El Odio A La Maquina
El Odio A La Maquina
El Odio A La Maquina
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Antes de concluir este tema es conveniente hacer una advertencia. El
gran mrito de los economistas clsicos fue precisamente considerar las
consecuencias secundarias no inmediatas; preocuparse de los efectos
de un programa o de una poltica econmica determinada, a largo plazo
y sobre toda la comunidad. Pero su defecto consisti en que al hacerlo
as se olvidaban a veces de las repercusiones de tal programa en su
aspecto inmediato y particularista. Con exc esiva frecuencia se
inclinaban a minimizar u olvidar por completo las consecuencias
inmediatas sobre grupos especiales. Hemos visto, por ejemplo, que los
tejedores ingleses sufrieron tragedias como resultado de la introduccin
de los nuevos telares para la fabricacin de medias, una de las primeras
invenciones de la Revolucin Industrial. Ahora bien, tales hechos y sus
modernas contrapartidas han llevado a algunos autores al extremo
opuesto de considerar solamente los efectos inmediatos sobre ciertos
sectores. Fulano de Tal pierde su empleo por la introduccin de alguna
nueva mquina. No pierdan de vista a Fulano de Tal, insisten esos
autores No se olviden nunca de Fulano de Tal. Sin embargo, lo que en
realidad hacen es preocuparse solamente de Fulano de Tal, olvidando
que Mengano acaba de obtener un empleo en la fabricacin de la nueva
mquina, Zutano, otro en el manejo de la misma, y Perengano puede
adquirir ahora un abrigo por mitad del precio que sola costarle. Y por
pensar solamente en Fulano de Tal acaban por erigirse en defensores de
sistemas absurdos y reaccionarios. Indudablemente, debemos tener
presente a Fulano de Tal, que ha sido desplazado de su empleo por la
nueva mquina. Quiz pueda obtener rpidamente otro empleo, incluso
mejor. Pero tal vez haya dedicado muchos aos de su vida a adquirir y
perfeccionar una tcnica especial que carece ahora de toda utilidad. Ha
perdido los fondos invertidos en su autocapacitacin tcnica, como su
antiguo empresario perdi, tal vez, su inversin en viejas mquinas y
procedimientos que de pronto han quedado anticuados. Era un obrero
especializado y cobraba como tal. Ahora se ha convertido otra vez, de la
noche a la maana, en obrero no especializado porque su vieja pericia
de nada sirve ya. No podemos ni debemos olvidarle. Representa una de
las tragedias personales que, segn veremos, acompaan a casi todo
progreso industrial y econmico. Preguntarnos qu solucin debe
buscrsele si debe abandonrsele a su propio destino, concedrsele el
derecho a una indemnizacin por despido o un subsidio por paro,
acogerle al socorro estatal o ensearle un nuevo oficio a expensas del