Lotman, Semiosfera
Lotman, Semiosfera
Lotman, Semiosfera
Al lector:
Sobre la selección y la traducción
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Aufsátze zur Theorí; und Metbodologie dfr Literr.titr und Kulíur, Kronberg, 1974; Ar-
tículos sobre semiótica de la literaturay la cuUura (en japonés), Tokio, 1979; Testo e contesto.
Semiótica deU'arte e deüa culíura, Roma-Barí, 1980; y Kunst oh Sprache. Untersucbungcnzum
'¿eicbencbarakíer von Literatur und Kunst, Leipzig, 1981, ediciones cuyo contenido va de
los nueve a los dieciséis artículos.
11
sorprendente que resulte, incluso mucho más amplia —en el dominio bien nos concedió en exclusividad, en el más generoso y honroso re-
de la teoría, repetimos— qtic la reciente edición en ruso, de las abar- conocimiento posible de nuestra labor de traducción y difusión de sus
cadoras Obras escogidas de Lotman en tres tomos (1992-1993), prepara- textos, todos los derechos para la traducción y edición en español de
das por el propio autor para la editorial estonia Alexandra. sus artículos teóricos de semiótica de la cultura y el arte, cuando en fe-
Este carácter tan excepcional de la presente edición española se brero-marzo de 1992, en Caracas, en medio de una de las celebracio-
debe, por una parte, al resuelto propósito que le dio origen: el de de- nes internacionales de su setenta cumpleaños, revisó por última vez y
dicar una antología exclusivamente a reunir todos los artículos teóríco-gene- aprobó el contenido y ordenación del proyecto de la presente antolo-
rales importantes publicados por Lotman desde los años 60 hasta la fe- gía, ya examinado por él en 1987, en La Habana.
cha de cierre de la recopilación —fines de los 80, la de un primer pro- Con todo, el volumen e importancia de sus cuatro libros teórico-
yecto, y, luego, principios de los 90, la de la presente versión, generales, La estructura del texto artístico (1970), La semiótica del ciney los
convertida en definitiva por obra de la siempre prematura muerte de problemas de la estética cinematográfica (1973), Culturay explosión (1992) y
Lotman en octubre de 1993. Así pues, ella incluye numerosos textos Buscar el camino (1994)3, así como de la parte teórica inicial de Análisis
teóricos que, obviamente, por su fecha de aparición, no podían haber del texto poético (1972), el grueso de la producción teórica de Lotman
sido recogidos en dichas antologías alemanas, japonesa e italiana, así está constituido por decenas de artículos publicados independiente-
como muchos otros no menos valiosos sobre culturología, retórica, li- mente en diversas revistas (sobre todo en la tartuense Semeiotiké, por él
teratura, cine, teatro y artes plásticas que, por razones editoriales, no fundada y dirigida) y en recopilaciones de autores varios. Hasta lo que
fueron incluidos por Lotman en su antología personal estonia. Pero al se considera su primer libro, Lecciones de poética estructural (Tarta, 1964),
mismo tiempo excluye, también a diferencia de las mencionadas puede ser visto como un número entero, el primero, de la revista Se-
Obras escogidas, sus decenas de artículos estrictamente históricos sobre meiotiké. Trudy po znokovym sistemom, que yuxtapone tres artículos o
literatura y cultura rusas o los no menos numerosos dedicados a la «lecciones» sobre temas muy diversos; y su antepenúltimo libro, ine-
descripción, análisis e interpretación de obras concretas (de Evgueni xistente en ruso como tal, Universe oftbe Mind. A Semiotic Theory of Cul-
Oneguin a El Maestro y Margarita), así como a la poética de autores (de ture (Nueva York-Londres, 1990) es, en esencia, una refundición am-
Lérmontov a Brodski), géneros (p. ej., el espacio en la novela rusa del pliada de varios artículos publicados en ruso separadamente en los
siglo xrx), periodos (p. ej., la palabra en la Ilustración), conductas (p. ej., años 70 y 80. Y si examinamos más de cerca La estructura del texto artís-
la teatralidad en el comportamiento de principios del siglo xrx), etc., tico, vemos cómo gran parte de ese libro está constituida por artículos
—muchos de ellos portadores, es cierto, de importantes ideas teóricas de las Lecciones de poética estructúralo por bloques enteros de ellos y de
y metodológicas formuladas o implícitas, pero, por lo regular, entrete- otros publicados en los años 60, como «Sobre el problema de los sig-
jidas en filigrana con datos y debates histórico-concretos de la literatu- nificados en los sistemas modelizantes secundarios». «Sobre la signifi-
ra y la cultura rusas poco o nada conocidos por el lector no ruso o no cación modelizante de los conceptos de "final" y "principio" en los
dedicado a la msística o la eslavística. textos artísticos», etc. Y es que el formato o, si se prefiere, el «género»
Por otra parte, y ante todo, esta excepcionalidad de la presente edi- del artículo ha sido el modo «natural» de existencia o, por lo menos,
ción se debe precisamente a la amistad y la participación personal di-
recta del propio luri Mijáilovich Lotman, quien no sólo nos suminis-
ra de Lotman, también de la Universidad de Tartu, a cuya labonosidad los estudiosos
tró durante lustros (por correo o personalmente —en Cuba, la URSS de la semiótica debemos agradecer la más completa bibliografía de las publicaciones de
o Venezuela—) originales, fotocopias y observaciones2, sino que tam- Lotman por todo el planeta («Materialy k bibliografii trudov professora lu. M. Lotma-
na», en Sbomik staíei k 70-letiiuprof. lu. M. Lolmana, Tartu, 1992, págs. 514-565, y, en una
versión aumentada, en el tomo III de I. M. L., hbrannye stat'i, Tallin, Alexandra, 1993,
- Envíos aquellos de una generosidad sóio comparable con la de los realizados has- págs. 441-482).
3
ta hcy desde Estonia por el hispanista Jüri Talvet y el teórico de la traducción Peeter To- No contamos entre estos libros teóricos mayores de Lotman el titulado Diálogo
rop, ambos profesores de la Universidad de Tartu, y el último, miembro activo de la Es- con la. pantalla,, escrito conjuntamente con luri Tsivián, publicado en 1994, y definido
cueLí de Tartu y del consejo de redacción de su revista, Semeiotiké. A estas inapreciables por sus propios autores como «un alfabeto del lenguaje del cine, unas primeras leccio-
ayuciií se ha sumado en fecha reciente la de Liubov Kiseliova, estudiosa y colaborado- nes del lenguaje cinematográfico» —pero excelente en calidad de tal.
-k
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de aparición inicial del pensamiento de Lotman y de la mayoría de los Universidad de Granada (Discurso, Sevilla, núm. 8,1993), a cuya labor
miembros de la Escuela de Tartu. Y ello, en nuestra opinión, se debe, de edición y organización debemos dos importantes momentos en la
por lo menos en el caso de Lotman, a una concepción de su papel de divulgación del pensamiento de/sobre Lotman en España: el citado
investigador teórico como el de un explorador de avanzada, que des- número de la revista Discurso, de la Asociación Andaluza de Semióti-
cubre un terreno, realiza un estudio inicial de éste, informa de sus re- ca, dedicado por entero a Lotman y la Escuela de Tartu, y la Reunión
sultados... y parte de inmediato al descubrimiento de nuevas tierras, Internacional In Memoriam luri M. Lotman, (Universidad de Grana-
dejando a otros el trabajo de colonización, de cartografía sistemática y da, 26-28 de octubre de 1995).
explotación. Por otra parte, la otra cara de estas traducciones «al cuadrado» es
Entre otras muchas, dos razones fundamentales hacían sumamen- que están asociadas a una recepción pasiva, sin iniciativa propia, como
te necesaria la elaboración de la presente antología para el lector de evidencia el hecho de que la dependencia respecto de las ediciones ex-
lengua española en particular, en primer lugar, el estado del conoci- tranjeras se extiende a la selección de los trabajos —y en el caso de una
miento y difusión de la obra de Lotman y, en general,~de la Escuela de recopilación se produce un calco del contenido de una o varias edicio-
Tartu entre los investigadores, críticos y profesores de habla hispana, nes foráneas— con la consiguiente subordinación a una agenda ex-
y, en segundo lugar, la especial significación de la más reciente pro- tranjera de intereses y necesidades teóricos —sea una del país media-
ducción de Lotman, k de los últimos veinte años, que es precisamen- dor que encargó o editó, o la del antólogo(-autor) que propone, o
te la menos conocida y accesible entre nosotros. una de transacción— y, además, con el consiguiente doble desfase
Sobre lo primero, nos vemos obligados a retomar aquí, por su cronológico —el de la edición propia respecto a la edición extranjera
inalterada validez, algunas afirmaciones que formulamos hace dos y el de ésta respecto a las publicaciones originales. Felizmente, los an-
años al prologar una selección nuestra de trabajos de la Escuela de Tar- tólogos de las ediciones italiana (1973) y francesa (1976) en que se
tu para un número monográfico de la revista mexicana Escrito^. A más basó la recopilación editada por Cátedra en 1979, Semiótica de la cul-
de treinta años de su inicio, la vasta y variada producción científica de tura, fueron los propios Lotman y Uspenski, y el más reciente de los
Lotman y la Escuela de Tartu sigue siendo, casi en su totalidad, una ie- textos allí recogidos había sido publicado en ruso «sólo» cinco años
rra incógnita para la gran mayoría de los investigadores de lengua espa- antes5.
