Un Amor Silenciado en Onetti
Un Amor Silenciado en Onetti
Un Amor Silenciado en Onetti
Un amor silenciado
La relacin amorosa en Esbjerg, en la costa de Juan
Carlos Onetti
Tesina de Bachillerato
Primavera 2012
Katja Jansson
Resumen:
En la crtica de la obra del escritor uruguayo Juan Carlos Onetti, su mundo frecuentemente se
asocia con el pesimismo, la angustia, la soledad y el fracaso. Esta tesina parte de la
observacin de que la crtica sobre Onetti ha tendido a estancarse en torno a estos conceptos,
y, por consiguiente, que otras lecturas posibles se han relegado a un segundo plano. El cuento
Esbjerg, en la costa (1946) se puede leer a partir de los conceptos mencionados, o, al
contrario y ante todo, como una historia de amor. En la tesina se analizan las actitudes de los
dos protagonistas, el papel crucial que tiene el narrador al manipular la historia y, partiendo de
algunos artculos, cmo la crtica ya existente analiza el cuento. El anlisis se lleva a cabo a
travs de una lectura atenta del propio cuento que se compagina con otras lecturas crticas,
pero tambin con otras obras onettianas, para llegar a una comprensin ms amplia. La
protagonista de Esbjerg, en la costa no corresponde a la imagen arquetpica de personajes
femeninos onettianos en general personajes sin caractersticas propias y que figuran slo en
funcin de los personajes masculinos. Sin embargo, en la tesina se concluye que debido a su
propio cinismo e incapacidad de entender, el narrador interpreta mal los sucesos, lo cual
resulta en una tergiversacin completa de la historia de amor algo que en s hace sumamente
problemtica la relacin entre el lector y el cuento.
Palabras clave: amor, cinismo, cuento, desamor, Esbjerg, en la costa, Juan Carlos Onetti,
metacrtica, narrador manipulador, nostalgia.
Sammandrag:
I kritiken av den uruguayanske frfattaren Juan Carlos Onetti frknippas ofta hans verk med
pessimism, ngest, ensamhet och misslyckande. Den hr uppsatsen utgr frn observationen
att kritiken av Onetti har tenderat att stagnera kring dessa koncept och att andra mjliga
tolkningar fljaktligen hamnar i skymundan. Novellen Esbjerg, en la costa (1946) kan lsas
med utgngspunkt i de nmnda koncepten, eller tvrtom frmst som en krlekshistoria. I
uppsatsen analyseras de tv huvudkaraktrernas beteenden, berttarens avgrande roll vad
gller att manipulera historien och, med utgngspunkt i ngra artiklar, hur den befintliga
kritiken beskriver novellen. Analysen sker genom en nrlsning av sjlva novellen i kontrast
till kritiken, men ocks med andra onettianska verk, fr att n en bredare frstelse. Den
kvinnliga huvudpersonen i Esbjerg, en la costa stmmer inte verens med den arketypiska
bilden av Onettis kvinnor i allmnhet figurer utan personliga egenskaper och som endast
frekommer som attribut t de manliga personerna. En av uppsatsens slutsatser r emellertid
att berttaren, p grund av sin egen cynism och ofrmga att frst, feltolkar hndelserna,
vilket leder till en fullkomlig frvanskning av krlekshistorien ngot som i sig gr
relationen mellan lsare och novell hgst problematisk.
Nyckelord: brist p krlek, cynism, Esbjerg, en la costa, Juan Carlos Onetti, krlek,
manipulerande berttare, metakritik, nostalgi, novell.
ndice
1. Introduccin .......................................................................................................................... 4
1.1. Propsito .......................................................................................................................... 5
2. Mtodo y material ................................................................................................................ 6
3. Trasfondo .............................................................................................................................. 8
3.1. El personaje femenino y el amor en la crtica ................................................................. 8
3.2. Resumen de Esbjerg, en la costa .................................................................................. 9
4. Anlisis de Esbjerg, en la costa ..................................................................................... 10
4.1. El amor .......................................................................................................................... 11
4.1.1. Montes y el amor .................................................................................................... 11
4.1.2. La nostalgia de Kirsten ........................................................................................... 13
4.1.3. La pareja Kirsten/Montes en comparacin con otras onettianas............................. 15
4.2. El narrador manipulador ................................................................................................ 17
4.2.1. Una historia tergiversada ........................................................................................ 17
4.2.2. Desprecio por Kirsten ............................................................................................. 18
4.2.3. Una fachada frgil ................................................................................................... 20
4.3. Desamor y narradores onettianos .................................................................................. 22
4.3.1. Narradores que no entienden .................................................................................. 22
4.3.2. Los narradores y la incomunicacin ....................................................................... 24
4.4. La crisis y el desenlace .................................................................................................. 25
5. Conclusin ........................................................................................................................... 27
6. Bibliografa ......................................................................................................................... 29
1. Introduccin
El escritor uruguayo Juan Carlos Onetti fue uno de los precursores del Boom de la narrativa
hispanoamericana y, quizs debido a su originalidad, es conocido por su prosa tan elegante
como intricada. Adems de la obra en s, su actitud hacia la propia narrativa ha causado
mucha curiosidad en el mundo literario. Djelal Kadir (1977:13) ha sintetizado muy bien esta
postura de uno de los escritores ms estimados de la literatura latinoamericana, con relacin a
su propia obra, diciendo que [t]he intensity of his indifference and of his sardonic
acquiescence [] has all but obliterated biographical traces of the man, converting his life
into a shadow of the world and lives he has authored. Tal vez es justamente esta indiferencia
ante su obra, a lo mejor deliberada, que es la caracterstica ms destacada del autor.
Onetti, que Julio Cortzar ha nombrado "el ms grande novelista latinoamericano" (Flores
2009:22), naci en Montevideo en 1909 y con 21 aos viaj a Buenos Aires por primera vez.
All luego empez su vida como narrador escribiendo cuentos para la revista Marcha, de la
cual durante algunos aos adems fue editor. En 1939 public su primera novela, El pozo y en
1950 cre, con la novela La vida breve, la ciudad ficticia Santa Maria que figurara en muchas
narraciones suyas. En total, cuando falleci en Madrid en 1994, haba publicado quince
novelas y una cincuentena de cuentos.1
El fracaso, la angustia, la soledad y el pesimismo son algunos de los conceptos que con
ms frecuencia suelen figurar cuando se habla de la narrativa del escritor uruguayo Onetti,
muchas veces como si el mundo onettiano fuera eso y nada ms. En su introduccin a la
coleccin Esbjerg en la costa y otros cuentos (Onetti 1994:2), el autor Peter Turton
comenta la obra de Onetti diciendo que "[it] leaves the reader with a nasty taste in the mouth,
so thoroughly and coherently pessismistic does it turn out to be". Del mismo modo, Mario
Vargas Llosa subraya el pesimismo y la negatividad que caracterizan su visin del mundo
(Vargas Llosa 2008:164).
