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Canclini Cultura y Comunicación

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CULTURA Y COMUNICACIN: NTRELO GLOBAL Y LO LOCAL

esos das de julio de 1996, el propsito de estas charlas fue -ms que
insistir en lo escrito en esos libros- movernos hacia otras hiptesis,
inseguras como el territorio en que hoy se rehacen la cultura y la
comunicacin.
El sentido ms hondo de esos das en La Plata aparece en la
conferencia que di cuando me entregaron la distincin de Profesor
Extraordinario Honorario de la Universidad, agregada como apndice
de este volumen. Quienes estuvieron saben cuntas veces se me
entrecort la voz aJ evocar la esplndida confraternidad universitaria de
los aos sesenta y setenta, su destruccin a partir de 1975, las muertes,
las disporas, y por fin el goce de este reencuentro.
Agradezco a Ja Facultad de Periodismo y Comunicacin Social de
la Universidad de La Plata, especialmente a su Decano, Luciano
Sanguinetti, y a su Secretario de Investigaciones Cienffcas y Posgrado,
WaJter Miceli, la invitacin, y la afectuosa hospitalidad con que
rodearon mi visita. A los numerosos participantes de esa Facultad, de
las de Humanidades, Bellas Artes y el Museo, su estimulante
participacin en estas conversaciones.
N. G. C.
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NSTOR GARCA CANCUNI

CAPTULO I

CULTURA Y COMUNICACIN:
REVISIONES TERICAS

Para comenzar debera decir qu podemos entender por cultura y por


comunicacin. No me parece lo ms pertinente partir de definiciones
demasiado simples ni simplemente operativas, porque lo que encontramos en
este enorme universo de las relaciones entrecultura y comunicacin es un
conjunto de aproximaciones, sinuosas o enredadas lneas de investigacin que
se desarrollan en diferentes disciplinas y pocas veces convergen en tareas
comunes. Quiero, ante todo, sealar las lneas que me parecen ms fecundas,
y tambin, por descarte, decir algo de lo que me parece que se ha ido
perdiendo, por decir una fecha, en los ltimos veinte aos.

1.1. NARRATIVAS SOBRE LA CULTURA


Uno de los puntos de partida que hoy es necesario asumir es que
hasta hace pocos aos se pretenda hablar de los paradigmas
EDICIONESDEPERIODISMOY COMUNICACIN

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CULTURA Y COMUNICACIN: ENTRE LO GLOBAL Y LO LOCAL

cientficos que organizaban el saber sobre cultura y comunicacin.


Se planteaba el problema de que haba varios paradigmas, pero se
aspiraba a encontrar uno que fuera el ms satisfactorio o que triunfara sobre los otros. Haba, en este sentido, una preocupacin cientfica dominante y una esperanza de que pudiera encontrarse el
paradigma de mayor capacidad explicativa. No creo que haya que
abandonar esta aspiracin enteramente, pero la verdad es que cada
vez ms en la bibliografa sobre estos temas se oye hablar de narrativas en vez de paradigmas. Por decirlo de un modo simple, se nos
cuenta que la realidad funciona de tal o cual manera.
Hace pocos meses escuchaba a una de las grandes economistas
urbanas que hay en la actualidad, Saskia Sassen, nacida en la
Argentina, formada en Holanda, que ahora ensea en (la Universidad) Columbia y tiene un libro famoso titulado "Global City". Al
hablar de su estudio sobre Nueva York, Tokio y Londres, expuso lo
que* ella, como economista, considera las principales narrativas
sobre la economa mundial y las ciudades globales. No es de ninguna
manera un trmino descalificador, que desautorice o empobrezca, o
que sea slo para las ciencias ms blandas, las ciencias sociales de
menor rigor. Con esto quiero marcar que an los economistas estn
hablando hoy de narrativas para designar el tipo de saber que
ofrecen.
Qu narrativas encontramos cuando hablamos de cultura? La
primera, la ms obvia, es la que sigue hablando de una especie de
uso cotidiano y/o "culto" de la cultura, e identifica cultura con educacin, ilustracin, refinamiento, informacin vasta. Es decir, cultura sera el cmulo de conocimientos y aptitudes intelectuales y
estticas.
Se reconoce esta corriente en el uso vulgar de la palabra cultura, pero tiene un soporte en la filosofa idealista. Cuando estudiaba
filosofa en la Facultad de Humanidades de La Plata,U.N.L.P., en

