otras manifestaciones lricas, por ejemplo, de la poesa
de los cancioneros del mismo siglo XV, a pesar de los distintos entornos
(social, histrico y literario) en que estas manifestaciones tienen lugar. El
hecho de que en ambas manifestaciones aparezca el idealismo de la dama no
es ms que una cuestin coincidente y que viene a demostrar la idea del
origen comn en la poesa trovadoresca.
21

El amor corts es un ejemplo del culto a la mujer. Empieza
asignando al amante el papel de humilde vasallo y a la amada el de
soberana, reproduciendo la relacin feudal en cuyo contexto histrico-social


17
Ver Lazar, Mosh, Amour courtois et finamors dans la littrature du XIIe
sicle, Paris, Klincksieck, 1964.
18
Ver Alvar Ezquerra, Carlos, La poesa trovadoresca en Espaa y Portugal,
Barcelona, Planeta, 1977; Berthelot, Anne, Le roman courtois: une introduction, Paris,
Nathan, 1998.
19
Ver Cazenave, Michel et alii, El arte de amar en la Edad Media, Palma de
Mallorca, Jos J. de Olaeta, 2000.

20
Ver Fucilla, Joseph G., Estudios sobre el petrarquismo en Espaa, Madrid,
CSIC, 1960; Manero Sorolla, Mara Pilar, Introduccin al estudio del petrarquismo en
Espaa, Barcelona, PPU, 1987.
21
Ver Green, Ottis H., Courtly Love in the Spanish Cancioneros, en Espaa y la
tradicin occidental, Madrid, Gredos, 1969, pp. 94-151; Lapesa, Rafael, Poesa de
cancionero y poesa italianizante, en De la Edad Media a nuestros das. Estudios de
historia literaria, Madrid, Gredos, 1971, pp. 145-171.
18
se desarrollaba. Se trata de un amor alejado de la posesin fsica,
fundamentado en el deseo de llegar hasta la dama y, sobre todo, practicado
por personas de nivel social alto. Hay que recordar que el adjetivo corts
(cortesano) se opone al adjetivo villano: el amor corts lo practican las
personas nobles, de la corte, alejadas del mundo de la villa (los villanos).
Andreas Capellanus, en su tratado De Amore,
22
determin
perfectamente las caractersticas de lamour courtois: sus protagonistas son
un joven soltero y una dama de alta clase social (normalmente la seora
feudal, llamada midons). La dama acepta al joven, que acta como su
vasallo. La relacin de vasallaje se renueva con la seal, palabra o gesto
clave que aparece en cada poema. Esta seal mantiene el anonimato y el
secreto de la relacin, especialmente ante el marido (gils). El trovador
puede presentarse ante la dama como tmido (fenhedor), suplicante
(pregador), enamorado (entendedor) o como amante aceptado (drutz). Este
amor, extraordinariamente refinado, tendr siempre un carcter adulterino,
pues la dama es siempre una mujer casada.
El papel de la mujer en la poesa trovadoresca parece claro: es el
objeto idealizado: el enamorado ha de ganarse su amor (a base de poemas y
otros juegos literarios). La intervencin de la mujer en el proceso es
prcticamente nula. La mujer no elige al poeta; puede, eso s, rechazarlo. La
dama es vista y presentada desde los ojos del hombre; por tanto estamos
ante una visin claramente masculina de la mujer. La mujer idealizada,
convertida en objeto de culto fue heredada por los poetas italianos del
dolce stil nuovo, Dante, Petrarca y Boccaccio (que la convertirn en la
donna angelicata),
23
y por la lrica galaico-portuguesa, catalana y

22
Andrs el Capelln, Libro del amor corts, ed. de Pedro Rodrguez Santidrin,
Madrid, Alianza, 2006.
23
Ver Parker, Alexander A., La filosofa del amor en la literatura espaola: 1480-
1690, Madrid, Ctedra, 1986, pp. 61-92.
19
castellana.
24
La dama es idealizada y ser considerada como un ser divino,
porque no se poda olvidar la tradicin cristiana, ni la relacin feudal de
poder. La dama tena todas las caractersticas de la perfeccin y del ideal
porque era cercana al poder mximo (al seor feudal) y, amndola, el
enamorado poda alcanzar tambin la perfeccin. Sin embargo, el
protagonismo de la mujer en la poesa trovadoresca no trajo como
consecuencia una evolucin o mejora de la condicin femenina respecto al
dominio y privilegio del hombre.
25

El hecho de que la dama sea casada ha suscitado todo tipo de
discusiones sobre el verdadero alcance del amor trovadoresco, entre los que
defienden su sensualidad y aquellos que ven un idealismo y un amor
contemplativo, cercano a la castidad y alejado de la sexualidad ms o menos
explcita. Alexander A. Parker distingue dos tipos de amor, el amor
caballeresco y el amor corts. El primero, que aparece en los poemas
picos, convierte en ideal el amor carnal y rechaza la continencia y la
castidad;
26
el segundo, en cambio, resalta las virtudes de la pureza y la
castidad.
27



24
Ver Le Gentil, Pierre, La posie lyrique espagnole et portugaise a la fin de
Moyen Age, Rennes, Plihon, 1949-1953; Menndez Pidal, Ramn, Estudios literarios,
Madrid, Espasa-Calpe, 1968, pp. 157-212; Dronke, Peter, La lrica en la Edad Media,
Barcelona, Seix Barral, 1978; Frenk Alatorre, Margit, Estudios sobre lrica antigua,
Madrid, Castalia, 1978; Alvar, Carlos y ngel Gmez Moreno, La poesa lrica medieval,
Madrid, Taurus, 1987; Beltrn Pepi, Vicente, La cancin de amor en el otoo de la Edad
Media, Barcelona, PPU, 1988; Galms de Fuentes, lvaro, El amor corts en la lrica
rabe y en la lrica provenzal, Madrid, Ctedra, 1996.
25
Ver Boase, Roger, The Troubadour Revival: a study of social change and
traditionalism in late medieval Spain, London, Routledge & Kegan Paul, 1978; Vigil
Maril, La vida de las mujeres en los siglos XVI y XVII, Madrid, Siglo XXI de Espaa,
1986; Bermejo, Jos Mara, La vida amorosa en la poca de los trovadores, Madrid, Temas
de Hoy, 1996.
26
Ver Kohler, Eric, Laventure chevaleresque: ideal et realite dans le roman
courtois. tudes sur la forme des plus anciens poemes dArthur et du Graal, Paris,
Gallimard, 1974.
27
Ver Nelli, Ren, LErotique des troubadours, Toulouse, Privat, 1963, pp. 64 y
329-332; Parker, Alexander A., La filosofa del amor en la literatura espaola: 1480-1690,
Madrid, Ctedra, 1986, pp. 25-30.
20
Para algunos crticos e historiadores, el amor corts es un amor
imposible y, por tanto, es de casta naturaleza. Es la renuncia desinteresada,
la transformacin de la asctica monstica en asctica caballeresca.
28
Sin
embargo, dadas las condiciones en las que se celebraban los matrimonios
entre las personas de clase social alta en la poca los matrimonios eran
puros contratos, el amor muchas veces no exista en el mbito de esos
contratos, y solo poda surgir en esos juegos extramatrimoniales.
29
Hay, sin
embargo, varios elementos que parecen indicar que el amor corts se
qued ms en un juego literario que en una verdadera revolucin social. De
hecho, el conjunto de normas y convenciones insinan relaciones poco o
nada espontneas. Puede que en algunos casos, tras el cortejo del trovador
exista amor verdadero, pero la mayora de veces el poeta expresa un deseo
de amor idealizado, a una dama a su vez idealizada no solo por sus virtudes
sino por su posicin social. De hecho, la Iglesia Catlica, tan pendiente de
condenar el adulterio femenino, no se pronunci hasta 1277 contra el tratado
de Andreas Capellanus, antes citado.
30
El amor corts, pues, no signific
un avance o cambio en la consideracin social de la mujer, sino que, al
contrario, en una obra publicada en 1424, La Belle Dame sans merci, de
Alain Chartier, se presenta al trovador como a un mrtir de amor que muere
por culpa de que la dama, sin ningn tipo de compasin, lo desprecia y
rechaza. La dama se converta as en culpable de la muerte de su amado.
31


28
Ver Rodado Ruiz, Ana M., Tristura va conmigo: fundamentos de amor
corts, Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2000, p. 19.

29
Ver Garca Herrero, Mara del Carmen, Las mujeres en Zaragoza en el siglo XV,
Zaragoza, Ayuntamiento de Zaragoza, 1990.
30
Ver Singer, Irving Singer, La naturaleza del amor, Madrid, Siglo XXI, 1992, p.
77.
31
Ver Greive, Patricia E., Desire and Death in the Spanish Sentimental Romance,
Newark, Delaware, Juan de la Cuesta, 1987; Cazenave, Michel et alii, El arte de amar en la
Edad Media, Palma de Mallorca, Jos J. de Olaeta, 2000, pp. 91-152..
21
Las corrientes que siguieron al amor corts reafirmaron ese papel
de la dama idealizada.
32
As, el stilnovismo, por ejemplo, parte de la figura
de la mujer como inspiradora de amor en el hombre, pero de un sentimiento
totalmente estilizado, alejado de lo carnal. Se mantenan separados amor y
matrimonio, pues las condiciones de este como contrato seguan sin
cambiar. La poesa amatoria constituye en este contexto una especie de
pasatiempo o juego.
33

La poesa amatoria del siglo XV destacar por un enfoque mucho
ms pesimista, segn el cual el amante permanece siempre triste por el
rechazo de la amada. El amor es, por tanto y cada vez ms, sinnimo de
sufrimiento recurdese el tpico de la crcel de amor,
34
pues quien ama
sabe que no alcanzar el premio que anhela. Por esta razn, en aquella poca
exista la creencia de que el amor era una enfermedad, algo asociado a la
locura. Esta idea del amor como enfermedad apareci no solo en la poesa
medieval y cancioneril, sino tambin en la lrica de siglos posteriores.
35
Los
cancioneros del siglo XV reflejan con claridad las consecuencias que el
amante padece; desde la palidez hasta el sufrimiento. Se insiste, por tanto,
en la idea del amor como enfermedad: as lo expresan los contrastes entre
fuego y hielo (amante y dama) o el uso en sentido trasladado de palabras del

32
Ver Lida de Malkiel, Mara Rosa, La dama como obra maestra de Dios, en
Estudios sobre la Literatura Espaola del siglo XV, Madrid, Porra, 1977, pp. 179-290.
33
Ver Ctedra, Pedro M., Amor y pedagoga en la Edad Media. (Estudios de
doctrina amorosa y prctica literaria), Salamanca, Universidad, 1989; Vigil Maril, La
vida de las mujeres en los siglos XVI y XVII, Madrid, Siglo XXI de Espaa, 1986.
34
San Pedro, Diego de, Crcel de amor, ed. de Carmen Parrilla, Barcelona,
Crtica, 1995.
35
Ver Ciavolella, Massimo, La Malatia damore dallAntichit al Medievo,
Roma, Bulzoni, 1976; Card, Jean, La folie et le corps, en Jean Card (ed.), La folie et le
corps, Paris, Presses de lcole Normale Supriure, 1985, pp. 7-10; Wack, Mary Frances,
Imagination, Rethoric and Medicine in the De amore of Andreas Capellanus, en Arthur
Groos (ed.), Magister Regis: Festshrift in Honor of R. E. Kaske, New York, Fordham
University, 1986, pp. 101-115; Cadden, Joan, Meanings of Sex Difference in the Middle
Ages: Medecine, Science and Culture, Cambridge, Cambridge University Press, 1993. La
naturaleza maligna del amor aparece claramente marcada en la poesa cancioneril: el amor
es caprichoso, causante de penas, desgracias y perturbaciones, y su felicidad es breve.
22
campo semntico religioso, como gloria, pasin, fe, sacrificio,
paraso o infierno. De igual modo se repite la idea de la muerte: una
muerte no siempre en su sentido pleno y absoluto, sino ms bien referida al
dolor del poeta, que muere por su dama. En este mismo sentido han de
interpretarse los juegos de opuestos (morir / vivir, ganar /perder, por
ejemplo).
Los personajes presentes en cualquier composicin lrica son la
dama que, a pesar de ser la protagonista de los poemas amatorios, apenas
tiene voz, algo casi exclusivo del galn. Dos son las lneas temticas de
aquello que el galn dice: alaba por un lado las virtudes de la dama y critica,
por otro, su frialdad. En el elogio destaca la contemplacin de la belleza
fsica y el elogio de virtudes como la honestidad y la discrecin. La
perfeccin de la dama hace que los poetas la eleven a la categora divina.
36

La dama es elevada a categora de Dios por su perfeccin y hacen que los
poetas se obsesionen por ella: se trata de la religio amoris,
37
de la que es
buen ejemplo el conocido poema de Jorge Manrique, a partir del mote Sin
Dios y sin vos y m:

Yo soy quien libre me vi,
yo quien pudiera olvidaros.
Yo s el que, por amaros,
estoy, desque os conosc,
sin Dios y sin vos y m.
Sin Dios, porque en vos adoro;
sin vos, pues no me queris,
pues sin m ya est de coro
que vos sois quien me tenis.
Ass que triste nasc,
pues que pudiera olvidaros.
Yo s el que, por amaros,
est, desque os conosc,

36
Rodado Ruiz, Ana M., Tristura va conmigo: fundamentos de amor corts,
Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2000, pp. 109-117.
37
Ver Lida de Malkiel, Mara Rosa, La dama como obra maestra de Dios, en
Estudios sobre la Literatura Espaola del siglo XV, Madrid, Porra, 1977, pp. 179-290.
23
sin Dios y sin vos y m.
38


La crueldad de la dama es un tpico tambin muy repetido. Los
poetas suelen retratar a una dama fra y culpable de aquellos martirios de
amor que sufren los poetas. El motivo de la crueldad y frialdad de la dama
puede ser una cuestin de preservar su honor y virtud, o simplemente una
cuestin de carcter. Y el paso de la admiracin a la crtica puede ser muy
rpido. Cuando el poeta destaca por encima de todo la crueldad y frialdad de
la dama, junto con algn otro defecto, se cae en la literatura misgina, algo
tambin caracterstico de la Edad Media y del Renacimiento.
39

El amante es la voz de la poesa amatoria y cancioneril. Puede
adoptar la forma del galn divertido, del amante que suplica o de quien vive
sus sentimientos como un martirio. El galn debe ser noble, no solo de
origen sino de corazn. Adems debe poseer una serie de virtudes, como la
honestidad, la discrecin o la cortesa. El galn debe tambin saber sufrir el
martirio de amor, soportar duras pruebas, soportar la soledad, cosas que
lo llevan muchas veces a enfermar. El verdadero amante, el enfermo, ni
come ni duerme, y vive obsesionado en y por su amada. Ambos personajes
aparecen a menudo relacionados a travs del mensajero, que entrega o
hace llegar la carta de amor.
40

Condicin indispensable para ser un buen amante es la fidelidad. El
poeta est obligado a mantener en secreto la relacin amorosa, jams debe

38
Castillo, Hernando del, Cancionero general, II, ed. de Joaqun Gonzlez
Cuenca, Madrid, Castalia, 2004, p. 632.
39
Ver Orstein, Jacob, La misoginia y el profeminismo en la literatura castellana,
Revista de Filologa Hispnica, III (1942), pp. 219-232; Gerli, E. Michael, La religin
del amor y el antifeminismo en las letras castellanas del siglo XV, Hispanic Review,
XLIX (1981), pp. 65-86; Rodado Ruiz, Ana M., Tristura va conmigo: fundamentos de
amor corts, Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2000, pp. 121-
123
40
Rodado Ruiz, Ana M., Tristura va conmigo: fundamentos de amor corts,
Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2000, pp. 129-130.
24
revelar la identidad de la dama.
41
El poeta amante debe controlar que sus
sentimientos no afloren en ninguna circunstancia. Una composicin del
poeta Pedro de Cartagena, formulada con extraordinaria elegancia, recoge
este tpico del secreto amoroso.

Nunca pudo la pasin
ser secreta siendo larga,
porque en los ojos descarga
sus nublos el coran.
Y con este mal presente,
quando la tristeza dura,
haze muestras la figura
de lo que la Vida siente.
Mas no consiente Razn
el dolor que tanto amarga
si no descarga la carga
de la pena el corazn.
42


La lrica cortesana busca explicar un sentimiento abstracto como el
amor a travs de elementos concretos. Unas veces son las partes del cuerpo
(ojos, lengua, corazn) considerados culpables de la enfermedad;
otras, la repeticin casi ritual de gestos, porque lo importante es repetir,
reproducir el modelo social estamental. Buena parte de la poesa cancioneril
no podemos olvidarlo es poesa de saln, pensada y concebida para
entretener, como divertimento, sin ms ambiciones u objetivos que este. Se
busca el artificio potico, el virtuosismo, con acrsticos, mensajes ocultos,
juegos de palabras, etc.
43

Un ejemplo de lo dicho es la simbologa de los colores. El negro,
para la tristeza; el blanco para la pureza; el rojo para la alegra, o el verde

41
La ocultacin de la identidad de la dama responda al precepto XIII del cdigo
fijado por Andreas Capellanus en su De amore: Amore raro consuevit durare vulgatus.
Ver Rodado Ruiz, Ana M., Tristura va conmigo: fundamentos de amor corts, Cuenca,
Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2000, pp. 132-133.
42
Castillo, Hernando del, Cancionero general, II, ed. de Joaqun Gonzlez
Cuenca, Madrid, Castalia, 2004, p. 421
43
Ver Whinnom, Keith, La poesa amatoria de la poca de los Reyes Catolicos,
Durham, University of Duham, 1981.
25
para la esperanza, son un conjunto de smbolos que han perdurado hasta
nuestros das, y que la poesa cancioneril desarroll ampliamente. Pero el
significado de los colores puede cambiar de acuerdo con el poeta.
44

Normalmente el color blanco suele significar pureza, honestidad y castidad,
pero en una composicin de Nicols Nez, por ejemplo, adopta otros
sentidos:
Rosa, si rosa me distes,
tan grande gloria me dio,
que en tomalla se perdi
la muerte que en verme distes.
Lo verde me dio esperana,
lo blanco me la neg;
el sabor me segur
el temor de mi mudana:
el olor vos lo pusistes
quando el alma me volvi,
mas el coran sinti
el dolor que vs le distes.
45


Y es que, como se ha dicho, la poesa cancioneril del siglo XV tiene mucho
de juego. La bsqueda del ingenio forzaba la aparicin de juegos de
palabras, virtuosismos de ingenio, en un conjunto potico que busca mucho
ms la forma que el contenido.

GNEROS

POESA ESTRFICA DE FORMA FIJA
46


La poesa de forma fija se caracteriza por la presencia de un
estribillo o refrain, lo cual determina su estructura. Dentro de este grupo de
poemas se hallan la cancin, el villancico, la esparsa, los motes e
invenciones, la glosa, el romance, y la serranilla.

44
Rodado Ruiz, Ana M., Tristura va conmigo: fundamentos de amor corts,
Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2000, pp. 155-158.
45
Castillo, Hernando del, Cancionero general, II, ed. de Joaqun Gonzlez
Cuenca, Madrid, Castalia, 2004, p. 438.
46
Ver Rodado Ruiz, Ana M., Tristura va conmigo: fundamentos de amor
corts, Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2000, pp. 165-182.
26
La cancin medieval es un poema que suele comenzar con un
estribillo, generalmente una redondilla, pero tambin una quintilla o una
estrofa de tres versos. A continuacin aparece una redondilla, y termina con
una estrofa similar al estribillo (vuelta). El verso empleado es el octoslabo o
el hexaslabo. Se trata de una pieza breve, de una sola copla, o a lo sumo de
tres. Su temtica es amorosa y es el gnero cortesano por excelencia.
El mote es un poema de un solo verso y es el texto que suele servir
de inicio a una glosa. Dicha glosa sola constar de tres partes. El mote, una
estrofa (redondilla o quintilla) que se cerraba con el verso del mote y una
copla que desarrollaba el tema y que tambin se cerraba con el mismo verso.
Las invenciones constan de dos partes: una primera en prosa, que
ofrece los datos relativos al caballero de quien se va a hablar y de las
caractersticas del objeto del que se vaya a hacer referencia. La segunda
parte, en verso es una copla alegrica. La invencin es un gnero que
combina la literatura con el espectculo, una combinacin de artes plsticas
y literarias, muy propias del juego corts, basado en la alegora y el smbolo.
Las invenciones son muestras de ingenio, jugosos frutos de una sociedad
artificiosa y de usos sociales fuertemente teatralizados.
La glosa se define por su variedad temtica y mtrica. Consta de dos
partes: una estrofa inicial, generalmente corta, y una serie de estrofas que
explican o comentan el contenido de la primera. La estrofa inicial puede ser
del propio autor o ser un texto ajeno, y recibe los nombres de cabeza,
sentencia, mote, texto o retrucano. Las estrofas de la glosa no tienen forma
fija: encontramos coplas castellanas, coplas reales, octavas, sonetos o liras.
Cada una de estas estrofas recoge uno o ms versos de la cabeza.
La glosa es un gnero muy cultivado por los poetas del siglo XV,
pues por su variedad y relativa libertad de formas es un gnero que ofrece
muchas posibilidades, incluidas los contrafacta, composiciones religiosas
muy frecuentes en los cancioneros espirituales del siglo XVI.
27
El romance es un poema formado por una serie indeterminada de
versos octoslabos, en la que riman los versos pares y quedan libres los
impares. La rima es asonante. De este modo, un gnero ms adscrito a la
poesa popular se converta en propio y apto para la poesa cancioneril.
Muchos poetas cortesanos compusieron romances, e incluso en la corte de
los Reyes Catlicos muchos romances antiguos fueron recuperados y
adaptados a la polifona por msicos como Juan de Anchieta, Juan del
Encina o Milln. En el Cancionero Musical de Palacios y en el Cancionero
General aparece un buen nmero de romances, combinndose los romances
tradicionales con los romances cultos, que toman prestados sus temas de los
gneros cortesanos; muchos se acompaan de glosas, sufren refundiciones o
sirven de base para componer de zjeles, villancicos o canciones. El
romance es un ejemplo de cmo un gnero tradicional puede ser integrado
dentro de la poesa cortesana.
47


POESA ESTRFICA DE FORMA LIBRE
48


La poesa estrfica libre agrupa todas aquellas composiciones que no
presentan forma mtrica fija, es decir, las cantigas en estrofas libres y
decires.
El decir es una composicin que, al contrario de lo que ocurre con la
cancin, no tiene meloda, de modo que la estructura rtmica se basa
nicamente en el aspecto verbal. Los poetas utilizaron diversas estrofas, de
arte mayor o de arte menor, sin que pueda sealarse una forma fija. En
cuanto al contenido, los temas del decir son muy variados: desde el


47
En el Cancionero General, aparece un ejemplo de lo dicho: figura, en primer
lugar, el famoso romance Rosa fresca, rosa fresca en su versin tradicional, seguido de la
glosa de Pinar (Castillo, Hernando del, Cancionero general, II, ed. de Joaqun Gonzlez
Cuenca, Madrid, Castalia, 2004, pp. 507-512). Ver Torner, Eduardo M., Lrica hispnica
(Relaciones entre lo popular y lo culto), Madrid, Castalia, 1966.
48
Rodado Ruiz, Ana M., Tristura va conmigo: fundamentos de amor corts,
Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2000, pp. 183-186.
28
panegrico a los decires burlescos. Tambin los hay de tema moral y
religioso, y, por supuesto, amorosos. Dentro de estos ltimos se encuentra
uno de los gneros ms lricos: la carta de amor. Un ejemplo de ello se
encuentra en la Carta de una dama del Marqus de Santillana, que pudo
servir de modelo para otros poetas. Las cartas de amor muestran el dolor
que el caballero siente por el rechazo de la dama, as como destacan la
splica del galn para acabar con esta situacin.
Otro tipo destacado de decires son los poemas de citas y los dilogos
o debates. En los poemas de citas destaca cmo el poeta consigue mantener
un hilo coherente gracias a la intertextualidad; en los dilogos o debates los
poetas adoptan formas casi teatrales y tocan temas variados, como alegoras
diversas o temas religiosos y morales.
Los debates o dilogos eran frecuentemente poemas en forma de
preguntas y respuestas, de forma que un poeta planteaba una cuestin sobre
un tema cualquiera (una pregunta o una opinin) y otro poeta le responda,
manteniendo el esquema mtrico del poeta original. A veces, en lugar de
debate lo que se produca era un simple intercambio de crticas.



















