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Salud Mental y Ética, El Concepto de Sentimiento de Comunidad en La Psicología de Alfred Adler

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Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal
Sistema de Informacin Cientfica
rsula Oberst
Salud mental y tica: El concepto de sentimiento de comunidad en la psicologa de Alfred Adler
Persona, nm. 5, 2002, pp. 131-146,
Universidad de Lima
Per
Cmo citar? Fascculo completo Ms informacin del artculo Pgina de la revista
Persona,
ISSN (Versin impresa): 1560-6139
dalvarez@correo.ulima.edu.pe
Universidad de Lima
Per
www.redalyc.org
Proyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
Salud mental y tica: El concepto de
sentimiento de comunidad en la
psicologa de Alfred Adler
En este estudio se define el concepto adleriano de sentimiento de comunidad y sus
implicancias ticas intentando equipararlo con el de salud mental. Se revisan los
inicios de la psicologa individual y las principales diferencias con el psicoanlisis
ortodoxo para conducir a la visin humanista y social que Adler tiene de la persona
y su problemtica psicolgica, as como a la afirmacin de que el sentido de la
comunidad constituye un marco tico para una adecuada valoracin de la actividad
humana. Se revisan, adems, los conceptos bsicos de la psicologa adleriana con la
finalidad de definir la salud mental como la intensidad de sentimiento de la
comunidad que posee una persona, considerado por Adler como un punto de
referencia y no como una verdad absoluta. El sentimiento de comunidad es algo a lo
que se debe aspirar como si (Als ob) fuera alcanzable.
psicologa individual / salud mental / sentimiento de comunidad
Mental health and ethics: The concept of sense of community in
Alfred Adlers psychology
This study defines Adlers concept of sense of community and its ethical
consequences equating it to mental health. The beginnings of individual psychology
and the differences with orthodox psychoanalysis are analyzed to lead to the
humanistic and social vision Adler has of persons and their psychological
complexity. For Adler the sense of community constitutes the ethical framework that
provides value to human activity. Basic concepts of Adlers psychology are further
discussed in order to define mental health as the intensity of the sense of community
that a person has, which becomes a reference point and not an absolute truth. The
sense of community is something one should aspire as if (Als ob) it were
realizable.
individual psychology / mental health / sense of community
rsula Oberst
Universidad Ramn Llull
Barcelona, Espaa
Persona 5, 2002, 131-146
Direccin de la autora: ursulao@blanquerna.url.es
INTRODUCCIN
Alfred Adler (1870-1937), el fundador
de la psicologa individual (o psicologa
adleriana), es poco conocido en Espaa
y, muchas veces, slo como disidente
del psicoanlisis clsico de Freud. Ge-
neralmente se considera la psicologa
individual como una de las tres psicolo-
gas profundas junto con Freud y
Jung; pero, en muchas publicaciones
aparece tambin como precursor de en-
foques ms recientes, como la psicolo-
ga humanista (Mosak, 1989; Dreyfus &
Nikelly, 1979) o el constructivismo
(Mahoney, 1991; Scott et al., 1995).
Adler empez su trabajo como psicote-
rapeuta en 1902, en el seno del psico-
anlisis, como colaborador de Freud,
pero se desmarc pronto de ste al di-
sentir de muchas ideas freudianas, co-
mo, por ejemplo, de la nocin del origen
sexual de la neurosis o la de que siempre
tiene que haber un trauma en la infancia,
una experiencia o impulso reprimido
que acaba en trastorno psicolgico
(Adler, 1911/1973). Alo largo del desa-
rrollo de sus propias ideas, Adler se mo-
va hacia una visin ms humanista y
constructivista y, a la vez, ms social de
la persona y de sus problemas psicolgi-
cos: por un lado, Adler concibe al ser
humano de forma holstica, como una
unidad y no dividido en instancias o en
consciente y subconsciente como lo
haca Freud de ah la denominacin
psicologa individual (de in-dividuus), y
por otro lado lo contempla siempre den-
tro de y respecto a su entorno: las emo-
ciones, actitudes, acciones y pensamien-
tos no se evalan desde la persona mis-
ma, sino siempre en su contexto social:
la comunidad (Gemeinschaft). Como
consecuencia, la salud mental (igual que
su polo opuesto, el trastorno psicolgi-
co) tambin se evala desde un punto de
vista de la comunidad y, para Adler, el
criterio de salud mental se define por el
grado de sentimiento de comunidad
(Gemeinschaftsgefhl) que posee el in-
dividuo. El presente artculo intenta di-
lucidar este concepto adleriano del sen-
timiento de comunidad y sus implica-
ciones ticas.
CONCEPTOS BSICOS DE LA
PSICOLOGA ADLERIANA
Ficcionalismo y finalidad
Como se ha destacado antes, la visin
adleriana de la personalidad se solapa en
muchos aspectos con visiones humanis-
tas y constructivistas. Adler concibe a la
persona como in-dividuo que posee una
personalidad nica integradora (el estilo
de vida, Lebensstil). La persona est
guiada, sobre todo, por objetivos y me-
tas que intenta alcanzar, aunque no
siempre es plenamente consciente de
ellos. Para entender a una persona no
hace falta tanto entender las causas de
su conducta, sino ms bien sus objeti-
vos. Estos objetivos suelen ser ficticios.