ñola. Aún son muy contadas las traducciones al español de sus libros La enorme laguna en materia de traducciones españolas de la Es-
y de sus abundantes artículos, las cuales —hecho nada desdeñable— cuela de Tartu no ha sido reducida en mucho ni siquiera por la inter-
casi siempre presentan considerables, cuando no muy graves deficien- vención divulgativa de la revista teórica cubana Criterios, ni, en gene-
cias —entre otras cosas, porque por lo regular son traducciones de tra- ral, por nuestra propia labor en Cuba y México en el dominio de la se-
ducciones (esto es, del ruso al francés, italiano o inglés, y de éstos a! es- lección y traducción directa del naso, que desde 1982 "hasta 1995 había
pañol) y a menudo «inconfesas» (pero delatadas por la transcripción puesto en circulación en español un total de 17 textos de Lotman y 18
fonética no española de las palabras rusas y por los italianismos, gali- de otros miembros de la Escuela (labor que había comenzado en 1972
cismos, etc.), o a causa del pobre conocimiento del ruso y/o de la teo- con traducciones indirectas a través del francés y del rumano). Lamen-
ría literaria y la semiótica por parte de los traductores. La extrema es- tablemente, la deseada aparición de nuevos traductores de los textos
casez de estas traducciones puede ser comprobada echando una ligera originales de la Escuela no siempre ha tenido los benéficos resultados
ojeada a la más completa bibliografía de los trabajos de/sobre la Es- esperados (como los meritorios de la reciente incorporación del tam-
cuela de Tartu disponibles en español, francés, inglés, italiano, alemán bién investigador y traductor cubano Rinaldo Acosta), sino en ocasio-
y portugués, realizada £>or el profesor Manuel Cáceres Sánchez, de la nes todo lo contrario: traducciones deficientes e incompetentes desde
4
«Mostrar la Escuela de Taitu como escuela: más allá de Lotman y Uspenski», en 5
Lotman y Uspenski, eds., Tnruaux sur les sysíemes de signes. Ecole de Tartu, textos es-
Escritos, Centro de Ciencias del Lenguaje, Universidad Autónoma de Puebla, núm. 9, cogidos y presentados por J. M. Lotman y B. A. Ouspensld, Bruselas, Comploce, 1976;
1993, págs. 7-13. El volumen incluye once trabajos de la Escuela: de Lotman, B. A. Us- Lotman y Uspenski. eds., Rictjerche semiotiche. Nutrve tendente deUe sáenzt umane
penski, V. Vs. Ivánov, V. N. Toporov, E. M. Meletinslá, 1.1. Levin y Peeter Torop. neU'URSS, Turín, Einaudi, 1973.
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el punto de vista de la lengua y la cultura generales y de la terminolo- gua original y con mayor competencia lingüística y científica, son, de
gía científica especializada, que sólo vienen a desfigurar y desacreditar todos modos, muy escasas en comparación con el corpus de la Escue-
e! pensamiento de los semióticos de Tartu, a pesar de las incuestiona- la, y también de muy (o más) difícil acceso por razones de distribu-
blemente buenas intenciones de quienes las encargaron o las acepta- ción y precios, así-como por su dispersión en decenas de revistas, an-
ron entusiastamente para su divulgación6. tologías y libros de múltiples países. Y es que ni siquiera los muy con-
A esta limitación se suman aquellas relacionadas con la distribu- tados investigadores hispanoparlantes que pueden leer directamente
ción y el mercado editorial, que a menudo hacen que permanezcan del ruso han podido disfrutar de un privilegiado fácil acceso a la obra
desconocidas o inaccesibles (física y/o económicamente) las dispersas de la Escuela de Tartu: durante los años 60, 70 y 80, con rigor y éxito
ediciones españolas de artículos y libros de la Escuela en la América variables, la nomenklatum y los apparátdnki soviéticos se esforzaron por
Latina, las mexicanas en España o en muchos países de América Lati- dificultar o imposibilitar por todos los medios el acceso a los textos de
na, y las cubanas en casi todas partes. Ahora bien, los estudiosos his- la Escuela: reducidísima tirada, circulación restringida, ausencia com-
panoparlantes que leen italiano, francés, inglés, portugués o/y alemán pleta en las librerías y casi completa hasta en las salas de acceso con-
no están en una situación mucho mejor, y ello por razones análogas: trolado de las principales bibliotecas de la URSS, prolongados trámi-
las traducciones, en mayor número y casi siempre realizadas de la len- tes para obtener el permiso de enviar originales o impresos al extranje-
ro... y la no concesión de permisos de viaje a Occidente o al extranjero
6 en general. Jamás olvidaremos que las primeras palabras de una perso-
Un ejemplo de estas traducciones puede ser la del texto «La historia y la semióti-
ca. La percepción del tiempo como problema semiótico», de Borís Uspensld, realizada nalidad intelectual del prestigio mundial y la avanzada edad de luri
del ruso por el prof. Rafael Guzmán Tirado y publicada en Discurso, Sevilla, núm. 8, Lotman en el I Encuentro Internacional de Criterios (La Habana,
1993, págs. 47-89. Allí siuzhet (sujet, trama, argumento) y siuzhetnyi son traducidos como 1987), que tuvimos el honor de organizar, fueron para expresar su sa-
tema, temático (aun cuando Uspenski destaca su equivalencia con historia); zerkal'nost' tisfacción de que su primera estancia en Occidente se produjera en esa
(especularidad), como tersura; skazka (cuento maravilloso fblclórico), como cuento a se-
cas, en general; pcrezhivanie (vivencia, Erlebnis), indistintamente como concepción, experi-
visita suya a Cuba; ni que para lograr esa salida a lo que era conside-
mentación, impresión; oposrcdstvovannoe (mediato, indirecto), como directo; retar myslenno rado oficialmente un «hermano país socialista» había sido necesario
objodit mcsta (el rétor recorre mentalmente los lugares), como el orador evita, deforma cons- un prolongado y duro forcejeo con la Unión de Escritores y el Minis-
ciente, los lugares; prostranstvo preobrazuetsia vo vremia (el espacio se transforma en tiem- terio de Cultura de la URSS.
po), como el espado seforma en eltietnpo; lama (la divinidad hindú, de igual nombre en
La otra razón fundamental que hacía inaplazable la preparación
español) es convertida por el traductor en las Profundidades (en ruso, iama, palabra ho-
mófona, significa «hoyo»); el gran clásico Tuddides es convertido en el cuasi japonés Fu- de esta antología es la urgencia de que se estudie en profundidad la
kidid (transcripción española de la fonética rusa del nombre griego), y as! sucesivamen- producción teórica de Lotman posterior a lo que se ha llamado su ini-
te a cada paso a todo lo largo del texto. Lamentablemente, también Lotman sufrió tres cial etapa «tectónica», «neoestructuralista», que es precisamente la co-
traducciones semejantes a manos de este mismo profesor. He aquí sólo dos o tres ejem- nocida gracias a los dos libros y la recopilación publicados en España,
plos de una sola de esas traducciones, la del artículo «Sobre el papel de los factores ca-
suales en la evolución literaria» (ibídem, pigs. 91-101): vnesistemnoe (extrasistémico, exte- tomados equivocadamente en fecha reciente por algunos autores espa-
nor al sistema) y sistemnoe (sistémico) son traducidos como extrasistemático y sistemático ñoles como única base de sus generalizaciones críticas sobre «el pen-
(en ruso: sistemaíicbeskH); rodaje otnoshenna (relaciones —sociales— gentilicias, del pe- samiento de Lotman». En efecto, desde mediados de los años 70, pero
ríodo de la gens), como relaciones patrimoniales, y EVM (abreviatura de eleklronnaia vychis- sobre todo en los años 80 y hasta su muerte en 1993, el pensamiento
UleVnaia mashina, máquina calculadora electrónica, computadora), es traducida, por ho-
mofonía y tal vez metonimia y antonomasia anecdóticas, como IBM (sigla de la cono-
de Lotman evoluciona hacia un enfoque cada vez más dinámico del
cida firma Internacional Business Machines, Compañía Internacional de Máquinas de texto y de la cultura y hacia una concepción de éstos como generado-
Oficina). Mientras escribíamos estas líneas, ha llegado a nuestras manos otra reciente res de sentido y no como una especie de embalaje y de almacén de
traducción de un texto de Lotman por Guzmán Tirado («La biografía literaria en el con- éste, respectivamente. En esta segunda, última y más importante eta-
texto histórico cultural», Signa, l q<5 5, 4, págs. 9-26), en la que, entre muchas otras gra- pa, que convencionalmente podríamos llamar «dinámica», «post-
ves desfiguraciones conceptuales, hallamos la siguiente: donde Lotman afirma que el
creador del texto «se percibe a sí mismofakticheski [realmente, en realidad] no como au-
neoestructuralista» y hasta «postmoderna» en el sentido hassaniano, y
tor, sino como mediador», Guzmán hace decir a Lotman que «él se percibe deformafan- cuyo concepto clave será el de «semiosfera», los intereses teóricos de
ttística [en ruso Kñzfantastichfsk;} no como autor, sino como mediadon>. Lotman se dirigen cada vez más hacia el funcionamiento real de los
16 17
textos, la pragmática literaria y la recepción, la literatura masiva, el kii, Pliujánova, etc.— sobre temas y problemas que Lotman nunca
intexto, el poliglotismo de la cultura, las ideas de Bajtín, la influencia abordó en especial: desde la semántica musical o la intertextualidad
y la interacción de las culturas, la función cultural de la memoria se- en el cine hasta lo grotesco, la traducción, la «Nueva Historia» o la se-
miótica, el discurso histórico, el progreso tecnológico y los miedos ge- miótica de la mentira... Justamente el conocimiento de estos autores y
nerados por la cultura, el papel de los factores casuales, y, finalmente, textos permitirá apreciar en toda su grandeza la hazaña intelectual que
los problemas de la «lógica de la explosión de sentido», el trinarismo, realizó luri Lotman en un contexto político-cultural tan hostil, al nu-
la discontinuidad y la impredecibilidad en la dinámica de la cultura. clear tal número de talentos tan diversos en un diálogo que ya dura
Son esos temas «dinámicos» de la última etapa (la más rica en ar- décadas y cuyos abundantes frutos apenas se están empezando a co-
tículos teóricos) los que predominan en las páginas de nuestra antolo- nocer en nuestra lengua.
gía, junto a muchos otros también nuevos y otros no tan nuevos en su
obra, pero abordados de una manera nueva y más amplia: la lengua DESIDERIO NAVARRO
hablada, la retórica, el símbolo, el origen del sujet, las relaciones entre Los Naranjos, Cuba.
literatura y mitología, el diálogo y la asimetría cerebral, la cultura y la Junio de 1996.
inteligencia artificial^la biografía literaria, etc. Entre los temas nuevos
a los que Lotmari dedicó artículos aquí también incluidos, debemos
mencionar la retórica icónica, la semiótica del teatro, de la arquitectu-
ra, de la naturaleza muerta, de los muñecos y de los dibujos animados.
