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La Biblia en El LBA

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Trabajo de Mster: La Antigedad Clsica y la Biblia en la Literatura Medieval y el


Siglo de Oro.
Titulo del Trabajo: La Biblia en el Libro de buen amor.
Marco Antonio Nez Cantos
Dr. D. Enrique Rull Fernndez.
Facultad de Filologa
UNED
Septiembre, 2013/2014



























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Trabajo de Mster: La Biblia en la literatura clsica y medieval.
Titulo del Trabajo: La Biblia en el Libro de buen amor.
Marco Antonio Nez Cantos
Dr. D. Enrique Llul.
Facultad de Filologa
UNED
Septiembre, 2013/2014

ndice general.
1. Introduccin.
2. El Libro de buen amor.
2.1 Oracin.
2. 2. Sermn en prosa.
2. 3.Los pecados capitales.
2. 4. Planto.
2. 5. La Pasin de Cristo.
2. 6. Los Gozos de Santa Mara.

3. Conclusin.
4. Bibliografa citada.












3


Ni siquiera Blake, que se adelant a todos los hombres de
su poca al identificar la religin con la creatividad humana, le dio ese
nombre [obra literaria], sino que dijo: "El Antiguo y el Nuevo Testamentos son el Gran
Cdigo del Arte".
N. Frye, El gran cdigo.


1. Introduccin.
Naturalmente, la influencia de la Biblia es fundamental en toda la literatura occidental a
partir de la Edad media. Las Sagradas Escrituras proporcionan temas y personajes, una
orientacin moral y esttica, en ocasiones, que permite a los autores de las obras, muchas
veces clrigos, hacer llegar la doctrina al pblico por medios distintos de los habituales.
Los orgenes litrgicos del teatro en la literatura espaola manifiestan ya el sentido
didctico que tuvieron algunos gneros medievales en sus comienzos. La enseanza de la
doctrina y los "misterios de la fe" a un pueblo iletrado a partir de la escenificacin de
determinados pasajes bblicos cumpla con creces el doble cometido que se propona,
divertir enseando: "que los cuerpos alegre e a las almas preste."
Mucho se ha especulado acerca de la intencionalidad de Juan Ruiz en el Libro de Buen
amor, aunque pocos dudan ahora de su fin didctico-moral. Juan Ruiz siguiendo la
exgesis alegrica de las Escrituras, moraliza, aunque de un modo oblicuo, poniendo en
prctica la enseanza ex-contrario, procedimiento que era norma en la pedagoga
medieval (Paredes Nez, 2004: 90).
La biografa amorosa del Arcipreste se ve punteada con pasajes de contenido religioso
(sermones, loas) en los que advierte acerca de las nefastas consecuencias del "loco amor".
Sin embargo, para que el mensaje resulte atractivo ha de alternar con episodios erticos
propios de la tradicin de los Ovidia, burlas y parodias, como la de las Horas Cannicas.
Todo el libro responde, en lo argumental pero tambin en lo temtico, a una doble
dinmica. De un lado, la inclinacin natural del hombre al placer, la alegra, el "loco
amor", en consonancia con las tesis del "aristotelismo heterodoxo"; de otro, el desengao
que pone frenos a aquellas aspiraciones, y el mayor de los desengaos es la muerte que se
apodera del ltimo tramo de la biografa del Arcipreste, cuando descubre que en la vida del
hombre todo es vanidad.
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Los Textos Sagrados son citados, segn Julin L. Bueno (1983: 66-70) de forma indirecta,
tomados desde textos litrgicos conocidos en su poca, cuya autoridad se funda
directamente en la Biblia. Las treinta citas de los Salmos en la "parodia" de las Horas
Cannicas proceden de las Horas, donde se rezan. Las veinte citas de los Salmos en
prlogo en prosa, las del Libro de Job y la del Apocalipsis, ya estaban en las obras que
consult Juan Ruiz para preparar el prlogo. A lo largo del Libro encontramos citas de
Salomn (105a), San Pablo (950a) y a Santiago (1043a), entre otros.
La Biblia en el Libro de buen amor aparece entonces como fuente del pensamiento
religioso. El pblico urbano al que se diriga el Arcipreste, no era muy propicio a la
gravedad del sermn ni a la aridez del tratado de lgica, requera por tanto de un gnero y
un tono nuevos para que su enseanza llegara, siguiendo el consejo horaciano del delectare
et prodesse. Habida cuenta del xito de gneros populares como libros de caballeras o
canciones trovadorescas y los repertorios juglarescos, Juan Ruiz hubo de imprimir a su
obra un tono coloquial, jocoso, vital, en ocasiones orillando la blasfemia, desenfadado,
pero con el didactismo siempre presente como objetivo ltimo.
Nosotros no centraremos en las citas textuales de las Escrituras, acompaando la mencin
del Libro con su fuente en las Sagradas Escrituras, analizando la posible funcin que
desempea Observaremos como los personajes del Antiguo Testamento son mentados con
frecuencia como ejemplos de yerros o virtudes, mientras que el Nuevo Testamento tiene
una presencia ms doctrinal y menos literal, desde la presencia de la figura mediadora de la
Virgen Mara, y el fin ltimo de todo cristiano, Jess.
Trabajaremos con la conocida como Biblia del Oso, de Casiodoro de Reina (1569), en la
versin antigua, debido principalmente a la belleza y expresividad de su lenguaje. Respecto
al Libro, manejamos la edicin de Alberto Blecua y la de Gybbon-Monypenny.