29
III. EL CANCIONERO GENERAL DE HERNANDO DEL CASTILLO


Hasta 1329 la poesa de cancionero se realizaba totalmente en lengua
gallego-portuguesa, fecha en que se tiene constancia de un poema en
castellano realizado por el rey Alfonso X. Ya en las canciones de amor
medievales tanto jvenes como galanes viejos fingen estar enamorados,
manifestando su servidumbre incondicional por una dama. Este ambiente de
galantera y de buena sociedad fue comn no solo en los reinos de
peninsulares sino tambin en gran parte de Europa. An as, el
protagonismo del gallego-portugus ser mayoritario hasta finales del siglo
XIV. Pero ser a partir del siglo XV cuando aparecen los primeros
cancioneros castellanos: El Cancionero de Baena (1445),
49
El Cancionero
de San Romn (1454), El Cancionero de Estiga (1460-1463), Cancionero
de Herberay des Essarts (1462), Cancionero de Palacio (finales del XV),
etc. En general, estos cancioneros tenan como destinatarios una persona o
personas concretas (as el caso del Cancionero de Baena cuyo destinatario
era el rey Juan II de Castilla), constituan parte de un servicio cortesano y
recogan una sntesis de la poesa de la poca. Con la llegada de la imprenta,
la poesa de cancionero se difunde por amplias capas de la sociedad, lo que
causa que paulatinamente se vayan adaptando a los gustos del pblico que
lo lee, adquiriendo poco a poco un carcter ms comercial.
50

Una diferencia fundamental entre los primeros cancioneros
manuscritos y el Cancionero general de Hernando del Castillo, asociado
con el impresor Cristbal Kofman para imprimir y comercializar un gran
volumen de poemas, recogidos por Castillo durante los 20 aos anteriores y

49
Aunque Brian Dutton y Joaqun Gonzlez Cuenca sitan la fecha de elaboracin
entre 1426-1430. Ver Cancionero de Juan Alfonso de Baena, ed. de Brian Dutton y Joaqun
Gonzlez Cuenca, Madrid, Visor, 1993, p. XX.

50
Ver Rodrguez-Moino, Antonio, Manual bibliogrfico de Cancioneros y
Romanceros (siglo XVI), Madrid, Castalia, 1973, 2 vols.
30
difundido a travs de la imprenta a partir de 1511, es que el destinatario de
este ltimo es la mayor cantidad de lectores posible y se trata de una
empresa no ya cortesana sino comercial. Y a este fin se dispone con una
mejor estructuracin y con el mayor nmero de poemas recopilados posible
para facilitar su lectura y alcanzar el mayor grado de difusin entre el mayor
nmero posible de lectores y gustos literarios. Lo que para Baena, pues, era
un acto de servicio cortesano, para Castillo era una empresa comercial,
destinada al gran pblico aficionado. El Cancionero de Hernando del
Castillo fue corregido y aumentado varias veces en el transcurso de sus
sucesivas ediciones a lo largo del XVI: nueve ediciones han podido ser
localizadas desde la de Valencia de 1511 hasta la de Amberes de 1573.
51


GNESIS Y ESTRUCTURA DEL CANCIONERO

En el caso de los cancioneros es muy complicado establecer tanto el
origen como las relaciones que ha habido entre los distintos cancioneros o
en su caso de las diferentes colecciones previas que los integran. El
Cancionero general de Hernando del Castillo se realiz en torno a un
conjunto de pequeos cancioneros individuales y colectivos consanguneos,
cuyo origen y desarrollo en muchos casos nos es desconocido en su
totalidad. A esta complicada situacin hay que aadir los problemas
relacionados con los pliegos sueltos.
Hernando del Castillo calific su cancionero como general, frente
al carcter individual o personal de los que le precedieron. Calificndolo

51
Antonio Rodrguez-Moino (Manual bibliogrfico de Cancioneros y
Romanceros (s. XVI), Madrid, Castalia, 1973) registra las diferencias entre las sucesivas
ediciones: la de Valencia (1511) se compone de 1.091 composiciones; la de Valencia
(1514) suprime 186 de la anterior y aade 190 nuevas; la de Toledo (1517) reproduce la de
Valencia de 1514; la de Toledo (1520) reproduce la de 1517; la segunda de Toledo (1527)
aade 1 composicin a la de 1520; la de Sevilla (1535) suprime 178 composiciones de la de
1514; la segunda de Sevilla (1540) reproduce la de 1535; la de Amberes (1557) reproduce
la de Toledo de 1527, suprimindole una cancin y aadindole 58 nuevas; la segunda de
Amberes (1573) reproduce la de 1557.
31
como Copilacin o cancionero de obras en metro castellano de muchos y
diversos autores, trat de incluir a todos los autores de los que tena
conocimiento. An as, su carcter general es limitado dado que no tena por
qu incluir todas las obras de un autor, como por ejemplo Juan de Mena o el
Marqus de Santillana. En el caso de Mena se limit a poner las obras que
comnmente no andan escriptas, y en el caso del Marqus de Santillana
practic una clara seleccin.
En el prlogo manifestaba la intencin de encuadrar todo el material
potico en nueve apartados: 1) Cosas de devocin y moralidad; 2) Cosas
de amores; 3) Canciones; 4) Romances; 5) Invenciones y letras de
justadores; 6) Glosas de motes; 7) Villancicos; 8) Preguntas y
respuestas, y 9) Cosas de burlas provocantes de risa.
52

El cancionero recoge por una parte obras y autores que responden al
canon potico clsico y, por otra parte, la creacin potica del momento.
Dentro del primer apartado se incluyen figuras de la segunda mitad del siglo
XV e inicios del XVI, como Santillana, Mena, Prez de Guzmn y Jorge
Manrique. Dentro del segundo apartado se pueden distinguir dos bloques:
las personalidades y crculos poticos castellanos y los crculos literarios
valencianos.
En el prlogo Castillo intent agrupar las obras en cuatro grandes
ciclos:
A) Obras de devocin y moralidad. Este criterio lo respet en la
prctica.
B) Obras de amores. Aunque de hecho debera llamarse de
autores, lo que hizo es ir uniendo varios cancioneros o cancionerillos

52
Esta clasificacin no se cumple rigurosamente, dado que los criterios realmente
aplicados son diferentes y se interfieren entre s. As sucede, por ejemplo, en el caso de los
poemas seleccionados del Marqus de Santillana, que es el ltimo autor de las obras de
devocin y el primero de la seccin de autores.
32
individuales. Los autores de este ciclo tienen en comn su relevancia y
prestigio literario.
C) Obras que responden a un perfil potico bien definido por su
tipologa mtrica o de gnero. En este ciclo se incluyen las Canciones, los
Romances, las Invenciones y letras de justadores, las Glosas de
motes, los Villancicos y las Preguntas y respuestas.
D) Obras de burlas provocantes de risa.
Fuera de esta clasificacin, hay un grupo de obras colocadas entre el
tercer y cuarto ciclo o seccin, y a las que Hernando del Castillo no aludi.
Lo curioso de estas obras es que no estn agrupadas como en la segunda
seccin por un criterio de autor. Se trata de las siguientes: el Dialogo de
Puertocarrero (una sola composicin que lleva el nombre del autor);
Obras menudas (un grupo de obras de autores diversos, recogidas bajo
este ttulo; Obras menudas de diversos autores (donde se vuelve a
destacar en la cabecera el nombre de los autores). No hay datos que
permitan justificar por qu Hernando del Castillo no coloc este grupo de
composiciones en la segunda seccin. En la edicin de 1514 tampoco
redistribuy el material. Hay teoras que indican pudo deberse a motivos
que van desde el halago a su protector el conde de Oliva hasta por intereses
comerciales, buscando que la clientela local comprase el cancionero, o por
causas de promocin del libro. En la edicin de 1514 prescindi de un buen
nmero de poemas del circulo valenciano, compensando este hecho con la
inclusin de obras en lengua valenciana o de composiciones en italiano de
Bartolom Gentile, genovs afincado en Valencia.
53






53
Ver Introduccin a Hernando del Castillo, Cancionero general, I, ed. de
Joaqun Gonzlez Cuenca, Madrid, Castalia, 2004, pp. 34-42.
33
LAS FUENTES Y EL CONTEXTO HISTRICO, SOCIAL Y LITERARIO DEL
CANCIONERO GENERAL

Hasta ahora siguen sin estar claras las fuentes de las que se sirvi
Hernando del Castillo en su Cancionero general. En el prlogo, el propio
compilador echa la culpa a la variacin de los tiempos y distancia de los
lugares en que dichas obras se compusieron. Brian Dutton incluye dentro
de los problemas para conocer las fuentes la dificultad para establecer de
forma rigurosa la familia de los textos que conforma la poesa cancioneril en
general. A esto hay que sumarle las extensas y fuertes relaciones que
existan entre Valencia y Npoles y, en general, entre Espaa e Italia. Llama
la atencin el ejemplo del Cancionero de Londres, en el que segn Dutton,
210 de los 470 poemas que lo conforman coinciden con el Cancionero
General de Hernando del Castillo. Se ha llegado a postular incluso que el
Cancionero de Londres sera anterior al Cancionero de Hernando del
Castillo por algunos investigadores, pero modernamente se acepta que el
Cancionero de Londres es el ms moderno. Manuel Alvar lleg a plantear la
existencia de un cancionero perdido que hubiera servido de base a Hernando
del Castillo para el suyo.
Disponemos de escasos datos biogrficos de Hernando del Castillo.
En el prlogo del Cancionero general indica el propio Castillo que su
lengua materna era la castellana, que era de Segovia y residente en Valencia,
que era librero de profesin y que estuvo al servicio del conde de Oliva.
Finalmente, por una breve nota presente en el prlogo de la edicin de
Sevilla de 1535, que se refiere a Hernando del Castillo en pasado y en
tercera persona, sabemos que en aquella fecha ya haba muerto.
El destinatario de la dedicatoria es Serafn de Centelles, 2 conde de
Oliva, un apasionado de la cultura cuyo palacio fue escenario de una intensa
vida social y literaria, por lo cual en su poca era conocido como el conde
letrado. Esta aficin se refleja en la presencia de poemas suyos en el
Cancionero general.
34
En el Cancionero General hay huellas de las cortes literarias de
Castilla que le precedieron (corte literaria de Juan II, de Juan de Mena, de
Alfonso el Magnnimo). Pero an as, como ya se ha dicho
anteriormente, Hernando del Castillo lleg a Valencia con un cancionero a
medio realizar. En Valencia se vio influido por un ambiente de certmenes y
de crculos poticos muy activos en los que se entremezclaba una nobleza
culta, una vida social brillante y una gran influencia e implicacin de la
ciudadana
Dentro del panorama potico valenciano de finales del siglo XV y
principios del XVI interfieren los siguientes fenmenos. El primero es de
tipo social: los certmenes, que tienen su origen en la gaya ciencia, las
justas poticas de origen tolosano y los consistorios barceloneses. En estos
certmenes en Valencia se mezclaban tanto la cortesana como la devocin.
El Cancionero general se inicia precisamente con el poema Veinte
excelencias de Nuestra Seora, de Juan Tallante, que muy probablemente
proceda de algunos de los certmenes organizados en Valencia para
celebrar las victorias cristianas en la guerra de granada (los Triunphes de
Nostra Dona). stos certmenes (cortesanos y devotos) es lo que anima la
seccin de obras de devocin del Cancionero general y que volver a
aparecer en la edicin sevillana de 1535. Dentro de este apartado se
integraran escritores que participaron en certmenes, como Bernat Fenollar,
Francesc de Castellv, los Verdancha, Narcs Vinyoles, Miquel Prez y
Jaume Gasull, Jeroni de Vic, el propio Juan Tallante y Francesc de Fenollet,
sobrino del conde de Oliva Serafn de Centelles. En 1513 gana un certamen
en honor del Nombre de Jess Vicent Ferrandis, a quien Hernando del
Castillo incorporar a la edicin de 1514. En la edicin de 1511 incorpor
tres composiciones de certamen y en la edicin de 1514 otras cuatro.
Los crculos en que se mueven los poetas o cenculos valencianos
de entresiglos es el segundo de los fenmenos. Destacan dos crculos
principalmente, el crculo de Fenollar y el crculo del conde de Oliva. El
35
crculo de Fenollar se ve representado en la xilografa de Lope de Roca
llamada Lo procs de les Olives (1497). En ella aparecen representados en
torno a un olivo cargado de aceitunas los integrantes de este crculo en pleno
debate con su nombre grabado en las cabezas Mosn Fernollar y Johan
Moreno como protagonistas, Mosn Vinyolas (Narcs Vinyolas),
Mosn Guasull (Jaume Gazull o Gasull), Portell (Baltasar Portell) y lo
Sindich (el Sindic del Com del Peixcadors). Sobre ellos, a la derecha,
despersonalizada, aparece Johan Johan, personificacin del pueblo. Los
personajes se encuentran en pleno debate sobre el tema de la prctica
amatoria de jvenes y viejos. Este grupo aparecen en otros coloquios
satricos como por ejemplo Lo somni de Johan Johan (1497), de Lope de
Roca, o La brama dels llauradors, de Mosn Gasull. A lo largo de
diferentes poemas y composiciones van apareciendo y desapareciendo
autores, de los cuales algunos acabarn formando parte del Cancionero
general, como por ejemplo Francesc de Castellv. El conde de Oliva tuvo
su propio crculo, que destac tanto por su prestigio nobiliario como
econmico. El crculo de integrantes seguramente ser el que aparece en
esta edicin de 1511 en el Purgatorio de Amor del Bachiller Ximnez:
Joan Rois de Corella, conde de Cocentaina, Joan de Mil, conde de Albaida,
Alonso de Cardona, Rodrigo de Borja, Rodrigo de Corella, Miquel de
Vilanova, Joan Buil, su hermano Pedro, Francesc Fenollet, Ramn de
Carrs, Alonso de Rebolledo y Juan Fernndez de Heredia, adems del
propio Bachiller Ximnez.
El tercero de los fenmenos que influyen en Valencia son las
relaciones con Italia, fruto del intercambio comercial y de los vnculos
creados por la poltica. Esta influencia la vemos sobre todo en la edicin de
1514, en la que aparecen textos compuestos en italiano, como, por ejemplo,
36
los del italiano Bartolomeo Gentile, como el Dechado de Amor de
Vzquez, o la Visin Delectable.
54


LA TRAYECTORIA EDITORIAL DEL CANCIONERO GENERAL

LA EDICIN VALENCIANA DE 1514

Fue realizada por el propio Hernando del Castillo, dado que la
primera edicin de 1514 haba sido un xito.
55
En esta ocasin el impresor
fue Jorge Costilla. El libro tiene un nivel similar al de Kofman en su
edicin de 1511. En esta edicin subsana una gran cantidad de errores,
aunque causa otros nuevos. En cuanto a la seleccin de textos, se incluyen
ciento sesenta y cuatro composiciones nuevas y elimina ciento noventa y
tres.
56
Respecto a que criterios utiliz para supresin de obras puede
entenderse en algunos casos que la eliminacin de textos se debi bien a
criterios de inconveniencia doctrinal o que afectaran a sensibilidades
puritanas, sobre todo en el caso de las burlas (aunque por otra parte no tuvo
inconveniente en incluir alguna obra desvergonzada como el Pleito de
Manto; bien a criterios literarios, tanto propios como del entorno que le
rodeaba, o bien a criterios econmicos.
La decisin de incluir obras nuevas provocaba la eliminacin de
otras en un cancionero ya de por s grande. Quedaron suprimidas de la
primera seccin (obras de devocin) cuatro composiciones de Sazedo, los
Salmos Penitenciales de Pere Guilln de Segovia, y un poema de Losada
a la Trinidad. De la segunda seccin (obras de amores) se eliminaron

54
Ver Introduccin a Hernando del Castillo, Cancionero general, I, ed. de
Joaqun Gonzlez Cuenca, Madrid, Castalia, 2004, pp. 44-61.
55
La edicin de 1514 es muy importante en el futuro del Cancionero general, pues
es sobre esta edicin y no sobre la de 1511 sobre las que se harn las ediciones posteriores.

56
En cambio Rodrguez-Moino, aplicando otros criterios de delimitacin y
estructuracin de obras, estima que en esta edicin son ciento noventa las composiciones
nuevas y ciento ochenta y seis las eliminadas.

37
cinco obras de Santillana, dos de Mena, cuatro de Lope de Estiga, una de
Luis de Vivero, una de Hernn de Mexa, el Dilogo entre el Amor y el
Viejo de Rodrigo de Cota y la esparsa suya que le sigue, las dos obras de
Francisco Vaca, dos de las cinco obras de Costana, cuatro de Jorge
Manrique, nueve de Guevara, dos de lvarez Gato y una de Lope de Sosa.
De la tercera seccin, veintisis canciones, un romance, cuatro invenciones
y letras de justadores, dos motes glosados, seis villancicos y once obras de
preguntas y respuestas. De la seccin de obras de distintos autores, asociada
en gran medida a autores del crculo valenciano, se eliminaron cincuenta y
dos composiciones. En uno de los poemas se suprime una parte. Se cree que
en esta seccin suprimi gran parte de los poemas por criterios de calidad.
Se eliminaron gran cantidad de poemas de Francesc Carrs, Luis Cresp y
otros autores del crculo valenciano. En otros casos, como el Purgatorio de
Amor del Bachiller Ximnez, la supresin no se debi a un criterio
teolgico al tratarse de una alegora de influencia pagana, ya que se
mantuvieron otras del mismo tipo, sino que debi deberse a presiones de la
nobleza local, como, por ejemplo, la del mismo conde de Oliva. De la cuarta
seccin desaparecen nueve obras de burlas (o doce, en el caso de que se
divida en tres una obra del Ropero). Se elimina el Aposentamiento de
Juvera (por criticar al clero y en concreto al papa Alejandro VI), dos obras
de Jorge Manrique, una copla de Ropero, dos de Juan de Estiga, de la que
una se llama Justa a unas monjas (por obscena y por ser las participantes
monjas) y otras tres composiciones de Ropero.
Por el contrario, se aadi un grabado de Joan Tallante que abre el
Cancionero general en el primer folio y un grabado de Juan de Mena
encabezando las obras dedicadas a este ltimo autor. En la primera seccin
(obras de devocin) se aaden una justa alegrica a lo divino dedicada
a Santa Catalina de Alonso, de Alonso de Proaza; un pequeo grupo de
villancicos y canciones, a veces en compaa de un romance o una glosa;
dieciocho sonetos en italiano, de Bartolom Gentile; y tres composiciones
38
en valenciano de Vicent Ferrandis. En la segunda seccin (obras de amores
o autores) se aaden veintiocho obras de autores antiguos y modernos. En
la tercera seccin se aaden veintisis canciones, dos romances de Garci
Snchez de Badajoz, tres invenciones y letras de justadores, tres motes
glosados, doce villancicos y doce composiciones de preguntas y respuestas,
de las que tres son en valenciano, aunque una de ellas se repita. En la
seccin de obras de distintos autores, asociada en gran medida a autores
del crculo valenciano, se aaden cincuenta y cuatro nuevas obras: siete
obras de Constana, cinco de Puertocarrero, tres de Boscn, diecisiete del
comendador Escriv, tres de Diego Nez de Quirs y cuatro de Luis de
Castillo; entre las obras de Tapia y Nicols Nez aparecen cinco tercetos
encadenados, aunque tres de ellas se llamen sonetos. Hay adems dos
nuevos poemas en valenciano, una obra de Vzquez, y una obra del
comendador Hernando de Luduea. En la cuarta seccin se aaden ocho
obras de burlas. De entre ellas destacan el Pleito de Manto y la Visin
Delectable.

