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El Movimiento Piquetero

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Gabriela Bukstein*

Tiempo de oportunidades:
el movimiento piquetero y la
democratizacin en la Argentina
DESPUS DE LA PROFUNDA CRISIS econmica y social que culmi-
na en el ao 2001, el pueblo argentino sale a la calle protestando con-
tra el declive econmico y las dicultades presentadas por la recesin.
Gradualmente, esta demostracin de los individuos en las calles se fue
congurando en un movimiento social, tomando formas ms organi-
zadas, donde los reclamos tienen un fuerte aumento en los niveles de
participacin poltica, alterando la vida democrtica del pas.
Durante el momento ms crtico de la crisis, se originan grupos
de trabajadores desocupados realizando el bloqueo de rutas como m-
todo de protesta, denominado movimiento piquetero, expandindo-
se a lo largo de toda la sociedad, adquiriendo una mayor presencia
social y legitimndose como fuerza poltica en el mbito nacional.
El movimiento piquetero surge a nales de la dcada del noven-
ta, en una Argentina caracterizada en lo poltico-econmico por una
serie de acciones que, desde el Estado, se orientan a la atraccin de
capitales externos y al disciplinamiento de la fuerza de trabajo a las
condiciones impuestas por estos capitales. La participacin poltica
de estos movimientos se intensica durante el apogeo de la crisis, ad-
* Doctoranda en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Ma-
gister en Ciencia Poltica. Licenciada en Sociologa de la UBA. Investigadora del
Instituto de Investigaciones Gino Germani y Docente de la UBA.
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quiriendo una fuerte presencia social, alcanzando alta legitimidad y
difusin en la sociedad.
El movimiento piquetero es un movimiento poltico social reivindi-
cativo de raigambre urbana de un sector de la clase obrera desocupada.
En los ltimos cinco aos, dirigentes piqueteros comenzaron a
formar parte de la estructura del gobierno provincial y teniendo in-
gerencia en las decisiones polticas de la Provincia de Buenos Aires,
interviniendo en las polticas sociales y en lo referente a derechos
humanos.
En este estudio, se revisan las etapas donde el movimiento pique-
tero ha sido capaz de inuir en la orientacin y las perspectivas de la
poltica a nivel local, analizando la capacidad del movimiento para
inuir a la poltica gubernamental de la Provincia de Buenos Aires. En
particular, este trabajo se centra en uno de los muchos Movimientos
de Trabajadores Desocupados (MTD) fundado por los piqueteros, el
MTD-Evita, explorando sus acciones y los resultados desde el punto
de vista del fortalecimiento de la democracia representativa.
Nos focalizaremos en tres interrogantes:
-Qu es el MTD? En esta parte del documento se abordan los
orgenes de este movimiento social. Especcamente, qu or-
ganizaciones, grupos e individuos forman parte del MTD?
-Cmo se transforma la prctica piquetera desde sus inicios a
formas tradicionales de participacin democrtica?
-De qu modo la interaccin entre los actores polticos y el
MTD-Evita contribuye a incrementar la representacin de es-
tos sectores de la sociedad civil en el gobierno democrtico; es
decir, en las estructuras de toma de decisiones, garantizando
la transparencia y la rendicin de cuentas en la poltica ms
general?
El concepto de movimiento social fue denido por Tilly como una
serie de controvertidas representaciones, demostraciones y campaas
de las personas haciendo reclamos colectivos a otros (Tilly, 2004). Se-
gn Tilly, los movimientos sociales constituyen el principal camino
para la participacin ciudadana en polticas pblicas (Tilly, 2004:3).
Es decir, se trata de un intento colectivo de obtener un inters comn
o lograr una meta comn, a travs de la accin colectiva fuera de la
esfera de las instituciones establecidas.
Por otra parte, Anthony Giddens (1985) ha identicado en las
sociedades modernas cuatro reas en las que operan los Movimien-
tos Sociales:
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-Movimientos democrticos: referidos al establecimiento y al
mantenimiento de los derechos polticos;
-Movimientos obreros: referidos a la proteccin de los puestos
de trabajo y a la disputa con el poder econmico por una mejor
distribucin de ingresos.
-Movimientos ecolgicos: relacionados con la disminucin de
los daos sociales y ecolgicos resultantes de la transformacin
del medio ambiente por la accin de la sociedad moderna, y
-Movimientos pacistas, que se ocupan de cuestionar la inuen-
cia del poder militar y las formas agresivas de nacionalismo.
En este contexto, en la Argentina, el Movimiento de Trabajadores Des-
ocupados (MTD) ha despertado el inters de investigadores y acadmi-
cos que abordaron el tema de los movimientos y la democratizacin
desde diferentes perspectivas. En recientes publicaciones sobre el tema
se encuentran, entre otros: la Genealoga de la revuelta de Ral Zibechi;
Entre la ruta y el barrio de Maristella Svampa y Sebastin Pereyra; Pi-
queteros, notas para una tipologa de Miguel Mazzeo y Piqueteros, una
mirada histrica de Ivn Schneider Mansilla y Rodrigo Conti.
