(Esquius 01) Con Los Muertos No Se Juega - Andreu Martin
(Esquius 01) Con Los Muertos No Se Juega - Andreu Martin
(Esquius 01) Con Los Muertos No Se Juega - Andreu Martin
Andreu Martn
Jaume Ribera
Aquel da a quien realmente estbamos esperando en la agencia era a la famosa Felicia Fochs, la
espectacular criatura Miss No s Qu de no s qu ao ms o menos reciente, convertida ahora en
actriz y cantante de moda, carne de revistas del corazn, clebre desnudo de Intervi y rostro
felino que en la tele nos recomendaba que comiramos una determinada marca de espagueti
congelados. Tena hora para hablar con Biosca a las cinco de la tarde y la excitacin llenaba las
dependencias de la Agencia Biosca y Asociados. Amelia, la recepcionista, y Beth, la jovencsima
ltima adquisicin de la empresa, no paraban de cuchichear regocijadas por los rincones y de
emitir risitas tontas. Miraban de reojo a Octavio, que se haba presentado con un traje beige,
camisa negra y corbata amarilla y se haba sumergido en una baera de perfume. Seguro que
necesita proteccin deca Octavio, caminando entre las mesas como una fiera enjaulada.
Proteccin de los hijoputas de los paparazzi, seguramente, o de esos admiradores que se vuelven
locos y no les dejan en paz. No te parece, Esquius? Porque, estando soltera, no creo que se trate
de un caso de cuernos Un momento, Octavio, que tengo trabajo. Precisamente estaba
pasando al ordenador un informe sobre un caso de cuernos. Cuernos. Tendramos que clavar un
par de ellos en la puerta de la agencia para que la gente supiera a qu nos dedicbamos. O
ponerlos en el logotipo: dos cuernos enmarcando un taln de diez mil euros, en agradecimiento a
los ingresos que nos suponan. A las cinco en punto, incapaz de reprimirse ni un segundo ms,
Octavio, plantado en medio de las cinco mesas del gran despacho, expeli sonoramente el aire de
los pulmones para llamar nuestra atencin y, de pronto, sac del interior de la chaqueta una
pistola brillante, pesada y negra y apunt a Amelia. Amelia peg un salto y un alarido y se
atrincher tras el archivador. Octavio celebr el susto con una carcajada de las suyas. Octavio,
hombre, no hagas el burro! Pero si no est cargada! Cuando pasaban diez minutos de la hora
convenida, Octavio estaba haciendo que la joven Beth le acariciara el arma. Toca, toca, sin
miedo. Es una Colt Officer del 45 ACP. Qu te parece? Es grande, eh? Y est fra pero cuando
dispara, se calienta Y es dura, verdad? pregunt Beth. Muy dura! Como el acero! O
sea que, si te doy con ella en la cabeza, lo vas a notar, verdad? Por culpa de una pistola, Octavio
no haba entrado en la Polica Autonmica. Diez aos atrs, aprob el curso, pero despus,
durante el perodo de prcticas, se dedic a ir por las discos con la pistola reglamentaria bien
visible bajo la americana abierta. Pensaba que el arma actuara como reclamo a la hora de ligar.
Total, que sus jefes se enteraron y le echaron. Pero era de los que no escarmentaban. Y de los que
no callaban. Veinte minutos despus de las cinco, aquel pesado nos estaba endiando una
conferencia sobre todo lo que haba averiguado de Felicia Fochs. Se saba de memoria su
filmografia y la letra de su ltimo xito como cantante, Juguemos a papas y mamas, y estaba en
posicin de desmentir con documentos en mano la difamacin insidiosa segn la cual la actriz se
haba operado los labios y las tetas. Incluso se haba enterado de detalles familiares de la chica: A
que no sabamos que tena una hermana que tambin era artista? Se llamaba Colette y tena un
programa de radio nocturno en una emisora local: Msica para ponerse. Para ponerse a qu?
le provoc Beth, con ganas de ponerlo en un compromiso. A follar con la parienta, joder
replic Octavio, que nunca se ha cortado ni un pelo, que ests en la luna. O, todava mejor, a
pelrtela como un mono. Msica caliente y entre tema y tema la ta que te habla con ese acento
francs y que dice unas cosas que te la levantan de golpe. Qu quieres decir? se sorprendi
Amelia. Felicia es francesa? No era de L'Hospitalet? No dijo el experto felicilogo. Sus
padres vivan en Pars y la hermana mayor, Colette, naci y se cri unos aos all. Pero se
trasladaron a L'Hospitalet y Felicia ya naci aqu. Joder, esa Colette tambin tiene que ser una
fiera. Disertaba como si hablase para un pblico numeroso, pero yo era consciente de que todo
aquel despliegue de erudicin estaba dedicado slo a m. Quera dejar claro que el caso tena que
ser para l y slo para l. El caso, Felicia, y la hermana afrancesada y sedienta de sexo. No admita
competencias, pero estaba convencido de que yo era el preferido del jefe y le aterrorizaba la idea
de que me asignara el caso a m. No te hagas ilusiones, Octavio le deca Amelia. Estas
mujeres, vistas al natural, sin maquillaje, pierden mucho. Suelen ser ms bajitas de lo que
pensabas y tienen voz de pito. Amelia era una flacucha de ms de metro noventa. Pura
comparacin con el del director de la agencia, se abri la puerta del despacho y nuestro admirado
dueo y seor hizo una aparicin triunfal: Pase, pase, por favor! un grito capaz de paralizar
un alud en plena cada. Bienvenida, la estbamos esperando! No, nome diga nada! Cuando
vena hacia aqu, ha tenido una avera en el coche, concretamente alguna cosa relacionada con el
radiador. Se ha pringado los dedos y la ropa y ha tenido que volver a casa para cambiarse. Se ha
duchado, pero con las prisas no se ha secado el pelo y ha venido con la ventana del coche abierta.
Y acude a nosotros porque desconfa de alguien de su entorno, de ah que no la acompae nadie.
0u le parece? Es asombroso dijo la mujer del peinado tic palmera. La gente suele hacer
comentarios de este tipo cuando conoce a Biosca. Pero seguramente no lo dice por los motivos
que Biosca imagina. No, no, no tengo poderes sobrenaturales, querida dienta aclar l, con un
atisbo de modestia. Es pura deduccin. Sus manos, sus zapatos, el maquillaje, la ropa, son
suficientemente explcitos. Quiere pasar, por favor? Y, dirigindome una mirada autoritaria:
Venga usted tambin, Esquius. Biosca es as.
Al or venga usted tambin, Esquius, el rostro de Octavio reprodujo las emociones de los
ganadores de la lotera en el momento de comprobar su boleto. Tem que de pronto se cubriese la
cara con los faldones de la camisa, mostrando el ombligo, y comenzara a hacer el avin entre las
mesas. Venga usted, Esquius slo poda significar una cosa: que a m me tocaba el caso de la
mujer extravagante que acababa de llegar y que, por tanto, a l le correspondera el de Felicia
Fochs. No creas que no vale la pena, eh? susurr en mi odo, eufrico, mientras la chica
entraba en el despacho de Biosca. Si le quitas la ropa que lleva y le pones un top y unos shorts
de fiera bien ajustaditos, el ndice de follabilidad le sube cincuenta puntos de golpe. Sin dar
seales de haberlo escuchado, cruc el umbral. El momento en que un cliente entra en el
sanctasanctrum de nuestro jefe y propietario de la agencia, es siempre delicado. A los recin
llegados se les acelera el pulso y se les corta la respiracin. Alguno, incluso, haba salido corriendo
con el pretexto de haberse dejado unos papeles en el coche, y ya no le habamos vuelto a ver.
Otros parecan sentirse impresionados o cmodos ante lo que vean. Pero la mayora se quedaban
desconcertados, quiz preguntndose si no habran entrado de golpe en la dimensin
desconocida. Del decorado annimo de oficina que configuraba el resto de la agencia, se pasaba
de golpe a una sala inmensa, con suelo de parquety las paredes forradas de madera, presidida por
una mesa descomunal con tapizados rojos y marquetera. Empotrados en la pared, frente al
escritorio, seis aparatos de televisin. En el primero se vea una plaza de aparcamiento
subterrneo. De esta manera, Biosca se aseguraba de que nadie le pusiera una bomba lapa bajo el
coche mientras l estaba pensando en otra cosa. El segundo reproduca la seal de una cmara
ilegal enfocada a la calle desde la fachada del edificio, seguramente para controlar que ninguna
amenaza exterior se cerniera sobre nosotros. Durante las ocho, o nueve, o diez horas que se
pasaba diariamente en su despacho, Biosca disfrutaba de una panormica inmvil de la chapuza
dedicada a Jos Antonio, o a la Falange, o a no s quin, que afea la avenida Josep Tarradellas
desde cuando todava se llamaba Infanta Carlota. Quizs era eso lo que le haba vuelto loco. Las
otras cuatro cmaras ofrecan la programacin de las tres cadenas nacionales y una autonmica.
Un poco ms all, una pantalla de plasma de 52 pulgadas sintonizaba simultneamente la CNN y la
FoxNews. Estaba clarsimo que, si empezaba una guerra nuclear, Biosca sera el primero en saberlo
y en ponerse en movimiento hacia algn refugio atmico. A la derecha de la mesa, una mquina
destructora de documentos por sistema de picado; al lado, otra que lo haca por incineracin, y
ms all una tercera que utilizaba un procedimiento qumico. Como detalle complementario, la
caja fuerte, desproporcionadamente grande y con una puerta que recordaba a la de Fort Knox.
Dentro, en vez de dinero, guardaba todo tipo de aparatos de tecnologa punta, comprados en La
tienda del espa. Otro elemento decisivo del mobiliario era Tonet, el guardaespaldas, que
siempre estaba a su lado, inexpresivo e impasible como un mueble. Ciento cincuenta kilos de
carne humana y el cerebro de propina. Siempre se le poda ver cerca de Biosca, sentado en una
silla reforzada con los ojos bizcos fijos en la tele, muy atento y concentrado aunque estuviera
apagada. No culp a nuestra dienta al notarle una pequea vacilacin. Aquel era el momento
crucial en que algunos clientes potenciales daban media vuelta y huan despavoridos,
improvisando una excusa los ms enteros y gritando como posesos los de alma ms frgil. Por eso,
a la clientela que se presentaba por sorpresa, sin cita previa, acostumbrbamos a tomarle los
datos a espaldas del jefe, ahorrndole aquel trago. Era la nica manera de tener oportunidades de
llegar a fin de mes. Pase, pase, por favor, no se quede en la puerta la anim Biosca, muy
satisfecho de ser como era. Y sintese, sintese. Usted tambin, Esquius. La recin llegada supo
encajar el golpe y aquello me gust. Bast con un sutil empujoncito de Amelia para tenerla dentro.
Biosca tena sesenta aos recin cumplidos. Era muy delgado, esqueltico, y calvo, con un crneo
huesudo y grande que daba a su cabeza el aspecto de gran bombilla. Sus ojos pequeos casi
desaparecan entre arrugas cuando reciba clientes, con una expresin sagaz de a m no se me
escapa ni una. Su dolo de ficcin era Mr. M de las pelculas de James Bond y estoy seguro de que
cada da se levantaba de la cama con la esperanza de que la reina de Inglaterra le llamase para
encargarle que salvara el imperio de la amenaza de algn tipo empeado en destruirlo con la
ayuda de un aparato de esos con lucecitas de colorines. Siempre vesta trajes con chaleco
comprados en Saville Road y conduca un Jaguar que era la nia de sus ojos. La dienta y yo nos
habamos sentado ante Biosca y ella responda a su primera pregunta. Me llamo Flor Font-Roent
. El apellido Font-Roent me evoc imgenes de familia barcelonesa de toda la vida; empresarios,
consejeros de bancos, directivos del Bara. Biosca tambin debi de reconocer el linaje de la chica
porque su cabeza de bombilla se ilumin como cuando escuchaba lo que para l eran palabras
mgicas: El dinero no es problema; pagar lo que sea. Usted dir. Puede expresarse con
absoluta libertad. l me seal es ngel Esquius, nuestro hombre estrella. Es superdotado.
La descendiente de los Font-Roent se volvi hacia m y, con sus ojos grandes y brillantes, me
recorri de arriba abajo, desde el flequillo a la hebilla del cinturn y otra vez al flequillo, corbata
abajo y corbata arriba. Biosca consider prudente aclarar: Superdotado. Quiero decir, con un
coeficiente de inteligencia muy por encima de la media. Comprubelo usted misma. Diga dos
nmeros de cinco cifras. Pero Que s, seorita, que s. No se preocupe, l ya est
acostumbrado. Ya ver. Dos nmeros de cinco cifras. Ella me miraba con miedo a ofenderme. Pero
le daba ms miedo contradecir a Biosca. Pareca mucho ms peligroso que yo. Le dediqu una
sonrisa cmplice, animndola a entrar en el juego, como dando a entender que todo aquello slo
formaba parte del formidable sentido del humor de mi jefe. Interpretar las salidas de tono de
Biosca ante los clientes como bromas ingeniosas se haba convertido en parte del trabajo de todos
los que trabajbamos all. Pues Dos nmeros de cinco cifras? Cuarenta mil ciento uno y nueve
mil quinientos tres dijo, entre intimidada y desconcertada. El segundo nmero tiene cuatro
cifras, no cinco le hice observar. Lo ve? salt en seguida Biosca, como si con eso su tesis ya
hubiera quedado demostrada. Qu le deca? Ja, ja, ha sido un buen intento, pero no se pilla tan
fcilmente a un superdotado. Vamos, vamos, basta de tonteras, Esquius, multiplique
mentalmente los dos nmeros. Slo calcul las unidades. Total, en aquel momento ya ninguno se
acordaba de los nmeros que haba dicho Flor, ni tan siquiera ella misma. Trescientos millones
doscientos veinte mil cuatrocientos trece dije automticamente. Impresionante, no?
Biosca estall en una carcajada sonora y la borr de golpe. Pero no crea, eh, seorita
Font-Roent , que tiene truco. Claro que s. Nunca se lo he pillado, pero tiene truco. De hecho no es
superdotado, pero sabe fingirlo. Y eso quiere decir que, al menos, es listo, verdad? Flor
Font-Roent nos miraba alternativamente a los dos y no saba qu cara poner ni cmo asimilar todo
aquello. Yo le sonrea para animarla. No pasa nada.Bueno, diga, diga, cunteme qu le pasa. Y
usted est atento, Esquius. Acabada la exhibicin circense, pudimos poner manos a la obra.
confeccionando. Qu edad tiene? Como yo. Veintisiete aos. Abr la boca, pero me tragu el
comentario. En mi lugar, lo emiti Biosca, con la expresin eufrica que exhiba cuando
encontraba un imbcil en su camino. Veintisiete y todava est en tercero de medicina? ri.
Flor Font-Roent dud, como buscando las palabras que pudieran mostrar a Adrin Gomal bajo la
luz ms favorable posible. Es que Adrin Es un poco rebelde, inquieto. No me
malinterpreten: es un alma sensible, un hombre que ha sufrido mucho porque se ha puesto
mucho a prueba. Ha viajado por todo el mundo, ha intentado pintar, escribir poesa, encontrar un
camino artstico Y todo eso le ha retrasado la carrera. Apunt: Alma sensible y subray
ambas palabras y aad tres signos de exclamacin: Nunca se ha llevado demasiado bien con su
padre, y por eso decidi marcharse de casa y buscar trabajo, para demostrarle que poda salir
adelante y abrirse camino l solito. Hay gente que le considera poca cosa, pero yo lo conozco bien,
y s que su potencial est sumergido. Adrin se encuentra inmerso en una lucha interior que ha de
resolver y que, a la larga, le enriquecer y le har ms fuerte y ms capaz. Pens Dios mo y me
abstuve de apuntar en el cuaderno todo lo que me vena a la cabeza. Incluso Biosca se haba
quedado un poco aturdido ante aquellas manifestaciones. Es decir, que no est en buenas
relaciones con su familia aventur. Bueno, no. Flor Font-Roent se resign a ser ms
exacta. En realidad, su padre le ech de casa y le dijo que, o se espabilaba o se olvidara de l.
Consider que aquello exiga una aclaracin exculpatoria: Miren los Gomal son nuevos ricos.
No hace ni veinte aos que hicieron fortuna. Y ya se sabe cmo es esa gente: buscan
respetabilidad al precio que sea. Estn en su derecho y no lo critico. Pero esto hace que estn
demasiado pendientes de la imagen familiar. Me gustara engaarla, seorita Font-Roent dijo
Biosca. Me gustara engatusarla, enredarla bien enredada, decirle cualquier cosa, chuparle la
pasta y enviarla a casita a hacer ganchillo. Pero no es eso lo que usted espera de m. Yo no soy
poltico, soy detective y mi trabajo consiste en buscar la verdad. Y la verdad es que el
comportamiento de su querido Adrin desprende un penetrante olor a cuernos, seorita. Ya sabe
a lo que me refiero. Otra mujer. Flor se puso muy colorada, como si Biosca le hubiera ledo los
pensamientos. No es esto lo que me preocupa replic con voz temblorosa. Y continu
hablando para bloquear el llanto que le arrugaba los labios. A m me asusta que, no se que
tenga problemas. De trabajo, o de salud, o posiblemente una crisis interior Tiene una foto de
ese dijo Biosca, interrumpindose a tiempo. ..de ese novio que dice que tiene? S
contest ella. Y se lanz a buscarla dentro de su bolso, metiendo la cabeza dentro y,
probablemente, embadurnando sus efectos personales de lgrimas y mocos. Los hombros se le
movan de una manera convulsa. Tambin necesitara dije, para entretener el tiempo
mientras ella restaaba el llanto dentro del bolso los datos concretos de sus actividades. La
direccin de Adrin y sus horarios de trabajo y de universidad. La fotografa que me entreg
mostraba un chico de pelo rubio y corto y sonrisa expansiva, con mucha ms pinta de deportista
que de artista diletante y alma torturada. Tena una de esas miradas desvergonzadas y directas
capaces de convencer a cualquiera de cualquier cosa, y su sonrisa proclamaba que, cuando era
bueno era muy bueno, y cuando era malo, saba pedir perdn. Tena good looks (como deca
aquella amiga ma inglesa) y una de las ventajas de los que poseen good looks es que siempre
tienen derecho a segundas oportunidades. Me excus, les dej solos para que acabasen de
formalizar el contrato y hablaran de dinero y de plazos y fui a por Beth. Con la excusa de
entretener la espera y de liberar un poco de nervios, Octavio le haba propuesto una clase de
defensa personal y le acababa de aplicar una llave y aprovechaba para sobarla como sin querer.
Amelia me mir suplicndome que hiciera alguna cosa. Otra llave bastante efectiva, Beth dije
con voz de maestro, es sta. Agarr a Octavio de la oreja y lo traslad, haciendo ay, ay, ay,
hasta el otro extremo de la sala. Octavio me mir con los ojos llenos de odio y de lgrimas. No
sabes pedir bien las cosas? Le dediqu con la mejor de mis sonrisas. Puedes ayudarme, Beth?
Beth asinti con la cabeza con aquel entusiasmo juvenil que me recuerda a mis hijos cuando eran
pequeos y abran los regalos de Reyes. Le encargu que pasara los datos de mi cuaderno al
ordenador, que hiciera fotocopias a color de la foto. Y Encontrars un momento para ir a la
Facultad de Medicina y preguntar por este chico? Daba saltos de alegra. Me ests pidiendo
que te ayude? Claro. Trabajas en la agencia, no? Quieres hacerlo? Pues claro que s! No
te hagas notar, pero averigua todo lo que puedas. El concepto que tienen de l sus compaeros, si
se salta muchas clases, si tiene algn ligue por ah No temas, Esquius. Me voy a romper los
cuernos, ya lo vers! En ese preciso momento, Flor Font-Roent cruzaba por entre las mesas y los
ordenadores, como huyendo de puntillas hacia la puerta con la esperanza de que nadie la viera.
Cog la chaqueta de un tirn y la segu, dejando atrs a un Octavio que ya comenzaba a elaborar
teoras catastrficas para explicarse el retraso de Felicia Fochs. Quiz se lo haba pensado mejor y
al final no vena. Qu drama. Pero, si vena, tampoco quera estar presente cuando llegara, para no
correr el peligro de ahogarme con los litros de baba que segregara Octavio. Y, adems, quera
hablar a solas con mi dienta.
No era verdad que tuviera que empezar a trabajar para nadie, a aquellas horas de la tarde. El caso
de Adrin Gornal me pareca de lo ms simple y me vea capaz de dejarlo listo en lo que quedaba
de semana. Pura rutina. Poda permitirme el lujo de ir a casa paseando tranquilamente,
disfrutando de un ensayo de primavera soleada y clida. Baj Josep Tarradellas por el centro, en
direccin a la Estacin de Sants, enfil Entenza, pas por delante de la siniestra crcel Modelo y
cruc el Parque del Escorxador y llegu a la Gran Va. Los nios ya haban salido de los colegios y
gritaban y se perseguan por la calle; los transentes parecan relajados finalmente, despus de un
da agotador, incluso ms de uno se poda permitir la libertad de una sonrisa. Compr comida
preparada en el asador del barrio y me encerr en mi piso, que todava me pareca demasiado
grande. Desde la muerte de mi mujer, haba pasado por unas cuantas pocas diferentes, de
acuerdo con mi estado de nimo: al principio, el desorden ms absoluto y catico, con suciedad
por los rincones y ceniceros llenos y crculos de vasos pegajosos sobre todos los muebles; despus,
la reforma interior y exterior: vend los mejores muebles y tir los peores, pint personalmente
todas las habitaciones de la casa y cre un decorado personal, muy diferente del que comparta
con Marta. No se trataba de echarla, y supongo que ella lo habra entendido, slo era un ejercicio
para acabar de convencerme de que ella ya no estaba y que nunca ms estara. Inmediatamente
haba seguido la poca tic posters en las paredes pegados con cinta adhesiva, numerosas
compaas femeninas de una sola noche, demasiado whisky y largas noches melanclicas
escuchando msica o adormilndome delante de la tele. Y, poco a poco, haba acabado
desembocando en aquel otro escenario de pocos cuadros pero buenos y bien enmarcados, y
pocos muebles pero sin polvo ni manchas, y la disciplina de cada cosa en su sitio, y yo circulando
por all con la naturalidad de quien ya ha asumido una rutina cmoda y reconfortante, sin excesos.
Cambi los zapatos por zapatillas. En el contestador haba una llamada de Monica. Pap, soy yo.
Cmo ests? Todava me preguntaba cmo ests, con el tono grave que haba utilizado el da
que enterrbamos a mi mujer. Puedes llamarme cuando llegues? Es por la comida del sbado,
que esta semana la anulamos. Llmame. Mientras se calentaban las croquetas y el estofado de
rabo de buey, me plant ante mi coleccin de vdeos y deuveds policacos con la intencin de
escoger una pelcula para ver mientras cenaba. Entonces, me di cuenta de que tena a Marlowe en
la cabeza y me decid por Adis, mueca de Dick Richards, donde era Robert Mitchum quien
encarnaba el mtico detective. Con el disco en la mano, llam a Monica. Y, mientras esperaba que
respondiera, sujetando el auricular entre la mejilla y el hombro, puse el disco en el lector y, con el
mando a distancia, escog la versin inglesa con subttulos en ingls, para estudiar mientras me
diverta. S? Mnica? Ah, pap. Cmo ests? Muy bien. Y t? Yo bien. Todos bien.
Pero, y t? Cmo ests? Muy bien, muy bien, de verdad. Qu dices? Que este sbado no
comemos juntos? Es que vamos con Ori a esquiar. Oriol es mi hijo mayor, est casado y tiene
dos gemelos maravillosos pero un poco alborotadores. Quieres venir? No, no! S, hombre,
ven. Alquilaremos un apartamento y cabes perfectamente. No, no. Si tengo trabajo. Me han
encargado un caso muy importante Es que me sabe mal que ests solo todo el fin de semana,
encerrado en casa, sin hacer nada No podr quedarme en casa encerrado sin hacer nada.
Precisamente os quera decir que yo tampoco poda ir a comer el sbado porque estar ocupado.
Sabes Felicia Fochs, la modelo, la cantante? Pues tengo que hacerle de guardaespaldas. Qu
dices? A Felicia Fochs? S, s, Felicia Fochs. O sea que imposible. Ni comida ni esquiada ni nada
de nada. Montaremos guardia las veinticuatro horas del da, haciendo turnos, Octavio, Ferrn y yo,
como mnimo una semana, o sea que imposible. Ferrn era otro de los empleados de la agencia
que en aquellos momentos estaba haciendo un seguimiento en Valencia. Me sabe mal. Que
no te sepa mal. Ya le pedir un autgrafo a Felicia Fochs para ti. Pero, escucha Es que quera
decirte otra cosa. Dime. Pues El otro da, en el gimnasio, conoc a una mujer maravillosa.
Me lo tema. Otra cita a ciegas. Tendra que haberlo sospechado desde el primer momento. Por
qu, tanto ella como su hermano tenan que dar por supuesto que yo estaba solo, aburrido y
desesperado de una vida sin objetivos ni emociones?. Esplndida, una belleza, inteligente y muy
simptica. Tiene un restaurante. Ah, mira que bien dije, sin entusiasmo. Quiere conocerte,
pap. La verdad es que le he hablado mucho de ti, quizs he exagerado un poco diciendo lo guapo
y extrovertido que eres, pero s que no la decepcionars. T le has hecho el artculo y ella te ha
pedido que le montes una cita conmigo? Bueno no, no exactamente. He hecho un poco de
trampa, porque Mara no es muy lanzada. Es simptica, pero no lanzada, no s si sabes ver la
diferencia. Y es muy animada, y muy habladora, y muy culta, pero no dara nunca el primer paso,
entiendes? Le he dicho que yo te haba hablado de ella y que t la queras conocer y le he dado
tu nmero para que te llamara para quedar. Como si t ya me lo hubieras pedido, entiendes? O
sea que, cuando te llame, ya sabes de qu va. Te va bien? S, s, claro. No, no, dime la verdad.
Te va bien? Que s, que s, de verdad. Porque, si no quieres, me lo dices y no pasa nada, eh?
Pero es que me sabe mal que te quedes todo el fin de semana solo Con Felicia Fochs, no te
olvides de Felicia Fochs, que no est nada mal. No s negarles nada a mis hijos y menos a
Monica. Esta debilidad, en los ltimos aos, me haba llevado ya a unas cuantas citas con
candidatas a rehacer mi vida, y a algunas situaciones poco memorables. Seguro que no quieres
venir a esquiar? Seguro, seguro. No ves que, adems del trabajo, ahora tendr el compromiso
de tu amiga, la del restaurante? Dando la conversacin por terminada, yo ya haba apretado el
botn correspondiente del mando a distancia y en la pantalla de la tele aparecan los ttulos de
crdito: calles de Los ngeles, de noche, aos treinta o cuarenta. Y msica de blues. La despedida
todava se alarg un poco. Pens que Monica, cuando fuera madre, sera un peln sobreprotectora.
Tena que prevenirla al respecto. Por fin, pude colgar el auricular y me instal con la bandeja en el
sof del comedor para poder ver la pelcula mientras coma. Es aquella historia en la que Marlowe
conoce al gigantesco Moose Malloy, que busca el amor de su vida, la pequea Velma. En el libro,
Moose Malloy lleva una chaqueta que tiene pequeas bolas de golf en lugar de botones, camisa
marrn, corbata amarilla y un sombrero con dos plumas. En la pelcula, el actor Jack O'Halloran
vesta de una manera ms discreta. Supongo que el director de casting tuvo mucho trabajo para
encontrar aquel gigante que competa en corpulencia con Robert Mitchum y no se le poda obligar
a hacer el payaso. Adems, tardaba un poco en salir. Primero, se vea aMarlowe con un vaso en la
mano, mirando por una ventana y diciendo: La primavera pasada fue la primera en que me sent
cansado al darme cuenta de que empezaba a hacerme viejo. Quiz tuvo la culpa el asqueroso
tiempo que sufrimos en Los ngeles y los no menos asquerosos casos que tuve. Perseguir maridos
huidos y, despus de encontrarlos, perseguir a sus mujeres para que me pagasen. O quiz slo era
la triste realidad de que estoy cansado y me siento viejo. En la pelcula, Marlowe y Moose Malloy
no se conocan en Central Avenue, delante del Florian's, sino cerca de un local llamado Diana y,
antes de comenzar a hablar, ya los haban tiroteado desde un coche. En seguida me di cuenta de
que no era aquel Marlowe el que invada mis pensamientos. Cuando me acab el rabo de buey y
Marlowe ya le haba preguntado al otro cmo era su Velma y Malloy haba contestado Velma es
encantadora como unas braguitas de encaje, pero todava no haban empezado a golpear a
Marlowe en la cabeza, apagu el televisor y me traslad a mi ordenador para conectarme a
Internet. Aquella noche me enter, as, de que Christopher Marlowe era un poeta ingls que vivi
entre 1564 y 1593 y que fue contemporneo de William Shakespeare, a quien influy
notablemente. Escribi poesa y obras de teatro, entre las que cabra destacar Tamerln, El Judo
de Malta y Fausto. Hasta aqu, nada particularmente estimulante. Pero, de pronto, vena un dato
que lo animaba todo: muri prematuramente a los veintinueve aos, en una pelea de taberna. Y
una dosis de misterio: el artculo acababa diciendo que, en opinin de algunos historiadores, el
asesinato del escritor fue planeado y premeditado, para evitar unas posibles declaraciones
comprometedoras sobre ciertos nobles en un juicio que tena pendiente. Busqu ms datos.
Nunca es tarde para aprender cosas nuevas.
El de Adrin Cornal era un caso sin sorpresas. Desde el primer momento, me encontr
exactamente con aquello que haba esperado. Un caso de cuernos flagrantes. El hombre del alma
sensible trabajaba en un hospital pequeo, dedicado a la especialidad de traumatologa y situado
en la parte alta de la ciudad, ms all de la Ronda de Dalt, entre la avenida del doctor Andreu y el
Museo de la Ciencia. En cuanto lo vi, montando guardia ante una puerta, sentado y despatarrado,
con la bata gris de celador descolorida, adivin con qu clase de ciudadano tena que vrmelas. Yo
no s cmo se abrochan la bata ni cmo se sientan las almas sensibles, pero estoy seguro de que
no lo hacen de aquella manera. La imagen que ofreca era, ms bien, de alma atormentada. Poda
servir de ilustracin para un artculo sobre las desventuras de un jugador moroso perseguido por
la mafia, o sobre los ltimos minutos de un suicida, o sobre un crpula pensando la manera de
explicarle a su mujer que ha pillado unas purgaciones. Haba perdido la sonrisa simplona que luca
en la foto que yo llevaba en el bolsillo y se le vea ceudo, amargado, incluso moviendo los labios
en una ntima discusin consigo mismo. Descuidaba el trabajo. Era el encargado de controlar que
ninguna visita se colara en la zona de urgencias y en dos ocasiones tuvo que salir corriendo detrs
de gente que haba traspasado inocentemente la frontera. En las dos ocasiones su
comportamiento fue grosero y agresivo, impropio de un alma sensible. En el bar, a base de
preguntas discretas e indirectas, me enter de que, si buscaba un celador serio, consciente,
diligente, responsable y trabajador, para nada estaba hablando de Adrin Gornal. Cuando Adrin
acab su turno y lo segu por los pasillos del hospital, se cruz como mnimo con cuatro personas
que le preguntaron qu le pasaba, que no tena buen aspecto. l dijo que no se encontraba muy
bien y que estaba pensando en pedir la baja. Me imagin que habitualmente deba de ser una
persona charlatana y comunicativa, con chistes cmplices para compaeros y piropos ms o
menos groseros para las compaeras, pero una oscura tormenta interior le estaba privando de su
euforia. Como lo demostraba, adems, su tendencia a beber ms de la cuenta. Al salir del hospital,
se meti en dos bares donde le conocan y se atiz dos coacs en cada uno sin saborearlos, de
manera compulsiva, mientras pareca seguir discutiendo violentamente consigo mismo. Sali de
los dos establecimientos diciendo: Apntamelo en la cuenta y los dos propietarios, como si se
hubieran puesto de acuerdo, le hicieron notar que su cuenta ya no admita ms aadidos. De
todas formas, consigui largarse sin pagar. El cogi su coche (un Seat Ibiza amarillo con la puerta
del conductor abollada) y yo el mo, y le segu hasta el barrio de Gracia, donde viva. Su piso estaba
en un edificio pobre, que se aguantaba en pie slo porque, cuando los obreros haban puesto los
ladrillos, Isaac Newton todava no haba descubierto la ley de la gravedad. Cuando vi en su ventana
los destellos de luz azulada del televisor, deduje que esa noche no tena pensado salir y me fui a
casa para redactar el informe de la jornada. Al da siguiente, jueves, pas por la agencia. Slo
asom un momento la cabeza para preguntarle a Beth si quera bajar conmigo a tomar un caf.
Acept encantada. Haca pocos das que aquella chica haba dejado de ser adolescente y todava
haca menos que nos llenaba la agencia con su entusiasmo juvenil. A Biosca y a m nos tena
instalados en el mismo altar que Sherlock Holmes, Poirot, Marlowe (Philip) y Sam Spade y fijaba
sus ojos en nosotros como si furamos estrellas de cine y como si esperase nuestra aprobacin
para poder entrar a formar parte de este club de privilegiados. Se haba tomado muy en serio el
trabajo que le haba encargado y traa escritas muchas pginas en su cuaderno. Ella pidi una
Coca-cola con un Donut y yo un caf con leche y sacarina. Haba estado en la Facultad de Medicina
y haba hablado con unos cuantos alumnos del curso de Adrin Gornal. Quienes lo conocan
aseguraban que, desde principio de curso, slo se haba presentado media docena de veces a las
clases. Haba uno que recordaba que Adrin haba metido en el bolso de una de sus compaeras
un aparato genital extrado del depsito. Qu divertido. Todas las notas de Beth se convirtieron,
en mi cuaderno, en una sola palabra. Farsante. Pobre Flor Font-Roent. Qu disgusto le
esperaba. Y, como mi caso era pura rutina y acabamos en seguida y yo me senta muy a gusto con
Beth y quera continuar un ratito ms en su compaa, le pregunt por el caso de Felicia Fochs.
Ah exclam la jovencita, se s que es interesante! se s que delataba que el otro
no. Se puso seria y respetuosa y aadi: Lo tendras que llevar t, y no el baboso de Octavio.
Con un gesto di a entender que no tena ningn inters en ejercer de guardaespaldas de actrices
histricas. Porque se trataba de eso, verdad? Pura paranoia y puro histerismo. Mi suposicin
abri de par en par los ojos dorados de Beth. Cmo lo sabes? pregunt. Es verdad que
eres superdotado?
Beth me cont que el da anterior Felicia Fochs y su hermana haban irrumpido en la agencia
literalmente envueltas en una nube de histerismo, salpicando gritos y lgrimas a su alrededor.
Bueno, ms Felicia que su hermana, que pareca ms irritada que alarmada y que, a los chillidos de
la actriz, sumaba sus rapapolvos, insultos y excusas. Era un caso de acoso telefnico. Las Fochs
vivan en una urbanizacin llamada Torres del Cielo, en las afueras de Barcelona, en una casa
aislada de las otras, en medio del bosque. Desde haca una semana, por las noches, cuando
estaban solas en casa, Felicia reciba llamadas annimas, tanto en su telfono mvil como en el fijo
del domicilio. Un desconocido amenazaba con violarla y asesinarla si ella no acceda a entregarse a
l en un lugar solitario. En ms de una ocasin, el acosador haba demostrado que estaba
realmente cerca de la casa, con observaciones sobre detalles que slo poda saber alguien que
estuviera vigilando en ese mismo momento desde el exterior. Llamaba desde un telfono mvil y
utilizaba un distorsionador de voz. La hermana de Felicia, la locutora de radio, aseguraba que haca
tres das, el sbado pasado, haba visto al comunicante annimo en el jardn del chalet. En el
preciso momento en que Felicia estaba recibiendo una llamada y aquella voz distorsionada le
deca que estaba muy prximo a ella, la hermana encendi ele golpe las luces del jardn y mir por
la ventana. Haba alguien justo al otro lado de la cerca, en la calle, alguien con la mano puesta al
lado de la mejilla, como hablando por telfono, una sombra que, al encenderse las luces, se volvi
de espaldas y ech a correr. Un visto y no visto. Emilia Fochs, sin embargo, aseguraba que le haba
hecho pensar en un tal Ral Vendrell, un ex novio de Felicia. Beth estaba muy contenta porque
Biosca le haba encargado que investigara al tal Ral. Y no han podido localizar el nmero
desde el que llama? pregunt. No. Cuando llaman, o bien no contesta, o bien est
desconectado. Seguramente dije, ser un mvil de tarjeta comprado annimamente en
unos grandes almacenes. Es lo que dijo Octavio, como si l lo hubiera hecho muchas veces ri
Beth. Y aadi, tan entusiasmada como si estuviera explicando una aventura apasionante:
Resulta que Felicia Fochs es una miedica increble. Ella, que ltimamente hizo aquella peli de la
Reina de la Luz, no la has visto? Que haca de supermujer y se enfrentaba a un rinoceronte
mutante Mov la cabeza para indicarle que no haba visto el film pero que ya poda hacerme una
idea, y ella se sonroj al interpretar que los superdotados nos ofendamos si alguien supona que
bamos a ver segn qu. Total abrevi, que es una miedosa que por cuatro llamaditas de
nada ya se hizo pip encima. Vena temblando y tartamudeando como si ya la hubieran violado tres
o cuatro veces. En cuanto vio la caja fuerte de Biosca creo que en seguida pens en meterse
dentro, fortificarse y no salir nunca ms. No te ras la cort, muy serio. Un acoso de este
tipo no es para tomrselo a broma. Dices que el individuo tiene control de sus movimientos; eso
significa que est en las inmediaciones de su casa. Y, si utiliza un distorsionador de voz, es
probablemente porque teme que Felicia lo reconozca, o sea, que se trata de algn conocido. Beth
abri la boca de tal manera que casi se le disloc la mandibula. Claro! exclam, y se puso a
escribir rpidamente en su cuaderno. Alguien que la controla de cerca, alguien que ella conoce
Adems aad, encantado de poder deslumbrar a aquella chica tan guapa, un
distorsionador de voz es caro y no es fcil de conseguir. Indica un grado de preparacin y de
elaboracin excepcional. Se ha tomado demasiadas molestias como para pensar que se trate de
un bromista inofensivo. Pero nadie en la agencia dijo nada de todo esto? Ella neg con la cabeza
mientras copiaba cada una de mis palabras, al dictado. Levant la mirada. No El barullo que
montaban Felicia Fochs y su hermana no nos dejaba pensar. Por eso sentenci, lo mejor es
distanciarse, para poder ver las cosas con perspectiva. A veces, si las cosas te las explica una
tercera persona las emociones no te tocan de tan cerca y no te obnubilan. Beth estuvo a punto de
lanzar un grito de fervor. E hizo todo lo posible por transcribir mi frase palabra por palabra, Las
emociones no te tocan de tan cerca y no te obnubilan. Pero si apuntas cada cosa que digo, no
acabaremos nunca, y esta maana todava tengo trabajo dije, benevolente y modesto, mientras
haca una seal al camarero para que me cobrase. Claro, claro. Perdona cada vez se
ruborizaba ms, la pobre, y descubr que me encantaba ver aquellos coloretes en su rostro limpio
de malicia. Acaba de contrmelo le pregunt. Qu medidas han tomado, Biosca y Octavio?
Ah. S, claro. Bueno, los planes ms inmediatos de Octavio no iban ms all de tocarle el culo a
Felicia Fochs, ya te lo puedes imaginar. Remos. Y Biosca Bueno, descart la colaboracin de
la polica porque las Fochs ya acudieron a la polica municipal y a la nacional y a la guardia civil y al
juzgado de guardia y nadie les ha hecho caso. O, como mnimo, no les han hecho tanto caso como
ellas queran. No hay ningn cuerpo policial que pueda poner guardias cada noche vigilando la
casa. Era divertido porque, a medida queBiosca iba hablando, Felicia Fochs se iba poniendo ms y
ms plida, que pareca que estuviera a punto de desmayarse. Deca Biosca: Este to, poca
broma, ste es de los que, si no se les para a tiempo, acaban haciendo un disparate, y Felicia se
agarraba al borde de la mesa como si estuviera cayendo por un precipicio. Usted cree?, gema.
Y Biosca: Todos los asesinos en serie han empezado haciendo cosas as, tonteras sin importancia,
como manas que parece que no conducen a ninguna parte y, de pronto, cuando menos te lo
esperas, ac! Al or aquel ac, Felicia Fochs peg un saltito y grit: Por favor, por favor, pagar
lo que sea Que era lo que l quera escuchar! exclamamos al unsono. Y nos remos,
felices de estar juntos. Me cobraron. Ya tenamos que separarnos, pero todava nos resistamos.
Finalmente, Biosca decidi que Octavio fuera a casa de las Fochs para vigilar desde dentro y
organizar un sistema de grabacin de las llamadas entrantes. Imagnate cmo se puso Octavio. Era
el hombre ms feliz del mundo. Sac su pistoln y empez a hacer todas esas posturitas que tanto
le gustan. Nos despedimos y, dos travesas ms all, me pregunt por qu no lo habamos hecho
con los besos rituales en la mejilla. Me dije que deba de ser porque ramos compaeros de
trabajo y los compaeros de trabajo evitan este tipo de formalismos. Si no, la llegada al trabajo,
cada maana, sera un embrollo de besitos y apretones de mano. Lo lament. Y, de vuelta a mi
caso, aquel da fue cuando conoc a Ramn Casagrande.
Ramn Casagrande era un individuo alto y delgado, convulso y movedizo como una cola de
lagartija, con unos brazos largos que no podan estarse quietos. Trabajaba de visitador mdico y
entraba y sala de las consultas de los doctores, seguramente ofrecindoles pociones mgicas que
curaban hasta los pies planos. A primera vista, me pareci que Adrin Gornal iba tras l,
hacindole la pelota como si quisiera pedirle algn favor importante. Despus result que eran
amigos y, tan pronto como el celador termin su turno, se fueron alegremente a tomar unas
cervezas y jugar al billar en un bar de la Avenida de Sarri. Milagrosamente, Adrin Gornal haba
recuperado su sonrisa y una elocuencia que me permiti imaginrmelo seduciendo a Flor. Codazos
de complicidad, golpecitos amistosos en el hombro, guios, carcajadas contagiosas, chistes que
hacan felices a todos los que le rodeaban. Pens que estaba fingiendo. Cenaron con abundancia
de vino y licores y, despus, se fueron a una macrodiscoteca de Cerdanyola llamada Crash y
situada muy cerca de una salida de la autopista C-58. Noche de juerga y borrachera con un estilo
que no le pegaba nada a un alma sensible. Flor Font-Roent no aprobara en absoluto aquel
comportamiento de su novio. Ramn Casagrande salud con efusin y familiaridad a los gorilas de
la entrada. El local haba sido diseado por un arquitecto que, muy considerado, tuvo en cuenta
las necesidades concretas de los trabajadores de mi ramo. En el primer piso, haba una especie de
segunda discoteca aadida, metida en algo que pareca una urna de cristal y reservada para los
clientes ms maduros. All, en lugar de msica tecno a toda pastilla, sonaban grandes xitos de los
aos sesenta, setenta y ochenta. Al tener las paredes de cristal y estar alzada sobre la planta del
local de abajo, lo dominaba por completo, lo cual me permita controlar los movimientos de los
dos a quienes vigilaba con total discrecin y comodidad, sentado en una butaca y con una copa en
la mano. Era jueves por la noche, y abajo no haba demasiada gente. Adrin y su amigo se
acodaron en la barra y pidieron unas copas. Pronto captaron la atencin de tres chicas aburridas
que se les acercaron y se pusieron a hablar con ellos. Era evidente que el polo de atraccin
magntico que las haba arrastrado hasta ellos era Adrin y sus good looks, y no Casagrande, ms
introvertido y torpe en el trato personal. Adrin bromeaba y se dejaba querer. El otro no paraba
de moverse y disfrutaba de las ventajas de contar con un cmplice seductor como el que le
acompaaba. No obstante, en seguida, me pareci que el amigo de mi objetivo tena la cabeza
ocupada por unas preocupaciones que le impedan concentrarse en faenas tan complicadas como
ligar, por ejemplo. Adrin mariposeando alrededor de Casagrande con ocultas intenciones y
Casagrande en Babia. Eso tambin lo apunt en mi cuaderno, aunque no saba cmo podra
formularlo en el informe destinado a Flor. Lo que menos me interesaba de aquella escena era la
presencia de las tres chicas y la posible infidelidad de mi objetivo. Haba algo mucho ms turbio en
todo aquello. Son mi mvil. ngel Esquius? dijo una voz femenina y tmida, como de
teleoperadora convencida de que la enviarn al cuerno. S, yo mismo. Soy Mara. Pens:
Mara? Mara? A qu Mara conozco? Ella tuvo que insistir, con cierto desasosiego: Mara,
la amiga de Monica, su hija. Es que Monica me dijo Pero bueno, si ahora ests ocupado Mara,
claro, Mara. La propietaria de un restaurante. Ah, Mara! S, s, claro! manifest con un
entusiasmo excesivo para compensar la carencia anterior. Perdona, es que estaba dormido
Pero qu dices, Esquius? Durmiendo con Sex Bomb sonando de fondo a toda pastilla, con el
aadido de un rumor de conversaciones y tintineo de copas?. S, s, le ped a Monica que me
llamaras Haba pensado que quiz podramos quedar un da, para charlar un poco, o ir a cenar, o
no s Ah, pues me parece bien. Este fin de semana? Es que yo, los fines de semana En
el restaurante es cuando tenemos ms trabajo. Quizs el lunes, si te va bien Ah, claro. El lunes.
Perfecto. Hacia las diez, te va bien? Muy bien. Eh Ah S, claro, a las diez Pens: Qu
es lo correcto, en estos casos? Proponer que cenemos en su restaurante, y as tengo la
oportunidad de conocer lo que ella hace y halagarla? O va a pensar que slo quiero que me
invite? No te va bien? S, s, me va bien. Ramn Casagrande se disculpaba con Adrin y las
chicas. Dejaba la copa encima de la mesa y se marchaba hacia la puerta principal del local. Los
lavabos no estaban en esa direccin. Pero queras decir algo. No, no, nada. Que pienso que
quiz te gustar ms ir a otro restaurante, que no sea el tuyo Claro, claro. No quiero que sea
una velada de trabajo. Pero, bueno, un da me gustara degustar lo que haces Me sent torpe
e inoportuno, como dando por supuesto que nos volveramos a ver una vez consumada la primera
cita. Qu te pasa, Esquius? Te encuentras solo? Quieres rehacer tu vida al lado de una
mujer? Oh, s, claro dijo ella, con una voz an ms baja. Me pareci observar un cierto tono
distanciado, como si le alarmara alguien que iba tan deprisa. Bueno, entonces hasta el lunes a la
diez yo ya tena prisa por colgar. Dnde? Dnde? S. Dnde. Dnde te gustara
quedar? Oh, te pasar a buscar por tu casa, claro. Bueno, pues tendr que decirte dnde vivo,
no te parece? Oh, s, claro, claro. Escrib su direccin en el cuaderno, entre las anotaciones
referentes a Adrin y a su amigo. Bueno, hasta el lunes, pues. A las diez. Abandon mi sitio y
mi atalaya de observacin y me dirig hacia las escaleras que bajaban al vestbulo. Desde all, pude
ver a Casagrande hablando con mucha vehemencia y amplios aspavientos, con un individuo
extravagante que no pareca hacerle mucho caso. Era un hombre de estatura mediana tirando a
baja, robusto como un boxeador, sin cuello y con la nariz rota, que sujetaba un puro kilomtrico
con los labios muy gruesos. Llevaba sombrero y vesta una enorme gabardina cruzada, de solapas
anchas, con charreteras y botones forrados de cuero. La llevaba abrochada, aunque en el local
haca una temperatura superior a la soportable. Mientras Casagrande se desviva, l miraba hacia
el infinito, como si le aburriera lo que estaba oyendo, y negaba con la cabeza. Yo no poda
quedarme clavado en mitad de la escalera, de manera que acab de bajar y, con el vaso en la
mano, pas junto a los dos hombres como si hubiera alguna cosa en el interior de la discoteca que
atrajera poderosamente mi atencin. Pude or que Casagrande deca tenemos que esperar a que
las cosas se calmen, que vuelva la tranquilidad y entonces cuenta conmigo para lo que quieras,
como siempre, no has podido contar siempre conmigo? Su tono era suplicante, angustioso,
desesperado. El otro le mir de reojo, como diciendo no ves que haces el ridculo? El
Casagrande que volvi al lado de Adrin estaba irritado. Lo agarr del brazo y lo arrastr hacia la
salida dejando plantadas a las tres admiradoras. Adrin Gomal no quera irse, no entenda por qu
haban ido all slo para estar media hora y largarse precisamente cuando la cosa se estaba
animando. Al final, tuvo que ceder. Probablemente el otro le dijo que se quedara si quera y que
tomara un taxi para volver a casa, pero que l se abra. Y Adrin lo sigui. Se fueron juntos.
Casagrande dej a Adrin delante de su edificio en el barrio de Gracia y yo me fui a casita, que ya
era tarde y al da siguiente quera madrugar.
Los Font-Roent vivan en una mansin de Pedralbes con historia de cien aos, con un muro que
cerraba un jardn enorme y una verja desde la que se podan ver hectreas de csped, una piscina
y una prgola antigua y bien conservada con capacidad para una pequea orquesta. La casa de los
Gomal estaba justo al lado, en un edificio nuevo de dos plantas, con fachada de obra vista y
acabados de madera cara y cristal ingls. Una construccin excesivamente chillona. El viernes a
medioda, Adrin me condujo hasta all. Flor le estaba esperando leyendo sentada en un banco de
una pequea plaza cercana. Al ver a su amor se puso en pie de un salto y se le lanz al cuello como
si el hombre viniera de la guerra. Le dio besos en las mejillas, en la frente, en los ojos, y uno muy
largo en la boca, hasta que se le torcieron las gafas. l se dej hacer con disimulada resignacin, la
tom del brazo y se fueron calle abajo hasta una cafetera que tena la fachada decorada como el
casco de un barco antiguo. Por el camino, Adrin pona mucho nfasis en sus palabras y Flor le
escuchaba embelesada. Despus de media hora de conversacin, se separaron a la puerta del bar.
Fue una despedida de compromiso, un poco forzada. Era evidente que ella quera continuar
hablando con Adrin, pero l ya no se mostraba tan apasionado y, mirando el reloj con insistencia,
daba a entender que tena mucha prisa. En cualquier caso, no era prisa por volver al trabajo. Por lo
visto, aquel da no pensaba ir al hospital. O era su da libre, o se haba excusado de alguna manera
o le haban despedido definitivamente. Le segu hasta el aparcamiento del que haba sido
complejo deportivo de Piscinas y Deportes y que ahora era centro de ocio privado con gimnasio y
saunas y no s cuntos cines. Dej el coche a razonable distancia del Seat Ibiza amarillo de Adrin
y, al bajar, cog la videocmara digital con la que suelo ilustrar mis informes. Haba pensado que, si
se repeta la salida de discoteca y la bsqueda y captura de chicas aburridas, quiz podra
conseguir un documental interesante. Desde el aparcamiento, caminamos unas cuantas manzanas
entre casas modernas, limpias, con vestbulos ornamentados con plantas y porteros uniformados.
Adrin escogi la ms pequea, con una palmera a la derecha de la puerta, y se dirigi al nico
portero de que dispona el edificio: el automtico. Era de esos que transmiten a los pisos la imagen
del visitante junto con la voz. La luz de la videocmara se encendi tres veces antes de que mi
objetivo se rindiera y echara una ojeada a los alrededores en busca de un bar donde entretener la
espera. Al lado mismo del portal se hallaba el acceso a un modesto centro comercial donde, entre
una peluquera y una zapatera, detrs de un mostrador, haba dos camareros uniformados con
chalecos granates que servan bebidas de toda clase. Adrin ingiri un cubata y, a la hora de pagar,
arrug la nariz y huy buscando otro sitio en el que emborracharse por un precio ms mdico.
Pasaron las horas. Le vi tomarse seis cervezas y llam por el mvil cuatro veces. Hasta entonces,
no consider que hubiese nada digno de ser inmortalizado con la videocmara. Para combatir el
tedio, llam al comisario Palop. Es el jefe de los GEPJ (Grupos Especiales de la Polica Judicial) y a
menudo nos hacemos favores. Esquius, coo! exclam tan pronto oy mi voz. Cunto
tiempo sin saber de ti! Cmo ests? Le dije que estaba bastante bien e intercambiamos varios
formulismos imprescindibles. Que si haba husmeado muchas braguetas desde la ltima vez que
nos habamos visto, que nos tenamos que reunir para tomar unas copas, que su mujer tena
muchas ganas de verme, que qu se haba hecho de mis hijos. Que qu quera. Lo de siempre.
Mirar si un to tiene antecedentes. Nombre. Adrin Gornal Lpez. Te corre prisa? Antes
del lunes. Antes de esta tarde lo tienes. Es un momento. Espera Y, ya puestos Mrame
tambin un tal Casagrande, Ramn Casagrande Ramn Casagrande, qu ms? No s qu
ms. Y hay otro del que ni siquiera s su nombre. Entonces ser ms difcil. No lo s. Estaba en
una discoteca de Cerdanyola llamada Crash y me parece que mandaba mucho. Es un to bajito
pero fuerte, que se viste de una manera antigua, como un gnster de pelcula. Con sombrero y
gabardina. Vale, ya te lo mirar, pero no te hagas ilusiones. Adrin Gornal Lpez comi en un
selfservice de comida basura que haba en el centro comercial. A m me prepararon un excelente
bocadillo de pan con tomate y jamn en el bar donde mi objetivo se haba tomado el cubata.
Pasadas las cinco de la tarde, finalmente, Adrin tom una decisin y sali dando zancadas de
gigante. Un par de travesas ms all, haba un bar llamado Happyness (sic), uno de esos locales
que se esconden tras puertas de madera noble que impiden ver qu pasa en el interior. Pens que
quizs era el momento de utilizar la videocmara. Y, efectivamente, en seguida tuve una buena
imagen para captar. Despus de pasar dentro un cuarto de hora, Adrin sali acompaado de dos
seoritas, una morena y una rubia, una colgada de cada brazo. Las haca rer y ellas se rean,
complacientes. Y yo les captaba con la videocmara. Se me parta el corazn slo de pensar la cara
que pondra Flor cuando viera aquello. bamos de nuevo hacia la casa vecina al centro comercial
cuando me son el mvil. Par la grabacin y respond sin dejar de caminar tras mi objetivo, con
los ojos fijos en su espalda. Seor Esquius? dijo la voz de Flor. S. Record sus ojos grandes,
brillantes e ingenuos escondidos tras las gafas, aquella carita de candidata a comprar cualquier
moto que le vendieran, y se me hizo un nudo en la garganta. Delante de m iba su novio haciendo
rer a dos fulanas. Es que le quera hablar de Adrin deca la poetisa. Bueno, ya s que la
investigacin est en marcha y ahora no puedo echarme atrs, y esperar los resultados que usted
me traiga, pero quera decirle que no se preocupen si no encuentran nada. En aquel momento, sin
parar de caminar, Adrin saboreaba un beso hmedo de la rubia mientras la morena rea,
convulsa. He visto a Adrin esta maana. Me ha venido a ver y me ha explicado lo que le pasa.
Lo hemos aclarado todo. Record que haban entrado entusiasmados en aquella cafetera
decorada como una carabela y que, al salir, Adrin se la haba quitado de encima. Se ha
sincerado conmigo. Me ha dicho que est nervioso porque slo le queda una convocatoria para las
asignaturas que tiene pendientes de segundo. Si suspende, le expulsarn de la facultad. He podido
leer en sus ojos que deca la verdad. Los ojos de Adrin no engaan, seor Esquius. Puede mentir
con la boca pero sus ojos son explcitos y difanos como libros abiertos. Ahora, Adrin estaba
tocando el culo de las dos seoritas que le acompaaban, y ellas daban palmas y se rean, y corran
como tres enamorados. Aadi Flor, con voz cargada de devocin: Me ha pedido dinero para
comprar unos libros que necesita y yo se lo he dado. Ah murmur. Libros. De all salan los
cuartos para pagarse las putas. Y, una vez obtenida la pasta, Adrin se haba quitado de encima a
Flor como quien se libra de un esparadrapo pegajoso. Si Octavio estuviera en mi lugar, se estara
meando de risa. A m todava hay unas cuantas cosas, pocas, pero unas cuantas, que me sacan de
quicio. Seor Esquius? Me oye? Ah, s Perdone, es que estoy en la calle. No le
entretendr demasiado. Tambin le llamaba por otra cosa Bueno, despus de saber que es
aficionado a la poesa Maana sbado hay una lectura de poemas en el Ateneo. Unos cuantos
actores leern versos de nuestros poetas, y al final, se leern unos que Benet Argelaguera dej
inditos al morir. Conoce a Benet Argelaguera? Me estaba invitando a salir con ella? S, claro,
el poeta Quin no ha odo hablar de Benet Argelaguera? La voz del pas, el poeta de un pueblo,
dilo como quieras. Incluso haba ledo alguna cosa de l, cuando mis hijos eran pequeos y lo
tenan de lectura obligatoria en el colegio. Quin se repartir la osamenta de mi pas cuando los
comensales estn hartos de su carne, o algo por el estilo. Oh, entonces no se lo puede perder!
Le aconsejo que vaya, de verdad, ser una experiencia, se lo prometo. Le he hecho llegar unas
invitaciones a la agencia. Me entraron ganas de aceptar y de ligrmela, slo por el placer de
liberarla del jeta que ahora haba llegado a la casa del centro comercial y volva a apretar el botn
del cuarto tercera. Ah, bueno dije. Es que no llevo la agenda conmigo y no s si Es igual.
Si quiere y puede ir, ya tiene las invitaciones. Yo tengo un compromiso familiar y me lo perder,
por eso se las paso. Ah. Gracias. Aquella vez s haba alguien en el piso. Llegu a tiempo de
grabar la fachada de aquella casa y el grupito enredando ante la puerta. Con unos gritos que pude
or desde la otra acera, Adrin comunic al portero automtico que tena una sorpresa que se te
van a caer los pantalones. Plano general seguido de un zoom hacia adelante para meterme con
ellos en el interior oscuro de la portera. Pelcula no apta para el pblico infantil y todava menos
para Flor Font-Roent. La pelcula X de verdad comenzara en el piso de arriba, pero yo all ya no
poda llegar. Cuando se cerr la puerta, yo detuve la videocmara y me qued en la calle, apoyado
en la pared y pensativo. Me entraron ganas de aprender ms cosas sobre el poeta Marlowe para
poder invitar a Flor a tomar una copa en mi casa y charlar un buen rato. No s por qu me qued
tanto tiempo en aquel banco, en los jardincitos que haba frente a aquella casa. Quiz porque no
tena otra cosa que hacer. Quiz porque me ola que las trapisondas de Adrin iban ms all de
ponerle los cuernos a su novia. Lo vea demasiado preocupado y pensativo, nervioso y
atormentado, en el trabajo, y fingiendo mal en compaa de aquel Ramn Casagrande. Adrin era
un hombre con un grave problema que andaba buscando algo. Una razn accesoria que me retuvo
all fue el hecho de que, para distraerme, me puse a escuchar la radio de auriculares. Cambiando
de emisoras, descart un programa debate entre gente que hablaba a gritos, otro de msica
demasiado estridente para mi gusto y, de pronto, en una emisora local donde acababan de dar las
noticias de no s qu barrio, irrumpi una cua publicitaria que me llam la atencin. Primero por
la msica, aquella cancin orgsmica que se titula Je t'aime, moi non plus, me pareci que no en la
versin original cantada por Serge Gainsbourg y Jane Birkin, sino en una anterior que Serge haba
grabado con Brigitte Bardot, y que tard muchos aos en ser comercializada. Una versin peor,
para mi gusto, porque le faltaba el toque de perversa ingenuidad de la entonces jovencsima Jane
Birkin. Mezclada con el dilogo de suspiros entre los dos cantantes y la meloda de rgano
Hammond, surgi una voz aterciopelada y ronca, que slo con el tono prometa sesiones
maratonianas de orga: ... C'est moi, Colette Je t'attends cette nuit... S lo has escuchado bien,
es un rende-vous entre los dos, a la hora ms chaude de la radio Aquella chica de acento tan
afrancesado que pareca hablar en francs incluso cuando deca palabras en castellano, tena que
ser la hermana de Felicia Fochs. Me arrepent de no haberme fijado mejor en ella cuando
coincidimos en el ascensor. Msica para ponerse, con Colette, me confirm inmediatamente un
locutor de voz muy viril. Cada noche, a las doce en punto, con la mujer ms caliente y sedienta de
sexo de toda Francia. Apaga la luz, reljate escchala imagnate que la tienes al ladoAquello
pareca una invitacin directa al onanismo. No s por qu, me imagin a Octavio congestionado
por aquella voz, acariciando y dejando perdido de babas el aparato de radio y se me escap la risa.
Apagu la radio al ver que unos vecinos se disponan a entrar en la portera de la casa. Aquello me
dio la oportunidad de colarme y de mirar los buzones hasta encontrar el nombre que buscaba.
Ramn Casagrande. Adrin haba pedido dinero a su novia para alquilar dos putas y llevarlas a casa
de su amigote Casagrande. Fui a comprarme un peridico y lo estuve hojeando durante veinte
minutos antes de que, simultneamente, sonara mi mvil y se abriera la puerta del edificio que
vigilaba y de l saliera rpidamente Adrin. S? Me levant y le segu. Adrin se haba metido en
el centro comercial. Esquius? Era el comisario Palop. Tengo lo que queras. Dime. Entr
en el centro comercial y en seguida localic a un Adrin muy nervioso, saltando ahora sobre un
pie, ahora sobre el otro, esperando ante un taller donde hacan reproducciones de llaves. Le
estaban haciendo la copia de unas llaves? Qu prisas le haban entrado, ahora, cuando tena dos
chicas complacientes esperndole sentadas al borde de la cama y agitando los piececitos en el
aire? Hace ocho aos, cuando tena dieciocho, Adrin Gornal Lpez y unos amigos apedrearon la
fachada de la sucursal de la Caja de Ahorros de su barrio. Cuando les pillaron, les acusaron de
embriaguez y desorden pblico, pero se libraron con una multa. Espera, espera. Garabate los
datos, con abreviaturas y en clave, en mi cuaderno. Qu ms? Por los gestos que hizo Adrin,
entend que le deca al cerrajero que volva en seguida, y vi cmo corra al supermercado que
haba al final del centro comercial. Hace cinco aos deca Palop, exhibicionismo.
Exhibicionismo? Se le apareci desnudo a una vecina, una anciana. La pobre mujer cay de
culo del susto, y se hizo una luxacin de cadera. Se ve que la mujer se quejaba de que Adrin y sus
amigotes hacan mucho ruido y le gastaron esta broma, que acab mal. Pero a Adrin, otra vez,
slo le cay una multa como castigo. O sea, que no ha estado nunca entre rejas resum. No.
Su padre es Gabriel Gornal, el de la cadena de tiendas de todo a cien. Un hombre de esos que
empiezan de la nada y acaban meando en vteres con cadena de oro. Seguro que utiliz sus
influencias para sacar al nio del apuro. Y seguro que estos dos no fueron los nicos fregados de
los que le ha tenido que sacar. Hasta que el viejo Gornal se hart de proteger a su hijo y le ech a
la calle y le amenaz con desheredarlo si no cambiaba. Adrin sala del supermercado con un par
de botellas de cava. Supuse: Bajo a comprar una botella de cava! Cuando, en realidad, su
autntica intencin era sacar una copia de unas llaves. Recogi las llaves del cerrajero, pag y
volvi a casa de Casagrande. Y qu me dices del llamado Ramn Casagrande? No he
encontrado ningn Ramn Casagrande con antecedentes. Y el to de la discoteca Crash? De
se, no s nada. Esa discoteca est dirigida por un sujeto muy poco recomendable, con
antecedentes penales, que se llama o se hace llamar Romn Romans, pero no he podido hablar
con nadie que lo conozca y no s si se disfraza de gnster. Ya te lo dir, pero tendrs que esperar
al lunes. Bien. Dos horas despus, se acab la fiesta. Primero salieron las putas, serias y calladas,
sin mirarse siquiera la una a la otra; y media hora despus Adrin, pensativo como siempre que
crea que nadie le observaba. Al ver la actitud de los protagonistas de la fiesta, cualquiera dira que
acababan de salir de un funeral. Ya haba oscurecido y no haba luz para grabar ni nada que valiese
la pena grabar, de manera que fui a buscar mi coche al aparcamiento y corr a buscar refugio a mi
casa.
Cog el auricular de manos de Biosca y me lo puse en la oreja. S dije. Esquius. Eh, soy
Palop reconoc el tono perentorio e impaciente que se le escapaba al comisario ante las
impertinencias de Biosca. Tenemos un muerto. Quin? pregunt. El amigo del to se
que ests investigando. Un visitador mdico llamado Casagrande. Me dijiste que iban juntos a
todas partes, y los habas visto en aquella discoteca de Cerdanyola hablando con Romn Romans,
verdad? Interpret que haban identificado al hombre del sombrero y la gabardina como Romn
Romans, el propietario de la discoteca Crash. S. Tienes una foto reciente de ese chico,
Adrin Gornal? S, por supuesto. Pues tremela en seguida al nmero veintids de la calle
Pemn. Era donde viva Casagrande. Ven cagando leches. Le ped a Beth que me pasara tres
fotocopias de la foto que nos haba dado Flor y que hiciera ms. Si les daba el original a Palop y sus
mariachis, ya poda darlo por perdido. Beth me dio un sobre de color amarillo y sal a la carrera.
Me traslad a la parte alta con mi coche, a toda la velocidad que me permitieron los semforos,
los atascos, los guardias y los bobos que conducan mientras hablaban por el mvil. Met el coche
en el aparcamiento subterrneo donde ya lo haba dejado unos das antes y, despus, corr hasta
la calle donde viva Casagrande. El Ayuntamiento, en las placas de la calle, haba puesto Josep
M.Pemn, Josep, con pe, en cataln. Me pregunt si lo habran hecho a propsito o si aquello era
simplemente un indicativo del feliz olvido en que haba cado el poeta franquista. Ante el nmero
veintids se haba formado un barullo considerable. Una ambulancia y tres coches de polica, con
las luces intermitentes enviando destellos alrededor, estaban aparcados en doble fila, lo que
limitaba el trfico de la calle a un embudo en el que se amontonaban los vehculos que haban
tenido la mala idea de pasar por all. Por si fuera poco, unas cintas de color rojo y blanco cerraban
el paso y obligaban a los peatones a cambiarse de acera o a transitar por la calzada estorbando
todava ms la circulacin. Tuve que abrirme paso entre una multitud de curiosos que se apiaban
como si estuvieran esperando la aparicin de algn dolo del cine o la cancin. Por favor, por
favor, me permite? Como suele suceder en estos casos, atendiendo a lo que decan los curiosos,
podas escuchar toda clase de teoras: Ha sido un asunto de celos informaba a la concurrencia
una seora con cara de ave de presa. El marido le engaaba y la mujer, harta, pero que muy
harta, eh?, le ha clavado veinte cuchilladas. Qu dice, seora! Ha sido un accidente, se ha
hundido un piso entero. Hay una docena de muertos deca un anciano de esos que se pasan
horas mirando cmo trabajan los obreros en las obras. Y cmo es que slo hay una
ambulancia? Adems, si Ramn estaba soltero matizaba un chico mejor informado que los
otros. La ltima barrera la constitua un polica de uniforme que miraba a los ojos de la gente
como si se estuviera preguntando cul de ellos era el asesino. Me ha llamado el comisario Palop
le dije. Al tiempo que trataba de localizar a Palop entre el personal de uniforme y de paisano
que se mova ante el portal de Casagrande, pude comprobar que el cadver no estaba sobre la
acera, como haba supuesto. Si la polica prohiba el paso por aquel tramo de calle era porque
haba unas huellas muy visibles, huellas rojas, rastros de sangre, que salan del edificio y huan
hacia arriba, hacia Va Augusta o General Mitre. El guardia de mirada acusadora busc
inmediatamente a su superior para informarle de mis pretensiones pero, antes de que lo
localizara, Palop y yo ya nos habamos visto, l me indicaba que pasase, que pasase, y yo sealaba
el obstculo que me lo impeda. Finalmente, el comisario lleg hasta nosotros con zancadas tan
impacientes como largas, me agarr de la manga y me incorpor de un tirn al mbito del
personal investigador. Pasa, pasa, hombre como si me invitara a una fiesta privada y
selecta. Has trado la foto? Nosotros tenemos las de su ficha, pero son de hace aos. Mientras
caminbamos hacia un destino que slo l conoca, me saqu el sobre amarillo del bolsillo y se lo
di. Al ver la foto de Adrin, coment: S, s, es l, es l. Palop es un hombre de maneras suaves y
educadas, no demasiado alto, delgado y bien vestido, cazadora, camisa, corbata y pantalones bien
planchados, con ms aspecto de director de sucursal bancaria que de polica. Qu ha pasado?
pregunt. Un tiro en la nuca. La bala se ha desviado, ha seccionado la cartida y ha
organizado un sacramental que ni te imaginas. Una sangra. A qu hora? Entre las once
menos cuarto y las once. A plena luz del da. Y creis que ha sido Adrin? Ahora lo veremos.
Hay testigos. El juez era aquel hombre joven que, con las manos en los bolsillos, miraba a su
alrededor con cara de inocente, como si se preguntara qu demonios se supona que tena que
hacer. Sin duda, estaba esperando que el mdico forense acabara de hablar con Monzn, de la
Polica Cientfica. Tuvimos que pararnos para dejar pasar a los dos funcionarios del depsito que
arrastraban hacia la ambulancia la camilla con un saco de plstico de la medida de una persona.
Pasamos de largo el portal por donde yo haba visto entrar y salir a Adrin Gornal y las fulanas
haca dos das. Ech una ojeada hacia el interior y slo vi el flash de una cmara fotogrfica.
Cuidado, no pisis las huellas nos avis un polica muy aprensivo. Cuidado con las huellas
aadi Palop, por si no me haba quedado claro. Llegamos al centro comercial donde, el viernes
anterior, Adrin Gornal haba comprado las botellas de cava y se haba hecho copia de unas llaves.
A la derecha del vestbulo haba un bar. En una de las mesas, haban instalado un ordenador
porttil y dos policas uniformados vigilaban que las personas que estaban a su cargo no salieran
corriendo. Otros agentes controlaban las idas y venidas de los dependientes y los clientes de las
tiendas del centro y trataban intilmente de hacer circular a los ms morbosos. Al lado de la
mesita del ordenador, sentada en una silla, haba una mujer de unos setenta aos que no paraba
de hablar y de llevarse a la boca alguna cosa que tena en la mano derecha. Haba tambin un
hombre de rostro hinchado, colorado, estropeado por el alcohol y un joven con camisa de manga
corta que me pareci demasiado ligera para la temperatura que haca. Tambin reconoc a
Soriano, jefe del Grupo de Homicidios. Cuando llegamos ante ellos, Soriano me mir torciendo la
cabeza, con el aire de quien ve acercarse el camin de la basura y se pregunta si podr soportar el
hedor. Demasiado joven para ser jefe de Homicidios, demasiado bien vestido para ser polica y
demasiado cargado de autoridad para ser buena persona. Dirigi hacia Palop una ojeada
recriminndole que metiera intrusos en territorio privado. Conoces a Soriano, de Homicidios?
nos present Palop. Por supuesto. Es el encargado del caso. ste es Esquius, de la Agencia
Biosca. Ya, ya nos conocemos. Se lo pens un momento antes de ofrecerme la mano. Le
asqueaban los detectives privados pero en la academia le haban enseado a guardar las formas.
