Atención Educativa TDAH
Atención Educativa TDAH
Atención Educativa TDAH
EL PROBLEMA CLINICO
Diagnóstico.
Los datos sobre la sintomatología se obtienen directamente del niño, sus padres y
sus profesores. Existen multitud de escalas que tratan de medir los posibles síntomas de
TDAH (escalas de Conners, ADHD-RS, SNAP…). Todas ellas se basan en puntuar la
presencia o no de síntomas TDAH derivados de los criterios del DSM-IV-R. El TDAH
tiene tres síntomas básicos: hiperactividad, impulsividad y falta de atención, identificados
en el DSM-IV de la siguiente manera:
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Items de hiperactividad-impulsividad
• Inquietud, se mueve en el asiento
• Se levanta cuando debería estar sentado
• Corre y salta en situaciones inapropiadas
• Dificultad para jugar tranquilamente
• Excitado a menudo, "como una moto"
• Verborrea
• Responde antes de que finalice la pregunta
• Dificultad para guardar el turno en actividades de grupo
• Interrumpe a otros en los juegos, conversaciones, etc
Items de inatención
• No atiende detalles, comete errores
• Dificultad para mantener la atención
• Sordera ficticia
• No sigue instrucciones, no termina las tareas
• Dificultad para organizarse
• Evita tareas que requieren esfuerzo continuado
• Olvida y pierde cosas necesarias para su actividad
• Fácil distraibilidad por estímulos externos
• Olvidadizo en las actividades diarias
En cualquier caso, todos estos ítems deben persistir más de 6 meses, en dos o
más lugares (colegio, casa, etc).
Las conductas del TDAH pueden solaparse o coexistir con las de otros trastornos
mentales. Los más frecuentes son los trastornos del aprendizaje y el lenguaje, el
trastorno negativista desafiante, los trastornos de conducta, la ansiedad y la depresión,
así como los trastornos bipolar, por estrés postraumático, de tics y de adaptación.
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Las tres bases imprescindibles del tratamiento son:
1. Información exhaustiva a padres y profesores.
2. Tratamiento psicopedagógico.
3. Tratamiento farmacológico.
Intervenciones farmacológicas
En ambos estudios los participantes tenían entre siete y nueve años de edad y se
realizaron intervenciones farmacológicas y psicológicas aleatorizadas. Los dos estudios
evaluaron los resultados conductuales en el hogar y en la escuela. De forma coherente
con estudios anteriores más reducidos, en estos ensayos se observó que ente el 68% y
el 80% de los niños tratados con estimulantes presentaban mejorías en la conducta de tal
grado que al final de la fase de tratamiento ya no cumplían los criterios diagnósticos de
TDAH. En el estudio sobre el tratamiento multimodal del TDAH los beneficios
terapéuticos se redujeron una vez que los niños completaron la fase activa del estudio, en
tanto que en el estudio de Abikoff y cols. los beneficios se mantuvieron durante los 24
meses de tratamiento.
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mismísima gripe. Tampoco existe, de hecho, ninguna prueba objetiva que invalide su
diagnóstico o demuestre su inexistencia.
No existen pruebas científicas que señalen estos factores como causales del
trastorno, ni tampoco que apunten a que los tratamientos basados en las restricciones
dietéticas sean eficaces en general.
El TDAH se debe a la mala educación proporcionada hoy día por los padres.
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El tratamiento farmacológico se utiliza en el TDAH para sustituir las intervenciones
psicológicas y escolares, más costosas y eficaces.
Un reciente estudio llevado a cabo con más de 400 niños afectos de TDAH ha
demostrado que el tratamiento multimodal (la combinación del tratamiento farmacológico
y las intervenciones psicológicas y escolares) es el tratamiento más eficaz del trastorno.
En la comparación del tratamiento farmacológico solo frente al tratamiento
psicológico solo, el tratamiento farmacológico se demostró significativamente más eficaz.
Los psicoestimulantes son fármacos con más de 30 años de uso y estudios que
les avalan, y que han demostrado su eficacia y seguridad en el tratamiento del TDAH. No
existen casos publicados de muertes por sobredosis o por otros motivos (a pesar de lo
que algunas páginas en Internet indican), y en la mayor parte de los casos sus efectos
secundarios son moderados y desaparecen en unas semanas.
