Fedro - Gredos PDF
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308 DILOGOS
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thos in Platons Phaidros (274b 6f1)>>, Gymnasium, Zeit-
schrift fr Kuitur der Antike und humanstsche Bildung
68,6 (Nov. 1961),526-548; L. Gil, Notas al Fedro , Eme-
rita 24 (1956), 311-330; id., De nuevo sobre el Fedro,
Emerta 26 (1958), 215-221; id., Divagaciones en torn o
al mito de The uth y Thamus, Estudios Clsicos 9 (1956),
343-360 (recogido ahora en Transmisin mtica, Barcelo-
na, 1975, pgs. 101 120); O. Regenbogen, Bemcrkungen
zur Deutung des platonischen Phaidros, en Kleine Schrif-
ten, ed. de Franz Dirlmeier, Munich, 1961, pgs. 248-269;
J. Derrida, La pharmacie de Platon, en La dissmina-
t on, Pa rs, 1972; R. Burgcr, Plato 's Phaedrus. A defense
01a philosophic off 01 writing, The University of Alabama
Press, 1980; Bernard Seve, Ph dre de Ptaton, Commema-
re, Pars, 1980.
E. LLED IGO
FEDRO
SCRATES, FEDRO
SCRATES. - Mi querido Fedro, adnde andas ahora 227a
y de dnde vienes?
FEDRO. - De con l.J.s.ias ,!, Scrat es, el de Cfalo 2, y
me voy fuera de las murallas, a dar una vuelta . Porque
me he entretenido all mucho tiempo, sentado desde tem-
prano. Pers uadido, adems, por Acmeno 3, compaero
t uyo y mo, vaya dar un paseo por los cami nos, ya qu e,
afirma, es ms descansado que andar por los lugares p- b
blicos.
Sc . - y bien dice, compaero. Por cierto que, segn
veo, estaba Lisias en la ciudad.
1 Lisias, el gran ausente del dilogo, hijo de Cfalo. Su hermano Po-
lcmarco fue ej ecutado durante la tirana de los Treinta .
2 Cfa lo era hijo del siracusano Llsanias . Su amistad con Perlces
pudo haber sido una de las causas por las que aban don su pas y vino
a Atena s, donde , en el Plreo, posea una fbrica de escudos . A Cfal o
lo encontramos ya, en relacin con su ot ro hijo Poemarco. al comienzo
de la Repbfica (327b ss.), donde se nos dan otros datos sobre la fa-
milia .
J Mdico at eniense y padre de Eriximaco que aparece tambin en el
Banquete (l 76b, 198a. 214b).
310 DILOGO:> FEDRO 311
FED. - S que estaba. y con Epcrates 4 . en esa casa
vecina al templo de Zeus, en sa de Mrico j .
Sc. - Y de qu habeis tratado? Porqu e seguro que
Lisias os regal con su palabra.
FEO. - Lo sabr s, si tienes un rat o par a escucharme
mientr as paseamos.
Sc. - Cmo no? Crees que iba yo a tener por ocu-
pacin un quehacer mejor , por decirl o como Pndaro 6,
que or de qu estu visteis hablando t y Lisias?
r FEO. - Adelante, pues.
Sc . - Me contars ?
FEO. - Y es que, adems. Sc rates, te interesa lo que
vas a or . Porque el asun to sobre el que departamos, era
un si es no es ertico. Efectivamente, Lisias ha compuesto
un escrito sobre uno de nuestros bellos, requeri do no pr e-
cisament e por quien lo ama, y en esto resida la gracia
del asunto . Porque dice que hay que complacer a qui en
no ama , ms Que a quien ama.
Sc . - Qu generoso! Tendra que haber aadido : y
al pobre ms que al r ico y al viejo ms que al joven,
d y, en fin, a todo aquello que me va ms bien a m y a
muchos de nosot ros. Porqu e as los discursos ser an, al
par que divertidos, provechosos para la gente. Pero, sea
como sea , he deseado ta nto escuchane, que , aunque cami-
nando te llegases a Mgara 1 y, segn recomienda Her di -
Eplcrates debe de ser el demcr ata ateniense a quien se acusa en
el discurso 27 de LISI AS. Los escoliastas dicen que era demagogo y
orador.
, Mrico, d ueo de una hermosa casa en la que solan celebrarse re-
mmas reuniones.
lstm cas 1 2.
1 Ciudad en el istmo, entre el tica y el Petoponeso.
co 8, cuando hubieses alcanzado la muralla, te volvieses
de nuevo, seguro que no me Quedara rezagado.
FED. - Cmo dices. mi buen Scrates? Crees que
yo, de t odo lo que con tiempo y sosiego compus o Lisias, 228<>
el ms hbil de los que ahora escr iben, siendo como soy
profano en estas cosas, me vaya acordar de una manera
digna de l? Mucho me falta pa ra ello. Y eso que me gus-
tara ms que llegar a ser r ico.
SOC. - Ah, Fedro! Si yo no conozco a Fedro, es que
me he olvidado de mi mismo; pero nada de esto ocurre.
S muy bien que el tal Fedro, tras o r la palabra de Lisias,
no se conform con orlo una vez, sino que le hacia
volver muchas veces sobre lo dicho y Lisias, claro est .
se dejaba convencer gustoso. Y no le bastaba con esto, b
sino que aca baba tomando el libro y buscando aquello
que ms le interesaba , y ocupado con estas cosas y cansa-
do de estar sent ado desde el amanecer, se iba a pasear y,
creo, por el perro! , que sabindose el di scurso de me-
moria 11 , si es que no era demasiado largo. Se iba, pues,
fuera de las murallas pa ra practicar. Pero como se encon-
trase con uno de esos mani ti cos por or discursos, se ale-
gr al verlo po r tener as un compaero de su ent usias-
I Herdico de Selimbria, maestro de Hipcrares, y uno de los creado.
res de la gimn asia mdica y de la diettica. Parece que el escrito Sobre
lo dieta de Hipcretes est influido por Herdicc .
, Se insina aqu uno de los temas funda mentales que "ntegran la
compleja composicin del Fedro. Efectivamente. al final, y con el proble-
ma de la pos ibilidad de fijar las palabras con la escritura . loe exponen
las dificultades de la comunkacin escrita y su carcter de simple recor-
dator io>, para el pensamiento vivo. A pesa r de las objeciones sobre la
disparidad temtica del Fedro -amor. mitos rficos, retrica . (ltica a
Lisias, etc.-, es important e sealar este inid o en el que, al relacionar se
memoria y escritura , se anticipa el final del dilogo que a muchos Intr-
pretes parece inconexo con los otros temas.
FED . - As cs.
SC. - Y, entonces, qu? Diramos del Amor que
es de las cosas sobre las que cabe discusin, o sobre las
que no? 120.
FED. - De las discuti bles, sin duda. O piensas que
te habr a permitido decir lo que sobre l diji ste hace un
rato: que es daino tanto para el amado como para el aman-
te, y aa dir inmediat ament e que se encuentra entre los ma-
yores bienes?
Sc. - Muy bien has hablado. Pero dime tambin esto d
- porque yo, en verdad, por el ent usiasmo que me arreba-
t no me acuerdo mucho-e, defin el amor desde el co-
mienzo de mi discurso?
F EO. - Por Zeus! j y con inmejorable rigor!