Por lo que tengo entendido, usted estaba investigando a la vctima afirm, para dejar patente
que lo saba todo y que tena la situacin controlada. Empleaba un cataln recin aprendido, con
el que pretenda demostrar su capacidad de adaptacin a un medio hostil. No. Yo vigilaba al de
la foto di un cabezazo en direccin hacia Palop, que estaba enseando la instantnea a los tres
testigos. S, s! Virgen Santsima! Era ste! grit la abuela, santigundose como si estuviera
viendo un vampiro. Entonces me percat de que aquello que no paraba de llevarse a la boca era
una botellita de un licor tnico, que beba con tanta fe como si fuera la pocin mgica de
Astrix. ste es el que me he encontrado en el rellano!Y, despus de obsequiarse con otra
dosis de aquel alcohol tan medicinal como puro, acab proclamando al mundo entero, por si
quedaba alguna duda. ste es el asesino! Lo vio muy de cerca? Ya se lo he dicho, como
estoy viendo a este seor ahora mismo. Doble, pens. Ya lo haba dicho mil veces, pero a la
abuela le encantaba repetirlo y lo repetira tantas veces como fuera preciso. Era maravilloso ser el
centro de atencin despus de toda una vida de insignificancia y soledad. Yo volva de comprar,
que siempre me gusta ir temprano, y, al salir del ascensor, con el carrito y todo, me lo he
encontrado as, que casi hemos chocado. Y no era la primera vez que le vea. Sala de casa de
Ramn, con una bolsa azul, y no se ha atrevido a mirarme a los ojos, iba avergonzado como un
ladrn, as, escondiendo la cara como para que no le reconociera. Y se ha escabullido escaleras
abajo. Y, justo cuando yo cerraba la puerta del piso, pam!, he odo bum en la escalera. Un pedo
muy fuerte, como una explosin de gas, y he dejado el carrito all en la cocina y he salido corriendo
otra vez, digo Ay, Virgen Santa! Qu ha pasado? En el rellano he gritado: Qu ha pasado,
qu ha pasado?, que tambin ha salido la vecina, la seora Claudia, diciendo: Qu ha pasado,
qu ha pasado? Y, como tena el ascensor all mismo, me he metido y he bajado, que para m, a
mi edad, las escaleras ya pesan. Y salgo abajo, al portal, y oiga, me encuentro con aquel panorama.
El seor Ramn Casagrande tirado en el suelo, en medio de aquel charco de sangre Y este
seor de la fotografa ya no estaba. No, pero all estaban sus huellas que salan hacia la calle. El
hombre del rostro hinchado tambin asinti con la cabeza cuando Palop le mostr la foto. Es l,
es l. Palop se volvi hacia m, hablndome por encima del hombro. Este seor es el propietario
del videoclub del otro lado de la calle me inform. Estaba en la puerta de su negocio cuando
ha pasado todo. He visto toda la pelcula afirm el hombre. Desde los ttulos de crdito
hasta el The End. Y dice que ste es el hombre que ha salido corriendo del nmero veintids
despus de que se escucharan los disparos. As es. Est seguro? Claro que estoy seguro.
Pero antes ha dicho que el hombre que ha salido corriendo de la casa llevaba la cara manchada
de sangre y se la iba frotando con la chaqueta El dueo del videoclub se impacientaba, como si
ya comenzara a necesitar un trago de coac. Vuelta con lo mismo. Era l. El mismo pelo, la
misma ropa, los mismos pantalones, no s si me entiende. Yo le he visto entrar en la portera, y he
visto cmo iba vestido y le he reconocido, porque no era la primera vez que le vea. Porque ste y
el muerto haca das que eran ua y carne, no s si me entiende. A m no me extraa nada, pero
nada de nada, eh, lo que ha pasado. Que este viernes pasado ste de la foto se present con
cuatro o cinco putas, con perdn de la expresin, y se iba al piso de ese tal Ramn, seguro, porque
montaron una orga, que despus los vi salir al balcn, cantando, borrachos y en pelotas. Y
follaron en el rellano de la escalera! Qu me dice? salt la abuela, estremecida. S, s,
seora. Un escndalo! A media tarde! Un testimonio fantasioso. Y quiero decirle, para que
conste, si me perdona un momento, que era el mismo que el que ha entrado esta maana, poco
despus que saliera el seor Ramn, que a m me parece que este jeta estaba esperando que
Ramn saliera para entrar l, me entiende? Perdn intervine, y Soriano me puso en el
antebrazo una mano de hierro que deca T te callas! Pero, como el testigo se haba
interrumpido y todos me miraban, insist. No entiendo. Ramn Casagrande haba salido? S
dijo Palop, condescendiente, mirando a Soriano para que no fuera malo conmigo. Yo ya haba
decidido no sacar el bloc de notas, para no mosquear al grun. A las diez y diez de la maana,
Ramn Casagrande sale de casa y toma un taxi El mo! intervino el chico de la camisa de
manga corta, sediento de protagonismo. Lo ha parado ah delante mismo. Me ha dicho que le
llevara al Hospital de Collserola. Y entonces, este chaval de la foto, Adrin Gornal, entra en la
casa, que lo ve este seor. Y tiene llaves afirm, ignorando la mano represora de Soriano y
recordando la incursin de Adrin en el centro comercial para hacerse una copia de unas llaves.
Exacto. Pero Ramn Casagrande regresa en seguida anim al taxista. S, le suena el mvil,
y empieza a charlar y se pone muy nervioso. No he escuchado qu deca, porque tena la radio
puesta, pero me ha parecido que se quedaba acoquinado, como si su jefe le estuviera metiendo
una bronca. Me ha parecido que se encoga en el asiento. Para m que se trataba de una cita que
haba olvidado. Total, que me ha dicho que media vuelta y que volvamos al punto de partida.
Llegamos aqu, me dice que me espere, que vuelve en un momento Y, en seguida, patapam!,
que oigo aquel disparo dentro de la casa. Claro, yo no saba que era un disparo, pero me ha hecho
pegar un salto, eso s. Y, al cabo de un momento, sale ste de la foto, empapado de sangre. Pero
frotndose la cara con la chaqueta S. La cara manchada de sangre S. O sea, que no se
le vea bien la cara. No, no, pero era ste, era ste, seguro. El pelo, el tipo, la altura, la forma del
peinado, seguro. De todas formas lo deca como si a l no le importara nada si era aquel
individuo o no. Yo estoy seguro, pero seguro recuper la palabra el hombre hinchado.
Porque llevaba rondando por el barrio desde que he abierto la tienda. Y no era el primer da, eh?
Que ya llevaba una semana dando vueltas por aqu, que ms de una vez me haba preguntado qu
puetas buscaba. Bueno, muchas gracias dijo Palop. Y a m: No hay duda. Es l. Nos lo
tendrs que contar todo, Esquius. Se me escap un suspiro de contrariedad. Un detective, como
un polica, nunca lo cuenta todo. Soriano me clav una mirada capaz de perforar paredes maestras
para despus poner un clavo y colgar un cuadro. Por qu vigilaba a Adrin Gornal? Quin le
contrat? Estas son precisamente las dos preguntas que no le puedo contestar yo slo
reclamaba comprensin. Le puedo decir todo lo que he averiguado de l en estos das, qu
relacin vi que tena con Casagrande y le puedo hacer un resumen de lo que pienso de l, pero
quin me contrat y por qu me contrat es cosa ma. Tiene razn, Soriano Palop pona
paz. Existe el secreto profesional. A m: T no crees que la persona que te ha contratado
pueda estar involucrada en el crimen, verdad? De momento, no. Si en algn momento me
parece que lo est, seris los primeros en saberlo, por supuesto. Qu puedes contarnos?
Aunque no le miraba, me pareci que Soriano se morda el labio inferior y cerraba los puos con
tuerza. No poda soportar ver a su jefe humillarse ante un huelebraguetas. Pero consegu reprimir
la risa. Correg la informacin sobre las proporciones y circunstancias de la orga del viernes,
describ a Adrin Gomal como un holgazn mentiroso, volv a hablar de la discoteca Crash y del
hombre estrafalario disfrazado de gnster, puntualic que era Casagrande quien haba discutido
con l y no Adrin, e identifiqu a Ramn Casagrande en una fotografa que me ense Soriano.
Por fin, cit que, la noche del viernes, Adrin haba hecho copia de unas llaves furtivamente.
Una copia de unas llaves? Soriano levant la vista de sus anotaciones. Sin duda, las llaves
del piso de Casagrande apunt, adelantndome a sus pensamientos. As es como ha podido
entrar y salir limpiamente del piso dedujo l. No dije el nombre de mi cliente, ni el por qu me
haban contratado, ni habl tampoco del putiferio del que haban salido las dos seoritas el
viernes. Por alguna razn inconcreta, quera hablar con ellas antes de que lo hiciera la polica. S,
es ste. Muy bien. Pase maana por comisara. Le tomar declaracin era una terrible
amenaza. Y se despidi de m mirando hacia la salida del centro comercial para indicarme que ya
no se me necesitaba ni se me aceptaba como compaa. Palop me tom del brazo y me alej de su
colega llevndome hacia la calle. Qu sabes de ese to de la discoteca Crash? le pregunt.
Era Romn Romans, verdad? Ah, s. Un pinta. Es uno de los propietarios de la macrodiscoteca.
Tiene antecedentes por atraco y posiblemente trafica droga, pero es de esos que se las apaan
para caer siempre de pie. Hace aos que no pisa un juzgado. Como para reconciliarme con el
cuerpo de polica, me pregunt: Quieres que te muestre la escena del crimen? Me encantan
las escenas del crimen.
Llegamos al portal y, cuando lo traspasbamos, casi nos topamos con Monzn de la Cientfica. Era
un tipo bajito y delgado, con pajarita y unas gafas extravagantes que le dibujaban una uve sobre el
puente de la nariz y que, combinadas con el pelo abundante y de punta, le daban la apariencia de
un pajarote estrafalario. Pareca cualquier cosa menos un polica, y posiblemente haba escogido
las gafas y el peinado con esta finalidad expresa. Llevaba un montn de bolsas transparentes
colgando de la mano derecha. Le encant verme y me salud efusivo. Hombre, Esquius, ven
para ac, que esto te gustar! Os conocis? se sorprendi Palop. Nos conocamos de haca
tiempo. Entonces, no me necesitis para nada. Os dejo, que tengo trabajo. Los de la Cientfica
son policas incomprendidos. Qumicos, ingenieros, bilogos, mdicos, experimentan una
autntica pasin por lo que hacen y quieren demostrar que no son groseros, expeditivos,
superficiales y maleducados como se les supone a la mayora de sus colegas. Pero sus compaeros
no les hacen demasiado caso. Los tienen conceptuados como a unos pesados de los que hay que
huir mientras todava se est a tiempo. T escribe el informe y no me calientes la cabeza. De
manera que, cuando encuentran a alguien dispuesto a hacerles de pblico atento, se vuelven
literalmente locos. Palop me dej en sus manos y huy a toda velocidad. Monzn me hizo pasar al
escenario del crimen con el entusiasmo de quien ensea un piso para venderlo. Me encontr en
un, digamos, pequeo prevestbulo de no ms de diecisis metros cuadrados. A mi derecha, en la
pared, la hilera de buzones. A la izquierda, una puerta gris, cerrada. Enfrente, una segunda puerta
de entrada con un segundo portero electrnico, ms all de la cual, gracias a que estaba abierta,
se vea el autntico vestbulo de la casa, amplio, con un ficus de plstico, un sof, un gran espejo,
el ascensor y la escalera. Se me agarrotaron los msculos. El suelo de este prevestbulo era un
charco de sangre, todava brillante, donde haba chapoteado un ejrcito de zapatos en un baile
desenfrenado. Haba un resbaln y una salpicadura de sangre que llegaba hasta un rincn, y la
seal del cuerpo que haba cado finalmente, esparciendo el lquido granatoso en todas
direcciones. Y las pisadas del fugitivo que iban hacia la calle, tan bien impresas que parecan
pintadas por un profesional con finalidades decorativas. Se dira que haban regado las paredes
con una manguera de sangre. Y el olor. Ese olor que te haca cosquillas en el fondo de la boca y se
te clavaba detrs de los ojos. Tranquilo, tranquilo, Esquius, pisa donde quieras que ya hemos
acabado. A m me daba grima ensuciarme los zapatos con la sangre de un muerto. Me mova de
puntillas como una bailarina. Mientras yo me haca un dibujo esquemtico en la libreta de notas,
Monzn ya haba dado comienzo a su conferencia. Calculemos que el asesino estaba aqu, al
lado de la puerta, cuando Casagrande entr en la portera. Y le dispar as, en el pescuezo. Ves la
bala que ha ido a clavarse ah enfrente? El clsico disparo en la nuca, slo que parece ser que se le
ha desviado la pistola y la bala, en lugar de salir por la boca o de aposentarse en el crneo, le ha
seccionado la cartida derecha. Al reventar esta arteria, como el orificio de salida es muy grande,
la sangre sale como un surtidor, como una manguera. Lo ves? Cuatro litros de sangre, como
mnimo! Dijo Monzn, con el entusiasmo de un nio hablando de una bebida refrescante con
burbujas. El muerto se ha convertido en una especie de surtidor, no te imaginas la presin a que
sale la sangre en un caso as. Y empieza a rociar las paredes. Sale a chorros intermitentes, al ritmo
de los latidos del corazn, pero de todas formas nos dibuja perfectamente los movimientos de la
vctima. Lo ves? No muri inmediatamente, gir sobre s mismo, como un dispositivo de esos de
riego automtico, rociando la pared en esta direccin, y seguramente aqu agarr a su asesino y
empez a forcejar con l. Imagina: deba de echarle todo el chorro de sangre en la cara o en el
pecho. En realidad, estamos convencidos de ello porque el fugitivo que han visto salir de all iba
empapado de sangre, toda la cara y la chaqueta y el jersey Me ense los objetos que haba
en las bolsas de plstico transparente. Unos zapatos, una chaqueta y un jersey ennegrecidos por la
sangre. Se los iba quitando mientras corra. Ha tirado los zapatos, y la chaqueta, y se ha limpiado
la cara con el jersey antes de desaparecer calle arriba. Supongamos que se ha metido en la
estacin de los Ferrocarriles de Bonanova. Hoy revisaremos las cmaras de seguridad que sin duda
lo habrn grabado. Esta noche, ya estar en el bote. Pero aqu hay ms pisadas hice notar,
agachndome. Claro. De la seora que ha descubierto el cadver y alguno de los vecinos que
han acudido despus. Ves? Aqu ha habido uno que ha resbalado y se ha cado de culo, jaj. A
los policas les hacen mucha gracia este tipo de ancdotas. De qu calibre era la bala? Del
nueve. Un buen pistoln. Tenis el arma? Slo el casquillo de la bala. Y os podis imaginar
el por qu? Monzn se encogi de hombros. Robo seguramente. Una vecina le ha visto salir de
casa de la vctima con una bolsa de deporte pens que era la seora mayor del licor tnico. El
asesino tena llaves del piso, es evidente, porque no ha forzado la puerta. Se ve que era amigo del
difunto. Ha aprovechado que el otro haba salido, haba ido a trabajar, y ha entrado en su piso
para robar. Qu ha robado? Ah, eso no lo s. Pero alguna cosa que saba exactamente dnde
buscar porque no ha registrado nada, no haba cajones por el suelo ni cojines despanzurrados. El
piso estaba razonablemente ordenado, cada cosa en su sitio. No s qu se ha llevado. Puedes
imaginrtelo, supongo que dinero. De todas maneras, como Casagrande viva solo, la nica
persona que podra decirnos qu falta es el muerto. Y, claro, est muerto, jaj. El asesino tuvo la
mala suerte de encontrarse a la vecina del rellano y, an ms, de tropezarse con el dueo aqu
abajo. Pero objet, si Casagrande entraba y Adrin sala, se habran encontrado cara a
cara y, en cambio, el disparo se lo han clavado en la nuca. Monzn hizo una mueca de saba que
me haras esta pregunta y me gusta que me la hagas, es maravilloso hablar con gente inteligente.
La reconstruccin que hacemos es la siguiente. Adrin llega aqu, est a punto de salir pero,
justo en el umbral de la puerta, ve a Casagrande que baja del taxi. Se pega un susto, vuelve hacia
dentro y se pone aqu, a un lado de la puerta, y saca la pistola. Cuando Casagrande entra en el
vestbulo, no lo ve, pasa de largo, le da la espalda Y entonces Adrin le dispara. A bocajarro. Me
qued mirando el agujero de bala que haba en la pared de enfrente. Qu pasa? dijo
Monzn, No te convence? S ment para complacerle. Una vecina con gafas de culo de vaso
nos interrumpi desde el vestbulo grande. Oigan Ya podemos limpiar esto o qu? Monzn
dud un poco. Tal vez todava quedaba algn detalle importante que se les hubiera pasado por
alto, pero era evidente que aquello no poda quedar como estaba mucho ms tiempo. Hizo un
gesto condescendiente. S, s, ya lo pueden limpiar cuando quieran. Y, hacindome un favor, al
mismo tiempo que me agarraba del brazo y me conduca hacia la puerta. A ver, qu piensas?
Me extraa que el asesino haya salido corriendo hacia la calle, yendo como iba tan manchado
de sangre. Era evidente que llamara la atencin. Hombre, Esquius, es una reaccin humana,
alejarse cuanto antes y lo ms deprisa posible. No querras que se quedara en el edificio, verdad?
Si hubiera querido volver atrs y subir por la escalera, se habra encontrado con todo el vecindario,
porque la vecina que ya lo haba visto en el rellano en esos momentos bajaba en el ascensor
pegando gritos y armando bulla. Golpe con los nudillos en la puerta gris de nuestra izquierda.
Y esto? Conduce al aparcamiento subterrneo, pero est cerrado con llave. Pero hice
una mueca. Esquius, de qu vas? se ri Monzn. De nada, de nada. Ya estbamos en la
calle. Busqu a Soriano por los alrededores y no lo vi. T crees que le importar a Soriano que
yo hable con los testigos? Slo para completar el informe que redactar para mi cliente. Monzn
mir a su alrededor. Ya no estaba la ambulancia, ni los coches que obstaculizaban el trfico, ni nos
agobiaba la multitud de curiosos. Slo tres agentes uniformados desatando la cinta de plstico que
haba cerrado el paso. Si l no te ve, yo no le dir nada. Y me parece que ya se ha ido.
An vibraba en la calle un poco del desorden que haba causado el crimen. Aqu y all se vean
pequeos grupos de vecinos, comerciantes, conserjes de las casas cercanas y sirvientas
uniformadas que comentaban lo sucedido levantando la voz. Se elaboraban teoras, se reclamaba
justicia, se atribuan las culpas del hecho al gobierno, a la juventud, a la falta de tica, a la
televisin e incluso al agujero de la capa de ozono. Me pareci que algunos de esos grupos me
observaban intrigados preguntndose qu tecla tocaba yo en aquel concierto. Me haban visto con
la polica yendo arriba y abajo y deban de pensar que era polica. Yo no tena ninguna intencin de
desengaarlos. Cruc la calle y localic, medio cubierto por las plantas ornamentales que
flanqueaban la lujosa portera de enfrente, un minsculo local que se anunciaba como El
Quimrico Inquilino. Era el ttulo de aquella pelcula de Polanski, fascinante y perversa. Un papel
escrito con ordenador, letra tipo Harlow Solid Italic anunciaba Videos de importacin, clsicos, de
coleccin, de culto. En el interior, los vdeos superaban los lmites de unas desvencijadas repisas
de mecano y se amontonaban por el suelo sin ningn orden visible. El hombre del rostro hinchado
y congestionado por el alcohol estaba sentado detrs de un mostrador y me mir con el ojo
derecho sin apartar el izquierdo de una pelcula de ciencia ficcin que haca mucho ruido en un
televisor en miniatura. Apareca Schwarzenegger, poda ser un Terminator, no s, no entiendo de
pelis de ciencia ficcin. No me gust ni el 2001, que ya es decir. Eh le dije, simptico. No
contest. Estaba muy concentrado en limpiarse los dientes con la lengua y haca muecas. Y,
adems, en la pantalla del televisor se estaba precipitando algn cataclismo. Tienes El tro
infernal, con Piccoli y Romy Schneider? Aquello le gust. No dir que saltara de la silla y apagase el
televisor" automticamente pero s que me dedic una mirada con los dos ojos. La de Francis
Girod? pregunt. Hay otra? Basada en el caso real de Martin Sarret que, con la compaa y la
complicidad de dos enfermeras perversas, cometi un par de asesinatos y disolvi a las vctimas en
cido sulfrico. Es una pelcula espeluznante donde Romy Schneider est ms guapa que nunca.
Produce un cierto placer diablico ver la Emperatriz Sissi dedicndose a asesinar y a trajinar pasta
de persona de un lado a otro. Como una profanacin religiosa. Lo tena, en una repisa marcada
con el rtulo de True Crimes. Tambin tena 10, Rillington Place, la pelcula dirigida por Richard
Fleischer e interpretada por Richard Attemborough, John Hurt y Judy Geeson, que explica la
historia de John Christie, aquel asesino en serie del Londres del 49. Me qued los dos vdeos
invirtiendo en ellos casi tanto dinero como el productor de las pelculas. Mientras pagaba, hice el
comentario: Usted s que ha visto una pelcula de asesinatos, hoy, eh? Cabece, pensativo y
resignado. Recurr a sus propias palabras: Desde los ttulos de crdito hasta el The end. S,
seor suspir. Se dispona a sumergirse de nuevo en el Fin del Mundo de su pequeo
televisor. En el centro comercial, han abierto uno de esos videoclubs automticos, como los
cajeros de los bancos. Ms econmico, ms cmodo, abierto veinticuatro horas al da, cada da del
ao, y el pequeo comercio a hacer puetas. Sin clientes que me distraigan, me queda mucho
tiempo para mirar la calle, sabe? Me ha interesado eso que ha dicho de que hace tiempo que
Adrin Gornal, bueno, el asesino, el presunto, rondaba por el barrio. Como si fuera detrs de
Casagrande, no? Buscaba algo. Un da, vino a mi negocio y alquil Brazil, aquella de los Monty
Phyton, se acuerda? Se la llev muy ilusionado. Lo vi cruzar la calle corriendo y meterse en la casa
de enfrente, donde viva su amiguete. Si no fuera por lo de las putas del viernes, pensara que eran
dos maricas, uno tratando de seducir al otro. Pens que, en el informe de Flor Font-Roent, me
ahorrara aquel comentario. Slo le faltara aquello a la pobre chica. Cunto hace de eso?
pregunt. Del alquiler del vdeo? No. De la presencia de Adrin Gornal por el barrio. De la
vigilancia del piso de Casagrande. Que son amigos, o lo que sean. El hombre hizo memoria. Que
este Adrin va mariposeando por el barrio, bastante. Suficiente tiempo como para que yo me haya
dado cuenta. De todas las tiendas del alrededor, aqu al lado una de bragas y sujetadores y, ms
abajo, una perfumera y una ferretera, la ma era la preferida de este Adrin. Claro. Se meta aqu
y curioseaba. Y se pona en aquella estantera de all para poder mirar la casa de su amigo. Un da
me pregunta: Ese seor que ahora cruza la calle viene a alquilarle pelculas, a veces? Le
pregunt: Para qu quiere saberlo? Dice: No, para saber cules son sus preferidas, cules le
gustan Le digo: Pues no, no me ha venido a alquilar nunca ninguna. Y ya no me volvi a
preguntar nada ms nunca ms. Hasta que alquil Brazil, y despus me la devolvi. Pero est
hablando de quince das, un mes Antes de Navidad? No. Despus de Navidad. Vaya, no lo s.
Digamos un mes, mes y medio. Estbamos a once de marzo. El desasosiego de Adrin y las
tribulaciones de mi dienta haban empezado el 27 de febrero. Encajaba. Y que por fin son
amigos? Cunto hace de eso? Dos semanas, como mucho. Lo contempl tan pensativo que casi
pareca que lo admirase. Esta maana he visto que el seor Casagrande sala de casa y tomaba
un taxi Y, en seguida, Adrin ha entrado en el edificio con sus llaves Eran amigos. Los amigos
se dejan las llaves de casa los unos a los otros. Y Adrin ha subido al piso de Casagrande y ha
estado all un rato Y, despus, ha llegado el taxi trayendo a Casagrande de vuelta S," seor.
Mientras tanto, ha entrado alguien ms en la portera? Qu? Si ha entrado alguien ms
Miraba a la gente de mi alrededor, tan atareada, y pensaba que les poda pasar a ellos en
cualquier momento. Un infarto, una cornisa que cae del cielo, un autobs con los frenos
estropeados. Y fin. A m mismo me poda ocurrir. Y no es que este pensamiento me llevara a otros,
sino que era una finalidad en s mismo. Te puedes morir en cualquier momento. Y basta. Fin. No
hay nada ms que decir. No puedes hacer ms que rebobinar, recapitular para corregir la
trayectoria de la vida. La muerte como fuente de filosofa.
A media tarde, fui a parar al puticlub de las puertas de madera noble de donde Adrin haba
sacado a las dos fulanas. En el Happyness (nombre que yo interpretaba como una alusin al
estado anmico del monstruo del Loch Ness) todava no era la hora punta. Deban de estar
acabando las ponencias en los diferentes congresos que se celebraban en la ciudad y los
eminentes congresistas llegados de todas partes del mundo necesitaban un margen de tiempo
para ducharse y perfumarse antes de pasar a las actividades ldicas. As que, mientras los
esperaban, las cinco chicas que constituan toda la parroquia pasaban el rato apaciblemente. Una
se pintaba las uas, tres charlaban de sus cosas sentadas en un sof forrado de terciopelo y la
quinta echaba lo que se haba ganado con esfuerzo corporal por la ranura de una mquina
tragaperras que amenizaba el local con ruido de sirenas y campanas. Todas interrumpieron lo que
estaban haciendo para fijar sus ojos en m. Detrs del mostrador, una mamfera impresionante, sin
sujetador y con la blusa abierta hasta la cintura, estaba llenando el frigorfico con botellas de
cerveza. Me pregunt si quera beber algo. Cerveza ped. En estos lugares, siempre hay que
pedir cerveza y con la condicin de que te abran la botella delante de tus ojos. Es la nica manera
de sobrevivir. Te gusta lo que ves? me pregunt la mamfera, inmensamente orgullosa de sus
atributos, mientras llenaba un vaso sucio con cerveza tibia y demasiado espumosa. Nunca haba
visto nada parecido respond, con total sinceridad. La frmula mgica para hacerla feliz. En
seguida localic a la rubia y la morena que haba contratado Adrin. La morena, de pelo rizado y
ahuecado alrededor de un rostro oscuro donde resaltaba el colorete, estaba en el grupo de las
charlatanas. La rubia, lnguida, plida, de movimientos lentos, felinos y perezosos, era la ludpata.
Seal a las dos con gesto imperioso. T. Y t. Podis venir, por favor? Yo tambin? La
rubia no quera venir. S. Las dos. Se acercaron, obedientes, convencidas de que haban ligado
un cliente. Sus miradas me hacan sentir irresistible, hombre objeto. Las cadas de ojos se
entretuvieron un instante por debajo de mi cintura. La morena tenia una expresin agresiva y
perversa, era culogorda, paticorta y le faltaba pecho. La otra tena un fsico adolescente. La
personalidad, la inteligencia y otras cualidades humanas no cuentan en el mercado de esclavos.
Hola, rey, soy Vernica dijo la morena con una risita. Alto standing, y no lo digo por los
tacones. En realidad, los zapatos de tacn suponan casi el cincuenta por ciento del total de su
vestuario. En seguida se apoder de m pasando su brazo por detrs de la espalda en lo que, en
cualquier otro sitio, hubiera sido un manifiesto abuso de confianza. Do you speak english?
Castellano ya me va bien. Pareces americano, tan alto, y con este pelo y el garbo que te das.
Yo me llamo Karen dijo la otra con marcado acento centroeuropeo. Se la vea muy seria,
triste, deprimida, con la actitud sumisa de quien ha recibido muchos golpes. Me apoy en el
mostrador, con una a cada lado, apretadas contra m, y entonces result que en mis manos haba
una fotografa que representaba a Adrin Gornal con cara de travieso. El viernes pasado, este
tipo os contrat Las sonrisas de bienvenida se derritieron automticamente. La mano de
Vernica perdi contacto con mi cuerpo. Uy, uy, uy hizo mirando hacia otro lado. Os llev
a casa de un amigo suyo, uno alto y delgado Karen se haba quedado helada. Mira: esto lo
tienes que hablar con Tobas me aconsej Vernica. La agarr del brazo para impedir que se
alejara. No soy polica. No toques. No quiero crearos problemas. Si no pagas, no tocas.
No soy polica. Pues qu eres? Detective privado. En seguida qued claro que un detective
privado no les mereca ninguna clase de respeto. Ah, bueno, pues nosotras somos sesenta euros
cada una. Y tenemos que trabajar, que si no Tobas se cabrea. No os voy a meter en ningn
lo. Slo es un momento. Este hombre ha robado en el piso del otro y la polica os puede echar las
culpas a vosotras La alarma las alej definitivamente. Uy, uy, uy. Tobas! Mira qu dice
ste! Esperad, coo Tobas compareci como si alguien hubiera frotado una lmpara de aceite.
Era un palmo ms bajo que yo pero con la mirada me advirti que, si tenamos que empezar a
trompazos, me matara. De manera que tuve que ponerme duro. Joder, Tobas, no me toques
los cojones! Slo quiero hablar con las nenas Es un detective le apuntaban ellas, como
animndolo a que me saltara al cuello. No es polica. De qu quieres hablar con las nenas?
Slo quiero ahorrarles problemas! El viernes estuvieron en casa de un cliente, y ahora ese
cliente est muerto y le han saqueado la casa. Os podra haber enviado a la poli. No lo he hecho
porque quiero informacin pero, si te pones imbcil, me largo, le digo al comisario que os
interrogue l y me lavo las manos. Veo que Karen es de fuera. Si no tiene papeles, tendr que
pensar a ver qu hace. S, s que tiene papeles dijo la morena con un cierto desmayo. Sin
papeles no las dejan trabajar en este local. Qu quieres saber? Tobas dirigi a las chicas una
ojeada que era una orden. Ellas se volvieron a acercar. Qu pas, aquella tarde? dije. De
qu hablaban, los tos hombres? Discutieron? Dudaron unos segundos. Con los ojos se cedan la
palabra, la una a la otra. 1 labia t, no, no, t. Despus, se precipitaron a hablar las dos y,
finalmente, prevaleci la facilidad de palabra de Vernica. Bueno, no lo s, de qu queras que
hablaran? Ya se sabe De nada S que discutieron apunt Karen. Este de la foto no tena
dinero. Ah, s, tienes razn. Era un jeta. Viene aqu, nos contrata, nos paga una pasta y, despus,
en el piso, empiezan a pedir servicios extras. Les decimos Esto es ms caro, y este de la foto le
dice al otro, al dueo de la casa: Yo ya no tengo ms pasta, pon t el resto. Y el propietario de la
casa dice Cojonudo, invitas t y pago yo, y el otro Que si yo ya he pagado una parte y a ti slo
te toca la diferencia En fin, que el dueo de la casa tampoco tena pasta. Y nosotras no
aceptamos tarjeta. Aqu, en el local, s, pero fuera, no. Ya no llevamos la bacalaera aqulla. De
manera que se quedaron sin extras. Y, despus, a este de la foto le cogi la mana que no haba
cava. "Coo, esta fiesta se merece una botella de cava Que sin cava, esta fiesta no es fiesta ni es
nada." Y el otro le deca: "Pero de donde sacars las pelas para pagar el cava?" Y ste dice: "Bajo
un momento a buscarlo, que an me queda crdito en la tarjeta". Y entonces? apunt.
Entonces? la chica no entenda. Entonces acab yo, el de la foto cogi las llaves del
piso. Ah, s. Yo vi cmo lo haca. Supuse que era para no tener que llamar al volver. l no era el
dueo del piso Pero Vernica se interrumpi y record algn detalle significativo. Mir a
Tobas. Lo digo o no lo digo? El hombre le dio permiso. Venga, acabemos de una vez. Es
verdad que vi como si No s cmo decirlo. Estbamos las dos enrolladas con el otro, jugando,
pero yo me di la vuelta para ver qu haca ste, porque, no s, me estaba empezando a desnudar y
quera acabar de una vez. Yo no quera que fuera a comprar cava ni que la fiesta se alargara. Un
polvo rpido y fuera. Le quera decir: Vienes de una vez o no?, y lo vi, all, en el pasillo, delante
de la puerta, como descolgaba las llaves de unos ganchos que haba all Y, bueno Hizo un gesto
as, como si le hubiera pillado robando algo, me entiendes? No s si me explico. S que se
explicaba. Yo entenda que la chica trataba de ser complaciente conmigo, su trabajo le haba
enseado a ser complaciente y, si yo quera un movimiento sospechoso de Adrin, ella estaba
dispuesta a proporcionarme movimientos sospechosos a mansalva. Pero posiblemente aquel
deseo de complacerme no la haca mentir sino hilar ms fino en sus recuerdos. Qu ms?
Discutieron mucho? No, slo eso que hemos dicho. Son el mvil con la msica de La
Comparsita. Me excus con un gesto. S? Era Beth, desde la agencia. Alarma. Cdigo rojo: Flor
Font-Roent se haba presentado en nuestro despacho, desesperada. La polica haba ido a verla y
le haban soltado que su novio Adrin era un asesino. Esquius, por favor, que est hecha polvo.
Que, si nos descuidamos, se tira de cabeza a la mquina de picar papel. Sobre todo, no se os
ocurra ensearle el informe que he redactado! dije en seguida. Ahora voy para all. Quiero
hablar con ella. Mientras guardaba el telfono, me encontr de nuevo con los tres pares de ojos
que me estaban declarando persona non grata. Ya tena la cabeza en otro lado, pero no me quera
dejar nada: Os pareci que eran muy amigos, esos dos? O slo conocidos? Haba confianza
entre ellos? Quieres que te diga lo que me pareci a m? dijo Vernica. Yo creo que este de
la foto necesitaba algo muy importante del otro. O pedirle que le avalase un crdito de muchas
pelas, o que el otro le diera trabajo en su empresa, o algo as. Porque no se conocan casi, no
tenan mucho que decirse. Era la primera vez que se encontraban en una situacin como aqulla.
Nunca haban hecho una cama redonda juntos. El dueo de la casa no se lo poda creer, en cuanto
nos vi entrar. Pero dnde vas? De qu vas? Qu coo haces?, deca. l encantado, claro,
pero no entenda nada. Y el otro, por qu nos tena que contratar a nosotras, y por qu le tena
que hacer el regalo al dueo del piso si no era porque le quera pedir un favor? Slo me lo puedo
explicar as. Adems intervino Karen, el otro lo vigilaba. El otro lo vigilaba? No se fiaba
de l aclar Vernica. El de la foto se meta por el pasillo, y el de la casa en seguida: Dnde
vas?, sabes?, como controlando, a ver qu har ste ahora. El otro: Voy al lavabo. Pues el
lavabo est por aqu, sabes qu quiero decir?, como marcndole. No me gusta que te metas
por todas partes. Lo estuvo controlando todo el rato. S. El dueo de la casa no se fiaba, no
Karen tambin tena ganas de colaborar. Estaba escondiendo algo suger. A lo mejor s. A lo
mejor s que tena algo por el piso que no quera que viramos los otros. No tienes ni idea de
qu poda ser? No, porque yo no soy cotilla, y Vernica tampoco. Nosotras hacemos nuestro
trabajo y nada ms. En nuestro oficio, cuanto menos preguntes, hables y veas, en menos los te
metes. Bueno. Mir el reloj. Tena que irme. Muchas gracias. Cuando venga la polica
me dijo Tobas, amablemente, quin decimos que nos ha estado haciendo preguntas? No
me jodas, Tobas. Yo no le he dicho nada de vosotros a la pasma. O sea, que t no tienes por qu
hablarles de m. Ya sabes cmo es la polica. Si te meten un tercer grado, te hacen confesar que
eres Osama Bin Laden. Entend a qu se refera. Y tena prisa y no poda prolongar aquella
discusin. Saqu un billete de cincuenta euros y lo dej encima del mostrador. Esto os ayudar a
resistir dije. No dijo la mamfera. Esto slo paga la cerveza. Otro billete, y otro, y ya no me
quedaban ms. Les ense el interior de la cartera para convencerlos y sal disparado del puticlub.
Corr la maratn hasta el aparcamiento de la plaza San Gregorio Taumaturgo, haciendo una parada
slo para sacar dinero de un cajero automtico. Despus, bat rcords de velocidad hasta llegar a
tres esquinas de la agencia, donde me vi atrapado en un atasco monumental. Abandon el coche
Toda la estructura del edificio de estilo neoclsico al gusto franquista se estremeca y temblaba a
consecuencia de los sollozos de Flor. Pronto tendramos que llamar a los bomberos para avisarles
de que no haca falta que vinieran, que no pasaba nada. En cuanto sal del ascensor, antes de
entrar en la agencia, ya capt el ambiente de conmocin general, los llantos de Flor en el
despacho de Biosca y un largo monlogo de ste, que se supona que tena que calmarla. Amelia y
Beth lo escuchaban todo desde la sala de los ordenadores, sobrecogidas, porque estas cosas se
contagian. Esquius! Corre, ve, entra! dijo Beth, con esa fe que tena en m, convencida de
que slo yo poda devolver la felicidad y las ganas de vivir a Flor. Le habis enseado mi
informe? No, no, lo tengo yo. Lo he ido a buscar al despacho de Biosca y me lo he llevado antes
de que se lo pasara por las narices. Bien hecho. Le ha dicho Biosca que Adrin le pona los
cuernos? An no, pero corre! Al entrar en el despacho de Biosca me encontr a Flor deshecha
sobre una butaca, naufragando en un mar de kleenex arrugados y empapados, consumindose
como la cera en el fuego o como el hielo al sol. Creaban una ilustracin de folletn, con Biosca de
pie, sacando pecho, con aire admonitorio y queriendo consolarla. Era peor el remedio que la
enfermedad. Piense que ha sido afortunada, seorita Font-Roent. Algrese, ra y celbrelo,
que hoy le ha tocado la lotera! Sepa, que quien nace asesino tarde o temprano acaba matando.
Imagnese que hubiera llegado a casarse con este Adrin, que hubieran tenido nios y que un da a
l se le enciende la lucecita roja y coge un hacha Seor Esquius! grit ella al verme. Una
mezcla de grito y sollozo que se poda traducir libremente por un imperioso: Squeme de
aqu!Yo le ofrec mi pauelo, aunque en realidad lo que necesitaba era una toalla de bao. Ah,
Esquius Biosca interrumpi el discurso para recibirme con frialdad. Usted le ha dicho a la
polica que trabajbamos para la seorita Font-Roent? No, seor resopl. Y, entonces,
cmo nos explicamos que la polica ya haya ido a ver a nuestra dienta para decirle que su novio es
un asesino? Las familias Font-Roent y Gornal viven en la misma calle, en casas contiguas.
Supongo que habr bastado con que los padres de Adrin hayan comentado Qu disgusto, pobre
Florecita, para que la polica haya hecho un par de preguntas y, al salir de una casa, haya ido a
llamar a la otra. Y supongo que daban por supuesto que nuestra dienta saba dnde estaba
escondido Adrin, y le han dicho que ms vala que se lo confesara antes de que se vieran
obligados a detenerla por encubridora. Flor levant sus ojos anegados para mirarme con
veneracin. Tena las gafas en la mano, perdidas entre kleenex chorreantes. Exacto dijo
Biosca, con tono de extrema satisfaccin. Lo que yo pensaba. Slo quera comprobar si usted
tambin haba hecho las mismas reflexiones. Se ve que est en forma, Esquius. Se da cuenta,
seorita, de que no haba motivo para desconfiar? El caso est en manos de un superdotado, no lo
olvide. Bravo, Esquius, ha triunfado una vez ms. Seor Biosca, si no le importa Puedo hablar
a solas con ella? Querra formarme una imagen ms completa de Adrin. A Biosca no le import
deshacerse de aquella chica desagradecida que no saba apreciar sus argumentos. A su aire,
Esquius. La ayud a levantarse y la saqu del despacho apoyada en mi antebrazo, como quien
acompaa a la abuela a dar una vuelta por la terraza. Se me agarraba con un poco ms de fuerza
de la estrictamente necesaria, vida de calor humano. Y me pareci que el calor y el olor
perfumado que me transmita no era nada desagradable. Pasamos junto a Beth y Amelia que, al
ver la estampa que formbamos, no se atrevieron ni a abrir la boca y nos encerramos en el
vestbulo de recepcin. Sentada en la butaca de la secretaria, Flor consigui serenarse un poco.
Junt las manos en una splica casi religiosa. Es una falacia, seor Esquius! Adrin nunca
cometera semejante yerro! Dgame que es una falsedad! Bueno dije, mientras pensaba
cmo lo enfocaba. El caso es que Usted es una alma sensible! Usted lee poesa! me
interrumpi, decidida a impedirme que le diera ninguna mala noticia. No como aquel polica
grosero, chapucero y caprichoso que slo quera que le entregase a Adrin si vena a m a buscar
cobijo! Mire, seorita Font-Roent Flor, por favor. Llmeme Flor. Se apoder de mi mano y
me clav una mirada intensa que me otorgaba el derecho a una cierta intimidad, en mi doble
condicin de supuesto amante de la poesa y de encargado de librar a Adrin de toda adversidad.
Mire, Flor. Mira, mira. De t, por favor. Mira, Flor, por favor. Mira, Flor. Por dnde
empezar?. Cmo era el polica que la ha venido a ver? Muy bien vestido, jovencito, muy
engredo? S. Se llama Soriano. Ya lo conozco, no le hagas mucho caso. Mira La polica ha
sacado unas conclusiones que tal vez sean acertadas o tal vez no pero, de momento, yo dira que
son razonables. Razonables? gimi ella, incomprendida y casi ofendida. Ya debes de saber
que Adrin est fichado por comportamiento violento Era su poca de compromiso poltico y
social! Pas al ataque. El Banco Intercontinental era copropietario de la multinacional que
deforesta la selva amaznica! Haba que hacer algo, y en aquella poca, Adrin estaba muy
concienciado! Pero no apedre el Banco Intercontinental, sino una caja de ahorros. Bueno, se
equivocaron, ya lo s, pero eso no le quita heroicidad y compromiso al incidente! Ya s que le han
detenido dos veces, pero siempre ha sido debido a su grandeza de espritu y al atolondramiento
propio de la juventud, la tpica rebelda contra las normas establecidas, pero ahora Le ahorr los
pormenores de acusacin de embriaguez y exhibicionismo con resultado de luxacin de cadera de
una ancianita. Si Adrin no haba credo oportuno que Flor conociese aquellos detalles, pens que
no era asunto mo. Permteme unas preguntas la cort. Hizo el esfuerzo de escucharme. T
conocas a la vctima, a ese tal Casagrande? No. Era un visitador mdico. Adrin le conoca
del hospital. No, no, no me haba hablado nunca de l Y adems, es absurdo pensar que Adrin
quisiera robar, no tena motivos para robar. Cuando necesitaba dinero, me lo peda y yo se lo
daba. S. Ella le daba dinero para comprarse libros y l se lo gastaba en seguida y no
precisamente en libros. Ella volva a la carga: Y adems, Adrin es incapaz de robar! Dej que
mi dienta se desahogase. Ahora ha cambiado, ha madurado. Se ha aburguesado, se ha vuelto
mucho ms sensible, reflexivo, ha reconocido cules son sus lmites. No puede haberle arrebatado
la vida a nadie, l sabe que eso no se puede hacer. Sabe que no es Dios! Y adems no tiene
pistola! Y sera incapaz de hacerle dao a un insecto. Ahora, Adrin huye de toda situacin
violenta! El otro da, cuando vimos que un hombretn pegaba a una chica por la calle, y yo le dije
que haba que hacer algo, Adrin rehuy el enfrentamiento, diciendo que no era asunto nuestro. Y
otra vez, en un bar, un borracho se meti conmigo y hasta me toc el trasero, y Adrin me dijo:
Vamos, vamos, que no quiero los. Y yo le deca: Quieres decir que no vas a partirle la cara, a
este marrano? Y l: No, no, que si empiezo a lo mejor no me s controlar. Imagina que se me va
la mano y lo mato, mientras me empujaba rpidamente hacia la calle. Excusas! Crame, seor
Esquius Est bien, est bien. Clmate. Ya veremos qu se puede hacer. Call, con sus ojos
hmedos clavados en los mos a travs de las gafas empaadas, como si se estuviera esforzando
por ver con nitidez mis pensamientos. Y entonces, cuando pareca que lo tenamos todo ganado, a
travs de la puerta nos lleg la voz de Biosca que pona al corriente de todo a Amelia y Beth.
Que se ve que el novio de esta dienta le ha pegado un tiro a su mejor amigo Flor salt de la
silla y, antes de que se lo pudiera impedir, ya haba abierto la puerta y se desgaitaba defendiendo
al hombre de sus sueos delante de un Biosca, una Amelia y una Beth que la miraban con los ojos
desorbitados: Es mentira, mentira! Adrin es incapaz de matar a nadie! Es un alma sensible,
retrado y tmido, de comportamiento secundario, apocado, indeciso, miedoso y hasta dira que
pusilnime, es un cagado! Todo le da miedo, desde que le pueda picar una abeja a romperse el
frenillo cuando hace el amor! Si a veces, slo de pensar en eso tiene problemas de ereccin!
Pens que deba detenerla, que estaba perdiendo el norte y las formas: Adrin es un gallina,
un colln, un cagn, un hominicaco, un don nadie, una caca, una mierda! Hasta yo soy ms
hombre que l! Era una manera curiosa de defender a su prometido. Los nervios le hacan decir lo
que no pensaba. O, si tenemos que hacer caso a los psicoanalistas, los nervios le hacan decir
precisamente lo que pensaba. En cualquier caso, consider oportuno disculparla con unas palabras
formales delante de mis compaeros de trabajo mientras la meta de nuevo en la sala de espera y
cerraba la puerta. La agarr por los hombros, la sacud un poco y le dije: Basta, tranquilzate,
Flor! Tranquila! Escucha! Me mir como si acabase de despertar de una pesadilla. En seguida se
arrepinti de lo que haba dicho. Perdona, perdona No quera expresarme exactamente as.
No te preocupes Esa no soy yo. Quiero decir que no acostumbro a hablar as de Adrin
Ya me lo imagino. No ha pasado nada. Yo le quiero mucho. Yo no acostumbro a hablar as de
nadie. No ha pasado nada. No s qu me ha pasado. Nada. Deca lo que no senta, oh,
quiero decir, s que senta lo que deca, pero Estoy un poco confundida. Pues cllate.
Tranquilzate y calla. No se tranquiliz, pero como mnimo, se call. Demostraremos que Adrin
es inocente le dije. De acuerdo? Flor, en aquel momento podra haber servido de modelo
para una Anunciacin. He aqu la esclava del Seor, hgase en m segn su palabra. Y, en este
caso, yo sera el Seor. Lo dices de verdad? Crees de verdad que Adrin es inocente del
crimen que le atribuyen? Se lanz a mis brazos y me ensordeci gritndome toda su gratitud al
odo. Pens que ola muy bien y me gust el contacto de su cuerpo, pequeo y ligero. Se abri la
puerta y Biosca, Amelia y Beth nos sorprendieron estrechamente abrazados. Haban estado
escuchando, los muy indiscretos. Hay costumbres muy difciles de erradicar. Lo dice de verdad,
Esquius? rebuzn Biosca. O slo lo dice para calmar a nuestra dienta? Lo dice de verdad,
de verdad! exclam nuestra dienta, distancindose de m y reprimiendo a duras penas el deseo
de ejecutar unos pasos de baile. l demostrar que Adrin es inocente! Hostia, Esquius, qu
huevos! aadi Biosca, dando a entender que saba perfectamente que yo slo deca aquello
con la intencin de seducir a Flor y llevrmela al catre.
qu dices, Esquius? Ests loco? Para quitarme semejantes disparates de la cabeza, me plante si
tena que telefonear a Monica para preguntarle cmo les haba ido el fin de semana de esqu. Pero
en seguida se me ocurri que Monica querra saber cmo me haba ido el encuentro con Mara y
eso enfri el primer impulso. Tal vez sera mejor llamar primero a Mara. Pero, qu le dira? Qu
excusa poda inventarme? O sera mejor decir la verdad, que me haba olvidado de la cita? Debe
de ser cosa del Alzheimer, cosas de la edad, ja ja, reducindolo as a una broma, si cuela, cuela y
aqu no ha pasado nada. Delante del espejo, mientras me pona la corbata, descubr que estaba
hablando solo. Me puse colorado. Me temblaban las manos cuando remova el caf con leche y
miraba el reloj con impaciencia y la cucharilla tintine contra la taza cuando son el zumbido
penetrante del portero automtico. Corr a responder. Baja me dijo Beth. Venga, baja que
es tarde. Pues claro, Esquius, qu te creas?Mientras bajaba en ascensor me dije que seguro
que Beth tena novio y qu demonios pensaba que querra hacer con un vejestorio como yo. Me
miraba en el espejo y buscaba en mi rostro la jovialidad perdida. Toda ella era juventud y
dinamismo. No necesitaba ninguna ropa especial para estar sexy. Perdona, he tenido que pasar
por la agencia y me he encontrado un folln que ahora te contar. Cogemos tu coche? S, claro.
Dejar la moto aqu. El edificio de la Gran Va era antiguo y no tena aparcamiento subterrneo.
Yo tena alquilada una plaza en un aparcamiento del otro lado de la avenida. Mientras cruzbamos
por el paso de peatones, me empez a contar las ltimas novedades del caso de Felicia Fochs.
Despus de estar casi una semana instalado en casa de las Fochs, Octavio haba empezado a
relajarse. En parte porque las comunicaciones del acosador eran muy espaciadas (slo dos
llamadas en cinco das) y en parte porque ni su estampa, ni su ropa cara, ni su enorme pistola
parecan tener sobre Felicia los efectos afrodisacos que l haba anticipado en sus fantasas. El
hecho de estar protegiendo a una dienta y no a una amante voraz hizo que se fuese abandonando
cada vez ms. Hoy te quitas la chaqueta porque hace calor, maana te aflojas el nudo de la
corbata, que te ahoga, pasado maana no te duchas, y as sucesivamente. Si los primeros das
haba dormido en una silla, vestido, para estar listo para la accin, la noche anterior haba decidido
que se poda permitir el lujo de echarse en el sof y aligerarse un poco de ropa, para estar ms
cmodo. Estaba bien dormido y calentito, soando proezas sexuales, cuando son el telfono
mvil de Felicia en su habitacin. Eran las dos de la madrugada. Felicia se despert de golpe y
empez a chillar, bsicamente porque eso era lo que haca siempre que oa el telfono desde que
empezaron las llamadas del stiro, y ms a aquellas horas. Abajo, el grito de Felicia despert a
Octavio. Convencido de que alguien haba entrado en la habitacin de la actriz y la estaba violando
con instrumentos horrorosos, cogi la pistola, subi al piso a toda velocidad e irrumpi en la
habitacin, que estaba a oscuras, emitiendo rebuznos amenazadores. Al suelo!! me cont
Beth que gritaba Octavio. Al suelo con los brazos y las piernas abiertas o te mato! Segn Beth,
era como un asalto de los GEO, pero en calzoncillos y camiseta imperio. A Felicia le haba faltado
poco para hacerse aicos las cuerdas vocales al aumentar doscientos decibelios el volumen de sus
gritos. Muy obediente, convencida de que haba llegado su hora, se tumb en el suelo, boca
arriba, se levant el camisn y se abri de brazos y piernas, resignada al sacrificio. Cuando Octavio
repar en ello, no saba qu hacer. Sali de la habitacin diciendo: Que no, que no, que soy yo!
y ella no se atreva a moverse, con los ojos cerrados, Quin es, quin es? No, espera deca
Beth, al ver que yo ya empezaba a rer, como aplaudiendo al final de un buen chiste. Que no he
terminado. Que entretanto, el telfono segua sonando. Total, que Octavio acaba contestando y
oye la voz del acosador, aquella voz metlica que tiene, diciendo guarradas: Dile a Felicia que se
desnude, que voy, o algo por el estilo, y Octavio se puso a grabar la llamada y le peg cuatro gritos
amenazadores al acosador y ste le contest muy tranquilo y relajado, rindose de l y dicindole
que no le serviran de nada los gigantones, ya sabes cmo habla, a Octavio le llama gigantn,
que los tena a todos controlados, que ahora mismo les estaba viendo desde su escondite. Y le dijo
algo as como: Vas en calzoncillos, imbcil, o sea, que era verdad que le estaba viendo. Octavio
mir por la ventana y localiz un coche aparcado en una calle cercana a la urbanizacin, dentro del
bosque, con la luz interior abierta. Como estaba decidido a hacerse el hroe, sali a la carrera, se
peg un porrazo contra Emilia, la hermana de Felicia, que vena a ver qu pasaba, que por poco se
le escapa un tiro y la mata. Dijo oh, perdn, baj las escaleras corriendo, pistola en mano y,
finalmente sali por la puerta de la cocina y se la dej abierta. Hice un inciso: La hermana,
Emilia, no tiene un programa de radio nocturno? Bueno, s, pero desde que pasa todo esto, lo
graban durante el da. Felicia le pidi que estuviera de noche con ella. Y desde que Octavio vive
all, se ve que an insiste ms para que Emilia no se mueva de su lado. Bueno, bueno. Sigue.
Pues ya me tienes a Octavio saliendo de la casa y corriendo descalzo por el jardn, hacia el
bosque, clavndose piedrecitas y pinchos de pino en los pies Reamos a carcajadas. Pero el del
coche no poda ser el acosador! protest. Supe que haba acertado al ver la expresin de alegra
de Beth. A Beth, los xitos de los otros, por modestos que sean, la hacen feliz. Ves como eres
superdotado? dijo. Cmo sabes que no era el acosador? De entrada, porque sera lo
primero que me hubieras dicho. Hemos detenido al acosador. Segundo, porque me extraara
que un tipo que toma tantas precauciones como ste cometiese un error semejante. Plantado a
la vista de la casa y con la luz encendida! Slo le hubiera faltado poner una flecha gigante de nen
encima del coche para sealarlo! Tienes razn! Dentro del coche, haba una pareja, digamos
que en una actitud muy ntima, digamos que lo ms cerca que pueden estar dos personas. Y de
repente se les aparece por el parabrisas un to despeinado, congestionado, medio en pelotas, y
armado con una pistola como un antiareo. Ya eres mo, hijo de puta!, que el pobre fornicador
seguro que tiene problemas de impotencia el resto de su vida. Y encima, como se ve que la chica
estaba casada, ese chico se pens que Octavio era su marido y se puso a chillar mientras sala del
coche a cuatro patas: Lo siento mucho, ha sido culpa de su mujer, ella me ha seducido, ella me
ha arrastrado, yo no quera, no me mate, por favor! Cuando Octavio volvi a la casa, despus de
una serie de explicaciones confusas y con la cara entera slo gracias a que iba armado, se encontr
a Felicia encerrada en un lavabo interior. Desde fuera, su hermana Emilia intentaba convencerla
de que abriese, y miraba de calmarla como buenamente poda. Ostras, vaya cacao! conclu.
No, no, espera, que no se ha terminado. An no? No, an no haba terminado. Despus de
mucha insistencia, Felicia accedi a salir del refugio improvisado e inaccesible slo con la condicin
de ir a ver a Biosca otra vez y cambiar totalmente de estrategia. Y estaban los tres all, en el rellano
de la escalera, cuando en la habitacin el mvil de Felicia solt un sonidito discreto. Un mensaje
de texto que entraba. Corrieron los tres, Octavio, Felicia y Emilia, para ver qu deca y se
encontraron, ms o menos, con una nota as: Me he meado de risa, Felicia bonita. Ah s, que no
se me olvide: te he dejado un regalito en el armario de la cocina.O sea deduje,
preocupado, que el acosador entr en la casa mientras Octavio corra hacia el coche de los
amantes. S dijo Beth, tratando de recuperar la seriedad, y sabes qu era el regalito? Yo
no lo saba, naturalmente. Pues Lily Mimitos Quin? Lily Mimitos, la mueca preferida de
Felicia. Colgada por el cuello dentro del armario. Uf. Da risa, pero no nos tendramos que rer
dijo Beth. Despus de aquel susto, haban ido los tres a dormir a un hotel, Felicia con la ayuda de
los somnferos ms potentes que se podan conseguir en el mercado y Octavio hecho polvo,
vindose despedido de la agencia y habindose de ganar la vida recogiendo cartones por la calle.
Y, por la maana, del hotel se haban trasladado inmediatamente a la agencia para exponerle la
situacin a Biosca. Y han cambiado de estrategia? pregunt. No lo s. Cuando yo he salido,
todava no lo haban hecho. La estaban diseando, encerrados en el despacho de Biosca, con unos
gritos que pareca que estuviera estallando una tormenta con rachas de vientos huracanados de
fuerza cinco y superiores. Entretanto, habamos llegado al aparcamiento de la plaza de San
Gregorio Taumaturgo, habamos aparcado y ya llegbamos a la calle Pemn, donde haba vivido
Casagrande. El escenario del crimen, otra vez.
Delante del nmero veintids, haba un atasco de trfico casi tan considerable como el del da
anterior. Una furgoneta aparcada en doble fila restringa la calzada a un solo carril y los coches se
arracimaban y hacan sonar el claxon con impaciencia. La furgoneta tena abiertas las puertas de
atrs y dos hombres fornidos, en vaqueros y mangas de camisa, cargaban una cmoda que
evidentemente no tena ningn valor, ni como antigedad, ni como objeto de diseo, ni como
mueble til. La dejaron en el interior, donde ya haba un sof viejo y una lmpara de pie, y
volvieron hacia el edificio al que nosotros nos dirigamos. Casi coincidimos en la puerta. No, no,
ustedes primero, faltara ms dej pasar a los dos hombres, que apestaban a sudor, tabaco,
trabajo duro y cabreo. Beth y yo nos tuvimos que quedar en el umbral porque nuestro
prevestbulo estaba lleno de gente y de gritos. Haba dos mujeres vestidas con batas azul cielo, de
uniforme; una era gorda y debera de tener la cincuentena, la otra era ms joven, huesuda y de
aspecto viperino. Se estaban peleando con una viejecita de pelo blanco, muy menuda y muy frgil
pero cargada de energa destructiva. Y yo qu quiere que le diga se defenda con voz muy
aguda si me hacen desalojar el piso hoy mismo? Tengo que sacar los muebles por algn sitio,
no? Qu quiere? Que los tire por la ventana? La mujer gorda no la escuchaba. Sobrepona sus
gritos a los gritos de la anciana. Yo slo le digo que tenemos que limpiar esto, y no se puede
limpiar si no dejan de circular de un lado para otro! Simultneamente, la viperina vociferaba como
un poltico en el ltimo mitin antes de las votaciones: Djala, que est loca, no ves que est
loca? Los dos hombres de los vaqueros aadan sus opiniones al gritero general: Si nos dejan
trabajar tranquilos, acabaremos antes! Vale ya de gritar, que no vamos a terminar nunca, joder!
Entonces, la seora viejecita y frgil se vi en la obligacin de dirigirse a los mozos para explicarles
el por qu de su enojo, y entretanto, las dos mujeres de la limpieza se pusieron a hablar entre
ellas. En un momento, pude hacerme una idea del problema. A las mujeres de la limpieza no les
haca ninguna gracia tener que limpiar aquel mar de sangre y, adems, tener que repintar las
paredes, pero an les molestaba ms el ir y venir de aquellos hombres y aquellas mujeres que
estaban vaciando un piso. Qu piso? Uno de los hombres con tjanos me lo aclar cuando
levant an ms la voz para abogar que, si no vaciaban el piso, no lo vaciaban y seguro que era
ilegal que les quisieran echar al da siguiente de la muerte del inquilino. Estaban desalojando el
piso de Casagrande y aquella mujer mayor, menudita y frgil, deba de ser pariente del muerto. La
discusin baj de tono cuando las seoras de la limpieza dijeron: Bueno, pues trasladen lo que
quieran! Ya acabarn! Total, nosotras cobramos por horas. Si todava estamos aqu a las ocho de
la tarde, mejor para nosotras! Nos fumamos un cigarrito y tan contentas, oigan! Los dos hombres
pasaron al vestbulo ms grande, hacia el piso, a buscar nuevos muebles, y la viejecita se encontr
con que no saba qu hacer. Decidi al fin salir hacia la calle, probablemente para pelearse contra
quienes protestaban por la molestia que causaba la furgoneta, y entonces se encontr con
nosotros. Usted es le ofrec mi mano. ..pariente de Ramn Casagrande? Era muy
pequea y tena muchas arrugas alrededor de unos labios que no paraban de moverse, como si
siempre estuvieran a punto de soltar un disparate que la mujer reprima con esfuerzo. Los ojos
tambin se movan, como si le temblasen las pupilas. Y las manos, en el aire, deformadas por la
artritis y siempre previniendo una posible agresin. Soy su ta. Yo era hermana de su madre.
Yo estoy llevando la investigacin de la muerte de Ramn, seora. Mi ms sentido psame.
Acarici su mano, fra y dbil. Ella es Elisabeth, mi ayudante Dice que les estn obligando a
vaciar el piso de su sobrino S. Era un tarambana. Ya deca yo que no poda terminar bien de
ninguna de las maneras. Dice que deba cuatro meses de alquiler y, como haba dado mi nombre
como avaladora, porque ya haba tenido problemas hace un ao, pues ayer mismo me llam el
dueo y me dijo que si no le vaciaba el piso hoy lo tirara por los tribunales, fjese, ayer mismo,
cuando me acababan de dar la noticia de que mi sobrino Pero usted no tiene que hacer caso a
ese hombre. Si no lo vaca, no le pasar nada. Ya lo s, ya lo s, pero mire, ya nos hemos puesto,
y ya est. Fuera complicaciones. Aunque ahora no sabr qu hacer de estos trastos. Seora
cambi de expresin. Tiene usted alguna idea de por qu pueden haber matado a su
sobrino? Neg con la cabeza y, desconsolada, esparci una mirada alrededor, como buscando una
escapatoria. El temblor se hizo un poco ms intenso. No lo s. Nunca me contaba nada de su
vida. Vena a veces a comer a casa, pero siempre estaba muy callado. Me escuchaba, que yo le
contaba mis cosas, pero l nunca me contaba nada, ni de su trabajo, ni de sus amigos, ni de si
tena novia o no tena. Pero en el fondo era buena persona. Ahora, mientras hago todo esto no
pienso en lo que ha pasado. Dice que no saben cundo podremos enterrarle, dice que denen que
hacerle la autopsia. Se estaba poniendo muy triste. No ha aparecido ningn amigo, ningn
vecino que se haya interesado por l, ningn conocido Como si nadie le quisiera, pobre
Ramoncito. Un polica municipal habl detrs de Beth y de m, que nos habamos quedado
bloqueando la entrada. Es suya esta furgoneta? De esta seora dej pasar a la viejecita
para que se entendiera con el guardia. S, seor, es que estamos vaciando el piso de mi
sobrino Pero, no ve que este vehculo no puede estar aqu? Es que ayer mataron a mi
sobrino, sabe? Salieron hacia la calle y Beth y yo ya estbamos dentro del prevestbulo, donde las
dos seoras de la limpieza se estaban fumando sendos cigarrillos y an no saban si empezar o no.
Si nos permiten, tenemos que echar un vistazo a las manchas de sangre dije, con tono
profesional. Por m encantada. Nosotras cobramos por horas, saben? De manera que, si se
quieren entretener, por nosotras, ningn problema. Ya haban fregado el suelo y la gran mancha
se haba vuelto rosa. Ya no pareca sangre. Beth y yo nos agachamos para verla de cerca. Todava
se distinguan pisadas de los que haban chapoteado por all. Menudo jaleo coment Beth.
Aqu no se distingue nada. Hay tres tipos de pisadas, aparte de este resbaln, que no conserva la
forma del zapato. Y estas pisadas son de mujer, ves? Y estas otras, de hombre. Dos hombres y
una mujer. Una asesina. No corras. No me extraara que las pisadas de mujer correspondieran
a la seora del licor tnico, la primera testigo que lleg al lugar del crimen. No Fjate en una cosa.
No todo el suelo est sucio de sangre. Como Casagrande recibi el tiro de espaldas a la puerta y el
chorro sali hacia delante, delante de la puerta y en todo este rincn no hay sangre. De hecho, el
rea ms cercana a la puerta de la calle estaba limpia y esa zona sin sangre inclua la puerta gris
que daba al aparcamiento. Era evidente que una persona que hubiera estado cerca de la puerta de
la calle y detrs de Ramn Casagrande, o sea donde estaba el asesino, podra haber llegado hasta
la puerta del aparcamiento sin mancharse. Sin mancharse los pies puntualic, porque mira
las paredes. En las paredes se vea an el dibujo que haba dejado el chorro de sangre cuando
Casagrande gir sobre s mismo. Qu ests intentando decirme? pregunt Beth, como
estudiante aplicada. Que cualquier persona que estuviera aqu debi mancharse la ropa, no?
De cintura hacia arriba, seguro. Bajo la mirada un poco irnica de las dos mujeres de la limpieza,
recuperamos la hiptesis que habamos elaborado el da antes sobre el desarrollo de los hechos.
Entraba Casagrande, el asesino le esperaba a la derecha de la puerta, de forma que la hoja, al
abrirse, lo ocult. La vctima daba un paso y an no haba dado el segundo cuando el asesino le
dispar el tiro. Podamos localizar bien la posicin de las dos personas gracias al agujero de la bala
en la pared, que nos fijaba la trayectoria. Casagrande, herido de muerte, giraba sobre s mismo,
embadurnndolo todo, incluso al asesino. Mira! Le hice notar a Beth una parte de la pared,
entre las dos puertas, donde la lnea de sangre se interrumpa, como si hubiera encontrado un
cuerpo en su trayectoria. Era muy vago, muy impreciso, pero poda confirmar nuestra teora.
Alguien que se desplazaba de la puerta de la calle hacia la puerta del aparcamiento. Me detuve a
mirar fijamente la gruesa pincelada de sangre que cruzaba esta puerta del aparcamiento. Fjate
aqu, Beth. Beth estaba emocionada. Qu? El brochazo de sangre por encima de la junta
entre la hoja de la puerta y el marco. Qu ves? No lo s. Qu veo? Que no coinciden
exactamente. Beth me mir de reojo. Se volvi a concentrar en lo que yo le indicaba. Fjate
bien. No coinciden. Y? Esto significa que esta puerta estaba abierta. Entreabierta. Tal vez
haban puesto algo para que no se cerrase, un peridico doblado, un zapato. La puerta no estaba
cerrada, Beth. Me volv hacia las mujeres de la limpieza que ya nos miraban con una expresin
ms interesada y menos sarcstica. Esta puerta se puede abrir desde el aparcamiento? S
dijo la mujer gorda. Dicen que es obligatorio porque sta es una de las salidas de emergencia
del aparcamiento. Dicen que los bomberos y el ayuntamiento obligan a que sea as. Por eso los
vecinos pusieron esta segunda puerta seal la que daba al gran vestbulo, para que la gente
que sube del aparcamiento no pueda entrar en la casa. Y ustedes tienen la llave de esta
puerta? S que la tenan. Me la pueden dejar un momento? Pero, espera intervino Beth
mientras la mujer gorda hurgaba en el bolsillo de la bata. Qu pasa con Adrin? Continu la
reconstruccin. Pongamos que el asesino ha salido ya, o est saliendo, en direccin al
aparcamiento, cuando Adrin entra en escena y se encuentra a Casagrande aqu en medio,
tambalendose y manando sangre en todas direcciones. Adrin est huyendo del lugar del robo y
se lo encuentra en medio del paso. Imagnate, adems, que Casagrande le ve. Es un amigo. Se le
echa encima para pedirle ayuda. Se est muriendo. Se le echa encima, le salpica con el chorro de
sangre. Adrin se lo saca de encima y sale corriendo como un poseso a la calle mientras el otro cae
al suelo. Pudo haber ocurrido as coment Beth con una chispa de malicia en los ojos. ..o
puede que no. Si me estoy equivocando repliqu, si el asesino fue Adrin, no hay nada que
hacer, Beth, porque de l ya se encarga la polica. Estamos buscando una explicacin alternativa,
recuerdas? Y parece que la estamos encontrando. La seora gorda me estaba ofreciendo una
llave. La tom y abr la puerta de acceso al aparcamiento. Efectivamente, por el otro lado tena
una barra de apertura automtica y, bien visible, un cartel con el dibujo de un hombre apresurado,
la indicaba como salida de emergencia. Aquella puerta se abra a un nuevo mundo. Por aqu
entr el asesino. Puso una cua para impedir que se cerrase la puerta, dispar contra Casagrande
y por aqu volvi a salir. Manchado de sangre puntualiz Beth. Manchado de sangre le
acept. Devolv la llave a la mujer de la limpieza y nos adentramos en el aparcamiento, que result
que era pblico, compartido con el centro comercial adjunto. Mientras hacamos todo aquello, los
dos hombres de vaqueros haban cruzado el prevestbulo cargados con dos sillones y haban salido
a la calle para sumarse a la discusin de la viejecita con el polica municipal. Beth y yo
consideramos innecesario interrumpirles para despedirnos. Ya tendramos ocasin de hablar con
la viejecita en otro momento.
Bajamos por un tramo de diez escalones sin embaldosar y muy empinados, encajonados entre
paredes. ramos como dos arquelogos de pelcula explorando una pirmide. El aparcamiento era
de proporciones mucho mayores de lo que cubran los cimientos de la finca, y resultaba siniestro,
como todos los aparcamientos, lleno de coches dormidos, esperando sumisos el retorno del
dueo. Haba plazas reservadas a los vecinos de la finca, marcadas con el cartel de RESERVADO,
con el nmero de matrcula correspondiente debajo, y muchas otras plazas para los clientes del
centro comercial, al cual se acceda a travs de una gran puerta que, al fondo, era un estallido de
luz contrastando con la penumbra del subterrneo. En el otro extremo, estaba la salida de los
coches. Tena el coche aqu dijo Beth. Us el coche para entrar y salir. Ojal respond.
Porque mira, encima de la garita del empleado que cobra a la salida de los vehculos, hay una
cmara de seguridad que controla quin entra y quin sale. Si el asesino huy en coche, su imagen
qued registrada. Entonces? Yo creo que, si es inteligente y decidi ponernos las cosas
difciles, debi de salir por el centro comercial. Nos dirigimos hacia all, siguiendo la huella de
nuestro hipottico criminal. Pero iba manchado de sangre objet Beth. Como una imagen vale
ms que mil palabras, me quit la chaqueta, la dobl de manera que el forro quedase hacia fuera y
me la colgu del brazo. Entiendo dijo ella. Unas escaleras mecnicas nos subieron hacia la
zona de tiendas. No era un centro comercial demasiado grande pero haba bastante animacin.
Mujeres con carritos de la compra, chicos del sper empujando montaas de mercancas,
vendedores de camisa, corbata y portafolios circulando dinmicos de un lado a otro, un guardia de
seguridad Calcul que era, ms o menos, la misma hora en que se haba cometido el asesinato, y
calcul que el asesino haba encontrado las condiciones ideales para pasar inadvertido. Y por
dnde sali? me pregunt. Da lo mismo, Esquius respondi Beth, dndose por vencida.
Hay salidas hacia tres calles diferentes. Sali por cualquier sitio, y all tena el coche esperndole, o
cogi un taxi, o un autobs. Tal vez s, pero aqu tambin inmortalizaron su imagen, Beth. Le
hice notar una cmara de vdeo que formaba parte del sistema de seguridad del centro y que nos
espiaba desde un rincn del techo. Y otra: en un cajero automtico de La Caixa. bamos
deambulando por los pasillos entre tiendas, mirando a nuestro alrededor como bobos, como si
nunca hubisemos estado en un lugar tan maravilloso como aqul. Eh, Esquius! Mira! Una
lavandera! Aqu debi de traer a lavar la chaqueta! Nos remos. Ms all, una tienda de
electrodomsticos equipada con un sistema de vdeo que trasladaba la imagen de los transentes
a mil televisores del escaparate. Y, en otros puntos estratgicos del techo, otras cmaras del
servicio de seguridad. Mil ojos velan por nuestra seguridad! rea Beth. Salimos a la calle. Yo
marqu un nmero en el mvil. Y ahora? dijo Beth. Desde aqu pudo ir a cualquier lugar
del resto del mundo, con tiempo y paciencia. La imagen del asesino ha quedado registrada. Slo
hay que aconsejar a la polica que revise todas las cintas de ayer, para ver si sale alguien que
pudiera querer la muerte de Casagrande. Llam a Jefatura y ped que me pusieran con el comisario
Palop. Qu pasa, Esquius? me salt. Ya has encontrado a Gomal? Estoy deseando que lo
encuentres y se lo pases por las narices a ese chulo de Soriano. Estoy trabajando con la hiptesis
de que el asesino de Casagrande no haya sido Gornal. Qu dices? Y repeta, porque le
gustaba cmo sonaba en cataln: Qu dius, Esquius? En qu te basas. Ahora sera largo de
contar, Palop. No me estars escondiendo ninguna prueba. Claro que no. Slo es un plpito.
