Espiritualidad Agustiniana
Espiritualidad Agustiniana
Espiritualidad Agustiniana
Director
~ II ~
Nota de aceptacin:
Firma de jurado
Firma de jurado
~ III ~
TABLA DE CONTENIDO
RAE
INTRODUCCIN
1.
4
4
5
5
11
11
11
11
12
1.2.
12
2.
QUE ES AMOR.
17
3.
LA ESPIRITUALIDAD AGUSTINIANA.
~ IV ~
29
30
32
32
3.1.1.2.
La vida comn
3.1.1.3.
La caridad que lo abarca todo
3.1.2.
La Espiritualidad de San Agustn y la nuestra Luc Verheijen OSA
3.1.3.
Espiritualidad Agustiniana y Carismas particulares Giovanni Scanavino OSA
3.1.4.
La Espiritualidad de la Orden de San Agustn Luis Marn de San Martn OSA
3.1.4.1.
Fundamentos: la Sagrada Escritura; el dilogo con el mundo.
3.1.4.1.1. La Sagrada Escritura
3.1.4.1.2. El dilogo con el mundo
3.1.4.2.
Los cuatro pilares:
3.1.4.2.1. Interioridad
3.1.4.2.1.1. La bsqueda de Dios
3.1.4.2.1.2. Interioridad y trascendencia
3.1.4.2.1.3. La vida de oracin
3.1.4.2.2. Comunidad:
3.1.4.2.2.1. Un solo corazn y una sola alma
3.1.4.2.2.2. In Deum
3.1.4.2.2.3. La vida comn
3.1.4.2.3. Pobreza
3.1.4.2.3.1. Seguir a Cristo pobre
3.1.4.2.3.2. El trabajo y otras manifestaciones
3.1.4.2.3.3. La opcin por los ms pobres
3.1.4.2.4. Eclesialidad:
3.1.4.2.4.1. El sentido de la Iglesia
3.1.4.2.4.2. En la vanguardia de la Iglesia: el apostolado
3.1.4.2.4.3. El estudio como rasgo espiritual
33
33
34
35
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37
37
37
38
38
38
38
38
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40
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42
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45
49
50
50
51
52
53
54
ANEXO
55
CONCLUSIONES
56
BIBLIOGRAFA
57
~V~
RAE
1. TIPO DE DOCUMENTO: Trabajo de grado para optar por el ttulo de LICENCIADO EN TEOLOGA.
2. TITULO: Elementos de la espiritualidad agustiniana especficamente de la Regla de san
Agustn que orientan y estructuran la convivencia en la obra social fundacin Ciudad de Dios- de
la Orden de san Agustn Provincia Nuestra Seora de Gracia de Colombia
3. AUTOR: Carlos Andrs Avendao Valderrama
4. LUGAR: Bogot, D.C.
5. FECHA: Enero de 2009.
6. PALABRAS CLAVE: Espiritualidad Agustiniana, Regla, Fundacin Ciudad de Dios, San
Agustn, Benedicto XVI, Caridad, Comunin, hechos de los Apstoles.
7. DESCRIPCIN DEL TRABAJO: Es el resultado de la lectura atenta , reflexiva y analtica de los
autores Agustinos que exponen los lineamientos fundamentales de la espiritualidad de la Orden de
San Agustn y de la Doctrina de la Regla de san Agustn en confrontacin y correlacin con la
Sagrada Escritura y el Magisterio de Benedicto XVI en su encclica Deus Caritas est, a partir de
esta correlacin hacer una relectura de esa espiritualidad y proponerla como medio de
interpretacin de la obra social Ciudad de Dios de los Agustinos en Colombia.
8. LINEAS DE INVESTIGACIN: Cuestiones de Teologa espiritual y pastoral.
9. FUENTES CONSULTADAS: Documentos del Magisterio (por fecha) Decreto Perfectae
Caritatis, sobre la adecuada renovacin de la vida religiosa del Concilio Vaticano II, 28 de octubre
de 1965; Juan Pablo II, Carta Apostlica Agustn de Hipona, Paulinas, Bogot 1986; BENEDICTO
XVI, Carta Encclica Deus Caritas est, Libreria Editrice Vaticana, 2005; Artculos: CLARK, M.,
espiritualidad, en FITZGERALD, A. D. (Dir.), Diccionario e San Agustn, Monte Carmelo, Burgos
2001, pp 513 516; De Luis P., Estructura de la regla de san Agustn. En: Estudio Agustiniano 32
(1997) p. 407; MARN DE SAN MARTN, L., La espiritualidad de la Orden de San Agustn. En: AA.
VV. San Agustn un hombre para hoy, Congreso agustiniano de teologa, 1650 aniversario del
nacimiento de san Agustn, Buenos Aires, 2004, Tomo I; ORCASITAS, M. A., mensaje a todos los
hermanos de la Orden, en preparacin del Captulo General intrmedio1992. En: libres bajo la
Gracia, vol. III, Publicazioni Agostiniane, Roma 2001, p. 29; Scanavino, G., Espiritualidad
Agustiniana y Carismas particulares, En: Herencia comn, Simposio de la familia Agustiniana y
curso de Espiritualidad Agustiniana, Roma, Noviembre de 1987 pp. 50-56; VERHEIJEN, LUC, la
Regla de San Agustn como prisma para la lectura orientada de sus obras. En: Herencia comn,
Simposio de la familia Agustiniana y curso de Espiritualidad Agustiniana, Roma, Noviembre de
1987; Luc Verheijen, La Espiritualidad de San Agustn y la nuestra. En: Herencia comn, Simposio
de la familia Agustiniana y curso de Espiritualidad Agustiniana, Roma, Noviembre de 1987 pp. 1526; ZUMKELLER , A., las ideas fundamentales de la espiritualidad agustiniana. En: Herencia comn,
Simposio de la familia Agustiniana y curso de Espiritualidad Agustiniana, Roma, Noviembre de
1987 pp 7-14; Obras de San Agustn; Confesiones; Enarraciones a los salmos; Sermones; Sobre
la doctrina cristiana. Libros (En orden alfabtico) A.G. HAMMAN, la vida cotidiana en frica del
Norte en tiempos de San Agustn, Ceta, Per, 1989; Biblia de Jerusaln, Descle de Brouwer,
Navarra, 2000; CASTILLO, Jos. El Reino de Dios, por la vida y dignidad de los seres humanos.
DDB, Bilbao 2001; CARDONA SNCHEZ, C., Itinerario Agustiniano, 10.000 pensamientos de san
Agustn, Kimpres, Bogot, 1998; Coy Africano, Mara Elizabeth, Aprender ensear, posibles
alternativas terico prcticas, Bogot, Bonaventuriana, 2008; CURIA GENERAL AGUSTINIANA, Regla y
Constituciones, Orden de San Agustn, Pubblicazioni Agostiniane, Roma 2008; FITZGERALD, A. D.
(Dir.) Diccionario de San Agustn, Monte Carmelo, Burgos 2001; FRANKL V., El hombre en busca de
sentido, Herder, Barcelona, 1991; GALLARDO LPEZ, G., La Regla de San Agustn una gua para la
vida. Ikon, Mxico 1994; MARTIN, T., Nuestro corazn inquieto, la tradicin agustiniana, Religin y
Cultura, Madrid, 2008; ROJO MARTNEZ, F., la seduccin de Dios. Perfiles de hagiografa
Agustiniana, Publicazioni Agustiniane, Roma 2001; TACK, T., Si Agustn viviera, el ideal religioso de
San Agustn hoy, Paulinas, Madrid 1990; VAN BAVEL, Tarsicio, Carisma: comunidad. La comunidad
~ VI ~
como lugar para el Seor, Religin y cultura, Madrid, 2004; VAN BAVEL, T., La opcin por los
pobres de san Agustn: predicacin y prctica, Roma, Secretariado de Justicia y paz, 2004
10. CONTENIDOS: Hoy y siempre para la Iglesia ha sido importante y necesario leer los signos de
los tiempos y reflexionar sobre el Dios que es amor y que se manifiesta en hechos concretos y uno
de ellos es la caridad fraterna, que desde la primigenia experiencia cristiana descrita en los hechos
de los Apstoles es base y fundamento de todo proyecto convivencial. La espiritualidad
Agustiniana es la espiritualidad de la Iglesia, Benedicto XVI lo confirma en su carta encclica Deus
Caritas est. La necesidad de hacer concretos los principios fundantes del amor fraterno lleva a
analizar pertinentemente la validez de elementos en una espiritualidad tan profunda como es la
Agustiniana y elaborar una sntesis que lleve posteriormente a propuestas de trabajo concreto en el
campo de la pastoral de acogida con nios como aquellos a quienes va orientado este trabajo.