NSTOR GARCA CANCUNI

CULTURA Y COMUNICACIN: REVISIONES TERICAS

los '60, los profesores manejaban esta nocin y la distincin entre


cultura y civilizacin provena de la filosofa idealista alemana de
fin del siglo XIX y principios del XX: Spencer, Windelwand, Rickert.
Este ltimo tena una distincin muy cmoda para explicar esto.
Deca que un trozo de mrmol extrado de una cantera es un objeto
de civilizacin, resultado de un conjunto de tcnicas, que permiten
extraer ese material de la naturaleza y convertirlo en un producto de
la civilizacin. Pero ese mismo trozo de mrmol, deca Rickert,
tallado por un artista que le imprime el valor de belleza, lo convierte
en obra de arte, lo vuelve cultura.
Entre las muchas crticas que se pueden hacer a esta distincin
tan tajante entre civilizacin y cultura es que naturaliza la divisin
entre lo corporal y lo mental, entre lo material y lo espiritual, y por
lo tanto entre las clases y los grupos sociales que se dedican a una u
otra dimensin; naturaliza, asimismo, un conjunto de conocimientos
y gustos que seran los nicos que valdra la pena difundir, formados
en una historia particular, que es la historia del Occidente moderno,
concentrada sobre todo en el rea europea, o euro-norteamericana.
Frente a esos usos cotidianos, vulgares o idealistas de cultura,
surgi un conjunto de usos cientficos, que se caracterizaron por
separar la cultura en oposicin a otros referentes. Las dos principales
oposiciones son las de naturaleza-cultura y la de
sociedad-cultura,
Qu se requiere para construir el uso cientfico de una nocin? Por lo menos tres requisitos:
a) Tener una definicin unvoca, es decir situar esa palabra
en un sistema terico determinado y definirla de tal modo
que escape al juego de las connotaciones equvocas o
ambiguas del lenguaje ordinario.
b) Construir un protocolo de observacin riguroso, que
EDICIONESEPERIODISMOY COMUNICACIN --------------_- ----------

31

CULTURA Y COMUNICACIN: ENTRE LO GLOBAL Y LO LOCAL


.

CULTURAYCOMUNICACIN:REVISIONESTERICAS

remita a un conjunto de hechos, de procesos sociales, que podarnos


observar de un modo sistemtico. c) Es necesario que tenga un campo
de aplicacin delimitado. Durante un tiempo se pens en la antropologa,
y tambin en la filosofa, que la oposicin cultura-naturaleza permita hacer
esta delimitacin. Pareca que de ese modo se diferenciaba a la cultura,
lo creado por el hombre y por todos los hombres, de lo simplemente
dado, de Jo natural que existe en el mundo. Esta nocin, este modo de
definir la cultura, fue acompaado por un conjunto de protocolos
rigurosos de observacin, registros de modelos de comportamiento de
grupos, de costumbres, de distribucin espacial y temporal, que
quedaron consolidados, como saben los antroplogos, en guas como la
gua Murdock y otras. . ; Pero este campo de aplicacin de la cultura
por oposicin a 1
la naturaleza, no aparece claramente especificado,
no sabemos por qu la cultura o de qu modo la cultura puede abarcar todas
las instancias de una formacin social, o sea los modelos de organizacin
econmica, las formas de ejercicios del poder, las prcticas religiosas,
artsticas, etc. Hay que preguntarse si la cultura, as definida, no sena una
especie de sinnimo idealista del concepto deformacin so~ cial, como
ocurri, por ejemplo, en la obra de Ruth Benedict, segn la cual la cultura
es la forma que adopta una sociedad unificada por los valores
dominantes. Esta manera demasiado simple, demasiado global de definir
cultura, como todo lo que no es naturaleza, ayud a superar las formas mas
primarias de] etnocentrismo, tuvo algunos mritos y por eso dur. Permiti
pensar que la cultura era,lo creado no slo por todos los hombres, sino
por todas las sociedades en todos los tiempos. Toda sociedad tiene cultura,
por Jo tanto no hay razones para discriminar o
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descalificar a las otras. La consecuencia poltica de esta definicin