Por otro lado, se pueden citar los estudios de caso de Mariana Fari-
netti sobre Santiago del Estero en Violencia y risa contra la poltica en
el Santiagueazo, la autora aporta un ejemplo de la complejidad que
encierran los procesos de pueblada en donde el anlisis lineal de una
accin es relativizado. El trabajo de Javier Auyero que profundiza sobre
Cutral-C en La vida en un piquete, all describe el aspecto prepoltico
de la generacin de las puebladas, y explica cul fue la consecuencia
de las transformaciones neoliberales en los procesos de reconocimiento
mutuo y de identicacin en los sujetos. Maristella Svampa presenta la
reconstruccin que realiza el movimiento piquetero en General Mosconi
y Pablo Bergel efecta una descripcin de las asambleas vecinales y de
los Movimientos de Trabajadores Desocupados, presentando estudios de
caso. Cabe destacar que ambos autores analizan el sector social movi-
lizado desde la crisis del ao 2001, en donde cuestionan las formas y el
funcionamiento de la representacin poltica en su libro Nuevos movi-
mientos sociales y ONGs en la Argentina de la crisis.
Otros autores en numerosas publicaciones, monografas, docu-
mentos de trabajo, analizan, directa o indirectamente, el fenmeno
y las formas de accin colectiva representada por el movimiento de
trabajadores desocupados en la Argentina.
En primer lugar, nuestro anlisis se debe situar en un contexto
ms amplio de la literatura, el de la accin colectiva y el de los movi-
mientos sociales. Una serie de tericos Habermas y Offe, arraigados
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en la teora crtica alemana; Laclau y Mouffe, con su sntesis del post-
estructuralismo y neo-marxismo gramsciano, y Touraine en su socio-
loga de la accin explican el surgimiento de movimientos sociales
con referencia a las transformaciones estructurales de largo alcance
en cambios polticos y culturales que han creado nuevas fuentes de
conicto y alterado el proceso de constitucin de identidades colec-
tivas. Habermas reconoce a los nuevos movimientos sociales como
luchas en defensa de lo que denomina life world.
Offe explica a los movimientos sociales dentro del contexto de las
sociedades capitalistas tardas, concentrndose en el papel contradic-
torio del Estado capitalista, que debe garantizar, al mismo tiempo, las
condiciones para la acumulacin de capital y la legitimidad burguesa.
Otros autores (Habermas, Offe, Laclau y Mouffe) subrayan la nocin
de crisis (de hegemona y legitimacin) en las sociedades capitalistas
contemporneas y conciben a las acciones colectivas como respuesta
racional a esa crisis. Laclau y Mouffe consideran a los movimientos en
trminos de acceso al discurso democrtico y de crisis de hegemona
consolidada despus de la Segunda Guerra Mundial. Touraine se centra
en el surgimiento de un nuevo tipo de sociedad, la sociedad postindus-
trial, caracterizada por el aumento de los niveles de reexividad.
Para Offe, la aparicin de nuevos movimientos sociales debe en-
tenderse como una reaccin contra la profundizacin, ampliacin y
el aumento de la irreversibilidad de las formas de dominacin y las
privaciones en las sociedades capitalistas tardas. La profundizacin
de los mecanismos de control social y dominacin la expansin de
mecanismos de direccin se lleva a cabo a medida en que ms y ms
reas de la vida privada estn bajo la regulacin estatal mediante el
uso de medidas legislativas, educativas, mdicas, psiquitricas, y los
medios de comunicacin (Offe, 1985:846). Este proceso, paradjica-
mente, tiene efectos contradictorios sobre la autoridad estatal: por un
lado, se refuerza en ms sectores de la sociedad civil bajo el control
y la regulacin estatal; pero, por otro lado, la autoridad estatal se ve
debilitada porque there are fewer nonpolitical and hence uncontested
and noncontroversial foundations of action to which claims can be
referred or from which metapolitical (in the sense of natural or given)
premises for politics can be derived (Offe, 1985:818).
Segn Tilly, los movimientos sociales contemporneos no son di-
ferentes, en la forma y el contenido de sus acciones de los actores
colectivos de principios del siglo XIX, puesto que ambos emplean el
mismo repertorio es decir, la serie limitada de acciones legtimas a
disposicin de actores colectivos. La consolidacin del capitalismo y el
crecimiento del Estado nacional a principios del siglo XIX provocaron
un cambio de asociaciones comunales a formas de accin colectiva. El
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nfasis en las libertades democrticas (para reunirse, hablar, realizar
manifestaciones, organizarse) motiva la creacin de organizaciones
de base y asociaciones de voluntarios que consolidaron la sociedad
civil. Estas transformaciones dieron lugar a formas de accin colec-
tiva que caracterizan a las democracias representativas, tales como,
marchas, huelgas y manifestaciones (Tilly y Tilly, 1981:19-23; 44-6 y
99-101; Tilly, 1978:151-71).
El Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD)
El Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD), conocido tam-
bin como movimiento piquetero, se autodene asimismo como una
expresin del desarrollo del poder popular.
El MTD se constituye como una organizacin popular compues-
ta por hombres y mujeres, trabajadores desocupados, que forman un
movimiento y no un partido o un sindicato, que busca resolver entre
todos los problemas de todos. Por ese motivo, se sostiene que el MTD
es un movimiento de movimientos. Tal organizacin se plantea au-
tnoma de los partidos polticos, los sindicatos y la Iglesia, teniendo
como principio bsico el objetivo de coordinar sus actividades con
otros grupos organizados para realizar reclamos o reivindicaciones.
