Jenks Constituing Childhood Trad
Jenks Constituing Childhood Trad
Jenks Constituing Childhood Trad
Chris Jenks
(traduccin Cristina Oter de : Jenks, C. 1996) Constituing childhood, en: Jenks
Childhood: London, Routdlege)
De qu manera podemos comenzar a dar sentido al nia/o? Esta no es una cuestin
actual. Desde que la humanidad hizo realidad el ser padre el problema ha acechado a la
condicin adulta. Pero en un nivel diferente nosotros podemos ciertamente suponer
que, desde los primeros dilogos socrticos hacia delante a travs de la historia de las
ideas, los tericos morales, sociales y polticos se han sistemticamente esforzado en
construir una visin de los nios que sea compatible con su visin particular de la vida
social y contina con sus especulaciones acerca del futuro. Comenzando por el deseo
helnico de buscar los orgenes de la virtud para infundir ritmo y armona a las almas de
los jvenes y prolongndose hasta nuestra pragmtica contempornea preocupada por
la eficacia de las prcticas de educacin especficas y conformes a la moda, despus de
siglos de debate y prctica nosotros todava no hemos alcanzado un consenso en torno a
la cuestin de la infancia. A pesar del compromiso transcultural con el bien de los nios
y el compromiso intelectual ms reciente con la cuestin de la infancia, lo que contina
siendo difuso y ambiguo es la conceptualizacin bsica de la infancia como una prctica
social. La infancia no ha logrado ser un campo emergente de accin. Como Rosseau
indicaba en el prefacio del Emilio:
No sabemos nada de la infancia: y con nuestras nociones errneas nos perdemos ms
all de lo que avanzamos. Los ms prudentes escritores se dedican a lo que un hombre
debera conocer, sin preguntar lo que un nio es capaz de aprender. Estamos siempre
buscando el hombre en el nio sin considerar lo que l era antes de convertirse en un
hombre.
Qu es lo que tenemos en mente cuando contemplamos un nio? Si consideramos al
nio como puro, bestial, inocente, corrupto, cargado con potencial, una tbula rasa o
incluso si los vemos adultos en s mismos; si ellos piensan y razonan como lo hacemos,
estn inmersos en una marea en retroceso de insuficiencia o son poseedores de una
claridad de visin que nosotros hemos perdido por la experiencia; si su lenguaje, juegos
y convenciones son alternativos a los nuestros, imitaciones o burdos precursores de lo
que ahora se nos ha quedado pequeo, o simplemente nimiedades transitorias e
impenetrables que son divertidas de recopilar y atestiguar; si ellos se hayan constreidos
y nosotros hemos logrado la libertad o hemos asumido constreimientos y ellos son
verdaderamente libres- todas estas consideraciones y ms continan ejercitndose en
nuestra teorizacin sobre la infancia en la vida social.
Una revisin de la multiplicidad de perspectivas que estn emergiendo en relacin a la
infancia y tambin a aquellas que previamente han sido adoptadas en esta rea de
estudio revela, en un primer nivel, la paradoja continua, si bien expresada en diferentes
formas. De manera simple: el nio nos es familiar y al tiempo extrao; ella o l habitan
nuestro mundo y todava parecieran atender a otro; l o ella son nosotros mismos pero
todava se les visualiza en un orden del ser diferente. Nuestro propsito e intencin
est orientado hacia la resolucin de lo que es la paradoja inicial de la transformacin de
un nio o nia en un adulto, como nosotros mismos. El reconocimiento reflexivo de esta
sostenida, y sosteniente, dedicacin abre hacia un conjunto de cuestiones relativas a la
necesidad y contingencia de las relaciones entre los nios y los adultos, tanto en la
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teora como en la vida diaria. La conocida diferencia entre estas dos posiciones
sociales nos dirige hacia la comprensin de la identidad contenida dentro de cada una de
ellas; los contenidos estn marcados por las fronteras o los lmites. El nio, de este
modo, no puede ser imaginado sino en relacin a una concepcin del adulto, de mismo
modo que es imposible generar una buena definicin del sentido de ser adulto, o incluso
de la sociedad adulta, sin primero posicionar al nio. La relacin nio-adulto se
muestra encerrada dentro de un razonamiento binario que, por largo tiempo, contuvo y
constri el pensamiento crtico en relacin a la cuestin del gnero y la etnicidad. El
nio parecera no haberse escapado o deconstruido dentro del espacio postestructuralista
de las mltiples y auto-presentacionales identidades.