Adler adapta la nocin de ficcin de la
obra del filsofo alemn Hans Vaihinger
quien, con su Philosophie des Als Ob de
1911, fundament una forma alemana
del pragmatismo. Las ficciones son,
segn Vaihinger (1911/1965), ideas y
creaciones psquicas del individuo que
no tienen una correspondencia en la rea-
132
Oberst
lidad, pero que cumplen una funcin
sumamente til al capacitarlo para tratar
mejor con su entorno. Se suelen citar
como ejemplo los meridianos geogrfi-
cos que no existen en la realidad, pero
que tienen una gran utilidad en la vida
diaria. Una ficcin se puede tomar como
fundamento y como lnea directriz para
las actuaciones, aunque su verdad sea
dudosa: podemos actuar como si en la
tierra existiesen los meridianos y como
si nuestras construcciones idiosincrsi-
cas de la realidad fuesen verdad.
Aunque no haya correspondencia con la
realidad, Vaihinger, como pragmatista,
distingue ficciones ms o menos tiles,
en el sentido de validez para orientarnos
en el mundo. Para Vaihinger, este
mundo del como si, este mundo irre-
al, es tan importante como el mundo lla-
mado real, y quizs ms importante en
los mbitos de tica y esttica. En este
sentido, la verdad no existe: segn
Vaihinger (y Adler adopta esta idea), lo
que llamamos verdad slo es la ficcin
ms til o el grado ms pragmtico del
error, y el error el grado menos pragm-
tico de la ficcin.
Adler lleva esta idea de las ficciones al
mbito de la psicologa humana: el ser
humano se construye ficciones, maneras
idiosincrticas de percibir a s mismo y
al mundo, que le son necesarias para
orientarse en su entorno, para guiar sus
sentimientos y actitudes, para planificar
y llevar a cabo sus actos. Pero sus fic-
ciones pueden ser mejores o peores, ms
o menos tiles (o adaptativas, como
diramos hoy). Adler distingue entre fic-
ciones en las cuales el error es grande y
ficciones donde ste es pequeo:
Grandes errores pueden provocar neu-
rosis; pequeos, en cambio, una perso-
nalidad casi normal. (Adler, citado en
Ansbacher & Ansbacher, 1975, 97).
El concepto de ficcin est muy rela-
cionado con el de la finalidad, la no-
cin de que la persona persigue objeti-
vos, metas y fines. Con este concepto
de finalidad, Adler rechaza el determi-
nismo en psicologa a favor de una vi-
sin teleolgica, de la causa finalis, he-
cho que llev a algunos autores (por
ejemplo Titze, 1983) a intentar cambiar
la denominacin de psicologa indivi-
dual por la de teleoanlisis.
Respecto a la finalidad, Adler tam-
bin distingue entre fines ms o menos
tiles. Pero segn Adler, un determi-
nado objetivo slo es til cuando con-
tribuye al bien de la comunidad, y no
cuando es til exclusivamente para la
mayor gloria del individuo. Con esto,
Adler se aleja de la idea puramente
pragmatista de las ficciones al imponer
un criterio tico a la finalidad de la per-
sona. En este sentido, para un determi-
nado individuo puede ser til el instru-
mentalizar a otro por el bien de uno
mismo, pero nunca desde el punto de
vista de la comunidad. Pero Adler no se
limita a aplicar este principio a la con-
vivencia de personas normales, sino
impone este criterio tico incluso a su
concepcin de la neurosis, como vere-
mos ms adelante.
133
El concepto de sentimiento de comunidad en la psicologa de Alfred Adler
134
Oberst
El concepto de finalidad explica la di-
vergencia entre actitudes conscientes e
inconscientes. La nocin adleriana del
inconsciente es bastante diferente de la
de Freud. Adler afirma que el ser huma-
no hace lo que (inconscientemente)
quiere. Un cleptmano, por ejemplo,
sabe y acepta moralmente que no hay
que robar, pero de vez en cuando tiene
la necesidad de hacerlo, sin entender
por qu. Segn Adler, esta persona obe-
dece a una finalidad inconsciente que se
puede descubrir en una psicoterapia y
que puede ser de ndole muy diversa
(por ejemplo la necesidad de llamar la
atencin de sus padres, el deseo de ven-
garse de ellos, etc.). De la misma mane-
ra se explican otras formas de neurosis:
el agorafbico, que no puede salir de su
casa, inconscientemente no quiere acu-
dir al trabajo (por ejemplo), aunque
conscientemente lo desee. La mujer que
con sus graves y dolorosos ataques de
migraa obliga a su marido a quedarse
en casa con ella, tiene como objetivo
precisamente eso: tener a su marido a su
lado, aunque conscientemente lamente
que ste no pueda ir al trabajo. La mu-
chacha histrica, que produce sntomas
de conversin poco antes de contraer
matrimonio, inconscientemente no
quiere casarse, aunque conscientemente
s
1
. La obtencin de los fines persegui-
dos mediante los sntomas neurticos
puede ser de gran importancia, hasta vi-
tal para el individuo (la mujer con mi-
graa quizs teme con razn o sin
ella perder al marido y tiene as un ins-
trumento poderoso para obligarlo a per-
manecer a su lado; el nio que roba qui-
z se siente desatendido por sus padres
y cree tener como ltimo recurso el de
atraer la atencin de stos mediante ac-
tos delictivos); sin embargo, estos obje-
tivos (inconscientes) son, aunque com-
prensibles desde la situacin subjetiva
del individuo, inaceptables desde el
punto de vista de la comunidad.
Sentimiento de inferioridad
y afn de poder
Adler asume un patrn comn entre
estas ficciones intiles. Segn l,
cualquier neurtico tiene como ficcin
directriz el afn de superioridad o de
poder (Machtstreben), entendido como
sobrecompensacin de un profundo
sentimiento de inferioridad (Minder-
wertigkeitsgefhl). En el fondo, el neu-
rtico es una persona que se siente pro-
(histeria), en tiempos de Freud y Adler tpicos de
mujeres de la burguesa, ahora se dan muy rara-
mente. De la misma manera, a la esposa de un
obrero no se le ocurrira producir sntomas que
obliguen a su marido a quedarse en casa con ella,
ya que ste, por muy mal que le sepa, no se lo po-
dra permitir. Esta observacin de Sperber subra-
ya que cada paciente produce aunque incons-
cientemente precisamente esta clase de sntomas
que parecen ms eficaces para conseguir un de-
terminado objetivo.