En la crtica de la narrativa onettiana, se ha observado frecuentemente a personajes que
sufren de angustia existencial, que estn insatisfechos con la vida, que viven con la frustracin
de no poder volver a la juventud y de saber que la muerte vendr sin que haya escapatoria.
Esta carencia de elementos positivos en la vida de los personajes principales hace que elijan
huir, en sueos e imaginaciones, del mundo real con el cual no estn satisfechos. Como el
motivo de la fuga a menudo es relacionado con la angustia de la muerte (y por eso con la
1
En un contexto sueco, es curioso notar que el autor, en comparacin con otros escritores del pre-boom, tales
como Borges, Carpentier y Asturias, ha sido muy poco traducido.
vejez), la vida imaginaria muchas veces tiene que ver con la bsqueda de la juventud una
bsqueda que no pocas veces resulta en el fracaso de los protagonistas. Esta imagen de la obra
de Onetti es recurrente en la crtica y en una gran parte de las obras no es necesario esforzarse
demasiado para ver que est bien fundada.
Leyendo la crtica existente del cuento onettiano Esbjerg, en la costa de 1946, se puede
notar que ste tampoco ha escapado de tal imagen. Juan Manuel Rodrguez (2010) iguala la
vida y relacin de los protagonistas a la condena de Ssifo o a una crcel donde Montes y
su compaera Kirsten estn encerrados sin posibilidad de escapatoria y donde quedarn
atad[os] a un deseo insatisfecho que los condena, mientras Peter Turton (1980) habla de la
apuesta fallida como lo central del cuento y a causa de eso la relacin existente entre la
pareja, ya bastante problemtica, se amarga para siempre (1983:80). Sin embargo, aunque
esta imagen es aplicable tambin en Esbjerg, en la costa y aunque corresponde
perfectamente a lo que uno puede leer e interpretar en la narrativa onettiana en general,
realmente puede ser todo tan ttrico?
1.1. Propsito
Aunque la intencin aqu no es contradecir ni discordar con los aspectos de la crtica
presentada anteriormente sobre la narrativa onettiana, propongo que hay una posibilidad que
la crtica de la misma parcialmente se ha estancado en torno de conceptos mencionados, los
cuales desarrollar ms en trasfondo, donde parece haber cierta tendencia a confirmar teoras
ya establecidas. Esto tambin seala Pilar Rodrguez Alonso (1990:73) en su artculo
Algunas consideraciones sobre los personajes femeninos en la obra de Onetti cuando dice
que una gran parte de los crticos se han quedado atrapados en las mismas redes
existencialistas postuladas por ellos mismos para definir el universo onettiano. Una parte de
este universo es la nocin sobre la que Donald L. Shaw (1999:18) menciona, en su artculo
Onetti and the 1940s, que dentro de la ficcin en general hay un alejamiento away from
love as part of any posible solution to, or attenuation of, mans accommodation to the human
condition, now seen increasingly in negative terms. Esta influencia en la obra de Onetti es
indiscutible, pero ser que por eso de ningn modo se puede encontrar el amor? Tienen que
ser realmente todas las relaciones fracasadas automticamente por estar constituidas por
personajes onettianas? Cambiando el punto de vista, prescindiendo por un momento del
mundo onettiano fijado, el motivo aqu es ofrecer otra lectura. Partiendo de Esbjerg, en la
costa, propondr en esta tesina, al contrario de las imgenes presentadas, que ste cuento
5
ante todo es una historia amorosa, y que, al igual sostiene Fernando Rodrguez-Mansilla,
existe un amor muy fuerte entre Montes y Kirsten (2008:174). Sin embargo, para sacar a la
luz una imagen as es imprescindible tener en cuenta tambin las otras imgenes y entender la
construccin de stas, en cual el narrador juega una parte importante un aspecto decisivo en
gran parte de la obra onettiana. La hiptesis que orientar esta tesina es que el cuento
Esbjerg, en la costa ante todo es una historia de amor que, a causa de una lectura guiada por
ciertas ideas fijas sobre la obra onettiana y debido a un juego del narrador, podra esconderse.
2. Mtodo y material
El tema de esta tesina es el amor altruista - un tema poco estudiado en Onetti, evidentemente
porque en su obra es poco comn, o poco explcito, dependiendo de cmo uno quiere verlo.
Los sustantivos descriptivos, como compasin, ternura y cario, que se suelen asociar con
amor, no son las palabras ms habituales en el vocabulario onettiano. Debido a la misma
razn, viene a ser un tema muy interesante digno de investigacin. La tesina tendr como
ncleo el cuento Esbjerg, en la costa, publicado por primera vez en 1946. El motivo de la
eleccin de este cuento es que, al tratar el tema de amor, sobresale y por lo tanto constituye
una base buena para examinar un ejemplo de amor onettiano. Adems, en comparacin con
otras obras de Onetti, aunque Esbjerg, en la costa pertenece a sus primeras obras, se
encuentra que sta es una de las menos comentadas y por consiguiente ms interesantes de
explorar. Examinando si este cuento puede ser visto ante todo como una historia de amor,
partir sobre todo directamente de los enunciados del texto en s, teniendo en mente lo que
expone Umberto Eco (1993:16), que el lector como principio activo de la interpretacin
forma parte del marco generativo del propio texto.
Ya descrito que el ngulo de incidencia aqu no es el ms frecuente, hay que aclarar que
hay grandes temas que tambin abarcan el cuento elegido y que en sumo grado son dignos de
consideracin. La identidad rio-platense como consecuencia de la conformacin del pas con
la inmigracin desde el siglo XIX, los personajes marginalizados por distintos motivos y la
fragmentacin del cuerpo, son algunos de estos temas. No obstante, como no son stos los
objetivos de estudio aqu, y como la tesina no tiene como intencin un estudio amplio sino
ms bien un estudio especficamente dirigido, estos temas son deliberadamente ignorados.
El narrador de la primera novela de Onetti, El pozo, dice que hechos son siempre vacos,
son recipientes que tomarn la forma del sentimiento que los llene (Onetti 2005:19).
Atribuyendo este lema al anlisis literario de esta tesina, hay como ver por qu hay
6
interpretaciones tan distintas del mismo cuento constituido slo por algunas pocas pginas.
Considerando que el cuento se public en 1946 por un hombre que con toda probabilidad fue
influido por las normas machistas de la poca, se hace evidente que un anlisis que intenta
dilucidar las intenciones del autor, se impregnar por una discusin sobre las mismas normas.
Pero las palabras que constituyen un texto no tienen significado meramente lexical, sino que
dependen del lector y sus circunstancias y por eso tampoco dependen de la intencin inicial
del autor, y es esta la postura que tomar aqu. Adems, un autor como Onetti, que hacia fuera
se ha mostrado bastante indiferente a su propia literatura, indirectamente invita a tal tipo de
anlisis. Esto tambin explica la falta de una parte biogrfica de Juan Carlos Onetti en esta
tesina, ya que no tomar en consideracin sus posibles intenciones u objetivos.
