Cuentos Nadaistas
Cuentos Nadaistas
Cuentos Nadaistas
A bordo de la Nada
Con el prlogo de Elmo Valencia abordamos la Nada en un viaje por los veintin
cuentos de algunos Nadastas. El texto no nos defrauda, se siente el hombre a la
defensa contra el asedio de los aos sesenta a los integrantes del grupo. Todava se
defiende aunque no es necesario y lo sabe porque ellos no pretenden demostrar un
propsito ni ir a alguna parte. La muerte de Gonzalo lo afecta, la de Breton afecto
a Gonzalo. Ent ramos entonces a la historia del Nadasmo y la nave se balancea
sobre los recuerdos: evocacin de una dolce vita con otro contexto social, el jazz
de la poca, la libertad, las fumaditas de marihuana, el escndalo porque hacer
teat ro es importante para sacudir a los asistentes. Sin embargo, en una frase define
(aunque no lo quiera, porque limita) el Nadasmo: ...es un estado de nimo y una
actitud frente a la vida, entonces la filosofa no est lejos. Pero una actitud de
rebelin porque aqu en Colombia slo haba mediocridad y porquera. Es
necesario entonces volver a la historia de esos aos, a la poltica, a la guerra
bipartidista, a la violencia, a la muerte de Gaitn, sin la cual dira Gonzalo Arango,
no sera nadasta, por la esperanza de cambio social en ese pas.
Cambiar supone una dar un nuevo orden y lo hicieron en lo que se refiere a la
literatura. El Primer Manifiesto Nadasta de 1958 es tal vez el documento ms
importante del movimiento. Sus trece puntos contienen el pensamiento de Gonzalo
Arango. Se dirige a nosotros, nos interroga a la manera socrtica, se contesta. Es
extrao porque en su reflexin apretada que rechaza sistemas y dogmas, solamente
Es una posibilidad abierta a las posibilidades de la cultura colombiana, con un
mnimo de presupuestos de lucha que evolucionarn con el tiempo hacia una
estimacin valorativa del hombre, una forma de belleza nueva, y una aspiracin
sin idealismos romnticos ni metafsicos hacia una sociedad evolucionada en el
orden cultural y artstico. El artista como hombre, qu son la poesa, la prosa, su
Elmo Valencia
En los cuentos de Elmo como en su poesa nos embarcamos hacia un mundo
conocido en el cual pasan cosas sencillas que toman un rumbo inesperado regido
con una lgica implacable. Sentimos que el pie se nos desliza, la barca oscila y
suavemente entramos a otro puerto. Maternidad es uno de ellos (sin embargo le
confiara que Brigitte Bardot se ve mejor con esa ortografa, aunque a ella qu le
importa). Es una historia que nos lleva sin objeciones de nuestra parte, las
palabras son de todos los das, los hechos del mundo de otraparte. Sentimos que lo
escribi como si fuera un juego y que Cielo e caro se lo llevaron hasta el final.
Tambin gir y gir.
Nancy empieza por un final: Cuando el mdico lleg, ya Nancy haba muerto.
Est escrito con afecto, el que tuvo probablemente por el pequeo Luis, su hijo
adoptivo, cuyos ojos hubieran podido poblarse de Andrmedas, Pegasos y Virgos
boreales. El cuento viaja ent re la poesa y una realidad cruda: Nancy muri de
hambre. Nos recuerda que medio planeta o ms todava muere de hambre y el
padre de la nia, Hermes, trabaja en una fbrica de jabn pero no gana lo
suficiente. El padre se avergenza, es mejor morir de cncer. Casa de bahareque
con ratas a bordo y mariposas, el entierro en cajas de jabn y la siembra de una
semilla de un rbol de pan. Un final inesperado, una severa denuncia de la
injusticia social que ataca a la poblacin marginada, inerme.
Elmo Valencia estuvo un tiempo en Estados Unidos, en Extraa visin nos lleva
por Nueva York. En los ojos viven estrellas, peces, neblina podrida son lugares
de sueos, por ah ent ran. Nos lleva por preguntas, a un ritmo alucinado, un sinfn
de ellas por el camino, las que uno en su soledad lanza sin respuestas para hacerse
compaa. Soledad en la cual morderse una mano es recordar que uno existe frente
a una mujer de sueo: A veces me muerdo la mano cuando estoy solo , para darme
cuenta de que existo. Imprecisin de las visiones como si cruzramos por
sensaciones, vrtigo. Un barco navega por ah o est encallado? Pasan los muelles,
las calles y sus nombres, el jazz.. Vamos por Nueva York al ritmo alocado de las
preguntas, una escritura automtica, no hay tiempo para respuestas, no hay
respuestas. Un puerto salado, Harlem, la mezcla humana. La obsesin por las
manos, las que deberan unirnos, si fuera necesario unirnos. La repeticin de los
nombres, las calles tan obsesivas de Nueva York; el Bowry, la 14, Brodway, Times
Square... al rit mo del saxofn. Cul es el barco que no anda cuando vamos
llevados por el diablo, el preguntn? Tendr las respuestas? No importa.
