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Razon y Fe en Miguel Unamuno

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Cifra Nueva, Trujillo, 9-10, Enero-Diciembre 99

Razn y Fe en Miguel de Unamuno


Celso Medina
Slo es humilde de verdad el que humilla su razn
Miguel de Unamuno

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Ef DlariO fotimo 1 es un texto singular en la vastsima obra~d-~ ~M.igilel de
Unamu~o. Esa singularidad estriba en la peculiaridad genrica del- mfsmo y en
los abor~ajes tem~cos que en l pudiramos asumir.
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Este diario fue escrito entre el 9 de abril y el 28 de mayo 1897, en su


retiro a Alcal de Henares. Y segn Cirilo Arez en l Unamuno "somete a prueba
su primera filosofa y con ella la filosofa moderna" (1998). Es tambin el producto
de la llamada "crisis unamuniana", que consisti no slo en un estado de criticidad
frente al pensamiento moderno, sino en una asuncin muy personal del autor ante
su propia biografa.
Y frente a una crisis que en principio era personal, nada ms adecuado
que una escritura de la intimidad: el diario, que permite al autor prcticamente
desnudarse, dejarse llevar por una escritura "anotacional", que se alimenta de lo
fragmentario. Pero, significa eso que esta obra de Unamuno es un simple
testimonio egtico? No, porque ms que un testigo de su existencia, el diario es
un exponente de un pensamiento originario; es decir, de un pensamiento que se
nos hace presente en el mismo momento en que ste se est pensando. Y all la
escritura diarstica se contamina del tono ensaystico. Por ello, nos situamos frente
a un texto reflexivo, donde lo ntimo no va a ser bice para que se despliegue la
subjetividad unamuniana.

Celso Medina

De modo que el Diario ntimo convoca el tono reflexivo del ensayo y el tono
ntimo del diario para producir un pensamiento que va creciendo ante nosotros sin
ningn control de la razn escritura!. Por ello no sera fcil catalogar este diario de
Unamuno como meramente biogrfico.
La crisis unamuniana de 1897 pudo haberse generado por una agudizacin
de las contradicciones existenciales que tuvo que afrontar el pensador espaol con la
razn positivista, en la que se form. Sus ensayos anteriores se proponan urdir un
pensamiento del "ser espaol" (ejemplo: En Torno al Casticismo). En ellos el
pensador "se pensaba" a partir de un sentimiento gregario, colectivo. La ciencia era
una verdad inobjetable, pero falible. Y l era un hombre de ciencia, forjado y formado
en los escenarios acadmicos ms connotados de Espaa. La ruptura con lo establecido
pudo haber surgido tal vez del "choque entre el horizonte positivista en que el que
haba abierto los ojos con el vitalismo filosfico irracionalista finisecular", segn
Manuel Prez Lpez (1998). Pero tambin pud.o surgir de razones personales, poco
intelectual, que le hicieron enfrentarse al mundo como un "ser de carne y hueso".
En sntesis, podramos sealar que la obra eri cuestin se ubica en un
pensamiento transdisciplinario, donde lo ntimo y lo reflexivo nadan en un mar
filosfico de amplios horizontes. Ese pensamiento transdisciplinario se sita en una
zona donde el saber es fronterizo; es decir, cercano e implicado en una bsqueda de
lo csmico, lugar en el que confluyen las ideas sobre la razn y sobre Dios.
11.-

Como en Goya, la razn produce pesadillas en Unamuno. Pesadillas surgidas


de la impotencia que se tiene para negarla. La verdad es la verdad puesta en la escena
de la realidad. Existe como un fantasma verdico, que con su facticidad borra las
zonas de la irracionalidad, tan cara al ser humano. Nos dice:
Para la razn no hay ms realidad que la apariencia. Pero
pide voces, como necesidad mental, algo slido y permanente,
algn sujeto de las apariencias, porque se siente a s misma,
se es, no meramente se conoce. (p.42 ).