Esperamos, pues, que con la ayuda de nuestra antología se gene-
ralice al fin en el mundo de habla hispana una imagen fiel del pen-
samiento de Lotman en su evolución histórica, y también en su di-
versidad de intereses en cada momento dado. Sin embargo, no qui-
siéramos que, en modo alguno, nuestra antología contribuyera al
«lotmanocentrismo» de la recepción de la Escuela de Tartu en lengua
española, esa casi exclusiva concentración en la obra y personalidad
de Lotman que también se dio y aún se da en otras lenguas. Todo lo
contrario: aspiramos a que, al descubrir tantos textos valiosos desco-
nocidos, el estudioso concluya que probablemente hallaría otros mu-
chos yendo más aM de Lotman, hacia la obra de sus colaboradores y dis-
cípulos de diversas generaciones, entre los cuales encontraría otras
fuertes individualidades científicas —como Uspenski, Ivánov, Topo-
rov, Meletinski, Gurévich, Levin o lampolski, tal vez sólo conocidos
de nombre o por algún que otro texto aislado7—, decenas de valiosos
artículos y libros enteros de esos dotados autores y de otros —como
Revzin, Piatigorski, Tsivián, B. Gaspárov, Torop, Timenchik, Meizers-
7
Aunque los nombres de Uspenski e Ivánov son más conocidos, no ocurre así con
su respectiva obra teórica, cuyos principales exponentes —en el caso del primero, la
Poética de la composición (1970), un clásico de la teoría semiótica del punto de vista, y en
el caso del segundo, libros como Par e impar. La asimetría del cerebro y de los sistemas sígni-
cos (1978) o Ensayos Je historia de la semiótica en la URSS (1976)— aún permanecen inédi-
tos en español.
18 19
Acerca de la semiosfera*
A la memoria de Román Osipovicbjakobson
21
tradicional. Este punto de vista, que se remonta a Saussure, lo expre- de nuestro planeta, el espacio de la semiosfera tiene un carácter abs-
só con extrema precisión el difunto 1.1. Revzin, quien, en los debates tracto. Esto, sin embargo, en modo alguno significa que el concepto
de la Segunda Escuela de Verano en Ká'ariku (1966), propuso esta de- de espacio se emplee aquí en un sentido metafórico. Estamos tratan-
finición: «El objeto de estudio [predmct] de la semiótica es cualquier do con una determinada esfera que posee los rasgos distintivos que se
objeto [ob'ekt} que ceda ante ios recursos de la descripción lingüística». atribuyen a un espacio cerrado en sí mismo. Sólo dentro de tal espa-
Tal enfoque respondía a una conocida regla del pensamiento cien- cio resultan posibles la realización de los procesos comunicativos y la
tífico: ascender de lo simple a lo complejo; y en la primera etapa, sin producción de nueva información.
duda, se justificó. Sin embargo, en él se esconde también un peligro: La concepción que de la naturaleza de la biosfera tiene V. I. Ver-
la conveniencia heurística (la comodidad del análisis) empieza a ser nadski puede ser útil para definir el concepto que estamos introdu-
percibida como una propiedad ontológica del objeto, al que se le atri- ciendo; por eso debemos detenernos en ella y examinarla más detalla-
buye una estructura que asciende de los elementos con carácter de áto- damente. V. I. Vernadski definía la biosfera como un espacio comple-
mo, simples y claramente perfilados, a la gradual complicación de los tamente ocupado por la materia viva. «La materia viva —escribió— es
mismos. El objeto complejo se reduce a una suma de objetos simples. un conjunto de organismos vivos»2. Tal definición, al parecer, da razo-
El camino recorrido por las investigaciones semióticas durante los nes para pensar que se toma como base el hecho con carácter de áto-
últimos veinte años permite tomar muchas cosas de otro modo. mo del organismo vivo aislado, cuya suma forma la biosfera. Sin em-
Como ahora podemos suponer, no existen pQLSi solos en forma aisla- bargo, en realidad no es así. Ya el hecho de que la materia viva sea con-
da-sistemas-precisos y funcionalmente unívocos que fuñcioríáh real- siderada como una unidad orgánica •—una película sobre la superficie
mente. La separación de éstos está condicionada únicamente por una del planeta— y de que la diversidad de su organización interna retro-
necesidad heurística. Tojnadapor^eparadfl,_ningun^jde_elloi.riene^eri ceda a un segundo plano ante la unidad de la función cósmica —ser
realidad, .capacidad de trabajar. Sólo funcionan estando sumergidos un mecanismo de transformación de la energía irradiada por el sol en
en un continuum semióticp^-compleíamejtite ocupade-por^fojmacio- energía química y física de la tierra—, habla del carácter primario que,
VJ
jies_semióticas dejiiversos. tip<os_y-quej£_ballari^^dÍYjLrs_oJUjÍYgles-de en la conciencia de Vemadski, tiene la biosfera con respecto al orga-
organización. A ese continuum, por analogía con el concepto de bios- nismo aislado. «Todas esas condensaciones de la vida están ligadas en-
fera introducido por V. I. Vernadski, lojlamarnosjemiosfeía. Debe- tre sí de la manera más estrecha. Una no puede existir sin la otra. Este
mos prevenir contra la confusión del término~3é~noosfera empleado vínculo entre las diversas películas y condensaciones vivas, y el carác-
por V. I. Vemadski y el concepto de semiosfera introducido por noso- ter invariable de las mismas, son un rasgo inmemorial del mecanismo
tros. La noosfera es una determinada etapa en el desarrollo de la bios- de la corteza terrestre, que se manifiesta en ella en el curso de todo el
fera, una etapa vinculada a la actividad racional del hombre. La biosfe- tiempo geológico»3. De manera particularmente definida se halla ex-
ra de Vernadski es un mecanismo cósmico que ocupa un determinado presada esa idea en la siguiente fórmula: «La biosfera tiene una estruc-
lugar estructural en la unidad planetaria. Dispuesta sobre la superficie tura completamente definida, que determina todo lo que ocurre en
de nuestro planeta y ahorcadora de todo el conjunto de la materia viva, ella, sin excepción alguna [...] El hombre, como se observa en la natu-
la biosfera transforma la energía radiante del sol en energía química y raleza, así como todos los organismos vivos, como todo ser vivo, es
física, dirigida a su vez a la transformación de la «conservadora» mate- una función de la biosfera, en un determinado espacio-tiempo de
ria inerte de nuestro planeta. La noosfera se forma cuando en este pro-
ésta»4.
ceso adquiere un papel dominante la razón del hombre1. Mientras que También en las cuestiones de la semiótica es posible un enfoque
la noosfera tiene una existencia material y espacial y abarca una parte análogo. Se puede considerar el universo semiótico como un conjun-
to de distintos textos y de lenguajes cerrados unos con respecto a los
• -La historia del pensamiento científico, del conocimiento científico [...] es, a la
vez, la historia de la creación de una nueva fuerza geológica en la biosfera: el pensa- 2
miento científico, antes ausente en la biosfera», V. I. Vernadski, Razmyshleniia naturalis- V. I. Vernadski, Biosfera (izbrannye trndypo íriogiteojimii), Moscú, 1967, pág. 350.
3
ta. Xaudmani'irrysl' kakplvictamof tavknie, t. 2, Moscú, 1977, pág. 22. V. I. Vernadski, Izbramtyesocbineniia, t. 5, Moscú, 1960, pág. 101.
4
V. I. Vernadski, Razmyshleniia naturalista..., t. 2, pág. 32.
-i
22
23
.
que la semiosfera es una «persona semiótica» y comparte una propie-
otros. Entonces todo el edificio tendrá el aspecto de estar constituido
dad de la persona como es la unión del carácter empíricamente indis-
de distintos ladrillitos. Sin embargo, parece más fructífero el acerca-
cutible e intuitivamente evidente de este concepto con la extraordina-
miento contrario: todo_el espaciosemiótico puede ser considerado
ria dificultad para definirlo formalmente. Es sabido que la frontera de
como un mecanismo único (si no como un organismo). Entoncesjte^-
la persona como fenómeno de la semiótica histórico-cultural depende
sulta primario no uno u otro ladrillito, sino el «gran sistema», denomi-
*' nado semiosfera,Ía-semipsfera_es el espacio semióüc(xfiierajieL.cual del modo de codificación. Así, por ejemplo, en unos sistemas la mu-
jer, los niños, los criados no libres y los vasallos pueden ser incluidos
es imposible ja existencia misma deJa.semiosis...
en la persona del marido, del amo y del patrón, careciendo de una in-
Así como pegando distintos bistecs no obtendremos un ternero,
dividualidad independiente; y en otros, son considerados como per-
pero cortando un ternero podemos obtener bistecs, sumando los_a£z.—
sonas aisladas. Esto se deja ver claramente en la relatividad de la se-
tos semióticos particularesrno-obtejng^mQsJurr^uniyerso .semiótica.
miótica jurídica. Cuando Iván el Terrible ejecutaba, junto con el infor-
Por el_cpntraripj .sólo la,existencia_de-tal-universQ_^de la semiosfera—-
tunado boyardo, no sólo a la familia, sino también a todos sus
Hace lealidadl jlactp. sígn.ico_particular,-
criados, eso no estaba dictado por un imaginario temor de la vengan-
La semiosfera se caracteriza por una serie de rasgos distintivos.
