Revista Observaciones Filosóficas - Transmodernidad La Globalización Como Totalidad Transmoderna
Revista Observaciones Filosóficas - Transmodernidad La Globalización Como Totalidad Transmoderna
Revista Observaciones Filosóficas - Transmodernidad La Globalización Como Totalidad Transmoderna
Resumen
El concepto de transmodernidad fue puesto en
circulacin por m en el libro: La sonrisa de Saturno. Hacia
una teora transmoderna1. Si bien en el volumen se
recopilan textos y conferencias, que apuntan su gestacin
en los aos anteriores. Y digo puesto en circulacin,
pues quin es dueo de las palabras?, slo puedo
afirmar que no lo tom de nadie, que no conozco utilizacin sistemtica de l anterior a que yo lo
convirtiera en eje de mi reflexin y que, posteriormente, a pesar de su aparicin espordica en
ciertos contextos, no tengo constancia de una elaboracin que pretenda otorgarle la dimensin
terica de que yo deseo dotarlo.
Palabras clave
Transmodernidad, simulacro, postmodernidad,
postpoltica
Introduccin
El concepto de transmodernidad fue puesto en circulacin por m en el libro: La
sonrisa de Saturno. Hacia una teora transmoderna1. Si bien en el volumen se
recopilan textos y conferencias, que apuntan su gestacin en los aos anteriores. Y
digo puesto en circulacin, pues quin es dueo de las palabras?, slo puedo
afirmar que no lo tom de nadie, que no conozco utilizacin sistemtica de l anterior
a que yo lo convirtiera en eje de mi reflexin y que, posteriormente, a pesar de su
aparicin espordica en ciertos contextos, no tengo constancia de una elaboracin
que pretenda otorgarle la dimensin terica de que yo deseo dotarlo.
En 1987, estando en casa de Jean Baudrillard, y en medio de una larga conversacin
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adelgazamiento de lo real, de una relacin distinta con el mundo, que iba ms all de
sus obras para representar algo as como lesprit du temps. l no lo haba pensado,
pero le suger que quizs la poca en la que nos hallbamos podra muy bien recibir
el nombre de Transmodernidad. Le pregunt si esta denominacin le podra
parecer menos ajena. De una forma irnica y simptica me dijo que si ramos pocos
podra aceptar encontrarse all, siempre que nos alejramos de la multitud
postmoderna!
Tras esta conversacin, segu dndole vueltas al trmino, pues ms que un simple
hallazgo momentneo me pareca que poda captar toda una serie de
transformaciones de nuestro presente conceptual y vivencial que la denominacin
post oscureca.
El captulo VI de mi Sonrisa de Saturno lleva por ttulo El porvenir de la teora: la
transmodernidad y en l, tras analizar las caractersticas de la Modernidad y de la
Transmodernidad, comienzo a perfilar los lineamientos del nuevo concepto. Como all
escriba:
La Transmodernidad prolonga, contina y transciende la Modernidad, es el
retorno de algunas de sus lneas e ideas, acaso las ms ingenuas, pero tambin
las ms universales. El hegelianismo, el socialismo utpico, el marxismo, las
filosofas de la sospecha, las escuelas crticas... nos mostraron esta ingenuidad;
tras la crisis de esas tendencias, volvemos la vista atrs, al proyecto ilustrado,
como marco general y ms holgado donde elegir nuestro presente. Pero es un
retorno, distanciado, irnico, que acepta su ficcin til. La Transmodernidad es el
retorno, la copia, la pervivencia de una Modernidad dbil, rebajada, ligth. La zona
contempornea
transitada
por todas
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de reflexin que escape del nihilismo, sin comprometerse con proyectos caducos
pero sin olvidarlos. Aceptar el pragmatismo como base no implica negar que la
accin humana se gua por ideales regulativos que fundamentan la racionalidad
argumentativa, si bien estos ideales regulativos, que tras la modernidad renunciaron
a basarse en la teologa o la metafsica, no pueden tampoco hoy, tras las crticas
postmodernos, legitimarse en el proyecto ilustrado. Hemos debilitado su pujanza
gnoseolgica, pero en modo alguno, y de ah la nocin de pragmatismo, su
necesidad lgica y social. Tales ideales regulativos representan simulacros
operativos legitimados en la teleologa de la perfectibilidad racional, que la crtica y el
consenso renuevan incesantemente, unos valores de carcter pblico no universales
pero universalizables, que encuentran su esfera no en la intuicin, el sentido comn o
la tradicin, sino en el esfuerzo terico por crear paradigmas conceptuales que
posibiliten el incremento del bienestar social e individual. Hablamos, pues, de
transformacin social, de transcendencia de la mera gestin prctica, de
transacciones argumentativas, de lneas de cuestionamiento que atraviesan,
transformndose y transformando, el indagar racional.5
El presente libro contina y completa esta reflexin, aportando ya lo que considero
una caracterizacin ms acabada.