fu el relativismo cultural: admitir que toda cultura tiene derecho a
darse sus propias formas de organizacin, de estilos de vida, aun cuando incluyen aspectos que para nosotros pueden ser sorprendentes,
como sacrificios humanos o la poligamia.
Se ha pensado que esta concepcin abarcadura de tantas dimensiones de la vida social, tecnologa, economa, religin, moral,
arte, necesitaba ser desglosada en partes. Desde hace unos cuantos
aos en la antropologa mundial ha perdido eficacia esta distincin
tan abrupta, tan tajante entre naturaleza y cultura.
Hay otra distincin que ha adquirido ms xito en las ltimas dcadas: la que opone cultura a sociedad. En este conjunto de tendencias, porque no es una sola, que vienen por lo menos desde mediados
de este siglo, de figuras como Ralph Linton, y adquiere su forma ms
contempornea, ms consistente, en autores como Pierre Bourdieu, la
sociedad es pensada como el conjunto de estructuras ms o menos
objetivas, que organizan la distribucin de los medios de produccin y
el poder entre los individuos y los gmpos sociales, y que determinan
las prcticas sociales, econmicas y polticas. Segn estos autores, al
analizar las estructuras sociales y las prcticas humanas, queda un residuo. Hay una serie de actos que se realizan en la sociedad, que no
parecen tener mucho sentido si se los analiza con una concepcin pragmtica, como realizacin del poder o administracin de la economa.
Qu significan, por ejemplo, las complicaciones, las complejidades
de todas las lenguas? Para qu los hombres y las mujeres se pintan el
cuerpo, desde las sociedades ms arcaicas hasta la actualidad? Qu
significa colgarse cosas en el cuerpo o colgarlas en la casa, o realizar
rituales muy complejos para actos o productos que al fin de cuentas no
parecieran necesitar tanta sinuosidad?
Ha sido, sobre todo, el desarrollo del consumo en las sociedades
capitalistas contemporneas lo que ha puesto en evidencia estos resi-

EotaoNES DE PERIODISMO Y COMUNICACIN ---------------------- , ---------33

.V-...-.

I,,.".

V.

CULTURA y COMUNICACIN; MVE LO GLOBAL Y LO LOCAL


CULTURAYCOMUNICACIN:REVISIONESTERICTM
dos o excedentes en la vida social. Jean Baudrillard, en su Crtica
de la economa poltica del signo, una de sus primeras obras, que me
parece ms satisfactoria que sus trabajos posteriores, hablaba de cuatro
tipos de valor en la sociedad. Para salir del esquema marxista tan
elemental de valor de uso y valor de cambio, l deca que hay dos
formas ms de valor, que denominaba: valor signo y valor smbolo. Si
consideramos, por ejemplo, una heladera, evidentemente tiene un
valor de uso, preservar Jos alimentos, enfriarlos, y tiene un valor de
cambio, un precio en el mercado, equivalente ai precio de otros bienes
o al precio de cierto trabajo. Una heladera tiene un valor signo, el
conjunto de connotaciones, de implicaciones simblicas que van asociadas a ese objeto, a esa mquina; no es lo mismo una heladera importada que nacional, de un color o de otro, de un diseo u otro.
Todos esos elementos significantes no contribuyen necesariamente a
que enfre mejor o preserve mejor los alimentos, no tienen que ver
con el valor de uso, s con el valor de cambio porque agregan otros
valores que no son los de uso. Tiene que ver, especialmente, con los
valores signos asociados a ese objeto. Estoy hablando de algo extremadamente familiar para comuniclogos, para todos, en realidad,
cuando percibimos la publicidad, que trabaja precisamente sobre estt
nivel de la connotacin, que nos cuenta historias sobre los objetos
muy poco relacionadas con los usos prcticos de los mismos.
Baudrillard complicaba un poco ms la cuestin. Deca que adems de ese valor signo, puede haber un valor smbolo. En tanto valor
signo ese objeto heladera puede ser intercambiable, es equivalente con
un conjunto de otros productos o bienes que estn en la sociedad; por
ejemplo, tener una heladera importada puede ser equivalente a tener un
coche importado o ir de vacaciones a un lugar extranjero, aunque los
valores de uso obviamente son distintos. Adems, hay otro tipo de valor
smbolo que tiene que ver con ciertos rituales, o con actos particulares
que se dan dentro de la sociedad. Si la heladera me la regalaron para mi
NSTOR GARC/A CANCUNI

boda, va a adquirir un sentido que va a volver a ese objeto rio intercambiable con ningn otro. Ese regalo, como cualquier don, que se efecta
enere personas o entre grupos en una sociedad, caiga al objeto de un
valor simblico distinto del valor signo. Por lo tanto muestra que hay
otra lgica diferente, una cuarta lgica del valor que organiza la circulacin de los objetos en la sociedad.
Entonces, tenemos valor de uso, valor de cambio,r valor signo y
valor smbolo. Los dos primeros tendran que ver principalmente,
pero no nicamente, con la materialidad del objeto, con la base material de la vida social. Los segundos se refieren a la cultura, a los
procesos de significacin.
Bourdieu desarrolla esta diferencia entre cultura y sociedad al
mostrar en sus investigaciones que la sociedad est estructurada
con dos tipos de relaciones: las de fuerzas correspondientes al valor
de uso y de cambio, y, junto a ellas, dentro de ellas, entretejidas con
esas relaciones de fuerzas, hay relaciones de sentido que organizan
la vida social, las relaciones de significacin. El mundo de las significaciones, del sentido, es el propio de la cultura.
Llegarnos as a una posible definicin operativa, compartida
por varias disciplinas o por autores que pertenecen a diferentes disciplinas. Podemos afirmar que la cultura abarca el conjunto da los
procesos sociales de significacin, o para decirlo de un modo ms
complejo, la cultura abarca el conjunto de los procesos sociales de
produccin, circulacin y consumo de la significacin en la vida
social
L2. REDEfMR LA CULTURA
EN CONDICIONES DE MULTICULTURALIDAD
Al definir a la cultura de este modo, estamos diciendo que la
cultura no es apenas un conjunto de objetos, de obras de arte, ni de
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CULTURA Y COMUNICACIN: NTRELO GLOBAL Y LO LOCAL