za (¡como si un siervo de una heredad provincial pudiera ser peligro-
so para un zar!), sino por la idea de que, jurídicamente, todos ellos
l.v Carácter-delimitado. El concepto de semiosfera está ligado a de-
constituían una sola persona con el cabeza de la familia, y, por lo tan-
terminada homogeneidad e individualidad semióticas. Estos dos con-
to, el castigo, naturalmente, se extendía a ellos. Los rusos veían el «te-
ceptos (hp_m.Qggneidad-& individualidad), como veremos, son difícil-
rror» —la crueldad del zar— en que éste empleaba ampliamente las
mente definibles desde el punto de vista formal y dependen del siste-
ejecuciones entre sus hombres, pero la inclusión de todos los represen-
ma de descripción, pero eso no anula el carácter real de los mismos ni
tantes del linaje en la composición de la infortunada unidad era natu-
la facilidad con que se los puede distinguir en el nivel intuitivo. Am-
ral para ellos. En cambio, los extranjeros se escandalizaban de que por
bos conceptos presuponen el carácter delimitado de la semiosfera res-
la culpa de un ser humano sufriera otro. Todavía en el año 1732 la es-
pecto del espacio extrasemiótico o alosemiótico que la rodea.
posa del embajador inglés, Lady Rondeau (que en modo alguno era
Uno de los conceptos fundamentales del carácter semióticamente
hostil a la corte rusa y que describió en sus epístolas la bondad y la
delimitado es el de frontera. Puesto que el espacio de la semiosfera tie-
sensibilidad de Anna loannovna y la nobleza de Biron), al informarle
ne carácter abstracto, no debemos imaginamos la frontera de ésta me-
a una corresponsal europea suya sobre el destierro de la familia de los
diante los recursos de la imaginación concreta. Así como en la mate-
Dolgorúkov, escribió: «A usted, tal vez, le asombrará el destierro de
mática se llama frontera a un conjunto de puntos perteneciente simul-
táneamente al espacio interior y al espacio exterior, la frontera mujeres y niños; pero aquí, cuando el cabeza de familia cae en desgra-
cia, toda la familia sufre persecución»3. Ese mismo concepto de perso-
semiótica es la suma de los traductores-«filtros» bilingües pasando a
na colectiva (en este caso: de linaje), y no individual, se halla, por
través de los cuales un texto se traduce a otro lenguaje (o lenguajes)
ejemplo, en la base de la venganza de la sangre, cuando todo el linaje
que se halla fuera de la semiosfera dada. El «carácter cerrado» de la se-
de un homicida es percibido como una persona jurídicamente respon-
miosfera se manifiesta en que ésta no puede estar en contacto con los
sable. S. M. Soloviov vinculaba de manera convincente el mestnichest-
textos alosemióticos o con los no-textos. Para que éstos adquieran rea-
vo a la idea de la persona de linaje colectiva:
lidad para ella, le es indispensable traducirlos a uno de los lenguajes de
su espacio interno o 'semiotizar los hechos no-semióticos. Así pues, los
puntos de la frontera de la semiosfera pueden ser equiparados a los re- 5
ceptores sensoriales que traducen los irritantes extemos al lenguaje de Pis'ma ledi Rondo, dieny angliiskogo rezidmta prí russkom dvore v tsarstuovanie imp.
Anny Ivanovny, ed. y notas de S. N. Shubinski, San Petersburgo, 1874, pág. 46.
nuestro sistema nervioso, o a los bloques de traducción que adaptan a
una determinada esfera semiótica el mundo exterior respecto a ella. * Mestnkbestvo: «En la Rusia medieval: orden de sustitución en los cargos en depen-
De lo dicho resulta evidente que el concepto de frontera es corre- dencia de la nobleza del linaje y del grado de importancia de los cargos ocupados por
los antepasados» (S. I. Ózhegov, Simar'russkogo iazyka, Moscú, 1973). [N. ddT.]
lativo al de individualidad semiótica. En este sentido se puede decir
25
' ' CfiJL*"lA**< ¿5.í;
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Es comprensible que, siendo tan sólida la unión del linaje, sien-
do tan responsables, unos por los otros, todos los miembros del li-
En los casos en que el espacio cultural tiene un carácter territorial,
naje, la importancia de la persona aislada desapareciera necesaria- la frontera adquiere un sentido espacial en el significado elemental.
mente ante la importancia del linaje; una persona era inconcebible Sin embargo, también cuando eso ocurre, ella conserva el sentido de
sin linaje: cierto Iván Petrov no era concebible como Iván Petrov un mecanismo buffer que transforma la información, de un peculiar
solo, sino únicamente como Iván Petrov con sus hermanos y sobri- bloque de traducción. Así, por ejemplo, cuando la semiosfera se iden-
nos. Con tal fusión de la persona con el linaje, si ascendía en el car- tifica con el espacio «cultural» dominado, y el mundo exterior respec-
go una persona, ascendía todo el linaje, y con el descenso de un to a ella, con el reino de los elementos caóticos, desordenados, la dis-
miembro del linaje, descendía todo el linaje6. tribución espacial de las formaciones semióticas adquiere, en una se-"
rie de casos, el siguiente aspecto:. lasjDersonas que en virtud dejurudon
La frontera del espacio semiótico no es un concepto artificial, sino especial (los brujos) o d^tipQ^e_o£urjanojUherrero, jnolinero. ver:
una importantísima posición funcional y estructural que determina la •dugo)_geitenecen a dos mundos y son como-ttaductGresr-se-fistabkcen
esencia del mecanismo semiótico de la misma. La frontera es un me- enja pejiferiaJeiritp^
canismo bilingüe que traduce los mensajes extemos al lenguaje inter- rojjnienirasjque-el^antujjioji^ orga-
no de la semiosfera y a la inversa. Así pues, sólo con su ayuda puede nizan_elmundp se:.dispg.ne__en..eLcejatra._Cfr., en la cultura delliglb
la semiosfera realizar los contactos con los espacios no-semiótico y xix, la estructura social del elemento «destructivo» del cinturón de los
alosemiótico. Tan pronto pasamos al dominio de la semántica, nos ve- suburbios; además, el suburbio interviene, por ejemplo, en el poema
mos en la necesidad de apelar a la realidad extrasemiótica. Sin embar- de Tsvetáeva («Poema de la entrada de la ciudad»), tanto como parte
go, no se debe olvidar que, para una determinada semiosfera, esta rea- de la ciudad, como en calidad de espacio perteneciente al mundo que
lidad sólo deviene «realidad para sí» en la medida en que sea traduci- destruye a la ciudad. Su naturaleza es bilingüe.
ble al lenguaje de la misma (así como las materias químicas externas Todos los grandes imperios que lindaban con nómadas, «estepa» o
sólo pueden ser asimiladas por la célula si son traducidas a las estruc- «bárbaros», asentaban en sus fronteras tribus de esos mismos nómadas
turas bioquímicas propias de ésta — ambos casos son manifestaciones o «bárbaros», contratados para el servicio de la defensa de la frontera.
particulares de una misma ley). Esas colonias formaban una zona de bilingüismo cultural que garan-
La función de toda frontera y película (desde la membrana de la tizaba los contactos semióticos entre los dos mundos. Esa misma fun-
célula viva hasta la biosfera como —según Vernadski— película que ción de frontera de la semiosfera es desempeñada por las regiones con
,_r cubre nuestro planeta, y hasta la frontera de la semiosfera) se reduce a diversas mezclas culturales: ciudades, vías comerciales y otros domi-
-.i limitar la penetración de lo externo en lo interno, a filtrarlo y elabo- nios de formaciones de koinéy de estructuras semióticas creolizadas.
^ rarlo adaptativamente. En los diversos niveles, esta función invariante Un mecanismo típico de la frontera es la situación de la «novela
¿" se realiza de diferente manera. En el nivel de la semiosfera, significa la de frontera» del tipo del epos bizantino sobre Diguenis o aquella a la
t separación de lo propio respecto de lo ajeno, el filtrado de lós-menSa- que se alude en El Cantar de las Huestes de ígor. En general, el sujet* del
4ej_e»terno£_y^Ja^ traducción de éstos al lenguaje propio, así como la tipo de Romeoy Julieta sobre una unión amorosa que une dos espacios
" conversión de los no-mensajes extemos en mensajes, es decir, la se- culturales enemigos, revela claramente la esencia del «mecanismo de
miotizacíón de lo que entra de afuera y su conversión en información. la frontera».
