Microhistoria
Microhistoria
Microhistoria
Colegio de Michoacn
relacion@colmich.edu.mx
ISSN (Versin impresa): 0185-3929
MXICO
2005
Presentacin de Conrado
Hernndez Lpez
MESA REDONDA: MICROHISTORIA MEXICANA, MICROHISTORIA ITALIANA E
HISTORIA REGIONAL
Relaciones, invierno, ao/vol. XXVI, nmero 101
Colegio de Michoacn
Zamora, Mxico
pp. 193-224
MESA REDONDA: MICROHISTORIA MEXICANA,
MICROHISTORIA ITALIANA E HISTORIA REGIONAL1
(LUIS GONZLEZ Y GONZLEZ, CARLOS MARTNEZ ASSAD
Y CARLOS AGUIRRE ROJAS)
A la memoria de Luis Gonzlez y Gonzlez (1925-2003)
Un documento un poco extenso de cmo deben ser tomada la michohistoria
Se hace nfasis o se debate las especificaciones y diferenciaciones de la
Microhistoria en Mxico y en otros lugares como Italia, por que no pueden ser
iguales y por qu no pueden tener el mismo concepto, todos los involucrados
en el debate discuten una opinin formal del por qu debe ser microhistoria y
se realiza un debate, donde se hacen diversas preguntas de contexto emprico
y claro analtico respecto al tema, se discute y analiza la revisin del tema y de
los trminos debido a que algunas instituciones
conclusiones que abarcan no slo al hombre, sino a todo el universo. Estos son
los que se ocupan de una comunidad, de unos pocos miles de habitantes en
donde todos se conocen entre s o de una vida cotidiana, que es mal vista por
los filsofos de la historia y los historiadores comunes y corrientes. Uno de los
subttulos que escog para Pueblo en vilo fue microhistoria de San Jos de
Gracia. Cuando la llam microhistoria no saba de ningn autor que hubiera
usado el trmino antes, y lo hice nada ms para distinguirla de la historia
nacional. No me importaba tanto que fuera la historia de una de las miles de
partculas que conforman el Estado-nacin que es Mxico, sino estudiar
aquellos aspectos de la vida que estn ms all de las estatuas de bronce y el
inters por los grandes negocios o por los grandes hombres. Es decir: utilic el
trmino para referirme a la vida cotidiana de un ser en su propio medio, para
hablar del hombre comn y corriente (de estatura normal, no de los gigantes
como hace la historia normalmente), de los modos de proceder que son los
ms ntimos, pero tambin los ms propios del ser humano en general. Bueno
tambin otro tipo de partcula de la humanidad que ya tiene una ciencia que se
ocupa de ella, la de los individuos, no ya de las comunidades, sino de los
individuos, que es la biografa. Yo no utilic el trmino microhistoria para hablar
de la historia local (aunque, despus de todo, todas las historias son locales en
cuanto a que suceden en algn lugar), sino porque estim que buscaba ciertos
fondos del ser humano que no aparecen en la historia nacional, mucho menos
en la filosofa de la historia. La historia regional, supongo, est relacionada con
esta idea de que existen dentro del conjunto de un pas una serie de zonas con
caractersticas econmicas y sociales propias. Claudio Stern, por ejemplo, dice
que en Mxico hay unas 200 regiones de este tipo, que l mismo ha estudiado.
Es una cosa sencilla: yo nunca pens que usar el trmino micro- historia me
fuera a traer por todos estos andares, incluso despus de Pueblo en vilo me
obligaron a escribir artculos y artculos y a publicar un libro llamado Invitacin
a la microhistoria, despus apareci Nueva invita cin a la microhistoria, y mis
hijos me preguntaban que cundo iba a salir Desesperada invitacin a la
microhistoria. MODERADOR. Traslado la pregunta a Carlos Martnez Assad.
