Cuentos Cortos para Niños. Vol. 1
Cuentos Cortos para Niños. Vol. 1
Cuentos Cortos para Niños. Vol. 1
LA MESA DE LA ABUELA
rase una vez una dbil anciana cuyo esposo haba fallecido
dejndola sola, as que viva con su hijo, su nuera y su nieta. Da tras
da la vista de la anciana se nublaba y su odo empeoraba, y a veces,
durante las comidas, las manos le temblaban tanto que se le caan
los frijoles de la cuchara y la sopa del plato. El hijo y su esposa se
molestaban al ver que tiraba la comida en la mesa, y un da, cuando
a la anciana se le cay un vaso de leche, decidieron terminar con
esa situacin.
Le instalaron una mesita en el rincn cercano al armario de las
escobas y hacan comer a la anciana all. Ella se sentaba a solas,
mirando a los dems con ojos empaados por las lgrimas. A veces
le hablaban mientras coman, pero habitualmente era para
regaarla por haber hecho caer un plato o un tenedor.
Una noche, antes de la cena, la pequea jugaba en el suelo con sus
bloques a lo que su padre le pregunt qu estaba construyendo.
Estoy construyendo una mesita para mam y para ti dijo ella
sonriendo , para que puedan comer a solas en el rincn cuando yo
sean mayores.
Sus padres la miraron sorprendidos un instante, y de pronto
rompieron a llorar. Esa noche devolvieron a la anciana su sitio en la
mesa grande.
Desde entonces ella comi con el resto de la familia, y su hijo y su
nuera dejaron de enfadarse cuando tiraba algo de vez en cuando.
Cuento tradicional
EL GIGANTE EGOSTA
Los nios, cuando salan de la escuela en primavera,
acostumbraban a jugar en el jardn del Gigante.
Un da, el Gigante, que era muy egosta, tom la decisin de
prohibir a los nios jugar en su jardn. Pero cuando volvi de nuevo
la primavera, toda la comarca se pobl de pjaros y flores, excepto
el jardn del Gigante. La Nieve y la Escarcha se quedaron en el
jardn para siempre.
As siempre fue all invierno. Pero un da el Gigante se arrepinti de
haber sido tan egosta.
Una maana, estaba todava el Gigante en la cama, cuando oy
cantar a un jilguero. Los nios haban entrado en el jardn por un
agujero, y con ellos volvi la primavera.
Los rboles se haban cubierto de hojas, los pjaros volaban piando
alegremente, las flores se asomaban entre la hierba verde.
Y el Gigante se senta feliz en el jardn jugando con los nios.
Oscar Wilde
LA SABIDURA DE SALOMN
Dos mujeres comparecieron ante el rey Salomn con dos bebs,
uno muerto y otro vivo. Ambas mujeres afirmaban que el nio vivo
les perteneca, y decan que el muerto perteneca a la otra. Una de
ellas declar:
Oh seor, ambas dormamos con nuestros hijos en cama. Y esta
mujer, en su sueo, se acost sobre su hijo, y l muri. Luego puso
su hijo muerto junto al mo mientras yo dorma, y me quit el mo.
Por la maana vi que no era mi hijo, pero ella alega que ste es mo,
y que el nio vivo es de ella. Ahora, oh rey, ordena a esta mujer que
me devuelva mi hijo.
La otra mujer declar:
Eso no es verdad. El nio muerto le pertenece, y el nio vivo es mo,
pero ella trata de arrebatrmelo.
El joven rey escuch a ambas mujeres. Al fin dijo:
Traedme una espada!
Le trajeron una espada, y Salomn dijo:
Empua esta espada, corta al nio vivo en dos y dale una mitad a
cada una.
Entonces una de las mujeres exclam:
Oh mi seor!, no mates a mi hijo. Que la otra mujer se lo lleve, pero
djalo vivir.
Pero la otra mujer dijo:
No, corta al nio en dos, y divdelo entre ambas.
Entonces Salomn declar:
Entregad el nio a la mujer que se opuso a que lo mataran!, pues
ella es la verdadera madre.
Y el pueblo se maravill de la sabidura de ese rey tan joven, y vio
que Dios le haba dado acierto.
Extrado de La Biblia
UNA SORPRESA PARA MAM
Esta maana mi hermano y yo nos hemos divertido. Mam haba
ido al mercado y tardaba.
