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Estudio bblico de 1 Juan 3:8-12

Estudio bblico de 1 Juan 3:8-12

1 Juan 3:8-12
Volvemos hoy, amigo oyente, al captulo 3 de la Primera Epstola del Apstol Juan. Vamos a comenzar nuestro estudio
hoy, con el versculo 8, aunque en nuestro programa anterior habamos llegado ya hasta el versculo 9. Pero creemos que
sera mejor comentar nuevamente el versculo 8 para relacionarlo con el prrafo que estudiaremos hoy. Leamos pues el
versculo 8 de este tercer captulo de 1 Juan:
"El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareci el Hijo de Dios,
para deshacer las obras del diablo."
Juan fue muy claro en su afirmacin: El que practica el pecado es del diablo. Tenemos que reconocer que el diablo es el
origen de todo pecado. l es el responsable de que el pecado se haya introducido en el mundo. l fue el que condujo a
nuestros primeros padres al pecado. l fue la razn por lo cual usted y yo tenemos hoy una naturaleza pecaminosa.
Recordemos que el Seor Jesucristo le dijo a los lderes religiosos de Su tiempo: Vosotros sois de vuestro padre el diablo,
y los deseos de vuestro padre queris hacer (como podemos leer en Juan 8:44). Lo interesante es que, nosotros nos
parecemos a nuestro padre. Ahora, si su padre es el diablo, entonces usted se va a comportarse como l. Pero si su padre
es el Padre Celestial, entonces usted tendr Su naturaleza divina y va a actuar como El.
Este versculo 8 dice tambin porque el diablo peca desde el principio, l comenz a pecar entonces, y lo ha estado
haciendo desde el principio. l se encuentra en rebelin contra Dios.
Ahora, Juan aadi: Para esto apareci el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Estimado oyente, solo
Jesucristo puede liberarle. Acuda usted a El. No acuda a nosotros porque ni nosotros, ni ninguna persona puede ayudarle
en asunto tal personal. Pero El s puede hacerlo. El es el gran mdico y nosotros le rogamos encarecidamente que se dirija
a El con su problema.
El Seor Jesucristo muri por los pecados del mundo. Juan el Bautista dijo He aqu el Cordero de Dios que quita el pecado
del mundo. (Juan. 1:29). El removi el castigo del pecado. Desde el momento en que usted confa en Cristo, sus pecados
quedan detrs de usted y usted es salvo al estar unido a Cristo. Esos pecados nunca sern sacados a relucir en lo que a su
salvacin se refiere, porque usted ha confiado en l. Pero aqu se nos dice tambin que el Seor Jess no slo quita
nuestro pecado sino que apareci para quitar nuestros pecados, - y aqu hablamos en plural. En El no haba pecado - El no
tena una naturaleza pecaminosa. La carta a los Hebreos en 7:26 dice: 26Tal sumo sacerdote nos convena: santo,
inocente, sin mancha, apartado de los pecadores Pero El era un ser humano y muri como nuestra ofrenda por el pecado,
pagando el castigo por nuestro pecado. Pero el apstol Juan tambin dijo, en el versculo 5 de este tercer captulo de su
carta, que l apareci para quitar nuestros pecados. Y la palabra "nuestros" no aparece en los mejores manuscritos del
Nuevo Testamento, as que esta frase dice literalmente "apareci para quitar los pecados", es decir, para quitar los pecados
de todos los creyentes. En otras palabras, El muri para hacer posible que usted y yo viviramos la vida cristiana.