Como una de las intenciones aqu es descubrir cmo posiblemente se ha estancado una
parte de la crtica, es imprescindible tomar en consideracin otros anlisis del mismo cuento y
de Onetti en general. Turton en su artculo Las permutaciones de la desgracia o Esbjerg, en
la costa de Juan Carlos Onetti opta directamente por una lectura que demuestra la relacin de
la pareja Kirsten/Montes como un fracaso conforme a la crtica onettiana corriente, y lo
mismo hace Rodrguez en su artculo El Ocano, Nexo y Muralla: Labilidad, culpa y
expiacin en Esbjerg, en la costa De Juan Carlos Onetti. En el artculo Esbjerg, en la
costa o el hombre que vio al hombre que vio al oso Nouhaud no ve la relacin ni como
fracasado ni como amoroso, mientras Rodrguez-Mansilla en Un Narrador cnico y el amor:
Esbjerg, en la costa de Juan Carlos Onetti opta por una lectura de amor, como tambin esta
tesina. El artculo de Rodrguez est publicado en una revista de la red de la Universidad San
Francisco de Quito, y pese a que puede estar en la frontera de lo que sera admisible en una
tesina de este tipo, ya que no est publicado en ningn foro normalmente aceptable, lo incluir
por el mero hecho de que hay una escasez de material que trata directamente de este cuento.
El material de los tres autores, quitando a Rodrguez, es lo nico que he encontrado que
enfoca directamente en Esbjerg, en la costa, y por consiguiente considero el artculo de
Rodrguez til.
Para examinar si el cuento es una historia de amor, analizar los enunciados del texto para
ver cmo esto entonces se demuestra. Como tambin en muchas otras obras onettianas, la
parte que juega el narrador en Esbjerg, en la costa es crucial para el entendimiento del
relato. Por consiguiente, habr un anlisis relativamente exhaustivo sobre el rol del narrador.
Finalmente, para profundizar algunos aspectos del anlisis, principalmente las partes que trata
del narrador, incluir tambin otras obras de Onetti. Porque aunque Esbjerg, en la costa es
visto aqu como un cuento que sobresale en cuanto al tema de amor, no es el propsito tratarlo
7
como una excepcin, sino como un relato que se destaca y por ende constituye una buena
entrada al amor en la obra onettiana. Adems, hay similitudes con otras obras que puedan
ayudar en la comprensin del cuento. Los adioses publicada en 1954 y Un sueo realizado
publicado por primera vez en 1941, son dos obras que tienen narradores muy parecidos a
Esbjerg, en la costa. Narradores en cuales no se pueden confiar y que dejan los lectores con
relatos donde todo es posible cuestionar. El hecho de que haya similitudes se aprovecharn
en esta tesina comparndolos en las partes que tratan del comportamiento del narrador.
3. Trasfondo
Para entender mejor la base de la que partir esta tesina, plantear en seguida dos partes
descriptivas que ayudarn a entender la base del anlisis.
En la obra onettiana en general, un aspecto del cual se debe dar cuenta y que ha sido muy
discutido en la crtica, es la funcin que tiene la mujer, o ms bien la funcin que no tiene. In
a crucial sense, women characters barely exist, dice Mark Millington en su artculo No
womans land: The Representation of Woman in Onetti (Millington 1987:358). Con eso, no
se quiere decir que las mujeres cmo tales no existen en su obra, sino ms bien que no existen
(generalmente) como personajes con caractersticas propias. Existen como smbolos o
arquetipos. Millington se refiere a cuatro tipos: The wife, the prostitute, the girl and the mad
woman. (Millington 1987:361). Adems, los protagonistas casi exclusivamente son hombres
y la busca o nostalgia de la juventud, tan presente en la obra onettiana, en muchos de los casos
es simbolizada por la muchacha adolescente, mientras que la vejez y la angustia se simboliza
por la esposa. De esta manera female characters figure for their use value their use value
for male characters (Millington 1987:361), algo que queda muy obvio con el personaje Rita
en Para una tumba sin nombre, que cambia de funcin de acuerdo con qu los hombres
quieren que ella sea.2
Rita est muerta y cada uno de los personajes cuenta una historia distinta sobre quin es ella, y las historias
se contradicen entre s. Un tiempo indeterminado despus del entierro, se revela que ni siquiera es Rita el
nombre de la mujer en la tumba: Era una parienta, una prima [] Otra mujer y casi otra historia [] Slo le
dije que no tena nombre. No era nadie, era Rita (Onetti). As, Rita no slo figura como lo que Millington
(1987:361) describe como un gancho donde los personajes masculinos pueden colgar sus propias ideas, pero
tambin, y ms importante, simboliza la personaje femenina sin identidad. El narrador de Una tumba sin
Hay que tomar en cuenta que el papel que tiene el narrador en cmo el lector puede
percibir la relacin entre Kirsten y Montes puede ser perentorio, puesto que es un narrador
homodiegtico que narra la historia del otro en segunda mano con perspectiva bastante
limitada, lo que conduce el narrador a recrear y transformar la historia. Consiguientemente,
como ya argumentado en el resumen del cuento, el lector podra en realidad desconfiar de
todo que el narrador relata. Sin embargo, aqu, para analizar la relacin entre Kirsten y
Montes, primero se tratar los enunciados a la manera de que el narrador los cuenta, haciendo
deliberadamente caso omiso de la imposibilidad de fiarse en l, para despus pasar a
problematizar cmo el narrador manipula la historia, por qu y cmo esto puede afectar la
impresin de la pareja. Despus de todo, si no prescindimos en parte como lectores de la
parcialidad del narrador cmo podemos entonces hacer cualquier tipo de anlisis? Porque de
hecho no se puede confiar en nada. Y al fin y al cabo, no hacemos como lectores esto
siempre, en cierta medida, cuando tratamos de una obra ficticia con un narrador de primera
persona?
El anlisis que sigue es dividido en cuatro partes mayores, pero sin que la idea de una parte
funcione independientemente de otra, ya que no tratan de ideas distintas, sino ms bien ideas
donde el entendimiento de una es continuacin, y presupone el entendimiento de la
precedente. As que es necesario ver el texto en su totalidad.
4.1. El amor
Esbjerg, en la costa cuenta la historia de Kirsten y Montes cuando ellos estn pasando por
un momento difcil en la relacin. Obviamente, el eje de la historia, lo que sobresale de lo que
antes era normal o cotidiano, es que Montes vuelve a su casa y encuentra a Kirsten sentada
al lado de la cocina de hierro y mirando el fuego que arda adentro y estaba triste (Onetti
2009:101). Ella entr en un tipo de estadio de tristeza que entonces no es lo normal para ella.
As, se podra presumir que la historia relata un perodo cuando el amor est puesto a prueba,
lo que en s hace ms difcil discernir el amor que esta tesina supone.
