De Ingaprica Al Vaticano
De Ingaprica Al Vaticano
De Ingaprica Al Vaticano
Oxgeno ms hidrgeno?
Agua!
No, l es nico, puro, autntico. Su voz se eleva
vertical y difana. Algn da Guambaa saldr del presidio y
entonces podremos aquilatar, con sus obras futuras el mrito,
el valor, la altura de la poesa de este nuevo y gran poeta
lojano, en quien saludamos al renovador de nuestros
marchitos laureles literarios.
N 134 - Febrero - 14 - 1954
Nota:
* Se dice tambin anans y pineapple en Ingls.
276
Pic-nic en la Atenas
Por Eugenio de la Sierra
(PRIMERA PARTE)
Aburrido el ateniense por la montona vida de esta
montona Atenas, cansado de las vueltas maniticas
alrededor del parque, de las declaraciones que hace el Dr.
Salazar Gmez y de las que no hace el Gobernador de la
Provincia, del enlucido en tecnicolor que le estn clavando a
la Catedral Nueva, de las noticias de los banquetes del Dr.
Velasco Ibarra, de la cara de hambre de los empleados
pblicos y de esperar que el Instituto de Recuperacin
Econmica intervenga en el mercado de sombreros, resuelve
or el llamado de la naturaleza, de la torrencial primavera y de
las primaverales monas. Decide, entonces, organizar un pic-
nic.
El ateniense entra en febril actitud, como candidato
en vspera de elecciones, o como los tres millones de
ecuatorianos por leer LA ESCOBA, o el Presidente por las
puras alverjas. Se pone al habla con su jorga, y como todos
estn igualmente aburridos, y cansados, y han odo las
mismas voces, se aprueba el plan por unanimidad. Los
organizadores ponen manos a la obra y estilgrafos o
pulseras a la venta.
Los preparativos del pic-nic comprenden varias
operaciones, que se desarrollan ms o menos en el siguiente
orden:
a) LISTA DE PASEANTES.- Este punto merece largo y
detenido estudio. En primer lugar, van los palos gruesos,
pues es necesario asegurar la financiacin de la empresa.
En segundo trmino, los amigos que aunque no tienen plata
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para pagar la cuota, ponen en cambio sus diligentes servicios
y sus hermosas aas. Son cuidadosamente eliminados los
arnistas y otros pesados, as como los enamorados de las
hermanas de los organizadores, a menos que sean flaquitos
para que puedan aguantar una pisa cuando llegue la hora de
hablar de la amistad.
En cuanto a las damas, van en primer lugar las
guambras de los organizadores, la de los palos gruesos, las
hermosas hermanitas de los pobres, conforme arriba se
indica, y varias y selectas monas Holstein, con su respectivo
chal.
Para garantizar la respetabilidad del pic-nic y
conseguir hasta los ms reaccionarlos permisos maternales,
se tiene la precaucin de invitar a la ta solterona de una de
las chicas, y para asegurar la concurrencia de sta, se invita
tambin a un to chispo y alhaja de uno de los organizadores,
por si acaso...
b) PRESUPUESTO.- Se calcula a base de las cuotas
recaudadas, y los fondos se distribuyen as:
1% naranjas, guineos y pinol para la ta;
2% tamales;
2% coca-cola para las Holstein;
2% camioneta;
3% Valencia y sus 7 Instrumentos con garganta y todo;
90% trago
Desde luego, la aprobacin de esta distribucin del
patrimonio social da lugar a acaloradas discusiones, pues la
mayora sostiene, con argumentos de peso, que el porcentaje
destinado al trago es muy exiguo.
c) COMISIONES.- Se nombran las comisiones de acuerdo
con las partidas del presupuesto. La de naranjas, guineos y
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pinol queda integrada por los paseantes y serviciales. Esta
comisin se encarga tambin la coca-cola. La de camioneta
queda a cargo de los amigos del joven Arturo Semera, quien,
si va la que sabemos, puede dar gratis el vehculo. La de
msica y trago (se nombra una sola comisin porque msica
y trago son inseparables como Oscar y el doctor Csar) se
forma con los ms chispos de la jorga, que son, por lo tanto,
ntimos amigos del Gerente de Estancos.
Tambin se designa una comisin especial de
enganchadores de guambras, buscando para ello a los amigos
de los socios del Tennis Club, es decir, a lo ms granado
de la flota.
El nombramiento de Tesorero es, desde luego,
infalible. Recae en el ms vivo, en el que tiene una incontenible
vocacin para Ministro de Economa o del Tesoro, o cuando
menos para Presidente de la Junta de Reconstruccin del
Tungurahua, como lo demuestra al no pagar la cuota, al fumar
Lucky durante las dos semanas posteriores al paseo, y
asomar el domingo subsiguiente en el especial del Cuenca,
en luneta, luciendo un vistoso traje combinado, con saco a
cuadros, aunque de casimir nacional no ms porque hubo
algunos que no pagaron las cuotas; y,
d) SEALAMIENTO PRECISO DEL DA Y HORA DE SALIDA
Y DEL LUGAR DE DESTINO.
N 104 - Abril - 19 - 1953
(SEGUNDA PARTE)
Llega la fecha del pic-nic. A las siete de la maana,
da domingo, la comisin de cuotas que encabeza el
candidato a Ministro de Economa, no parece por ninguna
parte, pues, como el susodicho candidato tambin aspira a
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Ministro de Defensa, se ha pegado la del oso. Sale en su
busca la Comisin de Camioneta, la cual logra localizarlo en
el bar El Tropezn del Paisano Quiteo.
Reunidos al fin, los miembros del consistorio del pic-
nic, recorren las casas de las invitadas, comenzando por
acomodar el contrabando, los tamales, la ta solterona y el
pinol. Desde luego, la recoleccin de invitadas es tan difcil
como reunir a los dirigentes del Centro de Estudios Histricos
y Geogrficos. Unas estn roncando todava, otras han salido
a misa, otras aguardan que les llegue el traje pedido a la
vecina, otras, las cerdonas, no aciertan a desamarrarse los
guatos, otras, por ltimo estn vistiendo a los hermanos. Las
nicas puntuales son las feas, pues esta oportunidad de
pescar novio acaso no se repita.