LAS EDICIONES DE TOLEDO DE 1517, 1520 Y 1527

Editadas por Juan de Villagrn, son de inferior calidad a las
valencianas de 1511 y 1514. Es por eso dudosa colaboracin de Hernando
del Castillo en la edicin a pesar de que lo diga en el epgrafe general Poco
aaden a las ediciones de 1511 y 1514. Son una reproduccin de la edicin
de 1514 salvo en el hecho de que repite el romance de Nez y que aade
un poema de Francisco de Castilla llamado Dialogo entre Miseria Humana
y Consuelo.

LAS EDICIONES DE SEVILLA DE 1535 Y 1540

El editor de la edicin de 1535 fue el impresor Juan Comberger y la
editora de la edicin de 1540 fue la esposa del anterior, Brgida Maldonado.
Las dos ediciones siguen las lneas generales de la edicin de 1514, aunque
39
se basan en la edicin toledana de 1520. Las dos ediciones tienen un
carcter piadoso y moralizante, que se ver reflejada en un gran rigor
censorio desde el punto de vista moral y dogmtico, al cual se deben las
enmiendas practicadas en algunos poemas. A este carcter responde tambin
la incorporacin de varias justas poticas de carcter piadoso, impulsadas
por el obispo de Scalas y cannigo de Sevilla Santiago Montoto, a quien
dedica el prlogo de la edicin. Las justas las agrupa en siete secciones: la
primera dedicada a la Virgen Mara; la segunda, a San Juan Bautista; la
tercera, a San Pedro; la cuarta, a San Pablo; la quinta, a San Juan
Evangelista; la sexta, a Santa Catalina de Alejandra y la sptima a Mara
Magdalena. se incorporan asimismo las Coplas a la muerte de su padre, de
Jorge Manrique, dos obras de Osorio, cinco composiciones de Juan de la
Enzina y una Confesin de un religioso annimo. Por el contrario, se
suprimen el Infierno de Amor de Snchez de Badajoz; una cancin de
Juan Fernndez de Heredia; una cancin del comendador Escriv; el
Paternoster de las mugeres, de Salazar; cuatro canciones de burlas de
Montoro llamadas a una muger enamorada porque la vido tomar ceniza el
mircoles primero de quaresma, a una muger que traa grandes caderas y
quando andava paresca que amblava, a dos mugeres, la una puta y la otra
beuda y a un hebrero que llovi mucho; una cancin de burlas de Diego
de San Pedro llamada a una seora a quien rog le besasse y ella le
respondi que no tena culo; y la annima Visin Deletable.

LAS EDICIONES DE AMBERES DE 1557 Y 1573

EDICIN DE 1557

Sale del taller de impresin de Martn Nucio, nombre castellanizado
del impresor flamenco Marten Nuyts Vermer. Se cree que la edicin la hizo
el valenciano Juan Martn Cordero (1531-1600). La edicin tiene un
carcter de antologa de mejores obras clsicas castellanas. El editor se
40
refiere a las obras del cancionero como obras que eran de autores
antiguos. Por eso se intenta modernizar el cancionero incluyendo textos
contemporneos. En esta edicin ya no se incluye ni el nombre de Hernando
del Castillo ni el prlogo o la simple advertencia. La edicin tiene un
carcter ms comercial, saliendo como edicin de bolsillo y abandonando
los caracteres gticos. Est edicin destaca por la inclusin de un bloque de
poemas que aludan a la boda del entonces prncipe Felipe II con Mara
Tudor de Inglaterra, en la que Juan Martn Cordero estuvo presente. En esta
serie de poemas se manifiesta el rechazo a la boda, lo que se refleja en el
anonimato de sus autores. Se incluyen poemas con alusiones a Carlos I
como casamentero o estribillos como Que no quiero amores / en
Ingalaterra. Se cree que estos poemas reflejan el rechazo del crculo ms
cercano al entonces prncipe Felipe a esta boda.
Se aaden dos largos poemas, Hospital de Amor y Canto de
Amads; obras menudas; sonetos, canciones y romances. Entre los
romances destaca el de la renuncia del emperador Carlos a sus estados. Se
constata la presencia de obras de asuntos mitolgicos, obras de germana y
un contrafactum del salmo Super flumina. Para el resto de poemas, esta
edicin recogi la seleccin de poemas segn el canon de la edicin de
1514.
57
Pero se suprimieron todas las coplas de Jorge Manrique,
imprimiendo a su nombre solo las Coplas sobre la desorden del mundo, que
en realidad son de Rodrguez Osorio. La supresin de obras como Pleito de
Manto son fruto de la censura.

EDICIN DE 1573

El editor fue el impresor flamenco Philipo Nucio, hijo de Martn
Nucio. Esta edicin es calcada a la de 1557, sin que se aada ninguna obra

57
Segn Rodrguez-Moino, Nuci sigui en general la edicin de Toledo de
1527.
41
nueva. La nica novedad es que suprime los cuatro sonetos que siguen al
Hospital de Amor y toda la seccin de burlas.
Con la edicin de 1573 se publica la ltima edicin del Cancionero
general en el siglo XVI. En este momento se han impuesto en el mundo
editorial los metros italianos. Pero el hecho de que la imprenta se fuese
olvidando de la poesa cancioneril no significa que durante el siglo XVI y
XVII se dejara de leer.
58


LA RECEPCIN DEL CANCIONERO GENERAL

A partir de las bibliotecas en donde se ha encontrado un ejemplar del
Cancionero general se puede extraer como conclusin que el lector
destinatario del libro era la nobleza, el alto clero o un cierto tipo de
intelectuales con capacidad adquisitiva. Se han encontrado incluso registros
ya desde el perodo de conquista durante la primera mitad del siglo XVI en
los asentamientos de las partidas de los libros con destino a Amrica.
Las nueve ediciones del siglo XVI representan la suma total de
nueve mil libros en circulacin, de los que se conservan unos ciento treinta
en la actualidad. Joaqun Gonzlez Cuenca, en su edicin del Cancionero
general de 2004, indica que sobreviven en la actualidad siete ejemplares de
la edicin de Valencia del 1511, dos de la edicin de Valencia de 1514, dos
de la edicin de Toledo de 1517, siete de la edicin de Toledo de 1520,
diecisis de la edicin de Toledo de 1527, ocho de la edicin de Sevilla de
1535, nueve de la edicin de Sevilla de 1540, treinta y cinco de la edicin de
Amberes de 1557 y treinta y nueve de la edicin de Amberes de 1573.
Durante aos hubo una polmica sobre si era ms antiguo el
Cancionero general de Hernando del Castillo o el Cancionero llamado
Guirlanda esmaltada de galanes y elocuentes dezires de diversos autores,

58
Ver Introduccin a Hernando del Castillo, Cancionero general, I, ed. de
Joaqun Gonzlez Cuenca, Madrid, Castalia, 2004, pp. 62-85.
42
de Juan Fernndez de Constantina. Pedro Jos Pidal, Mil i Fontanals y
Menndez Pelayo crean que el de Constantina era anterior y que el
Cancionero de Hernando del Castillo se basaba en ste. Foulch-Delbosc
demostr que en realidad era al revs, el Cancionero general de Hernando
del Castillo era ms antiguo. Demostr que Constantina se dedic a copiar
obras del Cancionero general, provocando que se atribuyeran poesas a
otros autores que no le correspondan, nicamente por estar colocados antes
en el Cancionero general, al hacer una copia desordenada de este ltimo,
sin cambiar, por ejemplo, el nombre de los epgrafes que precedan a cada
una de poemas, con consecuencias desastrosas. Podemos encontrar obras
posteriores que recogen poemas y composiciones del Cancionero general,
como el Cancioneros de obras de burlas que provocan risa (1519), de Juan
Viao o el Dechado de Galanes (1524).
Destaca entre las obras posteriores el Cancionero llamado Vergel de
Amores (1551) y (1552) y Cancionero general de obras nuevas (1554),
cuyo autor es Esteban Njera. Este autor se dedica a un saqueo y copia sin
contemplaciones del Cancionero general. Comienza por eliminar el nombre
Hernando del Castillo de esta antologa. Despus, en la edicin de 1554,
rompe el orden de Hernando del Castillo y divide los materiales en dos
bloques, uno segn el arte espaol y otro segn el arte toscano.
Otra cuestin sera la de los pliegos sueltos. Hay una gran dificultad
para establecer tanto su procedencia como la incidencia en los cancionero o
cancionerillos. En la edicin sevillana de 1535 se incluyen las Justas
poticas sevillanas, que ya fueron publicadas como pliegos sueltos antes de
aparecer en el Cancionero general. Establecer en general si una obra en
pliegos sueltos es anterior o posterior a un cancionero es muy complicado.
Otros ejemplos de este problema sera el Paternoster de las mugeres (1520),
el Dechado de Galanes (1520) y el Espejo de enamorados (1535).
Una cuestin a destacar sera la relacin del Cancionero general con
el romancero. El Cancionero general es el primer intento de juntar un grupo
43
de romances dispersos en pliegos sueltos de forma impresa. Se puede decir
que es el origen de los romanceros del siglo de Oro.
Ya tras la edicin de 1573 se observa que el Cancionero general se
valora como una reliquia, totalmente superado por el petrarquismo y la
poesa popular. No volvi a reeditarse hasta el siglo XIX. An as no se
debe olvidar que el Cancionero influy en la poesa del Siglo de Oro
mediante reminiscencias temticas, tpicos y expresiones de los viejos
textos. Son claro ejemplo tanto Lope de Vega, como Gngora o Quevedo.
A partir de las ltimas dcadas del siglo XIX el Cancionero general
se empez a recuperar. Menndez Pelayo, que no tena gran simpata por el
cancionero, ni siquiera lo consideraba como representativo de los poetas de
su tiempo. Jos Antonio Balenchaga en 1882 fue el primero en realizar una
nueva edicin del Cancionero general. Se pueden destacar otras ediciones
modernas como son la edicin facsimilar de Archer M. Huntington (1904),
el Cancionero general castellano del siglo XV de R. Foulch-Delbosch
(1912 y 1915), la edicin de Rodrguez-Moino (1958 y 1959), el
Cancionero del siglo XV de Brian Dutton (1991), que recoge solamente las
ediciones valencianas o el Cancionero general de Hernando del Castillo,
editado excelentemente por Joaqun Gonzlez Cuenca en 2004, que recoge
todas las adiciones anteriores.
59









59
Ver Introduccin a Hernando del Castillo, Cancionero general, I, ed. de Joaqun
Gonzlez Cuenca, Madrid, Castalia, 2004, pp. 86-109.
44
IV. LOS MOTIVOS DEL AMOR CORTS EN EL CANCIONERO
GENERAL


De entre la variedad de motivos que caracterizan el cdigo amoroso
de lamour courtois, se han aislado y formulado los siguientes:

1.- LA PERFECCIN DE LA MUJER, OBRA DE DIOS.
2.- ENDIOSAMIENTO DE LA DAMA.
3.- LA BELLEZA DE LA DAMA APRISIONA AL ENAMORADO.
4.- LA DAMA SE CARACTERIZA COMO FRA, DISTANTE Y ALTIVA.
5.- EL ENAMORADO SUFRE EL MENOSPRECIO DE LA AMADA.
6.- EL DOLOR DEL ENAMORADO POR SU INCAPACIDAD PARA OBTENER LOS
FAVORES DE LA DAMA.
7.- LA CRCEL DE AMOR, DONDE LA DAMA EJERCE DE CARCELERO.
8.- LAS RELACIONES VASALLTICAS ENTRE LA DAMA (SEORA) Y SU
ENAMORADO (SERVIDOR).
9.- LA BATALLA INTIMA ENTRE PLACER Y DOLOR.
10.- LA ENTREGA ABSOLUTA DEL AMANTE A LA AMADA.
11.- LA CONDENACIN DEL ALMA DEL AMANTE.
12.- EL ENFRENTAMIENTO ENTRE RAZN Y PASIN.
13.- LA PARTIDA DE UNO DE LOS AMANTES PRODUCE DESESPERACIN.
14.- LA AUSENCIA, EL MAYOR DE LOS DOLORES.
15.- LA AUSENCIA DE LA AMADA, MOTIVO DE ANSIEDAD Y DESESPERACIN.
16.- LA AUSENCIA GENERA DESCONFIANZA PERO NO MOTIVA EL OLVIDO.
17.- EL SECRETO, CONDICIN INEXCUSABLE DEL AMOR.
18.- LOS OJOS O EL CORAZN. QUIN ES EL CULPABLE?
19.- LOS OJOS NO PUEDEN OCULTAR EL AMOR.
20.- LOS OJOS, CONDENA DEL ENAMORADO.
21.- EL AMOR PRODUCE DOLOR, SUFRIMIENTO Y DESEO DE LA MUERTE.
22.- LA DAMA, CAUSA DE LA MUERTE DEL ENAMORADO.
45
23.- EL MAL DE AMOR NO TIENE REMEDIO.
24.- LA FELICIDAD EFMERA.
25.- LA FORTUNA Y LA RAZN, SOMETIDAS AL AMOR.
26.- SIMBOLOGA DE LOS COLORES EN LAS RELACIONES AMOROSAS.
































46
IV.1. LAS CANCIONES
60



1.- LA PERFECCIN DE LA DAMA, OBRA DE DIOS

Nm. 341: OTRA, DE JUAN FERNNDEZ DE EREDIA

Hzoos Dios merescedora
y en tanto grado hermosa
que es el mundo poca cosa
para ser vos de l seora.
Y, por esto, es de creer
que Dios, para contentaros,
mundo y mundos para daros
de nuevo querr hazer,
que aqueste mundo de agora
es vuestro y darse no osa,
por ser tan poquita cosa
para ser vos de l seora.
61


Nm. 366: OTRA CANCIN [de Nicols Nez]

Yo como alcano lo digo
y en esta razn me fundo:
que es la por quien me fatigo
la ms hermosa del mundo.
Es tal que no tiene igual
su saber y discrecin;
es tal que fuera razn
no nascer muger mortal.
Y sta por quien digo yo
no tiene sino una cosa:
que quando Dios la cri
no la hizo padosa.
62


Nm. 368: CANCIN DE GARCA DE ASTORGA

Qui pensaris que vos

60
La lectura del Cancionero general se ha realizado por la edicin de Joaqun
Gonzlez Cuenca (Hernando del Castillo, Cancionero general, Tomo II, Madrid, Castalia,
2004), de donde se transcriben los textos que figuran a continuacin.
61
Cancionero general, pp. 451-452.
62
Cancionero general, p. 465.
47
sois, dama, de quien querello.
Seora, digo que es Dios,
pues que dio lugar en ello.
Dio lugar a que yo os viesse,
y tanbin que yo os amasse;
dio causa con que penasse
mientra que ms os quisiesse.
Ass que, pues slo Dios
pudiera tan bien hazello,
de l me quexo, que de vos
serviros y padescello.
63


Nm. 397: OTRA DE SORIA

No se dubda, pues se sabe
por las muestras de Razn,
que vuestra gran perfectin
no tiene cabo en que acabe.
Y, pues no se halla en veros,
razn es muy conoscida
que se hallar en la vida
que piensa de meresceros,
que todo merescer sabe
hallar determinacin,
sino vuestra perfectin,
que no tiene dnde acabe.
64


Nm. 398: OTRA SUYA [de Soria]

La Ventura y la Razn
se acordaron y, acordados,
amos a dos, de un cuidado,
os dieron la perfectin.
Y, como sin diferencia
se vieron qual no se vio,
sin diferencia se dio
toda junta la excelencia:
sois hermosa en perfectin,
sois discreta en igual grado.
Lo que Ventura os ha dado
confrmalo la Razn.
65


63
Cancionero general, p. 466.
64
Cancionero general, pp. 480-481.
48
2.- ENDIOSAMIENTO DE LA DAMA

Nm. 284: OTRA SUYA DE PEDRO DE CARTAGENA

Donde Amor su nombre escrive
y su bandera desata,
no es la Vida la que bive
ni la Muerte la que mata.
Porque es su fuera tan fuerte
y su ley ass temida
que biviendo da la muerte
y muriendo da la vida.
Amor, que anuda y desata,
no hay poder que al suyo prive;
su querer es el que mata
y el dolor es el que bive.
66


Nm. 286: OTRA SUYA [de Pedro de Cartagena]

Si mi mal no agradescis
aunque me dae y condene,
digo que muy bien hazis,
pues ms que todas valis,
que ms que todos yo pene.
Que pago de mi aficin
no lo pido ni se espera,
pues me muestra la razn
que en querer que por vos muera
me dais pago y gualardn.
Y si no me gradescis
el mal que por vos me viene,
digo que muy bien hazis,
pues ms que todas valis,
que ms que todos yo pene.
67



3.- LA BELLEZA DE LA DAMA APRISIONA AL ENAMORADO

Nm. 400: OTRA SUYA [de Soria]


65
Cancionero general, p. 481.
66
Cancionero general, p. 421.
67
Cancionero general, p. 422.
49
Mirando vuestra figura
hallo doblado escarmiento:
en vos nueva hermosura,
y en m nuevo pensamiento.
Quantas ms vezes os veo
tanto ms hallo qu mire,
por que crezca y no se tire
la pena con que os desseo.
Qu tal ser mi ventura
no lo alcana el pensamiento,
mas por Vuestra Hermosura
soy penado y soy contento.
68



4.- LA DAMA SE COMPORTA FRA, DISTANTE Y ALTIVA

Nm. 288: OTRA SUYA DE DIEGO DE SAN PEDRO

Vuestra condicin, que fue
a m tan desconoscida,
quanto ms mengua la vida
tanto ms cresce la fe.
Mas si vuestro merescer
es mayor que s dezir,
cmo podr yo sufrir,
lo que vos podis hazer?
Y pues de esta causa s
que es mi muerte conoscida,
triste, para qu guard
tanta fe en tan poca vida?
69


Nm. 293: OTRA DEL POETA LUIS DE VIVERO

Mira tus males, Aussencia,
si merescen alabana,
que eres madre de Olvidana
amiga de Diferencia
y enemiga de Esperana.
Al que compite y se va
t hazes perder el sueo,
porque do no est su dueo

68
Cancionero general, p. 482.
69
Cancionero general, p. 423.
50
dizen que su mal est.
Siempre fue tal tu dolencia,
especial sobre Tardana,
de amadores pestilencia,
amiga de Diferencia
y enemiga de Esperana.
70


Nm. 324: CANCIN DEL ADELANTADO DE MURCIA [PEDRO FAJARDO] POR
SU INVENCIN DE LAS TUERAS, Y PONE UN MOTE SUYO QUE DIZE:

A todo basta mi fe.