1 Estos ejemplos estn sacados de casos de la poca
de Adler. Como destaca Sperber (1983), los tras-
tornos psquicos estn sujetos a modas de una
determinada sociedad. Sntomas de conversin
fundamente inferior a los dems, y
cuanto ms grande es su sentimiento de
inferioridad, ms imperiosa y fuerte se
hace la necesidad de compensarlo con
aires de superioridad, sentimientos de
grandeza, y ardides psicolgicos para
mitigar esta sensacin insoportable de
ser insignificante o no valer nada. En
las personas psquicamente sanas, las
ficciones mantienen un carcter predo-
minantemente til, podr salir desde el
punto de vista de la comunidad, mien-
tras en las personas con disposicin
neurtica, las ficciones giran siempre
en torno a una particular manera de so-
brecompensar una supuesta inferiori-
dad. La inferioridad es siempre ficticia,
subjetiva y sujeta a la percepcin idio-
sincrsica de la persona, ya que, para
Adler, una inferioridad real de una per-
sona no puede existir. En su visin, los
seres humanos son, aunque no iguales,
equivalentes, y por supuesto de igual
valor (gleichwertig).
El sentimiento de inferioridad es, por
lo tanto, una ficcin que se forma, co-
mo generalmente todas las ficciones
segn Adler, en la primera infancia co-
mo respuesta activa del nio a su entor-
no y a sus experiencias. Pero, en nin-
gn caso una determinada postura
adoptada se puede reducir a condicio-
nes y causas objetivas.
Sin embargo, existen condiciones que
favorecen en el nio la percepcin de
su inferioridad; Adler distingue tres
factores desfavorables (Adler, 1931/
1981): nios delicados de salud y con
minusvala de rganos (Or-
ganminderwertigkeit; hoy en da se
dira disminucin fsica, psquica o
sensorial), nios descuidados (ver-
nachlssigt) o educados con excesivo
rigor, y nios excesivamente mimados
o consentidos (verwhnt). Todos estos
nios tienen un riesgo elevado de desa-
rrollar sentimientos de inferioridad: el
discapacitado o enclenque por su con-
dicin fsica ms dbil; el nio descui-
dado por falta de atencin paterna o
materna o por sufrir un exceso de trato
autoritario que le impide sentirse perte-
neciente a la comunidad como miem-
bro apreciado y equivalente (la familia
como primera comunidad). Pero tam-
bin el nio consentido, a quien sus pa-
dres siempre han protegido de manera
excesiva de todos los pequeos obst-
culos y dificultades de la vida, es un
posible candidato al sentimiento de in-
ferioridad, porque nunca ha aprendido
a valerse por s mismo o a aplazar sus
deseos y necesidades o incluso a luchar
por ellas.
No es amor lo que recibe el nio con-
sentido, sino exclusivamente las venta-
jas de una existencia parasitaria, y esto
le puede llevar a la conviccin peligro-
sa de que siempre tiene que haber es-
clavos que le allanen el camino (Sper-
ber, 1983). De esta manera, estos nios
nunca experimentan el efecto estimu-
lante de obstculos superados y nunca
aprenden a concordar sus deseos con
las exigencias de la comunidad.
135
El concepto de sentimiento de comunidad en la psicologa de Alfred Adler
Aunque estos tres factores menciona-
dos constituyen, para Adler, un riesgo
de producir sentimientos de inferiori-
dad, no son condiciones que determi-
nan al individuo. Lo ms importante,
para Adler es la toma de postura (Stel-
lungnahme), la opinin o la actitud que
se forma el nio activamente respecto a
estas circunstancias. Es consabido que
dos nios criados en las mismas condi-
ciones desfavorables no desarrollan ne-
cesariamente las mismas condiciones
psquicas.
Segn Adler, todos los seres humanos
aspiran a un ideal utpico de ltima
perfeccin (Adler, 1931/1981). Esta
ficcin directriz es el motor principal
del hombre que le gua para salir de su
condicin biolgica inferior (respecto a
los dems seres vivos) y llegar a un
mximo nivel de autoactualizacin, pa-
ra utilizar un concepto ms moderno.
Adler considera que la naturaleza hu-
mana aspira a superar los obstculos,
alcanzar los fines propuestos, sentirse
completo, fuerte y vlido; y cada nio
pequeo tiene que pasar por este proce-
so nuevamente. Este proceso adaptati-
vo y autoactualizador del ser humano
es posible por el afn de superacin (no
confundir con afn de superioridad,
que es, como hemos visto, la sobre-
compensacin neurtica de un senti-
miento de inferioridad subjetivo). En
condiciones normales de la vida, el in-
dividuo, el nio en este caso, suele te-
ner suficiente valenta (Mut) para en-
frentarse con las dificultades cotidia-
nas. Pero pueden existir condiciones,
en las que el nio no tiene este valor
(como hemos dicho, en el caso de exis-
tir una minusvala orgnica, o de ser
un nio excesivamente mimado o des-
cuidado); sin embargo, la necesidad de
superar los obstculos persiste. Un ni-
o, por ejemplo, que siempre se ve ex-
puesto a una situacin donde los adul-
tos se aprovechan de su condicin su-
perior (fsica o psicolgica) tiene ms
riesgo de no llegar a formar una autoi-
magen positiva, asertiva. El camino di-
recto hacia arriba le queda cerrado.