11.METODOLOGIA: hermenutica explicativa, en la cual se consultaron diversas fuentes
bibliografas
12.CONCLUSIONES: La meditacin atenta de la Palabra de Dios tiene que llevarnos de la
contemplacin a la accin sino pierde su fuerza. Este fue el impulso que sinti Agustn de Hipona
al detenerse sobre el texto de los Hechos de los Apstoles 4, 32. Las Sagradas Escrituras nos
amonestan a diario, sin embargo el ruido del mundo y nuestra ceguera espiritual no nos dejan
sentir su suave brisa inspiradora. Se concluye que es necesario empezar el itinerario de lo
meramente humano del apego a las cosas a la entrega amorosa de Dios por medio del prjimo. La
Regla de San Agustn vista no ya como una imposicin sino como un sugerente estilo de vida es
ms atrayente cuando se lee desde el amor misericordioso del Padre en la historia de Salvacin
personal. La visin de un buen cristiano debe superar y elevar las realidades simplemente
materiales, debe trascender hacia el Autor de todo y transformar su entorno, debe ser sal de la
tierra y luz del mundo, debe manifestar la presencia amorosa de Dios en medio de los hombres de
un modo sensible, este es el verdadero desafo, el actuar cristiano sustentado en el amor ser el
gran proyecto a proponer. La Espiritualidad Agustiniana tiene una riqueza inimaginable, es preciso
que cada da profundicemos en ella, considerando las pautas de vida que han experimentado ya
muchos hombres y mujeres a lo largo de la historia y que con su testimonio heroico, han marcado
el sendero que como cristianos debemos recorrer en ruta hacia Dios. La obra social Fundacin
Ciudad de Dios de la Orden Agustiniana en Colombia, es realmente un tesoro de Gracia, pues en
ella y en el prjimo viviente experimentamos, la grandeza de la misericordia de Dios para nosotros.
Porque una espiritualidad sin obras es como una fe muerta parafraseando al Apstol.
~ VII ~
INTRODUCCIN
Cuando aos atrs empec esta aventura de estudiar y aprender la Teologa,
no pensaba nunca que fuese un campo tan enormemente rico en profundidad y
experiencia de salvacin desde la vida presente hacia una vida futura, tal vez la
motivacin no era otra que seguir con el proceso acadmico dispuesto por la
Orden Religiosa a la que estaba adscrito, pues, era paso normal luego de haber
vivido la etapa de Noviciado y filosofado, paso que deba ser cumplido en un ciclo
de cuatro aos, ocho semestres acadmicos interrumpidos por un ao de pastoral.
Poco a poco junto a las experiencias de vida comunitaria con los hermanos de
hbito, y con los grupos parroquiales que Dios en su infinita misericordia me
encomend orientar y acompaar, descubr que la Teologa significaba ms que
un requisito para alcanzar una consagracin en la Iglesia, era una verdadera
oportunidad para experimentar el mandato del amor, el mandato de aquel primer
jueves Santo, amar a Dios sobre todas las cosas y al prjimo como as mismo,
como Dios nos am.
~1~
~2~
considerado por los estudiosos del tema, no pasara sino como un lector
fundamentalista quizs.
La metodologa que he seguido en el presente trabajo es una hermenutica
explicativa, en la cual se consultaron diversas fuentes bibliografas tanto Bblicas
como Magisteriales y de orden acadmico crtico y especulativo, Se hace un
estudio y reflexin con base en la interpretacin recta a la que nos invita la Madre
Iglesia con sus parmetros y directrices.
Pretendo en primer lugar hacer un acercamiento al principio fundante de todo
el entramado Agustiniano, al principio bblico de Hechos de los Apstoles 4, 32 ss.
para redescubrir en l, el origen de un proyecto que llev a plenitud Agustn de
Hipona, que direccion en el perenne escrito de La Regla a sus contemporneos y
que sus herederos espirituales estamos invitados a seguir haciendo realidad. En
segundo lugar hago un acercamiento a la encclica Deus Caritas est de Benedicto
XVI, pues al leerla descubr en ella un puente que enlaza perfectamente los dos
textos reflexionados, tanto el de Hechos de los Apstoles como el de la Regla de
San Agustn. En la tercera parte del trabajo se recopilan algunos postulados de
diferentes autores Agustinos al respecto de la Espiritualidad Agustiniana, de ellos
se extraen los elementos ms importantes no queriendo decir que exista alguno
menos importante, sino aquellos que ms se adecuen a la ulterior reflexin de
idententificacin de dicha Espiritualidad con el devenir histrico de la Fundacin
Ciudad de Dios, obra social de la Provincia de Gracia de la Orden de San Agustn
en Colombia.
Quiera Dios que este breve estudio sirva de fuente para posteriores
profundizaciones al respecto, y logre el objetivo de dar identidad a la Obra Social,
una identidad Agustiniana.
~3~
1.
VAN BAVEL, Tarsicio, Carisma: comunidad. La comunidad como lugar para el Seor, Religin y cultura,
Madrid, 2004, p 23.
2
Reg. 1, 3. La traduccin de la Regla que se sigue en este trabajo es la publicada por OALA que sigue la
edicin crtica del P. Luc Verheijen, OSA., (La rgle de saint Augustin, Etudes Augustiniennes, Paris 1967, pp.
417 437.
~4~
1.1.2.1.
Conf. XII, 10, 10. Los textos de San Agustn que se citan en el presente trabajo son tomados de la
traduccin elaborada en la BAC y solo aparecern citados con la abreviatura correspondiente segn la
presentacin hecha en: FITZGERALD, A. D. (Dir.), Diccionario de San Agustn, Monte Carmelo, Burgos 2001pp.
xIi
4
Fallecido en 2007.
~5~
No haba entre ellos ningn necesitado, porque todos los que posean
campos o casas los vendan, traan el importe de las ventas y lo ponan
a los pies de los Apstoles, y se reparta a cada uno segn su
necesidad 5.
Van Bavel comenta en su texto 6 acerca de los sumarios de la obra de Lucas, cita
tambin el de Hch 2, 42 47:
Se mantenan constantes en la enseanza de los Apstoles, en la
comunin, en la fraccin del pan y en las oraciones.
Pero el temor se apoderaba de todos, pues los Apstoles realizaban
muchos prodigios y signos.
Todos los creyentes estaban de acuerdo y tenan todo en comn;
vendan sus posesiones y sus bienes y lo repartan entre todos, segn
la necesidad de cada uno.
Acudan a diario al Templo con perseverancia y con un mismo Espritu,
partan el pan en las casas y tomaban el alimento con alegra y
sencillez de corazn, alabando a Dios, y gozando de la simpata de
todo el pueblo. Por lo dems, el Seor agregaba al grupo a los que
cada da se iban salvando.