Evidentemente, un nuevo trmino compuesto por la adhesin de un prefijo a un
concepto como Modernidad, que define un paradigma, aparece espontneamente
en diversas disciplinas y tendencias, (an cuando no tengo constancia de que haya
sido utilizado, antes de que yo lo acuara en 1989, como nueva configuracin terica,
con una fundamentacin estructurada, ms all de un mero uso azaroso y puntual). A
pesar de esto ltimo, considero interesante, indagar en qu mbitos ha surgido su
utilizacin y con qu sentidos. Todo ello, y precisamente por el desconocimiento
mutuo de sus propaladores, evidencia una consciencia de la crisis moderna, la
insuficiencia de las propuestas postmodernas y la necesidad de un nuevo
pensamiento superador, que, subterrneamente marca coincidencias y divergencias.
En una agradable charla con Enrique Miret Magdalena, al exponerle yo mis
planteamientos, me coment que aos atrs, en una conferencia utiliz el trmino
como denominacin de una nueva fase sinttica que habra de llegar, aunque en sus
obras posteriores no sigui desarrollndolo. Tambin el hispanista estonio Jri Talvet
lo ha utilizado en el mbito de la crtica literaria, para aludir a la produccin potica
actual que busca una apertura frente al canon postmoderno establecido,
excesivamente agotado en elementos como la distancia, la irona, el juego...
Amn de estas y otras coincidencias dispersas son tres los autores o mbitos, de los
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que tenga conocimiento, que han intentado desarrollar el concepto con una mayor
carga terica.
El primero de ellos, el pensador mexicano Enrique Dussel utiliza el concepto en el
marco terico emanado de la teologa de la liberacin y la reflexin sobre la identidad
latinoamericana. Para Dussel 6 la Modernidad es un concepto hegemnico basado
en el dominio y la exclusin del Otro: la periferia, los indgenas, el pueblo, las mujeres,
los pobres... la filosofa de la liberacin pretendera ejercer una razn utpica desde
el respeto a las particularidades. La ana-dialctica representa una interpelacin de la
modernidad desde su afuera. Como define Eduardo Mendieta, refirindose a Dussel,
La transmodernidad y la poscolonialidad funcionan como medios de localizacin y
hallazgo de nosotros mismos; son instrumentos de autonominacin que revelan las
diversas formas en que nuestra propia territorializacin nos ha llevado a la
desterritorializacin de los dems. Ambos, la transmodernidad y la poscolonialidad,
son intentos de pensar el cristianismo, la modernidad y la postmodernidad desde una
ptica marginal de manera tal que las dimensiones espaciales y temporales puedan
ser contempladas simultneamente.7En este sentido se entenderan por teoras
transmodernas todas aquellas que, procedentes del tercer mundo, reclaman un lugar
propio frente a la modernidad occidental. Existe pues para Dussel un talante crtico,
cristiano, de defensa de los excluidos, aunado a la percepcin de una necesaria
incorporacin de la voz del otro, que pretende cohesionar en su uso de la nocin de
transmodernidad. Esta emergencia de los estudios subalternos, de la epistemologa
fronteriza protagoniza la reflexin del postcolonianismo latinoamericano, que se
manifiesta tambin en denominaciones como razn post/imperial/occidental/colonial
(W.D. Mignolo) o la nocin de Culturas hbridas de N. Garca Canclini.
Un mbito donde ha comenzado a orse de forma puntual la nocin de
transmodernidad es en encuentros internacionales e institucionales ligados al
dilogo intercultural, la filosofa del derecho y la cultura de la paz.
La Clula de Prospectiva de la Comunidad Europea, organiz en Bruselas, en 1998,
en colaboracin con la World Academy of Arts and Sciences, un seminario con el
ttulo Gouvernance et Civilisations, Marc Luyckx coordin el debate utilizando el
trmino que nos ocupa, como lo ha hecho en otros contextos. La hiptesis punto de
partida de los trabajos era la siguiente: Occidente se halla en plena transicin entre
modernidad y transmodernidad, mientras que una parte importante del resto de la
humanidad ve el mundo a travs de una visin agraria y premoderna. La modernidad
se caracteriza por la separacin entre la religin y la poltica, mientras que en la
premodernidad prevalece el sentimiento de la sacralidad. La transmodernidad se
postulara como sntesis de ambas posturas, suprimiendo la separacin entre la
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da de s mismo: Yo soy el que ser. Sin ningn intento de otorgar un sentido divino,
dentro de la ms estricta inmanencia hablamos del mundo y del individuo- tambin
aqu, el ser es lo que ser, aquello que haga de s mismo, transformndose,
buscndose para ser, al albur del azar o de la voluntad. El ser es un encuentro
trabajado, el resultado de su determinacin por escapar de la nada, frgil
configuracin momentnea y cumplida antes de la extincin.