No tengo nada (Onetti 2009:101) l sabe que hay algo y sigue insistiendo, imaginaba una
cosa y otra sin acertar nunca (101), hasta pensar que Kirsten quiere irse a su tierra natal. Ella
lo niega, sin embargo, l no est del todo convencido que ella est bien. Cuando Kirsten le
est contando sobre su tierra natal, l interpreta que esto crea en ella el sentimiento de tristeza
y le duele percibirlo y se queda atrapado con la idea de querer ayudarla y protegerla. El hecho
de que ella, Kirsten, su mujer, est triste, sin posibilidad de curarse (103), deja a l
directamente mal tambin: [d]ice l que esto le contagiaba las ganas de llorar que haba en la
voz de su mujer cuando ella le estaba contando todo eso (102). Su felicidad depende de la
felicidad de ella, y por eso, pagar el viaje para remediar la nostalgia de Kirsten, aunque esto
significara la distancia entre los dos, sera una cosa que le hara bien a l mismo, que lo
ayudara a vivir y servira para consolarlo durante aos. (103). Entonces, intenta descubrir
una forma de pagar este viaje, para curar la tristeza de ella, que se convierte en la tristeza de
l, porque lo que es la tristeza de uno es la tristeza del otro.
La idea del amor masculino efmero, egosta, que proyecta sus deseos sobre alguien que
responde al arquetipo de la muchacha virgen, haciendo caso omiso de cualquier pensamiento,
sentimiento u opinin de sta, aqu no vale. Montes intenta entender quin es ella, percibir
todo lo que ella siente y sin querer, lo comparte. Cuando Montes percibe las ganas de llorar en
la voz de su mujer esto le contagiaba (Onetti 2009:102); l soaba en el sueo de ella
(103); incluso, cuando Kirsten cuenta sus historias, Montes se mete tanto en su realidad que
se crea que estaba viendo en el dormitorio los caminos por donde ella haba caminado, los
rboles, la gente y los animales (104). Montes se interesa por ella. Es as que l siente la
tristeza de ella y pretende hacer lo nico que cree posible: pagar el viaje. No se trata del
egosmo, sino el amor que segn Octavio Paz [e]s una atraccin por un alma y un cuerpo; no
una idea: una persona (1993:210)
La idea de poder ayudarla, hacerla feliz y por consiguiente alimentar su amor, le deja a
Montes cada vez ms eufrico. De haber empezado con la idea del viaje como una posible
solucin a la tristeza, pasa, sin darse cuenta, a ser una necesidad que l tiene adentro. La idea
de poder hacerla feliz lo deja a l feliz. Empieza a soar con el momento en que l va a
contarle a ella la sorpresa. Lo imagina muy detalladamente y despacio, cmo si le diera
satisfaccin aquel sueo donde l le hace a ella feliz, y cmo si fuera por eso que no quiere
perder ni un detalle. Suea con cmo va a
decrselo a ella una noche de sbado, de sobremesa en un restaurante caro, mientras tomaban la ltima
copa de buen vino. Decirlo y ver en la cara de ella, un poco enrojecida por la comida y el vino, que
Kirsten no le crea; que pensaba que l menta, durante un rato, para pasar despus despacio, al
12
13
Lo que Kirsten evoca tiene que ver con un tiempo pasado, relacionado con Dinamarca, o
ms bien con Esbjerg. El narrador dice que [e]ra un lugar que ella haba perdido como se
pierde una cosa, y sin poder olvidarlo (Onetti 2009:103; la cursiva es ma). Perdido, no quiz
porque sera completamente imposible tener el lugar de vuelta, o sea, conseguir dinero para
volver a Esbjerg, sino porque lo que ella en realidad ha perdido no existe ms, porque eso es
un lugar en un tiempo perdido, un lugar que slo existe en su memoria. Montes siente como si
ella estuviese diciendo palabras de memoria (102) porque es justamente esto lo que est
haciendo. Aqu es la mujer y no el hombre quin busca la inocencia de tiempos perdidos. Ella
quiere, cmo afirma Turton (1983:83), revivir su juventud, pero con una importante
divergencia: ella, como argumentado, en realidad no quiere volver, quizs porque sabe que no
es posible. Ella busca satisfacer esta parte perdida de ella a travs de fotos y despedidas de
barcos le haca bien hacerlo (Onetti 2009:106) y as consigue vivir satisfecha no
estaba triste ni con odio ni confundida (106) sin perderse totalmente en sueos e
imaginaciones que nunca llegarn a satisfacer por completo.
Montes teme que el motivo de la tristeza de Kirsten es la insatisfaccin con l y el lugar.
l dijo en broma que ella quera irse (101) pero, es posible sentir la presencia de un
enunciador implcito que indica que esta broma no es bien una broma sino ms bien una
manera de ocultar una intranquilidad y nerviosismo subyacente. Kirsten lo niega pero percibe
la preocupacin continua de Montes, y dado cierto tiempo para pensar aquella noche o en
otra muy prxima (102) ella vuelve a preocuparse por el hecho de que Montes quizs no
est seguro de su amor por l, e intenta tranquilizarlo y aclarar cmo es:
[L]e toc el hombro cuando l empezaba a dormirse y estuvo insistiendo en que no quera irse [] Todo
y de esta manera para convencerlo de que era enteramente feliz con Amrica y con l, hasta que Montes
se durmi en paz. (102)
Sin embargo, un tiempo despus, cuando Kirsten dice que le contar una cosa, Montes vuelve
a preocuparse, esperando que apareciera un hombre en lo que iba contando la mujer (102).
Montes siente celos, miedo de que ella ya no lo ama y teme perderla por otro hombre, [p]ero
ella no habl de ningn hombre (102). Lo que ella siente es nostalgia. Entendiendo el miedo
de Montes, ella decide abrirse y compartir con l su nostalgia de un tiempo y lugar que
constituye una parte ntima de ella. Entonces l la escucha y pasa de haber sentido
desconfianza, a sentir lstima por ella y hasta compartir la tristeza. El hecho de que ella se
pone al descubierto ante l y muestra lo que sala de la parte desconocida de ella (103), deja
a Montes emocionado y quizs ms enamorado de ella, aunque no lo entiende de todo.
14
Aunque l ahora est ms cerca de Kirsten y por un lado la entiende mejor, hay la parte que
pertenece a algo que para l es desconocido. Pero este desconocido tambin es lo que ms
impresionaba a Montes (102), que hace l sentir por Kirsten algo mstico, religioso, amoroso,
que torna las palabras Esbjerg er nrved kyssten en msica que sin querer usa la gente
cuando est rezando (102), y que deja su amor ms fuerte. Octavio Paz dice que [e]n todo
encuentro ertico hay un personaje invisible y siempre activo: la imaginacin (1994:15), y
quizs el origen desconocido de Kirsten despierta una imaginacin en Montes que lo deja ms
enamorado de ella. Entonces acontecen dos cosas que fortalece su relacin: el amor ms
fuerte que Montes pasa a sentir por ella a causa de su lado mstico o desconocido que acaba
de mostrar, y, por otro lado, a causa de poder ver este mismo lado, un entendimiento mayor.