Sin embargo faltara citar el de 5, 12-16 para complementar los sumarios en
Hechos de los Apstoles:
Por mano de los Apstoles se realizaban muchos signos y prodigios en
el pueblo
Todos se reunan con un mismo espritu en el prtico de Salomn; pero
ninguno de los otros se atreva a juntrseles, aunque el pueblo hablaba
de ellos con elogio. Los creyentes cada vez en mayor nmero se
adheran al Seor, una multitud de hombres y mujeres.
hasta el punto de sacar los enfermos a las plazas y colocarlos en
lechos y camillas, para que al pasar Pedro, siquiera su sombra cubriera
5
La cita ha sido tomada de la edicin de la Biblia de Jerusaln, Descle de Brouwer, Navarra, 2000. De aqu
en adelante las citas bblicas sern tomadas de esta edicin.
6
VAN BAVEL, Tarsicio, Carisma: comunidad, Op. Cit., p. 19.
~6~
~7~
~8~
~9~
hermanos en primer lugar, aquellos con quien podemos ejercer la caridad, el amor
a Dios y al prjimo.
Cmo reconocer que nuestra historia es una historia de salvacin (expresin
Lucana), que la sagrada Escritura es una bitcora de lectura de los signos de los
tiempos, necesitamos ojos para ver y odos para escuchar lo que nos dice la
Palabra. Es indudable que Dios obra portentos, que interviene en la historia, para
que su pueblo crea en su omnipotencia divina, por eso como el gran padre de la
Iglesia Agustn ubiquemos en el hoy la razn de ser de estos acontecimientos:
"Aquellos hechos fueron simbolismos para nosotros y estos dichos nos exhortan a
reconocernos. Si retenemos con nimo firme la gracia de Dios que nos fue
concedida, nosotros somos Israel, estirpe de Abraham9. La Gracia de Dios que
habita en nosotros nos est creando todo el tiempo nos recrea y nos hace prisma
que refracte todos los rayos del que por s y en s es el principio de todo lo bueno
en notros realizndose en los dems en el cotidiano de nuestra existencia
comunitaria.
Es innegable que Dios orienta su voluntad en toda obra que operemos, en el
itinerario de experimentar, conocer, juzgar, desear, decidir, actuar, la persona
imagen y semejanza de Dios descubre su camino a la trascendencia, pero
especialmente lo hace experimentando en el otro el amor de Dios, solo a travs de
un referente conocemos lo referido, sin caer en el empirismo, pero como seres
humanos frgiles que somos, podemos equivocarnos en el juzgar, ms, cuando
nos dejamos llevar solo por el deseo apasionado, pero cuando dejamos de lado
los criterios humanos e intentamos tomar la mejor decisin bajo la luz que
poseemos en nuestro interior, el maestro interior, descubrimos que la mejor opcin
es imitar el modelo del que se encarn, la palabra del Buen Pastor, del que nos
conoce antes de formarnos dentro del vientre de nuestras madres.
Esta reflexin se hace en el campo creyente pues, si no, solo sumamos un
montn de premisas y principios vacos pues no hay lugar donde permee la
experiencia de Dios, el Dios Yahv revelado en la experiencia de la comunidad
cristiana, esa comunidad que sirvi a Agustn de inspiracin y paradigma.
Enarraciones 113 A, 2
~ 10 ~
1.1.2.2.
Van Bavel cita el texto de Agustn del Comentario a los salmos 4, 10 y afirma:
se refiere a la sencillez del corazn del individuo, cuando ste se mantiene alejado
de la tendencia al apego de las cosas terrenas es libre para unificarse consigo
mismo.
La unidad del corazn se da en la medida en que sea autntico, uno slo, su
tendencia a fallar no lo divida, entonces ya no es uno sino dos, va en consonancia
con la dobles de corazn de los judos.
1.1.2.2.2. C OMUNIDAD DE BIENES COMO ACTO LIBERADOR
~ 11 ~
Ser cristiano es ofrecerse como templo para el Seor, a esta afirmacin llega
Agustn resaltando la finalidad de la comunidad, todos tienden hacia Dios. Nadie
se guarda nada para s. En amor mutuo sino se renuncia a la posesin de lo
superfluo, si se renuncia a la dependencia de las cosas. Quien se ha despegado
de lo material y se ha unido en una solo cuerpo por el amor mutuo es humilde y la
humildad combate la soberbia que es propia de aquellos que tienen asido su
corazn en sus posesiones, nunca sern uno as estn en medio de una multitud.
1.1.2.2.4. L A COMUNIDAD DESDE LA PERSPECTIVA APOSTLICA .
Se citan los sermones 355 y 356 entre los aos 425 y 426, pues los pronuncia
Agustn de forma apologtica respecto a su ideal comunitario. Lo hace en el
contexto de la falta de coherencia por parte de uno de los clrigos de Hipona al
hacer testamento, se haba servido de la pobreza comn y al final ostenta de us
posesin particular, se citan en los sermones los pasajes de los hechos de los
Apstoles para revitalizar la postura y dar sentido a la vivencia que ya se
practicaba por aquellos aos.
Desde la reflexin hecha por Agustn, el P. Van Bavel concluye:una evolucin
que se mueve desde la ascesis personal a la comunidad de hermanos y
hermanas, y de una comunidad de personas animadas por los mismos
sentimiento, a la conciencia de ser enviados para toda la Iglesia 11
Ibd., p. 41
Como no es el objeto del presente trabajo hacer un estudio pormenorizado de la Regla de San Agustn, no
se extender este tem del trabajo hacia una confrontacin estructural de la Regla, para ese fin ya existe un
muy trabajo que aparece por partes en la revista Estudio Agustiniano desde el volumen XXXII publicado en
Diciembre de 1997 hasta la actualidad, su autor es el P. Po de Luis Vizcano Director por varios aos de la
Revista. Sin embargo se har alguna alusin a dichos fragmentos del estudio.
12
~ 12 ~
13
VERHEIJEN, LUC, la Regla de San Agustn como prisma para la lectura orientada de sus obras. En Herencia
comn, Simposio de la familia Agustiniana y curso de Espiritualidad Agustiniana, Roma, Noviembre de 1987
p. 63.
14
Considero pertinente mencionar algo al respecto de la persona de Agustn, pues, comnmente se da por
supuesto que quien lee por primera vez algo referente de este gran hombre maneja todo el contexto que lo
rode. San Agustn nace en el 354 un hombre de su tiempo vive al norte de frica, en medio de un contexto
netamente imperialista Romano en decadencia con un incesante deseo de conocer y encontrar la verdad. Al
leer sus obras especialmente su autobiografa conocida con el ttulo las Confesiones, se puede vislumbrar al
hombre reflexivo desde el nuevo nacimiento, desde su reconocimiento como pequea parte de la creacin,
pero que en l, por el amor del Creador es revelado el misterio que ha sido escondido a los entendidos y
sabios y descubierto a los sencillos y humildes, en Agustn se conjugan las virtudes y los vicios, vicios que al
ser reconocidos en su miseria y despersonalizacin dejan entrever la Gracia inserta en la virtud que los
contrapone, un amigo amante del amor, del amor como lo veremos ms adelante en camino de ser puro y
renovador, el amor de Dios que se encarna en el hombre que cree en l, que demanda adhesin de cuerpo y
alma, ese es Agustn el intelectual, el retrico, el observador, el que cuestiona y es cuestionado, el ms
conocido como el hombre del corazn inquieto (es por esta razn que en la mayora de su representaciones
pictogrficas se le muestra con un corazn en la mano). Un Agustn que tal vez ha sido malinterpretado en
muchas ocasiones, que se ha querido mostrar con un tinte amarillista, ya por las incontables
manifestaciones de secularizacin de nuestro tiempo, sin embargo no deja de ser un personaje del cual an
con todos los estudios sobre su doctrina y escritos, deja un sinfn de posibilidades, no se deja agotar ya que
su ingenio da para mucho. Muere en el 430 heredando para la historia un legado de reflexin sobre el
hombre, el mundo y Dios de perenne actualidad.