Desde este punto de vista, todos los mecanismos de traducción
que están al servicio de los contactos externos pertenecen a la estruc- r * A pesar de que el término ruso siuzhc suele ser traducido con las palabras espa-
tura de la frontera de la semiosfera. La frontera general de la semiosfe- ñolas «trama» y «argumento», aquí y en adelante lo conservamos —en transcripción
ra se interseca con las fronteras de los espacios culturales particulares. francesa, dado su carácter de galicismo ruso— como una acuñación específica de la
v_ , < '—- poética teórica rusa formalista y estructuralista, inseparable de un contexto histórico de
definiciones divergentes, oposiciones terminológicas (sujet / fábula) y discrepancias in-
6 ternacionales (por ejemplo, entre las concepciones rusa y croata del mismo). Por lo de-
Serguei Mijáilovich Soloviov, htoríia Rossii s drevnáshij vretnion, Libro tercero, San
más, en esa misma forma no traducida, el término ha entrado en el arsenal terminoló-
Petersburgo, Obshchestvennaia pol'za, s. {., col. 679.
gico de otras lenguas (checo y alemán, por ejemplo). [N. dd T.J
26 27
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que, si desde el punto de Puesto que la frontera es una parte indispensable de la semiosfera,
vista de su mecanismo inmanente, la frontera une dos esferas de la se- esta última necesita de un entorno exterior «no organizado» y se lo
miosis, desde la posición de la autoconciencia semiótica (la autodes- construye en caso de ausencia de éste. La cultura crea no sólo su pro-
cripción en un metanivel) de la semiosfera dada, las separa. Tomar pia organización interna, sino también su propio tipo de desorganiza-
conciencia de sí mismo en el sentido semiótico-cultural, significa to- ción extema. La Antigüedad se construye «los bárbaros»; y la «con-
mar conciencia de la propia especificidad, de la propia contraposición ciencia», la «subconsciencia». En esto, daba lo mismo que esos «bárba-
a otras esferas. Esto hace acentuar el carácter absoluto de la línea con ros», en primer lugar, pudieran poseer una cultura mucho más antigua
que la esfera dada está contorneada. y, en segundo lugar, desde luego, no representaran un único todo, y
En diferentes momentos históricos del desarrollo de la sermosfera, formaran una gama cultural que abarcaba desde altísimas civilizacio-
uno u otro aspecto de las funciones de la frontera puede dominar, nes de la Antigüedad hasta tribus que se hallaban en un estadio muy
amortiguando o aplastando enteramente al otro. primitivo del desarrollo. No obstante, la civilización antigua sólo
La frontera tiene también otra función en la semiosfera: es un do- pudo tomar conciencia de sí misma como un todo cultural después
minio de procesos sermoneos acelerados que siempre transcurren más de construir ese, por así decir, mundo «bárbaro» único, cuyo rasgo dis-
activamente en la periferia de la oikumena cultural, para de ahí dirigir- tintivo fundamental era la ausencia de un lenguaje común con la cul-
se a las estructuras nucleares y desalojarlas. tura antigua. Las estructuras externas, dispuestas al otro lado de la
Con el ejemplo de la historia de la antigua Roma queda bien ilus- frontera semiótica, son declaradas no-estructuras.
trada una regularidad* más general: un determinado espacio cultural, al La valoración de los espacios interior y exterior no es significativa.
ensancharse impetuosamente, introduce en su órbita colectividades (es- Significativo es el hecho mismo de la presencia de una frontera. Así, en las
tructuras) externas y las convierte en su periferia. Esto estimula un impe- robinsonadas del siglo xvin, el mundo de los «salvajes» que se halla
tuoso auge semiótico-cultural y económico de la periferia, que traslada al fuera de la semiótica de la sociedad civilizada (pueden equipararse a él
centro sus estructuras semióticas, suministra líderes culturales y, en resu- los mundos de animales o de niños, construidos de manera igualmen-
midas cuentas, conquista literalmente la esfera del centro cultural. Esto, te artificial —con arreglo al rasgo distintivo del estar situado fuera de
a su vez, estimula (por regla general, bajo la consigna del regreso «a los las «convenciones» de la cultura, es decir, de los mecanismos semióti-
fundamentos») el desarrollo semiótico del núcleo cultural, que de hecho cos de ésta), es valorado positivamente.
es ya una nueva estructura surgida en el curso del desarrollo histórico,
pero que se entiende a sí misma en metacategorías de las viejas estructu- 2¿Jjxegnlaridad-semiótica^De. lo dicho en el primer punto se ve que
ras. La oposición centro/perifeiia es sustituida por la oposición ayer/hoy. el espacio «no-semiótico», de hecho, puede resultar el espacio de otra
semiótica. Lo que desde el punto de vista interno de una cultura dada
* En ruso: zakonomemost', conformidad con una ley (zakon: ley, -mern-: conforme a,
tiene el aspecto de un mundo no-semiótico externo, desde la posición
-ost: sufijo para la formación de sustantivos abstractos). Este término tiene sus equivalen- de un observador externo puede presentarse como periferia semiótica
tes, entre otros, en polaco (prmeiálowoíc), checo (zákonitost), rumano (kgitate), alemán (Ge- de la misma. Así pues, de la posición del observador depende por
setzmassigkfií) y húngaro (tdrvéryszfrüség) —estos dos últimos formados de la misma ma-- dónde pasa la frontera de una cultura dada.
nera que en ruso. «Regularidad» (o sea, conformidad con una regla), término español ha- Esta cuestión se ve complicada por la obligatoria irregularidad in-
bitualmente empleado para traducir «zakonomemost^ y sus homólogos en otras lenguas
—a menudo a sabiendas de su no equivalencia y por temor a la comprensión de «legali- terna como ley de la organización de la semiosfera. El espacio semió-
dad» en términos de leyes jurídicas y no objetivas o naturales—, aquí puede prestarse a in- tico se caracteriza por la presencia de estructuras nucleares (con más
deseables correlaciones con el término «irregularidad (semiótica)» [neravnomemost']. No frecuencia varias) con una organización manifiesta y de un mundo se-
obstante, nos sometemos a la costumbre, al no disponer de un mejor término para llenar miótico más amorfo que tiende hacia la periferia, en el cual están su-
ese vacío terminológico de la lengua española. Al tratar de llenarlo, convendrá tener en
cuenta que el rumano, una lengua latina, no vaciló en crear los neologismos legic y kgi-
mergidas las estructuras nucleares. Si una de las estructuras nucleares
tate («légico» y «legicádad») con las respectivas acepciones de «Que está en conformidad no sólo ocupa la posición dominante, sino que también se eleva al es-
con las exigencias de leyes objetivas del desarrollo» y «Propiedad de los fenómenos de tadio de la autodescripción y, por consiguiente, segrega un sistema de
desenvolverse en conformidad con dichas exigencias». [N. del T.] metalenguajes con ayuda de los cuales se describe no sólo a sí misma,
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sino también al espacio periférico de la semiosfera dada, entonces en- dos en el proceso de autodesarrollo de la semiosfera dada) o si la des-
cima de la irregularidad del mapa semiótico real se construye el nivel cripción es llevada a cabo por un observador externo en categorías de
de la unidad ideal de éste. La interacción activa entre esos niveles de- otro sistema.
viene una de las fuentes de los procesos dinámicos dentro de la se- Las formaciones semióticas periféricas pueden estar representadas
miosfera. no por estructuras cerradas (lenguajes), sino por fragmentos de las mis-
La irregularidad en un nivel estructural es complementada por la mas o incluso por textos aislados. Al intervenir como «ajenos» para el
mezcla de los niveles. En la realidad de la semiosfera, por regla gene- sistema dado, esos textos cumplen en el mecanismo total de la semios-
ral se viola la jerarquía de los lenguajes y de los textos: éstos chocan fera la función de catalizadores. Por una parte, la frontera con un tex-
como lenguajes y textos que se hallan en un mismo nivel. Los textos to ajeno siempre es un dominio de una intensiva formación de senti-
se ven sumergidos en lenguajes que no corresponden a ellos, y los có- do. Por otra, todo pedazo de una estructura semiótica o todo texto ais-
digos que los descifran pueden estar ausentes del todo. Imaginémonos lado conserva los mecanismos de reconstrucción de todo el sistema.
la sala de un museo en la que en las diferentes vitrinas estén expuestos Precisamente la destrucción de esa totalidad provoca un proceso ace-
objetos de diferentes siglos, inscripciones en lenguas conocidas y des- lerado de «recordación» —de reconstrucción del todo semiótico por
conocidas, instrucciones para el desciframiento, un texto aclaratorio una parte de él. Esta reconstrucción de un lenguaje ya perdido, en
para la exposición redactado por metodólogos, esquemas de las rutas cuyo sistema el texto dado adquiriría la condición de estar dotado de
de las excursiones y las reglas de conducta de los visitantes. Si coloca- sentido [osmysknnost'\, siempre resulta prácticamente la creación de
mos allí, además, a los propios visitantes con su mundo semiótico, ob- un nuevo lenguaje, y no la recreación del viejo, como parece desde el
tendremos algo que recordará un cuadro de la semiosfera. punto de vista de la autoconciencia de la cultura.
La no homogeneidad estructural del espacio semiótico forma re- La presencia constante en la cultura de una determinada reserva
servas de procesos dinámicos y es uno de los mecanismos de produc- de textos con códigos perdidos conduce a que el proceso de creación
ción de nueva información dentro de la esfera. En los sectores perifé- de nuevos códigos a menudo sea percibido subjetivamente como una
ricos, organizados de manera menos rígida y poseedores de construc- reconstrucción («rememoración») de códigos viejos.
ciones flexibles, «deslizantes», los procesos dinámicos encuentran La irregularidad estructural de la organización interna de la se-
menos resistencia y, por consiguiente, se desarrollan más rápidamen- miosfera es determinada, en particular, por el hecho de que, siendo
te. La creación de autodescripciones metaestructurales (gramáticas) es heterogénea por naturaleza, ella se desarrolla con diferente velocidad
un factor que aumenta bruscamente la rigidez de la estructura y hace en sus diferentes sectores. Los diversos lenguajes tienen diferente tiem-
más lento el desarrollo de ésta. Entretanto, los sectores que no han po y diferente magnitud de ciclos: las lenguas naturales se desarrollan
sido objeto de una descripción o que han sido descritos en categorías mucho más lentamente que las estructuras ideológico-mentales. Por
de una gramática «ajena» obviamente inadecuada a ellos, se desarro- eso, ni hablar se puede de una sincronicidad de los procesos que trans-
l>
Kx. llan con más rapidez. Eso prepara en el futuro el traslado de la fun-
ción de núcleo estructural a la periferia de la etapa precedente y la
curren en ellos.