Leitmotiv, improvisaciones como en el Jazz. Par a alguien que duda del
sur realismo, aqu lo tenemos: Una flor plida. Un pez sin ojos, Un beso lleno de
escamas amarillas... Por favor, guarde esas lgrimas antes de que empiecen a flotar
cadveres de lunas asesinadas por decadentes y borrachas. Pero fue sin culpa.
Hemos llegado a Greenwich Village, slo queda la msica. Qu cuento! Nos deja
sin aliento.
De Nueva York nos vamos para Cali, otra pregunta-ttulo: Saba usted que Mara
bebi jugo de borojo? Dilogo entre dos estatuas que se llaman Efran y Mara.
Juego de tiempos, siglo XIX, siglo XXI, cortesa antigua, diversiones de ahora, el
Cali de ahora. Ya no se sabe sin son estatuas, sin cobraron vida. La escogencia del
boroj y su efecto afrodisaco. Efran, el pausado.
Amlcar Osorio
Uno de los ms cultos del grupo Nadasta, dominaba el francs, el latn, el griego,
se interesaba en el misterioso provenzal. Traductor al francs, al ingls, al
provenzal de su propio libro Vana Stanza. Fue cuentista, cuentista, escribi textos
en prosa y piezas de teatro, ensayista (Durrell & Cuanta, Feliza Burzstyn). Lector de
Proust, Schwob, Robbe- Grillet. Cuando muri sus amigos le devolvieron la vida.
Evocaron la obra del nio terrible del nadasmo1, algunos episodios de su vida,
su fuerza, su conversacin, las contradicciones que hicieron de l un ser humano,
a la vez tierno y altanero en el desconcierto de su personalidad 2. Cita Jaime
Jaramillo Escobar dos versos que tienen suficiente calidad expresiva para
decirnos por s solo cmo era su poesa:
1
2
Jaramillo Escobar, Jaime. Pasado por agua. Medelln, El Colombiano.- Dominical. Marzo 3 de 1985Idem.
El amor no es efmero,
es efmero el tiempo. 3
Secuencias de tmpera sobre el cadver inclinado hacia delante
El cuento se divide en cuatro partes. La primera nos remite a un lienzo: la ciudad
de Nueva York vista desde el barco que lleva hacia Manhattan, la bruma, los
avisos, los olores, el concreto que la invade, las iglesias, los avisos. Nueva York de
noche, rutilante, secreta. Lienzo pero tambin fotografa. La presencia de una
mujer, annima, una figura esbozada, un trazo. Y en el fondo de esa agua sucia
estara flotando el cadver de Rafael, a quien los muchachos haban matado ese da
por la maana. Toda referencia a Passolini sobra.
Los grandes pies del panptico: Desde un solo punto, divisamos lo que en el
cine es el primer plano: el descubrimiento del cadver. Ent re realidad cotidiana y
sueo seguimos al protagonista que conversa con Maurescal. Notamos un bastn
con empuadura de hueso Amlkar Osorio llevaba bastn tambin - el arma del
crimen. Las costumbres del muerto se mezclan con su inmovilidad. El tocadisco en
sus vueltas interminables mient ras dorma...Las preguntas acerca del metdico
asesinato, el por qu de lo misterioso.
Formol para los tejidos del cadver que aunque yacente decbito dorsal se
inclina hacia delante, hacia el futuro.
La mujer adquiere consistencia, forma parte del recuerdo de un encuent ro. Fumar
es tambin una definicin del personaje, una cortina detrs de la cual posa el
modelo. Rafael en busca de la persona, no a travs de su desnudez sino de su vida
contada. Rafael detrs del recuerdo de esa mujer.