15
El autor del texto reconoce que es basto el campo para un estudio del contexto en el que vivi Agustn de
Hipona Para escribir la vida cotidiana de los primeros cristianos nosotros sufrimos la escasez de
documentos y testimonios. En este libro nos sucede todo lo contrario: estamos desbordados por la
abundante documentacin. es imposible decir todo y no se sabe qu omitir, deca ya el gran Tillemont. Los
escritos de Agustn son un jardn tan rico, tan amplio, que hemos escogido lo que nos concierne, sin
extendernos a otras cuestiones. De esta manera respetamos los lmites de la coleccin la vida cotidiana-.
La investigacin parte del medio ambiente para llegar al corazn de la comunidad cristiana. Cristianos y
paganos participan de las mismas realidades geogrficas, tnicas, familiares y culturales; hablan la misma
lengua, habitan las mismas ciudades. A. G. HAMMAN, la vida cotidiana en frica del Norte en tiempos de San
Agustn, Ceta, Per, 1989.
~ 13 ~
16
Cf. De Luis P., Estructura de la regla de san Agustn. En: Estudio Agustiniano 32 (1997) p. 407
Cf. MARN DE SAN MARTN, L., La espiritualidad de la Orden de San Agustn, en: AA. VV. San Agustn un
hombre para hoy, Congreso agustiniano de teologa, 1650 aniversario del nacimiento de san Agustn, Buenos
Aires, 2004, Tomo I, p. 298.
18
La estructura del texto regular esta dado en ocho captulos as: 1) fin y fundamento de la vida comn; 2)La
oracin; 3) La frugalidad y la mortificacin; 4)La guarda de la castidad y de la correccin fraterna; 5)uso de
las cosas necesarias y de su diligente cuidado; 6) La pronta demanda del perdn y el generoso olvido de las
ofensas; 7)Criterios de Gobierno y Obediencia; 8) La observancia de la Regla. La siguiente distribucin se
17
~ 14 ~
~ 15 ~
21
TACK, T., Si Agustn viviera, el ideal religioso de San Agustn hoy, Paulinas, Madrid 1990
~ 16 ~
2.
Juan Pablo II, Carta Apostlica Agustn de Hipona, Paulinas, Bogot 1986, pp. 55-56.
~ 17 ~
BENEDICTO XVI, Carta Encclica Deus Caritas est, Libreria Editrice Vaticana, 2005. De aqu en adelante se
citar DEC y el nmero que aparezca no corresponder a la pgina de la edicin si no a la numeracin del
documento.
~ 18 ~
24
Observar anexo tabla 1. De la misma manera se cita esta estructura de los valores cristianos en DEC, 20
Esta estructura que se sugiere no es la que trae la encclica, que viene presentada en dos cuatro partes
bien diferenciadas: una introduccin, la primera parte - la unidad del amor en la creacin y en la historia de
la salvacin, la segunda parte Caritas - el ejercicio del amor por parte de la Iglesia como comunidad de
amor y una conclusin.
26
Cf., DCE 1.
25
~ 19 ~
Cf. DCE 9.
~ 20 ~
hombres 28. En este punto se hace referencia a la segunda parte del documento el
cmo la Iglesia hace realidad el amor misericordioso de Dios. Como es un amor
de donacin, no se da por obligacin ni se recibe mendigndolo.
La triple misin de la Iglesia que le da su cimiento y su razn de ser se
estructura en la enseanza de la Palabra (Kerigma), en la obra santificadora
(liturgia), y en ser dispensadora del amor de Dios entre los hombres es decir en su
esencia caritativa (diacona), la Iglesia no puede descuidar el servicio de la
caridad, como no puede omitir los Sacramentos y la Palabra29
El amor que dispensa la Iglesia, es el amor Trinitario, el amor que se
personifica en el Espritu Santo, el Seor en el misterio de la ascensin hace la
promesa que nos enviar un Espritu Parclito, un Consolador, la misin de la
Iglesia es renovar ese amor todos los das, en todos los acontecimientos del
devenir humano, la Iglesia no tiene el derecho de inmiscuirse en los problemas de
la humanidad, tiene la obligacin de interferir en cada acontecimiento, es parte de
su esencia.
La Iglesia es sacramento del Hijo encarnado de Dios, por lo tanto tiene que ser
una realidad visible que transparente la Gracia de Dios a los hombres sin distingo
de raza o nacin. Debe infundir en cada miembro de este cuerpo mstico el amor
al prjimo, pero este amor necesita ser organizado 30.
No se pretende con esta ltima afirmacin inferir que el documento deja en
manos de la Iglesia toda la responsabilidad frente a valores como la justicia y la
igualdad, responsabilidades stas, inmanentes de la organizacin del Estado, por
el contrario da al Estado la primaca sobre estas obligaciones sin embargo deja
claro que: la Iglesia debe insertarse en la lucha por la justicia a travs de la
argumentacin racional y debe despertar las fuerzas espirituales sin las cuales la
justicia, que exige tambin renuncias, no puede afirmarse ni prosperar 31
DCE 19.
DCE 22
30
DCE 20
31
DCE, 22. 29
29
~ 21 ~
32
Cf. DCE 11
DCE 20
34
Cf. DCE 25
33
~ 22 ~
35
DCE 29.
Por chlos entindase los desprotegidos totalmente de las grandes fortificaciones de las ciudades, eran
aquellos que no gozaban de la proteccin nocturna en las ciudades, eran aquellos que tenan que sobrevivir
en los extremos de las poblaciones, la gente ms vulnerable a ser atacada, este pueblo marginado es el que
atento va a recibir el mensaje de salvacin proclamado por Jess: CASTILLO, Jos. El Reino de Dios, por la vida
y dignidad de los seres humanos. DDB, Bilbao 2001
37
Cf. DCE 26-28
36
~ 23 ~
Esta labor tan difundida es una escuela de vida para los jvenes, que
educa a la solidaridad y a estar disponibles para dar no slo algo, sino a
s mismos. De este modo, frente a la anticultura de la muerte, que se
manifiesta por ejemplo en la droga, se contrapone el amor, que no se
busca a s mismo, sino que, precisamente en la disponibilidad a
perderse a s mismo (cf. Lc 17, 33 y par.) en favor del otro, se
manifiesta como cultura de la vida 38.
Es de alabar que se retome la esperanza en los jvenes, objetivo hoy de una
anticultura viciada por el amor desordenado y desorientado, es verdad, se
necesita del esfuerzo de todos los creyentes incluso de los no creyentes en este
reconstruir la vida, los principios, los valores inherentes a la misma ley natural.
Contina el documento en este orden de ideas elaborando el siguiente
interrogante: cules son los elementos que constituyen la esencia de la caridad
cristiana y eclesial 39y seguido aparece una respuesta explicitada en dos puntos,
el primero referente a la formacin que deben tener los agentes que ejercen
directamente el ejercicio de la caridad cristiana y cmo lo deben ejercer as:
Cuantos trabajan en las instituciones caritativas de la Iglesia deben distinguirse
por no limitarse a realizar con destreza lo ms conveniente en cada momento, sino
por su dedicacin al otro con una atencin que sale del corazn, para que el otro
experimente su riqueza de humanidad 40, el segundo punto de la respuesta se
basa en la independencia de toda ideologa o proselitismo poltico, el trabajo
caritativo se debe hacer con mstica, con pasin por extender el reino de Dios y su
justicia, el amor dado es gratuito no busca un inters mucho menos beneficios
secundarios eso sera Maquiavlico.
2.1.5. EN UN MISMO ESPRITU, EN UNA SOLA ALMA.
Enuncia la encclica el problema del lenguaje en el campo semntico entre los
trminos el eros (atraccin), filia (amistad) y agap 41 se hace referencia a Juan al
expresar que la relacin entre Jess y los discpulos es una relacin de Filia, la
novedad del cristianismo se revela desde esta relacin.