Como quiera que sea, a las once de la maana,
apiados en la camioneta como parientes de los miembros
del Directorio de la Casa de la Cultura en los espectculos
patrocinados por la mentada Casa, parten los paseantes al
lugar escogido, que est situado, generalmente, a orillas del
Gualaceo.
Todos l os paseantes l ucen pi ntorescos y
heterogneos atavos. Las damas, polcromos pauelos en
la cabeza; las ms audaces, atrevidos blue-jeans y blusas
convenientemente escotadas. La ta, que es toda sonrisas y
gafas, hecha la modernista lleva tambin blue-jean, el cual,
a diferencia de los de las holstein, no sugiere nada y ms
bien deprime el nimo.
Los hombres llevan vestimentas acordes con su
situacin financiera. Los palos gruesos, mocasines, media
amarilla, pantaln de gabardina comprada a un teniente,
hawayana de mil colores, gafas Wilson y gorra de visera.
Tambin llevan cmara fotogrfica, chiclets, tres cajetillas de
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Lucky, pastillas Life-Savers para las monas y un billete de
veinte para la Virgen del Tahual. Los pobres, en cambio, van
con pantaln kaki, casaca que en sus buenos tiempos fue
saco; una cajetilla de Full y dos cajas de fsforos para dar
lumbre a las monas, pastillas Villacs para las guambras;
como no llevan nada a la Virgen del Tahual ese rato se hacen
los comunistas, escandalizando a la concurrencia, menos a
las monas; y una buena provisin de chistes y ancdotas de
todo color, as como boleros de ltima moda. El to chispo y
alhaja, vestido como siempre, se ha acomodado junto a la
jaba de cerveza, a consecuencia de lo cual, a la altura de
Chicticay empieza a entonar Cuando era joven, nunca me
olvido..., haciendo las delicias de la ta. Valencia y sus siete
i nstrumentos pugnan por sobrevi vi r, pus han si do
depositados debajo de perniles y perras de contrabando.
* * *
Al llegar a la playa, los paseantes pobres ayudan a
bajar las jabas, los perniles, los siete instrumentos y su
Valencia, el contrabando y la ta. Los palos gruesos
descienden del vehculo mona en mano, e ipso facto las
conducen a orillas del rumoroso ro para mostrarles la lancha
Gualaceo, orgullo de la flota comarcana. Mientras tanto, el
to, achispado, ronca su mona, cabe un sauce llorn.
El Tesorero, rodeado de sus ntimos, guarda el
contrabando en sitio seguro. La ta, mientras con el rabillo
del ojo observa entristecida al to inerte e inoperante, se dedica
a arreglar las viandas, y ruega a las ms influyentes que
cuidado le den de beber al chofer.
Valencia enloquece sbitamente y ataca un pasodoble,
ante el entusiasmo de las azuayas y el olmpico desdn de
las monas. En este estado, los Serviciales sirven el primer
turno, al grito de Qu viva el gusto! Viva la duea del cuarto!
Abajo el sentido comn! y otras expresiones de rigor, que
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no causan ningn efecto en las monas, las cuales ms bien
ren, encantadoramente, cuando ven que un perro comienza
a lamer la cara del to yacente.
Los ms encamotados inician el baile, pero nadie les
presta atencin porque ello coincide con el bao de las monas,
que en esta oportunidad muestran su entusiasmo por la
higiene, sus llamativos trajes de bao, su impecable crawl
y otras cosas ms mejores, todo lo cual despierta al to y
remata a Valencia, que bota los instrumentos y, en el colmo
de la locura, tambin se baa, olvidando que no sabe nadar.
El to chispo entona para s Guayaquil de mis amores,
toma uno ms para asentar la emocin que le produce el
paisaje, y cuando el paisaje sale del agua para vestirse, torna
a dormirse para soar con el paisaje mismo.
Esta vez son la ta y las azuayas quienes han mostrado
glacial indiferencia ante la acutica escena.
Los serviciales, empeados en inyectar humor a la
reunin, sirven nuevamente sendos draques, que surten el
efecto deseado, sobrevinindoles a los paseantes una
incontenible gana de bailar, aun cuando sea con la ta. Este
es el momento en que se repara en la ausencia del virtuoso
Valencia, para cuyo rescate se destaca una comisin, que
logra salvarlo ya en la confluencia del San Francisco con el
Gualaceo. Mientras la ta, que ha comenzado a tomarle
simpata a Valencia le atiende convenientemente hasta dejarle
en condiciones de servicio, el hbil de la jorga ejecuta Mil
violines con una guitarra, en medio del alborozo general.
Siendo la una de la tarde, se sirve el postrer abreboca
y se ataca las viandas, que desaparecen como la plata del
Banco de Abastos en manos de los arnistas. La ta, por servir
a los circunstantes, se queda sin comer. Maniobrando sutil y
282
desesperadamente, trata de despertar al to para ofrecerle
un plato especial, laboriosamente preparado y reservado para
l. Pero el to, fiel al paisaje, prefiere seguir soando con l.
Despus del almuerzo, las parejas enderezan sus
pasos por sendos chaquianes, so pretexto de conocer la
buclica regin, y recorren los umbrosos saucedales, los
verdegueantes caadulzales, los verdes pastizales, los
ureos retamales, los rutilantes arenales, los rebaos de
Indiferentes animales, las obras municipales, los huertos
frutales... Entonces, los azuayos integrales, hallndose en
sus cabales, se ponen informales besando a las monas
angelicales.
(En el prximo nmero: Tercera y ltima parte: FIN DE
FIESTA Y RETORNO).
(No perder, no perder).