Y con esta reflexin, entramos al tema de esta seccin que se extiende desde el versculo 4 hasta el 24; cada creyente
tiene dos naturalezas. Este fue el tema que el apstol Pablo trat extensamente en Romanos, captulo 7, versculo 19,
donde escribi: 19No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Es decir que la nueva naturaleza
desea hacer el bien, pero la vieja naturaleza ejerce aun el control. La nueva naturaleza no servir a Dios, porque se
encuentra en rebelin contra El. Y tambin en Romanos 8, versculos 7 y 8 el apstol, expresado en otra traduccin dijo:
"La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven
segn la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios". Usted no podr agradar a Dios hasta que haya nacido de
nuevo. Y en el mismo captulo 8 de Romanos, pero en el versculo 9 Pablo les dijo a sus lectores que ellos no vivan segn
la naturaleza pecaminosa sino segn el Espritu, si el Espritu de Dios viva en ellos. Y aadi que si alguno no tena el
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Espritu de Cristo, no era de Cristo. Est claro que el apstol estaba hablando de creyentes que haban nacido de nuevo
espiritualmente, y no de individuos que eran meramente cristianos profesantes aunque figurasen como miembros de una
iglesia, que hubieran sido bautizados sin haber sido salvos previamente, y que cumplen los rituales del sistema. Este
pasaje se refiere claramente a aquellos que han experimentado un nuevo nacimiento espiritual. As que el Seor Jess fue
enviado para destruir las obras del diablo, para hacer posible que usted y yo pudiramos vivir para Dios. Continuemos
leyendo ahora el versculo 9 de este tercer captulo de 1 Juan:
"Todo aquel que es nacido de Dios no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en l; y no puede
pecar, porque es nacido de Dios."
Dice aqu: Todo aquel que es nacido de Dios, este es el nuevo nacimiento espiritual del cual hemos estado hablando. De
este tema habl Jess cuando le dijo a un lder religioso 7No te maravilles de que te dije: "Os es necesario nacer de
nuevo.
Y la frase del versculo 9 se completa as: Todo aquel que es nacido de Dios no practica el pecado. Al hijo de Dios se le da
una nueva naturaleza, y esa nueva naturaleza no practica ni practicar el pecado. El motivo por el cual el hijo prdigo de la
parbola no pudo quedarse en la pocilga fue que l no era un cerdo. El era un hijo de su padre, y anhelaba regresar a la
casa de su padre. Si usted es un hijo de Dios, querr estar en la casa de su Padre celestial y anhelar llegar all.
Ahora bien, la frase Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado podra dejar una impresin equivocada. La
idea aqu no se refiere simplemente a una accin o acto de pecado, sino que expresa que aquel que es nacido de Dios no
vive en el pecado. Juan dijo anteriormente, en el 2.1, si alguno ha pecado, abogado tenemos para con el Padre, a
Jesucristo, lo cual presume que un cristiano puede pecar. Sin embargo, el apstol dej bien en claro que la voluntad de
Dios es que vivamos sin pecar, al escribir en el mismo versculo 1Hijitos mos, estas cosas os escribo para que no pequis.
El pecado es todo aquello que es contrario a la voluntad de Dios. Pero Juan dijo que cuando el pecado se introduce en
nuestra vida, tenemos un abogado ante Dios el Padre, aadiendo adems que 9Si confesamos nuestros pecados, l es fiel
y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Nuevamente, el apstol Juan se estaba dirigiendo a
los creyentes, admitiendo que los creyentes pecaran. Por lo tanto, cuando escribi Todo aquel que es nacido de Dios, no
practica el pecado, estaba diciendo que la nueva naturaleza no continuara viviendo, figurativamente hablando, en una
pocilga, como en el caso del hijo prdigo de la parbola. Nunca, bajo ninguna circunstancio hara eso.
Y continu escribiendo Juan, porque la simiente de Dios permanece en l. Es que si usted es un hijo de Dios, tiene una
nueva naturaleza.
Y tambin dice el versculo 9 y no puede pecar, porque es nacido de Dios. Podemos ver que Juan estaba hablando de algo
real y genuino. No se refera a una profesin de fe superficial que alguien pronuncia cuando pasa al frente en una iglesia y
se emociona. La gran cuestin es: Ha nacido usted de Dios? Creemos en la seguridad de los creyentes, pero tambin
creemos en la inseguridad de aquellos que se hacen pasar por creyentes. Es bueno que hagamos un inventario y que y
observemos atentamente nuestras propias vidas. Debemos examinarnos a nosotros mismos para ver si estamos en la fe o
no lo estamos. Es usted verdaderamente un hijo de Dios? Desea usted ansiosamente las cosas de Dios? Eso es lo
verdaderamente importante, amigo oyente.