CULTURAYCOMUNICACIN:REVISIONESTERICAS
libros, o sea, no es un conjunto existente material y sgnicamente
como unidad, como algo identificabe fcilmente. Son procesos
sociales, y parte de la dificultad de hablar de la cultura es que circula,
se produce y se consume en la sociedad. No es algo que est
siendo siempre de la misma manera. De ah la importancia que
ha-adquirido la teora de la recepcin o los estudios sobre recepcin y
apropiacin de bienes y mensajes en las sociedades contemporneas. Porque muestran cmo un mismo objeto puede transformarse en
su uso social. Hemos estudiado en Mxico la manera en que las
artesanas nacen en grupos indgenas o campesinos, circulan por Ja
sociedad, son apropiadas por grupos urbanos, turistas, blancos, no
indgenas, con otros perfiles socioculturales, y les asignan una funcin
distinta. Por ejemplo, una olla se puede convertir en florero, o un
poncho en mantel o en elemento decorativo de un departamento
moderno. En ese proceso de transformacin, no hay por qu sostener
que se perdi el significado del objeto: se transform. No hay que
pensar que se ha degradado e! sentido de la artesana. Cambi de
significado al pasar de un sistema cultural a otro, al insertarse en
nuevas relaciones sociales y culturales. Esto lo podemos comprobar
no slo desde la perspectiva del nuevo usuario, del receptor, del
consumidor: a veces vemos que tambin es un sentido aprobado
por el propio productor. Muchos artesanos saben que el objeto va a ser
usado de esa manera, pero como necesitan vender y producir no les
importa demasiado y pueden llegar a adaptar el diseo o el aspecto
del objeto para que sea ms fcilmente utilizado en esa nueva funcin,
que va a evocar posiblemente la anterior por su iconografa, por
elementos simblicos, pero que en el sentido ms prctico pasar a
formar parte de otro sistema sociocultural.
En principio, no hay razones para pensar que un uso sea ms o
menos legtimo que otro. Con todo derecho cada grupo social cambia la significacin y los usos. Esto puede ser examinado tambin

desde la teora de la comunicacin, porque estamos hablando de


circulacin de bienes, mensajes, cambios de significado, del pasaje de una
instancia a otra, de un grupo a otro, en el cual se comunican significados
que son recibidos, reprocesados o recodificados. Pero tiene relacin
tambin con otros procesos sociales, culturales y econmicos, por lo cual
no es de extraar que aun dentro de esta corriente que podramos llamar
sociosemitica de definicin de la cultura, como proceso de produccin,
circulacin y- consumo de significaciones en la vida social, existan varias
tendencias, varios modos de definir o de subrayar aspectos particulares
de la funcin social y del sentido que la cultura adquiere dentro de la
sociedad. Voy a mencionar cuatro vertientes contemporneas que hoy se
estn trabajando simultnea y combinadamente, a veces por parte de un
mismo autor. La primera es la cultura como instancia donde cada grupo
organiza su identidad. Esto, dicho as, no tiene ninguna novedad, porque
desde el siglo pasado, por lo menos, los g antroplogos ya venan
estudiando cmo las culturas se organizaban para dar identidad, para
afirmarla y renovarla en las sociedades. Pero lo que trataremos de ver en
estos das es que estas condiciones de produccin, circulacin y consumo
de la cultura se han transformado radicalmente en los ltimos aos. No
ocurre slo dentro de una etnia, no ocurre ni siquiera dentro de una
nacin, sino globalmente, traspasando fronteras, volviendo porosos
todos los tabiques nacionales o intertnicos y haciendo que cada grupo
pueda abastecerse de repertorios culturales muy diferentes. As se
complejiza mucho cada sistema cultural. Cada sistema no es el resultado
slo de una relacin de cultivo, de acuerdo con el sentido filolgico de
cultura, no deriva nicamente de una relacin con un territorio en el cual
nos apropiamos de los bienes o del sentido de la vida en ese lugar y
construimos una cultura que representa ese territorio. Tenemos nuestro
barrio, nuestra ciudad, nuestra nacin, y

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EDICIONESDEPERIODISMOY COMUNICACIN --------------------------NSTOR GARCA CANCUNI.