38
DCE 30. En este orden de ideas encontramos ahora el agente motivador y el hilo conductor para el tema
que se ha propuesto en este trabajo; qu elementos de la espiritualidad Cristiana al estilo de Agustn de
Hipona y de la Orden Agustiniana hacen de referente estructural para la obra social Fundacin Ciudad de
Dios en Albn Cundinamarca- Colombia.
39
DCE 31.
40
DCE 31 a
41
Cf. DCE 3.
~ 24 ~
42
43
Cf. DEC 5. 17
Cf. DEC 7
~ 25 ~
El amor agap es un amor que perdona, porque perdona en Dios; la vida que
experimentamos actualmente, el mundo en el que vivimos nos ha cerrado poco a
poco nuestros sentidos, al parecer no escuchamos, perdemos poco a poco ese
don maravilloso de escuchar y meditar lo escuchado, los afanes no nos permiten
ver las obras del amor misericordioso del Padre en la vida de los dems y menos
en la propia, no sentimos el alivio de la brisa suave, pues la contaminacin no nos
lo permite, el otro se nos ha hecho invisible vivimos en una cotidianidad donde nos
empujamos y ya ni eso sentimos por nuestras propias preocupaciones, hemos
llegado poco a poco a la actitud de la indiferencia, nada nos turba nada nos
espanta, nada nos mueve, retornamos a la cultura del egocentrismo, el otro
simplemente no existe, existe cuando se encarna en nosotros el resquemor la
desconfianza, el odio y orientamos nuestras fuerzas y deseos para infravalorar al
otro, hoy ms que nunca el hombre necesita reconciliarse consigo mismo en
primer lugar y con el prjimo enseguida, hasta con el mundo que lo rodea aunque
el hombre no lo reconozca. Hoy el afn de perdonar y ser perdonados es ms
urgente que nunca es urgente dar cuerpo al precepto de amor, es menester
hacerlo realidad y eso slo es posible si salimos de nosotros mismos y nos
entregamos totalmente al prjimo construyendo juntos un camino que nos
conduzca a la felicidad donde ya no haya odio ni rencor 44.
Jess se identifica con los pobres, viene aqu citado el texto de Juan 4, 20
referido a que quien aborrece a su hermano es un mentiroso45; el hombre actual
vive en la tendencia del qu dirn y esto lo lleva a no ser genuino, a vivir en la
apariencia, a sucumbir en el mundo de la materialidad, al amor puesto en las
cosas materiales, amamos a Dios tal vez en el rezo, en el cumplimiento de las
normas en la recta intencin y nos comparamos ahora con el joven rico de la
parbola Evanglica, anhelamos un encuentro con Dios y cuando lo vemos y nos
da la oportunidad de experimentarlo en el hermano slo, en el que necesita una
mano, en el triste, en el desplazado, en el que no tiene familia, en una palabra en
el prjimo, en el que est delante o a un lado de nosotros, nos hacemos los ciegos
y seguimos de largo, no vemos con los ojos del amor agap sino con nuestro
egosmo, en verdad somos unos mentirosos decimos amar a Dios a quien no
vemos y no amamos al prjimo a quien si realmente vemos, hacemos del
mandamiento del amor un trato de conveniencia fingido, pero realmente slo nos
engaamos a nosotros mismos, y la realidad es que si nos hacemos ciegos ante el
prjimo nos convertimos inmediatamente en ciegos ante Dios mismo 46. Solo es
44
~ 26 ~
menester recordar el relato Evanglico del juico final descrito en Mateo 25, 31-46
para hacernos a una somera idea de lo expuesto anteriormente.
2.1.7. EN LA MISMA ALABANZA DE DIOS (LA ORACIN)
Ya al finalizar en la encclica aparece como una rosa entre los lirios el
reconocimiento y la confesin y la total adhesin a la mxima que afirma que todo
apostolado ha de ser puesto en la oracin, se reconoce el poder de la oracin, el
mismo Jess nos dio testimonio de que no se haga ninguna obra en nombre
propio para enorgullecimiento pasajero sino en nombre de Dios, toda obra de
caridad ha de ser puesta en las manos del que es la misma Caridad para que sta
se realice acorde a su voluntad no de acuerdo a la nuestra. La oracin nos permite
callar y hacer la pausa, vencer el activismo y el querer hacer simplemente lo
humano 47. Frente a las dudas y cuestionamientos que se hace el hombre, la
respuesta sigue siendo la fe. Frente al inconformismo ante el plan de Dios nuestra
respuesta debe ser dada desde la fe, al respecto se afirma: Aunque estn
inmersos como los dems hombres en las dramticas y complejas vicisitudes de la
historia, permanecen firmes en la certeza de que Dios es Padre y nos ama,
aunque su silencio siga siendo incomprensible para nosotros48.
Slo el servicio al prjimo abre mis ojos a lo que Dios hace por m y a lo
mucho que me ama49 Es la conclusin tal vez ms cercana a una de las
aspiraciones de este trabajo, reconocer que cada vez que amamos a los otros con
el amor de Jess y los hacemos nuestros hermanos, no slo se va alcanzando la
meta de la santidad sino que antes de hacer un bien a los otros, es Dios mismo
quien nos hace ser lo que debemos llegar a ser. Es participar de alguna manera
en el misterio del amor trinitario.
Dios nos ama es una realidad innegable, nos cre y eso es grande, y nos cre
a su imagen y semejanza, cuando de verdad reconocemos estas maravillas de
Dios en nosotros abrimos la puerta a la verdadera libertad, nos reconocemos parte
de su creacin y plenificamos nuestro ser, llegamos a la realizacin de ser uno
solo en Cristo, que mas alabanza puede tributar el hombre a su hacedor que
alabarlo en la cotidianidad de su existencia en el encuentro con los otros bajo la
luz de su amor misericordioso.
47
~ 27 ~
50
51
DCE 6.
DCE 40
~ 28 ~
3.
LA ESPIRITUALIDAD AGUSTINIANA.
Que riqueza la que tiene tan excelsa fuente, de la que han brotado familias
religiosas a travs de la historia de la Iglesia, rdenes religiosas masculinas y
femeninas, congregaciones, cannigos regulares, clrigos de las catedrales,
sociedades de vida apostlica, agrupaciones laicales, en fin, un numeroso y
deslumbrante firmamento de la Gracia de Dios entre los hombres. Qu fuente tan
inagotable de la que ahora nos disponemos a beber, de la experiencia de un
hombre como cualquiera de nosotros pero que descubri en la mediatez de su
historia, los rasgos del amor de Dios, amor que permite salir de s mismo y
entregarse por completo a la contemplacin de Dios en el prjimo. Esta
experiencia ha sido recogida a travs de los siglos, en numerosas patentes
escritas de hombres eruditos y santos que a lo largo de sus vidas vieron en la vida
y obras de Agustn de Hipona un modelo de vida cristiano acertado y digno de ser
perpetuado por los siglos, es el caso de sus hijos espirituales, de la Orden de San
Agustn. El cmulo de la riqueza agustiniana entonces se ha de descubrir tanto
desde la experiencia del propio Agustn como de la Orden que hizo suyos sus
pensamientos y su manera de concebir el cristianismo 52.
Entramos a considerar el reto que nos proponen las nuevas generaciones
agustinianas, de dar a conocer aunque de manera muy somera, la espiritualidad
de Agustn y de la Orden nacida de su legado literario, Orden que lo proclama
como Padre espiritual e inspirador de un particular gnero de vida religioso.