Arbelez, Jotamario. Los gusanos inmortales de los 60. El Tiempo, Columna Contratiempo,abril 28
de 2004, pgina 1-15.
sueos, nos las arreglbamos para clavetar en el muro del mundo las saetas hirientes
de nuestra rabia; al contacto con las teclas airadas echaban chispas las cuartillas;
escribamos hasta que manaban sangre nuestras lenguas mordidas.
Luego, algunos se enmendaron.
Sin embargo en medio de la pobreza que vivieron la vida y su disfrute no estuvo
ausente. Primero la vida y sentirse tal vez vencedor de lo que representa para
muchos el bienestar: plata, comida y lo superfluo que se aade a lo primero.
Mquinas de escribir conseguidas con esfuerzo y robadas sin esfuerzo por los
ladrones, escritura al lpiz sobre servilletas de papel en el caso de Daro Lemos, la
escritura, la lectura a todo vapor, un alimento descrito por Jotamario con irona:
Haba sobrellevado El Proceso, desmantelado El Castillo, escalado La Muralla
China, sufrido La Metamorfosis, conquistado Amrica y me preparaba para
ingresar en La Colonia Penitenciaria.
Los refugios, despus de las fiestas, eran el problema. El texto da vueltas por las
calles, se cuela por los pasadizos, un Bogot nocturno, la bsqueda y el cansancio,
el hambre, y posiblemente el sentimiento de soledad, de abandono que refuerzan la
noche y el fro. Pero sin queja, simplemente una bsqueda casi animal de un lugar
donde pasar la noche. Podra dibujarse tambin un mapa, desde el Hotel
Tequendama, la Iglesia de San Diego, la llegada a la Funeraria Gaviria. Una clase
de supervivencia dictada por el Barbas. Mtodo usual en todas las ciudades
colombianas en las cuales aparecen seores y posiblemente algunas rezanderas y
plaideras en busca de un sitio calientico para guarecerse en las noches, con
ventajas de tino, aguas aromticas y caldos de pollo. El relato nos invita con un
guio a seguir la aventura casi picaresca del int ruso y su buena suerte. El final
logrado, claro est, que invita el lector regocijado al prximo relato.
El cow-boy que se trag el Oeste
Cuento en siete secuencias, en busca de oro. Nos advierte el epgrafe que esa fiebre
no se ha cont rado recientemente: Yo contraje una pequea sed de oro cuando tena
siete aos viendo the far west movies. NO SE SACIAN LAS SEDES.
Jotamario reconstituye con presteza un pueblo minero, no faltan los indios ni los
colonos, la muchacha de cabellos de heno y su at raccin para Voz del Bosque. La
primera parte nos conduce a ritmo de caballo enloquecido y frena bruscamente:
Entonces lleg l con su par de pistolas. Sigue un poema pico en la segunda
secuencia, aparece el Hroe. Tercera secuencia: el encuent ro enamorado. Cuarta
secuencia, lo que se esperaba en una persecucin de las autoridades. Quinta
secuencia: un silencio. Sexta secuencia: la conmocin de un pueblo que presiente el
asalto. Sptima secuencia: la victoria de l. El amor tal vez vencer pero...
Es un juego divertido para el escritor y el lector. Hgamos una pelcula pero no
ser nueva. El cuento es mejor.
Simpata por el demonio
No dudamos que los Nadastas y otros muchos tuvieron alguna cercana por el
Demonio. Debe su vida a la literatura, a los adeptos, a los religiosos tmidos, a los
que viven extramuros con l en los sueos.
El rock ha sido clasificado como msica infernal, inspirada entonces por el
Demonio. Las preguntas sobre el Nadasmo son divertidas: Cmo se distingue
un nadasta de un mutante? Esperamos la respuesta. Hasta el ingls de la
protagonista es infernal y su conducta y conclusin: Las mujeres son capaces de
engaar hasta al diablo con sus propios cuernos. Excelente el inslito final. El
Demonio debi inspirarlo.
Eduardo Escobar
Jan Arb, hermano de Jotamario escribi acerca de Eduardo Escobar:
Eduardo Escobar parece un guerrero ciroque. No s si los ciroques hayan sido una
tribu de guerreros o una especie de pjaros, pero Eduardo parece un guerrero ciroque.
Contra quienes luchaban los ciroques suponiendo su lucha? Contra los espaoles en
primer lugar, pero los espaoles se retiraron al mar cuando la hora de las invernadas y
luego contra los ingleses y sus trabucos. Luego contra los mismos norteamericanos que
quisieron confinarlos en un mnimo espacio de terreno rocoso donde no se acercaban
ni el castor ni la malvaloca. El ltimo ciroque no fue a la batalla, se sent a la sombra
de un tilo y medit que si seguan batallando los exterminaran.