Desde esta formulacin nosotros podemos destilar dos elementos que aparecen
frecuentemente en las aproximaciones que, dentro de la corriente dominante, se han
realizado en torno a la infancia; primero, una creencia fundacional de las diferencias y
particularidad de los nios (una creencia que exploraremos ms tarde); y, segundo, un
deseo cultural universal de conseguir y hacer realidad la integracin de la diferencia
dentro de la concepcin del sentido de orden y generalidad ms extendida que integra la
sociedad adulta. Esta es una integracin predicha y condenada por Rousseu:
La naturaleza quiere que los nios sean nios antes que sean hombres. Si nosotros
deliberadamente pervertimos este orden, obtendramos frutas prematuras, las cuales no
estn maduras, no saben bien y pronto mueren. La infancia tiene una manera de ver, de
pensar y sentir peculiar en s misma; nada puede ser ms estpido que sustituirlo.
Tpicamente, sin embargo, la aplastante irona de esta manera de pensar es que falla al
poner atencin a, o incluso reconoce, su propio carcter paradjico. Inevitablemente,
dentro de un anlisis de este gnero, el lado del nio en la relacin es uniformemente
recuperado de manera negativa. Tales teoras, que tienden a ser hegemnicas dentro de
sus disciplinas especficas, tales como las teoras de la socializacin o de la psicologa
del desarrollo, se predican sobre un potente conocimiento, si bien inexplicado, de la
diferencia de la infancia, procediendo rpidamente a realizar una elaboracin tentativa
de los compulsivos procesos de integracin. Es como si la cuestin ontolgica bsica
qu es un nio? y Cmo es posible un nio tal como es? fueran respondidas de forma
satisfactoria por adelantado y, entonces, sumariamente descartadas.
El nio como un salvaje
De muchas maneras esto constituye una repeticin del pensamiento social del siglo
SXIX. Tal y como los primeros antroplogos evolucionistas, el autodenominado
civilizado, simplemente saba de los salvajes que eran diferentes a l, en una escala de
progreso y, digno de estudio, nosotros tambin, como adultos racionales, reconocemos
al nio como diferente, menos desarrollado y necesitado de explicacin. Estas
posiciones proceden de una teora ontolgica preestablecida pero tcita, una teora que
inventa/compone el ser de los otros, sea un salvaje o un nio. Son estas formas tcitas
de conocimiento, este compromiso tcito con la diferencia, los que rutinariamente
incrementan la definicin aceptada del salvaje o el nio como un orden natural dotado
de significado. Tales teoras implcitas sirven para presentar el continuo nio-adulto
como completamente convencional e incluso garantizado en las teoras sociales
modernas, del mismo modo que la distincin entre el pensamiento primitivo y
pensamiento racional lo fue para los primeros antroplogos. Tales jerarquas sociales
son dadas por garantizadas en nuestras propias cogniciones puesto que no examinamos
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las asunciones en las cuales stas estn basadas. Estas asunciones plasman los valores e
intereses de los teorizadores y la cultura contempornea, las cuales sucesivamente
generan expectativas normativas en la sociedad en su conjunto. Sin embargo, la historia
de las ciencias sociales ha atestiguado una direccin secuencial crtica, desacreditando
las ideologas dominantes del capitalismo en relacin a la clase social, del colonialismo
en relacin a la raza y del patriarcado en relacin al gnero; si bien an la ideologa del
desarrollo en relacin a la infancia ha permanecido relativamente intacta. La poltica de
esta situacin justifica an ms la exploracin; sus consecuencias son que los nios,
como los salvajes de la poca temprana, son o excluidos de nuestro anlisis o
reimportados como una ocurrencia tarda o idea de ltimo momento. Una de las
mayores preocupaciones de este libro es animar al lector a hacer una reconstruccin
crtica de dichas asunciones tal y como estn disponibles y en grados diferentes en la
literatura relativa a la infancia que exploraremos juntos. De esta forma, los nios
deberan ser reinventados o al final recuperados positivamente. Cunninghan contribuye
a esta cuestin cuando indica que: las analogas entre los nios y los salvajes no
existen en el vaco social y poltico. l intenta relacionar tales analogas precisamente
con sus contextos o, para usar sus propios trminos, identificar los discursos sobre la
infancia y las relaciones de poder que expresan.