52
Al respecto de la vigencia de la fuente inagotable agustiniana, comenta Luis Marn de San Martn, OSA
que: En efecto la edad media se vio fraguada bajo la inspiracin y el magisterio del Obispo de Hipona, de
igual forma los padres de la Europa Moderna, desde Lutero a Descartes eran conscientes de temas
agustinianos, durante los siglos siguientes el magisterio de la Iglesia se vio marcado por el pensamiento y la
espiritualidad agustiniana. En nuestros das el inters por su figura y por su obra est ms vivo que nunca, la
tradicin agustiniana muestra la continuada presencia de los agustinos en el campo de la cultura, como
rasgo caracterstico de la Orden. Esto hace que, junto a una espiritualidad ms popular y expresada en
devociones, se haga presente a lo largo de a historia una especfica corriente espiritual agustiniana, culta y
bien fundamentada teolgicamente. Transmitir esta herencia, hacer accesible este tesoro es un reto al que
debemos responder En: MARTIN, T., Nuestro corazn inquieto, la tradicin agustiniana, Religin y Cultura,
Madrid, 2008, p. 17; Cf. MARN DE SAN MARTN, L., La espiritualidad de la Orden de San Agustn, en: AA. VV.
San Agustn un hombre para hoy, Congreso agustiniano de teologa, 1650 aniversario del nacimiento de san
Agustn, Buenos Aires, 2004, Tomo I, p. 297.
~ 29 ~
53
Cf. CLARK, M., espiritualidad, en FITZGERALD, A. D. (Dir.), Diccionario e San Agustn, Monte Carmelo, Burgos
2001, pp 513 516.
~ 30 ~
Citar por citar a Agustn de Hipona se puede hacer fcilmente; afirman algunos autores que se elabora
una antologa de Agustn en cincuenta citas a lo largo de sus obras y aparecen inmediatamente otras
cincuenta que equivaldran y as sucesivamente. Las citas que aparecen a lo largo de este trabajo obedecen a
una lectura no tcnica, ni exegtica de los libros, incluso es muy posible que me equivoque al hacer uso de
alguna ante el criterio de los expertos, pero en fin lo har a riesgo y con el atenuante de ser un principiante
en esta lectura aplicada no fundamentalista de los textos de Agustn. Me valdr de la ayuda de los
comentaristas, incluso de las citas que hacen en sus trabajos. Entre los textos que ayudan a un lector
incipiente en el ocano literario de Agustn se invita a consultar un texto que a mi juicio muy particular, es
una herramienta para adelantar en la doctrina de este gran Santo de la Iglesia Cristiana Catlica se
encuentra estructurado por temas y es el fruto de 15 aos de lectura atenta de las obras del Santo de
Hipona: CARDONA SNCHEZ, C., Itinerario Agustiniano, 10.000 pensamientos de san Agustn, Kimpres, Bogot,
1998.
55
Doc. Chr., I, 10.
~ 31 ~
FUNDAMENTALES DE LA ESPIRITUALIDAD
La pregunta que gener las reflexiones del simposio fue: Cul es la herencia
comn espiritual que nos ha dejado San Agustn?
El artculo responde a la pregunta desde la propuesta que present el Captulo
General de Dubln en 1974 58 al respecto de la espiritualidad de la Orden. Se
estructura desde un trpode: La bsqueda de Dios, la Comunidad con y en Cristo y
la caridad que lo comprende todo.
Se exhorta a los miembros de la familia Agustiniana a ser signos, para que sea
una realidad la vivencia de los tres principios anteriormente enunciados.
3.1.1.1.
L A BSQUEDA DE D IOS
56
Hay numerosas revistas y medios de divulgacin de estos estudios, por citar algunos, Revistas: Augustinus,
Estudio Agustiniano, Agustiniana, De Estudios Latinos, Cor Unum; los boletines provinciales, Analecta, etc.
57
ZUMKELLER , A., las ideas fundamentales de la espiritualidad agustiniana. En: Herencia comn, Simposio de
la familia Agustiniana y curso de Espiritualidad Agustiniana, Roma, Noviembre de 1987 pp 7-14
58
Cuando se hace referencia a Captulo General, se refiere al Encuentro que se efecta a nivel de los
religiosos mundialmente cada seis aos, cuya finalidad es la evaluacin y la reestructuracin de las
responsabilidades entre sus miembros.
59
Cf. FRANKL V., El hombre en busca de sentido, Herder, Barcelona, 1991, pp. 137
~ 32 ~
L A VIDA COMN
El amor no debe ser el terreno solamente, debe ser ese amor pero
determinado por el amor de Cristo, quien nos dio testimonio de caridad. El amor
no puede ni debe ser diviso eso no es Agustiniano, el amor a Dios y al prjimo
deben concretizarse en uno solo, en la caridad perfecta.
El amor cristiano, el amor Agustiniano debe ser un amor que sirve, no un amor
avasallador, sino un amor liberador, desinteresado. Resuena el eco del himno
~ 33 ~
VERHEIJEN, LUC, La Espiritualidad de San Agustn y la nuestra, En: Herencia comn, Simposio de la familia
Agustiniana y curso de Espiritualidad Agustiniana, Roma, Noviembre de 1987 pp. 15-26
61
En este punto poseemos ya un elemento comn de definicin de la Espiritualidad Agustiniana vista desde
dos autores: Luc Verheijen y Luis Marn de San Martn. La Espiritualidad Agustiniana posee dos fuentes: a) la
espiritualidad de Agustn, b) la Espiritualidad de la Orden desde su creacin Pontificia como tal en 1244.
62
Expone la estructura del tratado De Doctrina Cristiana de la siguiente forma: El libro est estructurado en
cuatro captulos as: 1er. libro Agustn intenta explicar, en sus lneas esenciales, lo que se puede leer en la
~ 34 ~
felicidad definitiva, el soberano bien del hombre y cul es el camino para llegar a
l, as mismo se pregunta cul es el mal definitivo.
El corazn es el lugar en el interior del hombre donde es lo que
verdaderamente es, all no existen los fingimientos, porque en lo ms ntimo de lo
ntimo, en el corazn habita la Verdad. En Agustn la Espiritualidad del
pensamiento y la Espiritualidad del corazn constituyen una profunda unidad, a
pesar de su situacin transitoria.
3.1.3. ESPIRITUALIDAD AGUSTINIANA Y CARISMAS PARTICULARES GIOVANNI SCANAVINO OSA 63
Se resalta nuevamente en este autor el papel protagnico de la Regla de San
Agustn, como a un modo preciso y significativo de interpretar el Evangelio y la
vida religiosa. La caridad -el amor de Dios y del prjimo- es el valor absoluto de
toda teora y aplicacin prctica.
La cuestin del Carisma se presenta como un problema de identidad comn,
pues, la Espiritualidad de Agustn no slo es patrimonio de la familia Agustiniana,
es un don de toda la Iglesia, y as lo hemos visto reflejado ya a lo largo del
presente estudio, una de las caractersticas que debe distinguir a la comunidad es
que lo que tienen no es de beneficio personal o particular sino totalizante
universal.
Es un deber renovador en el carisma Agustiniano preocuparse ms por el
estudio de Agustn, son pocos los enamorados realmente, y la invitacin de este
autor es definitiva, se debe impulsar algo muy propio de Agustn, el amor a la
ciencia y a la sabidura. El estudio tambin es un servicio a los hermanos y el
ejercerlo es un reto imperioso en el futuro Agustino.
Este autor nos da el siguiente consejo:
Si queremos hablar es serio de Espiritualidad Agustiniana, tenemos
que aprender a ser lectores de Agustn: con la ayuda de las
traducciones y de los comentarios de quien para nosotros, lee todas sus
obras enteras, en su contexto histrico, tratando de penetrar en la
Biblia; 2 y 3er libros, Agustn trata los medios de expresin de los que se han servido los autores sagrados
para formular el mensaje Bblico; y 4 libro, explica de qu medios de expresin debe servirse quien es
llamado a explicar la Biblia a otros, sea por escrito o sea oralmente.
