Un Cielo Estrellado
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M dul o I I - La Es e nc i a de l Coa c hi ng
Un Cielo Estrellado
Para ilustrar el papel que les cabe a las distinciones en la confguracin lo que observamos,
vamos a contar un cuento. Voy a suponer que estoy en una casa de campo, alejado de la
ciudad. Es de noche, y no hay luna ni nubes en el cielo. En un determinado momento salgo de
la casa, me paro a la in temperie, miro hacia arriba y observo el cielo lleno de estrellas.
Se dir que no hay nada especial en lo que me ha pasado, y que a cualquier persona que se
someta a las mismas condiciones que he descrito, le pasara lo mismo que me ha pasado a m
y, por tanto, vera, como yo, un cielo lleno de estrellas.
Pues bien, eso es falso. No puede ver estrellas quien previa mente no posea la distincin de
estrella.
- Bueno podr alguien argumentarme, tal vez no las llame estrellas, por cuanto esa
persona quizs no hable castellano, pero no podr dejar de ver las estrellas, pues ellas
estn all. Slo que las llamar con otro nombre.
- Pues no respondo yo; no importa cmo las nombre, no importa
cmo las llame. Si esa persona no posee la distincin de estrella, cualquiera sea el
idioma que hable, no le ser posible observar estrellas.
- No puede ser me contra argumentar; en la medida en que sus
sentidos no estn afectados, esa persona inevitable mente ver las estrellas puesto
que ellas estn all.
Y yo seguir insistiendo en que eso no es posible, pues lo que constituye a las estrellas en
estrellas es precisamente la distincin de estrella. Consecuentemente, dir, quien no posea la
distincin de estrella, simplemente no puede observar estrellas.
- Pero qu observar entonces? me interpelar.
- No lo s responder yo, muchas cosas. Pero de algo estoy seguro.
No podr ver estrellas. Sin la distincin de estrella no podemos ver estrellas.
Ante el desconcierto que suscita m postura, me doy cuenta de que debo ir algo ms
lejos. De lo contrario, es posible que mi interlocutor crea que me estoy volviendo loco. Cmo
alguien, en sus cinco sentidos, podra no ver lo que est all? El punto es precisa mente ese:
qu es aquello que est all? Lo que hace el lenguaje es, precisamente, confgurar el carcter
de lo que est all. No pongo en duda que puede haber algo all. No dudo que, de estar eso
all, posiblemente algo veremos. El punto que est en disputa es cul es el carcter que le voy
a asignar a aquello que est all, sea esto lo que sea. Eso, insisto, lo provee el lenguaje, y una
de las maneras ms importantes de cmo lo hace es a travs de distinciones. Por ahora, sin
embargo, me es preciso hacerme cargo del desconcierto de mi interlocutor y procurar sacarlo
de l.
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- A ver le digo, por qu no nos situamos en un momento de la historia en el que los
seres humanos no posean la distincin de estrella, y nos preguntamos sobre lo que
vean cuando vivan una experiencia equivalente a la que yo he descrito. La distincin
de estrella, lo sabemos, fe introducida en la antigedad por los babilnicos. Ellos son
los fundadores de la astronoma; ellos enunciaron por primera vez la distincin de
estrella. Preguntmonos, entonces, cmo vean ese cielo los babilnicos, antes de que
formularan la distincin de estrella? Lo sabes?
- No me responde.
- Yo te lo voy a contar. Esos babilnicos vean una inmensa bveda oscura que tena una
multitud de hoyitos a travs de los cuales se fltraba la luz del ms all.
- Eso signifca me pregunta que eso es lo que todos veramos cuando no
disponemos de la distincin de estrella?
- No, de ninguna forma. Eso es lo que observaban los babilnicos. Otros pueblos, quizs,
observaban otras cosas. Todo depende de las distinciones que tuviesen y de la tradicin
de sentido de la que formaban parte.
- Pero que otra cosa podra verse?
- Infnitas otras cosas. Vamos, por ejemplo, a los griegos. Luego de que los babilnicos
introdujeran la distincin de estrella, esta distincin lleg a los griegos, y sabemos que
ellos hicieron nuevas contribuciones en el campo de la astronoma. Pero la pregunta
que podemos ahora hacernos es la siguiente: antes de que les llegara la distincin de
estrella, qu observaban los griegos cuando miraban al cielo en condiciones como las
que he descrito?
- Y qu observaban?
- Esta es una respuesta interesante. Ellos observaban tambin, de manera similar a los
babilnicos, una gran bveda oscura. Sin embargo, a diferencia de ellos, los griegos
vean que de esa bveda colgaban unas lmparas encendidas. Ninguna referencia, por
lo tanto, a la luz del ms all. Pero, curiosamente, los griegos hacen una diferenciacin.
Ellos separan estas lmparas en dos grupos. Las primeras son fjas. No se mueven.