Si algunos vieran a un individuo cometiendo un pecado, podran pensar que no es un hijo de Dios. Pero nosotros
afirmamos que podra serlo. Si es un hijo de Dios, va a dejar ese pecado. Un hijo prdigo no debera estar es una pocilga
y no va a continuar viviendo en semejante lugar. Algn da va a salir de all. Llegar el momento en que diga Me levantar
e ir a mi padre. Y su padre no se encontraba nada cerca de ese lugar miserable, sino que estaba tan lejos como fuera
posible estar. Pero el hijo prdigo emprendi el viaje de regreso al hogar de su padre.
Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado. No contina viviendo en el pecado. Cuando recibimos una nueva
naturaleza, no perdimos nuestra vieja naturaleza, ese es el problema. No nos sorprende que el apstol Pablo exclamara:
24Miserable de m! Quin me librar de este cuerpo de muerte? Estimado oyente, solo el Espritu de Dios puede librarle,
si usted reconoce que es impotente e incapaz de librarse a s mismo. Eso lo decimos hoy a aquel que es consciente de que
est dominado por algn pecado que le controla, que est arruinando su vida y privndole de la alegra de vivir,
hacindole sentir miserable. En ese caso queremos dirigirle una palabra de nimo asegurndole que El puede librarle de
esa carga, y en efecto lo librar, si usted quiere librarse de ella, si quiere librarse de ese pecado, si usted realmente quiere
agradar a Dios y servirle. Si usted quiere tomarse en serio su relacin con Dios, El tambin la tomar en serio con usted. Y
en el versculo 10, dijo Juan:
"En esto se manifiestan los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia y que no ama a su
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hermano, no es de Dios."
Juan dijo aqu: En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo. Creemos que hoy es necesario que los hijos
de Dios se reconozcan o distingan mejor, porque muchos de ellos parece que pertenecieran a otro, o por lo menos
parecen hurfanos. En la actualidad parece haber dos familias en este mundo: la familia o los hijos de Dios y la familia o
los hijos del diablo. Consideramos que la enseanza sobre la existencia de la Paternidad universal de Dios, y de la
fraternidad universal del hombre es una gran hereja. La Biblia no ensea que Dios considera a todos los seres humanos
como hijos suyos. El Seor Jess les dijo a los lderes religiosos de su tiempo: Vosotros sois de vuestro padre el diablo
(Juan 8:44).
Juan iba a mostrar que haba dos cosas que permitan reconocer a un hijo de Dios. Ahora bien, Dios conoce nuestros
corazones y sabe si hemos experimentado un nacimiento espiritual y somos Sus hijos. Pero los que nos rodean o nuestros
vecinos no lo saben. La nica forma que tienen de saberlo es si la vida de Dios se manifiesta en nosotros. Esta vida no se
manifiesta necesariamente por nuestras palabras o conversacin, sino que se pone en evidencia por nuestra manera de
vivir.
Aqu tenemos las dos naturalezas, y queremos analizar esto por un momento. Vamos a utilizar una ilustracin que
tomamos de la naturaleza que tenemos a nuestro alrededor. Pensemos en un jardn en donde hay una variedad de rboles
frutales plantados, y cada uno da frutos segn su naturaleza. Sabemos que se puede mejorar el fruto que da un rbol si le
hacemos un injerto de mayor calidad. Justamente debajo del brote nuevo que crece como consecuencia de este injerto,
puede salir, de vez en cuando alguna rama que tambin produce algn fruto, pero que se tiene que podar, porque
proviene de la parte del rbol que no ha sido afectado por la mejora del injerto. Estas ramas hay que cortarlas, son ramas
silvestres. El fruto que producen estas ramas no es muy apetecible. En cambio, por encima del injerto, todas las ramas
han sido afectadas y mejoradas, y su fruto es bueno y apetecible. Es necesario, por lo tanto, mantener esas ramas limpias
y evitar que brote algo debajo del injerto, y eso, a la vez, tambin fortalece y mejora el fruto que crece por arriba,
producto de la nueva naturaleza, gracias a la injerto realizado. Por lo tanto, todo depende de la persona que cuida y poda
el rbol, si prefiere fruto mediocre o de mejor calidad, y estimado oyente, nosotros somos como ese rbol.