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CULTURA Y COMUNICACIN: ENTRE LO GLOBAL Y LO LOCAL

desde estos escenarios nos apropiamos de un conjunto de Otros repertorios culturales disponibles en el mundo, que nos llegan cuando compramos productos importados en el supermercado, cuando
encendemos la televisin, cuando pasamos de un pas a otro como
turistas o como migrantes.
De manera que decir que la cultura es una instancia simblica
donde cada grupo organiza su identidad es decir muy poco en las
actuales condiciones de comunicacin globalizada. Hay que analizar la complejidad que asumen las formas de interaccin y de rechazo, de discriminacin, de hostilidad hacia los otros en estas situaciones de confrontacin permanente. Lo vamos a considerar a lo
largo de este curso, principalmente en dos escenarios: el de las industrias culturales y el de las ciudades. Estos son dos de los principales lugares, no los nicos, en que hoy se vive la multiculturalidad,
en qu la problemtica cultural debe ser experimentada como problemtica multicultural. Cuando Malinowsky se trasladaba a una
sociedad no europea o cuando Margaret Mead dejaba los Estados
Unidos y viajaba a Samoa, se trataba de individuos que hacan el
esfuerzo de comunicarse con otra sociedad. Hoy son millones que
van de un lado a otro todo el tiempo, viven en forma ms o menos
permanente en otra sociedad distinta de aqulla en que nacieron.
Cualquier gran ciudad es multicultural, est llena de migrantes. En
los Estados Unidos hay vientisiete millones de hablantes del castellano, y cualquier pas europeo tiene tres, cinco, siete millones de
extranjeros viviendo en forma permanente en su territorio, extranjeros que en muchos casos ni siquiera son europeos.
Es por este tipo de procesos sociales que ha sido posible pensar o repensar la cultura de un modo sorprendente. Creo que hace
veinte aos a nadie se le hubiera ocurrido definir la cultura como lo
hace uno de los principales tericos del posrnodernismo, Frederic
Jameson. Dice Jameson que la cultura no es una sustancia, ni una
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CULTORAYCOMUNICACIN:REVISIONESTERICAS
esencia, no es un conjunto de objetos, no es algo permanente que se
pueda definir de una vez para siempre como la cultura argentina o
la cultura rioplatense o la cultura mexicana o la cultura francesa. La
cultura es un proceso social, pero ese proceso no es algo que se
tenga por derecho propio, sino, dice l, es un espejismo que emerge
de la relacin entre, por lo menos, dos grupos. La cultura es la aureola percibida por un grupo cuando entra en contacto con otro y
cuando observa a otro. Lo dice todava de un modo ms radical:
u
una cultura es el conjunto de estigmas que un grupo porta ante los
ojos de otro, y viceversa." Cuando hablamos de nuestra cultura, lo
que estamos haciendo es recuperar el punto de vista de otros sobre
nosotros.
Advertimos en este rpido itinerario cunto se ha modificado
desde las primeras definiciones antropolgicas de la cultura, que
trataban de verla en su especificidad, como algo de cada grupo que
lo diferenciaba de otros, como simple autoafirmacin de lo propio
y que ocasionalmente se contrastaba con otro, hasta llegar a esta
definicin que pone el lugar y la mirada del otro como algo constitutivo de la propia cultura.
Vamos a ver tambin que uno de los lugares de encuentro fecundo entre la antropologa y otras ciencias sociales es esta posibilidad de ver no simplemente la diferencia de culturas como una,.
diferencia intertnica o internacional, sino como una diferencia que
se constituye en el interior de cada sociedad y de cada agrupamiento,
en las megaciudades y aun en una ciudad media como La Plata,
donde coexisten muchas culturas.
Algunos pases, entre ellos la Argentina, han hecho enormes
esfuerzos para subordinar esas culturas de migrantes a una cultura
nacional, a un crisol de razas, a una supuesta homogeneizaein.
Sin embargo, hoy somos ms sensibles a la manera en que esas
diferencias culturales se han hibridado y tambin han permanecido