Esto tiene un efecto altamente desalen-
tador para el nio. Como consecuencia,
tiene que probar otros caminos ms in-
directos, ms torcidos, ms complica-
dos, que por rodeo lleguen igualmente
al destino anhelado de superacin. As,
un nio puede aprender que mediante
lloros y berrinches o con sntomas psi-
copatolgicos, como la enuresis, puede
conseguir una atencin muy superior a
la que pudo conseguir con su conducta
ms directa. Va ensayo y error, depen-
diendo de las reacciones de los adultos,
el nio aprende a re-finalizar su debili-
dad, de manera que ahora le sirve para
poner a los padres a su servicio y para
ejercer poder indirecto. El nio desa-
nimado, que descubre que puede tirani-
zar ms eficazmente su entorno me-
diante lgrimas, se convierte en un llo-
rn; y del llorn al melanclico adulto
hay un camino directo (Adler, 1931/
1981, 51). Para evitar malentendidos
hay que aadir que Adler no niega el
136
Oberst
hecho de que el llanto del beb sea vital
para su supervivencia. Pero si el nio
descubre que con el llanto puede hacer
venir a los padres hasta cuando no ne-
cesita nada, experimenta una peligrosa
sensacin de poder sobre ellos.
Por esto, Adler siempre ha destacado
la necesidad de mejorar las condicio-
nes educativas. En sus ltimas obras
insiste constantemente en la necesidad
de ensear a padres y a maestros para
educar mejor. Este conocimiento de
que una buena educacin puede evitar
muchos males, psicopatologa y delin-
cuencia, llev a Adler a aspirar a una
mxima divulgacin de sus ideas, no
tanto en mbitos profesionales sino en-
tre la poblacin en general. Sus ltimas
obras, por tanto, son de carcter divul-
gativo, escrito en un lenguaje y voca-
bulario ms popular; en ellas, Adler di-
serta no tanto de aspectos psicopatol-
gicos sino sobre cuestiones psicolgi-
cas ms cotidianas y la convivencia hu-
mana en general, como el matrimonio,
la educacin de los nios, o la infrava-
loracin de la mujer en la sociedad.
Adems, lleg a fundar en la ciudad de
Viena cerca de treinta centros de edu-
cacin infantil para nios difciles que
posteriormente, con la llegada del na-
zismo, fueron cerrados (Rattner, 1972).
En estos centros-escuelas Adler inten-
taba promover lo que llamaba educa-
cin democrtica, en contraposicin a
una educacin autoritaria (frecuente en
su poca) y a una educacin laissez-fai-
re (quizs predominante en nuestros
tiempos). Esta educacin democrtica
se basa en el respeto mutuo y pretende
aceptar al nio como ser humano con la
misma dignidad que un adulto, propor-
cionndole una educacin hacia el sen-
timiento de comunidad, sin humillar al
nio mediante trato autoritario ni con-
sentirle todos sus caprichos. Este as-
pecto psicopedaggico de la psicologa
adleriana, en el mbito familiar y esco-
lar, ha sido elaborado posteriormente
con ms detalle en Estados Unidos por
su discpulo ms importante, Rudolf
Dreikurs (por ejemplo Dreikurs, 1968;
Dreikurs & Soltz, 1964; Dreikurs,
Grunwald & Pepper, 1982).
El sentimiento de comunidad
Como hemos dicho arriba, Adler se
niega a considerar a un individuo por s
solo, lo contempla siempre en contexto
con sus congneres. Para Adler, la psi-
cologa individual (y aqu queda paten-
te cmo el trmino individual induce
a error) ... es probablemente la teora
ms consecuente de la opinin del indi-
viduo respecto a cuestiones de la vida
social, y por eso una psicologa social
(Adler, citado en Ansbacher & Ansba-
cher, 1975, 134). El individuo, a pesar
de ser en s mismo una totalidad, slo
se puede contemplar en el conjunto de
una totalidad mayor, la comunidad hu-
mana. Se puede decir que slo en la co-
munidad, en relacin con los dems, el
individuo se convierte en persona. Y,
para entender lo que le pasa al Yo, hay
que examinar sus relaciones con sus
137
El concepto de sentimiento de comunidad en la psicologa de Alfred Adler
respectivos Tus. De esta manera, un
sntoma psicopatolgico como cual-
quier otra conducta no se entiende tam-
poco como algo intrapsquico, sino co-
mo un aspecto de la vida de esta perso-
na respecto de otras.
En la concepcin adleriana, la comu-
nidad constituye el marco tico para la
valoracin de un acto humano. La co-
munidad establece normas y exigen-
cias que sirven de referencia para el in-
dividuo, pero a la par es el conjunto de
los individuos que forman y revisan
constantemente este marco normativo.
Si a una persona se le llama buena o
mala, sana o enferma, no se puede de-
terminar desde un punto de vista abso-
luto, sino siempre desde el marco so-
cial. Al formar parte de esta comuni-
dad, la persona se enfrenta a tres ta-
reas de la vida como representantes de
las exigencias de la comunidad que tie-
ne que resolver satisfactoriamente: tra-
bajo, amor y vida en comunidad (Ad-
ler, 1931/1981). Dreikurs (1969) aade
dos tareas ms: la relacin del indivi-
duo consigo mismo y su relacin con el
universo, es decir con el significado de
la existencia humana en el mbito espi-
ritual y trascendental.
