ALIANZA Y MANDAMIENTOS

Primera parte: La ALIANZA

1. Antigua Alianza o Antiguo Testamento.
En una alianza los dos pactantes son iguales en derechos y ambos ponen sus condiciones.
Alianza es, pues, el pacto o tratado que se lleva a cabo entre dos personas de igual dignidad.
En testamento uno de los contratantes es el dueo de lo que se testa y tiene todos los derechos; es
l quien pone las condiciones y, al receptor de lo testado, slo le queda aceptar el testamento como
est o rechazarlo en bloque. As que testamento es un trato que se da entre alguien que es dueo
y alguien que no tiene aquello que se le va a heredar; normalmente se da, pues, entre personas de
desigual dignidad.
Lo que se dio, segn la Sagrada Escritura, entre Dios y su pueblo no sera, en trminos legales, una
alianza, pues no se trata de un pacto entre seres de la misma dignidad o categora, es Dios quien
pone todas las condiciones. Por eso, la versin griega del Antiguo Testamento, la clebre Biblia
de los setenta, ya le da a la alianza el nombre de testamento y de all la antigua alianza vino a
denominarse Antiguo Testamento. Sin embargo, a la hora de hacer exgesis del texto , y analizar
los detalles del asunto, nos encontramos con que el trato o pacto que se dio entre Dios e Israel es
un testamento que se redact con la forma legal y el gnero literario tpico de una
alianza.
2. Frmula de Alianza.
Segn la Biblia Dios utiliz la tan conocida frmula tpica de alianza entre un Gran Rey y sus
reyes vasallos. Esos pactos estaban constituidos, ya en el segundo milenio antes de Cristo, por seis
elementos:
*Se identifica, por su nombre, al Gran Rey, que es quien otorga el tratado: As dice Fulano, el
Gran Rey...etc.. A eso aluden , desde luego, pasajes bblicos tpicos como Yo soy el Seor (ver
Ex.20,1-2), o As dice el Seor, el Dios de Israel (ver Jos.24,2).
*se expone, pormenorizadamente, el trasfondo histrico de las relaciones entre el Gran Rey y su
vasallo. Especialmente se subrayan las benficas intervenciones del Gran Rey. Nunca se trata de
una enumeracin formularia, sino de un relato histrico, y su propsito es ligar al vasallo, mediante
el afecto, con el rey, es decir, de ligarlo mediante el agradecimiento. De all viene que, antes de
enunciar la Ley, en la Biblia, se relate la creacin, la vida de los patriarcas, y la liberacin de la
esclavitud de Egipto. Fue el Seor quien hizo todo eso (ver Ex.20,2) y le dio al pueblo una tierra
para habitar ( ver Jos.24,2-13).
*El tratado presenta, a continuacin, las estipulaciones de la alianza, las clusulas que enumeran
las obligaciones pertinentes al vasallo.
*El tratado tpico de vasallaje mandaba, inmediatamente despus, que el documento de alianza
fuera depositado en el templo del pueblo del vasallo y que se leyera pblicamente a intervalos

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regulares (ver Jos.24,26;Dt.31,9-13;Ex.25,16.21;1 Re.8,9). En el templo, este documento se
guardaba en un arca que tom as el nombre de Arca de la Alianza.
*La quinta seccin del tratado tpico estaba dedicada a invocar a los dioses de las respectivas partes
contratantes, dioses que hacan el papel de testigos del compromiso o compromisos adquiridos por
las dos partes. En Jos.24 dice Dios: Ustedes son testigos, es decir que, en el caso de Israel, los
testigos no son dioses (cuya existencia negaba el pueblo), sino los mismos miembros del pueblo.
Los profetas llaman como testigos contra el pueblo, en caso de violaciones a la Alianza, a los cielos
y la tierra (frmula popular juda para referirse al universo entero), ver Is.1,2;Os.2,21-22;Miq.6,2.
*Finalmente, el contrato conclua con una serie de bendiciones y maldiciones que recaeran sobre
quien guardara o quebrantara el tratado pactado (ver Ex.23,20-33;Lev.26;Dt.27 y 28;Jos. 8,34).
Las estipulaciones de un tratado de vasallaje obligaban solamente mientras vivieran las partes
contratantes, de all las ceremonias, en Israel, de renovacin de la Alianza.
3. Alianza, y matrimonio.
La alianza entre Dios y su pueblo fue entendida por ste como un matrimonio entre Dios e Israel.