A riesgo de agotar la analoga previamente desarrollada debe sugerirse que, mientras
que los primeros antroplogos tenan que viajar hacia los fenmenos que haban
elegido, como un explorador, atravesando el espacio social, el nio, en tanto un tpico
contemporneo ha sido ms vistosamente reconocido por el pasaje (o el viaje) del
tiempo social. Estos viajes simbolizan una bsqueda tras el control a travs del
entendimiento, si bien ninguno es tan debidamente exclusivo como las dimensiones
diacrnicas y sincrnicas son pertinentes para nuestro conocimiento de algunas formas
socio-culturales. Lo que nosotros debemos reconocer, sin embargo, es que tales
procesos son significantes en la creacin de su objeto; es decir, los anlisis
comparativos e histricos, de diferentes maneras, tuvieron xito en el establecimiento de
diferentes clasificaciones y lmites alrededor de sus fenmenos. El modo de
aproximarnos y la forma de distanciarnos son significativas en la construccin del
salvaje o el nio. Una serie de historias de la infancia, que nosotros veremos ms tarde,
demuestran la evolucin errtica de la imagen de la infancia y las formas cambiantes de
reconocimiento y acogida. Nos percatamos de que el nio emerge en la cultura
europea contempornea como una categora formal y como un status social
inscrustado/enterrado en programas de cuidado, rutinas de supervivencia y planes de
evaluacin y educacin. Tales informes muestran con certeza que el nio es en realidad
una construccin social de un contexto histrico particular y esto proporciona la mayor
plataforma para muchos teorizadores contemporneos de la infancia; sin embargo es la
identidad del nio en tanto estatus social lo que determina su diferencia y
reconocimiento en el mundo de hoy en da. El estatus de la infancia ha mantenido sus
lmites a partir de la cristalizacin de las convenciones y los discursos sostenidos por las
formas institucionales duraderas, tales como familias, guarderas, colegios y clnicas,
todas agencias especficamente diseadas y establecidas para tratar al nio como una
entidad uniforme. El material comparativo dibujado a travs de los diferentes contextos
transculturales revela la coleccin de convenciones y discursos divergentes as como las
divergentes formas institucionales, algunas completamente diferentes de las nuestras
propias pero otras con fuertes semejanzas, todas unidas a travs de homologas. El
material comparativo, como veremos, nos ayuda a pensar la infancia de una manera ms
provechosa que su simple consideracin como un status singular y mono-dimensional.
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De la misma manera que el salvaje sirvi como referente a los antroplogos en relacin
a las formas de organizacin ms elementales de la humanidad y para las clasificaciones
primitivas, proporcionando un sentido especulativo de la condicin primordial del ser
humano dentro del proceso socio.-cultural, tambin los nios se toman para mostrar a
los adultos la ignorancia que les diferencia, pero en una forma an ms quebrada: el
espectro reducido de toda la historia de la humanidad en una sola generacin. Se
sugerir que en los nios la humanidad ve su pasado inmediato pero tambin contempla
la inmortalidad de su futuro inmanente.
En el mundo del da a da la categora de la infancia es un concepto totalizante:
concretamente describe una comunidad que en algn momento tiene a todo el mundo
como miembro. Es una comunidad adems relativamente estable y completamente
predecible en su estructura pero por definicin solo efmera para sus miembros
particulares. Ms all esta categora significa una experiencia primaria en la biografa
existencial de cada individuo e inevitablemente deriva su significado de sentido comn,
relevancia y relacin no slo de lo que sera comnmente su estatus social sino tambin
de lo que cada y todo individuo, en algn momento, debe haber sido. Es la nica
experiencia verdaderamente comn de ser humano; la mortalidad infantil no es una
discapacidad /descalificacin.