Para poder vivir en comunidad, Adler
postula una fuerza innata latente en el
hombre, el sentimiento de comunidad,
que se tiene que despertar y desarrollar
en la infancia mediante la interaccin
con las dems personas (en primer lu-
gar con la madre). Cuantas ms posibi-
lidades tiene el nio de hacer experien-
cias positivas, alentadoras en el len-
guaje de Adler, ms probabilidades tie-
ne de desarrollar un alto grado de sen-
timiento de comunidad. El nio, segn
Adler, nace con un potencial intrnsica-
mente bueno. Aqu es interesante la
comparacin con la visin de Freud, de
un nio genuinamente egosta con pul-
siones destructivas que durante la so-
cializacin se tienen que reprimir. Para
Freud, las normas y prohibiciones de la
cultura pueden provocar los trastornos
del individuo adulto al obligarle a re-
primir sus instintos animales y egostas
y a trabajar por su sublimacin. En la
visin freudiana, la neurosis es el pre-
cio que pagamos para la civilizacin,
mientras en la de Adler, el caso es el
contrario: la neurosis es el precio que
pagamos por nuestra falta de civili-
zacin.
Adler utiliza conscientemente la ex-
presin sentimiento de comunidad, ya
que es un concepto que se refiere prin-
cipalmente a un aspecto psicolgico,
algo que la persona tiene que sentir.
Cometer actos buenos sin la actitud
buena correspondiente no tiene sen-
tido, ya que el mero acto bueno sin la
intencin de contribuir al bien comn,
tendra la finalidad opuesta, la de real-
zar la propia autoestima en detrimento
de los dems (afn de superioridad).
Adler nunca da una definicin clara de
lo que entiende por sentimiento de co-
munidad, y es muy probable que no se
pueda dar nunca ya que no se puede
determinar en valores absolutos. Una
138
Oberst
aproximacin a este concepto que sub-
raya su aspecto de empata sera el con-
sejo de Adler de ver con los ojos de
otro, or con los odos de otro y sentir
con el corazn de otro (Adler, citado
en Ansbacher & Ansbacher, 1975,
142). La mayora de los autores adle-
rianos est de acuerdo en que no signi-
fica sacrificarse por los dems en un al-
truismo malentendido (ya que sera una
infravaloracin de uno mismo) sino
buscar el bien de uno mismo dentro del
bien comn. Para que esto sea posible,
es preciso sentirse igual, de igual valor
humano que los dems. Dreikurs
(1969) afirma que slo cuando nos sen-
timos iguales podemos estar seguros de
nuestro sitio dentro de la comunidad, y
desarrollar el sentimiento de pertenen-
cia, base del sentimiento de comuni-
dad. Para este autor, la capacidad de
cooperacin puede servir como medida
del sentimiento de comunidad que uno
posee. Para saber en qu medida una
determinada conducta es expresin de
sentimiento de comunidad, hay que
evaluar en qu medida la persona tiene
en cuenta las necesidades de una situa-
cin concreta, en qu medida es capaz
de actuar orientado a la tarea (sach-
lich, task-oriented) sin preocuparse por
su propio prestigio o por quedar bien.
Adler deja claro que este sentimiento
de comunidad, aunque difcil de definir
y sujeto a cambios a lo largo del desa-
rrollo humano, es universal, es decir,
nadie puede eludirlo. Es la lgica f-
rrea de la convivencia (Adler, 1927/
1981). El que no se adapta, ser neur-
tico, maladaptado o incluso delincuen-
te (siempre desde el punto de vista de
la comunidad en cuestin). No existe
manera alguna de evitar estar sujeto a
los dictados de la comunidad y sus exi-
gencias. Aunque se intente negar estas
condiciones, el sentimiento de comuni-
dad prevalecer en forma de concien-
cia, escrpulos y remordimientos. Ad-
ler reconoce que, evidentemente, no
siempre las personas actuan conforme
al sentimiento de comunidad, pero
siempre se necesita, segn l, un cierto
esfuerzo para negar esa voz de con-
ciencia, y eso significa tener que bus-
car, al menos de cara a uno mismo, ex-
cusas o atenuantes para justificar un
acto que no est conforme con el senti-
miento de comunidad.
En el caso de un delincuente queda,
en primer lugar, la bsqueda de ate-
nuantes: excusas, subterfugios y coar-
tadas que se refieren a su infancia dif-
cil, a su condicin social precaria, a la
crueldad de la sociedad, etc. Como Ad-
ler niega el determinismo, no acepta
estas excusas por muy bien que se
pueda comprender al delicuente a un
nivel psicolgico. La infancia difcil y
la impasibilidad del entorno pueden
hacer comprender la conducta, pero
nunca la justifican. Adler no condena al
delincuente, pero no le exculpa de sus
actos contra la humanidad.
El caso de la persona neurtica es muy
similar. Sus trastornos, sean los que fue-
ren, derivan de una falta de sentimiento
139
El concepto de sentimiento de comunidad en la psicologa de Alfred Adler
de comunidad. Adler (1933/1980) des-
cribe la actitud tpica del neurtico co-
mo un s-pero. El s expresa que el
individuo es consciente de lo que dictan
las exigencias de la comunidad, de lo
que habra que hacer (debera...),
mientras que el pero expresa la excu-
sa que alega por no cumplir con ellas.
Esta excusa est representada en el sn-
toma psicopatolgico que tiene y puede
ser muy variada, segn las ficciones
particulares del individuo (... pero no
puedo, porque... tengo ataques de ansie-
dad, por ejemplo). Este pero, la ex-
cusa expresada por el sntoma, no es al-
go consciente. Si lo fuera, el paciente
sera un simulador; adems la funcin
de autoengao del sntoma (... en el
fondo tengo las mejores intenciones, pe-
ro mi trastorno me lo impide) no se po-
dra cumplir con tanta eficacia. Debe-
mos tener en cuenta esta naturaleza in-
consciente del sntoma como excusa, ya
que en algunas descripciones de sus ca-
sos a veces se obtiene la impresin de
que Adler considera la neurosis como
un vicio o una falta de fondo moral, y no
es as.