Un matrimonio por amor. Un matrimonio en el que Dios es claramente percibido como el esposo
fiel, pero celoso. Dios es percibido por el pueblo como un marido que no permitir nunca que nada
ni nadie ocupe el lugar que slo a El corresponde. Por eso, la alianza de Abraham se significaba
exteriormente con la circuncisin, que, en otros pueblos, era la preparacin fsica inmediata para el
matrimonio. Por eso en Israel, a la idolatra, se la llama prostitucin y adulterio. Por eso, la
virginidad, en Israel, fue siempre entendida como preparacin para el matrimonio, para la alianza,
y nunca fue valorada como un estado en s misma, o contrapuesta a la relacin ntima con un
marido. En Israel era inconcebible e inaceptable una mujer sin alianza, sin matrimonio; era como
dejar al pueblo entero de Israel sin signo de su alianza con Dios (verEz.16; Os.1-2;Jer.2-3;Is.54 y
62).
4. Alianza, y Ley.
Claro que la alianza tena un aspecto jurdico, pero ese aspecto, segn el pueblo de Israel, haba
sido desbordado por Dios por todas partes, y eso porque, en el caso de la Alianza, Dios es quien se
compromete y compromete, y Dios es amor, y el amor es esencialmente espontneo e irracional.
Para el pueblo de Israel, Dios es como un padre que gua a su hijo porque lo ama (ver Os.11,1-4).
Dios es como una madre que jams abandona ni descuida el fruto de sus entraas: Is.49,14-16.
Dios es como un pastor que se preocupa de cada una de sus ovejas y que se pone al servicio de
ellas: Ez.34. Dios es como un esposo enamorado que logra, a fuerza de amor, que retorne a l la
esposa infiel:Os.2,14-20;Ez.16. Dios es como un agricultor que adora su tierra y le prodiga todos
los cuidados posibles:Is.5,1 y ss. En resumen: Dios es un padre con entraas maternales, o una
madre con entraas paternales, eso va mucho ms all de un pacto o contrato.
5. Alianza, e individualismo.
La Alianza no se hizo con cada israelita en particular, sino con el pueblo de Dios como pueblo.
La mentalidad individualista, des-solidarizadora, ajena al espritu tribal y de cuerpo, es

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inconcebible en Israel. Slo formando parte del pueblo se tiene parte en la Alianza y sus
promesas, como slo formando parte del cuerpo tiene vida un rgano determinado.
6. Importancia de la Alianza.
La Alianza del Sina marc el punto culminante de todo el Pentateuco. Todas las alianzas
anteriores que aparecen en los cinco primeros libros, atribuidos a Moiss, (la hecha con Adn, con
No o con Abraham) pasan a ser consideradas como etapas preparatorias, y todo lo que sigue
vendr a ser considerado, por Israel, como una lgica consecuencia. La Alianza del Sina es tan
cumbre de todo el Antiguo Testamento que todo lo posterior a esa experiencia fue considerado
como una repeticin de sus hechos salvficos, y, as, se hablar de un nuevo xodo, de una
nueva Alianza (ver Jer.31,31), de un nuevo matrimonio (ver Os.2,16; Jer.31, 3;Is.54,2-8). De
all naci tambin el que toda legislacin fue, en Israel, retrotrada a Moiss como persona que la
recibe de Dios, y toda legislacin tiene que inspirarseen los principios sentados por Moiss.
7. Efectos de la Alianza.
Gracias a la Alianza:
a)Se establecen relaciones especiales entre Yav y los israelitas. Yav se convierte en el Dios
nacional del pueblo de Israel, e Israel se convierte en el pueblo de Dios (ver Dt.29,12;Lev.26, 12;Jer.7,23;Ez.11,20;etc.). Por la Alianza Israel se sabe pueblo de Dios, primognito de Yav,
nacin santa, reino de sacerdotes, propiedad particular de Dios, su siervo. Por la Alianza, Dios se
compromete a habitar en medio de su pueblo (ver el sentido de la tienda o tabernculo y el sentido
del arca:Ex.25-40). Por la Alianza, Dios exige a su pueblo la santidad: ver libro del Levtico. Por la
Alianza, Dios ama a su pueblo y pide de l amor como respuesta: ver el libro del Deuteronomio.
b)Las relaciones especiales con Yav crean una solidaridad mutua especial entre los mismos
israelitas, relaciones especiales que son, precisamente, las que acabaron por convertir en un pueblo,
por primera vez, a un grupo de muy diversos clanes y tradiciones. Desde luego, los jefes de Israel
pueden representar a Dios, pero no sustituirlo:ver el libro de los Nmeros.
8. Antigua Alianza, y Nueva Alianza.
La Alianza no era un contrato legal, de tipo jurdico, que pudiera rescindirse; si se hubiera sido su
sentido, todo el libro de Oseas sera totalmente intil. La Alianza era una relacin viva, una
situacin concreta, en cuyo interior haba vida, desarrollo y creacin, como en la relacin entre dos
personas. Slo en ese sentido es que se puede hablar de una nueva Alianza.