-Nivel tico poltico
La carencia de un pensamiento fuerte no nos aboca a la inoperancia social. La base
de la tica es la autonoma, la capacidad libre de otorgarse unas normas, luego un
exceso de verdad nos conduce a la heteronoma, transforma la autonoma moral en
obediencia. No todas las morales han pretendido ser universales, el trabajo personal
de la exigencia se halla ms all del acuerdo. Si la esttica parece abandonar el arte
para convertirse en el reto teolgico por excelencia, bien podemos ser divinos en
cuanto humanos y convertir la moral en una esttica de la existencia.
Por otro lado, la ausencia como locus del poder, esa cspide vaca de la pirmide
social, donde ya no se encuentra el soberano, es precisamente la garanta del orden
democrtico, hueco susceptible de ser ocupado transitoriamente por el representante
legtimo de los ciudadanos, revocable por la simple voluntad de stos. El acuerdo
pblico, y un comedido silencio sobre las creencias irrenunciables de los individuos,
son las condiciones del pacto social. El consenso se rige por consideraciones
prcticas, el mero uso formal y regulativo del ideal de justicia, igualdad o respeto de
los derechos humanos, no resta efectividad a la exigencia social de su cumplimiento,
por ello ni siquiera un pensamiento dbil debilita la poltica. Podemos ser
transmodernos sin ser cmplices de la inanidad.
-Nivel subjetivo
La ausencia como carencia de ndulo esencial en los individuos nos priva
ciertamente de alma inmortal, pero nos otorga la libertad de nuestra realizacin, ms
all del determinismo sobrenatural, biolgico o psicolgico. Nos convertimos as en
sujetos estratgicos, que evalan la construccin de sus diversas identidades,
sujetos performativos que vamos configurando nuestros rasgos propios a travs de
nuestras actuaciones, de la puesta en escena de nuestras relaciones y deseos. El yo
pues al final de un proceso, se mismo del serhacindose-y-nunca-concluso. La
biotecnologa pugna por transformarnos ms all de la naturaleza, nuestra calidad de
constructos culturales nos aleja del determinismo.
-Nivel sacro
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La ausencia originaria nos revela al universo como artificio ntico. El vrtigo del vaco
nos devuelve a la situacin de desamparo en la que el ser humano necesita
desgarradamente la creencia en un Ser Supremo. La ausencia de sentido, la nada
como horizonte, la pequeez en la infinitud, son las experiencias radicales a las que,
circularmente, el fin de las Grandes Narrativas nos aboca. La transcendencia
inmanente que propongo no es una vuelta a lo sagrado como raz esencialista y
sentido verdadero recobrado, sino como sacralidad esttica que asume el misterio
de la ausencia. Para ello el individuo necesita retomar el origen ancestral de sus
mitos, recrear la ritualidad, en la que l, oficiante, es a la vez que creador, depositario
del secreto de la ausencia.
-Nivel esttico
Si la sacralidad es una esttica, el arte no puede sino recomponer el trayecto de su
extincin. La crisis de la modernidad dinamiz el momento penltimo de las
vanguardias, la potica postmoderna se agota en la irona de la cita. El arte sale de
los museos, el artista se convierte en su propio objeto artstico, la obra se transforma
en accin, lo material en virtual. Propalar las formas de este vaco parece hoy la nica
salida. Asumir las metforas y las posibilidades trans en su forma hbrida y
contaminada, mutante y ciberntica, puede aportar rutas an no del todo exploradas.
Pero eso s, superemos el momento actual de la obra mnima y el discurso
exuberante, lo irrelevante no podr nunca ser legitimado por la palabrera que
pretendi hace mucho ser rupturista y hoy simplemente est pasada de moda.
Cuando los artistas crean, los filsofos piensan el mundo segn sus creaciones;
cuando los artistas hablan repiten la vulgata caduca que ningn filsofo osa ya
enunciar. Si la creatividad no es posible, no lo digamos ms, simplemente
quememos todos los discursos en el fuego sagrado de la ausencia. Ser hermoso.
Las pginas que a continuacin siguen desarrollan de manera interrelacionada,
descriptiva, partiendo a veces de temticas centradas, otras con un estilo ms
fragmentario, todos estos apartados. As el nivel gnoseolgico y metafsico queda
plasmado en los captulos I,II, VI y IX, el nivel tico poltico en II,III,IV yV, el nivel
subjetivo en VII,VIII,IX y X, el nivel sacro en XI y el nivel esttico en VII y XII. No se trata
de una exposicin sistemtica y cerrada, sino de un pensamiento abierto, un modelo
estructural dinmico que permite dar razn e ir encuadrando posteriores
derivaciones, tanto mas cuanto de quienes, quizs sin saberlo, enmarcan sus
reflexiones en el presente entramado conceptual que nos constituye.