Sc. - jAvl [Cunto ms diestras en los discursos son
las Ninfas del AqucJoo t2 t , Y de Pan 122 el de Hermes t23,
que Lisias cl de Cfalo! O estoy diciendo naderas, s
Lisias, al comienzo de su discurso sobre el amor, nos llev
a suponer al Eros como una cosa dotada de la realidad
que l quiso darle, e hizo discurrir ya el resto del discurso
por el cauce que l haba preparado previamente? Quieres
que, una vez ms, veamos el comienzo del discurso?
120 El punt o en el que ahora se halla la discusin incide en una nueva
refl exin sobr e el Amor, desde la perspectiva alcanzada .
121 Cf. n. 19.
m Dios oriundo de Arcadia , a quien se le atribuye la proteccin de
los rebaos. Su figura humana se sost iene en patas de macho cabro.
Enamorado de la vida buclica. se le represe nta con una siringa y un
cayado de pastor.
123 El hij o de Zeus y Maya (cf. Himno homrico u l/ermes XVJH
3). Es el padre de Pan a quien, recin nacido, ocult y llev al Olimpo
para que, por su fealdad , no asustase a su propia madre, ninfa hija de
Dnope. Invent la siringa que habra de ser atri buto de Pan. - --- - - - - - - - - - , - - - - - - - - - - ------ - ---- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - o
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FED. - S, si te parece. Pero lo que andas buscando
no est ah.
Sc. - Lee, para que lo oiga de l mismo.
FED. - De mis asuntos tienes noticia , y has odo
tambin, cmo cons idero la conven iencia de que esto suce-
264u da . Pero yo no quisiera que dejase de cumplirse lo que
anso, por el hecho de no ser amante tuyo. Pues precisa-
mente a los amantes les llega el arrepentimiento de Jo buco
no que hayan podido hacer, tan pro nto como se le aplaca
el desec.
Soc. - Parece que dista mucho de hacer lo que busca-
mos, ya que no arranca desde el princip io, sino desde el
final, y atraviesa el discurso como un nadador que nadara
de espaldas y hacia atrs, y empieza por aquello que el
amante dira al amado, cuando ya est acabando. he
dicho una tontera, Fedro, excelso amigo?
b FED. - Efectivamente, Scrates, es un fina l lo que
trata en el discurso.
Sc. - y qu decir del resto? No da la impresin
de que las partes del discurso se han arrojado desordena-
damente? Te parece que, por alguna razn, lo que va en
segundo lugar tenga, necesariamente, que ir ah, y no algu-
na otra cosa de las que se dicen? Porque a m me parece,
ignorante como soy, que el escritor iba diciendo 10 que
buenamente se le ocurra. Tienes t, desde el punto de
vista logogrfico, alguna razn necesaria, segn la cual tu-
viera que po ner las cosas unas despus de otras, y en ese
orden?
FED. - Eres muy amable al pensar que soy capaz de
e penetrar tan cert eramente en sus intenciones.
Sc. - Pero creo que me conceders que todo discur-
so debe estar compuesto como un organismo vivo, de for -
ma que no sea acfalo, ni le falten los pies, sino que tenga
medio y extremos , y que al escribirlo, se combinen las par-
tes entre s y con el t odo 124.
FED. - Y cmo no?
Sc. - Mira, pues, si el discurso de tu compaero es
de una manera o de otra, y te dars cuenta de que en
nada difiere de un epigrama que, segn dicen, est inscrito
en la tumba de Midas el frigio m .
FED. - Cmo es y qu pasa con l? d
Sc. - Es ste:
Broncmea virgen soy. y en el sepulcro de Midas yazgo.
Mientras el aguafluya, y estn en plenitud los altos rboles,
clavada aqiu, sobre la tan llorada tumba,
anuncio a los que pasan: enterrado est aqut Midas 126.
Nada importa , en este caso, qu es lo que se dice en pri- e
mer lugar o en ltimo. Supongo que te das cuenta.
FED. - Te ests riendo de nuestro discurso, Scrates?
Sc. - Dejmoslo ent onces, para que no te disgustes
- aunque me parece que contiene numerosos paradigmas 127
lZ4 La estructu ra del lenguaje, como la de un organismo vivo, era
un lugar comn de los retores. Esta unidad interna es la proporcin que
unos miembr os guardan respecto a los otros (cf'. Pouico 277b, Filebo
64b, 66d, Timeo 69b. Leyes 752a).
125 El famoso rey de Frigia, a quien, segn una de las versiones de
su leyenda, Dioniso le concedi el don de convertir en or o todo lo que
tocase.
ne El epigrama lo trasmite, ent re otros, D1GENES LAERC10 (1 89),
que lo atribuye a Clebulo. Platn suprime dos versos del texto que re-
produce Digenes (cf'. Anta/ogro palatina VII 153).
121 Anteriormente, en 262c, se ha referid o Platn a la dificultad de
precisar las palabras si se carece de los paradigmas (paraddgmata) ade-
cuados . Aqu encontrarnos de nuevo el trmino. Estos paradigmas que,
en otros momentos del pensamiento platnico, se convert irn en ideas,
son objeto, tericos que hay que tener a la vista para encaminar co-
rrectamente el curso dialctico (cf'. Eutifr6n 6e, Repblica 596b).
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FEDRO 385
que , tenindol os a la vista, podran sernas tiles, guard n-
dose. eso s, muy mucho de imita rlos-. Pero pase mos a
Jos otros discursos. Porque creo que en ellos se puede ver
algo que viene bien a los Que Quieren investigar sobre
palabras.
U Sa FED. - Qu es eso a 10 que te refieres?
SC. - En cierta manera , los dos eran contrar ios. El
uno deca que haba que complacer al Que ama, y el otro
al que no.
FEO. - Y con gran energa ambos.
SC. - Pienso que ibas a decir la palabra justa: ma-
niticamente . Porque dijimos que el amor era como una
locura. una mana, o no? m .
FED. - S.
SC. - Pero hay dos formas de locura; una , debida
a enfermedades humanas, y otra que tiene lugar por un
cambio que hace la divinidad en los usos establecidos.
b FED. - Asl cs.
Sc. - En la divina , distinguamos cuatro partes, co-
rrespondient es a cuatro divinidades, asignando a Apolo la
inspir acin prort ica. a Dion iso la mstica , a las Musas la
potica, y la cuarta, la locura ertica. que di jimos ser la
ms excelsa, a Afrodita y a Eros. Y no s de qu modo.
inte ntando representa r la pasin ertica. alcanzamos , tal
vez, alguna verdad, y, ta l vez, tambin nos desviamos a
algn otro sitio. Amasando un discurso no totalmente ca-
rente de pers uas in. hemos llegado, sin embargo , a ento-
e nar , comedida y devo tamente, un cierto himno mtico a
mi seor y el tu yo, el Amor, oh Fedro, pro tector de los
bellos muchachos.
111 er. n. 50.
FEO. - Que, por cierto, no sin placer escuch yo
mismo .
SC. - Pues bien, saquemos a lgo de esto: cmo pas
el discurso del vituperio al elogio?
F EO. - Qu qu ieres decir?
Sc . - Para m, por cierto, todo me parece como un
juego que hubier amos jugado. Pero, de todas estas cosas
que al azar se han dic ho, hay dos especies que si alguien d
pudiera domina r con tcnica no sera mal a cosa.
F EO. - Qu especies son sas?
Sc. - Una seria la de llegar a una idea qu e, en visin
de conjunto . abarcase todo lo que est diseminado. pa ra
que, delimitando cada cosa, se clarifique, as, 10 que se
quiere ensear Hace poco se habl del Amor , ya fuera
bien o mal, despus de haberlo definido; pero, al menos,
la claridad y coherencia del discurso ha venido, precisamente .
de ello.