La antigua Alianza, es verdad, aparece en la Biblia como una alianza condicionada, como si se
dijera: Dios nos ama mientras seamos buenos o para que seamos buenos. La nueva Alianza se
manifiesta siempre como incondicional, como si se dijera: Dios no nos ama porque nosotros
seamos buenos o para que nosotros seamos buenos, sino porque El es bueno, sino porque El es
amor. Por eso, en el captulo primero del Evangelio (la buena noticia) segn San Juan (versculo
17), se dice: si Moiss nos trajo la Ley, Jess nos ha trado la gracia, el regalo, el don.
La antigua Alianza se mantena siendo demasiado exterior. La nueva exigir una adhesin
interior sin reservas (ver Jer.31,31-34;Ez.36,25-28). La antigua Alianza era muy nacional o
nacionalista; la nueva es absolutamente universal (ver Is.54,1.10;55,3-5;Mt.28,19; Apoc.

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7,9).
El Nuevo Testamento, la nueva Alianza, coloca a Jess en el lugar que, en la mentalidad juda,
deba ocupar la Ley (corazn de la Alianza). Por ejemplo, cuando Mateo hace decir a Jess que en
donde se renan dos o tres seguidores en su nombre, all est El en medio de ellos (ver Mt.18, 1920) no quiere decir sino que Jess es ahora lo que, antes de Jess, era la Ley de Moiss, porque los
rabinos decan que en donde dos o ms pronunciaban juntos las palabras de la Ley de Moiss, la
Shekinah (la sagrada presencia de Dios), estaba entre ellos. Que Jess ocupa ahora el lugar que
antiguamente ocupaba la Ley de Moiss es lo que quieren decir frases como Yo soy la luz, Yo
soy el camino, la verdad y la vida (ver Jn.1,14;14,6;12,46); todo lo que los rabinos decan acerca
de la Ley de Moiss es puesto en estos versculos en boca de Jess acerca de s mismo. San Pablo
llegar a decir, en esta misma lnea, que si la Ley salvara o siguiera estando en vigencia Jesucristo
sera totalmente intil (ver toda la carta a los Glatas). Los Evangelios y las cartas de san Pablo
quieren revelarnos que Jess no quera ensear una moral, ni siquiera si esa moral era la de la Ley,
sino el valor de la misericordia, el valor del amor incondicional de Dios. Pero ya en el Antiguo
Testamento se cuestionaba el valor, para Dios, de la Ley o de la Alianza pactada con Israel; eso es
lo que aparece en el fondo del libro de Jons. En ese libro se cuestiona, de hecho, al dios que juzga,
al dios que acaba manteniendo, contra la misericordia, la ortodoxia, en nombre del Dios que se
siente padre de todos, en nombre del Dios que no cree en que la salvacin es para los suyos o
para los que respeten institucionalmente su Ley o su revelacin. El Dios que aparece en el libro de
Jons es el Dios de quienes no tienen sino a Dios para apoyarse, para salvarse, de los que no tienen
sino la misericordia de Dios como derecho para entrar en el Reino de Dios que, al fin y al cabo, es
el Reino del amor incondicional. El Nuevo Testamento, la nueva Alianza, dice: La Ley s, pero la
Ley solamente tal y como la entendi Jess. La Ley s, pero nunca por encima o en contra del
hombre, que es quien ,por la encarnacin, tiene valor infinito. La Ley s, pero slo aquella que
queda resumida en el amor y plenificada por l (ver Ro.13,9-10).
9. La Alianza como yugo o carga.
Nosotros los cristianos nos hemos acostumbrado a considerar la Ley, o los mandamientos, el
contenido legal de la Alianza, como una carga dura, como un peso oneroso. Nunca fue sa la
mentalidad juda al respecto. Las palabras de la Ley, su contenido, fueron siempre consideradas
como un honor, como un gran privilegio, concedido al pueblo de Israel, como su mayor honra.
Podemos constatar estas afirmaciones leyendo el Talmud.
Por ejemplo: Con cuatro cosas se comparan las palabras de la Ley. Con el agua, con el vino, con
el aceite y con la leche. Con agua pues da vida al mundo, viste la desnudez del mar y viene en
gotas que se vuelven corrientes. Como agua va a las partes bajas y abandona las alturas. Es causa
de frescura y alegra. Da vida al sediento, lava al impuro, refrigera al encendido. Como vino,
porque envejece en la vasija y cuanto ms viejo es mejor. Porque es causa de regocijo al hombre y
da alegra al mundo. Como miel, porque endulza a los nios y da salud a los enfermos. Como el
aceite, porque es medicina y da vida. Leche con miel y con vino es la mejor figura de la Ley (ver
Cant.R.1,2 ss.).
Con que pueden compararse las palabras de la Ley? Las palabras de la Ley pueden compararse al
fuego. Como el fuego vienen del cielo y como el fuego son perdurables. Si un hombre se acerca
mucha a ellas se quema, y si se aleja se hiela. Si son instrumento para su trabajo, salvan al hombre.