N* 105 - Abril. - 26 - 1953
(TERCERA PARTE)
Los que todava conservan el uso de razn, por
causas glandulares y hepticas que no son del caso enumerar
aqu, ayudan a la ta solterona en la agobiadora tarea de
recoger restos de hornado, al to chispo, la vajilla, los
instrumentos y su Valencia, los chales de las Holsteln y las
botellas desparramadas en un radio de varios kilmetros.
El traslado a Cuenca presenta una serie da problemas
casi insolubles. En efecto, todas las enamoradas parejas
pugnan por ocupar con exclusividad, la penumbrosa,
traqueteante y acogedora banca trasera. Nadie quiere ir al
lado de la ta o donde se proyecte el ms raqutico rayo de
luz. Todos buscan acomodarse al lado de una Holstein, o
283
si eso es imposible, al lado de un palo grueso que tenga
cigarrillos y cartera. El sol se ha puesto, la ta se ha puesto
nerviosa porque el chofer ha bebido demasiado, las monas
se han puesto sus chales, Valencia se ha puesto a dormir en
el hombro de la ms linda y ms resignada de las azuayas.
Al fin, el vehculo arranca en medio de un grito velasquista
por lo ensordecedor, y los jvenes de cada banca inician una
tonada independiente de la de las dems. Los arnistas,
galantes y sutiles como ellos solos, entonan Guayaquil de
mis Amores, en infructuoso esfuerzo por consolidar
posiciones cerca de las porteas quienes -en legtima
defensa- gritan modrese serrano zngano y chofer pare,
que aqu me bajo. Estas protestas se confunden con las de
las azuayas, que, ms cancheras y garantizadas, chillan a
todo vapor deduciendo muy sagazmente que despus de este
paseo, acaso no haya otro.
El chofer desbocado por la babilnica confusin,
introduce hasta el fondo el acelerador de la agobiada
camioneta, permitiendo as que -a cada curva del camino-
se borren las fronteras y se consolide la unin entre la Sierra
y la Costa. En la oscuridad estallan chirlazos tmidos. Las
azuayas pugnan por imitar, con resultados desastrosos, el
rasgueante dialecto de sus paisanas las monas. El to chispo
se ha dado de cabeza contra un perno sobresaliente.
Valencia protege sus siete instrumentos con todas las fuerzas
de que es capaz, mientras la camioneta, justamente
indignada, se ha detenido cabe la puerta de una cantina de
El Descanso donde venden gasolina, aguardiente, galletas
prehistricas y pastillas para perfumar el aliento. All los palos
gruesos, siempre presumiendo, descienden para preguntar
de manera que las monas oigan bien, s hay en el modesto
boliche, bombones superfinos, whisky por cajas o una buena
orquesta para agasajar en forma a las amigas. El sooliento
cantinero no ha odo jams hablar de tales cosas y
cortsmente insina que acaso sea del agrado de todos un
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buen gloriado para pasar el fro. La iniciativa salvadora es
acogida con gritos de jbilo por todos los presentes que bajan
del vehculo gritando como enajenados. All, al acogedor
calorcillo de un brasero, en el escenario iluminado
discretamente por una petromax que ya fallece, despiertan
otra vez, incontenibles, las ganas de bailar para estirar las
piernas, conforme explica el ms tonto de los asistentes al
paseo. Valencia, ms ronco que el Dr. Bolvar Tamariz, canta
La Cuencanita, a pedido de un azuayo que, conforme se
acerca a la ciudad, muestra ganas de entrar en amistad con
su morlaca novia abandonada todo el da por los criminales y
desaprensivos encantos de una turista bella como el Lic. Julio
Len S., en da domingo.
Mientras tanto, la ta, temerosa de que la inocente
diversin degenere en una orga romana, y echando mano
del ltimo saldo de encantos que le queda, convence al chofer
que importune a la entusiasta juventud mediante prolongadas
pitadas. El sufrido trabajador del volante -que maana tiene
que viajar a Quito- ejecuta obedientemente la orden y la
caravana, ms soolienta que auditorio da conferencia
cientfica, retorna a envasarse en la camioneta apostndose
en los mismos sitios, con el objeto de aprovechar plenamente
los ltimos kilmetros del recorrido.
Los cantos y los chistes de dudoso color van
disminuyendo; los paseantes, despus de haber bebido y
comido hasta cansarse, quieren descontar todava la cuota
del paseo. Mas, como reina la ms completa oscuridad, este
cronista no puede describir en qu consiste el tal descuento,
solamente se escuchan, sueltas, estas frases: No te olvides
de mandarme albaricoques a Guayaquil. Si era de broma
no ms, no es para tanto. Qu lindo que es Gualaceo, no?
Maana a las nueve sin falta. Nicols, no ronques. Te
juro que me he de ir para el nueve de octubre Qu va, si
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todo lo morlaco son iguale He dicho que no. Modrese,
serrano zngano, etc. etc.
El paseo ha sido feliz hasta aqu, pero para estropearlo
estn los guardas del Estanco que, con su habitual finura,
detienen el coche y obligan a los pobres excursionistas a
descender de l para hacer una minuciosa inspeccin de sus
pasajeros y su mecanismo. Las chicas gritan, el to chispo
dice que ha conocido al Patricio desde cuando era un guagua
lindo. Valencia oculta en el bombo una botella de puro para
clicos, los arnistas dicen que les apunten los nombres, pues
ellos lo arreglarn todo, inclusive la cancelacin de los
guardas, pero stos, que han olido farra, se ponen
impertrritos, citan artculos legales que desconocen y, al fin,
acceden a trepar en la camioneta y acompaar a los viajeros
hasta sus respectivos domicilios.