As, los dos se entienden mejor y se acercan, cada vez ms, el uno al otro, hasta que l siente
que forma parte de aquello, hasta que se crea que estaba viendo en el dormitorio los caminos
por donde ella haba caminado (Onetti 2009:104). Empiezan a compartir tambin las
tristezas y problemas, y quizs sea por eso que la relacin sigue amorosa.
muchachas muere [] Pero muere siempre; terminan siendo todas iguales (17), pero olvida
lo que Fernando Ansa (1970:110) advierte:
[S]i yo, (la muchacha transformada en mujer) ha cambiado, porque me ves diariamente con tus ojos, si yo
envejezco, tambin lo haces t, aunque lo olvides y quieras negarlo. Es esta una de las notas ms curiosas
del mundo onettiano del amor: la incapacidad del hombre para entender ese sentimiento como algo mvil,
en continua transformacin. Se ha dicho sin irona que el amor es la adaptacin de un ser mvil a otro
ser mvil, por lo que la adaptacin debe ser mvil tambin
Lo que logran Kirsten y Montes es justamente hacer la adaptacin mvil. Kirsten al dejar a
Montes formar parte de su nostalgia y tristeza y Montes al aceptar esa parte, los dos se
adaptan el uno al otro en la movilidad, sin perderse y perder el amor en el camino.
Peter Turton interpreta Esbjerg, en la costa de acuerdo con la idea convencional sobre
Onetti, donde este cuento no escapa del mundo concebido como lucha feroz entre individuos
solitarios y narcisistas, destinados todos al fracaso e incapaces de solidaridad unos con otros
(1983:75). Tanto Turton como Rodrguez ve la vida de la pareja con las idas al muelle como
un fracaso. Por parte de Kirsten porque ella vive un sueo frustrado (Rodriguez 2009), por
parte de Montes porque l slo est yendo con ella para pagar la deuda que siente que tiene a
causa de la apuesta fallida, y por parte de los dos porque son obligados a estar juntos, aunque
viven ms solos permaneciendo juntos, que solos cuando viven separados (Rodrguez 2009)
y aunque viven en relaciones que se amargan para siempre (Turton 1983:80). Esta visin
del fracaso final siempre, y la imposibilidad de un amor feliz, parte de la marca onettiana
corriente, que coincide con tantos aspectos en tantas obras suyas, pero que no por eso
necesariamente vale siempre, ni necesariamente responde a la nica lectura. Queda muy
evidente que es ste el punto de partida que toma Turton al analizar la relacin entre Kirsten y
Montes, si se considera las primeras frases de la parte en su artculo que llama
Kirsten/Montes:
Ya de por s, por el mero hecho de formar un matrimonio, las posibilidades de xito de estos individuos
(cree Onetti) son nulas. Para este escritor, que enfoca preferentement [sic] individuos inadaptados,
diferentes, solitarios, la pareja hombre/mujer presenta la contradiccin insoluble por excelencia. En este
caso especfico, adems, nos hallamos ante un matrimonio constituido por dos personas peculiarmente
incongruentes en s (82; las cursivas son mas)
Aqu Turton no slo parte de que Kirsten y Montes, por tener caractersticas distintas (que
adems el narrador se les atribuye), imposiblemente pueden sentir amor el uno por el otro,
pero tambin, y an ms grave, presupone que el autor sigue un padrn y as elimina otras
16
lecturas ya en la fase inicial. Dando por descontado la imposibilidad del amor entre los dos,
Turton argumenta que la nostalgia de Kirsten no slo significa que quiere volver al lugar, pero
tambin que quiere un hombre de ah. Dice que las montaas son otros Montes ms
aceptables (83) y que el camino en el monte por donde se iba [Kirsten] a la iglesia (Onetti
2009:102) significa que ella necesita una relacin ms autntica, ms sagrada con un
hombre (Turton 1983:84). Pero los montes mencionados son o malinterpretados por Montes,
o detalles inventados por el narrador pero de cualquier manera inexistentes porque en
Esbjerg no hay montaas, y quien lo sabe mejor que todos es Kirsten. De la misma manera
que no hay ningn hombre, ni en lo que cuenta Kirsten a Montes, ni en sus salidas nocturnas.
Por eso, es imprescindible analizar en qu medida el narrador tergiversa la historia.
sugerir que esta descripcin vale tambin para el narrador de este cuento, algo que hace la
lectura en s problemtica y los enunciados expuestos a cuestionamientos sobre la veracidad.
Continuamente, el narrador inicia pasajes, que cada uno representa un analepsis, utilizando
verbos de incertidumbre como deber, imaginar y pensar, para muchas veces en el mismo
pasaje pasar a expresar certeza. Se refiere, por ejemplo, al mismo recuerdo dos veces en dos
maneras diferentes: primero dice Conoc la historia [] la misma maana (Onetti
2009:100; la cursiva es ma) para despus decir que Creo que me cont la historia, o casi
toda, el primer da, el lunes (101; la cursiva es ma). De la misma manera, empieza el relato
en el presente del tiempo discursivo adivinando que a esta hora deben estar caminando en
Puerto Nuevo (99), para al final del relato constatar sobre lo mismo que ahora [] caminan
por el muelle hasta que el barco se va (106). As, el lector queda con una historia constituida
por enunciados de los cuales muchos, o posiblemente todos, son cuestionables, ya que es
arriesgado confiar en el narrador. Lo que interesa en cuanto a este aspecto en esta tesina es
primeramente cmo esto afecta la manera en la cual est descrita la relacin entre Kirsten y
Montes.
Volviendo al aspecto de los montes, queda evidente que el narrador se toma la libertad de
tergiversar la historia y rellenar los vacos que Montes dej, con la informacin que le
conviene a l. El enunciador implcito ayuda al lector a percibir estas artimaas, conscientes o
no, del narrador, a travs de verbos de inseguridad (como mostrado anteriormente) etctera.
Kirsten pone fotos en la casa, segn el narrador de Dinamarca, del rey, los ministros, los
paisajes con vacas y montaas y aade al final un: o como sean (101). El lector puede
desconfiar que por lo menos las montaas sean inventadas por el narrador, ya que, como
mencionado antes, no hay ni una montaa en toda Dinamarca y por lo tanto imposiblemente
pueden figurar en las fotos. Pero aqu el enunciador implcito tambin entra y muestra la duda
del narrador en la aadidura final. Y si las montaas como parte de la historia son inventadas,
qu es lo que dice que no lo son tambin el rey, los ministros y mucho ms?
distinguen las maneras de ver los dos. Con Montes, el narrador tiene una relacin que se
podra definir como algo entre hombres. Al narrador, aunque Montes le causa mucha furia,
no le extraa la manera en que acta porque declara saber cmo piensa un tipo como l
(Onetti 2009:104), y aparte de esto era su amigo antes de la apuesta. Por un lado, Kirsten
representa el contrario de Montes, algo desconocido e ininteligible para el narrador, no tanto
por su origen extranjero, sino ms bien por ser mujer, ya que ella deca como dicen todas las
mujeres en todos los pases (101). Por otro lado, los enunciados del narrador indican cierta
repugnancia por Kirsten, que, como seala Dorita Nouhaud (1990:165), no es digna de
Montes.