T eras, sers y eres
la que amo sin fengir
y, aunque alexas mis plazeres,
todo lo quiero sofrir:
amarga quanto quisieres.
Esta yerva que me viste
tan amarga la gust
que creo t la troxiste
por hazerme siempre triste,
y a todo basta mi fe.
De mortal dolor me hieres,
al qual no quiero huir,
que, si nunca te dolieres,
todo lo entiendo sofrir
y amarga quanto quisieres!
71


Nm. 349: OTRA, DEL POETA PEDRO DE MIRANDA

Ninguno tenga passin
de Amor en el pensamiento,
pues haze, por gualardn,
al de ms merescimiento
ms crescido en el tormento.
La mayor merced crescida
que da a los que le servimos
es darnos muerte aborrida
y tambin darnos la vida
si la muerte le pedimos.
Ass que nuestra aficin

70
Cancionero general, pp. 425-426.
71
Cancionero general, pp. 442-443.
51
es armada sobre viento,
pues tiene Amor condicin
al de ms merescimiento
dar ms crescido el tormento.
72


Nm. 377: OTRA SUYA [del poeta Soria]

No tiene par mi dolor,
y sabs en qu lo veo?
Que es tan grande mi desseo
como vuestro desamor.
Quanto crescis en desgrado
tanto crezco yo en tormento
por que iguale mi cuidado
con vuestro merescimiento.
Y, pues vuestro desamor
no tiene par, segn veo,
ni le tiene mi desseo
ni le tiene mi dolor.
73


Nm. 390: CANCIN DE SORIA

No quexo de mi passin,
aunque muero en padescella,
que escsase la querella
quando la causa Razn.
La mayor pena que siento
es por vuestra esquividad,
que yo de mi voluntad
sufro mi grave tormento.
Triste mal, grave passin
siento yo sin merescella,
y escsase la querella
por ser la causa Razn.
74


Nm. 391: OTRA CANCIN SUYA [del poeta Soria]

Ved si puede ser mayor
el mal de mi pensamiento,
que vuestro merescimiento

72
Cancionero general, pp. 456-457.
73
Cancionero general, p. 470.
74
Cancionero general, p. 477.
52
se me convierte en dolor.
Tanto quanto merescis
peno yo por meresceros
y, pues no meresco veros,
mirad qu tal me tenis:
tenisme con tal dolor
a m que tenis contento
qual vuestro merescimiento,
que no puede ser mayor.
75



5.- EL ENAMORADO SUFRE EL MENOSPRECIO DE LA AMADA

Nm. 318: CANCIN DE DON JORGE [MANRIQUE]

No s por qu me fatigo,
pues con razn me venc,
no siendo nadie comigo
y vos y yo contra m.
Vos, por me haver desamado;
yo, por haveros querido.
Con vuestra fuera y mi grado
havemos a m vencido.
Pues yo fui mi enemigo
en darme como me di,
quin osar ser amigo
del enemigo de s?
76



6.- EL DOLOR DEL ENAMORADO POR SU INCAPACIDAD PARA OBTENER LOS
FAVORES DE LA DAMA

Nm. 314: OTRA, DE [FERNANDO DE] LLANOS

Claro muestra el porfiaros
que es vuestra fuera tan fuerte
que no est el poder ganaros
en la vida ni en la muerte.
Pues l es para ganar
vuestro bien, que no se alcana
en slo desesperar:

75
Cancionero general, p. 478.
76
Cancionero general, pp. 439-440
53
deve tener esperana,
que mi fe y mi dessearos
han descubierto mi suerte,
que no est el poder ganaros
en la vida ni en la muerte.
77


Nm. 337: CANCIN DE DON ALONSO DE CARDONA

Si por la pena se alcana
de la gloria el merescella,
quien padesce en quexar de ella
de s quita el esperana.
Porque est en el padescer
quanto se puede ganar,
pues que no es ms el plazer
que el dolor del dessear.
Es dichoso quien alcana
mucha pena y merescella,
pues que est la gloria en ella
y en la gloria el esperana.
78


Nm. 339: OTRA [de Alonso de Cardona]

Pues mi determinacin
ya de vos me ha libertado,
dolor de tan gran cuidado
no espera consolacin.
Quien se atreve al mal que espera
desespera de esperana
porque el consuelo no alcana
do el remedio desespera.
Y, pues yo contra razn
me es fuera ser libertado,
libre est y desesperado
de esperar consolacin.
79


Nm. 360: OTRA, DE UN GALN, PORQUE ESTANDO CON SU AMIGA, ELLA LE
PUSO LA MANO SOBRE EL CORAN Y HALL QUE ESTAVA SEGURO, Y DXOLE
QUE ERA DE POCO AMOR QUE LE TENA


77
Cancionero general, pp. 437-438.
78
Cancionero general, p. 450.
79
Cancionero general, pp. 450-451.
54
No os parezca desamor
el coran sossegado,
que es de estar muerto, cansado,
quexoso del disfavor
que siempre en vos ha hallado.
Y de verse entristescido
de vuestras obras y saas
da golpes en las entraas,
do el querer est metido.
Sintiendo su gran dolor,
llorando vuestro desgrado,
est el coran llagado,
quexoso del disfavor
que siempre en vos ha hallado.
80


Nm. 371: OTRA, DE DON DIEGO LPEZ DE HARO

Vista est la perdicin
del que os ama, pues que es cierto
que entre Desseo y Razn
no puede haver desconcierto,
porque aqueste dessear
de tal merescer se ordena
que la causa del penar
es galardn de la pena.
Slo en esto la Razn
con vos no halla concierto:
en negar el galardn
al por vuestra causa muerto.
81


Nm. 395: CANCIN SUYA [DEL POETA SORIA], A UNA DAMA QUE LE QUEBR
UNA FE QUE LE HAVA DADO

Qu es de la vida y la fe,
seora, que vos me distes?
Fe sin fe me prometistes,
vida sin vida hall.
Quanto dur el esperana
tanto me tur la vida.
El esperana es perdida,

80
Cancionero general, pp. 462-463.
81
Cancionero general, pp. 467-468.
55
el bevir ya no me alcana:
como se vino se fue.
No s yo cmo podistes
matar la vida que distes
y perder vos vuestra fe.
82


Nm. 409: OTRA SUYA [de Jorge Manrique]

Quanto ms pienso serviros
tanto queris ms causar
que gaste mi fe en sospiros
y mi vida en dessear
lo que no puedo alcanar.
Bien conosco que estoy ciego
y que mi gran fe me ciega,
y que esperando me niega
que no os vencers de ruego,
y que por mucho serviros
no dexars de causar
que gaste mi fe en sospiros
y mi vida en dessear
lo que no puedo alcanar.
83


Nm. 411: CANCIN [del Vizconde de Altamira]

Congoxa, pena y tristura
mi querer tanto sostiene
que, por mi fuerte ventura,
mi vida no est segura
do tales contrarios tiene.
Congoxa, por el temor
de me ver por vos perdido;
pena, por el disfavor;
tristura, por el dolor
que tengo de vuestro olvido.
Mi gloria tan poco dura,
mi muerte tan cerca viene
que, por mi fuerte ventura,
mi vida no est segura
do tales contrarios tiene.
84


82
Cancionero general, pp. 479-480.
83
Cancionero general, p. 486.
84
Cancionero general, p. 487.
56
7.- LA CRCEL DE AMOR

Nm. 300: OTRA [de Tapia]

Presente, pido ventura;
ausente, muero por veros;
y, si pienso no quereros,
no quiere mi Desventura.
Ventura quiso que os viesse,
Amor que luego os amasse,
Aussencia que no os mirasse
por que en veros no muriesse.
Todo lo hizo Ventura:
ventura fue conosceros,
conosceros fue quereros,
quereros fue desventura.
85


Nm. 323: OTRA SUYA [de Pedro de Cartagena]

Gentil dama, pues tenis
ms valer que nunca vi,
para que ms me ganis
hazedme merced de m,
porque, sindoos yo cativo,
no tiene fuera mi grado
ni se puede llamar bivo
el que bive enagenado.
Y, pues vos tanto valis
que del veros me venc,
para que ms me ganis
hazedme merced de m.
86


Nm. 313: OTRA CANCIN, DE [PEDRO LEONARDO DE [A]VENDAO

Quien por libre no se tiene
sufra y pene con cordura,
que en la guerra de Tristura,
quando ms contraria viene,
se suele mudar Ventura.
El bevir desesperado
por la libertad cativa

85
Cancionero general, p. 430.
86
Cancionero general, p. 442.
57
espera ser remediado
teniendo la vida biva.
Y, pues esperana tiene,
sufra su mal con cordura,
que en la guerra de Tristura,
quando ms contraria viene,
se suele mudar Ventura.
87


Nm. 333: OTRA CANCIN DE LA MISMA SEORA [FLORENCIA PINAR], A
UNAS PERDICES QUE LE EMBIARON BIVAS

De estas aves su nacin
es cantar con alegra,
y de vellas en prisin
siento yo grave passin,
sin sentir nadie la ma.
Ellas lloran que se vieron
sin temor de ser cativas,
y a quien eran ms esquivas
essos mismos las prendieron.
Sus nombres mi vida son,
que va perdiendo alegra,
y de vellas en prissin
siento yo grave passin,
sin sentir nadie la ma.
88


Nm. 346: OTRA, DE JUAN DE ESTIGA [ARZOBISPO DE SEVILLLA

Amor me fuera y me prende,
Temor me manda sufrir,
Dolor me va a descobrir
lo que mi Seso defiende.
Amor con ansias mortales
delibrar quiere mi pena.
Temor con tristes seales
todo mi bien desordena.
Dolor, que matar entiende,
muy mal se puede sufrir,
que l mismo va a descubrir
lo que mi Seso defiende.
89


87
Cancionero general, p. 437.
88
Cancionero general, pp. 447-448.
89
Cancionero general, pp. 454-455.
58
Nm. 392: OTRA CANCIN SUYA [del poeta Soria]

Bivo porque vuestro bivo
y sin vos no quiero vida,
siendo vos desgradescida
del triste mal que recibo.
Bivo en la memoria vuestra,
muero sin vuestra esperana,
perdida la confiana
del bien que no se me muestra.
Muestras tengo de cativo,
mi libertad ya es perdida,
siendo vos desgradescida
del triste mal que recibo.
90



8.- LAS RELACIONES VASALLTICAS ENTRE LA DAMA (SEORA) Y SU
ENAMORADO (SERVIDOR)

Nm. 302: CANCIN DE LOPE DE SOSA, PORQUE SU AMIGA LE DIXO QUE
QUIN ERA, QUE NO LE CONOSCA

Quin me recibi por suyo?
No s mo. Cyo s?
Cyo s, seora, cyo?
Si no me tienes por tuyo,
Tu Merced a quin me dio?
Si niegas a m por ti,
por tuyo me recebiste;
si dizes que me perd,
has de dar cuenta de m,
cyo s o a quin me diste,
que quien no es de otro ni suyo
no hay quien pueda sentir, no,
cyo sea, si no tuyo
pueda ser, seora, yo.
Tu Merced a quin me dio?
91


Nm. 373: OTRA SUYA, MUDADA POR OTRA QUE DIZE: SIEMPRE CRESCE MI
SERVIROS [del poeta Quirs]


90
Cancionero general, p. 478.
91
Cancionero general, p. 431.
59
Enojaros no es razn
y es gran peligro esperaros,
y por no descontentaros
nunca os pido galardn.
Tensme vos sojuzgado,
yo muero por ms serviros;
si merced voy a pediros,
en veros torno espantado.
No aprovecha la Razn
en el mucho dessearos,
y por no descontentaros
nunca os pido galardn.
92



9.- LA BATALLA INTIMA ENTRE PLACER Y DOLOR

Nm. 373: OTRA SUYA, MUDADA POR OTRA QUE DIZE: SIEMPRE CRESCE MI
SERVIROS [del poeta Quirs]

Enojaros no es razn
y es gran peligro esperaros,
y por no descontentaros
nunca os pido galardn.
Tensme vos sojuzgado,
yo muero por ms serviros;
si merced voy a pediros,
en veros torno espantado.
No aprovecha la Razn
en el mucho dessearos,
y por no descontentaros
nunca os pido galardn.
93


Nm. 290: CANCIN DE LOPE DE SOSA

La vida, aunque da passin,
no querra yo perdella,
por no perder la razn
que tengo de estar sin ella.
Aunque es de gran padescer
la tristeza del amor,
tenella es tanto plazer

92
Cancionero general, pp. 468-469.
93
Cancionero general, pp. 468-469.
60
como sentilla es dolor.
Ass que tiene razn
mi pena para tenella,
pues ver quin da la passin
es descanso padescella.
94


Nm. 307: CANCIN DEL DUQUE DE MEDINASIDONIA [DON JUAN DE
GUZMN

Son mis passiones de amor
tan altas en pensamiento
que el remedio es ser contento
por la causa del dolor.
Porque, dems de querella
sin esperana, se gana
una passin tan ufana
que es descanso padescella.
Es amor el disfavor
do puede el merescimiento
dar la paga del tormento
con ser causa del dolor.
95


Nm. 348: OTRA SUYA [del poeta Romero]

Sienta quien Amor porfa,
sepa quien su ley contenta
que de las oras del da
la noche pide la cuenta.
Ved qu ley que tiene agora
el Amor con dulce tracto:
que si da plazer un ora,
entristcese otro rato;
de manera que es su gua
cierta senda de tormenta,
pues de las oras del da
la noche pide la cuenta.
96


Nm. 364: CANCIN DE DON ANTONIO DE VELASCO

Si el mal que vos me havis hecho

94
Cancionero general, p. 424.
95
Cancionero general, pp. 433-434.
96
Cancionero general, p. 456.
61
de otra mano me viniera,
aunque mucho bien tuviera,
no quedara satisfecho.
Mas Vuestra Merced es tal
que queda mejor librado
el muerto que os ha mirado
que el bivo sin vuestro mal.
Por do yo del dao hecho,
aunque gran quexa tuviera,
siendo por vos, no pudiera
quedar sino satisfecho.
97


Nm. 370: OTRA SUYA [del poeta Tapia]

De la gloria de miraros
mi memoria qued llena
por que me diesse ms pena
la pena del dessearos.
Y, pues puede Hermosura
hazer esto en la Memoria,
en la vista est la gloria
y en el alma la tristura.
Quanto se gana en miraros
tanto se pierde y condena,
passando la triste pena
que viene del dessearos.
98



10.- LA ENTREGA ABSOLUTA DEL AMANTE A LA AMADA

Nm. 298: OTRA, DE TAPIA

Gran congoxa es esperar
quando tarda el esperana,
mas quien tiene confiana
por tardar
no deve desesperar.
Ass que a vos, Pensamiento,
que passis pena esperando,
galardn se va negando.
Bien lo siento,

97
Cancionero general, p. 464.
98
Cancionero general, p. 467.
62
mas tened vos sufrimiento
y qui podrs ganar
con firmeza, sin dubdana,
lo cierto del esperana,
que el tardar
no lo puede desviar.
99


Nm. 343: OTRA, DE LOPE DE SOSA

Ninguno haga mudana
por mal que vea de sobra,
mas tenga tal esperana,
que lo que Razn alcana
la Vida todo lo cobra.
Tiempos hay de ser mandado,
tiempos de poder mandar,
tiempos de bevir penado,
tiempos de seorear.
Y con esta confiana
sufra qualquier mala obra
y tenga tal esperana,
que lo que Razn alcana
la Vida todo lo cobra.
100


Nm. 345: CANCIN DE DON RODRIGO MANRIQUE

Grandes albricias te pido;
no las niegues, Coran,
que eres al lugar venido
do lo ganado y perdido
acaban nueva prisin,
adonde del mal passado
te ha libertado el presente,
porque es tan alto cuidado
que, aunque ests apassionado,
tu fe tal mal no le siente.
Por lo qual, si albricias pido,
la causa da la ocasin,
que eres al lugar venido
do lo ganado y perdido
acaban nueva prisin.
101


99
Cancionero general, p. 429.
100
Cancionero general, pp. 452-453.
63
Nm. 347: CANCIN DE ROMERO

Qu mal puede ser mayor
en amor que el esperana,
pues un ora de tardana
da mil aos de dolor!
Qu congoxa es esperar
al que de amores se quexa,
que ni un momento no dexa
el coran descansar!
Las esperanas de amor
al triste que las alcana
una ora de tardana
da mil aos de dolor.
102


Nm. 354: CANCIN DE PEDRO DE MIRANDA

No puede ser mayor gloria
que por vos sofrir tormento,
pues vuestro merescimiento
siempre queda en la memoria.
Mientra ms pena se entiende
no vindoos y ms sospiros,
tanto ms Amor se enciende
con ms ansia de serviros.
De manera que es victoria
padescer por vos tormento,
pues vuestro merescimiento
siempre dura en la memoria.
103


Nm. 365: CANCIN DE NEZ

Ya no es passin la que siento,
sino gloria, pues que s
que puede sofrir mi fe
la fuera de mi tormento.
No porque deantes dubdava
que fuesse mi fe menor,
mas porque era mi dolor
tan grande que me espantava.

101
Cancionero general, p. 454.
102
Cancionero general, p. 455.
103
Cancionero general, pp. 459-460.
64
Dubdava mi sofrimiento,
no sabiendo lo que s,
no de ser poca la fe
mas de ser grande el tormento.
104


Nm. 393: OTRA CANCIN SUYA [DEL POETA SORIA], A UNA SEORA, PORQUE
LE DIXO QUE SE DOLA DE SU MAL

Si pudiesse mi passin
ser mayor como es mortal,
doleros vos de mi mal
era la satisfacin.
Mas, ass como me tiene,
es tan padosa obra
que es mayor el bien que sobra
que el mal que justo me viene,
que mirando por razn,
claro paresce en lo tal
ser ms el bien de mi mal
que el mal de mi perdicin.
105


Nm. 399: OTRA SUYA [de Soria]

De grado, porque es razn,
de fuera, porque es forado,
os tengo, seora, dado
mi alma y mi coran.
De tal suerte me prend
viendo vuestro merescer
que no guard para m
sino slo el padescer.
Si no me havis compassin,
pues que vos me havis penado,
contadme por sepultado
con los muertos de passin.
106



11.- LA CONDENACIN DEL ALMA DEL AMANTE

Nm. 310: OTRA, DE TAPIA

104
Cancionero general, p. 465.
105
Cancionero general, pp. 478-479.
106
Cancionero general, p. 481.
65
Atn alta perfectin
es muy justo el dessealla,
pero guay del coran
que no espera de ganalla
por fuera ni por razn!
Y, aunque hay tal diferencia
entre Esperana y Desseo,
muy menor peligro veo
la muerte que no la aussencia.
Va la Vida en condicin,
Amor quiso condenalla,
porque el triste Coran
con la gloria de miralla
no vido su perdicin.
107


Nm. 316: OTRA CANCIN [de Nicols Nez]

Llorad, llorad, Coran,
no tengis ms esperana.
Qu ms dolor que tardana
y el remedio en condicin?
Si el remedio est dubdoso,
qu aprovecha el dessear
si el bevir, muy temeroso,
quiere ms desesperar?
Y, pues consiente Razn
de tal fe hazer mudana,
pues os pone la tardana
el remedio en condicin.
108


Nm. 325: OTRA SUYA [del Adelantado de Murcia]

Cierto, gran pena es morir
y enojoso el esperar
y congoxoso el partir;
muy ms ravioso el quedar.
Sent la muerte de amores
y part do bienam,
y comport disfavores
y a todo basta mi fe.
Mas estar y veros ir

107
Cancionero general, pp. 435-436.
108
Cancionero general, pp. 438-439.
66
al que os ama y ha de amar
congoxa le da el partir,
mas mayor ravia el quedar.
109


Nm. 331: OTRA CANCIN DEL DICHO PERALTA

Ni la gloria me da gloria,
ni el plazer me da holgana,
ni el vencer me da victoria,
ni reposo el esperana.
Ni, aussente, bivo gozoso
ni, presente, soy contento;
ni fenesce mi tormento
ni jams me vi glorioso;
ni del bien tengo memoria
ni en mi mal hallo mudana;
ni el vencer me da victoria
ni reposo el esperana.
110


Nm. 346: OTRA, DE JUAN DE ESTIGA [ARZOBISPO DE SEVILLA]

Amor me fuera y me prende,
Temor me manda sufrir,
Dolor me va a descobrir
lo que mi Seso defiende.
Amor con ansias mortales
delibrar quiere mi pena.
Temor con tristes seales
todo mi bien desordena.
Dolor, que matar entiende,
muy mal se puede sufrir,
que l mismo va a descubrir
lo que mi Seso defiende.
111


Nm. 353: OTRA SUYA [del Conde de Oliva]

Do victoria es tan incierta
quan cierta mi perdicin,
ni la vida me aconuerta
ni el morir me da passin.

109
Cancionero general, p. 443.
110
Cancionero general, p. 446.
111
Cancionero general, pp. 454-455.
67
Ni plazeres me descansan
ni enojos me entristescen.
Mis servicios nunca cansan
y desdichas se enbravescen,
pues el alma est tan muerta
que no la rige Razn
ni la vida me aconuerta
ni el morir me da passin.
112


Nm. 372: CANCIN DE QUIRS

Dos mil dolores de muerte
cercaron mi coran
y no hallo defensin,
porque todo lo ms fuerte
tom vuestra perfectin.
Y ser triste perdelle,
no dexarme con qu os quiera;
ya, por Dios!, por que no muera,
embiad a socorrelle,
no biva de tal manera,
que a la vida con la muerte
Desamor da tal passin
que no hallo defensin,
porque todo lo ms fuerte
tom vuestra perficin.
113


Nm. 385: OTRA CANCIN SUYA, PARTIENDO DE SU AMIGA [del
Comendador Escriv]

Yo me parto sin partirme
de vos y de vos vencido,
mas, aunque v despedido,
queda el alma aqu tan firme
que no parto por partido.
Parte el cuerpo de os mirar,
queda el alma sin os ver,
que el que os pudo conoscer
ni parte de dessear
ni se parte de querer,
pues yo v sin despedirme,

112
Cancionero general, p. 459.
113
Cancionero general, p. 468.
68
quedo vuestro sin ser ido.
No me juzguis por perdido,
que, si v, no puedo irme
ni apartarme por partido.
114



12.- EL ENFRENTAMIENTO ENTRE RAZN Y PASIN

Nm. 268: OTRA SUYA [de Juan Manuel]

Mi alma mala se para,
cerca est mi perdicin,
porque estn en divisin
la Vergena de la cara
y el Dolor del coran.
Amor me manda que diga,
Vergena la rienda tiene;

Amor me manda que siga,
Vergena que calle y pene.
Ass que, si no se ampara
de m alguna razn,
matarme han sin defensin
la Vergena de la cara
y el Dolor del coran.
115


Nm. 269: CANCIN DE DON LUIS DE BIVERO [HERMANO DEL VIZCONDE DE
ALTAMIRA]

Temor, Dolor se combaten,
Seso con Amor guerrea,
Coran, Fueras, debaten:
ninguno vence pelea.
Temor pierde la victoria,
Dolor huye de la llaga,
el Seso niega la gloria,
el Amor falta a la paga,
la Razn manda se maten.
Por lo que el uno dessea,
Coran, Fueras, debaten:
ninguno vence pelea.
116


114
Cancionero general, p. 475.
115
Cancionero general, pp. 412-413.
116
Cancionero general, p. 413.
69
Nm. 296: OTRA CANCIN [de don igo de Mendoza]

Anda por hazerme afruenta
la Passin del coran
y no le dexa Razn.
A qul dexar contenta:
la Razn o la Passin?
Si Passin, al vencimiento
dexa la Razn vencida;
si queda fortalescida,
bevir vida con tormento
es bevir vida sin vida.
Y, pues Passin me atormenta
que contente al aficin
y no le dexa Razn,
a qul dexar contenta:
la Razn o la Passin?
117


Nm. 342: CANCIN DE CARASA

Coran, no os deis passin,
procurad nueva holgura,
que las cosas de Ventura
lexos van de la Razn.
Esforad vuestra firmeza,
no bivis en pensamiento,
que dais favor al tormento
y encendis ms la tristeza.
Si os haze guerra Passin,
pelead con la Cordura,
que las cosas de Ventura
lexos van de la Razn.
118


Nm. 352: OTRA SUYA [del Conde de Oliva]

Qu gloria puede esperar
el que se parte y no muere,
pues la Muerte no le quiere,
y el Bevir le da pesar?
El no veros le da pena,
el miraros ms dolor,

117
Cancionero general, pp. 427-428.
118
Cancionero general, p. 452.
70
el serviros le condena,
el huiros es peor.
El remedio es descansar
con qualquier mal que viniere,
pues la Muerte no le quiere
y el Bevir le da pesar.
119



13.- LA PARTIDA DE UNO DE LOS AMANTES PRODUCE DESESPERACIN

Nm. 369: CANCIN DE TAPIA

Si pesar o pena os diera
el dolor de mi partida,
Creldad no despidiera
lo que Pedad combida.
Ay de m, que voy sin vida!
Y pues vuestra poca fe
no tiene de m cuidado,
yo me v desesperado
con dolor que morir.
Cierta sois que no me fuera
si vos furades servida
ni Creza despidiera
lo que Pedad combida.
Ay de m, que voy sin vida!
120


