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Cuentos Aventureros

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Cuentos

ave n t u r e ro s

Gobierno Autnomo Municipal de La Paz


La Paz, 2014

Cuentos aventureros
Gobierno Autnomo Municipal de La Paz
Oficiala Mayor de Desarrollo Humano
Luis Antonio Revilla Herrero
Alcalde Municipal de La Paz
Erlinda Quispe Tancara
Oficial Mayor de Desarrollo Humano
Nelson Antequera Durn
Coordinador de la Oficiala Mayor de Desarrollo Humano
1 edicin, 2012
1a Reimpresin, 2014
Coordinacin general: Nelson Antequera Durn
Coordinacin editorial: Mnica Navia Antezana
Diagramacin: Jenny Guerrero Ricaldi
Ilustracin: Jorge Dvalos
El trabajo de coordinacin editorial de este texto ha sido realizado gracias al apoyo de la Asociacin Intervida Bolivia,
en el marco del Proyecto Educacin Permanente con calidad educativa 2012-2014 ejecutado por la Unidad de Gestin de
Servicios Pedaggicos de la Direccin de Educacin del GAMLP y la Asociacin Intervida Bolivia.
D.L.: 4-2-399-12P.O.
Impresin:
Impreso en Bolivia
Printed in Bolivia

Queridas nias y queridos nios:


Les hago llegar un carioso saludo a travs de estas
lneas. Reciban este libro de cuentos que forma parte de su
Mochila Escolar Municipal. Lanlos con mucha atencin
y cario, pues los cuentos fueron escritos por nios, nias,
jvenes y personas adultas de nuestro Municipio. Mediante
estos cuentos, las autoras y los autores quieren transmitirnos
el amor que le tienen a nuestra La Paz, quieren ensearnos a
respetar y tratar bien a nuestros compaeros y compaeras,
a comprendernos y a convivir mejor. Espero que les gusten y
que les sirvan mucho en este ao escolar.
Evitemos la violencia y sembremos la cultura de la Paz,
la unidad y el buen trato. Tratemos bien a nuestra escuela, a
nuestro medio ambiente, a nuestras compaeras y compaeros,
a nuestros profes, a nuestros paps y mams, a nuestras abuelitas
y abuelitos, a nuestros hermanitos y hermanitas y, sobre todo,
enseemos a los adultos el BUEN TRATO.
Nias y nios, estudien con mucha fuerza y con mucho
empeo. Reciban un beso de su Alcalde que los lleva siempre
en el corazn.

Luis Antonio Revilla Herrero


Alcalde Municipal de La Paz

Cuestin de comunicacin
Ariel Gigasi Tayo

uan Carlos era un joven que viva solo porque perdi a toda su familia
en un tremendo accidente cuando viajaban de regreso a su pueblo,
all en los Yungas. l era ya un joven de 19 aos y necesitaba dinero para
sobrevivir en la ciudad. Busc un empleo por varios das hasta que encontr
uno de recogedor de basura. Se dio cuenta de que su trabajo tena riesgos como
contraer alguna enfermedad o cortarse con vidrios o latas oxidadas por tanto
manejar desechos, pero l sigui con su trabajo, pues necesitaba el dinero.
Pas el tiempo. Como Juan Carlos era un chico muy observador, haba
visto de todo en la basura... de todo: perros muertos. Habr algn nio que lo
llore?, pensaba. Encontr llaves perdidas. Ser que alguien estuvo en serias
dificultades por no poder entrar a su casa u oficina?, murmuraba. Vio zapatos
viejos: Por qu lugares habran caminado esos zapatos?, se deca. Vio papeles
escritos desechados. Seran la tarea escolar o universitaria de alguien?. Encontr
cscaras y restos de comida por cantidades, pero todo revuelto y maloliente.

Entonces pens y pens que la gente es muy desordenada y desconsiderada


al meter todo en una misma bolsa. Pens que bien podran separar la basura
y usar diferentes bolsas. Entonces tuvo la idea de que era necesario hacer una
seleccin de la basura y se dio cuenta de que hay desechos a los que se les puede
dar otra funcin. Por ejemplo, con los residuos orgnicos como las cscaras se
podra hacer abono para la tierra. En el campo, la gente destina este tipo de
basura a los animales como los conejos, las gallinas y los chanchos; pero aqu en
la ciudad haba que manejarlo de otro modo.
Juan Carlos no estaba solo, esta idea se la comunic a otro compaero
mayor que l, el compaero la comunic a otro y ste a un ingeniero ambiental.
Adems Juan Carlos la coment con sus vecinos prximos en el barrio donde
viva. As, la idea fue madurando y creciendo en la comunidad. El propsito era
que la idea crezca ms y ms para que luego todos la pusieran en prctica y as
mejorar el lugar donde ellos vivan. Es como la casa: para que se vea ms limpia
y ordenada, haba que trabajar mucho. sta no es una tarea fcil cuando son
muchos los que no estn educados en el manejo y cuidado de la basura.
De esta manera, Juan Carlos descubri que si se lo propona poda llegar
a ser un ingeniero ambientalista. Su ciudad lo necesitaba y l no estaba solo.
Todo es cuestin de comunicarse.