Entonces Vicente y yo hemos empezado a arreglar la casa.
Vicente ha trado la cubeta con agua para trapear; y yo he llevado
las almohadas a las camas despus de sacudirlas bien.
Vaya sorpresa se ha llevado mam a su regreso!
Autor annimo
QU SIGNIFICA DOMESTICAR?
Entonces apareci el zorro:
-Buenos das! -dijo el zorro.
-Buenos das! -respondi cortsmente el principito que se volvi
pero no vio nada.
-Estoy aqu, bajo el manzano -dijo la voz.
-Quin eres t? -pregunt el principito-. Qu bonito eres!
-Soy un zorro -dijo el zorro.
-Ven a jugar conmigo -le propuso el principito-, estoy tan triste!
-No puedo jugar contigo -dijo el zorro-, no estoy domesticado.
-Ah, perdn! -dijo el principito.
Pero despus de una breve reflexin, aadi:
-Qu significa "domesticar"?
-T no eres de aqu -dijo el zorro- qu buscas?
-Busco a los hombres -le respondi el principito-. Qu significa
"domesticar"?
-Los hombres -dijo el zorro- tienen escopetas y cazan. Es muy
molesto! Pero tambin cran gallinas. Es lo nico que les interesa.
T buscas gallinas?
-No -dijo el principito-. Busco amigos. Qu significa "domesticar"?
-volvi a preguntar el principito.
-Es una cosa ya olvidada -dijo el zorro-, significa "crear vnculos"
-Crear vnculos?
-Efectivamente, vers -dijo el zorro-. T no eres para m todava
ms que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos y no te
necesito para nada. Tampoco t tienes necesidad de m y no soy
para ti ms que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes.
Pero si t me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno
del otro. T sers para m nico en el mundo, yo ser para ti nico
en el mundo.
-Comienzo a comprender -dijo el principito-
Extrado de la Novela El Principito
Antoine de Saint-Exupry
EL PEQUEO DE LA CASA
Arturo era el ms pequeo de tres hermanos y estaba muy
mimado por toda la familia. Casi nunca le regaaban, era el
pequeo!, y siempre le estaban haciendo regalos: juguetes,
cuentos, lpices, golosinas.
Sin embargo, todo cambi para Arturo cuando naci su hermanita
Adela. Cuando naci Adela, muchos familiares y amigos fueron a
conocer a la nia. Todos estaban pendientes de ella y pareca que
se haban olvidado de Arturo.
Lo que ms le molestaba a Arturo era que ya no le traan regalos
como antes. Todo se lo regalaban a la pequea. La verdad es que a
Arturo no le gustaba lo que le llevaban a su hermana: colonia, talco,
ropita, sonajeros, pero por qu a l no le traan nada?
Una tarde entr en la habitacin de Adela y se inclin sobre la cuna.
Le dijo a su hermana que l era el pequeo y que ella le haba
quitado el puesto. Entonces, la pequea le agarr un dedo con su
manita y Arturo lo entendi todo: Era tan pequea que todos
tenan que cuidarla! Por lo que desde ese da, l tambin cuid a
Adela.
Era la pequea de la casa!
Paloma Garca
EL SOLDADITO DE PLOMO
Hace muchos aos, cuando tus abuelos eran pequeos, los nios
jugaban con soldaditos de plomo. Un da le regalaron una caja de
ellos a un nio muy travieso que, al abrirla, encontr uno con una
sola pierna.
No tard ni un minuto en apartarle de sus juguetes preferidos. Fue
al zagun, lo tir a un rincn y se fue a dormir.
So que el soldadito oa una risa burleta que provena de una
caja entreabierta y, por ser tan valiente, fue a ver qu era. La
destap y... un enorme monigote le hizo perder el equilibrio, por lo
que cay a la calle, lejos de su amada, la bailarina.
Tuvo suerte porque fue a parar a un barco de papel que navegaba
hacia el mar, pasando por aguas peligrosas.
Tuvo que enfrentarse con ratas y enormes peces, hasta que uno de
ellos lo devor.
Pronto sali de la tripa del pez, ya que, por casualidad, la criada fue
a comprar pescado y, al ir a limpiarlo, sali el soldado.
Estaba a punto de echarlo al fuego cuando la bailarina enamorada
empez a pedir auxilio y a llorar tan fuerte que el nio se despert.