Nm. 382: OTRA CANCIN SUYA [del Comendador Escriv]

Soledad triste, que siento,
y Cuidados me combaten.
La gloria del Pensamiento
no consiente que me maten
por que biva mi tormento.
Y ass no puedo morir
ni bivo, pues que no os veo,
aunque biva mi sofrir
y la fe con el desseo.
Este gran Dolor que siento
y Tristezas me combaten.
La gloria del Pensamiento

119
Cancionero general, pp. 458-459.
120
Cancionero general, pp. 466-467.
71
no consiente que me maten,
por que biva mi tormento.
121



14.- LA AUSENCIA, EL MAYOR DE LOS DOLORES

Nm. 283: OTRA SUYA [de Pedro de Cartagena]

No s qul me sea mejor,
la memoria o que se pierda,
que olvidarme es gran dolor
y acordarme desacuerda.
Si olvido gloria passada
con qu me consolar?
Si vida dessesperada
se me acuerda, qu har?
De estos estremos de Amor
no s en qul gane ni pierda,
que olvidarme es gran dolor
y acordarme desacuerda.
122


Nm. 396: CANCIN DEL MISMO [el poeta Soria]

Nunca me olvida Dolor
porque me olvid Querer,
y ms no poderos ver,
que haze el dao mayor,
porque, seora, si os viesse,
como haze mi Desseo,
el Dolor en que me veo
moriri aunque biviesse.
Mas, ay!, que hay otro peor
Dolor para me perder,
y ms no poderos ver,
que haze el dao mayor.
123



15.- LA AUSENCIA DE LA AMADA, MOTIVO DE ANSIEDAD Y DESESPERACIN

Nm. 270: OTRA, DE SORIA

121
Cancionero general, p. 473.
122
Cancionero general, p. 420.
123
Cancionero general, p. 480.
72
Yo hallo por espiriencia
que est de vos, siendo ausente,
presente como presente,
pues Memoria escusa ausencia.
En el ser que ac padesco,
ac est con mi Passin;
mas all est el Coran,
yo con l ac padesco.
Es mi Memoria en ausencia
de tal suerte que consiente
que est de vos, siendo ausente,
presente como en presencia.
124


Nm. 317: OTRA [de Nicols Nez]

Llevo un mal que est sin medio
en verme de vos partir:
quanto se acerca el morir
se alexa ms el remedio.
La vida desesperada
no s qu ms plazer quiere
que morir mientra no os viere,
de tal gloria desterrada.
No vindoos ni viendo medio
para yo poder bevir,
quanto se acerca el morir
se alexa ms el remedio.
125


Nm. 379: CANCIN DE JUAN FERNNDEZ DE EREDIA A UNA PARTIDA QUE SU
AMIGA HIZO

Puso tanto sentimiento
en m el veros partir
que la pena del morir,
de pequea, no la siento,
porque el cuerpo del tollido,
de sentir penas doliente,
ya no sabe lo que siente
porque no tiene sentido.
El mal que da sentimiento

124
Cancionero general, p. 413.
125
Cancionero general, p. 439.

73
en el alma es de sentir,
que la pena del morir,
de pequea, no la siento.
126


Nm. 382: OTRA CANCIN SUYA [del Comendador Escriv]

Soledad triste, que siento,
y Cuidados me combaten.
La gloria del Pensamiento
no consiente que me maten
por que biva mi tormento.
Y ass no puedo morir
ni bivo, pues que no os veo,
aunque biva mi sofrir
y la fe con el desseo.
Este gran Dolor que siento
y Tristezas me combaten.
La gloria del Pensamiento
no consiente que me maten,
por que biva mi tormento.
127



16.- LA AUSENCIA GENERA DESCONFIANZA PERO NO MOTIVA EL OLVIDO

Nm. 271: CANCIN DE DON JORGE MANRIQUE

Quien no estuviere en presencia,
no tenga fe en Confiana,
pues son Olvido y Mudana
las condiciones de Ausencia.
Quien quisiere ser amado
trabaje por ser presente,
que quan presto fuere ausente
tan presto ser olvidado.
Y pierda toda esperana
quien no estuviere en presencia,
pues son Olvido y Mudana
las condiciones de Ausencia.
128


Nm. 280: OTRA SUYA [de Tapia]

126
Cancionero general, p. 471.
127
Cancionero general, p. 473.
128
Cancionero general, p. 414.
74
Ausencia puede mudar
amor en otro querer,
mas no que tenga poder
para hazer olvidar.
Porque siendo yo cativo
de una dama que no veo,
tengo tan nuevo el desseo
que no s cmo me bivo.
Y por esto es de pensar
que ausencia mude querer,
mas no que tenga poder
para poder olvidar.
129



17.- EL SECRETO, CONDICIN INEXCUSABLE DEL AMOR

Nm. 279: CANCIN DE TAPIA, PORQUE UNA SEORA LE DIXO QUE POR QU
MOSTRAVA TANTAS MUESTRAS

Contemplndoos no os mirando,
adorndoos luego en vindoos,
van mis desseos dizindoos
los secretos en que ando,
que yo, triste, no lo mando.
Y si con esto declaro
aquesto que yo encubra,
es un mal que cada da
llevar menos reparo.
Amor se va publicando
mientra ms va conoscindoos,
y el Desseo descubrindoos
los secretos en que ando,
que yo, triste, no lo mando.
130


Nm. 413: OTRA CANCIN [de Juan de Ulloa?]

No espero remedio yo
que se iguale con mi mengua,
pues no descubri mi lengua
lo que mi alma sinti.
De manera que, alterados

129
Cancionero general, p. 419.
130
Cancionero general, pp. 418-419.
75
mis Sentidos de passin,
huyeron al Coran
con temor de ser robados.
Mostrse fuera la mengua
del mal que dentro doli,
pues no descubri la lengua
lo que mi alma sinti.
131



18.- LOS OJOS O EL CORAZN. QUIN ES EL CULPABLE?

Nm. 322: OTRA CANCIN SUYA [de Pedro de Cartagena]

De las penas que me vienen
sin esperar gualardn,
por igual la culpa tienen
los Ojos y el Coran,
amigos de Fe que son,
que, si los Ojos prendiessen,
el Coran desamasse
y, si de amar procurasse,
ellos no lo consintiessen,
por que biviendo biviessen.
Mas, pues de grado se abienen
a consentir mi passin,
sufran, padezcan y penen
los Ojos y el Coran,
amigos de Fe que son.
132


Nm. 340: CANCIN DE SAZEDO, DIZIENDO QUE EL CORAN TIENE LA
CULPA DE HAVERSE CATIVADO, Y NO LOS OJOS

Sin veros, por vos penando,
de oros fue mi prisin
la causa, que, bienamando,
a los ojos desculpando,
d la culpa al coran.
Dles desculpa a los tristes,
que ellos me havin de prender,
y culpa a aquel que vencistes,
pues que quiso y le hezistes

131
Cancionero general, p. 488.
132
Cancionero general, p. 441.
76
bienamar sin ellos ver.
Si ellos fueran mirando
por d me dieran passin,
a ellos fuera culpando,
mas, sin ver el triste mando,
d la culpa al coran.
133



19.- LOS OJOS NO PUEDEN OCULTAR EL AMOR

Nm. 285: OTRA SUYA [de Pedro de Cartagena]

Nunca pudo la passin
ser secreta siendo larga,
porque en los ojos descarga
sus nublos el coran.
Y con este mal presente,
quando la tristeza dura,
haze muestras la figura
de lo que la Vida siente.
Mas no consiente Razn
el dolor que tanto amarga
si no descarga la carga
de la pena el coran.
134



20.- LOS OJOS, CONDENA DEL ENAMORADO

Nm. 275: OTRA SUYA [de Tapia]

No quers que biva, no.
Plzeme, pues sois contenta,
que, despus de muerto yo,
vuestra alma dar la cuenta.
Yo muero despus que os vi
y huelgo pues holgis vos,
pero guay de quien a Dios
ha de dar cuenta de m!
Y muera la muerte yo,
pues con ella sois contenta,
mas temo que, muerto yo,

133
Cancionero general, p. 451.
134
Cancionero general, p. 421.
77
vuestra alma dar la cuenta.
135


Nm. 292: OTRA, DE DON IGO DE VELASCO

Tan grandes males recibo
de este mal con quien peleo,
que no me cuento por bivo,
porque os vi, porque no os veo.
Mi passin malgradescida
veros me hizo tenella,
y no veros es tal vida
que es el remedio perdella.
De quedar vuestro cativo
no doy culpa a mi desseo,
mas no me cuento por bivo
porque os vi, porque no os veo.
136


Nm. 320: OTRA, DE DON JORGE [MANRIQUE]

Quien tanto veros dessea,
seora, sin conosceros,
qu har despus que os vea
quando no pudiere veros?
Gran temor tiene mi vida
de mirar vuestra presencia,
pues Amor en vuestra aussencia
me hiri de tal herida.
Aunque peligroso sea,
delibro de conosceros
y, si muero por que os vea,
la victoria ser veros.
137


Nm. 387: CANCIN DE QUIRS

Dos enemigos hallaron
las hadas y a m los dieron:
mis ojos, que me perdieron,
los vuestros, que me mataron.
Y siendo yo mal tractado,
muestra Amor esta crueldad:

135
Cancionero general, p. 416.
136
Cancionero general, p. 425.
137
Cancionero general, p. 440.
78
que, pidiendo yo amistad,
ni slo soy escuchado.
Contra m solo se armaron,
ass que me destruyeron,
mis ojos, que me prendieron,
los vuestros, que me mataron.
138


Nm. 418: OTRA CANCIN [de Cartagena]

No me quexo de no os ver
por que el ver no me d gloria,
mas porque de su plazer
se atormenta la memoria.
Yo me hallo ms perdido
usando de esta cautela,
que la pena del sofrido
es mayor quando se cela.
Pues no por no padescer
recelo de ver tal gloria,
mas porque de su plazer
se atormenta la memoria.
139



21.- EL AMOR PRODUCE DOLOR, SUFRIMIENTO Y DESEO DE LA MUERTE

Nm. 267: CANCIN DE DON JUAN MANUEL [SERVIDOR DE LA REINA ISABEL


Quien por bien servir alcana
bevir triste y desamado,
este tal
deve tener confiana
que le traer este cuidado
a mayor mal.
Que yo por mi mala suerte
tengo visto y conoscido
qu es Amor,
que sirviendo me da muerte
y, si mercedes le pido,
da dolor.
Dolor toma en m vengana:
estoy de pena penado

138
Cancionero general, p. 476.
139
Cancionero general, p. 491.
79
tan mortal
que bivo con esperana
que me traer este cuidado
a mayor mal.
140


Nm. 282: OTRA SUYA [de Pedro de Cartagena]

No s para qu nasc,
pues en tal estremo est
que el bevir no quiero yo
y el morir no quiere a m.
Todo el tiempo que biviere
tern muy justa querella
de la Muerte, pues no quiere
a m, queriendo yo a ella.
Qu fin espero de aqu,
pues la Muerte me neg,
pues que claramente vio
que era vida para m?
141


Nm. 289: OTRA SUYA [de Diego de San Pedro]

Quien se viere qual me veo,
con tiempo su mal dessaga,
pues en ley de tristes paga
la vida por el desseo.
Ya biviendo descansava
viendo por quin padesca
y, si con pena sufra,
con mi fe me consolava.
Mi muerte, que cierto creo,
a los bivos miedo haga,
pues en ley de tristes paga
la vida por el desseo.
142


Nm. 291: OTRA SUYA [de Lope de Sosa]

Mucho mal est mi mal
que en desdicha se convierte,
pues se le niega la muerte

140
Cancionero general, pp. 411-412.
141
Cancionero general, p. 420.
142
Cancionero general, p. 423.
80
por hazello ms mortal.
Por que no falte dolor,
el dolor me tiene bivo:
grande es el mal que recibo
y el desconsuelo es mayor,
pues con dolor desigual,
por que en remedio no acierte,
detiene mi mal la muerte,
mas no la muerte a mi mal.
143


Nm. 305: OTRA CANCIN, DE NICOLS NEZ

Si por caso yo biviesse,
esperara morir,
mas yo nunca vi venir
Muerte do vida no hoviesse.
Que si yo vida toviera,
segn es el mal tan fuerte,
no es possible que la muerte
alguna vez no viniera.
, qu dicha si viniesse
para matar el Morir,
pues que no queda bevir
que con la muerte muriesse!
144


Nm. 306: CANCIN DE DON IGO DE VELASCO

De nuevo quiero firmarme
en seguir mi fe muy firme,
que del mal que ha de venirme
yo no entiendo arrepentirme.
Ved cmo podr apartarme!
Y con esta condicin,
viendo presentes mis males,
contra mis malas seales
escog mi perdicin;
porque slo en acordarme
que vuestro puedo dezirme,
qu muerte puede venirme
que no gane yo en morirme
ms que no vos en matarme?
145


143
Cancionero general, p. 424.
144
Cancionero general, pp. 432-433.
81
Nm. 308: OTRA CANCIN, DE DON DIEGO DE MENDOA

Como quando el alma parte
del triste cuerpo do mora,
no menos parte sin arte
mi coran, que reparte
mil sospiros cada ora.
Parto, sin dicha, de m
do partir nunca deviera.
desdichado! Muriera!
Mi cuerpo quedara aqu,
mi alma fuera doquiera!
Ass que, pues no se parte
mi mal, que siempre empeora,

haya memoria sin arte
el coran, que reparte
mil sospiros cada ora.
146


Nm. 319: OTRA CANCIN [de Jorge Manrique?)



Justa fue mi perdicin,
de mis males soy contento:
no se espera galardn,
pues vuestro merescimiento
satisfizo mi passin.
Es victoria conoscida
quien de vos queda vencido,
que en perder por vos la vida
es ganado lo perdido.
Pues lo consiente Razn,
consiento mi perdimiento
[sin esperar galardn,]
pues vuestro merescimiento
satisfizo mi passin.
147


Nm. 329: OTRA, DE PERALTA

Sospiros, penas estraas,
mil ansias y dessear,
han poblado mis entraas,

145
Cancionero general, p. 433.
146
Cancionero general, pp. 434-435.
147
Cancionero general, p. 440.
82
do plazer no puede estar.
Y estos tristes pobladores
el triste sitio muraron
de piedras de mil dolores
y alegra desterraron;
y han tenido tales maas
al tiempo de su poblar
que poblaron mis entraas,
do plazer no puede estar.
148


Nm. 344: OTRA, DE [JERNIMO DE] PINAR

Es la boz de mi cancin
de un dolor que al alma toca,
que el tenor lleva la boca,
las contras el coran.
Las palabras son dolores
que andan en el pensamiento,
penadas del sufrimiento
que las haze ser mayores;
van notadas de tal son
que su boz al alma toca
y el tenor lleva la boca,
las contras el coran.
149


Nm. 351: CANCIN DEL CONDE DE OLIVA



Quando el bien mayor se espera,
las mercedes adolescen,
mis servicios siempre crescen
y Esperana desespera.
Desespera en ver mi muerte
meresciendo tanta gloria.
Muero, pues no hay memoria
de mudar jams mi suerte.
Pues mi vida no es la que era
y servicios no merescen,
mis desdichas siempre crescen
y Esperana desespera.
150



148
Cancionero general, p. 445.
149
Cancionero general, p. 453.
150
Cancionero general, p. 458.
83
Nm. 356: OTRA SUYA [del Vizconde de Altamira]

Quien de Amor libre se viere
entonces piense que bive,
pues la vida del que quiere
por ms que muerta se escrive.
El coran libertado
tiene vida con plazer,
la que no puede tener
el triste que es sojuzgado.
Y por esso se apercibe
quienquiera que bienquisiere,
que entonces piense que bive
quando libre de Amor fuere.
151


Nm. 358: OTRA, DE DON DIEGO LPEZ DE HARO

Ved qu quiere mi Bevir,
qu presume mi Cuidado:
pensando en lo porvenir
llora ya por lo passado.
Porque el presente dolor,
de lo passado membrana,
la pena torna mayor
y menor el esperana.
Ass que lo porvenir
haze mi dolor doblado,
temiendo que del bevir
lo mejor es lo passado.
152


Nm. 359: OTRA CANCIN, DEL ALMIRANTE [FADRIQUE ENRQUEZ DE
CABRERA

Quando de vos me parta,
no morir me dio seal
que la triste vida ma
se guarda para ms mal.
Y, si por vos se me alexa
vida de congoxa y pena,
quanto fuere ms anexa
la tern yo por ms buena.

151
Cancionero general, p. 460.
152
Cancionero general, p. 461.
84
Ass que, si se desva
la muerte vindome tal,
es porque la vida ma
se guarda para ms mal.
153


Nm. 361: OTRA SUYA [de un galn annimo]

Es pena grave el tormento
que el no veros me tormenta
y, en el veros descontenta,
con la muerte me contento.
Vuestro es, seora, el sello
do mi coran se sella,
y el alma que est con ello
firmeza trae con ella.
Pues de fe llena el cuento
que en tener vos otra cuenta,
porque os veo descontenta
con la muerte me contento.
154


Nm. 362: CANCIN DE DIEGO NEZ [DE QUIRS]

Para ver qul es mi suerte,
si es ganada o si es perdida,
por no bevir en la muerte
quiero aventurar la vida,
que el que no se aventur
su vida fue sin ventura,
pues que nunca en desventura
sus flacas fueras prov.
Y, pues no hay muerte tan fuerte
que dexe de ser sufrida,
poco se pierde en la muerte
quando no bive la vida.
155


Nm. 367: OTRA, DE DON CARLOS DE GUEVARA

Es ganar por vos perder
la vida que en males cresce,
pues que vuestro merescer

153
Cancionero general, p. 462.
154
Cancionero general, p. 463.
155
Cancionero general, pp. 463-464.
85
ms de perdella meresce,
porque do est el aficin
tan justamente ofrescida
pequea satisfacin
es perder por vos la vida.
Qu podr satisfazer
una vida si fallesce,
pues que vuestro merescer
ms de perdella meresce?
156


Nm. 375: CANCIN DE [LUIS DE] BIVERO

Qu triste mal de sufrir!
Qu dolor que el alma siente,
que el grave dolor presente
descubre lo por venir!
Presentes penas mortales
causan dolor verdadero;
sus muestras hazen seales
del triste mal venidero.
La Muerte siento venir
porque Ventura consiente,
que el grave dolor presente
descubre lo por venir.
157


Nm. 381: CANCIN DEL COMENDADOR ESCRIV



Ven, Muerte, tan escondida
que no te sienta comigo,
por que el gozo de contigo
no me torne a dar la vida.
Ven como rayo que hiere,
que hasta que ha herido
no se siente su rido,
por mejor hirir do quiere:
ass sea tu venida;
si no, desde aqu me obligo,
que el gozo que havr contigo
me dar de nuevo vida.
158



156
Cancionero general, pp. 465-466.
157
Cancionero general, pp. 469-470.
158
Cancionero general, pp. 472-473.
86
Nm. 403: OTRA SUYA [de Diego Lpez de Haro]

Si quers al mal que siento
hazerle triste durar,
esforad al sufrimiento,
pues crescis en el penar,
pues, mi vida ass esforando,
dos descansos ganar:
vs veris a m penando,
yo, penando, a vs ver,
pues con slo el dessear
en vida de tal tormento
mal se pueden comportar
los quexos del pensamiento.
159


Nm. 404: OTRA SUYA [de Diego Lpez dde Haro]

Por tal ocasin venida,
la muerte me satisfaze,
porque con esto mi vida
ya dessaziendo se haze,
pues mi mal por bien ser
si vuestro Querer lo quiere,
porque el Morir ganar
quanto la Vida perdiere.
Ass que quiero la vida
no ms ni menos que os plaze,
aunque pena dolorida
con dessearos se haze.
160


Nm. 408: OTRA, DE DON JORGE MANRIQUE

Es una muerte escondida
este mi bien prometido,
pues no puedo ser querido
sin peligro de la vida.
Mas slo por que me quiera
quien en vida no me quiere,
yo quiero sofrir que muera
mi bevir, pues siempre muere.
Y en perder vida perdida

159
Cancionero general, p. 483.
160
Cancionero general, p. 484.
87
no me cuento por perdido,
pues no puedo ser querido
sin peligro de mi vida.
161



22.- LA DAMA, CAUSA DE LA MUERTE DEL ENAMORADO

Nm. 274: OTRA CANCIN, DE TAPIA

Quando Amor vence de grado,
Desamor mata el cativo
y el Dolor del desamado
para siempre queda bivo.
Y pues Muerte satisfaze
la culpa del galardn,
a do falta Compassin
el agravio Amor le haze.
Esse est mejor librado
el que est menos cativo,
pues al triste desamado
su dolor se queda bivo.
162


Nm. 295: OTRA, DE DON IGO DE MENDOA

Si en slo cobrar a vos
fue todo mi bien complido,
agora que os he perdido
qu bien me puede dar Dios?
Ni qu mayor mal ni tal
me puede jams venir
que en perderos, pues morir
con tal dao no es igual?
Do se sigue que estos dos,
bien de quien ya me despido
y mal tan grave crescido,
no me quiere hazer Dios.
163


Nm. 327: OTRA, DE DON JUAN DE MENESES

No hallo a mis males culpa

161
Cancionero general, p. 486.
162
Cancionero general, p. 415.
163
Cancionero general, p. 427.
88
porque a mi terrible pena
la causa que me condena
me desculpa.
A muerte me condenastes,
seora, por quanto os quiero
y luego me desculpastes
en ser de vos, por quien muero.
Pues Vuestra Beldad desculpa
los males todos que ordena,
quien por vos no tiene pena
tiene culpa.
164


Nm. 335: OTRA CANCIN [de Mexa]

No puede el Sufrir callar,
ni Razn puede encubrir
vuestro acucioso matar
y mi espacioso morir.
Vos por dar fin a mi vida
en mi mal sois pressurosa;
yo por hazeros servida
tomo la muerte espaciosa.
No guarescer, no morir
quiero, queriendo penar,
por si os pudiesse servir
entre morir y matar.
165