El nio natural
Quizs debido a este carcter aparentemente ominoabarcante del fenmeno como un
estatus social y debido al carcter esencialmente personal de su articulacin particular,
en el pensamiento comn y el lenguaje cotidiano de la sociedad contempornea son
abundantes las relativas a la infancia. Ser un nio, haber sido un nio, tener un nio,
haberse continuamente relacionado con nios, son todas experiencias que logran que tal
categora sea normal y que fcilmente llevemos nuestras atribuciones en torno a la
infancia al dominio de lo natural (como sola ser el caso del sexo y la raza) Tales
interpretaciones, dentro de la conciencia colectiva, estn organizadas alrededor de la
metfora ms absorbente de la cultura contempornea: crecimiento. Derivndose de
esto, los signos fsicos de los cambios anatmicos que acompaan a la infancia son
tomados para ser indicadores de una transicin social, de modo que la fusin de las
realidades de lo natural y lo social es continuamente reforzada.
Todas las aproximaciones contemporneas al estudio de la infancia estn claramente
comprometidas con la visin de que la infancia no es un fenmeno natural y no puede
ser entendido de manera adecuada como tal. La transformacin social del nio al adulto
no se sigue directamente del crecimiento fsico y el reconocimiento del nio por los
adultos, y viceversa, no es nicamente contingente a la diferencia fsica. Adems, la
morfologa fsica puede constituir una forma de diferencia entre las personas en ciertas
circunstancias, pero no es una base adecuadamente inteligible para las relaciones entre
los adultos y los nios. La infancia debe ser entendida como un constructo social; hace
referencia a un estatus social delineado por fronteras que varan a travs del tiempo y de
una sociedad a otra pero que son incorporadas dentro de la estructura social y que se
manifiestan a travs de ciertas formas establecidas de conducta tpicas. La infancia,
entonces, siempre se relaciona con un entorno cultural particular.
comportamiento adulto. Lo que nosotros vemos aqu, sin embargo, es que los nios, la
infancia, el comportamiento de los nios y el juego de los nios no puede ser visto
adecuadamente a travs de las mismas estrategias explicativas totales. Los mundos
sociolgicos se construyen en relacin directa con las creencias sobre la racionalidad
adulta universal y an nuestra experiencia del da a da como miembros prcticos de los
mundos sociales reales abunda en los nios y el impacto de la diferencia y divergencia
que stos representan.
Podra sugerirse que, en sentido estricto, las muchas posibilidades de diferencia y
divergencia contenidas dentro de la propia infancia, entendida en tanto un curso de
accin o como una comunidad, presenta una amenaza potencialmente desintegrativa
para los mundos sociolgicos. La cuestin es poltica. La infancia constituye una
manera de conducir lo que no puede ser evaluado y rutinariamente incorporado dentro
de la gramtica de los sistemas sociales existentes. Emerge casi como una lucha entre el
viejo orden y el nuevo orden. Es en esta consideracin que las teoras maniobran para
envolver al nio dentro de sus propios parmetros. La infancia es entendida detrs del
hecho del xito de los sistemas sociales; es tratada como una categora residual e
incorporada a travs de teoras de refuerzo de la socializacin.
Este punto es digno de reiteracin: la infancia recibe su tratamiento a travs de su
imagen arquetpica; se conceptualiza como un convertirse en estructurado, no como
una prctica social, no como una ubicacin para el s mismo (sin embargo el escurridizo
postestructuralimo puede haber prestado este concepto). El arquetipo de la nia/o se
sostiene en el lenguaje y en los discursos de los profesionales, las instituciones y los
especialistas los cuales sirven para patrullar las fronteras marcadas alrededor de la
infancia como un estatus social. Estas fronteras no delinean simplemente la extensin y
los lmites de la nia/o en la sociedad sino que prescriben un espacio social que
sucesivamente y en un nivel diferente expresa el componente de control ejercitado en el
marco de este sistema social y la variante de control que revela los intereses que
sustentan su funcionamiento. En relacin al discurso de educacin Bernstein indica:
Como una sociedad selecciona, clasifica, distribuye, transmite y evala el conocimiento
educativo que considera pblico, refleja la distribucin del poder y los principios del
control social. Desde este punto de vista, las diferencias dentro de y los cambios en la
organizacin, transmisin y evaluacin del conocimiento educativo deben ser el rea
de inters sociolgico principal.
La imagen de la nia/o entonces, en y a travs del lenguaje, se presupone y coloca con
relacin al carcter interesado del mundo adulto estructurado. La metfora nos dirige
hacia el entendimiento de las bases morales de tales intereses- viendo, por ejemplo, al
nio como un capital humano.