Nuestras cebras
Flor Silvia Silva de lvarez

rase una cebra que viva en la jungla entre muchos caballos. Y si me


preguntas: Por qu habitaba junto a una manada de caballos?, djame contarte.
Una tarde, el cielo vesta con un atuendo plomo oscuro. Junto al ro,
en las finas arenas perladas, estaba la mam cebra con su pequea hija. De
pronto, un estruendoso rayo la bes y al cielo se la llev. Su hija cebrita, atnita
y desesperada, gritaba:
Mam, mam! pero slo el piqueteo de la lluvia se escuchaba.
Unos caballos que estaban pastando oyeron los quejidos de dolor. El gua
irgui las orejas y sinti la necesidad de auxiliarla. Galoparon veloces, deban
encontrarla. Entonces la vieron cerca de la corriente, donde la cebrita haca
ademanes para atravesar el ro. El caballo jefe percibi el peligro y con voz
apacible y serena le dijo:
Nia, ven, te ayudaremos.
La indecisa cebrita, al escuchar la afable expresin, sali del
agua. En ese preciso momento vio las fauces del cocodrilo Cirilo.
Vivir entre caballos fue entretenido. Jugar con los pequeos primos,
correr, descubrir que la selva est colmada de animales, de olores, de vida verde,
de agua translcida y voltil era incomparable.
Le agradaba danzar al pie de las cascadas junto a sus amigos: el alto
Jirafn con el cuello sin fin, el oso gozoso, el loro con el pico de oro, el len que
mand a muchos al panten, el elefante con la dulce sonrisa de un infante.

Por las noches, la cebra brincaba con las lucirnagas. Cerraba los ojos para
soar que se remontaba por el infinito cielo, que desfilaba encima de los rboles.
Las palmeras la mecan al vaivn del viento, las enredaderas la atrapaban y le
hacan cosquillas en las rodillas. As, se converta en un ser liviano, pero grande;
en una cebra feliz, pero sola.
El tiempo es un hombre apurado, no olvida ni un respiro, l apunta en
su libro la milsima de lapso. As la cebra dej de ser una nia, mud su cuerpo
convirtindose en una adolescente con el anhelo y la esperanza de encontrar
un propsito para vivir.
Senta que la soledad no se llenaba con nada, en cambio ella posea
un corazn grandsimo. Dnde est mi familia?, se preguntaba. Ansiaba
compartir con otras cebras.

Por las maanas, se arrimaba a un espacio del camino donde los tulipanes
y las orqudeas competan por su hermosura. A cada animal que pasaba le
interrogaba:
Conoces a otra cebra?
Todos meneaban la cabeza de izquierda a derecha. La cebra senta que
el pelaje blanco y negro se estaba convirtiendo en azul de tristeza, igual que
cuando el temor se instala dentro de uno.
Como consecuencia de ello, emergi el enojo: un laberinto de
pensamientos incompatibles zumbaban en su cabeza. La joven cebra cambi de

carcter, se mostraba malhumorada, actitud que pocos toleran. Los habitantes


del bosque huan de ella o la ignoraban, no queran hacerla partcipe de sus
juegos. Entonces anid en su garganta una pequea herida. Para mitigar el
dolor que le produca, sus labios proferan gritos, palabras groseras y mentiras.
Pero la llaga creca.
Un domingo, los habitantes de la selva se reunieron a la cabeza del sabio
elefante, quien con el rostro turbado expuso el problema:

La cebra est creando problemas, los conflictos se estn suscitando


cotidianamente luego pregunt: Puede alguien proponer una solucin?
El primero en levantar la mano fue un mono chacotero, quien dijo:
Yo tengo la solucin perfecta: amarremos a esa cebra y echmosla al
agua.
El elefante, con la mirada preocupada, le respondi:
Si t fueras la causa del conflicto, estaras dispuesto a ser lanzado a la
corriente?
El mono, perplejo, call. Un loro parlanchn alz su ala y propuso:
Yo propongo que la encerremos en una jaula.
El len pidi la palabra y aadi:
Unos fuertes golpes mejorarn la situacin.
En ese instante, una patita rugosa pidi que la dejaran opinar, era la tortuguita
amiguita. Ella, con tono pausado y blando, reflexion a la multitud dicindole:
Les sugiero que hagamos una reunin en su honor, quiz necesite
atencin.

La propuesta fue admitida y comenzaron a planificar una fiesta. La joven


cebra fue la invitada de honor. El da de la fiesta, los participantes empezaron a
llegar. Las glamorosas flores despedan una fragancia sin igual. La comitiva de
animales luca sus mejores galas. Lleg la orquesta, muy bien afinadas las voces
e instrumentos. En la fiesta, la cebra era el centro de atencin. Entonces los
msicos interpretaron una dulce y melodiosa armona y las parejas tomadas de
las manos se pusieron a bailar. La brisa tibia de la noche, el olor a flores, a tierra
hmeda, el canto de los grillos, todo era un relajante natural... Los monos, como
diligentes garzones, convidaban manzanas con bananas, frutillas con semillas,
mandarinas con sandas, uvas y pia... El ambiente cordial, alegre y acogedor
haca que todos disfruten de la ceremonia.
De pronto, se escuch un lastimero gemido: era la cebra. La msica ces,
los invitados se quedaron en posicin de estatuas, al igual que los monos, que en
ese momento repartan un delicioso jugo de tumbo sin rumbo. Era gracioso ver
la escena, pareca que se haba detenido el tiempo, se asemejaba a un gran mural
en la pared. Pasaron unos instantes y todos corrieron haca ella preguntndole:
Qu pas?
Le dieron una copita de agua con miel, la azucena le proporcion uno
de sus ptalos para que se limpie las lgrimas. Entonces, la cebrita, ya calmada,
contest:
-Me siento solita, aqu no tengo ningn pariente. Gracias por expresarme
su amor; pero, preciso encontrar a mi familia!
Entonces los animales comprendieron que a Fidelia le haca falta un
hogar.
La celebracin concluy. Cada comensal se puso a pensar cmo ayudar
a la cebra. El elefante convoc a todos a la gran reunin para dar la solucin.
El paquidermo planific la siguiente estrategia para encontrar al linaje
de la cebra. Orden que cinco loros se dirigieran al Norte, cinco golondrinas al
Oeste, siete lucirnagas al Sur y ocho mariposas al Este.