Así pues, la semiosfera es atravesada muchas veces por fronteras
conversión del antiguo centro en periferia. Podemos seguir con clari- internas que especializan los sectores de la misma desde el punto de
C dad este proceso en el traslado geográfico de los centros y las «regio- vista semiótico. La transmisión de información a través de esas fronte-
> nes fronterizas» de las civilizaciones mundiales. ras, el juego entre diferentes estructuras y subestructuras, las ininte-
La división en núcleo y periferia es una ley de la organización in- rrumpidas «irrupciones» semióticas orientadas de tal o cual estructura
terna de la semiosfera. En el núcleo se disponen los sistemas semióti- en un «territorio» «ajeno», determinan generaciones de sentido, el sur-
cos dominantes. Sin embargo, mientras que el hecho de esa división gimiento de nueva información.
es absoluto, las formas que reviste son relativas desde el punto de vis- La diversidad interna de la semiosfera presupone la integralidad de
ta semiótico y dependen en considerable medida del metalenguaje de ésta. Las partes no entran en el todo como detalles mecánicos, sino
descripción escogido —o sea, de si estamos ante una autodescripción como órganos en un organismo. Una particularidad esencial de la
(descripción desde un punto de vista interno y en términos produci- construcción estructural de los mecanismos nucleares de la semiosfe-
30 31
ra es que cada parte de ésta representa, ella misma, un todo cerrado en mismo tiempo diferentes es importantísima, pero no es la única con-
su independencia estructural. Los vínculos de ella con otras partes son dición para el surgimiento de un sistema dialógico. El diálogo entraña
complejos y se distinguen por un alto grado de desautomatización. Es la reciprocidad y la mutualidad en el intercambio de información.
más: en los niveles superiores adquieren carácter de conducta, es de- Pero para eso es necesario que el tiempo de transmisión sea relevado
cir, obtienen la capacidad de elegir independientemente un programa por el tiempo de recepción7. Y eso supone un carácter discreto: la po-
de actividad. Con respecto al todo, hallándose en otros niveles de la je- sibilidad de hacer interrupciones en la transmisión informacional.
rarquía estructural, muestran la propiedad del isomorfismo. Así pues, Esta capacidad de entregar información en porcipnes es una ley uni-
son al mismo tiempo parte del todo y algo semejante a él. Para aclarar versal de los sistemas dialógicos —desde la secreción de sustancias
esta relación, podemos recurrir a la imagen empleada en relación con odoríferas en la orina por los perros hasta el intercambio de textos en
otra cosa a fines del siglo xiv por el escritor checo Tomás Stítny. Del la comunicación humana. Se ha de tener en cuenta que el carácter dis-
mismo modo que un rostro, al tiempo que se refleja enteramente en creto puede surgir en el nivel.de la estructura allí donde en la realiza-
un espejo, se refleja también en cada uno de sus pedazos, que, de esa ción material de la misma existe un relevo cíclico de periodos de gran
manera, resultan tanto parte del espejo entero como algo semejante a actividad y periodos de máxima disminución de ésta. De hecho, po-
éste, en el mecanismo semiótico total el texto aislado es isomorfo des- demos decir que el carácter discreto en los sistemas semióticos surge
de determinados puntos de vista a todo el mundo textual, y existe un cuando se describen procesos cíclicos con el lenguaje de una estructu-
X claro paralelismo entre la conciencia individual, el texto y la cultura ra discreta. Así, por ejemplo, en la historia de la cultura se pueden dis-
en su conjunto. El isomorfismo vertical, existente entre estructuras tinguir periodos en los que tal o cual arte, hallándose en el punto más
dispuestas en diferentes niveles jerárquicos, genera un aumento cuan- alto de su actividad, transmite [transliruet] sus textos a otros sistemas
s; c titativo de los mensajes. Del mismo modo que el objeto reflejado en semióticos. Sin embargo, esos periodos son relevados por otros en los
t? 4 el espejo genera cientos de reflejos en sus pedazos, el mensaje introdu- que ocurre como si la rama [rod\ dada del arte pasara «a la recepción»,
"-^ cido en la estructura semiótica total se multiplica en niveles más bajos. fisto no significa que cuando describamos la historia aislada de un arte
X El sistema es capaz de convertir el texto en una avalancha de textos. dado nos toparemos aquí con una interrupción: éste, al ser estudiado
'§ Sin embargo, la producción de textos esencialmente nuevos re- inmanentemente, parecerá ininterrumpido. Pero basta con que nos
Q quiere otro mecanismo. En este caso se necesitan contactos de un tipo planteemos el objetivo de describir el conjunto de las artes en los mar-
esencialmente distinto. El mecanismo del isomorfismo se construye cos de tal o cual época, para que descubramos claramente la expan-
A
aquí de otro modo. Puesto que se está pensando no en un simple acto sión de unas y «como interrupciones» en la historia de otras. Este mis-
de transmisión, sino en un intercambio, entre los participantes de éste mo fenómeno puede explicar otro, bien conocido por los historiado-
debe haber no sólo relaciones de semejanza, sino también determina- res de la cultura, pero que no ha sido objeto de una interpretación
da diferencia. La condición más simple de esta especie de semiosis se teórica: según la mayoría de las teorías culturológicas, fenómenos
podría formular de la siguiente manera: las subestructuras que partici- como el Renacimiento, el Barroco, el clasicismo o el romanticismo, al
pan en ella no tienen que ser isomorfas una respecto a la otra, sino haber sido generados por factores universales para una determinada
que deben ser, cada una por separado, isomorfas a un tercer elemento cultura deben diagnosticarse sincrónicamente en el dominio de diver-
de un nivel más alto, de cuyo sistema ellas forman parte. Así, por ejem- sas manifestaciones artísticas y —más ampliamente— intelectuales.
plo, el lenguaje verbal y el icónico de las representaciones dibujadas Sin embargo, la historia real de la cultura da un cuadro totalmente dis-
no son isomorfos uno respecto al otro. Pero cada uno de ellos, desde tinto: los distintos momentos de llegada de semejantes fenómenos
i diversos puntos de vista, es isomorfo respecto al mundo extrasemióti- epocales en las diferentes ramas del arte se nivelan solamente en el me-
\ co de la realidad, del cual son un reflejo en cierto lenguaje. Esto hace tanivel de la autoconciencia cultural, que se convierte después en con-
" ( posible, por una parte, el intercambio de mensajes entre esos sistemas,
j y, por otra, la nada trivial transformación de los mensajes en el proce- 7
(¿ so de su traslado. Véase John Newson, «Dialogue and Development», mAction, Gesture and Symbol
TheEmergenceofLanguage, ed. Andrew Lock, Londres-Nueva York-San Francisco, 1978,
La presencia de dos partenaires de la comunicación parecidos y al pág. 33.
32
33
capciones investiga ti vas. Pero en el tejido real de la cultura la no sin- El intercambio dialógico (en sentido amplio) de textos no es un fe-
cronicidad no interviene como una desviación casual, sino como una nómeno facultativo del proceso semiótico. La utopía de un Robinson
ley regular. El arte transmisor que se halla en el apogeo de su activi- aislado, creada por el pensamiento del siglo xvín, está en contradic-
dad, al mismo manifiesta tiempo rasgos de espíritu innovador y de di- ción con la idea actual de que la conciencia es un intercambio de
namismo. Los destinatarios, por regla general, todavía están viviendo mensajes —desde el intercambio entre los hemisferios cerebrales has-
la etapa cultural precedente. Suele haber también otras relaciones, ta el intercambio entre culturas. La conciencia sin comunicación es
más complejas, pero la irregularidad tiene un carácter de regularidad imposible. En este sentido se puede decir que el diálogo precede al
universal. Precisamente gracias a ella los procesos de desarrollo que, lenguaje y lo genera.
desde el punto de vista inmanente, son ininterrumpidos, desde una Precisamente eso es lo que se halla en la base de la idea de la se-
posición cultural general se presentan como discretos. miosfera: el conjunto de las formaciones semióticas precede (no heu-
Lo mismo se puede observar con respecto a los grandes contactos rísticamente, sino funcionalmente) al lenguaje aislado-particular y es
culturales entre áreas: el proceso de influencia del Oriente cultural so- una condición de la existencia de este último. Sin semiosfera el len-
bre el Occidente y del Occidente sobre el Oriente está ligado a la no guaje no sólo no funciona, sino que tampoco existe. Las diferentes su-
sincronicidad de las sinusoides del desarrollo inmanente de los mis- bestructuras de la semiosfera están vinculadas en una interacción y no
mos y para el observador externo se presenta como un relevo discreto pueden funcionar sin apoyarse unas en las otras. En este sentido, la se-
de actividades de diversa orientación. miosfera del mundo contemporáneo, que, ensanchándose constante-
Ese mismo sistema de relaciones se observa también en otros di- mente en el espacio a lo largo de siglos, ha adquirido en la actualidad
versos diálogos, por ejemplo: el del centro y la periferia de la cultura, un carácter global, incluye dentro de sí tanto las señales de los satéli-
el de su parte de arriba y su parte de abajo. tes como los versos de los poetas y los gritos de los animales. La inter-
El hecho de que la pulsación de la actividad en un nivel estructu- conexión de todos los elementos del espacio semiótico no es una me-
ral más alto aparezca como carácter discreto, no nos asombrará si re- táfora, sino una realidad.
cordamos que las fronteras entre los fonemas sólo existen en el nivel La semiosfera tiene una profundidad diacrónica, puesto que está
fonológico, pero en modo alguno en el fonético y no existen en el os- dotada de un complejo sistema de memoria y sin esa memoria no
cilograma sonoro del habla. Lo mismo se puede decir también respec- puede funcionar. Mecanismos de memoria hay no sólo en algunas sub-
to a otras fronteras estructurales —por ejemplo, entre palabras. estructuras semióticas, sino también en la semiosfera como un todo.