2. El Libro de buen amor.
La concepcin del amor del Arcipreste se mueve entre el "buen amor", el amor de Dios, el
amor conforme a la ley de Dios (al que se opone el "loco amor", el pecado) y un
naturalismo amoroso, aprendido principalmente en Aristteles y su tratado De anima, muy
difundido en las escuelas en la segunda mitad del siglo XIII . Juan Ruiz condensa
jovialmente esa concepcin naturalista en la famosa copla 71: "Como dize Aristtiles, cosa
es verdadera, / el mundo por dos cosas trabaja: la primera, / por aver mantenencia; la otra
cosa era / por aver juntamiento con fembra plazentera". En cuanto al relato amoroso en
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primera persona, era bien conocido en obras de la tradicin ovidiana medieval, como el
poema De vetula o la comedia elegaca Pamphilus, o en tratados hispanorabes de teora
amorosa, como El collar de la paloma. Juan Ruiz, que se inspirar sobre todo en las obras
latinas, sabr transformar sus argumentos en algo menos escolar y retrico y s ms
animado y en contacto con el propio vivir. Como muchos de sus posibles modelos, ya sea
el De Vetula de la tradicin ovidiana, el Collar de la paloma de Ibn Hazm o el Libro de las
delicias de Ibn Sabarra, de la tradicin narrativa hispano-hebrea, el Libro de buen
amor tambin combina la autobiografa amorosa con abundantes digresiones didcticas y
variaciones lricas. La parte didctica principal la ocupan diverso nmero de fbulas y de
cuentos, que casi siempre sirven para ilustrar alguna enseanza o principio moral o para
reforzar en el dilogo los argumentos de los interlocutores.


2. 1. Oracin del Arcipreste: (1-10)
El Libro se abre con una "oraion qu'el aipreste fizo a Dios" en la que enumera diversos
personajes del Antiguo Testamento que fueron liberados de peligros por Dios. Se trata de
una tpica oracin litrgica (Blecua: 1998, 26) que nos remite a las maravillas y los
milagros divinos, un recuerdo o memorando de las hazaas de Dios que deben conducir al
fiel al encuentro con Cristo.
Juan Ruiz reclama ser liberado del presidio en el que se encuentra, supuesto dato
biogrfico discutido y atribuido a un desliz del copista (Blecua, 22) y que reclama una
lectura alegrica. Se trata de una adaptacin de textos litrgicos en los que la "prisin" no
es otra cosa que la crcel del cuerpo y del mundo.
El Arcipreste comienza recordando el xodo del pueblo de Isarael: "Seor Dios, que a los
jodos, pueblo de perdiin,/ sacaste de cabtivo del poder de Far[an]."(1a-1b) Alusin al
xodo, donde Yavh encomienda a Moiss regresar a Egipto y liberar a los judos de la
esclavitud, empresa harto complicada, slo realizable gracias a sus divinos poderes que
obrarn cuantos prodigios sean precisos para que su pueblo tenga un regreso venturoso:

El SEOR Dios de los hebreos, nos ha encontrado; por tanto nosotros iremos ahora camino de tres
das por el desierto, para que sacrifiquemos al SEOR nuestro Dios. Mas yo s que el rey de
Egipto no os dejar ir sino por mano fuerte. Pero yo extender mi mano, y herir a Egipto con todas
mis maravillas que har en l, y entonces os dejar ir. (xodo, 3:18-21)

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En el siguiente verso el Arcipreste evoca el nombre de Daniel, que a tenor de lo narrado
por el Libro de Daniel, bajo el reinado de Daro, el medo, tiene lugar el complot de los
strapas contra Daniel que deriv en su encierro en el pozo de los leones; un edicto
caprichoso sugerido al rey por aquellos prohiba cualquier peticin, fuera a un dios o a un
hombre, excepto, claro est, que se formulara al soberano. Daniel, como era su piadosa
costumbre, oraba cada da y fue denunciado. Arrojado al foso, el profeta no recibi dao
alguno. A la maana siguiente, cuando Daro comprob el portento, orden liberar a
Daniel y echar al foso a sus acusadores que perecieron devorados por las bestias: "(...) a
Danel sacaste del poo de Babiln:/ saca a m, coitado, d' esta mala presin. "(3c-3d)
En el Libro bblico de Daniel, este episodio se narra de la siguiente manera:

Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quien t continuamente sirves te ha podido librar
de los leones? Entonces habl Daniel con el rey: oh rey, para siempre vive. El Dios mo envi su
ngel, el cual cerr la boca de los leones, para que no me hiciesen mal; porque delante de l se
hall justicia en m; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho corrupcin. (Daniel, 6: 9-23, 1214).