Maana te voy a ver y te lo cuento, de acuerdo? No, no, cuntaselo a Soriano, que es quien
lleva el caso. Lo lleva desde el bar de abajo. Est tan seguro de que vamos a echarle el guante a
Gornal de un momento a otro, que prcticamente lo da por resuelto. Qu sabis del muerto?
De Ramn Casagrande? Nada, no tiene ficha. Mira, aqu tengo un informe de Soriano. Nada.
Visitador mdico. Trabajaba para los Laboratorios Haffter. Soltero, con pocos amigos, jugador de
bolsa con tendencia a perder y estaba hasta el cuello de deudas. Nada ms. Cmo tena el
armario de los medicamentos? Muy revuelto? El armario de los medicamentos? Pues, no lo
s. Vaya pregunta. Ya se lo preguntar a Soriano No, no, djalo. Eso quien debe de saberlo es
Monzn, no? Ya hablar con l. No te importa, verdad? No, hombre, no. Y Monzn,
encantado, ya lo sabes. Con lo que le gusta hablar Eh, maana te espero para que me cuentes tu
novela, eh? Habamos llegado al aparcamiento. Bajamos y salimos con el Golf. Beth me pregunt:
Y ahora dnde vamos? Al hospital donde trabajaban tanto Casagrande como Gornal le
dije. All podrn explicarnos muchas cosas de ellos. Pero no fuimos al hospital. Porque, en
cuanto llegamos arriba de la rampa del aparcamiento y volvimos a tener cobertura, entr la
llamada de una Flor desesperada. Por favor, Esquius, ven en seguida a mi casa! con la voz
vibrante a causa de una combinacin de nervios y llantos. Pero, qu ha pasado? No te lo
puedo contar por telfono! De acuerdo. Ahora mismo vamos hacia all. Puse rumbo a Pedralbes.
Subimos al barrio de los ricos y aparcamos en zona azul. En una esquina, desde donde se poda
vigilar cmodamente la entrada de los Font-Roent y la de los Gornal, haba otro coche aparcado,
con un to dentro simulando que lea un peridico deportivo. No mires. se es de Homicidios
le dije a Beth mientras caminbamos hacia la verja de la mansin. Y qu hace aqu? Vigilar
por si Adrin se presenta en casa de Flor o de sus padres para pedirles ayuda. Ah, claro. En
cuanto nos identificamos, el mecanismo del portero automtico abri la verja y, tan slo con dar
un paso, salimos de Barcelona y penetramos en una especie de zona rural sosegada y agradable.
Un jardn ilimitado, de hierba regada y nutrida a diario, con pocos rboles, pero escogidos con
gusto, y muy bien colocados, flores bordeando la fachada de la casa, una fuente artificial que
pareca natural, la prgola, y all, al final de todo, una zona pavimentada con madera y una piscina,
el agua de la cual, azulsima, reverberaba al sol tibio de marzo. En aquel jardn hubiesen cabido,
anchos, el apasionado pastor de Christopher Marlowe, su amada y todo el rebao de propina.
Acabada la excursin, en la puerta de la casa nos esperaba una criada autctona uniformada.
Pasen, por favor. La seorita les recibir en la biblioteca. Ostras, la biblioteca! Beth no
un detective a los ojos de Flor. Los encontr al lado de los de William Shakespeare. Le los ttulos
en el lomo. Me llam la atencin uno que no conoca, muy prometedor: Masacre en Varis. Es
una novela policaca? me pregunt Beth, que me segua a todas partes y estaba leyendo con la
mejilla pegada a mi brazo. No, no, qu dices repliqu, como si me escandalizara. Al lado, un
volumen ms moderno: The Reckoning: The Murder of Christopher Marlowe. Qu significa
reckoning? pregunt Beth. Me parece que es algo as como el resumen, o la recapitulacin
El asesinato de Christopher Marlowe. Esto tampoco es novela negra? No. Pues lo parece.
La entrada de Flor me pill con el libro en la mano. Vena deshecha. Se haba lavado la cara y haba
hecho lo posible con la ayuda de los maquillajes ms selectos de Pars, pero no hay cosmtico que
pueda disimular la expresin de los ojos. Los suyos, aguados tras las gafas, decan que, aunque su
cuerpo estaba all, en aquellos momentos su espritu naufragaba, en plena tempestad, en un mar
oscuro y glido (o al menos as es como supongo que ella lo hubiera expresado). Llevaba un
vestido pantaln de una sola pieza, blanco y vaporoso, de diseo vagamente rabe, y la verdad es
que estaba muy guapa y entraban ganas de abrazarla y consolarla y reconfortarla durante un buen
rato. En la mano, llevaba un sobre de mensajera, abierto. Esquius! Por un momento tem
que se me lanzase al cuello y soltara el llanto otra vez, o qu s yo, que se postrara de rodillas y
me implorase ayuda. Poco falt. Creo que si se contuvo slo fue por la presencia de Beth, a quien
yo puse rpidamente entre los dos, como escudo. Es de total confianza asegur. Flor le ofreci
una mano astnica y nos pidi que nos sentramos. Habis visto lo que difunden los
peridicos? No, an no haba tenido tiempo de echarles un vistazo. Pero me lo poda imaginar.
Dicen que Adrin acab con la vida de Ramn Casagrande, y lo dicen sin ninguna clase de rubor.
Ponen eso de presunto y la polica sospecha, pero slo para quedar bien. Ya le dan por seguro
y definitivo culpable del crimen. Y aaden que la polica lo busca y que lo encontrar, y no dicen
que lo van a coser a balazos en cuanto lo vean porque les cerraran el peridico, que si no E
ilustran la noticia con una foto que parece Bueno, ya s que es la foto que yo te di, pero no s si
la han retocado o qu, el caso es que tiene un semblante de facineroso que da ganas de echar a
correr a buscar un agente. Y nos han vuelto a visitar para exigir que les entreguemos a Adrin, con
la advertencia de que, si no lo hacemos, seremos cmplices del asesinato y tendremos que
responder de ello ante la ley. Que vivimos en un mundo que se rige por reglas inquebrantables y
que las reglas tienen que ser iguales para todo el mundo. Slo de recordar el mal trago, a Flor le
bajaba la tensin hasta valores mnimos y toda ella amenazaba con desmayarse. Beth y yo nos
mirbamos de reojo, sin saber cmo interrumpirla y calmarla. Y ahora dijo, de repente, con
una pausa dramtica, al mismo tiempo que pona el sobre en mis manos. Ahora, me han hecho
llegar esto. El albarn que llevaba el sobre grapado deca que Adrin lo haba enviado aquella
misma maana, an no haca ni tres horas, desde la oficina de una empresa de mensajera situada
en la plaza Urquinaona. Puedo mirar? Por favor dijo Flor, casi sin respiracin. Saqu la
fotocopia de una factura de hotel, grapada a otra fotocopia del recibo de la tarjeta de crdito con
la que posiblemente se haba pagado la factura. Pero la factura haba sido recortada por arriba y
por abajo para hacer desaparecer el logotipo y la direccin del establecimiento en cuestin, y slo
quedaba la indicacin de la localidad: Colliure. El nombre del husped estaba tachado, la fecha
tambin, y slo se podan leer los cargos, expresados en francs: Dos noches de habitacin doble
para dos personas, desayuno incluido, dos botellas de Mot Chandon y el minibar y el IVA, total
523 euros. En el recibo de la tarjeta de crdito tambin haban tachado el nmero y la fecha del
cargo. El nico dato relevante que quedaba, otra vez, era el importe: 523 euros. Pero qu es
esto? exclam Beth. Y la misiva, leed la misiva! nos suplic Flor. Era una nota escrita a
mano, de manera apresurada, en un papel aparte, arrancado de una libreta. Deca: Flor, querida.
Si me pasa algo, di a la polica que investiguen a Marc Colmenero. Qu bonitos son los hoteles de
Colliure en primavera. Supongo que Sharazad les explicar el resto de la historia. Pero, Flor, te lo
ruego, si no me pasa nada, guarda este mensaje hasta que yo te diga que lo destruyas y no
permitas bajo ningn concepto que la polica lo vea. Ni siquiera en el caso de que la polica me
detenga. Sobre todo, te lo pido, no me traiciones.La ltima frase estaba subrayada con tanta
fuerza que el bolgrafo haba hecho un surco en el papel. Es de Adrin? pregunt. S, s, s,
es su letra, inconfundible! Qu te parece esto, Esquius? Flor me interrogaba con el gesto del
simple mortal que se dirige al orculo. No contest en seguida porque no saba qu decir.
Disimulaba garabateando en mi cuaderno, pero pona en l ms interrogantes que palabras.
Sabes si Adrin ha estado alguna vez en Colliure? Me parece que no. Y t? Slo una vez,
de pequea, cuando mi padre me llev a visitar la tumba de Machado. Qu significa Sharazad?
Pues, en la literatura rabe pareci aturdida, cmo me puedes preguntar t, precisamente
t, algo as. Las Mil y Una Noches Yo lo habra escrito diferente. Sheherezade, o algo as.
No haba reconocido el nombre. S, s, claro. Pero, aparte de la de ficcin, conoces a alguna
mujer que se llame as? No. Y Marc Colmenero? El nombre me sonaba, pero no saba de
qu. Marc Colmenero debe de ser el transportista, no? El dueo de Temair, tierra, mar y
aire, que falleci hace un par de meses. Apunt en la libreta Marc Colmenero y una cruz y 2
m. Yo ya me entenda. Continuaba Flor, angustiada: Por qu nos pide Adrin que
investiguemos a un muerto? Es que la polica piensa tambin que lo mat Adrin? Supongo
que quiere decir que, llegado el caso, investiguemos cmo muri. Lo sabes t? A qu te
refieres? A cmo muri este Colmenero. No estoy segura, pero lo trajeron los peridicos. Me
parece que fue un accidente, una cada de caballo mientras jugaba al polo. De repente, Flor
Font-Roent se inclin hacia delante y puso las manos sobre las mas y, sin darse cuenta, me clav
las uas. Esquius, no entiendo nada! Por favor, dime qu pasa! Dime qu le pasa a mi Adrin!
Tengo miedo de que la tensin provocada por los acontecimientos le est volviendo loco! Beth no
se atreva ni a abrir boca. La miraba como se mira a los fenmenos de feria. Tendremos que
investigarlo. Qudate estos papeles y, de momento, no hagas nada, tal y como te pide Adrin.
Estate tranquila, que tan pronto como sepamos algo, te lo comunicaremos. Me levant, dando la
entrevista por terminada. La criada apareci por la puerta sin necesidad de que nadie la llamase,
como si hubiera adivinado por telepata que ya nos bamos. Ya habamos cumplido el trmite de la
despedida y salamos con la sensacin de estar abandonando a su suerte a un alma que se
ahogaba, cuando Flor vino tras de m con el libro de Marlowe en la mano. He observado que lo
contemplabas con inters me dijo, haciendo un esfuerzo titnico por liberar una sonrisa estoica,
parntesis entre dos oleadas de angustia. Llvatelo. Ya pens que por fuerza tena que
interesarte el misterio del asesinato de Marlowe. Acept el libro, no fuera a ser que si me resista
volviera a ponerse a llorar. Siempre me ha interesado asegur sin rubor. E improvis,
recordando un poco lo que haba ledo sobre Marlowe: Un gran talento como el suyo, destruido
prematuramente, como tantos de sus propios personajes, siempre vctimas de la violencia y de la
autodestruccin. Se qued mirndome sin aliento. Algn da tal vez podremos hablar sobre ello
dijo, recuperndose con dificultad. Y, un poco ms animada, se permiti una frivolidad: Pero
ya adivino que no debes de ser nada straffordiano. Tuve que hacer una rpida deduccin. Como
William Shakespeare naci en Strafford-Upon-Avon, me permit suponer que los straffordianos
deban de ser los que prefieren la obra de Shakespeare a la de Marlowe. Por supuesto que no
respond, como quien est de vuelta de todo. A m siempre me encontrars lejos de la
ortodoxia. Flor me despidi con una ltima sonrisa tibia y sufriente. Me met el libro en el bolsillo
de la chaqueta. Beth me contemplaba como Lzaro deba de contemplar a Jesucristo despus de
resucitar, o una cosa as. El agente de Homicidios nos vio pasar consumido por la envidia. Un
huelebraguetas de porquera tena acceso al lujo de los ricos y famosos y l, en cambio, un
representante de la ley y el orden, tena que permanecer all fuera, escondido y aburrido. Aquellos
ojos enfurecidos me decan que de buena gana habra bajado del coche para partirme la cara.
Cuando llegamos a mi Golf, Beth todava tena los ojos tan abiertos como si le hubieran grapado
los prpados en las cejas.
Nos metimos en el restaurante del hospital con la intencin de comer all pero el men del
autoservicio nos pareci excesivamente asptico y terminamos comprndonos bocadillos de
jamn y zumos de naranja en el bar y fuimos a comerlos en el coche. All, en el aparcamiento, al
aire libre, mirando a travs del parabrisas la montaa del parque de Collserola, tan verde y
frondosa anunciando la llegada de la primavera, y los rboles y los pajaritos que nos rodeaban,
puse un CD de Marianne Faithfull y, mientras lo escuchbamos, se dira que ni Beth ni yo tenamos
nada que decirnos. Bueno, yo intua, no s por qu, que ella tena en la punta de la lengua algo
que decirme, pero no se decida a escupirlo. Si hubiese estado solo, hubiera sacado del bolsillo el
libro sobre Marlowe que me haba dejado Flor Font-Roent, pero no me atrev. Entretanto,
escuchbamos Broken English y The Ballad of Lucy Jordan, que utilizaron de banda sonora en la
pelcula Thelma y Louise, una versin de Working Class Hero, de John Lennon y la contundente y
descarada Why D'Ya Do It. Quizs ella dijo algo as como Qu msica ms enrollada, o ms
caera mientras clavaba en m una mirada intensa e insistente, preguntndose tal vez cmo
poda ser que me gustara ese tipo de msica, a mi edad, u otras impertinencias. Olvidndose de
que aquella msica la invent mi generacin, y no la suya. En seguida cogi el estribillo de Why
D'Ya Do It y lo repeta moviendo la cabeza. Y a m me gustaba el movimiento rtmico, sincopado,
de su pelo. Marianne Faithfull deca: Get a hold of your cock, get stoned on my hash?, y deca
Why'd ya do it she said, why'd you let her suck your cock? y deca Every time I see your dick I
see her cunt in my bed y yo me preguntaba si Beth entendera el ingls y me pona colorado,
arrepentido de haber puesto aquel CD. Despus de comer, accedimos al lujoso vestbulo del
hospital. Si por fuera el edificio era modernista, neogtico, con las paredes de obra vista y con
detalles ornamentales de cermica y hierro forjado dibujando volutas voluptuosas, por dentro era
todo diseo siglo XXI. Madera de sicomoro en las paredes, mostradores de metacrilato, suelos de
mrmol negro que reflejaban a los visitantes de tal modo que casi permitan ver las bragas de las
mujeres que llevaban falda. Record que la primera vez que haba visto a Ramn Casagrande se
mova por all, atareado, frentico, con su maletn lleno de muestras farmacuticas, pegando
aquellas zancadas ridculas como si llegara tarde a alguna parte. Me acord del chiste del hombre
tan delgado tan delgado que tena que pasar dos veces por el mismo sitio para que le vieran. Y tan
muerto como estaba ahora. A la izquierda, un mostrador de recepcin con una mujer friolera,
porque llevaba sobre la bata un jersey que me pareci demasiado grueso. Consultando el
ordenador, a su lado, haba un mdico joven y con gafas, de aspecto agradablemente relajado.
Vesta una bata verde que le identificaba como perteneciente al rea quirrgica. Venimos a ver
al doctor Barrios anunci. Me tema un Para qu lo quieren? que no lleg. Adems de
friolera, la mujer era discreta. Tercer piso dijo. Sonre, agradecido. En el hospital de Collserola
crean en el poder de la imagen. Un poco ms all, en el pasillo donde se encontraban los
ascensores, Beth se haba plantado delante de una orla con fotografas de los miembros de los
diferentes equipos profesionales del centro mdico. Todos los doctores ligeramente sonrientes,
todos muy seguros de s mismos, con esa expresin de Tranquilos, somos los expertos que, a
bien seguro, templaban los nimos de los pacientes ms aprensivos. Localic en seguida la orla
correspondiente al equipo estrella, el del doctor Barrios, el cirujano que haba operado a Marc
Colmenero. Ocho mdicos, desde el jefe de equipo y director mdico, el mismo doctor Barrios,
hasta un par de jovencitos que deban de estar de prcticas, uno de los cuales, Miguel Marn, era
el joven que estaba detrs del mostrador. Entonces, empezaremos por el caso Colmenero?
me pregunt Beth. No murmur. Pero me ha parecido que nos dejaran pasar ms
fcilmente si preguntaba por el doctor Barrios que si preguntaba por los visitadores mdicos. En
realidad, trataremos de cubrir todos los frentes esta tarde. Bueno, en cualquier caso, aqu tienes
al doctor Barrios. Me seal la orla del equipo estrella. Ocho mdicos de bata blanca, entre los
cuales se contaba Miguel Marn, aquel joven que estaba detrs del mostrador, capitaneados por el
doctor Eduardo Barrios. Un hombre ms o menos de mi edad, de cabello y barba grises, que
miraba hacia el objetivo con una ceja ms levantada que la otra, seductor e insinuante, a punto de
pronunciar las palabras Tienes algn compromiso para esta noche? Me dejas que le
interrogue yo? Est buensimo. Qu dices? protest. Si debe de tener mi edad. Y qu?
Se volvi hacia m y me mir de arriba abajo como para dejar claro que yo tampoco estaba nada
mal. Not que me ruborizaba y tos. Vete pensando cmo le entrars. Podra romperme algo y
que me opere. Qu te parece que podra romperme? Un brazo? Las dos piernas? Me refera
a las preguntas que piensas hacerle. Ah, bueno, le preguntar si est casado. T no lo ests,
verdad? Pens que era una pregunta trampa.
Cuando Beth hizo gesto de continuar andando hacia el ascensor, la retuve. Quera esperar a
Miguel Marn. Por fin, observ de reojo que el mdico terminaba de consultar el ordenador, que
deca algo a la mujer friolera, que agarraba una carpeta y vena hacia donde estbamos nosotros.
Entonces, puse la mano en el codo de Beth y caminamos hasta detenernos delante de la puerta
del ascensor. El joven Marn se detuvo a nuestro lado y nos mir con curiosidad, sobre todo a
Beth, como si nos quisiera incitar al dilogo. Ella, ignorando deliberadamente las ojeadas
aduladoras del mdico, me pregunt: Qu es exactamente un visitador mdico? En principio
respond consciente de la atencin que el doctor Marn pona en nuestra conversacin, son
vendedores de medicamentos. Visitan a los mdicos, en sus consultas particulares o en clnicas y
hospitales y tratan de convencerles de que receten medicamentos de los laboratorios que ellos
representan. Pero Beth no entenda. Un medicamento no se receta as, por capricho. Cada
enfermedad necesita su producto especfico, no? S, pero es que muchos laboratorios
farmacuticos fabrican los mismos medicamentos. Diferente envoltorio, diferente presentacin y
precios diferentes pero, al fin y al cabo, un idntico principio activo que hace el mismo trabajo. Y
desgracia. Este tipo de cosas Uf. Que se te muera un paciente por alergia a un medicamento
dej la frase en el aire. No se le ocurran explicaciones ni excusas para justificar aquel error
monumental. Se supona que Beth, en su condicin de trabajadora del difunto Colmenero, deba
de estar informada de todo lo que haba sucedido y, por tanto, no era aconsejable hacer ms
preguntas que la pudieran poner en evidencia. Intervine, hacindome el tonto: Pero eso de la
astilla y el tarugo ya est controlado, no? Est prohibido y, por lo que s, muy vigilado. Es una
costumbre totalmente erradicada. Instintivamente, el doctor adopt una expresin compungida,
para dar a entender que ahora nos hablara de una lacra de la que, personalmente, abominaba.
No, no tan erradicado. Est prohibido hacerlo como se haca antes, cuando directamente le
regalaban al mdico un coche, o una antigedad, o un cuadro de firma. Ahora lo hacen
disimuladamente, pero lo hacen, ya lo creo que lo hacen La astilla... quise explicarle a Beth.
Ya, ya me hago una idea dijo ella. El doctor Marn, incapaz de apartar sus ojos alucinados de
los pechos de Beth, donde le hubiera gustado aplicar un fonendoscopio como primer paso de
reconocimientos ms profundos, continu ilustrndonos: Ahora continuaba, los
laboratorios farmacuticos financian congresos mdicos en Egipto, o en Brasil, o en Estados
Unidos, una semanita, todo pagado, estancia en buenos hoteles O te dan una beca para una
determinada investigacin, o te pagan para que demuestres con un estudio figuradamente neutral
que sus medicamentos son los mejores del mercado Hasta hace poco, incluso se podan llevar a
la mujer, o a la novia a los congresos. Ahora es verdad que eso est un poco ms regulado, pero
los visitadores siempre tienen alguna cosita para ofrecer, aunque slo sean bolgrafos,
calculadoras sencillas, cosas as. Avanzndose a posibles objeciones, aadi: Claro que debe
de haber mdicos que acepten regalos ms sustanciosos, bajo mano. Pero de gente corrupta la
hay en todos los oficios en un tono que dejaba bien claro que l se autoexclua de la cuadrilla de
los corruptos. Y cul era el sistema de Ramn Casagrande? solt. El doctor Marn parpade y
por unos segundos, slo por unos segundos, se olvid de las glndulas mamarias de Beth. Estn
investigando eso que ha pasado con Casagrande? Son de la polica? No! riendo, qu
disparate!. No, polica, no Qu va. Somos de la casa de seguros. Tena un seguro de vida y, a
la hora de investigar su vida, sus costumbres, posibilidades de riesgo, no sabemos a quin
entrevistar. Era un hombre solitario, poca gente le conoca. Pensbamos que tal vez aqu, en su
lugar de trabajo Hombre, aqu, en su lugar de trabajo, es donde conoci a su asesino. Tiene
razn. Adrin Gornal. Conoca usted a Adrin Gornal? S. Claro, trabajaba aqu. Por fin, se
abran las puertas que tenamos delante y los tres podamos acceder al ascensor. El doctor Marn
puls el botn marcado con el nmero tres. Y hubiera dicho alguna vez que Adrin Gornal
podra acabar haciendo algo as? Nunca! le sali instintivamente. Pero, vaya, esto es lo que
pasa siempre, verdad? Siempre resulta que los grandes asesinos estaban conceptuados por los
vecinos como bellsimas personas. No Era un zngano, un bala perdida, poco competente,
cumpla sus obligaciones con el entusiasmo de un condenado a trabajos forzados, pero no pareca
un asesino. Pero tendra amigos, aqu Conocidos No lo s, eso deberan preguntrselo al
jefe de celadores. Aunque a ustedes no les interesa Adrin Gornal sino el seor Casagrande, no?
A lo mejor, si van a la planta baja, a Medicina General, les hablen de su enfermedad. Su
enfermedad? dije demasiado rpido. El joven doctor se mostr confuso. Haba metido la pata.
Bueno Supona que lo saban, estas cosas se suelen decir cuando se hace un seguro O
no, dijeron sus ojos. Preocupado, trat de desviar el tema: Bueno, pero eso es irrelevante,
porque Casagrande no muri de esa enfermedad. Da lo mismo que tuviera una cardiopatia como
cualquier otra cosa, porque, con un tiro en la cabeza, habra muerto aunque hubiera estado sano
como una manzana. Bueno resopl, espero no haber sido indiscreto. No, claro que no.
Seguro que ese dato consta en su expediente. De qu cardiopatia se trataba? An estaba
aturdido. Se preguntaba si su error poda considerarse violacin del secreto profesional. Todo el
mundo en el hospital lo sabe. No es ningn secreto. Era un poco aprensivo, hipocondraco, y
siempre andaba preguntando sobre su enfermedad. Pero fumaba apunt con firmeza. S, es
verdad, fumaba, y ya le decamos que no deba fumar En fin, contradicciones humanas El
ascensor se detuvo en el primer piso. Se abrieron las puertas y entr otro doctor, ste con bata
blanca. Tena unos cuarenta aos, era bajito, fofo y barrign, y andaba con la cabeza muy echada
hacia atrs, como si quisiera parecer ms alto o hacer ms prominente la barriga. La bata
desabrochada mostraba una corbata a rayas, floja sobre una camisa de cuadros y unos pantalones
marrones arrugados. Hizo el gesto de pulsar un botn pero la lucecita que iluminaba el nmero
tres ya le pareci bien. Eh, Miguel salud sin inters. En la tarjeta que llevaba pegada al pecho
pona: doctor Hctor Farina. Les hablaba de la enfermedad de Ramn Casagrande. De vez en
cuando, la gente hace cosas as. Para evitar que otros comenten sus errores, son los primeros en
proclamarlos. Estos seores son investigadores de la compaa aseguradora Cul era
exactamente la enfermedad que sufra? Insuficiencia cardaca coment alegremente el doctor
Farina. De repente, haba aflorado una sonrisa en su rostro y un poco de vida en sus ojos
pequeitos. Pareca que le encantaba hablar con gente que trabajaba en compaas
aseguradoras. Pero nada, no era nada agudo. Se cansaba un poco Lo que pasa es que tuvo un
susto, no hace mucho, un mareo o un desmayo, algo as, y se asust. Pero nada. Si hubiera sido
grave, y fumando como fumaba, no habra dado tiempo a que Adrin le pegara el tiro. Ja, ja, ja.
La risa le sala del fondo de una caverna, sin alegra. Ahora que el nuevo mdico se haba
incorporado a la indiscrecin, al doctor Marn se le vea ms aliviado. Les deca que aqu, en el
hospital, lo sabe todo el mundo. Era su tema de conversacin preferido. Era su nico tema de
conversacin. Eso y el ftbol. Eso y el ftbol, s. No saba hablar de otra cosa. Su cardiopatia, el
ftbol y sus preguntas idiotas. Se rieron con moderacin. Un rictus triste, como el que usamos
para rernos de las tonteras cometidas por los muertos. Sus preguntas idiotas? dije, ansioso
por incorporarme a su broma privada. Me preguntaba usted antes cul era el sistema de
Casagrande para vender sus productos. No era de los ms plastas concedi Farina.
Normalmente son unos pesados aclar Marn. Slo tratan de ser complacientes, claro, ya lo
entiendo pero, como no tienen demasiados argumentos, los visitadores deben ser insistentes. Y de
vez en cuando, te sale el pelotillero, cargante, que no te puedes quitar de encima. Hablan con
nosotros en horario de trabajo, o sea, en un tiempo que nos paga o bien el hospital o bien la
Seguridad Social con los impuestos de todos, porque esta clnica, a pesar de ser privada, tiene un
concierto con la Seguridad Social. Son capaces de salirte al paso en una urgencia. Muchos mdicos
se esconden de ellos en cuanto los ven llegar. El ascensor se haba detenido en el tercer piso, se
abran las puertas y corramos el riesgo de que la conversacin se interrumpiera. Pero
Casagrande dijo Beth, muy oportuna. Estbamos en una estancia cuadrada de donde salan
tres pasillos. No, Casagrande era aceptable reconoci Marn, ecunime. Deba de ser un
buen vendedor, porque me parece que tena bastante xito. Slo haba aquello de las preguntas
idiotas record, procurando que no quedaran temas a medio acabar. Ah, s, eso s. Siempre
estaba preguntando, sobre todo a las enfermeras y mdicos residentes: Oye, t sabes cundo es
el cumpleaos de la mujer de tal mdico?, o la fecha de boda, para poder enviarle un regalito a la
seora el da sealado. O Este mdico nuevo que ha venido al hospital, de qu equipo es? Del
Bara? Del Espaol? Del Madrid? O pasa de ftbol? Le gustan los toros? Y de esta manera,
cuando visitaba al mdico, saba qu tipo de actitud deba mostrar para hacerse simptico. Eso le
tena obsesionado, hasta el punto de que a veces haca preguntas grotescas. Un da viene y me
pregunta si uno de los mdicos tena perro y cmo se llamaba! A lo mejor quera enviarle un
paquete de latas de comida para perros dijo Beth. Nos remos los cuatro. Ja, ja. Qu
animalada. Nunca mejor dicho. Para quin trabajaba Casagrande? pregunt. Para los
Laboratorios Haffter dijo Farina. Si quieren saber ms cosas de Casagrande dijo Farina a
Marn, en confianza, como si nosotros no estuviramos presentes, podran hablar con Melania
Melones. Melania Melones? dije. Y el doctor Marn, sorprendido: Melania Melones?
No lo sabes? Es que no te enteras de nada, Miguel, que vas todo el da de culo. No s si ustedes
lo saben, pero aqu, en los hospitales, los residentes son los que cobran menos y los que hacen
todo el trabajo, ja ja. Descarg un golpe excesivamente cordial en la espalda del aprendiz. Se le
vea tanto o ms dispuesto que a Marn, aunque en su caso, las sonrisas cordiales me las dedicaba
a m, y no a Beth. Un chico cojonudo, este Miguel. Hay una enfermera que tena muy buen rollo
con Casagrande. La llamamos Melania Melones pero, en realidad, se llama Melania Llad. Hace el
turno de da, en la sala de control. Yo hice un gesto interrogativo. Me aclar. En la sala de
hospitalizacin. La llamamos la sala de control, donde siempre tiene que haber alguien a los
mandos de la nave. Cree que podremos encontrarla ahora? Prueben al final de este pasillo.
El doctor Farina seal lo que podramos llamar pasillo A. Inesperadamente, su mirada se hizo
penetrante, cargada de malas intenciones. Esta vez habl mirndome a los ojos, como si pensara
que yo me llamaba Marn: Y tambin podramos hablar de la discusin de Casagrande con
Helena Gimeno, no te parece, Marn? Helena Gimeno? dijo el otro, con cara de memo. Es
que ests en las nubes, Marn pareca que me estuviera riendo a m. Hace unos diez o doce
das, nuestro amigo Ramn Casagrande y una visitadora de otro laboratorio, Helena Gimeno,
tuvieron una discusin a gritos, en la zona de las consultas. Por qu discutan? pregunt, en
lugar de por qu me lo cuenta?No lo s. Cosas de su trabajo, supongo. Se fueron a un rincn
y discutieron gritando en voz baja, si entiende lo que quiero decir. En voz baja pero con mucha
mala leche, eh? Slo subieron el tono de voz cuando ella le grit Te acordars de m! Te juro
que sta me la pagas! Acabars mal, Ramn! Y l se deshizo de ella de una manera muy poco
elegante. Con palabras impropias de un caballero. Hubo ms testigos aparte de usted? le
ped. Dos o tres visitadores ms que estaban por all, y unos cuantos mdicos y enfermeras.
Algn celador? Tal vez Adrin Gomal? No lo s! se exasperaba Farina como si yo no
hubiera acertado a formular la pregunta adecuada. Dnde podemos encontrar a esa chica, la
visitadora, Helena Gimeno? Aqulla era la pregunta adecuada. Viene a menudo por aqu, casi
cada da. Ronda por la zona de las consultas, como todos los visitadores. Nos indic con un gesto
el, digamos, pasillo B. Y, de repente, para recompensar mi acierto inquisidor, recuper el buen
humor, se me acerc y tem que me pusiera la mano encima. Saben? A m, si no hubiera sido
mdico, me habra gustado ser detective. Me parece un trabajo apasionante. Claro, que los
mdicos, de alguna manera, tambin somos detectives, porque buscamos pistas, que son los
sntomas, y hacemos deducciones para descubrir los virus y bacterias culpables de las
enfermedades y, cuando los encontramos, los juzgamos y los ejecutamos, ja ja. Desde haca rato,
el doctor Marn miraba a su compaero como preguntndose si se habra tomado una dosis de
alguna droga neurolgica experimental. Barrios nos debe de estar esperando le dijo. Ah, s
dijo el doctor Farina. Sac del bolsillo una tarjeta y me la dio. Cualquier cosa que necesiten,
cualquier duda que tengan, me llaman. O me buscan, si estn por aqu, en el hospital. De
acuerdo? Los dos mdicos se alejaron hacia el fondo del pasillo. Farina an se volvi dos veces
para saludarnos con la mano, sonriendo. Qu raro, no te parece? coment cuando hubieron
desaparecido los mdicos. Beth me miraba interrogativa. Le aclar: Tanta amabilidad. El
doctor Marn? prob. No. El otro. Cuando ha entrado en el ascensor, era una persona huraa
absorta en sus pensamientos, pero en cuanto ha sabido que ramos investigadores de una
compaa de seguros que preguntbamos por Casagrande, se ha vuelto de lo ms amable,
hablador, indiscreto y colaborador. Cualquier cosa que necesiten, cualquier duda que tengan
Bueno. Es que ha dicho que a l le gustara ser detective. S acept. Ser eso. Pero no
puedo evitar preguntarme por qu odia tanto a Melania Llad y a Helena Gimeno. Ya estaba
metindome por el pasillo llammosle A. Eh Beth me retuvo. Que ha dicho que los
visitadores mdicos estaban por all. S, pero ahora me han entrado ganas de hablar con esa
enfermera, Melania Melones. Me ha parecido or que el doctor Barrios estar ocupado en una
reunin, ahora, verdad? Aprovecharemos su ausencia para hablar con libertad. Recorrimos un
pasillo poblado de pacientes en batn y con muletas, o en silla de ruedas, y de visitantes solcitos
que les animaban dicindoles que ya faltaba menos, como si los enfermos estuvieran haciendo
la mili. He metido la pata, al interesarme por Colmenero? pregunt Beth mientras nos
adentrbamos en el departamento de hospitalizacin, el ms importante del establecimiento. Y,
sin darme tiempo a abrir la boca, ella misma se contest. S que la he metido. Soy burra. Vaya,
perdona. Que no protest. Lo has hecho muy bien. Saber improvisar sobre la marcha es una
de las cualidades de un buen detective. Lo has justificado muy bien. De verdad? No me lo
dices para que no me deprima? Has estado brillante. Ahora ya sabemos que muri por un error
mdico. Era alrgico a un medicamento y alguien se equivoc. T qu opinas? Que me
gustara saber quin se equivoc y por qu. Y qu tiene que ver esto con la muerte de Ramn
Casagrande, y con Adrin Gomal. Muchas preguntas. Y me gustara que las hicieras t, Beth.
Yo? S. Me gustar ver cmo trabajas. Pero yo
La sala de control, en lugar de puerta, tena un mostrador en donde las enfermeras atendan al
pblico. Se las poda ver trabajando en aquel reducido espacio, preparando jeringas o haciendo
constar las temperaturas de los pacientes en los informes mdicos, o entrando y saliendo por unas
puertas batientes que llevaban a otras dependencias. Antes de llegar a la altura del mostrador, ya
escuchamos la voz exasperada de un hombre muy disgustado. No era esto lo que quera decir!
Pero qu es esta chapuza? Te crees que estamos en Ruanda-Burundi? Al parecer, el doctor
Barrios no pensaba llegar puntual a la cita que tena con Marn y Farina, porque en seguida le
reconocimos all, delante nuestro, con bata verde. Estaba hablando con una enfermera, los dos
muy atentos a una mancha de pintura que haba en la pared. Como me ha dicho que lo
tapramos hoy mismo, y los de mantenimiento no podan venir en seguida, yo misma Era una
chapuza, efectivamente. En la pared, se vean cuatro o cinco pinceladas de pintura blanca
aplicadas a golpes y con desgana, que haban goteado unos churretones que llegaban hasta el
suelo, y que slo servan para hacer que el resto de la habitacin, pintada de un blanco que el
tiempo haba amarilleado, pareciese sucia. O bien aquella enfermera no estaba dotada para la
pintura, o se haba visto obligada a hacer una tarea que crea que no le tocaba y haba tratado de
demostrar su ineptitud en aquel terreno. Por qu no pueden venir en seguida los de
mantenimiento? Para qu estn, si no? Qu cosas ms urgentes tienen que hacer? sta es un
rea abierta al pblico Al hacer el gesto demostrativo, el doctor Barrios se volvi hacia nosotros
y nos vi. Desde que se haba hecho la fotografa de la orla, se haba afeitado la barba. Era un
hombre robusto, ms corpulento que yo, con el cuerpo esculpido en alguno de los gimnasios ms
selectos de Barcelona, manos de dedos largos y delicados como corresponda a su categora de
cirujano milagroso y la piel bronceada por el sol de Gstaad y de la Admirals Cup, como mnimo.
Reprimi su enojo inmediatamente. Pero, si tenemos que pintar toda la sala objetaba la
enfermera, agobiada ante la perspectiva de un trabajo agotador, tendremos que sacar todo el
mobiliario, doctor Evidentemente, aquellas pinceladas haban pretendido borrar unas letras de
palmo, pintadas con un rotulador permanente de tinta roja y punta gruesa, que se resistan a
desaparecer del todo. Sent curiosidad por saber qu deca aquel grafito. Forc la vista. Pero la
atencin del doctor y de la enfermera ya estaba clavada en nosotros y tuve que aplazar la lectura
para ms tarde. El doctor Barrios sentenci: Pues dentro de quince das, por Semana Santa, que
habr menos trabajo. Y no hace falta que molestes a los de mantenimiento, ya que estn tan
ocupados. Yo mismo me encargo. Conozco un pintor competente y de confianza. Lo har en pocas
horas. Melania Llad y yo nos permitimos dudar de que alguien pudiera hacer aquel trabajo en
pocas horas. Me parece que los dos nos imaginamos el desorden que supondra, durante la
Semana Santa, retirar las mesas de aquel pequeo espacio, y los ordenadores, los armarios y,
especialmente, una ciclpea vitrina de metal y cristal de metro y medio de altura por tres de
ancho, sin patas y apoyada en una pared, llena de arriba abajo de material y aparatos mdicos y
de enfermera, con abundancia de utensilios de apariencia frgil y quebradiza, que no deba de
pesar menos que un barco de carga con carga y todo. El vaciado y el traslado de aquel mueble
exigira, como mnimo, las fuerzas combinadas de un cuarteto de tipos musculosos. Un buen
desorden teniendo en cuenta que no podran dejar de atender a los pacientes, porque los
enfermos no se curan slo porque el hospital est en obras. Muy bien, doctor. El doctor Barrios
mir el reloj y, al descubrir que ya llegaba tarde a su cita, vino hacia nosotros y sali sin dirigirnos
la mirada, esquivo como lo son los mdicos que temen que los parientes de algn enfermo los
paren para pedir explicaciones. Antes de que la enfermera pudiera impedirnos el paso cerrando la
media puerta que l haba abierto, se lo imped poniendo el pie y acercndome mucho.
Perdone, queremos hablar con Melania Llad. Ella se mostr contrariada. Aparentaba unos
treinta aos, y tena una cara redonda y blanda, embadurnada con tanto maquillaje que le
blindaba el rea facial a prueba de balas y de obuses de calibre moderado. Llevaba el pelo en
media melena teida de rojo y su cuerpo, tenda a neumtico. El apodo Melania Melones se
entenda perfectamente a primera vista. Se la vea cansada, quiz de dormir mal por culpa de los
turnos de guardia. Soy yo. Tena la intencin de impedirnos el paso. Queremos hablar con
usted en privado le dije acercndome un poco ms, invasor, entrando en su espacio vital. De
qu? De un par de muertes me pareci que una formulacin as sera contundente y
convincente. De la muerte de Marc Colmenero y la muerte de Ramn Casagrande. Preferira no
armar mucho jaleo Mir por encima del hombro, como si me dispusiera a chillar para convocar
a todo el pblico posible. Melania dio un paso atrs. Yo ced el paso a Beth, caballeroso, y le toqu
el codo para recordarle que tambin le ceda la palabra. Mantenindome en un discreto segundo
entre la muerte del seor Colmenero y la del seor Casagrande. Como sabemos que el seor
Casagrande fue asesinado por Adrin Gomal, quisiramos saber qu relacin podra tener el seor
Gornal con el caso Colmenero. Se le ocurre alguna? Aqulla era una pregunta concreta, y las
preguntas concretas tranquilizan porque permiten respuestas concretas. Melania Llad se puso a
pensar y respondi: No. No se me ocurre nada. Tenemos entendido que usted conoca muy
bien al seor Ramn Casagrande Conocerlo? Yo? Muy bien? Todos dicen que sali con
l apunt Beth. Todos? Quin lo sabe? Quin lo dice? Qu pasa? me impacient.
No es verdad o nos lo quiere ocultar? Si no es verdad, perdone e iremos a hablar con quien nos lo
ha dicho. Y, si nos lo quiere esconder, de acuerdo, est en su derecho, pero me parece muy
significativo. Me odi un momento, con sus ojos pintarrajeados. Sal con l cinco o seis veces en
un ao, y de la ltima ya hace un mes. Nada especial. l era soltero y yo soy separada. Salamos
para pasar el rato. Estuvo en su casa? inquir tratando de entender qu significaba para ella
exactamente el concepto de pasar el rato. Oiga se impacient, me est viendo llorar y
darme cabezazos contra las paredes? Lamento que ese imbcil lo haya asesinado, s, pero nada
ms. Slo ramos conocidos. Dej que Beth hiciera la siguiente pregunta: Qu sabe de la
discusin que tuvo con una visitadora que se llama Helena Gimeno? Una discusin? En un
rincn de la zona de consultas. Se insultaron como verduleras. Ella lo amenaz de muerte. Hay
testigos. Pues pregunten a los testigos. Yo no tengo ni idea. Ya le he dicho que hace ms de dos
meses que no nos hablamos y no presto atencin a los chismes, tengo otro trabajo. Como para
demostrarnos que efectivamente tena otro trabajo, en aquel momento entr otra enfermera que
le hizo una pregunta incomprensible, a la cual Melania Melones contest con perfecta seriedad.
Como si aquella interrupcin tuviese algn significado oculto, en seguida Melania se puso a buscar
algn medicamento en la colosal vitrina de hierro y cristal que haba contra la pared. Se obstin en
darnos la espalda, pero no ced. Lo que s debe de saber es que el seor Casagrande y Adrin
Gornal eran muy amigos. Muy amigos quiso decir No es para tanto. Nos han dicho que
Adrin Gornal era un poco juerguista, travieso, liante Los ojos de Melania confirmaban mis
palabras, oponiendo una cierta resistencia, como si tuviera miedo de lo que pudiera seguir. No
estaba por aqu cuando operaron a Marc Colmenero? No Melania Llad haca un esfuerzo
de memoria pero responda antes de fijar los recuerdos. Pinselo bien. No, Adrin Gornal no
estaba ahora se mostraba segura. Recuerdo perfectamente a los celadores que haba por
aqu, y ninguno de ellos era Adrin Gornal. Y usted? Qu? Usted estaba cuando muri el
seor Marc Colmenero? No poda decir que no, si recordaba que Adrin estaba ausente. S, s
que estaba. Pero de eso no tengo nada que decir. Hablen con el doctor Barrios. Slo quiero que
me confirme lo que ya sabemos. El seor Colmenero era alrgico a un medicamento y ustedes le
administraron precisamente ese medicamento Fue un accidente, una equivocacin. Se hizo
una investigacin, la que meti la pata fue despedida Una mujer? Pregntele al doctor
Barrios. Si nos dice el nombre de quien Pregnteselo al doctor Barrios. Est bien, est
bien. Y esto? dije, de repente, sealando el desaguisado de la pared. Un paciente
descontento? Ella se haba olvidado del tema de la pintura. Neg vagamente con la cabeza,
levant un hombro. Podra haber sido Adrin Gomal? No se le haba ocurrido pensarlo, pero
no le pareca ningn disparate la posibilidad. Yo dira que le pega, con su forma de ser, no le
parece? Podra ser acept ella, porque es bastante tonto para esto y mucho ms, pero no lo
creo. Por qu? Suspir, fastidiada, deseando terminar de una vez. Esta sala no queda nunca
vaca explic, ni de da ni de noche. Aqu entramos y salimos constantemente las enfermeras y
las auxiliares de los dos turnos. Como mucho, puede llegar a estar vaca tres o cinco minutos, no
ms. O sea, que quien lo hizo, estaba vigilando, al acecho, hasta que se le present la oportunidad.
Y aqu, normalmente, los nicos que pasean arriba y abajo por los pasillos, salvo el personal de
planta, son los enfermos. Seguro que fue uno de ellos. Afirm con la cabeza, pensativa, tratando
de imaginar cul de sus enfermos poda ser tan rencoroso por un error en el servicio. Los hay
muy quisquillosos. A veces te vienen ganas de despuntar la aguja antes de ponerles la inyeccin.
Levant la vista, para comprobar cmo reaccionaba yo ante sus palabras imprudentes y viscerales.
Ninguna reaccin. Me limit a sonrer. Tiene idea de qu enfermo habr podido hacerlo?
Tampoco se lo dira. Qu tiene que ver con la muerte de Ramn o la del seor Colmenero?
Tiene razn. Ms sonrisas para ablandarla. Pero volvamos a Adrin Gornal Cree que
Adrin Gomal podra haber hecho esta pintada, si hubiera tenido oportunidad? Se encogi de
hombros. igame: es evidente que Adrin est loco, dado que ha hecho lo que ha hecho. Slo
estoy tratando de hacerme una idea de cul es su locura Harta ya de escucharme, acorralada,
Melania decidi terminar de una vez: Claro que podra haberlo hecho. Era capaz de cualquier
cosa. Como por ejemplo? Lo pillaron un da con una enfermera No hace mucho. Quera
hacer el amor con ella en una habitacin donde haba un viejo. En la cama libre de al lado
Tcnicamente, se ve que era una violacin. Y la noche de Fin de Ao Se interrumpi. Qu
pas la noche de fin de ao? Le haba tocado el turno de guardia y estaba amargado, y se ve que
bebi de ms. Y, de repente, decidi celebrar la fiesta por su cuenta. Abandon el lugar de trabajo,
en la puerta de urgencias y, con un par de celadores ms y con una caja de cava y unas bolsas de
fritos de maz y de almendras saladas, fueron a recibir el Ao Nuevo al depsito. Supongo que
pensaron que all no Ies pillara nadie. Pero les pillaron, ya lo creo. Quedaron suspendidos de
empleo y sueldo unos una semana y Adrin quince das, porque era quien lo haba montado todo.
Que, pensndolo bien, me pregunto Se pregunta? Me mir, muy intrigada. Era la primera
vez que se planteaba aquella cuestin: Me pregunto por qu no le echaron. A otros, los han
despedido por mucho menos. Estaba pensando en alguien concreto. Est pensando en
alguien concreto? le pregunt. No, no minti. Slo me extraa que Adrin an estuviera
trabajando aqu con todas las que ha organizado. Tal vez est muy bien recomendado?
suger. Se oy un zumbido discreto y en una pantalla colgada del techo se encendi un nmero
de color naranja. Alguno de aquellos pacientes quisquillosos reclamaba los servicios de
enfermera. MelaniaLlad mir aquella lucecita como los navegantes perdidos y a punto de
naufragar miran el faro salvador entre la niebla. Perdonen. Tengo trabajo. Y huy hacia la
salvacin olvidndose de pedirnos que saliramos de aquel mbito restringido al personal. De
todas formas, salimos de all. Lo he hecho bien? pregunt Beth, ansiosa, mientras
recorramos los pasillos. De maravilla. Por eso, quiero que ahora hagas otro trabajo t solita.
Yo sola? Te fas? Claro que s. Quiero que vayas a ver al jefe de celadores y le preguntes por
Adrin Gornal. Me interesa saber si era recomendado de alguien importante. Por qu no le
echaron a pesar de todas sus travesuras. Quin responda por l, ya me entiendes. S, s.
Procurar hacerlo bien. Y t, dnde vas? A visitar a los visitadores.
Haba tres visitadores mdicos en la sala de espera de la zona de consultas del hospital. Se les
distingua de los pacientes por el hecho de que los tres llevaban maletas de ejecutivo, y tambin
porque, juntitos en un rincn, hablaban en voz baja y hacan aspavientos de consternacin y
descontento, probablemente inmersos en una discusin sobre el asesinato de su colega
Casagrande. Dos eran hombres. Supuse que la mujer era Helena Gimeno. La observ antes de
abordarla. Y, de paso, la grab con la microcmara de vdeo. Una toma corta, diez segundos,
suficiente para extraer una fotografa decente. Quera retener la imagen de aquella mujer que
haba amenazado a Ramn Casagrande y le haba profetizado que acabara mal. Me dio la
impresin de que era una mujer decidida a salirse con la suya. Decidida, que no acostumbrada, y
aquello ya marcaba una diferencia. Se le notaba la actitud un poco defensiva de quien no soporta
que le den con la puerta en los morros y se ha visto muchas veces con los morros pegados en una
puerta. Deba de tener alrededor de treinta aos. Cabellera castaa arreglada con frecuencia en la
peluquera, ojos marrones de mirada intensa, una boca pequea que deba de fruncir hasta el
dolor cuando le llevaban la contraria. Era ms bien alta y tal vez haba tenido tipo de modelo diez
aos atrs, pero ahora el alcohol y el cansancio le haban arrebatado la curva de la cintura, le
haban redondeado los hombros y le haban amargado la sonrisa. Iba arreglada, sin renunciar a un
toque de sensualidad, pens que para hacerse atractiva a sus clientes, los mdicos, sin correr el
riesgo de ofender a los ms pacatos. Un equilibrio bastante bien conseguido. Me levantaba ya
para dirigirme a ella, cuando se abri la puerta de uno de los consultorios e hizo su aparicin
estelar un mdico de aspecto de bonachn. Inmediatamente uno de los visitadores sac unas
camisetas del maletn y corri los diez metros libres hacia l. Doctor Fa! Doctor Fa!
gritaba. El doctor Fa no mostr el ms mnimo entusiasmo al verle y hasta intent escabullirse
dando media vuelta, pero el otro, con un quiebro magistral, le cort el paso y plant ante sus
narices una de las camisetas. Doctor Fa, mire, mire qu camisetas hemos hecho! He pensado
que a sus hijos les gustaran y les iran bien, ahora, de cara a la primavera. Unos cuatro metros ms
all, de espaldas a m, Helena Gimeno negaba con la cabeza, como si lamentara profundamente lo
que estaba viendo. El mdico acorralado se resign a inspeccionar las camisetas, mientras el otro
sonrea servil. Eran piezas de calidad, estropeadas por el hecho de llevar la inscripcin
LABORATORIOS TRUVEN en el pecho. Bueno, bueno, de acuerdo, me quedo una. Muy
agradecido. No, no, una no, qu dice, una. Tres! Que usted tiene tres hijos, verdad? Pens en
la opinin que el doctor Farina tena de los visitadores mdicos. El visitador humillndose ante un
mdico que tena que aceptar un obsequio lamentable a punta de pistola. La Gimeno se volvi
hacia m y empez a caminar como si no pudiera soportar ms aquella visin. Pas por mi lado sin
verme. Fui detrs de ella y la pill delante de la puerta del ascensor. Helena Gimeno? Me mir
recriminndome el abuso de confianza y el ataque a traicin: S. Los ojos me interrogaban:
Y usted quin es?Estoy investigando la muerte de Ramn Casagrande le solt, de entrada.
Investigando?, expresaron sus ojos, como si el verbo fuera sinnimo de hirviendo o calzando, o
haciendo pompas de jabn. Es polica? Me gustara ver su identificacin. De la compaa de
seguros superpuse a su identificacin. Compaa de seguros? Sonri a medias como
diciendo No me fastidie, y dirigi su atencin al botn del ascensor, que no llegaba. Me han
dicho que usted discuti con el seor Casagrande. No es asunto suyo. Una discusin violenta.
Dicen que llegaron a las manos. No me acuerdo. Usted discute con Casagrande, le dice que se
arrepentir de lo que le ha dicho o hecho y, al poco tiempo, alguien le pega un tiro a Casagrande.
Alguien, no. Un seor muy concreto llamado Adrin No-s-qu. No conoca usted a Adrin
No-s-qu? No le haba visto nunca. Trabajaba aqu, en el hospital. Eso dicen. Se abrieron
las puertas del ascensor. Ella se meti, y yo tras ella. Me mir con irritacin. Puls el botn de la
planta baja y yo opt por bajar el tono. Slo hago mi trabajo como usted hace el suyo. Me han
pedido un informe y me ha parecido interesante incluir su opinin. Nada ms. No pienso ir a
testificar a ningn tribunal, ni a favor ni en contra de nada. Ese imbcil no se lo mereca. Nada
de tribunales. Deme material para llenar el informe, sea lo que sea, y me ir contento. Cuatro
cosas. Por qu se pelearon, por ejemplo. Si es que puede decrmelo. Ella no me miraba. Pens que
le encantara contarme por qu se haba peleado con Ramn Casagrande pero, en cuanto se abri
la puerta del ascensor, ech a caminar sin esperarme. Djeme que adivine dije, adaptando
mis zancadas a las suyas a travs del vestbulo. Slo dgame s o no. Usted tena unos doctores
como clientes, doctores que compraban medicamentos de sus laboratorios. Pero, un da, el seor
Casagrande se los quit. Esos doctores que le daban de comer a usted empezaron a adquirir
medicamentos de los Laboratorios Haffter. S o no. Lleg a la puerta de la calle y la abri con la
fuerza que habra necesitado para romperle la cabeza a Casagrande al mismo tiempo que me
miraba por encima del hombro y reconoca, asqueada: S. Con mano firme, imped que me diera
con la puerta en las narices. Segu el paso vivo de Helena Gimeno hacia la calle. Con qu
mtodos? reclam. Cmo pudo hacerlo? Cmo consigui que los mdicos cambiaran de
opinin? Les sobornaba? Dicen que todos los medicamentos son iguales, al fin y al cabo Lleg
hasta un BMW 323 de color rojo. No le iban mal las cosas. Y hasta me atrevera a decir que le iban
mejor que a Casagrande. Utiliz el mando a distancia y las luces de posicin le hicieron un guio,
las dos a la vez. Saba muchas cosas de los mdicos insist. Los cumpleaos, las fechas de
boda, si uno era del Bara o del Espaol, si al otro le gustaban los toros, si el otro tena perro
Abri la puerta del BMW 323 de color rojo y se volvi hacia m como diciendo Me va a dar la lata
mucho rato an? Pero dijo otra cosa: S. Saba muchas cosas de los mdicos. Volvi a cerrar el
coche y aadi: Me invita a un caf? La nica cafetera que haba cerca era la del hospital, de
manera que retroced sin perderla de vista y puse la mano sobre la gran barandilla dorada que
serva para mover la puerta de cristal. Las luces del BMW 323 volvieron a parpadear para indicar
que volvan a dormir y Helena Gimeno vino hacia m. Le flanque el paso. Atravesamos el vestbulo
de nuevo, ella delante, siempre tiesa y decidida, yo detrs como un perrito fiel. La cafetera estaba
en la planta baja. Pdame un gin-tnic, por favor. Fue directamente a una mesa, dando por
supuesto que yo me encargara del pedido. Yo tambin decid tomar un gin-tnic, aunque no es mi
bebida preferida. Tal vez se me ocurri que aquel detalle servira para acercarnos un poco. En
aquellas horas, la clientela de personal mdico y visitantes de enfermos era escasa y espaciada,
todo el mundo hablaba en voz baja y se dedicaba a lo suyo, de manera que el ambiente era
bastante discreto como para cualquier confidencia. Helena Gimeno estaba ensimismada, inmersa
en sus pensamientos, con las manos juntas en oracin y los labios fruncidos sobre los dedos, en
una especie de autobeso. Estaba discutiendo consigo misma, tratando de dilucidar algn tema
trascendental. Llev hasta la mesa los dos gin-tnics, me sent ante ella y esper. Todava me hizo
esperar un poco ms. Encendi un cigarrillo con un encendedor que soltaba una llamarada de
bazooka y me mir con unos ojos igual de incendiarios. Eran ojos de asesina, de mala de pelcula,
de fiera sin piedad. Unos ojos preciosos. Est segura de que aqu se puede fumar? coment.
Lo peor que le poda decir. Tuvo una sacudida de impaciencia, mir alrededor, como un criminal
acechado, tir el cigarrillo al suelo y lo pis con furia, mirndolo fijamente como si esperara ver
brotar sangre bajo la suela del zapato. Claro que no se puede murmuraba. No se puede en
ningn sitio, joder. Tambin mira que tengo unas ocurrencias, meterme en el bar de un hospital.
comer, fechas de cumpleaos familiares para tener algn detallito Y me permit una
disgresin: Cmo pueden controlar sus laboratorios cunto vende cada visitador? Es muy
sencillo. Por un lado, en un hospital como ste, que no tiene cien camas y que por lo tanto no est
obligado a tener un servicio de farmacia hospitalaria, el control viene dado a partir de lo que
compra directamente el hospital, que es lo que piden los mdicos. Por otro lado, por lo que
respecta a la gente que sale con el alta en la mano, o los que vienen a pasar consulta externa, la
mayora compran las medicinas en las farmacias ms cercanas. Con un simple estudio estadstico
informatizado se puede saber si lo estamos haciendo bien o no. Existe una empresa que se dedica
especficamente a esto y que trabaja para todos los laboratorios. Y se supone que hay unas
normas ticas entre los visitadores Un mnimo de juego limpio. Si vas a ver a un mdico, quien
llega primero tiene derecho a hablar con l primero, tan pronto como el mdico lo permita. Pero
Casagrande Pero Casagrande Se colaba siempre. Haca lo que quera. Lo que quera.
Casagrande era una rata. Un hijo de puta. Un tramposo. Por qu? Cules eran sus mtodos?
Sobornaba a los mdicos? La astilla? El tarugo? Chantaje? Helena Gimeno hizo una pausa
para subrayar y poner en maysculas y negrita lo que iba a decir. Extorsionaba a los mdicos.
Me miraba con cara de Bueno, ya lo he dicho y, desafindome a que le replicase que no me lo
crea. No lo hice, claro. Lo tena todo en las fichas. Las fichas repet. Las fichas, s. Sus
famosas fichas. Una caja de zapatos llena de fichas. No las ha visto? Me miraba a los ojos,
convencida de que, a travs de ellos, vislumbrara mi alma y sabra si le estaba mintiendo o no.
No. Eso era lo que le interesaba. Las fichas de Casagrande. Sus ojos felinos decan que estaba
dispuesta a incendiar ciudades enteras para conseguir aquellas fichas. Si investiga la muerte de
Casagrande, usted habr estado en su piso. No, no he estado. No soy de la polica. Pero podr
ir. Las fichas tienen que estar en el piso. Para sus familiares no tienen ningn valor ni significado.
Estoy segura de que usted me las puede conseguir fcilmente. Para qu las quiere? Para
continuar con los chantajes? Yo no he hablado de chantajes. Son detalles, pequeas
estrategias Pequeas estrategias con las cuales Casagrande seduca a todos los mdicos que
quera. Pequeas estrategias repiti. Por ejemplo, el doctor Aramburu. Un mdico mayor
que slo recetaba analgsicos y antibiticos de mi laboratorio desde haca tiempo. Seguramente lo
haca porque le gustaba mirarme las tetas mientras le haca la visita, me da igual. El caso es que de
repente, un da entro en su despacho y me lo encuentro nervioso y me confiesa que a partir de
ahora recetar los productos de los Laboratorios Haffter, los de Casagrande. No me lo poda creer.
l estaba muy nervioso, casi se me pone a llorar y me lo cont todo. Qu pas? El doctor
Aramburu estaba casado, y tena una amante. De qu manera se enter Casagrande, no lo s. Me
imagino que haciendo preguntas, observando, investigando. O tal vez por pura casualidad, da lo
mismo. El caso es que un da, Casagrande se present en la sala donde Aramburu y su amante iban
a hacer manitas y los sorprendi. Los dos tortolitos bailando un bolero y morrendose en la pista y
Casagrande que aparece de la nada y les saluda. Vaya, qu casualidad!, y Aramburu que no
saba qu cara poner. Casagrande va y le dice: Tranquilo, tranquilo, por m no tiene que
preocuparse, yo soy una tumba. Pero, a la siguiente visita, lo primero que le dijo, como si fuera
una broma privada, fue: Vaya, un camarero de la sala de baile me dijo que va usted a menudo,
por all. No saba que le gustaba tanto bailar. Bailar, pronunciado as, ya me entiende, y a
continuacin sin detenerse: Bueno, ha considerado las propiedades de la nueva presentacin
clnica del Banatil?, como si una cosa no tuviera nada que ver con la otra. No era un chantaje,
entiende lo que quiero decir? Slo era una pregunta. Y qu iba a hacer Aramburu? A Aramburu
le daba lo mismo recetar mis productos que los de Casagrande, son iguales, para qu vamos a
engaar. Y le quit el cliente. Por eso discutieron aquel da. Por eso le amenaz usted? No,
esto de Aramburu pas hace seis meses. Me tuve que morder la lengua por miedo de perjudicar al
mdico, ya le he dicho que ramos amigos Pero, desde aquel da, los xitos de Casagrande se
multiplicaron. O sea: que hizo otros chantajes. Estoy segura. En qu consistan los chantajes,
qu ha averiguado exactamente de cada una de sus vctimas, no lo s. Pero esa situacin de ir a
visitar a un mdico que recetaba productos Pedrosa y encontrarme con que de repente me
empieza a dar largas para acabar notificndome que se ha cambiado a Haffter y que no tiene
argumentos ni explicaciones para justificarlo y que hace cara de culpable, sa s que se ha
repetido, cinco o seis veces. Era obvio lo que estaba pasando. Todo, Casagrande lo llevaba todo
apuntado en sus malditas fichas. Y me gustara echarles un vistazo despus de usted, claro. Sus
pupilas encendidas eran como el genio de la lmpara invitndome a escoger cualquier deseo a
cambio de aquellas fichas. Las buscar. Y me las dar. No las originales, no hace falta. Har
unas fotocopias y me las har llegar. Y yo, a cambio, le dir los nombres de los mdicos que, poco
a poco, fueron pasndose a los Laboratorios Haffter. De acuerdo dije. Porque se me ocurri
que difcilmente podra tener acceso a aquellas fichas. Porque muy probablemente era aquella
caja de zapatos lo que llenaba la bolsa azul que llevaba Adrin cuando sali del piso de
Casagrande. Hemos hecho un trato se quiso asegurar. Hemos hecho un trato admit.
Saqu mi pequeo cuaderno. Pues empiece a apuntar se rindi ella. Ya le he mencionado al
doctor Aramburu. El pasado noviembre, el doctor Farina, del equipo del doctor Barrios. En
septiembre, la doctora Falgs, de ciruga infantil. En febrero, el doctor Barrios El doctor
Barrios? S, el doctor Barrios en persona. El eminente cirujano famoso de referencia que,
adems, influye sobre otros mdicos a la hora de elegir los medicamentos que deben utilizar. Un
golpe maestro, pero como el doctor Barrios antes de esto ya no recetaba prcticamente nada de
mis laboratorios y no me afectaba demasiado, me aguant Anot Doctor Barrios debajo de los
otros. Quin ms? Finalmente, hace diez das, la doctora Mallol, mdico anestesista, tambin
del equipo de Barrios. Ah es donde ya no pude ms, porque Mallol era una de mis mejores
clientes. Y por eso discut con Casagrande, y le amenac, s. Estaba hasta los ovarios. Y ahora
pregnteme si celebr la noticia de su muerte y le dir que s, francamente, s. Pregnteme si
contrat a este Adrin No-s-qu y le dir que no. Nunca he odiado tanto a nadie como para
desearle la muerte. Y no he conocido nunca a nadie capaz de matar. No me entra en la cabeza.
parece que se ha ido por all! Por favor! Hagan algo! Apart
la tapa del marco y saqu el papel de debajo, donde estaban
pegadas las fotos de los mdicos, y dej el passe-partout de
encima, donde haba los agujeros que las enmarcaban.
Ahora, donde estaba Beth haban llegado un par de mdicos y
enfermeras y alguien reclamaba la presencia de los guardias
de seguridad. El fenmeno de la missdirection es realmente
notable. Toda la atencin concentrada en un punto donde, en
realidad, no pasaba nada mientras que, donde nadie mira,
sucede lo que realmente importa. Est bien? le decan a
Beth, muy preocupados. Le duele algo? El tobillo
Pens que la chica sobreactuaba un poco. Necesitaba un
mster en el Actor's Studio. Ayyyyy! Podra ser el
peron opinaba un mdico. Nota si puede girar el pie,
seorita? Que no, qu dices. Los ligamentos o a lo mejor el
astrgalo le discuta el otro mdico, ms experto. Despus
de todo, estbamos en un hospital de traumatologa.
Traed una camilla! Justo cuando estaba cerrando las grapas
de la tapa posterior, o un ruido a mi espalda. Distrado por el
cacao que organizaba Beth, me haba olvidado de controlar
el pasillo solitario, el de la derecha. Cuando me volv, me
Adrin Gornal haba sido muy popular entre los celadores del hospital. Era el bromista, siempre de
buen humor, seductor con las chicas y buen amigo de sus amigos. Le gustaba beber, era un poco
faldero y, aunque no fuera el trabajador ideal, todo el mundo tenda a perdonarle los errores. No
era aqulla la imagen que yo haba obtenido de mi observacin. Yo haba conocido a un hombre
ms bien amargado y taciturno, agobiado por alguna angustia tenebrosa. Y Beth me confirm que,
efectivamente, aqulla era la sensacin que transmita Adrin de un tiempo a esta parte. Algo
grave le haba sucedido. Poda ser el incidente de Fin de Ao?, haba preguntado Beth, pero el
jefe de celadores, muy discreto y corporativo, se hizo el sueco. El da de Fin de Ao todo el mundo
hace tonteras, y el hecho no haba sido tan grave, y adems, Adrin ya se las haba visto con la
directiva del hospital; si ellos haban considerado que slo mereca un castigo discreto, no haba
nada ms que hablar. El jefe de celadores nunca haba notado que Adrin viniera recomendado
por nadie y, por descontado, jams hubiera pensado que pudiera cometer un crimen como el que
se le atribua. Qu clase de amistad le una a Ramn Casagrande? El jefe de celadores no lo saba.
Dnde se poda esconder Adrin Gornal? Ni idea. Beth me estaba diciendo que seguro que yo
hubiera sacado ms jugo al interrogatorio cuando abr la puerta de la agencia y los dos nos
pegamos un buen susto. Qu estaba pasando? Primero, pens que haba empezado una
revolucin sin que yo me diera cuenta, y que las masas sublevadas haban declarado la agencia
Biosca su objetivo nmero uno. Si no, no se explicaba lo que vea. Amelia, que se da mucha maa
con las manualidades, provista de un Black-and-Decker, estaba clavando con tornillos un pestillo
del tamao de una morcilla en la puerta interior, la que comunicaba su despacho con la sala (no
pasarn!). Buena parte de las mesas del despacho grande haban sido retiradas, tal vez con la
intencin de convertirlas en barricadas llegado el momento. En un rincn haba amontonadas
bolsas de supermercado con bebidas y latas de conservas y hasta un pequeo fogn, para resistir
el asedio. Octavio iba en mangas de camisa con la culata de su pistola king-size bien visible en la
cartuchera, como si la perspectiva del tiroteo fuera inminente. En medio de toda aquella
confusin, Biosca se mova con una vitalidad inslita en l, como un comandante entre trincheras,
dando instrucciones a diestro y siniestro. Despus pones otro pestillo en mi despacho
ordenaba a Amelia. Y en la puerta principal tambin. Pero si en la puerta principal ya
tenemos dos! Ms vale que sobre que no que falte! En aquel momento advirti mi
presencia. Ah, hola, Esquius. Llega en el momento oportuno. Necesitamos refuerzos.
Zafarrancho de combate. Los nios y las mujeres primero. Cmo va su caso? Pero qu pasa?
dije yo, incapaz de formular mi desconcierto de una manera ms original. Quita son detrs
de m la voz de Tonet. Era una de las frases ms largas que le haba odo decir en todo el tiempo
que llevaba trabajando en la empresa. Con aquella pinta de mquina expendedora de bebidas, el
gigante pas por mi lado cargando una cama plegable bajo cada brazo. Iba tropezando con todo lo
que encontraba a su paso. Muy bien, Tonet deca Biosca. Ponas aqu, en medio de la sala.
Ah, Beth exclam Octavio, muy contento. Ya era hora. Te necesitbamos para hacer las
camas. La chica peg un brinco. Para eso me hacis venir? Para hacer camas? Yo desde la
mili no hago camas, nena respondi Octavio, con aquella sonrisa tan ofensiva. Y tenemos que
hacerlas bien, que las invitadas son de categora. Invitadas de categora? Lo hubiera podido
deducir yo solo, pero Biosca se me adelant. Acerc sus labios a mi pabelln auditivo y me lo llen
de perdigones: Se quedan. Se quedan? Quin se queda? Felicia Fochs y su hermana.
Que se quedan? Venga. Me agarr de la manga y me arrastr hasta su despacho. Que Felicia
Fochs estaba all dentro me lo confirm en seguida el olor a perfume caro y adictivo y el hecho de
que Octavio nos siguiera. S, s, vamos a hacer un bram stocker iba diciendo, con su ingls que
l imaginaba de Oxford. Interpret que se refera a una tormenta de ideas. Seoritas: les
presento a ngel Esquius, otro de mis mejores hombres me anunci Biosca, con un entusiasmo
excesivo. Esquius, dotado de un coeficiente intelectual que no mencionar para no acomplejar a
nadie, es ms hombre de intelecto que de accin, la materia gris de la casa. l no comete nunca
errores dirigi una mirada significativa y reprobadora hacia Octavio. Ahora est ocupado
investigando un asesinato de altos vuelos, pero tambin nos echar una mano. Por cierto, Esquius,
le ha llamado un poli de Homicidios que se llama Soriano. Que tena que ir a hacer la declaracin y
an le espera. Me sali al paso una especie de monja seglar, de expresin turbia y hostil, que
habra podido ser atractiva si hubiera estudiado maquillaje, depilacin, diseo y urbanidad. Me
estrech la mano con firmeza militar. Le prest poca atencin porque, en cuanto entrabas en
aquella estancia, los ojos eran inmediatamente monopolizados por la presencia de la espectacular
Felicia Fochs. Soy la hermana de Felicia se present la monja seglar, reclamando con
parte suplicando paciencia a los dioses del cielo, en parte para comprobar que no hubiera cmaras
ocultas destinadas a divulgar mi expresin atnita a la audiencia televisiva.
Se me ocurre que en un hotel estaran ms cmodas. Se me ocurre que podran perderse por la
geografa nacional o internacional mientras nosotros solucionbamos el problema. Se me ocurre
que incluso en un piso del Ensanche, de incgnito, se sentiran ms protegidas que aqu,
precisamente en las oficinas de la agencia encargada de protegerlas. Es evidente que el asediador
nos conoce y que aqu tendr localizada a su vctima. Estoy de acuerdo intervino Octavio. Yo
les he ofrecido mi piso del Ensanche, pero no quieren venir. Comprend que, si la alternativa que
se les haba ofrecido era el piso de Octavio, las dos hubieran optado por aquel disparate sin pies ni
cabeza. Y yo no estaba dispuesto a abrirles las puertas de mi casa, de manera que era mejor dejar
las cosas como estaban. Por favor, Esquius intervino Biosca. Sus comentarios me parecen
impropios de una mente privilegiada como la suya. Incluso se me ha formado un nudo en la
garganta. Qu ha estado sorbiendo, adems del seso? Absenta? La casa de la urbanizacin
donde viven estas hermanas Eochs es su nico hogar, la nica propiedad que les queda de sus
padres desde que murieron, los pobres, los dos de golpe, en un accidente, hace pocos aos. All
nacieron y crecieron, all vivieron felizmente hasta que este desaprensivo ha interferido en sus
vidas. Buscarse otro hogar, o incluso huir al extranjero, sera la derrota absoluta, el fracaso
estrepitoso, el triunfo del mal sobre el bien. Lo que tenemos que hacer es coger a ese hijo de mala
madre y sacarlo de circulacin para que estas dos ciudadanas puedan volver a vivir tranquilamente
en su chalecito y aqu no ha pasado nada. Slo ser una noche o dos, Esquius. Ya casi le tenemos.