Aunque los resultados de los estudios sobre el crecimiento aún no son definitivos,
parece que esta afirmación no es cierta. En todo caso, los estudios que hablan de una
disminución de la talla final de los niños tratados con psicoestimulantes refieren una
disminución de 1 a 3 centímetros, lo que parece poco significativo comparado con las
consecuencias del trastorno sin tratamiento.
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2001 en todo el territorio nacional. Las cifras de los estudios epidemiológicos realizados
en España indican una prevalencia del TDAH del 4-6%.
I. JUSTIFICACIÓN:
Por otra parte, estas mismas condiciones y características suelen producir efectos
altamente nocivos tanto en el alumno que las sufre (retrasos, inmadurez, desadaptación,
aislamiento, depresión…), como en el entorno familiar, social y escolar en el que vive
(descontrol, tensiones, estrés…).
Por otra parte, los estudios realizados hasta el momento no han encontrado
relación entre el TDA-H y la condición socioeconómica o cultural de la familia; las
personas con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad se dan en igual
proporción en todos los estratos sociales. De todo ello se deriva que en cada uno de los
centros escolares públicos o concertados, urbanos o rurales, del centro de las ciudades o
del extrarradio, es muy probable que existan tantos alumnos con TDA-H como
porcentualmente les corresponde por matrícula.
Todas estas razones son suficientes para tomarse en serio el problema y abordar la
atención a este alumnado de una manera especial y prioritaria. El entorno escolar es uno
de los ámbitos en el que los alumnos permanecen durante más tiempo y donde las
dificultades en el desarrollo, la educación y el aprendizaje social y académico se
manifiestan con más evidencia. Desaprovechar la oportunidad de entender qué les pasa
y qué necesitan y de disponer los medios personales, técnicos y didácticos para
ayudarles a mejorar como estudiantes y como personas supondría abandonar a estos
alumnos (y a sus familias) a su suerte e incumplir un principio educativo fundamental: la
atención a la diversidad.
1. R. A. Barkley. “Niños hiperactivos. Como comprender y atender sus necesidades especiales” Barcelona.
Paidos. 2002. páginas 107-124.
2. E. Joselivich (compiladora). “Síndrome de Déficit de atención con o sin hiperactividad A.D./H.D. en niños,
adolescentes y adultos”. Barcelona. Paidos. 2000. Pág. 155.
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II. COMPRENDER EL PROBLEMA:
Una de las injusticias más habituales que se cometen en el trato con alumnos con
TDA-H es considerarlos responsables de sus errores y dificultades. Según Barkley, los
problemas que presentan no surgen de una falta de habilidad sino de un déficit en el
autocontrol. En las personas con TDA-H los sistemas cerebrales responsables del
autocontrol y la voluntad no funcionan o lo hacen de manera inadecuada por lo que
mantener unos niveles normales en estas dos habilidades básicas les resulta imposible.
Según este autor, los síntomas de hiperactividad, impulsividad y desatención, aunque
definitorios del trastorno, son secundarios al déficit en el autocontrol que los engloba y del
que derivan. Este déficit genera una serie de dificultades y disfunciones que un
profesional de la enseñanza debe conocer antes de enfrentar la intervención educativa:
2º. La dependencia de la situación que muestran muy claramente las personas con
TDA-H configura una de sus disfunciones metacognitivas más relevantes en el ámbito del
aprendizaje: la dificultad para establecer o crear motivaciones internas. La dirección del
comportamiento, la persistencia en el esfuerzo, la ambición, determinación o voluntad
dependen en estos alumnos casi exclusivamente de fuentes externas, por lo que, si éstas
no están permanentemente presentes o no tienen la fuerza suficiente, la producción
disminuirá o desaparecerá sin que nada lo impida. La ausencia de metas y la dificultad
para establecer planes y mantenerlos son dos de las características fundamentales de
estos alumnos.
3º. Los TDA-H presentan un sentido deteriorado del pasado y del futuro con un mal
manejo del tiempo y de las previsiones y consecuencias. Presentan grandes
dificultades para prever y captar las consecuencias de sus conductas y ajustar el
comportamiento futuro para alcanzar objetivos a medio o largo plazo; en este sentido,
necesitan una especial supervisión y ayuda por parte de los adultos (incluso en
secundaria) para el manejo de la agenda (instrumento que les facilita la secuenciación de
tareas y el reparto de esfuerzos en el tiempo). Este mismo inadecuado manejo del tiempo
les lleva a mostrarse especialmente inquietos o descontrolados durante los tiempos de
espera o cuando se demora la consecución de recompensas; cuestión que hay que
considerar proporcionándoles consecuencias de manera muy contingente (inmediata) y
entrenándoles expresamente en la superación del estrés que les produce la demora.