La calma retorna, pero aumenta la envidiable
estrechez del espacio vital, y al vehculo que ha hecho un
esfuerzo digno del Sr. Alfredo Cordero, le entra un acceso de
tos en el carburador y empaca precisamente en el parque de
San Blas. Esta circunstancia fortuita es aprovechada por
los palos gruesos que, empuando sendas monas, se dirigen
al domi ci l i o ms cercano de uno de el l os, dej ando
abandonados a los pobres, las azuayas, la ta, el to, los
guardas, las perras, Valencia y la camioneta, para ir a terminar
el paseo con una cena en el Hngaro, mientras los menos
afortunados, ya sin bonitas guayaquileas, tienen que ir a
distribuir azuayas en casas de padres furiosos y concluir
melanclicamente con una opulenta bronca en una
democrtica pero abrigada cantina.
F I N
N 109 - Agosto - 2 - 1953
286
Tiempo de monas
Por Eugenio de la Sierra
(PRIMERA PARTE)
En Enero comienza en esta Cuenca que se ha de
hacer tierra, el dulce tiempo de los capules, los duraznos,
las reinaclaudias, los albaricoques, los higos, las peras, los
ciruelos, los membrillos, las manzanas, las chirimoyas, y las
monas. De estas frutas, el azuayo normal quisiera comerse
las ltimas, con pepa y todo. Sin embargo, para Mayo, es
fcil observar que los comidos con pepa y todo resultan ser
los azuayos.
Un buen da, sin que nos demos cuenta de ello,
dejamos de interesarnos por nuestra enamorada, novia o
esposa, y hasta nuestra suegra, efectiva o en potencia, es
un ser tan inofensivo como un militar en la frontera. Cuando
nos damos cuenta estamos bien acomodados en una mesa
del Hngaro, del Toledo o a la Fuente de Soda, gastando
plata como agua -sea propia o ajena-, hablando en una media
lengua que no entendemos y haciendo peores chistes que
los de la ESCOBA... Y sucede que, por mera coincidencia,
se sientan a nuestra misma mesa tres o cuatro monas que
hablan incansablemente ante el arrobado asombro del
azuayo, que de rato en rato les secunda como disco rallado.
De las monas, la una es la mam, la otra el pap, la otra
una hermanita menor, y la ltima es un acertado cocktail de
Heddy Lamar, Mara Flix, Mara Antonieta Pons y una
guambra de Cuenca que no queremos decir. El cocktail es
tan bueno, damas y caballeros, que es capaz de hacerle
perder la cabeza al mismsimo doctor Nicanor Merchn.
En esta poca los paseos donde las Pitimuchas, a
Baos, Gualaceo, o Paute se organizan tan fcilmente como
el Partido Conservador del Azuay nombra a sus curuchupas
que han de ganar dos mil sucres mensuales, hacindose los
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diputados. En esos paseos la cocktail canta, baila, sonre,
charla y se divierte ms que nuestro querido amigo Humberto
Espinosa, hablando por radio en un da de tragedia nacional.
El azuayo invitante quiere drseles de gran trago, y en
menos de lo que se persigna un cura ato, se emborracha,
tanto que se pone a hacer declaraciones sobre el oriente,
propicia circunstancia que es aprovechada por los amigos
del invitante para quitarle a ste su invernal conquista.
El Teatro Cuenca, del cual todos los cuencanos nos
creemos dueos, nota las consecuencias del cambio de
estacin. Las funciones dominicales ven entrar a nuestro
paisano elegantemente vestido y acompaado de las cuatro
monas ya indicadas, y como, dentro de la sala, stas
manifiestan que vieron la pelcula hace algunos aos, se
dedican ms bien a otras cosas.
Y a la salida del cine, por lo general, se repite la escena
del sal n, arri ba descri ta, aunque otras veces van
directamente al hotel donde se alojan las veraneantes, hotel
que el azuayo tiene que abandonar por consuncin pues all
le tienen horas de horas y no le dan ni agua.
Es, sin embargo, en la retreta dominical, cuando mejor
se observa que es tiempo de monas, pues se encuentra uno
con ellas como con las pepas de capul en las calles. Viejos
que no salen sino a misa, en esta poca prefieren el parque,
hasta los cholos se vuelven nios bien y los nios bien,
ms cholos que de costumbre; los msicos de la banda
pierden el comps cada cuatro notas, y no notan; los choferes
de automviles se hacen la plata dando vueltas como locos
alrededor del parque, y el mismo Abdn Caldern, se hace el
que se cae para que las monas le vean. Y sobre la escena
flota una acariciante msica de voces y ricas monas y
morlacas, al escuchar la cual uno no sabe si bailar la raspa o
el sanjun. Y tcnicamente colocados en las bancas,
2/88
esquinas y recovecos del parque, adolescentes cuencanos,
por docenas, siguen con ojos de maana qu comeremos
las cimbreantes siluetas de las cimbreantes monas, porque
las cuencanas no tienen cimbra.
(Fin de la primera parte)
N 61 - Marzo - 5 - 1950
(SEGUNDA PARTE)
Si no fuera por este alborozado tiempo de monas,
por estos dichosos meses que van de Enero a Abril, en que
nos visitan nuestras perturbadoras compatriotas del otro lado
de la cordillera occidental, la Atenas morira de hasto,
monotona y consuncin. Imagnense Uds. lo que sera
pasarse todo el ao viendo solamente a don Ignacio Andrade
siguindonos desesperadamente para cobrar el valor de los
libros que tuvo la imprudencia de fiarnos, al mismo fotgrafo
del parque hacindoles peinar a los mismos indios, a los
chapas con las mismas cholas, al Ministro Astudillo con el
mismo abrigo y a don Ramn Machuca montado en el mismo
caballo!...
En esta poca florece el corazn y se marchitan los
bolsillos de los azuayos. Trinan alegres las alondras en la
enramada y los curuchupas se preparan para las elecciones.
El sol brillara esplendoroso en el firmamento azul, si es que
no lloviera todo el da. Pero nada de esto le importa al morlaco
enamorado: l es para ellas todo ojos, odos, pies, manos,
sombrero, saco, chaleco, corbata, abrigo, bufanda, guantes,
reloj, estilgrafo, leontina, anteojos, anillos y peinilla. Al fin del
invierno apenas es ojos, odos, pies, manos y peinilla.