Tenemos dos naturalezas. Podemos ser malos, y podemos vivir en un nivel bastante bajo, porque tenemos una naturaleza
que es as. Todos nosotros tenemos esa vieja naturaleza y en esta vida no podemos librarnos de ella y no somos dignos
de estar cerca de la presencia gloriosa de Dios. Pero por encima de ella, en nuestra nueva naturaleza, es donde podemos
dar amor, gozo, paz, y los dems frutos del Espritu. Por ejemplo, hoy podemos sentirnos bien y tenemos la alegra del
Seor en nuestros corazones. Pero maana podemos estar deprimidos. Y no debemos llegar a sentirnos as, pero es algo
que a veces nos ocurre, y en ese caso quiere decir que estamos viviendo controlados por nuestra vieja naturaleza.
Ahora, el Apstol Pablo, en su epstola a los Glatas, les dijo a los creyentes que deban aprender a andar, o a vivir
controlados por el Espritu. Uno no lo puede lograr por s mismo. En la carta a los Romanos l descubri dos cosas: que
no hay nada bueno en la vieja naturaleza, y que no hay ningn poder en la nueva naturaleza. Es necesario tener ayuda.
Indiferentemente de quien sea usted, no puede vivir la vida cristiana por s mismo, amigo oyente. Ser solo por el Espritu
de Dios actuando en usted, que podr producir ese buen fruto, ese fruto que El quiere que produzcamos.
Esa fue la razn por la cual el Seor Jesucristo dijo: Yo soy la vid, vosotros los sarmientos, o vstagos de la vid. 2Todo
sarmiento que en m no lleva fruto, lo quitar; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiar, para que lleve ms fruto.. (1 Juan.
15:1 y 2). l quiere que produzcamos fruto, pero tambin dijo que nos podara. Y Dios nos poda para que produzcamos
un fruto mejor. La vieja naturaleza a veces produce algo parecido al fruto, pero en realidad son obras de la naturaleza
carnal, que no constituyen un fruto atractivo, ni para jactarse de l.
Aqu en este versculo 10 dice: En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo. O sea, que uno puede
diferenciarlos por el fruto que producen. El Seor Jess dijo: Por sus frutos los conoceris (Mateo 7:20) Se da por sentado
que deberamos encontrar algo de fruto en nuestra vida y en la de otros creyentes y en esta carta de 1 Juan 3:10, el
apstol nos present dos seales claras para identificar a un verdadero hijo de Dios.
Dice el versculo 10 todo el que no hace justicia no es de Dios. Indiferentemente de quien sea o qu profesin tenga, si
una persona no est tratando de vivir para Dios, no es una hija de Dios. No importa cuan activa sea persona o incluso si
desempea responsabilidades en una congregacin cristiana, si no tiene esa seal de identificacin, si no practica la
justicia, no pertenece a Dios. Se trata de una afirmacin dura, pero Juan la pronunci bajo el control del Espritu Santo.
Y la segunda seal de identificacin es que si no ama a su hermano, tampoco es de Dios. Ama usted a otros cristianos?
Si es un hijo de Dios los va a amar de una forma natural.
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De paso, digamos que la palabra "amor" se mencionar una y otra vez en esta epstola, y debemos tener una comprensin
adecuada de ella aqu al principio de esta carta. Hay tres palabras griegas que se traducen por la palabra "amor". Una de
ellas es "eros", y nunca se utiliz en el Nuevo Testamento. Se refiere al amor ertico, al aspecto del sexo. Y los griegos
hablaron mucho sobre este tema, pues tenan al dios Eros y a la diosa Afrodita, cuya adoracin implicaba al sexo. La
segunda palabra, "fileo", significa amistad. Se refiere, por ejemplo, al amor entre hermanos, a un amor fraternal. La
tercera palabra, de un nivel superior, es "gapao". Ese es el amor de Dios, expresada, por ejemplo en la frase Porque de
tal manera am Dios al mundo, que encontramos en Juan 3:16. Esta fue la palabra que Juan us aqu en este pasaje para
decirnos que tenamos que amar a los hermanos. En el presente, omos hablar tanto en cuanto al amor, pero en muchos
casos, se presenta asociado con el sexo, nfasis que no encontramos en la Biblia.