Con respecto a los dos como pareja, el narrador parece presumir que no se aman, que se
aguantan uno al otro porque se ven obligados. Montes porque tiene que pagar en cuotas la
deuda que tiene con ella (Onetti 2009:106) y Kirsten porque se le escap la posibilidad de
volver a Dinamarca. No obstante, aqu se puede notar que el narrador hace hincapi en
esclarecer porqu Montes est con Kirsten (puesto que para l es imposible el amor) y no
viceversa. Supone que Montes est aburrido, que debe acompaar a Kirsten al muelle para
despus soportar la situacin. El narrador se imagina a los dos en el muelle y piensa que el
pobre diablo debe sentir que se va metiendo en la noche del brazo de la desgracia (99), como
si fuera imposible que l quisiera acompaarla, mientras que los sentimientos contrarios ni
siquiera le interesan al narrador. Lo que ve y supone el narrador es tambin la versin contada
al lector, y por lo tanto, sta tambin est impregnada por la visin pesimista inherente en el
narrador. Turton (1983:80) est de acuerdo que el carcter del narrador coincide con la
imagen onettiana discutida anteriormente en el sentido de ser solitario, espectador, voyeur.
Su displicencia y cinismo: los insultos velados o abiertos, siempre sdicos, a Montes; su
visin escptica de las mujeres (lo "otro" por antinomasia [sic]) como simple categora.
A pesar de tambin estar de acuerdo con el hecho de que el narrador es manipulador,
parece que Turton no toma en consideracin su carcter cnico cuando analiza el supuesto
fracaso de la pareja Kirsten/Montes, haciendo as caso omiso de la influencia ineludible del
narrador para el relato. Turton (1983:80) utiliza una frase del cuento iniciada por el narrador
con me lo imagino para confirmar que Montes quiere asesinar a su mujer. El motivo de este
deseo, argumenta Turton (80-81), es que la esperanza del viaje de Kirsten se convierte, a
causa de la apuesta fallida, en la desgracia, - la desgracia que es Kirsten porque [e]lla ahora
es el hombre (81), ya que ella mantiene a los dos mientras l tiene que soportar burlas e
insultos del narrador. El cambio de papeles tradicionales de gnero aparentemente simboliza
algo malo, pero, para quin? Puede ser, realmente, que Montes quiere asesinar a su mujer
19
preocupacin y quizs se podra hasta barruntar apego. Como el relato se narra por un
narrador-personaje, o supuesto narrador-testigo, que acta tanto como personaje cuanto como
narrador, muchas veces confundindose las dos tareas sin molestarse en aclarar los diferentes
niveles, el lector fcilmente se pierde en su escamoteo. Sin embargo, el enunciador implcito
deja de cuando en cuando pistas que debilita la fachada que el narrador intenta mantener. Con
respecto a la supuesta repugnancia por Kirsten, se puede ver esto cuando en el medio de los
recuerdos entra un enunciado, parecido a un flujo de consciencia, que primero describe las
caractersticas de Kirsten [E]s gorda, pesada para luego dejar su imaginacin fluir sin
control y formarse la idea de que ella debe tener una piel muy hermosa (Onetti 2009:101),
para despus volver a la tarea de narrar. En otra ocasin, el narrador casi se denuncia a s
mismo cuando se deja seducir por el recuerdo de los ojos de Kirsten: los ojos, muy grandes,
casi lindos, teidos con el color que tiene el agua del ro en los das en que el barro no est
revuelto (100; la cursiva es ma). Evidentemente, l ha observado bastante estos ojos
(suponiendo que Montes no le dara una descripcin de ese tipo) para poder describirlos tan
detalladamente, lo que en s se podra interpretar como admiracin o apego no repugnancia.
Sin embargo, aqu el narrador casi se salva con el adverbio casi.
Examinado cmo la manera de narrar afecta el veredicto sobre la pareja, hay que
preguntarse por qu el narrador adopta esa postura. Salta a la vista que el narrador quiere dar
al lector la impresin que l no tiene ms remedio que contar la historia, pero que sta en
realidad no le interesa. Ese desinters lo confirma Ansa (1970:73) cuando lo llama a un
narrador aparentemente desinteresado. El narrador explica que no le importa saber por qu
Montes ha intentado robarlo, pero que tuve que escucharlo mientras pensaba en la suerte
(Onetti 2009:100), como si dijera eso para decir que no estaba prestando atencin a lo que
deca Montes estaba pensando en otras cosas. Pero presta atencin, porque sabe lo que dijo
Montes. Evidentemente l siente que tiene que relatarlo tambin, ya que es lo que hace.
Rodrguez-Mansilla (2008:166) indica lo mismo en su artculo Un narrador cnico y el amor:
Esbjerg, en la costa de Juan Carlos Onetti diciendo que el narrador del relato nos parece
ms bien un personaje de fro cinismo que narra con supuesto desinters una historia que, en
realidad, no alcanza a comprender, pero intuye que ha de ser valiosa, digna de ser contada.
Sin embargo intenta todo el tiempo justificar porqu est contando ciertas cosas aunque
sostiene que no est en su inters nada de eso, echando la culpa en que es su tarea contar: no
veo la importancia de esto; pero l lo cont as (Onetti 2009:101). Qu es entonces lo que
lleva a l querer mantener una fachada de quien no le interesa para nada la historia que l
21
mismo elige contar? Y luego, suponiendo que no contara una historia que no le interesa para
nada, qu es lo que lleva a l a contarla?
Conoc la historia sin entenderla bien (Onetti 2009:100) dice el narrador respecto a la
historia de la pareja y al sueo de Kirsten. Pero qu exactamente es lo que no entiende y por
qu no lo entiende? Cuando Montes est enfurecido por la necesidad de decir (100) porqu
ha intentado robarlo, cuando intenta explicar al narrador que es una cuestin de amor por su
mujer, ste dice que no ve la importancia de esto y Rodrguez-Mansilla argumenta que no
logra conmoverlo (2008:168). Sin embargo, lo asigna importancia suficiente para contarlo al
lector. Al fin y al cabo Montes explica el motivo del robo: Kirsten estaba muy triste por
motivos que tienen que ver con su origen, lo que dej l triste tambin. Quera protegerla y
sinti que tena que hacer algo para consolarla comprar el viaje. Pero el narrador parece no
entenderlo muy bien, aunque est bastante claro. La nica explicacin racional que le ocurre
es que probablemente Montes no estaba en su sano juicio Debe haber sido as, sin saber lo
que le estaba pasando (Onetti 2009:103). El problema aqu no es que al narrador no le
22
importen las implicaciones psicolgicas sino ms bien que no las entiende. Para proteger la
fachada y no aparecer como un tipo raro que no comprende, intenta mostrarse indiferente ante
todo que no entiende. Y todo que no entiende tiende a tratarse de sentimientos - sentimientos
tiernos y afectuosos que Montes y Kirsten sienten el uno por el otro: el amor. Pero su carcter
cnico lo impide amar, y por consiguiente tampoco consigue entender el amor por cuyo
motivo intenta encontrar explicaciones lgicas a todo lo que tiene que ver con el cario entre
los dos. Lo elige narrar posiblemente porque le despierta curiosidad y una voluntad de
entender aquello que ve pero que no entiende. Porque se da cuenta que hay algo que l no
entiende por debajo de los enunciados que l mismo, en el juego de narrador, juzga como
insignificantes.