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Esa necesidad de lo "slido y permanente" es calificada por Unamuno como


una apuesta por la nada. O lo que es lo mismo por un nihilismo, donde el hombre slo
obtendra desolacin. Estamos en una concepcin aparentemente contradictoria: una
crtica a una especie de metafsica de lo material. Porque para Unamuno la verdad es
ms que realidad. Ubicndose en la tradicin kantiana, considera que como polo de
una compleja dialctica est la voluntad. La verdad es tambin el deseo de libertad,
de sobreponerse a la dictadura de lo real , para trascender al cuerpo con el que somos
investidos.

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Tenemos, entonces, que la razn es una llave necesaria en la dialctica de la


vida. Es el polo no opuesto, sino contradictorio de la fe. En su estilo metafrico,
ubica al infierno como un don necesario, para apreciar responsablemente la fe:

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Por el infierno empec a revelarme contra la fe; lo primero


que de_sech de m fue la fe en el infierno, como un absurdo
inmoral.
Mi ierrpr ha sido el aniquilamiento, la anulacin, la nada ms
all de la tumba. Para qu ms infierno, me deca? Y esa:
idea me atormentaba. En el infierno -me deca- se sufre, pero
se vive, y el caso es vivir, ser; aunque sea sufriendo.
Y ese temor a la nada es un temor pagano. Dame, Dios mo,
fe en el infierno. Le hay? Si llego a creer en l, es que le hay.
(p. 38).

La fe no existe sin la razn, la realidad sin el enigma. En el positivismo


parece Unamuno haber aprendido la necesidad de partir del fenmeno como punto de
inicio de la existencia. Por eso es partidario de "Vivir, vivir de veras, vivir
espontneamente, sin segunda intencin, vivir para morir y seguir viviendo ... (p.28).
En Del sentimiento trgico de la vida, desarrollar la idea del sufrir como constancia
vital de la existencia. Adelantndose a Cioran, dir que el cuerpo insano, sufriente, es
el testimonio ms fehaciente de que existimos. Y ese realismo testimoniado por el
cuerpo es el pivote ms importante de la dialctica de la razn y la fe.
La verdad es una instancia problemtica, puesto que no es suficiente el acceso
a lo real para acceder a ella. Unamuno acusa al racionalismo de buscar la verdad en la

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razn y no en la fe. Esa fe tiene un gran apoyo en la idea kantiana de la voluntad. Y


esencialmente en el libre albedro, que l rescata del cristianismo. Este es " ... una
verdad; querer razonarlo es destruirlo" (p.40).
. Razn y voluntad se erigen tambin en una yunta dialctica necesaria para
ese encuentro con la verdad. En efecto, la razn y su alimento realstico existen como
un paso insalvable. La ley de la realidad se desarrolla con su deseo de entronizarse
como verdad. Pero para Unamuno " ... por debajo hay el libre albedro, que nos hace
sentimos culpables y nos levanta sobre el tiempo" (p.40).
Y es all donde se centra el fundamento del pensamiento unamuniano; en la
verdad que debe hallarse en la libertad. sa que surge de la conciencia de finitud y de
carencialidad que tiene el hombre, que lo impulsa "hacia Dios", no como resignacin
sino como potencia que le hace sentir "sed de infinito". El hombre como obra de
Dios no puede escapar de s mismo. Siempre vuelve a s mismo. "A dnde ir que no
se encuentre consigo?"(p.45). Nos conseguimos aqu con la singular subjetividad de
Unamuno. Una singularidad que no se inclina por elindividualismo, sino que apuesta
por la voluntad de ser libre, de buscarse en Dios para hallar su potencialidad de
trascendencia. Por eso: "Ms que creer, quiero querer" (p.61). En ese "querer" reside
el poder de la fe.