El movimiento piquetero est conformado por ex obreros meta-
lrgicos, ferroviarios, trabajadores del sector elctrico, petroleros, es-
tatales; ex trabajadores de la carne, portuarios, etctera. Es decir, que
no son nuevos pobres, sino que son desocupados con una experiencia
de lucha sindical y que en la actualidad se encuentran sin trabajo.
Como principal forma de lucha los trabajadores desocupados
del MTD utilizan el piquete o corte de ruta para demandar al gobier-
no: puestos de trabajo, bolsones de comida, materiales de primera
necesidad (colchones, chapas para techos), planes sociales, infraes-
tructura, etc.
A mediados de los aos noventa, durante la segunda presidencia
de Carlos Menem, se inician los piquetes en localidades del interior
del pas especialmente aquellas que fueron centros de la industria pe-
trolera que en el gobierno menemista fue privatizada y reestructu-
rada, como Cutral-C, en Neuqun y Tartagal-General Mosconi, en
Salta. Adems, se desarrollaron en localidades donde haba nudos fe-
rroviarios, como Cruz del Eje, en Crdoba o centros de produccin
agroindustrial como la regin azucarera, maderera y citrcola salte-
o-jujea, a lo largo de la Ruta Nacional 34, que vinculaba a la zona
petrolera (Ins Gonzlez Bombal, 2003).
Posteriormente, esta metodologa fue adoptada como prctica en
los barrios populares perifricos de grandes ciudades tales como Ro-
sario, Santa Fe y Crdoba y a partir del ao 1999 se instala en locali-
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dades carenciadas y villas del conurbano bonaerense. La prctica de
los Movimientos de Trabajadores Desocupados comenz a expandirse
rpidamente y sus adeptos fueron incrementndose en el ao 2000
hasta la actualidad.
Fue en La Matanza, un suburbio al oeste de la capital con una
poblacin de aproximadamente dos millones de pobres en medio de
centenares de fbricas cerradas, donde se produce el primer gran cor-
te de ruta urbano, en el cual, el movimiento piquetero se instala como
actor poltico en la escena nacional. Dando como resultado que el
MTD adquiera dimensin y reconocimiento como nuevo actor a nivel
nacional, es decir, se nacionaliza. A partir de su crecimiento y multi-
plicacin, el movimiento se diversica en otras corrientes y grupos
internos; donde se observan diferentes momentos de maduracin, de
tamao, de caractersticas zonales, de inuencias ideolgicas y vincu-
laciones con organizaciones sindicales y polticas, de metodologas de
lucha, etc. (Ins Gonzlez Bombal, 2003).
El movimiento se nacionaliza y se fragmenta en el ao 2001 he-
cho que se demuestra en las dos asambleas nacionales de piqueteros
realizadas con la intencin de crear alianzas y poder unirse; sin em-
bargo, los resultados fueron relativamente fallidos.
El origen de los Movimientos de Trabajadores Desocupados res-
ponde a un fenmeno objetivo por cuanto se multiplican en todas las
zonas del pas. Tal como se ha mencionado anteriormente, se han
conformado diferentes MTD que surgen independientemente unos de
otros y no como ramicaciones o seccionales de una central nica.
Los MTD se caracterizan por su diversidad, y por las particularidades
de cada barrio o localidad.
Los MTD se encuentran en diez distritos del conurbano Almirante
Brown, Lans, Solano, Florencio Varela, Esteban Echeverra, Quilmes,
Presidente Pern, Lugano, J. C. Paz y Berilo y por otro lado, La Plata,
Quilmes y Lans, integran la Coordinadora de Trabajadores Desocupa-
dos (CTD) Anbal Vern, una instancia de articulacin que organiza la
lucha de los movimientos de desocupados que la constituyen. La Coor-
dinadora est conformada por compaeros de cada Movimiento que se
renen todas las semanas para discutir los problemas de cada distrito y
de la Coordinadora en su conjunto. Las propuestas de la Coordinadora
se discuten luego en las asambleas barriales, donde todos los compae-
ros de cada barrio resuelven y elaboran nuevas propuestas.
En el MTD se practica una democracia desde la base, debido a
que todas las decisiones, como formular demandas, hacer un piquete,
se toman colectivamente en asambleas abiertas a nivel de barrio o a
nivel municipal. A partir de la asamblea que tiene carcter soberano
se toman las decisiones. Se estableci un proceso asamblesta sema-
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nal en los municipios, quincenal en las provincias y mensual en las
comisiones nacionales. Se trata de un proceso de ida y vuelta donde
los acuerdos buscan la profundizacin del estado de la democracia
formal existente. La organizacin a partir de asambleas permite que
todos los miembros puedan participar, proponer y resolver.
La estrategia de un piquete es bloquear tanto los insumos como los
productos acabados. Como una huelga debilitante, impide a la lite la
acumulacin de benecios, ralentiza el cambio de divisas, recorta los
ingresos por impuestos que permiten que el Gobierno pague su deu-
da. Con esta potente tctica, los piqueteros argentinos han impulsado
una agenda amplia de demanda al gobierno. En un piquete se exige la
liberacin de militantes encarcelados y la retirada de la polica, se piden
alimentos, puestos de trabajo, salarios decentes, subsidios de desem-
pleo, nanciacin de siembras e inversiones pblicas en agua, electrici-
dad, calles pavimentadas, viviendas e instalaciones sanitarias.