Sobre la microhistoria y la historia regional, cul es el significado que usted
otorga a sta ltima como campo de estudio? CARLOS MARTNEZ ASSAD. En
primer lugar gracias por la invitacin y muchas gracias al doctor Luis Gonzlez
porque siempre es un placer dialogar con l y uno termina aprendiendo mucho.
Tambin es como ver a gente de tres generaciones hablando de temas
semejantes, porque Carlos Aguirre Rojas se inici en estas andadas como mi
ayudante de investigacin hace algunos aos, donde lo traje por los cerros de
San Luis Potos siguiendo la ruta de Saturnino Cedillo y seguramente desde all
tambin se interes en esta aproximacin a la historia. En realidad veo
cuestiones diferentes en microhistoria e historia regional, pero sobre todo como
un problema de enfoque. El mismo Luis Gonzlez ha dicho en algunos de sus
libros, y en los que seguramente est por escribir, cmo en la microhistoria el
personaje-narrador puede contar la historia desde el campanario de la iglesia.
Esa metfora me gusta mucho porque nos remite a muchos literatos, a Jos
Rubn Romero y varios personajes en la historia de Mxico, quienes sin estar
muy conscientes de hacer historia nos han recreado lo que era el pas y sobre
todo desde una imagen diferente a la que usualmente se trabajaba en la
historia. Me gusta mucho que en algn momento Luis Gonzlez pensara llamar
al libro que ha desencadenado todo esto: Historia universal de San Jos de
los archivos donde se habla de las funciones que realiz tal o cual presidente,
de cmo fue que Mxico peligr en todos los sentidos durante la Revolucin de
independencia o en la Intervencin francesa, etctera, pero no de los archivos
que se ocupan de los individuos comunes y corrientes, como los archivos
municipales o los parroquiales. Yo saqu muchos datos de los archivos
parroquiales: por ejemplo, ah don de estn registrados los matrimonios
tambin existe el registro de muchos testimonios de los que se iban a casar.
Enmedio de todo el chismorreo les hacen preguntas a varios de los que van a
contraer matrimonio y stos cuentan aspectos muy interesantes de la vida
humana de ese lugar. No me poda servir, como en el caso de las historias
nacionales y mucho menos de la historia telescpica, de otros libros, porque
todava nadie los haba escrito ni tampoco haba artculos de peridicos ni
nada. Los peridicos siempre han tendido a manifestar aquellos aspectos
escandalosos de la conducta humana y mi pueblo, al parecer, no haba dado
lugar a esos aspectos. No decan nada de aquel poblachn que era San Jos de
Gracia, a diferencia de lo que informaban los archivos parroquiales. De los
archivos municipales saqu poco porque los presidentes a veces tienen un
sentido muy selectivo de los documentos. Por ejemplo, en Jojomatln, un
pueblo cercano al mo, el presidente municipal me dijo: que suerte tiene usted,
acabo de quitar toda la basura del archivo y nada ms he dejado este
documento que prueba que Jojomatln fue fundado en el ao de 1530, nada
menos que por el virrey don Antonio de Mendoza. Me mostr el documento,
que estaba escrito con letra del siglo XIX, una letra actual puede decirse. Y
deca que el virrey don Antonio de Mendoza qued tan entusiasmado al pasar
por lago de Chapala que decidi fundar Jojomatln. Mire seor presidente
municipal, le dije, creo que el documento no es verdico porque en el ao de
1530 no haba virreinato en Mxico, ni mucho menos un virrey Antonio de
Mendoza. Hay una tendencia en los pueblos de hacerse notar en la vida
nacional por medio de inventarse fundaciones heroicas. En otro pueblo me
contaban que ah se form esa congregacin porque en una ocasin lleg el
rey tarasco y lo encontr tan bueno que dijo: yo tengo que pasar aqu mis
vacaciones y entonces decidi fundar un pueblo. Y cosas as por el estilo,
porque, en primer lugar, en la vida de pequeas comunidades de hecho ya
existe una supuesta historia que se mantiene en la memoria de la gente, y en
segundo lugar, que muchas veces esta historia est hecha a base de mitos
para que el pueblo sea atendido por las autoridades. En general, el pas, como
todo mundo sabe, tiene elementos genricos, estructurales: la poblacin
mestiza, no una poblacin racialmente variada sino mestiza (en donde se han
juntado, por razones que todos cono cen, gentes de distinta condicin racial);