Entre otras alusiones a personajes del Antiguo Testamento encontramos una del Libro de
Jons: A Jons el profecta, del vientre de la ballena,/en que mor tres das dentro en la mar
ll[ena],/sacstelo t sano as como de casa buena. (5a-5c)

En lugar de cumplir con su asignacin de predicar a los ninivitas, Jons decidi huir y
consigui un pasaje en una nave que se diriga a Tarsis (que por lo general se relaciona con
la Pennsula Ibrica, la clebre y enigmtica Tartesos). Despus de embarcar, Jons se
durmi profundamente en las "partes ms recnditas" del barco. Mientras tanto, los
marineros se enfrentaron a un viento tempestuoso enviado por Dios que amenazaba con
destrozar la nave. Clamaron a sus dioses por ayuda y arrojaron objetos por la borda para
aligerar la nave. Finalmente los marineros echaron suertes para determinar por culpa de
quin se haba originado la tormenta. Yahveh hizo que la suerte cayera sobre Jons.
Cuando se le pregunt, confes que haba sido infiel a su comisin y, como no deseaba que
otros perecieran por su culpa, pidi que le arrojasen al mar, y el mar detuvo su furia.
Cuando se hundi en el agua y ces su sensacin de ahogo, se hall dentro de un gran pez
o ballena, depende de la traduccin. Jons or a Yahveh glorificndole como salvador y
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prometindole pagar lo que haba prometido en voto. Al tercer da el pez o ballena vomit
al profeta en tierra seca, sano y salvo.
El texto bblico que narra el prodigio es el siguiente:
Mas el SEOR haba aparejado un gran pez que tragase a Jons; y estuvo Jons en el vientre del
pez tres das y tres noches.Y or Jons desde el vientre del pez al SEOR su Dios. Y dijo: Clam
de mi tribulacin al SEOR, Y l me oy; Del vientre del infierno clam, Y mi voz oste. (Jons, 3:
7)

Nos parece importante sealar que el Arcipreste sigue un orden cronolgico en la mencin
de los episodios bblicos. En consecuencia no tardamos en llegar al Nuevo Testamento en
su crnica de intervenciones divinas: "de las ondas del mar a sant Pedro tomeste." (6c)
El pasaje evanglico narra de la siguiente manera las clebres vacilaciones y dudas de
Pedro Simn:
Y ya el barco estaba en medio del mar, atormentado de las ondas; porque el viento era contrario.
Mas a la cuarta vela de la noche, Jess fue a ellos andando sobre el mar. Y los discpulos, vindole
andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: Fantasma es. Y dieron voces de miedo. Pero enseguida
Jess les habl, diciendo: Confiad, YO SOY; no tengis miedo. Entonces le respondi Pedro, y
dijo: Seor, si t eres, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y l dijo: Ven. Y descendiendo
Pedro del barco, andaba sobre las aguas para ir a Jess. Pero viendo el viento fuerte, tuvo miedo; y
comenzndose a hundir, dio voces, diciendo: Seor, slvame. Luego Jess, extendiendo la mano,
asi de l, y le dijo: Oh hombre de poca fe, por qu dudaste? (Mateo, 14: 27-32)

Las dos ltimas estrofas invocan a la Virgen Mara, cuyo papel de mediadora entre Dios y
los hombres, fue ya destacado por Berceo en Los Milagros de Nuestra Seora: "Seora,
dame tu gracia e dame consolaion,/gname de tu fijo graia e bendiin." (9c-9d)

Y al tercer da se hicieron unas bodas en Can de Galilea; y estaba all la madre de Jess. Y fue
tambin llamado Jess y sus discpulos a las bodas. Y faltando el vino, la madre de Jess le dijo:
Vino no tienen. Y le dice Jess: Qu tengo yo contigo, mujer? An no ha venido mi hora. Su
madre dice a los que servan: Haced todo lo que el os dijere (Juan, 2: 1-6)

Desde el pasaje de los evangelios que refieren el milagro de la conversin del agua en vino
durante las bodas de Can en Galilea, la Virgen Mara aparece como intercesora, de modo
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que es lgico la invocacin a su favor con que el Arcipreste, en cautiverio fsico o
espiritual, cierra la oracin.
De modo, que en esta oracin, Juan Ruiz acude a pasajes concretos y bien conocidos de la
Biblia que muestran el poder de Dios para rescatar de difciles trances a sus hijos
predilectos, hombres piadosos que reciben su favor.