Los informes literarios y etnogrficos han explorado el contenido prctico de la
diferencia de la nia/o, como por ejemplo Conveney: Hasta la ltima dcada del
siglo XIX el nio no exista como una cuestin importante y permanente en la literatura
inglesa. La infancia como un tema principal lleg con la generacin de Balke y
Wordsworth. Tambin se ve en Opies y sus exhaustivas denotaciones de los juegos de
patio, el argot y el folklore: Los pedacitos de tradiciones populares que los nios
aprenden de los otros son a la vez ms reales, ms inmediatamente servibles y ms
vastamente divertidos para ellos que cualquier otra cosa que aprenden de las personas
mayores.
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Tales intentos de justificar a los nios tan encarnados y construidos como tenidos en
cuenta en la ocupacin de un mundo de su propia fabricacin son importantes
contribuciones empricas. Esta clase de descripciones de la diferencia de la nia/o es,
sin embargo, solo un comienzo. Necesitamos mirar las razones y las bases generativas
de la imagen y los arquetipos de los nios en nuestro lenguaje.
Teora de la socializacin-el paradigma parsoniano
Las teoras de la socializacin, tan discutidas, parten de un modelo especfico y dado de
formacin cultural y social dominante (que consagra los propsitos teorizadores) e
implacablemente se esfuerzan por subvertir y reestructurar el peligro potencial de la
nia/o y la diferencia disruptiva de una forma que se identifica con las cuestiones no
explicadas de las teorizaciones iniciales. La volatilidad de la infancia se establece, su
exhuberancia se acalla. Tales transformaciones tericas generan lo que Wrong han
denominado la concepcin sobresocializada del hombre:
La socializacin puede significar dos cosas bastantes diferentes: cuando se confunden,
el resultado es una visin sobresocializada del hombre. Por un lado la socializacin
significa la transmisin de la cultura, la cultura particular de la sociedad en la que un
individuo entra al nacer; por otro lado, el trmino es usado para significar el proceso
de convertirse en humano, de adquirir los atributos humanos a travs de su interaccin
con los otros. Todos los hombres son socializados en este ltimo sentido, pero esto no
significa que ellos han sido completamente moldeados por las normas particulares y los
valores de su cultura.
Tales transformaciones tericas puede ser experimentadas en su forma ms original y
sutil en el corpus del Sistema Social de Talcot Parsons:
El termino socializacin en su uso corriente en la literatura se refiere primeramente al
proceso de desarrollo del nio. Sin embargo hay otra razn para sealar la
socializacin de los nios. Existen razones para creer que entre los elementos de
personalidad aprendidos, en cierto modo los ms estables y los ms duraderos, estn
los principales patrones de orientacin en valores y que hay bastantes evidencias de
que estos son establecidos en la infancia y no estn sujetos a drsticas alteraciones
durante la vida adulta.
El trabajo de Parsons establece una magnfica estructura de la organizacin social
integrando las dimensiones de accin y constreimiento- una tarea monumental, en
cualquier caso. Este edificio opera en el nivel de lo econmico, lo poltico, lo cultural,
lo interaccional y en el nivel personal.- tiene la intencin de pernear y saturar todas las
expresiones de la experiencia humana colectiva. El sistema social de Parsons construye
la unidad del mundo social a travs de dos metforas rectoras: primero el organicismo
que nos habla de lo inespecfico, lo viviente y est preocupada por el contenido; la
segunda, el sistema que hace referencia a lo explcito, lo inanimado y est preocupado
por la forma. Desde nuestro concepto central de socializacin, Parsons comete una
violencia terica, particularmente sobre la nia/o, por buscar transformar sus mundos
desde el contenido a la forma. Es como si las sociedades se concibiesen como
organismos vivos pero que en todas partes se convierten en mquinas. Una visin
proftica y miserable. Para invocar mis propios trminos, el sistema social busca
transformar o fusionar la diferencia en comunalidad.
la dinmica dentro del sistema. Dentro del contexto de la primera metfora de Parsons,
es como si el organismo palpitara y su sangre circulara desde el centro universaltistico
a las clulas particulares individuales que constituyen la masa, el colectivo. La accin
social concebida en estos trminos en a lo que Parsons se refiere como activismo
instrumental.