FE O. - Y de la otra especie qu me dices, Scrates?
SOC. - Pues que, recprocamente, hay que pode r divi - ,
di r las ideas siguiendo sus natural es artic ulaciones, y no
ponerse a qu ebrantar ninguno de sus miembros, a manera
de un mal carnicero. Hay que proceder, ms bien, como ,
hace un momento, los dos discursos, que captaron en una
nica idea, comn a ambos, la insa nia que hubiera en el
pensamiento; y de la misma manera a como, por fuerza
natural, en un cuerpo nico hay partes dobles y homni-
mas, que se denominan izquierdas y derechas, asl tambin 266<>
los dos discur sos consideraron la idea de paranoia baj o
la forma de una unidad innata ya en nosotros. Uno , en
verda d, cortando la parte izquierda, no ces de irla divi-
diendo has ta que encontr, entre ellas, un amor llamado
siniestro, y que, con toda justicia, no dej sin vituperar.
A su vez, el segundo llevndonos hacia las del lado dere-
93. - 2!
- . .
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cbo de la mana. habiendo encont rado un homnimo de
b aquel, un amor pero divino, y ponind onoslo delante. lo
ensalz como nuestra mayor fuente de bienes.
FEO. - Cosas muy verdaderas has dicho.
SC. - y de esto es de lo que soy yo amante, Fedro.
de las divisiones y uniones. que me hacen capaz de hablar
y de pensar. Y si creo Que hay algn otro Que tenga como
un poder natural de ver lo uno y lo mltiple, lo persigo
(yendo tras sus huellas como tras las de un dios 129. Por
cierto que aquellos que son capaces de hacer esto -Sabe
dios si acierto con el nombre- les llamo. por lo pronto.
e dialcticos HO. Pero ahora, con lo que hemos aprendido
de ti y de Lisias. dime cmo hay que llamarles. Q es que
es esto el arte de los discursos, con el que Trasmaco y
otros SI: hicieron ellos mismos sabios en el hablar, e hicie-
ron sabios a otros, con tal de que qui sieran traerles ofr en-
das como a dioses'?
FEO. - Varones regios, en verdad, mas no sabedores
de lo que preguntas. Pero, por lo que respecta a ese con-
cepto, me parece que le das un nombre adecuado al lla-
marle dialctica. Creo , con todo, que se nos escapa toda-
va la idea de retrica.
d Sc. - Cmo dices? Es que podra darse algo bello
que, privado de todo esto que se ha dicho. se adquiriese
igualmente por arte'? Ciertamente que no debemos menos-
preciarlo ni t ni yo. Pero ahora no hay ms remedio que
decir que es lo que queda de la retrica.
In No parece ser cita refundida de la oauea (V 192), sino de la Uio-
da (XXII 157). Cf. DE VUE.S, A rommelltary ... pg. 218.
no U . Menn 75d.e, donde se sintetizan las cond iciones de la buena
argumentacin . v anse, adems. Fileoo 17a. !W lSta 2S3cSS., o-(ilQ 3901:.
En Repblica VII S33c ss., habla Plat n de las ventajas del mtodo
dialctico mcthodos}; tambin, en VII 534e.
FED. - Muchas cosas todava, Scrates . Todo eso que
se encuentra escrito en los libro s que tratan del art e de
las palabras.
Sc. - Has hecho bien en record rmelo. Lo primero
es, segn pienso, que el discurso vaya precedido de un
proemio. Te refieres a esto o no'? A estos adornos
del arte?
FEO. - S. ti'
Sc. - En segundo lugar , a una exposicin acom-
paada de testimonios; en tercer lugar , a -los indicios,
y, en cuar to lugar, a las probabilidades). Tambin habla,
segn creo, de una confirmaci n. y de una supercon r-
macin, ese excelso artfice del lgos, ese var n de
Bizancio.
FEO. - Dices el hbil Teodoro? Ul.
S6c. - Quin si no'? Y una refutacin y una su- 261a
perrefutacin, ta nto en la acusacin como en la apologa.
Y no haremos salir tamb in al eminente Evenc de Pa-
ros 132, que fue el primero en inventar la alusin encu-
bierta) , el elogio indirecto, y, para que pudi eran recor-
darse, dicen que puso en verso repr oches indir ectos) . Un
, , sabio var n, realment e! Y vamos a dejar descansar a Ti-
sias m y a Gorgias 134 , que vieron cmo hay que tener
III Tecd or o de Bizancio, retri co de la segunda mitad del silllo v
a. C. contempor neo y riyal de L isias, er. Aam-TELES, Retrica 14141)8
".
III Sofista. y poet a de pr i ncipios del siglo rv a. e. (cc. Apolagl 2Gb.
y Fedn 60d 55.)
m Fundador . con Crex, de la C'SCUela de retrica de Sicilia. Vino
a Atenas con Gorgias. (CL QuIN1lLlANo. l /lStitut io orat oria 111 l.)
1lo< Gorgias de Lecnnnos, famoso sofista. La lecha que con ms pre-
cisin conocemos -caunque se afi rma que vivi ms de cien aftos- es
su venida a Atenas el 427 a. C. {TuclolOES . 111 86j. El testimonio del
mismo Plat n . en el Menn 71c. hace suponer alguna otra visita. Segn
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11
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ms en cuenta a lo verosmil que a lo verdadero, y que,
con el poder de su palabra, hacen aparecer gra ndes las co-
sas pequeas, y las pequeas gra ndes, lo nuevo como ant i-
guo, y lo antiguo como nuevo, y la manera, sobre cual-
quier tema, de hacer di scur sos breves, o de ala rgarlos inde-
b finidamente. Escuchndome, una vez, Prdico 135 decir
estas cosas, se ech a reir y dij o que slo l haba encon-
trado la clase de discurso que necesita el arte: no hay que
hacerlos ni largos ni cortos , sino medi anos,
FED. - Sapientsimo, en verdad, Predico.
Sc. - Y no hablamos de Hipias 136? Porque pienso
que has ta el extranjero de lide le dara su voto,
FEO. - Y por qu no?
Sc . - y qu decir de tos Museos de palabras, de
e Polo 137, como las redundancias, las sentencias, las
iconologas, y esos trminos a lo Licimno ~ 8 con que
R. S. BLUCK, no parece que haya esta do post eriormente tptato 's Menan,
ed. con introd . y com., Cambridge University Press, 1961, pgs. 215-216.)
En un viaje ro como Gotglas, sera lgico suponer repet idas visitas a Ate-
nas, en las que se habra forja do su leyenda. En este pasaje del Fedro,
se ironiza sobre el mtodo de Oorgas. como prototipo del mtodo
sofistico.
m Prdico de Ceos , clebre sofista, que estuvo en Atenas entre el
ao 431 y 421 a. C. En el Prot dgoras, es uno de los int erlocuto res.
I J6 El otro gran sofista dc la segunda mitad del siglo v a. C:, natural
de t lide y compaero de Protgoras . Es famosa su habilidad y su autar -
qua (d . Hipias menor 368b-c).
IJ, Polo de Agrigento, discpulo de Gor gias y de Liclmnio. Apenas
hay noti cias de l. Por ello, no es seguro qu e compusiese una obra con
el titule que puede interpretarse de este pasaje. Cf. DI' VRIES, A com-
mentary... , pgs. 223-224, que aporta testimon ios sobre este problema .
m Licimni o de Quos, lrico y retrico , vivi a comi enzos dcl siglo
IVa. C. ARIS TTELES (tcerorca 1414b l 7 s.) se refiere a las caractersticas
de su complicado estil o.
ste le hab a obsequiado para que pudiera producir bellos
escritos?