Las organizaciones piqueteras a travs de sus prcticas han lo-
grado conseguir subsidios para los sectores ms pobres, impulsar es-
pacios de debate y de formacin poltica, generar nuevos niveles de
participacin, establecer lazos entre vecinos y explorar nuevas formas
de organizacin comunitaria.
Entonces, se podra armar que el MTD como movimiento social,
ha sabido implementar una nueva prctica, el piquete o corte de ruta,
a travs del cual los trabajadores desocupados demandan sus dere-
chos, entre los ms importantes la generacin de trabajo genuino que
sigue estando en el centro de la problemtica social.
Sin embargo, se debe destacar que la efectividad inicial de la prc-
tica del piquete como herramienta de lucha comienza a desgastarse,
ya que el piquete debe ser sostenido diariamente con la presencia de la
gente en la calle. Por otro lado, los sectores que se oponen a este tipo
de manifestaciones aslan los legtimos reclamos y al mismo tiempo,
alimentan las tendencias ms reaccionarias de las clases medias en
contra de la prctica del piquete haciendo hincapi sobre la libre cir-
culacin de mercaderas y personas. Por ese motivo, el piquete que en
sus inicios fue una herramienta de inclusin territorial que unicaba
la lucha de sectores medios y bajos; comienza a ser desacreditado por
la derecha, que con su discurso permite una mayor captacin de sec-
tores de la clase media que progresivamente convierten, al piquete, en
una herramienta de exclusin y aislamiento.
El movimiento piquetero del MTD-Evita
se expande hacia el gobierno
La participacin de los trabajadores desocupados en el MTD les per-
mite socializarse polticamente, capacitarse, tener sentido de perte-
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nencia, tener una identidad, reconocer sus derechos, hacer una lectu-
ra histrica y poder discernir sobre los hechos actuales.
Los grandes desencantos polticos, la hegemona casi asxiante
del neoliberalismo y sus valores en casi todas las estructuras poltico
partidarias, motivaron la realizacin de piquetes, y sus participantes
logran as, reconstruir lazos de solidaridad que, tanto la dictadura
como las polticas de exclusin desbastaron.
A partir de los aos 2001-02, el MTD, ms que su incorporacin a
la arena poltico partidaria, recompone una visin integral de grandes
sectores populares y de organizaciones sociales en torno a la accin
poltica como herramienta de transformacin social. Una accin pol-
tica que no reniega de la construccin social, sino que va en un mismo
sentido, que se asienta en la construccin de poder popular, de una
fuerza organizada capaz de torcer el rumbo de tantos aos de polti-
cas regresivas, antipopulares y antinacionales.
En el actual gobierno de Nstor Kirchner, se puede observar, que
se confronta a las polticas instaladas durante los noventa y que los
juegos de avance y retroceso del proceso poltico que encabeza, se
deben principalmente a las alianzas tcticas, que en un marco de ex-
trema fragmentacin social se sostiene en un sistema poltico hege-
monizado.
Los dirigentes del MTD consideran que en dicho proceso poltico
es necesario que las organizaciones populares direccionen al gobierno
hacia la construccin de un proyecto de nacin soberana. Por ello,
sostienen que cada vez ms miembros del MTD se comprometan des-
de el gobierno y acompaen las decisiones en polticas pblicas en el
mbito local y sostengan el protagonismo popular, como herramienta
ineludible para la transformacin social.
Se remarca que como militantes barriales, los piqueteros, hacen
un aporte diferencial que se basa en instalar y plantear una nueva
organizacin popular para erradicar el asistencialismo y perlar he-
rramientas de verdadero funcionamiento democrtico en el marco de
los derechos humanos, la paz y la justicia. Su propuesta es trabajar
en forma conjunta con otros grupos: asambleas barriales, grupos de
jvenes, asociaciones de fomento, movimiento de mujeres, proyectos
de economa social y otros centros comunitarios.
Desde el gobierno de N. Kirchner se ha propuesto un vnculo con
las masas organizadas, en un primer momento fueron slo los sin-
dicatos; posteriormente, se agregan los piqueteros ocialistas. Dentro
del espacio piquetero existen corrientes que se identican con la ma-
triz nacional y popular, y por ello reivindican ciertas formas del pero-
nismo histrico. Algunas son ms negociadoras (Federacin de Tie-
rra y Vivienda) y otras ms confrontativas (Barrios de Pie). En el ao
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Gabriela Bukstein
2003 estas corrientes realizaron un diagnstico positivo con respecto
al gobierno viendo la posibilidad de volver a las fuentes histricas del
peronismo. Por su parte, N. Kirchner desde el poder se encarg de
crear otros movimientos piqueteros, por ejemplo el MTD-Evita. Este
giro coincidi con los cambios de gobierno en los pases de Amrica
Latina, atravesados por una fuerte retrica antineoliberal, que reacti-
va nuevamente la tradicin nacional y popular.
Emilio Prsico lidera el MTD-Evita, ligado al llamado peronis-
mo de izquierda y en los ltimos aos al movimiento piquetero. E.
Prsico sostiene haber encontrado una herramienta para luchar por
el trabajo y la inclusin social, dos cuestiones cruciales para la recons-
truccin del pas.
Movimiento de Trabajadores Desocupados Evita (Mtd-evita)
Referente: Emilio Prsico
Zona de inuencia: La Plata y La Matanza
Capacidad de movilizacin: 2.000 personas
Los miembros del MTD-Evita tienen cada vez mayor insercin
el gobierno nacional y en el provincial. E. Prsico a poco de asu-
mir como subsecretario en la Jefatura de Gabinete del gobernador
Felipe Sol, que corresponde al segundo cargo en la conduccin de
esa cartera, ha adquirido l mismo, como gura poltica, un cre-
cimiento y una proyeccin que no haba alcanzado en 30 aos de
permanente militancia.