Ya saben quin es? Casi. No se crea que hemos estado perdiendo el tiempo todos estos das.
Octavio ha llevado a cabo una tarea excepcional siguiendo la pista del telfono mvil del acosador.
Ya sabemos que es un aparato de tarjeta, comprado en un gran centro comercial las pasadas
fiestas de Navidad y pagado en efectivo Estaba hablando ms para las dientas que para m. En
realidad, con aquellas palabras, lo que acababa de decir era que el aparato era absolutamente
ilocalizable. Adems, est la sofisticada tcnica de localizacin GPS, que puede determinar el
lugar exacto donde se encuentran el mvil y su propietario mientras el telfono est conectado
Interpret que el telfono mvil que perseguamos estaba siempre desconectado, o ya le
habramos atrapado. O sea que aquel sistema tambin haba fracasado. Y, por si todo eso
fuera poco, mediante un contacto sobornado que tenemos en la Compaa Telefnica,
obtendremos una relacin de todas las llamadas que se han hecho mediante ese aparato. De esta
manera, sabremos a quin ms llama y, conociendo la identidad de la gente a quien llama, aparte
de la seorita Felicia, conoceremos su crculo de amistades y relaciones, que es lo mismo que decir
que le tendremos a l servido en bandeja. Y si su contacto falla? objet Emilia Fochs. Que
yo, por mi hermana, lo que sea, pero aqu slo hay un lavabo y seremos muchos a dormir. Lo
ve, Esquius? stos son los primeros resultados de su mensaje derrotista. Seoritas, por favor,
pueden dejarnos solos mientras nosotros hablamos a un nivel ms profesional que sin duda les
aburrira? No se preocupen, que no llegaremos a las manos. Y, si tuviramos que llegar, me oirn
llamar a Tonet. Yo no quiero volver a or las grabaciones! chill Felicia, sin motivo aparente.
No seas pava le dijo su hermana, un poco fastidiada. Tengo mucho miedo, Emilia!
Tranquila, Felicia, que yo estoy aqu dijo Octavio, intentando crear una estampa heroica.
Felicia no le hizo caso. T te quedas? pregunt a su hermana. Con algo me tengo que
entretener, no? Se queda! grit Felicia, para subrayar adecuadamente aquel acto de coraje.
Que no, es una reunin entre profesionales se neg mi jefe. Biosca las estaba empujando para
obligarlas a abandonar el despacho. Octavio quera seguirlas con la probable intencin de
aprovechar la estrechez de la puerta para arrimarse a la top-model, pero Biosca lo agarr del
brazo y lo retuvo. Descansa, Octavio, le dijo. Una vez consigu echar a las dientas, me rega
con una mueca. Por favor, Esquius, qu falta de tacto. No ve que, si las quiero aqu, es
precisamente para atraer al acosador, que venga, que se acerque a la trampa? Es que le ha
menguado el coeficiente intelectual? Mientras hablaba, con un tono rutinario que desmenta su
fingido enojo, sac del cajn del escritorio un magnetfono digital y lo conect. En seguida, me
pidi silencio con un gesto. sta es de ayer por la noche. Cuando se puso Octavio. Un ronquido
metlico y distorsionado, una voz de monstruo agnico hablando desde las profundidades de una
caverna, llen el despacho. Tuve que escuchar el mensaje dos veces, porque los berridos que
Octavio haba intercalado en la grabacin entorpecan la audicin. Yo anotaba algunos detalles
curiosos en mi cuaderno. Oh, si es el gigantn que vigila a Felicia Piensas que me asustas?
Piensas que es posible que un cmico como t evite la humillacin de la putita a mis ms
malignos anhelos? Un gigantn en calzoncillos y camiseta de albail Ah, y la pistola Si hasta vas
equipado con un smbolo flico Tan pequeo es tu pito? Saldame, imbcil, es que no me
ves?Haba pausas frecuentes, que el acosador llenaba con su respiracin pesada. Biosca detuvo el
reproductor. Qu piensa, Esquius? Hay ms? pregunt. S, otra anterior. Pngala.
Felicia ma Vete disponiendo: despliega tus zancas e imagnate mi potente pene accediendo a
ti con la potencia de una estaca. A que lo ests deseando, coito mo? Me dices dnde
quedamos de una vez? O eliges un hachazo en la cabeza?De repente, Octavio se sent en una
silla y cruz las piernas en una postura tan forzada como su sonrisa. Estaba empalmado? S,
estaba empalmado! Se me ocurri que la testosterona de aquel hombre corra por sus venas con
la fuerza de un giser. Biosca me pas una copia impresa del mensaje SMS que haba conducido a
las vctimas a encontrarse a Lily Mimitos ahorcada en el armario: Me he partido de risa, deca.
Mira, mira en el armario de la cocina, hay un regalito para ti.Yo continuaba escribiendo en mi
libreta. Cmico, gigantn, despliega tus zancas, accediendo. Alguna idea, Esquius? dijo
Biosca. Palabras raras. Accediendo Significa entrando intervino Octavio, que lo haba
mirado en el diccionario. Ya, ya lo s dije. Pero por qu no dice entrando o penetrando?
Y anhelos tambin es muy rara. Anhelo no es una palabra extraa, Octavio. S que lo es
se obstinaba. Yo nunca la haba ledo. Pues ser porque los jugadores de ftbol no tienen
anhelos dije. Y eso de despliega tus zancas en lugar de brete de piernas? Es ms
potico coment Biosca. Eso es andaluz salt Octavio. Los andaluces, a las piernas las
llaman zancas. Lo s porque tengo un cuado de Almera. Te dir lo que pienso: este tipo es
andaluz y ha estado disimulando el acento y calculando mucho las palabras que usaba, para no
delatarse, pero al final se le ha escapado una. Y resulta que el representante de la seorita
Felicia es andaluz dijo Biosca, triunfal. Emilia Fochs no est de acuerdo con esta teora, pero es
una posibilidad Octavio hablaba muy pendiente de cmo encajaba yo sus palabras. Por lo que
se ve, el representante se quiere tirar a Felicia desde que la conoci. Eso es lo mismo que te
ocurre a ti coment, sin mirar a nadie. Y me levant al mismo tiempo, preparando el mutis, y
no eres sospechoso. Bueno, pero qu piensas? Biosca se senta desamparado. An no
tengo nada claro. Cmico, despliega tus zancas, gigantn, accediendo. Lo pensar, me lo estudiar
y, si llego a alguna conclusin, os la comunicar. Sal del despacho y procur no fijarme mucho en
Felicia, que contemplaba como extasiada mi avance entre camas plegables, colchones y sbanas.
Ms vale que hagan algo dijo Emilia, o aunque este cerdo no la atrape, Felicia acabar
teniendo un ataque cardaco. Adems, mi programa de radio es grabado, pero pronto tendr que
volver a hacerlo en directo, con llamadas del pblico. Y no veo cmo podra dejarla sola en casa
por las noches, en este estado. Le dediqu una sonrisa amable. Beth estaba fregando el suelo para
que Felicia no se ensuciara los piececitos si se le ocurra levantarse a hacer pip a medianoche.
Felicia la miraba aterrorizada, como si el mocho fuera un arcnido venenoso provisto de un largo
aguijn. El jersey de Beth no le tapaba la parte baja de la espalda y los vaqueros permitan ver la
goma de las braguitas. Curiosa, la moda moderna. Adis, Beth dije, de pasada, cuando ya era
demasiado tarde para despedidas ms afectuosas. Ah, adis. Hasta maana. Me necesitars
maana? Ya te llamar. Pens que se quedaba tan mustia como Cenicienta cuando le dijeron
que no podra ir al baile. O quiz slo eran imaginaciones mas.
Al llegar a casa y quitarme la chaqueta, tom conciencia del peso que en el bolsillo representaba el
libro que me haba dejado Flor Font-Roent: The Reckoning: The Murder Of Christopher Marlowe,
de Charles Nicholl. Extend las fotografas de los mdicos del Hospital de Collserola sobre la mesa
del comedor y les mir a los ojos un rato, preguntndome cul de ellos poda ser un asesino.
Segn el color del cristal con que les mirase, todos parecan inocentes y felices o bien taimados,
traidores y psicpatas. Hasta el joven y confiado Miguel Marn que, si debamos creer a Farina, no
se enteraba nunca de nada. Conect la cmara de vdeo digital al ordenador y pude contemplar la
grabacin que haba hecho subrepticiamente de Helena Gimeno. Escog una imagen bien ntida, la
imprim y aad el resultado a la coleccin de fotografas. Despus, tuve una inspiracin y entr en
Internet. Le ped al Google que me llevase al Hospital de Collserola y comprob que me podra
haber ahorrado el accidentado robo de las fotos. All estaban todos, en la pantalla de mi casa, muy
orgullosos de pertenecer a la entidad y a los equipos donde militaban. El doctor Barrios, y Farina, y
Mallol, y Marn Y, si buscabas bien, Aramburu tambin estaba. Y la doctora Falgs te sonrea
desde el Departamento de Ciruga Peditrica. Hice copias de todos. Me puse el pijama y las
zapatillas, me prepar una ensalada de tomate y feta, y unos huevos fritos con patatas crujientes y
procur quitarme de la cabeza la muerte de Ramn Casagrande, las tonteras de Adrin Gornal, la
operacin de Marc Colmenero, y la agradable compaa de Beth y el miedo desmedido de Felicia
Fochs. Tena que acordarme que al da siguiente haba quedado citado con Mara, la amiga de mi
hija. Y tena que pasar por Jefatura para hacer la declaracin ante el impaciente Soriano. Busqu el
trmino Straffordiano en la enciclopedia inglesa. Era una especie de eplogo en la entrada
referida a Strafford. As supe que los straffordianos eran los que crean que las obras de William
Shakespeare las haba escrito el mismo William Shakespeare. Tuve que leerlo dos veces para
entenderlo. Resultaba que haba otras teoras, defendidas por grupos muy numerosos, que decan
que William Shakespeare slo era un campesino semianalfabeto que haba sido utilizado por otro
escritor con ms conocimientos y estudios y base acadmica. Acaso sir Bacon, quizs el duque de
Oxford o tal vez nuestro querido y recin descubierto Christopher Marlowe. Vaya. Mientras
cenaba, me sumerg en la lectura del libro de Charles Nicholl. Lo primero que descubr es que
Reckoning quera decir pago que se hace a cambio de un servicio o por una cosa. El autor
empezaba presentando la escena del crimen, la pequea localidad de Deptford, cercana a Londres
y junto al Tmesis y, despus, poniendo manos a la obra, pero con abundancia de documentacin,
haca una reconstruccin detallada del asesinato. Cen con la nariz metida entre aquellas pginas
apasionantes, sin reparar en el sabor de la comida y, despus, sin apartar mis ojos de la lectura, a
tientas, me traslad a mi silln. Bajo la luz de mi rincn preferido me enter de que, un da de
1593, cuatro hombres se haban reunido en una especie de posada propiedad de una viuda
llamada Bull. Dos de ellos eran estafadores y usureros, el tercero era un espa y el cuarto era
Christopher Marlowe, poeta, dramaturgo e igualmente espa. Todos a una metidos en la lucha
subterrnea entre anglicanos y catlicos. Los anglicanos acababan de tomar el poder despus del
parntesis protagonizado por Mara Tudor y los catlicos conspiraban para recuperar el poder bajo
la proteccin de Mara Estuardo, reina de Escocia. Decan que a los catlicos les haca mucha
ilusin asesinar a la reina Isabel. Marlowe, a sus veintinueve aos, estaba en libertad provisional
acusado por la faccin integrista anglicana de ateo, blasfemo, sedicioso y homosexual. En un par
de das, deba comparecer ante el tribunal y le encarcelaran, lo torturaran y, con un poco de mala
suerte, lo ejecutaran. De repente, despus de pasar el da charlando, paseando por el jardn y
jugando al backgammon, por la tarde, se inici una violenta discusin entre Marlowe e Ingram,
uno de los estafadores. Se trataba de ver quin pagaba la cuenta, aunque oficialmente haba sido
Ingram quien haba invitado a Marlowe a aquella reunin. Ingram estaba sentado en medio de la
banqueta, flanqueado por los otros dos y de espaldas al poeta, de manera que discutan sin
mirarse. Extraa manera de discutir, sobre todo teniendo en cuenta que, de repente, Marlowe
salt de la cama, le quit de la cintura la daga a Ingram e intent matarle. Y cuenta la historia que
Ingram, entonces, arrebat el arma a Marlowe y, como no tena otra alternativa, ya que no poda
huir, se la clav en el ojo derecho, provocndole la muerte instantnea. A las tres de la madrugada
se me cerraban los ojos, y soaba que Biosca me encargaba que investigase quin haba matado
realmente a Marlowe. Yo iba vestido como un caballero del siglo XVI y Biosca me deca: Es del
todo esencial que descubras quin mat a Marlowe, Esquius. Es que no se dan cuenta de que su
teora no se aguanta por ningn lado? Uno de esos sueos que, al da siguiente, parecen
recuerdos.
Haba una teora que no se aguantaba por ningn lado y me despert con la sensacin de que slo
poda desvelar el misterio con la ayuda de Beth. Me vas a necesitar maana?, me haba
preguntado ella, y yo le haba dicho Ya te llamar, como quien se hace el interesante, que slo
me faltaba aadir si me lo pides bien. Me sonaba que aquella despedida tena que haber sido
ofensiva para la pobre chica, y era urgente una reparacin. sta fue la primera idea del da, cuando
an estaba echado en la cama, mirando el techo, y la segunda idea, mientras me duchaba, fue que
tenamos que obtener informacin acerca de la discoteca Crash y que Beth era la ms indicada
para el trabajo de campo. Cuando escoga la ropa que tena que ponerme, record que a las diez
de la noche tena una cita con Mara, la amiga de mi hija, y por nada del mundo se me poda
olvidar. Me cambi el reloj de mueca como mecanismo mnemotcnico, e incluso, por si acaso,
activ la alarma del mvil para que sonase a las nueve de la tarde. Por sorpresa y a traicin,
despus de unos das de sol y buena temperatura, el cielo se haba nublado y la luz se haba vuelto
gris y hmeda. Me di cuenta de ello al mismo tiempo que recordaba la tercera obligacin del da.
Ir a la Jefatura a ver al inspector Soriano para el asunto de la declaracin. Dej el coche en el
aparcamiento de Josep Tarradellas y fui hasta la agencia con paso vivo, como el hombre de
negocios atareado que no era. En seguida comprob que haba llegado demasiado temprano. Al
abrir la puerta, con mi llave, choqu contra un tufo casi slido. Se me ocurri, no s por qu, que
aquello pareca el escenario posterior a un desastre natural. Amelia estaba plegando camas y
aireaba sbanas mientras Octavio lo contemplaba todo fumando un cigarrillo. Emilia Fochs,
despeinada y maltrecha despus de unas horas de sueo nada reparador, esperaba delante del
lavabo, con la toalla colgada del brazo. Escuchaba, impasible y resignada, los pedos estrepitosos
procedentes del otro lado de la puerta, con los cuales Tonet daba seales de vida. Dnde est
Beth? pregunt, como casualmente, camino del despacho de Biosca. Octavio estaba explicando
a la sufrida Amelia algo referente a la influencia de los rayos ultravioletas sobre el sexo masculino,
y ni me oy. En su despacho, nuestro amo y seor se estaba haciendo el nudo de la corbata
mientras miraba las noticias de la CNN, sin sonido, como si fuera capaz de leer los labios de los
locutores, casi ignorando a Felicia Fochs que se quejaba porque no poda ducharse como Dios
manda. Un exceso de higiene le explicaba acaba alterando el sistema inmunolgico de las
personas y provoca alergias devastadoras. Lo le en una revista de total solvencia. Ah, Esquius,
cmo andamos? Puso las manos en los hombros de Felicia y la empuj hacia la puerta sin
contemplaciones. Querida y rutilante estrella de nuestras pantallas, ahora me perdonar porque
debo mantener una conversacin privada y secreta con mi mejor colaborador. Gracias por su
comprensin. La dej fuera y se volvi hacia m. Han vuelto a llamar? pregunt. Biosca
frunci la boca y neg con la cabeza queriendo decir que nadie haba vuelto a llamar, pero que l
no quera hablar del tema y, en seguida, su rostro se ilumin como el de un padre orgulloso de su
hijo. Yo ya abra la boca para preguntarle si haba llegado Beth, pero se me adelant: Esa
lucecita en los ojos dijo. Inconfundible. Los pantalones arrugados, no se ha cambiado de ropa,
no huele a la colonia habitual nunca he usado colonia, el afeitado es diferente, o sea que no
ha usado la maquinilla ni el jabn de siempre Todo eso significa que no ha dormido en casa,
Esquius. Nada escapa a mi mirada penetrante y a mi asombrosa capacidad deductiva. Y se ha
puesto el reloj en la mueca equivocada, adems, lo que significa que se ha vestido de prisa y
corriendo. Es que ha tenido que salir por piernas, tal vez? Ech una ojeada a mi alrededor
buscando una escapatoria. Dado que Beth no estaba por all, no haba nada que me retuviera. Ah,
s. Se me ocurri algo que la noche anterior me haba pasado por alto. Saqu una fotocopia de la
factura del hotel que Adrin le haba enviado a Flor. Tenemos que investigar esto. Comprobar de
qu hotel de Colliure es esta factura, quin estuvo en l y quin pag. Ni caso. Estaba con ella
har diez minutos, cuando me ha llamado? Con ella? A quin se refiere? La seorita
Font-Roent , que nos ha hecho un ingreso de tres mil euros, a cuenta. Est muy contenta con
usted. No s qu le ha dado, Esquius, que la tiene deslumbrada. Sonrea cmplice para
indicarme que, mientras generase ingresos peridicos de tres mil euros, aprobaba y apoyaba mi
labor, incluso en el caso de que consistiera en funciones de semental. Mir la factura recortada y
frunci las cejas. Pero cmo quiere que lo hagamos? Aqu no hay ningn dato, salvo el importe
de la factura y el nombre del pueblo! Para eso somos detectives, Biosca. Colliure es un pueblo
turstico. All van los franceses a pasar las vacaciones. Tiene que haber un montn de hoteles. Algo
as se tiene que investigar sobre el terreno. Tendramos que recurrir a alguna agencia de
detectives de all. A lo mejor tendramos que untar a la gendarmera. Un estallido de codicia le
ilumin los ojos.Le costar un dineral a la seorita Font-Roent! Ja, ja! Ms vale que cumpla con
ella, Esquius. Vaya a verla de vez en cuando, para mantenerla informada, ya me entiende. Bueno,
en realidad, cuando ha llamado, preguntaba por usted. Esto significara que no estbamos
juntos, no le parece? Si ha preguntado por m Se le notaba mucho cmo disimulaba. Usted,
cuando tenga un momento, la llama y le dice cuatro cositas, bueno, no hace falta que se lo
explique, usted ya sabe lo que tiene que decir y lo que tiene que hacer. No lo vea como una
prdida de tiempo. Nunca es una prdida de tiempo. En nuestro negocio, el tiempo perdido es
dinero ganado, se es mi lema. Le dediqu una mueca estimulante, para hacerle creer que, a partir
de aquel instante, tambin sera mi lema, y sal del despacho aprovechando que Tonet entraba,
envuelto en olor de Floid, olor de barbera antigua y pobre. Buenos das, Tonet dije. No s si
me vio. En aquel momento, la actividad de Octavio consista en mirar desde una confortable
butaca cmo Amelia, sudada y congestionada, mova mesas cargadas con pesados ordenadores
para devolverlas a sus posiciones originales. Despacio le adverta, sin ocultar su repugnancia
por el trabajo mal hecho, sin empujar tanto, a ver si rayas el suelo. Al verme, exclam, con
admiracin de supporter. Eh, t! Felicidades! Ya me ha dicho Biosca que te tiras a Fio recita!
As me gusta! Yo no lo habra hecho mejor! Ya te dije que tena un revolcn! Amelia me dirigi
una mirada de curiosidad, como si jams hubiera podido pensar de m nada semejante. En lugar
de sacarles del error, volv a preguntarles por Beth: No sabis dnde est? Est investigando
al nuevo sospechoso del caso de Felicia Fochs dijo Amelia. Cotilleando con vecinos y vecinas
replic Octavio, ponindose de pie. Eso se le da muy bien. Por qu la buscas? pregunt
Amelia. Quieres que le digamos algo? No, slo la necesitaba para ir a hacer unas cuantas
preguntas a la discoteca Crash improvis. Yo ya soy demasiado mayor para pasar inadvertido
en segn qu ambientes. Llmala al mvil. No, no hace falta. Ya lo haremos maana. No hay
prisa. Me diriga hacia la puerta cuando Octavio me puso el brazo sobre los hombros y me condujo
lejos de los odos de Amelia. De eso te quera hablar, Esquius, de Beth. Por cierto, tienes que
explicarme cmo es Florecita en la cama. No te parece que las mujeres con pinta de pavas,
cuando te las llevas a la cama, sufren una transformacin tipo Jekyll-Hyde? Quieres hablar de
Beth? le cort. Siempre me he preguntado: Por qu debe de ser que las mujeres que llevan
gafas tienen los pechos ms grandes? No te has fijado? Quieres hablar de Beth? insist.
La he enviado a investigar al representante artstico de Felicia, un tal Vicente Balaguer, ese que
es andaluz. Y sabes qu me parece? Que est enfadada conmigo. No s qu diablos le pasa. La
encuentro borde, me rehye, me mira mal. Se ve que la pobrecita se haba hecho ilusiones y
ahora, claro, est celosa de Felicia. Es que no hay color, cmo puedes hacer caso de una nia
como ella cuando hay un monumento en casa? Y ya te lo dir, Felicia es demasiado efusiva,
sabes? Muy imprudente, impdica yo dira, y casi se exhibe, sabes, y Beth sufre en silencio. Ya
me lo imagino, ya dije. Cuando se ha ido pona unos morros como de aqu a la puerta. Le daba
rabia dejarme solo con Felicia. Tal vez deberas demostrarle un poco ms de afecto y
consideracin. Le dej meditando mi consejo. Qu quieres decir? Que le meta mano? grit
cuando yo ya entraba en el ascensor.
Desde el aparcamiento de la Catedral, sub Va Laietana arriba, sin prisa, bajo el paraguas que me
protega de una tenue lluvia. Cuando me detuve a comprar el peridico, reclam mi atencin una
antologa de los poemas de Benet Argelaguera en edicin de quiosco. Aprovechaban su muerte
reciente y el jaleo que haba montado la prensa con el accidente de tranva para endosar los libros
a buen precio. Lo compr y me lo met en el bolsillo. Encontr a Soriano en la misma puerta
principal de la sede central de la polica, al lado del centinela. Estaba cruzado de brazos y con las
piernas separadas, bien afianzadas en el suelo, como si me hubiera estado esperando en aquella
actitud desafiante e impaciente desde primera hora de la madrugada, dispuesto a salirme al paso
e impedirme buscar el cobijo de mi aliado Palop. Tan joven, tan bien vestido, tan seguro de s
mismo, estoy seguro de que pensaba que era la imagen del polica ideal, eficiente, recto,
orgulloso, honesto. La verdad es que si hubiera ido vestido con el uniforme de un Oberstleutnant
de las SS no habra infundido ms respeto. Ignor la mano que yo le ofreca, como si fuera incapaz
de atender a nada que estuviera por debajo del nivel de su nariz, y no pronunci palabra mientras
me identificaba ante el guardia de recepcin. Vengo a verlo a l alegu, sealndole con un
pulgar despectivo. Soriano se limit a asentir con la barbilla y con la cada de ojos, como diciendo
S, s, desgraciadamente mi trabajo me obliga de vez en cuando a tratar con gentuza de esta
clase. Aguard a la soledad del ascensor para abrir la boca. Lo esperbamos ayer inform,
seco. Yo no s en qu pas se cree que vive, Esquius, pero es Espaa, le suena? Y en otros
pases que usted conozca, no lo s, pero en Espaa la polica tiene autoridad. Y sabe qu significa,
autoridad? Que quien manda, manda y quien obedece, obedece. Y, si se queda un da a una hora,
la gente debe acudir a la cita aquel da a aquella hora. Lo interrump, mezclando la insolencia con
la actitud bobalicona del hortera. No habamos quedado hoy a esta hora? Abri la boca. La
volvi a cerrar, la abri de nuevo, la cerr y, por fin, se decidi a soltar: No. Y basta. Mientras
avanzbamos por los pasillos, camino de los despachos del grupo de Homicidios, pens que podra
haberle dicho: Ayer se me hizo tarde: no saba que su mujer tardase tanto en llegar al orgasmo.
Si hubiera sido un detective de pelcula, se me habra ocurrido antes y, adems, se lo habra dicho.
Aqu es donde se investigan los asesinatos cometidos en Barcelona dijo Soriano, al entrar en la
sala donde haba seis o siete mesas, tres o cuatro ordenadores y dos tipos maduros en mangas de
camisa y haciendo ostentacin de pistolas bajo el sobaco. Y los investigamos nosotros, no s si
entiende lo que le quiero decir. Aqu, en este pas, los asesinatos no los investigan los
huelebraguetas. Bueno. En estos momentos, slo estoy estudiando el asesinato de Marlowe
le solt como quien no dice nada. De quin? casi salt. Christopher Marlowe dije,
como suponiendo que l era un poco duro de odo. Quin? repiti, alarmado y desconfiado,
posiblemente imaginndose a un turista acuchillado en las callejuelas del barrio Gtico. S,
hombre. El autor de Fausto que aos despus inspirara la memorable obra de Goethe le
expliqu con el tono ofensivo y humillante que usan los eruditos pedantes para hacerse valer.
Aquel tono falsamente modesto de quien parece dar por hecho que todo el mundo comparte los
mismos conocimientos y que tiene como principal objetivo marginar a los que no estn a la altura
requerida. Es un papel que odio pero en aquel momento lo interpret con delectacin. Estoy
hablando de un poeta del siglo XVI, de la poca de Robert Greene, y de Thomas Kyd. De la poca
de Shakespeare, le suena Shakespeare? Lo dej por imposible. Bueno. Un caso terico. Si
hubiera llevado una pistola encima, creo que Soriano me hubiera cosido a tiros. Como se la haba
dejado en casa, se limit a fundirme con los rayos lser de sus ojos. Inmediatamente, impaciente
por acabar de una vez, desvi su atencin hacia el escritorio y, para demostrarme hasta qu punto
me despreciaba, revolvi un montn de papeles hasta encontrar uno que me entreg como si
estuviera manchado de mierda. Esto es su declaracin del otro da. Firme aqu. Si no le
importa respond con parsimonia insolente, primero me lo leer. No poda oponerse. Me puse
las gafas de leer y contempl con extrema atencin el texto redactado. En general, coincida con lo
que yo le haba dicho, pero haba pequeas diferencias. Recurr al rotulador que llevaba en el
bolsillo superior de la chaqueta para tachar algunas lneas de la declaracin. Soriano se
estremeci. Aquello le obligara a reescribirla. Yo no dije para quin trabajaba le aclar. Por
el amor de Dios! Da igual! Todo el mundo sabe para quin trabaja! Pero no quiero que conste
como si yo lo hubiera dicho. Ahora tendr que volver a redactar toda la declaracin. Con el
ordenador, esto no es problema. Slo debe hacer un pequeo cambio y volver a imprimirla. Ah, y
eso de que desde un estado inicial de la investigacin el declarante se barrunt que Adrin
Gornal actuaba animado con el propsito de perjudicar a don Ramn Casagrande tampoco lo
dije. Tach ms lneas del papel. Ni en el fondo ni en la forma. S que lo dijo. Dije que su
comportamiento me pareca extrao, que no es lo mismo. Me arranc los papeles de los dedos.
Ninguno de estos detalles tiene la ms mnima importancia. En aquel momento, apareci el
comisario Palop, procedente de una dependencia anterior. Vena riendo, expansivo, abierto de
brazos como un santo pontfice jubiloso impartiendo bendiciones urbi et orbi. Hola, Esquius.
Cmo va eso? Has venido a firmar la declaracin? La firmar tan pronto como el inspector
Soriano la pase a limpio estrech la mano enorme de Palop. Cmo va el caso? Soriano,
marginado, apret los labios y se sent delante del ordenador con expresin de quien est
afectado de almorranas sangrantes. Nos miraba de reojo mientras yo conduca a Palop hacia su
despacho de jefe del Grupo de la Brigada Judicial. An no sabemos dnde se esconde Adrin
Cornal me iba diciendo el comisario, inconsciente de la herida que estaba infligiendo a su
subordinado, pero seguro que lo encontraremos pronto. De momento, hemos constatado que
est sin blanca: no volvi a su casa despus del crimen, no ha habido ningn movimiento en sus
cuentas bancarias y, por otro lado, tampoco es probable que se llevara ninguna fortuna del
domicilio de Casagrande. Como no es un delincuente habitual, no puede tener muchos recursos
para esconderse, ningn piso franco ni contactos clandestinos Continuamos vigilando la casa de
sus padres y la de su novia y tarde o temprano, le pillaremos. Cerr la puerta del despacho.
Soriano, definitivamente expulsado del paraso, tena los ojos puestos en nosotros mientras
calculaba crmenes perfectos. Y t, qu? An crees que Gomal es inocente? Palop me
estaba pidiendo que le sorprendiera. Creo que a Adrin no le pega matar a nadie de un tiro en la
nuca. No jodas, Esquius, hostia. A Adrin Gomal slo le falt llevar un notario para que levantara
acta de que haba cometido el asesinato. Lo vio todo el barrio. Pero mi cliente me paga para que
agote las posibilidades de demostrar la inocencia de Gomal, y yo tengo que hacerlo, tanto si es
culpable como si no. Tengo que hacer gestiones para llenar mi informe. Escchame: si Gomal no lo
hizo Y el caso es que Palop me miraba como si quisiera creerme. Es slo una suposicin. Si
Gomal no lo hizo, el asesino tendra que haber huido por el aparcamiento del centro comercial.
Alz las cejas mientras yo meta la mano en el bolsillo. Y el aparcamiento y el centro comercial
estn llenos de cmaras de videovigilancia. Quiero pedirte un favor Extend encima de su
escritorio la coleccin de fotos de los mdicos del Hospital de Collserola. El doctor Barrios, el
doctor Farina, la doctora Mallol, el doctor Miguel Marn, el doctor Aramburu, la doctora Falgs y,
como una intrusa, la visitadora mdica Helena Gimeno. Ramn Casagrande haba tenido
discusiones o desavenencias serias con toda esta gente. Por qu no revisis los vdeos del centro
comercial y comprobis si alguna de estas personas pas por el aparcamiento aquel da, a aquella
hora? Soriano abri la puerta sin llamar, ansioso por descubrir qu tenamos entre manos, qu era
lo que yo estaba exhibiendo sobre la mesa de su jefe. Volvi a ofrecerme la declaracin como si
estuviera escrita en papel higinico usado. Ya est dijo, con los ojos clavados en las fotos del
cuadro mdico del Hospital de Collserola. Firme. Le la declaracin corregida, estuve de acuerdo
y firm. Entretanto, Palop le cont al otro, como si fuera un chiste, que a m se me haba metido
en la cabeza que el asesino de Casagrande no era Adrin Gornal. Especulaciones puede hacerlas
cualquiera respondi Soriano, permitiendo que se intuyera el concepto idiota despus de
cualquiera. Es una teora insist. A Palop pareca que le haca gracia todo aquello. A Soriano,
en absoluto. Aad con intencin, como para asegurarme de su enemistad: Ah, tambin
necesitara el nombre y la direccin de una parienta de Ramn Casagrande Una ta, que lo aval
para que pudiera alquilar el piso. Seguro que estos datos estn en el atestado. Por supuesto
hizo Palop. Soriano: bscale el nombre y la direccin de esta parienta de Casagrande, por
favor. Soriano mir a su superior con conmiseracin. Cuando vio que descolgaba el telfono, neg
con la cabeza, no hay nada que hacer, dio media vuelta y sali del despacho porque su
sensibilidad no soportaba una indignidad semejante. Monzn? dijo Palop, alegremente.
Haba llamado al Departamento de la Polica Cientfica. Soy Palop. Te paso con Esquius, que lo
tengo aqu en el despacho y no s qu te quiere pedir. Me dio el auricular. Monzn? Soy
Esquius. Fui bien recibido. Expliqu que me haba pasado por la cabeza la peregrina teora de que
Gornal pudiera no haber matado a Casagrande, que me pareca que el asesino haba tenido que
huir por el centro comercial y le pregunt si poda revisar los vdeos de seguridad buscando a
determinadas personas, cuyas fotos tena delante de m. Monzn ri. Mira que eres puetero!
dijo. No ser mucho trabajo. Slo tienes que controlar los minutos inmediatamente siguientes
al asesinato. Si no veis a ninguno de los sospechosos, no he dicho nada. No has dicho nada y me
pagas una cena en el Salamanca de la Barceloneta. A ti y a Palop promet, siempre temerario.
Y le transmit el soborno al jefe de la Judicial: Si pescamos a alguno, una cena los tres en el
Salamanca, y pago yo. Hecho dijo Palop. Dile a Palop que me haga llegar las fotos de los
sospechosos y yo pedir todos los vdeos del centro comercial. Ya te dir algo. Escchame En
el registro que hicisteis en el piso de Casagrande, encontrasteis medicamentos? S, claro
respondi Monzn, un poco desconcertado, como si desconfiara. Claro: era visitador mdico.
Tena muchos medicamentos, incluso en cajas. Y no estaban abiertas. Qu clase de
medicamentos? Te acuerdas? Quiero decir: eran psicotrpicos, antidepresivos? No, no.
Claro que nos fijamos en eso. No: eran, sobre todo, analgsicos, antibiticos, antipirticos y cosas
por el estilo. Y no te fijaste si estaban desordenados? Quiero decir: como si alguien los hubiera
revuelto Palop me miraba como preguntndose dnde quera ir a parar. No, no vi que nadie
los hubiera revuelto. Y no visteis si en el piso faltaba algo? Alguna marca en el polvo de los
muebles no lo s Una pequea duda. No. Algn mueble limpiado de haca poco?
insist. Eso de que todos tuvieran una ptina de polvo menos uno Qu te crees? Que
somos los del CSI? Y yo qu s! En qu ests pensando, Esquius? Me preguntaba qu es lo que
rob Adrin Gomal del piso de Casagrande. Vete t a saber. Hay gente que mata por el cambio
del tabaco. De todas formas, ya nos lo dir Adrin cuando le pillemos. Cuando colgu, Palop
estaba pensativo y mova afirmativamente la cabeza. Ya veo por dnde vas. Visitador mdico,
Cuando sal a la calle se haba desencadenado un chaparrn violento y el suelo desprenda ese olor
tan unnimemente valorado que no s cmo es que Christian Dior no lo ha convertido en
perfume. Volv a Barcelona bajo la lluvia, con los limpiaparabrisas a toda marcha, y di por
terminada la jornada laboral. Si mi hija Monica me peda que me tirase a la va del tren lo hara sin
dudar. Por complacerla, era hasta capaz de dedicar media tarde a escoger una camisa, una corbata
y una chaqueta, y a baarme y afeitarme. Aunque las citas a ciegas que me haba organizado
anteriormente haban terminado, en el mejor de los casos, de manera grotesca y, en
consecuencia, ni me haca ilusin acudir a ella ni me haca ilusiones respecto a los resultados, me
lo tomaba siempre con el espritu deportivo del primer da. Porque, en realidad, me daba lo mismo
la mujer con quien me iba a encontrar: a quien realmente me interesaba complacer era a Monica.
Ya poda ponerme el reloj en la mueca izquierda. Me encar al espejo y pens que no estaba mal.
Despus, suspir, conformado y un poco depre, como siempre que me miro en el espejo. Me vi
solo, demasiado solo sin Marta pidindome que le subiera la cremallera del vestido, o
preguntndome si me gustaba su peinado, o consultndome qu collar deba ponerse, o
hacindome esperar demasiado antes de salir, hacindome desesperar, hacindome exasperar.
Como me sobraba tiempo, me sent delante del ordenador, desplegu las velas y me puse a
navegar por el ocano de los laboratorios qumicos y los productos que fabricaban. Los
Laboratorios Haffter, para los cuales trabajaba Ramn Casagrande, tenan la sede central en
Mnich, sucursales en dieciocho pases distintos y diversas lneas de productos. Con el nombre de
Laboratorios HP, estaban especializados en veterinaria; con el nombre de Laboratorios Beneham,
se dedicaban a pesticidas y abonos para cultivos y plantas. La divisin Andrionics fabricaba prtesis
quirrgicas. En la web de los Laboratorios Haffter-Barcelona, constaba una lista de los
medicamentos que producan. Analgsicos del estilo de la aspirina (saliclicos y acetilsaliclicos),
antiinflamatorios como el diaclofenac, o paracetamol, antiarrtmicos como la amiodarona, el
atenolol o la digoxina, anticomiciales como el clonazepam y antibiticos como la amoxicilina,
cefazolina, ceftriaxona Por lo poco que saba de toxicologa, no pareca que Ramn Casagrande
pudiera sacar de su empresa ningn elemento qumico que sirviera para la fabricacin de drogas
de diseo. No se nombraban analgsicos morfnicos, ni anfetaminas, ni psicotrpicos de ningn
tipo. Son el telfono. Cmo va, Marlowe? dijo una voz de cantinela inconfundible. Flor
Font-Roent. Hoy me he dedicado al Cuaderno de Sombras de Benet Argelaguera. Oh,
Argelaguera! Fascinante, Benet Argelaguera. No te parece que sus poemas son un cntico a la
vida? Me qued sin saber qu decir. Bueno, s, no s. Lo que ahora me viene a la cabeza es aquel
de los esqueletos y la podredumbre que me dan la bienvenida Oh, claro que s! Sublime!
Cuando los esqueletos ms queridos / y la podredumbre / y los gusanos / y el polvo / y los
recuerdos / y la aoranza / me den la bienvenida / por la forma como me miren / sabr cmo he
vivido. No te parece sumamente estimulante? Mirar la muerte de cara es la mejor manera de
darte cuenta de que ests vivo, no crees? Tienes algn compromiso para cenar? Aqulla era la
pregunta que motivaba la llamada. Me sent como el chatarrero de mi barrio, que dice que,
cuando no tiene trabajo, no tiene trabajo, y que, cuando le viene trabajo, es tanto que no puede
con todo. Lo siento dije. Escog un adjetivo que ella pudiera comprender y aceptar: Tengo
un compromiso ineluctable. Seguro que le gustaba ms la palabra ineluctable que ineludible o
inevitable. Aunque tal vez habra acertado ms recurriendo a fatal o inexorable. Claro, claro
dijo, manifestando descaradamente la decepcin. No pasa nada. Tenemos una conversacin
pendiente sobre Marlowe, pero hay tiempo, verdad? Cuando colgu, pens que aquella llamada
haba sido como un S.O.S. Cansada de dar vueltas por las estancias de su mansin, de hacerse
preguntas sobre su querido Adrin, que si era un asesino, que dnde estara escondido, cuando ya
haba terminado de comerse todas las uas, haba decidido pasar al siguiente estadio de la
consternacin: salir al balcn y pedir ayuda a gritos. Sal a la calle con el nombre de Benet
Argelaguera fijado en mis pensamientos, como si aquel hombre, con sus poemas siniestros,
estuviera tratando de transmitirme un mensaje en clave. Benet Argelaguera, y sus esqueletos, sus
muertos, sus bebs de luto, sus supuestos cnticos a la vida, era como aquella palabra que tienes
en la punta de la lengua y no quiere salir, la intuicin de algo importante que se te olvida. Unas
cuantas veces me mir la mueca izquierda para comprobar que el reloj volva a estar all, que no
se me haba olvidado la cita con Mara porque precisamente estaba yendo a su encuentro.
Dispona de tiempo suficiente como para detenerme en el centro y comprarle un CD que me
gustaba tanto que no poda imaginar que no le gustara a alguien. Rita Lee, la brasilea que canta a
los Beatles. Bossa'n Beatles. Despus, me preguntaba si no sera demasiado clido, sensual y
sugerente para una primera cita. A las diez menos cuarto, llegu a aquel punto de la plaza Molina
donde hacia dos noches Beth me haba morreado mientras yo tema que Mara nos estuviera
observando desde una ventana. Ya no llova desde haca una hora pero el aire haba quedado
saturado de una humedad fra que se instalaba en el tutano. Un poco tieso por el fro,
jugueteando con el paraguas, empec a contemplar a las mujeres que venan hacia m con
expectacin de psiclogo especializado en seleccin de personal. Unas me parecan demasiado
jvenes, otras demasiado mayores, una que era atractiva hablaba sola como si discutiera con
alguien invisible, otra tena la edad exacta pero iba vestida como si tuviera diecisiete aos. En
general, cuando pasaban de largo sin decirme nada, yo suspiraba. Slo en un par de ocasiones el
suspiro fue de decepcin. Empezaba a preguntarme cmo la reconocera, si no tena ni idea de su
aspecto, y si no acabara metiendo la pata dirigindome a alguna desconocida, cuando ella
apareci por una esquina y vino hacia m, con cierta timidez pero tan convencida de que no se
equivocaba de persona que no tuve ninguna duda de que, al hacerle el artculo, Monica le haba
enseado fotografas mas. Era una mujer delgada y menuda, de no ms de metro sesenta. De
lejos, una nia disfrazada con ropa de su madre, un traje de chaqueta y falda corta y ajustada y
zapatos de tacn. El cuerpo pequeo conservaba el equilibrio de formas. Tal vez las caderas se le
haban ensanchado con la experiencia de la maternidad, pero las mantena a raya en el gimnasio
donde haba conocido a Monica. Piernas bonitas que avanzaban con cierta torpeza, con pasitos
cortos e inseguros, como si estuviera esquivando continuamente charcos y cagadas de perro.
ngel? Eres ngel, verdad? Tendra unos cuarenta aos bien llevados. Luca el pelo bastante
corto, pero no tanto como para que no se viera que era muy rizado. Y con un parpadeo continuo
evidenciaba su timidez. Hola, Mara dije. Le di dos besitos, uno en cada mejilla, al ms
depurado estilo Felicia Fochs. Me parece que llego un poco tarde. Disculpa. Qu dices. Aqu el
nico especialista en llegar tarde soy yo, que te tengo esperando desde anteayer. He trado esto
para hacerme perdonar. Le di el CD de Rita Lee. Va, hombre, no haca falta. S que haca falta.
La conoces? No la conozco, pero me gustan los Beatles y me gusta la bossa nova, de manera
que la mezcla tiene que gustarme por fuerza. Pero no tendras que haberlo hecho Mi vidente
de cabecera me dijo que, si no lo haca, me caera un relmpago en la cabeza como castigo divino.
Ah, si es as, has hecho bien. Nos remos como lo que ramos: dos desconocidos que no saben
exactamente qu decirse y tienen que llenar silencios. No era la primera vez que me vea en una
situacin parecida, pero nunca acababa de acostumbrarme a tragos como aqul. Alargando las
sonrisas hasta que estn a punto de romperse, mientras piensas Y ahora qu digo, y ahora qu
digo?Adems, tampoco me signific tanto trastorno. Yo vivo aqu mismo, en este edificio.
Seal el edificio que tenamos delante y me estremec al experimentar una vez ms la sensacin
de haber sido observado mientras Beth me daba aquel beso imprudente. Bueno Dnde me
llevas? Aqu, no muy lejos. Te gusta caminar? Caminemos. Parpadeaba y parpadeaba, como
si se le hubiera metido algo en el ojo o como si le deslumbrara un foco muy potente. Me record
la Shirley McLaine ms deliciosa. Pens que tal vez era un poco tontita. He pensado dijo en
un restaurante especializado en cocina francesa que acaban de abrir aqu cerca. Dicen que hacen
unas fondues de carne muy buenas. T eres la experta en restauracin. Yo pensaba que todos
los detectives erais unos gastrnomos y sibaritas excepcionales. Eso slo pasa con los detectives
comunistas que han pasado por la CIA y queman libros en la chimenea. Me llev a un local
pequeo, con velas en las mesas, que propiciaba la intimidad. Mientras que, inspirados por los
charcos de la calle, hablbamos del chaparrn que haba cado aquella tarde y otros temas
apasionantes, me cuestion por qu una mujer como aqulla estaba sola y necesitada de citas a
ciegas. Claro que, posiblemente, ella se preguntaba lo mismo con respecto a m; tal vez me
imaginaba colgado del recuerdo de mi mujer, negndome a sustituirla, o tal vez asustado, incapaz
de querer a nadie ms por miedo a sufrir otra mala pasada del destino y tener que volver a sufrir
el dolor y la rabia y el desconcierto. I'm a rock, I'm an island, como deca aquella cancin de Simon
y Garfunkel. Y, como slo soy una piedra o una isla, nada me puede daar. Aquello explicara mi
comportamiento crapulesco merodeando de noche por locales donde ponan Sex Bomb y
dejndome besar por jovencitas que podran ser mis hijas. Inevitablemente, hablamos de Monica.
A Mara le pareca una chica fantstica y a m tambin, o sea, que en este punto, estbamos de
acuerdo. Superada esta fase, hablamos de sus hijos, porque ella tambin tena, uno de trece y uno
de ocho, y yo evit cualquier indagacin sobre la figura paterna.
Una vez sentados en la mesa y enfrentados al difcil examen del men, la personalidad de Mara
cambi de repente. Como si fuera un piloto de aviacin en el momento de sentarse ante los
mandos del Boeing. Los platos, los cubiertos, las servilletas y la carta, aqullas eran sus armas.
Dej que me ilustrase. Me explic que lo que nosotros llamamos solomillo, los franceses lo llaman
aloyau, y lo dividen en dos partes: la de arriba que es el faux-filet, y la de abajo, el filet. Cuando me
interes por su restaurante, escurri el bulto: Ya vendrs algn da. Lo que yo hago hay que
probarlo, no comentarlo. A pesar de que la especialidad de la casa eran las fondues de carne, me
aconsej que nos decidiramos por otras opciones. Ensaladas sofisticadas y faux-filet a la creme
d'estragon. Bleu puntualiz Mara. Cmo dice? dijo el camarero. Poco hecha le
aclar ella. Muy poco hecha. Y para beber? Agua sin gas. Me consult. Y vino?
Asent, sumiso: Te gusta el vino tinto? Asent de nuevo y ella pidi, imperiosa, como si
tambin fuera la propietaria de aquel restaurante: Aares del 95. Y, cuando el camarero se
alej, aadi: Vamos mal cuando el camarero de un restaurante francs no sabe qu quiere
decir bleu. Pero, inmediatamente, como si nada, recuper la conversacin anterior: En
cambio, tu trabajo s que es literario. Literario? re. Qu ests investigando ltimamente?
Bueno, ella haba sido quien haba utilizado la palabra literario, de manera que pude responder lo
mismo que le haba dicho al inspector Soriano pero con otro tono y sin sentirme pedante ni
agresivo. Estoy tratando de resolver quin mat a Marlowe. Philip Marlowe? salt ella,
encantada de la vida, entrando en la broma. Ah, qu interesante. Pero no parece demasiado
difcil de resolver. Le mat el mismo Chandler, no te parece? Se refera al otro Marlowe, al ms
Eres el primer detective que he conocido en mi vida, sabes? Qu honor. De carne y hueso,
quiero decir. Antes que t fueron Marlowe, Spade, Poirot, Nero Wolfe, Jerry Bosch En mi poca,
en la universidad se valoraba mucho la novela negra, y toda la novela popular en general. No
ramos tan aristocrticos como ahora. Creamos en una cultura mayoritaria, abierta a todo el
mundo. Ahora, los gurs cultivan el placer de saberse pocos, selectos y privilegiados y defienden la
literatura abstrusa y distanciada. Todos los crticos suean con descubrir al autor ignorado por el
mundo y darlo a conocer y subirlo a los altares de la religin de la cultura. Si lo consiguen, es que
ellos mismos han triunfado como crticos y sacerdotes. Si no lo consiguen, significa que nadie les
hace caso y son unos fracasados. Pero, claro, el mrito est en beatificar a alguien que sea difcil
de leer, que no haya sido previamente aplaudido por las masas. La novela policaca, que gusta a
todo el mundo, incluso a aquellos que se lo tienen prohibido, no es una buena apuesta para los
gurs que quieren triunfar. Es demasiado fcil que te guste una novela negra. Nos trajeron las
ensaladas. Mara, entonces, dedic toda su atencin a la liturgia de catar el plato. Sus manos,
manipulando cubiertos, de repente eran manos de profesional. Y la expresin de absoluta
concentracin era el mejor homenaje que nunca nadie haba rendido a aquella ensalada. Yo
estaba fascinado. Me mir. Te gusta? No lo s. No la he probado. Y a ti? No est mal, pero
me parece que te he trado al restaurante equivocado. Deberas haberme llevado al tuyo. Para
m, la ensalada no estaba mal, aunque no soy un entusiasta de la salsa rosa. Hice un gesto de
benevolencia. Estoy preocupada por la carne anunci Mara. Parpade, temerosa, y entonces
me di cuenta de que llevaba bastante rato sin hacerlo. Me gustaban sus ojos. Ojos claros, cuyo
color an no haba distinguido con exactitud, no saba si eran azules o verdes, pero eso s, estaban
cargados de sabidura. Eran ojos que haban llorado mucho, que haban aprendido a llorar
llorando, y las lgrimas los haban curtido y limpiado dejndoles una mirada limpia y directa. Y
cmo se titulaba tu tesis doctoral? pregunt. Un ttulo elemental. Chandler, un autor de
gnero contra el gnero.No te gusta Chandler sentenci, como si aquello me disgustase. S
que me gusta, te lo aseguro. Pero escribi un opsculo infecto, El simple arte de matar,
tendencioso, insultante, destructivo y miope y los estudiosos de la poca se confundieron
pensando que eran las tablas de la ley y, postrndose de rodillas, le adoraron. Y, sobre las
tonteras que Chandler deca en aquel artculo se han erigido montaas y montaas de tonteras.
Me pareci que era necesario poner las cosas en su sitio, y lo hice. Levantamos las copas de vino al
mismo tiempo, pero aqul no pareca el momento ms adecuado para un brindis. Bebimos, en una
pausa deliciosa, y nos sonremos compartiendo un mismo momento exquisito, y yo recapitul:
Cmo has dicho? Tendencioso, insultante En aquel artculo Chandler cargaba contra la novela
policaca tradicional, como las de Agatha Christie, donde lo nico que importa es saber quin es el
culpable Eso no es cierto. La novela enigma tiene millones de seguidores en todo el mundo y
reducirla a esta vulgaridad es suponer que toda esta legin de lectores es imbcil. La novela
enigma es un juego de ingenio, una pieza de relojera donde, si est bien hecha, todo debe encajar
a la perfeccin, y los lectores obtienen el placer que se deriva del juego. Otra cosa es que no te
guste jugar, pero entonces no te dediques a este gnero, que es esencialmente ldico. Yo no
creo que Chandler quisiera jugar. Ah, no? T no crees que sus dilogos, tan divertidos, eran un
juego? Aquello del portero que le pregunta a Marlowe: Usted es polica? y l le contesta: No,
pero usted lleva la bragueta abierta Creo que es de La hermana pequea. En cualquier caso,
l buscaba motivaciones ms verosmiles para sus criminales, y aprovechaba la historia para hacer
una especie de denuncia social basada en la simple exposicin de la realidad. Le interesaba ms el
realismo y la denuncia social que el juego. Nos retiraron los platos de la ensalada. Mara no se la
haba acabado toda y, justo cuando estaba pensando que no le haba gustado y que deba de
sentirse incmoda, me mir y sonri. Realismo? dijo. Tena la boca, de labios gruesos,
cerrada dentro de un parntesis que haca pensar en carcajadas descaradas, contagiosas,
carcajadas capaces de hacerte compaa hasta en los momentos menos favorables. Me hubiera
gustado tener cerca una sonrisa como aquella cuando muri Marta. Aquella mezcla de chispas
tristes en los ojos y alegra incontenible en los labios transmita una confortable sensacin de
sinceridad, de espontaneidad. Comparada con ella, Beth era como el reflejo de una mujer en la
superficie de un lago, frgil, in cierta, inestable, como corresponde a una chica recin salida de la
adolescencia. Comparada con ella, Felicia Fochs slo era un cuerpo, un fsico sin qumica.
Comparada con ella, Flor Font-Roent era como la alegra de la banda del pueblo contrastando con
la msica que te llega de verdad al corazn. Realismo? exclam, divertida. S, esto es lo
que dice en la primera lnea de su famoso artculo. Pero no es cierto. Realismo, en las novelas de
Chandler? El nico realismo que hay es en los prrafos donde dice que la polica no es como
pensbamos y los detectives privados no son infalibles. En cuanto al resto, sus mejores dilogos
son como de pelculas de los hermanos Marx, esplndidos pero delirantes, y tiene muchas escenas
que son de vodevil. Asesinatos con tres o cuatro testigos escondidos detrs de los sofs, gente que
entra y sale con pistolas en la mano, gente desmayada que se despertar indefectiblemente, una y
otra vez, al lado de un cadver Chandler era un excelente narrador, pero un poco chapucero a la
hora de crear intrigas y tramas. No conoces la ancdota, de cuando rodaban la versin
cinematogrfica de su novela El sueo eterno? S, que el guionista y el director tuvieron que
llamarle para preguntarle quin demonios haba matado a un personaje secundario Iba a
aadir un pero, y no me dej. Exacto. Faulkner y Howard Hawks le telefonearon. Que quin
haba matado a Owen Taylor, el chfer de los Sternwood aquel que tiran con el coche al mar. Y
dicen que Chandler contest: No tengo ni idea. Esto fue muy aplaudido por los devotos de
Chandler y, en consecuencia, se han generado un montn de novelas policacas llenas de muertos
que nadie sabe cmo han muerto, ni por qu, ni a manos de quin han muerto. Un desastre. Esto,
al menos, habla de una forma de escribir muy chapucera, muy poco profesional. No era la actitud
idnea para hacer anlisis ni dar consejos. Chandler se olvid de aquel asesinato porque estaba
demasiado preocupado por hacer literatura. A m lo que me parece es que no te gusta Chandler
conclu, remarcando que se trataba de un chiste recurrente. La llegada de la carne provoc una
nueva pausa de catadora profesional. Cort un pedazo, bajo mi mirada admirativa, y se lo meti
en la boca con mucho cuidado, como si sospechase que poda estar envenenado. Me pregunt si
terminaramos en la cama aquella noche. Frunci la nariz en una mueca que me enamor. No
te gusta? S, Chandler me gusta mucho. Lo que no me gusta es la carne. Evidentemente acaban
de sacarla del congelador y, como la hemos pedido poco hecha y nos han hecho caso, por dentro
an est fra como un helado. La devolvemos? Me suplic con la mirada. No me gusta
montar escndalos. Ser suficiente con no volver nunca ms a este restaurante. Lo siento. No ha
sido una eleccin afortunada. Sigui comiendo. Cualquiera que la viese, dira que le entusiasmaba
aquel faux-filet al estragn. Las solapas de la chaqueta, sobria, casi masculina, formaban un escote
en V entre dos pechos rotundos que no tenan nada de masculinos. Evidentemente, bajo aquella
chaqueta no deba de llevar nada ms que el sujetador. De repente, me di cuenta que tena que
hacer un esfuerzo para apartar la mirada hacia mi plato. A m, la carne no me pareci tan mala. Un
poco fro el ncleo, s, pero resultaba sabrosa y tierna. La salsa no est mal me hizo notar. Y
refieres a eso cuando dices que lo asesin? Nos remos, felices de estar juntos. No quieres
postres? me pregunt. Y t? No. No los necesito y no me quiero arriesgar. Yo tampoco.
Y caf? haca el papel de anfitriona. No. Whisky de malta? Negu con la cabeza. Ya
haba tomado mi dosis de whisky de malta aquel medioda, en el Campo de Tiro de Badalona.
Qu clase de detective es el que no bebe whisky de malta? Un detective que ya ha bebido
demasiado a lo largo de su vida. Pagu. No dejamos propina. En la calle, la atmsfera estaba tan
saturada de humedad que daba la sensacin de que caa un sirimiri impropio de la ciudad. Me
atrev a pasar mi brazo por encima de los hombros de Mara. Me haba gustado conocerla. Si
hubiramos coincidido en un bar y la hubiera visto de lejos, me habran venido ganas de
acercarme y ligar con ella. Una moto, detrs de nosotros, petardeaba con insistencia irritante. La
prxima vez, en tu restaurante dije. Me quieres hacer trabajar. Yo empezaba a plantearme
cul era el objetivo preciso de aquella cita. Estbamos viviendo una poca de abstinencia sexual y
ramos adultos sin prejuicios y, por lo tanto, estbamos pensando en acabar en la cama? Yo
estaba pensando en acabar en la cama? Ya no estoy en edad de quitarme los pantalones delante
de la primera que pase. Me ha gustado cenar contigo le dije, mientras andbamos. Pues la
cena ha sido una porquera. Digamos que la cena no satisfaca tus expectativas de experta pero,
a pesar de esto, me ha gustado cenar contigo. A m tambin me ha gustado cenar contigo. El
ruido agudo de la moto, detrs de nosotros, empezaba a ser insoportable. Clavado a mi espalda
como un pual. Atravesando los odos como un taladro. Es muy interesante comer con una
experta en comida. Y experta en Chandler dijo Mara. Y experta en Chandler acept.
Qu paliza te he soltado, eh? No, de ninguna manera. Vena para que me explicaras cosas
de tu vida de detective y he acabado endosndote mi conferencia. Te has aburrido? No! Ya
sabes lo que pasa. Sales con una persona por primera vez y quieres quedar bien, y los silencios son
incmodos y tienes tendencia a hacer propaganda de ti misma, para dar una buena imagen,
verdad? Y mira qu s hacer, y mira cmo soy, yo pienso as y as, y acabas por hacerte
pesada El estrpito de la moto continuaba con nosotros. Evidentemente, circulaba por encima
de la acera. Me pregunt si nos estaba siguiendo. Que no, que no. Nada de pesada. Es que yo
soy demasiado callado. Es verdad. Sabes escuchar. Aunque lo que escuches no te guste. Me
ha gustado mucho. Yo atacaba a tu querido Chandler y no te dejaba ni abrir la boca. Bueno, la
noche es joven. Vamos a tomar algo y coger el relevo. Te contar mi vida. Un temblor me
distorsion la voz. Supuse que era el temblor de la indignacin, porque aquel ruido horrible que
llevbamos pegado a la espalda ya me haba agotado la paciencia. La moto nos estaba siguiendo,
seguro. Iba a por nosotros. Claro que tambin podan ser los nervios provocados por la propuesta
de una copa en un bar, de alargar la noche que quin saba cmo poda acabar. Pero, entonces,
Mara trunc toda esperanza consultando el reloj. No es tan joven coment, la noche. No es
tan joven. Significaba que la noche tena un lmite y, por tanto, que se haba terminado. Eso es lo
que suele ocurrir con la noche: o es joven y entonces no tiene lmites o ya se ha terminado.
Habamos llegado a la plaza Molina. Ya cruzbamos Balmes, hacia Va Augusta, y la moto
perseguidora, zumbando como un moscardn venenoso, tendra que haber acelerado y alejarse
de nosotros, pero no lo haca. Continuaba por la acera, evidentemente por la acera, pegada a
nuestros talones. Yo ya no tena ninguna duda de que nos estaba siguiendo. Y, al volverme para
protestar por el asedio, o para defenderme de un previsible ataque, descubr que estaba
manifiestamente enojado. Aquella crepitacin interminable estaba interfiriendo en una
conversacin que poda ser esencial para mi futuro. Y no me quedaba tanto futuro como para
derrocharlo. Espera un momento le dije a Mara. Me volv y, a menos de diez metros, vi una
chica extravagante montada en una moto extravagante. Una chica medio vestida con un jersey
negro de algodn, sumamente ajustado, que no le cubra el ombligo, una minifalda de cuero que
pareca un cinturn grueso, medias de rejilla como las que llevaban las coristas de music-hall de
cuando mis padres eran jvenes, y botines de taln alto, un poco matresse de sado-maso. Y un
casco integral blanco y negro que haca juego con el resto de la indumentaria. Me acerqu y ella
me dijo: Hola. Era Beth. Levant el cristal del casco integral para que yo pudiera ver su expresin
de felicidad. Qu coo haces aqu? le dije, sin contemplaciones. Has visto cmo te he
encontrado? Pero qu ests haciendo? Me han dicho que hoy tenamos que ir a la
discoteca Mara se acercaba. Y yo no quera que se acercara, pero no poda impedirlo. Pero
qu dices? Mara ya estaba a mi lado, tan serena, tan adulta, tan formal con su vestido de
chaqueta gris marengo y los zapatos de tacn. Cualquiera que nos viera, imaginara una escena
domstica: los padres discutiendo con la hija indmita. T no me estabas buscando para ir a la
discoteca Crash, esta noche? dijo. Una compaera del trabajo balbuc. Era consciente de
que me haba puesto muy colorado. Quera dejar claro que mi relacin con aquella muchacha era
meramente profesional y, al mismo tiempo, no poda quitarme de la cabeza que, probablemente,
Mara haba visto cmo Beth y yo nos besbamos, dos noches antes. Ahora no puedo ir, Beth.
Si es por m, no lo hagas dijo Mara. Yo ya tengo que ir a casa. Tengo la canguro de los nios,
que me est esperando Una vocecita escondida en algn rincn ignoto de mi cerebro no cesaba
de repetir: Oh, Dios mo, oh, Dios mo, y cosas peores. Mientras, yo soltaba, como un bobo:
Ah. Si tienes obligaciones, no te cortes. De veras. Yo ya subo y buenas noches. Bueno Te
he trado un casco dijo Beth. Pntelo y vamos a la disco en moto, quieres? Despus te llevar
hasta donde hayas dejado el coche. Mara y yo ni siquiera nos dimos un beso de despedida. Ella
forz una de aquellas sonrisas suyas, animosas y comprensivas, un poco irnica, quiz, mientras se
dira que sus ojos tristes recordaban algo doloroso relacionado con primeras citas malogradas y
chicas descaradas en moto. Bueno, buenas noches, ngel. Nos llamaremos, eh? Claro. La
prxima vez, cenars mejor, te lo prometo. He cenado muy bien. Buenas noches. Mara se
meti en su casa. Me volv hacia Beth, que nos contemplaba maravillada, como si furamos
protagonistas de su pelcula predilecta. Me puse el casco y mont en la ruidosa Scooter Piaggio,
detrs de la amazona, muy pegado a su cuerpo.
voz, al fondo. Seguro que quera decir que vena por aquel
caminito que estbamos ocupando nosotros. Dos minutos
ms y aquella bestia estara tropezando con nuestros
zapatos. Ven dije. Con cuidado. Rod, tirando de la
chica, por debajo de la barrera de alambre. Primero tena
que impulsarme con las rodillas y los codos, pero en seguida
encontramos una pendiente traidora oculta por las hierbas y
sent que nos precipitbamos en medio de unos densos
arbustos, Beth abrazada a m, y rodamos por un terreno
blando y embarrado hasta quedar en un hoyo, araados y
doloridos, muy quietos y callados, con miedo de que la cada
hubiera sido demasiado estrepitosa. Quietos y callados
mientras escuchbamos unos pasos que se acercaban,
haciendo suficiente ruido como para haber escondido el que
hubiramos hecho nosotros. Me iban emergiendo dolores a
flor de piel. En los codos y en las muecas, en el antebrazo
derecho, en las piernas, en el hombro izquierdo. Me descubr
abrazado al pequeo cuerpo de Beth, con aquella respiracin
fatigada del despus del amor. Senta su perfume
provocativo, y mucho calor y mucho volumen a mi lado. Ya no
saba si la estaba protegiendo o si era otra cosa. Se me
A toda velocidad, como el nio asustado por el dberman, que no para de correr hasta que
encuentra refugio bajo las faldas de su madre, enfilamos la autopista A-7 y, despus, la C-58.
Pasamos por Monteada y por aquel tramo apotesico de diez o ms carriles, que reparte coches
hacia este o aquel barrio como el tahr reparte cartas al inicio de la partida, hasta dejar atrs las
grandes avenidas e internarnos por las calles del barrio de Sant Andreu. Cuando nos detuvimos en
el primer semforo en rojo, Beth me habl por encima del hombro y a travs de la mordaza de los
cascos: Pero qu has hecho? Era evidente que llevaba un buen rato elaborando la pregunta.
Y me pareci notar una chispa de indignacin en su voz. Qu? contest, desconcertado.
Que qu diablos has hecho? A qu vena el folln ese que has montado? Yo? Me pareca
injusto. La haba salvado de la amenaza de aquellos matones! No! Yo! dijo ella. Arranc y
continuamos avanzando por calles adoquinadas, empequeecidas por los coches aparcados a lado
y lado. Hasta el prximo semforo. Me estaba preguntando adnde bamos y me pareci
reconocer el Paseo de Fabra i Puig, pero antes de que pudiera satisfacer mi curiosidad, ella insisti:
Puedes decrmelo o no? Decirte qu? Qu mosca te ha picado? Luego te lo cuento
dije. Cuando menos me lo esperaba, subi la moto a la acera y se detuvo unos metros ms all,
delante de un edificio de obra vista. Descabalg de la moto. Se quit el casco y entonces me fij en
su aspecto. Daba un poco de pena, con el pelo enmaraado, el jersey sucio y con desgarrones, las
medias destrozadas que le daban un aspecto de putita barata y aperreada. Y los crculos de rmel
en torno a los ojos, que parecan hematomas de pronstico grave. Con el aadido de las botas de
matresse, pareca que viniramos directamente de una sesin de sado-maso. Dijo,
amonestndome con infinita paciencia: Estaba haciendo mi trabajo tan tranquila y, de pronto, te
pones a romper mesas y a hacer acrobacias. Te has cado de aquel balcn. Qu mosca te ha
picado? No haba sido consciente del peligro que corra. Y no era el momento de contarle los
detalles. No servira de nada. Soy as le dije. An no has acabado de conocerme. Dnde me
has trado? A mi casa. A tu casa? Tom conciencia de que la mano que tena tendida hacia la
me deca que no era nada, que la sangre es muy escandalosa. Estaba muy cerca, envuelta en aquel
perfume tan resistente a la evaporacin, y se me ocurri que estbamos en su piso, los dos solos
(a lo mejor), y que tena aquel pecho rotundo y firme al alcance de mi mano. Entonces, me
entraron ganas de echarme a rer. De qu te res? De nada. Anda, dmelo. No poda
decrselo. Nada. Que ya no estoy para estos trotes. Es que no s qu te ha dado. Me puso una
tirita y me dej caer sobre el respaldo del sof y se me cerraron los ojos. Me dola todo. En
caliente an era capaz de destrozar un bar, pero cuando se me enfriaba la sangre No obstante,
estaba satisfecho de haberlo destrozado, y de haberle partido la cara al camarero hipnotizado y de
estar en la casa de una chica tan guapa como Beth. Supongo que me dorm con la sonrisa puesta.
De pronto, me despert el dolor en el brazo. Estaba acostado en el sof, vestido, tapado con una
manta, de lado, con todo el peso del cuerpo sobre un brazo que deca basta. Abr los ojos a una
oscuridad absoluta. Y me lleg el olor, aquel perfume, muy cerca. No me haba despertado el
dolor, sino un movimiento, o una respiracin, o aquel olor, o tal vez slo una mirada. Y, poco a
poco, penetrando las tinieblas, percib una presencia muy cerca de m, a menos de un metro. Tuve
la certeza de que Beth estaba sentada all, en una silla, no dir que mirndome, porque no poda
verme, pero s pendiente de m. Pensando en m. Cerr los ojos y creo que recuper la sonrisa. Me
posey una ternura inmensa, una ternura paternal. Y me dorm pensando en mi hija Monica
cuando era pequea. Aquella vez que yo estaba enfermo, con gripe, y ella se ech a llorar,
exigiendo que Marta le bajara el disfraz de enfermera, que tenamos en lo alto del armario.
Despert a las siete, ms envarado que dolorido, pero, sobre todo, sofocado por la ropa. De
pronto, la manta, la camisa, los pantalones y los calcetines eran como pegotes de porquera que se
me enganchaban al cuerpo y me impedan respirar. Brace y patale lanzando la manta a lo lejos y
que dirn los padres al volver tan tarde a casa, y haba noches locas, como la que acababa de
pasar, con trompazos y rotura de mobiliario, al final de las cuales no me esperaba nadie y no haba
ningn lugar donde ir a buscar refugio. No haba diferencia entre quedarme en el piso de Beth o
irme a otro sitio. Daba igual. Tir la chaqueta manchada de sangre en un contenedor y un taxi me
llev a casa. Me daba igual que el taxista eligiera la ruta que le viniera en gana, porque no tena
prisa alguna. Ya haba llegado tarde a todas partes. La muerte de Marta haba cerrado una etapa
de mi vida y, cuando quera comenzar la nueva etapa, fuera la que fuera, el destino se burlaba de
m y me marcaba con estas palabras fatdicas. Demasiado tarde.
Regres a mi piso de la Gran Va como uno de esos detectives solitarios que vuelven a sus casas
vacas, tristes y asqueados del mundo en que viven. Gente sin futuro ni esperanzas, que es lo
mismo que decir gente sin vida. Cuando caigo en este estado de nimo, tengo que esforzarme por
pensar en mis hijos y en los gemelos, mis dos nietos. Quiz no sean la razn de mi vida, pero al
menos me recuerda que hay gente que s tiene razones para vivir. Mientras me calentaba una
cafetera para cuatro y se frean unos huevos en la sartn y mientras me cambiaba de ropa,
escuch las llamadas de la tarde anterior en el contestador. Una era de Ori para recordarme que el
sbado comamos en su casa. La otra era de la visitadora mdica con ojos de tigresa, Helena
Gimeno. No te olvides de m deca. Te recuerdo que hicimos un trato. Se refera a las fichas
de Casagrande. No pude distinguir si el tono de su voz era de promesa lasciva o de amenaza.
Posiblemente, en su caso, las dos cosas admitan combinaciones. Abrumado por la anquilosis y la
depresin, opt por quedarme delante del ordenador y al lado del telfono y trabajar desde casa.
Mientras pona en marcha el ordenador moviendo el mnimo de msculos posible y se sucedan las
pantallas preliminares, llam a Monzn para preguntarle si haba visto las cintas de vdeo. Ya las
he pedido y ya me las han mandado me dijo. En cuanto tenga un rato, las miro y las comparo
con las fotografas que me dejaste. Ah, una cosa: aquello que me dijiste de la comida en el
Salamanca, era en el caso de que no encuentre ningn sospechoso, o slo a cambio del trabajo
de mirar, encuentre lo que encuentre? Sonre. Era en el caso de que no encontrarais a ninguno
de los sospechosos pero, si quieres, lo amplo a cualquier caso. Slo por el hecho de mirar los
vdeos, ya puedes contar con una paella. Y aad: Me gusta ver que vais creyendo en mi
teora. Ya sabes que Palop siempre te hace caso. Ayer, envi a Soriano a los Laboratorios
Haffter. Ah, s? Le dijo: Venga, espabila, en vez de estarte sentado aqu tocndote los
huevos, por qu no vas a los Laboratorios Haffter y haces unas cuantas preguntas?Y Soriano?