FED. - Y no ha ba tambin unas protagricas , que
trataban de cosas parecidas?
Sc. - S. muchacho, la correcta diccin y muchas
otr as cosas bellas . Pero , en cuesti n de discursos lacrimo-
sos y conmovedores sobre la vejez y la pobreza, lo que
domina me parece que es el arte y el vigor del Calcedo-
nia 139, quien tambin neg a ser un hombre terrible en
provocar la indignacin de la gente y en calmar, de nuevo, d
a los indignados con el encanto de sus palabras. Al menos ,
eso se dice. Por ello, era el ms hbil en deni grar con sus
calumnias, y en disiparlas tambin. Pero, por lo que se
refiere al final de los discursos, da la impresin de que
todos han llegado al mismo parecer, si bien unos le llaman
recapit ulacin, y otros le han puesto nombre di stinto.
FED, - Te refieres a que se recuerde a los oyentes, e
al final, punto por punto, lo ms importante de lo que
se ha dicho?
Sc. - A eso, precisamente. y si alguna otra cosa t ie-
nes que decir sobre el arte de los di scursos ...
FED. - Poca cosa, y apenas digna de mencin.
S c. - Dejemos, pues , esa poca cosa, y veamos ms 268"
a la luz, cul es la fuerza del arte y cundo surge .
PED. - Una muy poderosa, Scrates. Por lo menos en
las asambleas del pueblo.
Sc. - La tiene, en efecto . Pero mira a ver, mi divino
ami go, si por casualidad no te parece, como a m, que
su trama es poco espesa,
FED. - Bns ame cmo.
lJ9 Alusin, en estilo homrico, a Trasimaco de Calcedonia (cf. n. 114).
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,
b SC. - Dime, pues. Si alguien se aproximase a tu com-
paero Erixmaco, o a su padre Acmeno y le dijera: Yo
s aplicar a los cuerpos tratamientos tales que los calien-
tan, si me place, o que los enfran, y hacerles vomitar si
me parece, 0, tal vez, soltarles el vientre, y otras muchas
cosas por el estilo, y me considera mdico por ello y por
hacer que otro lo sea tambin as, al trasmitirle este tipo
de saber.') Qu crees que dira, oyndolo?
FED. - Qu ot ra cosa, sino preguntarle, si encima sa-
be a quines hay que hacer esas aplicaciones, y cundo,
y en qu medida?
Soc. - y si entonces dijera: En manera alguna; pero
e estimo que el que aprenda esto de m es capaz de hacer
lo que preguntas.
FED. - Pienso que diran que el hombre est aba loco
y que, por saberlo de odas de algn libro, o por haber
tenido que ver casualmente con algunas medicinas, cree
que se ha hecho mdico, sin saber nada de ese arte.
Soc . - y qu pasara si acercndos e a Sfocles y a
Eurpides, al guien les dijese que sobre asumas menores sao
be hacer largas palabras, y acortarlas sobre asuntos gran-
des; luctuosas si le apetece, o, a veces, por el contrario,
aterrador as y amenazadoras y cosas por el estilo, y que,
d adems, por ensear todo esto, se pensara que est aba
haciendo poemas trgicos?
FED. - Pienso que ellos se reiran de quien cree que
la t ragedia es otra cosa que la combinacin de estos ele-
mentos, que se adecuan ent re s, y que combinan tambin
con el todo.
Sc. - Pero, de todas formas, opino que no le haran
reproches demasiado speros, sino que , como un msico
que hallase en su camino a un hombre, que se cree enten-
dido en armona porque se encuent ra con que sabe cmo
hacer que una cuerda suene aguda o grave, no le dira agria-
mente: j Oh desdichado, estas negro de bilie!, sino que e
al ser msico le dir en tono ms suave: Buen hombre,
cierto que el que quiere saber de armona precisa de eso;
pero ello no impide que quien se encuentre en tu situacin
no ent ienda lo ms mnimo de armona. Porque tienes los
conocimientos previos y necesarios de la armona; pero no,
los que tienen que ver con la ar mona misma.
FEO. - Muy exacto, en verdad.
SC. - y sin duda que tambin Sf ocles, a quien jun- 2690
tamente les hizo esa representacin 140, le dira: Sabes lo
previo a la t ragedia; pero no, lo de la tr agedia misma ;
y Acmeno: Tienes conocimientos previos de medicina;
pero no, los de la medicina
FEO. - Totalmente de acuerdo.
Sc. - Y qu pensamos de Ad rasto 141 , el melifono,
o de Per cles 142, si llegasen a or las que hemos acabado
de exponer sobr e tan bella tcnica - del hablar breve, del
hablar con imgenes y todo lo que expusimos y que
140 Scrates piensa tambin en Eur fpides al que anteriormente (Z68c)
menciona, aunque aqu, a pesar de la sint axis de la frase, slo nombra
a Sfocles .
141 Adraste, rey de Argos, hijo de Tla c y Lislmaca. Segn PNDARO
(Nemeas IX 9) , fue Adraste quien estableci los juegos de Sicln. En
este mismo poema cuenta part e de la histori a de Adrasto. Mand la expe-
dicin de los siete contra Tebas- en compaa, entre otros, de su yerno
Polinices. Las dotes oratorias de Adrasto fueron famosas, por haber con-
vencido a los tcbanos para que devolvieran los cuerpos de las vctimas
caldas ante las murallas. La leyenda cuenta tambi n que recuper los
cuerpos por haber convencido a Teseo, rey de Atenas, de que ata case
a Teba s. (eL TrRTEo , 8, 8 - ADRADOS, 1, 138- Adrestou melich-
gerul1.)
\4l Pericles, hombre de Estado ateniense, cuya vida llena la historia
griega durante el siglo v a. C.
..
392 DILOGOS
_ .- ._---------
FEDRO 393
I
" diji mos que hab a que examinarlo a plena luz- , crees que
desa bridamente. como t y como yo, increpara n con du-
ras expresiones a los que han escrito y enseado cosas co-
mo el arte retrica o. mucho ms sabios Que nosotros, nos
replicara n a los dos diciendo: Fedro y Scrates, no hay
que irr itarse, sino perdonar, si algunos , por no sabe r da-
legar, no son capaces de determinar qu es la ret rica , y
a causa de esa incapacidad. teniendo los conocimientos
previos. pensa ron, por ello. que habian descubierto la
e retrica misma y, enseando estas cosas a aira s, crean
haberles enseado, perfect amente. ese art e, mientras que
el decir cada cosa de forma persuasiva, y el organizar el
conj unto, como si fuese poco trabajo , es algo que los dis-
cpulos deban procurrselo por s mismos cuando tuvieran
que hablan>?
FED. - Puede que sea as, Scrates, lo propio del art e
que, como retrica , estos hombres ensean y escribe n, y
a m me parece que dices verdad. Pero, ent onces, el arte
d de qu ien realmente es retrico y persuasivo, cmo y dnde
podra uno conseguirlo?
Soc . - Para poder llegar a ser, Fedro, un luchador con-
sumado es veros mil - quiz incluso necesario- que pase
como en todas las ot ras cosas. Si va con tu natura leza la
retrica, sers un ret6 rico famoso si unes a ello ciencia
y ejercicio, y cuanto de estas cosas te falte, ir en detri-
mento de tu per fecci6n. Pero todo lo que de ella es erre,
no creo que se alcance por el camino que deja ver el mto-
do de Lisias y el de Trasmaco .