Para los miembros del MTD-Evita es fundamental rearmar
el proyecto iniciado por el presidente N. Kirchner; por otro lado,
necesitan garantizar su continuidad en el poder; debido a que con-
tinuar su mandato constituye el camino para construir un pas di-
ferente, y en esa construccin de un pas diferente, la de un nuevo
movimiento nacional.
Se destaca que el MTD-Evita es uno de los grupos piqueteros que
el gobierno kirchnerista ha incluido en el armado de su estructura
poltica. En los meses iniciales de su gestin, la estrategia de abrir
canales de comunicacin con los desocupados y la bsqueda de acuer-
dos con las organizaciones de base ha dado resultados en el objetivo
ocial de reducir el nmero de movilizaciones. A su vez, N. Kirchner
intenta la creacin de un movimiento de trabajadores desocupados
propio que se declare abiertamente kirchnerista, pero hasta el mo-
mento no ha logrado la masividad esperada.
Ya perd la cuenta de los compaeros del MTD-Evita que son
funcionarios en Provincia, Nacin, que son diputados nacionales, se-
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nadores. Miro los que ramos y los que somos ahora y me da miedo
1
,
expresa Prsico mientras reconoce que su preocupacin por cumplir
con su propio criterio de porqu y para qu es funcionario de gobier-
no. Estoy ac para cumplir con el objetivo del proyecto nacional en
el que me he embarcado: la generacin de trabajo y la inclusin social
a travs del empleo.
Convencido de que las cosas estn cambiando ms acelerada-
mente de lo que pensaba, Prsico subraya su incondicionalidad con
el proyecto popular que encabeza el presidente Kirchner y con la
tarea de transformacin de la Provincia que lleva adelante Sol (Go-
bernador de la Provincia de Buenos Aires).
Por otra parte, Sol manifest que el surgimiento del Movimiento
Evita es un ejemplo de como la militancia se va a armando para cons-
truir y articular nuevos sectores de representacin, frente a la deslegi-
timacin de los partidos mayoritarios
2
.
Prsico seala que el Movimiento Evita no es slo una expresin
poltica, es una herramienta de construccin para unir a las organi-
zaciones sociales que deben ser parte del Estado en el camino de la
generacin del nuevo proyecto nacional.
Si bien, el MTD-Evita como un nuevo tipo de movimiento social
tiene una alta signicacin en la poltica nacional; no obstante, se podra
asumir que su rol es an dbil; aunque sus acciones hacia la resolucin
de las demandas de las necesidades bsicas para los sectores ms empo-
brecidos (tales como la obtencin de herramientas de trabajo, organiza-
cin de cooperativas de vivienda) hayan tenido resultados positivos.
La organizacin, adems, se ha consolidado a travs de logros
reales y estimulando a que mayor cantidad de miembros se desem-
peen como funcionarios en el gobierno, con la nalidad de inuir
en las polticas de Estado y participar en la toma de decisiones sobre
diversas temticas.
Ruptura con las formas tradicionales de
representacin poltica: el proceso asambleario
Las organizaciones piqueteras o movimiento de trabajadores desocupa-
dos son las que recuperan en el mundo popular la dimensin emancipa-
toria. En los sectores de trabajadores urbanos hubo un debilitamiento
que da surgimiento a un mundo popular ms articulado en torno a
organizaciones territoriales, no slo las piqueteras, sino otras de igual
envergadura como comedores comunitarios y sociedades de fomento
1 Diario El Da de La Plata. Qu hace un piquetero en el gobierno? Lo cuenta el
platense Emilio Prsico Lunes 2 de Enero de 2006.
2 Diario Clarn, 14 de octubre de 2006.
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Gabriela Bukstein
ligadas a la Iglesia, a la municipalidad, etc. Es durante ese momento
histrico que comienza a cobrar centralidad la organizacin de los po-
bres urbanos, que es representada por los movimientos piqueteros y
muestra ese carcter de nuevo proletariado plebeyo, multiforme, hete-
rogneo, ms ligado al trabajo informal y al desempleo. Se desarrollan
nuevas formas de solidaridad y formas de accin directa.
Dichas movilizaciones sociales con la utilizacin del espacio pbli-
co y la toma de calles, incorporan a la asamblea como prctica de orga-
nizacin, donde se verbaliza el estado de pobreza, se plantean las dife-
rentes problemticas y se toman decisiones. Adems, en las asambleas
se expresan las necesidades de los sectores desprotegidos para redenir
su lugar en la sociedad. Para lograr los objetivos que se deciden en las
asambleas, los participantes deben poseer un alto compromiso poltico;
de esa manera, intentan generar un nuevo tipo de institucionalidad que
rompe con el esquema tradicional de representacin poltica.