2. 2. Sermn en prosa.
La actividad principal del sacerdote era la predicacin. A continuacin el Arcipreste
comienza un sermn, segn algunos crticos, parodia del sermn universitario (Bizzani,
2006: 208). Zahareas (1965: 21-23), lo tilda con imprecisin de exordium, y ve en esta
pieza preliminar una especie de puesta en abismo de las ambigedades de todo el Libro.
Para Ullman (1967) se trata de un sermn culto, aunque redactado en lengua romance, en
la tradicin voluntarista (San Agustn) de la controversia que la opona a los
intelectualistas (Santo Toms de Aquino).
Frente a las lecturas mltiples y plurales del prlogo en prosa como sermn (culto o
burlesco, pardico o meditativo), Jenaro-MacLennan las rechaza todas y propone en un
estudio minucioso considerar el prlogo como la justificacin intelectual del Libro, que
revela "tras su bblico ropaje un fondo de oracin meditativa arcaica y profunda,
fuertemente impregnada en la Escritura, sobre la condicin humana". (Jenaro-MacLennan,
1974-1979: 152)
Sea como fuere, el sermn est rigurosamente construido a partir de un thema (Salmo 31,
v. 8), dividido en tres partes aduciendo autoridades que son citadas en latn. Los elementos
patrsticos del prlogo abundan desde la inicial triparticin del alma (entendimiento,
voluntad, memoria) de races agustinianas cruzadas de referencias bblicas, como el timor
Domini (Salmos, CX, 10) en el sentido hebraico de "temor amoroso, respeto".
La tesis central (la memoria del alma non es apropiada al cuerpo humano, p. 81, ll. 79-
82) viene reforzada por argumentos sacados de San Gregorio Magno y sobre la naturaleza
humana, de la visin gregoriana profundamente pesimista de Moralia de Job (Jenaro-
MacLennan, 1974-1979: 156-162). Esta condicin hace que el hombre no pueden escapar
del pecado. El hombre es "flaco y "aparejado" a efectuar el acto sexual precisamente
porque el hombre es el resultado de este acto "de inmunda simiente concebido".
De esta manera el tema del "amor loco deste mundo", introducido al comienzo del
segundo prrafo desde la perspectiva del alma se ensancha para abarcar no slo el pecado
especfico del acto sexual, sino el genrico de la vida misma".
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Otra lectura teolgica del prlogo en prosa es la de Yndurin (2001: 69-94), quien vincula
las consideraciones de Juan Ruiz sobre el entendimiento y la voluntad con la escolstica
tomista y las sobre la memoria con el neoplatonismo.
El sermn es una obra retrica des tinada a la lectura e instruccin que propone la exgesis
de un pasaje bblico o fragmento litrgico, con funcin ms didctica que pastoral, es
concebido como pieza introductoria. Las Artes praedicandi medievales tuvieron como
preocupacin constante la utilizacin de la lengua en la oratoria sagrada, pues era el
instrumento ms importante con que contaba el predicador para transmitir la palabra de
Cristo:

El profeca David, por Spiritu Santo fablando, a cada uno de nos dize en el psalmo trgesimo primo
del verso dezeno, que es el que primero suso escrevi. En el qual verso entiendo yo tres cosas, las
quales dizen algunos doctores philosophos que son en el alma e propiamente su[yas e] son
estas:entendimiento, voluntad e memoria. Las quales, digo, si buenas son, que traen al alma
consola9on e aluengan la vida al cueqx) e danle onra con pro e buena fam[a]. Ca por el buen
entendimiento entiende onbre el bien e sabe dello el mal. E por ende una de las petifiones que
demando David a Dios po[r]que splese la su ley fue esta: Da michi intellectum e cetera (pp. 5-6).


El Salmo en cuestin es el siguiente:

T eres mi escondedero; de la angustia me guardars; con clamores de libertad me rodears.
(Selah.) Te har entender, y te ensear el camino en que andars; sobre ti fijar mis ojos.
(Salmos, 32-8, 824)

La fuente que de modo explcito cita Juan Ruiz los motivos eruditos del prlogo en prosa
del Libro de buen amor destaca uno: el que Dios fija los ojos en el hombre a lo largo del
camino de salvacin que anda. El motivo procede de una cita del salmo 31 (el 32 en
nuestra edicin) que se toma como el thema del sermn, "Intellectum tibi dabo et instruam
te in via hac qua gradieris, firmabo super te occulos meos" Hay que entender que existe un
camino que lleva al entendimiento y a la revelacin. Al final de la carrera de la vida el
entendimiento del hombre ser completo; estar enterado del divino misterio.
Los Salmos son un conjunto de 150 poemas compuestos para ser musicalizados. ste es el
libro ms largo de la biblia y se compone de cinco divisiones, lo que guarda una relacin
con el pentateuco. Su autora se atribuye a David. Tambin Moiss, Salomn, Asaf, Etn,
10