Las normas sociales se convierten en axiales para el conjunto del aparato; se
comprenden en tanto medios y fines de toda accin dentro del sistema. Ms all de esto
las normal sociales tambin proporcionan la fuente de la identidad entre los actores
individuales y el sistema completo, y el total del orden social en s mismo radica en la
identidad entre el actor y el sistema. El concepto de identificacin es importante para
Parson y ste se desarroll a partir de una revisin de Freud. En la teora de Freud del
desarrollo psicosexual el infante narcisista se piensa dotado de una forma primitiva de
eleccin objetal denominada identificacin, en la cual se busca un objeto concebido
como propia imagen que se desear con una intensidad igual slo al amor por s mismo.
En el sistema social de Parson, las normas sociales son la fuente de esta identidad
porque reducen la distincin potencial entre el s mismo y la colectividad al engendrar
una serie de intereses coincidentes para el s mismo y la colectividad. Es a travs de esta
identificacin bsica que los individuos se van comprometiendo con el sistema social,
que se reclaman como miembros y, significativamente, sus comportamientos se hacen
coherentes. Las normas sociales, por tanto, establecen la base de las reglas de la vida
social y cualquier sistema social consigue estabilidad cuando las normas son efectivas
en gobernar y mantener la interaccin.
Deberamos ahora mirar, en trminos amplios, cmo se construye el sistema social y
cmo se articulan sus mltiples segmentos. En otro nivel implicar un relato moral de
cmo el cuerpo vivo, el organismo, es generado y al tiempo como, a travs de su
funcionamiento, se transforma en una mquina. En el mundo parsoniano es como si la
vida cede paso a la muerte de manos de la teora y que el proceso de socializacin es la
llave para esta mortificacin.
Desde el principio el sistema se confronta con el problema del orden; sin embargo, es
simultneamente definido por Parsons en trminos de ese mismo orden. En el nivel
analtico, el orden social se mantiene por dos penetrantes tendencias del sistema que son
compartidas por todos los sistemas sean sociales, biolgicos, lingsticos,
matemticos Estas tendencias son denominadas por Parsons prerrequisitos
funcionales y esto significa primero la conduccin hacia el auto-mantenimiento y
segundo la conduccin hacia el mantenimiento de los lmites. Estos prerrequisitos
funcionales se refieren a lo de dentro y fuera respectivamente: los primeros a la
capacidad del sistema para sostenerse a s mismo, para mantener su propio equilibrio y
para regular su balance homeosttico interno; y el ltimo a la capacidad continua del
sistema para declarar su diferencia de otros sistemas, para demarcar sus fronteras y para
mantener una relacin delineada y positiva con su entorno. Notaremos que esos dos
sistemas emergen primariamente desde la teora de los bio-sistemas y constituyen el
punto en el cual las metforas de la mezcla sistmica y orgnica y las reglas del anlisis
se convierten en las reglas de la naturaleza.
Si nosotros examinamos el esquema real del sistema social de Parsons con mayor
detalle encontramos que est compuesto de tres sub-sistemas definidos. Es el
intercambio funcional entre los sub-sistemas el que mantiene la evolucin del total del
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sistema y sus caractersticas emergentes. Este intercambio funcional entre los subsistemas parece an como otro signo de vida dentro de la mquina. Los propsitos de
los sub-sistemas son asegurar la supervivencia, el mantenimiento y el crecimiento del
sistema a lo ancho. Son: el sub-sistema fsico, el sub-sistema cultural y el sub-sistema
de la personalidad; y es el ltimo el que especficamente incumbe a los problemas de la
infancia y la socializacin.
Rutinariamente, el sub-sistema de personalidad se presenta con el nio no-socializado
como su foco y su realidad primaria. La cuestin que el sistema total est sealando
aqu es el sostenimiento de los patrones existentes de interaccin en el conjunto de la
sociedad mediante la invocacin y el despertar de la socialidad latente dentro de cada
nio. Consecuentemente este sub-sistema necesita asegurar que a los nios se le
proporcione un entorno apropiado y propicio tal que el o ella sean capaces de generar
las capacidades que se consideran apropiadas y son demandadas por el sistema adulto
como un todo. Este complejo problema es prcticamente manejado por la familia que
acta como el locus del nio y un almacn afectivo para el total del sistema. La familia
asume un papel clave en el modelo de Parson. Est tericamente operando en la
conduccin exitosa de la socializacin primaria del nio pero tambin est
subsecuentemente adscrita al deber de proveer el soporte emocional esencial de todos
sus miembros- esencial, esto es, en asegurar su eficiencia funcional continuada. La
socializacin no es una tarea exigua. Como concepto incorpora la enorme constelacin
de procesos y parafernalia acompaante que comprende la construccin de la persona.