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CULTURA Y COMUNICACIN: ENTRE LO GLOBAL Y LO LOCAL

con marcas que las diferencian, que aparecen en usos particulares


del lenguaje, en aspectos siognmicos, en modos de interrelacin.
En otros pases latinoamericanos, fuera del Ro de La Plata, esta
mullicaIturalidad es mucho ms evidente. Pero tambin aqu tiene
sentido averiguar las relaciones entre cultura e identidades como
vnculos entre cultura y multiidentidades o multiculturalidad.
Hay otra direccin que venamos describiendo a propsito de
los valores, segn la cual la cultura es vista como una instancia simblica de la produccin y reproduccin de la sociedad. La cultura no
es un suplemento decorativo, algo para los domingos y para las actividades de ocio o para el recreamiento espiritual de los trabajadores
cansados, sino algo constitutivo, presente tambin dentro del trabajo,
en las interacciones cotidianas, en la medida en que en todos estos
lugares hay un proceso de significacin. Esto lleva a algunas consecuencias importantes que rebaten las distinciones brutales entre cultura y sociedad, o entre lo material y lo simblico.
Qu es, entonces, la cultura? Es la totalidad de la vida social? Volvemos a la vieja definicin antropolgica? No. En las
definiciones sociosemiticas se est hablando de una imbricacin
compleja e intensa entre o cultural y lo social. Dicho de otra manera, todas las prcticas sociales contienen una dimensin cultural,
pero no todo en esas prcticas sociales es cultura. Por ejemplo, si
vamos a una estacin de servicio y cargamos nafta en el auto, ese
acto material, fsico y econmico, muy concreto, est cargado de
significaciones, ya que vamos con un auto con cierto diseo, modelo, color, y actuamos con cierto comportamiento gestual. Toda conducta est significando algo, est hacindonos participar de un modo
particular en las interacciones sociales.
Cualquier prctica social en el trabajo y en el consumo est
indicando un nivel de significacin que le da su sentido a esa prctica, que la constituye y que constituye nuestra interaccin en la
*_ NSTOR GARCA CANCUNI
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CULTURAYCOMUNICACIN:REVISIONESTERICAS

sociedad. Entonces, cuando decimos que la cultura es parte de todas las prcticas sociales, pero no es equivalente a la totalidad de la
sociedad, estamos distinguiendo cultura y sociedad sin hacer una
barra que las separe, que las oponga enteramente. Estamos concibiendo un entrelazamiento, un ida y vuelta constante, y slo por un
artificio metodolgico-analtico podemos distinguir lo cultural de
lo que no lo es. Pero hay un momento, siempre al final del anlisis,
en que debemos llegar a la sntesis, recomponer esa totalidad y ver
cmo est funcionando la cultura, cmo est dando un sentido a esa
sociedad. En este proceso la cultura aparece como parte de cualquier produccin social, y parte tambin de la reproduccin. Esto
se volvi evidente desde la teora de la ideologa de Althusser, cuando deca que la sociedad se reproduce a travs de la ideologa. Jreo
el anlisis se volvi ms consistente desde las investigaciones de
Pierre Bourdieu sobre la cultura como espacio de reproduccin social y organizacin de las diferencias.
Una tercera lnea es la que habla de la cultura como una instancia de conformacin del consenso y la hegemona, o sea de conformacin de la cultura poltica, y tambin de la legitimidad. La
cultura es la escena en que adquieren sentido los cambios, la administracin del poder y la lucha contra el poder.
La cuarta lnea que quiero mencionar es la que trabaja la cultura como dramatizacin eufemizada de los conflictos sociales. La
frase no es de Bourdieu, pero contiene una palabra que l usa mucho, me refiero a la nocin bourdiana de eufemismo. Esto no es una
novedad para los antroplogos, que a travs del trabajo con sociedades no occidentales descubrieron hace mucho tiempo que cuando en una sociedad se juega, se canta, se realizan danzas, se est
hablando de otras cosas, no slo de lo que se est haciendo explcitamente; se est hablando del poder, de los conflictos, hasta de la
muerte o de la lucha a muerte entre los hombres. Tambin-en las