Si se sirve de ellas como medio de ruina, lo pierden. El fuego deja la marca en todos los que lo

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usan. Eso mismo hace la Ley. Cada hombre dedicado al estudio de la Ley lleva impreso el sello de
su fuego en sus hechos y en sus palabras (ver Sifr Deut.Berakha, 343).
10. Los fiadores de la Alianza.
Es el pueblo entero de Israel el que se considera fiador de la Alianza con Dios, y as lo leemos en
este relato del Talmud:
Los israelitas queran encargarse de la Ley, pero Dios exigi de ellos un fiador, para tener la
seguridad de que siempre la cuidaran.
-Nuestros piadosos padres, Abraham, Isaac y Jacob son nuestros fiadores, dijo el pueblo.
-No puedo aceptar tales fiadores -respondi el Seor-, pues hace mucho que han muerto.
-Toma a los profetas como responsables.
-An no han nacido -se neg Dios.
-Toma, entonces, a nuestro hijos.
Alegrse el Seor y dijo: -Sea bien venida esa fianza. Que vuestros hijos estudien mi Ley y la
transmitan a los hijos de sus hijos. As mi enseanza nunca caer en el olvido.
11. Por qu fueron los judos los elegidos para esa Alianza-Ley?
Porque s. Porque Dios es rico para con los pobres, para con aquellos que no tienen sino a Dios
como apoyo. Porque la eleccin, en su origen, no era mirada como un privilegio, sino como una
responsabilidad, como el compromiso para un testimonio ante todos los dems pueblos de la
Tierra.
El Talmud expresa as la razn: Cuando Moiss lleg a las alturas, los ngeles oficiantes le
preguntaron al Santo -bendito sea-:Seor del universo, qu hace aqu, entre nosotros, un hijo de
mujer? Les contest: ha venido para recibir la Ley. Los ngeles insistieron: Cmo!. este tesoro
tan apreciado, que ha permanecido oculto junto a Ti durante novecientas setenta y cuatro
generaciones antes de la creacin del mundo, lo vas a conceder a seres de carne y sangre?, qu es
el hombre para que te acuerdes de l y el hijo del hombre para que lo cuides? Seor, Dios nuestro,
cun glorioso es tu nombre en toda la Tierra. Has puesto tu gloria sobre los cielos.
El Santo -bendito sea- le orden a Moiss: reftalos; pero Moiss aleg: temo que me consuman
con el ardiente aliento de sus bocas. Entonces El le dijo: agrrate al trono de la gloria...y (Moiss)
le habl: Seor del Universo, qu hay escrito en la Ley que t me diste?: Yo soy el Seor, tu Dios,
que te sac de la Tierra de Egipto y (a continuacin) les pregunt (a los ngeles): habis estado en
Egipto? habis sufrido la esclavitud de Faran?...por qu, pues, ha de ser vuestra la Ley? Acto
seguido les pregunt: no est escrito en ella:No tendrs otros dioses? Acaso habis vivido entre
pueblos idlatras?--Y qu ms hay escrito en ella? Acurdate del sbado, para santificarlo. Acaso
hacis trabajos, para que os sea necesario descanso?...Y no est tambin escrito: Honra a tu padre
y a tu madre? Tenis padres y madres?...Inmediatamente dieron (la razn) al Santo -bendito sea-,
pues est escrito: Seor, Dios nuestro, cun glorioso es tu nombre en toda la Tierra...( ver Talmud,
Shabbat 88b-89a).
12. Cul es la esencia de la Ley?
Este punto fue siempre materia de discusin entre los rabinos y maestros de Israel. Oigamos cmo
lo planteaban, segn el Talmud, dos de los maestros ms prestigiosos de Israel:

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un pagano se present a Shammay, y le dijo: me convertir al judasmo si eres capaz de
ensearme toda Ley, la Ley entera, mientras pueda sostenerme sobre un solo pie. Shamay le
rechaz con la regla de constructor que tena en la mano. Cuando se present ante Hillel (con la
misma pretensin), ste le contest de la siguiente manera): lo que no quieres para ti, no lo quieras
para tu prjimo. Esto es toda la Ley, lo dems slo es comentario (ver talmud, Shabbat 31a).
Jess dir, despus, que la Ley entera se resume en amar a Dios y al prjimo (ver Mt.22,35-40).
San Pablo dir que el que ama al prjimo ya ha cumplido la Ley (Ro.13,8-10;Gl.5,14;Col. 3,14).
Segn Pablo podramos decir que ya no hay ms Ley que la de amar.
13. Las tablas de la Alianza-Ley.
Las dos tablas de la Alianza no fueron, como muchas veces se las ha pintado, dos tablas distintas
en las que, en una iban tres mandamientos (los que tienen que ver con Dios) y, en la otra, los
otros siete (los que tienen que ver con el prjimo).