FED. - Pero por cu l entonces?
Sc. - Es posible, mi buen amigo, que ju stament e
haya sido Pericles el ms perfecto en la retrica.
FED. - Y por qu?
Sc . - Cuanto de grande hay en todas las artes que
lo son, requiere gar rulera y meteorologa J.f3 acerca de la 270<1
nat uraleza. Parece, en efecto, que la altura del pensamien-
to y la perfeccin de aquello que llevan a cabo, les viene
precisamente de ah. Y Peric1es, aparte de sus excelentes
dotes natura les, tambin habia adquirido esto, pues ha-
bindose encontrado con Anaxgoras J4-4, persona, en mi
opinin, de esa clase, rep leto de meteorologa, y que haba
llegado hasta la natura leza misma de la mente y de lo que
no es ment e 1"', sobre lo que Anaxgor as ha ba hablado
tanto, sac de aqu lo que en relacin con el arte de las
palabras necesitaba .
FED. - Qu qu ieres decir con esto?
Sc. - Que, en ciert o sentido , tiene las mismas car ac- b
terfstica s la medicina que la retric a.
FED. - Qu caracteristicas?
Sc. - En ambas conviene precisar la natura leza, en
un caso la del cuerpo, en a iro la del alma, si es qu e preten-
des, no slo por la rutina y la experiencia sino por arte,
dar al uno la medicacin y el ali mento que le tr ae salud
y le hace fuerte, al ot ro palabras y prcticas de conducta.
IH Scratel alude a las ac usaciones sobre su charlatanera.. y su es-
tar en las nubes" (AlrSTU l<ES. Nu1N3 1480). er. Lo GIL. introduccin
a la edicin del Ftdrv, pgs . LV-LVI; DE veus, A commentary. .. pgi_
na 233; HACl fORTH. Plafos. ... pg. ISO. Md C1 0 acusa a Scrates de
ocuparse de metec rologias , PLATN, Apol ogia 19b.
1'" Anad goras de Clazmenas contemporneo y amigo de Penctes.
Al final de su vida. tuvo que hur de Atenas, acusado de impiedad por
Jos enemigos del pol tico ateniense.
JH Se d iscut e la correcta lect ura de los trminos de Anaxgoras a
los que Plat n se refiere. Efectivamente. nOIl $ es un concepto rundamen-
tal en el pensamiento de Anaxgoras; pero tanto (inoill como didnoia
parecen ser lecturas plat nicas, Y. por cons iguiente, ambas pueden dis-
cuti rse, aunque es preferible dnoia.
,. , Asclepio. el dios de la med icina, hijo de Apelo y de Cor nide,
que aprendi del centa uro Quirn el ar te de la medici na , que. practi cado
por sus descendientes llamados Asclcpladas, tuvo extraor dinari a lmpo r-
tanda en el desarro llo de la medicina cientfica. Hip crates fue el ms
famoso de estos mdicos. Sobre la pos ible alusin de este pasaje a a18(1I1
texto conc reto, vase la int roduccin de C. GARCA GUAL a Tratados
Hipocrticos, vol. 1, H.C.G. 12, Madrid, 1'183, p gs. 32-37.
que acabar n transmitindol e la conviccin y la excelencia
que quieras.
FEO. - Es probable que sea as, Scrates.
e SC. - Crees que es posible comprender adecuadamen-
te la naturaleza del alma. si se la desgaja de la naturaleza
en su totalidad?
F EO. - Si hay que creer a Hipcrates el de los Asole-
piadas 14 ' , ni siquiera la del cuerpo sin este mtodo.
Sc. - y mucha razn t iene, compaero. No obstan-
te, con independencia de Hipcrates, es preciso examinar
en qu se funda lo dicho y si tiene sentido.
FED. - Conforme .
Sc. - Pues bien. por lo que respecta a la nat uraleza,
averigua qu es lo que puede haber afirmado Hipcrates
y la verdadera razn de su aserto. No es, quiz. as como
hay que discurrir sobre la naturaleza de cual quier cosa?
d Primero de todo hay que ver. pues, si es simple o presenta
muchos aspectos aquello sobre lo que queremos ser tcni-
cos nosotros mismos. y hacer que ot ros puedan serlo; des-
pus. si fuera simple. examinar su poder. cul es la capac-
dad que, por naturaleza, t iene de act uar sobre algo, o de
padecer algo y por quin; y si tiene ms formas. habindo-
las enumerado, ver cada una de ellas como se vean las
que eran simples, y qu es lo que por naturaleza hace y
con qu y qu es lo que puede padecer. con qu y por quin.
F EO. - Es probable que deba ser as. Scrat es.
FEDRO
Sc. - En todo caso, el mtodo. sin todas estas cosas,
se parecera al caminar de un ciego. Pero. en verdad, que ,
no debe compararse a un ciego o a un sordo el que va
detrs de una tcnica. Mas bien es evidente que si alguien
ofrece palabra con tcnica, pondr exactamente de man-
fiesta 10 esencial de la naturaleza de aquello hacia lo que
se dirigen sus discursos. Y esto supongo que ser el alma.
F EO . - Qu si no?
Sc. - En consecuencia todo su empeo se ordenar 211..
a levantar en ella la persuasin. No es as?
F EO . - Si.
soc. - Es claro, pues. que Trasmaco y cualquier otro
que ensee con seriedad el arte retri co. describir en pri-
mcr lugar y con toda exact itud el alma, y har ver en ello
si es por naturaleza una e idntica o, como pasa con la
forma del cuerpo , si es tambin de muchos aspectos . A
esto es a lo que llamamos mostrar la naturaleza.
F EO. - Totalmente de acuerdo .
Sc. - En segundo lugar, y conforme a su natural,
a t ravs de qu acta y sobre qu. y Qu es lo que padece
y por efecto de quin.
FEO. - Por supuesto.
Sc. - En tercer lugar. y despus de haber establecido b
los gneros de discursos y de almas y sus pasiones, adap-
tanda cada uno a cada una, y enseando qu alma es la
que se deja, necesariamente, persuadir por ciertos discur-
sos y a causa de qu, y por qu a otra le pasa todo lo
contrario.
FED. - Par ece que eso sera, tal vez, lo mejor de todo,
Sc. - Verdaderamente, amigo, que de otro modo no
se habra pronunciado ni escrito, segn las reglas del arte,
ningn ejercicio de escuela, ni ningn discurso, ni ninguna
cosa por el estilo. Pero aquellos de los que ahora escriben c
r---- -------
I 395
DI LOGOS
,...;-;'- - - ------- - -
I
394
396 DILOGOS FEDRO 397
sobre el arte de las palabras. y de los que t has odo,
son astutos y disimulan , aunque saben, perfectamente. co-
sas del alma . Pero. hasta que no hablen y escriban de esa
manera, no les admitiremos que escriban con arte.
FED. - Cmo l o haremos?
SC. - No es cosa fcil decirlo con expresiones pro-
pias. Intenta r explicarte, sin embargo, cmo hay que es-
~ cribir, si 10 que se quiere es que, en la medida de lo posi-
:::: ble, tenga a rte.
""4 FEO. - Explcate, pues.