As que, para salvar la autoestima y la
imagen de s mismo como persona con
las mejores intenciones, el pero se
disfraza de un arreglo neurtico, un
juego de autoengao en la penumbra de
la consciencia: S, quiero ser un gran
profesional, pero siempre tengo estos
ataques de ansiedad cuando tengo que
pasar un examen. O: si no tuviera es-
tos ataques de ansiedad, sera un alum-
no brillante. En vez de luchar en el te-
rreno de los logros acadmicos dnde
este alumno no puede o cree que no
puede superarse, libra escaramuzas
fuera de donde se desarrolla la batalla
principal (Adler, aunque pacifista de-
clarado, se expresaba muchas veces en
un lenguaje militar), y donde al menos
se asegura la superioridad mediante la
consideracin, la conmiseracin y qui-
zs hasta los cuidados que le brindan
los dems a causa de su estado lamen-
table que le impide tener xito en la vi-
da. El sntoma es utilizado como coar-
tada, y el sufrimiento causado por l es
el precio (costes de guerra) que el in-
dividuo paga por salvar la cara.
No cabe duda de que el neurtico sufre,
pero siempre prefiere estos sufrimientos
a otros ms grandes, es decir al hecho
de parecer intil a la hora de solucionar
sus problemas. Prefiere la aceptacin de
todos los trastornos neurticos al descu-
brimiento de su futilidad. Insistir: S,
quiero ponerme bien, quiero quedar
libre de los sntomas. Por eso va al
mdico. Pero lo que no sabe es que hay
algo que teme an ms: que salga su
poca importancia; podra revelarse que
no vale nada. Ahora vemos lo que es la
neurosis en el fondo: un intento de evi-
tar el mal mayor, un intento de mantener
la apariencia de valor a todo precio,
pagar todos los gastos, pero desear a la
vez conseguir el objetivo sin pagarlos.
(Adler, 1933/1980, 108-109).
En cambio, si la persona tuviera ms
sentimiento de comunidad, dejara de
luchar por la autoexaltacin mediante la
bsqueda del reconocimiento fcil por
parte de los dems y, en el caso del pa-
140
Oberst
ciente arriba mencionado, dedicara sus
esfuerzos a los estudios, o, si le falta ca-
pacidad intelectual suficiente, a otro tra-
bajo satisfactorio. Adler resume:
Todos los fracasados neurticos, psi-
cticos, criminales, alcohlicos, nios
difciles de educar, suicidas, perversos y
prostitutas lo son, porque les falta sen-
timiento de comunidad. Se enfrentan a
los problemas del trabajo, de la amistad
y del amor sin la confianza de que estos
problemas se pueden resolver a travs
de la colaboracin. La opinin que tie-
nen de la vida es una opinin privada.
Nadie excepto ellos mismos obtiene un
beneficio de que logren sus propsitos,
y su inters se limita a la propia perso-
na. Su objetivo es tener xito, ganar su-
perioridad personal, y sus triunfos slo
tienen significado para ellos mismos
(Adler, 1931/1981, 8).
Ya hemos destacado que a pesar de su
lenguaje duro, Adler no condena a es-
tas personas. El neurtico es culpable-
inocente a la vez (Adler, 1912/1977,
277), y Adler lo suele llamar desani-
mado (entmutigt), ya que la falta de
valor est en la base de todo. Los deva-
neos, trucos y montajes del neurtico
para escaparse de sus responsabilida-
des son, aunque deliberados, incons-
cientes, y en la psicoterapia se intenta
hacerle ver al paciente lo que hasta
ahora no sabe conscientemente, porque
hasta ahora, por falta de valor, ha cerra-
do los ojos ante las consecuencias y no
ha querido saber lo que con un psicote-
rapeuta comprensivo puede llegar a en-
tender. El terapeuta adleriano, a la vez
de descubrirle cautelosamente al pa-
ciente sus sntomas-excusas, sobre
todo intenta infundirle nimos con tc-
nicas de empata y de alentamiento
(Ermutigung, encoratjament en cata-
ln) para vencer sus sentimientos de in-
ferioridad que estn en la base de sus
problemas. Esto requiere una relacin
impregnada, asimismo, de sentimiento
de comunidad, de respeto mutuo y de
amistad. Sin estas condiciones y sin
que el terapeuta aprecie profundamen-
te al paciente (aunque rechace sus ac-
tos) y sin que el terapeuta crea en las
posibilidades de crecer del paciente, el
cambio teraputico no es posible. Ade-
ms, Adler siempre ha destacado que la
aceptacin de la terapia y de las pro-
puestas del terapeuta por el paciente ha
de ser libre y voluntaria: Se puede lle-
var un caballo al agua, pero no hacerlo
beber. (Adler, 1933/1980, 174).
As, el cometido del terapeuta es fun-
damentalmente educativo: ensear al
paciente en un ejercicio en coopera-
cin (Adler, citado en Dreifus y Ni-
kelly, 1979) a desarrollar un sentimien-
to de comunidad. Pero esto significa
que el terapeuta tenga, asimismo, un al-
to grado de este sentimiento de comu-
nidad. Para posibilitar esto, la psicolo-
ga adleriana obliga a los aspirantes a
terapeutas a pasar por lo que se llama
anlisis didctico, es decir una tera-
pia adleriana por otro acreditado tera-
peuta experimentado.