En trminos precisos de Parsons la socializacin supone el alojamiento de los sistemas
bsicos instrumentales y expresivos en la estructura de la personalidad de los
individuos:
Justificamos, entonces, para concluir que el peso de la evidencia es fuerte a favor de la
existencia e importancia de un elemento de personalidad bsica. que es una funcin
de socializacin en un tipo particular de sistema de relaciones de roles con valores
particulares. Los patrones de orientacin en valores juegan un papel estratgico en la
definicin de los patrones de expectativas de roles y en la estructura de personalidad.
Debe concluirse que es la internalizacin de los patrones de orientacin de valores
envueltos en las expectativas del rol para el yo de los agentes de socializacin
significativos lo que constituye el elemento estratgico de la estructura de personalidad
bsica. Y es porque estos patrones pueden solo ser adquiridos a travs de mecanismos
de identificacin, y porque los patrones de identificacin bsicos se han desarrollado
en la infancia, por lo que la estructura de personalidad de la infancia a este respecto es
tan estable y no cambiable.
Como se aludi antes, hay una dimensin psicoanaltica significativa en la teorizacin
de Parsons sobre los nios que aparece no simplemente en la aplicacin de ciertas
categoras freudianas sino ms insistentemente en la urgencia con que enfatiza la
necesidad de penetrar en el interior de s mismo. Esencialmente el sistema social es
finalmente dependiente de la exitosa captura del conjunto de personalidades. Esta
captura eclipsa la posibilidad de la divergencia individual, la disolucin, el
disentimiento o la diferencia. El sistema se alimenta de las personalidades obedientes de
sus miembros y debe, por fuerza, consumir a los nios.
A pesar de la compulsiva influencia freudiana en la constitucin de Parsons de la nia/o
existe una paradoja aqu, a saber, que en sentido estricto la teora de la personalidad y la
consiguiente requisito de aparicin de la infancia no son muy importantes en su trabajo.
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Para regresar ahora a nuestro punto de partida original, Parsons, y la poderosa tradicin
de la teora de socializacin que se extiende a raz de su trabajo, abandona exitosamente
a la nia/o a los dictados del sistema social. La prctica social de la infancia se sublima
por los presuntos motivos teorizados relativos al sostenimiento de la integracin y el
orden en el nivel analtico. La infancia, como lo que se aparta de la norma, significa
diferencia. En un estado no-socializado, la nia/o es manifiestamente profana; amenaza
con derribar los mundos sociales y la amenaza slo puede ser sublimada dentro de la
teora tratando al nio a travs de un arquetipo en tanto un proto-adulto. La teora de la
socializacin da sentido al nio en tanto un inevitable orador en el altar de la
racionalidad existente dentro del sistema social. La prctica social de la infancia es, en
ltima instancia y necesariamente, reemplazada dentro del discurso de la socializacin.
Ritichie y Kollar, que escriben dentro de esta tradicin, indican:
El concepto central en la aproximacin sociolgica a la infancia es la socializacin. Un
sinnimo para este proceso podra ser bien aculturacin debido a que este trmino
implica que los nios adquieren la cultura de los grupos humanos en los cuales ellos se
encuentran. Los nios no son vistos como individuos completamente preparados para
participar en el complejo mundo adulto, sino como seres que tienen el potencial para
ser lentamente entrando en contacto con seres humanos.
Tal aparente y anodina deshumanizacin es comn en el marco de esta forma de
razonamiento. Todos los mundos convencionales sociolgicos descansan su orden
sobre la potente e inexplicada teora que conocemos, esto es, sobre una nocin
adscriptiva de competencia en sus miembros. En tanto una consecuencia de ser
miembro adulto de acuerdo a la teora es ser maduro, racional y competente (todas en
tanto disposiciones naturales), el nio es visto, en yuxtaposicin, como no plenamente
humano, sin acabar o incompleto. Tal discriminacin dicotmica en trminos de la
competencia socio-cognitiva adopta su forma ms explcita en las teoras preocupadas
por el proceso de aprendizaje. Es en este contexto que la idea de convertirse en adulto es
tomada para definir un modo singular y altamente especfico de racionalidad. Aunque
las teoras sociales son conscientes de que la racionalidad es una institucin colectiva
que marca la relacin entre unos y otros y a pesar del hecho de que los estudios de
dichas teoras han mostrado que la racionalidad tampoco puede dominar la humanidad
ni es jams enteramente independiente de su contexto histrico, la irona persiste.