10

As, como una flota de aviones, los insectos y aves, motivados por el deseo
de ayudar, se remontaron en busca de cebras. Mientras tanto, los animales
esperaban ansiosos.

El primer reporte lleg despus de varios das: los loros retornaron


jadeantes y sedientos moviendo las cabezas de lado a lado. Luego aterrizaron
las golondrinas silbando una tonada triste. Poco despus, aparecieron las
lucirnagas totalmente encendidas, pareca que se haban tragado una gran
estrella. Ellas dijeron:
S, s, s las vimos, s, s, s y todos preguntaban, pero nadie se entenda.
El elefante dio dos golpes en el piso y la arboleda tirit. El seor vestido
de plomo, con una gran trompa, orden:
Informen, lucirnagas!
Ellas le contaron que en el Sur haba un lugar nico, una urbe llamada
La Paz, donde cientos de cebras trabajan. Aadieron:
Hay una mquina llamada semforo que regula el trfico de vehculos
y peatones.Tiene tres focos: si se enciende el color rojo, los autos se detienen
y las personas pasan; cuando se ilumina la luz amarilla, indica precaucin; y,
cuando reluce la luz verde, slo los autos transitan y los individuos esperan. Si
alguien no respeta las normas de trnsito, las cebras son las encargadas de poner
orden. Adems, tienen miles de amiguitos: los nios y las nias que las saludan
al pasar, as como los paps, que agradecidos por su labor estn. Las cebras
ensean las reglas de viabilidad, su tarea es valiosa, mantienen el orden en las
calles y avenidas. Gracias a su trabajo, se previenen accidentes.

11

Pero la ciudad est muy lejos susurraron.


Muy alborotadas, todas las mariposas donaron una alita y las pusieron en
los pies de la cebrita. Tambin las lucirnagas le regalaron sus lucecitas, se las
colocaron sobre su cabeza.
Entonces la cebra, un poco dudando y temerosa, se lanz al galope. Sus
delicadas extremidades apenas tocaban la tierra, tena que ir al Sur. Mientras
corra, sus patas parecan una tela entretejida con colores fuertes y tenues, llevaba
un arco iris en los tobillos, las luces de su cabeza semejaban una diadema de
estrellas. Anduvo toda la noche.
Al fin vio el lugar que le haban descrito. Yaca mimado entre montaas.
Desde lo alto, vio el sublime y magnfico Illimani, acicalado de tul blanco,
sedoso, como un guardin al acecho. Las calles eran un inmenso tobogn de
subidas y pendientes. El cielo, como ninguno, tena un celeste inigualable con
motas blancas esponjosas cual algodn de azcar. Sus cerros asimtricos eran
un laberinto de vida y un desborde de creatividad.
Fidelia lleg al centro de la metrpoli. All, sus amigas cebras se le
acercaron: la estaban esperando.

12

Las hormigas
Mara Victoria del Carpio Burgoa

ace mucho, mucho tiempo, cuando slo los animales habitaban


la Tierra, existi en medio de una extensa selva un reino rico y

poderoso.
Era tanta la abundancia que ofreca el lugar que de los confines ms
alejados del Planeta llegaba toda clase de animales como aves, herbvoros, fieras,
camlidos, anfibios, reptiles e insectos.
Las fbricas, los comercios y los empleos se multiplicaban a diario. El
reino creca, expanda sus fronteras y sus habitantes vivan satisfechos... todos
menos un numeroso grupo de hormigas.
Las laboriosas hormigas haban llegado al reino diez aos atrs, pero vean
con tristeza que los animales que llegaron junto con ellas haban conseguido
un mejor nivel de vida, tenan buenos empleos y muchos eran dueos de sus
propios negocios.

13

Las pequeas hormigas, a pesar de ser trabajadoras, no conseguan las


mismas oportunidades de superacin ni reciban mejores sueldos.
Desde que haban llegado al reino, eran las encargadas de la limpieza
y del recojo de la basura, y con el paso del tiempo su salario mnimo se haba
reducido tanto que tenan que recoger las migajas o los trozos de comida que
encontraban en las calles para sostener su existencia.
Cansadas por la injusta situacin en la que vivan durante tantos aos, un
da decidieron organizarse y acudir ante el rey.
El rey, luego de escuchar sus reclamos, les dijo que lamentablemente
ellas estaban en desventaja en comparacin con otras especies por su minsculo
tamao y su escasa fuerza fsica, adems se haban multiplicado tanto que
resultaba imposible aumentarles el salario y que deban estar agradecidas por
permitirles vivir en su reino.

Las hormigas recibieron apenadas las palabras del gobernante, les


quedaba claro que su trabajo no era valorado. Molestas decidieron pelear por
sus derechos, declararon la huelga indefinida y comenzaron a marchar por las
calles.
Todo fue intil: durante varios das slo recibieron crticas, burlas,
represin y ms descalificaciones!
Agotadas y decepcionadas por luchar sin obtener resultados favorables,
se reunieron para evaluar la situacin y decidir su futuro. Una de las hormigas
ms jvenes sugiri entonces:

14

15

Por qu no abandonamos este reino, dejamos de ser unas pobres


empleadas y construimos nuestro propio hogar?
En un principio, la idea pareca descabellada, pero conforme la
asimilaban, fueron comprendiendo que aquella joven hormiguita tena razn.
No tena sentido luchar contra un sistema que las discriminaba y era menos
razonable insistir en servir a un rey que ni siquiera las tomaba en cuenta.
Llegaron a la conclusin de que podan aprovechar su fuerza de trabajo
para beneficiarse mutuamente y tomaron una decisin: abandonar el lugar.
Fuera de las murallas de aquel reino construyeron su propio hogar, un
reino subterrneo que en poco tiempo casi igualaba el tamao y la riqueza de
aquel otro.
Desde aquel da las hormigas son dueas de su propio destino, organizadas
y unidas trabajan para el beneficio de todas y de cada una de ellas.