Puedes imaginrtelo. Se suba por las paredes. Le dijo a otro, no s si le conoces, Graa: A m
me parece que ese huelebraguetas ha olido la bragueta de Palop! Y ms de una vez! Si no, no se
explica!Monzn se tronchaba de risa. Me pregunt si Palop habra acogido el comentario con el
mismo buen humor. Y qu? Averigu algo en Haffter? Ah, eso no lo s. Yo estoy aqu, en mi
laboratorio, y slo me entero de lo que me cuentan. En todo caso, Soriano no averigu nada que
consideraran tan importante como para contrmelo a m. Pregntale a Palop. Llam a Palop y se lo
pregunt. Despus de un corto silencio durante el cual me imagin al comisario mirando a derecha
e izquierda para comprobar que Soriano no rondaba por all, dijo: Soriano fue a los laboratorios
ayer por la tarde y volvi cabreado como una mona. Dice que habl con el gerente y con el jefe de
porque no constaba nadie con este nombre. Y, sin embargo, poda imaginarme perfectamente a
unos padres bautizando as a su hija. Por qu no? Conozco Lunas, y Amapolas, y Enebros. Le un
artculo en un peridico que afirmaba que, en la Repblica Dominicana, hay mujeres que se llaman
Expreso, Vlvula, Hiroshima e incluso Pelusa Mara, en honor a Maradona. Por qu no Sharazad,
que procede de una de las obras maestras de la literatura mundial? Sharazad Prez. Claro que
tambin poda tratarse de un nombre artstico. De bailarina, de actriz. Sharazad os contar el
resto de la historia. Muy bien, Adrin. A qu teatro debemos ir en busca de esa maldita
Sharazad? Aprovechando que estaba en el ciberespacio, volv a la pgina de los Laboratorios
Haffter. Slo quera confirmar una intuicin. El Special K que se poda comprar hasta haca poco en
la discoteca Crash era ketamina, una droga sinttica de propiedades alucingenas que se esnifa o
se fuma. Pero haba odo decir que la ketamina se utiliza en veterinaria, como tranquilizante para
animales de gran tamao, y eso implicaba la existencia de laboratorios farmacuticos que la
estaban sintetizando de forma legal. De modo que acced a los Laboratorios HP, la rama de Haffter
dedicada a la veterinaria. Y s, en la lista de productos que fabricaban, constaba uno llamado
Kimina. Ketamina pura, envasada en frascos etiquetados con la imagen de un caballo blanco en
actitud de relinchar, tan eufrico como si hubiera estado esnifando cocana. Imprim la pgina en
cuestin y, a continuacin, cerr los ojos y apoy la cabeza en el respaldo de mi silln anatmico
(regalo de mis hijos). Buscaba el sueo reparador, pero en su lugar acudieron unas cuantas ideas
excitantes. Vi clarsimo que Ramn Casagrande chantajeaba a alguien con algn detalle referente
a la muerte de Marc Colmenero. Pero necesitaba pruebas y el nico documento del que dispona
era aquella factura de un hotel de Colliure, imposible de rastrear. Entonces se me apareci la
enfermera llamada Melania Llad, alias Melania Melones. La vi nerviosa, tartamudeante,
esquivndome la mirada, no tengo por qu decir nada, hablen con el doctor Barrios, fue un
accidente, se hizo una investigacin, la que meti la pata fue despedida, pregnteselo al doctor
Barrios, pregnteselo al doctor Barrios. Abr los ojos de nuevo, cog la cazadora tejana del
armario y sal de casa sin hacer caso del dolor que me atenazaba las rodillas y procurando no
arrastrar los pies.
Entr en el hospital de Collserola con nimo de hablar con el doctor Barrios, pero una enfermera
me dijo que no estaba. El doctor Barrios no va a venir. Ayer estuvo operando hasta muy tarde y
hoy se ha tomado el da libre. Entonces, vi a Melania Llad que sala de la zona de enfermeras sin
la bata blanca y con un bolso en las manos. Se diriga hacia los ascensores. Le agradec la
colaboracin a la enfermera que me haba atendido y ech a correr con unas piernas que me
parecan ajenas, ortopdicas y mal encajadas. No llegu a tiempo de pillar el ascensor en que se
haba metido Melania Llad pero, providencialmente, las puertas de otro se abrieron en seguida.
Entr con espritu competitivo. El ascensor vecino slo me llevaba una ligera ventaja. Sal al
vestbulo, lo cruc con cuatro zancadas dolorosas y llegu a tiempo de ver a la enfermera
caminando por el aparcamiento. Fui tras ella a toda la velocidad que me permitan mis
articulaciones maltrechas. No era necesario ser un profiler del FBI para darse cuenta, incluso a
distancia, de que la pobre chica tena problemas personales. Le habra gustado estar ms delgada
y por eso utilizaba una ropa muy estrecha y ajustada que deba de provocarle problemas
respiratorios. Le habra gustado ser ms alta y por eso, fuera del trabajo, utilizaba unos zapatos
con exagerados tacones de aguja que la obligaban a caminar de una manera grotesca, dando
extraos saltitos, como si pisara huevos y no hubiera cosa en el mundo que le diera ms asco. Y,
para rematarlo, no le gustaba nada, pero nada de nada, el color de sus cabellos, porque prefera
llevarlos teidos de color rojo sangre. Un caso. Eh! Seorita Llad! Tena las llaves en la mano y
estaba a punto de introducirlas en la cerradura de un Ford Fiesta blanco, viejo, sucio y
desvencijado. Alz la vista y se volvi hacia m con brusquedad, sobresaltada como si la hubiera
sorprendido haciendo algo malo. Entonces, constat que me haba reconocido y que me esperaba
afianzando los pies en el suelo. Me esperaba y se esperaba lo peor. Vengo a avisarte! le dije,
tutendola aposta, cuando an nos separaban unos cinco metros. He estado hablando de ti con
la polica. Me importa un rbano me solt, como una bofetada, rabiosa. Necesitan un
culpable para la muerte de Marc Colmenero, y te han escogido a ti. Y una mierda dijo sin
ceder. Ya tienen una culpable. Ya despidieron a una enfermera Te estoy hablando de la
polica. La administracin del hospital ya ha castigado a la enfermera responsable, aunque muy
relativamente. Ignoro qu trato hicieron con ella. Pero la polica habla de tribunales. La polica
habla de pena de crcel. Y estn pensando en ti. Y una mierda repiti, ms desinflada.
Adrin Gornal, que es el asesino que tenemos ms a mano, no estaba en el hospital el da de la
muerte de Marc Colmenero, t me lo dijiste. Alguien debe de estar protegiendo a la otra
enfermera. Y supongo que no pensars que van a tomarla con los mdicos Slo quedas t,
Melania Melones le solt el apodo con la intencin de minar sus defensas. Lo consegu. La pobre
chica ya tena el miedo en el cuerpo. Le costaba respirar y no saba dnde mirar. Me la suda
dijo. Y aadi, utilizando un tuteo tan insolente como el mo: Si lo que dices es cierto, no me
asusta, porque soy inocente, no podrn probar nada contra m. Has venido a tirarme de la lengua.
Y quieres saber una cosa? Desafiante, feroz: Estoy dispuesta a hablar. Estoy dispuesta a
hablar ms de lo que te imaginas. De la muerte de Marc Colmenero y de alguna cosa ms que no
te esperas. Pgame mil euros y no parar de hablar. Por qu? Por qu? se sorprendi.
Por qu ahora s y el otro da no? Mova la cabeza arriba y abajo y mostraba los dientes, como
si estuviera librando un combate muy feroz y yo le diera precisamente las rplicas que ella
esperaba. S: los dos nos sabamos el papel. Por dos motivos dijo. Uno te lo dir gratis.
Porque yo no tengo nada que ver en esto, no soy culpable de nada. Si quieres echarme encima a la
polica, adelante. Ser un mal negocio para los dos. T, porque no sabrs lo que yo s. Y yo,
porque la polica no me pagar nada. Yo tampoco pienso pagarte, Melania sentenci, duro.
No me hace falta. I le dicho que vena a avisarte, no a hacerte hablar. Lo nico que no entiendo es
que te sientas tan segura. Eres enfermera, estabas all cuando muri y, por lo que s, ningn
mdico da la cara por ti. Por la otra enfermera s, que bien se ha librado por el morro Era un
golpe a ciegas, yo no saba muy bien de qu hablaba, pero lo deca con una firmeza despectiva,
casi insultante, perdonndole la vida y tratndola de pobre desgraciada, y a Melania comenzaban
a bailarle las pupilas en los ojos. Pero t? T an ests aqu, y estuviste liada con Casagrande, y
Adrin Gornal, cuando desapareci, te seal con un dedo muy largo. Investigad a Melania
Melones, dijo. Y es lo que estamos haciendo. Tanto la polica como la compaa de seguros, que
soy yo. Di media vuelta y fing que me iba. Espera! Me detuve, me volv para dedicarle una
mirada fulminante. Ella haba puesto una mano sobre el techo de su coche y me dio la impresin
de que lo haca porque necesitaba un punto de apoyo para no caerse. Me pareci una pobre
mujer maltratada. Todos empez. Todo el mundo sabe que Ramn y yo salimos, y todo el
mundo viene a preguntarme si tengo la caja de zapatos de los cojones, o si s dnde estaba
escondida Pero t lo ignoras afirm, contundente, sin perder de vista su reaccin. T no
tienes ni idea. Me mir un poco ms mansa que antes. T no tienes la caja, ya lo s. Pero
todos te persiguen, no? A quin te refieres? Al doctor Farina Sus ojos dijeron s. Al
doctor Barrios? Expresin de sorpresa. Cmo se me haba podido ocurrir semejante tontera?
No, el doctor Barrios no la acosaba. Entonces tuve una intuicin: Helena Gimeno S! Sus
ojos se iluminaron con una especie de chillido. S, Helena Gimeno, ella! Improvis, seguro de
dar en el blanco: Despus de hablar conmigo, Helena Gimeno vino a verte y te dijo que, si volva
a visitarte, me lo contaras todo. Porque as sabrais lo que yo saba, verdad? Ya estaba
desarmada. Fuera de combate. sta era mi informacin de propina reconoci, vencida. Iba a
decirte todo lo que s, s, y, adems, pensaba decirte que era ella, Helena Gimeno, la que me
haba dado Se le escap. Tal vez se propona utilizar el verbo decir y tena la cabeza en otra
parte. Dado? Le hice notar. No quera decirlo, pero ya puestos: S, me dio mil euros. Mil
euros de ella, y mil euros que me sacaras a m No lo hago por dinero! Ah, no? No! Lo
hago porque ha habido un asesinato! Lo hago porque no quiero meterme en los! No tengo nada
que ver con esto, no tengo nada que ganar. Tena los ojos clavados en la punta de mis pies. Si yo
hubiera fumado, habra sido el momento de sacar un cigarrillo y encenderlo con parsimonia,
dejando que la enfermera se cociera en su propia salsa. Pero incluso a m se me haca largo aquel
silencio.
El calor apretaba y estbamos a pleno sol, entre los coches. La camisa se me estaba empapando
pero no me atreva a moverme ni a trasladar la entrevista a otra parte ms confortable. Era como
si tuviera acorralada a Melania Llad, como si le tuviera la mano en el cuello y la estuviera
aplastando contra un muro. Haba una cierta brutalidad en aquella entrevista esttica, los dos de
pie, como dos adolescentes que no saben qu hacer con las manos. Si yo me mova, o haca un
inciso, o buscaba el refugio de una sombra, sera como si aflojara la zarpa, y entonces la presa
escapara, montara en su coche desvencijado, huira, y yo ya no podra atraparla jams. De
manera que no me quedaba otra alternativa que aguantar, con las rodillas doloridas soportando
todo el peso del cuerpo, y con un dolor de cabeza creciente en el entrecejo. No creo que sepas
nada que yo no sepa la desafi. El nombre de la enfermera a la que despidieron? Me lo dirn
en la secretara del hospital. Virtudes Vila Torqu dijo en voz baja. Y me mir con ojos sumisos,
acobardados, suplicantes. Saqu el cuaderno y el bolgrafo y anot Virtudes Vila Torqu. Yo
no quiero que me metan en los, de acuerdo? Colaborar, pero no quiero saber nada, ni con
Helena Gimeno, ni con el doctor Farina, ni con nadie. Qu ms puedes decirme? El nombre
del mdico que estaba de guardia en urgencias el da que entr el seor Colmenero? Era el
doctor Farina. Ah, el doctor Farina Escrib Farina en el cuaderno. Fue l quien recibi al
enfermo en urgencias? Bueno, en tal caso seguro que hizo constar en alguna parte si el enfermo
era alrgico o no. Eso se hace constar en algn informe, verdad? El rellen el impreso de
urgencias, para el historial mdico Es ah donde consta todo? S, pero No exactamente.
Cuando entra un paciente se le abre la carpeta del historial mdico. Ahora, era una alumna
aplicada recitando la leccin. Carg el peso sobre la pierna derecha, sacando la cadera hacia la
izquierda. Se trata de una carpeta de cartn que lleva el nombre del paciente en la tapa y en el
lomo. Ah es donde van a parar la hoja identificativa, con el nombre del paciente, direccin,
telfonos de contacto y dems, y todo el expediente con referencia de las circunstancias de
ingreso, y el informe del mdico de guardia que lo atendi. All van a parar las radiografas, las
analticas, el electroencefalograma, las pruebas de coagulacin y todas las comprobaciones
necesarias antes de una operacin. Y, claro, ah es tambin donde est el informe de urgencias,
donde constan los datos de las alergias. Pero esta carpeta del historial es muy grande, nada til, de
manera que las enfermeras usamos la hoja de rdenes, que es como un resumen de todo lo
anterior. En ella consta todo lo que hay que saber sobre el tratamiento del paciente: curas, dietas,
cambios posturales, etc. Es una hoja que llevamos grapada a una base de madera, ya debe de
haber visto alguna. Y quin rellena esa hoja de rdenes? El mdico que se hace cargo del
enfermo en planta. En este caso, supongo que sera el doctor Barrios. Y ah consta todo lo que
hay que saber del enfermo. Todo. Por ejemplo, si sufre alguna alergia. Eso consta en una
casilla muy visible, remarcada en rojo. Y, al lado, la medicacin alternativa a la que el paciente no
tolera. Y en la hoja del seor Colmenero? Melania Llad, cabizbaja, neg con la cabeza,
pero no pude determinar si me estaba diciendo que en aquella hoja no haba ninguna advertencia.
No result lo bastante rotundo. Carg el peso sobre la pierna izquierda, sacando la cadera hacia la
derecha: Tal vez Colmenero entr inconsciente, o sedado, y no dijo nada Entr inconsciente.
Pero le acompaaba su hija. Y la hija s que nos advirti de que su padre era alrgico al Nolotil.
Y eso lo corrobora el doctor Farina? Dice que es cierto. Que l lo hizo constar en la hoja de
urgencias. Y es verdad, porque ese impreso est en la carpeta del historial y hemos podido
comprobarlo. Ah consta todo lo que hay que saber del paciente. Pens que me estaba
escondiendo algo. O que haba algo que le costaba confiarme. De acuerdo, pero me has dicho
que nadie consulta ese impreso de urgencias a la hora de administrar la medicacin. Y en la hoja
de rdenes? Mir al suelo, furibunda, mientras mova los tobillos como si los zapatos le hicieran
muchsimo dao y se reprimiera las ganas de cagarse en la madre que los pari. Aquel da haba
mucho trabajo, No lo s. Le hemos dado muchas vueltas a este caso. La muerte del seor
Colmenero fue un escndalo, sabe? No trascendi fuera del hospital, pero si hubiera salido de
aqu Se llev a cabo una investigacin exhaustiva, sabe? Hemos mirado mil veces esa hoja de
rdenes, del derecho y del revs No lo entiendo. No haca falta mirar tanto para saber si all
constaba que el paciente era alrgico al Nolotil. S constaba. Aquello me desconcert. El sol ya
me quemaba a travs de la cazadora y!a camisa. Notaba sudor en la frente y el corazn me lata en
el cerebro. Y aquello me desconcert. En tal caso No s a qu vena tanta investigacin. Si el
informe de urgencias y la hoja de rdenes decan que Marc Colmenero era alrgico, la culpa slo
poda ser de las enfermeras. De la enfermera que, con la hoja de rdenes en la mano, le
administr el medicamento mortal a Colmenero. Cmo se llamaba? Consult el cuaderno.
Virtudes Vila? Podr hablar con ella? Melania Llad se encogi de hombros. No sabes dnde
puedo encontrarla? Melania Llad jugaba a entrelazar los dedos. Ni idea. Era compaera de
trabajo y no tienes su telfono, ni sabes dnde vive, nada? Claro que saba dnde viva. Pero,
despus de que la echaran, un da la llam a su casa para quedar. Y ya no estaba all. En su piso
haba unos inquilinos nuevos que no saban nada de nada. An ms; llam a la agencia inmobiliaria
y me dijeron que tampoco saban nada. Ni se acordaban de Virtudes. Dej pasar unos segundos. Y
ella sufra. Mova la cabeza cada vez con ms insistencia. O sea, que erais muy amigas. No, no.
No erais muy amigas y la llamaste a su casa y, cuando te dijeron que ya no viva all fuiste a
preguntar a la inmobiliaria? Era evidente que aquello precisaba una explicacin, y ella se
apresur a drmela, y no hay nada que suene ms falso que una explicacin apresurada: Antes
de que se fuera, discutimos, y yo quera disculparme Y quera saber cmo le haba ido. No quera
que, por mi culpa Por tu culpa? Melania Llad se haba metido en un berenjenal y ahora no
saba cmo salir. Slo pretenda ayudarla. Lo que le ocurri fue muy desagradable Un error
puede tenerlo cualquiera No era una chica muy sociable. Yo era su compaera de turno y la
persona que tena ms relacin con ella. El nico con la que a veces bromeaba era el doctor
Farina. El doctor Farina? S, Virtudes Vila, antes de trabajar en la planta, haba trabajado con
el doctor Farina. Ests insinuando que? No! Rechaz la insinuacin como si fuera un
disparate. Exasperada, carg el cuerpo en la pierna derecha y, en seguida, en la izquierda, en un
rpido movimiento de caderas, casi de coreografa. El doctor Farina es un reprimido, un
asqueroso. Si toca una mujer, se lava las manos. Pero, en cambio, mira, sabes a qu me refiero?
Es un voyeur. Siempre fisga por las puertas, sabes, para ver si sorprende a alguna enfermera o a
alguna paciente cambindose de ropa Muy de misa, muy de misa, se ruboriza por cualquier cosa,
ya me entiendes. Pero, si Virtudes trabajaba con l, tal vez el doctor Farina pueda decirme
alguna cosa Puede que s. Pregntale. Lo har. Bueno, cuntame cmo fue la muerte del
seor Colmenero. Muri en la sala de operaciones o? No, no. Muri en el postoperatorio. Le
operaron tan pronto como qued un quirfano libre. Recibi trato de favor. Por ser quien era,
me entiendes? Cuando entraron en urgencias, la hija nos pidi que llamramos al doctor Barrios.
Exigi que a su padre slo le tratara el doctor Barrios, que pagara lo que hiciera falta. Es lgico,
Barrios es un cirujano prestigioso. Y baj y, claro, la trat como si fuera la reina de Saba,
reverencias y besos en la mano incluidos. Se hizo cargo de todo, col al paciente por delante de
otros que esperaban. Moviliz a todo el equipo. Yo no s qu le cobr a la hija de Colmenero, pero
puedes apostar a que este ao el hospital no tendr dficit. Sin previo aviso, para subrayar su
rabia, sacudi el pie para desprenderse del zapato derecho, que fue a parar quin sabe dnde,
debajo de un coche. Y, acto seguido, como un cro en plena pataleta, envi el otro zapato por los
aires. Se volvi ms bajita, pero cerr los ojos con expresin de alivio infinito. Quin particip
en la operacin? dije, francamente impresionado por el arrebato. El doctor Barrios y el doctor
Marn. No creas: era una operacin sencilla. Nadie poda imaginar que acabara mal. Era sencilla y
fue muy bien. Yo estuve en el quirfano y puedo asegurarte que no se present ninguna
complicacin. El seor Colmenero haba sufrido una luxacin en el hombro, que el doctor Farina
arregl en urgencias sin problemas, y una fractura complicada de cubito y radio. Los huesos se le
haban astillado y las astillas se le haban clavado en el msculo. Es muy doloroso, y una operacin
muy laboriosa, pero tambin muy sencilla. Cuestin de ir sacando del msculo esquirlas de hueso
y de reparar la fractura Y despus? Despus, el paciente pas a la sala de reanimacin, a
disposicin de la anestesista. La anestesista era la doctora Mallol? S. Y despus lo llevaron a
la planta. Virtudes le administr la medicacin sobre las ocho de la tarde. Y unos tres cuartos de
hora despus empez el sarao. En el momento en que Virtudes le administr el Nolotil, estaba
la hija en la habitacin? S, pero se lo administraron aadindolo al suero, por la va que tena
abierta. Ella no poda saber si le ponan Nolotil o cualquier otra cosa Y el Nolotil tard tres
cuartos de hora en hacerle efecto? Descalza sobre el asfalto caliente, mova los dedos de los pies
como si aquella parte de su cuerpo estuviera murindose de ganas de bailar claqu. Todo fue
una combinacin de mala suerte. Claro que la reaccin debi de producirse antes, de forma casi
inmediata. Pero resulta que la hija, despus de todo un da de nervios, cuando volvi a entrar en la
habitacin y viendo que su padre estaba bien, se durmi. Y uno de los efectos ms peligrosos de la
alergia consiste en una inflamacin de la garganta. O sea, que el enfermo, entre eso, la conmocin
que sufra y el estado de debilidad debido al postoperatorio no tuvo fuerzas para gritar. Por lo
menos, para gritar con la suficiente fuerza. Se fue ahogando poco a poco, solo, sin remedio Hasta
que, finalmente, la hija despert y vio lo que estaba ocurriendo y sali chillando al pasillo A partir
de este momento a todos les entr el corre que me cago, claro. Vino el doctor Farina, y Marn y
dos o tres ms, pero llegaban tarde. Slo con que la hija no se hubiera dormido y hubiera podido
avisar en seguida, se habra salvado. Y todo este recorrido lo hizo con la hoja de rdenes. El
enfermo siempre va acompaado de la hoja de rdenes. Con una hoja donde deca que era
alrgico al Nolotil Ella no dijo ni que s ni que no. Me pregunto Por qu tanta
investigacin y tantas dudas? Por qu me has dicho antes que la habais mirado del derecho y del
revs? Porque le costaba hablar. De repente, haba empezado a jugar con los botones y con
los ojales. Se la vea desasosegada. Se estaba ahogando. Acab de desabrocharse la chaqueta y se
la quit, y la deposit sobre el coche. Tuve la premonicin de que continuara desnudndose. La
blusa, oscurecida por el sudor, le quedaba demasiado estrecha. Es que Virtudes aseguraba que
en la hoja no constaba ninguna advertencia. Y? Estaba muy segura. Pero t viste esa
hoja? S Y? No s. Cmo que no sabes? En la sala de control, Virtudes estaba muy
nerviosa, asegurndome que en la hoja no constaba ninguna advertencia, y me la ense
Pausa. Y, por fin: Y, no s, no me fij mucho Qu quieres decir con eso de que no te
fijaste? S, la mir, pero deb de confundirme, y le dije: Joder, Virtudes, es verdad, aqu no se
habla de alergias, pero sin fijarme demasiado, y ella estaba muy nerviosa, entiendes, y deca:
Lo ves, lo ves? Se lo dirs al doctor Barrios, que han sido ellos los que se han equivocado? Y le
dije que s, que se lo dira, pero para hacerla callar Pero en la hoja de rdenes deca o no
deca que el paciente era alrgico? Entramos con Virtudes en la salita de al lado, donde
tenemos la mquina del caf, y ella empez a cambiarse de ropa. Y entonces omos que entraba el
doctor Barrios en la sala de control Y le omos decir: Dnde est esa jodida hoja de rdenes?
Maquinalmente, se desabroch un botn de la blusa. Estbamos todos histricos. Y Virtudes
me agarr y me dijo: No salgas, no salgas, deja que lo vea y se calme. Y yo le digo: Cmo no
voy a salir? Qu pretendes? Que nos quedemos aqu encerradas? Estaba histrica. Y salgo y me
encuentro al doctor Barrios con la hoja en las manos. Le digo: Qu le parece? Dice: Que qu
me parece? Gritaba fuera de s. Nunca le haba visto de aquella manera, pero nunca, eh? Daba
miedo. Deca: Pero quin ha sido? Pero quin cojones ha metido la pata, cmo es posible?
As, con tacos incluidos. Y me ense la hoja, y la hoja estaba bien. La hoja estaba bien? All
lo deca: El paciente es alrgico a las dipironas, o sea, al Nolotil. Todas las advertencias
correspondientes en las casillas correspondientes, y las referencias a la medicacin alternativa,
todo bien visible. Y t habas visto que no deca nada? No, no s lo que vi Deb de
equivocarme. Virtudes me lo deca con tanta conviccin Fue entonces cuando se puso como
histrica. Se puso a chillar: T lo has visto! Dile que lo has visto! Aqu no dice nada de
dipironas! Pero s que lo deca, estaba all, escrito. Y le dije: S que consta, mira, y se puso como
una fiera, me insult. Deca: Lo habis cambiado! Lo habis cambiado! Y me peg una
bofetada. Se desabroch el segundo botn de la blusa y pude ver que usaba sujetador amarillo.
Sujetador amarillo, o dorado, como el trigo al sol. Y si alguien lo hubiera cambiado? No! se
escandaliz Melania. Para qu? En el impreso de urgencias, en el historial, constaba con toda
claridad. La hija de Colmenero tena una copia del impreso de urgencias. No pudo alegar nada. Y,
adems, despus, la gente del hospital examin aquella hoja de rdenes veinte mil veces.
Imagnate! Era evidente que la observacin sobre la alergia no haba sido aadida despus La
tinta era igual, la letra tambin Imposible. Y no cabe la posibilidad de que el doctor Barrios
sustituyera la hoja de rdenes donde no constaba la alergia por otra hecha correctamente?
Imposible. No tuvo tiempo de escribir una hoja nueva. Desde que le llamaron para avisarle del
cuadro anafilctico hasta que le encontraron en la sala de control no pasaron ni tres minutos. Ir a
buscar otra hoja de rdenes, rellenarla y dar el cambiazo en tres minutos? Eso sera como hacer
los cien metros lisos en tres segundos. Adems S? Si hubiera podido hacerlo, no me
imagino cmo pudo deshacerse de la hoja vieja. Cuando le sorprendimos en la sala de control, iba
en mangas de camisa, y en las manos slo tena la hoja que nos mostr. Introdujo los dedos en la
cintura de su falda. Me tem que se la bajara all mismo, delante de m. La vea muy capaz de
hacerlo. Tal vez la arrug y se la meti en el bolsillo? suger. No. La hoja de rdenes es as
de grande y, como ya te he dicho, va grapada sobre una base de madera, an ms grande. Es
imposible que el doctor Barrios se la escondiera. Cuando sali de aqu, no llevaba nada en las
manos. Bueno, en tal caso, no hay otra explicacin: el error tuvo que ser de Virtudes Vila
conced. Melania Llad movi la cabeza, atribulada. Tena unas ganas locas de quitarse la falda,
de desnudarse all mismo. Se le notaba el esfuerzo que le supona resistirse a realizar un striptease
compulsivo. Pero Virtudes Me odi. Se puso como loca. Quera ponerme de testigo, aseguraba
que yo haba visto que la hoja de rdenes no mencionaba la alergia. Me llam mentirosa y
traidora. Por eso, despus, quise ir a verla, para justificarme, para pedirle disculpas, o para darle
una explicacin No s Y no diste con ella dije. No di con ella dijo. Quieres saber
algo ms? Slo una cosa. Sabes dnde vive el doctor Barrios? En Sant Cugat, pero no s la
direccin exacta. Cmo se llama de segundo apellido? Durn. Le di las gracias y apart la
vista cuando me pareci que sus dedos ya buscaban la cremallera. Me desped con un manotazo al
aire y me alej, sin mirar atrs, y la dej sola, entregada a sus perversiones y a sus neuras. Pobre
mujer de cabellos rojos.
Era ms de la una del medioda, pero los tneles de Vallvidrera quedaban cerca y eso me pona
Sant Cugat a menos de media hora de coche. Pens que tal vez podra encontrar al doctor Barrios
en su casa, a la hora de comer. Mientras circulaba por la Ronda de Dalt, me jugu la vida utilizando
el mvil para llamar a la agencia. Contest Octavio y le ped que me localizara en la gua telefnica
a un Eduardo Barrios Durn, en Sant Cugat, y que averiguara la manera ms rpida de llegar a su
casa desde los tneles. Ya haba pasado el peaje cuando me volv a jugar la vida contestando al
mvil que sonaba. Era Amelia. Por lo que me cont, Octavio le haba traspasado el encargo de
buscar la direccin de Barrios tan pronto como colg el telfono. Me permit un comentario:
Tiene cojones. Ya sabes cmo es le disculp Amelia, que tena alma de mrtir. Adems, es
que por aqu tenemos un poco de jaleo por culpa del asunto este de Felicia Fochs. Habis
recibido ms mensajes? Me parece que s, pero toda esa pandilla estn tan histricas que
prefiero mantener las distancias. En eso coincidamos. Tenan que estar muy histricas, para que
Amelia usara la expresin esta pandilla para referirse a tan slo dos personas. Puedes tomar
nota de la direccin? Tuve que detenerme en la cuneta de la autopista. Escrib el nombre de una
calle y el nmero de una casa en el reverso de una factura del taller. Antes de despedirnos, la
eficiente Amelia aadi: Barrios est en casa. Acabo de llamarle hacindome pasar por una
encuestadora y ha contestado. Entr en Sant Cugat a la una y cuarto y estuve dando vueltas y
preguntando a peatones hasta la dos menos cuarto, hora en la que me detuve delante del chalet
del doctor Barrios. Era una construccin nueva, de dos pisos y buhardilla, con un tejado que caa
ms de un lado que del otro, en un efecto esttico cuidadosamente estudiado por el arquitecto.
Mucho cristal y materiales de construccin de los ms caros y selectos, y un jardn con un csped
tan cuidado que pareca como si el cirujano se ocupara l mismo de cortar los brotes, uno a uno,
con el bistur de precisin. Al fondo, se vea un cobertizo tipo rstico falsificado, pero con gracia.
Tambin tenan piscina, claro. No llegaba a la categora de la mansin de los Font-Roent , ni a la de
los Gornal, pero pareca un lugar ms cmodo para vivir y, de todas maneras, para permitirme una
casa como aqulla tendra que atracar un furgn blindado un da que estuviera cargado a tope. Un
perro con cara de pocos amigos, un pastor alemn de pelo tan brillante y orejas tan enhiestas que
pareca tener asesor de imagen propio, corra de un lado a otro ladrando y persiguiendo a los
pjaros. Tena una bonita voz de tenor. Al lado de la verja haba un timbre con videoportero
automtico. Me pein con los dedos para dar una imagen ms digna de aquel entorno y me
abroch la cazadora y me ajust la corbata. El araazo en la cara jugaba un poco en mi contra,
pero eso no tena solucin. Llam y le pregunt por el doctor Eduardo Barrios a la mujer que
contest. De parte de quin? ngel Esquius. Soy de una compaa de seguros. Segn toda
lgica, entonces la mujer tena que contestar: Lo siento, no necesitamos ms seguros. Por eso,
cuando o que deca: Disclpeme pero, en materia de seguros, lo tenemos todo cubierto, sonre
complacido. No es para una venta, es para una reclamacin me apresur a aclarar antes de
que ella cortara la comunicacin. Dgale que es un asunto relativo al deceso del seor Marc
Colmenero. Ah Cmo dice? Marc Colmenero? S. Un momento. Segn los ingleses, un
momento dura exactamente un minuto y treinta segundos. Un minuto y cuarenta segundos
despus, se abri la puerta de la casa y sali el doctor Eduardo Barrios en persona. Piel bronceada,
pelo gris, ancho de hombros, atltico. Iba vestido de sport, pero aun as pareca ms elegante que
yo. Botas camperas, tjanos de marca exclusiva, un cinturn que vala ms dinero que toda mi
indumentaria y una camisa azul, de algodn, seleccionada entre las ms distinguidas de la tienda
ms distinguida de la comarca. Cruz el jardn, pisando la hierba porque era suya. El perro, al
verle, le salud con ladridos ensordecedores y comenz a pegar saltos a su alrededor. El mdico
no disimulaba su desconfianza. Alzaba una ceja. Me habl a travs de la verja, como el carcelero
con el preso. Dice que viene por un asunto relacionado con la muerte de Marc Colmenero? Yo
le pas a travs de la verja una tarjeta en la que se lea ngel Esquius, Investigacin de Seguros.
Es un asunto delicado, que pide discrecin, y por eso me he tomado la libertad de venir a su
domicilio, en vez de ir al hospital. Abri la verja. Pase. El perro me mostr los dientes e hizo un
ruido turbulento con la garganta, como si se preparara para lanzarme un escupitajo. No hace
nada dijo Barrios. De momento, asusta contest. El perro se puso a ladrar sin previo aviso,
insultndome y amenazndome. El doctor Barrios grit, autoritario: Basta, largo de aqu!, y yo
tambin pegu un salto. El perro call, pero me controlaba muy de cerca mientras cruzbamos el
jardn. Casi prefera que ladrase. Ahora, en silencio, me daba la impresin de que la bestia me
estaba estudiando los tobillos, preguntndose cul de los dos le gustara masticar primero.
Entramos en la casa. El monstruo se qued fuera y yo sent que me quitaba un peso de encima. En
un vestbulo forrado de madera de sicomoro, decorado con un Mir muy llamativo (Mujer y
pjaro, supongo) y perturbado por una msica ensordecedora, obsesiva y enloquecida que llenaba
la casa, me encontr ante una mujer escultural, casi gigante, walkiria con gafas de hipermetropa,
una especie de diosa excesiva, rubia engrisada, en cuyo rostro carnoso se haca desconcertante
una sonrisa cristalina y acogedora. Me estrech la mano y, con la torpeza del extranjero que no
domina las costumbres del pas, me ofreci las mejillas para intercambiar unos besitos. No la
rechac. Perdone el desorden de la casa dijo con acento centroeuropeo. La casa estaba tan
ordenada que daba vrtigo. Se volvi hacia la vecina sala de estar: Quieres hacer el favor de
bajar la msica? Los jvenes de hoy parece que hayan nacido sordos. El doctor Barrios puso fin al
ritual de acogida: Viene por un asunto de seguros dijo, seco y aguafiestas. ngel Esquius,
para servirla dije, empalagoso. Por favor El doctor me llev al segundo piso por una escalera
de caracol embutida en el interior de un cilindro de cristal. En su despacho privado, en la
buhardilla, Barrios tena colgadas fotos de toda la familia, la mujer y un hijo y una hija
adolescentes, todos de diseo, y tambin lminas que mostraban detalles de diferentes huesos
del cuerpo humano, y de cmo encajaban los unos con los otros. Una pared estaba reservada para
diplomas y artculos de The Lancet, firmados por l y enmarcados, y a diplomas de premios
nacionales e internacionales e instantneas donde se le vea acompaado de todo tipo de
autoridades. Todo muy pulcro, muy ordenado, cada cosa en su sitio para componer un conjunto
armnico, listo para sacar una fotografa y publicarla en Home &; Garden. Tomamos asiento,
separados por el escritorio donde tena el ordenador. Se le vea un poco tenso, pero se esforzaba
por parecer paciente y tolerante. Usted dir. Estamos intentando determinar las causas de la
muerte del seor Marc Colmenero, para decidir si es preciso o no pagar un seguro de accidentes
que tena suscrito con la compaa que represento. Me dio la impresin de que mis palabras le
relajaban un poco. Apoy la espalda en el respaldo de la butaca. Muri hace tres meses me
hizo notar. S, pero hay una compaa de seguros que no se enter. Qu compaa de
seguros? No puedo decirle el nombre. Por qu? Porque los posibles beneficiarios del
seguro no han presentado ninguna reclamacin. Ya sonri, cmplice. Y, si no la presentan,
ustedes no pagan. Este seguro va ligado a una tarjeta de crdito que l tena con una entidad
extranjera; una especie de ventaja aadida para los titulares de la tarjeta. Suponemos que los
herederos lo ignoran. Hace unos das anularon la tarjeta, y fue entonces cuando la aseguradora se
enter de que el titular haba muerto. Y le envan a usted para averiguar qu pasara si la
compaa de seguros no paga lo que tiene que pagar. Porque, claro, tal vez los beneficiarios se
enteren algn da y reclamen lo que les corresponde con daos y prejuicios. Le haba alegrado
mucho comprobar que yo era un sinvergenza. Supona que estaba en falso, que me tena en sus
manos. Sonrea como si estuviera viendo un hmster en una jaula. Pero no tena intencin de
echarme de su casa. El caso es que no hemos conseguido aclarar si la muerte fue debida a un
accidente o no. Los dedos largos y bien cuidados del cirujano localizaron una minscula partcula
de polvo sobre la mesa, la capturaron y la depositaron en un cenicero muy artstico que jams
haba sufrido una quemadura de cigarrillo. Me imagin al doctor Barrios invirtiendo largos ratos en
centrar cuadros colgados de las paredes, con un ojo cerrado y el otro abierto, incluso ordenando
los papeles arrugados de la papelera segn el color y la consistencia para que el conjunto quedara
decorativo. Y no se les ha ocurrido preguntrselo a la hija del seor Colmenero, verdad? No
nos ha parecido oportuno. Todava. El doctor Barrios se estremeci, conteniendo una carcajada.
Pareca que se estaba divirtiendo mucho. Lo que en realidad pretendemos establecer
continu es si la muerte fue consecuencia de la cada del caballo, en cuyo caso se tratara de
un accidente cubierto por nuestra pliza Se puso serio y me interrumpi: Marc Colmenero
cay del caballo y fue un accidente grave. El pie se le qued enganchado en el estribo y el caballo
le arrastr un buen rato. Tena conmocin cerebral, con prdida de conocimiento, contusiones por
todo el cuerpo, luxacin del hombro derecho y fractura de cbito y radio. Ahora bien, si me
pregunta si era mortal de necesidad, tendr que decirle que no. Pero muri. S. Por qu
muri? Un silencio. Un suspiro casi inaudible, pero suficiente para transmitirme la idea de que
vivimos en un mundo imperfecto. Ahora, el doctor Barrios se frotaba una ceja con la punta de los
dedos. Le costaba tener que reconocer un fracaso profesional. Despus de la intervencin,
cuando estaba en reanimacin con la anestesista, fui a verle. Era un paciente importante, le
habamos dado un trato preferente, de modo que pens que le gustara ver al director del hospital
y al jefe del departamento de traumatologa a su lado, al despertarse. Se quejaba. La fractura era
francamente dolorosa pero, de todas formas, no me pareci oportuno darle calmantes. Le dije, en
broma: Vamos, vamos, que se queja por nada, esto ya est superado, aguante como un hombre,
que esto no es nada. Y le dije a la doctora Mallol: No pasa nada. Est perfectamente. Ya podis
subirle a la planta. Una vez en su habitacin, ya con su hija, Marc Colmenero volvi a quejarse. Y
entonces, como es natural y ritual, la enfermera le administr Nolotil. Y result que el seor
Colmenero era alrgico a las dipironas. El Nolotil es una dipirona. Ahora, su mirada era desafiante,
casi provocativa. Un choque anafilctico aclar. Y no pudieron hacer nada por l? No dio
tiempo. La hija se durmi y no se dio cuenta de que su padre se estaba ahogando Cuando nos
avisaron, ya era demasiado tarde. Le administramos corticoides y adrenalina directa a vena, le
practicamos unas maniobras de reanimacin cardiopulmonar, o sea, masaje cardaco Pero fue en
vano. Usted saba que era alrgico a la dipirona? Claro que s. Nos lo comunic su hija en el
momento de ingresarlo. Pero en la hoja de rdenes de las enfermeras, constaba la alergia del
seor Colmenero? S. Lo comprob? A usted qu le parece? dijo, como si no pudiera
creerse que le hiciera unas preguntas tan estpidas. En cuanto me dijeron lo que haba pasado,
fui a la sala de las enfermeras, cog la hoja y lo comprob. Y qu dijo la enfermera responsable?
Qu iba a decir? Primero dijo que s que constaba la advertencia, despus aleg que no estaba
segura y al final admiti que no se haba fijado. Y, aadi, con poca conviccin y sin intencin de
convencerme: S, ya s qu est pensando. Es una vergenza. Fue culpa de aquella chica, pero,
de alguna manera, la culpa moral es de todos nosotros, del hospital, del sistema que permiti que
aquella persona incompetente y descuidada estuviera trabajando all. Entonces, podramos
decir que se trat de una negligencia mdica. Por un momento, el doctor haba parecido vencido,
pero de repente reaccion. En todo caso, para responder a lo que usted me pregunta, no fue un
accidente. Y aadi: Lo arreglamos con la familia del difunto. Tanto ellos como nosotros
preferimos ahorrarnos la publicidad innecesaria de este hecho desgraciado. La familia no
present ninguna demanda, ninguna denuncia? No. Y, mirndome fijamente, fro como un
cadver, cambi de tono: Muy bien, seor detective de seguros, ya entiendo para qu ha
venido. Supongo que dentro de dos das recibir una circular, o un documento rutinario de una
compaa de seguros, y entonces tendr que medir mucho lo que pongo sobre el seor
Colmenero. Le dediqu una sonrisa. Mi trabajo consiste en ahorrarle dinero a mi empresa.
Me est amenazando? Cmo? Me ha parecido que insinuaba que, si yo metiera la pata,
se encargaran de dar publicidad a todos los detalles de la muerte de Marc Colmenero. Yo no he
dicho eso. Claro que, si todo acabara en un juicio y en el consiguiente escndalo por parte de los
beneficiarios de la pliza, no podramos evitar que el nombre del hospital se ensuciara un poco. Lo
dije con alegra en los ojos, como si le estuviera contando un chiste escabroso a un amigo del
alma. El se puso en pie para dejar claro que su buena voluntad se haba agotado y que yo no
mereca un segundo ms de su tiempo. Declar, solemne: Sepa que su trabajo me da asco.
Puede irse de mi casa, por favor? Claro dije en mi papel de cnico insolente. Podra darme
la direccin de la enfermera que cometi el error? La despedimos. No tengo ni idea de dnde
est. Y, si lo supiera, tampoco me lo dira, verdad? Supongo que mientras nosotros hablbamos
dentro, el perro alsaciano haba estado haciendo planes y croquis, organizando el ataque y
destruccin del intruso indeseable que era yo, porque tan pronto como pise el umbral de la
puerta, apareci detrs de un arbusto, a la carrera, ladrando, directo hacia m. Pegu un nuevo
brinco. Basta, Sharazadgrit el doctor Barrios, con voz de domador. Quieta aqu! El perro,
o la perra, se dio por aludida y se qued clavada en el sitio. Yo tambin.
Para llegar a la mansin familiar de los Colmenero, haba que salir de Barcelona por la autopista
A-19, en direccin a la comarca del Maresme, y abandonarla a la altura de Vilassar. Bajando hacia
el mar por la carretera de Argentona, inmediatamente antes de una curva muy cerrada y sin
visibilidad, se vea un desvo a la izquierda, sealado con un cartel que deca propiedad particular,
no pasar. Entonces haba que jugarse la vida yendo a buscar aquel camino, a pesar de la raya
continua, y penetrar en la pista de tierra violando la prohibicin de paso. Dos kilmetros ms
adelante, cuesta arriba por entre un paisaje de pinos, llegabas a la cima de una colina, descubras
que desde all tenas vista al mar, y te veas ante la obra de un loco. El loco deba de haber sido
uno de aquellos arquitectos modernistas de principios del siglo pasado y la obra era un castillo
neogtico con un par de torres puntiagudas y otras dos rematadas con almenas, decoradas con
aspilleras y arcos ojivales y grgolas y smbolos masnicos y rodeado por un muro de piedra sin
desbastar capaz de resistir un asedio de, como mnimo, diez o doce aos. Caba suponer que
alrededor de la edificacin haba una fosa con cocodrilos, un puente levadizo y una reja defensiva.
De momento, bloqueando el paso, me encontr con un Mercedes negro que, procedente del
interior de la muralla, se haba clavado contra uno de los dos pilares que flanqueaban la puerta de
acceso. No pareca un accidente catastrfico, sino el producto de la desidia de alguien a quien se le
haba olvidado poner el freno de mano al abandonar el vehculo en una pendiente. El Mercedes se
haba deslizado suavemente hasta que aquella slida columna lo haba detenido y lo haba
convertido en un obstculo para los intrusos. Porque no era yo el nico visitante que se vea
obligado a dejar el coche en aquel punto final del camino. Antes de m, haba llegado el propietario
(mejor dicho: propietaria) de un BMW 323 de color rojo que reconoc de inmediato. Al otro lado
del muro me encontr en un jardn enorme. La distancia hasta la mansin era larga, pero el paseo
se haca entretenido, he estado en parques temticos menos interesantes y coloridos que lo que
estaba viendo. Lo primero que llamaba la atencin del curioso era un avin bimotor, un Piper
PA-31 Navajo, segn se poda leer en el fuselaje, colocado sobre una especie de pedestal. A un
lado, llevaba pintado el logotipo de Transportes Temair, dos tes enlazadas y rodeadas por una
bandera blanca, amarilla y verde. Ms all, una moto, una Derbi de los aos setenta con el mismo
logo pintado sobre el depsito. Completaban aquella especie de exposicin una camioneta DKW
desvencijada y, sobre todo, una estatua de Marc Colmenero, esculpida en mrmol, donde se le
vea vestido de aviador, en postura heroica, agarrado a una hlice gigante y mirando hacia el cielo,
como meditando si las condiciones meteorolgicas hacan aconsejable volar. Llevaba colgado en
bandolera un zurrn con el logo de Temair y, en conjunto, aquello pareca una versin adaptada al
siglo XX del tema de Miguel Strogoff. Un psiclogo que hubiera visitado aquella casa habra podido
redactar un diagnstico difano sobre el difunto Marc Colmenero. Aquel jardn proclamaba:
Mirad lo que he hecho, mirad el avin desvencijado y la mierda de camioneta de segunda mano
con la que empec y ved dnde he llegado. Y una vez lo hayis visto, comparadme con vosotros
mismos y vuestra vida miserable y confesad a qu conclusiones llegis. Y an haba ms. Los
parterres de flores del jardn reproducan, con diferentes especies de flores, la combinacin del
logo de Temair. Seguro que, cuando funcionaban, los surtidores tambin creaban esta bandera
omnipresente. Poniendo un poco ms de atencin, el visitante descubra asombrado que la
perspectiva de la casa desde la entrada de la mansin, tambin la compona, de una forma
calculada: el verde de la extensin de csped, el blanco de la fachada del edificio y de las torres
puntiagudas, y los tejados pintados de un amarillo ocre. Toda esta armona cromtica quedaba
oscurecida por una cierta dejadez, que se adivinaba reciente: el csped debera haber sido podado
un par de meses atrs y a las flores les faltaba riego, como si la hija de Marc Colmenero, por
respeto o por mantener el duelo, no se hubiera atrevido a seguir con la locura del padre muerto.
Cuando llegu a la puerta ya no me sorprendi que, en vez de timbre, hubiera una vieja bocina de
aquellas de pera de goma. La apret con cuidado y le arranqu un moqui, moqui poco digno y
elegante. Si esperaba que me abriera la puerta una criada con cofia y delantal blancos sobre un
vestido negro, o bien un mayordomo con chaleco a rayas y la nariz apuntando al cielo, me
equivocaba. Quien tena ante m era un atleta de rizos rubios y ojos azules, vestido con abarcas,
pantalones blancos de algodn con goma, ajustados para lucir paquete, y una camiseta sin mangas
que dejaba a la vista una coleccin de msculos deltoides bceps, trceps, supinadores, cubitales,
palmares, pronadores y braquiales cuidados por su propietario con la devocin con la que la
madre cuida al beb. Se me ocurri que, si algn da decida cambiar de opcin sexual, correra en
su busca. Vengo a ver a Ana Colmenero dije con prudencia, como si dudara que el adonis
pudiera entender mi idioma. Ah. S. Pase contest, torpe. No me pregunt el nombre, ni el
motivo de la visita, ni me pidi que esperara un momento mientras me anunciaba. Dej la puerta
abierta y ech a correr dando por sentado que yo la cerrara y le seguira. Si haba pasado antes
por una experiencia similar, habra sido como portero de discoteca, y para stos no hay trminos
medios: o te dejan pasar, o no te dejan pasar. Y si te dejan pasar no estn obligados a ningn tipo
de ceremonia. Le segu cruzando un vestbulo y un amplio pasillo adornado con cuadros que
reproducan motivos relacionados con el transporte y con vitrinas repletas de modelos
aeronuticos y terrestres en miniatura, en direccin hacia un rumor de discusin femenina que
poco a poco se iba haciendo inteligible. Ah, s, claro o cuando ya quedaba claro que la
discusin se desarrollaba al otro lado de la puerta del fondo. Y Elvis Presley est vivo, escondido
en Sudamrica. Y a Marilyn Monroe la asesin personalmente el presidente Kennedy clavndole
un sacacorchos en la oreja. No, si a m me gustan mucho las teoras conspiratorias, para pasar el
rato. No es tan increble! replic, vibrante y encendida la voz de Helena Gimeno. El caso es
que la enfermera ha desaparecido! El atleta puso la mano sobre el pomo de la gran puerta, pero
yo le sujet. Me mir. Sonre. Oh, s. Pobrecita Virtudes continuaba la conversacin al otro
lado de la puerta. Debe de estar trabajando como criada en casa de Elvis. Y, antes de
desaparecer, le dijo a una compaera que ella no tena la culpa de nada. Es lo primero que hace
la gente cuando mete la pata, no? Decir Yo no he sido. No te creas todo lo que te dicen, guapa,
o acabars apoyada en una farola, vestida de tigresa y con el bolso lleno de preservativos. Despus
de dirigirme una mirada indecisa de Y qu se supone que tengo que hacer yo?, el atleta se
cans de escuchar y me franque el paso a una sala inmensa y de techo muy alto, que deba de
haber sido el refugio ludico de Marc Colmenero. Haba una chimenea un poco ms grande que el
portal de mi casa, y un sinfn de mesas de estilo colonial y sillones de bamb, una mesa de billar,
dos mquinas de milln y, en otro rincn, una pantalla de cine como las de las multisalas, una
cabina de camin donde haban instalado el proyector, autnticas hlices de avin colgadas del
techo y una alfombra que reproduca ntegramente un planisferio. Bajo unos ventanales altos y
estrechos y trifoliados, justo a la altura de Nueva Zelanda, vi una mesa de caballetes con un
ordenador, una botella de Cutty Sark medio vaca y sin ningn vaso a la vista, y un cenicero lleno
de colillas. Junto a esta mesa, Helena Gimeno y Ana Colmenero, las dos de pie, parecan a punto
de llegar a las manos. La visitadora mdica agitaba un dedo en ereccin a un palmo de la nariz de
la otra que, cruzada de brazos, la desafiaba con una mueca de asco infinito en el rostro. No se
atreva a insultarme otra vez! Puede que yo no est podrida de pasta como usted, pero tengo
dignidad! la Gimeno. Pues debes de llevarla debajo de las bragas, porque no se te nota nada
la hija de Marc Colmenero. Seoras, seoras! intervine un segundo antes de que Helena
Gimeno cometiera una tontera. Seoras, por favor!
Ana Colmenero an no haba cumplido los treinta aos y era atractiva como slo saben serlo las
nias consentidas que nunca se han privado de nada. Atractiva contra su voluntad, vestida con
una camiseta que le vena grande, unas mallas sencillas y descalza; con el pelo negro, abundante y
corto, y slo le faltaban dos tragos de Cutty Sark para estar completamente borracha. A pesar de
lo cual, era atractiva. Demasiado delgada para mi gusto, como si en algn momento de su vida
hubiera sufrido anorexia, pecho plano y piernas largas, pero posea una armoniosa curva en las
caderas, y los ojos claros y la cara pecosa. Helena Gimeno, a su lado, con un vestido rojo
demasiado escotado y zapatos de tacn de aguja, pareca una Venus de discoteca de barrio.
Quin coo es este to, Jons? pregunt Ana Colmenero en cuanto repar en m. Josu
dijo el atleta. Josu? me interrog la propietaria de la mansin. Josu qu ms? A qu
ha venido? No la corrigi el musculoso. Yo me llamo Josu. No me llamo Jons, me llamo
Josu. Y a m qu mierda me importa cmo te llames? El, me refiero a l! El! Ana Colmenero
disparaba el dedo ndice como si pretendiera clavrmelo en el pecho. Cmo se llama l? Por
qu le has dejado entrar? Es el seor ngel Esquius intervino Helena Gimeno. Investigador
especialista en asesinatos. La mir. Me mir. Ana Colmenero nos observaba. Qu estaba
buscando all, la visitadora mdica? Qu poda estar buscando, despus de hablar con Melania
Llad, la enfermera que tanto saba acerca de las irregularidades que rodeaban la muerte de Marc
Colmenero? Slo poda estar buscando pruebas para la extorsin, naturalmente. Envidiaba la
habilidad repugnante del malogrado Casagrande para presionar a los mdicos y ahora pretenda
imitarle. Y all estaba, intentando obtener datos comprometedores de la heredera del magnate del
transporte. Otro buitre? gru la heredera. Es polica? No soy polica la tranquilic.
Ni busco escndalos. Slo necesito un poco de informacin. Vaya! Otro que quiere
informacin! Pero, quin os habis credo que soy? Una agencia de prensa? Una confidente?
Quieres que le eche de aqu? se ofreci Josu. A Ana Colmenero le falt poco para soltar un
chillido de impaciencia. En un par de zancadas, se plant ante una cmoda y sac un puado de
billetes del cajn de arriba. Toma! Dnde est el otro? Toma! El atleta rubio se acerc
tmidamente y cogi el dinero. Quin? Ronaldo? Eso mismo, dnde est el puto Ronaldo?
No lo s Hace un rato que lo he visto en el solrium. Pues vete a buscarlo y os compris algo
bonito antes de que cierren las tiendas. El adonis dudaba, como si pensara que no se mereca
aquel dinero y que, en todo caso, le apeteca mucho hacer lo que se supona que tena que hacer
para ganrselo. Ya os llamar si os necesito le despidi Ana Colmenero. Aire, joder, que en
Calvin Klein cierran temprano! El macarra abandon la estancia ms rico que unos momentos
antes, pero cabizbajo y humillado. Y su humilladora me clav una mirada de aguamarina capaz de
abrir heridas. Y qu vas a sacar t de la informacin que te d? O sea: dnde ves la posibilidad
de sacar una pasta? No era una pregunta fcil de contestar. Mir a Helena Gimeno de reojo,
confiando en que me apoyara y dije: Trabajo para un bufete de abogados. Mi trabajo consiste
en localizar vctimas de accidentes y negligencias de todo tipo dispuestas a presentar
reclamaciones judiciales. Slo cobramos una mdica comisin en caso de que se consiga la
un silln giratorio y se desplaz sobre ruedas hasta la mesa del ordenador. Toc el ratn y el
salvapantallas del ordenador desapareci para dar paso a un logo muy chilln, LIAMMAIL, que
describa extraos giros. Me llam la atencin aquel nombre que se lea igual del derecho que del
revs. Un palndromo. LIAMMAIL. La joven agarr la botella de Cutty Sark y bebi un buen trago
a morro. Despus gir sobre s misma, como una nia, hasta que qued encarada a nosotros, un
poco aturdida. Tiene derecho a una reparacin insist. Es lo que se hace normalmente.
Los del hospital se portaron de maravilla dijo Ana con ademn frvolo de nia caprichosa.
Cuando llev all a mi padre, todo fueron atenciones. El doctor Barrios es el mejor traumatlogo de
Catalua; accedi a atenderle en cuanto se lo ped y aplaz operaciones menos urgentes para
ocuparse inmediata y personalmente de su caso. Y despus de lo que ocurri me dieron acceso,
sin ningn problema a todos los documentos de la investigacin interna y me ofrecieron una
compensacin de ciento cincuenta mil euros que yo acept sin discutir. A cambio, tuve que
renunciar a interponer cualquier tipo de reclamacin, a fin de evitar el escndalo. Y entregu
inmediatamente ese dinero a Eco-Mundo y a Caridad Cristiana, que eran las oenegs preferidas de
mi padre. No necesitaba aquellos ciento cincuenta mil euros para llegar a final de mes, sabes
Gimeno? Helena Gimeno hizo un ruido raro con la boca. Con una reclamacin judicial dije
yo, habra podido conseguir mucho ms dinero y habra contribuido a impedir que este tipo de
errores se repitieran. Ana Colmenero neg con la cabeza durante ms de un minuto,
desaprobando profundamente mi manera de pensar. Permaneci callada, frunciendo las cejas,
como si le pareciera intuir las vibraciones premonitorias de un terremoto y, despus, desde el
fondo de algn tipo de pozo, dijo en voz mucho ms baja: Eso es lo que habra hecho l, si la
muerta fuera yo. Poner pleitos y ms pleitos hasta asegurarse de que una pobre desgraciada como
Bebi otro trago de whisky. Y se hundi, escondiendo el llanto entre las manos: Y, adems,
esto no puede compensarlo nadie! Nada ni nadie pueden compensarlo! Aquel estallido de
sollozos fue tan violento y profundo que, por un momento, tem que no se fuera a romper, tan
delgada y tan poca cosa como era. Nunca hubiera credo que una persona como ella pudiera llorar
de aquella forma. Justo antes de que se me despertara una ignominiosa compasin, di media
vuelta y busqu la salida, con el corazn encogido tres tallas, confiando en que Helena Gimeno
tuviera el buen gusto de seguirme. Dejamos a Ana Colmenero repitiendo: Nada ni nadie pueden
compensarlo! Nada poda compensar su dolor. Ni la mansin neogtica, ni los juegos de
ordenador, ni los adonis de alquiler, ni el whisky.
Mientras cruzbamos el jardn blanco, verde y amarillo, Helena Gimeno, que vena detrs de m,
me amenizaba el paseo con comentarios cargados de resentimiento y furia: Vaya una familia. La
hija repelente y el padre, el rey de los transportes, un hijo de puta. Y la nia an le respeta Le
respeta y le odia puntualizaba yo, ecunime. Si hubiera sido mi padre Mira, mira el
mamarracho de la estatua Eso nunca se sabe. Los sentimientos son complicados. Djate de
historias. Un hijo de puta es un hijo de puta. Y un padre es un padre. Y la hija de un hijo de
puta es la hija de un hijo de puta. Ha estado bien eso que ha dicho. Cuando se muere un padre,
lo que siempre queda pendiente es un intercambio tic disculpas. En aquel momento, en
realidad, yo estaba pensando en mi propio padre y en su muerte, tantos aos atrs. Parece que
fue ayer. Y an quedaban tantos perdones por intercambiar. Helena Gimeno interrumpi mis
pensamientos: Y las fichas? La mir por encima del hombro. Me las prometiste. Yo te daba
los nombres de los mdicos atrapados por Casagrande y t me dabas la caja de cartn llena de
fichas. No la tengo dije. Eh, eh, eh! exclam ella, como quien dice Para el carro!. No
pensars dejarme en la estacada, verdad? Me detuve al lado del Mercedes clavado contra el pilar
del muro y me volv hacia ella como si tuviera la intencin de dejarla pasar primero. Por sorpresa,
ella se encontr cara a cara conmigo. A ti no hay quien te deje en la estacada. Sin ir ms lejos,
ahora mismo estabas buscndote la vida, no? Has venido aqu para sacarle algn dato a la
heredera con el que poder chantajear a algn mdico del hospital. Mentira! Mentira? Yo
slo busco informacin Ya s qu tipo de informacin. La misma que pretendas obtener de
Melania a cambio de mil euros. Eso no es verdad! salt furiosa. Mil euros? Ests loco?
No le diste mil euros a Melania Llad? De dnde lo has sacado? No le diste mil euros?
Claro que no! No? No! Ella me peda mil, pero yo slo le di trescientos! Se me escap
media carcajada. Al final, tanta jeta acababa resultando graciosa. Hablaste con ella, ella te dijo
que haba hablado conmigo y, cuando supiste que yo me interesaba por la muerte de Colmenero,
te ha faltado tiempo para venir a ver qu ms sacabas, a base de revolver la mierda. Volvi a
sonrerme. Te ha dicho Melania Llad que me encontraras aqu? Ha sido casualidad. Se me
acerc. Pens que tena la intencin de quitarme alguna brizna que me ensuciaba la corbata.
Casagrande me rob muchos clientes. Por culpa de sus tcticas asquerosas y de sus chantajes
tuve que apechugar con muchas broncas en mi empresa. Me merezco una compensacin. No ser
peor de lo que soy aprovechando las fichas de Casagrande. Los mdicos ya estn acostumbrados,
si no lo hago yo, lo har otro, son las reglas del juego, lo echaran de menos si nadie les presionara.
Y te prometo que slo les presionar un poco para que valoren el producto que les ofrezco. Se me
estaba acercando tanto que opt por retroceder hacia mi Golf, palpndome el cuerpo como si
buscara las llaves y no diera con ellas. Ella se detuvo al lado de su BMW y se apoy en el vehculo
como una modelo a punto de ser fotografiada para un anuncio. Se abri ligeramente de piernas,
avanz un poco la pelvis, y se pas la lengua por los labios. Tienes algo que hacer, o ya has
terminado la jornada laboral? pregunt. Qu les pasa? Me temo que mis canas deben de
hacerles pensar que soy inofensivo. Era como un desafo hacia m y hacia ella misma. Ser capaz
de resucitar la libido de este viejo decrpito? Y, a pesar del cansancio que me entorpeca y el dolor
en todo el cuerpo, que me aada aos a cada movimiento, estaba ms que a punto de aprovechar
la ocasin, para demostrarle con quin estaba hablando, cuando las primeras notas de La
Comparsila reclamaron mi atencin. Se te ve cansado. Ven a casa estaba diciendo ella,
bajando dos octavas el tono de voz. S? contest al telfono. Siempre exista la posibilidad de
que se tratara de una equivocacin y de que no tuviera ninguna excusa para eludir la invitacin.
Polica? dijo una voz temblorosa, al mismo tiempo que Helena Gimeno me informaba de que
dispona de un jacuzzi de dos plazas que me dejara como nuevo. Polica? exclam. No. Se
equivoca. Distingu un brillo de triunfo en aquellos ojos de tigresa que me ofrecan placeres y
perversiones de todo tipo. Usted no es el seor ngel Esquius? volvi a inquirir la voz
temblorosa. S, pero Y no es polica? No me dej en casa su tarjeta, dicindome que era el
encargado del caso de mi sobrino? Era la ta de Ramn Casagrande, la seora Margarita Casals de
Badalona. Me excus con Helena componiendo un rictus de resignacin, que fue correspondido
con una mueca desdeosa de t-te-lo-pierdes, y me alej unos pasos de ella moviendo el mvil
como quien busca cobertura. Cuando estuve seguro de que no poda orme, volv a hablar:
que hecho, lo he hecho de buena fe. Gracias por llamar, seora la cort. Interrump la
comunicacin y qued pensativo, apoyado en mi Golf. Se me estaba instalando una especie de
vibracin dolorosa en la boca del estmago. Mont en el coche y baj por el camino de tierra
hasta la carretera de Argentona. Camino de la autopista, me iba preguntando quin podra ser el
hombre que haba llamado a la ta de Casagrande. Un hombre que saba que Ramn Casagrande
tena las pastillas para la insuficiencia cardaca encima de la mesita de noche. Un hombre, pues,
que haba estado en el piso de Casagrande en los ltimos das. Inevitablemente, pens en Adrin.
Adrin haba entrado en el piso de Casagrande con tos putas. Y tena llaves del piso. Y todo haca
pensar que sala del piso de Casagrande cuando alguien dispar aquella pistola en el portal. Todo
apuntaba a Adrin. El BMW rojo de Helena Gimeno me estaba esperando en la entrada de la
autopista. Me dej pasar y empez a seguirme. Disminu la velocidad y ella tambin lo hizo;
aceler y ella aceler. No estaba dispuesta a perderme. Era una persona tan curiosa como yo. De
manera que me puse en el carril de la izquierda y apret el acelerador a fondo. Cuando ella hizo lo
mismo y por el retrovisor vi que se daban las condiciones necesarias, me pas bruscamente al
carril del centro, provocando la protesta acstica de alguien que vena por all y que le cort el
paso al BMW. Continu cruzndome hacia la derecha mientras Helena Gimeno se vea obligada a
continuar la carrera, y pasaba de largo y se perda irremisiblemente en la autopista. Por segunda
vez, tuve la sensacin de que mis antenas telepticas captaban un aullido rabioso A tomar por el
culo! Me detuve en la cuneta de la autopista y recurr al mvil. Flor? pregunt. S?
aquella voz tan armoniosa. ngel. Oh, ngel! Qu alegra orte! Pareca repentinamente
feliz. ngel y Flor! No te parece muy lrico? Flor y ngel, ngel y Flor! La Flor de ngel!
Parece mentira que nadie haya escrito un poema con este tema, no te parece? S me parece.
Pero te llamo con un motivo menos potico. Quiero plantearte un acertijo. Un acertijo siempre
resulta muy potico, ngel. Dime. Pero debo advertirte que no soy ninguna maravilla descifrando
enigmas. El investigador sagaz eres t. Dime Cmo expresarlo sin ofender sus tiernos
odos?. Conoces a algn hombre que blasfeme mucho? Ms exactamente: un hombre que
blasfeme manifestando, por ejemplo, su deseo de satisfacer sus necesidades fisiolgicas en las tres
personas de la Santsima Trinidad? O que haya dicho alguna vez que quera ensuciar,
escatolgicamente hablando, a la Santa Madre Iglesia Catlica y Apostlica? Vacil un instante la
voz de alma sensible alcanzada por debajo de su lnea de flotacin. Pero ahora ya no lo dice
balbuci. Lo deca cuando nos conocimos, cuando era un diamante en bruto, un espritu puro
por pulir, pero ahora ya no Se interrumpi con un sollozo. Oh, Diosmio! Adrin! Dnde
est? Creo que s dnde buscarlo y me parece que sera conveniente que estuvieras conmigo
cuando lo encuentre. Salgo ahora mismo a toda velocidad! Adnde debo dirigirme? Le dict la
direccin de la residencia El Estanque Dorado de Badalona. Arranqu y fui en busca de la primera
salida de la autopista, para prevenir la posibilidad de que el BMW rojo me estuviera esperando
ms adelante. Llegu a Badalona por la N-II, bordeando el mar.
No s cmo lo hizo pero, aunque yo estaba ms cerca de Badalona que ella, llegu al geritrico en
el preciso momento en que Flor Font-Roent bajaba de un taxi. Pag lanzando un puado de
billetes por encima del hombro y corri hacia m con la boca y con los brazos abiertos, como la
herona de una obra de cualquiera de las hermanas Brnte en el momento de reencontrarse con
su amado. Me puso las manos sobre el pecho como yo no habra osado hacerle a ella y me mir
con dramatismo aprendido en infinitas y eternas noches de pera. Dnde est Adrin? Le han
hecho dao? Por favor, no prolongues por ms tiempo este sufrir que es un no vivir. Dime qu ha
sucedido! Llevaba un vestido camisero, verde y de corte anticuado, que se abrochaba de arriba
abajo con botones grandes como posavasos. Su carita era blanca y fina, de porcelana, y las gafas,
tan transparentes y ntidas, podran haber sido fabricadas con cristal de Bohemia. Se me ocurri
que era una mujer de juguete. Tranquila le dije. Tal vez le encontremos aqu. Pero qu
pintara Adrin en un asilo? Ven. Ya haba oscurecido. Demasiado tarde para visitar una
institucin como aqulla. Cuando sub los seis primeros peldaos que llevaban hasta la puerta, los
huesos y los msculos me recordaron los excesos de la noche anterior y que haba dormido poco.
Me dola la cabeza. Y el brazo, y el hombro, y las rodillas, y el trasero. Caba la posibilidad de que,
al verme tan decrpito, no me permitieran la salida, y la verdad es que no me apeteca nada
quedarme a vivir en aquella caverna. La residencia El Estanque Dorado deba su nombre a la
pelcula protagonizada por Henry Fonda y Katherine Hepburn en su poca crepuscular. Pero all no
haba lago ni jardn alguno: slo cemento. Era un edificio cuadrado y gris y con un par de grietas
perfectamente visibles en la fachada, que de inmediato te haca considerar la posibilidad de la
eutanasia como alternativa plausible a una estancia de una sola semana en semejante lugar. Al
entrar, te reciba una vaharada de ese olor mezcla de medicinas y verdura hervida y quin sabe
qu ms, capaz de marchitar incluso las plantas de plstico que adornaban los rincones. Alguien
haba tenido la brillante idea de decorar las paredes de recepcin con cuadros de paisajes
veraniegos y con naturalezas muertas, en un intento de alegrar el ambiente, pero las pinturas
parecan compradas en una tienda de todo a cien y el efecto que producan era contrario al
pretendido. La clase de vida que aquello inyectaba en el ambiente de la residencia era una vida
chillona y barata que no mereca la pena ser vivida. Una monja esfrica, con hbitos
preconciliares, estaba empujando sin demasiadas contemplaciones a un anciano delgado, cojo y
un poco parkinsoniano que se resista con todas sus fuerzas, que no eran muchas. Es hora de
dormir deca la matrona. La comida reposada y la cena paseada recitaba el abuelo. No es
hora de pasear por aqu. No puedo dormir si antes no paseo un poco. Lo que usted quiere es
volver a escaparse. Que no. Buenas noches dije, expeditivo e incontestable, al tiempo que
sacaba del bolsillo la cartera y la fotografa, ya un poco arrugada, de Adrin Gomal. Ha visto por
aqu a este hombre? La monja me mir un poco bizca, desconcertada. Le mostr el carnet que me
acreditaba como detective privado. Soy detective privado. Estoy investigando un caso de
asesinato y es urgente. Ha venido este hombre? S, s que ha venido dijo el abuelo. S?
exclam Flor Font-Roent , a punto de ponerse a cantar el Himno a la Alegra de Beethoven.
Usted se calla dijo la monja, supongo que refirindose al viejo. No hace mucho rato
aadi el viejo, rebelde. No har ni media hora. Y tenga cuidado con la hermana Remedios,
que llamar al perro. Se ha interesado por un medicamento? Espere un momento dijo la
monja, muy nerviosa. Seor Carceller, seor Carceller! Ya est llamando al perro apunt el
viejo. Mire le dije a la religiosa. Ha venido este seor y le ha preguntado por unos
medicamentos que recibieron ayer. Procedan de casa de un visitador mdico llamado
Casagrande, que muri asesinado de un tiro hace unos das Seor Carceller, seor Carceller!
continuaba gritando sor Remedios. El perro nos aclaraba el anciano. La agarr por los
hombros, me encar a ella y la zarande sin ningn respeto por su condicin reconsagrada.
Quiere contestar de una vez? Se cree que estoy jugando? Estamos hablando de asesinatos!
Es una cuestin de vida o muerte! Ha venido un seor y le ha pedido un medicamento. Qu
medicamento? Dixitax! exclam ella, castaeteando de dientes. Dixitax repet, para
aprendrmelo. Y aad, para que viera que saba de qu hablaba: un medicamento para la
insuficiencia cardaca, verdad? Qu han hecho, con el Dixitax que trajeron del piso de
Casagrande? Ha venido el seor y me ha preguntado eso mismo que usted pregunta. Estaba
muy nervioso, como usted. No s qu deca de que ese medicamento estaba en malas
condiciones, que haba habido un error Pero a estas horas no est la directora y le he dicho
Vuelva maana, que estar la directora, y entonces el chico se ha puesto como loco. Y le he
dicho que s, que trajeron un frasco de Dixitax con la ltima remesa. Lo he recordado porque este
medicamento en cpsulas no acostumbramos a utilizarlo, aunque la doctora dice que es ideal para
algunos de nuestros Para cul, concretamente? Porque viene en cpsulas y no en pastillas
continuaba ella, sorda a todo o por la composicin o por no s qu Para cul de sus
huspedes? repet a gritos. Cmo se llama? Entonces, lleg el seor Carceller, un hombre de
unos cuarenta aos mal llevados, barrign, mal afeitado, con un uniforme que no le caa bien.