Cuando se haca un contrato entre dos personas, se hacan tres copias exactas del mismo contrato,
una para cada uno de los contratantes y la tercera quedaba cerrada y sellada en el templo del dios
de los dos contratantes (en el arca de las alianzas). Cuando el pueblo de Israel sella su alianza o
pacto con Yav se hacen dos copias exactas del mismo pacto, una para que el pueblo la tuviera y la
leyera, y la otra se deposit en el arca sagrada porque, en este caso, el segundo contratante es Dios
y no hace falta una tercera copia para caso de estafa o falsificacin del contrato.
El dividir la Ley en dos tablas, una con tres mandamientos y la otra con siete, lo nico que hace es
permitirnos la separacin entre el amor a Dios y el amor al prjimo, como si pudiramos
permanecer fieles y gratos a Dios mientras violamos los otros siete (los que tienen que ver con el
prjimo). Todos los diez mandatos han sido mandados por Dios y en ellos, todos, pensaban los
israelitas, est contenida la Alianza con El. El que viole un mandato que se refiera expresamente al
prjimo ha ofendido a Dios al ir contra la voluntad expresa de El y ha roto su Alianza.
14. El arca de la Alianza.
El arca de cada tribu es el sitio, en esa poca, un arca, un bal, en donde se guardaban todos los
pactos o alianzas que la tribu hubiera contratado con cualquiera de sus vecinos. De all que el arca
tomara ese nombre. En el Israel posterior, ese bal, guardado en el templo, se convirti en una
especie de trono o pedestal para Dios. De hecho, se convirti en un smbolo genial: Dios manifiesta
su presencia all en donde se guarda (se cumple) su palabra, las tablas de la Ley .
15. Leyes entregadas por Dios a Moiss.
Con el hecho de hacer que Dios mismo escribiera con su dedo las tablas de la Ley se quiso decir
algo profundamente teolgico y slo eso: que la Ley por la que se rige el pueblo de Israel proceda
de Dios, que slo Dios poda dar leyes a su pueblo. Esta idea estaba ya en el ambiente del mundo
oriental. El cdigo de Hammurabi (redactado hacia el ao 1800 antes de Cristo) fue grabado en
varios bloques de piedra destinados a los templos de las principales ciudades de Babilonia. En uno
de esos bloques aparece el dios Shamash entregndole el cdigo a Hammurabi. Como se ve,
aparecen, ya all, los elementos esenciales de la tradicin bblica: leyes procedentes de Dios,

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grabadas en piedra, entregadas a un legislador (que no es quien las ha hecho), destinadas a
conservarse en un recinto sagrado.
16. El rito de la Alianza.
Est descrito en Ex.24,4-8, y preparado por Ex.19,5-25 y 20,18-21. La accin ritual est
evidentemente relacionada con los ritos semticos de participacin en una misma sangre, es decir,
ritos de comunin en una misma vida: una sacramentalizacin de la unin en la vida, porque por el
rito de ser baados en la misma sangre (smbolo visible de la vida, en Israel) se ha producido la
unin de las vidas. Por eso, la aspersin de la sangre del sacrificio se hace sobre el altar, que
representa a Yav, y sobre el pueblo congregado.

Segunda Parte: Los MANDAMIENTOS.

17. Diez mandamientos.
Los diez mandamientos no son llamados as ni una sola vez en todo el Antiguo Testamento.
Unicamente se le da el nombre de las diez palabras (ver Ex.34,28;Dt.4,13;10,4). Los judos de
todo el Antiguo Testamento le dieron mucha ms importancia siempre al encabezamiento que a las
normas que, como consecuencia de ese encabezamiento, le seguan. Fijmonos en el
encabezamiento: Yo soy el Seor tu Dios, que te sac de la esclavitud de Egipto(ver Ex.20,2).
Para los judos sa era la razn de todas las dems normas. Porque Dios es el Dios que libera, y los
dems dioses no liberan, por eso:no tendrs otros dioses, por eso no tal cosa o tal otra.
18. Esos diez mandatos y Moiss.
Pensemos en Moiss, que haba conocido muy bien la cultura del imperio egipcio, que conoca por
experiencia el trabajo de los escribas en el imperio, que conoca lo que haba sucedido con el
monotesmo intransigente de Amenofis IV (Akhenatn) y que haba visto muchas veces las tumbas
de los faraones con toda la formulacin del libro de los muertos en sus paredes. En la
formulacin del declogo pueden haber influido las protestaciones de inocencia que los difuntos
egipcios se vean obligados a declarar delante del tribunal de Osiris; tambin pueden haber influido
las preguntas que el sacerdote, encargado de exorcizar a los enfermos (en esa poca todo el mundo
crea que cada una de las enfermedades era una posesin de parte de malos espritus), haca en
Asiria. Veamos algunos ejemplos.
No he cometido injusticia, no he cometido fraude, no he robado, no he sido codicioso, no he
matado a nadie, no he rebajado la medida del trigo...,no he mentido (Protestaciones ante Osiris).