He aqu al transmodernidad, pues, dispuesta a su desentraamiento.
Captulo I: La globalizacin como totalidad transmoderna.
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Delirio de la extincin, amable irrelevancia, feliz sustitucin de las catedrales por las
grandes superficies.
Pero veamos ms de cerca algunas de las referencias y momentos mencionados.
Rpida revisitacin hegeliana
Para Hegel, el Entendimiento es la forma caracterstica del pensamiento deductivo,
ejercicio analtico apropiado para las ciencias y la vida prctica, postulador de
axiomas y reglas, que atomizan y desecan conceptualmente el fluir de los
acontecimientos. Constituye tan slo el primer momento del pensamiento filosfico,
que ha de ser superado por un segundo: la Dialctica, autodesplazamiento de las
determinaciones finitas del primero. La Dialctica conforma un trasiego de
abstracciones contradictorias y complementarias, un fluir de nociones
interdependientes, que en su dinamismo refleja el propio movimiento de la realidad.
Todo cuanto existe se transforma en su contrario, es transitorio y mutable. Ms all
del principio de tercio excluso de la lgica formal, no slo A y no A es posible, sino
que esta misma contradiccin en el seno de los hechos se convierte en su primordial
fuerza motriz. Un mundo contradictorio no es lo impensable, sino su ms profunda
realidad. Habremos, pues, de forzar nuestra lgica de forma que lo real sea tambin
pensable; ello configura la funcin de la Dialctica, un momento a su vez del pensar
filosfico superado por la Razn, aquella que revelar la armona subyacente o
supracente a la contradiccin, de una forma activa, englobando los opuestos en
nuevas unidades. La etapa racional o especulativa de la filosofa representa un
regreso pensante a la impensada racionalidad del pensamiento y del habla
ordinarios que antes haba sido disuelta por la accin del Entendimiento. Un ansia
de Totalidad lograda, cumplimiento y enlace con una primera experiencia intuitiva,
que no anula en un continuo homogneo las contradicciones, pues las engloba,
hacindolas mdula y tutano de su unidad superior. Movimiento tridico que parte
de un todo inmediato para fracturarlo, percibir posteriormente su miridico estallido
dinmico y elevarlo finalmente a una nueva y rica estabilidad. Tesis, Anttesis y
Sntesis anuncian incansablemente el devenir del Espritu, del Conocimiento
Absoluto. La verdad es, definitivamente, el Todo; su forma de manifestarse, la
Wissenschaft o Ciencia Sistemtica; su tarea, la realizacin del universal mediante
la superacin de pensamientos fijos y definidos. El Idealismo de la Razn muestra
la gesta de la comprensin y el dominio del mundo a travs del Conocimiento
Absoluto, cumple la reconciliacin entre conciencia y autoconciencia. La historia ha
recorrido fragmentariamente una serie de momentos, reunidos posteriormente en el
Espritu Absoluto. As, el Espritu pensante de la Historia Universal, en la medida en
que se despoja de esas limitaciones de los particulares Espritus Nacionales y su
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sin saber si la consistencia del suelo soportar la audacia de su escalada, sino ante
la plana certeza del papagayo repitiendo lugares comunes como si fueran axiomas, y
que aun cuando parezca hablar igual que el pionero, completa justamente la labor
contraria: frente al avance por territorios inexplorados, el anclaje en lo Mismo, un
cerrar ojos y odos a una realidad dinmica que estalla por los cuatro costados en un
traje ya demasiado estrecho.
Podemos en los albores del siglo XXI seguir repitiendo sin pestaeo los conceptos
post que fueron rupturistas hace ms de veinte aos?
Uno de los pilares del pensamiento post lo constitua, como ya hemos subrayado, la
afirmacin de la imposibilidad de los Grandes Relatos, de una nueva totalidad
terica. No obstante, desde una dcada a esta parte, un concepto estrella emerge
por doquier.
La fragmentacin y la multiplicidad de que daba cuenta la Postmodernidad parecan
de forma irreversible condenadas a las fuerzas centrfugas y, sin embargo, los
fragmentos dispersos han sido puestos en contacto, englobados, gracias a la
revolucin virtual de la sociedad de la informacin, posibilitando un nuevo Gran
Relato: La Globalizacin.
Las Grandes metanarrativas de la Modernidad eran fruto de un esfuerzo terico, de
una voluntad de sistema, pertenecan al mbito del conocimiento. La globalizacin, en
cambio, es un resultado a posteriori de una revolucin tecnolgica, efecto prctico de
una voluntad de interconectividad, y pertenece al mbito de la informacin.