Tal es as, que para la toma de decisiones, los movimientos de
trabajadores desocupados emplean la prctica asamblearia. En las
asambleas se expresan diversas necesidades a travs de deliberacio-
nes y debates, y tambin en los movimientos se tratan abiertamente
temas ms amplios de la sociedad. Esta prctica de la participacin
en la asamblea corresponde a un movimiento poltico con una fuerte
presencia territorial, proponiendo una nueva forma para pensar el rol
de las instituciones. Para Hannah Arendt, la poltica no se limita a la
esfera en donde las instituciones de gobierno y la administracin pre-
dominan; se reere a la institucin en el sentido de una comunidad
poltica (para consumir y trabajar). Est constituido por las acciones
de los seres humanos que entran en relaciones entre s, en un espacio
donde el tipo de vnculo creado surge a travs de acciones y palabras.
A la luz de este anlisis, las asambleas pueden surgir como una instan-
cia de la poltica de representacin superior a la poltica representati-
va tradicional dentro de los connes de la democracia representativa.
En el espacio asambleario se entrecruzan diferentes dimensiones
(Svampa, 2003):
En primer lugar, las asambleas constituyen un espacio de or-
ganizacin y deliberacin que se piensa en ruptura con las for-
mas tradicionales de representacin poltica y a favor de otras
formas de autoorganizacin de lo social, con aspiraciones a la
horizontalidad y proclives al ejercicio de la accin directa.
En segundo lugar, las asambleas expresan la emergencia disrup-
tiva de un nuevo protagonismo, a la vez indisolublemente polti-
co y social, que quebr el fatalismo discursivo-ideolgico de los
-
-
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noventa, devolviendo a los individuos la capacidad de devenir
verdaderos actores de la vida pblica; en denitiva, de conver-
tirse en sujetos del propio destino, tanto individual como social.
En esta direccin, las asambleas traan consigo la promesa de la
creacin de espacios de solidaridad y de conanza, a partir de los
cuales (re) construir los lazos sociales, tan socavados y mercanti-
lizados tras una dcada de neoliberalismo; acotando lo anterior,
esas nuevas experiencias reposicionaron a las clases medias, so-
bre todo de la ciudad de Buenos Aires, en un lugar importante de
la escena poltica. En efecto, las asambleas han surgido tam-
bin como un espacio de reconstitucin de la identidad polti-
ca de las clases medias, tentativa que reconoce como punto de
partida, sin embargo, su fragmentacin y heterogeneidad actual,
en contraposicin con cierta homogeneidad cultural y mayores
perspectivas de integracin social que tuvieron en el pasado.
El Informe sobre Desarrollo Humano de las Naciones Unidas (1993)
analiza participacin, indicando que: Una participacin mayor de la
poblacin no es ms una vaga ideologa basada en los buenos deseos
de unos pocos idealistas. Se ha convertido en un imperativo una
condicin de supervivencia; en la Argentina, el rol del MTD en este
aspecto es signicativo, ya que la participacin lleva al fortalecimiento
del proceso de democratizacin y al enfrentamiento de los problemas
sociales que afecta duramente a la mayor parte de la poblacin. La
gran mayora de los participantes de las campaas y actividades del
MTD no tienen una historia poltica, ni son miembros de sindicatos y
tampoco participaron en organizaciones polticas ni civiles.
En el momento en que realizan sus reclamos a travs de piquetes
organizados por el MTD sus miembros utilizan diferentes medios pro-
vocativos (hombres con palos, capuchas) para subrayar la urgencia
de sus reclamos y dar su mensaje ante la intransigencia del gobierno.
Este modelo de activismo entraa riesgos tales como represin, repre-
salias, persecuciones, amenazas e incluso la muerte.
La exposicin que conlleva la prctica de la lucha piquetera est
sustentada por el esfuerzo y un compromiso rme con la posicin
ideolgica que se deende. Esta forma poltica e ideolgica es fomen-
tada por el surgimiento de una dirigencia con un fuerte compromi-
so, dedicacin y con xito para convencer a los actuales y potenciales
miembros del movimiento sobre la legitimidad de las reclamos pre-
sentados. En consecuencia, el liderazgo del MTD ha puesto de relieve
no slo en su prctica, sino tambin a travs de sus discursos y docu-
mentos su posicin con respecto la insuciencia de las formas tradi-
cionales de representacin ciudadana.
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Gabriela Bukstein
La cuestin de dignidad cvica implica el reconocimiento moral
de la igualdad social (Rodrguez y Morillo, 2003). Los actores sociales
que participan en acciones del MTD, asumen un papel activo asistien-
do a marchas y piquetes, lo que permite posicionarse en un sector
social, pese a la posible represin o a la indiferencia del gobierno, se
observa una continua regeneracin en diferentes acciones.
En la Argentina, adems de escoger formas de accin directa para
expresar los reclamos, se desarrolla marcadamente la democracia di-
recta y participativa; esto se debe a que se cuestiona el carcter repre-
sentativo y delegativo del sistema poltico, que no ha dado respuestas
tangibles durante todos estos aos a las demandas de democratiza-
cin. Los nuevos movimientos sociales y por ende el MTD, reclaman
un nuevo paradigma poltico que de contenido a la democracia.
El MTD es un mbito privilegiado para la reexin y la propuesta
de accin poltica, en bsqueda de soluciones y nuevas rutas de desa-
rrollo. La participacin efectiva del MTD se basa en la organizacin
en su propio contexto; Bourdieu introduce la nocin de habitus: que
utiliza y activa valores y tradiciones representados por los piqueteros,
impulsados por las necesidades de subsistencia material o por otros
requerimientos de identidad colectiva. Y comienza a ser necesario que
el sistema poltico otorgue mayor poder a los integrantes de los movi-
mientos sociales lo cual puede observarse en la incorporacin pau-
latina de los miembros del MTD en el gobierno. Sin embargo, segn
Giddens (1991), los nuevos movimientos sociales operan en situaciones
en las que elucidan los problemas sociales que estn en juego, siendo
formas de accin cuyos resultados pueden equivaler a la creacin de un
lenguaje de protesta, importante en s mismo, pero con poca o sin con-
secuencias directas para las estructuras administrativas de gobierno.