~ t Sc. - Puesto que el poder de las palabras S'" encuen-
-"i l Ira en Que son capaces de guiar las almas , el que pretenda
~ ser retrico es necesario que sepa, del alma. las formas
~ ; l que tiene, pues tantas y tantas hay, y de tal es especies,
~ . que de ah viene el que unos sean de una manera y otros
de ot ra. Una vez hechas estas divisiones, se puede ver que
hay tantas y tantas especies de discur sos, y cada uno de
su estilo. Hay quienes por un determi nado tipo de dscur-
sos y por talo cual causa, son persuadidos para tales o
cuales cosas; pero ot ros, por las mismas causas, difcil -
mente se dejan persuadir. Conviene, adems, habiendo re-
flexionado suficientemente sobre todo esto, fijarse en qu
pasa en los casos concretos y cmo obran, y poder segui r
~ todo ello con los sent idos despiertos, a no ser Que ya no
quede nada de los discursos publi cas Que ot ro t iempo escu-
ch. Pero , cuando sea capaz de deci r Quin es persuadi do
y por qu clase de discur sos, y est en condiciones de darse
2710 cuenta de que tiene delant e a alguien as, y explicarse a
s mismo que ste es el hombre y sta es la nat uraleza
sobre la que, en a iro tiempo, t rataron los discursos y que
ahora est en persona ante m, y a qui en hay que dirigir
y de t al manera los discursos, para persuadirle de tal y
tal cosa). Cuando est, pues, en posesin de todo esto ,
y sabiendo de la oport unidad de deci r algo en ta l momen-
to, o de caUrselo, del hablar breve o del provocar lsti ma,
y de las ampulosidades y de ta ntas cuantas formas de dis-
curso aprendiera, y sabiendo en qu momentos conviene
o no conviene aplicarlos, entonces es cuando ha llegado
a la belleza y perfeccin en la posesin del arte, mas no
an tes. Pero si alguna de estas cosas le faltare en el decir, b
ensear o escribir, y afi rmase que habla con arte, saldr
ganando quien no le crea . Qu pasa entonces?, dir
tal vez el autor, os parece bien , Fedro y Scrat es, as?
O se deben aceptar otras propuestas al hablar del arte
de las palabras?
FED. - Es imposible de otra manera, Scra tes. Y, por
cierto, que no me parece cosa de poca monta.
S6c. - Dices verdad. Por este mot ivo hay que revol -
ver de arriba a abajo todos los discursos, y examinar si
se presenta un camino ms corto y ms fcil que a la ret-
rica nos lleve, y no tener, as, que recorrer uno largo y t:
escabroso, cuando el que hay ant e nosot ros es cort o y lla-
no. Peoro si, en la forma que sea, tienes ayuda que ofrecer-
nos , por haber escuchado a Lisias o a algn otro, procura
refrescar la memor ia y habla.
FEO. - Si es por probar, algo se me ocurrira; pero
ahora, la verdad, no tengo nada muy concreto .
Sc. - Quieres que yo, a mi vez, os cuente lo que
he odo de algunos que entienden de estas cosas?
FEO. - Y por qu no?
SOC. - En lodo caso , se suele decir que es justo pres-
t ar o dos al lobo 141 .
14' Expresin semejante a ser ab ogado del diablo. H EII.IoII AS (249,
13) cuenta de un lobo que, viendo a unos pastores que com an cordero.
dijo : " Si fuera yo el que ha da esto, qu revue lo se armar a" (Hermiue
Alexanarin.. ., ed. supra cit. en n. 40).
398 DILOGOS FEDR O 399
,
FED. - Entonces, hazlo t as.
Soc. - Dicen, pues, que no hay que ponerse tan so-
lemne en estos asuntos, ni remonta rse tan alto que se tenga
Que hacer un gran rodeo. porque, como dijimos al comien-
zo de la discusin, est fuera de duda que no necesita te-
ner conocimie nto de la verdad, en asuntos relacionados con
lo justo o lo bueno, ni de si los hombres son tales por
nat uraleza o educacin. el que intente ser un buen ret ri-
co. En absoluto se preocupa nadie en los tribunales sobre
la verdad de todo esto, sino tan s610 de si parece convin-
o~ cente. Y esto es, precisamente, lo verosmil, y hacia ello
- ~
'\..:! es hacia lo que conviene que se oriente el que pretenda
'-l' hablar con a rte. Algunas veces, ni siqui era hay por qu
:, mencionar las mismas cosas tal como han ocurrido, si eso
3 ocur rido no tiene visos de verosimili tud; ms vale habl ar
~ de simples verosimilitudes, tanto en la acusacin como en
"" la apologa. Siempre que alguien exponga algo, debe, por
~ consiguiente, perseguir lo verosmil, despidindose de la ver-
27J. dad con muchos y cordiales aspavientos. Y con mant ener
esto a lo largo de todo discurso, se consigue el ar te en
su plenitud.
';l FED. - Estas cosas, Scrates, que acabas de exponer,
,o. r .JI son las mismas que dicen los que se jactan de ser tcnicos
. ~ ~ de discursos. Porque me acuerdo que antes hemos t ocado
~ brevemente este tema. Parece. sin embargo, que es de ex-
........ traordi nar io inters para los que se dedican a ello.
\J,J Sc. - Pues bien, como te has machacado tan cuida-
~ t dosamente las obras de Tisas, que nos diga l, entonces,
~ .Jb si es que tiene otros criterios sobre lo verosmil que el que
~ \l' a la gente le par ece.
.... '\: FEO. - Qu otra cosa va a decir?
~ Soc . - Esto es, pues, lo sabio que encont r , al par
~ que tcnico, cuando escribi que si algui en, dbil pero va-
leroso, habiendo golpeado a uno fuerte y cobar de, y roba-
do el manto o cualquier ot ra cosa, fuera llevado ante un
tribunal, ninguno de los dos tena que decir la verdad, sino
que el cobarde dira que no haba sido golpeado nicamen-
te por el valeroso, y ste, replicar, a su vez, que s estaba
solo, y echar mano de aq uello de que zcmo yo siendo ("
como soy, iba a poner las manos sobre ste que es como
es? Y el fuerte, por su part e, no dir nada de su propia
cobarda, sino que, al intentar decir una nueva mentir a,
suministrar, de algn modo, al adversario la posibilidad
de una nueva refutacin. Y en todos los ot ros casos, lo
que se llama hablar con arte, es algo tal cual. O no, Fedro?
FED. - Cmo de otra manera?
Sc. - Ay! Un arte maravillosamente recndito es el
que parece habe r descubierto Tisias, o quienquiera que ha-
ya podido ser, y llmese como le plazca "' . Pero camara-
da, le di remos algo o no?
FED. - y qu es lo que le diremos? d
Sc. - Le di remos: Fisias, mucho antes de que t
aparecieras, nos estbamos pregunta ndo si eso de lo vero-
smil surge, en la mayora de la gente, por su semeja nza
con lo verdadero. Pero las semejanzas, discurr amos hace
un momcnro, nadie mejor para saber encontrarlas que quien
ve la verdad. De modo que si t ienes que decir alguna otra
cosa sobre el arte de las palabras, te oiramos tal vez; pero
si no, seguiremos convencidos de lo que hace poco expusi-
mos, y que es que si no se enumeran las distint as natu rate- l
zas de [os oyentes, y no se es capaz de distinguir las cosas
segn sus especies, ni de abrazar a cada una de ellas bajo
una nica idea, jams ser nadie un tcnico de [as pala-
1" Los comentaristas antig uos (p. e. Hermias, 2 ~ 1 . 8) ven una ir-
nica alusin a Crax y al significado de su nombr e, cuervo.