16

El mundo gira y gira


Lucila Denisse Casso Orozco

rase una vez una nia llamada Charlotte, que viva en una zona
llamada Ciudad Satlite. Ella era la hermana mayor de tres hijos de
la familia Marn.
Charlotte estudiaba en la escuela Cervantes de ese mismo barrio. Un da,
a media maana, cuando Charlotte ordenaba sus cuadernos para salir al recreo,
percibi una mirada extraa que provena de la ventana. Era un nio de aspecto
campesino, tena abarcas de goma de llanta, los pies ennegrecidos por el sol, un
pantaln hecho de tocuyo, una chompa de lana tejida y un chulito en la cabeza.
A Charlotte le provoc cierta ternura y a la vez compasin. Mas, cada
vez que el nio senta la mirada de Charlotte, l sala corriendo del lugar. As
pasaron unos diez das de esa extraa visita.
Un da, Charlotte decidi encontrar al nio en la calle. Cuando el nio
apareci, Charlotte lo sorprendi por detrs y le dijo:
Hola, quin eres?, cmo te llamas?
El nio, sorprendido por las palabras de la nia y totalmente asustado
huy despavorido, dejando caer su chulito de colores. Pasaron varios das. El
nio no haba vuelto a ver a Charlotte, pero ella segua conservando en su
mochila el chulito que el nio haba hecho caer.

17

De repente, una maana pas lo inesperado: el nio apareci nuevamente


llamando a Charlotte con su mirada perdida. Al verlo, ella sali rpidamente, se
le acerc y le dijo:
Hola, el otro da hiciste caer esto y le mostr su chulito de colores.
l recibi su chulito y dej ver su primera sonrisa a Charlotte.
Desde entonces, se conocieron poco a poco. l no hablaba muy bien el
castellano y no asista a ninguna escuela. Charlotte descubri tambin que el
nio no tena padres, porque haban fallecido en un accidente en el camin en
el que trabajaban yendo hacia Oruro.
Charlotte le anim a estudiar en la escuela. Despus de mucha insistencia
y con la ayuda de la directora del colegio, la hermana Sor Teresa, una monja de
muy buenos sentimientos, lograron inscribir al nio en la escuela.
Pas mucho tiempo. La amistad de Charlotte con el nio fue creciendo. Al
mismo tiempo, en la escuela fueron desapareciendo los actos de discriminacin
hacia l, ya que al principio lo insultaban por su aspecto. Incluso en una ocasin
llegaron a golpearlo en el recreo. Fue as que, a pesar de todo, el nio y Charlotte
fueron creciendo juntos.

A punto de terminar los estudios del colegio, Charlotte y el nio ya eran


jvenes. De pronto, se dieron cuenta de que entre ellos no slo haba amistad,
sino que tambin se estaban enamorando.
Con esos mismos sentimientos, creca el temor de Charlotte, ya que tema
que sus padres nunca aceptaran esa relacin. Mientras tanto, el amor creca y
tambin se hacan promesas y juramentos, no slo de amor eterno, sino tambin
de continuar estudiando y ser grandes profesionales.

18

Un da, las amigas y compaeros de curso de Charlotte los vieron juntos


tomando helados. Como nadie estaba de acuerdo con esa relacin, amenazaron
a Charlotte con avisarles a sus paps. Ella no les dio importancia, porque estaba
segura de que no lo haran.
Grande fue su sorpresa un da, cuando al llegar a su casa, vio a las que
consideraba sus mejores amigas conversando con sus paps.
Ante esta situacin y por la angustia que les causara a sus padres, puesto
que se enteraran sobre su relacin, tom la decisin de huir sin siquiera decirle
nada al joven.
As, se fue en direccin a Coroico. Ya all, como no saba hacer mucho,
empez a trabajar de empleada en una cafetera. Los dueos del lugar, al darse
cuenta de que ella no era del lugar y que estaba sola, saban que necesitaba el
trabajo y la hicieron trabajar de da y de noche. Ya haban pasado unos dos meses
y no le pagaban. Un da, los dueos del lugar inventaron un robo y le echaron
la culpa a Charlotte, ya que ella dorma en ese lugar. Los dueos la insultaron y
maltrataron. Para colmo, la hicieron quedar mal ante todo el pueblo.
Sin poder hacer nada, Charlotte, con el poco dinero que haba reunido
de algunas propinas que recibi, decidi irse hacia Caranavi.

Estando all, su suerte no cambi mucho: trabajaba en un hotel. As pas


casi un ao. Un da, la duea del hotel, al verla llorando desconsoladamente, le
aconsej que regrese a su casa y a buscar al joven al que no poda olvidar.
Charlotte, ya cansada de la vida que estaba llevando, decidi retornar a
La Paz. Ni bien lleg, empez a buscar al joven, pero l ya no viva en el mismo
lugar. Sin embargo, ella lo sigui buscando con gran intensidad.

19

Un da que pasaba por la Universidad, lo vio salir de all y corri a sus


brazos. El joven, sorprendido, se puso a llorar con ella. Fueron muchas las
preguntas que se hicieron. Poco despus, decidieron enfrentar a los padres de
Charlotte.
Cuando llegaron a la casa de sus padres, ellos los recibieron a ambos con
lgrimas en los ojos. Sus padres ya conocan al joven, porque juntos la haban
buscado cuando desapareci. Luego del encuentro, sus padres les dieron todo su
apoyo y le contaron a Charlotte que nunca se hubieran opuesto a esa relacin,
ya que ellos haban pasado por lo mismo. Les contaron que cuando ellos eran
jvenes la discriminacin era peor. Incluso les contaron que su verdadero nombre
era Rosario, y que le decan Charito. Por eso, le haban cambiado el nombre a
Charlotte. Tambin le confesaron que su verdadero apellido era Mamani, no
Marn.
As, con el apoyo de sus padres, el joven y Charlotte continuaron sus
estudios y demostraron a todos que no hay diferencia entre las personas, porque
al final todos somos iguales.