Nm. 417: CANCIN [de Cartagena]

Qu terrible desconcierto
del mal que de vos recibo,
que est so la tierra bivo,
andando por ella muerto!
Mis males, nunca mudados,
con mi fe siempre crescida,
de sufridos y callados
me tienen muerta la vida.
Fortuna me neg puerto
y sintome tan cativo
que est so la tierra bivo

164
Cancionero general, p. 444.
165
Cancionero general, p. 449.
89
andando por ella muerto.
166



23.- EL MAL DE AMOR NO TIENE REMEDIO

Nm. 278: CANCIN DE DIEGO DE QUIONES

En gran peligro me veo,
que en mi muerte no hay tardana,
porque me pide el Desseo
lo que me niega Esperana.
Pdeme la Fantasa
cosas que no pueden ser
y, pues esto se desva,
es forado padescer.
No me defiendo y peleo,
Muerte havr de m vengana,
pues que me pide el Desseo
lo que me niega Esperana.
167


Nm. 297: OTRA, DEL DUQUE DE ALVA

T, triste Esperana ma,
conviene que desesperes,
pues que mi Ventura gua
la contra de lo que quieres.
Y a tu muy linda color
dale tintura de duelo,
pues no se espera consuelo
que consuele tu dolor.
Mas espera cada da
crescer el mal de que mueres,
pues que mi Ventura gua
la contra de lo que quieres.
168


Nm. 299: OTRA CANCIN [de Tapia]

Queris mis males sabellos?
Quando el mal es mal de amor,
si el cuerpo tiene un dolor,

166
Cancionero general, p. 490.
167
Cancionero general, p. 418.
168
Cancionero general, p. 428.
90
el alma mil cuentos de ellos.
Son del cuerpo los dolores
que pueden tener mudana;
los del alma son de amores
y sin ninguna esperana.
Mas, pues vuestro desamor
es la causa de tenellos,
el del cuerpo no es dolor
quando el alma muere de ellos.
169


Nm. 308: OTRA CANCIN, DE DON DIEGO DE MENDOA


Como quando el alma parte
del triste cuerpo do mora,
no menos parte sin arte
mi coran, que reparte
mil sospiros cada ora.
Parto, sin dicha, de m
do partir nunca deviera.
desdichado! Muriera!
Mi cuerpo quedara aqu,
mi alma fuera doquiera!
Ass que, pues no se parte
mi mal, que siempre empeora,

haya memoria sin arte
el coran, que reparte
mil sospiros cada ora.
170


Nm. 311: OTRA SUYA [de Tapia]

Ninguno tenga esperana
que en el mal de amor hay medio,
porque es cierta su mudana
y es incierto su remedio.
Y si Amor y su belleza
os hiziere amar forado,
no os dure ms el cuidado
que le dura la firmeza.
No os engae su esperana,
que al comieno, al fin y medio

169
Cancionero general, p. 429.
170
Cancionero general, pp. 434-435.
91
es muy cierta su mudana
y es incierto su remedio.
171


Nm. 321: CANCIN DE [PEDRO DE] CARTAGENA

En partirme de miraros
Remedio de m se parte,
que jams podr olvidaros
si la Muerte no desparte
la Vida, que es dessearos,
que, si el morir despartiesse,
su despartir me hara
que por partido toviesse
a la Muerte, si viniesse,
que tal vida quitara.
Ass que ya, por amaros,
mi passin es de tal arte
que jams podr olvidaros
si la Muerte no desparte
la Vida, que es dessearos.
172


Nm. 334: DE [HERNN O RODRIGO] MEXA

Mucho me duele mi pena
y mi mal mal me lastima,
pues no he visto un ora buena
despus que pass la prima.
Con este mal que posseo,
de bevir tengo temores,
pues que me queda el desseo
por pena de mis dolores.
Y con esto se condena
mi coran y lastima,
pues todas las oras pena
despus que pass la prima.
173



Nm. 355: OTRA, DEL VIZCONDE DE ALTAMIRA [Alonso Prez de Vivero]

Con dos cuidados guerreo

171
Cancionero general, p. 436.
172
Cancionero general, p. 441.
173
Cancionero general, p. 448.
92
que me dan pena y sospiro:
el uno quando no os veo,
el otro quando vos miro.
Mirndoos, de amores muero,
sin me poder remediar;
no os mirando, desespero
por tornaros a mirar.
Lo uno cresce en sospiro,
lo otro causa desseo,
del que peno quando os miro,
y muero quando no os veo.
174


Nm. 363: OTRA SUYA [de Diego Nez de Quirs]

Quien quisiere ser librado
de congoxa y de tormento
sepa ser desesperado
para que biva contento,
porque en qualquiera ocasin,
quando el esperana es larga,
quanto alarga tanto amarga
y acrescienta de passin;
y, al fin de haver esperado,
plazer se torna en tormento:
haze que el apassionado
quede muy ms descontento.
175


Nm. 378: OTRA SUYA [DE SORIA], A UNA SEORA QUE LE DIXO QUE QU
MS QUERA SINO QUE LE PESAVA DE SU MAL

Mal tengo de que me quexe,
no razn por qu quexar;
no me s determinar
qu me haga o qu me dexe.
Doleros de mi passin
es bien que no tiene medio,
y, si pido ms remedio,
ya v contra la razn.
Mas que mi mal no se alexe
y que encubra mi penar?

174
Cancionero general, p. 460.
175
Cancionero general, p. 464.
93
Lo mejor es acabar
por dexallo o que me dexe.
176


Nm. 401: CANCIN DE QUIRS

Lo ya passado me duele,
lo presente me desvela,
lo por venir me consuela
que de nada me consuele.
En el esperar lo veo,
que menor mal es matarme
que bevir para acordarme
si lo que pass desseo.
Ni la passin que me duele
no es la causa que me duela,
que el remedio me consuela
que de nada me consuele.
177


Nm. 406: CANCIN DE DIEGO DE CASTRO

La vida, que jams dexa
sin quexo quien ms la quiere,
el que ms lexos se alexa
no bive, mas nunca muere.
Como yo, triste, aquexado
de cien mil muertes, biviendo,
unas de mucho allegado,
otras de aparte y plaendo.
Y, sin de ella tener quexa,
digo a quien tal se viere
que el que ms lexos se alexa
no bive, mas nunca muere.
178


Nm. 415: OTRA [de Nicols Guevara]

Callar la pena es morir;
falta, para vs sentilla,
la pluma para escrevir,
la lengua para dezilla,
que de estos cabos no siento,

176
Cancionero general, p. 471.
177
Cancionero general, p. 482.
178
Cancionero general, p. 485.
94
por mi mal, medio ninguno:
tantos contrarios en uno
hazen mayor el tormento.
Do me conviene gemir,
la pena doble sufrilla,
por no poder descobrir
manera para dezilla.
179



24.- LA FELICIDAD EFMERA

Nm. 272: OTRA CANCIN [de Jorge Manrique?)

Con tantos males guerreo,
en tantos bienes me vi
que de verme qual me veo
ya no s qu fue de m.
Mis glorias murieron luego,
mis males resucitaron,
Fortuna encendi tal huego,
do mis glorias se quemaron.
Dex tan bivo el desseo
Memoria de lo que vi
que de verme qual me veo
ya no s qu fue de m.
180



Nm. 338: OTRA SUYA [de Alonso de Cardona]

Es tan falsa la victoria
del mundo, por nuestro dao,
que no dura ms su gloria
de quanto dura el engao.
Que si lo falso se tira
de lo que en la haz paresce,
toda gloria desfallesce,
si con buen seso se mira.
Quien alcana ms victoria
ms parte lleva del dao,
pues do est mayor la gloria

179
Cancionero general, p. 489.
180
Cancionero general, pp. 414-415.
95
all es mayor el engao.
181


Nm. 357: OTRA SUYA [del Vizconde de Altamira]

La ms durable conquista
de esta guerra enamorada
es una gloria delgada
que se passa sin ser vista.
Y de tal guisa tropiea
su visin, que Amor se nombra,
que, en alando la cabea,
ya no vemos sino sombra.
Y, pues tiene buena vista
y donosa la mirada,
huyamos gloria delgada
que se passa sin ser vista.
182



25.- LA FORTUNA Y LA RAZN, SOMETIDAS AL AMOR

Nm. 330: OTRA CANCIN DEL MISMO PERALTA

En mi gloria desseada,
si se aparta, parte de ella,
y la quiero yo alcanada:
tanto monta merescella.
Y si a m Fortuna niega
lo que me otorga Razn,
es que pas por m ciega
negndome el galardn.
Fue revessa desastrada:
no me vio, ni pude vella,
mas en mi gloria negada
tanto monta merescella.
183


Nm. 419: OTRA CANCIN [de mosn Barella?]

Ninguna gloria consuela
de quantas Fortuna da,
porque es un ave que buela

181
Cancionero general, p. 450.
182
Cancionero general, p. 461.
183
Cancionero general, p. 446.
96
que por do viene se va.
Buela, va, nunca est queda,
a los ms altos derriba,
qundo triste, qundo leda,
qundo abaxo, qundo arriba.
A quien ms ms se desvela
mayores peligros da
Fortuna, que siempre buela
y por do quiere se va.
184



26.- SIMBOLOGA DE LOS COLORES EN LAS RELACIONES AMOROSAS

Nm. 315: OTRA, DE NICOLS NEZ, PORQUE SU AMIGA LE DIO UNA ROSA

Rosa, si rosa me distes,
tan grande gloria me dio
que en tomalla se perdi
la muerte que en ver me distes.
Lo verde me dio esperana,
lo blanco me la neg;
el sabor me segur
el temor de mi mudana;
el olor vs lo posistes
quando el alma me bolvi,
mas el coran sinti
el dolor que vs le distes.
185













184
Cancionero general, p. 491.
185
Cancionero general, p. 438.
97
IV.2. LOS ROMANCES


1.- LA PERFECCIN DE LA MUJER, OBRA DE DIOS

Nm. 444: ROMANCE MUDADO POR OTRO VIEJO

Rosa fresca, rosa fresca,
por vos se puede dezir
que nascistes con ms gracias
que nadie pudo escrevir,
porque vos sola nascistes
para quitar el bevir.
Ay de m, desventurado,
que nasc para sufrir!
Yo me vi en tiempo, seora,
que os pudiera bien servir
y agora, que os servira,
vome, triste, morir.

GLOSA DE QUIRS

Si hay amor que muerte sea,
si hay passin que es bien sufrilla,
si hay morir que bien se emplea,
si hay dolor que no se crea,
si hay quien no tenga manzilla,
si hay razn que nos ofrezca
a mayor mal encobrir,
si hay cosa que ms merezca,
rosa fresca, rosa fresca,
por vos se puede dezir.
Por vos, pues en tantas cosas
merescistes ser loada;
por vos, pues las ms hermosas,
las ms lindas, ms graciosas,
donde vos sois no son nada:
en veros se tornan lacias.
Tanto os quiso Dios subir
que ante vos todas son nacias,
que nascistes con ms gracias
que nadie pudo escrevir.
Pues conosciendo, cuitado,
que os havis ya conoscido,
98
quin podr ser tan osado
que por estar muy penado
piense haveros merescido?
Mas, pues tan preciosa fustes,
contentos en consentir,
nos tengamos muertos tristes,
porque vos sola nascistes
para quitar el bevir,
que gran bien es dar la vida
por mirar Vuestra Hermosura,
pues, si la muerte se olvida,
es cosa muy conoscida
que veros es desventura.
Ay de m, que os he mirado!
La vida no oso pedir;
la muerte ya me ha olvidado.
Ay de m, desventurado,
que nasc para sufrir!
Y con estas ansias tales
no sirvo como sola,
porque mal de tantos males
ha dado causas mortales
a la fuera que tena.
Y con esto, triste, agora
y en lo que me veis sentir
no tengo vida de un ora.
Yo me vi en tiempo, seora,
que pudiera bien servir.

Cabo

Si tal bien no meresc,
no fui yo la culpa, cierto,
porque quando os conosc
a serviros me ofresc
hasta ser del todo muerto.
Y entonces, quando biva,
no me quesistes or
por mala mensagera,
y agora, que os servira,
vome, triste, morir.
186


186
Cancionero general, pp. 544-546.
99
2.- ENDIOSAMIENTO DE LA DAMA

Nm. 438: OTRO ROMANCE DE DON JUAN MANUEL

Gritando va el cavallero
publicando su gran mal,
vestidas ropas de luto
aforradas en sayal,
por los montes sin camino,
con dolor y sospirar,
llorando, a pie y descalo,
jurando de no tornar
adonde viesse mugeres,
por nunca se consolar
con otro nuevo cuidado
que le hiziesse olvidar
la memoria de su amiga,
que muri sin la gozar.
Va buscar las tierras solas
para en ellas abitar.
En una montaa espesa,
no cercana de lugar,
hizo casa de tristura,
que es dolor de la nombrar:
de una madera amarilla
que llaman desesperar,
paredes de canto negro
y tanbin negra la cal.
Las tejas puso leonadas
sobre tablas de pesar;
el suelo hizo de plomo,
porque es pardillo metal;
las puertas, chapadas de ello
por su trabajo mostrar.
Y sembr por cima el suelo
secas hojas de parral,
que a do no se esperan bienes
esperana no ha de estar.
En aquesta casa escura
que hizo para penar
haze ms estrecha vida
que los frailes del Paular,
que duermen sobre sarmientos
y aquellos son su manjar.
100
Lo que llora es lo que beve,
y aquello torna a llorar,
no ms de una vez al da,
por ms se dibilitar.
Del color de la madera
mand una pared pintar;
un doser de blanca seda
en ella mand parar
y de muy blanco alabastro
hizo labrar un altar
con cnfora vitumado,
de raso blanco frontal.
Puso el bulto de su amiga
en l para le adorar:
el cuerpo de plata fina,
el rostro era de cristal,
un brial vestido blanco
de damasco singular,
mongil de blanco brocado,
forrado en blanco cendal,


sembrado de lunas llenas,
seal de casta final.
En la cabea le puso
una corona real,
guarnescida de castaas
cogidas del castaar.
Lo que dize la castaa
es cosa muy de notar:
las cinco letras primeras
el nombre de la sin par.
Muri de veinte y dos aos,
por ms lstima dexar.
La su gentil hermosura,
quin que la sepa loar?,
que es mayor que la tristura
del que la mand pintar.
En lo que l passa su vida
es en la siempre mirar.
Cerr la puerta al plazer,
abri la puerta al pesar;
abrila para quedarse,
101
pero no para tornar.
187



3. LA BELLEZA DE LA DAMA APRISIONA AL ENAMORADO

Nm. 439: OTRO ROMANCE DEL COMENDADOR VILA

Descbrase el pensamiento
e mi secreto cuidado,
pues descubren mis dolores
mi bevir desesperado,
que una seora que sirvo
mi servir tiene olvidado.
Con mi muerte su servicio
ha de ser galardonado.
Si das me ha dado tristes,
las noches nunca he holgado.
Su beldad me hizo suyo,
hermosura en tanto grado
que en su gesto muy hermoso
el de Dios est esmaltado.
De sus gracias excelentes
todo el mundo est espantado.
Su crueldad est secreta
y mi mal muy publicado.
Dolor de m, que me veo
suyo de fuera y de grado!
Ay de m, que la mir
para bevir lastimado!
Triste, ya sin esperana,
loco amador desamado,
aborrescido, cativo,
ms que todos desdichado!
Pues que no s desamar,
para qu fui namorado?
Para llorar y plair
gloria del tiempo passado,
para pesar y dolor
siempre tener acordado.
Ningn remedio Ventura
para mi mal ha dexado.

187
Cancionero general, pp. 529-531.
102
Consejos me han hecho triste,
consuelos desconsolado.
Con los muertos ando bivo
y con los bivos finado.
Ved si vieron los nascidos
vida de ombre tan penado!
La sepoltura fallesce,
que el bevir ya es acabado:
ddgela, seora, vos,
pues la muerte le havis dado.
Sed piadosa en el morir,
pues la vida os ha enojado
y mand poner encima
por armas y por ditado
de letras negras escritas:
Aqu yaze sepultado
quien muri en cuyo servicio
nunca le vieron mudado.

Dessecha

Consolaos, males esquivos,
con mi mal,
pues nunca vieron los bivos
otro tal.
Consolaos, pues sois aquel
conoscido
que, por ser quien es crel,
soy perdido.
Secretos males altivos,
no hay ms mal,
pues nunca vieron los bivos
otro tal.
188



4.- LA DAMA SE CARACTERIZA COMO FRA, DISTANTE Y ALTIVA

Nm. 448: ROMANCE DE DURANGO

Mudado se ha el Pensamiento,
trocado la Voluntad,

188
Cancionero general, pp. 531-533.
103
puesto la Fe, que era vuestra,
en otra catividad,
no de Amor, que Amor no tiene
ninguna certenidad
y, puesto que la tuviesse,
no tengo yo libertad
despus que fue mi Firmeza
presa de vuestra Beldad,
mas es su grave prisin,
por vuestra gran Creldad,
de triste Desesperana
sin ninguna pedad.
189



5.- EL ENAMORADO SUFRE EL MENOSPRECIO DE LA AMADA

Nm. 426: OTRO ROMANCE

Contaros he en qu me vi
quando era enamorado,
yo malas noches haviendo,
peores das passando,
por servicio de mi amiga,
si la viesse de mi vando.

GLOSA DE DON LUIS DE BIVERO

Si desdichas consolassen,
qunto consuelo terna
el sin ventura de m!
Si disfavores amassen
tan amado yo sera
quan triste siempre me vi.
Desastrado,
desastrado y desamado,
pues perd,
contaros he en qu me vi
quando era enamorado.
De malandana complida
siempre me vi tan complido
quan menguado de plazer

189
Cancionero general, p. 556.
104
y a vos tan poco servida
quan ganada: yo perdido
con razn deviera ser.
Yo penando,
yo penando y bienamando,
yo muriendo,
yo malas noches haviendo,
peores das passando.
Quando pens que tena
algo vencida la pena,
hallme ser ms penado;
quando ms gloria atenda
hall la pena ms llena.
Hallme a m desamado
esperando,
esperando y comportando
gran fatiga,
por servicio de mi amiga
si la viesse de mi vando.
190


Nm. 429: OTRO DEL MISMO SAN PEDRO, TROCADO POR EL QUE DIZE:
RENIEGO DE TI, MAHOMAD

Reniego de ti, Amor,
y de quanto te serv,
pues tan mal agradesciste
todo quanto hiz por ti!
Hzete de firme fe
casa en el alma de m.
Por hazerme todo tuyo,
yo de m me desped;
por ganar tus galardones
nunca yo libre me vi.
Heziste mis enemigas
las mercedes de tu s;
siempre vi por tus antojos
claro el mal que padesc.
191





190
Cancionero general, pp. 515-516.
191
Cancionero general, p. 520.
105
6.- EL DOLOR DEL ENAMORADO POR SU INCAPACIDAD PARA OBTENER LOS
FAVORES DE LA DAMA

Nm. 446: ROMANE MUDADO POR DIEGO DE AMORA POR OTRO QUE DIZE:
YA DESMAYAN LOS FRANCESES

Ya desmayan mis Servicios,
que no pueden ms servir.
El Galardn les fallesce:
no los quiere consentir.
Esperana se les niega,
hzoseles encobrir.
Ya la vida tengo puesta
en los fines del bevir;
mi vida ser mi muerte,
no tardando de venir.
El Amor fue causa de esto,
no lo quiso consentir,
y, por ser en su servicio,
no me puedo arrepentir.
192


Nm. 450: OTRO ROMANCE DEL COMENDADOR DON LUIS DE CASTELV

Caminando sin plazer
un da casi nublado,
el Pesar iva comigo,
que me tiene acompaado.
El camino por do iva
era por do he acostumbrado:
por los campos de Tristura
hazia el monte de Cuidado,
que all tengo mi morada
y all bivo aposentado.
A la meitad del camino
encontr muy aquexado
un ombre que de passin
bien mostrava ser llagado.
Deza con alta boz:
Galardn se me ha negado;
la esperana del remedio
no la espero yo, cuitado,

192
Cancionero general, p. 551.
106
porque quien me da la pena
ya con ella me ha pagado.
Ay!, que ms quiero la muerte
que bevir enamorado,
pues que da congoxa Amor
al que sigue su mandado.
Quando tal le o dezir,
hablle muy denodado:
No desmayes de aflegido,
mas consuela tu cuidado
con la causa de tu mal,
pues que ha sido tal tu hado.
Apercibe el sufrimiento,
no mueras desesperado;
cata que recibe mengua,
quando no sufre, el penado,
que en la pena est la gloria
del que bive enamorado
y la causa da el consuelo
al coran lastimado.
193



7.- LA CRCEL DE AMOR, DONDE LA DAMA EJERCE DE CARCELERO

Nm. 433: OTRO ROMANCE, QUE DIZE:

Dezme vos, Pensamiento,
donde mis males estn,
qu alegras eran estas
que tan grandes bozes dan.
Si libran algn cativo
o lo sacan de su afn,
o si viene algn remedio
donde mis sospiros van?
No libran ningn cativo
ni lo sacan de su afn,
ni viene ningn remedio
donde tus sospiros van.
Mas venido es un tal da
que llaman Seor San Juan,
quando los que estn contentos

193
Cancionero general, pp. 557-558.
107
con plazer comen su pan,
quando los desconsolados
mayores dolores han
No digo por ti, cuitado,
que por muerto te ternn
los que supieren tu vida
y tu muerte no vern.
Los unos te havrn embidia,
los otros te llorarn;
los que la causa supieren,
tu firmeza loarn,
viendo menor tu pecado
que el castigo que te dan.

Villancico

El da del alegra
al que es triste
de mayor dolor le viste.
Porque el triste con dolor,
si es mayor que el de antes tiene,
mayor consuelo le viene
que si le diessen favor.
Ass que en el mal menor
no consiste
el alegra del triste.
194


Nm. 453: OTRO ROMANCE, AADIDO POR QUIRS DESDE DONDE DIZE: QU
ES DE TI, SEORA MA?