Fiel a la tradicin, el azuayo utiliza la misma tcnica
para abordar a l a mona que para conqui star a l a
tomebambina. Le sigue por calles y plazas, a dos cuadras
de distancia, silbndola escandalosamente y viendo para otro
289
lado cada vez que ella se revuelve. Si la suerte quiere que
alguna vez la costea y el ateniense se encuentren de manos
a boca, ste podr balbucir apenas, bonita, qu amor de
negrita!, qu atita ms ojona!, teniendo desde luego la
preocupacin de colocar estas expresiones entre dos
suspiros profundos y desgarradores, matizados con una
coloreada capaz de hacerle envidiar al suquito Vintimilla del
Banco con Gerente y todo. Y as el azuayo camina cuadra
tras cuadra, hasta que ella entra en su alojamiento. El se
queda a dos cuadras de distancia, pues, acostumbrado como
est a que los fornidos hermanos de las azuayas salgan y
atenten contra su integridad personal, siempre cree prudente
guardar la distancia adecuada entre los puos de los posibles
hermanos de la mona y su nariz.
Estas tcticas de enamoramiento, que rinden grandes
resultados con las chicas de estas tierras, son un desastre
con las monas, las cuales no saben si el que la enamora es
loco, poeta o tontito...
Mas, despus de largas noches de insomnio -
insomnio contra el cual nada pueden Nembutal, Hova, litros
de cloroformo, baldes de ter, ni siquiera la lectura repetida
de La Antigua Tomebamba y Cuenca que Nace, por Vctor
Manuel Albornoz- toma una decisin audaz y modernista y
en la primera oportunidad, sea por la maana o por la tarde,
se acerca a la mona, tropieza, se va de bruces, se levanta
sonriente y coloreando, palideciendo, volviendo a colorear y
tartamudeando dice-. Casisito me caigo! Buenas noches!
Vamos al Hngaro!
Al da siguiente el ateniense se siente el hombre ms
Tyrone del mundo. Como -aunque Uds. no lo crean- ella le
ha aceptado una invitacin a Baos, l se levanta a las seis
de la maana, se pone el pantaln de bao y se mira
largamente en el espejo mientras se golpea las costillas con
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los puos hacindose el Tarzn. Despus, apropiadamente
ataviado para el paseo, con pantaln tropical, camisa
hawayana, sombrero de tela, gafas y plata prestadas, en el
mejor carro de plaza y con el amigo ntimo, cuya misin es
entretener a la mam, va en busca de ella, y oh sorpresa!, la
encuentra acompaada de media docena de amiguitas... Ante
los hechos consumados el pobre ateniense sale disparado y
regresa con otro carro, otro amigo y sin reloj.
Al fin, todos estn en Baos y dispuestos al bao.
Ella, luciendo un traje de bao de dos piezas, que le deja al
azuayo en una sola pieza, se sumerge con gracia en las
clidas y sulfurosas aguas y con rtmicos movimientos, en
elegante crawl cruza la piscina. De pronto una cosa blanca,
con pecas y zapatos, sale velozmente de uno de los
camerinos y se precipita de barriga al agua, produciendo un
ruido infernal, semejante al que hara el gringo Campodnico
cayndose de la cpula de la Catedral Nueva sobre un
diputado curuchupa. Es el azuayo que con el objeto de no
dejar que se vean sus poco apolneas formas, ha optado por
esta zambullida intempestiva, y acto seguido empieza a nadar
estilo Vado. Cuando ella y los dems baistas, todava sin
reponerse de la sorpresa, le preguntan por qu se baa con
zapatos, el ateniense se da cuenta de la barbaridad que ha
cometido y responde, ruborizndose intensamente:
-Estoy un poquito enfermo.
Estas y otras cosas nos suceden en esta bella y
nostlgica temporada. Viajamos a Paute y Gualaceo;
bailamos, bebemos y no pagamos en el Toledo; paseamos
en automvil; no faltamos a los especiales de domingo;
empeamos el abrigo y el impermeable cuando ms lo
necesitamos; firmamos vales y pagars como si diramos
autgrafos, vendemos hasta el ltimo recuerdo de familia.
Como sea, el amor nos sonre: hacemos por lo menos dos
291
conquistas y en Mayo, cuando por las lluvias primaverales
las golondrinas buscan el refugio de los aleros, el azuayo
torna al resignado y tibio regazo de su novia o esposa. De
tarde en tarde, mientras juega rummy o lee LA ESCOBA, se
pone a soar con el prximo tiempo de monas y suspira
profundamente. Son cosas de la vida.
N 62 - marzo - 12 - 1950
292
Oda a la Mona
Colaboracin oficiosa.
Aqu miris, seores, ondulantes,
de peligrosas curvas adornadas
-si no fueran tan verdes, rozagantes-,
y aun cuando patiabiertas, bien formadas.
Son las monas que moran junto al llano
que manso lame el caudaloso Guayas
aguachentas, cual suelen en verano,
estar de maduradas las papayas...
Huyendo del invierno y sus rigores,
hacen en la ciudad su desembarque,
guian el ojo a mozos y seores
que les siguen babeantes por el Parque.
Coinciden con el tiempo de aguaceros
y llegan justamente a carnavales,
acaparan casados y solteros
celebrando con todos esponsales...
Tiempo de monas! cmo nos encanta
verlas andar en clida cadencia...
Tenemos una gana santa, santa,
de que torne el invierno y su presencia...
Maconoritz,
N 137 - Julio - 4 - 1954
293
Fundacin de Cuenca
Pesadilla radio-teatral soada por el distinguido
historiador Dr. Toms Vega Toral.
Caracterstica del programa: Por eso te quiero
Cuenca.
Locutor: Presentamos en homenaje a Cuenca, en su
fecha natalicia, la pesadilla radio-teatral en verso
12 de Abril de 1557, relatada a nuestro
departamento de dramas y comedias por el Dr.