Cuando termin su meditamento todos haban sido exterminados y entonces el tom el
primer pjaro de acero a Colombia y se intercal en las filas de una nueva tribu de
salvajes que se llamaban con disimulo los Nadastas. Y all levant nueva tienda, para
abastecer de abarrotes durante todas las batallas, que no tardaron en llegar.
Crnica de un amor loco
La atmsfera en un cuento nos hace perder nuestra identidad. En ese texto
entramos poco a poco a la vida del protagonista, podra ser alguien a quien
conocimos. Con l salimos del apartamento para un recital de poesa. Cualquier
lectura requiere un poco de brandy, an si el invitado en el Palacio de Nario es
lvaro Mutis. Tomamos el camino de La Romana. Debe ser un lugar a media luz
que permite fundirse con el humo de cigarrillos, ser annimo entre las voces. La
aparicin es entonces una revelacin. Ms cuando de un paso firme se acerca al
desconocido cuyo propsito es asistir a un recital de poesa. Se desarrolla el relato
cuidadosamente porque as debe ser el enlace de las ideas con las emociones.
Descripcin de la mujer, su forma de caminar, de vestir, las sensaciones que
despierta, la msica a la cual se asocia, la presencia de una rosa nacida en Arabia,
y el dilogo natural ent re dos personas que tal vez se conocieron una vez. El
misterio. En un artculo Enigma de la mujer, en la columna Visin potica
Eduardo Escobar cita al poeta egipcio Ahmad El Qalyubi: Que al sentarse
parezca grande, al levantarse delgada y al caminar estremecedora. Que suscite
admiracin de lejos y de cerca seduzca. Ent ramos en el juego, nos seduce e
int riga la mujer, escuchamos los pormenores de su vida. Es tan fcil cruzar la
cuerda floja que se balancea sobre la realidad. Es tan difcil realizarlo con
palabras. La vida cotidiana se esfuma. Siempre haba pensado Que existen zonas
encantadas de la realidad, intersecciones mgicas del tiempo-espacio. El
conocimiento del autor por los sufes, sus misterios, su poesa, su msica tiende un
puente, todo es posible. Es el perfecto entendimiento, el trastorno. Viene un
regreso a la tierra, sin embargo no quedamos ms convencidos que el protagonista.
Debe existir algo ms siempre fuera del sistema mtrico decimal. Aoramos
otros cuentos de Eduardo Escobar en la antologa.
Humberto Navarro
El recuerdo cercano de Cachifo en el auditorio Manuel Meja Vallejo de la
Biblioteca Pblica Piloto de Medelln. Su lectura de El viejo de la montaa
interminable y la advertencia de que no se trataba de arepas ni carriel. El hombre
afectuoso que recordaba a la hija, all en Pars y al yerno el ltimo Nadasta,
quien sabe si all o aqu. Un hombre cerca de quien andaba la muerte. A ella le
gustaba escucharEl rquiem de Mozart pero no lo dej terminar.
Amelia soada
La poesa y el sueo nos obligan a flotar por encima de las palabras. Los sueos de
un adolescente tal vez, no se discierne la realidad. Nos quedan una calle, los car ros,
los pregones, una casa antigua de corredores, el perfume de rosales y jazmineros,
un perfume, un amor. Un fantasma que se repeta por las noches, un pual y velos,
guantes, lo que esconde una presencia femenina. Amelia. Una persecucin y tan
incierto es la realidad y el sueo que slo podemos dejarnos llevar como si
estuviramos en un barco cercano a hundirse. Un telfono transmite citas nunca
cumplidas en la esquina del reloj. Premoniciones en el sueo, la violencia
colombiana citada tambin para asistir al encuent ro. Entend la esencia de los
sueos, y aquella unin borrosa donde tienen que ver ms de lo imaginado, con
nuestra empobrecida realidad. Es un cuento soado.
Camelia superba
Mantiene el lector en suspenso. Misterio de una nota encont rada, una cita. Algo
antiguo, tambin siglo XVIII, de una relacin sin maana. Dilogos cortos,
palabras de todos los das para contar un hecho fuera de lo normal. Humberto
Navarro en un palomar en La Candelaria, un estudio. Desde un palomar los das
no son los mismos, se planea sobre la vida. A pesar de lo irreal del encuent ro se
realiza un ritual, algo como una tradicin breve que tiene su encanto. El amor es
misterio.