En la visin de Adler, la neurosis (el
trastorno psicolgico) es igual que
cualquier otra conducta no adaptada, co-
mo la delincuencia, en el fondo, una
141
El concepto de sentimiento de comunidad en la psicologa de Alfred Adler
falta de sentimiento de comunidad, es
decir una forma de afn de superioridad
como compensacin de un sentimiento
(complejo) de inferioridad. Esta parti-
cularidad distingue la psicologa adle-
riana de cualquier otro enfoque psicol-
gico y psicoteraputico, y por supuesto
del psicoanlisis freudiano. Aunque se
reconocen las influencias del entorno en
la persona y no se pretende culpabilizar
al paciente, s se le considera responsa-
ble (precisamente porque tambin se le
considera libre) y, sobre todo, no se le
permite considerarse a s mismo una
vctima de sus circunstancias. Adler re-
chaza el determinismo (absoluto) de las
circunstancias y concibe al ser humano
como proactivo, dotado de libre albe-
dro y constituyente de su propio desti-
no. Ms importante que cualquier expe-
riencia objetiva es la toma de postura
(Stellungnahme), la eleccin de cmo
interpretar esta experiencia. Yesta elec-
cin es libre. Sin embargo, Mans Sper-
ber (1983), amigo y discpulo de Adler,
aclara que despus de cada eleccin las
posibilidades de elegir se van restrin-
giendo cada vez ms, ya que la eleccin
anterior condiciona y limita el nmero
de las elecciones siguientes, debido a las
reacciones del entorno. Estas reacciones
de los dems pueden servir de correcti-
vo para el individuo o confirmar una de-
terminada percepcin sesgada, de ma-
nera que su evaluacin se distorsiona
cada vez ms, y el individuo llega a te-
ner visiones del mundo ms y ms idio-
sincrticas.
El concepto de sentimiento de comu-
nidad tiene un marcado acento utpico
y tico. Estos puntos de vista adquieren
suma importancia en las ltimas publi-
caciones de Adler, son ms maduras,
completas y, a la vez, ms fciles de
leer porque van dirigidas, como ya he-
mos dicho, a un pblico no exclusiva-
mente profesional. Y siempre surge el
tema del sentido de la vida. Sus dos l-
timos libros se titulan en castellano: El
sentido de la vida (Adler, 1933) y Para
qu vivimos (Adler, 1931). Qu es pa-
ra Adler el sentido de la vida? Una vida
humana tiene sentido si es guiada por
el objetivo de conseguir el bien de to-
da la humanidad (Adler, 1933/1980,
168), si aspira a un estado de mayor
capacidad de cooperacin (ibdem) y
si cada uno se presenta, ms que antes,
como parte de una totalidad (ibdem).
En otras palabras: la vida tiene sentido
si la superacin de las dificultades, in-
certidumbres, inclemencias y peligros
de la vida no se busca a expensas de
otros, en contra de otros o por encima
de otros, sino junto con ellos y por el
bien de todos (el propio incluido). Y si
se aspira a la perfeccin no de la propia
persona, sino a la perfeccin de la obra,
por pequea que sea. Un gran cientfi-
co, un benefactor de la humanidad, pa-
ra Adler, no tiene ms valor que cual-
quier trabajador que hace bien su traba-
jo y que aspira a una convivencia bien
llevada. Esta superacin de la condi-
cin humana tiene un aspecto sub spe-
cie aeternitatis:
142
Oberst
Sentimiento de comunidad significa so-
bre todo una aspiracin hacia una forma
de comunidad considerada como eterna,
como podra ser cuando la humanidad
haya conseguido el objetivo de la per-
feccin. No se trata nunca de una comu-
nidad o sociedad en el presente, tampo-
co de formas polticas o religiosas; el
objetivo ms idneo para la perfeccin
tendra que ser un objetivo que significa
la comunidad ideal de toda la humani-
dad, la ltima realizacin de la evolu-
cin (Adler, 1933/1980, 166).
Esta comunidad ideal y utpica (y por
lo tanto inalcanzable) impregnada por el
sentimiento de comunidad de las perso-
nas que la constituyen debe servir a las
personas como gua de sus actos. La hu-
manidad se aproximar a esta utopa
cuando mayor cantidad de personas ad-
quieran ese sentimiento de comunidad.
Por lo tanto, es lgico que Adler pusiera
tanto afn en la divulgacin de sus ideas
a un pblico lo ms amplio posible. Pe-
ro es perfectamente consciente del ca-
rcter utpico de esta comunidad per-
fecta. Es ms, la ltima realizacin de la
perfeccin, tanto en el individuo como
en la comunidad, sera Dios.
No sabemos cul es el nico camino
cierto. La humanidad hizo diversos in-
tentos de imaginarse este ltimo fin del
desarrollo humano. La mejor imagen
que hasta ahora se ha hecho de este as-
censo de la humanidad es la nocin de
Dios. No cabe duda de que la nocin de
Dios comprende en el fondo como me-
ta aquel movimiento hacia la perfec-
cin que, como objetivo concreto de
perfeccin, corresponde mejor al vago
anhelo del hombre de conseguir la per-
feccin (Adler, 1933/1980, 165).
Sin embargo, aspirar a un estado ut-
pico de perfeccin de sentimiento de co-
munidad por definicin no alcanzable
sera una ficcin que, asimismo, no es-
tara de acuerdo con el sentimiento de
comunidad, por no estar adaptada a la
realidad. El gran problema del neurtico
es, precisamente, su necesidad de ser
siempre el mejor, el primero, el perfec-
to. Por eso, Adler anima a sus pacientes
a tener tambin el valor de ser imperfec-
to, ya que la imperfeccin corresponde
al ser humano y la perfeccin, aunque
pueda servir como ficcin de gua, slo
corresponde a Dios. Y si la psicologa
adleriana predicara el sentimiento de co-
munidad como el valor nico y absolu-
to, el sentimiento de comunidad se con-
vertira en una ficcin, es decir de una
construccin pragmtica orientadora en
el sentido de Vaihinger, en un dogma.