Qu pesadilla! -exclam-, restregndose los ojos. Corri hacia el
zagun y encontr sus viejos juguetes como si nada.
Pero al cerrar la puerta, algo ocurri: el soldadito y la bailarina
estaban juntos y eran felices.
Cuento clsico
CAPERUCITA ROJA
Caperucita! Le dice mam tu abuela est enferma; esta cesta
de comida le tendras que llevar; cuidado, hija, el bosque es
peligroso y te debes apresurar.
Como todava es muy nia y le encantan las flores y los animalitos,
un ramito prepar hasta que atardeci.
El lobo, que era muy pillo, se interesa por la nia y, haciendo cara
de bueno, le pregunta a dnde va.
Voy a ver a mi abuelita que est enfermita en la cama.
Hazme caso, bonita, sigue por esta vereda que es como hacer una
carrera.
El lobo, que conoce el bosque, le indica el camino largo, para llegar
l primero por el sendero ms corto. Si le miris a los ojos, le veris
malo y tramposo.
Aquella bestia corre y no espera y llama donde la abuela.
Quin es?, quin anda ah afuera?
Soy yo, Caperucita.
Entra, entra, hijita.
El fiero animal duda un momento, slo lleva un pensamiento:
comerse a la abuela primero lo cual logra de un bocado artero ,
y esperar a la nia en la cama disfrazado de viejecita.
Y llega Caperucita, ms alegre que unas pascuas, al portal de su
abuelita.
Entra, hijita, la puerta est abierta.
La pobre se acerca a la cama, donde ve a la abuela muy rara.
Vaya ojos y qu orejas!, y estos dientes y tus cejas!
Basta, voy a comerte a ti tambin Engullendo de una sola vez
Mientras tanto, en casa de Caperucita:
No es normal que tarde tanto cuenta su madre asustada a un
leador .
Corren y pronto ven al lobo durmiendo con su pesada barriga.
Echan mano de su hacha y con delicado cuidado abren al lobo la
panza, salvando a la nieta y a la abuela, a quienes la digestin an
no alcanza.
Cuento clsico
LA VISITA DE LA PRIMAVERA
Haba una vez una ciudad en donde no conocan las flores. En los
floreros ponan alcachofas, puerros y hojas de perejil.
Y nadie saba distinguir una rosa de una berza.
Todo esto suceda porque la primavera nunca haba pasado por all.
Mientras tanto, doa Primavera se aburra en un castillo sin saber
qu hacer.
El pobre don Primavero siempre tena que inventar juegos para
entretener a su esposa.
Y no poda hacer otra cosa en todo el da.
Doa Primavera deca suspirando:
Primavero, qu hago ahora? Me aburro!
Don Primavero sac una gran bola del mundo y dijo:
Con lo despistada que eres, seguro que te has olvidado de pasar
por alguna ciudad.
Estuvieron repasando la bola durante mucho tiempo.
De pronto, dijo don Primavero:
Aqu hay una ciudad en donde no te conocen!
Doa Primavera se visti un manto hecho de ptalos de rosa y, en
un vuelo, lleg a la ciudad.
Toda la gente sala de sus casas para ver aquel manto tan hermoso.
Y doa Primavera pregonaba su mercanca:
Hay flores para todos! Ha llegado la primavera!
Doa Primavera tocaba los rboles y stos inmediatamente
florecan. A su paso brotaban los rosales, los geranios y los
almendros en flor.
Doa Primavera derram flores por los campos, por los jardines,
por las plazas.
Y todos cantaron y bailaron cogidos de las manos.
F. Alonso
LA CONFESIN DEL MEDIO TONTO
Una vez se estaba confesando un muchacho, y cuando el confesor
le pregunt si tena algo que decirle sobre el sptimo
mandamiento, contest el chico:
-Pues, me acuso, padre, de que soy medio tonto.
-Bien, hombre, bien; pero eso no es pecado; eso no es ms que
media desgracia. Te pregunto si has tomado algo que no sea tuyo.
-Es que, como soy medio tonto, en el tiempo de las cosechas
aprovecho cuando no me ve el vecino y cojo trigo suyo y lo pongo
en la cosecha de mi padre.
-Bueno, y cmo no se te ocurre coger el trigo de la cosecha de tu
padre y llevarlo a la del vecino?
Y contest el chico:
-Porque eso sera ser tonto del todo.
J. A. Snchez Prez.