A la sociedad industrial corresponda la cultura moderna, a la sociedad postindustrial
la cultura postmoderna, a una sociedad globalizada responde un tipo de cultura que,
desde hace tiempo, vengo llamando transmoderna.
Modernidad, Postmodernidad, Transmodernidad sera la trada dialctica que, ms o
menos hegelianamente, completara un proceso de tesis, anttesis y sntesis.
Globalizacin
El fenmeno de la globalizacin no puede reducirse hoy al mero inicio del sistema
mundial capitalista que algunos (Wallerstein) remontaran al siglo XV con el
surgimiento del capitalismo. Tras el llamado fin de la poltica o fin de lo social, nos
hallamos ante una nueva interseccin de ambos sectores mas all del paradigma de
los Estados nacionales.
De cara a una buena caracterizacin, parece pertinente la diferenciacin que Ulrich
Beck10 realiza entre globalismo, globalidad y globalizacin. Por globalismo entiende
la concepcin segn la cual el mercado mundial desaloja o sustituye al quehacer
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poltico; es decir, la ideologa del dominio del mercado mundial o la ideologa del
liberalismo11. La nocin de globalidad apuntara a la constatacin de estar viviendo
en una sociedad mundial donde no existen espacios cerrados. Dicha globalidad se
pretende irreversible precisamente porque responde a profundos procesos, aunque
no todos al mismo nivel, de globalizacin econmica, poltica, social, cultural,
ecolgica... As, globalizacin aglutina, responde y da nombre a todos aquellos
procesos en virtud de los cuales los Estados nacionales soberanos se entremezclan
e imbrican mediante actores transnacionales y sus respectivas probabilidades de
poder, orientaciones, identidades y entramados varios12.
Todo ello configura un horizonte no ciertamente nuevo, pero s cada vez estructurado
de manera ms coherente y consolidada, que apuntara las siguientes lneas
generales: mercado global, cultura globalizada, desarrollo constante de las
tecnologas de la comunicacin, sociedad de la informacin, poltica mundial
postinternacional y policntrica, implicacin global de los conflictos blicos,
transculturales, los atentados ecolgicos y el problema de la pobreza. Esta constante
presencia de flujos y conectividad constituye un naciente proceso de totalidad, cuyo
modelo no es jerrquico o piramidal, sino reticular, desorganizado, sin centro
hegemnico. Si la consolidacin del Estado nacional dirigi el impulso moderno, y la
sociedad postindustrial represent un fluido esfuerzo por dotar de sentido a los
organismos internacionales, intentando ampliar el modelo poltico moderno de un
renovado y plural contrato social, la globalizacin muestra las limitaciones del modelo
estrictamente poltico, incorporando los recientes actores financieros, movimientos no
gubernamentales, mediticos.. .sin que resulte siquiera pensable o deseable la idea
de un gobierno mundial, aun fundado en vagos principios democrticos o de respeto
a normas compartidas como los Derechos Humanos.
Son estas declaraciones formales, as la citada de los derechos humanos, las que
hoy ostentan una marca paradjica. Por un lado, se mantienen como huecos
paradigmas de un espritu ilustrado ya caduco; por otro, se pretenden ideales
regulativos para un nuevo cosmopolitismo republicano o elemento movilizador light
de organizaciones no gubernamentales que parecen, blandamente, haber tomado el
relevo de la otrora clase obrera revolucionaria. En cualquier caso, su universalismo,
ms all de los Estados nacionales, y por el mismo debilitamiento de stos,
encuentra tambin menguadas las atribuciones de los rganos supervisores de su
observancia.