Hemn, Edutn y los hijos de Cor fueron autores de diversos salmos. Sin embargo,
existen 49 salmos cuya autora se desconoce. Los 150 salmos fueron escritos durante el
periodo de tiempo del 1450 A.C. y el 300 A.C, mas la mayora se escribieron,
aproximadamente, en el ao 1000 A.C. Durante la poca de los reyes de Israel, el libro de
los Salmos fue usado como himnario, en el culto a Dios. Esta coleccin de alabanzas
cuenta con diversos temas, como: el temor, la ira, la tristeza , la confianza, el gozo, la
compasin, la alabanza, la oracin, etc. Se han identificado diversos gneros literarios de
los salmos, dentro de los cuales figuran los siguientes: himnos, lamentaciones o
splicas, acciones de gracia , salmos de confianza, salmos reales, salmos didcticos o
sapienciales, enseanzas profticas y salmos litrgicos.
Los salmos sern la principal fuente del sermn, pero tambin encontraremos menciones a
otros libros vetotestamentarios, como el Libro de Job: "E dizelo Job: Quis potest fazere
mundum de i[m]mundo conceptum semine?" (8)
En el contexto de la intrnseca fragilidad humana, Job pregunta: "Quin har limpio de
inmundo?" (Job, 14:4, 779)


2. 3. Los pecados capitales.
Los pecados capitales aparecen tres veces a lo largo del Libro, pero para nuestro propsito,
nos quedaremos con la primera y ms clebre, tambin ms extensa, mencin, la invectiva
del Arcipreste contra Don Amor (199-422).
El Arcipreste, en su relacin de los pecados capitales, va a dar prioridad al pecado de la
codicia, causa de todos los dems: "De todos los pecados es raz la Cobdicia,/ sta es tu fija
mayor; tu mayordoma Anbiia,/ sta es su alfrez, e tu casa ofiia; sta destruye el mundo,
sostienta la justiia." (218a-d)
Blecua, en una nota a pie de pgina de su edicin del el Libro, sostiene que se trata de un
lugar comn y localiza su fuente en San Pablo:

Porque el amor al dinero es la raz de todos los males; lo cual codiciando algunos, se descaminaron
de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. (Timoteo, 6:10-11)

El Nuevo Testamento ofrece la doctrina al Arcipreste y el Viejo Testamento le ofrece
ejemplos: "Por tu mala cobdiia los de Egipto morieron,/ los cuerpos enfamaron, las
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nimas perdieron;/ fueron e son airados de Dios los que te creyeron,/ de mucho que
cobdiiaron poca parte ovieron." (224a-d)

Juan Ruiz ilustra con un ejemplo del xodo la codicia, en este caso de los egipcios que no
se resignaban a perder la mano de obra esclava de los israelitas:

As salv el SEOR aquel da a Israel de mano de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos
a la orilla del mar. Y vio Israel aquel grande hecho que el SEOR ejecut contra los
egipcios; y el pueblo temi al SEOR, y creyeron al SEOR y a Moiss su siervo.
(xodo, 14: 29-31)

Como ejemplo de la avaricia se nos refiere una de las parbolas ms populares del
Evangelio, "Lzaro y el rico": "Por la grand escaseza fue perdido el rico/ que al pobre Sant
Lzaro non dio solo un atico;/ non quieres ver nin amas pobre grand[e] nin chico,/ nin de
los tus thesoros non le quieres dar un pico." (247a-d)

La avaricia, como los dems pecados, es causa de perdicin y condenacin eterna.

Haba un hombre rico, que se vesta de prpura y de lino fino, y haca cada da banquete con
esplendidez. Haba tambin un mendigo llamado Lzaro, el cual estaba echado a la puerta de aquel,
lleno de llagas, y deseando saciarse de las migajas que caan de la mesa del rico; y aun los perros
venan y le laman las llagas. Y aconteci que muri el mendigo, y fue llevado por los ngeles al
seno de Abraham; y muri tambin el rico, y fue sepultado. Y en el infierno alz sus 23 ojos,
estando en los tormentos, y vio a Abraham de lejos, y a Lzaro en su seno. Entonces l, dando
voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de m, y enva a Lzaro que moje la punta de su dedo
en agua, y refresque mi lengua; porque soy atormentado en esta llama. Y le dijo Abraham: Hijo,
acurdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lzaro tambin males; mas ahora ste es consolado
aqu, y t atormentado. (Lucas, 16: 19-25)

Del pecado de la lujura, uno de los ncleos temticos del Libro, se ofrece el caso
paradigmtico de David y Betsab:

"feciste por loxuria al profeta David/ que mat a Uras quando le mand en la lid/ poner en los
primeros, quando le dixo: "Id,/ levad esta mi carta a Joab e venid."(258a-d)
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"Por amor a Betsabe, la muger de Uras,/ fue el rey david omeida e fizo a Dios fallas:/ por ende
non fizo el tenplo en todos los sus da;/ fizo grand penitenia por las tus maestras." (259a-d)

La lujuria condujo a David al crimen:

Y acaeci que levantndose David de su cama a la hora de la tarde, se paseaba por el terrado de la
casa real, cuando vio desde el terrado una mujer que se estaba baando, la cual era muy hermosa. Y
envi David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsab hija de Eliam, mujer de
Uras heteo. (Samuel II, 11: 2-4)

Venida la maana, escribi David a Joab una carta, la cual envi por mano de Uras. Y escribi en
la carta, diciendo: Poned a Uras delante de la fuerza de la batalla, y desamparadle, para que sea
herido y muera. Y aconteci, que cuando Joab cerc la ciudad, puso a Uras en el lugar donde saba
que estaban los hombres ms valientes. Y saliendo luego los de la ciudad, pelearon con Joab, y
cayeron algunos del pueblo de los siervos de David; y muri tambin Uras heteo (Samuel II, 11:
14-18)

Y pasado el luto, envi David y la recogi a su casa; y fue ella su mujer, y le dio a luz un hijo. Mas
esto que David haba hecho, fue desagradable a los ojos del SEOR. (Samuel II, 11: 27)

Ni tan siquiera un hombre como David estuvo libre de este pecado, con lo que se refuerza
la idea del sermn acerca de la debilidad inherente al hombre y su predisposicin al
pecado. Encontramos ms adelante otras citas del texto bblico:

Uno de los tpicos dilectos de la literatura medieval ser el de la vanitas vanitatum :"Como
dize Salamn, e dize la verdat,/ que las cosas el mundo todas son vanidat,/ todas son
pasaderas, vanse con la hedat,/ salvo amor de Dios, todas son liviandat." (105a-d)
La fuente bblica es:

Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusaln. Vanidad de vanidades, dijo el Predicador;
vanidad de vanidades, todo es vanidad. (Eclesiasts, I, 2.)

San Pablo ser citado en dos ocasiones en las que el personaje trata de hacer ver de forma
un tanto irnica que no se escarmienta en ejemplo ajeno y, por tanto, no hay que rehusar
probar cosas nuevas por uno mismo: "e yo, como s omne como otro, pecador,/ ove de la
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mugeres a las vezes grand amor;/ provar omne las cosas non es por ende peor,/e saber bien
e mal, e usar lo mejor. (76a-c)
Esta idea aparecer de nuevo ms adelante. Con la llegada de la primavera el yo-narrador
decide emprender un viaje por la sierra, durante el que tendr diversos encuentros o
"encontronazos", con cuatro serranas. Para introducirnos en esta nueva parte de la obra y
justificar tan inslita decisin, el narrador acude de nuevo a San Pablo: "Provar todas las
cosas el Apstol manda;" (950a)
La cita textual de la Biblia es: "Examinadlo todo; retened lo que fuere bueno".
(Tesalonicenses, 5: 21)



2. 4. Planto.

Ay Muerte!Muerta seas, muerte e malandante!

Las diatribas que le dirige el Arcipreste a la muerte como gran niveladora de los hombres,
incluye un repaso a destacadas figuras del Antiguo Testamento desde el Gnesis: "Sac de
las tus penas nuestro padre Adn,/a Eva nuestra madre, a sus fijos, Sed e Can,/ a Jafet, a
patriarcas, al bueno de Abrahn,/ a Isac e Job, non te dexo a Dan; (1561a-d); a Sant Joahan
el Bautista, con muchos patrarcas, que los tenis en penas a las tus malas arcas;/ al santo
de Moisn que tenias en tus barcas,/ profectas e otros santos muchos, que t abarcas.
(1562a-b)
Juan Ruiz ha aprendido que la muerte debe servir de estmulo para el ejercicio de las
virtudes y repite formulariamente la leccin recibida (LAPESA, 1967: 75).
"Muerte, matas la vida, al mundo aborreces" (1549d). Mundo y vida estn, pues, unidos
por su comn oposicin a la muerte. Pero qu significa mundo en estos pasajes de Juan
Ruiz? Evidentemente no es el enemigo del alma contrario al reino de Dios, sino la
humanidad y el universo criado por Dios para ella. En este sentido, el mundo es objeto del
amor divino, conforme a las palabras de Jess a Nicodemo: "Am tanto Dios al mundo,
que no par hasta dar a su Hijo Unignito, a fin de que todos los que creen en l no
perezcan, sino que vivan vida eterna. Pues no envi Dios su Hijo al mundo para condenar
al mundo, sino para que por su medio el mundo se salve" (S. Juan, III, 16-17). La muerte
odia lo que Dios ama.
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As nos explicamos que el poeta no se contente presentndola como enemiga de bienes,
sino que d un paso ms y la declare "enemiga del bien, e del mal amador" (1551a); "en ti
es todo mal", afirma (1546d), y la define como "el mal primero", anterior al infierno, que
es el "mal segundo" (1552b). Por ella se hizo el infierno, que es morada y posesin suya
(1552a, 1553a, 1560a, 1563b). Despuebla el mundo y puebla los infiernos (1552c); es ms,
despobl el cielo haciendo pecar a los ngeles rebeldes (1555). De este modo Juan Ruiz
identifica y engloba en un solo mal radical el pecado, la muerte corprea y la condenacin,
muerte segunda y eterna; pero en vez de situar en el pecado la causa de ambas muertes,
segn la doctrina bblica y cristiana, invierte los trminos y hace que la muerte sea
promotora del pecado. Su reaccin esencialmente emotiva contra la destructora de la vida
lo lleva a cifrar en ella todos los gnero del mal. La contienda entre el bien y el mal se
identifica con la lucha suprema entre la vida y la muerte. La victoria de Cristo es la de la
vida: el Seor da vida perdurable a los justos que liberta, y slo deja a los condenados en
poder de la muerte (1560-1565). Como nica defensa contra ella, Juan Ruiz se encomienda
a Dios.
El planto deja claras cuales son las intenciones del Arcipreste, disipa dudas acerca de si su
catlogo de consejos amorosos tiene como funcin ilustrar a los conquistadores; la
conclusin las aventuras del "loco amor" es clara, al final del placer, aguarda la muerte. El
memento mori que constituye este extenso pasaje del Libro embrida las ansias vitales y
obliga a dirigir la mirada al Salvador. Algo har en las coplas que cierran la obra.