Qu coo pasa? vena gritando desde el fondo de un pasillo, al tiempo que se abrochaba los
pantalones. Es que ya no se puede ni cagar tranquilo, joder! Qu pasa? ste es el perro
nos anunci el abuelo. Estos seores nos seal la monja, que quieren saber no s qu.
No diga no s qu la corrigi Flor. S sabe qu. No son horas de querer saber nada
sentenci el matn. No son horas de visitas. Vuelvan maana. Es lo mismo que le ha dicho
al otro seor que ha venido hace un rato apunt el anciano. Y le ha echado a empujones.
Le ha echado? exclam Flor, afligida. Volv a sujetar la manga de la monja: Le ha dicho al
otro seor quin era el husped que tomaba Dixitax? Eh, eh, eh, sin tocar ladr el perro, con
una mano casualmente apoyada sobre la porra. Se ha puesto a chillar lloriqueaba sor
Remedios. Y me ha agarrado de la ropa y me ha zarandeado! La solt, pero continuaba
acorralndola con mi presencia. Pero usted se lo ha dicho? Estaba asustada! Formbamos
una especie de ballet. Yo avanzaba, ella retroceda en crculo, el guardia de seguridad me agarraba
de la manga. S se lo ha dicho aclar el abuelo. Y qu le ha dicho? Me dirig al anciano,
que pareca el ms hablador y coherente de los tres. A qu husped le destinaron el Dixitax?
Al seor Gomis dijo el anciano, encantado de subvertir la autoridad vigente. Seor Merino,
por favor! exclam la religiosa, severa. Est jodido, el Gomis aadi el seor Merino, sin
ocultar una interna satisfaccin. Claro que, cuando hay baile, bien que baja a rondar a la
Paquita. En qu habitacin se aloja? le pregunt. No se lo diga! exigi sor Remedios.
No se lo diga! ladr el guardia de seguridad. No puedo decrselo admiti el abuelo.
Podra haber represalias. Aqu son capaces de confiscarte la dentadura postiza los das que hay
bistec. Entonces, Flor se le colg del cuello apasionadamente, como si se le acabara de ocurrir que
aquel buen hombre era su novio Adrin disfrazado. Le bes en la mejilla y se le arrim tanto que,
si el abuelo hubiera tenido treinta aos menos, habra corrido el riesgo de quedar embarazada.
Es muy urgente. Se lo pido por favor. La monja y el guardin Carceller invertan todas sus fuerzas
combinadas, desesperadamente, para despegar a la joven del anciano. Habitacin 31, en la
primera planta confes ste, agradecido. Gracias, seor Merino y Flor le endos otro beso.
Pens que el buen hombre seguramente iba a necesitar una buena dosis de Dixitax. Bueno,
pues ahora ya lo saben! se quej Carceller, enfurecido. Ya lo saben! Ahora ya se pueden
largar! Entonces, teatral como un mal actor, exhib la carterita con la placa de sheriff y engol la
voz para anunciar: De largarnos, nada. Polica. Hice un gesto ampuloso hacia la puerta de la
calle y grit: Adelante, chicos! Ya son nuestros! Carceller, la monja y el anciano volvieron,
como muecos de feria, hacia la puerta. Yo agarr a Flor de la mano y tir de ella hacia donde
haba localizado el ascensor y las escaleras. Optamos por las escaleras, de tres en tres, hacia
arriba, porque los ascensores son una trampa. Eh! Adnde van? Dejamos atrs los gritos
exasperados de los guardianes y la risa jocosa del anciano. Despus, carreras. Llegamos a la
primera planta. Un pasillo estrecho, flanqueado de puertas. Haba una marcada con el nmero 21,
otra con el 19. Tenamos que correr hacia el otro lado. Nuestros pasos producan un estruendo
inslito en aquel ambiente de hospital ptrido. Carceller nos persegua aullando: Venid aqu,
hijos de puta! sin hacer caso de los carteles en los que se suplicaba respetar el descanso de los
ancianos. Clavamos los zapatos en el suelo y resbalamos un par de metros para detenernos
delante de la puerta nmero 31. Me precipit sobre el pomo, lo accion, empujamos la puerta y
entramos en la habitacin. Mierda se me escap. Adrin Gornal se volvi hacia nosotros con
los ojos desorbitados y boca de pez, la expresin del hombre que ha sido sorprendido en el
momento ms embarazoso de su vida. Con una mano sostena la cabeza del aciano que estaba
tendido en la cama, y le estaba metiendo dos dedos de la otra mano en la boca. Escupe! le
deca. Vomita! Era un esfuerzo intil, porque incluso para vomitar hay que tener fuerzas y al
abuelo ya no le quedaban. Estaba plido como un muerto, tena ojos de muerto y el cuerpo rgido
de muerto. A Adrin Gornal se le escap un gemido al tiempo que pegaba un salto hacia atrs.
Le he matado! bram. Le he matado, ya la he vuelto a cagar! Soy un hijo de puta asesino,
me cago en la Santa Madre Iglesia Catlica y Apostlica! Era una figura grotesca, sudorosa,
aterrorizada, vestida con un mono verde con un distintivo rojo en el pecho. De pronto, tena un
frasco en la mano y nos lo mostraba como si fuera un arma con la que pretenda mantenernos a
raya. Nunca podrs perdonarme, Flor! Soy un asesino! Estoy maldito! Le he matado yo, Flor!
No me mires as, Flor, no me mires as! Flor Font-Roent, naturalmente, chill Adrin! en el
tono ms melodramtico de su repertorio. Y, por una vez, tena razn. Yo no s qu pensaba
hacer, porque en aquel momento no estaba pensando. Slo s que nos lanz el frasco de Dixitax a
la cabeza, nos agachamos como si temiramos que estuviera lleno de algn material explosivo, y l
aprovech la ocasin para volverse hacia la ventana por la que haba entrado. Yo salt hacia
delante alargando el brazo para agarrarlo pero mi pie tropez con otro pie que un segundo antes
no estaba all y perd el equilibrio y me vi sobre la cama, de bruces sobre el pobre difunto. Adrin
ya haba pasado una pierna por encima del alfizar, ya pasaba la otra y tuve la sensacin de que se
dejaba caer en el vaco. Mientras yo me levantaba, haca aspavientos de asco alejndome del
muerto y llegaba a la ventana, Adrin Gomal ya haba recorrido una cornisa, se haba dejado caer
sobre el tejado de un edificio anexo y, desde all, no le cost nada saltar al asfalto y perderse
corriendo por entre los coches aparcados. Me volv hacia Flor y la vi rgida como un poste.
Perdname, ngel, perdname! Ha sido un impulso irrefrenable! Adrin no se merece la
crcel! Es un buen chico! Detrs de ella, en el pasillo, sor Remedios se persignaba y el vigilante
Carceller ladraba por el mvil. Polica? Un asesinato! Vengan inmediatamente!
Cuando son el telfono, despert ms joven. Haba dormido ms horas de las previstas, pero lo
necesitaba. El dolor y las molestias haban desaparecido del conjunto de mi organismo para
concentrarse en puntos muy concretos. Si no flexionaba el brazo con brusquedad o no presionaba
en los puntos donde tena hematomas, estaba como nuevo. Nada que unas friegas con Reflex no
pudieran solucionar. Mi cerebro ya no estaba abotargado y enlazaba ideas con su lucidez habitual.
Tan lcido me encontraba que, mientras coga el auricular y consultaba el reloj, se me ocurri que,
si el asesino no haba abandonado el lugar del crimen atravesando el centro comercial, como
parecan demostrar las cmaras de seguridad, slo poda haber huido por la puerta que daba a la
calle y, en consecuencia, tendramos que aceptar que se trataba de Adrin Gomal. Cantidad de
gente le haba visto salir corriendo, manchado de sangre y aterrorizado. Para qu resistirnos a la
evidencia? S? dije. Esquius? Era Biosca. Est en su casa o esta comunicacin es
producto del desvo de llamadas? No hace falta que conteste a esta pregunta. Est enfermo? O
es que ayer, entre Adrin Gomal y su novia, la Coliflor Font-Roent, le dejaron fuera de combate?
Cul de los dos le tumb panza arriba, Esquius? Tampoco hace falta que responda a esta
pregunta. Conozco todas las respuestas. Todas, excepto una, la ms importante: a qu se debe
que an no est en la agencia? Responda, Esquius! No estoy en la agenda porque an estoy en
casa refunfu, cargado de paciencia. Buena respuesta, Esquius! Digna de un superdotado!
Es para m un orgullo y un motivo de satisfaccin contarlo entre mis subordinados. Y ahora, haga
el favor de venir corriendo a mi despacho. El inspector Soriano, de Homicidios, me ha llamado
para decirme que anoche Adrin Gomal se carg a otro hombre en una residencia geritrica, y que
usted estaba all, y quiero que me pase un informe verbal enseguida. Pues ahora no podr ser,
Biosca, porque tengo trabajo. Pero no se preocupe porque, a medioda, estar con usted,
gorrendole un vermut y contndoselo todo. Qu tiene que hacer antes, si no es preguntar
demasiado? Nada. Slo voy a dar una vuelta por un centro comercial. Pero no se preocupe, que
no voy a comprar nada. Slo a echar una ojeada. Colgu. Despus, hice unas cuantas flexiones y un
poco de pesas para recuperar la seguridad en m mismo y me reconfort con un zumo de naranja
natural y unas tostadas con jamn ibrico. Y, a las doce menos cuarto, entraba con el Golf en el
aparcamiento del centro comercial de la calle Pemn. Me situ delante de la salida de emergencia
que daba a la finca donde haba vivido Ramn Casagrande, activ el cronmetro del reloj y me
puse en la piel del asesino. Me colgu del brazo la chaqueta doblada, como habra hecho el
asesino con su propia chaqueta empapada de sangre para poder circular sin provocar sospechas y
desmayos. Y empec a jugar al hombre invisible. No fue difcil cruzar el stano por entre los coches
aparcados sin que nadie pudiera controlar mi presencia. Slo haba cmaras de seguridad en las
zonas de entrada y salida de los coches, sobre las garitas de cobro. Era perfectamente posible ir
desde el punto de partida hasta las escaleras mecnicas que suban hacia el centro comercial sin
quedar registrado en ninguna cinta de vdeo. Casi no haca falta ni proponrselo. Ningn objetivo
indiscreto vigilaba el trayecto ascendente, pero, una vez arriba, en la entrada del centro, descubr
una cmara colgada del techo, enfocando casi todo el pasillo que comunicaba con las tiendas y
tambin la salida lateral por la que se acceda directamente a la calle. Si el asesino hubiera
escapado por all, hacia el exterior, habra quedado inmortalizado en un vdeo: para evitar aquella
cmara, el fugitivo tena que pegar el cuerpo al escaparate de una tienda de artculos deportivos,
como si pretendiera entrar en el mismo cruzando el cristal. Lo hice y me encontr
irremediablemente dentro del centro comercial. Ante m, se me ofrecan dos calles de tiendas. En
la de la derecha, brillaba el distintivo del cajero automtico de una entidad bancaria, lo que
implicaba una cmara vigilando. Si daba media docena de pasos en aquella direccin, entrara en
su radio de accin. Imposible pasar por all. Tom la calle de la izquierda. El mvil son tan
inoportuno como siempre y en la pantalla apareci el nombre de mi hija. Inmediatamente, por
asociacin de ideas, record a Mara y me parece que pens Ay, si es que es posible pensar algo
tan breve. Hola, qu haces? me pregunt con voz de hija sobreprotectora. Nada,
trabajando. El caso ese de Felicia Fochs que me dijiste? No, no. Otra cosa. Unos veinte
metros ms adelante, me detuvo la amenaza de una tienda de electrnica con cmaras que
enfocaban a los peatones y proyectaban sus imgenes en pantallas de plasma expuestas en el
escaparate. Probablemente no grababan las imgenes en cinta, pero me dije que el asesino
prudente no se arriesgara a pasar por delante. Entonces, qu opcin le quedaba? Slo quera
recordarte que maana comemos todos juntos en casa de Ori me estaba diciendo Monica.
Supongo que no te habas olvidado. No, no, claro que no. Mir alrededor con la sensacin de
que se trataba de una barrera insalvable que echaba al traste mis teoras. Ests triste? No,
no, de ninguna manera. Pareces triste. Pues no lo estoy. De verdad. Localic una salida. Una
tienda de caramelos, justo antes de llegar al establecimiento de electrnica. Tena dos entradas:
una que daba al lugar donde me hallaba y otra que sala a una calle paralela. Qu iba a decirte?
Ah s! Ayer vi a Mara, en el gimnasio. Ah. Mara. Con el mvil pegado al odo, entr en la
tienda, vaca de clientes a aquella hora de la maana, llen una bolsa con gelatinas, serpientes,
lenguas y regaliz y me dirig a la caja, lo que me permitira salir por la otra puerta. Haba una
dependienta con el aire amargado y abstrado de quien se plantea seriamente el suicidio. Me
dice qu le debo? pregunt. La chica pes los dulces como si aqul fuera el ltimo acto social de
su existencia. Dnde ests? me interrogaba Monica. En una tienda de chuches,
comprndoles gelatinas, nubes, serpientes, lenguas y regaliz a mis nietos. Pap! Son
demasiado pequeos! Ori se va a enfadar! Que lo conserven en el congelador para cuando los
nios sean mayores. Le gui el ojo a la dependienta para alegrarle la vida. Ella me respondi
con un rictus dbil y tenebroso. Sal de la tienda azucarada y, una vez en el otro pasillo, descubr
una nueva cmara de los sistemas de seguridad del centro, colgada del techo en la zona del bar.
Aunque era giratoria y su ojo de Gran Hermano barra pausadamente la terraza del bar, en aquel
momento no me miraba y pude retroceder hasta una encrucijada que, de repente, me situ ante
una de las salidas del centro. No poda creerlo: no haba ninguna cmara que me controlara.
Qu te estaba diciendo? continuaba Monica entretanto. Mara. Que est encantada, pero
encantada, eh, contigo. Dice que eres amable, ingenioso, divertido, considerado Que os lo
pasasteis superbin Eso te dijo? Claro que s! Y me quedo corta! Qu te creas? An
eres atractivo para las mujeres, pap! Sal al pasaje perpendicular a la calle Pemn pensando en
Beth, y en Helena Gimeno, y en Flor Font-Roent, e incluso en Melania Llad. Si quera continuar
esquivando cmaras espas, tena que enfilar el pasaje hacia arriba. Un poco ms abajo, en una
esquina, haba otra entidad bancaria con cajero automtico y, por tanto, otra cmara. El asesino
tena que haber ido hacia la izquierda, y yo segu sus pasos. Y no te cont cmo fue la cosa?
dije, refirindome a la omnipresencia de Beth. Beth morrendome en medio de la plaza Molina
la noche que plant a Mara. Beth haciendo su aparicin con moto, minifalda y botas de matresse.
Me dijo que habais hablado de literatura. Que eres un hombre de mucha cultura. Tal vez Mara
no haba querido herir a Monica revelndole qu clase de monstruo era su padre. Yo avanzaba por
aquel pasaje estrecho, siguiendo la fachada lateral del centro comercial. Despus de pasar frente a
un edificio de pisos, fui a parar, finalmente, a unos almacenes ruinosos y deshabitados, rodeados
por una verja metlica. El rtulo de una empresa constructora anunciaba la inminente demolicin
de aquellos bloques y ofreca los pisos que se construiran all, con todas las comodidades
imaginables, a unos precios muy competitivos. Ah, bueno, s iba diciendo. Nos lo pasamos
muy bien Tenis que volver a quedar, pap me ordenaba mi hija, desde el fondo de su alma
de Celestina. De acuerdo, ya la llamar dije, obediente. En uno de los tramos de la verja
metlica, alguien haba desenganchado la red de alambre de las barras de hierro que la sujetaban
y bastaba con empujar para que aquello se abriera como una puerta. Seguro que ests bien?
Seguro, Monica, seguro. Al otro lado, en una franja de jardines situada frente al edificio cerrado,
se podan ver cartones por el suelo, restos de comida y de una hoguera y botellas vacas. No haca
falta ser Sherlock Holmes para deducir que all dorman indigentes. Seguro que te hace ilusin
volver a ver a Mara? Palabra de honor. Es que lo dices como si slo quisieras quedar bien.
Lo digo como si, en estos momentos, estuviera pensando en otra cosa Ah, s? Y en qu
ests pensando? Dos manzanas ms arriba, en una plazoleta, haba cinco contenedores de basura.
Uno para papel, uno para cristal y tres para basura normal y corriente. Y la posibilidad de perderse
por toda la red de calles de Barcelona sin una cmara indiscreta a la vista. Pap? Consult el
cronmetro. En total, haba tardado cinco minutos y cuarenta segundos. Y estaba seguro de que,
una vez te sabas el camino, era posible llegar desde el vestbulo del edificio de Casagrande hasta
el punto donde me encontraba en tan slo dos o tres minutos. Bien! exclam. Qu pasa,
pap? Nada. Cosas del trabajo. Que tena yo razn. Como siempre.
Octavio estaba tomando el sol, sentado en un banco, delante de aquel espantoso monumento de
mrmol y agua sucia que erigieron en 1964 en memoria de Jos Antonio Primo de Rivera. Lea un
peridico deportivo con una actitud tan relajada y ociosa que te daban ganas de llevarle un
vermut y unas aceitunitas. Abstrado como estaba en la lectura, tuve que darle un capn para que
se apercibiera de mi presencia. El susto hizo que lanzara el peridico por los aires y que metiera la
mano dentro de la chaqueta con la evidente intencin de esgrimir aquella pistola king size de la
que estaba tan orgulloso. Se lo imped. Quieto, Octavio, que soy yo! Joder, Esquius! Qu
susto! Qu haces aqu? No s si su mueca significaba que no haca nada de provecho o que se
trataba de la misin ms importante que le haban encargado en su vida. A Biosca se le ha
metido en la cabeza que el acosador debe de estar merodeando por el barrio, porque ya ha
localizado a Felicia, de modo que me ha destacado aqu fuera, para atraparlo en cuanto aparezca.
Y cmo piensas hacerlo? Aprovechars cuando se te acerque y te d un capn? No, Esquius.
Ya he estado haciendo una labor de reconocimiento del terreno, sabes? Ah, s? Y has
encontrado algn sospechoso? Tres o cuatro. Individuos sospechosos que iban por la calle
hablando por el mvil En serio? Por la calle? Hablando por el mvil? S, ha faltado poco
para que acabsemos a guantazos. No veas cmo se ponen algunos cuando les quitas el mvil
para comprobar a qu nmero estn llamando! Adoran estos artefactos, no puedes imaginar hasta
qu lmite. Se ponen como si le hubieras pegado una patada a un hijo suyo, o a su madre, o una
cosa por el estilo. Yo les digo: Eh, to, que slo es un telfono! No es un dios, ni un amuleto de
la buena suerte, ni un consolador! Es un telfono! Pues ha habido uno que incluso quera llamar
a la polica. Pero ahora no estabas persiguiendo a adoradores de telfonos. Porque ya me he
cansado! Adems, estoy harto de esas dos histricas. No paran de quejarse por todo y de criticarlo
todo. Y Felicia se pasa las noches chillando y gimiendo cada vez que oye algn ruido. Hombre, a
lo mejor, si durmieras a su lado, estara ms tranquila Es lo que yo siempre le digo! Y no le
parece bien? Es una calientapollas resumi, indignado. Le dej all, posedo por la desidia, y
sub a la agencia. En el interior del piso se segua respirando aquel tufo de hostal improvisado y
mal ventilado. En seguida supe que Tonet continuaba sufriendo problemas de aerofagia. Me dio la
impresin de que todos estaban de mal humor. Las hermanas Fochs, instaladas en torno a mi
mesa, jugaban al parchs con Amelia y Tonet, como si aqulla fuera una de las disciplinas
correctivas de un campo de trabajos forzados. Despus de tres das viviendo y durmiendo all,
estaban adquiriendo el aspecto de zombies de pelcula. Beth me mir desde detrs de su
ordenador con una mirada que pareca cargada de rencor. Una de esas miradas rpidas que hacen
que te cuestiones: Qu habr hecho ahora? No pude acercarme a ella para preguntrselo,
porque Biosca me haba odo llegar y nos impuso lo que l crea que era su presencia imponente.
Amigo Esquius! Llevo rato esperando el informe de lo que pas ayer en una residencia
geritrica de Badalona! Podr proporcionrmelo, aunque sea oral y resumido, en los prximos
minutos? Tendr que ser muy resumido y en los prximos segundos porque tengo que ir a un
entierro dije, expeditivo, mientras entraba en su despacho. Qu quiere saber? Cerr la
puerta y tuve que aguantar un diluvio de reproches y admoniciones. Cmo se me ocurra ir
encontrando cadveres por el mundo? Es que me haba propuesto que la polica la tomara con
probable, porque los indigentes acostumbran a rebuscar en los contenedores y esos contenedores
estn all mismo. Y la habran cogido Porque es nueva. Y cara. Total, un poco manchada de
sangre. Eso se lava. De acuerdo, ahora no tengo tiempo de discutir. Enviar a Octavio. Si
demuestra que Adrin Gornal es inocente, la agencia pagar esa chaqueta. Si no, la pagar usted.
Le anot la direccin exacta del centro comercial de la calle Pemn, e incluso le hice un plano, para
que Octavio no se perdiera. Y, cuando ya me dispona a despedirme porque quera asistir al
funeral de Ramn Casagrande, se abri la puerta del despacho y por ella entr un joven bajito,
tropezando con los muebles y dando traspis para no caer. Era un chico guapito, con el pelo corto
teido de amarillo, expresin asustada y un telfono mvil en la mano. Le reconoc como uno de
los dos sospechosos sealados por la Fochs. Ral Vendrell, el ex novio de Felicia. Octavio, que
vena detrs, le haba propulsado con un enrgico empujn. Misin cumplida! grit triunfal
mi colega. Ya he pillado al acosador de Felicia Fochs! Y sus ojos me decan: Y t no!
Detrs del joven y de Octavio, las hermanas Fochs exhiban un estallido de indignacin y gritos que
satur el despacho. Felicia vena temblando y miraba al figurn patitieso como si fuera un
monstruo lovecraftiano. Y, por si sus ojos no resultaban lo bastante explcitos, aada la palabra:
Eres un monstruo, Ral, un monstruo y un enfermo, me das mucho miedo! Beth se rea junto a
la puerta. Emilia, despus de insultarlo unas cuantas veces, le escupi en la cara. Entonces, el
joven Ral Vendrell, por reflejo, le peg un bofetn y a continuacin se sinti autorizado a lanzarse
al cuello de Octavio al tiempo que proclamaba que haba sido secuestrado a punta de pistola y que
nos denunciara a todos a la polica. Para poner paz, Tonet agarr a Ral por el cuello de la camisa,
lo levant enrgicamente y lo agit, como si fuera el frasco de un jarabe para la tos. Este acto
sencillo y elemental tuvo el poder de paralizar al conjunto de los presentes. Explquese, Octavio
exigi Biosca. Estaba rondando el edificio, medio escondido con el mvil en las manos dijo
Octavio. Le he reconocido por la foto. Si le has encontrado t, no poda estar demasiado
escondido coment. Pero nadie me hizo caso. Me ha atacado! chillaba Felicia Fochs, que
tena un poco de sangre en la nariz. Me ha agredido! Me ha hecho dao! Beth intervino para
atenderla. Salieron las dos hacia el lavabo. Emilia iba soltando tacos como un camionero
amargado. Biosca se encar con el joven, que continuaba suspendido en el aire por Tonet.
Parecan un ventrlocuo y su mueco. Joven, me has decepcionado. Te crea ms listo, ms
astuto, pero ahora me doy cuenta de que slo ha sido la casualidad lo que nos ha impedido
atraparte antes. Preprate para ir a la crcel, preprate para convertirte en una tentacin
irresistible para los delincuentes endurecidos que llevan aos all sin oler el cuerpo de una mujer.
Pero qu dice? gimi el joven, aterrorizado. Yo no he hecho nada! Por favor, sacadlo de
aqu. Llevadlo a la crcel lloriqueaba Felicia. No quiero volver a verle en mi vida. Mir el reloj.
Se me estaba haciendo tarde. El funeral era a primera hora de la tarde y todava tena que ir a
comer. No te hagas el sueco le deca Biosca a Ral Vendrell. Has estado llamando a esta
chica encantadora e inofensiva para obligarla a someterse a los caprichos de tu mente enferma.
Pero, Felicia! Cmo puedes pensar que yo? No me hables. Me das miedo. Me das mucho
miedo! La supermodelo cerraba los ojos con fuerza, por si acaso la imagen abominable intentaba
abrirse paso violentamente por entre sus prpados. Octavio aprovech la ocasin para lanzarse
sobre ella y sobarla a conciencia mientras deca: No tengas miedo, estoy a tu lado, como si no
resultara evidente. Y ella, paralizada por el terror, se dejaba. Decid que haba llegado el momento
de intervenir y de poner un poco de sentido comn en aquella comedia. A ver, chico, dame tu
mvil. Ahora queris robarme el mvil? Felicia, por favor!, quin es esa gente? Estn locos!
El mvil, coo! me impacient. No! Tonet movi una mano como quien hace bajar el
mercurio del termmetro y pareci que Ral acababa de pisar un cable de alta tensin. Le
castaetearon los dientes. Convulso, reconsider su actitud y me entreg el mvil. Puls un par de
botones. ste no es el telfono que utiliza el acosador. Puede tener dos mviles sugiri
Biosca. No lleva ninguno ms encima dijo Octavio, un poco desconcertado. Le he registrado
a fondo. Y si lo tiene en el coche? En todo caso dije yo, lo que necesitamos es una
explicacin para el hecho de que estuviera rondando por los alrededores de la agencia. Es mucha
casualidad. Nos interrumpi el telfono de la agencia. Biosca hizo el gesto de cortar la
comunicacin, para evitar interrupciones en aquel momento de gloria pero, al fijarse en el nmero
que apareca en la pantallita, palideci y cambi de idea. En vez de descolgar, activ el mecanismo
de manos libres. La voz distorsionada y metlica que ya nos resultaba familiar llen el despacho:
Estoy escondido, avanzando desde la calle Ya me he metido en la agencia. Estos mamones a
los que pagas no son muy competentes, Felicia Estoy caminando por el pasillo. Eh, ya casi estoy
a tu lado! No me di tiempo ni de or el chillido de Felicia ni las protestas del joven Ral Vendrell
(Lo ven, lo ven? No soy yo!): sal disparado hacia la sala de ordenadores y all me encontr a
Amelia y a Beth que me miraban estupefactas. Unos prismticos, Amelia! Sal al balcn con
Beth y escrut la acera central del bulevar mirando a travs de los prismticos. Slo haba tres
peatones hablando por mvil, uno sentado en el banco donde antes se hallaba Octavio, otro
piernas, que decs zancas! No es verdad: decimos piernas! reivindicaba Vicente, medio
enfurecido, medio asustado. Haciendo una nueva ostentacin de sus habilidades como sobn,
Octavio se apoder de la cartera de Vicente y descubri que el representante guardaba en ella una
fotografa de su representada completamente desnuda. Vaya! Mirad qu trae aqu, el guarro
ste! exclam mi colega mientras se guardaba la foto en el bolsillo. El representante no se
arredraba tan fcilmente como Ral, que no cesaba de repetir Veis cmo no era yo? Veis cmo
no era yo? Se puso chulo y quiso plantar cara echando los codos hacia atrs, como un macarra de
playa en plena discusin: Y a ti qu coo te importa? Eh! No toques las tarjetas de crdito,
que te veo! A ti qu coo te importa? La foto, joder, la foto! Que se te nota demasiado!
Qu foto? intervine yo, con mala intencin. Octavio me mir con odio al tiempo que sacaba
la foto de su bolsillo y nos la mostraba. Esta foto! Biosca se la quit de los dedos de un zarpazo.
Y qu? Qu pasa? Qu pasa, eh? Es que no puedo llevar fotos de mi representada? La llevo
precisamente para representarla! Un momento! bram de repente Biosca, con la nariz
pegada a la foto, que estaba observando con una lupa. Est arrugada! Hay huellas en el borde
que indican que ha sido sostenida repetidamente con una sola mano! La izquierda, para ser
exactos. Se la meneaba con tu foto! le aclar Emilia a su hermana, por si no lo haba
entendido. Veis como no era yo? insista el ex novio. Lo veis? Felicia tuvo que sentarse en
una silla porque le fallaban aquellas piernas que exhiba tan a menudo. Pero qu coo dices?
se indign el representante. Y, adems, qu pasa si me la meneo, eh? Como si me la quiero
cascar mirando una foto de la madre Teresa de Calcuta! l es el guarro! chillaba Ral. Eso
t, mamarracho le replic el representante, que te ligaste a Emilia para poder tirarte a Felicia!
Quee? exclam Felicia, sin aliento. Mentira! se indignaba Ral, frentico. Envidia de
mierda que me tienes, porque me las he tirado a las dos y t no te has tirado a ninguna! T no
te has tirado a nadie, mamarracho! intervino Emilia, furibunda, al tiempo que propinaba un
rodillazo a los testculos del ex novio de pelo amarillo. T conmigo slo te has ido a la cama a
hacer la siesta! Intervine cuando me pareci que estaba a punto de estallar una pelea
multitudinaria con destrozo de muebles y fractura de huesos. Ral acusaba a Vicente, se
sealaban como si pretendieran meterse los dedos en los ojos, Biosca elaboraba a gritos una
teora destinada a revolucionar la criminologa moderna, Emilia aada lea al fuego afirmando
que Ral era impotente y Vicente un mirn baboso, y Felicia lloraba a tal volumen que se haca
difcil seguir la discusin. Tonet y Octavio haban asumido la responsabilidad de mantener el orden
y, mientras uno propinaba terribles puetazos a las mesas, el otro gritaba como si se hubiera
vuelto loco. Beth, Amelia y yo hacamos de pblico asombrado ante semejante melodrama. Me
sent, resignado a no almorzar. Y, probablemente, a llegar tarde al funeral. Habis terminado?
intervine, aprovechando un momento en el que, por suerte, haban callado todos. Me parece
que hemos de volver al punto donde estbamos antes de la llamada. Tenemos que averiguar qu
explicacin tienen estos dos ciudadanos para justificar que estuvieran rondando la agencia. Y ms
teniendo en cuenta que, si son inocentes, no podan saber que Felicia estaba aqu. Nos volvimos
hacia los dos sospechosos para darles la oportunidad de explicarse. Estoy aqu porque me han
llamado y me han dicho que viniera! dijo Ral. Y Vicente: Estoy aqu porque me han llamado
y me han dicho que viniera! Los dos a la vez, en perfecta sincrona, como si llevaran meses
ensayando la rplica. Quin os ha llamado? preguntamos al unsono Biosca y yo. Por
telfono respondi Ral. Me han dicho que Felicia tena un problema muy grave y que, si
quera ayudarla, deba venir aqu, a esta hora, y que recibira instrucciones con otra llamada.
pareci buena seal. Dejamos atrs los gritos de la discusin que empezaba a cambiar de sentido:
ahora eran las hermanas Fochs quienes abroncaban a Biosca, a Octavio y a Tonet, acusndolos de
incompetentes, de no haber solucionado nada, de haberlas enemistado con amigos de toda la vida
y de haber hundido la carrera de la actriz. Me llev a la chica al despacho de Amelia.
Normalmente, habramos cerrado la puerta y nos habramos partido de risa. Pero en aquel
momento, ella estaba ceuda, como resentida. Necesito que me hagas un favor. Puso cara de
t mandas, yo aqu slo soy la aprendiz. Tienes que buscarme a Virtudes Vila, la enfermera
que le administr el Nolotil a Marc Colmenero. Me sent para escribir en un papel los datos que
me haban dado de la enfermera. La direccin donde viva antes de esfumarse, y la sede de la
agencia inmobiliaria que le haba alquilado el piso. Beth me observaba en silencio, con cara de
nada. No te ser fcil dije al tiempo que le entregaba el papel. Algunos amigos suyos
intentaron localizarla, y no lo consiguieron. Tom el papel. Como un robot. Mirar qu puedo
hacer. De acuerdo. Te pasa algo? A m? No. Sus ojos claros decan que s. Seguro?
Seguro. Qu hiciste ayer por la tarde? Ah, nada. Me qued aqu, con todo este jaleo dijo
con asco, mostrando una punta de su indignacin. Me vi saliendo del restaurante Epuln,
disparado hacia la mansin de los Colmenero, sin despedirme de nadie, viendo de reojo a Beth con
su traje chaqueta de ejecutiva, inconsciente del significado de la mirada que me estaba dirigiendo.
Haba hecho un buen trabajo en los Laboratorios Haffter, incluso se haba disfrazado y
probablemente esperaba una felicitacin ms efusiva que el Bingo idiota que se me escap.
Despus, la mir y le ofrec algn mensaje cifrado referente al caso del acosador, y ella se me
qued mirando, desconcertada, como si acabara de comprobar que yo sobrevaloraba su
inteligencia y no osara abrir la boca para no decepcionarme. Ella, que la noche anterior haba
Llegu al funeral, al cementerio de Las Corts, cuando la ceremonia ya haba empezado. Aparte del
sacerdote oficiante, slo vi a cinco personas diseminadas por los bancos que llenaban la capilla. En
primera fila, dos ancianas: la ta de Ramn Casagrande, la seora Margarita Casals que, vestida de
negro, pareca an ms pequea y poca cosa, y una vecina que la acompaaba. Un poco
apartados, dos hombres que podan ser colegas del difunto, visitadores mdicos aburridos y con
cara de circunstancias. Me pareci que haba visto a uno de los dos en el hospital, cuando estuve
grabando a Helena Gimeno. En la ltima fila, haba un hombre de ms edad, alto y gordo, con traje
a medida, que se volvi hacia m como si estuviera esperando que alguien le rescatara de una
situacin poco airosa. Acaso era un representante de los Laboratorios Haffter o tal vez un poltico
importante que se haba equivocado de funeral. No le serv de ninguna ayuda porque ni siquiera
me lo mir. El sacerdote estaba leyendo aquel prrafo del evangelio de Lucas donde Jesucristo
aconseja a sus discpulos que se vendan el manto y se compren la espada. Pues os digo que debe
cumplirse en m lo que est escrito: "Y fue contado entre los malhechores", porque se acerca el
cumplimiento de todo lo que se refiere a m. Ellos le dijeron: "Seor, aqu hay dos espadas". Les
respondi: "Es bastante". A m me parece que el buen hombre se equivoc de texto bblico pero
no intervine para hacer ningn comentario. Doa Margarita tampoco sali a contarnos lo bueno
que era su sobrino, ni nadie se lo pidi. Nadie toc a guitarra la cancin favorita del difunto. El
sacerdote, mirando al infinito, con expresin de estar pensando en otra cosa, quiso consolarnos
diciendo que, en realidad, Ramn Casagrande no haba muerto, sino que estaba ms vivo que
nunca, y roci el atad con el hisopo. Acto seguido, nos desplazamos desde la pequea capilla del
tanatorio al cementerio propiamente dicho, que estaba al lado. El hombre del traje a medida se
escabull en algn momento, de forma que slo llegamos cinco personas a aquella calle de nichos
donde almacenaran los restos de Casagrande para que se fueran descomponiendo en paz por los
siglos de los siglos. No tena nada que ver con los entierros a que nos tienen acostumbrados las
pelculas americanas. No haba csped a la vista, ni un ministro de la Iglesia recitando salmos y
diciendo aquello de ashes to ashes. Tampoco vi ninguna figura misteriosa espiando
furtivamente desde la distancia. A nosotros, nadie nos espiaba: ni el asesino, ni Adrin Gornal. Ni
siquiera llova. Luca un sol esplndido. Dos funcionarios, con rutina insolente, se ayudaron de una
gra chirriante para subir el fretro hasta el nicho del ltimo piso, que estaba abierto, mientras yo
oa que los dos visitadores mdicos hablaban en voz baja de ventas y de comisiones. Callaron
cuando los funcionarios sacaron un par de tibias, una pelvis y un costillar del interior del nicho
para poder colocar ms cmodamente el fretro. Y entonces, de pronto, una voz estremeci a
todos los presentes: Son a mi lado, y mi corazn peg un salto en el pecho. Ahora, cuando
caen las tinieblas / Y todo ha llegado a su fin / Pequeas bestias de tierra / Se lanzan a su festn
Incluso los funcionarios se volvieron hacia nosotros para ver qu suceda. Era Flor Font-Roent, que
haba aparecido de la nada y recitaba, leyendo un pequeo libro y usurpando las funciones del
sacerdote. Llevaba un vestido sastre negro tan adecuado para la circunstancia que incluso
resultaba demasiado adecuado para la circunstancia. Sombrero, un velo discreto y un ramo de
claveles blancos en la mano. Ignorando la mirada estupefacta de los presentes, lea en voz clara y
alta y con nfasis de rapsoda profesional. El poema continuaba describiendo la carne en
descomposicin, con abundancia de cidos y pequeos arroyos hediondos y lagunas ptridas y
otras imgenes parecidas. Comparado con aquellos versos, El cuervo de Edgar Allan Poe era como
una cancin infantil. Los visitadores mdicos miraban a Flor sin parpadear, los funcionarios
parecan a punto de salir corriendo y la vecina de la ta se persign dos veces. Inclinndome un
poco, pude ver la portada del libro y constat que el autor no era un maestro del gnero de terror,
sino nuestro nclito Benet Argelaguera. Hacia el final del poema, se adverta un toque poltico y
cierta inclinacin al optimismo: el poeta celebraba abiertamente el bito de su esposa, con el
pretexto de que slo la muerte puede liberarnos de las cadenas de la vida y de la infamia y de la
opresin y del dolor. No te ser extraa la muerte / y ser un espectro sin tierra ni pas / acaso
no hemos vivido siempre as? Nadie aplaudi. Los cinco mantuvimos los ojos sobre la recin
llegada para asegurarnos de que haba terminado y, a continuacin, la caja penetr en el agujero
que los funcionarios tapiaron con gran profesionalidad, y el ritual se dio por finalizado. Qu
haces aqu? le pregunt a Flor. Quera hablar contigo. La not nerviosa. Le temblaban las
manos que sujetaban el libro, y no era por la emocin del momento. Los dos visitadores
estrecharon la mano de la seora Margarita y de la vecina y se alejaron rpidamente, hablando de
sus cosas. Flor y yo nos acercamos a las seoras. Mi ms sentido psame dije. Se acuerda
de m? Claro. Usted es el polica que me compr el ordenador de mi sobrino. Perdone por el
retraso dijo Flor, despus de darle dos besos, ha sido culpa del conductor del taxi Me he
permitido declamar este poema que Benet Argelaguera escribi con motivo de la muerte de su
mujer. Aunque soy consciente de que en este momento no hay palabras adecuadas. Slo el
silencio nos hace compaa, no le parece, seora? Me ha gustado mucho dijo la pobre mujer
estrechando las manos de Flor entre las suyas. Muchas gracias, guapa. Ha sido muy bonito. No
nos conocemos, verdad? Era amiga de Ramn? No: soy la prometida de un amigo suyo
Todos ramos amigos de Ramn intervine antes de que mi dienta mencionara, por
distraccin, que su novio era precisamente el presunto asesino de su sobrino. Le pas el brazo por
encima de los hombros con gesto posesivo. Tiene razn. Se haca querer, verdad? dijo la
ta. Puede que fuera un poco, no s cmo decirlo, seco, pero se haca querer. E interpret mi
gesto: Tiene una novia muy guapa y simptica. Hacen buena pareja. Flor abri la boca para
protestar y movi los hombros para librarse del abrazo, pero en seguida lo pens mejor y, en vez
de eso, hizo un rpido movimiento de pestaas que slo se poda interpretar como de feliz
aquiescencia. Si le parece bien dije yo, ahora podra acompaarlas a su casa y, de paso,
recogera el ordenador de su sobrino. Claro que me parece bien. Usted ser quien nos haga un
favor, si nos lleva. Yo tambin me sumar a vosotros, si no os parece inconveniente dijo Flor
mirndome de una forma que interpret como significativa. As que estos versos eran de Benet
Argelaguera, no? coment Margarita Casals cuando ya habamos entrado en la Ronda de
Dalt. Pobre hombre. Un poeta tan bueno y que le fuera a atropellar un tranva. Como a Gaudi.
Fue la noche de Fin de Ao, verdad? No, ocurri avanzada la tarde la corrigi Flor. Una
luctuosa tarde con el cielo teido de sangre. El mundo se preparaba para la fiesta y la muerte
afilaba su daga. Dicen que el conductor haba celebrado la despedida del ao desde primera hora
de la maana y que estaba un poco ebrio Tambin hay quien dice que fue un asesinato, para
impedir que un cataln ganara el Premio Nobel, que seguro que se lo habran dado este ao. Y
siempre haca poesas tan tristes? La seora Casals miraba el libro con aprensin. No. Una vez
hizo una cancin infantil. Los esqueletitos, desdentaditos, castaeando, mira cmo bailan, mira
cmo bailanFlor recit unos cuantos poemas ms del libro, de manera que, cuando llegamos a
Badalona, la ta de Casagrande y la vecina estaban deprimidsimas y no nos invitaron a caf ni a
nada. Sub y baj en un santiamn para recoger el ordenador mientras Flor vigilaba que la gra no
se me llevara el coche, aparcado sobre la acera, y cinco minutos ms tarde ya volvamos a estar en
la Ronda de Dalt, circulando hacia el centro de la ciudad. Bueno dije. Qu queras decirme?
Experiment un visible escalofro, como si mi pregunta hubiera sido un grito extemporneo. Me
mir muy seria, sonri, volvi a ponerse seria. Si estuviramos casados, ya me estara temiendo la
ruptura definitiva y traumtica. Qu hars ahora? me pregunt. Quisiera ir a casa, montar
este ordenador y ver qu me dice. Quieres venir? S. Un silencio. Y? la anim. Y Te
leste el libro sobre Marlowe? pregunt. S. Y qu? Te gusta? Era evidente que estaba
desviando la conversacin, pero se lo acept. Necesitaba relajarse. Yo haba ledo y meditado lo
suficiente el libro de Charles Nicholl como para poder hablar del tema con una cierta autoridad.
muerte natural, aprovechando que en Londres haba una plaga de peste y que la gente mora
como moscas? Qu necesidad tenan de montar un folln en que Ingram quedaba en evidencia,
con la daga en la mano, e involucraba a los otros dos en calidad de testigos? Demasiada gente,
demasiado complicado, un montaje demasiado frgil. Estbamos dejando el coche en el
aparcamiento de la calle Entenza. Bueno, tambin cabe dentro de lo posible que improvisaran. A
lo mejor, no se encontraron en aquella casa de Deptford con la intencin de asesinar a Marlowe,
sino para intentar convencerlo de que no delatara a nadie. Esta es la teora de Nicholl. Que
Marlowe no se dej convencer y que por eso discutieron y le acabaron apualando. Eso no tiene
ni pies ni cabeza deca yo. Imagnate que l se hubiera dejado convencer. Que hubiera dicho:
De acuerdo, no dir nada de nadie. Cmo podan confiar en su palabra? Qu garanta podan
tener los otros? Cmo se garantiza el silencio de alguien que ser torturado con aparatos
terribles y sofisticados? Qu ests insinuando? Pues que, si tenan miedo de lo que pudiera
cantar, tenan que matarle. No tenan que convencerle de nada. Tenan que matarle. Pero no
dices que, si hubieran querido matarle, lo habran hecho de otra manera? Pues ah est el
misterio. Que, segn la versin oficial, quisieron asesinarle y lo hicieron precisamente de esta
manera. Camino de casa, record que no haba comido y que tena el frigorfico vaco, y nos
detuvimos en el sper de abajo para comprar salmn ahumado, huevos, jamn ibrico, foie, pan,
tomates, tostadas, mantequilla y un vino rosado del Peneds, joven y fresco.
Una vez en el piso, que con la presencia de Flor me pareci ms desordenado de lo que supona,
ella se ofreci a preparar la comida mientras yo montaba el ordenador de Casagrande en el saln.
Estuvimos hablando a gritos, yo arrodillado en el suelo, conectando cables y haciendo pruebas; y
ella en la cocina, preparando tortillas y untando pan con tomate. Bueno, pues qu te parece
que pas con la muerte de Marlowe? dijo Flor, reemprendiendo la conversacin. Tienes la
solucin del misterio? Me pareci que se obligaba a s misma a insistir en aquel tema para no
tener que abordar los que realmente la angustiaban. El caso es que de las mil maneras posibles
que podan haber elegido para matarle, optaron por la ms estrafalaria, la ms increble, la que ha
pasado a la historia como un artificio que no hay quien se crea. Por qu? Por qu? repiti
Flor. Porque no queran matarle. Un montaje? Me cuesta creer que una persona se quede
tan tranquila, esperando a que le hagan un juicio en el que eventualmente ser torturado y
condenado a muerte, sin tratar de evadirse de una forma u otra. Piensas que todo fue un
montaje de Marlowe y de sus amigos para hacerle pasar por muerto y evitar el juicio. S,
seora! Christopher Marlowe era un hombre con recursos. Haba viajado por toda Europa, haba
trabajado como espa. No es posible imaginrselo de brazos cruzados, sin hacer nada, esperando
el desastre sin siquiera intentar una huida al extranjero. sta viene a ser la teora de Calvin
Hoffman coment Flor, apareciendo en la sala con una bandeja llena de comida. Venga, deja
eso y vamos a comer. La ltima frase me son demasiado familiar entre aquellas cuatro paredes.
Marta, mi ex mujer, dicindome: Venga, deja eso que la cena est en la mesa. Por un segundo,
retroced unos aos y me estremec. Calvin Hoffman? dije. No le conozco. No puede
decirse que le haya copiado. Ese Hoffman lleg a abrir la tumba del protector de Marlowe, el
aristcrata Thomas Walsingham, para intentar confirmar su teora. Crea que Walsingham se haba
hecho enterrar con papeles que la demostraban. En cambio, a Marlowe le enterraron en una
tumba sin lpida y sin nombre, no? S. Nos sentamos a la mesa. El jamn y el vino eran
excelentes. Cara a cara, mirndonos a los ojos, le solt la teora que haba improvisado en algn
momento de los ltimos das, tal vez mientras me duchaba. Pues Hoffman y yo coincidimos. Yo
me limito a aplicar la tcnica detectivesca. Me he puesto en el lugar de los conspiradores. sta es
la manera de entender las cosas; examinar los elementos del montaje y dilucidar a qu finalidades
concretas obedecen. En este caso, haba una doble finalidad; o, mejor dicho, una doble necesidad.
Tena que quedar constancia pblica de que Marlowe estaba muerto y, al mismo tiempo, Marlowe
tena que continuar vivo. Por lo tanto la mejor, probablemente la nica, manera de certificar su
deceso era disponer del cadver de un hombre de edad similar a la de Marlowe, que por fuerza
tena que quedar irreconocible. Pero tambin se precisaban unos testigos de los hechos que
dejaran constancia de que aquel hombre era Marlowe. Si dejaban un cadver en un descampado
vestido con la ropa de Marlowe, siempre poda quedar la duda. Es Marlowe o no es Marlowe? Y,
al mismo tiempo, el asesino deba poder alegar defensa propia, para no acabar en la crcel, o
ejecutado. Hice una pausa porque Flor estaba untando mantequilla directamente sobre una
loncha de salmn ahumado, en vez de hacerlo sobre la tostada y ni se daba cuenta. Era evidente
que el secreto que me esconda la consuma por dentro y no estaba por lo que haca. Continu en
un tono que incluso a m se me haca pedante: Ingram dice que Marlowe le atac. Y dice que
estaba encajonado entre el banco y la pared y la mesa y los otros dos testigos, de modo que no
poda huir. En aquella poca, el argumento de defensa propia se pona sistemticamente en duda
cuando el homicida, pese a ser atacado, hubiera renunciado a la posibilidad de huir. Pero Ingram
alega que no pudo huir, de modo que se vio obligado a defenderse. Y hay dos testigos que le
avalan. As consegua Ingram Frizer la eximente para su crimen. El papel de los dos testigos era
reforzar esta relacin de los hechos tan frgil, que no se hubiera sostenido sin ellos, pero, sobre
todo, dar constancia de que aquel cadver con una daga clavada en el ojo y el rostro hinchado y
tumefacto, era el de Christopher Marlowe y no el de otra persona. El juez y un puado de
testigos del pueblo que fueron convocados a la escena del crimen le vieron dijo, tmida como
un bachiller que le expusiera una pega a Albert Einstein para darle la oportunidad de deslumbrarlo
con su respuesta. Ninguno de ellos le conoca personalmente. Y en aquella poca no haba
fotografas de personajes famosos por todos lados, como ocurre ahora. Los testigos dijeron que el
muerto era Christopher Marlowe y los otros no tenan por qu dudarlo. A Flor aquella
conversacin no le importaba un comino. Se le perda la mirada por los rincones de mi casa. La
atenazaba una duda que la alejaba de la realidad. Pero an no haba llegado el momento de tirarle
de la lengua. Pronto empezara a hablar por s sola. Me disculp y me puse ante el ordenador de
Ramn Casagrande para conectarlo y acceder a sus secretos.
tarde, muy cerca de Deptford No creo que ni el juez ni los testigos del pueblo fueran tan cortos
como para no saber distinguir la marca que una soga deja en el cuello. Entonces? La hice
esperar un poco mientras inspeccionaba el contenido de aquel disco duro. No pareca que hubiera
nada interesante, ni encriptado ni sin encriptar. Una carpeta con una coleccin de fotografas
pornogrficas bajadas de la red, otra con canciones pirateadas (Casagrande era un clsico
aficionado a los boleros y las rancheras), un puado de solitarios y un tetris tridimensional pasados
de moda desde haca aos, y unas cuantas presentaciones en Power Point relativas a asuntos de
su trabajo. Entonces? repiti Flor. sa es la parte que an no tengo completamente
resuelta. Me falta documentacin. Y despus? Eres de los que piensan que Marlowe huy a
Italia para volver acto seguido a Inglaterra bajo una personalidad ficticia y continuar escribiendo y
estrenando sus obras utilizando a Shakespeare como fachada? No, no lo creo. En Outlook, tres
cuartos de lo mismo: propaganda, correos de esos con chistes recogidos en la red y enviados por
el amigo gracioso de turno y correspondencia con los Laboratorios Haffter. Nada especial o
mnimamente personal: informes sobre nuevos productos y circulares. Hice una pausa mientras
realizaba bsquedas en el disco duro con las palabras Colmenero, Colliure, Adrin,
Gornal y Sharazad y no me sali ningn documento. Encuentras algo? pregunt Flor, al
verme tan concentrado. Nada. Pinch en el icono de Internet Explorer y acced a la pgina de
Google. Mir el historial. Como ya supona, haba accesos a pginas pornogrficas y tambin a
pginas de descarga de msica y a webs de informacin burstil. Y entradas repetidas a la pgina
de correo web de Liammail. Liammail. La misma pgina a la que estaba conectada Ana Colmenero
el da que la visit. Quise acceder a la pgina, pero el ordenador no estaba conectado a la red. Y yo
no saba configurarlo. Descolgu el telfono y llam a casa de Ori. Respondi mi nuera, que slo
sabe hablar con monoslabos o con conferencias. No conoce el trmino medio. Puedo hablar
con Oriol? No. No est? No. Sabes cundo vendr? Pronto. Puedes decirle que me
llame? S. Me volv hacia Flor y casi la sorprend con la confesin en la boca. AI encontrarse con
mi mirada, se trag lo que tena en la puna de la lengua, parpade e improvis: O sea, que no
ests de acuerdo con la teora que afirma que era Marlowe quien escriba las obras de
Shakespeare Por qu no? contest. Y continu improvisando: Shakespeare, si no me
equivoco, era un actor, no? No tena por qu saber escribir y dirigir y actuar, todo a la vez. Quizs
era Marlowe quien escriba sus obras y la gente crea que se le ocurran a Shakespeare. Si eso an
sucede hoy en da, y la gente es ms culta. Dicen: Ostras, qu gracia tiene Dustin Hoffman, qu
cosas se le ocurren, como si no supieran que Dustin Hoffman, y Al Pacino, y Fernando Fernn
Gmez se limitan a recitar los guiones que han escrito otros. A lo mejor entonces pasaba lo
mismo Volv a la mesa, a servirme un poco ms de vino y a insistir con el jamn. La gente
deca: Jo, ese Shakespeare se inventa cada cosa, y l no lo desmenta. Pero objet Flor,
haciendo un esfuerzo por concentrarse, el ao del crimen, Shakespeare ya haba escrito cuatro o
cinco obras. Es muy cierto, como ya debes de saber, que no se conoce prcticamente nada de su
infancia, ni de su educacin, ni mucho menos, o sea, nada de nada, de los aos que precedieron su
llegada a Londres, a principios de la dcada de los 90. Pero muchos bigrafos consideran que
escribi, e incluso estren, sus primeras obras, las tres partes de Enrique VI y Ricardo III, entre
1590 y 1593. O sea, cuando Marlowe an estaba oficialmente vivo. En ese caso, los que dicen
que las escribi Marlowe, en qu se basan? En que esas obras, como gran parte de la
produccin de Shakespeare, parecan muy influenciadas por las de Marlowe. Eran casi mimticas,
y no slo en el uso del verso libre, que era, por decirlo as, una innovacin de Marlowe. Despus,
Shakespeare fue madurando y abord otros registros y temas, se hizo ms sutil, demostr ser
capaz de crear personajes ms complejos y adquiri un gran sentido de la comedia. Qu edad
tena Shakespeare cuando muri Marlowe? pregunt. Veintinueve aos. Y Marlowe?
Tambin veintinueve. Vaya. Qu casualidad. A qu te refieres? Nada. De momento slo
te dar una pista, para que le des unas vueltas: si tantos estudiosos e investigadores no han sabido
descifrar el enigma, es porque han sido incapaces de plantearse la pregunta correcta. Cul es?
Si la supieras, ya tendras la respuesta le dije, en parte para hacerla sufrir, en parte porque me
faltaban algunos datos por confirmar. Oh dijo, francamente impresionada. Son el telfono.
Era Ori. Le expuse el problema al que me enfrentaba y le pregunt qu haba que hacer para
configurar un ordenador y conectarlo a la red. Condescendiente, consider que era una tarea
demasiado difcil para m. No tienes el tuyo conectado a la red? S, pero me interesa el
ordenador de otra persona. Pero, para conectar con Liammail, puedes hacerlo tambin desde tu
ordenador. Vers lo mismo por un camino que por el otro. Tena razn, como siempre que se
trataba de ordenadores. Claro dije. Cmo no se me ha ocurrido a m? Porque naciste
antes que Bill Gates. Gracias, muy amable. Conect mi ordenador y acced a Liammail.com.
Abre una cuenta gratuita con nosotros y smate a los ms de treinta millones de usuarios de
Liammail de todo el mundo! Treinta millones de usuarios eran muchos usuarios. En
consecuencia, el hecho de que tanto Casagrande como Ana Colmenero estuvieran abonados a
este servicio, no tena, en principio, nada de particular. Les dije que s, que quera abrir una cuenta
y, de esta manera, comprob que, en aquel servicio, mi correo particular estara protegido por un
nombre de usuario y una contrasea secreta. Imposible entrar y leer la correspondencia de
Casagrande sin esos datos. En su ordenador, haba encontrado la direccin de Casagrande,
las lgrimas sin su permiso. Y t qu le has dicho? Con vehemencia: Le he dicho: Esprame!
No te muevas, que ya voy! Quiero verte! Quiero darte el ltimo beso! Y me ha dicho: Es intil.
Si vienes, vendr la polica, me atraparn y me metern en la crcel. Digo: Pero esprate un
momento! Conozco al hombre que puede salvarte! Y estaba hablando de ti, ngel. Podrs
salvarle? Fue el tono. La manera de exclamar No te muevas, que ya voy!, la expresin de su
rostro, el nerviosismo de toda la tarde. En mi profesin tenemos que aprender a interpretar
detalles como sos. Te has saltado un punto del dilogo. Aquel en el que le preguntabas:
Dnde te escondes?No se lo he preguntado dijo ella, ingenua y a la defensiva. Y l no te
lo ha dicho. No. Sus ojos decan Uy: dnde me habr equivocado? O sea, que t ya
sabas dnde se esconda sin necesidad de que te lo dijera. Yo? Con aquel Yo? me
convenci de que haba acertado y entend las dudas que la haban atormentado durante toda la
tarde. Quera correr a encontrarse con su amor, pero no para despedirse definitivamente.
Llvame. Yo No s dnde se esconde Adrin. S lo sabes. No s dnde est. Y, a
continuacin, claudicando sin querer: Adems, t me has dicho que no puedes hacer nada por
salvarlo. De momento, la polica le acusaba de asesinato y puedo demostrar que Adrin es
inocente. Pero hace un momento me has dicho que ir a la crcel Djame hablar con l.
Encontraremos atenuantes. l no tena nada en contra de Casagrande. Si intent matarlo fue
porque le obligaron, estoy seguro. Quin? Chispas en las pupilas. Djame hablar con l y
demostrar que es vctima de un chantaje. Confa en m. Y no ir a la crcel? En todo caso, no
estar mucho tiempo all. Un buen abogado demostrar que es muy difcil imputarle la muerte de
aquel pobre anciano. Slo tendrs que esperarle un ao, seis meses, como mucho. Adrin podra
reconstruir su vida en menos de dos aos. Ya no necesitar huir para siempre. Reconstruir su
vida eran palabras mgicas para Flor. De verdad? Puedes convencerle de que no huya? Lo
intentar. Dnde podemos encontrarle? Yo slo quera una respuesta. No pretenda que me
contara su vida. Ella se morda las uas. Lo adivin ayer. Cuando le vi vestido con aquel mono
verde. Lo reconoc. Supe de dnde lo haba sacado y, por lo tanto, dnde es posible que se
esconda.
Rodeamos las ruinas buscando algn otro acceso al lugar donde Adrin estaba hablando con
alguien. Lo encontramos, a la luz de la linterna, en la parte posterior, en la fachada opuesta al gran
portn. No obstante, aquella puerta no daba al lugar donde se hallaba el coche con los faros
encendidos, sino a una dependencia anexa, pequea, que deba de haber servido como despacho
o recepcin y que ahora estaba llena de trastos abandonados en la ltima desbandada. Ms all
haba una puerta que daba al establo, con todos los pesebres destrozados. En el techo de aquel
cuchitril oscuro, que an conservaba un remoto hedor de caballeras, descubrimos unos agujeros
por donde entraba una insinuacin de claridad. Eran los agujeros a travs de los cuales se haca
llegar el pienso a los comederos desde arriba, donde lo almacenaban. Flor me dijo, en voz baja:
Mira, ngel. Mira lo que hay aqu. Retrocedimos hacia aquella especie de despacho o recepcin
y me seal algo que tuve que localizar con el crculo de luz de la linterna. En medio de botes de
pintura vacos, cubos polvorientos y material de limpieza sucio, haba una escalera de mano. Le
faltaban un par de peldaos, pero comprob que los que quedaban eran slidos. Podemos
subir, no? dijo Flor. No pareca difcil. Ella sujet la linterna y yo cargu la escalera hacia el
interior ilei establo, tuve varios tropezones, que me parecieron muy ruidosos, porque Flor nunca
enfocaba la luz hacia donde tena que hacerlo, tan pronto me deslumbraba como se dedicaba a
investigar rincones remotos llenos de telaraas, pero al final pude introducir el extremo de la
escalera por uno de aquellos agujeros y afianzarla en el suelo. Me senta como un adolescente que
llega tarde a la fiesta y teme que, mientras tanto, alguien haya ligado con su chica predilecta.
Esprame aqu y no te muevas. Ser un momento. Flor me mir con una especie de fervor
enloquecido centelleando entre los cristales de las gafas. Temblaba y sonrea al mismo tiempo:
una mezcla de miedo y de excitacin por la aventura que la empujaba irremisiblemente hacia
cualquier imprudencia temeraria. Y, la verdad sea dicha, en aquel estado se la vea
particularmente atractiva. Sub agarrndome a los laterales de la escalera para salvar los espacios
donde no haba peldaos. Me cost un poco pasar por el agujero, primero la cabeza y el brazo
izquierdo. Experiment unos segundos de pnico ante la posibilidad de quedarme atrapado, sin
poder avanzar ni retroceder y, al final, pude salvar el obstculo, pas el hombro y el brazo derecho
y ya me encontr de rodillas en un recinto de techo bajo e inclinado. El suelo era de tablones de
madera. La luz difusa de los faros del coche se colaba por entre las juntas y minsculas rendijas y
agujeros del suelo haciendo bailar las partculas de polvo y creando un efecto extrao, como si
aquellas estrechas columnas de luz estuvieran soldadas al techo y fueran las que realmente
sostuvieran el edificio. A unos cinco metros de donde yo me hallaba, en el otro extremo de la
estancia, haba un agujero del tamao y la forma de un cartn de tabaco por donde entraban luz y
voces. Reconoc la de Adrin. No, no me has entendido. No es un favor que te pido. An no
has entendido que te tengo agarrado por los huevos, me cago en San Pedro Mrtir? Otra voz le
contest, pero quien ahora hablaba guardaba las formas, no gritaba, tal vez queriendo demostrar
al otro que tena controlada la situacin. Entre su prudencia y el rumor del coche, no consegu
entender ni una sola palabra. No basta con eso, ya te lo he dicho continuaba Adrin,
envalentonado. Me cago en el Padre, en el Hijo y en el Espritu Santo! Esto es calderilla, y yo
necesito que me soluciones el resto de mi vida. Se me ocurri que, si consegua llegar hasta aquel
agujero y mirar hacia abajo, podra ver el rostro del hombre que hablaba con Adrin, y me pareci
muy importante conseguirlo. Tambin me pregunt por qu no haba abierto el gran portn,
dando la cara, y por qu no me haba encarado con los dos. Hola, Adrin, hola don Quiensea, no
sabis cmo me alegro de encontraros juntos, charlando tranquilamente Pero ya era
demasiado tarde para aquello. Mi prximo objetivo era acercarme a aquel mirador y ver quin
estaba abajo. Pues los diez prximos aos de mi vida. Cunto dinero crees que soy capaz de
gastarme en diez aos, maldita sea la Santa Madre Iglesia? Adrin se insolentaba por
momentos. Me dispona a desplazarme hacia all cuando la escalera, a mis espaldas, empez a
moverse y a hacer ruido. Bajo mis pies, Flor jadeaba y gema como si estuviera haciendo el amor,
toda ella voluntad y determinacin. Me volv hacia el agujero, reclamando silencio con un gesto, y
descubr que la linterna iba subiendo hacia m y, detrs de la linterna, Flor y sus gafas. Qudate
abajo! No! Es Adrin!, no le oyes? Es Adrin! No era cuestin de mantener una discusin en
aquellas circunstancias y con aquellos susurros nerviosos, de manera que la dej por imposible.
Me incorpor levemente e intent dar la primera zancada. Craac! Hizo el suelo. Y me pareci que
ceda bajo mis pies como si fuera un colchn. Se me hel el corazn y me qued paralizado. La
madera de aquel suelo estaba carcomida y tena tanta consistencia como el papel mojado. Los ile
abajo no oyeron nada, ni atribuyeron ningn ruido a los ratones, porque Adrin se haba puesto a
gritar, fuera de s: Te los metes en el culo, joder! Me cago en la Sagrada Forma! Ya no me dan
miedo, ya no tengo nada a perder! Ya te he dado la factura y eso demuestra que tengo las fichas,
as que mustrame ahora t la pasta! La factura, retuve. La factura del hotel de Colliure. La
linterna haba llegado a mi lado. Flor ya sacaba la cabeza y los brazos por el agujero. Era ms
delgada que yo. No subas! S! Maldita fuera la poetisa intrpida. Me agach para hablarle al
odo de manera que se podra decir que ni siquiera yo escuchaba mis propias palabras. El suelo
est carcomido. Puede hundirse. Sus ojos me miraban interrogantes y desconsolados desde el otro
lado del rayo de luz. Tengo que cruzar la habitacin, y lo har bordeando las paredes, donde el
suelo tiene que ser ms firme. Asinti con la cabeza. Que no, hombre que no! aullaba
mientras tanto, abajo, cada vez ms enfurecido, Adrin. Que no lo has entendido, Santa Iglesia
Catlica, Apostlica y Romana! Que eres t, quien tiene mucho a perder! Yo ya la he cagado!
Soy un asesino, y la polica lo sabe y me busca! Y si me pillan, te aseguro que se lo contar todo, y
me la suda que salgan las jodidas copias! A m qu ms me da! Es que no te das cuenta? Qu
coo me importan ahora las putas fotos? Nada! Lo que quiero es el dinero, de manera que
dmelo, y te doy las fichas, y brete de una vez, caraculo, imbcil, blasfemo, hipcrita de mierda!
En aquel momento, comprend lo que haba en las fotografas que mencionaban. De pronto todo
ligaba; lo que me haba contado Beth sobre las bromitas que Adrin gastaba en la universidad, la
fecha, sobre todo la fecha exacta de los hechos, una coincidencia que hasta aquel momento se me
haba pasado alegremente por alto. Oh, Dios mo, haba fotografas susurr. De momento,
Flor, que estaba trepando por el agujero, no lo entendi: Fotografas? A qu te refieres? Qu
fotografas? Y record nuestra conversacin anterior: Le hacan chantaje con unas
fotografas? Aterrorizado, rec porque Flor no viera jams aquellas fotos. Deseando acabar cuanto
antes, me puse en pie con mucho cuidado, consciente de que cargaba todo mi peso sobre una
estructura hecha con mondadientes. Tom impulso y di un salto, una larga zancada, procurando
poner la punta del pie tan cerca del muro como fuera posible. El suelo cruji, pero aguant, y yo
me qued pegado a la pared como una mosca. Di un paso, bordeando el muro, pisando all donde
me pareca que haba vigas que soportaban mi peso. Y di otro paso, y otro. No te acerques!
chill Adrin. Fue un grito que son peligroso como una amenaza. Deja la maleta en el suelo
y retrocede! Las fichas? Las fichas las vers cuando haya comprobado que est todo el dinero!
Sus gritos y el ruido del motor del coche se sobreponan al chirrido de la madera bajo mis pies.
Fotografas, pens. Fichas. O sea: fotografas a cambio de fichas. Todo difano. El chantaje que
haba intuido se haca realidad. Ya saba el cmo y el por qu. Slo me faltaba saber el quin. Ya
llegbamos a la rendija. Aquella rendija era como la bola de cristal que me revelara finalmente la
identidad del asesino. Me daba la impresin de que bastara con echar una ojeada hacia donde
estaba Flor para que aquel movimiento desencadenara el desastre. De modo que no miraba lo que
haca ella, me limitaba a intuir sus movimientos incomprensibles, y el ir y venir del haz de luz de la
linterna por la oscuridad del pajar. Por eso no s exactamente cmo se produjo el accidente.
Sospecho que Flor trat de imitarme cubriendo de una zancada el espacio que haba desde la
pared al agujero. Y sus piernas eran ms cortas que las mas. Adrin estaba diciendo: Pero qu
coo es esto? Ja, ja! Baja eso, imbcil, que no sabes dnde tengo escondidas las fichas!
cuando el suelo volvi a hacer craaaac, pero el crujido ya no se detuvo ah. El chasquido se
prolong como lo hacen los truenos cuando la tormenta ha llegado ya sobre nuestras cabezas,y el
suelo de papel se abri bajo sus pies primero, bajo los mos despus. Simultneamente, el chillido
de Flor, yo que me digo Joder, que nos caemos! y, en medio del estrpito y de la confusin, una
retahla de explosiones que, de momento, atribu a la catstrofe. El mundo se esfum entre una
nube de polvo y de la oscuridad resultante de la desaparicin repentina de la linterna. Y, cuando
esperaba el golpe definitivo contra alguna superficie slida capaz de romper crneos y columnas
vertebrales, me encontr sumergido en un mar de paja hedionda pero blanda, atacado por briznas
de paja que me pinchaban, me buscaban los ojos y me araaban mientras que pareca que la cada
amortiguada no tena final. En mi mente, las inexplicables explosiones se mezclaron con otras,
como un tartamudeo de ametralladora que se alejaba. Me pegu un golpe fuerte en el muslo pero
lo cierto es que, de momento, no lo not, porque estaba tosiendo y absolutamente ciego, con el
spero tacto de la mierda de caballo en las manos. Slo me percat de que haba dejado de caer y
de que todo estaba ms oscuro que nunca, y me puse a bracear como un desesperado, intentando
volver a la superficie de aquel ocano de paja. El polvo, la briznas de paja y el miedo se me metan
por la nariz, por los ojos y la boca, y me asfixiaba la falta de oxgeno. De momento, me pareci que
el silencio era ensordecedor, tan slido como la oscuridad, como si me encontrara en el corazn
de una piedra. Pero, en seguida me di cuenta de que Flor estaba jadeando ansiosa en algn lugar
de las tinieblas y que aquellas tinieblas no eran tan tenebrosas porque el haz de luz de la linterna
se abra paso entre las briznas de paja. El silencio, en todo caso, pareca resultado del hecho de
que el motor del coche y la conversacin de Adrin y la otra persona se hubieran apagado. A
continuacin, slo por un instante, me sent amenazado. Adrin y su compaero podan estar
buscndonos afanosamente, podan estar armados, podan estar furiosos, podan dejar sus
diferencias para ms tarde, aliados contra un enemigo comn. Me tranquilic al observar que no
haba movimientos precipitados ni sospechosos por encima de mi cabeza. Me lanc hacia el globo
de luz que se ocultaba entre la paja dorada y me encontr con el cuerpo de Flor, las manos
plantadas sobre sus pechos, o en su culo, o en alguna parte igualmente blanda de su anatoma.
Flor chill una vez ms y se retorci como si le hiciera cosquillas (a lo mejor se las haca). Yo retir
las manos al mismo tiempo que intentaba calmarla dicindole que era yo. Recuper la linterna de
debajo de sus nalgas y ella encontr las gafas con la montura un poco torcida pero los cristales
intactos. Juntos y abrazados, lentamente, emergimos en medio de una montaa de paja. En aquel
establo ya no haba ningn coche. Ni ninguna persona. El gran portn estaba abierto y, por la
manera como las hojas colgaban de las bisagras, se poda deducir que el coche la haba embestido
para salir de all. El rugido del motor ya sonaba lejano, cada vez ms dbil. Al acercarme a la
puerta, pude ver las luces rojas de posicin desapareciendo entre los rboles. Qu ha pasado?
pregunt Flor. No lo s le dije, para abreviar. Cmo ests? Bien dijo ella con
inseguridad. Me tom la mano. La suya estaba sudada. Y, probablemente, la ma tambin. Y
Adrin? se le ocurri de repente. Se volvi hacia el interior de la gran nave y la escudri con el
foco de la linterna. Alz la voz: Adrin? Silencio y oscuridad. El crculo de luz nos mostr los
estragos del cataclismo. El montn de paja casi completamente cubierto de planchas de madera,
una columna cada, incluso una pared de ladrillo que se haba derrumbado, de resultas de nuestro
mal paso. Y una mano que emerga por entre los escombros. Flor? Eres t, Flor? La voz son
muy dbil, pero nos sobresalt porque ya nos habamos hecho a la idea de que estbamos solos.
Corrimos hacia all. Si, en un primer momento, nos habamos imaginado que Adrin haba sido
aplastado por el derrumbamiento, al llegar a su lado constatamos que no haba sido as. No haba
escombros sobre l. Slo una gran mancha brillante sobre el mono verde, viejo y rasgado. Y, si uno
se acercaba y observaba las heridas de cerca, en seguida se percataba de que eran dos heridas de
perdigones disparados a bocajarro por una escopeta de caza. Una andanada le haba destrozado el
hombro izquierdo y otra le haba alcanzado un poco ms abajo, en mitad del pecho. A la altura del
corazn. Aqullas eran las explosiones que habamos odo. Adrin! grit Flor. Adrin, amor
mo! Cay de rodillas a su lado y las manos ya le salan disparadas para abrazarle y acariciarle. Tuve
que sujetarla. No, espera! No le toques! Adrin, amor mo! repeta, con la voz ahogada
por el llanto. Flor Estbamos abrazados, Flor y yo, a punto de forcejear, los ojos clavados en
aquel pobre joven roto, tembloroso, de mirada vidriosa. Flor Vida ma, amor mo Flor,
soy un cabrn No, Adrin, no digas eso. Te obligaron, te hacan chantaje Mantenan la
conversacin a distancia. S, s que lo digo, porque me lo tengo merecido. Dios me ha castigado
He sido muy malo No, no. S, s. Dios me ha castigado. Pero qu hiciste, Adrin, qu
hiciste? Me pareci que Flor aflojaba sus fuerzas y ya no insista en sacudir el cuerpo maltrecho del
pobre chico, de manera que la solt, me adelant y me acuclill a su lado. Adrin Quin te ha
disparado? le pregunt. Sus ojos me buscaron, pero ya no vean. Las fichas balbuci.