Lo Glocal (R. Robertson), esto es, la preponderancia de los niveles globales y locales
en detrimento de los espacios territoriales tradicionales, disea una nueva
geopoltica, donde el espacio en el que medr la construccin de la Modernidad
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POSTMODERNIDAD
TRANSMODERNIDAD
Realidad
Simulacro
Virtualidad
Presencia
Ausencia
Telepresencia
Homogeneidad
Heterogeneidad
Diversidad
Centramiento
Dispersin
Red
Temporalidad
Fin de la historia
Instantaneidad
Razn
Deconstruccin
Pensamiento nico
Conocimiento
Nacional
Postnacional
Transnacional
Global
Local
Glocal
Imperialismo
Postcolonialismo
Cosmopolitismo transtnico
Cultura
Multicultura
Transcultura
Fin
Juego
Estrategia
Jerarqua
Anarqua
Caos integrado
Innovacin
Seguridad
Sociedad de riesgo
Nueva economa
Territorio
Extraterritorialidad
Ubcuo transfronterizo
Ciudad
Barrios perifricos
Megaciudad
Pueblo/clase
Individuo
Chat
Actividad
Agotamiento
Conectividad esttica
Pblico
Privado
Obscenidad de la intimidad
Esfuerzo
Hedonismo
Individualismo solidario
Espritu
Cuerpo
Cyborg
tomo
Cuanto
Bit
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Sexo
Erotismo
Cibersexo
Masculino
Femenino
Transexual
Alta cultura
Cultura de masas
Vanguardia
Postvanguardia
Transvanguardia
Oralidad
Escritura
Pantalla
Obra
Texto
Hipertexto
Narrativo
Visual
Multimedia
Cine
Televisin
Ordenador
Prensa
Mass-media
Internet
Galaxia Gutenberg
Galaxia McLuhan
Galaxia Microsoft
Progreso/futuro
Revival pasado
Final Fantasy
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sumergida en toda una serie de medios, pero la separacin entre emisor y receptor
mantiene la dilacin espacio temporal, el receptor se encuentra abrumado frente a
una serie de artilugios y un bombardeo de mensajes, la comunicacin pierde la
cercana de los hechos; de esta manera, el individuo se siente pasivo receptculo de
procesos sobre los que no puede influir. Con la posibilidad tecnolgica de la
interaccin, se rompe esta pasividad, esa sensacin de ausencia. En la sociedad
transmoderna, el sujeto recibe informacin y acta sobre ella, puede incidir en tiempo
real sobre lo que est ocurriendo, ya sea para comunicarse por e-mail, participar en
un trabajo en grupo, realizar operaciones financieras o manifestar su opinin en
directo en un programa televisivo. Est realmente en lo que ocurre a kilmetros de
distancia gracias a una efectiva telepresencia.
El discurso moderno buscaba el primado de Lo Mismo, esto es, basculaba en torno
al eje de la identidad y la definicin, tanto en el terreno de las naciones, cuanto en el
de la cultura o la ciencia. Conocer era, an desde la innovacin, integrar lo ajeno en lo
propio, cuyo criterio de valencia lo constitua la homogeneidad. Con la crtica post
emerge el primado de Lo Otro, los discursos anti-sistema, los mrgenes, todo lo
falsamente subsumido en una homogeneidad indiferenciada: los grupos raciales, las
culturas minoritarias, las mujeres, los homosexuales; el azar, en suma, o lo
inclasificable, la heterogeneidad como denuncia y apertura. Pero era una
heterogeneidad que pareca dispersa, irreconciliable, cargada por ello de un
potencial negativo, ensimismada en su propia consolidacin miridica. Actualmente,
va las nuevas tecnologas de la informacin, los grupos minoritarios ocupan la red, a
veces con una actividad y presencia superior a la de ciertos segmentos tradicionales
de la cultura, desde el agit-prop, las movilizaciones internacionales a la elaboracin
de fondos documentales o de difusin. Por otro lado, los esfuerzos y denuncias de la
etapa anterior han creado una suerte de normalidad y asimilacin, aun cuando sea en
el gueto de los estudios especializados, las minoras estatalmente subvencionadas,
la reivindicacin de derechos civiles especficos o el exotismo comercializado. No
hay, pues, abismo o denegacin, sino ms bien una especie de tolerancia desafecta,
nominal aceptacin en orden a lo polticamente correcto, pero que en casos
concretos comienza a ser un avance de posiciones. Hoy, esta forma de apoyo a la
biodiversidad cultural constituye, amn de un enunciado ms o menos programtico,
una real visibilidad accesible.
Podemos encontrar las tendencias mencionadas en el imaginario estructural con que
se ha pensado cada etapa. Hegel defina Sistema frente al mero Agregat y, por
supuesto, toda su obra va encaminada a lograr ese Todo sistemtico. Deleuze opuso
rizoma a la estructura en rbol, optando por el primero. Vemos aqu la ruptura entre un
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pensamiento que tiende al centro, al orden, al tronco comn origen de las sucesivas
derivaciones y otro que apuesta por la dispersin en sentido liberador. Todo lo post
pugn por hacer estallar ese centro neurlgico en series, fragmentos, trazos, universo
gnoseolgico en expansin que no rehuy lo catico y conceptualiz el equilibrio
como entropa aniquilante. Dicha dispersin encuentra sin embargo ahora una
metfora por medio de la cual las fuerzas irremisiblemente centrfugas se enlazan
entre s, de forma dinmica, en un incensante entrecruzarse de conexiones. No hay
centro ni sistema ordenado, pero de alguna manera la Red otorga coherencia
inestable, imagen global sin traicionar u oponerse al dinamismo de la dispersin.