Y Juan al referirse aqu al que no ama a su hermano quiso decir que debamos tener una preocupacin, un gran inters
por nuestro hermano en Cristo, en el sentido de estar dispuestos a ayudarle. Esto no quiere decir necesariamente que uno
se preocupe por su forma de actuar, por su conversacin, o por las cosas que le interesan a l, que pueden o no
interesarle a usted. Significa ms bien que uno debe manifestar un amor que se preocupa, en el sentido en que es sensible
a sus carencias o situacin. Usted no debe albergar odio ni resentimiento contra otro creyente. En el prximo captulo
veremos que este amor no ha de ser una mera expresin de preferencia humana, o un sentir superficial. O sea, que tendr
que ser un amor caracterizado por una preocupacin sensible, y un amor que acta para hacer algo beneficioso para un
hermano. Luego, en el versculo 11, de este tercer captulo de 1 Juan dijo el apstol:
"Este es el mensaje que habis odo desde el principio: que nos amemos unos a otros."
Juan habl con frecuencia en cuanto al principio. El principio al cual se refera era la encarnacin de Cristo.
El apstol estaba aqu reafirmando lo que el Seor Jess haba enseado, por ejemplo, cuando dijo 35En esto conocern
todos que sois mis discpulos, si tenis amor los unos por los otros. (Juan 13:35). Este amor sera la seal que
identificara a los discpulos de Cristo. Este amor no fue algo nuevo; fue la enseanza de Cristo y despus sera la
enseanza de los apstoles. Este amor autntico por otros creyentes es un sentimiento que lamentablemente no se da en
la realidad en muchos lugares. Continuemos leyendo el versculo 12 de este tercer captulo de 1 Juan:
"No como Can, que era del maligno y mat a su hermano. Y por qu causa lo mat? Porque sus obras eran malas y
las de su hermano, justas."
Dice aqu No como Can, que era del maligno y mat a su hermano. Can y Abel eran hermanos, hermanos de sangre y,
en muchos aspectos, eran muy parecidos. Sin embargo, Can asesin a su hermano. Por qu? Por qu le mat? Porque
sus obras, sus acciones eran malas y las de su hermano, justas. Cul era el problema de Can? Los celos, la envidia. Ese
fue el pecado de Can.
Aunque "celos" no es quizs la mejor palabra para describir el problema de Can. Los celos tienen una connotacin de
sospecha: por ejemplo, un hombre puede tener celos de su esposa, o una esposa de su esposo, porque ama a su
cnyuge, pero sospecha que no le es fiel. Por lo tanto, creemos que la mejor palabra en el caso de Can sera "envidia".
Aunque algunos consideran "envidia" y "celos" como sinnimos, vemos que hay un matiz que distingue estas palabras
entre s.
La envidia fue lo que caracteriz a Can. l tena envidia de su hermano, y esa pasin le impuls a cometer un asesinato.
La envidia se encuentra en el corazn humano. Alguien ha dicho que las fuerzas ms destructivas del mundo son los celos
y la envidia.
Aqu tenemos una de las definiciones de envidia. Es un descontento, malestar, una tristeza o pesar por el bien ajeno. Es
un deseo intenso por aquello que no se posee. Estas caractersticas describen la personalidad de Can. Y estos factores
fueron el motivo por el cual Can mat a Abel. Es que Dios haba aceptado las acciones y obras de su hermano y no las
suyas.
Estimado oyente, nuestro tiempo ha llegado a su fin. Como esperamos contar con su compaa en nuestro prximo
encuentro, le sugerimos que lea, al menos, hasta el versculo 17 de este tercer captulo de la 1 epstola del apstol Juan.
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