63
Scanavino, G., Espiritualidad Agustiniana y Carismas particulares, En: Herencia comn, Simposio de la
familia Agustiniana y curso de Espiritualidad Agustiniana, Roma, Noviembre de 1987 pp. 50-56
~ 35 ~
Ibd., p.56
MARN DE SAN MARTN, L., la Espiritualidad de la Orden de San Agustn, En: AA. VV. San Agustn un hombre
para hoy, Congreso agustiniano de teologa, 1650 aniversario del nacimiento de san Agustn, Buenos Aires,
2004, Tomo I, pp. 287 - 346
65
66
~ 36 ~
68
MARN DE SAN MARTN, L., la Espiritualidad de la Orden de San Agustn, Op Cit. p. 305
~ 37 ~
3.1.4.2.
PILARES
3.1.4.2.1. I NTERIORIDAD
3.1.4.2.1.1.
LA BSQUEDA DE DIOS.
INTERIORIDAD Y TRASCENDENCIA
LA VIDA DE ORACIN
~ 38 ~
3.1.4.2.2. C OMUNIDAD :
3.1.4.2.2.1.
IN DEUM
LA VIDA COMN
~ 39 ~
3.1.4.2.3. P OBREZA
3.1.4.2.3.1.
Es consecuencia lgica, pues, el hombre que deja todo por seguir a Cristo no
slo deja la materialidad de las cosas terrenas, sino desapegado de s mismo,
entra en la dimensin de la riqueza al ser su nica posesin Cristo el Seor.
Cambian, mejor an redireccionan sus afectos, pues su corazn y su alma ahora
solo encuentran el sosiego y el deleite en la contemplacin de la Verdad. La
humildad ahora se convierte en ornato del Agustino no pone su amor en las cosas,
incluso con un amor sobrenatural las deja a disposicin de sus hermanos. Para no
tener intereses propios sino comunes, asi la pobreza se vive desde la particular no
desde la comn. Los bienes temporales no son malos es el uso de las cosas quien
determina la maldad o bondad en las cosas terrenales.
3.1.4.2.3.2.
69
ORCASITAS, M. A., mensaje a todos los hermanos de la Orden, en preparacin del Captulo General
intrmedio1992, en libres bajo la Gracia, vol. III, Publicazioni Agostiniane, Roma 2001, p. 29
~ 40 ~
3.1.4.2.3.3.
70
3.1.4.2.4. E CLESIALIDAD :
3.1.4.2.4.1.
EL SENTIDO DE LA IGLESIA
Cada comunidad reunida en los conventos debe ser reflejo de ese Cristo total,
los miembros del cuerpo de Cristo que es la cabeza, la Iglesia es Madre, es
responsabilidad de los agustinos nutrir y cuidar esa Iglesia, nacemos a una nueva
vida en el seno de la Iglesia, es la Iglesia que acoge a su hijos, y los alimenta
espiritualmente, todo cristiano se ve comprometido a velar por su Iglesia por la
Iglesia es la expresin viva y eficaz el amor encarnado de Dios, el prjimo. El
70
Al respecto de este tema para tener una claridad al respecto se invita al lector a consultar el documento
breve pero muy bien elaborado de: VAN BAVEL, Tarsicio, La opcin por los pobres de san Agustn: predicacin
y prctica, Roma, Secretariado de Justicia y paz, 2004, 26 pp.
71
La obra se encuentra publicada en las ediciones de las obras de San Agustn en espaol presentadas por la
BAC (Biblioteca de Autores Cristianos), la vida de San Agustn escrita por San Posidio est en el Tomo I de
dichas ediciones.
72
Una completa resea de los Santos, Beatos, Siervos de Dios, venerables y dems hombres y mujeres que
desde su testimonio Agustiniano pasaron por este mundo dejando una huella gloriosa de herosmo y
abnegacin y plenificaron su existencia temporal, en la vivencia real del mandamiento del amor consultese:
Rojo Martnez, F., la seduccin de Dios. Perfiles de hagiografa Agustiniana, Pblicazioni Agustiniane, Roma
2001, 350 pp
~ 41 ~
73
MARN DE SAN MARTN, L., la Espiritualidad de la Orden de San Agustn, Op Cit. p. 330
~ 42 ~
El Objetivo que este trabajo pretende luego de haber hecho un recorrido por
los orgenes que dieron lugar a una vivencia espiritual particular en la Iglesia: la
Agustiniana, es como se ha insistido desde el principio de este trasegar
acadmico, dar una identidad propia, no prestada, a una obra social con seglares
que a lo largo de veinte aos, ha tenido como regentes a los herederos de una de
las tradiciones con ms peso en la Iglesia: la Agustiniana, y que con esta obra
social, evidencian que el apostolado en el amor al prjimo es el fruto ms excelso
de la orientacin del amor hacia Dios. Un amor puro que es emblema mximo de
los hijos espirituales de Agustn: la Orden Agustiniana cuyo carisma donado por el
Espritu Santo es la Fraternidad, donde los hermanos en unin de almas y
corazones orientan todas sus fuerzas hacia Dios.
La obra social Fundacin Ciudad de Dios de la Orden de San Agustn Provincia
Nuestra Seora de Gracia de Colombia 74 nace del anhelo incesante de la
comunidad Agustiniana por compartir su espiritualidad respondiendo al llamado de
la Iglesia 75 de compartir las riquezas espirituales de las Ordenes especialmente
los carismas de sus fundadores y el de la comunidad Agustiniana es el de la
fraternidad.
Un apostolado que tiene la Orden de San Agustn en Colombia es el educativo
ya hace varios aos se dira ya hace siglos 76 pero en la actualidad desde los liceos
74
Los datos que aqu se describen han sido manifestados de forma oral, por algunos de los religiosos de la
Provincia de Nuestra Seora de Gracia de Colombia de la Orden de San Agustn especialmente por el P.
Gregorio Toms OSA, otros en su mayora por las madres comunitarias, es el caso de la Seora Nelly Lpez
que como evidente muestra de la bondad humana ha entregado 15 aos de su vida a la obra, ha sido ella
quien de manera ms fiel me ha compartido los datos que ahora se ponen en blanco y negro
parafraseando a la Maestra Elizabeth Coy en su texto Aprender.. Ensear, posibles alternativas tericoprcticas. Al no poseer un registro que canalice en una sola fuente la historia de la ereccin de esta
magnfica obra de Dios, tan slo se encuentran unas actas y a la personera jurdica. Espero no escribir ms
de lo que es, ni quitar lo que fue.
75
Cf. Decreto Perfectae Caritatis, sobre la adecuada renovacin de la vida religiosa del Concilio Vaticano II,
28 de octubre de 1965.
76
Recordar que uno de los primeros claustros universitarios que funcion en Bogot fue el Claustro de San
Agustn Universidad San Nicols de Bari que funcion en las inmediaciones del actual Convento y templo de
san Agustn en la Calle 6 con carrera 7 en Bogot. Actualmente el claustro de san agustn es un centro
restaurado por el Estado para el crecimiento de la cultura y el arte en nuestro pas. Para ampliar informacin
al respecto consultar la historia de los Agustinos en Colombia, la Bibliografa al respecto se encuentra en el
Instituto Agustiniano de Bogot, los datos aqu escritos fueron facilitados por el P. Nelson Pinzn, OSA,
Rector del Santuario de San Agustn en Bogot.
~ 43 ~
~ 44 ~
~ 45 ~
Sermn 296,8
~ 46 ~
campo creyente una realidad eterna, un ayer hoy y siempre un ayer que necesita
ser evaluado en la caridad, un presente que nos exige el salir de si para
trascender y un futuro que es promesa de eternidad bienaventurada, eso refiriendo
a las categoras del tiempo presente, convencidos de que ms adelante superado
este peregrinar solo ser visin y contemplacin eterna. La vivencia de la
experiencia de esperanza es el soporte de todo esfuerzo tanto de los que orientan
el devenir cotidiano de los nios como, de los nios mismos.