Pero descubren que hay otras que se mueven, que cambian de posicin. Al
descubrir esto, se dicen: Si algunas de estas lmparas se mueven, alguien debe
estarlas moviendo. Pero no hay ser humano que pueda hacerlo y. por lo tanto, debe
tratarse de dioses. Debe haber distintos dioses a cargo de mover cada una de esas
lmparas movedizas. Y de esa forma, los distintos dioses que conforman el panten
divino de los griegos son los que se supone que mueven esas lmparas. Hay una, por
ejemplo, que la mueve Afrodita (los romanos la llamarn Venus); otra que es movida por
Hermes (en latn lo llamarn Mercurio); a otra la mueve Ares (Marte); a otra, Poseidn
(Neptuno); a otra, Zeus (Jpiter), a otra, Cronos (Saturno). Y de esta manera hemos
heredado algo de esa mirada de los griegos, y usamos los nombres de sus dioses,
traducidos al latn, para referirnos a los planetas, esos objetos movedizos del
frmamento.
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La cara de m interlocutor ha cambiado. Ello me anima a proseguir con mi relato. Todava no
he logrado mostrarle cabalmente el poder de las distinciones y el papel que les cabe en la
manera como observo tanto el mundo como a m mismo.
- Pues bien le digo, volvamos al comienzo de mi relato, cuando me encontraba en el
campo, de noche, observando ese cielo lleno de estrellas. Y hagamos aparecer en
escena a un amigo mo que es un astrnomo, una persona dotada con distinciones que
yo no poseo.
- Hola, Rafael. Qu ests haciendo? me dice. En qu ests?
- Hola le respondo. Estoy aqu conmovido, observando este cielo nico, lleno de
estrellas, sintiendo que me conecto con el infnito.
- A ver, a ver me replica, creo que te precipitas en tus conclusiones.
Vamos por partes. Tomemos primero eso del infnito. Ests consciente de que eso es
slo un decir, verdad? Pues lo que ests viendo es slo un pedazo pequeo de la
tercera capa de una galaxia en un universo en el que posiblemente hay millones de
galaxias. El infnito es mucho mayor de lo que t eres capaz de observar.
- Pero te das cuenta? le digo. Con lo que has dicho me acabas de expandir el
mundo. Yo que crea que me conectaba con el infnito y t me dices que esto no es ms
que un pequesimo rincn del universo.
- Pequesimo! Efectivamente. Pero hay ms. T me hablas de un cielo lleno de
estrellas, como si todo lo que hubiera fueran estrellas.
- Y hay acaso alguna otra cosa? le pregunto. Yo no veo sino estrellas. El resto es
slo oscuridad.
- Pues, te equivocas. Ni slo estrellas, ni slo oscuridad. Djame introducir algunas
distinciones. T parecieras llamar estrella todo punto iluminado. Pero tras esa luz hay
dos tipos de cuerpos celestes muy diferentes. Estrellas son aquellos cuerpos que
poseen luz propia y que logramos ver por el refejo de su propia luz.
- Y es que hay acaso algunos cuerpos que tienen luz que no sea propia? le pregunto
yo.
- Tal cual; hay muchos cuerpos que, aunque se ven ilumina dos, slo reciben la luz de
alguna estrella, y sa es la luz que vemos en ellos. Djame introducir algunas
distinciones adicionales. La tierra donde vivimos es un cuerpo sin luz propia. De lo
contrario no podramos vivir en ella, pues nos quemaramos vivos. Ella pertenece a un
sistema de cuerpos sin luz, tales como ella, que giran alrededor de una estrella, el sol.
Lo llamamos el sistema solar. De noche, el sol se encuentra del lado opuesto de la
tierra y por lo tanto no lo vemos y el cielo se nos muestra oscuro. Sin embargo, la luz
del sol alcanza a llegar a estos otros cuerpos sin luz del sistema solar, cuerpos que
llamamos planetas, permitiendo que los veamos iluminados. Pero se trata de planetas.
No son estrellas.
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- Y me puedes mostrar algunos?
- Por supuesto Ves aquel cuerpo luminoso al que estoy apuntando? Es la primera luz
que vemos en la tarde, al caer la noche, y la ltima luz que vemos en el amanecer. Se
trata de/planeta Venus. No tiene luz propia.
- Hay otros?
- Muchos otros. Mira aquel rojizo que se encuentra a ese otro lado. Ese es el planeta
Marte. Tampoco posee luz propia. La luz que vemos en l es la luz del sol refejada en
su superfcie. Lo vemos rojizo por cuanto contiene gran cantidad de azufre. Ves ese
otro a ese lado? Ese pequeito? me indica apuntando nuevamente con el dedo.
Pues se es Mercurio. Es otro planeta de nuestro sistema solar. Y ves ese otro, un
poco mayor, all? Pues ese tambin es un planeta. Es el mayor del sistema solar. No lo
vemos tan gran de, pues est ms lejos que los anteriores. Es Jpiter.
- Y qu ms puedes mostrarme?