'49 Por el mito que a cont inuacin se narra, parecera que esta oposi-
cin se refiere al escribir, o al decir . discurs os.
bras, en la medida en que sea posible a un hombre. Todo
esto, por cierto . no se adquiere sin mucho tr abajo, tr abaj o
que el hombre sensato no debe emplear en hablar y tratar
con los hombres, sino, ms bien, en ser capaz de decir
lo que es grato a los dioses y de hacer , t ambin, todo lo
que les agrade en la medida de sus fuerzas. Porque, T' sas,
gente ms sabia que nosotros cuentan que el que tiene inte-
274a ligencia no debe preocuparse en complacer , a no ser in-
cidentalmente. a compaeros de esclavitud, sino a buenos
seores y a los que la bondad ya es innata. As que no
te extra es de que el rodeo sea largo, porque se hace por
cosas que merecen la pena, y no por las que t imaginas.
Sin embargo, como muestra uuestro discurso, tambin es-
tas mnimas cosas , viniendo de aqullas, se nos har n her-
mos as. Basta que alguien lo quera.
FED. - Muy bien dicho me parece todo esto, Scrates,
si alguno hubiera capaz de llevarlo a cabo.
Sc. - Pero en verdad que es bello que, qui en con lo
b bello se at reve, soporte tambin lo que sop ortar tenga.
FEO. - S que lo es.
Sc. - En fin, que ya tenemos bastante sobre el arte
y el no arte de los discursos.
FED. - Ciertamente.
Sc. - Sob re la conveniencia e inconveniencia del es-
cribir , y de qu modo puede llegar a ser bello o carecer,
por el contrario, de belleza y propiedad, nos queda an
algo por decir . No te parece?
FEO. - S.
Sc. - Sabes , por cierto, qu discursos son los que
le agradan ms a los dioses, si los que se hacen, o los
que se dicen? 149 .
401 FEDRO
no Ent re los muchos pasaje s que hacen tan intensa y sugestiva la lec-
tura del Fedro, puede recogerse ste como ejemplo. Es un anuncio del
mito que inmediatamente va a seguir. Cuat ro niveles del texto: 1) el pasa -
do, tan caro a Platn, en el que se asent una cierta for ma de sabidura;
2) la memoria del /6gos que viene circulando de boca en boca y que,
corno odo (kol), es previo a toda letra. a todo escrito; 3) Ia ( verdad
de lo odo. Una verdad velada en el pasado, donde se encuentr a su senti-
do y su justificacin. Slo los antiguos saben la verdad . El texto griego
dice, realmente: (vi eron la verda d. En el verbo edon (yen el perfecto
oida), come en otros pasajes del Fedro -p. ei ., en el prrafo anter ior
dirigido a Tisias (273d)- , resuena el sentido de ver. Lo verdadero
es lo (presente; la verdad es lo visto . 4) Un cuarto nivel - tambin
en el prrafo diri gido a Tisias- lo const ituye el saber buscar la verdad
en el campo de las opiniones humanas, donde debe yacer oculto el
sentido que, en una sntesis o Idea (miii idea, 273e), hay que levant ar.
El descubrimien to de este nivel superior nos libera ya de la servidumbre
a los otros, a los compaeros de esclavitud.
I JI N ucrats. ciudad fundada por comerciantes de Milete en torno
al 650 a. C. Hacia el 560, el rey Amasis (XXVI dinasta) la convi rti
en puerto privi legiado para el comercio griego. La prosperidad de Nu-
cras acab con la conquista, en el a o 525, de Egipto por Camb ses.
J J2 Pj aro sagrado de la mitologa egipcia, representacin del dios
Thot . Continuamente buscaba alimento y, por ello, lleg a consderarsc!c
dios de la inteligencia.
FED. - No, no 10 s, y t?
SC. - Tengo que contarte algo que o de los anti guos, e
aun que su verdad slo ellos la saben. Por cierto que, si
nosotros mismos pudieramos descubrirl a, nos seguiramos
ocupando todava de las opiniones humanas? I S0.
FED. - Preguntas algo rid culo. Pero cuenta lo que di-
ces haber odo.
Sc. - Pues bien, o que haba por Nucrat is 151, en
Egipto, uno de los ant iguos dioses del lugar al que, por
cierto, est consagrado el pjaro que llaman Ibis 152, El
nombre de aquella divinidad era el de Theuth. Fue ste
quien, primero, descubri el nmero y el clculo, y, tam- d
DILOGOS
400
'no- 26
bin, la geometr la y la ast ronoma, y, adems, el jue go
de damas y el de dados. Y. sobre todo. las letras. Por aquel
entonces, era rey de todo Egipto Thamus. que viva en
la gran ciudad de la par le alta del pas, que los griegos
llaman la Tebas egipcia, as como a Thamus llaman Am-
mn lB. A l vino Theut h, y le mostraba sus artes, dicin-
dole que deban ser ent regadas al resto de los egipcios. Pe-
ro l le pregunt cul era la utilidad que cada una t ena,
Y. conforme se las iba minuciosamente exponiendo, lo apro-
baba o desaproba ba, segn le pareciese bien o mal Jo que
deca. Muchas, segn se cuenta. son las observaciones que, a
favor o en contra de cada arte, hizo Thamus a Theut h.
y tendramos que disponer de muchas palabras para tratar-
las todas . Pero. cuando llegaron a lo de las let ras 1'4, dijo
403 FEDRO
Theut h: Este conocimiento, oh rey, har ms sabios a
los egipcios y ms memoriosos, pues se ha inventado como ' J
I
medio del clamo. con discursos que no pueden presta rse
ayuda a s mismos, a travs de las palabras que los consr-
tuyen, e incapaces tamb in de ensea r adecuadamente la
verdad.
fEO. - Al menos, no es probable.
d Sc. - No lo es, en efecto. Ms bien, los jardines de
las letras 169, segn parece, los sembrar y escribir como
por entretenimiento; y al escribirlas, atesora recordat orios.
para cuando llegue la edad del olvido. que le servir n a
l y a cuantos hayan seguido sus mismas huellas. Y disfru-
tar viendo madurar tan tiernas plantas, y cuando otros
se da n a otras diversiones y se hartan de comer y beber
y de todo cuanto con esto se hermana, l, en cambio, pa-
sar, como es de esperar, su tiempo distrayndose con las
cosas a las que me refera.
FED. - Uno ext raordinar iamente hermoso, al lado de
tant o entretenimiento balad, es el que dices, Scrat es, y
que permite ent retenerse con las palabras, componiendo
historias sobre la justicia y todas las ot ras cosas a las que
te refieres.
j Sc. - As es, en efecto, querido Fedro. Pero mucho
~ ms excelente es ocuparse con seriedad de esas cosas, cuan-
-..Ji do alguien, haciendo uso de la dialctica y buscand o un
-:J: alma adecuada, plant a y siembra palabras con fundamen-
'-' ro, capa ces de ayudarse a s mismas y a quienes las planta,
m ay que no son estriles, sino portadoras de simientes de
las que surgen otras pa labras que, en otros caracteres, son
cana les por donde se t ransmit e, en todo t iempo, esa semi-
del de su propia nat uraleza, la escritura en el agua.., era tambin expre-
sin de la ob ra nlltil y sin senti do. Escribir queda , pues, como un pasa -
tiempo " . El tiempo de la escriture, lejos ya del tiempo de la vida.