en segundo lugar, y es algo que no se puede decir pblicamente, que es una
poblacin catlica, aunque se diga que los tarascos siguen creyendo en el
Curicaveri, la verdad es que todos siguen siendo catlicos a ms no poder. En
un estudio sobre la religin popular de los tarascos, el profesor (Pedro)
Carrasco, espaol, lleg a la conclusin de que esa religin popular es la
catlica en su mxima expresin y donde no existe la mezcla con otras
religiones. MODERADOR. Traslado la pregunta a Carlos Martnez Assad cules
son los rasgos sobresalientes o peculiares de la historia regional de acuerd o
con su experiencia? Me re f i e ro al problema metodolgico de unificar criterios
ante las distintas perspectivas, niveles, protagonistas y contextos CARLOS
MARTNEZ ASSAD. La reflexin de don Luis me lleva a pensar que la formacin
del historiador se relaciona con su historia personal y vinculo esto con lo dicho
por Carlos Aguirre sobre los paradigmas. Creo que la historia regional mexicana
antes que paradigmas se hizo ciertas preguntas; por ejemplo: cmo hacer una
historia diferente de la historia patria? En la historia que aprendimos de nios,
las generaciones anteriores encontramos una serie de acontecimientos
polticos oficialistas o, como deca don Luis, la historia de los presidentes de
Mxico y de los hechos que se consideraban relevantes, desde luego, con el
sesgo que siempre conocimos en ese tipo de historia. Antes que paradigmas la
historia regional se hizo este cuestiona- miento: hay que hacer una historia
diferente a la que nos han contado. Despus, la pregunta que segua era
quines son los vencidos de Mxico?, porque solamente tenemos la versin de
los vencedores. Es en ese sentido tambin que la historia regional comenz a
avanzar hasta reconocer a otros personajes generalmente vinculados con los
movimientos polticos regionales y que haban sido voluntariamente excluidos
de la historia, al igual que el estalinismo en la Unin Sovitica hizo de lado a
ciertos personajes que le resultaban incmodos. Esto me sucedi en el primer
trabajo donde abord conscientemente la historia regional: El laboratorio de la
Revolucin: el Tabasco garridista. En realidad me intrigaba saber que Toms
Garrido Canabal haba existido y, sin embargo, no formaba parte de la historia
de Mxico. Eso llev a preguntarme por qu razn un personaje histrico no
apareca en la historia oficial. Y tengo un dato concreto: en su Biografa poltica,
Emilio Por tes Gil describe el primer gabinete cardenista y nunca menciona a
Garrido Canabal como secretario de Agricultura, algo tan elemental como sto.
Tenan que excluir a los personajes que resultaban incmodos para la historia
oficial y que, sin embargo, daban otra dimensin de la historia mexicana. Esto
lo enlazo con mi biografa personal: habiendo nacido y crecido en el Bajo,
imaginaba que todo mundo era muy catlico y de pronto me di cuenta de que
en el sureste de Mxico haba sido diferente, que hubo prcticas
modernizadoras, que perseguan a los curas y que los pueblos reaccionaban de
diferente manera donde, adems, se haba desarrollado una cultura
verdaderamente anticlerical y antirreligiosa. Todo esto influye en la manera
diferente de abordar la historia de Mxico y, por eso, resulta importante
acercarse desde otra forma que permita rescatar esas diversidades que
previamente no haban sido reconocidas. Cuando empezaba a escribir historia
fue importante para m encontrar las lecturas de Antonio Gramsci (de cuyo
pensamiento impart varios cursos en la UNAM), un pensador que desde muy
temprano el siglo XX se propuso entender a su pas, en este caso Italia, pero
con cortes regionales que permitieran explicar por qu el norte se haba
desarrollado y era industrial, y por qu el sur campesino se mantuvo en el
atraso. Un punto importante es que permita aadir a la perspectiva analtica
que era la incidencia o la importancia que le daba a la cuestin cultural, sobre
todo a la cultura catlica de los italianos, pero junto con las otras
manifestaciones de la clase obrera, muy prxima al comunismo. En ese
entonces los intelectuales eran reconocidos por su funcin, asuman posturas
diferentes segn la regin de procedencia y segn la historia de la que
procedan, si eran del Piamonte, de la Toscana, eran orgnicos o tradicionales.