20

La ardilla
Renatte Eiffel Hurtado

ace mucho tiempo, en uno de los valles cercanos donde cantaban


los pjaros, viva una ardilla. Lo que no saben es que esa ardilla
era la nica en su especie. Por ello, los cazadores se esmeraban en encontrar su
hogar para exhibirla como trofeo de su cacera. Pedro, el jefe de los cazadores,
quera atraparla. S, pero al mismo tiempo, en un lugar de su corazn, senta
un amor hacia los animales cautivos, causado por la muerte de su mejor amigo:
su perro. Pero l no se daba cuenta de eso, por lo que segua con su mismo
objetivo: encontrar el hogar de la ardilla para cazarla. Y un da su objetivo se
hizo realidad.
En un da de lluvia, un grupo de cazadores en el que se encontraba
el cazador del que hablamos, descubri el hogar de la ardilla y la sorprendi
mientras dorma. Los cazadores prepararon sus escopetas, estaban listos para
matarla; pero un cazador dispar accidentalmente hacia el cielo y boom!,
son muy fuerte. La ardilla se alarm por el sonido y sali corriendo de ese lugar
lo ms rpido que pudo. Los cazadores no se dieron por vencidos y corrieron
detrs de ella con sus escopetas en la mano tratando de darle al blanco. Uno de
ellos casi le dio a la ardilla. Afortunadamente ella esquiv la bala, pero al hacerlo
se tropez con una piedra y cay en un agujero no muy profundo. Los cazadores
se confundieron y fueron por el lado contrario.

21

Poco despus, la ardilla sali del agujero, se quit toda la tierra que tena,
mir hacia los costados y, asegurndose de que haba perdido a los cazadores,
se puso a pensar en el lugar al que ira, puesto que haban descubierto su hogar.
Fue en ese momento cuando vio a una mariposa que paseaba por los alrededores
y le pregunt:
Disculpe, seora mariposa, no sabr usted de algn lugar seguro
donde me pueda mudar?
S, creo que s te puedo ayudar respondi ella. Conozco un lugar
donde ningn humano te molestar: al Norte, despus de pasar un bosque, vas
hacia el Este y all encontrars un campo lleno de flores. Nadie conoce ese lugar,
excepto los animales.
Gracias por tu ayuda le dijo la ardilla, y se fue corriendo. Pero no
escuch la advertencia de la mariposa:
Cuidado, tienes que enfrentar muchos peligros y adems recuerda que
los cazadores te pueden atrapar antes de que llegues.
La ardilla corri y corri, pero adivinen dnde lleg: a la ciudad. Ella se
pregunt:
Qu extrao lugar es ste? Bueno, mejor me apuro para llegar a mi
nuevo hogar. Tengo hambre, y sigui su camino.
Despus de avanzar unos metros, vio un rbol lleno de su comida favorita:
nueces. No pudo contenerse y trep al rbol para comer. Almacen algunas
nueces en sus cachetes, pero cuando estuvo a punto de seguir su camino, pafff !,
la atraparon los cazadores. Haba cado en una trampa! Pedro, el cazador jefe,
dijo:
Inspeccionen todo, no vaya a tener un As bajo la manga que la deje
escapar!
Los otros cazadores asintieron y Juan, uno de ellos, dijo:
Tiene algo en los cachetes!
Pues apritenselos hasta que escupa! respondi Pedro.

22

Y as fue que apretaron los cachetes de la ardilla. A que no saben lo


que pas! Varias nueces salieron disparadas y rebotaron en la cabeza de los
cazadores dejando inconscientes a algunos y empujando a otros sobre Pedro. La
ardilla, medio asombrada y divertida, sali corriendo y escuch gritar a Pedro,
quien se encontraba debajo de los cazadores:
T ganas esta ronda, ardilla, pero nos volveremos a encontrar y
entonces me la vas a pagar caro!
Teodoro, otro de los cazadores, pero no muy despierto, dijo:
Pero jefe... la ardilla no tiene dinero para pagarle.
Cuando Pedro escuch ese comentario, le dio a Teodoro un gran golpe
en la mejilla dicindole:
Eres un tonto!, vuelve al trabajo!

Mientras tanto, la ardilla los miraba desde lejos murindose de risa. De


inmediato retom su camino. Recorri la ciudad llamando la atencin de los
nios pequeos, quienes al verla pasar gritaban:
Un perrito, un perrito!
La ardilla se deca a s misma: Perrito, perrito, por lo menos que me
crean gatito, eeeeh?
Pronto la ardilla sali de la ciudad: Al fin el bosque! Ya me hartaba que
me dijeran: perrito, perrito!. Entonces record las palabras de la mariposa:
Despus de llegar a un bosque, al Este.... Pero despus de todo lo que haba
pasado, no supo hacia dnde estaba el Este.