La gestin del gobierno aparece como central en distintas instan-
cias, en tal sentido Giddens, critica las ambiciones de los movimientos
sociales armando que ni los movimientos ni los mercados pueden sus-
tituir las funciones del gobierno. Las iniciativas ciudadanas, los nuevos
movimientos, las organizaciones no gubernamentales, entre otras nunca
podrn reemplazar a los gobiernos que acten en el mbito nacional; sus
logros corresponden a que los reclamos y demandas sean escuchados
por el sistema poltico de modo que responda de manera constructiva.
Racelis (1994) seala que el eje central en la participacin es el
conferimiento de poder al pueblo en lugar de perpetuar las relaciones
generadores de dependencia tan caractersticas de los enfoques de la
cima a la base. Es decir, que la idea es compartir el poder.
La democracia directa practicada desde el MTD tiene virtudes
tales como la soberana popular efectiva, igualdad poltica, igualdad
econmica y ciudadana fuerte. Sin embargo, para el logro de una
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democracia directa ms efectiva los integrantes del MTD deberan te-
ner una mayor participacin, aportando sus conocimientos sobre las
problemticas sociales, ms informacin y ms control, lo cual conlle-
vara a la toma de decisiones polticas adecuadas.
Se puede asumir, que el MTD tiene como declaracin de principio
dejar de lado la democracia pasiva para pasar a una democracia in-
teligente donde sus miembros estn informados, posean canales para
hacer llegar sus opiniones y as ejercer una inuencia constante sobre
la gestin de los asuntos pblicos. No obstante, an es necesario es-
tablecer una alianza estratgica en torno a la participacin donde los
distintos actores deberan articularse en niveles sectoriales y naciona-
les para el logro de una accin efectiva.
Conclusiones preliminares
En la actualidad, la poltica aparentemente no est priorizando en su
agenda las prioridades de la gente, sus necesidades y reclamos socia-
les. Debido a esta distancia, entonces, existe la necesidad de reformar
las instituciones y prcticas democrticas que permitan enfrentar las
desigualdades en el marco de un proceso poltico ecaz. Ese fortale-
cimiento de la democracia puede ser garantizado nicamente con un
proceso continuo en el desarrollo de las instituciones sociales y de
gobierno, a travs de la existencia y del funcionamiento de los medios
de comunicacin independientes, con un poder judicial autnomo,
con instrumentos de proteccin de los derechos humanos, y la co-
operacin entre las redes de sectores empobrecidos (redes sociales y
cooperativas, establecimiento de asistencia mutua).
La democracia moderna est orientada hacia la bsqueda de ma-
yor igualdad social, lucha contra la pobreza, y expansin de los dere-
chos de la ciudadana. Una ciudadana completa y funcional implica
la posesin simultnea de los derechos civiles, polticos y sociales, as
como tambin la capacidad para hacer uso real de esos derechos en la
vida cotidiana (Kessler, 1996).
En qu consiste la experiencia del MTD en la Argentina? Consi-
dero siguiendo la lnea de Toni Negri, que la confrontacin contra el
poder permite reconstruir la continuidad de las relaciones sociales y
polticas, lo cual conlleva a la apertura de nuevos dispositivos singu-
lares y subjetivos que construyen una nueva composicin de resisten-
cia y de deseo, de contrapoderEs el ejemplo que puede localizarse
esencialmente en las luchas documentadas por Piqueteros: la revuelta
argentina contra el neo-liberalismo. (Negri, 2003).
La crisis institucional y el grito del pueblo argentino a nes del
ao 2001: Que se vayan todos, demostr el hasto que lleva a los
partidos polticos a una condicin minoritaria, a la deslegitimacin de
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la funcin representativa por la corrupcin, a la crisis poltica impo-
sibilitada de reponer alianzas entre las clases sociales y de hegemona
burguesa sobre el sistema, a una crisis nanciera de pago de la deuda
y de inversin de los ujos de la periferia al centro, y a una profunda
crisis social que, como asume Negri (2003), destrua la capacidad
productiva (desocupacin extrema, precarizacin salvaje del empleo)
y reproductiva (crisis de la instruccin pblica, de la salud), a todo
esto responda un contrapoder multitudinario que se organizaba en
sistemas autnomos de produccin, intercambio y organizacin pol-
tica, en formas totalmente originales. En la Argentina, como tambin
en toda Amrica Latina, comienzan a gestarse actividades sociales,
nuevas formas de protesta y de organizacin.