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CULTURA Y COMUNICACIN: ENTRE LO GLOBAL Y LO LOCAL

sociedades contemporneas hemos podido descubrir, a partir de esa


mirada indirecta que pasa por las sociedades llamadas primitivas,
que mucho de lo que ocurre en la vida social, para que no sea una
lucha a muerte, para que no suceda una simple guerra, tiene que ser
una eufemizacin de los conflictos sociales, una manera de dramatizar lo que nos est pasando. Por eso tenemos teatro, artes plsticas, cine, canciones. Esas dramatizaciones eufemizadas de los conflictos no se hacen siempre de la misma manera, ni se hacen al
mismo tiempo en todas Jas clases. Hay maneras de percibir los dramas sociales que hacen que lo que en una poca parece realista, en
otra puede parecer cursi o inverosmil.
Podramos poner como ejemplo una cancin de Viglieti, la que
llama a desalambrar. Qu nos pasa al escucharla hoy? Posiblemente
no nos ocurra lo mismo a todos, segn la generacin o la relacin
que tenemos con la poltica. El grado de verosimilitud o
inverosimilitud que puede tener es seguramente distinto que en los
sesenta, cuando la cre Viglieti. Pero es posible que esa manera de
representar los conflictos sociales nos pueda parecer de distinta
accesibilidad o de distinta pertinencia a unos y otros.
Esta vertiente de la cultura como dramatizacin eufenzada
de los conflictos sociales, como teatro, como representacin, ha
sido trabajada por Brecht, Benjamn y otros. Se halla relacionada
con la anterior, con la conformacin del consenso y la hegemona,
porque estamos hablando de Juchas por el poder, de luchas, disimuladas, encubiertas, que tienen que ver con la construccin del poder
en la sociedad. Dicho de otra manera, las cuatro vertientes no estn
desconectadas. A travs de cualquiera de ellas hoy podemos acceder a lo que se piensa que es la cultura.
Pero, cmo volver compatibles estas distintas narrativas!. El
hecho mismo de que sean cuatro, y, seguramente podramos enumerar otras, hace pensar que no estamos ante paradigmas. Son for42

NSTOR GARCA CANCUNI

CULTURA Y COMUNICACIN: REVISIONES TEKEM

mas en que nos narramos lo que acontece con la cultura en la sociedad. Si fuera slo un problema de narracin, de narratologa, no
sera tan complejo compatibilizarlas. Muchos escritores a lo largo
del siglo XX han intentado, desde Joyce a Ricardo Piglia, hacer
coexistir narraciones no fcilmente compatibles. Pero no estamos
slo ante un problema narratolgico, estamos ante un conflicto de
conocimientos. Queremos saber cmo estas distintas aproximaciones que narran los vnculos de la cultura con la sociedad, con el
poder, con la economa, con la produccin y reproduccin, con la
dramatizacin de los conflictos, podran ser conjugadas, articuladas unas con otras, para hacer, por ejemplo, una investigacin.
1.3. LOS ESTUDIOS CULTURALES MULTID1SCIPL1NAR1Q&
Cmo realizar una construccin multidisciplinaria de objetos
de estudio? Dijimos que vamos a referirnos a dos tipos de objetos:
la ciudad y las industrias culturas, como ocasiones para preguntarnos si son conmensurables saberes que vienen de distintas disciplinas. Hay, como sabemos, diferencias territoriales del saber. Las
cuestiones de la identidad han sido ms elaboradas por la antropologa, las cuestiones polticas y de la reproduccin social por la
sociologa, y lo referente a los medios masivos se ubica en el campo
de la comunicacin. En parte, esta distribucin tiene que ver con
oposiciones entre lo tradicional y lo moderno, lo local y lo global,
y tambin en estos casos las disciplinas tienden a compartimentarse
y separarse. Se supone que los antroplogos se ocupan del folclor
local y de lo tnico, los socilogos de lo macro, las estadsticas, los
censos, las grandes tendencias en la sociedad, y los comuniclogos
se interesan por entender cmo se comunican las masas, cmo se
articulan las grandes instancias de comunicacin en la sociedad
global.
EDICIONESDEPERIODISMOY COMUNICACIN.