Toms Vega Toral. (Gong), con el siguiente:
REPARTO:
Marqus de Caete Don Roberto Crespo
Gil Ramrez Dvalos Luis Cordero Crespo
Cacique Leopulla Humberto Espnoza
Cacique Dumma Hctor Pauta
Bachiller Gmez de Tapia. Jacinto Revilla
Un Conquistador Alejandro Ugalde
Narrador Vctor Albornoz C.
Soldados, Colonos, mitayos de ambos sexos.
La accin en Lima y luego en Paucarbamba.- Ao 1557.
Narrador (Vctor Albornoz): Era el tiempo del Rey (Don Felipe
Segundo,
Seor de las Espaas, Conquistador del Mundo.
Aqueste andino lado haban solamente
Taday y Pindilig, y Gualagio al Oriente.
Y orden Don Felipe al Virrey Don Andrs
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Hurtado de Mendoza, de Caete Marqus,
Que fundara una villa en pleno Paucarbamba
Con radiodifusora La Voz del Tomebamba.
Mas Don Andrs no pudo venir l en persona
Porque en Lima pegse una horrenda mamona.
Y entonces, resolvi delegar a Don Gil
La fundacin de Cuenca en un 12 de Abril...
Don Roberto (Marqus de Caete):
Id a Caar, Don Gil, y buscad una pampa,
Tomad en vuestras manos la barreta y la lampa,
Y casas construid, y organizad vos mismo
Con don Moiss Len, la Empresa de Turismo.
Doctor Lucho (Gil Ramrez):
Est bien, mi Seor, yo cumplir gustoso,
Pues muy ligero soy, aunque me dicen Oso.
Don Roberto (Marqus de Caete):
Good by, mi buen Don Gil, no olvidis la contrata..
Doctor Lucho (Gil Ramrez) (Zalamero):
Descuidad, Visorrey, jams meto la pata...
Narrador Albornoz:
En larga caravana, por riscos y ribazos,
vinieron Gil Ramrez y diecinueve chazos.
La campia era verde, y los indios igual,
Rumoroso era el ro, no exista el camal...
(Rumor de indios chumados
que se acercan asustados).
Doctor Lucho (Gil Ramrez):
(Dirigindose al ms emplumado):
Buenos das, seores, cmo han amanecido?
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Indios levantiscos (a coro):
Y a usted qu le importa, curuchupa bandido?
Doctor Lucho (Gil Ramrez):
Por orden del Virrey Hurtado de Mendoza
A fundar Cuenca vengo do la mirada goza.
Despus de cuatro siglos, ni uno ms, ni uno menos,
Aqu oirn las chicas melodiosos serenos;
Vacas Holstein habr de rubicundas tetas
Y mocitos borrachos se darn de poetas.
Alfonso y Leonidas buscarn la alcalda
Pero en verdad os digo, no les llegar el da...
Coquetear don Carlos con el indio Morocho
Y sonar el Alcalde al Ingeniero tocho.
Hctor Pauta (Cacique Dumma):
Nosotros no sabemos qu es lo que es ingeniero
Doctor Lucho (Gil Ramrez):
Ni nosotros tampoco, mitayo majadero!
Prosigo la visin: habr un Calle muy tuerto
Y un Zhuro que hablar con Solano ya muerto;
Una casa de ancianos ser de la Cultura
El Ncleo Provincial. En noches de amargura
Bebern los azuayos en Hngaro y Toledo,
En Gato Negro y Corcho, sin distincin de credo.
Humberto Espinosa (Cacique Leopulla) (humildemente):
Ya han pensado nombrar locutor oficial
Que transmita el evento de la misa campal?
Alejandro Ugalde (Un Conquistador):
Los almacenes Volga pagarn la audicin,
A Don Gil ya le he dado algo ms de un milln.
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Doctor Lucho (Don Gil) (furioso):
Solemnemente os digo, colonos de esta Villa,
No es cierto lo que dice este joven plantilla!
Jacinto Revilla (Cura Gmez de Tapia):
Mal ejemplo no deis, peleando entre vosotros...
Hctor Pauta (Cacique Dumma):
Tenis acaso el disco del bolero Nosotros?
Doctor Lucho (Gil Ramrez):
Por favor, un momento. Sigo viendo el futuro;
La poblacin en masa beber slo puro,
Pues toda la nobleza vender contrabando
A la vista y paciencia del Gerente Fernando;
Por calles y plazuelas saldrn las procesiones,
Don Gonzalo Cordero portar los pendones;
A misa de la aurora madrugarn las viejas,
A los santos y santas relatarn sus quejas...
Jacinto Revilla (Cura Gmez de Tapia) (abanicndose):
Uf, qu calor, barajo! Quisiera que fundemos,
Lo ms pronto posible, la ciudad que veremos
Levantarse orgullosa desde San Sebastin
Constituyendo feudo de Nicanor Merchn...
Alejandro Ugalde (Un Conquistador) (entrometindose):
Pardiez, qu estis errado; do vuestra vista folga
Todo habr de cubrirse de almacenes El Volga!
Doctor Lucho (Gil Ramrez) (interviniendo):
Tenis razn, de Tapia; comencemos el acta...
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Narrador Albornoz:
As naci a la vida nuestra querida llacta.
Hernando Leopulla y el buen Cacique Dumma
Asentaron la fiesta pegndose una chuma
Por su parte las gentes hispnicas y cholas
Se tiraron los pelos hasta quedar cocolas;
Repartironse tierras, casronse con runas,
Plantaron arboledas, se dieron a las tunas.
Construyendo la vieja mansin de los Concejos,
Al Marqus de Caete comprronle azulejos;
Se hicieron atenienses, exportaron sombrero,
Vencieron a peruanos en un mes de febrero.
Desde entonces, seores, ante todo, el morlaco
Ama slo a su tierra para la cual no hay taco!!!!
Tu amor,
que me arrebata,
es ya,
dolor
que mata.