Por último, el diálogo debe poseer una propiedad más: puesto que A pesar de que a nosotros, sumergidos en la semiosfera, ésta puede pa-
el texto que ha sido transmitido y la respuesta a él que ha sido recibi- recemos un objeto caóticamente carente de regulación, un conjunto
da deben formar, desde cierto tercer punto de vista, un texto único, y, de elementos autónomos, es preciso suponer la presencia en ella de
además, cada uno de ellos, desde su propio punto de vista, no sólo re- una regulación interna y de una vinculación funciona! de las partes,
presenta un texto aparte, sino que también tiende a ser un texto en cuya correlación dinámica forma la conducta de la semiosfera. Esta su-
otra lengua, el texto transmitido debe, adelantándose a la respuesta, posición responde al principio de economía, puesto que sin ella el he-
contener elementos de transición a la lengua ajena. De lo contrario, el cho evidente de que se efectúan las distintas comunicaciones se hace
diálogo es imposible. John Newson, en el artículo antes citado, mos- difícilmente explicable.
tró cómo en el diálogo entre la madre lactante y el niño de pecho tie- El desarrollo dinámico de los elementos de la semiosfera (las sub-
ne lugar una transición recíproca al lenguaje de la mímica ajena y de estructuras) está orientado hacia la especificación de éstos y, por con-
las señales del habla. A propósito, en esto radica la diferencia entre el siguiente, hacia el aumento de la variedad interna de la misma. Sin
diálogo y el amaestramiento unilateral. embargo, con ese aumento la integridad de la semiosfera no se destru-
A esto está vinculado, por ejemplo, el hecho de que la literatura ye, puesto que en la base de todos los procesos comunicativos se ha-
del siglo XDC, para ejercer fuerte influencia en la pintura, debió incluir lla un principio invariante que los hace semejantes entre sí. Este prin-
en su lenguaje elementos de pictoricidad. Fenómenos análogos ocu- cipio se basa en una combinación de simetría-asimetría (en el nivel del
rren también cuando se producen contactos culturales entre áreas. lenguaje este rasgo estructural fue caracterizado por Saussure como
34 35
«mecanismo de semejanzas y diferencias») con un relevo periódico de inútil el diálogo, como de la diferencia no correlacionable que lo hace
apogeos y extinciones en el transcurso de todos los procesos vitales en imposible. Si las comunicaciones dialógicas son la base de la forma-
todas sus formas. En realidad, también estos dos principios pueden ción del sentido, las divisiones enantiomórficas de lo uno y los acer-
ser reducidos a una unidad más general: la simetría-asimetría puede camientos de lo diferente son la base de la correlación estructural de
ser considerada como la división de cierta, unidad por un plano de si- las partes en el dispositivo generador del sentido9.
metría, como resultado de lo cual surgen estructuras reflejadas especu- La simetría especular crea las necesarias relaciones de diversidad
larmente —base del ulterior aumento de la variedad y de la especifica- estructural y semejanza estructural que permiten construir relaciones
ción funcional. Y la ciclicidad, en cambio, está basada en un movi- dialógicas. Por una parte, los sistemas no son idénticos y emiten tex-
miento giratorio en torno al eje de la simetría. tos diferentes, y, por otra, se transforman fácilmente uno en otro, lo
La combinación de estos dos principios se observa en los niveles cual les garantiza a los textos una traducibilidad mutua. Si podemos
más diversos: desde la contraposición de la ciclicidad (simetría axial) decir que, para que sea posible el diálogo, sus participarites deben ser
en el mundo del cosmos y del núcleo atómico al movimiento unidi- diferentes y, a la vez, tener en su estructura la imagen semiótica de su
reccional, que domina en el mundo animal y es el resultado de la si- contraparte [kontragent]10, entonces el enantiomorfismo es una ideal
metría planar, hasta la antítesis del tiempo mitológico (cíclico) y el «máquina» elemental de diálogo.
tiempo histórico (orientado en una dirección). Una demostración de que la simple simetría especular cambia ra-
Puesto que la combinación de esos principios tiene un carácter es- dicalmente el funcionamiento del mecanismo serniótico, es el palín-
tructural que rebasa no sólo los marcos de la sociedad humana, sino dromo. Este fenómeno se ha estudiado poco, ya que ha sido conside-
también los del mundo vivo, y permite establecer la semejanza de las rado como un entretenimiento poético, fruto del «arte verbal lúdicro»11,
estructuras más generales, por ejemplo, con la obra poética, surge, na- y a veces, de manera abiertamente peyorativa, como «malabarismo ver-
turalmente, la pregunta: ¿no será todo el universo un mensaje que en- bal»12. Entretanto, hasta un superficial examen de este fenómeno per-
tra en una semiosfera todavía más general? ¿No habrá que someter a mite poner de manifiesto problemas muy serios. A nosotros, aquí, no
una lectura el universo? Dudo que alguna vez seamos capaces de res- nos interesa la propiedad que tiene el palíndromo de conservar el
ponder a esa pregunta. La posibilidad de un diálogo presupone, a la sentido de la palabra o grupo de palabras cuando son leídas tanto en
vez, tanto la heterogeneidad como la homogeneidad de los elemen- una dirección como en la contraria, sino cómo cambian en ese caso
tos. La heterogeneidad semiótica presupone la heterogeneidad estruc- los mecanismos de formación del texto y, por consiguiente, de la con-
tural. Desde este punto de vista, la diversidad estructural de la semios- ciencia.
fera constituye la base de su mecanismo. Probablemente, así hay que Recordemos el análisis del palíndromo chino efectuado por el aca-
interpretar, con respecto a la problemática que nos interesa, el" princi- démico V. M. Alekséev. Habiendo señalado que el jeroglífico chino,
pio que V. I. Vernadski llamó «principio de P. Curie-Pasteup> y consi- tomado aisladamente, da una idea sólo del núcleo matriz \gnezdo] de
deró uno «de los principios fundamentales de la lógica de la ciencia — sentido, pero, concretamente, sus características semánticas y grama-
de la comprensión de la naturaleza»: «La disimetría sólo puede ser ticales sólo se revelan en la correlación con la cadena textual, y que
provocada por una causa que ya posea, ella misma, esa disimetría»8. sin el orden de las palabras-signos no se pueden determinar ni las ca-
El caso más simple, y a la vez el más extendido, de unión de la tegorías gramaticales de las mismas ni el relleno real de sentido que
identidad y la diferencia estructurales es el enantiomorfismo, es decir, concretiza la semántica abstracta muy general del jeroglífico aislado,
la simetría especular, en la cual ambas partes son especularmente igua-
les, pero son desiguales cuando se pone una sobre otra, o sea, se rela- 9
Véase Viach. Vs. Ivánov, Chiot i necbiot. Asimmetriia mozga i znakcnyj nstem, Mos-
cionan entre sí como derecho e izquierdo. Tal relación crea esa dife- cú, 1978.
10
rencia correlacionable que se distingue tanto de la identidad que hace Véase sobre esto el articulo de Z. G. Mints y E. G. Mel'nikova, «Simmetriia-asim-
metriia v kompozitsii "III Simfonii" Andreia Belogo», en Semeiotiké, núm. Í7, págs. 84-92.
11
A. Kviatkovsld, Poeticbeskii slovar', Moscú, 1966, pág. 190.
8 12
V. I. Vernadski, «Pravizna i levizna», en Razmyshkniia naturalista. Naudmaia myd' L. I. Timoféev y S. V. Turáev (redactores-compiladores), Slovar' üteretturovedcbes-
kakplíautamoeiavlenie, t. 2, Moscú, 1977, pág. 149. kij terminéis Moscú, 1974, pág. 257.
-i
36 37
V. M. Alekséev muestra los sorprendentes cambios gramaticales y de oculta, presentando lo integral y visible como un conjunto consecutivo
sentido que tienen lugar en el palíndromo chino en dependencia de oculto de elementos estructurales. En la lengua rusa, en cambio, el palín-
cuál sea la dirección en que se lea. En este «palíndromo (o sea, el or- dromo demanda la capacidad de «ver en bloque las palabras», es decir,
den invertido de las palabras del verso normal) todas las sílabo-pala- percibirlas como un dibujo integral, una especie de jeroglífico. El palín-
bras chinas, permaneciendo exactamente en sus puestos, están llama- dromo chino traduce lo visible e integral a lo discreto y analíticamen-
das a desempeñar ya otros papeles, tanto sintácticos como semánti- te diferenciado; el ruso, activa lo diametralmente opuesto: la visibili-
cos»13. De esto V. M. Alekséev sacó una interesante conclusión de dad y la integralidad. O sea, la lectura en la. dirección opuesta activa el me-
carácter metódico: la de que precisamente el palíndromo es un mate- canismo de la otra conciencia hemisférica. El hecho elemental de la
rial inapreciable para el estudio de la gramática de la lengua china. transformación enantiomórfica del texto cambia el tipo de conciencia
correlacionada con él.
Las conclusiones son claras: 1) El palíndromo es el mejor de los Así pues, la percepción del palíndromo como «malabarismo» inú-
medios posibles para ilustrar la interconexión de las sílabo-palabras til, ingeniosidad sin sentido, recuerda la opinión del gallo de la fábu-
chinas, sin recurrir a la experiencia artificiosa, sí, pero no hábil, rea-
la de Krylov sobre la perla. Conviene recordar también la moraleja de
lizada sin talento, burdamente ilustrativa, de las permutaciones para esa fábula:
ejercicio dé los alumnos en materia de sintaxis china. 2) El palíndro-
mo es [...] el mejor material chino para la construcción de una teo-
ría de la palabra y de la oración simple chinas (y tal vez no sólo de Los incultos juzgan exactamente así:
las chinas)14. Todo aquello que no entienden, para ellos es fruslería16.