Para m fue una coincidencia histrica leer casi al mismo tiempo a Gramsci y a
Luis Gonzlez y su Microhistoria de San Jos de Gracia para, finalmente, darme
cuenta o aceptar que lo espacial era fundamental para entender la realidad
histrica en la que uno vive. Para concluir he hecho aportaciones
hacer mucha publicidad a esto: revisar lo que ya se haba hecho para no caer
exactamente en los mismos lugares. Todos los que estudiamos en El Colegio de
Mxico tenamos que hacer trabajos de historia de la historia, sobre algunos
historiadores concretos que estn en la base de nuestra historia como Bernal
Daz del Castillo, Jernimo de Mendieta, Bernardino de Sahagn, o de los
trabajos de cuando era usual la historia de los gobernantes, la historia poltica,
que fue toda una moda en el siglo XIX. Sin embargo, nunca se ha hecho, desde
luego, ningn estudio sistemtico de la historia de la historia en este pas. En
cambio, se han hecho bastantes estudios parciales que, incluso, llevara mucho
tiempo hacer una presentacin general de todo lo que se ha escrito hasta
ahora en el campo de la historia de la historiografa. MO D E R A D O R.
Finalmente, para Carlos Martnez Assad y tambin a pro p - sito de su
experiencia en la historia regional, puede ubicar a sta en una tendencia o
corriente global dentro de la historia de la historiografa? CARLOS MARTNEZ
ASSAD. En efecto la historia regional mexicana, as la comenzamos a igualar ya
profesionalizada, con todos los parmetros de la historia, tiene treinta aos de
hacerse en Mxico. En esa perspectiva aceptaremos que de acuerdo con la
larga duracin es muy poco tiempo. Creo que a m me pas al revs: yo vena
de una tradicin donde lea mucha teora y lo que quise hacer fue despejar el
camino y olvidarme un poco de lo aprendido, por ejemplo, de los marxistas de
los aos sesenta: Althusser, Poulanzas y toda esa escuela que conocemos,
adems de otros pensadores que tuve la oportunidad de conocer a lo largo de
mi formacin: Pierre Vilar, Alain Touraine, varios socilogos y personajes como
Roland Barthes que hacan estudios sobre la cultura. En mis trabajos est
presente todo ese aprendizaje, que incluyo aunque no siempre de manera
explcita. Sin embargo, ms que un temor a la teora creo que, en el caso de los
que nos hemos acercado a la historia regional, el debate ha sido escaso. Hay
dificultades para polemizar en trminos que nos permitan superar algunos
planteamientos y ha dado mucho trabajo entender, por ejemplo, que entre las
causales de la Revolucin mexicana no estuvo solamente la cuestin agraria.