2. 5. La Pasin de Cristo (1049-1066).
A lo largo de 17 estrofas, el Arcipreste glosa la Pasin de Jess desde el mircoles santo
hasta su muerte, siguiendo los Evangelios pero sin citas textuales. "Mircoles a teria,/ el
cuerpo de Christo/ Judea lo apreia;/ esa ora fue visto/ qun poco lo preia/ al tu fijo
quisto/ Judas el que-l vendi/ su disipulo traidor." (1049a-h)
El pasaje evanglico glosa es el que sigue en Marcos:

Basta, la hora es venida; he aqu, el Hijo del hombre es entregado en manos de los pecadores.
Levantaos, vamos; he aqu, el que me entrega est cerca. Y luego, an hablando l, vino Judas, que
era uno de los doce, y con l una multitud con espadas y palos, de parte de los prncipes de los
sacerdotes, y de los escribas y de los ancianos. Y el que le entregaba les haba dado seal comn,
diciendo: Al que yo besare, aquel es: prendedle, y llevadle con seguridad. Y como vino, se acerc
luego a l, y le dijo: Maestro, Maestro. (Marcos, 14: 41-45)
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El juicio de Cristo es referida por el Arcipreste de la siguiente manera: "A la teria ora,/
Christos fue judgado:/ judglo el Atora,/ pueblo porfiado:/ por aquesto mora/ en cabtivo
dado,/ del que nunca saldr/ nin avr librador." (1053a-h)
El pasaje glosado se corresponde con el siguiente del apstol Lucas:

Y cuando fue de da, se juntaron los ancianos del pueblo, y los prncipes de los sacerdotes, y los
escribas, y le trajeron a su concilio, diciendo: Eres t el Cristo? Dnoslo. Y les dijo: Si os lo dijere,
no creerais; y tambin si os preguntare, no me responderis, ni me soltaris; mas desde ahora el
Hijo del hombre se sentar a la diestra de la potencia de Dios.
Y dijeron todos: Luego t eres Hijo de Dios? Y l les dijo: Vosotros lo decs que YO SOY.
Entonces ellos dijeron: Qu ms testimonio deseamos? Porque nosotros lo hemos odo de su boca.
(Lucas, 22: 68-71)

Por ltimo, se nos refiere la muerte de Cristo: "A la ora nona,/ mori e contesi/ que por
su persona/ el sol escuresi;/ dndol del ascona,/ la tierra estremei,/ sangre e agua
sali:/ del mundo fue dulor." (1056a-h)
El prodigio del eclipse coincidiendo con la muerte del Mesas se nos refiere tanto en
Marcos, Mateo como Juan:

Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. (Mateo, 27: 45-46)

Por el contrario, el milagro de la sangre y el agua, brotando de la herida abierta por la
lanzada del soldado romano, slo aparece en Juan:

Mas cuando vinieron a Jess, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas; pero uno de
los soldados le abri el costado con una lanza, y luego sali sangre y agua. (Juan, 19: 33-34)

Los Evangelios inspiran estos pasajes, mas es probable que Juan Ruiz no bebiera
directamente de las Escrituras y sus ejemplos fueran extrados de los textos litrgicos,
como hemos apuntado en referencia al prlogo.