..
Creme,
-y te lo digo de buen modo-
yo, solo tornar a estar sano,
cuando me den tu mano
y pueda coger todo.
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La vi hecha un oso a la Dafne
Amoroso
Poema lrico, pico y filosfico, que habla de lo efmero
de la belleza humana, sobre todo de la femenina.
Ayer deambulando por la calle
-una calle de Cuenca y de la vida-
la vi de improviso:
Yo iba de bajada,
ella de subida.
La vi: hecha un oso
A la Dafne Amoroso.
La vi y -no les miento-
Este fue mi primer pensamiento:
Cuan fugaz es la belleza
y cuan frgil la hermosura!.
Cmo, t, ayer, palmera,
eres hoy esta gordura?
Ella resaltaba
-en ayer lejano-
por su risa hermosa,
su pelo de trigo,
sus ojos de noche,
su andar de gacela,
sus dientes de perla,
labios de rub,
nalgas de esmeralda,
senos de diamante.
Por sus piernas tersas,
sus caderas curvas,
-curvas de guitarra-
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y todos los versos
que dicta el amor.
Ayer
-el ayer de veras-,
el que est antes de hoy,
me cruc con ella,
-misteriosos encuentros de la vida-
Yo iba de bajada
ella de subida.
Iba, bien subida,
De libras y carnes.
Mi voz tembl al verla
Tembl al saludarla:
Dafnecita, linda,
qu bien se conserva!
Ella,
tembl toda!:
Gracias, seor Aria
No hubo ms palabras.
Me baj a la calle.
Segu mi bajada.
Sigui con su vida
(iba de subida)
A solas, de noche,
Medit un momento:
Dios mo,
qu solos,
se quedan los muertos!
(Perdn, ese es Bcquer.)
A solas, de noche,
370
Le habl a la distancia.
(No por el telfono,
no sera potico)
le habl de alma a alma,
tal vez fue por eso,
no respondi nada.
Le dije: amor mo,
T dejaste huellas
Muy dentro de mi alma.
Ahora, sospecho,
Dejas por do pasas:
Ya sea en la grama,
Ya sea en la grava
(me sali un bonito
juego de palabras)
Te pregunto, amiga,
Del ayer distante,
Si ser posible
Que cuando te sientas,
O te depositas,
En silleta o silla,
En banca o silln,
Algo de tu nalga,
No te sobresalga?
No quiero respuestas
-te hablo de alma a alma-
En la noche en calma,
me voy a dormir.
371
Claudio Malo Gonzlez
Cigarro marketing
El afn de hacer dinero por todos los medios ha
aguzado el ingenio humano para vender. El consumismo
hace que toda persona que tiene algn excedente de dinero
compre cualquier cosa, obedeciendo irreflexivamente a los
condicionamientos que ha hecho de la propaganda una
religin que predica las enseanzas del becerro de oro. Lo
que importa es ser in. Ha surgido una nueva ciencia cuyo
nombre tiene un halo mgico: el Marketing que ensea todas
las tretas para vender, siendo el pas campen Estados
Unidos. Para el xito de la venta de un producto, si se
descubre un nuevo uso hay que explotarlo al mximo. El
nombre de la marca es esencial y la adiccin de celebridades
importantsimo.
En la telenovela tres equis: Clinton y Lewinski que
ha batido records de difusin a travs del Internet, en uno de
los captulos aparece un cigarro: una noticia de la Agencia de
prensa Efe textualmente dice segn el informe del fiscal, el
presidente tuvo un peculiar episodio ertico con la joven, al
introducirle un cigarro (puro) en la vagina. Me atrevo a dar
algunos consejos a los vendedores de cigarros partiendo de
este clebre acontecimiento:
Averige si el cigarro del que goz la Lewinsky fue
cubano, ya que de serlo, Clinton podra ser juzgado por
traicin a la patria. Si procediera de la isla maldita use todos
los trucos para hacerlo aparecer como made in U.S.A.
372
Si la marca es conocida, inicie una gran campaa
publicitaria. Si la Lewinsky cobrara diez millones de dlares
por sus memorias, Ud. puede cobrar mucho ms. Si no se
conoce la marca, ponga una fbrica patentando una nueva
que podra ser Clinwinsky. Cudese de usar los nombres de
los protagonistas pues corre el riesgo de ser enjuiciado por
atentar contra la propiedad intelectual.
Refute la idea de que el cigarro y sus parientes
contaminan el ambiente. Con este nuevo, original e inocente
uso, no se atenta contra el respeto que el hbitat se merece.
Sea ecologista.
Enfatice este uso original del cigarro que no estuvo ni
en la boca de Clinton ni en la de Lewinsky ya que el primero
hablaba con un congresista y la segunda tena sus carnosos
labios ocupados en otros quehaceres similares, pero
diferentes.
Los fumadores de cigarros se deleitan por la reaccin
de sus papilas gustativas ante el humo, destaque que puede
agradar a otras papilas.
Un buen fumador de cigarro solo lo inhala hasta la
boca y no hace golpe. Con este nuevo uso s es posible:
lance la idea de los golpes bajos.
Para el uso del cigarro hay que contar con una cuchilla
para cortar su punta; asesrese con Lorena Bobbit, experta
en la materia.
Espero haber contribuido con un granito de arena al
marketing de los cigarros, reservndome el derecho a cobrar
comisin cuando se incrementen sus ventas.
373
Jos Edmundo Maldonado
1937 - 1995
La noche de los giles
JOSE IGNACIO SAENZ DE LA BARRA
A dnde van mdicos, carpinteros, odontlogos,
profesores, cocineras, monjas, estudiantes, diputados,
abogados, periodistas, mecnicos, panaderos, zapateros,
poetas, novelistas, noveleros, borrachos, exborrachos,
desocupados, taxistas, cargadores, damitas, las que
sabemos, caballeros, el clero secular y regular, motociclistas,
policas, soldados, comerciantes, industriales? A dnde van
envueltos en ponchos, cobijas, sbanas, colchas, sabanillas,
bufandas, toallas, casacas de ir al Cajas, pasamontaas,
gafas de soldar autgenas, calentadores, ropa de campaa,
termos con caf puro, guaguas envueltas al apuro, nios
llenos de mal genio como el gordo Torbay, perros asustados,
gatos apurados, muchachas de manos llenas de chalinas de
los indios otavaleos?