Ha ofendido a algn dios o despreciado a alguna diosa? Ha despreciado a su padre o a su
madre, o tenido en poco a su hermana mayor? Ha dicho es en lugar de no es? Ha usado
balanza falsa y no ha usado balanza justa? Ha penetrado en la casa de su prjimo? Se ha
acercado demasiado a la mujer de su prjimo? Ha derramado la sangre de su prjimo?
(Interrogatorio del sacerdote asirio a un enfermo).
Se discute si el declogo tiene origen claramente en la persona de Moiss o no. Los expertos han
llegado a la conclusin de que, aunque lo que ahora tenemos por tal no hubiera sido creado

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ntegramente por Moiss mismo, procede de Moiss la esencia que luego origin a lo que ahora
tenemos.
19. Declogo y negatividad.
La formulacin negativa que tiene el declogo procede de que era no slo un texto religioso, sino,
tambin, una legislacin civil. No olvidemos nunca que la Ley de Dios era, para Israel, el nico
cdigo civil de leyes por las que se rega la vida diaria del pueblo. El cdigo civil legal se usa para
juzgar y hacer justicia y, por ello, tiene que ver con los actos delictivos y, por lo tanto, es siempre,
en una u otra forma, un conjunto de prohibiciones.
El concepto de premios o castigos del declogo era completamente lgico con el sentido de
retribucin solidaria entre padre, hijos y nietos, propio de la mentalidad tribal, que slo tiene en
cuenta la existencia personal como miembro de un cuerpo. Slo con el profeta Ezequiel (18 y 33),
y por motivos que nada tienen que ver con la idea de individualismo, se da el paso de la idea de
pecado colectivo a la idea de pecado personal.
Tal como la tenemos en la redaccin que est en nuestras biblias, la lista de los diez mandamientos
es, claramente, una lista para ser recitada, de memoria, dentro de un acto de culto, por una persona
particular, o por toda una asamblea del pueblo, con ocasin de alguna de las renovaciones de la
Alianza. Se enumeran prcticas que Dios rechaza; es decir: quien dice creer en Yav no adultera,
no roba, no asesina, etc. En la Biblia aparecen dos tipos de declogo. Un declogo ritual (ver
Ex.34,10-26) y un declogo moral (ver Ex.20,1-17 o Dt.5,6-21). Es evidente que el declogo moral
tuvo mucha ms importancia popular que el ritual, lo cual es indicio de que los predicadores de la
poca daban prioridad a lo social por sobre los ritos cultuales.
20. Los mandamientos.
Por lo que sealamos antes, el declogo no fue primordialmente mandato sino evangelio (Buena
Noticia) ,fue ms revelacin que moral. El texto bblico no insiste en hablar de un Dios que
pretende aplastar con su poder, sino de un Dios que se vale de todo su poder para liberar, como
salvador, a Israel. El dios de los mandamientos no es cualquier dios. Dios es el Dios que se revela
liberando al pueblo de la servidumbre que le haba impuesto Egipto y, para eso, Dios se muestra
ms poderoso que el ms poderoso de los imperios de la poca.
El declogo es el texto concreto de la Alianza de Yav con su pueblo. A toda obligacin del pueblo
precede una autoobligacin de Dios para con su pueblo desde con cada uno de los grandes padres
del pueblo (ver Dt.4,31;9,12).
El declogo empieza con Yo soy Yav, tu Dios, que te saqu de la esclavitud de Egipto (ver
Dt.5,6). La mutilacin de algo tan fundamental como esta afirmacin, transforma al declogo, de
una luminosa y orientadora manifestacin de Dios, en cuanto liberador y salvador, en la revelacin
de una divinidad que manda y prohibe, que se presenta, con todo su poder, para imponer leyes y
lmites a los hombres, que amenaza y se venga contra quien se atreva a transgredirlos. Ese prlogo
positivo del declogo presentaba, ms bien, a Dios como el futuro mismo, en persona, de Israel.
No tendrs otros dioses aparte de m.

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No se refera, exclusivamente, este mandato a que no se fuera a venerar a otros dioses en los
santuarios, sino a que Dios nos quiere enteros para El, a que El no admite la divisin del corazn,
del tiempo, o del espacio en lo que es enteramente suyo (ver Jer.24,7;Dt.6,5).
En el Evangelio segn San Mateo (6,24), en que se quiere presentar a Jess como un nuevo
Moiss, superior a Moiss, se vuelve a presentar este mandamiento, aunque con una formulacin
adaptada al pueblo del Nuevo Testamento. All se dice que Nadie puede servir a dos seores...No
pueden ustedes servir a Dios y al dinero. En nuestro corazn: Yav solo! Dios no quiere
compartir nuestro corazn con nadie.
