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Luis Eduardo GARCÍA

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LUIS EDUARDO GARCA

Trujillo, Per-(1963)
1. RASGOS BIOGRFICOS
Luis Eduardo Garca, narrador y periodista.
Ensea Periodismo Literario y Fundamentos de
Periodismo en la Universidad Privada del Norte
de Trujillo, ciudad en la que reside desde hace
20 aos. Ha publicado tres libros de
poesa:"Dialogando el extravo" (1986), "El
exilio y los comunes" (1987) y "Confesiones de
la tribu (1992); uno de cuentos: "Historia del
enemigo" (1996), y uno de crnicas, ensayos y entrevistas:"Tan
frgil manjar" (2005); libros que casi nadie ha ledo. En 1985
gan el VI concurso "El poeta joven del Per". Mantiene desde
1986 una pgina de reseas y comentarios literarios en el
suplemento dominical del diario "La Industria" de Trujillo.
En una entrevista nos dice que quienes dicen: Con la poesa, nada.
Los comprendo, pues s cmo se aburren al menor contacto con ella.
La poesa se est, efectivamente, callada y no dice nada al comn
denominador de los seres humanos. A los que viven en el ghetto 1de
su fe esto les da rabia, cuando no ganas de salir y gritar por all, como
los detectives salvajes de Ricardo Bolao, que la poesa est donde no
lo parece.
Acepto que se trata de un arte de culto. En sus filas, dicen los
pragmticos, abundan los soadores, los idealistas, los utpicos y los
ilusos. No tengo la menor duda. Aunque estos no estn nicamente
all. Los podemos encontrar en todas partes y en todas direcciones.
Slo que la poesa sabe brindarles el mejor albergue. Por esta razn,
la poesa es un acto de fe ms que una forma literaria propiamente
dicha.
Octavio Paz dice que hay poesa sin poemas; por ejemplo, personas,
paisajes y hechos que por su belleza nos mueven a un estado anmico
superior. Y es potico dice Paz- aquello que ha sido tocado por una
condensacin del azar o es una cristalizacin de poderes y
circunstancias ajenas a la voluntad creadora del poeta. La vida en
general, si nos atenemos a las afirmaciones del ensayista mejicano,
1 Un gueto (del dialecto veneciano ghetto, fundicin de hierro, por la fbrica alojada antiguamente
en el barrio posteriormente reservado a los judos) es un rea separada para la vivienda de un
determinado origen tnico, cultural o religioso, voluntaria o involuntariamente, en mayor o menor
reclusin. El trmino se emple, originalmente, para indicar las juderas; el uso se ha extendido
hoy a cualquier rea en la que la concentracin de un determinado grupo social es excluyente.

sera potica. Lo potico es la poesa en estado amorfo, sostiene. El


problema es que el hombre se ha ido despojando poco a poco de ella
hasta terminar por arrojarla al tacho de basura.
Proscrita de la vida cotidiana, la poesa se ha quedado en el nico
lugar donde siempre fue bien recibida: los poemas y, por aadidura,
en el corazn de los que la escriben y la leen. Sin embargo, hay que
reconocer que muchas veces los poemas son artefactos artsticos,
didcticos o retricos muy estimulantes que no contienen la ms
mnima pizca de magia emocional (a veces, forma y contenido no son
lo mismo). La contienen slo cuando ocurre aquello de la
condensacin del azar y circunstancias ajenas a la voluntad creadora
del poeta; es decir, en tanto en la relacin hombre-naturaleza obra el
asombro, el deslumbramiento, la conmocin o, en el mejor de los
casos, el sndrome de la piel de gallina.
Sospecho que en los colegios, las universidades y en lugares
parecidos se lee muy poco o nada de poesa. Nadie, salvo que sea por
imposicin o inters prctico, necesita sentir que hay vivencias
artsticas que podemos resignificar en nuestra vida mediocre y
consumista. De un mundo que se destruye a s mismo a punta de
gases txicos y virus morales, es muy difcil esperar que acoja el
sentido potico de las cosas. Es que vivimos la era ms antipotica
de todas las que ha vivido la humanidad? Por las cosas que veo y vivo,
me temo que s. El lenguaje potico es visto ahora como un juego o
como una cosa de loquitos despistados.
Es verdad que naci de trasgresiones, pero esto no quiere decir que
no tenga importancia para la vida corriente o para la bsqueda de
sentimientos elevados. Si leemos el poema El remordimiento de
Jorge Luis Borges, puede ser que nos sintamos impactados por el
pesimismo y la utilizacin de imgenes fuertes y desoladoras. No
podramos afirmar, sin embargo, que nos aburrimos o que nuestra
conciencia sigue en su estado original: un tmpano de hielo. Me
rectifico: esto ocurrir si amamos la poesa. Pero si ella no nos toca
por distintas razones, seguramente el poema de Borges ser poco
menos que un disparate.
Los poetas utilizan las palabras con la finalidad de que los objetos, los
seres o los paisajes cobren vida. La poesa est ms all de lo
evidente, connota, no dice directamente las cosas sino que sugiere
sus significados. El lector los interpreta de acuerdo a sus
conocimientos, vivencias y recuerdos personales. He cometido el
peor de los pecados/ Que un hombre puede cometer. No he sido/ Feliz.
Que los glaciares del olvido/ Me arrastren y me pierdan,
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despiadados. / Mis padres me engendraron para el juego/ Arriesgado y