4º. Las personas con TDA-H presentan un déficit para inhibir su conducta reactiva
verbal, motriz o social y esperar antes de responder o actuar. Antes de actuar, durante
la demora o el tiempo entre acciones, las personas nos autodirigimos mensajes internos
que regulan y preparan nuestra ejecución; las personas con TDA-H presentan un
lenguaje autodirigido deficiente (menos internalizado y más dependiente de la
situación y de la gratificación inmediata). Cualquier estímulo irrelevante les desvía del
plan de acción previsto plasmándose este hecho en el contenido de sus
autoverbalizaciones que se refiere a aspectos no relevantes ni necesarios para la tarea.
5º. Las personas con TDA-H presentan dificultades para inhibir sus sentimientos,
para separar los hechos de los sentimientos que producen y los acompañan, por ello, su
comportamiento afectivo-emocional puede parecer inmaduro: son frecuentes los
berrinches, llantinas, risas o abatimientos ante acontecimientos aparentemente sin
excesiva carga sentimental. También es común observar un exceso de frialdad o
literalidad en el comportamiento afectivo y social de estos alumnos
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R. A. Barkley. “Niños hiperactivos. Como comprender y atender sus necesidades especiales” Barcelona.
Paidos. 2002. Página 247.
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1. Acciones institucionales
Por otra parte, la exigencia curricular de cada centro escolar determina los criterios
por los que considerar a un alumno como sujeto con necesidades educativas. El
alumnado con TDA-H, por el mero hecho de serlo, no tiene por qué presentarlas aunque,
según hemos visto anteriormente, es más probable que así sea. Un alumno con TDA-H
tendrá necesidades educativas especiales cuando presente, asociados a él,
trastornos o retrasos graves en el aprendizaje, en el funcionamiento personal o en
su socialización. Si el rendimiento académico, personal o social de un alumno muestra
un claro deterioro o disfunción manifiesta debe ser incluido dentro del grupo de alumnos
con necesidades educativas especiales y ser atendido por el profesorado especialista y
mediante el resto de medidas curriculares u organizativas que el sistema educativo prevé
para ellos Adaptaciones Curriculares Individuales, aulas de apoyo, grupos flexibles…).
• El Plan de formación del profesorado que les habilite para dar respuestas
más competentes y eficaces a estas necesidades.
• Los procedimientos, recursos e instrumentos para el diagnóstico y la
atención tempranos.
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• La inclusión en los Proyectos Curriculares de ciclo, nivel y aula, como
contenidos de enseñanza y aprendizaje, de las necesidades educativas
típicas del TDA-H: funciones ejecutivas, funciones cognitivas, desarrollo
de hábitos de organización, orden y planificación, adquisición de
autonomía y autocontrol, lagunas en los aprendizajes básicos o en las
áreas…
• Los programas de coordinación con las familias, con las asociaciones y
con los profesionales del CREENA y del Departamento de Salud.
Como ya quedó dicho, son los tutores y profesores que prestan atención directa
los factores decisivos del éxito o fracaso escolar de los alumnos con TDA-H; en su mano
está el clima, la organización y el funcionamiento de la clase, ellos articulan los valores
sociales (evidentes o soterrados) y promueven las inquietudes y desánimos. Los
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elementos que el profesorado de aula o área debe programar para responder a las
condiciones personales y escolares de este alumnado son, entre otras, las siguientes:
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• Utilizar procedimientos de evaluación adaptados (exámenes orales,
exámenes más cortos, más tiempo para hacerlos, concreción de las
preguntas…).
• Utilizar los exámenes como instrumentos de enseñanza y aprendizaje.
• Analizar en qué momento de los procesos de aprendizaje/resolución
presenta los problemas y dificultades y de qué entidad son.
g) Prever las ayudas personales a las que recurrir en caso de que sea necesario:
co-tutorización del alumno por compañeros competentes, profesorado de guardia,
profesores de apoyo… Aplicar los criterios y mecanismos programados a la hora
de recurrir a ellos.