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2. 6. Gozos de Santa Mara.
Los gozos de la Virgen repasan "su vida, qunta/ fue, segund fallamos/ que la estoria
canta,/ vida tanta" (1642a-g). Son ocho coplas de siete versos cada una, menos la segunda,
que tiene cinco versos. La segunda cuenta el primer gozo, el de la Anunciacin: "El ao
dozeno,/ a esta donzella/ ngel de Dios veno,/ salud a ella, / Virgen bella" (1643a-e).
En el resto de esta composicin final del libro se nos dice que Mara "pari su fijuelo ()
el trezeno ao" (1644a-d); "aos trenta e tres/ con Christos estido" (1645a-b); "la vida
conplida/ del fijo Mexa,/ nueve aos de vida/ bivi Santa Mara" (1647a-d); y que, por
consiguiente, "aos inquaenta/ e quatro iertamente/ ovo ella por cuenta" (1648c).
La ltima estrofa es una incitacin a celebrar la fiesta de Navidad: "Todos los cristianos /
avet alegra: / naci por salvarnos, / de Santa Mara / a quien coronamos, / en aqueste da /
el Mexa" (1649).
Los cuatro Gozos de la Virgen que marcan comienzo y fin del libro tienen 39 coplas. Las
dos composiciones sobre la Pasin de Jesucristo, una dirigida a la Virgen (1046-58) y otra
a un pblico (1059-66), tienen 21 coplas. Pero el autor poeta, que aqu pretende ser el
mismo narrador protagonista, se dirige a la Virgen ya en la cuadernava: "A t, noble
Seora, madre de padat,/ luz luziente al mundo, del ielo claridat,/ mi alma e mi cuerpo
ante tu magestat/ ofresco con cantigas e con grand omildat" (1045A-D).
Aqu conviene citar de nuevo estos versos: "Gozos fueron siete/ e aos inquaenta/ e
quatro iertamente/ ovo ella por cuenta."(1648 a-d). Se nos ofrece una biografa mariana
desde la Anunciacin a los 12 aos, hasta su muerte. Si en la oracin del comienzo
apuntbamos la naturaleza mediadora de la Virgen, intercesora entre Dios y los hombres, y
acudamos al Evangelio para autorizar toda una tradicin medieval, la importancia de la
madre de Jess la muestra el hecho de que el Arcipreste cierra su obra con estos gozos, a
modo de homenaje.


3. Conclusin.
Vista una representativa coleccin de casos en los que se alude a pasajes de las Escrituras o
son glosados, podemos concluir que la utilizacin que hace el Arcipreste de ellas es la de
seleccionar los ejemplos ms adecuados para exponer una tesis, trasmitir un mensaje, de
forma anloga a como lo hace a partir de los exempla.
Las citas bblicas operan a la manera de topoi, lugares comunes empelados en los sermones
que eran extrados de los libreo litrgicos bien conocidos en ambientes clericales, y
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empleados en la predicacin durante los oficios. Todo lo cual, refuerza la tesis del
contenido didctico del Libro de buen amor.


4. Bibliografa citada:

BIZZANI, Hugo O.: "Un problema de esttica en el Libro de Buen amor: la
heterogeneidad lingstica", Revista de potica medieval. 16 (2006), pp., 203-233.

BUENO L., Julin: La sotana de Juan Ruiz. Elementos eclesisticos en el Libro de buen
amor, York, South Carolina, Spanish Literature Publications Company, 1983.

JENARO MACLENNAN, Luis: "Los presupuestos intelectuales del prlogo del Libro de
buen amor", Anuario de Estudios medievales, N 9, 1974-1979, pp., 151-186.

JUAN RUIZ: Libro de buen amor (edicin de Alberto Blecua), Madrid, Ctedra, 1998.

JUAN RUIZ: Libro de buen amor (edicin de G.B. Gybbon-Monnypenny), Navarra,
Castalia, 2001.

LAPESA, Rafael: "El tema de la muerte en el Libro de buen amor", Actas del Segundo
Congreso Internacional de Hispanistas, coord., por Nobert Polussen, Jaime Snchez
Noberalo, 1967, pp., 73-91.

PAREDES NEZ, Juan Salvador: "Que los cuerpos alegre e a las almas preste. Teora y
praxis en el Libro de buen amor", [actas del] Congreso Internacional del
Centro para la Edicin de los Clsicos Espaoles, patrocinado por el rea del
cultura del Ayuntamiento de Alcal La Real, del 9 al 11 de mayo de
2003 / coord. por Francisco Toro Ceballos, Bienvenido Morros Mestres,
2004, pgs., 73-280.

REINA de, Casidoro (trad.): Biblia del Oso, Madrid, Alfaguara, 2001.

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YNDURIN, Domingo, Las querellas del buen amor, Seminario de estudios medievales y
renacentistas, Salamanca, 2001.

VRIES de, Henk "Avrs duea garrida: cuerpo y alma del Libro de buen amor",
Congreso Homenaje a Alan Deyermond, coord., por Francisco Toro Ceballos, 2008, pp.,
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ZAHAREAS, Anthony N., The Art of Juan Ruix, Archpriest of Hita, Estudios de Literatura
Espaola, Madrid, 1965.

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