La personalidad del narrador representa el personaje tpico onettiano: cnico, pesimista y
solitario. Pero tiene otras caractersticas que adems hacen recordar los narradores de Un
sueo realizado y Los adioses, y que tienen que ver con la incredibilidad, con la
incomunicacin, con la incapacidad de entender los sentimientos y con envidia. El
almacenero (narrador de Los adioses) sostiene, cuando lee una de las cartas al protagonista, lo
que el narrador de Esbjerg, en la costa tambin aparenta pensar, que los sentimientos no son
algo importante o interesante, que la carta no tena importancia [porque] hablaba del amor
(Onetti 2005:776-777). No obstante, en otra ocasin parece que suea con ternura cuando se
imagina que la muchacha alza la vista de una manera especial para l que no alza para el
enfermero y chico Levy. Con la misma cara, [p]ero la cara conservaba bastante de lo que
haba sido cuando estuvo en la sombra [], y, si yo no lo estaba imaginando, de lo que era a
solas y en el amor (743). Y, del mismo modo, cuando el enfermero est sentado con ella, el
narrador quiere asegurar al lector que la vista que alza la muchacha ahora estaba dirigida a
otro, en realidad a cualquiera (742) y no al enfermero.
Sin embargo, los contactos del almacenero, afectuosos o no, se efectan por regla general
en sus imaginaciones, y parece que queda anonadado cuando otros personajes realmente
tienen un intercambio emocional. Evoca como el enfermero segua preguntando [],
entendiendo eso y todo lo dems, lo que la muchacha deca y lo que estaba debajo de las
palabras, con su pasado y su futuro (742; la cursiva es ma). Como ya mencionado, lo que
est debajo de las palabras, o los sentimientos, es tanto lo que despierta un inters en estos
narradores cuanto lo que complica para ellos por no entenderlo, algo que Langman, el
narrador de Un sueo realizado, tambin comparte. No entiende la idea/sueo de la mujer
como tampoco entiende el Hamlet. El que ha puesto (o intentado poner?) en escena Hamlet
muchas veces y supuestamente tiene un enloquecido amor por el Hamlet (Onetti 2009:44),
23
no ha ledo ni siquiera una lnea de la obra. Es una fachada. Pero, al igual que el narrador de
Esbjerg, en la costa, no quiere aparecer como un tipo raro, porque tiene miedo a la
multitud de bromas no nacidas (Onetti 2009:44) y por consiguiente no lo confesa. Debido al
mismo motivo, estos dos narradores intentan pasar al lector la idea de que los otros tampoco
entienden. Est enfatizado repetidas veces que Montes no entiende una cosa u otra, y, cuando
Blanes intenta explicar a Langman el sueo de la mujer y pregunta si ha entendido, l
obviamente no ha entendido nada. Adems, para salvarse como tambin el narrador de
Esbjerg, en la costa, presume que el asunto, no s qu cosa, es algo que l [Blanes] no
deba entender tampoco muy bien (Onetti 2009:56).
Y podra ser por entender que Blanes se da mejor cuenta de lo emocional, que Langman
decide confiar en l respecto al Hamlet: [S]abiendo, por la intencin que vea en la cara y el
24
balanceo de la cabeza de Blanes, que el Hamlet era el arte, el arte puro, el gran arte (45).
Independientemente de si los protagonistas logran desenmascarar o no a los narradores, los
ltimos definitivamente perciben que hay algo que ellos mismos en comparacin con otros no
entienden. Y es ste el hecho que los impulsa a desvirtuar enunciados, fingiendo que
entienden ciertas cosas o diciendo que no les interesan, y que los lleva a la curiosidad o
voluntad de entender, pero tambin a humillar a otros para elevar a s mismos.
Volvemos entonces a la pregunta sobre qu exactamente es que el narrador de Esbjerg, en
la costa no entiende y por qu. Lo que no entiende, o no domina del todo el narrador es,
como he venido proponiendo, lo que exige cierta capacidad emptica: la compasin, la
amistad, el afecto, y, el amor. Cabe decir que no se trata de falta de inteligencia emocional por
razones genticas o biolgicas, sino, como ya sugerido, se trata ms bien de una inhibicin de
la empata a causa de una impregnacin de una visin pesimista, negativa y cnica, que impide
la comprensin emptica. Sin embargo, el narrador de Esbjerg, en la costa y otros ya
mencionados que comparten caractersticas parecidas, parecen, por lo menos en el momento
de narrar, haber llegado a un momento en que sus pensamientos cnicos los han alcanzado en
el sentido de que ellos mismo dudan, y as se encuentran frente a una encrucijada, donde
vacilan entre admirar y humillar a los otros. Est la frustracin del narrador en el hecho de
que se siente fascinado por el amor que tiene la pareja, algo que l puede vislumbrar y
posiblemente desea, no obstante, no lo entiende y por eso no lo logra. Ah entra, por un lado,
el dios vengativo de cual habla Rodrguez (2009). Pero, no trata de vengarse del intento de
robo, como sostiene Rodrguez, sino ms bien de vengarse de alguien por su propio destino
desamoroso. Adems, si miramos ms all del poder del autor sobre la distribucin de la
palabra, la posicin de dios no es dada, sino tomada cuando el narrador decide jugar a ser
omnisciente y contar la historia de manera que le conviene. Por otro lado, ya que se trata de
un narrador irresoluto frente a una encrucijada, como mencionado, ste adopta un actitud ms
benvola, hasta compasiva, algo notable ya en la primera lnea del relato: Menos mal que la
tarde se ha hecho menos fra [] porque a esta hora deben estar caminando en Puerto Nuevo
(Onetti 2009:99). As, el lector se encuentra en el medio de una historia de amor contada por
un narrador que no sabe por qu optar.
ncleo de la crisis no es tanto la nostalgia en s, sino los desentendimientos que causa. Montes
primero sospecha errneamente que hay otro hombre, despus piensa, mal interpretado, que la
nica solucin a la tristeza es el viaje de Kirsten a Dinamarca. Montes siente que quiere
protegerla como a una nena perdida (Onetti 2009:103), un hecho sobre el cual se pueden
sacar dos conclusiones distintas: primero que puede ser una expresin de amor, segundo que
ella en realidad no necesita proteccin. Como el narrador de La cara de la desgracia, que
desea proteger la muchacha pero sin poder adivinar de qu o contra qu (Onetti 1993:145),
la proteccin de Montes tambin es innecesaria porque ella es ms pesada que l, ms
fuerte (Onetti 2009:102-103). Tanto el hecho de que ella consigue un trabajo cuando Montes
se les endeuda, como los zapatos de varn que lleva, se podran ver como un smbolo de que
ella se ha emancipado de la estructura tradicionalmente femenina. Ella es independiente y por
eso no necesita proteccin, independientemente de si aprecia el gesto como uno de amor.