Considera que el alumno no es culpable de sus dificultades sino que éstas tienen un
origen neurológico. Tampoco lo eres tú ni sus padres; no caigas en una dinámica de
culpabilización mutua.
Plantéate la educación del alumnado con TDA-H como un reto profesional que
enriquecerá, más que cualquier otra experiencia, tu competencia profesional.
Plantéale la relación entre ambos de manera que los dos consigáis ganancias (haz
con él pactos y negociaciones, propónle metas y construye con él planes sencillos
para alcanzarlas). No olvides nunca manifestarle tu confianza y expectativas de éxito.
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Prioriza los objetivos de trabajo poniendo en primer lugar lo que es urgente e
importante para el desarrollo del alumno y dejando para otro momento los asuntos
que no lo son.
Atiende a las cosas pequeñas con amabilidad y cortesía. Presta atención diferencial
de calidad al comportamiento adecuado y al esfuerzo.
Coloca, agrupa y distribuye a los alumnos por el aula de la forma que mejor se
acomode a la actividad y a tus objetivos.
Relaciona el nuevo contenido con otros anteriores. Averigua cuánto saben ya del
tema. Pide que “tu alumno” vaya escribiendo en la pizarra estos conocimientos
previos. Relaciona el contenido con alguna utilidad práctica, científica o social.
Si con todas estas estrategias y tu propia dinámica docente has conseguido que tu
clase esté preparada para iniciar la sesión, agradéceselo y muestra tus expectativas
de logro y tu satisfacción. Si no lo has conseguido, no pierdas tu sentido del humor y,
desde la calma, adopta otras medidas del ámbito de la Modificación de Conducta. Si
la situación se te va de las manos, deberías considerar prioritaria la disciplina en tu
programa y dedicar esfuerzo exclusivo a conseguirla dejando para más adelante los
contenidos curriculares ordinarios. Pide ayuda para ello a tus compañeros, al Equipo
Directivo y a los padres; solicita el asesoramiento del Módulo de Comportamiento y
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Superdotación del CREENA y de los profesionales de la Salud Mental que se ocupan
del alumno.
Elimina del entorno todos los distractores (visuales, sonoros, de actividad…) que
puedan interferir durante tu exposición. Coloca a los alumnos en pupitres individuales
mirando todos ellos hacia la pizarra. Acerca a los alumnos más distraídos a las
primeras filas y colócales junto a otros compañeros atentos, relevantes e interesados.
Mantén en todo momento contacto visual con los alumnos menos atentos. Pasea
por la clase, si es posible, mientras expones. Varía tu tono de voz. ¡No les leas largo
rato, resulta muy aburrido!
Comprueba con preguntas frecuentes que los alumnos van comprendiendo las
ideas y contenidos que trasmites. Pide que resuman en voz alta tu exposición.
Permíteles que planteen sus dudas pero no te desesperes ni permitas mofas por
alguna incongruencia o absurdo.
Junto con las instrucciones ofrece modelos claros de ejecución. Verbaliza tu propio
pensamiento: “Necesito este material que preparo y pongo aquí” (fase de previsión),
“lo primero que tengo que hacer es…” (referencia a la primera fase de la tarea),
“luego compruebo si lo he hecho bien y paso a hacer lo siguiente…”
(segunda/tercera… fases de la tarea), “Cuando termino, repaso y corrijo los errores;
(fase de autoevaluación) al final si todo está bien lo enseño al profesor” (fase final).
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Plantea al alumno un Plan de trabajo para la sesión con todas las tareas y
descansos distribuidos entre el tiempo disponible. Esta “hoja de ruta” será utilizada
por el alumno tachando las fases ya terminadas y avanzando por las pendientes
hasta que termina todo lo propuesto.
Durante la práctica guiada y la práctica autónoma observa de qué entidad son los
errores que suele cometer el alumno: olvidos de fases, distracciones, carencia de
orden, lagunas en el contenido, fallos de cálculo, problemas a la hora de relacionar,
comparar… irreflexión, dificultades en la comprensión, etc. Infórmale sobre ello y
ayúdale a mejorarlos.
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Enséñale a tu alumno técnicas mnemotécnicas para ayudarle a memorizar datos y
contenidos (metáforas visuales, acrónimos…), ejercítalo en su uso.