Por lo tanto, hay que ser siempre cons-
ciente del carcter utpico y ficticio de
este objetivo: aspirar al sentimiento de
comunidad y a la comunidad ideal slo
puede ser una ficcin pragmtica, un
punto de referencia o una hiptesis de
trabajo (Ansbacher & Ansbacher,
1975), y hay que aspirar a ella slo co-
mo si fuera alcanzable. Adems, el sig-
nificado del sentimiento de comunidad
no se puede considerar como una ver-
dad absoluta ya que puede variar de so-
ciedad en sociedad y a lo largo de los
tiempos; no es un valor eterno e inamo-
vible; est sujeto a cambios y se forma y
143
El concepto de sentimiento de comunidad en la psicologa de Alfred Adler
se modifica en la interaccin social y
mediante consenso social. Aunque en
este aspecto de consenso social se pue-
den detectar paralelismos con el cons-
truccionismo social de Gergen (1996) y,
en otros aspectos, tambin se puede
considerar la psicologa adleriana como
constructivista (Scott et al., 1995), en es-
ta idea utpica de una lnea tica para
guiar la humanidad hacia un estado me-
jor, Adler es claramente humanista y no
constructivista.
El componente tico del sentimiento
de comunidad viene dado tambin por
su relacin con aspectos religiosos.
Amars al prjimo como a ti mismo
es un mandamiento (no slo) del cris-
tianismo y, bsicamente, es lo que im-
plica el sentimiento de comunidad. Ad-
ler, judo converso al protestantismo,
tambin se ocup de temas religiosos;
por ejemplo, en una publicacin con-
junta con un telogo protestante (Jahn
& Adler, 1933/1983) sobre cmo orien-
tar a las personas y en qu medida la
psicologa individual se puede conce-
bir como un forma de asistencia espiri-
tual o pastoral profana. Aunque hay
afirmaciones de adlerianos, como la de
que la psicologa individual es una
buena religin si eres tan desafortuna-
do de no tener otra (Rasey, citado en
Mosak, 1989) y aunque Adler mismo
llega a afirmar que la psicologa indivi-
dual puede servir de protectora del sa-
grado bien de la humanidad all donde
la religin ha perdido su influencia
(Jahn & Adler, 1933/1983), Adler
siempre deja claro que la orientacin
pastoral corresponde a la religin y no
a la psicologa.
No obstante, la psicologa individual
puede poner a disposicin de los clri-
gos sus conocimientos y tcnicas para
que stos logren un mejor asesora-
miento de los fieles respecto a pro-
blemas no exclusivamente espirituales,
por ejemplo, de matrimonio o edu-
cacin de los hijos. Con esta idea, Ad-
ler sienta las bases del counseling
(orientacin psicolgica) llevado a ca-
bo por sacerdotes especialmente for-
mados, hoy en da prctica habitual en
Estados Unidos y en otros pases.
Aparte de esto, el afn humanista de
Adler, el tono religioso de algunas afir-
maciones y, sobre todo, la equiparacin
de salud mental con sentimiento de co-
munidad y, por lo tanto, con la tica,
puede aterrar a muchos psiclogos y no
psiclogos.
Aunque poca gente pusiera en duda
de que el hecho de cuidar (tambin) de
los dems puede contribuir a un bie-
nestar psquico personal, la recomen-
dacin supuestamente teraputica de
dejar de pensar en uno mismo y hacer
cada da algo positivo para otra perso-
na (como lo hizo una vez Adler con un
paciente, segn Sperber, 1983), es real-
mente algo inaudito en psicoterapia. Y
es algo no siempre popular en una
sociedad individualista y competitiva.
144
Oberst
CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS
FUTURAS
En este breve artculo se ha intentado
esbozar a grandes trazos los conceptos
principales de la psicologa de Alfred
Adler, y subrayar el entrelazado de su
idea de salud mental con valores socia-
les. Aunque no es un enfoque nuevo,
considero que vale la pena continuar
tenindolo en cuenta hoy en da y pre-
cisamente en nuestra condicin posmo-
derna con su ausencia de fundamentos,
su fragmentariedad y su prdida de la
verdad como criterio absoluto. Estos
aspectos provocan una creciente difi-
cultad de elegir entre la inmensa canti-
dad de opciones y de adoptar una pos-
tura moral definitiva. Pero esta falta de
criterio absoluto confiere al individuo
la libertad (y la responsabilidad) de ele-
gir sus propios valores ticos. Como
destacan Botella y Figueras (1995):
Con la prdida de los sistemas generales
de legitimacin, los grandes metarrela-
tos que justificaban y contenan en ellos
mismos un poder legitimizante, univer-
sal y necesario, ya no justifican las ac-
ciones por un sistema mayor o por la
idea del progreso. As, se recupera el su-
jeto como ltimo ser responsable de sus
acciones morales, negndole la comodi-
dad y seguridad que suponan un Bien y
un Mal universales. Paradjicamente, el
relativismo posmoderno conduce direc-
tamente a poner en primer plano la tica
de la accin y del discurso (p. 20).
Desde este punto de vista, la psicolo-
ga adleriana, con su ideal del senti-
miento de comunidad puede represen-
tar una postura tica tentadora como
respuesta a estas cuestiones ticas que
suscita el pensamiento posmoderno.
145
El concepto de sentimiento de comunidad en la psicologa de Alfred Adler
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146
Oberst

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