hermoso de la vida, / Para la tierra, el agua, el aire, el fuego. / Los
defraud. No fui feliz. Cumplida/ No fue su joven voluntad. Mi mente/
Se aplic a las simtricas porfas/ De arte, que entreteje naderas. / Me
legaron valor. No fui valiente. / No me abandona. Siempre est a mi
lado/ La sombra de haber sido un desdichado, dice el poema de J.L.
Borges.
A veces el lenguaje potico requiere explicaciones. Los lectores
necesitan saber que no ser feliz es un pecado y hasta una traicin a
la promesa familiar, de modo que esta se convierte en una mcula
que se arrastra como una sombra de desdicha a lo largo de la vida. Y
que en la agona de esa mala conciencia de haber fallado, quizs con
el fin de equiparar el nivel de la falta, quisiramos que las fuerzas de
la naturaleza (nada menos que los los glaciares) nos conduzcan a la
desaparicin, al olvido ms absoluto.
El poema de Borges vale no por lo que dice (todos decimos lo mismo
de mltiples maneras) sino por el modo en que lo dice (y tambin por
lo que no dice explcitamente). El orden sintctico y las palabras
elegidas estn puestas all para provocar eso que Octavio Paz busc a
lo largo de su vida: la ardiente comunin entre el hombre y lo que
llamamos a veces con desdn- poesa.
Poeta, narrador, periodista y profesor universitario en la UPN. En 1985,
Garca gan el VI concurso El poeta joven del Per. Ha publicado
cuatro libros de poesa: Dialogando el extravo (1986), El exilio y los
comunes (1987), Confesiones de la tribu (1992) y Teorema del
navegante (2008); dos de cuentos: Historia del enemigo (1996) y
El suicida del fro (2009) y uno de crnicas, ensayos y entrevistas:
Tan frgil manjar (2005). Entrevista de Marea cultural sobre la nueva
realidad del periodismo y las redes sociales
2. OBRA LITERARIA
Con el poemario Dialogando el extravo, Luis Eduardo Garca gan
en 1985 El Poeta Joven del Per, uno de los premios ms
entraables e importantes que tena nuestro pas. En aqul conjunto
publicado al ao siguiente trazaba una bsqueda de la realidad
vestido de poeta, sin asumir todava que esa era, es y ser su
eterna condicin.
Despus public, en poesa, El exilio y los comunes (1987) y
Confesiones de la Tribu (1992). Pero el libro que motiva estas
palabras, que me acompaa desde hace meses en este perderse y
encontrarse continuo que es la vida diaria, se llama Teorema del
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navegante (2008), publicado por revuelta editores. Es como llevar


