Cartas de Amor de Severino
Cartas de Amor de Severino
Cartas de Amor de Severino
Severino y Amrica
Sus escritos hablan de su pasin por su ideologa del socialismo en libertad. La polica lo sorprendi
cuando sala de una imprenta. Su huida por las calles de Buenos Aires qued como algo legendario.
En el tiroteo cay una nia, y por supuesto le adjudicaron a l esa muerte cuando fue notorio que
recibi balas policiales.
En el escritorio del luchador anarquista, la polica encontr debajo del vidrio esta frase: Estimo a
aquel que aprueba la conjuracin y no conjura; pero no siento nada ms que desprecio por esos que
no slo no quieren hacer nada sino que se complacen en criticar y maldecir a aquellos que hacen.
En 1928, en una carta, Severino le escribir a Amrica: El amor, el amor libre, exige aquello que
otras formas de amor no pueden comprender. Y nosotros dos, rebeldes divinos (jams nadie podr
llegar a nuestras cumbres), tenemos derecho a desagotar el pantano de la moral corriente y cultivar
all el inmenso jardn donde mariposas y abejas puedan satisfacer su sed de placer, de trabajo y de
amor. Fue un amor pleno que dur poco porque todo termin en tragedia. Cuando Amrica se va a
vivir con Severino en la quinta, muy arbolada, de Burzaco, ya l era el perseguido nmero uno de la
sociedad argentina. Ella sentir miedo todas las noches y duerme abrazada a l. Una noche ella
siente ruidos como de gente que entra a la quinta y trata de despertarlo. Le dice en voz baja pero
insistente: Severino, Severino, la polica. El se despierta apenas, la acaricia y le responde:
Amrica, no, son los pjaros... duerme... duerme. De eso ella nunca se olvidar, me lo contar en
uno de nuestros tantos encuentros, mientras elaboraba una nueva edicin de mi libro.
Cados sus dos seres ms queridos, la joven Amrica ser protegida por sus compaeros de ideas.
En ese perodo escribir artculos para diarios anarquistas europeos en defensa de los derechos de la
mujer. Y continuar con sus estudios, los cuales nunca dej ni cuando era ya octogenaria. Por
ejemplo, se recibi de profesora de italiano y rindi todas las pruebas en forma brillante.
Muchos aos despus de la tragedia, Amrica encontrar un compaero de ideas con el cual fundar
la librera y editorial Amricalee. El nombre lo dice todo. Durante muchos aos, fue la librera
libertaria ms completa de la ciudad y la editorial se dedic a publicar todos los pensadores del
socialismo libertario.
Hace pocos aos, estbamos todava en el menemismo, Amrica volvi a aparecer en los diarios. Es
que un da que la fui a visitar, me expres que ya estaba cerca de la muerte y que antes de irse para
siempre quera estrechar en su corazn las cartas de amor de Severino. Que como yo saba dnde
estaban me peda que hiciera todo lo posible para lograr su devolucin. Le dije que iba a poner todo
mi empeo. Lo fui a ver a Unamuno, el director del Archivo General de la Nacin. Siempre
dispuesto a la ayuda me pregunt donde haba visto esas cartas la ltima vez. Le dije: en el Museo
Policial, en un archivo aislado. Me respondi: Bueno, quien puede darte permiso, por ser policial,
es el ministro del Interior, Corach. (La ltima ancdota que me faltaba, pens.) Ped la entrevista
junto con Amrica. Nos recibi a los dos das. Le expres el deseo de Amrica. Me dijo que iba a
hacer las averiguaciones pertinentes para cumplir con los deseos de ella y agreg: No se olvide,
Bayer, que yo me llamo Carlos W. Corach. Carlos, por Carlos Marx, y W. Por Wladimiro Lenin.
Me sorprend y no pude menos que decirle sonriente: No lo parece.
A los dos das nos llama el jefe de la Polica Federal que me esperaba en su despacho. Fui con
Amrica. Nos recibieron el jefe y el subjefe. El jefe me escuch con forzada benevolencia. (El
subjefe tena una sonrisa cachadora como diciendo: cmo se vino ste ac). Le expliqu, pero el
jefe me respondi grandilocuente: usted me pide algo que pertenece a la Polica Federal. Mire (y
tom un cenicero): esto aqu tiene la palabra Polica Federal, si usted me lo pide le tengo que decir
que no, porque no me pertenece a m ni a nadie sino slo a la Polica Federal. Le insist: pero no
se trata de un cenicero, son cartas de amor. Me volvi a mostrar el cenicero, con gesto triunfal: s,
pero las dos cosas pertenecen a la Polica Federal. Entonces tom la palabra Amrica que con voz
suave pero firme le expres: seor, son cartas de amor que me escribieron a m, me pertenecen a
m. No es un documento policial o que sirva como prueba de algn delito. Las cartas me pertenecen
slo a m. El seguro polica se sinti molesto y sentenci: pongan un abogado, se resolver.
Pusimos el abogado y pronto lleg la respuesta. Carlos Wladimiro nos cit en la Casa de Gobierno
para devolver las cartas de Severino Di Giovanni a su amada Amrica Scarf.
Cmo habr acariciado las cartas esa bella anciana de ojos muy negros y cabellos blancos como la
nieve.
Ella no est ms. Sus cenizas fueron enterradas en el pequeo jardn de la Federacin Libertaria, la
casa que no se rinde. Ah iremos una vez por mes a leerle a ella una carta de amor del luchador
cado.
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-72094-2006-08-27.html
Porque la lucha por la belleza, la poesa y el compromiso suelen ir de la mano...