No te hars ninguna escultura y ninguna imagen de lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en
la tierra, o debajo de la tierra, en las aguas. No te postrars ante ellas ni les rendirs culto,
porque yo soy Yav, tu Dios, un Dios celoso, que castiga la maldad de los padres en los hijos,
en los nietos y en los bisnietos, si ellos me ofenden; y tengo misericordia a lo largo de mil
generaciones, si me aman y cumplen mis mandamientos (ver Dt.5,8-10).
Dios es trascendente, irrepresentable, inmanipulable. Toda imagen material es esttica, adherida
a un lugar, manipulable, con lo que, en cierto modo, encierran o limitan lo divino, para
mantenerlo aprisionado. Y Dios no se deja asir, manejar o manipular por nadie. Porque, adems,
en ello existe otro peligro: que el pueblo sencillo pueda creer que manipulando la imagen manipula
a Dios. En sus relaciones con Dios, Israel no debe atenerse a una imagen, como los pueblos
paganos, sino slo a la palabra de Yav (ver Dt.4,9-20).
El espritu de la prohibicin de las imgenes nos lleva a no forjarnos imgenes de Dios fijas o
fijadas. Todas nuestras expresiones teolgicas no son sino aspectos del nico, pleno,
inaprehensible, e imposible de encerrar en frmulas: Dios. El cristianismo permiti las imgenes
religiosas a partir del hecho histrico de que el Dios invisible tom forma visible y humana en
Jess de Nazaret y con la advertencia expresa de que todo el culto dedicado a una imagen lo es,
ms bien, a la persona representada en ella.
No pronunciars indebidamente el nombre de Yav, tu Dios (Dt.5,11).
En la mentalidad juda, el nombre contiene la esencia del ser nombrado. Si se conoca el nombre de
un dios se poda influir sobre l al pronunciar ese nombre. En este mandamiento se incluye, pues,
la prohibicin de usar el nombre de Dios para frmulas mgicas. El que manipula el nombre de
Dios cree poder manipularlo a El, y Dios no se deja manipular de ninguna manera, ni en imagen ni
por evocacin. Los profetas protestarn, en nombre de Dios, contra los que crean poder
domesticar a Dios en el lenguaje que habla sobre El.
Observa el da sbado y santifcalo, como Yav, tu Dios, te lo ha ordenado. Durante seis das
trabajars y realizars todas tus tareas. Pero el sptimo es da de descanso en honor de Yav,
tu Dios. En l no harn ningn trabajo ni t, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava,
ni tu buey, ni tu asno, ni ningn otro de tus animales, ni tampoco el extranjero que vive en tus
ciudades; as podrn descansar tu esclavo y tu esclava como lo haces t. Recuerda que fuiste
esclavo en Egipto, y que Yav, tu Dios, te hizo salir de all con el poder de su mano y la fuerza
de su brazo. Por eso, Yav, tu Dios, te manda observar el da sbado (ver Dt.5,12-15).
Comencemos por fijarnos en que la forma de observar el sbado, tal como se prescribe, se reduce a
descansar. No se trata de introducir un tiempo para Yav, para uso de El, sino de un tiempo para
Yav en cuanto liberador del pueblo de Dios. Por ello el da sbado hay que poner en libertad a
hombres y animales, emancipndolos de la atadura de todo trabajo servil. Todo hombre, en Israel,
segn este mandamiento, debe recordar, por lo menos una vez por semana, que ha sido hecho para

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la libertad. Lo ltimo que poda estar en la mente del legislador, en un mandamiento as, es que el
mismo sbado se convirtiera en una atadura ms, en otra esclavitud para el israelita. Segn el
Evangelio, la ltima de todas las ataduras, la muerte, ha sido rota con la resurreccin de Cristo, por
eso los cristianos celebrarn los domingos, da de la resurreccin de Jesucristo, la definitiva
liberacin del hombre, la liberacin que Cristo ha llevado a cabo.
Honra a tu padre y a tu madre, como Yav, tu Dios, te lo ha mandado, para que tengas una
vida larga y seas feliz en la tierra que Yav, tu Dios, te dar. (ver Dt.5,16).
El mandamiento, tal y como est, manda honrar, no amar. En hebreo, honrar significa tener en
cuenta, reconocer, es decir: expresarse en gestos y ademanes que signifiquen respeto. Desde
luego, el respeto es lo menos, no lo ms, que el mandamiento quiere garantizar a los padres por
parte de los hijos. Adems, en una civilizacin en la que toda la cultura pasaba de padres a hijos y,
muchas veces, oralmente, este mandamiento aseguraba la transmisin de las tradiciones religiosas
y los conceptos esenciales de la Alianza del pueblo con su Dios.
No matars(ver Dt.5,17).