Triste estava el cavallero,
triste y sin alegra,
pensando en su coran
las cosas que ms quera.
Llorava de los sus ojos,
de la su boca deza:
Qu es de ti, todo mi bien?
Qu es de ti, seora ma?
Mi alma te va buscando;
yo, solo, sin compaa,
quedo triste, desseando

194
Cancionero general, pp. 523-524.
108
dos mil muertes cada da.
Tuyo soy, a ti me di;
pues dime: quin me desva
de Ventura tan loada
como la que yo tena
en servirte, mi seora?
Y agora, que no te va,
hallme menos comigo
la Libertad que tena.
T me tienes, t me dexas:
con quin me consolara?,
que, si t no me consuelas,
la Vida me desafa
a quedar cativo, ciego,
ms sin m que no sola.

Dessecha

Cuidado, no me congoxes,
pues no dura
la vida do no hay ventura.
Harto est, desventurado,
de llorar mis das buenos.
Ya tus males son agenos.
Dxame, por Dios, Cuidado!
No me quexes ni congoxes,
pues no dura
la vida do no hay ventura.
195



8.- LA CONDENACIN DEL ALMA DEL AMANTE

Nm. 427: OTRO ROMANCE

Maldita seas, Ventura!,
que ass me hazes andar:
desterrado de mis tierras,
de donde soy natural,
por amar una seora,
la qual no deviera amar.
Adamla por mi bien

195
Cancionero general, pp. 561-562.
109
y salime por mi mal,
porque am donde no espero
galardones alcanar.
Por hazer plazer a Amor,
Amor me hizo pesar.

GLOSA DE NICOLS NEZ

Partido de mi bevir,
do agora muero biviendo,
saqu de bivo el sentir
por acabar de morir
y ando contino muriendo,
caminando con tristura,
reposando con pesar,
desterrado de holgura.
Maldita seas, Ventura,
que ass me hazes andar!
Con vida de que no espero
morir ni mudar firmeza,
con muerte de que no muero,
en el plazer estrangero,
natural en la tristeza,
caminando por las sierras,
huyendo como mortal,
ando de Amor y sus guerras
desterrado de mis tierras,
de donde soy natural.
Con desseo de plazer,
con pesar del pensamiento,
ando muriendo por ver,
por ver si podr perder,
perdindome lo que siento.
Todo el mal que veis que mora
por vezino en mi penar
sabs por quin empeora?
Por amar una seora,
la qual no deviera amar.
Por ser la causa quien fue,
no quedo yo arrepentido,
mas, desque me vi perdido,
pesme poner mi fe
en lugar desconoscido.
Ass que muero por quien
110
me mata por ser leal,
no temiendo su desdn:
adamla por mi bien
y salime por mi mal.
Si mirara los engaos
que el Amor suele hazer,
no temiera de perder
ni me tocaran sus daos
negndome su plazer,
que, si yo biviendo muero,
la causa quiero quexar,
que ass lo consiento y quiero
porque am donde no espero
galardones alcanar.

Fin

Mostrme su dulce cara,
prometindome sus dones.
Metme baxo su vara:
nunca de servir dexara
con servicios a montones!
Mirad qunto disfavor
tengo, sin poder gozar!
Mirad si sufro dolor!
Por hazer plazer a Amor,
Amor me hizo pesar.
196


Nm. 454: OTRO ROMANCE, ACABADO POR QUIRS DESDE DONDE DIZE: MI
VIDA QUIERO HAZER

Amara yo una seora
y amla por ms valer.
Quiso mi desaventura
que la hoviesse de perder.
Irme quiero a las montaas
y nunca ms parescer
y en la ms alta de aquellas
mi vida quiero hazer
tan triste que no se halle
comigo ningn plazer,

196
Cancionero general, pp. 516-519.
111
por que mis tristes dolores
en pesar puedan crescer.
Con los animales brutos
me andar triste a pascer.
Paciencia, si la hallare,
sta me ha de sostener.
Vida que tal vida tiene
quin la pudo merescer?,
que la Muerte merescida
me dexa por no me ver
tan penado y tan perdido,
que su mal no puede ser
el menor mal que yo tengo
ni se puede ms tener.
Y ass voy donde no espero
por ms mal nunca bolver.

Villancico

Qu vida tern sin vos,
seora, si ms biviere
quien os vio, quando no os viere?
Qu vida ser que sea
menor mal que morir luego?,
pues sin vos bevir ciego
quien os vio, quando no os vea.
No tern vida sin vos,
seora, si ms biviere
quien os vio, quando no os viere.
197



9.- LA AUSENCIA, EL MAYOR DE LOS DOLORES

Nm. 441: OTRO ROMANCE VIEJO, ACABADO POR DON ALONSO DE CARDONA
DESDE DONDE DIZE: CON LGRIMAS Y SOSPIROS

Triste estava el cavallero,
triste est, sin alegra.
Con lgrimas y sospiros
a grandes bozes deza:
Qu fuera pudo apartarme

197
Cancionero general, pp. 562-563.
112
de veros, seora ma?
Cmo bivo siendo aussente
de la gloria que tena?
Con los ojos de mi alma
os contemplo noche y da
y con stos que os mirava
lloro el mal que padesca.
Maldigo la triste aussencia,
alabo mi fantasa,
porque en ella resplandesce
lo que tanto ver quera.
Aqu se abiva mi pena
y se esfuera la porfa
del fuego de mi desseo,
que en mis entraas arda.
198



10.- LA AUSENCIA GENERA DESCONFIANZA PERO NO MOTIVA EL OLVIDO

Nm. 424: OTRO ROMANCE

Rosa fresca, rosa fresca,
tan garrida y con amor,
quando yo os tuve en mis braos
no vos supe servir, no,
y agora, que os servira,
no vos puedo yo haver, no.
Vuestra fue la culpa, amigo,
vuestra fue, que ma no.
Embistesme una carta
con un vuestro servidor
y en lugar de recabdar
l dixera otra razn:
que rades casado, amigo,
all en tierras de Len,
que tenis muger hermosa
y hijos como una flor.
Quien os lo dixo, seora,
no vos dixo verdad, non,
que yo nunca entr en Castilla
ni all en tierras de Len

198
Cancionero general, p. 536.
113
sino quando era pequeo,
que no saba de amor.

LA GLOSA, DE PINAR

Quando yo os quise, querida,
si supiera conosceros,
no os tuviera yo perdida
ni acuciara yo la vida
agora para quereros.
Y, porque es bien que padezca
de esta causa mi dolor,
llmoos yo, sin que os meresca,
rosa fresca, rosa fresca,
tan garrida y con amor.
Llmoos yo con boz plaida,
llena de gran compassin,
con el alma entristecida
del angustia dolorida
que ha sufrido el coran;
que l se haze mil pedaos,
yo muero doquier que v,
pues que, por mis embaraos,
quando yo os tuve en mis braos
no vos supe servir, no.
No porque os huviesse errado
con pensamiento de errar,
mas, si me dais por culpado,
pues publico mi pecado,
devisme de perdonar.
No porque quando os serva
mi querer os desirvi,
mas porque pass Sola...,
y agora, que os servira,
no vos puedo yo haver, no.

Respuesta de la dama

Si supirades amores
como sopistes engaos,
fueran vuestros mis favores,
yo biviera sin dolores
y escusranse dos daos:
del vuestro vs sois testigo,
114
del mo cllolo yo
pues pierdo quando lo digo.
Vuestra fue la culpa, amigo,
vuestra fue, que ma no.
Vuestra fue la culpa de ello,
mo el dolor de sentillo;
vuestro el plazer de hazello,
mo el pesar de sabello,
y agora doble en dezillo.
Dgolo con pena harta,
siendo vos el causador,
sin que todo se departa;
embistesme una carta
con un vuestro servidor.
No me acuerdan las razones,
que el mensajero de enojos
deshizo las conclusiones
y despint los renglones
con el agua de mis ojos.
No cuidando se acordar
que era vuestra mi aficin,
l comiena de hablar
y, en lugar de recabdar,
l dixera otra razn.
Dixo lo que sospechava
y lo que de vos crea,
porque quando l me hablava
con el seso auctorizava
todo quanto me deza.
Dixo que os diesse castigo,
pues que me distes passin.
Dixo lo que no desdigo:
que rades casado, amigo,
all en tierras de Len.
Yo le pregunt rogando
que l me dixiesse verdad,
si me lo deza burlando.
l me respondi jurando
que era ms en cantidad.
Y si os fui desdeosa
y os tract con disfavor,
no os maravills de cosa,
pues tens muger hermosa
y hijos como una flor.
115
Dize el cavallero

Bien dir yo, desamado,
que por malos bolvedores
(pues me ha sido levantado
un testimonio falsado
con dichos engaadores)
que os hazen mal secutora
y pena quien no pec;
porque tal dicho a desora
quien os lo dixo, seora,
no vos dixo verdad, no,
porque l dixo con malicia
lo que no hiz ni pens,
mas, si de tal hay indicia,
hgase de m justicia,
que yo lo consentir,
y por mayor maravilla
yo muera sin confissin,
sin reparo y sin manzilla,
si yo nunca entr en Castilla
ni all en tierras de Len.

Cabo

Y por este juramento
tan fuerte que veis que hago,
quiero luego en un momento
declarar mi pensamiento
por salir de este empalago,
con tal fe que yo os empeo
mi fe de buen amador
que no entr, ni yo lo sueo,
sino quando era pequeo,
que no saba de amor.
199


Nm. 445: OTRO ROMANCE

Durandarte, Durandarte,
buen cavallero provado,
yo te ruego que hablemos

199
Cancionero general, pp. 507-512.
116
en aquel tiempo passado
y dime si se te acuerda
quando fuste enamorado,
quando en galas y envinciones
publicavas tu cuidado,
quando venciste a los moros
en campo por m aplazado.
Agora, desconoscido,
d, por qu me has olvidado?
Palabras son lisongeras,
seora, de vuestro grado,
que si yo mudana hize
vos lo havs todo causado,
pues amastes a Gaiferos

quando yo fui desterrado;
que si amor quers comigo
teneslo muy mal pensado,
que por no sufrir ultraje
morir desesperado.

GLOSA DE SORIA

Dolor del tiempo perdido,
memoria del bien passado,
la sospecha del olvido
a tal punto me ha trado
qual paresce en mi cuidado;
que, no podiendo olvidarte,
vindote haverme olvidado,
torno agora aqu a rogarte,
Durandarte, Durandarte,
buen cavallero provado.
Y, pues quiso mi Ventura
que lo que t me pedas,
publicando gran tristura,
agora mi Desventura
pida con dobles porfas,
por que ms tiempo gozemos
del galardn olvidado,
sin que ms lo porfiemos,
yo te ruego que hablemos
en aquel tiempo passado.
Hablemos en la fe ma,
y en la fe que t me diste.
117
Hablemos qunto quera
lo que tu Querer peda,
aunque mucho me pediste.
Y, porque me desacuerda
verte tan presto mudado,
habla t, aunque yo pierda,
y dime si se te acuerda
qundo fuste enamorado.
Enemigo de Razn,
di, por qu causa te olvidas
con qu fe, qunta aficin,
yo te di mi coran
por salvar entramas vidas?
De nuevo me das passiones,
desamador bienamado,
viendo que en olvido pones
quando en galas y envinciones
publicavas tu cuidado.
Bien s que no se te olvida
lo passado y lo presente,
mas, por dar fin a mi vida,
en tu fe desgradescida
todo lo hazes aussente.
Ya son tornados en lloros
los plazeres que han passado
y en pobreza los tesoros
quando venciste a los moros
en campo por m aplazado.
Mimbrate con qu firmeza
te mostravas amador.
Qu cuidado, qu tristeza!
Tus leyes de gentileza
ya van de mal en peor.
Nunca te puse en olvido,
siempre fuste desseado,
desseado y aun temido.
Agora, desconoscido,
di, por qu me has olvidado?.

Respuesta de l

Sin la culpa, qualquier pena
soy contento de sufrilla,
mas la culpa que es agena,
118
pues que la honra condena,
yo no quiero consentilla.
Mis desculpas verdaderas
llevar de grado en grado,
que las vuestras lastimeras
palabras son lisongeras,
seora, de vuestro grado,
que, quando vos me mostrastes
sin galardn el desseo,
nunca en culpa me tomastes
y, pues que vos os mudastes,
en mudarme no la veo.
Y si lo hecho deshize,
no devo de ser culpado,
sin que esto ms auctorize,
que, si yo mudana hize,
vs lo havis todo causado,
porque, si yo me apart,
no me mud, ni consiento,
antes con vos ms qued,
que donde dex la fe
qued con el pensamiento.
Y, si yo quise perderos,
fue por fuera y no de grado,
que injuria fuera quereros,
pues amastes a Gaiferos
quando yo fui desterrado.
Por esso, desconfiad
de mi fe, que ya es perdida,
que por deziros verdad
perdise la voluntad
donde se gan la vida.
Tractadme como a enemigo,
enemigo reprovado,
pues es verdad lo que digo:
que si amor queris comigo
teneslo muy mal pensado,
porque mi aficin passada,
puesta delante mis ojos
despus de ser apartada,
me da nueva sofrenada,
bolvindome a mis antojos.
Sin que mi dolor se ataje,
antes me d ms cuidado,
119
correr por mi vaje,
que por no sofrir ultraje
morir desesperado.

Habla el auctor, dando fin

Estos dos enamorados,
cuyo mal mis ojos ciega,
dissimulan sus cuidados
y entramos biven penados,
el que pide y el que niega;
que el Amor, quando nos mide
con su muy cierta medida,
aunque en algo nos olvide,
del todo no se despide
menos de llevar la vida.
200



11.- EL AMOR PRODUCE DOLOR, SUFRIMIENTO Y DESEO DE LA MUERTE

Nm. 425: OTRO ROMANCE

Fonte frida, fonte frida,
fonte frida y con amor,
do todas las avezicas
van tomar consolacin,
si no es la tortolica
que est biuda y con dolor.
Por all fuera passar

el traidor del ruiseor;
las palabras que le dize
llenas son de tracin:
Si t quisiesses, seora,
yo sera tu servidor.
Vete de a, enemigo,
malo, falso, engaador!,
que ni poso en ramo verde
ni en prado que tenga flor,
que, si el agua hallo clara,
turbia la beva yo;
que no quiero haver marido

200
Cancionero general, pp. 546-550.
120
por que hijos no haya, no:
no quiero plazer con ellos,
ni menos consolacin.
Dxame, triste enemigo,
malo, falso, mal traidor,
que no quiero ser tu amiga
ni casar contigo, no!.

GLOSA DE TAPIA

Andando con triste vida,
yo hall, por mi dolor,
fonte frida, fonte frida,
fonte frida y con amor,
que sus verdes florezicas
alegran el coran,
do todas las avezicas
van tomar consolacin,
do qualquier de ellas publica
seales de grande amor,
si no es la tortolica,
que est biuda y con dolor,
que su gozo era llorar
la muerte de su amador.
Por all fuera passar
el traidor del ruiseor
y de ver que se maldize,
mostrndole compassin,
las palabras que le dize
llenas son de tracin:
A la triste que ass llora
soledad le es lo peor.
Si t quisiesses, seora,
yo sera tu servidor.
No busco plazer, amigo,
ni quiero consolador.
Vte de a, enemigo,
malo, falso, engaador!,
pues quien tal prdida pierde
verse biva es ms peor,
que ni poso en ramo verde
ni en rbol que tenga flor.
Si la muerte me llevara
no estuviera qual est,
121
que, si el agua hallo clara,
turbia la beva yo.
Tengo el coran partido,
Desventura lo parti,
que no quiero haver marido,
por que hijos no haya, no.
Ms quiero penar sin ellos,
ms quiero mi perdicin
que no haver plazer con ellos,
ni menos consolacin.
Y, pues no te pido abrigo
ni a amigo tengo amor,
dxame, triste enemigo,
malo, falso, mal traidor!.
No me des ya ms fatiga,
que harta me tengo yo,
que no quiero ser tu amiga
ni casar contigo, no.
201


Nm. 430: OTRO ROMANCE

Estando desesperado,
por mayor dolor sentir,
acordme de mi amiga
por desseo de morir,
pues que ya como sola
nunca la podr servir.
Y en verme partido de esto,
siento la muerte en bevir,
que tal vida como bivo
ms que muerte es de sofrir.

Villancico

Todos duermen, Coran,
todos duermen y vos non.
El dolor que havs cobrado
siempre os tern desvelado,
que el coran lastimado
recurdalo la passin.
202



201
Cancionero general, pp. 512-515.
202
Cancionero general, pp. 520-521.
122
Nm. 435: OTRO ROMANCE, DE SORIA

Triste est el rey Menalao,
triste con mucho cuidado,
por lo que el troyano hizo,
Paris, el enamorado,
que rob a la linda Elena
de su templo consagrado.
Yo cuento con los perdidos
al que va mejor librado;
enemiga es la Ventura
al ms bienaventurado:
al forador por la fuera,
por la prdida al forado.
Los troyanos llaman gente,
los griegos ya se han juntado,
mas el consejo de Ulixes
por todos es aprovado:
que enbiassen por Archiles,
buen cavallero estimado,
que sin l no se poda
vengar el yerro passado,
presente en el pensamiento
del que sostiene el cuidado.
Paris, qun bueno fuera,
pues fustes aconsejado,
olvidar la vieja injuria,
pues no fustes injuriado!
Crestes ms el consejo
de ctor, el esforado.
En los comienos miremos
que el fin traer sojuzgado.

Dessecha

Lo que la Ventura quiere
no querello
es camino de perdello.
Lo que Ventura concierta
quien piensa desconcertallo
ms acierta en acertallo
que en desconcertallo acierta.
El rodear es atajo
para aquello
123
que por fuera havr de vello.
No puede ser escusado
lo que es de fuera, no hay dubda,
que no muda quien se muda
lo que est ya sentenciado:
mudar su pensamiento,
mas no aquello
que piensa mudar por ello.
203


Nm. 449: OTRO, DE NEZ

Por un camino muy solo
un cavallero vena,
muy cercado de tristeza
y solo de compaa.
Con temor le pregunt;
con pesar me responda
que vestidura tan triste
que por dolor la traa.
Dxome todo lloroso
que su mal no conosca,
que la passin que mostrava
no era la que padesca,
que aqulla vesta el cuerpo,
la otra el alma vesta.
En su vista se conosce
que mal de amores traa:
con los ojos lo mostrava,
con la lengua lo encobra.
Contento de su penar,
su mal por bien lo tena.
Apartndose de m,
aqueste cantar deza:

Dessecha

El menor mal muestra el gesto,
que el mayor
no lo consiente el dolor.
La prisin que es consentida
por parte del coran

203
Cancionero general, pp. 525-526.
124
es prisin que su passin
jams no halla salida,
porque la pena escondida
con dolor
publicalla es lo peor.
204


Nm. 428: OTRO ROMANCE, DE DIEGO DE SAN PEDRO, CONTRAHAZIENDO EL
VIEJO QUE DIZE: YO ME ESTAVA EN BARVADILLO, EN ESSA MI HEREDAD

Yo me estava en Pensamiento,
en essa mi heredad.
Las fueras de mi Desseo
mal amenazado me han:
que me cortarin la vida
con dolor de gravedad,
que todas las esperanas
me harin contrariedad,
que de nunca remediarme
me davan certenidad,
que no me podrin valer
lgrimas, fe ni verdad,
porque slo con morir
esperava libertad.
205


Nm. 431: OTRO ROMANE, DE NEZ

Durmiendo estava el Cuidado,
que el Pesar lo adormesca;
el Dolor del coran
sus tristes ojos abra.
Si triste estava velando,
durmiendo ms mal senta.
Con sospiros y llorando,
su grave Passin deza:
Di, Muerte, por qu no vienes
y sanas la pena ma?
Dars fin a mi esperar
y a mi desseo alegra,
que a la vida que no bive
morir mejor le sera.


204
Cancionero general, pp. 556-557.
205
Cancionero general, p. 519.
125
Villancico

No puede sanar Ventura
mi dolor,
pues morir es lo mejor.
206


Nm. 434: OTRO ROMANCE

Para el mal de mi tristeza
el consuelo es lo peor,
pues en las cosas ms tristes
hallo el remedio mayor,
dexado el bevir aparte,
que de ste tengo temor.
Pues que muero como bivo,
el morir ser mejor,
que en la muerte est la vida
y en la vida est el dolor,
porque esto hazen amores
a los que tienen amor.

Villancico

Muere quien bive muriendo,
pues Amor
da al que bive ms dolor.
Pues que muere mientra bive,
si muriesse bevira,
porque quien desdicha sigue,
si quiere, muerte querra,
que a quien bive ass muriendo
con amor
la vida le da dolor.
207


Nm. 437: OTRO ROMANCE, DE DON ALONSO DE CARDONA

Con mucha desesperana,
que es mi cierta compaa,
iva por un valle escuro,
donde nunca amanesca.
Un triste que all penava,

206
Cancionero general, pp. 521-522.
207
Cancionero general, pp. 524-525.
126
viendo lo que padesca,
quiso saber de mi mal
en qu estava y d nasca;
a quien respond cuitado:
Mi mal est en mi porfa
y mi porfa en la fe
que Amor en el alma cra.
Dezirte mi pensamiento
no puedo, ni lo osara,
que el Coran, que lo tiene,
con temor de s lo fa.
Desesperado Cuidado
es quien por aqu me gua:
voy buscando al mal remedio
que la muerte me dara.
La fuera de mi Juzio
defiende la vida ma
por gozar de la victoria
que me da mi Fantasa.
Ass que en vida no hay vida,
y el morir se me desva.
Pues juzga por lo que digo
lo que contarte podra
si un momento me olvidasse
la pena de mi agona.