El MTD proporciona un ejemplo de un mtodo prctico de como
los trabajadores desocupados pueden organizarse y mancomunada-
mente con la clase media empobrecida, construyen redes de resisten-
cia poltica, dentro y fuera de las estructuras del Estado. Por lo tanto,
los piquetes de la resistencia muestran la experiencia de lucha en la
Argentina: de reivindicacin, de justicia social y principalmente, para
ponerle freno a la corrupcin poltica y lograr una sociedad ms igua-
litaria y con trabajo digno para todos. Alrededor del ao 2000, el MTD
comienza a autodenominarse piquetero, la adopcin de esa identidad
propia, demuestra la conviccin de que el piquete o el bloqueo de ruta
forma parte de tcticas legtimas de protesta social; reclamando por
mayor asistencia y respeto a los derechos de los manifestantes. Es as,
que los piquetes se constituyen en una expresin autnoma de perso-
nas procedentes de muy diversos mbitos de la sociedad, motivados
por la bsqueda de un sistema social ms igualitario. Especcamen-
te, el concepto piquetero se reere a los momentos de movilizacin,
denido por Tilly (2000) como perturbador y discontinuo.
La experiencia de la lucha piquetera en la Argentina puede ser
descripta como una manifestacin de tcticas reactivas encaminadas
a la recuperacin o defensa de algo perdido y, al mismo tiempo, como
una instancia proactiva, para la movilizacin por la justicia social, la
lucha contra la corrupcin. Es decir, por una sociedad ms igualitaria,
capaz de ofrecer trabajo digno para todos sus integrantes.
Los trabajadores desocupados promueven tcticas contra las pol-
ticas del libre mercado que pueden emular a los pobres de todo el mun-
do. A travs de sus acciones estn mostrando que el cambio fundamen-
tal no se origina desde los polticos, sino desde la democracia de base
y de la accin directa bajo formas participativas y democrticas a nivel
local, regional y nacional. En la Argentina, el Estado ha sido el receptor
de tales reclamos, provocando una demanda para la reconstruccin y
la reformulacin de polticas pblicas que garanticen la capacidad para
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158
hacer frente a la necesidad de mitigar la pobreza y la desigualdad. Para
que esto ocurra, sin embargo, el propio sistema poltico tendra que re-
ducir las barreras de la exclusin social, la desigualdad y alcanzar cierta
capacidad para promover el crecimiento econmico en armona con los
objetivos ms amplios del desarrollo humano.
Giddens, en un libro reciente, seala que la tercera va constituye
una forma de repolitizacin de las sociedades contemporneas desde
una nueva ptica socialdemcrata nacida de la crtica al neoliberalismo
en Inglaterra. Este neoliberalismo haba planteado una reformulacin
del Estado de Bienestar y una crisis profunda de la familia. Hechos stos
que habiendo sido ignorados por la izquierda ahora se constituyen en
una nueva forma de hacer poltica, desde ese espectro que toma a la so-
ciedad como lo que es y lo que puede generar en s misma. En la tercera
va A. Giddens desarrolla cinco dilemas: la globalizacin, el individualis-
mo, el tema de la izquierda y la derecha, la capacidad de accin poltica y
las cuestiones ecolgicas. Esta tercera va considera la igualdad de opor-
tunidades, la responsabilidad personal y la movilizacin de ciudadanos
y comunidades. Adems de los derechos esta posicin considera el papel
de las responsabilidades. Para dicha poltica la tercera va debera man-
tener la justicia social y aceptar que la gama de cuestiones que escapan
a la divisoria izquierda-derecha es mayor que nunca (Giddens, 1993).
Un principio bsico de la Tercera va lo constituye la reforma del Estado
y del Gobierno. El gobierno debera actuar en concordancia con la socie-
dad civil para resolver y desarrollar a la comunidad. La base econmica
de la asociacin entre el Gobierno y la sociedad civil, lo llama nueva
economa mixta, la cual es ecaz si las instituciones se modernizan com-
pletamente. La poltica de la tercera va es poltica nacional, la nacin
cosmopolita es clave para fomentar, adems, los sistemas transnacio-
nales de gobierno. Tal es as que la poltica de la tercera va constituye un
intento de repolitizacin porque retoma los principios fundamentales de
los principios activos de las sociedades democrticas, los reformula en
trminos de polticas activas y plantea nuevos problemas que estn en
las agendas de las principales socialdemocracias del mundo.
Los miembros que participan en el MTD arman que a partir de sus
acciones incentivan un nuevo liderazgo y una renovacin en la poltica,
que slo pueda darse si hay articulacin entre el Estado y la sociedad y
son los integrantes de los movimientos que contribuyen a partir de su
experiencia y comprensin sobre la situacin social de los desfavoreci-
dos, a desarrollar un planteamiento ms humano y participativo.
Los movimientos sociales, como el MTD, constituyen un elemen-
to de cambio dentro de los sistemas polticos y sociales, a partir de
los cuales podran surgir organizaciones polticas ms formales que
podran traer transformaciones radicales.
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En la actualidad, el reto para el MTD y otros movimientos simila-
res, es encontrar formas para ampliar su alcance a nuevos mbitos, tal
como la movilizacin de la protesta pblica, de esa manera expandir
y fortalecer el proyecto poltico dejando de lado las movilizaciones.
Cmo, en la prctica, se fortalece la democracia directa a travs de
mecanismos de participacin, y cmo esta ltima puede ser diseada
para aumentar la responsabilidad y capacidad de respuesta del gobier-
no frente a los reclamos de la ciudadana? Al mismo tiempo, el MTD
debera continuar explorando caminos para identicar los dilemas in-
volucrados para alcanzar estos objetivos, y en los mtodos conducen-
tes para la formulacin efectiva de polticas sociales encaminadas a la
consolidacin y ampliacin de proyectos democrticos en general.
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