La Modernidad se halla indisolublemente unida a la nocin de tiempo por su propio
talante de innovacin y progreso, una temporalidad histrica que, ilustradamente,
busca un acrecentamiento hacia lo mejor o hegelianamente el cumplimiento del
Espritu Absoluto. La industrializacin, el maquinismo, las revoluciones, las utopas
sociales... pretenden realizar un avance histrico progresivo. Es este optimismo el
que comienza a tambalearse con la crisis de los Grandes Relatos de emancipacin;
parece como si no hubiera ya utopa esperndonos en el futuro, y se denuncia el
rostro mortfero que stas han tenido en sus intentos de plasmacin prctica. El
desmoronamiento del socialismo real nos presenta la sociedad de mercado como
nica alternativa sucedindose a s misma. Se apaga el optimismo y el carcter
pico, es el momento de la famosa andanada de Fukuyama celebrando el fin de la
historia. Pero, ms que el acabamiento de los tiempos, la actual coyuntura
tecnolgica nos sorprende con el salto epistmico de su cumplimiento. El tiempo no
es ya decurso, proyeccin o esperanza: se acelera de forma desorbitada, se
condensa y se realiza, es el logro de la instantaneidad. Todo ocurre ya, delante de
nosotros y a la vez, vertiginosamente, a la velocidad de la fibra ptica. El mundo
transmoderno no es un mundo en progreso, ni fuera de la historia, es un mundo
instantneo, donde el tiempo adquiere la celeridad esttica de un presente
eternamente actualizado. El antes y el despus, la cadena causal de los hechos o su
sincrona, quedan tambin alterados, pues la prioridad de los acontecimientos viene
dada por la celeridad de su transmisin, as las noticias menos importantes o de
lugares peor conectados llegarn ms tarde o ni siquiera llegarn, por lo que en ese
caso no existen. Lo considerado menos relevante ser percibido como
consecuencia, y circunstancias distantes en el tiempo, sin son presentadas
conjuntamente, conformarn un todo coetneo.
La Razn era por excelencia la protagonista del espritu ilustrado. Ms all de
matizaciones terminolgicas, nos estamos refiriendo a ese impulso de explicar el
mundo y a la confianza en su posibilidad, cuya consecucin progresiva alumbrar un
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consiguiente mejoramiento, social y tico. Pero el siglo veinte fue una centuria
plagada de sospechas y autocrtica, que debilit este pensamiento fuerte, jubiloso. Si
tras ella, al fin, nicamente se evidenciaba una voluntad de poder, una manipulacin
ideolgica u oscuras pulsiones inconscientes, slo nos caba ejecitarnos en la lucidez
de su deconstruccin, derruir ese logocentrismo dominador que haba tramado un
complot oneroso, oculto en la parafernalia de las grandes palabras: Verdad, Justicia,
Moral... Desvelar ese nominalismo mendaz y quedarnos con los signos, en un
pensamiento postmetafsico, a medio camino entre la nostalgia y la euforia de la
diseminacin. Las sntesis no son necesariamente benficas, a veces comportan lo
ms rechazable de los momentos anteriores o el retorno nebuloso de su confusin.
Sin ser celebrado por nadie, el llamado pensamiento nico se nos presenta con toda
la pretensin de la necesidad sin alternativa de la razn ilustrada y el tufillo
instrumental de los discursos pragmticos. No obstante, repudiado o arrogante,
ostenta ese consenso alimentado por el declive de las teoras alternativas, interlingua
poltica de organismo internacional o financiero. Hay que aguzar mucho el matiz para
encontrar la diferencia entre las diversas opciones ideolgicas.
Si a la Razn le corresponde el ideal del conocimiento, a su crtica le acompaa un
antifundamentalismo escptico. Las ltimas dcadas han medrado en el relativismo,
contextualismo, culturalismo... La irona ha sido el arma para detener el retorno de los
fastos, y tambin el instrumento para componer, desde la reiteracin distanciada, una
nueva esttica. Pero todo ello no podamos dejar de decrnoslo, difundirlo, con
grandes aspavientos y forzando la mquina de todos los recursos tecnolgicos a
nuestro alcance. Esta furia del mensaje, esta compulsin comunicativa, se ha ido
encontrando, casi sin esperarlo, con medios cada vez ms sofisticados, configurando
una especie de noosfera digital, la sociedad de la informacin, en la que todo los
hechos, los negocios y nosotros mismos se reduce a paquetes de datos
transferibles. La informacin no requiere de fundamentos metafsicos, su legitimidad
no reside en una causa previa, sino en su propio funcionamiento operativo. Un paso
ms y la sntesis quedar realizada: llamemos a este hervidero de flujos
comunicativos sociedad del conocimiento y habremos resuelto de un plumazo todos
los problemas de ms de veinte siglos de metafsica. De la academia a la empresa,
de la sustancia al hardware, del monje en la biblioteca al management man.
La Modernidad represent la consolidacin de los Estados nacionales como dominio
territorial y definicin de las identidades colectivas; todas las prcticas sociales
(cultura, lengua, economa, historia, autoimagen...) remiten a una homogeneidad
interna, controlada estatalmente. Esta soberana va siendo poco a poco debilitada en
favor de un mayor predominio de las relaciones internacionales que, cada vez ms,
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dialctico,
nuevo
paradigma
que
he
apostado
por
llamar
Transmodernidad.