Lo interesante aqu es cmo manejan estos desentendimientos y superan la crisis. Cuando
Kirsten se entera de que Montes est preocupado, ella decide explicar todo que est pasando
con ella y as le invita a Montes a compartir su interior. l lo acepta y hacen tambin suyos
los problemas y tristezas de ella. Turton argumenta con respecto a los zapatos, como una de
sus posibles respuestas, que [q]uizs el hecho de que Kirsten no lleve tacos en sus zapatos
pudiera interpretarse en el sentido de que posee un deseo inconsciente de disminuir la
distancia que la separa de su marido pequeo (1983:83). As los dos se aproximan cada vez
ms y por consiguiente se entienden mejor. Incluso al final del relato, cuando Montes vuelve a
sentir celos por pensar de nuevo que hay otro hombre, los dos llegan a resolver esto de una
manera muy sencilla, que los traen a una nueva fase de la relacin marcada por mejor
comunicacin y entendimiento, lo contrario de que sucede con tantas otras parejas onettianas.
Porque, como argumentado antes, para mover juntos es necesario entenderse, y para
entenderse es necesario ver al otro. Entonces, recordando la ltima parte del prlogo de Tan
triste como ella nunca mir de frente tu cara, nunca te mostr la ma (Onetti 1993:197)
se hace entender el porqu del fracaso matrimonial de muchas parejas onettianas, y en
contraste, el xito de Kirsten y Montes.
Como argumentado, el amor entre los dos entonces consiste, en gran parte, en conocer,
respectar y compartir. Y a pesar de la desesperanza y la sensacin de que cada uno est solo
(Onetti 2009:106), los dos estn juntos compartiendo tambin la soledad. Shaw declara que
While sexual behaviour figures prominently in Boom fiction, love rarely if ever offers a
refuge from solitude and despair (1999:369) y aunque esta descripcin muy bien
corresponde de varios modos a la obra onettiana, defiendo que por lo menos el cuento
26
analizado aqu, no sigue esta regla, sino lo contrario. Los dos estn de acuerdo, compartiendo
la soledad, hacindola menor. As, Kirsten y Montes en una relacin de ternura y amor
recproco, viviendo tambin las experiencias malas juntos no s cunto habrn llorado
(Onetti 2009:105) estn superando hasta la soledad.
5. Conclusin
Se ha examinado en este anlisis la relacin entre los personajes Kirsten y Montes en el
cuento Esbjerg, en la costa y constatado que se trata aqu de una historia de amor. La
conducta de los dos ante ciertos hechos muestra compasin y cario. Montes no tolera ver a
Kirsten triste y quiere, de cualquier manera, hacer algo para consolarla, y eso en s seala gran
compasin por ella. Pero no se trata meramente de ayudar a ella sino tambin a s mismo,
porque la tristeza de uno pasa a ser la tristeza del otro, como tambin la felicidad. Adems, se
puede ver que Montes trata lo que tiene que ver con Kirsten con mucha ternura. Describe para
el narrador la voz de ella en detalles y dice que le hace llorar. Ella intenta protegerlo de su
propia tristeza en cuanto puede, pero percibe pronto que l no quedar bien sino cuenta todo
lo que pasa con ella. Al mostrar su secreto interior, ella muestra su amor, y l, lo intenta
entender y compartir.
La nostalgia de Kirsten por sus orgenes es un hecho, sin embargo, nostalgia no significa
necesariamente querer volver de tal modo como han sealado algunos estudiosos, y, por ende,
eso no impide el amor por Montes. La nostalgia es algo que hace parte de Kirsten tambin. Al
aceptar esto Montes no slo comparte su nostalgia pero tambin admite que ella es una
persona independiente que tiene sus experiencias y sentimientos aparte de l, y contina
amndola, porque ama a ella entera. El hecho de que Kirsten acepte compartir esto que es lo
ms suyo, debe ser visto como una prueba de amor.
Algo importante distingue a Kirsten y Montes de las parejas onettianas que viven un amor
fallido. Ellos comparten sus vidas, la tristeza tambin, e intentan mover y evolucionar
juntos, porque al contrario de los sueos de muchos protagonistas masculinos onettianos, el
amor no significa un estadio de felicidad eterno. Entonces en la busca de este estado
inexistente, a travs de mujeres arquetipos que slo existen en sus sueos, estn siempre
condenados al fracaso. For what alleviation of, or even liberation from their problems, can
the male characters hope for if their acts and thinking are dependent on the subjection of
women? (Millington 1987: 377).
27
28
6. Bibliografa
ANSA, Fernando (1970). Las trampas de Onetti. Montevideo: Editorial Alfa.
MILLINGTON, Mark (1985). Reading Onetti: Language, Narrative and the Subject.
Liverpool: Francis Cairns
NOUHAUD, Dorita (1990). Esbjerg, en la costa o el hombre que vio al hombre que
vio al oso. Coloquio internacional: La obra de Juan Carlos Onetti. Ed. Fernando
Moreno. Madrid: Editorial Fundamentos.
OLIVERA-WILLIAMS, Mara Rosa (1997). Entre el y ella: J.C. Onetti y Armona
Somers desde sus cuentos. Revista de crtica literaria latinoamericana, ao 23, no.
46, pp. 211-224.
ONETTI, Juan Carlos (1993), Tan triste como ella y otros cuentos. Barcelona:
Editorial Lumen.
ONETTI, Juan Carlos (1994). Esbjerg en la costa y otros cuentos. Ed. Peter
Turton. Manchester/Nueva York: Manchester University Press.
ONETTI, Juan Carlos (2005). Juan Carlos Onetti: Obras completas. Novelas I. Ed.
Hortensia Campanella. Vol. I. Barcelona: Crculo de lectores/Galaxia Gutenberg.
ONETTI, Juan Carlos (2009). Juan Carlos Onetti: Obras completas. Cuentos,
artculos y miscelnea. Ed. Hortensia Campanella. Vol. III. Barcelona: Crculo de
lectores/Galaxia Gutenberg.
ONETTI, Juan Carlos. Para una tumba sin nombre [Versin electrnica]. Onetti. Juan
Carlos Onetti. (31.05.2012.)
http://www.onetti.net/es/novelas/para_una_tumba_sin_nombre
30
31