con uno la carta abierta de un hermano, escuchar sus consejos, dichos
desde ese lugar del alma en el que toda oscuridad o alcantarilla son
completamente intiles.
Son treinta y siete poemas, divididos en tres secciones que van de
adentro hacia fuera; desde lo que puede nombrarse el recorrido
interior, la mirada interior-exterior y el descubrimiento interiorexterior-interior; es decir, en realidad es el encuentro de una potica
de la interpelacin y ratificacin de la belleza, al mismo tiempo que la
constatacin de su imposibilidad o su permanencia real.
Si hay algo que atraviesa como un rayo de luz o de sombra este libro,
de principio a fin, es el desafiante escepticismo con el que el poeta
asume la dimensin de su oficio, nunca para caer al abismo de la
parlisis individual y volcarla en el aire, sino para hallar nuevas vas
para escalar la existencia, derroteros legtimos que permitan al ser
humano trascender la deshumanizacin y el aislamiento global.
Escrib un libro, / pero sus pginas se volvieron blancas!, dice Garca
en la primera parte titulada Mares interiores, y agrega: Aunque tarde,
he comprendido / que vivir es comenzar por el final / y terminar por el
principio / (Provervio rabe). Claro y definitivo, el poeta no otorga
concesiones, va directo al destino, a la estocada creativa: Y las
palabras, amigo Sarte, no son actos. Son palabras. (Barbarie y
civilizacin).
Pero lo acompaa la tristeza, como una recuerdo querido, como una
profesin de fe, como una condena libre: Su servidor, seores, se
va, / no se grada. Ustedes entienden la tristeza. (Su servidor).
Recuerdo, entonces a Vallejo: Perdonen la tristeza deca el poeta- y
sonrea. Luis Eduardo est triste, pero sonre, la verdad: habita la
melancola con la conviccin de alguien que ha decidido traspasar las
barreras del desierto contemporneo para afincarse en los territorios
de lo humano, de lo ntimo, de lo nuestro de cada da.
En la segunda parte, Puertos extraos, habla de sus viajes, de sus
constataciones de alquimista: se encuentra en Pessoa, en Ciorn, en
Borges, en todos nosotros y regresa a su casa, la poesa: Mi casa
nunca fue un puerto / y sin embargo fue un puerto. Lo que podra
haber sido tambin algo as como: es intil que te vayas no puedes
irte o ahora que regresas te das cuenta que siempre estuviste aqu,
Luis Eduardo.

La lucidez de este poeta, y de sus pensamientos que hieren y curan,


es liberadora, sobre todo en la tercera parte del libro: Mar adentro.
Afirma: Lo verdadero til es lo bello / y lo bello no puede atraparse,
El hombre verdaderamente valiente / es el que carga con las
palabras de la tribu, detrs de lo til y lo bello siempre est el vaco
(A la manera de Tao).
Las supernovas dicen- son engaosas como el amor: / cuando crees
que nacen en realidad estn muriendo. Este es el punto de partida
que pone el poeta para iniciar la verdadera bsqueda de la verdad. El
mar es su confesor, a l arroja sus palabras para emprender el viaje.
Mientras no sabemos sufrir, no sabemos nada, deca tambin
Ciorn, mientras no sabemos admitir errores, verdades, realidades
nuevas, mientras no sabemos proteger al fuego que llevamos dentro,
al mar que llevamos dentro, lo esencial de lo que somos, entonces
estamos aqu como seres pusilnimes, sin buscar ni encontrar nada.
Luis Eduardo Garca sufre y sonre, est triste y sonre, y sobre todo
sale inclume del infierno, inclume del purgatorio, incluso inclume
del cielo, pues quien ha nacido puro no ser tocado por la mierda, ni
por la basura insidiosa de las palabras vomitadas.
El poeta Garca alza vuelo en Teorema del navegante y abre
caminos con la mirada: limpia el lenguaje, le devuelve su altura. Y
esto lo hace con los propios actos de la poesa, que son al fin y al cabo
una autntica defensa del ser humano en la tierra.
ANTOLOGA
Poema de Luis Eduardo Garca
A LA MANERA DEL TAO
Las palabras no sirven
para expresar la virtud;
la virtud no sirve ms que para s misma.
Lo verdaderamente til es lo bello
y lo bello no puede atraparse.
Quien no le tema al azar
no le teme a los deseos.
El hombre verdaderamente valiente
es el que carga las palabras de la tribu.
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l sabe que ha perdido la batalla, pero insiste:


detrs de lo til y lo bello siempre est el vaco.

DULCE PONTES: LA CANCIN DEL MAR

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