Las observaciones sobre el palíndromo ruso conducen a otras con- El palíndromo activa las capas ocultas de la conciencia lingüística y es
clusiones. En una breve nota, S. Kirsánov aduce auto-observaciones un material extraordinariamente valioso para los experimentos sobre
extraordinariamente interesantes sobre el problema de la psicología los problemas de la asimetría funcional del cerebro. El palíndromo no
del autor de palíndromos rusos. Da a conocer cómo, «siendo todavía carece de sentido17, sino que tiene muchos sentidos. En niveles más al-
un estudiante de bachillerato», «involuntariamente dije para mí: Tiu- tos, a la lectura contraria se le atribuye una significación mágica, sacra,
len'neliut'*, y de repente noté que esa frase se lee también en el orden secreta. En la lectura «normal» el texto es identificado con la esfera
inverso. Desde ese momento a menudo me sorprendí a mí mismo le- «abierta» de la cultura, y en la inversa, con la esotérica. Es indicativa la
yendo palabras al revés». «Con el tiempo empecé a ver las palabras "en utilización de los palíndromos en los conjuros, las fórmulas mágicas,
bloque", y esas palabras que rimaban consigo mismas y las combina- las inscripciones en puertas y tumbas, o sea, en los lugares fronterizos
ciones de ellas surgían involuntariamente»15. y mágicamente activos del espacio cultural: regiones del choque de las
Así pues, el mecanismo del palíndromo ruso consiste en ver la pa- fuerzas terrenales (normales) y las infernales (inversas). Y el obispo y
labra. Esto permite leerla después en el orden inverso. Ocurre una poeta Sidonio Apolinario le atribuyó al diablo mismo la autoría del
cosa muy curiosa: en la lengua china, en la que la palabra-jeroglífico conocido palíndromo latino:
se comporta como si ocultara su estructura morfb-gramatical, la lectu-
Signa te signa, temeré me tangís et angis.
ra en el orden contrario contribuye a la aparición de esa construcción
Roma tibi súbito motibus ibit amor.
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(Persígnate, persígnate; sin saberlo, con eso me ofendes y afliges. Interesante desde el punto de vista que estamos examinando es
Roma, con esos signos-gestos de repente llamas hacia ti el amor.) el cuadro, por todos conocido, La balsa de la Medusa de Géricault.
Su composición está construida sobre dos diagonales alternas: pasi-
El mecanismo especular que forma las parejas simétrico-asimétri- va y activa. La línea del movimiento de la balsa, empujada por el
cas está tan ampliamente difundido en todos los mecanismos genera- viento, está trazada de derecha a izquierda hacia la profundidad.
dores de sentido, que podemos decir que es universal, abarcador del Personifica las fuerzas elementales de la naturaleza, que arrastran a
nivel molecular y de las estructuras generales del universo, por una un puñado de personas impotentes que han sufrido un naufragio.
Por la línea opuesta, la activa, el artista coloca varias figuras huma-
parte, y de las creaciones globales del espíritu humano, por otra. Para
nas que reúnen sus últimas fuerzas para salir de la trágica situación.
los fenómenos definibles mediante el concepto «texto», es, indiscuti- No han cesado de luchar. Habiendo alzado por encima de ellos a
blemente, universal. El paralelo a la antítesis de la construcción sacra • una persona, le hacen agitar un pañuelo para atraer la atención del
(directa) e infernal (inversa) se caracteriza por la especularidad espacial barco que pasa a lo lejos en el horizonte20.
del Purgatorio convexo y el Infierno cóncavo, que, en Dante, repiten
cada uno, como la forma y su relleno, la configuración del otro. Pode- De lo dicho se deriva un hecho confirmable experimentalmente:
mos considerar comg una construcción palindrómica del sujet la com- un mismo cuadro, trasladado, al imprimir un grabado, a una simetría
posición de Evgueni Oneguin, obra en la que, al moverse en una direc- especular, cambia su acento emocional y de sentido por el acento con-
ción, «ella» lo ama a «él», expresa su amor en una carta, pero encuen- trario.
tra una fría respuesta de rechazo, mas en el reflejo contrario «él» la La causa de los fenómenos señalados consiste en que los objetos
ama a «ella», expresa su amor en una carta y encuentra, a su vez, una que se reflejan tienen en su estructura interna planos de simetría y de
respuesta de rechazo. Semejante construcción del sujetes característica asimetría. En la transformación enantiomórfica los planos de simetría
de Pushkin18. Así, en La hija del capitán el sujet se compone de dos via- se neutralizan y no se manifiestan en nada, y los de asimetría devienen
jes: el de Griniov adonde el zar de los mujiks para salvar a Masha que el rasgo distintivo estructural fundamental. Por eso la condición de pa-
ha caído en desgracia, y, después, el de Masha adonde la reina de la no- reja simétrico-especular es la base estructural elemental de la relación
bleza para salvar a Griniov19. Mecanismos análogos en el nivel de los dialógica.
personajes son los dobles que inundaron la literatura romántica y pos- La ley de la simetría especular es uno de los principios estructura-
romántica de la Europa del siglo m, a menudo directamente vincula- les básicos de la organización interna del dispositivo generador de sen-
dos al tema del espejo y el reflejo. tido. Con ella están relacionados en el nivel del sujet fenómenos corno
Desde luego, todas estas simetrías-asimetrías no son más que me- el paralelismo de los personajes «elevado» y cómico, la aparición de
canismos de generación de sentido, y, del mismo modo que la asime- dobles, los cursos de sujet paralelos y otros fenómenos bien estudiados
tría bilateral del cerebro humano, al caracterizar el mecanismo del de duplicación de las estructuras intratextuales. También a ella están li-
pensamiento, no predetermina el contenido de éste, ellas determinan gados la función mágica del espejo y el papel del motivo de la especu-
la situación semiótica, pero no el contenido de tal o cual mensaje. laridad en la literatura y la pintura. Esta misma naturaleza es la del fe-
Daremos un ejemplo más de cómo la simetría especular cambia la nómeno del «texto en el texto»21. También con esto podemos compa-
naturaleza del texto. N. Tarabukin descubrió una ley de la composi- rar un fenómeno observable en el nivel de las culturas nacionales
ción pictórica según la cual el eje de la diagonal que va del ángulo in-
ferior derecho del cuadro al ángulo superior izquierdo crea un efecto 20
Nikolái Tarabukin, «Smyslovoe znachenie diagonal'nyj kompozitsii v zhivopisi»,
de pasividad; y el eje contrario —del ángulo inferior izquierdo al su- en Uch. zap. / Tartuskii gos. un-t, vyp. 308, Trudy po znakovym sistemam, VI, Tartu, 1973,
perior derecho—, un efecto de actividad y tensión. pág. 479.
21
Véanse les artículos de Viach. Ivánov, P. Torop, I. I. Levin, R. D. Timenchik y
18
el autor de estas líneas en la recopilación «Tekst v tekste», Ucb. zap. / Tartuskii gos. un-t,
Véase D. Blagoi, Masterstvo Pusbkina, Moscú, 1955, págs. 101 y ss. vyp. 567, Trudy po znakovym sistemam, XTV, Tartu, 1981. [El artículo de Lotman al que
'' Véase I. M. Lotman, «Ideinaia struktura Kapitanskoi dochki», en la recopilación éste remite se halla incluido, bajo el titulo «El texto en el texto», en la presente antolo-
ü sbomik, Pskov, 1962. gía. NdelT.]
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enteras y que hemos examinado en otra parte: el proceso de conoci-
miento mutuo y de inserción en cierto mundo cultural común provo-
ca no sólo un acercamiento de las distintas culturas, sino también la
especialización de las mismas: al entrar en cierta comunidad cultural,
la cultura empieza a cultivar con más fuerza su propia peculiaridad. A
su vez, también otras culturas la codifican como «peculiar», «insólita».
I «Para sí», la cultura aislada siempre es «natural» y «común». Sólo ha-
biéndose hecho parte de un todo más vasto, asimila ella el punto de
vista externo sobre sí misma y se percibe a sí misma como específica.
Así, las comunidades culturales del tipo «Occidente» y «Oriente» se
constituyen en parejas enantiomórficas con una asimetría funcional
«que funciona».
Puesto que todos los niveles de la semiosfera —desde la persona Asimetría y diálogo""
del hombre o del texto aislado hasta las unidades semióticas globa-
les— representan semiosferas como si puestas una dentro de la otra,
cada una de ellas es, a la vez, tanto un participante del diálogo (una En el artículo «La asimetría funcional del cerebro y las capacidades
parte de la semiosfera) como el espacio del diálogo (el todo de la se- representativas» de N. N. Nikolaenko**, se aducen datos obtenidos
miosfera), cada una manifiesta la propiedad de ser derecha o ser izquier- por la vía experimental sobre el cambio de la designación de los colo-
da y encierra en un nivel más bajo estructuras derechas e izquierdas. res en el caso de su percepción unilateral dextro- o sinistrohemisféri-
Anteriormente hemos definido la base de la construcción estruc- ca. En el caso de una conciencia dextrohemisférica unilateral, la per-
tural de la semiosfera como la intersección de la simetría—asimetría sona sometida a la prueba se sirve de las definiciones cromáticas exis-
espacial y el relevo sinusoidal de intensidad y extinción de los proce- tentes en la lengua en la forma básica y simplificada de éstas o remite
sos temporales, lo que genera el carácter discreto. Después de todo lo a los colores objetuales de las cosas de la simple y habitual vida coti-
dicho podemos reducir esos dos ejes a uno: a la manifestación de la diana. Los matices le provocan dificultades, y ella los trata de manera
cualidad de ser derecho—izquierdo, lo cual, desde el nivel molecu- aproximativa o se niega a nombrarlos. Sin embargo, en el caso de una
lar-genético hasta los más complejos procesos informacionales, es la conciencia sinistrohemisférica unilateral el interrogado manifiesta una
base del diálogo —fundamento de todos los procesos generadores de tendencia a una rebuscada inventiva en la clasificación de los matices
sentido.
del color: aparecen el «pajizo», «color carne», «terracota», «color de ci-
ruela blanca», «color de ola marina», «color de luna». Se movilizan los
datos de otros sentidos: el amarillo pálido es llamado «ondulado» o
«playa pálido». Viene a la mente una analogía. En la historia de la cul-
tura surgen periódicamente tendencias a una designación rebuscada
de los colores. Así, por ejemplo, en la cultura «de los petimetres» del
siglo xviii, que es uno de los componentes de la cultura preciosista pa-
neuropea del rococó, podemos descubrir una evidente analogía. «Es-