23

Por all pas una hormiga reina y la ardilla le pregunt:


Perdone usted, su alteza, sabr dnde queda el Este?
Mara, la hormiga reina, le respondi:
S, s lo s, pero tienes que hacer algo a cambio de que te lo diga.
Y puedo saber qu cosa? le respondi.
La hormiga le explic:
Bueno, no tenemos muchas hormigas como antes por culpa de un
animal que se las devor enteras, el oso hormiguero. Tu trabajo es convencerlo
de no comer ms hormigas.
La ardilla se pregunt a s misma: Y ahora, cmo convenzo al oso?.
Mientras la ardilla caminaba, plaafff !, se choc con el oso hormiguero.
Perdn le dijo la ardilla.
No, no importa respondi amablemente el oso hormiguero.
La ardilla le dijo:
Aaah, oso hormiguero, te estaba buscando. Quera que me hagas un
favorcito...
Qu favorcito? le consult el oso hormiguero.
Suspirando, la ardilla le pidi:
Necesito que dejes de comer hormigas.
El hormiguero puso cara de vergenza y dijo:
S, bueno, de todas formas quera estar a dieta, pero... entonces, qu
comer?
La ardilla miro hacia arriba y trep de rbol en rbol y salto de arbusto
en arbusto. Despus de un rato, regres con miles de frutas distintas y se las
ofreci:
Bueno, hay mandarina, pltano, naranja, pia, meln, manzana, pera
y en ese cactus de tu izquierda hay tuna. Auuu!, pero cuidado, que pincha.
Despus de probar todas las frutas, al hormiguero no le gust ninguna.
Suspirando dijo:

24

25

Ni modo, no tengo remedio, tengo que seguir comiendo hormigas.


Justo cuando se marchaba, se tropez con una sanda y, al caerse, la parti
en dos:
Auuu!, me tropec con una cosa muy rara.
Cmo cosa rara?, si esto es una sanda! Es una fruta muy rica dijo
la ardilla sorprendida. Despus le hizo probar al hormiguero un poco:
Toma, tal vez te guste.
El hormiguero la prob:
Mmmm!, qu sabor ms exquisito. Desde hoy ya no comer hormigas,
sino sandas.
Y entonces la ardilla, ansiosa por seguir su viaje, dijo mientras lo jaloneaba:
Pues, entonces, qu esperas? Hay que darle a Mara la noticia y
corrieron para encontrarla. Cuando Mara supo la noticia, organiz una fiesta,
pero la ardilla no asisti porque deseaba seguir el viaje para llegar a su nuevo hogar.

Tiempo despus lleg a un lugar sombro, como un tour del terror, y se


pregunt a s misma:
Pe-pe-pero y dnde est el campo de flores?
Una voz tenebrosa le respondi:
Llegaste tarde, los humanos han destruido todo, aqu estaba mi hogar,
y slo yo pude sobrevivir en la temporada de caza. Eran pandilleros que han
matado a todos los animales que vivan aqu. El dueo de la escalofriante voz
sali de su escondite. Era un lobo, nico en su especie, igual que la ardilla.

26

Los cazadores me persiguen y pens que yo aqu poda estar segura


dijo la ardilla un poco miedosa.
El lobo le advirti:
Corre, antes de que los pandilleros salgan de su escondite y nos maten!
Asustada, la ardilla respondi:
Pero hacia dnde?, no conozco este lugar!
Y justo cuando el lobo iba a responderle, boom!, los pandilleros salieron
de su escondite y les dispararon. La ardilla, ms asustada que nunca, corri
hacia cualquier sitio; pero aquellos la tenan en su mira. Uno de ellos dispar,
pero por suerte slo la hiri. La herida la dej dbil y sin poder moverse. El
lobo tambin qued herido. Pensando que era su fin, la ardilla mir hacia el
cielo, pero en ese momento llegaron Pedro y los cazadores. Al ver a la ardilla tan
herida, a Pedro le vino el recuerdo de su perro atropellado por un auto. Le dio
mucha pena y dijo:
Qu han hecho?, han herido a un pobre animal que no ha hecho
nada a nadie! Ustedes estn matando a seres inocentes. No sienten vergenza?
Los pandilleros se sintieron avergonzados y se retiraron sin nada que
decir. Mientras tanto, Pedro y los cazadores vendaron rpidamente a la ardilla y
al lobo y los llevaron a un centro de animales.

Pasaron varios meses. La ardilla y el lobo se recuperaron. La ardilla


estuvo todos ese tiempo preguntndose qu hacer para agradecer a Pedro y a
sus compaeros por haberle salvado la vida. Se le ocurri una gran idea: darles
un gran dibujo hecho con sus propias patas.

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Cuando ellos fueron a visitarla, le preguntaron:


Ests mejor? Perdnanos si alguna vez te hicimos dao.
La ardilla asinti con la cabeza y sac su dibujo con algunas manchas de
sus patitas. Los cazadores le agradecieron muchsimo y desde ese da protegieron
a todos los animales. Se les ocurri hacer una ley universal prohibiendo cazar
animales e hicieron una sociedad mundial de proteccin de animales. La ardilla,
Pedro y sus compaeros se hicieron mejores amigos. Desde entonces, todos
vivieron felices por siempre.

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Dos nias
Soraya Ftima Daza Sequeiros

erna era una nia muy molestosa que tena por costumbre botar
la basura en cualquier lugar. A ella no le importaba si estaba en su
casa, en la escuela, en el minibs o caminando por las calles. Echaba la basura
donde quera. Incluso un da bot basura durante un espectculo en el Teatro al
Aire Libre. Sus padres no le decan nada porque la maleducaban con su ejemplo
negativo, ya que ellos mismos no respetaban las horas de recojo de basura y
tampoco utilizaban los basureros de la ciudad.
Tal como sucede en los cuentos (en los buenos cuentos), un da Berna,
por su mala costumbre, arroj un papel de dulce y otros papeles en la calle cerca
de su casa. De pronto, escuch una voz muy aguda parecida a una trompeta
de juguete. Mir al cielo, busc a los lados, pero no haba nadie. Fue en ese
momento que se dio cuenta de que le hablaba un trozo de papel, ms bien,
una nia muy parecida a nuestra protagonista, que estaba dibujada en l, pero
encogida, porque Berna haba estrujado el papel antes de tirarlo al suelo.
Cuando Berna se acerc entre impresionada y sorprendida, el dibujo le
habl con fuerza:
iDesarrgame, Berna, tenemos que hablar!