Dnde estn las fichas? El brazo, que haba mantenido un poco levantado, sealando el techo
(o a Flor, o vete a saber qu) cay hacia atrs con desmayo, indicndonos algn lugar del fondo.
La bolsa verde dijo en un susurro. El tono fue tan definitivo que arranc a Flor de su
inmovilidad y se lanz a poner las manos sobre aquel rostro plido y helado en un arrebato
apasionado. Adrin! Adriancito, prncipe mo, diamante en bruto, esperanza de mi vida! Ahora
en seguida vendr el mdico, de acuerdo? No te muevas, que vendr un mdico y te salvar!
Alzaba la voz, rozando la histeria. ngel! Tenemos que llamar a un mdico! Djate de fichas
y bolsas verdes! Tenemos que llamar a la polica! Levant la vista y la linterna y vi la bolsa verde
all, al lado de la pared, bien visible sobre un montn de objetos de hpica abandonados. Dos sillas
de montar desvencijadas y podridas y un par de mantas apolilladas. Yo pensaba que no haba nada
que hacer pero Flor tena razn. Tenamos que llamar a la polica. Precisamente cuando agarraba
el mvil y marcaba el nmero de Palop, o que Adrin murmuraba en un tono muy tierno, infantil:
Flor Qu vergenza Olvdame, por favor Soy un asesino. Dios me ha castigado, Dios me ha
castigado, Dios me ha casti. Casti y punto, sin puntos suspensivos, sin la menor esperanza de
continuar el discurso. Qu dices, Adrin? tartamude Flor. Qu has dicho? Y chill:
Qu has dicho, Adrin? Contesta, Adrin, qu has dicho? Aplac la llamada para ms tarde.
Pretenda abrazar a Flor, pero ella me lo impidi con gritos y empujones: No, djame sola!
Dejadnos solos, que nuestro amor se ha muerto! Y, entre sollozos estridentes: No, no,
Adriancito, prncipe mo, nuestro amor no morir nunca! Me alej, respetando su dolor, para
acercarme a la bolsa verde. Dentro, haba una caja de zapatos llena de fichas. La cog como si fuera
un tesoro frgil que se tuviera que tratar con mucho cuidado. El llanto de Flor, en la oscuridad, me
parta el corazn. Llam. Palop? Soy Esquius. S, ya s que no son horas. S, ya s que siempre
soy inoportuno, pero me ha parecido que te gustara saber que hemos encontrado a Adrin
Gomal Lo siento pero a m eso no me interesa me dijo el comisario, tan asqueado como si le
hubiera interrumpido un revolcn histrico. Es a Soriano, a quien tienes que llamar. l lleva el
caso. Es que le hemos encontrado muerto, Palop. Dos tiros. Hostia dijo Palop. Dnde
estis? Mira: no s dnde estaremos cuando lleguis, porque aqu no podemos quedarnos
mucho ms rato. Estoy con su novia y est destrozada. Creo que necesita que la vea un mdico.
Encontraris a Adrin Gomal en una hpica abandonada que hay en la carretera de Molins de Rei.
Una hpica llamada Campadal. Me prometi que la encontrara, y no lo puse en duda. Pero
escucha dijo. Tendras que intentar quedarte a esperarnos. Necesitaremos A m me
encontrars en el mvil le cort. Pero, tan pronto como colgu, desconect mi telfono porttil
para que nadie pudiera encontrarme en las prximas horas. A continuacin, volv hacia donde
estaba Flor, sola en la oscuridad con su novio muerto. El rayo de luz precedi a mis pasos
iluminando el suelo sucio y desigual hasta mostrarme el cuerpo inmvil del chico pero, al mismo
tiempo, nos descubri las fotografas que haban cado a su lado. Las fotografas. Las haba
olvidado. Qu es esto? dijo Flor, con un tono extraamente interesado. Le haba bastado una
ojeada para olerse que all haba algo sumamente escandaloso. Un cuerpo desnudo, mucha carne
sobre una cama y un joven sonriendo a la cmara? All tena el motivo del chantaje que tanto la
preocupaba. No apagu la linterna lo bastante aprisa. Djalo dije. No lo toques. Enciende
la luz! Djamelo ver! Djalo, Flor! No se puede tocar nada hasta que llegue la polica! Pero ella
ya estaba sobre las fotos, ya haba cogido alguna, yo la sujetaba pretendiendo arrebatrselas y
hacerlas desaparecer de alguna manera. Se haba hecho la oscuridad ms absoluta y Flor y yo
piernas abiertas, sugera una obscenidad insufrible. En la tercera instantnea, a Benet Argelaguera
le haban puesto una peluca de rizos rubios, un poco de maquillaje para disimularle los
hematomas producto del accidente y una faldita y Adrin le sostena en pie simulando que
estaban bailando alegremente. Se comprenda que Adrin estuviera dispuesto a hacer cualquier
cosa para evitar que aquellas fotos salieran a la luz. Si se descubra lo que haba hecho en el
depsito, ya poda darse por desheredado definitivamente por su padre, abandonado por Flor que
(dejando de lado la pregunta de si estaba o no enamorado de verdad) representaba su
oportunidad alternativa de vivir sin dar golpe y, de propina, despedido del trabajo y denunciado
por profanacin de cadver. Tuve que sujetar a Flor otra vez para evitar que, segn amenazaba,
escupiera y orinara sobre el cadver de Adrin. La contuve, abrazndola bien fuerte y ella
correspondi al abrazo, sollozando y parafraseando citas de Christopher Marlowe para expresar su
afliccin: Oh, Dios mo! Cmo he podido manchar mi cama conyugal con esta infamia? Le di un
beso en la frente, y ella me rode el cuello con los brazos fuertemente y me correspondi con
besos en las mejillas, empapndome de lgrimas y exigindome que no la dejara sola, que no la
dejara sola por nada del mundo. No, no te dejo. Pero vamos, vmonos antes de que llegue la
polica, que t ahora no ests para policas. Conduje hasta el coche a una Flor que alternaba
violenta e inesperadamente dos actitudes bien opuestas. Tan pronto se abandonaba al desnimo y
a la desesperacin, dejando que la cabeza se le fuera hacia atrs o le oscilara de un hombro al
otro, arrastrando los pies, los ojos cerrados, melanclica y laxa, vencida por sentimientos tan
poderosos que la dejaban exhausta, como resucitaba crispando los msculos y las mandbulas y,
convertida en una furia indomable, escupa odio entre dientes y lanzaba puetazos y patadas al
aire. Djame! Yo tambin quiero profanar a ese hijo de puta de mierda podrida! Y al
instante siguiente: Por favor, por favor, dime que no es verdad. Es demasiado horroroso. Estoy a
punto de experimentar un ataque. Necesito beber algo que me reponga Avanzamos por el
bosque, entre helechos y zarzales, hasta el calvero donde habamos escondido el Golf y la deposit
dentro del vehculo como si temiera que, de repente, abriera la puerta y echase a correr para
despedazar el cadver de Adrin Gomal. Carretera abajo, decid llevarla a su casa donde sus
padres conoceran a un mdico que la cuidara. Ella iba hablando, entonces, de los recuerdos de
una niez compartida con Adrin: Nos conocamos de pequeos, corcho! protestaba. Ese
hijo de bastarda ha traicionado veintisis aos de intimidad, bah, di veinticinco, veinticuatro,
aunque slo fueran veinte, aos de intimidad, de amor, de juegos, de amistad, de confidencias!
Estallaba: Putas confidencias! A saber qu uso habr dado a los secretos que le he confiado
durante estos veintitantos aos! Fue la primera persona a quien le cont que me haba venido la
regla, que l no saba ni qu era la regla, el muy imbcil! No se dice me ha venido la regla. Flor,
deca, como un bobo. Se dice me han comprado o me han regalado una regla, que l se
imaginaba la que utilizbamos en la clase de dibujo geomtrico, el mermado! Yo no era consciente
de que estaba tratando con un monstruo. Un traidor, depravado, asqueroso, repugnante de dos
caras, que copulaba con los muertos! Me pona los cuernos hasta con los muertos, el muy cabrn!
l ha profanado la memoria del poeta ms importante que ha tenido este pas desde Espriu!
Sobre todo, que nadie lo sepa, ngel, promteme que no lo sabr nadie Yo se lo prometa
cuando llegbamos a la carretera de Vallvidrera y, un poco ms tarde, mientras bajbamos la
carretera de curvas y curvas hacia Barcelona. Mientras, estuvo un rato llorando en silencio con una
amargura espeluznante. Cuando llegbamos a la Ronda de Dalt, nos cruzamos con dos coches K de
la polica que suban a toda velocidad, haciendo sonar la sirena y con el intermitente azul
centelleando en el techo. Supuse que en uno de los dos deban de ir Soriano y Palop y, por un
instante, tuve miedo de que reconocieran mi coche y me detuviesen. Era consciente de que no
debera haberme llevado la caja con las fichas ni las fotos, pero tampoco me hubiera gustado que
me las confiscaran. Para acabar mi trabajo slo me faltaba averiguar quin posea los negativos (o
los archivos originales si las fotos haban sido tomadas con una cmara digital) y tena la esperanza
de que eso me lo dijeran las fichas. Dnde me llevas? No me llevars a casa de mis padres,
verdad? Ah, no, eso s que no, ni hablar! Pero por qu no? Necesitas descansar Porque
no! Necesitas que te vea un mdico No, no, no! Que te digo que no! Todo el mundo me
preguntar qu ha sucedido y no podr disimular, me leern la tragedia en la cara! No quiero que
nadie vea estas fotos! Tenemos que ir a un lugar secreto y discreto donde poder quemarlas y
hacer desaparecer todo rastro! El nico lugar secreto y discreto que se me ocurri fue mi piso.
ngel, puedo confiar en ti, verdad que s? me preguntaba por el camino. Claro, mujer.
No, no me lo digas as. Dime: puedo confiar en ti o no? Dado su estado mental, cualquiera
pensara que, si no poda confiar en m, estaba dispuesta a sacrificarme. S, Flor. Puedes confiar
en m. Lo declaro solemnemente. Has podido confiar en m desde que llevo este caso y podrs
continuar confiando de ahora en adelante. Fui el primero que defendi que Adrin no era un
asesino, contra todo pronstico, recuerdas? Y demostr su inocencia, a que s. Y nos hemos
llevado las pruebas comprometedoras para que no las encuentre la polica, es o no es? Y me
estoy jugando la licencia y la libertad al hacerlo, eres consciente de ello, verdad que s? Me
parece que con todo esto queda claro que puedes confiar en m, Flor, y podrs continuar
confiando en m durante el resto de tu vida. Haba que decirle as las cosas, a aquella chica, si uno
quera hacerse entender. Me entendi. Eres la nica persona del mundo en quien puedo
confiar! asegur a continuacin entre sollozos desconsolados. Fase depresiva. Que no, mujer,
que no. Que s, ngel, que s! Nadie me quiere como me quieres t! En el trayecto desde el
aparcamiento hasta mi piso, tem que tendra que levantarla en brazos y transportarla como se
supone que hacen los novios la noche de bodas y este pensamiento fue premonitorio de lo que
estaba a punto de suceder. Si no le flaquearon las piernas en medio de la Gran Va o mientras
subamos en el ascensor, fue porque iba bien abrazada a mi cintura, pegada como una lapa. Una
vez en el piso, me dijo que no, que no quera tomar nada, qu pensaba yo que era aquello?, una
visita social? Y, a continuacin, que s, que s, que le sirviera un whisky, o un vodka, o una ginebra
bien cargada que le ayudara a pasar el mal trago. No le pregunt qu quera decir, con aquello
de ginebra bien cargada, pero se la bebi tal y como se la serv: sola, sin hielo ni nada y de un
trago. Mientras yo llenaba los vasos en la cocina, ella encendi un fogn y quem las fotos con
una cierta solemnidad. A continuacin, volvi a llorar, se bebi otra ginebra y se me ech en los
brazos una vez ms. Abrzame fuerte, muy fuerte, ms fuerte suplicaba. T eres la nica
persona que me quiere en el mundo, t eres la nica persona en quien me puedo apoyar. Hizo
algo ms que apoyarse. Los suspiros, los sollozos y la vehemencia del miedo en seguida se
transformaron en algo ms prximo al anhelo pasional y a la excitacin del sexo. Sus labios
dejaron de sorberme las mejillas en besos filiales para buscarme los labios y penetrarme con la
lengua como si quisiera averiguar qu haba cenado dos das atrs. Trat de resistirme, lo juro por
Dios, porque no es conveniente llegar a esos extremos con una dienta, porque no es honrado
aprovecharse de una mujer en semejantes condiciones y porque no era mi mujer preferida en
aquellos momentos, pero fue en balde. La delicada poetisa se encendi como una llama, en un
santiamn se quit las gafas y se convirti en una devoradora de detectives privados. Y yo no soy
de piedra. Nos quitamos las ropas precipitadamente, entre una polvareda directamente
relacionada con nuestra inmersin en el pajar, y aparecieron un par de hematomas y hasta algn
araazo provocado por las astillas del suelo que se haba hundido, pero en todo aquello, y en las
briznas de paja que se esparcieron por la habitacin, no reparamos hasta al da siguiente. En una
cosa tena razn Octavio: en aquello que haba dicho acerca de la personalidad Jekyll y Hyde de las
mujeres con pinta de pnfilas. Aquella mujer espiritual que, hasta aquel momento, podra haberse
comparado a una frgil porcelana de Lladr, de repente se convirti en una especie del Plutn
secuestrando a Proserpina que Bernini esculpi en mrmol. Descargaba contra m la indignacin
que haban despertado aquellas fotos blasfemas en forma de desahogo lbrico. Buscaba las
distancias cortas y sospech que era porque no quera que nuestras miradas se encontrasen, tal
vez para esconderme las lgrimas. Mientras me lama los labios, las mejillas, la oreja, el cuello, los
pezones y el vientre en un viaje descendente, iba recitando una extraa letana incomprensible,
amordazada por los besos y compuesta por palabras cortas entre las cuales me pareci distinguir
cabrn, cerdo e hijo de puta. Actuaba con impaciencia y brusquedad, como si fuera yo
quien hubiera provocado la situacin con insistencia enfadosa y ella hubiera accedido harta de
orme, enojada, con ganas de acabar cuanto antes mejor. Durante la vorgine, son el telfono
pero a ninguno de los dos se nos ocurri contestar. Procedente de otro mundo, mientras Flor me
trabajaba los bajos, o el mensaje estridente del inspector Soriano exigindome que pasase por
Jefatura in-me-dia-ta-men-te. En voz alta, me cagu en la madre que lo haba parido (y Flor
interrumpi un instante lo que estaba haciendo para preguntar, extraada: Qu?) En un
arranque de sinceridad conmigo mismo, me dije que no soportaba aquellos humos de suficiencia
del inspector Soriano, ni la pretendida rectitud que le dibujaba un aura de santidad fosforescente
alrededor de la cabeza, ni su estupidez crnica, y decid, primero, tendrs que esperar, despus,
espabila y, finalmente, que te den, y decid hacerlo sufrir y cabrearlo un poco. A lo mejor, si
dejaba pasar los das, sus superiores descubriran sus verdaderas aptitudes y le destinaran al
interior de una vitrina del Museo de Ciencias Naturales, seccin Ejemplares Inclasificables. En el
momento decisivo, cuando Flor se me ofreci levantando los pies hacia el techo, pronunci de
manera bien alta y clara la expresin: Ven aqu, pedazo de carne! y, en seguida, se precipit
hacia el orgasmo con la resolucin de quien se lanza al estanque de los tiburones decidido a
cruzarlo a nado antes de que las fieras se den cuenta de su presencia. En aquel momento, me
vinieron a la cabeza la dulce ingenuidad de Beth y la serenidad balsmica de Mara, y me las
imagin en el lugar de Flor, juguetona Beth, experimentada y complaciente Mara, y me sent
fuera de lugar. Como si yo no fuera el timonel de mi vida sino una marioneta manipulada por los
dioses. No obstante, no puedo decir que me sintiera desgraciado, no, eso no, de ninguna manera
en aquellos momentos, Flor era una mujer que vala la pena conocer, una de las mujeres ms
sorprendentes que jams han pasado por mis manos. De repente, puso los ojos en blanco, se le
ensancharon las ventanas de la nariz, me ense los dientes apretados y emiti un sonido muy
agudo, eeeeeeee al mismo tiempo que yo me corra el mejor de los caminos, /
montado en potra de ncar / sin bridas y sin estribos (por citar al clsico) y perda el control de
los movimientos de las manos y los brazos que, por su cuenta, se pusieron a bailar sevillanas y a
estrujar el cojn. Despus, mientras descansbamos apaciblemente, ella me enroscaba los pelos
del pecho, maravillada de que fueran tan blancos como los de la cabeza y, rehuyendo
conversaciones embarazosas, me recit unos poemas. El infierno carece de lmites y no se
encuentra en ningn lugar concreto. / Donde estamos nosotros, ah est el infierno, / y donde est
el infierno es donde tenemos que estar siempre nosotros. / Y, para resumir, cuando se funda el
mundo, / y todas las criaturas se purifiquen, / en todas partes se encontrar el infierno / en
ninguna parte habr cielo. Benet Argelaguera? intent adivinar. No. Christopher
Marlowe. Para estar a la altura y contentarla, le improvis:
Es ste el rostro que arroj a la mar diez mil navos? El que incendi las altas torres de Ilion?
Oh, dulce Flor, hazme inmortal con un beso!
Marlowe no deca dulce Flor. Se refera a Helena de Troya me corrigi, adulada. Es que
no es de Marlowe. Es Benet Argelaguera, que plagi a nuestro poeta isabelino. Mentiroso!
Por un campo desierto, gris y blando recit de repente / iba la Muerte galopando. / Los
dedos a las crines bien sujetos, / iba la Muerte galopando, / galopando! / sobre montones de
esqueletos! Y eso? pregunt ella. Argelaguera. No. Marlowe. No! Jardiel
Poncela reconoc. Despus, Flor empez por la primera estrofa del Passionate Shepherd to his
Love, aquella que deca Come with me and be my love, y me hizo notar que Shakespeare se la
haba plagiado casi entera a Marlowe en Las alegres comadres de Windsor. Eso es lo que pasa
cuando ligas con una literata; en lugar de tener nuestra cancin como las parejas normales,
acabas teniendo nuestro poema isabelino. Una vez satisfechas las necesidades sexuales y
culturales, ella se apoy sobre mi pecho y se durmi enroscada a m de manera posesiva. Me
pregunt si el hecho de permitir tanta familiaridad me comprometa demasiado. Contra todo
pronstico, Flor no tuvo pesadillas ni sueos agitados.
Media hora despus, sustitu con cuidado mi pecho por un cojn mucho ms confortable y me
levant de la cama sin hacer ruido. Contempl durante unos instantes su belleza delicada, de piel
blanca, de mujer satisfecha, impdicamente despatarrada, con el maquillaje esparcido por la cara,
inmersa en un sueo feliz, y me pregunt, inevitablemente, si haba querido a Adrin tanto como
ella crea. Me serv un poco de whisky de malta con hielo y me sent ante la caja de zapatos llena
de fichas. La caja de Pandora que deba revelarme los secretos que me faltaban por conocer. La
caja a cambio de la cual Helena Gimeno estaba dispuesta a entregarme su cuerpo y a llevar a cabo
cualquier tipo de actividad, ortodoxa o contra natura, que yo le sugiriese. Haba cerca de cien
fichas, de personal del Hospital de Collserola y de otros centros. Me puse a revisarlas, una por una,
minuciosamente y con paciencia. Estaban escritas a mano, con aadidos de diferentes bolgrafos y
lpices y plumas estilogrficas, y el factor comn de una caligrafa apresurada. La mayora slo
contenan datos generales: direcciones, telfonos, e-mails, tendencias polticas y futboleras, filias y
fobias, fechas de aniversarios familiares, pequeos obsequios promocionales recibidos por los
mdicos o asistencia a congresos financiados por los laboratorios, y tambin rasgos referentes al
carcter de los facultativos en cuestin: Le gusta ir al grano, le cabrea mucho que le hagan la
pelota. O bien: Tartamudea y odia que le ayuden y completen las palabras en su lugar. En
algunas, pona Insistir y en otras, No insistir. Un porcentaje modesto de fichas, escritas de
manera ms telegrfica, contena datos algo ms comprometidos: Acepta regalos lnea
cosmticos para su mujer. Entradas palco Camp Nou. Llev a su novia, por cuenta de los
laboratorios, al Congreso de Sao Paulo. Billete novia: taln n/n n. 370786FA del BCL 3/5/00.
(Haba una fotocopia del taln grapada en la ficha.)Todas las anotaciones comprometidas estaban
escritas a lpiz, como para prever la posibilidad de poder borrarlas en caso de necesidad. Algunas
de estas fichas llevaban documentos grapados. A medida que iba reconociendo los nombres, hice
un montn con las fichas de los mdicos del equipo del doctor Barrios. Primero, mir la del doctor
Aramburu, el que le haba confesado las maquinaciones de Casagrande a Helena Gimeno. La
informacin, aadida bajo los datos generales, coincida con la que me haba dado la visitadora.
Amante: Engracia Lpez. Sala de Baile Tres Boleros, mart, y jue; f/ en casa de ella. (Fotografa
grapada de la pareja acaramelada en la pista de baile.)Continu con la ficha de la doctora Mallol.
Segn lo que se poda interpretar de las anotaciones escritas a lpiz, la doctora Mallol, madura y
divorciada, acumulaba el dinero negro procedente de su consulta privada en una cuenta
numerada que tena en determinado banco de Andorra y se gastaba otra parte en salas de baile
donde solan ir inmigrantes cubanos y centroamericanos. La doctora Falgs, por su parte, era
ludpata del bingo, vicio que soportaba en secreto y que esconda a todo el mundo porque le daba
mucha vergenza. No especificaba si la vergenza le vena del hecho de ser ludpata, o del hecho
de ser asidua de un bingo. A lo mejor, si lo hubiera sido de casinos caros y selectos, no se habra
avergonzado tanto. En cambio, el doctor Marn estaba tan limpio que la nica anotacin, aparte
de los datos generales que haba en su ficha, era Insobornable. Ya madurar. Tambin
constaban dos direcciones de correo electrnico, y una era de Liammail pero aquello no me
pareci significativo ya que otros muchos, entre ellos Barrios y Falgs, tambin tenan direcciones
de ese servidor tan popular. A un llamado doctor Bustos, que no estaba en la lista que me haba
dado Helena, los Laboratorios Haffter le haban pagado generosamente un estudio de tres pginas
sobre los efectos secundarios de un medicamento en fase de investigacin. Se haca fcil imaginar
Mosa (sic). Mujer muy catlica y celosa e intransigente. Matrimonio de misa y comunin
dominical.Ms abajo, las ya familiares anotaciones a lpiz: Ac. sex. Lourdes F. Escapadas:
Babilonia, Eden, S.M., que relacion con populares saunas de alto standing de Barcelona que se
anunciaban en los peridicos, y supuse que S.M. podra corresponder a Sauna Majestic, otro
lugar para viciosos acaudalados. Y, grapado, un recibo de tarjeta de crdito, que deba de
corresponderse con la que utilizaba para pagarse los vicios, y que su mujer no deba de conocer.
Cuando acab con las fichas, eran las dos de la madrugada, pero yo estaba desvelado. Entr en
Internet y an me pas dos horas ms leyendo cosas y tomando notas sobre Marlowe y
Shakespeare, hasta que llegu a conclusiones que pens que deslumbraran convenientemente a
Flor. Como mnimo, era una teora que no haba ledo en ninguna otra parte.
Nos despert el telfono, porque no bastaba con la luz del da que entraba por los ventanales.
Antes de que pudiera impedirlo, Flor descolg el auricular y dijo: Diga? con voz de resaca. Por
un momento, tem que fuera el inspector Soriano enfurecido. Pero no era l. Era mucho peor. Me
dio el aparato. Beth dijo. Disimul. Voz perezosa de mujer en casa de ngel Esquius a aquellas
horas de la maana. No hay muchas maneras de interpretar este mensaje. S? Esquius?
S? Dice Biosca que vengas a toda prisa. No s si sabes que la polica te est buscando. No
deben de poner mucho empeo. Estoy en mi casa. Pero Beth, despus de transmitirme la orden
de nuestro Amo y Seor, haba colgado con brusquedad. No mir a Flor. No quera mirarla. Estaba
un poco cabreado. Me met en la ducha y, bajo el chorro de agua tibia, me puse a reflexionar. Pero
reflexion deprisa porque no quera que la polica me pillara en casa. Aquel da, no quera que la
poli me pillara en ninguna parte. Empec a vestirme bajo la mirada asustada de la porcelana de
Lladr. Dnde vas? No pensars dejarme aqu sola, verdad? Tengo que ir a trabajar. Salt de
la cama precipitadamente. Corri hacia el cuarto de bao como si acabara de declararse un
incendio. Pero no me dejes! No me abandones aqu! No puedo estar sola! No te das cuenta
de que no puedo estar sola? Flor empec, en tono grave, de malas noticias. Agarrada al
marco de la puerta, gir violentamente sobre s misma para encararse a m, completamente
desnuda, con los ojos viperinos. Qu! me escupi, seca y desafiante, como el boxeador que
se pone en guardia. Comprend que no era el momento de iniciar mi discurso titulado Lo nuestro
no tiene futuro, slo ha sido cosa de una noche, etc. Debo ir a la agencia dije, sosegado.
Te acompao! Yo tambin tengo que pasar por la agencia! Tengo que pagar los honorarios! Se
meti en el cuarto de bao, se pas un poco de agua por encima y sali con el pelo mojado y el
ritual de higiene a medio cumplir. Evidentemente, tema que yo la abandonara aprovechando un
despiste. Mientras la esperaba, me vi de pie junto a la mesa donde haban quedado la caja de
zapatos y las fichas. Haba dos apartadas a un lado: la del doctor Barrios y la del doctor Farina.
Maquinalmente, las cog, las dobl y las met en el billetero. Flor compareci en seguida. Se haba
puesto ropa interior y, encima, aquel vestido negro que tanto impacto haba causado en el funeral
de Casagrande y que ahora pareca salido de un contenedor. Arrugado, cubierto de polvo, con un
par de descosidos en una hombrera y en una manga. Vamos! exclam. Me enterneci. La
mir sonriente y la bes. Ser mejor que pases por tu casa No! Y, en voz ms baja, en un
susurro: Si me quedo sola me hundir inexorablemente, ngel, es que no lo entiendes? Lo
nico que me mantiene en pie es tu mirada. Pens Ay, Dios mo, sonre, la tom de la mano y,
despus de meterme en el bolsillo el paquete de chuches de mis nietos, me la llev a la agencia.
All me sorprendi descubrir que todo haba recuperado su aspecto normal. No haba plegatines
en medio del paso, las mesas y los ordenadores volvan a estar en su lugar e incluso alguien haba
abierto las ventanas y haba utilizado ambientador con aroma de pino para airear el ambiente.
Pero a las tres personas all presentes no pareca que les entusiasmara aquel retorno a los
orgenes. No dir que Octavio se estuviera propinando golpes en el pecho, o que Amelia se rasgara
las ropas entre aullidos, o que Beth se golpeara la cabeza contra la pared, pero s que tuve la
impresin de irrumpir inesperadamente en el escenario del acto final de una tragedia de nuestro
querido Christopher Marlowe. Nos recibieron, a Flor y a m, con unas miradas rpidas que eran
como torpedos apuntando por debajo de nuestra lnea de flotacin. Beth se dio la vuelta para no
verme, como si tuviera mucho trabajo con la fotocopiadora y muchas ganas de acometerlo.
Llevaba un vestido sencillo, escotado y ceido que permita hacerse una idea de su fsico joven,
fresco y saludable y no pude evitar hacer comparaciones. A la Flor que tena a mi lado le caan los
cabellos enmarcndole el rostro como un objeto slido y pesado; y, sin maquillaje, su cutis se vea
reseco, y sus ojos eran puntiagudos, igual que su nariz, y la boca pareca hecha para emitir
exclusivamente sonidos demasiado agudos, y el estado de su ropa sugera que una manada de
caballos acababa de pasarle por encima. Y se me ocurri que, en ocasiones, la vida es injusta.
Pregunt: Y Biosca? dispuesto a entrar en el sanctasanctrum y enfrentarme a lo que fuera.
Est viendo la CNN dijo Amelia, mirndome como si me considerara la persona ms
detestable del mundo (supongo que haba estado compartiendo desengaos con Beth) , con la
esperanza de que den la noticia de una catstrofe inminente que destruya el planeta. Biosca se
dije: Y esto adonde nos conduce? Y me dijo: No te das cuenta? Qu tienen en comn unas
palabras y otras? Me ha tenido dndole vueltas al tema toda la noche. Biosca se volvi hacia
Beth, que pareca petrificada. Pero dijo el jefe. Pero, Beth Me ests diciendo estall
Octavio, rojo como un tomate que esta nia ha solucionado el caso antes que yo? Por eso
no he dicho nada me justifiqu. Me dijo que no quera quitarte mritos, Octavio, que el caso
era tuyo y eras t quien deba solucionarlo, y que te cabrearas si ella se te adelantaba. En
realidad, sa es la razn de que no est desembuchando ahora mismo todo lo que sabe. Pues
desembucha, Beth, desembucha! grit Biosca. Hazme el favor de desembuchar! No, un
momento intervine. Creo que es justo darle un tiempo a Octavio para que piense y lo
resuelva. Quiz llegue a la misma conclusin que Beth, como me ha pasado a m Bien pensado,
no es tan difcil. Beth haba bajado la vista. Estaba concentrada en sus pensamientos, repitiendo
mentalmente las palabras que haba pronunciado el acosador y las que no haba pronunciado.
Octavio, en cambio, la miraba y me miraba a m con cara de merluzo. Est bien, Octavio dijo
Biosca, de pronto, provocndole un susto, pues piensa deprisa. Si no me lo dices t, tendr que
decrmelo Beth, y ganar muchos puntos. Beth levant hacia m sus ojos maravillosos. Con mi
mirada, la alent: nimo, Beth, que t puedes! Y usted, seorita Font-Roent? continu
Biosca, con aquel tono teatral que nunca sabas si era irnico o insultante. Qu le ha hecho mi
empleado? Por dnde la ha arrastrado? No me dir que la ha violado! No! exclam mi
acompaante. La ha prostituido? No, claro que no! Ha prostituido a alguien de su
familia? De ninguna manera! Flor ya se estaba riendo. Pues no lo entiendo. Por qu no
me deja que pase a su despacho y me dice qu le debo? Por el tono de su voz, nadie adivinara
que nuestra dienta hubiera quedado muy afectada por la muerte de su prometido. Beth podra
llegar a pensar que la noche que nuestra dienta haba pasado conmigo haba resultado
milagrosa. Yo no s qu pensarn otras dientas pero, para m, el caso est cerrado
satisfactoriamente y precisamente vengo provista de mi talonario. La sonrisa que aflor en los
labios de Biosca nos hizo parpadear e incluso lagrimear un poco. Esquius! exclam,
emocionado. Lo saba! Usted trae luz a nuestro horizonte! Cuando las tinieblas nos abruman,
llega usted y la esperanza renace. Pase, pase a mi despacho, seorita Font-Roent. Precisamente
hoy me haba llegado un nuevo cargo para usted. Hemos tenido que contratar un ejrcito de
detectives franceses Cerr la puerta y su voz se apag hasta desaparecer. Octavio se puso de pie
de un brinco. Qu cojones dices, Esquius? Le ense el dedo ndice. Piensa, Octavio,
piensa. Y, entretanto, dime: Encontraste la gabardina manchada de sangre? Ah! Slo faltaba
que alguien le recordara aquella misin desagradable. S! Fue idea tuya, verdad? Ir a hablar
con unos indigentes harapientos y malolientes y a remover un poco de mierda en contenedores.
Fantstico. Me hiciste feliz, Esquius. sta me la debes. Pero tienes la gabardina? S, s, s!
Tengo la gabardina! La tena encima de una silla, all al lado, dentro de la bolsa de unos grandes
almacenes. Se la tuve que comprar a uno de aquellos desgraciados. La haba encontrado dentro
de un contenedor cercano al centro comercial. La usaba de manta para dormir y ni siquiera se
haba dado cuenta de que estuviera sucia de sangre. Pero cmo sabas que era una gabardina?
Una suposicin. Ech una ojeada dentro de la bolsa. Apestaba a mierda concentrada y meados
urmicos y tena abundantes manchas de sangre seca, de un color marronoso, pero era una
trinchera cruzada, propia de un gnster de Chicago de los aos veinte, con solapas anchas,
charreteras y botones forrados de cuero. Permitidme la petulancia: justo lo que me esperaba.
Descolgu el auricular del telfono y marqu un nmero que me saba de memoria. S!
Palop? La madre que te pari, Esquius! Toda la noche que te estamos buscando! No
tanto, Palop. He estado en mi casa y nadie ha venido a llamar a la puerta. Ven inmediatamente,
Esquius! Tienes a Soriano que se sube por las paredes. Nos dejaste un muerto all, sin dar ninguna
explicacin Ya llegar el momento de las explicaciones. Escucha No, escucha t! Cuelga el
telfono, ven aqu y explcanos qu significaba aquel muerto de dos tiros! Qu hacas t all?
Cmo le encontraste? Sabas dnde estaba un fugitivo de la justicia y no nos dijiste nada,
Esquius? Primera pregunta que tendrs que contestar: podras haber evitado esta muerte,
Esquius? No hablo en broma, se han acabado las bromas. Quiero verte en mi despacho dentro de
cinco minutos, ests donde ests. Pues no estar, Palop levant la voz para imponerme,
porque tengo mucho trabajo y poco tiempo. Quieres escuchar lo que tengo que decirte o ya
continuaremos hablando maana? T no te das cuenta de la gravedad haba bajado la voz.
S que me doy cuenta, Palop. Por esto tengo prisa. Monzn revis aquellas cpsulas de Dixitax?
Dud slo un segundo antes de venir a mi terreno. S. Y t tenas razn. Contenan veinte veces
ms del principio activo que deberan tener, y era la tercera que se tomaba. Se confirma tu teora.
Ese hijo de puta quera matar a Casagrande. Pero le quera matar con las cpsulas. No a tiros.
Tambin se confirma mi teora. Se dio la puta casualidad de que otra persona tambin quera
matar a Casagrande y se adelant a nuestro Adrin. Y ya s quin era esta persona. Quin?
Romn Romans, el dueo de la discoteca Crash. Me lo acept sin resistencia. Cosa de
drogas? sugiri. Seguro. Creo que Casagrande tena un proveedor de ketamina en los
laboratorios veterinarios HP, uno llamado Pardal. Este to fue despedido hace dos meses. A
Casagrande se le cort el suministro. Me imagino que Romn Romans ya le haba avanzado un
dinero a cuenta y Casagrande no se lo poda devolver y no tena droga para compensarlo. Algo as.
Lo podis comprobar. Y Romn Romans habra entrado y salido por el aparcamiento del
centro comercial, como me decas el otro da? Ni ms ni menos. Pero Monzn no lo vio en los
vdeos. Es posible atravesar el centro comercial, desde el aparcamiento a la calle, sin hacerse
inmortalizar por un vdeo. Lo he comprobado. Manchado de sangre La gabardina doblada al
brazo. Y, siguiendo el camino correcto del laberinto de manera que no te capte ninguna cmara,
desembocas en un punto donde hay contenedores. Un lugar ideal para tirar la gabardina llena de
sangre y continuar el paseo sin que nada te comprometa. Son suposiciones, Esquius Nada de
suposiciones. Tengo la gabardina, Palop. Una trinchera pasada de moda, como de soldado de la
Segunda Guerra Mundial, que siempre llevaba Romn Romans. Es verdad que tena una Y
la tengo bien manchada de sangre. Y apuesto lo que quieras a que es sangre de Ramn
Casagrande. Como queramos demostrar, comisario. Muy bien. Pues ahora vienes a Jefatura y
todo esto me lo dices por escrito. No puedo, Palop. Te envo a Octavio con la gabardina para que
vayis analizando el ADN y todo eso que tanto os gusta. Seguro que encontraris pelos, caspa y
otros detalles que confirmarn que la gabardina era propiedad de Romn Romans y que la
llevaba puesta Romn Romans el da que mat a Casagrande. Y yo os podr facilitar la identidad
del indigente que la recogi de un contenedor de basura, la tarde del da del crimen, para que le
podis interrogar a gusto. Y maana te llamo, de acuerdo? Un momento! Y quin habra
matado a Adrin Gomal? Romn Romans, tambin? Coo, Palop, quieres que te d todo el
trabajo hecho Hombre, ya puestos No. An no s quin mat a Adrin Gomal, pero no
creo que fuera Romans. Se trata de un juego de chantajes. Casagrande haca chantaje a mucha
gente. Una de sus vctimas, entonces, hizo chantaje a Adrin Gomal para obligarle a matar a
Casagrande. An no s quin pero pronto lo sabr. Slo dame tiempo, de acuerdo? Colgu el
auricular y me volv hacia Octavio. Ya lo has odo. Por qu tengo que ser yo quien lleve la
gabardina? protest. Por qu no envas a Beth? Porque no tienes ni puta idea de quin
puede ser el acosador y Beth s. Por eso. Y por el camino vas pensando la solucin del caso de las
Fochs, de acuerdo? Octavio medit durante un largo momento. Vari el tono de voz cuando se
volvi a dirigir a m: Slo si me permites decir que yo te he ayudado mucho en este caso. Di lo
que quieras. El cincuenta por ciento del mrito es mo? Di el sesenta por ciento. Lo dices
de verdad? Octavio contuvo una sonrisa. Estaba a punto de ponerse a saltar de alegra ante la
posibilidad de atribuirse la totalidad del mrito de la detencin del asesino de Casagrande. Agarr
la bolsa de la gabardina y sali disparado, olvidndose de repente del acosador de las Fochs y de
su responsabilidad en el caso. Me alegr de su ausencia. Y t, Beth dije. Los ojos de la
muchacha me decan Querra odiarte pero no puedo, y los mos le contestaban Me alegro de
que no puedas odiarme. Ella no entenda del todo qu haba pasado, y yo tampoco. Amelia nos
contemplaba desde segundo trmino recriminndole a Beth que no me odiase. Ella s que lo
entenda todo. La nica explicacin posible era que todos los hombres somos iguales. He
localizado a Virtudes Vila dijo Beth, salindome al paso, dejando claro que slo estaba dispuesta
a hablar de trabajo. Bien. Buena noticia. Todo eran buenas noticias aquella maana. No
esperaba menos de ti. Cmo lo has hecho? Cuando estuve lo bastante cerca de ella como para
que no nos oyese Amelia, protest con voz baja: Qu significa todo eso que has dicho antes?
Yo no s nada del caso del acosador! Amelia, de lejos, deba de pensar que me estaba riendo por
haberle puesto los cuernos con Flor. Pinsalo, Beth. Dice gigantn en lugar de
guardaespaldas, dice sesos en lugar de cerebro, dice despliega tus zancas en lugar de
brete de piernas Sacudi la cabeza, como negndose a participar en aquel juego. Me dio un
papel. sta es la direccin actual de Virtudes Vila. Est en Castelldefels. Cmo lo has
conseguido? Se encogi de hombros. Se la vea bastante orgullosa. Bah, t lo habras hecho en
diez minutos, y a m me llev todo el da. Fui al hospital y averig a travs de qu entidad
bancaria paga las nminas el Hospital de Collserola. Delante mismo del edificio donde haba vivido
Virtudes Vila, hay una sucursal de ese banco, de manera que me met y les dije que tena que
hacer un ingreso para Virtudes Vila Torqu, pero que haba perdido su nmero de cuenta. El
empleado refunfu un poco, porque buscarla por el nombre y por los apellidos, sin tener el
nmero de cuenta, le daba trabajo extra, pero era media maana y no haba nadie en la sucursal.
Al final lo encontr y me dijo que aquella dienta haba cambiado la cuenta de sucursal. Hice una
transferencia de treinta euros y me las apa para echar un vistazo a la pantalla del ordenador
mientras haba en ella todos los datos. No fue difcil, ya te lo puedes imaginar. Llevaba un escote lo
que se dice generoso, me acerqu al pobre hombre, le puse un pecho en la mejilla como sin
querer, en fin Y vi en la pantalla la nueva direccin de la enfermera. Bueno, slo el nombre de la
calle, no me qued con el nmero ni la poblacin, pero en el justificante vena el nmero de
cdigo de la nueva sucursal. Con un par de comprobaciones ms, supe que corresponda a
Castelldefels. Bravo celebr, sinceramente encantado. Y ya est. Fui a esa calle de
Castelldefels y mir en los buzones. No es una calle muy larga. De esta forma encontr su casa. Y a
partir de la direccin, averig el nmero de telfono, que no est a su nombre. La llamaste?
Ya saba que no estaba en casa, porque la vi cerrada, pero tena puesto el contestador. Hola,
soy Virtudes, o sea, que, confirmado. Lo hiciste muy bien. Tuve suerte. Seguro que haba
mil maneras ms fciles de conseguirlo. No creas. Ahora, piensa bien. Si has podido resolver
esto, tambin podrs encontrar la solucin del caso de las Fochs Por qu no me lo dices t,
de una vez? Porque no hace falta. Y, adems, porque tengo que irme Ya me diriga hacia la
puerta cuando Flor Font-Roent sali disparada del despacho de Biosca, emitiendo un chillido que
haca pensaren una locomotora saliendo de un tnel. Un momento, ngel! No te vas a ir sin
m, amor mo! Adis a todo el mundo! Ha sido un autntico placer conoceros! Se me colg del
brazo, absolutamente manaca. Dnde vamos, ahora? Los ojos de Beth casi se rean. Dios mo,
ngel, en qu lo te has metido? Haba una extraa mezcla de tristeza y mofa, en aquellos ojos.
Se me ocurri que no se renda, que no estaba todo perdido. Arrastr a Flor hacia la calle, al
aparcamiento donde haba dejado el coche y, despus, por la avenida Josep Tarradellas y calle
Tarragona abajo, emprendimos la autova de Castelldefels. Y qu vamos a hacer? me
pregunt, desconcertada. A espiar, a detener a alguien? Slo un interrogatorio de rutina. Flor
haba dejado atrs el lastre que le supona Adrin y ahora, eliminado el obstculo que impeda que
la luz del sol llegase hasta ella, se abra a una nueva vida llena de luz y de expectativas. Recitaba
canciones y poesas, no callaba y me coment que era una lstima no poder disponer del Aston
Martin descapotable de su padre. Haca ms de aventurero, me aclar. Adems, si haba una
persecucin, seguro que corra ms que los coches de los malos. Y era mucho ms cmodo
disparar tiros desde el interior de un descapotable que teniendo que retorcer el cuerpo para
asomarse a la ventana del Golf. Yo callaba y no pensaba que fuera a ocurrir nada semejante. De
otro modo, no le hubiera permitido que me acompaara. Segn intua, Virtudes Vila poda ser
antiptica, o tener halitosis, o ser lacnica o hablar y hablar hasta provocarnos dolor de cabeza.
Pero de ninguna manera la consideraba peligrosa.
Estaba de rodillas y con la cara amorrada a los cojines, el culo en pompa. Las manos ceidas por
unas esposas que, a su vez, estaban sujetas a la cabecera. Los tobillos tambin tenan unas esposas
cada uno, que los unan a los barrotes de la cama manteniendo las piernas separadas en una
postura tan incmoda como poco digna. Para completar la puesta en escena, una capucha de
cuero negro se amoldaba a la cabeza de la mujer fajndola de tal manera que me contagiaba una
sensacin de ahogo insoportable. Me apresur a quitarle aquella capucha que no dispona de
agujeros para los ojos ni para la boca. Una cremallera que iba del crneo a la nuca me facilit la
tarea. La mujer gema y se debata. Haca Mmmmh! Mmmmmh! Ya va, ya va! Tranquila!
Flor emita chillidos en que se mezclaban el escndalo y la compasin. Oh, Dios mo! Oh,
Virgen santa! Qu crueldad desmesurada! Despus de buscar por los alrededores, localiz una
toalla de bao y la puso pdicamente sobre aquel culo que pareca iluminar toda la habitacin.
Hmmmm! Hmmmm! Descubrimos a una mujer de pelo muy corto, ojos grandes y furiosos y
labios tan carnosos que en seguida hacan pensar en la silicona. Se puede saber qu coo estn
haciendo? dijo. Quines son ustedes? Hctor! Hctor! Todava le dije un par de veces:
Tranquila, que ahora le ayudamos, antes de hacerme cargo de la situacin. Quieren irse y
dejarme en paz? Hctor! Hctor! En el suelo haba un ltigo y una cadena y un collar de perro.
Supongo que el doctor Farina, encantado de la vida, deba de sacar a pasear aquella mujer a
cuatro gatas por el jardn de la casa, para que hiciera pip contra el tronco de los rboles. Despus
de todo, la anotacin S.M. que haba en la ficha del doctor Farina no quera decir Sauna
Majestic, sino Sado-Maso. Flor lo entendi al mismo tiempo que yo: Oh! Qu interesante!
exclam, admirada. Es usted masoquista? Le gusta que le peguen, en serio? Que le hagan
dao? Hctor! gritaba Virtudes, muerta de vergenza. Hctor! Yo paseaba por la
habitacin con cierto desasosiego. Ha ledo La "Venus de las pieles, de Leopold von
Sacher-Masch? preguntaba Flor. Hay que leer a Masch, para entender de esto o es algo,
no s, ms, digamos, visceral? Dnde est Hctor? Qu le han hecho? Hctor Farina ha
huido como un conejo. A estas horas ya debe de estar en la autova. Qu est diciendo?
Virtudes Vila palideci. Que el doctor Farina se ha ido. Hctor, Hctor! Que le digo que
Que se ha ido? S. Virtudes Vila experiment una especie de estremecimiento general, como
si hubiera introducido los dedos en un enchufe de corriente trifsica. Hostia puta! Bueno,
paciencia dije. Qu paciencia ni que leches! Las llaves! Cmo dice? Las llaves! Las
llaves? Hctor tiene las llaves de las esposas en el bolsillo de los pantalones! Pues, cuando ha
salido, los llevaba puestos le inform Flor, toda inocencia. Tendr que esperar a que vuelva.
Virtudes, en aquella situacin tan poco airosa, se haba vuelto loca. No volver! grit con voz
ronca y llena de rabia. No volver! Tena que pasar a recoger a su mujer a las dos para irse a su
puta segunda residencia! Su mujer le tiene acogotado! Ese no vuelve hasta el lunes! Caramba
Flor y yo nos miramos. Virtudes golpeaba con las manos contra la cama, saltaba sobre las rodillas.
Cobarde asqueroso! Hijo de puta de mierda repugnante y baboso, imbcil, cagado, impotente!
Qu mierda de dueo me he ido a buscar, la madre que me pari! Qu mierda de dueo,
cobarde y estpido y eunuco y mediamierda! Me sent en la cama, a su lado. Trate de relajarse
le aconsej. Djeme en paz! Lrguese! Buscaremos algo para romper las cadenas. A la
mierda! Le propongo un trato: nosotros le ayudamos y usted nos ayuda. Call. Sopl muy fuerte
vaciando los pulmones a travs de la nariz y volvi a inspirar en un intento por dejar a un lado la
indignacin y digerir mis palabras. Qu quiere decir? procuraba medir el tono de voz. Soy
detective privado. Estoy investigando la muerte del seor Marc Colmenero. Me mir de reojo.
Como el cervatillo que pace y mira hacia los matorrales donde le ha parecido que se mova
alguien, acaso un lobo. Yo no s nada dijo. Y volvi la cabeza para mirar fijamente el cabezal
de hierro y la pared que tena delante. Claro que sabe. Usted administr al paciente el Nolotil
que le mat. Le he dicho que no s nada. Me levant de la cama, agarr del brazo a Flor y la
conduje hacia la puerta. De acuerdo. Respetamos su deseo de no hablar. Eh, qu hacen?
Dnde van? Ahora mismo tengo una comida familiar, en casa de mi hijo, con los nietos y
dems No pueden dejarme as! Por qu no? Nosotros no la hemos esposado. Tampoco
tenemos las llaves de las esposas. Supongo que si grita lo bastante fuerte, tarde o temprano los
vecinos la oirn y vendrn a auxiliarla. Y, entretanto aadi Flor, captando el tono, sufrir
mucho Pero ningn problema, verdad, porque lo que a usted le gusta precisamente es sufrir
Un momento dijo la enfermera encadenada, cerrando los ojos con resignacin. Sintese
Mientras Flor, siguiendo las indicaciones de Virtudes Vila, sala a comprobar si, a aquellas horas de
un sbado, haba una ferretera abierta donde comprar alguna herramienta que permitiese liberar
enfermeras sumisas, yo me sent en una silla, al lado del cabezal de la cama para no tener que
conducir el interrogatorio enfrentado a la panormica de su culo maltratado. Consideraba que
algo as no hubiera hecho ms que entorpecer la comunicacin entre los dos. Ella me observaba
con una especie de rencor, como si yo fuera el origen de todos sus problemas. Me recordaba a una
vampira acorralada por el smbolo de la cruz que haba visto en alguna pelcula de serie B. La
primera vez que me hablaron de ti empec, distendido, para romper el hielo. Me permitirs
que te tutee, verdad? Dadas las circunstancias Pues la primera vez que me hablaron de ti y me
dijeron que habas trabajado con el doctor Farina, lo primero que me pas por la cabeza fue que
estabais liados. Oh murmur, sarcstica, un detective con poderes sobrenaturales.
Fantstico. Siempre ha sido as vuestra relacin? Quiero decir, con esposas y ltigos y todo
esto? Eso a usted no le importa. Oiga: usted qu busca? Informacin o morbo? Tengo que
confesar que, sobre sadomasoquismo, estoy muy mal informado. Por ejemplo. T ahora ests
bien? Quiero decir, as, atada, dolorida, incmoda, ridcula, angustiada ante la posibilidad de
tener que quedarte tal como ests todo el fin de semana, hasta que tu dueo se acuerde de ti
Ahora, debes de ser de lo ms feliz. Vete a la mierda. Perdona. Slo trataba de entenderte.
Diras que ests enamorada del doctor Farina? El doctor Farina es un hijo de puta. Estaba
furiosa con l por haber huido dejndola atada. A m me parece un pobre hombre la
provoqu. Un pobre hombre? chill. Es un pervertido, un voyeur, un stiro Bueno, a ti
eso ya te gusta, no? Un putero asqueroso, sdico y reprimido! Reprimido? A m no me
parece que se reprima mucho En su casa no le queda ms remedio. Su mujer, multimillonaria y
beata, slo acepta hacer el amor a oscuras y vestida, y l necesita ms, mucho ms, ya te lo digo
yo. Y tambin mantenais esta clase de relaciones en el hospital? Quiero decir: para vosotros
existe el equivalente a un polvo rpido, improvisado, el aqu te pillo aqu te mato? Cmo sera?
Una bofetada al cruzaros por el pasillo? Un pellizco en el culo durante una operacin? Un
pinchazo con una jeringuilla en el ascensor? Qu pretendes con esto? Demostrarme tu
poder? Quieres someterme ms? Aniquilarme? Te crees que, mortificndome as, obtendrs
ms informacin? La verdad es que acert. Slo trataba de seducirla en su terreno. Y, por el
tono como me hablaba, pens que lo haba conseguido. Qu quieres? Pregunta de una puta
vez y djame en paz. Te estoy preguntando, y me interesa la respuesta. Me interesa saber, por
ejemplo, si el doctor Farina te humillaba en el hospital, en el trabajo. Si te pona en evidencia
delante de los otros, si te haca quedar mal, si te maltrataba psicolgicamente, si te someta a
pruebas. No. Esto siempre lo hemos eh practicado en la intimidad. Pero, por ejemplo,
podra ser que el doctor Farina, un da, te hubiera dado una hoja de rdenes donde no constaba
que un determinado paciente tena una alergia? No. Alergia al Nolotil, pongamos. No. Y
t inyectaste Nolotil al paciente y cargaste con las consecuencias mientras el doctor Farina se
parta de risa entre bastidores? No. Fue el doctor Farina quien redact aquella hoja de
rdenes. Era el mdico de guardia, no? La hoja de rdenes no la redacta el mdico de guardia
sino el mdico que despus se hace cargo del paciente. En aquel caso, el mdico que se hizo cargo,
porque realiz la operacin inmediatamente, era el doctor Barrios. Me levant y abr la puerta del
armario. Adems de una notable coleccin de penes de tamaos espeluznantes, haba muchos
vestidos. Muchos. Ms de los que haba tenido Marta en toda su vida. Y zapatos como para poner
un puesto en el mercado. Y, en la hoja de rdenes, aquel da, constaba la alergia del seor
Colmenero? S. Me equivoqu. No lo le bien, no me fij. Ech una ojeada alrededor, valorando
la amplitud del dormitorio, la luz generosa que entraba por el ventanal, la vista (desde all s que se
vea el mar, por encima de la casa vecina). Los muebles eran caros. Ahora trabajas, Virtudes?
S. O ests en el paro? No. Trabajo. En qu trabajas? En una residencia geritrica de
aqu, de Castelldefels. De qu haces? De directora? No. Ni como directora imagino que
pudieras ganar suficiente dinero para pagarte todo esto. Quin te lo paga? A ti no te importa.
El doctor Farina? A ti no te importa. A m me parece que s que me importa. Porque, mira,
me parece que te castigaron poco por lo que hiciste. Al contrario, casi me parece que te dieron un
premio. Casi dira que saliste ganando con la muerte de Marc Colmenero. No te abrieron ningn
expediente y, aunque te echaron del hospital, eso no signific ningn problema para ti: puedes
continuar trabajando y tu nivel de vida ha aumentado prodigiosamente. Creo que sera muy
interesante que alguien investigara esto. Me parece que s que me importa, porque me parece
que me ests mintiendo. No te estoy mintiendo! Crees que estoy en condiciones de mentir?
Te pagaron para que asumieras la culpa de todo, y es lo que ests haciendo. Lo que se dice
comerse un marrn. No es verdad. Melania Llad era testigo. En un primer momento, dijiste
que ella haba visto, igual que t, que en la hoja de rdenes no se mencionaba la alergia. Era muy
arriesgado hacer una afirmacin as No saba qu decir. Y cuando ella neg lo que t decas,
la llamaste de todo: embustera, traidora Qu quera que hiciera? Pero tenas que prever
que ella lo negara. No se me ocurri una defensa mejor. O sea que negaste la evidencia.
Aunque veas la hoja de rdenes, te inventaste que aquella casilla estaba en blanco, cuando t la
miraste. S. Me lo invent. Seguro? Que s, joder! Si te lo hubieras inventado, Melania
Llad te habra mandado a la mierda. En lugar de eso, se qued con una especie de mala
conciencia. Tan mala conciencia que, despus, quiso localizarte, te estuvo buscando en tu antiguo
piso, por todas partes, te sigui la pista de todas las maneras posibles Si le hubieras hecho una
putada, inventndote lo que no era, ella no habra querido verte nunca ms. Es una imbcil.
En cambio, entiendo mejor la reaccin de Melania si pienso que ella vio que, en aquella hoja de
rdenes, no constaba la alergia del seor Colmenero S que constaba. Oye, ests seguro de
que tu amiguita sabe cmo es una ferretera? Por qu no la llamas? Hace media hora que ha
salido! Yo tambin tena prisa. Mi familia me estaba esperando. Pero no poda perder la
oportunidad de aclarar los hechos. Melania y t tuvisteis aquella hoja de rdenes en las manos
pocos minutos antes de que la encontrara el doctor Barrios. T se la enseaste, y all no deca nada
de alergias S que lo deca. Y os metisteis en la sala de al lado, para cambiaros de ropa o
algo por el estilo. Y, mientras os estabais cambiando, el doctor Barrios entr en la sala de
enfermeras, encontr la hoja de rdenes Virtudes me interrumpi, indignada al revivir aquel
momento. Y se puso a rugir como una fiera. Porque vio que s que se hablaba de la alergia. Me
agarr por la nuca y me lo pas por las narices, me amorr al papel, casi me lo hace tragar. Ve lo
que pone aqu?, me deca. Ve lo que pone aqu?Y le montaron una especie de juicio
Tuve que comparecer delante de una comisin. Quines formaban esa comisin? Gente
del hospital. Estaba el gerente, un abogado del hospital, el doctor Barrios y la doctora Mallol. El
doctor Farina no? Ah s, y Hctor, porque l estaba de guardia aquel da. Me pidieron que
firmara un documento donde reconociera que el error haba sido mo. Me dijeron que, si me
negaba a aceptar mi responsabilidad, comprometa el prestigio del hospital. Y te desterraron a
esta casita, que no est nada mal, cerca del mar, con jardn y garaje, y soltaron una buena
indemnizacin. Y se me ocurri una nueva posibilidad: Te pagaron los servicios prestados,
quizs? Ella me clav una ojeada temerosa. A qu te refieres? La mir en silencio,
manifestando mi indignacin con la mirada y la forma de respirar. Que a lo mejor estamos
mirando este caso con ojos demasiado inocentes. A lo mejor a alguien le convena la muerte de
Marc Colmenero y se limit a hablar contigo Eh! Qu est diciendo? Se exalt mucho.
Que mat a ese hombre? Que soy una especie de asesina a sueldo? Convnceme de que no.
Fue un estallido de pnico: Todo esto lo paga Farina! chill. Lo paga Farina! La residencia
geritrica es propiedad de unos parientes suyos. Y quien me defendi fue Farina! El doctor
Hctor Farina! De cuatro patas, ladrando sobre la cama, encendida y rabiosa, me hizo pensar en
Sharazad, la perra del doctor Barrios. Por qu? pregunt, fingiendo absoluta tranquilidad.
A cambio de qu? A ti qu te parece? La mirada de vampira result insultante. A ti qu
te parece, seor-detective-con-poderes-telepticos? El humillado fui yo en aquel momento.
Cmo no se me haba ocurrido antes? Chantaje? dije. Digamos que se unas cuantas cosas
del doctor Farina que quizs l no quisiera que supiera su mujer. Puedes entenderlo? Me sent al
lado de la enfermera. Chantaje repet. Como el que le haca Ramn Casagrande. Qu?
dijo ella. No me digas que no conocas a Ramn Casagrande. S. Sus ojos continuaban
preguntando A qu viene ahora hablar de esto? Dijo: El visitador mdico que asesinaron.
Sus ojos me demostraron que su cerebro empezaba a establecer conexiones alarmantes.
Qu tiene que ver, l, con todo esto? Eso te pregunto yo. Qu tiene que ver? No lo s.
Asustada: Oye: yo no tengo nada que ver con la muerte de Casagrande, vale? No? Dos
chantajistas para un slo mdico. A un to que tiene las costumbres de Farina le deben florecer
los chantajistas como setas! Por suerte, la polica local pens que sera mejor llegar al lugar de los
hechos con la sirena puesta. A lo mejor pensaban que, de aquella manera, si haba algn
delincuente peligroso por los alrededores, huira y no les causara problemas. Es lo que hace la
gente que no tiene la conciencia tranquila cuando oye una sirena de polica. Es lo que hice yo. Los
ojos de Virtudes Vila y los mos se encontraron a medio camino, abiertos de par en par. Omos el
frenazo y los golpes de las puertas del coche. Y los pasos de los policas por el caminito de grava
del jardn. Y el timbre. El doctor Farina deba de haber efectuado una llamada annima. Con eso se
aseguraba de que alguien liberara a Virtudes y de que yo no dispondra de todo el tiempo del
mundo para interrogarla. Con un poco de suerte, an me acusaran a m de haberla puesto en
aquella situacin. Y, naturalmente, el doctor estaba seguro de la discrecin de su pupila. El timbre
de la puerta volva a sonar. Imagin que los policas se impacientaran y acabaran encontrando la
puerta del garaje por donde yo haba entrado. Hay alguna otra salida? pregunt como
casualmente, disimulando mi ansiedad. Virtudes Vila sonri un poco porque le gustaba verme en
aquella situacin conflictiva. Pero pens rpidamente, porque a ella tampoco le interesaba que
me encontraran all. Baja al stano. Por la cocina. All abajo hay un ventanuco que da a la parte
de atrs del jardn. Y es fcil salir a la calle. No me desped. Volva a sonar el timbre y ya me
figuraba a los agentes corriendo de un lado al otro. Si eran inteligentes, slo necesitaran treinta
segundos para entrar en el garaje y decir eureka. Si no eran inteligentes, quizs invirtieran en ello
un minuto entero pero, de todas formas, era muy poco tiempo. Slo necesit diez segundos para
salir al pasillo y precipitarme escaleras abajo. Diez segundos ms para atravesar la gran sala y
meterme en la cocina. Fueron los diez segundos ms comprometidos porque tena que cruzar por
donde entraran los policas inteligentes de un momento a otro. Agot el tiempo de que dispona
localizando la puerta que llevaba al stano. Al mismo tiempo que la abra para sumergirme en las
profundidades de la casa, estaba seguro de que los representantes del orden irrumpan en la sala
preguntando si haba alguien. En seguida vi el ventanuco, alto, estrecho y abierto, y la silla donde
tena que encaramarme para alcanzarlo. No fue tan sedilo, pero lo consegu. Me encontr boca
abajo sobre el csped, gimiendo. Cruc un patio posterior temiendo or el alto enrgico de la ley,
salt un pequeo muro y me encontr caminando por la calle con aire distrado, como un
transente inofensivo, hasta que vi llegar a Flor conduciendo el Golf. Le hice seas. No sabes lo
que me ha costado encontrar esto! Me mostraba unas tenazas que medan ms de un metro.
Y las explicaciones que he tenido que dar Le llam la atencin la rapidez con que mont en el
coche. Eh, qu pasa? Para responder, me limit a indicarle el coche de polica que haba
aparcado delante de la casa de Virtudes. Los agentes an estaban llamando al timbre y se miraban
sin saber qu hacer. No eran tan inteligentes como yo pensaba. O a lo mejor es que no tenan una
orden judicial. Acabbamos de salir de Castelldefels cuando son La Comparsita en mi mvil y tuve
la oportunidad de or la voz de Monica. No vienes, pap? No habamos quedado a la una y
media? pregunt. S, pero ya pasan diez minutos. Estaba preocupada porque no habra sido la
primera vez que les plantaba por culpa de mi trabajo. se era otro motivo de zozobra para mi hija
sobreprotectora. Ella asociaba mi trabajo con peligros apabullantes aprendidos de las pelculas de
detectives. Siempre me imaginaba pistola en mano, liado en algn tiroteo, o en peleas a
puetazos, amenazado por malhechores armados de cuchillos o sierras de cadena. Pap, t no te
mis sueos adolescentes! Ayer mismo lo vi muerto, y lo dej all, en el suelo de un establo
apestoso, para que se lo comieran los cuervos! Flor No haba conocido a ningn otro
hombre en mi vida, y tiene que resultar un profanador de cadveres! Le habra perdonado, yo
qu s, que fuera contrabandista de armas, o mentiroso, o aficionado al ftbol, o incluso
estafador, pero profanador de cadveres, no, eso es demasiado! Cmo te sentiras si un da
descubrieras que habas regalado tu virginidad y los mejores aos de tu vida a un profanador de
cadveres? Mal reconoc. Yo te dir cmo te sentiras. Mal, te sentiras! la ahogaba el
llanto. Se deshaca como la cera al sol, convirtindose en una masa informe sobre el asiento de al
lado. Flor Escchame Todava no he cumplido la misin para la cual me contrataste. Not
su mirada clavada en mi perfil. T queras saber por qu haba cambiado el comportamiento de
Adrin de un tiempo a esta parte, verdad? An no te lo he dicho. Antes del asesinato de
Casagrande, estuve unos das siguindoles y descubr que eran amigos. De manera que, a la
primera oportunidad que se me ofreci, fui a hablar con l, con Casagrande. Me hice el
encontradizo en un bar, como por casualidad, y le pregunt por su amigo, Adrin. Me cont que
estaba destrozado por una travesura que haba hecho un da, en estado de embriaguez e inducido
por malas compaas. Adrin, ingenuo y de buena fe, fue vctima de la broma de unos amigos
crueles, Flor. Flor me contemplaba en xtasis. Los cristales de sus gafas estaban empaados por
las lgrimas y le temblaban los labios. Vctima? murmur. De la broma de unos amigos
crueles, Flor repet. Vctima de la broma? le costaba digerirlo. Quera creerlo, pero no se
atreva a forjarse ilusiones. S, s, Flor, vctima de la broma de unos amigos crueles, lo has
escuchado bien. Le tomaron el pelo, aprovechando que estaba borracho. T sabes que los
enfermeros y los mdicos ven el cuerpo humano de una manera diferente del resto de los
por compasin. No lo digo por compasin. Lo digo de verdad. Me gustara presentarte a mis
hijos. No, no puedo aceptarlo. Acptalo, por favor. No: te has sentido presionado. No me
he sentido presionado. No puedo aceptarlo. Est bien De acuerdo, s acepto! S, s que
quiero ir a conocer a tus hijos, claro! Cmo podra resistirme a conocer los vstagos de un tronco
tan admirable como t! Seguro que tambin son firmes, brillantes, inteligentes, afectuosos y
apuestos. Pero primero tenemos que pasar por mi casa. De repente se haba recuperado como
si acabara de ingerir una droga de eficacia electrificante. Ya se vea capaz de dar rdenes. No
puedo ir con esta ropa de luto, andrajosa y polvorienta. No hay tiempo trat de ser
contundente. Llegamos tarde. Pero bien tendrs que detenerte en algn lugar para comprar
cava, o un pastel. No te presentars en casa de tus hijos con las manos vacas, verdad? Mira!
Precisamente aqu, a la izquierda, hay un centro comercial. Y aqu est la seal de giro para
entrar! Hazlo! Ahora! Obedec. Hice el giro reglamentario y en seguida me encontr en el
aparcamiento del centro comercial, caminando detrs de una Flor que pegaba saltitos de alegra
mientras cantaba un aria de pera o cancin popular o cosa parecida. Mientras yo compraba dos
botellas de Parxet Brut Nature y un pastel San Marcos, ella se meti en la tienda de ropa que haba
al lado de la pastelera y, en dos minutos y treinta segundos, sali transfigurada, tirando la ropa
vieja hecha un burujo, a la papelera. La metamorfosis no significaba una gran mejora, en trminos
generales, porque la tienda en cuestin estaba especializada en ropa de deporte, y Flor, puesta a
escoger deprisa algo que le fuese a medida, haba adquirido unos pantalones bombachos de
golfista y un jersey escaqueado en rombos, que slo le faltaba Mil para parecer una especie de
Tintn travestido. Adems, se haba peinado el pelo de aquella manera que le gustaba tanto, con
forma de palmera, y se haba maquillado. Me resist a la tentacin de echar a correr y dejarla
abandonada en aquel centro comercial. Tres cuartos de hora despus, detena el Volkswagen Golf
delante de la casa de Ori, un pequeo edificio de dos plantas en el barrio de Horta, con vistas a ese
parque tan bonito que hay cerca de la plaza de Karl Marx. Mi hijo viva en el piso de arriba. Puls el
timbre. Ay exclam Flor, que iba tan nerviosa como si estuviramos acudiendo a una
ceremonia de pedida de mano. No hemos avisado a tus hijos de que tambin vena yo. No
importa. Les encantan las sorpresas. Pero no habrn puesto plato en la mesa para m Esto se
pone en un momento. La mesa es grande. Desde arriba abrieron la puerta. Subimos los quince
escalones que nos separaban del segundo piso. Ya era hora! grit Monica en lo alto. Y los
gemelos de Ori, Roger y Aina, gritaban: Hola, Tati! Hola, Tati! Qu nos has trado, Tati? Al
llegar arriba, sorprend la mirada asombrada que Monica mantena clavada en Flor quien, con
aquellos bombachos y aquel jersey de rombos bicolor, pareca que estuviera reclamando un
caddie que la acompaase al green. Ella es Flor. Una amiga. Oh. Ah. Encantada. Cualquiera
dira que Monica no saba dnde mirar y pens que tampoco era para tanto. Qu nos has
trado, Tati? Qu nos has trado? Les di la bolsa de golosinas que haba comprado el da anterior.
A ver si os gusta esto. Son gelatinas, nubes, serpientes, lenguas y regaliz. Muy agradecidos,
emitieron un grito ensordecedor y corrieron hacia el interior del piso gritando: Mira qu nos ha
trado Tati! Nos ha trado chuches! Y, con la santa y tierna inconsciencia de los dos aos y
medio: Y ha trado una novia! Tati ha trado una novia! Les segu hacia el interior del piso
tratando de ignorar la mirada recriminatoria de Monica. Pap, y sta? me susurr mi hija
cuando nos dbamos los besos rituales. Respond con una sonrisa. A m tambin me incomodaba
la presencia de Flor, pero no era momento para dar explicaciones. Slo tenan que poner otro
plato en la mesa y listos. Nos esperaban en el comedor, donde todo estaba preparado y a punto. El
jamn, el queso manchego, las aceitunas y las patatas del aperitivo. Y Silvia que deca, desde la
puerta de la cocina: Venga, venga, pap, que el arroz ya se estar pasando. Le di dos besitos.
Hum, qu bien huele. Mira, te he trado esto. Pon el cava en fresco Venga, a la mesa, a la mesa
dijo ella. Tambin di dos besitos a Ori, que luchaba con los nios para confiscarles la bolsa que
yo les acababa de regalar. Venga, hombre, Ori, deja a los nios, que un da es un da. Es que
les vicias, caramba. Y estrech la mano de un chico vestido con guerrera militar y la cabeza rapada
que no se pareca nada al Ernesto compaero de Monica que yo conoca. Y t eres? El
Bastia dijo, muy contento de exhibir un nombre tan bestia. Le faltaba un incisivo y su mano
cubri la ma y no me la aplast ni nada. Yo vengo con Monica. Usted es el detective, verdad?
Ostras, qu demasiado, tener un viejo detective. Ah. Y tambin estaba Mara. Aquella amiga de
Monica, la del gimnasio, la que tena un restaurante. La mujer tmida, de pelo rizado y corto, la
doctora en filologa inglesa que haba hecho una tesis sobre Raymond Chandler. Aquella
maravillosa Mara que tena unos ojos de mirada limpia y directa, ojos que parecan haber llorado
mucho, que haban aprendido a llorar llorando. Ostras, Mara. Ah. Mara. Qu sorpresa. Me
pareci que el resplendor de aquella mirada se oscureca un par de tonos. No me lo perdonar
nunca. Aqulla era la sorpresa que Monica me tena reservada. Tambin le di dos besos, y cerr los
ojos un instante, aspirando aquel perfume tan delicado, tan sensato, como si lo quisiera guardar
en el recuerdo, para mis noches de soledad. Le apret las manos y me hubiera gustado asegurarle,
al odo, que aquello no era lo que pareca. Eeeeh dije, probablemente con muchas ms es
de las que hago constar aqu. Eeeeeeeeh Os presento a Flor, una amiga.
Otra tal vez hubiera salido del piso pegando un portazo, o se hubiera sonrojado y hubiera cado en
el pozo de una depresin difcil de disimular, o hubiera permanecido callada durante el resto de la
comida, mirando fijamente el plato mientras se ensaaba con la carne con ferocidad. O quiz se
hubiera dirigido a mi acompaante escupiendo veneno: Oh, nena, qu mona, de qu vas?
Cmo se llaman las que juegan a golf? Golfas? Golfistas? Habis hecho muchos agujeritos,
hoy?Mara, en cambio, tuvo un comportamiento tan admirable que Flor ni siquiera sospech que
Monica la haba convocado all con la esperanza de casarla conmigo. Puedes venir un momento
a la cocina, pap? me grit Monica mientras Silvia serva el arroz. Aydame a traer esto! Ca
en la trampa. En cuanto entr en la cocina, mi hija cerr la puerta y me ech encima la caballera.