- Pues, dejemos a un lado los planetas que, adems de no tener luz propia, giran
alrededor del sol y por lo tanto cambian de posicin en el frmamento. Pasemos ahora a
las estrellas. Son aquellos cuerpos que poseen luz propia y que, con excepcin del sol,
al que solemos ver movindose como resultado de los movimientos de la propia tierra,
parecieran estar fjos y equidistantes los unos de los otros. Pues bien, a las
estrellas podemos agruparlas en constelaciones, en grupos de estrellas que se
mantienen conformando una determinada confguracin en el frmamento. Ello implica
que no slo podemos ver estrellas, podemos observar tambin constelaciones. Mira,
esa la llamamos la constelacin de Orin; a esa otra, la llamamos la Osa Mayor.
Parecieran formar fguras diferentes.
- Y hay algo ms que pudieras mostrarme?
- Pues mucho ms. Podra quedarme contigo toda la noche, mostrndote cosas nuevas
que te van a sorprender. Descubriras que en ese cielo que t inicialmente slo veas
estrellas, hay muchas otras cosas.
- Cmo qu?
- Como, por ejemplo, ese puntito luminoso que se encuentra en esa direccin. Lo ves?
Ese pequeito que se mueve lentamente. Slo lo vers moverse si te detienes en l.
Te das cuenta que se mueve?
- Es cierto. Pareciera que se acerca a esa estrella que tiene al lado.
- Pues no se acerca a ninguna estrella. En realidad aunque parece que estuviera muy
lejos, en rigor est muy cerca. Lo que pasa es que es muy chiquito. Es un satlite. Lo
hemos construido en la tierra y lo hemos mandado al espacio. Esta girando alrededor
de nosotros y lo utilizamos en nuestros sistemas de comunicacin. Cmo crees que
logras ver los canales de televisin de otros pases? Las ondas de transmisin de esos
canales son recogidas por esos satlites y retransmitidas de manera que puedan llegar
a tu televisin. De lo contrario no sera posible. Por lo tanto, ese cuerpo lumino so que
se mueve all es el ms cercano a la tierra, de todos los que ves y lo hemos mandado
desde ac.
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- Puedes mostrarme algo ms?
- Cunto ms?
- Slo una cosa ms. Por favor. Enseguida te dejo en paz.
- Bueno, una ltima cosa ms. Sabas que hay estrellas que t ves y que no existen?
- Pero, cmo? Si las veo, tienen que existir.
- Pues, te equivocas. Lo que realmente ves es slo su luz. Pero el tiempo que demora en
llegar esa luz es muy largo, y desde el momento en que esa luz fuera enviada, esa
estrella se extingui. Por lo tanto ests viendo la luz de un cuerpo que, hoy, ya no tiene
luz.
- Y yo la estoy viendo?
- Ests viendo la luz que esa estrella tuvo en el pasado, pero no la luz que ella tiene el
presente, pues hace ya muchos aos que dej de tener luz.
- Me parece increble.
- Me imagino.
- Y podras decirme una ltima cosa ms? Una ltima, ltima?
- Pero no era la anterior la ltima?
- Claro, pero esta sera la ltima, ltima...
- Pero as no vamos a terminar nunca.
- Te prometo que con esta terminamos.
- Me lo prometes?
- Absolutamente.
- No va a haber luego una ltima, ltima, ltima? Te prometo que no.
De acuerdo. Slo con esa condicin. Escucha: sabas que las estrellas mayores, las
que tienen ms luz, estn ah y no las ves?
Pero eso no puede ser. Si estn ah, y si son las mayores y las que tienen ms luz,
cmo podra no verlas?
- Para ello requerimos de una nueva distincin. Se trata de lo que llamamos hoyos
negros. Se trata de estrellas muy grandes que por su tamao tienen tal fuerza de
gravedad que se tragan su propia luz. Sabemos de su existencia por el comportamiento
de las dems. Dada la gran fuerza de gravedad que poseen crean un campo que afecta
todo lo que est a su alrededor. Y dado lo que pasa en su cercana hemos descubierto
que existen. Pero no podemos verlas.
- Sorprendente.
- Verdad que s?
- Sabes? Me has cambiado por completo el mundo. El mundo que ahora logro ver con
las distinciones que me has entregado es completamente diferente de aquel que antes
observaba.
- Pues no me extraa. El mundo que observamos lo constituimos con nuestras
distinciones.
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Creo que he aprendido no slo algo nuevo y fascinante con respecto al universo. Creo
que me has enseado algo toda va ms inesperado con respecto a m mismo y al
poder que poseen mis propias distinciones.
- Me alegro mucho.
Mientras mi amigo astrnomo se aleja hasta perderse en la oscuridad, constato que ahora
observo un mundo diferente. Pero me doy cuenta de que no es solo el mundo el que ha
cambiado. Tambin he cambiado yo: ha cambiado el observador que yo era.
Vuelvo ahora mi mirada hacia mi interlocutor. Me percato que su rostro tiene ahora algo que no
tena al inicio de nuestra conversacin. Algo nuevo. Me doy cuenta de que posible mente est
pensando que a partir de mi relato no slo ha cambiado mi mundo y he cambiado yo. Tengo la
impresin que siente que l tambin ha cambiado. Ahora sonre. Me pregunto si algo similar le
habr sucedido al lector.
Rafael Echeverra
Extrado del Libro: El Observador y su mundo, Volumen I.