Humberto Navarro public esos cuentos en la Editora Pluma por el ao 1986. Los
ilustr Humberto Giangrandi. Otros los acompaan: Juan so con muecas,
Hostera El ciervo de Plata, Locomotora No. 13, Pescador de imgenes (ttulo del
libro), El hombre con las cometas en forma de pjaro, Tres arrapiezos esperan al
nio-Dios, Un par de caballitos del carrusel, Comprendes que inutilizamos las
palabras.
Quisiramos que fueran reeditados.
Jean Arb
De su poesa escribira Gonzalo Arango: Poesa que es casi silencio si la palabra
pudiera hacerlo. Poesa cuya esencia es entraable, hueso del corazn, pan de la
creencia. Pan inmenso para los insaciados. Jan Arb, poeta inesperado en este desierto
de Fe, puede recoger los trastos de los ritos retricos y oficiar a los Misterios junto a la
piedra de los sacrificios donde lo Absoluto funda su trono. Y puede cantar los salmos
esotricos de la locura y el silencio, ltimas tablas de salvacin que le quedan al
mundo en vspera de sus bodas con la Muerte... Jan Arb fue al infierno en el ltimo
vagn del nadasmo, se qued una temporada en el Calvario, y regreso sin oro pero
con su mochila de luz llena del amor sagrado.
Jan Arb, hermano menor del poeta Jotamario, puede esperar en su estera su salario de
Historia, porque a la corona de la poesa le ha florecido una nueva espina.
Bendito sea este gamn de los dioses que ofrenda en el Templo de la Medianoche, y
bendice por todos los nacimientos del da.
Jotamario Arbelez presentara as a su hermano: Jan Arb fue uno de los poetas del
grupo de Cali que aport sus furores al Nadasmo. Un nio, entonces, tuvo su obra una
rpida y entusiasta acogida en los crculos de vanguardia latinoamericanos. Una
temprana vocacin mstica lo llev a dedicarse bajo la conduccin de la Hermana
Mara a disciplinas esotricas para ayudar a las gentes necesitadas de salud y de
vida a sanar o, por lo menos, a bien morir.
Aade en su columna Contratiempo, del 18 de junio de 2001, publicada por el
peridico El Tiempo:
Lo que no alcanc yo a cantar lo cant mi hermano menor, quien entr en
conversaciones con Jesucristo mientras yo me pasaba a vivir en la parte de afuera de la
misma casa. El iluminado Jan Arb es un poeta alqumico cuyo metal se demora. Tiene
las claves de una nueva teora del amor despojado de plusvala.
El amor Zen (en Medina)
Un concierto con Martha Senn sera el asunto del relato pero tampoco lo es.
Ent ramos a una sesin de magia durante la cual no solamente ella est at rada por
el amante de la tercera fila, sino un lento enamoramiento, a distancia, mediante
la telepata. Pero va ms all en un proceso de transmisin de energa. Un
arrobamiento mstico sera tal vez, y solo tal vez, el estado ms cercano a lo que nos
propone Jan Arba, a nosotros los lectores, a Mart ha Senn la encantada.
Rafael Vega Jcome
Cuentos del Purgatorio (1991), Ro abajo (1995). Vive en Miami.
Cuando el diablo se llev a don Teo
El tema del cuento es ms viejo que el mismo diablo, sin embargo se lee
alegremente y a buen ritmo. Se relata con despar pajo y sentido del humor el escaso
tiempo de vida de Tefilo Mojalud. El pueblo del Bajo Magdalena, acertadamente
llamado Purgatorio, posiblemente frecuentado por el diablo en busca de presas,
es en s un personaje algo adormilado, habitado por gentes con oficios sencillos,
observadores, pendientes de la vida de don Teo. No parece posible volverse rico sin
vender su alma al diablo y no siempre aparece para cerrar el trato. Nos sentamos
en una mecedora en medio de la historia, desvelados hasta el final. Estamos tan
curiosos como l que ms por ver al diablo y s que lo vemos!
Nos prestan el telescopio del sacerdote que fiscaliza cada casa, cada pecado. Sus
observaciones provocan risa pero tambin dolor. Es una observacin minuciosa,
crtica de ese pueblo aletargado cuando no entier ra. Violencia y absurdo de una
guerra ajena:
Tampoco entiendo - dijo nuevamente Simn - , por qu se
tienen que llevar los soldados a pelear en Corea. Es una guerra que no tiene ni arte
ni parte nuest ra. Y la respuesta: - Mire, compadre, no reniegue tanto del
gobierno que usted ni impuestos est pagando y en algo estaremos peligrando
cuando tienen que llevarse a los soldados para Corea. El hecho de que est lejos no
quiere decir nada, acurdese del Cometa Halley, ms lejos no poda pasar y
cuntos no se murieron del susto.