Por debajo de ello, el reto de pensar, la urgencia de actuar, siguen pendientes.
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Profesora invitada y/o colaboradora en las siguientes Universidades: Universit de Paris VIIIVincennes Saint-Denis,Universit Paris VII, Universit de Paris-Dauphine,Instituto de Filosofia
del Consejo Superior de Investigaciones Cientficas,Institut de Creativitat i Investigacions
Esttiques, Universitat de Valncia (Facultades de Filosofa y de Econmicas), Universitat Jaume I
de Castelln, Universidad Complutense de Madrid . Ha sido hasta marzo de 1997 Presidenta de
la Asociacin Valenciana de Crticos Literarios. Actualmente es Directora cultural de la Fundacin
Valencia Tercer Milenio- UNESCO y Miembro del Consell Valenci de Cultura. Es Directora del
Aula de Pensamiento y de la revista Debats (Institucin Alfonso el Magnnimo. Diputacin de
Valencia).Directora de las colecciones "Estudis", "Minor", "Luces de la ciudad", "Escritores
valencianos" y "Encontres", del Ayuntamiento de Valencia.
Ha obtenido , entre otros, el Premio Ciudad de Valencia. Juan Gil Albert de Ensayo 1996,con su
libro :El modelo Frankenstein.. Y el Premio de la Crtica Valenciana 1999 en la modalidad en
"Ensayo y otros gneros" por su libro : Foucault y la genealoga de los sexos. Entre sus libros
destacamos:Discurso/Poder. Madrid..EDE col. Teora y prctica, 1984 (Ensayo), La seduccin de
la diferencia. Valencia,ed. Victor Orenga. 1987. (Ensayo), .En alguna casa junto al mar. Valencia
Ed. Victor Orenga.1987.(Narrativa), .La sonrisa de Saturno. Hacia una teora transmoderna.
Barcelona, Ed. Anthropos,1989.(Ensayo), Trptico. Madrid, ed. Endymion,1992. (Narrativa),
Femenino fin de siglo. La seduccin de la diferencia (reedicin corregida y aumentada de : La
seduccin de la diferencia). Barcelona, ed. Anthropos. 1994. Las palabras perdidas.Madrid.
Huerga & Fierro . 1997 (Aforismos), El modelo Frankenstein (Premio Ciudad de Valencia. Juan Gil
Albert de Ensayo 1996) Madrid.ed. Tecnos, Diciembre 1997, Y de las pavesas surgi el fro .
Valencia. Ed. Palmart. 1998. ( Aforismos), Foucault y la genealoga de los sexos. Barcelona, ed.
Anthropos.1999. Como editora: Mujeres en la Historia del Pensamiento. VVAA.. Barcelona, ed.
Anthropos.1997, Y despus del postmodernismo qu?. Rosa M Rodrguez Magda, M Carmen
Africa Vidal (eds.). Barcelona, Anthropos.1998, El sentido de la libertad. Amelia Varcrcel y Rosa
M Rodrguez Magda (eds.) Edicions Alfons el Magnnim. Valencia. 2000
1 editado por la editorial Anthropos de Barcelona en 1989
2 parte de aquella conversacin apareci posteriormente en la revista Claves de la razn
prctica, n 18, Diciembre de 1991.
3 Pag. 141,142
4 Pag. 139
5 Tansmodernidad, neotribalismo y postpoltica en El modelo Frankenstein, pag. 18.
6 Postmodernidad y transmodernidad, Puebla, Universidad Iberoamericana, 1999.
7 Modernidad, posmodernidad y poscolonialidad: una bsqueda esperanzadora del tiempo en
Teoras sin disciplina (latinoamericanismo, poscolonialidad y globalizacin en debate)Edicin de
Santiago Castro-Gomez y Eduardo Mendieta, Mexico, Miguel Angel Porra, 1998.
8 Filosofa del Espritu, pargrafo 552.
9 WELLMER, Albrecht, Finales de partida: la modernidad irreconciliable, Ciudad de ValenciaMadrid, Universitat de Valncia-Ctedra,1996, pp. 35-36.
10 Qu es la globalizaccin?, Barcelona, Paids, 1998.
11 Op.cit., p. 27.
12 Op.cit., p. 29.
13 Turbulence in World Politics, Brighton, 1990.
14 Op.cit., p. 63.
15 La Transparence del Mal, Pars, Galile, 1990, p.28.
16 Idem, p. 19.
17 Idem, p. 25.
18 La era de la informacin. Vol.1. La sociedad digital, Madrid, Alianza, 2000, p. 137.
Revista Observaciones Filosficas - N 4 / 2007
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