Cmo te has atrevido! Mira que te he avisado! Avisado? A m? De qu? De qu, de
qu, de qu? De que vendra Mara. T no me has dicho que vendra Mara. Te pregunt si
te gustara volver a ver a Mara y me dijiste que s! Y, ahora hace un momento, por telfono, te he
dicho que te habamos preparado una sorpresa! Cre que queras decirme que estabas
embarazada! Embarazada? Yo? Qu quieres que te diga? Es lo primero que me ha pasado
por la cabeza. Embarazada? Yo? Pero, pero! T ests loco. Qu clase de detective eres?
Y con aquella gravedad que converta pequeos contratiempos en cuestiones de Estado.
Pap: estoy muy preocupada, te lo digo en serio. De un tiempo a esta parte, ests extrao,
diferente, vives en las nubes. Me haces sufrir. Ya miras, antes de cruzar la calle? Qu va a pensar
de ti Mara? Tendra que haberle dicho que ya era demasiado tarde para hacer aquella
pregunta. Mara tal vez me haba visto morrendome con una chiquilla, debajo de su casa, el da
de nuestra primera cita. Y me haba visto huir con la misma chiquilla el da de nuestra segunda
cita. Y hoy, la presencia de Flor ya haba sido definitiva. Mara era un caso perdido: Le dije que
sabas que estaba invitada, porque, si no, ella no se habra atrevido a venir. Ah volv a la
realidad, le dijiste que yo saba que ella vena. Perfecto. Ah, te sabe mal? Porque tambin te
la queras tirar? La tenas en la reserva? Primero, este adefesio, y despus Mara? No es un
adefesio. Por cierto, de dnde ha salido, el adefesio? Es una dienta, y no es un Ah,
porque ahora te tiras a las dientas! Oye, nena! Quin es? Se llama Flor Font-Roent . Te
suena el apellido? Venga, pap! No fastidies! A tu edad y quieres pegar un braguetazo?
Oye, nena! Vens o no? me salv Silvia. O a lo mejor era una forma de pedir auxilio porque
Flor, desinhibida y cautivadora, haba roto el hielo empezando a contar los motivos de nuestro
retraso. Estbamos interrogando a una pareja de pervertidos. Bueno, ya estaris advertidos de
la fascinacin y la trepidancia que impregna el trabajo de ngel. Eran una pareja de
sadomasoquistas. El ha podido escapar, pero a ella la hemos podido apretar las clavijas bien fuerte
porque estaba atada a la cama, completamente desnuda, esposada, en posicin fetal, el culo bien
levantado, en una situacin francamente pattica Qu quiere decir pervertido? pregunt la
pequea Aina. Nadie le contest. Mara, que notaba mi desasosiego, intervino, providencialmente:
Y ya has descubierto quien mat a Marlowe? Ah, bueno, s. Record que llevaba en el bolsillo
las notas que haba tomado la noche antes, sacando datos de Internet. Y se me ocurri que sera
un tema ideal para distraer la atencin de todos los presentes. Tendra que haber tenido en
cuenta que no era un tema para debatir en una mesa ocupada por dos gemelos que queran
llamar la atencin golpeando el plato con los tenedores, y una madre que quera hacerles callar al
mismo tiempo que atenda a los invitados y buscaba el halago de cocinera, y un Ori que tena mala
Silvia. Muy bueno, exquisito. Le haba expuesto la tesis, a Flor, la tesis ms plausible, de que
todo hubiera sido un montaje: el encuentro, la pelea, el asesinato. l y sus amigos habran
interpretado aquella comedia que acababa con la muerte de Marlowe porque, de aquella manera,
se libraba del juicio, de la crcel, de la tortura y de la horca y, al mismo tiempo, del acoso de todos
sus enemigos. Corrobor Mara: Es lo mnimo que se puede esperar de un hombre como
Marlowe que, aparte de excelente escritor, era uno de los hombres ms inteligentes de la poca,
polifactico, considerado un igual por los matemticos ms afamados, y con una facilidad casi
sobrenatural para los idiomas. Entretanto, la pequea Aina tiraba su plato de arroz al suelo
chillando: Caca! No quiero! y el pequeo Roger se quedaba dormido metiendo la cara dentro
de su plato, y Silvia y Ori intercambiaban comentarios atribuyendo aquel comportamiento al
hecho de que los nios se haban comido todas las golosinas que yo les haba regalado. S
intervena Flor: Dice que haban ejecutado a un joven de su edad cerca de all y an estaba
colgado de la horca, y aprovecharon el cadver para simular el asesinato Ostras intervino de
repente Bastia. Esto se parece al asesinato de Kurt Cobain, de Nirvana. Dijeron que era un
suicidio, pero Nadie le hizo caso y Mara habl sobreponiendo prcticamente sus palabras a las
de l: No hay otra forma de explicar el misterio de cmo pudo Marlowe escribir el poema Hero
and the Lander, que hace referencias evidentes al Venus y Adonis de Shakespeare, cuando es
sabido que Marlowe ya estaba supuestamente muerto cuando Shakespeare escribi Venus y
Adonis. Las alusiones al exilio y a la frustracin de tener que renunciar al propio nombre, en obras
posteriores de Shakespeare, son otros indicios de que Marlowe no muri cuando se dice y que
mantuvo algn tipo de relacin con Shakespeare. Forma parte de aquella polmica sobre si las
obras de Shakespeare las escribi Edward de Vere, o sir Francis Bacon, o el mismo Marlowe
sta es la teora ms extendida entre los que defienden que Marlowe no fue asesinado le
conced, pero yo he elaborado otra que me parece ms convincente. De hecho, ahora ya estoy
convencido de que a Christopher Marlowe no lo mat nadie sino que muri a los cincuenta y dos
aos, de muerte natural. Lo que me interesa ms es quin muri en su lugar. T quin piensas
que fue? pregunt Mara, muy interesada. Los putos raperos, to. Los putos raperos que no
podan soportar el xito de la msica grunge dijo el Bastia, en un nuevo intento de imponer su
tema de conversacin. Con la cabeza como un timbal, solt un profundo suspiro, le dediqu una
mirada de perro a punto de morder a Bastia y me dirig a Silvia con un tono que sugera que me
encontraba a punto de cometer un asesinato familiar: No convendra que estos nios hicieran
la siesta? Mi nuera en seguida entendi la indirecta y se puso a dar palmadas y a chillar: Es
verdad! Venga, nios, a dormir! Eso provoc una inmediata protesta de No tengo sueo!, a
cargo de Roger, que haca un minuto que estaba durmindose sobre el plato de arroz. Se
produjeron unos cuantos gritos y unas carreras por el pasillo, perseguidos los nios por la madre.
Sin mostrar ningn tipo de irritacin, mientras preguntaba a Mara Qu decas?, me levant y
cerr la puerta. De reojo, observ que Bastia haba adoptado una actitud de alma ofendida y
maltratada, como esperando que le suplicsemos que nos expusiera con todo detalle su teora
sobre el asesinato de Kurt Cobain. Mara repiti la cuestin: Dices que a ti te interesa quin
muri en lugar de Marlowe, y yo te pregunto: quin crees que fue? Antes de responder a esta
pregunta, permteme que te hable de Shakespeare. Qu sabemos de William Shakespeare? Poca
cosa. Ayer por la noche estuve investigando en Internet y comprob que casi no sabemos nada.
Que naci en Strafford-Upon-Avon, que probablemente fue al colegio hasta los diez o doce aos,
que posiblemente se cas con Anne Hathaway y tuvo tres hijos Y que, en un determinado
momento, apareci en Londres para ejercer como actor, director, autor y empresario de teatro. Se
sabe poca cosa, y todo hipotecado por quizs, probablementes y posiblementes. Incluso
los ocho o diez aos que precedieron a su aparicin ms o menos contrastada en Londres, a
principios de la dcada de 1590, son conocidos por sus bigrafos como los aos perdidos,
porque no se sabe nada de nada. Queris un poco ms de arroz? pregunt Ori, bastante
inoportuno. No, gracias. Nadie quera ms. Entonces, traigo la carne, qu os parece? S, s,
trae la carne. Para ser el mejor autor de la poca, sus contemporneos hablan bien poco de
Shakespeare. Se habla mucho de Thomas Nashe, de Marlowe, de Thomas Kyd, de Ben Johnson, de
John Lyly Yo iba consultando las notas que me inspiraban, pero sobre Shakespeare dicen
muy poco y lo poco que dicen es de una manera indirecta. Ben Johnson le nombr pero sin citar el
nombre. Robert Greene tambin, pero Tienes razn dijo Mara. Robert Greene hizo un
juego de palabras para componer el apellido de Shakespeare Hacia el ao 1592 le apunt,
porque lo poda leer en mi chuleta, un ao antes del presunto asesinato de Marlowe. Y ella: El
dramaturgo Robert Greene adverta sobre un actorcillo engredo que se crea capaz de emular a
los grandes dramaturgos de la poca, un autor que les plagiaba Se viste con nuestras
plumas aad, citando a Greene textualmente. Y que produca material poco original y de
poca calidad. En realidad, afirmaba que a quien ms plagiaba este Shakespeare era precisamente a
nuestro Marlowe. Las primeras obras de Shakespeare eran Marlowe puro. Yo asenta con la
cabeza, encantado de contar con la aprobacin de Mara. ramos almas gemelas, sin duda. Ori
haba trado la carne y la estaba sirviendo. Tenis que decirme qu os parece. Es faux-filet,
cocinado personalmente por Mara. Ah dije metindome un trozo en la boca: est exquisito,
Mara. Gracias me respondi ella. Bien, s dijo Flor, reclamando un poco de atencin,
Hrcules Poirot explicando quin y por qu mat al mayordomo. Pero Hrcules Poirot no tena una
nuera que, en aquel momento, entraba en el comedor y rompa el encanto diciendo: Ya estn
dormidos. Han cado como troncos. Estaban cansados, claro. Se despiertan tan temprano. Y no
duermen, por la noche no duermen. Me he perdido un poco de la conversacin. Me podis hacer
un pequeo resumen? Mmm, la carne est esplndida, Mara, felicidades. Despus de esta
parrafada, respir tranquila y satisfecha, y continu masticando mientras nos miraba, atenta a los
siguientes acontecimientos. Qu hara plante un aspirante a autor del gnero de terror si
Stephen King le invitase a una fiesta? Hostia, a Stephen King lo conozco, to! salt Bastia.
Me he ledo todas sus pelculas! Es tope cojonudo, to! Mi auditorio compuesto por Mara,
Monica y Flor, manifest su acuerdo de que el aspirante a autor acudira corriendo a la cita, con la
lengua fuera. Pero slo Mara entendi en seguida las implicaciones de la pregunta: Quieres
decir que Marlowe invit a Shakespeare a la fiesta en la posada de Deptford? Y aadi:
Quieres decir que? Exacto dije. Christopher Marlowe necesitaba un cadver Cul
mejor que el de Shakespeare? Tenan la misma edad y complexin similar y entonces no haba
huellas dactilares, ni ADN, ni CSI para establecer identidades. Y le clavaron un cuchillo en el ojo, de
manera que el rostro qued absolutamente desfigurado. En la obra Medida por medida,
supuestamente escrita por Shakespeare aos despus, un suplantamiento de identidades de ese
tipo era el rasgo argumental esencial. Una especie de autohomenaje Ostras, es fantstico,
ngel! casi aull Flor. Aterradoramente retorcido! Genial! Es que, claro, adems! Ori,
mirndome como un bobo, dijo: Es fantstico aunque me consta que no haba entendido nada.
Monica hizo una mueca, como si encontrase demasiados puntos oscuros en mi argumentacin.
Un golpe as habra solucionado todos los problemas de Marlowe. Para empezar, castigaba al
favorables por simpata o por necesidad de mantenerle callado. Sera por eso se me sum
Mara que los autores contemporneos de Shakespeare, sus amigos, jams mencionan el
apellido Shakespeare. Tal vez porque saban que se no era su verdadero nombre y tal vez porque
no queran traicionar el recuerdo de Marlowe. Yo no entiendo nada confes Silvia, al mismo
tiempo que renunciaba a entenderlo. De esta manera, resultara que la vctima de aquel crimen
sera en realidad el asesino. Bueno, si non vero, ben trobato, no os parece? Lanc la pregunta
mirando fijamente a Mara. Lo que realmente me importaba era su veredicto. Mientras Flor
anunciaba al mundo que yo haba resuelto por fin un enigma de siglos, que tenamos que
ponernos en contacto con la Marlowe Society, con las autoridades acadmicas de todo el planeta
e incluso con Scotland Yard, y con el ayuntamiento de Strafford-Upon-Avon para que desmontaran
inmediatamente toda la industria turstica que tenan organizada alrededor de William
Shakespeare, y mis familiares asentan, convencidos por mi argumentacin, Mara me dedic una
de aquellas sonrisas suyas, tristes y alegres a la vez. Es plausible, y muy ingenioso, no lo puedo
negar dijo. Te felicito. Yo pens: La tienes en el bote. Entonces, Silvia sac los postres y el
cava que, como siempre, fueron excesivos, casi otra comida. Al pastel de San Marcos que haba
trado yo se aadieron los helados Farggi de Monica y Bastia y el flan que haba hecho Silvia. A lo
largo de mi exposicin, la mirada de Mara y la ma haban mantenido un contacto intenso, como
un pulso, como un dilogo de sentimientos sin palabras. La profundidad y serenidad de aquella
mirada me haban resultado estimulantes y prometedoras. Pero, de repente, despus del brindis
con cava, las promesas y los estmulos se fundieron, ella se rindi al forcejeo, baj la vista y el
dilogo teleptico se interrumpi bruscamente. Tuve la sensacin de que alguien haba apagado
una luz. Mir el reloj y dijo: Uy, qu tarde. Tengo que irme, que los nios me estn esperando
para ir al cine. Mentira. Me cay el alma al piso de abajo y, al mismo tiempo, fui consciente de la
mano que Flor mantena sobre mi antebrazo y me pareci pesada y prieta como un grillete. Casi
no tuve nimo para levantarme y extender el brazo por encima de la mesa y estrechar la mano
que Mara me prest durante un segundo, slo un segundo, fra y despectiva, rehuyendo una
despedida de miradas y emociones intensas. Tena ganas de preguntar Por qu?, de preguntar
a los otros presentes si no les pareca extraa aquella reaccin ahuyentada, aquella desercin
antes de terminar la comida. Quera desprenderme de la mano que me atenazaba el brazo, y
saltar por encima de la mesa para tomar a Mara entre mis brazos y, por los menos, por lo menos,
pedirle una nueva oportunidad. Adis, adis, y nos veremos maana en el gimnasio, y ya
estaba caminando por el pasillo, alejndose de m irremediablemente. Monica abri la puerta del
rellano, y escuch cmo hablaban las dos, en voz baja, en la escalera, mientras Mara esperaba el
ascensor, y me pregunt si mi hija estara intentando excusarme, si le explicaba que yo no saba
que vendra o si, al contrario, le deca que era un caradura y le aconsejaba que me olvidase para
siempre. Despus, se dieron dos besos, a Monica s le dio dos besos, y escuchamos el portazo,
suave pero definitivo como la cada de la losa sobre una tumba, y Silva que preguntaba: Quin
quiere caf? Quince das despus, recib un mecanoscrito encuadernado con cubiertas de plstico
y lomo de espiral en la primera pgina del cual se lea Chandler, un autor de gnero contra el
gnero.
Bastia, que haba bebido demasiado y se haba aburrido an ms, cay en el sof y empez a
roncar en seguida. Monica, Silvia y Flor se metieron en la cocina, a llenar el lavavajillas. Ori, con la
copa de coac en una mano y un cigarro en la otra, se me sent al lado y me dio un golpecito en el
hombro. No quieres una copita? No, ahora no. Te molesta que fume a menos de un
metro de tu cara? S que me molesta, pero ya s que no hay nada que hacer. Eh, pap Te
encuentro en forma. An haces gimnasia cada maana? De vez en cuando dije, mientras l
me palpaba los bceps y se admiraba. Jo, t, qu enrollada eso de Marlowe. Pero te lo tienes
bien montado, eh? Ests hecho un erudito. Claro: ahora debes de tener tiempo para estudiar
Me hablaba como si me considerase jubilado. Se dira que Ori nunca se ha acabado de creer que
soy detective privado. De pequeo, no presuma de mi trabajo delante de sus amigos, y eso me
decepcionaba, francamente. Y parece que te lo montas bien con las nenas, eh? Hizo un
guio hacia la cocina. De repente, tuvo una inspiracin: y esa llamada que me hiciste ayer,
sobre aquel correo electrnico? Lo pudiste solucionar finalmente? Entr en la pgina de
Liammail pero me pidi una contrasea y, como no la tena, me qued con las ganas. Ven,
vamos a mirarlo en mi ordenador me dijo, ponindose de pie y agarrando la copa de coac.
As aprenders un poco, que te conviene. Me condujo hacia su estudio. Para reventar un
servidor de sos iba diciendo mientras conectaba el ordenador, hay que ser un cracker como
Dios manda. T podras hacerlo? le ped, esperanzado. No llego a tanto. En realidad, la
nica manera de acceder a la cuenta de un particular es conociendo la contrasea o la pregunta
secreta. La pregunta secreta? Ahora lo vers. Ya estaba pulsando teclas. Escribi
www.liammail.com y puls el Enter. Mientras el aparato responda, dijo, como quien no quiere la
cosa: Hblame de la chica del peinado de palmera. De dnde sale? O sea, que me haba llevado
aparte para cotillear sobre Flor. Una dienta. Heredera hipermillonaria. Si la engatuso bien
engatusada, cuando me muera os podr dejar un buen montn de millones. Hombre, buena
noticia. Ya estbamos dentro de Liammail y parece que a Ori se le acabaron las preguntas al
mismo tiempo que a m se me acababan las ganas de dar explicaciones. Reconoc la pgina que ya
haba visto en casa de Anna Colmenero y, posteriormente, en mi aparato. Liammail.com. El
palndromo de colorines que serpenteaba. Abre una cuenta gratuita con nosotros y smate a los
ms de treinta millones de usuarios de Liammail de todo el mundo! Este me cont Ori, muy
didctico, reflejado en la pantalla es un servidor de correo electrnico que permite la privacidad
ms absoluta. Aqu hay treinta millones de usuarios que reciben y envan correos electrnicos, y
pueden hacerlo desde ste, o desde cualquier ordenador conectado a la red, ya sea en Barcelona,
Alaska o Singapur. Y no hay manera de acceder al correo privado de una de estas personas. La
nica manera es teniendo el login y el password. El qu? La direccin electrnica, o sea, el
ta-ta-ta, arroba, etctera, y la contrasea. Y me indicaba dos casillas que haba en la pantalla.
Login y password. Si no tienes ninguna de estas dos cosas, no hay nada que hacer. Hombre, la
direccin electrnica s que la tengo. Ya vers. Dmela. La llevaba apuntada en mi libreta.
Casagrande@liammail.com. Ori la introdujo tecleando rpidamente. En el momento en que acab
de escribirla, debajo de la pantalla sali una tercera casilla. Se lea, en ingls: Ha olvidado su
contrasea? Para recuperarla clique aqu y conteste a la pregunta secreta. Y esto?
pregunt. Ahora! dijo Ori. La echaba de menos. Es un mecanismo para los
desmemoriados. Ya vers cmo funciona Los que montan estas pginas son conscientes de que
la gente ya no tiene ms capacidad para recordar docenas de contraseas, nmeros de cajeros
automticos y de telfonos y cosas por el estilo. El sistema siempre es ms o menos parecido, con
constara nada y que, de repente, debidamente untada por la direccin del hospital, reconoca
humildemente su error. Qu significaba todo aquello? Yo era el Casagrande que investigaba al
doctor Barrios. Si consegua encontrarle algn taln de Aquiles, podra apretarle las clavijas y le
convencera para que recetase medicamentos de los Laboratorios Haffter. Al acabar de escribir la
direccin electrnica, apareci, como antes, la tercera casilla: Ha olvidado su contrasea? Para
recuperarla, pinche aqu y conteste a la pregunta secreta. Dile que s, que se te ha olvidado.
Queremos la pregunta secreta. Ori slo tena que pulsar un botn pero, antes de que hiciera
este movimiento tan sencillo, yo me adelant, con voz de presentador de los oscars: Y la
pregunta secreta es: Cmo se llama mi perro?Clic y, en la pantalla, apareci, milagrosamente:
Nombre del perro. Caramba, pues dijo Ori, boquiabierto. Cmo lo sabas? Soy
detective, hijo mo le record, muy satisfecho. Soy detective. Ahora pon En aquel momento,
continuando con la poltica de interrupciones especialidad de aquella casa, se abri la puerta y
entraron Flor, Monica, Silvia y los gemelos. Para hacerse or en medio del alboroto, Flor acerc sus
labios a mi oreja y dijo: Que me han llamado mis padres, que me dicen que ese inspector
Soriano me ha ido a buscar a casa! Que parece un loco furioso, amenazando e insultando! Dice
que hay una orden de busca y captura contra nosotros dos y que estamos implicados en dos
asesinatos! Monica fue menos discreta. Se hizo or por encima de los chillidos infantiles: Que
dice que os busca la polica, pap! Nada, nada dije, debe de ser una tontera. Querrn
consultarme alguna cosa, de vez en cuando les asesoro, podis salir un momento, por favor?
Qu estis haciendo? preguntaba Silvia, toda inocencia. Qu pongo? me deca Oriol,
impaciente. Djame a m. Prcticamente lo empuj fuera de la silla. La perra del doctor Barrios
se llamaba Sharazad, escrito as, y as es como lo puse en el recuadro donde se me reclamaba el
password. Sharazad dije. Sharazad nos explicar el resto de la historia. Sharazad. Enter.
Durante los segundos que necesit el programa para cambiar de pantalla, consider la posibilidad
de que al inspector Soriano se le ocurriera ir a buscarnos a casa de mis hijos. Tarde o temprano lo
hara, claro, y por lo tanto tenamos que salir de all cuanto antes. Ahora, el ente informtico me
peda que escogiera una nueva contrasea y la escribiera dos veces. Como figura que se te haba
olvidado la contrasea me explicaba Ori, vibrando de excitacin tanto como yo, ahora te
invita a cambiarla. Pero no lo hagas porque, entonces, el propietario de la cuenta de correo se
enterara de que se la habas manipulado. De hecho, no podra entrar, entiendes? De manera que
lo que debes hacer es reescribir la misma contrasea. Puse Sharazad en la primera casilla y
Sharazad en la segunda con el desasosiego de quien ya no puede soportar ms trmites
burocrticos. Y clic. A ver si lo entiendo protest Monica detrs de nosotros. Estis
tratando de violar la correspondencia privada de una persona? Pero eso no se puede hacer, pap!
Es moral y ticamente inaceptable! Monica, por favor, qu manera de hablar! le
recrimin. Si te oye Bastia, seguro que no le gusta nada, pero que nada. Ya estbamos en la
pgina de tresdosuno@liammail.com y se nos ofrecan las posibilidades de enviar un mensaje, o
de revisar los mensajes entrantes, o los ya enviados, o los depositados en la papelera. Ahora, no
debes borrar ningn mensaje, ni leer ninguno que no haya sido ya ledo. O, si no, descubriran que
habas pasado por aqu. Claro dije, claro. Ser bueno. Slo me leer los que ya ha ledo el
propietario de esta direccin. No, pap continuaba Monica, no deberas hacer esto. Pero
miraba por encima de mi hombro, igual que Ori y Silvia, que se haban olvidado absolutamente de
los gemelos. Opt por el Correo enviado. Clic. Y subi el teln, dejando al descubierto, por fin,
tanto el decorado y los personajes como la trama de la obra.
ngel dijo Flor cuando bordebamos la Ronda de Dal. Lo dijo en un tono escalofriante que
presagiaba conversaciones inoportunas relacionadas con la cama donde deberamos pasar, juntos
o separados, la noche siguiente. Experiment la desesperacin del asesino interrogado por el
polica malo y prepar una respuesta fulminante. Pero ella iba por otro lado: Dnde me llevas?
A mi casa? No. No puedo llevarte ni dejarte en ningn sitio donde pueda encontrarte la polica.
Iremos a ver a la polica dentro de un rato, cuando podamos darles en bandeja el caso resuelto.
Entonces? Vamos al Hospital de Collserola a buscar la prueba definitiva que demuestre que
el doctor Barrios y Ana Colmenero asesinaron a Marc Colmenero. El doctor Barrios y Ana
Colmenero asesinaron a Marc Colmenero? Quieres decir que su propia hija? Tan claro como lo
haba visto yo en la pantalla del ordenador. Flor permaneci en silencio mientras nos acercbamos
a la avenida del Doctor Andreu. Ya casi habamos llegado al hospital cuando exclam: Jolines,
claro, tienes razn, es verdad! Me mir. Me parece que ya lo he entendido todo, ngel
Excepto una cosa. Qu tiene que ver Adrin en todo esto? Mira Barrios y Ana Colmenero
asesinaron al padre de la chica, de acuerdo? Todo sali ms o menos bien, pero una enfermera,
Melania Llad, vio algo extrao en la hoja de rdenes y se lo coment a Ramn Casagrande.
Casagrande era un visitador mdico que viva de someter a los mdicos a pequeas extorsiones
caseras para colocar sus productos, un paso adelante respecto a los pequeos sobornos tan
comunes y aceptados en este medio. Pero de repente, justo en el momento en que estaba entre la
espada y la pared, asomado al abismo, amenazado por un traficante de droga que le reclamaba
una deuda de mucho dinero, le llega esta onda y se pone a investigar. Se le ocurre mirar el correo
web del mdico, averigua la contrasea para poder entrar en l y qu descubre? Qu
descubre? dijo Flor, como un eco. Estas cartas de amor tan bonitas? Descubre lo que me
faltaba a m: el motivo. Nadie, nunca, hubiera podido sospechar que la muerte de Marc
Colmenero era un crimen premeditado del doctor Barrios porque el doctor Barrios no tena ningn
motivo para asesinar a Marc Colmenero. Cuando le ingresaron en el hospital, aprovechando la
oportunidad que se les presentaba, Barrios y Ana fingieron que aqulla era la primera vez que se
encontraban. Ella reclamaba la presencia del mejor mdico del hospital y ste era el doctor
Barrios. De cara al mundo, no haba ninguna relacin anterior entre Barrios y los Colmenero,
porque Ana y Eduardo Barrios haban llevado la suya en un secreto total. Si los del hospital
apoyaron a Barrios y untaron a Virtudes Vila para que callase, fue por la misma razn. Porque no
podan imaginar un asesinato premeditado. Tanto si era culpa de Virtudes o de Barrios, slo
podan pensar en una negligencia, nada ms. Un accidente. Un caso de mala suerte. Pero, de
repente, Casagrande descubre que s, que se conocan de antes, que eran amantes ocultos desde
haca aos. Y llega a la misma conclusin que yo. stos se han cargado al viejo Colmenero para que
la hija herede y se vengue de todas las humillaciones sufridas, o por lo que sea Pero, insisto:
qu tiene que ver Adrin? Espera. Hemos quedado en que Casagrande necesitaba mucho
dinero. Acosado por los gnsteres, en lugar de recetas, aora peda dinero, mucho dinero.
Presion demasiado al doctor Barrios y Barrios se sinti entre la espada y la pared. Una cosa es
que puedan acusarte de adulterio y otra, mucho ms grave, que te puedan acusar de asesinato. La
solucin ideal era matar a Casagrande pero, cmo hacerlo? No era difcil, con la insuficiencia
cardaca que sufra el visitador mdico, y de la cual no se esconda. Un mdico puede tramar en
seguida una solucin como sta: bastara con una sobredosis de digoxina para que Casagrande
palmase Pero, ngel, me ests hablando de un mundo perverso y abominable! S. Un
mundo donde, si te despistas, te encuentras profanando un muerto la noche de Fin de Ao. Que
es lo que le sucedi a Adrin. Y Adrin tuvo la mala pata de ser descubierto por el doctor Barrios.
Me imagino a Barrios montando un folln, confiscando la cmara fotogrfica, anunciando
despidos y denuncias Y, en seguida, dando marcha atrs, porque no podan arriesgarse a que
aquello se supiera, porque, adems de una profanacin, era la profanacin de un personaje
egregio y la infamia habra cado sobre todo el hospital independientemente de quines fuesen los
culpables concretos. Por odioso que resultara, no poda arriesgarse a despedir y a crear
resentimientos peligrosos entre los participantes de la fiesta. De manera que hubo una
negociacin. Barrios someti a los culpables a unas sanciones leves a cambio de su silencio, y se
qued la cmara y las fotos por si acaso. Oh dijo Flor. Un tiempo despus, le result muy
sencillo acorralar a Adrin. O pones este frasquito en la mesita de noche de Casagrande o todo el
mundo sabr que eres un profanador de poetas egregios. Y Adrin, claro, qu iba a hacer?
Claro repiti Flor sin conviccin. Despus, las cosas se torcieron. Adrin dejo el Dixitax en el
piso del Casagrande, s, pero precisamente cuando bajaba las escaleras, se encontr a otro to
asesinando a Ramn Casagrande a tiros. El gnster que le reclamaba dinero haba decidido
cobrarse la deuda por aquel sistema tan bestia. A partir de aquel momento, el asesinato que tena
que ser discreto se convirti en un asesinato escandaloso, y todo sealaba a Adrin como principal
sospechoso. Dada esta situacin, qu podan importarle las fotos? Ya no se trataba de que t le
dejases, o que su padre le desheredase o que le cayeran unos meses de prisin por jugar con un
muerto. Ahora se trataba de aos de prisin por asesinato, del fin de su futuro. Consider que la
nica opcin era huir al extranjero, perderse por el mundo, pero no tena pasta para hacerlo. Es as
como se invirti la situacin: ahora Adrin no tena nada que perder y, en cambio, Eduardo Barrios
tena todo que perder. De vctima de chantaje, Adrin se convirti en chantajista. Del piso de
Casagrande, haba sacado la caja de cartn con las famosas fichas: tena pruebas de la relacin de
Barrios con Ana Colmenero. Por eso te envi el mensaje secreto: si desaparezco, habla a la polica
de Colliure y de Sharazad. l saba que podramos llegar a joder a Barrios slo con estos datos, y
por eso cit a Barrios all, en la hpica, y le pidi dinero, Pero tuvo la mala suerte de que Barrios
se present con una escopeta de caza. Call al darme cuenta de que Flor ya no me escuchaba.
Tena en las manos la ficha del doctor Barrios y la miraba abstrada, perdida en reflexiones
personales e intransferibles que no intent ni adivinar, porque en aquel momento, llegbamos al
Hospital de Collserola y tuve que buscar un lugar para aparcar.
Ya subamos las escaleras, hacia la recepcin, cuando Flor se detuvo. Eh, ngel Me das las
llaves del coche, que me he dejado las gafas? Le di las llaves distrado, ensimismado en mis
pensamientos, que consideraba ms importantes. Ella fue hasta el coche y se reuni conmigo
cuando el ascensor ya anunciaba su llegada con un dring. Subimos hasta el piso de Traumatologa,
me dirig a la sala de control, santuario de las enfermeras, y pregunt por el doctor Miguel Marn.
Un momento me dijeron. Lo llamaron por megafona. Quin es ste? pregunt Flor. El
nico mdico de este hospital en quien confiara. En su ficha Ramn Casagrande puso una
observacin que deca: Insobornable. Ya madurar. No s si Flor me pregunt algo ms pero,
escudriando la sala de enfermeras por encima del mostrador, igual que el primer da, cuando
sorprend la conversacin entre el doctor Barrios y Melania Llad, me qued absorto y me olvid
de mi entorno. All era donde estaban Melania Llad y Virtudes Vila mirando una hoja de rdenes
que no hablaba para nada de la alergia de Marc Colmenero. Se haban ausentado un momento y
entonces haba llegado el doctor Barrios. Y llevaba, seguro que llevaba, la hoja de rdenes nueva
donde s que constaba la alergia de Marc Colmenero. Era imposible que Barrios hubiera
improvisado la sustitucin de un documento por otro, si todo aquello hubiera sido un incidente
fortuito. Pero es que no lo era! Haba sido un asesinato premeditado y, por lo tanto, el asesino ya
lo tena todo previsto. Tal vez lo nico que no haba anticipado era la presencia tan cercana de las
dos enfermeras, Melania y Virtudes, que estuvieron a punto de pillarle. Pero no le pillaron, por
qu? Porque se desprendi de la hoja que le molestaba con un hbil truco de prestidigitador. Hop,
visto y no visto, ahora est ahora no est, nada por aqu nada por all, haba dos hojas y ahora slo
hay una. Y lo hizo all mismo, entre aquellos ordenadores, los armarios y, sobre todo, la ciclpea
vitrina de metal y cristal de metro y medio de altura por tres de ancho, sin patas y apoyada en una
pared, que el primer da me hizo pensar que slo podra moverla un cuarteto de tipos musculosos.
Fue entonces cuando me di cuenta de que los gemelos me lo haban dicho todo. Haciendo
aquellas pintadas ingenuas en las paredes de su casa. De eso se trataba: de pintadas. An se vean
restos, en la pared de aquel recinto, de la gamberrada que tanto haba irritado al doctor Barrios.
Mdicos = todos k-brones (o tal vez k-britos) y otra palabra larga que acababa con sinos,
posiblemente asesinos. Dentro de quince das, por Semana Santa haba dicho Barrios, yo
hacia los ascensores, maldiciendo a Flor y su inconsciencia heroica. Mi Golf no estaba donde lo
habamos dejado. Yo no recordaba cul era la direccin del doctor Barrios. Saba que viva en Sant
Cugat y haba estado en su casa, pero ya no tena la ficha para consultarlo. Porque la ficha se la
haba llevado Flor. Volv al interior del hospital como si quisiera anunciar que se haba declarado
un incendio en un polvorn. Me detuve delante del mostrador de recepcin, patinando sobre el
suelo pulido y encerado. Puede proporcionarme una gua telefnica de la provincia, por favor?
ped educadamente, en un intil intento de ocultar mi frenes. Mientras la recepcionista se
apresuraba a complacerme, yo no poda quitarme de la cabeza que Flor, aquella delicada
porcelanita de Lladr, cada minuto que pasaba estaba ms cerca de un asesino enloquecido que
no haba dudado en cargarse a Marc Colmenero, a Ramn Casagrande y a Adrin para conseguir lo
que quera. Y a Adrin le haba fulminado sin ninguna persona interpuesta, con sus propias manos
y una escopeta de caza. No quera ni pensar lo que pasara cuando Flor, inconsciente y arrebatada,
se enfrentara al doctor Barrios, le dijera que estaba al corriente de sus crmenes y le exigiera que
le entregase, para destruirlos, los originales de aquellas fotografas vergonzosas. La polica est a
punto de detenerlo y no quiero que encuentren en su casa las fotografas donde se ve mi ex
prometido, que en gloria est, profanando a mi poeta predilecto. Si la polica las encuentra, nadie
podr evitar el escndalo. Una eternidad despus, apareci la recepcionista con la gua provincial.
Me temblaban los dedos mientras la consultaba. El lamoso traumatlogo no era el nico Barrios
que resida en Sant Cugat pero, al leer las direcciones, record y reconoc la suya. Abrumado por
un tremendo sentimiento de urgencia, la subray con bolgrafo (y la recepcionista dijo: Eh, oiga,
que no se puede, imagnese que todo el mundo lo hiciera), arranqu la pgina (Eh, oiga,
guardia, guardia!) y sal disparado. Qu ms poda pasar? Pues lo que pas. Que en la parada de
taxis del hospital no haba taxis. Desde cundo no quedan taxis en un hospital, a las siete de la
tarde de un sbado? Desde que naci el seor Murphy, supongo. Corr hasta la siguiente avenida
del Doctor Andreu y, mientras corra, jadeando como un agonizante, record la existencia del
telfono mvil. Se me ocurri que an poda convencer a Flor de que desistiera de su proyecto,
pero una voz imbcil me notific que el aparato estaba fuera de servicio. Aquello multiplic
exponencialmente mi angustia. Y no haba taxis a la vista. Llam al mvil de Palop. Desconectado.
De repente, me vi con la obligacin de ponerle la zancadilla a una anciana para apropiarme de un
taxi que ella haba visto primero. A Sant Cugat! Como una bala! Le dar cincuenta euros si
llegamos en un cuarto de hora. El taxista no se tom la molestia de arrancar. Imposible. En un
cuarto de hora no llegaramos ni en avin. Si stas son sus condiciones, ya puede apearse del
coche. Y la viejecita golpeaba con los puos al cristal de la ventana. Le conced al taxista el punto
intermedio de llegar tan pronto como fuera posible, que a l le garantizaba los cincuenta euros
y a m no me garantizaba nada, y arranc. Para entretener el viaje, llam a Jefatura preguntando
por el comisario Palop, diciendo que yo era Esquius y que tena novedades sobre el caso del
asesinato de la calle Pemn. Me dijeron que esperase y por sorpresa me encontr hablando con el
inspector Soriano. Esquius dijo con voz de domador que se dirige a un len que se le ha
meado encima. Soriano Esquius, la madre que me pari, esccheme. No! Esccheme
usted! Es una urgencia! l no paraba de protestar tratando de sobreponer su vozarrn al mo,
pero yo me impuse con un grito: S quin es el asesino de Adrin Gomal, joder! Es el doctor
Eduardo Barrios, y vive en Sant Cugat! Le dict la direccin. Lo ha apuntado? S? Pues,
coo, espabile y haga que la polica municipal de Sant Cugat vaya inmediatamente a esa casa,
porque el doctor Barrios est a punto de cometer otro asesinato! En el breve silencio que sigui
casi pude ver su boca abierta y sus ojos alborotados. No poda creerse que le estaba gritando.
No me maree, Esquius respondi. No me volver a tomar el pelo! Es usted quien tiene que
venir a Jefatura ahora mismo, sin ms dilacin! Le estoy diciendo que ese cabrn est a punto
de cometer un asesinato, y usted sabe que, cuando yo digo que puede haber un muerto, hay un
muerto! Otro muerto, Esquius? dijo Soriano con una mezcla de sarcasmo y mala leche, pero
ms suave que antes. De acuerdo. Pronto nos veremos. Exhal un suspiro, me dej caer en el
respaldo y, repatingado, cerr los ojos. Si Soriano hubiera llamado a la polica local de Sant Cugat
en aquel mismo momento, habran llegado mucho antes que yo. Habran irrumpido en la casa del
doctor Barrios, le habran puesto manos arriba, le habran esposado y, tanto yo como el inspector
Soriano, al llegar, nos habramos encontrado todo el trabajo hecho. Pero, cuando el taxista detuvo
el taxmetro, en aquella zona del pueblo no haba ningn coche de polica y reinaban un silencio y
una quietud de cementerio. El nico coche que haba aparcado delante de la casa, aparte del taxi,
era el mo. Pagu con los cincuenta euros prometidos pero el hombre que me haba conducido
hasta all no se dio por satisfecho. El haba entendido que seran cincuenta euros de propina,
adems del importe de la carrera. Otro cabrn: l saba que no poda entretenerme discutiendo.
Despus de orme decir que estaba dando caza a un asesino y que haba una persona en peligro, ni
siquiera se le ocurri ofrecerme su ayuda. Supongo que no me haba credo. La gente no cree estas
cosas.
Salt la valla del jardn, con el corazn en un puo, mientras me cagaba en Soriano y en toda su
parentela y me maldeca por no haber llamado directamente al 112, y corr hacia la casa temiendo
que alguien me viera desde una ventana. No olvidaba que el doctor Barrios tena una escopeta de
caza y que ya la haba usado para acabar con Adrin. Justo cuando me pegaba a la pared de la
casa, fuera de la vista de cualquier viga, Sharazad, estuvo a punto de matarme. Se puso a ladrar
con tanto furor que tanto yo como mi corazn pegamos un triple salto mortal, a un milmetro
escaso del infarto. La perra estaba atada y pareca que se haba vuelto loca, estirando de la cadena
que le cea el cuello como animada por la idea de suicidarse por estrangulamiento. Pens que
aquel sistema de alarma habra advertido a quien estuviera dentro de la casa de la llegada de
intrusos. Prest atencin y, al no percibir ningn movimiento ni reaccin en el interior de la
vivienda, conclu que, a veces, los perros ladran porque ven volar una mariposa. Empec a recorrer
el permetro del edificio buscando una entrada alternativa, como aquella puerta del garaje de casa
de Virtudes Vila, hasta que, en la parte de atrs, encontr una ventana que daba a la cocina. Era
corredera, metlica y tan fcil de abrir que haban recurrido a una reja para disuadir a los ladrones.
En aquel momento, sin embargo, la reja no estaba cerrada. Sujet el marco de una hoja de la
ventana con las manos y lo sacud sin miramientos. Haba vivido en una casa donde aquel mtodo
me haba solucionado muchas veces el problema de haberme dejado las llaves en el interior.
Bueno, aquella ventana no era tan dcil. No se abra. Y Flor estaba dentro de aquella casa, en
manos de un asesino loco y armado. Insist e insist mientras expulsaba mucho ms aire del que
me caba en los pulmones. Pensaba cosas tan elaboradas como Mierda, mierda, mierda, as,
muchas veces seguidas. Posedo por la angustia, y por la sensacin de urgencia, y el miedo de
haber llegado tarde, golpe la ventana como si hubiera decidido arrancarla del marco. Al final,
cuando salt el pestillo de seguridad, casi no me lo crea. Me col en una cocina como de ciencia
ficcin, tan limpia y ordenada que el doctor Barrios habra podido operar sobre la mesa de
metacrilato mientras su dignsima y cornuda esposa preparaba un filete Stroganoff en la placa de
vitrocermica. Las luces estaban apagadas y empezaba a oscurecer. Cautelosamente, con todos los
sentidos alerta, sal al vestbulo forrado de madera de sicomoro, de donde arrancaba aquella
escalera de caracol que suba por el interior del cilindro de cristal, que era como una columna de
luz. Me detuve, mirando hacia arriba, atento a un lejano rumor de voces. Frunc el ceo y empec
a subir, poco a poco y sin hacer ruido. Era un discurso montono, como si alguien se hubiera
dejado una radio encendida. Pero, si frunc el ceo, fue porque, primero, el timbre de la voz me
son conocido y, unos cuantos escalones ms arriba, ya lo reconoc sin lugar a dudas. Cuatro
escalones ms y ya entend lo que deca. Hoy he sentido que dura la vida ms all del
cuerpo y de sus sentidos; he visto un viejecito con cara enternecida y alegres criaturas de
repente entristecidas Cuando mis ojos superaron la altura del peldao ms alto, les pude ver.
La puerta del despacho estaba abierta. El doctor Eduardo Barrios estaba sentado en un silln, con
la cabeza gacha, la frente apoyada en la mano izquierda, como si estuviera meditando lo que oa o
como si ya no pudiera soportar ms aquella situacin. La mano derecha estaba sobre el gatillo de
una larga escopeta de caza que descansaba sobre una mesita. Los caones apuntaban en mi
direccin. Al lado del mdico, en una butaca gemela, Flor le estaba recitando un poema que,
despus, supe que era de Maragall, Lo divino en el Jueves Santo. He visto unos guerreros
armados de punta en blanco delante de un cordero rendir las espadas Yo continuaba
subiendo. Un paso ms, y otro, y otro. Y ellos no me vean. Junto a la escopeta haba un cuchillo de
cocina de grandes dimensiones. He sentido las brasasdel Amor Divino en el Jueves
SantoEl doctor Barrios asinti, y levant la vista exclamando, muy impresionado, que aquello
era bueno, que era muy bueno. Entonces, me vio. Tuvo un sobresalto, tuvimos un sobresalto
todos, agarr la escopeta, Flor grit No! y sali el tiro. Como si hubiera explotado una bomba
all en medio. Yo vi el fogonazo, como un flash de cmara fotogrfica, y me tir al suelo mientras el
mundo se derrumbaba en forma de una lluvia de cristales, cermica, confeti y yeso del techo. A
continuacin, por encima del silbido que se me haba instalado en los odos, o que el doctor
Barrios se lamentaba, y que Flor le rea. En seguida, al levantar la vista, comprob que el doctor
no deploraba su falta de puntera sino algo ms concreto. Quiz que la vida le hubiera empujado a
una situacin tan lamentable como aqulla. Coo, coo, coo deca. Haba agarrado el
cuchillo de cocina y lo diriga hacia Flor, que gimoteaba: Hombre, Eduardo, que habamos dicho
que no lo volveras a hacer Me levant poco a poco. Doctor Barrios dije con voz menos
segura de lo que me hubiera gustado. La polica est a punto de llegar. Y lo saben todo. No
aada ms cargos a los que ya tiene en contra. No tengas miedo deca Flor. No har nada.
No va a pasar nada. Verdad que no va a pasar nada, Eduardo? El doctor baj la mano armada y el
cuchillo qued apuntando al suelo, al final de un brazo vencido. No soy un asesino dijo. No
es un asesino confirm Flor, comprensiva y protectora. Bueno, no mucho. Todo lo hice sin
querer, lo hice sin querer Deje el cuchillo le aconsej. Di un paso pero clav en m sus ojos
inmensamente tristes, y me detuve. Todo lo hice por amor. Le temblaban los labios. Ven
aqu, Flor. Est muy deprimido, el pobre S, s, pero t ven aqu. Aljate de l. El cuchillo se
puso en ereccin otra vez, y hasta se acerc ms a Flor. Ella solt un chillido. Creo que yo tambin.
No! dijo l. Quieto, quieto, quieto, Eduardo! dijo Flor, alarmada. Y aadi, dirigindose a
m, pero sin apartar la vista de la hoja afilada: Me lo ha contado todo. Todo lo ha hecho por
amor. Le he pedido las fotografas, y dice que las ha destruido Bueno, despus me ha dicho que
no las haba destruido y que me propona un trato Las fotografas a cambio de su libertad, pero
ahora dice que las ha destruido Pues claro que las he destruido, joder! estall de repente
aquel prohombre convertido en hombrecillo. Qu querais que hiciera? Una vez muerto Adrin
Gomal, slo podan traerme complicaciones. Me lo dices de verdad? Flor se retorca las
manos. Doctor, deje el cuchillo dije. Di un paso hacia l. Y otro. No soy un asesino
proclam de repente el doctor Barrios, levantando la voz con orgullo. Bueno, un poco, s
matizaba Flor. Estas manos de pronto, el mdico vibraba de emocin estas manos han
salvado muchas vidas. Jams se me habra ocurrido pensar que podran llegar a matar a alguien.
Mira, as es la vida era el intento de Flor para apaciguarlo. Hasta que alguien como Ana
Colmenero te incita dije yo y no puedes negarte. Marc Colmenero era un cabrn protest
el asesino. Usted no sabe lo que le hizo a su hija. Qu sabr usted. Ahora s, me mir con ojos
de loco y dijo, como si eso pudiera justificarlo todo: Nos queremos. Oh, dios mo dijo Flor.
Es que es muy fuerte. Es que se quieren. Esto s que es Inerte. Yo me acordaba de Ana Colmenero
encerrada en aquella mansin, amargada, ahogada en fracaso y frustracin, con aquellos dos
gigols que no le servan de nada, colgada de la botella de Cutty Sark. Amaba a Barrios o
simplemente lo haba utilizado? Tal vez haba sido una combinacin de ambas cosas.
Probablemente, no se haba inventado los malos tratos de su padre con el nico objetivo de
calentarle la cabeza a su amante por la simple codicia de heredar una fortuna. Pero estaba claro
que el afn de lucro formaba parte de aquella amalgama de sentimientos. Y, si acaso hubo amor
de por medio, a partir del asesinato las cosas se haban torcido, ella haba descubierto que la
muerte de su padre no era la liberacin que imaginaba y la distancia que les impuso la prudencia,
en lugar de atizar el fuego de la pasin, lo haba ido atenuando, haba convertido la hoguera
encendida y vibrante en un montn de brasas esparcidas y sucias. Fue un momento de locura. El
accidente de Marc Colmenero, la oportunidad que surgi de repente de manera imprevista, la
improvisacin. Jams se me hubiera ocurrido operar a alguien, salvar la vida de alguien, sin
estudiar antes a fondo su caso, improvisando. Pero a la hora de matar improvis. Improvis
dijo Flor. Me sent omnipotente. Se sinti omnipotente Flor era como un eco. Pareca
tan fcil se lamentaba el doctor. Pareca fcil, pero Melania Llad estuvo a punto de pillarle
cuando cambiaba las hojas de rdenes. Demasiada improvisacin. Yo continuaba acercndome.
Qu sentido tendra que ahora nos matase, a Flor o a m? Sera otra improvisacin
descerebrada. Error tras error continuaba el mdico. El peor fue el que comet con aquel
desgraciado, Ramn Casagrande No saba nada, si no saba nada! Slo haba odo cotilleos en el
hospital, pero me hizo cuatro insinuaciones y yo ca de cuatro patas, y le dije que de acuerdo, que
bien pensado los productos de Haffter eran ms adecuados para mis pacientes, y empec a
recetarlos. Y claro, l debi de preguntarse: Cmo es que ste cede slo con un par de
insinuaciones? Algo debe de esconder. Se puso a investigar y, no s cmo, an no me lo explico,
encontr pruebas de que Ana y yo nos conocamos y ramos amantes desde haca tiempo.
Consigui acceder al correo electrnico entre Ana y usted le dije. Slo tuvo que averiguar el
nombre de su perra para tener la contrasea de Liammail. Pero fue astuto; no permiti que usted
supiese que tena acceso a ese correo, porque usted poda haberlo borrado. Utiliz los datos que
encontr all para conseguir pruebas fsicas, como la factura del hotel de Colliure. Era retorcido,
una rata. Nunca me haba cado bien. Nunca haba recetado sus productos de mierda. Nunca haba
aceptado nada de un visitador, ni una invitacin a un congreso, ni un bolgrafo, ni una camiseta,
nada. Me exigi trescientos mil euros, y yo comprend que, tanto si se los daba como si no, nunca
me lo iba a quitar de encima. Y otra vez pequ de soberbia. Se me ocurri cmo eliminarlo, la
tontera aquella del crimen perfecto. i Y manipul y utiliz al pobre Adrin! dijo Flor. Y tan
pobre. Adrin Gornal era un desgraciado. No fue ni capaz de hacer las cosas bien, tan sencillo
como era. Maana, me deca. Maana ir a su casa a dejar el frasco en la mesita de noche.
Siempre era maana. Y a la hora de la verdad, cuando al final se decidi, lo hizo a tiros.
Pegndole un tiro a Casagrande y organizando una carnicera! Consider que no vala la pena
aclararle la intervencin de Romn Romans en la trama. Ya tendra tiempo para enterarse. Y,
despus me vino diciendo que yo tena mucho ms a perder que l, y me exigi dinero para poder
huir al extranjero. Seiscientos mil euros, pidi, el gilipollas, el doble de lo que me peda el otro. No
atendi a razones, hizo como Casagrande. Y me tendi una trampa con algn amigo suyo, en una
hpica abandonada, y tuve que matarle. Le mat sin querer. Cerr los ojos mientras disparaba
aadi, como si eso fuera un atenuante. Se hizo un silencio. Ya ha llegado al final del camino,
doctor. Yo tambin haba llegado al final del camino, muy cerca del doctor. Alargu el brazo, con la
mano abierta. Deme este cuchillo. Me mir. Haba desaparecido toda la dignidad de aquel
hombre bronceado y canoso, se le haban vencido los hombros y le haban cado diez o quince
aos encima. Dirigi hacia m el cuchillo. Era un cuchillo de filetear, de hoja larga y estrecha. Poda
hacer mucho dao. Abr la mano. Lo hizo girar entre sus dedos y, muy educado, me lo ofreci por
el mango. Lo agarr y un montn de msculos de mi cuerpo se relajaron. Bien dije. El doctor
mir a su alrededor, desamparado. Localiz su silln giratorio y se dej caer en l de golpe,
delante del ordenador apagado. Y se qued encarado a la pantalla, tan oscura y vaca como la
expresin de sus ojos. En aquel momento, el aullido de una sirena de polica llen la calle. Quietos
como estatuas, escuchamos los frenazos de los coches delante de la casa, el murmullo de
conversaciones apresuradas, las rdenes gritadas con tono profesional y, por fin, el timbre,
sonando con insistencia. El doctor Barrios, sin decir nada, accion el mando que abra la puerta de
abajo. El inspector Soriano tard un par de minutos en deducir que, ya que no estbamos en la
planta baja ni en el primer piso, debamos de hallarnos en la buhardilla. Subi las escaleras y se
nos acerc esgrimiendo la pistola con las dos manos. Me encaonaba directamente a la cabeza
con los brazos bien estirados. Tira el arma, Esquius! orden, gritando como si estuviramos a
ms de un kilmetro de distancia. No hagas ningn movimiento sospechoso! Tira el arma y
levanta las manos. Yo haca muecas para transmitirle mi estupefaccin. Entonces, me aclar sus
intenciones: Quedas detenido por los asesinatos de Ramn Casagrande y Adrin Gornal! Me
parece que te equivocas pude articular, despus de aclararme la garganta. No me equivoco,
no! continuaba gritando el polica. Contra la pared! De cara a la pared! Las manos atrs!
Obedec y en seguida me encontr con las manos esposadas a la espalda. Flor, el doctor Barrios y
yo nos mirbamos atnitos. YSoriano hablaba y hablaba, haciendo ostentacin de su inteligencia
magistral. En seguida sospech de ti, Esquius! Desde que la seorita Font-Roent te encarg que
siguieras a su novio, empezaste a tramar este plan diablico. Slo t tuviste oportunidad de
tenderle a Adrin Gornal la trampa para hacerlo pasar por culpable del asesinato de Ramn
Casagrande. T, que les vigilabas a los dos, pudiste hacer que estuvieran los dos en el lugar
indicado en el momento preciso. Mataste a Ramn Casagrande de un tiro y propiciaste la fuga de
Adrin Pero, por qu? gritamos Flor y yo al mismo tiempo, mientras el doctor Barrios nos
miraba como viendo visiones. Por qu? El inspector Soriano hizo una pausa dramtica.
Para quedarte con la rica heredera, casarte con ella y vivir de renta el resto de tu vida. Eso es lo
que te pas por la cabeza en cuanto la viste el primer da. Mataste a Ramn Casagrande y lo
montaste todo para que Adrin pasara por asesino, pero t decas que era inocente, claro, para
quedar bien delante de la seorita Elaboraste una teora delirante con la cual pretendas
aparentar que le defendas pero que slo serva para que nosotros, la polica y la misma seorita
Font-Roent, nos furamos convenciendo cada vez ms y ms de que el asesino era Adrin. Y el
siguiente paso fue el montaje de la clnica geritrica! Ah, qu bien montado! Evidentemente,
mantenas el contacto con Adrin Gornal e hiciste que estuviera all, al lado de aquel pobre viejo.
Slo con una intencin: que descubriramos aquel frasco de cpsulas que t mismo dejaste all,
para que lo encontrsemos! De esta manera, Adrin Gornal volva a ser sospechoso de quin sabe
qu conspiraciones y nos confirmaba que era el asesino de Casagrande. Y, por fin, cuando Adrin
Gornal ya no te serva para nada, te lo cargaste en la hpica. Buena jugada Pero demasiado
sofisticada para mi gusto. Slo he tenido que hacer una llamada a la agencia para la cual trabajas y
preguntar: Cmo va el idilio entre Esquius y Flor Font-Roent?, y ese compaero tuyo. Octavio,
dice: Excelente! Ya hace das que Esquius ha desflorado a Flor! Es del dominio pblico!Flor me
miraba boquiabierta como si de verdad se creyera la teora del inspector. Baj la vista como hara
un autntico culpable. Sal de aqu, asesino! Y sal de all como hara un asesino de verdad. El
inspector Soriano se despidi del doctor Barrios sonriendo heroico, como el caballero que acaba
de librar a la doncella del dragn hambriento. Tranquilo, doctor. Ya ha pasado todo. Este
granuja me ha llamado mientras vena hacia esta casa y sabe qu me ha dicho? Que usted era el
asesino. Al or este disparate, he comprendido sus autnticas intenciones. Matarlo a usted, como
si fuera en defensa propia, y abrumarnos con pruebas falsas que nos hicieran creer que usted era
el culpable de todo y cerraran la investigacin. El caso es que empez a decir el doctor
Barrios. Por suerte le cort el inspector, hemos llegado a tiempo. Flor tambin inici un
intento de protesta pero se lo imped con un movimiento negativo de cabeza. Como si all
estuvieran en juego cosas muy importantes de las que ella no haba sido informada. Mientras me
alejaba de all en el coche, vi cmo Flor quedaba atrs, desconcertada, como una Blancanieves
perdida en el bosque, buscando la compaa de los policas que la acogan, tratando de alejarse
del doctor Barrios tanto como fuera posible. Dese que alguien la acompaara a casa de sus
padres y les transmitiera la estrafalaria teora del inspector Soriano. Que es exactamente lo que
sucedi. No s si fue aquello de quedarse con la rica heredera, casarse y vivir de renta el resto de
su vida o el comentario de Octavio (Esquius ha desflorado a Flor! Es del dominio pblico!) lo
que hizo mella en su nimo. No lo s. Slo s que al da siguiente me dej un mensaje en el con
testador, enviado desde un avin. Sus padres, al ver el estado en que se encontraba, haban
decidido que necesitaba alejarse de aquel entorno y que se la llevaban a una mansin que tenan
en Connemara, Irlanda, para que pudiera elaborar el duelo de la muerte de su prometido en un
ambiente apropiadamente brumoso y melanclico y as reencontrar el eje de su vida. Prometa
llamarme cada da pero despus no lo hizo. Pens que Irlanda es tierra de poetas. Por fuerza
deban de correr por all descendientes directos de Joyce y de Beckett y de Yeats. Jvenes
enrgicos y bien parecidos, provistos de un arpa y declamando versos bajo su ventana. El caso es
que no me hizo falta cambiar de nmero de telfono. Pero eso fue al da siguiente. Aquel da,
llegamos a Jefatura y Soriano me empuj hacia las dependencias de los Grupos Especiales de la
Polica Judicial. Fuimos directamente al fondo, donde el comisario Palop tena su despacho, y el
inspector abri la puerta con gesto teatral y, con voz impostada, tonante, exclam: Comisario!
Aqu le traigo al asesino que buscbamos! Con Palop, estaba el doctor Miguel Marn y, sobre la
mesa, vi la hoja de rdenes del Hospital de Collserola. El comisario dijo: No digas tonteras,
Soriano, coo! Qutale las esposas a Esquius y ve a buscarnos unos cafs! A partir de aquel
momento, mientras Palop me contaba que haban detenido a Romn Romans, y que le haban
encontrado la pistola con que haba asesinado a Ramn Casagrande, y que las pruebas practicadas
por Monzn identificaban la sangre de la gabardina como sangre de Ramn Casagrande y la
gabardina misma como propiedad de Romn Romans, el inspector Soriano se iba convirtiendo en
el Increble Hombre Menguante. Se fue haciendo pequeo, pequeo y tartamudo, tartamudo y el
color de su cara fue tomando la tonalidad de la de esos turistas nrdicos que se pasan ocho horas
al sol el primer da que llegan a la Costa Brava. En determinado momento, aleg que se
encontraba mal y huy hacia su casa olvidando despedirse y excusarse. Poco despus, se present
en Jefatura el doctor Eduardo Barrios, golpeando tmidamente la puerta y anunciando con voz
aflautada que vena para entregarse y confesar. Ana Colmenero no estaba en casa cuando fueron
a buscarla. No s si el doctor la haba llamado para advertirla de cmo iban las cosas o si
sencillamente haba salido a pasar fuera el fin de semana.
delante de Biosca y de Octavio, para hacerte valer, comprendes? No basta con hacer bien el
trabajo: despus, se tiene que vender. De manera que Beth mont la representacin. Llam a
Biosca y se neg a decirle a qu conclusiones haba llegado, slo le pidi un favor. Y Biosca nos
convoc a todos al mismo da siguiente, domingo, y nos puso en carretera. La caravana estaba
formada por dos coches. Biosca me haba obligado a aceptar el privilegio de acompaarle en su
Jaguar XK 108 descapotable. Nos segua Beth que conduca mi Golf, donde con ella iban metidos
Octavio y Tonet. Este ltimo ocupaba, l solo, ms del sesenta por ciento del espacio disponible.
No me canso de felicitarle, Esquius iba diciendo Biosca, concentrado en la conduccin de
aquel automvil de carreras a no ms de cien por hora. Realmente, debo aceptar que es usted
un superdotado. Ha sido bastante listo para interpretar acertadamente mi actitud,
premeditadamente reservada y distante respecto al caso de Adrin Gornal, como un estmulo y un
reto. Claro que poda haberlo solucionado yo! Pero a usted le haca falta el desafo, sentirse
espoleado, aislado y acorralado y enfrentado a todo el mundo para que el caso se convirtiera en
una cuestin de honor. Convendr conmigo que mi estrategia ha sido astuta y ha dado los frutos
esperados. Haca un da prcticamente veraniego. El aire refrescaba aquello que el sol calentaba.
El tacto de los asientos de cuero del coche era agradable y yo casi no escuchaba a mi jefe que
continuaba impertrrito su monlogo. Y ahora Beth dice que ha resuelto el caso de Felicia
Fochs, pobrecita. Y nos pide que tengamos fe, que vayamos a buscar a la dienta decepcionada
porque slo nos dar la solucin del enigma delante de ella. S que nos estamos arriesgando
demasiado, el prestigio de la agencia es una cosa tan sagrada como la Santsima Trinidad para los
curas, pero creo que debemos hacerlo. Usted qu opina, Esquius? Tengamos fe dije. Pero
Octavio, un agente experimentado, a pesar de tener las mismas pistas que ella, no ha podido
resolverlo. Lleva veinticuatro horas pensando con gran intensidad y, segn confiesa l mismo, slo
ha conseguido un dolor de cabeza persistente. A lo mejor es que en Beth tenemos una joven
promesa dije, distrado. Es por esta salida anunci Biosca al tiempo que pona el
intermitente a la derecha unos quinientos metros antes de llegar a la desviacin. La salida de la
autopista nos llev hasta la urbanizacin Torres del Cielo, y un corto trayecto por calles anchas,
todas ellas en pendiente, de subida o de bajada, bordeadas de chalets con jardn, nos acab
situando exactamente delante de aquel que las hermanas Fochs haban heredado de sus padres.
Problemas anunci Biosca con voz de profeta. Felicia Fochs y su hermana salan en aquel
momento de la casa. Los problemas consistan en dos guardas de seguridad uniformados y
armados que las acompaaban. Las hermanas Fochs se detuvieron para mirar con curiosidad los
coches recin llegados. No s si admiraban la lnea formidable del Jaguar, diseado a imagen y
semejanza de aquel prototipo que hizo furor en las 24 Horas de Le Mans de 1953, o si estaban
estupefactas al ver los esfuerzos y resoplidos de Tonet por salir del Golf, parecidos a los de un
presidiario escabullndose por un tnel demasiado estrecho. Pero, cuando vieron que tenan ante
s a la plana mayor de la agencia Biosca, pegaron un brinco y adoptaron actitudes histricas.
Fuera de aqu! grit Emilia Fochs, como si ahuyentara a una jaura tie perros rabiosos.
Cmo se atreven a venir a nuestra casa? A ver si se creen que van a cobrar! Los dos guardias de
seguridad dieron un paso adelante, perfectamente sincronizados. Tonet tambin, y todo el mundo
qued petrificado en su sitio. Seoritas Fochs dijo Biosca, sin perder aquella sonrisa de
suficiencia que le haca tan odioso. Si hemos venido, no ha sido para reclamarles la deuda. En la
agencia Biosca nunca facturamos si el cliente no queda satisfecho y, como pasa a menudo, el
agradecimiento por nuestros servicios hace que muchos clientes paguen de buena gana e incluso
insistan en doblar o triplicar las cantidades previamente negociadas. Permitir que sea la agente
Beth quien les exponga el resultado de nuestras indagaciones. Y se volvi hacia la chica con
gesticulacin versallesca. Agente Beth, por favor No quiero escucharles! chill Felicia.
Traen mala suerte. Echadles! Es que estn en la calle, seorita le hizo observar uno de los
guardias de seguridad sin apartar sus ojos de Tonet. Efectivamente, nosotros estbamos en la calle
y ellas al otro lado de la verja de su casa. Pues me da lo mismo! Volvamos a casa! All no
podrn seguirnos! Beth les cort la retirada con su voz de nia desafiante, ingenua y traviesa.
No quiere saber quin es la persona que ha estado acosndola y que la obliga a vivir escondida
dentro de casa, en compaa de guardias de seguridad que le cuestan un rin? pregunt. No
me creo que le hayan encontrado! grit la modelo. No quiere saber quin ha sido el culpable
de su ruptura con su representate y con su vida anterior, de lujos y triunfos? No dijo Felicia,
ms flojo. No le interesa saber por qu su acosador deca gigantn en lugar de
guardaespaldas y accediendo en lugar de entrando y mi seso en lugar de mi cerebro y
unos cuantos ejemplos ms que encontrar si repasa, como hice yo, los mensajes grabados? La
actitud de Felicia Fochs se haba suavizado. Estuvo a punto de decir que no, pero lo pens mejor.
No, no nos interesa dijo Emilia Fochs. Vamos a casa, Felicia. Espera. Que digan lo que
tienen que decir. Que no puedan alegar que no los hemos escuchado. La curiosidad haba
vencido. Por qu hablaba as ese asqueroso? Hablaba as y a menudo haca pausas entre
palabra y palabra. Por qu las haca? Porque buscaba alternativas a determinadas palabras.
Sinnimos. No entiendo nada. Por qu? Vamos, Felicia deca Emilia. Son dos locos
fuguiosos!Dselo t, Octavio le ped a mi compaero, ofrecindole una ltima oportunidad.
Octavio hizo una especie de ruido extrao con la boca y mir los pajaritos de los rboles con
inters de ornitlogo que acaba de descubrir su vocacin. Tuvo que continuar Beth: La persona
que le acosaba utilizaba un distorsionador de voz, uno de esos aparatos electrnicos que
convierten cualquier sonido en un ronquido a travs del cual ni siquiera es posible determinar el
sexo de quien habla. El timbre de voz se puede disimular, s. Pero la pronunciacin, no. No No
lo entiendo Beth mir a Emilia Fochs con una sonrisa que tuvo efectos de rayo lser devastador.
Emilia dio un paso atrs. La persona que te llamaba no saba pronunciar la erre, Felicia declar
Beth con nfasis. No encontrar una sola palabra que contenga una sola erre, suave o sonora,
en ninguno de los mensajes, a excepcin de los que recibiste por escrito, naturalmente. Que no
saba pronunciar la erre Felicia mir de reojo a su hermana criada en Francia, que no saba
pronunciar las erres, ni suaves, ni sonoras. Quieres decir? Tena miedo de que ese defecto
de pronunciacin la delatase, por eso evitaba las erres. Es absugdo! reaccion Emilia,
tropezando con las erres. Yo vi al megodeadogg! Dijo que lo vio, que no es lo mismo. Y
estaba al lado de ella y de Octavio cuando recibimos uno de los mensajes! Es verdad intervino
Octavio. Vamos, vamos, que la estamos cagando Un mensaje SMS dijo Beth, sin moverse
ni un centmetro. Se puede escribir y se puede programar el telfono para que lo enve a la hora
que ms te apetezca. Y, cuando llam a la agencia, estaba encerrada en el lavabo con el pretexto
de limpiarse la sangre de la nariz Es mentiga! chill Emilia, agotados sus argumentos. Decid
que haba llegado la hora de intervenir. Puedes mostrarnos tu telfono mvil, Emilia? Claro
que s! lo sac del bolso y me lo tir a la cara. Lo esquiv y el aparato fue a parar en medio de la
calle. No, ste no. El otro. El que tienes escondido y utilizas exclusivamente para putear a tu
hermana. Dame el bolso. La manera como agarr su bolso, con la ferocidad de una madre que
protege al hijo que le quieren arrebatar, bast para que Felicia y todos los presentes, incluidos
Octavio y Tonet lo entendieran todo. Se produjo un silencio pavoroso. Las dos hermanas estaban
cara a cara, y pareca que Felicia estaba a punto de soltarle Por qu, Emilia, por qu? o alguna
de esas preguntas que se formulan en situaciones parecidas, pero su desmayo y su indignacin
llegaban a unos niveles que hacan imposible la articulacin de cualquier palabra. Pero no hizo
falta la pregunta porque Emilia, acorralada, respondi de todas maneras: Porque eres una
imbcil, por eso! Porque eres tonta, porque siempre fuiste la preferida de los paps, porque me
restregabas por la cara tu triunfo, porque me quitaste a Ral y a unos cuantos novios ms, t que
podras haber escogido el novio que te diera la gana, y porque te apalancabas en esta casa y
ocupabas la mitad cuando habras podido vivir donde quisieras y dejarme en paz! Por todo eso,
idiota, atontada, y si no te gusta te aguantas, cagada, mediamierda, maggana! Pero qu
dices? replic Felicia en un tono agudo y punzante. Qu culpa tengo yo si t eres tan fea,
tan horrorosamente fea, y eres una fracasada? La top model y cantante de fama se arroj sobre
su hermana con nimo de estrangularla y se desencaden una reyerta en que volaban y se
distribuan de manera equitativa y democrtica puntapis y puetazos, araazos y tirones de pelos
y de ropa. Los guardias de seguridad se haban precipitado a sujetarlas pero no pareca probable
que lo consiguieran. Hasta Tonet pareca poca cosa para contener la fuerza desatada de la
naturaleza en que se haban convertido las hermanas Fochs. Mientras Octavio y Biosca se aadan
al tumulto, me alej discretamente. Ya se apaaran. Te vas? me pregunt Beth. Entonces
descubr que estaba a mi lado. S. Parece que el espectculo ya se ha terminado. Necesitars
las llaves del Golf. Me las daba. Ahora vena a pedrtelas. Estaba radiante. Le brillaban los ojos.
Una de las mujeres ms guapas que he visto en mi vida. Muchas gracias, Esquius. No tenas por
qu dejar que me atribuyese yo sola el mrito. Qu dices. Si lo has hecho todo t sola. Call un
momento. Neg con la cabeza y se puso de puntillas para darme un beso en la mejilla. Un da
dijo, me gustara que vinieras a cenar a casa. Te presentar a mi novio. Las contendientes ya
haban ido a parar al suelo y ahora se revolcaban sobre el csped en un barullo de piernas y manos
y gritos y patadas. Biosca se estaba alisando la ropa y aconsejaba la retirada de su ejrcito.
Maana mismo recibirn mi factura notific, como si alguien pudiera escucharle. Dio la
espalda al conflicto e invit a Tonet y a Octavio a volver hacia los coches, saboreando la victoria.
Brillante, Beth! La felicito dijo, mientras pasaba el brazo protector por encima de los hombros
de la chica. Aprenda, Octavio. La aprendiza le ha pasado la mano por la cara. Esta joven est
destinada a hacer grandes cosas en la agencia! Octavio inici un par de palabras, pero en ningn
caso consigui pasar de la primera slaba. Prefiero volver con mi coche anunci al hombre que
me daba de comer. Tengo prisa. Me esperan. Naturalmente, Esquius. No vaya a creerse que
es tan importante como para monopolizar el privilegio de mi Jaguar. Ahora, en el viaje de vuelta, le
toca a la seorita Beth, que se lo ha ganado. Por favor, Beth Le abri la puerta de la derecha y
Beth ocup el Jaguar como las princesas montan en las carrozas. Sonre imaginando la cara que
pondra la chica cuando Biosca le notificase que ya haca tiempo que l conoca la solucin del caso
y cmo se las haba compuesto para propiciar que ella se luciera. Con Octavio hablamos de ftbol
durante el camino de vuelta, como si nada hubiera pasado. Y Tonet dijo dos S y un No
bastante expresivos. Se le vea eufrico. Les dej cerca de una estacin de metro y baj hacia la
Barceloneta. Palop y Monzn me esperaban en el restaurante Salamanca, y no quera tener que
correr ni llegar tarde.
Fin