Van a ver el terremoto anunciado para las tres de la
maana, pero como la hora es cuencana ha quedado para
las tres y media, de acuerdo a los comunicados, comentarios,
rumores, chismes, habladuras, decires, noticias, locutores,
emisoras. El miedo acaricia los pelos, las barbas, -hasta de
los lampios-, las trenzas, los zapatos de los morlacos que
se encaminan sin rumbo cierto, los que viven arriba van para
abajo, porque all no har mucho dao el terremoto, los que
viven abajo van para arriba porque a las alturas no llega el
terremoto. Los ubicados en el parque Caldern huyen de
pronto, porque en el lugar hay huecos profundos de donde
salen los gagones, el cura sin cabeza, la caja ronca, el farol
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de la viuda y otras alajas novedades, vlidas para asustar a
los giles cuyo nmero exacto ya conocemos: ciento cuarenta
y ocho mil doscientos cuarenta y tres cuencanos y medio.
Muchos antes de salir de las casas cortan las lneas
del telfono, porque as han dicho los bomberos, otros dejan
matando a los cuyes y a las gallinas, aquellos sacan loa velas
para los tres das de oscuridad, stos llevan los ramos y los
romeros benditos para quemar en cuanto comience el
terremoto, mientras rezan Santa Brbara doncella lbranos
de la centella. El pecador reza: Seor mo Jesucristo Dios
hombre y verdadero, pero se olvida y confunde la oracin
con el Credo y luego con el Yo Pecador y acaba gritando la
parte final del Padre Nuestro. Rugen los altoparlantes de las
ciudadelas, pidiendo a todos abandonar las casas, las villas,
las camas para dirigirse hacia las llanuras, los valles, las
planicies, mientras el fro cala los huesos y la neblina hace
de Cuenca un pueblo parecido a Chunchi.
Lloran las monjas, lloran los hombres, -aunque los
hombres nunca lloran-, lloran los pobres, lloran los ricos,
porque los ricos tambin lloran. Terror, temblor, miedo,
chirichis, agua de toronjil, abrazos de despedida, perdonada
de deudas, recomendaciones, sacars los dlares debajo
del colchn, esconders la televisin debajo de la cama, en
el forro del abrigo estn los mil que eran para el chupe del
sbado, abre el atn de la despedida, porque dicen que para
morir se debe comer bien, un por si acaso en el infierno
demoren la comida como en la villa bolivariana. Todo es
confusin, carreras, desorden, desfile, se encienden los
faroles, se prenden las ceras, se queman los ramos, se
quema el romero, se canta perdn oh Dios mo, perdn e
indulgencia, perdn y clemencia, perdn y piedad, pequ ya
mi alma, su culpa confiesa, mil veces me pesa de tanta
maldad, salve dolorosa y afligida madre salve tus dolores y a
todos nos salven.
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Son las dos y quince de la maana, faltan tres cuartos
de hora para el terremoto, que lentas pasan las horas, los
minutos, los segundos. Sollozan los nios, ladran los perros,
fuman las pipas. Las dos y treinta de la maana y nada.
Qu pasar de noche, no hay maana que no haya en e1
jardn rosas difuntas, sobre estas cosas mi querida hermana,
porqu a nuestro Seor no le preguntas, pasemos esta noche
en la ventana, los ojos fijos y las manos juntas, para saber
maana de maana, porqu hay en el jardn rosas difuntas.
Las dos y cuarenta y dos, seores y seoras faltan dieciocho
minutos para el terremoto, profetizado por Mariana de Jess,
cuando los pueblos no hagan nada contra los malos
gobiernos. Temblor, pavor, crujir de dientes, nos piernan las
tiemblan, cunde el pnico. Faltan dos minutos para las tres,
se ponen en cruz los ateos, se hincan los comunistas, se
santiguan los socialistas, se golpean el pecho los del MPD,
se ren los curuchupas, pero de miedo.
Las tres, el terremoto no llega, seguro no hay
presupuesto porque todo se ha gastado en los dcimos
juegos bolivarianos. As es con Cuenca, ni un terremoto bueno
puede tener, fuera para Ambato ya llegara uno para dejar
cincuenta mil muertos y Pelileo hecho ruinas. Las tres y cinco
y slo el fro hace ms amarillo los rostros de todos los
morlacos, hombres, mujeres, ancianos, nios. Las tres y
cuarto y claman los locutores, no es cierto, no es verdad,
hay error, mentira, falso, quin dice, no hagan caso, lata no
ms era, al saber le llaman leche, somos giles, a la bio, a la
bao, a la bim bum bam, terremoto, terremoto no habr.
Cuatro de la maana, quin tiene miedo carajo, yo no
me asust, me estaba riendo, saba de antemano que era
mentira, los terremotos no se profetizan, estuve en la calle
por nota. Desaparecen los nerviosos, los asustados, los
temblorosos y se multiplican los valientes. Centenares de
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tarzanes, supermanes, kalimanes, kingkones, gilmanes en
lugar de giles. Se multiplican los audaces, los temerarios,
las mujeres maravillas, los fuertes, los integrantes de la
brigada, los nervios de acero. Nos encontramos con Rambo
I y Rambo II, en calles y avenidas estn Rocky I, Rocky II y
Rocky III. Los ateos recobran los colores y niegan a Dios,
pero todava las quijadas se mueven como de los esqueletos.
No olvidaremos la madrugada del lunes anterior, cuando
todos a una estuvimos de acuerdo en que no hay brujas
Garay, pero que de haberlas hay.