Dessecha

No me dexa mi dolor
dezir ms en lo que siento,
por la sobra del tormento.
Que do el estremo cuidado
est contino presente
de tal manera se siente
que no puede ser contado.
El ms y ms estremado
es mi mal, pues no lo cuento
por la sobra del tormento.
208





208
Cancionero general, pp. 527-528.
127
Nm. 452: OTRO, DE DON PEDRO DE ACUA

Alterado el Sentimiento
de exercicio enamorado,
a las puertas del Dolor
el Pensamiento ha llegado.
Abr, que s el Pensamiento
que vengo muy aquexado,
aquexado de la Muerte,
no forosa, mas de grado,
que tal muerte vida es ella
para quien tanto ha penado.
La muerte ser la vida,
la vida ser el cuidado,
el cuidado de servir
donde est ms olvidado,
olvidado en la memoria
de quien nunca fue acordado.
Acurdome de mi mal,
que el bien jams he provado,
sino slo haver servido
una seora de estado
que lo menos que hay en ella
era lo ms acabado
que Natura y su poder
pudieran haver obrado.
No digo su merescer,
porque est muy publicado;
dir, triste, mi ventura,
que en m su nombre ha trocado.
209


Nm. 458: ROMANE DE LA PASSIN

Tierra y cielos se quexavan,
el Sol, triste, se esconda,
la mar saosa bramando
sus ondas turvias bolva,
quando el Redemptor del mundo,
en la cruz puesto, mora.
Palabras dignas de lloro
son aquestas que deza:

209
Cancionero general, pp. 560-561.
128
Ya, Seor, en las tus manos
encomiendo el alma ma.
manzilla inestimable!
dolor sin compaa!,
que el Criador no criado
criatura se haza
por salvar aquellos mismos
de quien muerte receba.
Madre excelente suya,
sagrada Virgen Mara!
Vos sola, desconsolada,
cantaris sin alegra:

Villancico

Pues es muerto el Rey del Cielo,
que par,
ser la muerte el consuelo
para m.
Yo sola fui paridora
sin dolores ni cuidados,
mas los de estonces y agora
todos los tengo doblados,
y ms doblado mi duelo,
pues perd
a mi hijo, el Rey del Cielo,
que par.
Pues con su morir tan fuerte
muchos morires mat,
razn es que por tal muerte
muchas muertes muera yo,
aunque no baste consuelo
para m,
pues es muerto el Rey del Cielo,
que par.

Fin

Avezillas que bolis,
animales que pascis,
dezid por qu no gritis
por que a m me consolis,
que soy sola, sin consuelo,
pues perd
129
a mi hijo, el Rey del Cielo,
que par.
210



12.- LA DAMA, CAUSA DE LA MUERTE DEL ENAMORADO

Nm. 423: OTRO ROMANCE, DE LOPE DE SOSA, CONTRAHAZIENDO STE DEL
CONDE

Ms embidia he de vos, Conde,
que manzilla ni pesar,
porque muerte tan honrada
por vida se ha de tomar.
Llama yerro a la Fortuna
quien no la sabe juzgar;
sin ventura en tales yerros,
acierta quien puede errar.
Ms querra ser vos muerto
que el Rey que os manda matar,
porque l muere en quedar bivo
no querindoos perdonar.
No le demos esta gloria,
pues no la supo ganar,
pues le era mayor victoria
que mandaros degollar.
La prisa del cadahalso,
Conde, vos la devis dar,
por que tan alta sentencia
no se haya de revocar,
que la vida est en la muerte
y en la muerte el descansar
y en la causa est el consuelo
con que os havis de alegrar.

Villancico por dessecha

Ala la boz, pregonero,
por que a quien su muerte duele
con la causa se consuele!
Ala la boz de su gloria!
Oyan todos su ventura!

210
Cancionero general, pp. 569-570.
130
Bendita la sepoltura
donde queda tal memoria!
Conde bienaventurado,
bien dir quien muerto os viere
que es bivo quien ass muere.
Ass que con el morir
es con quien el Conde lidia,
mas yo, triste, con su embidia,
que es ms grave de sufrir;
pues quien su muerte supiere
y quien mi vida juzgare
sabrn quin es el que muere.

GLOSA DE SORIA A ESTE ROMANCE

Los casos, quando acaescen
por ventura o por amor,
si ante los sabios parescen,
jzganlos como merescen,
sin dar ni quitar color.
Y, porque esto no se esconde
a quien lo sabe juzgar,
antes por vos bien responde,
ms embidia he de vos, Conde,
que manzilla ni pesar.
Paresce perder la vida
un mal sin comparacin,
mas, la causa bien sabida,
bien nivelada y medida
con el comps de Razn,
no ternis perdido nada
acabando de acabar,
que en morir no es acabada,
porque muerte tan honrada
por vida se ha de contar.
La vida que siempre bive
es la vida de memoria,
y quien por sta recibe
la muerte, que perescrive,
queda bivo en nueva gloria.
Mas porque tal sepoltura
pocos la saben gozar,
pues ninguno la procura,
llama yerro a la Ventura
131
quien no la sabe juzgar.
Mas si su justo judicio
se da en caso de tal suerte,
como por alto servicio
le darn gran beneficio
a quien agora dan muerte,
que no suelen ser iguales
los casos del no acertar
y, aunque estos parezcan males,
sin Ventura en yerros tales,
acierta quien puede errar.
No vale saber ni seso
ni discrecin ni cordura,
ni desfallescen por eso
porque no tengan en peso
lo que no quiere Ventura.
Y, aunque en este tal concierto
pocos saben concertar,
por ser juzio despierto,
ms querra ser vos muerto
que el Rey que os manda matar.
La sentencia que est dada
contra vos sin culpa, Conde,
aunque en vos sea secutada,
en el Rey ser hallada,
do vuestra culpa se esconde.
Vuestro mal paresce esquivo,
mas el suyo es de llorar,
segn lo que yo concibo,
porque l muere en quedar bivo,
no quirindoos perdonar.
No s con qules enojos
mir vuestra culpa agena;
pienso que tena los ojos
aforrados en antojos
del desseo de dar pena.
Furale mejor memoria
mandaros galardonar
que publicar tal istoria,
pues que le era mayor gloria
que mandaros degollar.
Mas, pues ya tal Desventura
con el Rey han concertado
de daros la sepoltura,
132
do ganis mayor ventura
que el ms bienaventurado,
vos gozaris de la gloria
que Virtud suele gozar
y al Rey, de ciega memoria,
no le demos tal victoria,
pues no la supo ganar.
Y, pues que la muerte vuestra
(muerte ms de dessear
que paresce por la muestra),
tantos bienes os adiestra
qual nunca supo mostrar;
y por que hagis ser falso
vuestro crimen de loar,
. . . . . . . . . . . . . . . -also
la prissa del cadahalso
vos, Conde, la devis dar.

Cabo

No tengis ningn sosiego

en precio de tan gran suma.
Dad a la secucin fuego
y, si el Seso os diere ruego,
la Razn no lo presuma.
Y, pues en tal diferencia
est el perder o el ganar,
no devis tener paciencia,
por que tan alta sentencia
no se haya de revocar.
211



13. EL MAL DE AMOR NO TIENE REMEDIO

Nm. 432: OTRO ROMANCE DE NEZ, SOBRE EL QUE DIZE : ESTVASE EL REY
REMIRO

Estvase mi Cuidado
all do suele morar.
Los tres de mis Pensamientos
le comienan de hablar:

211
Cancionero general, pp. 502-507.
133
al uno llaman Tristeza,
al otro llaman Pesar,
al otro llaman Desseo,
que no los quiere dexar:
Dios te salve, enamorado,
pues no te quieren salvar!
Bien vengis, mis mensageros,
si me vens a matar!
Dez qu nuevas tras
del campo de mi Penar,
si queda algn esperana
en quien yo pueda esperar.
Buenas las traemos, seor,
cierto, para te cabar,
que la fe de tu firmeza
con muerte quieren pagar.
Con la causa te consuela,
si te puedes consolar,
aunque el consuelo al muy triste
con la muerte se ha de dar.

Dessecha

Quando no queda esperana,
si es perdida,
la fe defiende la vida.
Porque yo a mi bevir,
segn es el mal tan fuerte,
ya le havra dado la muerte,
que no es la muerte el morir,
y aunque no puedo sufrir
su herida,
la fe defiende la vida.
212


Nm. 447 : ROMANE DE GARCI SANCHEZ DE BADAJOZ


Caminando por mis males,
alongado de esperana,
sin ninguna confiana
de quin pudiesse valerme,
determin de perderme,

212
Cancionero general, pp. 522-523.
134
de irme por unas montaas,
donde vi bestias estraas,
fieras de quien huve miedo,
mas esfor con denuedo
de mi desesperacin.
Fuime a ellas de rendn
por ver si me mataran,
mas unas a otras dezan:
No le d nadie la muerte,
que el mal que trae es ms fuerte
que ninguno que le venga.
Dexalde muera a la luenga,
que de Amor viene herido,
pues ass, tan aborrido,
hazia nosotras se viene.
Y aun por que el mal que tiene
a nosotras no se pegue,
huyamos antes que llegue
su fuego tan peligroso.
Yo les dixe con reposo
quando tal temor les vi:
Para qu hus ass
de ombre de tan triste suerte?
Y queriendo all la muerte
y tambin la sepoltura,
comen con gran tristura
este cantar que dir:
Hagdesme, hagadesm
monumento de amores. H!
[Son en campo de esperana
un manojo de querellas,
una vanda azul por ellas
porque fueron de criana,
que en mi mayor malandana
siendo vencido gan.
Hagadesm.
Pon ms, por mi memoria,
las armas que en esta guerra
yo gan por que en la tierra
quede por campal vitoria,
que all sentir su gloria
adondequiera que est.
135
Hagadesm.]
213


Nm. 457: ROMANE DE JUAN DEL ENZINA

Mi Libertad, en sossiego;
mi Coran, descuidado;
sus muros y fortaleza
Amores me la han cercado.
Razn y Seso y Cordura,
que tena a mi mandado,
hizieron tracto con ellos:
malamente me han burlado!
Y la Fe, que era el alcaide,
las llaves les ha entregado.
Combatieron por los Ojos,
dironse luego de grado;
entraron a escala vista,
con su vista han escalado.
Subieron dos mil Sospiros,
subi Passin y Cuidado;
diziendo Amores, Amores!
su pendn han levantado.
Quando quise defenderme,
ya estava todo tomado;
huve de darme a prisin
de grado, siendo forado.
Agora, triste, cativo,
de m estoy enagenado;
quando pienso libertarme,
hllome ms cativado.
No tiene ningn concierto
la ley del enamorado.
Del Amor y su poder
no hay quien pueda ser librado.

Villancico

Si Amor pone las escalas
al muro de coran,
no hay ninguna defensin.
Si Amor quiere dar combate

213
Cancionero general, pp. 551-555.
136
con su poder y firmeza,
no hay fuera ni fortaleza
que no tome o desbarate
o que no hiera o no mate
al que no se da a prisin:
no hay ninguna defensin.
214


Nm. 459: ROMANCE HECHO POR CUMILLAS CONTRAHAZIENDO AL DE DIGAS
T, EL HERMITAO

Dgasme t, el Pensamiento,
que sostienes triste vida:
Dnde mora el Esperana?
Dnde haze su manida?
Respondime el Pensamiento
con passin, y no fengida:
De m se es partida agora,
para siempre despedida;
yo, triste, quedo muy triste
del dolor de su partida.
Va herida en las entraas
de una muy mortal herida.
Dolores le van detrs,
Congoxa, que no le olvida,
sguela muy bravamente.
Llvanla ya de vencida
a la cueva de Tristura,
donde tiene su guarida.
De plazeres despoblada,
de tristezas guarnescida,
est hecha de tal suerte
que hay entrada y no salida.

La dessecha

Dolores le van detrs
a matalla,
por que no pueda cobralla.
Por que no pueda venir
para m ningn remedio,
dexan el Cuidado en medio

214
Cancionero general, pp. 568-569.
137
del camino, a descobrir,
y que vaya a apercebir
su batalla,
por que no pueda gozalla.
215

































215
Cancionero general, pp. 571-572.
138
V. VOCABULARIO DEL AMOR CORTS EN LAS CANCIONES Y
ROMANCES DEL CANCIONERO GENERAL


(Las voces en cursiva que corresponden a formas de infinitivo no aparecen
como tales en las Canciones y Romances. Se aaden, sin embargo, por
su especial carcter significativo en el cdigo amoroso cancioneril y para
agrupar las otras voces en distintas formas verbales que s aparecen en las
composiciones poticas).


aborrecer (aborrecido)
adorar
afn
aficin
afligir (afligido)
afruenta
agenos
agona
alabana
albricias
alegra
alma
altivos
amador
amadores
amarga
amiga
amigo
amor
ansia
ansias
antojos
apartar (apartarme, apart)
apassionado
armas
arrepentirse (arrepentido)
ausencia
ausente
bandera
beldad
beneficio
bien
bienamado
bienamando
bienaventurado
boca
bolvedores
braos
buscar (buscando)
callar
cansado
carta
casado
castigo
cativa
cativo
catividad
cavallero
cercar (cercado)
ciega
ciego
combate
compaa
compassin
compite
concierto
condicin
confiana
congoxa
congoxoso
consejos
consentir (consiento)
consolacin
139
consolar (consolara, consolasen,
consuelas)
consuelo
contemplar (contemplndoos)
contenta
contento
contraria
coran
cordura,
corona
crueldad
cuidado
cuitado
culpa
culpar (culpado, culpando)
dama
dao
debatir (debaten)
defensin
desafiar (desafa)
desamar (desamado)
desamor
desastrado
desaventura
descanso
desconcierto
desconfiad
desconsolar (desconsolados)
descontentar (descontentaros)
desculpar (desculpando)
desdn
desdichado
desdichas
desesperana
desesperar (desesperado)
desgradescida
desgrado
desordena
despedir (despedido, despide)
dessear (dessearos)
desseo
desterrar (desterrado)
desventura
desventurado
desva
determinacin
dichoso
diferencia
Dios
discrecin
disfavor
disfavores
dolencia
dolor
dolores
dolorida
dubda
dubdana
embaraos
embidia
enagenar (enagenado)
enamorar (enamorado)
encender (enciende)
encobrir
enemigas
enemigo
engaadores
engaos
enojar (enojado, enojaros)
enojos
entraas
entristecida
entristecido
entristescen
envinciones
errar (errado)
escalas
escarmiento
esconder (escondida)
esmaltado
esped
esperar (espera, esperaros)
esperana
esquivas (esquivos)
esquividad
falsado
fatiga
fatigo
140
favores
fe
fengir
figura
firme
firmeza
fortaleza
fuego
fuera
galardn
galardonado
galardones
galas
ganar (ganada, ganado, ganaros)
gentil
gesto
gloria
gozar (gozemos)
gozoso
graciosas
gradescer (gradescis)
grado
gualardn
guerra
herida
hermosa
hermosura
herir (hieres)
huir
ido
injuria
injuriado
jurar (jurando)
lstima
lastimado
ley
libertad
libertado
libre
lindas
lisongeras
llagar (llagado)
llorar (llora, llorando)
loar (loada)
luto
mal
malandana
males
manzilla
memoria
mensajero
merced
merescer (meresca)
merescedora
merescimiento
ma
miraros
mortal
mudana
mudar (mudarme, mudastes)
muerte
mundo
morir (muriendo)
muro
namorado
negar (niega)
noches
nunca
ofrescer (ofresc)
olvidana
olvidar (olvidado)
olvido
padescer (padesco, padezca)
partido
parto
passin
passiones
pecado
pelea
peligro
pena
penar (penado, penando, peno)
pensamiento
perder (perdella, perderos, perd)
perdicin
perdida
perdido
perfectin
141
pesar
piadosa
piedad
plair (plaendo, plaida)
plazer
porfa
porfiar (porfiaros, porfiemos)
presente
prisin
prometer (prometistes)
quedarse (quedo)
quemar (quemaron)
querella
querer (quereros)
querido
quexa
quexo
quexoso
quitar
ravia
razn
remediado
remedio
reniego
reposo
robados
rosa
saas
satisfecho
secreto
sentir
seales
seora
sepoltura
servir (servirte, sirvo, serviros)
servicio
servida
servidor
seso
sentir (siento)
socorrer (socorrelle)
sofrir
sojuzgar (sojuzgado)
soledad
solo
sospirar
sospiros
sossegar (sossegado)
sueo
sufrir (sufra)
sufrimiento
tardana
temor
testigo
testimonio
tormenta
tormento
tornar
tracto
traidor
triste
tristeza
tristura
ultraje
valer
vencer (vencido)
ventura
victoria
vida
vista
voluntad
vuestro
VI. CONCLUSIONES


El amor corts es un cdigo amoroso puesto muy al servicio de un
culto casi sagrado a la mujer, a su superioridad sobre el amante-vasallo y
su condicin de objeto de deseo y exaltacin de su belleza. El tratado de
Andreas Capellanus De amore (Libro del amor corts) presenta un
conjunto de reglas amatorias, de buenos modales y educacin cortesana, en
general, que compendia el universo lingstico y amoroso en el que se
desarrollaba la lrica trovadoresca cuyos cdigos se trasladaron
posteriormente a los cancioneros hispnicos.
Los poetas y trovadores empiezan a exaltar a la mujer con trminos
totalmente estereotipados y mitificados: todas eran perfectamente bellas y
llenas de virtudes, pero su condicin de mujer perfecta y autoritaria a
menudo la llevaban a adoptar una actitud cruel y despiadada, que la
distanciaban de su nobleza y poder. Adems, nos encontramos ante una
visin claramente masculina de la mujer, en la que la dama es vista desde
los ojos del amante. Ella casi no tiene voz y su papel en la poesa
trovadoresca es asumir la funcin de objeto idealizado del enamorado.
Del anlisis del corpus de las 125 Canciones y 30 Romances de
diversos poetas en el Cancionero general de Hernando del Castillo, se
derivan las siguientes conclusiones. De los 26 motivos que se han aislado
para caracterizar el cdigo amoroso en las Canciones y Romances del
Cancionero General, todos ellos presentes en la Seccin de las
Canciones, solo slo 13 aparecen en la seccin de los Romances,
debido por una parte al menor corpus de los romances en el Cancionero
general como a la propia naturaleza del gnero, menos condicionado que las
canciones trovadorescas por el cdigo amoroso.
En la seccin de las Canciones, los motivos que cuentan con
mayor presencia son el n 21 (El amor produce dolor, sufrimiento y deseo
143
de la muerte) con 21 ejemplos, seguido del motivo n 23 (El mal de amor
no tiene remedio), del que se encuentran 13 ejemplos.
Los motivos que cuentan con menos ejemplos son el n 3 (La
belleza de la dama aprisiona al enamorado), el n 19 (Los ojos no pueden
ocultar el amor), y el n 26 (La simbologa de los colores), todos ellos
con un solo ejemplo, resultando por tanto los temas menos frecuentados por
los poetas del Cancionero general. Los motivos con dos ejemplos son el n
2 (Endiosamiento de la dama), el n 8 (Las relaciones vasallticas entre
la dama y el enamorado), el n 13 (La partida de uno de los amantes
produce desesperacin) y el n 17 (El secreto, condicin inexcusable del
amor), entre otros.
En la seccin de los Romances, los motivos que tienen ms
ejemplos son el n 11 (El amor produce dolor, sufrimiento y deseo de la
muerte), con 10 poemas, y en segundo lugar, el motivo n 13 (El mal de
amor no tiene remedio), que cuenta con cuatro ejemplos. Por el contrario,
los motivos de menor presencia son el n 1 (La perfeccin de la mujer,
obra de Dios), el n 2 (Endiosamiento de la dama), el n 3 (La belleza
de la dama aprisiona al enamorado), el n 4 (La dama se caracteriza como
fra, distante y altiva), el n 9 (La ausencia, el mayor de los dolores) y el
n 12 (La dama, causa de la muerte del enamorado), que tienen apenas un
ejemplo. En segundo lugar, con dos ejemplos vienen los motivos n 5 (El
enamorado sufre el menosprecio de la amada), n 6 (El dolor del
enamorado por su incapacidad para obtener los favores de la amada), n 7
(La crcel de amor, donde la dama ejerce de carcelero), n 8 (La
condenacin del alma del amante) y n 10 (La ausencia genera
desconfianza pero no motiva el olvido).
El motivo, pues, del cdigo amoroso de la cortesana que mayor
presencia y pervivencia manifiesta en el Cancionero general es el de la
concepcin del amor como un sentimiento que produce dolor, sufrimiento y
deseo de la muerte en los enamorados, con un total de 32 poemas, seguido
144
del motivo que se refiere a la idea de que el mal de amor es una
enfermedad para la que no existe solucin, que est presente en 17 poemas.
Con respeto al lxico, se observa que los poetas amadores del
Cancionero general utilizan sistemticamente el vocabulario amoroso
propio del cdigo del amor corts para analizar la naturaleza y los
fenmenos del sentimiento amoroso y las relaciones del cortejo galante. Las
relaciones amorosas felices y satisfechas se expresan con vocablos como
adorar, alegra, ansia, compaa, contemplacin, contento, corazn, deseo,
dicha, enamoramiento, esperanza, gozo, hermosura, noche, pensamiento,
satisfaccin, secreto, suspirar, vida, etc.
En los poemas referidos al caso de las relaciones o de amores menos
afortunados, se recurre insistentemente a trminos como afliccin, agona,
apartamiento, crueldad, culpa, dao, desamor, desdn, desdicha,
desesperacin, desagradecimiento, desventura, dolor, engao, fingimiento,
herida, lstima, llorar, luto, muerte, perdicin, soledad, sufrimiento, traicin,
tristeza, etc.
El Cancionero general de Hernando del Castillo, particularmente sus
secciones de Canciones y Romances, son un ejemplo de la fuerte
pervivencia del cdigo amoroso de la cultura provenzal tanto en el otoo de
la Edad Media como en el Renacimiento, poca esta ltima donde la
compilacin de Castillo goz de extraordinario xito editorial y de
amplsima recepcin por parte de un pblico que poda acceder a este
universo expresivo no solo como lector sino tambin como oyente.








145
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