No creo que esto haya sido slo un avance emprico, sino un avance sustancial
en trminos tericos: que no toda la Revolucin mexicana se debe a los
campesinos inconformes alzados contra la situacin que viven. Entonces s hay
elementos de avance hacia una teorizacin, pero el problema principal viene
en trminos de la manera de revisar todos estos trabajos, es difcil volver a lo
que deca Luis Gonzlez de comenzar un poco con la historia de la
historiografa, dados los avances en los estudios regionales. Si en este
momento alguien lo hiciera, sera interesante que recuperara el nfasis que
algunos hemos puesto en la movilizacin poltica en las regiones. De hecho, he
considerado que mi acepcin de historia regional est muy vinculada con los
movimientos polticos regionales. En esa medida se tendra que privilegiar en
trminos tericos el conflicto, ah s como un postulado del marxismo segn el
cual la mejor manera de hacer un retrato de las sociedades en conflicto es
cuando se emplazan los actores sociales: los que realizan las propuestas y los
adversarios que surgen, y ambos se disputan muchos objetivos y, desde luego,
el control de la historicidad: cul es el futuro que queremos tanto para la
regin como para los estados o para el Estado nacional mismo? En ese sentido,
ha sido difcil diferenciar entre un estudio esttico y un estudio dinmico en los
acadmicos que hacen historia regional. A veces hay algo que s me parece
una aportacin pertinente, pero los cortes estticos, es decir, analizar una
regin y decir en Sonora pas esto entre 1890 y 1899; en lugar de localizar el
conflicto, primero localizan el lugar y el territorio, y a partir de eso hay muy
pocas posibilidades de avanzar tericamente tambin. Creo que tendran que
ser otras las formas de arrancar en los estudios y tambin el compromiso de
llegar a otras conclusiones. Esto tiene que ver con dos formas de concebir el
oficialismo estatal contra el que hemos luchado para llegar a interpretaciones
diferentes: est el oficialismo dentro de los gremios de profesionistas, es decir,
que consideran los grandes factotum, los mandarines, ciertos personajes y de
ah no los van a mover, lo que digan ellos eso es lo que tiene que ser. Mxico,
en ese sentido, vive un grave atraso cultural, pregunten a cualquier editorial
mexicana y ser difcil encontrar alguna que publique a menores de cuarenta
aos. Esta es la primera generacin que enfrenta a una generacin que ha
vivido mucho tiempo y, en esa medida, coincidimos tres o cuatro generaciones
al mismo tiempo. Nunca haba sucedido eso en la humanidad y no s si sea la
explicacin de la dificultad para que se muevan los parmetros, donde no slo
se tenga que aspirar a ser igual a quien me antecedi sino simplemente poder
ir conformando otros estratos que tambin lleven a esa posibilidad de
explicacin. Entonces mientras en la historia sigamos hablando de personajes
que nos unifican a todos: Bloch, Braudel, y no de los que surgieron despus o
vienen ms atrs, esto extrapolndolo a un plano ms amplio va a ser ms
difcil o se nos dificultar ms el camino a esa posibilidad de dejar
planteamientos tericos ms o menos claros y definidos. Pese a todo, hay
intentos de hacer historiografa regional que han sido buenos: los libros de
Thomas Benjamin, Mark Wasserman (publicado por la Coleccin Regiones de
CONACULTA,) y varios artculos de Heather Fowler, Romana Falcn o Vernica
Oikin, han hecho una buena sistematizacin de la historiografa de las
regiones; desde luego esperamos el prximo libro de Enrique Florescano,
donde promete un captulo sobre la historiografa regional. Aparte de los
problemas que he mencionado, lo ms importante para que no se haya
conformado una teora ms especfica, pero al mismo tiempo ms
contundente, es que se trata de una disciplina muy joven en Mxico, es decir,
muy joven desde que ha profesionalizado. En ese sentido creo que es lo que
explicara esto y desde luego ms que perderle el miedo a la teora,
perdmosle el miedo a discutir con ms libertad y aceptar que a veces
tenemos que echar abajo algunos mitos, algunas ideas que se han sostenido
durante mucho tiempo y que impiden que las nuevas ideas se vayan
imponiendo en ese panorama cultural, que bueno, afortunadamente, hay
cambios pero al mismo tiempo con muchas limitaciones para hacerlo.
MODERADOR. La ltima pregunta para todos. Empiezo con Carlos A. Aguirre
Rojas y sobre la microhistoria italiana. Si bien sta no se ha vuelto popular, s
ha tenido diversos medios de difusin en nuestro pas y en Amrica Latina.