'M De todas formas, estos jardines de las letras" . servirn como siem-
bra para hacer despertar, en la vejez, la memori a.
no A pesar de la crtica a la escritura que ~ u b y c e al di logo erure
Theuth ~ Tham us, Plat n hace, en este pasaje, el mayor elogio a ese
cauce de la escruura que. cuando tiene sentido y fundamento, deja pa>ar
por el esa semilla inmortal, que prolon ga el tiempo humano ms all
del cerco de cada naturaleza individual.
410 DILOGOS FEDRO 411
1,
I
FED. - Totalmente de acuerdo. Al menos, eso es lo
que se nos hizo patente.
d Sc. - Yeso de que sea hermoso o vergonzante decir
o escribir discursos y, en caso de hacerlo, cundo se dira
justamente que era vituperable y cundo no, es cierto que
lo dicho un poco antes lo ha dejado claro.
FEO. - Qu cosas?
SC. - Que si Lisias o cualquier ot ro escribi alguna
vez o escribir, en privado o como persona pblica pro-
mulgando leyes, un escrito poltico, con la pr etensin de
que en l hay sobrada certeza y claridad, sera vituperabl e
para el que lo escribe, se lo digan o no. Porque el descono-
e cer, a todas horas, lo justo y lo injusto, lo malo y lo
bueno no puede por menos de ser, en verdad, algo total-
mente reprobable. por mucho que toda la gente se lo alabe.
FED. - Evidentemente no puede por menos de serlo.
Sc. - Pero el que sabe que en el discurso escrito so-
bre cualquier tema hay, necesariamente, un mucho de jue-
go, y que nun ca discurso alguno, medido o sin medir, me-
recera demas iado el empeo de haberse escrito, ni de ser
pronunciado ta l como hacen los rapsodas, sin criterio ni
278" explicacin alguna, y nicamente para persuadir, y que,
de hecho, los mejores de ellos han llegado a convertirse
en recor dat orio del que ya lo sabe; yen cambio cree, efec-
tivamente, que en aquellos que sirven de enseanza, y que
se pronuncian para aprender - escritos, realment e, en el
alma- y que, adems, t ratan de cosas justas, bellas y bue-
nas, quien cree, digo, que en estos solos hay realidad, per-
feccin y algo digno de esfuerzo y que a tales discursos
se les debe dar nombre como si fueran legt imos hijos - en
primer lugar el que lleva dentro de l y que est como
originado por l, despus, todos los hijos o hermanos de
b ste que, al mismo tiempo, han enraizado segn sus mere-
cimientos en las almas de otros- , dej ando que los dems
discursos se vayan enhorabuena: un hombre as, Fedro ,
es tal cual, probablemente, yo y t desearamos que t y
yo llegramos a ser.
FED. - Precisamente lo que est s diciendo es 10 que
quiero y pido con todas mis fuerzas.
Sc . - Bueno, ya nos hemos entr etenido como corres-
ponde con los discursos. Ahora ve t y anuncia a Lisias
que nosotros, bajando al arroyo y al santuario de las nin-
fas, hemos odo palabras que tenamos que decir a Lisias
y a cualquier otro que se dedique a componer discursos, e
y a Homero y a quienq uiera que, a su vez, haya compues-
to poesa, sin acompaamiento o con l, y, en tercer lugar ,
a Saln y a todo el que haya llegado a cuaja r sus palabras
polticas en escritos, bajo el nombre de leyes. Y lo que
hemos de anunciar es que si, sabiendo cmo es la verdad,
compuso esas cosas, pudiendo acudir en su ayuda cuando
tiene que pasar a probar aquello que ha escrito , y es capaz
con sus palabras de mostr ar lo pobre que quedan las le-
tras, no debe recibir su nombre de aquellas cosas que ha
compuesto, sino de aquellas que indican su ms alto em- d
peo.
FED. - Qu nomb res le pondras , entonces?
Sc. - En verdad que llamarle sabio me parece , Fe-
dro , venirle demasiado grande, y se le debe otorgar slo
a los dioses; el de filsofo, o algo por el estilo, se acopIa-
ra mejor con l y le sera ms propio.
FED. - Y en nada estar a fuera de luga r.
Sc . - Entonces, el que, por el contrario, no tiene co-
sas de mayor mrito que las que compuso o escribi dn-
do les vueltas, arriba y abajo, en el curso del tiempo,
uniendo una s con otras y separndolas si se tercia, no e
412 D1w GOS FEDRO 413
di rs de l qu e es un poeta. un autor de discursos o redac-
tor de leyes?
FEO. - Qu si no?
SC. - Annciale, pues, todo esto a tu compa ero .
FED. - y t'? Qu vas a hacer? Porque en modo al-
guno se debe dejar de lado al tuyo.
SOC. - Quin es se?
FEO. - El bello Iscrates 111. Qu le anunciars, S-
erares? Qu diremos que es?
2'''' Sc. - An es joven Is6crates, Fedro. Pero estoy
dispuesto a decir Jo que auguro.
FEO. - Y qu es?
SOC. - Me parece que , por dotes naturales. es mucho
mejor para los discursos que Lisias. y la mezcla de su ca-
rcter es mucho ms noble, de modo que no t endra nada
de extrao si. con ms eda d, y con estos mismos discursos
en los que ahora se ocupa, va a hacer que par ezcan nios
todos aquellos qu e alguna vez se hayan dedicado a las pa-
labras. Ms aun, si esto no le pareciera suficiente, un im-
pulso divi no le llevarla a cosas mayores. Porque, por natu-
b raleza, hay una cierta filosofa en el pensamiento de este
hombre. As que esto es lo que yo. en nombre de estas
divinidades, anunciar a Is crates, mi amado, y tu. al tu-
yo, Lisias. aquellas otras cosas.
l1l Or ador y retrico ateniense, contemporneo de Platn y discpulo
de Prdco y Tisias. A consecuencia de la guerra del Peloponesc se arr ui-
n su familia - su padre era un conocido fabricante de naut as- y se
dedic a la lcgogta ffa. En la ltima poca de su vida fun d una cscue-
la en la que se educaro n polticos y oradores famosos. Se ha discutido
mucho esta referencia final a Is ctate s que, por diversas razon es, podr a
considerar se tambi n como una ridiculi zacin [cf. S.l::VE, Phdre.. ., pgi-
nas 16S-166).
FED. - Asi ser . Pero vmonos yendo . ya que el calor
se ha mitigado,
Sc . - y no es propio que los que se van a poner
en camino hagan una plegari a?
FED. - Por qu no?
SC. - Oh querido Pan 172, y todos los ot ros dioses
que aqu l habitis, concededme que llegue a ser bello por
dent ro. y todo lo que tengo por fuera se enlace en amistad C'
con lo de dentro; que considere rico al sabio; que todo
el dinero que tenga slo sea el que pued e llevar y transpor-
ta r consigo un hombre sensato, y no ot ro . Necesitamos
de alguna otra cosa, Fedro? A m me basta con lo que
he pedido.
FED. - Pide todo esto tambin para mi, ya que son
comunes las cosas de los amigos )7].
Sc. - Vaymonos .
l7l C , T. G. ROSENIoI EYEk, ...Plato's Prayer to Pan. PhHdn.s
279b8c3. 90 ( 1962). 34-44.
111 El origen de CSIe proverbio se atribuye a Pitgoras (DlGf.Nf.S u.u.-
CIO. VIII 10). C, Lisis 2070;; 424a. 4491:; u yn 7)'k; Al ln
TEl ES. . N. Viii 1159bJO.