A veces en las catequesis nos enredamos para explicar cualquiera de los
temas, porque pensamos como grandes, en el cotidiano de vida con los nios,
ellos nos ensean la simplicidad de las cosas, no se complican tanto, comparto la
experiencia que viv cuando trat en poca de Pascua sobre los temas de la
esperanza Cristiana, y en medio de uno de los fros de Albn a eso de las horas
de la tarde, ya entrada la noche, haciendo una reflexin en torno al Cirio Pascual y
lo que significaba, el Cirio se apag y no poda ver el texto que les estaba
compartiendo, inmediatamente yo me silenci, pues, tampoco tena como prender
el Cirio, uno de los nios se me acerc meti su manito en el bolsillo de mi
chaqueta y sac mi celular, dndome luz en el texto me mir sonriente y dijo: esta
luz al fin y al cabo te permite ver en medio de la oscuridad, y eso es lo que
significa que Cristo resucit no? Me pregunto el nio, yo lo tome en medio y di
gracias a Dios por tener a mi lado nios tan sabios. Esta es una experiencia como
muchas que no s hasta qu punto, resten seriedad y rigor a este tipo de trabajos,
sin embargo la comparto y la pongo por escrito, porque a veces en la simplicidad
de los hechos, podemos ver la grandeza de la misericordia de Dios ante sus
creaturas.
Se necesita evaluar para mejorar para crecer y ese es el principio de la
conversin debemos vaciarnos, pero de qu, ese es el punto en el que debemos
detenernos, desde una espiritualidad agustiniana creo que se nos invita a
renunciar a nuestro yo egosta para nacer de nuevo a un camino de perfeccin, un
camino que empieza por apasionarse de Dios y de su Evangelio, un Evangelio de
amor. Deben quedar atrs las pretensiones de grandeza, de honores fatuos,
reconocer nuestra pequeez es el primer escaln de este ascenso hacia la
Verdad. La evaluacin nos parece ttrica porque venimos de un contexto, donde
tal vez nos educaron en el temor de: perder materias, de perdernos de algo
mgico por estar aprendindonos la leccin sino en la evaluacin no pasamos,
cuando se nos habla de evaluacin nuestra primera reaccin es negativa en la
mayora de los caso; en la Fundacin al principio cada vez que se hablaba de
evaluacin semanal, los nios y hasta las madres comunitarias experimentaban
este negativismo de reaccin. Porque pensaban que lo que se tratara en dichas
~ 47 ~
evaluaciones no era otra cosa que las equivocaciones que tal vez haban cometido
a lo largo de esos periodos de tiempo. Cuando no estamos dispuestos al cambio
nos cerramos y trancamos la chapa de nuestro interior, es difcil reconocer que
fallamos, pero como dicen los muchachos cuando la idea se vende bien ya no
asusta. La evaluacin, pues, se convirti poco a poco en el espacio de crecimiento
y de reconocimiento que somos humanos y podemos fallar. No somos perfectos
aunque, nuestro fin como cristianos es alcanzar la perfeccin en la santidad.
En un lenguaje parablico ciberntico e informtico se hara referencia en este
punto al que hemos denominado quedarnos sin nada al formatear todo el disco
duro, sin olvidar que el equipo es el mismo, se necesita depurar cuando se llena
de virus, es necesario instalar en el equipo nuevos software que nos ayuden a
detectar los virus y programas que no le dejan ejecutar al equipo eficazmente con
la capacidad y velocidad necesarios para el ptimo desempeo de las tareas
asignadas. Nuestro operario es excelente pero en el camino se van viciando, tanto
internamente como externamente las redes de servicio, por factores que, cuando
menos se espera alteran el entramado operativo del sistema. As somos los seres
humanos nuestro entramado, alma, cuerpo y espritu son uno solo, es un ser
perfecto, Dios nos creo con capacidades, talentos , libertades, no nos creo vacos,
por el contrario nos hizo poco inferior a los ngeles, nos coron de Gloria y
dignidad nos dio el mando sobre las obras de sus manos todo lo someti bajo
nuestros pies, para que lo acrecentramos, pero an de todo eso nos tenemos
que deshacer, bueno deshacer de lo que no nos deja ser felices porque tampoco
se trata de ser miserables necesitamos de unos mismo pero tambin como
Agustn nos ensea debemos hacer de las cosas un uti para un frui bueno,
moralmente validado como positivo, debemos hacer de las cosas un bien, no un
mal para nuestra propia destruccin, de esos bienes que no nos dejan ser
perfectos es de los que nos debemos despegar nada es malo o bueno la bondad o
maldad est supeditada a la finalidad a la que tendamos nuestras fuerzas.
Ningn nio es malo ni bueno est en nuestras manos orientar debidamente
esas conciencias, para crear hombres y mujeres de bien que sirvan, que se
formen en el servicio al prjimo, es admirable ver al obra de Dios en la Fundacin,
cmo y de qu manera los ayer fueron beneficiarios de la obra social hoy son
benefactores. Casos hay muchos, me remito a este momento preciso, en la obra
una de las nias que se form y an se sigue formando en el Hogar hoy es Jefe
de enfermera en el Hospital de Facatativ, y desde all apoya los proceso de
salud y atencin eficaz de los nios, super las ataduras tal vez de un pasado no
tan bueno para mejorar el presente de los beneficiarios actuales de la obra sali
~ 48 ~
~ 49 ~
Regla I
~ 50 ~
Regla I, 4
Coy Africano, Mara Elizabeth, Aprender ensear, posibles alternativas terico prcticas, Bogot,
Bonaventuriana, 2008, p. 147.
80
~ 51 ~
81
82
Regla I, 3
MARN DE SAN MARTN, L., Op.Cit., p 328.
~ 52 ~
83
Sermones 211, 5.
~ 53 ~
Regla 2, 10-12
~ 54 ~
ANEXO
Paralelo de los valores Evanglicos que sustentan la vivencia del Cristianismo y su
espiritualidad.
Valores Evanglicos
Cmo adherirse al Seor - Creer (el
fundamento de la vida en comn)
Adhesin a la doctrina apostlica (la
escucha de la palabra, el gobierno y la
obediencia)
Diversidad de personas (hombres y
mujeres - moderacin)
En comunin (Koinonia cuidado de los
bienes comunes y atencin de los
enfermos)
En un mismo Espritu, en una sola
alma(correccin fraterna)
En una misma fraccin del Pan
(Eucarstico)
En comunicacin de bienes temporales
(demanda del perdn y perdn de las
ofensas)
En la misma alabanza de Dios (la
oracin),
En mutua simpata, formando la
comunidad de salvacin a la que Dios
agrega a los que han de salvarse (la
observancia de lo mandado)
~ 55 ~
Hechos de
los
Apstoles
Deus
Caritas est
Benedicto
XVI
Regla de
San
Agustn
Cap. 2,44
5,14
No. 1
Cap.1
4, 33; 35
9,19
20,22, 29
5,14
11
25-26,
28-30
3,5,17
2,45
4, 32 b
10-12
15-16
2,46 - 47
5,16
18,35-36,38
2,46 -47
4,33
5,16
6,40
2,44
4, 34-35
5,15
4, 32 a
5, 12
2,46
CONCLUSIONES
La meditacin atenta de la Palabra de Dios tiene que llevarnos de la
contemplacin a la accin sino pierde su fuerza. Este fue el impulso que sinti
Agustn de Hipona al detenerse sobre el texto de los Hechos de los Apstoles 4,
32. Las Sagradas Escrituras nos amonestan a diario, sin embargo el ruido del
mundo y nuestra ceguera espiritual no nos dejan sentir su suave brisa inspiradora.
Se concluye que es necesario empezar el itinerario de lo meramente humano del
apego a las cosas a la entrega amorosa de Dios por medio del prjimo.
La Regla de San Agustn vista no ya como una imposicin sino como un sugerente
estilo de vida es ms atrayente cuando se lee desde el amor misericordioso del
Padre en la historia de Salvacin personal.
~ 56 ~
BIBLIOGRAFA
Documentos del Magisterio (por fecha)
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Artculos
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