El trmino, la palabra que se usa, hebreo del original no dice matar, sino la palabra que
corresponde, ms bien, a asesinar. La palabra hebrea que aparece en el original se usa
exclusivamente para significar la muerte privada de un hombre por otro hombre privado, sea esa
muerte premeditada y planificada o por irreflexin y espontaneidad total. El mandamiento viene a
declarar que quien, en cuanto individuo y en su propio nombre, derrama la sangre de otro, atenta
contra la dignidad divina del prjimo.
Para los profetas, cualquier tipo de expoliacin econmica y toda opresin jurdica o social
equivale e implica derramamiento de sangre (ver Os.4,2;Is.1,15-17;Miq.3,10). Para los profetas es
lo mismo chupar la sangre a un prjimo que derramar su sangre. Y as, para ellos, pertenece al
sentido de asesinar cualquier proceder contrario al prjimo que lo convierta en instrumento, de
tal manera que pueda ser utilizado en beneficio del explotador. Jess, en la misma lnea proftica,
dir que en el mandamiento de no asesinars el cristiano tiene que incluir toda clera, insultos e
injurias al prjimo (ver Mt.5,21-22).
No cometers adulterio (ver Dt.5,18).
La preocupacin que determina al legislador para imponer este mandamiento es la de mantener la
claridad acerca de los hijos y las relaciones hereditarias, no, primordialmente, lo sexual implicado
en la fornicacin. Recordemos que adulterar, tener relaciones genitales con la mujer ajena era, en
la antigedad, una forma de estafar al prjimo, porque tanto la esposa, como los hijos que se
tuvieran con ella, eran considerados parte de sus propiedades. As, el adulterio no era visto como
un pecado sexual, sino como un pecado social y econmico. La fornicacin de un varn, como
tal, era tan poco importante en la mentalidad antigua de los judos que las relaciones genitales de
un varn con prostitutas eran recriminadas como un acto de imprudencia,
y la masturbacin no aparece mencionada de ninguna manera en todo el Antiguo Testamento.
No hurtars (ver Dt.5,19).
En hebreo, el verbo empleado para enunciar este mandamiento es mucho ms amplio que nuestro
trmino robar. En hebreo, el verbo incluye los sentidos de secuestrar, robar-hurtar,
engaar. La intencin primera del legislador judo era excluir de entre el pueblo judo la prctica
del secuestro. Se trataba, desde luego, del secuestro de una persona para venderla como esclava de
otra. As, el mandamiento tena, como objetivo primero, la libertad de un ser humano y, como

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objetivo conexo, el respeto a las propiedades del prjimo (la esposa y los hijos que pudieran ser
vctimas de estos crmenes),ver Ex.21,16 y Dt.24,7. La acumulacin de tierras, en manos de un
gefago latifundista, es parte de lo prohibido en este mandamiento , en un tiempo en el que se tiene
a Dios como el nico dueo legtimo de toda la tierra de Israel (ver Lev.25,8-17;23-55; Am.8,5;
Is.5,8). Podramos, muy bien, traducir el sentido original de este mandato diciendo: No reducirs a
tu prjimo a objeto, ni lo desnaturalizars a simple instrumento de tu obsesin por poseer.
No dars falso testimonio contra tu prjimo (ver Dt.5,20).
Como no se contaba con posibilidades cientficas o tecnolgicas de investigacin, el testimonio de
dos testigos resultaba definitivo y determinante, sobre todo en los casos de condena a muerte o para
la honra y propiedades del acusado. La veracidad, como fondo de este mandamiento, est
enteramente enfocada a tener en cuenta al prjimo (su vida, honra, o propiedades). No se trata ,
prioritariamente, de la veracidad en el orden privado, sino de la veracidad en los juicios pblicos.
El espritu de este mandamiento incluye la prohibicin de la calumnia y de cualquier atentado
contra la honra ajena. No olvidemos, eso s, que slo cuando el otro tiene derecho a saber lo que
pregunta, tenemos nosotros la obligacin de responder.
No codiciars la mujer de tu prjimo, ni su casa, ni su campo, ni su esclavo o esclava, ni su
buey o su asno, ni nada que sea de su propiedad (ver Dt.5,21).
Como ya expliqu antes, la mujer era considerada, en esa poca, una de las propiedades del
prjimo, a la altura, como podemos ver por el mandato, de la casa, la tierra, los esclavos o los
animales. La fornicacin con la esposa de otro era, claramente vista, como una estafa o robo al
prjimo, como un pecado social o econmico, pero no sexual. Lo que se recrimina en este
mandamiento es tener pensamientos que vayan en la lnea de robar algo al prjimo. Jess dir, en
Mt.5,28, que quien mira a una mujer desendola, ya cometi con ella el adulterio-robo que se
prohibe por este mandato. En el fondo de este mandamiento se incluye la obsesin por poseer
bienes que vayan ms all de la satisfaccin de las necesidades reales.
Alejandro von Rechnitz.
Biblioteca Telemtica
Seccin bblica
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