La ignorancia da siempre la respuesta equivocada, motiva nuestra sonrisa,
tambin la compasin. Cmo es posible que todava seamos tan pobres, tan
explotados, tan analfabetas? El texto grita su dolor, lo disimula con el humor
mezclado con cido muritico, el de los Nadastas.
efmeras vidas de los personajes. Merodeamos por ellos, sitan escritores, lectores
en el tiempo.
A la msica:
Es otra referencia a una poca, fue la del jazz: Dizzy Gillespie, Louis Amstrong,
Duke Ellington, John Colt rane, los de los aos treinta. Bailes en los stanos, en las
fiestas sorpresas, en las rumbas. Ritmo acelerado, improvisaciones geniales,
percusin en solos, acompaado por licor, marijuana o cualquier otra hierba. Era
la locura, la soledad por un momento espantada con amores sin maanas.
Aos sesenta, ansia de libertad, de experimentar, desenfreno. Las amistades sin
embargo reemplazan la familia. Sobre todo en el caso de rechazo que provoca
tener un hijo artista, que no sirve para nada o como su nombre lo indica Nadasta.
A las lecturas:
No son de vagos. Por los cuentos deambulan con la obra de Kafka, Borges y
sabemos que Gonzalo Arango y su grupo no ignoraban los surrealistas, los filsofos
alemanes, los existencialistas, los poetas franceses, la pintura universal, la msica
clsica. Elmo Valencia, en su prlogo cita la opinin de Octavio Paz y le disgusta
porque es ligera:
El Nadasmo era una aproximacin tarda al surrealismo
francs. Provoca su respuesta airada: el surrealismo es antiliterario, antipotico
y antiartstico, desembocando en una nueva literatura y en una nueva pintura de la
cual se siguen enriqueciendo muchos comerciantes de arte. En parte cierto en lo
que concierne los mercaderes. El surrealismo es Andr Breton y muchos ms.
Toda una generacin de pintores, escritores, cineastas se unieron para dar un giro
a la cultura, otra visin del mundo, experimentar, asomarse a otros caminos. Por
eso hacen parte de los faros que contribuyeron a guiar las naves hacia puertos
renovados. El hombre es un animal soador, insatisfecho, en busca de nuevas
formas de expresin artstica, filosfica, literaria. Confronta a diario lo existente,
combate, alla, pasa la antorcha a la siguiente generacin. Qu importa si fracasa,
qu es el xito? Sobre todo si es joven aunque su idealismo no ande por las nubes
sino por los infiernos. Los surrealistas fueron y son provocadores, buscaron
enloquecer a sus detractores, sin esperanzas de cambiar el mundo, mostrarlo
mediante la imagen (Luis Buuel), la escritura (Robert Desnos, Paul Eluard,
Antonin Artaud, Philippe Soupault, Andr Cocteau y claro Andr Breton), la
pintura (Max Ernst, Salvador Dal, Ren Magritte, Joan Mir, entre otros). Es la
liberacin del academismo, el valor del absurdo, del onirismo, de la rebelin, el
absurdo. Leerlos, escucharlos, admirarlos en un museo. Ni los sur realistas, ni los
Nadastas han desaparecido.
Gonzalo Arango admiraba a Andr Breton. En su columna ltima pgina le
rinde homenaje al citar el ltimo deseo del escritor: ...pido que se me conduzca al
cementerio en un carro de mudanzas, y que mis amigos destruyan hasta el ltimo
ejemplar de la edicin Discurso sobre la poca realidad. Algn parecido con los
Nadastas? Los discpulos le dieron la espalda y se contradijeron apenas dejaron el
sur realismo. Cualquier movimiento abandonado por sus integrantes entra en
Arango Arias, Gonzalo. El ser y la errancia, Bogot, Cromos, Columna ltima pgina, febreromarzo 1967.
6
Arango Arias, Gonzalo. El Pas, Columna El callejn de las Chuchas, diciembre 10 de 1969, pgina
5 .
Arango Arias, Gonzalo. El ser y la errancia, Columna ltima pgina. Bogot, Cromos, febreromarzo 1967.