Dentro de la teora social se han inventado y manipulado versiones particulares de la
racionalidad con objeto de excluir a ciertos grupos. En la teora del aprendizaje han sido
los nios quienes han sido excluidos.
En un nivel esta exclusin opera dentro de la teora pedaggica y los planes
curriculares. La filosofa de la educacin propugnada por Hirts y Peters, ha enseado a
maestros en los Estados Unidos durante una horquilla de tres dcadas, proveyendo de
un persuasivo y, tal y como se reclama, apoyo empricamente basado a dicha
demarcacin entre el nio y el adulto, siempre a expensas de los intereses de lo nios.
Tal y como Hirts, confidencialmente, afirmaba: Un educacin liberal se decide en
alcance y contenido por el propio conocimiento en s mismo, est de ese modo,
preocupada por el desarrollo de la mente. Ellos eligieron un conjunto de formas
universales de conocimiento y de preceptos morales para la orientacin de la prctica
educativa. Sus categoras de comprensin y los mximos necesarios para la
organizacin del conocimiento parecan todos legitimar y justificar los ordenes sociales
existentes. Tal ideologa elitista maquillada en tanto un anlisis desinteresado es
completamente coherente con el gerontocentrismo no reflexivo existente en el corazn
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Mi valoracin crtica de Parsons y Piaget no es algo al azar. Ellos han sido escogidos
para el anlisis por la claridad y penetracin de su trabajo, pero ms significativamente
debido a la inmensa influencia que han ejercido en las ciencias sociales en las reas de
la teora de la socializacin y la teora del aprendizaje. Ms all de ambas teoras,
particularmente Piaget, ha tenido un impacto inmensurable sobre la conceptualizacin
del da a da de la infancia desde la perspectiva del sentido comn. Ellos y los
paradigmas que ellos establecieron, han capturado y monopolizado la nia/o en la teora
social y en tanto tal se han ejemplificado en este captulo. La idea de la infancia no es
natural, sino es un constructo social y como tal su estatus est constituido en particular
socialmente y localizado en formas de discurso. El significado del nio en tanto su
existencia social deriva de su lugar y su propsito en la teora, de como el nio est
siendo considerado en el mundo del sentido comn o en el mundo de las disciplinas
especializadas. La teora social no es meramente descriptiva y nunca desinteresada. En
la variedad de aproximaciones que se adoptan desde la teora social en relacin a los
nios hay una concurrencia analtica alrededor del tema central de este captulo,
digamos, que el nio est constituido a propsito como tal dentro de cada teora. Esto
es, el nio se arma intencionalmente para servir a los propsitos de apoyar y perpetuar
las bases fundamentales y las versiones de la humanidad, la accin, el orden, el lenguaje
y la racionalidad dentro de las teoras particulares. Nosotros nos presentamos con nios
tericos diferentes que sirven a modelos tericos diferentes de la vida social de los
cuales emergen. El punto es uno fenomenolgico.
Mi recomendacin es entonces que una sociologa de la infancia debera erigirse desde
las prcticas constitutivas que establecen a los nios y la relacin entre nios y adultos.
Cualquier teora potencial de la infancia que desee dedicarse a tal anlisis, como yo he
hecho con la teora de la socializacin y la psicologa del desarrollo, deber darse cuenta
de que son responsables de la constitucin del nio y que las diferentes imgenes y
representaciones del nio estn ocasionadas por los diferentes mundos tericos sociales
en los que nosotros habitamos. De esta manera el pasaje de nuestra teorizacin
continuar emergiendo desde la estenosis de los arquetipos naturales dominantes de la
infancia, siendo algunos los patolgicos o los cismticos. Necesitamos no abandonar la
nia/o ni ignorancia el estatus secundario, la diferencia radical y el mundo bipartito.
Continuemos, ahora, en el siguiente captulo, explorando alguno
constreimientos localizados en la concepcin sociolgica de la nia/o.
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de
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