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Berna se puso plida, agarr el papel con suavidad y lo empez a alisar


con sus pequeas manos. Cuando el dibujo ya se vea bien, Berna descubri
un garabato de ella misma que haba hecho en el colegio en un momento de
aburrimiento. Efectivamente, era ella plasmada en el papel cuadriculado, pero
por alguna extraa razn el retrato le hablaba.
Eres una nia muy maleducada! continuaba gritando el dibujo.
Al fin, Berna se anim a contestarle:
Pero, quin eres t?, por qu hablas?, y por qu me reclamas?
Soy t misma, tontita, no me ves acaso? En realidad no s por qu
puedo hablar deca, mientras se agitaba inquieta dentro de la hoja, parece
que es obra de la Madre Naturaleza o de quin sabe, carcaje.
Hummm, qu tiene que ver la Madre Naturaleza en esto?
Muy pronto lo sabrs respondi el dibujo sonriendo
enigmticamente. Vamos a un lugar seguro, aqu en la calle no podemos
hablar con tranquilidad.
Ya en su casa, Berna se encerr sigilosamente en su cuarto, llevando
cuidadosamente el papel.
Podemos hablar le dijo al dibujo.

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Mira, Berna, se me arrug el vestido y mis medias blancas estn negras


reneg el garabato.
Vamos, ya no puedo ms de la curiosidad, cuntame, qu es todo
esto? le pidi Berna.
Como sabrs, la Madre Naturaleza est siendo maltratada por la
humanidad hace muchos aos, con terribles consecuencias para ella, pero
tambin para los habitantes del Planeta.
S, algo s, creo que en clases alguna vez nos contaron ese cuento.
El dibujo se enfureci y grit:
No es cuento! Eres una maleducada, inconsciente, irresponsable. La
gente como t est provocando el deterioro y la muerte de la naturaleza, del
agua, de los animales.
Est bien, no te enojes, me divierte escucharte adherida en ese papel.
Eres obra ma, te das cuenta, no?
Soy obra de la Madre Naturaleza, ya te dije, soy como tu conciencia,
tu lado bueno, pues.
S, s, claro, acaba el relato, me estoy impacientando deca Berna
mientras caminaba por su pequeo cuarto.
Ante la actitud insensata de las personas, se pueden adoptar ciertas
costumbres de vida como, por ejemplo, reciclar la basura. Has odo hablar de
ello, Berna?
Nooo, ni idea, qu es eso? Ya me ests mareando.
Es algo as como transformar las cosas, en este caso, la basura. La
basura despus de un proceso natural o artificial se torna en otra cosa muy
diferente a lo que era.
Hummm, entiendo un poco, dame ejemplos.
El papel de cualquier clase se transforma en papel higinico; las
botellas plsticas tienen diversos usos; la basura orgnica, es decir, los deshechos
domsticos como cscaras, restos de comida y verduras podridas se convierten

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en abono para la tierra, y as un montn de casos en los que se puede hacer


reciclaje.
Parece interesante, nunca me haban hablado de eso, del reciclaje que
dices.
Tengo una idea! salt la nia dentro del papel.
Uff, qu susto, cul es tu idea?
Que vayamos al relleno sanitario de Mallasa.

A dnde?, yo slo quiero comerme el relleno de mi galleta ri


Berna.
El relleno sanitario de Mallasa es un lugar ubicado en la Zona Sur.
All podrs ver todo el proceso de transformacin de la basura orgnica que te
acabo de contar.
La Zona Sur me gusta, es calentita y hay lugares muy bonitos. S, me
gustara ir... vamos, vamos...
No, no tan rpido. No podemos ir ahorita y tampoco solas le aclar
la nia del papel.

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Si les cuento a mis amigas de ti, no me creern, tampoco mis padres.


Pensarn que me estoy rayando. Qu es eso de que hablas con un papel?,
me dirn.
Eyyy chill con fuerza el dibujito vamos con tu curso.
Con mi curso? No me creern, te digo. Adems nos tendramos que
chachar o algo as. Si mis paps se enteraran me castigaran de por vida ri
nerviosa Berna.
Ya s, dijo el dibujo, le dices a tu profe que los lleve a una excursin,
un paseo al relleno, seguro que le encantar la idea.
Tienes razn grit tambin Berna.
Las dos nias casi no durmieron esa noche, ansiosas por la llegada del
siguiente da.
Cuando Berna, venciendo sus miedos, logr contar su idea a la
profesora, sta le dijo que s, que podran ir, pero que haba que organizar un
paseo con antelacin.
Berna, que no era muy dedicada a los estudios, desde ese da se mostr
muy motivada para ir a la escuela, situacin que sorprendi a sus padres y a la
propia profesora, que cada da escuchaba con paciencia sus ruegos para ir de
paseo al relleno de Mallasa.
Y el dibujo? Siempre estaba con Berna metido en sus bolsillos, a veces
muy divertido y otras muy aburrido. Sin embargo, se haba convertido en la
mejor compaa para Berna, quien le contaba todo lo que pasaba.
Por fin, un buen da lleg el momento de ir a visitar el relleno sanitario
de Mallasa. Los nios y las nias estaban felices y no paraban de bromear y rer
por el paseo que iban a realizar. Subieron al bus que los llevara hasta Mallasa y
tardaron un poco en llegar, ya que su escuela estaba ubicada en el centro de la
ciudad y el relleno quedaba bastante lejos de all.
Berna y su dibujito no podan ms de la emocin, estaban desesperadas
por comprobar si era cierto eso del reciclaje.