Podra hacer un pequeo balance de la influencia ejercida por esta corriente y,
sobre todo, qu perspectivas futuras abre en la historiografa contempornea?
CARLOS AGUIRRE ROJAS. Es muy interesante la pregunta. Creo que la difusin
que ha tenido la microhistoria italiana, en Amrica Latina y en el mundo, es
una difusin bastante desigual. En mi respuesta, me voy a concentrar
solamente en los casos de Amrica Latina y de Mxico por razones de tiempo.
Para entender esta desigual irradiacin es muy importante recordar que al
hablar del complejo proyecto microhistrico, hablamos de la existencia de dos
subramas en la microhistoria italiana. As, dentro de un tronco comn, dentro
de una sola vertiente general que estara unificada sobre todo en torno al
paradigma microhistrico del cambio de escala que haba sealado antes, se
levantan despus dos subramas o dos variantes distintas de esa misma
microhistoria italiana. La primera, es una subrama que se ha dedicado ms a
trabajar la historia econmica, la historia social y la historia demogrfica, entre
otras, mientras que la segunda subrama se ha dedicado sobre todo y
principalmente al cultivo sistemtico del campo de la historia cultural. La
primera variante microhistrica est asociada sobre todo a los nombres de
Edoardo Grendi y de Giovanni Levi, para nombrar solamente a sus ms
interesantes y ms conocidos representantes. Por su parte, la segunda variante
de esta corriente de microhistoriadores italianos estara asociada, sobre todo, a
la obra de Carlo Ginzburg. Entonces, y cuando observamos ms en general la
difusin planetaria de la microhistoria italiana, podramos comprobar que esa
subrama de la historia cultural, asociada a los planteamientos de Ginzburg, es
la que se encuentra ms difundida en el mundo entero: sus libros estn
traducidos a 20 idiomas y Carlo Ginzburg es sin duda un personaje conocido
mundialmente. En cambio y desafortunadamente, los trabajos de Edoardo
Grendi, que son trabajos crticos y verdaderamente sugestivos estn poco
traducidos. De hecho esas traducciones creo que no deben pasar de algn libro
suyo traducido al ingls, y tal vez algn fragmento de otro libro suyo traducido
al espaol, adems de algunos artculos traducidos a dos o tres lenguas ms. Y
aunque La herencia inmaterial de Giovanni Levi ha sido mucho ms difundido,
no cabe duda de que los libros de Ginzburg son mucho ms conocidos que los
trabajos de Grendi y de Levi. Aunque ahora que felizmente se empieza a
recuperar ms seriamente esta perspectiva de la microhistoria italiana, confi
en que se multiplicarn en muchos idiomas las traducciones de esos ensayos y
obras de Giovanni Levi y Edoardo Grendi, entre otros. As, podr tal vez
equilibrarse la difusin de esa primera subrama de la microhistoria italiana, con
la que ya se ha desarrollado la interesante aproximacin de Carlo Ginzburg,
quien en sus escritos propone todo un nuevo modelo de historia cultural,
modelo cuya tesis central es la de tratar de reconstruir la cultura de las clases
subalternas este ltimo un concepto de clara filiacin gramsciana, pero no
desde el punto de vista de las clases dominantes, sino desde el punto de vista
de las propias vctimas, es decir, desde ese punto de vista de las propias clases
subalternas. As que abundando en ese punto de la difusin que ha tenido la
microhistoria italiana en Amrica Latina, vale la pena subrayar el hecho de que
casi todos los libros de Ginzburg estn traducidos en Brasil, y que su obra,
tambin ampliamente traducida en espaol, circula bastante en toda Amrica
Latina. En cambio en Argentina, que en este sentido funciona como un caso
excepcional en Amrica Latina, y gracias a su propio origen histrico como
nacin, formada en gran medida por las oleadas de fuertes contingentes de la
migracin de la poblacin italiana, los trabajos de Edoardo Grendi y muchos