La crtica ms acerba de Unamuno va dirigida no contra la razn, sino contra


el racionalismo, que segn l ha escindido al hombre en interioridad y exterioridad.
En tal sentido, dice:

El hombre ideal del racionalismo es el hombre autmata,


perfectamente adaptado al ambiente. Todos sus actos son
reflejos, y como no hay roce alguno entre el proceso interior
suyo, psquico, y el proceso exterior o csmico, no hay
conciencia"(p. 65).
La falta de conciencia es el impedimento para el ejercicio de la libertad.
Porque sin ella la voluntad se anula y la exterioridad se erige en el impedimento del
libre albedro. La naturaleza situada fuera es una crcel. Por eso, abrazando ideas de
Spinoza, Unamuno la interioriza, la ve como la vieron los msticos: como una obra de

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Dios. Y corno Dios est en el hombre, en su intimidad, alentando su libre albedro,


aqul no es ms que conciencia.
Este texto de Unarnuno revela una reevaluacin de su religiosidad. El blanco
de su crtica es el catolicismo, mas no el cristianismo. Es, precisamente, este diario,
el que descubre al Unarnuno religioso en su ms radical acepcin. Confiesa su paso
por el atesmo: "He llegado hasta el atesmo, hasta imaginar un mundo sin Dios ... ".
Pero prontamente acepta que para l es imposible la vida sin Dios. Esta idea de lo
divino siempre viene en compaa de su idea de la muerte. "Llegu a persuadirme de
que muerto yo se acaba el rnundo"(p.34), nos dice. Pero afirma que hay que aprender
a "vivir en Dios ... porque Dios es inmortal" (p.34). En un viraje inusitado trueca sus
viejos preceptos marxistas. Habla de una comunidad de dios. De un "santo
comunismo", que permite que todos particiP,en de "un mismo Dios; el comulgar en
espritu" (p.20). Y en solidaridad con un au,~o.r bastante citado en el Diario, llega a
decir con S. Felipe Neri: "El verdadero. sie7to de Dios no conoce ms patria que el
cielo" (p.23).
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Pero esa "patria cielo" no es un '~spacio distante del terrenal, porque
reestablecera la escisin cuerpo-alma, entr~nizada por el Positivismo. Por eso su
simpata con Cristo, a quien lo considera la encarnacin ms discernible de Dios. Por
l, a travs de l, la figura divina hace patente su existencia. Ideas que conseguiremos
ms explcitas en obras corno Del sentimiento trgico de la vida y La agona del
cristianismo.
El sentimiento de religiosidad es asunto capital para el Unamuno de este
Diario. El aboga por una Iglesia bien libre, donde se consagre el libre albedro como
accin fundamental. Por ello dice: "Hay que buscar la libertad dentro de la Iglesia, en
su seno" (p.27). La religin no es la institucin, sino el sitio de la comunin, donde
Dios posibilita la unidad. "En la religin se unifican la ciencia, la poesa y la accin"
(p.27).
Es interesante el valor que Unarnuno otorga al trmino "humilde". Ronda
detrs la idea del hombre simple, vinculado sin prejuicios a la naturaleza. El hombre
cado en el pecado original, muy consciente de que sus lmites es lo que potencia su
humanidad. La razn se le otorg en virtud de sus carencias. Pero esclavizarse a ella

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es ejercitar la soberbia, sobredimensionar sus perspectivas , que en el final del camino


lo llevar a encontrarse con el vaco, con la nada, a la que tanto teme el filsofo
espaol. Por ello humillar la razn es el primer paso para ser hombre, para conseguirse
como "un mono desnudo", con el espacio de su subjetividad en primer plano.
Notas:
1

Utilizaremos aqu la edicin de Diario ntimo, de Miguel de Unamuno , publicada por


Alianza Editori al, Biblioteca Unamuno, de 1998. Seguiremos su paginacin.

Bibliografa:
Flrez Miguel, Cirilo. "Autobiografa, Filosofa y Escritura: el caso d Unamuno ". Indito,
1998: .
.' Prez Lpez, Manuel." Unamuno en la generacin de fin de sigld. El 98 y la madurez de la
mentalidad modernista"; en Conrad Kent y M Dolores Velasco ..Edis.:Visiones salmantinas
(1898-1998). Universidad de Salamanca-Oho W. University, 1998, pgs. 21-44.
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