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Cuando por fin arribaron a su destino que, por cierto, se ubicaba cerca
del Zoolgico, fueron recibidos por los ingenieros y empleados del relleno,
quienes con mucho gusto y entusiasmo les mostraron el lugar y les explicaron
con detalle y paso a paso cmo unas lombrices un poco coloradas, llamadas
lombrices californianas, realizan el proceso de transformacin de la basura
orgnica en abono de la mejor calidad que despus servir para que las plantas
crezcan y se vean hermosas.

La profesora tambin estaba muy contenta y en medio de esa emocin


agradeci a Berna por haberle dado la idea de visitar el relleno y pidi a la nia
que contar a todos cmo se le haba ocurrido aquella gran iniciativa.
Berna se puso muy nerviosa, empez a temblar y pens que lo mejor
sera que el dibujito mismo hablara, pero que todos lo vieran. Cuando hurg sus
bolsillos y sac el papel, se dio cuenta de que la Berna dibujada estaba muuuy
feliz, pues mostraba una gran sonrisa, pero ya no se mova y menos hablaba.

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La profesora insisti a la nia para que hablara y Berna, como si alguien


se hubiera apoderado de ella dijo:
La cultura ciudadana empieza en casa y conlleva el amor a nuestra
ciudad. Mis padres nunca me ensearon que haba que botar la basura en su
lugar y yo echaba desperdicios en cualquier sitio, haciendo que la ciudad se vea
fea y sucia, porque pensaba que la basura era basura y que no serva para nada.
Un da conoc a una amiguita que lleg de lejos y ella fue quien me ense,
no slo cultura ciudadana, sino respeto por la naturaleza. Por eso, a partir de
ahora cuidar la ciudad y pondr la basura en su lugar y les pedir a mis padres
que hagan lo mismo. Les pido tambin a ustedes, compaeros, que amemos
nuestra hermosa ciudad y contribuyamos con un poquito para que se vea mejor
echando la basura en su lugar y en los horarios establecidos.
Los nios, muy entusiastas, aceptaron gozosos. Cada uno se llev un
puado de lombrices californianas a sus casas, prometiendo darles de comer
basura domstica para que se convierta en abono para la plantas. Tambin
prometieron que siempre cuidaran la ciudad botando la basura en los basureros
y contenedores.
Ms todava: ahora Berna guarda en un lugar muy especial el dibujo que
hizo de ella misma y que le ense tanto sobre la cultura ciudadana y sobre el
amor a la naturaleza. Y el cuento se termin.

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Panchito
Mara Victoria del Carpio Burgoa

Hola, mi nombre es Panchito! As me llama mi mam. Tengo slo ocho


meses de vida, pero vivo tantas aventuras cada da que me siento mucho mayor.
Cada maana despierto muy temprano y despus de mi primer alimento
mi mamita me asea y me viste con esmero. Sabe que me gusta sentirme limpio
y bonito. Luego me carga en un colorido aguayo y salimos de nuestro hogar.
En el camino, debemos apresurar el paso porque la parada del minibs
que nos lleva hasta el trabajo de mi mam se encuentra a varias cuadras de
distancia. Es el momento que menos me agrada, las calles an estn oscuras y
los ladridos de los perros me asustan mucho.
Subir al minibs es otro problema: hay tantas personas esperando hacer
lo mismo, que a veces nos empujan y golpean sin consideracin.
Mi mamita se preocupa mucho por m, no sabe si subir al vehculo
o cuidar mi cabecita de los dolorosos golpes que he recibido en ms de una
ocasin. Pero yo le digo con mis ojitos que estoy bien y que cuando sea mayor
voy a conseguir buses ms grandes para que todos podamos trasladarnos sin
tantas incomodidades.

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La cosa cambia cuando ya vamos en la movilidad, me gusta tanto sentir


la velocidad con la que nos movemos y observar el paisaje de la gran ciudad
Espero recorrer todas esas calles cuando pueda caminar solito.
Mi mam trabaja en un lugar donde se prepara y vende rica comida.
Cuando llegamos cada maana, sus compaeras me dicen sonrientes:
Hola, Panchito! y me hacen cosquillitas.
Luego de los saludos, tenemos que ir a comprar un par de garrafas de
gas. Cmo quisiera crecer rpido en ese momento, para ayudar a mi mamita!

Regresamos al lugar y pasamos el resto de la maana haciendo muchas


cosas: pelando las papas, lavando los manteles, barriendo, limpiando las mesas
y saliendo a comprar las cosas que hacen falta.
Esas salidas son mis favoritas, me entretiene mucho caminar por las calles
y ver a tanta gente. Me gusta mirar las expresiones de alegra, de preocupacin
o de tristeza en los rostros de las personas; pero lo que menos me agrada es ver
los rostros enojados, como el rostro de la jefa de mi mam.

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Cuando la jefa viene a la cocina, siempre grita y reclama por todo:


Por qu no dejas a esa wawa en la guardera? le dice a mi
mam.
Arrr! le respondo muy serio. Me molesta que le grite a mi
mamita. A m tambin me gustara quedarme en una guardera para jugar
con otros nios, pero esos lugares cuestan dinero. Adems, yo tengo que
cuidar a mi mam.
Luego comienza la hora ms agitada. Los clientes entran y salen, los
platos van y vienen. Afortunadamente, siempre nos acompaa la msica de la
radio.
Yo bailo y canto en la espalda de mi mam, creo que voy a ser un artista
famoso cuando sea grande.
Concluye todo ese ajetreo y llega el momento ms dichoso del da: la
hora de mi alimento, no slo porque estoy hambriento, sino porque puedo ver el
rostro de mi mamita y sentir su cario. Luego me quedo dormidito por el resto
de la tarde y despierto horas despus cuando estamos viajando en el minibs de
regreso a nuestra casita.
La prxima vez que veas un beb en la espalda o en los brazos de su
mam recuerda que necesita ser tratado con cario y respeto, porque, al igual
que yo, apenas est aprendiendo a comprender la vida.
Hasta otro da!

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