textos de Giovanni Levi, e incluso los de algunos de sus discpulos (de gente
como Mauricio Gribaudi, o Franco Ramella) han sido bien difundidos en las
revistas argentinas. Con lo cual, quiz en Argentina se conozca ms a esta
segunda rama de la microhistoria italiana, la que creo que valdra la pena
tratar de recuperar tambin y de introducir con ms fuerza en la discusin
acadmica de Mxico. Para cerrar mis intervenciones, volvera al punto que
plantea Carlos Martnez de que los paradigmas de Marc Bloch y de Fernand
Braudel nos unifican a todos. Quisiera que la frase fuera verdaderamente
es Mxico. Sin embargo, no todos esos trabajos estn cruzados por las matrices
que permitan definirla como historia regional. Desde esa perspectiva creo que
se ha enriquecido mucho tambin este tipo de historia con la gran produccin
que se ha dado desde los siglos anteriores, el X V I I I y el X I X, cuyas
memorias, relatos de mdicos, de curas, realmente son monografas que
permiten entender el contexto del momento que queremos estudiar y ver
desde otras perspectivas. En ese sentido le veo un gran futuro a la historia
regional mexicana. Tambin quiero aclarar algunos conceptos. Estoy de
acuerdo en que la produccin en Mxico no es tan cosmopolita como
desearamos, pero creo que cuando Carlos Aguirre habla de cosmopolitismo no
acaba de definirlo claramente, porque mezcla algunos eventos que responden
ms al centralismo europeo, al cordn umbilical del mundo, desde su particular
perspectiva. Los franceses hacen la historia ms local y ms nacionalista de la
que pudiramos pensar. El debate que se dio cuando a Franois Furet se le
olvid mencionar que algunos de los grandes revolucionarios no haban sido
considerados en su Penser la Rvolution Franaise, es decir, que tambin tuvo
la intencin de ocultar en lo que era el oficialismo de la celebracin del
segundo centenario de un hecho tan significativo para el mundo. Hubo crticas
muy fuertes y llamaron a Furet, el sacerdote del ritual patriota de la revolucin.
No hay que exagerar tanto: no son tan cosmopolitas los franceses, ni los
italianos, ni podramos hacer el genrico. Tampoco es cierto que para triunfar
en Mxico, que es como un sesgo que se le da, se necesita ser cosmopolita. En
Europa traducen a Carlos Fuentes y l sigue hablando solamente de Mxico, de
la cultura, del muralismo, de los estereotipos mexicanos. Sin embargo, sigue
teniendo un gran xito en Europa Como agua para chocolate de Laura Esquivel,
una novela localista con un xito internacional impresionante. Creo que para
centrarnos ms en nuestro punto de vista y lo que concierne a la produccin
historiogrfica en Mxico, muchos mereceramos estar traducidos al italiano
como Carlo Ginzburg lo est al espaol y, sin embargo, por alguna razn es
ms importante lo que le pasa a Menoccio en El queso y los gusanos que lo que
le pasa a un personaje de las historias que yo relato. El asunto es que creo que
una cosa es definir ese cosmopolitismo conceptualmente (de cmo ser
cosmopolita pondra el ejemplo de la Guerra secreta de Katz) y ese otro
cosmopolitismo que Carlos Aguirre atribuye a otros autores, y que no lo son
tanto, ya que piensan en su realidad ms inmediata que es precisamente lo
que nos pasa a los historiadores en Mxico. Esto, aceptando que a veces en
Mxico, definitivamente, discutimos mucho nuestras propias cosas y no
logramos tener ese otro alcance del pensamiento cosmopolita. Por otra parte,
es la realidad la que muchas veces va dictando de manera imperiosa lo que es
necesario. Hace dos aos muy poca gente se interesaba en Mxico por el Islam
o por la cultura rabe, les aseguro que los prximos libros sobre esos temas
van a ser bastantes y, aunque los leamos, no nos va a dar el carcter
cosmopolita que requerimos para nuestras interpretaciones tericas
MODERADOR. Agradezco a nuestros invitados su participacin y los conceptos
vertidos en el dilogo.