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CULTURA Y COMUNICACIN: NTRELO GLOBAL Y LO LOCAL

CULTURAYCOMUNICACIN:REVISIONESTERICAS
Por qu privilegiar lo cualitativo frente a lo cuantitativo, lo
micro respecto de lo macro, lo locaJ o lo global? Para decirlo con una
feliz expresin de Bourdieu: "estamos acabando desde hace un tiempo
con los monotesmos epistemolgicos y metodolgicos" No es posible
ya absolutizar las estadsticas o e) anlisis del discurso, la
observacin participante, la entrevista libre o en profundidad, o !a
descripcin etnogrfica, como s slo importara la informacin que
se obtiene a travs deJ uso de una de estas tcnicas. Estamos en un
tiempo transdisciplinario, no simplemente nter o multi, sino
transdisciplinario, en el que las disciplinas tienen que interactuar
unas con otras, como George Bateson y Margaret Mead, que adems
de ser un matrimonio fueron juntos, como comuniclogo y
antroploga, a hacer el trabajo de campo, o como otros autores contemporneos de los que podramos hacer una larga lista en Amrica
Latina. Casi todos los principales comuniclogos que ha habido en la
Argentina han intentado trabajar en esta direccin, desde Eliseo
Vern hasta AnbaJ Ford, para tomar dos ejemplos diversos. O Beatriz
Sarlo, que viene de la literatura, de las humanidades clsicas, de la
crtica literaria, y ha mostrado la fecundidad de esos instrumentos de
anlisis de textos y discursos en la comunicacin social, para analizar
shopping centers o videojuegos. En Brasil, podramos mencionar a
Renato Ortz, que empez como antroplogo en sentido clsico,
estudiando los cultos afroamericanos, sigui con una discusin
moderna sobre la identidad nacional y en los ltimos diez aos ha
producido excelentes libros acerca de las industrias culturales, la
televisin, Jas telenovelas, hasta llegar al penltimo libro sobre
mundializacin y cultura.
Semejante es el caso de Jos Joaqun Brunner, que se inicio en
la sociologa dura, la sociologa de la educacin, y desemboca en la
cultura preguntndose: por queja sociologa de la modernizacin
en Chile y en Amrica Latina se confronta con constantes dificulta44

des en la articulacin de tradicin y modernidad? Otro autor valioso es Jess Martn Barbero, quien replantea los estudios
comunica-cionales ubicndolos como parte de los procesos de
cultura, o sea que reubica los medios dentro del conjunto de
mediaciones de la sociedad.
En este doble movimiento de la cultura a la comunicacin y de
la comunicacin a la cultura y a la sociedad, se mueve gran parle
del pensamiento contemporneo. De ah que hoy nos resulte tan
inconsistente, tan artificial, pensar la cultura y la comunicacin como
otra oposicin ms. Sin embargo, esta tentacin todava subsiste en
buena parte de las polticas culturales y aun de estudios humansticos.
Hay quienes piensan que la funcin de la promocin cultural y de
la educacin sera combatir la cultura de masas y el consumo masivo de la cultura; una labor de promocin y animacin cultural tendra xito si logra que los nios vean menos televisin, los adolescentes compren menos discos de rock, y los viejitos en vez de quedarse en sus casas a ver la televisin vayan a ver un espectculo a la
plaza.
En las polticas culturales, los estados latinoamericanos piensan todava que ocuparse de la cultura es hacer algo por las bellas
artes. Cuando distribuyen el presupuesto suelen dejar de lado los
medios masivos, las industrias culturales, como si el Estado no tuviera nada que decir en esos escenarios. Y con los procesos de
privatizacin se disculpan ms fcilmente: privatizan canales de
televisin, rados, telfonos, como s no tuvieran nada que ver con
el inters pblico. Pero tambin el mundo universitario est
compart mentado de esta manera. Los departamentos de comunicacin, de arte, de literatura, rara vez trabajan mancomunadamente
en una investigacin o para averiguar qu es lo que necesitan saber
los especialistas en literatura acerca de la comunicacin masiva, y,
a la inversa, cmo podran hacerse con ms densidad los estudios

NSTOR GARCA CANCUNI


EDICIONES DE PERIODISMO Y COMUNICACIN

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CULTURA Y COMUNICACIN: ENTRE LO GLOBAL Y LO LOCAL

CAPTULO II

comunicacionales si se contara con los instrumentos que los crticos literarios han desarrollado para analizar textos. Sin embargo,
en esta cruce de disciplinas y de culturas se estn produciendo las
innovaciones mas fecundas en las ciencias sociales y las humanidades.

CULTURA Y POLTICA:
DEL DIVORCIO AL ESPECTCULO

%
Para analizar la reformulacin transdisciplinaria de los estudios culturales y sus consecuencias polticas, podemos partir de dos
hiptesis. La primera podra enunciarse as: desde que la poltica se
ha mudado a los territorios de la comunicacin masiva, no es posible avanzaren la democratizacin mientras la oposicin critica o lo
que an podra llamarse izquierda, permanezca limitada a actos y
movilizaciones callejeras, sin eco en los medios, mientras dispute
el sentido de lo pblico a travs de los circuitos ntimos de la cultura gutemberguiana: libros, revistas y panfletos.
La segunda hiptesis es que las posibilidades de reconstruir una
accin democratizadora (por llamarla de algn modo) o progresista
ya no depende principalmente de autocrticas respecto de las estrategias guerrilleras o populistas, ni acerca de las matrices ideolgicas
rnarxislas o del autoritarismo de los partidos. Si bien estas revisiones
siguen siendo necesarias, la cuestin decisiva es replantear cmo se
informan e informan las izquierdas, cmo se comunican con sus so46

NSTORGARCACANCUNI

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