Antes de nada piensa que si, a la hora de diseñar los exámenes o evaluar, no
tienes en cuenta las condiciones de tus alumnos con TDA-H, los estarás penalizando
dos veces; una, por los errores que cometan debido al (posible) poco estudio, y otra,
por los que les lleve a cometer su propio trastorno (olvidos, fatiga neurológica,
distracción, dificultades para globalizar…).
Procura que los exámenes y pruebas que diseñas no sean largos. Hazlos más
frecuentes pero más cortos.
Procura hacer una lectura en voz alta de las preguntas para garantizar que todos
las comprenden por igual y que no hay errores por lectura precipitada o irreflexiva.
Aclara las dudas.
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VAN DER MEERE y col. citado por I. ORJALES. “Déficit De atención con hiperactividad. Manual para
padres y educadores” CEPE. Madrid. 1998. Página 64.
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Las pruebas orales proporcionan mucha información sobre cuánto y cómo saben los
alumnos; hazlas habituales en tu aula quitándoles la carga de estrés que suele
acompañarles. Realízalas en público y en privado.
Diseña algunos exámenes largos o en formato tema de manera que sean realizados
en pequeño grupo. Utiliza esta estrategia para que aprendan más y mejor y para
motivarles. Valora y refuerza esfuerzos tanto como productos.
Plantea las tareas y trabajos de clase como proyectos que exigen la elaboración
de planes y reserva un tiempo para que los hagan: materiales que necesito, acciones
que debo emprender, ayudas que tengo que buscar, niveles que tengo que conseguir,
tiempos disponibles y horario/calendario de trabajo. Forma, ocasionalmente, grupos o
parejas con objetivos comunes para el trabajo conjunto.
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autoinstrucciones (solicita ayuda a tu Orientador o al Módulo de Comportamiento y
Superdotación del CREENA), Invita a tus alumnos a que hagan presentaciones de
contenidos novedosos y temas de forma grupal o individual.
Ten muy en cuenta que, según todos los estudios, los alumnos no perturbadores no
tienen por qué estar ocupados en aprender, pero los ocupados en aprender no suelen
ser perturbadores. De ello se deduce que insistir en el comportamiento no produce
beneficios en el aprendizaje, pero si se recompensa y potencia el rendimiento
académico la mala conducta debería disminuir5.
5
D.J. SAFER y R.P. ALLEN. “Niños hiperactivos: Diagnóstico y tratamiento” Ed. Santillana.
Madrid. 1991. Página 197
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Muchos de nuestros alumnos con NEEs y entre ellos especialmente los que presentan
trastornos del comportamiento (TDAHs, Negativismos Desafiantes, Disociales…) no
responden con tanta eficacia a los estímulos y experiencias interpersonales y no llegan a
alcanzar la competencia suficiente para hacerlos socialmente autónomos y eficaces. Para
ello necesitarán de nuestra ayuda:
Diseña actividades sociales (juegos, rol-playing…) en las que los alumnos deban
contactar física y emocionalmente; algunas puedes intercalarlas entre las actividades
curriculares para que, además, sirvan de descanso y relajación; ayuda a tus alumnos
a practicarlas durante los recreos. Si lo crees conveniente solicita el asesoramiento
del Módulo de Conducta del CREENA
Proporciona ayudas a los alumnos que van a tener más dificultades: agrúpalos
con alumnos competentes y colaboradores, concreta bien el trabajo de cada cual,
establece claramente las fases de la tarea, delimita el tiempo de ejecución, mantente
próximo, ofrécele tu guía, reconduce sus distracciones…
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IV. BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA Y DE UTILIDAD PARA CONSULTAR
RUSSELL. A. BARKLEY.
“Niños hiperactivos. Como comprender y atender sus necesidades especiales”
Barcelona. Ed. Paidós. 2002
SANDRA. F. KIEF.
“Cómo tratar y enseñar al niño con problemas de atención e hiperactividad.
Técnicas, estrategias e intervenciones para el tratamiento del TDA / TDAH”.
Barcelona. Ed. Paidós. 1999.
LARRY B. SILVER.
“Trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Gruía clínica de
diagnóstico y tratamiento para profesionales de la salud”. Barcelona. Ed. Ars
Médica. 2004.
• www.trastornohiperactividad.com.
• www.f-adana.org.
• www.chadd.org.
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